La Verdad de Cádiz La verdad es el motor de todo progreso Diario independiente de los poderes establecidos. Jueves, 10 de junio de 2010. Año1.Número14
Carta abierta a los órganos de dirección de la UCA ante los desafíos del siglo XXI Algunos dirigentes de la Universidad de Cádiz deben reflexionar sobre los viejos mitos y tópicos que están detrás de sus declaraciones sobrevenidas estos días para justificar la negativa del Rector a la adscripción de la Escuela Universitaria de la Fundación Pascual. Esta reflexión se hace obligada a la luz de distintas informaciones también surgidas alrededor de la discusión sobre la extensión del campus universitario a la Sierra, que han puesto de manifiesto el desafío que tiene la UCA de gestionar más eficientemente sus instituciones, de su necesidad de nuevas fuentes alternativas de financiación, así como de administrar con más prudencia sus limitados recursos y de planificarlos con una visión estratégica de futuro.
Pero esta tarea de meditación no es posible para los que se parapetan tras discursos pseudoacadémicos, temiendo los cambios que no pueden asimila; no es posible, tampoco, para los que le niegan a la sociedad civil y sus empresas un papel principal para conseguir la nueva universidad del siglo XXI, una institución que vuelva a ser la máxima expresión del espíritu humano, en donde se pueda pensar sin ataduras. Creemos que ha pasado la hora del sincretismo académico, fusión inconexa de partes recogidas de modelos que han dejado de tener vigencia por no responder ajustadamente a las demandas, viejas y nuevas, de nuestra sociedad. Ahora, en un tiempo de recursos limitados, es el momento de una nueva universidad. Ahora, el reto de la universidad gaditana, como el de la universidad andaluza, es ofrecer educación de calidad con recursos limitados, porque este tiempo que nos ha tocado vivir nos pone en la coyuntura inevitable de hacer más con menos, y la complejidad de esta tarea determina la magnitud de los cambios e innovaciones que con reflexión, pero con audacia, se deben abordar, examinando críticamente lo que se está haciendo, para reformular con claridad los nuevos caminos que deben emprenderse para alejarnos del actual modelo de estructuras administrativas y académicas rígidas, que se están demostrando incapaces de anticipar los cambios y manejarlos creativamente y con provecho, al que se suma el lastre del crecimiento de burocracias administrativas onerosas e ineficientes. Esta tarea de reflexión que proponemos puede que no sea fácil para los de dentro, pero si desde la UCA no se encara este desafío de cambio de mentalidad, y por el contrario se siguen perpetuando esos viejos mitos y tópicos que aún perduran en los claustros universitarios, cada vez será más difícil de conseguir la aspiración y exigencia de la sociedad gaditana, la de tener una universidad excelente y de calidad, eficaz en la inversión de unos recursos limitados, capaz de autoevaluarse, de diversificar su financiación, con un maridaje fructífero con las empresas y el sistema productivo en general, regulada pero cada vez más descentralizada. Tales aspiraciones y exigencias deben sustituir al actual dogma académico que muchos practican y a la improvisación en la gestión, y ser un avance para la mayor equidad y el mejor servicio de la universidad a
la sociedad que le suministra los recursos. Y este avance debe fortalecerse, además, con el uso de las nuevas tecnologías para cambiar los métodos tradicionales de la docencia, como las clases magistrales, y ayudar a crear estructuras docentes más eficientes y nuevos programas y contenidos curriculares anticipadores. Por ello, entre otras cosas, animamos a la UCA a beneficiarse con fórmulas que implantadas en otros sitios de nuestro entorno está funcionando bien, sobre todo si, igual que la propuesta de la facultad de medicina en Villamartín, significan una oportunidad singular de generar nuevas respuestas originales a los problemas que enfrentamos, en este caso la falta de plazas para estudiar medicina en Cádiz, y que siendo una propuesta sin riesgos para la universidad gaditana, con su asesoramiento y su tutela puede aprovechar la sinergia de importantes hospitales y profesionales de la provincia para garantiza la calidad y excelencia de la enseñanza de la medicina a más estudiantes que hacen falta.
En esta época de crisis, en un contexto económico mundial de crecimiento cero y tendencia a la recesión, en la que desde 2009 se vienen reduciendo los ingresos de la UCA, la aportación económica de los nuevos alumnos de medicina que se facilitará con la inversión de la Fundación Pascual le supondrá a esta universidad gaditana una ayuda para salir de la circunstancia actual de incertidumbre e ir a un futuro de más oportunidades; pero si la UCA no cambia y sigue sin dejar participar a la sociedad y sus empresas, tendrá menos posibilidades de competir, y su destino en muchos casos será incierto, al reducirse estas a ocupar los nichos que le otorgue temporalmente la inercia social. Con la facultad de medicina de la Sierra se aporta un nuevo esfuerzo para conseguir la universidad gaditana del siglo XXI. Porque sabemos por la Fundación Pascual, que se trata de una institución que integrará las misiones sustantivas de docencia, investigación y servicio a la sociedad con una gestión ágil y flexible para anticiparse a los cambios, que habilitará a los alumnos para competir con éxito en una sociedad en permanente transformación. Desde esta institución se colaborará en enseñar a investigar, a resolver problemas, a pensar creativamente, a ser solidarios, a dominar el lenguaje, al liderazgo, al trabajo en equipos y a la producción de enunciados verdaderos. Y para ello, también nos han dicho en la Fundación Pascual, el desarrollo del profesorado será una prioridad, porque de su calidad dependerá la calidad de la educación que se ofrezca. Los docentes tendrán el grado académico que requiera la UCA pero también se aprovecharán las actuales redes de comunicación electrónica para acercar la presencia de los mejores profesores nacionales e internacionales a los alumnos. Esta institución para formar nuevos médicos, que se ha presentado a la UCA para su adscripción, no le costará nada a la universidad ni a ninguna administración pública, porque la mantendrán con su matrícula los alumnos con recursos económicos, que pagarán el coste de la enseñanza y también pagarán a la Universidad de Cádiz. Además, la Fundación Pascual ha decidido guardar y becar el veinte por ciento de las plazas para los hijos de las familias de bajos ingresos de los pueblos de la Sierra que reúnan los requisitos académicos para el acceso a los estudios de medicina. Con los alumnos que vendrán y con los de aquí iremos haciendo día a día el campus de la Sierra, desde el cual aportaremos las mejores soluciones a la universidad del Siglo XXI que Cádiz quiere y necesita, y esto lo haremos si entre todos somos capaces de superar los obstáculos y las resistencias de las inercias burocráticas y conservadoras que pretenden evitarlo.