Si, Soy tu Rey Solemnidad de Cristo Rey del Universo
Lo decisivo en la vida • ¿Hemos pensado en realidad qué es lo que le da consistencia a mi vida?
• Para muchos, la vida “se sostiene”: En el dinero. La fama. Los bienes. El trabajo, el estudio, Yo mismo.
• Recordemos que
nada de lo anterior es malo, todo lo contrario, necesitamos asegurar en la vida los elementos que nos permitan “multiplicar nuestros talentos� (domingo anterior)
Lo fundamental • La pregunta es: ¿realmente
trabajamos con los talentos en bien de los demĂĄs?
El amor lo sostiene todo • Decíamos el domingo anterior que es necesario arriesgar para transformar las cosas. • Ese riesgo tiene un nombre: amar al estilo de Cristo.
• Lo decisivo para mí debe ser traducir mi fe y mis prácticas religiosas, en gestos humanos claros y evidentes.
El amor se traduce en hechos • Jesús en el Evangelio presenta concretamente dónde se debe de vivenciar el amor a Dios y al prójimo:
Dar de comer. Dar de beber. Acoger al inmigrante. Vestir al desnudo. Visitar al enfermo. Visitar al encarcelado.
• Porque todos somos imagen de Dios, de manera que cuando asistimos a los que tienen necesidades, estamos asistiendo al mismo Cristo, que siendo rico se hizo pobre y compartió nuestra suerte.
El juicio final
• Esta frase nos hace temblar. Pensamos en sentencias, muerte y castigo. Hasta se piensa en un “dios señalador de faltas”.
• San Juan de la Cruz nos dice: “Al atardecer de nuestras vidas seremos juzgados en el amor”
Es sencillo: ¿AMAS O NO AMAS?
Juez del amor • Dios no destruye a nadie: no tiene
sentido que nos haya creado por amor y nos haya compartido su imagen y semejanza, para luego destruirnos. Más bien nos cuida:
“Velaré por mis ovejas e iré por ellas”. (Ezequiel)
Dios destruye el mal • Celebrar a Cristo como Rey Soberano
significa que su poder es el Amor, y su amor vence todo, incluso el mal y la muerte. • Ahí es donde está el sentido del juicio de Dios: ¿hemos vencido el mal amando a Dios en el prójimo?
• En eso consiste el juicio: si Dios nos cuida a nosotros, y hemos salido de la mano de Dios, yo estoy llamado a hacer lo mismo:
ser como un pastor que CUIDA, AMA, SE OCUPA de sus hermanos.
• El hombre moderno estå perdiendo la capacidad de sentir y expresar amor. No acierta a sentir solicitud, cuidado y responsabilidad por otros seres humanos. Hoy vivimos ensimismados en nuestro mundo individual.
ÂĄCuidado!!
• Es necesario ayudar a los otros fomentando la cultura de la gratuidad, es decir, no trabajar por una recompensa, sino movido por ideales mås profundos.
• La suerte de todo hombre se decide en virtud de su capacidad de reaccionar con misericordia ante los que sufren. • Este es un principio interno, no una actitud “esporádica”. El principio de misericordia es algo que entra hasta el fondo del corazón, mueve las entrañas.
El Reinado es servicio • Dios reina en la capacidad de
asumir las entrañas del buen pastor que da la vida por las ovejas. • Eso se logra, administrando adecuadamente todos los bienes que hemos recibido del Señor. SERVIR ES DARSE