E L Á R B O L
JUAN BETANCOR “Metamorfosis”
VALME GARCÍA “Otoño”
ORLANDO HERNÁNDEZ “Un árbol para Calder”
El árbol…ese amigo. Las manecillas del tiempo no se detienen y al igual que los amigos van partiendo, o puede que nosotros antes que ellos, de la misma manera se van yendo los árboles de manos del progreso que les lleva, sin lástima ni remordimiento, al cementerio en el que yacen los gigantes legendarios que con sus ramas protegían a los caminantes y en las que los pobladores de la antigüedad creyeron ver a los dioses. Son aquellos grandes olvidados que se fueron atropellados por el asfalto y el cemento que todo, hoy en día, lo cubre. Llegará un momento en que las reliquias vegetales, esos amigos a los que tanto gustaba abrazar, serán fósiles o esculturas que den algo de vida a los baldíos campos que necesitan, para volver de nuevo florecer, del poder de atracción de los árboles para que las aguas les cubran con sus reponedoras gotas y así el verdor y la vida imperen sobre la sequedad y la indiferencia. En las escuelas y museos, bibliotecas y hemerotecas sólo serán apenas un recuerdo que se verá con añoranza, con deseo de haberlos visto, como aquellos grandes dinosaurios que caminaban sobre la madre Tierra y que desaparecieron para siempre. Serán, por sus caprichosas formas, los unicornios, o quizá faunos, de la naturaleza que dejó de ser un bien supremo que nos aportaba vida para ser un campo de exterminio en el que los árboles no pudieron resistir la embestida de los insensibles que les llevaron a ocultarse en lugares protegidos por la distancia y la dificultad geográfica, por gargantas inaccesibles, por angostos barrancos, por calderas apagadas en las que los árboles viven tranquilos o por vírgenes lugares en los que los gigantes de madera se ocultan y agazapan, sin apenas hacer ruido, sin atraer grandes cantidades de agua de las nubes porque pudiera ser éste un indicador que les delatara. Los niños del futuro no verán, en abundancia, los árboles en los bosques, ni tan siquiera en las montañas alejadas del mundanal ruido, ni tampoco como seres protectores que vivían a ambos lados de las carreteras. Se tendrá que hacer alusión a los viejos muebles, a esos que los coleccionistas de antigüedades protegen con esmero y pasión, para explicar los árboles que nos daban la madera y que por sobreexplotación fueron desapareciendo hasta casi extinguirse. Muchos de sus recuerdos quedarán en textos añejos de expediciones botánicas; en poemarios en los que el tilo de la laurisilva o el madroño inspiraban a los poetas que cantaban a la naturaleza; en viejas fotografías de bosques llenos de encanto o en cuadros de pintores, ya legendarios, que pasaron por la Escuela Luján Pérez o en esculturas que se retuercen de dolor al ver que lo que quisieron representar son sólo reliquias protegidas. Esta exposición, y por ende también este texto, sobre el árbol debe servir, entre otras muchas cuestiones, para concienciar, más si cabe, a todas y todos, sin excepción, sobre la imperiosa necesidad de que el árbol siga siendo un componente indispensable para nuestra existencia y, lógicamente, un elemento esencial de nuestros paisajes. Su protección y su cuidado es competencia de todos los seres humanos. JUAN FRANCISCO SANTANA DOMÍNGUEZ
FRANCISCO RAMÍREZ “Paisaje con árbol”
BIRGITTA EDENBORG “Yggdrasil”
MANUEL GARCÍA NÚÑEZ “Pinus Albariensis”
CRISTINA CARRIÓN “El bosque de bronce”
JUAN GUILLERMO MANRIQUE “Vista del Nublo”
LINDA LANNERSKOG “Otoño dorado”
SALVADOR SÁNCHEZ PERERA “Nacido de la tierra”
JUAN BÁEZ “La Carretera”
TOÑA MONZÓN “Laurisilva”
MARILUZ LAFORET “Serendipi tree”
JUAN CABRERO “Onírico”
ANSELMO SÁNCHEZ PALACIOS “Nacimiento de un árbol”
JUAN CABRERA “Árbol”
HIMAR SUÁREZ “La naturaleza del descanso”
MARÍA EIZAGUIRRE “Arboles VI”
JUAN SANCHO “Quisiera ser tan alto...”
ÁNGEL TRISTÁN “Huérfanos sin futuro”
MARCOS SUÁREZ “Materia”
JUAN GONZÁLEZ “El Pino de Casandra”
RAFAEL FRANQUELO “Collage”
EL ÁRBOL, ETERNO COMPAÑERO Con esta exposición colectiva que realizan los artistas de la Escuela Luján Pérez, tomando como inspiración “EL ÁRBOL”, treinta creadores desde diferentes disciplinas artísticas (pintura, escultura, fotografía, grabado, etc.), aportan concepciones estéticas personales. Hacen un reconocimiento a estos seres vivos, muchas veces indefensos a la barbarie del ser humano. Según un proverbio griego: "Una sociedad se hace más grande cuando los ancianos plantan árboles aunque saben que nunca se sentarán en su sombra”. Por esta razón, y más que nunca, tenemos que tomar conciencia de la importancia de estos seres, los más grandes y longevos que nos ha regalado la naturaleza: “El árbol”. Desde el inicio de la raza humana han estado con nosotros dándonos alimento, calor, oxígeno y protección; son parte esencial de nuestra vida, para los poetas y artistas lo fueron y siguen siendo una fuente de creación y pensamiento. En la plástica en ocasiones han sido los grandes protagonistas de las composiciones. Van Gogh estaba impresionado por los olivos, por las complejas estructuras de sus ramas y los colores cambiantes de sus hojas con el sol. Paul Cézanne, en su óleo “Gran pino”, en el que ocupa la parte central del cuadro un enorme pino, que está realzado por el perfilado en negro de su gran silueta, que le da un poderoso relieve sobre el resto del bosque que se muestra apenas abocetado. Gustav Klimt crea el friso decorativo cuyo motivo central es “El árbol de la Vida y la Muerte”. Piet Mondrian transformó el árbol en un entramado de líneas curvas y rectas, donde más que una descripción del árbol, Mondrian hace una evocación gráfica de su realidad. En otras ocasiones, estos majestuosos seres se nos presentan como testigos mudos y casi ausentes en las composiciones. La Escuela, en su ya larga historia, próxima a los cien años, siempre se caracterizó en sus exposiciones por entreverar a artistas con una sólida, dilatada y exitosa carrera, como es el caso de José Luis Vega, Juan Betancor, Manuel Ruiz, etc… con artistas que se incorporan a este mundo de la plástica, como es el caso de Toña Monzón, Carmen Lafuente, etc… Seguimos con este compromiso. De eso ha sido testigo el Club La Provincia, que acoge esta exposición, de las muchas muestras que se han organizado a lo largo de los últimos años. Orlando Hernández Díaz
CARMEN LAFUENTE “Bodegón con árbol”
PEDRO BETHENCOURT “Belleza sin vida”
DAVID SEGUÍ “Ocaso y Renacimiento”
MARÍA LUISA TRAY S/título
SARO GONZÁLEZ “El árbol de la vida”
2015
club la provincia