X. Raúl Alarcón Insurgencia del trabajo es “conciencia del trabajo” Conciencia, trabajo, lucha de clases; la gran trilogía a debatir Conciencia: Propiedad, atributo, potencialidad dirimidora que emerge del sujeto y el objeto: las transformaciones del objeto se traducen como resoluciones objetivadas; producción de la riqueza. Los procesos de transformación del sujeto social se enfatizan en sus relaciones históricas. Conocimiento, su metamorfosis: Sujeto (hombre-trabajo) objeto (realidad objetiva). Objeto reflejado: espacio en donde el entorno del hombre se constituye en la ley-motivo como imagen y representación (objeto “en si”). Objeto problematizado: el desafío y la justificación del objeto es teoría y espíteme cognoscitiva (la transición del objeto “en si” al objeto “para sí”). El objeto como verdad objetiva: el surgimiento, la construcción y la proyección de la teoría y la praxis filosófica, verdad objetiva, conciencia histórica–realización histórica. Conciencia del trabajo: El origen de los máximos y significantes logros alcanzados por el ser humano en sociedad (Identidad histórica) la conciencia del trabajo proyecta a la sociedad en todas sus dimensiones
sociales, materiales, transmateriales, objetivas, subjetivas, estructurales y superestrucrurales; el trabajo y su conciencia ha sido, es y seguirá siendo la centralidad de la memoria histórica. Materia y energía de la materia: la energía de la materia es el elemento generador que permite a este ente proyectarse autónomamente (sin intervenciones extrañas a su naturaleza); la energía es la fundamentación del cambio y la transformación dialéctica, nacimiento, reproducción, muerte o en sentido hegeliano: Ser, Nada, Devenir. Energía de la materia es significación de vida-existencia; la vida como las grandes proyecciones históricas del ser humano en su imbricación dialéctica-simbólica del trabajo vivo; materia sin energía es materia muerta; Historia sin sentido. La conciencia y la historicidad: la relación conciencia–historicidad puede traducirse de la siguiente forma: la necesidades, motores que preforman vida y existencia social. Potencialidades materiales–transmateriales: lo material en lo fundamental, esta referido a la producción de la riqueza (cosas, mercancías, bienes económicos): lo transmaterial (metafísico) es; pensamiento, conocimiento, saber, conciencia; toda esta performatividad cognoscitiva incuestionablemente determina: carácter de la historia–conciencia histórica). Trabajo (el trabajo es la expresión de la conciencia concentrada). Hombre-trabajo: la unidad dialéctica diferenciada. Hombre: ser humano-sujeto social; el hombre es el sujeto pensante (creador-transformador), pensar es hacer en potencia. El trabajo es la justificación (atributo-propiedad) del hombre como sujeto pensante: creador transformador. El trabajo es la síntesis del desarrollo histórico social. La historia inscrita en la conciencia del trabajo es liberación; transformación del hombre y sociedad, historia sin conciencia del trabajo es vacío, nihilismo histórico. Clase social–lucha de clases: son las manifestaciones sociales que emergen del carácter histórico de una sociedad, la clase social es el reflejo de la conciencia del trabajo (carácter histórico de trabajo).
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La “conciencia del trabajo”, determina el carácter del trabajo y el carácter del trabajo en sus manifestaciones dinámico dialécticas performa el comportamiento de las clases sociales. Lucha de clases y su proyección en el presente de la globalización: la insurgencia de trabajo (conciencia del trabajo) como la interpelación veraz al capital consumista; orden sistémico de la cosificación. Por las condiciones imperantes en la actual coyuntura histórica (anomia); la imperiosa necesidad intelectual fuerza a remitirnos a cerca de la alienación o enajenación del trabajo, del presente y futuras exploraciones reflexivas sobre este tema, consigo se abrirán perspectivas liberadoras para la humanidad. Veamos al respecto el material referencial que antecede a esta problemática. “El trabajo no solo produce mercancías: se produce también así mismo y al obrero (ahora a la humanidad en general) como mercancía y justamente en la proporción en que produce mercancías en general. Este hecho por lo demás no expresa sino esto; el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la economía política como des realización del trabajador, la objetivación como perdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación” (Marx: Manuscritos Económicos Filosóficos). Partiendo de la economía política hemos llegamos, ciertamente al concepto de trabajo enajenado (de la vida enajenada) como resultado del movimiento de la propiedad privada; pero el análisis de este concepto muestra que aunque la propiedad privada aparece como fundamento, como causa del trabajo enajenado es más bien una consecuencia del mismo, del mismo modo que los dioses no son originariamente la causa, sino el efecto de la confusión del entendimiento humano. Esta relación se transforma después en una interacción recíproca. La enajenación-alienación del trabajo, fundamento del orden sistémico de la cosificación (OSC), a lo largo de la historia ha expandido progresivamente el hemisferio de las cosas (materialismo sin límites; riqueza-mercancías). En dos dimensiones como enfrentamiento y autonomía: producto-productor valor uso–valor cambio; sociedades precapitalistas y sociedades capitalistas en ascenso, y hoy como supremacía y poder. Producto-Productor, valor cambio sobre valor uso; sociedades
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capitalistas y pos-capitalistas, esta realidad social-económica fundamentalmente ha profundizado y ampliado los espacios de la pobreza y la miseria. Pobreza: es la significación de la carenciae de conciencia identitaria del trabajo, en cambio miseria, donde hoy es tan preformadas las sociedades consumistas–globalización, es la significación suprema del orden de la cosificación, esto es la subsunción terminal del valor de las cosas sobre los valores humanos y en donde los significantes identitarios, conciencia trabajo, han sido reducidos a la nada: vaciamiento histórico = anomia. La institucionalidad funcional de la alienación del trabajo es el consumismo globalizado, es la síntesis del empoderamiento y la apropiación del sujeto histórico (hombre-trabajo) bajo el poder de las cosas; la conciencia cosificada–empoderamiento, borra cada vez más todo halito de valor axiológico; en estas circunstancias se hace difícil y problemático establecer diferencias de posicionamiento ideológico respecto a realidades concretas y objetivas, pues el Poder, el Estado, la Política (instrumentalidad panóptica cosificada), los aparatos y redes de la institucionalidad de las cosas han reducido el accionar y el comportamiento social a dúctiles funcionalismos del sistema; por tanto, cerebro-conciencia bajo el control del consumismo salvaje es situación prodigiosa para el libre accionar del dejar hacer y el dejar pasar de la apropiación (ganancia ilícita) del capital festinatario que ciñe con toda su brutalidad sobre las vastas diversidades sacrificales del trabajo. Conciencia liberadora del trabajo es la insurgencia del trabajo. Francis Fukuyama cuando habla del “último hombre”, “El fin de la historia”, como eficiente tecnófilo e ideólogo del capital, no hace más que fetichizar el imaginario de la cosificación: sin embargo guste o no guste esta es la realidad en la que se debate la humanidad, tal paree ser que en este ámbito no hay escapatorias; las opciones del pensar como el irracionalismo, el de la magia primitiva (el “ideologema” oficialista que rige en nuestro país es prueba patética de esta opción ) o el racionalismo estricto; del ateísmo y del agnosticismo hoy por hoy se debaten en la incapacidad cognoscitiva. Siendo hasta aquella propiedad privada sobre los medios de producción, la apropiación del excedente de la riqueza, el surgimiento del Estado, poder. familia, lucha de clases, alienación– enajenación, del trabajo la cosificación como performatividades históricomodo productivas, surge entonces el desafío latente del pensar–hacer en nuevas dimensiones y perspectivas; la dialéctica de la interpretación, confrontación y superación al poder de la alienación-enajenación, está en nuestro entendimiento en la Insurgencia del Trabajo, conciencia histórica constructiva liberadora del trabajo; claro que la parafernalia funcional epígono-cosificada; positivo-marginalista y marginalista izquierdizante apelara al conocido chantaje y la amenaza política del ideario del epíteto;
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las calificaciones de idealismo reaccionario, antropologianismo burgués, psicologismo distracccionista y demás banalidades que nos tiene sin cuidado. Vida, valores, principios son las potencialidades teóricas y praxis filosóficas en las que se inscribe la insurgencia del trabajo. La confrontación a un sistema y hábitat de la existencia de las cosas (desrealización del trabajo) solo puede ser sustentado y superado por la liberación del trabajo creador-transformador (vida); en esta historia solo el trabajo devolverá vida a las mentes y almas extenuadas en las tinieblas de la estulticia histórico, potencialidad que impulsará las proyecciones del sujeto social-trabajo en nuevos horizontes: esto es la performatividad de la historia basada en la justa y equitativa distribución y redistribución de la riqueza según sus necesidades y capacidades, en los procesos de realización del ser humano, en la conformación y el surgimiento del hombre y la mujer nueva. Valores; como la prevalencia de la: conciencia social liberadora, en el desarrollo progresista del conocimiento-saber (cerebro-pensar) en su imbricación dialéctica con las realizaciones materiales transmateriales históricas; el hacer bajo el sentido dirimidor del sujeto histórico; valorizar al sujeto en si mutua interrelación con la creación y la transformación. Principios: toda concepción que indaga, problematiza, genera soluciones y transforma realidades, se inscribe en los fundamentos de los principio, el concepto y categoría insurgencia del trabajo, significa la reversión del orden y poder de las cosas, por el orden que prioriza al sujetos creador transformador (valor humano); confrontar a un sistema de extrema liberalidad axiológica, requiere ante todo, la correcta lectura de las realidad en tiempo y espacio, esto es superando los dogmas fanáticos recurrentes, estereotipos esquivos, creencias y sacrificios; el fortalecimiento principioideología es el referente incuestionable en la superación de conductas y comportamientos sociales; ética y moral es la materia, el insumo y el producto final que garantizara en los campos de confrontación el avance incuestionable de la lucha de liberación.
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