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ME LLAMO...
Me llamo... Johannes Gutenberg
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«Aunque mi verdadero nombre es Johannes Gensfleisch zur Laden, todo el mundo me conoce como Johannes Gutenberg, y es que gensfleisch significa «carne de ganso», y ya bastantes problemas encontraría en mi vida como para tener que hacer frente además a las burlas por mi nombre. Pero lo que deseo es contaros lo que me sucedió una vez con una H y que resultaría decisivo en mi vida.»
A partir de 9 años Otros títulos Shakespeare
Leonardo da Vinci
Marie Curie
Albert Einstein
Charles Chaplin
Saint-Exupéry
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Gandhi
John Lennon
Alejandro Magno
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Julio Verne
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Agatha Christie
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Cristóbal Colón
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Galileo Galilei
Miguel de Cervantes
Cromañón
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Mi imprenta revolucionó el mundo
Lluís Borràs Francesca Carabelli
ISBN 978-84-342-3653-0
Marco Polo
Johannes Gutenberg
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Proyecto y realización Parramón Ediciones, S.A. Dirección editorial María Fernanda Canal Edición Cristina Vilella Texto Lluís Borràs Perelló Ilustraciones Francesca Carabelli Diseño gráfico y maquetación Zink Comunicació Dirección de producción Rafael Marfil Producción Manel Sánchez Primera edición: septiembre 2010 Johannes Gutenberg ISBN: 978-84-342-3653-0 Depósito legal: B-22914-2010 Impreso en España © Parramón Ediciones, S.A. – 2010 Rosselló i Porcel, 21, 9.ª planta 08016 Barcelona (España) Empresa del Grupo Norma de América Latina www.parramon.com Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra mediante cualquier recurso o procedimiento, comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático, o cualquier otro sistema, sin permiso escrito de la editorial.
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Hola (con H) Aunque mi verdadero nombre es Johannes Gensfleisch zur Laden, todo el mundo me conoce como Johannes Gutenberg, y es que gensfleisch significa «carne de ganso», y bastantes problemas encontraría ya en mi vida como para tener que hacer frente, además, a las burlas por mi nombre. Pero quiero contaros sobre todo algo que me sucedió una vez y que resultaría decisivo en mi existencia. Siendo un muchacho, mientras hacía un corto viaje camino de una ciudad, me dio alcance otro joven que también se dirigía hacia ese lugar. Un poco alborotado y parlanchín, me explicó que iba a ver a su amada, una hermosa mujer de la que estaba profundamente enamorado. Al principio no le presté demasiada atención, pero luego acabé charlando con él. Me comentó que, a menudo, allí por donde pasaba, grababa en un árbol una H, la inicial de Hilda, su pasión. Una vez se desprendió la corteza sobre la que había grabado la H, así que la guardó en un trozo de pergamino que llevaba. Cuál no sería su sorpresa cuando, al desenvolverla al día siguiente, quizá debido a la humedad de la corteza, la H se había reproducido sobre el pergamino. Me despedí del joven, de momento sin darle ninguna importancia a la anécdota que me había contado. Pero más adelante, de aquel episodio de la H, unido a lo que aprendí sobre el grabado de la madera, surgió una idea sensacional...
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34 / Me llamo... La Iglesia pronto descubriría la importancia de nuestro invento para difundir sus principios.
Mejorando el tipo A nuestros oídos llegó la existencia de un joven calígrafo de Gernsheim (cerca de Maguncia), que también era experto en el grabado y fundición. Se llamaba Peter Schoeffer, y enseguida lo asociamos al taller. Lo cierto es que Schoeffer, utilizando punzones de acero puro, obtuvo tipos con un corte más elegante y artístico que los míos, formó nuevas matrices y, con una aleación de plomo, estaño y antimonio, fundió los caracteres. También he de admitir que con Schoeffer experimentamos con tintas que nos permitieran imprimir eficazmente por las dos caras del papel, y él acabó elaborando una excelente a partir de negro de humo y aceite de lino.
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Johannes Gutenberg / 35 Con gran esfuerzo, llegamos a obtener un primer alfabeto formado por más de 300 caracteres con los cuales se podía imitar la caligrafía gótica de los copistas. De hecho, la idea era vender los libros impresos como si estuviesen realizados por ellos. Al principio tuvimos que trabajar a escondidas, porque cualquier actividad nueva en esos tiempos se consideraba herética, esto es, contraria a la fe y a las creencias religiosas. Además, los copistas nos consideraban unos intrusos e intentaron desprestigiarnos.
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«Aunque mi verdadero nombre es Johannes Gensfleisch zur Laden, todo el mundo me conoce como Johannes Gutenberg, y es que gensfleisch significa «carne de ganso», y ya bastantes problemas encontraría en mi vida como para tener que hacer frente además a las burlas por mi nombre. Pero lo que deseo es contaros lo que me sucedió una vez con una H y que resultaría decisivo en mi vida.»
A partir de 9 años Otros títulos Shakespeare
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Marie Curie
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Saint-Exupéry
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Mi imprenta revolucionó el mundo
Lluís Borràs Francesca Carabelli
ISBN 978-84-342-3653-0
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