Revista Cinegramas - Nº.66

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Constance Gofh'/flo'e

Ă­leli Finkenzeller

Katherine

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REVISTA SEMANAL DIRECTOR: A. VALERO DE BERNABÉ Año ll.-Núm. 66.-Madríd, 15 de Diciembre de 193S

America y el cinema español

H

recibido desde La Habana una cart a firmada por un le<tor d e C i N K O R A M A 8 , en la que comenta nuestras acota<iones a la posibilidad de un magno desarrollo de nue-stra cinematografía en las repúblicas hispanoamericanas. Confirman esas palabra» de nue.stro comunicante las opiniones que aqui hemos expuesto reiteradamente acerca de ese futuro de nuestro cinema en América. Se recoge el é x i t o obtenido en aquella capital cubana por íUgimas película* nuestras, que han batido el record de recaudación en los cinema.'! en que sc han proyectado. U u KM08

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UUlcUÍico, q U c

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Büivido de proveciíosa enseñanza a los empresarios de aquella República. « ¿ P o r qué no llegan —íie pregunta nuestro lector—-más peliculas españolas a Cuba?» Esta es la sugerencia ({ue brindamos a nuestros directivos del cinematógrafo, a los que rigen la organización y la proíhicción del cinema español. El más segiu-o rumbo y el horizonte más amplio de nuestra cinematografía están en América, y quisiéramos «pie se meditase bien esta magna posibilidad por los que t i e nen en sus manos el timón de la pantalla mu-ioiial

^

Kn el círculo; El bello rostro juvenil de .Mari* Amparo Boaeh, la graa actriE, interprete del «rAle» cómico de «Loa claveles» en el popular saínete lírico del maestro Serrano, llevado a la pantalla por la editora P. C h i de Valencia

A la izouierdat U n a escena de la película española «Kl último contrabandista», en la cual intervienen com o protagonistas M i guel Fleta y Luana A l cañiz, que será presentada en breve por Repertorio M . de

A la d e r e c h a i Casimiro Ortas en una graciosa escena de «Una aventura oriental», editada por Buigas y Soler, de B a r c e l o n a

Kl público mantiene su interés poi nuestro cinema. N o ha sido fervor tx-asional de im d í a , entusiasmo a i s l a d o por esta o aquella película logradas con a<>ierto. Es un movimiento de tipo general, una veidadera corriente c(ile<'tiv: de adhesión y aliento a la producc-ión a^pañola. A l jtúblioo 1» interesa hoy luiest ro cinema y ha tnx-ado en im aplauso sincert» y


Uno de loe magaíficoB eaeenaríot <|ue figuran en la «uperproducción nacional cKI secreto de Ana Maria», que presentará en breve Selecciones Capitolio

cálido su gesto irónico y escéptico de otras veces. Esto no es simplemente ima afirmación apasionada de amigos del cinema, sino que responde a hechos comprobables y comprobados. L a v e r d a d del dato tiene más fuerza convincente que un elogio fervoroso y retórico. E n esta semana última la producción española ha significado en las salas cinematográficas la cuarta parte. De cuarenta y ocho cinemas, doce proyectaban programa español: en unab?alas,corao et>ireno,y en otras, como repuíioión o como persistencia del é x i t o anterior.

Momento escénico de la CMlizaeión de losé Luis Sáenz de lleredia cLa hija de Juan Simón», editatU por Filmófono

Un nuevo rostro de la panUlla española, Carmencita Aultert, que desteca romo estrella en la gracios* revista «¡Abajo los hombres!», editeda por Febrer y B l a y

Francisco Hernández jr Femaodilo D'AIbi en una escena de «Kl octavo mandamiento», producción Joaé Balart, que triunfa plenamente en las pantallas de Barcelona

Así, por ejemplo, en el Callao se ha proyectado El malvado Carabel; en R i a l t o , El Niño de las Monjas; en el Bilbao, Don Quintín, el Amargao; en el Salamanca, Es mi hombre; en Fuencarral, Nobleza baturra; en Arguelles, Montunental y Pardiñas, Rosario la Cortijera; en el Dos de M a y o , / Viva la vida!; en S a v o y , Crisis mundial; en T í v o l i , Madre Alegria; en T o l e d o , Vicias rotas... Como se v e , una cuarta parte de los cinematógrafos madrileños ha proyecta<io producción española en e.sta última semana... Kste mantenimiento del interés popular hacia el cinema nacional despierta en los productores, lógicamente, el afán de continuar el camino em[>rendido. Son muí:h<)s los proyectos q u e están ahora cn estudio en los rlespachos de los directi-

v o s de nuest r o cinema. Otros propósitos se encuentran en vias de realización, y de ello e » un índice expresiv o la activi dad que se desarrolla

hoy en lus Rstudios. Trazaremos brevemente un asqiiema de ft"*ta producción en marcha. La verbena de la Paloma promete ser una de las grandes producciones de la temporada. Ptira su realización, Cifesa ha retmido un equipo de excelentes intérpretes, entre los que figuran Raquel Rodrigo, Charito Leonís, Selica Pérez Carpió, Miguel IJgero y R o b e r t o R e y . B e n i t o Perojo actúa como director de esta cinta, que renovará ante nuestras miradas de hoy el Madrid de ha<je cuarenta años, envtielto para tantos en un velo de nostalgias. El cura de tddea, ac^uella novela que hizo llorar a t a n t o K espíritus sentúllos, pasa ahora a la pimtalla sonora, conducida por la mano ex}>erta tie Fran<!Í8»;o Caraat'ho. Su [)rimeraH escenas se hiui

rodado en Salamanca. Y las figuras principales están a cargo de M a r y del Carmen, Pilarín Muñoz, Valentín González y Juan de Orduña. Ellos encamarán en la cinta la v i e j a emoción sentimental de la novela que escribió P é r e z Escrich. Cuenca, la ciudad de profundo hechizo, ha sido llevada a im film con el título de Ciudad encantada. Es un bello elogio cinematc^ráfico de esta ciudad, que por la penumbra en que v i v i ó casi siempre, bien podía llamarse Cuenca, la ignorada... I l i l d a Moreno—artista y mujer—será la protagonista de Incertidumbre, el primer film q u e ruedan Socias y Parellada, procedentes, c o m o es sabido, del campo amateur. Incertidumbre se está rodando en Barcelona. T a m b i é n en Barcelona se trabaja en la filmación de Farmulula, película a la que sus animadores llevan la v i d a aventurera, mquieta e ilusionada de la bohemia teatral. Pilar y Carmen Torres y Marcos R e d o n d o inter\-ienen en esta cinta, aguardada con auténtico interés en nuestros medios cinematográfict s. Fernijpdo Delgado dirige, en Aranjutv,. Currito de la Cria, versión cinematográfica de la novóla popularísiina de Alejiuitlro Pérez Lugiii. para la itueva pruductura Jlisptuiia Orbis. Ambientes


taurinos, emoción, ilusión y dolor de la fiesta taurina, reflejados con minuciosa verdad por Pérez L u g i n en su novela, y trasladados con el mismo acento de realidad a la pelicula por Fernando Delgado. Los claveles, el gran sainete que músico con garbo inconfundible el ilustre P e p e Serrano, pasa también a la pantalla, con Santiago Ontañón, como director, y con José Maria Beltrán, como : operador. Elementos a la v e z cinematográficos y liricog forman el reparto de esta cinta, rodada para la P . C. E.: María Arias, María A m p a r o Bosch, Mario Gabarrón, Anselmo Fernández, R a m ó n Cebrián... En Madrid, en los Estudios Ballesteros, se rueda La señorita de Trevelez, con dirección d e i Ekigar N e v i l l e y con María Gámez en la protagonista. Del t e x t o de Arniches y de la fina y ágil dirección de N e v i l l e cabe esperar una excelente película. Como se v e a través de este rápido esquema, nuestra producción sigue—sin prisa, pero sin pausa, como diría don José Ortega y Gasset— su ritmo de un m o d o intensivo y constante. El

Hilda Moreno y Ramón de Sentmenat en la producción «Incertidunibre». editada por Hispania Orbi8 Films María Cámez y Nicolás Rodrífpiez en una escena de la producción nacional Atlantic Films «La señorita de TreveleZí, que se rueda bajo la dirección de F.dgar Neville

público da la panta, y t o do el esfuerzo actual de los productores sc encamina a mantener v i v o y en tensión ese interés de los públicos de hoy hacia la producción nacional. El extraordinario áe negranuu"

"Ci-

Debemos a nuestro público y a nuestros c o m pañeros en la Prensa un testimonio de g r a t i t u d por la acogida que han d i s p e n s a d o ai número extraordinario d e C I N K O R A M A S . En muy pocos dias ha quedado éste agotado, a pesar d e la copiosa tirada hecha. E l público ha buscado dicho n ú m e r o c o n verdadero fervor, y eco de ese entusiasmo de nuestros lc> torea es el hecho de qu( a diarío lleguen a nuestra Administración nue-

V O S pedidos de ejemplares que y a no es posible servir. L a Prensa ha tenido para el citado número extraordinario de C I N K O R A M A S elogios que nos obligan ¡)rof und amenté. En las autorizadas páginas cinematográficas de ABC, de Diario de Madrid, d e IM Libertad, de otros periódicos, hemos leído fra.'ies rebosantes de cordialidad y de compañerismo, que nosotros agradecemos efusivan)ente. Nos complace—^valga la sinceridad—esa acogida dispensada a nuestro extraordinario. N o sólo por lo que significa de placel a un trabajo amorosamente creado, a una labor lai^a, fervorosa, tenaz e ilusionada, sino por lo que ira nosotros es más importante aún: por lo que ese aplauso encierra de estímulo \ para la labor futura y de ] fe para el mantenimiento j de la labor emprendida. ¡ Más que por lo hecho, nos alegra esa acogida popular y periodística por lo q u e queremos hacer, con un entusiasmo renovado y una renovada confianza en los destinos del cinema y de nuestro cinema. V a y a , por tanto, al público y a la Prensa nuestra cordialidad m á x i m a , por lo que, alegrándonos tanto, nos obliga t o d a v í a más y plantea ante nosotros, con im sentido mks imperativo y exigente, el concepto de la propia responsabilidad. A servir ilusionadamente este concepto dedicaremos, c o n renovada alegría y con esfuerzo redoblado, nuestra labor futura.

Maruja Arias, Mana Amparo Boseh y Porfiria Sánchez en un momento esr>nico drl gran saínete lírico « l . « 8 elavelos», ia popular ohra del mafistra Serrano, llevada a la pantalla por la Mitora P. C. K., de Valencia

ANTONIO DE

VALERO

BERNABÉ


La inporalarkbMi 4c n p M artbta •ti

JOHN

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N primera fila, dentro del cinema yanqui, coloco yo a realizadoj res como King Vidor, Charlie Chaplin, John Ford, V a n Dyke 7 Frank Borzage. Ea segonda fila coloco a otros de menos espiritualidad, aunque de grandes áotee artísticas, como Lubitsch, Mamoulián, Sternberg, Frank Capra, Wesley Ruggles, Howard Ilawks, Jack Conway, Alfred Santell, Merwyn L e Roy y Raoul Walsh. Así, sucesiyamente, hasta I l ^ a r a la cuarta categoría, que es a los que llamariamos, con nn lenguaje popular, «los d d montón». Al encabezar este artículo, y aunque a muchos les parezca mentira, no tenemos más remedio que afirmar: John Me Stahl está colocado al lado de Charlie Chaplin y Frank Borzage, y es uno de los mejores realizadores yanquis. H a ^ muchas cosas que decir de su personalidad, y temo qne la extensión concedida a esta Sección sea corta. Porque Me Sthal posee una personalidad entera, no dividida; y si antee no hemos hablado de él, ha sido porque nos ha costado un trabajo improbo encontrar su fotografía. Queremos que el mayor número posible de lectores conozcan a Me Stahl y vean en él a un verdadero gemo, 8Í es que en el cinema hay genios, del cinema yanqui. Queremos que en España, a través de Q N E G B A M A S , se haga inmediatamente conocida la figura callada y sencilla de Me Stahl. Muchos realizadores tienen un nombre famoso, y ello ha sido debido mayormente a la fuerte y reiterada insistencia de los departamentos publicitarios. Estamos cansados de ver a grandes letras, en carteles, gacetillas, anuncios, affichet y prospectos, estas palabras, aplicadas a uno y otro realizador: « U n gran film de Cecil B . D e Mille» o « F n a película de Emest Lubitsch». N o lee escatimo importancia a estos realizadores; pero si se la atribuyo de una manera superlativa a John Me Stahl. EB lamentable que un artista de su reciedumbre, el más personal de los Estados Unidos después de CJiarles Qiaplin, figure solamente en letras apenas visibles al lado del reparto de sus obras. Hablo armado

de ana razón que se puede demostrar, y habrá al lado de mi los únicos ocho o diez críticos—no más—conocedores en España del temperamento genial de Me Sthal, que puedan testificar con idénticas palabras mi opinión.

Usa sala pcnonafiM tm tados sos fibns

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lili

-

John Me Stahl ee un hombre tenaz y duro, además de un artista que aplica la sensibilidad y la beUeza cuantitativa al cinema. Asemeja ser un productor particular y, en cambio, es im realizador dependiente del espíritu ambiciosamente comercial de Cari Laemmle. Por eso es tenaz. Piensa, y parece que sus pensamientos son aguijones de acero agudamente metálicos, que chocan implaciüt>Iemente contra cien mil opiniones contrarias. Corre a gran velocidad por caminos pedregosos, y parece qne todo se allana y suaviza y se rinde al contacto de sus pisadas. Me Sthal es libre, sin limitaciones de horizontes, como esas golondrinas que construyen y destruyen sn vivienda, qne van y vienen de largos viajes, que se posan y campean a su antojo. John Me Stahl ee d artista de la rectitud acusada, es la persistencia en ima sola idea, ^ la dirección bien orientada, rígida y constante, en a n a sola linea. N a d a más que un caso parecido a Me Stahl recordamos en Norteamérica: Charlie Chaplin. El nunca bien ponderado intérprete y autor de tantas buenas obras adoptó su máscara de Chartot como el que tuiopta un traje uniformado para toda la vida, y ann sigiM j segnirá con ella hasta que se lo (>ermita su vohmtad de trabajo. Es un temperamento definido, deslindado. Pero valga por esto el ser productor de sus propias obras y constituir también nn tipo universalmente identificado con el público. Me Stahl no ee prodnctc»' particular, ni es conocido, ni cuenta con una masa de simpatizantes que gazurantice sus obras. .Me Sthal es un valor estoico, rodeado de sombras hostiles... Y , sin em-


bai-go, es un t i p o moldeado a mano; es indivisible y aferrado, tenaz y romántico. Se puedo prescindir del título de sus obras y generalizar sobre ellas cual si se tratase d e una sola. L a misma amplitud de temas hay. Con diferentes tonalidades, tipos y emociones, diversos contrastes y psicologías de la más alta concreción dramáticofilosófica. FJ\ los films de Me Sthal hay calor de humanidad y espíritu de v i d a . En todos: <S«blime sacrificio, El instinto del amor. Deleite, Semilla, La usurpadora. Parece que fué ayer. Imitación a la vida... El símbolo y el motivo ea Me Stalil H a y en Me Stahl dos móviles: el símbolo y el m o t i v o . Ellos rigen t o d a su obra. El símbolo es la mujer; el m o t i v o es el amor. P o r el amor, la mujer padece angustias y calamidades 'en mucha más proporción que cosecha felicidad y ale gría. Sobre esta base se apoya la intención de Me Stahl. P o r el amor, la mujer, guiada por un instinto fie humanidad, hace frente a la prostitución; por el amor sacrifica su vida en beneficio de otras personas; tuerce su porvenir; muere desatendida y olvidada de aquel a quien ama: trabaja toda su v i d a para quienes en una edad viril han de mirarla con frialdad; sufre la tragedia de su destino, tragedia de razas, de diferencia de color, de «imitación a v i d a » ; por el amor, las mujeres de Me Stahl hacen frente a un mundo d e verdades trágicas—repelidas—que la sociedad calumnia, condena y ataca con su falso ' o n c e p t o de la moral. L a usurj)adora d e Back Street es para la opinión de todos, incluso para los hijos y la esposa del único homV)re que la comprende, ima pro.-!titiita. ¡ Y qué tragedia ¡ntima, escondida, sorda, hay en ella! Desde el momento en que deja de acudir al quio.sco <le la música en donde está citada con John, hasta que muere acodada en un sillón, frente a la efigie eternamente sonriente, frente al retrato de su amado y el teléfono caído lánguidamente sobre la mesa, después de transmitir una noticia desesperante, la usurpadora si convierte en símbolo fatal que se consagra quien jamás la ha de dar absolutamente lo que desea. Es la mujer de conducta ideal, ajiimada por una fiel incertidumbre, cuya solución es la muerte. John Me Stahl no nos retrata a mujeres turbulentamente idealizadas. S I L S vidas son simples, .sencillas, vulgares, cotidianas. Sus films parecen espejos de aceite donde t o d o se refleja con

un m o v i m i e n t o lento, quieto, parsimonioso. R e cibimos la sensación del silencio. Aunque sus personajes se muevan en un alrededor ruidoso, preñado de torbellinos violentos y de enormes rugidos de tormenta humana, nuestros sentidos fmicionan lo mismo que ante la soledad. Los ataques psicológicos y las preocupaciones funcionales de sus personajes son de una gran intimidad, de un profundo silencio. N a d i e sabe nada de aquel financiero que se suicida en Parece que fué ayer; ni de aquel otro abogado que bajo el tono vital de una música alegre, que lega hasta él con una misión providencial, se encierra en su despacho para acabar también con su v i d a ; ni de a mujer de Stefan Zweig, que se deshace en amor hacia un hombre que la desconoce. El ruido del mun<lo pasa ante los personajes de Me Stalil comi> un e«^o sórdido que sirve de fondo al ambiente P e r o esa mujer n^^rita de/witcknón a la vida: esa otra infatigable y sacrificada trabajadora de Semilla; esa desconocida, en extremo ideal, de Parece que fué ayer, y la usurpadora de Back Street, víctima de im dulce renunciamiento sa<rificado altruiatamenté por otra persona, son verdadero.s modelos de seres humanos que v i v e n mal por amar bien. Son símbolf)s maestros forjados por un artista que pien.sa ilusoriamente en una humanidad íntegra. •lohn Me Stahl sublima y exalta las cualidades lie la mujer, como la.** de un ser perfecto. T a l vez .se inspira en las virtudes, d e s i n t ^ a d a s por Ifjs defectos; pero, al fin y al cabo, virtudes de las mujeres reales que t a n t o abundan a nue.'ítro alrededor. O tal v e z v e a en la mujer un símbolo, y en el amor, un mf)tivo, sin otro fin que construir con ello un t(xt^> de })erfección imagina tiva. Porque convient iiMíordar unas frases dt A l f r e d o d e Musset: «¡Qué insensatos sois! Os creéis hombres y o.»^ atrevéi,s a razonar sobre el amor. ¿ L e habéis visto para que habléis de él? N o ; le habéis sentido, ('ruzasteis una mirada con algún ser d e s c o n o c i d o qm p a s a b a , y repentinamente surgió de vuestra alma mi algo que no tiene nombre.» John Me Stahl, a lo mejor.

no ha v i s t o el amor. L o ha sentido nada más, y de aquí la sublime idealización de sus obras.

Entre las obras cinematográficas d e John Me Stahl hay algunas dispares; pero todas ellas son un principio de su definida personalidad actual. Más bien podemos decir—^y esto es un caso extraordinai'io—que no ha sido f m t o de las circunstancias, sino de sus impulsos temperamentales. T o d o s sus films están presididos p o r el mismo deseo; en muy pocos se o l v i d a de quién es para entregarse a una posibilidad gratuita. E n Amantes se remite a lo que es el drama de José Echegaray El gran galeoto; pero no pierde el control de su pensamiento. L o mismo en El alegre impostor. Sublime sacrificio, Streets of Shanghai (¡Secretos de Oriente), IM canción de Kentucky, Deleite y El instinto del amor. Esta primera etapa registra algunas o.scilaciones en Me Stalil; pero es una etapa de implantación de su carácter, d e normalización; es una etapa form a t i v a . El verdadero Me Stahl nace en Semilla, y es desde aqui desde donde le examinamos. Charlie Chaijlin también produjo películas como «Charlot», señorita bien, y Carreras sofocarUes, que habían de estar, más tarde, en disconformidad <;onsigo mismo; pero ellas fueron quienes le definieron jxtco a poco. Con Me Stahl, lo mismo que (íon todos los artistas que han logrado crearse un t i p o , ha ocurrido esto también. A. D E L AMO A L G A R A

¡ M n n i r i i l u «Iriiiiiúi r o <'>le del film <i .Me Sinlil. in^|>irHil<i r n u n a i i u > r l i l H de Sti-fun / . » r i a , « I ' H fin- » \ r r » ' T o d a í . I a > iiuiji'n-» r r n r u r i i i r a n a su••H|>osos y II o > i o (|IH' v i i c l v r n drl f r e n l f . I lia M a r t a r r ( S u l l a v a n n o \ ia <tu aniuitit. \ -li Ir vr. pa«a « n I r rl C D 111 o u n a ( I r s r o n o rifla

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l'.«.lr r s r l linal <lr una niiijrr alinriraHa y b u r i l a <|ur p a s a piirla vi(larniiii) una usurpadora vulí;ar. I.a o h r a niar-ilra d r \ l r Stahl r s -Ma<k Slrrrl . d r ;;r«n rr r i r d u i i i l i r r artística V d r un iiiroiiiparalilr s r t i l i d o hiiiiiaiio POIS. UNIVEBSAL


5 MN I UTOS K CinMASIA

H

t aqui el método ideal de cultura ffsica para aquellas mujeres que, bien por exceso

'

qucliaceres, bien por pereza o por desgana, renuncian a dedicar cada dia a este incomparable sistema de mejoramiento de la salud y de conservación de la belleza los veinte

o treinta minutos que hasta ahora fueron indispensables. Con este cursillo de higiene corporal, abreviado hasta el punto de que en su práctica no llegan a emplearse más de cinco minutos, cualquier mujer, por muchas que sean sus ocuj)ac¡ones o por muy profundas que sean las raíces dsu negligencia, podrá suministrar a su salud y a su belleza corporales los cuidados indispcns.-i bles para el per fecto estado de ambas. Por otra parte, deben desechar el temor de que, en algún caso, los movimientos gimnásticos cuya ejecución recomendamos pueda ser nociva. Los sistemas corrientes de higiene física exigen siempre una preEala hermosa murharha, que ha adoptado, para hacerse retratar por Cortés, una « p o s o y un atuendo «muy de Hollywoodi, síntesis de sn arte pleno de gracia moderna y su belieaa eolnaada de fragante jnventud- ,e8 Laly Cadiermo, gentilísima actris española de la pantalla, que en diversas y brillantes actuaciones ante ta cámara ha probado ya so» méritos excepcionales. Laly Cadiermo ha accedido a expresar plásti^ camente el breve cursí-

duración y su div e r s i d a d no adaptan

se

siempre

a todos los organismos. Esta breve lección

que

hoy

ofrecemos a nuestras

lectoras—

lio de higiene

inspirada en la.<!

ofrecemos nuestros lectores en e s t a s

profesor

^^^^ ^^^^^^^^ ^^^^^^^^^

via consulta médica, p o r q u e su

P*IP« roTs. coarta

teorías del sabio Brons-

sard—es de simplicidad tal, que en el peor de los casos, es decir, si alguna

de

sus

practicantes s e

atiene

exactitud

no con

a

los

fundamentos básicos de su

enunciado, sólo habrá perdido el tiempo, pues—repetimos—ninguna de las

flexiones recomendadas puede determinar el menor perjuicio mnscnlar ni orgánico. Tanto las unas como los otros están basados en una serie de movimientos rápidos ejecutados sin intermpcitki y acomodados a nna racional gimnasia respiratoria que constituye, como es sabido, la primordial función orgánica. Observemos el primer movimiento

de la lección: la educación respiratoria determina e l '

ejercicio y la extensión de la columna vertebral, produciendo, consecuentemente,

un tra- j

l>ajo prudente y estudiado del gran simpático. Otro resultado de este mismo movimiento ocasiona el auto-masaje del martón. punto •


éste de gran importancia, estéticamente considerado, merced a las flexiones de la cabeza hacia adelante. Por otra parte, el tórax da su máximo rendimiento en virtud de la inspiración (.'special que contrae el plexo solar y permite vaciar por completo los pulmones para provocar una oxigenación total de la sangre, lógica consecuencia de una nueva y profunda respiración. Considerado nuestro sistema en su aspecto de mePrimer movimiento. Pooición iniciali IM manos sobre ios hombros y los r o dos sobre el estómago. Kxtiéndanse loa brazos lateralmente, conservando las manos a la altura de la parte superior de la raheza. .Simultáneamente, échese la cabeza hacia adelante todo lo posible. 1.a aspiración debe tenninar en este momento. Al hacer la espiración, loa rodos deben volver a su primera posición, de manera que se apoyen sobre el pulso. Seguidamente, d e b e continuarse la espiración forzadamente, a la vez que se inclina el cuerpo, en flexión, hacia adelante, con los brazos tendidos. l.ograda esta posición, marqúese un breve tirm|>o de parada, utilizando el peso que producen las manos en péndulo para provocar una contracción de los músculos abdominales. Recóbrese la posición vertical lentamente, respirando, conservando los brazos tendidos baria adelante, para terminar elevándolos a la altura de la cabeza, un poco haria atrás, de tal modo, <jue determinen una extensión de los músculos de la espalda. Complétese cl movimiento por una flexión de la cabeza hacia adelante para accionar las vértebras cervicales. Vuélvase, a la vex que se provoca la eapirarión, a la posición inicial

ramente beneficioso para la salud, y

prescindiendo

de su eficacia desde el punto de vista estético, es inapreciable, ya que tiende a mostrar la manera racional de respirar plena e intensamente.

Nadie ignora

que la respiración deficiente e irregular es el origen de la falta de vitalidad que se observa frecuentemente en la mujer. El método qne propugnamos tiende a corregir esta deficiencia, casi universal, y su práctica progresiva y sistematizada puede determinar el rendimiento de la respiración cuatro o cinco veces, y. por consecuencia,

en la misma proporción estimular la

vitalidad de quienes se sirvan de él. La lección debe realizarse sin interrupción y con arreglo al siguiente orden: Movimiento

_

primero.

Dos veces consecutivas. Movimiento

segundo.

Dos veces consecutivas.

Otras dos veces el mo-

vimiento primero. Movimiento

tercero.

Dos veces seguidas. V para terminar, otras dos Segundo movimiento.-La misma posición inicial que en el primero, r.lévrnsc los brazos, sin ponerse de puntillas. Ks indispensable que el peso del cuerpo gravite sobre lo- talones, único medio dr producir la extensión dr la espalda. F.str movimiento debe hacerse rn plena inspiración. 1.a espiración debe producirse cuando caen los brazos para volver a la posición inicial de situar los rodos sobre el estómago

veces el movimiento jMimero. E s indispensable tener en cuenta cómo se debe respirar durante la ejecución

de cada movimiento,

segiin la explicación que acompaña a cada uno. La

respiración debe ser

nasal, prolongándola,

aproximadamente, durante tres segundos. La espiración ha de ser siempre bucal, lenta y presionando el aire entre los labios, a fin de vaciar totalmente los pulmones y obligando a la caja torácica a realizar un esfuerzo completo.

Tercer movimiento.—Posición iniciali Brazos raidos a lo largo del rurrpo. Aspírese intensamente por la nariz. Ile%ando los brazos, extendidos, h a c i a strá" y llevándolos luego sobre la cabera todo lo más posible, haciendo para ello rl esfuerzo prrriso. liágaae ia inspirarión al nii«mo tiempo que se rry cobra U posición inicial

Para la más perfecta espiración, de acuerdo con nuestro método, debe situarse Hr, produzca un pequeño silbido. Y ahora, lectoras, desechad vuestra pereza; robad cada día cinco minutos a vuestro trabajo y practicad nuestro sis-

tema en cualquier habitación hien ventilada y frente al balcón o la ventana, abiertos. X o olvidéis que están en juego vuestra salud y vuestra belleza. L a brevedad de este cursillo de higiene física destruirá y hará estériles vuestras más razonadas excusas. ¿Acaso vuestra salud y la belleza de vuestro cuerpo no merecen que :ada dia les dediquéis cinco minutos?

Kata bella foto dr Jrssir Matthews, la gran «vedette» de la pantalla inglesa, reproduce en toda su armónica perfección la escultórica maravilla del cuerpo de la admirable estrella británica, que es, además de una mujer plena de seducción, una arpista eminente

la lengua sobre los

dientes, entreabiertos, de tal modo que el aire, al sa-


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I


CALLAO « E l malvado Cárabe!'

E

L asunto (le isti- film ea la tragicomedia del hombre débil, (lue. harto de . er víctima, decide nn día cambiar de índole como se cambia de corbata, y .se m e t e a atracador. P e r o en tan h u r a t i v a profesión, el cordero con piel de lobo sigue siendo más inofensivo q u e las multas por exceso «le velocidad a los chóferes del servicio I'úblico. Fácil es suponer las situaciones cómicat a que da lugar la «rebeldía» del infeliz que ha nacido para obedecer, y más si se tiene en cuenta que el film está inspirado en una novela del maestro de humoristas Wenceslao Fernández Flórez. Sólo las escenas de la oficina, purgatorio de autóiüatas estuporizados de pánico a perder unos sueldos irrisorios, y aquel momento en que está a punto de fallecer por asfixia con el aire de la montaña, como trucha sacada del río, el jefe de la oficina, probo, tímido y obediente ejemplar doméstico, a quien tienen que reanimar con humo de cigarrillos baratos, en recuerdo de la amada oficina, .sólo esos momentos, digo, valen por muchas películas de la acera de enfrente: la acera jor donde di.scurren los tópicos, la vulgaridad y a adulación al llamado gu.sto del público. Porque FA malvado Carabel sigue una tendencia de arte que, si no es nueva, es poco fre<mente. Edgar N e v i l l e marcha con desembarazo por este camino; está «en lo suyo», y aí-ierta a imprimir a su realización un aire de farsa humorística, intranscendente en apariencia, pero humana y conmovedora en el fondo. 1/) malo es qne el asunto se acaba antes que la jielícula y , como e> lógico, el brío inicial desmava al fin, cosa que también se observa en el sonido. L a interpretación es inmejorable por parte de A n t o n i o Vico y de Juan Torres Roca. De A n t o n i o Vico y a dijimos, cuando el estreno de Patririo miró a una estrella, que era una revelación cinematográfica; hoy ratificamos aquel juicio, y creemos que, para los films de humor en que detrás de la comicidad h a y a verdadera emo(;ión humana, no tiene r i v a l . Y Juan Torres l i o c a , más que representar, v i v e , con identificación aVj.soluta y asombro.so lujo de detalles, el drama grotesco, todo poquedad, resignación y empirism o : de esa curiosa especie de hombres nacidos para v e g e t a r en ima mesa de oficina, junto a un legajo de papeles amarillos como su rostro; comendadores de la Orden del Balduque, cuyos distintivos son la hiperclorhidria y los m a i ^ i i t o s . T a m b i é n m e r w e n destacarse en el reparto Ant«tñita Colomé y A m a l i a S. A r i ñ o . j

KlALTO "Ei Niño de las Monjas" l'e]>e Buscli ba realizado su mejor pelíc-ula. Hl niño de lus mtmjas es un film con r i t m o . gra(-ia, emoción y , sobre todo, amenidad, ('ualidad esta última carm^teristica de los film> esfiañoles.

P o d r á negai-se a nuestra i>roducción otras virtudes. P e r o la amenidad es cosa nuestra, espontánea, fruto de la tierra, que se da hasta en las cintas más mediocres. Y no es de esta clase, ni mucho menos, la q u e ahora pre-enta Busch el c o m b a t i d o Bu,sch, que, a juzgar p o r El niño de las monjas, empieza a reaccionar ante la críticadel m o d o más digno y c o n v e n i e n t e : haciendo obra estimable, y a que no original. Porque El Sitio de las Monjas viene a ser un roih-tail -muy bien dosificado, estj si—de tipos y sifunciones y a contumaces en nuestra producción: el torero, la monja, la «saeta» y el fandanguillo, mezcolanza profano-religiosa, de la que hay que beber mucha y m u y aprisa, a v e r si pronto acabamos con ella, s ^ ú n la filosofía de aquel impenitente catador de vinos, que aseguguraba muy serio: «Cuando el v i n o es bueno, hay que beberhj sin tasa, para aprovechar la ocasión; y cuando es malo, hay que apurarlo enseguida, para que traigan o t r o m e j o r . » Bueno o malo, original o no, insistimos en que está m u y bien dosificado el caudal de tópicos de El Niño de las Monjas, y que, sin dejarse nada en el tintero, José Busch ha logrado un film de sobria y amena factura, con agilidad de ángulos, Imena técnica y excelente presentación. No hay nn solo fotograma que pese o que sirva de remora a la acción. Raquel R o d r i g o , Celia Escudero, Luis Gómez (el Estudiante) y Gaspar Campos se distinguen en la interpretación. Raquel R o d r i g o , en un papel de tonos medios, logra una de sus creaciones más simpáticas. El film está rodado en los Estudios Ballesteros. L a fotografía es diáfana y el sonido, controlado por Federico Gomis, impecable. CAPÍTOL •'¡Xo más mujeres!" N o s hallamos ante una sátira de los abusos a que da lugar el divorcio intensivo, es decir, tomado como deporte. Deporte el más arriesgado de todos, es cierto, pero también el más einocii nante. Con el ajetreíi continuo de los cónyuges y el trasiego de mujeres de un hogar a otro, nadie se aburre y la v i d a sm-ial puede reducirse a j e r o glíficos: el p a ( h e del m a i i d o era p a d r r del padre de ella, o el abuelo del hijo era hermano del tío de la novia. ¡Cualquiera desentraña el árbol genealógico de una familia así! T i e ne más raíces que un imiblema algebraico. P e r o los cónyuges t n juirtibus infideliiim se distraen la mar, y eso es lo que importa. ¡ . \ v i v i r , que son cuatro (has! Esta cómoda y sencilla filosofía uo la entienden muchos puritanos y se atreven a satirizarla, como si el divonño no fuera un uet<» legal, tanto más legal cuanto más juude a la ley, o .sea, «-uanto más friHuiente. Y eso es lo que hm-en los i)ei"so

najes de ¡No más mujeres!, en una sucesión de escenas muy animadas, muy graciosas—¡magnífico diálogo!—^y muy bien dirigidas. Y aun mejor que asunto y realización, es la acabada labor de los intérpretes, a cuya cabeza figiu-an Joan Crawford, R o b e r t M o n t g o m e r y , Franchot T o n e y Charlie Ruggles. lx)s nombres de estos aitistas dispensan de todo elogio.

PRENSA " U n a dama sin igual" D a m a sin igual para apropiarse lo ajeno, hasta que llega su media naranja, un ladrón internacional, y forman dos sociedades: la matrimonial y la de robos y estafas comunes. Donde caiga el matrimonio, 8u.s]iendoi-án pagos muchas joyerías. N o es que ol argumento en si seauíuv edificante, que digamos; pero es aleccionador. Vieu<lo aquello, y con un poco de disposición natural, cualquiera se atreve a probar fortuna, ¡qué diablo! El oficio resulta un poco peligroso; pero se nos presenta con tales garantías de é x i t o en el film, que a duras penas se resiste un hombre honrado. Claro cpie hay una incógnita a resolver: ¿los policías de aquí serón tan tontos como los de la pantalla? Eso, eso es lo g r a v e . ¡Terrible incertidumbre! Donde no hay duda ninguna es en lo referente al interés de la trama, a la habilidad del director y al talento de los intérpretes: Gertnide Miehael. Paúl Cavanagh, León Errol y Alison Skipworth.

MADRID-PARIS "Limpia, fija y da esplendor" N o se trata de la Gnunática es[>añola, sino de la gracia y simpatía checoeslovaca en la linda personilla de A n n y Ondra, que, en esta nueva creación, limpia, fija y da esplendor a los suelos, c o m o empleada de un servicio de limpiezas. ¡Las poripei'ia.s v enredos a que da lugar esta deliciosa fregona, que ax^aba—^nos lo teníamos tragado desde el p r i n c i p i o - contrayendo matrimonio con un millonario! IDso es elevar el cubo a la quinta potencia. T n a v e z más se confirma que la limpieza no estorba, después de t o d o , y ipie los millonarios del l i n o , para diferenciarse do los otros, cuando no encuentran a mano una me<'anógrafa, se casan con una fregona. Matlros que tenéis hijas, ¿no os conmueve esta abnegación de los millonarios del celuloide? P e r o v o l v a m o s a lo nuestro: el desarrollo do tan díMuocráti<'o y verosímil argumento os muy cinematográfico, y aunque no lo fuese. ba.>»taría el arto y la travesura <le la sugestiva y graci»isa A m i y Oiidra para componsariuis tle todo lo liomás.


La moda imernal^ confortable y práctica

D

URANTE mucho tiemfKi, e advenimiento de la época de los fríos constituía para la mujer una verdadera tortura, porque rara vez la elegancia some tía sus leyes a los rigores de la estación. Cierto que las pieles, durante el invierno, han ocupado siempre puesto de preferencia, pero, en general, los atavíos femeninos carecían de la indispensable confortabilidad en las etapas invernales. Por ello, la mujer veíase obligada a soportar, con impasibilid a d aparente, los rigores de la^ bajas temperaturas, y ha.sta en

J u v e n i l y e l e g a n t e a la vez es e«tp a t a v í o Ae I r e n e H a r v e y . C o n el r r e ^ p ó n b l a n c o rontra-<tan laií f l o r e s d e s e d a y la rica h e billa del cinturón

l.a nota q u e ( ¡ l a d y s G e o r g e ha o b t e n i d o en este v e s t i d o );ri§, con c u e l l o v p u ñ o s blaneo>i. b o l o n e s He plata y c i n t u r ó n b l a n co, es la d e m á x i m a s e n c i l l e z

algunos c a ^ , afirmaban con un cinismo admirable que el frío no les hacia mella alguna. I-a ase\eración, claro es, carecía en absoluto de sinceridad, y era mucho más cierto que cuando salía de sus labios semejante afirmación estaban poco menos que «dando diente con diente». ¡Admirable resignación la de la mujer para supeditar a la.s exigencias de la elegancia, muchas veces descabellada, su propia comodidad! E s a c i e g a obediencia, esa sumisión incondicional a los imperativos d e la moda, ¡a qué ridículos y dramáticos extremos ha llegado en mil ocasiones! Singularmente durante la época invernal, la tiranía de la m o d a ha producido incontables quebrantamientos de salud, aceptados con torpe estoicismo por la mujer an-

R o s a l i n d a K u s e l l ha e l e g i d o el <satin< para m a t e r i a l d e este t r a j e , en c o l o r a z u l - h i e l o , delicadamente suntuoso

l.a b e l l e z a d e l n a M e r k e l se r e a l z a con e s te e l e f a n t e a t a v í o , h e c h o en l a n a v e r d e r o n h i l o » (le plata, a d o r n a d o c o n AK» s r a n d e s

....

.......Macbe»ji«..fiainei-sUM.

tes que renunciar a la adopción de las tendencias impuestas por la moda. Por fortuna, las cosas han cambiado, y de un modo paulatino la evolución ha permitido introducir en los atavfos femeniles ur» sentido racional, lógico y saludable, hacia lo j iráctico y lo confortable. ] n la actualidad, las mujeres, incluso las más sensibles al^ 1, no tienen nada que temer de la crudeza de la temperatu-j -a elegancia no les imgeüirá combatirlo. N u n c a , como a h o - j


ra, ha tenido la moda un perfil ni un tono más confortable. Di rfase que los costureros, los peleteros, los zapateros, hanse puesto de acuerdo para aportar a la elegancia de nuestra época los elementos indispensables para armonizar confortablen e n t e el sentido actual de la elegancia con las exigencias de la estación. Sin duda, han pensado que si la mujer actual desenvuelv e sus actividades cotidianas entre los deportes y la calle, preciso es dotarla de indumentarias que la permitan desenvolverse cómodamente en los ambientes que ahora cultivan. Sería injust o negar a la práctica de los sports, m á s i ntensa cada d f a , l a aporta ción de su «granito de a r e n a » en pro de esta saludable cruzada por el confort.

r

Los abrigos y las capas trois quarts rinden en los guardarropas femeninos s e r v i cios inapreciables e insosf)echados. E l astracán y todos sus derivados, la nutria, el kolinsky, el renard y el hudson constituyen actualmente, a t o d a hora del día o de la noche, la mejor protección contra el frío. U n a capa de astracán, sobre un tailleur negro, forma en cualquier momento un conjunto deliciosamente confortable y una positiva elegancia. Virginia Kruce lure aquí uu vestido de lana negra, c u m | i l e m e n t a d o eon un velilo, un g r a n b r o c h e y c u e l l o y n i a n K u i l u d e piel de z o r r o p l a t e a d o

l na ü e n s n r i ó n d e d i s t i n g u i d a s e v e r i d a d p r e s t a a l.illy P a l m e r este t r a j e d e t e r c i o pelo azul m a r i n o , f o r r a d o de b r o c a d o azul

Por otra parte, las pieles no limitan su radio de acción a las capas y a los abrigos, sino que invaden igualmente, con una plausible tendencia a cum plir ampliamente su misión, los chalecos, las corbatas e in

M a g d e K v a n s a c e n t ú a su a l í g e r a s i l u e t a c o n este v a p o r o s o v e s t i d o en c o l o r r o s a p á l i d o , con rayas de plata

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Cluao los sombreros, impidiendo así que los rigores del frío no sólo no alcancen al cuerpo, sino ni siquiera al rostro, que puede hurtarse casi por completo a los n g o de la temperatura entre la fonje y cálida delicia de las pieles. E n algunos caaos, la m o d a permite, sobre las capas y abrigos de piel, el u s » de capuchones del mismo material.

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r.sle I r a j e c i t o d e l a n a v e r d e b o t e l l a , c o n a d o r n o s d e c l a r a s t o n a l i d a d e s a liase d e m a r n i í i . p r e - t a a M a r y C a r l v s l e un a i r e d e ingenua colegiala

Los guantes, igualmente, se construyen ahora en pieles más fuertes que antaño, y las más de las veces afectan la forma de «crispines», que se ciñen a la manga del vestulo. impidiendo que el frío penetre por el brazo. I.as pellizas y los chalecos de g a m u z a y d e antílope, tan en boga, no son otra cosa

claro es. de su

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que una nueva manifestación de la actual confortabilidad de la moda. Estos últimos, bajo un fuert<' abrigo de paño, constituyen la tenue ideal para las excursiones en auto, y se completan con unas medias de lana y una.s botas de piel flexible, pero no ligera. Se hace preciso insistir en que esta evolución de la elegancia tie ne su origen esencial en ambiente deportivo, que es donde ta mujer ha comenzado experimentar encanto de vestir atavíos cómcxlos prácticos y racionales. P^sta pref< r e n d a de las féminas es, sin duda. lo que ha llevado a los grandes costureros a encaminar ciones por los derroteros actiiale-

H a s ^ las medias de

te en la ciudad han cambiado tonalidad carnosa del estío para adoptar una más ob.scura, que aleja en absoluto la impresión de que la piel v a de.snuda. Congratulémonos de que la moda, no siempre sensata ni práctica, haya encauzado su rumbo actual hacia senderos lógicos y racionales pero convengamos en que si hace algunos años alguien nos hubiera hecho creer en la p<'>sible implantación de las normáis actuales de la elegancia, le hubiera considerado como un loco de atar. Kn efecto, nada tan distinto de la silueta q\i. antaño ofrecía la mujer, como la que hoy nos ofrece, sin detrimento, feminidad, de su gracia y de su chic. .

Pasada la primera sorpresa que la audaz evolución produjo a la vista, no muy grat.i en verdad, porque la transformación de la silueta femenina parecía restarle <lelica deza, finura y distinción, y lograda la depuración imprescindible y el kSgico refin.» miento de la nueva modalidad, hay que reconocer, con los prácticos v conf»>rtabl<'atavfos que la moda —indulgente y comprensiva una vez siquiera -les imjvme aho ra, nuestras mujeres siguen ostentando, bajo las tenues in\ amales, de |>esada v tos ca apariencia, el hechizo y la seducción (jue las hace figurar entre las más olegant.s y distinguidas del mundo.


CONCESIONARIA EXCLUSIVA DE LA PRODUCCIÓN POLACA PARA LA PENÍNSULA IBÉRICA Y

REPRESENTANTE PARA LA REGIÓN DE LEVANTE DI

(CONCESIÓN ESPAÑOLA BRITISH FILMS DISTRIBUTORS S. E. L.) (BARCELONA)

SE PRESENTA AL PÚBLICO ESPAÑOL T

LAS

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T E L É F O N O

SALMERÓN,

18319

VALENCIA

7


Un nuevo Concurso de

CINEGRAMAS

¿¿fjiUéHed. CÍHCO'

lie aquí, lector, cinco de gu8 estrellas cinematográBcaü preferidas. Con sus ojos y sus bocas hemos hecho un «puzzle», colocando esa« partes drl rostro en el retrato que no les corresponde. Kl Concurso es sencillo y entretenido, y consiste en acertar los nombres de estas cinco estrellas y en devolver a cada una de ellas la boca y los ojos correspondientes, recortándolos de la reproducción que va al píe de esta página. Habrá tres premios -uno de d e n p « f atas, uno de cincuenta y otro dr veinticinco—, que se sortearán entre los concursantes que remitan el cupón (publicado rn otra página de este número) con los cinco nombres correctos, y, además, esta página con los cinco retratos debidamente reconstruidos. A falta de soluciones correctas, se adjudicarán los premios a los que más se aproximen, y en caso dc que haya dos o más iguales, se adjudicjirán los premios que les correspondan por medio de sorteo.

r


pectáculo de pasiones sin freno, de costumbres ligeras, de gustos nuilsanos y de enseñanza ddincuenie. Para poner un dique a la corrupción (pie esas palabras evidenciaban, el delegado pontificio en Norteamérica, monseñor Cicognoni, exhortó al Episcopado yanqui a que se uniera y organizase la campaña contra la inmoralidad en el cine. Las trescientas publicaciones católicas del pais emprendieron su tarea propagandista, a la vez que la Junta directiva dd Episcopado creaba la «Legión de la Decencia*, invüando a los fieles a que ingresasen en ella, sin otra condición que la promesa formal de no asistir a sesiones cinematográE lilvde al llamado tCódigo de Moral Cvnemaiográjica* mag que »e le ficas en las que se atentase contra los principios de la moral. En un mes se afiliaron cinco millones de católicos; enseguida se unieron a ellos, también por f^^^ conoce. Un año largo llera de eristencia, y ya sue efectos se adviermillones, protestantes y judias. ten sin lugar a dudas en los films yanquis impresionados con posterioEl efecto de la absterujión fué inmediato. Y los productores y exhibidores de ridad al mes de Julio de 1934. Claro que el puritanismo intransigente no se conforma con las ventajas obtenidas; pero no es menos cierto la enorme ga- pelindas, temblorosos ante el riesgo de su industria, sometiéronse a todo. Will nancia de la moralidad. Y se equivocaron de medio a medio quienes augura- H. Hays, presidente desde 1922 de la Motion Pictures Producers Inc., fué ban ruina inminente al séptimo arte apenas se le pusieran cortapisas en la el encargado de redactar la relación de principios a que habrian de someterse elección de los asuntos; más bien ha ocurrido lo contrario: libre de obsesiones los films en lo sucesivo, tarea que ya, trece ctños antes, tuvo por primera vez que giraban en tomo al problema de los sexos, el productor ha ccAdo en la a su cargo. Hedió, discutido y aprobado el que en la intimidad de Hollywood se cuenta de que hah^a muctuis cosas por hacer en el cine, y con verdadero en- denominaria «Código de Wül H. Hays», entró en vigor en Julio de 1934. He aqui la versión, escrupulosamente fiel, de su texto íntegro: tusiasmo púsose a la tarea de infundir superior variedad o sus planes de filmación. De ahi que este primer año de vigeruña del *C6digo de Moral CinemaPRINCIPIOS GENERALES tográfica* sea uno de los más abundantes en obras magnificas por todos conceptos. No hace falta citar botones de muestra. N o se producirá ninguna pelicula de moral inferior a la de los especNadó el *C6digo* de la campaña promovida por las organizaciones cristia- tadores. D e aquí que la simpatía del ptiblico mmca debe llevarse bacía el nas, eristtdiíadas en la *Leg%6n de la Decencia*, en contra del cine inmortd. crimen, la perversidad o el pecado. 2.» Sólo se presentarán ti|)os de v i d a correcta, sometidos únicamente El padre Daniel Lord habla dieho que cada semana cuieten a los cinematóa la-s exigencias del espectáculo y de la fábula. grafos americanoe veintiodio milUmu de jóvenes, a los que se ofreció un es8.* N o deberán ser ríduculizadas las leyes naturales o humanas, ni su violación podrá suscitar simpatía.

NUeVA

MORAL

De

HOLLVWOOD

WILL H. H4VS^

APUCACIONES PARTICUIJVRES CAPITULO I CRÍMENES CONTRA L A LEY

\ o se presentarán nunca de forma que atraigan simpatía hacia el delito, o contra la ley y la justicia, o de modo que puedan prov<xíar otros crímenes porque exciten al deseo de imitación. 1 Asesinato—a) L a técnica del asesinato debe presentarse de forma que no inspire el deseo de imitación.—b) L o s asesinatos brutales no deben presentarse en detalle.—c) N o se justificarán actos d e venganza en los tiempos modernos. 2.° Loe métodos dei deben presentarse explícitamente.—a) Ixw robos, saqueos, fracturas de cajas de caudales, voladuras de trenes, mina», edificios, etc., no deben detallarse.—6) El empleo de armas de fuego se restringirá a lo imprescindible.— c) Los métodos de contrabando no deben presentarse. 3." El tráfico ilegal de drogas.—^Nunca debe presentarse. 4.0 El consumo de licor en los Estados Unidos. N o se presentará, salvo que lo exijan el asunto o la caracterización de los personajos CAPITULO II TEMAS SEXUALES

*íji pelirroja», el persmaje creado por Jeaa lia rio w para U cinta de «ate título, ea un ejemplo de majer « | « e aabordina todas las leyra moralea al logro de sus propósitos

«Cabalgata», la admirable película realizada sobre la comedia de Noel Coward, es un ejemplo típico dr cinU c o n fines aleccionadores, de fila» de cuyos escenas se desprende una noble emo- . ción ejemplar.. ^

L a santidad del matrimonio y del hogar deberá ser exaltada. Las películas evitarán que se suponga como cosa corriente las bajas formas de relaciones sexuaJetb. 1 E l adulterio.—Atmque algunas veces sea necesario para el asunto, no debe tratarse explícitamente ni justificarse ni presentarse en forma atrayente. 2.» Escenas de pasión.—a) N o deben introducirse cuando no sean esenciales para el desíurollo del argumento.—6) L o » besos excesivos y apasionados, los abrazos impúdicos y las posturas y gestos deshonestos, deben suprimirse.—c) En general, toda clase de escenas pasionales sólo podrán presentarse d e forma que no estimulen los bajos instintos. 3.«> Seducción o violación.—a) Nunca deben presentarse estos casoe, más que sugeridos, y eso sólo cuando sean esenciales para la acción, pero nunca por métodos explícitos.—b) E n ningún caso serán materia apropiada para comedias. 4.0 La perversión sexwU y su ««posición.—Quedan prohibidas. 5.«> La trata de blancas, como tema cinematográfico.—Queda prohibida. 6.» La mezcla de razas blanca y negra.—Queda prohibida. 7.0 La higiene sexual y las enfermedades venéreas.—^No son materia para films. 8.«> Esceruis de nacimiento de niños.—^No se presentarán, ni aun en silueta. 9 . » Niños en forma indecorosa.—Ñmtceí deberán exhibirse. CAPITULO I I I GROSERÍAS

L a s materias de baja moral, molestas o desagradables, aunque no encierren necesariamente maldad, se someterán siempre a las normas del buen gusto y teniendo en cuenta la sensibilidad del público.


CAPITUIX) IV

CAPITULO X SENTIMIENTO

OBSCENIDAD

NACIONAL

1 E l uso de la ban<lera será extremadamente respetuoso. 2.° L a Historia, In.stituciones, hombres preeminentes y ciudmlauos de otras naciones se presentarán en forma exquisita.

La obscenidad p<jr iiiedio de la palabra, gesto, alusión, canción, sugestión o í-histe (aunque sólo sea entendido por una parte del público), queda prohibida.

CAPITULO XI TÍTULOS

X o sc usarán títulos lascivos, inde<;ente8 u obscenos.

CAPITULO V

CAPITUU) XII

PROFANACIÓN

ASUNTOS

IJBS profanaciones (incluso las palabras Dios, Señor o Jesucristo, cuando no se usen reverentemente) y cualquier expresión profana o de mal gusto, quedan prohibidas.

La.s siguientes materias deben tratarse cuidadosamente, dentro de los limites del buen gusto: L " , la ejecución de la pena de muerte; 2.°, los métodos de tortura para hacer declarar a los delincuentes; 3.®, los hechos bnitales o terribles; 4.", la operación de marcar personas o animales con hierros candentes; 5.*, los actos de crueldad cometidos con niños o animales; 6.°, la venta de mujeres o la v e n t a de su propia virtud por una nuijer; 7.", las operaciones quirúrgicas.

CAPITULO VI VESTIDOS

1.° N o se permite el desnudismo. En esta prohibición se incluye el desnudismo real o en silueta, así como las alusiones al mismo hechas con lascivia por cualquier personaje. 2.° Deben evitarse las escenas en que los personajes aparezcan en ropas íntimas, si no son esenciales para el desarrollo del asmito. 3.° Las exhibiciones indecentes quedan prohibidas. 4." Ix»s trajes de baile concebidos para permitir exhibiciones indebidas o movimientos indecentes quedan prohibidos.

REPULSIVOS

Ningana película, s e g ú a el nuevo Código, puede ridiculizar las creencias religiosas. He aquí un momento de «El signo de ia O u z » , el film que es u n a fervorosa exaltación de la fe cristiana

Ahi termina el famoso «Código de Moral Cinematográfica», ordenado por WiM H. Hays y aprobado por los productores y exhibidores de películas de Norteamérica. A él corresponde esa anotación de registro que suele aparecer al comienzo de los films de Hollywood. El Código, TuUuralmenie, sugiere comentarioe. Pero no es éste el momento oportuno de hacerlos. CARLOS DE MADRID

CAPITULO VII BAILES

1.*" l x ) S bailes que sugieran o representen acciones sexuales o pasiones indecentes quedan prohibidos. 2." L o s bailes en que aparezcan movimientos inmorales deben considerarse como obscenos. CAPITULO V I H RELIGIÓN

1.» Ninguna película puede ridiculizar las creencias r e l ^ o s a s , cualesquiera que éstas sean. 2." L o s misnistros de la Religión, como tales, no deben presentarse bajo aspectos de comicidad o depravación. 3.° Las ceremonias de cualquier religión deben presentarse con cuidado y respeto. CAPITULO IX LUGARES

En la presentación de las alcobas debe presidir el buen gusto y la delicadeza.

«Topare» fue una admirable int e r p r e t a c i ó n cinematográfica de la picardía de nuestro tiempo, eterno contraste, a la vez, entre la buena fe y la maldad desnuda o de guante blanco

l.as películas de «gangst e r s » bordean continuamente esma leyes que forman el nuevo « C ó d i g o d e .Moral C i n e m a t ográfica», ordenado por W i l l U. H a y s y aprobado por los productores y exbib i d o r e s de películas de N o r teamérica


IIRECCIOM: ARTÜR

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V AL í N C I A , 2 ? B . T U . 79995 • B A R C E l O N A


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PRÓXIMAMENTE EN E L CINE

mm D I R E C C I Ó N !

MAX O B R A

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W. SUAlíESPEAPE

REINUARDT MÚSICA

DE

C. M E N D E L S S O H N


wt^^ntalla. La emoción bravOfi ^desgarrada y honda det cante /^'"''"^ oí einema. tija hija de ^nian Simón», encarnada en su papel principal por Pilarín Muñoz, pone en ta pantalla su intensidad su patetismo de pura tu nueva cinta, Pilar Jt^^^^ra su

papel una feminidadW^^Kda, »asiónImH9JtJtíiaáÍ^^m

una

jue vibra : copla flamenca


1 |>*)r sil f»ru|)ia pat n a . K f t M t i v a i u w i t t ' , i-n má.s d e m í a «n u-snui me sentí ct'liKso d e su d e v i K Í o i i a h,-!)»!!

—^¿Cómo puede usted querer tanto a tm país que ni siquiera ha visto? — H a y muchas cosa."? que queremos sin verlas. Y o estoy segura d e que cuando v a y a a E.spaña, j)orq pienso ir en cuanto mis obligaciones m e lo permitan, me v o y a encontrar allí como en mi propia casi L a pelicula que v o y a empezar es d e ambiente califomianu, c o m o si dijéramos, español c<ilonial... (Cuando t u v e mi [irimera entrevista con Gladys Swarthout, la adorable artista, estaba a p i m t o ^ comenzar Rose of the Rancho, que y a ha terminado, y que a j u z g a r por las escenas que he v i s f tomar, debe de ser una película digna de verse.) — D í g a m e , G l a d y s , ¿está usted satisfecha d e haber v e n i d o a H o l l y w o o d ? —¡Mucho! Y a v e usted, y a lo había hecho t o d o en m i profesión: el concierto, la ópera y ia dio...; sólo m e faltaba el c i n e m a t ^ ^ a f o , ¡y aqui estoy! ¡Quiera Dios q u e no defraude las esperail^ zas de los que me trajeron! ( A propósito de la radio: no hace mucho, Grace M o o r e se encontraba enferma: una de esas afee» nes a la garganta q u e tantas mortifican a los cantantes, y tenía q u e cantar en una estacn d e R a d i o . . . Pues G l a d y s se presenta en la estación y la substituyó, tanto por amistad c o m o por «fi ción al canto.)

Q muchacho que nunca bcsodQ H

K aquí una d e las más n u e v a s e interesantes personalidades del cinematógrafo norteamericano: Gladys Swarthout. Es frase q u e se o y e con frecuencia en los c o rrillos y mentideros d e H o l l y w o o d q u e « G l a d y s es un regalo que el cielo ha hecho a la pantalla » Desde la edad de trece años se ha dedicado a la ópera, y casi una niña t o d a v í a , debutó con la Metropolitan Opera Company, para formar, inás tarde, parte de la Compañía del M e tropolitan Opera Ilouse d e N u e v a Y o r k , d e la q u e es nna d e las más estimadas y admiradas prima d<mna. G l a d y s ha r o t o con la tradición establecida por las sopranos de ópera: ella es m u y j o v e n , delgadita, modesta y preciosa. N o se trata de una muchacha sin juicio ni apreciación de las cosas, «a la q u e Dios dio la garganta d e un pájaro», sino, por el contrario, de ima mujer, muy mujer, inteligentísima, amable, con.sciente de lo que dice y hace en todos los momentos, q u e desde la infancia t u v o afición al canto y a la escena, y a la q u e buenos profesores y una constancia sin límites ayudaron a conseguir su empeño. T o d a v í a se recuerda con entusiasmo la m t ^ n i f i c a audición q u e ofreció al público de Minneapolis, cuando acompañada por la Orquesta Sinfónica, cantó varias piezas, entre ellas el Ave Maria d e M a x Bruch, que forma parte d e L o rritó de fuego (The Cross of Fire)... Estéfano, el paje d e Romeo y Julieta, ha sido o t r o de sus triunfos indiscutibles... Como l o fué la Preciosilla de L o fuerza del destino... P e r o , ¿a q o é seguir? Y a he dicho—y lo sabe t o d o el que está al corriente íle la v i d a de los artistas de ópera del mundo enterca—que Gladys es ima de las mejores .sopranos, sin dejar por ello de ser una de las más admirables mujeres ({ue jamás han pisado las tablas d e un escenario. H o l l y w o o d , .siempre ansioso d e nuevas atracciones, se decidió a ofrecerle un ccmtrato ventajoso, y G l a d y s , tentada por la atracción q u e la pantalla ejerce sobre todos, hombres y mujeres, emprendió el v i a j e a la capital del cine... Aliora... aquí está, ¡dispuesta a triunfar! Cuando hablé con ella por primera v e z recibí una impresión c&si contraria a la q u e esperaba. Y a os he dicho qup es preciosa, d e ojos obscuros y cabello casi negro, de una estatura d e unos cinco pies y tres pulgadas, la irélebre cantante ({ue llegó a H o l l y w o o d después d e haber triunfado en todas partes como cantante, c o m o rt«-triz y c o m o mujer, m e dio la impresión de la modestia personificada. Páretela c o m o que quería anularse a sí misma, c o m o si ella no tuviese impf>rtanc-ia alguna, como si las respuestas que habia de dar a mis preguntas a iiivhe pudieran interesarle... Y c>»nstantemente- -siempre que y o , j>or cortesía, le (tejaba hablar de lo que ella quería- -ella m e hablaba d e Rspaña, donde nunca ha estaílo- [len» |M>r la i|iie siente una simpatía y un cariño q u e n o sienten muchos

G l a d y s Swarthout nunca t o m ó parte en ópera algima en la q u e tuviese que recibir un beso; [><)r eso se i e llamaba « l a muchacha que nunca fué besada (The Unkissed Girl). P e r o en Rose of the Raadlo hay una escena sentimental, en la que John Boles—otro buen a m i g o de España—tiene que besarla... liced su propia impresión acerca d e aquel beso: —Esa fué la primera v e z q u e recibí un beso en la escena o en el set. Y si he de decir la verdad, ese beso n o m e * a u 8 Ó la menor impresión... con todos los respetos debidos a John Boles. C u a n d o | empezó la escena, pensaba mucho más en lo q u e debía decir q u e cn lo ciue había de hacer. A s í , cuando John m e besaba, y o pensaba cn c ó m o se v e r í a en la pantalla... Después sentí q n e m e ardía la cara, c o m o consecuencia d e uu extraño rubor... Después, tras de una sonrisa i^ue la hacia parecer aún más adorable, aclaró: — T a l v e z si tuviésemos (jue hacer esa esc-ena otra v e z , sería diferente... Pero la escena consabida salió tan bion que no hubo q u e repetirla. Y por consiguiente, Gladys, 'a gran amiga d e España, no podrá decimos lo que se siente cuando un hombre besa a una mujer fren I-XJGKNIO U K ilollywood,

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RALTO LUNES (L IM 10'/2 [N FUNCIÓN dk GALA STNSACIONAL ESTRENO

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ES lo que la música de Falla o los romances gitanos de García Lorca: la superación de la raíz ^OTp\s\Aí dei arte. NO ES gspajvoi»- una pelicula netamente solamente

PILAR MUÑOZ

española. • ES -,

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Toda la emoción femenina <!> : . protagonista de «LOB clavel* - • todo lo que en ella hay de < quetería, de eelon y dc pasiixi. está a i r o s a m e n t e interpretado por esta a d m i i a U e María Anas, que da a la versión eñaenatográ 6ca del popalarÍBÍrao saínete <]«• Serrano un acento de gran verdad humana y de noble rali<lad artística


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K aquí—entre otraa mil que fMHirian darse — una defime i ó n . aparentemente i>edagúgica, del cinema: el cinema ea el arte del «gesto», con la menor cantidad de «fgestos» posible. l>efinición que en ningi^n m o d o creemos q u e pueda iutcrpretarse c o m o aquello de «una sopa de ostras sin ostras», a que tan acostumbrados tienen a los buenos gourmend los cocineros de los restaurantes elegantes. N o ; la sopa ha de tener ostras sin que se vean las ostras, como el cinema ha de «ser gesto» sin que «se vean los gestos», O al menos, sin que parezcan que se v e n . L a ostentosidad-—lo mismo en el plato que en el film — importa pocío. L o que importa es el sabor. Ahora bien: ¿en qué proporción se nos sirve «gesto» y en qué «gestos» dentro del cinema? Dicho de otro modo: ¿ en qué proporción se nos da «naturalidad» —santa naturalidad— en el cinema, y en qué «.uuaneramicnt o » o «anti-naturalidad», o «deforiuación de la naturalidad»? (la palabra no hace al caso). Podrían establecerse dos ecuat^'iones bast.mte exai-tas para contestar a esta pregunta. Una: en la medida en que el actor nos «sirva» teatro en lugar de «servimos» cine. Otra: en la medida en que el actor sepa recortar exuberancias o barroquismos expresionistas y (•(mtenerse dentn) del marco de la más estricta sobriedml. En fin, quizá todo ello resulte m.^s compreaiible si ¡<e dice simplemente: el verdadero cine—^arte del «gesto» con la mínima expresión de «gestos» — es aquel en que el at^tor trabaja ante la cámara fotográfica com<i si no existiera la cámara fotográfica. f ^ l o entonces—cmmdo parece como que se olvida por completo la presencia de la cámara, cuando el gestí) se reduce a su más mínima expresión—es cuando el «L-lima» cinematográfict» se produce en toda su humana—^y artística—exactitud, y cuando surgen esjiontáneos aquellos comentarios de: «¡Si parecen chicas de \m colegio de verdad!», frente a un Muchacho* de uniforme; «¡Si son auténticos soldados sorprendidos en la trinchera!», frente a vm Cuatro de Infantería, o «¿Pero es un verdadero pescadorcito, o sólo un pequeño actor?», frente al «hijo» de un Hombres de Aran. ( Y al decir esto—lo sabemos—, entramos de lleno en el vórtice de la eterna—^y tonta—disputa de si «lo real es artístico» y si «lo artístit-o ha de ser irreal», en que vienen enzarzados — d e s d e siempre— los definidores de todas las generaciones, sin pararse a dilucidar previamente lo que puede .ser arte y lo que puede ser artificio; lo que es y representa el «desnud!>»—eterna inmutabilidad—^y !o que ee el «vestido»—moda del segundo, pasajero y vario. Pero examinemos, antes de pasar adelante, la primera de la.s dos ecuaciones que para conseguir una pauta cierta hemos establecido máa arriba. Aquella de qtie tendremos cine en la medida en que el actor nos «sirva» cinema y no «teatro». Se ha repetido hasta la saciedad eso de que el teatro es la mejor escuela del cinema. Y en efecto, ateniéndonos a las grandes figuras que por el momento llen.^n la cinematograjfia imiversal, vemos que todas ellas—o casi t o das ellas—han pasado por los escenarios teatrales antes de saltar a los escenarios de celuloide. Desde Emil .Jannings hafta I j o n e l Barrymore—el mejor intérprete estadounidense del Hamlet--; desde Greta Garbo hasta Katharine H e p l)um, pasando p^ir la Mariéne y Chevalier, todos han sabido lo que ee pisar las tablas de un tinglado farandulero o, por lo menos, el tingladillo vivaracho de un mueir-hatl. T o d o s han sabido, antes de situarse frente al ojo impasible de la cámara, lo que es ponerse ante el ojo múltiple que acecha desde el fondo de las salas de esj>ectáculos. T o d o s , p ) r lo mismo, llevaban, es verdad, ante el écran una serie de recursos, de experiencias y de conocimientos valiosos, que luego han po<lido simplificar su actuación considerablemente. Pero, ¿en qué medida han tenido que aprender a despojarse de expresionismos barrocos—eficaces tal v e z en el teatrí». inútiles siempre en el film—estos hombres, o mujeres, que acertaran a dar el difícil salto desde el teatro al cinema? Esto sólo quizá ellos mismos podrían decirlo. P o r de pronto, en el teatro —^y esto lo H^vbe todo el mundo—es neoeeario acentuar escandalosamente la caracterización, aumentar el tamaño de las falsas j o y a s ; amplificar considerablemente cl ttjno de la v o z , para que luego, con la pérdida de la distancia, lleguen naturales basta el pú<)li<-o. P o r esta misma razón, en el teatro es preci.>«o hacer más osteasible la mímica, moverse con más exagerada desenvoltura, sustituir, en suma, casi siempre el «gesto» por los «gestos», por los gestos hi,)erbólicos y desencajados. Siu cuidarae gran cosa, por otra parte, de los ojos, de esos «e«i>ej«»s del alma», a través de l o » i-ualos, sm embargo, se contemplan casi siempre las más terribles autopsiaíi de los grandes dramas psíquicos. Pues bien: en el cinema -testigo delator dc los primeros planos—^todo ha de . r sobrio, exa«"to, natural. Sobrios, naturales y exactísimos la caracterización, y el vestuario, y las j o y a s , y el tono de v o z , y , síibre todo — ¡sobre todo!—, la mímica, y la movilidad, y el gesto. F o t o g r a í í » en la que luego no pasará inadvertido ni el menor dettüle, ni la más leve imperfei^ñón, ni la mácula más insignifi«!ant<^ en e! film; todo, hatvta la tilde dc una mirada, hasta el movimiento de tm páqiarlo, lutsta el «tpiid» de una sonrisa, hasta !a arruga de una fronte, basta lu nnuna dc un labio, basta cl temblor de una mano, dcl>e ajustarse a la más rig\ir(isanu'T»te matoinática exactitud; todo debe adquirir categoría, no y a wdamente <lc realidad, sino de hijK»rrealidad. De tal manera, que en muchas <M-Msi<>nes no se sepa dónde tennina el honibre y dónde «comienza el actor, cuánd o a<iuelio que se interpreta en el film una farsa estudiada previamente y

cuándo hecho verídico sorprendido por la cámara. Pero—segunda ecuaíúón establecida más arriba — la proliferación de exuberancia o barroquismos expresionistas, cuya poda se hace imprescindible en el cmema, ¿es un defecto heredado del teatro, o algo—^inquietante pregunta — e s e n c i d m e n t e ra cial, IbioTógico, consubstancial a ciertos gru(M)s étnicos; algo, en fin, inherente a! carácter de ciertos pueblos cuyas divisorias sensitivas, pasionales y reactivas, han quedado, desde hace siglos, claramente delimitadas con la sola observación de cómo reaccionan ante los mismos problemas d e la vida? Decimos esto porque a nadie se le ocurrirá—cribemos--discutir a estas alturas la supremacía del cinema sajón—^y por sajón se entiende aqui todo lo no perteneciente a la raza latina—sobre el cinema latino. Y una v e z aceptado este hecho, a todas luces innegable, no creemos tampoco que sea difícil señalar la causa—o una de las causas principales, al menos-— de esa supremacía d e uno sobre otro cinema: que no ee otra que la sobriedad, la ausencia de «gestos», la naturalidad, a veces llevada hasta un extrem o increible, con que se desenvuelven en el film los actores sajones. Aparentemente frío, inexpresivo, en ocasiones casi brusco, insensible a las gran des pasiones humanas, el actor sajón acierta, no obstante, siempre a dar la nota, no y a real, sino hiperreal, de la realidad buscada. Es. en general, el actor que ante la cámara fotográfica sabe dejar de ser actor para convertirse en auténtico protagonista; el actor, en fin, que se mueve, y habla V expresa sus sentimientos con el cuerera, con el rostro y con ios o]os de una manera semejante a como si delante de si no existiera un o b j e t i v o , o oomo si representase en privado para sí mismo. Excesivamente seco y hasta casi brusco a veces en sus ademanes, el actor—o actriz, se entiende—-sajón no se detiene en vanas fiorituras, en divismos especi'jflos, en componer la figura, en entrar o salir, en despedirse o saludar con arreglo a esa etiquetería sólo utilizada por el hombre cuando se sabe representando para los demás. Y el resultado de toda esta brusquedad—que nu es tnás que uat-uraiidad— •^c traduce luego, al llegar a la pantalla, en una serie de aiMcrtos indiscuti-^ bles que, atm independientemente de la excelencia o mala calidad del film, bastan por sl solos para dar la tónica de l o que debe ser un ptwitivo t r a b a jo cinematográfic-o. T a n t o , que el fracaso de tma película sajona podrá deberse casi siempre a la pobreza del argumento, a la ausencia de un verdadero director, a la verborrea exagerada —como en los films americanos—de unos diálogos insídsos, a la inexactitud del ambiente, et<;ét«ra, etc., pero pocas v e ces a la interpretación y traltajo d e los actores. En el cinema latino, en cambio—esto es forzoso detñrlo—, la gran dificultad, el enorme e8.;ollo con que se tropieza casi siempre, es el escollo... actoret^ Influencia de los climas solares y me«l¡terráne<í«. fogosidades naturales del cara* ter y hasta de la misma sangre, apasionamientos de la raza-—no importa tanto la causa como el efe<!to—, el actor latino es víctima dc su inaudita exuljerancia expr<»?ionista, desús gesticubuwones exagera«las, de su misma v i v a imaginación quizá; esa imaginación doble y ultrarrapidísima que no le i>ermite abstraerse \H>r completo en la unidad de su papel, que no le consiente el ol-

d e l R h i n } del otro lado de Calais. Bien estará, pues, que en España sirva la cédula teatral como un meritoriaje digno de tenerse en cuenta para espigar artistas de cine, y hasta qne se espiguen estos artistas preferentemente entre los más destacados hijos de Talia. Pero estará mucho mejor si estos actores esct^dos, una v e z situados ante la cámara, saben deset^har acertadamente todo aquello q n e puede ser valioso en el teatro, pero que en el cinema resulta inútil y contraproducente. Repitamos una v e z más la fórmula: ¡Recorte, poda implacable de toda latina exuberancia expresionista, y sobriedad— ¡sobriedad!—anglosajona! Nunca pecarán por un exceso de preocupación d e esta índole los directores y artistas cinematográficos españoles. Y los públicos, esos públicos de nuestra ágil contemporaneidad—^y sobre t o d o , de nuestra nacionalidad—, que s ^ ú n el dicho d e la vieja maestra Celestina, «no han menester más q n e d e v e r mecer un ojo para darse por enterados» de todo lo que ocurre—^y de todo lo que se quiere decir—en la pantalla, se lo agradecerán grandemente. Como que es ésta una de las más justas críticas que se oyen al imparcial « h o m b r e d e la calle», cuando, ilusionado, asiste a los estrenos de las producciones nacionales. Y alguna v e z , seamoe sinceros en estos momentos de gran importancia para nuestro cine, el «hombre de la calle» tiene razón.

vido de la present e cámara obscura, que le hace verse a sí mismo, simultáneamente, como actor y c-omo espectador de si mismo. Intérprete teatral, p o r esta causa, inmejorable—no se olvide que los mejores trágicos teatrales han sido siempre españoles, italianos y franceses—, el actor latino, a! llegar a ia pantalla, se encuentra siempre con la difícil dificuJtad de tener que podar implacablemente sus exuberancias expresionistas, de tener que retrotraerse, en suma, al plano sobrio del cinema, olvidándose por completo de la antinaturalidad — quo acaso parezca natural—del teatro. En definitiva, por anglosajonizarse, si se no6 perm i t e el vocablo. D e tal manera es esto cierto, que, en general, se dice en los paises latinos de un actor que es un «gran actor» en la medida en que su trabajo se aproxima—o asemeja—^más, por l o sobrio, al d e loa actores alemanes, ingleses o norteamericanos, por ejemplo. Aun dentro del cinema francés—que, a nuestro juicio, es el menos latino de los latinos—, se nota claramente el esfuerzo, la preocupación de directores y artistas por reprimir sus naturales impulsos gesticulantes y adaptarse l o más posible a la escueta sobriedad de sus vecinos del otro lado


La wnuuui df gal» Luis Lumiére ÍKL viernes 27 de Dií-iemhre de 19H5 al jueves 2 de Enero de 1986 se celebrará en FVancia una semana cinematográfica de gala—en Francia se improvisa fácilmente una gala—dedicada a Luis Lumiére, a quien se está haciendo objeto de múlti])les y mereiñdos lm menajes. Eata, semana de gala consistirá, en primer lu-» gar, en pre.sentar las fachadas de los cinematógrafos con grandes retratos de Luis Lumiére y fotos de aparatos cinematográficos en exposición retrospectiva. Además, .se recomienda la proyección de antiguos films, y muy p a r t i c u l a n n ^ te los films de Lumiére que la sucursal francesa de la Ufa (¿por qué ella y no una Casa francesa?) acaba de editar, y LM machine a refaire la vie, montaje retrospectivo realizado por Jn lien Duvivier y H e n r y Lepage. Sindicato Francés de Empresarios, a quien se debe la idea de la «Semana Lumiére», recomienda eficazmente a sus asociados den a su espectáculo el máximo interés. Por otra parte, dicho Sindicato ha decidido ofrecer a Luis Lumiére un objeto de arte «en testimonio de afección y de reconocimiento de la Explotación Cinem vtográfica al venerado maestro». En la reunión en que se t o m i r o n estos acuerdos se abrió ima suscripción para adquirir la obra de arte, en la que se recaudaron 2.680 trancos. El Sindicato invita a sus asociados a hacer sus envíos, cada uno s ^ n sus posibilidades, para ofrecer a Luis Lumiére un recuerdo digno de él en el 40 aniversario de su invento. Ea los eiaetiia* de Marsella se haer una coleeta para elevar un monumento a los hermanos Lumiire en La Ciotat En Marsella se h f o r m a d o un Comité para elevar un momunento a l o s Lunxiére en L a Ciotat, donde su padre poseía un castillo, y en donde Luis y Augusto presentaron, en Septiembre de 1895, sus primeros films, cuyas principales escenis habían sido tomadas en dicha ciudad. El Comité, tanto en su presidencia de honor como en su buró efectivo, está compuesto por •n'andes personalidades francesas del mundo político, literario y ciñeraatc^ráfico de la r ^ i ó n . Om el fin de .servir de estimulo, los cinemas de Marsella hicieron una colecta, durante los días

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lina e«eeoa de «Tu nombre f » tentación», proyectada ea la Sala d « Le Pawy, de Paría, del 15 al 21 de Noviembre pasado, con el título de «Lia femme et le pantin»

28 y 24 de Noviembre, entre los espectadort», que en días posteriores se ha hecho extensiva a los cinematógrafos de la región. nombre es icnUeión" ha sido retirada de las carteleras el día 28 de NovTembre T o d a v í a en la .semana del IT) al 21 de N o v i e m bre, es decir, diez dias después de haber sido destruido el negativo de Tu nombre es tentaciin, .se proyectaba el film de Sternberg, prohibido por el Gobierno español, en un cinema de Paris con el título de La femme et le pantin. Nosotros fuimos a verle una s ^ u n d a vez, decididos a enjuii'iar severamente a v o n Stemberg por el desacato que había cometido con nuestra.s costumbres y con la,s cosas de nuestra Esjiaña. Mentiríamos si dijésemos que tanto las d<»8 personas que me acompañaron a dicha proyección como y o mismo, nos sentimos ultrajados en nuestros sentimientos españoles por la película. N o quiero tampoco <»poner la menor objeción al Gobierno español, que ha visto ultrajados sus sentinuentos patrios. Cuando un Gobierno como el actual decide una cosa, la obligación de cualquier ciudadano es acatarla. Sin embargo, sin comprometer más responsabilidad que la mía, consciente de cuanto digo, me permitiré formular una pregunta: ¿ H a visto el Gobierno español una pelicula nacional que se llama £ { reiimrto.' Cito ésta porque y o tuve ocasión de verla en París en sesión privada, y a pesar de encontrarme ante media docena de franceses solamente, sentí realmente un poco de vergüenza de que aquello se presentase como un film español. Pero no solamente porque se trataba de una producción española, sino porque ultrajaba de veras a las cosas de España. Esto mismo podríamos decir de otros films que se han producido en nuestros Estudios cuando eran mudos y ahora que son sonoros. Muy pocas veoes como en esta ocasión el cinema ha llegado a presentar una España como la que aquí se presenta. lis cierto que es bien distinta a la de los hermanos Quintero; pero esto no quiere decir que sean los comediógrafos andaluces quienes mejor han sabido interpretarla. La han visto a su manera, y t!omo mucha gente prefiere conocer las cosas por lo que le cuentan de ellas que por lo que en realidad son, hay quien cree que España es las novelas de d o » Armando Palacio Valdés, las pinturcs de Méndez Bringa y los s a í n e t e quinteriincs. Naturalmente que hacemos estas observaciones especulando con nuestra posición de hom. . . . . bre que ha visto dos veces

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el que la ha visto una vez

sola, y más todavía sobre el que no la ha vist o ni podrá verla ya. Habrá, sin duda, quien creerá que me mueven intereses particulares al oponer mi v o z modesta a ese coro de v o «•es de personas ultrajadas que se levantó en la Prensa española, la mayoría de las veces sin elementos de juicio lo suficientemente objetivos (>ara formular las acusaciones que se han enarbolado. Cada imo es muy dueño de hacerlo, (uimo y o de decir lo que pienso de una película cuyo significado creo se ha interpretado equivocadamente. Doee nuevas pHieolas en Paris Bn la semana del 29 de N o v i e m b r e al 5 de Diciembre se han presentado en Paris los films siguientes;

Un dibujo «muy 1900<, de Paulette Dubost y Pierre Branseur, en «El bel>^ dei escuadrón»

Vanessa (Studio des Acacias). Drama místico, cuya acción se sitúa en Inglaterra a finales del XIX. Realización de W . K . H o w a r d e interpretación de Ilelen Hayes, Robert Montogomery, O t t o Kruger, May Robson y Lewis Stone. ( M . G. M . ) ÍTednesdoy'* Child (Studio des Acacias). El drama de los hijos de los padres mal avenidos. Para ejemplo de los que piensan pelearse. Un nuevo niño prodigio. Se llama Frankie Tliomas, y habia que casarle (de mentirijillas, naturalmente) con la pequeña coronela Shirley Temple. Charlie Chang en Egypte (Balzac). Este ya famoso detective que es W a m e r Oland está dando la vuelta ai mundo. Su proceso cinemat<gráfico es igual al de muchos detectives y policías reales. Warner Oland hace muchos años era un famoso y terrible bandido chino. Ahora, por lo mismo que Vidoc se convirtió en agente de policía después de haber estedo condencdo a trabajos forzados, es decir, porque es más product i v o pors^uir a los bandidos que sentirse perseguido por la Policía, W a m e r Oland, completamente reivindicado, vuelve a la pantalla a castigar a los que siempre fueron sus compañeros. Hands Accross The Table (Cinema des Chnmps Elysées). Eo francés se llama Juego de manos. sin duda algima porque Carole Lombard, que es la protagonista, es manicura. Fred Mac Murray, Astrid A l l w y n y otros acompañan a. Carole en el reparto.


Petite Amerique (Cinema des Champs E l y sées). Documental o crónica de viaje de la segunda expedición de Bird en el Polo Sur. L e Mystkre du Chien qiti Hurle ( A p o l l o ) . Drama policíaco, realizado por .^Vllan Crosland, con Warren Willian y Mary Astor en los primeros papeles. Ea la obra de nn perfecto conocedor del oficio. Por algo Crosland fué el realizador del primer film sonoro (El cantor del jazz), qne provocó la estandardización del nuevo sistema. Reine de beauté ( A p o l l o ) . L o s hermanos W a r ner, con la complicidad de M e r v y n L e R o y , yerno de uno de e los, han preparado el asunto de este film—con el máximo cuidado—para la amig a de míster Hearts, el del trust de Prensa americano que durante la guerra pedia fotografías a sus corresponsales para sostenerla e impedir que se acabase. Se trata, naturalmente, de Marión

j e r ) , Jean Murat, Alerme, Jouvet y la nueva y Davies, a quien los dólares de Mr. Hearts han j o v e n astrella Micheline Cheirel. hecho inalterablemente joven. Los W a m e r hicieron tan sumamente bien las cosas, que Mary Prfsenlaeiones corporativas .\.stor, Pat O'brien y Dick Powell han sido saHaut comme trois pommes (4 Diciembre, en el crificados, en honor de la patronne, que diría un R e x ) . Realización de Pierre Ramelot y Ladislas francés cien por cien. Vajda. Interpretación de Madeleine Guitty, Le mirage de iamour (Balzac). Una nueva coR a y m o n d Cordy, Toutain, Sinoel, Etcheparey y media hecha a medida para un nuevo tenor, que otros. es un nuevo actor cinematográfico malo. (¿Por Kcenigsmark (5 Diciembre, en el Paramount). qué todos los cantantes son tan antifotogénicos?) L a prcTOtére mundial de este film de Toumeur, N i ñ o Martim, el tenorcito, se v e protegido en esinterpretado por Elissa Landi, Pierre Fresnay y cena por los veteranos Genevieve T o b i n y R e John Lodge, se celebró el 5, a las diez de la maginald Denny. ñana. E J I la crónica de la semana próxima señaLa malle de Singapour (Elysée Gaumont). Un laremos su interés. film de aventuras exóticas, desarrolladas en ChiJUAN PIQUERAS na. L o ha realizado T a y G a m e t t para la Metro, que le ha dado a Clark Gable, Jean Harlow, Paris, Diciembre 1935. Wallaee Beery y Lewis Stone (que, por cierto, se sostiene gallardamente en sus terceros planos) como intérpretes. Vogue mon cceur ( O l y m p i a ) . Film francés, realizado por Jack Darroy ( y o diría mal realizado), con Rene Lefevbre, Henry Rousel, Abel Tarride y Nicole Vautier en el reparto. El bebé dd escuadrón (Moulin-Rouge). ¿ Y por qué no un nuevo film militarcillo si hay siempre im Rene Sti cualquiera dispuesto a aceptar lo que le mandan y a ofrecer lo que le piden? ; Ahí están Paulette Dubost, chatilla y graciosa; Pierre Brasseur, Paúl Azais y Larquey para animar esta comedia 1900. Avec tout le charme d'une époque. La kermesse heroique (Marígnan). Aventuras cómicoburlescas de un burgomaestre en Flandes, antes de que se pusiese el sol, es decir, bajo la dominación española. Como y a saben nuestros lectores, este film, realizado por Jacques Feyder, está interpretado por Francoise R o s a y (su mu-

^—Annabella en «La Veille «TÁra l e s » , filoa d e Marcel L'Herbier, q a e acaba de presentarse a

la c«qM>ración

H a r r r Baur en « T a r a * BUHM», film franeéa d e A l e x i a Cranowsky^Mra

Micheline Cberil, o n e «Taras

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BOHM»,

ll e Ofanowalkj, comparte au trabajo con Harrjr Bavr


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i Anny Cndro odvín'endo o su marido Max Sc^ime'ling «Y yo 'o sobe*. Como ro vengas arfes de los ocr te doy un tortazo que te salto los muelas», (lomoc ^tlml

birn pieados. (Esto de ehiles otras tantas hacia los lados. morrones, ¿qué seré?) Luego mueve brazos y pierUna taza tle eol picada. nas... Una taza de apio picailo. En fin, todo esto no deMedia taza de piekirs pimuestra sino que Binnie rados. Barnes no tiene que estar a Disuélvase la gelatina en el la.< nueve en la oficina. , agua caliente. Añádase ei vinagre y la sal. Mézclese todo lo demá<<, y cuando esté espeso, métale en el refrigerador..\ esto se le llama en Cinelandia '"Ensalada española".^ Bueno.

Helen Go^ogon, vampiresa con anginos. (Rodic

C

exactas, si es que no están equivocadas. D e Septiembre de 1934 a Septiembre de 1935. seiscientos setenta y nueve asuntos de films fueron adquiridos por los productores de H o llywood, con arreglo a esta distribución: Trescientos treinta y siete escenarios originales. Doscientas cincuenta y cuatro novelaií. Ochenta y ocho obras teatrales. El valor de las « H t m p r a s de estos manu.scritos, gracias a los cuales han pfjdido dormir plácidamente miles de espectadores, .-le elevji a veinticinco millones de pe-itat. UENTAS

\ oan ustedes cómo es verdad lo quo decíamos el otro dia de que la gloria y ia fama ofrecen sorpresas desagradables o algo a.sí. Véanlo. Aquí no se engaña a nadie. ioim ilarrymore—-¿habrá alguien que no eonozea a Jolin Barrymore?—entra en

una librería de .\ueva York. IIat>e un pedido de libros, para no leerlos, por supuesto, y ruega que se los envíen al hotel. —^¿Cómo se llama el señor? —le pregunta la vendedora, eon su mejor sonrisa ingenua. Barrymore ensaya una sonrisa, que quiere deeir: "Ahora se lo digo y se desmaya", y se lo diee eomo sin darle i m portancia: —Barrymore. Barrymo-re. —Bien. ¿Y el nombre? Y John, lierido en lo más sensible de su gloría, ruge: —WElhell!

Biimie Karues a«al>a de explicar el arte de levantarse de la cíuna. l*rimerí) h>u,e unos ejercicios respiratorio.». Llena los pulmones y c*>ntrae el estómago. C i a n d o ha tomado todo el aire que puede, exhala y destiendo el e.st/miago. Esto lo hace veint* voces. Des]>ué.s dobla \'.\ cabeza hacia adelante y hfl< l a iitr/is

(itrns

veinte

vf

s.

.Máü novelas de amor. Marlene Dietríeh-John Gilhert. Greta Garbo-George Brent. .\o\elas de esas de ios c a rrítos. Ya no las quiere nadie ni a precios de saldo.

El amor. ¡Oh, el amor! ¿Quién no ha estado enamorado alguna vez? Y o , tú, él, nosotros, vosotros, ellos, to- j dos hemos estado enamora- | dos alguna v e z . H a y quien ha | estado enamorado dos veces. ] En Guadalajara hav un se- ' ñor que ha estado enamorado ¡tres veces! ¡Qué tío! N i que fuera de H o l l y w o o d . En Hollywood, la gente, especialmente la gente de i[os Estudios, se enamora y se desilusiona con ima rapidez que da gusto. Las [>ers o n a « tiercn n l ü un r oraznii

Y a proposito de Greta Garbo, Parece que Greta, envidiosa tal v e z de Marlene Dietrich, v a a encamar un tipo español. Sí, .señoi, si. L a película se titulará Í ' H O wiiíjer de España. Habrá mantillas, peinetas y navajas en la liga. Greta se marcará un zapateado. Se estudia ahora el mi do de ref<r7.nr el entarimnrifi. Y u « s sabido que tsn un 7 n ¡ ' ito de ( i r e t a oc pucoe u a v r r • el Atláiiti- '•.

Ib- aqui una ensalada de moda en HollyHood: l n paquete de gelatina. liedlo litro de agua e a liente. l lia eiifharada de vinagre. Media eueharada de sal. Uo« u tres ehiles morrones.

Un sencillo eiercicio para conse'vor a línea. Se oractca ol levantorse y debe ropetirse veinte veces. IM - G . - M )


enseguida se encuentra uno u otra de repuesto. S y l v i a Sidney tiene desde hace poco un e s p o s o ocho cilindros, aerodinámico, en el editor míster B e n n e t t Cerf. En cuanto a Claudette Colbert, c u y o matrimonio con N o r man F o r t e r ha estado durante mucho t i e m p o en secreto, c o m o t o d o el mundo sabe, acaba de obtener en Méjico —idli ee más barato—un divorcio. Inmediatamente, N o r m a n Forter ha iniciado un flirt con Sally Blane. Asi es la v i d a y así es el amor... en H o l l y w o o d . Si aquí, para divorciarse, no hubiera que perder dos años y tres mil pesetas, y a v e r í a m o s quién podía más.

Nils Asther, extroordinoriamente bello y ondulado, y pensando o qué omigo le pedirá los frece pesetas que le faltan para pagar la casa. (Fox)

Tombién son ganas de compticorsé la vido, con lo bien que se hace el amor en un divón... iCoiumbial tladeros a p u r o s . H u g h W a l pole les e n t r e g a u n m a n u s crito indeseifrable. A un e s critor tan f a m o s o e o m o éi n o sc ie puede decir q u e n o s e entiende lo q u e dice. Y éste es u n t r u c o . E l entrega u n a s euartillas llenas de g a r a b a t o s , que, naturalmente, no qideren (lecir n a d a . A los pocos d i a s , las m e c a n ó g r a f a s le e n t r e g a n , l i m p i a m e n t e escrito a m á q u i n a , nn a r g i u n e n t o precioso. Y asi vive el h o m b r e .

c o m o un autobús, y por eso les caben dentro tantos amores. George B a m e s se acaba d e divorciar por sexta v e i . Su última esposa h a sido la rubia Joan Blondell. A este d i v o r c i o han s o n i d o el de U l i c e F a y e y R u d y Vallée, y seguirá el de Dick Powell-Johnny M a e Guire. la ventaja de la fabricación en serie. Se estropea un marido o ima mujer, y

R. M .

G.

G r u p o de «actores» y extras de la Paramount ensayando para un film q u e puede titularse: « U n a b o d a en lo BombHIa». (Paramount)

cosas no h a y posible. N o .

competencia

U u g h W a l p o l e , el p o p u l a r n o v e b s t a inglés, a quien n o c o n o c e m o s , escribe a l estilo clásico español: a p l u m a y eon faltas d e o r t o g r a f í a . A d e m á s , no h a y m o d o de e n t e n der lo q u e p o n e . L a s m e c a n ó g r a f a s de los E s t u d i o s M e t r o -

tioldwyn-Mayer

>

pasan v e i ^

A Ollvio de Haviland le ha enviado un admirador doce herraduras de la buena suerte. Ahoro sólo falta quo le mande fres caballos, porque si no, £a quién se los va a poner? C l a r o quo no faltarFa gente. Poro vamos... (Warner BrosI

Tanto presumir d e hombres do mundo, y ahf los tienen ustedes, mirando un aeroplano que posa... (Paramount)

"lí



MÚSICA

PeOflUCCION

MM^HA LUNES .EJIUOilDWO [SIRENO:

LYNEN^

DESPUÉS í/e"EL PEQUEÑO m'^ 'PELIRROJO'

SU MEJOR C RFACION.

msK

LUNES ESTRENO DE LA INTERESANTE PRODUCCIÓN

Boca Encantadora POR su COLOR NATURAL QUE N O "CHOCA" POR SU PINTURA Lot labios pintados desagradan a los hombres... Los que a éstos encai\ta son esos labios suaves, vivos, de color natural... Un color como el que sus labios pueden tener, sí usa el Lápiz que "no pinta": TANGEE. Gracias a su propiedad exclusiva, TANGEE cambia de matiz e intensifica con tal perfección el oolor propio que, aun de cerca, tienen un aspecto natural... y seductor. En la barrita TANGEE es anaranjado, pero apliqueselo y veiá cómo cambia de matiz hasta que adquiere el tono grana que más favorece a su rostro. A d e m á s , suaviza y protege. Ha^ también Theatrical.

un tono oscuro: al

sm K E T O Q U E : U » l a b i o i n n r a l o q n a c a á l i e m p r a p a r a c a n mar chilot el rottro.

r aTajentan

PINTADOS: ETite el parecer >inlana)eada. A loa h o m b r e í ei d e u g r a d a aipeclo

El c o l ó r e l a coro P«cto T A N G E E tambiéii cambia d a c o l o r a r m o n i x a n d o c o n ra cnm Cada .Macli. ooaüena borta Y a i p a j o .

f/ Lápiz ck Más Fama

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EVITA EL ASPECTO PINTARRAJEADO

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V

INARES RIVAS (JOSÉ MARÍA)

Nació en Madrid el 17 de Marzo de 1904, y pasó los primeros años de su infancia en La Coruña. Volvió a Madrid a tiempo para hacer en la capital sus estudios de primera enseñanza y emprender seguidamente, con buen aprorechamiento, el Bachillerato, que concluyó en el Instituto de Valladolid. Quería ser pintor: pero sus padres soñaban con que fuera mídico; y para complacerles siguió tal carrera con heroica resignación y sin pensar por un solo momento enjtjercerla. Apenas estuvo en posesión def^ftulo, hizo coo él un rollo, que guardó cuidadosamente en un cajón de su me«i|t,jr se puso a |l^l$af y dibujar. del arte por sf solo adquiriendo I cía y su intuición, merced a Peiíeuiat que ha interpretadoi sas revistas gnUicas, Colaboró dia cambió los i«(|iceMadrid se divorcia, Alfonso Benahasta que escribió tres obras"*" vides; El millón de Luana. Adolfo les por ta las tres con ¿zito: la | A z n a r ; Miguelón, A d o l f o .\znar; El trates, y 1 ipañfa negro que tenía el alma blanca, Benito .da por la mera fui misti Perojo; La Dolorosa, Jean Gremillon; en 193a. Pl Irene |ue hiCrisis mundial, Benito Perojo; La ganar una a] «poca, y un p a bien pagada, Eusebio Fernández A r amigos, ini ciera ontalba, davín. >media del peí de repietomó gusto der nueva iaeliidió seguir nación, ha conseguido mAzimos como gai Poco su debut sional [uerido para desde comparte cine. Qi los depo; sión pices de col perros; una que rara vez paseos.

ttí$

.83 metros, obscuro.

L^

1

Pelieutai

que ha

interpretadot

El gaucho (The gaucho),

F. Ri-

después f u ^ ^ H R í e r t a por

chard-Jones y D o u g l a s F a i r b a n k s ; El

bat^ks, q t ^ ^ ^ l punto cre;itudes i n c i t a t i v a s de Lupe Iel principjn papel femenino en «El gaucho»^!» año más tarresultó elegÍH^entre las estrede Hollywod^y esto, más que íiediano de su ntalla, decidió V no tardó en advenimiento nio del idioma ii rabajando en los ^a especializado ei despreocupada, osa del campeón' ematográfico Johi quien se unió en

canto del lobo (The Wolf Song), Víctor Fleming: Melodía del amor (Lady

Í

of the Pavements),

Da-vid W . Grif-

fitb; Congo (Hongo), William Co-_ wen; El ala rota (The broken wing), Lloyd Corrigan; Bajo el cielo de Cuba (The Cuvan Love Song). William S. V a n Dyke; El prófugo (Squawman ) . Cecil B . de Mille; La flecha (Laughing Boy).

W i U i a m S. V a n D y k e ;

iCam-

Naricesl (Palooka), mln Stoloff; Fiesta en Hollywoo (Hollywood Party), H a r r y Ralph.

1,53 metros. Oji abello negro.

O N

C

(MARGO)

de divette en

(LUPE) •

Nombre verdadero, María Guadalupe Villalobos. Nació en San Luis de Potosí (Méjico) el 18 de Julio de 1909, Es hija de un coronal JiÜáíSJrito mejicano y de i sus estudios I del Condo para do go, en San^ Be vuelta er (ó a bailar, noUble. Oíandtr ad ¡{iez y si||p años n la esperanza de musicales. Pasaroi m que ningún empresa lia, hasta que a fuerza de iguió que uno la viese baiitratara para a p a ^ ^ en un*^ cial de «The J | ^ | P * '

pardos.

Nació en Constantinopla el 38 de Febrero de 1905. Ames de cumplir los cinco aflos de edad instalóse en Francia con su familii, según convenienr.i.u de ios negocios paternales. Hizo sus primeros estudios en un pensionado de Corbeil y completó su formación cultural en la Escuela Maintenon, de Parfs. Su vocación teatral pareció escandalosa a sus mayores; en cambio, transigii Berlín para ap Iro m á s la escuela : bailarina,! escasas aptit argo deleil des berli ^ y con su( el< franc ios escucl ofrecida un «cabaret» de fulminante, y tan int oidos de los familiares dé ' Parfs; hubo el ca aspavientos y el hecho consu a la revista, I Tan go en 9p Beri 'por casi toda tica de lebridad, lograc) l^^cedida ranjeró! se presentó anf océs. Hl su primer tra^ «naristas en 1931,8(1 la cUda gran >bst, que buscaba ] tria fl la versión al« «f( uat'sous», oyó ííargo. ei «cabaret» y se < a contri e gusta alternar U cine y las teatrales, drfa unas u otras, metros. Ojos gr rubios ceAcierttosJ

ELEZi

Petteutaa que ha interpretadoi L'opera de guat'sous o la comeéim de la vida (Dreigrosckenoper), G. W . ' Pabst; Las maletas del st*or O. F. (Die Koffer des Herm O.F.), Alexis Granowsky; Águilas humanas (La grande airaction), Heinz Paúl; Per ie tierra o se acabó el amor (CalaisDoumes), Anatol Litwak; ¡Papal (La voix sans visage), Leo Mittler; Vn principe encantador (Incógnito), Kurt Gerron; De arriba abajo (De kauí en bus), G. W . Pabst; Los diotes se divierten (Les dieux s'amusent '< Reinhold Schunzel y Albert Val< tin; La bandera, Julien Duvivier,

A GNE Y (JAMES)

Nació en Nueva York el 19 de Julio de 1904. Es el segundo de cinco hermanos; su padre regentaba un humilde establecimiento en el barrio de la gente maleante. Cuando apenas sabía leer, hubo de empezar a ganarse la vida por sf misrao, trabajando eo las ocupaciones más diversas. Pero lir del mísero ambiente que l« a estudiar con ent nocturnas a las que seriedad y con aplicación. y un emplMO^Bétamente r i para gresó en j | ^ ^ ^ r s i d « d de I abando-i conduícfl^Béación. A idad. nar las ¡ i ^ ^ ^ present I co-j una lusicales, como sobre él especial ^te con todo otro proyect actuación di; I s u s ratos de o c l a apre

rante cinco a f i o ^ B c o r d H ario de la U j Variedades; do de su vid i Cagney». t o r a emp

t>r de comedias y dramas. El tdway no se demoró; en poco . Iquirió justa fama como meritístfflo intérprete. En 1939 lotr6 su mayor triunfo, juntammd^tiMí Joan Blondell, como e s t r ^ t t d P ^ * o>>r« «Maggic the , consecuencia de esc éxia Hollywood por los Esla First National, con los que pináculo de su celecon Francés Vernon. Ojos pardos.

Peiíeuta» que ha interpretadoi tntrmdo un fctógrafo (Picture r), Uoyd Bacoo; thtro dt pe1 Le Roy; Gente viva ( BÍanf). Roy del Ruth; Desfile de (FooiHght Parade), Uoyd I^J guapo (Lady Killer). Roy Por el mal camino (The HtU), Archie Mayo; Aqui ia (Here comes the ÑaI Bacon; Ihiro y a la cabeta fLouis Kid), Ray Enright; l gallardo (Jimmy the Geni), Cnrtiz; Et era su hombre (He I ) , Lloyd Bacon; Los dt re (Devil Dog of the .4»» Contra el imperio . » ) . WilKam Keighl. i de un* noche de verano < night's dreamj, M


iinbre tiabitual. Tamluen el cmema amable esi

..as creaciones del cinema amable

un opio de nuestro tiempo.

'

Robería es una pelicula—sm hipérbole—per­ fecta en este género cinematográfico. Cinema amable por su tono general, por su conjunto, por el espíritu de toda la cinta; pero en ella, junto a las escenas brillantes o a l a r e s , el fino momento dramático—sin estridencias, sin con­ trastes bruscos—o la nota de un sentimentalismo d e buen tono, no falso, ridículo y llorón. Una v e z más, Ginger K o g e r s y Fred Astaire, la pareja ideal, anima la cinta con su arte pers<malísimü de siempre: humor, agilidad y ale­ gría, ritmos vivaces y dinámicos, que son c o m o

dúíti*Uo4 e*u- cada>' me»ár átUO'

un airón de la película. El caso de Ginger R o g e r s

y de Fred Astaire es uno de los más interesantes del cinema actual: parece que ima pareja de

lí qiif cuándo en la escena la opereta es \ J

I

o ,

inero pa-

que necesita urgentemente ffinnulas de renovación, en

Cl ( m e m a crea en la actualidad

verdaderas obra^yfyaestras,

i3truída<! sobre un asunto leve y ligero, con un extraordinario do­ minio de la técnica cinematográfica y con un perfecto conocimiento de la sensibilidad y de la situación actuales del público. P o r q u e esta boga del cinema amable, esta predilección popular hacia las cintas que están entre la revista y la comedia musical, acaso tienen una de sus mejores razones, por contraste, en la época y el ambiente actuales: hom de inquietud y de zozobra, en que el hombre se v e acosado por problc mas d e t o d o género, sin alegría apenas en su v i d a , con un porvenir incierto ante sus ojos, con un horizonte de sombras y de riesgos. D e la n o v e l a se dijo que era el opio de Occidente. Opio también este veneno formidable del cinema, que hace olvidar, a través de esacreaciones amables, tantas cosas. Músicas de opereta, piernas ágilt de bailarines, ambientes suntuosos, descotes, y sonrisas de mujer: b. sensibilidad preocupada del hombre de hoy se hunde gozosamente en esa alegria, para descargarse de tanta y tanta pesadumbre de la v i d a real. Ver una de esas cintas es aligerar la frente de problemas—aun­ que el encanto s<')lo dure unas horas—, es sentirse lifi. jiesa-

^—He aquí a Fred Astaire cn no delici«8« naBieat* de cR«berta>, pelicula de singu­ lar atractivo en la que su arte peraooalíaimo de bai­ larín ain if^al y de actor pleno de aimpatia logra la máxima culminaeí«a

I r e n e Dunne, la gran actriz y admirable cantan­ te, realiza en cRoberta» una de sua más a d m i r a b l e » creaciones. En es­ ta foto aparece e a una escena de es­ te film, modelo de peliculas amables, dinimicas y opti­ mistas

Í

baile había de ser monótona siem­ pre, habia de repetirse. Y , sin embargo, esta pareja ex­ traordinaria

es

nueva

en

cada

nueva cinta. A l gran é x i t o imi­ versal de Volando hacia Rio

Ja­

neiro, sucede el de La alegre divor­ ciada,

donde su arte es y a otro.

Y otro es también en esta nueva Robería,

a la q u e ellos, con su


arte inimitable, dan un diíiaini^iiiu y una gra­ cia encantadores. Ligereza, simpatía, elegancia: los dos bailar! nes, los mismos siempre, saben, no obstante, distintos en Roberta, en una milagrosa labor de

V

reuovacitSn. Kl contrapimto de Gir^er Rogers y Fred Astaire lo marcan en la cinta Irene Duime y Randolph Scott. Irene Dunne —arte sobri' expresivo,

de nobles calidades

dramática'^

canta ahora por primera vez ante el micró­ fono. Su primer contrato en el cinema fué como can­ tante; pero al revelarse como gran actriz dramá­ tica no U ^ ó a cantar. Es ahora cuando lo ha' por primera v e z . Magnífica voz la de Irene Dunne, que recoge todos los registros de la emo­ ción y del amor. Si excelente era como actriz, la misma exce­ lencia muestra como cantante. Su labor en esta cinta v a desarrollándose paralelamente a la de

Kandolph Scott, pareja de la gran actriz en Ri> berta. Sobre ambientes lujosos, entre músicas de finas melodías modernas, van desfilando a lo largo de Roberta mujeres y mujeres, con esa depurada belleza de la girl neoyorquina. Las doce modelos más bellas de Norteamérica desfilan luciendo los trajes magníficos creados por los mejoret» dibu­ jantes de N u e v a Y o r k . El humor de Ginger R o ­ gers y de Fred Astaire crea infatigablemente ritmos de una fina comicidad, de una moderni­ dad vibrante y saitarina. I>a ojtereta v a pasando entre escenas exactamente medidas, con un justo sentido de la ))onderación, sin un inbtaute de f a t ^ a , sin altibajos ni desniveles. T o d o grato, ligero y bello; aun lo .serio de la cinta está ma­ tizado p«>r un acento de buen gusto y de ele­ gancia. Una vieja palabra francesa—«ouplesse— expresa bien lo que es el espíritu de e.sta comedia musical, fina sicmpro, ingrávida aun en los ins­ tantes en que el huiuoi y « I baile cesan.

V


En un piso alto de Madrid, frente al cielo de la noelic naciente N A estancia alta, a la que llegan amortiguados los ruidos de la calle. Tras el balcón, un cielo de nácares magníficos. « H o r a crepuscular y de retiro», escribió Rubén. H o r a en que hasta el silencio, en esta habita<nón alta, tiene una fina emoción musical. Música el fondo y música la hora. Primer tiempo de un nocturno romántico en un piso madrileño, con un paisaje de cielo en agonía, en el que sólo la torre de una igl&sia señala la huella de lo terreno. I \ ^

Excelente hora para hablar de música, para trazar pensamientos y opiniones sobre esos ritmos que traducen sonoramente la complejidad infinita del corazón humano. En un rincón de la estancia, dos músicos trazan ante mí recuerdos y proyectos, con esa emoción un poco melancólica de lo y a logrado y con esa ilusionada a l a r í a de lo que es t o d a v í a tarea y afán. P r o >ósitos, esfuerzos y fervores van desfilando en a gran quietud de la noche naciente, sobre im palpitante silencio musical.

Los maestros autores de SU nsw

cenario madrileño de Maravillas. Música de revista, interpretada por el arte desenfadadn ' alegre de Margarita Carbajal. — Y o soy músico—^va diciendo^—por ima casualidad. Casi puede decirse que mi amor a la música nació al nacer y o . A los cuatro años y a tocaba en el piano cuanto oía. Pero mi padre —esa v o z prudente, razonable y experta de los padres—me llevó por otros caminos alejados de aquel que tanto rae ilusionaba. M e hice bachiller; idespués, técnico químico; finalmente, ingresé en la Escuela de Ingenieros Industriales. Con t o d o este trabajo realizado, un día, de pronto, colgué la Química y las Matemáticas y v o l v í a. mi gran sueño de antes: la música. Y a los diez y ocho años m e examinaba de primer año de .solfeo. N o le engaño a usted diciéndole que pasé un rato de verdadero rubor al v e r m e rodeado de chiquillos como compañeros de examen. Sabido es que son niños la mayor parte de los alunmos de solfeo. Con Moreno Balle.«ti ros, Santonja y Turina hice mis estudios de piano, órgano y composición. M i formación se la debo a ellos.

Música de eine y música de teatro —¿Teatro? T e n g o dos cosas estrenadas, ambas en Barcelona: una zarzuela y aquella opereta arrevistada, en colaboración con Benlloch, que me estrenó Margarita Carbajal. Si me halag a el aplauso, no es por lo que tiene de vanidad, sino por lo que significa como estímulo para la labor futura. — ¿ L a nueva música de cine le hará dejar a un lado la destinada al teatro? — N o , de ningún modo. Creo que son dos cosas completamente distintas. El cine—símbolo de modera idad, de renovación de gustos, de ritmos distintos-—me encanta. Fi teatro—al que creo que le es necesaria una profunda renovación en su forma—tiene, en cambio, el atractivo incomparable de su realidad, de ser cosa inmediata, v i v a y tangible. El éxito, desde el punto de vista de autor, no es en el cinema lo que es en el teatro. En la escena es una sensación directa en cuanto a la partitura y en cuanto al é x i t o . L a orquesta se o y e sin haber pasado antes por el aparato, por el lal)oratorio, por el otro apara-

José L. Rwera^ ,.é^ra»f exponen eicinema

Dos músicos de cinema: Rafael Martínez. .Tose R i v e r a . A ellos se debe la partitura de Nobleza. Indudablemente, el film ha de traer una nueva fórmula de música o una nueva aplicación y una distinta estructura de esa música para el cinema. ¿Cómo ven esta nueva aplicación musical los creadores de partituras para el film? José R i v e r a y Rafael Martínez, los músicos de Nobleza baturra, v a n a hablamos de los problemas que en cuanto al arte musical trae consigo el cinema. Rafael Martínez y «us adaptaciones de partituras para ei cinema mudo Rafael Martínez es un magnífico violini-sta, cuyo arte de intérprete conocen bien todos nuestros públicos musicales. P o r el arco de su v i o lín han desfilado las más bellas armonías del mundo. Desde su niñez él ha hecho de la música la musa de su v i d a . Como intérprete o c o m o director—sabe también conducir admirablemente lina orquesta-—, su arte ha llegado a públicos iimumerables. Rafael Martínez incorpora ahora su fina sensibilidad de músico, m u y de h o y , al cine. —^Me encanta el trabajo musical para el cinema-—dice—. Desde los tiempos del film mudo, y o pensaba siempre que la música había de convertirse en el factor artístico indispensable para realzar el espíritu, la belleza y las situaciones de una película. Ilusionadamente, por esta arraigada creencia que en t o d o momento he tenido, trabajé en algunas adaptaciones de fragmentos de partituras conocidas a peliculas mudas. E^as adi^ptaciones eran interpretadas por las orquestas de las salas de film. ¿Recuerda usted? La revoltosa, Maruxa, La aldea maldita... T r a b a j é hasta c o m o actor en las primeras peliculas hechas por Florián, m i hermano. Dias de lucha titánica, de esfuerzo que sólo por falta de medios meteriales, a costa de entusiasino, se podía realizar. ¡Tiempos heroicos de nuestro cinema! Hast a como miisico, tocando el vioUn, he salido en una película: en Romanza rusa. Dos caminos para una vida: la Química y la Música R i v e r a , colaborador con Rafael Martínez en la partitura de Nobleza baturra, e v o c a ahora sus comienzos de músico. Su roatro—aniñado—sonrió hace poco al halago d e los aplausos en el es-

Rafaol Martínez y José L. Rivera, junto al piano, trabajan ilusionadamente en una nueva partitura einematográfiea


Ra an pwo alto, al qur llegan amortiguaduü los ruidos de la callf, > frente a un rielo dr nárarck taagnifico», lo» Montenr Alonao de aiu proyecto* ea tanto • la música y el eiaei

to. L a oimos tal como es, ni mejor ni peor. En este sentido, nuestro cinema tiene aún que adelantar mucho. La mósica y el eütema.—£1 alendo eo h panlatalla sonora —¿C6mo es para ustedes la música aplicada al cinema? Ahora es Rafael Martínez el que expone, con callados asentimientos de su compañero, sn pimto de vista sobre músjca y cinema. —En el cine sonoro, la música comienza en el ruido (por ejemplo, las primeras escenas de Amame esta noche) y termina en la sinfonía (Vvelan mis canciones). El ámbito musical en el cine no es precisamente la melodía, sino los incisos de la acción reflejados en forma musical, las acotaciones líricas a lo que pasa, la traducción en ritmos del espíritu y del movimiento del film. El público siente la música por intuición; por esto hay que cuidar atentamente de no defraudarle, y a que cada cual posee un paisaje espiritual interior, y hay que buscar, por lo tanto, ocasión y m o t i v o para que ese paisaje interior se traduzca objetivamente. —¿Tiene el silencio nn valor en el cine sonoro? —Indudablemente. Y lo adquiere por yuxtaposición, asi como la música sustituye muchas veces ventajosamente a la mímica del cinema mudo. A nuestro modo de rer, la música puramente cinematográfica es la que tiene su fuente

en la onomatopeya. H e aqui un ejemplo actual y magnífico: El delator, la espléndida película sobre la novela de Liam O'Flaherty, En la pantalla, la parte de música melódica y el diálogo son—digámoslo con términos deportivos—peso pes<uU>. El gesto y el ámbito musical son, en cambio, los elementos puros del cinema sonoro. Y del equilibrio entre todos esos elementos surge la movilidad en la acción sonora, su ritmo exacto, proporcionado; la vitalidad musical, en fin, de la pelicula. La mú<«ie« einematogrifica y la pantalla española.—"NoMeza baturra".—"Pero naestra alegría no es embriaguez, siao sentido de la rcsponsabiUdad" —¿Me pueden ustedes decir algo en cuanto a esas concepciones en relación con el momento actual de la producción española? —Muchas de esas opiniones que hemos venido exponiendo no se pueden llevar todavía a la práctica en nuestro cine. Se ha avanzado mucho, desde luego. Pero falta aún bastante. Es, sin embargo, indudable que se cons^uirá pront o lo que falta. Se cuenta con directores y con intérpretes. Se cuenta con un fervoroso entusiasmo. Hay dinero, empresas fuertes, elementos, v o luntad de crear una producción de auténtico perfil nacional. Es decir, que estamos en condiciones de realizar cinema bueno, enlaozando voluntad, desapasionamiento y unión. —^¿Oómo ven ustedes iuterpittada su música en Nobloaa baturra.f

iru» Martíaex y Rivera haMan a aarstro compañero ógrafo 70TS. c o a r t a

—Admirablemente. Se ha puesto a nuestra disposición cnanto hemos necesitado. N o vamos a decubrir ahora a Imperio Argentina y a Florián R e y . Ella ha bailado y cantado nueetra música con ese arte finísimo que hace de Imperio una figura auténticamente magnifica de nuestro cinema. Florián ha sido para nosotros director, amigo y compañero, Cifesa no ha omitido esfuerzo ni detalle para el mejor resultado de la película. Hemos tenido a nuestra disposición cuantos elementos han hecho falta: la Masa Coral de Madrid, ima numerosa orquesta de profesores de la Sinfónica y la Filarmónica, rondallas... —¿Contentos, entonces? — ¡ Y a lo creo! Plenamente satisfechos. Pero, ¡cuidado!: esa alegría nuestra no es, ni mucho menos, embriaguez. Es, por el contrario, conciencia y responsabilidad, aián de mejoramiento, ambición noble y legítima. La brújula marca una orientación única y verdadera. P o r ese camino queremos ir, rectamente, sin zigzag, de cara. T o d o nuestro afán es aplicar a la realidad nuestra concepción de la música cinematográfica, conseguir lo hasta ahora no conseguido totalmente por la pantalla española, Rafael Martínez y José Rivera se completan mutuamente con gestos y palabras: las palabras y los gestos de cada uno. Su acento rotundo, en el silencio de la noche naciente, es como un lema y un cartel de trabajo. Es una bandera de fervor, plantada en la quietud de este nocturno palpitante de silencios.


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Ei'sEBio G R A N E R O (Alicante).— Puede volver a escribir cuando guste. L a dirección de esos artistas no se la puedo dar ponjue en la actualidad están realizando una tournée por América del Sur. GERMAN

CONSTANZO

(Bar-

celona ).~\Pues da la casualidad de que yo tampoco lo tengo! CARI OLALQUIAGA

(Jaca).—

Con mucho gusto se lo traduzco... para que lo entienda..., constante «parroquiana». «Las orquídeas florecen a la luz de la luna. Y los amantes se juran fidelidad. \o aun puedo soñar bajo la luna de una noche inefable que conocimos. Cuando las orquídeas se marchitan A crepúsculo, hablan de lágrimas y de «adiós», .\unque mis sueños están destrozados, como los pétalos esparcidos, mi amor nunca puede morir.» Refrán: « H a y paz bajo la luz de las estrellas, cuando el día se acaba, mas las sombras que caen sólo sirven a recordar mi nostalgia por ti. En los reflejos lunares hay sueños; mas las sombras que caen sólo pueden hacerme recordar que el amor lo es todo, y el amor eres tú.» ¿Qué le parece? E n Barcelona hay muy importantes Casas distribuidoras. ¿También quiere que se las enumere?

N a r . \ s j i t a ( Valencia ) .— Envía para J<wé Hernández, de .Madrid, la canción de la película de dibujos La selva loca, y <|ue es como sigue: Después que te fuiste,—me digo que no existe.—Por eso estoy tan írtsle,—mi vida, sin ti.—Recuerdo tus sonrisas;—aun riendo, tus caricias.—tus besos y tus risas— ya no son para mi.—Mi bien,— después que te fuiste,—qué siento en mi—yo no lo si.—Y pienso que ya no era el mismo,—no sé por qué, por qué...—¡ Ay, Dios I — Guarido yo pienso,— temo si loca me volveré.—i Ay, bien!—Vuelve pronto, que sola, muy sola,—voy a enloquecer.— \fi bten, después que te fuiste,— qué siento en mi no sé...

El reparto de Madre Alegria es: Mariquita: Raquel Rodrigo; Madre Alegría: A n a I>eyva; Nemesio: Gaspar Campos; I ^ l a : Laly Cadierno; Gloria: Luchy Soto; Tanito; José Baviera; Pinchaúvas: Antonio Diéguez; Sor Matraca: Irene Caba. Dirigida por José Buchs.

una pellcxila por f>rimera vez ei» e) local destinado a pnietMus en un Estudio. |Ah!, se me olvidaba decirla que agradezco mucho su molestia por enviarme la canción, y de despedirme de la misma forma que usted lo bace conmigo. FRANCISCA

GAAL

(Jumilla).

Imperio Argentina tiene veinticinco años. N o ; ese director no trabajó en la pelicula que me descrilje. EMILIO FERNANDEZ D E L RIN-

C Ó N f Baeza ).—Si no le he contestado, tenga usted la completa seguridad de que su. carta se extravió. Y a no admitimos fotografías para el Concurso. Esas direcciones no me está permitido darlas. Escriba a Miguel Ligero a Cifesa plaza del Callao, 4, Madrid. Está usted disculpado por todo, y si alguna vez pasa por Madrid, yo también tendría mucho gusto en saludarle.

CRUZLOAVSA (Toledo).—Los artistas y directores premiados por la Academia de Artes > Esa palabra técnica que usted Ciencias Cinematográficas de no l o g r a Hollywood son los siguientes: descifrar Año 1928. L e w i s M i l e s q u i e r e Ofrérese negocio cinematográllco, organizatone, por la dirección de Herdecir, ción, clientela, magníficas instalaciones, repremanos de armas; Janet Gaysencillasentación material extranjero. Excelente base m e n t e, 1 nor, como la mejor intérprete para persona con capital que desee desarrollar c u a n d o ] femenina, por sus películas El están paséptimo cielo. Amanecer y El negocio según nuevas exigencias mercado. s a n d o ' ángel de la calle; Emil Jannings.

Laughton, por La vida privad» de Enrique VIH. Año 1Q34. (Otorgados este año.) Frank Capra, Claudette Colbert y Clark Gable. por la dirección, la interpretación femenina y la interpretación masculina, respectivamente, de Sucedió una noche... También a la pequeña Shirley Temple le ha como elmctor intérprete mascu correspondido un premio espelino, por sus películas La última i cial, como la revelación más orden y Ll destino de la carne] importante del año. Año 19^9 Frank Lloyd, por i TRES L O B O S M A R I N O S ^^41la realización de Trafalgar; geciras).—La canción que me Mary Pickford, por su película piden de la película Bombas en Coqueta, y WamiT Baxter, por Montecarlo es como sigue: Yo En el X'iejo .iritona. quiero ser marino,—que es la Año 1930. I.euis Milestone, vida mejor—i«r libre como el por la realización de Sin novemar,—y en cada puerto un\ dad en el frente; Norma Sheaamor.—Del Polo Norte al Sur,— j rer, por La divorciada, y George cantando una canción,—querer ¡ Arliss, por Disraeli. a nuestras nM'ias de todo cora- ] Año 1931. Norman Taurog, por la realizac i ó n de Las perif>eciat de Skippy: M a r i e Dressler, por La f r u t a I amarga, y Lionel Barrymore, ] por Alma libre. j Año 193Í. Frank líorzage por, ' la realización de .4diós a las ar- ' mas; Helen Hayes, por El pecado de Madelón Claudet; Marie Dressler, por Emma; Fredric March, por El Homhre y el monstruo, Y Wallace Beery, por Champ. Año 1933. Frank Lloyd, por la realización de Cabalgata; May Robson, por Dama por un día; Katharine Hepburn, por Gloria de un dia; Paúl Muni, por Soy un fugitivo, y Charles

^etro ^oMwyn

ton.—De babor u estril'or (h\<\.— ¡M brisa nos empuia;~nu sueltes el timón,—que el amor fu>s espera de todo corazón.—De babor a estribor {bis).—Somos la gloria en la Marina,—bajo este seductor uniforme del amor—. Lo mismo en China como en Chile,—exclaman al vernos andar:— *¡Ahi van los lo^^os de mar!*— Y si un amor nos ¡lepa a olvidar,—la mar lo callará al instante.—Desde el pequeño al más grande,—del grumete al coman- ¡ dante,—todos sabemos amar. i LIBRIS

^ayer

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EXTREMO EXTREMO tOilENTE

DE NAGY. LIST i

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¡Cuidado con los l a d r o n e s !

CUPÓN Concurso d e

CHlNnl I

C I N E G R A M A S

A NUESTROS LECTORES Y A L PÚBLICO EN GENERAL

¿ Q u i é n e s son estos cinco estrellos?

1/

Algunos individuos desaprensivos vienen realizando en unos easo!$, v en otros intentando, la comisión de estafas, utilizando para ello el titulo de esta itevista y las demás que edita esta Empresa. Para conseguir sus fiut^ aprovechan la ausencia del dueño de la casa y solicitan entrevistarse con la esposa, la hija o cualquier otro niietnhro de la familia, y dicietido que van de parte del ausente, entregan un ejemplar de la Revista y un reeil>o impreso, con todas las aparieiicias de realidad, por el importe de la suscripción durante un año. Si logran el cobro, el estafador, claro es. desaparece bonitamente, y el estafado se entera de su perjuicio cuando regresa al domicilio. Si los familiares indican que vuelva cuando esté el dueño dol domicilio, el estafador diee que entonces el importe de la suseripeión se recargará en tres pesetas, y hay quien por aliorrarse este gravamen se ejecuta y paga. La Dirección de esla Itevista advierte al público oue no tiene confiada ni encomendada a nadie ia gestión directa a domicilio de sus<'ripeiones. Que estas pueden haeerse en sus oficinas de llerinosilla. 73, o en cualquier establecimiento de librería. Finalmente, agradecerá que se pida el auvilio de la Autoridad y la detención de toda persona que en nombre de la itevista intente ei cobro de suscripciones, avisándonos en el acto al teléfono .'>788í>.

2.' 3.'

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