INSTITUT LLUÍS VIVES
COMO LA PRINCESA DEL GUISANTE COLECCIÓN DE CUENTOS
Lengua castellana y literatura Alumnos y alumnas de 1º ESO Octubre de 2014
COMO LA PRINCESA DEL GUISANTE
COLECCIÓN DE CUENTOS
COMO LA PRINCESA DEL GUISANTE
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Flavia y su apariencia ........................................................................................................ 1 Elisabet Ametlla ........................................................................................................... 1 La reina de Corea y el canguro ......................................................................................... 2 Arpine Badamyan ......................................................................................................... 2 El rey y la reina misteriosa ................................................................................................ 3 Andrés Cabrera ............................................................................................................ 3 La princesa Flor ................................................................................................................. 4 Inés Campoverde ......................................................................................................... 4 Como la princesa del guisante .......................................................................................... 5 Christian Domínguez .................................................................................................... 5 La princesa y la osa ........................................................................................................... 6 Martín González ........................................................................................................... 6 La bruja buena y la princesa malvada .............................................................................. 7 Harmanpreet kaur........................................................................................................ 7 El Caramelo de los deseos ................................................................................................ 8 Faviana Olascoaga........................................................................................................ 8 Como la princesa del guisante .......................................................................................... 9 Noelia Perramon Rodríguez ......................................................................................... 9 El Príncipe y la Princesa .................................................................................................. 10 Marlon Pesantez ........................................................................................................ 10 Como la princesa guisante.............................................................................................. 11 Angie Quiroz............................................................................................................... 11 La princesa a la que le gustaba la música rock ............................................................... 12 Daniela Santos Couto ................................................................................................. 12 La princesa y el guisante ................................................................................................. 13 Anna Trapé Ruiz ......................................................................................................... 13
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Había una vez una chica que se llamaba Flavia. Ella no era una princesa, pero todos creían que sí porque vestía con prendas de marca. Un día, un príncipe llegó a la ciudad con sus padres para encontrar una princesa para su él. Fueron a la plaza de Aceituna y vieron una chica bien vestida y bonita. La invitaron a comer y a dormir al palacio. La madre, para asegurarse de que era una princesa de verdad, puso un caramelo de fresa en su cama. Al día siguiente, le preguntaron cómo había dormido. Ella respondió que muy bien, que tenía la espalda muy descansada. La madre vio que no era una verdadera princesa y la echaron de palacio. El príncipe pensó que no se tenía que guiar por las apariencias y se sintió engañado por esa chica. Elisabet Ametlla
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Una reina llamada Waveya vivía en Corea. Buscaba un animal que la hiciera feliz y le hiciera compañía, porque ella no tenía ni hijos ni marido. Waveya decidió hacer un viaje por Australia porque había muchos animales que probablemente le podrían gustar. ¡Y encontró uno...! Le pareció interesante y precioso... Era un canguro y le encantó porque estos animales son muy listos y saben defenderse y defender a las personas que están a su alrededor. Lo primero que pensó Waveya es cogerlo y llevárselo con ella. Con el paso del tiempo, los coreanos se sentían orgullosos y sorprendidos de su reina, de que hubiera sabido encontrar la felicidad. También tenían con ella buena relación aunque la reina dejó claro que el canguro era suyo y de nadie más. Sin embargo, eso no evitó que todos fueran felices.... Arpine Badamyan
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Un día, un rey que viajaba en barca buscaba a una reina por toda Asia porque se quería casar. Como no consiguió encontrarla regresó a su país donde sí encontró una chica. El rey le preguntó: —¿Quién eres ? La chica desconocida le respondió: —Soy una princesa. Y el rey le propuso si quería ir a su castillo. Ella dijo que sí. El rey quiso saber si era una princesa verdadera y, como era costumbre allí, celebraron en su honor una fiesta. La prueba era si ella compartiría con todos. Si lo hacía, era una verdadera princesa de corazón; y si no lo hacía con nadie y sólo con el rey, no era la persona idónea para ocupar aquel cargo. El rey le pidió matrimonio delante de todos y ella le correspondió diciendo: —Sí, quiero. Emocionada por lo ocurrido, los dos salieron aquella noche al balcón del castillo porque era luna llena y pasó una estrella fugaz. Los dos pidieron pasar la mejor luna de miel. Al día siguiente se fueron a otro país y allí, después de dos años, tuvieron dos hijos, vivieron felices y comieron perdices hasta el fin de los tiempos. Andrés Cabrera
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Érase una vez una princesa que se llamada Flor. La llamaron así porque era muy delicada y exigente. Tenía que dormir en una cama de agua con unas sábanas que eran supersuaves. Siempre se quejaba por todo y tenía a los sirvientes cansados de tanta exigencia. Sus padres también estaban hartos de ella. Un día, la princesa conoció a un príncipe que se llamaba Owen. Ese príncipe era fuerte, guapo, inteligente, elegante, listo y de su misma altura. Ella le confesó a su madre que le gustaba aquel príncipe. Su madre le dijo: —Si sigues tan mandona no te querrá nadie. — ¿De verdad soy tan mandona?— Preguntó Flor. —Bueno, la verdad es que sí, hija mía— Respondió su madre. —Voy a cambiar— Dijo Flor. Entonces la princesa lo pensó e intentó ser más autónoma. Las sirvientas se sintieron contentas de su gran cambio. La princesa se sentía muchísimo mejor por haber cambiado tanto, así que se fue a ver a Owen y le confesó lo que sentía por él. Owen le dijo: —Has cambiado muchísimo. —Sí, la verdad es que sí— Dijo la princesa. Después de unos meses Owen le confesó que él también la quería a ella, así que se casaron y vivieron felices para siempre. Inés Campoverde
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Había una vez un elfo que quería casarse con una princesa elfa. El elfo tenía un guisante mágico que tenía un poder que consistía en convertir a todos los elfos en humanos, solo tenías que desearlo mientras sujetabas el guisante en las manos. Guardaba el extraordinario guisante en una caja debajo de su cama. Llegó a sus oídos que había una princesa encantada por un maleficio de una bruja. Como él se quería casar con una princesa, fue a rescatarla. Cruzó todo el bosque con su gran amigo ogro. Viajaron día y noche durante dos jornadas. Cuando llegó al castillo de la princesa se enteró de que el rey ofrecía la mano de su hija, la princesa, si la ayudaban. Cuando vio a la princesa, se enamoraron aunque el rey le advirtió que ella era humana pero la bruja la había convertido en elfa. El elfo recordó que debajo de su cama estaba el guisante mágico, así que cogió a la princesa y se dirigieron al bosque para ir a su casa. Cuando llegaron, él fue corriendo para coger el guisante de dentro de una caja que guardaba debajo de su cama. Sacó el guisante mágico y lo puso entre la mano de la princesa y la suya y los dos desearon ser humanos. El conjuro de la bruja se deshizo y así pudieron casarse. Fueron felices y comieron perdices para siempre jamás. Christian Domínguez
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Érase una vez un lejano país donde vivía la princesa Zelda. Era una chica alegre, cariñosa y amable con todos sus súbditos. Un buen día, temprano, cogió su caballo y se fue a pasear por el bosque. De pronto, en medio de la maleza, escuchó unos rugidos espantosos. Muy despacio se acercó a mirar y, oculta por unos arbustos, observó una gran osa parda que tenía atrapada en un cepo una de sus patas traseras. A su alrededor vio dos oseznos que jugaban ignorando el peligro que corría su madre. Con grandes precauciones se acercó a ella y, hablándole muy suavemente y con mucho esfuerzo, consiguió soltarle la pata del cepo salvándole la vida. Cuando mamá osa se sintió liberada del cepo, miró a la princesa con los ojos llenos de lágrimas, como dándole las gracias y se alejó llevándose a sus hijos. Desde entonces y como muestra de gratitud hacia la princesa, mamá osa dejaba que Zelda jugase todos los días con sus hijos. Con el paso de los años la amistad entre la princesa, mamá osa y los oseznos, que se convirtieron en unos grandes osos, cada vez se fue haciendo más fuerte. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Martín González
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Había una vez una bruja muy buena y una princesa muy malvada. Un día la bruja salió a volar en su escoba por encima de su castillo. Cuando la princesa la vio, ella también quería volar en la escoba de la bruja. Más tarde, la princesa envió a sus ayudantes a que le quitaran la escoba. La bruja se puso muy triste pero la princesa se subió encima y empezó a volar. La bruja fue al castillo de la princesa a que le dieran su escoba; pero la princesa la echó de su castillo. La bruja se enfadó mucho y se fue a su casa a preparar un hechizo tan poderoso que convirtiera a la princesa en una rana. Hizo una prueba con ratón y funcionó muy bien. Después, la bruja, a escondidas, fue al castillo y le echó el hechizo a la princesa que se convirtió en rana. Entonces la bruja cogió su escoba y le preguntó a la rana por qué era tan mala y la ranaprincesa le respondió que ella no le caía bien a nadie. La bruja le dijo que ella sería su amiga si era más amable. A partir de entonces todos vivieron felices. Harmanpreet kaur
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Hace muchos años, en un pueblo vivía una joven reina que residía en un palacio. La gente la conocía pero nadie se acercaba a ella. Era millonaria y se podía comprar muchísimas casas y muchas cosas más; pero no era feliz porque era muy bajita y no tenía ni amigos ni amigas. Estaba muy sola. Un día, la reina estaba por el pueblo cuando vio de lejos a una chica que la estaba llamando. La reina se acercó y la chica le preguntó si era feliz. La reina le contestó que no. Entonces la chica le dijo que ella tenía un caramelo de los deseos pero solo tenía uno y que era para ella, porque tampoco tenía amigos. Sin embargo, la chica, muy amablemente le dio su caramelo. La reina se alegró pero la chica le dijo que antes de comérselo tenía que gritar diciendo lo que deseaba. La reina lo hizo y, de repente, empezó a crecer. La sorpresa la dejó paralizada y de la emoción empezó a darle las gracias a la chica; entonces la reina le preguntó si quería ser su amiga y la chica le respondió que sí. A partir de entonces, fueron amigas. Y así acaba la historia del caramelo de los deseos. Faviana Olascoaga
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Había una vez un príncipe que se llamaba Antonio. Un día Antonio decidió que quería una princesa. Al día siguiente les dijo a sus padres que se iría en busca de una princesa. A la mañana siguiente, tomó rumbo hacia Jaén. Cuando llegó a su destino, se sentía raro porque nunca había salido de su castillo. Allí, lo primero que vio fue un castillo y rápido pensó en cómo podría subir hasta allí arriba donde había una puerta dorada muy bonita. No lo pensó dos veces. Fue rápidamente y llamó a la puerta. Y le dijo al que le abrió: -Hola, soy Antonio el príncipe de Granada. -Dijo Antonio. -¿Hola, Antonio. ¿A qué ha venido aquí? -Le preguntó el rey, que era quien le había abierto. -He venido a buscar una princesa. -Dijo Antonio. -La princesa está arriba, pasa y habla con ella. -Le respondió el rey. Antonio subió y llamó a la puerta. Una voz dulce dijo: -Adelante, pase. -Dijo la princesa. -Hola ¿Cómo te llamas? -Le preguntó la princesa. -Hola, me llamo Antonio y vengo de Granada en busca de una princesa como tú. -Respondió Antonio. Después de dos meses que pasaron juntos conociéndose mejor, decidieron casarse y fueron felices y comieron perdices. Noelia Perramon Rodríguez
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La princesa estaba sola en su castillo, triste porque no tenía a ningún príncipe al que amar. Aquel día por la noche una bruja cogió un guisante y lo puso debajo de la almohada de aquella hermosa princesa. Cuando la princesa llegó a su cuarto, se acostó y sufrió el efecto de un hechizo en su cuerpo. Al siguiente, día la princesa dijo que no había pegado ojo en toda la noche. La princesa no se daba cuenta de que tenía un hechizo encima, pero sospechaba algo. La princesa vio cómo se aproximaba un chico con un caballo desde lejos y, de repente, la princesa se asomó al balcón y vio a un chico hermoso. La princesa bajó del castillo y habló con el príncipe sobre quién era y de dónde venía. La princesa subió muy contenta y es que ella y el príncipe se iban a casar. La princesa dio la noticia a todo su reino y la gente hablaba de ella y de quién sería ese misterioso chico. Llegó el día de la boda y la princesa estaba nerviosísima y el príncipe también. Cuando llegaron al altar, ambos dijeron ¨Sí quiero¨. Y desde entonces el chico se convirtió en el nuevo príncipe de ese reino. Marlon Pesantez
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Érase una vez una princesa que vivía en un castillo y buscaba un príncipe que no fuera ni azul ni verde ni de ningún color, sino uno que no le mintiera, que le dijera siempre la verdad, pues todos los príncipes le decían alguna mentira. Recorrió en su búsqueda todo el reino y llegó a un bosque con su caballo que tenía mucha sed. Por eso fueron a buscar un lago y allí había un magnífico hombre esperando ser rescatado por alguien. La princesa no tardó en preguntarle cómo se llamaba y qué hacía allí. Él le explicó que le había hecho un hechizo. Por suerte, la princesa consiguió liberarlo de él y se lo llevó al castillo. Ella consultó con su padre sobre aquel hombre. Al rey no le hacía mucha gracia que lo hubiera llevado a su palacio. Al llegar la noche, comieron guisantes y el rey le sirvió al muchacho un guisante en mal estado. El joven se lo comió todo pero le supo un poco raro. Al día siguiente, el rey le preguntó que si le había parecido bien la cena y él contestó que, sin intención de ofender tenía que decir que le había sentado mal. El rey supo así que era un auténtico príncipe de exquisito paladar. Angie Quiroz
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Hace mucho tiempo, en un castillo en lo alto de una montaña, vivían un rey y su mujer. Los reyes tenían solamente una hija pero ella era la más bella de todo el reino. Se llamaba Matilde. Matilde ya tenía la edad de casarse. Sus padres, en cada cena, siempre le decían lo mismo “tienes que ir pensando en buscar una pareja y casarte pronto porque, si no, tu padre y yo tendremos que encontrarte un príncipe para que te cases cuanto antes”. Ella siempre acababa la cena enfadada y se iba a su habitación a escuchar música rock. A la princesa le encantaba la música rock, pero sus padres no pensaban lo mismo. Un día, cuando Matilde fue al comedor para desayunar, vio en la sala de estar príncipes, caballeros, nobles... Ella se quedó alucinando. Después llegó su madre y le dijo que fuera a vestirse. Cuando acabó de vestirse, fue hacia la sala de estar. Se sentó en una silla y uno por uno los pretendientes empezaron a ir hacia ella. A Matilde no le gustaba ninguno, no porque fueran feos, sino porque no tenían nada en común con ella. El último de todos no le parecía muy guapo pero le resultó simpático. Empezaron a hablar y conversaron más de una hora. Al final, la princesa le preguntó que si le gustaba la música rock. Él no sabía lo que era y le pidió que le pusiera una canción. Ella le hizo escuchar una. A él le gustó y a ella le gustó que a él le gustara, porque así ya sabía con quien se iba a casar. Daniela Santos Couto
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Había una vez un príncipe que buscaba una princesa de verdad, pero no encontró ninguna. Cuando llegó al castillo, su madre le dijo que estaba muy pesado con el tema de la princesa. Por la noche el rey, el príncipe, la reina y todos los del castillo sintieron un ruido tras la puerta. El rey llegó a la puerta, la abrió y se encontró cara a cara con una joven. Él le preguntó: -¿Qué hace una muchacha como vos aquí fuera con la lluvia que cae? La muchacha dijo: -Hola, soy una princesa. ¿Le importaría dejarme pasar que hace mucho frío, por favor? El rey dejó pasar a la princesa y le dijo, ponte cómoda cerca del fuego que te preparamos una cama para pasar la noche. La princesa le dijo muy educada: -Gracias, señor por darme una cama para pasar la noche hasta mañana. Al día siguiente, cuando estaban todos en la mesa, la reina, rey, el príncipe y la princesa, la reina le preguntó: -¿Has dormido bien? La princesa respondió -No muy bien, he sentido como un guisante en la espalda, a pesar de todos los colchones. La reina dijo que sí, que era una verdadera princesa, porque solo una princesa de verdad tiene una piel tan suave. Después, el príncipe y la princesa se casaron y pusieron el guisante en medio del pueblo. Anna Trapé Ruiz
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