sobre el placer en San Salvador
Gabriela Novoa / Andrea Altamirano
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sobre el placer en San Salvador Ediciรณn marzo 2020 Papalota Negra Editorial c papalotanegra https://issuu.com/papalotanegra www.papalotanegra.com Escritora Gabriela Novoa @gabrielanovoa_ Ilustradora Andrea Altamirano @yeahndrea
sobre el placer en San Salvador
En San Salvador lo que predomina es el miedo - pero también el hambre, el deseo insaciable, los moluscos retorciéndose en las lenguas.
el deseo palpitante en la garganta y en los genitales.
San Salvador es el tráfico de las cuatro de la tarde, los pasillos del mercado central en día de pago, el olor a pescado seco del puerto, el viaje de LSD en coaster, el reguetón y las prédicas camino al cine metro. Es la sopa caliente al llegar a casa, el abrazo de las madres solteras, el silencio de las iglesias, el sonido de las balas perdidas,
el llanto, la risa, la cumbia.
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En San Salvador, el sexo es tan intenso como el café negro hirviendo en la garganta en , pero también como el té caliente en día de lluvia, tan necesario en época de influenza (casi tan necesario como el alimento, como el pan recién horneado, como la carne roja que al morder derrama sangre o semen).
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El sexo en San Salvador es la imposibilidad de no tener nada mรกs que el cuerpo y el deseo. Como si en la desnudez estuviera el abrazo materno, como si el orgasmo pudiera salvarte de la persecuciรณn, o al menos de ti mismo. San Salvador es el hijo prรณdigo, Job; el bastardo, Lilith: la historia incรณmoda en las reuniones familiares. El padre ausente, la madre que vende los ratos a tres dรณlares en la avenida.
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El trabajo para las ONGs, los asesinatos en las noticias internacionales, la impunidad, la represión, el alza de los granos básicos, los sueños en las fronteras, la necesidad de huir todo el tiempo. San Salvador es la sombra
que te persigue a todas partes.
Es también la luz que se cuela entre las hojas, y a la vez el fango de ese del que no podes salir... y del que tampoco querés, porque dentro hay cierta calidez que te abriga y te hace sentir parte de algo...
Te dejás.
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“En San Salvador no se puede hablar de otra cosa que no sea dolor y toda experiencia estética placentera es el privilegio de unos pocos”, es lo que escuché hace un par de semanas en una conversación, pero quizá hay otra cosa peor que el sufrimiento y la indiferencia juntos y es: el miedo.
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Y todo lo que se haga en contra de eso, es un mecanismo de sobrevivencia, y acĂĄ hasta el gesto mĂĄs mĂnimo puede ser un acto de resistencia frente al miedo y la muerte, tan comunes en sitios como ĂŠste.
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“En San Salvador no se puede hablar de otra cosa que no sea dolor y toda experiencia estética placentera es el privilegio de unos pocos” Gabriela Novoa