Domingo XV del Tiempo Ordinario (13 Julio)

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“La buena semilla es el Evangelio y Cristo el mejor sembrador� Domingo XV del Tiempo Ordinario (13 de julio)


• Nuestra vida es como

un gran terreno, donde se pueden sembrar muchas cosas. Toda actitud, todo valor, todo hábito que yo introduzca en mi vida, me hará cosechar buenos o malos frutos. • ¿Qué tipo de terreno eres?

La siembra de tu vida


Las actitudes del corazón o situaciones existenciales 1. El camino→ el que no la entiende → Actitud cerrada, pues → no se

acepta La Palabra porque choca con el propio modo de pensar.


2. Terreno pedregoso → el inconstante →actitud de superficialidad →

incapacidad para superar cualquier dificultad o sufrimiento que venga del exterior, porque no hay profundidad espiritual.


3. Entre espinos → el que vive agobiado → actitud de inmadurez → no llega a madurar

la semilla ya germinada porque no quiere desapegarse de sí mismo (egoísmo y comodidad).


4. Tierra buena→ el que no pone obstáculos a la acción de Dios → actitud de aceptación incondicional → la vida germina,

crece hasta madurar y produce fruto por sí misma porque vive la experiencia del encuentro que lo hace discípulo del Amor.


….. Se convierten en RETOS….. • El modo de pensar. • La profundidad espiritual. • Los apegos. El cristiano debe asumir los retos que le plantea la vida desde el Evangelio. Eso permite dar frutos.


1. Cambie su modo de pensar “Mantenga su mente abierta al cambio todo el tiempo. Dele la bienvenida al cambio. Cortéjelo. Dale Carnegie.

La vida humana es dinámica. Trabajar un terreno para sembrar implica quitar maleza, abrir surcos, echar abono. Sabemos que Cristo viene a mi vida para depositar la semilla del Evangelio. Por eso tengo que cambiar mis esquemas “de siempre” para que el Evangelio “pegue” en el corazón.


2. Profundice su vida espiritual “Trata a un hombre tal y como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre tal y como debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser” Goethe.

El sembrador debe abrir la tierra, para recibir la buena semilla. El cristiano no se queda en la superficialidad, sino que busca la profundidad por medio de la vida espiritual para convertirse en lo que debe ser: “otro cristo”


3. Libere lo que no lo deja crecer “Tratar con gente complicada siempre es un problema, especialmente si la persona complicada es uno mismo”. John Maxwell Debemos analizarnos a nosotros mismos, pues es imposible crecer y madurar si estamos atados. Los apegos son propios de los niños, que aún dependen de una figura de autoridad. El adulto y sobretodo cristiano, debe tener la capacidad de decidir sobre “el campo sembrado”: ¿Qué va hacer si no llueve o si llega una plaga que amenace la siembra?, ¿cómo cuidar el campo para no perder la cosecha y no esperar que todo me lo resuelvan o que se “resuelva solo”.


Sea la tierra buena que Dios le dio “El amor para que sea auténtico, debe costarnos” Madre Teresa de Calcuta. El cristiano siempre da frutos cuando trabaja con pasión, cuando ora con perseverancia, cuando acepta la Voluntad de Dios con alegría. Es ahí donde descubre los grandes propósitos de Dios en su vida: aunque haya tenido que sufrir plagas, espinos, sudores, cansancios, sabe que ha cosechado para la vida eterna.


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