Perro Muerto / poesía , PabloDelgado Ulloa.

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Un acto en breve...

©Perro Muerto ©Pablo Delgado U. Creación independiente Textos y concepción de la obra: Pablo Delgado U. Diagramación: Amanda Espejo ©Colección EN BREVE ©Ediciones del Taller www.deltalleredicioens.blogspot.com 1° Edición de 30 ejemplares Prohibida su reproducción parcial o total. Quilicura, Santiago de Chile - Diciembre 2008


PERRO MUERTO PABLO DELGADO U.

2008


PERRO MUERTO

Permítanme restregarme la memoria.

Sin recortes ni periódicos, ni fotos desteñidas descubriendo mi pasado. El flash no fue mi pasión apenas quiltro moviendo la cola o levantando la pata para apaciguar los ánimos maceré la hierba y corté las begonias. Hubo turbas que quisiera olvidar y uso mi olfato. Puntos de vista, consignas, rabias amorosas y otras me incitan a que las he conocido (yo ya tengo suficiente) mi raza está por verse. Mejores cosas se hicieron en mi infancia a ras de pasto como los anfibios o aviones de juguete tendidos en el patio. No simulo nada y pateo como un bebé, quiltro al final, mi recuerdo es eso, un guiño.



YA NO HABRÁ PLEAMAR Ya no habrá plea mar entre nosotros

ni las elípticas mariposas cruzarán el océano en pos del sosiego. Fuesen buscando el surco del agua, quebradas u olas como habidas a callar tu grito y el mío. De las flores del mal se contará después y sea posible juntarnos a beber el mosto vestigio de esa vera. Pasaremos a emborracharnos otra noche y seremos después de todo, ebrios de ese mar en cinta. Se cuenta que bajamos abrazados, abrazados y torpes como un desliz de perro que cruza dos veces una plaza. Nos apretamos los dedos, tus dedos y mis dedos, se cuenta que algo se veía a vastedad de playa en esa ola, y que una sombra, algo como una sombra sobre otra se dejaron caer. Nada más se supo de nosotros.



AMORES QUE ESTÁN MATANDO

La

crónica roja, siempre

De

cin

co e sto

cad

as t

roz

ó su

cor

azó

n so bre

la m

esa

escudriña en lo más bajo. Vapulea, no da detalles de los acontecimientos ni de los hechos. Escupe en las sábanas y sabotea las colchas, patea sobre el muro y rompe puertas y ventanas que encuentra en la vereda. Sólo escuetamente en una línea:


ALGO SOBRE LOS IDIOMAS

Los pormenores y detalles están escuetamente en la calle, a borde de página, como si fuese un manuscrito o diario de vida donde penosamente se tuercen abismos que conducen al cielo.

Tachadas o desviadas a propósito sucumben en la porfía sus otras palabras, las obscenas, las turbias, las que no tienen más refugio del placer de escucharlas o balarlas como bestia en su saliva. A de que en tu oído estaban en desuso macerando mansamente, y me dejabas unas u otras para el festín su fuese una tarde de esta a consolar el sol que bajaba de vez en cuando a mi cremallera.


CERCENANDO EL MAR EN SU CAÍDA Sabía de esa calle

cercenando el mar en su caída. Bajaba mis pisadas por la vera y cruzaba la plaza en un desdén hasta tu cuarto. Condell, Pudeto, el café, eran mis señas para golpear las escaleras donde hubo disturbios, malos entendidos y destrozos de amor en esa turba. Ya en ese entonces amaba y bajía cual preñado mi frondosa saliva. Mordía pañales y banderas para conquistarte en fuese de gloria sobre las otras batallas. De mí no se cuenta elocuencia, sino, la brevedad de ser parsimonioso, como el gusano que se atreve al éxtasis en fuga de cruzar la selva de frondosa vaguedad. Ahí fue mi conquista. Me atrevo a decir que mantuve la calma para despistar mi inocencia. Nada se sabe, ni se ha descubierto pito alguno para acusar mi adicción. Sólo amaba cual petardo las tardes enteras en tu cuarto de paredes oscuras. Menuda fragancia aterrizó en mis labios cuando ya sabía de esa calle cercenando el mar en su caída.



QUEMANDO LOS MUROS A Sergio Gómez M. Aún en la vera de la impunidad y la memoria.

Me hablaron, me dijeron tercas voces que me cubriera

que me tapara los ojos. Y allí miré a esa hora de la noche, vi unos tajos, hebras de luz que bajaban por mi espalda. No me detuve a desfondar la orilla del río, ni a escabullir los escupitajos desde el vaivén del puente. Escarbé como en una tumba descubriendo terrones de flores secas. Sin embargo, no fue suficiente el placer de la luna quemando los muros, haciéndolos fuego y ceniza como un crematorio más del patio 29. No encontré mariposas quebrando mi canto ni el aire puro que varaba en mi infancia. Mapocho era un muelle lleno de hormigas que mugían mis pulmones. La hora qué importa, el pos data dirá: En confuso incidente muere sujeto que opuso resistencia a las fuerzas del orden, entre sus pertenencias no se encontraron documentos que puedan dar con su identidad. F/23/9/73.


DETENIDOS DESAPARECIDOS

No confundan.

Nosotros fuimos naturaleza muerta en el territorio de Chile. Allegados permanentes y cruzados de amor bajo las espigas. Nos hacíamos el injerto para sabernos, pero la piel nos acusaba. Rozadas las muñecas al fervor del gentío, nada nos era candoroso, ni siquiera nuestras sombras que de ti y de mi nos buscaban. Fuimos proclives en la hora nuestra, hasta silabarios de tantas preguntas nos prodigaron para seguir de poste en poste, de muro en muro, como suponiendo que tanta fábula era necesaria. Lo fortuito era desvastado y las consignas resignadas al diluvio en la cavidad del estadio, circo, manusterio o fogón en el recinto donde fuimos coludidos a marchar al son de las fisgas que basaron nuestros cuerpos. Se supo al fin, nos llamaron por nuestros nombres. M254, H247. Libres por falta de meritos.


Pablo Delgado U., se inicia tangencialmente en la literatura a partir de O Crónica de un Territorio, versión que merece en un certamen regional su primer premio. Entre ciertos afanes escribe su más logrado texto Gusano de Tierra, que quedó como finalista en un concurso consagratorio de poesía. Afanado y escurridizo merma su creatividad por el año 79 donde otro premio a nivel de región le otorga a Disturbio helado de una sombra, un galardón en la Casa de la Cultura de Viña del Mar. Allí se congela siendo cómplice de ciertas publicaciones que lo motivan a iniciar un camino de incipiente editor de noveles escribientes como él. Su escritura allí se congela, dedicándose a tiempo completo a su oficio de diseñador de packaging por muchos años, sólo vinculándose a la literatura como lector de poesía. Posteriormente, el año 2003 reinicia su verba literaria vinculándose al taller del Centro Cultural de Quilicura, donde colabora en la edición de Fragmentos para otros textos, publicación que reúne a un número no menor de incipientes escritores como él. Hoy es parte - como editor - de la revista La Mancha, edición ya publicándose en el número once. Paralelamente escribe haciéndose parte en algunos concursos donde obtiene el premio Bar Per-Verso, servilletas de papel, edición marzo 2008. Además este año clasifica con una mención para el concurso de poesía Horno Nicho Ecológico.

Página del autor: http://pablodelgadoulloa.wordpress.com/


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