ESTUPOR

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Un maNiFieStO del

eStuPor con notas al margen

por ASOCIACION CULTURAL

PASMO


Notas al margen

001 P. Klee, Highways and Byways 1929 .

Edici贸n: Asociaci贸n Cultural PASMO Dise帽o y coordinaci贸n: Marc Zaragoza Impreso en Madrid Enero 2013


Notas al margen

“L’oiseau dont je vais parler est le hibou. Le hibou n’y voit pas le jour et la nuit, il est aussi aveugle qu’une taupe. Je ne sais pas grand’chose sur le hibou. Je continuerai donc par un autre animal que je vais choisir; c’est la vache. La vache est un mammifère. Elle a six côtés: la droite, la gauche, le dessus et le dessous. A l’arrière, elle a une queue, à laquelle est suspendue une brosse. Avec cette brosse, elle chasse les mouches pour qu’elles ne tombent pas dans le lait. La tête sert à faire pousser les cornes et puis parce qu’il faut bien que la tête soit quelque part. Les cornes, c’est pour se bagarrer avec. La bouche, c’est pour manger avec. Sous la vache, il y a le lait. Elle est équipée pour qu’on puisse la traire. Quand on la trait, le lait vient et ne s’arrête jamais... Comment la vache s’y prend-elle? Je ne l’ai pas encore compris, mais ça coule de plus en plus fort. La vache ne mange pas beaucoup mais ce qu’elle mange, elle le mange deux fois, si bien qu’elle en a assez! Quand elle a faim, elle meugle et quand elle ne dit rien, c’est que son intérieur est tout plein d’herbe. Ses jambes descendent jusque par terre. La vache a l’odorat développé: on peut la sentir de très loin. - C’est pour cela qu’il y a de l’air pur à la campagne... “ (Ejercicio de redacción escrito por un niño y que se conserva en el Musee Pedagógique de París. El tema propuesto era: “Décrivez un oiseau ou un animal”).

ASOCIACION CULTURAL

PASMO

0 0 2 J e a n - F. M i l l e t , Angelus, 1857-1859.

003 Myriam Jiménez, Sin título, 2006.


Notas al margen

0 0 4 G. M a t t a C l a r k , Split house, 1973 .


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Notas al margen

Í n d i c e

Introducción.

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Precedentes. Alcorcón El solar Las bases Posicionamiento intelectual

1

013

Últimas noticias.

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Reflexiones.

2

002 027 041 055 065 067 083 091 105 117 123 127 133 149 151 163 167 179

Contraplan. Números. PAU proyecto antiurbano. El hombre ke se komió un PAU y kagó blokes. Slasher. 1700 Pasos. Aproximaciones. Reflexiones visuales. De lo original a lo singular. La academia pervertida. El crecimiento de la ciudad. La inversa de Rorschard. Patología anhelada. Pueblín y la señorita Campo. Paseando con Alvar por la ciudad. Reflexiones sobre el paisaje de la ciudad difusa. Viajes por Alaska. Anexo reverencial.

3

189 192 195 205 208

Ildefons Cerdá. Frederick Law Olmsted. Arturo Soria. Ebenezer Howard. Anexo ególatra.

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Bibliografía general.

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0 0 4 G. M a t t a C l a r k , Split house, 1973 .


Notas al margen

005 Marcha por los derechos civiles, Wa s h i n g t o n , 1 9 6 3 .

006 Primavera Ă rabe, El Cairo, 2011.

007 Theo van Doesburg, M a n i f i e s t o DA DA , 1923.

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Nota introductoria

manifiesto, ta. (Del lat. manifestus). 1. adj. Descubierto, patente, claro. 2. adj. Se dice del Santísimo Sacramento cuando se halla expuesto a la adoración de los fieles. 3. m. Escrito en que se hace pública declaración de doctrinas o propósitos de interés general. 4. m. Documento que suscribe y presenta en la aduana del punto de llegada el capitán de un buque procedente del extranjero, y en el cual expone la clase, cantidad, destino, etc., de las mercancías que conduce. 5. m. Exposición del Santísimo Sacramento a la adoración de los fieles. Mañana habrá manifiesto. poner de manifiesto algo. 1. loc. verb. Manifestarlo, exponerlo al público. 2. loc. verb. Der. Dejar los autos sobre la mesa de secretaría para que las partes puedan instruirse de ellos.

El interés por los márgenes no obedece a una voluntad meramente filológica o arqueológica de husmear en lo inadvertido; tampoco busca la inversión de papeles entre lo periférico y lo central. De lo que se trata, más bien, es de insistir en la indecidibilidad acerca del lugar donde hallar la verdad y el sentido y en el libre juego de interpretaciones. Notas al márgen

Stella Ramos Rodriguez

Notas visuales

Andrea Ramos Rodriguez

estupor. (Del lat. stupor, -ōris). 1. m. Asombro, pasmo. 2. m. Med. Disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o aspecto de asombro o de indiferencia.

008 André Breton, M t o. S u r r e a l i s m o, 1924.


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[ C U LT U R A ]

INtroducción Escribir sobre lo ya escrito. Presentar un conjunto raro de textos. Trazar un mapa del estupor. El sentimiento unificador ante el proceder contemporáneo. Manifiesto del estupor. Manifiesto de la reacción ante una situación de shock. Frente a una parálisis crítica languideciente. Estupefacción que nos provocó una situación puntual. El estupor se acabó en Alcorcón, en el Europan 11. La última sorpresa. Un solar, un descampado en un polígono industrial, apartado de la ciudad. Raro. Un trozo de tierra integrado en un PAU. Sorpresa. Un PAU que duplica la superficie construida de Alcorcón. Extraño. Quizás Europan lo propone como revulsivo, como un solar para poner en cuestión el PAU. “No.”1 NO, no hay crítica posible. No a la cultura. No a la duda. No a evidenciar una oposición a las dinámicas que nos han hundido en la miseria. Un NO que viene de la disciplina, de la arquitectura, de nuestros compañeros. Nos hemos hartado. Ahora la leche rancia de la ramera babilónica se apodera de nosotros para producir estos textos llenos de bilis. 1 La pregunta número 10 del documento de preguntas y respuestas, “P10 ¿Podemos poner en tela de juicio el PP-10 y proponer una alternativa? R10 No.” la respuesta es elocuente, un no y un punto; sin más justificación.

del latín colere, que significa habitar, cultivar, proteger, honrar con veneración. En sus primeros usos, cultura se aplicaba a un proceso: la atención de algo, fundamentalmente cosechas o animales. Desde principios de la Edad Moderna, la atención del crecimiento natural se extendió a un proceso de desarrollo humano. Hoy describe las obras y prácticas de la actividad intelectual y especialmente artística. Tiene especial interés el hecho de que en arqueología y antropología cultural la referencia a una cultura apunte primordialmente a la producción material, mientras que en historia y estudios culturales la referencia apunta en lo fundamental a sistemas significantes o simbólicos (vid. WILLIAMS, Raymond, Palabras clave, Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 2003, pp. 87-93).


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010 Barrio Noua Huta, Cracovi, 1949-1951 .

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Notas al margen

010 Barrio Noua Huta, Cracovi, 1949-1951 .


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[ desarrollo urbano ]

precedentes

Aunque, por un lado, la planificación urbana y la arquitectura constituyen una manera de controlar el marco en el que se desenvuelve la acción social, de manera que ésta quedaría “domesticada”, no cabe duda de que, por otro, los símbolos arquitectónicos y espaciales pertenecen al ámbito de lo imaginario, es decir, carecen de todo sentido efectivo hasta que la realidad urbana se encarga de llenarlo.

Alcorcón Según la wikipedia

“Alcorcón es una villa del área metropolitana de Madrid en la Comunidad de Madrid (España), situado a 13 km de Madrid en dirección suroeste. Cuenta con 33,73 km², su población actual es de 176.245 habitantes (censo oficial a 1 de enero de 2010) en continuo crecimiento, la forman sobre todo emigrantes de otras regiones de España. El pueblo afronta un enorme desarrollo urbano en la iniciativa denominada Ensanche Sur de Alcorcón. Recientemente ha obtenido el título de “Gran Ciudad de la Comunidad de Madrid”, título que se le concede a los municipios de más de 150.000 habitantes con unos mínimos de habitabilidad”

Fijémonos en dos detalles. El enorme desarrollo urbano al que se refiere nuestra amiga wiki no es el PAU donde está el solar de Europan. El solar está en otro. En uno recién aprobado que es un poco más grande y que discurre por el norte. El Ensanche Norte de Alcorcón. Gran Ciudad de la Comunidad de Madrid. 150.000 habitantes. Desde 1980 hasta 1997 la población de Alcorcón se mantiene estable alrededor de los 140.000. Del 97 al 2006 la población crece a ritmos desorbitados, devorando a marchas forzadas todo su patrimonio rural. Ser una Gran Ciudad gracias a la especulación es todo un honor.

017 Teoría humores .

de

los


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El solar

011 Mayo del 68, París, 1968.

Al Norte de Alcorcón. Un descampado, un trozo de tierra residual entre una chatarrería y una fabrica de papel decadentes. En contacto con un centro comercial, un templo del ocio y el consumo; su nombre es Tres Aguas. Cerca de un polígono comercial de naves de mayoristas y tiendas de muebles. Con una forma poligonal irregular, un residuo proyectual. Una forma rara. Desconectado de la trama residencial por una triple sucesión de barreras: un polígono comercial, la autovía A5 y la vía del cercanías. Rodeado por un PAU que engulle un tercio de la superficie de Alcorcón y urbaniza la última memoria paisajística de su pasado rural. Las bases. Del estupor a la indignación.

012 Bacelona,2011.

Sólo hay dos opciones... O estamos ante un monumento a la estulticia o ante una maniobra de sumisión y tergiversación. 013Revolución de los claveles, Por tug al, 1974.

[REGLAS DEL JUEGO] Según explica Roger Callois en Los juegos y los hombres: la máscara y el vértigo (1958), el juego se define como lo que otorga una satisfacción formal y codificada al instinto de los hombres, manteniéndolo en los límites fijados por las reglas y evitando que se absolutice y subordine la vida cotidiana a sus propias prerrogativas. Por tanto, la corrupción del juego no viene de mano del tramposo, que en su hipocresía sigue fingiendo seguir las reglas, sino más bien, consiste en que el juego invada el mundo real.

O es un documento que desde la más burda inocencia juega con la terminología técnica para construir una memez o es un documento de justificación, malabarismo intelectual y perfidia moral encaminado a evitar toda crítica peligrosa. Dada la bondad en el señor Europan optamos por suponer un grado extremo de inocencia en sus planteamientos. Opción primera, estupidez. Dentro de este marco, es obvio, no podíamos aceptar las reglas del juego. No podíamos dar una respuesta, hacer un proyecto, ante una pregunta mal formulada. Sin proyecto, sin respuestas sintéticas coherentes. Plantear un proyecto en este solar es certificar la muerte de la crítica. Relegarla a una posición residual, al reducto de lo doméstico o de lo singular. Dejamos que la mierda se extienda. Nosotros seguimos en nuestra burbuja, creyendo que la mierda no nos va a tocar. Los intereses económicos no evidentes, las dinámicas del consumo, la mercantilización de todo conocimiento, la vacuidad de la crítica, la sumisión, la pasividad... eso no es para los arquitectos, al menos en el ámbito académico. Pero en estas bases, hechas dentro de nuestra burbuja académica, ya hay mucha podredumbre. Si no nos ponemos a limpiar, vamos a acabar todos muy sucios.


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Posicionamiento intelectual “No queremos que nos borren la memoria, No, que nos borren la memoria, No nos borren la memoria, Nos borren la memoria, Nos borren ¡Borren!” şterge memoria. Tatiana Tatarescu

Las dinámicas de crecimiento de la ciudad han optado por la eliminación de la historia. Sacamos a la población de los barrios tradicionales y los volcamos en sueños de periferia. ¿Cómo lo hacemos? El movimiento de la población a zonas sin pasado es en origen una respuesta a la presión demográfica. Es una necesidad a resolver. Poco a poco este objetivo muta. Una población desarraigada, sin lazos sociales fuertes, es carne fresca para el consumo. Una vez que no hay historia, ni simbolismo, ni lazos personales, la única realización social que nos ofrece el sistema es consumir. El PAU es una herramienta paradigmática, es la entrega absoluta a este modelo de sociedad. Bastión inexpugnable de las políticas tardocapitalistas de consumo. La versión española del sprawl americano. Nuestra manera de construir entornos vacíos para humanos aislados. El Ensanche Norte forma parte de este modelo de un modo doble. Borra el pasado rural e impone una nueva estética. El terreno de campos de trigo, caminos y encinas aisladas se erradica. Si no queda paisaje por el que pasear, la memoria se convierte en legajos documentales testimoniales. Impone una nueva ideología. Avenidas absurdas, bloques isla y un parque anónimo. Avenidas para el vehículo privado, la calle es para moverse rápido aislados en nuestras burbujas; una carretera pequeña. Bloques vallados que protegen sus privacidades de los peligros del otro; lo privado es seguro, lo público es peligroso. Un parque anodino de grandes praderas inglesas y mucho verde, mucho césped; por mantenimiento y por infrautilización, abocado a la degradación.

Notas al margen

[ eliminaci ó n de la memoria ] «La tragedia es imitación de una acción completa y entera y de cierta magnitud [...]. Es entero lo que tiene principio, medio y fin [...]. Es necesario que las fábulas bien construidas no comiencen por cualquier punto ni terminen en otro cualquiera» (Aristóteles). «Un coup de dés jamais n’abolira le hasard» (Stéphane Mallarmé). El fenómeno de regresión a la media es una de las consecuencias de afirmar el carácter puramente aleatorio de los hechos, que socava el papel de la memoria, pero pone en valor la capacidad humana de asumir riesgos. En él, cualquier acción, como en una apuesta a los dados, implica el regreso a una media indeterminada, en la que un hecho no conduce necesariamente al siguiente ni lo condiciona, sino que continuamente volvemos a empezar de cero. Todo intento de narración queda neutralizado bajo el imperio de la suerte ciega.

014 Eduardo Manostijeras, Tim Burton, 1990.

Pero no pasa nada, a cinco minutos en coche está el centro comercial. 015 Sprawl.


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Notas al margen

[ECOLOGISTAS EN ACCIÓN]

EXTRA! ÚLTIMAS NOTICIAS Ecologistas en acción de Madrid

Ecología y economía derivan del vocablo griego oikos, que hace referencia a la casa y a la unidad básica de la sociedad, la familia, así como al conjunto de sus propiedades, desde la tierra y el dinero al ganado y los esclavos. Con Aristóteles, se pasa de considerar la polis como extensión del oikos, que sería su modelo a menor escala, a concebirlos por oposición: lo público, la polis, era posible sólo en cuanto los ciudadanos podían liberarse de la necesidad de prestar atención al mantenimiento de sus propiedades privadas, gracias al trabajo de los esclavos.

Rechazo al proyecto Las Vegas de Madrid 24 de enero, por Comunidad de Madrid | Visitas: 2456

Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid considera aberrante y un insulto a los ciudadanos la construcción de “Las Vegas de Madrid” y que la Presidenta Autonómica diga que las modificaciones en la legislación que reclama el promotor del proyecto podrán ser “del tipo que sean”, todo para conseguir que el proyecto se instale en la Comunidad. El Sr. Adelson, promotor de este “Eurovegas” y 16ª fortuna del mundo, pretende construir en Madrid un complejo de casinos para lo que reclama casi 6 millones de m² de suelo público que espera le sean cedidos; si no hubiese suficiente suelo público pretende sea expropiado el necesario a sus propietarios, expropiación que pagaría el Ayuntamiento de turno, y que luego se le entregue. Cualquier otro empresario compraría el suelo antes de construir, pero Adelson aspira a que aquí se le ceda, aunque, como es el caso del Distrito Norte de Alcorcón, ese suelo esté destinado a viviendas de protección: no importa la necesidad de vivienda que la especulación reciente ha provocado, dejando a miles de ciudadanos en la calle (Alcorcón se ha situado como la más probable de las opciones ya que es la única que tiene disponible la cantidad de suelo necesaria para el magnate).

016 Skyline de Las Ve g a s


Notas al margen

[ACCESOS A SUS CASINOS] En el siglo XVIII, la República veneciana conoció una época de crisis económica: sin industrias relevantes ni colonias, el comercio –que tradicionalmente había proporcionado una gran riqueza a la ciudad– entró en decadencia, y los venecianos se entregaron a los casinos, la prostitución y el carnaval como fuente de dinero. «El carnaval es triste en realidad, y en el siglo XVIII, en Italia, el carnaval no cesa. Se extiende por los bailes y los teatros, donde el drama enmascarado se prolonga todo el año y se arrastra por las calles y las lagunas todos los días. [...] La agonía de los corazones y las almas se precipita afuera en busca de los encantos de la fiesta perpetua» (FAURE, Élie, Historia del arte. Arte moderno, Buenos Aires: Editorial Poseidón, 1961, p. 274).

017 Casino “El Rancho”. 1948-1992.

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Una vez conseguido el suelo, el magnate quiere una bonificación del 95% en el Impuesto de Trasmisiones Patrimoniales y que el Gobierno apoye una financiación de 25 millones al Banco Europeo de Inversiones; también quiere que le autoricen licencias sin concurso, que dichas licencias le salgan más baratas y que para su obtención se le agilicen y acorten los trámites. La Ley del Suelo establece unos trámites que todos hemos de cumplir, también los ayuntamientos, unos trámites y tasas imposibles de eludir para cualquier hijo de vecino. Un agravio a todos los ciudadanos que sin ser millonarios cumplen con la ley y los trámites. No es aceptable entregar suelo público de los ciudadanos para destinarlo a negocios privados cuando además, según los cables de Wikileaks del Departamento de Estado Norteamericano, esos beneficios están basados en el blanqueo de dinero y la delincuencia organizada en los casinos propiedad del promotor en Estados Unidos y China. El Proyecto pretende que la viviendas de protección sean trasladadas a otros lugares o ignoradas, también que en caso de que se construya en Valdecarros, Vallecas, el vertedero de Valdemingómez, sea trasladado porque los malos olores no son compatibles con sus casinos. Para la ejecución se estima necesario a su vez que desaparezcan los asentamientos ilegales de la “Cañada Real”. Da la impresión que a este Señor no le interesan los problemas reales y quiere que escondamos la realidad y la marginación: en vez de solucionar problemas, pretende se aparten de su paso, agravándolos para seguir empujando una realidad ficticia lejos de las necesidades reales y para que siga funcionando el Gran Casino. Sheldon Adelson quiere también que le mejoren los accesos a sus Casinos desde carreteras como la M-45 o M-50, que se permitan vuelos en helicóptero desde Barajas, se le construyan paradas de AVE, nuevas líneas de cercanías y metro. Inversiones públicas millonarias en época de crisis y recortes, cuando no se han hecho otras para los ciudadanos, como la prolongación del tren de cercanías ya aprobada a algunas poblaciones de la Comunidad, o la falta de inversión en el tranvía ya construido en otras localidades. El millonario quiere que los ganadores de sus casinos no tributen por sus ganancias en nuestro país y no quiere pagar él mismo la tasa fiscal de juego ni el IBI en 10 años, ni el impuesto de Transmisión Patrimonial. Es como un sueño para cualquier empresario, montar gratis un negocio sospechoso con ayuda de la Administración mientras se hunden pequeñas empresas porque la misma Administración no paga sus deudas y todo porque pretende crear 250.000 empleos. Sí, el empleo es el gancho, el problema es que también quiere que le modifiquen la Ley de Extranjería para traer trabajadores más baratos de otros países, no pagar por ellos tanto a la Seguridad Social… Los jugadores, en sus casinos, podrían fumar y ser menores, solo se registrarían en la entrada y no sería necesario que se registrasen en las apuestas inferiores a 2000 €, traerá a los llamados “junkets” para atraer a las grandes fortunas


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Notas al margen

negras a blanquear capital, tal y como se ha demostrado en sus casinos de China, con la posibilidad de ofrecer juego a crédito o permitir transferencias de fondos opacas a su casino para poder seguir jugando. Serían en total mas de 30 leyes que habría que modificar para contentar a este señor, ¿a cambio de qué? No debemos crear un Estado paralelo ilegal y gobernado por un más que sospechoso magnate que solo busca su beneficio a costa de la falta de soluciones económicas imaginativas a largo plazo de nuestros gobernantes. Sólo la posibilidad de plantear tal barbaridad es una ofensa a los ciudadanos que pagamos el IBI, las licencias e impuestos, el IRPF y todo aquello que consideramos puede hacer de nuestra sociedad un espacio más solidario en busca del Bien Común o sencillamente porque es obligatorio. El Señor Adelson sabe lo que hace, sabe que en la Comunidad Autónoma de las maravillas y la especulación, nuestros políticos modifican, si es menester, las leyes para que el capital nunca se vea perjudicado a golpe medidas urgentes, maquilladas por el Interés General. Aquí, donde las excepciones se vuelven norma en el funcionamiento de nuestra Administración, lugar excepcional donde no se cumplen las Sentencias si estas condenan a la Administración, los Alcaldes aplauden, la presidenta autonómica allana el camino e incluso el ex ministro de industria escuchaba con interés los despropósitos. Todo esto sucede en el momento en el que la especulación urbanística ha alimentado una crisis que está llevando a reclamar de los ciudadanos más desfavorecidos grandes sacrificios en forma de impuestos y recortes de gastos en las prestaciones sociales básicas, mientras quienes nos piden sacrificios coquetean de nuevo con especuladores y presuntos mafiosos y se les abren las puertas de la ilegalidad regalándoles inmunidad y beneficios a costa de nuestro sacrificio.

018 Debut de Elvis en el New Frontier. 1992-2007.

[ bien com ú n ] Según Santo Tomás de Aquino, la sociedad se reúne siempre con vistas a un fin, ya que el hombre es un agente intencional, pero además tiene como objeto alcanzar un fin último, esto es, el bien común. De la misma manera que una sociedad no se reduce a la suma de los individuos que la integran, aunque es dependiente de ella, el bien común no es el conjunto de los bienes particulares, sino que es ontológicamente distinto y superior al bien de las partes.

019 Demolición del New Frontier. 19922007.


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Notas al margen

[ acumulaci ó n ]

Reflexiones Estupor, un manifiesto de la extensión. Un catálogo poliédrico de miradas hacia un mismo espacio físico y conceptual. Un PAU, un concurso de arquitectura, un trozo de campo, un discurso, una política... cada uno ha mirado y ha visto algo distinto. No hay composición, no hay collage, no hay concatenaciones; sólo acumulación. Ya sabemos que no se pueden construir teorías coherentes. Los sistemas de pensamiento, los códigos estructurados, los verdaderos y falsos, no existen como absolutos. Los inventamos, los utilizamos, los asimilamos y ya hace más siglos que vamos redescubriendo sus pequeños saltos de fe, la invalidez de sus pretensiones... la incoherencia intrínseca a todo sistema de pensamiento que pretende ser completo. Sólo acumulación. Porque en lo parcial sí podemos construir certezas asumiendo el error inicial. Recortando la mirada, enfocando en puntos específicos las teorías vuelven a funcionar, las realidades se hacen coherentes, el discurso retoma su vigor. Acumular verdades parciales.

«Todo el proceso, pues, parece suponer una acumulación “originaria” previa a la acumulación capitalista [...], una acumulación que no es el resultado del modo de producción capitalista, sino su punto de partida. Esta acumulación originaria desempeña en la economía política aproximadamente el mismo papel que el pecado original en la teología. [...] Se nos explica su origen contándolo como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos había, por un lado, una élite diligente, y por el otro una pandilla de vagos y holgazanes. Ocurrió así que los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener nada que vender excepto su pellejo» (MARX, Karl, El capital, capítulo XXIV).


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Notas al margen

CONTRAPLAN Ángel Lallana Díez-Canseco

ÍNDICE DE CONTENIDOS INTRODUCCIÓN. POR QUÉ UN PLAN PARCIAL I. LA IMAGINERÍA DEL PLAN. la economía se infiltra en el discurso arquitectónico II. ELOGIO DE LA PREDICCIÓN sobre predicciones y lo futurible III. ¿ES MEJOR CURAR QUE PREVENIR? medidas paliativas y rectificación MÉTODO. MODELOS DE ESTRATEGIA FRONTALES I. LA CIUDAD MANCHA. transmisión de la información. modelos de ciudad II.EL URBANISMO DE ABAJO ARRIBA la aplicación de la nanotecnología al planeamiento II. REAL ARQUITECTURA EUROPAN YA! el valor de lo inmediato/instantáneo EL ANTI-PLAN. FRENTE AL ÁREA DE PROYECTO. I.EL HIPERLUGAR gestión de caleidoscopio II.CIUDAD COLLAGE propuestas de desarrollo y ocupación III.ESPACIO DE ESPERANZA recuperar el territorio desde lo local GLOSARIO DE EUFEMISMOS

020 Kurt Vonnegut,

Free, 1997.

[ í ndice ] Un índice, del latín index, es un indicador o señalador. Su raíz indoeuropea, *deik-, que quiere decir mostrar, señalar o pronunciar solemnemente, pudo significar en origen dedo o mano. Un índice establece un orden en los textos, señala una dirección como lo haría un mapa. Es, en definitiva, una guía y un instrumento de orientación.


Notas al margen

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I. LA IMAGINERÍA DEL PLAN

la economía se infiltra en el discurso arquitectónico 021 M. C. Escher, Día y Noche, 1939.

En torno al emplazamiento propuesto para la intervención en Alcorcón en la convocatoria del EUROPAN 11 ESPAÑA se sitúa el PP10DN / Plan Parcial Distrito Norte de Alcorcón/, paradigma de crecimiento urbano en la Comunidad de Madrid y modelo de desarrollo cuanto menos controvertido en lo referente a los intereses generales del municipio. Se parte de indagar en los acontecimientos que han llevado a la actual corporación municipal a proponer una actuación que duplica la ciudad con una expansión equivalente a la zona urbanizada existente, actualmente enmarcada en unos falsos supuestos figurativos de “urbanismo sostenible” privando a Alcorcón del campo. [ imaginer í a ] La imagen interpretada como icono (eikon) hace hincapié en el parecido o semejanza con un modelo al que sustituye. La crisis iconoclasta en Bizancio habría obedecido, según Baudrillard, a que, con cada imagen, el problema de la existencia de Dios dejaba de plantearse. Del mismo modo, la cultura contemporánea de la imagen nos escamotearía la realidad de acuerdo con la más alta función del signo, la de reemplazar a su referente desaparecido, el mundo real, y a la vez esconder esta misma desaparición. «El arte todo entero se ha vuelto iconoclasta» (BAUDRILLARD, Jean, La ilusión y la desilusión estéticas, Caracas: Monte Ávila, 1998, p. 47).

Se cuestionan los motivos para promover la aprobación definitiva de una /Rectificación del Plan General de Ordenación Urbana de 1999/ en la que se recalifica como /Suelo Urbanizable Programado/ a desarrollar en un Plan Parcial el Área Norte denominada originalmente como Suelo No Urbanizable Protegido /SNUP-P/ por su interés paisajístico y /SNUP-V/ dada la existencia de afección de vías pecuarias como la traza histórica de la Cañada de Pozuelo, sin respetar la propuesta inicial del /Ayuntamiento de Alcorcón/ tal y como señala la memoria de la misma (pág. 25) [1] El /PP10DN/ supone un modelo de desarrollo urbanístico excesivo que deja al municipio sin apenas suelo no urbanizable /SNU/ acarreando consecuencias difícilmente reversibles desde el punto de vista medioambiental así como sociales, políticas y económicas como se ha demostrado en nuestro país en los últimos años. No parece sensato exigir mediante esta reconversión del suelo uno de los crecimientos más importantes en Madrid en los próximos años ni demandar una reconsideración de la postura del /PGOU1999/ sin atender a una perspectiva social o territorial real. En su lugar, la actuación se tiñe de motivos económicos esculturales, no verdaderos, asociados a mecanismos económicos y políticas públicas que más parecen obedecer a intereses privados concretos que al general de los ciudadanos. ¿Por qué entonces un plan? ¿Hacia dónde va todo esto?


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reconversión [1] PGOU1999/SNUP: Suelo No Urbanizable Protegido Plano Nº3.d. Calificación del Suelo. Documento refundido. Enero 1999.v1

PP10/SUP: Suelo Urbanizable Programado [2]

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Notas al margen

[ mapa ] «[El mapa] está totalmente orientado hacia una experimentación que actúa sobre lo real. El mapa no reproduce un inconsciente cerrado sobre sí mismo, lo construye. [...] es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de recibir constantemente modificaciones. Puede ser roto, alterado, adaptarse a distintos montajes, iniciado por un individuo, un grupo, una formación social. Puede dibujarse en una pared, concebirse como una obra de arte, construirse como una acción política o como una meditación» (DELEUZE, Gilles y Félix GUATTARI, Mil mesetas, Valencia: PreTextos, 1988, p. 18).

022

Dream 1974.

S.

Hiller, mapping,


Notas al margen

[ método cient í fico ] «La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico tropieza con dificultades considerables al ser confrontada con los resultados de la investigación histórica. Descubrimos entonces, que no hay una sola regla, por plausible que sea, y por firmemente basada que esté en la epistemología, que no sea infringida en una ocasión u otra. Resulta evidente que esas infracciones no son sucesos accidentales, que no son consecuencia de una falta de conocimiento o de atención que pudiera haberse evitado. Por el contrario, vemos que son necesarias para el progreso» (FEYERABEND, Paul, Contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, Barcelona, Ariel: 1974, p. 15).

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II. ELOGIO DE LA PREDICCIÓN sobre predicciones y lo futurible

Se analiza el hecho de plantear como único escenario/alternativa de futuro posible un proyecto como el actual, que supone casi duplicar el tamaño de la ciudad recalificando casi la mitad de la superficie del municipio. Alcorcón dejará de tener acceso a la campiña quedando la naturaleza totalmente sometida a los designios humanos, incapaces de diseñar o planificar verazmente la ciudad. La realidad de la ciudad no es predecible, siendo complicado ajustar una ordenación a un ecosistema urbano dinámico en constante evolución. Se reflexiona así sobre la aplicación errónea del método científico al planeamiento contemporáneo que requiere una ordenación sobre el territorio. El /PP10DN/ parte de falsos supuestos y atrevidas hipótesis ajenas a las múltiples realidades presentes en la relación de la ciudad y el territorio, proponiendo bienes finalmente irreales. Las expectativas del /PP10DN/ preven un crecimiento desproporcionado, pues suponen un incremento de un 50% de la población, poco realista en relación al estado actual de la ciudad, que cuenta con un parque de 7000 viviendas vacías y carece de motivos y necesidades territoriales reales basados en criterios de calidad urbanos, arquitectónicos o sociales. Es necesario un fuerte elemento regulador para intentar convertir la operación urbanística en algo sensato que no propicie problemas de índole urbana, social, económica o ecológica. Se busca un motor diferente de análisis de crecimiento que dé respuesta a los posibles errores en los que cae el Plan. En la propuesta se enumeran todos los datos asociados al nuevo crecimiento propuesto por el Ayuntamiento.

023 E. Ciudad 1902 .

Howard, Jardín,

“in fact it is the most coureagous act of prediction in civilization: the land it divides: unoccupied the population it describes, conjectural the building it locates, phantoms the activities it frames, non existent” (Koolhaas, 1978) [3]


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Notas al margen

III. ¿ES MEJOR CURAR QUE PREVENIR? las medidas paliativas y la rectificación

La ocupación del espacio en la ordenación propuesta conlleva la destrucción y parcelación de las áreas de mayor interés natural de Alcorcón. La previsión de impactos ha obligado al /PP10DN/ a aportar unos requisitos a las actuaciones urbanísticas en forma de medidas correctoras, protectoras y compensatorias. El /PP10DN/ se acompaña para su aprobación definitiva de exhaustivos estudios anexos para la Rectificación del /PGOU 1999/. Estos adecuados documentos de rectificación con claros propósitos de trasfondo sostenible y medioambiental aparecen inevitablemente ligados a la desequilibrada urbanización que plantea el /PP10DN/. El ritmo y la escala inherentes a este desarrollo urbanístico podrían permitir que sea aprobado sin necesidad de una evaluación de impacto ambiental [4] desde su inicio, gracias a unas valoraciones de las correspondientes afecciones subsiguientes al Plan Parcial. Las administraciones públicas demuestran comportamientos cercanos a los de iniciativas privadas, respondiendo al demandado bienestar de la gente mediante promesas de oasis-espejismos innecesarios, vinculados a menudo al desarrollo empresarial, como meros símbolos de progreso y desarrollo. Estos posibles alicientes de dudosa procedencia generados desde la opacidad de las instituciones municipales implican a no muy largo plazo demasiados efectos adversos como consecuencia de un desarrollo urbano injustificado. El objetivo debiera ser por parte del Ayuntamiento no reparar lo afectado mediante un compendio de buenas prácticas ambientales o minimizar el impacto de la actuación sino anticiparse a estas posibles afecciones con un acercamiento menos nocivo al entorno paisajístico de la campiña que el planteado y bajo el amparo de Planes Especiales específicos sobre el crecimiento del municipio.

024 Neza-ChalcoItza, Mexico DF.

[ s í mbolos de progreso ] La voluntad de progreso es característica del ambiente de la vida moderna, es parte fundamental de su repertorio de ideas, creencias y esperanzas. Sin embargo, hoy resulta demasiado evidente que los avances científicos y tecnológicos no han conducido a una mejora ética y política, ámbitos en los que el desarrollo nunca es acumulativo sin más, ya que son prácticas vivas. Además, la noción de un progreso lineal, propio de la mentalidad occidental, ignora otras realidades, otras alternativas y tiempos, cuando no establece un Destino único para toda la Humanidad, que se impondría como necesario y universal.


32

[ mapa ] ¿Cómo orientarnos? Los límites que componen las cartografías con las que abordamos el mundo se revelan inestables y efímeros, susceptibles de ser reconfigurados con nuevos trazados, desvíos y atajos: como señala Michel Serres en Atlas (1994), nuestros mapas deberían tender hoy –cuando nos encontramos sumergidos en lo virtual más que en ninguna época anterior – a adoptar el carácter móvil, imprevisible y probabilístico de las predicciones meteorológicas, más que a imitar el orden tranquilo del cosmos y las órbitas celestes.

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33

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Notas al margen

I. LA CIUDAD MANCHA.

Ll mapping como transmisión de la información

Los modelos existentes del planeamiento urbano y la arquitectura tratan de ordenar la información sobre el territorio, leen y proponen un paisaje estático con el objetivo de reflejar las fuerzas del crecimiento de la ciudad. Ejemplos como el PP10 demuestran que estos modelos a medio camino entre la historia y la naturaleza están obsoletos y se presentan llenos de errores. La ciudad hoy es un escenario fragmentado; aparece como manchas sobre el territorio, abandonando la forma compacta y disciplinada de modelos anteriores, alejada de sistemas de planificación forzada. Se necesita un mecanismo de simulación dinámico a la vez que un elemento de interpretación y lectura (código*), no exclusivamente como mapa de predicciones de necesidades futuras sino de posibilidades, de densidades, que sea capaz de englobar el marco de redes hecho de situaciones singulares y relaciones cambiantes que representa actualmente la ciudad. En la actualidad hay distintos modelos que analizan la ciudad como mapas, como una representación potencial de la realidad, que funciona al mismo tiempo como herramienta de estrategia posibilitadora de cambios y mutaciones (patchwork city/Metapolis/ multiciudad/ciudad fractal/alfombra de Sierpinski). [5] Se reconoce por tanto la trama urbana como un tejido multidimensional a nivel urbano regional donde se impone la libertad de movimientos a lo largo de los límites cambiantes y mediante dinámicas deslocalizadoras. La estructura abierta, incompleta e inacabada de las nuevas aglomeraciones urbanas deja a un lado la zonificación para buscar nuevos modelos que potenciando la mezcla de usos y formas urbanas, permitan la fácil adaptación al crecimiento elástico. No se busca el posicionamiento de nuevos programas sino la multiplicación de espacios heterogéneos y relaciones discontinuas que permitan acercarse a la realidad urbana.

025 E. Cabet, Nauvoo, 1849.

[ tejido multi dimensional ] La urdimbre está formada por un conjunto de hilos paralelos entre sí que se colocan en el telar para poder pasar la trama, y así obtener un tejido. Pero tramar es también una acción narrativa que consiste en dotar de sentido y orden a una sucesión de hechos o acciones, en hilar acontecimientos en una historia, cuento o mito. La ciudad puede considerarse, en este sentido, como la urdimbre técnica o el sustrato instrumental que hace habitable la naturaleza para el ser humano, pero es a la vez el escenario de la vida y la experiencia cotidiana, la que nos permite construir una trama o argumento, establecer vínculos y saborear la vida más allá de las necesidades de lo puramente utilitario; es decir, constituye nuestro mundo.


Notas al margen

34

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II. EL URBANISMO DE ABAJO ARRIBA La aplicación de la nanotecnología al planeamiento

La nanotecnología consiste en trabajar y manipular las estructuras moleculares y sus átomos, cambiando el enfoque a la escala de los métodos de producción actuales. El nanoplaneamiento, en síntesis, posibilitaría el crecimiento de núcleos y barrios a partir del reordenamiento de sus estructuras y usos deslocalizándonos del territorio.

026 C. Fourier, Falansterio.

Este nuevo campo, esencialmente multidisciplinar, y cohesionado exclusivamente por la escala urbana con la que trabaja, consistiría en crear ciudad desde abajo, desde la más pequeña y directa escala, desde lo infralocal y no desde el plan. El acercamiento a la pequeña escala, la importancia de los individuos como determinantes en los procesos de la ciudad proporcionaría nuevos métodos de diagnóstico de segregaciones urbanas, mejores sistemas para la gestión y administración, además de nuevas herramientas para la monitorización de algunos parámetros ante el territorio.

[ importancia de los individuos ] «Para mí, todo se caía en pedazos que se desintegraban, a su vez, en fragmentos más pequeños, y nada se dejaba ya limitar por un concepto. [...] Comprendía los conceptos, por supuesto [...], pero ellos se limitaban a sí mismos y la parte más profunda, el aspecto personal de mi pensamiento, quedaba excluido de su ronda» (HOFMANNSTAHL, Hugo von, Carta de Lord Chandos, Palma de Mallorca: José J. de Olañeta Editor, 2007, pp. 35-36).

Así y al funcionar la ciudad como suma de partes sin cohesión aparente, tomamos comprensión de la gran escala, siendo conscientes de lo global a través de lo local, de lo universal mediante lo particular. Los modelos que van de lo territorial a lo local son modelos inversos (van de arriba abajo en vez de abajo arriba). Las nuevas figuras empezarían desde abajo, desde lo fundamental, adelantándose y dando respuesta al impacto territorial desde lo local. Para que funcione cualquier plan, hay que tener en cuenta las cualidades del individuo y del entorno urbano, las capacidades y poderes inherentes a la ciudad al mismo tiempo que la dinámica del cambio. No se trata de predecir y aplicar respuestas actuales a las posibles necesidades futuras sino de aplicar una mirada crítica simultánea hacia delante y hacia atrás


35

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Notas al margen

III. REAL ARQUITECTURA EUROPAN YA! El valor de lo inmediato/instantáneo

Estas nuevas figuras de planeamiento relacional y directo, frente a frente al entorno y no desde la generalidad de un plan sino desde actuaciones puntuales concretas nos llevan a modelos participativos retroalimentados con normas actualizables durante un proceso de mutación y rehabilitación continua.

027 Villa Buenos Aires.

31,

La identidad del territorio permite un nuevo realismo de compromiso y ocasión que busca el valor añadido de lo inmediato en vez de la especulación. Se conseguiría gracias a un urbanismo de participación ciudadana (urbanismo ciudadano) frente a las herramientas de propaganda habituales municipales (urbanismo globalizado). Un nuevo tipo de pensamiento utópico contra las “únicas alternativas” que reenfoca nuestra atención en la escala vecinal y en los posibles diseños de barrio. Podemos y tenemos que utilizar la inventiva como fuerza de la imaginación utópica pero consciente. Acudimos a recuperar el cuerpo a cuerpo como medida de lo urbano, mediante acciones directas, asambleas con el poder del usuario como catalizador. Se redescribe a través de modelos experimentales de arquitectura la oposición del hombre contemporáneo frente a la ciudad moderna. El triunfo de lo experimental en la construcción del barrio frente a la búsqueda del orden general. La convivencia basada en estructuras de inteligencia colectiva.

[ planeamien to racional ] Nicolas Bourriaud ha señalado que el hecho de que las relaciones humanas ya no sean vividas directamente representa el último estadio en el camino hacia la sociedad del espectáculo descrita por Guy Debord. El desafío consiste en generar experimentación social e interacción práctica con el mundo a través del arte, que sin embargo ha sido considerado tradicionalmente como el espacio autónomo y simbólico de la representación.


Notas al margen

[ marco de afinidades electivas ] «Unas veces se encontrarán como amigos y viejos conocidos que rápidamente se unen y se juntan sin alterarse unos con otros, lo mismo que se mezclan el agua y el vino. Sin embargo, otras se obstinarán en permanecer extraños, sin posibilidades de unión, aún mezclándolos o frotándolos por medios mecánicos, lo mismo que el agua y el aceite después de agitados tienden al instante a separarse de nuevo» (GOETHE, J. W., Las afinidades electivas, Madrid: Cátedra, 2000, p. 110).

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I. EL HIPERLUGAR Gestión caleidoscopio

La evidencia del error en la predicción de la planificación nos sitúa frente al área de proyecto para generar nuevas soluciones. El ámbito de actuación se presenta como lugar de lugares en un recinto limitado por la ciudad actual y la ciudad proyectada. De nuevo no se impone un modelo formal en el multiespacio irregular propuesto. Debería funcionar como un barrio o ecosistema urbano dinámico, un lugar inacabado y expectante porque todo está por llegar. [6] Se propone un marco de afinidades electivas aplicando el código directamente en el área de proyecto para propiciar un desarrollo matricial regenerador, hecho de convivencias y evoluciones interactivas enlazadas.

II.CIUDAD COLLAGE Propuestas de desarrollo y ocupación Es un espacio donde predomina la descomposición y mixtificación de usos. La contigüidad suplanta la continuidad, la yuxtaposición compone un patchwork heterogéneo, rico en bordes y superficies de contacto: espacios para la improvisación. Es un lugar de identidad múltiple como combinación de retales y tejidos en un marco cambiante, diferentes ciudades dentro de la ciudad. Desaparece un discurso dominante: la diferencia es el denominador común, vector de igualdad.

028 R. Owen, New

Harmony, 1825.

La ciudad collage se concibe como un espacio de esperanza de límites difusos capaz de congregar en vez de segregar. Un espacio para celebrar el mestizaje, biológico y cultural.


37

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III. ESPACIO DE ESPERANZA [7] Recuperar el territorio desde lo local

Notas al margen

[ vac í o ] «El vacío, la quietud, el desapego, la insipidez, el silencio, la inacción, son el nivel del equilibrio del universo, la perfección de la vía y de la virtud. [...] Este reposo conduce al vacío, el vacío que es plenitud, la plenitud que es totalidad» (Zhuangzi, citado en: CHENG, François, Vacío y plenitud, Madrid: Siruela, 2004, p. 92).

Nos proponemos aprovechar la fuerza existente en el área de proyecto reconvirtiendo los objetivos del PP10. Analizar las potencialidades de usos, capaces de cambiar los mecanismos de funcionamiento interno del crecimiento planteado desde el nuevo emplazamiento. Y paliar los efectos negativos mediante una propuesta regeneradora que transforme el espacio urbano a su alrededor. Distinguimos tres aproximaciones en la propuesta: 1. El lleno, como mecanismo de defensa frente a un entorno hostil, como rechazo a lo urbano en su dimensión pública. 2. El vacío, como burbuja de conservación de un presente idealizado, como rechazo a lo planificado y lo construido, y como germen de un ecosistema en recuperación. 3. El fractal, como espejo que refleja fielmente su entorno, que se autorreferencia y acepta todos los compromisos a los que le obliga su condición de punto intermedio, indeterminado y aún por negociar.

029

Mumbai.

Slums,


Notas al margen

[EUFEMISMOS] «Siempre se coloca la guardia más poderosa ante puertas que no conducen a ninguna parte. [...] Tal vez porque la vacuidad es demasiado vergonzosa para que se divulgue» (FITZGERALD, Francis Scott, Suave es la noche, Madrid: Alfaguara, 1993, p. 117).

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38

GLOSARIO

DE EUFEMISMOS /reciclado del territorio/ /nueva movilidad/ /conectividad/ /puzzle territorial/ /mixtura de usos/ /interface/ /desarrollo sostenible!/ /centralidad/ /aprovechamiento/ /ciudad dormitorio/ /predicción/ /nudo/interconexión/ /compensar/ /prevenir/ /corregir/ /restaurar/ /recuperación/ /reinstalar/ /nudo gordiano/ /crear ciudad/ /oportunidad/ /tejido viario/ /cohesión/ /rótula/ /trama urbana/ /ciudad proyectada/ /identidad urbana/ /integración/


39

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BIBLIOGRAFÍA [1] Consejería De Obras Públicas, Urbanismo Y Transportes (1999). PLAN GENERAL DE ORDENACIÓN URBANA 1999, ALCORCÓN [2] Ayuntamiento De Alcorcón. Asociación Propietarios Sector PP10DN (2010). PLAN PARCIAL PP.10. DISTRITO NORTE ALCORCÓN. ANTEPROYECTO DE URBANIZACIÓN [3] Koolhaas, Rem (1978,1994). DELIRIOUS NEW YORK: A RETROACTIVE MANIFESTO FOR MANHATTAN, Academy Editions-London; republished, The Monacelli Press [4] Ecologistas En Acción Suroeste De Madrid (7 de febrero de 2007)ALEGACIONES A LA RECTIFICACIÓN PARA LA APROBACIÓN DEFINITIVA DE LA REVISIÓN DEL PLAN GENERAL DE ORDENACIÓN URBANA DE ALCORCÓN DE 1999 [5] Müller, Willy; Gausa, Manuel; Guallart, Vicente; Soriano, Federico; Morales, José; Porras, Fernando (2001) DICCIONARIO METAPOLIS DE ARQUITECTURA AVANZADA, Ed. Actar. [6] Solà-Morales Rubió, Ignasi de; (1996) PRESENTE Y FUTUROS. LA ARQUITECTURA EN LAS CIUDADES, Col. legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya / Centre de Cultura Contemporània [7] Harvey, David (2000) SPACES OF HOPE, Edimburgh University Press Ayuntamiento De Alcorcón (2010). DOSSIER DNA DISTRITO NORTE ALCORCÓN - DONDE NACE LA ARMONÍA VV.AA. (2006) DISTORSIONES URBANAS, Basurama Editorial Arias Goytre, Félix (1985) PROBLEMAS URBANÍSTICOS EN LOS PEQUEÑOS MUNICIPIOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID, Fundación Cultural Coam - Comisión de Urbanismo y Vivienda Imágenes y planos de PGOU 1999 y PP10DN facilitadas en las bases de /EUROPAN 11 ESPAÑA/ ALCORCÓN

Notas al margen

[ B iblio graf í a ] «El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas» (BORGES, Jorge Luis, “La biblioteca de Babel”, en: Prosa completa, vol. I, Barcelona: Bruguera, 1980, p. 455).


40

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estupor

41

*33.200.000

m2

Alcorcón

****168.299

hab

Alcorcón

********759 hab ******4.989

Alcorcón

1959

hab./km²

508.000.000 €

Alcorcón

Presupuesto

mpal

*********15

cncjl

PP

**********9

cncjl

PSOE

**********2

cncjl

IU

**********1

cncjl

UPyD

*********16

m2/hab Ratio

********460

mm

Agua anual

*12.600.000

m2

PAU

**3.500.000

m2

**3.200.000 m2

Notas al margen

Equipamientos

Industrial

Zonas

verdes

**2.500.000

m2

Equipamientos

**2.990.000

m2

Vivienda

*****18.683

vivendas

VPO

*****78.000

hab

PAU

**1.400.000

m2

**********0

€/m2

****110.000

plzs.

Atlético Atlético

de de

Madrid Madrid Estadio

NÚM3ROS

Marc Zaragoza

030 Portada del 29

octubre 1929.


Notas al margen

[ probemos con algo más grande ] La desmesura es una maldición moderna. Las dificultades con la escala pueden rastrearse desde el yelmo de enorme tamaño que aparece en El castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole, pasando por la concepción de lo sublime como la inadecuación entre algunas magnitudes naturales y la capacidad de nuestra intuición sensible para aprehenderlas, hasta la reducción de tamaño, el mal concentrado, de la bomba atómica a punto de estallar en 1945 en Hiroshima y Nagasaki.

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42

12.6 km2 3.150.000 camas de SuperKingSize.

42.857 banderas de España como la que ondea en la plaza de Colón.

¡Así no se entiende! Las comparaciones con piezas tan pequeñas no dan a entender la escala real de una porción de terreno de este tamaño. Probemos con algo más grande, el objeto industrial más grande creado por el ser humano el ULCC (Ultra Large Crude Carrier) Knock Nevis de 332,8 por 40,8 metros. 12.6km2 son 928 unidades. Quizás no tengamos todavía la medida adecuada en el escalímetro.

FINAL DE

031 Robert Wadlor 2 . 7 2 m . R e c o r d Guinness.

233 234 235 236 237 238 239 240 241 242 243 244 245 246 247

LA LISTA DE PAISES POR TAMAÑO

Islas ultramarinas de USA Saint Maarten Macao Tuvalu Nauru San Bartolomé Islas Cocos Tokelau Gibraltar Isla Clipperton Islas Ashmore y Cartier Islas Spratly Islas del Mar del Coral Mónaco Ciudad del Vaticano

***34km2 ***34km2 ***27km2 ***26km2 ***21km2 ***21km2 ***14km2 ***12km2 ****7km2 ****6km2 ****5km2 ****5km2 ****3km2 ****2km2 **0.5km2

Necesitamos una unidad más cercana al objeto de medición algo que nos aproxime más a su tamaño. Debe ser un código humano. Algo creado por los hombres. Creado por humanos y que tenga que ver con la tierra. Un ente abstracto con límites definidos y ejemplos de escala comparable. Con todos estos adjetivos encontramos un objeto interesante y de un tamaño decente para lo que estamos miediendo: las naciones, o en su terminología más neutra los países. ¿Cuántos países caben en ensanche norte de Alcorcón?

el

Podemos encajar 25 Vaticanos1 o 6 Mónacos o 4 de Islas del Mar del Coral o dos grupos de islas Spratly. Incluso nos cabe Tokelau2. 1 En el Vaticano cabe la pirámide de Giza, la parisina Ille de la cité, el crér Victoria de Marte, la plaza de la Kaaba y el fenway park. 2 El país del famoso dominio .tk.


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Notas al margen

[ las de estas islas ]

Si los combinamos podemos hacer un maravilloso edén que combine la espiritualidad del Vaticano con el glamour de Mónaco, un británico Gibraltar y con toque de paz oceánica al estilo autraliano.(0,5+2+7+3=12,5km2) Otra medida serían 2,5 conjuntos de islas Spratly. Sería un barrio con historias tan interesantes como las de estas islas3.

3 El Reino de la Humanidad fue creado en 1878 por el capitán británico James George Meads, quien visitó las islas y se autoproclamó rey y reclamó las islas Spratly y Paracel como suyas. En 1914, fue establecido formalmente el reino, teniendo su propia bandera. Cuando los japoneses invadieron las islas entre 1939 y 1945, el rey Franklin I (el tercer rey) huyó hacia Australia y los soldados del reino fueron ejecutados. Tras la Segunda Guerra Mundial, el rey Franklin I sucedió a su nieto Morton F. Meads, quien buscó apoyo para recuperar territorio al reino, e hizo una alianza con un sultán indio llamado Songhrati. Con esta alianza, en septiembre de 1963, el Reino de la Humanidad se fusionó con otra micronación, la República de Morac-Songhrati-Meads. El antiguo rey sería el nuevo embajador propuesto ante las Naciones Unidas. República de Morac-Songhreti-Meads La República de Morac-Songhreti-Meads (Republic of Morac-Songhreti-Meads) fue creada en septiembre de 1959 por Christopher Schneider, como un gobierno rival al Reino de la Humanidad. La disputa terminó cuando ambas micronaciones se fusionaron en septiembre de 1963 y Schneider mantendría su cargo de “jefe de Estado”. En 1972, tanto él como su gabinete, perecieron al tratar de abandonar las islas cuando un tifón azotó cerca de las Spratly.

«Ningún hombre es una isla / completo en sí mismo. / Todo hombre forma parte del continente, / parte del todo. / Si la marea se lleva un terrón de tierra, / Europa queda mermada, / tanto como si se hubiera llevado un promontorio, / o la casa de uno de tus amigos, / o la tuya propia. / La muerte de cualquier hombre me disminuye / porque formo parte de la humanidad. / Por lo tanto no preguntes / por quién doblan las campanas: / doblan por ti» (John Donne, “Meditación XVII”, 1624).


Notas al margen

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44

8.89 km2 PAUS Y OTROS DESARROLLOS URBANÍSTICOS SUPERFICIES Y EDIFICABILIDADES POR GRANDES USOS Residencial Edificabilida Superficie (m2) d (m2) UZI.0.06 UZI.0.07 UZI.0.08 UZI.0.09 UZI.0.10 UZP.1.03 UZP.1.01 UNP.4.01 UZP.1.04 UZP.2.01 UZP.2.02 UZP.2.03 UZP.2.04 UZP.3.01

Arroyo del Fresno Montecarmelo Las Tablas Sanchinarro Ensanche de Carabanchel Ensanche de Vallecas Ensanche de Barajas Ciudad Aeroportuaria- Parq La Atalayuela El Cañaveral Los Cerros Los Ahijones Los Berrocales Valdecarros

271.418 546.815 530.768 643.719 661.881 1.026.652 123.926 573.700

324.000 854.700 1.198.867 1.291.602 1.162.931 2.430.727 148.810 1.295.408

827.760

Industrial Edificabil Superficie (m2) d (m2)

58.152 125.967 62.724 14.512

17. 257. 58. 14.

1.421.070

498.576 370.291

729. 414.

852.646 1.326.718 1.884.300

1.698.207 2.338.653 4.937.507

424.158 647.103 1.030.746

443. 639. 1.702.

TOTAL

9.270.302

19.102.481

3.232.229

4.276.

PAU ALCORCÓN

1.738.800

2.898.000

2.800.000

3.500.

8.898. 1/4 de la edificable los PAUs


estupor

45

lida )

Terciario Edificabilida Superficie (m2) d (m2)

Dotacional Total Edificabilida Edificabilidad Superficie Superficie (m2) (m2) d (m2) (m2)

.378 .580

19.878 50.498 192.100 153.196 45.221 275.676 32.733 434.951 79.319 285.747

50.000 136.600 301.133 190.200 63.011 350.317 45.147 1.241.639 89.450 343.658

417.044 1.960.687 2.900.132 3.014.208 2.732.534 5.808.000 372.607 9.640.525 1.127.523 3.904.586

133.546 127.302 600.550 56.515 692.699 609.186 21.195 1.198.102 1.300 446.196

.385 .057 .656

80.910 222.109 620.716

314.990 455.410 1.157.220

4.149.458 5.614.141 15.324.458

.165

2.493.054

4.738.775

.000

0

0

.183 .255 .000 .671

Notas al margen

292.999 21.862 102.607

708.340 2.558.000 3.623.000 3.869.275 3.565.602 7.173.052 543.778 10.649.176 1.705.418 5.388.384 0 5.507.172 7.810.071 18.860.220

507.546 1.118.602 2.100.550 1.555.500 2.175.896 3.448.230 229.823 3.735.148 820.128 2.625.504 0 2.749.581 3.454.982 7.899.989

56.965.902

4.304.058

71.961.487

32.421.479

5.700.000

2.500.000

12.600.000

8.898.000

000m2! superficie de todos de Madrid.

033 Sprawl.


Notas al margen

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46

2.89 km2 2.890.000 metros cuadrados de uso dedicado a vivienda. Esta edificabilidad colocada extensivamente sería un 23% del suelo dedicado a viviendas. ¿Cuántas viviendas son?, teóricamente, según el plan, alrededor de 26.000 viviendas de las cuales 12.000 van a ser de promoción pública. Esto es 26.000 pisos de los cuales 12.000 van ser un poco más baratos pero equivalentes en prestaciones. Serán 26.000 variaciones sobre un mismo tema normativo y programático, resueltas con mayor o menor fortuna.

034 Mitosis.

Imaginemos por un instante que podemos cambiar estas cifras. Imaginemos que decidimos establecer un estricto estándar de vivienda pública y privada. Un modelo ya ejecutado y respetado por arquitectos y profanos. Un modelo de vivienda del siglo XX, muy válido para el XXI. Supongamos que todos podemos vivir en la casa1 de Ray y Charles Eames2. 1 A finales de los años 40, Ray y Charles diseñaron y construyeron su casa, conocida como la “casa Eames”. Ubicada en lo alto de una colina y mirando hacia el Océano Pacífico, la casa se construyó con trozos prefabricados de acero. Hoy en día se sigue considerando esta casa como una obra maestra de la arquitectura moderna.

2 “Aquí hay una de las pocas claves efectivas del problema de diseño: la habilidad del diseñador de reconocer tantas limitaciones como sea posible, su deseo y entusiasmo por trabajar con estas limitaciones, las limitaciones de costo, tamaño, resistencia, equilibrio, superficie, tiempo, etc; cada problema tiene su propia lista particular” Charles Eames. “Elige tu esquina, ponte a recoger con cuidado, intensamente y al máximo de tu capacidad y de esa manera podrás cambiar el mundo” Ray Eames.


47

¿Cuántas casas de los Eames caben en el ensanche norte de Alcorcón sin alterar la cifra de 2.89km2 de viviendas? La Eames house tiene una superficie edificada de 233m23 por lo que se nos permitiría colocar 12.403 viviendas. Si repartimos toda la superficie de jardines entre las viviendas4, aparece un jardín de 258m2 para cada vivienda. Un plan alternativo, en el que todos los nuevos vecinos serán propietarios de: un jardín; una vivienda de 140m2 con un salón en doble altura y un patio cubierto; un taller donde desarrollar una profesión o investigar con las manos; un diseño funcional y venerado; una orientacion sur y una buena ventilación cruzada. El ayuntamiento, en cambio, podrá olvidarse de los arquitectos, ya que el proyecto está definido y es de enorme simplicidad. No tendrá que construir, acondicionar ni mantener las zonas verdes. No tendrá ningún problema con los demás programas del plan, porque no se afectan sus superficies ni su disposición. 2.89km2 de EAMES HOUSES es un absurdo equivalente a 2.89km2 de PISOS.

3 La Eames house es un paralelepípedo continuo de dos plantas de 48mx6mx6m, cortado por un patio. Su superficie edificada es de 233m2 de los cuales 140 m2 son vivienda y 93m2 son estudio. 4 Ya que el mantenimiento de las zonas verdes va a repercutir en los impuestos de todos los contribuyentes del municipio, aunque va a ser sólo utilizado por los vecinos del ensanche, sería más sostenible plantear que sean los propios vecinos los que mantengan dichos jardines. Qué mejor manera de que cuiden su entorno que otorgarles en propiedad una parte del mismo.

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Notas al margen

[ propietarios de un jard í n ]

Las nociones de jardín y paisaje implican la posibilidad de que se produzca una contemplación estética de fenómenos como las estaciones, los cambios de luz, la lluvia o la nieve. Sólo cuando el hombre puede desligar la tierra de su rentabilidad económica y ésta deja de ser decisoria para su supervivencia, puede desarrollar un interés no utilitario por la naturaleza.


Notas al margen

[TAMAñO] «La crítica es una cuestión de justa distancia. Se halla en casa en un mundo donde lo importante son las perspectivas y visiones de conjunto y en el que antes aún era posible adoptar un punto de vista. [...] La mirada hoy por hoy más esencial, la mercantil, que llega al corazón de las cosas, se llama publicidad. Aniquila el margen de libertad reservado a la contemplación y acerca tan peligrosamente las cosas a nuestros ojos como el coche que, desde la pantalla de cine, se agiganta al avanzar, trepidante, hacia nosotros» (BENJAMIN, Walter, Dirección única, Madrid: Alfaguara, 1997, pp. 76-77).

[HABITANTES] «1º Construir es propiamente habitar. 2º El habitar es la manera como los mortales son en la tierra. 3º El construir como habitar se despliega en el construir que cuida, es decir, que cuida el crecimiento... y en el construir que levanta edificios» (HEIDEGGER, Martin, “Construir, habitar, pensar”, en: Conferencias y artículos, Barcelona: Ediciones del Serbal, 1994).

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3.20 km2

3.200.

El tamaño de para 78.000 En Manhattan vi 1 John Hejduk relata cómo es posible descubrir la traza de Manhattan en el proyecto de Olmsted para Central Park. En efecto, Olmsted usó la estructura viaria de Nueva York como traza organizadora para su diseño. “Uno concluye que proyectó lo que

imaginaba que era la planta romántica ideal para New York”. El ejercicio resultante, realizado en la escuela de Arquitectura de la Cooper Union, convierte Central Park en la ciudad que Olmstead quiso que NY fuera. Los caminos se convierten


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Notas al margen

000m2!

Central Park1 habitantes. 2 iven 1.634.795 . calles que atraviesan una densa trama urbana, y los hitos arquitectónicos forman plazas y bulevares. Fuente: “Education of an architect”, Ed.Monacelli.

2 En caso de seguir adelante con un parque de dicha envergadura no sobra una lectura al padre del paisajismo Frederick Law Olmsted en nuestro anexo reverencial.

Per square mile. Tim de Chant. Enero 2011.

035


Notas al margen

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78.000 hab 036 Tiempos modernos. Charles Chaplin. 1936.

037 Motor de c o m b u s t i ó n interna.

[ n ú cleos de extrarradio ] «Se ha pensado siempre que el centro, que por definición es único, constituía en una estructura aquello que gobernando la estructura, se sustraía a su estructuralidad. Esta es la razón de que, en el pensamiento clásico de la estructura, el centro pueda ser enunciado, paradójicamente, en la estructura y fuera de la estructura» (DERRIDA, Jacques, La escritura y la diferencia, Barcelona: Anthropos, 1989, p. 384)

El ensanche Norte de albergará a 78.000 habitantes.

Alcorcón nuevos

En los últimos 50 años Alcorcón ha pasado de ser un pueblo de 700 vecinos a albergar una población de 176.245 personas. Una explosión que se inicia a mediados de los años sesenta y que se desarrolla hasta un punto de equilibrio en los noventa. Este crecimiento es fruto de tres parámetros clave: el envejecimiento del parque residencial español, el despegue económico de las grandes ciudades y la necesidad de inversión por parte de las grandes fortunas ante el futuro cambio de régimen. Estos tres parámetros unidos a una presión demográfica en aumento conviertiron las periferias de las grandes ciudades en los núcleos de extrarradio que ahora reconocemos. Diez años después con la nueva ley del suelo se aprecia un arranque vertiginoso equivalente al de los mejores setenta, pero esta vez sin presión demográfica real. Esta falta de demanda habitacional no tiene muchos efectos en los inicios de la época especulativa ya que el comprador medio asegura una inversión al alza. La compra ya no es un gasto asumido como tal 1. Dijo que sería el 21 de mayo Reuters, Los Ángeles. jueves 26/05/2011 El predicador evangélico que profetizó que el Día del Juicio llegaría el sábado tiene una explicación simple de por qué se equivocó, simplemente calculó mal. En lugar de que el mundo llegará a su fin el 21 de mayo con un enorme cataclismo en forma de terremoto, como había predicho, Harold Camping, de 89 años, dijo que ahora cree que su profecía ocurrirá cinco meses después, el 21 de octubre. Camping, que lanzó una cuenta regresiva para el Día del Juicio Final en la que algunos de sus seguidores gastaron los ahorros de su vida antes de irse al cielo, hizo su corrección en su programa de radio ‘Opem Forum’ en Oakland, California. La sede de la red de emisoras Family Radio de Camping había permanecido cerrada el fin de semana con un


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sino un deseo de crecimiento de capital. Un acto de fe en toda regla. El problema surge cuando el crecimiento exponencial de oferta no puede ser absorbido por la demanda ya sea real o especulativa. Este es el momento en que la construcción se estanca y todas las inercias in crescendo de la industria inmobiliaria chocan con la ley de la gravedad, que las devuelve con violencia al frío y duro suelo de un país empobrecido. Esta situación es equivalente en las dos crisis post-boom de la construcción, la de los ‘80 y la de los ‘00, la diferencia es que para volver a una situación de bonanza las necesidades de cada panorama era bastante diferentes. El sistema del especulador 70’s necesitaba población con la urgencia que provoca no encontrar viviendas de calidad a un precio asequible. La necesidad que tenía que construir el sistema se basaba en el instinto de cobijo y supervivencia, algo muy difícil de ficcionar; una necesidad fruto de un déficit que una vez colmada no se puede reconstruir más que al ritmo de crecimiento vegetativo. Era un modelo exportable pero no reutilizable. Una pena porque funcionaba muy bien. Esta amargura de la élite patrimonial española duró hasta finales de los 90. Los años de estabilidad social y el bienestar acumulado ponían a nuestra sociedad cartel en la puerta que decía: “La oficina está cerrada. Lo sentimos”. Durante un discurso de 90 minutos durante el que en ocasiones se fue por las ramas y que incluyó preguntas y respuestas con los periodistas, Camping dijo que se sentía mal por que el sábado no hubiera tenido lugar su predicción. Camping dijo que “había caído en la cuenta” de que un “Dios misericordioso y clemente” daría una tregua de cinco meses a la humanidad, salvándola de un infierno en la tierra y que “comprimiría el apocalipsis físico en un período de tiempo más corto”. Pero insistió en que el 21 de octubre ha sido siempre el punto culminante de su propia cronología del fin de los tiempos, o al menos, la última. El ex ingeniero civil, de voz profunda y orejas prominentes, se ha equivocado con anterioridad. Hace más de dos décadas, reconoció públicamente que se

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con la capacidad de recibir una nueva necesidad. Una que no fuera fruto de algo tan irreversible como el refugio y la salubridad. Era el momento de introducir la fe en la compra de la vivienda. Con fe la vivienda ya no era un símbolo de estirpe, ni un logro de una vida de esfuerzos, ni una caja de recuerdos, ni un lugar donde caerte muerto, ni siquiera era un hogar; no hacía falta que fuese nada de eso, eso es viejo. A partir de ahora una casa es una inversión; tu coche, tus hijos, tu suegro, tu comida siguen siendo gastos, pero tu casa ya no. La fe como motor de la necesidad permite reconstruir el sistema completo dentro de la inercia de caída, sólo hay que recuperar la fe. De este modo la solución a la crisis de la construcción es construir, seguir adelante con lo que empezamos, porque la vivienda ya no podrá ser otra cosa, es y será un bien para todos; un bien, para todos. Por esto 78.000 vendrán a vivir a Alcorcón en los próximos 20 años. No hay duda, no nos la podemos permitir, dudar es romper la magia y mirar hacia abajo. No nos hace falta hacer estudios de mercado, ni previsiones de crecimiento, ni encuestas siquiera; si hemos inculcado esta fe en todos nuestros fieles un pequeño bache económico no va a cambiar nada. Por vuestro bien seguid creyendo en nosotros. había equivocado al predecir que Cristo volvería a la Tierra en 1994. Para dar publicidad al anuncio, la red de emisoras Family Radio colocó más de 2.000 carteles en todo el país, declarando que el Día del Juicio Final estaba próximo, y sus fieles llevaron el mensaje a centros comerciales y a las calles. Consultado sobre qué les diría a sus seguidores que renunciaron a buena parte de sus posesiones mundanas con la creencia de que el mundo se acababa, Camping lo comparó con la reciente crisis económica del país. “Acabamos de tener una gran recesión. Mucha gente ha perdido su trabajo, su casa y todos han sobrevivido de algún modo”, dijo. “La gente luchará”, añadió. “No estamos en el negocio de dar asesoramiento financiero. Estamos en el de contar que hay alguien con el que hablar, y ese es Dios”, concluyó.

Notas al margen

[ dudar es romper la magia ] Desde la Antigüedad, mitos como los de Prometeo, Pandora o Adán y Eva insisten en que el conocimiento puede ser peligroso en ocasiones. Por otro lado, la noción de conocimiento era cerrada: era un saber inspirado, esto es, un regalo de los dioses a unos pocos iniciados. Pero en Grecia ya se elabora la figura de un saber conquistado por la razón y, con la introducción de la duda como punto de partida del conocimiento en la filosofía de Descartes y la progresiva secularización de la cultura que comienza en el Renacimiento, la libre circulación de ideas se convirtió en la seña de identidad de Occidente.


Notas al margen

[ identidad ] El concepto de identidad ha hecho una gran fortuna en los últimos decenios en el discurso de las ciencias humanas y las creencias más extendidas, debido muchas veces a intereses ideológicos. Sin embargo, la pretensión de esencialidad es siempre una abstracción de los cambios pasados y los que vendrán: suponer una invariancia es tomar lo contingente por necesario e implica la existencia de una teleología determinista y la oposición entre lo puro y lo impuro, lo auténtico y lo falso; es, por tanto, un principio de exclusión.

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7.456

hab/km2

Para cada kilómetro cuadrado, 7.456 habitantes, ésta será la densidad de Alcorcón cuando el ensanche1 se complete. Esta cifra global es engañosa ya que la distribución poblacional de este municipio es totalmente asimétrica. La zona ya urbanizada ocupa 15 km2 y en ella vive el 99.9% de la población, esto hace que la densidad real de este conjunto urbano sea realmente de 11.200 hab/km2. En la zona norte y en los límites del término municipal, la densidad es casi nula. El vacío provoca densidad. Una densa isla bordeada por un mar de campos. La ciudad densa europea contemporánea fragua su identidad frente a los espacios de antropización débil. El paisaje artificial rural es parte esencial de la construcción

[ otro ] «Los hombres se buscan en su incondición de extranjeros. Nadie está en su casa. El recuerdo de esta servidumbre reúne a la humanidad. La diferencia que se abre entre el yo y el sí mismo, la no-coincidencia de lo idéntico, es una noindiferencia fundamental con respecto a los hombres» (LÉVINAS, Emmanuel, Humanismo del otro hombre, Madrid: Siglo XXI, 1974, p. 130).

la eficiente. 17.000 hab/km2


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Notas al margen

de la ciudad europea. La reserva de suelo no es una inversión para futuros crecimientos, sino un provocador de la densidad. El espacio vacío frena los modelos ocupacionales extensivos, que son el germen de entornos humanos dislocados e insostenibles. La densidad provoca interacción. Barcelona posee una densidad de 17.000 hab/km2, Manhattan de 25.000, París 20.000, el centro de Madrid 28.500. La ciudad necesita una acumulación de individualidades para provocar interacciones ciudadanas que impliquen posicionamientos frente al otro. Tener al otro cerca produce una necesidad de gestionar la convivencia, promueve la interacción política y social. Sin vecinos no hay vecindario. Una propuesta Conservemos la cantidad de vacío existente en la actualidad en Alcorcón y desarrollemos actuaciones en la trama urbana que ya ocupa el municipio. Densifiquemos la ciudad y conservemos su espacio libre. Hagamos de Alcorcón un núcleo de interacciones. Todavía estamos lejos del límite.

el extremo. 1.900.000 hab/km2

038 Como ser John

Malkovich.Spike Jonze.1999.


Notas al margen

039 Monopoly antecedentes. 1ÂŞ patente.1935

y

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Notas al margen

[ roma ]

PAU. PROYECTO ANTI-URBANO

da. S.

¿Qué se espera ofreciendo un solar como este a los arquitectos?... Se encuentra en la rótula entre una zona industrial y un PAU, dos tejidos inconexos y rodeados de infraestructuras aislantes. ¿Qué se puede conseguir realmente con algo tan pequeño en un desarrollo tan brutal? Es un concurso orientado a favorecer la construcción de nuevos hitos de reclamo o de actuaciones singulares desligadas del PAU en su totalidad. Nos tememos que sí. Desde los años 90 los alrededores de Madrid se han construido en base a un sistema especulativo. Según este texto extraído hace un tiempo de la página de Gerencia de Urbanismo de la Comunidad de Madrid: “El Ayuntamiento de Madrid diseñó la Operación PAUS con

«Ley, orden, uniformidad son los signos distintivos de la capital barroca: pero la ley existe para confirmar el estatus y asegurar la posición de las clases privilegiadas; el orden es un orden mecánico que no se basa en vínculos de sangre, vecindad o intereses y afectos afines, sino en el sometimiento al príncipe reinante; en cuanto a la uniformidad, es la del burócrata con sus casilleros, sus expedientes, su papeleo, sus innumerables tretas para regular y sistematizar la recaudación de los impuestos» (MUMFORD, Lewis, The Culture of Cities, Londres: Routledge, 1997, p. 82; la traducción es mía).

el propósito de poner en el mercado un considerable volumen de suelo urbanizado con el que hacer frente a la importante demanda de vivienda a precio asequible existente en Madrid. Los PAUS han permitido desarrollar suelo urbanizado suficiente y crear nuevas zonas de expansión de la ciudad con la vocación de generar desarrollos equilibrados y equipados. Se trata de áreas de alta calidad urbana y medioambiental con bajas densidades y amplias zonas verdes que fomentan la complejidad urbana a través de la integración de usos diversos y prevén la localización de equipamientos de carácter local y también singular”.

[ especulaci ó n ]

«Todo necio / confunde valor y precio» (MACHADO, Antonio, Proverbios y cantares, LXVIII).


Notas al margen

[ valor de cambio ] La mercancía presenta dos caras, según Marx, que se traducen en valor de uso y valor de cambio. El proceso de producción, con el que la sociedad satisface sus deseos y necesidades, determina el primero, pero el precio de la mercancía no lo fija la sociedad, sino el mercado: en el capitalismo, el valor de uso queda siempre subordinado al valor de cambio.

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Teóricamente, se trataba de evitar el éxodo paulatino de población joven hacia la periferia y de dinamizar los sectores inmobiliario y de la construcción. Chocaban intereses que deberían ser públicos con intereses privados, imponiéndose los últimos, acabando el sistema de gestión principalmente en manos empresariales. Así, el primer objetivo nunca se consiguió, pues el acceso a vivienda no se facilitó; y el segundo aparentemente funcionó, pero mediante el inflado de la burbuja que acabó explotando en nuestros rostros hace menos de un lustro. No se consideraron de manera seria y rigurosa posturas de rehabilitación y reforma de viviendas, o de densificación de los tejidos urbanos ya existentes, o de promoción del alquiler, o de tasas que gravaran las viviendas vacías. Por el contrario, hectáreas y más hectáreas se convirtieron en superficie urbanizable, y ésta nunca tuvo la densidad de población necesaria para llamar al nuevo crecimiento barrio y no meramente considerarlo una “agrupación de viviendas” que despilfarra el suelo y se aleja del concepto de desarrollo equilibrado que se pretendió publicitar . La calidad urbana es un concepto que admite múltiples visiones, por supuesto, pero nunca se afrontó el proceso de toma de decisiones desde la participación ciudadana, importando muy poco la posible diversidad de opiniones. ¿Acaso la calidad urbana está garantizada con calles interminables y homogéneas que dan lugar a desarrollos morfológicamente rutinarios? ¿Acaso con zonas verdes inabarcables y de dudoso diseño? ¿O con la zonificación que evita cualquier complejidad, incluso social, distribuyendo las viviendas en relación a su valor de mercado? ¿O con la baja densidad, que se considera positiva per se de manera irracional? Por lo tanto, consideramos que no se ha aprendido nada de los errores, pues se siguen planteando marcos de actuación muy similares en concursos como éste.

Broadacre city. Frank Lloyd Wright.1932 040

¿Qué ventajas han podido suponer estos PAUS para el ciudadano? (A muchos otros tenemos claro cómo les benefició durante cierta época...). No se ha pensado en la construcción de espacios de relación, sino que los mecanismos de anti-urbanismo que se han desarrollado han limitado la convivencia poco a poco a lo que sucede en entornos cada vez más recluidos: la urbanización cerrada y el jardín privado. O en su defecto a entornos que puedan resultar económicamente rentables con la acumulación de seres humanos. El centro comercial se convierte en el centro de la ordenación urbana. Da la sensación de que son determinadas empresas y marcas las que financian los nuevos barrios.

041 Ville Radieuse. Le Corbusier.1933

¿Cómo crear un tejido comercial a pequeña escala cuando la actividad comercial se


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centra en grandes superficies? Para que estos tejidos aparezcan, la densidad de población ha de ser suficiente. Además, hay una ausencia total de tejido productivo. ¿Cómo conseguir crear barrio, es decir, crear ciudad a través de la inclusión de calles con el ancho equivalente de una autopista en el corazón de los nuevos desarrollos urbanos? Así se fomenta el uso del vehículo privado y se utiliza para ello muchísima superficie. Atravesar una de estas vías rápidas y de muchos carriles, completamente desproporcionadas a la altura de la edificación e indiferentes a la orientación solar y a la de los vientos, se convierte en una experiencia inhóspita para un peatón. Sólo pensar someramente en lo que pueden suponer el viento y la lluvia en invierno, o el sol de agosto, en un clima extremo como el madrileño y en distancias asfaltadas tan

Notas al margen

[ producci ó n ] Autores como Sánchez Ferlosio, Baudrillard o Polanyi han señalado que el triunfo de la economía de mercado y del capitalismo estriba sobre todo en la universalización de sus categorías –por ejemplo, el concepto de producción– hasta convertirse en constituyentes antropológicos y ontológicos del ser humano. La propia teoría marxista sería dependiente de ellas, al haberlas aceptado acríticamente.

extensas y desprotegidas, nos refleja el poco interés en que los ciudadanos tengan alguna intención de desarrollar su vida fuera de la privacidad individual y del consumo previamente condicionado. De la casa al vehículo, y con éste se realiza el recorrido: trabajo, centro comercial, gimnasio y vuelta al hogar. ¿Cuáles son los objetivos? Concluimos que no es la creación de un barrio para las personas. ¿Qué puede suponer esto en el futuro? Nombremos otras tres posibles motivaciones más o menos loables que nos ha dado la historia y los resultados que produjeron.

042 Place de L’Etoile Paris verus la rotonda de Sanchinarro


Notas al margen

043 fotograma del videoclip common people.Pulp.1995.

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Motivaciones político-policiales: conseguir que el pueblo no lo tenga nada fácil para hacer la revolución. El barón Haussmann realizó un profundo cambio en la ciudad de París en el último tercio del siglo XIX. Este cambio no era precisamente un cambio para el beneficio del ciudadano. Al margen de las mejoras sanitarias e infraestructurales que supuso, una de las razones principales para acometerlo fue eliminar las calles pequeñas del centro de París, muy propicias para las barricadas en los convulsos años de las primeras revoluciones sociales. Pese a todo, se creó un barrio que ha demostrado ser un imán para los visitantes, atraídos por su uniformidad o por su perfección burguesa basada en la clonación y que se ha convertido en una especie de museo urbano del neoclasicismo y la mansarda. En cualquier caso, también hay grandes avenidas, pero su escala es urbana y se adapta a la de los edificios adyacentes. El urbanismo de los PAUs quizás sea capaz de crear cierto hitos interesantes en desarrollos urbanos completamente anodinos. Cuando un turista principiante visita el centro de París, no lo hace sólo por ver el Petit Palais o el Arco del Triunfo, el reclamo es la propia ciudad. No parece probable que dentro de 100 años alguien se vaya a tomar la molestia de visitar un PAU en su conjunto, como mucho se visitará aquel de los muchos edificios de arquitectos estrella que haya superado mejor el paso del tiempo.

Notas al margen

[MUSEO] Según el International Council of Museums (ICOM), la finalidad del museo es exponer las obras para «promover el estudio, educar y deleitar» (http://icom.museum/ the-vision/museumdefinition/).


Notas al margen

044 Patrones

cosmatesco.

stilo

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Motivaciones económicas: conseguir una gran rentabilidad. En Nueva York encontramos otro criterio en el trazado de la ciudad: el poder militar se sustituye por el económico. La alta densidad crea unas condiciones favorables para el intercambio y la actividad económica, y logra un aprovechamiento alto del

Notas al margen

[SUELO] «El fin de la historia del espíritu es el comienzo de la geografía del pensamiento, la poética de la sensibilidad, la historia de los cuerpos y la dermografía de la tierra» (PARDO, José Luis, Las formas de la exterioridad, Valencia: Pre-Textos, 1992, p. 129).

escaso suelo disponible sobre la isla: esto impulsa la demanda, y por extensión un círculo vicioso de ritmo geométrico, un boom. Esta retícula asume simultáneamente la escala de avenida y la escala de calle, el espacio público y el privado. Estimula constantemente a sus habitantes, poniendo a su alcance la práctica totalidad de las transacciones que componen la vida moderna. Produce, en resumen, un entorno que funciona a pleno rendimiento a nivel social, comercial y cultural. Como explica Rem Koolhaas en Delirious New York, es una fábrica de lo artificial donde lo natural y lo real han dejado de existir. Nos encontramos pues, ante el exitoso “embodiment” de la doctrina capitalista: el interés particular en beneficio del general. A una situación geográfica privilegiada se suma un inteligente sentido de la oportunidad. Y el resultado, no podía ser menos, es una ciudad grandiosa.

Pavimento cosmatesco.Santa Maria della Neve. Roma

045


Notas al margen

Proyecto de drenaje del Mar del Norte para aumentar el รกrea de Europa.1930.

046

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Motivaciones urbanísticas: conseguir la escala residencial sin renunciar a los hitos. El savoir-faire holandés impregna el nuevo barrio de Borneo Sporenburg, en Amsterdam. No sólo el trazado se ha creado exnovo, es que el propio suelo sobre el cual reposa ha sido ganado al mar. Los grados de libertad a disposición de los urbanistas ponen en evidencia la deliberación con la que han tomado ciertas decisiones. No faltan los hitos arquitectónicos firmados por estudios internacionales, como tampoco se echa de menos el mimo prestado a los detalles en todas las infraestructuras holandesas. Es notable, sin embargo, el acierto

Notas al margen

[HITO] En el mundo contemporáneo, la lógica del monumento y la noción de la escultura como estatua entran en crisis. La estatua y el monumento habían sido los depositarios por excelencia de los valores del clasicismo por su inmutabilidad y grandeza, pero esa misma intemporalidad será la razón de su rechazo en el siglo XIX. Rodin atacará la lógica de la estatua y el monumento a través de la fragmentación y la pérdida del pedestal, permitiendo la transformación de la escultura del siglo XX. (vid. KRAUSS, Rosalind, “El tiempo narrativo: la cuestión de Las Puertas del Infierno” en Pasajes de la escultura moderna, Madrid: Akal, 2002, pp. 15-49).

con que se ha resuelto la escala urbana a pie de calle. En este barrio gigantesco ninguna calle parece demasiado larga y ninguna casa demasiado alta. El paso de la calle con mayor tránsito al paseo de acceso a viviendas se articula sin sobresaltos, del entorno laboral pasamos suavemente al doméstico, de la velocidad metropolitana a la suburbana: cualquier rincón parece propicio para el esparcimiento. Estamos simultáneamente en un barrio tranquilo y en una ciudad en ebullición.

Savoir Faire. barcaza fletada en Amsterdam de 1932

047


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047 O home que falaba vegliota. Reimundo Pati単o. 1972.

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Notas al margen

El hombre que se komi贸 un PAU y kag贸 blokes

047 O home que falaba vegliota. Reimundo Pati帽o. 1972.

.

L.S.M.

R


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[ fragmentos ]

SLASHER Yago García

No puedo indicar con precisión cómo llegó a mis manos este texto, salvo que fue a través de un correo electrónico. De hecho, es posible que me exponga a algo gordo publicándolo, pues bajo la firma correspondiente figuraba esa apostilla tan familiar para cualquiera que acostumbre a recibir ‘e-mails’ corporativos: “El contenido de este mensaje es confidencial y sólo puede ser leído por su destinatario. En caso de no ser usted dicho destinatario, bórrelo inmediatamente, avísenos por correo electrónico y absténgase de propagarlo. En caso contrario, aténgase a las medidas que contra Ud. pueda tomar nuestro departamento jurídico”.

El término griego logos, que se traduce habitualmente como palabra, expresión, razón o inteligencia, procede del verbo légein, que a su vez quiere decir hablar o contar. Originariamente, este verbo tendría el sentido de recoger o reunir: el discurso o logos no sería continuo y unitario, sino una colección de fragmentos.

Pues bien: yo no soy dicho destinatario. Pero creo que el departamento jurídico correspondiente no podrá tomar medidas, puesto que la productora de cine cuyo sitio web figuraba tras el signo de la arroba cesó su actividad hace al menos un par de años, tras haber lanzado tan solo dos estrenos. Los cuales, si bien carecieron de presencia alguna en cartelera o taquilla, resultaron bastante rentables (según mis fuentes) gracias a haber obtenido las pertinentes subvenciones y ayudas oficiales, debidas a presupuestos y ventas de entradas drásticamente inflados sobre su volumen real, así como a los sueldos aterradoramente bajos que se pagaron al personal de rodaje. A continuación, el lector hallará intercalados sendos cuerpos textuales drásticamente diferentes: el primero consta de la cadena de mensajes intercambiada entre una de las responsables de dicha productora y un guionista de cine, o aspirante a guionista más bien, cuyo nombre mantendré en el anonimato. Los ‘e-mails’ de rigor han sido situados en orden cronológico, algo que me ha costado no pocos sudores dada la naturaleza fragmentaria de este tipo de intercambios. El segundo volumen, y más interesante a mi entender, se compone de fragmentos de un documento de Microsoft Word adjunto a dicho correo electrónico. Creo que el contraste entre ambos habla por sí sólo.

048 George Orwell escribiendo


Notas al margen

[ desierto ] «[...] huimos en busca de un aire más puro, nos refugiamos en el desierto, que por esta razón se ha convertido en nuestra patria» (KAFKA, Franz, “Chacales y árabes” en Cuentos completos, Madrid: Valdemar, 2009, p.245).

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SEC.1- CALLE DE UN BARRIO DE NUEVA CONSTRUCCIÓN/EXTERIOR/NOCHE Anochece en una avenida de un PAU o ensanche urbano de una gran ciudad. Nada de gente. Unos cuantos coches cruzan el asfalto a toda velocidad. Pocos árboles, todos ellos raquíticos. Los bajos comerciales de los edificios, cerrados y tapiados en su mayoría. En la distancia se divisan las luces de un centro comercial inmenso. En conjunto, el panorama resulta absolutamente desértico salvo por una pequeña figura. La cámara concreta hasta mostrarnos que se trata de una CHICA de veintimuchos o treintaypocos años que avanza, hablando por su teléfono móvil, hasta pararse frente a la entrada de uno de los bloques de viviendas. CHICA: Oye, te dejo, que estoy llegando ya a casa. Sí, te tendré el informe para pasado mañana, no te preocupes. De verdad, ya sé que la continuidad de mi contrato depende de esto, de verdad… [Pausa: la CHICA saca un juego de llaves de su bolso, prosigue la conversación mientras abre a empellones la pesada puerta de cristal y aluminio, con el teléfono aprisionado entre la barbilla, el hombro y la oreja, sin parar de hablar.] CHICA: ¡Oye, que yo también tengo una hipoteca por pagar, qué me cuentas! ¿Oye? CORTA A: SEC.2a - PORTAL DEL BLOQUE DE VIVIENDAS/ INTERIOR/ NOCHE Estamos en un hall moderno, de diseño, con la pulcritud que corresponde a aquellos entornos apenas transitados. Espejos, mármol blanco en el suelo y en las paredes. Puede que alguna planta (de plástico) que otra. Luz cruda. La CHICA cierra el teléfono móvil, arrojándolo de nuevo a las profundidades de su bolso, y musita para sí algo que es en parte una queja, en parte una constatación de lo evidente, mientras pulsa el botón de llamada del ascensor. CHICA: Hijo de la grandísima puta. Nuestra CHICA entra en el ascensor. SEC.3- ASCENSOR/ INTERIOR Ascensor amplio, pero vacío completamente salvo por la CHICA. Está claro que su vivienda está en uno de los últimos pisos del edificio, porque la espera hasta la parada se hace interminable. Para ella, y para nosotros. Finalmente, la campanita de rigor indica que el camarín ha llegado a su destino. Las puertas del ascensor se abren automáticamente.


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SEC.4a- DESCANSILLO/ INTERIOR/ NOCHE Un descansillo completamente a oscuras se ilumina con un zumbido cuando la CHICA sale del ascensor: las luces se activan con un sensor de movimiento. Ella abre una de las puertas con un juego de llaves. SEC.5a- CASA DE LA CHICA- RECIBIDOR DEL PISO/ INTERIOR/ NOCHE La CHICA entra en un piso formulariamente anodino, como el de tantos otros asalariados de nivel medio-bajo. Muebles de gran superficie sueca, preferiblemente blancos, que dotan al lugar con una pulcritud de laboratorio perturbada por cierto desorden: está claro que la propietaria de la vivienda no pasa mucho tiempo en ella. SEC-5b- CASA DE LA CHICA- COCINA/ INTERIOR/ NOCHE Arrullada por el ruido de un televisor encendido, fuera de campo, la CHICA prepara una ensalada mientras bebe a sorbos de un cartón de leche de soja. Vemos cómo corta un tomate en cuñas usando un cuchillo muy afilado, el cual también procede, seguramente, de la gran superficie sueca de marras. SEC.6a- PISO, PLANTA 10/ EXTERIOR/ NOCHE Vemos el piso desde el exterior. A través de la ventana del salón, podemos distinguir a la CHICA sentándose para cenar delante de una TV de plasma. También podemos ver que la suya es una de las pocas viviendas habitadas del inmueble: la mayoría de los pisos están a oscuras, pese a que ya se ha hecho completamente de noche. En ellos no vive nadie.

Notas al margen

[ inmueble ] Entre 1935 y 1941, Duchamp llevó a cabo una edición de veinte ejemplares de su Boîte-en-valise, un maletín que contenía réplicas o fotografías en blanco y negro de su obra pictórica y gráfica, así como miniaturas de sus ready-made y una reproducción fotográfica coloreada al estarcido por el propio autor. Entre 1950 y 1960, realizó nuevas series, sustituyendo el maletín por una caja forrada con telas. Su intención era la de crear un museo portátil en miniatura, lo que está en relación con las estrategias de archivo que caracterizan buena parte del arte contemporáneo.

SEC.5c- CASA DE LA CHICA- SALÓN DEL PISO/ INTERIOR/ NOCHE El salón se atiene a las directrices formuladas en la descripción anterior. Sobre una mesita baja podemos ver un TELÉFONO inalámbrico. La CHICA, arrellanada sobre un sofá, come desganadamente su ensalada mientras ve la TV. Está claro que su cena, a la que acompaña con varitas de pan integral bajas en calorías, no consigue saciarla del todo, pero se contiene. VOZ FEMENINA (en off): Ahora hablamos con Marcelino, que vive en Srebrenica desde hace… ¿Cuánto tiempo, Marcelino? VOZ MASCULINA (en off): Dos años y medio. Yo es que me vine para montar una empresa de importación de agrios, y… Por un momento, apenas un latido, podemos oír un RUIDO DE PASOS superponiéndose a la cháchara televisiva Acostumbrada a un silencio casi clínico, la CHICA parece alarmada.

CHICA: ¿Quién anda ahí?

049 Poltergeist.


Notas al margen

[ impersonal ] «La palabra persona parece derivar [...] de aquellas personae (máscaras) que, en las comedias y tragedias, representaban a los personajes que intervenían. Persōna, con la penúltima sílaba larga, deriva de personare (resonar). Con la antepenúltima sílaba larga, pērsŏna, deriva muy claramente de sonus (sonido), porque de la concavidad de la máscara sale necesariamente un sonido mayor» (BOECIO, “Contra Eutiques y Nestorio (Tratado sobre las personas y la doble naturaleza de Cristo)” en Cinco opúsculos teológicos, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2002, p. 87).

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Vuelve el silencio, y con él la tranquilidad. La TV continúa su cháchara. VOZ MASCULINA (en off): Es que mi cuñado se vino aquí con los Cascos Azules, y cuando acabó con lo suyo me dijo: “Acho, tú vente para acá que hay plan”. Entonces yo… Otra vez el mismo ruido. Esta vez suena más fuerte, y tenemos menos dudas de su procedencia: viene del interior del piso. Ya en pleno estado de alarma, la CHICA se levanta del sofá y abandona el salón. SEC.5d- CASA DE LA CHICA - HABITACIÓN / INTERIOR / NOCHE Vemos cómo la CHICA inspecciona un dormitorio amplio, decorado y amueblado en el mismo estilo impersonal del resto de la vivienda. Abre las puertas correderas de un armario: nada. Mira debajo de la cama de cuerpo y medio: nada.

CHICA (en voz muy baja, para sí misma): Joder…

SEC.5e- CASA DE LA CHICA –COCINA / INTERIOR / NOCHE La CHICA observa el interior de la cocina donde antes la hemos visto preparar su cena. No hay moros en la costa, pero ella sigue muy asustada. Y tiene razones para estarlo: el RUIDO DE PASOS vuelve a sonar… La CHICA coge el CUCHILLO que antes empleó para preparar su cena y lo empuña con un gesto que intenta pasar por decidido. SEC.6b- PISO, PLANTA 10/ EXTERIOR/ NOCHE El mismo plano que vimos anteriormente nos revela cómo las ventanas del domicilio van iluminándose, una por una, conforme nuestra chica efectúa su registro. Dicha iluminación contrasta fuertemente con la oscuridad casi total del resto de la fachada. SEC.5f- CASA DE LA CHICA - CUARTO DE BAÑO / INTERIOR / NOCHE La CHICA descorre con violencia la mampara de una ducha de pie. El cubículo está vacío. Pausa. El piso sigue en completo silencio. La CHICA se sienta en la taza del váter, llevándose las manos a la cabeza y jadeando. SEC.5g - CASA DE LA CHICA – SALÓN / INTERIOR / NOCHE Sentada de nuevo en el sofá, frente al televisor, la CHICA habla por un teléfono inalámbrico. No oímos a su interlocutor. El CUCHILLO, con manchas rosadas de jugo de tomate, está sobre la mesita baja. CHICA: Sí, mamá, lo sé. Pero es que entiéndelo, un piso en el barrio me


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Notas al margen

habría salido carísimo… Que no, que no me quiero volver con papá y contigo, qué estás diciendo… ¿”Una chica sola”? ¿Pero en qué siglo te crees que estamos? [Pausa] Anda, no te pongas así… De verdad. Que sí. Que la semana que viene voy a veros, te lo prometo. [Otra pausa. El tono de voz de la CHICA se ha dulcificado mucho] Te quiero, mamá. Dale un beso a papá de mi parte, ¿vale? La CHICA cuelga el teléfono. Respira profundamente, intentando relajarse. Entonces… Unas MANOS enguantadas en azul oscuro agarran el cuello de la CHICA por detrás. Forcejeo. Gemidos. El incógnito ASESINO intenta arrojar a su víctima al suelo, pero vemos cómo ella consigue aflojar la presa mediante un contundente CODAZO en el estómago de su captor. Cuando la CHICA se libera, la mesita baja trastabilla y cae al suelo con estrépito. Inclinándose, ella coge el CUCHILLO del suelo. Como no es estúpida, sabe que sus posibilidades de supervivencia son nulas en un enfrentamiento directo, así que opta por salir pitando de allí. SEC.5h- CASA DE LA CHICA -RECIBIDOR DEL PISO / INTERIOR / NOCHE Aterrorizada, la CHICA cruza el descansillo a toda velocidad, asiendo fuertemente el CUCHILLO con la mano derecha. Comprensiblemente, no se detiene a coger ni su abrigo, ni su bolso. SEC.4b - DESCANSILLO/ INTERIOR/ NOCHE En el descansillo, a oscuras, la CHICA aprieta una y otra vez el botón de llamada del ascensor… Pero las puertas no se abren. En lugar de eso, sólo vemos encenderse el piloto que indica que el aparato responde a la llamada. La PUERTA DEL PISO se abre con violencia, iluminando el rostro de la CHICA con la luz que sale del interior. Aterrorizada, ella sale corriendo escaleras abajo. ¿Podrá salir del edificio antes de que el ASESINO la atrape? Sec. 6 – EDIFICIO, ESCALERAS PLANTA 10 / INTERIOR / NOCHE La CHICA baja las escaleras a toda prisa. Los PASOS DEL ASESINO suenan cada vez con más fuerza. Sec. 7 – EDIFICIO, RELLANO / INTERIOR / NOCHE La CHICA llama al timbre de una de las puertas. No hay respuesta. Luego prueba con la siguiente. Sigue sin ocurrir nada: en esas casas no vive nadie. Desesperada, ella pasa a golpear las puertas con fuerza, loca de terror. Sin darse cuenta, el CUCHILLO se le cae de la mano mientras lo hace.

CHICA: ¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor!

[ noche ] «Noche oscura, ¿te complaces también en nosotros?» (NOVALIS, “Himno a la Noche, 1”).


Notas al margen

[ tac ó n ] El término fetichismo se difundió a partir de la obra Del culto de los dioses fetiches, o paralelo de la antigua religión del Egipto con la religión actual de la Nigricia (1760), escrita por el ilustrado francés Charles de Brosses. “Fetiche” procede del portugués feitisso, cuyo equivalente en español sería “hechizo”, y en esta obra designa específicamente el culto de un objeto (inanimado para la mentalidad occidental) como si tuviera poderes mágicos.

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SEC. 8 - EDIFICIO, ESCALERAS PLANTA 6 / INTERIOR / NOCHE La chica sigue bajando por las escaleras. Comienza a cansarse, y podemos oír sus JADEOS. Se detiene un momento para recobrar el aliento y entonces… VEMOS POR PRIMERA VEZ AL ASESINO que la observa desde el rellano superior. Va vestido con un mono de albañil, manchado de yeso y de pintura, y cubre su cara con un pasamontañas negro. Aterrorizada por la visión, ella sigue descendiendo. Y entonces… El tacón de uno de los zapatos de la CHICA se rompe al resbalar sobre uno de los peldaños. Podemos oír un GRITO DESGARRADOR: ella se ha torcido el tobillo. Pese al dolor, sigue corriendo por su vida hasta llegar a… SEC.2b - PORTAL DEL BLOQUE DE VIVIENDAS / INTERIOR/ NOCHE El mismo recibidor que vimos anteriormente. Cojeando, la CHICA llega hasta la puerta, trata de abrirla… Y entonces descubrimos que el portal está cerrado con llave: un sistema de seguridad muy frecuente en los bloques de pisos situados en zonas poco comunicadas, que sólo permite la salida en el caso de que uno viva en la finca, o de que uno de los habitantes le abra desde su piso. SEC. 9 – CALLE / EXTERIOR / NOCHE Desde la calle desierta, a través de la puerta acristalada, vemos cómo el ASESINO agarra a la chica por la espalda, y la conduce, casi con amabilidad, hacia el ascensor, cuyas puertas se abren dócilmente. Pausa. Un coche atraviesa el asfalto solitario, como una exhalación. SEC.6b- PISO, PLANTA 10/ EXTERIOR/ NOCHE Las ventanas iluminadas del piso de la CHICA van apagándose, una por una. Finalmente, cuando la última de ellas se apaga, un ZOOM OUT de la cámara nos permite ver que el edificio está ahora completamente a oscuras. MÚSICA Y CRÉDITOS INICIALES

[ p ú blico ] El arte contemporáneo es polémico intrínsecamente, como consecuencia de haber entrado en la esfera pública y el mercado, de ahí que paralelamente a esta incorporación, surgieran instituciones como la crítica, el museo, los salones o el periodismo especializado.


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Notas al margen

De: produccion@xxxxxxfilms.es Para: fulanitodetal@xxxmail.com Re: Primer tratamiento Fulanito, Te contesto acerca del tratamiento de guión que nos hiciste llegar la semana pasada. Mentiría si te dijese que el veredicto de nuestros lectores ha sido positivo: como sabrás, para nuestra próxima producción contamos con MXXXX CXXXX como protagonista y VXXXXXXX EXXXXX en el papel femenino principal, y necesitamos papeles escritos a su medida. Por otra parte, tenemos dudas más amplias sobre la viabilidad del proyecto: ¿no crees que esto de los edificios y las chicas solas ya lo agotó mucho Balagueró en Mientras duermes? Además, él tenía el morbo de juntar a Etura con Tosar en una de miedo. Hazme caso: la crisis del ladrillo estuvo de moda, pero el castañazo que se pegó Canal+ con Crematorio prueba que no tiene mucho tirón de público. Te concedo una reescritura más: si nos convence, te compraremos los derechos y pondremos a un chico de la casa a trabajar en ello para darle más fuste. Tómate en serio lo que te digo: la cosa está muy mal, ya lo sabes. Un saludo XXXX

050 Personajes del entorno de Ed Wood.


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Hasta aquí, la cosa es más o menos previsible. Como aficionado a las películas de terror que soy, no me sorprendió una escena inicial así: un personaje sacrificable muere en aras de poner la intriga en movimiento y de presentarnos al asesino. Muy ‘Scream’, vaya. La sorpresa llegó cuando continué leyendo. Es un hecho sabido que muchos productores de cine (en España, y en todas partes) suelen apostar a caballo ganador financiando películas previsibles, cuanto más rancias, mejor, para así subirse al carro de alguna moda y hacer caja en consecuencia. No obstante, el autor de este guión había optado por un enfoque casi minimalista sobre los mecanismos del género ‘slasher ’, de acuerdo con el paisaje desolado, deshabitado y aburridísimo en el que este se desarrolla. De haber llegado a rodarse, el filme hubiera precisado de un director a medio camino entre Tarkovski y John Carpenter, caso de que algo así pueda existir en nuestro mundo, dada su obsesión por los espacios vacíos y la necesidad constante de crear tensión en el espectador a partir de los elementos familiares de un paisaje urbano. Para no aburrir, y no ocupar más espacio del que amablemente me ofrece ‘ESTUPOR’, resumiré brevemente el resto de la historia: una vez fallecida la primera víctima, conocemos a la protagonista MARINA. Es una diseñadora gráfica ‘freelance’ que acaba de mudarse a ese mismo PAU. Una buena docena de páginas (y recordemos que, técnicamente, una página de guión suele equivaler a un minuto de metraje) se nos van en describir las largas horas en su apartamento esperando que la llame algún cliente, las conversaciones con su único patrón (que añaden un cierto elemento de humor absurdo, aunque los chistes no están demasiado bien llevados) y una vida social y nocturna en garitos pijos del centro de Madrid, sobre todo en los de la zona de Huertas.

[ hipermerca do ] «La lógica del supermercado induce forzosamente a la dispersión de los sentidos; el hombre de supermercado no puede ser, orgánicamente, un hombre de voluntad única, de un solo deseo. [...] De ahí se deriva cierta falta de personalidad, perceptible en todos los seres humanos» (HOUELLEBECQ, Michel, El mundo como supermercado, Barcelona: Anagrama, 2000, pp. 72-73).

Los únicos vecinos de su inmueble con los que Marina tiene algún contacto son JORGE y VANESSA, a los cuales se cruza ocasionalmente en el vestíbulo, cuando ella va rumbo al metro ligero y ellos al parking, a buscar su coche para ir al centro comercial. Él es un empleado en una agencia de cambio y bolsa, con ínfulas de triunfador ‘devorahembras’, barriga cervecera y trajes de grandes almacenes. Ella compensa con miradas de superioridad y atavíos de la gama alta de Zara la certeza de que la fecha de nacimiento en su DNI es de mediados de la década de los 70. Vanessa también sospecha, y con razón, que su marido la mataría con gusto (y también a su hijo pequeño) con tal de revalidar su autoestima de macho echándole un polvo a Marina. Así las cosas, saliendo del hipermercado (la única superficie comercial, según descubrimos, a la que tienen acceso los habitantes del PAU), Marina conoce a JULIÁN. Se trata de un chaval de 25 años, que trabaja como “segurata” (en sus propias palabras) en el ‘mall’ vecino. Él se ofrece a ayudarla con las bolsas de la compra. Ella, al principio, se lo piensa dos veces, pero como el volumen de la carga es considerable y además él tiene bastante buena pinta, acaba aceptando. Este giro parece que ayudó a nuestro guionista, según revela el siguiente correo electrónico. Aunque, para variar, no le ayudó demasiado.


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De: produccion@xxxxxxfilms.es Para: fulanitodetal@xxxmail.com Re: Primer tratamiento Fulanito, ¡Mira, me alegro que vayas haciéndome caso! La presentación del chico de la historia nos ha convencido bastante. Hay gente por aquí que piensa, y en confianza te lo digo, que Julián estaría a la medida de MXXXXX AXXXX SXXXXXXX, aunque el pobre se está quedando demodé. Respecto a Marina, ¿de verdad hace falta que sea tan vieja? ¿No podrías convertirla, por ejemplo, en la hija universitaria de una pareja que vive en ese barrio? Eso nos facilitaría las cosas a la hora de abordar a UXXXXX CXXXXX, que desde que dejó la serie no da pie con bola y sus agentes la están moviendo mucho.

Notas al margen

[ incomunica ci ó n ] «Había representado la posibilidad, entre ambos, de una comunicación estorbada por la casualidad y la demora: la posibilidad incluso de una relación aún por descifrar» (JAMES, Henry, Los embajadores, Barcelona: Montesinos, 1981, p. 311)

Mira, si metes los cambios que te sugiero, con todo el rollo de la incomunicación entre padres e hijos y tal, y añades un poco de rollo comedia de chavales, que desde Fuga de cerebros pega muy fuerte, te garantizo la compra y te dejo que supervises las reescrituras. Claro que para eso habría que bajarle la edad a Julián, que luego nos dicen que si estamos promoviendo la corrupción de menores. Eso sí, por favor: ni se te ocurra volver a vendernos basura como el diálogo de la página 55. ¿Tú qué quieres, que a los espectadores les explote la cabeza? Permíteme que te recuerde que aquí se escribe para tontos. Y, cuando no es para tontos, es para imbéciles. Con vistas a los Goya tenemos otros proyectos, lo que nos interesa es que esto haga caja. Un saludo XXXX

El diálogo al que se refiere la interlocutora es el siguiente. Ocurre ya un poco avanzada la historia, cuando Marina y Julián han desarrollado una de esas amistades que, al menos en el cine, está claro que van a convertirse en ‘algo más’. Así mismo, Marina ya ha empezado a fijarse en detalles extraños: una ambulancia y un grupo de policías que levantan el cadáver de un vecino (un profesional joven e hipotecado hasta las cejas, como ella), que “se tiró por la ventana de su piso: obviamente un suicidio”. Coches aparcados en las aceras cubiertos de polvo, señal de que nadie los ha conducido en días o semanas. Contenedores de basura vacíos, edificios sin una sola ventana encendida de noche...

051 F de Fraude.

OrsonWelles.1975


Notas al margen

[ oto ñ o ] La representación del tiempo que encontramos en los calendarios agrícolas medievales (por ejemplo, el de San Isidoro de León) podría tener su equivalente actual en los anuncios de televisión: si en los primeros se describen las labores tradicionalmente asociadas a cada mes, El Corte Inglés celebra la primavera, y los anuncios de juguetes la navidad.

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SEC. 35 – PARQUE / EXTERIOR / DÍA Un crepúsculo de otoño, bastante bonito, en lo que debería haber sido un parque y se ha quedado en un solar con pretensiones. Los pocos árboles, jóvenes aún, apenas han podido retoñar por falta de agua y de cuidados. El césped amarillea a consecuencias de un verano seco y de la falta de riego. Sentados en un banco, MARINA y JULIÁN charlan, él fumando un cigarrillo y ella, encorvada, apoyando la barbilla en los puños con gesto pensativo. MARINA: Ay, tío… Yo no sé ni por qué hice la carrera. Ni el máster. Ni todo lo demás que vino luego. Me voy de casa de mis padres y digo, “de puta madre, ahora sola y a vivir la vida”. Y creo que más bien la vida me está viviendo a mí… JULIÁN (se ríe): ¡No te fastidia la pija! Tú no eres la única con carrera que está ahora aquí, ¿sabes? MARINA no puede evitar un gesto de sorpresa. ¿Cómo va un guardia jurado como Julián a tener un título universitario? JULIÁN (CONT.): Pues mira, aquí donde me ves, yo hice arquitectura. Arquitectura, nada menos. Me lo pagué la mitad yo, currando, porque mis viejos no daban para más. Hice de camarero, de reponedor… Y al final, de vigilante de obra. Adivina donde. JULIÁN hace un gesto abarcando el panorama del PAU. MARINA (divertida): Nooo… JULIÁN: Como te lo cuento. Aquí me tiré echando noches los cuatro años que tardaron en levantar esto. Y luego, a la fácul, si es que no me dormía por el camino. Total, para lo que me sirvió… MARINA: ¿Y qué pasó al final? ¿Por qué no estás trabajando de lo tuyo? JULIÁN: Un profesor me cogió manía y no me compró el proyecto de fin de carrera. Me quemé los ojos, tía: los planos, los estudios, las maquetas… Hice de todo, lo puse todo allí. Todo lo que había aprendido. De verdad de la buena, quería hacer algo bonito. Algo que sirviese para que la gente viviera, para que viviera feliz. Pero el cerdo me dejó tirado, decía que no tenía salidas, que a él le interesaban alumnos que aspirasen a ganar premios, no a hacer... ¿Cómo decía? Ah, sí, “mediocridades”. Cuando busqué trabajo todo lo del ladrillo estaba ya frenando, y como no tenía el título no me quisieron coger en ningún gabinete. Ni de delineante valía.

Gesto abarcando. Jose Luis Santalla. Edificio Mirador

052

MARINA: Y te quedaste aquí… JULIÁN (advirtiendo la compasión en los ojos de ella, un poco molesto):


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Notas al margen

Mi viejo se murió y me dejó un dinerillo. Entonces, un antiguo compa de la obra me dijo que aquí no se había vendido nada, que los bancos habían embargado pisos y casi los estaban regalando. Entonces, me dije “esta es la mía”. Mi madre vendió el piso, porque se quería ir con los abuelos al pueblo, y saqué para la entrada y para no hipotecarme demasiado. JULIÁN arroja la colilla de su cigarro al suelo y la aplasta con fuerza. JULIÁN (CONT.): Pero sí, que vamos, que me quedé aquí. Esa noche, Julián acompaña a Marina a su casa. Su forma de cortejarse es ingenua, casi de adolescentes: una de dos, o el autor del guión sabía muy poco de la vida, o estaba intentando darle gusto a su posible compradora. El caso es que, finalmente, hacen el amor. Al día siguiente, Marina descubre a Jorge y a Vanessa apuñalados brutalmente dentro del ascensor. Tras el pertinente interrogatorio policial (los agentes, más que otra cosa, parecen fastidiados por verse obligados a acudir a ese lugar perdido del Señor), se piensa muy seriamente irse de vuelta a casa de sus padres: un vistazo a su equipo de trabajo (tablero de dibujo, ordenador, escáner, etcétera) le convence de que eso le obligaría a perder totalmente sus ingresos, y con ellos su casa. Por una extraña intuición (es decir, por una trampa de guionista novato) Marina comienza a investigar sobre la historia del PAU de marras. Descubre que el autor del proyecto, un catedrático de arquitectura llamado Vidiella Bellacasa, desapareció en extrañas circunstancias poco antes de finalizarse la construcción. La historia de amor entre Marina y Julián sigue adelante: pese a que Vidiella Bellacasa enseñaba en la misma universidad donde él estudió la carrera, Julián afirma no haber sido alumno suyo ni haberle conocido jamás. Por lo demás, nuestro guionista insiste en perpetrar algunas maniobras que, siendo caritativos, describiremos como tímidos órdagos a Kubrick y ‘El resplandor ’: no es que aparezcan gemelas fantasma, es que en sus acotaciones se insiste machaconamente en cómo el ambiente del PAU (construcciones con ínfulas experimentales ejecutadas chapuceramente, trazado opresivamente geométrico, abundancia de espacios vacíos y solares sin edificar, ausencia de entornos que faciliten la convivencia y/o el contacto humano) va minando poco a poco la psique de su heroína. Con decir que en un momento llega a emplear la expresión “como en una pesadilla de J. G. Ballard” está dicho todo sobre las ambiciones y la ingenuidad del pobre tipo. En cualquier caso, nos acercamos al desenlace. Marina va a buscar a Julián a su trabajo en el centro comercial, descrito este como un infierno de cafeterías y tiendas franquiciadas, iluminado como un escaparate gigante y poblado por familias alienadas y ‘canis’ de extrarradio cuyos comportamientos van más allá de lo troglodítico. Allí, convence a su chico de que se siente sola, tiene miedo de que el asesino la tenga en su lista y de que, en suma, quiere quedarse a dormir con él, en su casa. Tras pensárselo, y tras un intercambio elocuente de miradas, Julián acepta. Una vez en el domicilio de él, casi vacío y extrañamente desprovisto de mobiliario, ambos follan por última vez y, acto seguido, se produce la revelación que, a estas alturas, más de uno se estará oliendo.

[ B allard ] «En nuestras heridas, celebrábamos el renacimiento de las víctimas del tránsito, las muertes y heridas de los que habíamos visto agonizar a un lado del camino, y las lesiones y posturas imaginarias de los millones que todavía no habían muerto» BALLARD, J.G., Crash, Barcelona: Minotauro, 2008, p. 195).


Notas al margen

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SEC. 90a – CASA DE JULIÁN, DORMITORIO / INTERIOR / NOCHE MARINA y JULIÁN yacen sobre el futón, abrazados. Él ronca suavemente mientras ella, con mucho cuidado, se libera de sus brazos para levantarse. Tomando su ropa del suelo, MARINA sale de la habitación de puntillas, colocándose la camiseta. SEC. 91 – CASA DE JULIÁN , SALÓN / INTERIOR / NOCHE MARINA se pone los vaqueros y, descalza, camina en silencio hacia una PUERTA cerrada. La abre. SEC. 90a – CASA DE JULIÁN, DORMITORIO / INTERIOR / NOCHE Vemos cómo Julián abre los ojos. Está despierto. SEC. 92 – CASA DE JULIÁN, HABITACIÓN MISTERIOSA / INTERIOR / NOCHE [ dibujo ] Vitruvio hace referencia a las ilustraciones de su tratado De architectura, pero éstas no nos han llegado. En De re aedificatoria (1485), el primer tratado de arquitectura del Renacimiento, Leon Battista Alberti no incluyó ningún dibujo. No será hasta el siglo XVI cuando el dibujo se consolide como herramienta didáctica: el primer tratado de este tipo fue el de Giacomo da Vignola, la Regola dei cinque ordini di architettura (1562), lo que propició su amplia difusión como manual

Tras cerrar la puerta con mucho cuidado, MARINA aprieta el interruptor de la luz. Su gesto al ver el contenido de la habitación no es tanto de sorpresa sino de confirmación de una sospecha muy triste. Porque, según una CÁMARA SUBJETIVA nos va revelando, la habitación misteriosa está repleta de MAQUETAS sospechosamente similares a algunos de los edificios del PAU, mientras que (pegados a las paredes, yaciendo sobre tableros de dibujo, desparramados sobre el suelo) hay infinidad de PLANOS Y BOCETOS de lo que ese lugar debería haber sido. Las calles comienzan y acaban en pequeñas glorietas ajardinadas. Los pasos de cebra y las rutas peatonales abundan, así como los equipamientos públicos. El parque es un lugar bien cuidado, repleto de niños que juegan. De este modo, aprendemos que el PAU que conocemos es una mala parodia de su concepción original. En una esquina de la habitación, apenas cubierto por portaplanos vacíos y láminas de papel de dibujo, encontramos el atavío de nuestro asesino: el mono de albañil, el pasamontañas, los guantes, las botas.

JULIÁN (en off): Lo entiendes, ¿verdad?

MARINA se da la vuelta. JULIÁN, en calzoncillos, la observa con un cuchillo de cocina en la mano. Su gesto no es el rictus desquiciado que esperaríamos de un asesino en serie, sino más bien una alarmantemente serena expresión de paz. La paz de quien cree haber encontrado la verdad absoluta. MARINA (dándose la vuelta): Él te robó tu proyecto, ¿verdad? Vidiella, tu profesor… JULIÁN: ¿Que si me lo robó? Eso es decir poco. No puedes imaginar el barrio en el que me crié, Marina. No sabes en qué sitio tuvieron que sacarme adelante mis padres. ¿Por qué te crees que me empeñé en hacer Arquitectura sin tener un duro? ¡Porque nadie debería vivir en un lugar así! Los edificios no tenían treinta años aún, y ya se caían a pedazos. Los


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parques no eran parques, eran trampas para que te dieran el palo en cuanto se hacía de noche… O a plena luz del día. No llegaba el metro. Algunas calles estaban sin asfaltar, siquiera. Un lugar de mierda para vivir vidas de mierda. MARINA: ¿Y qué tiene eso que ver con lo que has hecho? ¿Es que tienes envidia de la gente que se ha instalado en la zona? ¡Tú también vives aquí! O tal vez es porque te hubiese gustado firmarla a ti… JULIÁN (perdiendo los nervios): No entiendes nada. Yo empecé a planear esto desde la primera vez que cogí un lápiz y una regla. ¿Recuerdas lo que te dije? Un lugar donde la gente pudiera ser feliz. Pero entonces Vidiella me lo tiró, habló con los demás profesores para que nadie quisiera ser mi tutor… Era muy poderoso, el cabrón, muy reconocido, lo bastante como para que el decano le chupase el culo… Ese mismo año anunciaron que el Ayuntamiento le había encargado un plan de la hostia, casi como una nueva ciudad, y yo… MARINA: Descubriste que él firmaba con su nombre todo lo que tú habías planeado. ¿Dónde escondiste el cadáver? JULIÁN (dando un paso hacia ella, con gesto de orgullo): En los cimientos de este mismo edificio. Nadie lo encontrará jamás. Una tumba de hormigón: justo lo que se merecía. MARINA retrocede, sin parar de hablar, mirando a su alrededor disimuladamente. Está buscando un modo de salir de la habitación.

Notas al margen

[ obra maestra ] En La obra maestra desconocida (1831), Balzac narra la historia de un gran pintor, el maestro Frenhofer, que se encierra en su estudio durante treinta años para crear una pintura revolucionaria. Cuando sus colegas de profesión tienen ocasión de contemplar el resultado, quedan estupefactos: la tela estaba tan cubierta de capas de pintura y de trazos que resultaba completamente ininteligible, a excepción de un bello pie que destacaba entre la maraña y el caos. Dore Ashton ha estudiado la relación entre esta novelita de Balzac y el arte moderno en Una fábula del arte moderno (Madrid: Turner, 2001).

MARINA: Julián… Yo sé lo que es que te roben una idea. Entiendo que lo hicieras, puedo entenderlo, pero… ¿Por qué el resto? ¿Qué culpa tenían los vecinos? ¿Qué pasa, que ensucian tu obra maestra? Piensas que todo es demasiado perfecto para ellos, que es mejor que nadie pise tus callecitas de juguete… JULIÁN (completamente desbocado, blandiendo el cuchillo en el aire): ¿Cómo puedes creer que es por eso? ¡Mira por esa ventana y dime dónde estamos! Yo crecí en un lugar de mierda, pero esto es peor aún. Mientras divaga, JULIÁN da vueltas sobre sí mismo, distraído en su propio discurso. MARINA aprovecha para alargar la mano en dirección a uno de los tableros de dibujo, sobre el que reposa una ESCUADRA. JULIÁN (CONT.): Vidiella cambió mi idea por completo: no me respetaba lo suficiente como para plagiarme sin más, ¿qué te crees? Entre él y sus amiguitos los constructores levantaron un agujero que sólo vale para dormir, despertarte, coger el coche, ir al curro, volver del curro, dormir, despertarte… Cada minuto que pasas aquí es como una condena, y sólo piensas en huir, pero el único sitio cercano en donde puedes encontrarte

052 The F o u n t a i n h e a d . King Vidor. 1949


Notas al margen

[ histérica ] En La invención de la histeria (Cátedra, 2007), Georges Didi-Huberman ha reconstruido, a partir de los archivos clínicos de la Salpêtrière, el proceso de creación de una iconografía de la histeria en las fotografías del neurólogo Jean-Martin Charcot, maestro de Freud.

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con otros seres vivos es una cárcel que sólo sirve para comprar, comprar y comprar. Son lugares de plástico para vidas de plástico, Marina. Yo sólo acabo con ellos antes de que este sitio se los coma por dentro, yo… Aprovechando su perorata, MARINA clava la punta de la escuadra en la cara de JULIÁN, que grita como un animal mientras trata de apuñalarla. Ella cruza la puerta de la habitación corriendo, sin mirar atrás, en dirección al salón de la casa. A partir de este punto, se desarrolla una persecución muy similar a la que vimos en las primeras secuencias, sólo que con Marina como protagonista en lugar de la chica anónima. Por otra parte, y como a nuestro guionista no se le da especialmente bien planificar las secuencias de acción, nuestra heroína acaba llegando a la azotea del edificio en lugar de al vestíbulo de la salida. Allí, se desarrolla un final previsible, pero que creo interesante reproducir.

SEC. 95 - AZOTEA EDIFICIO JULIÁN / EXTERIOR / DÍA Amanece. Una MARINA exhausta, descalza, cubierta de sudor, cruza la puerta metálica de servicio que conduce a la azotea del edificio. A la luz gris de la primera hora de la mañana, el lugar parece una pista de aterrizaje para platillos volantes. Marina la recorre, frenética, buscando una forma de descender. Vemos como JULIÁN aparece por la misma entrada, semidesnudo, cuchillo en mano y decidido a acabar con ella. MARINA se vuelve, ve a JULIÁN y entiende que está perdida. Comienza a llorar, al principio convulsionándose, casi histérica, después calladamente. Entonces, da la espalda a su amante y asesino para contemplar… SEC. 96 - VISTA AÉREA DEL PAU / EXTERIOR / DÍA El PAU, desierto a la luz del amanecer. Los destellos anaranjados de las farolas aún pueden verse en la calle. Algunos coches cruzan las avenidas a toda velocidad, sin girar y sin detenerse. En los edificios circundantes, y pese a lo temprano de la hora, no hay ni una sola luz encendida. MARINA (suavemente): Un lugar de plástico para vivir vidas de plástico… JULIÁN (abrazándola por detrás): Te quiero. Con un movimiento rápido y preciso, JULIÁN corta de un tajo el cuello de MARINA, abrazándola mientras ella se desploma. Cubierto de sangre, llorando, cae de rodillas mientras la acuna como a una niña. La cámara se aleja de ellos hasta que resulta imposible distinguirlos: son sólo un punto más en una enorme cuadrícula de edificios desiertos y exactamente iguales entre sí. Blood Feast. Herschell Gordon Lewis.1963.

053

MÚSICA. CRÉDITOS FINALES.


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De: produccion@xxxxxxfilms.es Para: fulanitodetal@xxxmail.com Re: Primer tratamiento Fulanito, Lo siento, pero esto se ha acabado. He hablado con los de arriba y me han dicho que es imposible que te compremos tu material. Y, la verdad, estoy de acuerdo con ellos. Por otra parte, debo decirte que casi te sales con la tuya: como insistías en mantener vieja a tu protagonista, habíamos llegado a un acuerdo casi seguro con el representante de AXXXX SXXXXXXX. Si no llega a ser por las últimas quince páginas, lo mismo te hubiéramos comprado los derechos del título y del primer borrador. Pero, lo que es ahora, no esperes que te paguemos un euro.

Notas al margen

[ proyecci ó n ] «Tanto si se trata de pensar el devenir, como de expresarlo o, incluso, de percibirlo, no hacemos más que accionar una especie de cinematógrafo interior» (BERGSON, Henri, La evolución creadora, Madrid: Espasa-Calpe, 1985, p. 267).

Sólo una cosa más. Después de todo lo que te he ayudado, no entiendo que hayas llegado a ese final tan lamentable. Bueno, lamentable no, inexplicable, porque dudo mucho que un solo espectador pudiese entender por qué la tía se deja matar. En fin, chico, yo intenté avisarte pero tú te lo has buscado. Un saludo XXXX

Y así termina la historia del guionista anónimo y de su intento de crear un ‘slasher ’ en un PAU. La verdad, lo siento por el autor, porque su idea tenía posibilidades, pero no quisiera extenderme mucho más. En parte, porque ya les he dado mucho la brasa, y en parte porque no quisiera llegar tarde a la proyección de ‘Ladrillo sangriento’, esa nueva comedia de terror que estrenan hoy. Seguro que han oído hablar de ella, y de su reparto encabezado por BXXXXX RXXXX (cada vez más afianzada en su papel de reina del susto ibérico) y con ese gordito tan simpático, CXXXXX AXXXXX, en el papel del villano, más un elenco de actores jovencísimos salidos de las series de televisión de moda. Estoy deseando verla, y seguro que ustedes también. ¡Hasta otra!

054 Zelig.Woody

Allen.1983


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Notas al margen

“NUEVO DESARROLLO SOSTENIBLE La propuesta, al tener como objetivo prioritario potenciar la conectividad de la zona y propiciar el intercambio de flujos, constituirá un factor de evolución importante en el ecosistema urbano dinámico que resulte de la ordenación. La pieza constituirá un verdadero “interface” de comunicación entre “lo nuevo y lo antiguo”, entre el siglo XX y el siglo XXI” Extracto de la introducción de las bases de Europan 11 para el solar de Alcorcón

“Como rótula de ambos desarrollos, el Alcorcón actual y el nuevo distrito, se encuentra esta zona industrial sin ordenar y bastante degradada. El objetivo del proyecto es la ordenación de esta zona con el fin de que actúe de interface entre “el pasado y el futuro”, potenciando la conectividad entre ambas realidades.” Extracto de la introducción de las bases de Europan 11 para el solar de Alcorcón

La pretensión de conectar el PAU con la ciudad es meramente publicitaria. Un argumento para justificar desde una perversa abstracción una situación irresoluble. Un juego de palabras. Un malabarismo de palabrería técnica vacía que configura unas bases tipo para justificar, en el papel, la asunción acrítica de las presiones económicas y políticas de las inercias del ladrillazo. 14 preguntas sin respuesta y 1700 pasos a ninguna parte, son nuestra réplica.

1700 pasos Carla Samsa

[ perversa ] Lo perverso no niega ni asume una ley, regla o prohibición, sino que la desvía. (vid. KRISTEVA, Julia, Poderes de la perversión: ensayo sobre LouisFerdinand Céline, Buenos Aires: Siglo XXI, 2004).


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34 fotograf铆as tomadas, cada 50 pasos, en el trayecto de conexi贸n entre el solar propuesto y la ciudad de Alcorc贸n


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1700 PA SOS

de cunetas, descampados , naves industriales, viaductos y rotondas

=


=

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1,5KM

de paseo por los restos huecos del borde olvidado de la ciudad.

Notas al margen


Notas al margen

[ por qué ] «Indagar, sin haber planteado antes todas las dificultades, es parecerse a los que marchan sin saber el punto a que han de dirigirse, es exponerse a no reconocer si se ha descubierto o no lo que se buscaba» (ARISTÓTELES, Metafísica, 995a 34)

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1 ¿Por qué en este solar? 2 ¿Quién propuso este solar en Alcorcón? 3 ¿Qué arquitectos conforman el comité de selección de solares del Europan España? 4 ¿Qué arquitecto redactó las bases? 5 ¿Quién es Europan? 6 ¿Por qué desde las bases se establece que no se puede poner en cuestión el PAU? 7 ¿Por qué si Europan se ha convertido en un foro de propuestas teóricas, no cabe la crítica de sus principios?


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8 ¿Qué fue del espíritu crítico de la academia? 9 ¿Por qué no cabe la actitud política en la academia? 10 ¿Cómo superamos el secuestro de todas las parcelas del pensamiento por parte del capital? 11 ¿Por qué no se habla de la paralización que tuvo este PAU en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid? 12 ¿Cómo se sigue alimentando el espíritu especulativo que nos llevó a la bancarrota? 13 ¿Por qué no aprendemos de nuestros errores? 14 ¿Somos imbéciles?

Notas al margen

[ actitud pol í tica ] «Si un químico inventa un explosivo, sólo habrá actuado como químico y, probablemente, como buen químico. Si después promueve el empleo de ese explosivo contra ciudades, contra obreros en huelga, entonces traiciona al ser humano aunque siga siendo buen químico, aunque no traicione a la química» (NIZAN, Paul, citado en José María RIDAO, “Los perros de Nizan”, El País, 8-06-2012)


Notas al margen

[R贸TULAS]: 芦Hay que poder dividir las ideas siguiendo sus naturales articulaciones, y no ponerse a quebrantar ninguno de sus miembros, a manera de un mal carnicero禄 (PLAT贸N, Fedro, 266a).

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Notas al margen

APROXIMACIONES AL PAU

Eduardo Guerra Ortega

I. El PAU es un método de propagación vegetativa artificial de las ciudades en el que una porción de tejido procedente de una ciudad —la variedad o PAU propiamente dicho— se une sobre otra ya asentada —el patrón, porta-PAU o pie—, de tal modo que el conjunto de ambos crezca como un solo organismo. El PAU se emplea sobre todo para propagar barrios de uso comercial. El PAU se emplea para permitir el crecimiento de variedades de valor comercial en terrenos o circunstancias que les son desfavorables, aprovechando la mayor resistencia del pie usado, o para asegurarse que las características productivas de un ejemplar se mantienen inalteradas, frente a la dispersión genética que introduce el crecimiento paulatino. En el caso de polígonos de oficinas, que son estériles por naturaleza, la propagación vegetativa es la única manera de reproducción posible. Más

[ propagaci ó n vegetativa ]

«Un rizoma no empieza ni acaba, siempre está en el medio, entre las cosas, inter-ser, intermezzo. El árbol es filiación, pero el rizoma tiene como tejido la conjunción “y... y... y...”» (DELEUZE, Gilles y Félix GUATTARI, Mil mesetas, Valencia: Pre-Textos, 1988, p. 29)


Notas al margen

[ género ]

La Isagoge de Porfirio funcionó como el manual por antonomasia para la lógica aristotélica a lo largo de la Edad Media. En ella se expone la teoría de los predicables y se lleva a cabo la división de la categoría de sustancia, como ejemplo del método para pasar del género a la especie a partir de la aplicación de pares de diferencias específicas. Umberto Eco ha criticado este “árbol de Porfirio”, como lo ha llamado la tradición, porque termina por fragmentarse en una infinidad de diferencias, poniendo de manifiesto que géneros y especies no son sino fantasmas verbales que encubren la verdadera estructura de la realidad.

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raramente, el PAU se utiliza para unir más de una variedad en un mismo patrón, obteniendo así un único ejemplar que produce tipologías de características diversas. El PAU sólo es posible entre especies más o menos estrechamente relacionadas, puesto que de otro modo los tejidos resultan incompatibles y la conexión infraestructural necesaria para la supervivencia del nuevo barrio no se realiza. Normalmente el límite está dado por la pertenencia a un mismo género, aunque existen excepciones; géneros estrechamente emparentados, como los ensanches decimonónicos, pueden funcionar como pie para barrios dormitorio. En la mayoría de los casos, una de las variedades se selecciona como raíz por su resistencia, y el viario del nuevo barrio se juxtapone a esta base. En otros casos, una avanzadilla del PAU se adosa lateralmente al casco afianzado del receptor, y después de asegurarse la fusión exitosa se corta este último.

Finalidad del PAU La aplicación de un PAU puede responder a varios objetivos distintos: Resistencia: En los tejidos de interés comercial, la finalidad más común es la resistencia a conflictos sociales presentes en el área que imposibilitarían el normal desarrollo de la variedad si ésta se implantase directamente. De ese modo, el barrio que podría resultar afectado no entra realmente en contacto con los patógenos, mientras que el patrón que es resistente cumple la función de estrato intermedio aislante. En estos casos, el patrón se reduce por lo común al sistema radical. Las plagas controladas de este modo suelen ser de la etnia gitana; en el caso del pequeño pueblo, por ejemplo, los tejidos europeos producen un barrio de mayor calidad, pero son sensibles al asentamiento chabolista, mientras que los de origen americano son resistentes a éste. La casi totalidad de los urbanistas de la actualidad emplean PAUs de los primeros sobre raíz americana para evitar la afección.

Freaks. Tod browning. 1932.

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Energía: Del mismo modo, los PAUs pueden utilizarse


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Notas al margen

para cultivar variedades con requerimientos energéticos relativamente estrictos sobre pies más rústicos. Esta práctica es generalizada en el caso de los polígonos comerciales, en que se utilizan pies capaces de sobrevivir en suelos pobres —ciudades de extrarradio— para injertar otras especies de mayor interés comercial. Reproducción: En el caso de híbridos obtenidos artificialmente que poseen características deseables, la reproducción por PAU es la única manera de obtener tejidos que los conserven. Este es el caso del centro comercial mastodóntico en el que se concentran todas las tiendas del barrio, que se produce in vitro y se incrusta luego sobre urbes ya asentadas. Aceleración del ciclo: El uso del PAU permite acelerar la madurez inmobiliaria de nuevos trazados, aprovechando la consolidación del pie. También permite iniciar nuevas plantaciones injertando ramas adultas en pies ya establecidos. Las ramas adultas conservan su edad y pueden producir frutos al año siguiente. Enanización: El uso de ciertos pies permite obtener variedades de tamaño reducido, que facilitan la hipoteca en el caso de las especies de valor comercial, o poseen un interés ornamental. Los pies enanizantes, o de bajo vigor, permiten tener mayor cantidad de bloques de vivienda en una superficie dada sin que la reducción del rendimiento de cada una de ellos sea proporcional a su reducción de tamaño. De esta manera, se pueden alcanzar mayores producciones, sobre todo, cuando el enanismo se potencia con la precocidad.

Procedimiento Para realizar un PAU, los tejidos de ambas ciudades deben entrar en contacto. En ningún momento los edificios se mezclan; los tejidos por encima y debajo del punto de contacto permanecen por completo diferentes. La unión viene dada por la formación de un callo parenquimático producido por el corte. Algunas de las fincas del callo se transforman, en condiciones adecuadas, en suelo urbanizable que puede volver a producir edificación, estableciendo así la comunicación simplástica entre ambas partes. La temperatura y humedad del PAU debe mantenerse controlada

[ aceleraci ó n ]

«La introducción del sujeto en la jerarquía de las velocidades (inferiores, superiores), al desestabilizar el instante, anula las referencias; fenómeno contingente, la diversificación de la velocidad anula también la sensación de duración general del movimiento continuo» (VIRILIO, Paul, Estética de la desaparición, Barcelona: Anagrama, 1988, p. 121)


Notas al margen

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[ PAU ]

para favorecer esta unión.

«Puesto que toda ciudad tiene una sola finalidad [hacer posible una vida buena], es claro que también la educación tiene que ser una y la misma para todos los ciudadanos, y que el cuidado de ella debe ser cosa pública y no privada, como lo es en estos tiempos en que cada uno se cuida privadamente de sus propios hijos y les da la instrucción particular que le parece. El entrenamiento en lo que es común debe ser también común»

En la primera fase del proceso de PAU, las edificaciones puestas en contacto reaccionan ante el tejido extraño. Sólo luego la unión se completa mediante la división de los tejidos adyacentes en las superficies opuestas, y la firmeza de la fijación aumenta lentamente. La efectividad depende de la formación de canales de comunicación entre las partes y el depósito de pintadas en el tejido de unión. En los cuatro primeros días, aproximadamente, la división espacial es activa, y el número de promociones experimenta un rápido aumento. La resistencia del PAU es proporcional a la cantidad de pintadas realizadas en la unión. La restauración de la continuidad energética se produce al final de la primera y durante la segunda fase, por el aumento del número de consumidores.

(ARISTÓTELES, Política, 1337a).

[ hábitat ]

«Una exuberante vegetación tropical brotó inmediatamente entre los serios tulipanes, partiendo la tierra húmeda. Las hojas pálidas y tiernas de los bambúes temblaban contra el alambrado. Un delicado tapiz de musgo negro se descolgó desde las ramas de un olmo seco, cadáver vestido para su propia coronación. Unas enredaderas sofocantes rodearon los troncos delgados de los abedules como novios ansiosos» (BALLARD, J.G., Compañía de sueños ilimitada, Madrid: Minotauro, 1990, pp. 145-146).

Historia El PAU es una técnica conocida desde la Antigüedad. Está documentado en China desde comienzos del I milenio a. C., y en Occidente ya la Grecia clásica lo conocía. Aristóteles describe con bastante detalle las técnicas empleadas en su época, y los urbanistas romanos las documentan asimismo. Aunque el interés en la práctica continuó y se estimuló en el Renacimiento, no sería hasta el siglo XVII cuando Henri Louis Duhamel estudiase la función de los tejidos en el proceso de PAU, investigaciones continuadas por Hermann Vochting que sentaron las bases de los conocimientos modernos sobre el PAU. A partir de los años 1920 se cuenta con descripciones científicas del PAU en púa, y a partir de los ‘60 se popularizó en capitales de provincia. La extensión del cámbium en éstas es la que parece favorecer su aplicación.


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Notas al margen

III. En urbanismo, el término PAU (latín, literalmente “pobre”) designa a un grupo de organismos planificados entre los que se encuentran los barrios y los distritos completos de nueva planta. Se clasifican en un apartado distinto al de las infraestructuras, los ensanches y la intervención en cascos consolidados. Esta diferenciación se debe, entre otras cosas, a que poseen una escala propia del automóvil, a diferencia de los centros históricos que se han tenido que adaptar, y debido a que algunos crecen y/o actúan como parásitos de otras áreas urbanas. Actualmente se consideran como un grupo heterogéneo, formado por organismos pertenecientes por lo menos a tres líneas evolutivas independientes. Los PAU se encuentran en hábitats muy diversos: en función de esto adoptan una configuración extensiva o intensiva. Segun su tipología, se pueden clasificar en cuatro grupos: saprofitos, liquenizados, micorrizógenos y parásitos. En

056 Haeckel. Árbol. 1866.


Notas al margen

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la mayoría de los casos, empiezan siendo poco conspicuos debido a su carácter periférico; se establecen en suelos recalificados, en ocasiones junto a asentamientos ilegales en descomposición. Cuando fructifican, no obstante, producen estructuras llamativas (los centros comerciales son un ejemplo de ello). Realizan un procesado externo de sus residuos, segregando aguas fecales, materia orgánica y envases, que absorben luego las distintas cadenas de reciclado y tratamiento. A esta forma de abastecimiento se le llama sostenibilidad, la cual es similar a la que se da en el medio rural, con la diferencia de que en los PAU (y en las ciudades, más en general) no se cierra realmente el ciclo trófico. Los PAU son los consumidores más ávidos de bienes de consumo en muchas ciudades, y como tales tienen un impacto ecológico muy relevante.

057 Animalario del profesor Revillod.

[ residuo ]

La generación de basura es síntoma de la riqueza de una sociedad, pues significa la existencia de un excedente, de despilfarro. En contraposición, las sociedades pobres suelen tener una economía de subsistencia en la que no se tira nada porque todo se aprovecha. Pero la basura es también el horizonte caótico que amenaza al hombre moderno, el estigma que le recuerda sus raíces animales, con el que tiene que enfrentarse para llevar una vida ordenada y limpia.

Los PAU tienen una gran importancia económica: las promociones de vivienda son las responsables del gran mercado de hipotecas, y tienen no poca relevancia en la prevalencia del automóvil. Desde 1940 se han empleado para producir industrialmente ciudadanos normales, con sus respectivas familias. Algunos desarrollos son agentes de control social. Otros producen alienación, cuadros psicológicos (como las neurosis) que son nocivos para humanos y otros animales. Las enfermedades procedentes del PAU afectan a humanos, otros animales y plantas; en estas últimas, afecta a la seguridad alimentaria y al rendimiento de los cultivos. Reproducción Los PAU se reproducen sobre todo por medio de planes parciales, los cuales se promocionan en un estado latente, que se interrumpe sólo cuando se hallan condiciones favorables para su ejecución. Cuando estas condiciones se dan, el plan urbanístico se aprueba, surgiendo de él un primer trazado, por cuya extensión y ramificación se va constituyendo un viario. La velocidad de crecimiento de las calles de un PAU es verdaderamente espectacular: en un PAU tropical llega hasta los 5 m por minuto. Se puede decir, sin exagerar, que algunos PAU se pueden ver crecer bajo los propios ojos. Las regulaciones de los PAU se discuten en restaurantes, ya sea asexualmente o como resultado de un proceso de reproducción sexual. En este último caso la producción de normas es precedida por el número gordo, del cual


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se originan las previsiones de beneficio. Las normas producidas a continuación del presupuesto grueso se denominan normones. Como la misma variedad de PAU es capaz de reproducirse tanto legal como ilegalmente, los normones tienen una capacidad de resistencia que les permite sobrevivir en las condiciones más adversas, mientras que las normas producidas legalmente cumplen sobre todo con el objetivo de propagar el PAU con la máxima rapidez y extensión posible. El trazado vegetativo de los PAU, o sea el que no cumple con las funciones reproductivas, tiene un aspecto muy simple, porque no es más que un conjunto de calles dispuestas sin orden. La fantasía creativa de los PAU se manifiesta sólo en la construcción de dotaciones semi-públicas, las cuales, como indica el nombre, sirven para propagar el ideario neo-liberal.

Notas al margen

[ fantas í a ]

Fantasía deriva del verbo griego phantázesthei, que significa devenir visible, y está vinculado con el verbo phaíno, que designa un aparecer que se relaciona con palabras como luz y brillar. De este verbo deriva “fenómeno”, lo que se manifiesta, pero también “fantasma”, una aparición engañosa.


Notas al margen

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[ enfermedades ]

«El hombre es esencialmente un enfermo, y el hecho de que esté enfermo es precisamente lo que hace de él un hombre, y quien desee curarle, llevarle a hacer la paz con la naturaleza, “volver a la naturaleza” (en realidad no ha sido nunca natural), todo lo que hoy se exhibe en materia de profetas regeneradores, vegetarianos, naturistas y otros, todo ese estilo Rousseau, por consiguiente, no busca otra cosa que deshumanizarle y aproximarle al animal. [...] En una palabra, es tanto más hombre cuanto más enfermo está, y el genio de la enfermedad es más humano que el genio de la salud» (MANN, Thomas, La montaña mágica, Barcelona: RBA, 2001, p. 420).

II. El PAU es un conjunto de enfermedades en las cuales la ciudad produce un exceso de edificaciones malignas (conocidas como ladrillazos), con crecimiento y división más allá de los límites normales (invasión del tejido circundante). La invasión se produce a distancia, por vía fundamentalmente especulativa, de las promociones originarias del PAU, y el crecimiento de nuevos edificios en los lugares de destino de dicha invasión. Estas propiedades diferencian a los edificios malignos de los benignos, que son limitados y no invaden. Las ciudades normales al sentir el contacto con las ciudades vecinas inhiben el crecimiento, pero los PAU no tienen este freno. La mayoría de los PAU se dotan de un gran centro comercial pero algunos no.


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Notas al margen

El PAU puede afectar a todas las ciudades, incluso a las más jóvenes, pero el riesgo de sufrir los más comunes se incrementa con la edad. El PAU causa cerca del 13% de todas las quiebras. El PAU es causado por anormalidades en la redacción de los proyectos de edificación. Estas anormalidades pueden ser provocadas por agentes corruptores, como el poder político y el financiero, o por la más absurda ignorancia. Otras anormalidades conducentes al PAU son adquiridas durante la copia de un proyecto anterior, al no corregirse los errores que se producen durante la misma. O bien son congenitales y, por consiguiente, se presentan en todas las promociones desde su nacimiento. Existen complejas interacciones entre el proyecto y los corruptores, un motivo por el que algunos municipios desarrollan un PAU después de la exposición a corruptores y otros no. Nuevos aspectos en el desarrollo de un PAU, como la simulación infográfica y la ingeniería financiera, están siendo estudiados como importantes factores a tener en cuenta por su implicación. El PAU es generalmente clasificado según el tejido a partir del cual las edificaciones nocivas se originan. Un diagnóstico definitivo requiere un examen tipológico, aunque las primeras indicaciones de PAU pueden ser dadas a partir de testimonios o fotografías. Muchos PAUs pueden ser tratados y algunos curados, dependiendo del tipo, la localización y la etapa o estado en el que se encuentre. Una vez detectado, se trata con la combinación apropiada de actuaciones públicas. Según investigaciones, los tratamientos se especifican según el tipo de PAU y, recientemente, también del propio municipio. Ha habido además un significativo progreso en el desarrollo de normas que actúan específicamente en anormalidades proyectuales de ciertos edificios y minimizan el daño a las promociones normales. El diagnóstico de PAU está, en gran medida, influenciado por el tipo de PAU, así como por la etapa o la extensión de la enfermedad (frecuentemente en estados iniciales suele ser confundido con otras patologías si no se realizan los diagnósticos diferenciales adecuados).

El arca de Noe. Athanasius Kircher.1675

058

[ ignorancia ] «Platón contempla con veneración el pasado, un mundo en que habían existido de verdad los “sabios”. Por otra parte, la filosofía posterior, nuestra filosofía, no es otra cosa que una continuación, un desarrollo de la forma literaria introducida por Platón; y sin embargo esta última surge como un fenómeno de decadencia, ya que “el amor a la sabiduría” es inferior a la “sabiduría”. Efectivamente, amor a la filosofía no significaba, para Platón, aspiración a algo nunca alcanzado, sino tendencia a recuperar lo que ya se había realizado y vivido» (COLLI, Giorgio, El nacimiento de la filosofía, Barcelona: Tusquets, 1977, pp. 11-12).


Notas al margen

[ codicia ] Hasta el siglo XII, la circulación de la moneda tenía un alcance limitado, por lo que la usura no constituía un problema. La situación cambió al acelerarse su difusión y el crédito. En el siglo XIII, la usura fue condenada en los sermones de clérigos, teólogos y en el derecho canónico, fundamentalmente por dos motivos: era un robo al prójimo y además un robo a Dios, ya que un préstamo sólo puede devolverse a través del tiempo, que pertenece únicamente a Dios. Para salvar este obstáculo, la Iglesia inventó el purgatorio como lugar intermedio en el que el usurero podría purgar sus pecados. Este hecho permitirá, a largo plazo, el desarrollo del capitalismo.

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Epidemiología del PAU Frecuencia: El PAU es la segunda causa principal de quiebra, detrás del puro despilfarro. Sin embargo, este último es responsable de cada vez menos quiebras, mientras que las causadas por un PAU están aumentando. Se estima que a lo largo del siglo XXI, el PAU será la principal causa de quiebra en los municipios desarrollados. A pesar de esto, se ha producido un aumento en la supervivencia de los municipios con PAU. Causa del PAU: Es desconocida pero se conocen muchos factores de riesgo que lo precipitan. El principal factor de riesgo es la edad o el envejecimiento (de la población, entre otras cosas). El segundo factor de riesgo es el automovilismo, y le siguen la política energética y la codicia. Sea como fuera, no podemos pensar en el PAU como un padecimiento de causa única, sino más bien como el resultado final de una interacción de múltiples factores, entre los que se incluyen el ambiente, los hábitos políticos, la herencia cultural, etc.

Morfología del PAU

Las edificaciones tumorales tienen una morfología alterada que depende de la diferenciación y de la anaplasia. La diferenciación arquitectónica de un PAU es el grado en el que las edificaciones nocivas se asemejan a las edificaciones normales de las que proceden, tanto formal como funcionalmente. Las edificaciones normales que constituyen el tejido urbano están muy diferenciadas, lo que les permite realizar funciones específicas. Generalmente, los PAU benignos son bien diferenciados y los PAU varían desde bien diferenciados a indiferenciados. Un grado de diferenciación bajo indica que las edificaciones invasoras son muy diferentes a lo que deberían ser para desarrollar funciones habituales en el municipio. La anaplasia es la ausencia de diferenciación que conduce a una falta de especialización o de función celular y, generalmente, cuanto más indiferenciado sea un PAU, más alta es su velocidad de crecimiento. En general, lo que diferencia un PAU maligno de otro benigno, es la capacidad que poseen sus habitantes de lograr una trasvasación exitosa (o metástatizar), que se define como la capacidad que posee un ciudadano de introducirse al


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Notas al margen

entorno social (o laboral), mediante la ruptura de barreras a la integración que separan a los nuevos habitantes de la población originaria. Esta característica que se adquiere luego de sucesivas alteraciones en el tejido social, donde es común observar familias fragmentadas, pérdida de valores integradores (como el p53 o el bcl3), es la que origina el proceso de metástasis; es decir, la invasión y destrucción de tejidos. Dicho proceso de trasvasación posee una escasa eficiencia, que es del orden de 1 en 10.000 casos. La baja eficiencia se debe principalmente a la actividad del sistema de protección social. Por otro lado, cabe destacar que la característica que hace fatales a los PAU malignos, comparativamente con los benignos, es la mencionada capacidad de invasión de tejidos, en donde las promociones dañinas, generalmente cuando se alojan en la periferia de un asentamiento, destruyen la arquitectura del mismo, siendo sus residuos, a su vez, tóxicos para las fincas sanas adyacentes, causando la eliminación de este tipo urbano. Una capacidad interesante propia de promociones invasivas es la producción de infraestructuras para abastecerse, las cuales son los responsables de la desmesurada red viaria que poseen los PAU (estos producen una gran demanda, responsable de la formación de extensas redes). Esta característica le permite al PAU tener un gran aporte de energía, lo cual favorecerá su crecimiento y proliferación a mayor velocidad y distancia. Esta capacidad se encuentra generalmente ausente en planes parciales benignos, no generando típicamente estos factores hipertrofiantes y en los que además sus habitantes no poseen la capacidad de trasvasarse, por lo cual es de esperar que crezcan hasta un determinado tamaño compatible con la cantidad de energía de que disponen. En conclusión, según recientes trabajos de investigación, en general, una única alteración en la redacción del proyecto no es la responsable de transformar a una promoción decente en una especulativa; por el contrario, se requieren múltiples desviaciones (que a la postre suelen degenerar en aberraciones presupuestarias), las cuales son generadas ya sea por sucesivos ciclos replicativos o por factores externos inductores de la corrupción (impunidad, soborno, coacción).

[ aberraci ó n ] «[Las aberraciones] corresponden a una realidad de apariencias y poseen una innegable capacidad de transfiguración. La vida de las formas depende no solamente del lugar donde ellas existen realmente, sino también de aquél donde son vistas y recreadas» (BALTRUŠAITIS, Jurgis, Les perspectives dépravées. Tome 1 – Aberrations, París: Flammarion, 1995, p. 11; la traducción es mía).


Notas al margen

[ guerrilla ] «El problema de la guerrilla se confunde con el del desierto: es un problema de individualidad o de subjetividad, aunque sea una subjetividad de grupo, en el que está en juego la suerte de la libertad, mientras que el problema de las guerras y de los ejércitos es la organización de una masa anónima sometida a unas reglas objetivas, que se proponen hacer del hombre un “tipo”» (DELEUZE, Gilles, Crítica y clínica, Barcelona: Anagrama, 1997, p. 168).

Tree of life by Ernst Haeckel. 1879.

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Tratamiento del PAU

El tratamiento del PAU se fundamenta en tres pilares: participación ciudadana, acción política y guerrilla urbana. Existe un cuarto pilar llamado terapia okupacional que incluiría la asamblea, el centro social autogestionado y los pasacalles. El tratamiento del PAU es multidisciplinar donde la cooperación entre los distintos profesionales que intervienen (urbanistas, arquitectos, sociólogos), es de máxima importancia para la planificación del mismo; sin olvidar el consentimiento informado del pleno municipal. En todo momento, el apoyo emocional es fundamental y la búsqueda de los posibles detonantes psicoemocionales o psicobiológicos. Aspectos emocionales: la búsqueda de los aspectos psicoemocionales o psicobiológicos que han podido generar la alteración cerebral que originó la formación del PAU, es prioritario. Si se desconoce esto, lamentablemente, es frecuente que cuando diagnostican a un municipio con PAU, puede sufrir estrés y otras reacciones por su efecto nocivo, que van a agravar el cuadro clínico, debilitando su sistema de protección social. Estas sensaciones pueden hacer que resulte difícil que el municipio consulte cabalmente a sus asesores en materia de urbanismo. A menudo, el hacer una lista de preguntas de antemano ayuda en esta tarea. También, ayuda recordar lo que dice el especialista, los alcaldes pueden tomar notas o preguntar si pueden utilizar una grabadora.


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BIBLIOGRAFÍA ● AUGÉ Marc, Los No Lugares, Barcelona, Gedisa, 2000 ● BAUDRILLARD Jean, La Ilusión del Fin, Barcelona, Anagrama, 1993 ● Zygmunt Bauman, Liquid Modernity, Cambridge, Polity Press, 2000 ● FOUCAULT Michel, Des Espaces Autres. Heterotopias. http://foucault.info/documents/ heteroTopia/foucault.heteroTopia. fr.html 11/10/2011 ● HUIZINGA Johan, Homo Ludens, Madrid, Alianza Editorial, 1972 ● OuLiPo (VV.AA.), Atlas de Littérature Potentielle, Paris, Gallimard, 1988 ● http://es.wikipedia.org/ wiki/Cancer 10/06/2011 ● http://es.wikipedia.org/ wiki/Hongo 23/06/2011 ● http://es.wikipedia.org/ wiki/Injerto 20/06/2011

Notas al margen

[ - graf í a ] : «Una vez inscritas, las palabras de un documento quedan fijadas, y fijado está también el orden en el que aparecen. Toda la espontaneidad, la movilidad, la improvisación y la agilidad de la respuesta del lenguaje hablado se desvanecen. La elección y el orden originales de las palabras se pueden corregir, pero sólo mediante una escritura ulterior que reemplaza una versión de permanencia por otra (como en un procesador de textos). Esta disposición verbal fijada en un artefacto visible es el instrumento necesario para sostener la tradición de la sociedad en la que vivimos, una sociedad alfabetizada cuya continuidad y cuyo carácter se hallan afirmados y reafirmados en miles de documentos que le sirven de sostén material» (HAVELOCK, Eric A., La musa aprende a escribir, Barcelona: Paidós, 1996, p. 103).


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Notas al margen

[ visuales ]

Reflexiones Visuales

Israel Páez López-Bravo

La emergencia de los estudios visuales ha transformado el escenario de la reflexión teórica e histórica acerca de las prácticas artísticas y culturales. A partir de la creciente hibridación entre géneros y técnicas, del fenómeno de la globalización, de los medios de comunicación de masas, así como del carácter impuro y complejo de todo acto de ver, los estudios visuales niegan la autonomía del arte y reivindican la pluralidad de dimensiones significantes de la producción simbólica. El discurso acerca de estas prácticas no podrá constituir nunca una disciplina fijada y cerrada que busque el establecimiento de un canon universal, sino que debe ser generador de conceptos y, especialmente, de nuevos sentidos.


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BARCO

[ barco ] «Era el barco un puro trofeo ambulante, una especie de embarcación caníbal ornada con los huesos de sus enemigos vencidos. Toda la amurada estaba adornada como una mandíbula continua, en la que los dientes agudos del cachalote estuvieran ahí fijados para hacer de cabillas y amarrar en ellas maromas y cabos, los cuales no corrían sobre vulgares roldanas de madera terrestre, sino, diestramente por cajeras de marfil marino. [...] Una noble embarcación, si bien un tanto nostálgica, como suelen ser todas las cosas elevadas » (MELVILLE, Herman, Moby Dick, Madrid: Santillana, 2012, p. 118).

Salgo de casa y cruzo la calle del ensanche mirando a ambos lados... nadie. Me enciendo un cigarro, apenas puedo ver la otra orilla de hormigón. El sol calienta mi cráneo y rompo a sudar, no hay refugio. Aceras de 20 metros y carreteras de 30 son fronteras a mi paso; ya no hay ciudad, todo es vacío. Parece que la realidad se ha transformado en una representación virtual en tres dimensiones de las que se utilizan en los videojuegos. Llevo más de 40 minutos caminando y todavía no me he cruzado con nadie, tan solo necesito conseguir una llave inglesa para reparar el grifo de la cocina, pero tal empresa se presenta como imposible. A lo lejos vislumbro una mole de hormigón forrada con luces de navidad, en la fachada un inmenso letrero escrito con luces de neón reza: MODA – DEPORTES – JUGUETES Hipnotizado por los destellos me dirijo hacia la luz... Ya no recuerdo lo que andaba buscando.


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Notas al margen

“...aprobado en 2010 el ensanche de Alcorcón. Por otro lado, construido en Finlandia el Queen Mary 2; tiene “...aprobado en 2010 el ensanche de Alcorcón. Por otro lado, construido enveces Finlandia Queeny Mary 2 unas dimensiones cuatro las delel Titanic en sus tiene unas dimensiones cuatro veces las del Titanic 15 pisos y 1800 camarotes pueden viajar 4370 pasajeros. y en sus 15 pisos y 1800 camarotes pueden viajar 4370 Pesa 15800 toneladas, tiene 338 metros de eslora, 50 pasajeros. pesa 15800 toneladas, tiene 338 metros de METROS de manga y alcanza la velocidad de 21 nudos” eslora, 50 METROS de manga y alcanza la velocidad de 21 nudos ”

[ pasajero ] «El pasajero de edad avanzada que iba sentado junto a la ventanilla del lado norte de ese vagón de ferrocarril que avanzaba inexorablemente, junto a un asiento vacío y enfrente de otros dos también vacíos, era ni más ni menos que el profesor Timofey Pnin» (NABOKOV, Vladimir, Pnin, Barcelona: Anagrama, 1994, p. 7).


Notas al margen

[ estudio de arquitectura ]

«El mal uso de la máquina consiste en impedir que las personas aprendan con la repetición. [...] El hecho de dibujar los ladrillos a mano, por tedioso que sea, instiga al dibujante a pensar en su materialidad, a hacerse cargo de su solidez, que contrasta con el espacio que corresponde a una ventana, vacío y sin marca en el papel» (SENNETT, Richard, El artesano, Barcelona: Anagrama, 2009, pp. 55 y 57).

estupor

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GRÚAS Click, click,click... El sonido del ratón inunda la habitación del estudio de arquitectura. Nueve personas “dibujan” el próximo P.A.U. Vectores magentas, cianes, rojos y amarillos sobre fondo negro. Pulsa F8 –exhorta el arquitecto jefe- las calles se mantendrán siempre rectas, no hay fallo. Todavía podemos acercarnos un poco más a la autopista. Para el cruce traza una circunferencia de 200 metros de diámetro, sí, 200 metros, luego pesaremos que poner dentro, de momento será el eje de la nueva ciudad... Quién sabe, quizá al Real Madrid en un futuro le interese construir su nuevo estadio dentro.


109

estupor

“...aprisa! Esta calle está torcida, tenemos que ponerla recta”

“...aprisa! esta calle está torcida tenemos que ponerla recta ”

Notas al margen

[ máquina ] «Los gestos de un orador, que de por sí no son ridículos, inspiran risa por su repetición”. Es que la vida no debería nunca repetirse en toda su plenitud circunstanciada. Dondequiera que hay repetición, dondequiera que hay semejanza completa, vislumbramos en seguida que lo mecánico funcionando tras lo vivo. [...] Tal desviación de la vida en el sentido de la mecánica es en este caso la verdadera causa de la risa» (BERGSON, Henri, La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad, Buenos Aires: Losada, 2003, p. 34).


Notas al margen

[ meeting ]

«El propósito de la neolengua no era únicamente proveer de un medio de expresión para la visión del mundo y los hábitos mentales a los partidarios del Ingsoc, sino hacer imposible cualquier otro modo de pensamiento» (ORWELL, George, 1984, London: Penguin Books, 1989, p.312; la traducción es mía).

estupor

110

PUZZLE Estimado Arquitecto, Según acordamos en el último “meeting” le hemos reservado el solar que tiene mejores posibilidades: será la perla, la clave del próximo ensanche. Necesitamos que se convierta en el hito del nuevo barrio, deberá tener conexiones y servir como “pluging” urbano, “reseteando” y funcionando a modo de “backstage” entre lo público y lo privado, asimismo es importante “chequear” el proceso de “feedback” y metabolizar la sinergias “randomizando” el resultado final. Sin otro particular se despide atentamente, La dirección.


111

estupor

Notas al margen

“...el emplazamiento constituirá la pieza que falta en el

“..el emplazamiento constituirá la pieza que falta en el PUZZLE territorial del municipio, articulando y todas las redes, tanto de infraestructuras como de dotaciones completando todas las redes, tanto de y infraestructuras espacios públicos, dando y sentido a la trama como coherencia de dotaciones y espacios urbana.” públicos, dando coherencia y sentido a la trama urbana.” PUZZLE territorial del municipio, articulando y completando

[PUZZLE]

La palabra puzzle deriva del verbo inglés pose, según su sentido originario de dejar perplejo o desconcertar. De maze, laberinto, se obtienen palabras como amaze o amazement, que también indican estupor, asombro y confusión


Notas al margen

[ ciega ]

Según Schelling, la realidad provoca el “estupor de la razón”, a partir del cual el pensamiento puede pasar de una autonomía abstracta y puramente conceptual a moverse en el plano de lo existente, empujando a la razón a salir de sus propios límites. Este concepto ha sido estudiado por el filósofo italiano Luigi Pareyson.

estupor

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RÓTULA (LA PIEZA) La desolación se abre paso entre lo nuevo y lo viejo. No hay rastro del eslabón perdido, la marea nos arrastra hacia el parque de atracciones continuo, frío, helado y aburrido donde solamente circulan vehículos matriculados. Los ataques de estupor nos paralizan pero aprovechamos la intermitencia de esta catatonia para abrir los ojos y gritar. La fe ciega en la “pieza”, en el edificio maestro que deslumbre y atraiga a todos, se desmorona. El “efecto Guggenheim” ha muerto de sobredosis. La sociedad ataviada con gafas de sol ya no se fía de los destellos. El arquitecto bajó de las pirámides y templos a las pasarelas de moda; ahora le toca mancharse las manos y dialogar.


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estupor

Notas al margen

“...el resultado es una ordenación posibilista, excesivamente

“...el resultado es una ordenación posibilista, excesivamente condicionada por la gestión, y que no que para la ciudad, desde su posición estratégica, esta zona asume las oportunidades que para la ciudad, desde su podría desempeñar como RÓTULA entre el podría suelo urbano consolidado posición estratégica, esta zona desempeñar industrial-comercial el suelo nuevo distrito. como ROTULA entrey el urbano consolidado y el nuevo distrito.” Laindustrial-comercial pieza constituirá un verdadero “INTERFACE” de comunicación La pieza constituirá un verdadero “INTERFACE” de entre “lo nuevo y lo antiguo”, entre el siglo XX y el siglo comunicación entre “lo nuevo y lo antiguo”, XXI.” entre el siglo XX y el siglo XXI.” condicionada por la gestión, y que no asume las oportunidades

[ “ lo nuevo y lo antiguo ” ]

El paso de una cultura basada en la tradición oral a una concepción historicista implica un cambio en la noción de tiempo, que pasa de ser una vaga concepción rítmica, como es propio de los cantos y las danzas, a constituirse en una verdadera idea que acaba por abarcarlo todo; incluso los sucesos contemporáneos son tratados como pasado, en el sentido de visibles para sí mismos (vid. GARCÍA CALVO, Agustín, Historia contra tradición. Tradición contra Historia, Zamora: Alcina, 1998).


Notas al margen

[ “apartheid ” urban í stico ]

«El movimiento rápido, tal y como se da en un automóvil, estimula la utilización de un repertorio de imágenes, esto es, esa disposición a clasificar y juzgar de manera inmediata. La geografía fragmentada también refuerza el repertorio de imágenes, pues en la periferia cada fragmento tiene su función –el hogar, las tiendas, la oficina, la escuela– y está separado por espacios vacíos de otros fragmentos» (SENNETT, Richard, Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, Madrid: Alianza, 1994, p. 389).

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UFO (TÁBULA RASA) Borrar, eliminar y tirar hoy en día es fácil y rápido. Arreglar, reparar y reutilizar resulta caro y lento. Finalmente se ha impuesto un urbanismo deshumanizado, que aterriza y se asienta en el territorio como una nave espacial, haciendo un borrón y cuenta nueva a una escala mastodóntica. El proceso de creación de nuevos barrios y ciudades se ha convertido en algo impuesto desde arriba, menospreciando la opinión de los ocupantes y moradores originales de dichos terrenos. Se ha disociado la vida de los ciudadanos. Donde se duerme ya no se trabaja, donde se compra ya no se puede vivir. Los centros históricos de las ciudades se han ido transformado lenta pero progresivamente en gigantescos malls, primando los usos turísticos y hosteleros sobre los residenciales. Es la ciudad espectáculo: se mira pero no se vive. Los nuevos barrios y ciudades en cambio nacieron ya con el “apartheid” urbanístico, segregando desde el principio usos residenciales de comerciales y dotacionales, haciendo imprescindible el empleo del coche para el día a día. La “tábula rasa” es el fantasma que recorre las calles de nuestras ciudades.


115

estupor

Notas al margen

“..crearemos un urbanismo para todos, un urbanismo para los más desfavorecidos, un urbanismo sostenible, un urbanismo que

“..crearemos un deurbanismo parauntodos, un verde, urbanismo duplique el tamaño las ciudades, urbanismo un

para losdinámico más desfavorecidos, un urbanismo sostenible, urbanismo y flexible, en definitiva un urbanismo del un urbanismo que duplique el tamaño de las ciudades, un urbanismo verde, un urbanismo dinámico y flexibe, en definitiva un urbanismo del ESPACIO EXTERIOR...”

ESPACIO EXTERIOR...”

[ espacio exterior ]

«Desde luego, precisamente nuestros proyectos más poderosos eran los que traicionaban de forma más evidente nuestro grado de inseguridad. Así, la construcción de fortalezas, de la que Amberes era uno de los ejemplos más destacados, mostraba bien cómo, para tomar precauciones contra toda incursión de potencias enemigas, nos veíamos obligados a rodearnos cada vez más de defensas, en etapas sucesivas, hasta que la idea de unos cercos concéntricos que se iban ampliando tropezaba con sus límites naturales. [...] En el mejor de los casos, se admiraba, y en esa admiración había ya una forma de espanto porque de alguna forma sabíamos naturalmente que los edificios que crecen hasta lo desmesurado arrojan ya la sombra de su destrucción y han sido concebidos desde el principio con vistas a su existencia ulterior como ruinas...» (SEBALD, W.G., Austerlitz, Barcelona: Anagrama, 2002, pp. 18-23)


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[ original ]

«El aquí y el ahora del original constituye el concepto de su autenticidad»

De lo original a lo singular [o cómo perder la identidad]

Pedro Pitarch

(BENJAMIN, Walter, “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” en Discursos interrumpidos, Madrid: Taurus, 1982, p. 21).


Notas al margen

[ definici ó n del arquitecto ]

Vitruvio da una definición de arquitecto que incluye, aparte del conocimiento de la práctica de la edificación, la familiaridad con muchas otras disciplinas, como la filosofía, la matemática, la música o la astrología. Sobre esta base teórica, el Renacimiento italiano apoyará una noción intelectual de la práctica de la arquitectura, por oposición a la artesanía y la habilidad manual.

060 Thesis proyect.

Mehruss Ahi.2012

Exhibición antropometría. 1921

061

de

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perverso, sa. (Del lat. perversus). 1. adj. Sumamente malo, que causa daño intencionadamente. 2. adj. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas.

La figura del arquitecto es perversa. Nos sobra la identidad. En el siglo XXI, la arquitectura es una disciplina que no sólo tiende a la perversidad, sino que se descalifica a sí misma a través de los mecanismos con los que se hace patente. Dichos mecanismos son deudores de la propia definición del arquitecto, de los procesos de producción de arquitectura y del apego a la identidad. Es una cuestión de escalas. Vivimos en un contexto donde la escala humana está obsoleta. La escala la da el programa, las relaciones que se establecen en el interior de los espacios. Las situaciones y las condiciones del contexto. Por eso, aunque los proyectos con los que muchas veces trabajemos sean mensurables, concretos, carecen de escala, por lo que las condiciones arquitectónicas quedan reducidas a ejercicios formales, cuantificados, pero descontextualizados. La reciente herencia arquitectónica nos muestra al arquitecto invocado. Se convoca un concurso. Se genera la expectación. Se invoca al profeta. Se genera un objeto. Y se firman autógrafos. La figura del arquitecto, a su vez, se aferra a su escala humana. Aun produciendo arquitectura que trascienda de la escala humana al programa y las situaciones. El arquitecto, su figura, la función que reclama en la sociedad, como sistema, tiene escala humana. Porque a priori produce imágenes. Produce objetos. Para que puedan ser controlables por sus mecanismos de perversión. Para que puedan ser exhibidos. Porque las imágenes generadas deben ser proyectadas en las pantallas de las universidades. Porque deben ser impresas en las revistas que sus hijos compran. Porque deben asegurarse su éxito como mecanismo económico.

1


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119

La escala del está obsoleta.

2

3

arquitecto

también

Los mecanismos de producción arquitectónica se vinculan al proceso de definición de identidad. Se crea arquitectura de autor. Arquitectura de publicación. La arquitectura se convierte en una firma. Es más, los estudios de arquitectura, como sistemas compuestos de varios individuos, debido a sus protocolos de producción, pierden la riqueza del colectivismo. Existe dependencia de las imágenes. La dependencia del control de la forma. En definitiva, la producción de productos (objetos). Aparecen así conjuntos de personas, que pierden el colectivismo. Incluso en muchos de los auto denominados colectivos. Al aceptar protocolos cerrados de producción, en los que se inserta alguna variable que convierte al trabajo colaborativo en una quimera disfrazada por su extremada eficacia productiva. En definitiva, el sueño del cuerpo con varias cabezas, se desdibuja, y queda reducido al de la araña, un cuerpo con una cabeza y muchos brazos. Colectivos que producen por multiplicado pero evitan la complejidad del conjunto. Evitan las singularidades de lo personal. Los puntos críticos de tensión entre las mismas. Y abogan por la originalidad del conjunto unívoco, que produce un objeto, un sistema cerrado, unívoco, consecuencia de los procesos antiinclusivos de su producción. Es una arquitectura anti-colaborativa. Una arquitectura exclusiva. No admite inputs. Produce, por tanto, objetos contemplativos. Se convierte así la arquitectura en una disciplina, que produce objetos absolutamente definidos y finales. Esto es, diseños cerrados. Resultados inequívocos. La producción arquitectónica debería alejarse del objeto, e identificarse con un proceso acumulativo en sí mismo, donde el producto está en constante construcción y definición. Lo que supondría la admisión de nuevas realidades en los diseños. El arquitecto sería pues deudor de las realidades. Hay una tendencia en la arquitectura contemporánea hacia la super-

Notas al margen

[ contemplativo ]

«Soy consciente de que es posible decir de todo esto: no son más que palabras, de nuevo sólo palabras. No lo interpretaría como un insulto. Hemos oído a tantos oradores que hacían pasar sus palabras por algo más que palabras, por la fórmula de entrada a una vida nueva; hemos visto tantas representaciones teatrales que pretendían ser no sólo espectáculos, sino ceremonias comunitarias; e incluso hoy, a pesar de todo el escepticismo “posmoderno” hacia el deseo de cambiar la vida, vemos tantas instalaciones y espectáculos transformados en misterios religiosos que no resulta necesariamente escandaloso oír decir que las palabras son sólo palabras. Despachar los fantasmas del verbo hecho carne y del espectador vuelto activo, saber que las palabras son solamente palabras y los espectáculos solamente espectáculos puede ayudarnos a comprender mejor de qué manera las palabras y las imágenes, las historias y las performances pueden cambiar algo en el mundo en que vivimos» (RANCIÈRE, Jacques, Le spectateur émancipé, París: La Fabrique, 2008, p. 29; la traducción es mía).


Notas al margen

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originalidad. Instigada por un espíritu de distinción. Dicha originalidad, suele justificarse mediante la importación de mecanismos de otras disciplinas. La interdisciplinariedad queda reducida al catálogo de lo original. De lo nuevo y sorprendente.

[ métafora ] «Metáfora es transferencia del nombre de una cosa a otra; del género a la especie, de la especie al género o según analogía» (ARISTÓTELES, Poética, 1457b 17-18).

La metáfora está obsoleta. La traducción literal de lo conceptual a lo físico ignora las condiciones de contemporaneidad. Ignora la complejidad de la sociedad. Los mecanismos compositivos derivados de la importación literal interdisciplinar no dejan de producir objetos de lecturas más complicadas, pero que, como metáforas, prescinden de la complejidad social. Siguen siendo imágenes de un producto. Sin embargo se observan otras actitudes. Se observan flujos coherentes de producción. Coherentes con la contemporaneidad. Con la realidad de lo social, lo político y lo económico de nuestras sociedades. El paradigma arquitectónico esta migrando del diseño a la programación. De la producción a la postproducción. Del artista y el ingeniero como prototipos, al DJ y al programador como tipos.

4

5

Proponemos una migración de las originalidades a las singularidades. La originalidad formal solo crea la identidad. La identidad de lo contemporáneo, es decir, la pérdida de ella, la no-identidad de nuestra sociedad se define a través de las singularidades.

062 Estudio Mabey

Trousdell.1973.

Reclamamos una redefinición de las herramientas del arquitecto. Una revisión, en definitiva, de sus instrumentos de producción. Herramientas que dan lugar a situaciones opuestas a las famosas imágenes de proyecto y conceptos definidos a priori. Se aprecia claramente en objetos como el Neue National Gallery de Mies van der Rohe en Berlin. Un contenedor diáfano, con planta libre, donde la superimposición de realidades y la variedad programática son conceptos de partida. En definitiva, busca la flexibilidad. Pero donde, en realidad, y debido a sus protocolos

6


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de uso, las posibilidades están restringidas y las realidades contemporáneas eliminadas. Sus protocolos de uso cerrados y restrictivos, entran en conflicto con los supuestos objetivos de la realidad física del proyecto de Mies.

7

8

La definición de protocolos, por lo tanto, aparece como un ejemplo de herramienta del arquitecto contemporáneo. Mediante la definición de protocolos de uso, adoptamos una actitud verdaderamente contemporánea. Delimitando herramientas para el servicio del usuario y de sus intenciones. La figura del arquitecto como diseñador está obsoleta. Los arquitectos deben ser programadores. Proponer situaciones y trabajar con la condiciones de lo contemporáneo, no crearlas ni imponerlas. Tomar al DJ y al programador como referencias. Aquellos que realmente proponen situaciones de contemporaneidad mediante mecanismos coherentes con la realidad. Demandamos una interpretación retroactiva del readymade como producto postproducido, que se caracteriza por la invención de recorridos a través de la cultura. Generando comportamientos y reprogramaciones potenciales. ¿Y si la producción arquitectónica pudiese compararse a un deporte de equipo, lejos de la mitología tradicional del esfuerzo individual?

Notas al margen

[ readymade ] «Evito la palabra “creación”. En su sentido normal, social, la palabra creación es muy amable pero, en el fondo, no creo en la función creadora del artista. Es un hombre como cualquier otro. Su trabajo consiste en hacer ciertas cosas, pero también el hombre de negocios hace ciertas cosas, ¿me entiende? Por otro lado, la palabra “arte” me interesa mucho. Si viene del sánscrito, tal como he oído decir, significa “hacer”. Pero todo el mundo hace cosas y los que hacen cosas sobre una tela, con un marco, se llaman artistas. Anteriormente se les daba un nombre que me gusta más, artesanos. Todos somos artesanos, con una vida civil, militar o artística» (CABANNE, Pierre, Dialogues with Marcel Duchamp, Cambridge: Da Capo Press, 1987, p. 16; la traducción es mía).

¿Y si perdiésemos nuestra identidad?

1. - [Louis Sullivan y Dankmar Adler, Auditorium, 9

1889, Chicago] 2. - [John Soane, Banco de Inglaterra, 1792-‐1823, Londres] 3. - [Santiago Calatrava, Ciudad de las Artes y las Ciencias, 1998, Valencia] 4. / 5. - [Njric & Njiric, McDonald’s drive in, 1998, Maribor] 6.

-

[Mies

van

der

Rohe,

Neue

National

Gallery,

1965-1968, Berlin] 7. - [Peter Cook, Comego Project, 1963] 8.

-

[Lacaton&Vassal,

Place

Leon

Aucoc,

1996,

Burdeos] 9. - [Federico Soriano y Asociados, New Taipei City Museum of Art, 2011, Taipei]

Poster para el Fist Bank U n i o n . C a r g i l l Wilson.1974.

063


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Notas al margen

064 Triadisches Ballett. Oscar Schlemmer.1922.

La perversión de la academia Virginia Scalfalo

[ taller ]

Antes de la academia Al principio no había academia. En los inicios de la vanguardia artistas, filósofos, poetas, fotógrafos y arquitectos formaban un todo intelectual. Bauhaus, el París de los años 30, o la vanguardia berlinesa; son claros ejemplos. El arquitecto se demostraba en su práctica. Aprendía en el taller del maestro. Había disciplina, pero no había academia.

«El carpintero, la técnica de laboratorio y el director [de orquesta] son artesanos porque se dedican a hacer bien su trabajo por el simple hecho de hacerlo bien. Su actividad es práctica, pero su trabajo no es simplemente un medio para un fin que los trasciende. [...] El artesano representa la condición específicamente humana del compromiso» (SENNETT, Richard, El artesano, Barcelona: Anagrama, 2009, p. 32).


Notas al margen

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El cientifismo académico A partir de los años 40 hay una necesidad de acotar ámbitos profesionales. El saber científico y teórico toma el relevo a la experiencia. Las posibilidades de la nueva materialidad hacen necesaria una formación reglada. La competición con academias ya formadas urge la necesidad de crear una 065 Sei personaggi

in cerca d’autore. L.Pirandello. 1964

propia. Los colegios profesionales, sustituyen a las logias y a las escuelas de maestros. La

formación

universitaria

reglada

y

“tecnificada” se convierte en imprescindible. [ vanguardia ] «Añadir a las metáforas militares: Poetas de combate. La literatura de vanguardia. Este hábito de metáforas militares denota no tanto un auténtico espíritu militar como uno creado para la disciplina, es decir, para el conformismo; espíritus nacidos esclavos, espíritus belgas que no pueden pensar sino en sociedad» (BAUDELAIRE, Charles, Mi corazón al desnudo, Madrid: Felmar, 1975, p. 57).

Ideal del profesional liberal La profesionalización aleja poco a poco al

arquitecto

de

otras

disciplinas.

La

academia inicia un soliloquio que se irá impermeabilizando.

Los

profesionales

formados en este paradigma, asumen su rol de figura individual. Ya no hay vanguardias reales. El arquitecto actúa en solitario (o en grupo de arquitectos) guiado por roles de estilo en el teatro de la academia. Las propuestas críticas quedan diluidas en giros estéticos. Sumisión al consumo A finales del XX entramos en el apogeo del consumo. Toda oposición al sistema se

crucifica

como

anticuada

o

como


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Notas al margen

utópica. Toda crítica con alguna traza de posicionamiento moral se ridiculiza. Se elimina cualquier resto de conciencia ética. Hay que aceptar las catástrofes del sistema como fuerzas de la naturaleza, la realidad es capital y todo es mercado. Alcorcón perverso

066 Escuela de

Atenas.Rafael Sanzio.1509-1511.

Un buen ejemplo. La academia propone el solar. Ninguna fuerza de presión especulativa clásica tiene voz o voto. Arquitectos eligen

[ ejemplo ]

el solar, proponen las bases y evalúan las

El exemplum de la retórica medieval tiene su origen en la antigüedad y se define como una anécdota de carácter histórico que se utiliza como argumento persuasivo en un discurso, con el objetivo de mover al hombre a imitar el modelo de conducta propuesto. Es fundamental en el nuevo modo de predicación que surge entre el siglo XII y el XIII, destinado a un público urbano, y se relaciona con la moda de lo narrativo.

propuestas. Proponer, es evidente, hay que proponer algo. Una manzana en un PAU indecente que nadie ve como inaceptable. “Es simplemente una citación difícil de resolver”, un juego en el que aplicar nuestros artificios. A priori. No somos políticos. No somos promotores. No somos vecinos. Sólo somos arquitectos y hay que aceptar la realidad. Todo esto es verdad pero es perverso y falsificador. Somos humanos. Ciudadanos. Personas. Podemos identificar los errores y podemos mostrar nuestra posición. A veces la crítica necesaria es una bofetada. El poder tiene la voz de la realidad, los intelectuales sólo tenemos el grito de la razón.

(vid. LE GOFF, Jacques, L’imaginaire médiéval, París: Gallimard, 1985).


126

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127

Notas al margen

Crecimiento del núcleo de población Wacs

La ciudad siempre fue el medio en el que proliferaron las actividades, el intercambio cultural, financiero y laboral.

067 Filippo Tommaso Marinetti y Benedetta Cappa Marinetti in a car. 1932.

El crecimiento de la ciudad de Madrid hacia los bordes se ha hecho de un modo rápido en las dos últimas décadas, apenas se ha reflexionado sobre el modelo de ciudad que se debe implantar, su integración y su evolución. El automóvil privado, como apuesta de transporte, ha tomado la voz en el diseño de las tramas urbanas y su consiguiente morfología. Los valores de lujo y ostentación han sido líneas definitorias de la creciente urbanización de la clase media acomodada, mientras que las clases inmigrantes se asientan en los centros urbanos, en viviendas menos modernas.

La ciudad del siglo XXI ya no es la misma: los valores de movilidad que tanto preocuparon a la era post industrial han de ser replanteados con el debate de este siglo, con sus nuevas tecnologías y medios de comunicación. Es necesario recuperar la participación del ciudadano en las áreas de nueva creación, replantear la ‘colonización’ del territorio, rescatar la memoria o esencia de los lugares, conciliar el

[ clase media acomodada ] «Lo cursi es concretamente, más que cualquier otra cosa, la clase media baja reflejando la necesidad de mantener las apariencias y su incapacidad para hacerlo de una forma satisfactoria» (VALIS, Noël, La cultura de la cursilería. Mal gusto, clase y kitsch en la España moderna, Madrid: Antonio Machado Libros, 2010, p. 30).


Notas al margen

068 Exposicion de autom贸iles. Feria de Nueva York.1939.

069 Andy Warhol. Optical Car Crash. 1962.

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Notas al margen

urbanismo y el paisaje, es necesario inventar nuevos modos de vida que contemplen

[ espacios intersticiales ]

129

el debate contemporáneo medioambiental, económico y social. El medio en el que habitamos diariamente es responsable directo de estos temas.

No podemos seguir contemplando cómo, después de la gran crisis de los bancos del 2007 que ha azotado el planeta entero y su sistema económico, el panorama urbano y el modelo social siguen siendo los mismos.

Bloques de 4,5 o 6 plantas, de edificación abierta cercan sus espacios intersticiales para recrear un espacio comunitario global privado con piscinas, canchas de tenis

«Este espacio de los tránsitos, transparente y virtual, tan arcaicamente conocido por los errantes, inmemorial como el desierto que se atraviesa antes de todo descubrimiento, ¿no es precisamente el que poblamos con nuestras redes y el que habitamos cuando hablamos de un extremo a otro del mundo?» (SERRES, Michel, Atlas, Madrid: Cátedra, 1995, p. 27).

o zonas de ajardinamiento. El espacio público, el espacio donde cohabita la gente ha desaparecido. La relación con el lugar no marca ninguna pauta, tampoco existe relación de borde con las inmediaciones. Se acentúa la segregación social .El valor del suelo aumenta de un modo exponencial. El urbanismo es responsable de esta riqueza especulativa.

A escala territorial, han proliferado ágoras del siglo XX, a las que se accede por las grandes vías de comunicación, en las que el ente privado puede maximizar su comercio. Son los mercados globales, los grandes malls. Son los espacios de conexión entre ciudades dormitorio que implantan espacios privados enfocados al consumo en masa en los que la oferta de ocio despliega su catálogo de opciones de entretenimiento según el modelo estadounidense: cines, restaurantes de comida rápida, boleras, salas recreativas, cientos de tiendas, gimnasios, etc….

Como pulmones del crecimiento urbanizado, entre algunos municipios, se han respetado espacios verdes conformados por el propio medio natural que existía antes del crecimiento. Se han preservado y protegido por su interés ecológico y la variedad

070 Desguaces La Torre.Madrid.


Notas al margen

071 Unpainted Sculpture.Charles Ray.1997.

072 Match seller. Otto dix.1921

130

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de fauna y flora que presentan. Su densidad de vegetación, así como la presencia de masa arbórea, los han convertido en espacios de notable interés. Algunos ejemplos: la Dehesa de la villa en Las Rozas, el Monte de Pozuelo, el encinar de Boadilla del Monte. Estas áreas territoriales sólo han sufrido ligeras modificaciones: balizas de itinerario, incorporación de mobiliario urbano, paneles informativos sobre la flora/fauna y constituyen espacios de recreo en los que convive la ciudad y el medio previamente existente. Constituyen rutas para el deporte, espacios para el descanso, la intimidad o el recreo.

El paisaje territorial de los alrededores de Alcorcón constituye la realidad cotidiana del entorno de Madrid. La distancia percibida con las barreras naturales del horizonte junto con los accidentes del terreno y sus texturas florales y las transformaciones agrarias son las líneas definitorias de la percepción visual. Los campos de retama, jara, pino, encina o las grandes extensiones de cultivo son parte del lienzo de texturas que cambia incondicionalmente según las estaciones marcando el paso del tiempo.

¿Por qué la mano que transforma estos lugares no considera esta sensibilidad pictórica si es irremediablemente su esencia? ¿No es un lienzo en el que están representadas las transformaciones, las cicatrices históricas, la memoria del pasado? Sólo ahora nos corresponde a nosotros heredar e interpretar lo que ello significa en contacto

Notas al margen

[ memoria del pasado ] «En cambio, a Sorger, las fórmulas lingüísticas de su propio idioma, por muy convencido que estuviera de ellas, se le aparecían siempre como una alegre estafa; los ritos con los que se aprehendía el paisaje, sus convenciones de descripción y de nomenclatura, su representación del tiempo y de los espacios se le antojaban como algo cuestionable: el hecho de que en una lengua que se había formado a partir de la historia de la humanidad hubiera que pensar la historia, incomparablemente distinta, de los movimientos y de las formaciones del globo terráqueo le provocaba una sensación repentina de vértigo, y a menudo le resultaba literalmente imposible aprehender mentalmente el tiempo junto con los lugares que tenía que investigar» (HANDKE, Peter, Lento regreso, Madrid: Alianza, 1985, p. 18-19)

con nuestra realidad social. ¿No somos los responsables de su correcta lectura y transformación y de la satisfactoria o fallida integración? ¿Por qué las manos de la transformación no consideran los aspectos humanos que afectan a las personas, pero obedecen al mundo mercantil de la riqueza creada de la deuda especulativa?

¿Acaso no somos nosotros o nuestro legado el que disfrutará o sufrirá esta transformación?

073 Estudio de tres manos. Albrecht Durer. 1494.


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LA DE INVERSA

RORSCHACH Olivia Buada


Notas al margen

074 Mijail Gorvachov y Eric Honecker. 1989.

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NUBES Y MANCHAS nube.

(Del lat. nubes). 1. f. Masa de vapor acuoso suspendida en la atmósfera. 2. f. Agrupación o cantidad muy grande de algo que va por el aire. Nube de polvo, de humo, de pájaros, de insectos. 3. f. Cantidad grande de personas o cosas juntas. 4. f. Cosa que oscurece o encubre otra, como lo hacen las nubes con el Sol. 5. f. Entre los lapidarios, sombra que aparece en las piedras preciosas, oscureciendo sus luces. 6. f. Pequeña mancha blanquecina que se forma en la capa exterior de la córnea. 7. f. Especie de chal muy ligero, hecho de punto, con que las señoras se envolvían la cabeza al salir de noche.

mancha

(Del lat. macula). 1. f. Señal que una cosa hace en un cuerpo, ensuciándolo o echándolo a perder. 2. f. Parte de alguna cosa con distinto color del general o dominante en ella. 3. f. Pedazo de terreno que se distingue de los inmediatos por alguna cualidad. 4. f. Conjunto de plantas que pueblan algún terreno, diferenciándolo de los colindantes. 5. f. Deshonra, desdoro. 6. f. majal. 7. f. Bandada, manada. 8. f. Astr. mácula (? cada una de las partes oscuras del Sol o de la Luna). 9. f. Pint. Estudio hecho sobre lienzo, o sobre tabla, con pincel y colores, para observar el efecto de las luces. 10. f. Arg. Juego de niños en el que uno, que es mancha, corre a los demás hasta tocar a otro, que

tiene su nube refl ejo de entornos construidos de muchas vidas. Entre las manchas de Rorschach y las nubes de Alcorcón hay un paralelismo posible, una simetría clásica de contenido y forma. Donde Rorschach es forma azarosa huyendo de contenidos, las nubes de Alcorcón son acumulación de información tan codifi cada que las hace prácticamente indescifrables, son subconscientes hechos forma. El paciente de Rorschach interpreta formas azarosas para identifi carlas y trazar un discurso con ellas; el arquitecto frente a una nube de Alcorcón ya tiene el discurso y la identifi cación sólo debe posar azarosamente la mirada sobre las manchas. Estas nubes son la inversa de Rorscharch.

FABRICAR NUBES

Desde el punto de vista de la ciencia de la computación, la información es un conocimiento explícito extraído por seres vivos o sistemas expertos como resultado de interacción con el entorno o percepciones sensibles del mismo entorno. en principio la información, a diferencia de los datos o las percepciones sensibles, tiene una estructura útil que modifi cará las sucesivas interacciones del ente que posee dicha información con su entorno.

es entonces mancha. LA mancha.

NUBES DE ALCORCON

Manchas que no signifi can nada, tinta sobre papel. Nubes abstractas en las que el paciente proyecta su subconsciente, del mismo modo que al mirar al cielo buscamos formas reconocibles. Las manchas son lo más cercano al no contenido, azar puro que reconstruimos con nuestra historia. Azar que reglamos con nuestro subconsciente. En Alcorcón hay nubes, su desarrollo urbano es una gran nube de informaciones, una constelación de datos que podemos hacer legibles. Trazar instantáneas de sus crecimientos a lo largo de los últimos 50 años es una labor sencilla y clara, una herramienta disciplinar conocida. Recolectar fotos aéras y delimitar la intervención humana como una gran mancha, rastrear datos poblacionales otra mancha, situar los nodos municipales otra más, así sucesivamente. Cada época

Notas al margen

Para construir una nube de Alcorcón sólo hay que seguir este sistema ordenado de fabricación de nubes urbanas. primero, rastrear todas las informaciones planimétricas de la zona y tiempos de estudio. A modo de ejemplo se enumeran algunas de estas informaciones untilizadas en este caso: foto aérea, datos censales, localización de instituciones, situación de accesos, determinación de diferentes barrios y ubicación de programas urbanos. Segundo, sincronización de todos los datos en masas monocromas. para cada caso de estudio deberá elegirse la resolución que coordine mejor todos los fi ltros de información. Tercero, extracción del contorno de actuación que delimita las manchas de cada datascape. Cuarto, superposición de estas líneas de información heterogénea en una gran mancha, una nube de información codifi cada.

[PERCEPCIONES SENSIBLES]

«Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos clases distintas, que denominaré impresiones e ideas. Las diferencias entre ellas consisten en los grados de fuerza y viveza con que hacen huella en nuestra mente y penetran en nuestro pensamiento o conciencia. A aquellas percepciones que entran con más fuerza y violencia las podemos llamar “impresiones”; bajo este nombre se engloban todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones, tal como aparecen por primera vez en el alma. Llamo “ideas” a sus tenues imágenes en el pensar y el razonar» (HUME, David, Tratado de la naturaleza humana, Madrid: Tecnos, 1988, p. 43).


Notas al margen

075 Rorschach. WATCHMEN.

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Notas al margen

[CóDIGO] «¿Qué es un código? Me parece que una de las condiciones para que haya un código es, por un lado, que ustedes determinen unidades, unidades significativas discontinuas, discretas – como se dice–. Unidades significativas discretas en un número finito. Puede ser más o menos grande, pero finalmente constituye siempre un conjunto finito. [...] Segunda condición: cada una de esas unidades significativas debe ser portadora de relaciones binarias, de un cierto número de relaciones binarias. La binariedad y los códigos están esencialmente ligados» (DELEUZE, Gilles, Pintura. El concepto de diagrama, Buenos Aires: Cactus, 2007, p. 118).

076 Piedra de Rossetta.

077 Movement in squares. Bridget Riley.1961.

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2D BAR-CODES

Los códigos de barras lineales tradicionales actúan generalmente como un índice para encontrar un registro en una base de datos, mientras que los códigos bidimensionales pueden hacer la misma función utilizando signifi cativamente menos espacio e incluso funcionar como la base de datos en si misma y de este modo asegurar una completa portabilidad para los artículos etiquetados con códigos 2d.

Al emplear simbologías 2D, se puede codifi car información más detallada y múltiples códigos lineales de una línea pueden ser reducidos a un solo código. Además, los códigos bidimensionales son mucho más resistentes a daños que los lineales gracias a fórmulas de corrección de errores que utilizan. Algunos códigos pueden perder hasta un tercio de su superfi cie y aún ser decodifi cados. Los códigos 2d más empleados en la actualidad son: PDF417, DataMatrix y MaxiCode. Los derechos de propiedad intelectual (patentes) para estos códigos son del dominio público, eliminando el pago de regalías para la utilización de esta tecnología. pdf417 El PDF417 es un código de longitud variable que puede codifi car virtualmente cualquier letra, número o carácter. cada carácter consiste de 4 barras y 4 espacios en una estructura de 17 módulos. El nombre de la simbología se deriva del formato del código. PDF signifi ca “Portable Data File” (“Archivo Portátil de Datos”) y “417” se deriva de la estructura del módulo. Cada PDF417 consiste de 3 a 90 renglones apilados rodeados por una zona quieta en cada uno de los 4 lados. Cada renglón consiste de una zona quieta inicial, un patrón de lectura, un carácter indicador de la columna izquierda, uno a 30 caracteres de datos, un carácter indicador de la columna derecha, patrón de alto, y una zona quieta fi nal. el código pdf417 soporta compactación de texto, de números, y de bytes y tiene capacidad para hasta 340 caracteres por pulgada cuadrada con una capacidad máxima de 1,850 caracteres.

Qr

eZ

sHot

codABLock

pdf417

pdf417


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DataMatrix DataMatrix es una simbología bidimensional 2D de longitud variable capaz de codificar los 128 caracteres ASCII y una gran cantidad de diferentes juegos de caracteres. Cada símbolo DataMatrix consiste de una zona quieta perimetral, un límite con dos bordes sólidos y dos bordes punteados, y celdas, ya sea claras u obscuras, dentro de el límite. Los códigos DataMatrix tienen capacidad para hasta 500MB por pulgada cuadrada con una capacidad de datos de 1 a 2,355 caracteres, tiene un alto grado de redundancia y resistencia a los defectos de impresión. MaxiCode Este código es utilizado principalmente por UPS para clasificar el correo a grandes velocidades, puede ser leído con gran velocidad y frecuentemente en cualquier dirección. El código MaxiCode es una simbología matricial 2D de tamaño fijo que tiene 866 elementos hexagonales arreglados en 33 renglones alrededor de un patrón localizador central. El tamaño de un código MaxiCode es de 2.8 cms. Por 2.7 cms. Un solo código MaxiCode puede codificar hasta 93 caracteres de datos y utiliza cinco diferentes juegos de códigos para incluír los 256 caracteres ASCII. MaxiCode utiliza tres propiedades únicas al codificar los datos: Clase de Servicio, Código de País y Modo. Aztec Code Esta es otra simbología 2D matricial de alta densidad que puede codificar 3,750 caracteres del juego de caracteres completo de ASCII de 256 bytes. El símbolo se construye sobre una cuadrícula con un patrón de “diana” al centro. Puede leerse independientemente de su orientación y cuenta con mecanismos de corrección de errores seleccionables por el usuario.

Notas al margen

[ simbolog í a ]

DATA MATRIX

MAXI CODE

RSS En los últimos años se han dado nuevos requerimientos para la información contenida en los códigos comerciales UPC y EAN, necesitándose codificar más información en un espacio menor, por lo cual se creó el código RSS (“Reduced Space Symbology” o “Simbología de Espacio Reducido”), que es una de las simbologías lineales más compactas a la fecha.

AZTEC CODE

«La prueba práctica que permitirá distinguir entre un signo y un símbolo es el examen de dos elementos en relación. En el signo, estos elementos son necesariamente de naturaleza diferente; en el símbolo [...] deben ser homogéneos. [...] La relación entre un significante y un significado es necesariamente inmotivada: ambos son de naturaleza diferente y es impensable que una serie gráfica o sonora se parezca a un sentido. Al mismo tiempo, esta relación es necesaria, en el sentido de que el significado no puede existir sin el significante, y a la inversa. En cambio, en el símbolo la relación entre “simbolizante” y “simbolizado” es no necesaria (o arbitraria) porque el “simbolizante” y a veces el “simbolizado” existen independientemente el uno del otro; precisamente por esta razón, la relación no puede ser sino motivada : en otros términos, nada obligaría a establecerla» (DUCROT, Oswald y Tzvetan TODOROV, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1991, p. 124).


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Notas al margen

La patología anhelada Francisco García Triviño

Hay patologías humanas, pero también arquitectónicas, que aunque se suelen entender como carencias constructivas, técnicas o tecnológicas que surgen en la edificación una vez finalizada, también se pueden ver como algo que sucede más allá del objeto en sí mismo, y verse en la propia construcción de la disciplina arquitectónica. Ejemplo de ello son las patologías programáticas que surgen cuando la actividad demandada es una justificación económica; las patologías económicas que ocurren cuando las inversiónes son subversiones políticas; las patologías políticas que se manifiestan cuando el ciudadano es una forma inactiva de la ciudad; las patologías formales, cuando estas son sólo imágenes atemporales, y sobretodo las patologías académicas, cuando se confunden con doctrinas de conocimiento. Estas patologías hacen que el cuerpo de la arquitectura ya no sea capaz de reconocer a todas sus extremidades, entre sí no tienen manera de llamarse, se hacen el eco uno al otro, las palabras caen en vacío: no es que estén descoordinados, sino que no existe el reconocimiento. La arquitectura se convierte en una confrontación de sus incapacidades. En las personas, al mismo tiempo que se desarrollan patologías, el cuerpo vivo es capaz de generar síntomas de respuesta, no tanto para curar lo patológico, sino para compensar las incapacidades. Surgen nuevas habilidades, singulares e inalcanzables desde otro punto de vista, se reactivan partes escondidas, se cambian funciones preestablecidas o se ejercitan conexiones autodefensivas. Existen compensaciones corpusculares, musculares y formales; ¿existen en la disciplina de la arquitectura?, y si existen ¿qué extremidad será capaz de compensar, absorber y reconvertir las ausencias, las afasias, y los olvidos en conquistas inimaginables?

Ref: Sacks, Oliver. Un antropologo en Marte. Anagrama, septiembre 2011

[ las palabras caen en el vac í o ] «El pensamiento contiene la posibilidad del estado de cosas que piensa. Lo que es pensable es también posible» (WITTGENSTEIN, Ludwig, Tractatus logico-philosophicus, Madrid: Alianza, 1987, p. 29).


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PueblĂ­n y la seĂąorita campo

D. y M.

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HabĂ­a una vez un trozo de tierra tranquila, salvaje y equilibrada. SeĂąorita Campo la llamaban; era un poco seca pero fĂŠrtil.


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En esta tierra nació un Pueblín castellano llamado Alcorcón. Al principio el Pueblín y la señorita Campo eran muy amigos.

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PueblĂ­n peinaba y dibujaba en la piel de Campo. A cambio, Campo le daba mucho trigo y cebada.


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Campo le daba mucha comida y a Pueblín le dió por crecer. Se hacía mayor, eso es normal.

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Pueblín empezó a comer demasiado, cada vez era más gordo y feo. Pero no pasaba nada, todavía cabían los dos.


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Pueblín paso a ser pueblón y ya no era tan simpático. Campo estaba cada vez más apretada, ¡casi no tenía sitio!

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Un día Campo se enfadó, Pueblón se había vuelto un guarro. Decidió que se marchaba.


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Desde entonces Puebl贸n se llama Ciud贸n es muy gordo y se aburre. Por las noches se acuerda de su amiga Campo.

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fin


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El cuento a la inversa.... o como una bellísima historia triste se convirtió en una bellísima historia. La Señorita Campo resucita de nuevo en el lugar que nos ofrece Europan, y a partir de entonces el cuento sucede utópicamente a la inversa. El increíble encanto de la señorita favorece su expansión por el ensanche norte, que era el último extraño tumor que le había surgido a Ciudón, y no crece únicamente como una operación cosmética, sino que vuelve a incluirse en el tejido productivo del municipio. Ciudón quizás nunca vuelva a ser Pueblín, pero recuperar a su querida Señorita Campo le devuelve el ánimo, y le vuelve más guapo desde dentro, quiere impresionarla y esta vez no la permitirá marchar de nuevo. Sus mecanismos de funcionamiento interno cambian para ello; su metabolismo, sus malos hábitos adquiridos. Sus malas conexiones neuronales y físicas le hacían funcionar como un bicho grande, como un viejo autobús, funcionaba por pura inercia... Ahora se vuelve mucho más armónico.

[ cosmética ] La palabra cosmética, aunque evoca en nosotros la apariencia y el artificio, comparte raíz con cosmos, que se nos antoja más profunda. Ambas remiten a cierto orden formal, pues de hecho los antiguos griegos consideraban el universo como algo bello y ordenado, regido por proporciones perfectas. Conocimiento y estética estaban estrechamente vinculados: la armonía del cosmos tenía su correlato en la armonía de la obra artística, por lo que el artista debía conocer las proporciones del cosmos para aplicarlas en su obra.


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Notas al margen

078 Nakagin capsule tower. Kisho Kurokawa. Tokio.

PASEANDO CON ALVAR POR LA CIUDAD Carolina Cabello. Arquitecta.

Pero lo económico está en función también de cómo se utiliza el espacio, ¿no es cierto? Sin duda. Desde el punto de vista constructivo, lo más económico sería meter a diez personas en una sola habitación, pero las consecuencias serían nefastas. Con el tiempo, la sociedad tendría que correr con los elevados gastos para reparar los daños derivados de un medio poco favorable: la mala salud, la inadaptación social, la disminución del rendimiento laboral, etc. Es económicamente más beneficioso ofrecer a la gente la posibilidad de un desarrollo armónico. En alguna ocasión has dicho que el arte —en tu caso la arquitectura— supone una lucha constante. ¿Cuáles son a tu juicio los principales enemigos de la arquitectura y cómo debería ser la táctica en esa lucha? Esta batalla es más difícil que la que se libró en Austerlitz, porque tiene que llevarse a cabo en varios frentes a la vez. Uno de los enemigos es, naturalmente, la especulación inmobiliaria; más peligrosa que cualquier otra especulación, ocasiona daños durante mucho tiempo. Si alguien especula en la industria de embutidos con productos de mala calidad, las autoridades sanitarias intervienen rápidamente y las salchichas se retiran del mercado. En cambio, un edificio de poca calidad permanece en pie muchos años.

Entrevista de Alvar Aalto con Göran Schildt para la televisión finlandesa, 1972

079 Colegas.Eloy de la Iglesia.1982.

[ batalla ] El diccionario de María Moliner define el término estrategia como la coordinación general de las operaciones militares de una guerra. La táctica es, más concretamente, el conjunto de previsiones y normas establecidas para una cierta operación militar.


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Post scriptum. Para atenuar lo antes dicho, un pequeño y afable epílogo: un ilustre erudito, uno de aquellos que realmente están considerados a nivel internacional, disfruta de una siesta en el sillón de su exclusivo club. Un rayo de sol vespertino le despierta. En el asiento de enfrente está sentado un señor al que no conoce de nada. El doctor honoris causa se pone de pie y, casi dormido todavía, dice a voz en grito: “ Caballero, ¿puede usted salvarme de Vällingby (2)?”

079 Patio del barrio de los pajaritos. Inauguración en 1949. Actualidad. Sevilla.

[ acontecimiento ]

«El acontecimiento pone así en crisis la idea de historia. Lo que ocurre, en tanto ocurre y rompe con el pasado, no pertenece a la historia y no podría ser explicado por ella [...]. O bien no ocurre nada, o bien la historia es solamente la representación homogeneizante de una sucesión de acontecimientos irreductibles (sometidos más a menudo a un juicio trascendente desde el futuro que a una evaluación inmanente por la que se despejaría, cada vez, la consistencia intrínseca o el peso de existencia de un devenir)» (ZOURABICHVILI, François, Deleuze. Una filosofía del acontecimiento, Buenos Aires: Amorrortu, 2004, pp. 29-30)

Vällingby: ciudad satélite de las afueras de Estocolmo proyectada por el arquitecto sueco Sven Markelius entre 1947-1950 y considerada por muchos como un aburrido y monótono suburbio de torres. En lugar de un artículo 1958

Este escrito sólo intenta llevar a una reflexión, centrada en la posible solución de los problemas de la sociedad actual, en el ámbito de la vivienda y el urbanismo. Las citas anteriores se han transcrito para ser conscientes de que los problemas actuales no son nuevos, llevamos más de medio siglo sin solucionarlos. El urbanismo actual, sigue constando de un conjunto de instrumentos de carácter legal, económicos y organizativos, que no llega a acomodar en un nuevo statu quo, ni siquiera en uno antiguo. Valora únicamente el carácter económico sin tener en cuenta las consecuencias de ello. Como todos sabemos, así, nos encontramos con barrios que duplican la capacidad de acogida del centro origen sin ningún tipo de infraestructura, barrios que no son diversos en cuanto a sus usos, que provocan, gracias a sus carencias, todo tipo de desplazamientos individuales, ya no teniendo en cuenta la contaminación sino el desastre organizativo que generan todos estos movimientos en el individuo y en el centro origen. Es más, niegan a los individuos la capacidad de encontrarse “a gusto” en su medio. Estudios(3) avalan que estos problemas se resolverían si las ciudades reprodujesen la ciudad mediterránea, compacta, compleja, eficiente y estable socialmente. Esta estabilidad social es lo que menos se tiene en cuenta a la hora de planificar una ciudad o un barrio, no se intenta generar ni consolidar tejido social, lo cual es imprescindible para el funcionamiento real de un asentamiento. “Si el dentro es el espacio de la estructura, afuera es el del acontecimiento”, como se afirma en el libro Sociedades movedizas, en estos barrios, afuera no acontece nada, no se genera espacio público porque no se ha planeado, grandes avenidas dificultan el tránsito de individuos, vacías de usos que interaccionen con el transeúnte, sólo usadas en ocasiones especiales en las que no se usa nada, promueven el uso del transporte individual.


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Psicológicamente el individuo no está a gusto ni interacciona con su medio; son las viejas ciudades dormitorio que antiguamente tenían la función de rodear un núcleo de trabajo, aunque actualmente ni eso, no hay nada alrededor, no hay ciudad. Si esto ocurre desde hace más de medio siglo ¿cuál es el inconveniente para que no lo hayamos solucionado? ¿Los profesionales no son tales? ¿Los instrumentos de carácter legal no están interesados? ¿Necesitamos caer “3 veces en la misma piedra”?...... 70 años? A mi juicio, más de 5 decenios es suficiente para darse cuenta de que algo no funciona; seguro que todos pensamos que lo que no funciona es el interés de generar algo que facilite la vida en su entorno a los individuos; quizás todos pensamos que es el carácter económico el que no está interesado. Sólo aquí adjunto una opinión personal que está en consonancia con la cita de inicio de Alvar Aalto : NO ES CARO HACER LAS COSAS BIEN Y GENERAR CIUDADES PRODUCTIVAS, NOS ESTÁ SALIENDO MÁS CARO HACERLAS MAL.

BIBLIOGRAFÍA PALLASMAA, Juhani. Conversaciones con Alvar Aalto. Versión castellana del original finlandés: Ursula Ojanen, en colaboración con Ismael Garcia Ríos; del texto de Juhani Pallasmaa en inglés: Moisés Puente. Editorial Gustavo Gili, S.L, Barcelona, 2010. Printed in Spain. ISBN: 978-84-252-2273-3 SALVADOR RUEDA - Un nuevo urbanismo para abordar los retos de la sociedad actual, publicado en http://www.santacole.com/resources/downloads/s_rueda.pdf DELGADO Manuel, Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles, Editorial ANAGRAMA, 2007, Barcelona, ISBN: 978-84-339-6251-5

Notas al margen

[ nos está saliendo más caro ]

«Los esquimales explicaban su temor a los donantes de regalos demasiado jactanciosos y generosos con el proverbio: “Los regalos hacen esclavos como los latigazos hacen perros”. Y esto es exactamente lo que sucedió. En la perspectiva evolutiva, los donantes de regalos hicieron al principio regalos que provenían de su propio trabajo extra; pronto la gente se encontró con que tenía que trabajar mucho más para corresponder recíprocamente y hacer posible que los donantes hicieran más regalos; finalmente, los donantes de regalos se volvieron muy poderosos y ya no necesitaban someterse a las reglas de reciprocidad. Podían obligar a la gente a pagar impuestos y a trabajar para ellos sin redistribuir lo que guardaban en sus almacenes y palacios. Por supuesto, como reconocen de vez en cuando políticos y “grandes hombres” modernos, es más fácil obtener “esclavos” que trabajen para uno si se les da de vez en cuando un gran festín en vez de azotarles todo el tiempo» (HARRIS, Marvin, Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura, Madrid: Alianza, 1980, p. 116).


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Notas al margen

EL PAISAJE DE LA CIUDAD DIFUSA: IDEAS Y REFLEXIONES Iván VELASCO ROMERA. Geógrafo. Grupo de Investigación “Turismo, Patrimonio y Desarrollo” Dpto. Geografía Humana. Universidad Complutense de Madrid

El paisaje urbano está en continua transformación, es un escenario cambiante que muta al compás que marcan el tiempo y la concepción social del espacio y el territorio. Cada vez es más difícil señalar el límite la ciudad y por ello es necesaria una breve reflexión sobre el resultado del profundo cambio que se está produciendo en nuestro paisaje cotidiano. El proceso de generación de ciudad ha estado regido por la imagen, la funcionalidad y el consumo a tiempo parcial del espacio urbano, dando lugar a un paisaje fragmentado y banal, formado por piezas redundantes y opacas, sin memoria e incapaces de generar sensaciones que sobrepasen una satisfacción estética momentánea. Este nuevo paisaje, que responde a la lógica del capitalismo postfordista, se ha extendido por las -cada vez más ampliasperiferias generando una pérdida de identidad territorial, un aplanamiento y una reducción de la profundidad en los entornos cotidianos. El resultado en último término: la proliferación de los no lugares y la consecuente desterritorialización de la memoria. Living in the sprawl Dead shopping malls rise like mountains beyond mountains And there’s no end in sight Arcade Fire. Grupo canadiense. Fragmento de Sprawl II. Corte de su disco The Suburbs (2010)

080 La ciudad. Franz massereel. 1925.

[ transfor maci ó n ] «Mi inspiración me mueve a hablar de formas mudadas a cuerpos nuevos: dioses (pues vosotros cambiasteis incluso estos), inspirad mi proyecto y desde el comienzo primero del mundo dirigid mi canto sin interrupción hasta mi propia época» (OVIDIO, Metamorfosis, libro I, Madrid: Alianza, 1998, p. 67).

081 Man as a shaper of the landscape. Joseph Rick.1973.


Notas al margen

[ globali zaci ó n ] «El hombre alfabetizado, el hombre civilizado, tiende a restringir y encerrar el espacio y a separar las funciones, mientras que el hombre tribal extendía libremente la forma de su cuerpo hasta abarcar el universo. Actuando como un órgano del cosmos, el individuo tribal aceptaba las funciones corporales como modos de participar de las energías divinas. En el pensamiento religioso indio, el cuerpo humano está ritualmente asociado a la imagen cósmica; ésta, a su vez, se asimila a la forma de la casa. En las sociedades tribales y no alfabetizadas, la vivienda es una imagen tanto del cuerpo como del universo. La construcción de una casa, con su hogar como altar del fuego, estaba ritualmente asociada al acto de la creación. Este mismo ritual estaba todavía más profundamente arraigado en la construcción de las ciudades antiguas, cuyas formas y procesos se modelaban deliberadamente como un acto de divina alabanza. En el mundo tribal (como en China e India hoy en día) la ciudad y el hogar pueden ser aceptados como encarnaciones icónicas de la palabra, el mythos divino, la aspiración universal. Incluso en la presente edad eléctrica, mucha gente anhela esta

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La difusión del hecho urbano. Los nuevos paisajes: los paisajes de la globalización. Para comprender buena parte de los actuales procesos económicos, territoriales y sociales es común, cuando no necesario, utilizar la globalización como punto de partida y base teórica. En el caso que nos ocupa (la ciudad y su expansión) sirve como marco teórico inicial con el que situar en un contexto amplio el papel de estos espacios a nivel regional. A escala mundial, la globalización genera notables diferencias entre regiones. Destacan sobre el resto las áreas metropolitanas; son los centros regentes que dan vida y estructuran la economía global, por lo que podríamos denominarlos territorios ganadores. Junto a estas ciudades globales, aparecen las grandes regiones turísticas y las áreas industriales intermedias, que por sus características y potencialidades se adaptan perfectamente a los ritmos y pautas impuestos por la economía global y las demandas sociales. En contraposición encontramos multitud de espacios que se encuentran fuera de las redes de intercambio definidas por las ciudades globales. Simplificando podemos decir que el resultado de la globalización es un conjunto de territorios ganadores y de territorios perdedores, definidos esencialmente por su inserción o no inserción en las dinámicas económicas globales. A escala regional, la globalización produce también desigualdades, quizá menos evidentes pero fácilmente perceptibles. Se podría hablar de una situación similar a la que ocurre a nivel global: espacios centrales de las áreas metropolitanas donde se sitúan los centros decisionales y los empleos cualificados y, periferias metropolitanas subordinadas funcionalmente a la ciudad central. Sin embargo, y como fruto de la difusión del hecho urbano que se viene produciendo desde el cambio de siglo, comienzan a originarse dinámicas territoriales que dan lugar a nuevas centralidades en espacios periféricos, derivados de una buena gestión y de la puesta en valor de recursos que atraen y facilitan la inversión cualificada. Todo este proceso tiene como resultado la modificación del “reparto de poder”, derivando de ello un territorio social y económico que se vuelve a la vez más homogéneo a gran escala, y más fraccionado a pequeña escala (Veltz,


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1999). A nivel global podríamos hablar de un efecto unificador, universalizador y tendente a la concentración, mientras que a nivel regional y local, el efecto es prácticamente el contrario: Existe una tendencia a la búsqueda de la individualidad y de la diferenciación con el objetivo de atraer inversión y visitantes. A escala urbana, existe una propensión, tal y como se ha señalado, a la homogenización. Los nuevos crecimientos urbanos parten de unos objetivos y pautas comunes y el resultado final es la creación de grandes polígonos residenciales, industriales o comerciales unidos a través de vías de comunicación que faciliten la conectividad entre estos espacios, en inicio, monofuncionales. La universalización de este urbanismo, junto a la universalización de determinadas pautas culturales y de consumo, hace que las ciudades alteren sus estructuras físicas y sociales. La ciudad que tradicionalmente se ha caracterizado por ser un espacio integrador de la diversidad social, se está transformando en un espacio segregado, organizado en compartimentos especializados, estancos y automarginados (Borja y Castells, 1998). En España, la ciudad dibujada por la globalización y los procesos socioeconómicos asociados es un collage de elementos de distintas épocas, en el que la expansión de las periferias está generando la pérdida del protagonismo de los centros por la emergencia de nuevas centralidades en los nuevos crecimientos. Las periferias ofertan el contacto con la naturaleza anhelado por los urbanitas, la tranquilidad, el jardín en el patio de atrás… Sin embargo la generalización de este modelo acarrea para su mantenimiento un ingente consumo de territorio, una transformación del erial y la dehesa en un paisaje banal y repetitivo, plagado de verdes cuasi-sintéticos y pareados con piscina. Una proliferación de centros comerciales que compensen la carencia de comercios de proximidad. Un incremento de las infraestructuras demandado por una sociedad que debe moverse para vivir. En resumen, una paradójica pérdida de la calidad paisajística que demandaban aquellos que buscaban la naturaleza al periferizar sus vidas.

Notas al margen

estrategia inclusiva de adquirir significación en la propia existencia, individual y aislada» (MCLUHAN, Marshall, Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, Barcelona: Paidós, 1996, p. 140).

[ universa lizacion ] Si atendemos a su etimología, la palabra “universo” indica la reducción de la pluralidad propia de la apariencia del mundo a una unidad que no admite división. “Universidad” también incluye esta referencia a la unidad: en origen, se utilizó para designar una comunidad o asociación de personas unidas por intereses o metas comunes.

082 Conversación en un jardín. Medardo Rosso.1896.


Notas al margen

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La ciudad como paisaje: el paisaje urbano. La reconsideración de un paisaje ordinario.

083 Islas Rodeadas. Christo y Jean Claude.1983.

[ ordinarios ] «Lo ordinario está sujeto a la vez a autopsia y a presagio, enfrentando a la vez su final y su anticipación. Lo cotidiano es ordinario porque, después de todo, es nuestro hábito, o hábitat; pero puesto que esa misma inhabitación se nos hace perceptible de vez en cuando –a nosotros que la hemos construido– como extraordinaria, cabe concebir que algún otro lugar, o ese lugar construido de otro modo, ha de ser lo que es ordinario para nosotros, ha de ser lo que los románticos – incluyendo por supuesto tanto a E.T. como a Smike, el alter ego de Nicholas Nickleby– llaman “hogar”» (CAVELL, Stanley, En busca de lo ordinario. Líneas del escepticismo y romanticismo, Madrid: Cátedra, 2002, p. 67).

La asociación de paisaje y naturaleza ha estado arraigada en nuestra sociedad hasta hace poco tiempo, y en buena medida podríamos afirmar que así sigue siendo. No obstante en los últimos años una serie de documentos han favorecido la aparición de una nueva concepción (social y política) del término paisaje. La Convención Europea del Paisaje de Florencia del año 2000 es un ejemplo paradigmático. Supuso un punto de inflexión en el proceso de territorialización del paisaje al definirlo como “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea resultado de la acción e interacción de factores naturales y/o humanos”. La unión de paisaje y territorio ha facilitado la asunción de la existencia de paisajes valiosos más allá de los singulares y exóticos asociados a la naturaleza o el patrimonio. Se ha comenzado a dar importancia a los llamados “paisajes ordinarios” (Dewarrat y otros, 2003) o paisajes cotidianos. Un ejemplo evidente de estos paisajes cotidianos es la ciudad, que constituye el escenario de vida habitual para millones de personas. No obstante es un paisaje de difícil concepción ya que estamos inmersos en él, su tamaño hace que sea casi imposible abarcarlo con los sentidos y el hecho de recorrerlo rutinariamente rebaja nuestro nivel de atención sobre él, llegando a pasarnos desapercibidos sus cambios y transformaciones (Cruz y Español, 2009). El entendimiento y valorización del paisaje urbano como un todo sigue siendo complicado a todas las escalas y más teniendo en cuenta su progresivo y exponencial crecimiento y hetereogenización. Sigue siendo desconocido e infravalorado y sólo percibimos piezas concretas que destacan por su valor estético o por un valor cultural o sentimental asignado por el individuo o la colectividad. La situación que se genera es paradójica: la sucesión de cambios en el paisaje urbano forma parte de su idiosincrasia, ya que esencialmente es la plasmación de la cultura territorial de una sociedad. Este continuo cambio, a su vez, hace que no seamos


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capaces de conocer en profundidad nuestro espacio cotidiano. Además las dinámicas de sustitución y cambio en la ciudad de las últimas décadas es de una magnitud mucho mayor al producido en épocas precedentes, en buena parte porque las intervenciones llevadas a cabo en el pasado tenían lugar en el marco de un modelo de organización que obedecía a factores sociales y no económicos (Chaline, 1981). Actualmente, los procesos de globalización antes explicados han generado profundos cambios en el espacio urbano y en la sociedad, dando lugar a una situación incongruente: el deterioro de conjuntos paisajísticos valiosos y la pérdida de tramas construidas del pasado y su sustitución por configuraciones repetidas y banales sin integración en el espacio heredado coinciden con una creciente demanda social de paisajes de calidad y con la reivindicación cada vez más extendida del derecho a vivir en entornos paisajísticamente dignos (Mata, 2006). La sociedad actual se encuentra por tanto ante un conflicto constante: la demanda de paisajes de calidad frente a la necesidad de asimilación de nuevos espacios para el desarrollo económico y social del área metropolitana. Se lucha por fosilizar ciertos paisajes que funcionan como reductos de naturalidad y pasado, mientras que el resto del territorio es homogeneizado y banalizado. Esta fragmentación del espacio –paisajes de consumo y paisajes de disfrute-, genera un tercer paisaje: los espacios en desuso, espacios intersticiales y espacios de tránsito. Estos pasan inadvertidos o simplemente los eliminamos, los invisibilizamos por miedo o desconocimiento. Paisajes invisibles que son tan cotidianos como los otros y que en cambio son menospreciados convirtiéndose en ruinas contemporáneas (antiguos áreas industriales, viejas líneas ferroviarias, márgenes de carreteras, etc…). Esta nueva configuración paisajístico/territorial se puede definir como conjunto de “no lugares”, espacios sin identidad. Lugares que por su especialización son sólo usados en momentos concretos del día. Espacios asépticos y homogéneos que no son capaces de generar un sentimiento de ligazón o identidad, por razones de temporalidad, miedo o desprecio. Se produce además una nueva situación: incluso los espacios en los que reside la población se tornan en “no lugares” al perder las funciones que los caracterizaban (comercio, lugares de ocio… -desplazadas a

Notas al margen

[ digno ] «Claro está que debe haber primero casas edificadas para que alguien pueda habitarlas, y que el saber hacer buenas casas es un modo de “entender de viviendas”, pero no lo está menos que sólo se hacen casas para que alguien viva en ellas o, si se quiere decir aún con mayor propiedad, que sólo es una casa digna (de tal nombre) aquélla que se construye para que alguien la habite (no se puede descartar que se construyan simulacros de casas para otros propósitos, pero entonces no serán viviendas dignas [de su nombre], es decir, no serán verdaderas viviendas). He aquí, por tanto, un modesto criterio para evaluar la dignidad de las viviendas: el propósito para el cual se han construido (el propósito real, se entiende, no el nominal, pues nominalmente es de suponer que todas las viviendas han sido construidas para ser habitadas o usadas) y su adecuación a él» (PARDO, José Luis, “Ensayo sobre la falta de vivienda” en Nunca fue tan hermosa la basura. Artículos y ensayos, Madrid: Galaxia Gutenberg, 2010, p. 154).


Notas al margen

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polígonos próximos pero no coexistentes en el espacio-). Es más, la necesidad consumista de plasmación de los logros personales con objetos de valor (coches, casas…) genera que hasta el espacio residencial se transforme en un lugar de paso cada vez más breve (unas horas al día -generalmente por la noche- y unos años hasta encontrar una vivenda mayor o mejor ubicada).

El resultado: Nuevas periferias y reorganización del espacio interno. 084 Tipologías de casas de entramado. Bernd y Hilla Becher.1959-1974.

[ lugar ] La física aristotélica ordenaba el mundo sublunar a partir de la noción de lugar natural, es decir, la idea de que los cuerpos tienden por naturaleza a ocupar un lugar determinado. Distingue cuatro elementos: la tierra es pesada y permanece en el centro del universo, su lugar natural; el fuego es ligero; el agua y el aire ocupan un lugar intermedio entre ambos. Los cuerpos celestes, inalterables e incorruptibles, no se mueven hacia arriba ni hacia abajo, sino que lo hacen alrededor del centro y tienen una esencia distinta, el llamado “quinto elemento”.

Soja, a principios de siglo, habló de una situación que se estaba originando en lo que llamó metrópolis postmodernas o postmetrópolis: un doble proceso de desterritorialización y reterritorialización, es decir una ampliación de la ciudad, de sus límites, que hace que estos se diluyan y sean difíciles de definir y que a la vez provoca el debilitamiento de la idea de lugar, la pérdida de la identidad territorial (Soja, 2001). Las ciudades en España están en pleno proceso de metropolitanización, la urbanización tardía ha dado paso del modelo clásico de concentración al modelo de ciudad dispersa exportado de Norteamérica, que lleva implícito una reorganización del espacio interno de la ciudad a nivel funcional, social y morfológico (Troitiño, 2004). Se están configurando por tanto unas nuevas metrópolis en las que la transformación afecta especialmente a las estructuras territoriales de sus periferias, generando un espacio discontinuo, disperso y fragmentado (García Palomares y Gutiérrez Puebla, 2007). Los crecimientos periféricos en las ciudades han estado, como ya se ha señalado en múltiples ocasiones a lo largo del texto, influidos por la desconcentración productiva derivada del postfordismo y por la mejora de los transportes y las comunicaciones que ha favorecido la deslocalización de actividades y usos de suelo, hecho que ha generado una profunda transformación del modelo territorial, puesto que tradicionalmente las ciudades


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europeas habían estado concentradas en un espacio reducido en el que los usos de suelo se entremezclaban en el espacio. Esta situación generaba un paisaje compacto y heterogéneo, rico en matices y en el que existía un profundo sentimiento de identidad derivado del desarrollo de las actividades diarias (trabajo, residencia, ocio…) en un mismo lugar. Este proceso de conformación de lugar, la visión clásica del paisaje urbano basada en el disfrute de la escenografía de calles y plazas no abarca la nueva dimensión física y perceptual que han alcanzado las estructuras urbanas y la actitud de los ciudadanos. La complejidad de los sistemas metropolitanos, la nueva organización espacial y funcional de la metrópolis se basa en la periferización de la mayor parte de las actividades, abandonando las áreas urbanas consolidadas que han quedado obsoletas y envejecidas y que pueden marginalizarse, generando paisajes de rechazo (invisibles para la mayoría) o pueden “gentrificarse” dando lugar a paisajes atractivos, exclusivos, dignos de ser disfrutados. Los nuevos crecimientos están dominados por la dispersión y fragmentación de los usos de suelo. Predominan los usos residenciales, que son en esencia el corazón vital de las ciudades, pero que carecen de lo básico para conformarse como un espacio vital, es decir, carecen de otros usos (servicios sanitarios, educativos, comerciales, ocio…). Estos, generalmente, suelen estar concentrados: los equipamientos sanitarios y educativos se sitúan próximos o dentro de la ciudad compacta, mientras que los equipamientos comerciales y de ocio lo hacen en polígonos localizados en puntos bien comunicados. Los nuevos barrios de adosados, las urbanizaciones de chalets unifamiliares y los barrios de bloques de manzana cerrada aparecen así como áreas residenciales sometidas a los ciclos vitales de la jornada urbana dependientes de centros comerciales distantes, lo que obliga a continuos desplazamientos en medios de transporte privado. Frente a estos nuevos crecimientos, la ciudad compacta debe adaptarse a la nueva realidad, a la pérdida de funcionalidad. Generalmente, el elevado precio del suelo en estos espacios centrales expulsa a la población hacia la periferia, generando

Notas al margen

[ clásica ] En Lo barroco (1944), Eugenio D’Ors propone una noción de lo barroco como constante histórica o categoría filosófica, sin el sentido habitual del barroco como un periodo histórico delimitado, generalmente referido a la Historia del Arte y en ocasiones revestido de una connotación peyorativa. Tanto lo barroco como lo clásico, su opuesto, funcionarían como las manifestaciones más básicas y originarias del espíritu del hombre y serían rastreables en todos los momentos de la historia de la cultura.

085 Derribo del muro de Berlin. 1989.

086 Umbo. calle siniestra. 1928.


Notas al margen

[ turismo ] Con anterioridad al siglo XVIII, sólo se viajaba por motivos de negocios, peregrinaciones o guerras, pero en este momento, se configura el grand tour, antecedente del turismo contemporáneo en lo que tiene de viajar por el placer de viajar. Con él, concluía la etapa de formación de los jóvenes ingleses de la nobleza, antes de integrarse en la vida adulta: el viaje podía durar incluso años y el recorrido por el continente culminaba en Italia, cuna del canon clásico del arte. De hecho, podríamos considerar como prefiguración de la disolución del canon el hecho de que, a comienzos del siglo XIX, Caspar David Friedrich ya no quisiera viajar a Italia, sino a Islandia.

087 Mujer con carro de la compra.Duane Hanson.1969.

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un abandono de los centros, que reaccionan adaptándose mediante procesos de gentrificación, guetificación, conversión en áreas comerciales o turistificación (en el caso de tener algún hito o elemento de notable valor patrimonial). Estas áreas de la ciudad son espacios muy frágiles, en los que las intervenciones generan siempre importantes cambios en el paisaje. Son entornos que se debaten entre la conservación y la renovación, procesos que pueden resultar perjudiciales para la ciudad si se llevan hasta los extremos. En los últimos años podemos observar que los espacios centrales de las ciudades europeas se han convertido en áreas en las que conviven usos relacionados con el turismo, el ocio y la administración, reduciendo notablemente los usos residenciales. En respuesta a la reducción del apego por la ciudad heredada, los agentes encargados de la planificación y gestión urbana buscan un ensalzamiento de los espacios centrales, que por la propia gestión y planificación, han perdido su calidad de espacios reseñables por falta de uso. La dificultad de generar ciudad se compensa por parte de las administraciones tratando de recuperar espacios o creando nuevas centralidades a través de grandes obras arquitectónicas firmadas por arquitectos de renombre, sin función definida o con una función poco adecuada a las necesidades reales de la ciudad, tal y como señala Llátzer Moix (2010) en su Arquitectura Milagrosa con ejemplos como la Ciudad de las Artes de Calatrava en Valencia, la Ciudad de la Cultura de Eisenman en Santiago o el Edificio Fórum de Herzog y de Meuron en Barcelona. Características comunes de los paisajes de la ciudad difusa, las “4Es”. La globalización ha generado una nueva forma de concebir el territorio, una sociedad que necesita adaptar su espacio a sus necesidades y esto ha dado lugar a unos paisajes que responden a lo que he querido denominar las “4 Es”, comunes tanto a los paisajes urbanos de nueva creación, como a aquellos que se han modificado con el fin de adaptarse a la realidad socioeconómica impuesta por los fenómenos globales. - Especialización funcional. Es la característica básica: Son espacios homogéneos o que tienden a la homogenización. El monocultivo de actividades es fundamental para explicar la nueva realidad territorial y paisajística.


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- Exclusividad. Son espacios que tratan de diferenciarse de la homogenización intrínseca a la globalización a través de valores exclusivos: arquitectónicos, culturales, económicos… - Estética. Una de las principales características de la sociedad actual es la satisfacción estética. Los nuevos paisajes tratan de satisfacer las demandas de calidad paisajística, generalmente a través de la explotación de la naturalidad o la patrimonialidad. - Exclusión. Es una característica que no se cumple en todos los casos. No obstante comienza a ser una constante, especialmente en los paisajes de periferia. La privacidad y la seguridad son una variable muy importante. De la misma forma el disfrute de ciertos espacios a los que sólo se puede acceder en vehículo privado hace que parte de la población no pueda disfrutarlos, quedando en consecuencia excluidos.

Notas al margen

[ reflejo ] «“I’ll be your mirror”. “Yo seré tu espejo” no significa “Yo seré tu reflejo” sino “Yo seré tu ilusión”. Seducir es morir como realidad y producirse como ilusión» (BAUDRILLARD, Jean, De la seducción, Madrid: Cátedra, 1998, p. 69).

Reflexiones finales. El paisaje urbano es sin duda un fiel reflejo de la sociedad que lo configura. En la actualidad el paisaje urbano de las ciudades occidentales tiende a universalizarse a través de patrones de crecimiento generados por el uso predominante del vehículo privado y la fragmentación del espacio urbano en áreas funcionales. El resultado es una amalgama de piezas periféricas redundantes imposibles de encajar si no es a través de una gran red de infraestructuras de transportes que sea capaz de dar respuesta a los flujos generados entre los diferentes fragmentos que configuran el paisaje urbano de las nuevas metrópolis. Estos fragmentos homogéneos son utilizados sólo temporalmente: cada uno tiene su función y su momento en el esquema temporal diario del área metropolitana. Su morfología plana, redundante y banal dificulta su asimilación como lugares, como espacios de identidad. La globalización está generando que la banalización del paisaje se generalice y no sea sólo patrimonio de los nuevos crecimientos. Los centros históricos y los espacios urbanos consolidados también están sujetos a esa banalización, a distinto nivel y escala, pero

088 Turistas II. Duane Hanson. 1988.


Notas al margen

[ pérdida de identidad ] «Hemos dejado de ser niños cuando hemos dejado de confundir la ficción con la verdad, y hemos dejado de ser adolescentes cuando hemos dejado de confundirla con la mentira. Naturalmente que eso supone una herida en nuestra identidad, una debilidad en nuestro relato, un descosido en nuestra comunidad: hemos tenido que acostumbrarnos a vivir nuestra identidad con cierto temblor de falsedad, de falsificación, y no niego que tales acontecimientos comporten dolor. Pero esas heridas y esos dolores son las heridas y los dolores por los cuales nos hemos hecho adultos. Todos aquellos que quieren ahorrarnos la fragmentación de nuestra subjetividad, el debilitamiento de nuestra identidad, las lagunas de nuestro relato o la disgregación de nuestra comunidad quieren ahorrarnos, en realidad, nuestra condición de adultos. Toda vida es, afortunadamente, un proceso de demolición de la identidad» (PARDO, José Luis, “El temblor de falsedad” en Estética de lo peor, Madrid: Pasos Perdidos, 2011, p. 221-222).

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con un impacto en ocasiones mucho mayor. En resumen podemos afirmar que existe un progresivo proceso de pérdida de identidad del espacio urbano, tanto en los nuevos crecimientos como en los espacios consolidados en los que se trata de preservar la ciudad heredada a través de gestiones parciales y actuaciones puntuales. Asimismo se observa un creciente número de espacios intersticiales abandonados o menospreciados: asociados fundamentalmente a entornos que han perdido su función o a las infraestructuras, se invisibilizan por múltiples razones y componen una red de paisajes olvidados, fuertemente degradados y en los que surgen problemas sociales y ambientales que se extienden a los entornos próximos que pueden llegar a tener un importante valor paisajístico. El paisaje de la ciudad difusa se ha conformado como una estructura basada en la movilidad espacial (generando problemas sociales y económicos derivados de la exclusión que genera la distancia espacio-temporal) y en la que predomina la carencia de memoria emocional. Se está generalizando la memoria inmediata, propia de una sociedad nómada que satisface sus necesidades en puntos concretos del espacio, lugares repetitivos y carentes de singularidad, interconectados por canales de transporte que por la cotidianeidad de su uso prácticamente hemos invisibilizado. Vivimos en grandes sistemas metropolitanos interconectados formados por piezas que buscan la exclusividad dentro de un mundo universal estandarizado, la exclusión y la privacidad, la satisfacción estética y la especialización funcional. Se hace por tanto necesario repensar la forma de hacer ciudad, atendiendo a las nuevas concepciones de paisaje y territorio recogidas en múltiples documentos, en los que paisaje y territorio van de la mano. El siguiente paso es tratar de entender las múltiples dimensiones del territorio y del paisaje, buscando mantener su identidad y función, con el fin de evitar su degradación –que muchas veces se produce por falta de memoria territorial-.


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Notas al margen

[ referencia ]

Bibliografía de referencia • AUGÉ, M. (2002). Los no lugares. Espacios de anonimato. Editorial Gedisa. Barcelona. • BORJA, J. & CASTELLS, M. (1998). Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la información. Ed. Taurus. Madrid. • CONSEJO DE EUROPA (2000). Convenio Europeo del Paisaje. Florencia, 20 de Octubre 2000. • CEBOLLADA, A. (2006). “Aproximación a los procesos de exclusión social a partir de la relación entre el territorio y la movilidad cotidiana”, en Documents d`Anàlisi Geográfica nº 48, pp. 105-121. Barcelona. • CHALINE, C. L. (1981). La dinámica urbana. IEAL. Madrid. • CRUZ, L. & ESPAÑOL, I. (2009). El paisaje. De la percepción a la gestión. Liteam Ediciones. Madrid. • DEWARRAT, J. & OTROS (2003). Paysages ordinaries. De la protection au Project. Ed. Sprimont. Belguique. • GARCÍA, J.C. & GUTIÉRREZ, J. (2007). “La ciudad dispersa: cambios recientes en los espacios residenciales de la Comunidad de Madrid”, en Anales de Geografía de la Universidad Complutense vol. 27 nº1. Pp. 45-67. Madrid. • GARCÍA VÁZQUEZ, C. (2008). Ciudad hojaldre. Visiones urbanas del siglo XXI. Barcelona, España: Gustavo Gili. • ESPAÑOL, I. (2006). “La recuperación del valor del paisaje urbano. Una respuesta a la banalización desde las identidades del universo metropolitano”, en Revista Ingeniería y Territorio nº75, pp. 10-17. Barcelona. • HARVEY, D. (1977). Urbanismo y desigualdad social. Ediciones Siglo XXI. Madrid. • MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2009). Miradas sobre el paisaje. Biblioteca Nueva. Madrid. • MATA, R. & TARROJA, A. (coord.) (2006). El paisaje y la gestión del territorio. Diputació de Barcelona. Barcelona. • MOIX, L. (2010). Arquitectura milagrosa. Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim. Barcelona, España: Anagrama. • NEL-LO, O. (2007). “La ciudad, paisaje invisible”, en Nogué, J. (ed.). La construcción social del paisaje. Biblioteca Nueva. Madrid. Pp. 181-196. • NOGUÉ, J. (ed.) (2007). La construcción social del paisaje. Biblioteca Nueva. Madrid. • SOJA, E. (2001). Postmetropolis. Critical studies of cities and regions. Oxford Blackwell. Oxford. • TROITIÑO, M.A. (1988). “Análisis y problemática de los espacios urbanos en España” en Anales de Geografía de la Universidad Complutense de Madrid nº8, pp. 209-216. • VELASCO ROMERA, I. (2010). “Los nuevos paisajes: La desterritorialización de la memoria”. En Cornejo, Moran y Prada (coord.) Ciudad, territorio y paisaje: Reflexiones para un debate multidisciplinar. CSIC. Madrid. • VELASCO, I. & MÍNGUEZ, M.C. (2011). “Las múltiples caras de la ciudad histórica: la ciudad turística y la ciudad de la cultura”, en II Congreso Internacional de Ciudades Creativas (Madrid). Organizado por la Universidad Complutense de Madrid e Icono14. • VELTZ, P. (1999). Mundialización, ciudades y territorios.

En su artículo de 1892 “Sobre sentido y referencia”, Gottlob Frege distingue dos propiedades del signo: la referencia, es decir, lo designado, y el sentido, el modo en que un signo refiere al objeto que

088 Exlibris. Tranquillo Marangoni. 1961.


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Viajes por Alaska

John Muir1

1 “Todas las personas necesitan de la belleza como del pan, un lugar donde disfrutar y meditar. Es la naturaleza que cura y da fuerzas al cuerpo y el alma�. John Muir .


Notas al margen

[ hielos ] «Y de repente nos precipitamos vertiginosamente hacia la catarata, y un abismo se abrió para recibirnos. Entonces vimos ante nosotros una velada figura de rasgos humanos, cuyas proporciones eran superiores a las de cualquier habitante de la tierra. Su piel tenía la perfecta blancura de la nieve...» (POE, Edgar Allan, La narración de Arthur Gordon Pym, Madrid: Anaya, 1984, p. 216).

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Chapoteando y empujando a derecha e izquierda, descubrí finalmente una abertura entre los témpanos, escarpada y amurallada, de alrededor de un metro y medio de ancho y sesenta metros de largo, aparentemente formada por la partición dc un enorme iceberg. Dudé en adentrarme por aquel pasadizo, por temor a que el más leve cambio del nivel de la corriente pudiese cerrarlo, pero me aventuré pensando que los peligros que pudiesen aguardarme no podrían ser mayores de los que ya había pasado. Cuando ya había recorrido como un tercio del paso, descubrí de repente que aquel llano desfiladero de hielo empezaba a estrecharse y, con desesperación, me precipité hacia atrás. Justo cuando la punta de la canoa pasaba sin rozar las escarpadas paredes, éstas empezaron a juntarse con un gran crujido. Aterrorizado, volví hacia atrás y, después de una o dos horas de angustia, llegué a la orilla cubierta de rocas y cantos que al principio me había disgustado. Decidí quedarme allí montando guardia toda la noche o bien encontrar algún sitio por donde, con la fuerza que da la lucha por la supervivencia, pudiese arrastrar la canoa por encima del muro de cantos rodados, la fuera del peligro de los hielos. Hacia la medianoche había conseguido hacerlo y me acosté, incapaz de dormir, pero inmensamente contento. Mi lecho eran dos rocas lisas. Mientras yacía allí, doblado y encajado entre


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Notas al margen

[ rocas ] «Palas ordinarias, mecanismos de excavación de aspecto extraño, lo que Michael Heize denomina “herramientas brutas”, picos, horcas, la máquina utilizada por los contratistas suburbanos, tractores severos que tienen la torpeza de dinosaurios acorazados, y arados que simplemente remueven la tierra. [...] Con este equipo, la construcción adquiere un aspecto de destrucción; quizá por eso ciertos arquitectos odian los bulldozers y las excavadoras. Parecen convertir el terreno en ciudades inconclusas de escombros organizados»

sus lados sobresalientes, observando el cielo estrellado sobre la reluciente bahía para distraerme de la incomodidad y el frío, unas magníficas franjas de luz con brillantes colores en prisma surgieron de pronto y desaparecieron velozmente, una tras otra, por el norte del horizonte, de oeste a este y con diligente precipitación; un espectáculo de la aurora como no había contemplado nunca. Hacía tiempo, en Wisconsin, había visto desgarrarse los cielos en unas espléndidas nubes purpúreas del alba, plegadas en formas magníficas, pero aquel esplendor de luz, tan puro, tan brillante, de movilidad tan intensa, no tenía nada que ver con aquellas nubes. Aquellas breves franjas de color, aparentemente a dos grados de latitud, aunque mezcladas y combinadas, parecían poder definirse como las del espectro solar. No puedo decir cuánto tiempo se mantuvieron estas alegres y entusiastas guardianas de luz, pues el hechizo hacía perder el sentido del tiempo y la bendita noche daba vueltas con un entusiasmo y júbilo inconmensurables. En las primeras horas de la mañana, después de una noche tan inspirada, eché al agua mi canoa sintiéndome capaz de todo, crucé la embocadura del fiordo Hugh Miller y abrí un camino de cinco o seis kilómetros por la costa

(SMITHSON, Robert, “Una sedimentación de la mente: proyectos de tierra” en cat. exp. Robert Smithson: el paisaje entrópico. Una retrospectiva 1960-1973, Valencia: IVAM, 1993, p. 125).


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[ caba ñ a ] En el capítulo primero del libro II de su De Architectura, Vitruvio desarrolla la hipótesis de una cabaña primitiva, surgida como respuesta utilitaria a una serie de necesidades físicas, en la que habrían quedado fijadas las reglas naturales de la arquitectura. Esta cabaña servirá de modelo en la concepción de la arquitectura como arte de imitación, lo que posibilitará que se juzgue la historia de la arquitectura según la positiva adecuación a dichas reglas o el reprobable alejamiento de ellas.

de la bahía, con la esperanza de alcanzar el glaciar Grand Pacific, enfrente del monte Fairweather. Pero cuanto más proseguía mi avance, la masa de hielo, en lugar de mostrar atractivas vetas aquí y allá, se hacía tan compacta que, en algunas partes de la costa, los témpanos, a la deriva en dirección sur, se empujaban unos a otros fuera del agua por encima del nivel de la marea. Avancé más en dirección norte y la masa de hielo me detuvo abruptamente; entonces tuve que luchar para abrirme paso de vuelta a mi cabaña, esperando tener buena suerte y llegar a ella antes de que oscureciera. Pero a la hora del crepúsculo me encontraba todavía a menos de medio camino del trayecto y, aunque estaba hambriento, me sentí contento de desembarcar en una pequeña isleta rocosa, que tenía una playa llana donde dejar la canoa y una espesura de arbustos alisos donde hacer fuego y poder dormir un poco. Pero poco después del anochecer, mientras hacía todos estos arreglos, ¡he aquí que otra aurora enriquecía los cielos! Y, aunque demostró ser de las más normales, casi sin colorido, impulsando lanzas palpitantes de luz hacia el cenit desde una base de oscuridad y, aunque hubiera sido exagerado alimentar esperanzas tras el maravilloso espectáculo de la noche anterior, permanecí despierto observándolo.


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A la tercera noche llegué a mi cabaña y a mi comida. El profesor Reid y su grupo vinieron a verme para comentar el resultado de nuestras excursiones y, cuando el último de los visitantes abría la puerta después de despedirse con un «buenas noches», gritó: -Muir, venga a ver esto. Es precioso. Corrí hacia fuera, excitado, seguro de que había otra aurora, tan nueva y maravillosa como las franjas coloreadas del arco iris. Era una resplandeciente curva de plata que se extendía por encima de la cala Muir; en un majestuoso arco justo debajo del cenit, o un poco hacia el sur, con sus extremos descansando en la cima de la cordillera montañosa. Y, aunque no tenía color y permanecía inmóvil, su blanco resplandor, profundo e intenso, sus nobles proporciones y la pureza de su brillo producían una ilimitada admiración. Tenía la forma y las proporciones del arco iris, con una arcada de ocho kilómetros de ancho, y era tan brillante, hermosa, sólida y homogénea en todas sus partes, que yo imaginé que se necesitaría recoger todas las estrellas juntas, mezclarlas y fundirlas en un taller celestial de laminaje, para obtener aquel resplandeciente y colosal puente blanco.

[ aurora ] «¡Hay tantas auroras que aún no han resplandecido!» (Fragmento del Rig Veda incluido por Peter Gast como cita introductoria al libro de Friedrich Nietzsche Aurora. Reflexiones sobre los prejuicios morales de 1881).


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[ viajeros ] En 1959, la pintora Remedios Varo construyó a base de huesos de pollo, pavo y espinas de pescado su Homo rodans, una escultura de aspecto humanoide, pero con el torso en forma de rueda. Ella lo consideraba un divertimento –más cercano a la antropología que al arte–, y escribió además un pequeño tratado, a imitación de los manuscritos científicos, en el que jugaba a demostrar que el Homo rodans, a quien podríamos tomar como metáfora del viajero en tránsito que se deja llevar por la vida, era el predecesor del Homo sapiens.

Cuando mi último visitante se retiró a descansar, me tumbé en la morrena delante de la cabaña, a observar y escrutar el cielo. Hora tras hora, el maravilloso arco permaneció en perfecta inmovilidad, limpiamente contorneado, como si fuera un aditamento permanente del mobiliario del cielo. Finalmente, mientras se extendía todavía por encima de la cala en un esplendor sereno e inmutable, apareció súbitamente sobre la cima de la montaña oriental un grupo de tirabuzones temblorosos, de color gris pálido, en hilera, que se deslizaron con nerviosa rapidez arriba y abajo de la cara inferior del arco y por encima de la montaña oriental. Tenían aparentemente una longitud de una vez y media el diámetro el arco, se mantenían en vertical y desaparecieron velozmente, como si estuvieran suspendidos, igual que una cortina. Si estas vivas hadas aurorales hubiesen cruzado el fiordo encima del arco en vez de escurrirse por la parte de abajo, uno podría haber imaginado que eran un grupo feliz de espíritus viajeros, que utilizaban el espléndido arco como puente. Debían de ser cientos de miles, pues el tiempo que empleó cada uno en cruzar el puente de un extremo a otro pareció sólo de un minuto o menos, mientras que transcurrió casi una hora desde su aparición hasta que la última nube del atropellado grupo se desvaneció tras la montaña oriental, dejando


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[ desdibujarse ]

el puente tan brillante, intenso e inmóvil como antes de su llegada. Pero más tarde, aproximadamente al cabo de media hora, éste empezó a desdibujarse. Lo atravesaron diagonalmente unas fisuras y grietas por las que se vieron unas pocas estrellas y se hizo gradualmente más fino y nebuloso hasta que pareció la Vía Láctea; y por último se desvaneció, sin dejar monumento visible de ningún tipo que señalara su lugar. Entonces regresé a mi cabaña, avivé el luego, me calenté un poco y me preparé para ir a la cama, aunque demasiado feliz y rico en auroras como para dormirme. Pero justo cuando iba a acostarme, pensé que haría bien en echar otra ojeada al cielo, para asegurarme que el glorioso espectáculo había acabado. Por el contrario, contra toda expectativa razonable, me encontré con que la base débil de otro arco empezaba a formarse en lo alto, igual que el anterior. Olvidando cualquier pensamiento de dormir, corrí a mi cabaña, saqué unas sábanas y me tumbé en la morrena a montar guardia hasta que amaneciera, para no perderme ninguna de las maravillas del cielo, al alcance de mis ojos en aquella maravillosa noche. Había visto el primer arco cuando se alzaba en todo su esplendor y su

La doctrina artística clásica otorgaba al disegno el papel de fundamento de las artes. Por disegno, sin embargo, no debemos entender únicamente el acto material de dibujar, sino la concepción o la ideación de la historia representada, su iconografía y su forma: el arte se entendía como una actividad intelectual. En este sentido, la operación de darle color al esquema ideado se consideraba algo secundario. Entre los siglos XVI y XVIII, la erosión del canon clásico revierte también en que el color vaya ganando importancia, pues comienza a pensarse que el arte tiene que ver más con los sentidos que con la mente. La apelación del color a los sentidos, que antes se veía como algo trivial, físico y efectista, es precisamente lo que se valorará cada vez más.


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[ oriental ] «Uno de los avances de la moderna teoría cultural es la comprensión, casi universalmente admitida, de que las culturas son híbridas y heterogéneas y de que, como señalé en Cultura e imperialismo, las culturas y las civilizaciones están tan interrelacionadas y son tan interdependientes que es difícil realizar una descripción unitaria o simplemente perfilada de su individualidad. [...] Cualquier tentativa de encasillar a culturas y pueblos en castas y/o esencias separadas y diferentes está expuesto no sólo a los equívocos y falsedades consiguientes, sino también a que nuestra comprensión se alíe con el poder para poder crear cosas tales como “Oriente” y “Occidente”» (SAID, Edward, “Epílogo de la edición de 1995” en Orientalismo, Barcelona: Random House Mondadori, 2009, p. 455-456).

desvanecimiento gradual. Ahora, iba a ver la formación de uno nuevo desde el principio. Aproximadamente en menos de media hora, el material de plata se congregó, se condensó y se mezcló en un resplandeciente y proporcionado arco como el anterior, también en la misma parte del cielo. A su debido tiempo, sobre la montaña oriental, surgió otra multitud de incansables y eléctricas hadas aurorales, y el atavío gris pálido, infinitamente hermoso, de cada una rozó con suavidad el de sus vecinas, mientras se deslizaban velozmente por la cara inferior del arco y por encima de la montaña oriental, justo como el feliz grupo que había seguido antes que ellas el mismo camino, todas manteniendo el paso y el tono de una música demasiado bella para los oídos mortales. Mientras el alegre grupo se esfumaba rápidamente, observé el puente para cualquier cambio que hubieran podido producir en él, pero no pude detectar la más ligera alteración. No dejaron ninguna huella visible, y cuando todos hubieron pasado, el arco resplandeciente seguía permaneciendo firme y aparentemente inmutable, hasta que al final se desvaneció poco a poco como su glorioso predecesor. Con la única excepción de la vasta aurora purpúrea que mencioné más


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Notas al margen

[ purp ú rea ]

arriba, de la que se dijo había sido visible en casi todo el continente, estos dos arcos de plata de serena, sublime y sobrenatural belleza, sobrepasaron todas las auroras que yo he contemplado nunca. John Muir, Viajes por Alaska, Madrid, Unidad Editorial, Biblioteca El Mundo.

En la Antigüedad grecorromana, el pigmento púrpura se obtenía de una sustancia segregada por moluscos de los géneros Murex trunculis y Murex brandaris: es la llamada púrpura de Tiro (área clave de su producción) o púrpura imperial (pues era la que usaban los emperadores romanos). Esta sustancia, que estos caracoles exudan en muy pequeña cantidad, se oxida y da un colorante rojo. Era tan poca la cantidad de púrpura que se obtenía de cada caracol (12 000 moluscos producen 1,4 gramos) que este pigmento se destinaba a artículos de lujo que sólo estaban al alcance de reyes y emperadores, de ahí que todavía hoy lo asociemos con lo majestuoso. En la Edad Media desapareció y fue sustituido por el carmín. Su variante azulada es conocida como púrpura de Bizancio.


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Notas al margen

[ inocente ]

ANEXO REVERENCIAL Maestros muertos. Textos escritos hace más de 100 años. Qué decían, cómo lo escribían. Escuchemos a aquellos que construyeron las bases de una disciplina que nos apresuramos en matar. Eran profundos, casi inocentes, creyentes en la razón humana. La objetividad controlaría los crecimientos urbanos. Creían en la capacidad ordenadora de la geometría. Autores que acertaron en modelos de flexibilidad, capaces de mutar y adaptarse a las nuevas exigencias, que han aguantado 150 años de historia ejemplarmente. Aprendamos de sus reflexiones. Sus mundos no eran menos complejos que los nuestros, ni sus habitantes menos humanos; simplemente la noción de inocente certeza no había sido manchada por los artificios del lenguaje. En su inocencia engañosa se vive mejor que en nuestras verdades blandas, ambiguas o deconstruidas1. A ver si aprendemos algo...

1

150m2 en un edificio del XIX o un ático en Sanchinarro.

«La respuesta posmoderna a lo moderno consiste en reconocer que, puesto que el pasado no puede destruirse –su destrucción conduce al silencio–, lo que hay que hacer es volver a visitarlo; con ironía, no de manera inocente. Pienso que la actitud posmoderna es como la del que ama a una mujer muy culta y sabe que no puede decirle “te amo desesperadamente”, porque sabe que ella sabe (y que ella sabe que él sabe) que esas frases ya las ha escrito Liala [escritora italiana de novelas folletinescas]. Podrá decir: “Como diría Liala, te amo desesperadamente”. En ese momento, habiendo evitado la falsa inocencia, habiendo dicho claramente que ya no se puede hablar de manera inocente, él habrá logrado sin embargo decirle a la mujer lo que quería decirle: que la ama, pero que la ama en una época en la que la inocencia se ha perdido. Si la mujer entra en el juego, habrá recibido de todos modos una declaración de amor. Ninguno de los interlocutores se sentirá inocente, ambos habrán aceptado el desafío del pasado, de lo ya dicho que es imposible eliminar, ambos jugarán conscientemente y con placer al juego de la ironía... Pero ambos habrán logrado una vez más hablar de amor» (ECO, Umberto, “Postille a Il nome della rosa” en Il nome della rosa, Milán: Bompiani, 1996, p. 529; la traducción es mía).


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Teoría general de la urbanización y aplicación de sus principios y doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona Ildefonso Cerdá Introduction extraida de “Madrid: Imprenta Española, 1867. Reeditado por el Instituto de Estudios Fiscales, 1968-1971.”

Al lector Nacido en el primer tercio de este siglo, en un tiempo en que la sociedad española se manifestaba todavía bastante apegada á sus antiguos hábitos de quietismo, recuerdo la profunda impresión que en mí causó la aplicación del vapor á la industria, que siendo yo todavía muy joven, vi, por vez primera, verificada en Barcelona. A poco, y después que había hecho ya algún viaje por mar en buque de vela, emprendí una pequeña travesía en un barco de vapor; y no he podido olvidar tampoco la nueva sorpresa que me ofreció el ver aquel mismo motor que había contemplado por medio de una máquina especial clavada y fija en un suelo inmóvil, dando impulso á otro gran número de máquinas también fijas y estables sobre el mismo medio, no necesitar aquí ni su propia estabilidad, ni la de los objetos que debía hacer funcionar, ni la del medio sobre el cual tenían que agitarse estos objetos; sino que el motor, el mecanismo, los objetos y el medio, todo se movía á la vez, dando por resultado final un sistema completo de movimiento y de locomoción, mas cuantioso, mas seguro, mas rápido y mas cómodo que todos los anteriormente conocidos. Algo mas tarde, en 1844, á los pocos años de haber salido de la Escuela especial de Ingenieros de caminos, canales y puertos, y cuando ya la reflexión predominaba en mí, y había hecho algunos estudios acerca de la filosofía social, hube de emprender una excursión por el Mediodía de Francia, donde tuve ocasión de ver por vez primera la aplicación práctica del vapor á la locomoción terrestre, y experimenté otra tercera impresión que avivó en mí el recuerdo de las dos anteriores. Conocía ya la fuerza del vapor y su manera de funcionar así teórica como prácticamente, había visto los resultados de su fuerza motriz en un buque, y aunque solo teóricamente y gracias á los desvelos de mis dignísimos profesores en la escuela, conocía también todo el mecanismo de las locomotoras y su manera de funcionar en los trenes de las vías férreas; por manera que en este concepto nada podía ya sorprenderme. La impresión, pues, que en aquel momento experimenté, había de reconocer otra causa y referirse á otro objeto. Lo que aquí me sorprendió, á pesar de que mi mente se lo había imaginado muchas veces, fue contemplar aquellos largos trenes en que á vueltas con una gran cantidad de mercancías, iban y venían multitud de viajeros de todos sexos, edades y condiciones, semejando poblaciones enteras ambulantes, cambiando precipitadamente de domicilio. Este espectáculo siempre grandioso, nuevo á la sazón para mí, después de la natural sorpresa que hubo de causarme, elevó mi espíritu á las mas altas consideraciones en el orden social, sobre todo al observar la dificultad con que aquel tropel de inesperados huéspedes penetraba por las estrechas puertas, se desparramaba por las angostas calles, y buscaba su albergue en las mezquinas casas de las antiguas poblaciones.

Todas estas observaciones que tuve lugar de hacer repetidas veces durante aquellas correrías, me trajeron á la memoria mis dos impresiones anteriores, causadas por el mismo agente en aplicaciones distintas y me llevaron á la vez á echar una mirada retrospectiva hacia los tiempos de mi niñez en que la sociedad parecía inmóvil. Y entonces, comparando tiempos con tiempos, costumbres con costumbres y elementos con elementos, comprendí que la aplicación del vapor como fuerza motriz señalaba para la humanidad el término de una época y el principio de otra, y que al presente nos encontramos en un verdadero estado de transición, estado que podrá ser mas duradero ó mas corlo, según el carácter que tome la lucha que percibí comenzada ya entre lo pasado con sus tradiciones, lo presente con sus intereses creados, y lo porvenir con sus nobles aspiraciones y arranques. El resultado de esta lucha, decía para mí, no puede ser dudoso. La nueva época con sus elementos nuevos, cuyo uso y predominio se extiende todos los días con nuevas aplicaciones, acabará por traernos una civilización nueva, vigorosa y fecunda, que vendrá á trasformar radicalmente la manera de ser y de funcionar la humanidad, así en el orden industrial, como en el económico, tanto en el político, como en el social, y que acabará por enseñorearse del orbe entero. Veía venir á marchas forzadas, y que llamaba á nuestras puertas esa nueva civilización, cuyas primeras acometidas se hacían ya sentir en las grandes ciudades que habrán de ser, por la naturaleza y circunstancias de la lucha empezada, el campo de operaciones de esa misma lucha titánica de dos civilizaciones que se disputan el dominio del mundo. Y me convencí desde luego, después de echar una rápida ojeada sobre esos grandes centros de población que, estos por su organismo, producto de otras civilizaciones casi meramente pasivas, han de oponer dificultades y obstáculos y entorpecimientos al nuevo huésped que requiere y exige mayor espacio, mayor holgura, mayor libertad para la manifestación expansiva del inusitado movimiento y febril actividad que le distingue, obstáculos y estorbos que no podrá sufrir, que destruirá antes que condenarse á un quietismo incompatible con sus elementos,, constitutivos y esenciales. Suponiendo que la misma impresión que yo sentía en aquellos momentos, la habrían experimentado otros antes, y que alguno de estos se habría quizás ocupado en estudiar filosóficamente todo el alcance de la influencia trasformadora que aquellos grandes y nuevos elementos de acción y de vida, puestos á la disposición del individuo, habían de ejercer en el fondo de la sociedad humana, y sobre todo en las grandes ciudades que la última civilización ha convertido en otros tantos focos de vida social, y que publicando el resultado de sus elucubraciones , habría aconsejado á los gobiernos que se apresurasen á preparar á los pueblos para recibir el nuevo orden de cosas, que iba ya lenta pero sensiblemente introduciéndose; examiné los catálogos de todas las librerías nacionales y extranjeras, decidido á reunir una colección de todos los libros que de tal materia tratasen. ¿Cuál, empero, seria mi sorpresa al encontrar que nada, absolutamente nada se había escrito acerca de este asunto de tanta magnitud y trascendencia? Entonces, á la vista de esto fue cuando surgió en mi mente la primera idea de consagrar á esta materia todos los intervalos que, en mi situación de Ingeniero al servicio del gobierno, me dejasen libres las atenciones de ese mismo servicio, á fin de reunir datos y adquirir conocimientos

que pudiesen ilustrar tan vital asunto. Este primer paso cuyo alcance no distinguí en aquellos momentos de entusiasmo, y de que no me he arrepentido jamás, fue el que decidió la suerte de mi vida entera. Mis primeras investigaciones acerca de las exigencias de la nueva civilización cuyo carácter distintivo son el movimiento y la comunicatividad, poniéndolas en parangón con lo que podrían ofrecer para satisfacerlas nuestras antiguas ciudades en que todo es estrecho y mezquino, me dejaron columbrar nuevos horizontes, dilatados, inmensos, un mundo nuevo para la ciencia, hacia el cual me resolví á dirigir mi rumbo á todo trance. Los descubrimientos que en ese mi viaje de exploración científica iba haciendo todos los días, aguijoneaban mi curiosidad, me alentaban, y me comunicaban nuevo vigor para seguir adelante, á pesar de los obstáculos con que frecuentemente tropezaba. Reconociendo, empero que la colosal empresa que había acometido, ya que no fuese superior á los esfuerzos de un solo individuo, exigía por lo menos la consagración de todo mi tiempo, de todas mis facultades, y que por lo mismo su prosecución era incompatible con cualquiera otra ocupación seria; tomé (en 1849) la determinación de hacer ese sacrificio en obsequio de la idea urbanizadora. A tomar esa resolución que no calificaré de heroica, pero que creo me será permitido apellidar esforzada, me condujo principalmente la aparición, no de un elemento nuevo, porque la electricidad que es á lo que aludo, era ya de antiguo conocida, sino de una aplicación nueva de ese elemento poderoso que puesto en manos de la nueva civilización y pudiendo tener otras muchas aplicaciones hoy todavía desconocidas, ha de precipitar los acontecimientos y apresurar por consiguiente el curso de la transformación tan poderosamente iniciada por las aplicaciones del vapor. Confieso ingenuamente que el sacrificio que en aquella crisis de mi vida me pareció ser el más costoso de todos, y realmente me afectó más, fue el de mi carrera á tanta costa adquirida y donde tan halagüeñas esperanzas me sonreían; y sin embargo, la sacrifiqué también sin vacilar, á fin de quedar enteramente libre é independiente, sin estorbo alguno que me embarazase en mi camino, sin consideración de ningún género que se opusiese á mi propósito, sin traba alguna que pudiese contener mi afición, ya irresistible, á los estudios de urbanización. Así es que desde aquel momento sirvieron, por decirlo así, de base a la realización de mi idea, mi fortuna toda entera, todo mi crédito, todo mi tiempo, todas mis comodidades, todas mis afecciones, y hasta mi consideración personal en la sociedad, puesto que mi proceder y mi abnegación me han valido las más duras calificaciones de parte de la censura así pública como privada, que es lo que más ha acibarado mi existencia durante los diez últimos años. Todos estos sacrificios que no ponderaré, pues basta indicarlos para que sean comprendidos, me han parecido siempre pequeños, comparados con la magnitud del objeto altamente humanitario, á cuya realización aspiro; y todos, y más que hubiese podido hacer, los di por bien empleados, y me consideré ampliamente satisfecho por la generosa acogida y por la eficaz protección que los altos cuerpos consultivos y el gobierno de S. M. han dispensado siempre á mis humildes trabajos. Y hoy que en virtud de una disposición superior aprobada por las Cortes y sancionada por S. M , pasan esos trabajos


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á ser patrimonio del público, este es el llamado á dar su fallo supremo é inapelable, que espero, no solo con resignación, sino con cierta impaciencia, puesto que ha de decidir, si veinte años consecutivos de desvelos han podido producir algo que, en el terreno práctico de la aplicación, pueda ser útil á la humanidad , que es lo que ha sido y es el blanco de todas mis aspiraciones. Proemio Que la sociedad humana experimenta hace algún tiempo una agitación sorda y profunda, cuyos efectos deberían ser una perturbación general en el orden establecido, uno de esos cataclismos con que la Providencia permite que la humanidad haga un pequeño alto en la senda de su perfeccionamiento, para emprender después con mas aliento y nuevos bríos su marcha majestuosa, es un hecho cierto, evidente, palpitante, que nadie osa negar, que todo el mundo reconoce y que, sin embargo, es preciso repetir con insistencia, a fin de que los gobiernos y los pueblos, en medio del común bullicio, no lo olviden, sino que, por el contrario, lo tengan muy presente para evitar sus resultados , si es todavía posible, y en caso de no serlo, con el fin de dirigir y encaminar á buen término los futuros acontecimientos. Todos los hombres pensadores de las diversas escuelas y sectas filosóficas que aspiran a predominar en el mundo científico, se han consagrado con mas d menos ahínco á buscar el origen del mal y á proponer los remedios que cada cual en sus convicciones ha creído de mas fácil aplicación, de mas eficaz influencia y de mayor oportunidad : lo cierto, empero, es que en medio de tantas y tan encontradas opiniones, y mientras continúan cada día con mayor animación los debates, la enfermedad social va continuando y haciendo mayores progresos, creciendo cada día en extensión y en intensidad. La razón de esto consiste en que nadie debe haber acertado hasta ahora con la verdadera causa originaria y fundamental de ese hondo malestar que aqueja las sociedades modernas; pues de otra suerte, si se hubiese descubierto la verdadera causa, era natural y lógico que se hubiese aplicado un remedio adecuado, eficaz y heroico, que extirpase el mal en sus propias raíces. Al emprender mis estudios de nuestras ciudades, estaba muy distante de presumir que la prosecución de semejante tarea habría de conducirme á poder arrojar alguna luz sobre esta cuestión, la mas grave y mas trascendental que se haya propuesto jamás á la resolución de la ciencia y de los gobiernos. Cuando quise darme cuenta de la manera de ser y de funcionar la sociedad humana encerrada en grandes centros urbanos, para comprender el organismo de esas agrupaciones, sencillo al parecer, porque la circunstancia de hallarnos familiarizados con él, no deja que nos apercibamos de su complejidad, hube de* hallarlo envuelto con el velo del misterio que ha sido forzoso descorrer, y para conocerlo y explicarlo he tenido que practicar un análisis profundo, una verdadera disección anatómica de todas y de cada una de sus partes constitutivas, y esto me obligó á descender á lo mas profundo é íntimo de la sociedad urbana, abismos horrorosos, á donde ni la misma caridad que con su ardiente celo todo lo recorre en busca del mal para remediarlo, jamás había penetrado. Y al darme cuenta de estos trabajos analíticos para sintetizarlos; me persuadí desde luego de que al practicarlos había sorprendido in fraganti la causa primordial de ese malestar profundo que las sociedades

modernas sienten en su seno, y que amenaza su existencia. Comparando las necesidades que han producido y siguen produciendo y acrecentando en la humanidad siempre activa, los últimos descubrimientos y adelantos que no pertenecen como los de otros tiempos á una sola clase da un reducido número de privilegiados, que nadie puede monopolizar, que están al alcance de todos y de cada uno de los individuos, aun del mas desgraciado, comparando, digo, esas necesidades , por dicha razón generalizadas, con lo que el organismo de nuestras ciudades podía dar de sí para satisfacerlas; vi clara y distintamente que ese organismo con los defectos capitales de que adolece, incompleto en sus medios, mezquino en sus formas, siempre restrictivo, siempre compresor, aprisiona y mantiene en constante tortura á. la humanidad, que orgullosa con los medios y elementos de acción de que dispone, y ávida de seguir adelante por el camino de su perfeccionamiento que el dedo de Dios ahora con mas fuerza que nunca parece indicarle, forcejea sin cesar para romper esas tiránicas cadenas de mampostería que la aprisionan. Esto constituye un estado de lucha constante que se reproduce todos los días, todas las horas y en todos los instantes, lucha en que todos tomamos parte, y cuyos efectos sentimos todos, todos, porque la disposición de nuestras ciudades es tal, que á todos en todo y para todo oponen obstáculos que contrarían á cada paso y embarazan la acción del individuo, cualquiera que sea la clase á que pertenezca, cualquiera que sea la posición social que ocupe. Estos hechos universales que no son propios de una localidad, sino que se reproducen idénticamente en todos los centros de población donde se reúnen algunos millares de familias, estos hechos en que todos tomamos parte, activa unas veces y pasiva otras, porque en medio del caos que reina, no atinamos en algunas ocasiones á determinar qué papel es el que nos depara la suerte, estos hechos evidentes y tangibles, no necesitan ser comprobados: yo abandono su verificación á la conciencia de todos los que me lean: ella dirá á cada uno las contrariedades, los disgustos, los sacrificios, las privaciones, los gastos, que los sistemas de habitabilidad y vialidad de nuestras ciudades le imponen todos los días y á cada paso, por diversos medios, por diferentes estilos y con varios títulos y denominaciones. Todo bien mirado, y estudiando el origen complejo y

heterogéneo del organismo actual de nuestras ciudades, esa antitesis constante entre dicho organismo y las justas y legítimas aspiraciones de la humanidad que de él se vale al presente para funcionar, no es mas que un hecho lógico, natural, indeclinable, en cuya aparición nadie tiene la culpa, ni los pueblos, ni los gobiernos; pero en cuya continuación serian igualmente culpables los gobiernos y los pueblos ; y ¡ay de unos y de otros si lo consienten por mucho tiempo! Nuestras ciudades no son obra de la generación presente, ni de la que la ha precedido, ni del siglo actual ni del pasado, ni de la civilización que levanta hoy su cabeza, ni de la que ante ella se inclina y humilla y anonada; sino que es la obra perseverante y continuada de muchas generaciones, de muchos siglos, de muchas civilizaciones, son como esos monumentos históricos en que cada generación, cada siglo, cada civilización ha ido poniendo al pasar una nueva piedra, piedra que no ha sido puesta al capricho, sino con intención deliberada, puesto que en cada una de esas heterogéneas superposiciones vienen representadas “y como granadas las necesidades, las inclinaciones, las tendencias de cada generación, de cada siglo, de cada civilización, así como los medios empleados para dejarlas satisfechas. Son como las capas de las formaciones geológicas, cada una de las cuales representa exactamente á los ojos del sabio el verdadero estado de la naturaleza en la época de su formación. Esta obra desconforme, desigual, inconexa como producto de esfuerzos tan diferentes y de fines tan diversos, ha podido subsistir hasta el presente, porque con algunas reformas y modificaciones cada civilización que se ha sucedido, ha podido irla adaptando á su uso y al servicio de sus necesidades que no discrepaban en gran manera de los usos y necesidades de la civilización predecesora. No seria difícil señalar todos los remiendos que en diversos sentidos y de diversa categoría ha ido haciendo cada civilización para realizar estas adaptaciones. No es, empero, esta la atención que debe preocuparnos en este momento. La verdadera cuestión, la cuestión importante, la que tiene todo el interés de actualidad, es si al presente, cuando la generación actual va teniendo una manera de ser tan esencialmente diversa del de las generaciones precedentes; cuando el siglo actual ha emprendido una marcha gigantesca, dejando muy atrás y á gran distancia al que le ha precedido; cuando la civilización nueva por los elementos de acción y de vida con que cuenta, por el inusitado y extraordinario movimiento que á todo cuanto


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la rodea y constituye va imprimiendo, por la agitación impaciente y febril que en sus aspiraciones manifiesta, va á ser dentro de poco una verdadera contraposición de la que espira; la cuestión, digo, importante, es, si cuando tan honda y radical transformación se está realizando ; esa obra monumental de épocas sucesivas, ninguna de las cuales se parece á nuestra época, puede adaptarse , acomodarse y ajustarse á las nuevas necesidades que ya hoy experimentamos, y que cada día van surgiendo, ni previstas ni soñadas siquiera en tiempos anteriores.

de aplicarla, lo cual le preparará para la comprensión de la teoría, así como del tecnicismo, objeto de las partes siguientes.

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No debo ocultar que la solución de este problema eminentemente social, y cuya trascendencia es inmensurable, me ha preocupado durante muchos años: porque á una solución radical que seria, á no dudarlo, el remedio mas eficaz y heroico á los graves males que abruman a la humanidad, se oponen, como he dicho antes, lo pasado con sus tradiciones y “lo presente con sus intereses creados, á los cuales no siempre es dado sobreponerse. Por otra parte reconozco que las exigencias de esa nueva civilización que se levanta joven, vigorosa y prepotente, montada en el vapor y armada de la electricidad, son justas y muy atendibles, y lo que es mas, que no cabe desatenderlas, porque seria fácil que las impusiese á la fuerza, ó arrancase su satisfacción á la vieja sociedad con estrepitosa y tremenda violencia. No hay que hacerse ilusiones: la humanidad que hoy más que nunca posee el sentimiento de su propia dignidad, no se prestará por mucho tiempo á vivir comprimida en esa especie de camisa de fuerza en que al presente se encuentra aprisionada. Entre una resistencia absoluta que sobre inútil podría llegar y llegaría á ser funesta, pues dentro algún tiempo produciría el desbordamiento de la impetuosa corriente que ya naturalmente amenaza invadirlo todo, entre esta resistencia absoluta, repito, y la destrucción omnímoda y completa de lo existente para fundar un nuevo mundo donde pudiese holgadamente funcionar la civilización nueva, y donde la humanidad no encontrase obstáculos á su acción y desenvolvimiento, podría por el pronto y mientras que la opinión pública se prepara, y los pueblos se instruyen en los verdaderos medios de salir de la situación angustiosa en que gimen sin atinar con la causa de ese su malestar, podría, digo, adoptarse un término medio, que al paso que fuese una transacción á todos ventajosa, debería ser un medio hábil y propio de transición, es decir, que condujese á los pueblos á las reformas radicales que antes de mucho, estoy seguro de ello, se apresurarán á solicitar con insistencia. Por esto, aun cuando obrando á impulsos de una convicción irresistible deberé proponer una solución radical; explanaré al propio tiempo esotro sistema de transacción y transición que tal vez en las circunstancias presentes podrá juzgarse conveniente adoptar. Por lo que hace á los medios de ejecución de cualquiera de los dos sistemas, diré únicamente aquí, que esas consideraciones no deben arredrar á los gobiernos, puesto que se trata sin ningún linaje de duda de atender y satisfacer á una gran necesidad social, y en tales empresas los medios pueden y deben buscarse, y fácilmente se encuentran, é indudablemente se encontrarán en esa misma satisfacción de las necesidades que la sociedad experimenta. La humanidad acostumbra á ser hasta generosa con los que trabajan en su mejoramiento. La primera tarea que es preciso y urgente acometer, consiste por de pronto en hacer comprender á esa misma

El estudio y conocimiento de una afección serian cosas inútiles, si no nos condujesen al conocimiento y aplicación del remedio; y por esto en la Parte Segunda se explana el sistema ó teoría que debería aplicarse con provecho para extirpar el mal, teoría que consiste en la exposición de los principios generales, cuya aplicación habría de conducirnos á una urbanización perfecta.

humanidad, que se trata de librarla de males que padece, y de proporcionarle bienes legítimos de que al presente se ve privada, pues atestigua la historia que en ocasiones los pueblos han rechazado hasta con indignación bienes que necesitaban, y que se trataba de proporcionarles, á causa de no comprenderlos y de no estar debidamente preparados para recibirlos. Para conseguir esa preparación y hacer apetecibles los bienes antes de proporcionarlos , es preciso instruir previamente á la sociedad, hacerla sentir los males que sufre, comprender sus causas é indicarle los remedios. Una vez logrado esto, el camino se allana, y los gobiernos se ven empujados á marchar por él, y no tienen que temer ya ningún tropiezo. A la consecución de este fin van encaminados mis esfuerzos desde que, habiendo adelantado algún tanto en mis estudios, comprendí la grandísima importancia que encerraban, y que con su auxilio podían proporcionarse á la humanidad grandes beneficios. Y como el medio mas adecuado á este fin, es la publicidad, me consagré á escribir el resultado de mis investigaciones para darlas á luz en ocasión oportuna, y fui desenvolviendo el siguiente plan que el lector verá realizado en el decurso de esta obra. Siendo mi objeto señalar, hacer comprender y tocar, si así cabe decirlo, la causa primordial de ese malestar profundo que aflige á las sociedades modernas encerradas en las grandes ciudades, y que por tan diversos caminos, bajo tan diferentes formas y tan variados medios amenaza destruir su existencia; parecióme muy conducente examinar ab initio y ante todo, de qué manera se han ido formando esos inmensos grupos de edificaciones que hoy admiramos. Tal es el objeto de la Parte Primera en la cual, después de dar una idea general de la urbanización, se grafian sus orígenes, su desarrollo, su historia. No podía olvidar la análisis que en mis trabajos de investigación tantos y tan buenos resultados me había ofrecido; así es que, después de haber dado á conocer la urbanización en su conjunto, me consagré al estudio de sus detalles, trabajo anatómico en que, introduciendo el escalpelo hasta lo mas íntimo y recóndito del organismo urbano y social, se consigue sorprender viva y en acción la causa originaria, el germen fecundo de la grave enfermedad que corroe las entrañas de la humanidad. Este trabajo de descomposición servirá al propio tiempo al lector, como me ha servido á mí, para adquirir un conocimiento lúcido y exacto de las bases sobre que descansan los principios de la ciencia urbanizadora, y las reglas del arte que ha

Después de todo esto no conceptué todavía terminada mi tarea, pues era preciso reducir la rigidez de los principios teóricos á una conveniente elasticidad que los hiciese practicables, útiles y provechosos por medio de reglas prácticas que preparasen el terreno y allanasen el camino á la transición y transacción de que antes se ha hablado. Tal es el objeto de la Parte Tercera consagrada al tecnicismo. Las grandes verdades especulativas ofenden no pocas veces por el exceso de sus resplandores; y se hace conveniente y preciso reducirlas á términos que cualquiera pueda sin repugnancia contemplarlas, y hasta si cabe decirlo, manosearlas. Por esto, al lado de la ciencia y en pos de ella, va el arte que la hace realizable. Todavía le faltaba algo á mi propósito: todavía no podía darme por satisfecho, tanto menos, cuanto que aquello que faltaba, ya que no lo fuese, aparecía como el objeto principal de mi empresa, tal era el estudio del ensanche y reforma de Barcelona. Bajo el punto de vista trascendental que debía y que quería dar á mi obra, ese estudio particular de la transformación y mejoramiento que á Barcelona pudiera convenir, no podía considerarse mas que como un ejemplo práctico de los principios y preceptos proclamados y enseñados por la ciencia, y reducidos por el arte á reglas prácticas. Por esto he tenido necesidad de relegar á la Parte Cuarta y última el estudio de la reforma y ensanche de Barcelona, que será á manera de un exempli gratia, de aplicación de dichos preceptos y reglas. IC


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Public Parks and the Enlargement of Towns Frederick Law Olmsted A paper read before the American Social Science Association at the Lowell Institute, Boston, February 25, 1870

The last “Overland Monthly” tells us that in California “only an inferior class of people can be induced to live out of towns. There is something in the country which repels men. In the city alone can they nourish the juices of life.” This of newly built and but half-equipped cities, where the people are never quite free from dread of earthquakes, and of a country in which the productions of agriculture and horticulture are more varied, and the rewards of rural enterprise larger, than in any other under civilized government! With a hundred million acres of arable and grazing land, with thousands of outcropping gold veins, with the finest forests in the world, fully half the white people live in towns, a quarter of all in one town, and this quarter pays more than half the taxes of all. “Over the mountains the miners,” says Mr. Bowles, “talk of going to San Francisco as to Paradise, and the rural members of the Legislature declare that ‘San Francisco sucks the life out of the country.’” Nearer home the newspapers again tell us that twenty-five thousand men, to say nothing of women, are asking for work in Chicago; each of the great cities of the Mississippi region is reported to be increasing in population at a wonderful rate; gold and wheat are fast falling in their markets, but rents keep up, and it is complained that builders do not supply the demand for dwellings suited to the requirements of new-comers, who are chiefly men of small capital and young families, anxious to make a lodgment in the city on almost any conditions which will leave them a chance of earning a right to remain. To this I can add, from personal observation, that if we stand, any day before noon, at the railway stations of these cities, we may notice women and girls arriving by the score, who, it will be apparent, have just run in to do a little shopping, intending to return by supper time to farms perhaps a hundred miles away. We shall observe trains advertised with special reference to the attendance of country people upon the evening entertainments of the town. Leaving the cars at some remote and lonely station, we may find a poster in its waiting-room, announcing matin?e performances at a city theatre. If we push across the prairie, and call on a farmer who has been settled and doing well upon his land for twenty years, an intelligent and forehanded man, we shall hardly fail to see that very little remains to him or his family of what we formerly, and not very long ago, regarded as the most essential characteristics of rural life. Formerly it was a matter of pride with the better sort of our country people that they could raise on their own land, and manufacture in their own household, almost everything needed for domestic consumption. Now their tables are furnished with all kinds of city delicacies. The housewife complains of her servants. There is no difficulty in getting them from the intelligence offices in town, such as they are; but only the poorest, who cannot find employment in the city, will come to the country, and these, as soon as they have got a few dollars ahead, are crazy to get back to town. It is much the same with

the men, the farmer will add; he has to go up in the morning and find some one to take “Wolf’s” place. You will find, too, that one of his sons is in a lawyer’s office, another at a commercial college, and his oldest daughter at an “institute,” all in town. I know several girls who travel eighty miles a day to attend school in Chicago. If under these circumstances the occupation of the country school-master, shoe-maker, and doctor, the country store-keeper, dress-maker and lawyer, is not actually gone, it must be that the business they have to do is much less relatively to the population about them than it used to be; not less in amount only, but less in importance. An inferior class of men will meet the requirements. And how are things going here in Massachusetts? A correspondent of the “Springfield Republican” gave the other day an account of a visit lately made to two or three old agricultural neighborhoods, such as fifty years ago were the glory of New England. When he last knew them, their society was spoken of with pride, and the influence of not a few of their citizens was felt throughout the State, and indeed far beyond it. But as he found them now, they might almost be sung by Goldsmith. The meeting-house closed, the church dilapidated; the famous old taverns, stores, shops, mills, and offices dropping to pieces and vacant, or perhaps with a mere corner occupied by day laborers; but a third as many children as formerly to be seen in the school-houses, and of these less than half of American-born parents. Walking through such a district last summer, my eyes were gladdened by a single house with exceptional signs of thrift in fresh paint, roofs, and fences, and newly planted door-yard trees; but happening as I passed to speak to the owner, in the second sentence of our conversation he told me that he had been slicking his place up in hopes that some city gentleman would take a fancy to it for a country seat. He was getting old, had worked hard, and felt as if the time had fully come when he was entitled to take some enjoyment of what remained to him of life by retiring to the town. Nearly all his old neighbors were gone; his children had left years ago. His town-bred granddaughters were playing croquet in the front yard. You know how it is here in Boston. Let us go on to the Old World. We read in our youth that among no other people were rural tastes so strong, and rural habits so fixed, as with those of Old England, and there is surely no other country where the rural life of the more fortunate classes compares so attractively with their town life. Yet in the “Transactions of the British Social Science Association,” we find one debater asserting that there are now very few more persons living in the rural districts of England and Wales than there were fifty years ago; another referring to “the still increasing growth of our overgrown towns and the stationary or rather retrograding numbers of our rural population;”* while a third remarks that the social and educational advantages of the towns are drawing to them a large proportion of “the wealthy and independent,” as well as all of the working classes not required for field labor.* When I was last in England, the change that had occurred even in ten years could be perceived by a rapid traveler. Not only had the country gentleman and especially the country gentlewoman of Irving departed wholly with all their following, but the very embers had been swept away of that manner of life upon which, so little while ago,

everything in England seemed to be dependent. In all the country I found a smack of the suburbs---hampers and packages from metropolitan tradesmen, and purveyors arriving by every train, and a constant communication kept up with town by penny-post and telegraph. In the early part of the century, the continued growth of London was talked of as something marvelous and fearful; but where ten houses were then required to accommodate new residents, there are now a hundred. The average rate at which population increases in the six principal towns is twice as great as in the country at large, including the hundreds of other flourishing towns. So also Glasgow has been growing six times faster than all Scotland; and Dublin has held its own, while Ireland as a whole has been losing ground. Crossing to the Continent, we find Paris absorbing half of all the increase of France in population; Berlin growing twice as fast as all Prussia; Hamburg, Stettin, Stuttgart, Brussels, and a score or two of other towns, all building out into the country at a rate never before known, while many agricultural districts are actually losing population. In Russia special provision is made in the laws to regulate the gradual compensation of the nobles for their losses by the emancipation of the serfs, to prevent the depopulation of certain parts of the country, which was in danger of occurring from the eagerness of the peasantry to move into the large towns.* Going still further to the eastward, we may find a people to whom the movement has not thus far been communicated; but it is only where obscurity affords the best hope of safety from oppression, where men number their women with their horses, and where labor-saving inventions are as inventions of the enemy. Of the fact of the general townward movement of the civilized world, and its comprehensiveness, there can be no doubt. There is a difference of opinion apparently as to its causes and as to the probability of its continuance, for we hear anticipations of a reaction expressed. I see no grounds for them. It appears to me to look much more as if what we had thus far witnessed was but the beginning. I do not propose to go to the root of the matter; it is sufficient for our purpose to point out that the strength of the movement at any point seems to correspond closely with the degree in which the habits of the people have been recently changed by the abolition of feudalism, slavery, and government by divine right; by the multiplication and cheapening of schools, newspapers, and books; and by the introduction of laborsaving arrangements, especially of that class which are only available at all where they can be used to the direct benefit of many, such as railroads and telegraphs. Consider that the standard of education is still advancing. There is yet no halt in the onward march of liberty of thought; telegraph stations are multiplying, new railroads are building, and the working capacity of old ones is increasing. Consider what we have been doing in our own country. Our public lands have been divided in square plats, so as to discourage the closer agricultural settlement which long and narrow divisions favor. We have given away the pick of them under a plan well adapted to induce a scattering settlement for a time, but also calculated to encourage waste of resources. We have no longer the best to offer.


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Again, we have said to the world, “Here are countless deposits of the precious metals, scattered about over many millions of acres of wild land. We will give them away as fast as they can be found. First come, first served. Disperse then, and look for them.” In spite of this policy, we find that the rate of increase of our principal towns is even now greater than that of the country. But the same cause has also had the effect of giving us, for a time, great command of ready money and easy credit, and we have thus been induced to spend an immense sum---say two thousand millions---in providing ourselves with the fixtures and machinery of our railroad system. This system, while encouraging the greater dispersion of our food-producers, has tended most of all to render them, as we have seen, independent of all the old neighborhood agencies of demand and supply, manufacture and exchange, and to educate them and their children in familiarity with and dependence on the conveniences and habits of towns-people. We all recognize that the tastes and dispositions of women are more and more potent in shaping the course of civilized progress, and again we must acknowledge that women are even more susceptible to this townward drift than men. Ofttimes the husband and father gives up his country occupations, taking others less attractive to him in town, out of consideration for his wife and daughters. Not long since I conveyed to a very sensible and provident man what I thought to be an offer of great preferment. I was surprised that he hesitated to accept it, until the question was referred to his wife, a bright, tidy American-born woman, who promptly said: “If I were offered a deed of the best farm that I ever saw, on condition of going back to the country to live, I would not take it. I would rather face starvation in town.” She had been brought up and lived the greater part of her life in one of the most convenient and agreeable farming countries in the United States. Few have lived long in the city without having experiences of a similar feeling. Is it astonishing? Compare advantages in respect simply to schools, libraries, music and the fine arts. People of the greatest wealth can hardly command as much of these in the country as the poorest work-girl is offered here in Boston at the mere cost of a walk for a short distance over a good, firm, clean pathway, lighted at night and made interesting to her by shop fronts and the variety of people passing. It is true the poorer work-girls make little use of these special advantages, but this simply because they are not yet educated up to them. When, however, they come from the country to town, are they not moving in the way of this education? In all probability, as is indicated by the report (in the “New York Tribune”) of a recent skillful examination of the condition and habits of the poor sewing women of that city, a frantic desire to escape from the dull lives which they have seen before them in the country, a craving for recreation, especially for more companionship in yielding to playful girlish impulses, innocent in themselves, drives more young women to the town than anything else. Dr. Holmes may exaggerate the clumsiness and dreariness of New England village social parties; but go further back into the country among the outlying farms, and if you have ever had part in the working up of some of the rare occasions in which what stands for festivity is attempted, you will hardly think that the ardent desire of a young woman to escape to the town is wholly unreasonable.

The civilized woman is above all things a tidy woman. She enjoys being surrounded by bright and gay things perhaps not less than the savage, but she shrinks from draggling, smirching, fouling things and “things out of keeping” more. By the keenness with which she avoids subjecting herself to annoyances of this class, indeed, we may judge the degree in which a woman has advanced in civilization. Think what a country road and roadside, and what the back yard of a farm-house, commonly is, in winter and spring-time; and what far-away farmers’ gardens are in haying time, or most of them at any time. Think, again, how hard it is when you city people go into the country for a few weeks in summer, to keep your things in order, to get a thousand little things done which you regard as trifles when at home, how far you have to go, and with how much uncertainty, how much unaccustomed management you have to exercise. For the perfection and delicacy---the cleanness---with which any human want is provided for depends on the concentration of human ingenuity and skill upon that particular want. The greater the division of labor at any point, the greater the perfection with which all wants may be satisfied. Everywhere in the country the number and variety of workmen, not agricultural laborers, proportionately to the population, is lessening as the facility for reaching workmen in town is increasing. In one year we find fifty-four new divisions of trade added to the “London Directory.” Think of all these things, and you will possibly find yourself growing a little impatient of the common cant which assumes that the strong tendency of women to town life, even though it involves great privations and dangers, is a purely senseless, giddy, vain, frivolous, and degrading one. The consideration which most influences this tendency of women in families, however, seems to be the amount of time and labor, and wear and tear of nerves and mind, which is saved to them by the organization of labor in those forms, more especially, by which the menial service of households is simplified and reduced. Consider, for instance, what is done (that in the country is not done at all or is done by each household for itself, and, if efficiently, with a wearing, constant effort of superintendence) by the butcher, baker, fishmonger, grocer, by the provision venders of all sorts, by the iceman, dust-man, scavenger, by the postman, carrier, expressmen, and messengers, all serving you at your house when required; by the sewers, gutters, pavements, crossings, sidewalks, public conveyances, and gas and water works. But here again there is every reason to suppose that what we see is but a foretaste of what is yet to come. Take the difference of demand upon invention in respect to cheap conveyance for example. We began experimentally with street railways twenty years ago. At present, in New York, one pair of horses serves to convey one hundred people, on an average, every day at a rate of fare about one fiftieth of the old hackney-coach rates, and the total number of fares collected annually is equal to that of the population of the United States. And yet thousands walk a number of miles every day because they cannot be seated in the cars. It is impossible to fix a limit to the amount of travel which really ample, convenient, and still cheap means of transportation for short distances would develop. Certain improvements have caused the whole number of people

seeking conveyances in London to be doubled in the last five years, and yet the supply keeps nowhere near the demand. See how rapidly we are really gaining and what we have to expect. Two recent inventions give us the means of reducing by a third, under favorable circumstances, the cost of good McAdam roads. There have been sixteen patents issued from one office for other new forms of perfectly smooth and nearly noiseless street pavement, some of which, after two or three years’ trial, promise so well as to render it certain that some improvement will soon come by which more than one of the present special annoyances of town life will be abated. An improvement in our sewer system seems near at hand also, which will add considerably to the comparative advantages of a residence in towns, and especially the more open town suburbs. Experiments indicate that it is feasible to send heated air through a town in pipes like water, and that it may be drawn upon, and the heat which is taken measured and paid for according to quantity required. Thus may come a great saving of fuel and trouble in a very difficult department of domestic economy. No one will think of applying such a system to farm-houses. Again, it is plain that we have scarcely begun to turn to account the advantages offered to towns-people in the electric telegraph; we really have not made a beginning with those offered in the pneumatic tube, though their substantial character has been demonstrated. By the use of these two instruments, a tradesman ten miles away on the other side of a town may be communicated with, and goods obtained from him by a housekeeper, as quickly and with as little personal inconvenience as now if he were in the next block. A single tube station for five hundred families, acoustic pipes for the transmission of orders to it from each house, with a carriers’ service for local distribution of packages, is all that is needed for this purpose. As to the economy which comes by systematizing and concentrating, by the application of a large apparatus, of processes which are otherwise conducted in a desultory way, wasteful of human strength, as by public laundries, bakeries, and kitchens, we are yet, in America, even in our larger cities, far behind many of the smaller towns of the Old World. While in all these directions enterprise and the progress of invention are quite sure to add rapidly to the economy and convenience of town life, and thus increase its comparative attractions, in other directions every step tends to reduce the man-power required on the farms for the production of a given amount of the raw material of food. Such is the effect, for instance, of every improvement of apparatus or process in ploughing, mowing, reaping, curing, thrashing, and marketing. Another tendency arising from the improvement of agricultural apparatus, and which will be much accelerated when steam shall have been as successfully applied to tillage as it is already to harvesting and marketing operations, is that to the enlargement of fields and of farms. From this will follow the reduction in number and the greater separation and greater isolation of rural homesteads; for with our long-fronted farms, it will be centuries before we can hope to have tolerable


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roads on which rapid steam travelling from farm to farm will be practicable, though we may be close upon it wherever hard, firm, and always smooth roads can be afforded.

of learning, of science, and of art---as with reference to merely domestic economy and the emancipation of both men and women from petty, confining, and narrowing cares.

It should be observed that possession of the various advantages of the town to which we have referred, and, indeed, of all the advantages which are peculiar to large towns, while it very certainly cannot be acquired by people living in houses a quarter or a half mile apart, does not, on the other hand, by any means involve an unhealthy density of population. Probably the advantages of civilization can be found illustrated and demonstrated under no other circumstances so completely as in some suburban neighborhoods where each family abode stands fifty or a hundred feet or more apart from all others, and at some distance from the public road. And it must be remembered, also, that man’s enjoyment of rural beauty has clearly increased rather than diminished with his advance in civilization. There is no reason, except in the loss of time, the inconvenience, discomfort, and expense of our present arrangements for short travel, why suburban advantages should not be almost indefinitely extended. Let us have a cheap and enjoyable method of conveyance, and a building law like that of old Rome, and they surely will be.

It also appears to be nearly certain that the recent rapid enlargement of towns and withdrawal of people from rural conditions of living is the result mainly of circumstances of a permanent character.

As railroads are improved, all the important stations will become centres or sub-centres of towns, and all the minor stations suburbs. For most ordinary every-day purposes, especially house-keepers’ purposes, these will need no very large population before they can obtain urban advantages. I have seen a settlement, the resident population of which was under three hundred, in which there was a public laundry, bath-house, barber’s shop, billiard-room, beer-garden, and bakery. Fresh rolls and fresh milk were supplied to families before breakfast time every morning; fair fruit and succulent vegetables were delivered at house doors not half an hour after picking; and newspapers and magazines were distributed by a carrier. I have seen a town of not more than twelve hundred inhabitants, the streets and the yards, alleys, and places of which were swept every day as regularly as the house floors, and all dust removed by a public dustman. The construction of good roads and walks, the laying of sewer, water, and gas pipes, and the supplying of sufficiently cheap, rapid, and comfortable conveyances to town centres, is all that is necessary to give any farming land in a healthy and attractive situation the value of town lots. And whoever has observed in the French agricultural colonies how much more readily and cheaply railroads, telegraph, gas, water, sewer, and nearly all other advantages of towns may be made available to the whole population than under our present helterskelter methods of settlement, will not believe that even the occupation of a farm laborer must necessarily and finally exclude his family from a very large share of urban conveniences. But this opens a subject of speculation, which I am not now free to pursue. It is hardly a matter of speculation, I am disposed to think, but almost of demonstration, that the larger a town becomes because simply of its advantages for commercial purposes, the greater will be the convenience available to those who live in and near it for co?peration, as well with reference to the accumulation of wealth in the higher forms,---as in seats

We have reason to believe, then, that towns which of late have been increasing rapidly onaccount of their commercial advantages, are likely to be still more attractive to population in the future; that there will in consequence soon be larger towns than any the world has yet known, and that the further progress of civilization is to depend mainly upon the influences by which men’s minds and characters will be affected while living in large towns. Now, knowing that the average length of the life of mankind in towns has been much less than in the country, and that the average amount of disease and misery and of vice and crime has been much greater in towns, this would be a very dark prospect for civilization, if it were not that modern Science has beyond all question determined many of the causes of the special evils by which men are afflicted in towns, and placed means in our hands for guarding against them. It has shown, for example, that under ordinary circumstances, in the interior parts of large and closely built towns, a given quantity of air contains considerably less of the elements which we require to receive through the lungs than the air of the country or even of the outer and more open parts of a town, and that instead of them it carries in to the lungs highly corrupt and irritating matters, the action of which tends strongly to vitiate all our sources of vigor--how strongly may perhaps be indicated in the shortest way by the statement that even metallic plates and statues corrode and wear away under the atmospheric influences which prevail in the midst of large towns, more rapidly than in the country. The irritation and waste of the physical powers which result from the same cause, doubtless indirectly affect and very seriously affect the mind and the moral strength; but there is a general impression that a class of men are bred in towns whose peculiarities are not perhaps adequately accounted for in this way. We may understand these better if we consider that whenever we walk through the denser part of a town, to merely avoid collision with those we meet and pass upon the sidewalks, we have constantly to watch, to foresee, and to guard against their movements. This involves a consideration of their intentions, a calculation of their strength and weakness, which is not so much for their benefit as our own. Our minds are thus brought into close dealings with other minds without any friendly flowing toward them, but rather a drawing from them. Much of the intercourse between men when engaged in the pursuits of commerce has the same tendency---a tendency to regard others in a hard if not always hardening way. Each detail of observation and of the process of thought required in this kind of intercourse or contact of minds is so slight and so common in the experience of towns-people that they are seldom conscious of it. It certainly involves some expenditure nevertheless. People from the country are ever conscious of the effect on their nerves and minds of the street contact---often complaining that they feel

confused by it; and if we had no relief from it at all during our waking hours, we should all be conscious of suffering from it. It is upon our opportunities of relief from it, therefore, that not only our comfort in town life, but our ability to maintain a temperate, good-natured, and healthy state of mind, depends. This is one of many ways in which it happens that men who have been brought up, as the saying is, in the streets, who have been the most directly and completely affected by town influences, so generally show, along with a remarkable quickness of apprehension, a peculiarly hard sort of selfishness. Every day of their lives they have seen thousands of their fellowmen, have met them face to face, have brushed against them, and yet have had no experience of anything in common with them. It has happened several times within the last century, when old artificial obstructions to the spreading out of a city have been removed, and especially where there has been a demolition of and rebuilding on a new ground plan of some part which had previously been noted for the frequency of certain crimes, the prevalence of certain diseases, and the shortness of life among its inhabitants, that a marked improvement in all these respects has immediately followed, and has been maintained not alone in the dark parts, but in the city as a whole. But although it has been demonstrated by such experiments that we have it in our power to greatly lessen and counteract the two classes of evils we have had under consideration, it must be remembered that these means are made use of only with great difficulty---how great, one or two illustrations from experience will enable us perhaps better to understand. When the business quarter of New York was burnt over, thirty years ago, there was a rare opportunity for laying out a district expressly with a view to facilitate commerce. The old plan had been arrived at in a desultory way; and so far as it had been the result of design, it had been with reference more especially to the residence of a semi-rural population. This had long since passed away; its inconvenience for commercial purposes had been experienced for many years; no one supposed from the relation of the ground to the adjacent navigable waters that it would ever be required for other than commercial purposes. Yet the difficulties of equalizing benefits and damages among the various owners of the land prevented any considerable change of the old street lines. Every working day thousands of dollars are subtracted from the profits of business, by the disadvantages thus re?stablished. The annual loss amounts to millions. Men of barbarous habits laid out a part of London in a way which a thousand years later was found to be a cause of immeasurable waste of life, strength, and property. There had been much talk, but no effective action, looking toward improvement, when the great fire came, and left every building a heap of ashes. Immediately upon this, while the fire was still burning, a great man, Sir Christopher Wren, prepared a plan for avoiding the old evils. This plan, a simple, excellent, and economical one, he took to the king, who at once approved it, took a strong interest in it, and used all his royal power to have it carried out. It was hailed with satisfaction by all wise and good men, and yet so difficult was it to overcome the difficulties entailed by the original rural laying out of the ground, that the attempt was finally abandoned, and the new city was built with immaterial modifications under


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the old barbarous plan; and so it remains with only slight improvement, and that purchased at enormous cost, to this day. Remedy for a bad plan, once built upon, being thus impracticable, now that we understand the matter we are surely bound, wherever it is by any means in our power, to prevent mistakes in the construction of towns. Strange to say, however, here in the New World, where great towns by the hundred are springing into existence, no care at all is taken to avoid bad plans. The most brutal Pagans to whom we have sent our missionaries have never shown greater indifference to the sufferings of others than is exhibited in the plans of some of our most promising cities, for which men now living in them are responsible. Not long since I was asked by the mayor of one of these to go before its common council and explain the advantages of certain suggested changes, including especially the widening of two roads leading out of town and as yet but partially opened and not at all built upon. After I had done so, two of the aldermen in succession came to me, and each privately said in effect: “It is quite plain that the proposition is a good one, and it ought to be adopted; the city would undoubtedly gain by it; but the people of the ward I represent have less interest in it than some others: they do not look far ahead, and they are jealous of those who would be more directly benefited than themselves; consequently I don’t think that they would like it if I voted for it, and I shall not, but I hope it will be carried.” They were unwilling that even a stranger should have so poor an opinion of their own intelligence as to suppose that they did not see the advantage of the change proposed; but it was not even suggested to their minds that there might be something shameful in repudiating their obligations to serve, according to the best of their judgment, the general and permanent interests committed to them as legislators of the city. It is evident that if we go on in this way, the progress of civilized mankind in health, virtue, and happiness will be seriously endangered. It is practically certain that the Boston of to-day is the mere nucleus of the Boston that is to be. It is practically certain that it is to extend over many miles of country now thoroughly rural in character, in parts of which farmers are now laying out roads with a view to shortening the teaming distance between their wood lots and a railway station, being governed in their courses by old property lines, which were first run simply with reference to the equitable division of heritages, and in other parts of which, perhaps, some wild speculators are having streets staked off from plans which they have formed with a rule and pencil in a broker’s office, with a view chiefly to the impressions they would make when seen by other speculators on a lithographed map. And by this manner of planning, unless views of duty or of interest prevail that are not yet common, if Boston continues to grow at its present rate even for but a few generations longer, and then simply holds its own until it shall be as old as the Boston in Lincolnshire now is, more men, women, and children are to be seriously affected in health and morals than are now living on this Continent. Is this a small matter---a mere matter of taste; a sentimental speculation?

It must be within the observation of most of us that where, in the city, wheel-ways originally twenty feet wide were with great difficulty and cost enlarged to thirty, the present width is already less nearly adequate to the present business than the former was to the former business; obstructions are more frequent, movements are slower and oftener arrested, and the liability to collision is greater. The same is true of sidewalks. Trees thus have been cut down, porches, bow-windows, and other encroachments removed but every year the walk is less sufficient for the comfortable passing of those who wish to use it. It is certain that as the distance from the interior to the circumference of towns shall increase with the enlargement of their population, the less sufficient relatively to the service to be performed will be any given space between buildings. In like manner every evil to which men are specially liable when living in towns, is likely to be aggravated in the future, unless means are devised and adapted in advance to prevent it. Let us proceed, then, to the question of means, and with a seriousness in some degree befitting a question, upon our dealing with which we know the misery or happiness of many millions of our fellow-beings will depend. We will for the present set before our minds the two sources of wear and corruption which we have seen to be remediable and therefore preventible. We may admit that commerce requires that in some parts of a town there shall be an arrangement of buildings, and a character of streets and of traffic in them which will establish conditions of corruption and of irritation, physical and mental. But commerce does not require the same conditions to be maintained in all parts of a town. Air is disinfected by sunlight and foliage. Foliage also acts mechanically to purify the air by screening it. Opportunity and inducement to escape at frequent intervals from the confined and vitiated air of the commercial quarter, and to supply the lungs with air screened and purified by trees, and recently acted upon by sunlight, together with the opportunity and inducement to escape from conditions requiring vigilance, wariness, and activity toward other men---if these could be supplied economically, our problem would be solved. In the old days of walled towns all tradesmen lived under the roof of their shops, and their children and apprentices and servants sat together with them in the evening about the kitchen fire. But now that the dwelling is built by itself and there is greater room, the inmates have a parlor to spend their evenings in; they spread carpets on the floor to gain in quiet, and hang drapery in their windows and papers on their walls to gain in seclusion and beauty. Now that our towns are built without walls, and we can have all the room that we like, is there any good reason why we should not make some similar difference between parts which are likely to be dwelt in, and those which will be required exclusively for commerce? Would trees, for seclusion and shade and beauty, be out of place, for instance, by the side of certain of our streets? It will, perhaps, appear to you that it is hardly necessary to ask such a question, as throughout the United States

trees are commonly planted at the sides of streets. Unfortunately, they are seldom so planted as to have fairly settled the question of the desirableness of systematically maintaining trees under these circumstances. In the first place, the streets are planned, wherever they are, essentially alike. Trees are planted in the space assigned for sidewalks, where at first, while they are saplings, and the vicinity is rural or suburban, they are not much in the way, but where, as they grow larger, and the vicinity becomes urban, they take up more and more space, while space is more and more required for passage. That is not all. Thousands and tens of thousands are planted every year in a manner and under conditions as nearly certain as possible either to kill them outright, or to so lessen their vitality as to prevent their natural and beautiful development, and to cause premature decrepitude. Often, too, as their lower limbs are found inconvenient, no space having been provided for trees in laying out the street, they are deformed by butcherly amputations. If by rare good fortune they are suffered to become beautiful, they still stand subject to be condemned to death at any time, as obstructions in the highway.* What I would ask is, whether we might not with economy make special provision in some of our streets---in a twentieth or a fiftieth part, if you please, of all---for trees to remain as a permanent furniture of the city? I mean, to make a place for them in which they would have room to grow naturally and gracefully. Even if the distance between the houses should have to be made half as much again as it is required to be in our commercial streets, could not the space be afforded? Out of town space is not costly when measures to secure it are taken early. The assessments for benefit where such streets were provided for, would, in nearly all cases, defray the cost of the land required. The strips of ground reserved for the trees, six, twelve, twenty feet wide, would cost nothing for paving or flagging. The change both of scene and of air which would be obtained by people engaged for the most part in the necessarily confined interior commercial parts of the town, on passing into a street of this character after the trees had become stately and graceful, would be worth a good deal. If such streets were made still broader in some parts, with spacious malls, the advantage would be increased. If each of them were given the proper capacity, and laid out with laterals and connections in suitable directions to serve as a convenient trunk-line of communication between two large districts of the town or the business centre and the suburbs, a very great number of people might thus be placed every day under influences counteracting those with which we desire to contend. These, however, would be merely very simple improvements upon arrangements which are in common use in every considerable town. Their advantages would be incidental to the general uses of streets as they are. But people are willing very often to seek recreation as well as take it by the way. Provisions may indeed be made expressly for recreation, with certainty that if convenient, they will be used. The various kinds of recreation may be divided primarily under two heads. Under one will be included all of which the predominating influence is to stimulate exertion of any part or parts needing it; under the other, all which cause us to receive pleasure or benefit without conscious exertion. Games chiefly of mental skill, as chess, or


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athletic sports, as base-ball, are examples of means of recreation of the first division, which may be termed that of exertive recreation; music and the fine arts generally, of the second or receptive division. Considering the first by itself, it will be found not a very simple matter to determine for what forms of exertive recreations opportunities can be provided in a large town, consistently with good order, safety, and economy of management. Mr. Anthony Trollope might recommend fox-hunting; hurdle-racing has been seriously urged by gentlemen who have given special attention to the advantages of that form of exercise. In New York, on the other hand, after several years’ deliberation, and some experiments in a small way, it has been decided that the city cannot expediently undertake to provide grounds even for base-ball, cricket, and foot-ball clubs, to the great disappointment of a very large and influential element of the population. I do not propose now to discuss the various details of this question, but to leave out of consideration all that class of pastimes which, except in the open country, cannot easily be pursued without danger to persons not taking part in them, and to adopt the conclusion that only school-boys should be provided at public expense with every-day grounds for ball-playing, and this as a part of the educational rather than the recreative system of the town. I will only remark that you will find no purposes of athletic recreation which cannot be accommodated either by such trunk roads as I have suggested we should here and there introduce, or by a sufficient number of comparatively small spaces of open ground, and that, although there are certain advantages more particularly to be gained by pursuing the forms of exertive recreation named on grounds of large rather than small area, it would be better on the whole to have a number of small grounds than to establish any very large ground with special reference to them. Let us now proceed to the consideration of receptive recreations. As we shall consider such forms of recreation as are pursued socially or by a number of persons together, it will be convenient to again divide our subjects into sub-heads, according to the degree in which the average enjoyment of them is greatest when a large congregation of persons is assembled, or when the number coming together is small, and the circumstances favorable to the exercise of personal friendliness. Our pleasure in recreations of the first of these classes appears to me to be dependent upon the existence of an instinct in us of which I think not enough account is commonly made, and I shall therefore term it the gregarious class of social receptive recreations. The other will be sufficiently distinguished from it by the term neighborly. Purely gregarious recreation seems to be generally looked upon in New England society as childish and savage, because, I suppose, there is so little of what we call intellectual gratification in it. We are inclined to engage in it indirectly, furtively, and with complication. Yet there are certain forms of recreation, a large share of the attraction of which must, I think, lie in the gratification of the gregarious inclination, and which, with those who can afford to indulge in them, are so popular as to establish their importance of the requirement. If I ask myself where I have experienced the most complete gratification of this instinct in public and

out of doors, among trees, I find that it has been in the promenade of the Champs Elys?es. As closely following it I should name other promenades of Europe, and our own upon the New York parks. I have studiously watched the latterfor several years. I have several times seen fifty thousand people participating in them; and the more I have seen of them, the more highly have I been led to estimate their value as means of counteracting the evils of town life. Consider that the New York Park and the Brooklyn Park are the only places in those associated cities where, in this eighteen hundred and seventieth year after Christ, you will find a body of Christians coming together, and with an evident glee in the prospect of coming together, all classes largely represented, with a common purpose, not at all intellectual, competitive with none, disposing to jealousy and spiritual or intellectual pride toward none, each individual adding by his mere presence to the pleasure of all others, all helping to the greater happiness of each. You may thus often see vast numbers of persons brought closely together, poor and rich, young and old, Jew and Gentile. I have seen a hundred thousand thus congregated, and I assure you that though there have been not a few that seemed a little dazed, as if they did not quite understand it, and were, perhaps, a little ashamed of it, I have looked studiously but vainly among them for a single face completely unsympathetic with the prevailing expression of good nature and light-heartedness. Is it doubtful that it does men good to come together in this way in pure air and under the light of heaven, or that it must have an influence directly counteractive to that of the ordinary hard, hustling working hours of town life? You will agree with me, I am sure, that it is not, and that opportunity, convenient, attractive opportunity, for such congregation, is a very good thing to provide for, in planning the extension of a town. I referred especially to the Champs Elys?es, because the promenade there is a very old custom, not a fashion of the day, and because I must needs admit that this most striking example is one in which no large area of ground--nothing like a park---has been appropriated for the purpose. I must acknowledge, also, that the alamedas of Spain and Portugal supply another and very interesting instance of the same fact. You will observe, however, that small local grounds, such as we have said might be the best for most exertive recreations, are not at all adapted to receptive recreations of the type described. One thing more under this head. I have but little personal familiarity with Boston customs; but I have lived or sojourned in several other towns of New England, as well as of other parts of the country. I have never been long in any one locality, south or north, east or west, without observing a custom of gregarious out-of-door recreation in some miserably imperfect form, usually covered by a wretched pretext of a wholly different purpose, as perhaps, for instance, visiting a grave-yard. I am sure that it would be much better, less expensive, less harmful in all ways, more health-giving to body, mind, and soul, if it were admitted to be a distinct requirement of all human beings, and appropriately provided for. I have next to see what opportunities are wanted to induce people to engage in what I have termed neighborly receptive recreations, under conditions which

shall be highly counteractive to the prevailing bias to degeneration and demoralization in large towns. To make clearer what I mean, I need an illustration which I find in a familiar domestic gathering, where the prattle of the children mingles with the easy conversation of the more sedate, the bodily requirements satisfied with good cheer, fresh air, agreeable light, moderate temperature, snug shelter, and furniture and decorations adapted to please the eye, without calling for profound admiration on the one hand, or tending to fatigue or disgust on the other. The circumstances are all favorable to a pleasurable wakefulness of the mind without stimulating exertion; and the close relation of family life, the association of children, of mothers, of lovers, or those who may be lovers, stimulate and keep alive the more tender sympathies, and giveplay to faculties such as may be dormant in business or on the promenade; while at the same time the cares of providing in detail for all the wants of the family, guidance, instruction, and reproof, and the dutiful reception of guidance, instruction, and reproof, are, as matters of conscious exertion, as far as possible laid aside. There is an instinctive inclination to this social, neighborly, unexertive form of recreation among all of us. In one way or another it is sure to be constantly operating upon those millions on millions of men and women who are to pass their lives within a few miles of where we now stand. To what extent it shall operate so as to develop health and virtue, will, on many occasions, be simply a question of opportunity and inducement. And this question is one for the determination of which for a thousand years we here to-day are largely responsible. Think what the ordinary state of things to many is at this beginning of the town. The public is reading just now a little book in which some of your streets of which you are not proud are described.* Go into one of those red cross streets any fine evening next summer, and ask how it is with their residents? Oftentimes you will see half a dozen sitting together on the door-steps, or, all in a row, on the curb-stones, with their feet in the gutter, driven out of doors by the closeness within; mothers among them anxiously regarding their children who are dodging about at their play, among the noisy wheels on the pavement. Again, consider how often you see young men in knots of perhaps half a dozen in lounging attitudes rudely obstructing the sidewalks, chiefly led in their little conversation by the suggestions given to their minds by what or whom they may see passing in the street, men, women, or children, whom they do not know, and for whom they have no respect or sympathy. There is nothing among them or about them which is adapted to bring into play a spark of admiration, of delicacy, manliness, or tenderness. You see them presently descend in search of physical comfort to a brilliantly lighted basement, where they find others of their sort, see, hear, smell, drink, and eat all manner of vile things. Whether on the curb-stones or in the dram-shops, these young men are all under the influence of the same impulse which some satisfy about the tea-table with neighbors and wives and mothers and children, and all things clean and wholesome, softening and refining. If the great city to arise here is to be laid out little by little, and chiefly to suit the views of land-owners, acting only individually, and thinking only of how what they do is to


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affect the value in the next week or the next year of the few lots that each may hold at the time, the opportunities of so obeying this inclination as at the same time to give the lungs a bath of pure sunny air, to give the mind a suggestion of rest from the devouring eagerness and intellectual strife of town life, will always be few to any, to many will amount to nothing. But is it possible to make public provision for recreation of this class, essentially domestic and secluded as it is? It is a question which can, of course, be conclusively answered only from experience. And from experience in some slight degree I shall answer it. There is one large American town, in which it may happen that a man of any class shall say to his wife, when he is going out in the morning: “My dear, when the children come home from school, put some bread and butter and salad in a basket, and go to the spring under the chestnut-tree where we found the Johnsons last week. I will join you there as soon as I can get away from the office. We will walk to the dairy-man’s cottage and get some tea, and some fresh milk for the children, and take our supper by the brookside;” and this shall be no joke, but the most refreshing earnest. There will be room enough in the Brooklyn Park, when it is finished, for several thousand little family and neighborly parties to bivouac at frequent intervals through the summer, without discommoding one another, or interfering with any other purpose, to say nothing of those who can be drawn out to make a day of it, as many thousand were last year. And although the arrangements for the purpose were yet very incomplete, and but little ground was at all prepared for such use, besides these small parties, consisting of one or two families, there came also, in companies of from thirty to a hundred and fifty, somewhere near twenty thousand children with their parents, Sunday-school teachers, or other guides and friends, who spent the best part of a day under the trees and on the turf, in recreations of which the predominating element was of this neighborly receptive class. Often they would bring a fiddle, flute, and harp, or other music. Tables, seats, shade, turf, swings, cool spring-water, and a pleasing rural prospect, stretching off half a mile or more each way, unbroken by a carriage road or the slightest evidence of the vicinity of the town, were supplied them without charge, and bread and milk and ice-cream at moderate fixed charges. In all my life I have never seen such joyous collections of people. I have, in fact, more than once observed tears of gratitude in the eyes of poor women, as they watched their children thus enjoying themselves. The whole cost of such neighborly festivals, even when they include excursions by rail from the distant parts of the town, does not exceed for each person, on an average, a quarter of a dollar; and when the arrangements are complete, I see no reason why thousands should not come every day where hundreds come now to use them; and if so, who can measure the value, generation after generation, of such provisions for recreation to the overwrought, much-confined people of the great town that is to be? For this purpose neither of the forms of ground we have heretofore considered are at all suitable. We want a ground to which people may easily go after their day’s work is done, and where they may stroll for an hour,

seeing, hearing, and feeling nothing of the bustle and jar of the streets, where they shall, in effect, find the city put far away from them. We want the greatest possible contrast with the streets and the shops and the rooms of the town which will be consistent with convenience and the preservation of good order and neatness. We want, especially, the greatest possible contrast with the restraining and confining conditions of the town, those conditions which compel us to walk circumspectly, watchfully, jealously, which compel us to look closely upon others without sympathy. Practically, what we most want is a simply, broad, open space of clean greensward, with sufficient play of surface and a sufficient number of trees about it to supply a variety of light and shade. This we want as a central feature. We want depth of wood enough about it not only for comfort in hot weather, but to completely shut out the city from our landscapes. These are the distinguishing elements of what is properly called a park. There is no provision for recreation so valuable as this would be; there is none which will be so important to place judiciously in the plan of the city merely as a space, and as an interruption of direct communication between its different parts. There is nothing, therefore, for which we should be more anxious to find and early secure and hold in reserve a suitable site. A Promenade may, with great advantage, be carried along the outer part of the surrounding groves of a park; and it will do no harm if here and there a broad opening among the trees discloses its open landscapes to those upon the promenade. But recollect that the object of the latter for the time being should be to see congregated human life under glorious and necessarily artificial conditions, and the natural landscape is not essential to them; though there is no more beautiful picture, and none can be more pleasing incidentally to the gregarious purpose, than that of beautiful meadows, over which clusters of level-armed sheltering trees cast broad shadows, and upon which are scattered dainty cows and flocks of black-faced sheep, while men, women, and children are seen sitting here and there forming groups in the shade, or moving in and out among the woody points and bays.

gardenesque beauty is to be courted; still less that highly artificial and exotic form of it, which, under the name of subtropical planting, the French have lately introduced, and in suitable positions with interesting and charming results, but in following which indiscreetly, the English are sacrificing the peculiar beauty of their simple and useful parks of the old time. Both these may have places, and very important places, but they do not belong within a park, unless as side scenes and incidents. Twenty years ago Hyde Park had a most pleasing, open, free, and inviting expression, though certainly it was too rude, too much wanting in art; but now art is vexed with long harsh lines of repellant iron-work, and here and there behind it bouquets of hot house plants, between which the public pass like hospital convalescents, who have been turned into the yard to walk about while their beds are making. We should undertake nothing in a park which involves the treating of the public as prisoners or wild beasts. A great object of all that is done in a park, of all the art of a park, is to influence the mind of men through their imagination, and the influence of iron hurdles can never be good. We have, perhaps, sufficiently defined the ideal of a park for a large town. It will seldom happen that this ideal can be realized fully. The next thing is to select the situation in which it can be most nearly approached without great cost; and by cost I do not mean simply cost of land or of construction, but cost of inconvenience and cost of keeping in order, which is a very much more serious matter, and should have a great deal more study. A park fairly well managed near a large town, will surely become a new centre of that town. With the determination of location, size, and boundaries should therefore be associated the duty of arranging new trunk routes of communication between it and the distant parts of the town existing and forecasted.

It may be inferred from what I have said, that very rugged ground, abrupt eminences, and what is technically called picturesque in distinction from merely beautiful or simply pleasing scenery, is not the most desirable for a town park. Decidedly not in my opinion. The park should, as far as possible, compliment the town. Openness is the one thing you cannot get in buildings. Picturesqueness you can get. Let your buildings be as picturesque as your artists can make them. This is the beauty of a town. Consequently, the beauty of the park should be the other. It should be the beauty of the fields, the meadow, the prairie, of the green pastures, and the still waters. What we want to gain is tranquillity and rest to the mind. Mountains suggest effort. But besides this objection there are others of what I may indicate as the house-keeping class. It is impossible to give the public range over a large extent of ground of a highly picturesque character, unless under very exceptional circumstances, and sufficiently guard against the occurrence of opportunities and temptations to shabbiness, disorder, indecorum, and indecency, that will be subversive of every good purpose the park should be designed to fulfill.

These may be either narrow informal elongations of the park, varying say from two to five hundred feet in width, and radiating irregularly from it, or if, unfortunately, the town is already laid out in the unhappy way that New York and Brooklyn, San Francisco and Chicago, are, and, I am glad to say, Boston is not, on a plan made long years ago by a man who never saw a spring-carriage, and who had a conscientious dread of the Graces, then we must probably adopt formal Park-ways. They should be so planned and constructed as never to be noisy and seldom crowded, and so also that the straightforward movement of pleasure-carriages need never beobstructed, unless at absolutely necessary crossings, by slow-going heavy vehicles used for commercial purposes. If possible, also, they should be branched or reticulated with other ways of a similar class, so that no part of the town should finally be many minutes’ walk from some one of them; and they should be made interesting by a process of planting and decoration, so that in necessarily passing through them, whether in going to or from the park, or to and from business, some substantial recreative advantage may be incidentally gained. It is a common error to regard a park as something to be produced complete in itself, as a picture to be painted on canvas. It should rather be planned as one to be done in fresco, with constant consideration of exterior objects, some of them quite at a distance and even existing as yet only in the imagination of the painter.

Nor can I think that in the park proper, what is called

I have thus barely indicated a few of the points from


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which we may perceive our duty to apply the means in our hands to ends far distant, with reference to this problem of public recreations. Large operations of construction may not soon be desirable, but I hope you will agree with me that there is little room for question, that reserves of ground for the purposes I have referred to should be fixed upon as soon as possible, before the difficulty of arranging them, which arises from private building, shall be greatly more formidable than now. To these reserves,---though not a dollar should be spent in construction during the present generation,---the plans of private construction would necessarily, from the moment they were established, be conformed. I by no means wish to suggest that nothing should be done for the present generation; but only, that whatever happens to the present generation, it should not be allowed to go on heaping up difficulties and expenses for its successors, for want of a little comprehensive and business-like foresight and study. In all probability it will be found that much can be done even for the present generation without greatly if at all increasing taxation, as has been found in New York. But the question now perhaps comes up: How can a community best take this work in hand? It is a work in which private and local and special interests will be found so antagonistic one to another, in which heated prejudices are so liable to be unconsciously established, and in which those who would be disappointed in their personal greeds by whatever good scheme may be studied out, are so likely to combine and concentrate force to kill it (manufacture public opinion, as the phrase is), that the ordinary organizations for municipal business are unsuitable agencies for the purpose. It would, perhaps, be a bold thing to say that the public in its own interest, and in the interest of all of whom the present public are the trustees, should see to it that the problem is as soon as possible put clean out of its own hands, in order that it may be taken up efficiently by a small body of select men. But I will venture to say that until this in effect is done, the danger that public opinion may be led, by the application of industry, ingenuity, and business ability on the part of men whose real objects are perhaps unconsciously very close to their own pockets, to overrule the results of more comprehensive and impartial study, is much greater than in most questions of public interest. You will not understand me as opposing or undervaluing the advantages of public discussion. What I would urge is, that park questions, and even the most elementary park questions, questions of site and outlines and approaches, are not questions to which the rule applies, that every man should look after his own interests, judge for himself what will favor his own interests, and exert his influence so as to favor them; but questions rather of that class, which in his private affairs every man of common sense is anxious, as soon as possible, to put into the hands of somebody who is able to take hold of them comprehensively as a matter of direct, grave, business responsibility. It is upon this last point far more than upon any other that the experience of New York is instructive to other communities. I propose, therefore, to occupy your time a little while longer by a narration of those parts of this experience which bear most directly upon this point, and

which will also supply certain other information which has been desired of me. The New York legislature of 1851 passed a bill providing for a park on the east side of the island. Afterwards, the same legislature, precipitately and quite as an afterthought, passed the act under which the city took title to the site of the greater part of the present Central Park. This final action is said to have been the result of a counter movement, started after the passage of the first bill merely to gratify a private grudge of one of the city aldermen. When in the formation of the counter project, the question was reached, what land shall be named in the second bill, the originator turned to a map and asked: “Now where shall I go?” His comrade, looking over his shoulder, without a moment’s reflection, put his finger down and said, “Go there;” the point indicated appearing to be about the middle of the island, and therefore, as it occurred to him, one which would least excite local prejudices. The primary selection of the site was thus made in an offhand way, by a man who had no special responsibility in the premises, and whose previous studies had not at all led him to be well informed or interested in the purposes of a park. It would have been difficult to find another body of land of six hundred acres upon the island (unless by taking a long narrow strip upon the precipitous side of a ridge), which possessed less of what we have seen to be the most desirable characteristics of a park, or upon which more time, labor, and expense would be required to establish them. But besides the topographical objections, when the work of providing suitable facilities for the recreation of the people upon this ground came to be practically and definitely considered, defects of outline were discerned, the incomplete remedy for which has since cost the city more than a million of dollars. The amount which intelligent study would have saved in this way if applied at the outset, might have provided for an amplification of some one of the approaches to the Park, such as, if it were now possible to be gained at a cost of two or three million dollars, I am confident would, if fairly set forth, be ordered by an almost unanimous vote of the tax-payers of the city. Public discussion at the time utterly failed to set this blundering right. Nor was public opinion then clearly dissatisfied with what was done or with those who did it. During the following six years there was much public and private discussion of park questions; but the progress of public opinion, judged simply by the standard which it has since formed for itself, seems to have been chiefly backward. This may be, to a considerable degree, accounted for by the fact that many men of wealth and influence---who, through ignorance and lack of mature reflection on this subject, were unable to anticipate any personal advantage from the construction of a park---feared that it would only add to their taxes, and thus were led to form a habit of crying down any hopeful anticipations. The argument that certain towns of the old country did

obtain some advantage from their parks, could not be refuted, but it was easy to say, and it was said, that “our circumstances are very different: surrounded by broad waters on all sides, open to the sea breezes, we need no artificial breathing-places; even if we did, nothing like the parks of the old cities under aristocratic government would be at all practicable here.” This assertion made such an impression as to lead many to believe that little more had better be done than to give the name of park to the ground which it was now too late to avoid taking. A leading citizen suggested that nothing more was necessary than to plough up a strip just within the boundary of the ground and plant it with young trees, and chiefly with cuttings of the poplar, which afterwards, as they came to good size, could be transplanted to the interior, and thus the Park would be furnished economically and quite well enough for the purposes it would be required to serve. Another of distinguished professional reputation seriously urged through the public press, that the ground should be rented as a sheep-walk. In going to and from their folds the flocks would be sure to form trails which would serve the public perfectly well for foot-paths; nature would in time supply whatever else was essential to form a quite picturesque and perfectly suitable strolling ground for such as would wish to resort to it. It was frequently alleged, and with truth, that the use made of the existing public grounds was such as to develop riotous and licentious habits. A large park, it was argued, would inevitably present larger opportunities, and would be likely to exhibit an aggravated form of the same tendencies, consequently anything like refinement of treatment would be entirely wasted. A few passages from a leading article of the “Herald” newspaper, in the seventh year of the enterprise, will indicate what estimate its astute editor had then formed of the prevailing convictions of the public on the subject:--- “It is all folly to expect in this country to have parks like those in old aristocratic countries. When we open a public park Sam will air himself in it. He will take his friends whether from church, street, or elsewhere. He will knock down any better dressed man who remonstrates with him. He will talk and sing, and fill his share of the bench, and flirt with the nursery-maids in his own coarse way. Now we ask what chance have William B. Astor and Edward Everett against this fellowcitizen of theirs? Can they and he enjoy the same place? Is it not obvious that he will turn them out, and that the great Central Park will be nothing but a great bear-garden for the lowest denizens of the city, of which we shall yet pray litanies to be delivered. In the same article it was argued that the effect of the construction of the Park would be unfavorable to the value of property in its neighborhood, except as, to a limited extent, it might be taken up by Irish and German liquor dealers as sites for dram-shops and lager-bier gardens. There were many eminent citizens, who to my personal knowledge, in the sixth, seventh, and eighth year after the passage of the act, entertained similar views to those I have quoted. I have been asked if I supposed that “gentlemen” would ever resort to the Park, or would allow their wives and daughters to visit it? I heard a renowned lawyer argue


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that it was preposterous to suppose that a police force would do anything toward preserving order and decency in any broad piece of ground open to the general public of New York. And after the work began, I often heard the conviction expressed that if what was called the reckless, extravagant, inconsiderate policy of those who had the making of the Park in charge, could not be arrested, the weight of taxation and the general disgust which would be aroused among the wealthy classes would drive them from the city, and thus prove a serious injury to its prosperity. “Why,” said one, a man whom you all know by reputation, and many personally, “I should not ask for anything finer in my private grounds for the use of my own family.” To whom it was replied that possibly grounds might not unwisely be prepared even more carefully when designed for the use of two hundred thousand families and their guests, than when designed for the use of one. The constantly growing conviction that it was a rash and ill-considered undertaking, and the apprehension that a great deal would be spent upon it for no good purpose, doubtless had something to do with the choice of men, who in the sixth year were appointed by the Governor of the State, commissioners to manage the work and the very extraordinary powers given them. At all events, it so happened that a majorityof them were much better known from their places in the directory of banks, railroads, mining, and manufacturing enterprises, than from their previous services in politics; and their freedom to follow their own judgment and will, in respect to all the interior matters of the Park, was larger than had for a long time been given to any body of men charged with a public duty of similar importance. I suppose that few of them knew or cared more about the subject of their duties at the time of their appointment, than most other active businessmen. They probably embodied very fairly the average opinion of the public, as to the way in which it was desirable that the work should be managed. If, then, it is asked, how did they come to adopt and resolutely pursue a course so very different from that which the public opinion seemed to expect of them, I think that the answer must be found in the fact that they had not wanted or asked the appointment; that it was made absolutely free from any condition or obligation to serve a party, a faction, or a person; that owing to the extraordinary powers given them, their sense of responsibility in the matter was of an uncommonly simple and direct character, and led them with the trained skill of business men to go straight to the question:--“Here is a piece of property put into our hands. By what policy can we turn it to the best account for our stockholders?” It has happened that instead of being turned out about the time they had got to know something about their special business, these commissioners have been allowed to remain in office to this time---a period of twelve years. As to their method of work, it was as like as possible to that of a board of directors of a commercial corporation. They quite set at defiance the ordinary ideas of propriety applied to public servants, by holding their sessions with closed doors, their clerk being directed merely to supply the newspapers with reports of their acts. They spent the whole of the first year on questions simply of policy,

organization, and plan, doing no practical work, as it was said, at all.

greatest use, can only get to it on holidays or in vacations, and then must pay car-fare both ways.

When the business of construction was taken hold of, they refused to occupy themselves personally with questions of the class which in New York usually take up nine tenths of the time and mind of all public servants, who have it in their power to arrange contracts and determine appointments, promotions, and discharges. All of these they turned over to the heads of the executive operations.

It must be remembered, also, that the Park is not planned for such use as is now made of it, but with regard to the future use, when it will be in the centre of a population of two millions hemmed in by water at a short distance on all sides; and that much of the work done upon it is, for this reason, as yet quite barren of results.

Now, when these deviations from usage were conjoined with the adoption of a policy of construction for which the public was entirely unprepared, and to which the largest tax-payers of the city were strongly opposed, when also those who had a variety of private axes to grind, found themselves and their influence, and their friends’ influence, made nothing of by the commissioners, you may be sure that public opinion was manufactured against them at a great rate. The Mayor denounced them in his messages; the Common Council and other departments of the city government refused to co?perate with them, and were frequently induced to put obstructions in their way; they were threatened with impeachment and indictment; some of the city newspapers attacked them for a time in every issue; they were caricatured and lampooned; their session was once broken up by a mob, their business was five times examined (once or twice at great expense, lawyers, accountants, engineers, and other experts being employed for the purpose) by legislative investigating committees. Thus for a time public opinion, through nearly all the channels open to it, apparently set against them like a torrent. No men less strong, and no men less confident in their strength than these men---by virtue in part of personal character, in part of the extraordinary powers vested in them by the legislature, and in part by the accident of certain anomalous political circumstances---happened to be, could have carried through a policy and a method which commanded so little immediate public favor. As it was, nothing but personal character, the common impression that after all they were honest, saved them. By barely a saber’s length they kept ahead of their pursuers, and of this you may still see evidence here and there in the park, chiefly where something left to stop a gap for the time being has been suffered to remain as if a permanence. At one time nearly four thousand laborers were employed; and for a year at one point, work went on night and day in order to put it as quickly as possible beyond the reach of those who were bent on stopping it. Necessarily, under such circumstances, the rule obtains: “Look out for the main chance; we may save the horses, we must save the guns;” and if now you do not find everything in perfect parade order, the guns, at all events, were saved. To fully understand the significance of the result so far, it must be considered that the Park is to this day, at some points, incomplete; that from the centre of population to the midst of the Park the distance is still four miles; that there is no steam transit; that other means of communication are indirect and excessively uncomfortable, or too expensive. For practical every-day purposes to the great mass of the people, the Park might as well be a hundred miles away. There are hundreds of thousands who have never seen it, more hundreds of thousands who have seen it only on a Sunday or holiday. The children of the city to whom it should be of the

The question of the relative value of what is called offhand common sense, and of special, deliberate, businesslike study, must be settled in the case of the Central Park, by a comparison of benefit with cost. During the last four years over thirty million visits have been made to the Park by actual count, and many have passed uncounted. From fifty to eighty thousand persons on foot, thirty thousand in carriages, and four to five thousand on horseback, have frequently entered it in a day. Among the frequent visitors, I have found all those who, a few years ago, believed it impossible that there should ever be a park in this republican country,---and especially in New York of all places in this country,---which would be a suitable place of resort for “gentlemen.” They, their wives and daughters, frequent the Park more than they do the opera or the church. There are many men of wealth who resort to the Park habitually and regularly, as much so as business men to their places of business. Of course, there is a reason for it, and a reason based upon their experience. As to the effect on public health, there is no question that it is already great. The testimony of the older physicians of the city will be found unanimous on this point. Says one: “Where I formerly ordered patients of a certain class to give up their business altogether and go out of town, I now often advise simply moderation, and prescribe a ride in the Park before going to their offices, and again a drive with their families before dinner. By simply adopting this course as a habit, men who have been breaking down frequently recover tone rapidly, and are able to retain an active and controlling influence in an important business, from which they would have otherwise been forced to retire. I direct school-girls, under certain circumstances, to be taken wholly, or in part, from their studies, and sent to spend several hours a day rambling on foot in the Park.” The lives of women and children too poor to be sent to the country, can now be saved in thousands of instances, by making them go to the Park. During a hot day in July last, I counted at one time in the Park eighteen separate groups, consisting of mothers with their children, most of whom were under school-age, taking picnic dinners which they had brought from home with them. The practice is increasing under medical advice, especially when summer complaint is rife. The much greater rapidity with which patients convalesce, and may be returned with safety to their ordinary occupations after severe illness, when they can be sent to the Park for a few hours a day, is beginning to be understood. The addition thus made to the productive labor of the city is not unimportant. The Park, moreover, has had a very marked effect in making the city attractive to visitors, and in thus


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increasing its trade, and causing many who have made fortunes elsewhere to take up their residence and become tax-payers in it,---a much greater effect in this way, beyond all question, than all the colleges, schools, libraries, museums, and art-galleries which the city possesses. It has also induced many foreigners who have grown rich in the country, and who would otherwise have gone to Europe to enjoy their wealth, to settle permanently in the city. And what has become of the great Bugaboo? This is what the “Herald” of later date answers:--“When one is inclined to despair of the country, let him go to the Central Park on a Saturday, and spend a few hours there in looking at the people, not at those who come in gorgeous carriages, but at those who arrive on foot, or in those exceedingly democratic conveyances, the street-cars; and if, when the sun begins to sink behind the trees, he does not arise and go homeward with a happy swelling heart,” and so on, the effusion winding up thus: “We regret to say that the more brilliant becomes the display of vehicles and toilettes, the more shameful is the display of bad manners on the part of the ----- extremely fine-looking people who ride in carriages and wear the fine dresses. We must add that the pedestrians always behave well.” Here we touch a fact of more value to social science than any other in the history of the Park; but to fully set it before you would take an evening by itself. The difficulty of preventing ruffianism and disorder in a park to be frequented indiscriminately by such a population as that of New York, was from the first regarded as the greatest of all those which the commission had to meet, and the means of overcoming it cost more study than all other things. It is, perhaps, too soon to judge of the value of the expedients resorted to, but there are as yet a great many parents who are willing to trust their school-girl daughters to ramble without special protection in the Park, as they would almost nowhere else in New York. One is no more likely to see ruffianism or indecencies in the Park than in the churches, and the arrests for offenses of all classes, including the most venial, which arise simply from the ignorance of country people, have amounted to but twenty in the million of the number of visitors, and of these, an exceedingly small proportion have been of that class which was so confidently expected to take possession of the Park and make it a place unsafe and unfit for decent people. There is a good deal of delicate work on the Park, some of it placed there by private liberality---much that a girl with a parasol, or a boy throwing a pebble, could render valueless in a minute. Except in one or two cases where the ruling policy of the management has been departed from,---cases which prove the rule,---not the slightest injury from wantonness, carelessness, or ruffianism has occurred. Jeremy Bentham, in treating of “The Means of Preventing Crimes,” remarks that any innocent amusement that the human heart can invent is useful under a double point of view: first, for the pleasure itself which results from it; second, from its tendency to weaken the dangerous inclinations which man derives from his nature. No one who has closely observed the conduct of the people who visit the Park, can doubt that it exercises a

distinctly harmonizing and refining influence upon the most unfortunate and most lawless classes of the city,--an influence favorable to courtesy, self-control, and temperance. At three or four points in the midst of the Park, beer, wine, and cider are sold with other refreshments to visitors, not at bars, but served at tables where men sit in company with women. Whatever harm may have resulted, it has apparently had the good effect of preventing the establishment of drinking-places on the borders of the Park, these not having increased in number since it was opened, as it was originally supposed they would. I have never seen or heard of a man or woman the worse for liquor taken at the Park, except in a few instances where visitors had brought it with them, and in which it had been drank secretly and unsocially. The present arrangements for refreshments I should say are temporary and imperfect. Every Sunday in summer from thirty to forty thousand persons, on an average, enter the Park on foot, the number on a very fine day being sometimes nearly a hundred thousand. While most of the grog-shops of the city were effectually closed by the police under the Excise Law on Sunday, the number of visitors to the Park was considerably larger than before. There was no similar increase at the churches. Shortly after the Park first became attractive, and before any serious attempt was made to interfere with the Sunday liquor trade, the head-keeper told me that he saw among the visitors the proprietor of one of the largest saloons in the city. He accosted him and expressed some surprise; the man replied, “I came to see what the devil you’d got here that took off so many of my Sunday customers.” I believe it may be justly inferred that the Park stands in competition with grog-shops and worse places, and not with the churches and Sunday-schools. Land immediately about the Park, the frontage on it being seven miles in length, instead of taking the course anticipated by those opposed to the policy of the Commission, has advanced in value at the rate of two hundred per cent. per annum. The cost of forming the Park, owing to the necessity of overcoming the special difficulties of the locality by extraordinary expedients, has been very great ($5,000,000); but the interest on it would even now be fully met by a toll of three cents on visitors coming on foot, and six cents on all others; and it should be remembered that nearly every visitor in coming from a distance voluntarily pays much more than this for the privilege. It is universally admitted, however, that the cost, including that of the original off-hand commonsense blunders, has been long since much more than compensated by the additional capital drawn to the city through the influence of the Park. Finally, to come back to the question of worldly wisdom. As soon as the Park came fairly into use, public opinion began to turn, and in a few months faced square about. The commissioners have long since, by simple persistence

in minding their own proper business, come to be by far the most popular men who have had to do with any civic affairs in the time of the present generation. They have been, indeed, almost uncomfortably popular, having had need occasionally to “lobby” off some of the responsibilities which there was an effort to put upon them. A few facts will show you what the change in public opinion has been. When the commissioners began their work, six hundred acres of ground was thought by many of the friends of the enterprise to be too much, by none too little for all park purposes. Since the Park has come into use, the amount of land laid out and reserved for parks in the two principal cities on the bay of New York has been increased to more than three times that amount, the total reserve for parks alone now being about two thousand acres, and the public demand is now for more, not less. Twelve years ago there was almost no pleasure-driving in New York. There are now, at least, ten thousand horses kept for pleasure-driving. Twelve years ago there were no road-ways adapted to light carriages. There are now fourteen miles of rural drive within the parks complete and in use, and often crowded, and ground has been reserved in the two cities and their suburbs for fifty miles of park-ways, averaging, with their planted borders and inter-spaces, at least one hundred and fifty feet wide. The land-owners had been trying for years to agree upon a new plan of roads for the upper part of Manhattan Island. A special commission of their own number had been appointed at their solicitation, but had utterly failed to harmonize conflicting interests. A year or two after the Park was opened, they went again to the Legislature and asked that the work might be put upon the Park Commissioners, which was done, giving them absolute control of the matter, and under them it has been arranged in a manner, which appears to be generally satisfactory, and has caused an enormous advance of the property of all those interested. At the petition of the people of the adjoining counties, the field of the commissioners’ operations has been extended over their territory, and their scheme of trunk-ways for pleasure-driving, riding, and walking has thus already been carried far out into what are still perfectly rural districts. On the west side of the harbor there are other commissioners forming plans for extending a similar system thirty or forty miles back in to the country, and the Legislature of New Jersey has a bill before it for laying out another park of seven hundred acres. In speaking of parks I have not had in mind the private enterprises, of which there are several. One of the very men who, twelve years ago, thought that any one who pretended that the people of New York wanted a park must be more knave than fool, has himself lately devoted one hundred and fifty acres of his private property to a park designed for public use, and simply as a commercial operation, to improve the adjoining property. I could enforce the chief lesson of this history from other examples at home and abroad. I could show you that where parks have been laid out and managed in a temporary, off-hand, common-sense way, it has proved a penny-wise pound-foolish way, injurious to the property in their neighborhood. I could show you more


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particularly how the experience of New York, on the other hand, has been repeated over the river in Brooklyn.

GARDEN CITIES OF TO MORROW (BEING THE SECOND EDITION OF “ TOmORROW : A PEACEFUL PATH TO REAL REFORM”)

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But I have already held you too long. I hope that I have fully satisfied you that this problem of public recreation grounds is one which, from its necessary relation to the larger problem of the future growth of hour honored city, should at once be made a subject of responsibility of a very definite, very exacting, and, consequently, very generous character. In no other way can it be adequately dealt with. FLO

Ebenezer Howard Introduction and 1st chapter from “LONDON, SWAN SONNENSCHEIN & CO., Ltd. PATERNOSTER SQUARE, 1902.” edition.

INTRODUCTION. “New forces, new cravings, new aims, which had been silently gathering beneath the crust of re-action, burst suddenly into view.”—Green’s “Short History of the English People,” Chap. x. “Change is consummated in many cases after much argument and agitation, and men do not observe that almost everything has been silently effected by causes to which few people paid any heed. In one generation an institution is unassailable, in the next bold men may assail it, and in the third bold men defend it. At one time the most conclusive arguments are advanced against it in vain, if indeed they are allowed utterance at all. At another time the most childish sophistry is enough to secure its condemnation. In the first place, the institution, though probably indefensible by pure reason, was congruous with the conscious habits and modes of thought of the community. In the second, these had changed from influences which the acutest analysis would probably fail to explain, and a breath sufficed to topple over the sapped structure.”—The Times, 27th November, 1891. In these days of strong party feeling and of keenly contested social and religious issues, it might perhaps be thought difficult to find a single question having a vital bearing upon national life and well-being on which all persons, no matter of what political party, or of what shade of sociological opinion, would be found to be fully and entirely agreed. Discuss the temperance cause, and you will hear from Mr. John Morley that it is “ the greatest moral movement since the movement for the abolition of slavery “ ; but Lord Bruce will remind you that “ every year the trade contributes £40,000,000 to the revenue of the country, so that practically it maintains the Army and Navy, besides which it affords employment to many thousands of persons”—that “even the teetotallers owe much to the licensed victuallers, for if it were not for them the refreshment bars at the Crystal Palace would have been closed long ago.” Discuss the opium traffic, and, on the one hand, you will hear that opium is rapidly destroying the morale of the people of China, and, on the other, that this is quite a delusion, and that the Chinese are capable, thanks to opium, of doing work which to a European is quite impossible, and that on food at which the least squeamish of English people would turn up their noses in disgust. Religious and political questions too often divide us into hostile camps; and so, in the very realms where calm, dispassionate thought and pure emotions are the essentials of all advance towards right beliefs and sound principles of action, the din of battle and the struggles of contending hosts are more forcibly suggested to the


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problem.”— Daily Chronicle, 6th November, 1891. Dean Farrar says : “We are becoming a land of great cities. Villages are stationary or receding; cities are enormously increasing. And if it be true that great cities tend more and more to become the graves of the physique of our race, can we wonder at it when we see the houses so foul, so squalid, so ill-drained, so vitiated by neglect and dirt ?” Dr. Rhodes, at the Demographic Congress, called attention to “ the migration which was going on from the English agricultural districts. In Lancashire and other manufacturing districts 35 per cent, of the population were over 60 years of age, but in agricultural districts they would have over 60 per cent. Many of the cottages were so abominable that they could not call them houses, and the people so deteriorated in physique that they were not able to do the amount of work which ablebodied persons should do. Unless something was done to make the lot of the agricultural labourer better, the exodus would go on, with what results in the future he dared not say.”— Times, 10th August, 1891. The Press, Liberal, Radical, and Conservative, views this grave symptom of the time with the same alarm. onlooker than the really sincere love of truth and love of country which, one may yet be sure, animate nearly all breasts. There is, however, a question in regard to which one can scarcely find any difference of opinion. It is well nigh universally agreed by men of all parties, not only in England, but all over Europe and America and our colonies, that it is deeply to be deplored that the people should continue to stream into the already ovei’-crowded cities, and should thus further deplete the country districts. Lord Rosebery, speaking some years ago as Chairman of the London County Council, dwelt with very special emphasis on this point : “There is no thought of pride associated in my mind with the idea of London. I am always haunted by the awfulness of London: by the great appalling fact of these millions cast down, as it would appear by hazard, on the banks of this noble stream, working each in their own groove and their own cell, without regard or knowledge of each other, without heeding each other, without having the slightest idea how the other lives— the heedless casualty of unnumbered thousands of men. Sixty years ago a great Englishman, Cobbett, called it a win. If it was a wen then, what is it now? A tumour, an elephantiasis sucking into its gorged system half the life and the blood and the bone of the rural districts.” — March, 1891. Sir John Gorst points out the evil, and suggests the remedy : “ If they wanted a permanent remedy of the evil they must remove the cause; they must back the tide, and stop the migration of the people into the towns, and get the people back to the land. The interest and the safety of the towns themselves were involved in the solution of the

The St. James’s Gazette, on June 6, 1892, remarks : “How best to provide the proper antidote against the greatest danger of modern existence is a question of no mean significance.” The Star, 9th October, 1891, says: “ How to stem the drift from the country is one of the main problems of the day. The labourer may perhaps be restored to the land, but how will the country industries be restored to rural England ?” The Daily News, a few years ago, published a series of articles, “ Life in our Villages,” dealing with the same problem. Trade Unionist leaders utter the same note of warning. Mr. Ben Tillet says : “Hands are hungry for toil, and lands are starving for labour.” Mr. Tom Mann observes : “ The congestion of labour in the metropolis is caused mainly by the influx from the country districts of those who were needed there to cultivate the land.” All, then, are agreed on the pressing nature of this problem, all are bent on its solution, and though it would doubtless be quite Utopian to expect a similar agreement as to the value of any remedy that may be proposed, it is at least of immense importance that, on a subject thus universally regarded as of supreme importance, we have such a consensus of opinion at the outset. This will be the more remarkable and the more hopeful sign when it is shown, as I believe will be conclusively shown in this work, that the answer to this, one of the most pressing questions of the day, makes of comparatively easy solution many other problems which have hitherto taxed the ingenuity of the greatest thinkers and reformers of our time. Yes, the key to the problem how to restore

the people to the land—that beautiful land of ours, with its canopy of sky, the air that blows upon it, the sun that warms it, the rain and dew that moisten it—the very embodiment of Divine love for man—is indeed a MasterKeij, for it is the key to a portal through which, even when scarce ajar, will be seen to pour a flood of light on the problems of intemperance, of excessive toil, of restless anxiety, of grinding poverty—the true limits of Governmental interference, ay, and even the relations of man to the Supreme Power. It may perhaps be thought that the first step to be taken towards the solution of this question—how to restore the people to the land—would involve a careful consideration of the very numerous causes which have hitherto led to their aggregation in large cities. Were this the case, a very prolonged enquiry would be necessary at the outset. Fortunately, alike for writer and for reader, such an analysis is not, however, here requisite, and for a very simple reason, which may be stated thus. Whatever may have been the causes which have operated in the past, and are operating now, to draw the people into the cities, those causes may all be summed up as “attractions’’; and it is obvious, therefore, that no remedy can possibly be effective which will not present to the people, or at least to considerable portions of them, greater “ attractions “ than our cities now possess, so that the force of the old “ attractions “ shall be overcome by the force of new “ attractions “ which are to be created. Each city may be regarded as a magnet, each person as a needle ; and, so viewed, it is at once seen that nothing short of the discovery of a method for constructing magnets of yet greater power than our cities possess can be effective for re-distributing the population in a spontaneous and health)’ manner. So presented, the problem may appear at first sight to be difficult, if not impossible, of solution. “ What,” some may be disposed to ask, “ can possibly be done to make the country more attractive to a work-a-day people than the town—to make wages, or at least the standard of physical comfort, higher in the country than in the town ; to secure in the country equal possibilities of social intercourse, and to make the prospects of advancement for the average man or woman equal, not to say superior, to those enjoyed in our large cities? “ The issue one constantly finds presented in a form very similar to that. The subject is treated continually in the public press, and in all forms of discussion, as though men, or at least working-men, had not now, and never could have, any choice or alternative, but either, on the one hand, to stifle their love for human society—at least in wider relations than can be found in a straggling village—or, on the other hand, to forego almost entirely all the keen and pure delights of the country. The question is universally considered as though it were now, and for ever must remain, quite impossible for working people to live in the country and yet be engaged in pursuits other than agricultural ; as though crowded, unhealthy cities were the last word of economic science ; and as if our present form of industry, in which sharp lines divide agricultural from industrial pursuits, were necessarily an enduring one.


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This fallacy is the very common one of ignoring altogether the possibility of alternatives other than those presented to the mind. There are in reality not only, as is so constantly assumed, two alternatives—town life and country life—but a third alternative, in which all the advantages of the most energetic and active town life, with all the beauty and delight of the country, may be secured in perfect combination ; and the certainty of being able to live this life will be the magnet which will produce the effect for which we are all striving—the spontaneous movement of the people from our crowded cities to the bosom of our kindly mother earth, at once the source of life, of happiness, of wealth, and of power. The town and the country may, therefore, be regarded as two magnets, each striving to draw the people to itself a rivalry which a new form of life, partaking of the nature of both, comes to take part in. This may be illustrated by a diagram of “ The Three Magnets,” in which the chief advantages of the Town and of the Country are set forth with their corresponding drawbacks, while the advantages of the Town-Country are seen to be free from the disadvantages of either. The Town magnet, it will be seen, offers, as compared with the Country magnet, the advantages of high wages, opportunities for employment, tempting prospects of advancement, but these are largely counterbalanced by high rents and prices. Its social opportunities and its places of amusement are very alluring, but excessive hours of toil, distance from work, and the “isolation of crowds “ tend greatly to reduce the value of these good things. The well-lit streets are a great attraction, especially in winter, but the sunlight is being more and more shut out, while the air is so vitiated that the fine public buildings, like the sparrows, rapidly become covered with soot, and the very statues are in despair. Palatial edifices and fearful slums are the strange, complementary features of modern cities. The Country magnet declares herself to be the source of all beauty and wealth; but the Town magnet mockingly reminds her that she is very dull for lack of society, and very sparing of her gifts for lack of capital. There are in the country beautiful vistas, lordly parks, violet-scented woods, fresh air, sounds of rippling water; but too often one sees those threatening words, “ Trespassers will be prosecuted.” Rents, if estimated by the acre, are certainly low, but such low rents are the natural fruit of low wages rather than a cause of substantial comfort ; while long hours and lack of amusements forbid the bright sunshine and the pure air to gladden the hearts of the people. The one industry, agriculture, suffers frequently from excessive rainfalls ; but this wondrous harvest of the clouds is seldom properly ingathered, so that, in times of drought, there is frequently, even for drinking purposes, a most insufficient supply.1 Even the natural 1 Dr. Barwise, Medical Officer of Health for the County Council of Derbyshire, giving evidence before a Select Committee of the House of Commons, on 25th April, 1894, on the Chesterfield Gas and Water Bill, said, in answer to Question 1873 : “ At Brimington Common School I saw some basins full of soapsuds, and it was all the water that the whole of the children had to wash in. They had to wash one after another in the same water. Of course, a child with ringworm or something of that kind might spread it through the whole of the children. . . . The schoolmistress told me that the children came in from the playground hot, and she had seen them actually drink this dirty water. In fact, when they were thirsty there was no other water for them to have.”

healthfulness of the country is largely lost for lack of proper drainage and other sanitary conditions, while, in parts almost deserted by the people, the few who remain are yet frequently huddled together as if in rivalry with the slums of our cities. But neither the Town magnet nor the Country magnet represents the full plan and purpose of nature. Human society and the beauty of nature are meant to be enjoyed together. The two magnets must be made one. As man and woman by their varied gifts and faculties supplement each other, so should town and country. The town is the symbol of society—of mutual help and friendly cooperation, of fatherhood, motherhood, brotherhood, sisterhood, of wide relations between man and man—of broad, expanding sympathies—of science, art, culture, religion. And the country ! The country is the symbol of God’s love and care for man. All that we are and all that we have comes from it. Our bodies are formed of it; to it they return. We are fed by it, clothed by it, and by it are we warmed and sheltered. On its bosom we rest. Its beauty is the inspiration of art, of music, of poetry. Its forces propel all the wheels of industry. It is the source of all health, all wealth, all knowledge. But its fulness of joy and wisdom has not revealed itself to man. Nor can it ever, so long as this unholy, unnatural separation of society and nature endures. Town and country must be married, and out of this joyous union will spring a new hope, a new life, a new civilisation. It is the purpose of this work to show how a first step can be taken in this direction by the construction of a Towncountry magnet; and I hope to convince the reader that this is practicable, here and now, and that on principles which are the very soundest, whether viewed from the ethical or the economic standpoint. I will undertake, then, to show how in “ Towncountry “ equal, nay better, opportunities of social intercourse may be enjoyed than are enjoyed in any crowded city, while yet the beauties of nature may encompass and enfold each dweller therein ; how higher wages are compatible with reduced rents and rates; how abundant opportunities for employment and bright prospects of advancement may be secured for all ; how capital may be attracted and wealth created; how the most admirable sanitary conditions may be ensured ; how beautiful homes and gardens may be seen on every hand ; how the bounds of freedom may be widened, and yet all the best results of concert and co-operation gathered in by a happy people. The construction of such a magnet, could it be effected, followed, as it would be, by the construction of many more, would certainly afford a solution of the burningquestion set before us by Sir John Gorst, “ how to back the tide of migration of the people into the towns, and to get them back upon the land.” A fuller description of such a magnet and its mode of construction will form the theme of subsequent chapters.

CHAPTER I. THE TOWN-COUNTRY MAGNET. “ I will not cease from mental strife, Nor shall my sword sleep in my hand, Till we have built Jerusalem In England’s green and pleasant land.” —Blake. “ Thorough sanitary and remedial action in the houses that we have ; and then the building of more, strongly, beautifully, and in groups of limited extent, kept in proportion to their streams and walled round, so that there may be no festering and wretched suburb anywhere, but clean and busy street within and tli8 open country without, with a belt of beautiful garden and orchard round the walls, so that from any part of the city perfectly fresh air and grass and sight of far horizon might be reachable in a few minutes’ walk. This the final aim.” —John Ruskin, “ Sesame and Lilies.” The reader is asked to imagine an estate embracing an area of 6,000 acres, which is at present purely agricultural, and has been obtained by purchase in the open market at a cost of £401 an acre, or £240,000. The purchase money is supposed to have been raised on mortgage debentures, bearing interest at an average rate not exceeding ,£4 per cent2 The estate is legally vested in the names of four gentlemen of responsible position and of undoubted probity and honour, who hold it in trust, first, as a security for the debenture-holders, and, secondly, in trust for the people of Garden City, the Towncountry magnet, which it is intended to build thereon. One essential feature of the plan is that all ground rents, which are to be based upon the annual value of the land, shall be paid to the trustees, who, after providing for interest and sinking fund, will hand the balance to the Central Council of the new municipality,3 to be employed by such Council in the creation and maintenance of all necessary public works—roads, schools, parks, etc. The objects of this land purchase may be stated in various ways, but it is sufficient here to say that some of the chief objects are these : To find for our industrial population work at wages of higher purchasing power, and to secure healthier surroundings and more regular employment. To enterprising manufacturers, co-operative societies, architects, engineers, builders, and mechanicians of all kinds, as well as to many engaged in various professions, it is intended to offer a means of securing new and better employment for their capital and talents, while to the agriculturists at present on the estate, as well as to those who may migrate thither, it is designed to open a new market for their produce close to their doors. Its object is, in short, to raise the standard of health and comfort of all true workers of whatever grade—the means by which these objects are to be achieved being a healthy, natural, and economic combination of town and country life, and this on land 1 This was the average price paid for agricultural land in 1898 : and, though this estimate may prove far more than sufficient, it is hardly likely to be much exceeded.

2 The financial arrangements described in this book are likely to be departed from in form, but not in essential principle. And until a definite scheme has been agreed upon, I think it better to repeat them precisely as they appeared in “ ToMorrow,” the original title of this book—the book which led to the formation of the Garden City Association. 3 This word, “ municipality,” is not used in a technical sense.


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owned by the municipality. Garden City, which is to be built near the centre of the 6,000 acres, covers an area of 1,000 acres, or a sixth part of the 6,000 acres, and might be of circular* form, 1,240 yards (or nearly three-quarters of a mile) from centre to circumference. (Diagram 2 is a ground-plan of the whole municipal area, showing the town in the centre; and Diagram 3, which represents one section or ward of the town, will be useful in following the description of the town itself —a description which is, however, merely suggestive, and will probably be much departed from.) Six magnificent boulevards—each 120 feet wide— traverse the city from centre to circumference, dividing it into six equal parts or wards. In the centre is a circular space containing about five and a half acres, laid out as a beautiful and well-watered garden ; and, surrounding this garden, each standing in its own ample grounds, are the larger public buildings—town hall, principal concert and lecture hall, theatre, library, museum, picturegallery, and hospital. The rest of the large space encircled by the “ Crystal Palace “ is a public park, containing 145 acres, which includes ample recreation grounds within very easy access of all the people. Running all round the Central Park (except where it is intersected by the boulevards) is a wide glass arcade called the “ Crystal Palace,” opening on to the park. This building is in wet weather one of the favourite resorts of the people, whilst the knowledge that its bright shelter is ever close at hand tempts people into Central Park, even in the most doubtful of weathers. Here manufactured goods are exposed for sale, and here most of that class of shopping which requires the joy of deliberation and selection is done. The space enclosed by the Crystal Palace is, however, a good deal larger than is required for these purposes, and a considerable part of it is used as a Winter Garden—the whole forming a permanent exhibition of a most attractive character, whilst its circular form brings it near to every dweller in the town—the furthest removed inhabitant being within 600 yards.

for, though proper sanitary arrangements are strictly enforced, the fullest measure of individual taste and preference is encouraged. Walking still toward the outskirts of the town, we come upon “ Grand Avenue.” This avenue is fully entitled to the name it bears, for it is 420 feet wide,4 and, forming a belt of green upwards of three miles long, divides that part of the town which lies outside Central Park into two belts. It really constitutes an additional park of 115 acres—a park which is within 240 yards of the furthest removed inhabitant. In this splendid avenue six sites, each of four acres, are occupied by public schools and their surrounding play-grounds and gardens, while other sites are reserved for churches, of such denominations as the religious beliefs of the people may determine, to* be erected and maintained out of the funds of the worshippers and their friends. We observe that the houses fronting on Grand Avenue have departed (at least in one of the wards—that of which Diagram 3 is a representation)—from the general plan of concentric rings, and, in order to ensure a longer line of frontage on Grand Avenue, are arranged in crescents—thus also to the eye yet further enlarging the already splendid width of Grand Avenue. On the outer ring of the town are factories, warehouses, dairies, markets, coal yards, timber yards, etc., all fronting on the circle railway, which encompasses the whole town, and which has sidings connecting it with a main line of railway which passes through the estate. This arrangement enables goods to be loaded direct into trucks from the warehouses and workshops, and so sent by railway to distant markets, or to be taken direct from the trucks into the warehouses or factories ; thus not only effecting a very great saving in regard to packing and cartage, and reducing to a minimum loss from breakage, but also, by reducing the traffic on the roads of the town, lessening to a very marked extent the cost of their maintenance. The smoke fiend is kept well within bounds in Garden City; for all machinery is driven by electric energy, with the result that the cost of electricity for lighting and other purposes is greatly reduced.

Passing out of the Crystal Palace on our way to the outer ring of the town, we cross Fifth Avenue—lined, as are all the roads of the town, with trees—fronting which, and looking on to the Crystal Palace, we find a ring of very excellently-built houses, each standing in its own ample grounds ; and, as we continue our walk, we observe that the houses are for the most part built either in concentric rings, facing the various avenues (as the circular roads are termed), or fronting the boulevards and roads, which all converge to the centre of the town. Asking the friend who accompanies us on our journey what the population of this little city may be, we are told about 30,000 in the city itself, and about 2,000 in the agricultural estate, and that there are in the town 5,500 building lots of an average size of 20 feet x 130 feet—the minimum space allotted for the purpose being 20 x 100.

The refuse of the town is utilised on the agricultural portions of the estate, which are held by various individuals in large farms, small holdings, allotments, cow pastures, etc. ; the natural competition of these various methods of agriculture, tested by the willingness of occupiers to offer the highest rent to the municipality, tending to bring about the best system of husbandry, or, what is more probable, the best systems adapted for various purposes. Thus it is easily conceivable that it may prove advantageous to grow wheat in very large fields, involving united action under a capitalist farmer, or by a body of co-operators ; while the cultivation of vegetables, fruits, and flowers, which requires closer and more personal care, and more of the artistic and inventive faculty, may possibly be best dealt with by individuals, or by small groups of individuals having a common belief in the efficacy and value of certain dressings, methods of culture, or artificial and natural surroundings.

Noticing the very varied architecture and design which the houses and groups of houses display—some having common gardens and co-operative kitchens—we learn that general observance of street line or harmonious departure from it are the chief points as to house-building over which the municipal authorities exercise control,

This plan, or, if the reader be pleased to so term it, this absence of plan, avoids the dangers of stagnation or dead level, and, though encouraging individual initiative, permits of the fullest co-operation, while the increased rents which follow from this form of competition are common or municipal property, and by far the larger part 4 Portland Place, London, is only 100 feet wide.

of them are expended in permanent improvements. While the town proper, with its population engaged in various trades, callings, and professions, and with a store or depot in each ward, offers the most natural market to the people engaged on the agricultural estate, inasmuch as to the extent to which the townspeople demand their produce they escape altogether any railway rates and charges ; yet the farmers and others are not by any means limited to the town as their only market, but have the fullest right to dispose of their produce to whomsoever they please. Here, as in every feature of the experiment, it will be seen that it is not the area of rights which is contracted, but the area of choice which is enlarged. This principle of freedom holds good with regard to manufacturers and others who have established themselves in the town. These manage their affairs in their own way, subject, of course, to the general law of the land, and subject to the provision of sufficient space for workmen and reasonable sanitary conditions. Even in regard to such matters as water, lighting, and telephonic communication—which a municipality, if efficient and honest, is certainly the best and most natural body to supply—no rigid or absolute monopoly is sought ; and if any private corporation or any body of individuals proved itself capable of supplying on more advantageous terms, either the whole town or a section of it, with these or any commodities the supply of which was taken up by the corporation, this would be allowed. No really sound system of action is in more need of artificial support than is any sound system of thought. The area of municipal and corporate action is probably destined to become greatly enlarged ; but, if it is to be so, it will be because the people possess faith in such action, and that faith can be best shown by a wide extension of the area of freedom. Dotted about the estate are seen various charitable and philanthropic institutions. These are not under the control of the municipality, but are supported and managed by various public-spirited people who have been invited by the municipality to establish these institutions in an open healthy district, and on land let to them at a pepper-corn rent, it occurring to the authorities that they can the better afford to be thus generous, as the spending power of these institutions greatly benefits the whole community. Besides, as those persons who migrate to the town are among its most energetic and resourceful members, it is but just and right that their more helpless brethren should be able to enjoy the benefits of an experiment which is designed for humanity at large. EH


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ACERCA DE LA NUEVA ARQUITECTURA DE LAS CIUDADES Arturo Soria y Mata Compañía madrileña de urbanizacion. Conferencia dada en el Ateneo científico y literario de Madrid el día 14 de mayo de 1894

AL LECTOR. Si has perdido cual yo algún hijo, víctima de la facilidad con que en las grandes ciudades se propagan la difteria y otras muchas enfermedades, sin que tu previsión y tus cuidados hayan logrado evitarlo, veras con simpatía o con respeto mis trabajos, encaminados a disminuir el horrible tributo a que pocos padres se sustraen. Si eres católico ferviente, o por lo menos admirador imparcial de la personalidad de S. S. León XIII, o siquiera español agradecido al que ha tratado y quizás conseguido curarnos para siempre de las guerras civiles, notaras que ajustadas a sus sabios consejos están muchas de las cosas contenidas en la ciudad lineal. ¿Eres ingeniero, médico o arquitecto, y te parece absurdo, disparatado o irrealizable mi propósito? Pues tomate la molestia de demostrarlo, no en obsequio mío, sino en bien de la sociedad de que formas parte, con lo que me reducirás a voluntario y perpetuo silencio, y acrecentaras el crédito de que gozas entre tus clientes si a todos nos convences con tus bien concertadas razones, y si te equivocas y marras, darás muerte a tu fama y vida a la mía. Lo que no me parece bien es que, presentándome yo en medio de la plaza pública, a medio día, retando cortésmente a quien quiera contender conmigo, aguardes a que vengan las sombras de la noche y la soledad para herirme a traición, con navaja trapera, y por la espalda, que a esto equivale el aconsejar en voz baja a las gentes que no me ayuden en mi empresa, porque es desatinada, o muy grande y de realización imposible o lejana. Y cuenta con que este no es un paso honroso como el de Suero de Quiñones, por el solo gusto de pelear, sino por librar de la muerte a muchas gentes: ¡a ti mismo o a tus deudos quizás! ¿Desea tu patriotismo que los inventores españoles eclipsen con sus prodigios a los extranjeros? Déjate de grandezas; huye de las convulsiones epilépticas de las borracheras científico-patrióticas; repara que estudiamos poco y trabajamos menos, y conténtate con el escaso fruto que algunos, como yo, te ofrecen. Si te agrada la idea, apoyaba con tu propaganda, que nada cuesta y vale mucho, o con tus recursos; mas antes examina el caso, no con rufianesca desconfianza, sino con la serenidad de juicio del que juzga las cosas por sí mismo, prescindiendo del criterio ajeno. Y si por acaso creyeres que yo no debo participar de los frutos que diere la semilla que pone mi inteligencia, y que tú riegas y fecundas con tu dinero, desde ahora renuncio la parte alícuota de beneficio que me corresponda, por tu cooperación, en favor de cualquier escuela ú hospital. Pero si, agradándote la nueva idea, no la amparas y favoreces, y dejas que tu indiferencia y tu apatía la impidan nacer o vivir y crecer con lozanía y robustez; y si no perteneces al número de los degenerados y desequilibrados, bastante bien descritos por Max-Nordau

en reciente libro, acuérdate, cuando el dolor te aflija, de mi ruego, y piensa si en la causa colectiva que ocasiona tu particular desgracia ha tenido alguna pequeña parte tu voluntad. Si alguien te manifiesta desconfianza de mi persona, pero no de mi proyecto, puedes decirle que me hallo dispuesto a comparar en público i vida privada y pública con la suya y con la de cualquiera que me iré la primera piedra y merezca contestación. Y si al terminar la discusión no esta satisfecho, descansaremos faltos d materiales que arrojarnos a la cara, él sin piedras y yo sin margaritas. EL AUTOR. SEÑORAS Y SEÑORES:

Voy a entretener vuestra atención con algunas consideraciones acerca de la ciudad lineal, invención que por sí sola se recomienda a la general benevolencia, porque tiende a reducir la mortalidad de cuarenta por mil de las grandes capitales de población aglomerada a la de veinte por mil de las poblaciones rurales o diseminadas. Todo el que ayude a su realización, siquiera sea no mas que con sus simpatías, contribuirá a salvar todos los años miles de vidas. «La mitad de los niños que se mueren no debieran morir», diremos, alterando lo que dijo de las cartas que se pierden el insigne poeta D. Eusebio Blasco. Cuando las madres se convenzan de que, al favorecer la creación de las ciudades lineales, salvan a sus propios hijos de la muerte, ellas realizaran en brevísimo plazo la nueva idea; y lo que debiera acrecer el caudal de la civilización cristiana como consecuencia de la previsión inteligente y del esfuerzo de los varones, vendrá por los fieros anhelos de las madres, temerosas de perder sus mas preciados tesoros, o por una sola madre atribulada, de corazón magnánimo, que pida para sí y para todas la milagrosa intervención de la divina Providencia. Por salvar la vida de un criminal condenado a muerte se agitan multitud de gentes en busca del indulto. Pues bien, si la lógica del sentimiento estuviese regida por la Aritmética, es evidente que la propagación de las ciudades lineales, como instrumento apropiado para prolongar la vida media del hombre, debiera provocar unánime simpatía y un movimiento colosal de concentración de todos los elementos necesarios para ejecutar tan beneficiosos planes.

mi situación relativa entre la muchedumbre de los inventores. Inventar algo; hallar entre los abismos de lo desconocido una verdad nueva; sentir en el alma el primer destello de una luz, de allí en adelante inextinguible, de una estrella mas en el cielo que guía los vacilantes pasos de la humanidad; ver turbado el reposo de la tranquila conciencia por interiores voces misteriosas de incomprensibles amores, en que se juntan y confunden en una misma melodía varoniles acentos con el grito alegre del primer anuncio de la maternidad, tan pudoroso que, al llegar a los labios, en ellos se detiene, y temeroso retrocede a las inexploradas regiones del espíritu, de donde viene; someterse de buen grado al dolor inexcusable para convertir el verbo en carne y allanar a la tierna criatura el áspero camino de la vida; acercarse a los misterios de lo infinito y llamar a los demás hombres para que participen también de los goces inefables de la posesión de la verdad y de las sublimes armonías de lo bueno y de lo bello, ¡qué satisfacción tan grande! ¡qué supremo y purísimo deleite! Este divino don, este placer incomparable, es patrimonio común de todos los inventores, cualquiera que sea el valor del hallazgo o de la invención; lo mismo de los grandes maestros, figuras colosales de la historia, faros siempre encendidos que iluminan con sus resplandores a las generaciones venideras, que de aquellos cuya labor modesta no va mas allá del descubrimiento de verdades secundarias, de relaciones entre cosas ya conocidas, de progresos minúsculos, de la perfección y del acabamiento de fabricas por otros levantadas. Los primeros, por la eficacia soberana de su saber y de sus virtudes extraordinarias, conquistan fácilmente las voluntades y llegan a las esferas luminosas de la gloria perdurable; los otros, simples soldados, centinelas avanzados de la civilización, mueren obscuramente y sin gloria, y alcanzan, cuando mas, pasajero renombre, a costa de infinitas penalidades, de amarguras sin cuento, y experimentando los mismos anhelos é idénticas fatigas que los grandes capitanes. ¡Mísera condición la suya, y mas triste todavía la de aquellos que militan en la última jerarquía de esta plebe de los inventores! Aquellos forzados a reconocer que su invención es de escasísimo valer intelectual, y que las consecuencias y frutos abundantes que de ella se obtienen o se esperan no se deben al mérito del inventor, sino a la virtud específica que el invento en sí contiene, como la semilla y el huevo encierran en breve espacio infinitas esperanzas de innumerables descendientes. Tal es mi caso.

Mas habremos de contentarnos con que la idea no sea muy combatida, y con que la general indiferencia despierte al fin, por las voces y por los hechos de los que vamos a comenzar, en España una revolución radical en la arquitectura de las ciudades. Para iniciarla se necesita dinero, y yo lo pido a mis compatriotas en la forma que creo mas propia y digna de un país culto y libre. Si alguien confunde lastimosamente el amor y la vanidad de la gloria con los groseros apetitos del negocio, y me atribuye intenciones que no tengo, tomándome por espejo de su propia conciencia, váyase, lejos de mí, a la distancia inconmensurable que mi desdén le traza. Hecha esta salvedad, y confiado en la bondad del auditorio, entro en materia, principiando por fijar

Partiendo de razonamientos sencillísimos, al alcance de los mas indoctos, se llega sin violencia a la idea de la ciudad lineal, como forma la mas perfecta de las ciudades modernas; pero si se compara la nueva con las antiguas formas, se columbran y adivinan copiosos frutos como probables y seguras resultancias de tan exigua semilla; la mortalidad enorme de las grandes capitales, disminuida considerablemente; la locomoción, abreviada en términos de significar para todos los habitantes gran economía diaria de tiempo y de trabajo; todos los servicios municipales hechos y explotados a menos costo; todos los aspectos de la vida urbana embellecidos y abaratados; la propiedad territorial regularizada y muy subdividida; posibilidad de que todos, ricos y pobres, vivan en terreno y casa de su propiedad, suntuosa en unos


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casos y modestísima en otros, de suerte que el hogar o vivienda sea, además del vestido, el complemento natural y necesario que distinga del salvaje al hombre civilizado, en su personalidad externa. En suma: extraordinarias, incalculables, maravillosas consecuencias, derivadas de un insignificante hecho nuevo, de un invento que casi no merece el nombre de tal, y que pretendo realizar por primera vez en Madrid, iniciando la ciudad lineal como una barriada nueva en los alrededores de la capital y corte de España, y mas tarde en otras grandes ciudades de Europa y de América, si el caudal facilitado por las personas que participen de mi convencimiento llenara las medidas de mi deseo. Toda la teoría de la ciudad lineal se reduce a muy poca cosa, a un solo razonamiento. En vez de colocar las casas de una ciudad de cualquier modo, caprichosamente, y cavilar después el medio mas adecuado de satisfacer las necesidades de la vida urbana, me parece a mí mas razonable y mas lógico considerar en primer término qué necesidades urbanas o de carácter municipal desea satisfacer el ciudadano, y después acomodar a tales exigencias la colocación de las casas, y lo que resulte de esta colocación de casas será la forma de la ciudad. Para esto no se necesitan ni profundos conocimientos filosóficos, ni grandes estudios de ingeniería, ni talento, ni siquiera instrucción. El sentido común basta y sobra. Pero Grullo y Sancho Panza nos lo van a decir. Preguntemos a un millonario y a un proletario como dispondrían su vivienda respectiva dentro del presupuesto de su renta o jornal para estar completamente a gusto, sin ser molestados por los demás vecinos de la ciudad. Las dos contestaciones coincidirán en algo. Este algo, necesario apobres y ricos, será la célula del organismo ciudad; y multiplicando este denominador común de todas las conveniencias de la vida urbana por el número de habitantes que la ciudad contenga o haya de contener, resultara lo que resulte; pero sea lo que quiera, tendrá sentido común, no será un desatino: será la forma mas lógica, mas natural y mas conveniente de las ciudades del porvenir. ¿Preferís vivir juntos en distintos pisos de la misma casa, o en casas separadas? —A mí—dice el pobre—me molesta el ruido de las fiestas y diversiones de mi vecino, cuando el pan escasea en mi casa. Además, tengo que subir muchas escaleras, y mi vivienda es tan estrecha é incomoda, que mas parece ataúd o jaula, que habitación. En una choza o casucha de un solo piso, dividida en tres o cuatro habitaciones, en medio de un terreno de 300 o 400 metros cuadrados, para jardín, corral y taller, viviría contento, lejos de la taberna y de peligrosas compañías; mi mujer hacendosa, aumentaría nuestro caudal con la cría de aves y otras pequeñas industrias; mis hijos no se morirían, como ahora se mueren, faltos de luz, de sol y de aire puro. El rico, a su vez, exclamara:—Me compadezco de los desgraciados, y los socorro cuanto puedo; pero me enojan y entristecen, cuando estoy alegre, la vista y el contacto de los andrajos de la miseria mal oliente. También es mayor el riesgo que corre mi familia de contraer enfermedades contagiosas. El peligro de incendios y de otros accidentes aumenta. Prefiero vivir en un hotel completamente aislado, para mí solo, sin vecinos incómodos, sin pleitos nacidos de las medianerías, y con todo el lujo y

comodidades que mi hacienda me permite. ¿Os conviene vivir cerca o lejos de un tranvía? —Cuanto mas cerca, mejor—dicen ambos: el rico, porque su carruaje no le resuelve los problemas de la locomoción de sus criados, clientes, amigos, proveedores, parientes, y de él mismo, sino en una parte de su personal regalo; el pobre, porque el andar a pie 10 o 12 kilómetros para ir y volver desde su casa al punto de trabajo es una labor suplementaria, que le quita, sin necesidad, energía muscular y tiempo para descansar y cultivar su espíritu; porque en menos tiempo puede hacer muchas cosas, y, por último, porque andando en tranvía o en ferrocarril ahorra dinero, si el precio del billete vale menos que el gasto de zapatos, de trabajo muscular y de tiempo, que en otro caso haría. Es decir; que sin los cálculos complicados del problema de los tres cuerpos, que condujeron a Leverrier al descubrimiento del planeta Neptuno; sin la intensa labor intelectual necesaria para formular las leyes inmortales de Newton y de Kepler, que rigen los movimientos de los astros en el cielo; sin las disquisiciones profundas y prolijas de las ciencias morales y políticas, el sentido común junta a los ricos y a los pobres para decir: viviremos mucho mejor que al presente en casas aisladas unas de otras, con árboles, plantas y flores, si estas casas se colocan cerca de una vía férrea. Luego la forma de una ciudad debe ser la de un ferrocarril o tranvía, con casas aisladas entre sí a uno y otro lado de los carriles. Por consiguiente, para hacer una ciudad nueva, lo primero que deberemos hacer es trazar un ferrocarril, buscando las pendientes mas suaves y las mas amplias curvas, cuando la línea recta no sea posible, y a lo largo de la doble vía, formar una calle de una anchura de cuarenta metros, por ejemplo, con grupos de casas, que seguiremos llamando manzanas en España y cuadras en América, de dimensiones variables según los casos, pero que por término medio pueden ser rectángulos de 300 metros de fachada a la calle principal, por 200 de fachada a las calles transversales perpendiculares a los carriles. Por lo que toca a la locomoción, resulta lo que era de esperar, que la línea recta no solo es el camino mas breve entre dos puntos, sino entre muchos puntos también, porque la representación grafica de la locomoción de cada individuo es un polígono irregular de muchos lados, que principia y concluye en la puerta de su casa, y la ciudad lineal sustituye estos polígonos por otros a virtud de los cuales se logran los mismos efectos con menor recorrido. Esta circunstancia, y el uso de la vía férrea, producirán una economía diaria considerable de tiempo y de trabajo a todos los habitantes. Además, verificándose el crecimiento de las ciudades en sentido horizontal, con casas de dos o tres pisos, en vez de seguir el absurdo camino de la vertical, que conduce al delirium tremens de los edificios de veinte y veinticuatro pisos de Londres y Nueva York, nos libertaremos del trabajo forzado de escalera perpetua a que estamos condenados, y se lograra, aparte de la integridad de los pulmones, una economía de tiempo y de trabajo. * **

He aquí representada en este plano la nueva forma de las ciudades, la célula del nuevo organismo. Una calle única o principal con doble vía férrea en su centro; calles secundarias transversales perpendiculares a los carriles, que circunscriben manzanas de 40 a 50.000 metros cuadrados de superficie, y dentro de ellas, viviendas completamente aisladas y separadas unas de otras por una masa de vegetación, destinadas a los ricos en la fachada paralela a la vía; a las fortunas modestas en las fachadas de las calles transversales; a las demás clases de la sociedad en la parte mas lejana de la vía, quedando reservados los grandes espacios centrales a todos los edificios de carácter colectivo, fabricas, almacenes, mercados, cuarteles, iglesias, teatros, establecimientos benéficos, museos, colegios, etc., etc. La diferencia esencial entre la ciudad nueva y las actuales consiste en que el precio de los terrenos varía de distinto modo. En las monstruosas ciudades modernas, obra instintiva del rebaño humano en los pasados siglos, y aceptada sin reflexión en el presente, el precio mas alto esta en el punto céntrico, en la Puerta del Sol, si de Madrid se trata, y desciende paulatinamente, siguiendo círculos concéntricos, hasta las tierras de labor sin vestigio alguno de urbanización. En la ciudad lineal, que no es obra del instinto, sino producto del calculo y de la reflexión, el precio mas alto no estará en un solo punto, sino en una línea de extensión indefinida y, por tanto, niveladora de los precios, y éstos disminuirán rápidamente a medida que se separen de los carriles a lo largo de las calles transversales, o sea, en vez de círculos concéntricos, por líneas paralelas a la vía férrea, que es la columna vertebral del nuevo organismo. Como de un absurdo nacen otros por la lógica fundamental de las cosas, la ciudad moderna engendra las barriadas para obreros; como si dijéramos, almacenes de miseria, fabricas de odio y depósitos de toda suerte de ideas explosivas y de sentimientos peligrosos en el presente y para el porvenir. En la ciudad lineal, merced a esta brusca transición de precios de los terrenos, ricos y pobres vivirán juntos, de conformidad con recientes altísimos consejos, pero no atados a una misma escalera y superpuestos; todos gozaran su parte de tierra y de sol, sin que sufra menoscabo la dignidad del ciudadano, que se afirma y robustece cuanto mas aislado, independiente y libre es su hogar. Regulado el precio de los terrenos por una línea de centenares de kilómetros, en vez de serlo por un punto central, quedan resueltos muchos problemas arduos y complejos, cuya enumeración no cabe en los límites estrechos de una conferencia. No resisto, sin embargo, a la tentación de citar uno solo: el de la posibilidad de establecer paralelamente, y a corta distancia de la ciudad lineal, el coto redondo acasarado con que soñaba D. Fermín Caballero, para el fomento de la población rural. De trecho en trecho se dispondrán en la calle principal, cerca de los carriles, unas casetas o kioscos, que prestaran multitud de servicios, como estaciones y locutorios del servicio telefónico; como salones de espera para los viajeros; centros de vigilancia para los agentes de la autoridad, para los demandaros y para los serenos; refugio de los operarios encargados de la precomposición y vigilancia de la vía; casa de socorro provisional en caso de accidentes; deposito y mercado de artículos de poco


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volumen; en suma, todos los servicios municipales o de pública conveniencia, de carácter urgente. Paralelamente a los carriles se abrirán dos zanjas a medio metro de profundidad, que contendrán los tubos y cables necesarios para la distribución de agua, luz, calor, fuerza y electricidad. De las tuberías centrales arrancaran otras, que rodearan las manzanas, y en estas tuberías se harán las tomas para cada casa. Con las vías subterráneas de agua que hay conocidas en los pueblos que ha de recorrer el ferrocarril de circunvalación, pueden quedar satisfechas las necesidades de la nueva barriada durante algunos años. Mas tarde, y al compás del incremento de la urbanización, será indispensable y urgente lo que hoy no es mas que conveniente y necesario, a saber, construir el canal del Jarama hasta Fuencarral y el canal del Guadarrama hasta Pozuelo, vertiendo ambos sus aguas en la tubería central de la ciudad lineal. Estos canales, unidos a mi proyecto, y dando empleo lucrativo a un capital relativamente pequeño, pueden convertir a Madrid en muy pocos años en la población mas sana, mas hermosa, mas confortable y barata del mundo. Entre tanto, será preciso tomar en Fuencarral, del Canal del Lozoya, el agua sobrante que Madrid no necesita, cosa fácil porque entonces ya no existirá el organismo dificultativo que hoy dirige el citado Canal, ese prodigio de administración que consiste en haber gastado los millones a centenares para obtener un provecho mezquino y un interés despreciable, cual maquina de vapor de 200 caballos que se emplease en sacar el tapón de una botella. Por fortuna, la dirección y la administración del Canal de Isabel II están heridas ya de muerte desde que lanzo al presupuesto la feliz idea de su arriendo. Cualquiera diría, al ver los áridos alrededores de Madrid, que aquí no es posible la vida de una gran población por falta de agua, cuando lo cierto es que con el Canal del Lozoya bien reconstruido y explotado, con los canales del Jarama y del Guadarrama, y con las vías de aguas que hay en Pozuelo, Villaverde, Canillas, Vicalvaro y Fuencarral, hay agua sobrada para una población de cuatro millones

de habitantes. La distribución del agua en la ciudad lineal será mucho mas fácil y barata que en el Madrid viejo, sin dar lugar a hundimientos como el de la calle Ancha; el reconocimiento- y precomposición de cañerías será sencillísimo también. La dificultad en los primeros años se reduce a elevar el agua a 45 metros de altura y enviarla por medio de una cañería a 5 kilómetros de distancia como maximum. Posible es que haya quien niegue la posibilidad de este hecho tan sencillo y tan evidente, como no falto hace años un ingeniero que se comprometía a beberse toda el agua del Lozoya que se trajese a Madrid.

Ahora me limito a decir que si en los Estados Unidos es posible transportar por medio de bombas y cañerías un líquido como el petróleo a la distancia de 713 kilómetros salvando alturas de 600 metros, no debe parecer a nadie sorprendente, ni maravilloso, ni imposible, el que yo pretenda llevar el agua a 5 kilómetros, desde el barrio de la Concepción o desde Fuencarral hasta Chamartín, pongo por caso, o desde Vicalvaro a Vallecas, o desde Villaverde a Carabanchel. Lo que sucederá es que el coeficiente de resistencia al paso por la tubería aumente, que se gaste un poco mas de carbón y que el coste por metro cúbico aumente también un céntimo, o dos o tres. Ni mas ni menos. Mientras haya quien pague este trabajo, ¿por qué no se ha de hacer? La canalización de los hilos para el alumbrado eléctrico y para el teléfono es tan sencilla y tan barata en la ciudad lineal, que permiteponer al alcance de la fortuna modesta de un obrero estos prodigiosos adelantos. La red telefónica será mas perfecta, útil y barata que en el Madrid viejo. El tendido de los hilos será facilísimo; las comunicaciones no se interrumpirán por el viento y por el agua. El uso del teléfono, tan cómodo por activa y tan desagradable en ocasiones por pasiva, combinado con los servicios de los recaderos, que habrá en cada caseta día y noche, permitirá disminuir el número de criados, y en algún caso, prescindir de ellos por completo. La comunicación constante entre dos casas sin pasar por la

central, que hoy es imposible, sería fácil y barata. Todas las casas de cada manzana tendrán una campanilla eléctrica de llamada a la caseta mas próxima para pedir auxilio, llamar a un recadero, pedir comunicación telefónica y multitud de servicios de varias clases. La repartición de comestibles y otros artículos a domicilio puede hacerse circulando por el día entre los coches de viajeros un bacón para las mercancías y para los vendedores o repartidores, cada media hora o quince minutos, y copiando, si es preciso, el rocedimiento que emplean en Sevilla para el transporte del pan desde Alcalá de los Panaderos, llevando en los vagones las caballerías cargadas. Supongamos prolongada en una extensión de 55 kilómetros esta cinta de carriles, de casas, de jardines y de las tuberías de todas clases que se suponen, aunque no se ven, y podremos figurarnos lo que sería Madrid en forma de ciudad lineal, y lo que será Madrid nuevo dentro de cuatro o seis años. Veamos como vivirán juntos el Madrid nuevo y el viejo; como ambos aumentaran rápidamente en extensión, en población y en riqueza, y cuan fácilmente puede España ser la primera nación que dé a las demás la pauta de las ciudades higiénicas del porvenir. El nuevo Madrid principiara, siendo una barriada del antiguo, a la cual afluirán todos los elementos de éste que en él hallan mas difícil la vida, merced a los coches movidos por la electricidad que, saliendo de la Plaza de la Cibeles, y dando la vuelta al Retiro por las calles de la Lealtad y Alfonso XII, con la velocidad dé 15 kilómetros por hora, continúen fuera del casco de la población con la velocidad de 24 a 30 kilómetros. Por muy pequeña cantidad podrán tener una casa de dos pisos, en terreno de 20.000 pies, para descansar de la ruda labor de la semana, los comerciantes é industriales obligados a vivir en los tugurios del centro de la Villa, y las personas acaudaladas, para los casos de enfermedades y epidemias, y para la crianza de los hijos hasta la edad de los estudios; las personas de posición modesta que


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gusten de la vida sana del campo, sin renunciar a los goces y diversiones de Madrid, vivirían en casa propia o alquilada de la nueva barriada, si desde las doce de la noche a las dos tuvieran la seguridad de hallar en la Plaza de la Cibeles un coche que en poco tiempo les lleve hasta la puerta de su casa; los empleados y pensionistas, jefes de taller y otras personas de limitados recursos, podrían venir por la mañana al centro de Madrid a sus oficinas, talleres y escritorios, y volver por la tarde a su hogar, al home inglés, que en Madrid no puede existir mientras no se haga lo que yo pretendo o cosa parecida. Los establecimientos que en el Madrid en que vivimos son insalubres, aquí dejarían de serlo por el mero hecho de disfrutar de mas aire y mas luz. No sería, pues, sorprendente que a la nueva barriada se trasladaran poco a poco las casas de vacas, las tahonas, las cabrerías y otras casas parecidas. Las diversiones del domingo de las clases trabajadoras tendrían allí su natural asiento, y podrían ser dirigidas y explotadas con un sentido de cultura que no se advierte en los aduares de los alrededores de Madrid. Finalmente, Madrid llegaría a ser en muy pocos años mas industrial y fabril que Barcelona; porque si hoy no se aprovecha de las excepcionales condiciones que para el establecimiento de muchas industrias brinda su posición central, es porque el camionaje y el transporte de géneros desde las estaciones de ferrocarriles a las fabricas encarecen los productos en términos de imposible competencia; mas si la vía férrea colocada en la ciudad lineal tiene el mismo ancho de la red general de ferrocarriles, y la enlazamos con el ferrocarril del Mediodía en Vallecas, con, el de Ciudad Real en Villaverde y con el del Norte en Pozuelo, y nos servimos de ella como tranvía durante el día, y como ferrocarril para el transporte de mercancías de dos a seis de la madrugada, fácil es comprender que, una fabrica construida en la nueva barriada, puede recibir directamente el carbón y las primeras materias, y expedir a cualquier punto de España el producto elaborado sin los gastos enormes de carga, descarga y camionaje. Por lo tanto, no es aventurado vaticinar que toda nueva industria que en Madrid se establezca lo hará al lado del ferrocarril de circunvalación, y que desde el momento en que sea posible establecer en Madrid nuevas industrias, como las de hilados y tejidos, por ejemplo, comenzara para la capital de la nación una era de prosperidad, que aumentara la población rapidísimamente; proporcionara inquilinos a las habitaciones desalquiladas del Madrid de hoy, porque el Madrid viejo se convertirá en algo parecido a la Cité de Londres; conjurara la crisis obrera por muchos años, y dando vida a las artes y a los oficios, al comercio y a las profesiones todas, será fuente abundante de bienestar general y seguro fiador de la paz pública.

Este cuadro de esperanzas no es un sueño irrealizable ni un ideal de los siglos venideros. Es una realidad venturosa que se acerca, que nacerá al colocar la primera piedra antes de tres meses, que se vera y se palpara en las viviendas que quedaran construidas antes de finalizar el corriente año, y que será consumada en poco tiempo si mi voz no clama en un desierto. Desde el punto de vista utilitario, he de decir muy pocas palabras: las indispensables, y a mi parecer concluyentes. Tratase de la explotación de una nueva vía férrea; y

apoyado en una experiencia de catorce años, afirmo que sus resultados serán muy beneficiosos, y trataría de demostrarlo si alguien hubiese impugnado mis cálculos. Me limito no más a indicar que todas las vías férreas prosperan, y si están muy mal administradas, por lo menos viven; que son negocios mejores que la explotación do una mina de oro, porque el valor de ésta disminuye constantemente, y los productos de los caminos de hierro alimentan sin cesar todos los años; que en los ferrocarriles la utilidad está en las mercancías, y en los tranvías en los viajeros; por tanto, el ideal de la vía férrea mas productiva es precisamente la línea que yo trato de construir, que será las dos cosas a la vez: tranvía por el día y ferrocarril por la noche. Tratase también de comprar y vender terrenos, en busca del enorme beneficio que la urbanización produce, aun siendo incompleta y establecida en malas condiciones. Cualquier parte de Madrid puede servir de ejemplo para demostrar que el plus-valor que adquieren los terrenos urbanizándolos es crecidísimo, exorbitante. La huerta en que hoy esta emplazada la estación del ferrocarril del Mediodía costo, pagándola a un precio entonces escandaloso, 35.000 duros. Hoy vale mas de millón y medio de duros. Los terrenos del Hipódromo, que costaron 500.000 duros, no valían 20.000 pocos años antes. Otro tanto puede decirse cualquiera que sea el sitio de Madrid que se elija. Por último, se trata de elevar agua a una altura menor de 50 metros en Canillas, Vicalvaro, Fuencarral, Villaverde y Pozuelo, y de distribuirla por las cañerías de que antes he hablado; y yo afirmo que la elevación del agua cuesta menos de 25 céntimos por metro cúbico, y que se puede vender por lo menos al precio a que se vende el agua en Barcelona, a 35 céntimos. Pues si cada uno de estos tres asuntos es beneficioso de por sí y separadamente, juntos lo serán también. No insisto en este aspecto de la cuestión; y si algo he dicho acerca de él, es por la imposibilidad absoluta de separar el espíritu de la materia en ninguna cosa del mundo, y porque las ideas no vienen a la vida bajo formas invisibles é intangibles, sino vestidas, con blusa o con levita, con gorra de cuartel o con boina, y en todos los tiempos y con todos los trajes, siempre vienen pidiendo dinero. Para llevar a efecto mi propósito, y creyendo que un proyecto de ciudad higiénica interesaría a la sociedad de Arquitectos y a la sociedad de Higiene, a ellas me dirigí rogándoles me manifestaran su parecer y mi intención de publicarle, cualquiera que él fuese, adverso o favorable. Han transcurrido muchos meses y no he obtenido contestación. Idéntico ruego he dirigido a otras muchas sociedades de Madrid, y únicamente se han dignado contestarme la Real Academia de Ciencias, en pro; la Sociedad Geográfica, en contra, y la Real Academia de Medicina..., ni en pro ni en contra. Traté de obtener privilegio de invención, y en el Ministerio de Fomento se me dijo que mi sistema de urbanización no podía ser objeto de patente. Siendo la base de mi sistema de urbanización el ferrocarril de circunvalación, único verdadera y exclusivamente provincial, creí

que la Diputación lo subvencionaría como a otros que distan mucho de reunir los requisitos que el mío, y me equivoqué. Juzgué que este asunto era de importancia suma para el Ayuntamiento de Madrid, y por lo visto no estoy en lo cierto. Bien sé que todo el que intente hacer algo en España sin contar con los elementos de la política o de la administración, va contra la corriente y se ahoga, y que el que no es personaje político influyente, no es nadie ni vale nada. ¡No lo he de saber, si durante veintinueve años he desempeñado los mas humildes oficios de la política! carne de cañón varias veces; comensal de banquetes otras muchas; comparsa en todas las comedias de gran espectáculo; eterno peldaño de escalera, y suscriptor obligado de una porción de cosas importantes..... para otros. Ya he perdido la cuenta de los manifiestos que he firmado, de los entusiasmos indescriptibles que he sentido, de los discursos que he aplaudido....., y de los sablazos que me han dado. Precisamente por todo esto puedo asegurar que mi ciudad lineal se hará; porque si como particular no encuentro dinero bastante para ello, apelaré al último recurso, aspiraré a la categoría de personaje para poder girar contra el presupuesto de gastos del Estado el importe de la ciudad lineal. ¿Qué es preciso para esto, no teniendo méritos propios indiscutibles, que yo no tengo, y no habiendo seguido con aprovechamiento la carrera de sobrino, de yerno o de cuñado? Audacia para hablar de lo que no se sabe. Audacia para ser díscolo, inquieto, perturbador y maldiciente. Audacia, y siempre audacia, para compararse, no con los grandes hombres, sino con las medianías, que llegan a la meta con el escaso bagaje de los servicios domésticos unas veces, de discursos con muchas palabras y pocas ideas otras, y en ocasiones, tan solo por la virtud extraña y milagrosa del uso constante del uniforme clásico de algunos políticos de importancia: una cara muy seria y un gabán de pieles. Tampoco se me oculta que si yo hubiera demandado en debida y respetuosa forma a S. M. la Reina Regente la protección que mis planes necesitan, la hubiera obtenido tan decidida y generosa como corresponde a sus nobilísimos sentimientos; pero no lo he hecho por dos razones: porque si todos los españoles llevamos nuestras cuitas al poder supremo, la gobernación del Estado sería imposible, y sobre todo, porque en mi ruego iría forzosamente contenida algo así como queja o censura al país en general, puesto que al través de los artificios de la retórica, siempre se leerían estas o parecidas palabras: «Acudo a V. M. porque aquí no hay ciudadanos dignos de este nombre, ni capitalistas que merezcan serlo, ni patriotismo, ni previsión, ni otras muchas cosas.» He preferido apelar a la opinión pública, solo, sin intrigas, sin valedores, sin mas armas que la razón que creo que me asiste y una sinceridad completa, absoluta, a toda prueba; y tras un largo calvario de injustos y ridículos recelos, ha premiado mis esfuerzos con adhesiones valiosísimas por su importancia personal y por su número, y confiándome


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una suma muy grande como aliento y como esperanza, exigua como realidad financiera.

De aquí no debo pasar, so pena de cometer pecado de ingratitud y descortesía, sin rendir público testimonio de imperecedero agradecimiento hacia cuantas personas han prestado con su generoso concurso, calor y aliento de vida a mi propósito. Y, para no molestar la atención del auditorio con la lectura de mas de cuatrocientos nombres, citaré tan solo el de aquellos que con mas decisión, entusiasmo, desinterés, oportunidad o eficacia, han concertado sus esfuerzos con los míos:

D. Pascual Pérez, modesto hijo del pueblo; el primero que ha tenido en mis planes fe completa, absoluta y sin vacilaciones. D. Emilio Rubín (q. e. p. d.), el mas entusiasta y convencido de todos. D. Luis Hernández Rubín. Sr. Vizconde de los Asilos. D. José Canalejas. Sra. Marquesa de Hoyos. D. Fermín Hernández Iglesias, mi digno presidente, y todos sus compañeros de Consejo. D. Juan Valero. D. José de Najera. Sra. Marquesa de la Torrecilla. Sr. Conde de Romanones. D. Andrés de Goitia. D. Enrique Lisbona. D. Sebastián Cirajas. D. Eduardo y D. José Agustí. D. Julián Masso. D. Luis María de la Sota. D. Isidro de Diego. D.ª Josefa Valcárcel y D. Pablo Vidal.

Debiera nacer mención espacialísima de una señora que ha tenido fe constante en mis planes; fe, que es el resorte primero y principal de toda empresa; fe, que transporta las montañas y que es algo de esa llamarada de inspiración divina en que se abrasan y consumen las esencias mas puras del espíritu; pero omito su nombre por no cometer involuntaria falta de consideración y de respeto, como pudiera parecerlo, tratándose de persona alejada de las pompas mundanas y consagrada a la practica constante de todas las virtudes.

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Aunque el escaso éxito obtenido hasta hoy debiera inspirarme negras ideas de duda y desfallecimiento, ya no me es lícito el desaliento sin ser un ingrato para los que me han honrado con su confianza. Continuando, pues, no sin cansancio, mi labor, hoy me dirijo al Ateneo, a vosotros los capitalistas de la inteligencia, los que atesoráis los secretos de las ciencias y las artes; a vosotros los dominados por la noble avaricia del saber, a vosotros me dirijo para rogaros que prestéis atención al ruidoso batallar del mundo, y que no miréis con indiferencia ningún intento de reforma, porque un

hecho aislado como el mío significa y vale bien poco en verdad; pero el conjunto de otros muchos análogos, parecidos o semejantes, es la matriz de todos los peligros, de todas las catástrofes, de todas las grandezas y de todos los crímenes de que viene preñado el porvenir. En un estado como el de la sociedad contemporánea, de perturbación económica, política y religiosa, no es cuerdo desoír los ayes de dolor y de ira de los débiles, de los oprimidos, de los desgraciados, de cuantos ven su mísera personalidad injustamente aplastada por la inmensa y brutal pesadumbre del número; porque en el mundo moral, como en el físico, nada se destruye y muere, todo permanece y se transforma; y así como en el carbón de piedra existen todas las energías de los rayos solares, durante mucho tiempo acumuladas, así en las lagrimas de los desventurados de todos los siglos duermen y laten extraordinarias fuerzas sociales, gérmenes de espantosas catástrofes, capaces de destruir imperios y monarquías, y estados y civilizaciones, de la propia suerte y con igual soberana facilidad con que los fenómenos volcánicos sumergen islas, levantan continentes y arrasan ciudades enteras. ¡Sí! Una lagrima contiene algo mas que las partículas materiales analizadas por nuestro sabio y malogrado amigo D. Laureano Calderón, aquel hombre generoso que califico de indiscutible mi proyecto al ofrecerme el concurso de su palabra cuando lo creyese necesario para defenderla; una lagrima contiene, además, en estado latente, invisible, pero real, una fuerza muy grande, una potencia explosiva incalculable, un poder intenso y misterioso, del que tienen vislumbres, nada mas que vislumbres, el galán enamorado al ver llorar a la mujer amada, joven y hermosa, y el guerrero que se siente vencido y desarmado por el llanto de un niño o de una anciana. En resolución; estimo que la tendencia al aislamiento de cada familia en su casa, que instintivamente se dibuja con diversos aspectos en todas las grandes capitales, merece ser estimulada, y apoyada por la previsión de los gobernantes, y creo que las ciudades lineales deben establecerse por las superiores y mas altas razones de la caridad y del amor al prójimo, por los motivos secundarios del patriotismo, por las consideraciones importantes de la higiene, de la tranquilidad pública y del desarrollo del comercio y de la industria, y, por último, por las conveniencias egoístas y legítimas de los que, al prestar su cooperación a una obra buena, útil y bella, deseen obtener, como es natural y corriente y justo, el lucro que yo creo sinceramente que obtendrán; pero si llega el caso de tener que recordar los versos de Zorrilla, exclamando: ¡Llamé a España y no me oyó!; si hallo impracticables todos los caminos; si veo entenebrecido el horizonte, y cerradas a mis esperanzas todas las puertas, y mudos todos los labios, insensibles todos los corazones é indiferentes todas las conciencias, declaro que no sufro con paciencia esta derrota; que ni como español, hijo de aragonés, ni por concepto alguno, me resigno al vencimiento, y que, dispuesto a luchar como siempre luchan los españoles en los trances apurados, para vencer o para morir, todas las armas, absolutamente todas, han de parecerme buenas, y llevaré a la pelea, con mi fe, mi escasa inteligencia, mi tiempo, mi trabajo, mi hacienda y mi vida; y si perezco en la demanda, mis hijos continuaran mi obra, y sobre mi tumba podrán escribir con justicia y con razón: «¡Aquí yace un buen español!» Pero no lo dudéis; mas pronto o mas tarde mi modesta

obra será hecha, porque las tenazas de la lógica cogen y no sueltan, y lo que no quiera la sociedad hacer hoy de buen grado por los suaves oficios de la persuasión y del convencimiento, lo hará mañana, a destiempo, por la violencia y por la fuerza, cuando algún capitán de los desesperados venga a la lucha, como vienen siempre los verdaderos revolucionarios, con una idea en la frente y con una espada en la mano, y entre a saco en la ciudad moderna, podrida y apestada por dentro y por fuera, destruyendo sin piedad, con el hierro y por el fuego, los errores, las mentiras, y los vicios y las impurezas de que la ciudad moderna esta hecha, y diciendo a las gentes que le sigan hambrientas y sedientas de justicia y de verdad, lo que el Condestable de Borbón, antes del saco de Roma, dijo a la soldadesca embravecida al llegar a la colina desde la cual se divisaba la ciudad eterna, la Roma de sus apetitos: «¡Ahí la tenéis!» ASyM


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XX000 ANEXO ególatra Alcorcón, Europan 11, un PAU indecorosamente salvaje, la negación en las bases de toda crítica... Primer paso. Estudiar la problemática del solar propuesto. Investigar precedentes y tomar una posición intelectual ante esta situación acrítica absurda. ¡Nuestra respuesta, estupor! Un ataque frontal, de pura crítica teórica, sin remilgos, no plegarse al proyecto convencional. No proponer con estas reglas. Aceptar las bases y proyectar es el primer error conceptual obviado. Consideramos que tomarse en serio las condiciones de partida de este solar... sin reírse, sin cachondeo... Proponer en serio... roza lo indigno. Nuestra propuesta. Rastrear las ideologías de decisión. Un enfoque parcial produce respuestas elocuentes acerca de los mecanismos de decisión habituales. En los paneles ejemplificamos tres de ellos: la bella utopía, el malabarismo disciplinar y el terror especulativo. Reivindicamos Europan como espacio de reflexión sobre el uso y la creación de herramientas proyectuales: nuestra propuesta pretende identificar algunas de las premisas teóricas que las sustentan.

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TRIGAL Vacío. Una reflexión sobre cómo deberían crecer ls sociedades. O más bien sobre cuáles son los mecanismos que incitan al crecimiento constante. ¿Tenemos que crecer tan rápido y constantemente? Trigal. Siguiendo las corrientes críticas a nuestro sistema de sociedad actual nos parecía que la propuesta que debíamos aportar debía ser un ejemplo y motor inverso al del fanatismo constructivo y utilitarista. Una alternativa al PAU futuro. Un paisaje cultivado y protegido que muestre las bondades del medio rural en extinción y transforme las mentalidades de los planificadores. Pero si no se produce tal transformación de las inercias urbanizadoras, por lo menos será un oasis de paisaje rural. Un mar de trigo en el que volcar el estrés y relajarse, olvidarse del frenético día a día. Una biblioteca de la memoria de nuestro paisaje perdido. La decisión de no construir, sino cultivar un campo nos parece fundamental, ya que se opone frontalmente al concepto de parque. El Ensanche Norte ya plantea una serie espacios ajardinados y este proyecto no desea constituirse como un añadido que descontar de los espacios de cesión. Será un trozo de paisa rural recuperado. Una isla de campo, a la antigua. Con sus tractores, su barbecho y sus descampados,...


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BARRIO PIXEL

MURALLA MALL Ambiguo.

LLeno.

Planteamos esta solución porque creemos que este solar no permite radicalismos. Las necesidades y complejidades del mismo convierten este problema arquitectónico en una cuestión prácticamente irresoluble. Necesitamos una solución abierta que sea capaz de producir una continuidad entre el PAU y lo existente de un modo que constituya una solución identificable y flexible.

Una reacción pragmática que asume los parámetros económicos que rigen nuestra sociedad y plantea una solución que fusione en un objeto arquitectónico las necesidades públicas con la iniciativa privada.

Pixel. La malla es la decisión estética y estructural que regirá este conjunto. Una malla de 30x30m con calles de 6m que permitirá distribuir los programas de un modo mixto. Un mix programático, un barrio zonificado por manzanas1. Un PAU fractal injertado dentro del gran ensanche que dinamizará y cohesionará los diferentes tejidos urbanos. Las respuestas asentadas en la vanguardia contemporánea constituyen normalmente una huida hacia adelante. Una construcción formal que albergue a la vez las tensiones económicas y que imponga un criterio formal que sea capaz de establecer un nuevo paradigma. Esta es nuestra apuesta.

Un mall es la respuesta lógica a las dinámicas del mercado. El futuro coherente con las necesidades y aspiraciones de los futuros habitantes pasa por la construcción de grandes centros de servicios. Los entornos artificiales son en nuestra sociedad un éxito, tanto social como comercial, así que no es de extrañar que emulemos ejemplos efectivos1.Convertir todo el terreno del solar en un centro comercial. EL Mall Muralla. El macizado es nuestra propuesta estética. Edificar de forma masiva es la solución lógica para este solar. El solar se encuentra en un entorno suburbano con una vida social nula. La excepción es el centro comercial Tres Aguas. Esta situación nos permite plantear este macizo como charnela en extensión, como un superatractor que focalice la actividad del barrio en un entorno que aporte los servicios que suplan las necesidades de los vecinos. 1

1

El Centro comercial 3 Aguas, situado en

Algo que, con las exigencias sanitarias

las cercanías del solar, constituye un foco de reunión

y reguladoras actuales, permite que no haya ningún

social que atrae a cientos de vecinos de Alcorcón cada

problema en que un bloque de viviendas colinde con

día. Por otro lado es también un éxito desde el punto de

una pequeña industria y con una torre de oficinas, a la

vista comercial si atendemos al volumen de negocio de

vez que enfrente tiene una biblioteca.

los años pasados.

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Por un camino en la รกrida llanura, entre รกlamos marchitos, a solas con su sombra y su locura, va el loco hablando a gritos fragmento de Un Loco Antonio Machado


Manifiesto del estupor

EDITORIAL PASMO


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