PRÓLOGO
…No se te notaba que te gustaba, sin embargo, yo no tenía problemas en que mi corazón se acelere cada vez que andabas cerca o escuchaba tu nombre… Lunes. 6.55 a.m. Un rayo de luz le ilumina la cara. Refunfuña. Abre los ojos y respira hondo, exhala. Se siente muy consternado y con dolor de cabeza, ya no recuerda la última vez que durmió tan mal y es que anoche se la pasó escribiendo en el portátil hasta ya no poder más, esa adicción a escribir le estaba pasando factura. Se arrastra muy lentamente por sus sábanas y logra sentarse al borde de la cama. Se revolotea el cabello, lo tiene largo. Sí, así siempre ha sido mejor. Se inclina hacia la mesita de noche aún con los ojos entreabiertos y observa el reloj. -¡uff¡ Ya es tarde, la próxima vez compraré un despertador, este móvil va de mal en peor, ya no se escucha ni la alarma-dice sin mucho ánimo. Reflexiona unos minutos sobre su existencia y comprueba que todo está en su lugar , mejor se da prisa, no querrá llegar tarde a su primer día de clases, se metería en problemas, además no es cualquier alumno que cursa el último año de la secundaria , resulta ser el brigadier general de su colegio. Y con el carácter del director, más le vale llegar a tiempo. Pero la verdad, es que el principal motivo por el que no ha pegado el ojo en toda la noche, ha sido por ella, y eso, él lo sabe. 7.25 a.m. Luego de hacer un esfuerzo sobre humano en tomar una ducha, prepararse un desayuno y despedirse de sus familiares –sin olvidar a su mascota- . Sale
de su casa con la mochila en los hombros-la misma que adquirió el día anterior en una tienda del centro- dando grandes pasos y avanzando incansablemente con la convicción de llegar a tiempo. Para su suerte tiene las piernas largas y eso ha influido en reducir el tiempo. Da la vuelta por esa conocida calle, esa que durante cuatro años ha visto todas sus ocurrencias, cambios de ánimo y de más. Por fin logra divisar a un grupo bastante notorio de alumnos con el característico uniforme de su institución. ¡Qué emoción! Hace mucho tiempo que no veía a sus compañeros y allí están, los nota más altos, aunque algunos siguen de la misma forma. Es cierto, él tiene la impresión de haber crecido algo en estos meses de vacaciones, tal vez el básquetbol y la natación sean los responsables. -¡Mira tú! ¿Cómo has cambiado pelona?-le objeta mientras observa su larga cabellera. -¡Venga ya!, no empecemos con eso de nuevo, que el año pasado hiciste el ridículo canturreando ese pregón.-exclama casi como un resorte al oírlo. -Arquea la ceja- Así que piensas que hice el ridículo. -Totalmente.-dice en tono burlesco. -lo mira desafiante, pero su cara pronto esboza una sonrisa- Ven aquí, te hemos echado de menos ¿sí o no chicos?- Se escucha un rotundo ¡¡¡¡Sííííííí!!!!!! Al unísono de sus compañeros. Durante unos tres o cuatro minutos de abrazan y comparten los respectivos saludos de bienvenida. -¡¡ATENCIÓN!!-retunda una aguda pero potente voz en todo el frontis. El director se dirige al público asistente para empezar la ceremonia de inauguración, ritual sagrado que marcaba el inicio del año escolar. Siempre es igual desde que tiene uso de razón. Y eso significaba una cosa. Las clases habían comenzado. Pero no sólo eso, los sentimientos hacia una persona que no estudiaba allí, también.
Capítulo 1 Hay una gran diferencia entre querer a alguien y estar enamorado de alguien, lo primero lo demuestras a diario y lo otro te puede llevar a ser feliz o pensar que tienes la peor suerte del mundo, y es que para hablar del amor, uno tiene que estar enamorado o con el corazón roto y ahora honestamente, no sé cuál es peor.
Hace más de nueve meses. Miércoles. 9.49 de la noche.
-mmm…¿No me digas que te está empezando a gustar? -No voy a mentirte. Sí, me gusta, pero... -Dime. ¿Qué pasó? -Es una persona muy especial, hace algunos días quedé con ella en su casa, para hablar sobre nuestros pasados y presentes sentimentales, jamás había contado tan abiertamente esos temas con otra persona – y me alegro que fuera con ella- . La poyé en todo, claro, además aún tengo gravada la frase cuando dijo que no le gustaba. Que hace poco había terminado una relación sentimental y de la cual se le notaba muy enamorada. Y para qué mentir, creo que sigue enamorada de él, así que no soy una opción. -Ya veo. Pero estas cosas suelen pasar, lo siento. -Descuida. ¿Sabes algo? Me propondré conocerla más, tratar de ser uno de sus mejores amigos, que pueda confiarme sus problemas, y yo también. -¿Hablas enserio? -Sí, es lo que siento. Va enserio.
-Otras personas hubieran pensado distinto, pero ya lo decidiste, espero que consigas lo que te propones, eso sí… -Dime… -Cuídala. -No lo dudes, es muy importante para mí. No quiero perder su amistad. -Vale, entonces llámame cuando puedas hablar, hasta luego. -Gracias por escuchar, adiós.
Capítulo 2
Hace seis meses. Sábado. 5.30 a.m. -Creo que me estoy enamorando. -¡A los tiempos hermano! ¡Pero hoy sí que has madrugado! ¿Eh?... ¿Qué, qué? ¿Te has pillado de ella? -Bueno…sí, precisamente de ella. -¡Pero cuéntame tío!, que después apareces a los meses y no pienso quedarme con la duda. -Verás, ahora hay más confianza entre los dos. Es bonito, sabes. Con ella puedo ser yo sin necesidad de aparentar. Hemos salido a muchos lugares y hecho cosas en cada uno de ellos, me agrada pasar tiempo a su lado y algo me dice que a ella igual. -Se te nota en los ojos tienen ese brillo tan característico y también de la manera en la que lo dices…y ella… ¿lo sabe? -No. Aún no se lo he dicho, pero no te preocupes soy feliz siendo su amigo, además, necesita una persona que la valore, la respete y de seguridad. Y quiero ser esa persona. -Y… ¿Qué hay de lo que me contaste esta noche? -¿Te refieres a lo de él? -Exactamente.
Pues, es muy difícil, no darse cuenta. Ella le quiere, se nota en su mirada, aunque suene muy cursi, es la verdad. Pero él se muestra distante, quizá por temor a cometer algún error o por miedo a la verdad. -¿Y ustedes han vuelto a hablar solos? -Hace poco tuvimos un diálogo, me gustó- entre tantas cosas- su sinceridad, no me creo el mejor consejero del mundo pero hice un esfuerzo. Digamos que yo también tuve una experiencia sentimental que no terminó muy bien que digamos. En tanto de lo que he escuchado, prédicas en la iglesia donde asisto, porque creo en eso y pienso que todo tiene su tiempo , o al menos Dios dispone del tiempo necesario para que cada uno de nosotros pueda desarrollar se acuerdo a su voluntad, sus actividades. -Y luego… ¿Qué pasó? -Gracias a ello, ella pudo tomar una buena decisión, la de contar la verdad a sus padres, ya que sólo había compartido ese “secreto” con sus amigos. Y es en esos momentos en los cuales encuentras una satisfacción personal enorme –me tocó experimentarla- porque de momento pude ayudarle. La mejor parte fue cuando escuché que yo formaba parte de su vida, que nuestra amistad ha sido una bendición y que me admiraba por las cosas que hacía… -Se nota que la quieres mucho, mira, no es mi plan ser el malo de esta historia, pero esto de enamorarse de alguien que piensa en otra persona, termina por causar daño en el que se enamora, me equivoco. -Pues… -Eso era lo que temía, estás sufriendo. -No empezaré con habladurías de cómo debería o no debería ser una relación, porque entraría en un gran debate. Pero en el fondo, tanto que lo omitía para hacerme dudar menos, era que desde el día que supe y acepté que ella continuaba enamorada de él. Pues está escrito que va a doler y muy fuerte. -¿Por qué lloras por ella?
-Es complicado y algo mío, pero he de dejar todo lo que me queda de orgullo para contártelo. Tiendo a hacerlo cuando veo que no la pasa bien, pero no quiero darle más problemas sentimentales de los que debe tener. Por esa sencilla razón es que mantengo al margen mis sentimientos, sin embargo, no puedo dejar de preocuparme porque esté bien, por tratar de hacerla sonreír- por cierto, me encanta su sonrisa- y es simple, porque todo eso, me afecta. -¿Y cuando está feliz? -Me encanta escuchar cuando habla, es una capacidad que a mi parecer comparto con casi todas las personas con las que he hablado, escuchar es bueno, en cierto modo, porque ayuda a que la otra persona se dé cuenta que le estás prestando atención. Aunque a veces parece que no le muestro atención, la verdad es que sí. Y cuando sonríe ¡uff!, cuando sonríe pierdo el sentido de la realidad por unos instantes, o lo que dure lo que me ha de contar, suelo sonreír cómo tonto también. -Dejando de lado ese tema, ¿Puedo hacerte otra pregunta? -Claro. Por qué no. -Eh... ¿Cómo te tratan los estudios? -Bien, no me quejo. Las clases empezaron con regularidad, en mi salón se añadieron otras personas, las cuales tratan de identificarse más y mostrarse tal como son, por que no es común que termines e otro centro educativo el último año de estudios secundarios, cuando ya habías echo amigos y ahora sí que los echaras de menos. Pero la vida es así, hay que seguir. Llevo bien los cursos, y estoy pensando en ir a una academia, con el objetivo de incrementar algunos conocimientos para rendir con suficiencia un examen de admisión. -Y eso es cierto, como decías, hay que seguir, así que mejor te apuras o esta vez no tendrás tanta suerte como el otro día. Y ya sabes deben es cuidarla. -No lo dudes, estaré con ella para todo lo que necesite. Gracias por tu tiempo.
-No te preocupes, me caes bien, hasta pronto. -Hasta luego. En eso escucho a lo lejos que mi mamá lanza fuertes gritos voceando mi nombre. -¡Ya va!-digo alzando la voz algo molesto. Pero es demasiado tarde, ella ya ha subido a mi habitación. -¡Señorito! Estas no son horas de levantarse- dice algo alterada. -Pero mamá...-¡Mamá nada!-me interrumpe- tu abuelo ha ido a comprar el pan, porque te demorabas mucho. -Valla no fue mi intención, pero no te preocupes que llegaré temprano hoy y mañana compraré el pan y haré el desayuno. -Bueno eso espero-resopla. Te espero abajo con el desayuno y no tardes. -Está bien mamá...ya veo porque a veces soy tan enojón-logro decir en una susurro casi inaudible. -¡Te escuché! Y será mejor que ordenes tu cuarto también. -<<¡Rayos!>> pienso. Y ruego para mis adentros que debajo de mi cama no exista aún un mounstro que pueda comerme. Bueno el día transcurre de lo más normal y de momento, trato de no pensar mucho en las cosas que me causan dolor.
Capítulo 3 Hace cinco meses. Domingo. 8.46 p.m. -¿Y ahora? ¿Qué te sucede? -Déjame ahora, no estoy de buenas y menos deseo hablar. -Pero al menos dime por qué no has cenado con tu familia. Ellos te estaban esperando y mira que los has rechazado. -Lo sé, ahora que lo pienso me siento mal, no debí ser tan borde con ellos, pero no estoy para ser amable con nadie. -Fue por ella. ¿Verdad? - ... -¡Pero mírate! Pobre cama, no merece que la empapes así con lágrimas. Calma hombre, deja de llorar, todo pasa... -¡No me entiendes!-grito al borde del colapso sentimental- Y la verdad es que ahora yo tampoco.
-Te conozco mejor que nadie, tú bien lo sabes y nunca te he escuchado llorar tan sincera y amargamente. Quieres platicarlo o lo dejamos para mañana. La verdad es que preferiría no hacerlo, pero las ganas de compartirlo con alguien me está recomiendo el cerebro y al final de doy por vencido. -Está bien, no esperaré hasta mañana. Porque mañana tal vez ya no despierte y ella seguirá allí. Así que quisiera que le cuentes lo mucho que la quería y de seguro que lo seguiré haciendo. Trato de decir estas palabras sin que se me derramen las lágrimas, pero sorprendentemente logro contenerlas y dejar que fluyan mis sentimientos. -Vale te escucho. Y cuenta conmigo para esto, sé que no la estás pasando bien. Pero no dejes que el enojo te gane, las cosas pasan por algo. -Tal vez tengas razón, esto es lo que recuerdo... Hace menos de una hora. Luego de la reunión de adolescentes en la Iglesia, me ofrecí para llevarla a su casa, caminamos juntos, ninguno de los dos decía nada, pero el ambiente era agradable. Hasta que divisé acercarse por la acera un joven montado en una lomboard. Casi por instinto ella apartó la mirada y se puso demasiado tensa, intentando buscar alguna salida. -Necesito hablar contigo, en privado- dijo él con tono más o menos tranquilo, tratando de ocultar su desesperación y con un énfasis especial en las dos últimas palabras, que por si no era obvio iban dirigidas hacia mí. -Ayúdame, no me dejes por favor-me susurra. Se le notaba con algo de temor e inseguridad aun así decidí no intervenir, decisión de la que luego me he de arrepentir. -Adelante, yo ya me iba- Me sorprende la forma como las palabras salen de mi boca sin poder frenarlas, cuando el corazón me dice que haga todo lo contrario. -Ya sabes que hacer, sólo cuídate, nos vemos- Le esspeto a modo de despedida, dándole un último abrazo y prosigo mi camino.
Subo al primer autobús que me encuentro y segundos después me doy cuenta que por suerte, si me llevaba a casa. Los segundos transcurrían lentamente, lo suficiente como para que el viaje de vuelta a casa me parezca eterno, siento una sensación inmensa de llorar, pero hago todo lo posible por controlar que se escapen de mis ojos. La alegría que sentía hace poco menos de una hora se había esfumado y sólo tenía pensamientos que me provocan ganas de llorar. -Y así llegué a casa, subí sin prestar atención a nadie y aquí me tienes, pero, como dices, las cosas pasan por algo. No la culpo, para nada. Sin embargo, sé que ella tenía toda la libertad de hacer todo lo que podía o quería. -¿Qué es lo que pensabas de todo esto? -<<Prometo no volver a acompañarte>>Pensaba casi a diario, no tiene sentido que me la pase con ella, ensimismado tratando de convencerme que tendríamos algo. Siento punzadas en el pecho y trato de no derramar más lágrimas de las que mi cama se merece. Y me esfuerzo por respirar ante el profundo ahogo. -Sé que en estos momentos debes estar muy cabreado y afligido, pero así no vas a solucionar nada, créeme. -ya.-me esfuerzo por no sonar borde pero no creo poder hacerlo, hoy no¿Sabes? Le escribí una canción. -No lo entiendo, una canción. ¿De qué va? -Soy un tonto, pero era la única manera de desahogarme sin hacer daño a nadie, excepto a mí, escucha:
…No sabes cuánto tiempo te esperé, te lo quiero confesar, no me supiste valorar, eso duele bien losé, pero ya pude comprender,
que sin tu amor, todo está mejor...
-Disculpa tío, pero con esa letra, parece que vosotros erais más que amigos