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Embarque en la Padilla

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Presentación

Presentación

Por: Contralmirante (R) Luis Carlos Jaramillo Peña

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Buen artículo sobre tus impresiones en el primer embarque de tu Curso en La Padilla. Así lo viviste y así lo sentiste.

Me sirvió para recordar el episodio que me correspondió vivir como consecuencia a los acontecimientos ocurridos durante el embarque y posteriores a este originados en mis deberes como Jeje de Embarque de este corto crucero durante la Semana Santa para los cadetes reclutas integrantes de la Segunda Compañía, que yo Comandaba.

Recuerdas que tan solo transcurrieron algo así como dos meses cuando el buque encalló y se perdió. Pensaba que había sido algo más de tiempo, quizás por la tensa situación que me correspondió vivir originada en los informes diarios de las actas que levantaba conjuntamente con el Comandante y Segundo del buque , Capitán Sierra Sornoza y Teniente de Navío Jorge Dahl, durante todas las noches de los días del embarque en que se criticaba abiertamente los resultados de los eventos del día y se planificaban los del siguiente y el informe final que elaboré en el que concluía que no era conveniente el embarque de Cadetes en unidades que estuvieran como en este caso, en condiciones muy deficientes tanto en material como en disciplina y entrenamiento, el que presenté al Director de la Escuela Naval, Capitán de Navío Guillermo Erazo, del cual se envió copia al Comandante de la Fuerza, Capitán de Navío Jaime Parra quien muy molesto, consideró que mi informe había sido una acusación contra una de sus unidades, por lo que ordenó iniciar una investigación administrativa, siendo el funcionario instructor, el Capitán de Fragata Héctor Mateus quien se desempeñaba como Jefe de Estado Mayor de la Fuerza.

Cuando se me llamó a declarar, me limité a entregar una copia de las actas y el informe que había presentado ante mi superior directo el Director de la Escuela Naval y ratificar que me sostenía en todo lo allí escrito sin tener nada más que aclarar ni añadir.

Al regresar a la Escuela me presenté ante el Capitán Erazo y le informé lo sucedido, en mi presencia el Capitán Erazo llamó por teléfono al señor Almirante Augusto Porto Comandante de la Armada y le ratificó lo que había sucedido, siendo evidente que este tema ya había sido tratado entre ellos, con anterioridad.

Nunca más supe qué pasó con la Investiga ción Administrativa.

Así las cosas, días más tarde por Navagrama originado por la Dirección de Personal, fui comunicado que próximo decreto me trasla daba de la Escuela Naval a la Fuerza Naval del Atlántico como Comandante dela Fragata ARC “Al mirante Padilla”. Esta situación trajo en especial a mi familia, lógica incertidumbre pues parecía no muy claro si estaba enfrentando un reto o una distinción. En todo caso, tomé la decisión de enfrentar la situación con mucha entereza y profesionalismo.

Con comida formal fuimos despedidos con mi Señora por los Oficiales de planta y sus señoras, el Director de la Escuela Naval, nos honró con generosas palabras.

El día establecido para presentarme en la Fuerza Naval del Atlántico, lo hice como se acostumbraba con espada y guantes, ante el Capitán Parra, quien me recibió en su despacho muy formalmente pero bastante seco, diciéndome que mi nombramiento como Comandante de la Padilla, había sido solicitado por él, pues consideraba qué si yo había detectado las fallas, sería el oficial indicado para corregirlas. Igualmente me informó que su idea era que el empalme para el relevo se hiciera en el mar pues el buque salía para visitar puerto extranjero en Centroamérica, pero por no haber sido prevista mi presencia a bordo, no había sido incluido en la nómina en dólares, problema que no se había podido solucionar y por tanto no podía embarcarme. Por tanto que me reintegrara a la Escuela Naval y el traslado se cumpliría al regreso del buque.

Así regresé a la Escuela para enterarnos a los muy pocos días de la muy triste noticia del encallamiento y pérdida del buque. Este episodio siempre lo recordé como el Comando que nunca ocupé.

Así las cosas, en la Escuela Naval fui reintegrado al Batallón de Cadetes pero ya en el cargo de Comandante del Batallón con el grado de Teniente de Navío, cargo que era ocupado normalmente por un Capitán de Corbeta.

En un almuerzo en tu casa, Jorge fuiste testigo, que este episodio lo comentamos con el señor Almirante Parra quien finalizó estos recuerdos, con una amplia sonrisa la que llevo muy clavada en la memoria.

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