70 AÑOS
1947 - 2017
HACIENDO LA DIFERENCIA Instituto Roosevelt @ioiroosevelt Instituto Roosevelt
TRANSFORMANDO
VIDAS Cada paciente que ha llegado al Instituto Roosevelt tiene algo para contar. Experiencias positivas y estremecedoras se escuchan por sus pasillos, que durante 70 años se ha dado a la tarea de contribuir positivamente a la salud de los colombianos. Casos como el de María José Palacio, Lida Vargas y Édgar Rugeles se convierten en motivo de inspiración para miles de colombianos que encuentran en el Instituto una esperanza de vida para sus hijos y sus familias. Historias de vida que valen la pena destacar.
Personas que transforman vidas Adriana Santiago es la mamá de María José Palacio, una pequeña de casi 5 años, que desde los 8 meses es atendida en el Instituto Roosevelt.
María José nació antes de lo esperado, tenía 710 gramos de peso. Su mellizo falleció días después de su nacimiento. “Tal vez tuve mucha presión laboral y el estrés hizo que se adelantara el nacimiento de mis hijos”, indicó ella.
Al nacer, la menor sufrió un derrame cerebral de cuarto grado, uno de los más altos en la escala. Esta situación desencadenó una parálisis cerebral con una afectación en el 70 por ciento del cerebro de la niña. Con el tiempo, también padeció hidrocefalia (aumento anormal de la cantidad de líquido cefalorraquídeo en las cavidades del cerebro), así que tuvieron que incorporar una válvula de Hakim, diseñada para extraer el líquido sobrante del cerebro y disminuir el tamaño de los ventrículos, es decir, corregir la patología. María José desarrolló retinopatía, enfermedad que le permite tener visión únicamente por su ojo derecho. Actualmente, ella es atendida en el Roosevelt, tanto para las cirugías como para las terapias de rehabilitación. Adriana dedica su vida al cuidado de María José. Está en búsqueda de trabajo para brindar mejor calidad de vida a su hija.
María José es atendida en el Instituto Roosevelt desde que tenía 8 meses. Su diagnóstico: parálisis cerebral. Su madre, Adriana Santiago da lo mejor de sí para ver feliz a su hija. “Cuando mi hija estaba recién nacida, en otras entidades me dijeron que ella quedaría como un vegetal. Pero, soy muy feliz de ver su proceso y sus avances. Verla gatear, sentarse sola y hasta intentar comunicarse conmigo me hacen sentir orgullosa del trabajo de las dos. Actualmente, ella va al jardín, sigo insistiendo y dedicándole mi vida a María José”, indicó Adriana.
María José tiene 5 años. Según indicación médica, cuando cumpla 7 años, será necesario practicarle varias cirugías para su sano desarrollo.
Adriana actualmente no trabaja debido al tiempo que demanda su hija. Espera que empresas le abran la puerta con ofertas de trabajo para seguir sacando adelante a su hija. “Yo espero que mi hija pueda seguir avanzando en su proceso médico, para que en el futuro, ella también pueda servirle al Roosevelt, de la misma forma en que el Instituto le ha servido a ella”, aseguró.
Con una nueva marcha... Lida Pastrana llegó al Instituto Roosevelt el 13 de noviembre de 1984 cuando apenas tenía 2 años. Su nombre, en ese momento era Lida Vargas, por el apellido de su madre. Su diagnóstico: “luxación de cadera”, el término comúnmente empleado para describir una afección que incluye dislocación congénita de la cadera y displasia del desarrollo de la cadera (DDH, por sus siglas en inglés). Existen múltiples factores que pueden afectar la cadera del bebé. Toda explicación médica en ese momento se traducía en que Lida no podía caminar.
Para ese entonces, su madre, Yolanda Vargas no superaba los 30 años. Preocupada por la situación de su hija, decidió contactar a una monja de la Comunidad Hermanas Vicentinas, quien por esos días adelantaba una misión social en el área y conocía al doctor Guillermo Alonso Ávila. El ortopedista la operó en el entonces llamado Instituto Colombiano de Ortopedia y Rehabilitación Franklin Delano Roosevelt. Yolanda y Lida viajaron cerca de once horas, por carretera, desde Altamira, Huila, para llegar al Roosevelt. Estuvieron dos días mientras operaron a Lida. No tenían los recursos económicos para permanecer más tiempo en la ciudad y tuvieron que regresar a su lugar de origen. Yolanda aún guarda con cariño el carné del Instituto Roosevelt, donde su hija fue atendida hace 32 años.
Según Yolanda, “a Lida tuvieron que hacerle varias terapias de rehabilitación postoperatorias, dos o tres veces por semana. Pero, yo no tenía la manera de ir tantas veces al Hospital de Pitalito. Así que aprendí a hacer los ejercicios con la niña”. Actualmente, Lida camina y se desplaza sin complicaciones. Ejerce su profesión como administradora de empresas y trabaja en una compañía de servicios.
Lida está agradecida con la entidad porque gracias al tratamiento, “puedo tener una vida normal”, indicó.
Édgar Rugeles, arquitecto de sonrisas Édgar Rugeles es un hombre sonriente de 59 años, amante de la arquitectura, enamorado de su esposa, Nigdia y de su hija, Daniela. Alterna su pasión por los caballos con Rugeles Durán Arquitectos, una empresa familiar de más de 25 años de historia, dedicada al diseño arquitectónico, interiorismo, domótica, bioclimática, renderización y consultorías. Trabaja por mejorar la infraestructura del Roosevelt, rediseñó el tercer y el cuarto piso del edificio de hospitalización, las salas de cirugía y de neonatos. También, dio una nueva imagen al hospital y a sus salas de capacitación. Es importante destacar que su vínculo con la institución se da por un momento trascendental en su vida. Cuando apenas tenía 1 año, él contrajo Poliomielitis, definida por la organización Mundial de la Salud (OMS) como “una enfermedad contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis en cuestión de horas. Afecta especialmente a los menores de 5 años. Una de cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5 por ciento a 10 por ciento de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios”.
Hace algunos años, Rugeles recibió el certificado de Guiness Records por su colección de 2.437 ejemplares que lo acredita como la persona con más caballos en el mundo.
Según el doctor Edicson Ruiz, fisiatra del Instituto Roosevelt, esta enfermedad “produce parálisis de las extremidades, atrofia, deformidades articulares en el segmento afectado por la paralisis y la ausencia de reflejos. Se produce por una infección dada por el poliovirus. Las vías de transmisión son respiratoria, oral y fecal”.
“El Roosevelt me inspira aprecio, gratitud, respeto, cariño y especialmente, admiración”. Es una entidad que Rugeles lleva en el corazón y destaca su reconocimiento, calidad humana y científica, además, de su sabiduría y servicio con los pacientes. “Toda mi admiración para el Instituto que este año cumple 70 años”, indicó Rugeles.
La poliomileitis afectó sus piernas. Aunque sus padres estuvieron muy pendientes de dar atención oportuna, Rugeles asegura: “gracias a Dios llegué al Roosevelt”. Su médico tratante fue el doctor Hernando Guerrero Villota, quien estuvo al tanto de su estado de salud durante los 4 años en los que recibió tratamiento. Aunque estaba muy pequeño, tiene un vago recuerdo “siempre nos atendieron con mucha calidez. Aún sigo luchando por mejorar la entrada al Instituto” .
Rugeles fue operado hace 56 años en el Instituto Roosevelt. Actualmente, él puede nadar, caminar, montar bicicleta y caballo de manera nomal.
Donaciones que marcan historia
Durante 70 años, los colombianos han creído y han hecho viable al Instituto Roosevelt. Dando pasos a favor de la población infantil. El Instituto Roosevelt ha cautivado a los colombianos durante estos 70 años. La historia de las donaciones ha tenido una transformación importante que vale la pena destacar que aunque somos autosuficientes para funcionar, pedimos recursos para proyectos de desarrollo y hemos pasado de recaudar fondos en una alcancía, a recibir beneficios económicos de parte de empresas y voluntarios comprometidos con la entidad.
Donación institucional Ignacio Saldarriaga Concha, hijo único de Alfredo Saldarriaga del Valle y Elvira Concha Cárdenas inspiró la creación de la Fundación Saldarriaga Concha en 1973. Personas con el interés de colaborar con su apoyo y sus recursos económicos dieron vida a la entidad y de paso, impulsaron la creación del entonces llamado Instituto de Ortopedia Infantil Franklin Delano Roosevelt y de la Escuela Colombiana de Rehabilitación, con el fin de dar tratamiento de calidad a las personas en situación de discapacidad en el país.
El 30 de noviembre de 1947, se creó el Asilo-Taller Franklin Delano Roosevelt para atender a niños con condiciones especiales; inicialmente, con una sede provisional en Chapinero, operando como un centro de rehabilitación integral para niños y brindándoles atención en su estado físico, mental, social y vocacional, facultándolos para que fueran útiles y capaces de obtener su sustento diario. En este mismo año, Ignacio y Elvira se vincularon en calidad de benefactores y cofundadores, además, se posesionaron como miembros permanentes de la Junta Directiva del Instituto Roosevelt.
Durante años, la Fundación Saldarriaga Concha ha promovido la gestión de iniciativas sociales, proyectándose como una entidad capaz de intervenir y aportar en la construcción de políticas públicas en el país. En los últimos años, participa en el desarrollo de programas como ‘Formadores de cuidadores’ y ‘Proyecto TEAM’, que buscan lograr la máxima autonomía e independencia de la población en situación de discapacidad y su inclusión en todos los sectores de la sociedad.
Cierre Marcha de la Moneda 2015
Cuarto Piso de Hospitalización
Los colombianos nos apoyan Personas de todos los estratos socieconómicos buscan ayudar día a día al Instituto Roosevelt. Desde estudiantes de colegio y universitarios, personas con familiares en condición de discapacidad, hasta quienes deciden aportar su tiempo a los más necesitados nutren las opciones de ayuda en la entidad.
Una muestra empezó a consolidarse el 1 de julio de 1959, cuando inició la Marcha de la Moneda, una iniciativa en la que alumnas, enfermeras, religiosas y amigos del Instituto Roosevelt buscaban recaudar fondos para ayudar a los niños con poliomielitis y parálisis cerebral. La ciudad se vio invadida por personas que se subían a los buses y recorrían las calles con alcancías para reunir capital que permitiera al Instituto aumentar su capacidad de atención, ya que centenares de solicitudes se presentaban a diario y era imposible atenderlas por falta de recursos. En el 2017, la campaña se realizó con el fin de recaudar fondos para atender más niños con parálisis cerebral. La idea es que jardines y colegios participen y se fortalezca una nueva generación solidaria con las condiciones de sus pares.
Alianzas corporativas Históricamente, líderes empresariales se han comprometido con los más necesitados. Cada vez que tienen la oportunidad buscan la manera de dar su aporte desinteresado al Instituto Roosevelt. Durante el 2015, Leo Katz y su familia donaron generosamente el Laboratorio de Marcha, también conocido como Laboratorio de Análisis de Movimiento, que cuenta con los más recientes avances tecnológicos para el sector de la salud y se convierte en el único laboratorio con estás características en América Latina.
Este laboratorio permite realizar una valoración y captura de información en relación con el estudio del movimiento, medición de las fuerzas, evaluación de los grupos musculares y estudio de las huellas de los pies. Con este, se benefician anualmente cerca de 18.000 niños con diagnósticos y tratamiento oportuno. Por su parte, a finales del 2015, el Instituto Roosevelt renovó el gimnasio de terapia física, un espacio importante de rehabilitación diseñado para atender especialmente a pacientes en situación de discapacidad. Gracias a la gestión y al apoyo del Fondo de Pensiones y Cesantías Porvenir, directivas y empleados donaron su tiempo y trabajo, además, de recursos económicos para sacar adelante esta importante iniciativa. Al interior de la compañía de seguros y pensiones, se promovió la donación de los recursos derivados del reciclaje de papel y cartón en las oficinas, las donaciones voluntarias de los empleados realizadas por descuento de nómina y la activa participación de la Organización en campañas como la Marcha de la Moneda.
Fanny Lu, en Cena Concierto 2016
Gimnasio de Terapia Física, sede Propace. Donación de Porvenir.
Multiplicando experiencias Replicar prácticas exitosas, de realizar eventos sociales y artísticos a beneficio de una causa social es una de las prioridades del Instituto Roosevelt. Con esa visión, durante 2013, 2014 y 2016 se ha realizado la Cena Concierto, una actividad que busca recaudar fondos para remodelar la infraestructura e incrementar la capacidad de atención en el Instituto. Leo Katz, Porvenir, Banco de Bogotá, Vallarta Nayarit, QBO Constructores, Atlético Nacional, Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y Aeroméxico, son algunas de las empresas que se han vinculado y han atendido la invitación a eventos de donación y a las diferentes iniciativas sociales de la Entidad.
Manuel Medrano, en Cena Concierto 2016
Manuel Medrano, en Cena Concierto 2016
Fonseca, en Cena Concierto 2013
Artistas como Fonseca, Gilberto Santa Rosa, Manuel Medrano, y Fanny Lu, también han donado su tiempo y han entregado lo mejor de su talento a los cientos de asistentes a la Cena Concierto, actividad que espera seguirse realizando cada año. Para el 2017 durante la Cena Concierto nos acompañará el artista invitado Mauricio & Palo de Agua.
Gilberto Santa Rosa, en Cena Concierto 2014
El Instituto Roosevelt reconocido desde 1953 como una de las entidades pediátricas más importantes del país, agradece la generosidad de los donantes que movilizan recursos humanos y económicos a favor de los niños colombianos.
Manuel Medrano y Fanny Lu, en visita al Instituto Roosevelt semanas antes de la Cena Concierto 2016
70 años
de impactos positivos
Jornadas de capacitación en el área de la salud dirigidas a cuidadores y a pacientes de diferentes regiones del país han marcado la historia del Instituto Roosevelt. Mejorar la calidad de vida de personas en condición de discapacidad es el principal objetivo de estas iniciativas desarrolladas en diferentes regiones del país.
Historias de vida Reyna Isabel Aguas es la madre de Jesús Miguel López, un joven de casi 13 años quien padece una parálisis cerebral. La señora Reyna ha dedicado toda su vida a cuidar de su hijo con impedimento para desplazarse, moverse, comer y hablar. Ella casi no sale de su casa, le duelen la espalda y los brazos. El domingo es el único día de la semana que aprovecha para usar un atuendo diferente para ir a la iglesia y encontrar refugio espiritual. No acude al médico cuando se siente enferma y se auto prescribe los medicamentos para no abandonar a su hijo. Con los entrenamientos del Instituto Roosevelt, ha cambiado su vida. Ahora, ella sabe cómo alzarlo para evitar malestar en sus brazos y en la columna, sostener hábitos saludables para mantenerse en forma y hacer sus quehaceres correctamente.
También, aprendió a hacer aditamentos (recursos fáciles para hacer en casa) que le permiten al joven tomar la cuchara y llevarla con alimento a su boca. Acciones sencillas que mejoran la calidad de vida de las personas.
“¿Por qué nadie me comprende? Me da rabia que no me entiendan. No estudio. Me canso de estar sentada. Tampoco puedo hablar. Me duele el cuerpo. Mi abuela me lleva de un lado a otro aunque a veces se enoja conmigo. Yo la comprendo”. Esta historia fue reconstruida por uno de los grupos de cuidadores capacitados. Yina cuenta, una joven de casi 15 años, quien padece de una condición especial que le impide el sano desarrollo físico y mental. Edilma es su cuidadora, su madre, una mujer de más de 50 años. Viven solas desde hace más de 10 años, en una casa, en el Chalán, Sucre. Desde hace un par de meses, Edilma recibe capacitación para controlar el ‘Síndrome del Cuidador’, patología que se desarrolla en familiares y encargados del bienestar de personas en condición de discapacidad. Se caracteriza por el dolor de brazos y de espalda, agotamiento físico y mental, estrés y depresión. Poco a poco, ambas aprenden a mejorar sus condiciones de vida y a cuidar de su salud.
Programa ‘Formador de cuidadores’ Para el Instituto Roosevelt es una prioridad mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes como de los cuidadores en condición de discapacidad. En el marco del proyecto ‘Inclusión para el desarrollo comunitario’, implementado por la Fundación Saldarriaga Concha y el Instituto Roosevelt, se pensó en multiplicar el programa ‘Formador de cuidadores’, en el que habitantes de nueve municipios de Los Montes de María (zona ubicada entre los departamentos de Bolívar y Sucre) se capacitaron para convertirse en líderes de la formación de cuidadores de esta región afectada por la violencia. Personas interesadas en ayudar a otros, recibieron capacitación en diversas áreas (salud, liderazgo y derechos) para formar a cuidadores de personas en condición de discapacidad. Su misión será multiplicar el conocimiento en zonas de difícil acceso. Incluso, orientarán y apoyarán a pacientes con el apoyo de herramientas y aditamentos de fácil fabricación casera para el mejoramiento de su calidad de vida. Los nuevos ‘formadores de cuidadores’ recibieron instrucción en salud emocional del cuidador, síndrome del mismo, movilización y traslado del paciente, nutrición, actividad física, higiene del sueño, entre otros. Fueron calificados a través de su participación en talleres y trabajos con la comunidad.
Miladys permanece todo el día en el suelo de su habitación. Tiene 41 años y desde que tiene uso de razón vive en su casa, ubicada en la Sierra, Sucre. Le queda difícil desplazarse porque tiene un impedimento físico. Su vivienda de paja y madera está ubicada en la cima de una montaña rodeada de piedras gigantescas, arena y hojas secas que caen de los árboles. Su mirada afligida habla por sí sola de su rutina. Su familia se acerca a ella pocas veces al día, solo para dar alimento y bebida. Carlos, su hermano, siempre busca la manera de verla sonreír. Él es una persona con discapacidad cognitiva.
Miladys depende cien por ciento del cuidado de Carmen, su madre, aunque algunas veces la “escucho decir que está cansada y quiere que Dios la lleve. Me da tristeza y me angustia pensar, qué será de Carlos y de mí, si ella falta”, indicó. La familia Sierra Sierra siente impotencia por la situación. También tristeza, ansiedad e irritabilidad porque no saben cómo atender ni ayudar a sus parientes. “Esperamos que poco a poco, mejore la situación de la familia, con estas capacitaciones que seguramente les serán de gran utilidad. Además, el objetivo de estas iniciativas es proveer ayudas técnicas y destinar
recursos para pacientes en situación de discapacidad”, indicó Sandra Marín, coordinadora de promoción y prevención del Instituto Roosevelt.
Estas tres historias del ‘Proyecto Team’ y ‘Formador de cuidadores’ rescatan la valentía de pacientes en situación de discapacidad y cuidadores que quieren salir adelante. Son héroes que inspiran a seguir luchando en medio de la adversidad y a ser solidarios. Con estas capacitaciones, el Roosevelt pretende mejorar la calidad de vida de más colombianos.
Te invitamos a donar en www.institutoroosevelt.org.co para transformar la vida de miles de niĂąos con parĂĄlisis cerebral.
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PROFESIONALES
QUE SE ENTRENAN EN EL INSTITUTO
Médicos que prefieren especializarse en el Instituto con el fin de entregar su conocimiento y trabajo a los niños colombianos.
En el Instituto Roosevelt, las actividades comienzan incluso antes de la salida del sol. Cada médico tratante, visita a los niños que tiene a cargo para revisar su evolución diaria y las prescripciones necesarias. Adicionalmente, los especialistas deben coordinar curaciones, interconsultas y exámenes complementarios con los médicos de piso. Posteriormente, continúan con las actividades académicas con los residentes con el fin de reforzar conocimientos y despejar inquietudes durante los seminarios. Así se da inicio a la jornada de cirugía o de consulta externa, según sea el caso.
Enmanuel Abrahan Pichardo Núñez - Fellow de Ortopedia Infantil Médico ortopedista y traumatólogo dominicano. Llegó al Instituto Roosevelt con el interés de adquirir los conocimientos necesarios sobre dicha especialidad, ya que en “mi país hay muy pocos centros donde recibir los servicios de ortopedia Infantil”.
La decisión de seleccionar el Instituto Roosevelt incluyó varios motivos: primero, Colombia posee un alto nivel de educación y está a la vanguardia de los avances en salud; el Instituto Roosevelt es referencia internacional en cuanto a ortopedia infantil se refiere. En República Dominicana y otros países que ha visitado utilizan el texto básico de ortopedia Infantil del Roosevelt. Para él, “la especialización en ortopedia infantil es relativamente nueva comparada con otras ramas de la ortopedia. El Instituto Roosevelt en asocio con la Pontificia Universidad Javeriana, han formulado un programa muy completo para adquirir los conocimientos y habilidades necesarias para esta área”. “Para mí es un honor y orgullo compartir y recibir los conocimientos y las aptitudes de cada uno de mis profesores y compañeros. Mi entrenamiento empezó el 1 de febrero del 2017 y va hasta el 31 de enero del 2018, realizando una especialización en ortopedia infantil que dura un año calendario académico”, indicó el doctor Pichardo. El experto indicó: “En el Instituto Roosevelt cada día se viven experiencias y momentos únicos y significativos, muchas experiencias nuevas y distintas que forman de manera personal y éticamente. Volvería al Roosevelt siempre que me lo permitan y aportaría todo lo que esté a mi alcance para el bienestar de los pacientes”.
“El Instituto Roosevelt es y será mi alma mater, mi casa de estudios. Aquí estoy adquiriendo los conocimientos necesarios para brindar un servicio de salud integral a los necesitados en mi país, razón por la cual le estaré eternamente agradecido a la entidad y a cada uno de sus integrantes”, reiteró el doctor Pichardo. Además, el especialista añadió: “Felicitaciones al Instituto Roosevelt por la ardua labor que desarrolla cada día para brindar lo mejor de lo mejor a los usuarios que lo solicitan, además, realizan cambios cada día con el fin de mejorar el servicio brindado. Felicitaciones por todos estos años de servicio humanizado para los necesitados”.
Doctor Christian Romeo Bravo Aguilar Jefe de ortopedia y traumatología del Hospital José Carrasco Arteaga del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Médico tratante de ortopedia infantil en Clínica España. Es médico de Cuenca (Ecuador). Se casó con una bogotana y tienen actualmente dos hermosas hijas.
El doctor Bravo realizó su rotación obligatoria de residencia en el área de ortopedia. En el 2013, regresó un año más, para adelantar su subespecialidad en ortopedia infantil y aseguró: “He tenido varios momentos signifativos. Muchos pacientes acuden por primera vez al Instituto, en silla de ruedas con parálisis cerebral o alteraciones en la marcha. Luego de múltiples cirugías y un trabajo arduo en rehabilitación, ellos pueden caminar sin ayuda, e incluso, valerse por sí mismos”.
“Volvería a formarme en el Instituto Roosevelt porque es un centro de alta excelencia y referencia en Colombia y Latinomérica en la especialidad de ortopedia infantil, por su gran enfoque en patologías a niños de toda clase social; especialmente, para los más necesitados que requieren de ayuda sincera, profesional y con mucho amor”. “Tengo que agradecerle a todos los niños de Colombia que depositaron su confianza en el selecto equipo de médicos especialistas y todo el personal de todas áreas que trabajan en el Instituto Roosevelt. Sin ellos, no existiría el instituto. Luego, a mis queridos profesores y colegas que con su amplia trayectoria y experiencia guiaron mi especialidad hasta llegar a un feliz término”. En sus 70 años, quiero decirles a las directivas del Instituto: “Por favor continuen, no decaigan y sigan creciendo por el bienenestar de los más necesitados y pequeños del hogar. Felicidades familia Roosevelt. Son 7 décadas de crecimiento constante con amor, ciencia y tecnologÍa para el bien de los niños”.
Diego Fernando Ortiz Montoya El doctor Ortiz es ortopedista pediatra, egresado de la Universidad Javeriana. Decidió hacer una especialización en ortopedia y pronto, inició un fellow en ortopedia infantil en el Instituto Roosevelt. “Decidí estudiar en el Instituto porque en ese momento era la institución con mayor experiencia y trayectoria en el país, que en ese entonces, eran 60 años. Luego, me dieron la oportunidad de quedarme como docente y por eso, decidí seguir trabajando allí”, aseguró el médico.
“Llevo más de 10 años conectado con la labor de la entidad. Una anécdota es que cuando decidimos escribir el libro de ortopedia infantil del Instituto Roosevelt pensamos en que este inicialmente tendría una gran cobertura y de consulta a nivel local. Sin embargo, la obra se internacionalizó y en este momento, es una pauta para el tratamiento de la ortopedia infantil en Latinoamérica. Me pareció una evolución grandísima, producto del esfuerzo, el conocimiento y la dedicación de los especialistas de la entidad”. “En estos 70 años de compromiso con los niños y la salud de los colombianos, destaco la calidad humana y científica del Instituto. Por eso, marca la pauta en ortopedia infantil en Colombia y Latinoamérica”.
MENSAJES DE FELICITACIÓN ¡Solo agradecimiento! Por el compromiso, la pasión y entrega. Son una institución líder y ejemplo de que no solo hay que curar, sino también aliviar, consolar ¡Que sean muchos más! Doctora Fernanda Hernández, presentadora Canal Caracol
"Por que cada día se esmeran por brindar amor sin límite, por ser creadores de sueños, por trabajar arduamente para cumplir con el objetivo de servir, por ser siempre una mano amiga, por esto y mucho más, FELICITACIONES". Andrea Reyes, periodista del programa Contador de Historias.
"Amor, pasión, entrega, dedicacion, profesionalismo y sonrisas de agradecimiento es lo que se vive y siente en el Instituto Roosevelt". Ximena Bedoya, periodista de CM&.
En estos primeros 70 años, el Instituto Roosevelt ha sido un claro ejemplo y honra del sabio dicho: La mejor forma de predecir el futuro es CONSTRUYÉNDOLO. La visión de la junta, el apoyo de los patrocinadores, de los donantes y la enorme gestión del equipo directivo produjo su fruto. Ojalá Colombia contase con más Roosevelt y más líderes como los que tiene en sus directivas. ¡FELICITACIONES! Daniel Feged, Director general / CEO de Grupo Albión Colombia
"¡Sirviendo de corazón. Admiración por la gran labor que desarrollan para ayudar a la población más vulnerable del país!!! Esperanza Téllez, Colombia Sales Manager de Aeroméxico.
"Mis sinceras felicitaciones a todo el equipo humano del Instituto Roosevelt, por sus 70 años de apostolado, en favor de los miles de niños colombianos de bajos recursos que han requerido de su ayuda especializada". Beatriz Londoño, voluntaria del Instituto Roosevelt.
EVOLUCIÓN DE LA
TECNOLOGÍA EN SALUD Para entregar un mejor servicio y atención de calidad a sus pacientes, el Instituto Roosevelt se transforma. Durante estos 70 años, el Instituto Roosevelt se ha dado a la tarea de innovar con tecnología de punta que mejora la calidad de vida de miles de pacientes que requieren procedimientos quirúrgicos y/o tratamientos de rehabilitación. 1. Sistema de virtualización: Es un sistema que crea un espacio protegido y aislado en el sistema operativo. Cuenta con un Blue Coat, sistema de filtrado de virus o cualquier software que pudiera validar las amenazas para la seguridad de los equipos, pero este no afectará la información. Así se mantienen protegidos los datos de los pacientes y la información proveniente de las diferentes entidades promotoras de salud. Laboratorio de marcha
2. Data Center secundario: Infraestructura tecnológica que tiene como propósito principal dar soporte a la continuidad del Instituto y soportar el data center primario en caso de presentar fallas (respaldo de la información y de la operación). 3. Telemedicina: Es la prestación de servicios médicos a distancia. El Instituto Roosevelt permite que a través de un software o plataforma, los diferentes especialistas trabajen de la mano con médicos tratantes de pacientes de las diferentes zonas rurales. La consulta se realiza a través de una teleconferencia. Según sea el caso, el paciente recibe tratamiento o se remite a una entidad especializada. Actualmente, este servicio se presta en 17 municipios apartados de Colombia.
4. Servicio de imágenes diagnósticas: Cuenta con un escáner especializado, diseñado para capturar, como su nombre lo indica, imágenes de niños en situación de discapacidad. También, contiene un doopler, sistema computacional incorporado a la máquina de ultrasonido que asigna unidades de color, dependiendo de la velocidad y dirección del flujo sanguíneo. El servicio se complementa con radiología convencional. Se atienden pacientes que requieran estudios de imágenes. Resonador 5. Resonador: Es una de las más recientes adquisiciones del Instituto Roosevelt. Es un equipo de resonancia nuclear magnética que brinda imágenes diagnósticas precisas. Teniendo en cuenta que el Instituto es un hospital de alta complejidad, se beneficiarán, especialmente, pacientes con patologías neurológicas y músculo-esqueléticas.
6. Intensificador de imagen. Es un aparato que favorece el desarrollo de procedimientos quirúrgicos, ortopédicos y neurocirugías. Fue diseñado con el fin de visualizar intraquirúgicamente fracturas y facilitar el posicionamiento del material de osteosíntesis (unión de fragmentos de un hueso fracturado mediante la utilización de elementos metálicos).
Intensificador de imagen
7. Ecógrafo: Facilita y hace más seguros los procedimientos anestésicos en las intervenciones quirúrgicas, el paso de catéteres a través de las arterias, la visualización de los vasos sanguíneos y los bloqueos de nervios periféricos (tipo de anestesia regional). 8. Torre de Laparoscopia: A través de una fibra óptica se transmite la luz para iluminar la cavidad pélvica-abdominal, mientras que se observan las imágenes del interior con una cámara conectada al mismo lente. Permite realizar procedimientos quirúrgicos de forma rápida, efectiva y segura, minimizando los riesgos en los pacientes y reduciendo los tiempos de hospitalización.
Ecógrafo
ENFERMERAS QUE TRABAJAN
CON EL CORAZÓN El cuidado, la entrega y la dedicación a sus pacientes son virtudes a destacar en el grupo de enfermería del Instituto. Acá destacamos algunas de sus historias. Durante estos 70 años, el Instituto Roosevelt ha velado por el bienestar de sus colaboradores, especialmente, de su equipo de enfermería, quienes diariamente realizan un trabajo arduo por el cuidado de sus pacientes. A la fecha, cuentan con el apoyo de más de 200 profesionales en el área.
María Isabel Daza Llegó al Instituto Roosevelt cuando apenas tenía 20 años. Hasta el momento, este ha sido su primer y único trabajo. Se enamoró de la entidad y no quiso ir a ningún otro lugar. Se ha desempeñado en las áreas de UCI pediátrica, hospitalizaciones y piso. En el Roosevelt, además de crecer como profesional, se casó y se convirtió en mamá. Sus hijos Wilson Yamid (33 años) y Cindy Carolina (26 años) son profesionales. El menor es Cristian Felipe (22 años), actualmente, él adelanta sus estudios en enfermería superior, siguiendo los pasos de su madre. “Todos mis hijos nacieron acá y ahora, son profesionales, yo he sido madre cabeza de familia toda mi vida”, indicó la enfermera. María Isabel Daza
Actualmente, María Isabel tiene 54 años. Para ella, lo más bonito del Instituto es el “compañerismo, el trabajo en grupo y todo lo que le podemos brindar a nuestros pacientes, especialmente, la atención”. “Ahora, tenemos menos complejidad en los trámites. Hace algunos años, teníamos pacientes que duraban mucho tiempo acá: algunos, un año y otros, más de 10 años como Cristian y Édgar, dos pacientes crónicos a quienes recuerdo con mucho cariño y a sus familias. Para nosotros, muchos pacientes se convirtieron en hijos”, indicó la bogotana. “Solo tengo palabras de agradecimiento para el Instituto Roosevelt. Han sido 70 años colaborándoles a los niños y a las familias, que también nos forman y nos enriquecen a nosotros como especialistas. A mi edad, sigo aprendiendo de cada persona que requiere tratamiento en nuestra entidad”.
Jakeline Chávez “De niña, siempre quise ayudar a los demás. Cuando se caían los niños, yo los obligaba a dejarse limpiar por mí. Luego, tuve la oportunidad de estudiar en la Universidad Javeriana, así empecé mi carrera como enfermera”, indicó Jakeline Chávez, quien cuenta con más de 20 años de experiencia en el área.
María Isabel en un día de trabajo en el Instituto Roosevelt
Ella es una mujer fuerte y muy alegre. Es madre de dos jóvenes de 21 y 14 años. Su vida no ha sido fácil: enviudó desde hace 9 años y hace 6 años fue diagnosticada con cáncer de ovario, que hizo metástasis por vía linfática. Actualmente, adelanta el tratamiento médico respectivo para hacerle frente a la enfermedad con quimioterapias y radioterapias. Esto no ha sido impedimento para trabajar, sino un aliciente para velar por el cuidado de quienes más lo necesitan.
“Todos estos eventos me han ayudado a sensibilizarme y a entender más a los pacientes. El principal compromiso con ellos es minimizar su nivel de dolor. Como especialistas, nuestro deber es tener el corazón y la responsabilidad en todo lo que hacemos”, aseguró la profesional. “Tengo infinita gratitud con esta entidad que me ha visto crecer y también, me ha permitido formarme”.
Jakeline Chávez
"La razón de ser del Instituto Roosevelt, que ustedes generosamente apoyan, son nuestros niños y sus padres que tanto han legitimado esta institución durante estos 70 años". José Ignacio Zapata Director general del Instituto Roosevelt
RINDIENDO CUENTAS
EL INSTITUTO EN CIFRAS ¿QUÉ HACEMOS?
12.500
94.000 CONSULTAS AL AÑO
CIRUGÍAS AL AÑO
11.500
420.000 TERAPIAS AL AÑO
HOSPITALIZACIONES AL AÑO
70 AÑOS BRINDANDO LA MEJOR ATENCIÓN A LOS COLOMBIANOS
¿CÓMO LO HACEMOS?
881
146
800
COLABORADORES
CAMAS DISPONIBLES
ESTUDIANTES
ACTUALMENTE NO ES POSIBLE ATENDER A
QUEREMOS AYUDAR
A MÁS NIÑOS Y SEGUIR CRECIENDO
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