Pablo Sin - Canciones de cuna para gatos de techo

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CANCIONES DE CUNA PARA GATOS DE TECHO . Pablo Sin

arturo ediciones

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Sin, Pablo Canciones de cuna para gatos de techo / Pablo Sin. - 1a ed. - San Fernando : Alejandro Bisignano Burgos, 2016. 168 p. ; 19 x 13 cm. ISBN 978-987-42-1145-3 1. Poesía Argentina Contemporánea. I. Título. CDD A861 Fecha de catalogación: 15/06/2016

© Pablo Sin, 2016 guardiaviejablues.blogspot.com Capital Federal, Buenos Aires, Argentina Editado por © Arturo Ediciones, 2016 facebook.com/arturoediciones | artudoediciones.com edicionesarturo@gmail.com San Fernando, Buenos Aires, Argentina Dibujo de tapa | Lourdes Velásquez lechugalou.tumblr.com Corrección literaria | Agustina Quinteros agustinaquinteros.blogspot.com | aventurasdeunamiss.blogspot.com

Libro de edición argentina. Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión de este libro ni del material incluido, en cualquier formato o por cualquier medio sin el permiso previo y la debida mención de la editorial o el autor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.


A Lou, el Juan y la Elida.


#1 / buda maĂşlla entre dientes y se pasea cerca de mi silla. cuando finalmente comprendo que estĂĄ pidiĂŠndome alimento, camino hasta la cocina y lleno su plato hasta los bordes. enseguida se acerca y empieza a masticar con un ruido parecido al de comer tostadas. un par de minutos despuĂŠs, va a rascar

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la puerta donde lou duerme, para poder entrar. con dos o tres expresiones no verbales se las ingenia para atravesar entero el mundo que le tocó en suerte. mientras tanto, nosotros ostentamos convencidísimos el título de especie superior sólo porque sabemos tres o cuatro formas distintas de decir la mesa está servida.

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#2 / tenías razón vos al recordarme “tu mamá está bien” queriendo decir “estás exagerando notoriamente el punto” cuando escribí los primeros textos sobre el tema. no sé si sirva de algo reconocerlo ahora, pero ahí está. lo cierto es que el lunes mamá va a cuchillo por segunda vez en dos años y yo no puedo dejar de pensar en señales y patrones que indican notoriamente alguna cosa. sólo es posible figurarse el tiempo como un fenómeno de circo por vez

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primera ante un espejo, arrastrando el cuerpo dentro de una jaula pueblo por pueblo sólo para comprobar la inmensa desidia con que el olvido nos da en préstamo algunos minutitos. también pienso en cómo partí el abrazo, en el cuerpo, mi cuerpo plegándose sobre sí mismo hasta hacerse invisible, como en un dibujo animado. ahora que el silencio se transformó en un objeto real, o una frontera, mirar el cuadro de la habitación de van gogh, o escuchar alcoholic faith mission representan para mí formas torpes de pedir disculpas.

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#3 / cuatro paredes no hacen casa. una casa es mucho más perfume y comida a deshoras que un manojo de llaves. a una casa hay que regarla de palabras, impregnar de sexo y significado cada uno de sus rincones. bocetar lo esperable en los bordes de los ambientes. siempre viví puertas adentro. pero lo que se dice casa, tengo recién hace un año y moneditas.

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#4 / I. la rubia ahora dice que tuvo un despertar de conciencia. que le interesa el recorrido espiritual de las personas. para expiar la culpa de clase, hace trabajo social en un barrio picante y vuelve convencida: las mamitas piensan en parir por plata. II. tenemos ademรกs al publicista estrella: con la izquierda dice estar en contra de la acumulaciรณn de capitales, pero con la derecha hace carrera en un empresa multinacional.

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al final, monta kiosquito propio para vivirla a lo grande. III. está también el trosko converso: harto de chupar birra caliente en asambleas finalmente mira con cariño al movimiento, capaz hasta se arrepiente de tanta lectura obsesiva de europeos muertos, que miraban estos pagos como quien mira la aventura del hombre, o algún programa con pancho ibáñez. IV. ¿se destacan los poetas por sus modales despeinados y sus ademanes de ruptura para decir siempre que sí?

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V. ahora llueve y eso es igual para todos. algunos corren como si fueran a disolverse hasta perder por completo la forma, un poco me hacen acordar a soldaditos de plĂĄstico encerrados adentro de un microondas.

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#5 / después de coger, de lo que soy, apenas una cáscara. yerba renegrida en el mate del descuido. como si el deseo golpeara su cabeza contra el marco de la puerta con la mayor fuerza de la que es capaz. todo lo que conozco del silencio verdadero, sin dejar de respirar ni apretar fuerte los ojos, me lo enseñó el hueco en tu hombro, donde al final descanso una de mis sienes.

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#6 / soy de la generación que metió en la tierra a spinetta y a sokol. es a este tiempo dónde vienen a morir todos los héroes de la infancia. nosotros matamos a bowie a lemmy a david foster wallace a garrafa sánchez. es esa demanda enfermiza: que alguien nos distraiga de decir uno pero hablar de lo incompleto, del hambre de la oscuridad, de las infinitas y sutilísimas posibilidades de arruinarlo todo. cada vez que alguien se queda sin trabajo, o que un ser despreciable dice negros pero negros de alma, cuando te dan jabón en polvo, o cuando un rastrero acuesta a un jubilado. eso también somos nosotros.

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todas las veces que chupamos la pepa del mundo antes de venderla, nuestros Ă­dolos vuelven de toda muerte nada mĂĄs que a morirse.

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#7 / pasé la noche despierto. amaneció de golpe, puse un disco de fun people, tomé las pastillas y preparé mate. después prendí una tuca mediana: prensado, no estamos para desarreglos. mientras evaluaba los daños, pensé que no está tan mal el asunto de salir y arruinarlo y guardarse y salir y arruinarlo y guardarse y así. hay algo de trabajo manual en eso del síntoma porfiado una y diez mil veces ahí. como esos juegos de feria donde por unos huecos asoman bichitos

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y hay que darles con un martillo forrado de gomaespuma. supongo que en algún momento alguien va a decir algo del tipo mostrame encerar y pulir: ahí, como nunca antes, va a cobrar sentido tanta práctica activa del desorden. cuando los inútiles seamos mayoría, agarrate fuerte que el paseo termina recién cuando te desmayás.

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#8 / ayer se metió un taxi en el kiosco veinticuatro horas de la esquina. por suerte, el viejo transa que lo atiende a la noche estaba afuera fumando y zafó por un minuto o dos. un par de patrulleros cortaron la esquina al toque. después llegaron ambulancia y bomberos para sacar el coche y al chofer del localcito. a pesar del tumulto, las sirenas y el morbo, no se lastimó nadie. los vecinos en la vereda decían que fue una tragedia con suerte.

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#9 / todos dicen que hablar es el primer paso. lo mejor que se puede hacer con un problema es reconocerlo, dicen. no creo que las palabras vengan a poner ninguna clase de analgésico en la vena de este sábado a la tarde. ni que introducir la posibilidad de una narrativa, causas y efectos, orígenes, etcétera, sirva ningún propósito de sanación. si mis células van a hacer conducta, no va a ser gracias al lenguaje.

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#10 / el nono vestía siempre de traje. tenía las orejas larguísimas y me hacía un versito en italiano donde me apretaba los dedos uno por uno hasta que llegaba al pulgar. ahí subía haciendo cosquillas por el brazo, con sus manos gigantes de verdulero. no las vi en brasa nunca, pero la casa donde vivía estaba llena de sus pipas y de unos encendedores buenísimos, anteriores a la guerra. de joven, el nono manejaba un carro a caballo durante toda la noche para llegar de mañana al mercado central a vender lo suyo. una huertita en el fondo, tenía. mucho más no sé o no recuerdo de él, pero torciendo un poco la imaginación, el nono bien podría ser una versión de durazno a cuarenta el ciento y eso ya es algo.

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#11 / hace no mucho se me vino al humo un trosko de lo más simpático: que berni esto, que el capitalismo de amigo lo otro y así mucho rato. me habló de lear, de cresta roja: supongo que intentaba una sinécdoque, sino no entendí. o no entendió él, capaz. me explicó cómo perón se escapó a un barco paraguayo mientras etcétera. a lo mucho, tenía diecinueve el tipo. no que eso por sí solo quiera decir nada, pero me llamó mucho la atención la suficiencia con la que hablaba.

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no digo soltura, sino cierta afectación de docente, ponele. más allá de los trucos y tacos en mitad de cancha, ¿no es medio gracioso que te quiera correr por izquierda uno que a la hora de votar le pone un poroto a prat gay convencido de que le está dando una mano al proletariado?

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#12 / si encuentran por algún lado al nenito que fui díganle que sí era para tanto, que tenía razón. lo de las palabras escondía, en efecto, una trampa.

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#13 / mi analista me dijo que tenía que aprender a vivir con el hueco. veníamos hablando un poco de la enfermedad de mi vieja y otro poco de cómo se construye, en un diálogo de partes, la noción de salud en las familias. no interesa si la terapia es importante, o muy distinta del yoga, o del fútbol cinco. igual, me quedaron dos pensamientos colgados, o capaz son de después, andá a saber. uno: te das cuenta de que estás demasiado paranoico cuando los delirios de sustitución suceden hasta en contextos de escasa o nula importancia. ejemplo: el kiosquero que acabo de cruzarme por primera y última vez es en realidad etcétera.

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lo otro es que, de manera bien retorcida, la escena del todo ida al carajo, resulta sumamente tranquilizadora. será que vivir con el hueco y habituarse al mal sabor de ojos son medio primos. digo: cuando sabés que algo está roto, no andás preguntando por el humo y los ruidos raros.

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#14 / porque hay gente que no puede dormir, sin importar cuánto lo intente. porque neuran en cuartos cerrados, rompen vasos contra las paredes, juran irse pero se quedan allí y siguen hablando hasta que amanece o hasta que de las palabras queda un ruido siempre igual, con un mismo significado: por favor basta. porque hay los que no se pueden erguir en el banco, con los pelos revueltos, ya dejaron de usar medias y los recorren ciertas picazones más inoportunas que un infarto en año nuevo.

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y las visitas, carajo las visitas siempre detrás de las puertas y las persianas, en las primeras luces, antes de que abra el chino, en los viajes en transporte público, aún en el departamento perfectamente cerrado. y cómo hablar de ellos sin nombrarte. porque hay los que despiertan todos los días a un espectáculo de variedades pasado de hongos de un país que no es el suyo, toman aire y saltan a escena todo piel y puente, quemando las naves la sube para volver a casa. porque siento una extraña hermandad con el perro chico de todas las discusiones,

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porque me veo ahĂ­ superado en forma y nĂşmero. porque quiero saludarnos a todos nosotros, escribo.

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#15 / hago mi esfuerzo, no vayan a creer, en serio. cuando me preguntan si no vi la filmografía de waters, o de haneke, o los cortos de los hermanos quay. al sonreír ante los precios remarcados y los vasos de plástico, en sótanos donde el aire es un bien de lujo, para decir que estuve ahí, que lo vi a fulano cuando eramos quince. al entender que el ambiente, digo, quienes reproducen esta forma de lenguaje y otras parecidas son trescientos trasnochados que se soban el lomo ininterrumpidamente y que sólo te van a saludar si vos te saludás con quien corresponde. hago relativas paces con todo eso.

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incluso compro libros en las ferias jipis, veo performances y tomo birrita en eventos troskos. igual, para mí, la vara no es ahí, ni cerca. no me interesa si mejicaneaste a duhalde si te escapás de la side, o del floripondio. la chapa es cosa de canas. si tengo que dividir al mundo en dos, se me ocurre hacerlo entre los que saben el nombre de cinco árboles o cinco pájaros distintos y los que no.

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#16 / sospechĂŠ mucho pibe con tajitos en los antebrazos. entre los pasajes, cerca de los travestis y los autos estacionados desde siempre. vi con claridad las voces sin cuerpo alguno, por detrĂĄs de la lluvia digo, lo vi venir. alcĂŠ la voz: dejame en paz. vi tambiĂŠn las luces transformarse en oficiales. ahora: el gordo baja de la pick up y me tira el bolso contra el rellano de la persiana, me abre de gambas y me revisa:

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tranquilo papi, que si no tenĂŠs nada raro nos vamos todos a casa. cuando recupero una postura mĂĄs o menos humana, el de al lado se persigue por si lo estoy grabando y me pide el celular. me niego y, como no pueden requisarme adentro de la cabeza, se van. pero primero anotan mi direcciĂłn en un cuaderno espiralado, con una imagen de los bicivoladores en la tapa.

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#17 / pensaba que todo guarda una delicada relación a medio decir. así, el saxofonista de morphine y el chango spasiuk parecen hermanos separados al nacer, o al menos un poco primos. también la boca y la palabra, como el vino y el sacacorchos, o la caída de la gota y el círculo en la mesa en el suelo, o en el codo. además estas nochecitas de verano y la espera prometiéndose que sí, que esta vez en serio va a cambiar algo cuando el tipo llegue. lo que no sé es a quién vamos a endilgarle el hambre cuando estemos del todo desnudos.

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#18 / antes era un desastre, en serio, tanto que no me animo a contarlo, pero la historieta es la de siempre: los otros, el plan, los micrófonos. después todo fue aquietándose. volviéndose tierra, piedra, río y sierra. hay algo de vos ahí, en todos esos elementos. ahora, supongo que la mano viene por el lado de aceptarse limitado, entender que no se puede todo. soltar como dice la canción y más, con los ojos igual de abiertos que los brazos. entonces, no voy a ser más

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el pasajero del mitre ramal suarez, ni me voy a bajar en chilavert, ni a caminar fumando con auriculares algunas cuadras hasta una casa de toldos grises y escaleras. no voy a tocar en barhaus, ni en setenta treinta, ni voy a andar esa avenida que medio puesto recuerda a la costa. pero creo que si hoy canto o escribo así o asá o amo, es un poco por eso y por todo lo anterior también. pienso que si hasta ahora nunca encontré el rato para hacerte esta gracia, es porque andaba fascinado viendo cómo traías el mundo de vuelta.

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#19 / si me pusiera a hacer alguna clase de balance, como hacen los programas deportivos en esta época, supongo que alternaría malas y buenas con un desfasaje apenas perceptible entre el audio y la imagen. de un lado mamá yendo a que le metan veneno una vez por semana y que eso sea tratamiento, lo de lemmy, macri, la rosqueta del pensamiento como anulación de toda experiencia sensible.

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del otro maidana dejando así chiquito a gignac, los asados del negro miguel, el momento feliz del día que lou dibujó y yo pegué en mi pared para tener siempre a mano, el hecho de que la abuela se haya levantado de la cama y salido a la calle después de un montonal de meses. con todo, no creo que esté en situación de quejarme demasiado, sino más bien todo lo contrario. ahora, si roemmers y wyeth y todos los otros que meten su logo en mi dieta de lista iv quieren prensa positiva, poniendo estaba la gansa.

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#20 / a esta altura, con la falta de sueño, es imposible trazar una línea que divida lo presente del ruido blanco y las fabricaciones de la muerte. además es lunes. exactamente así deben ser los días buenos de carlos manfroni.

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#21 / desprecio la palabra no dicha. odio a esos equilibristas que arreglan en un mismo aliento todo juntito al diablo y a dios. en lo dulce siempre soy diente que busca el carozo.

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#22 / lo único que extraño de la gira es poder atribuir las tramas paranoides sencillamente a que está pegando mal.

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#23 / mientras escribo, el gato revuelve sus piedritas con las patas y hace un ruido similar al de las teclas. en un rato juega river contra el barsa. no amaneció, afuera ya hay uno o dos pájaros tirando la mañana para este lado. ahora sería el momento de calentar la primera mamadera del día, si hubiera dedicado mi tiempo a reproducirme en lugar de tomar merca y otras decisiones de esas.

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#24 / el otro día un amigo me dijo que a veces hablar sana. yo no sé. siempre me queda la sensación de brecha insalvable entre lo dicho y lo que venía cocinando en la garganta, el gusto a nada después. es que hay algo que tira siempre para adentro, una fuerza igual a la de todas las palabras juntas. generalmente se aprende a la fuerza y en un neuropsiquiátrico: sólo sos verdaderamente libre si estás en silencio.

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#25 / alegría es el ruido de la grasa rebotando contra los carbones encendidos. las rondas de mate bajo la parra a la siesta, mientras chillan los pájaros. el abrazo inesperado, cuando la emoción es tanta que necesitás otro cuerpo y ser ahí, el truco de seis medio picado, el flaco cantando don’t bother me, correr con los ojos cerrados. alegría puede ser todas esas cosas y muchas otras, pero cuidado, que entre ellas también está el marketing.

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#26 / ahora te van a querer convencer de que progreso es correr más rápido que el de al lado. que abrirse al mundo es eso: abrirse y sin chistar. que las palabras son todas de ellos y sirven sólo para decir que sí. la alegría que te prometieron precisa de mucho ruido y agua mineral a cincuenta pesos por botellita.

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#27 / les regalamos las palabras. ahí está la cosa. todos lo mataron a d’elía cuando salió a defender a trompadas la plaza de los chetos que se quejaban por no poder ir regularmente a punta del este. y no va que nosotros le regalamos las palabras al silencio. cambio, alegría, futuro. esta gente se arroga la potestad del futuro. no de cualquier cosa:

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del futuro. pienso, mientras recuerdo las imágenes de los festejos con música electrónica y luces de colores, en lo que dice esta gente cuando dice alegría. lo pienso de todos los ángulos posibles y no encuentro al otro. porque la alegría, para ellos, es una experiencia absolutamente individual. lo demás es gasto.

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#28 / cuando han shan escribía en el monte no revoleaba las manos como kung fu, ni te decía a la vez cómo enfriar la birra, o cuál es la manera adecuada de reír. son el prisma y el pecho que deben hacerse tierra y volver a existir en una nueva forma. no los modos, ni las palabras. no se trata de que la cosa fluya en lugar de transcurrir, ni de pintarse la cara de ningún color. o capaz sí, pero entonces bajame el dedito, que vos también sos un farsante.

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#29 / con todo esto del debate presidencial pensaba en todas esas horas perdidas del secundario, más precisamente en las clases de argumentación del señor bill hughes -así se hacía llamar pero estoy seguro de que en realidad era enrique gómez o algo asíla cosa es que se armaban dos equipos, se ponía un tema pro y contra, y a hablar pelotudeces. lo único notable es que el señor bill era un colorado personaje con cara de borracho perdido que cuando hablaba de su computadora decía invariablemente un avión o una nave y pronunciaba el inglés como el ruso lebón.

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no habló nunca de retórica ni de estrategias de comunicación ni nada parecido. cuando sonaba el timbre de fin de hora, bill hughes o enrique gomez o quien fuese mostraba visibles signos de alivio al juntar su maletín y tomárselas de ahí. ahora mientras barajo estos recuerdos con presagios de un futuro distópico, me siento afamiliado con todos esos bill hughes que la reman como pueden hasta que al final de la jornada tiran el cansancio tras la puerta, en la botella más cercana.

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#30 / como el hambre del estilete, a dieta de pan y abrir latas de sardinas. como el cansancio del parlante en la tele del viejo sordo de arriba, que mantiene encendido el aparato desde que despierta hasta que se duerme. como la manía de los manijas de la otra cuadra, cuando en ninguno de los coches estacionados hay estéreos ni camperas a la vista. así de cierta es la mañana. mentira que es triste. lo que no tiene es remedio.

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#31 / todas las heridas, la nĂĄusea, los desengaĂąos, las otras formas de la pena hacen las veces de fin de fiesta: aire espeso, ceniceros llenos, un par doblados arriba de la mesa, botellas, vecinos que se levantan para ir a trabajar. espiar por las hendijas de la persiana baja y hacer contacto visual breve y sĂłlo breve con las primeras luces, tambiĂŠn es una forma de resistencia. cuando todos se van al sobre con la panza en brasa y la boca violeta yo empujo el amanecer con las manos llenas, para el lado de la noche.

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#32 / marco polo tierra nadie agua todos. una tras otra juegan a pasar desapercibidas detrás de las canciones. cuando el tipo grita quiero despertar en tres deseos, por ejemplo. esas ¿lucecitas? arriba de los ojos. como sentir picazón y no saber dónde rascarse. marco polo tierra nadie agua todos. desde pibe, siempre hubo pileta cerca, un pedazo celeste de fresco en todo verano.

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junto con eso, algunas certezas: izquierda y derecha no dividen lo playito de lo hondo. ideologĂ­a, en el trabajo de papĂĄ, dicen que es mala palabra. marco polo tierra nadie agua todos y ahĂ­ van otra vez: en para ti, del cubano unas risas cuando dice ni la sombra. estoy seguro de que si vuelvo a reproducirla cambian de lugar. marco polo tierra nadie agua todos.

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tambiĂŠn estĂĄn los diarios y los libros, algunas palabras que aparecen como sobreimpresas. marco polo tierra nadie agua todos. los privatistas nos van a salvar, el mercado se regula solo y para el lado de los justos. lo que pasa con ese otro lugar es que estĂĄ muy politizado y vos no entendĂŠs. marco polo tierra nadie agua todos. zapatillas de michael jordan camperas de los lakers vanilla ice, chicles en latita, mickey mouse.

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marco polo tierra nadie agua todos. hasta él lo sabe. todos los putos personajes de dibujitos lo saben. los que fingen ser tus amigos lo saben. que nadie esté soltando prenda es un asunto completamente distinto. marco polo tierra nadie agua todos. no sé como habrá sido hasta acá, lo único que espero es que la bolsa para el mareo venga con instrucciones.

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#33 / éstos son los momentos donde debería revelarse si la literatura es mágica, si la música es el lenguaje universal, si somos una isla, o si existe la posibilidad de tender puentes, de ver y ser vistos. no digo del valor del arte, no me interesa nada de eso. me refiero al cuerpo, lo que hacemos con él y las distintas maneras de proyectar eso en el espacio. amar es ahora mismo. antes de que se llene la casa de gente que limpia el pico cuando le pasás la botella.

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#34 / el día de la lealtad nos levantamos bien pasadas las doce, ya tirando a tres de la tarde. lou desayunó cereales, después hicimos mates y arrancamos para parque centenario a ver a cabrera. llegamos temprano, nos sentamos ahí nomás del escenario. el tipo estaba medio perjudicado por el frío, pero fue un concierto impresionante. es hermoso escuchar las palabras justas, así trenzadas con ese toque tan personal que tiene el uruguayo de la guitarra,

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como si la hiciera susurrar, sonando en secreto. nos encontramos con penélope y matías, ellos también con cara de alegría supongo que por las canciones, o al menos en parte debido a eso. después nos juntamos con juan pablo y su hijo julián, bebé él: posa para las fotos toma mate amargo y se ríe con toda la cara, en especial con los ojos redondos y enormes que tiene. lou nos sacó unas buenas, tomamos café, combatimos el frío con charla hasta que oscureció y un poco después también.

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no tengo idea acerca de qué será la lealtad, o cuál de los candidatos tocará mejor el cover, pero es después de días como éste, aún sin documento, y sin hacer el esfuerzo de levantarme temprano para ir a dejar el votito, que puedo gritar viva perón sin sentir gusto a verso en la boca.

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#35 / te volvés nada, un agujero sos, dijo mi vieja sobre sus días de fentanilo en la clínica. algo parecido sin la sensación amniótica me agarra los domingos, sobre todo si perdemos. cierta coagulación del miedo que impide respuestas de fuga o de defensa. entonces fumo y pongo disco tras disco hasta que los bordes de la música y los del agujero empiezan a parecerse,

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como cuando en la escuela te hacían calcar un mapa. a veces caer también es una forma bastante efectiva de saber adónde vas.

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#36 / mirá los sueños que vengo a hacer yo, me dijo la gorda en la clínica después de describir puntillosamente el traje verde de un chico que la venía a buscar y le contaba cómo andaba la gente en escriña. después me habló sobre una amiga de la infancia que aparecía metida en un pozo como de cien metros, que ella le decía pero gritá, llamá a alguien y del pozo la otra tipa contestaba ya traté, pero no viene nadie.

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eso último me sonó a cansancio, como si le costara fabricar las palabras. dicen que a determinados pacientes los sacás de su ámbito habitual y mezclan la fantasía con la realidad, que se desorientan o se confunden. a ese tipo de cosas que cuenta mi abuela yo prefiero llamarles literatura.

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#37 / metástasis es la versión colombiana de breaking bad. según ciertos psicoanalistas, también es el retorno de lo reprimido. hay palabras que fabrican boludos. creo que por eso todos las evitan: para no hacer la raya con el cuchillo en la tierra, dividir entre blanco y negro lo negro. decís cáncer y la gente a tu alrededor empieza a tratar de convencerte de que estás en un momento maravilloso.

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estaría bien pegar un grito, golpear fuerte la mesa ¡carajo! dejen de ser monos que no valen ni la saliva en la que hacen burbujitas sus atisbos de palabras. pero, a la vez, no querría ser esa persona, vuelvo a la raya con el cuchillo en la tierra y si pasa de acá, mi amigo, es con las tripas para afuera. no querría confundir el amor con sacrificio. plegarme, eso sí, como esas bicicletas macristas de los nuevos bienpensantes que van a venir, seguro, van a venir a librarnos de nosotros.

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plegarme sobre mĂ­ mismo y guardarme en el bolsillo interior del saco de un hombre mucho mĂĄs justo que yo.

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#38 / vos lo hacías para falopearte, me soltó el otro día mi vieja, hablando sobre la época donde se me había dado por tomar planta a ver si le encontraba punta para tironearle al embrollo que era la vida. de inmediato pensé en todas esas noches vomitando en baldes, o retorciéndome por el dolor de estómago, ajeno de cualquier visión, con la náusea como toda epifanía. pensé en mi espíritu como quien experimenta síndrome de miembro fantasma.

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contestĂŠ con un chiste, o algo amigable. creĂ­ dejarlo ir, pero acĂĄ estamos. igual tengo fe en lo celeste, pero cuando miro para arriba, mi versiĂłn del cielo no aparece.

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#39 / saltar, hundirte en mi lengua. como si todo fuese un juego y no hubiera necesidad de pensar en esta tregua erizada de silencios.

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#40 / el día que neymar se rompió una vértebra se rompió también nuestro televisor. igual miramos a colombia por streaming, juntamos moneditas perdidas por la casa para comprar fósforos y cigarrillos. cenamos fideos con agua, fumamos, y tomamos café. en brasil y en los televisores que sí funcionaban james rodriguez, seis goles, decía que los hombres también lloran.

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#41 / eran días de fideos y yerba barata. en vez de salir armábamos listas de discos o de capítulos de series, fumábamos con todas las luces de la casa apagadas. hablábamos poco, creo que estábamos ocupados pasando un buen rato como para comentar algo al respecto. uno se olvida, pero la alegría está toda ahí, el resto es pura espuma. los mates los fideos los cigarrillos el justo ordenamiento de canciones y capítulos. todo lo que sabe bien tiene gusto a vos.

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#42 / supongo que algunas cosas son medio mal de época: otros tuvieron la primavera del amor y a zeppelin, a nosotros nos tocó la de radiohead y antidepresivos. con cuentos de cuando venía el pinito fresco, o el punto rojo, pero carreteando apenas, hasta que alguien por fin se pone la maceta. toda una generación de descerebrados de flema y disneylandia metiéndole a batazos a los pasillos de un anticuario. sigan jodiendo con la tristeza. pero el que avisa no traiciona: en algún punto, se vuelve rabia.

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#43 / alguien dejó a su perro en el balcón mientras afuera llueve como si fuera a acabarse el mundo. el pobre ladra y rasca la persiana cerrada, apostaría mis dos manos a que en ese departamento no hay nadie. acá adentro buda maúlla sin abrir los ojos y yo pienso tranquilo picho, que va a parar. pero ya hay agua de vereda a vereda y los rayos cortan la noche desde lo alto hasta las terrazas de los edificios. el desengaño es un poco eso: un perro ladrándole a un departamento vacío mientras el cielo entero se le cae en la cabeza.

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#44 / el problema nunca fue ni la coca ni el trago ni toda la ristra de efectos secundarios. el camino de ida es la adultez. y ese termina siempre en que te morĂ­s.

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#45 / al ñato lo vi arrear los animales a pata, con un perro que le llegaba a lo mucho a la rodilla. llevaba en la mano una varillita de paraíso, les hablaba, vamo vamo a tomar agua, decía medio riéndose y los novillos iban rumbeando. después de mi abuelo, es el mejor jugador de truco que conozco. es de esos locos que cartean, no sé cómo hace, pero después de un par de pica pica te empieza a decir

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lo que tenés en la mano, sin importar quien mezcló ni quien cortó. esta vuelta hasta el dedo chico va por el ñato.

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#46 / a olmo lo conocí en el colegio careta de quilmes. los dos caímos ahí medio de prepo. tenía los ojos casi transparentes de lo claros, yo nunca había visto algo así. tiempo después de terminar el secundario se dio un palo con el auto y se mudó del otro lado del suelo. era hincha de independiente. jugaba de delantero por afuera, era derecho, rapidísimo el tipo. en esa época andá a saber por qué me había agarrado el berretín de no escuchar nada con distorsión

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pero el loco andaba a pleno con el grunge el punk y meta pasarme discos que yo ponĂ­a despuĂŠs de apretarle stop a feliĂş o buarque. ahora que escucho flema me vino olmo a la cabeza, contento, en el aula escrachando un banco y una carpeta con liquid paper.

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#47 / cerrar fuerte los ojos. mezclar temas de vedder con cabrera, o prĂ­ncipe. volver a leer. hacerse amigo de las palabras poco a poco, como tratando de ganarse la confianza de un animal salvaje. dejar lo que ya no sirve apoyado en un nombre propio y caminar.

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#48 / me acuerdo que ya medio criado yo, una vez le dije mirando una foto donde estoy de nenito agarrado de sus brazos: vieja, a vos no te pasa el tiempo. en aquel momento ella estaba siempre igual: de acá para allá el cuerpo enorme saludándose con todo el barrio, preparando de comer para toda su gente los domingos, la portátil siempre pegada a la oreja. ahora los años empezaron a mostrar las mañas: cuenta historias

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que hablan siempre del abuelo, habla de cuando era chica y nadie sabe bien si es todo verso, le marcan donde pifia y se enojan. todo bien con aullido, la poesía oral y toda clase de performance. pero cada vez que pienso en la literatura en relación al habla, antes que ninguna de esas cosas, me vienen a la cabeza los cuentos que hacía la vieja a la siesta hasta que los dos nos quedábamos dormidos.

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#49 / hace un rato se fue manolo, dijo que si salgo vaya por gascón y para el lado de corrientes, que sobre palestina y para el otro lado de guardia vieja andan los lateros, que a esta hora se ponen pesados. yo los tengo vistos de otros días, los ojos vacíos como si le pidieran la cara prestada a la muerte, de vuelta de todo, sin chance siquiera de pedirle unas monedas al que pasa cerca. cuando llueve, como hoy, me pregunto siempre dónde llevarán sus colchones, sus bolsos llenos de delirios, trapos inútiles y estampitas.

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#50 / -imaginarioresulta hermosísimo mirarte hacer las rayitas sobre ese disco raro de brian eno que acaban de regalarme. después mudar el grito de cuerpo en cuerpo, autoinvitarme a la fiesta que es tu ombligo. como si intercambiarnos las muecas, a contralabio, fuera suficiente para amortiguar la fiebre. como si dormir abrazados y salvarse fueran una misma cosa. -simbólicoefluvios dulces caídos al negro brotecitos arrancados de raíz, en eso pensaba mientras me iba acostumbrando a no esperarte.

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-inquisitivo¿tendrá algo que ver el amor, en ese alarido que describe mi nombre justo cuando sentís que tus huesos se derriten dentro del taxi, que llegar a casa es una empresa imposible? -insistenteguardo, algo escondida, la imagen de tu cara vista desde esa ventanita que tienen las ambulancias en las puertas de atrás: fue como tomarme vacaciones justo en el centro neblinoso del temporal de cenizas que mis días usaban por vestido.

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-confesionalnunca pude encontrar el momento apropiado para decirte lo mucho que me gustaba la huella de todas tus amigas sobre la boca abierta de nuestras sรกbanas.

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#51 / la primera vez que escuché los ramones tenía catorce años. detrás vinieron motorhead, canned heat, zappa, captain beefheart y otro montonal de deformes. ahora están casi todos muertos o en la definición por penales contra caronte. qué cosa rara el tiempo: te arranca a los harrison y los mark sandman mientras morales solá escribe para un diario de tirada masiva y respira lo más bien.

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#52 / en el noventa entendí de manera rudimentaria que se podía festejar la tristeza o al menos montar un espectáculo creíble. el alemán patea esquinadísimo y goyco le pasa recontra cerca, pero no llega. la red se infla al fondo y al costado. al rato la calle igual se llena de gente con gorros banderas y cornetas de plástico. caminé unas cuadras de la mano de mi viejo mirando para todos lados como preguntándome ¿de qué se trata esta fiesta y por qué no se me pega?

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a la distancia, pienso que un poco se trata de un iluminado con el tobillo como el tronco de un palo borracho puteando a una cancha llena de canallas que le silban el himno. aunque la canciรณn no signifique nada y la patria sea mucho mรกs lou el gato la casa que la bandera y toda esa historieta.

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#53 / vos arqueabas la espalda y yo creía que de existir revelación, debería parecerse a la medialuna de aire que se dibujaba entre tu columna y la cama justo antes de acabar. después había un silencio muy presente. como de meter la cabeza en un balde de agua tibia y aguantar apenas la respiración.

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#54 / hoy conocimos a la beba de loli y juandiego. los fuimos a visitar a la clínica, el mismo lugar donde vi desaparecer a la mejor versión de mis abuelos. el edificio todavía me da escalofríos. igual ahora pienso que la vida siempre se las ingenia para hacerle un hueco a la muerte o al olvido. es decir: exactamente lo contrario a lo que sostuve siempre. la cosa es que nació la beba de loli y juandiego. se llama martina y mueve las manitos de una forma muy hermosa mientras duerme.

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#55 / todo bien con plath y con pizarnik, esa gente que frasea como si eligiera cada palabra de un frasco de quinientas, una por una, revisando todas las otras opciones antes de decidirse. todo bien con hacer una escalera de las noches vacĂ­as y asĂ­ trepar por la espalda de dios para acuchillarlo en la cabeza. o si sĂłlo querĂŠs contar una historia o matar el tiempo o dejar algo claro, o al menos quieto.

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hay un serio error de perspectiva en creer que la poesía debe ser preservada en éste o aquél estado, o peor, que es patrimonio de determinado grupo que va a decir vos sí vos no. escribir, eso lo hace cualquiera. lo difícil es no volverse un engrupido en el intento.

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#56 / tengo ganas de agarrarlo del cogote, al tipo. gritarle en la cara ¡estás con ellos! aunque no sepa del todo quiénes están detrás del pronombre, ni cómo se sigue desde ahí. y para eso primero tendría que reconocer las manos. porque éstas no son mis manos, de eso estoy seguro. también sé que cuando duermo alguien me usa las palabras y posiblemente el pensamiento. no sé si a esto se refieren al decir mejor solo que mal acompañado, pero viene del todo a cuento. 95


#57 / el riesgo es creer que se puede ser específico en algo, que se bautizan con vino los dolores y en ese mismo nombre se quedan para siempre. que una casa es más llaves y paredes que canciones y perfume. el peligro es pensar que se puede saldar la paranoia con cierta combinación de palabras. como si se pudiera apagar el fuego echándole nafta encima.

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#58 / ahora van a aparecer todos: mediapuntas, delanteros, tĂŠcnicos, preparadores fĂ­sicos. campeones de la nada misma que no tocaron jamĂĄs una pelota, pero conocen la jugada el momento oportuno y la personalidad necesaria. yo creo que debe ser cualquier cosa menos fĂĄcil tener veintipico y el peso de cuarenta millones de boludos en las canilleras.

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después, eso sí, para caerle a la fobia o la reclusión estamos todos. miralo, si vive en una mansión y tiene perros de millonario, o la rompe allá lejos porque cobra en euros. como si esos tipos tuvieran la potestad de tu estado de ánimo, como si fueran tu enfermerita personal y te llevaran la pastilla y el agua, mostrándote bien las tetas. habría que cortarla con la de buscar un padre a quien colgarle las frustraciones y toda esa pajereada que uno va a contarle al analista.

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#59 / bueno, no sos verdaderamente un artista hasta que pasás unos días en un psiquiátrico, dijo el tipo. me pareció una pelotudez enorme, pero no contesté nada. debo haber hecho que sí con la cabeza, o algo parecido. ningún hospital me enseñó demasiado, más bien todo lo contrario: te preparan lentos los días desde la mañana, con la ronda de pastillas en vasitos de plástico o en polvo para los que están en difíciles. si algo descubrí

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fueron nuevas formas de estar quieto o del todo equivocado. sin embargo, un montonal de gente insiste en confundir la psicosis con un atributo, algo medio parecido a hacerse las rastas en verano y hablar todo el tiempo de la energĂ­a.

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#60 / ĂŠstos son los momentos donde tengo que darle una tarea a la cabeza por ejemplo mover los dedos por ejemplo destejer un suĂŠter bueno, tal vez eso Ăşltimo no, pero lo de mover los dedos es una forma vĂĄlida de pelearle al desorden. no que vaya a solucionarlo, pero es algo. una tarea clara, con un principio y un fin uno mover los dedos,

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dos, agrupar los libros por tamaño y meterlos en cajas. no importa si después no sé que hacer con ellas, ni con los muebles vacíos. de otra manera podría pasar algo horrible, no. podría no. va a pasar algo horrible. de esos eventos capitales que te parten la vida al medio, de los que si volvés,

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volvĂŠs con podredumbre en la cabeza, roto para siempre. por eso necesito una tarea. algo sencillo: mover los dedos ordenar los libros, algo que equilibre el nĂşmero impar de presagios de muerte que tengo en los pulmones.

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#61 / no necesito salidas teatrales, ni descubrir la martingala por la que suceden las cosas. no me interesan las bambalinas del lenguaje, los mensajes ocultos en diarios y carteles. alcanza con un silencio que no estĂŠ fabricado con el mismo aliento que las anunciaciones, un puto significado que se quede quieto.

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#62 / el careta de fabiĂĄn casas dice que todo lo que se pudre forma una familia mierda. pura mierda efectista. fuegos artificiales para la gilada triste y la izquierda esquizo que supimos concebir. para mĂ­ la familia excede al apellido. familia somos todos los que nos rompimos la cabeza con la bomba de manal, los treintitantos habitantes de escriĂąa, donde voy a recuperarme cada vez que tengo un brote, casi todos los hinchas de river,

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los que aman con los ojos cerrados y los brazos abiertos. la familia te tranquiliza cuando te pasas de rosca y no entendés ni podés entender de nada y necesitás que el mundo te dé tregua o al menos baje el volumen. te abre la puerta cuando venís sonado errándole a las escaleras y a todo lo demás. hay un poco de familia en todos esos lugares donde podés entregar el peso del cuerpo y olvidarte un poco de quién y para qué sos. familia son todos los que le ponen letra al numerito de intentar y arruinarlo y volver a intentar y volver a arruinarlo y así hasta el cansancio.

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asĂ­ que todo bien con boedo todo bien con san lorenzo pero en esta fabiĂĄn casas se puede ir a freĂ­r churros.

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#63 / yo no sé si fue penal. me acuerdo que el loco la levantó un toque y que yo tiré el cuerpo entero a lo pavo de costado y padelante, bien estirados los brazos y las piernas. sentí un golpe, sí, ni sé bien dónde. la pelota quedó mansita en el área. y ahí nomás se empezaron a gritonear que sí que no, y vos viste como es el fútbol. normalmente, uno lo deja todo ahí y, si sabe, se desquita clavando la próxima en el ángulo. pero yo soy arquero. y antes que arquero o al menos en la misma medida tengo esta manía

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de dar por dichas las cosas sólo cuando están escritas. no sé si habrá sido penal, lo que sí sé es que después se puso todo bastante salado, ni ganas de correr daban. entonces pedí el cambio, fumé un puchito al lado del arco, mientras algunos metían pata fuerte medio border, dejando la cara puesta después, con el la concha de tu madre ahí en la orillita de la boca, o al menos eso me pareció. al toque me vinieron las ganas de tenerla un rato y volví a entrar y me sentí un poco como un esquimal en enero en miramar. por las dudas, cuando terminó el partido, pedí disculpas.

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caminé unas cuadras, medio fastidioso y encendí el primero del día. yendo para casa, con la jugada todavía repitiéndose en la cabeza, lamenté no tener auriculares para aplastarlo todo con un buen par de temas de los ramones.

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#64 / cuando me falla el olfato y no hacen efecto todas las pelotudeces que tomo para no sentirme el tipo que soy, pongo siempre la misma canción de dylan cantada por eddie vedder. cuando desconozco hasta lo más primario la sangre, lou, los pares, pongo girl from the north country. ni puta idea qué dice la letra, para mí habla de cosas justas, de pasturas inmensas, de mi abuelo, del chevy del tio ñato, viñetas de vidas apacibles. donde no cabe la neurosis ni su prima gritona y fronteriza. así, la canción y yo nos las ingeniamos y a la séptima u octava vez que ella suena, voy encontrando algo parecido a un camino de regreso. 111


#65 / si tu texto empieza con la hora en que estás escribiéndolo estás muerto si tu personaje fuma lento y mira al vacío estás muerto si es un lumpen que la toma toda y mejicanea al diablo estás muerto si cumple las fantasías por las que despertás manchado y con vergüenza estás muerto si la clava en el ángulo de cuarenta metros o si las erra todas y goza con eso también estás muerto. últimamente las historias salen más caras que las flores.

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#66 / el abuelo juan era como un místico: siempre callado pero con la palabra justa a la orilla de la boca, con todos los nombres de las plantas y los pájaros dando vueltas en la memoria, pero no sólo los nombres sino los pájaros mismos hechos solamente de pájaro y los árboles, puro brote y madera, irguiéndose. cuando era chico, de alguna forma, todo el campo confluía en el viejo: caminábamos tardes enteras, él me abría los alambrados con el pie para que yo pudiera pasar, sacudía capital de mi cuerpo para que circulara lo vivo. le gustaba el asado y el truco, al abuelo. y perón y san lorenzo. porque uno dice místico y te imaginás un tipo como david carradine en kung fu. y no. al viejo no le sobró

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nunca un berretín, hablaba llano, con amor. ahora, mientras escribo, miro el manual de conducción política de reojo y pienso que las pocas cosas que tengo claras sobre el mundo y su funcionamiento se las debo casi todas al abuelo. y pienso también que es una coincidencia un poco graciosa que todos lo llamaran don juan. mi abuelo era un místico, y yo no puedo dejar de saludarlo cuando escribo ni cuando hago casi todo lo demás.

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#67 / tengo la imperiosa necesidad de romper algo de vidrio contra la pared que hay a mi espalda. por eso escribo, porque el registro del otro es eso: no mear el fuego, comer con cubiertos, hacer poemas, cuidar los vasos.

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#68 / como un mamado en una cristalerĂ­a, o un orientalista new age buena onda de madrugada en el baĂąo del san bernardo. para los que dicen que el arte no es inclusivo, un pobre en una galerĂ­a ya no es mĂĄs un chorro, ahora es la obra.

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#69 / de chico solía ir a lavalle con mi viejo. ir a lavalle era meterse en una sala de videojuegos ping pong tejo, cosas de esas. invariablemente salía extasiado, craneando planes para quedarme dentro del local cuando éste cerrase y así disponer de todas las maquinitas. pensaba cómo me las iba a ingeniar para no ser visto y me veía tocar un gran interruptor al tiempo que zumbaban y se iluminaban todas las pantallas. ir a lavalle también era comer una hamburguesa

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ahí cerca, con fritas y gaseosa. mi viejo me preguntaba qué quería y después pedía por dos para no tener que leer los precios y combinaciones en las carteleras. a la distancia no parece gran cosa, pero no hubo una de esas tardes en lavalle en la que no haya sido feliz. no una vaga sensación, sino una experiencia inscripta en mayúsculas en el medio del desconcierto.

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#70 / no solo no estamos en la cresta, sino que no hay ola. no hay punta de lanza de una nueva expresión artística ni de ninguna otra clase. tampoco hace falta refundar la palabra, todo ese quilombo interminable. al final el futuro o el desafío era nada más que abrazarse fuerte a pesar del tiempo y su enorme bolsa de burlas.

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#71 / Âżviste eso que tienen las casas chetas con perro que ponen banderitas toda la vuelta del terreno y le ponen tambiĂŠn un collar que da corriente cada vez que cruza el perĂ­metro? la cosa es que al tiempo se pueden sacar las banderitas y hasta el collar porque el animal se acostumbra. eso compartimos con los perros: somos todos bichos de costumbre. sĂłlo que en vez de cerco de banderitas nosotros inventamos el sistema bancario.

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#72 / acariciar al gato en la panza, grabar canciones de fernando cabrera, guardar las patas en el tubo plĂĄstico de rollo de fotos para los dĂ­as bajos. cada uno elige sus amarres. amuletos para tantear de memoria en el bolsillo si de golpe te borran el casete, cosas para recordarte que no perdiste todo en el tedio, que te puede agarrar desprevenido el domingo, pero igual vas caminando.

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#73 / la distancia es como la cocaína: si tomás demasiada no volvés nunca más a ser el mismo. si no la tomás nunca te ahorrás una manera de ser un imbécil, pero a la larga terminás compensando con otras.

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#74 / me acuerdo que una vez le preguntaron al negro fontova algo así como a quién le tenía miedo y el tipo dijo miedo no, pero respeto, al indio solari: el día que el loco diga bueno muchachos dale rompan todo nos tenemos que mudar no sé a dónde. ese ponerle el cuerpo al artista es notable. porque después te la van a querer venir a contar, que millonario que los perros que la mansión y las fobias. lo cierto es que de un lado hay un pedazo de lo que para mí es la patria o la casa o algo de eso.

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del otro, hay solamente analistas de esos que aprendieron a hablar de fĂştbol en los pasillos de la facultad.

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#75 / squirrel nut zippers tiene gusto a café juan valdez con risperidona. beth gibbons a los chocolates vauquita por diez pe del mitre ramal suarez. la velvet, como toda buena tipa, huele muchísimo a acetona. tom waits sabe a cuarenta y tres setenta y gárgaras de jim beam. jeff buckley: exactamente igual al pasto recién cortado. dylan, a librería con buena mesa de saldos.

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juĂĄrez, a primer trago de ginebra con luz de mercurio sobre el empedrado. joplin, a asamblea de sociales bien entrada la primavera. de todas las formas de estar despierto, la Ăşnica que aguanto sin chistar es la mĂşsica.

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#76 / hay que ser o parecer medio reventado: anotarse si pinta llamar a que traigan, mucho alcohol, enfieste, todo ese plan que va bien con la noche o al menos con las persianas bajas. como si hubiera que hacer todo ya, no dejar ni una miga ni la baba del final de la botella, nada. y ni siquiera es la pulsiĂłn de muerte. es tragar a lo pavo y despuĂŠs correr a contarlo, en una mitad noventas

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mitad héroe de la cantina playmobil. yo no soy ningún ser de luz, que es algo así como un careta con pretensiones, pero si no llego a la fiestita, arranquen que probablemente esté en casa tocándole la panza a buda.

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#77 / a la sg no la calibro desde que la compré. de esto deben hacer más o menos doce años. con esa guitarra toqué en el emergente en dhd, pero alunado, un poco de trama y otro poco parriba, con un cruce de cables y pedales que presagiaba todo el ruido que vendría después, pero adentro de la cabeza. a ese pedazo de madera me agarré fuerte para no desintegrarme cuando la cosa se puso verdaderamente fea y no lograba salir del departamento. ahora me recibe bien parado

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todos los domingos y supongo que así también el veinticinco próximo y todas las otras veces que la precise. ya tiene mis huellas donde más le apoyo las manos, salta cuando pifio. responde siempre con lo que tiene a mi tanteo bobo. está, no tuve perro, pero fuera de eso, estuve bien acompañado por lo menos de la rojita para acá.

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#78 / es como si los dedos te buscaran las letras allí donde empieza a disiparse la nube cálida de doctores y antidepresivos. como un reflejo. (recuerdo que era un niño, contaba los años en escalones del molino, miraba con asombro el asombro bobo de los novillos, aprendía de tu boca el nombre de los pájaros) raíces, entonces, los dedos. para que brote el pecho. algo vivo en el lugar del desconcierto y los terrores. algo dulce de tierra para escuchar sobre el ruidito de los aparatos y el susurro de las últimas bocanadas. (era un niño, lo recuerdo, sonreía como un tonto frente a lo anaranjado de las brasas, trepaba a los árboles buscando ciruelas abrigado solamente por tus ojos allí abajo, tus ojos)

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y no es que no entienda el asunto de los ciclos, o del tiempo, es que todavĂ­a no termino de habituarme a sentir, cuando hablo del rĂ­o, el recodo del agua a la altura de tu nombre.

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#79 / yo no sĂŠ para quĂŠ sirven las palabras, creeme, ya estaban todas rotas cuando empecĂŠ a usarlas.

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#80 / recuerdo el ciclo de los viernes en plasma. solía llegar tempranísimo, antes de que abrieran las puertas del lugar. me sentaba en la vereda y fumaba un cigarrillo tras otro, mientras del lado de adentro se escuchaban un par de compases ahogados de la prueba de sonido. después pagaba mi entrada y ocupaba una mesa pegada al escenario, viernes tras viernes, primero el invitado, ella después. ahí escuché por primera vez la rabia. la música es la única manera de tejer un puente entre el desorden que es el cuerpo y todo lo demás.

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#81 / I. yo dije que pagaba el taxi a su casa y que seguía viaje hasta la mía, ella estuvo de acuerdo. en el camino no dijimos palabra. ni siquiera preguntamos si podíamos fumar. ella miraba por la ventana, yo, hacia adentro. el chofer escuchaba una emisora de baladas de los años ochenta. la cabina del auto iba llenándose de sintes, rulos rubios y pianitos. II. ¿cuánto amor de fm es capaz de aguantar este silencio antes de partirse en dos mitades divididas para siempre?

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III. bajamos del taxi, ella dijo algunas cosas que nunca voy a escribir, yo asentí y me dispuse a irme sabiendo que lo había arruinado, que nunca se me dió bien lo de dar explicaciones. pero no fui a ninguna parte. IV. en el tapial del pensamiento no entra un vidrio roto más, sin embargo, mi cabeza sigue llenándose de visitas. V. dormimos abrazados. al despertar, la mañana nos ahorcó de cosas por decir.

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cuando vi la calle como un entramado de ruido y accidentes pensé sonriendo en el taxi, en las baladas y en los milagros. después empecé a caminar para el lado de casa con el primer cigarrillo del día encendido entre los labios.

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#82 / ni idea de dónde se sitúa el deseo puro, tengo los párpados pesados por toda ley y el departamento como patio de maniobras. afuera no valgo nada. soy carne de fantasma, comidilla para la industria farmacéutica. pero acá adentro, rodeado de tus cosas, soy como esos ciegos que aprendieron de memoria la ubicación de los obstáculos y se manejan lo más bien.

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#83 / algún día habría que hacer mil árboles con todos los cuadernos de analista del mundo. hacer los mil árboles a modo de disculpas, y hacer también el silencio del viento haciéndolos hamacarse.

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#84 / como nadar borracho, como el segundo vaso de coca reciĂŠn sacada del freezer pasando por la garganta despuĂŠs de haber vaciado medio blister de calmadores media hora antes. exactamente asĂ­ se siente despertarse a la orilla de tu cara.

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#85 / hoy volví a hablar de luisito, gabriel y el mejicano. de las rejas en las ventanas y en la puerta de las escaleras, de esa semana de vacaciones químicas en la casa grande venida a menos. de cómo se podía coimear a las enfermeras con alfajores para salir de noche a fumar cigarrillos al patio, solo, cuando todos dormían. de cómo gritaban algunos para que los desataran de las camas. suelo olvidarme los nombres enseguida, pero nunca perdí esos dos.

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con el mejicano me quise boxear porque estaba zarpado, pero a luisito y a gabriel donde quiera que estĂŠn un abrazo grande, esta ausencia total de alucinaciones auditivas va por ustedes.

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#86 / está grande, la gorda. tarda como diez minutos de la mesa al baño, todos los movimientos llenos de duda, los brazos enormes agarrándose del canto de la mesa hasta llegar al andador. mi abuela es como un árbol y así tiene pájaros en la copa, inventa cuentos, a veces la agita y si pudiera cagaría a bastonazos a más de uno. a las doce se emocionó, yo la abracé lo más que pude y le dije felicidades vieja al oído mientras ella, fija, pensaba en el abuelo y recibía los saludos de todos. un poco pienso

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yo tambiĂŠn en el abuelo cada vez que hay una fecha de estas. en realidad suelo pensar bastante en el viejo, en eso y en lo de los cuentos y los bastonazos creo que la abuela y yo nos parecemos muchĂ­simo.

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#87 / tanto va la palabra a la cosa que al final se rompe y queda en la boca nada mรกs la cรกscara de cara al eco del hambre.

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#88 / cuando la cosa se me va totalmente de las manos, me doy una tarea mecĂĄnica: lavar la ropa, sacar la basura vaciar los ceniceros. en silencio, entre los movimientos repetitivos, voy recuperando la idea de unidad. me rearmo en torno al balde espumoso o a la bolsa llena de residuos domĂŠsticos. mientras el resto de la gente se reproduce o cambia de trabajo o compra un terrenito, yo hundo las manos en el agua jabonosa junto restos de cenizas, barro de a una las hojas muertas en el patio de mi cerebro.

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#89 / una vez me hablaron de unos roedores que de un momento a otro, como ante una orden interna, cometen suicidio en masa tirándose por un barranco o algo parecido. nunca me molesté en chequear la veracidad del dato, pero así también se comporta el pensamiento: abandonándolo todo ante una chicharra que suena solamente dentro de la cabeza, buscando una caída donde dejar la vida.

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#90 / tengo la sangre lo crudo, la cosquillita de la primera vez que escuché a bob dylan, ese trompazo que no tiene nada que ver ni con la música ni con las palabras pero incluye a las dos. tengo los pájaros, las piedras de mica y cuarzo, el aliento para calentar las manos, el vino, el kiosco al lado abierto hasta tarde. pero sobre todo la dicha de una casa donde entran todas tus cosas, que se entreveran con las mías a medida que pasan las tardes.

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#91 / no sé una goma sobre los nuevos lenguajes, ni creo estar muy interesado en el cotilleo del ambiente. no sé decir -interesantedespués de una película sobre un régimen totalitario que en realidad alude a la angustia del canal de parto. me gustan motorhead, el fútbol por el piso, la costilla sin marcar y la siesta. me las pateo cuando pienso, en general, en el hecho artístico. un poco dan ganas de tirarle al performer una pala y un fratacho, pero, nobleza obliga, tampoco es que yo haya levantado a mano limpia todos los barrios de la época del pocho, que digamos.

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#92 / vení buda, llamo chasqueando los dedos, al toque el loco trepa por la pierna hasta acomodarse en la falda. ronronea como un motorcito, había dicho el rasta de la veterinaria. y es cierto. desde que llegó a casa, no ha dejado de hacerlo. hace tres días que el pensamiento, eso de masticar de más todas las palabras, cuando recuento mis caprichos, no aparece. apenas van tres días y yo ya tuve satori.

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#93 / la infancia ahora se me aparece en un plato de frutas recién peladas por mi viejo arriba de la mesa de la cocina, brillando bajo la luz blanca en la música de mi vieja que nunca tomó de más ni fumó con la orilla de los dedos, pero tenía discos de garcía de trova de almendra. en el campo abierto que son los abuelos, en todo lo que saben los árboles que son sus manos. llevo todo eso bien adentro junto a la costumbre de llegar tarde a casi todo compromiso y temprano sólo a los tropiezos. cuando veo la fuerza que hace el tiempo

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para el lado del olvido, opongo la columna vértebra por vértebra, y pongo presencia en las manos. no sé si voy ganando ni cuál es el juego lo que sí sé es que no termina hasta que me apaguen las luces.

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#94 / la primera vez que escuché rubén juárez fue de un disco tuyo: un veinte grandes éxitos que un día me robé de la quinta y ahora tengo acá al lado listo para los días de lluvia o para cuando se me antoja. lo mismo con julio sosa y river. me acuerdo de la copa del noventa y seis, todos los partidos al monumental, hasta que por fin escudero tiró centro y crespo cabeceó al arco vacío y nos abrazamos y volvimos festejando a casa.

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tambiĂŠn me vienen a la cabeza todos los ping pong y montones de charlas igual de parejas: ahĂ­ aprendĂ­ a buscarle la vuelta a las cosas, a encontrar la punta del ovillo y otras varias frases que reciĂŠn ahora entiendo del todo.

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#95 / yo pienso que vos sos un pelotudo, le soltó garcía al tipo en plena entrevista. antes le había dicho que el arte era cagarse de frío y el otro, ojo acá, le quiso explicar a garcía le quiso explicar, que no, que el arte era mucho más. raro ¿no? como si charly diera un curso de cámara oculta.

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#96 / como regar un semáforo todos los días esperando a que florezca, así mi relación con las palabras: empujo hacia afuera, con esfuerzo, trampeándole los pasos al silencio.

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#97 / el avión se empezó a mover a los diez minutos de despegar. hastá acá todo bien, un poco de turbulencia, como andar en auto por una calle de ripio. nos abrochamos los cinturones y hablamos de otra cosa. el problema vino después de un terrible pozo de aire: titiló una luz roja, se escucharon tres timbres y las dos azafatas sentadas al fondo corrieron por el pasillo para adelante y cerraron la cortinita detrás de sí al llegar

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casi hasta la cabina. ¿que pasa? ¿esto es normal? me preguntaste en pánico. no es nada, no te preocupes, dije y te abracé sonriendo. con los dos huevos en la garganta, confieso, muerto por adelantado, pero visto desde afuera, podría decirse en calma. después de eso el resto del viaje fue como estar dentro de una licuadora encendida hasta quince minutos antes de aterrizar. también es un poco así en tierra y ante todos los demás: el miedo está siempre ahí, pero se esconde. porque aunque después

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resulta que no sucede, del desastre estamos convencidos para siempre. o mejor si vamos a caer, que sea abrazados y haciendo chistes hasta el segundo justo de romperse la cara contra el suelo.

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#98 / una mujer de unos sesenta años, diez de la mañana, lleva el maquillaje igual de tembloroso que el pulso, la luz blanca del supermercado la desnuda. tiene entre manos una botella de seiscientos de seven up y una petaca de ginebra que se empeña en tapar con la cartera, sin lograrlo del todo. tiembla y pregunta cuánto es con la voz casi en un grito cuando el cliente anterior todavía está pagando su compra.

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la cajera gorda la mira y la reconoce de otras mañanas iguales a esta. no le dedica ni un gesto. finalmente llega a la caja, paga lo suyo con cierta dificultad y desaparece en el anonimato de la avenida. no creo que se refieran a esto cuando dicen que el desayuno es lo más importante del día, pero la señora parecía tomarse el asunto muy en serio.

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#99 / y ustedes, los que no babean cuando hablan, los que no saben de qué se trata el extrapiramidalismo, los portadores de la palabra justa, arqueadas las pestañas del verbo vestidito de domingo, pero descalzo, pero caminando sobre brasas, ustedes, los blancos de cerebro, los sanos al bañarse ¿sienten cosquillitas ahí? ¿o la paja pasa por el dedo en el aire, hacia adelante ¡vos! volado, loco, piruchito, enfermo?

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yo no sé, tengo solamente el recuerdo de una liebre muerta colgada a desangrarse de un molino en el lugar de todas las excusas: la saliva me sobra, la lengua me tropieza, hace tiempo que la fe se me va en el puño cerrado que se abre en la boca, y el vaso de agua después. pero pasaría un taxi por el ojo de una cerradura antes de pedirle a cualquiera de ustedes permiso para terminar un poema o alguna otra cosa.

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#100 / no es que estĂŠ de vuelta, es que mi memoria es tambiĂŠn un modo de entender la impermanencia.

164


.:.



.: Epílogo :. no vengo del cuerpo, me gustaría dejarlo claro de una vez por todas: es el hambre, muchísimo antes del vientre agrio que acuna mi nombre. *** lo lamento, ya no se trata de hacer del universo un lugar regido por canciones, ni de empujar con los dedos la garganta hacia afuera para hablar del desconcierto. ni siquiera de los gritos. encontrarán mis huesos apilados al pie de la más vacía de las páginas. *** quizás vestirse de espaldas y desaparecer en la oscuridad sea el mejor intento, el equilibrio posible entre la risa y los temblores.



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