CONQUISTANDO EL MÁS ALLÁ Entre espacio, deporte, estudio y adolescencia Mariano Ramírez cursa a penas el décimo año, pero su futuro no sólo parece sino que empieza a ser desde ya prometedor. A sus 16 años, Mariano fue presidente del "cole", es un alumno de excelencia académica, es triatlonista y músico. No preguntamos qué hace en sus ratos libres, pues no parece que haya muchos. Mariano es un chico fuera de este mundo, pues es ahí donde quiere estar: confiesa estar obsesionado con el cosmos. No recuerda cuándo empezó esta afición, pero siempre ha sido parte de su identidad. Lo cierto es que las películas de Star Wars, los legos de naves y un viaje de niño al Space Camp le hicieron saber desde la más temprana edad que la galaxia era lo suyo.
¡Y lo sigue siendo!, Por eso no es de extrañar que cuando su tía vio un anuncio en un periódico sobre becas para asistir al Programa Escuela del Espacio, del Centro Espacial Johnson de la NASA, pensara precisamente en él. Pero el aviso vino tarde y el reloj marchaba en contra de Mariano y sus sueños, una semana para aplicar no suena como tiempo suficiente. Sin embargo, la determinación que lo caracteriza hizo que se las ingeniara para cumplir con el proceso de selección que incluía la elaboración de un ensayo, un examen, varias entrevistas y el cumplimiento de requisitos. Por ejemplo uno era tener un promedio de más de 90 en matemáticas, física, química y biología.
El esfuerzo tuvo sus frutos: Mariano fue elegido por encima de alrededor de 60 personas. "Fue un proceso súper rápido, me llamaron solo dos días después de las entrevistas. Fue súper emocionante porque vi el número y cuando me hablaron me puse muy feliz, corrí adonde mi papá y me dijeron que había sido uno de los dos ganadores. Nos abrazamos y celebramos". Mariano sabe que cabía la posibilidad de que le dieran una respuesta negativa, pero eso nunca pasó por su mente, “Ahora que lo pienso no sé porqué”, confiesa. Este adolescente siempre ha admirado a quienes no están metidos de lleno en un solo ámbito, sino que van más allá."Cuando fui creciendo me fui dando cuenta que hay que ser una persona 'redonda' por decirlo así… Entonces empecé a hacer más deporte y para afilar mi lado creativo me metí a tocar instrumentos”, cuenta el futuro ingeniero aeronaútico. Según su padre, don Mariano, muchos se muestran curiosos sobre cómo tener, como él, un hijo prodigio. Asegura que el secreto está en dejar que los hijos crezcan con la posibilidad de escoger, y que se sientan bien en lo que están haciendo. “Creo que hay muchos papas que cometen este error clásico; por ejemplo yo toda la vida jugué tennis y a Mariano pequeño lo metimos a clases, pero nos dimos cuenta de que no le gustaba y no seguimos con eso. Así que buscamos algo que le gustara y eso terminó siendo la natación. Hay que exigirles y presionarlos, pero siempre con la libertad de que estén disfrutando lo que hacen y que se vuelvan comprometidos y responsables con lo que van a hacer”, dice el orgulloso (¿cómo no?) papá.
“A uno se le aliviana mucho la carga de la parte académica y de pensar en las notas, pero por otro lado se incrementa la parte de mostrar la importancia de tener una vida que complemente el pensamiento lógico con lo social, lo deportivo y ser una persona de bien y con valores”, finaliza. Una extraordinaria aventura fue lo que vivió Mariano durante dos semanas en Houston, Estados Unidos. Con él, otros 60 estudiantes de alrededor de 20 países tuvieron la oportunidad de participar este programa adonde conocieron diversas Universidades y hasta planearon una misión a Marte. Mientras no se descubra agua en otro planeta lo seguiremos teniendo en Crol Swimming, pues asegura que nadar no es negociable por ser su entrenamiento favorito de “Tri”.
Gracias Mariano por enseñarnos que cuando el deporte va de la mano con los demás aspectos de la vida, todo camina mejor. Y sobretodo por recordarnos que todo trabajo duro tiene su recompensa.