Academy of St. Martin in the Fields | Joshua Bell, director y violín

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JUNIO 20 H

PALACIO DE BELLAS ARTES


De Giuseppe Verdi

9, 11

JUNIO 20 H

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JUNIO 17 H

PALACIO DE BELLAS ARTES Precios: $650, $500, $400, $250, $150 Director concertador, Srba Dinic Puesta en escena, Juliana Faesler y Clarissa Malheiros Director huésped del Coro, Jorge Alejandro Suárez Elenco principal: Violetta Valery · Maria Katzarava / Marcela Chacón* Alfredo Germont · Arturo Chacón | Giorgio Germont · Jesús Suaste Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes


PROGRAM A Sergei Prokofiev

Sinfonía núm. 1 en re mayor op. 25, Clásica Allegro

15’

(1891-1953)

Larghetto Gavotta: Non troppo allegro Finale: Molto vivace

Max Bruch

Concierto para violín núm. 1 en sol menor op. 26

(1838-1920)

24’

(Preludio) Allegro moderato Adagio Finale: Allegro energico – Presto

Intermedio

Ludwig van Beethoven (1770-1827)

Sinfonía núm. 7 en la mayor op. 92

Poco sostenuto – Vivace Allegretto Presto Allegro con brio

Palacio de Bellas Artes JUNIO 2015 Lunes 8, 20 h

Academy of St. Martin in the Fields agradece a BP su apoyo

Duración aproximada: 1 hora y 35 minutos

40’


“La Academy of St. Martin in the Fields continúa siendo un nombre de evocación. Reunirlo junto al de Joshua Bell... sigue resultando una combinación ganadora.” The Telegraph, 26 de marzo de 2013.

“...Animadas y espléndidas actuaciones, respondiendo a todos los matices de la música.” BBC Music Magazine, abril de 2013.

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a Academy of St. Martin in the Fields es reconocida por su pulido y

refinado sonido enraizado en una excepcional maestría musical. Fundada por Sir Neville Marriner en 1958 a partir de un grupo de destacados músicos londinenses y sin contar con la guía de un director musical, la Academy ofreció su primera actuación en la iglesia del mismo nombre el 13 de noviembre de 1959. Originalmente dirigida por Sir Neville, quien se desempeñó como su líder, el espíritu colegiado y la flexibilidad del pequeño ensamble original que por mucho tiempo actuó sin director, sigue siendo su sello distintivo. Con el tiempo, Sir Neville se convirtió en el director permanente de la orquesta y fue la personalidad emblemática de ésta, hasta su reciente retiro. Esta tradición continúa hoy con el virtuoso violinista Joshua Bell como director musical. Con más de 500 discos hasta la fecha, la Academy es una de las orquestas de cámara con la mayor cantidad de grabaciones en el mundo. Obtuvo su primer disco de oro por Las cuatro estaciones de Vivaldi, en 1969, y en 2007 por su grabación junto a Joshua Bell, llegó a colocarse en el puesto Nº 1 en el clásico Billboard Chart. La banda sonora de la película Amadeus obtuvo 13 discos de oro, mientras que, en 1996, la de El Paciente Inglés obtuvo un premio de la Academia como Mejor Música©, ambas interpretadas por la Academy. En marzo de 2013, la orquesta y Joshua Bell lanzaron su primera grabación para Sony Classical, de las Sinfonías 4 y 7 de Beethoven dirigidas por Joshua. 2

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La Academy hizo su primera gira por Europa en 1967. Actualmente realiza unos 100 conciertos cada año, por todo el mundo, con un máximo de 15 giras por temporada. Academy y el Ensamble de Cámara de la Academy estuvieron de gira durante todo 2013-14, visitando diferentes lugares de todo el Reino Unido, Europa y Estados Unidos. El gran pianista Murray Perahia dirigió como director invitado principal en una gira por Europa durante noviembre y diciembre y, a su vez, Joshua Bell dirigió una importante gira por Estados Unidos en marzo de 2014. Conjuntamente con sus conciertos y giras, la Academy sigue presentando una variedad de charlas pre-conciertos y ensayos abiertos al público, entre otras actividades. Outward Sound, la comunidad y programa de aprendizaje de la Academy, ofrece oportunidades innovadoras de producción musical a participantes de todas las edades, orígenes y distintas habilidades, que de otra manera no podrían tener acceso a la música. El repertorio de la orquesta para la temporada 2013/2014 incluyó sinfonías de Beethoven, Stravinsky, Haydn y Mozart y Conciertos de Bach y Brahms. Lo más destacado de esta temporada fue Marriner a los 90, una celebración del cumpleaños 90° de Sir Neville Marriner, que incluyó un concierto en el Royal Festival Hall de Londres, en el que participaron tanto Sir Neville, como Murray Perahia y Joshua Bell. •

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Joshua Bell

Director y violinista

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oshua Bell es uno de los violinistas más famosos de nuestro tiempo.

Su incansable curiosidad, pasión y multifacéticos intereses musicales, le han ganado el título de “superestrella de la música clásica”; ha realizado incontables grabaciones y ha sido solista de las grandes orquestas del mundo. Después de decidirse a compartir el violín con la dirección de orquesta, fue nombrado recientemente Director Musical de la Academy of St. Martin in the Fields y es el primero en ocupar este cargo desde que Sir Neville Marriner fundó la orquesta en 1958. Sólo en el verano de 2014 tocó con las Sinfónicas de Indianápolis, Detroit y Nacional (de Washington); las Filarmónicas de Toronto, Los Ángeles (Hollywood Bowl), Nueva York (incluyendo el Central Park y el Van Cortlandt Park del Bronx); festivales de Aspen, del Sole, Napa, Ravinia, Verbier, Salzburgo, Mostly Mozart de Nueva York y Tanglewood; además de una gira por Estados Unidos y Europa con el pianista Alessio Bax y una gira europea al frente de la Academy of St. Martin in the Fields. 2015 comenzó también con giras europeas con la Academy of St. Martin in the Fields y la Orquesta de Cámara de Europa, además de tocar como solista con la Filarmónica de Múnich y la Orquesta Nacional de España, hacer una gira de recitales por Estados Unidos y Canadá con el pianista Sam Haywood y tres conciertos en el Wigmore Hall de Londres, con Steven Isserlis y Jeremy Denk. Actualmente Bell es artista exclusivo de Sony Classical; ha grabado más de 40 discos desde su primer LP, a los 18 años, con el sello Decca. En 2014, HBO transmitió el documental Joshua Bell: Una clase maestra de arte joven. Algunas de sus grabaciones recientes son las Sinfonías núm. 4 y 7 de Beethoven y un álbum con obras de J. S. Bach, ambos discos con la Academy of St. Martin in the Fields (1er. lugar del Billboard Chart); Musical Gifts from Joshua Bell and Friends, con Chris Botti, Chick Corea, Gloria Estefan, Renée Fleming, Plácido Domingo y Branford Marsalis, entre otros y French Impressions. Otros discos muy elogiados en su carrera han sido At Home With Friends, Las cuatro estaciones de Vivaldi con la Academy of St. Martin 4

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in the Fields; Concierto para violín de Chaikovski con la Filarmónica de Berlín; Concierto para violín de Nicholas Maw, ganador del Grammy, The Red Violin Concerto de John Corigliano, The Essential Joshua Bell, Voice of the Violin y Romance of the Violin (CD Clásico y Artista Clásico del año 2014, para la Billboard); los conciertos de Sibelius, Goldmark, Beethoven y Mendelssohn; Fantasía de Gershwin con una nueva versión para violín y orquesta de Porgy and Bess; Suite de West Side Story y Serenata para violín de Leonard Bernstein; Short Trip Home, con el virtuoso contrabajista Edgar Meyer, con quien también grabó el Gran Dúo Concertante de Bottesini. Estos discos fueron nominados al Grammy. Bell colaboró con Wynton Marsalis en el álbum para niños Escucha al Narrador, y con Béla Fleck en el CD Movimiento Perpetuo, ambos ganadores del Grammy. Ha estrenado obras de Nicholas Maw, John Corigliano, Aaron Jay Kernis, Edgar Meyer, Behzad Ranjbaran y Jay Greenberg, además de tocar y grabar sus propias cadenzas para la mayoría de los grandes conciertos. Bell participó en la banda sonora de películas de Sony Pictures Classics como El violín rojo, Iris, Ladies in Lavander y Defiance. En 2007, Bell tocó de incógnito en una estación del metro de Washington D.C., experiencia que fue analizada por Gene Weingarten, del Washington Post, en un trabajo sobre “arte y contexto” ganando con éste el premio Pulitzer; sobre la misma polémica anécdota, en 2013 se publicó el libro infantil El hombre del violín de Kathy Stinson, ilustrado por Dušan Petricic. Bell ha aparecido con frecuencia en televisión, en programas como The Tonight Show, CBS Sunday Morning, Omnibus (BBC), Live From Lincoln Center (6 veces); en PBS apareció en Joshua Bell with Friends @ The Penthouse; Joshua Bell: West Side Story Suite desde Central Park; Memorial Day Concert, en el Capitolio y Biografías A & E. Ha tocado dos veces en premiaciones de los Grammy y se han publicado artículos sobre él en publicaciones como The Strad, Gramophone, Time, The New York Times, People, USA Today, The Wall Street Journal, GQ, Vogue y Reader’s Digest. A los cuatro años recibió su primer violín de sus padres, quienes advirtieron que Joshua tocaba melodías con ligas o bandas de goma que estiraba en las manijas de los muebles. A los 12 años, se tomó en serio el instrumento inspirado por Josef Gingold, su amado maestro y dos años más tarde, ya lograba la atención nacional al debutar con Riccardo ACADEMY OF ST. MARTIN IN THE FIELDS

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Muti y la Orquesta de Filadelfia. Después de su debut en Carnegie Hall, obtuvo la Avery Fisher Career Grant y un importante contrato de grabaciones. En 1989, Bell recibió el Diploma Artístico de Violín de la Universidad de Indiana, donde actualmente enseña. Bell ha recibido muchos galardones, como el New York Chapter de The Recording Academy; Fundación Nacional de YoungARTS; Premio Paul Newman de Arts Horizons, Premio Huberman de Moment Magazine y Premio Humanitario de la Universidad Seton Hall. Fue Instrumentista del Año 2010 para Musical America y fue nombrado “Leyenda Viviente de Indiana” Es miembro del comité artístico del Kennedy Center y del Consejo de Directores de la Filarmónica de Nueva York. Joshua Bell toca en un violín Stradivarius Huberman de 1713 y utiliza un arco francés de François Tourte, de finales del siglo XVIII. •

SERGEI PROKOFIEV (1891-1953)

Sinfonía núm. 1 en re mayor, op. 25, Sinfonía clásica

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s bien sabido que Sergei Prokofiev fue uno de esos compositores

totalmente honestos y congruentes en el sentido de que así como su música siempre fue expresión directa de su pensamiento, sin disfraces ni barreras, sus palabras fueron siempre de una claridad meridiana, ya fuera que se refirieran a sí mismo y a su música, o a otros compositores y sus obras. De ahí que su autobiografía sea un documento invaluable para conocer a fondo el pensamiento musical y humano de este lúcido compositor. En esa autobiografía puede hallarse un interesantísimo texto sobre la creación de la Sinfonía 6

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clásica, una de las obras más populares del catálogo de Prokofiev. Demos la palabra al compositor: Pasé el verano de 1917 en completa soledad en los alrededores de Petrogrado; leí a Kant y trabajé duro. A propósito, hice que no llevaran mi piano al campo porque quería componer sin él. Hasta entonces había compuesto generalmente con el piano, pero quería dejar establecido el hecho de que el material temático trabajado sin el piano era mejor. Al ser transferido al piano, se nota extraño a primera vista, pero después de varios intentos queda claro que sólo de esta manera debe hacerse, y de ninguna otra forma. Se me ocurrió la idea de componer toda una obra sinfónica sin el piano. Compuesta así, los colores orquestales serían necesariamente más claros y más limpios. Así se originó el plan para una sinfonía al estilo de Haydn, porque en el curso de mis estudios con Tcherepnin la técnica de Haydn me había quedado muy clara, y al haberla entendido me era más fácil atreverme al proyecto de componer sin el piano. Me parecía que si Haydn hubiera estado vivo se las hubiera arreglado para asimilar algo del estilo moderno, pero sin perder su estilo propio. Esta era la sinfonía que yo quería componer: una sinfonía al modo clásico. A medida que la obra tomó forma, la llamé Sinfonía clásica, en primer lugar porque era lo más fácil; en segundo lugar, por atrevimiento, para alborotar a la gente; y finalmente, porque si al paso del tiempo la sinfonía se volvía en verdad clásica, ello me beneficiaría mucho.

Prokofiev inició la composición de la Sinfonía clásica en 1916, y al respecto, los analistas dicen que es admirable que el compositor haya producido una obra tan ligera y optimista en medio de un ambiente que incluía la catástrofe militar de la Primera Guerra Mundial, la desintegración del gobierno zarista y el inicio de la revolución rusa. Para mantener del todo esta ilusión clásica que Prokofiev estaba creando, decidió no sólo adoptar la forma tradicional de la sinfonía en cuatro movimientos, sino que recurrió también a una orquesta de proporciones clásicas, proporciones que en su tiempo ya habían sido rebasadas ampliamente. Así, la Sinfonía clásica está planeada para dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, dos cornos, dos trompetas, cuerdas y timbales. ACADEMY OF ST. MARTIN IN THE FIELDS

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Como comparación interesante, recordemos aquí la orquestación de la Suite escita de Prokofiev, compuesta tres años antes de la Sinfonía clásica: piccolo, tres flautas, flauta en sol, tres oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete piccolo, clarinete bajo, tres fagotes, contrafagot, cuatro trompetas, trompeta piccolo, trompeta baja, ocho cornos, cuatro trombones, tuba, timbales, tambor, tarola, pandero, triángulo, tam-tam, dos pares de platillos, campanas, xilófono, celesta, dos arpas, piano y cuerdas. Ante esta enorme diferencia de orquestación cabe preguntarse: ¿se habría atrevido Prokofiev a componer una obra de la magnitud de la Suite escita sin la ayuda del piano, tal y como lo hizo con la Sinfonía clásica? Si bien a lo largo de toda la Primera sinfonía de Prokofiev es evidente el intento del compositor por referirse a ciertas constantes de la música del siglo XVIII, lo más interesante en este sentido es el tercer movimiento de la obra, una gavota que lleva la referencia histórica aún más atrás de Franz Joseph Haydn (1732-1809), transportándonos hasta las suites barrocas al estilo de Johann Sebastian Bach (1685-1750). Recordemos en este punto que la gavota es una vieja danza, más o menos lenta, que se inicia siempre en el tercer tiempo del compás de 4/4. A pesar de sus evidentes referencias clásicas, esta obra es tan representativa del estilo de Prokofiev como cualquiera de sus obras orquestales. Para muestra de ello, y de la invariable tendencia retrógrada de los críticos musicales, recordemos que en diciembre de 1918, después de una interpretación de la Sinfonía clásica dirigida por el propio compositor, una publicación de Nueva York, la publicación Musical America, denunció a Prokofiev en estos términos: Ni aún en la Sinfonía clásica, dirigida por el Sr. Prokofiev, cesó la orgía de sonidos discordantes.

Me pregunto: ¿qué habría dicho el crítico en cuestión, de haber escuchado algunas de las obras más avanzadas de Prokofiev? La Sinfonía clásica fue terminada el 10 de septiembre de 1917 y el estreno se realizó el 21 de abril de 1918 en Petrogrado, bajo la dirección del compositor. •

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MAX BRUCH (1838-1920)

Concierto para violín y orquesta núm. 1 en sol menor, op. 26

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l compositor alemán Max Bruch es actualmente, según todos los

parámetros que intervienen en la elusiva fama musical, una figura más o menos oscura, prácticamente olvidada, que permanece en la conciencia de algunos violinistas, y nada más. A diferencia de músicos polémicos y contradictorios, de esos que abundan en la historia, la figura y la música de Bruch nunca ocasionaron tormentas, ni entre el público ni entre la crítica. Se sabe que fue un compositor asiduo, dedicado y honesto, cuyas obras no trascendieron la eficacia y la corrección. De hecho, en las enciclopedias y obras de referencia en las que es posible hallar toneladas de información sobre otros compositores, las referencias a Bruch son mínimas. Aquí, nos enteramos de que Bruch dedicó la mayor parte de sus esfuerzos productivos a enormes obras sinfónico-corales que fueron muy populares en su tiempo y que hoy están olvidadas, tales como La bella Helena, Odiseo, La canción de la campana y Gustavo Adolfo. Allá, encontramos que Bruch no tiene un párrafo propio, sino que se le menciona tangencialmente como maestro de Ottorino Respighi. Por acá, leemos que la contribución única de Bruch a la posteridad musical es el primero de sus tres conciertos para violín. Más allá de estos datos, es muy poca la atención que los tratadistas brindan a la música de Max Bruch. Así, a la luz de esta escasa información, no deja de ser sorprendente que una consulta ulterior a un catálogo discográfico nos informe que existen en el mercado más de 20 grabaciones distintas del Primer concierto para violín de Max Bruch. Dicho de otra forma, si la trascendencia de Bruch ha cristalizado a través de una sola obra, ha sido una trascendencia por demás sólida. Y, finalmente, justificada, ya que este concierto es en verdad una de las más bellas piezas del repertorio del violín. Respecto al asunto de las grabaciones, no es una coincidencia que varias de ellas contengan en el mismo disco este concierto de Bruch junto con el muy famoso Concierto en mi menor de Felix Mendelssohn. Las similitudes estructurales entre ambas obras son evidentes, lo que hace suponer que Bruch tomó a Mendelssohn como su modelo. Los dos elementos comunes más claros en Mendelssohn y Bruch a través de sus respectivos conciertos ACADEMY OF ST. MARTIN IN THE FIELDS

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para violín, son la aparente fusión de los dos primeros movimientos y la creciente integración del violín solista a la textura orquestal. Si bien el Primer concierto para violín de Bruch no generó, como quedó apuntado arriba, mayores polémicas críticas y analíticas, se vio envuelto de modo muy tangencial en una controversia muy curiosa. A raíz del estreno del Concerto Russo del compositor francés Édouard Lalo (1823-1892), alguien se atrevió a llamar suite a esta obra suya. Furioso, Lalo se quejó de esta nomenclatura errónea, y en una carta a su amigo Otto Goldschmidt (pianista acompañante del gran violinista Pablo de Sarasate, 1844-1908) exploraba la importancia comercial, que no artística, del título de una obra, comparando suites y conciertos diversos. En un párrafo de esa carta, Lalo escribió lo siguiente a Goldschmidt: Otro ejemplo: esa cosa informe que se llama Segundo concierto de Bruch, un concierto sin primer movimiento, que empieza con el segundo, que pasa por un intermezzo en forma de recitativo y termina con un final muy pobre, y que levantó un clamor entre los escolásticos. Estrictamente, es una suite, pero Bruch conservó el título y logró un buen éxito comercial: se llama concierto, y los violinistas que tocan su magnífico Primer concierto quieren tocar el segundo...

Es probable que Lalo no hubiera querido asumir claramente el hecho de que aún en un compositor tan conservador como Bruch, las innovaciones formales progresivas eran algo inevitable. Max Bruch comenzó a realizar los bosquejos de su Primer concierto para violín hacia el año de 1864, y el estreno de la obra en su primera versión fue realizado en la ciudad de Koblenz el 24 de abril de 1866 bajo la dirección del compositor y con Otto von Königslow como solista. Poco tiempo después, con la asesoría del gran violinista Joseph Joachim (1831-1907), el compositor pulió algunos detalles de la parte solista, y el mismo Joachim estrenó la nueva versión del concierto, en Bremen, el 5 de enero de 1868, bajo la batuta de Karl Martin Rheinthaler. El éxito del concierto fue inmediato, y si bien es lógico que a raíz de este triunfo Bruch sintiera el natural impulso de probar suerte otra vez, de inmediato, con la misma forma musical, lo cierto es que lo hizo tomando todo el tiempo del mundo: su Segundo concierto 10

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para violín apareció en 1877 y el Tercer concierto hasta 1890. Como lo registra claramente la historia, estas dos obras permanecen hasta la fecha ocultas a la sombra del hermoso Primer concierto. •

LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827) Sinfonía núm. 7 en la mayor, op. 72

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asi sin excepción, todas las notas que se han escrito respecto a

ésta, probablemente la más bella de las sinfonías de Beethoven, citan la famosa frase en la que Richard Wagner (1813-1883) afirma que la Séptima sinfonía es la apoteosis de la danza. Sin embargo, lo dicho por Wagner va más allá de esta categórica definición, y es ciertamente interesante conocer más a fondo la descripción hecha por el gran compositor de óperas y dramas musicales. En el año de 1850, casi cuarenta años después del estreno de la obra, Wagner escribió esto: La Séptima sinfonía de Beethoven es la alegría, que con una omnipotencia orgiástica nos lleva a través de todos los espacios de la naturaleza, de todas las corrientes y los océanos de la vida, dando voces de alegría y conciencia, por donde caminamos al ritmo audaz de esta danza humana de las esferas. Esta sinfonía es la apoteosis de la danza, la mejor realización de los movimientos corporales en forma ideal.

Beethoven inició la composición de la Séptima sinfonía en el año de 1807 y la terminó en el verano de 1812. El estreno se llevó a cabo en la Universidad de Viena el 8 de diciembre de 1813 bajo la batuta ACADEMY OF ST. MARTIN IN THE FIELDS

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de Beethoven mismo. Como solía ocurrir en aquellos tiempos, el concierto fue organizado con un fin especial: recaudar fondos para los soldados austríacos y bávaros heridos en la batalla de Hanau mientras defendían a su patria de las huestes de Napoleón, quien en otros tiempos había sido el héroe de Beethoven. Además de la Séptima sinfonía, Beethoven estrenó en ese concierto una de sus obras más extrañas y menos características: La victoria de Wellington, también conocida como Sinfonía de la batalla o La batalla de Vitoria. Esta especie de poema sinfónico-militar, que hoy es considerado como una de las obras más débiles de Beethoven, inflamó el espíritu patriótico del público y, dadas las circunstancias, su éxito opacó al de la sinfonía. Sin embargo, el segundo movimiento de la Séptima fue muy bien recibido por el público vienés. Así como la historia nos cuenta que durante un tiempo Joseph Haydn (1732-1809), Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), Karl Ditters von Dittersdorf (1739-1799) y Johann Baptist Vanhal (1739-1813) se juntaban para tocar cuartetos de cuerda, también nos dice que la noche del 8 de diciembre de 1813 Beethoven se encontró en muy buena compañía, ya que la orquesta estaba llena de personajes musicales ilustres, como Louis Spohr (1784-1859), Giacomo Meyerbeer (17911864), Johann Nepomuk Hummel (1778-1837), Ignaz Moscheles (1794-1870), Domenico Dragonetti (1763-1846), Andreas Romberg (1767-1821) y Antonio Salieri (1750-1825). En particular, han llegado hasta nosotros muchos datos de esa noche del estreno de la Séptima sinfonía de Beethoven gracias a la autobiografía de Louis Spohr. En ella, Spohr cuenta que para ese entonces Beethoven sufría ya de la sordera que habría de ser la mayor angustia de su vida, y que por ello no alcanzaba a escuchar adecuadamente cuando la orquesta tocaba pasajes muy delicados, de modo que el compositor perdió varias veces el camino en su propia partitura. Sin embargo, según cuenta Spohr, la orquesta no se perdió de igual manera gracias a que Salieri, para proteger a Beethoven, se encargaba de dirigir correctamente detrás de bambalinas. Además del buen recibimiento que el público dio a la obra, la crítica vio con buenos ojos y escuchó con buenos oídos esta obra maestra. La crítica publicada en el Allgemeine Musikalische Zeitung afirmaba que la Séptima era la más melodiosa, agradable y accesible de las sinfonías de Beethoven. Entre los muchos momentos felices de esta sinfonía está, por ejemplo, la asombrosa y emocionante coda del 12

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primer movimiento, en la que Beethoven hace subir a los cornos a un registro agudo poco usual en sus partituras, con un resultado brillante. Inmediatamente después de este vibrante momento, Beethoven nos ofrece el Allegretto, uno de los más notables movimientos de la literatura sinfónica de todos los tiempos, en el que el compositor propone un acorde misterioso y seductor como inicio de un discurso musical de enorme belleza, con un contenido armónico y rítmico que parecía estar adelantado cincuenta años a su tiempo. El efecto total de este movimiento es el de crear en el oyente ese sentimiento, al mismo tiempo vago e intenso, que el compositor Ned Rorem (1923) ha descrito acertadamente como nostalgia por el futuro. Otro gran sinfonista, Gustav Mahler (1860-1911), después de una ejecución de la Séptima de Beethoven en el año de 1899, afirmó esto: El último movimiento de la sinfonía tuvo un efecto dionisíaco sobre el público. Todos salieron de la sala de conciertos como embriagados, y así debe ser.

No cabe duda que la Séptima sinfonía de Beethoven aún tiene la hermosa capacidad de producir ese efecto, y es seguro que la noche de su estreno la embriaguez del público fue doble, porque no sólo asistieron al estreno de una obra maestra sino que además, con esa noche de espléndida música beethoveniana, estaban celebrando de algún modo la derrota de Napoleón a manos de Europa. • Juan Arturo Brennan

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ACADEMY OF ST. MARTIN IN THE FIELDS PRIMEROS VIOLINES Joshua Bell, Harvey de Souza, Miranda Playfair, Katie Stillman, Jeremy Morris, Rebecca Scott, Mark Butler, Miya Vaisanen | SEGUNDOS VIOLINES Matthew Ward, Fiona Brett, Richard Milone, Martin Gwilym Jones, Charlotte Maclet, Winona Fifield | VIOLAS Fiona Bonds, Ian Rathbone, Nick Barr, Alex Koustas | VIOLONCHELOS Caroline Dale, William Schofield, Morwenna del Mar, Aya Halder | CONTRABAJOS Lynda Houghton , Cathy Elliott | FLAUTAS Michael Cox, Sarah Newbold, OBOES | Christopher Cowie, Rachel Ingleton | CLARINETES James Burke, Tom Lessels | FAGOTES Paul Boyes, Gavin McNaughton | CORNOS Tim Brown, Emma Whitney, Stephen Stirling, Alex Hambleton | TROMPETAS Mark David, Michael Laird | TIMBALES Adrian Bending

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SUBGERENCIA TÉCNICA DEL PALACIO DE BELLAS ARTES Jorge Peláez, jefe de foro TALLER DE TRASPUNTE Juan Martínez, jefe de taller Christopher Arturo González Flores, Guadalupe Negrete Murillo TALLER DE TRAMOYA Braulio Lara Nieto, jefe de taller Abel Raymundo Ensástiga Zavala, Juan Pedro Peña Márquez, Héctor Reyes Sánchez, Sergio Malvaez González, Felipe Sosa Montes, Julio César Guerra Picazo, José Alberto Lugo Cruz, Jesús Dionisio Salinas del Castillo, Gabriel García Hernández, Sergio Meléndez Ensástiga, Daniel Samaniego Alvarado, Luis Alejandro García Herrera, Martín Antonio Alarcón Hernández, Jorge Mejía Nieto TALLER DE MAQUILLAJE María Teresa Quevedo Ayala, jefe de taller Dolores Amparo Vargas Ayala, Azalea Martínez López, Bibiana Eva Vázquez Rivera TALLER DE VESTUARIO Patricia Gutiérrez Barrios, jefe de taller Mónica Legorreta Soria, Ernesto Farías Pérez, Elvia Patricia Aceves García, Ricardo Castro Carrasco, Fortino Pinzón Heracleo, Pedro Cedeño Ledezma, María de los Ángeles Vargas Arellano, Erik Daniel Aceves TALLER MECÁNICO José Amado Castillo Barreto, jefe de taller Javier Márquez Bernabé, José Luis Olivares Aguirre, Rodolfo Ponce Durán, Luis Alfredo Alejandro Durán Alvarado TALLER DE ILUMINACIÓN Roberto Carlos Arellano Ramos, jefe de taller José Aníbal Castro Reyes, David Méndez Cruz, Víctor Yones Coronel, Federico Flores Fuentes, Julián Gerardo González Contreras, Juvenal Orozco Medina TALLER DE AUDIO Martín Fernando Jiménez Páramo, jefe de taller Julio Cárdenas García, Ramón Aceves García, José Luis Román Pedraza MULTIMEDIA Rodolfo Jair Aceves Celis, Viridiana González Vázquez TALLER DE UTILERÍA Guillermo Flores Zurita, jefe de taller Luciano Noé Alarcón Estrada, Pedro Zaragoza García, Jonhatan Eduardo Castillo Díaz, Miguel Gustavo Andrade Márquez GERENCIA DEL PALACIO DE BELLAS ARTES Jesús José Sánchez Herrera, subdirector de administración Leonel Morgan Sotomayor, subgerente de programación y proyectos especiales José Rojas Patiño, coordinador editorial y de difusión Nicolás Peláez Velázquez, subgerente técnico Federico Emery Othón, coordinador técnico Fermín Romero Vázquez, subgerente de control de espectáculos José López Quintero, subgerente de conservación y obras Keila Castrejón Ávila, coordinadora de relaciones públicas Arturo Ricardo Murguía García, coordinador de seguridad y vigilancia Uriel Neri Luna, diseño

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CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Rafael Tovar y de Teresa Presidente Saúl Juárez Vega Secretario Cultural y Artístico Francisco Cornejo Rodríguez Secretario Ejecutivo INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES María Cristina García Cepeda Directora general Sergio Ramírez Cárdenas Subdirector general Liliana Saldaña Lobera Gerente del Palacio de Bellas Artes Roberto Perea Cortés Director de Difusión y Relaciones Públicas


Precios: $300, $250, $220, $160, $100 Entrada: 50 % de descuento para estudiantes, maestros, INAPAM, y Tarjeta SĂŠpalo.



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