Sevilla ofrece la revancha a 'Martin Eden' y le otorga el Giraldillo de Oro elmundo.es/cultura/2019/11/16/5dcff573fc6c836d0a8b45a5.html 1 Silose 16/11/2019 18:27 horas
16 de novembro de 2019
Desde hace unos años el Festival de Sevilla se ha convertido en un brillante 'greatest hits' del cine europeo de la temporada. Todo aquello que, justo tras su presentado, destaca en Berlín, Cannes, Venecia o Toronto y que probablemente por las prisas y el atasco informativo de los grandes festivales no alcanza la resonancia que debiera, acaba por conseguirla aquí. El caso de la ganadora de este año y Giraldillo de Oro es el más emblemático de todos. 'Martin Eden' era, por vocación e intención, el más provocador y arriesgado de los posibles leones de oro en la cita del Lido. En un giro dramático de los acontecimientos el premio se fue para 'Joker' y el prodigioso trabajo de Pietro Marcello se tuvo que conformar con entrar en el palmarés de la mano de su actor, el siempre arrebatado Luca Marinelli. Pues bien, la revancha ha llegado en Sevilla. El jurado ha decidido destacar su intensidad y vibración (eso se lee en el pliego de descargo) y acierta. Podría haberse quedado también con la sensación apabullante de ahogo, con el nervio, la entrega y la furia. Pero hasta la hipérbole tiene un límite. El director italiano adapta la autobiografía de Jack London al gesto de un napolitano cabal. Y así las cosas, se las arregla para traducir cada palabra del pasado a la más evidente 1/3
actualidad. Entusiasma punto por punto. Y lo hace por adentrarse en la piel de un personaje ajeno ofreciéndose el propio Marcello en sacrificio; por mezclar con los hilos de la fabulación el rastro de una imagen documental misteriosa; por puro convencimiento. La estrategia consiste en transformar la vida del autor americano en una materia personal. Muy personal. Si el novelista narraba su propia metamorfosis desde la pobreza más analfabeta a la gloria furiosamente individual de las letras y la aventura, la película hace otro tanto con un personaje en el Nápoles del fin de siglo (del XIX). El paralelismo es el que es, porque la víctima es la misma. El suicidio de un London desclasado sin sitio entre los suyos ni espacio al lado de los privilegiados es el mismo que el de cualquier artista. Y así. Como decíamos, justa decisión para una película que merece, ahora y probablemente en el futuro, más. A su lado, la mención al mejor director para el israelí Nadav Lapid por 'Sinónimos' al guión a Corneliu Poromboiu por 'La Gomera' se antojan ejercicios pautados y oportunos de 'revival'. La primera, que propone una investigación de la confusión de Israel y del mismo director a través del caos interno del mismísimo lenguaje (el cinematográfico y el otro), ya fue galardona con el Oso de Oro en Berlín. Justo es recordarlo y repremiarla. En el segundo caso, la referencia es Cannes. Allí ya se pudo disfrutar de esta suerte de 'metathriller' rumano-canario tan delirante como estrafalariamente desquiciado. Bien por los dos. El caso del Premio Especial del Jurado es ligeramente diferente. 'Technoboss', del portugués João Nicolau, estuvo antes en Locarno y allí sorprendió por su inteligente candidez. Es una comedia musical descaradamente absurda, pero también es viaje a través del tiempo. El pasado y el digital presente. Que el mejor actor sea Pierfrancesco Faviano por todo lo que interpreta y sufre en 'El traidor' de Marco Bellocchio se entiende por evidente (se luce de manera 'brandoniana' en la piel del arrepentido de la mafia Tommaso Buscetta) y por, otra vez, evidente. No habría resultado comprensible que el director italiano con modales de clásico hubiese quedado fuera del palmarés. No en balde, estamos delante de uno de sus más notables logros en los últimos años. Y por último, Marta Nieto. Su trabajo en Madre, de Rodrigo Sorogoyen, ya sorprendió en Venecia y para ella fue el premio en la sección Orizzonti. Y lo que queda. Digamos que la actriz da un nuevo significado a la voz vacío desde una delgadez que se antoja un estado del alma. La radiografía del dolor de una madre que pierde a su hijo es eso: el vaho que deja un suspiro. Y ya sentimos tanto lirismo. Deslumbrante. La mención ex aequo con Zorica Nusheva por su labor en 'Dios existe, su nombre es Petrunya', se antoja el principio de todo lo que vendrá.
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Lo dicho, todos cobraron su justa revancha en el más notable de los festivales españoles con el permiso de San Sebastián. Conforme a los criterios de Saber más
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