Autor: CARMEN MOTA UTANDA Coautores: ARANTXA LARA PEREA, ADRIÁN MARTÍNEZ VICENTE, FRANCISCO CASTILLA PASCUAL, SANDRA ROMERO MARTÍNEZ, VICTOR PÉREZ ANDREU, ISABEL GONZÁLEZ RODRIGUEZ Título: LA IMPLANTACIÓN DEL OBSERVATORIO URBANO DE CUENCA Subtítulo: ESTRATEGIAS HACIA UNA MEJORA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL DESAROLLO URBANO A TRAVÉS DE INDICADORES Clave: OBSERVATORIO URBANO CUENCA INDICADORES
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“De nuevo el espacio público. Una buena ciudad es mejor que una buena casa, por una cuestión sencilla: una ciudad puede hacer cosas mayores y mejores. La gente tiene más poder del que cree. El público puede cambiar un barrio. En Holanda la gente está volviendo a las ciudades. Se han hartado de la piscina, el garaje y el perro y prefieren la vida de barrio, ir al 1
colegio caminando. La ciudad sigue siendo el mejor lugar para vivir”. ( )
Resulta ineludible en el debate de la crisis de la ciudad actual y sus posibles soluciones la referencia al tsunami urbanizador que caracterizado por el consumo masivo de territorio como resultado de la conversión de la vivienda en un objeto de uso masivo y no en un bien de uso 2
( ), y a la materialización de ámbitos espaciales tan extensos como carentes de identidad han colaborado solidariamente a la actual crisis de los territorios urbanos. Pero no parecen ser los únicos: la capacidad de dispersión surgida con la globalización y la consolidación telemática demanda por otro lado espacios reconstituidos de la imagen urbana, contribuyendo al cambio 3
de la morfología social de la ciudad y a la constitución de lo que Martinotti ( ) llama “la ciudad de la modernidad tardía”, más cercana a la creación de elementos singulares o grandes complejos de comunicaciones y manufactura que a la vivencia cotidiana de la urbe.
En la situación actual de las ciudades europeas la mirada hacia los barrios construidos se hace imprescindible: necesitan una actualización física y una potenciación de su tejido social que permita recomponer un paisaje urbano con nuevas vitalidades. Esta revitalización ha de enfocarse con criterios de sostenibilidad, lo que incluye aspectos ambientales, sociales y económicos a tratar, defendiendo la complejidad y la diversidad, presupuestos básicos antiguamente mantenidos en la búsqueda de una ciudad humana en que las personas desarrollaran sus roles urbanos de la mejor forma posible favoreciendo una ciudad más vital, más vivible, más eficiente, más racional.
Sistematización de la información y tecnología para la “ciudad transparente” La información organizada en los sistemas urbanos constituye uno de lo núcleos del proceso de planificación hacia la sostenibilidad, abalado por experiencias como las desarrolladas por la Agencia de Ecología de Barcelona, la red de Observatorios Urbanos de la Agencia Hábitat de la ONU o la metodología empleada por Gehl Architects y sus múltiples intervenciones a nivel mundial. Y es que, de la misma forma que en el campo de la construcción existen sistemas que nos permiten medir la eficiencia energética de un edificio, en el del urbanismo existe la creciente demanda de rutinas y metodologías seguras y contrastadas, que nos permitan medir aspectos relacionados con el espacio urbano, si bien es cierto que la transversalidad, complejidad e indeterminación propias de la disciplina dificultan el trabajo.
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Figura 1.
El intento de sistematización de la información puede resultar tan provechoso como arriesgado, en el sentido de que toda validación de un sistema como productor de evidencias categóricas puede ratificar el ejercicio de poder como una medida objetiva en base a valores absolutos. Sin embargo, la catalogación de marcadores urbanos y el acto de convertirlos en instrumentos comunes del debate urbano, afortunadamente alejados de las comunes edificabilidades, ocupaciones y aprovechamientos, puede también convertirse en un planteamiento construido entre muchos, expuesto al conocimiento público y debatido, modificado e incluso consensuado.
De esta forma, procesos a priori ocultos al público en general pueden volverse comprensibles. Si conocemos el grado de contaminación, los tiempos con los que abastece el transporte público, el índice de peligrosidad, el soleamiento de una plaza, o el número de metros cuadrados destinados al peatón se impulsa la comprensión de la ciudad y de esta forma la
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implicación de sus habitantes en la misma. Y es que si bien el ciudadano tiene poco que decir en los tradicionales sistemas de planificación, quedando comúnmente su participación minorada a la emisión de alegaciones en los reducidos periodos de exposición pública. Aprovechando la tecnología se puede sin embargo conseguir un modelo de gestión diferente en el que los individuos tengan un papel activo en la toma de decisiones, desde la familiarización con el estado urbano, sus carencias, potenciales y prioridades.
Si la verdadera smart city encuentra su verdadero sentido en la transparencia hacia el ciudadano, y dicha transparencia está empezando a ser posibilitada por la tecnología, la misma da un paso más en la comprensión por todos del sistema, y es gracias a la descentralización de la información que, más allá de la función necesaria de comparación de los resultados con otros contextos y su extrapolación, permite la no subordinación al mensaje único divulgado por los distintos lobbies de poder: “Necesitamos, como dice Saskia, una ciudad de cristal. Una ciudad transparente, sin rincones oscuros. Sólo así será posible un poder local descentralizado que equilibre la imposición de los poderes tradicionales y que posibilite cambios de abajoarriba. Esa sería, de verdad, una smart city, una ciudad de código abierto, no la ciudad de 4
Cisco, de IBM o de Microsoft. La tecnología debería ayudar a conseguirlo” ( )
Figura 2.
El observatorio Urbano de Cuenca La realidad urbana de Cuenca no es muy distinta de cualquier ciudad intermedia española: receptora de un “edificio de autor”, tan desmesurado en presupuesto como infrecuente en su explotación; con un Plan de Ordenación Municipal que en el año 2006 pretendía la
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recalificación de suficiente espacio para albergar a la población del momento multiplicada por cuatro y actualmente en revisión, y con un plan de rebaldosado que absorbió un elevado porcentaje de los fondos.
La implantación del Observatorio en una ciudad intermedia se aleja del discurso más habitual que suele girar en torno a lo acontecido en las grandes urbes. No obstante, el 62,5% de la población mundial reside en núcleos con menos de un millón de habitantes, constituyéndose además como centros más fácilmente gobernables, gestionables y controlables y que permiten 5
en principio una mayor participación ciudadana en el gobierno y la gestión de la ciudad ( ). En segundo lugar, se establece el barrio como objeto de estudio, al tratarse de asentamientos con escalas y dimensiones más humanas y aprehensibles que ayudan al ciudadano a identificarse con mayor facilidad, siendo relativamente fácil tener o crear una identidad propia, cuyos 6
potenciales como posible grupo primario ( ) fortalecen esta idea de unidad.
El Observatorio, gestado desde la colaboración vecinal con el entorno universitario y abalado por la administración local, pretende la evaluación, diagnóstico y proposición basado en relación directa con el vecindario y su espacio físico, encontrando dos ejes fundamentales que articulan los progresos y motores del mismo: las asociaciones vecinales y los colegios del entorno. Esto significa la necesidad de introducir formas de participación social en los mismos con una voluntad no sólo educativa, sino también de seguimiento de la futura planificación, a través del acercamiento a los ciudadanos del hecho urbano, su evolución y las consecuencias de tomar determinadas decisiones. Además, el marco universitario garantiza la imprescindible autonomía y rigor técnico, que afortunadamente se ha visto enriquecida por asociaciones como Ecologistas en Acción o Cuenca en Bici.
Si bien
la información y la participación parecen el elemento básico para conseguir un
planeamiento más sostenible, es imprescindible invertir en la organización de campañas y grupos de trabajo encaminados a recuperar la pérdida de conciencia ciudadana que se ha producido en los últimos años debido a múltiples factores entre los que destacaría el escaso interés general en su fomento. También habría que recuperar el gran déficit de cultura participativa a base de incentivar la implicación de la ciudadanía en la toma de decisiones, en vez de burocratizarla, como ha ocurrido en bastantes ocasiones. Se trata, en suma, de sustituir el carácter reservado y organizado en torno a las “operaciones” urbanísticas, por un consenso amplio y transparente.
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Presentado públicamente en el marco de las Jornadas Internacionales “Cuenca, Sociedad y Crisis. Ambiente urbano y ruido. La cualificación de los paisajes urbanos” de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en su sede conquense, el Observatorio Urbano se encuentra en la actualidad redactando las bases de itinerarios escolares seguros para dos centros de la capital, en una etapa de elaboración de diagnóstico de un barrio obrero denominada las Quinientas y en fase propositiva en el barrio Pozo de las Nieves, contribuyendo a su vez activamente al análisis de la ciudad de cara a la elaboración de un Plan Base en el marco de la Unesco. El día 13 de diciembre de 2012 se inaugurarán los necesarios soportes digitales.
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Zabalbeascoa, A.; entrevista a Claus, F. “Una buena ciudad es mejor que una buena casa”. Arquitectura. Publicación COAM. 26 Agosto 2006
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López de Lucio, R. “Tres advocaciones de la crisis urbana a comienzos del s. urbana XXI: Tsunami Urbanizado, Ciudad-Basura y Arquitecturas de Prestigio”. Publicación web Octubre 2006.
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Martinotti. “La nueva morfología sociale della città”. Metropoli. Guido, 1993. Il Mulino.
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Fariña, J. Artículo web en referencia a Saskia Sassen. “Open Source Urbanism”, en The New City Reader: A Newspaper Of Public Space, nº 15 Local, "The Last Newspaper" New Museum of Contemporary Art, October 6, 2010 - January 9, 2011
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Bellet, C.; Llop, J.M. Geo Crítica. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VIII, núm. 165, 15 de mayo de 2004.
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Horton Cooley, Ch.; “Social Organization. A Study of the Larger Mind”. Charles Scribner´s Sons. NYC. 1909.
Figura 1. Esquema de Indicadores Urbanos de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona para la sostenibilidad urbana. Fuente: http://www.sostenibilidad-es.org/ Figura 2. On Data In Cities. http://www.gehlarchitects.com/
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