Corpus Christi

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Corpus Christi

“Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes” (Jn. 15, 4)



“La fiesta de Corpus Christi nació con la finalidad de reafirmar abiertamente la fe del pueblo de Dios en Jesucristo vivo y realmente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Es una fiesta instituida para adorar, alabar y dar públicamente las gracias al Señor, que en el sacramento Eucarístico sigue amándonos ‘hasta el extremo’, hasta el don de su Cuerpo y de su Sangre”. S.S. Benedicto XVI (7-6-2007). Solemnidad de Corpus Christi.

“En la solemnidad del Corpus Christi volvemos a aquel ‘Jueves’ que todos llamamos ‘Santo’, en el que el Redentor celebró su última Pascua con los discípulos: fue la Última Cena, culminación de la cena pascual judía e inauguración del rito eucarístico”. “Por eso, la Iglesia, desde hace siglos, ha elegido un jueves para la solemnidad del Corpus Christi, fiesta de adoración, de contemplación y de exaltación. Fiesta en la que el pueblo de Dios se congrega en torno al tesoro más valioso que heredó de Cristo, el sacramento de su misma presencia, y lo alaba, lo canta, lo lleva en procesión por las calles de la ciudad”. S.S. Juan Pablo II (14-6-2001). Solemnidad de Corpus Christi.


“En la santa Eucaristía está realmente presente Cristo, muerto y resucitado por nosotros. En el pan y en el vino consagrados permanece con nosotros el mismo Jesús de los evangelios, que los discípulos encontraron y siguieron, que vieron crucificado y resucitado, y cuyas llagas tocó Tomás, postrándose en adoración y exclamando: ‘Señor mío y Dios mío’

(Jn. 20, 28;

cf. 20, 17-20)”. S.S. Juan Pablo II (14-6-2001). Solemnidad de Corpus Christi.

Podemos decir entonces, que en cada Misa “el Señor viene al encuentro del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 27), acompañándole en su camino. En efecto, en este Sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad”. S.S. Benedicto XVI (22-02-2007). Sacramentum Caritatis.

Reflexión Cada vez que comulgamos o contemplamos a Jesús Sacramentado Él se hace parte de nuestro cuerpo y de nuestra alma. En la Eucaristía, Jesús nos llama -de la misma forma que lo hizo con los apóstoles hace dos mil años- a que recorramos el camino de nuestra vida de su mano. Él se ha quedado con nosotros para que ya no estemos solos. Permanece en las especies del pan y el vino para ser nuestro alimento, compañía y fortaleza. Roguemos a Dios para que nos conceda la gracia de encontrarnos con Él en cada Misa. Que su vida y su palabra ilumine y de sentido a nuestra vida.


La Eucaristía “es una invitación a revivir, de alguna manera, la experiencia de los dos discípulos de Emaús, que sentían ‘arder su corazón’ mientras el Resucitado se les acercó y caminaba con ellos, explicando las Escrituras y revelándose ‘al partir el pan’

(cf. Lc

24,32-35)”. S.S. Juan Pablo II (31-5-1988). Carta Apostólica Dies Homini.

Lectura “Se acercaban al pueblo adonde se dirigían, y Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: -Quédate con nosotros, que se hace tarde y el día se acaba. Entró para quedarse con ellos; y mientras estaba con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció de su vista. Se dijeron uno al otro: -¿No sentíamos arder nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba la Escritura? Se levantaron al instante, volvieron a Jerusalén y encontraron a los Once con los demás compañeros”. (Lc 28, 29-33)


“Sus palabras hacen ‘arder’ los corazones de los discípulos, los sacan de la oscuridad de la tristeza y desesperación y suscitan en ellos el deseo de permanecer con Él: ‘Quédate con nosotros, Señor’ (cf. Lc 24, 29)”. “Cuando los discípulos de Emaús le pidieron que se quedara ‘con’ ellos, Jesús contestó con un don mucho mayor. Mediante el sacramento de la Eucaristía encontró el modo de quedarse ‘en’ ellos. Recibir la Eucaristía es entrar en profunda comunión con Jesús. ‘Permaneced en mí, y yo en vosotros’ (Jn 15, 4). Esta relación de íntima y recíproca ‘permanencia’ nos permite anticipar en cierto modo el cielo en la tierra. ¿No es quizás éste el mayor anhelo del hombre? ¿No es esto lo que Dios se ha propuesto realizando en la historia su designio de salvación?”. “Los dos discípulos de Emaús, tras haber reconocido al Señor, ‘se levantaron al momento’ (Lc 24, 33) para ir a comunicar lo que habían visto y oído. Cuando se ha tenido verdadera experiencia del Resucitado, alimentándose de su cuerpo y de su sangre, no se puede guardar la alegría solo para uno mismo. El encuentro con Cristo, profundizado continuamente en la intimidad eucarística, suscita en la Iglesia y en cada cristiano la exigencia de evangelizar y dar testimonio”. S.S. Juan Pablo II (07-10-2004). Carta Apostólica Mane Nobiscum Domine para el Año de la Eucaristía.


“Queridos amigos, Jesús es vuestro verdadero amigo y Señor, mantened una relación de verdadera amistad con Él. Os espera y solo en Él encontraréis la felicidad. ¡Qué fácil es conformarse con los placeres superficiales; (...) vivir solo para sí mismos, gozando aparentemente de la vida! Pero antes o después, uno se da cuenta de que no se trata de la verdadera felicidad, que solo la encontramos en Jesús”. “Por eso, os invito a buscar cada día al Señor, cuyo único deseo es que seáis realmente felices”. S.S. Benedicto XVI (27-11-2005). Mensaje a los jóvenes en la I Jornada Nacional de la Juventud Católica, Nieuwegein, Holanda.



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