Domingo XX del Tiempo Ordinario
“Deja que tu fe sea más grande que tus miedos”
• El domingo pasado, Pedro empezó a hundirse porque “le faltó fe”: se vio en medio de las aguas y la tormenta y eso lo hizo titubear.
El tema de la fe
• La fe se puede definir como un “estar firme”: es una actitud de convicción ante la acción de Dios.
“las aguas y la tormenta” • Vemos la escena del domingo pasado, reflejada ahora en una cananea, con una serie de “desventajas”: 1. Una mujer. 2. Sin nombre. 3. Pagana: no pertenece al pueblo de la alianza. 1. No tiene esposo: ¿madre soltera?, ¿viuda?
La fe es superar obstáculos Nada de esto importa a esta mujer: viene detrás de los discípulos gritando, incluso sigue avanzando pese al silencio de Jesús.
• Es ahí donde empieza a reconocerse su fe: tiene “todas las de perder”, y sin embargo sigue adelante. Sigue luchando.
• Sabe desde su sencillez y poco conocimiento religioso …..
• que no habrá exclusión contra los que se acerquen con corazón limpio a Dios, sean de la nación que sean.
• Desde su realidad “poco afortunada” y su condición de “extranjera”, quiere presentarse con un corazón sincero,
quiere participar de la Alianza y ser admitida en la Casa de Oración.
¿Cuál es su esperanza?
Vencer los miedos • La mujer cananea venció los miedos, para darle paso a la fe y al amor.
• ¿Cómo lo hizo? 1. “Logró ver más allá” del silencio de Jesús: lo interpretó como un reto que le ayudó a acrecentar su deseo por el Dios vivo.
2. Demostró su humildad y alcanzó misericordia:
No se alteró, ni se enojó, reconoce lo que ella es, pero pidió, buscó, llamó “sin invadir la mesa de los hijos”.
• Por eso recibe el beneficio de la misericordia. • Reconoce la grandeza de Dios que nos llama a todos “hijos”. • Jesús le dice:
“mujer”. La trata como lo que es: ser humano con dignidad, llamada a la salvación que es para TODOS.
¿Cuáles son los miedos que tengo que vencer?
• Eso nos hace pensar que no merecemos el amor de Dios, y nos alejamos, “nos escondemos”, no buscamos…
Hay que superar la “timidez espiritual” que nos hace quedarnos lejos.
• Tenemos que vencer el miedo a la ternura de Dios, dejándonos amar por el Amor de los Amores.
Hay que superar el “trauma” del “Dios no me escucha”
• Precisamente porque si Jesús le hubiera concedido a la primera su petición, su vida hubiera tenido un peso menos, pero todo habría terminado ahí: como un favor hecho y nada más.
• Por el contrario, haber perseverado con firmeza en su fe, aunque no comprendiera el proceder de Jesús, le ayudó a crecer, a purificarse, y a vivir como hija de Dios.
• Dios, escucha asimismo cuando... no escucha. Y su no escuchar es ya un socorrer. • Retardando el oír, hace que nuestro deseo crezca, que el objeto de nuestra oración se engrandezca; por eso no necesariamente nos da lo que pedimos, sino lo que necesitamos, que siempre será más…y lo mejor….
• Ese es el gran mensaje de hoy. Tanto Isaías como Pablo nos recuerdan que el Señor nos conduce a todos “al monte santo”, al Reino de los Cielos. • Porque todos somos objeto de la misericordia de Dios.
Eso sí….. • Nuestro comportamiento debe ser entonces el comportamiento de un hijo de Dios:
1. 2. 3. 4. 5.
Velar por los demás. Practicar la justicia. Servir y amar a Dios. Ser perseverantes en la fe. Buscar la conversión.