Folleto histórico en español

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Antecedentes El Palacio de Bellas Artes tiene como antecedente inmediato el antiguo Teatro Nacional, que se ubicaba en la calle de Cinco de mayo y Vergara (hoy Bolívar), considerado el más importante en la vida artística y cultural de nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX. Al iniciar el siglo XX y ante el crecimiento inevitable de la capital del país, se planteó la necesidad de ampliar, ensanchar y dotar de nueva infraestructura a su centro como parte del programa de obras arquitectónicas con las que se pretendía, por un lado, embellecer a la Ciudad de México, y por otro, conmemorar el Centenario de la Independencia mexicana. Primero se consideró renovar el antiguo inmueble, pero el alto costo de la obra no lo permitió, por lo que posteriormente se optó por demolerlo para construir uno nuevo. La ubicación del nuevo teatro fue objeto de un minucioso estudio por parte de las autoridades y del arquitecto italiano Adamo Boari. Finalmente, hacia 1901 se decidió que se situaría a un costado de la Alameda Central, en el terreno donde se encontraba el Convento de Santa Isabel.

Vista aérea, donde se observan el Eje central, el Palacio de Bellas Artes y la Alameda Central.


Remate de la cúpula, realizada por Géza Maróti Foto: Arq. Francisco Mancilla. Cortesía DACPAI

Vista general de la obra (ca. 1910) Foto: Arq. Francisco Mancilla. Cortesía DACPAI

©Jesús H. Abitia, ca. 1934 Cortesía DACPAI


La construcción del Palacio de Bellas Artes La historia de la construcción del nuevo Teatro Nacional, llamado después Palacio de Bellas Artes, es compleja y tiene una dinámica singular; tres etapas importantes de la historia de nuestro país la definen: el régimen porfirista, la Revolución mexicana y la posrevolucionaria. Los trabajos de construcción iniciaron formalmente en 1904 con el objetivo de terminarlo en cuatro años; sin embargo, problemas presupuestales y técnicos fueron demorando su conclusión. Tras el estallido de la Revolución en 1910 y el agravamiento de la situación económica en el país, Adamo Boari regresó a Europa en 1916. Hasta esa fecha se había concluido casi todo el exterior, con excepción del recubrimiento de las cúpulas. La idea de que el Teatro Nacional estuvo en completo abandono entre 1917 y 1929 es difícil de sostener, pues hubo gran interés y varios intentos para que se terminara. Además, el edificio se usaba con frecuencia para celebrar actos importantes de la vida citadina, como conferencias y exhibiciones cinematográficas. A partir de 1930, bajo el mandato del presidente Pascual Ortíz Rubio, el arquitecto Federico E. Mariscal fue el encargado de concluir el Teatro Nacional; sin embargo, no fue sino hasta 1932, con el apoyo de Alberto J. Pani, Secretario de Hacienda, que la obra fue revitalizada con las instrucciones precisas de concebir un edificio “... asiento de una institución nacional de carácter artístico” que albergara varios museos, de ahí que por primera vez en 30 años se cambiara el nombre del edificio de Teatro Nacional a Palacio de Bellas Artes. Debido a la fuerte inversión que se requería para acabar el recinto, éste debía responder a una necesidad social y ser de utilidad pública. Así, el Palacio de Bellas Artes fue concluido por el arquitecto Mariscal el 10 de marzo de 1934, con algunas modificaciones al proyecto original.


Arquitectura El proyecto realizado por el arquitecto Adamo Boari contemplaba un diseño que incorporaba los avances tecnológicos de los mejores teatros de la época. En el sistema constructivo de muros se emplearía una estructura de acero y concreto revestida de mármol. En las fachadas y exteriores, de estilo ecléctico, con tendencia clasicista, se observan detalles inspirados en el Art nouveau, movimiento en boga a principios del siglo XIX. Para la ejecución del proyecto artístico y técnico, Boari comisionó a afamados artistas extranjeros y a especialistas en maquinaria escénica. Leonardo Bistolfi realizó las obras escultóricas para el tímpano de la fachada principal, cuya figura central es una mujer desnuda llamada La Armonía, que está rodeada por efigies que representan La Inspiración y La Música, formando así el conjunto La Sinfonía. Los colosales altorrelieves, situados en las fachadas laterales, que representan a cuatro figuras femeninas, se deben al escultor Alberto Boni. Para la ornamentación de las fachadas, se contrató a Fiorenzo Gianetti, quien realizó modelos que representan la flora mexicana, los mascarones que reproducen cabezas de animales, las cabezas humanas que expresan diversas emociones, y los guerreros águila y jaguar. Todos estos ornamentos fueron hechos en mármol de Carrara. La realización del grupo escultórico que corona la cúpula, formado por una base elíptica sobre la que descansan cuatro grandes figuras femeninas aladas y es rematado por el águila mexicana, estuvo a cargo de Géza Maróti.

Grupos escultóricos del tímpano, fachada principal Foto: Bernardo Arcos


Agustín Querol realizó el proyecto de cuatro pegasos que se ubicaron en los ángulos del cubo exterior del escenario. Posteriormente, éstos fueron trasladados a la Plaza de la Constitución, donde permanecieron hasta 1928, cuando regresaron a los terrenos del Teatro y sólo cuando se concluyó el inmueble se les construyó un nuevo pedestal, de cuatro metros de altura, frente al edificio. Los trabajos de herrería y la forja de las rejas para las fachadas laterales, en cuya composición figuran tallos, hojas, palmas, serpientes y liras, estuvieron a cargo de Alessandro Mazzucotelli. El mexicano Luis Romero complementó estas obras.

El plafón luminoso de la sala de espectáculos fue diseñado por Géza Maróti, y ejecutado con vidrios emplomados y bastidores de hierro. El tema de la composición es el Olimpo con las nueve musas y Apolo. Obra también de Maróti fue el diseño y la realización del mosaico mural situado sobre el arco del proscenio; composición que representa El arte teatral a través de las edades y se ejecutó en mosaicos de colores sobre un fondo de oro viejo con reflejos metálicos.

Plafón lumínico de la Sala principal Foto: Bernardo Arcos


La necesidad de contar con un telón cuya funcionalidad fuera doble —decorativo hacia la sala y protector contra el fuego hacia el foro—, llevó a Boari a ordenar la construcción de un armazón de acero de doble pared, revestido por la parte que da al foro con láminas acanaladas y por el lado de la sala con cristal opalino. El telón de más de 20 toneladas es un muro rígido que se levanta a manera de compuerta para proteger a los espectadores, en caso de incendio. El motivo que ideó Boari para la decoración del telón fueron las cumbres nevadas del Valle de México, cuya conclusión estuvo a cargo del artista Harry Stoner. La casa Tiffany de Nueva York fue contratada para fabricar el telón revestido de piezas de cristal opalescente (Tiffany lustre glass). Esta peculiaridad, hace de la cortina de cristal una pieza de gran valor artístico, única en el mundo.

Izquierda: cortina de cristal, arco del proscenio y vista parcial de la Sala principal. Derecha: detalles de la cortina o telón de cristal Foto: Lorena Alcaraz Minor


A partir de 1932, bajo la dirección del arquitecto Federico E. Mariscal, se incorporaron a la decoración exterior las esculturas destinadas al Palacio Legislativo, realizadas por artistas franceses y esculpidas en mármol de Carrara. Los dos grupos colocados a los lados del pórtico principal son de André Allard y representan La edad viril y La juventud. Otras seis figuras que se encuentran en los nichos de las terrazas son La fuerza, La paz y La elocuencia, ejecutadas por Laurent Honoré Marqueste y las tres restantes El trabajo, La verdad y La ley, por Paul Gasq.

Se aplicó un revestimiento de diversos mármoles nacionales y extranjeros en el interior del edificio: blanco de Carrara, negro de Monterrey, rojo de Torreón y rosa de Querétaro. Destaca una espectacular ornamentación Art decó realizada en París por la casa Edgar Brandt, que incorpora motivos mexicanos como mascarones mayas en acero y cactáceas en bronce, además de otros detalles artísticos de herrería, balcones y candiles.

Superior: Grupo escultórico La juventud realizado por André Allard Foto: Lorena Alcaraz Minor Inferior: Detalle decorativo de bronce en balcones de sala principal Foto: Bernardo Arcos


El Museo Nacional de Artes Plásticas, en la actualidad llamado Museo del Palacio de Bellas Artes, se ubicó alrededor del cubo del vestíbulo, integrado por ocho salas de exposiciones: Diego Rivera, Jorge González Camarena, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Paul Westheim, Justino Fernández, Rufino Tamayo y la Sala Nacional, la más importante de ellas, alojada en el espacio que según el proyecto arquitectónico original sería la sala de bailes y recepciones, pero que posteriormente fue designada para uso público de acuerdo con los ideales de la Revolución. En el último nivel se localiza una galería perimetral que albergó un invernadero, y actualmente al Museo Nacional de Arquitectura. En las salas Manuel M. Ponce y Adamo Boari se ofrecen actividades literarias, musicales, operísticas y de artes plásticas, entre otras. Asimismo, en el vestíbulo se encuentra “El rincón del tiempo”, espacio donde se presentan exposiciones del Acervo histórico del recinto. Entre los servicios que brinda a sus visitantes, el Palacio cuenta con una librería, un restaurante y una tienda de regalos, además de atención especial a personas con capacidades diferentes.

Vista general del vestíbulo donde se observa el Museo del Palacio de Bellas Artes, el área de murales y el Museo Nacional de Arquitectura con cúpula lateral.


Murales Los 17 murales que se exhiben de manera permanente en el inmueble y que conforman la colección del Museo del Palacio de Bellas Artes, son: •Diego Rivera: El hombre en el cruce de caminos, Revolución rusa o Tercera Internacional y Carnaval de la vida mexicana, que consta de cuatro paneles: I. México folklórico y turístico, II. La dictadura, III. Danza de los huichilobos y IV. Agustín Lorenzo. •José Clemente Orozco: La catarsis. •David Alfaro Siqueiros: Nueva democracia, Víctimas de la guerra, Víctimas del fascismo, Tormento de Cuauhtémoc y Apoteosis de Cuauhtémoc. •Rufino Tamayo: Nacimiento de la nacionalidad y México de hoy. •Roberto Montenegro: Alegoría del viento. •Manuel Rodríguez Lozano: La piedad en el desierto. •Jorge González Camarena: Liberación.

David Alfaro Siqueiros. Apoteosis de Cuauhtémoc fragmento. Área de murales


Inauguración El 29 de septiembre de 1934, el Palacio de Bellas Artes fue inaugurado por el presidente Abelardo L. Rodríguez. Los festejos iniciaron con la interpretación del Himno Nacional a cargo de la Orquesta Sinfónica de México con los coros del Conservatorio Nacional y de las escuelas de arte para trabajadores, todos bajo la dirección del maestro Carlos Chávez. Al concluir el discurso de Antonio Castro Leal, Jefe del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública —y primer responsable del Palacio—, la Orquesta Sinfónica de México estrenó la obra que para esta ocasión compuso el maestro Chávez: Llamadas, Sinfonía proletaria. Finalmente, el Presidente de la República declaró inaugurado el recinto con un discurso y la develación de una placa. La ceremonia matutina terminó con la visita al nuevo Museo Nacional de Artes Plásticas, donde el público pudo apreciar las colecciones de la Antigua Academia de San Carlos y las esculturas prehispánicas del entonces Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, así como las exposiciones “Artes populares”, “Estampas mexicanas”, “Artes del libro” y “Códices precolombinos”. Ese mismo día, a las 21:00 horas y en función de gala, la Orquesta Sinfónica de México interpretó la sinfonía núm. 6 Pastoral de Beethoven, bajo la batuta de Carlos Chávez. La ceremonia finalizó con la representación de la obra La verdad sospechosa de Juan Ruíz de Alarcón, a cargo de la entonces llamada Compañía Dramática del Palacio de Bellas Artes, con la dirección y actuación de Alfredo Gómez de la Vega y de la primera actriz María Tereza¹ Montoya.

¹La actriz escribía su nombre artístico con “z”


Máximo escenario de la Cultura y las Artes Hoy en día, el Palacio de Bellas Artes se erige como el máximo escenario de las artes en nuestro país y es considerado uno de los espacios culturales más importantes y bellos del mundo. Esta gran obra arquitectónica recibe anualmente a cerca de millón y medio de personas que disfrutan más de mil actividades artísticas. En 1987, el Palacio de Bellas Artes fue declarado Monumento artístico, mientras que el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se encuentra el Palacio, se declaró Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además de ser escenario de los grupos artísticos del Instituto Nacional de Bellas Artes, como las orquestas Sinfónica Nacional y de Cámara de Bellas Artes, las compañías nacionales de Danza, Ópera, Teatro, el Coro de Madrigalistas, Concertistas de Bellas Artes y Solistas Ensamble, en el Palacio de Bellas Artes se han presentado los más reconocidos músicos, cantantes, bailarines y agrupaciones del mundo, tales como las orquestas filarmónicas de Israel y de San Petersburgo, así como la Sinfónica de Washington; Giuseppe Di Stefano, Maria Callas, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Jessye Norman; Dmitri Hvorostovsky, Jordi Savall, Zubin Mehta, Mstislav Rostropovich, Yo-Yo Ma; Rudolph Nureyev, Merce Cunnigham Dance Company, el American Ballet Theatre y Les Ballets de Monte Carlo, entre muchos otros. A 80 años de su inauguración, el Palacio de Bellas Artes ha confirmado su vocación cultural con un amplio programa de presentaciones artísticas nacionales e internacionales, reafirmándose como el recinto cultural por excelencia del país.


Detalle de arco del proscenio que muestra al centro al dios Apolo

Merce Cunningham Dance Company

Dmitri Hvorostovsky

Zubin Mehta

Jessye Norman

Maria Callas

Giuseppe Di Stefano

Jordi Savall Rudolph Nureyev

Sankai Juku

Yo-Yo Ma

Plรกcido Domingo

Luciano Pavarotti


Palacio de Bellas Artes Av. Juárez y Eje Central Módulo de informes 5512 2593 exts. 1152, 1153 y 1154 Museo del Palacio de Bellas Artes Módulo de informes 5512 2593 ext. 1132 Museo Nacional de Arquitectura Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble Av. Juárez núm. 4, segundo piso 5510 2475 Libros y Arte Educal Bellas Artes Lunes de 11:00 a 19:00 horas De martes a domingo de 10:00 a 19:00 horas 5512 2593 ext. 1131 Tienda de regalos del Palacio de Bellas Artes Martes a domingo, de 12:00 a 19:00 horas y en días de eventos hasta el inicio de éstos 5512 2593 ext. 1150 Café del Palacio Lunes de 12:00 a 18:00 horas | De martes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas | Domingo de 10:30 a 20:30 horas Directo 5518 5070; conmutador 5512 2593 ext. 1130 Estacionamiento subterráneo Viernes y sábados, de 7:00 a 1:00 horas Lunes a jueves de 7:00 a 12:00 horas Costos: Primera hora $28 (precios sujetos a cambio sin previo aviso). El precio varía según el costo de la fracción después de la primera hora. No cuenta con servicio de valet parking

INBA 01800 904 4000 - 5282 1964 Bellas Artes INBA Oficial

@bellasartesinba

bellasartesmex


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