El buen queso, hasta en el museo. La Voz Digital
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El buen queso, hasta en el museo Los hermanos Ramón y Miguel Ángel Gago ultiman el proyecto del centro de interpretación de 'El bosqueño' La Sierra de Cádiz encuentra en sus productos una vía para atraer turistas 06.02.2011 - JOSÉ MONFORTECÁDIZ.
No es teoría de esa que se escribe con el verbo 'proyectar', es pura realidad, ya están abiertos o a punto de hacerlo. Hasta tres empresas de la Sierra de Cádiz dan en estos días sus últimos retoques a proyectos relacionados con la gastronomía y el turismo. Se unen así a otro pequeño grupo de pioneros que ya optaron, con éxito, por esta misma fórmula. La Sierra de Cádiz pretende situarse como zona de interés gastronómico. Los hermanos Ramón y Miguel Ángel Gago dan los últimos retoques a su centro de interpretación del queso. Está en la rotonda de entrada de El Bosque. Han estudiado a conciencia la ubicación porque saben que es un aspecto importante. Esperan que en los próximos dos meses la totalidad del proyecto esté en funcionamiento, aunque su esperanza es que a finales de febrero, la zona de la tienda y degustación de productos esté ya abierta al público. Son 200 metros cuadrados de instalaciones en las que situarán un pequeño museo en el que se cuenta cómo se hace el queso de la Sierra de Cádiz, una zona destinada a mostrar viejos aperos que están recuperando, reproducciones de cabras payoyas y ovejas grazalemeñas, los dos animales estrella de la zona, y una sala de proyecciones donde visionar un documental que han encargado para contar con todo detalle como surge un producto de la zona que se ha convertido en producto de elite, el queso. A la entrada situarán una sala en la que poder hacer catas de sus productos, acompañados de vinos de la zona y también una tienda en la que, además de vender sus quesos, también pretenden tener otras especialidades de la zona, sobre todo los distinguidos con la marca parque natural, un distintivo que llevan sus quesos 'El Bosqueño', los pioneros en este movimiento del queso artesano de la Sierra que tantas alegrías está dando al sector. En las nuevas instalaciones van a invertir 200.000 euros de capital propio aunque han solicitado una subvención al Grupo de Desarrollo Rural de la Sierra. Estos organismos con capital fundamentalmente de la Unión Europea y gestionados por la Junta de Andalucía, pretenden dinamizar la economía de las zonas rurales. El nuevo centro supondrá crear tres puestos de trabajo y el proyecto lo han desarrollado ellos mismos con la ayuda de otra empresa local, Cortinajes Beas, que les está asesorando a la hora de acondicionar los espacios. No cabe duda de que el queso se ha convertido ya en un pilar económico de la Sierra de Cádiz. Lo saben bien Carlos Ríos y Andrés Piña. Hace 15 años crearon una pequeña quesería en Villaluenga aprovechando la leche de las razas locales. Ahora el queso da empleo en la localidad a la mitad de sus 600 habitantes. El milagro de 'la leche mágica' ha hecho que incluso se parara el proceso de disminución de habitantes en este pueblo de Sierra Alta. Los payoyos de Villaluenga también vieron hace ya algunos años las posibilidades turísticas de sus productos y montaron en Grazalema, la población más turística de la Sierra, un museo y taller de elaboración de quesos en el que el público puede hacer incluso sus propias piezas. Pero no solo el queso está sirviendo para montar actividades en torno al turismo. En El Bosque funciona aún la única salina de interior que hay en Andalucía y que continúa en explotación. El milagro se debe a José Antonio García de 27 años y nacido en la vecina población de Prado del Rey. Su tatarabuelo, Raimundo, cree que allá por el siglo XIX, comenzó a explotar unas salinas que había en la zona y cuyo origen está documentado en época romana, cuando existía en las proximidades una población llamada Iptuci, situada a pocos kilómetros de la actual Prado del Rey. El tataranieto de José Luis le puso nombre a las salinas y desde entonces se conocen como 'Salinas de Raimundo'. El joven ha llevado a
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cabo un importante trabajo para poner de nuevo en explotación la totalidad de estas salinas que ocupan unos 60.000 metros cuadrados. En ellos se produce sal gorda y flor de sal, las dos dedicadas a la alimentación. La primera la utilizan las panaderías de la zona y las charcuteras y la otra va al sector gourmet y la llegan a vender incluso en Holanda. 'El Molino de Abajo' La idea, ahora, es no solo producir sal, sino lograr que las instalaciones que conservan en su interior incluso algunos restos romanos puedan observarse con visitas concertadas y explicativas de la actividad que realizan. No son la única posibilidad en El Bosque. Otra familia, los González, decidieron aprovechar un viejo molino de agua que servía para moler pan, para montar otro museo en torno a la panadería con el principal atractivo de que los visitantes pueden, ellos mismos, amasar el pan que después se hornea y los panaderos por un día, 'se llevan puesto'. En muchas ocasiones lo degustan en los bares del pueblo con algunas tapitas. El 'Molino de Abajo' como se llama este complejo de turismo gastronómico en la Sierra conserva maquinaria de los siglos XIX y XX aún en funcionamiento y ofrece el espectáculo de ver funcionar con total eficacia un molino que se mueve con el agua de un riachuelo que pasa por la finca. En Prado del Rey, otro empresario, el veterano bodeguero Salvador Rivero, acaba de darle una limpieza de cara a sus viejas instalaciones, una de las pioneras en la elaboración de vinos en la Sierra de Cádiz. El resultado es que la vieja bodega se ha convertido en un pequeño museo presidido por tres inmensos depósitos de hormigón armado que servían, y aún pueden utilizarse, para envejecer los vinos. El visitante puede ver una vieja prensa donde se hacían los vinos y los barriles donde aún se contiene el mítico vino de 'Pajarete', que llegó a ser una estrella mundial a principios del siglo XIX. Muy cerca, en Arcos, la Compañía General de Vinos, en sus instalaciones de la bodega Regantío, también decidió hace poco más de un año dar vida a sus dependencias. Todos los fines de semana ofrecen comidas con guisos de la zona maridadas con los vinos de la bodega y también ofrecen la posibilidad de hacer catas. Cuidan todos los detalles y tienen hasta menús especiales para los niños. Además esta empresa ofrece la visita por Oleum Viride, una moderna molturadora de aceite ecológico situada en Zahara de la Sierra.
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