No todos los altares son iglesias

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No todos los altares son iglesias

Sam Portillo / Little Coins



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No todos los altares son iglesias Ediciรณn septiembre 2019 Papalota Negra Editorial c papalotanegra https://issuu.com/papalotanegra www.papalotanegra.com Escritorxs Little Coins Ilustrador Sam Portillo @samportillo


No todos los altares son iglesias


1. Me fijé que en la abundancia existe una tendencia a la nostalgia. Soñé que regresé a la infancia que nunca tuve: pequeñas gotas como prismas que bañan aquel lugar gris y desolado. Recordé el videojuego que nunca pude completar. Mi padre nunca me llevó a comprar con sus amigos. Los vestigios de mis ilusiones me dejan con los pies húmedos y el estómago revuelto, viendo a la niña en primer grado que le robaba las loncheras a los de preparatoria. Perdido y asustado, con grandes ojos de gato. Observo y observan. 8 bits se deslizan en el viento.

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`Robé un banderín de la patria enemiga. 5 puntos para los Tigers. Esporas y musgo distorsionan la basura, los tesoros, que has dejado en mi habitación. A lo lejos se observan las memorias, montañas de sentimientos que mi madre siguió coleccionando: las figuritas en sus “jugueteras”, los ángeles bailando, los niños bautizados. Por debajo, escondidas las fibras y las pipas de marijuana. Las ideas quinceañeras se quedan con los relojes que no funcionan.

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2. La ternura de mi infancia se confunde con un universo de naturaleza Kawaii. Necesitamos aferrarnos a objetos para sentirnos libres y valiosos. Las pantallas presentes frente a mí... a veces no distingo el límite entre mis ojos y ellas. Quizás lo único que queremos es ser recordados y dejar nuestra marca. Esta es mi bandera de conquista de la superficie redonda satelital. Mi basto en esta densa precariedad, afirmando el apego disfrazado de amor. Nunca tomamos la responsabilidad del corrompimiento. No puede ser fácil olvidar esas raíces que se sumergieron en la tierra y caminan detrás de mí. El final es la putrefacción de la materia. Yo me comportaría como un bonsai.

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3. El tiempo es lo que va haciendo que las cosas, como las ramas de los árboles, cambien. Todo el ambiente cambió, excepto mi mentalidad. El tiempo respira en el escenario, mas no en la personalidad... o al menos es lo que me gusta creer. La naturaleza me sorprende. Da más vida que la mente. Esas mismas ramas son oportunidades para remediar los espacios negros que tenemos. Yo acumulo muchos gritos. El otoño llega todos los años y pueda que tenga el síndrome de Peter Pan. Cada inicio de una nueva etapa, en el mismo lugar triste. Vemos siempre las mismas cosas, desde otra perspectiva.

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4. Cuando empecé a coleccionar cabezas, el cielo aún no era tan oscuro. El miedo al fracaso nos hace hacer cosas extrañas. El profe del jardín gris tenía un apodo chistoso, como si lo blanco existiera para pronunciar más lo oscuro. En el colegio aprendí que los bonsais morían por no regarlos. El carro chocado, mis libros apilados y ese diseño gráfico de revistas que perdí. El desorden molido es una promesa para pensar. Para pasar el juego siempre hay que leer bien el manual de trucos, de una vida más sencilla. FIN

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“Para pasar el juego siempre hay que leer bien el manual de trucos, de una vida más sencilla.”


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