Memorias velazquez valenzuela

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Memorias de la Familia Velรกzquez Valenzuela

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Familia VELAZQUEZ VALENZUELA

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Hijos, Nietos y Bisnietas

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Luis y Martha Velázquez MEMORIAS (XX-XXI) ÍNDICE PARTE I (Nacimiento y Desarrollo) Pág.

Tema

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INTRODUCCIÓN ANTECEDENTES HISTÓRICOS Encuentro Romántico PRIMER ÉXODO a los E.U. INFANCIA Mi primer pastel Aprendiendo lo que es el TEMOR En Medio de la Batalla Los chocolates Los refrescos La Fábrica de Escobas El origen del Salón de Belleza La Fe y la Creatividad El Botecito, La leche La Tiendita de la Plaza Primera Navidad Overoles El susto con Rogelio Un niño muerto últimas escenas anotadas Dios prepara el regreso a México La Gran Depresión en los Estados Unidos Un suceso insólito El RETORNO a MÉXICO Experiencia escolar Primera experiencia emocional La “humillación” ADOLESCENCIA Desarrollo La Inquisición Felina Un Peligro Inevitable El Incendio El Rio Atoyac Armisticio Temporal

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“Agua Azul” El Teatro de Títeres Corto Circuito Distribuyendo la leche Descubriendo un “tesoro” El Infante Desaparecido El Antiguo Tejado de Atrás VUELO AL CIELO Vendiendo en las calles Un Invento Ingenioso El Taller Un “Ángel” Protector Otra sorpresa dolorosa ÉPOCA ESCOLAR QUINCEAÑERO (Intermedio) Los “quinceañeros” Cambios físicos En el Conservatorio de Música La Bicicleta Orientación Espiritual Registro de mi Nombre en el Libro de la Vida JUVENTUD Liga Metodista de Jóvenes Sueños y Realidades Experiencia en la América del Sur Comienza el Viaje para la América del Sur Un Incidente Intermedio (Alejandro) Continuando el Viaje En ARGENTINA Paréntesis Sentimental Volando a BRASIL Regresando a México En CHILE Durante la Espera Experiencia ESPIRITUAL Un Parque Chileno, Boscoso Como en el “Circo Romano” del siglo I En LIMA, Perú En MEXICO Iglesia Infantil Comentando lo del Viaje a la América del Sur Mis ESTUDIOS SUPERIORES La Biblioteca


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Comenzando Nuevas Amistades Mi Moto Austriaca Continuando en la LMJ “La Fonda” Consejero de la Liga Metodista de Intermedios Una “Tarde de Toros” Miel Otra Experiencia en OAXACA Los “SIETE VANGUARDISTAS” Poniendo en Práctica el Ministerio En el Zócalo de Puebla En la Terminal de Autobuses Noche de Evangelismo El Joven Banquero Viajes Misioneros Navidades Caperucita Roja Congreso Nacional “Vanguardia juvenil” 1ª. “Caravana a los Estados Unidos TRABAJO SECULAR (Pasante) COYUCA DE BENITEZ Empezando a Trabajar “La Quema” Y “Mis Estudios, ¡Qué!” Pruebas de Nuevo Y sigue la Batalla” Ataques y más Ataques Matanzas y Gritos Construcción de la Presa El Niño Recién Nacido La Iglesia Presbiteriana de Coyuca El Perrito Fiel El Amor y Fidelidad de Cristo El Frijol La Malaria La Cacería El “Coyuco” PARTE II (Matrimonio y Re-Producción) JUVENTUD ADULTA Examen Profesional Noviazgo El Matrimonio El Matrimonio Religioso En el Templo La Luna de Miel Empieza la colección La Creencia del “Chac-Mol” La Primera Receta y no de Cocina Recién Casado y sin Trabajo

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Nace GüIcho Mi Primer Trabajo Oficial (como ingeniero) ZAMORA, Michoacán Nace la NENA (Martha Ofelia) Gigi comenta Una Carta que no era de Bienvenida Empieza la confrontación El Limosnero Buscando Casa Frente al Dueño de la Nueva Casa Durante el Trabajo El “Ejército de Trabajo” Otra Prueba Siguiendo Trabajando Un Accidente imprevisto Pero, Siguen los Problemas Gigi Comenta Algunos resultados por Cumplir La Ley El Proceso Gigi Comenta Visita de un sospechoso El Tío Raúl La Policía Federal Hidráulica SAHUAYO, Michoacán Experiencia con Dinamita Otras amenazas frustradas Gigi Comenta Nace JUAN en Puebla Visita Oficial Viviendo en Sahuayo Nuestras “novias”: Las Gallinas La casita e los niños El “Ratón Vaquero’ “Preparando maletas” Otras posibilidades de trabajo En GUADALAJARA, JALISCO Gigi comenta Actividades en Guadalajara En el Laboratorio Clases de Trigonometría El Club Nocturno El Libro de Promoción La Maqueta El Fanático Gerente Orquestando las actividades En Guadalajara Chalchiutlique Estudios Bíblicos en Casa La Librería “Nueva Esperanza” Los Gedeones


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Los Hijos Repartiendo N.T. La Iglesia El Caso Kennedy (Gigi Comenta) Nace PABLO Diplomas y Certificados a Gigi La Masonería Presidente Gustavo Díaz Ordaz La Casa de la Cultura El Peyote La Astronomía Junta de mejoras (MCMCG) La Época Escolar de los Niños Gigi comenta A PUEBLA Gigi comenta Israel “predica” hacia la META DESTINADA En Dallas, TX Estudiando en DTS Cartas de Oración Seminario Bíblico de Puebla Gigi Comenta Nacen Mimí y Tita Gigi comenta AVAL En Miami Florida Primer viaje de regreso a Dallas Estudios Bíblicos de Hogar (EBH) El “Tinterillo” de Dallas La Residencia. Gigi comenta Seguimos en Dallas Iglesia “El Buen Samaritano” Robo Buscando “Chamba” Como Ingeniero Neiman Marcus Telecom Mientras tanto Gigi comenta KANSAS CITY En el Trabajo con SPRINT Caricaturas de cumpleaños Seminario de Superación Días Especiales Nominado La pronunciación Juguetes para los niños Autos en Kansas Luiz Chavez y Mimí Continuando la Obra Misionera Los Gregorians “Surprise Me” La CIUDADANIA La JUBILACIÓN

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En Dallas, en Casa Buscando al tío Juan Tijuana, MÉXICO HOUSTON Gigi comenta Buscando Casa El Comienzo en el Colegio de Estudios Bíblicos (CBS) La “Endemoniada” Radio Amistad Ministros Hispanos contra el Crimen Consulado Mexicano en Houston Club de Lectura Gigi Comenta La Tiroides de mamá “Día de los Muertos” Actividades Sociales en CBS “Día de Campo” Raquel El “Ex Convicto” La “Imprudente” El Colapso Comentario Personal Ministro del Evangelio Bautismo de Pierre y Becca Mis Padres Duermen en el Señor Retiro de CBS PARTE III (Senectud) Regresando a Dallas Gigi Comenta Retiro para Conferencia de Mujeres Nuevos amigos: Los doctores Estudios Bíblicos en el Hogar La Nueva Era de la Tecnología El Cuarto de Arte Los Acrílicos Crucero para ALASKA Gigi comenta Viaje a la Eternidad Rogelio voló al Cielo La Muerte (comentario) CONCLUYENDO Gigi comenta Listos para “El Pase de Lista” ANEXOS Mis Recuerdos: Mimí Mis Recuerdos: Johnny Mis Recuerdos: Marisol Mis Recuerdos: Bora Mis Recuerdos: Ale


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PARTE I (Nacimiento y Desarrollo) (Introducción) Lo positivo de recordar el pasado es para dejar por escrito aquello que nos hace sentir complacidos y tranquilos al haber llevado una vida más o menos satisfactoria; pero en caso contrario, es mejor analizar en qué estuvo aquello que ha provocado una incomodidad dentro de nuestra vida. A petición de varios de nuestros hijos, emprendemos esta labor que la vemos nada fácil, ya que nuestra edad de longevos, muchos datos, fechas y anécdotas han pasado al mar del olvido. Sin embargo, lo que va apareciendo por asociación de ideas y de actividades, resulta interesante recordar más aun cuando nos llama la atención por lo épico en muchas anécdotas y lo increíble de lo que ha pasado. En varias ocasiones nos vimos envueltos en peligros, aun de muerte de los que narraremos con algunos detalles; en otras anécdotas nos vemos en situaciones medio extrañas para la gente “normal”. Sin embargo, lo pasado, que ya es pasado, nos vimos involucrados sin ninguna malicia de acción. Hemos experimentado la mano de Dios, cubriendo nuestras veredas, ayudándonos a entrar por el camino ya preparado para continuar por él. Iniciamos el relato con un antecedente histórico que forma parte de las impresiones recibidas por nuestros padres y abuelos, que sin lugar a duda formaron parte de nuestro desarrollo. Así mismo el cómo empezó a forjarse la maldad en la vida de uno por causas externas independientemente de las heredadas. Agradezco la participación de aquellos que nos han aportado algunos detalles y desean se incluyan; así las sugerencias de otras que no se mencionen quedándose con la emoción de la curiosidad. A mi esposa Martha con su valiosa caja mnemotécnica que no se le olvida detalle y que para mí se encontraban más allá en el universo del olvido. Cada época, cada hijo, cada anécdota; viajes, lugares, situaciones especiales, actividades, familia, relaciones, etc. cuentan en la memoria. Sin ellos, no hay historia. Dios tiene un programa para cada quien; a nosotros nos toca descubrirlo y ver si lo seguimos o no de acuerdo a Su voluntad. A lo largo de la lectura, esperamos que sea grata memoria o feliz descubrimiento de lo que nos ha tocado vivir. En lo que respecta a nosotros, mi esposa Martha y yo, no nos arrepentimos, pues en el transcurso de la vida, vimos la mano de Dios al unirnos y formar esta maravillosa familia: El clan VELÁZQUEZ VALENZUELA. Es de suponer que en esta autobiografía, hablamos en primera persona, siendo imposible hacerlo por nuestra parte como si un escritor profesional hablara de nosotros en tercera persona; pero es de comprender que para el propósito de esta memoria, nada hay más exacto que uno mismo narre lo experimentado sin agregar o quitar adornos literarios. Pedimos disculpas por esta clase de escrito, esperando no se aburran del “yoyismo” inseparable que lo hacemos sin ninguna pretensión intencional. Con este preámbulo, empecemos: Había una vez…

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Antecedente histórico Mi abuelita (Amalia Martínez Soto), cuando vivía en Matamoros de Izúcar, Puebla, durante la Revolución Mexicana, los zapatistas le llevaban unas gallinas robadas para alimentar a los guerrilleros; llegaban a su casa y con mucho gusto como lo hacía siempre, cuando tenían la a oportunidad de hacerlo, mataba a los animales, dejando que le escurriera la sangre que le salía del pescuezo a cada una, y acto seguido lo metía en agua ardiendo para poder fácilmente desplumarlo y aprovechaba para matar cualquier coruco o animalito plagoso posible. Acto seguido le sacaba las menudencias como el corazón, riñones, molleja, tripas, etc. Ya que todo lo utilizaba para el guisado. Mi abuelita Amalita

Las tripas las limpiaba pasándoles agua caliente con un embudo y luego con una pluma de la misma gallina, para luego freírla en manteca de cerdo con todas las demás menudencias con trocitos de rabos de cebolla y demás condimentos, (costumbre de la época) que al olerlos no hay duda que nada quedara en el plato. Comento que este detalle y otras actividades, no sólo por ser esposa de un pastor rural Metodista con cinco hijos (una era mi futura madre Ofelia) sino que trabajaba para el Señor y no para los hombres (Col. 3:23) con dedicación y empeño. Todos la querían y respetaban junto con sus hijos y pertenencias.

Pastor Juan Martínez, mi abuelito

Más tarde, debido al clima caliente y peligroso de la Revolución, tuvieron que salir para Puebla en tren que fue balaceado durante el trayecto por las fuerzas armadas del gobierno durante su huída, escapándose de milagro gracias a su Salvador protector Jesucristo

Hay más detalles no escritos que dejamos de anotar, para irnos a Parral, Chihuahua, con escenas similares de peligro por los que pasaban mis abuelos paternos Alejandro Velázquez Salas y Angelita López Alemán, junto con sus hijos (Albertina, Alejandro, Josefina, Alfredo, José, Rogelio, Ernesto y Luis quien llegara a ser mi padre. Todos con el apellido Velázquez López). Cuenta mi padre que durante el hambre que soportaban todos, él, siendo un quinceañero ambulaba en el campo comiendo lo que encontrara: raíces, acitrón (biznaga) y que una vez se retrató orgullosamente sujetando las riendas del caballo (yegua, el “siete leguas”) del guerrillero Pancho villa (Doroteo Arango), general legendario y bravo de la división del norte Pancho Villa

ENCUENTRO romántico. Mi tío, el Lic. Alejandro Velázquez López, hermano de mi papá llegó a ser el letrado de la familia, tuvo el puesto de diputado federal del Gobierno; mientras mi papá solo terminó el 3º de primaria, era el menor de sus hermanos [La genealogía familiar la elaboré para todos en 2008 como regalo de Navidad, antes de que apareciera en el Internet “Geni”, que era un programa especial para hacer genealogías.]

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No teniendo mi papá trabajo para sostenerse, mi tío le consiguió un trabajo en la ciudad de Puebla. Mientras eso pasaba, mi abuelita Amalita, ya se había trasladado a Puebla, viviendo primeramente en el barrio de “La Luz”, famoso por su artesanía de fabricar alfarería de barro. Alfarería Poblana de La Luz [La investigadora Patricia Arias sugiere que la práctica de este oficio en el Barrio de la Luz se origina en el siglo XVI, si bien la primera ordenanza de loceros poblanos data del año 1653. En dicha ordenanza se menciona, además de la loza amarilla y blanca, la existencia de la colorada, cuya manufactura ha sido especialidad de los Alfarería alfareros de este Barrio] Poblana

Con el tiempo se trasladaron más al centro al costado del famoso “Paseo Bravo” Por ese lugar había una colonia china que su negocio era la tintorería y pasteles de manzana, de ellos aprendí con el tiempo a confeccionar mis propios “Apple Pie”. Una tarde de domingo, mi papá pasó por la Iglesia Metodista, tipo gótico, por el lado de la 2 poniente, donde oyó por las ventanas un griterío alegre de jóvenes en el primer piso (Salón Social) en donde jugaban jóvenes de la Liga Metodista “Eben-Ezer” después de un servicio espiritual que tuvieron en un anexo que es la capilla de la iglesia.

Iglesia metodista

La curiosidad, (aquí comienza el principio que no se imaginaba iba a tener sentido para su vida) le hizo asomarse y lo primero que vio, fue una primorosa jovencita brincando como los demás jóvenes, al compás de una música apropiada para el juego, buscando una silla desocupada para sentarse. Mi madre, dice, que lo vio entrar

deslumbrándole su hermosa cabellera del joven que instantáneamente se había prendido de ella. De allí empezó un noviazgo, quedando encadenados “para siempre”.

Mis papás

Escrito que mi madre hizo en 1992, antes de partir al cielo. Pensando en la vida. La mía ha sido una madeja cuyas hebras me han formado un ser raro, o mejor dicho, muy complicado. Mi época del nacimiento hasta la edad de 22 años, cuando terminé la carrera de magisterio, mis padres y demás familiares, habían sacado la primera hebra de mi madeja y con ella me dirigieron y protegieron de toda clase de peligros. Yo ya tenía entonces un criterio propio y jalé otro hilo de mi madeja; siendo entonces que sentí ser otra mujer. Comencé a forjar mi vida, descubriendo horizontes nuevos y deseos que comenzaban a demostrarme que la vida está formada de evoluciones constantes, con toda clase de alegrías, peligros y muerte. Pero mi vida seguía trabajando y los hilos de mi madeja seguían saliendo a tal grado que llegó un momento, que me

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enredé con ellos. Sentía nostalgia y a la vez deseos de ser otra mujer, y a fuerza de tantas hebras sacadas, ya me veía ser de otro mundo. Comencé a encausarme a querer ser útil en algo, a ser grande. La educación cristiana y ejemplar de mis padres que me habían inculcado, veía la vida hermosa y fácil, pero ya ahora, llena de hebras sacadas me sentía muy enredada con todas las ideas que me asustaban unas, y otras me impulsaban a seguir adelante. Poco a poco, y con muy poco sentido reflexivo, me lancé a luchar en la vida. Me casé con un buen hombre. Con él pude sentirme liberada y al mismo tiempo amparada. Con él pude desenredar un poco, y con su ejemplo de buen trabajador, seguí luchando y abriéndome horizontes fáciles unos y difíciles otros; pero logré forjar una vida a su lado y juntos con nuestros dos hermosos hijos, la vida se hizo fácil con un porvenir asegurado por 65 años; tiempo en que se rompieron mis últimos hilos, y quede sola. Mi esposo se fue al cielo, y mis hijos cada uno esta enredándose en sus propios hilos que tendrán que desenredarlos en el transcurso de sus propias vidas.

Mi mamá

Que Dios siempre esté al lado de ellos. Su madre.

Con el tiempo, se casaron y vivieron en una casita que con el tiempo la adquirieron los tíos de Martha (mi esposa) Ruiz Ávila, muchos años después que por medio de la señora Elenita, la esposa, me iba a mencionar de la existencia de Martha…

Primer Éxodo a los E.U. De 1918 finalizando la primera guerra mundial hasta 1929 más o menos, estaba E.U. en relativa paz, época cuando mi padre recientemente se casó con mi mamá, pero el trabajo en México todavía escaseaba como consecuencia de la Revolución mexicana, por lo que decidió irse a los Ángeles, como por el año 1927, para alcanzar a mi tío Juan que emigró anteriormente a los Estados Unidos que ofrecía aparentemente una gran oportunidad para poder sostener a mi abuelita Amalita y sus hermanas que graduaron de secretarias. Mi mamá para entonces, trabajaba como maestra que cuando se graduó, el Presidente de la República Mexicana Plutarco Elías Calles le otorgó una plaza en San Martín Texmelucan con un salario de $3.00 pesos mensuales. Cuando mi padre había conseguido una casita, mi madre como por el mismo año, se fue a alcanzarlo, que para entonces se estaba preparando el ambiente para empezar lo que se conoció “La Gran Depresión” (1930-1939). Otra terrible calamidad económica por la que mis padres venían huyendo para encontrar una mejor situación de la que habían pasado.

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INFANCIA En los Ángeles

Un año

En el “Memorial Hospital” de la ciudad de los Ángeles, es donde el 24 de Julio de 1928 decidí nacer donde se encontraba mi mamá. A los dos años, tuvo la misma ocurrencia mi hermano Rogelio de nacer el día 4 de Julio de 1930, donde el hospital puso en la cabecera de la cama de mamá una banderita americana como aniversario de la independencia americana (1775-1783) de los ingleses. Para ese entonces, le pararon mis padres de tener más familia ya que los tiempos económicos que se venían no era halagador.

Sostenimiento en apuros. Mi primer pastel De aquí en adelante, empiezan a aparecer las primeras imágenes que recuerdo en mi memoria. Me acuerdo que el mi primer año de mi vida, estaba yo sentado en una silla de bebé que me parecía era muy alta pues yo veía para abajo las escenas. En eso apareció mi mamá con una cosa redonda (era un pastel) con una velita encendida. Me dijo: “sopla”, enseñándome con sus labios que era soplar, y obedeciéndola pensaba que iba a comer de lo que olía muy sabroso, pero no fue así. La vela se fue con el pastel a una mesita Mi primer auto ubicada en un rincón de la cocina donde se encontraba sentado mi papá con sus codos apoyados en la mesa (así recuerdo por primera vez a mi papá) con sus manos en la cabeza con una expresión triste y angustiado por la situación económica que laceraba su lastimado corazón.

Eran los primeros vientos temibles para la economía norteamericana, la pobreza se sintió de inmediato por falta de trabajo, dinero, comida… Estaba entrando lo que mundialmente se conoció como la Gran Depresión, acompañado después de lo que había sido una abundancia La Gran Depresión

agrícola en toda la parte central del País, por una tormenta infernal de

polvo que cubrió toda la parte central del a nación, cubriendo terrenos agrícolas, animales, casas, sed y muerte, que mucha población empezaba a emigrar para buscar como todos, otra fuente de vida. ¡Cómete el pastel! Dijo mi mamá a mi papá, despertándolo de su hipnotizado escenario que traía de ceja a ceja. Yo mientras tanto estaba mirando y al final del “banquete” me di cuenta que yo no estaba invitado…Esta fue mi primera lección de lo que me esperaría como “bien venido” a la vida.

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Aprendiendo lo que es el temor Otra escena que recuerdo muy bien, me pasó en la siguiente escena: Estaba con mis papás en una casa tipo teatro donde el pueblo se reunía para “divertirse”. En este lugar, fue mi primer aprendizaje de lo que significa quedar impresionado por la influencia de lo que era el pánico. Al frente del teatro se encontraba un cajón que después supe era para enterrar a los muertos. Hasta aquí nada me había impactado; no tenía sentido ver una caja sin que nada pasara, pero la gente que asistía para “divertirse” empezó a cooperar con el ambiente con un griterío. Era la primera vez en mis primeros años de vida, que oía algo extraño que pasaba alrededor. Yo que hasta esos momentos, sentía que mi vida iba deslizándose con tranquilidad en un lugar que a pesar que en otros había pánico en sus vidas, de repente empezaba a salir una mano de la tapa del ataúd; el griterío impactó en mi cerebro, sintiendo el impulso de cooperar con todos, lo que pensaba representaba un gran peligro a mi vida (no conocía lo que es la existencia) “Todo lo hizo hermoso en su tiempo y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” Eclesiastés 3:11

y tuve miedo a tal grado que no me importó la presencia de mis padres que solo se estaban riendo de todo lo que estaba pasando, y traté de salir con una estampida hacia la primera puerta. Pero me vi impedido por la gente amontonada y un cancel que no podía abrir. Mis padres me recogieron y nos fuimos sin que me pudieran calmarme de mis sollozos.

Experiencia con Mimí y Tita Esta misma escena se repitió muchos años después con mis niños que nacieron con dos meses de diferencia: mi hija Cristina y su sobrino Tita, donde los llevé a su primera experiencia a una casa de espantos (“hunter house”) en una noche de día de “brujas” (halloween). Nos tuvieron que abrir una salida de emergencia Casa de "terror"

por tanto escándalo de pánico que tanto Tita como Mimí (Cristina) hacían.

Ya afuera, comprendí que fue su primera exposición de lo que realmente fuera una de tantas manifestaciones del maligno (Satanás) donde se demuestra lo que puede hacer en la mente de los niños. Me arrepentí. La “sombra” y el parque que se “inundaba” Otras dos angustias parecidas me pasaron una cuando estaba con mi ti madrina Amanda, esposa de mi tío Alfredo (que también había emigrado junto con su hermano Ernesto, hermanos de mi papá un poco antes de la depresión)

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En esa ocasión me encontraba en un cuarto de la casa de mi tía, de noche, estaba cosiendo ropa, a lo que se dedicaba, cundo oí su voz con angustia que me decía: ¿Viste esa sombra? No vi nada. Pero de nuevo aprendí que hasta de una sombra tenía que tener miedo… (Las luces de los automóviles se proyectaban tras las cortinas) Por último, cuando mi tía Amanda me llevó a un parque – que se me hacía muy grande (como todo lo era para mi corta edad y estatura)- llena de áreas verdes y jardines, había una llave que goteaba, y al acercarnos en nuestro andar, exclamó: “¡Hay Luisito, si no se cierra esa llave, se va a inundar el mundo…Esas palabras hicieron verdad en mi pensamiento infantil y me imaginé que nos estábamos inundando (sin conocer aun que eso pasó con el Diluvio Universal) y nos íbamos a morir. Este fue otra señal negativa. El temor y miedo estaban dormidos dentro de mí por naturaleza, solo faltaba despertarlos. Entrar a este mundo sin saber el amor de Dios en uno, se puede uno ver en situaciones peligrosas. En California, nunca tuve una educación religiosa en una iglesia cristiana. Solo recuerdo que iba en una fila de niños con un ramo de flores, jugando y riéndome con otros niños en un lugar donde íbamos dejando las flores a los pies de una estatua femenina. Con el paso del tiempo me di cuenta que mi tía Amanda me había llevado a una iglesia católica. Supe también que la única vez que me llevaron a una iglesia Metodista, ubicada en Olvera Street, fue para ser bautizado por el entonces pastor Vicente Mendoza quien a través de su vida, pastoreó en México y compuso muchos inolvidables himnos. De esa visita no me acuerdo, y de la teología sobre el bautismo de niños, tampoco. Sigo notando que desde esa época de acondicionamiento dentro del mundo, fui cubierto por el Señor contra el mal, hasta el día de hoy, a los 85 años que me encuentro escribiendo estos recuerdos desde que nací. El amor y misericordia de Dios al darme la salvación en el sacrificio de Cristo, hasta el día no muy lejano, esté ante la presencia suya para poderlo alabar sin los obstáculos que el maligno ha querido interponer.

En medio de la batalla Los chocolates Mi mamá Ofelia, no sabía nada de cómo ganar dinero para ayudar a mi papá en los gastos de la familia. Una vez entró a trabajar en una fábrica de chocolates, y como en una película de “I Love Lucy” no pudo sincronizar la hilera de chocolates que venían uno tras de otro en una banda transportadora, para empacarlos. Fue necesario buscar otro trabajo…

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Los refrescos De ahí se fue con mi papá que usaban una “carcachita” vieja para transportarse a una embotelladora para operar una máquina a una botella tras otra que se llenaba del refresco. Con gas que traía el sistema, se tapaba con una canica que se subía con la alta presión de inyección. Muchas botellas tronó por no ponerlas a tiempo para su inyección. Yo veía la escena, y aunque me gustaba el ambiente húmedo, cubierto el piso de oloroso refresco y regado por todas partes, todo era nueva experiencia para mí. También motivó buscar otro trabajo… La fábrica de escobas Mientras mi papá empezaba otro trabajo haciendo escobas, yo olía el azufre, muy agradable por cierto, que se escapaba de un cuarto donde ahumaban las escobas ya armadas, para darles el color verduzco característico y fumigarlas contra las plagas. Me di cuenta de todos los pasos que requería en la elaboración de una escoba a la vez. Ese ambiente nunca se me ha olvidado. Durante ese tiempo, mi padre demostró el ingenio que traía dentro de sí de visualizar y crear escobas chicas para niños. Sabía cómo hacerlas, fumigarlas y ordenar el mijo (la paja) ordenadamente con un alambre fuerte para clavar el manojo a un palo, y empezar a darle la forma característica de la escoba, con un martillo especial, que entre paréntesis yo tengo un ejemplar de ese martillo como recuerdo. Después los cosía para luego pasarles una guillotina operada manualmente, dándole un buen acabado, sellando la unión del mijo con la madera con una felpa vistosamente decorada con el nombre del fabricante. El palo de madera ya se había pintado antes, metiéndolo en un tubo contenedor de la pintura con una entrada a la cabeza de este tubo hecha con un plástico cortado en cruz, para escurrir la pintura en exceso y poderse secar sin gotear. Mi padre inició en la casa su negocio de hacer escobitas; pero se encontró con un obstáculo no difícil de vencer pero que sería insuperable para los que no tienen necesidad o seguridad en sí mismos, y era como transportar la mercancía sin un vehículo apropiado. Recordemos que se encontraban en medio de la Gran Depresión. Sin dinero, para comprar una camioneta para el transporte de las escobas, tomó la decisión transformar su “carcachita” en camión de carga. Partió el auto por la parte de los asientos traseros y construyó un tablero con una barda alrededor y ahí pudo colocar sus escobas para continuar con su negocio de fabricante de escobitas para niños El origen del salón de belleza Mi mamá, notando que ya había entrado una moda nueva durante la Depresión, cambiando la vestimenta femenil, el peinado y la música invadiendo a la juventud como el charleston, los vestidos cortos y

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pegados, labios pintados a la “Betty Boop”, peinados vaselinados, etc. Se animó con unas vecinas, para estudiar en una escuela de peinados donde graduó en cosmetología, tan interesante y detallado, que cuando regresaron a Puebla, con la ayuda de mi papá pusieron lo que llegó a ser el famoso salón de belleza “Cinderella”. Ahí en Puebla, el doctor Lara fue a preguntarle a ella los nombres y lugar de cada uno de ellos de todos los músculos de la cara que no eran pocos, lista que ella aprendió en el curso de cosmetología y peinados. La fe y la creatividad El botecito Frente a la casita donde vivíamos estaba la escuela pública de la ciudad dentro del barrio mexicano. Fácilmente podía cruzar la calle. A veces nos encontrábamos solos mi hermano y yo, mientras mis padres luchaban trabajando para el sostén diario sin poder pagar a alguna persona para que nos cuidaran. En una ocasión pasé a la escuela de enfrente donde tenían una especie de guardería para pequeños, pero me sentía con mucha calentura, probablemente por descuido comía porquerías que encontraba pensando que eran sabrosas golosinas. Al pasar por la cocina, donde una corpulenta americana preparaba en una cacerola grande unos frijoles bien olorosos para que los comiéramos a la hora del lunch. Cuando pasaba soñando con ese olor, pensé; “Si le pido un frijolito y me lo como, se me quitará la calentura”. Dicho y hecho, me lo dio y me lo comí, pasando luego a un gran salón que me imagino era el gimnasio dividido por una mampara movible, donde se encontraban otros niños alrededor de una mesita con una tinaja de agua (como las que llegábamos a usar en casa cuando nos bañaban a mi hermano y a mí), conteniendo un barquito de lámina que avanzaba impulsado por el vapor que producía una velita encendida en su calderita con agua. Daba de vueltas alrededor de la tina y nos divertía verlo navegar dando vueltas alrededor. En esa estábamos cuando se apagó la vela deteniéndose el botecito exactamente frente a mí. Al llegar la cocinera, para ver qué tanto alboroto hacíamos los niños, con aire agresivo (así lo sentimos) preguntó: ¿Quién apagó la vela? Con temblor y rápida respuesta infantil, todos apuntaron nerviosamente con su dedo hacia mí. Sentí que me hundía en un mar al ver debajo del agua al botecito… y sin juicio alguno, como reo culpable, me llevó tras la división del gimnasio separándome de los demás. Entre sollozos y lágrimas espiaba tras de una hendidura a los niños divirtiéndose de nuevo oyendo el “taca-taca” del botecito ya una vez arreglado, dando vueltas alrededor de la tina. La calentura ya había desaparecido. La leche El patio trasero de la casa era nuestro “jardín" de juegos para mi hermano y para mí. Desde la cocina nuestra madre nos podía vigilar cuando estaba en casa. A veces para que comiéramos carne, ella esperaba pacientemente que cayera un pichón en un cajón que estaba levantado y sostenido con un palo que lo jalaba cuando el pichón hambriento entraba en la trampa que contenía un poco de semillas. Veíamos cómo la mataba, la

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pelaba de su plumaje la cocía y desaparecía tan pronto como llegaba a nuestra boca. En una tarde, funcionando mi curiosidad infantil le dije a mi hermano (que apenas podía andar): “Vamos a ver al vecino lo qué está haciendo”. Fue fácil para mí escalar la barda del vecino mientras mi hermano observaba. Al ver tras la ventana de la vecina, que era su cocina, se encontraba lavando sus trastes, seguido en turno lavaba la botella de la leche ya vacía para dejarla limpia y sustituirla por otra cuando pudiera de nuevo leche fresca. Asombrado le conté a Rogelio lo que vi por primera vez en toda mi vida; fue un gran descubrimiento revelador: “Mira Rogelio, ahora ya sé cómo se hace la leche. Cuando llenas de agua una botella de leche vacía, aparece la leche de nuevo”. Lo que pasaba era que se revolvía el sobrante de la leche consumida, y al penetrar el agua clara, transparente, hacían la mezcla enturbiándose como era de esperarse hasta que se limpiaba totalmente. Cosa que no terminé de verlo, para contarle a mi hermano mi primer descubrimiento que se hacía para alimentarnos.

La tiendita de la plaza “Vamos a jugar a la tiendita, esta tabla seré nuestro mostrador para que la gente compre lo que vean” El no me contestó nada, pues apenas balbuceaba algo que no podía entender. Creo que la ignorancia dentro del silencio es mejor. Como no teníamos nada que vender. “¡Ha!” se me ocurrió que exhibiéramos sobre la tabla unos pollitos que tendrían poco tiempo de haber nacido en un gallinerito provisional que mi papá construyó con tablas desechas y red malla de algún basurero vecino. Los tomé como pude, pero no podía sujetarlos sobre la tabla, escapándose muy asustados; luego pensé (eso creo yo) que tenían vergüenza porque nunca se habían bañado y olían mal, por lo que decidí ‘lavarlos’, metiéndolos en un bote con agua que se encontraba tirado en un rincón donde guardaba mis ‘tesoros’ encontrados en el patio. Ahora recuerdo, que en el futuro, en Dallas, cuando jugaba con mi hija Cristina a “la comidita” e íbamos por las calles recogiendo (descubriendo) tesoros como tornillos, tuercas, etc. Como nuestra colección del día. Hice una exhibición de pollos en nuestra tiendita (regresando a California) encima de la tabla ya muy quietecitos, pues estaban medio-ahogados esperando al “comprador” para mejorar el negocio, pero sobre todo para dar de comer al hambriento, que a estas alturas, los podríamos comer sin cocinarlos. El tiempo pasó; solo recuerdo que yo estaba llorando en la oscuridad de un closet, donde por una pequeña apertura podía ver a mis padres apurados frente al desastre del año que acabábamos de realizar. Mi mamá sobre la cama y en pijamas lloraba a los pollitos, que bajo sus brazos y con el aliento calientito que les soplaba, iban “resucitando” hasta que llegara el pollito a robustecerse posteriormente para luego seguir creciendo y les llegara el tiempo para cumplir el propósito para el cual nacieron (alimentar al hambriento).

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Nosotros con el tiempo ya estábamos dormidos y cansados con las aventuras que nos distraían de los padecimientos de la pobreza y la hambruna que pasábamos, pero sin darnos cuenta que no era solamente a nosotros, sino que era mundial esta depresión. Primera Navidad Era de esperarse que lo que pasaba era lo normal durante el proceso de ir creciendo en la tierra de los vivientes. En verdad nunca estuve expuesto a sentir y ver lo que era tener de todo, buena comida, abundante, ropa nueva y bonita y menos que existían juguetes. Nuestra sala era un cuarto largo, vacío. Así nos encontrábamos. Ahora caigo, era Navidad (no conocía su significado), y por primera vez vi que en esa sala fría y vacía se llenaba de un esplendor multicolor con lucecitas brillantes como estrellitas que, emocionado y temblando mi corazón latía como su estuviera soñando de algo o alguien que nos trataba de comunicar una nueva esperanza que venía consoladora y con el mensaje de que no todo en la vida era así de sufrimiento y angustia. Fue el principio de ir conociendo lo que Dios tenía en sus planes, para enseñarnos que lo que El hizo fue perfecto, puro, santo y gozo; mucho gozo de saber que en este mundo azotado por la maldad no era Su programa. Eso quedó sembrado en mi tierna edad. Fuimos espectadores de un descubrimiento de algo que venía maravillosamente bien preparado. Estuvo germinando esa semilla sembrada hasta el día que reconocí que se encontraba detrás de todo esta experiencia a mi Cuidador celestial, a Cristo Jesús de quien no lo conocía ni sabía quién era Él, y quien detrás de todo esto ahí estaba: cuidándonos, guiándonos. Desperté de esta sorpresa momentánea cuando luego de entrar a la realidad presente, todavía con la emoción anterior, descubrí que no eran esas lucecitas brillantes, rojas, amarillas, azules las que colgaban en el arbolito verde dentro de la casa, estrellas, sino que eran unos foquitos que iluminaban unos juguetes, los cuales, entre mi hermano y yo, sentimos el impulso no controlado sin ser estorbados, ni regañados, de tomarlos y ver de qué se trataban. Eran un trompo que al meterle una tirita de metal torcido (tornillo) hacía circularlo, mostrando sus colores, sonando una música que me gustó; era mi primera música navideña que oíamos. También había un tambor; una cortadora de pasto musical, una perinola; y ya no recuerdo cuantos juguetes más. Mis padres se gozaban con nuestras muestras de entusiasmo, de sorpresas y de alegría. Por primera vez ellos pudieron sufragar, en medio de la recesión que seguía ahorcándolos no solamente e ellos sino que a todas las familias de la nación. A partir de ese momento, la sala ya no se encontraba vacía; estaba llena de confort, calor, amor. Era el aroma de lo que se reinaba. Fue la primera experiencia de lo que es la esperanza en medio de la tormenta que en esta vida trataba de impedir que conociéramos Quién estaba trabajando detrás de todo lo que estaba pasando.

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Overoles Gracias al esfuerzo que hacía el gobierno norteamericano durante la época del presidente Roosevelt, pudieron nuestros padres conseguir unos overoles (petos) para mi hermano y para mí. Fuimos a una tienda almacén del gobierno donde se encontraban enormes jaulas alambradas llenos de zapatos y ropa para los niños que habían sido apuntados con anterioridad. Tengo todavía una foto con esos overoles puestos que nos los ponían cuando visitábamos a nuestros primos: Ernesto, Dora, Héctor y Emma en cuya casa de ellos se encontraba unos mezquites en el patio del vecindario central. Por cierto en uno de los cuartos del vecindario, vivían unas señoritas que para sostenerse daban clases de baile al estilo de la moda: el Charleston. De seguro, de ahí, mi madre le nació el deseo de aprender la cosmetología, cuyo esfuerzo logró graduarse en cultura de belleza. Eran como los años 1932. “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 7:25,33

El susto con Rogelio Se encontraba mi mamá practicando el peinado de la moda en casa, cuando entré a gritarle y muy agitado por la carrera: ”mamá, machucaron a Rogelio en la calle”, con esa sorpresa alarmante, mi madre tira las tenazas con que estaba rizando a su amiga y corrió a la calle para buscarlo, cuando vio entrando a mi hermano, tomado de la mano de un americano que era el chofer diciéndole: “No se asuste señora, está bien, solo recibió un empujoncito” y se lo entregó. Rogelio, intacto, parecía contento de su primera experiencia que se libró del peligro mortal al que se expuso por cruzar la calle sin fijarse. Traía en la mano un cacahuate que este señor le había dado para calmarlo al recogerlo del suelo. Esta experiencia peligrosa, fue el principio de un desenvolvimiento a mayores dimensiones y riesgos muy peligrosos que tuvo cuando participó durante la guerra de Corea que, a pesar de haber sido herido dos veces (fue paracaidista) fue protegido por el Señor y ahora descansa muy “campechadamente” en su hogar en su hogar en Puebla, jubilado, sin dejar de seguir viendo videos y películas de toda clase de guerras y aventuras peligrosas que es parte de su vida.

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El niño muerto Varias escenas vienen a mi mente que las recuerdo como si estuvieran presentes. El primer muerto que vi (aparte del que vi en el teatro con el muerto que se levantaba de su caja) era de un niño que vivía por el barrio donde vivíamos y que mi papá me llevó a verlo para explicarme lo que veía por primera vez. Debía observarlo sin temor como una parte de la existencia en el cual todos tenemos que pasar, de la vida a la muerte; y para estar seguros de que no nos iban a enterrar todavía con vida, y darnos cuenta que estamos enterrados con vida y evitar ese trauma, le cortaban con una sierra su cuerpo (como se corta un pan de caja en la actualidad) y así estar seguros de que va bien muerto… Bueno, con esa explicación esperaba que no me asustara, sin darme más explicaciones. Lo que veía no me impresionó, ya que todos estaban calmados y sin gritos; lo único que hice fue tocarle el calcetín que envolvía su pie y con eso fue todo lo que aprendí. Su cuerpecito estaba ahí, inerte, y salimos. Últimas escenas anotadas Otras dos escenas que recuerdo, dejando atrás en el olvido del pasado, por ser demasiadas para estas memorias, eran cuando íbamos los fines de semana (incluyendo los domingos) a pasear. Uno de esos lugares era la playa de Long beach, donde mis padres se retrataron con una familia que conocían. Estaba entre ellos una nenita mayor que yo, sentada junto a mí, que con los años llegó a ser una estrella de cine famosa, era Rita Macedo. La segunda escena fue en Lincoln Park, un lago con cisnes y una fuente en el centro, afuera una casita construida para la oficina del parque y eventos especiales de ocasión. En este parque, con bonitas áreas de césped y árboles, nos retrataron a mi hermano y a mí, cuando él tenía más o menos un año y medio de edad; yo tenía una gorrita de colores. Pasaron ochenta años y fuimos mi esposa Martha y yo acompañados por mis primos Olivia y Miguel su esposo a visitar el mismo lugar donde melancólicamente, bajo una tenue lluvia, estuvimos en el mismo lugar donde fuimos retratados mi hermano y yo. El tiempo se detuvo; agradecí a mi Señor lo que Él ha hecho con nosotros. Escribí en el libro de visitas nuestra presencia en la misma oficina. También al visitar Disneyland donde me retraté con el ratón Miguelito pues tanto él como yo cumplíamos 80 años. De la misma manera en ese año cumplía lo mismo Shirley Temple (todos los niños decíamos que ella era nuestra novia. En 2014, Shirley murió. También Mickey Roomy) Dios prepara el regreso a México Una vez me dijo mi papá: “Dale a tu mamá esta carta que vino de Puebla, y le dices que Emma murió”. Inocentemente y sin saber quién era ni lo que pasaba, dándosela le dije el encargo. Recuerdo como el semblante de mi mamá cambió a una profunda tristeza en un mar de lágrimas, repasando cada letra que traía la carta.

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Se trataba de una hermana de ella, mi tía. Era una jovencita hermosa de unos quince años de edad quien para entonces Emma se había ganado el corazón de todos. En la Liga Metodista de jóvenes era líder, donde su simpatía era como un imán que todos la buscaban ya que desde temprana edad ya estaba demostrando un liderazgo como don que Dios le había dado. Fue muy dolorosa la escena que veía. Eso motivó que mis padres decidieran regresar a México, también debido a la Depresión Económica que no parecía terminar. Por otro lado se notaba un flujo incrementado de inmigrantes que venían de la parte central del país, buscando trabajo y comida, pues padecieron una tormenta de arena, sepultando grandes áreas de cultivo haciéndolas inservibles para el sustento. Parece ser que las tolvaneras emergentes se debieron al intensivo cultivo de los últimos tiempos aunado a la falta de fertilizantes, provocando un desgaste exagerado y sin dejar descansar las parcelas, por lo que la tierra perdió su energía que con el viento comenzó haciendo estragos levantando grandes nubes, unas tras de otras repetidas veces dejando una estela sofocante y sin esperanza de volver a la fertilidad. Esta fue una época de desastre nacional que empeoró a su máximo la situación. Además, en parte hubo un olvido para con Dios. Para evitar este agotamiento el pueblo de Israel había recibido instrucciones para cuidar su tierra, dejándola descansar cada siete años un año completo para su recuperación. “Jehová habló a Moisés en el monte Sinaí, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando halláis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová. Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Lo que de suyo naciera en tu tierra segada, no lo separarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. Mas el descanso de la tierra te dará para comer, a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que mora contigo” Levítico 25:1-6

La Gran Depresión de los Estados Unidos: [Fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década del ’20 anterior a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad, y la que afectó a más países de las sufridas en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido como paradigma de hasta qué punto puede llegar a disminuir la economía mundial. La llamada Gran Depresión se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre de 1929 (conocido como “Martes negro”, aunque cinco días antes, el 24 de octubre ya se había producido el “Jueves Negro”), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo]

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*Suceso

insólito: Durante la navidad de la primera guerra mundial, hubo una tregua antes del armisticio, los dos bandos enemigos dejaron de disparar y empezaron espontáneamente a cantar el himno navideño “Noche de paz, Noche de amor”. Después, siguió la lucha.

El Retorno a México Por el año 1932, durante la Depresión Americana y los comienzos de los disturbios políticos después de la Revolución mexicana, sumado a la noticia de la muerte de la tía Emma, fue el gatillo disparado para emigrar a México. Llevaban a México mis padres, además de nosotros dos, un par de enormes baúles conteniendo el equipo que poco a poco fueron adquiriendo, para montar en Puebla un salón de belleza con el nombre de “La Cenicienta”, pero en inglés: “Cinderella”. Cuando llegamos a la frontera, hubo cambio de trenes en donde todos con todo y equipaje teníamos que movernos de uno al otro. Estando sentados en un asiento esperábamos que mis padres hicieran el movimiento de su carga, especialmente sus baúles, cuando de repente el tren empezó a moverse, para maniobras, creo, de cambio de vías. Me sentí desamparado y por primera vez sentí lo que es el pánico de la soledad, sin padres, y en lugar desconocido. El llanto alarmante que brotó de mi pecho, dejó sentir en toda la región y a los oídos de mi padre quien, de inmediato vino a consolarme. ¡Mira una tortuga! Me dijo mi padre al cruzar un puente por el Estado de Sonora, que estaba siendo arrastrada aguas abajo por la vertiginosa corriente. Eso me llamó la atención por haber sido el primer “juguete” vivo que grababa en mi mente infantil; la continuación de lo mucho que vendría después en el campo del aprendizaje. Vi mucha gente por todas partes en la estación de llegada de los ferrocarriles mexicanos en el Distrito Federal. Entre ellos una viejita con su hija. Eran mi abuelita Angelita López Alemán, esposa del finado Don Alejandro Velázquez Salas, con mi tía Josefina, de parte de mi papá, quienes nos recibieron con bastante expresión de cariño y entusiasmo para con nosotros. Era un lugar con la gente vestida extrañamente y de diferente estilo diferente al nuevo estilo que conocimos de la época moderna en los Estados unidos, que nos parecieron a mi hermano y a mí muy vieja su ropaje. Pero eran muy buenos y sencillos; en eso no notamos nada diferente. De ahí partimos luego para Puebla. Ya en una cama donde nos colocaron a Rogelio y a mí, lo que vi fue a una mujer con su cabellera abundante, tan grande que me parecía un plumero sacudidor que sonrientemente nos veía y nos acariciaba. Confieso que me espanté, pensaba que era otra vez el fantasma, pero en vivo, que había tenido en California de mi mamá y me solté a llorar.

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Qué triste impresión le dimos a nuestra guapísima tía Lucía que nos recibía en la casa donde viviríamos por un tiempo, junto con mi abuelita Amalita y el resto de sus hijos. Experiencia escolar Tenía unos siete años cuando entré a estudiar el primer grado de primaria en la anexa Normal para Maestros ubicada en la parte sur en contra esquina al Paseo Bravo dela 17 poniente y 11 sur. Era la época del canta autor Gabilondo Soler que se conoció como el grillito “Cri-Crí. Me fascinaban sus canciones infantiles que oíamos en un radio que le salían muchos ruidos estáticos que acabábamos de adquirir (actualmente tengo dos colecciones con sus canciones en CD’s) En la hora del recreo, de mi salón de clases, teníamos que pasar por un jardín con una fuente ubicada en medio para ir a jugar al patio que se encontraba atrás del colegio. Cuando pasaba por un lado de la fuente, cantaba de Cri-Crí “Lindo pescadito, ¿No quieres salir…? Era una maravilla para mí, visualizar lo que oía y como si fuera una fantasía gozaba el momento con mis pensamientos y juegos. Esta creatividad dentro de mí continuó desarrollándose, tanto como con el gusto por el cantar también. Cada vez que podía observaba la habilidad de un niño en mi clase en cómo podía dibujar avioncitos, al igual que a mi mamá con sus dibujos que preparaba para enseñárselos a sus alumnos cuando daba clases en una primaria mientras se actualizaba con su salón de belleza. Primera experiencia emocional Al llegar al segundo año, me inscribieron en la escuela primaria anexa a la iglesia metodista de Puebla y se encontraba cerca de la casa. Era mixta; a mis ocho años de edad, en la naturaleza de uno que era distinto no sé a qué hacia al género femenino, me hacía manifestar una atracción defensiva y precautoria hacia las niñas de la misma edad más o menos de la mía, pero que para atraerlas no sé porqué, hacía piruetas llamativas (no tan bien como lo hacen los pájaros machos para atraer a las hembras). Me colgaba de piernas entre los barrotes de una enredadera del jardín y así de cabeza las veía pasar, y eso era todo. En ese año 1936, a los ocho años de edad, Dios me estaba preparando en la capital mexicana una compañera que con el tiempo iba a ser mi esposa: Martha Valenzuela y Ávila. El segundo apellido suena elegante. En la foto ella se encuentra en la fila de niñas de abajo, en el centro. Se encontraba recién despertada y no estaba para fotografías…Ella ya tenía unos cuatro años de edad.

Familia Valenzuela. Gigi al centro abajo

Después mi mamá me llevó para el tercer año a estudiar a una escuela que estaban estrenando que se jactaba de ser la mejor, llamada “Escuela Nueva”. Tristemente ahí encontré mi frustración prematura tanto mentalmente

como sentimental.

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La humillación El método de enseñanza de la maestra era inadecuado y antipedagógico para nuestra edad (más tarde, ya jubilado, enseñé en un Colegio en Houston, “Fundamentos de la Enseñanza” que escribiré más tarde de eso) en su primera clase de esta maestra de matemáticas nos pasó a un número reducido de alumnos al frente y sin previa instrucción, teníamos que responder a una serie de sumas y restas de quebrados… Nadie pudo con su deseo frustrante y acto seguido hizo que el resto de la clase pasara para que cada uno de ellos con sus dedos nos jalara dolorosamente las patillas. Lloramos amargamente llenos de vergüenza frente a esa situación. Lo peor estuvo más adelante pues fui bajado al segundo año sin haber consultado con mis padres para seguir con la vergüenza ante el nuevo grupo sumado a la humillación que sentí frente a otras niñas del mismo grado. Era inaceptable esa situación por la que estaba pasando. Y para el remate de ese escarnio en otra ocasión, la escuela iba a tener un evento donde todos los alumnos deberíamos presentarnos bien vestidos. Cuando llegué a la escuela ese día el celador de la puerta no me dejó entrar porque según él no iba bien vestido. Me asombre de esa acción, porque mi mamá, con apuros económicos hizo para mí una camisa que me pareció muy bonita con cuellos anchos que según yo estaba muy elegante. Fue el epitafio. Me cambiaron mis padres a una escuela del gobierno “La Quintanilla”, donde en una silla extra y junto a la maestra empecé a sentir lo que era una buena enseñanza. Esta maestra era amiga y compañera de la escuela de mi mamá. Ahí hice mi primer cuadro en hoja de manila, grande, con gises de colores de una postal donde se veía un tren pasando un puente lleno de flores tanto en el tren como del paisaje. Pude pasar el año satisfactoriamente. Con esta experiencia escolar, me fui orientando a tener confianza en donde haya un ambiente de empatía, donde podía comparar el contraste que uno va encontrándose con la vida. Es una gran influencia para la formación y madurez de uno. ¡Ah!, por cierto, luego me enteré que clausuraron la “Escuela Nueva”. ¿Por qué sería?... Poco a poco, empecé a darme cuenta que las molestias, el acoso (“bulling”) y diferentes amenazas en la vida, empezaban a surgir en esta existencia que llevaba. Sin estar apercibido o prevenido de lo que ocurría, provenía de una batalla misteriosa de fuerzas nocivas que no sabía que existían. Todavía en la edad de la inocencia, sin embargo, no me encontraba solo. Reconozco que Algo o Alguien, aparte de mis padres me estaban protegiendo amorosamente. Así ha pasado el resto de mi vida hasta hoy. Después me enteré que por gracia era mi Creador fui afortunado, y por decisión personal y consciente formo parte de la familia celestial cuya historia sigue más adelante.

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ADOLESCENCIA Desarrollo Mientras mis padres, luchando juntos seguían afirmándose en el negocio de los peinados, mi hermano Rogelio y yo, nos la pasábamos solos en la casa donde vivíamos después de ir a la escuela. Habían contratado a una indita para ayudar en los quehaceres de la casa. En nuestro tiempo de ocio, ideábamos como entretenernos. Vivíamos en el segundo piso de la casa que era uno de los apartamentos de un vecindario de la 2 poniente. Las azoteas de todas las casas contiguas, estaban separadas por unas bardas a la altura de nuestra estatura, fácilmente se podía pasar de un lado para el otro. En estas azoteas se concentraban todos los gatos del barrio, de variados colores y arañazos. Fueron todos ellos una buena oportunidad para demostrarles nuestras “buenas” intenciones. Nunca pensaron estos felinos lo que se les esperaba. Se sentían dueños de la situación y hacían sus travesuras y conciertos nocturnos a ronco pecho sin importarles a los vecinos humanos lo que hacían con sus ruidos y correrías. Primero, buscamos la manera de atraparlos para poder “jugar” con ellos. Ideamos diferentes formas y métodos que nos parecían divertidos: les lanzábamos de agua dizque para que estuvieran limpios frente a nosotros y a los demás; o les dábamos pedacitos de comida para que se acercaran. Por acostumbrase a este último método los teníamos alrededor como si fueran leones hambrientos, pero aun así, no se dejaban agarrar. Como eso se nos hacía imposible de lograrlo, lo mejor fue utilizar el método del engaño persuasivo. Me acordé cómo mi mamá casaba las palomas con un hilo y una caja. Y lo hicimos… pero aquí entró un pensamiento muy alejado de nuestra inocencia. Por un instinto no permitido pero bien venido de una manera sin remordimiento de “venganza”, debido a los sufrimientos y padecimientos recibidos constantemente en discriminación, acoso, etc. Que, aunque no alarmante durante nuestro crecimiento inicial en el mundo, esa sería nuestra respuesta… La inquisición felina En una tabla de madera la atravesamos con clavos donde se veían las puntas del otro lado, luego la inclinábamos con las puntas hacia uno; colocamos pedacitos de carne de nuestra cocina y amarrada con un hilo, esperamos hasta poder cazar a un ingenuo novato que de una u otra manera se escapaba adolorido, dando berridos y perderse entre los recovecos del resto de las azoteas de los vecinos. Todos los que cayeron, quedaron advertidos y enterados con sus torceduras y medio ciegos con estas experiencias nunca antes recibidas por parte de unos adolescentes “inocentes” que solo buscaban “divertirse”.

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Con uno que quedó prisionero de guerra nos entró la curiosidad “puramente científica” de lo que hicimos: Después de una lucha olímpica y feroz, logré meterlo en un costal de yute, al que de inmediato lo subí a nuestra azotea del segundo piso y comprobar si realmente los gatos tenían siete vida y descubrir como era su alto sentido de equilibrio. Abajo, en el primer piso, mandé a Rogelio para ver lo que pasaba. Se encontraba incontrolable el gato; trataba de escaparse en su forcejeo. Lo lancé al vacío, para comprobar si era verdad que siempre ellos caían parados sobre sus cuatro patas y no de lado o de Mi hermano y yo cabeza. Ya en el suelo, salió del costal disparado y Rogelio aprendió que sí tenían siete vidas y que aterrizó perfectamente sobre sus cuatro patas. Una vez que pudo liberarse el gato saltó como una gacela rugiendo entre los cuartos de los vecinos buscando orientarse donde se encontraban las azoteas. Se supone, que debió irse como si hubiera sido un campeón de esa olimpiada científica infantil…

Un peligro inevitable A menudo jugábamos con los vecinos de abajo, hijos de la portera Petrita Pérez. Acostumbraban sacar al sol a una hija vendada en todo su cuerpo (como a una momia) para que ella nos viera jugar. En una de esas, Rogelio se acercó para curiosearla, y viéndola que estaba mal colocada sobre la tabla donde la colocaban,, al tratar de moverla para que no se cayera, pasó lo inevitable, ¡Se cayó!... Cuando mis padres llegaron durante la tarde, después del trabajo, hubo una seria discusión entre portera contra mi madre. Conociendo la verdad de los hechos de lo sucedido, ella no se dejó, y a “gritos y sombrerazos” defendió a Rogelio. Mientras tanto, todo el ambiente, tenso, se encontraba silencioso que hasta ningún gato se acercó por las azoteas. Mi hermano se metió a un lugar “secreto” como refugio, por si “las moscas”, en caso de un bombardeo aéreo del enemigo (los hermanos de la niña). Meses más tarde, ya era historia, por su propia enfermedad de la niña, ¡Murió!

El incendio Una ocasión, ideamos mejorar nuestro armamento de ataque contra los salvajes felinos que hambrientos, constantemente nos amenazaban. Contábamos con cuetes de la temporada, y con ellos, los prendíamos y se los aventábamos a veces a “quema ropa” donde los pobres “enemigos” huían del campo de batalla maullando horriblemente. Para mejorar el armamento, que era nuestra capacidad ofensiva, decidimos hacer una “bomba atómica”, uniendo una puño de cuetes amarrados en forma de rollo. Con una mecha común encendida, se la aventamos a un grupo reunidos de ellos que estaban dispuestos al ataque y ahí… terminó la batalla.

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Nos fuimos a dormir, satisfechos de nuestra victoria del día. Momentos después, durmiendo nosotros plácidamente, llegó de la calle la sirvienta y al entrar a su cuarto, corriendo y a un grito, oído por todo el vecindario, abrió la puerta de nuestra recámara asustada y temblando, diciendo: ¡Niños!, ¿Qué le hicieron a mi cuarto? Está todo el cuarto lleno de humo y mi colchón se está quemando, así como todos mis vestidos. Rogelio y yo nos vimos forzados a fingir que estábamos durmiendo, eludiendo nuestra responsabilidad, consolando nuestras mentes de que no tuvimos nada que hacer en ese incidente. Poco rato después, llegaron nuestros padres también y al enterarse de lo que pasó con un portazo al abrir la puerta, mi padre cinto en mano, (Pensé que los gatos se habían transformado a través de él en su comandante supremos vengador) para castigarnos. Mi cama se encontraba cerca de la entrada y me tocó a mí, experimentar lo que es el tormento de un prisionero de guerra en castigo. Los vecinos también se dieron cuenta de lo que pasaba. Luego pasó a la segunda cama donde se suponía se encontraba mi hermano, pero no lo encontraba, ya que se había escondido debajo de la cama a quien no podía sacarlo por más que la movía mi papá; no tanto ni perezoso, Rogelio se había enganchado con los dedos de los pies y las manos de los resortes de la cama, pegándose como calcomanía. Su estrategia, por el momento le salvó de lo que hubiera padecido en manos del “enemigo”. En vista de ello, los ataques se dirigieron de nuevo en contra de mí. Ya se imaginan el cuadro… El rio Atoyac Visitábamos a una familia al sur de la ciudad, por la colonia del Carmen, para comer (como un día de campo) a orillas del rio Atoyac. Mientras hacia la familia los preparativos, salimos a explorar con mi tío Santiago, Rogelio y yo. En nuestra exploración de posibles aventuras, buscando oportunidades de hacer algo digno de alago y digno para nuestra edad. Mi tío Cango (así le decíamos de cariño) no podía controlarnos ni mantenernos juntos. Éramos los dos explosivos latentes donde tocaran nuestros pies. El rio Atoyac, a la altura donde nos encontrábamos llevaba para esa distancia sureña de la ciudad el excedente del drenaje de Puebla, en donde se podía ver papeles, y “bolitas” de los excusados y lavaderos de las casas, acompañados con música funesta propia del escenario que iba “perfumando” el ambiente. El escenario nos era atractivo para que lo atravesáramos… En una de esas andanzas, pasamos por un puente de mampostería para ir del otro lado del río. Rogelio no pudo controlar su ímpetu infantil y resbaló derechito al río que tenía sus aguas un color café, rugiente, llevándoselo aguas abajo en un abrir y cerrar de ojos. Yo no hice nada, solo lo veía como daba de vueltas como un barril, al compás del movimiento de las aguas mientras los desperdicios rodeaban su cara. Ha como diera lugar, mi tío Cango corrió apuradísimo para alcanzarlo más abajo y como un gran salvador (la mano de Dios) logró sacarlo. Los dos, Rogelio y el tío salieron con los ojos abiertos y palpitando los corazones a toda velocidad como nunca.

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Nos fuimos de inmediato con la familia, y el derechito al baño, cosa que aunque no era muy afecto a ese tratamiento de limpieza, tuvo que aceptarlo para evitar un regaño mayor. El héroe, por supuesto fue nuestro tío Santiago (que en paz descansa) Más tarde, muchos años después, cuando yo iba para América del Sur, mi hermano Rogelio viajaba a los Estado Unidos para continuar con otras nuevas aventuras. Armisticio temporal Mi fantasía infantil seguía desarrollándose y otra cosa que me apasionaba era el “teatro de títeres”. Soñaba con los escenarios; los misteriosos corredores de un castillo; los cuentos de hadas; visualizaba los cantos de Cri-Crí; sueños de encontrarme en la luna con personajes al estilo de la baraja antigua; y muchas fantasías más. Agua Azul

Acostumbraba mi papá, llevarme a lo que eran las antiguas fosas del balneario Agua Azul, y luego para regresar, en una camioneta de redilas nos transportaban al centro de la ciudad. El camión, ya zarpando y lleno, lo alcanzó mi papá, pero como yo no podía alcanzarlo me iba rezagando. En ese momento me vino a la memoria cuando hubo cambio de trenes en la frontera que me puse a llorar de la angustia de sentirme solo y abandonado. Mi papá deja la ropa sobre el camión que ya iba de salida y regresa a recogerme en la misma forma cuando él mismo lo hizo conmigo en el tren. Entré en el bien recibido calor de la amorosa confianza de mi padre hacia mí. El Teatro de Títeres Pues bien, era el plan de mis padres que hacían que saliéramos de de vez en cuando al campo a pasar un buen día. Descubrí que en algunos ríos afluentes al rio Atoyac, que pasa a un lado de la ciudad, contenían en sus laderas, aparte de verdolagas (que se hacen con ellas un sabroso guisado) una tierra blanda y moldeable. Era el barro. El material que necesitaba para hacer mis títeres que tanto deseaba construir. Los que se vendían comercialmente eran muy costosos. Comenzaba a moldear (en la azotea de la casa) la cabeza que la atravesaba con un alambre para poder después unir con las otras partes del cuerpo del muñeco y hacerlo articulado. Lo horneaba en la estufa de la casa, luego, ya enfriado lo pintaba con colores que hacía con “tierras o polvos” de colores que eran fácilmente de conseguir en las tlapalerías. Los gastos me los cubría mi mamá de las propinas que le daban en el salón de belleza. Como tenía el problema de vestirlos (no era mi ramo) le pasaba ese privilegio a la nueva sirvienta que teníamos para vestirlos con trapos de colores que podía pepenar. Luego les ponía los hilos y un palito en cruz para manejarlos. En el cuarto de la sirvienta, adaptado con sillas y cuanto encontraba, al teatro que hice, le puse telones y luz que la proyectaba con un cono de hilados y tejidos que me regaló un compañero de la escuela, donde

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su papá trabajaba en una fábrica de hilados y tejidos que abundaban en Puebla entre los árabes y españoles. Como ya había comenzado a tocar la armónica, era mi fondo orquestal para el ballet de una escena. A mi hermano lo comisioné para repartir boletos para la función de estreno. Solo acudieron dos hermanitos árabes que eran nuestros vecinos del segundo piso. Una de ellos era una güerita muy bonita que a mi hermano se le iban los ojos. Entraron a la sala del teatro, se apagaron las luces, y abriendo el telón empezaron las notas del vals “sobre las olas” de Juventino Rosas, a quien emocionado y viviendo mi fantasía seguía a la bailarina con la luz guiada por el cono y la armónica que medio podía soplar debido a la falta de mas manos, ya que con la otra movía al muñeco. Como no dejé a mi hermano entrar a la función, pues tenía que esperar por mas clientes (era el boletero) quería estar todo el tiempo viendo a la güerita, se me enojó a tal grado que ya no pude dar más funciones de títeres. Más tarde, para terminar con la temporada, le dimos sepultura a ese proyecto, amarrando a cada muñeco a un palo, en medio de la azote huela, les colocábamos trocitos de madera encendiéndola (reproduciendo el tormento mortal de Juana de Arco) así de esa manera se bajó el telón. Al finalizar esta historia de la casa de la 2 poniente, en las azoteas vecinas, quedó un llanto lastimero de los gatos debido a las manos de los inquisidores que los dejaron tostados, cambiando el número de sus 7 vidas para siempre… pero sobrevivieron, pues para su alivio, nos cambiamos a otra casa en la 17 sur, donde nos esperaba otra sorpresa mayor…

El Corto Circuito Era una casa antigua, de techos altos. Un solo pasillo unía a todos los cuartos. Al fondo la cocina poblana con quemadores a base de carbón que traían de la Malinche, y enfrente hacia la calle, era la sala que recuerdo bien pues tenía unas cortinas de tul, colgadas de las altas ventanas que se ondeaban con el paso del aire. En esa casa teníamos otra sirvienta que era sorda. Era también la cocinera. Me encontraba un día en cama por una alta calentura por una mala alimentación. El cable eléctrico de la casa era externo arreglado para transmitir los electrones en serie. Los hilos, desgastados, se encontraban en mal estado y en un momento se unieron entre dos que se encontraron sin protección, produciendo un corto circuito, comenzando al fondo por la cocina hacia la sala. La sirvienta no oyó nada. Los chispazos que salían en el avance de la llama con chispazos alarmantes y ruidosos, iba quemando todo lo que encontraba a su paso. Al darme cuenta de lo que pasaba, salté de la cama y le gritaba a la sorda sin darse ella por entendido, ni con corcho latas (tapaderas de refrescos) que le aventaba, por lo que de inmediato corrí al zaguán (el

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portón de entrada) de la entrada de la casa, abriendo la caja de los fusibles eléctricos que ahí sabía que se encontraba y como pude bajé la cuchilla de dos piernas cortando la electricidad a la entrada de la energía. Se salvó la casa de ser consumida por las llamas. No puedo olvidar el olor del chapopote del cable, derretido en su cubierta, ni el ruido tenebroso que producía ese accidente. Era el comienzo de un misterio que encerraba esa casa. Distribuyendo la Leche El dueño de la casa era el Sr Herrerías, ganadero y vendedor de leche. Mi hermano y yo en una ocasión fuimos a repartir leche a los vecinos de la colonia en una carreta jalada por caballos que era manejada por un hijo del Sr. Herrerías. Fue un día también inolvidable para nosotros. Yo tocaba una campana que golpeaba con una barrita de fierro en cada esquina, para anunciar que íbamos a pasar el crucero y no ser golpeados por algún conductor que viniera en la calle concurrente. En esa época se acostumbraba tocar el claxon o lo que fuera, en cada esquina para anunciarse. Era un ruido molesto por la que pasaba en las calles durante esa época hasta cuando bajo protesta general se acordó prohibir esa actividad. Cuando tocaba la campana antes que los demás me sentía “alguien” con autoridad y “derecho de vía” por lo que ese detalle me “fortalecía” mi ego sobre los demás. Descubriendo un “tesoro” La casa en sí era un misterio. Era vieja; al lado y para atrás estaba las ruinas de un establo y era motivo de jugar a las “escondidillas” de vez en cuando. A la entrada y a la izquierda, el dueño tenía un cuarto donde guardaba celosamente sus cosas propias de un rancho. El cuarto misterioso y cerrado todo el tiempo, era tentación para mi hermano y para mí. La puerta de entrada era, como las demás de la construcción muy alta para nosotros, pero terminaba al tope con una ventanita tipo ventila, y dentro guardaba sus “tesoros”: rifles de perdigones; espadas de la Revolución, sillas para montar a caballo, cintos de cuero grueso, etc. Y en su escritorio varias pilas de monedas de pesos de plata 0720 famosas por su exorbitante valor. La curiosidad, por saber qué había adentro, veíamos al dueño venir de vez en cuando, entrar a su cuarto metiendo y sacando cosas. Un día urgimos meternos al cuarto… estaba cerrada (era de esperarse) pero viendo que estaba una ventanita arriba de la puerta que se podía abrir para ventilación, me subí sobre los hombros de Rogelio y a duras penas después de varios intentos para llegar y meterme a través de ella, logré deslizarme por dentro para abrir la puerta por dentro para que pasara mi hermano. Ya extasiados, vimos todo el “tesoro” que el Sr. Herrerías tenía guardado. Mi hermano, todavía guarda una de las espadas, un rifle y municiones; también unas monedas que entre los dos compartimos, guardándolas celosamente por varios años. En ese momento no sentimos culpa alguna, solo que salimos a tiempo después de poner todo en “orden”, para no ser sorprendidos en esta “aventura”. Nunca se dio cuenta el dueño de lo que le faltaba, pues tenía todo en desorden y no llevaba control de lo que tenía. Pero, pasando el tiempo caímos mi hermano y yo que algo no andaba bien (¡Culpables!)

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El infante desaparecido En una ocasión; jugando en el patio, nuestro perro, una salchicha llamado Hasper, se metió al sótano de la casa por una pequeña entrada que apenas mi hermano y yo cabíamos. Estando deslumbrados por la luz del día, no se podía ver en todo su interior que comunicaban varios cuartos entre los cimientos de la casa, pero con una vela, nos atrevimos a investigar lo desconocido. En el interior, como decía estaba atravesado por el cimiento de cada pared que la sostenía, dejando a duras penas un pasadizo entre ellas que invitaba a seguir explorando cada vez en la obscura profundidad del sótano. El ambiente era de misterio, se nos parecía que nos encontrábamos en el calabozo de un castillo como el de la época de Frankenstein. Nos arrastramos varios cuartos en cuclillas, la vela goteaba, y Hasper yendo y viniendo como diciendo “vengan, por aquí yo los guio” Llegamos en nuestra recorrido hasta el final, para entonces polvorientos y raspados en las rodillas (acostumbrábamos usar pantaloncitos cortos) cuando descubrimos lo que nunca nos hubiéramos podido imaginar: un ataúd infantil, y antes de tomar impulsivamente la decisión de emergencia de salida, me animé para abrir la caja, pues la curiosidad seguía efervescente en nuestro mundo de fantasías y aventuras (a estas alturas ya se me había pasado el trauma primitivo por la que había pasado en California en el teatro del muerto), la sorpresa fue que vimos dentro de la caja los restos de un niño vestido a la antigua, como la pintura clásica del “niño vestido de azul”, con su cuello de holanes al igual que sus mangas y los pantaloncitos que terminaban a la mitad de la pantorrilla. Hasta aquí llegó nuestra curiosidad, pues de repente sentimos una corriente de aire que quiso apagar la vela toda chorreada, en tal forma que el perro se asustó de nosotros y salió nuestro “guía” volando del lugar, seguido por Rogelio y después yo llevando la cera toda escurrida en mi mano. Jamás regresamos a ese lugar. Por temor a recibir otro cintarazo por parte de papá, optamos por no contar nuestra odisea como vía de precaución a nuestra lacerada salud. El antiguo tejado de atrás Ya traía mi hermano en las venas sembrado el deseo de aventurar mayor que el mío. En esta casa de la 17 sur, había además de lo ya mencionado, unas caballerizas abandonadas y otros locales para cubrir a las vacas durante la noche. En una ocasión, invitó a unos compañeritos de la escuela para compartir la emoción de jugar entre las ruinas. Lugar que se prestaba a las “escondidillas” en lugares “misteriosos y tenebrosos”. Al final de sus actividades, terminaron en un combate “amistoso” a pedradas: Rogelio contra los enemigos, sus compañeros. En la tarde, cuando llegó papá, vio el lugar (el campo de batalla) que se encontraba a la vista, toda llena de tejas quebradas que antes estaban en buen estado “de salud”, que estaban cubriendo el techo de los cuartos. En ese momento, sin dejar pasar más el tiempo, puso a Rogelio a repararlo solo, con tejas nuevas

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que compró mi papá todo afligido por el par de pilluelos (nosotros) que le tocó lidiar durante nuestro desarrollo infantil. Después de reparar todo el destrozo que provocó este bombardeo rocoso, esto contribuyó para grabar en su memoria lo que sería parte de su destino al pasar de la adolescencia a la juventud, pues cuando se fue a los Estados Unidos para buscar la manera de realizarse en lo que traía en sus venas. Se incorporó a las fuerzas armadas norteamericana para entrenarse como paracaidista para luego ir a la guerra de Corea. Fue herido mi hermano dos veces, y le pareció interesante sus experiencias tanto que cuando después de trabajar en otros lugares, y estudiar la carrera de ingeniero electromecánico que el gobierno lo becó, se jubiló para terminar en la fábrica de plásticos de papá, viviendo en su casa en Puebla, casado y muy tranquilo, sin dejar de continuar viendo películas y videos de cuantas guerras estaban editadas… Vuelo al cielo… Casi al terminar estas memorias (al final del libro), mi hermano sufrió un ataque al corazón y en esta ocasión, perdió la batalla…la fecha fue el 15 de enero de 2014 en la ciudad de Puebla. Todos tenemos una fecha para nacer y otra para morir, designadas por el Creador. Lo interesante no es tanto lo que hayamos hecho o no durante nuestra vida, sino que hayamos encontrado al Salvador para poder ser el cumplimiento de los planes divinos en su propósito de habernos hecho para gozar de sus maravillas y otros planes que tiene programados. Ahora se encuentra en una de esas moradas que Jesucristo prometió a los suyos que iba a preparar “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” Juan 14:2

Ya que tiene asegurado un lugar para él, pues oportunamente al estar platicando conmigo, tuvimos en varias ocasiones, personalmente una confrontación para saber si había hecho su decisión en aceptar a Jesucristo como su Salvador personal y él “orgullosamente” me recitaba a Juan 3:16 que ya lo había hecho suyo. Pero aun tenía sus dudas en cuanto a la seguridad de ir o no al cielo; y eso pasa cuando uno no está acostumbrado a consultar al quien le puede dar la respuesta que es la Palabra de Dios. Le expliqué para calmarlo de la realidad asegurada y que es no cabe duda, el resultado de los últimos dardos de Satanás que trata de hundir a quien más pueda, como lo hace el ladrón frente al rebaño “El ladrón (el diablo) no viene sino para hurtar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia; Juan 10:10

Cristo Jesús durante las tentaciones con que el diablo lo atacó durante su ayuno en el desierto, lo derrotó con la misma Palabra (la espada) que es la única arma disponible con que contamos para casos similares.

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Doy gracias a Dios por haberme dado la familia que tengo en esta histórica tierra donde me concedió vivir. Entre ellos a mi hermano, con quien tuve la dicha de compartir con él bastantes aventuras y anécdotas especiales que nos mantenían unidos constantemente. Fuimos felices y nos ayudamos en tiempos difíciles. Sí que lo extraño; nunca lo olvidaré. Posteriormente anduvimos cada quien por nuestro camino con nuestras propias familias quienes ahora siguen en el mundo de los vivientes con las mismas oportunidades de escoger lo mejor entre lo que Dios nos entregó para seleccionar lo más conveniente y caminar por el camino que El desea que transitemos hasta el momento de partir a la morada eterna. “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el CAMINO, por donde ande, porque a ti he elevado mi alma” Salmo 143:8

Vendiendo en las calles Regresando a nuestra época, mientras pasábamos nuestra adolescencia, mi papá me mandaba a las calles del centro de la ciudad de Puebla, a repartir folletos promocionales, dentro de los autos que traían la ventanilla abierta, del Salón de Belleza que habían abierto para el sostenimiento de la familia. En una de esas actividades, mi papá se le ocurrió cargarme de petos infantiles o pantaloncitos estilo overol para ir a las vecindades y venderlos en abonos semanales. Muy animado me vi en esa actividad, donde empecé a notar que nuestros impulsos, en cierta forma negativos, podía encauzarlos a otras actividades positivas que no dieran remordimiento después de ejecutarlos. Empecé a conocer lo que es la OBEDIENCIA. Un invento ingenioso Por esa época, para enchinar (ondular) la cabellera de las damitas, en su afán de verse más bonitas, mi mamá, junto con sus empleadas peinadoras (que ella entrenó en una academia que abrió atrás del Salón de Belleza) practicaba el permanente basado en la electricidad. Mi padre, pensando cómo mejorar el sistema y evitar la incomodidad por la que padecían las clientes durante el proceso (era peligroso y cada rato se quemaban) descubrió que en Europa los magistrados y otras autoridades oficiales usaban pelucas rizadas. En busca de la forma de hacerlo, supo que el rizo era formado al envolver un manojo a la vez de cabello para ponerlo luego en una cubeta con agua hirviendo y con el tiempo quedaban rizadas. Como ya contaba con la fórmula química que en la escuela norteamericana le dieron a mi mamá, usó mi papá el mismo principio adaptándolo para hacerlo todo en la cabeza del cliente. Invento que le llamó “Permanente el Vapor”.

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Este invento consistió en lo siguiente: Eran tubos de plástico que al colocarlos en la cabeza, el cliente parecía una medusa. Tenía como base, rizadores de aluminio, felpas protectoras; una caldera (con el nombre “Vapo-Lux”), les daba un tratamiento térmico para corrugar la pintura dándole un acabado característico agradable; tenía la caldera un tubito de observación para medir tanto el hervor del agua como su cantidad; además una válvula de presión, etc. Más adelante construyó un equipo completo portátil pata venderlas a los salones de belleza en los pueblitos en forma económica. Construyó cajas de madera muy detalladas con foro de percalina. Mi padre adaptó toda su inventiva para la fabricación de todas las piezas: En una plancha vulcanizadora para los hules; la pintura, los moldes que fundía no en tierra sino en cemento sin mojar y hacer más fina la textura y precisión de los detalles, y muchos detalles más dignos de orgullo que el salón de belleza de mamá estrenó y fue el único en la ciudad angelopolitana (Puebla) la colocó en primer lugar, tan famosa que era preferida que la elite de la ciudad incluyendo a la esposa del gobernador Maximino Ávila Camacho. El taller Regresando a la famosa casa de la 17, adaptó mi papá un lugar para fabricar su invento y seguir produciendo mucho más. Aquí de nuevo entró mi disciplina en acción. Le ayudaba en el pulido de los rizadores que había fundido; les colocaba las lengüetas y las remachaba y otras cosas más. La obediencia y honra a mis padres empezaba a encauzarme a la formación personal, dejando atrás lo que me hubiera conducido a un incierto oscuro. Un Ángel Protector “Pues sus ángeles mandará acerca de ti. Que te guarde en todos tus caminos” Salmo 91: 11 Desde temprana edad, testifico que Dios se vio ocupado en cuidarme en muchos peligros donde me he visto envuelto. a.- De párvulo, cuenta mi madre, que por curiosidad me comí algo de veneno para ratas, cuando estábamos en California. Creo que a partir de entonces comenzaron mis tics nerviosos faciales, pero no morí de ese veneno. b.- En otra ocasión, acompañaba a mi papá a entregar una de sus máquinas portátiles de permanente a vapor, a un pueblito de Guerrero. En la central de autobuses, me encontraba asomándome por la ventanilla, sacando la cabeza, cuando empezó a partir el autobús hacia Acapulco. Cuando metía la cabeza pasábamos, casi pegado, una columna de concreto, que de no haberme metido a tiempo, hubiera pasado a la historia como el primer México-norteamericano guillotinado por un autobús. Dios me sacó a tiempo, ¡Bendito sea! c.- Estando en Guadalajara, muchos años después cuando ya estaba casado, vivíamos allí. Los automóviles circulaban por calles muy estrechas. Me encontraba detrás de una hilera de autos bufando por

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el calor reinante, esperando el avance que marchaba muy lento. No había manera de rebasarlos, por lo que marchaba centímetro por centímetro, mientras el chofer de atrás, un joven ansioso, tocaba la bocina sin parar y vociferando sin parar para que le diera paso. ¿Qué podía hacer?... nada, sino mantener la calma y esperar mi turno de avance. Este muchacho enfurecido, arrancó ruidosamente su auto, golpeando la defensa posterior de mi automóvil. Me bajé para ver el daño y tratar de calmarle su actitud cuando se acercó como resorte disparado un agente de tráfico para su “mordida” y “arreglar” el problema, pero al agacharme para ver el daño que me hizo, el muchacho, enfurecido, peor que un toro, trató de aplastarme con su auto y causarme un mal con su venganza, porque no le había hecho caso a sus imposibles exigencias. Sin alterarme en ningún momento, vi su auto frente a mi nariz al momento en que enfrenaba como se le caía su defensa frontal y el agua hirviente de su radiador que se había afectado por el golpe que me había propinado. Mi defensa, intacta… El agente ya desilusionado por no haber logrado su propina, no tuvo más remedio que llevarnos a la delegación de tránsito, donde el encargado de choques era pariente del muchacho, quien confiado esperaba un veredicto a su favor del que prematuramente se pavoneaba burlonamente, cuando después de revisar el reporte y oír la declaración del agente de los hechos, me entregó mi licencia declarándome inocente de lo ocurrido. Sentí que el muchacho se revolvía en su vergüenza y humillación por no haber logrado su objetivo. Fue multado y castigado mientras yo me retiraba. De nuevo di las gracias a Dios de protegerme de ser aplastado en este ataque satánico, para seguir adelante en la vida con los planes que el Señor ha tenido para conmigo. Esa sensación de paz y confianza me han seguido en todas las circunstancias de peligro donde me he visto que aparecían. Otra sorpresa dolorosa Regresando a mi edad. Después de la casa de la 17, vivíamos en una casa recién construida en medio de otras construcciones que se estaban haciendo para completar el vecindario. Era en la 9 norte 605. En una tarde me encontraba con mi perro Hasper jugando entre los escombros de la construcción; veía al perro subir y bajar por las vigas que ponían los albañiles para el segundo piso. Le gritaba a Hasper para que se bajara cuando se me ocurrió cómo se oiría que le gritara al perro dentro de una de las excavaciones recién hechas para la nueva cimentación. Escogí para mi experimento una excavación profunda. Me apoyé en una orilla para bajarme, cuando esta ingrata se desmorona y sin apoyo me caigo dentro, boca arriba y de espaldas seguido por el producto del producto de la excavación: tierra y ladrillos. Una piedra me golpeó en la frente, luego, por el montón de tierra que caía por todo mi cuerpo, prácticamente enterrándome hasta el momento que no podía ver ni oír sonido alguno del exterior. Me encontraba, así lo presentía, enterrado vivo. Grité y confirmé lo que en realidad había pasado. Fue un momento angustioso, me retumbaban mis oídos, que se alejaban cada vez más a lo profundo de lo desconocido. Decidí salir de esa prisión, luchando por el aguijón de la supervivencia por moverme. El entierro llegaba a mi cintura, encontrándome en una posición incómoda de pies arriba. Una de mis manos estaba puerta de

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la tierra, al igual que mis piernas. Pacientemente empecé a remover la superficie excavando hacia los lados la tierra que más pude. Tenía la nariz sofocándome por la tierra; además no podía ver. Después de un tiempo pude moverme y con mucho esfuerzo y dolor, me moví para poderme levantar y pude ver entre mis ojos empañados por la tierra un hilo de sangre que chorreaba desde mi frente. Todavía tengo en mi frente el chipote como recuerdo de esa odisea. Después, Dios me ayudó a salir de mi sepulcro y a tientas llegué al baño de mi casa para medio lavarme en medio del chorro de sangre. No había nadie, ni siquiera en todos los demás departamentos. Me enredé en una toalla la frente y me eché a la cama. Pasaron eternas las horas hasta que llegaron mis padres, quienes asustados al ver el escenario llamaron de inmediato al médico quien después de limpiarme y desinfectarme, la herida ya había cerrado, luego apretó la herida, apretando con un curita para poner la piel en su lugar. Al día siguiente, yo no podía ver, la cara se encontraba hinchada totalmente que parecía como un sapo o un niño recién nacido, acompañado con fuerte dolor de cabeza que duré un par de días en cama para estar listo a la siguiente aventura. Dios de nuevo me cuidó y me salvó tal vez para estar preparado en mi futura vida profesional. ÉPOCA ESCOLAR En las calles poblanas, en mi época, circulaban pocas personas. A temprana hora las calles estaban bien barridas por los vecinos; el aire, fresco, invitaba a respirar profundo para sentirse motivado a tener un día muy activo… ¡Cuántos años transité por ellas para ir a la escuela, caminando! Cuando la obra misionera empezó a operar en México, era costumbre que cuando construían una iglesia, paralela o ceca de ella, edificaba una escuela. Su propósito era enseñar a leer a los futuros creyentes, incluyendo un programa paralelo a la enseñanza pública federal para ser reconocida oficialmente, sin dejar de enseñar los principios morales y cristianos para los miembros de la iglesia. En Puebla, la misión edificó dos escuelas: Una especial para las niñas que consistía en “casa hogar” (internado) y la escuela secular propiamente, llamada Benito Juárez. Se construyó adyacente a la Iglesia Metodista. La otra escuela, bastante retirada, fue para los varones; también con facilidades de dormitorio para los alumnos que venían de otros lugares lejanos. Su ubicación se encuentra en la 17 poniente. Contaba con primaria y secundaria. Su nombre Instituto mexicano Madero, antes Instituto Metodista para Maestros.

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Fui matriculado en el 4º. Año de primaria, donde mi maestra en turno “miss” Perales, fue una gran inspiración para sus alumnos y para mí. Devota cristiana que destilaba sabiduría, compresión y amor para todos. Tuvo la paciencia de Job para guiarnos hacia un campo rico en ilustraciones que iban sustituyendo en forma ordenada y con propósito mis inquietudes de investigación, quedando todos nosotros, con su ejemplo, animados para seguir interesados en el aprendizaje. Ella tuvo un gran impacto en mi formación primaria. En otra clase, teníamos la clase de música, canto y solfeo, bajo la dirección de la inolvidable profesora “miss” Negrete. Con entusiasmo aprendí el solfeo del “do, re, mí…” que educó mi oído el sonido que identificaba cada nota que con el tiempo, aun recuerdo la correcta afinación para el canto. Al pasar a la sección de canto, ahora caigo por lo que estaba pasando con el trasfondo en la vida personal de ella. Mantenía una decepción sentimental al quedarse soltera sin la esperanza de recuperar al novio que tenía para casarse, quien prácticamente huyó. Todas las canciones que aprendíamos, eran bonitas, pero muy románticas y sentimentales fuera de nuestra edad. Sin embargo, ahora que las recuerdo, me sirvieron para entonarlas en el momento necesario de cada ocasión en turno: “Cuando escuches este vals”; “Alejandra”; “Yo sé que nunca besaré tu boca”; “La noche y el amor”; y varias más… Imagínense cómo nos veíamos cantando esas canciones; mocosos traviesos que más que esas canciones de “lamentosos aullidos” éramos atraídos por las aventuras y retos de conquista a través de luchas y batallas militares en contraste con lo que no tenían que ver ante un panorama melancólico lleno de suspiros y tristezas. Pero en fin, ahora yo las sigo cantando… especialmente con mi esposa y mi hija Cristina (en dúo) Regresando con mi maestra miss Perales, estuvimos aprendiendo entre otras cosas, la elaboración casera de pequeñas industrias como el de hacer mentolado para combatir el resfrío; crema de zapatos; etc. Cuando hicimos en clase el mentolado, llevamos cada quien un pequeño bote para que pudiéramos llevarnos a casa una muestra repartida a cada quien. Al siguiente día se presentó un niño que no había asistido a la clase, pero sí trajo el bote correspondiente, esperando recibir algo de lo que entre todos habíamos elaborado. Después de una llamada de atención cariñosa de parte de la maestra debido a su ausencia, decidió darle su porción que aun había sobrado. Esperaba que le llenaran su bote (que por cierto era muy grande) pero la maestra le embarró solamente la base sin ninguna porción más. Entendió el mensaje y avergonzado, pero sin rezongar, permaneció en la clase para la lección del día. Cuando pasamos al 5º. Grado, bajo la palestra (a la antigua: con vara en mano y libro) del profesor Tomás Silva, tuve la oportunidad de dibujar sobre un costal de yute, un dibujo a base de tierra de colores y agua engomada. Me apoyé en el piso del salón de clases por no encontrar otro lugar para hacerlo, descubrí que en esa forma, hice como un esténcil dejando pasar el agua con los colores al piso que era de madera. Como pude, puse mi pupitre encima de la calca para ocultarlo, dejando el piso tatuado para la posteridad. No hubo sanción por este descuido. Olvidé ponerle al piso hojas de papel periódico para que absorbiera el agua que saliera del yute.

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Al terminar la primaria con el 6º. Año, los esposos Cruz Aedo, que ya para entonces dirigían la escuela, nos dieron una sorpresa, por ser la primera generación de graduandos de la escuela primaria bajo su dirección, dándonos una cena al estilo norteamericano en su casa que se encontraba anexa a la escuela. Lo menciono, porque aunque viví en los Ángeles California, estábamos bajo los estragos de la Gran Depresión viviendo con muchas carencias. Me sentí muy afortunado al sentir el otro lado de la moneda. Los otros tres años de la secundaria los continué en la misma escuela. Seguía descubriendo cuán rico es el campo de los conocimientos a ese nivel y nos” graduamos” con otra gratificante cena de despedida por parte de los Cruz Aedo. Durante este tiempo aprendí lo que es la identificación con otros jovencitos que formamos una estrecha relación formando una “pandilla” que al unirnos íbamos juntos por muchas partes. Los primeros éramos cuatro: Leobardo Rivera, que al crecer se dedicó a trabajos modestos para vivir. Pedro Ortega, se orientó en el futuro por la línea de la política sindical. Pablo Ruiz, cuyo padre tenía un taller para embobinar motores que más tarde se encargó del taller, fue con el que más intimé, y yo.

QUINCEAÑERO (INTERMEDIO) “Los quinceañeros” Cuando Martha Ruiz, hermana de Pablo, cumplió 15 años, fui invitado para su tradicional baile de “entrar en sociedad”. Hice pareja con una de sus damas. Fuimos a los ensayos para el vals de tradición y de paso para aprender a bailar, y cuando llegó la fecha fuimos bien vestidos al evento. Éramos un grupo de adolescentes formando una procesión en el salón de baile, que por mi estatura yo iba a la cola. Estábamos bailando y me di cuenta que todos se fijaban en mí; esa fue mi impresión. En ese momento me di cuenta que les había pedido a mis padres que me mandaran hacer el traje, que estaba estrenando, en color verde mayate, sin saber que los demás lo tenían de negro. Como iba al final de la hilera de bailarines, no sabía dónde esconderme porque me dio vergüenza y bochorno, tratando de ocultar mi cabeza por lo discrepante en que me encontraba. Tal vez todos esperaban que yo en especial iba a hacer algún “show” para entretenerlos, pero ya era demasiado tarde, entonces, ante lo imposible, tomé el camino de la aceptación, bajé al fondo mi inseguridad y terminé a lo que iba para esa ocasión. Después de toda esta experiencia me fui a casa como si nada. No sé porqué no me pidieron mi autógrafo por haber sido la celebridad del baile. Cambios físicos Durante el paso de la adolescencia a la juventud, experimentamos, los de mi edad, lo que es esa transición propia de los cambios pico-biológicos: pelo en la pubis; el deseado bigote varonil; Barritos en la cara que los desaparecí con bicarbonato untado con saliva; dolor en el pecho al momento que veíamos que trataban de crecer dos pelotitas como a las niñas, y de plano, asustados les preguntamos a nuestro profesor lo que pasaba, que si era un síntoma de enfermedad peligrosa por el dolor, pero el profesor de biología, el doctor

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Eliseo Gómez Gaizueta nos explicó que era el tiempo donde aparecen las característica propias del sexo al cual pertenecemos. Nos asustamos en pensar que la naturaleza se había equivocado con nosotros, pero fuimos consolados. Como humanos eso es natural, nuestro cuando va cambiando, entra en actividad el prolactina A y el prolactina B, según nos lo dijo el profesor. Aunque nos quedamos sin entenderlo, seguimos como si nada: somos varones y no íbamos a cambiar de sexo. También crecía una protuberancia con la forma de nuez en la garganta, la manzana de Adán. Pensaba que “esa fruta” nos recordaría la tragedia que el pobrecito de Adán pasó al ceder a la invitación que Eva le hiciera al comer el fruto prohibido por el Creador desobedeciéndolo, por lo que pagamos las consecuencias hasta la fecha. En el Conservatorio de Música Durante esta época de cambios físicos, me inscribí en el Conservatorio de Música en la especialidad de canto, ya que me gustaba a partir de las canciones que había aprendido en las clases de la maestra Negrete en la escuela Madero. En el primer día de clases, el profesor me pasó al frente de toda la clase junto a su piano, para que entonara las notas que de paso no me eran difíciles de hacerlo. Como había tomado anteriormente en la escuela la clase de solfeo, me sentía seguro que frente a todos iba a lucirme y quedar bien en esta ocasión: Do… Reee… Mi… Faaa… etc. Pero al tratar de llegar a la octava al empezar, en lugar de sonar una nota “Pavarotiana”, culminante e inspiradora salió un berrrrrrido desgarrador en armonía con una risa congregacional entre los alumnos, nada estimulante para lo que esperaba y con un sentimiento nervioso, terminó mi actuación. El profesor, comprensivo y con paciencia envidiable, me dijo: Luis, lo invito para que regrese cuando haya terminado de cambiar su voz. Salí de la clase preguntándome ¿Qué fue lo que pasó? Recordé que ese era otro síntoma de transición hacia la madurez de la juventud. ¡Oh divino tesoro el de la juventud! Entraba como capullo a mariposa a esa etapa deseada con pasos expectantes durante la transición. La bicicleta Cuando salíamos de la escuela del Madero para ir a comer, entre clases, veía de vez en cuando, a una muchachita trigueña salir de su casa para comprar tortillas. Me acompañaba Pablo Ruiz. Como adolescentes, nos empujábamos para ver quién iba a “conquistarla”. No encontrábamos la forma cómo llegarle sabiamente para no quedar en ridículo. No sabíamos la manera de hacerlo. En esas estábamos y me empujó a mí para ser el primero de los dos en ser el valiente. No sabía qué decirle cuando me le acercara. Iba nervioso, pero el instinto me seguía empujando. Cuando estuve lo suficientemente de cerca la vi que ella trataba de ser cooperativa con una disimulada sonrisa que se le notaba que no le caíamos mal cualquiera de los dos. Ya estando a un lado de ella, lo único que hice

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fue tomarla de la cintura y balbuceando le traté de decirle no sé qué y de pena por mi acción, me alejé pegando hacia mi amigo una risa nerviosamente expresada de mi fracaso vergonzoso. Ahí quedó aparentemente el asunto. Más tarde, tratando de aprender a manejar bicicleta, iba al paseo bravo y la alquilaba por media hora. El piso no estaba pavimentado, era solamente tierra natural. En eso me encontraba, practicando, cuando de repente vi a la misma muchachita trigueña, quien anteriormente había quedado mal con mi actitud irracional frente a ella. ¡Esta es mi oportunidad! Dije con satisfacción. Ahora sí tengo con qué demostrarle que no soy tan tonto para quedar mal con ella; sabía manejar la bicicleta y conocía cómo correr fuerte sin que me cayera. Dicho y hecho, manejé lo más rápido que pude mientras pensaba que al llegar a ella, daría una vuelta frente a su paso y en forma “magistral” regresaría como un experto campeón en el manejo… Pero, ¡Ah! Siempre hay un pero… Dando la vuelta no tomé en cuenta que el suelo era de tierra y las llantas no soportaron mi giro, yéndome como de res…balando a todo lo largo tirado, en el suelo con todo y bicicleta hasta que se detuvo. Azorado me sacudí, levanté la ingrata bicicleta, le enderecé el manubrio enchuecado y con la cara enrojecida, no tanto por el raspón que me di, sino de vergüenza de lo sucedido por segunda vez. Nunca más la volví a ver. Orientación espiritual Mientras mi cuerpo (físico) seguía metamorfoseándose, se iba moldeando el alma (la mente) ordenando mi personalidad, carácter, voluntad, etc. No fue difícil verme influenciado por el amor de Dios en mi vida espiritual, que sin faltar las luchas declaradas de Satanás tratando de separarme de lo inevitable, entró en escena una santa mujer que la he amado desde que la conozco por su entrega total a Jesucristo: mi abuelita Amalita. Conocí otro ambiente diferente al que había tenido en California. Ella empezó a llevarme a la iglesia Metodista en Puebla; un edificio reconstruido por la misión norteamericana al estilo gótico, después de haber sido el edificio anterior Consumido en un accidente por el fuego. Esta iglesia tiene una cruz giratoria en su torre que gira los 360º, iluminando a la ciudad como un faro. La torre, además cuenta con un reloj visto por los cuatro costados como diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12) Empecé yendo a la Liga Infantil, pasando luego a la Liga de Intermedios que nos atendía el hermano Mauleón, para después comenzar en la Liga de Jóvenes “Eben-Ezer” (Roca de Ayuda) donde fui participante en sus actividades dominicales con otros de más o menos de la misma edad. Una de las asistentes era la misionera y guía espiritual miss Elsie Shepherd.

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En esa iglesia tuve la oportunidad de cantar. Cuando llegamos de los Estados Unidos, mis padres me animaron para que cantara por primera vez que lo hice marchando con una velita desde la parte posterior de la iglesia hasta el frente con el himno: “Desde los Himalaya al frígido Perene…” iniciándome así al servicio de adoración al Señor. A medida que seguía creciendo, canté en solos, tríos, cuartetos y en coros con uniformes que se me hacían muy elegantes para cada ocasión. Qué diferente ambiente y sin propósito al que quería encauzarme mi tía Amanda en su iglesia allá en California. Registro de mi nombre en el Libro de la vida Un domingo por la tarde del año 1944, a la edad de 16 años, me habló directo y seriamente la hermana Shepherd explicándome el propósito por el cual fui creado por Dios y formar parte de un grupo privilegiado, si uno comprende de lo que significa el invitar a nuestro corazón el llamado amoroso y personal de Dios para vivir una vida de bendición a Jesucristo como mi Salvador. A partir de ese momento fui registrado mi nombre en el Libro de la vida: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna”

Juan 3:16

“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del Libro de la Vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” Ap. 3:5

El borra mis pecados pasados, presentes y futuros.

JUVENTUD Liga Metodista de Jóvenes Mi entusiasmo por servir, se desarrolló por el Espíritu durante esta época de la juventud. Participé en la LMJ hasta la edad de los 29 años (1956). Formé parte de todos los puestos y departamentos del gabinete juvenil; cuando no había más por ocupar. Inventé otro. A nivel nacional, fui nombrado Secretario de Estadísticas y Archivo de la LMJ y a los dos años Presidente Nacional, donde mi responsabilidad era visitar, entre otras, las Ligas locales de casi todas las iglesias del país para animar a los jóvenes, especialmente las de mayor grupo femenil para que se relacionaran con los grupos donde los jóvenes varones predominaban en cantidad. Interesante trabajo ¿Verdad? A los dos años siguientes me nombraron director de la revista oficial de la LMJ, y como era mi costumbre, en todos los puestos, me hacía de un grupo escogido que participaron en el ministerio con muchas bendiciones. Recuerdo con mucho cariño al pastor Manuel V. Flores. La influencia positiva que con su entusiasmo, creatividad y arte supo dirigir a cientos de jóvenes para seguir los pasos de Jesucristo y además para ser

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líderes a generaciones futuras. Fue como un padre para todos nosotros. Sus himnos que compuso, todavía perduran como “Surjan Regias Vanguardias” (adaptado como himno oficial de la LMJ); “Nueva Juventud”, etc. Le agradezco a Dios por haberme colocado en un ambiente apropiado para toda mi juventud, donde la unidad cristiana era notoria, donde muchos aspectos positivos de mi vida espiritual, física y emocional, marcaron en mí un pasado inolvidable de unidad y amor fraternal. Fue una de las mejores etapas de mi vida. Así es como toda la juventud debiera estar ubicado: en un ambiente apropiado y bien encauzado en los valores tanto morales como espirituales y quedar preparado para afrontar los embates de la vida en donde nos ha tocado vivir. En un diario dejé por escrito, mis actividades cuando fui Presidente Nacional de la LMJ. Dejo, además una copia con la colección de la revista “Vanguardia Juvenil”; la revista “Lumbre”, impresa en mimeógrafo que fuera la revista local de la LMJ de Puebla; El diario del “Vanguardista” con algunas actividades realizadas del grupo particular que organizamos un grupo de siete jóvenes para ser los “ayudantes” del pastor; y folletos editados durante mi estancia como pastor de la Iglesia Infantil. Sueños y Realidades José San Martín, Alicia Terán, los Vanguardistas y otros, éramos los románticos llenos de fantasías que no se apartaban de nuestra cabeza, dejando fluir sin limitaciones nuestros deseos llenos de aventuras y sueños de alcanzar retos muy lejanos. Soñábamos hacer un viaje por tierra desde México hasta el sur de la América del Sur, por los Andes, en un jeep equipado. Para entonces no existía completa la carretera internacional; los obstáculos a la vista eran prácticamente insuperables para nuestras limitaciones: Bosques, ríos sin puentes para cruzarlos, desiertos, cadenas montañosas, enfermedades tropicales, animales peligrosos, y toda clase de obstáculos que se presentaran. Por lo pronto eso era suficiente para dejarlo como un sueño que pasaría al pasado. Con el resto del grupo, éramos bien conocidos en el país por nuestro entusiasmo e iniciativa de varios eventos que contagiaban a otros. Y de buena fe, nuestra jovialidad y entusiasmo nos acercaba más al campo espiritual (a nuestra manera, como dicen "Soñando" muchos), por ejemplo, durante el receso en el Congreso Nacional Juvenil en Durango, donde entregaba la estafeta al nuevo presidente electo del Gabinete, iniciamos el evangelismo en las calles de la ciudad por todos los asistentes. Se hizo costumbre hacerlo en cada congreso. Dios sabe los resultados, para Su honra. “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelios a toda criatura” (Marcos 16:15)

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Experiencia en América del Sur La Iglesia Metodista piensa y de hecho lo sigue aplicando, que con el movimiento ecuménico pueden alcanzar a más gente, siguiendo el gran mandamiento del Señor (1) (1) Sin embargo, aunque la idea es noble, en la práctica este movimiento, ya que abarca todas las religiones, va a ser el trampolín del anticristo para sus propósitos durante la Tribulación. La explicación la doy en una gráfica de “Panorama Profético gráfico” que elaboré.

Dentro de las filas juveniles, hay una asociación, donde se reúnen bajo la bandera de “La Alianza Juvenil Evangélica Mexicana” (AJEM). Estos grupos mandan delegados cada vez que hay reuniones internacionales a lo que se conoce como “Alianza juvenil Latinoamericana”. De parte de México, fuimos nombrados en esta ocasión al pastor Ariel Zambrano, de la iglesia Congregacional, y a mí, representando a la iglesia Metodista, como delegados. Para pagar los costos, la Secretaría de Educación Cristiana de la iglesia Metodista, contribuía con una parte solamente, el resto uno lo tenía que cubrir. Ese era un reto para mí. Y aquí entró otra vez el apoyo de mi padre.

Mi padre empezando su fábrica de plásticos

Para esa fecha, mi padre llevaba varios años en el ramo de la apicultura. Las colmenas las tenía en Xonaca y en Huejotzingo. Manejaba unas doscientas cajas. Yo, como el primogénito, ayudaba a papá en todo lo que podía. Después de pasar por la experiencia de ser picado por abejas, estuve ayudándole a construir algunas cajas para los colmenares aprovechando mis clases de carpintería que estaba tomando en la escuela, y, además el laboratorio en donde se procesaba la cosecha de la miel; laboratorio que mi padre hizo totalmente. En un cuarto en Xonaca, especialmente dedicado para el laboratorio, transformó un tinaco de agua en extractor, movido por la fuerza el motor de un viejo auto que tenía. También a lo alto de dos tinacos soldados incorporó una serpentina de cobre para, con agua caliente en circulación, mantenía fluida la miel que salía del extractor, dejando en la superficie la En el apiario

basura y restos que dejaba la extracción. Así mismo adaptó todas las herramientas propias del oficio.

Pero llegó en un momento a intoxicarse peligrosamente al principio de sus operaciones, por el CO2 que desprendía el escape del motor del auto. Le dio una salida por la pared al escape del motor, a Dios gracias, y después de recuperarse, continuó como si nada. El producto cosechado, embazado en botes alcoholeros, iba a parar para Alemania. Con el tiempo, encontrándome en mis apuros económicos para el viaje al congreso, Dios le motivó para darme lo necesario y poder realizar lo que el Señor ya tenía planeado para mí.

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Comienza el viaje para la América del Sur Por el mes de Diciembre de 1950, después de un viaje por la carretera federal México Puebla, tras la ventanilla de una aeronave de la línea aérea TACA, eran las tres de la mañana saludaba a mis padres que me acompañaron amorosamente para despedirse de mí. Era la primera vez que experimentaba el comienzo de esta clase de aventura. Todo era nuevo para mí. Latía mi corazón ante lo desconocido, pero muy emocionado por estar cumpliéndose uno de mis sueños de años atrás. La iglesia me entregó el boletaje preparado para el viaje. Diez avionetas de hélice tuve que tomar para el traslado, ida y vuelta; todavía no habían inventado los aviones con motores de “Chorro”. Fue lo más barato. En mi primera escala en San Salvador, saboreé una tacita de café, refrescante y muy sabroso, por cierto, ya que durante este primer viaje, me pasó lo que se conoce como el mareo aéreo. Todo me dio vueltas, vomité, hice escándalo bochornoso en mi primera sensación de malestar, sintiéndome que hasta ahí se iba a acabar el placer del viaje. Las aeromozas me enseñaron como manejar ese problema para el resto de mis etapas para evitar los mismos síntomas. Aprendí el proceso y como había aprendido la obediencia por parte de mi papá, no tuve dificultad para adaptarme desde la segunda etapa hasta el regreso. Gracias a Dios ya aparecieron los aviones modernos con motores de “chorrillo” Para entonces, en las otras etapas al Sur, tuve la oportunidad de ayudar a otros primerizos pasajeros para que no se marearan.

Un incidente intermedio (Alejandro) Es satisfactorio tener la ocasión para ayudar y relajar al prójimo y a uno mismo. Recuerdo que por el año 2000, nuestro nieto Alejandro, mi esposa Martha y yo, íbamos por la línea AVIACA a Tijuana desde Puebla, cuando por una falla mecánica el avión aterrizó de emergencia para repararlo en un aeropuerto intermedio. En la sala de espera, las azafatas estaban ofreciendo refrescos para tratar de calmarnos. Pero al poco rato, decidieron retirarse, abandonando la sala, sabiendo que la reparación iba a tardar bastante tiempo. El nerviosismo y la inquietud amenazaron a los pasajeros, cuando Alejandro, a escasos doce años de edad comenzó a servirles a unos amiguitos que conquistó durante el viaje unos refrescos y galletas sobrantes con cacahuates. Pero se acabó lo que había porque lo estaba repartiendo entre los demás pasajeros. Entonces mandó a sus amiguitos a conseguir más mercancía a otros mostradores de la sala de espera. Total, mantuvo incluso con su simpática sonrisa y chistes infantiles, a todos en buen estado de ánimo hasta cuando llegaron de nuevo las azafatas con la noticia de que íbamos partir, cuando un pasajero que

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era licenciado que se movía en una silla de ruedas les dijo: “vean muchachas a este muchacho, se merece todo el salario de ustedes; ustedes desertaron y en su ausencia, él nos ha seguido atendiendo…” El viaje llegó a su destino, sin ningún otro contratiempo, con el ambiente tranquilo, relajado y positivo, agradecidos por la buena acción de nuestro nieto Alejandro. En la actualidad, ha crecido bastante, es el más alto de toda la familia y es amoroso con todos en su camino para realizarse en alguna forma para el resto de su vida. Continuando el viaje Continuando los vuelos al Sur, pasé por Costa Rica. Hermoso país, con su histórico teatro y carretas pintadas y vivamente decoradas sus ruedas. Ambiente tranquilo. De ahí salí para Perú, luego a Chile, para concluir en Argentina. He de mencionar, que mi sueño de años atrás, de ir a los Andes por tierra, se estaba realizando, pero por aire. Cuando volaba de Chile para Argentina, los Andes estaban enfrente imponentes, majestuosos. Estaban pintados de verde, el verano estaba presente, apenas había quedado atrás la primavera recordando que estamos en el cono sur, opuesto a las estaciones del norte. En Puebla, empezaba el invierno. Miraba desde el avión las montañas adornadas con casitas decoradas con flores que me parecían estar en Suiza, lugar que también visité con mi familia en 1970. Todo me pareció romántico y lleno de fantásticas imágenes que salían de mi mente, resultado de libros leídos, entre ellos “María” de Jorge Isaac. Cuando regresé, esta vez iba leyendo “El principito” y “matemáticas e imaginación” en portugués. Las montañas enhiestas gozaban en su altura, la pequeñez de nuestro avión se ladeaba entre los abismos eludiendo estrellarse en alguna protuberancia no deseada. Pero al fin llegamos al aeropuerto nacional de Buenos Aires, terminando para mí la primera etapa del viaje.

En Argentina Ariel Zambrano, el otro mexicano que iba como delegado también al mismo congreso, llegó antes por su cuenta, pues era parte del Gabinete Ecuménico, donde tenía que estar presente con anterioridad y preparar en detalle con los demás en detalle el programa a seguir. Tuve que registrarme al llegar, en el Departamento de Policía, no como si fuera un criminal, sino que era la costumbre en esa época para los turistas, Después me dirigí a Ramos Mejía, una ciudad al sur de Buenos Aires, en donde se encontraba el colegio, comedor y dormitorios, donde nos íbamos a reunir todos los delegados de latino América y el Caribe. A los varones, nos hospedaron en unas galerías que me hicieron recordar la cárcel de Puebla a donde iba a visitar a los internos (antes en México se les llamaban presos). Y para evitar el ataque invasor de piquetes de los mosquitos con sus aguijones anti pacifistas y ruidosos zumbidos, nos dieron las armas defensivas prendiendo unas serpentinas desprendiendo una columna de humo nada agradable para los mosquitos… ni para uno.

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Cabe mencionar aquí que ignoraba totalmente cuál iba a ser mi participación como delegado a esa conferencia internacional, ni lo que esto implicaría. Se suponía que yo estaba al tanto, así como por arte de magia, sin embargo, hubo una falla por parte de “alguien” por no saber qué era lo que estaba pasando, ni quién era el responsable. Todo venía siendo sorpresa, hasta la vida misma. Mi postura estaba muy comprometida. Solo asistía a las conferencias masivas, pero a ninguna en especial a los grupos de estudio previamente organizados, y durante ese tiempo, confieso, no se me ocurría nada. Ahora sé que me hubiera metido en cualquier cohecho y preguntar lo que pudiera hacer y/o sacarte provecho a lo que estaba ocurriendo, me hubiera comprometido sin saber que ahí no estaba lo que Dios ya había preparado para mí en otro de los países visitados. Me encontraba, por lo pronto, desorientado; todo mundo andaba con sus grupos de su país o de estudio. Ariel muy ocupado en sus deberes contraídos de antemano. Yo los veía muy contentos e identificándose entre ellos mismos. Me sentía solo; no tenía la misma confianza carismática como estaba en México. En otras palabras, no tenía ninguna meta u objetivo. Fui al desierto y esperar lo que Dios tenía para mí. No recordaba que Jesucristo estaba junto a mi lado; mis pensamientos vagaban viendo alrededor. Ahora, medio entiendo a los que verdaderamente se encuentran solos en la vida: sin familia, ni recursos, ni salud. Pasando hambres, carencias, falta de cariño, sin amor. Recordé que tenía un “pen-pal”, cultivado por correo por años, y me aproveché para visitarla después del Congreso, hasta Brasil. Que de hice de inmediato. Estando todavía en Argentina, por cuestión de boletaje, estuve esperando para salir a Brasil. Llegó la Navidad sin poder salir. Algunos delegados de Brasil, también esperaban, y durante ese tiempo, se dedicaban a jugar y a cantar, parecido a lo que estaba acostumbrado en Puebla en la LMJ, por lo que me encontraba tranquilo. Cuando danzaban, en uno de los juegos, nada más los veía calmadamente llamándome la atención que Cibelli, una muchacha también del grupo, no bailaba con ellos, estaba sentada sobre una piedra redonda. ¿Por qué no estás jugando con ellos? Le dije. No puedo, me contestó, estoy enferma del corazón. Y eso fue todo. Más adelante, durante la noche del 24, ya se habían ido a visitar la ciudad los remanentes, quedando sin muchos delegados en el colegio y yo. Estaba llorando Cibelli que de nuevo noté su presencia y la razón era porque no estaba con su familia especialmente esa noche de navidad. No sabía que decirle; no tenía la habilidad de conversar con extraños especialmente del género femenino. Solo se me ocurrió que yo también estaba muy lejos de los míos y en cambio ella se encontraba relativamente más cerca de su familia que yo. Pienso que esa respuesta no le hizo nada de gracia ni de consolación. Pero, y aquí no veía el anzuelo, con solo sentir mi presencia, la “magia” del

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compañerismo la tranquilizó, sintiéndose “afín” a mí, sin haber insinuado nada al respecto, por lo que al avanzar más en la plática, le dije que iba ir a Brasil, para conocer personalmente a mi “penpal”, por unos días, para luego regresar. Así acabó la conversación, y ya, por el momento… ¿Por qué me empeñé a conocer a Tirza? Venía arrastrando un fuerte dolor sentimental en mi corazón.

Paréntesis sentimental Sucede que, a temprana edad, en donde empieza en la pubertad a surgir las señales y sentimientos de atracción hacia el género opuesto (ley de Dios) siendo niño aún, correteando con otros, al entrar al templo, después de la Escuela Dominical, entre el grupo de internas de señoritas las cuales se encontraban sentadas esperando el servicio general, vi sentada al fondo del grupo de la iglesia, una sonrisa muy brillante y atractiva dirigida hacia mí… Algo pasó. Fue la chispa que se clavó, sin poder escapar de mi emoción infantil, a mi corazón. ¿Qué pasó? Desde ese momento vi otro mundo también por primera vez. Así pasó con Martha, mi esposa. Ella en su mundo, tuvo su experiencia personal durante su época juvenil. Fue un noviazgo con Leopoldo Ramírez donde estuvo enamorada por varios años, hasta que ella y yo Dios nos juntara en la mejor decisión que hayamos tomado en la vida. Y no me arrepiento. Era Olga, alumna de la primaria que tenían estrictas disciplinas y cuya directora del internado miss Seal, inspiraba temor. Era de estatura gigante, para mí; tocaba en la Escuela Dominical Infantil, con una lupa pues apenas podía ver. Solamente con trucos, a duras penas, pude comunicarme con Olga. Le escribía y me contestaba por medio de otra alumna que también vivía en el internado, pero salía diariamente a estudiar para profesora a la Normal del Estado, siendo entonces Ana María Peña nuestra cartera. ¿Cuántas “mariguanadas” estuve escribiendo? ¡Quién lo sabe! Lo único que sabía era que hacía el bizco al verla de lejos y, con eso me conformaba. Ni siquiera toqué sus manos cuando había oportunidad, tenía miedo y temblaba. Cuando salía de vacaciones junto con su hermana Carolina, que también estudiaba en el colegio, venía su abuelita por ellas para llevárselas a México a su casa, y quedábamos de acuerdo para vernos allá. Pero, otra vez, cuando iba, solo la veía de lejos salir de su casa rumbo a la miscelánea de su abuelita que quedaba en la misma calle, sin atreverme a alcanzarla. Me faltaba valor. Durante mi infancia infantil, no tenía aun la formación madura para afrontar con inteligencia ese aspecto de mi vida. En otra ocasión me avisó que su abuelita iba a en Puebla, a llevarlas al cine. Fue la noche más emocionante que haya tenido. Nos vimos sentados en diferentes bancas; yo me encontraba a dos hileras por atrás, y como en la película de “la doce vita” la miraba sin prestar atención a la película. Llegó el intermedio en el cine, y salieron ella y su hermana hacia el baño, de inmediato me levanté y las seguía. De repente, todavía en la obscuridad, ella despidió a su hermana Carolina pidiéndole que se adelantara y se arrimó en una esquina en medio de la gente que iban también a la fuente de sodas. Me vi “acorralado”, no pude escapar (como era mis intenciones). Me le acerco, la veo esperando, no sé qué… tal vez esperando oír mi voz por primera vez, hablándole al oído tiernas palabras soñadoras, como

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dice la canción que aprendí con la señorita Negrete, pero no lo pude hacer, y antes de que se encendieran las luces en su totalidad sucedió lo imprevisto: sin pensarlo, rápidamente y sintiendo su aliento, le planté un beso en sus labios para luego saltar como un venado por las escaleras de salida, sintiéndome que volaba sin que me importaran todos los que me vieron salir como una flecha del cine “Variedades” (hoy desaparecido) al mundo de la ilusión consumada en la edad de la adolescencia hacia la juventud. Habiendo roto el candado del hielo que me invadía, estaba “listo” para una relación más formal. Ella terminó la primaria en breve, su mamá, que era divorciada, las recogió y se fueron a su casa en Guadalajara, donde vivía con un nuevo esposo. Un Ingeniero químico. Pasando el tiempo, después de unos años, dejó de escribirme. Mi inmadurez era notoria y mis sueños románticos iban aumentando cada vez más con la incógnita de lo que había sucedido. Apareció la oportunidad de visitarla, cuando fui con mi padre a Guadalajara a entregar una de sus máquinas a Vapor que había inventado e iba a entrenar como usarla a su cliente. Llevaba estrenado un trajecito que me habían comprado mis padres para poder estar presentable frente a Olga. Del hotel donde nos hospedábamos fui en autobús a su casa. Al llegar a su casa, (que con el tiempo, pasados muchos años, olvidé por completo, donde era la dirección) vi a su mamá afuera, alta, y de muy buen aspecto que ya me estaba esperando. “Luis, ya lo estábamos esperando hace rato” me dijo. “Llegué tarde” le contesté; “Pásele” me dijo con cariño, considerándome como que formar a parte de la familia, entré después de darle las gracias. Era la hora de comer y la señora de dice a su hija con un aire de queja: Vamos a ver si puedes prepararle a Luis unos huevos con chorizo. A mí me pareció buena la idea el de comer lo recetado, pero en el tono en que lo dijo, como si la estuviera reprendiendo y peor, en frente de mí, me di cuenta que la situación no iba bien encaminada en la etapa de adolescencia “rebelde” por la que estaba pasando. Una transición muy difícil para todos, si no lleva una buena dirección para ese paso hacia la juventud madura. El ambiente se presentaba hostil; yo me encontraba también en esa etapa, y aun mas, no fui oportuno para saber manejar la ocasión. Aquí es donde yo me hubiera dado cuenta que ella necesitaba una consejería para orientarse en la nueva etapa, en medio de todas las circunstancias adversas por las que estaba pasando, pues en verdad no sabía lo que estaba pasando ni lo que había pasado. Olga y su hermana Carolina, se sentían relegadas por el divorcio de sus padres; no contaban con un buen apoyo, con ninguno de los dos. Les faltaba una buena consejería cristiana apropiada profesionalmente, y yo, pero muy lejos me encontraba para haber tomado ese papel y tomé la actitud de ser un simple espectador de la escena, y dejar que pasara el tiempo. Por supuesto, disfruté de los huevos con chorizo. Al siguiente día, con el mismo traje (no tenía otra muda) al terminar mi visita del día, salí para tomar el autobús de regreso al hotel. En la espera, se me acerca un muchacho con varios acompañantes y me dice: ¿Sabes que Olga es mi novia?... ¡Qué sorpresa me llevé! Un balde de agua sentí sobre mi cabeza, observando las miradas amenazadoras del grupo quinceañero de su pandilla, esperando la oportunidad de darme una paliza.

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Eso no lo sabía, le contesté. El diálogo siguiente fue muy incongruente, muy a la manera del ambiente reinante; lo único que se me ocurrió decirle fue: Voy a aclarar con ella que es lo que pasa, para tomar una decisión, al momento que me estaba subiendo al autobús que estaba detenido frente a mí. En esta edad de transición, a la juventud, soñamos, la mayoría, con llegar y alcanzar lo que más se ha anhelado; la desilusión de una interrupción para lograrlo, lo lleva a uno a caminos equivocados si uno no se encuentra orientado para enfrentar la situación.

No me sentí con la respuesta adecuada al estar de nuevo con ella al día siguiente. Yo mismo estaba por enfrentarme más adelante con retos mayores. En nuestro diálogo, hablando con ella, también salió creo que sin contar con las consecuencias, que se encontraba a gusto con ese muchacho. He de haber puesto una cara de sorprendido; lo que no me esperaba. Me sentí herido muy en lo profundo y desconsolado por no haber sabido cómo manejar ese momento. Pasó mucho tiempo, y aun así de vez en cuando, cuando regresó a vivir en México, la visitaba. En mi última visita, antes de salir para Argentina, al despedirnos me dijo: "Luis, no vayas a Brasil”. En ese momento hubiera de haber comprendido que siempre tenía guardado algo en su corazón para conmigo, pero no sabía cómo enfocarlo abiertamente. Ya para entonces, estaba decidido el viajar por los Andes, sueño que se estaba cumpliendo. Después de esta última visita, se cerró la experiencia romántica de mi historia infantil. Me sentí solo, triste, decepcionado de mí mismo por no haber luchado, como era de esperarse, para resolver el problema. Con ese sentimiento, volaba de Argentina a Brasil. Volando a Brasil Me senté en un asiento desocupado que había en el avión. Otra muchacha en escena estaba sentada en la misma hilera dando hacia la ventanilla despidiéndose con mano temblorosa de un joven alto, y bigote conquistador. Llorando me contesto durante el vuelo, que lo había conocido durante el Congreso al que también ellos habían asistido. El era pastor de una iglesia en Puerto Rico; se enamoraron, pero el problema surgió cuando ella se dio cuenta que él era casado… estaba ella llorando. ¡Bueno!, exclamé dentro de mí. Otro problema sentimental. ¡Cómo abundan por todas partes! Pensé dentro de mí. Después de buscar alojamiento en un hotel de segunda en San Paulo (todo era carísimo), fui al encuentro con Tirza en un barrio modesto y me pidió alojarme en la casa de sus padres. Se notaba la alegría por la que estaba pasando; sus sueños se estaban cumpliendo. En el trayecto para llegar a la casa, nos encontramos con una sus maestras, que era su confidente, para demostrarle todo lo contrario a lo que le había dicho de que por correo sería imposible conocerse tan bien como para quedar formalizados. No sé a qué pero en fin… Era domingo al día siguiente. Me invitaron a la reunión juvenil de la LMJ en la iglesia Metodista de ese lugar. Era el orador oficial. Me encontraba en un salón muy grande lleno con una juventud entusiasta que aplaudía a cada palabra que pronunciaba. No sé que les picó pero me sentía en casa.

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Les enseñé un canto que el Pastor Flores nos llevó a Puebla que sin saberlo, lo tenían estos brasileños en portugués. Ya lo conocían (sin decírmelo), pero como se los enseñé en español, les gustó y se encontraban felices. En el piano estaba Tirza, tocaba muy bien. Me había dicho que yo me encargara de la predicación y ella se encargaba de la música. Cuando terminé de hablar, la mayoría quería saludarme (ya no me sentía solo) y en eso estaba cuando ¡Oh sorpresa!, Cibeli, la que conocí en el Congreso, acompañada con su amiga Enlisa Méndez se me presenta como si hubiera hecho cita con ella en Argentina. Ella tuvo que viajar de san Carlos, otra ciudad alejada de San Pablo, pues pensaba que yo era un “buen candidato” para ella. Otra vez una situación inesperada que enfrento. El encuentro en Argentina durante la noche de la Navidad, lo había dado por terminado. Ahora me encuentro con dos chicas a la vez en una situación muy embarazosa. A Cibeli le volví a repetir que la del piano (que seguía tocando) era el “pen-pal” que venía a visitarla. Cibeli entendió otra cosa y comprendiendo el bochorno causado, se retiró enojada al igual que su amiga Enlisa. Ese no era el único problema al que me vería confrontado. Pasé el Año Nuevo orando con sus papás en la casa. El era un hombre con carácter y cristiano. Una tarde antes, la madre naturaleza en una tarde tormentosa, tumbó las dos bardas laterales de su patio trasero, bajo la presión de una corriente de agua que corría como si fuera un diluvio. El panorama pintaba tétrico, el ambiente se encontraba oscuro, muy amenazador, especialmente cuando Tirza me “forzó” a pedir su mano a su padre. Me pareció una noche de funeral. La sorpresa de haberlo hecho, me aterrorizó. Apenas iba a comenzar la preparatoria, y en verdad, ni era tiempo, ni sentía nada de afinidad hacia ella. Pienso que lo presentía cuando me regresara, de que ya no iba a seguir con ella y sus sueños iban a desaparecer para siempre. Buscó la forma de retenerme, me sugirió cosas que iban contra mis principios de que hiciera con ella, pero siempre desviaba sus insinuaciones. Como pude, “corrí”, por decirlo así, para tomar el avión de regreso, siguiendo la misma ruta de cuando salí de México empezando por Argentina.

Regresando a México Ya tenía para todo el viaje el boletaje aéreo con anterioridad, Solo tenía que solicitar la salida y asiento para cada vuelo. Cuando llegué a la República del “che”, me hicieron esperar otros dos días para el siguiente vuelo hacia Chile. Mientras tanto fui a la delegación de policía para informarles que ya me iba del país, para cuando y tener el permiso de salida. Mi caja del tesoro estaba ya escaseando y sin embargo, todavía me di el lujo de comprar de comprar unos libros y ropa que los encontré muy baratos, comparando con el tipo de dólares que llevaba. Estuve en un hotel modesto donde compartí la habitación con un anciano brasileño sin dientes, que me dijo fue campeón de ajedrez en su país. Fuimos a un restaurante que me había insinuado para comer la

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mejor carne de la región. Lo comprobé al comerla, no solo por lo bien cocinado, sino por su blandura y sabor, que sin necesidad de cuchillo, uno la podía partir al peso solamente del tenedor como si fuera gelatina. Lo asombroso fue ver que el brasileño se la comía sin dientes derritiéndosela, por decir así, en su boca. En Chile Cuando llegué a la República de Chile, fui a las oficinas de la aerolínea para solicitar el siguiente vuelo. En estos días de Navidad y fin de año hubo mucho movimiento de pasajeros en todo el cono sur. No tuve lugar inmediato para mi siguiente vuelo hacia Perú. El empleado que me estaba atendiendo vio mi angustia expresada por la espera involuntaria a que me veía forzado, tanto que se compadeció de mí, no para darme una probable fecha de salida, la que se prolongó por dos semanas, sino para llevarme a hospedarme durante ese tiempo. Me recomendó, para hospedarme, una residencia chilena. Cuando le oí decir eso de la residencia, me imaginé un chalet andino, estilo Suiza, con un panorama a la vista lleno de flores en las montañas llenos de un ambiente romántico, recordándome la novela de amor que ya había leído en México (“María”) pero explotó mi burbuja y volví en sí cuando esperaba lo que me iba a costar. No podía darme ese lujo. No se angustie, dijo el empleado, todo va a salir bien. Como era yo muy confiado hacia los demás, me calmé… Me llevó en su auto por las calles de Santiago, la capital. Entrando por un callejón apareció un barrio que no inspiraba nada de confianza ni halagador. Paramos en donde iba a estar mi hospedaje, hasta que me avisara que ya tenía listo mi viaje de regreso. No era una “residencia” o un chalet como me lo imaginaba, ni tampoco un hotel de cinco estrellas, ni siquiera un hotel de “mala muerte”; era una casa vieja, un vecindario que servía de albergue o refugio a gente que no inspiraba nada de confianza, presentando un ambiente amenazante y peligroso frente a mí. El administrador de esa casa (“residencia” como le llaman en Chile) era una mujer que se llamaba como mi tía, Lucía Martínez. Le acompañaba su hermana y una muchachita como de catorce años ya desarrollada. Me recibieron como si hubiera llegado una celebridad, con mucho entusiasmo. Por lo menos, con esa actitud, bajó la tensión que ya la tenía bastante elevada, y antes de que me asignaran a mi celda, es decir, mi cuarto, donde iba a dormir, la muchachita se me acerca y me dice: Me llamo (fulana), tengo 14 años, no tengo novio. No le contesté nada. Una sonrisa disimulada fue la respuesta que le di. Acababa de salir de un trance ocurrido en Brasil y no me encontraba en condiciones estoicas para soportar otro problema. Entré a mi cuarto. Estaba atardeciendo, el ambiente parecía como si estuviera en una película de terror, preparando las escenas que vendrían más adelante. No tenía ventana alguna, solo la puerta de entrada que se cerraba por dentro con una aldaba. Iba a dormir en una cama de resortes estando panda en el centro. Un solo foco colgaba de un cable en el centro del

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cuarto. Un ropero con puertas desvencijadas cayéndose y las paredes cubiertas con un empapelado antiguo mostrando orgullosamente rasgaduras cubiertas con el polvo acumulado. El ambiente presentaba el “panorama perfecto” para un crimen. Mis sueños de este viaje soñado, romántico y de aventuras agradables, estaban esfumándose frente a una realidad no esperada. Durante mi primera noche, estando acostado y a oscuras 100%, con un persistente ruido de resortes que daba en cada respirada, sentí como del techo cayó algo tan pesado como si fuera una pelota metálica, que con el ruido de la cama, mi grito de espanto y la cama desvencijada, me hizo recordar una vez más, la visión que tuve de niño en Los Ángeles CA, de la figura de mi madre volando hacia mí. Frente a lo inexplicable, por el momento, pedí a mi Señor Jesucristo su protección. Acurrucado dentro de la cobija, me “oculté” como un niño, hasta el amanecer. Al día siguiente, comentando la experiencia nocturna con Lucía, me dijo que probablemente fue un gato que tenía la costumbre de meterse en todos los cuartos del vecindario para ver que encontraba para comer. Acepté esa explicación, dejando atrás el incidente. Hice un bosquejo a lápiz del cuarto para tenerlo como recuerdo (no tenía cámara fotográfica) Durante la espera Los siguientes días se llenaron con incidentes que sigo recordando: la quemazón del edificio contiguo; el intento de suicidio de una mujer que habitaba en la misma residencia por razones sentimentales; así como la oportunidad de compartir el evangelio con otros que se encontraban en el mismo lugar; que lo hacía con mucho entusiasmo natural y protector de mi Pastor y Señor Jesucristo. Acostumbraba a tocar mi armónica desde mi cuarto, cuando una vez, una niñita, “rechonchita” como de unos 8-10 años se me acercó para escucharme tocar “sobre las olas” de Juventino Rosas que al compás del vals se puso a bailar, dando de vueltas como si fuera una perinola y a la vez me decía: “¡Qué encachado!, ¡Qué encachado!”... demostrando el gozo que sentía el hacerlo. Más adelante me contó que esa niña se encontraba mal del corazón. Lo mismo que le pasaba a Cibeli, la que conocí en Argentina. Este era otro caso real por la que estaba pasando, y ante esta situación, solo me concretaba a procurar hacerla feliz aunque fuera por unos minutos que se acercaba a mí, tocándole la música que le gustaba. En estos sucesos por los que estaba pasando, iba viendo el amor de Dios hacia los necesitados que estaban pagando las consecuencias por el pecado que ha estado produciendo en la humanidad para alejarlos de Él. Y todo por la desobediencia. Seguía esperando, el tiempo pasaba si no antes enseñarme otras experiencias nuevas para mí. Una señora alcoholizada me contó que ella había sido la escritora oficial de los discursos del presidente Allende en su primera etapa. Me invitó a su cuarto para que me leyera algunos de sus escritos y cuentos que escribió de su imaginación. Su cuarto, parecido al mío, aparte de ser lúgubre en todos los rincones, tenía sobre su mesa desvencijada un foco que nos separaba entre los dos. Semejando el ambiente como si fuera a realizarse una sesión

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espiritista. Su rostro, debido a las sombras proyectadas por la luz del foco, se veía cadavérico. Era calva a morir, de su ancha frente descubierta, escurría el deseo y anhelo de ver que yo me adhiera a su grupo imaginario repleto de fantasías, tanto, que me obsequió uno de sus cuentos que pasando el tiempo, lo perdí. Me salí de ahí, prácticamente del maligno. Estaba en un lugar peligroso. Pero una vez más el Señor me protegió. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:4

Más adelante tuve la oportunidad de compartir el evangelio a Lucía y a su hermana quienes ellas, sí tuvieron la dicha de pertenecer al grupo espiritual que en verdad estaban buscando, aceptando a Jesucristo como su Salvador personal. A Dios gracias, vieron la bendición no solamente en sus vidas, sino que los ingresos mejoraron en su negocio, dejándose de sentir el ambiente pesado que reinaba de terror y temor por el que estaban pasando.

Experiencia espiritual Llegó el domingo; era día de ir a la iglesia. ¿Pero, a dónde voy? Tomé el directorio telefónico y busqué alguna iglesia Metodista cercana para asistir. Con Biblia en mano y con mi trajecito argentino que estrenaba subí al autobús recomendado de acuerdo a la dirección. Al llegar y buscar el lugar, me encontré con un edificio con las puertas clavadas de una imprenta que funcionaba antes en esa dirección. La realidad fue: no hay iglesia en esa localidad. Descorazonado estaba regresando a mi “hotel” cuando en una esquina se suben dos señoras vestidas de cuello a piso con Biblias bajo sus brazos. ¡Ah!, exclamé. Estas sí van a una iglesia, y comunicándome con ellas me invitaron para seguirlas. Bajamos en una esquina y empezamos a caminar como un par de cuadras, cuando de repente se detienen al final de la calle, empezaron a gritar a viva voz a toda la gente que pasaba. Como era de esperarse, pequé un reparo, me asusté y pensé… ¡Oh, no! ¿En qué otro embrollo me habré metido?... pero al fijarme qué era lo que estaban diciendo a viva voz era: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” Eclesiastés 12:1

Ese mensaje fue para mí. Después de recuperarme de la sorpresa (pues ese manera de comunicarse al público estaba prohibido en México, por lo que no estaba acostumbrado) me animé a entrar en la “fiesta” y unirme a ellas gritando con tanta confianza como si me encontrara frente a mis hermanos de la LMJ en México.

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Al estar comunicando este corto versículo al público. Se iban agregando otros miembros del grupo, y cuando se completó un cierto número, en fila comenzaron a marchar a un lugar que era para mí desconocido. Iba al final de la fila. Como soldaditos marchábamos gritando por las calles, aumentándome el entusiasmo que me parecía eso era todo lo que íbamos a realizar durante la mañana. Gritaba al igual que todos, sin importarme lo que la gente opinara, no tenía temor ni pena. Adapté de inmediato la nueva experiencia por la que estaba pasando. Esta “prueba” ya la había conquistado. Por otro lado, otras filas semejantes, formadas de la misma manera alrededor de la zona, avanzaban como hormigas hacia un lugar que resultó ser la iglesia Metodista Pentecostés más grande de todo el país. El templo se ubicaba en una manzana completa. Por una esquina era la entrada principal. Me sentaron en una banca donde cada dos de ellas se encontraba un instructor. Estamos en la Escuela Dominical, tan grande que me parecía un enjambre en la reunión. Sólo en esa sesión me dijeron que eran como 5000 almas. Me identifiqué y me dieron tres “glorias al Señor” para darlos como saludo a los hermanos de México. Una vez terminado el culto, me invitaron para que los acompañara por la tarde a un parque recreativo, donde todos los domingos era costumbre de reunirse junto a la vez con otros grupos religiosos para predicar a los visitantes. Acepté la invitación. Un parque chileno boscoso Al llegar al lugar indicado, me encontré con un parque enorme, parecido al bosque de Chapultepec de México. Al ir entrando a ese lugar, y buscar a mi grupo, iban llegando también otros grupos: El Ejército de Salvación llamando la atención con sus tambores y trompetas; en otro lugar ya se encontraba un altar portátil católico ofreciendo misa. De esta manera el parque se va llenando. Absorto ante ese panorama, notaba la libertad con que procedían. En México esas manifestaciones estaban prohibidas y menos para predicar fuera de las iglesias, so pena de cárcel para los infractores. A unos minutos de búsqueda, reconocía al grupo por los cantos acompañados con guitarras y acordeones. Cantaban un estribillo en un gran círculo formado para después un hermano elegido pasaba al centro para recitar un versículo de memoria a vía de exhortación a los espectadores. Este círculo era muy grande. Me encontraba encantado y absorto presenciando el escenario, cuando de pronto el profesor del grupo al que yo había asistido durante la mañana, al reconocerme, se acerca y me dice: “Después de este canto que se está cantando, le toca a usted para pasar al centro y darnos la exhortación”… Me dejó helado. De hecho no estaba acostumbrado a esta clase de intervenciones. Sudé como nunca, de susto. No me negué porque ni siquiera podía hablar; estaba mudo, y dio por sentado que lo haría. Suplicaba a Dios que el canto nunca se terminara, pero sucedió lo inevitable: ¡se terminó! Quedaron todos en silencio esperando todos oír al siguiente orador. Ese era yo…

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Como en el siglo I en Roma Entré al rodeo, mejor dicho, al centro del grupo. No sé si me empujaron o lo hice involuntariamente. Al empezar a caminar, me imaginé que me encontraba en un circo romano pagano extraordinariamente enorme con espectadores ansiosos de verme devorado por leones sumamente hambrientos. Quería desaparecer. Subí la mirada al cielo, mi vista nublada por las ansias y lo nublado que me rodeaba, empezó a aclararse tras la penumbra tenebrosa hacia una atmósfera clara con un resplandor esplendoroso. Dios estaba en la torre de control. El texto que me dijo el maestro para que lo repitiera, jamás lo recordé, ni siquiera le presté atención cuando me hacía la invitación. Pasaba el tiempo y no hacía nada, la gente ya mostraba nerviosismo por la espera en respetuoso silencio para que me calmara al notar mi angustia desde que había entrado. Creo que todos me estaban apoyando en oración para animarme. Ante esta perspectiva, el Señor puso en mi mente para decir no solo un versículo como era la costumbre, sino que fue todo el capítulo 3 del evangelio de San Juan que tenía aprendido desde Puebla en la LMJ. “Más cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dada os será dado lo que habéis de hablar” Mateo 10:19

Parecía un ferviente discurso como nunca lo había pronunciado. El Espíritu Santo era el que hablaba y salí de ese círculo transformado. Fue una gran bendición la experiencia que pasé; nunca se me ha de olvidar, tuvo posteriormente sus resultados. En Lima, Perú Llegó el día de mi partida a la siguiente etapa de vuelo rumbo a Lima, Perú. Durante el congreso, tuve la oportunidad de conocer a un joven peruano, estudiante para abogado que me invitó de antemano para que al pasar por su país visitara su iglesia; lo cual con gusto acepté. Mi vuelo arribó atrasado durante el atardecer. Cuando aterrizábamos sin saber dónde encontrarlo a él, tenía el presentimiento que no los podía visitar. Pero el Señor me tenía otra sorpresa. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

Mateo

6:33

Aterrizando en el aeropuerto Internacional de Lima, vi desde mi ventanilla a la gran sala de espera a mucha gente saludando entusiastamente hacia el avión. Pensé que esperaban para recibir a un político o artista popular para darle la bienvenida. No conocía a nadie, pero al entrar se trataba de un grupo de hermanos que mi hermano el Licenciado Velázquez, que ese apellidaba como yo, los trajo para recibirme. Con todo y valija que llevaba, me llevaron casi volando a su iglesia, que en medio de un calor sudoroso estaban esperándome para saludarme. Casi me tiran para conducirme al interior donde el ambiente fraternal y cariñoso se encontraban cantando himnos de bienvenida, para sentirme en casa. Había pasado un buen rato que el culto había terminado, pero se quedaron para recibirme.

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No pensé en sentirme importante o humilde. Solo seguía la influencia del Espíritu que se manifestaba en el ciclo a seguir en la nueva etapa de ruta que debería continuar en mi vida. No recuerdo haber dicho, frente al púlpito, algún mensaje bíblico en particular, ni siquiera la experiencia que tuve en Chile que un buen expositor de la Palabra hubiera comentado como exhortación… Fue la iglesia que me dio el mensaje de Dios en forma aplicada para mí por medio de esos hermanos sencillos llenos de amor para el prójimo. Bajé del púlpito después de unas breves palabras y saludos de parte de los mexicanos. Pensé que ya me iba a descansar después del largo viaje y ajetreo. Pero, ¡Olvídate!, tuve que saludar de mano a cada uno que iba pasando por una larga fila que en verdad no se me hizo interminable, debido al intercambio de palabras que tenía con cada quien que me resultaban muy interesantes y espirituales para un refrigerio espiritual. “¡Mirad cuán bueno y delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” Salmo 133:1

Al día siguiente fuimos a comer en un restaurante limeño un grupo de jóvenes del grupo juvenil, donde compartimos experiencias muy agradables. Me sentí de nuevo como en casa, recordando nuestras reuniones en Puebla que solíamos tener después de nuestras reuniones juveniles en el restaurante “La Princesa” tomando atole y tamales; también en un medio de una amena conversación estimuladora.

En México En Chile, después de mi experiencia y durante los vuelos al terruño, estuve escribiendo un plan que el Señor me inspiró para seguirlo al llegar. Planeé todo un programa a llevar, para la iglesia infantil de Puebla, a donde ya estaba invitado para ser el Pastor de los niños. Iglesia Infantil Fui nombrado un año para el pastoreo infantil, puesto que hice con mucho entusiasmo. Elaboré un boletín dominical; escribía anécdotas semanales de acuerdo a la ocasión, como de Semana Santa, Resurrección, etc. Recuerdo la anécdota que escribí acerca de la “Azucena del Altar”. Ésta se hizo semejanza cuando uno de mis hijos ya en el futuro se fue a corta edad al cielo debido a una intrusión intestinal, en el mismo lugar de la capilla infantil, llevamos a cabo el servicio antes de su entierro. El frente estuvo lleno de flores blancas, entre ellas, muchas azucenas. Escena tan hermosa que ni a Gigi

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(Martha, mi esposa) ni a mí jamás se nos olvidará. Cada semana visitaba a alguno de los papás de cada niño, para conocerlo mejor y saber de su conducta. Durante el siguiente servicio, que lo hacía variado; no era igual uno del otro, presentaba un muñeco “Charley McCarly” que lo llamamos Carlitos y mediante ventriloquia, a mi manera, mencionaba lo que el niño había hecho durante la semana o como era su comportamiento en casa. Si había algo que corregir, lo mencionaba. Uno de ellos, en una ocasión, cuando estaba hablando, se levantó de su asiento y sin hacer ruido con curiosidad se acercó atrás de él para comprobar si era verdadero el muñeco y como era que sabía lo que estaba diciendo de él. Todos los niños se rieron cuando se puso a conversar con él, y cuando corrió a su asiento azorado por lo que pasó. No supo de mi visita que hice a su casa durante la semana; más tarde sus padres me contaron el cambio que vieron en su hijo. Parece que el temor de que Carlitos lo volviera a mencionar en la iglesia, hizo que él se volviera más obediente con sus padres. Llevé un record en la pared de asistencia y provecho dominical. Invité y de hecho respondiera en a varios hermanos jóvenes para formar un equipo para que participaran durante el servicio: dos supervisores para la conducta; un organista; el director del coro infantil quienes los niños lucían muy guapos con su nuevo uniforme. Entre ellos se encontraba un niño que siempre lo veía muy alegre y sonriente quien en el futuro iba a ser el Obispo de la Iglesia Metodista de México, y mi sucesor como director del Colegio de Estudios Bíblicos (CBS) en Houston, Texas. Le acompañaban en el coro infantil, su hermana Miriam y otros quienes t también llegaron a ser fieles columnas de la Iglesia. Entre los ayudantes contaba con la diaconiza Elenita, esposa del pastor Raúl Ruiz López. En una ocasión, ya despedida la congregación infantil, estando limpiando el salón y poniendo todo en orden, me dijo: “Luisito, tu debieras de conocer a una sobrina mía, está muy bonita, vive en el Distrito Federal, se llama Martha

Valenzuela”…

Creo que le dije: “Está bueno, gracias” a secas; así como lo oí por una oreja, se me salió por la otra. Todavía me encontraba lastimado en la parte sentimental como para enfrentarme a otro reto. Pero, esa fue la primera; hasta que el Señor me dijo: ¡Ahora!, asunto que contaré más adelante. Durante el pastoreo, el pastor Ruiz consiguió desviar una carga de madera de cedro que transportaba a la capital de México para la compañía constructora “Belther”. Esta compañía, estaba integrada por unos hermanos y primos, criados por su tío Don Nachito Valenzuela, legendario hermano en Cristo, que era el abuelito de Martha… segunda llamada. Entonces con esta madera “confiscada” por la audacia del pastor Ruiz, construimos todo el mobiliario de la iglesia infantil, consistente en bancas, púlpito con asientos. Estrenamos una bella iglesia que olía a cedro fino, como si fueran los cedros del Líbano en tiempos bíblicos.

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Comentando lo del viaje a la América del Sur Después del viaje soñado y cumplido me pongo a pensar: ¿Cómo es que sin saber de antemano lo que tenía que hacer, el Señor me señaló que Él lo había planeado? Desconociendo los lugares, aunque eso es natural para ser el primer viaje de cualquiera, ¿Cómo era que tenía la confianza y seguridad para hacer los gastos con billetes al contado?, pues antes no se conocían las tarjetas de crédito, ni llevaba cheques. Todo lo llevaba en la bolsa. Hice compras siempre egoístamente a mi favor sin pensar en adquirir regalos para la familia y amigos, y además llevar al cabo un viaje que ya estaba previamente proyectado por alguien. Al llegar a cualquier parte, lo primero que hacía era comprar un mapa para no perderme. No recuerdo cómo me trasladaba del hotel al aeropuerto; no recuerdo haber tomado algún taxi, solo en Buenos Aires subía un tren rápido o metro que me llevó bastante lejos a mi destino de Ramos Mejía, posteriormente usaba autobuses locales. Sentí el respaldo del Buen Pastor que yo, como oveja torpe, me cuidaba con su cayado (defensa contra el maligno) y el cayado (cuidado para no enfermarme o accidentarme). Como siempre, no solo en California en mi primera infancia, sino también en todo mi crecimiento que me ha librado de las consecuencias de accidentes, tragedias y enfermedades. Lo que sé es que este sueño de viajar al sur, sea por tierra o por aire, se realizó. Fue una fructífera aventura que a la larga ha dado frutos para el Señor. Reconozco que me he mantenido en una actitud muy simple, en contraste que muchos a mi edad que ya van de regreso con experiencias maduras frente a la vida y de relaciones activas y defensivas con el mundo. Sin embargo, el tiempo me ha dado la sabiduría proveniente del Señor para poder reconocer lo que está bien y lo opuesto. A esto, también le agradezco al Señor y no me arrepiento, pues de otra manera, para mi modo de ser, hubiera caído precipitosamente durante mi segunda etapa hacia la madurez de adulto, en la confrontación ante la realidad del mundo de los estudios superiores y en el mundo del trabajo.

Estudios superiores Me encontraba estudiando en la preparatoria del Estado, soportando las novatadas, peleas contra otras escuelas en grupo, paros y huelgas para no ir a clases, cosas novedosas para mí. Como pude fui sorteando todos estos escollos. Sin embargo no dejaba de hacerme de buenos amigos con buenas intenciones para lo que fueron a la escuela: estudiar. La Biblioteca A pesar de las novatadas para los recién llegados: pintadas, peleando, molestando, etc., tenía uno que dejar de asistir a clases por las huelgas con cualquier pretexto. Pero fui pasando la prueba a medida que pasaba el tiempo.

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Cuando me di cuenta que les gustaba ir al billar cuando no venía el profesor a dar la clase, preferí durante ese tiempo de “descanso” meterme a la biblioteca de la Universidad y me puse a leer lo que me pareció interesante: “El Tesoro de la Juventud”. En dos años pude leer toda la colección entre ratos que se me presentaban. Aunque no leí todos los clásicos que se supone uno debe conocer para cultura general, sí me agradaba la lectura de cuanto libro podía obtener. Pero continué, aparte de los libros de texto escolar, por leer libros de tendencia religiosa. Uno de esos libros trataba de la biografía del primer misionero entre los sarracenos españoles: Raymundo Lulio, clérigo franciscano del siglo XIII. Su biografía me impresionó tanto que escribí a los franciscanos de la isla de Palma de Mallorca donde descubrí que ahí guardaban sus restos dentro de una Iglesia. Me contestaron muy amablemente y me anexaron bastante literatura complementaria con postales, poesías y escritos (Florecillas Lulianas) del que se conoció como “El Doctor Iluminado”. Actualmente forman parte de mi biblioteca personal. Les agradecí el gesto que de su misma biblioteca obtuvieron unos ejemplares (cuyo sello de registro bibliográfico aparece impreso) por su apoyo en mi investigación. Una materia de la prepa era “ética” cuya presentación por el maestro era de baja calidad y aburrida la clase. En esa ocasión me reprobaron en el examen final y tuve que pasar a extraordinarios. Era muy importante pasar el examen pues era la última materia que tenía que cumplir para entrar a la facultad. Durante el término de espera me puse a leer un libro sobre ética cristiana y ¡Vámonos! Estaba listo. Me presenté a mi turno esperando que los demás en lista hicieran lo mismo (ya que varios estaban reprobados como yo). El jurado que me tocó fue diferente al profesor titular. Cuando me preguntaron, se me hizo tan fácil las respuestas que se sorprendieron que yo no siguiera la carrera de las letras porque tenía el don muy especial para las respuestas correctas y con fundamento que no habían escuchado antes… bueno, me preparé desde un punto de vista cristiano… y creo que fue chiripa. Mi vocación no es ocasional; Dios tiene Sus planes. Sin saberlo, más adelante estando en Guadalajara, tuve una buena conversación con un conferencista acerca de la “Ciencia del Valor”, Roberto S. Hartman del quien hablaré más posteriormente, y a quien tuve el privilegio de presentarle una plática acerca del sueño de Nabucodonosor. Sí me he gozado en la lectura, aunque reconozco que poco he podido retener, pero con una hojeada a estos libros, recuerdo de inmediato de lo que se trata.

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Un libro que aun guardo como recuerdo es “Alma Campesina” que lo leí estando en 2º. Año de primaria. Perdí otro que me hubiera gustado conservar: “Poco a Poco”, pero ni modo. Si uno pensara proféticamente lo que me gustaría tener en el futuro y tuviera la capacidad de guardar las cosas, cuántos almacenes llenaría uno que de plano, nos quedamos como lo hemos hecho. Ahora gracias a la tecnología, guardamos fotografías, grabaciones, etc. Con el tiempo lo valora uno. Especialmente para con los seres queridos como los papás de uno o abuelitos que ya no viven. El conocer sus memorias es como hacer investigaciones “arqueológicas” descubriendo “maravillas” o “sorpresas” desagradable; pero es historia. Un profesor de Ingeniería nos comentaba fuera de clase que, no pueden darnos todo lo que se necesita para graduar de ingeniero (porque es demasiado) pero sí nos enseñan dónde buscar las respuestas en los libros (ahora lo hacemos por internet) para resolver los problemas que se nos vayan presentando (más la práctica). Y es verdad. Empezando nuevas amistades Con mis compañeros “selectos” del colegio mantuve buenas relaciones con ellos, y también pláticas constructivas. No faltaba alguno que le ayudara para entender alguna clase y para ello iba a su casa para que en un pizarrón pequeño que tenía en su humilde cocina le enseñara álgebra. Esto me inclinó cada vez más a la enseñanza (herencia de mi mamá que fue maestra) Más adelante, pasando los años, con uno de mis compañeros, Manolito, formamos un estudio bíblico en su casa de la Calera y junto a su familia y amigos, aceptaron a Cristo como su salvador personal. A Dios gracias. Debido a que durante mi estancia en la preparatoria, descubrí que la carrera de medicina no era para mí, me incliné por la carrera de ingeniería, pero para eso, me propuse estudiar todo un año las matemáticas que se ofrecían en la prepa: aritmética, geometría, trigonometría, geometría analítica, álgebra, y los cálculos diferencial e integral, invirtiendo un año más en mi vida de estudiante. Así me sentí más nivelado para entrar a la carrera de ingeniero civil en la UAP. Sin embargo, la carga fue muy pesada, no tanto por la carrera en sí, sino porque estaba muy involucrado en las actividades de la iglesia, en donde me arrastraba casi por inercia con mayor intensidad. Como no

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podía hacerlo solo, el Señor Jesucristo hizo que yo pudiera terminar en esta educación superior y secular a lo que me dediqué con mucho entusiasmo posteriormente. Corría un famoso himno creado por el hermano querido pastor Manuel V. Flores que era el himno oficial de la LMJ que dice: “Surjan regias vanguardias, en pie juveniles huestes; Id en pos del Maestro, que es Rey, Capitán y Dios… …Estudiante cristiano, sé el primero en la lid intelectual…” Estos himnos de batalla me inspiraban, esforzándome en las materias que estaba recibiendo. No era de los primeros, pero encontrándome al final del 4º. Año, en 1954, un compañero del año siguiente en su 5º. Año de la carrera, que era el mejor estudiante de toda la facultad y que al graduar se especializó en la maestría de “física de las nubes”, se me acercó y me dijo: “Oye Luis, me ganaste por un punto”… No sabía de qué hablaba. No sabía que la Universidad premiaba a los mejores alumnos de cada carrera por ser los mejores estudiantes del año escolar. Con esa sorpresa, que pensé eso era todo, recibió mi papá una invitación para asistir, los dos, a la ceremonia de entrega de premios de cada ganador de los cuales yo era uno de ellos: Un diploma con una preciosa medalla de oro; un bono para poder comprar libros, cosa que aproveché para adquirir lo que mas estaba deseando para la carrera que estaba cursando y que valían “un ojo de la cara”; y como complemento, diplomas expedidos por cada materia que calificó, tanto de la misma Universidad como de la Sociedad de Alumnos, que ni sabía que existiera. Total una gran sorpresa. Anteriormente, durante mis estudios en la prepa, para sufragar los gastos de libros que necesitaba para cada materia. Imprimí en mimeógrafo, apuntes de química orgánica que el profesor Labastida solicitó que los hiciera. Imprimía lo suficiente para el número de alumnos y le daba unos 15 más o menos extras al maestro para que se los obsequiara a los alumnos más pobres. Mis padres solo cubrían el costo de la inscripción anual en cada año. Mi moto Austriaca En los dos últimos años de mi carrera, me movía a Tlaxcala en una motocicleta Pusch austriaca para trabajar en una oficina del gobierno (CAPFCE) para construir escuelas federales del Estado. Hacía los levantamientos topográficos (aplicando lo que aprendí en la facultad) de los terrenos donde se iban a construir las escuelas, alrededor del volcán de la Malinche. No faltaban los derrapes que tenía sobre los caminos y terrenos arenosos. Tenía que hacer buenas maniobras para lograr llegar al lugar asignado. Regresaba con los datos a la oficina hacía los dibujos topográficos para luego dibujar el proyecto en turno del tipo de aulas elegidos por el arquitecto jefe que tenía. La Malinche, Tlaxcala

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Cuando llovía, el rio de uno de los cruceros en el camino de regreso a Puebla, por no haber puente construido, dejaba la moto encargada con un vecino quien era muy amable, como toda gente sencilla de los pueblos lo son. Al día siguiente regresaba por ella, a seguir la rutina en esa forma de trabajo temporal, para ganar experiencia y ayudar con los gastos. Durante todo el tiempo que viajé en moto, no padecí ninguna enfermedad respiratoria; el aire que recibía me fue muy saludable. Me sirvió esa experiencia, por un lado para sentir lo que es tener una moto, y por el otro lado con qué poder transportarme a la ciudad vecina donde pude conseguir un trabajo. Dios me protegió de los accidentes que tuve. En uno de mis viajes en autobús, para recoger mi moto, estaba sentado conmigo una persona quien se interesó por el plan de salvación que le presenté. En el mismo viaje aceptó al Señor antes de bajarse en su pueblo donde estaba llegando. Me hizo la siguiente pregunta: ¿Y ahora que voy a hacer con lo que hice? Soy católico y no hay ninguna iglesia cristiana por mi pueblo. Fue una buena pregunta que no sabía cómo darle una respuesta satisfactoria. Aquí vi la oportunidad de hacer un seguimiento misionero para empezar un grupo cristiano en ese lugar. Pero mi falta de una respuesta apropiada, solo lo encomendé al Espíritu del Señor para que Él lo guiara en su camino. Más adelante lo perdí. Orando pedía por él. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envíe” Isaías 55:11

Con el tiempo, y cuando iba a casarme con Martha, tuve que venderla, también para contribuir en los gastos de la boda. Otra bendición. Al terminar mi quinto año, pude después de buscar algunas “influencias”, conseguir trabajo para hacer mi servicio social como pasante de ingeniería por un año. Ahí hice mi tesis, requisito indispensable para el examen profesional y poder adquirir mi licencia o cédula y poder ejercer oficialmente mi carrera. Continuando en la LMJ Mientras seguíamos en la universidad, otros hermanos como yo de la LMJ que seguían estudiando para obtener una profesión, continuábamos activos en la iglesia. Nuestro entusiasmo nunca menguó. Otros que no fueron a estudios superiores, ya estaban trabajando en otros lugares o seguían haciéndolo desde sus casas. Muy a menudo nos reuníamos el grupo más íntimo, para seguir alimentando nuestra amistad frecuentando las casa de cada quien; como en la casa de Poncho, quien aunque se encontraba trabajando haciendo trajes (su oficio era la sastrería) le acompañábamos en grata camaradería. Por cierto yo lucí varios de sus trajes que eran perfectos para mí. También visitábamos la casa de las hermanitas Ley. Eran costureras. Y otras casas como las de Alicia Terán, quien fuera una de mis mejores amigas. La casa de los primos Armando García y Jorge Archundia, y en la mía, en donde con el entusiasmo y apoyo que siempre mostró mi madre, nos reuníamos todo el grupo, incluyendo a sus papás. También iban los miembros del coro cada año después de la cantata de Navidad que, aprovechábamos para repetir el concierto que hacíamos cada año en la iglesia.

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La mayoría de las reuniones se realizaban en mi casa. Empezando durante el pastoreo de los esposos Flores que siempre fueron muy buenos no solo consejeros sino amigos de cada uno de nosotros.

La Fonda Otra de nuestras salidas en grupo que hacíamos para seguir complementando nuestra amistad entre los ligueros, aunque no todo el grupo, era ir a visitar a los hermanos Arrieta en una fonda que tenían dentro del mercado “La merced” en el centro de la ciudad. De la misma manera nos pasaba, por coincidencia, cuando visitábamos a la hermana Flores, esposa del pastor Manuel V. Flores, ambos poco antes de la comida del medio día. ¿Por qué sería? Ya para retirarnos, (o hacíamos que nos retirábamos), la hermana Arrieta nos invitaba a tomar los “frijolitos” a lo cual como era costumbre lo rechazábamos, aunque de una manera no muy convincente. ¿Cómo que no?, insistía. Ustedes han de tener hambre a estas horas del día. ¡Oh, no, no, no, no! Casi a coro le contestábamos con una clara manifestación de que esa contestación no era muy sincera y con el temor de que con eso no fuera a decir, “bueno, pues ni modo, otro día será”. Pero ante la fuerte insistencia del diálogo, pues… cedíamos ante la apetitosa tentación. Y eso, para hacerle el favor, claro está; no porque a esa hora, como es lo natural, tuviésemos hambre, sino por un mero cumplimiento, porque éramos muy respetuosos y no queríamos insultar a nadie… ¿Quién te va a creer? Ante esa fuerte “presión” humildemente comíamos nuestro arroz, guisado y frijoles con un refresco, como ha sido la tradición entre las familias mexicanas. Entre rizas y guasas, concluíamos a lo que “no estaba planeado” y ni modo, a dar las gracias y a despedirnos. Gracias, hermanita Arrieta, estuvo muy sabroso. ¡Ah, no fue nada! contesta. “¿Cómo de que no? Afirmábamos con satisfactoria sinceridad (tratando de salir lo más pronto posible, para que no nos fuera a cobrar…) y salíamos con los saludos de costumbre, muy, pero muy satisfechos de haberle hecho una visita de cortesía, para que no se sintiera sola en su fonda. Éramos muy considerados… Aunque eran “aventuras de la juventud”, no dejan de encontrarse al margen de lo que la Palabra del Señor nos dice: “Da al justo el salario que se merece……”

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El cariño con que nos atendían los hermanos, debería ser compensado posteriormente con alguna manifestación de sincero agradecimiento, en la manera que sea lo más satisfactorio posible. Y las hay: Una tarjetita de agradecimiento por todos; hacerle un favor inesperado; una ayuda física que necesite; etc. Eso es pagar por bien, o en muchos casos bien, por mal. “Haz el bien sin mirar a quien…” De cualquier manera, seguíamos bajo las alas del Omnipotente, creciendo hacia una madurez que a la larga tendrían que rendir frutos como eran de esperarse. “Por sus frutos los conoceréis” En algunas ocasiones a temprana hora de la mañana, salíamos en grupo al campo para hacer nuestra guardia matutina para orar. En otras ocasiones fue para tener una excursión con toda la iglesia o día de campo a los bosques de manzanillo; a los jardines de la fábrica de Huejotzingo; en Cholula; en Atlixco; en la cañada de las golondrinas; en los fuertes de Loreto y Guadalupe; en el cerro de San Juan; etc. Eran hermosos lugares, inolvidables. Hoy está todo transformado, han desaparecido siendo ocupados por nuevas construcciones, o están abandonados.

Consejero de la Liga de Intermedios Cuando yo era miembro de la Liga de Intermedios, Siempre cada año era nombrado por previa invitación a un hermano para “cuidar” a los más pequeños o los que venían en formación según la edad. Incluso en la LMJ a veces el mismo pastor era el que nos visitaba; uno de ellos era el pastor Maurilio olivera quien entre paréntesis, cuando era seminarista en el Instituto Metodista para Maestros se había enamorado de mi mamá, por lo que él hubiera sido mi papá, pero no fue así, el futuro era otro. El hermano Maulón fue nuestro guía en la Liga de intermedios. Desde entonces noté que era otro ministerio al que uno podía ayudar si se presentaba la oportunidad. Pues bien, a mí me tocó ser el consejero en esta ocasión por un año y lo hice, como siempre con mucho entusiasmo. Yo cursaba los primeros años de Ingeniería, para ubicarnos en el tiempo. Con el deseo de hacer más interesante sus reuniones y atraer más jovencitos, en una tarde, que era la hora en que nos reuníamos del domingo, se me ocurrió (ah, qué puntadas) hacer unas pláticas prácticas para que se grabara mejor las lecciones.

Una tarde de “toros” Estaban celebrando los estudiantes de la Universidad el “día del estudiante” con una rejoneadora en la Plaza de Toros de la ciudad de Puebla, como yo era también estudiante de la Universidad, me entró la curiosidad en saber en qué

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consistía asistir a una corrida de toros pues nunca había estado a ninguna anteriormente. Pero se me atravesaba el deber dominical de estar con los intermedios. Entonces les dije a los muchachos: Miren, vamos todos a ver, asistiendo a una corrida de toros, cómo no es bueno observar ese tipo de espectáculos, pues en ellos se ve como se maltratan a los animalitos creados por Dios a costa de la perversidad de la gente; luego de verlo, tendremos la oportunidad de dialogarlo y contestar en un cuestionario nuestras impresiones. Nadie me negó la invitación. Caímos todos en la trampa. Ya contentos fuimos, nos sentamos, apreciamos el ambiente, comimos dulces y refrescos. Estaban tomando notas (era la orden). Y se llevó a cabo el programa, sin terminar todos, casi en coro con gritos al unísono de ¡Olé!, ¡Olé!,… Y se acabó nuestro servicio de la tarde que llegó a ser, como dice la canción taurina: “Un domingo en la tarde, me tiro al ruedo, para calmar mis ansias, de novillero…” Me entregaron sus papeles, aparentemente todos satisfechos por el método que utilicé. Está bien, por el momento; pero, ¿qué hay para el siguiente domingo? Cuando una persona empieza a probar algo que le gusta al principio, quiere continuar haciéndolo. Ese es el camino que se sigue para con los vicios que se hacen adicciones. Pero a mí me preocupaba seguir quedando bien con “mi método” y no encontraba otra para salir del paso dado. Miel De nuevo, ¡Ah, ya sé! Los llevaré ahora a un lugar donde puedan apreciar lo contrario. Que manejando bien a los animalitos, estos resultan más productivos por el buen trato que se les dan, en vez de recibir la muerte con su participación frente a la morbosidad de la gente. Pensé que con esta experiencia, iba a componer la “tragedia” emocional que les causé con la intención (aunque buena aparentemente) de una buena enseñanza didáctica. Quedaron bastante animados al saber que se iban a llevar un buen recuerdo cada quien del lugar a donde íbamos a visitar esa tarde. Nos fuimos al apiario (cultivo de las abejas) de mi papá, pensando regalarle una botellita de miel a cada uno por su asistencia y entrega del cuestionario. La experiencia empezó bien. Fuimos a Xonaca, donde las tenía, y empezamos a escuchar a mi papá sus enseñanzas acerca de cómo criar a las abejas en un ambiente más apropiado y obtener de una manera más científica y no tan rural, la cosecha esperada de esa rica miel que todos deseaban con ese sabroso producto. Todos salimos…. ¡Corriendo! La batalla de aguijones se dejó sentir al entrar al terreno “enemigo” y sin tener “armas de defensa”: red en la

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cara, guantes, trajes apropiados, ahumaderos, estar limpios sin perfume, no tenerles miedo, saber cómo manejarlas, etc. etc. A duras penas y adoloridos, unos llorando, otros quien sabe lo que estarían pensando, pero con esta lección, también perdurable, se acabaron las famosas y novedosas “Pláticas prácticas”. “Más vale malo por conocido que…mira con quién andas…”. Bueno, no va así el dicho, pero parece ser que estos muchachitos quedaron más que sorprendidos como nunca lo habían estado conmigo “el innovador” que con los que tradicionalmente habían estado expuestos para aprender. Se terminó mi año de consejero.” Patitas para afuera” La mayoría de nosotros nos fuimos separando del lugar con el tiempo. Unos partieron a la patria celestial, o se movieron a otros lugares distantes o por variadas razones. Pero sabemos que nos volveremos a ver.

Cuando el tiempo lo permita de vez en cuando en la misma ciudad cuando la visitamos o cuando nos encontremos en el Cielo pero en esta ocasión por la eternidad.

Otra experiencia en Oaxaca En una tarde, Jorge y yo nos encontrábamos en la casa de la familia del misionero Donald Erdman para recibir clases de inglés. La señora Margarita Erdmand, fundadora del boletín “La Voz en el Desierto” impreso en Cuernavaca, y con su esposo, abrieron una misión entre los indígenas al sur del Estado de Michoacán. En esa nos encontrábamos en el momento que recibían un telegrama donde se les notificaba el trágico accidente y muerte de su esposo, el señor Donaldo en Tehuantepec. La reacción de la hermana, y sus tres hijos al leer la noticia, se abrazaron por un buen momento de silencio y luego prepararse para salir de inmediato hacia Oaxaca. Ahí se reuniría la iglesia formada por ellos. En vista de que no contaban con chofer para el traslado, me ofrecí para llevarlas, a pesar de haber tenido poco tiempo de haber aprendido a manejar. Salimos durante la noche en un auto bastante pequeño que apenas cabíamos, pues con excepción de la hermana que era de baja estatura y delgada, sus tres hijos eran gordos y muy altos. Su papá era muy grueso y bastante alto. La carretera era curveada; aun no habían construido la nueva que fue en muy excelente. Estuvo lloviendo durante la noche en todo nuestro trayecto. Manejaba muy tenso, sin sueño, reacción natural ante el temor de salirnos de la carretera, acompañado con angustia, mucha responsabilidad y las oraciones de la hermana Erdman, que de seguro no dejó de estar haciéndolo, especialmente cuando me vio que me encontraba en apuros durante el viaje.

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Llegamos amaneciendo a la ciudad de Oaxaca. Nos trasladamos a una pequeña casa que hacía de iglesia. Era una obra naciente estilo pentecostés en donde se reunían los de aquella ciudad. Empezaban a llegar los congregantes donde en ese lugar esperarían también el cuerpo del hermano Donald que lo traían desde las playas de Tehuantepec. La tardanza en llegar, se debió al problema de no encontrar el ataúd apropiado para sus dimensiones. Tuvieron que construir un cajón de madera apropiado. Presentaba un problema cargarlo, debido a su peso. Durante la espera, el ambiente olía a respetuoso silencio, nadie se atrevía a hablar. Ante ese ambiente tan comprometedor, por las circunstancias, se me ocurrió dentro de mi acostumbrado modo de reaccionar, que yo era el mejor indicado (¿…?) para dirigir un servicio preparatorio que elaboré tan pronto como lo pude hacer para “romper el hielo”. Seleccioné versículos bíblicos e himnos apropiados en donde la congregación humilde respondía obedientemente al orden presentado. Me sentí satisfecho en haber cumplido en algo en que me había empeñado a realizar. Y lo pero era que me creía el mejor “ilustrado” para esa ocasión. Al terminar mi programa y no teniendo más que ofrecer, me dispuse a sentarme y seguir esperar. De repente, ¡Oh sorpresa mía! Un hermano sentado en las filas posteriores, en vos alta y firme dijo con segura confianza una porción de la Palabra respaldado con un amén congregacional, continuando cantando a capela, cantos de alabanza al Señor. Con tanto ánimo y espíritu como lo hacían, que por cada nota que salían de sus corazones las sentía como un mensaje punzante a mi corazón y orgullo citadino (muy mala la comparación) de sentirme “superior” en cierto sentido a los demás, produciendo en mí que bajara de estatura hasta colocarme a la altura de humildad en la expresión sincera espiritualidad que todo cristiano en el Señor debe compartir. Ya avanzada el día, durante la tarde, habiendo por fin llegado el cuerpo lo llevamos (a duras penas por lo pesado que estaba para los que lo cargaban) al cementerio. En el camino yo iba atrás de la caja, respetuosamente marchando, cuando al levantar mi rostro miré hacia el cielo, con la misma sensación cuando estuve en Chile que esperaban “mi mensaje” dentro de ese círculo que me daba temor. Ahora, era yo el que recibiría ese mensaje, parecido a un éxtasis con un cielo abierto, a través de las nubes en algo como si fuera la gloria allá con Cristo. De lágrimas se me llenaron los ojos; todo al alrededor se me oscureció. Solo, ante ese panorama sobrenatural, me vi ante una semejanza en medio de lo que vería cuando estuviera allá después de mi partida de esta vida. No puedo, como debiera ser, describir completamente este sentimiento, solo el sabor que me quedó: el recuerdo como un mensaje de lo que es estar en los caminos del Señor señalados por el Creador. Como dice es su palabra: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” Salmo 19:1

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Mensaje, más que suficiente para enfocarse en lo que Dios tiene para cada uno y ser ejecutores de su plan durante nuestra vida. Para algunos, le place al Señor que tengan un amplio ministerio ya sea en misiones, pastoreo, organizar actividades especiales, etc., pero en otros en forma moderada, siempre dejando una huella de esperanza y amor, comenzando con uno mismo con su propio testimonio.

Los siete Vanguardistas Como lo había mencionado antes, formamos un grupo con siete de la LMJ y nos llamamos los “Vanguardistas”: Pepe Corte, Ponciano Moreno (Poncho), Bernardino Antúnez Márquez, Job Vela, Armando García, Jorge Archundia y yo. Pepe Corte, el mayor de edad se dedicaba al mantenimiento de las calderas del Hospital Latino Americano, y posteriormente cambió de trabajo para irse a Ediciones Las Américas (ELA); él de pocos estudios no le impedía para animarnos a estudiar en algún seminario. Poncho, el más jocoso del grupo, era sastre de primera y posteriormente se hizo contador público y privado. Buen conocedor de las Escrituras. Bernardino, muy optimista y entusiasta, era peluquero, luego se fue para Baja California. Ahora, ya retirado regresa a Puebla de nuevo. Job Vela, nuestro músico; animador en muchas reuniones sociales que hacíamos; tocaba el piano y el acordeón. Estudió medicina y posteriormente se fue a Canadá para ejercer su profesión. Allá se caso. Armando García graduó de maestro; era muy exigente con sus alumnos y de eso se hizo famoso. Era muy animoso y siempre nos acompañaba en todas nuestras actividades. Jorge Archundia, primo de Armando, el más chico en edad de todos, muy inteligente, consagrado y activo en todo; como maestro secular, llegó a ser director de una prestigiosa zona escolar de secundarias técnicas. Y yo, el que escribe. Fuimos los ayudantes del Pastor. En lo que podíamos estábamos presentes para apoyarlo. Oramos y de vez en cuando ayunábamos, que nos permitía fijarnos de que estuviéramos en el camino correcto de acuerdo a la dirección del Señor. Fue una época muy intensiva, pero sentimos que era la voluntad del Señor y nos sentimos que nos encontrábamos en el lugar y tiempo oportuno.

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Fue coincidencia lo del número 7 los elegidos, haciendo paralelismo con Hechos 6:3 en donde los discípulos del Señor eligieron a siete diáconos para encargarse del trabajo que ellos no podían atender, durante el principio de la iglesia primitiva. Nos preparamos durante las actividades diarias, tomando cuantas lecciones bíblicas se nos presentaban: Estuvimos con la hermana Erdman para lecciones de espiritualidad; atendimos las clases de la “Clínica de Almas”, en donde aprendimos a evangelizar en las calle; estuvimos a la palestra del pastor retirado Don Vicente Osorio recibiendo la escatología, cuya enseñanza aprecié tanto que se encontraba, me di cuenta posteriormente, a la altura del Seminario Fundamental en donde estudié al paso de los años, coincidiendo en cada punto lo que habíamos recibido con nuestro pastor.

Poniendo en práctica el ministerio En el zócalo En una ocasión fuimos al zócalo principal de la ciudad poblana, a comunicar el evangelio personal a cuantas personas podíamos detectar. En lo personal, tenía que recibir de parte de nuestro Dios, algunas pruebas para moldearme, pues aun el efecto de la naturaleza adámica y los dardos de Satanás, seguían amenazando el trabajo a que nos estábamos dedicando. Como en esta actividad iba fluyendo con buenos resultados, pensé que todo iba a ser muy fácil especialmente con la habilidad que sentía tener por mí mismo y ver milagros. Pero llegó oportunamente la intervención divina y fui humillado por el Señor para que aprendiera que solo podía depender de Él. Una tarde, tuve la idea audaz para que al primero que viera, lo abordara con mi memorizada lista para presentársela para que pudiera hacer su decisión de aceptar a Cristo como su Salvador personal. Me senté en una banca de fierro colado y de buen gusto; era lo suficientemente amplia que el que se acercara y se sentara conmigo era el candidato elegido. Me encontraba nervioso, tal vez por la osadía precipitada sin consultar al Espíritu de Dios. Veía pasar a la gente frente a mí pero nadie se sentaba; hasta que una persona, bien vestida, con corbata y con porte de ser una persona ilustrada y educada, se acercaba a mi lugar. Corrió por mis venas una corriente de algo frio. Se hizo presente un miedo que no esperaba tener que me puse a orar con mucha intensidad, no para recibir la calma y proseguir con lo planeado, sino para que no se sentara. Pasaron los segundos que venían con martillazos de sudor (yo, que rara vez sudo) nublándose mi vista, más o menos como me pasaba en Chile para hablar al público ((aunque allá sí lo hice, porque el Señor me impulsó para hacerlo) cuando, ya cerca de la banca, sus pasos cambiaron de rumbo para continuar su camino.

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Suspiré con gran alivio el haber tenido misericordia en esta prueba “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis resistir” 1 Corintios 10:13

Recibía de nuevo el recordatorio de la obediencia y en humildad para que uno pueda decir con propiedad “Todo lo puedo en Cristo”, apoyado únicamente en Su gracia y poder y no en el orgullo del conocimiento aprendido como único sostén, sin haberse uno puesto en las manos del Señor.

En la terminal de autobuses En otro caso similar, fue el complemento de esta enseñanza. Nos encontrábamos el grupo en la terminal de autobuses de la línea Puebla-México para compartir el evangelio. Los pasajeros esperaban su turno para abordar el autobús y mientras eso sucedía, cuanta oportunidad teníamos, abordábamos a los candidatos. Uno de ellos, se encontraba sentado un maestro mío de la Facultad de Ingeniería, El ingeniero Humberto Barocio. Tuve temor de hablarle, no encontraba manera de comenzar con él alguna conversación, tenía encima no solo el tiempo que apremiaba, sino que él me conocía y en cierta manera era un subordinado de él en sus clases. Traté de eludirlo. Me encontraba como el caso del apóstol Pedro que negó al Señor y también cuando eludía a los gentiles para no verse comprometido y “contaminado” por ellos. Actitud que Pablo el apóstol, reprendió. Parecido, en cierta manera, al momento se presenta Pepe Corte sentándose con el maestro que en esos momentos se encontraba leyendo un libro sobre concreto armado. ¿Qué le parece la ciencia de los hombres? Le dijo Pepe. El profesor, asombrado por la pregunta y la osadía de una persona desconocida que con tanta humildad que le fluía le abordaba, contestó: “Me parece muy bien”, y ¿Qué le parece la ciencia de Dios? Continuó. Con esta pregunta, fue suficiente para aceptar con curiosidad el plan que tenía Dios para él. Pepe Corte (el primero del grupo en irse al cielo) fue un gran ejemplo como hijo de Dios. No contaba con estudios superiores, se había entregado al Señor en cuerpo y alma. Posteriormente se casó con Enedina Carrasco, otro ángel de Dios, humilde, muy inteligente quien con Pepe criaron a sus hijos por el mismo camino. Su primogénito llegó a ser pastor de una iglesia hispana en California, su hermano, también llegó a ser un gran líder. Ambos aprendieron música. Pepe chico, ha compuesto cantatas orquestadas que ha publicado con mucho éxito para glorificar al Señor.

Noche de evangelismo Una noche, nos encontrábamos el grupo a la puerta principal de entrada en la iglesia, invitando a la gente a que pasara a escuchar la plática de un evangelista que nos visitaba. Mucha gente pasaba de largo sin hacer caso, pero no nos desanimábamos. Otros sí pasaban cuando les explicábamos el propósito de entrar.

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Estaba Jorge el más chico con nosotros, por supuesto. No era su fuerte el hablar, eso era su modo de ser, (me recuerda al pequeño “Doompy” de los 7 enanitos de Blanca Nieves) pero lo compensaba por ser muy calculador, directo y sustancial cuando llegaba a hablar. Le gustaba jugar al ajedrez y boxear. Por cierto que en una ocasión se me ocurrió que me enseñara a boxear, pues en una ocasión en un pleito en la escuela secundaria, me obligaron a pelear contra un latoso muchacho interno del colegio que le gustaba acosarme todo el tiempo y en esa ocasión me dio una paliza que al día siguiente no pude ir a la escuela porque parecía un sapo hinchado con los ojos amoratados y la nuca llena de chichones. Entonces, estando a la puerta de la iglesia, al ver a un señor solitario caminando hacia nosotros le comisionamos a Jorge que lo invitara. “Es tu turno Jorge, invítalo para que entre al templo”. No sabíamos cómo lo iba a hacer. Era su primera vez que le iba a hablar a un extraño. Se acercó el candidato, Y Jorge, ni tardo ni perezoso, levanta su brazo señalando a la vez con el índice de su mano derecha hacia la entrada, diciéndole en tono enérgico y con voz de mando: “¡Por aquí!”. Sin pronunciar palabra y sorprendido cambió su rumbo, entrando por la puerta al templo, sin pedir explicación alguna el por qué debía entrar. Cuando el evangelista hizo el llamado al final de su sermón, este candidato, entre otros, aceptó al Señor como su Salvador y Maestro personal… En los planes del Señor, no sabemos cómo actúa para motivar a la gente. Le agradecemos a Dios esta impresionante respuesta “Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él, respondiendo les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían” Lucas 19:20

Gracias también al corazón entregado de Jorge que a su manera, le sirvió al Señor e instrumento para que esta alma se convirtiera. Cabe mencionar, que durante 32 0 38 años, atendió estoicamente a su esposa quien sufriera un accidente dejándola totalmente paralítica y con dos niños, hasta que ella fue a las mansiones celestiales para descanso de Jorge quien se sacrificó prácticamente toda su vida con amor a su esposa Linda. El joven banquero Tuvimos la oportunidad de atender a varias personas en sus necesidades. Uno de ellos era un joven bien vestido que trabajaba en un banco. Cuando entró a nuestras reuniones juveniles de la LMJ, gustándole el ambiente que reinaba entre nosotros, decidió formar parte de la Liga. Lo mismo sucedía con otros como a Guacho, el hijo de mi maestro de matemáticas el Ingeniero Joaquín Ancona. El muchacho encontró refugio entre nosotros, al sentirse que estaba abandonado y no era querido por su familia. En una ocasión hasta pensó seriamente irse al seminario, pero por lo pronto asistió con nosotros a las reuniones hasta que por la edad y las circunstancias la mayoría nos íbamos retirando.

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En el caso del banquero dejó de asistir a nuestras reuniones. Lo fuimos a visitar a su cuarto, se encontraba tendido en la cama; vivía solo y con anterioridad se había vuelto alcohólico. Pasó el tiempo, pero ni con consejos ni con la exposición de la Palabra pudo desprenderse del vicio ni quiso depender del Espíritu. Más tarde llegó a tener el delirio tremens y en este estado al volverlo a visitar, se encontraba tiritando de frio en medio de convulsiones y aunque orábamos con él parecía que del techo no salían las palabras. Desde su cama, en medio de la suciedad nos decía angustiado: “Tengo miedo, he tratado de orado a Dios para que me ayude, pero no puedo…” en poco tiempo, murió. Me sentí incapaz de ayudarlo; no supe cómo hacerlo, especialmente para esas situaciones que por primera vez enfrentamos. No supimos confiar en el poder de Dios ni acudimos a una institución profesional especializada como la de los Alcohólicos Anónimos para pedir ayuda. El apóstol Pablo les dijo a los colosenses: “Escudriñadlo todo, retened lo bueno” Col 5:21

Por otro lado, al estar sojuzgando la tierra, podemos encontrar también técnicas que el Altísimo puso a nuestro alcance (pues detrás de toda ciencia está Dios) para nuestro provecho, y de hecho el mundo ha experimentado estas ventajas. Siempre y cuando los resultados estén de acuerdo al plan divino, lo contrario debemos rechazarlos. Y como estos ejemplos, fueron más los que pasaban a la Liga, como un cieguito que se divirtió la mar, jugando pin pon poniéndole granitos de arroz a las pelotas para reconocer por el oído la trayectoria que llevaban. Otro que venía huyendo de la capital, porque eludía a las autoridades que lo querían agarrar por haber matado a que transitaba en la calle con su carro en un accidente. Y más que dejo de mencionar.

Viajes misioneros A menudo salíamos a los pueblitos aldeanos para ayudar en los servicios de las iglesias rurales y mantener amistosas relaciones con los hermanos. Me gustaba acompañar a Poncho a las faldas del volcán Popocatepetl, bien temprano en las mañanas; apenas saliendo el sol, encima de burros para el transporte. Cuando llovía, los hermanos aldeanos nos cubrían con impermeables hechos con ramas de palma muy eficaces. El "Popocatepetl", Puebla

Nos daban de desayunar en el primer lugar visitado, y luego curiosamente al parar a la segunda iglesia, era tanta la insistencia que recibíamos que teníamos que desayunar de nuevo con ellos, pues nos decían, a pesar de haberles dicho que ya lo habíamos hecho. “Eso, no lo vimos”, y esa era la respuesta. En cada visita, compartimos muchas bendiciones y experiencias. Con la Palabra de Dios.

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También y muy seguido, íbamos con toda la LMJ a otra población un poco más accesible rumbo a los volcanes de San Martín Texmelucan: San Felipe Teotlalzingo. En este lugar el Gabinete Episcopal decidió edificar posteriormente un albergue para los ancianos de la iglesia. En esta población dormíamos en el segundo piso de la casa pastoral. El frio nunca nos abandonó, el piso de madera tenía hendiduras por donde se colaba el olor tan sabroso del pan que el pastor elaboraba diariamente, no solo para la ocasión nuestra, sino que era el panadero del pueblo. Todas nuestras visitas nos dejaban impresionantes experiencias sociales y espirituales. Incluso cuando hubo una persecución en Ocotlán en donde el pueblo “odiaba” a los protestantes haciendo salir a balazos a los jóvenes visitantes (que era el día de las madres) sin heridas que lamentar. Navidades Cada año no dejábamos de celebrar en la iglesia nuestra cantata de navidad. Cantábamos el buen grupo que se formaba, hasta fuera de temporada. Era parte de nuestra vida. Pastores en turno y directores de canto, pasaron como un sueño que nos dirigían, dejando una gran parte de amor desinteresado para cada uno de nosotros y con los que compartíamos. Durante una semana previa al día principal de la navidad, en la Noche Buena teníamos juegos en el salón social después de los servicios religiosos que se realizaban en la planta alta de la iglesia. Quebrábamos de 5 a 6 piñatas para los asistentes que eran invitados de los vecindarios de alrededor y para nosotros, despidiendo después a todos con bolsitas preparadas por la sociedad femenil llenas de fruta y colación como aguinaldo. Aun recuerdo ese maravilloso ambiente de alegría y festejo conmemorativo del nacimiento de nuestro Señor, todos juntos, nuestras familias y la de los asistentes de esa época. Al terminar la semana, y un día antes, hacíamos la representación teatral en donde con muy buena ganas y entusiasmo nos realizábamos como artistas “profesionales”. Previo al evento preparábamos todo: La sociedad femenil las bolsas de aguinaldos; el pastor o el invitado, el mensaje espiritual y nosotros los jóvenes, todas las actividades sociales. ¡Sí que éramos “pachangueros”! Para el teatro, cada quien tenía algo que hacer: Martín Serrano, las decoraciones para la obra y nosotros sus ayudantes. Otros practicaban los ensayos con los artistas; la música; el arreglo de las bancas; el aseo; etc. Caperucita Roja En una ocasión tuvimos que recaudar fondos para ir a Durango todos los delegados al Congreso Juvenil Nacional de la LMJ. Ahí tenía que entregar la presidencia al que saliera elegido. Para ello, presentamos en el salón social de nuestra iglesia, llamado “Eben-Ezer” (hasta aquí nos ayudó Jehová) una obra española para teatro llamada “Caperucita Roja”. El argumento que encontré en un libro de cuentos infantiles, me gustó porque el lobo al final se convierte en bueno.

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Esta presentación duró más o menos una hora y media. No se sintió el cansancio, pues empleamos una gran variedad de personajes y variaciones musicales que se suponían estaban dentro de la obra. Fui el director general, eligiendo a los participantes de acuerdo a sus características personales que iban de acuerdo a los del cuento: El “Pedrero”, en donde con arena ponía a dormir a la gente; a la “pulmonía”, la hermanita de Maya (el lobo) cuya apariencia estaba muy cerca en lo pálida y anemia; a su “madre” de la pulmonía, a una señora de la iglesia de buen porte; al “doctor” el curandero, a Pepe San Martín (estaba estudiando medicina), pero rehusó desempeñar ese papel desde los primeros ensayos, por no querer seguir lo sugerido por el guión modificado, hecho con el propósito de hacer amena la escena. Se trataba de darle a la enfermita de pulmonía unas píldoras de medicina, pero en este caso eran del tamaño de unas pelotas de pin pon que debían caérseles de su maletín para provocar una situación embarazosa pero graciosa al verlas rodar por todo el escenario, tratando de recuperarlas. El “lobo”, David Maya quien por su constitución y aspecto era el apropiado y además desempeñó un magnífico papel; para “Caperucita Roja” seleccionamos a Blanca Ley, una chinita bonita muy inteligente, representando su papel en una forma magistral; niños y niñas que entraban a bailar como los duendecitos del bosque, danzas que Alicia Terán les enseñó. Alicia estudiaba química y era maestra para kínder y primaria, sabía de baile por haber estudiado en la escuela esa rama artística. Entre paréntesis, era mi mejor amiga; el “apuntador” Tomás Silva quien con el tiempo graduó para ser doctor en medicina; el hermano Castañón, miembro también de la iglesia, fue el ingeniero de luces; Los hermanos Trudy Baumbach, misionera, la pianista y junto a ella estaba el pastor Raúl Ruiz López y los hermanos Briones, con los violines. Ellos tocaban sus instrumentos para simular el viento invernal que entraba por la puerta al abrirla para dar paso a los personajes en tuno. Por último, también contamos con la ayuda de tramoyistas, los ujieres para acomodar al público, arreglo del salón, etc. Hasta un hermano que se prestó para sacar las fotos que por cierto que cuando sacó el rollo descuidadamente se le veló en su totalidad. Solo nos quedó mentalmente el recuerdo de esa memorable tarde exitosa. Juntamos más o menos alrededor de $800.00 después de pagar los gastos de la publicidad impresa. Congreso Nacional

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Llegado el tiempo, partimos para Durango. Estuvimos al frente de todas las sesiones bajo la disciplina de las reglas parlamentarias. En cada intermedio después de tomar nuestros alimentos, establecimos con los vanguardistas al frente, la costumbre de salir a la ciudad para evangelismo personal. Fue una costumbre muy bendecida y de provecho. No me escapé de mi “jubilación” (como liguero) pues me nombraron después Director de la revista mensual “Vanguardia Juvenil”, regresando a Puebla con este nuevo paquete…

“Vanguardia Juvenil” Primeramente nombramos al equipo para apoyar el encargo: misiones, suscripciones, etc. Seleccioné para la impresión la imprenta del padre de Ernesto Oaxaca, compañero de mi clase de ingeniería quien muriera al empezar el primer año. Su padre, sin ser evangélico, nos hizo un excelente servicio de la impresión en estos dos años que duró mi cargo. Lo hizo en memoria de su hijo. Organizamos a los secretarios de cada Distrito en el país, nombrándolos como corresponsales de su área. Para que todos conocieran las iglesias que abarcaban, dibujamos un croquis de su ubicación que en cada publicación iban apareciendo junto con la fotografía de ellos. Las páginas fueron asignadas a pastores y escritores de ocasión que apoyaban el área espiritual y emocional de nuestra juventud. Salían impresos los estribillos juveniles que acostumbrábamos cantar en nuestras reuniones. Esta labor la diseñó la hermana Leticia Euroza, prestigiosa pianista y maestra de la ciudad. Era miembro de nuestra iglesia. La portada, casi todas fueron creadas originalmente por el afanado artista y reconocido por la Galería del Artista de la ciudad, maestro Martín Serrano, que aun se pueden apreciar en los archivos de la Secretaría de Educación Cristiana de todo lo publicado. Durante ese tiempo, continuamos con la construcción del templo de Papalotla, Tlaxcala, que se adoptó en el Congreso como nuestra misión nacional. Alicia San Martín la nombramos secretaria para esa misión. En lo personal, guardo todas las revistas de esa época, son un tesoro histórico, gracias a Dios. Caravana a los Estados Unidos Tuvimos, durante mis actividades dentro de la LMJ la oportunidad de ir al primer viaje México California organizado por la Secretaría de Educación Cristiana. Éramos los integrantes: Héctor Olivera, tocando el piano; Samuel Martínez, el tenor del grupo; Mireya García, nuestra enfermera; Alicia Terán haciendo pareja conmigo para los bailes regionales y además era yo el “payaso” del grupo; y los esposos Vera y Manuel V. Flores, él

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tocando la guitarra sus canciones de amor con todos nosotros. Visitamos varias iglesias durante la época navideña, trayendo enormes cantidades de bendiciones no esperadas. Sobre todo al admirar las iglesias y el ambiente diferente al nuestro. Muy amigables. No sé cómo pudimos caber en esa camioneta que era muy pequeña con todo y maletas, más lo que nos trajimos de vuelta. Dios sigue haciendo milagros.

Trabajo secular Coyuca de Benítez Al terminar el 5º. Año de la carrera de Ingeniería Civil, para poder graduar haciendo el examen profesional, hice primero un servicio social y allí mismo la tesis para poder ejercer oficialmente con título y cédula profesional. El trabajo que hice en Tlaxcala (CAPFCE) como estudiante, ahora sería como pasante. Lo pude conseguir en Coyuca de Benítez, Guerrero. Estaba feliz, y como era de esperarse algo temeroso a lo desconocido, por lo que previamente fui al primero que me dijeron de los misioneros que conocía el medio rural, para conocer más o menos a lo que iba a estar expuesto. Para sorpresa mía a la persona que entrevisté en el campo dándome pormenores detallados de la situación, terminó diciéndome que nosotros los nacionales deberíamos de atender la obra misionera para colaborar en la Gran Comisión encomendada por nuestro Señor Jesucristo. La persona que entrevisté, años después me enteré que era nada menos que el fundador del “Club Lingüístico de Verano” (movimiento Wicliffe) traductores de la Biblia a los idiomas nativos, el sr Camerón Thousand Salí un día antes de mi cita de trabajo que se encuentra a unos 30 minutos al norte de Acapulco, llegando con mi veliz lleno de libros y ropa a un hotel-restaurante que dirigía el tío de Jorge Archundia recién casado con Ramona Redman, una misionera americana que decidió quedarse en México. Al día siguiente salí para Coyuca, bien planchadito y limpio. Caminé por el pueblo sin pavimento, todo polvoriento, hasta llegar a la oficina del Distritos de Riego. En el edificio antiguo y techado de teja, se encontraba sentado a la entrada, que era una especie de lobby abierto propio para aceptar el viento fresco que soplaba el aire caluroso, se encontraba recargado sobre una mesa de dibujo un ingeniero entrado en años que al momento de dije el propósito de mi presencia. Este ingeniero, próximo a jubilarse estaba sustituyendo por lo pronto al ingeniero titular que había sufrido un ataque cardíaco. Está bien, me dijo. Preséntese mañana. Al día siguiente entré con los dibujantes adentro de la “oficina” que no era más que un cuarto grande en donde además de ellos se reunían los ingenieros para prepararse y salir de inmediato a su trabajo asignado. Este día lo completé con una escoba que me dio el gerente sustituto para barrer todo el polvo de tierra que se había metido, sin importarle mi “categoría”. Lo hice.

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Empezando a trabajar A la mañana siguiente ya tenía mi asignación. Me tocó acompañar a un ingeniero topógrafo con el propósito de instruirme a lo que me iba a dedicar. En una camioneta llena de peones como equipo de ayudantes (crew) del topógrafo para continuar con la limpieza de un drenaje trapezoidal de uno de los canales en medio de los esteros escondidos de ese bosque de ambiente tropical. Estando establecidos en el lugar, los peones esperando las órdenes del ingeniero, decidió en lugar de empezar el trabajo y poder así yo darme cuenta de lo que hacen, me dice: Bueno, aquí lo dejo, siga con el trabajo. ¡Y se fue!… Bueno… me quedé sin aliento viendo el panorama mientras se retiraba. El operador de la draga, esperaba órdenes para continuar según la ruta que debiera seguir; mis peones curiosamente me observaban para saber qué clase de “avechucho” era y lo que les iba a decir; y lo mismo, como me pasó en Chile, todo lo veía oscuro, en medio esa selva llena de palmeras, carrizos y flora silvestre. Al momento no sabía qué hacer. Oré y me puse a repasar mentalmente las hojas de mis notas y todas estaban blancas; sin información alguna que fueran lo más apropiado: Hidrología, terracerías, caminos, rutas viales, puentes, etc. Nada de nada. Ni en los pasillos de la escuela cuando hablábamos con los maestros acerca de sus experiencias nos contaran cómo habían sido sus primeros días de aplicación en la vida real. No entendí que era el bautismo para los novatos recién salidos de la escuela. Miren muchachos, les dije calmadamente, ya entrando en calma, y tras de un respiro profundo me dirijo a los ojos de ellos y de quien se veían más experimentado, “Chánchula”, el jefe del grupo quien con la práctica de varios años que llevaba, se sentía el “ingeniero” notando mi ridícula posición en el que me había colocado el otro ingeniero sin darme instrucciones: Yo estoy acostumbrado a trabajar a mi manera (pensando en lo que hacía en Tlaxcala) ¿Cuál es la costumbre que ustedes tienen para continuar con lo que se ha venido haciendo? No conocía dónde estaba la ubicación del punto de nivel para contarla como referencia para seguir la pendiente del movimiento de aguas que ya las tenía atrás de la draga. ¡Mire ingenieroooo! Me contesta Chánchula con aire de superioridad nosotros empezamos así. Y con ademanes de suficiencia me mostró cómo lo hacían, dándome la clave del punto de referencia que era lo que esperaba saber. Dándome cuenta realmente de lo que estaban haciendo, contesté: Bueno, gracias muchachos por la información. Tengo otro método que nos va a ayudar bastante. Ya sabía a esas alturas lo que tenía que hacer. No me quedaba otra. Preparé nivelando el teodolito, orienté la ruta a seguir de acuerdo al porcentaje de inclinación que llevaba el agua y la dirección de la ruta que me pedía el

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terreno para proseguir la excavación. Continué el trabajo hasta que llegó la noche cuando llegó la camioneta de SRH a recogernos y llevarnos al pueblo a guardar todo el equipo. Así pasaron los días, todos con nuevas sorpresas y aventuras. Levantaba datos del campo, además tomaba el registro de lo excavado cada 20 metros por la draga, con cuyos datos dibujaba y calculaba los volúmenes de tierra excavada para su estimación y pago al contratista. También realizaba los planos topográficos con una plancheta que con su arco “Biman” (angular) se me facilitaba bastante el trabajo elaborando el dibujo al momento. Durante este de trabajo, antes de que me movieran para construir una presa rebosadero de la laguna de Mitla, tuve las siguientes experiencias y pruebas especiales. La quema El personal, ya sea por el clima caluroso o por lo que fuera, era muy flojo y mañoso, pero aprendieron a respetarme poco a poco a medida que les ponía el ejemplo y les daba mi testimonio. En una ocasión nos encontrábamos cortando el pasto con machetes, los carrizales a lo largo del trazo de construcción colocando una cama de tierra para el tránsito de la draga. Como no avanzábamos en lo esperado por la abundancia de la maleza tomaba yo mismo el machete y trabajaba con ellos con tanto entusiasmo que solo Dios me daba fuerzas para hacerlo. Las serpientes salían tan rápido como podían de sus guaridas al sentir nuestra presencia. En eso estábamos cuando nos vimos rodeados de esteros acuíferos alrededor de nuestro camino. Viendo que el trabajo por hacer nos iba a llevar mucho tiempo, recordé un método que las clases de la Universidad aprendí: “La tala y la rosa” que consistía en quemar la maleza en forma segura para después poder barbechar el terreno dejándolo preparado para la siembra. Entonces decidí seguir por el camino, recién empezado el corte para penetrarme, a machetazos, a quemar primeramente por un lado los carrizos y continuar después por el otro lado y “colorín colorado”. Prendí fuego en la primera parte, comenzando por la entrada del camino. Me acompañaba un peón y esperé hasta que se terminara de quemar el carrizo que no era poco, para continuar después con la otra parte. Continuamos en el lugar donde íbamos haciendo el corte mientras el resto del personal estaba trabajando fuera del carrizal controlando la quema. De pronto sin ninguna invitación previa se presentó un viento traicionero que no esperábamos soplando tan recio que las llamas tomaron altas lenguas hacia las alturas, haciendo un arco de fuego y no de bienvenida, hacia el otro lado donde esperaba su turno. Las llamas alcanzaron a quemar el otro lado a la vez, de tal manera que en ese horno se estaba formando una cortina que nos cerraría el paso de escape muy alarmante.

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El calor era insoportable y sofocante que con el susto tan grande que salí corriendo detrás del peón que como balas disparadas del lugar nos salvamos de quedar chicharrados, de no haberlo hecho hubiera quedado este que escribe como un “ingeniero al pastor” de recuerdo. El terreno por fin quedó despejado y limpio. También mi cerebro para no volver repetir este plan que no salió como en teoría lo había planeado. Puse en peligro la vida de los dos. Una vez más el Señor nos protegió con su gracia y misericordia.

Y mis estudios, ¡Qué! Otro día me acompañó otro joven topógrafo que se encargó de dirigir una sección de trabajo, colocando tuberías de concreto en una excavación que venían haciendo los peones ya sudorosos bajo los rayos quemantes del sol. Cuando un peón se detuvo para tomar agua yendo al lugar donde estaban los tubos. Ahí encontró al topógrafo resguardándose del sol y durmiendo dentro de uno de ellos. El peón no le gustó lo que veía por la actitud del topógrafo reclamándole que mientras ellos estaban trabajando él se la pasaba durmiendo. Le contestó el topógrafo malhumorado para quitárselo de encima: “Y mis 18 años de estudio, ¡Qué!”. Humillado este humilde peón no tuvo más remedio que retirarse. Más tarde se invirtieron los papeles, el peón de esta anécdota, se metió a otra alcantarilla para protegerse del sol y descansar. Recibe una patada de parte del topógrafo reclamándole su actitud haciéndole la misma pregunta que le había dicho anteriormente. Ni tardo ni perezoso el peón le contesta: “¿Y mis 18 días de estudio, no cuentan?” Pruebas de nuevo Una tarde, de regreso al campamento, me encaminada al cuartito hecho de tejamanil y tablas desvencijadas como paredes que se colaba el viento, al pasar frente a una cantina del pueblo, vi al ingeniero topógrafo que me “bautizó” acompañado por otros camaradas, tomando cerveza aun en el suelo las dos cajas ya vacías consumidas. Traté de persuadirlo a salirse para irnos ya al campamento y que descansara. Me toma de la camisa y me dice: “Cómo no, ingeniero, nos vamos, “¡hip…!”, pero antes tómese “la última” un traguito conmigo. Con rápida respuesta y sin recodos le dije: “Ya sabe usted que yo no tomo; levántese y vámonos ya. Está bien” me contesta sin soltarme “Bueno, aunque sea un vaso y no la botella”… la batalla continúa sin que cediera por ningún momento. “Entonces, para que me vaya, solamente tómese esta “corcho latita” de cerveza y ¡ya!”… Encontrándome ya molesto por las evasivas y el diálogo interminable le dije: “Yo me voy, ahí se queda. A ver cómo puede llegar a su cuarto”.

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La noche cubría con su manto a las calles de Coyuca. A las diez en punto, el dueño de la planta eléctrica cortaba la luz dejando al pueblo a oscuras y más peligrosas sus calles cuyo aspecto no dejaban de ser tenebrosas. “Está bien” todavía insistía, mire, “solo dele un besito en la boca de la botella y le prometo que nos vamos”. A esta altura ya me encontraba en la puerta de salida dispuesto a dejarlo cuando él se voltea hacia sus acompañantes y les dice: “Caray, perdí la apuesta”. El había apostado en que yo iba a caer en la “invitación”, pero en esta prueba el Señor me dio la salida. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” 1 Corintios 10:13

Y sigue la batalla Tuve que moverme del lugar donde dormía. No era apropiado ni podía descansar bien. A Benancio, el tendero español y dueño del generador eléctrico que quitaba la energía a las diez tenía una serie de cuartitos bien construidos de material resistente, le alquilé el último que le quedaba. Recién “en calichado” (pintado con cal) tenía tejas de techo por donde fácilmente se colaban los alacranes y por supuesto, el polvo. Decidí construir un plafón falso para protegerme. Al frente se encontraban unos cuartos que eran los baños y sanitarios que los separaban un jardín en medio de palmeras y flores de la región que daban un aspecto muy agradable sobre todo durante la noche de luna que inspiraba calma dentro de esta belleza natural. ¡Qué cambio! Al final de todos los cuartos dormitorios que daban a la entrada principal de esa propiedad, se hospedaba una enfermera con once hijos cuyo marido era fumigador del mosquito anapheles maculipens portador de la malaria y salía constantemente a la sierra cercana. Resulta que me arreglé con ella para que me diera de comer ya que mis alimentos los hacía donde podía, ya sea en el campo con los peones o en un restaurante del pueblo que más o menos me parecía limpio y decente. Este restaurante era manejado por dos señoras que me recordaron a la administradora de la “residencia” en Santiago de Chile cuando me encontraba allá. A estas señoras encontré la oportunidad de hablarles del evangelio que llegaron a aceptar, a Dios gracias. En este restaurante que sería como una fonda, vendían, como era la costumbre, cervezas de todas marcas. En una pared estaba pintado el anuncio gigantesco de estas bebidas en forma muy graciosa. Era un mar panorámico y al lado derecho se encontraba un señor gordito con rostro medio infantil, cachetón y risueño con su nariz colorada como lo enfatizan las caricaturas de los beodos irlandeses, exclamando con entusiasmo el siguiente verso:

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“Sería delicia suma ser pato y nadar, Si estuviera hecho el mar, de cerveza Moctezuma” Pues bien, regresando de nuevo con la enfermera me enteré luego que eran presbiterianos, lo que me llenó de alegría en saber que no todo estaba perdido en este trabajo donde me encontraba. De inmediato empecé a asistir las reuniones con ellos, cambiando mi panorama como nunca. Ataques y más ataques Estando un sábado descansando del trabajo de la semana, tocaron a mi puerta y abriendo, sin pedir permiso se metió al interior de mi cuarto, una mujer escotada y provocadora. Cuando la interrogue de su actitud y quien era ella, me di cuenta que era enviada por mis compañeros de trabajo que no paraban de buscar la manera de hacerme caer en sus planes comprometiéndome con ella. Empezamos a conversar y el Señor me impulsó para orientar la plática hacia el evangelismo personal. Le entregué una Biblia y salió sin decir palabra alguna del cuarto, azorada, desorientada y tan rápido como para escaparse de lo que se había metido. Me recordó el comentario de un pastor que me decía: para deshacerse del diablo con sus ataques, invítalo a leer la Biblia contigo y verás cómo se va lo más pronto posible. Di las gracias al Señor y me acosté de nuevo para seguir descansando. Matanzas y gritos Durante mi trabajo, me sorprendió varias veces cosas no esperadas. Una vez encontramos en la vereda donde andábamos una oreja con pedazos de petate del sombrero. En otra ocasión esperando a la camioneta para que nos recogiera tanto al contratista como a los peones y a mí, se encontraba flotando un cadáver ya inflado por la descomposición en las aguas de un estero. Aun tenía la soga amarrada a una piedra usada para que se hundiera después de ser muerto. Posteriormente supe que el ejército (porque no existía la policía en Coyuca) fue a sacarlo para enterrarlo ahí mismo. Durante la noche, oía balazos de los pleitos que salían de las cantinas y algunas llegaron a retachar atrás de la pared de mi cuarto, oyendo además las voces de las prostitutas que gritaban y que eran arrastradas en medio de sus pleitos. Este era el ambiente de mi primer trabajo como pasante.

En cierto día, llegando a mi trabajo, segundos atrás, encontré a Bonifacio, un trabajador de una piloteadora, de espaldas tirado bajo la máquina, con la espalda llena de perdigones que le dispararon dándole la muerte en seguida por otro trabajador del mismo equipo por rivalidades que traían por una mujer. Este panorama tenía que confrontarlo. Yo era el encargado del trabajo. Conocía bastante a este hombre, era alto, trigueño. De buen aspecto y buen trabajador. Pero las pasiones siempre traicionan cuando no son controladas.

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Cuando llegó el ejército, me pidieron que los llevara al lugar donde vivía el asesino. No tuve más remedio que llevarlos al pueblo en donde me dijeron que vivía. Al llegar, al ser descubierto este hombre, empezó a dispararnos para defenderse y poder escapar. Me sentía como en una película de Indiana Jones. Me escondí tras mi camioneta hasta que pude salir cuando fue herido en una pierna y ser llevado al cuartel para encerrarlo. El asunto no terminó ahí. Durante esa noche al regresar a mi cuarto, me avisaron que me escondiera porque los familiares andaban buscando al que había delatado al asesino, para vengarse. Esa era la costumbre de mantener las rivalidades entre las familiares en pleitos, en donde unos a otros se mataban.

El Salmo 23 me ha acompañado en mi vida especialmente durante estos momentos de verdaderas pruebas y seguir adelante. “…Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento… Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Y en la casa de Jehová moraré por largos días”.

Dios ha sido fiel en su palabra y su amor demostrado hasta el día de hoy en nuestra vida y en todos los que han formado parte de mi familia que juntos, mi esposa Martha y yo hemos podido procrear. Construcción de la presa No pasó mucho tiempo cuando regreso a su puesto el gerente del Distrito de Riego después de su recuperación del infarto que tuvo. El me envió para comenzar la construcción de la presa que serviría para desfogar una laguna con rumbo al mar pacífico y hacer productiva su tierra para la agricultura. Era prácticamente la playa donde por vía natural desfogaba el rio durante las mareas bajas y que aprovechaban los pescadores para hacer sus “cosechas”.

En este lugar hice buena amistad con el encargado contratista el ingeniero Vásquez del mercado. Un hombre culto, bien presentado, perteneciente a una sociedad capitalina muy reconocida, cuyo primo era el almirante en jefe de la Marina Nacional.

En este lugar encontré un buen tema para empezar mi tesis profesional. Pude aplicar y de paso aprender bastante, como empezar y edificar una obra hidráulica donde usaría matemáticas, hidráulica, resistencia de materiales, topografía, etc.

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Trabajar en la playa, arrancándole lo que la naturaleza marina ha formado no es fácil. Las características de ese lugar eran sus olas bastantes elevadas mostrando a su paso un piso muy profundo que no invitaba a nadar en ninguna forma.

No fue fácil excavar en la arena debido a que los lados de inclinación de la excavación se regenera rápidamente por la falta de cohesión entre los granos de la misma arena, y por eso fue necesario construir una caja metálica alrededor de la obra, sacar la arena de su interior y comenzar la obra de cimentación de la presa sin que se presentara ningún problema de desbordamiento.

Mi segundo problema que enfrené fue que las tablestacas que se iban a hincar, unidas una por una entre ellas y formar la caja (cofferdam) fueron rescatadas de otra obra para abaratar su precio. No las recibí rectas o derechas, sino lo contrario, chuecas, alabeadas, torcidas y dobladas. Todo un desastre pues con ellas no las podía hincar perfectamente y menos poder hacer la esquina por llegar a ese punto fuera de nivel.

Para resolver el problema, ya que no me quedaba otra, pensé en la forma de enderezarlas, tarea que era un tremendo reto con los elementos que contaba. Los métodos y cálculos que hice fueron parte del contenido de mi tesis que me pareció muy interesante por lo genuino de los resultados.

Estábamos en temporada de tormentas; el mar movía sus olas más altas de lo acostumbrado; el viento no nos acariciaba para sentirnos relajados. Mi gerente recibiendo noticias del departamento de meteorología me mandó decir, que en la noche entraría el ciclón y destruiría o enterraría lo que tenía preparado en el trabajo, con lo que no podría rescatar lo que fuera sido cubierto por la arena.

Para prever la pérdida de los materiales y del trabajo ya realizado, busqué un punto alto del lugar, localizando con el teodolito puntos de ubicación de cada pieza de las tablestacas y del equipo. Anoté los datos y dibujé un plano de referencia.

Al día siguiente de la tormenta, dicho y hecho se encontraba la playa parejita y mustia, cubriéndolo todo como si no hubiera nada que impidiera su belleza natural. Pues bien, me subí al mismo punto alto que me sirvió de referencia y fui diciéndole al personal a mi cargo dónde deberían excavar para rescatar todo lo

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enterrado. Y “¡voila!” Después proseguí con la corrección de las tablestacas con los métodos que calculé y diseñé hasta lograrlo. Proseguimos con la excavación cruzando perfectamente las esquinas hasta concluir. Luego pasamos a la excavación de su interior sin ningún problema de desbordamiento.

Debido a infiltraciones estaba llenándose de agua la caja que para sorpresa era dulce, caso inusual pues debería ser agua salada del mar. Pero en la creación de Dios nos dejó muchas sorpresas para ser descubiertas. Me puse a estudiar este hallazgo y aprendí que se trataba de un esferoide de agua dulce que también salen raramente, en otros lugares como en las islas de Honolulu. Este estudio también lo incluí en mi tesis.

Fueron bastantes las actividades como ingeniero en ese lugar, pero con lo dicho basta, porque no terminaría pronto estas memorias. Sigo agradecido a Dios por tantas cosas, especialmente que encierra la ciencia que jamás podría uno alcanzarlo todo y llegar a su plenitud, recordando que detrás de toda ciencia está Dios el omnipotente, omnisciente e infinito.

El niño recién nacido La hermana García, la enfermera, tuvo su último hijo, el doceavo, y en ese día no se encontraba su marido para ayudarla. En la noche del parto, ya estando el vecindario durmiendo, tuvo al hijo sin ayuda en medio de mucho sufrimiento y por supuesto, con gritos de dolor, no habiendo llegado el doctor que la iba a atender a tiempo. Pasando un par de días el niño enfermó de pulmonía y rápidamente se lo llevó al hospital de Acapulco, donde murió. “Ay Inge” me dijo, “ya se me murió mi hijo”, con lágrimas y gran angustia me lo dijo. Era el primero de sus hijos que se le moría. Tristemente compartí su dolor con bastante tristeza que ya sumaba ella otra espina más en su vida que venía acumulando. No habiendo espacio en su cuarto para poner al niño y poder libremente hacer los arreglos para el entierro, lo colocamos en el catre de mi cuarto hasta que se lo llevaron. Esa noche al acostarme en mi catre, sentí por primera vez el ambiente como si hubiera estado ahí Satanás gozando su actividad sobre la muerte. Me entró un escalofrío humano recordando al momento que después de todo Jesucristo ya había vencido a la muerte. Otra vez quedé tranquilo a pesar de todo lo que también yo venía exponiéndome a tanta experiencia en el mundo como lo estaba presenciado. Llegó la calma y pude dormir el resto de la noche plácidamente.

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La Iglesia Presbiteriana de Coyuca Ya había encontrado un grupo de hermanos de la iglesia presbiteriana a los cuales me uní y pude compartir las bendiciones que se tienen estando juntos los hermanos; y más cuando uno se encuentra muy lejos de su hogar. Doy gracias por ello al ver la fidelidad en medio de un ambiente tan hostil cuando uno es diferente en valores a los que lo rodean a uno.

El perrito fiel Había un campamento cercano al trabajo que venía realizando cerca de la laguna de Mitla. A menudo comía con la Policía Federal Hidráulica donde se encontraban para resguardar la obra. Seguía un perrito fiel a uno de los trabajadores que también acudían al mismo lugar.

Sucede que estando de mal humor uno de los peones, inconformes con la vida misma, en una ocasión cuando se encontraba tomando su almuerzo acompañado con otros compañeros, se le acercó a sus pies el perrito a mendigar las migajas que se caían, estando en el momento álgido discutiendo la “posesión” de una mujer que codiciaban entre dos de ellos.

Impulsivamente se levanta uno de ellos con machete en mano para atacar al otro, cuando se le mete entre las piernas el perrito buscando lo que se le cayó de comida de sus pantalones, cuando recibe un terrible machetazo en la cabeza, propinado por su dueño pues se le atravesó en su camino belicoso. Le partió la cabeza en dos, dejando la mitad de su cerebro regado por el suelo arenoso escapando con fuertes aullidos de dolor fuera del lugar a refugiarse a otro lugar.

De milagro siguió viviendo y había regresado con el resto de la familia de trabajadores, pues sentía el deber canino de continuar con ellos. Era su casa desde su nacimiento. Cuando lo vi de nuevo, que de milagro no murió, le estaban saliendo de la mitad del cráneo muchos gusanos y la familia para “curarlo” le vaciaban un líquido blanco, muy oloroso que era creolina.

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Lo asombroso era su comportamiento muy cariñoso con todos, especialmente al que lo hirió con el machete, que cuando lo veía le lamía y movía su colita como diciéndole: Te perdono, te seguiré como siempre y no te abandonaré. Se le acercaba como suplicándole su cariño demostrándole que se “portaría mejor” para siempre.

El amor y fidelidad de Cristo Esta escena tampoco que narré no se me va a olvidar jamás. Cristo en cierta manera lo hizo al ofrecernos su perdón a todo lo malo que hemos sido con Él poniendo su vida en lugar de la nuestra, perdonándonos nuestra desobediencia y maldad a como hemos estando respondiendo. “Todos hemos pecado”. Dios dice en su palabra: “… se han corrompido, hacen obras abominables, no hay quien haga el bien… Todos se desviaron, a una se han corrompido, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno,” Salmo 14:1-3

Pero cada persona es valiosa a los ojos de Dios, porque El nos ha creado a su imagen y semejanza (Génesis 1:26) Nos ama, y a pesar de considerarnos valiosos para Él, hemos caído en pecado. Dios, a través de su Hijo Jesucristo, nos ha redimido (pagó el precio y ahora somos libres de la condenación), ya que la paga del pecado es muerte. Jesús pagó la deuda. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16

En este momento de la escena me viene a la memoria, cuando teniendo unos 16 años de edad allá por el año 1944 acepté a Jesucristo como mi Salvador Personal. He visto el amor de Él al proteger mi vida con un buen propósito.

El frijol Durante mi estancia en Coyuca de Benítez, 1956, un conocido mío tenía una huerta de palmeras y me ofreció que sembrara frijol para que consiguiera unos centavitos extras. Acepté, y

al final de la

temporada recibí mi parte de la cosecha pues íbamos a medias.

Era frijol criollo, negro, y como no tenía en donde almacenarlo, opté por guardarlo en mi cuarto mientras encontraba comprador en Acapulco. Ocupaba esta carga una buena parte de mi reducido cuarto.

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En todos los restaurantes de hoteles de Acapulco que visité, ninguno lo aceptó porque era negro. Solamente el güero era aceptado entre los comensales. No había pensado en la discriminación o preferencia hasta ahora, pero tal vez fue porque no era comerciante (solamente cuando vendía pantalones entre los vecinos cuando era niño en Puebla) ni lo había comprometido antes de la cosecha. No tuve más remedio que malbaratarlo y regalarlo gran parte a la localidad. La malaria Ya para octubre del mismo año, caí en otra prueba, ya que no quedé exento de la picadura del anófeles provocándome el paludismo. Con anterioridad había prevenido ese riesgo llevando conmigo pastillas de quinina que de inmediato comencé a tomarlas. Muy amargas por cierto. Tres días estuve acostado temblando de un frío interno insoportable. No vi a ningún doctor, solamente la hermana enfermera que me llevaba una sopita diariamente para alimentarme y no me deshidratara.

En esa situación me encontraba, sintiendo una sensación extraña e inquietante de soledad donde las ideas iban y venían en mi delirio, cuando me dispuse escribirle a Martha Valenzuela a quien Elenita, su tía me había puesto en mi corazón que guardé con cierta indiferencia tiempo atrás y renuente a no empezar con su amistad por el sabor triste que había tenido con otras chicas y en esta ocasión, tenía también temor de perderla… “Tercera llamada”

Pero Dios me tiró en cama y sentir ese deseo de amistad que necesitaba tener conmigo a una compañera idónea que solo Dios podía ofrecerme. Ella era la designada, no cabe duda. Entonces le escribí y ¡sorpresa! Me contestó. Dios triunfó de nuevo y con el intercambio de cartas me enteré que ella también se encontraba en medio de sus problemas sentimentales con el novio de quien estaba totalmente enamorada. Pero tenía que hacer una decisión entre seguirlo aunque reunía todos los atributos pero sin Dios o conmigo que luchaba para salir adelante también con problemas, pero que tenía a Dios de mi lado.

Con este antecedente le escribí una alegoría entre un frijol güero y uno negro. Yo era el negro. Ella entendió el mensaje y Dios le dio la respuesta a quien elegiría como compañero ¡Voila!

En Diciembre, durante la Navidad, le llevé una muñeca y después en enero, tomando unas vacaciones de mi trabajo, fui a Puebla para operarme el tabique de mi nariz para poder respirar mejor. Estando con los dolores de la operación en el hospital Latino Americano, mi sorpresa fue ver a Martha entrar a mi cuarto y estarse conmigo la mayor parte del día. La razón fue aprovechar que exactamente frente a mi cuarto estaba siendo atendida su abuelita Piedacito suponiendo que la tenía que visitar. Desde esa ocasión

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empezó nuestro noviazgo y empezar a conocernos mejor, a pesar que tuve que regresar a Coyuca para terminar mi año y mi tesis.

La cacería Tenía una pistolita calibre 25, no para defenderme ya que nunca la cargaba conmigo, solo cuando salía a cazar. No tenía mala puntería, era acertado. Podía alcanzar a un pájaro que estaba comiendo pececitos en el estero, o a cualquiera otro animal.

A veces comía con los peones y en la playa sacábamos huevos de tortuga los cuales una vez hervidos, les ponía sal, limón y un poco de salsa chupándolos que me gustaban bastante. Variábamos comiendo elotes tatemados. En una ocasión se me ocurrió acompañarlos a comer “chicatanas” hormigas aladas. Se les quitan las alas, se machacan y condimentándolas después de hervidas las podíamos comer con sabrosas tortillas hechas a mano. Cuando lo hice, solamente una vez, me dolió bastante fuerte la cabeza por tanto ácido fórmico que ingerí de las hormigas.

Pero con esta estrecha relación me ayudó a tener una buena amistad en tal forma que me lo demostraban en casos de cubrirme como si fueran ángeles contra de los malvados que merodeaban cerca de donde trabajábamos, así como de accidentes. Hasta se cuidaban de su vocabulario al hablar frente a mí. Una vez regañaron a uno de ellos por decir malas palabras con picardías enfrente de mí y le dijeron que me respetara, porque yo no hablaba así y nunca me veían enojado, lo único que decía era “carajo” como fuerte palabra, y eso era todo.

Un día estando en la playa en la hora de almorzar, encontramos una tortuga caguama muy grande. En esa ocasión tenía mi pistolita y con un solo disparo certero le pegué en su cabeza. De inmediato la volteamos y empecé a cortarla en pedazos para asarla y podérnosla comer. No fue fácil esta tarea, cuando llegué a sus órganos le saqué el corazón que me asombró como si fuera un ritual sacrificial de los antiguos aztecas sacándoles el corazón a sus enemigos hechos prisioneros. En el momento que lo sostenía en mi mano como si fuera un trofeo de triunfo, seguía latiendo con su sangre escurriéndose por doquier. Su vida continuaba negándose a morir. Me sentí incómodo dándome cuenta de mi terrible error que acababa de cometer.

Para acabar con esta actitud de cazador, en otra ocasión cuando iba al monte a cazar encontré a un animalito como del tamaño de un cachorro. Sacando mi pistolita estaba decidido a terminar con él,

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cuando esta criatura de Dios, me mira con ojos suplicantes parecidos a un chango pequeño a la vez que ponía sus manos del tamaño de un bebé (como el que acababa de morir en el campamento) en actitud suplicante en oración como si estuviera llorando. Al instante bajé el arma tras la respuesta de un gran arrepentimiento de toda la trayectoria que venía haciendo de quedar insensible a lo que hacía frente a la belleza y ternura de esta creatura como los otros animalitos que se atravesaron en mi camino.

Me doblé arrepentido jurando que jamás volvería de cacería para matarlos solamente por placer. Excepto frente a víboras, insectos y animales peligrosos. Me deshice de la pistola. El Coyuco En mayo de 1957 le llevé a Martha un gatito bebé que me pareció muy bonito como mascota. Le oía algo distinto cuando ronroneaba. Sonaba como si estuviera uno raspando con las uñas los dientes de un peine, muy diferente al de un gato normal. Lo bauticé el Coyuco por nombre. Después me enteré que le había regalado un gato montés, quien con el tiempo al estar creciendo iba demostrando su herencia salvaje no dejando en paz al canario que la tía Gracia tenía en la sala de la casa donde vivía. Brincaba por todas partes tirando todo lo que a su paso se le atravesara que era tanto el desastre que tuvieron que regalarlo al zoológico de la ciudad.

Ahí se acabó la historia, no de nosotros sino del gato que no supo apreciar lo que es un verdadero amor familiar. No se encontraba en su ambiente, ni modo.

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PARTE II (Matrimonio y Re-Producción

JUVENTUD ADULTA Examen Profesional Una vez terminada la tesis para el examen profesional, fue dedicada al Padre Celestial en primer lugar, a mis padres a mi novia Martha y después a todos los de rigor. Fueron 75 ejemplares que repartí entre mis compañeros de carrera, a los maestros, a la familia y amigos. 5 de septiembre de 1957 fue la fecha más importante que culminaría toda una historia de preparación para mi profesión. Para mis padres significaba toda una vida de sacrificios y sueños depositados en sus hijos y eran unos momentos, que conmigo se graduarían también. ¡Cómo los he querido! Los recuerdo con tanto cariño que espero volverlos a ver en la gloria. Ahora descansan en paz. Escogí a los miembros del jurado. Ese era el privilegio que como pasante tenía uno para elegirlos. Y por supuesto, el secretario de la Universidad debería estar presente para dar legalidad al acto. En el día señalado, Como era de esperarse, había mucha expectación y tensión. En todo examen profesional, el jurado tiene la libertad de elegir el tema y las preguntas necesarias que hagan para ser contestadas satisfactoriamente. El lugar era el paraninfo de la Universidad, majestuoso, imponente, como si fuera la capilla Sixtina del vaticano ya que todo el edificio le pertenecía antes a la iglesia católica, confiscado en la expropiación hecha por el presidente Calles y dado a la Universidad. En el centro de este gran salón se encontraba la mesa para la reunión de los participantes; un pizarrón, dándole a uno libertad de llevar el material necesario para responder al examen. Alrededor y a media altura se encontraban los espectadores detrás de un barandal de madera, decorado al estilo europeo. Se reunieron mis compañeros de la escuela, maestros y otros visitantes que iban con curiosidad para observar cómo iba a contestar las preguntas. Durante la mañana fue el examen por escrito. Me asignaron un tema que más o menos conocía bien: consistía en proyectar un puente sobre un rio con características especiales que incluiría desbordamientos

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de aguas arriba, volumen y velocidad del agua; resistencia del suelo para la fundación, y todo lo necesario que se empleaba dentro del campo de la hidráulica, hidrología, topografía, concreto, diseño, etc. Gracias a Dios que el tema me era familiar. Había tenido experiencia anteriormente en la construcción de escuelas en Tlaxcala, en la obra de la presa en Coyuca, y además en dibujo lineal. Me dejaron solo para terminar este trabajo durante el resto de la mañana. Terminé y me fui a casa a comer para regresar luego en la tarde al examen oral. Ya en la tarde, comidos y descansados, cada uno de los miembros del jurado me hizo preguntas para darles la respuesta adecuada. Esa parte también me gustó porque sentía mucha confianza durante mis respuestas teniendo las respuestas que con entusiasmo y reforzado en gráficas hechas en el pizarrón les daba. De reojo vi a mis compañeros nerviosamente cómo hacía el examen, ya que ellos también tenían que pasar por esa prueba. Después de cruzar por esta experiencia que en un principio, por las ideas preconcebidas me parecía estar frente a tiempos de la época de la inquisición, en donde siempre el acusado recibía sentencia de muerte, ahorcado o en fuego, esperaba el veredicto que al contrario, resultó impresionante y no esperado. Tuve la aprobación unánime y además acordaron escribir en el acta oficial una premiación especial honorífica a la “brillantez” de las pruebas presentadas. (Me están echando a perder con tanta adulación mi “modesta actitud”). Después de las felicitaciones, fotografías y buenos deseos para el futuro, de rigor fuimos para la casa “celebrar” una suculenta cena que con tanta alegría prepararon mi madre y el resto de la familia. Ese día llegaron de México, la capital, Martha con su abuelito Nachito, su tía Gracy con su esposo Raúl Rojas, a la recepción, trayendo un pastel hecho por la tía, en forma de canasta colocando en su interior seis manzanas de gelatina adornado delicadamente con hojas. Esto era el “presagio” de que en el futuro íbamos a tener seis hijos, de hecho así fue, pero Alfredito Israel a los tres meses de nacido se fue al cielo. El título posteriormente lo dibujé en pergamino y fue firmado por el Gobernador del Estado, el Secretario del Gobierno, el Rector de la Universidad y el Secretario que había estado presente durante el examen. Otra conquista más para mi colección. Está ofrecida a mi Pastor divino para su bendición.

El noviazgo Para mayo de 1957, ya nos habíamos puesto de acuerdo para que mis papás fueran a visitar a Don Nachito (para entonces ya contaba con más de 30 años de viudo. Lo mismo el papá de Martha que a

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los 40 días de nacida, él partió a las moradas celestiales) y a Gracy (la tía) para hacer la invitación oficial de unión entre nosotros. Era la costumbre, muy seria y romántica que se llamaba “petición de mano” ¡Me la dieron completa! Anteriormente, entre abril y septiembre nos estábamos viendo con más frecuencia. Su abuelito nos acompañaba (a la antigüita) Íbamos al teatro de la Alameda preciando juntos la obra de Leo Delibes Copelia, para después al salir paramos a tomar chocolate al famoso restaurante el “Morro”. El 9 de mayo le di el anillo de compromiso celebrando su cumpleaños y desde entonces se pone triste si no le damos algo de valor (generalmente un “Benjamín”) en su “happy birthday. De esa manera pasaba su día muy feliz.

El matrimonio En noviembre 9 fuimos unidos en matrimonio civil en Puebla. Oímos la epístola de Melchor Ocampo*. ...”Que éste es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección del género humano. Que éste no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Que los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí. Que el hombre cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar, y dará a la mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, esencialmente cuando éste débil se entrega a él, y cuando por la sociedad se le ha confiado. Que la mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo. Que el uno y el otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, y ambos procurarán que lo que el uno se esperaba del otro al unirse con él, no vaya a desmentirse con la unión. Que ambos deben prudenciar y atenuar sus faltas. Que nunca se dirán injurias, porque las injurias entre los casados, deshonran al que las vierte, y prueban su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos se maltratará de obra, porque es villano y cobarde abusar de la fuerza. Que ambos deben prepararse con el estudio y amistosa y mutua corrección de sus defectos, a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo, sus hijos encuentren en ellos buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo. Que la doctrina que inspiren a estos tiernos y amados lazos de su afecto, hará su suerte próspera o adversa; y la felicidad ó desventura de los hijos será la recompensa ó el castigo, la ventura ó la desdicha de los padres. Que la sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dándoles buenos y cumplidos ciudadanos; y la misma, censura y desprecia debidamente a los que, por abandono, por mal entendido cariño, ó por su mal ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió, concediéndoles tales hijos. Y por último, que cuando la sociedad ve que tales personas no merecían ser elevadas a la dignidad de padres, sino que sólo debían haber vivido sujetas a tutela, como incapaces de conducirse dignamente, se duele de haber consagrado con su autoridad la unión de un hombre y una mujer que no han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos hacia el bien”. Tomado de Wikipedia

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Esta tradición comenzada desde 1857, por órdenes del Lic. Benito Juárez, los movimientos femeninos y organizaciones de partidos oficiales han tratado de eliminarla por la corriente del liberalismo y el problema de los “gay” En mi casa se llevó a cabo muy ceremonioso con nuestros invitados de México y Puebla. Fotos y otra comilona para celebrar. El matrimonio religioso Estamos en el Distrito Federal, Y antes de la ceremonia teníamos que estar listos para la fotografía oficial. Llegué primero al estudio pero Martha no llegaba. Al mismo tiempo llegó otra novia antes que el novio (a lo mejor se había arrepentido). Estando los dos juntos, sin pareja esperando, nos veíamos como diciendo: “En vista de lo que nos está pasando, qué parecería que los dos nos tomemos juntos la foto y así no perdemos el costo de lo que pagaríamos…” Pero, ¡Oh destino traicionero! Llegaron los faltantes y sin pedir disculpas… ¡A lo que venimos! En el Templo Con gran pompa, en la Iglesia metodista de Gante de la ciudad de México, fue la ceremonia religiosa celebrada el 24 del mismo mes y como la mayoría de la congregación se quedó después del servicio religioso dominical, quienes, con mis invitados y los de Martha, fue una ceremonia Templo de Gante

muy espectacular e inolvidable. En la ceremonia acompañaron a la novia sus amigas íntimas como damas de honor. Por mi parte no podían faltar los hermanos de la iglesia de Puebla y mis compañeros vanguardistas. Oficiaron tres ministros: Los pastores Gonzales, Maurilio Olivera y Manuel V. Flores; este último al predicar, mencionó que Martha quien fuera hija de Ignacio Valenzuela, un ex presidente Nacional, se casa con otro ex presidente nacional que era yo. Después nos encaminamos a la casa de nuestros padrinos Ignacio y Carmen Beltrán no solo para admirar un gran pastel de tres pisos hecho con natas por una alemana sino para comérnosla como parte de una excelente comida, en los jardines de su casa, las fiestas de las bodas. Después pasamos la noche en el hotel Sullivan ya que al día siguiente partiríamos a nuestra “Luna de miel”. Al amanecer, la primera ocurrencia que tuvo Martha quiso tomar en la cama un jugo de naranja. Tomo el teléfono del cuarto y el empleado me contesta: ¿Alguien está enfermo?... Nos salimos a desayunar a otra parte.

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Luna de Miel Siguiendo la tradición volamos hacia el sur para nuestra “luna de miel” durando solamente dos semanas. Recuerdo, leyendo la Biblia, que cuando estaban conquistando la Tierra Prometida el pueblo de Israel, el soldado que fuera un recién casado se le dispensaba un tiempo de un año para que tuviera su “luna de miel”. Qué lástima que no seguimos esa tradición. “Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó” Deuteronomio 24:5

Llegamos a Chichén Itzá y no era para dedicarnos a la arqueología mexicana. Nos hospedamos en el hotel en cuyo restaurante durante esa noche, los mismos meseros se transformaban en artistas y desde un balcón interno de ese edificio estilo colonial, nos deleitaron con bellas canciones románticas que nos recordaron la razón para lo cual los visitábamos. Inolvidable. Empieza la colección Luego fuimos a Uxmal y durante la visita de las pirámides en la zona arqueológica, dentro de una edificación con interiores oscuros, eran las habitaciones actualmente de murciélagos. No se me iba a pasar la dorada ocasión. Mira chula, le dije a Martha, esto es fácil. Si tomas mi cachucha estando yo adentro, las espanto y cuando salgan procuras cazarlas yo las voy metiendo en una caja que había procurado para ese fin. Cazamos dos, las dejamos en la recámara del hotel, mientras íbamos a cenar. De regreso, los ingratos murciélagos ya se habían escapado; encontramos uno, el otro se esfumó. Teníamos dos camas, y durante la noche se oía el sonido que emitía el “desaparecido” y al disparar un grito angustioso de mi mujer, lo encontramos enganchado muy mustio y quitado de la pena, exactamente debajo de su cama. Fue fácil volverlo a cachar, decidiendo para que no se volvieran a escapar, encerrarlos en el gabinete de jabones del baño. Al siguiente día, regresando de desayunar, en el corredor del hotel, saliendo de nuestro cuarto, venía como sirena de ambulancia, echando de alaridos la recamarera quien, al abrir el gabinete del baño se escaparon los murciélagos directo a su cara, no para darle un beso de alegría, sino porque en su viaje en su salida se toparon con ella encontrándose aun desvelados. Decidimos matarlos; ya era el tiempo y sabía cómo disecarlos como lo hacía anteriormente, y empezar otra colección de animales en nuestro nuevo hogar, antes de empezar coleccionando nuestros propios niños. Al no contar con instrumentos quirúrgicos, los improvisamos quedando preparados para la “operación”. Le puse un tapabocas de un pañuelo a Martha para cubrirle la nariz. A falta de cloroformo o alcohol para pasarlos a la eternidad inanimada utilizamos su perfumada loción que traía para embrujarme y mantenerme como zombi. Dio resultado pues se aprovecharon para dormirse para siempre. Para la

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cuchilla, qué mejor que mi navajita de rasurar, los limpiamos y rellenamos después de darles el condimento de sal, con algodón. Cerramos los cortes artísticos y quedaron listos como un excelente recuerdo de nuestra “luna de miel”. La creencia del Chac-Mol Con tantas visitas a las ruinas arqueológicas, Martha decidió descansar, sentándose sobre un “chac-mol” que supimos después, era entre los mayas presagio de buena suerte. Era el dios de la fertilidad. Bueno, creo que ese pronóstico se hizo real en nuestro caso, pues llegamos a tener seis formidables hijos: el clan Velázquez Valenzuela que hasta la fecha hemos podido ver y gozar a nuestras bisnietas. Ahora con todo y “postizos” (in law) sumamos una familia de 33 personas. Solamente un pequeñito hijo (Alfredo Israel) se nos fue al cielo a los cuatro meses de nacido. Así lo permitió el Señor. La primera receta y no de cocina Con tantas visitas, las tensiones y las comidas, salió a relucir algo que duraría hasta el día de hoy. Martha se enfermó de estreñimiento, provocando un cambio en su modo de ser. Como se encontraba muy inquieta y desesperada, la llevé al doctor de la región. Al extenderme la receta para comprarle la medicina me dijo: Guarde la receta que es su primera receta como recuerdo. Esa no formaba parte de mis colecciones, pero hasta la fecha han aumentado tantas añadiendo las de mis hijos y mías que nos han resultado un capital invertido que no esperábamos tener entre mis colecciones. Salimos luego a la isla del Carmen a Champotón comiendo en una casa rústica de la costa una de las mejores comidas regionales: faisán, iguana, camarones pequeños, huevos de tortuga, etc. Pasamos luego a Veracruz cuando entraba un “norte” y en la playa, una zona rocosa, le tomé a Martha en video entrando sobre las rocas mas dentro hacia el mar, pero en Blvd. Atlixco 89 su camino me protestaba balanceándose; solo la veía abanicando el viento rápidamente para no caerse, pero logramos hacer la toma deseada y después de esa ciudad, a regresar a casa en Puebla. No más sueños, ni aventuras de esa índole, ahora a la realidad. A lo que te “truje”. Recién casado y sin trabajo Eran las elecciones presidenciales, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se encontraba en su apogeo luchando a toda costa para mantenerse en todos los puestos del gobierno. El ambiente, como en todas estas ocasiones era confuso y delicado. Estaban recuperando puestos de los partido contrarios y cada quien trataba de lograr lo que más le convenía. En ese ambiente nos encontramos y en mi caso me era muy difícil empezar a trabajar en mi nueva profesión. No encontraba trabajo.

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Busqué y apliqué en todo lugar donde me parecían apropiados para iniciar mi trabajo profesional. Pero nada. Durante ese tiempo nació nuestro primogénito Güicho, hasta que por fin, mediante “influencias” y persistencia pude entrar de nuevo a la SRH, en donde me asignaron un puesto como ingeniero residente en el Distrito de Riego en Zamora Michoacán. A Dios gracias, pues anteriormente al no concederme solamente permiso para poder graduarme y casarme, me obligué a renunciar al puesto que había conseguido.

Nace Güicho Cuando nació Güicho en Puebla que fue en septiembre un año exactamente de haber presentado mi examen profesional tenía también, examen profesional Martha, al dar a luz al primogénito siendo la enfermera principal del Hospital Latino Americano Nuestro primer hijo: Güicho

la hermana Inclán que conoció perfectamente a su papá Ignacio que murió a los 27 años de edad. El doctor que la atendió fue el Doctor Meadows, nada menos que el director del hospital.

Tenemos a toda la familia actualizada en una genealogía que elaboré para la Navidad de 2004. Cada miembro de la familia tiene una copia. Solo hace falta actualizarla con la generación de bisnietos que ya están presentes en la actualidad. Esto es una gran bendición. Durante este año sin trabajo estuve trabajando en Xonaca en la fábrica de papá haciendo los moldes acerados para sus silbatos metálicos. Cuando me encontraba bajando por una pendiente antes de entrar al cuarto, me agaché frente a un árbol de higos para buscarle algún fruto cuando me caí golpeándome el brazo derecho, y sin darle importancia seguí trabajando pero me seguía doliendo el brazo por lo que al ir al médico descubrí que estaba con fisuras. Enyesado, seguí trabajando fue como recibí a Güicho a quien pusimos por nombre Luis Ignacio en honor al padre y al abuelito de ella. El abuelito Nachito se trasladó a Puebla para conocer a su bisnieto para bendecirlo y desearnos lo mejor para la familia. Güicho para ese entonces tenía cuatro bisabuelos: Nachito Valenzuela, Pie dad Ávila la mamá de Bertha su mamá, Amalita Martínez mamá de mi mamá, y Angelita la mamá de mi papá. Y solamente dos abuelitos, mis papás. Al mes de nacido la SRH me respondió a mi gestión para empezar a trabajar con ellos. Dice el dicho: “Todo niño que nace trae bajo su sobaco una torta”. En mejor forma de decirlo, Dios conoce y sabe cuándo es el tiempo para hacer su intervención a nuestras necesidades.

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“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mateo 6:25

Mi Primer trabajo OFICIAL Zamora, Michoacán Recibí la noticia de aceptación para ir a trabajar a Zamora con el Distrito de Riego No. 61 por lo que dispuse hacerlo de inmediato, pero me trasladé solo, dejando a mi reciente familia esperando para cuando estuviera listo, y poder llevármelos.

Laguna de Camécuaro, Michoacán

Después de presentarme al gerente del Distrito el Ingeniero Humberto Gonzales, me puse a buscar en donde vivir; por supuesto no iba a ser en un campamento como me pasó en Coyuca, sino en esta ocasión tenía que ser en una casa decente.

Michoacán es uno de los estados del país muy bonito y en Zamora era una ciudad muy tradicional, con casas, especialmente de los ricos que abundaban y que proporcionalmente tenía a los más millonarios comparados con el resto del país, sus patios interiores son al estilo colonial español llenos de flores y bien arreglados. Pero de acuerdo al sueldo que iba a recibir, pude encontrar a duras penas una casita en un barrio no elegante con calles sin pavimentar pero no estaba mal. Le mandé un croquis a Martha para su aprobación. Le pareció interesante; era nueva aunque la cocina curiosamente se encontraba afuera en la parte posterior y no estaba acostumbrada a eso, pero la aceptó al ver el croquis de la casa y pensó que sería interesante probar otro ambiente diferente de donde vivía anteriormente de soltera. Para ella era como la edad media.

Chongos zamoranos

Lo que único recordaba , me dijo, que una tía de ella en el día de su cumpleaños le preguntaba que le gustaría recibir como regalo y ella le contestaba que una caja de chongos zamoranos, sin darse cuenta de porqué respondía de esa manera, además no pronosticaba la posibilidad de que nuestra hija Martha Ofelia nacería precisamente en Zamora. También aprendió a fabricar los chongos zamoranos famosos. Traje a la familia de México a Zamora por el pulman de la noche. Güicho tomaba mamila y cuando ya estábamos en el tren nos dimos cuenta que la leche se encontraba fría. Durante la noche estaba ya cerrado el restaurant del tren y bajo los alaridos del pequeño buscaba en los corredores algo como calentarla. Pero nada. Cuando eso que pasa el garrotero o camarero del vagón con su linternita y no hubo otra manera que pedirle el favor que me prestara su linternita que fue donde calenté su leche y así, toda tiznada por la flama se la dimos, salvando un buen sueño para el resto de los pasajeros que ya venían durmiendo

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plácidamente mientras proseguía el viaje. Hasta que llegamos y nos instalamos en la casita que había conseguido por lo pronto. El pueblo no era que digamos muy abierto a los extraños. La expresión rígida de ellos reflejaba un trasfondo de intolerancia religiosa, siendo profundamente antagónico a otros grupos no cristianos distintos al de ellos. En la casa rara vez los vecinos nos saludaban. El dueño a quien se la alquilé era un rico propietario de cultivo quien además tenía un molino movido por agua. A la larga casi todo el pueblo supieron que éramos “protestantes” como les dicen, pero a él no le importaba eso; con el contrato era suficiente para que recibiera su dinero.

Nace la nena Más adelante, cuando nació la niña, fuimos a parar a un “hospital” improvisado de una casa de dos pisos. El doctor era un militar bastante rudo en su trato con los La nena Martha pacientes y se auxiliaba con una enfermera cuando se Ofelia trataba de partos. Antes de que naciera, este doctor era tan rudo que nos decía: “lleve a su esposa en un jeep sobre empedrado y baches y verá como al ratito va a nacer la criaturita”. Martha pensaba si iba nacer el niño en uno de esos baches. El suero que le pusieron contenía una sustancia que provocaba el parto rapidísimo haciéndola engarrotar pies y manos estirados en tal forma que la nena nació como tapón de sidra. Muy peligrosa situación, pues si no hubiera nacido correctamente se hubiera aplastado su cabecita Este doctor se encontraba tan atarantado que por su nerviosidad, hasta se le caían los pantalones blancos de trabajo que traía. Cuando nació la colocaron sobre el mostrador que parece ser era de la cocina, así desnudita sin cubrirla, pero como le zumbaban las moscas, tuve que estar a su lado después de encontrar un matamoscas para espantarlas. Cuando nació Güicho fue cuando me ofrecieron trabajo. Ahora, cuando nació la nena, de ingeniero residente, me ascendieron a Gerente del Distrito, además como de pilón el de ser Agente Federal de las Aguas del Subsuelo. Dios de nuevo seguía bendiciéndonos con cada uno de nuestros hijos. Martha (Gigi) comentó después:

“Ese día mi esposo me regaló un ramo de rosas de Castilla maravilloso, bastante grande, estando abiertas de un color fino que no las he vuelto a ver en ninguna parte,

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en verdad, nunca las he vuelto a ver. Las tengo en mi memoria. Esa niña fue como una de esas rosas y una bendición: fragante, alegre, tierna y siempre en su sonrisa veíamos un regalo de Dios como un regalo de Dios como diciéndonos “Tómate el tiempo para oler esa rosa, rosa del cielo, no andes de prisa toda la vida. Tómate el tiempo para ver y oler esas rosas” Martha sigue contando los detalles de lo que pasó después:

“Pasó el tiempo viviendo en esa casa pero solamente íbamos al mercado para las compras del diario, sin hacer ninguna amistad a la redonda. De tiendas locales fuimos clientes de los almacenes Pérez Ruíz quienes nos consideraban buenos amigos de nosotros porque nos vendían todo lo que queríamos. Solíamos ir a Guadalajara para conseguir lo más necesario en el supermercado. Ahí empezó a gustarnos la ciudad en donde paseábamos de lo lindo. Una carta que no era de bien venida Una vez, recibimos una carta de la esposa del dueño de la casa, informándonos que desalojar la casa, porque los vecinos se quejaban de que nosotros estábamos catequizando a niños con nuestros cantos y mensajes ya que nos oían cantar dentro de nuestra casa y eso no lo podían tolerar. En verdad sí nos pasábamos en algunas tardes, cantando himnos con Güicho en un acordeón que yo le había regalado a Luis en su cumpleaños. Era el mes de junio, teniendo el contrato firmado para finalizar en diciembre. En septiembre nació Martha Ofelia y durante ese tiempo ya me empezaba, por las circunstancias a sentirme muy mal, cuando nos llegó una carta diciendo pues estaban levantando un falso ya que no estamos haciendo proselitismo con nadie. Todo se lo imaginaron pues lo oían en la calle ya que nuestra recámara daba a la calle y ahí mi esposo y yo cantábamos con su acordeón. Evaluando he dicho que la mano de Dios es oportuna y nunca ha dejado de ser, sabemos que “Tú guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” Isaías 26:3

En Él está la fortaleza. Esta situación no la buscamos solamente era una adversidad de parte de una señora que se imaginaba lo peor, ya que esta señora (yo) no va a misa. Pues qué pasa, esta señora pasa revista o qué. Los que no van a la iglesia ¿Están ya condenados o qué? Desde entonces Dios empezó a darme una fortaleza que yo no sabía que me acompañaba, pero que ahora sí la veo. Como yo no provoqué esta adversidad, entonces ¡Tú me vas a ayudar! ¿Cómo? Al momento me vestí y me arreglé para ir a ver a la dueña. Le pedí al chofer del Distrito que me llevara a la casa de ella, ya que no sé donde vive esta persona ni conozco el pueblo. Ya para entonces mi esposo ya había sido nombrado el gerente, dejando de ser el ingeniero residente que lo colocaba en un puesto muy importante.

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Empieza la confrontación Me llevó a una casa muy elegante y me presenté a una señora decente, muy bien vestida y después de los cumplidos le dije: Soy la señora Velázquez, le contesté amablemente. Me gustaría platicar con usted. Pase usted, señora, bienvenida, ¿Le sirvo un refresco? No muchas gracias; y sentándonos le continuaba diciendo: Como verá yo ya estoy esperando a mi segunda criaturita, pero al leerla pensé que estaba leyendo dos cartas, pues, mire usted, que al platicar esta persona pensé que es el ser católica automáticamente debería odiar al que no lo es y dijo esta persona a quien no conozco, que yo estoy haciendo proselitismo con niños. Eso, es una mentira. No conozco a nadie en este pueblo, mi esposo y yo nos ponemos a cantar, y no sabemos en donde oye voces de niños, porque aquí no hay niños solamente el nuestro que aun no habla y eso no es verdad. Ahora, la segunda carta: mi esposo es gerente de este Distrito, nombramiento federal por parte de México, por lo que le tengo que escribir al Presidente de la República diciéndole que mi esposo no puede cumplir el trabajo que ustedes le han encomendado en Recursos Hidráulicos, porque en Zamora no se respeta la Constitución de México que da libertad de pensamiento, pero aquí no. Mire señora, yo tengo con usted un contrato. ¿Le hemos fallado? No, ¿verdad? Lo que no puedo romper el contrato, ya que se termina en diciembre, para entonces le dejamos su casa. Me da mucha pena, le estamos agradecidos, y la persona me contesta: No señora, me da mucha pena, pero mire esta señora me ha insistido, pero yo voy a ver cómo le hago para calmarla. ¿Por qué esta señora me está haciendo un chantaje y no se presenta conmigo para saber cuál es su coraje? Eso sería lo más correcto. No, no, señora me contesta, no se preocupe, como dijo, su contrato se termina en diciembre. Tenía mucha pena. Yo también tengo pena. Bueno ¿Qué quiere decir esto? Aquí ya no vamos a estar en armonía, Satanás ya se metió y no vamos a permanecer más en esta casa. El limosnero Cuando llegué a la casa, después de esta entrevista, se me notaba un cierto temperamento que tengo y que me ha ayudado en otras ocasiones y me tiene que durar pero recuerdo que Dios me ha hecho a su imagen y semejanza y eso me da la pauta a seguir. En la hora de la comida antes de comer tocó a la puerta un pordiosero, como es costumbre en los pueblos de ir de casa en casa para pedir limosna y en este caso nos dice: Un taquito por favor. Siempre se les daba una cosita, pero en esta vez me encontraba como agua para chocolate, entonces cuando me pidió el taquito le dije: ¡No señor! pase por favor. No señora yo nada más quiero un taquito. Se encontraba confundido con la respuesta que no esperaba. No señor, usted pase y se sienta a la mesa con nosotros a comer. El pobre señor dijo: ¡a caray! pues ¿qué dije? Le dimos a entender que no era lo que dijo, sino que le dijimos que era bien venido. Para entonces guardaba el coraje todavía de lo que me había pasado. Pues

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no tuvo remedio que este pobre señor comió con nosotros, muy apenado nuestra famosa comidita y ahí se acaba esta anécdota. Buscando casa Después de este incidente, vino la pregunta ¿Qué casa nos va a dar el Señor? aunque la que teníamos estaba nueva, y bonita. Esa misma tarde le dije al chofer que teníamos asignado por parte de la oficina: oiga, ¿Qué otras casas hay en esta ciudad? Porque lo que conocemos es solamente de aquí a los almacenes Pérez Ruíz o al mercado. Pues sí, señora, hay una colonia donde para llegar a ella se va uno por un callejón a un lado de la iglesia. Para mí me parecía que no iba hacia nada, cuando recordé de qué calle se refería, pues era un callejón que no anunciaba algo más adelante que valiera la pena. La calle tenía espacio solamente para que pasara a duras penas el tamaño de un auto, no podía venir otro de salida. O era de ida o era de venida pero no los dos a la vez. Cuando entramos por ese callejón de repente aparecía ¡Ojalá! una colonia que se llamaba “Jardines de Jericó" Oh, Dios mío. Era el jardín del huerto del Edén. Casas con calles pavimentadas, casas de dos pisos, jardines, bueno, era un paraíso. Dios mío, cómo no me habían dicho que existía esta colonia. Caminando y revisando el ambiente le dije al chofer: ¡Párese, párese! Acababa de ver una casa hermosísima que me pareció un palacio. Los pintores le estaban dando los últimos retoques porque era nueva. El jardín con rosas, una barda frontal que tenía yerba en vez de material como una enredadera. Me metí preguntando a los trabajadores de quien era esa casa. Pues del licenciado fulano de tal. Preguntando me dijeron dónde vivía. Yo era extravertida y más con esta necesidad, pues no estaba buscando por placer una casa, me estaban corriendo de una y me tenía que ir a otra. Dios no me iba a dar una peor, iba a ser una mejor. Llegué a la casa y más tarde mi esposo del trabajo que siempre llegaba muy cansado. Se levantaba muy temprano, iba al campo, pero así de cansado le dije: fíjate papá, ya encontré la casa donde nos vamos a cambiar, pero es del licenciado fulano de tal y hay que irlo a ver. Era como las 7 de la noche. Mejor mañana, ya ves que estoy cansado, me dijo, ¡A no!, ahorita vamos porque así es la urgencia. De buenas o de males, pero ahí vamos.

Frente al dueño de la nueva casa Ya llegamos, muy amable el licenciado. Hay licenciado, estoy enamorada de su casa, qué bonita. Ahí echándole rollo.

Atrás, nuestro primer auto. Peugeot 404

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Pues sí, señora, ¿Cómo la ve? Que yo también soy federal como su esposo, pero a mí me están cambiando a Morelia por lo que no voy a poder estrenar mi casa. Huy, licenciado; luego pensé que esa era las manos de Dios para nosotros. Si usted nos la renta no solamente se la vamos a cuidar, sino que yo veo dos o tres mejoras que puedo hacer. Sí señora, ¿como cuáles? Mire aquí hace mucho calor y podrían tener un mosquitero para abrir las ventanas para refrescar sin que se metan las moscas. ¡Ah sí! tiene usted razón, con ánimo contesta. En cuanto a la barda que tiene una enredadera que está bonita, no lo voy a negar, pero fíjese que también se pueden meter animalitos por los terrenos baldíos. Mi esposo se la puede hacer de mampostería. Ahí se le empezaron a abrir más los ojos al licenciado pensando “ah, sí; esta sí va a cuidarla. Además los gastos iba a correr por nuestra cuenta indiscutiblemente”. Pero mi esposa es tan especial, y usted tiene niños. Sí, tengo niños, pero como le dije: Usted me la entrega así y yo se la voy a entregar mejor. La mano de Dios empezó a convencerlo y sobre todo a su esposa, porque no quería que a su casa ni el aire le diera; ni la había estrenado. Nos cambiamos por supuesto a ese lugar. Más adelante mi esposo pudo celebrar la navidad, dando el mensaje. Y quiero mencionar que nos estaban corriendo de una casa, pues ¡Aleluya! Ya que nos fuimos a una casa mucho mejor donde estuvimos muy contento durante varios años. ¿Qué hubiera pasado si no hubiéramos ido esa noche? Bueno, el vecino donde vivíamos antes era un coronel del ejército quien también como ya había visto esa casa ese día se dijo: Yo mañana voy a ir antes de pasar guardia y voy a agarrar al licenciado antes que nadie. Pero cuando me vio me dijo: Hay señora, usted me ganó por haber ido de noche, porque yo iba a ir muy temprano. Yo pensé ¿Dónde están las manos de Dios? Está como una realidad Ese mismo coronel ayudó en parte a mi esposo en un problema que sucedió que requería su intervención, por un pequeño propietario que lo había amenazado de muerte por haber sido corregido como infractor a las leyes”.

Durante el trabajo Cuando empecé a trabajar como Gerente del sistema de irrigación, lo primero que hice fue cambiarnos a otro lugar más apropiado, ya que con la gerencia anterior era todo un desorden y desastre, pues se metía mucho con su secretaria, terminando por raptarla y llevársela a otro lugar, y cosas no ajenas a la costumbre de esos tiempos en las oficinas públicas empecé arreglando la oficina que la veía como un centro de problemas mayores de los que debieran ser. Los usuarios que no eran educados en cuando a manera de solicitar sus derechos, lo hacían en forma muy brusca: ¡Quiero mi agua! Azotando su pistola sobre el mostrador

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donde se encontraba la empleada asustándola para que lo atendieran de una manera “aprisa y correcta”. Esto y otras manifestaciones eran la costumbre como las palabras no armoniosas en el buen castellano. Bueno… Eso tiene que cambiar. Instruí al personal la mejor manera para que solicitante se refrendara en sus maneras, y luego coloqué letreros en las paredes semejantes a versículos bíblicos como: “La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor” Proverbios 15:1

Sucede que cuando llegaban a leer, la gente desorientada se preguntaba si ese era el lugar apropiado o si estaban en alguna iglesia… Hicimos un organigrama de todo el personal, incluyendo a los trabajadores más humildes y sencillos, así como a los canaleros quienes recibieron credenciales con sus fotografías y además en cada navidad recibían en reconocimiento una caja con sorpresas por su trabajo. También se estableció el sistema de llenar una hoja para entrar en turno. Costó trabajo que se disciplinaran los usuarios, pero poco a poco estuvieron cediendo al orden que era mucho mejor a lo que venían haciendo desordenadamente. Cada semana teníamos un programa en el radio local que llamé “El que mejor trabaja, mejor cosecha” en donde hice una gran amistad con el gerente de la radiodifusora al ver el entusiasmo que había entre los “artistas” que llevaba de entre los campesinos y las pláticas principales que radiaban en persona los directores, jefes, gerentes de otras ramas que operaban en el ramo de la agricultura como el banco agrícola, pequeñas industrias, escuelas, etc. Esto hizo subir mucho a la audiencia del radio. Como complemento editamos por primera vez una revista mensual “El Comité Directivo Agrícola” donde reunía la participación de los jefes de organizaciones ejidatarias y de pequeños propietarios con mensajes y consejos para mejorar sus cultivos y cosas similares. Cuando vino el presidente de la República Adolfo López Mateos a visitar al Distrito, de pasada en su gira de trabajo, venía con muchos funcionarios y entre ellos el Ministro de la SRH ingeniero Alfredo del Mazo Vélez Hablando con él tuve la oportunidad de obsequiarle una de la revista mensual y dijo: “Qué bien, con esto ya puedo leer algo antes de dormir”. Durante mi estancia en Zamora, logré ayudar a varios de mis compañeros de escuela a conseguir trabajo. Entre ellos se encontraba Miguel Gutiérrez Cetina; Hugo Rivera Cuervo, quien se fue al Distrito de Riego de Tijuana; el ingeniero Chacón, y Raúl Betancourt Gutiérrez El “Ejército de Trabajo” En otra ocasión, realicé un viaje a un pueblo del estado de México con una comitiva de la “crema y nata” de la región para conocer el trabajo que el gobierno estatal estaba haciendo para ayudar a sus habitantes.

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El programa se llamaba “Ejército de Trabajo” y consistía en que el gobierno daba los materiales y el pueblo la mano de obra para arreglar calles, caminos, casas, mercados, etc. El ambiente estaba muy animado al visitarlo. Habían alto parlantes alemanes (traídos de Alemania) tocándoles música clásica; cosa rara para los nativos que no conocían esa otra cara de la moneda, pero el trabajo no menguaba. El pueblo estaba transformándose. Era bueno el programa. La idea era que lo implementáramos también en nuestros lugares. Entre los asistentes se encontraba el periodista Blanco Moheno, de un periódico amarillista, quien cuando regresamos a Zamora, continuó recabando información para completar su reporte, por un lado, pero por el otro, descubrí más tarde que buscaba alguna forma de ganarse unos centavos extras del viaje. Otra prueba Estando sentado en mi oficina de trabajo, se me presenta el periodista veracruzano Blanco Moheno y me cuenta que estuvo visitando la región del Distrito y le preguntaba a los agricultores acerca de mi trayectoria en mi trabajo, y según él, fue todo negativo y un pequeño propietario le ofreció $10,000.00 pesos para que hablara mal de mí. Lo escuché, no le hice caso. Sabía que si lo igualaba o mejoraba en esa cantidad, no lo diría sino todo lo contrario, a mi favor. A pues cóbreselos y asunto concluido. Lo despedí cortésmente así como lo recibí, pero no salió con lo que deseaba obtener de ese viaje. Con el tiempo, salió a relucir su fracaso. Trató de difamarme en su periódico pero Martha protestó directamente y les escribió una carta a la presidencia para justificar mis trabajos que estaba yo haciendo. Ella comentó lo siguiente: “Una difamación de esta manera es tan fuerte como si fuera una bomba de dinamita, porque Luis Velázquez había sido líder de las Ligas Metodistas (así como había sido mi papá), y era muy conocido; la revista tenía una circulación muy grande y saliendo el artículo producía un impacto en contra de mi esposo diciendo que era igual que todos los funcionarios: ratero, flojo, bueno hablando puras difamaciones.” Este incidente no fue a mayores consecuencias pues las protestas aparecieron y se estuvo aclarando la realidad de la situación. Este periodista murió en el 2002, dejando buenos trabajos de investigación política y social que llamaron mucho la atención entre sus lectores. Sin embargo, conociendo el trasfondo de cualquier persona, se les ve el “lado flaco” donde no han puesto verdaderamente su atención y a la larga se ven traicionados, especialmente frente al juicio de Dios. Siguiendo trabajando Mi trabajo como gerente cambió drásticamente, ahora no solo la ingeniería aplicada sino la de ser administrador de un sistema fue bastante diferente. Tenía que ver con planeamiento del programa de

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riego, problemas agrícolas y no civiles, deslindes de terrenos legalmente, pues hasta por un centímetro de terrenos se peleaba la gente. Iba a la capital para traer los planos oficiales de la Secretaría de Agricultura y poder así definir sus linderos. En fin, estaba aprendiendo sobre el camino la ley federal agrícola y de Aguas del Subsuelo. Para evitar estos malos entendidos que hasta se disparaban tiros, se herían y llegaban hasta matarse, era por eso que buscaba la manera de apaciguarlos con los planos oficiales y las pláticas que les daba. Contaba con unos 400 empleados para servir a unos 3000 usuarios quienes la mayoría no eran bien educadas y era entonces que tenía que aplicar las leyes agrícolas que regían para el ramo en ese tiempo. Asamblea de ejidatarios

Un accidente imprevisto Transitábamos por una carretera en Zamora de regreso del trabajo. Manejaba una pic up cargada con peones y dentro de la cabina venían el ingeniero Nava un topógrafo y yo, manejando. En un tramo bastante recto se veía a la derecha un grupo de personas andando como si fueran miembros de una peregrinación, y al fondo, a la vista se veía venir un autobús con pasajeros. De repente, a la velocidad de 140 Km/hora, por un desperfecto de la antigüedad de la camioneta, se desprendió el gancho que sujetaba el cofre del vehículo frente a la resistencia del aire y se levantó totalmente tapándonos la vista para seguir transitando. Ante el peligro de una volcadura, de una matazón de peregrinos, o de un fuerte choque de frente con el autobús que se acercaba, empecé a tocar la bocina de la camioneta a la vez que frenaba y encendiendo y apagando las luces trataba de avisar de la grave situación en que en esos momentos nos encontrábamos. Veía el ingeniero Nava a la derecha la línea que podía guiarnos para irnos separando del grupo al que nos acercábamos a una velocidad inaceptable; yo hacía lo mismo a la izquierda orquestando los tres movimientos a la vez para detenernos lo más pronto posible antes de que llegara el vehículo que de seguro el chofer se dio cuenta de la situación ya que íbamos nosotros en el carril contrario para evitar a los peregrinos. Con el frente cubierto, tapando totalmente la vista, y la calma y el apoyo de todos para este momento, pudimos sentir la mano de Dios para cubrirnos de lo peor, terminando por detener el vehículo en el lateral, fuera del camino en el que veníamos casi zigzagueando. Salimos del vehículo, todos callados y pálidos. Acabábamos de nacer. Los peregrinos ya se encontraban a una distancia considerable, y el autobús pasó en su camino percatándose de que no nos había pasado gran cosa. Como pudimos destrabamos el cofre y continuamos nuestro camino como “niños buenos” que nos íbamos a portar bien en adelante. “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” Sal 91:11

Pero siguen los problemas

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Continúa diciendo mi esposa Martha : “Al estar tratando a esta gente de diferentes trasfondos culturales, te tuviste que topar con un famoso pequeño propietario José García Quiroz. Este hombre sintiéndose con influencias, tenía otros terrenos no declarados a los cuales trataba de regarlos con agua del sistema no autorizado y su manera de resolver el problema era romper los candados de las compuertas con su pistola y servirse a su gusto cuando se sabe que el agua se encontraba reglamentada. Me acuerdo que me dijiste: acompáñame a Morelia para hacer un amparo de protección, pero le pregunté ¿Por qué? y me aclaró:”

Algunos resultados por cumplir la Ley No, no lo es para mí, le contesté, sino que quiero que lo aprendan a él por que ha cometido muchos atropellos a las leyes federales. Cuando llegué lo vi que en su camioneta tenía impreso el sello oficial de la SRH, que era prohibido para los demás, logré con dificultades que los mandara borrar. Luego en otra ocasión construyó sobre la zona prohibida por ser federal, un puente de acceso hacia su terreno para hacer más corto su acceso. Mandé a un policía federal para destruirlo, pero durante la noche de lo ocurrido, enfurecido el señor Quiroz metió a la cárcel municipal al policía, sacándolo de su casa mientras descansaba. Esa misma noche vino a mi casa su esposa para informarme lo que le habían hecho a su marido y de inmediato fui con el famoso coronel de nuestra historia para recibir su apoyo en este asunto peliagudo, quien de inmediato, tomando su pistola fuimos al juzgado donde se encontraba la cárcel para exigir la liberación inmediata del policía federal. El juez de turno asustado al vernos y sabiendo que se trataba de un asunto federal, trató de disculparse echándole la culpa al juez que se encontraba en el turno anterior, de inmediato lo mandó sacar, y así terminó esa historia, por el momento. Quiroz se sentía apoyado porque durante ese tiempo el presidente municipal era su primo. Su desquite fue que al día siguiente en la calle frente a la oficina nuestra, gritando me amenazó de matarme desenfundando su pistola al aire. Y se fue. Es por eso que ahora vengo contigo para solicitarle al gerente del Estado que proceda oficialmente en estos casos. El proceso Tan pronto como el Ministro de la SRH lo supo, envió a un abogado especializado en la materia y me contó muy confidencialmente otro visitante oficial el ingeniero Zierold Reyes, que cuando a un ingeniero del norte lo llegaron a matar, eliminó al asesino en forma rápida y sin concesiones en secreto por parte de la federación. Así de rápido. Bueno pero en mi caso este abogado primeramente estuvo “tumbando” los amparos que Quiroz ya tenía en los estados alrededor de Michoacán porque sabía el error que había cometido y tenía temor de lo iba a

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pasar. Una vez terminado este paso, llegaron agentes federales en un automóvil y se lo llevaron preso a Morelia, no una vez, sino varias para enjuiciarlo por amenaza de muerte a un funcionario federal en funciones. Para entonces contaba con un buen amigo Benjamín Montemayor, hermano gemelo de Santiago, bautistas, que era dueño de la imprenta y el periódico “El Diario de Zamora” y con él teníamos las noticias al día del asunto Quiroz que llamó mucho la atención en la sociedad zamorana tanto que una de sus hijas le reclamó que ya le parara porque toda la familia se encontraba por su causa en desprestigio y ella estaba por casarse. Pasando varias veces por la cárcel y saliendo me fue a ver con un testigo, para que yo parara el asunto, que ya se arrepentía y que terminara de estarlo acosando. Le contesté que no estaba en mis manos hacer esa decisión, pues pasó a los tribunales federales y con ellos no se acepta un simple perdón para cerrar el caso. Así es que con él yo ya no tenía que hacer nada, el debería de seguir gestionando en México. Sigue comentando Martha: “Me acuerdo también, dice Martha que “por esa época ya vivían con nosotros mi tío Raúl y mi tía Gracia con sus hijos porque les diste trabajo al tío en el Distrito, como también estuvo tu hermano Rogelio, aunque de visita nada mas, así mi prima Miriam y por supuesto tus amigos de la LMJ que iban de vez en cuando. Visita de un sospechoso Una noche, nos fuimos a dormir en Jiquilpan en un motel porque presentía yo algo peligroso por lo que decidimos pernoctar por el momento ahí, y cuanto carro llegaba me sobresaltaba de susto, porque me encontraba muy intranquila por la amenaza de este señor. Precisamente esa noche, en nuestra casa, donde se encontraban los tíos, tocó a la puerta un hombre preguntando por ti, al abrir la puerta el tío Raúl, este hombre con palabras muy agravantes preguntó: ¡Dónde está el ingeniero Luis Velázquez! ¡No está, qué quiere! Le contesta Raúl con su expresión muy característico de él también de agresividad. Entonces al entender por la manera que recibió la respuesta que no iba a ser fácil cumplir con la tarea que se le había encomendado de matar al ingeniero. ¿Por qué no lo podía cumplir?, pues porque tenemos a un Dios que nos protege; si nos ponemos a ver en cuantas maneras Dios nos ha salvado, quedaríamos en verdad espantados. Por lo que nos ha quedado es el agradecimiento.” El tío Raúl Una nota quiero añadir con respecto a este hombre. Raúl, el esposo de Gracy, tía de Martha y padre de Raúl chico, Arturo y Quique, desde que lo conozco, conmigo siempre nos hemos llevado bien. Por “naturaleza” o por su trasfondo, o lo que haya sido, tenía un aspecto y comportamiento agresivo y tosco en sus respuestas, pero al final salía haciendo lo correcto. Una vez demostró su inconformidad cuando estando en viviendo en el D.F. durante el servicio dominical de la iglesia a la que asistían, al pasar el platillo de las ofrendas puso un billete de a

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diez pesos de mala gana, pero luego se dio cuenta que se había equivocado y el billete resultó que era de cien pesos, que para esa época era demasiado. No faltó que expresara su descontento por mucho tiempo, lamentando la “tragedia” económica por la que había pasado. Conociéndolo más a fondo, pude ser parte de su vida en varias ocasiones y mi participación fue tratar de comprenderlo y tenerle paciencia. Su manera de ser en esta ocasión cuando vivían con nosotros, fue provechosa, pues eso ayudó para desviar otro atentado que sufrí por el enemigo. Dios lo guiaba oportunamente. Casi uno tiempo atrás de que muriera, expresó que yo era el único amigo que había tenido en su vida… Es de agradecerse. La Policía Federal Hidráulica Ya no estábamos muy tranquilos, tanto que la Policía Federal que es distinta a la municipal, nos estaba constantemente cuidando. Entre ellos estaba el que los dirigía el comandante Antonio Cardona López, ¿dime cómo era él?” Era un hombre ya de edad, supe apreciarlo bastante; le dije, era como un padre para mí y velaba preocupándose por mí bastante y me apreciaba tanto que hasta me regalaba un terrenito que tenía en la costa, oferta que por supuesto decliné. Cuando nos retiramos del lugar me escribió un poema de despedida que aun lo guardo con mucho cariño. Su forma de ser reflejaba un espíritu como si fuera un creyente. Me escribió una carta muy apreciada cuando nos retiramos. Está guardada. Sahuayo, Michoacán A estas alturas ya estaba operando junto a Zamora el Distrito de Sahuayo del sistema hidráulico LermaChapala-Santiago. Era mayor que el de Zamora, y procedí a trabajar con los mismos principios y para el colmo, con el mismo salario… El drenaje de los terrenos de riego tenía que ser bombeado a la laguna de Chapala, ya que se encontraban más bajo de nivel y no había otra forma de hacerlo, sino por cinco poderosas bombas que constantemente requerían de mantenimiento y supervisión para mantener su operación día y noche. Por lo intrincado del acceso en varios lugares, utilizaba el caballo para transportarme, cruzando arroyos, vallados, caminos entre la maleza y árboles, etc. Y la experiencia de las excavaciones para hacer los drenes fue único. Empleaba, debido a la dureza del terreno (tepetate) la fuerza de la dinamita para poder abrir el cauce Experiencia con dinamita Una vez, estando frente a una hilera de perforaciones hechas para seguir el avance en el drenaje para todo el valle de Chavinda, una vez preparados para la explosión, junté los cables haciendo circuito con la batería de mi camioneta dando un buen resultado. Pero fue tan grande esa explosión que los terrones

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llegaron al caer a nuestra área y uno de ellos alcanzó a pegar en mi hombro a pesar de estar refugiado detrás de la camioneta. Sin embargo, cuando tuve mi mayor susto fue cuando estábamos perforando los raigones de enormes troncos para arrancarlos de la ruta, al hacer la denotación respectiva, volaron por los aires grandes trozos de pedazos de árboles. Mi gente estaba resguardada detrás de otros árboles como yo, el maquinista, dentro de su máquina, y otros donde encontraran un buen refugio. Cuando un tronco volado pegó precisamente en la copa de mi árbol de refugio, sentí cómo venia cayendo por las ramas directamente sobre de mí. Con el susto desesperante del momento no hallaba forma de meterme dentro del tronco para librar ser aplastado por el tronco en tránsito. El que estaba a mi lado hacía lo mismo gritando a la vez de desesperación y susto. El tronco calló a unos dos metros de nuestra escena de retorcidas que hacíamos desesperadamente para escapar del siniestro. Un suspiro de calma llenó el ambiente; el sudor corría mustiamente por el cuerpo y la sonrisa simulada ocultaba nuestra excesiva emoción de temor, para después, como si nada, seguir con la misma tarea en los otros árboles. También en otro lugar tuvimos que dinamitar una gran sección de roca, y al hacerlo pudimos apreciar con la explosión los pedazos que volaban de piedra que parecían proyectiles de bala pasando a nuestro lado donde nos encontrábamos refugiados, es como en la guerra cuando hacen estallar las granadas de mano contra el enemigo. Con esta escena me di cuenta lo peligroso que es manejar la dinamita y los efectos posteriores de amenaza a la seguridad si no toma uno las debidas precauciones. El manejo de la pólvora, aunque someramente lo había estudiado en la escuela, fue aquí con la ayuda de un manual para saber manejar la dinamita, los detonadores, los sistemas de circuitos, la capacidad de explosiones, su almacenamiento y construcción de lugares de seguridad, reglamentos oficiales para adquirirlos, etc. Otras amenazas frustradas A propósito, de este lugar de Chavinda, del pueblo, García Quiroz había contratado a dos matones para ejecutarme. Estos en una ocasión durante mis viajes que hacía de Zamora a Sahuayo, lanzaron unos manojos de púas al paso de nuestras camionetas. Como ya iba protegido por la Policía Federal, ellos a tiempo, los que iban por delante, despejaron el camino y persiguieron a los malhechores sobre los montes. No supe si los alcanzaron, pero en esta ocasión, gracias al Protector Divino, salí ileso. En otra ocasión en el mismo lugar, estaba con el equipo de topografía cuando un grupo de gente campesina borracha y armada con escopetas, trataban de llegar a nosotros, pero mi grupo se puso en frente de mí cubriéndome y enfrentándose con ellos y con energía los detuvieron diciéndoles que tuvieran cuidado porque el ingeniero estaba trabajando y no iban a permitir que manifestaran sus intenciones. Los “convencieron” tal vez al ver relucir sus machetes o por lo que yo creo que estaba Dios enfrente con una

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multitud de ángeles para interceder y evitar sus propósitos. Bendito sea el Señor. Esta fue otra gran bendición de Su cuidado para uno. “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” Salmo 91:11

También construíamos puentes, además de drenes y canales de riego, etc. Pero la mayoría de estos puentes se tenían que construir en medio del agua, ya que no se podía cerrar su movimiento ni para el riego ni para el drenaje, pues de hacerlo, subiría el nivel aguas arriba provocando inundaciones a los terrenos adyacentes. En este campo pude realizarme también como ingeniero, pues me dio bastante práctica de cómo idear métodos para resolver esta clase de problemas sin alterar el sistema en marcha. Con la responsabilidad de estos dos distritos, en todos los aspectos de trabajo, mas las amenazas recibidas por los transgresores, con el tiempo íbamos pensando en movernos para Guadalajara, por lo que empecé por comprar un terrenito en

Chapalita en donde posteriormente pude construir nuestra primera casita propia. Gigi comenta: “A propósito de esos árboles me acuerdo que podíamos encontrar algunos troncos que nos sirvieron para fabricar muebles como la banca que al final se quedó con ella tu hermano Rogelio, el juguetero para los niños, parte de la despensa, La madera era muy fina, y no dudo que muchos de ellos eran de la época de los conquistadores españoles como los árboles plantados en la carretera que va a Cholula a Puebla por la carretera antigua. Nace Juan en Puebla Estábamos en todas estas aventuras y en el intermedio nace Juan. En este caso yo no quise experimentar otro alumbramiento en estos lugares, y tú me permitiste que nos fuéramos tus hijos Güicho, la nena, la muchacha que nos servía y yo a la casa de tus papás, y estuvimos en Puebla como mes y medio. Fue en esa época que Roger (yoyo) nuestro sobrino, nació en marzo y Juan nació el 15 de abril fue un niño inducido, pues tú tenías que venir de un viaje bastante largo de más de 10 horas manejando, por lo que el doctor Meadows mi ginecólogo escogido lo aceptó porque ya se encontraba en tiempo y me preguntó: ¿Cuándo quiere que nazca?, pues el sábado 15 de abril pues mi esposo viene el viernes a buena hora para el nacimiento. El inducir a una persona para acelerar el parto requería de inyecciones reguladas a determinada hora y eran tantas las que estaba recibiendo que parecía toro de lidia: ¡Pum! para acá, ¡pum!, para allá. Pero yo presentía como un sexto sentido femenino que me iba a venir una hemorragia, aunque eso sé que es común. Empezaron los

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“banderillazos” desde la mañana hasta la tarde y nada, y el doctor, como buen americano me dijo: Espero que no nazca de inmediato, porque yo voy a tomar mi siesta. Y se fue, por lo que tú y yo tomamos también otra siesta hasta que viniera el momento. Juan decidió nacer como hasta las 11 de la noche, ya tarde tanto que ya habían cerrado la cocina del hospital y yo con un hambre porque no me daban de comer, no, no, ya que en cualquier momento viene el niño, no, no, me decían las enfermeras. Ya se había ido el doctor a su siesta y me vino un calor en todo el cuerpo y un flujo que presentía no era el agua, y le mencioné a la enfermera: señorita, esto es sangre, por lo que se dio cuenta que era verdad, pues sabe que con las hemorragias se pueden morir las madres y si se sigue vaciando, no hay forma de controlarlo por lo que le pedí que me inyectara vitamina K que en medio de las otras esta sí fue bienvenida pues se me paró la hemorragia. Tú te fuiste al día siguiente a Zamora al nacer Johnny, y el doctor me dijo: ya para el miércoles se puede ir a su casa. A no doctor, le dije quiero que me permita estar toda la semana descansando en el hospital. Concedido. Por lo que me di el lujo de quedarme bien atendida toda la semana antes de regresar a casa. Me acompañaba para entonces mi abuelita Piedacito.” Visita oficial Pasando el tiempo, cuando vino el visitante ingeniero Zierold Reyes a inspeccionar, estuvo con nosotros varios días. Le mostré como era nuestro trabajo regular y hasta en lo personal, ya que en un domingo, siendo día de las madres, lo llevamos Martha, los niños y yo a una congregación presbiteriana dirigida por el hermano Santana. El lugar era muy humilde, pisos de tierra, asientos formados con troncos de árboles sobre ladrillos, y lo senté enfrente con nosotros. Sus piernas sobresalía su cabeza (por decirlo así) era muy alto. Estuvo contento, no se alteró negativamente, sino al contrario, vio la otra cara de la moneda de lo que hacíamos en nuestro fin de semana. Posteriormente ya de regreso a la capital, dio su informe y aparentemente quedó todo tranquilo. Pero más adelante en una fecha se acostumbraba reunir a varios gerentes del país para premiarlos por sus labores y entre ellos rifaban un boleto para dos para ir a Europa. ¡Uyyyyy! Recibí como a todos los demás una “medalla al mérito” de plata. Aun lo guardo en casa como recuerdo. El viaje se lo ganó otro afortunado. Qué bien. Esto sucedió por supuesto varios años antes de mi retiro del

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lugar. También más adelante los ejidatarios me honraron con otra medalla, pero esta de oro macizo como agradecimiento. Esta ya viviendo en Puebla por otra temporada, me la robaron junto con la medalla de oro que la Universidad de Puebla me había dado. Fue una pérdida irremediable, pero no de consecuencias. Viviendo en Sahuayo Conseguí una casa en donde nos cambiamos, de dos pisos. Toda estaba rodeada de grandes ventanas por lo cual fue grande la tarea de Martha para llenarlas de cortinas. Contábamos con una gran cisterna que había que llenarla con pipas de agua y que me había arreglado para que el dueño nos la trajera, aunque como en sus camiones transportaba también tractolina y otros productos para su tienda de la que era el dueño, pues ya se imaginarán que al bañarnos, pues todos salíamos perfumados a gasolina. Nuestras novias: las gallinas Con la ayuda del tío de Martha, Raúl, construimos un gallinero de acuerdo a las instrucciones que aprendí de un ingeniero regional de pequeñas industrias que solo eran para poner huevos y cuando se volvieran ya viejitas, pues a comer pollo. Cada una de ellas tenía para identificarlas con un nombre que en la realidad habían formado parte de algunas de nuestras novias que habíamos tenido en nuestra juventud llena de ignorancia. La casita de los niños Una vez, llegando muy noche de un viaje que había hecho a la ciudad de México por mi trabajo, Martha ya se había dormido. Toqué a la puerta, pues no llevaba la llave de entrada, pero nada de respuesta. Toca y toca por todos lados, pedradas (chiquitas) en las ventanas, y nada, por lo que decidí meterme “a dormir” en una casita que les había hecho a los niños de madera. Ya estando medio adormilado, lloró el niño y como relámpago se encienden las luces cuando despierta Martha para atenderlo. Sabía que eso tenía que suceder por lo que de nuevo a tocarle cosa que en seguida me abrió y colorín colorado. ¡Qué sexto sentido tienen las mujeres! El “Ratón Vaquero” También en esa casa, como la sala era muy grande se prestaba para reuniones. En otra ocasión hice una reunión social con los prominentes de la ciudad y con el Comité Directivo Agrícola también y estando en medio de las conversaciones, les cuento que apareció, sin ser invitado un robusto ratón provocando que todos se levantaran, el mismo gerente del banco de la ciudad le pidió a Martha una escoba y “zúmbale” varias veces hasta lograr que continuáramos con lo que teníamos planeado.

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También un joven ingeniero agrónomo iba rumbo a Guadalajara y se quedó con nosotros sabiendo que pertenecíamos a la familia de la SRH. Me pidió ayuda y consejería. El era Federico Peña, casado con una cubana y tenían dos hijos que posteriormente encontró trabajo en el Laboratorio Agrícola en Guadalajara. Nos hicimos amigos de ocasión.

Preparando maletas Más adelante ya pedí mi cambio de lugar. Era demasiada la tensión y peligro al que nos habíamos expuesto. Y aunque los agricultores me respaldaban y estaban contentos por el trabajo que por primera vez veían que alguien ponía las cosas de acuerdo a la justicia, siempre decidimos por el bien de la familia. Otras posibilidades de trabajo La Secretaría trató de buscarme otros lugares como en Tehuantepec, fuimos a visitar el lugar, pero no nos convenció. Tuve la oportunidad de visitar, en este caso fui solo, a la frontera a una gran presa pero el acceso al pueblo donde se suponía tenía que vivir estaba tan lejos de la verdadera ciudad que cuando llovía nadie podía salir. Sin alimentos, ni calefacción, sombrío el ambiente y triste, no lo acepté. Y otra cosa además, está en mero de la frontera con los EU. Cuando llegué por primera vez a la aduana (estando dentro del país) me exigieron mi pasaporte. Como yo no lo traía traté de explicarles que solamente iba a ese lugar a trabajar y no pensaba salir del país. Entonces me dijo donde había yo nacido, pues en Los Ángeles Ca. Les dije. Me detuvieron. Tuve que explicarles que en verdad era mexicano, pero que me trajeron mis padres de chico y me crié en Puebla y ahí me gradué y todo el rollo que pude. Sin darles mordida, me dejaron pasar. De regreso, ya para irme a Sahuayo, me detienen de nuevo en la frontera y el mismo ajetreo me iba a esperar, por lo que decidí decirles que había nacido en Puebla y pensé que con eso acabaría pronto. Ah jovencito, me dijo el inspector, ya me acuerdo de usted y no me engaña, usted nació en los Ángeles CA. Lo voy a meter al “bote” por mentiroso. ¡Bueno, en qué apuros me he metido! Como voy a salir de ésta… Dios me ayudó de nuevo. Algo le tocó al inspector que vio mi complicada situación y me dejó pasar. De seguro riéndose de mi embarazosa situación por la que había pasado. No hubo mordida. De ahí me acordé de Federico Peña y le fui a pedir un lugar en el laboratorio donde ya estaba trabajando. Era el director del departamento de Fotogrametría e

Interpretación; rama que a la larga también yo me iría a dedicar. En GUADALAJARA Jalisco Entre Zamora y Sahuayo duramos unos seis años, de 1960 a 1965, y desde 1965 a 1969 otros cinco años en Guadalajara. Yo ya andaba en mis 39 años

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de edad, y Martha 31. Es decir, siempre le he llevado 8 años más de sufrimientos… pero ambos con muy benditas experiencias. Sigamos narrando lo que nos pasó ahora en Guadalajara. En verdad estuvimos viviendo en Chapalita que corresponde a Zapopan. Por lo que tuve que registrar mi cédula profesional para poder construir, en las oficinas correspondientes a ese lugar. Chapalita viene siendo como una colonia de la misma ciudad de Guadalajara. Estando en Guadalajara, con tanto ajetreo que habíamos tenido, Martha se sintió bastante mal por lo que al ver al doctor le ordenó que no se moviera más porque estaba a punto de abortar, por lo que estando en una casita rentada por el momento tuvo que quedarse ella en cama por ocho días. Martha sigue contando: “Con la preocupación de quién llevaría a los niños a la escuela y quien me ayudaría en la casa, supe de mi vecina que me había hecho el favor de inyectarme de acuerdo a la medicina recetada por el doctor y que mi esposo me trajo, que conocía a una persona dispuesta a trabajar con nosotros. Era Chuy. Ahí está la mano de Dios. Al otro día lunes llega Chuy y conociendo su trabajo, después de la presentación normal y preguntas necesarias por hacer, me pide la cera para empezar a encerar los pisos. Ah, dije esta sí sabe lo que va a hacer, y comprándole una cera roja para nuestros pisos que eran rojos, hizo un trabajo maravilloso en una enceradora Hoover que habíamos comprado en Zamora, Michoacán. Chuy nos duró todo el tiempo que vivimos en Guadalajara, fue una grande, y maravillosa ayuda. Estando en estas condiciones, le escribí al periódico donde el Sr. Blanco Moheno había hablado mal de mi esposo. Les dije: El Sr. Blanco Bohemo habló difamando a mi esposo el ingeniero Luis Velázquez, ta, ta, ta, comentando, ese no es mi esposo. Yo he vivido con él más de diez años y todo lo que él dijo no corresponde a mi esposo. Creo que por ahí tenemos ese periódico y la carta que me publicaron. El primo Raúl, el pastor, me comentó que estuvo muy bien, pues la leyó en el periódico y como se difundió por toda la República, pues los que lo han conocido pueden estar confundidos como los que al subir al poder, es la costumbre, que se vuelven diferentes. No es lo que uno haga, sino que Dios no puede ser burlado, y pensamos que Luis es un siervo de Dios, para ser difamado y que como todos si lo hizo podrían comentar ah, pues así es la vida. No, así no es la vida. Dios tiene bien estipulado sus reglamentos, sus bendiciones y maldiciones, todo, para que digan así es la vida, ¡no! Lo que es correcto, es correcto, lo que es incorrecto, es incorrecto. Es más fácil así como Dios lo hizo. Bueno, pues, entonces empezamos a vivir en Guadalajara. ¡Qué diferencia! Ah, pero se me olvidaba decirles que en Zamora tuvimos también muchos amigos. Entre ellos en la casa donde vivíamos a unas cuantas cuadras vivía Benjamín Montemayor que al principio lo confundí con su hermano gemelo, pero este no tenía dientes, pobrecito. El era periodista y dueño de un periódico local de Zamora.

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También conocimos a Lupita y a Marcelo que también eran cristianos. El era agente de la Colgate. Bueno seguíamos viendo la mano de Dios al conocer hermanos cristianos. Como Zamora para ir a la iglesia era para dar notificación de santo y seña. ¿Cómo es que iba a ver una iglesia evangélica? Imposible. Si la había no la hubieran permitido esa ciudad tan mocha. Por referencias y preguntando, pudimos dar con una casa donde se reunían un grupo presbiteriano compuesto por hermanos muy humildes y sencillos pero ahí estaba el Espíritu. El pastor tenía parece ser que cinco hijos, y había muchos niños. Y sin saberlo, uno de los canaleros del Distrito, también asistía esa iglesia. Estando asistiendo en esa iglesia, cuando nos visitaba Bertha, mi hermana, mi esposo le dijo: mira estamos hablando en la Escuela Dominical acerca de la humildad y la invitó para que diera un mensaje ya que ella sabía cómo llevar un bosquejo y completa la plática. Ella aceptó. Sí, yo la doy, yo la doy. Estando hablando sobre la humildad, que esto y el otro, al final les dijo: Ustedes, ¡No se dejen! No porque los vean a ustedes que son humildes vayan a tomar ventaja de ustedes.

Berthis

Bueno, le salió su “buena” personalidad con que la caracterizó toda su vida. El pastor Santana descubrimos que su sostén lo recibía de mi tío Mariano, porque una en una ocasión estando nosotros en Guadalajara, nos visitó y platicando nos dijo que acababa de llegar de un viaje que hizo a España para visitar a otras congregaciones hermanas, gracias a una organización que le pagó los gastos. A mí se me ocurrió, porque lo presentí que se trataba de la organización que fundaron los hermanos Beltrán quienes se dedicaron a ayudar al ministerio especialmente a pastores con necesidades económicas para su ministerio. Bueno ustedes, mis amigos, hermanos, los que leen estas memorias o quien sea donde quepan en cualquier categoría, pueden ver como se demuestra la mano de Dios en todas partes. Ellos forman parte de la genealogía que hizo mi esposo de toda la familia.” Actividades en Guadalajara El LABORATORIO Por supuesto que empecé a trabajar en el laboratorio de Agrología de la SRH. Ubicado en Municipio1111 de la ciudad. Estábamos ubicándonos el personal del edificio viejo, anterior a este recién estrenado. Fue durante la época cuando mataron a Kennedy. Yo me encontraba en el tercer piso tratando de aprender la fotointerpretación y la fotogrametría para ejercer el trabajo que ahí se desempeñaba. Una vez tuve que ir a México para actualizarme en la aplicación práctica de la fotogrametría que me resultó aunque complicada, muy interesante.

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Mi participación también fue dar algunas conferencias al personal sobre óptica, que era una rama de la física, pues ya estaba dando clases en la Universidad de Guadalajara en esa materia. Necesitaba un segundo sueldo para mejorar mi salario. Durante mi tiempo en ese departamento, como había dibujantes me aproveché, en los “tiempos de ocio” que un dibujante me ayudara con el dibujo del plano que ya tenía desarrollado de la casa que estaba por construir sobre el terreno que desde Zamora lo habíamos comprado en Santa Prisca 17, Chapalita, Jalisco. Una vez cubierto todos los requisitos, empezamos a su construcción. Mientras tanto, de la casa que teníamos en Juan Diego nos pasamos a la colonia de “Las Águilas” a vivir en otra casa nueva, esperando caber mejor con la familia que iba creciendo más y más. Esta casa fue un dolor de cabeza para Güicho, pues siempre que llegaba de la escuela, un guajolote no lo dejaba pasar y era su vía crucis lograrlo, buscando maneras de burlarlo. Los vecinos, cercanos a la casa consistían en una norteamericana retirada viviendo con sus dos hijos adolescentes. Su problema quien sabe cuál sería, pero parecía que todos los días amanecía borracha presentando una escena muy lastimosa al ver el cuadro que por lo cual frente a sus hijos iba pasando. Pues bien, me hice de amigos en el Laboratorio. Visitaba seguido al 2º. Piso donde se encontraba el director ingeniero Rafael Ortiz Monasterio y a través de él me coloqué como maestro en la Universidad de Guadalajara extensión en Zapopan, dentro de la facultad de agronomía para impartir: Algebra, física, sociología mexicana, principios de fotografía, etc. Que en total sumaba para ser maestro de tiempo completo para obtener un mejor salario. Trigonometría El ingeniero Federico Peña, por un ausentismo personal, me encargó que diera las clases por el año, que estaba dando de trigonometría en la Escuela Militar Aérea de Zapopan del que con gusto acepté. La experiencia que tuve mientras estuve enseñando en ese lugar fue muy diferente a las enseñanzas que daba en el campo secular. La disciplina era sorprendente y por primera vez pude terminar un libro completo de la materia con lujo de detalles y satisfacciones al ver cómo respondían los alumnos dentro de la disciplina reglamentada que prevalecía. En una ocasión se presentó un militar y se sentó frente a la clase todo el tiempo que estuve exponiendo la lección y oyendo mis respuestas a todas las preguntas que me hacían los alumnos. Al terminar, le dila bienvenida, pensando que era un nuevo alumno. ¡Nada! No era alumno nuevo, era el inspector militar de la escuela que fue a supervisar mi trabajo y punto. No creo que lo hice mal….pero si lo hubiera sabido antes, creo que la hubiera “regado”.

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Antes de retirarnos de Guadalajara, supe que por esa época formaba parte de la terna para ser el nuevo director de la facultad de Agricultura. Pero ya tenía para entonces otros planes y además se encontraba muy complicado mi tiempo y mi salud con tantas actividades. Y principalmente eran los planes de Dios. En el primer piso se encontraba el personal de los análisis de los suelos agrícolas y los clasificaban. Muy interesante trabajo. El encargado del piso, el ingeniero Raúl Chávez Zúñiga, se hizo muy buen amigo mío, así como su hijo. Raúl era también masón. En un club nocturno En una ocasión el hijo de Raúl me hizo el favor de invitarme para que diera una plática “espiritual” y de ánimo dentro de un club nocturno a sus “amigos”. Acepté, pero cuando llegué esperaban a una artista muy famosa para oírla cantar y hacer su show. En el programa yo me encontraba un número antes de que apareciera esta artista. El ambiente se encontraba medio oscuro, fumando, en mesas redondas con botellas –y no de limonadauna mujer se encontraba deprimida con sus brazos y manos sosteniendo su cabeza cabizbaja. Empecé con mi conferencia que llevaba preparado. Ya para esa época estaba fervoroso con estudios bíblicos en nuestra casa nueva y teníamos muchas bendiciones. Me pareció que la oportunidad se presentaba para ayudar en algo positivo a esa pobre gente. Pero no fue así. Su interés no fue apedrearme, sino tener una aburrida paciencia para que acabara y pudieran después disfrutar para lo que habían ido: el de escuchar y participar en lo que vendría después. Después de terminar, antes de salir y “escaparme” del lugar, me detuve en la mesa de esa señora deprimida que no veía señales de vida y tuve la oportunidad de presentarle la solución a su situación y el remedio para solucionarlo: Sólo Cristo es la respuesta. Aceptó el mensaje, pero no hizo alguna decisión, pero la semilla quedó sembrada. Dios sigue trabajando: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” Isaías 55:11

El libro de promoción Cuando estaba con el grupo de fotogrametría, sugerí al director que le podía hacer una revista de promoción del laboratorio. Le pareció bien y lo hice. Fui a México, para su publicación y me hicieron el favor de corregirme de todos los errores de presentación que estaba presentando. Bueno, por algo se empieza. Me sentía ya “experto” cuando hice la revista del Comité Directivo Agrícola en Zamora, pero este no era una simple revista mensual, era un libro con la descripción de cada departamento y a lo que se dedicaban cada uno. La maqueta De ahí, como ya tenía experiencia en hacer maquetas topográficas, logré convencer no solo al director del laboratorio, sino a la gerencia general del Estado el ingeniero Pliego para elaborar una ambiciosa maqueta de unos dos por dos metros de lado que abarcaría toda la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, abarcando

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todas las parcelas a las que se les daba servicio de irrigación, incluyendo las ciudades y cuantos detalles pude incorporar. Me llevó unos seis mese elaborarlo. Conseguí todas las fotografías estereoscópicas de la cuenca que se encontraban en otro edificio y con la ayuda de don Jesús un compañero jesuita de “hueso colorado” y otro amigo joven lo hicimos. En este trabajo, me acabé mi caladora con el tiempo cortando en corcho cada cuadro que proyecté a esta a1:250,000 con exageración de relieve 1:7. Luego lo cubrimos con una pasta a base de migajón con la fórmula que me había proporcionado la tía Gracy, porque con eso hace flores de acabado de porcelana de sus flores. Luego lo pintamos a colores apropiados a los caminos, lagos, ríos, etc. Todos con colores fluorescentes. Le añadimos copia de las ciudades de las fotografías aéreas que había conseguido y vaciamos exactamente cada parcela de los usuarios. Tanto, que cuando uno de estos agricultores visitó la maqueta, se admiró y apuntó muy emocionado donde veía su parcela en la maqueta. Finalmente, lo enmarqué con tubos cubiertos por el marco con tubos de luz negra que, al prenderlos, ¡Uáu! Era como ver una película de Walt Disney como la ciudad de Londres de noche: toda a colores brillante que destacaban cada elemento una de otra. El Fanático gerente Llevamos la maqueta a la Gerencia General y al colocarla, notó don Jesús que el gerente no puso nuestros nombres dando crédito a los que lo hicieron. Pasando el tiempo, me di cuenta que empezaba a notarse lo mocho que eran toda esa gente y empezó a boicotearme tanto, que trató a “todas luces” el gerente general, de moverme al sur de Guadalajara a otro distrito bastante distante. Pero de nuevo Martha, acostumbrada –a estas alturas- a este tipo de problemas escribió a un conocido común que teníamos, Ariel Jiménez que trabajaba en la presidencia de la República, y como de rayo de esas “alturas” vía SRH suspendieron la orden que estaba en proceso de traslado. El gerente me dijo: Ah, con que tiene usted influencias, ¿Verdad? Y ya no pudo lograr sus propósitos. Dios tenía otros planes para nosotros. “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad” Salmo 91:4

Orquestando las actividades en Guadalajara Vivíamos en una zona bastante bonita, y a un par de cuadras se encontraba un edificio donde estaba el instituto para aprender español a misioneros que escogían este lugar en lugar de ir a Costa Rica que era el

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otro lugar para aprender el idioma para su ministerio. Generalmente eran misioneros que procedían de la misión Wicliffe (la de Cameron Townsend que encontré por primera vez en México antes de ir a Coyuca) Un día se presenta a nuestra casa invitando a Martha para que les ayudaran como maestra, pues supieron que había estado en Alburquerque Nuevo México en Harwood Girls School y conocía perfectamente el idioma inglés.

Ella comenta lo siguiente: “Estamos comiendo, cuando se presenta un misionero con libros en la mano,…..”Hermana, ¿podría Ud. ayudarnos en el “Language School” siendo instructora para misioneros que desean aprender español?... en mi interior recuerdo a mi maestra española de la prepa y lo mucho que era tan estricta…pero me agradaba la idea y le digo que sí. ¿Para cuándo sería esto? Y me entrega los libros y me dice: hoy a las cuatro. Bueno, entonces voy a terminar de comer…” Esta nueva actividad en muchas maneras involucró a la familia, pues el ejemplo de Millie Copelan, misioneros dispuestos a llevar el EVANGELIO y aún teniendo que aprender el misionera idioma, fue un bonito reto, que nos impulsó años más tarde a dejar “nuestra comodidad” en Guadalajara y aventurar a mucha nuevas felices y amargas experiencias en Puebla.

Chalchiuhtlicue Una vez terminada nuestra casa de Chapalita, pudimos ya trasladarnos a ella, donde la diseñé de tal manera que a la vez de que fuera del gusto para toda la familia, hubo espacio desde el “lobby” hasta la sala para tener un grupo y estudiar las Escrituras de una manera regular. Como trabajaba en la SRH, en la entrada de ese “corredor” teníamos de adorno un pequeño jardín donde en la pared se encontraba adornado con una fuente. Esa fuente era el símbolo que representaba a Chalchiuhtlicue, esposa de Tlacoc, representante del agua y de la lluvia, de la mitología tolteca. Lo usé como símbolo, y nada más, no lo tenía como ídolo. Con la ayuda de un artesano indígena que le gustaba el trago, compré la piedra a tallar, hice el diseño y le iba diciendo como tallarlo. Cuando veía que se iba el tallado de lado (por la borrachera) lo corregía a tiempo. Las manos del Chalchiuhtlicue contenían una especie de cofre donde recibía el agua que salía de su boca, para reciclarlo. Sus orejas tenían cubriendo unas bocinas redondas que había traído de Zamora, y eran adecuadas para oír música clásica. Sus ojos, perforados estaban cubiertos en la parte trasera con plástico azul para dar paso a una luz que también estaba instalado la parte eléctrica. Todo este pesado monolito era soportado aéreamente con varillas de acero de 1” de diámetro a la pared que previamente se

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encontraba cubierto con placas de piedra volcánica de color rojo, haciendo juego con el piso que tenía azulejo del mismo color. Cuando la casa se la vendimos a María Ofelia la prima de Martha, quitó mi “obra maestra” y se la regaló a otro misionero que sí supo lo que era arte. Vino a parar, tengo entendido, a Dallas. No lo pude recuperar. Ni modo, así es la vida. Estudios bíblicos en casa Empezamos las clases de Biblia, y siempre aprovechábamos además lo que yo enseñaba, de los conocimientos de los misioneros que estaban estudiando en el Languaje School, o de los ya establecidos en Guadalajara, para que dieran sus conferencias en estos estudios. Uno de ellos, que a la larga no pudo aprender el español, el hermano Muller, nos dio una buena plática sobre las siete iglesias de Asia mencionadas en el libro del Apocalipsis y eso continuaba animándome más y más para interesarme en estudiar con más profundidad las Sagradas Escrituras. Durante este tiempo, seguía compartiendo además de mi trabajo secular, los domingos en la mañana antes de ir a la iglesia, con los Gedeones, que mas adelante comentaré y tenía el Nuevo Testamento en cajas para repartir en los hoteles y otros lugares. Bueno, pues cuando iba a la escuela de Agricultura a dar mis clases (mi segunda entrada económica) llevaba en mi auto algunos Testamentos en el asiento. En el camino rumbo al colegio, recogía a algunos estudiantes para darles un “aventón” y al notar que tenía esos libros me preguntaban curiosamente acerca de ellos, por lo que encontraba la oportunidad para interesarlos con la respuesta e invitarlos al estudio de la casa que la mayoría de ellos, aceptaban. El que fuera presidente de los estudiantes aceptó al Señor Jesucristo como su salvador personal. ¡Gloria d Dios! Otra pareja de recién casados los mandamos después de convertidos, a la Iglesia San Pablo, metodista. Y así continuaban las bendiciones. El número de asistentes al estudio bíblico, iba en aumento, por lo que dispuse que para darles un seguimiento (follow up) el invitado más interesado en dar estos estudios, generalmente un misionero ya establecido que atendía alguna iglesia, lo invitaba a que se llevara la “cosecha” para edificarlos en su iglesia. Claro que los aceptaba, era una gran oportunidad. Un joven misionero, estudiante del idioma, David Ethridge, me preguntó una vez: ¿Cómo podría empezar con un estudio bíblico como el que nosotros estábamos llevando? Estaba muy entusiasmado y tratamos de contestarle a sus preguntas lo más favorablemente que pudimos con la ayuda del señor. Una vez, al concluir un estudio, en la puerta de salida, me preguntó otro joven que había asistido por primera vez, invitado por su novia que ya era una fiel “alumna”: Dígame, ingeniero, Si yo acepto al señor Jesucristo, como usted dice, ¿Tengo que dejar a la virgen morena?

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Ustedes ¿Qué hubieran contestado? Si le hubiera dicho que sí; tengan por seguro que ya no hubiera ido a las siguientes sesiones, pues todavía no era creyente. Si le hubiera dicho que no, seguiría comprometiendo a lo que la Biblia dice de abandonar a los ídolos. “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra…” Éxodo 20:4

Lo invito a que siga viniendo a los estudios, y más adelante usted hará su propia decisión, le dije. Con esta maravillosa experiencia de estar bendecida la casa con esta actividad, continúa hasta el día de hoy con María Ofelia invitando a sus amigas con el mismo propósito. ¡Gloria a Dios! Durante esa temporada en Guadalajara, nos visitó Lorenzo Simpson a quien habíamos conocido en Puebla al asistir a sus clases de Escuela Dominical; hombre con impresionantes iniciativas; varón de Dios y fundador del Seminario Bíblico de Puebla. Este contacto fue el comienzo de tener en sus planes algo que en el futuro iba a germinar con respecto a nosotros. Cuando fue la guerra de los seis días en Israel, vino la fiebre general del fin de los tiempos. Estaban preguntando acerca de la segunda venida de Cristo. Por lo que decidimos que nuestros conferencistas nos hablaran acerca de los últimos tiempos. ¡Por segunda vez! Entre mis invitados lo hice a una señora con sus hijos que eran judíos, y ella me dijo: Oh qué bueno, verdad que ¿Ya viene por fin nuestro Mesías?, le contesté, Sí, y por segunda vez. Se quedaron silenciosos, no se la esperaban. Pero se sembró para ellos un pensamiento Novo testamentario. La librería Nueva Esperanza Había una joven pareja que abrieron una librería en una calle que salía a una naciente denominación pentecostal “La Nueva Esperanza” fundada por un ex sargento militar convertido según él en “profeta”. Lograron ante el municipio de Guadalajara, conseguir un extenso terreno donde establecieron su colonia cuyas calles llevan nombres bíblicos como Jericó, Jerusalén, etc. En la entrada hay una fuente de cuya agua la gente la ha tomado como bendita y se llevan botellitas para recibir una bendición especial para ellos. Estos jóvenes hermanos, para abrir su negocio de libros, incluyendo tener los himnarios para esta iglesia, nos solicitaron que fuéramos sus avales para respaldarlo. Cosa que no tuvimos inconveniente para ser los legales ante el municipio de ellos. Más adelante también les ayudamos firmar como fiadores para adquirir una tejedora comercial para ayudarse económicamente en sus gastos personales. Pasado el tiempo, de repente se fueron rumbo a los E.U. sin dejar nada arreglado ni explicación alguna de porqué lo que les pasó.

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Cuando nos dimos cuenta, ya era demasiado tarde para contactarlos; ni siquiera supimos su dirección, ni por qué tomaron esa decisión de huir. Visitando más adelante a unos hermanos misioneros, también pentecostales, al entrar en su casa, noté que tenían a la vista en sus libreros muchos de los libros confiscados de la librería. Él se avergonzó al darse cuenta que lo descubrí y de inmediato me dijo que en verdad esos libros me pertenecían. Se los dejé todos sin comentario alguno. Para evitar más problemas que se avecinaron después, tuvimos que ir a las autoridades para clausurar el negocio y así evitarnos una multa por lo sucedido. Pero en cuanto al asunto de la tejedora, no hubo escapatoria. Tuvimos que pagar los abonos hasta terminar el total de su costo; y lo peor (¿?) ni siquiera nos quedamos con ella. Lo mismo me pasó en lo personal al ser el fiador de un “hermano” masón para la renta de su casa. Tuve que pagar su renta faltante por muchos meses, por no haber ganado el “pleito” con la ayuda de Galicia (la hacía de tinterillo), un conocido hijo de mi maestro Madrid Galicia de la clase de Literatura en Puebla. Nosotros pensamos ingenuamente que eso era apoyar al necesitado, pero estuvimos equivocados por este lado. “Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu palabra a un extraño, te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios. Has esto ahora, hijo mío, y líbrate de tu prójimo…Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro….” Proverbios 6:1; 11:15; 22:26

Posiblemente aprendimos la lección. La única lección para estos casos es mejor prestarles el dinero o pensar como dijo mi padre terrenal, “entre familiares, no hay deudas”. Los mismos judíos daban dispensa en ciertas épocas y situaciones especiales. Los Gedeones (Jueces 6-8) Esta experiencia fue única. Sabiendo que en Guadalajara como en muchas ciudades del país son muy religiosos, no podía ser menos que en este lugar, me parecía de reto el pertenecer a este grupo al que fui invitado a formar parte de ellos. Bien, acepté, y en la primera visita que fue como las demás a hoteles a depositar ejemplares del Nuevo Testamento en cada cuarto, asistiendo con el grupo, compuesto por varios hermanos de diferentes denominaciones cristianas, llegaban al mostrador de la recepción y pedían permiso de la siguiente manera: Perdone, ¿No se encuentra el gerente o administrador de este hotel?. El empleado en turno, casi siempre contestaba que NO, imaginándose lo peor. Bueno, ¿no sabe usted si querrán que les demos algunos ejemplares gratis de la Palabra de Dios para que se los de a cada cuarto de su hotel? Generalmente era un ¡NO! Rotundo, el gerente no quiere ninguna propaganda protestante o comunista.

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Con esta respuesta salíamos de cada hotel que íbamos visitando, les pedí permiso para que me dejaran ofrecer los ejemplares en la próxima visita. Aceptaron. Llegando al hotel, al frente de ellos y con un Nuevo Testamento en la mano y con el Señor en mi corazón, le dije al encargado, sin saber quién era ni la posición que tenía: Buenos días, entrando todos en grupo medio impresionante. Somos un grupo que pertenecemos a los Gedeones Internacionales y estamos ofreciendo gratuitamente estos ejemplares del Nuevo testamento. Aquí tiene usted el suyo. Perdone, ¿Cuántos cuartos tiene usted? (no pedí permiso al superior, sino que con esto él se sentía importante y responsable) Luego de saber el número de cuartos, pasamos con él a dejar uno en cada cuarto de la manera más animosa posible. No le dimos tiempo a pensar en las consecuencias, y aceptó de buena gana la oferta. Después terminamos para seguir la otra semana. A la siguiente semana llevé a un misionero bastante grande y que sabía poco español y le invité diciéndole que necesitaba su “chasis” (su cuerpo) para impresionar a los empleados de ver a un grupo nada debilucho o sin potentes bríos. Claro, que el Espíritu del Señor no me impidió utilizar este medio tampoco, por lo que proseguí llevando la batuta en cada hotel de todo Guadalajara y ningún hotel nos negaron entregarlos a cada cuarto. Presiento que este método no era el adecuado, pero no sentí ningún impedimento por parte del Señor. Así que, pues, adelante. “Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro reprende a tus discípulos. Él, respondiendo, les dijo: os digo que si estos callaran, las piedras clamarían” Lucas 20:39,40

Recibíamos cajas y cajas del N.T. de los Gedeones Internacionales de los EE.UU. y creo que cubrimos toda la ciudad con excepción del hotel Hilton que categóricamente los negaron al quitarlos posteriormente de los cuartos. Ya para entonces me honraron con ser el presidente del grupo, el resto del año. Visitamos hoteles de primera y muy sencillos. Hasta moteles y casas de prostitución en donde a los asistentes que alcanzábamos a ver les dábamos personalmente su ejemplar. Con tantos ejemplares de N.T. que teníamos a repartir, por eso tenía ejemplares de N.T. en mi auto. “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!” Isaías 52:7 El profeta Isaías alentó a los que siguen las leyes de Dios. Les dio esperanza cuando encararan afrentas y ultrajes a causa de su fe. No debemos temer cuando nos insulten por nuestra fe, ya que Dios está con nosotros y la verdad prevalecerá. Si la gente se burla de uno, o deja de agradarles por causa de creer en Dios, recordemos que no están en nuestra contra en forma personal, sino en contra de Dios. El se encargará de ellos. Mientras tanto nosotros debemos concentrarnos en amarlo y obedecerle. (BDV)

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Los hijos repartiendo N.T. al vecindario A los alrededores de la casa de Sta. Prisca nuestros hijos, también desearon repartir Biblias y tomando un buen paquete se decidieron hacerlo entre los vecinos de la colonia cercanos a la casa. Fue una bonita e instructiva experiencia para ellos y bendición para los vecinos. La Iglesia Cuando acabábamos de llegar de Jiquilpan, vivíamos en una casa de la calle de Juan Diego en Zapopan y por referencias empezamos a asistir a la iglesia Congregacional por haber tenido a unos conocidos previamente. Y fuimos a parar a la iglesia Congregacional, muy a fin con la Metodista. El pastor era Apolinar Zambrano. El ambiente era agradable, el pastor muy versado en historia en una ocasión en su sermón se dedicó a recorrer con detalle el museo de Louvre casi viendo todas las obras que se exhibían; no sé a la fecha cual fue su punto para relacionarlo con las Escrituras, pero en fin… por lo demás, un buen coro. El solista era el guarda templo quien en una ocasión cantó desde la galería el himno “Cuán grande es Él” con tanto sentimiento que, creo nadie que lo haya oído ni antes ni después lo ha superado. Aquí formamos un grupo de parejas jóvenes muy afines que teníamos reuniones muy a menudo pasando un buen tiempo de fraternidad y compartiendo experiencias cada uno que nos unían cada vez más en diferentes casas. Esa época fue bastante de agradecer, pues eran momentos que recordaban mis reuniones que antes tenía en la LMJ en Puebla que eran como estar en la misma familia. Compartíamos el mismo gozo en el Espíritu del Señor y nos ayudábamos unos a los otros. ¡Y qué comidas…! Originalmente pudimos detectar a algunos metodistas que empezamos a reunirnos en donde encontrábamos permiso para hacerlo. Generalmente la Iglesia Presbiteriana nos daba en determinada hora, facilidades para hacerlo. Una vez nos reunimos en una iglesia que se encontraba en una diría como isla dentro de la ciudad, que se encontraba a punto de caerse el techo. Era una reliquia. Sin embargo ahí se hacían eventos especiales de vez en cuando. Fuimos a un concierto que la Iglesia Presbiteriana celebró con un grupo coral de los E.U. cantando el Aleluya creo que el de Beethoven tan bonito, que aun recuerdo la inspiración con que fue transmitida, a pesar del temor de que se nos cayera el techo de esa histórica reliquia de iglesia. Por otro lado, ya se estaba construyendo el edificio de la Iglesia Metodista San Pablo frente al monumento de la madre. Pero por complicaciones del ingeniero que la estaba construyendo, se paró por una temporada. Ante esta situación fui invitado para concluirla y opté por edificar la casa pastoral y el segundo piso del templo.

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Tuve además que mandar hacer las bancas visitando muy seguido al carpintero para acelerarle y ver que las estuviera construyendo. Así mismo me pasó con el emplomado que pusimos arriba y al frente este ventanal que quedó muy vistoso y transparente a la luz. Aprendí con el fabricante como llevar paso a paso los recortes de cada pieza y darles la posición unida con tiras de plomo para formar todo el círculo proyectado. Para entonces llegaba el pastor Horacio Ríos de los E.U. Una de sus habilidades era ser un buen diseñador. Tenía buen gusto para decorar la casa pastoral que estrenó. Siendo bilingüe decidió hacer dos congregaciones uno en español y otro en ingles quien fue el Pastor Roberto Mullens ya que había una buena población de retirados metodistas en ese lugar. Entre ellos estaba la pareja de retirados el hermano Paul Glansville quien con sus ahorros de jubilación, donó los gastos para pagar el costo de la construcción. Como el sistema de pastoreo de la IM es cambiar a sus pastores de vez en cuando de acuerdo a las necesidades, vino otro pastor el pastor Samuel Flores quien definitivamente vino a derramar el colmo de la paciencia al aguantarlo por sus necedades. “¡Ho! no hermana, le decía a mi mujer cuando le había preguntado que porqué nunca iba de vacaciones. Yo no voy de vacaciones, y yo sigo estrictamente las leyes del reglamento oficial de la iglesia antes que lo que diga la Biblia”. Y cosas por el estilo que nos parecía ilógico. En vista de lo imposible de seguir bajo la dirección de este pastor, que ha equivocado su vocación, le pedimos al obispo Alejandro Ruiz permiso para ausentarnos mientras él estuviera a cargo de este lugar. Nos lo concedió. Luego vino el pastor Raúl Ruiz Ávila, el primo de Martha, a pastorear a San Pablo y tuvimos una época bastante maravillosa trabajando juntos en todo lo relacionado con las actividades de la iglesia. El caso Kennedy Nos encontrábamos en Guadalajara, a un mes del nacimiento de nuestro hijo Palos y abuelita Piedacito y yo estando muy ocupadas cociendo ropita, y forrando la cuna con franela color amarillo pajita, y nuevas colchas y cortinas para la recámara. Veníamos llegando de la tienda, cuando la vecina de al lado, sin más me dice: “mataron al presidente Kennedy en Dallas”. La noticia me cayó como balde de agua fría y no me sentí nada bien, a lo que abuelita le dijo a la vecina eso no se dice a una persona que está esperando de golpe. Al momento prendimos la tele y de esa postura nos seguimos cociendo por tres días. Es verdad que este incidente cambió muchas cosas para la vida del planeta. Ahora este día 22 de noviembre de 2013 a las doce del día, treinta minutos antes del asesinato, pero después de cincuenta años, nos encontramos por la gracias de Dios en Dallas, y muy cobijados en casa; viendo por la tele la ceremonia, pues el día es sumamente frío y lluvioso. Nace Pablo “Cuando dejamos Jiquilpan, ya conocíamos la Iglesia Congregacional pastoreado por el hermano Apolinar Zambrano, porque ya la habíamos visitado en algunos de nuestros viajes. Ese fin de semana

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cuando llegamos, el tío Raúl y Gracy vinieron desde México para ayudarnos a acomodar todo el menaje, pues yo ya me encontraba en mi quinto mes de embarazo, y no me estaba sintiendo muy bien, ya que esa mudanza fue un poco pesada al venir, pues yo traía un auto y Luis el otro. Mis tíos regresaron a México el domingo por la mañana, y yo le pedí a Luis que fuera con los niños a la iglesia y le dijera al Doctor Ramírez mi condición. Como buen doctor de antaño fue a la casa y vio, que yo podría estar en peligro de abortar, así que me dijo:” usted de esta cama no se mueve en varios días,” me mandó una inyecciones y nos dijo que en el vecindario había una enfermera que me podría inyectar, y de esa información, la enfermera nos dio el nombre de una muchacha, que andaba buscando empleo… Era Chuy de la que mencioné anteriormente. ¿No es Dios que cuida de todo detalle?

Nuestro cuarto hijo: "Paletos"

Afortunadamente, sigue comentando Martha, no aborté al niño gracias al cuidado médico que estuve recibiendo oportunamente. Nos pusimos a buscar un hospital cristiano que fue el Hospital MéxicoAmericano. El hospital se encontraba retirado, recuerden que estamos viviendo en Chapalita. Pablo iba a nacer el 19 de diciembre. Entonces el doctor Cole, quien me iba a atender para recibir a Los cuatro hijos en fotos Pablo, me dijo: Usted ya presenta contracciones, pero como sé que vive retirado de este hospital, si desea puede quedarse antes aquí, pero le dije, Huy Doctor, no puedo, porque antes tengo que regresar a terminar de hacer varias cositas como comprar unas macetitas, al mercado, etc. Al oír esto el doctor me dice: Bueno, pues, venga usted cuando quiera ya tener al niño. Mi abuelita le había dado hepatitis, pero de la “buena” de la que no era contagiosa, sino que solo tenía que estar en cama y comiendo dulces. Vivía en la casa con nosotros. A tiempo, después de haber hecho lo que tenía que hacer le dije a Luis que teníamos que irnos al hospital y era el 18 en la noche. La abuelita de Martha:

Al llegar al hospital, muy lindo, porque estaban cantando unos niños Piedacito villancicos navideños. Bueno, me pasé toda la noche en el hospital. En la mañana iba a nacer Pablo, en el momento en que seguía el segundo turno del personal, y no llegaba el anestesista; ante este retardo, el doctor Cole les dijo a las enfermeras: preparen al esposo con bata, guantes, etc. Y le dijo: usted va a ser mi ayudante. Le pone la mascarilla, usted le abre por aquí, cierra por allá. Pues esa hubiera sido su oportunidad de deshacerse de mí, pero no fue así. Siguió las instrucciones y fue solo el anestesista. Nació el 19 de diciembre de 1963.

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Ya era un miércoles y para el sábado iban a venir para navidad, mis padrinos Luis y Magdalena Valenzuela, su suegra, la madrina de mi hermana, y María Ofelia, nos iban a visitar. Para eso ya tenía lista la casa. Había hecho muchos fruit cakes. Pero en esa noche hizo mucho frío en Guadalajara, y qué raro, porque en Guadalajara el clima es muy bueno. Con mi abuelita nos pusimos a coser en franela todo lo que va en la cuna, las sabanitas, las chambritas, todo lo que podíamos hacer de costura. Quién nos iba a decir que en ese año de 1963 el 23 de noviembre, matan a Kennedy en Dallas, y todo el mundo está encima del televisor. Me acuerdo que me encontraba tantito en la máquina y tantito viendo al televisor. Pues nada que fue muy triste ver eso y el impacto y también al otro día matan a Oswaldo al que se supone había matado al presidente. Estos son algunos incidentes que nos ha tocado vivir. A unos de alegría, a otras algunas tristezas, algunas tragedias, pero bien dice la Palabra, dice el Señor:” “Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a sus propósitos son llamados” Romanos 8:28

Ahora vamos a empezar otra etapa con estos cuatro descendientes que Dios nos ha dado.

Diplomas y certificados a Martha Hablando de certificados y diplomas, es de mencionar que Martha recibió varios en diversas participaciones que bien se las mereció como son: Bachiller en Humanidades (Derecho) en 1955, al mismo tiempo el expedido por la Universidad femenina de México, también de Bachiller en Humanidades. Luego en Zamora por haber participado exitosamente en el Jardín de Niños Federal su Diploma otorgado por haber sido no nada más la presidenta de la Sociedad de Padres de Familia, sino por su magnífica labor en beneficio de la niñez de ese centro educativo (1962). Ella cuenta el siguiente detalle acerca de lo que hizo en la escuela… “Vivir en Zamora, fue una experiencia de muchas anécdotas, agradables y no muy agradables. Cuando Luis Ignacio cumplió tres años en septiembre de 1961, parece como que por ser tan inquieto le faltaba ir al kínder. Para enero de 1962, cuando empezaban las clases en el calendario, me ofrecí de maestra substituta al kínder federal, que por cierto se veía muy deteriorado, la directora al ver mi interés accedió. Para mi sorpresa un día me necesitaban y asistí y veo que Güicho del escritorio de la directora, saca un botellita con leche y se la empina, le digo a la directora… ¿qué pasa? Y ella me dice, que como tiene una úlcera ella tiene que tomar leche…y Güicho le dijo. Pues yo también quiero leche y ella accedió. Logramos muchas mejoras al kínder: pintura, arreglo de ventanas y sobre todo mover el asta bandera a una plataforma adecuada a la altura de las niños y dejamos un espacio propio para bailables y sillas para el auditorio,,, cuando tuvimos que cambiarnos a Jiquilpan la directora “lloró nuestra ausencia”

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Volviendo a las experiencias no tan agradables; para fines de julio tuvimos que emigrar a Guadalajara y los años siguientes estuvieron llenos de gratas y fructíferas bendiciones, Palos nació en diciembre de 1963, y en cierta forma para fines de 1968 celebrábamos diez años de matrimonio con mudanza en la carretera, rumbo a Puebla. Estando en Guadalajara, se capacitó para estar certificada a enseñar el inglés por el método Laubach (1964) Y también otro de agradecimiento por haber participado como maestra voluntaria en el Colegio Internacional (1965). Finalmente estando en Dallas, recibe del Southern Methodist University un diploma por sus tres años dedicados al servicio de la Universidad. La masonería Cuando era un jovencito, en Puebla, en una de mis actividades rebuscadas, estuve envuelto con la juventud masónica como aprendiz, era la fraternidad. Una de mis labores fue el de ser policía juvenil. Uno de los propósitos del código masónico es el de velar y servir a los demás, por lo que con esa misión, salí a un mercado para observar y entrar en escena cuando la situación lo requería. Una tarde, me encontraba en un mercado típico poblano donde se reunían en la calle los mercaderes, colocaban sus sombrillas características hechas de mantas sostenidas por largos maderos para mantenerlos en forma. Cuando a uno le dan cierta “autoridad” legal, siente uno una fuerza interior contagiada por la importancia del papel que uno representa. Un vendedor de estampillas en el correo, es el que manda a todos hacer fila. Un supervisor de trabajadores, siente su responsabilidad para que el negocio vaya bien y ejerce con autoridad las órdenes a cumplir. Así yo con mi licencia de “policía juvenil” me creía muy poderoso. Lo mismo me pasaba cuando andaba en mi motocicleta por la carretera rumbo a Tlaxcala; casi me sentía como un policía de caminos. Bueno pues, esa tarde, un anciano medio ciego se le ocurrió pasar por esa calle llena de sombrillas de manta y de repente se dio derechito en un ojo un golpe con una de las barras de madera que formaban parte de la sombrilla. Al darme cuenta del golpazo, ayudé a que se incorporara y de inmediato tumbé la sombrilla, regañando no solamente al dueño del changarro, sino a todos los demás que estaban a su alrededor, causando un trastorno colectivo. Algo parecido, aunque no válida la comparación, cuando el Señor Jesucristo, volcó las mesas de los cambistas en el mercado que habían establecido frente al templo. “Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó la mesa de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas” Mateo 21:12

La imposición de una autoridad, transforma a la persona. Así es cuando fueron investidos del Espíritu Santo los discípulos que esperaban en oración después de la ascensión del Señor, quienes después de recibir el E.S. dieron muestras de valor y valor al hablar milagrosamente a la multitud. “Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego,

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asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del E.S., y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…” Hechos 2:2-4

Pues bien, así comenzó mi participación dentro de la masonería. Aún sin entender, sino muchos años más tarde, lo que ese grupo significaría en realidad. Estando en Guadalajara, me presenté al grupo masónico y después de identificarme, me ordenaron como “Maestro Masón” (Maitre Macon) en la logia Benito Juárez en 1968. Después, dentro de la masonería desarrollé con entusiasmo todas las tareas que me fueron encomendadas. Sobre todo cuando me tocaba hablar, pues les fascinaba los temas que trataba, que siempre me basaba en la Biblia para hacerlas. Uno de esos temas fue el asunto de las pirámides de Egipto en relación con el simbolismo encerrado en su interior con el cristianismo. Mis gráficas de la mayoría de estas pláticas todavía las conservo. Una de esas fue el dibujar en un cartón grande la figura de la imagen babilónica de Daniel en su capítulo 2 con el sueño de Nabucodonosor y su significado. Bien, este dibujo me sirvió, además, de base para dar conferencias en varios lugares donde tenía la oportunidad de hacerlo. Entre uno de esos, en sesión privada de su hotel donde se hospedaba, le expliqué a Robert S. Hartman, el autor del libro sobre “La Ciencia del Valor” (+) que había ido a la Casa de la Cultura a dar sus conferencias a las cuales asistimos, quien oyendo con respeto todo el mensaje, lo asimiló como una nueva enseñanza para su cultura que formaba parte para su consideración reflexiva. (+) El libro lo guardo en nuestra biblioteca. Un campo de la Filosofía y Letras (UNAM, 1964)

Presidente Gustavo Díaz Ordaz Una vez vino a la Universidad de Guadalajara, el presidente Díaz Ordaz a dar una exhortación para que todas las Universidades del país tuvieran manera de conseguir una forma para sostenerse a sí mismas, porque el gasto público era demasiado alto y el Gobierno no podía subsidiarlos completamente. Yo estaba oyendo el discurso y de inmediato se me ocurrió una manera que ya venía germinando en mi mente para hacer una clase de negocio en donde todos podían participar en forma organizada y con éxito. Se trataba de colectar en todos los campos insectos para disecarlos y encapsularlos en resina, y luego distribuirlos en las universidades de los E.U. y en donde los quisieran, para sus clases de biología. Se me hizo fácil el proyecto. Elaboré un libro a colores (que aun lo tengo) con lujo de detalles y empecé a presentar el proyecto a donde tenía la oportunidad de hacerlo.

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Primero fui con el rector de la Universidad. Le gustó el proyecto, y me felicitó. Hasta ahí quedó. No vi su apoyo para seguir adelante. Luego pasé a leerle el proyecto, al Gobernador del estado cuando nos visitaba con su comitiva en una sesión de trabajo. Y nada. Solo las felicitaciones de rigor. Nadie vino para el seguimiento. Luego lo presenté a la Logia Masónica. Aquí, en medio de mi plática, el “Gran Maestro” suspendió lo que estaba diciendo, para comentar entusiastamente que ahí veía la oportunidad buscada por ellos para darse a conocer como una organización cultural ante la sociedad, por lo que aprovechó la idea y propuso lanzarla al aire de inmediato. Ante este entusiasmo, los hermanos masones organizaron la conferencia pública en la Casa de la Cultura en donde expondría todo el mensaje con las ilustraciones que llevaba para ilustrarla. Se hizo la propaganda en toda la ciudad, llegó el momento y me presenté ante el público que abarrotaba el lugar, además de la presencia de la crema y nata de los masones. Tuve mi momento posterior de preguntas y respuestas; algunas medio peliagudas en el campo del financiamiento, en donde no iba preparado para contestarlas, pero logré salir del apuro. Y ahí quedó. No salió más allá del proyecto. No hubo respuesta. Entonces le mandé el proyecto al Presidente de la República. Pasado el tiempo, recibí una invitación oficial para ir a escuchar el informe anual del Presidente que daba en turno en el palacio Nacional. Pues fui a oírlo, lo que hizo lo dijo con la pompa de siempre, y lo que no hizo, no lo mencionó. Después salimos como hormigas a otro lugar para “felicitarlo” hicimos cola para hacerlo; me estaba rodeando con la crema política de su gabinete y otras personalidades Llega mi turno y al saludarlo le digo: “Sr. Presidente, espero que haya usted leído una solución al Patrimonio Económico Universitario que usted solicitó en Guadalajara”. Me respondió: “¡Mucho gusto”! extendiendo su mano para saludar al que seguía. Ahí murió el proyecto. ¡Ah!, cómo me divertí empleando mi tiempo y entusiasmo, y si quieren, de un fanatismo loco y visionario, que por mi cuenta no lo iba a llevar al cabo, pues mi intensión era solamente cooperar en algo que pudiera contribuir a la solucionar algo de los problemas de la sociedad. Además no sabía que Dios ha tenido otros planes para mí y para Martha. La Casa de la Cultura Guadajara, Jalisco El Peyote Cuando llegamos a esta ciudad, nos pareció interesante a Martha y a mí, asistir a los programas que ofrecía este centro cultural. Decidimos asistir en varias ocasiones a varios eventos.

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Un par de jóvenes doctores nos presentaron en una conferencia pública, los efectos inmediatos cuando una persona se droga en forma artificial para experimentar un éxtasis nunca antes sentido. Estaba de moda por esa época el “Peyote” un estupefaciente que a muchos norteamericanos van a buscarlo en el lugar en donde encontrarlo. María Sabinas era la famosa de entonces. Es una planta de la familia de los cactus con propiedades alucinógenas. Comenzó a utilizarse entre los Chichimecas como peyotl Entonces en la plática de estos doctores dijeron que ellos mismos experimentaron “científicamente” cuáles son los efectos al tomarla. Es una planta amarga. Algunos acostumbran rellenar un gajo de naranja con pedazos de peyote y así se lo comen. Entonces, narraron lo que sintieron y vieron durante el “trance” que a la larga es un veneno. Definitivamente no lo recomiendan. El Gobierno de México lo tiene prohibido. Jack Matlick, un misionero de CAM en México, hoy retirado, fue a ver la película del “Exorcista” Todo el mundo salía del teatro muy temeroso. También no la recomendó. Como uno dice: no hay que buscarle “tres pies al gato” ["Buscar tres pies al gato" significa, según la Real Academia Española, "empeñarse temerariamente en cosas que pueden acarrearle daño". De manera coloquial se utiliza también para censurar la actitud de quienes buscan problemas o inconvenientes donde no los hay].

La Astronomía También nos inscribimos como alumnos de la sociedad de astronomía de Guadalajara en la Casa de la Cultura. Asistimos a las clases de un retirado astrónomo norteamericano que tenía un perfecto idioma del español. Nos enseñó cómo calcular la distancia de la tierra a la luna, y muchas cosas más, bastante interesantes. Hoy veo en los programas de NOVA en la Televisión el avance que ha tenido la ciencia, y me maravilla lo que dice Daniel acerca de los últimos tiempos, en los que estamos ahora viviendo. “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” Daniel 12:4

Pues bien, seguimos asistiendo a este centro varias veces durante las noches libres, pero con esto es suficiente para comentar. Mientras estábamos ausentes, Chuy cuidaba a los niños. ¿Recuerdan a Chuy?

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Junta de Mejoras: Moral, Cívico y Material de la ciudad de Guadalajara. Otra comisión que recibí de la masonería, fue penetrar como miembro del Comité de la ciudad, encargado de las mejoras. En esa mesa como de unos seis en total, se encontraba otro “hermano” en secreto de la Logia. Nuestra comisión, no era de hacerla de Gestapo ni de espías, sino todo lo contrario, de cooperar para que se hiciera lo mejor para el bien de la ciudad. Una de mis tareas que el Comité me confirió, fue inspeccionar la correccional de menores. Estuve ahí y vi que no acostumbraban cerrar las puertas. Tenían la libertad de salir y entrar, de acuerdo como se iban educando a ser respetuosos a la sociedad. Recogí algunas “quejas” entre los internos y revisé las instalaciones materiales, de los cuales di mi informe respectivo, para que se tomara en cuenta y se corrigiera. Con esta relación del Comité, me di a conocer como conferencista dentro del campo de moralización. Fui invitado a dar una conferencia a la sociedad de los “Caballeros de Colón” acerca de la delincuencia juvenil. La nota salió en el periódico de la ciudad. Imagínense hasta donde, yo, un evangélico llegaba a dejar nuestra influencia entre el medio “contrario”, cooperando para mejorar el ambiente, de por sí ya muy contaminado por siglos de tradición en materia de verdaderas bases cristianas. Pero, seguía metiéndome tanto, que de noche a noche o de sol a sol, salía para cumplir todas las actividades en las que me había visto envuelto, no dejando las clases en las escuelas, los estudios bíblicos, el trabajo en Recursos, etc. La época escolar de los niños Comenta mamá Martha: Nota: Desde el momento que empezaron a nacer los niños, para referirnos uno al otro frente a ellos, nos llamábamos mamá y papá de cariño.

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“Siempre nos ha preocupado, la educación de los hijos, y es por eso que desde el kínder de una u otra manera, Dios me ha permito involucrarme. El kínder de Güicho, Martha O y Johnny lo cursaron en el colegio Cristóbal Colón, donde Julieta Zambrano era la directora. Mi participación era ir a los primeros años de primaria y darles clases de inglés en todos los grupos de la escuela, por unos minutos, eso siempre nos ha ayudado a pagar menos colegiatura. El primer año Güicho y Johnny lo cursaron ahí. Martha O. fue al Colegio Francés donde no tuvo muy buena impresión, pues le forzaron a usar la mano derecha, siendo que ella prefería la izquierda. Tercero y cuarto lo cursaron cerca de la casa en un colegio tipo militar. Pero fue durante esa época que nos mudamos a Puebla. Ahí Palos cursó su kínder y tuvo un incidente chusco, pero no muy gracioso, pues el trabajo manual del día eran unas casitas de cartón y él las fue a aplastar con su pie….la maestra le dice…. ¿Qué pasó? Palos contesta…. El diablo me dijo que lo “hagara….” Una anécdota de Güicho cuando estaba en el American School, casi me hace candidata para un ataque cardíaco… salimos en el carro de Chapalita rumbo a la escuela, que está algo retirada, Martha O, Johnny, y Palos a recoger a Güicho, y para variar estoy retrasada en tiempo. A la altura de la glorieta Minerva del otro lado me dice Martha O……mamá, ahí va Güicho en una bicicleta con un señor… le contesto: hay hija eso no puede ser y continuamos rumbo a la escuela. Llegamos y la escuela está cerrada y el guardián me dice: señora nadie está ya aquí. Entonces, me empieza, como caldera a todo lo que da, un calor subiendo y bajando para de prisa volver por el camino a casa y tal como Martha O. lo había descrito. Ya estaban llegando; el albañil con el niño sentado atrás en el portabultos de la bicicleta. ¿Qué pasa? Les dije. El albañil me contesta: Señora como su hijo vio que usted no venía, me pidió que lo llevara a su casa. Con este albañil, Güicho había hecho amistad en el colegio, de modo que ya se conocían, no era un extraño. Le di las gracias al albañil y en ese momento le di todo mi agradecimiento a Dios en saber que verdaderamente Él envía ángeles que cuidan a los niños. “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” Salmo 61:11

Paletos

Quinto y sexto lo cursaron Güicho y Martha O. con la maestra Bertita Yeberino y se graduaron de primaria, Johnny y Fabián (un conocido) tercero y cuarto. Pero no sé si soy inquieta o Dios nos estaba preparando para un cambio casi radical en nuestras vidas, pues Martha O empezó 1er año de secundaria en el American School, donde también empecé a dar clases de inglés, en la secundaria, y Johnny quinto de primaria, en el American School, teniendo que tomar clases extras, pues la mitad del día era en inglés y él se sentía muy frustrado por no entender el idioma, pero a Dios gracias pronto se

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pondría a nivel. Una anécdota chistosa de Palos. La Señorita Negrete quien fuera fue maestra también de Luis papá y años más tarde de Palos en su primer año. Un día, ella pregunta: que todos los niños mexicanos subieran la mano… Palos no lo hace. La maestra le pregunta Pablito que ¿tú no eres mexicano?... Palos responde no, ¡yo soy de Guadalajara!”

A Puebla Antes de salir para Puebla, hubo varias circunstancias que nos hizo pensar que sería buena decisión de movernos hacia otra oportunidad de servir de acuerdo a lo que el Señor nos iba dirigiendo. 1ª. Razón.- En el laboratorio. Ciertamente ya me había orientado en mi nuevo trabajo, no así, el director del departamento donde yo trabajaba estaba celoso de mi participación, especialmente cuando le trabajaba directamente al director del laboratorio y el Gerente General del Estado, por lo que rompió la buena relación que teníamos desde un principio que nos conocimos en Sahuayo. 2ª. Razón.-Por el otro lado, el director ingeniero Ortiz Monasterio, a estas alturas ya había estado al nivel del suelo con el vicio del alcohol y la droga por lo cual las oficinas centrales decidieron sustituirlo con un nuevo director y estaba ya entrando en funciones. Con este nuevo ingeniero, tampoco le caí mal, pues sabiendo que yo daba clases de física, que parece era una de sus materia favoritas, me daba problemas a responder de física y, claro, yo teniendo frescas todas las fórmulas podía responderle satisfactoriamente en todas. 3ª. Razón.- Asistiendo mamá Martha a la boda de Raúl su primo con Judith, en México, su tío Mariano Beltrán le dijo si le gustaría a Luis ser el director técnico de su Alma Mater (Instituto Mexicano Madero) en Puebla. Y ahí, “prendiendo la mecha” siguió germinando la idea hasta hacerse obsesión y que brotara en mí, bajo su insistencia para no cambiar la ruta ya predeterminada. ¿Vendría de la voluntad de Dios? “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma” Salmo 143:8

4ª Razón.- Nos encontrábamos ya muy ajetreados con tantas actividades simultáneas que estábamos por llegar al límite de nuestra resistencia. Aunque estábamos jóvenes, fuertes y guapos, llenos de proyectos e ideas que se estaban desarrollando, todo tiene su límite. Además mamá Martha ya se encontraba muy agitada y nerviosa de seguir viviendo en Guadalajara. En verdad yo no le estaba dando mucho tiempo a la familia como debería ser. “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad” Eclesiastés 1:2

5ª Razón.- Aunque el nuevo director del Laboratorio, me había invitado a que fuera el jefe del departamento en donde antes dirigía Federico (el cual fue asignado a otra institución) era con la condición de que dejara de impartir totalmente todas mis clases que estaba enseñando en las escuelas. Eso limitaría mucho mis entradas para más o menos nivelar mi presupuesto que aun no llegaba a tener completo. Esto

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disparó el gatillo para declinar la oferta, quien sorprendido el director por rechazar algo que le parecía muy bueno para mí, después de una larga explicación tuvo que aceptar mi renuncia. Pues bien: a vender la casa, cerrar las cuentas, hacer planes de traslado, despedidas necesarias, y todo lo que uno se tiene que ver involucrado para este tipo de movimientos. Mamá Martha comenta:

“Estábamos cumpliendo diez años de casados, y a la mudanza con el menaje de casa (cien cajas) de libros entre otras cosas se le rompen los muelles y en medio de la carretera y sin que ninguno de nosotros los vea hacen el cambio a otro camión. Dios cuida de nosotros. Papá Luis se encontraba ya en Puebla, pero faltábamos Palos, el Chao-chao (perro’ el gato y yo. El

primo Raúl, consiguió que un hermano, su esposa e hijo, nos acompañaran en el viaje en nuestro auto Mercedes. Esa ha sido una noche larga, cansada, y sin dormir empecé a manejar a la entrada del Distrito Federal, rumbo a la casa de los tíos. Para entonces el perro empezó a despertar del tranquilizante que le habíamos inyectado, el gato también necesitaba ir al baño y yo me quería “morir” del cansancio y tensión; pero DIOS nos cuidó. “El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche” Sal 121:6

Mi tío nos llevó hasta Puebla, y como entrada de gala el “chao chao” se deja ir a todo lo que da sin ver que la puerta de la casa donde íbamos a morar era de vidrio; la rompe y deja miles de vidrios rotos. El gato por la noche se va de ronda y regresa medio muerto por haberse peleado con sus nuevas “amistades” que no lo vieron con buenos ojos. Yo trato de ajustarme a la casa y al trabajo de tiempo completo en la biblioteca del Madero, que por el momento se encontraban en el suelo los libros, llenos de polvo y sin clasificar, y para ser colocada en un mezzanine. De ahí del polvo y el frío de Puebla me da una pulmonía de niño, sin muchas complicaciones a Dios gracias. Durante mi intervención en la biblioteca, algo que sin tener la preparación adecuada, pero que me gustó mucho, estuve organizando el “Pen-pal” intercambio de cartas con “majas y majos” de España y primitas “gringuitas”. Al igual que lo último de los viajes espaciales y que el periódico local nos hizo varias entrevistas. Nuestra vida se desarrolló casi de tiempo completo en el Madero, pues nuestras comidas las hacíamos con la familia Taylor en la casa de él. Y no faltaban festividades y actividades académicas; siendo una de ellas, “la jura de la bandera” ceremonia que tenía tiempo yo no la recordaba: Es muy ceremoniosa, llena de patriotismo y el canto del himno de la escuela. No se diga de las graduaciones al ritmo de “La marcha de Aída” en el Auditorio de los Fuertes. Pero a lo que yo no estaba preparada era tener que lidiar con un “Director General” ”esquizofrénico” y por lo tanto dejé el colegio Madero, donde laboré de 1968-1970.”

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Nota mía.- (En lo personal ya había elaborado con muchas ilusiones la manera de cómo podíamos participar, además de lo técnico, pero mis alas de inmediato fueron cortadas para volar a su realización, colocándome en el rincón de un empleado más, pues solo “su chicharrón debía tronar”. Para poder dar clases oficialmente, por no ser maestro salido de la escuela Normal, tenía que tomar un registro especial cada año tanto en la Secretaría de Educación Pública para la secundaria, como en la UNAM, para la preparatoria. Ya en la oficina de la escuela, puse a trabajar mi trasfondo de organización disciplinaria, controlando el sistema con muchas gráficas que me indicaban visualmente el avance del proceso educativo. Además, en los exámenes les entregaba los cuestionarios en forma gráfica, nada confuso, para su completa comprensión y no tener dudas de lo que tenían que hacer. Les instalé un planetario comprado en Guadalajara, que abarcaba todo un cuarto que conseguí para ello, donde iban cada grupo desde el kínder hasta la preparatoria. También organizamos el club de maestros en cuyas reuniones mensuales teníamos conferencias especiales y también intercambio de opiniones o ideas que compartían con mucho entusiasmo.)

“Dios nos permitió en el verano de 1970 hacer el “viaje de la vida” con el Seminario Bíblico de Puebla y los suegros a Tierra Santa con opciones de Paris, Roma, Grecia. España, hasta ahí para mi, pues me encontraba en embarazo de Alfredito Israel., por lo que tuve que regresarme en el avión a México, Mientras papá Luis y sus papás fueron a Londres, Suiza y Alemania, en una extensión extra. Alfredito Israel, nació el 6 de diciembre de 1970. Mi amiga “Beacha” (Beatriz Vargas Lomelí, de la secundaria # 8 nos visitó) Alfredito era un niño o un ángel que nos visitó por cuatro meses dejándonos una grata memoria en toda la familia. Lo que a continuación relato es algo que aún no entiendo…. Como era el tiempo de la Navidad, la casa donde vivíamos tenía una entrada en la cochera de la calle. Una noche Alfredito se despierta para tomar su mamila y yo lo alimento, claro son como las dos de la mañana, pero sigue llorando, y solo puedo tener que bajar las escaleras y preparar un té, de ahí que al bajar veo un haz de luz de la calle y eso me dice la puerta de la calle

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está abierta, con mucho temor me acerco para cerrarla y ver que todos los regalos de navidad aún están allí. “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,” ” Salmo 91: 11a

Alfredito voló al cielo una semana después del domingo de Resurrección y sabemos…” “pero Jesús les dijo: Dejad a los niños venid a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de de los cielos: Mateo” 19:14

Para una madre, la partida de un bebé, es sumamente dolorosa y crea en ella un sentido de culpabilidad tremenda…pues se dice ¿qué hice mal?... pero a Dios gracias conté con un apoyo de familiares, mis Tías Gracy y China, mis padrinos Luis y Malena, el regaño de mi Tío Miguel (el ingeniero) mi ginecólogo Dr. Ezequiel Oropesa, los Hnos. Hastie y muchos más. Nuestro dolor, el Señor lo transforma en gozo y esperanza de nuevos planes y horizontes.” “Yo sé los planes que tengo para ustedes, dice Jehová, planes de paz y no de mal, para darles una esperanza y un futuro” Jeremías” 29:11 (NVI)

(Nota mía.- El niño, se encontraba bajo la guía de un doctor homeopático –masón- que pensamos era lo único saludable para niños. Todo iba bien; pero de repente Alfredito sintió fuertes dolores de vientre y no dejaba de llorar. El doctor le daba solamente “chochitos”, pero nada. Lo tratamos como si hubiera sido un simple cólico cuando comen, pero, nada, seguía el dolor. Por lo que decidimos ir al hospital con el doctor Contreras. De inmediato lo operaron. Se trataba de una obstrucción intestinal y solo la cirugía podía ayudar a solucionar el problema. Se le autorizó para hacerla y después a los dos días siguientes un coágulo sanguíneo, según el doctor Contreras, fue el causante de su muerte posterior a la cirugía que según el hospital había sido todo un éxito…)

“Y así fue que Dios estaba orquestando un cambio radical para la familia, Luis fue invitado por CAM Internacional a que nos convirtiéramos por Fe misioneros y él cursara estudios Teológicos en el Dallas Seminary en Dallas, con beca total.” El hermano Simpson, y el misionero Hastie, tenían de común amigo al Registrar del Seminario Teológico de Dallas, Mr. Campbell, quien accedió, estando de visita por Puebla, de concederme una beca total para hacer mis estudios para la maestría en estudios bíblicos.

HACIA LA META DESTINADA En Dallas, Texas “Y es así que en un coche Opel, regalo de Pop, dos adultos y cuatro hijos con becas (regalo de los Tíos Beltrán) iniciamos por fe estar dos años en Dallas Texas en un cálido verano de 1972, Luis en el Seminario, los chicos en escuelas cristianas y yo tomando un curso en Biblia en el Dallas Bible College y ganándome unos centavos como baby sitter en Trinity Church, donde Güicho cursaba 8th grade, y tuvo

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la oportunidad de tener como compañera a la hija de Tom Laundry, y como maestro a George MC Neilly un buen tiempo para todos. Martha O., Johnny y Palos asistían Dallas Christian School, cerca de la casa, donde Johnny tuvo una peculiar experiencia, pues se acercaba el thanksgiving (La “Acción de Gracias”) y su maestra pidió a su grupo llevar botes de comida y algo de centavitos para una familia en necesidad, yo hice un “sacrificio” dándole algo; pero cuál no sería su sorpresa cuando se suben a la camioneta del colegio y Johnny ve que se detienen en nuestra casa y nos llenan de comida y como nueve dólares, pues esa familia en necesidad éramos nosotros…que a la vez pudimos compartir con Meche y Mary y familias parientes Valenzuela Manning, y tuvimos una verdadera fiesta de THAKSGIVING. “Dando siempre gracias al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” Efesios 5:20

Palitos, tenía 9 años cuando empezó a cursar tercer grado, y él también tuvo una experiencia algo diferente, una compañerita de salón, después de la vacaciones de navidad ya no regresó y se supo que su papá por razones de salud se mató, pero antes mató a varios miembros, y entre ellos esa compañerita. Nuevamente como familia, todos tuvimos que aprender a compartir labores domésticos. A cada niño le tocaba lavar los trastes y limpiar los baños, pues mamá estaba encargada de orientar desde el tercer, sexto, séptimo, octavo y Seminario a la familia, por “saber inglés”. Papá grababa sus clases y luego mamá se las traducía, para que él hiciera su tarea en español, pues los maestros sabían que después de dos años regresaríamos a México, donde papá Luis estaría dando clases en el Seminario de Puebla, auspiciado por la Misión Centroamericana. Mientras tanto, Martha O, y Johnny fueron a Markoma (internado) para seguir sus estudios, (Palos fue por un año a “Puebla Christian School” en Puebla). Martha O no le gustó Markoma y al final, regresó con nosotros a Puebla. Para ser veraz, no dudo que de nuestras aventuras y episodios algunas fechas y acontecimientos se hayan mezclado, pero de lo que sí es cierto es que Dios ha tenido y sigue teniendo cuidado de la familia. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” Hebreos 13:8

Ya podemos decir que fueron diez años entre Zamora, Jiquilpan, y Guadalajara con sus múltiples experiencias. Papá Luis en trabajos seculares, pero nunca sin descuidar los “asuntos del reino”, ya que en casa o en la iglesia, Dios nos usó para compartir SU PALABRA. Quiero evaluar el tiempo de cuatro años en Puebla, más que nada en las relaciones de familia, pues por primera vez hubo “desacuerdo” entre los hermanos, cuñadas, y suegros., y eso entre otros asuntos invadió el que los sobrinos Yoyo y Bora se vieron en la necesidad de ir a vivir unos años a Canadá. Vuelvo a traer a colación la partida de Alfredito Israel, pues una herida de esa magnitud deja cicatriz, pero Dios conoce de heridas y dolores y nos curó al abrir una puerta y ventana al darle un giro de 360 grados a la vida de toda la familia….DALLAS POR FE El viaje de Puebla-Dallas nos llevó varios días, pues hicimos algunas paradas durante el camino: Con los Gonzales en la casa de la hna. Mary Rurh Hastie, En Houston visitando la Iglesia Presbiteriana

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“Grace” (que era una iglesia que nos sostenía con ofrenda) y con los hermanos McNab que no obstante estando incapacitado tenía un negocio con hispanos en la jardinería. ¡Buenos hermanos! Eran como las seis de la tarde y la primera parada en Dallas fue en un “Seven-Eleven” y los hijos habidos de comprar dulces y refrescos se dieron su festín. La casa que rentamos en la calle “Milmar”, Dios nos la tenía pues en esa misma cuadra otro estudiante del Dallas vivía, y era quien llevaba a Luis al Seminario todos los días. No sé como yo aprendí a manejar en los freeways de Dallas, pero llevaba y traía a los niños. Solo una camionetita salía del Dallas Christian School y llevaba a Güicho y otros chicos al Trinity School (North Dallas) Yo hacía ese viaje por la 635 que no tenía tráfico y aún podía cerrar mis ojos por momentos, pues estaba cansada por el trajín de ser “la traductora oficial de Seminario a tercer grado” Dice un dicho popular “ahora sí vas a aprender a amar a Dios en tierra ajena”; no precisamente es nuestro el caso, pues a Dios siempre le hemos amado, pero lo cierto fue que como familia tuvimos la oportunidad de tener que aprender a depender más de Dios y los unos de los otros. Güicho, estaba urgido de volver a ser “Boy Scout” y no encontraba tropa, pero Dios le abrió la tropa en Reinhart Bible Church. También Johnny le acompañó. La nueva experiencia de vivir por fe es una nueva disciplina, que tiene resultados prácticos ante las necesidades reales (no los deseos) y como ejemplo el que un día una señora tocó a la puerta de la casa con un montón de pantalones vaqueros de varios tamaños y me dijo: Sé que tienen varios chicos ojalá les queden; y claro les quedaron. La lavadora y secadora vino de una iglesia, y las necesidades eran cubiertas y para Thanksgiving ya relaté como Dios proveyó y aún pudimos compartir, La renta de la casa de Milmar se pagaba con la renta de Boulevard Atlixco, y ofrendas extras permitieron que pudiéramos tener para comprar bicicletas para los cuatro hijos y ellos podían gozar la amistad de las niñas Wanda y Ronda nuestros vecinos”. Estudiando en DTS Efectivamente, como dice mamá Martha, ella nos ayudaba para traducir mis grabaciones que recibía de las clases en el teológico. Pero en verdad, yo no era tan tapado ni cabeza dura. Pues si bien no alcancé la aprobación mínima requerida en el examen de “Toefel” para ser admitido en una institución americana, a estas alturas, ya estaba inscrito y tomando clases. Y no hubo “mordida” de por medio. Lo que me ha valido es que el idioma inglés sí lo puedo leer y entender mejor, pero cuando lo hablan, sus pronunciación es diferente a como se escribe. Eso es loco. ¿Por qué a estos señores les gusta enredar las cosas? Bueno, de todas maneras logré el objetivo y con un buen material que hasta la fecha lo he seguido aprovechando en trabajos que seguí haciendo para la enseñanza. Ya lo comentaré después. Estudié en el teológico de Dallas (Dallas Theological Seminary) todas las materias que tenía oportunidad para hacer un programa más o menos completo para la enseñanza, pero estando en México, me invitaron a regresar de nuevo para que con unas cuantas materias más obtendría el grado que ahora,

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después de presentar un “Research” sobre” Escuelas Dominicales en México” obtendría de Maestría en Estudios Bíblicos: M.A.B.S. Tuve que regresar en un verano. Fue una época maravillosa: tenía un cuarto individual como dormitorio y estudio en el Seminario. Me consideraba tener todo el tiempo exclusivo y aislado para estudiar, asistir a clases, correr en frente para comer, y dormir; nada más. Eso fue una “delicia suma” (como lo leí en un anuncio en Coyuca) También fue una gran bendición tener a maestros tan prestigiosos como a Hower Hendricks, Lightner, Zuck, etc. muchos de ellos ya con el Señor. Y también compañeros como Tonny Evans, Wilkerson, el hermano Oscar López, de Guatemala, que ahora es profesor de misiones en el seminario, Evis L. Carballosa cuya tesis se basó en el libro del Apocalipsis, etc. Y además me dijeron posteriormente que el DTS era uno de los 10 mejores seminarios del mundo. ¡Glup! Tengo que bajar mi orgullo… Otro compañero de estudios era Paul Young, homónimo de otro, de Tyler TX que nos ayudaba con el sostén; me hacía el favor de llevarme todos los días a la escuela en su van pues vivía enfrente de nosotros. Una mañana, cruzando una calle casi llegando Zuiss Ave donde se localiza el Seminario, sale un auto Ford de lujo manejado por una elegante señora y golpea a nuestra van, volteándonos. Es la primera vez que me veo envuelto en un accidente automovilístico de esta naturaleza. Junto con Paul dimos vueltas; yo veía cómo volaban las cosas y sobre todo mi maleta donde tenía mis útiles y la grabadora para tomar mis notas. Quedamos, después de dar unas dos vueltas. Él con su cinturón puesto, frente al volante, yo, sin el cinturón (no tenía aun la costumbre; era de México) de cabeza sobre el techo, preguntándonos si estábamos bien. Del lugar del accidente al hospital. Regresé a mis clases como si nada, pero con un brazo vendado por las curaciones de luxación que recibí y que me mantuvo en esa posición muchos días. Mi hermano Paul, ileso (Iba amarrado). El van, asegurado. No mayores problemas. Cartas de oración Nos hicimos miembros de la Misión Centroamericana CAM, (ahora El Camino), estando de presidente el hermano Taylor. Hermano muy tratable, espiritual y comprensible. Tuvimos clases de orientación y testimonios de conversión y además cómo levantar fondos para el sostén “deputation” de cada familia que salía a su ministerio. Todos los candidatos eran americanos. Nosotros los únicos mexicanos. Así que no contábamos con ninguna conexión que nos hicieran un buen apoyo para que nos sostuvieran en nuestra próxima actividad como misioneros. Lo hacíamos por fe (o por ignorancia) pero así nos fuimos en el nombre del Señor con lo poco que pudimos conseguir. Mientras tanto cada mes escribía en forma de caricaturas una “carta de oración” cuya colección aun la guardamos como recuerdo. Hubo

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necesidad posteriormente de hacer un segundo viaje exclusivo de levantamiento de fondos. Dando nuestro testimonio, tocaba la armónica melodías mexicanas y cristianas, y haciendo cuantas “monerías” podíamos hacer para motiva a la gente… Claro está, eso no estaba bien, pero yo en lo personal, lo hacía. Agradezco a tanta gente que con buena voluntad y constancia estuvieron enviando sus ofrendas mientras estuvimos en CAM participando, más o menos de 1972 a 1977. Seminario Bíblico de Puebla Empecé dando clases a los estudiantes del seminario y cada vez más me iba entusiasmando en mi nueva actividad como maestro no ya de escuela secular, sino de Biblia. La teología que impartía: Fundamental, Dispensacional, Pretribulatorio, etc. etc. Y más materias que ya continuaba ilustrando para ir acumulando mas y mas mis recursos auxiliares para la enseñanza objetiva, que me ha dado buenos resultados transcurriendo el tiempo cuando los iba empleando. Muchos de los egresados han estado reproduciendo esta experiencia de aprendizaje en el seminario para la gloria de Dios. Tuvimos alumnos de diferentes partes del país: Chihuahua, Guadalajara, etc. Vivían en el colegio ya que contamos con internado para hombres y mujeres por separado. Uno de mis alumnos fue el hijo de Pepe Corte, uno de los siete vanguardistas de Puebla que en su tiempo nos instaba para que fuéramos a estudiar en algún seminario para fructificar y edificar mejor a la iglesia. El hijo de él es ahora un muy querido pastor en una iglesia bautista en California; además resultó ser un excelente compositor y director de coro que a la fecha, que yo sepa, ha escrito una cantata muy hermosa. Mi hijo Güicho cantó con la voz de bajo en su coro de estreno. Además de funciones como maestro, era el director interno. Me mantenía bastante ocupado disfrutando todo cuanto hacía. Ahí pude escribir y hacer mi investigación final para graduarme para mi maestría, aprovechando una secretaria bilingüe (ella era de las islas Canarias de España) para que me lo escribiera ya traducido. ¡Uffff! Pasando el tiempo, tuvimos otro director de CAM, Mr. Platt dentro de la dirección interna del seminario, también hubo algunas discrepancias (pienso que económicas) por lo que hubo otras razones más por las que decidimos movernos a otra actividad. Antes mamá Martha y yo fuimos a los Estados Unidos para levantar algo de fondos, visitando una nueva lista de iglesias hermanas que nos pudieran sostener, aceptándonos dentro de sus campañas de levantamiento de fondos para misiones. Para ese entonces, estábamos descuidando a nuestros hijos, precisamente durante la edad más peligrosa del despertamiento hacia la juventud con todos sus impulsos desbordados de los cuales, aunque les habíamos inculcado los principios cristianos, aún todavía les esperaban confrontarse con ellos. El ambiente poblano, en cuyas amistades no les ofrecían nada positivo, más que bailes, pandillas, pasar un buen tiempo, experimentar nuevas sensaciones, etc. Y no ser participantes regulares de una actividad juvenil de alguna iglesia en forma permanente, eso también nos orilló a tomar otras medidas no esperadas de emergencia.

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Comenta mamá Martha “No es pecado reconocer “errores” si éstos nos están permitiendo reconocer donde está la verdadera solución, progresiva que toda familia tiene como reto ver y ayudar a los hijos a la codependencia y eventualmente a la independencia responsable que todo adulto deberá tener. Luis Ignacio (Güicho) siempre ha sido muy inquieto, pero desde pequeño él quería ser médico y eso a mí me daba mucho gusto, pues era como si se realizará lo que mi padre hubiera sido: médico misionero. Lo difícil es que Güicho no estaba preparado para el mundo secular y lleno de distracciones, por lo que estaba empezando mal frente a las tentaciones no gobernadas. Juan pudo con “favores” entrar a la escuela tecnológica (cerca del estadio Cuauhtémoc) y usaba una motocicleta, que en lo personal, siempre me ponía nerviosa. Palos nunca nos dio problemas, pero sí nos comentó, que ya no quería permanecer en Markoma; así que eventualmente ya estando en Dallas se graduó de Tyler Street Christian Academy”. Un paréntesis económico. Regresando a construir Por falta de un salario completo mientras tanto solicité a CAM que me autorizara para que en mis ratos de descanso o fuera de horario escolar pudiera dedicarme a mi profesión y así ganarme algo de lo que necesitábamos. Una vez concedido, pude construir dos casas: una para el Dr. Sánchez quien lo había conocido cuando estuve de director en el IMM; él era un maestro de biología, y otra casa la del Dr. Contreras a quien conocía por mucho tiempo atrás. Estas construcciones me reanimaron, no solamente por lo económico, sino porque desperté mi corriente adormecida de ingeniero, pudiendo resolver problemas que se me iban presentando que me favorecían a mi creatividad para resolverlos. La casa del doctor Contreras, la estaba edificando sobre un terreno que había sido un basurero, y se encontraba frente a la salida de una calle donde bajaban las aguas superiores de la lluvia; por lo que se hacía una corriente haciendo camino a su curso rumbo a un río que se encontraba en la parte posterior de la propiedad; es decir, ese era su cauce natural. ¿Qué hacer para que no afectara a la casa que se encontraba en su cauce natural? En el patio frontal del proyecto, la entrada de los autos, construí una zanja acueducto conductora de aguas desviadas del exterior. El terreno era demasiado inclinado hacia aguas abajo. Luego cimenté el edificio con muros como si fuera para retener el agua como en una presa, y en otras paredes las soporté bajo las columnas con zapatas especiales, tocando ambos proyectos hasta llegar a tierra firme, librando la basura que se encontraba acumulada. No sé como lo supieron, pero vinieron de la facultad de ingeniería alumnos a ver como había hecho este tipo de trabajo, porque alguien lo vio y le pareció interesante compartirlo con ellos. No tuve ningún empacho en mostrarles todo el proyecto procurando darles confianza de que cuando se les presenten problemas relacionados con su labor, los encaren con sabiduría, pero sobre todo con confianza. En especial yo, en el Señor.

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Nacen (Mimí) y John (Tita) No llegamos al año cuando mamá Martha decidió ir a los E.U. para recibir a nuestra hija Bertha Cristina (Mimí) quien después de 14 años del último niño (Palos) vino a formar parte de la familia. A los dos meses, también en Dallas, nació nuestro primer nieto Juan M. (Tita)

Mamá Gigi dice: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre” Salmo 127:3 “Y como padres ese regalo el Señor nos los dio en seis ocasiones, en 1958, 1959, 1961, 1663, 1970 y 1977 y en diferentes lugares Puebla, Zamora, Guadalajara y Dallas. Mis maternidades empezaron teniendo 22 años y terminaron a los 41 años. Luis tenía 30 años y terminó a los 49. Ellos han sido en verdad nuestra herencia. Y no me canso de repetir que de ellos yo he aprendido, muchas cosas que a mí me faltaron por no haber crecido en una “estructura de mamá, papá”, y queriendo ser “una Mamá” reconozco que he cometido muchos errores y “horrores”, pero nunca planeados, para hacerles daño……” AVAL Empecé a trabajar en Audio Visuales para América Latina (AVAL). La oficina se cambió a los terrenos propiedad de los hermanos Carpinteiro que era un gallinero tipo granja, comercial, muy enorme que abarcaba toda una manzana. Nosotros estábamos en un solo lugar y a mí me tocó estar en el segundo piso, donde se ubicaba exactamente a un lado mi escritorio una campana enorme que sonaba cada vez que alguien llamaba a la puerta principal. El sonido se oía en toda la manzana. Yo respingaba en cada llamada… Pude terminar mi primer libro: “Viva la Biblia”. Un método para aprenderse en forma fácil y recordar los capítulos de cada libro del Nuevo testamento en forma visual. Cuando se publicó, fui invitado para darlo a conocer en una feria de escritores cristianos a Miami Florida.

En Miami, FLA Cuando llegué, esperaba estar en un cuarto con asistentes para hacerles una demostración de cómo aprenderlo y enseñarlo, por lo que ya estaba preparado para eso. Pero, no sabía el sistema de cómo se llevaría al cabo este laberinto. Era solamente sentarme, y firmar como autor, en el libro de la persona que lo llegara a comprar.

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La única persona que se me acercó fue Wainne, un joven americano que mientras estudiaba en la escuela de idiomas en Guadalajara, había vivido con nosotros en la casa de Sta. Prisca. Me reconoció y me invitó para ir a su casa en Hob Sound, un poco al norte de Miami. Era un lugar muy bonito, lleno de cocodrilos y también gente que tenía la ocurrencia de vivir por allí. Me invitó para ir a su iglesia el domingo, y claro que asistí. Eran de la rama pentecostés, una mega iglesia. Me pidió que les enseñara algo de mi libro y les hice la demostración, además de mostrarles cómo recordar los diez mandamientos con los dedos de la mano. Terminada mi aventura, pasando los días programados ya regresé a mis labores normales de trabajo a Puebla. En la parte de atrás de la casa donde vivíamos, construí para los niños una casita de ladrillo que además serviría como un horno con su chimenea y afuera en el jardín un pequeño acueducto con agua que se escapaba en un tubo para hacerla circulante; pues anteriormente bajaba de una fuente de piedra volcánica negra que puse en una pared, como si fuera una cascada que se deslizaba por la inclinación que tenía rumbo al canalito de desfogue. Un puente pequeño curvo unía la casa principal con la casita. Los niños la gozaron con sus cachorritos que llegaron a tener. Primer viaje de regreso a Dallas Mamá Martha decidió regresar a Dallas, con la mira definitiva de residir en los E.U. Se quedaron conmigo solamente Juan (Johnny) y Güicho. Se llevaron el único auto con que contábamos. Iba a pie al trabajo y regresaba en la misma forma. Confieso que fue una época muy triste y solitaria por la que pasé. No se la recomiendo a ninguno. Güicho estaba cursando la carrera de medicina y prefirió vivir solo cerca del hospital, y con la ayuda de mi papá pudo pagar los gastos de la inscripción de la escuela cada año. Estudios Bíblicos de Hogar (EBH) Mientras se encontraba parte de la familia en Dallas, yo continuaba mi trabajo y estaba a la vez atendiendo Estudios Bíblicos en los Hogares. Llegué a contar hasta con cuatro por semana. Tuve la oportunidad de llevar un registro de actividades que, con el tiempo formaron parte de un curso que di en el Colegio de Houston más adelante. El tema fue: “Cómo abrir un EBH”. Al Señor le plugo bendecir estos centros en Puebla, teniendo una ofrenda de almas convertidas durante estas clases. Entre ellos contamos con Miguelito (así le decíamos), un compañero que estuvo conmigo en la misma preparatoria de la Universidad muchos años atrás. Toda su familia y amigos, también aceptaron al Señor. Recuerdo que una noche, después de haber terminado con la casa de Manuelito, llegó el esposo de una de las asistentes que venía retrasado de un viaje de la ciudad de México. Al entrar a la casa, se dio cuenta de las conversiones que hubo y me pidió en el momento que ya nos disponíamos a salir que le ayudara también a él para recibir a Cristo, pues ya había estado en clases anteriores.

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Yo sentí que recibía un balde de agua fría en ese momento, encima de las ansias que tenía de ir a casa para descansar pues era ya de noche. ¡Deténganse todos por un momento!, les dije a todos, hay un asunto muy importante que tenemos que tratar… y a continuación, ya relajado y con el corazón lleno de gozo, le expusimos el plan de salvación a uno que como los otros estaban deseosos de pertenecer al reino de Dios. Fue una noche muy hermosa. Como en todos los estudios de Hogar que tuvimos durante esa temporada. El “tinterillo” Con el tiempo, decidí ir con Johnny a Dallas y empezar a tramitar nuestra residencia permanente de acuerdo al papeleo de rigor que se necesita por hacer. Güicho decidió quedarse para terminar su carrera. Ya en Dallas, en un cuartito portátil, se ubicaba un “notario” especialista para arreglar el trámite para ser residentes. Era, según él un notario “cristiano”. Pero ese era “el gancho”. No lo fue. Nos engañó, como lo hizo con otros quienes veíamos que iban a reclamarle los dólares que les había robado durante el trámite y no les resolvió nada. A duras penas nos escapamos a tiempo, el Señor nos señaló un camino mejor y pudimos rescatar de este impostor todos los documentos necesarios que ya le habíamos entregado en confianza. Ahora los necesitamos para irnos por el camino correcto. La Residencia (Gigi) “Lo que a continuación voy a relatar, todavía me produce “presión alta”. Pero la MANO DE DIOS nos permitió con éxito obtener la residencia. Papá Luis calificaba como ministro del evangelio para tener trabajo en la iglesia, para

la residencia, pero Juan estaba pronto a cumplir 21 años y se iba a quedar fuera, así que se necesita la intervención divina para acelerar los trámites, que ya una vez habían sido rechazados en Dallas, por asumir que Luis había renunciado a su nacionalidad americana por evitar ir a la guerra. Me dirijo como siempre en ayuda a “brother Paul” el capta la urgencia y como buen americano-irlandés pone manos a la obra. Saca una hoja y empieza a escribirle al senado John Tower, a quien en otro tiempo ayudó en su campaña, y nos recomendaba a ser ayudados. Se pone en oración, le pide a la secretaria la ponga en limpio y yo la lleve al correo, y hay paz…. Al otro día, yo recibo una llamada de la secretaria del Senador John Tower. Señora Velázquez, ¿en qué podemos ayudarla?….en esos momentos toda la casa me da de vueltas y tengo que ponerme en el suelo. Ella continúa, y me dice “¿me autoriza hablar con la señora Ibarra en la embajada de México sobre su asunto?” Yo le digo, por favor.

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Y es así como la Sra. Ibarra me dice: señora, por favor vengan a mas tardar el miércoles, pues es el último día de trabajo, ya que el jueves y viernes santo vamos a estar cerrados. Para que yo pueda llevar todos los documentos míos, necesito cartas de buena conducta de Zamora, Guadalajara, Puebla y México de viernes a miércoles, por lo que tomo el avión el viernes por la tarde para Guadalajara y me hospedo con los Hnos. González. El sábado por la mañana, voy a la policía a pedir la carta y me dicen venga el lunes, por lo que empiezan a salir los “verdes aceitosos” y la carta me la entregan al momento. El domingo por la tarde llego a Zamora, y una serie de recuerdos me asaltan, pues ahí vivimos y tuvimos muchas experiencias gratas e ingratas, por la mañana me presento en la oficina de la policía, por la carta y nuevamente me dicen venga mañana, y nuevamente salen los “verdes aceitosos” y la carta me la entregan al instante. En Zamora no hay terminal de salidas a México por lo que me agencio un taxi que me lleve la Piedad y durante el camino entablo una conversación de lo más interesante. Primeramente le pregunto por García Quiroz el pequeño propietario que había amenazado de muerte a papá Luis, y me dice: “¡ese se está cociendo en el infierno!” Después me cuenta lo que a él le pasó con un “pudiente” que era el otro abuelo de su hija cuyo marido había muerto en un accidente y este abuelo sabiéndose pudiente quería recoger a esos nietos, pues les proporcionaría bienestar, este señor, ciertamente era pobre pero su corazón era para su hija y nietos y como se sabe Dios lo iluminó a idear ir a ver al Procurador que era de su pueblo, y no le llevó cogñac, sino dos bolsas de guamúchiles a lo que el Procurador salió de su oficina y dijo “quien está aquí de mi pueblo”; la frase que le permitió a este abuelo pobre recuperara sus nietos es la ya célebre: “me perdonan pero hijo de mi hija nieto seguro, algo que el otro abuelo no lo podía probar.. El lunes por la tarde me encontraba en Puebla y al otro día temprano fui a la policía por la carta y nuevamente los “verdes aceitosos” lograron que tuviera la carta al momento. El miércoles por la mañana ya en El Distrito Federal voy a la policía y por primera vez me dicen no se preocupe señora nosotros le enviaremos esa carta vía fax a la Embajada. Así que me dirijo a la Embajada, donde mi esposo, Juan y Palos se encontraban por tener ellos la carta con la cita. ¿Y qué paso? Que el policía de la puerta no me deja entrar, porque yo no tengo esa carta, y le digo: mi esposo está abajo con la carta y él me dice, pues eso no lo sé y usted no pasa. Así que nuevamente tengo que ir a la otra puerta y decirle al policía la versión y entonces le dice al primero: “¡la señora te dijo que su esposo está adentro!” y lo manda llamar. Asunto arreglado. Bueno un obstáculo menos excepto que ya para pagar leo que no admiten billetes de 100 dólares y ya casi cierran los bancos, nuevamente hay que cambiar 400 dólares en billetes de 20 o 50 y la cajera del banco a donde fui me dice: “señora ya casi estoy por cerrar vamos a ver si los tengo”, pero LA MANO DE DIOS lo consigue y finalmente unas horas antes de que la oficinas cierren obtenemos la RESIDENCIA”.

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Seguimos en Dallas Vivimos en North Polk, una calle en Oak Cliff a un lado de la Iglesia Metodista, bajo la bendición del hermano pastor Paul Morrel. Mientras terminábamos nuestra gestión para la residencia, me coloqué como co-pastor de la obra hispana reuniéndonos en la capilla de la misma iglesia. Tenía mi oficina en la oficina del pastor hispano y ahí empecé mis programas para dar conferencias de varios asuntos en diversos lugares. Un lugar visitado donde le hablé al pastor de la iglesia metodista de la Universidad Metodista (SMU), le gustó tanto que me dijo que ya había encontrado algo para poder ponerlo en práctica dentro de su trabajo. Parece que no tenía nada que hacer y estaba peligrando su estancia en ese lugar. Eso no me importó. Le expliqué en detalle con estadísticas previamente recabadas en los periódicos de los hispanos del lugar y sus necesidades y cosas por el estilo, y me fui. Uno de los proyectos fue el desarrollo del “Development Center” donde tuve un programa de cómo hacer ayudas audiovisuales para la enseñanza bíblica. El material desarrollado y puesto en práctica en varios lugares, me sirvieron más adelante para que formara parte del libro que preparé como segunda parte de: “Fundamentos de la Enseñanza” que impartí posteriormente en el Colegio de Estudios bíblicos en Houston. Hice el trabajo de traducción y las ilustraciones para el curso desarrollado por el pastor Warden, ministro metodista de “Highland Park Methodist Church” con el título “Estudios Bíblicos Trinidad”. Que posteriormente fuimos a varios lugares para enseñarlo y ponerlo en práctica a los alumnos que asistieron. Fue de mucha bendición, pues se editó en grandes cantidades, auspiciado por la misma iglesia, apoyando todos los gastos que dieron lugar. Con el plan de los folletos de “Chick” ilustrados, estuvimos Mamá y yo repartiendo entre los vecinos durante varias semanas estos folletos, de acuerdo al programa de evangelismo que en cada librito obsequiado traía como invitación a reconocer su necesidad de salvación para su alma. Después de varios esfuerzos, incluso para detectarlos, nadie respondió. Pero en la capilla, estuvieron asistiendo varias familias que aceptaron al Señor y aun siguen fieles, después de los años al paso que decidieron hacer, como la familia Villalpando, familia de Lupita Zires, Y la familia de Jorge Martínez. Iglesia “El Buen Samaritano” En otra iglesia mexicana, metodista, “El Buen Samaritano” les ayudamos con el apoyo del hermano pastor González. Les presentamos todas las “novedades” para poder aprender las Escrituras de una manera rápida y segura, tanto con mi libro “Viva la Biblia” como en los talleres especiales de “Caminata por la Biblia” (Walk through the Bible, de Wilkerson) adaptado para el hispano. Arreglos para las navidades, etc.

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Fue una época donde nos sentimos útiles en el servicio del Señor teniendo la oportunidad de hacer buenas amistades. Por otro lado, contando con algunos buenos hermanos líderes, tomamos un curso para hacer videos religiosos y pasarlos por la televisión local. Lo hicimos y con un equipo de personal mínimo pudimos hacer una grabación en donde explicamos cómo caminar por la Biblia entendiéndola como un todo en la introducción para algo mayor. Robo Mientras estábamos fuera, los niños estudiando, mamá trabajando en la limpieza y yo en la iglesia, sufrimos durante ese tiempo de la visita, dos veces, de los amantes de lo ajeno. Rompieron la puerta trasera de la casa fácilmente, pues el edificio era bastante viejo, y se llevaron tantas cosas que los niños mas lo resintieron por el cariño y recuerdo que para ellos significaba, lo que traían de México. Nuestras cámaras, cintas grabadas, el poco equipo que poseíamos, etc. Cabe mencionar que nuestra casita de North Polk sirvió como “refugio” a varias personas que buscaban albergue en su paso por esta ciudad, generalmente amigos de los hijos y conocidos de tiempo. El lugar era bastante chico, todos estábamos “apretujados” pero contentos, aun con un ratoncito que continuamente quería meterse a través de un agujero que hacía no obstante que siempre se lo tapábamos. Pero era persistente el intrépido. Habiendo obtenido la residencia, empecé a buscar un trabajo secular, para continuar sosteniendo a la familia más desahogadamente. Me fue muy difícil al principio. Sentía la discriminación muy fácil, y además no he sido fluente en el idioma, y adivinar que trataban de decirme y equivocaba fácilmente el sentido de lo que estábamos hablando. Buscando “chamba” Bajo la presión reinante, hice la solicitud a una fábrica donde había una oportunidad, de encargado de almacén y suministro de refacciones para los trabajadores. Me describieron el trabajo, y consistía primero de darle una limpieza a todo el lugar que se encontraba lleno de aceite y demás porquerías. A mí no me importó, pero al verme el superintendente, no le pareció que yo con mi aspecto de “ilustrado” y limpio tuviera ese trabajo, y consideró que no era justo dármelo, por lo que “patitas para fuera”. Busqué trabajo como dibujante y apliqué en muchos lugares de ingeniería, pero no había respuesta, a pesar de haber tenido las acostumbradas entrevistas. Como ingeniero… Un hermano de la iglesia Tyler, era ingeniero y me invitó para que lo viera. Me entrevistó y me dijo que sí reunía los requisitos para que le ayudara en la construcción de varios pisos desde el principio, como superintendente de la obra. Me encantó la idea; estaba precisamente en lo que deseaba para poder ejercer mi profesión, y además con el apoyo de un hermano en la fe que me inspiraba mucha confianza y comprensión.

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Nos arreglamos en el precio y todo lo necesario para comenzar, solo faltaba que se lo comunicara al jefe de la obra, su superior. Mientras tanto, tan seguro vi la oferta que me fui a México a traer mis libros de ingeniería para poder consultarlos en su oportunidad. Me acuerdo que en una clase de la escuela de ingeniería, el profesor nos dijo: que ellos no nos iban a enseñar todo lo concerniente a los problemas de la ingeniería, pero que sí nos dejaban preparados para saber dónde buscar para resolverlo. Al regresar, todo apenado el ingeniero me contó que por más que hizo el esfuerzo, no convenció a su jefe y… no me aceptaron. “Patitas para afuera”. Me pasó lo que dice el dicho: “En el momento en que encuentras la llave del éxito, siempre hay alguien que cambia la cerradura”… Quedó en las manos del Señor, y El sabía lo que me tenía preparado más adelante. Neiman Marcus El esposo, señor Zieres, de una hermana convertida de la iglesia hispana, Lupita, me invitó para trabajar en una carpintería donde hacían anualmente trabajos artísticos para decorar la tienda de Neiman Marcus. Como tenían un departamento de dibujo y pintura, pues me aceptó el dueño que era un judío. Estuve trabajando con agrado porque sabía lo que hacía, y además era rápido. Me dieron la parte de la “brocha gorda” ya que el dibujo especializado ya lo ocupaba otra persona por años. Mientras tanto el señor Zieres trabajaba en el mismo enorme salón en el ramo de la carpintería con otros no pocos trabajadores. En una ocasión, me dieron a pintar unas columnas de madera ya terminadas de unos 4 metros de largo. Utilizaba una escalera para poder alcanzar el tope, y se iban colocando una tras de otra para su almacenaje. En esa estaba, cuando me apoyo en una de ellas al sentir que me estaba cayendo de la escalera y al empujarla, como un dominó bien ordenado, fue golpeando a todas las demás hasta terminar con la última cayendo en forma estrepitosa por todo el suelo en forma ruidosa, La última columna fue cayendo precisamente cuando pasaba uno de los dos hijos del judío golpeándole la frente. De inmediato un chorro de sangre alarma a la situación para que su hermano con una gigantesca mochila sacara sus primeros auxilios mientras llegaba la ambulancia para llevárselo al hospital de emergencia. Sentí que ese iba a ser mi último día de trabajo para repetir lo de “patitas para afuera” Para sentirme apenado frente a la situación, hasta pensaba regalarle una medalla judía que tenía como colección, para ver si podía justificarle mi arrepentimiento de lo ocurrido en el accidente. Ya con la cabeza vendada, siguió como si nada y me dejaron para que terminara lo empezado, pues la navidad estaba encima y había que armar todo los adornos a la tienda antes de las celebraciones navideñas. La última noche nos la pasamos desvelados hasta que quedó todo en su lugar. La espalda ya no la sentía, no era permitido quejarse, pues no había tiempo para que uno fuera consolado. Terminamos y cada quien para casita.

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Al siguiente día de trabajo, un lunes, con mi mochila y lunch que llevaba preparado para continuar con otro supuesto proyecto, Al llegar a varios de nosotros nos dijeron que ya no hay trabajo. Eso significaba Layoff; bye, bye. “Patitas para afuera”. Esa fue mi primera experiencia de cuando ya no hay trabajo que con la mano en la cintura, lo corren a uno… En este caso no tuve, aparentemente la bendición de Abraham…Ya será otro día. Durante las fiestas de Navidad, fuimos a visitar a Neiman Marcus para ver las hermosas decoraciones que habíamos construido… ¡Snifff! Telecom Estábamos en esa cuando recibimos una llamada telefónica y Mimí se puso a dialogar muy animosamente con el que hablaba. Después de un buen rato, Le preguntamos que quien era, nos dijo que es un señor que quiere hablar con papá acerca de un trabajo. Era el jefe de personal de la empresa Telecom, uno de los lugares que anteriormente ya había aplicado y no había tenido respuesta. Me entrevisté con él y luego me mandó con Loyd Floyd, el supervisor del departamento de dibujo de la compañía para terminar la entrevista. Le llevé mi libro “Viva la Biblia” y algunos trabajos de ingeniería que en Puebla ya había hecho, lo más que pude para apoyar la entrevista. De inmediato fui contratado. ¡Aleluya! Gracias Señor, que por fin ya teníamos respuesta. Ahora fue “patitas pa’dentro” Bajo contrato por tres meses con opción de extenderlo hasta hacer formal contrato empecé en un edificio famoso por tener el caballito alado en la azotea en un piso elevado, donde podía contemplar parte de la ciudad. Peor el grupo de dibujantes se encontraba congestionado en medio de los ingenieros y se veía todo muy amontonado. Me hizo que empezara con un dibujo del sistema de comunicaciones de la empresa. Se lo elaboré fácilmente (modestia aparte) Cuando un ingeniero pasó a verlo, volteándose a Loyd le dice, casi gritando: ¡Mira!, hasta que vi un dibujo profesional, bien hecho. Eso me dio puntos. Gracias a que ya tenía experiencia en dibujo lineal y de mis otros proyectos, este fue para mí otro dibujo más. Lo mismo pasó cuando Loyd Floyd empezó a ordenar una serie de planos en el suelo en forma muy desordenada. Me permití explicarle como debería hacerlo, y le enseñé una forma que ya sabía desde que estuve haciendo dibujos en la construcción de escuelas en Tlaxcala. Muy práctico y bien ordenado. Adoptaron el sistema de inmediato para todos los planos. Y así de esta manera, iba ganando más y más terreno de permanencia dentro del trabajo. Debido a complejidades entre compañías en competencia y a la situación baja de mercadeo, estuvieron en varios casos realizando varios despidos de personal (lay off), pero a Dios gracias yo permanecía detrás de cada tormenta en mi puesto. Hasta que la compañía, decidió unirse a otra con el nombre de Sprint, también de telefonía, pero la sede principal sería en Kansas City. No más lay off para mí.

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Muchos prefirieron renunciar antes que mudarse, yo lo estaba pensando también, pero no vi ninguna otra posibilidad de trabajo seguro, por lo que me mantuve callado para ver hasta cuando iban a evacuar con el último empleado. Recibí una carta por parte del gerente, invitándome a permanecer otros seis meses, con contrato, como el único apoyo en dibujo, a los ingenieros que iban quedando para ayudarles en su trabajo y cerrar por completo la oficina. Acepté. Ya Loyd Floyd se encontraba en Kansas en las oficinas centrales, cuando me habla pidiendo por favor que fuera un par de semanas para enseñarles a los dibujantes como empezar un dibujo de la nada en perspectiva. Acepté y fui. Lo hice con uno de mis métodos que ya conocía desde la escuela y con los dibujantes al alrededor vieron como iba saliendo el dibujo a partir de una hoja en blanco hasta el final. Todavía no se empleaba el sistema CAD u otro programa, para hacer los dibujos computarizados. Terminados los seis meses del contrato, solamente cajas vacías y basura en los cuartos donde estaban llenos de ingenieros anteriormente, era lo que había. Decidimos Martha, Mimí y yo para irnos a Kansas. Mimí no quería ir, porque temía a los tornados. Había visto la película de Doroty: “El Mago de Oz” y ese recuerdo perduraba en su mente infantil. Pero fue convencida y ni modo. Mientras tanto… Gigi comenta: “Deseo compartir algunas de mis aventuras de trabajo. En el verano de 1980 decidimos emigrar a Dallas donde el Pastor Bro. Paul era verdaderamente un hermano de carne y hueso y nos extendió una grande ayuda, para iniciar una migración permanente. Me pidió que fuéramos los pies y brazos de Josey una persona de 92 años, que padecía de fuerte artritis, que la tenía en cama más del tiempo. Josey era un personaje fuera de lo normal. Se había casado cuatro veces, pero no tuvo hijos. Su filosofía era: no creía en discutir “la relación” si ella estaba en la casa de él, ella se iba, si él estaba en su casa, él se iba. Su primer matrimonio fue con el hijo de un político de Centro América, y Pastor Morel

obtuvo “buena ganancia” y así sucesivamente, fue acumulando capital.

Sin embargo ella tenía un puesto importante al atender el personal del Dallas Athletic Club, un lugar muy exclusivo de señores ricos de Dallas. Su educación de tercer grado no le impedía desarrollar el pago de la nómina, pues su hermano le había confeccionado una tabla para pagarles según las horas. Ella era filántropa de una comunidad de artistas en Oak Cliff, era estimada por varias personas. Con los años había depositado su situación económica en Bro. Paul, quien estaba encargado de ver por ella, hasta su muerte. Fue que así mi familia se convirtió en su familia o viceversa. Era un “show” escuchar lo que le había pasado, pero seguía teniendo un gran corazón, pues amaba a B. Cristina y a Tita y les compró un juego de columpios.

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Josey pudo con mucha ayuda ir a la iglesia un Día de Madres y Bro. Paul, se quedó admirado. Próxima a morir de 94 años, ella me preparó para mi próximo trabajo como House Keeper de S.M.U. Dios es y ha sido muestro proveedor. Cuando yo apliqué, el jefe del personal se admiraba de mis referencias de primera, pues yo solo tenía un corto tiempo de ser residente. Yo firmé un viernes por la tarde, y Josey falleció a la madrugada del sábado, cuando le tocaba que la bañara Martha O. Bro. Paul dijo: a su tiempo Dios hace Todo… Mi trabajo era ver que en la casa del Presidente de la Universidad todo marchara bien; los de la limpieza, los jardineros. Los arreglos florales para los banquetes y los cocineros, etc. etc. El señor Shield (el presidente de SMU) y su esposa, eran muy tratables, pues eran de California. Un accidente de proporciones que hubieran sido drásticas, me ocurrió, cuando tratando de poner en marcha el carro, que por fallas tenía que abrir el cofre y con un desarmador ponerlo a trabajar, pero no me fijé que estaba en velocidad y empezó a caminar enfrente de mí, prensando mis rodillas, pero Dios me libró y no me las quebré. Con los años una rodilla sí me duele. No me cansaré de darle gracias a Dios y reconocer como su AMOR nos ha guiado por doquier. Uno de los beneficios de tener este trabajo; fue que Palos pudo cursar unos semestres en S.M.U. gratis, y que le ayudarían en su resumé. Lo malo fue que “los compañeros” lo invitaban a tomar y ser tontos. Un incidente de proporciones fuertes, es que un día “migración” fue a la universidad y Palos no tenía su “green card” pues le decía que la dejara en casa y se lo llevaron para el aeropuerto, junto con otros ilegales, pero los jardineros que me conocían me hablaron por teléfono a casa de presidente, que por

cierto ese día estaba en casa, y cuando vio mi angustia, rápidamente mando a security y me llevaron a casa, recogí sus papeles de Palos y nos fuimos a sacarlo, y como Dios todo lo hace perfecto ese día, Luis llegaba al aeropuerto y lo pudimos recoger. Otra anécdota fue que la señora había perdido su anillo sencillo de bodas, y me pidió no aspirar, entonces yo le pedí a mi Dios que me ayudará a encontrarlo y dicho y hecho el anillo reflejó un pequeño diamantito con el rayo del sol en la alfombra del baño. Después el marido le compró un anillo más grande. Hablando de anillos, una de las hijas se iba a casar en California y desde ahí me habla y me pide le busque el anillo que le va a dar al marido, bueno la casa la habían dejado un “desastre” y yo tenía que encontrar un estuche con el anillo, que nunca antes lo había visto, nuevamente le pedí a mi Dios su ayuda y después de algún tiempo y haber buscado por toda la casa, detrás de una puerta estaba un bolsita con el tal anillo. Gracias a este trabajo empezamos un nuevo record de “crédito” en el Credit Union de Texas, que a la fecha está vivo y que varias compras fuertes se han hecho, coches, viajes, un pequeño tráiler que Güicho y familia usaron como casa, Yiyo y Pierre gozaron. Cuando el presidente renunció, y a Luis lo habían movido a Kansas, yo dejé la universidad y empezamos la mudanza a Kansas, En ese verano me operé de la matriz en Puebla, y Güicho ayudó al Dr. Sánchez.

� Kansas City

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Esa mudanza fue muy a gusto, pues tuvimos empacadores profesionales, que se encargaron de todo, Llegamos B. Cristina y yo en coche con Chofi y Juan, la nena no quería ir, por haber visto el Mago de Oz y el tornado y decía: “yo nací en Dallas” Nuestro primer departamento estaba atravesando la calle y la escuela de Mimí, donde cursó quinto y sexto, y pronto se hizo de dos amigas, una que vivía en los departamentos y otra cerca, pero esta niña era muy posesiva y solo quería ser la única y se compró un corazón que era para ella y la otra mitad para Mimí. En el quinto año le tocó hacer un trabajo de investigación sobre Illinois, y como El presidente Ronald Regan ahí nació era de esperar querer tener su fotografía, así que escribimos a la Casa Blanca, pero se tardaban y fue que pudimos hablar por teléfono a la Casa Blanca y nos atendieron con mucha cortesía y nos mandaron de inmediato la foto, firmada. En el sexto año tenía que hacer investigación de México, y nos lucimos, pues tuvo muchos recursos a la mano ya que Tacho estaba de secretario en la Embajada de México en Washington y nos proporcionó estadísticas y mapas inclusive pudo presentar unas diapositivas , un mapa con las diversas tribus, etc., etc. La maestra la felicitó y le dijo que ese trabajo era muy profesional naturalmente Luis y yo estábamos involucrados Cuando iba a cursar el séptimo año, Tita se fue a vivir con nosotros a una casa dúplex en Grand Praire, cerca de la escuela. La pasamos bien contentos, pues Luiz Chavez era un buen amigo que cada semana comía con nosotros y en el sótano hacían arte los niños con él. Tuvimos visitas de Güicho y Martha O. y Pierre, Bob. Nos gusto asistir a la Primera Iglesia Bautista Mexicana, con los pastores Castillo y familia, que mas tarde serían los que presentarían a Luis para su trabajo en El College of Biblical Studies en Houston. La hermandad con los Castillo era de demostrarles que les amábamos en el Señor y de defenderlos cada vez que había junta de negocios en la iglesia, pues querían hacer “tacos al pastor” Cursó el octavo grado en la misma escuela Mimí, pero para entonces nos cambiamos a vivir en parte de la casa de los Allen. La cocina quedaba en el sótano, pero Mimí tenía una recámara muy bonita. Fue durante este tiempo que pude hablara en un programa radial que se transmitía en Dallas, y cuyo tema era sobre el matrimonio, creo que esa grabación anda por ahí. Cuando Mimí esta por entrar a High School, yo ya no tenía fuerzas y Nena me pidió que la mandáramos a Dallas, ya entonces nos habíamos cambiado dos veces, en total cinco en diez años. Yo no aguanté el frio y las nevadas, así que me regresé a Dallas en 1962 por lo que empecé a buscar trabajo de Nanny y nuevamente Dios me tenía un lindo trabajo con unos abogados, para cuidar a un recién nacido Hunter, que era un regado de Dios para sus padres y para mi, pues nunca tuve problemas con él”

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En el trabajo con Sprint Cuando llegué a Kansas, me encontré que todos ya estaban bien preparados en el dibujo y eran más rápidos en terminar sus labores. Yo estaba rezagado… La razón es que fueron previamente preparados para manejar un nuevo sistema de dibujo computarizado, en el caso para Sprint, muy sofisticado, llamado “Prime medusa” parecido al CAD que pertenece a la competencia y es más comercial. Reunía todas las necesidades para el trabajo a nivel profesional que en comunicaciones se estaba llevando. Muy práctico y hasta cierto punto fácil de aprender. El director del Departamento de dibujo dispuso que yo también fuera entrenado. Fui a parar a San Francisco CA para aprender el sistema. Una vez entrenado, estaba listo para entrar a la carrera ya avanzada. No tardé mucho en alcanzar el ritmo de los demás y creo que hasta entré a la recta final muy aprisa. Tuve el privilegio de ayudar a mis compañeros en lo que podía en cuanto a formas de hacer los dibujos, como siempre las famosas perspectivas que les costaba trabajo visualizar lo que estaban haciendo. Mi canasta de trabajos elaborados, estaba rebozando en comparación con los demás, según vemos en la charola de asuntos terminados en el cubículo del supervisor. Como esto se prestaría a un cierto celo o envidia por parte de los demás compañeros, no le daba énfasis a este detalle, porque probablemente caería en la presunción y eso es pecado. No podía evitar que se exhibieran mensualmente los resultados. No cabe duda que estar preparado profesionalmente ayuda muchísimo. Además ya empezaba a ayudar a los ingenieros pues les iba entendiendo cada vez más. No dejo de testificar que el Señor siempre estuvo de mi lado, cuidando que nada me fuera a hacer daño. Me sentía reprendido cuando empezaba el orgullo. O me animaba cuando no entendía bien de lo que se trataba, ya sea por causa del idioma o porque la telefonía era una rama muy desconocida para mí.

Caricaturas en cumpleaños Hicimos buenas relaciones. Participamos en varios eventos que nos unían cada vez más. Por ejemplo: En cada cumpleaños, cooperaba para arreglarle el cubículo de trabajo haciéndole al festejado una caricatura suya con algún evento relacionado a su vida o al trabajo en forma chistosa, en una hoja grande de dibujo y lo lucía durante ese día de su cumpleaños. Guardo fotos de la mayoría de esos trabajos. También a los otros departamentos les hacía algo. En cierta ocasión le tocó su turno a un nuevo compañero dibujante para celebrarle su cumpleaños, y como de costumbre entre todos le arreglamos su lugar una tarde antes y yo puse su caricatura acostumbrada. Al día siguiente cuando él vio su lugar, se encontraba a punto de llorar por lo conmovido y nos dijo que era la primera vez en toda su vida que alguien en su cumpleaños se acordara de él y más en esta forma de demostrárselo con tanto cariño. Cosa que nunca lo olvidaría.

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Seminarios de superación Esta compañía de comunicaciones “Sprint”, ha estado bastante bien organizada. Cuida de sus empleados con mucho esmero y cuidado. Organiza actividades extras que lo satisfacen a uno. A menudo ofrece seminarios de superación personal, de los cuales tuve la oportunidad de asistir. De uno de estos seminarios “Resolviendo problemas” (“Problem-Solving”), tomé ventaja, adaptándolo en uno de mis cursos que estuve ofreciendo posteriormente en el Colegio de Estudios Bíblicos de Houston con muy buenos resultados. Además teníamos otra clase de seminarios y excursiones de relajamiento para continuar trabajando con entusiasmo pues nos encontrábamos en competencia con otras grandes compañías en el mercado; entre ellas ATT. Días especiales También celebramos días y ocasiones especiales. Hubo un concurso de disfraces en el día de San Patricio. Yo me disfracé de “leprechaun” y nos divertimos mucho. Gané un día de vacaciones por el premio adquirido. Por cierto, que un niño quien en ese entonces era cuidado por Martha como baby citter y se le antojó disfrazarse de la misma manera con mi ropa, y le quedó, adaptada, muy a su gusto. Nominado Otra sorpresa no la podía encontrar mejor cuando me notificaron que había sido nominado candidato al premio anual, promovido por Sprint entre todos sus empleados (unos 30,000 o más)) en esa ocasión entre unos 200 participantes finales. Se ganó merecidamente otro compañero que pertenecía a otro departamento y edificio. De todas maneras, fue un gran privilegio, gracias a Dios. La pronunciación de mi lenguaje Pero en una conferencia donde asistí, metí “las patas” por no saber bien lo que hablaban. Debido a mi escaso conocimiento del idioma para comprender la pronunciación. Sucede que contaron una historia para discutirla en grupos y luego dar sus conclusiones. Pues bien, yo entendí durante la narración que una persona había tomado una caja con sus zapatos y se subió a un avión. Ya en las alturas se aventó con ellos y tuvo problemas durante la caída. Cuando expliqué, bajo la invitación previa del maestro, lo que yo había concluido, todos lanzaron la carcajada… ¡Gulp! Pues ¿qué dije? Pues es que confundí la palabra par de zapatos (pair of shoes) por la de paracaídas (parachute) Otras ocasiones lo mismo. Por ejemplo, haciendo fila en un restaurant durante el lunch, pedí que me dieran un plato de sopa del día. Los de la fila se voltearon a verme y se rieron, pues en vez de decir sopa

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(soup), dije jabón (soap). Al entender mi error, me vi saliendo de de la fila con una sonrisa llena de espuma de jabón… pero, no me ofendí, me reí con el grupo. Otro caso bien marcado me pasó en el Banco “Mark Tawin” donde tenía mi cuenta que tenía que retirar durante mi jubilación. A la gerente del banco le trataba de explicar que quería trasladar mis fondos que tenía para pagar mi hipoteca de la casa en Dallas (mortage) al banco de allá y no podíamos llegar a un acuerdo por falta de entendimiento por mi pronunciación. Quedamos de continuar al día siguiente. Cuando llegué al banco, todos los empleados, cuando iba pasando rumbo al cubículo del gerente se iban riendo al verme. Yo sin descomponerme continué hasta estar de frente a ella. La gerente me dijo que mejor yo arreglara el asunto de mi mamá allá en Dallas, porque ella no lo podía hacer en Kansas. Cuando oí lo que me dijo, pues le dije: “¿Y qué tiene que ver mi madre en todo este asunto?, ella ya se encuentra en el cielo…” Luego caí después de insistir de lo que se trataba, cambiando las palabras de que ella entendió la palabra hipoteca (“mortage”) por la de madre (“mother”) con mi pronunciación. No sé cómo lo dije, pero lo que pasa es que “no lo entienden a uno”… no “aprecian nuestra pronunciación”… bueno, de todas maneras cuando quedó todo aclarado, el asunto se arregló, no me afectaron mis sentimientos, se me ”resbaló” y “colorín colorado”.

Juguetes para los niños Cada año, antes de cada navidad, visitábamos Martha y yo a las diferentes Iglesias de Kansas y les poníamos una caja, con el permiso del pastor, para que nos obsequiaran juguetes que iban a ser distribuidos entre los niños pobres del área donde se encontraban los hispanos humildes. En algunas ocasiones también recibíamos juguetes de las compañías de regalos que nos daban parte para obsequiárselos también. En una compañía grande, nos pidieron que fuéramos a recogerlos a cierto lugar. Pues resulta que se encontraba ese lugar dentro de un gran montaña. Antes era un almacén del gobierno, utilizado para almacenar víveres durante la segunda guerra mundial. Ahora, perfectamente acondicionado, se encuentra lleno de oficinas y almacenes para diferentes clases de negocios; entre ellos está el lugar donde tenía que recoger los juguetes. La colección de todos los años fue excelente y bendición. Un buen testimonio es que una pareja en donde trabajaba el señor en Sprint, decidió con sus hijos obsequiar sus próximos juguetes para la navidad, y se encontraban los niños donantes muy animosos por ese gesto de buena voluntad al pensar que iban a hacer felices a otros niños que no tenían la misma oportunidad que ellos habían cada año tenido. Ese detalle me hizo recordar la única navidad que tuvimos en California mi hermano y yo, cuando pasábamos por una época difícil de pobreza por la Gran Depresión mundial. Pues bien. Cada año invitaba a diferentes iglesias cristianas, para que fueran la “patrocinadora” de un programa especial en la reunión general de invitados, en donde llegaban las familias que antes ya entrevistamos y entregado los boletos para que sus niños recibieran sus juguetes.

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A estas iglesias, cuando les tocaba su turno de cooperar, generalmente los hermanos nos ayudaban para clasificar los juguetes por edad y sexo, que no era tarea fácil, pues eran tantos los juguetes que parecían como parte de una montaña que lo retaban a uno. Se realizaba un programa religioso en la iglesia. Cantábamos cantos navideños en hojas que se habían impreso con anticipación en el programa, y después del mensaje pasábamos al programa recreativo poniendo diferentes actividades para diversión ordenada de todos y luego, la entrega de juguetes. Cuando se incorporaban otros niños no anotados (siempre habían “colados”), pues no les alcanzaba nada. Aunque siempre llevaba extras para estos casos. Pero una vez un niñito, que de plano no recibió nada, esperaba ver el sueño de su corta vida, un carrito miniatura de colección. Eso era todo. Al día siguiente, pude conseguir no solo un carrito, sino una colección de varios en un paquete y antes de que se levantara de la cama, le puse el paquetito en la entrada de su casa para que lo recibiera como sorpresa de que también él era de los afortunados que recibían juguetes. Dios cuida de los niños de una u otra manera. Bendito sea. Autos en Kansas Al principio conseguí un Toyota “Tercel” viejo que en Kansas es común ver como la sal que se usa durante las nevadas, se va corroyendo a los autos o picando de tal manera que llegan a desbaratarse. En ese llevaba a Mimí a la escuela; pero no quería que la dejara enfrente de la escuela, sino por atrás porque le daba vergüenza (nos reímos después cuando lo recordamos) En una nevada, el piso se había congelado y era muy fácil resbalarse con cualquier frenado rápido. Cuando llegábamos por detrás de la escuela al dar la vuelta para entrar por la puerta de atrás, al enfrenar fue tan brusco el movimiento que nos fuimos de res…balando derechitos a un árbol… ¡El susto que nos llevamos!, pero gracias a la pericia de un “experto” de tanto maneja y maneja en esas temporadas, pudimos enderezarnos a tiempo y evitar del accidente. A mi hija Mimí le gustaron los virajes de desesperación que hice y me dice después de haber sudado “la gota gorda” ¡Me gustó!, hazlo otra vez… ¿pleeeeease? Compré otro carro en vez de tener a este Toyota: un “Hundai” nuevo. Pero esta concesionaria, a los pocos meses de establecida, no sé porqué cerró. Más adelante, empecé a notar que salió mal en el empaque del motor y escapaba mucho aceite. Fui a reclamarlo a la concesionaria, pero ya no existía y nadie me podía informar donde encontrarlos. Otros no pudieron arreglarlo a cuanto taller se lo llevaba para componerlo. Tenía dificultades en subir las pendientes y en muchos casos tuve que buscar otras calles para poder llegar a casa después del trabajo. Pero, eso sí, lo tenía bien limpiecito y lo apapachaba cuanto podía. Cuando hubo necesidad de venderlo para después de mi retiro a Dallas, se lo vendí a una hermana de una misión donde asistía con el hermano Cuevas que lo pastoreaba. En una ocasión me dice el hermano Cuevas: Hermano, qué pena me da 158


pero debo decirle algo: El esposo de la hermana a quien le vendió su carro, enojado, porque se estaban divorciando, apedreó su carro en el garaje de ellos y quedó toda una lástima el verlo, después de haberlo tenido usted tan bien cuidadito. Aquí se acaba la historia. Vámonos de todas maneras para Dallas. Luiz Chávez y Mimí Uno de los ingenieros que conocí en Dallas en Telecom, nos volvimos a ver en Kansas. Hicimos amistad y con el tiempo estuvimos en su apartamento o donde le daba clases de Biblia durante tres años cada semana. Tuvimos la oportunidad de hacer un buen repaso histórico de la Palabra y su contenido teológico enfocado al evangelismo. El entendió su propósito de vivir y su condición de pecado en el que se encontraba. Dios le tocó a su corazón para aceptar a Jesucristo como su Salvador personal. Más adelante, junto con Mimí, en una iglesia bíblica fueron bautizados para completar sus decisiones de ambos y consagrarse al Señor en su nueva vida. Continuando la obra misionera No obstante que dejé la misión al regresar a Texas, el Señor no me ha abandonado y el impulso del Espíritu ha permanecido en mi corazón para no alejarme de la comisión a la que he sido llamado. Recuerdo bien la “ley del amor” establecida por el nuestro Señor Jesucristo el de la Gran Comisión: Discipular, Proclamar y testificar. Pues bien, continué dando conferencias en diferentes lugares de exhortación y entrenamiento para enamorarse de las Sagradas Escrituras, en donde pude hacerlo. Generalmente en iglesias por invitación. En una de ellas, esperando en la capilla de una iglesia bautista para dar mi clase de entrenamiento a un grupo de alumnos; tuve tiempo al ver al frente de la capilla una cruz de madera. Recordé que de madera fue la cruz donde fue colgado a muerte Jesucristo por nosotros, y eso me hizo componer una poesía llamándola “Cruz de madera, Cruz de dolor”. Estuvimos colaborando también con el hermano Castillo, pastor de la iglesia bautista mexicana en varias actividades externas de avivamiento pastoral, ya que los dos éramos miembros del gabinete pastoral de la ciudad y en nuestras reuniones entre pastores solamente, podíamos dar consejería, orientándolos en su ministerio. Como personas, tan humanos como nosotros a veces necesitamos de la ayuda para poder reconstituir nuestras fuerzas y seguir adelante, pues la batalla es ardua y Satanás no descansa; y más entre los siervos del Señor.

Los Gregorians También otra familia que no puedo olvidar lo amables que se portaron conmigo, cuando Martha ya no vivía en Kansas (pues se había ido con Mimí a Dallas), eran los esposos de apellido Gregorian. Eran rusos repatriados. Asistían a la iglesia ortodoxa griega. Curioso, en sus ceremonias nunca se sientan; es decir ni siquiera hay bancas para hacerlo. Es la costumbre. Por supuesto hablamos del evangelio y les recordé que nunca deben dejar de leer las Sagradas Escrituras para su alimento espiritual.

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Hablando de alimento, Ah, pero que sabroso pan hacía el señor Gregorian. Tuve que ser operado de un ojo para quitarme una catarata que se me había ya madurado y durante esos tres días de “pirata”, estuve en su casa para “cuidarme”. Me dejé apapachar y ahí hice amistad con sus dos hijos adolescentes teniendo un buen tiempo. Agradezco al Señor que siempre ha tenido cuidado de uno en cualquier tiempo y en cualquier circunstancia. “Surprise me” Cuando vivía en unos departamentos de varios pisos, al tratar de subir en un elevador, lo hice tan rápido, que como flechazo sentí un dolor en la espalda que tuve que tirar mis bolsas del mandado que traía y cuan largo soy, quedé tendido en el suelo sin poder levantarme. Los demás se apresuraron no a levantarme o a tratar de ayudarme, sino al contrario, entrar lo más pronto al elevador y escapar de esa oportunidad de ayudar al prójimo cuando se encuentra en necesidad. Me quedé como el samaritano después de que lo asaltaron los bandidos. Al poco rato, en medio de mis quejidos (no tenía otra cosa que hacer) sale del elevador una anciana que vivía exactamente encima de mi piso, con un bastón para ayudar a levantarme. Por supuesto eso me ayudó y me fui a recluir a mi recámara, muy agradecido de que alguien sí tuvo compasión de mí para medio salir del apuro. Después de haber visitado al doctor para seguir su tratamiento terapéutico, me dice: “Va tener usted que aprender a vivir con su dolor el resto de su vida…” Valla consejo, aun sigo con los mismos dolores todavía en mi tercera edad. Cuando me sentí capacitado para hacerlo, subí al piso de arriba para darles las gracias a la viejita y devolverle el bastón prestado. Me invita a entrar; cortésmente acepto la invitación y me empieza a narrar casi toda la historia de su vida, tan aburrida como las memorias que estoy escribiendo… Ya para terminar y despedirme, le digo, además de las repetidas gracias por el favor, de que me gustaría darle algo en respuesta y que me dijera que le gustaría. Ella, ni tarda ni perezosa, me dice ¡sorpréndeme! (“surprise me”). Salí sorprendido, nunca más la volví a ver. Así son las mujeres… luego, luego… La ciudadanía Aunque yo había nacido en Los Ángeles California, siendo ciudadano americano, tuve que renunciar a la ciudadanía estando en México, para poder legalizar mi ciudadanía mexicana y arreglar otros problemas que ya venían apareciendo por ser extranjero en México. Pero ahora al regresar, he tenido que pasar como cualquier candidato a la ciudadanía americana y lo hice, junto con toda la familia a su tiempo. Me aprendí el cuestionario como cualquier chavo de primaria. Hice el examen correspondiente y me presenté al día de la toma de juramento para la ciudadanía. Al pasar lista de los candidatos, decían presente de acuerdo al lugar de origen. Yo no oí mi nombre ni encontré por donde iba a ser uno de los elegidos. Repitieron de nuevo el pase de lista y nada. Yo no aparecía, hasta que un oficial en público dice: “¿Quién de ustedes nació en los Estados Unidos? Pues era

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yo… y ahora sí ¡Qué pena! Pues “siendo americano” como era que me iba a ser ciudadano de nuevo… bueno, con todo y pena dije que era yo y por supuesto todos quedaron intrigados por mi situación. Con el tiempo, arreglé papeles y ahora tengo las dos ciudadanías: la americana y la mexicana. Todos mis amigos de Sprint, me hicieron junto con mi esposa y Martha mi hija que me visitaron, una comida de festejo, para celebrar al “gringo” que entraba en la compañía “futura de soldados” de los Estados Unidos. La jubilación Después de doce años (1976) hice un buen tiempo para poderme retirar de Sprint, pues ya arañaba los 69 años de edad, o sea para el Seguro Social me había pasado unos 4 años para retirarme con ellos también. Yo esperaba salir con algo de centavitos para invertirlos, pero con un bajón que hubo nacionalmente mis stocks que ya sumaban una buena cantidad, casi desaparecieron. Un remanente pequeño salvé para tener algunas anualidades que en 20 años tendrán que terminar. Una vez llevando todos los requisitos para salir del trabajo, pude retirarme tranquilo, después de maravillosas demostraciones de apoyo y cariño que la compañía me demostró

Dallas, en casa Durante mi estancia en Kansas, mi hija Martha me animó a comprar una casita junto a la suya que se estaba consiguiendo para las dos familias y fue la que elegimos en Ovilla, Tx. Un lugar al sur de De Soto que se considera “country” cuyos únicos vecinos son vacas con terrenos grandes de pastizales que lo inspiran a uno a seguir viviendo en una vida más que tranquila para la jubilación. Por cierto que estando viviendo ya en esa casita, llena de árboles alrededor y con un arroyo trasero para aguas de tormenta, en una visita que hicimos Martha y yo a los primos que viven en Carson, CA. Se me ocurrió que fuéramos a ver a mi tío Juan que vivía cerca de ellos en San Fernando Valley. El tío Juan, hermano de mi mamá, tenía tiempo que no me contestaba mis cartas ni nos mandaba tarjeras de navidad, por lo que me encontraba inquieto, pues ya mero estaba cercano a cumplir los 100 años de edad. Buscando al tío Juan Cuando llegamos a su casa, nada de tío, estaba vacía, bien limpia y todo tranquilo. Me imaginé que ya había muerto y que el gobierno recogió la propiedad y enterró al tío, pues no hizo ningún arreglo para heredar la propiedad ni decirnos que nos necesitaba para sus últimos tiempos, pues se encontraba solo.

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Curioseando por todos lados, mi mujer preguntó al vecino que si sabía lo que había pasado. La señora de la casa, una hispana, de vez en cuando lo veía y hacía lo mejor posible para atenderlo, aunque tenía a otra familia contratada para que le ayudara en sus trabajos domésticos y alimentos, La última semana de su vida, él le confesó que se sentía solo, estaba muy triste y que tenía mucho miedo. Mi tío, debemos recordar que pasó por una época muy difícil en su infancia, durante la revolución mexicana por un lado, y después con el abandono de mi abuelo que se desatendió de la familia dejándolos solos, quedó lastimado de la actitud de mi abuelo que siendo pastor, no supo sobreponerse o dejarse guiar por el Espíritu Santo para salir de cualquier crisis por las que uno esté pasando. La palabra de Dios dice: “Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas” Salmo 25:16,17 Encontrando la solución después de esta súplica: “Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados” Salmo 25:18 [Cuando los problemas de la vida parecen siempre ir de mal en peor, Dios es el único que puede revertir esa espiral descendente. Él puede tomar nuestros problemas y convertirlos en victorias gloriosas. Pero hay un sólo requisito necesario, al igual que el salmista lo dijo, debemos decir: “Mírame y ten misericordia de mí”. Si lo hacemos y aceptamos su ofrecimiento en el Hijo (Juan 3:16), lo peor puede convertirse en algo maravillosos. Pero el paso es de uno] Siguiendo con la búsqueda de soluciones a lo que pudiera haber sucedido, me encontré en el suelo una propaganda de una casa de bienes raíces que se había encargado de vender la casa. Con esta pista, nos decidimos investigar ante la ciudad que es lo que pasó y a donde habían ido a parar tanto su cuerpo como sus pertenencias. Era sábado y todas las oficinas estaban cerradas. Tuvimos que regresarnos por la premura del vuelo a Dallas, y desde ahí gestionamos contratar a un abogado recomendado por el Licenciado Crow quien conocía bastante bien a Martha por haber ella trabajado a su esposa cuidando a sus hijos desde pequeños. Nos contactamos con un abogado, creo era judío por el apellido, que se dedicaba a estos asuntos y vivía cerca de la localidad de la casa en San Fernando. Llené todos los papeles de rigor, pues había la posibilidad de recuperar el valor de la propiedad y sus cosas, por lo que anoté a mi hermano y a la esposa de mi primo finado, quien tenía una hija, los únicos que por ley seríamos los herederos. Pasaron los meses de investigación que la tuve que hacer de Sherlo Holmes para saber dónde había nacido el tío, cuando, etc. Todo una maraña, pero al fin lo logré. Los gastos los compartimos mi hermano y yo, pero la sobrina se opuso y no quiso cooperar.

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El problema que se levantó con la sobrina fue que cuando era ya la resolución final del caso, un “tinterillo” busca fortunas de California, supo de la repartición tripartita de la herencia y pensó que debería ser entre dos, o sea a mi hermano y a mí, una parte y la otra ella. Y que yo, como que siendo un pastor la había engañado. Eso, está fuera de todo contexto. Fui a México a darle explicaciones de la situación, pero de ninguna manera dieron crédito a la veracidad de mi versión. Ya se consideraba “millonaria” (con muy poco de lo que nos iba a quedar) pero nuestro abogado, supo cómo manejar el asunto y al terminar el fallo final, después de recibir nuestra parte, (una 1/3 parte a cada quien) la sobrina tenía que pagarle a su abogado el 30% por sus honorarios. Por lo que recibió, por decirlo, casi nada. Se quedó como “el perro de las dos tortas”. [Se supone que el perro traía en su hocico una torta (se desconoce el relleno de ésta) y al ir andando por el campo se cruzó con un rio y se asomó... ahí vio a otro perro que traía también una torta (su reflejo) y decidió quitársela, así pues al momento de abrir el hocico se le cayó su torta que aun estaba calientita. y se fue al fondo del rio... así pues el perro se quedo si las dos tortas....]

Sólo una caja con fotografías y documentos oficiales fue lo que me enviaron. Lo demás, esa familia que iba a ayudarle a en su casa, se llevaron casi todo. Hubo rapiña. Acordamos mi hermano y yo mandarle al abogado un presente mexicano en gratitud por su magnífica participación en el ejercicio de su profesión. Con la parte de la herencia que recibí, después de unos dos años, pude pagar la deuda de nuestra casita en ovilla y mi auto. Mi hermano se compró un auto y lo demás lo “guardó”. La sobrina, humillada, rompió relaciones con nosotros, que de por sí ya no existían. Tijuana Fuimos a Tijuana para visitar a Güicho y aprovechando también para arreglarme la dentadura, pues ya se imaginan que los años y la falta de buena limpieza, pues se cobran lo que se les debe, atacando los dientes y otras partes del cuerpo. El dentista, experimentado oriental y maestro de la escuela de odontología llevaba a sus estudiantes para que vieran lo que estaba haciendo: Una reparación total con el remplazo de todos los dientes colocándoles un implante con dientes postizos. Pero en una ocasión tratando de sacar un diente previamente pegado y ya macizamente aglutinado con el otro, me colocó un aparato especial que con un martillo lo golpeaba de un lado para empujar al postizo y sacarlo. Cada golpe lo sentía en el cráneo, y le reclamé lo que sentía. El con la confianza como lo hacía, me aseguró que no debiera de dolerme ya que el golpe era al aire y no debiera de dolerme. Bueno, eso no iba conmigo, porque sí lo estaba sintiendo y lo paré para explicarle lo que la física era para esos caso en la transmisión de fuerzas.

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Le tuve que explicar algo de dinámica y la composición de fuerzas para que se supiera cómo iban las direcciones de cada componente. Cada acción tiene una reacción. Y esta reacción es la que determina por donde se van los componentes de la fuerza principal. Es lo mismo que pasa con los apoyos de un puente cuando pasa una carga por la plataforma superior: necesita los estribos u otra base para soportar esa carga. Mi cabeza la estaba haciendo de estribo y ni hablar, no iba a seguir tolerando que todos sus martillazos los sintiera en mi “coco’. Le di la solución de cómo evitar esa incomodidad no teniendo más remedio que aceptarla, y formó parte de sus próximas lecciones a sus alumnos cuando les daba clases al respecto. Por lo pronto, ya me sentí aliviado y “ándale mi saca muelas, dale duro que al fin ya no lo siento”.

HOUSTON Una llamada del cielo… Houston “Y sabemos que DIOS hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que EL tiene para ellos.” Romanos 8:28 (NTV)

(Gigi comenta) “A veces no podemos con claridad ver el Plan de DIOS, pero de lo que sí es cierto es como lo dice Romanos, que todas las cosas “cooperan” para SU PLAN. Luis se había jubilado de Sprint en el verano de 1996, yo todavía trabajaba cuidando a Hunter y Preston Crow, pero el trabajo me era ya muy pesado, pues se habían cambiado a una cas muy grande y Preston era lo contrario de Hunter, muy inquieto y se escondía en el segundo piso y era muy travieso. Las “cosas empezaron a “cooperar”, pues Luis no tenía una actividad propia y yo anhelaba volver a las escuelas como lo habíamos hecho anteriormente en Guadalajara y Puebla. Se nos presentó un viaje a Tijuana, y Mimí nos habló desde Dallas, que una persona de Houston de un Colegio Cristiano deseaba hablar con nosotros, y eso sucedió dos veces, hasta que con el número correcto regresamos la llamada…. <nos gustaría entrevistarlos para la posición de Director Hispano en la nueva división en el College of Biblical Studies de Houston que tenga una maestría en Biblia>. Cabe bien volver a citar Romanos 8:28: “Y sabemos que DIOS hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que EL tiene para ellos”.

Siguiendo su voluntad y propósito llegamos a trabajar del otoño de 1997 al verano de 2003. Luis fue aceptado para la dirección del Dpto. Hispano y yo trabajé en la biblioteca del colegio.

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Este trabajo lo había hecho en la biblioteca del Colegio Internacional en Guadalajara y en el Madero en Puebla (sin ser graduada de bibliotecaria) pero con el anhelo del amor por los libros. Empecé regando las plantas, luego me sentí muy especial al poder por la internet meterme a la Biblioteca del Congreso y clasificar los libros del sistema Dewey al sistema del número de la Biblioteca del Congreso, esto me dio un panorama de cultura amplia y ayuda a los estudiantes que me apreciaban y yo a la vez ayudar a otros recomendando la lectura apropiada a sus necesidades. Una noche noté que una chica entraba y salía y estaba llorando, por lo que le pregunté… ¿.qué te pasa? Ella me contestó que su ex marido estaba dándole problemas por no querer continuar con el programa de quitarse la adicción a las drogas. Entonces Dios me iluminó y le dije que el libro “Happiness is a choice” le iba a ayudar y se lo llevó. Pasó un año y cuando la volví a ver me dio las gracias por la ayuda y me dijo que había iniciado un “ministerio” con otras mujeres con problemas semejantes y verdaderamente había escogido ser FELIZ. ¡A DIOS SEA LA HONRA Y GLORIA! Durante el tiempo en Houston Ale (nieto) vivió su año octavo con nosotros, y créanme eso fue todo un show, pues las tareas de matemáticas eran verdaderamente “guerras”, pero su carácter abierto y ligero le ayudaron a vencer el obstáculo del idioma y otras situaciones culturales. En pocas palabras “lo gozamos y nos quisimos más” Al principio de 1998, durante mi chequeo de salud un doctor vietnamita me descubre una bolita en el cuello y de ahí se vienen tres cirugías de cuello para combatir “cáncer de tiroides” con intervenciones en Tijuana, Dallas, y Puebla. Creo que mi sangre “gitana” hasta en mi salud me ha llevado de aquí a allá.

Ale

Los hijos en Dallas se van perfilando de diversas maneras, y Mimí contrae matrimonio con Peter evento que permite que aún el tío Rogelio se haga presente y Güicho e hijos, y Tía Gracy. Siendo esta la Boda del Año.” Buscando casa Cuando llegamos al aeropuerto de Houston, aparentemente no encontramos a nadie que nos estuviera esperando para orientarnos a qué lugar tendríamos que ir. Ya para la salida nos regresamos a seguir buscando y nos encontramos con el presidente del colegio el Dr. Boyd. Al identificarnos, al azar, el buscaba a unos más jóvenes para el trabajo que esperaba realizáramos, pero frente a la realidad, tuvo que aceptar a este par de “viejitos” que tendría que hacer maravillas en el futuro con nosotros. Ya para entonces yo contaba con 69 años de edad (1997) y Gigi 61. Semejante a Abraham y Sara, pero con niños ya crecidos. Mientras encontrábamos algún lugar para vivir, estuvimos alojados en la casa del presidente por un buen tiempo. Mientras tanto, nos llevaba como locos buscando entre los barrios, pues tenía la idea de que fuéramos a vivir dentro de uno de esos vecindarios para que “convirtiéramos” a los

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habitantes, y organizáramos una iglesia en medio de ellos. Esa no era nuestra idea, pero empezaba a brotar el fuerte impulso de hacer un esfuerzo más efectivo que la simple teoría que se exponía en las escuelas bíblicas. Primero pasé las entrevistas de rigor, que no fueron ni cortas ni fáciles. Parecía que estaban examinándome como en un examen profesional. Frente a toda la crema y nata del Gabinete y profesorado para confirmar mi nombramiento si estaba conforme a lo que la guía norteamericana prevalecía para poder aceptarme. Pasé todas las pruebas. El Comienzo Me asignaron el puesto de Director del Departamento Hispano, que todavía no existía con la tarea de organizar el ministerio en el Colegio y empezar ese ministerio hispano en Houston, donde la población hispana ha sido extremadamente abundante. Existen muchas iglesias que se van abriendo bajo la tutela del entusiasmo de muchos hermanos quienes sin embargo carecen de estudios, y más a nivel de Colegio que esa era la pretensión al ser graduados por esta institución. De la nada, empecé a buscar contactos y levantar una lista de los líderes que estuvieran más en contacto con estos grupos, por lo que con un poco de tiempo, visitando a varias iglesias invitaba a la congregación, especialmente para preparar a los maestros de Escuela Dominical, para que se prepararan “correctamente” y al final del curso, para obtener su certificado de TTT (“Teacher Training Track”) a nivel College. La clave, a mi parecer, es aprender cómo estudiar las Escrituras. “Métodos de Estudios Bíblicos”, especialmente el método inductivo. En nuestra primera clase logramos reunir en la inauguración alrededor de 100 alumnos. ¡Magnífico! gracias a Dios hubo respuesta y entusiasmo. Participaron de diferentes denominaciones incluyendo algunos pastores activos que necesitaban un poco más de orientación para su ministerio. Para llevar a cabo todo el programa de 1er. año, estuve buscando, nada fácil, maestros que tuvieran maestría como mínimo, pues a nivel Colegio, no está oficialmente reconocido los estudios, por lo que en ciertos casos, debido a la escasez de titulados, tuve que hacer “mancuerna” para la firma oficial y salir así del apuro. Gracias a la maestría que obtuve en el DTS pude hacer este trabajo. Durante la marcha, estuve escribiendo en forma de libro, el desarrollo de cada materia, muchos de ellos adaptados de mis estudios que tuve en DTS y otros de “mi cosecha” completando todo el programa que se encontraba a mi cargo. El Colegio, empezó a publicarlos en forma más profesional y se vendía a bajo costo entre los alumnos.

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Como tenía que hacer promoción en cada trimestre para la invitación de más alumnos, cada ocho días iba con Gigi a diferentes iglesias a predicar y para hacer promoción. Obtuvimos buena respuesta de cada una de ellas. Tuve la oportunidad de hacer un censo de la mayoría de iglesias hispanas, aunque no todas pude visitar, de unas 600 iglesias. Descubrí que más o menos cada mes se iniciaba una nueva congregación, especialmente carismática. Tenía mapas con la ubicación de cada una de ellas. Publicamos un boletín trimestral de promoción y colocaba anuncios en el periódico cristiano. Cada fin de trimestre organizábamos una fiesta hispana, con comida (traída por todos) y juegos. El ambiente reinaba con entusiasmo y eso contribuía para atraer a más estudiantes sobre todo los que iban invitados. Organizamos también la “escuela de música”, con canto, guitarra, etc. Y daban su “concierto” de fin de cursos en la clausura general que hacíamos para cerrar el ciclo. Total, un programa bastante ambicioso, que parece dejó complacido al Gabinete del Colegio de lo que se estaba llevando al cabo. Ya que de la nada prácticamente, dejamos una población creciente muy acelerada de alumnos hispanos en cada trimestre, con un material pedagógico completo, y videos que fuimos grabando para su utilización constante. Fue oportuno apoyar mis clases con materiales que diseñaba para reforzar ciertos tópicos, y continué diseñando y construyendo maquetas, modelos, gráficas y lo que podía hacer para visualizar lo que se estaba enseñando. En esta área yo me deleité bastante también, pues pude hacer una buena colección que a la fecha están formando parte de lo que deseo sea un “Mini Museo bíblico” El ministerio “Jesús Video” lo empezamos en el Colegio, repartiendo a cada alumno una porción asignada para la campaña de evangelismo como parte de la clase de “discipulado” en la que todos participamos. Hasta la familia, como Juan y familia que nos estaban visitando nos unimos para visitar un complejo de viviendas y hacer el trabajo de repartir los videos para regresar a la semana y ver los resultados. El Señor conoce hasta donde fue la bendición, para honra de su nombre. Con este ministerio, especialmente entre los habitantes de comunidades hispanas, teníamos la oportunidad que con permiso de los gerentes acondicionábamos un local de los apartamentos para instalar la oficina del ministerio que se abría de plantar iglesias en los apartamentos. John M Sánchez estaba interesado en este ministerio y hubo buenas oportunidades de lograrlo. Freddy Toro, un buen hermano colombiano y un empleado del CBS, quedó a cargo de uno de esos centros.

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La endemoniada En una de mis visitas a las iglesias, una me tocó al atardecer casi a una hora al sur de Houston. Daba a conocer el mensaje del Señor en el púlpito y además promocionaba a la escuela para darla a conocer entre el mundo hispano en las ciudades circunvecinas. Terminada la sesión, de la congregación que se encontraba abarrotada de adultos, jóvenes y niños, salió una muchacha gritando y vociferando quien sabe qué palabras decía, dirigiéndose al frente, donde yo me encontraba. El pastor de inmediato mandó sacar a los niños diciendo que se trataba de un demonio. Ella se tiró al suelo siendo rodeada por hermanos con una cubeta ya que esperaban que vomitara al momento de estar orando junto con el pastor que se encontraba en el proceso del exorcismo. El pastor dispuso que yo sujetara el micrófono mientras ejecutaba su trabajo que no era la primera vez que lo hacía. Al ser interrogada por el pastor, que se supone se dirigía al demonio, éste le contestaba con respuestas que ponían en evidencia por las “verdades” que decía poniendo en sorpresa y una situación embarazosa para muchos. Pasado un buen rato, sudando todos contra las fuerzas que la enferma experimentaba, me pide el pastor que le hiciera preguntas al demonio… De inmediato le contesto diciendo que no tenía necesidad de preguntarle nada acerca del más allá, porque todo lo tenía contestado con la Palabra y, además, lo tenía prohibido por la misma Palabra: “Antes digo que los gentiles sacrifican, a los demonios sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios” 1 Corintios 10:20 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” 1 Timoteo 4:1

La noche ya se encontraba bastante avanzada y mi esposa estaba tan preocupada de que no llegara que su impulso fue comunicarse con la policía del pueblo donde me encontraba para que investigara que es lo que estaba pasando. La patrulla en turno hizo un recorrido e informó que todo estaba normal y calmado. Era costumbre de vez en cuando que en esa iglesia hacían ruidos pero que no ameritaba su intervención, porque no afectaban a terceros. Tuve que retirarme antes que lograra el pastor sacar al demonio. Ya era demasiada noche y mi viaje de regreso era bastante lejos. En el camino llevaba una sensación extraña, no de miedo ni temor, sino de algo nuevo que había experimentado por primera vez como activo en el ministerio del Señor. Durante todo el viaje, me acompañaba una sombra bien profunda, ensordecedora y “misteriosa” que solo recordando el Salmo 23 me llevó tranquilo a mi destino de regreso después de haber cumplido con mi trabajo del día. “En paz me acostaré y así mismo dormiré, porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” Salmo 4:8

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Radio amistad Cada trimestre Dolly Martin, la directora del programa radial en español “Radio Amistad”, nos entrevistaba para promoción del Colegio y con Gigi íbamos para grabar nuestras entrevistas. Fue una herramienta, gracias a Dios, muy eficaz para promover a que vinieran nuevos estudiantes al siguiente trimestre de estudios, sumando a los que habíamos reclutado en nuestras visitas en cada una de las iglesias, más lo anunciado el periódico “El Misionero”. Raúl Ruiz me sucedió en el puesto; vino a invitación nuestra un semestre antes para entrenarse. El inició un curso tomado del “El Cavernario” (un ministerio dirigido por el joven Zapata): “Radiofonía Cristiana” tomando las prácticas en Radio Amistad. Nos apuntamos muchos y fuimos a practicar el manejo de los aparatos para grabar y saber cómo llevar un programa completo dentro de las instalaciones de la radiodifusora. Aprendimos cómo grabar en 10 minutos un corto programa para lanzarlo como “spot” al aire y entre las prácticas teníamos que hacer un trabajo original para ponerlo por práctica. Yo escogí hacer un programa que se llamaba “Rincón Romántico” donde contaba a mi esposa mis sentimientos cuando la conocí, ella estaba conmovida junto los demás alumnos de lo que le decía que pasó al frente para saludarme cariñosamente frente a todos. Más adelante Raúl, con su sonrisa característica y sarcástica de buen humor, mencionaba el trabajo que estaba elaborando como el “Rincón Reumático” pues ya no éramos muy jovencitos como era de esperarse. Ministros Hispanos contra el Crimen Otro ministerio “satélite” al que participamos fue el de cooperar con este grupo organizado dentro de la policía de Houston a un grupo de ministros que ayudaban a la campaña contra el crimen. Pasando un tiempo de asistencia y participación de sus actividades, se me ocurrió organizar un centro para que en lugar de estar castigando y rehabilitando a los delincuentes, especialmente a los jóvenes, hubiera un centro o refugio para prevenir esta aberración social. Les llamé “Santuario de Refugio”, en donde cada iglesia que se inscribiera, escogería un lugar apropiado dentro de sus instalaciones para realizar el ministerio de prevención. Presenté el plan con bastante información didáctica y fácil de entender. Estos lugares estarían arreglados de tal manera que atrajera a los candidatos con mesas para café, juegos, etc. y entretenimiento. Así como para poderles dar conferencias especializadas para su prevención y conocimiento de la esperanza que hay en Cristo Jesús. Sería un ministerio de la iglesia donde además de adultos podían participar jóvenes consagrados para mejor identificación con ellos. Por supuesto, la policía estaría al tanto y ellos serían parte de la

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inauguración y centro de información de estos lugares. ¿Por qué Santuario de Refugio? Así era el nombre que en la Biblia se nombraron a seis ciudades nominadas para amparar a infractores de la ley y que querían encontrarse a salvo de la venganza de los familiares del ofendido “Y de las ciudades que daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá…donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención. Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación…” Números 35:6, 12

A las iglesias que participaron, se les encargaron que hicieran un letrero luminosos que estuviera toda la noche encendida para ser notoria al que busca un lugar como estos en sus momentos de crisis o en cualquier momento. Estos letreros metálicos de acrílicos, llevaban además el escudo de la policía de Houston. Hubo varios y sintieron los participantes que estaban haciendo una buena labor sacrificial de bien social y de demostración de amor con hechos de acuerdo con la Palabra de Dios. Y aunque hubo muchos tropiezos para llevarse al cabo, por la gran responsabilidad del proyecto, los que lo hicieron, fue notorio el entusiasmo que esto despertó. Consulado mexicano en Houston Club de Lectura Hicimos buenas relaciones con el personal cultural del Consulado de México, formaban parte jefes o directores de varias organizaciones existente en la ciudad que tenían que ver con el pueblo hispano. Por nuestra parte yo me encontraba como representante del CBS. Con mi esposa, que siempre me acompañaba en todas las actividades, asistimos a varios cursos que impartieron, por cierto muy interesantes. Entre ellos fue el de establecer salas de lectura, en donde en cada lugar establecido se respaldaba con un librero lleno de literatura hispana. Martha acepté el cargo para CBS y fue la encargada de promover la lectura entre los estudiantes, para aumentar sus conocimientos en el mundo secular dentro del campo de la literatura clásica. Comenta Gigi: “Estas memorias, en cierta forma, son “la pesadilla americana”, pues no pueden ser categorizadas bajo ningún tema de parte mía, pues Luis me pide que en medio de múltiples trabajitos de rutina de casa, me siente a escribir anécdotas. Bueno manos a la chamba. Como lo he comentado anteriormente, mi participación en la biblioteca del Colegio, me dio muchas gratas satisfacciones. En San Antonio se celebró una reunión de bibliotecarios, asistiendo el Sr. Cónsul en el Consulado de México. Momentos antes se desató un chubasco estilo tejano, que nos empapó de pies a cabeza. Cuando nos tocó presentarnos ante el Sr. Cónsul se me ocurrió afirmarle que aunque en lugar seguro “todos éramos mojados”.

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Otra anécdota fue que una noche, cuando se reunían estudiantes del Teológico de Dallas, que eran muy ocupados por sus trabajos en la mañana y estudios por la noche, se me acercó uno de ellos buscando los sermones de John Wesley, y yo me encontraba por casualidad enfrente de ellos, me retiro y se los muestro él me dice ….”Eres una hada”. Otro alumno de color no sabía cómo celebrarle a su esposa su aniversario, y le sugerí….cómprale rosas rojas llévale a comer y cántale al oído…”you are irrisistable, that’s what you are”. Me agradeció que todo le resulto de maravilla. Los libros son buenos amigos y nos relatan historias muy tiernas….una de ellas era poder leer a aquellas personas a quienes ellos dedican sus escritos…”dedico este libro a mi querida esposa que se encuentra en el hospital a pocas puertas de la de nuestra hija con nuestro primer nieto….”

La tiroides de mamá “Romanos 8:28 dice…..que todas las cosas cooperan a bien para los que aman a Dios y son llamados para su propósito… cuando se me diagnosticó “cáncer de tiroides “ Dios sabía que necesitaba un libro escrito por una mujer; y fue así que encontré “Lord teach me wisdom” que me ayudó grandemente. Lo que no sabíamos es que Dios aún se manifestaría con el cáncer de Pierre (nieto) de tercer grado ese mismo año. Regresando de Dallas, mi corazón se encontraba muy cargado, y es ahí cuando Dios nos dice: No te daré más allá de lo que puedas soportar. Regresando un libro de medicina, me dice Dios ve el panfleto de al lado… “NEW HOPE FOR CANCER VICTIMS” y de esa manera sabemos que todas las cosas cooperan para bien, para los que aman a Dios y son llamados para su propósito. Este testimonio lo pude compartir en la reunión de bibliotecarios en San Antonio. Lo hermoso de los libros en una biblioteca cristiana es saber que la sabiduría de LA PALABRA DE DIOS la ha dado a inspirados escritores para saber más de ÉL y ser ayuda a otros. No tengo palabras para poder agradecer lo que Nuestro Señor me dio en esa biblioteca.” “Día de los muertos” Nos animamos a participar en esta conmemoración pagana con el único fin de dar un mensaje positivo de que aún hay esperanza de escaparse del infierno mientras tengan vida, y qué mejor el momento propicio para hacerlo, cuando uno puede aprovechar cualquier ocasión como estos donde el pueblo tiene centrada su mente en cosas del infinito, especialmente cuando uno parte de esta vida. ¿A dónde va uno?

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Elaboré una maqueta bastante amplia para que cubriera el espacio que le asignaban a uno para poner su “altar al muertito”. Consistió en un panteón mexicano donde estaba la presencia de tumbas características en formas y tamaños de sus difuntos. Así como de diminutas mesitas con comida y dulces que especialmente trajimos de Puebla para la ocasión. A un lado del panteón construí el monte calvario y al pie la tumba de la resurrección en donde se notaba con una luz interna que la tumba estaba vacía. Afuera de la tumba se encontraba “Cristo resucitado” que lo adquirí de plástico y que podía iluminarse con un foquito interno. En el respaldo de toda la maqueta y al pie del monte coloqué notas alusivas al evento acompañadas con textos apropiados sobre el vencimiento a la muerte. El tema principal que puse al frente y arriba fue: De la Muerte a la Vida”. La televisión local estuvo presente y su presentador se retrató frente a la maqueta con Gigi y muchos se detenían para meditar en el mensaje y gráfica que veían. Dios conoce los resultados o el impacto que ocasionó ver este “altar” inesperado en medio de todos los demás que olían en verdad a mortandad en vez de esperanza o solución a esa situación. Ganamos un buen premio como reconocimiento. Actividades sociales En cada trimestre obteníamos una fotografía de cada clase con su maestro respectivo, para recuerdo de cada alumno a quien se le entregaba una copia. Cada quien en la foto estaba identificado. Luego al final del curso intercambiaban firmas como recuerdo. Empecé a efectuar la ceremonia de clausura para entregar los primeros certificados a los alumnos que iban terminando, en la capilla anexa a la segunda Iglesia Bautista de Houston. Era un buen acontecimiento que le daba importancia el evento en la vida escolar del alumno y para todos. Me gustaba hacer bromas con ellos, especialmente con el profesor de canto quien se prestaba de muy buena fe, hasta que se casó con una colombiana a quien ella ya no le gustó el chistecito y le impidió que continuara con esa tradición. Está bien, cada quien sus costumbres o prejuicios. No problema. Ya encontraré a otro, y así lo hice. Pero todos se reían a la mar, hasta el presidente del Colegio, el Decano y los maestros. Pues le seguimos el programa, no había impedimento. Gigi, acostumbrada a participar con entusiasmo, una vez se vistió de reina Esther, y desde la entrada de la capilla entró ceremoniosamente (como reina) hasta llegar a la plataforma, donde los “jefes” efusivamente la besaron, incluyéndome a mí, pues me encontraba entre ellos. Me aproveché… “Día de Campo” Otra actividad social era la de hacer una comida hispana en los campos del Colegio donde compartíamos las viandas y manjares que cada quien llevaba, especialmente especialidades del país de origen.

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En una de comidas, con la ayuda del profesor Abreu, un brasileño notable por su cultura, lanzamos, a vía de promoción globos con propaganda atada en la base, en una ceremonia especial de invitación para todos los que a la larga les cayera el globo cuando descendieran. Durante las comidas, teníamos el entretenimiento musical de hermanos que se prestaban para ello. Traían a sus niños e invitados a la fiesta y también cantaban en coro o conjuntos bien armonizados. Yo me encargaba de poner juegos de sala y de campo como el de “Mi hermano se fue a Corea” e invitaba al presidente y Decano a participar, quienes con mucho gusto gozaban todos los movimientos que tenían que hacer como parte del juego. Se veían simpáticos enfrente de todos. No se les subía el puesto que representaban, sino que se hacían como uno de nosotros, los hispanos, en forma modesta y humilde y eso conquistaba la confianza entre ellos y los alumnos. Me recordaba cuando estaba yo entre el grupo de apoyo al trabajo de topografía que hacía en el Distrito de Riego, para hacerlos trabajar mejor. Raquel Durante nuestra presencia en el CBS, hubo varios incidentes como pudiera haberse esperado. Una hermana, Raquel, era una fiel estudiante. Además de llevar a sus niños a la escuela secular, atender su casa, a su marido (otro estudiante) y un sin número de actividades, andaba en un auto sin aire acondicionado. La veíamos llegar sudando pero con la sonrisa en la cara. Un día ya no fue al Colegio. Le vino un derrame cerebral. La tensión y posiblemente otras causas la hicieron sucumbir ante lo inevitable. Estuvo varios días en curación intensiva. Cuando la visitamos, no parecía la misma persona, tenía todo el cráneo lleno de cables y curaciones donde se veían las cicatrices de la cirugía. Perdió la batalla. Fuimos a su funeral, le pusimos su fotografía como un recuerdo y un letrero alusivo. La escuela estuvo presente. Ya está con el Señor. El ex convicto Por otro lado, se encontraba entre los alumnos uno que había salido de la cárcel por mala conducta y quien sabe cuántas fechorías había merecido para estar en ese lugar. Cuando lo recibimos, era muy rebelde a la disciplina, pero siempre lo tratamos con paciencia y comprensión. Con el tiempo mejoró y fue un buen ejemplo entre sus compañeros, a pesar de que de vez en cuando le traicionaba su carácter y estallaba, pero podía ser controlado. La imprudente Otra señora, siempre acudía sin dinero a inscribirse y a como diera lugar, generalmente pidiendo entre los demás estudiantes el dinero, lo lograba. Era muy persistente y testaruda, si esa es la palabra correcta; que una vez, teniendo en mi escritorio a varios estudiantes que estaba atendiendo a la vez durante un intermedio de clases, no me dejaba terminar para que al atendiera. Gigi, de plano entró en escena y con cortesía tuvo que insistir para que no interrumpiera hasta que yo hubiera terminado, y la sacó de la oficina.

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El colapso En otra ocasión estaba tomando unas medicinas recetadas en tal forma que debería seguir las instrucciones al pie de la letra. Una mañana estando frente a la primera clase del día, de repente no entendía lo que me estaban diciendo los alumnos cuando yo les preguntaba algo. Me contuve y les dije: Está haciendo un poco de calor al mismo tiempo que me desabrochaba el botón del cuello de la camisa, cuando de repente sentí que flotaba y me iba cayendo. Tuve un colapso sin poder explicarme que estaba pasando. Toda la clase se levantó y empezó a orar alrededor mientras llamaban a la ambulancia pensando que estaba pasando por un ataque cardiaco. Yo me encontraba consciente pero sin poderme mover cuando llegan los de la ambulancia y con todo teatro llamando la atención llegó también el carro de bomberos y eso lo vi como un escándalo exagerado que no lo estaba ni deseando ni lo esperaba que sucediera. Me vi bajo el tratamiento de primeros auxilios con respiraderos, auscultaciones y me llevaron al hospital con su escándalo por las calles, para observación. Gigi no se encontraba en esos momentos, sino hasta más tarde cuando se enteró de la situación. Cuando llegó a verme le dijo una estudiante que ya no se preocupara que todo haya estado bajo su control. Bueno, eso no era lo que esperaba, pues como mi esposa, necesitaba estar presente, no que la estaban por decirlo así mandando a su casa sin que se preocupara. ¡Nada! salió disparada la estudiante y se quedó Gigi como era de esperarse. Por otro lado llegó Buck Anderson, el Decano para enterarse del “ataque cardiaco” que me había dado. Estuve bajo observación toda la mañana y parte de la tarde. Lo que más me molestó era la mesa fría donde me colocaron y que el doctor que daría su dictamen no llegaba… Lo que pasó fue una simple reacción de pastillas que, al haberme olvidado una noche anterior de tomarme mi dosis recetada, las tomé todas juntas en la mañana del colapso. Y esa fue la razón. Colorín colorado. Ya regresé para seguir dando mis clases. Comentario personal Puedo comentar que estando ejerciendo esta actividad, como lo ha sido en cada nueva participación donde el Señor me ha colocado, lo he llevado al cabo con mucho entusiasmo, sabiendo que me estoy realizando en mi vocación y además siento que en algo puedo ayudar a los demás. Me ha gustado ser didáctico, es decir, claro en lo que expongo: Al conducir en mi infancia a mi hermano Rogelio a realizar cualquier idea que se nos ocurría. La participación en las Ligas de la Iglesia Metodista hasta el liderazgo nacional. Como representante delegado en reuniones internacionales (Argentina, Colombia, Chile, etc.). Como estudiante de la universidad. En mis trabajos seculares como ingeniero. En los planes de actividad colectiva. En la enseñanza secular; en la dirección de la escuela cristiana (IMM). En la enseñanza de la Palabra de Dios como en Estudios Bíblicos en los Hogares (EBH), en los seminarios (SBP, CBS). En la elaboración de cartas, gráficas, modelos, maquetas, etc. para la enseñanza.

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Junto con Gigi, la atención a la familia, especialmente apoyándola a ella que llevaba la mayor carga en cuanto a los detalles del proceso del crecimiento de los hijos y atención dentro de la casa, alimentación, adquisiciones de insumos, orientaciones de conducta y educación secular y espiritual. Sentimos que de no ser con la protección del Señor y manteniendo constante en vivo Su Palabra, no la hubiéramos podido hacer de acuerdo a lo que pensamos fue la voluntad del Cielo. Sin embargo, en medio de nuestras imperfecciones, que aun tenemos, hemos proseguido y lo haremos hasta el final de nuestra presencia en la Tierra donde el Cielo nos permitió vivir. Ministro del Evangelio Decidió CBS ordenarme, a través como Ministro del Evangelio. Fui examinado principalmente basado en teología, por un comité dirigido por el hermano D’Abrew en su iglesia bautista de Timberwell en Houston. Firmaron esta comisión divina el Presidente Dr. William Boyd, el Decano Anderson (Buck) el doctor D’Abrew, el pastor Londoño y otros prominentes pastores de la localidad, especialmente bautistas. Aunque en verdad no he sido apuntado para ser un pastor formal, puedo continuar con el ministerio de la enseñanza al cual hasta la fecha he estado activo en ese campo.

Bautismo de Pierre y Becca Con este nombramiento “oficial” me permití y fui honrado el bautizar en junio de 2011, en Dallas, a mis nietos Pierre y su esposa Becca, una vez que entendieron el trasfondo para el acto que se llevó a cabo. Es una demostración pública de haber aceptado al Señor Jesucristo como su salvador personal, haciendo simbólicamente el entierro o la sepultura del viejo hombre para renacer a la nueva vida con el perdón de sus pecados. Es un testimonio público de su conversión como miembros del cuerpo de Cristo, o sea Su Iglesia “Porque somos sepultados juntamente con él, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”

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Mis padres duermen en el Señor Durante esta temporada mi padre se fue al cielo antes que mi mamá. Mi madre confesaba su fe en el Señor y leía su Biblia regularmente. Mi padre en una conferencia de avivamiento en la iglesia de Puebla, levantó su brazo de aceptación cuando se hizo el llamamiento, siendo ese momento de gozo para mí, especialmente pues con tiempo atrás esperaba que se cumpliera mi deseo de que él fuera otro más de la familia que aceptaran tener la vida eterna. Cuando estaba en el servicio luctuoso de mi padre, en la misma sala funeraria, estaban atendiendo también el cuerpo del papá de Alicia Terán, una de mis mejores amigas de la LMJ. No cabe duda, todos pasamos por estos momentos finales que tenemos que afrontar ya sea frente a otros o a nosotros mismos en nuestro turno por este viaje de la vida terrenal. “Los días de nuestra edad son 70 años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos” Salmo 90:10

Mis padres fueron protegidos con haber pasado la prueba terrenal con los terribles sufrimientos de los desastres nacionales e internacionales y la lucha misma por la vida para inclusive sostenernos a nosotros sus hijos que con tanto amor lo hicieron hasta el último momento que pudieron hacerlo. Como padres, ellos todo el tiempo estaban pendientes y se preocupaban de nosotros. Desde recién casados cuando no tenía trabajo, durante casi un año estuvimos en su mesa diariamente. De ellos recibimos un automóvil el “Opel” que nos sirvió para muchos viajes, inclusive para ir a los E.U. Nos ayudaron para pagar una “raya” de la construcción de la casa en Chapalita. Y como premio final nos dejaron como herencia las casitas de Boulevard 89 y Soltepec 4b en la colonia “La Paz”, cuyas casas habían sido el premio de tantos sacrificios materiales con que las estuvieron haciendo. Centavo tras centavo iban depositando para irlas pagando y al final al hacer el contrato final, no se debía nada de ellas. Debo mencionar que la carrera de Güicho como médico, ya lo he mencionado, fue costeado por mi padre hasta graduarse. Su memoria no puede borrarse. Dios en su gracia divina ya los tiene descansando de sus faenas y su buen ejemplo. Doy gracias a Dios por haberlos tenido. “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndolos aún” Hebreos 6:10

Retiro de CBS Cumpliendo el año 2003 a la edad de 75 años y Gigi con 67, sintiéndonos un poco cansados por tanto ajetreo, tensiones, proyectos en desarrollo, retos, desvelos, etc. mas la insistencia de los hijos, decidimos regresar a casa en Dallas para “rascarnos la panza” (¿)

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El Colegio, en la cena anual que celebran para levantar fondos, nos despidió cariñosamente y tuvimos la oportunidad de agradecerle a la concurrencia la oportunidad que nos dio el Colegio para servir a la comunidad hispana de Houston (Colegio, Iglesias, Policía, Consulado mexicano, etc.). También en el Colegio nos despidieron con un programa especial de recordatorio de anécdotas que cada quien tuviera que compartir de nuestra “influencia” entre ellos. Gigi en su trabajo maravilloso que hizo en la biblioteca junto con los demás compañeros, y a mí en lo que se les iba ocurriendo. Me entregaron una placa de reconocimiento nombrándome “Faculty Emeritus” que a la fecha no se para que me sirve, pues lo tengo alzado en la casa de Juan como recuerdo solamente. En forma simbólica y queriendo hacerlo un poco más llamativo, le entregué a Raúl la dirección del Colegio con una espada clavada en una roca de cuarzo que se prendía cuando entraba la espada. El conjunto estaba cubierto bajo una campana de cristal, y creo no se veía ni mal ni fuera de lugar. Pero era raro que hiciéramos esa ceremonia tan simbólica como para enfatizar “te paso la estafeta con honor”. A la larga la tengo yo, pues la nueva dirección después de que terminó Raúl, hizo muchos cambios administrativos en todo el Colegio. El presidente Dr. William Boyd se jubiló y al nombrar a otro joven, cambió completamente todos los programas anteriores desapareciendo el grupo hispano, entre ellos, poniéndolo junto con los programas generales de enseñanza sin distinción. Por otro lado, todo el esfuerzo realizado en la elaboración de las notas de enseñanza en formato de libros, y todo el material compartido, el nuevo director lo hizo propiedad del Colegio, sin que tuviera yo autoridad sobre ellos que a la postre quedaron como recuerdo. Pero guardo mis notas originales. Cómo lamento no haber seguido en esta clase de enseñanza, pues con el tiempo, al repetir en cada ciclo las mismas materias hubiera ido madurando más en el conocimiento de ellas (“mastering the subject”) que nunca han dejado de ser un tesoro para mí y para cualquiera que se encontrara en estas mismas circunstancias. De todas maneras, sigo en cierta manera durante mi “retiro familiar” elaborando gráficas que comparto a todos muy a menudo, como el “Panorama bíblico” que me llevó un buen tiempo hacerlo apropiado y sencillo en español, en forma de acordeón (sin música). Lo comentaré también en el epílogo de estas memorias.

Regresando a Dallas Nuestros hijos y nietos nos ayudaron a mover todas nuestras cosas que teníamos en Houston por medio de U-Hall y automóviles, incluyendo los libros que no eran pocos. Nos encontramos por el año 2003 (76 años de edad, y 68 de Gigi). Año cuando nació Preston, para después en cada año naciera Debanh y Julián. En el 2002 nació Mario “Oso”.

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Podríamos decir que nuestro verdadero retiro está por comenzar. Dios nos ha dado relativamente una buena salud hasta que dejamos de trabajar, pues el normal deterioro que la edad produce en el cuerpo humano es cuando empieza a presentarse con amenazador panorama para la completa oportunidad de ir para arriba y para abajo como hace todo turista a esta edad de retiro. Decidimos en un principio registrarnos en el Centro Recreativo de Cedar Hill para tomar unas clases de pintura, donde asisten puros viejitos unos simpáticos y otros mal humorados, pero de todas maneras podíamos tomar nuestra tasita de café en camaradería con el grupo. No obstante que ya había empezado a pintar por mi cuenta en otro tiempo y en otro lugar, hasta ahora podía sentir que alguien con experiencia podía dirigirme en la técnica que me estaba haciendo falta. Gigi también empezaba, aunque seguía un patrón que tiene números para irlos pintando; sus cuadros salían “perfectos”. El primer cuadro en lienzo (canvas) fue la representación marina donde aparecía un barquito. Cuadro que le tocó en turno se lo obsequiara a Mimí. El primero de los que iban a seguir siendo distribuidos entre los miembros de la familia y algunos amigos. En una de las atracciones de este Centro era aprender a bailar y en uno de los ensayos, una viejita nos presumía con su agilidad de conocer todos los movimientos que los ejercía como si fuera una bailarina de Ballet clásico. Yo, presumido frente a todas y a mi esposa, traté de hacer, no lo mismo, pero sí el dar una voltereta como parte de los pasos a seguir, cuando siento un fuerte dolor en la rodilla y, pues me fui como res…balando para ir derechito al veterinario, un doctor de Waxahachi que había estudiado primero para ser veterinario y ahora se dedicaba a quitar el dolor. De ahí a Ennis al hospital para ser operado pues se me había roto una parte del cartílago y estaba flotando como bandera loca que era lo que estaba molestando. Pero la parte agradable de este Centro era que un indú que la hacía de chofer lograba llevarnos a conciertos de clásicos en Meyer Center en Dallas y tuvimos la oportunidad de estar en primera, como si hubiéramos pagado las entradas, oyendo grandes ejecuciones de obras inolvidables de los clásicos que siempre nos han gustado. Eso sí, nos daban asiento donde alcanzáramos y unas veces íbamos a parar al coro central donde se encuentra la orquesta, viendo al director de frente y a los músicos de espaldas. A este amigo indú le hice una pintura de dos chicas hindúes, a cual le gustó bastante. Hasta me dijo de donde eran y a qué tribu pertenecían. Una copia la tiene Ale que adorna su cuarto Se encontraba en la clase de pintura una señora (Betty) que llevaba a su esposo George que padecía de Alzheimer y trataba de hacer una pintura que más bien era de apariencia sub realista que con justificada razón no me la quiso obsequiar su esposa. Le gustaba que le llevara su cafecito, que muy a menudo, por su condición,

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fácilmente tiraba la tasa sobre la mesa y esto era un teatro el estar limpiado entre los lienzos y pinturas para dejar limpia la mesa como antes. Cuando llegó el momento de morir, estando en el home hospital al llevarle su comida, todavía hacía bromas con las enfermeras y les pedía un sándwich de lechuga. Tenía muy buen carácter, y… buen apetito. Nos sentimos a gusto con la compañía de esta pareja. Con el tiempo nos movimos al Centro Recreativo de De Soto por estar más cerca de la casa y además podía uno tomar el lunch con un pequeño donativo de 50 centavos. Había además un salón con aparatos para hacer ejercicios. Estos no tuvieron el privilegio de vernos muy seguido pues la flojera de hacer ejercicio nos ganaba. En este lugar me desaté pintando como si fuera un maratón. Recordé después como trabajaba en Kansas, acumulando trabajos tras trabajos terminados. Después continuando en casa seguí pintando hasta darme cuenta que tenía un buen número de cuadros (unos 130) aparte de las demás cosas a las que me dediqué también con mucho entusiasmo. Comenta Gigi: “Ciertamente el tratar de escribir en unos cuantos renglones años de vivencias de experiencias de toda clase, especialmente “relaciones humanas” en una familia de tantos miembros de varias clases de nacionalidades, diversos trasfondos e intereses. En otras palabras “una moderna telenovela” pero no saliéndose de un marco de referencia DIOS ES AUTOR DE LA FAMILIA y tenemos el ejemplo de la continuidad de una generación a otra como precioso legado y es así como en las fotografías de los nuestros les dan vida y la PALABRA DE DIOS es una guía segura en el peregrinaje. Dejamos Houston en el verano de 2003, después de casi seis años de ardua labor en el Colegio de Estudios Bíblicos, a lo que se suponía sería “un retiro” pues Papabelo tenía 75 años y yo estaba sobreviviendo un cáncer de tiroides. Nuestra economía cambió, pues ya no se percibía un salario sino nos concretamos a otro estilo de vida y no nos podemos quejar sino recordar el proverbio “¡No me des pobreza ni riqueza! Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades” Proverbios 30:8b

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Muchas nuevas actividades empezaron a tomar de nuestro tiempo y energías: Como asistir a centros de jubilados y participar de sus actividades, cerámica, pintura asistir a conciertos de los que nos gozamos mucho; ir a la Feria del Estado cada año; clases de tejido; y viajes cortos. Nos hicimos de nuevas amistades y aún teníamos estudios bíblicos de hogar; reuniones para cumpleaños; Acción de Gracias (thanksgivings); navidades; etcétera.

Retiro para conferencias a mujeres Adriana, nos invitó a dar pláticas en retiro de mujeres, a través del ministerio “EL RESPLANDROR DE TU VIDA” y Papabelo se esmeraba en los visuales y era mi chofer, hasta que fue substituido por las hijas Martha O y Mimí, y tres veces Bob”. Hasta la fecha han participado en estas conferencias como expositoras, además de mi esposa Martha, mis dos hijas la nena (Martha O. y Mimí) y últimamente hasta estuvo animándose Marisol (esposa de Güicho) quien con la familia californiana nos estaban visitando. En lo personal, me parece que han sido muy edificantes estas actividades, que a la fecha ya llevan 12 años, exponiendo mi esposa temas tan interesantes como: “Vida espiritual sana” (2006) “El Potencial de mi nueva identidad” (2007) “El Fundamento del Hogar” (2008) “La Familia según el Plan de Dios” (2010) y además Martha Lucius (nuestra hija) con el tema: “Relación Esposo-Esposa” (2010) “Enséñame tu Ropero” (2011) por mamá “El Dios de las Generaciones” (2011) Martha Lucius “Recorrido hacia la Madurez” (2012) por Mamá “El Valor y la Recompensa de la Prudencia” (2012) Martha Lucius “Esperanza, Firme y Segura” (2013) Mamá “¿Estás conectada con el Señor?” (2013) Martha Lucius “Una Limpieza Integral” (2014) Martha Lucius “Evaluando el Momento” (2014) por Mamá Guardamos el material como recuerdo y consulta ya que es un material muy valioso y su exposición fue de mucha bendición para todas las mujeres que asistieron, las cuales tuvieron muchas de ellas cambios que las han favorecido, pero sobre todo han podido comenzar nuevas relaciones entre ellas que perduran hasta la fecha.

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Nuevos amigos: Los Doctores “Posiblemente casi nadie o está preparado o admite “que los achaques de los años se empiezan a sentir” pero eso está sucediéndonos a Papabelo y a mí abriéndose una nueva adaptación a casi todo lo que anteriormente se vivía. Aparecen una” nueva clase de amistades, se llaman “doctores, hospitales, terapias farmacéuticos etc. etc.” Podríamos decir “¿en donde no me han operado?”. Bueno a Gigi tenemos la lista de Anginas, Matriz, Tiroides (con cáncer), colonoscopías, etc. Que es para empezar, más las enfermedades normales de la senectud. Comienza lo “aburrido” para muchos de de los lectores. Pero vale la pena al final: Y no es que me haya muerto… Yo empecé con la extirpación de las anginas de chamaco, luego siguiendo la lista de asistencia médica que lo hacían con mucho entusiasmo cuchilla en mano: Cataratas (ambos ojos); limpieza de la Sinusitis; luego durante el casamiento de Yiyo con Nena se le ocurrió a mi intestino participar en el festín o banquete de bodas cortándome un buen pedazo y no para la cena sino porque se encontraba ya ennegrecido (un metro), mas el apéndice; luego la vesícula biliar; un ajuste testicular; y para seguir con la lista se encuentra en la próstata una señal de cáncer que se encuentra en “observación” (hasta que crezca y ya no haya remedio de combatirlo); estoy en la lista para ser operado en mi nariz (tan bella que la tenía) por un cáncer de piel que también tuvo la ocurrencia de formar parte de mi vida. Cuando visitábamos en México a la familia, durmiendo en la casa de Arturo (el primo), a la hora de dormir, y estando poniéndome la pijama, me quise apoyar en un buró que tiene al lado de la cama, sin darme cuenta que esa mesita tenía ruedas, y zúmbale que me caigo de espaldas al moverse mi apoyo, sin poder hacer nada para librarme del cabezazo de nuca que me di contra la pared, aumentando así el deseo de privarme para una deliciosa dormida a partir de ese momento. Sin embargo, a partir de ese momento comenzó mi calvario de un mareo que a la fecha persiste. Hemos visitado para checar qué método hacer para su curación: Neurólogo, radiografías, MRIs, artritis, oftalmólogo, especialista del oído, terapia en el Centro de Rehabilitación, etc. Pero nada. Nada de nada. Creo que ahora son parte del problema las medicinas que estoy tomando para la presión y la artritis que causan mareo. Debo dar gracias a Dios, porque el ataque de Artritis reumática que me había acosado por un buen tiempo a base de oración y la dosis apropiada de “Prednisone” se ha logrado controlar. Ahora sigo con la presión

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Alta (pues no soy de la baja sociedad) y estamos trabajando con ella; es muy fiel compañera y no me deja un instante. Qué bueno es tener amigos… pero algunos se mandan… La visión, necesita ajuste oftalmológico; la audición está esperando turno para adquirir unos cuernos auditivos de carnero para poder oír mejor. En fin, ¿qué más queremos? Estos síntomas y otros no mencionados para no cansar al lector, empezaron a presentarse al escenario después de haber trabajado en Houston. Será más o menos alrededor de los 80 años de edad. No necesito esperar que me celebren mi cumpleaños para saber mi edad, pero empiezo a reconocer y a duras penas a confesar que ya dejé el “divino tesoro” de la juventud. Dice la Palabra de Dios al respecto: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; Antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna, y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; Cuando temblarán los guardas (piernas) de la casa, y se encorvarán (espalda) los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas (ojos); Y las puertas (oídos) de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; Cuando también temerán de lo que es alto (temores) y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechados andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro (fragilidad de la vida) se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo y el polvo vuelva a la tierra, como era y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” Eclesiastés 12: 1-7

Una vida sin Dios produce una persona vieja amargada, solitaria y sin esperanza. Una vida centrada en Dios es plena, hace que los años “malos” (cuando las incapacidades, las enfermedades y los impedimentos pueden ser barreras que nos impiden “disfrutar de la vida”) nos satisfagan debido a la esperanza de la vida eterna. Ser joven es emocionante. Pero la emoción de la juventud puede convertirse en un obstáculo para acercarse a Dios si hace que la gente joven centre su atención en los placeres pasajeros en lugar de los valores eternos. Despojados del propósito de Dios, nuestro trabajo es en vano. Despojados del amor de Dios, nuestro servicio es vanidad; sabiendo esto, una persona sabia busca a Dios.

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Estudios Bíblicos en el Hogar Nos sentimos con el impulso de continuar los estudios bíblicos a las personas que pudieron conectarse con uno y empezamos con la familia Martínez que habíamos conocido cuando estuvimos viviendo en Oak Cliff hace muchos años. Ahora viven prácticamente cerca de nosotros. Mantuvimos un buen tiempo estas reuniones y hasta los invitábamos para participar en la iglesia que adoptamos al llegar a este lugar: “Faith Bible Church

En la misma iglesia comenzamos también un estudio en la Escuela Dominical para hispanos. Pero la carencia de gente de habla hispana por esta zona, no prosperó mucho tiempo el grupo que lo habíamos nombrado “Amigos”. Por falta de “público” se clausuró, (out of business) No es lo mismo que en Houston donde la población hispana es enorme con un gran deseo y hambre de la Palabra de Dios. Pero confiamos en el Señor no en nuestros méritos de que Su Palabra no volverá vacía y a Él le corresponde todo este “negocio” “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” Isaías 55:11

La nueva era de la tecnología Con esta experiencia, en el “nuevo mundo” dentro de este “sueño americano” que más parece “pesadilla americana”, nos estamos envolviendo a la carrera vertiginosa de la tecnología y “todo el mundo” anda con un aparato, ya sea computadora, inteligente, tabla, latoso, o como lo llamen pero que nosotros los de la vieja ola nos estamos rezagando más y más dentro de este mundo de avance de la ciencia que hay que reconocerlo comparte de lo que es inevitable: “la profecía bíblica” “pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” Daniel 12:4

Entonces a “regaña dientes” nos estamos involucrando y nos atrevemos a molestar a los más jóvenes y hasta niños que son expertos en estos tejes y manejes para poder oler , saborear y sacarle provecho más de ceca de “sus beneficios” y participar en lo que podemos hacer. Con este antecedente, aquí me encuentran escribiendo las memorias en Microsoft Word con scanner y todo para medio ilustrarlo. No voy tan mal ¿Verdad? Bueno, con este antecedente impresionante he comenzado a probar otros programas y con la ayuda de Tita, Juan, Pablo, David Montejano, y muchos “maestros” más pude reunir la información necesaria para confeccionar lo que me llevó bastante tiempo hacer: El “Panorama Bíblico” que lo pude diseñar en el Adobe Illustrator con lujo de ilustraciones en un acabado más o menos presentable, fino y caro de 13 11”x16” páginas, el cual mandé imprimir en un acabado “profesional” y después encuaderné uno por uno

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a quien estuve obsequiándoselos a la familia y algunos extras que me alcanzaron y que consideramos les iba a ser de utilidad. Luego de los devocionales que estamos mi esposa y yo teniendo diariamente, los he estado ilustrando a mano y todo un año pude hacer una colección que me permití empastar. Esto me ha dado la pauta, Dios mediante, para empezar, que de hecho ya estoy en el proceso, en otros programas apropiados en forma más “profesional estos devocionales para poderlos publicar vía e-mail u otro camino como Face book, etc. Ya tengo preparado y va en camino el próximo proyecto y espero en el Señor poderlo hacer, otro panorama como el anterior, pero de “Profecías” que es el tema de actualidad, para dejar por sentado en forma gráfica los acontecimientos mundiales a la luz de las Sagradas Escrituras, aprovechando los buenos escritos de muchos analistas que hay en la actualidad, cuya bibliografía enriquece ya nuestra biblioteca. Se llamará: PANORAMA PROFÉTICO, (El Amor y la Justicia de Dios a través de los siglos) El cuarto de arte

Los acrílicos

Estos trabajos fueron ocupando más y más mi tiempo mientras mamá se ocupaba en preparar sus pláticas. Cada cuadro, es de suponer, fue una entrega con cariño que sentía pensando además para quien iba a ser donado. Fui descubriendo que cuando hacía una panorámica de la naturaleza, cada detalle que iba viendo era maravilloso cómo Dios pudo realizar esa belleza tan intricada como son las olas del mar, las nubes, las hojas de los árboles, sus troncos, los animales, y miles más de detalles que es infinito abarcarlos todos, tanto en el micro como en el macrocosmos. Solo puedo imprimir como muestra algunos de los 145 cuadros más o menos de lo que Dios me ha podido pintar. Ahora estoy enganchado en otros proyectos que sigo elaborando con mucho

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gusto, para la gloria del Señor, y es una muy justificada honra y satisfacción por que es estar pisando los terrenos de la divinidad. Mundo donde el señor nos da una muestra de lo que será mucho mejor. Por una temporada pudimos “dar clases” y/o ayudar a otros a comenzar a pintar, y lo hicieron muy bien. Había entusiasmo y el “cuarto de arte” que era muy acogedor, cumplió su propósito creativo. Crucero para ALASKA “Sin embargo antes de que se declare esta etapa de retiro, pudimos hacer el viaje de nuestro 50 aniversario en un crucero a Alaska, que nos proporcionaron los cinco hijos en un crucero de lujo con viaje de avión a Seattle, de donde zarpamos por ocho días inolvidables en compañía de los esposos Chuck y Cintia Swindoll y muchos cristianos, con programas de estudio bíblico; concierto a dos pianos por artistas renombrados, cómicos, cantantes, en fin algo que parecía un “pedazo de cielo a flote”. El crucero hacía paradas en varios puertos, y podíamos salir a pasear y hacer compras e inclusive pude ir al salón de belleza. Algo que nos deleitaba eran los banquetes cada noche, sobre todo la langosta, que nunca voy a poder comer en la forma como lo prepararon tan rico; los pasteles y el viaje a Victoria, Canadá, para tomar el té inglés de las cinco en un lujoso hotel, Cuando regresamos a Seattle, esa noche ahí dormimos, al día siguiente tuvimos que ir al centro a comprar belices, pues no cabía todo lo que se había comprado, y el pobre de Papabelo tenía que cargar mucho. No quiero olvidar que cuando visitamos el mercado de Seattle lo primero que vi fueron “chícharos frescos”, mi flor preferida, que tenía cincuenta años de poder tener conmigo, así que me compró Papabelo un buen ramo que lo traía en el avión. Pero que por haber vendido boletos de más para ese viaje de regreso, pidieron dos voluntario que se quedaran otro día con hotel y comida pagados, lo cual al animarnos nosotros nos permitió quedarnos otro día en Seattle y volver al mercado y comprar ….más “chicharos” y gozar un viaje inolvidable.” “Toda buena dádiva, y todo don perfecto, desciende de lo alto, el Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación” Santiago 1:17

(Después sigo, pues ya me cansé…) El recuento de tantas memorias, se traduce en vivencias de experiencias gratas, ingratas, sonrisas, lágrimas nuevos miembros en la familia y nuevas familias al irse casando los nietos mayores y en nosotros los de la tercera edad empiezan “achaques” que nos van limitando.

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Sin embargo aún pudimos con el favor de Dios, hacer dos viajes consecutivos a visitar a los primos en los Ángeles, yendo a Disneyland; y de regreso, ellos nos regresaban a San Diego, pasando por San Marcos para visitar a Conney la esposa de Alejandro Rico (q.p.d.). Después los viajes los hicimos a Puebla, para poder vender lo que los Abuelitos dejaron como patrimonio a Luis y los nietos.

Viaje a la eternidad Toda familia registra nacimientos y descensos y nosotros no somos la excepción. 1971….Alfredo Israel Velázquez Valenzuela 1985…..Tío Raúl Rojas Castañeda. 2009…..Primo Raúl Rojas Ávila 2011…..Berthis Hurst Valenzuela 2014….Magdalena Velázquez (Mi prima) 2014….Rogelio Velázquez Martínez 2014…Magdalena Párraga de Valenzuela (madrina) Mi querida hermanita se me adelantó, pues ella y yo estábamos en competencia. Dios permitió que ella emigrara a Dallas unos años después de nosotros. No le fue fácil poder encontrar al trabajo de secretaria ejecutiva que desempeñaba en México, pues le decían “que estaba sobre calificada”, pero la gracia de Dios nunca la abandonó, y aún en una empresa le dieron el cargo de organizar Universidades en diversos lugares y pudo lleva a su hija Bora a Europa. Tuvo una fuerte crisis, de la cual Dios le abrió las puertas al convertirse en la primera intérprete en Children’s Medical Center donde laboró su ministerio de amor y compasión a enfermitos y padres de familia. Sus hijos laboraron con ella en el hospital y cuando su enfermedad se encrudeció solo un mes antes de su muerte dejó de laborar. La honraron con una placa en el hospital y nuestras de verdadero dolor departe de doctores, enfermeras y personal en un bonito memorial. Ese año de 2011, Berthis había apartado por medio del primo Raúl Ruíz A, la fecha del 11 de agosto para hacer un viaje a la iglesia Metodista “La Santísima Trinidad” en alabanza a Dios y después ir al café Tacuba, esto se logró, pero ella solo estaba en espíritu, pues ella el día 2 de julio se encontraba en la presencia de su Señor y Salvador. Pero su memorial fue un sarao espiritual y los concurrentes eran familiares y amigos de antaño que nos unimos en recordarla con mucho amor. Berthis; siempre estarás en nuestro corazón y pensamiento. We love you!!! 186


Rogelio “voló al cielo” No pensábamos que mi hermano Rogelio se iba a adelantar al viaje inevitable antes que yo. Su optimismo en cuanto a la salud era notorio pues siempre se expresaba que se encontraba bien. Pero la comida (mexicana) de la cual gozó bastante, le fue cerrando las arterias de tal manera que cuando el corazón necesitaba trabajar con mayor esfuerzo para resolver problemas de indigestión y refriado que traía últimamente, no pudo, y tuvo un paro que le paralizó el funcionamiento general, acabando su vida en un abrir y cerrar de ojos. Puedo regresar en mis memorias la unión que teníamos él y yo desde la infancia. No es fácil olvidarlo, Forma parte de nuestra vida. Mi madre siempre me recomendó que estuviéramos juntos y todavía un día antes estábamos enterándonos de lo que le sucedía (vía telefónica) estando intranquilo por la situación en que se encontraba en el hospital. Mi hermano ya tenía tiempo atrás inquietud acerca de la seguridad de su salvación. Tuve la oportunidad de hablarle del evangelio explicándole acerca de sus temores. El diablo pone a toda costa dudas en el pensamiento de todos, pero la Palabra tiene la verdad y ella nos hace libres de toda esclavitud del maligno. La Muerte Hablando de lo que es la muerte podemos comentar lo siguiente: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comiereis, ciertamente morirás” Génesis 2:16,17 Pero la DESOBEDIENCIA trajo la consecuencia: La Muerte Eclesiastés 12:7 dice que el cuerpo vuelve al polvo y el espíritu (o aliento de vida) vuelve a Dios. Job 27:3 nos dice que el espíritu es lo mismo que el hálito de vida de Dios o su poder. Génesis 2:7 registra la creación del hombre en el principio. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” La palabra “muerte” se usa de varias maneras: Cuando uno desobedece a Dios, llega a ser pecador y muere, porque el pecado nos separa de Dios (o sea, de su favor).

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Cuando uno sigue un camino que le parece bueno pero no es el camino de Dios ES CAMINO DE MUERTE. Cuando uno llega a ser cristiano, muere al pecado; es decir, se separa de la práctica del pecado. Cuando alguno (aunque profese ser cristiano) vive en los placeres del mundo, está muerto. Cuando el espíritu sale del cuerpo, el hombre muere. Cuando el hombre está perdido en el juicio final, sufre la segunda muerte, que es la separación de Dios para siempre. Por lo tanto, no podemos evitar la muerte física, pero sí podemos evitar la muerte que significa separación de Dios. Solamente queremos morir en el sentido de separarnos del pecado, para estar bien con Dios, y no tener que morir eternamente, o sea, separado de Dios eternamente.

Por lo pronto, la muerte es como un sueño. Así como después de un arduo día de trabajo viene el sueño reparador, después de una vida larga y llena de trabajos, Dios nos concede un merecido sueño de descanso (Juan 11:11-14). La bendición es que los que aceptan a Cristo como su Salvador, volverán a vida eterna una vez regenerados. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo sea salvo por Él” Juan 3:16,17

Resurrección. La muerte no es el fin de todo. La despedida al ser querido que parte no sea definitivo, es simplemente un “hasta luego”. En la Biblia, en muchos lugares, se habla de la esperanza bendita de la “resurrección” (Isa.26:19; 1 Tes.4: 16; Juan 6:40). Transformación. Al resucitar se poseerá un nuevo cuerpo, nueva mente y nueva personalidad (1 Corintios 15:42-44; 51 -56; Filipenses 3:20, 21). No habrá más muerte. Como sucederá con todas las otras desgracias producidas por el pecado, Dios eliminará la muerte para siempre. Al reunirnos con nuestros seres amados, lo haremos con la plena seguridad de que nunca más se dirá adiós y que jamás habrá separación (Isaías 25: 8; S. Lucas 20: 36). Por lo tanto, no podemos evitar la muerte física, pero sí queremos evitar la muerte que significa separación de Dios. Solamente queremos morir en el sentido de separarnos del pecado, para estar bien con Dios, y no tener que morir eternamente, o sea, separado de Dios eternamente.

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Recuerdos Comenta Gigi “Dice el himno: “No hay sitio bajo el cielo, más dulce que mi hogar” A Dios gracias hago memoria de las casas donde hemos vivido; siendo la primera donde nací en Camelia No 7 en el D.F., la casa de mis abuelos paternos. Era una casona del estilo a principios del siglo XVIX: vecindad de dos patios, dos pisos y dos accesorias; una era una lechería y la otra una imprenta. Aun recuerdo el olor de la leche fresca que a diario se vendía, donde se usaba una medida de litro y medio litro de acero inoxidable. La otra accesoria, la imprenta, con su clásico olor de tinta acompañado con el ruido de las máquinas. En el segundo piso, estaban las habitaciones donde yo nací. ¿Por qué nací en una casa y no en el hospital? Porque mi papá estaba muy enfermo y no podía llevar a mi mamá al hospital. Como al mes y medio, después de la muerte de mi papá, mi mamá y mi hermana nos fuimos a vivir a las “casitas” de “Reembolso” 89, Colonia Postal; casitas de madera que mi padre había importado con anterioridad; una para mi abuelita y mis tías, y la otra para mi mamá y nosotras dos, sus hijas. En esas casitas pasé mis primeros cinco años que puedo catalogarlos como un “Jardín encantado” ya que venían a menudo mis primas Valenzuela a jugar así como los primos Ruíz. Abuelita Piedacito contaba con 100 macetas con esmero. Mis tías Gracy, o China nos llevaban al kínder caminando como a seis cuadras de la casa. De vez de cuando iba con mi mamá al mercado ya que ella empezó a trabajar. Los sábados por la mañana, después de nuestro baño acostumbrado, nos ponían unos “cuetitos” de papel y cintas de tela en la cabeza porque al otro día domingo, éstos se convertían en caireles

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estilo Shirley Temple. Ya teníamos que estar listas porque abuelito Nachito venía por nosotras para llevarnos al templo. A veces nos tocaba ir vestidas con trajecitos estilo marinero, y otras veces con abrigos de fieltro y sombrero; otras con vestido ligeros con moños muy grandes que se amarraban por atrás, algo que los niños Dallal aprovechaban para amarrarnos a las sillitas. Ya se imaginan que al levantarnos lo hacíamos con todo y silla. Como mi madre quedó viuda a los 25 años con dos hijas, sintió que tenía que trabajar (sin tener necesidad, ya que mi abuelito nos sostenía). En las casitas se celebró el bautismo de los muñecos con toda formalidad: Se mandaron hacer dos pastelitos uno para el muñeco de Berthis y otro para el mío. Tía Gracy les tejió unos trajecitos. Abuelito fue el sacerdote y todas las primas y primos, asistieron muy elegantes a la “fiesta” del bautismo. Pero esto, como un sueño se esfumó, pues mi mamá se volvió a casar, y mi hermana y yo nos fuimos a un internado episcopal en la calzada Tacuba, rumbo a los panteones.

Nuestra fuente de la casa en Ovilla

Pero los regalos de amor, no dejaron de existir, pues abuelito Nachito aprovechaba los días de escuela para caminar en un corto tramo (del zaguán del internado a la puerta de la escuela) llevándonos una bolsita con lunch: Un pan quemado y untado con mantequilla, una fruta y 25 centavos. Para esto, abuelito ya había pedido permiso a la directora para hacer este “ritual” diario durante los días de escuela. Una caminata de amor. También nos visitaba los jueves ya que era día de visitas. A veces salíamos los fines de semana a casa” Durante nuestra estancia en el internado nacieron nuestras hermanitas Maruca (Alma) y Teté pero fue corto el tiempo de vivir juntas, pues mamá se fue al cielo y los abuelitos decidieron mandarnos a un internado metodista en Albuquerque, New México. Yo tenía 11 años y Berthis 13 de esta experiencia si registro no traumas, pero sí, muchos cambios y ajustes, otro clima, otra manera de comer, vestir, idioma, cultura, etc. pero no me eran desagradables. Reconozco la dedicación y entrega de las maestras, la disciplina, las celebraciones, los servicios de capilla la iglesia metodista en español (sin saber que fue en esta temporada que en forma informal conoceríamos a Bro. Paul Morrell) que años más tarde sería un “significan other” en nuestra vida. Ahí cursé junior high-school y yo regresé a México, a los 14 para sacar mi certificado de primaria y poder ingresar a la Gloriosa Secundaria # 8 (1950) 190


La etapa que a continuación relato es una de las cruciales, pues la niña está a punto de convertirse en “teen-ager” señorita cambios muy significativos, en la físico, emocional, espiritual. Relato lo siguiente un mes antes de cumplir mis quince años y sabiendo que desde pequeña me he sentida y protegida de mi Padre Celestial fui un domingo por la mañana a dedicar mi vida a ser misionera en( África estaba de moda y creo lo sigue estando) eso sucedió por la mañana, pero en la tarde después del servicio de la Liga, durante la hora social (los juegos) entraron unos muchachos nuevos y qué pasó, pues yo creo el más atrevido me cogió de la mano para ser mi pareja, y mi deseo de ir a África se desvaneció para por los siguientes 5 años quedarme a experimentar “estar enamorada” y aprender lo que un noviazgo limpio y puro, nos dejará como vivencia de juventud. Seguimos con los cambios que la edad nos presenta en la físico, emocional y espiritual y ahora tengo 20 años y como toda mujercita se presenta ¿con quién me casaré? y una pauta en mi vida era con alguien tan espiritual como mi padre a quien nunca conocí, pero de quien muchas personas aún recuerdan y una Liga en Pachuca lleva su nombre, para entonces ya había conocido a Luis Velázquez que había sido Presidente de las Ligas al igual que mi padre, así que después de breve noviazgo nos casamos en Gante al igual que mis padres lo habían hecho y créame estas memorias nacen de esta unión y siguen hasta donde los originales Luis y Martha nos vayamos al cielo y siguen los hijos, nietos y bisnietas el relato. Listos para el “Pase de Lista” Uno no sabe cuando llega al final de la meta en la vida. Solo Dios la ha marcado. Cada miembro de la familia recibió un modelito de la vida de cada quien (navidad de 2007) en donde una vela simboliza la vida teórica de 100 años por la que un ser humano puede llegar a alcanzar. Es de esperar que en cada cumpleaños se encienda la vela para que baje un año a la vez. Mi vela ya está “arañando” la base para indicarme que de acuerdo a las estadísticas me encuentro ya a la puerta para el paso final de la vida. La Biblia nos recuerda: “Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque Pronto pasan, y volamos” Salmo 90:10

Con este tiempo concedido debemos de aprender para aprovechar los días y que tengan un mérito por la cual haya valido la pena vivir. “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” Salmo 90:12

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Varias cosas han sucedido durante este tiempo, y algunas de ellas han quedado escritas en estas memorias. Pero puedo destacar dos de ellas: El haber aceptado a Cristo como mi Salvador personal, y mi unión con mi amada esposa Martha Valenzuela de quien no hubiera sido mejor elección que el Señor destinó para mí y pudiéramos formar la hermosa familia con que ahora contamos con un clan numeroso dando testimonio de lo que significa tener el “temor” del Señor, cumpliendo Su voluntad a pesar de todas las dificultades que el mundo, el demonio y la carne nos han presentado. El tesoro más hermoso que pudimos disfrutar y alcanzar a ver en su mayoría, ha sido la FAMILIA que Dios nos ha concedido; todos, conociendo el temor a Jehová y lo que esto significa para seguir con la estafeta de Su bendición, hasta que podamos vernos nuevamente en el “milenio” prometido y la vida eterna asegurada como premio por haber aceptado al Señor como el Salvador personal de cada quien.

“Nuestro Sol se pone ya” “Los cielos cuentas la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” Sal 19:1 No podemos ni debemos quejarnos de las bondades, preparaciones, cuidados, etc. que nuestro Creador ha preparado y tiene para con nosotros. Estamos tan agradecidos que no podemos con que pagarle más que con nuestra adoración y gratitud infinita por haber recibido esta gracia de amor infinito. Cuando llega el crepúsculo y tenemos la “fortuna” de ver una de esas tardes llenas de un desvanecimiento colorido, cuando el sol se va a “descansar” de su trabajo realizado bajo nuestro zenit, es cuando Gigi y yo en brazo amoroso despedimos la tarde entonando el himno:

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“Nuestro sol se pone ya; todo en calma quedará. La plegaria, levantad: que bendiga la creación de nuestro Dios. Santo, Santo, Santo, Señor Jehová; Cielo y tierra de tu amor, llenos hoy están Señor ¡Loor a ti!”

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ANEXOS Lo que la familia recuerda Comentario de Güicho:

Recuerdo a mi madre siempre con anhelo y mucha seguridad, además de ver por mí y mis hermanos tenia y tengo hasta la fecha, una conexión, de apoyo y seguridad, de saber que alguien está ahí por mí. De mi Padre tengo una gran admiración pues tengo bien registrado en mis memorias, su trabajo, y dedicación a todos sus proyectos, ha sido un rol de inspiración, para haber terminado mi carrera y lo que en mucho soy ahora. La vida de mi padre para mí es un gran manual, que sostengo con firmeza, y mis acciones ahora como adulto, las transmito a mis generaciones pues tengo mucho de mi padre que con amor y ejemplo a seguir lo quiero, lo respeto y admiro.

¿Qué puedo recordar de mi niñez? Lo primero que se me viene a la mente, es que sentía que vivía en un mundo de fantasías y en un parque de diversiones. Desde muy chico, siempre han pasado ideas y fantasías que me han acompañado hasta el día de hoy. Recuerdo con anhelo y con cierta nostalgia mi niñez, porque jugaba mucho, y siempre me veía corriendo junto con mis hermanos y amiguitos de la colonia, claro y si le preguntan a cualquiera de mis familiares le contestarían, que me la pasaba haciendo travesuras y algo muy inquieto.

También recuerdo mucho con un diario fervor, es a mis abuelos Paternos Y maternos, son incontables las memorias y mis sentimientos hacia ellos. La historia de mi Familia está basada en esas memorias y sueños realizados con la bendición de Dios, hacia las nuevas generaciones de mi familia.

Sentía que era muy feliz y que nunca pase hambre ni frío.

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risas "Y más tarde comprendí"…. que era lo único que tenia Amor" y era y es el Amor de Mi Dios , que me ha dado, sostenido y firme sin recibir nada a cambio, pues me dice a través de mi familia "Aquí estoy y estaré hasta tus días naturales" Volvería a nacer en este hogar? Si!! Haría algo diferente No!!

Pero, regresando a mi infancia, fui muy travieso!!! No podía estar quieto.

Con Amor Güicho

Recuerdo tantas cosas de mi padres, y una de ellas es cuando mi padre me compro mi primera mochila de Campamento (era amarilla) a mis 15 años de edad. Para mí fue mejor que haber ido a Disneylandia. También fue él quien me soltó poco a poco el carro de la casa y me llevaba a diferentes lugares. La vida de mi padre fue algo complicada, por lo que escuchaba, sin embargo no perturbaba mi crecimiento. Si no todo lo contrario, era y sigue siendo la piedra fuerte de mi herencia y en parte de mi carácter. De mi Madre ¿qué puedo decir? Todo es y todo sigue siendo ahora. No hay paso ni pensamiento que no exprese en mi vida su ejemplo y dedicación, sin cesar hasta nunca cansarse. Pese a su carácter y muy peculiar personalidad me formó con carácter y disciplina pero con amor a Dios para con su primogénito. Bueno, y de mis hermanos y primos en pocas palabras los hice y los trate como “trapos” pero siempre con mucho amor pues fueron mis cómplices de mis fantasías y travesuras. Los recuerdo con mucho Amor, en especial a mi hermana querida Martha. Como dice la canción de Juan Gabriel “Hasta que te conocí …la vida con dolor" pues en mi familia a mi no me paso, "Nunca Tuve Dolor" solo risas y más

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ponerlos a dormir. Siempre me acordaré de mi mamá haciendo lo mismo conmigo. Cuando era niña chiquita, me imaginaba las canciones como si eran caricaturas en mi mente. Y me pongo a pensar si mis hijos hacen lo mismo con su imaginación.

=========================== Mis recuerdos Comentario de Mimí Tengo muchos recuerdos bonitos creciendo en el hogar con mis papás. Unas de ellas era cuando yo tenía como tres años viviendo en Puebla, México. Mi papá me construyo una casita hecho de ladrillo con una chimenea y

Un recuerdo muy simpático que agradezco que han hecho mis padres fue un domingo cuando no fuimos a la iglesia, pero en vez fuimos a Worlds of Fun en Kansas. Me quedé sorprendida que no fuimos a las iglesia pero a un lugar de diversión. No que mis papás La Casita pondrían el juego antes de Dios, al contrario, mis papás siempre ponen a Dios primero. Pero lo que vi y aprendí fue que no se tiene que ser legalmente religiosos pero saber cómo poner en práctica la vida espiritual. Mis papás enseñaron como amar su hija y tomar el tiempo para estar conmigo.

Mimí con Evalyn

enfrente me puso un puente para caminar sobre el rio que el construyo también. Me sentía muy especial como una princesita. También vivía con mi sobrinito, Tita. El y yo nos metíamos en muchas travesuras juntos. Una de ellos fue cuando nos visito mi primo Raúl. Trajo sus pececitos y yo me atreví a sacar uno de ellos para comérmelo. Lo corté a la mitad y lo compartir con Tita. Unos pocos recuerdos de México me las pase allí porque luego nos cambiamos a los Estados Unidos a la edad de cuatro.

Me acuerdo muy bien cuando invitaban a gente para comer en mamá pondría muy bonita la detallitos de una florecita y bonitas. Mi papá pondría juegos comer. Una era el juego donde tenían que pasar el tenedor a la izquierda dos veces y regresarlo a la derecha una vez mientras

Un recuerdo que siempre me acuerdo muy seguido es cuando veo un libro para niños con dibujos simpáticos. La razón es porque mi papá trabajaba en Kansas por un año antes que lo alcanzamos. El me visitaba seguido y siempre me traía un libro con muchos imagines impresionantes. Siendo ahora mamá de tres bebés; Preston (10), Julián (8) y la más pequeña Evalyn (1), me gusta cantarles canciones antes de

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mis papás la casa, mi mesa con servilletas después de


cantando una canción. Y al final de la visita, tenían un libro que las visitas escribieron su tiempo con nosotros. Eran detalles que noté como mis papás entretenían a la gente.

calientito antes de irnos a la escuela. El Malt-O-Meal con pan tostado y mantequilla siempre lo voy a asociar como recuerdo de mi mamá. Y mi papá haciendo chocolate abuelita en la licuadora para ser la espuma. Pero lo más chistoso fue, cuando jugábamos a la comidita. Todo lo preparaban en miniatura. La imaginación siempre corría en nuestra familia.

Cuando estaba en Junior High, los viernes siempre veíamos TGIF. Nos echábamos unas carcajadas. Veíamos a Steve Urkel que decía: “¿did I do that?” y el programa Full House. Me gustaba que siempre estuviéramos juntos como familia viendo la tele. Luego los sábados, mi papá nos enseñaba clases de arte con Luis Chávez. Pero teníamos que tener la casa muy limpia porque “llegaba Magdalena”.

Crecí en un hogar muy feliz, y con mucho amor. Espero que mis hijos digan lo mismo. Gracias Papá y Mamá por mantener el hogar seguro con un amor que es real, el amor de Dios.

Lo que me gustaba mucho, era cuando mi mamá siempre nos preparaba un desayuno

Besos, Mimí.

Comenta Johnny:

Nací en la Heroica Ciudad de Puebla México por ahí del año 1961 (que por cierto, si lees el año de cabeza, dice lo mismo). Durante estos 22 años vivimos en diferentes ciudades y países, y para poder recordar estas etapas de mi vida, contare cronológicamente algunos recuerdos y experiencias…

Juan Fco. Velázquez Valenzuela Todos los integrantes de todas las familias del mundo tienen una historia y recuerdos que los hacen personales, y sin excepción, esta es la mía… Calculando vagamente puedo decir que viví bajo el techo de mis padres alrededor de unos 22 años en total. Me case a los 24 ½, a los 15 viví por 1 año en el internadogranja de Markoma Bible Academy en Oklahoma y como otro año más en los dormitorios de la Universidad Bautista de Dallas.

Guadalajara Jal. - Año 1 a 5 Estos años fueron los años donde empecé a formar esa relación íntima con “mis papás”. Puedo decir que es cuando el cariño de mi mamá y de mi papá lo llegue a sentir con todo el significado de la palabra “amor de padres”. No puedo decir que me sentí desprotegido ni desamparado, el simple hecho de no tener recuerdos de carencias o de amor me dieron a esa temprana edad una seguridad para poder empezar el resto de mi

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vida con una estabilidad y base sólida. Hay muchas anécdotas que podría contar en todas las etapas de mi vida, pero déjenme escribir una, que si he de tener un “trauma” más marcado que otros, este nunca lo olvidare:

jugar, y al día siguiente lo mismo, dormir, comer, y jugar. Ya empezaban las “responsabilidades” al tener que ir a la “escuela” y hacer “tareas”… bueno, pero la verdad no fue tan malo pues me di cuenta que todos mis otros compañeros tenían que hacer lo mismo que yo. En Puebla recuerdo que mis papás nos llevaban a la iglesia todos los domingos (no que en Guadalajara no, pues también lo hicieron), pero fue aquí que recuerdo a mi temprana edad que no sé ni cómo, pero daba yo clases de biblia a mis 10-11 años de edad en la iglesia Metodista. ¿Qué enseñaba? Pues la verdad no sé, pero no creo que hayan sido cosas malas, me imagino que les platicaba de las historias que a mí me enseñaron (El Arca de Noé, David y el Gigante Goliat, la creación, etc.). Muchos años después cuando tenía como 20, tuve una compañera en el colegio de Idiomas donde estudiaba alemán, que me comento que ella se acordaba mucho de mi pues yo le di “clases de Biblia” cuando ella era chiquita en la Iglesia Metodista… yo ni siquiera sabía quién eran ella…

Recuerdo que mis padres siempre hablaban de ir a recoger fresas a un campo los fines de semana, y cuando iban salían muy de temprano con mis hermanos mayores Luis y Martha, ¡y a mí nunca me llevaron! Yo siempre quise ir. Incluso recuerdo que me proponía levantarme muy temprano yo solito el día que iban a ir para que no me dejaran “otra vez” mas… obvio que no funciono pues para cuando me levantaba ya se habían ido… Pregunta, ¿Por qué nunca me llevaron? Tan solo me queda la imagen de aquel campo de fresas que nunca conocí. En mi mente solo puedo asociar tan dichoso campo por una pintura que teníamos en la sala de la casa de una pareja en un campo (pintura incluida)… este es mi campo de fresas que nunca conocí. Puebla, Puebla Año 6 – 11

Fue en esta etapa de mi vida que puede entender la importación del sacrificio que hizo Jesucristo por todos nosotros al morir en nuestro lugar en la cruz para que todos los que en El depositen su confianza puedan tener la vida eterna (Juan 3:16). Fue en una compaña evangelística en la iglesia Metodista con el Pastor Luis Palao cuando recibí a Jesucristo como mi Salvador Personal (Febrero 12, 1970 – mi cumpleaños espiritual).

Gracias a las enseñanzas y bases sólidas espirituales de mis padres, puedo decir que fueron parte vital en mí para poder entender el propósito y significado de mi vida. Estas mismas enseñanzas y bases sólidas espirituales son las que he tratado de enseñar

Aquí pude darme cuenta que la vida empezaba a ser diferente de cuando tan solo tenía que dormir, comer y

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ahora a mi esposa Sofi y mis dos hijos Gio y Paolinni. Gracias...

tiempo completo existieron tiempos de escasez y aprendimos a estar agradecidos con lo que nos podían dar nuestros padres. Sin embargo puedo decir con sinceridad que no nos faltó nada y recuerdo mucho como disfrutábamos los momentos mis hermanos y yo. Desde las primeras nevadas, heladas, Halloween, campamentos, y claro, Six Flags! (substituto de Disneyland)

Otro episodio en esta época de mi vida que no puedo dejar de mencionar, fue cuando por primera vez en mi vida sentí el dolor profundo que se vive al perder un ser querido y cercano a la familia. Mi hermanito Alfredo Israel falleció tan solo a los 4 meses de su vida, y para mí fue un dolor muy profundo del cual aún puedo recordarlo. Espero con gran anhelo el día que pueda convivir con él por primera vez…

Algo chusco de mencionar aquí, fue cuando en una ocasión nos invitaron a comer una familia de americanos y ya sentados en la mesa le preguntaron a mi hermano Luis; “How old are you?” y Luis contesto con mucho orgullo; “Fine thank you! and you?”…

Dallas, Texas - 12 a 14 años McDonald’s, nieve, Mickey Mouse y un mundo lleno de juguetes (“jagüetes” como nos decía papá) era lo que creía iba a encontrar al saber que nos íbamos a vivir a Dallas. Bueno, así fue hasta cierto punto… Todo era un mundo diferente, otro idioma, comida, vivienda, amigos, etc.

Markoma Bible Academy, Oklahoma – 15 a 16 años ¡Wow!, este año sí que fue diferente en mi vida. Estuve un año en Markoma (una granja internado). Aquí aprendí a tener disciplina, esfuerzo, valor propio, paciencia, y confianza entre algunas cualidades. Dios estaba preparándome desde entonces para lo que en la vida me iba a enfrentar años después. Fue un año donde aprendí mucho acerca del cuidado de una granja. Aprendí a ordeñar vacas, cuidar y alimentar cerdos, montar “a pelo” los caballos, manejar tractores, y muchas cosas más…

El habernos venido a vivir a Dallas por 2 años, nos dio la pauta para poder decir que esta fue una puerta que dejamos abierta para después poder regresar es este país. Mi papá vino a estudiar Teología Bíblica en el Seminario Teológico de Dallas. Nosotros a continuar con nuestra escuela y aprender otro idioma a una temprana edad. Conocimos otra cultura y costumbres.

Tengo muchos recuerdos y anécdotas de este lugar, pero aquí también pude por primera vez sentir el sentimiento de extrañar a tus papás (y familia). Recuerdo cuando mi mamá me fue a dejar al internado y al despedirse de mí la vi alejarse en el carro desde mi ventana en el que iba a ser mi cuarto por todo un año; fue cuando sentí lo que comúnmente llamamos un “nudo en la garganta”, no poder ni siquiera hablar ni mucho menos llorar…

Esta etapa me enseñó a valorar lo mucho o poco que uno pueda tener en la vida en cualquier momento. Claro, siendo mi padre estudiante de

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Yo creo que sin Markoma yo no sería la persona que soy hoy. Aquí Dios me mostro mucho de Su carácter como un Padre Celestial el cual nos cuida y protege en todo momento, nos abraza en Su amor y nos da el consuelo que necesitamos. Pude por primera vez en carne propia ver como Dios salvo mi vida con un milagro al utilizar a unos cerdos cerca de mí.

Estos fueron mis últimos años que viví en México. Fue cuando curse la preparatoria en el Tecnológico Regional de Puebla de la cual salí con un bachiller técnico en Mecánica Automotriz. Estos últimos años fueron cuando empezaron haber cambios en la familia. A grado que se tomó una decisión de empezar a migrar a los Estado Unidos (Dallas). La primera ola partió por ahí del año 1980 (mi mamá, mi hermana Martha, mi hermano menor Pablo, mi hermanita Mimí, y mi sobrino “Tita”). Mi hermano mayor Luis ya estaba en la facultad de Medicina y se quedó con mis abuelos a terminar su carrera, mi papá y yo migramos a principios del año 1981. Me fue algo difícil y nostálgico dejar mi México, pero sabía que habría nuevas oportunidades en el futuro…

Era una tarde lluviosa cuando estaba haciendo una labor en la granja utilizando uno de los tractores (el más grade; las llantas traseras eran mucho más altas que yo) me baje del tractor y le puse el freno para desenganchar un remolque, pero de repente estando yo volteado directamente con las llantas traseras detrás en mí, el tractor se empezó a deslizar sobre mí. El chillido de unos cerdos cercanos fue que me hicieron voltear y ver que el tractor ya lo tenía encima de mí dándome solamente un segundo para saltar fuera de su camino. ¡Todo el tractor me hubiese aplastado sin duda alguna! Después de que me levante y vi como el tractor se fue sin control hasta llegar a su destino final me dije a mi mismo; de no haber sido por el chillido de los cerdos no estaría vivo para contar lo que me acababa de suceder, y ¿por qué chillaron esos cerdos en ese preciso momento? ¿Por qué creen?... ¡Porque Dios los pellizco!

Cuando solamente vivíamos mi papá, mi hermano Luis y yo en Puebla, me pude dar cuenta de cómo la familia se empezaba a diluir poco a poco. Esto creo que es un progreso natural en todas la familias, pero si te pones a pensar, esto causa una tristeza donde sabes que ya no va hacer lo mismo de como cuando te levantabas en pijamas de niño a abrir juguetes en esas navidades inolvidables. Sin embargo, les doy infinitas gracias a Dios y mis padres por todos los años que pudimos vivir “bajo el mismo techo”…

Al finalizar el año escolar fue cuando decidí regresar a Puebla para continuare con mis estudios y estar en casa una vez más con mis papás y hermanos. Cuando estamos lejos del techo de nuestros padres es cuando aprecias y valoramos todas las cosas que a veces tomamos en vano. El vivir bajo su techo es algo que siempre debemos estar agradecidos…

Cabe mencionar que esta época fue cuando conocí a la persona que llegaría ser el amor de mi vida y futura esposa y madres de mis dos hijos: Sofi! Claro, esto no sucedió sino hasta varios años después… Dallas, Texas – 21 a 24 ½ años La recta final y partida antes de formar mi propia familia.

Puebla, México – 17 a 20 años

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Adaptación, una vez más. Es lo que les puedo compartir de esta época. Bueno, en realidad de todas las épocas, pero aquí tuve que decidir qué hacer de mi vida si es que quería formar mi propia familia. Les doy las gracias a Dios y mis padres por haberme dado el apoyo para la formación de mi educación y poder tener las herramientas necesarias para poder empezar mi propia familia...

Velázquez Valenzuela, trae toda una vida entera con distintos trasfondos y experiencias en sí. Pero al combinar estos apellidos crearon una combinación perfecta para lo que Dios tenía en mente para mi vida. Una vida con balance, con triunfos y derrotas, con alegrías y tristezas, con abundancia y escasez, con risas y lágrimas, con pasado y con futuro. Pero creo que lo más precioso en llevar el Velázquez Valenzuela en mi nombre, es el orgullo de saber que mis padres siempre me enseñaron lo más importante de esta vida; el conocer al Señor Jesucristo como mi Salvador Personal y aprender a vivir a su semejanza.

De aquí salía con toda una vida llena de enseñanzas, experiencias y momentos inolvidables que solo se pudieron cultivar “bajo el techo” de mis padres. Estas memorias quedaran plasmadas en mi mente y corazón por el resto de mi vida. Los valores morales y espirituales son de los mejores que cualquier hijo pudiese pedir. Lo bueno, lo malo y lo feo en todas las familias existen, sin embargo algo que puedo apreciar mucho de mis padres es que en todo (lo bueno, lo malo y lo feo) pudieron ver cómo encontrar las aplicaciones bíblicas en todas las cosas. Esto, es criticado muchas veces por otros que no entienden que Dios está en control de todo y que él puede hacer funcionar las cosas para un bien y con propósito. A mí nunca me afectó que mis padres aplicaran este principio en sus y nuestras vidas.

Aquí no termina el Velázquez Valenzuela, sigue el Velázquez Corte pues ahora nos toca a Sofi a mi darles este “techo” a nuestros hijos para que algún día puedan ellos también escribir sus propias experiencias y memorias… …el legado continúa… Dallas, Texas – 24 ½ a presente edad…

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28

De hecho, tanto lo viví con mis padres que quedó inscrito en mi ser, y ahora trato de practicarlo en mi vida, en la de mi esposa y la de mis hijos.

Estas líneas serán para otra ocasión pues aun las estoy viviendo…

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Comenta Martha Ofelia: Qué bonito pensar que Dios creó a la familia, empezando con Adán y Eva.

Le doy gracias a abuelita Piedacito; se que sufrió mucho, y posiblemente mucho fue en silencio, pero nos dejó una herencia: amar a Dios ser luchona. Su elegancia en todos Los aspectos hasta el final, algo que siempre me dijo y lo tengo muy gravado y lo práctico es, que ella siempre me dijo: "hijita una cama no tendida antes del medio día, es señal que no hay una dama viviendo en esta casa”)

Tu vida es un libro con muchas historias y episodios, tiempos buenos y difíciles, recuerdos agradables y no agradables, pero de una o de otra forma es tu vida, y tus memorias. Le doy gracias al Señor por tener una familia; yo estoy consciente que hay muchas personas sin familias, o no hay relación en ellas.

Tía Gracy! Whoa! Que Puedo decir, otra bella dama; parte de lo que soy es por ella. Me enseñó como amar la creatividad hacia las cosas, el ser limpia en una forma extraordinaria, el luchar y seguir adelante a pensar de las circunstancias. Puedo dar una lista grande; ella siempre estará en nuestras vidas.

Quiero darle gracias a mis padres por dar me un hogar cristiano. A mi papá (Papabelo) por enseñarme a ser un buen Trabajador, creativo, ser entusiasmado a la vida, el amor a la música clásica, querer aprender siempre algo nuevo, poner siempre sus dones de enseñar la Palabra de Dios en cualquier momento que pueda, poder ser útil a cualquiera de nosotros (ejemplo: todos nuestros proyectos en la escuela eran los mejores) más que nada nunca oí que el hable mal de nadie.

Mis abuelitos Luis y Ofelia, fueron para mí muy luchones, con mucha disciplina, mi abuelita siempre cocinando platillos muy ricos, siempre gelatinas en el refrigerador para nosotros, muchos recuerdos bonitos, y muy agradables. Mis abuelitos, y bisabuelito, de parte de mi mamá, aunque no los conocí en persona dejaron mucho de ellos, mi bisabuelo siempre pensando por otros y también viendo el futuro para ayudar a otros. Mi abuelito dejó el legado de amar al Señor con toda su alma; mi abuelita toda una dama, y su forma de cocinar, Y sí están vivos con nosotros por su legado que dejaron. Cada uno de mis hermanos aunque no lo crean ha sido un impacto en mi vida: Lui, eres luchón, curioso como papá para

Mi mamá, (Gigi) que les puedo decir, es única. Pero con todo el paquete que tiene es una persona que siempre piensa en otros antes que en ella misma.(a veces eso la puso en un riesgo) tiene tanto amor y sus intenciones son buenas, siempre viendo el futuro gracias a ello (Claro con la bendición de Dios); muchos de nosotros pudimos conocer dos culturas con grandes bendiciones y muchos de nosotros nos casamos con extranjeros.

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aprender nuevas cosas, tienes buen corazón para ayudar, más que nada amas mucho a tu familia y es muy importante para ti. Estoy orgullosa de tu carrera, Trabajas mucho.

quiénes) que les gustaban nuestras cabezas para “Los tlaxcahues”. Quique, guardo muy bonitos tiempos. El ha sido y sigue siendo buen amigo. Es fácil poder escribir de traumas o decepciones que una familia tiene; pero es mejor pensar que con el paquete, sí hay muchas memorias que se penetraron en nuestros corazones y las practicamos ahora y a la vez poderlas pasar a otras generaciones.

Juan, me has enseñado que tienes mucha disciplina en tu vida, eres buen padre y esposo, Pablo, también me has enseñado que en cualquier trabajo que emprendas eres muy organizado y das lo mejor de ti.

Puedo decir que tuve una infancia muy inocente, divertida con mucha imaginación, vivir en Guadalajara fue mi mejor época pero esta etapa fue corta, y me dejo muchos lindos recuerdos, como mi hermosa recámara con mi propio baño.

Mimí, tú eres una bonita flor que conforme a los años estás madurando más y estás siendo una linda flor. Me gusta que tú también tienes mucha ambición para salir avante, ¡tu creatividad es única!

Nos fuimos. Después a Puebla. Ahí en Puebla acepté a Cristo como mi propio Padre Celestial en una campaña de Luis Palau, muchas memorias. Luego fuimos a Los Estados Unidos por dos años, fueron épocas de muchos cambios pero nos ayudo para poder tomar lo mejor de cada cultura.

Tengo muchas memorias de primos como Bora y Roger; bonitas memorias, pero algunas no tan buenas de algunos primos (ustedes saben

Cuando regresamos a vivir permanente a Los Estados Unidos fue un poco difícil, dejar a algunos de la familia muy importante y querida, pero es ahí donde yo sé que mi vida cambió. El poder ver y conocer a Dios en una forma más íntima valió la pena todos los sacrificios, y es

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aquí donde formé a mi familia; el Señor me ha bendecido con un gran esposo Bob que me adora. Mi paquete ha crecido, con dos hijos que no puedo quejarme. Pasamos una etapa de prueba de crecimiento espiritual al ver y conocer a Dios en un nivel muy diferente cuando Pierre, mi hijo menor tuvo cáncer, pero la mano de Dios siempre estuvo y todavía está ahí.

de amar. Olivia Capri Lucius, y Gemma Amelia Lucius; nietecitas que estamos disfrutando. Tengo tanto por qué ser agradecida a mi Señor. Su fidelidad es increíble, mi oración es que si en esta vida no los vuelvo a ver a todos, sepan que en el Cielo nos veremos, y mi oración es que conozcan a Dios y acepten el sacrificio de amor de Jesucristo quien murió por nuestros pecados; y si tú crees en ello no te perderás sino tendrás una vida eterna.

Ahora tengo dos nueras que son también una bendición. Bob y yo somos tan felices de tener dos muñecas que Dios nos h a dado el privilegio

Las familias son bendiciones. Gracias.

============================== Comentario de Marisol

observaba con una sonrisa en los labios y en una ocasión el me dijo que me acercara a Cristo pues en Él iba a encontrar Paz a mi alma.

(Esposa de Luis Ignacio) acerca del café “Beraca” De hecho en mi mente desde los 16 años que ya había comenzado mi vida con sus intensos matices, me surgió la idea de escribir un libro contando mi autobiografía hoy le puedo decir que no solo saldría un libro serian varios. Pero que gran bendición lo que he vivido, siempre en continuo movimiento pues por mi forma de ser no puedo estar quieta. Comenzare por como conocí a Luis Ignacio (mi esposo):

Sus palabras fueron cortas pero se me grabaron y acudí de inmediato a una Iglesia Cristiana por primera vez acompañada de él y de mis dos hijos que solo en ese tiempo estaba Marisol y David; fue el 1 de enero del 2004. A medida que yo iba creciendo en el Señor surgieron pruebas muy fuertes entre amistades, mi familia, mi trabajo y mi salud. Luis siempre ha estado en los momentos significativos de mis hijos y mío y obviamente con nuestro hijo y sus hijos. Otra plática que tuvimos Luis y yo que me impactó fue que nunca

Corría el mes de Junio del 2003 y a él lo

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pusiera mi mirada en el hombre porque el hombre falla, eso me ha servido porque tiendo a tomar las cosas personales y me afecta.

“Y al cuarto día se juntaron en el valle de BERACA; porque allí bendijeron a Jehová, y por eso llamaron el nombre de aquel paraje el valle de BERACA, hasta hoy” 2 Crónicas 20:26

El Café Internet que antes se llamaba Ztich, el nombre me gusto porque era fácil y juvenil, así le puse desde que iba a la prepa porque significa “Mitotes”, Pláticas en sociedad, pero cuando me convertí dije: ¿sabes Luis? vamos a investigar que significa Ztich y resultó que era un dios de la mitología eslava significando “dios de la salud”. Me gusto por que Luis que es médico iba como de la mano, pero cada vez que lo escuchara o viera el nombre en la fachada de mi café le iba a estar dando auge a ese dios; así que me puse a la tarea de investigar un nombre único con significado cristiano y que cuando lo viera en la fachada de mi puerta le diéramos honor y gloria a Cristo. De manera que declaré que ese negocio se iba a renovar y que cada cliente que entrara no iba a salir igual. Porque se llevaría la bendición de Dios.

Desde muy niña he sentido la presencia de Nuestro Señor Jesucristo y por lo mismo soy una mujer de fe sin llevar una religiosidad; no sé si sea correcto o no lo de la religiosidad pero trato de hacer lo que la Biblia dice, una cosa se, que debo y quiero acudir a una Iglesia pero por ahora me resulta difícil pues no encuentro una buena Iglesia que no tenga el espíritu de división entre otras cosas, pero estamos en la búsqueda de lo contrario seguiré acudiendo a San Pablo en Tijuana. Bueno volviendo al tema cuando supe que mi bebe seria niño nos dedicamos mi amiga Gloria de la Garza y yo que también es Psicóloga, a diseñar un nombre compuesto con significado y surgió DEBANH que por sus siglas significa “Dios Eterno Bendice A Nuestro Hijo”. Así que cada vez que se pronuncia su nombre sea quien sea hace la petición a nuestro Padre para que lo bendiga día a día.

Estando en el estudio bíblico de mujeres vi en la Biblia la palabra Beraca; al momento el Señor me dijo que ese sería el nombre para nuestro café. Y como su nombre lo dice; Valle de Bendición así será para muchas personas que entraran a ese lugar.

Con amor: Marisol

Comenta Borita: Creo que todos hemos en algún momento pasado tiempo viviendo con los tíos ya sea en Puebla o aquí en Dallas.

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Mi experiencia viviendo con mis tíos fue bastante interesante, ya que ellos además de todos mis primos hicieron de ese tiempo algo especial. Mis tíos con su increíble forma de protección y cuidado y al mismo tiempo de enseñanza. Mi tío Luis siempre ha sido un hombre excepcional con su extenso conocimiento sobre las escrituras además de las experiencias que la vida le ha otorgado. Mi tía con su dulce voz y enorme sentido de protección sabiendo cuando necesitábamos algo. Mis primos siempre metiéndose y metiéndonos en problemas con tantas travesuras, es algo que me enseño a ser mejor persona. Esa experiencia que tuve de vivir con todos ellos en Puebla hace ya algunos años es algo que atesoro por el resto de mi vida. Gracias Tíos por darme y seguir dándome esta protección y amor. Su sobrina favorita: Bora

Queriditos tíos y primo Quiero expresarles mi agradecimiento por haberme dado la oportunidad de haber podido ir a Puebla y ver a mi papá por última vez aquí en la tierra y cerrar ese capítulo en mi vida. Ahora que se me da la oportunidad de empezar una nueva vida, no traer bagaje acumulado. El pasado no se puede cambiar pero si nosotros tenemos la opción de dejarlo ahí, en el pasado. Eso me ha ayudado a comprender y entender muchas cosas y el hecho de que Dios permita circunstancias en nuestras vidas es para llenarnos de su espíritu y tener la sabiduría para acercarnos a Él. He recibido un apoyo increíble por parte de ustedes y por ello estoy más que agradecida además de ser bendecida por tener una familia como ustedes. Mil gracias, un besote.

La Bora ====================================================================

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Comenta Ale:

color de rosa pero tanto como yo aprendí de ellos me imagino que ellos también de mi.

Bueno como empezar a redactar o recordar las memorias de mis abuelos "Papabelo y Gigi". Desde que tengo uso de razón siempre han estado en momentos buenos y malos. Pero en esta ocasión solo hablare cuando viví con ellos en Houston por un año.

Yo creo que gracias a ellos tengo o soy medio perfeccionista en las cosas que normalmente me gusta hacer. Como viejos hábitos "católicos" siempre en domingo era de ir a la iglesia, tomar lunch e ir a fiesta por el mandado, comprar mucha fruta y el encargarme de ponerla en orden. Todo en rutina se vuelve un círculo bueno o malo pero en ellos todo era para un propósito. Como no olvidar cuando iglesias pequeñas invitaban a Papabelo a que diera pláticas y las perdidas que nos dábamos tratando de encontrar esas iglesias en medio de la nada.

Después de salir de primero de secundaria en Tijuana fue cuando mis papás y abuelos quisieron que me fuera a Houston para poder aprender el idioma "inglés" y yo me imagino para que tuviera una mejor oportunidad en la vida. En pocas palabras fue un año de mucha disciplina y aprendizaje.

La ocasión que fuimos a Kemah cerca de Houston para pasar el fin de semana. Las tantas veces que fuimos a la galería a tomar lunch o solo para caminar. Las caminatas por el "bosque" es más parque que otra cosa junto a los departamentos que vivíamos, que por cierto no estaban tan mal. Las caminatas que me hacía de la escuela a la casa (como me caía mal) pero pues bueno era parte de la experiencia.

Al llegar a un país totalmente nuevo de idioma diferente, ideologías raras " en esa vez" todo fue como si me hubieran sacudido como almohada de cama vieja. El no saber inglés, tratarme de acomodar a otra sociedad fue difícil, pero gracias al apoyo de mis abuelos se me fue " un poquito" más fácil.

Cómo olvidar cuando le preguntaba o pedía ayuda a Papabelo en mi tarea de matemáticas, aunque el ya sabía la respuesta, teníamos que sacar todos los cálculos desde la raíz. Y no dejar a Gigi en el olvido con las tareas de historia y sus interminables "historias" de este país, que si se trata de historia y hechos ella parecía una enciclopedia viviente. Yo se que sus intentos y propósitos no son para mal, al final del día quieren lo mejor para sus hijo, nietos y ahora bisnietas.

Definitivamente el quien haya vivido con ellos sabe que es un régimen militar, como gallo que canta cada mañana a la misma hora. La disciplina y dedicación que le ponían a su trabajo y vida cotidiana es única y de pocos a saber. La entrega en cuerpo y alma de Papabelo a su trabajo; la pasión de Gigi por hacer todo bien y tratar de tener las cosas en orden. Obviamente no todo fue

Memorias y experiencias son muchas y siempre las llevare conmigo hasta el último 207


de mis alientos. Gracias Papabelo y Gigi por el apoyo físico, moral y espiritual que me han proporcionado. Sé que al igual no lo demuestre cotidianamente pero sus valores y dedicación siempre las llevare conmigo.

Los ama su nieto Ale.

Testimonio de Pablo de su conversión cuando aceptó al Señor como su Salvador personal a los 6 años de edad

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Inserto de una carta que Johnny leyó en nuestro aniversario de 50ños: Bodas de Oro Juan F. Velázquez Diciembre 2007 Dallas, Texas — Cada año calendario celebramos aniversarios de casamientos al igual que celebrarnos cumpleaños. Estamos cumpliendo, acumulando, logrando y hasta a veces librando un año más de lo que nos propongamos celebrar. Es muy cierto, que la experiencia es un sinónimo de tiempo, sin embargo con este caso con el tiempo puede ser un sinónimo de resistencia o tolerancia, entonces podemos construir la ecuación de la siguiente manera: —

(Resistente o Tolerancia) + Tiempo = Experiencia Pero no podernos dejar esta ecuación tan simple pues en realidad existen mucho más factores para poder llegar al resultado final que hoy estamos reconociendo aquel al estar celebrando estas Bodas de Oro. Déjenme elaborar un poco más. En primera no estamos hablando de 50 años solamente sino en realidad son 100 años acumulados y dejémoslo así por el momento. Estos 100 años traen a la mesa logros individuales y logros conjuntos al matrimonio. Cuando emprendernos el camino del matrimonio, lo empezamos con mucha alegría, entusiasmo, con sueños y metas, pero también lo empezamos sin experiencia. Ésta, ya dijimos que se obtiene con la formula que hemos establecido (tolerancia + tiempo = experiencia). Esta experiencia empieza el convivir uno con el otro bajo el mismo techo día y noche compartiéndose absolutamente todo. Luego cuando llegan los hijos (si Dios lo permite), se empieza acumular a los adicionales a los ya 100 mencionados. En el caso de de Papabelo y Gigi con hijos y nietos son aproximadamente un total de: ¡467 años colectivos! ¡Imagínense, qué no se ha podido logrado en 467 años! Los presidentes esculpidos en la montaña Rushmore tomó 14 años; la torre Eiffel tomó solo 2 años; naciones enteras se han formado en menos de estos años. Bueno, pero que lo que en realidad estoy tratando de decir esta noche, es que estamos todos muy agradecidos de ser parte de estos años que todos empezó hace 50 años con Gigi y Papabelo. Cuándo se hubieran podido imaginar que toda esta familia directa e indirecta fuese a florecer con tan solo la unión de ustedes dos... El legado de un individuo no se mide con lo que haya acumulado o logrado en esta vida, sino por lo que la gente pueda recordar de uno por generaciones, El caso clásico es el del famosísimo abuelito Nachito. ¿Quién de nosotros que pertenece al Clan Velázquez Valenzuela no sabe de quién estamos hablando? Un hombre que la mayoría de nosotros no lo conocemos en vida, sin embargo sabemos que fue un hombre recto ante los ojos de Dios y de los hombres. Yo también

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sé que mis padres están aún dejando su legado... Papabelo nos enseñó a todos que lo recto es lo que agrada a Dios y que conocer y servir a Dios es el mejor consejo que nos pueda dejar y pasar de generación a generación. Gigi, por otro lado nos ha enseñado cosas muy confusas y controversiales, pero algo que si les puedo decir es que Gigi siempre ha tenido un corazón servidor he intrépido. Les platico que en una ocasión (bueno, varias ocasiones) abrió las puertas de la casa a gente completamente extraña para extenderles un taco tan solo porque los vio en necesidad... Estamos celebrando 467 años de resultados mezclados con cada uno de nuestras contribuciones individuales, pero si vamos quitando a cada uno de estos 467 años, es decir que fuésemos regresando los años hasta que solo quedara solo cero, se tenía que escribir otra vez toda la historia y la verdad ¡QUE FLOJERA! Mejor le damos gracias a Dios por nuestros padres y les damos las gracias a Gigi y Papabelo por ser los patriarcas de este clan; el clan Velázquez que se que ya tiene legado por generaciones por venir…y creo que puedo a nombre de todos los aquí presentes decir: Gracias Gigi Gracias Papabelo, ¡que Dios les siga bendiciendo!

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Comentario de Yiyo sometimes that encouragement came with some though love.

Recuerdos de mis Queridos Abuelos:

Gigi has always had a strong spirit and determination of what needed to be done. This determination sometimes I will call it the Gigi way or the Gigi Law, there is no room to compromise with Gigi specially if it did not have a Christian foundation. It was always hard to understand the massage or point that Gigi was trying to make as an inexperienced young man.

Growing up in Mexico and away from my grandparents for the first half of my young life, having the opportunity to seen them was always fun and pleasant. Every time Gigi came to town it was our expectation that she was bringing lots of treats for us.

It was not until my late twenties when my first daughter Mila was born, when I understood some of things that Gigi was trying to tell me. One of the memories that I have about Gigi is that she has always been a giving person; she is always trying to make sure you are ok, no matter how much or little she has, she will always share what she has. Also no matter how many times I go to visit her house, you cannot leave until she gives you something for you to take (i.e. fruit, a piece of cake, left over’s, a plant etc).

Papabelo in the other hand was a little different than Gigi, our expectation was that he was coming to share his extensive knowledge of the Bible and the projects he had in mind, a little intimidating for a little kid I would say.

Papabelo in the other hand has always been a passive person, more layback compare to Gigi. His main focus in live has been to share with everyone the gospel of Christ along with the extensive projects that he has always have. Papabelo to me is man in which I have great form of respect and I am truly honored to carry his Name. My memory of Papabelo is that I have always seen him working in some sort of project in which he can share with the Family. I know

It was not until I moved to Dallas in 2003 that I had the honor to actually enjoy their company more often. As a young man in my early 20’s and wanting to experience life on my own, Gigi was always there to encourage me to live my life as Jesus would like and

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that no matter how old Papabelo is, he will never stop exercising his brain by always discovering new things in the Bible.

vivir mi vida como Jesús quiere y algunas veces ese estímulo venía con amor.

One of the things that I will always remember about Papabelo is that he is one of the most organized and well plan person I known. Another great memory I have about Papabelo is that every year on your birthday, Papabelo always calls you and plays the harmonica (“Las Mañanitas) for you; it is a yearly tradition of him. I have hundreds of great memories from both Gigi and Papabelo; but one thing this memories have in common are that their main focus to serve your God, Love your God and share the Love of God.

Gigi siempre ha tenido un fuerte espíritu y determinación de lo que debía hacerse. Esta determinación a veces lo llamaré a la manera de Gigi o el “Gigi Law”, no hay lugar a comprometerse con Gigi, especialmente si no tiene un fundamento cristiano. Siempre fue difícil entender el mensaje o punto que Gigi estaba tratando de hacer con un joven sin experiencia.

Con Amor,

No fue hasta los 20 finales cuando nació mi primera hija Mila, cuando entendí que algunas de las cosas que Gigi estaba tratando de decirme. Uno de los recuerdos que tengo sobre Gigi es que siempre ha sido una persona generosa; siempre trata de asegurarse de que usted esté bien, no importa lo mucho o poco que tiene, ella siempre comparte lo que tiene. También no importa cuántas veces voy a visitar a su casa, no puedes dejar hasta que ella te da algo de tomar (es decir, fruta, un trozo de pastel, recalentados, una planta etc.).

Luis Ernesto Velázquez IV

[Traducción al español] Creciendo en México y lejos de mis abuelos durante la primera mitad de mi vida, teniendo la oportunidad de verlos siempre, fue divertido y agradable. Cada vez que Gigi venía a la ciudad era de esperarse que ella fuera a traer un montón de regalos para nosotros. Papabelo en la otra mano era un poco diferente a Gigi, nuestra expectativa era que iba a venir a compartir su amplio conocimiento de la Biblia y los proyectos que tenía en mente, un poco intimidador para un niño que pudiera decir.

Papabelo en la otra mano siempre ha sido una persona pasiva, más relajado en comparación con Gigi. Su enfoque principal en vivo ha sido compartir con todos el Evangelio de Cristo junto con los proyectos extensos que tiene siempre tiene por hacer. Papabelo para mí es que tengo gran estado de forma de respeto y me siento realmente honrado de llevan su nombre.

No fue sino hasta que me mudé a Dallas 2003 que tuve el honor de realmente disfrutar de su compañía más a menudo. Como un hombre joven en mis 20 años y querer experimentar la vida por mí mismo, Gigi siempre estaba allí para animarme a

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Mi memoria de Papabelo es que siempre le he visto trabajar en algún proyecto en el cual puede compartir con la familia. Sé que no importa cuántos años Papabelo es, no detendrá nunca ejercitando su cerebro siempre descubriendo cosas nuevas en la

recordaré sobre Papabelo es que él es una de las personas más organizadas y bien planeadas. Otro gran recuerdo que tengo de Papabelo es que cada año en tu cumpleaños, Papabelo siempre te llama y toca la armónica (las Mañanitas) es una tradición anual de él. Tengo cientos de grandes recuerdos de ambos Gigi y Papabelo pero una cosa recuerdo y es que tienen en común su foco principal para servir a su Dios, amar a Dios y compartir el amor de Dios. Con Amor, Luis Ernesto Velázquez IV

Biblia. Una de las cosas que siempre

====================================================== Comentario de Yoyo (Rogelio Velázquez Valenzuela) Diario de un encuentro equivocado. “¡Yoyo!” Una voz discretamente intentaba sacudirme de mi profundo sueño mientras yo, somnoliento, reclamaba la quietud de mi cama. “¡Yoyo!” insistía la voz, hasta que un párpado atrevió a asomarse a lo que era una simple silueta al lado de mi lecho. A lo lejos, se escuchaban las voces de unos adultos que rompían sutilmente el silencio que vigilaba la noche. Era tarde, como las once de la noche; para nosotros estar despierto a esa hora era ilícito, prohibido, clandestino.

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Yo tenía 4 años y vivíamos mi hermana Bora, mi madre y yo en Guadalajara con mis tíos Luis y Martha y mis primos Güicho, Marta Ofelia, “Yanny” y Palos. Güicho era el mayor de mis primos, me llevaba creo que tres años que a esa edad se considera “¡un chorro!”. Y por ser el mayor era al que seguíamos siempre, pues tenía los juguetes más padres y las ideas para jugarlos más divertidas. Una vez despierto me percaté que esa silueta era mi primo Güicho, quien se veía decidido a involucrarme en una de sus aventuras, algo que siempre me gustó, pues como mencioné anteriormente, era un placer disfrutar de su sabiduría en el arte de la recreación. “Ve y sube allá arriba con mis papás y diles @*#!!!@#!! y te bajas corriendo!” fueron las instrucciones precisas proporcionadas por el Güicho para su solaz entretenimiento. Yo, sin decir nada, con mi obediente actitud como aquél que cumple y sigue las instrucciones al pie de la letra del general de un ejército, me bajé de la cama, con mameluco y todo, pero eso sí, determinado a regresar a mi cómodo lecho una vez concluida la aventura. Con cada escalón que me transportaba a la zona de la batalla en el segundo piso, mientras me agarraba del barandal, mi mente medio despierta, medio dormida repetía con precisión esas palabras que para mí, aunque no tenían mucho significado, sabía que tenían que ser precisamente enunciadas ante los adultos que se encontraban en el segundo piso, seguido por una escape fugaz que dejaba como una bomba, una explosión verbal, atinada y llena de exquisitas experiencias que mi líder Güicho me había confiado para llevar a cabo. Al llegar al cuarto donde se encontraban los adultos, me percaté que eran mis tíos Luis y Martha ¡y mi mamá! Me quede parado a un lado del dintel de la puerta mientras los tres con asombro me preguntaban que hacia despierto a esa hora. En ese momento, como cualquier niño de cuatros años ¡e insisto! con mameluco, no supe que responder. Por un segundo el propósito de tan arrojada encomienda se había disipado como una nube de verano. Unos segundos después, recordando lo que el General Güicho me había comisionado, propicié la frase dándole a él todo el crédito. “Me dijo Güicho que les dijera @*#!!!@#!!”

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No había terminado la frase cuando sentí una ráfaga de viento a mi lado en lo que mi tío Luis se disparaba (literalmente) a la planta baja. Al principio pensé que mi primo iba a ser felicitado por su audaz artimaña, pero en lo que me recargaba en mi madre, chupándome el dedo y sintiendo su amor y disfrutando sus caricias, gritos bañados de lloriqueos rompían el silencio de esa noche, mientras mi tío se encargaba de que mi primo Güicho experimentara los gratos sabores del jabón que se encontraba en el baño de abajo. Mi tío Luis fue como el padre que tenía guardado para ser usado en casos de emergencia. Esa noche aprendí, gracias a él, que el paquete verbal que se me había encomendado entregar era una jaula de palabras que no eran exactamente las más apropiadas. La paciencia de mi tía Martha, la rectitud de mi tío Luis y el realismo de mi madre formaban un equipo que durante esos años críticos de formación fueron un pilar de consuelo. La Palabra de Dios estuvo presente todos esos años y construyeron el cimiento espiritual que nos llevó a conocer al Dios Eterno y su infinito e incondicional amor. A lo largo de los años aprendí con mis tíos de Aquel que dio su vida en la cruz para limpiarnos de toda maldad. A comparación del “jabonazo” del primo, este “jabón espiritual” está lleno de paciencia, amor y justicia. Aunque a veces no nos gusta cuando Dios nos “lava la boca con Su jabón divino” sabemos que es por ese amor de Padre que es tan necesario para crecimiento espiritual en nuestras vidas que fortalece nuestra relación con El. Así como el tío Luis amorosamente (aunque en ese momento el primo no lo veía así) limpió su boca de cada palabra soez, así Nuestro Padre Celestial nos limpia de todo pecado. Los tíos hasta hoy en día se han comisionado recordarnos y encaminarnos en la senda de Justicia a través de Cristo. Por un tiempo viví con ellos cuando era adolescente, pero las aventuras que Güicho compartía con nosotros eran bastante diferentes, y no llevaban esa electricidad cargada de emociones. Solo espero que el jabón le haya sabido placentero. El Yoyo

Nanette wrote: "Today I'm praying especially for tío Luis and tia Martha, who have been like loving parents to my husband Roger . They are very dear to me and seeing God bless them gives me joy. May God draw them ever closer to Himself, protect them, give them good health and give them many happy years together and with their beloved family. Luis Velazquez and Martha Velazquez"

(Traducción) "Hoy estoy orando especialmente por tío Luis y tía Martha, que han sido como padres amorosos a mi esposo Roger. Son muy queridos para mí y ver que Dios les bendiga me da alegría. Que

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Dios siempre los tenga más a sí mismo, y los protegerlos, les de buena salud y les de muchos años felices juntos con su amada familia. Luis Velázquez y Martha Velázquez"

================================================================== Comentario de Pierre y becca

Pierre and I have been married since 2009. God has blessed us more than we deserve in our marriage and family. The Family Dollar is something we will always hold close to our hearts. It started as a joke and to be silly, but through it we have grown closer with our family. Now we are able to watch the "mini" family dollars and it is the most precious gift to see these children grow up together, laugh together, and learn about God together. God blessed us with our Olivia through embryo adoption. He divinely brought her to us and being her parents is the best thing that has happened to us. We are so blessed and praise the Lord for everything He has given us. What joy family brings!!! Becca and Pierre

[Traducción al español]

Pierre y yo hemos estado casados desde el año 2009. Dios nos ha bendecido más de lo que merecemos en nuestro matrimonio y familia. El “dólar” de la familia es algo que siempre tendremos cerca de nuestros corazones. Empezó como una broma y parecía ser una tontería, pero a través de él hemos crecido con nuestra familia. Ahora somos capaces de ver las "mini" familias “dólares” y es el regalo más preciado para ver estos niños crecen juntos, reír juntos y aprender acerca de Dios, juntos. Dios nos bendijo con nuestra Olivia mediante la adopción de embriones. Divinamente trajo a nosotros y ser sus padres es lo mejor que nos ha pasado. Hemos sido tan bendecidos que alabamos a Dios por todo lo que nos ha. ¡Qué alegría la familia trae! Pierre y Becca

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Ejemplo de algunos acrílicos pintados sobre canvas…

FOTOS DE RECUERDO

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