PROPUESTA COMUNISTA 57

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Propuesta Comunista Revista PolĂ­tica

PCPE


Índice

Propuesta Comunista Revista política

Partido Comunista de los Pueblos de España Noviembre 2009, nº 57

Propuesta Comunista Director: Juan R. Lorenzo Consejo de Redacción: Área Ideológica del PCPE Diseño de Portada: C. Suárez Maquetación: J. Mora Edita: Partido Comunista de los Pueblos de España Depósito Legal: M-12283-1990 Redacción: C/ Carretas nº 14 - 6º, G-1 28012 Madrid Telf. y Fax 91 532 91 87 e-mail: propuestacomunista@pcpe.es www.pcpe.es

REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL Nueva publicación para la coordinación del movimiento comunista ........................................................

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LAS INSTITUCIONES EUROPEAS, EL COMUNISMO Y EL TOTALITARISMO Ástor García ................................................................................

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SOBRE LA “CRUZADA” ANTICOMUNISTA Fernando Ferraz ..........................................................................

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HACIA LA III REPÚBLICA, ESCENARIOS A TENER EN CUENTA Alberto Arana . ............................................................................

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LA JUVENTUD EN EL DESARROLLO DE LOS PARTIDOS COMUNISTAS XVIII Seminario Comunista Internacional ............................

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REFLEXIONES ACERCA DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA SOCIEDAD PUERTORRIQUEÑA Jorge Arturo Rodríguez .............................................................

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PROCESOS EDUCATIVOS EN MOVIMIENTOS SOCIALES CLASISTAS Adrián Sotelo V. ..........................................................................

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¿DEBEN ACTUAR LOS REVOLUCIONARIOS EN LOS SINDICATOS REACCIONARIOS? Lenin .............................................................................................

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Partido Comunista de Luxemburgo

REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL Partido Comunista Turco

Partido Comunista Obrero de Rusia

Partido de los Comunistas de México

Partido Comunista de Grecia

Nueva publicación para la coordinación del movimiento comunista Partido del Trabajo de Bélgica

PROPUESTA COMUNISTA ES COPROMOTORA DE ESTA IMPORTANTE INICIATIVA www.iccr.gr

Partido Comunista de los Pueblos de España Partido Comunista de Venezuela Partido Socialista de Letonia

Partido Comunista Obrero de Hungría

“Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente”.

Manifiesto del Partido Comunista K. Marx y F. Engels


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-Queridos camaradas Se lanza la primera edición de la REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL, una iniciativa de varias revistas teóricas y órganos periodísticos de Partidos Comunistas. La revista, que sale en inglés, español y portugués, tiene su sede en Atenas.

Primer número de la Revista Comunista Internacional

En el Consejo Editorial de la revista participan representantes de las ediciones: “Études Marxistes” (Partido del Trabajo de Bélgica), “Revista Comunista” (Partido Comunista de Grecia), “Szabadság” (Partido Comunista Obrero de Hungría), “Социалист Латвии” (Partido Socialista de Letonia), “Zeitung vum Letzebuerger Vollek” (Partido Comunista de Luxemburgo), “El Comunista” (Partido de los Comunistas de México), “Propuesta Comunista” (Partido Comunista de los Pueblos de España), “Советский Союз” (Partido Comunista Obrero de Rusia), “Genelek” (Partido Comunista Turco), “Debate Abierto” (Partido Comunista de Venezuela).


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En cuanto a los principios de esta nueva revista y sus objetivos, el editorial del CONSEJO EDITORIAL DE LA “REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL” señala lo siguiente:

marxista-leninistas. No nos olvidamos de que la principal condición para la formación de un partido revolucionario es el dominio de la teoría revolucionaria, lo que fue el foco de atención de la III Internacional Comunista Leninista, que este año celebra su 90º aniversario. Desde la primera publicación de su revista teórica, titulada “Comunista Internacional”, Komintern expresó sus principios organizativos y sus posiciones teóricas.

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“La publicación del primer número de la REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL expresa la necesidad de cooperación entre revistas teóricas y políticas de Partidos Comunistas que tienen posiciones comunes en una serie de asuntos teóricos e ideológicos fundamentales. Esta necesidad ha madurado por medio de la evaluación del período de retroceso del movimiento comunista internacional después del triunfo de la contrarrevolución en la URSS y los países orientales y centrales de Europa, así como a través de los asuntos a los que se ha tenido que enfrentar el movimiento comunista por el desarrollo de la lucha de clases moderna. Los pasos dados hacia la cooperación y coordinación de los Partidos Comunistas y Obreros en el período pasado fueron muy importantes y necesarios. Consideramos estos logros esenciales, los apoyamos y seguiremos apoyándolos. Se ha logrado un cierto nivel de discusión, intercambio de información y coordinación, de posiciones y acciones comunes en varios asuntos. Sin embargo, es fundamental conquistar la unidad político-ideológica del movimiento comunista sobre la base del marxismo-leninismo, la defensa de las conquistas que trajo para la clase obrera a nivel internacional el primer esfuerzo histórico de construir el socialismo, así como la concepción única sobre el carácter del derrocamiento y de sus causas. Todo ello constituye condición previa para la superación de la profunda crisis del movimiento comunista y la revitalización del objetivo estratégico socialista. Por ello, afirmamos que, en paralelo a la continuación de esta cooperación y coordinación de los Partidos Comunistas y Obreros, como el encuentro internacional anual, es necesario reforzar la cooperación a nivel teórico entre las revistas teóricas

La REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL, siguiendo la tradición leninista, es una publicación con un claro carácter político-ideológico. Es una publicación con un punto de vista y no un simple recordatorio de tesis de Partidos Comunistas, lo que ya se cumple con otras publicaciones, tales como el Boletín Informativo de los encuentros internacionales de Partidos Comunistas y Obreros, así como otras publicaciones partidarias. Nuestro objetivo es contribuir a la popularización y desarrollo de la teoría marxista-leninista con el análisis ideológico y posicionamiento político ante los modernos desarrollos en el capitalismo y los problemas de la lucha de clases. Consideramos que el reforzamiento de la orientación marxista-leninista en el seno del movimiento comunista internacional es una condición sine qua non para su necesaria reorganización. Las revistas teóricas y políticas de los Partidos Comunistas que cooperan en la publicación de la REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL nos hemos unido en base a nuestra concepción común sobre asuntos importantes relativos al movimiento comunista internacional, la defensa de los principios del marxismo-leninismo, del internacionalismo proletario, de la necesidad de la revolución socialista, de la dictadura del proletariado y de la construcción de la sociedad socialista. Unimos nuestras fuerzas para contribuir a la reorganización teórica e ideológica del movimiento comunista internacional


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sobre una base marxista-leninista sólida, no obstante las diferentes aproximaciones en temas de estrategia.

y nuestra crítica al existente retroceso y distorsión del marxismo y contribuimos al inicio de una discusión importante en sus filas para su orientación teórica e ideológica. Nos dirigimos a todas las revistas teóricas de los PPCC que apoyan los principios arriba expresados y quieran contribuir a este esfuerzo.

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Para subrayar expresamente el papel de vanguardia de la clase obrera en el proceso revolucionario, en las condiciones en que una serie de fuerzas disputan los criterios marxistas-leninistas de pertenencia a la clase obrera y su papel dirigente en la lucha por el progreso social, por la transición revolucionaria del capitalismo al socialismo. Para defender los principios leninistas sobre el partido, en condiciones de crecimiento de la presión sobre los Partidos Comunistas para su incorporación al sistema capitalista. Para mostrar la necesidad de luchar contra las uniones imperialistas, tales como el FMI, la OTAN, la UE, etc. Para defender la experiencia histórica del movimiento comunista internacional, con seguridad, sin rechazar la necesaria crítica y las conclusiones científicas que ayudarán al actual movimiento comunista internacional a dar pasos adelante. Consideramos que es necesario seguir la vía de las tradiciones revolucionarias de la Comuna de París, la Revolución Socialista de Octubre, la Internacional Comunista y la experiencia socialista de la URSS y de otros países. La reorganización teórica e ideológica del movimiento comunista internacional no puede llevarse a cabo sin una firme confrontación de las corrientes que actúan en el seno del movimiento obrero, tales como la socialdemocracia, todo tipo de oportunismo dentro del movimiento comunista, revisionismo, reformismo, nacionalismo, cosmopolitismo y liberalismo. Por ello, exponemos abiertamente, al conjunto del movimiento comunista internacional, nuestras posiciones, nuestra concepción

Hemos estimado necesario dedicar el primer número de la REVISTA COMUNISTA INTERNACIONAL a la actual crisis económica capitalista internacional, que señala los límites históricos del sistema capitalista y acumula material explosivo que puede contribuir a los procesos revolucionarios en los años venideros.”


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LAS INSTITUCIONES EUROPEAS, EL COMUNISMO Y EL TOTALITARISMO

Ástor García Miembro del Comité Central del PCPE

“No hay un solo partido de oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista, ni un solo partido de oposición que no lance al rostro de las oposiciones más avanzadas, lo mismo que a los enemigos reaccionarios, la acusación estigmatizante de comunismo”. Marx y Engels, Manifiesto Comunista

Introducción Hace meses que venimos hablando en diferentes ámbitos acerca de la campaña anticomunista desatada en Europa. Efectivamente, el PCPE ha firmado algunas resoluciones internacionales al respecto, junto con muchos otros partidos comunistas y obreros, en las que se denunciaba el intento por parte de las instituciones de la oligarquía europea de atacar a las ideas comunistas por medio de una serie de estrategias bien diseñadas de manipulación ideológica, revisión histórica y criminalización de los ejes centrales del corpus teórico comunista, así como de la principal y fundamental experiencia práctica de construcción socialista en el siglo XX


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que tuvo lugar en la Unión Soviética y el conjunto de países socialistas del este y centro de Europa. Si bien es cierto que la campaña anticomunista ha estado presente desde el inicio mismo de la Revolución de Octubre de 1917, reproduciendo cada cierto tiempo unos mismos patrones argumentativos y una serie de caracterizaciones hoy casi “clásicas” sobre el comunismo, que se utiliza como arma contra las organizaciones comunistas o como excusa en el seno de las organizaciones reformistas para justificar el alejamiento de los postulados fundamentales del marxismo-leninismo, no podemos negar que en el último lustro hemos asistido a un repunte, muy virulento, de los ataques contra todo aquello que se refiera a las experiencias de construcción socialista en el centro y este de Europa. Uno de los ataques “clásicos”, y muy recurrente por la utilidad que le han hallado los ideólogos burgueses, consiste en la equiparación del comunismo y el socialismo con el nazifascismo. Para tan burda artimaña, acuñada por el trotskismo a partir del pacto Molotov-Ribbentrop, se hace referencia a un elemento clave: el “totalitarismo” como común denominador de unos y otros; es decir, se buscan elementos que, con la suficiente tergiversación, hacen iguales, a los ojos del inocente, dos sistemas, dos cosmovisiones, completa y radicalmente diferentes y opuestas. Hay quien afirma, por otra parte, que no conviene exagerar en cuanto al calado y la gravedad de la “campaña anticomunista”. Incluso, hay quien señala que no hay tal campaña, puesto que la utilización del término “totalitario” no se refiere al comunismo en general, ni siquiera a toda la historia de construcción socialista en Europa durante el siglo XX, sino únicamente a un período específico que parece ser que se ha convenido en denominar “stalinismo”. Ese pretendido “stalinismo”, si lo hemos entendido bien, se refiere al período histórico (1922-1953) durante el cual José Stalin ocupó los cargos de Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y de Presidente del Consejo de Ministros de la URSS, aunque el término y sus connotaciones no nos parecen útiles si se pretende realizar un análisis medianamente serio de los procesos históricos ni a la hora de enfrentar un tema tan grave como el que ahora nos ocupa. A lo largo del presente texto plantearé, entre otras cosas, que, en contradicción con quienes se

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escudan en el “stalinismo”, el uso del epíteto “totalitario” no va referido a un período determinado de la construcción socialista, sino a toda ella sin excepción. No pretendo aquí hacer un análisis exhaustivo de todos los textos y documentos en los que hay referencias anticomunistas, ni tampoco un análisis teórico en cuanto a los orígenes de términos como “totalitarismo” o “democracia”. Simplemente sacaré a colación algunas de las más importantes declaraciones y tomas de posición, relacionadas entre sí, sirviendo unas como base para otras, de instituciones de ámbito europeo que sustentan la tesis de que la principal herramienta contra los comunistas en este momento histórico es la equiparación del socialismo y el comunismo con el nazifascismo mediante la referencia al totalitarismo.

¿Cuál es el objetivo y las causas de la campaña anticomunista actual? En la declaración aprobada en el VII Pleno del Comité Central del PCPE, en octubre de 2007, ante el 90 Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, afirmábamos que “desde mediados de la década de los noventa asistimos a un proceso de reanimación de las luchas populares y de agudización de las contradicciones de clase inherentes al capitalismo. El recurso indiscriminado a la violencia por parte de las potencias imperialistas –especialmente EEUUhace que cada vez más sectores tomen conciencia de la incompatibilidad del sistema con sus propias aspiraciones y del riesgo que supone para toda la Humanidad la dominación imperialista”. La realidad de la lucha de clases y la crisis general del sistema capitalista que hoy vivimos confirman que el capitalismo está senil, que no puede resolver los problemas de la Humanidad y que nos conduce, sin freno, hacia el abismo. Esta situación es particularmente evidente en los países del antiguo campo socialista europeo, donde aún permanece fresca en la memoria la experiencia de construcción socialista y se pueden valorar, después de casi veinte años de restauración capitalista, los logros alcanzados por y para la clase obrera. Una gran parte de los antiguos países socialistas europeos hoy son miembros de la Unión Europea, se han integrado, no sin roces, en las estructuras institucionales imperialistas, pero son conscientes de que hace falta mucho más que la falacia del libre mercado para


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evitar que los pueblos recuerden el período en el que fueron dueños de sus destinos, en el que el paro, la crisis económica y los problemas inherentes al capitalismo eran desconocidos.

el mayor nivel de contradicción al sistema capitalista, y, por ello, independientemente del tamaño de nuestras organizaciones en un momento histórico concreto, somos el mayor enemigo del capitalismo.

No es, por tanto, extraño que, con la incorporación de estos países a las instituciones imperialistas, se haya producido un repunte en la campaña anticomunista. Muchas de las resoluciones que aquí se mencionan, las más recientes, han contado con el impulso principal y decisivo de parlamentarios y representantes de antiguos países socialistas. Anótese como introducción del tema que en junio de 2008 se celebró la denominada “Conferencia de Praga sobre conciencia europea y comunismo”, al final de la cual se emitió una declaración1 en la que se afirma que “comunismo y nazismo son un legado común” y “hay similitudes importantes entre nazismo y comunismo”, y exige que “los crímenes del comunismo sean considerados como crímenes contra la Humanidad” y que exista “presión europea e internacional para la efectiva condena de los crímenes comunistas pasados y para la lucha eficiente contra los actuales crímenes comunistas”, así como un “debate paneuropeo amplio y extenso sobre la historia comunista y su legado” y una “compensación a las víctimas del comunismo”. Entre los firmantes de esta declaración están Vaclav Havel, expresidente checo, Emanuelis Zingeris, diputado lituano y presidente de la “comisión internacional para el análisis de los crímenes de la ocupación nazi y soviética en Lituania”, y Zianon Pazniak, presidente del Frente Nacional Popular de Bielorrusia y del Partido Cristiano Conservador Bielorruso en Estados Unidos.

Indudablemente, otra cuestión que merecería un extenso artículo sería la asunción, por parte del revisionismo de derecha y de la ultraizquierda, de los postulados burgueses, haciendo uso de los mismos argumentos y críticas que veremos en las siguientes líneas. No me detendré ahora en esta cuestión, pero considero que es de urgente necesidad para los comunistas el afrontar este debate en las esferas política e ideológica.

Al mismo tiempo que se da el proceso anterior, la justeza del análisis marxista-leninista, la lucha intransigente de las organizaciones comunistas consecuentes en Europa y en otras partes del mundo, está logrando superar el mito de que “el comunismo ha muerto”, que rápidamente se encargaron de airear los ideólogos burgueses tras el triunfo de la contrarrevolución en el campo socialista europeo. Las luchas siguen mientras existan las clases y mientras la contradicción fundamental del capitalismo, la que existe entre la propiedad privada de los medios de producción y el carácter social del trabajo, siga irresuelta y, por tanto, siga generando miseria, paro, guerras y destrucción. Somos únicamente los y las comunistas quienes podemos resolver la situación, quienes planteamos 1 http://praguedeclaration.org/

El reparto de papeles en la campaña anticomunista Tras el fin de la II Guerra Mundial y la derrota del nazifascismo, se crearon en los países capitalistas europeos una serie de instituciones internacionales que, ya desde sus inicios, han incidido en la demonización del comunismo y en la necesidad de “reunificar Europa”. En este artículo nos fijaremos en tres instituciones concretas: el Consejo de Europa (a través de las resoluciones de su Asamblea Parlamentaria, denominada PACE por sus siglas en inglés), la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Unión Europea (a través de posicionamientos de su Parlamento). El Consejo de Europa se creó el 5 de mayo de 1949 como organización internacional con el objetivo de favorecer en Europa “un espacio democrático y jurídico común, organizado alrededor del Convenio Europeo de los Derechos Humanos y de otros textos de referencia sobre la protección del individuo2”. El Consejo de Europa tiene 47 Estados miembros a día de hoy, y varios observadores, entre ellos, Estados Unidos. El Consejo de Europa no forma parte de la Unión Europea, es una organización internacional diferente, aunque muchas veces hay confusión con el órgano de la UE denominado Consejo Europeo. Son organismos diferentes. El propio Consejo de Europa se ha referido a sí 2 http://www.coe.int/t/es/com/about_coe/ 3 Resolución de la PACE 1689, de 2009, “El futuro del Consejo de Europa a la luz de sus 60 años de experiencia”, aprobada el 1 de octubre de 2009.http://assembly.coe.int/Mainf. asp?link=/Documents/AdoptedText/ta09/ERES1689.htm


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mismo como un “think-tank”, una “fabrica de ideas”, para resolver los problemas “de la sociedad a medio y largo plazo3”. La OSCE es la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y fue creada en 1975 bajo el nombre de Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE). Está compuesta hoy por 56 países de Europa, Asia Central y América del Norte. Es considerada la mayor organización mundial de seguridad regional y “un instrumento para la detección y prevención de conflictos, la gestión de crisis y la rehabilitación tras los conflictos en la zona4”. La Unión Europea es una estructura inicialmente constituida por las tres Comunidades Europeas creadas en los años 50 del siglo XX en varios de los países capitalistas europeos y que ha ido avanzando en la integración económica y política de los mismos, abarcando ya a 27 Estados miembros y conformando un polo imperialista en permanente pugna con EEUU y no exento de contradicciones en su seno. El rapto de Europa En 1954, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE) adoptaba la Resolución 47, titulada “Sobre el futuro de las naciones sometidas de Europa”5, la cual recoge en uno de sus párrafos que hay “europeos que primero han estado sometidos al régimen totalitario de Hitler y sus aliados y, posteriormente, al régimen comunista”. Pocos años más tarde, en 1962, se adoptaba otra resolución, la número 226, “Reafirmando nuevamente la confianza de la Asamblea en la unidad de toda Europa”, en la que se expresa la esperanza de que llegue el momento “en que todos aquellos sometidos a la coacción extranjera o a un régimen totalitario disfruten las libertades consagradas en el Convenio Europeo de Derechos Humanos”. Otra resolución previa, de 1958, determinaba con cierta claridad qué se entendía por esa coacción extranjera a la que se refiere la Asamblea Parlamentaria del 4 “Datos sobre la OSCE”. http://www.osce.org/about/19298.html 5 Resolución adoptada el 28 de mayo de 1954. http://assembly.coe.int/main.asp?Link=/ documents/adoptedtext/ta54/eres47.htm 6 Resolución adoptada el 29 de septiembre de 1962. http://assembly.coe.int/main. asp?Link=/documents/adoptedtext/ta52/eres22.htm#1

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Consejo de Europa; se trata de la resolución 1537 de ese año, “Sobre la situación de la zona soviética de Alemania”, donde textualmente se puede leer que la Asamblea “expresa al Gobierno de la República Federal de Alemania, único portavoz legítimo de la población de esa zona, su solidaridad y simpatía hacia todos aquellos que sufren bajo la opresión totalitaria”. Como se puede comprobar, en los primeros años de funcionamiento de la PACE, coincidentes con el inicio de la Guerra Fría, esta institución sitúa con claridad los elementos que habrán de ser utilizados por las instituciones burguesas en el futuro y hasta nuestros días. Uno de los puntos en que nos hemos de fijar, constante en el discurso de la oligarquía europea desde el fin de la II Guerra Mundial, es la concepción de que Europa permanece dividida aun después de haber derrotado al nazifascismo, pasando el comunismo a convertirse en el nuevo factor de división a derrotar. El concepto de la unidad de Europa (política, económica e incluso “espiritual”) está presente antes de la II Guerra Mundial, pero es a partir de este momento, con la sucesiva creación de instituciones internacionales y las diferentes Comunidades Europeas, cuando el discurso unitario europeísta se vuelve omnipresente. En la resolución de 1962 que antes mencionaba, se afirma que “Europa representa un todo espiritual y económico, unido por una herencia cultural, una geografía y una tradición histórica comunes”. Por tanto, se combate al comunismo, igual que en su momento se combatió al nazifascismo, en nombre de una supuesta unidad europea elevada a nivel axiomático. A este respecto hay infinidad de materiales que consultar, discursos, conmemoraciones, declaraciones de intenciones, todos ellos girando sobre esta misma idea central. Nótese, además, cómo la unidad europea viene necesariamente unida al modelo capitalista de desarrollo, pues quienes “desunen” o “dificultan la unidad” son los comunistas. Esta concepción no ha sido abandonada, ni mucho menos; se ha mantenido y perfeccionado desde el triunfo de la contrarrevolución en los países socialistas europeos, y buena prueba de ello es que uno de los documentos capitales en esta campaña anticomunista, la resolución de la OSCE adoptada en Vilnius, en julio de 2009, y a la que más adelante 7 Resolución adoptada el 17 de octubre de 1958. http://assembly.coe.int/main. asp?Link=/documents/adoptedtext/ta58/eres153.htm


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me referiré, tiene como título “La reunificación de la Europa dividida8”. También la OSCE, en un documento relativo a su historia publicado en el año 2000, menciona expresamente que el proceso de desarrollo de la CSCE (luego OSCE) “contribuyó profundamente al colapso de los regímenes totalitarios y al fin de la división de Europa”9. Los derechos humanos y la “civilización” como excusa Ante la creciente presión de las masas populares y su constante exigencia de derechos democráticos, o de derechos en general, entre los siglos XIX y XX, los ideólogos burgueses van paulatinamente adueñándose del término “democracia”, hasta el punto en que abiertamente afirman que la democracia burguesa, la democracia “occidental”, el sistema parlamentario de las potencias capitalistas, es el único modelo posible de democracia, respetuoso con los derechos individuales y, por tanto, con el hombre, tomando como base la Declaración de Derechos Humanos. Los derechos humanos comienzan gradualmente a utilizarse como arma arrojadiza y a ser monopolizados por los países burgueses para atacar y criminalizar a las democracias populares y países socialistas, al mismo tiempo que aquéllos entienden por cumplimiento de los derechos humanos la satisfacción de una parte muy pequeña de la declaración, fundamentalmente los derechos a la propiedad y al libre mercado. Además, la concepción burguesa de democracia vincula, al menos en lo teórico y en la verborrea propagandística, tres conceptos que no necesariamente van unidos: democracia, Estado de derecho y separación de poderes. El concepto socialista de democracia no obedece a tales vinculaciones forzadas (en la práctica, se pudo comprobar que democracia y separación de poderes no van necesariamente unidos en la Comuna de París de 1871), con lo cual, automáticamente, todo sistema que no cumpla los requisitos que afirman tener los sistemas parlamentarios burgueses, es, cuanto menos, antidemocrático. 8 “La reunificación de la Europa dividida: promoción de los derechos humanos y las libertades civiles en la región OSCE en el siglo XXI”, aprobada el 3 de julio de 2009. http:// www.oscepa.org/images/stories/documents/activities/1.Annual%20Session/2009_ Vilnius/Final_Vilnius_Declaration_ENG.pdf 9 “25 años de la CSCE/OSCE”, 1 de agosto de 2000. http://www.osce.org/item/47. html

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En el año 1996, una nueva resolución de la PACE10 expresa lo siguiente “el legado de los sistemas comunistas totalitarios incluye “la (sobre)centralización, la militarización de las instituciones civiles, la burocratización, la monopolización y la sobrerregulación; a nivel social, llega desde la colectivización y el conformismo a la ciega obediencia y otros patrones de pensamiento totalitario. El reestablecimiento del estado civilizado, liberal, bajo el imperio de la ley, sobre esta base es difícil; por eso, las viejas estructuras y patrones de pensamiento tienen que ser desmantelados y superados”. Esta resolución es de suma importancia en este asunto porque ayuda a entender y situar muchos de los acontecimientos que han ocurrido posteriormente, a la vez que traza las líneas básicas de actuación para los gobiernos e instituciones burguesas. La resolución continúa “los objetivos del proceso de transición son claros: crear democracias pluralistas, basadas en el imperio de la ley y el respeto por los derechos humanos y la diversidad. Los principios de subsidiariedad11, libertad de elección, igualdad de oportunidades, pluralismo económico y transparencia en los procesos de toma de decisiones tienen que jugar un papel en este proceso. La separación de poderes, la libertad de prensa, la protección de la propiedad privada y el desarrollo de una sociedad civil son algunos de los medios que se podrían utilizar para obtener esos objetivos de descentralización, desmilitarización, desmonopolización y desburocratización”. La profundidad de lo que aquí se expresa merecería muchas páginas de las que no disponemos. Aparte de la nueva mención al “comunismo totalitario”, se enumeran una serie de defectos del socialismo (burocrático y militarizado) frente a las virtudes del capitalismo (civilizado y liberal). Llaman la atención en esta resolución dos referencias concretas: una es la mención al “reestablecimiento del estado civilizado y liberal” y la otra es la mención del pluralismo económico y la protección de la propiedad privada. En cuanto a la primera cuestión, simplemente nos preguntaremos retóricamente cuál sería ese reestablecimiento del estado civilizado y liberal en Rusia, ¿volver al gobierno provisional del príncipe Lvov y Kerenski?, ¿al régimen zarista? En el caso, tomemos por ejemplo, de 10 “Sobre las medidas para desmantelar el legado de los antiguos sistemas comunistas totalitarios”. Resolución 1096 (1996) adoptada el 27 de junio. http://assembly.coe.int/Main. asp?link=/Documents/AdoptedText/ta96/ERES1096.htm 11 Principio jurídico que pretende garantizar que la toma de decisiones sea lo más cercana al ciudadano. Es decir, que si una decisión puede tomarse a nivel local, es mejor que a nivel regional o nacional. Es un principio jurídicos de funcionamiento de la Unión Europea.


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Polonia, ¿volver al gobierno de Pilsudski?, ¿al régimen prusiano?, ¿al imperio austrohúngaro? Podríamos seguir... En lo que se refiere al pluralismo económico y la propiedad privada, resulta muy interesante e ilustrativo acudir a un informe realizado en 199512 por el señor Gusenbauer, diputado socialista austríaco en la PACE. El informe, aparte de comenzar afirmando que “la destrucción del Muro de Berlín y el colapso de los regímenes totalitarios en los países de Europa central y oriental ha originado ilimitadas esperanzas para sus ciudadanos”, consiste fundamentalmente en un resumen de la Conferencia sobre Políticas Sociales y Estabilidad Política celebrada en Praga entre el 19 y el 21 de octubre de 1994, la cual elaboró una serie de propuestas de reforma de los sistemas sanitario, laboral, educativo y económico de los antiguos países socialistas. El autor hace referencia, en el memorándum explicativo del informe, a que en esta reunión-conferencia participaban “políticos de Europa occidental, políticos de los llamados países en transición y expertos; en otras palabras, los responsables de tomar las decisiones y los que formulan teorías sobre las decisiones a tomar”. Escasas líneas más adelante, Gusenbauer despeja la duda acerca de quiénes, sin ser políticos, formulan las teorías sobre la decisiones a tomar, pues agradece su labor “a los académicos de la London School of Economics y a los expertos del Banco Mundial que proporcionaron la base para las discusiones y que deseaban comprometerse en el proceso de mediar sus ideas con la realidad política y económica”. No puede haber “democracia” sin libre mercado La vinculación entre “democracia” y capitalismo se reitera en la resolución 1094,13 de 1996, de la PACE, en la que la Asamblea reconoce que el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) “ha encontrado un útil papel entre las instituciones financieras internacionales en la asistencia a las economías en transición en sus esfuerzos de reforma”, a la vez que “alienta al Banco a continuar aplicando su obligación estatutaria de promover la democracia y los derechos humanos junto al desarrollo económico y social en los paí12 “Informe sobre políticas sociales y estabilidad política en los países de Europa central y oriental”, de 13 de enero de 1995. http://assembly.coe.int/main.asp?Link=/documents/ workingdocs/doc95/edoc7219.htm 13 “Sobre las actividades del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo en 1995”, aprobada el 25 de junio de 1996.

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ses en que opera”. Es pertinente recordar en este momento que el BERD nació en 1991 para “promover el espíritu emprendedor y fomentar la transición hacia economías de mercado abiertas y democráticas14”, y los países en los que actúa, aún hoy, son exclusivamente las antiguas repúblicas soviéticas o países socialistas. Por otro lado, ya en 1994, la propia PACE proponía al FMI y al Banco Mundial, en otro informe,15 que concentrasen “más intensamente sus recursos en los países con ingresos bajos y en las economías en transición que carecen de acceso rápido a los mercados internacionales de capital”. Pero volvamos a la resolución de 27 de junio de 1996. Decíamos que era fundamental para entender los procesos que se han dado posteriormente. Esto es así porque esa resolución prevé y comenta qué medidas puede adoptar un “estado basado en el imperio de la ley contra el resurgimiento de la amenaza comunista totalitaria”. Entre ellos, reconoce expresamente el uso de la justicia penal y las medidas de tipo administrativo, así como los denominados procesos “de lustre16”, cuyo objetivo, dice, “no es castigar a los presuntos culpables – tal es la tarea de los fiscales mediante con las leyes penales en la mano – sino proteger la reciente democracia”. Polonia y su ley de lustre, el caso de la Juventud Comunista (KSM) en la República Checa, las ilegalizaciones de partidos comunistas en las repúblicas bálticas, son algunos de los casos que hemos vivido recientemente. Un informe de la Comisión Europea para la Democracia a través de la Ley (conocida como Comisión de Venecia), vinculada al Consejo de Europa, adoptaba, en diciembre de 1999, un documento titulado “Directrices sobre la prohibición y disolución de partidos políticos y medidas análogas17” en el que se analizaban las legislaciones al respecto de los distintos países europeos en ese momento. En este documento nos encontramos con datos como que “en Polonia, los partidos prohibidos son aquéllos con programas basados en los métodos totalitarios y procedimientos del nazismo, el 14 http://www.ebrd.com/about/index.htm (página web del BERD). 15 “Informe sobre las actividades de las instituciones de Bretton Woods (BM y FMI)”, de 17 de febrero de 1995, presentado por la diputada socialista holandesa, señora Verspaget. http://assembly.coe.int/main.asp?Link=/documents/workingdocs/doc95/edoc7256.htm 16 Procesos de depuración de las instituciones estatales (administración, policía, judicatura) de todos los sospechosos de simpatizar con el sistema socialista, llevados a cabo tras la restauración del capitalismo en los países del este de Europa (Polonia es el caso más conocido). 17 http://www.osce.org/documents/odihr/2004/09/3661_en.pdf


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fascismo y el comunismo”, en Albania están prohibidos los partidos “cuyos objetivos o actividades estén en contradicción con los principios fundamentales del estado de derecho, la soberanía popular, el pluralismo y la igualdad de partidos políticos, la separación de poderes y la independencia judicial”.

en 2003, y del Presidente de Rumanía, Traian Basescu, en el discurso de inauguración de la Conferencia de la OSCE sobre la Lucha contra la Discriminación, la Promoción del Respeto Mutuo y el Entendimiento, celebrada en Bucarest en junio de 200720.

Si a cualquier progresista incauto se le ocurriese plantear alguna duda respecto a la cuestión de las ilegalizaciones o adopción de medidas administrativas, si afirmase, por ejemplo, que los ideales del comunismo son positivos, la resolución le sacaría de su error al señalar que “este proceso debe incluir una transformación de mentalidades (de corazones y mentes) cuyo principal objetivo sea eliminar el miedo a la responsabilidad, así como la ausencia de respeto por la diversidad, el nacionalismo extremo, la intolerancia, el racismo y la xenofobia, que son parte del legado de los viejos regímenes”. En definitiva, para la burguesía, el socialismo no sólo creó injusticia económica (para ellos), sino que fue una escuela de odio. La estrategia es sencilla, muy sencilla y casi chusca, pero se está demostrando muy útil: la xenofobia, el racismo y la intolerancia son también las características de la ideología nazi, según la resolución 1495,18 de 1996, aprobada un par de meses antes. Ergo...

Distorsión de la terminología, manipulación y revisión de la Historia. Éstos son los elementos centrales de la campaña anticomunista. Muy recientemente, otra resolución de la PACE, la 165221 de 2009, reiteraba la convicción de esta institución en que, a fin de permitir que todo Estado miembro del Consejo de Europa finalice con las controversias sobre su pasado reciente, “Europa debe rechazar inequívocamente y condenar sin reservas toda forma de regímenes dictatoriales, como el nacionalsocialismo, el fascismo y el comunismo totalitario”. Hasta tal punto llega la obsesión por revisar que el propio señor Van der Linden, presidente de la Asamblea Parlamentaria en 2005, abrió la segunda parte de las sesiones de ese año recordando su participación en un acto en San Petersburgo sobre el 60 aniversario de la victoria de la coalición aliada en la II Guerra Mundial rememorando el asedio que sufrió esta ciudad entonces, junto a otras, como Rotterdam, Londres, Lídice y Khatyn, pero olvidando, curiosamente, citar Stalingrado.

La historia la escriben los vencedores A partir de una lectura atenta de los documentos, resoluciones, informes e intervenciones escritas de o en las instituciones que aquí mencionamos (OSCE, PACE y UE), comprobamos que las referencias al totalitarismo comunista no se refieren sólo al período 1922-1953, sino a todo el período de construcción socialista. En ocasiones, se utiliza el término “estalinismo”, en otras “comunismo totalitario”, pero el epíteto totalitario aparece siempre y en plural, con lo cual no sólo se estaban refiriendo a la URSS, sino a todo el campo socialista en su conjunto. La letanía del totalitarismo se repite por doquier. Basten como ejemplos las intervenciones del profesor ucraniano Vasil Yaremenko19 en la Conferencia de la OSCE sobre Racismo, Xenofobia y Discriminación, celebrada en Viena 18 “Combatir la ideología nazi”, aprobada el 12 de abril de 1996. 19 Director del Instituto de Estudios Culturales y Etnológicos de la Universidad de Kiev. “Es una verdad histórica que, a pesar de sus consignas verdaderamente humanistas sobre la coexistencia de diferentes pueblos y minorías nacionales como una sola familia, el totalitarismo comunista que vivió Ucrania en el siglo XX socavó de hecho tan valiosos conceptos”. http://www.osce.org/documents/sg/2003/09/646_en.pdf

Van der Linden fue presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa cuando se aprobó otro de los textos fundamentales en este asunto, la resolución “Sobre la necesidad de condena internacional de los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios”, que vio la luz en 200622. En esta resolución, que nuevamente apela a los derechos humanos, “los regímenes comunistas totalitarios que gobernaron en Europa central y oriental en el siglo pasado, y que todavía están en el poder en algunos países del mundo, se han caracterizado, sin excepción, por masivas violaciones de los derechos 20 “Les aseguro que el pueblo rumano tiene una larga tradición de sentido común y respeto por la diversidad. Esta tradición, fuertemente distorsionada en el período del totalitarismo comunista, volverá a ser normal en la medida que Rumanía profundice en sus relaciones con el resto de Estados miembros de la UE”. http://www.osce.org/documents/ cio/2007/06/24953_en.pdf 21 “Actitud hacia los monumentos expuestos a diferentes interpretaciones históricas en los Estados miembros del Consejo de Europa”, aprobada el 29 de enero de 2009. http:// assembly.coe.int/main.asp?Link=/documents/adoptedtext/ta09/eres1652.htm 22 Resolución 1481 (2006), aprobada el 25 de enero de 2006. http://assembly.coe.int/ Mainf.asp?link=/Documents/AdoptedText/ta06/ERES1481.htm


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humanos”, termina con dos llamamientos importantes por su calado, uno a los partidos comunistas y otro a la comunidad internacional en general. A los partidos comunistas “o postcomunistas de sus Estados miembros que no lo hayan hecho”, los conmina “a reexaminar la historia del comunismo y su propio pasado, distanciarse claramente de los crímenes cometidos por los regímenes comunistas totalitarios y a condenarlos sin ambigüedad”. Más adelante haré referencia a esto. A la comunidad internacional le recuerda que “esta clara posición de la comunidad internacional despejará el camino hacia una mayor reconciliación y, alentará a los historiadores de todo el mundo a continuar su investigación tendente a la determinación y verificación objetiva de lo que ocurrió”. La historia y los historiadores han de jugar un papel en todo este entramado, han de confirmar y demostrar todos esos crímenes del totalitarismo comunista para que no quede sombra de duda, y, además, han de tener la cobertura ideológica adecuada para hacerlo sin cortapisas, viene a decir la resolución. La OSCE, en su declaración de Vilnius de 2009, “insta a los Estados participantes a desarrollar y mejorar las herramientas educativas, los programas y las actividades, principalmente para las generaciones más jóvenes, sobre la historia totalitaria, la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales, el pluralismo, la democracia y la tolerancia”. Pero todo esto ya se ha venido realizando antes de que la OSCE se posicionara. Son varios los seminarios y reuniones organizados para plantear cómo se debe enseñar la historia. Uno importante se celebró en París, entre el 5 y el 7 de diciembre de199423, en el que participaron varios académicos y profesores de diferentes países. Cabe destacar dos intervenciones, la del historiador ruso Yuri Afanasiev, que señala como consecuencias del período socialista “los conflictos y guerras étnicas (...) la existencia de 2500 sociedades criminales (...) que haya accidentes y desastres (...) el estado destartalado de los equipamientos industriales, las comunicaciones y el transporte” que existían en Rusia en 1994. Por su parte, Emanuelis Zingeris, insigne firmante de 23 “Coloquio sobre el aprendizaje de la Historia en Europa”. París, 5 y 6 de diciembre de 1994. Addendum al informe final, 10 de enero de 1996, presentado por el socialista español de Puig. http://assembly.coe.int/main.asp?Link=/documents/workingdocs/ doc95/edoc7446ad.htm

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la Declaración de Praga mencionada al comienzo de este artículo y uno de los firmantes de la ley que proclamó la independencia de Lituania en 1990, afirmaba que “quienes han sufrido con el comunismo tenían dificultades para criticar abiertamente el período nazi”. Sobre la historia también ha opinado profusamente el Parlamento Europeo. Varios de los documentos que se han mencionado anteriormente desembocaron, el pasado 2 de abril de 2009, en la aprobación de la resolución “Sobre la conciencia europea y el totalitarismo”24. Entre ellos, la resolución de la PACE sobre la necesidad de condena internacional de los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios, a la que ya me he referido, la declaración que propone proclamar el 23 de agosto como “Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo”25, la resolución, de 12 de mayo de 2005, sobre el 60° aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, el 8 de mayo de 1945, y la del 23 de octubre de 2008, sobre la conmemoración del Holodomor,26 la hambruna en Ucrania. Como no es voluntad de este artículo inundar de citas y datos al lector más de lo que ya se haya podido hacer, se recomienda encarecidamente la lectura completa de todos estos textos para hacerse una idea general de todo lo que en ellos se manifiesta. Aún así, no me puedo resistir a la tentación de mencionar una serie de datos importantes que se reflejan en la resolución “Sobre la conciencia europea y el totalitarismo”. El Parlamento Europeo considera en esta resolución que “las interpretaciones políticas oficiales de los hechos históricos no deberían imponerse mediante decisiones mayoritarias de los parlamentos y que un parlamento no puede legislar sobre el pasado”, así como que “ninguna institución o partido político tiene el monopolio de la interpretación de la Historia ni puede pretender que su interpretación sea objetiva”. Afirma que “las interpretaciones equivocadas de la Historia pueden fomentar las políticas exclusivistas y, con ello, incitar al odio y al racismo” y se 24 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?type=TA&reference=P6-TA2009-0213&language=ES#def_1_3 25 Adoptada el 23 de septiembre de 2008. http://www.europarl.europa.eu/sides/ getDoc.do?type=TA&reference=P6-TA-2008-0439&language=ES 26 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?type=TA&reference=P6-TA2008-0523&language=ES


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cubre de gloria diciendo que “Europa no estará unida hasta que no sea capaz de establecer una visión común sobre su historia, reconozca el nazismo y el estalinismo y los regímenes fascistas y comunistas como un legado común, y lleve a cabo un debate honesto y en profundidad sobre todos los crímenes perpetrados por todos estos regímenes en el siglo pasado”. Toda una lección sobre objetividad, interpretación de la Historia y ausencia de interpretaciones políticas oficiales la que nos dan sus señorías que han aprobado esta resolución. La cosa, lamentablemente, no queda sólo ahí. En la resolución se propone toda una serie de medidas dirigidas a evitar toda “interpretación equivocada de la Histora”, como ellos dicen, entre las que destacan la creación de una “Plataforma de la Memoria y de la Conciencia Europeas que preste apoyo a la creación de redes y a la cooperación entre los institutos nacionales de investigación especializados en la historia de los regímenes totalitarios, así como un centro paneuropeo de documentación o un monumento conmemorativo dedicado a las víctimas de todos los regímenes totalitarios”. La UE, según reafirma el Parlamento Europeo, es un “modelo de paz y reconciliación que representa una opción libre de los pueblos de Europa para comprometerse en favor de un futuro compartido y tiene una responsabilidad particular de promover y proteger la democracia, el respeto de los derechos humanos y el Estado de Derecho, tanto dentro como fuera de la Unión Europea”. Nuevamente, “su” democracia, “sus” derechos humanos y “su” Estado de Derecho, todos indisolublemente unidos sobre el papel, son la justificación para intervenir y actuar dentro y fuera de sus fronteras. Consideramos conveniente remarcar lo siguiente: no hubo disciplina de voto en los grupos parlamentarios europeos. Algunos socialistas, como los del PASOK griego, votaron en contra, mientras los españoles lo hicieron a favor. Es interesante leer las intervenciones y explicaciones del voto de algunos diputados, que se pueden encontrar en la página web del Parlamento Europeo,27 pero, por las implicaciones que tienen, destacaré cuatro.

27 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?type=CRE&reference=20090402 &secondRef=ITEM-010&language=ES&ring=P6-RC-2009-0165#4-300

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El Partido de la Izquierda Europea y el Grupo europarlamentario de la Izquierda Unitaria Europea (GUE) ante la resolución del Parlamento Europeo Atendiendo al llamamiento realizado por el Consejo de Europa a los partidos comunistas o postcomunistas (que antes mencioné) a “reexaminar la historia del comunismo y su propio pasado, distanciarse claramente de los crímenes cometidos por los regímenes comunistas totalitarios y a condenarlos sin ambigüedad”, en el seno del Grupo Parlamentario de la Izquierda Unitaria Europea-Izquierda Verde Nórdica (GUE-NGL) se dieron diferentes posiciones. Francis Wurtz, a la sazón presidente del GUE-NGL y miembro del Partido Comunista Francés (en el PIE), a la vez que explicaba que su grupo no participaría en la votación de la resolución, afirmaba que “nuestro grupo condena sin reservas cualquier forma de totalitarismo. También condena sin reservas el estalinismo”. El holandés Erik Meijer, del Partido Socialista (antiguo Partido Comunista de Holanda Marxista-Leninista) e integrante del GUE, afirmaba: “he votado a favor de la resolución sobre el totalitarismo, en contra de la recomendación de mi partido, que cree que esta resolución es superflua”. Pedro Guerreiro, del PC Portugués, explicaba que “esta vergonzosa resolución aprobada por el Parlamento forma parte de la operación para distorsionar la verdad histórica por parte de reaccionarios y de aquellos que buscan El objetivo es dar una buena venganza: es decir, los perdedores de imagen del neofascismo y la Segunda Guerra Mundial. (...). El condenar el comunismo. objetivo es dar una buena imagen del Dicho de otro modo, dar una neofascismo y condenar el comunismo. buena imagen del tirano y del Dicho de otro modo, dar una buena opresor y, al mismo tiempo, imagen del tirano y del opresor y, al condenar a sus víctimas y a mismo tiempo, condenar a sus vícti- las víctimas de su opresión mas y a las víctimas de su opresión. Su objetivo es difuminar la contribución decisiva de los comunistas y de la Unión Soviética en la derrota del nazismo-fascismo, su papel en la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, su contribución a la liberación de los pueblos del


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yugo colonial y el papel que desempeñaron en la lucha contra la explotación y la guerra después de la Segunda Guerra Mundial”. Athanasios Pafilis, eurodiputado del Partido Comunista de Grecia (KKE), afirmaba: “ningún parlamento, ninguna mayoría parlamentaria compuesta por los representantes y siervos del brutal sistema capitalista, puede utilizar la difamación, la mentira y la falsificación para borrar la historia de la revolución social, escrita y firNingún frente anticomunista mada por el pueblo con su propia puede borrar la enorme sangre. Ningún frente anticomucontribución que hizo el nista puede borrar la enorme contribución que hizo el socialismo, sus socialismo, sus logros sin precedentes y la abolición de la logros sin precedentes y la abolición explotación del hombre por el de la explotación del hombre por el hombre. (...) Ideológicamente hombre. (...) Ideológicamente están promoviendo el capitalismo como el están promoviendo el único «sistema democrático». Cualcapitalismo como el único quier fuerza política que se man«sistema democrático» tiene al margen, ofreciendo de este modo una coartada a esta política oscurantista, también tiene una importante responsabilidad en esta histeria anticomunista. El Partido Comunista Griego hace un llamamiento a la clase obrera y a todas las personas progresistas a condenar el anticomunismo y sus agentes.”

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Conclusión En mi opinión, estas dos últimas declaraciones bastan por sí solas para resumir todo el fondo de esta cuestión, y sirven también como muestra de que es posible mantener la coherencia y la defensa de los principios fundamentales de los comunistas a pesar de campañas mediáticas, acoso institucional y todas las artimañas ideológicas de la burguesía. No quiero finalizar sin hacer referencia a unas líneas que los camaradas del KKE escriben en sus Tesis sobre el Socialismo, interesantísimo trabajo colectivo de análisis del proceso de construcción socialista en la URSS, aprobado en su XVIII Congreso (febrero de 2009): “La propaganda burguesa y oportunista, al hablar de falta de libertad y regímenes antidemocráticos, proyecta los conceptos de “democracia” y “libertad” burgueses, identificando democracia con parlamentarismo burgués y libertad con el individualismo burgués y la propiedad privada capitalista. La esencia real de la libertad y la democracia bajo el capitalismo es la coerción económica de la esclavitud asalariada y la dictadura del capital en la sociedad, en general, y, en las empresas capitalistas, en particular”.


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Sobre la “cruzada” anticomunista

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SOBRE LA “CRUZADA” ANTICOMUNISTA

Fernando Ferraz Miembro del Comité Central del PCPE

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n 1848, Marx y Engels escribían que para acosar al comunismo se habían unido “todas las fuerzas de la vieja Europa.... el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”. En nuestros días, podríamos decir, parafraseando a Marx y Engels, y sin incurrir en exageración alguna, que todas las fuerzas de la Europa del capital se han agrupado en una nueva ofensiva contra el comunismo. No hay necesidad, desde luego, de largas disquisiciones para evidenciar la existencia de tal ofensiva. Las decenas de libros y centenares de artículos de contenido anticomunista aparecidos en Europa durante los últimos años, el acoso del Estado burgués “democrático” a los partidos comunistas en diferentes países europeos –acoso que, en el caso de las repúblicas bálticas, se tradujo en la ilegalización de estos partidos- y el contenido político-ideológico de algunas de las declaraciones y resolu-


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ciones de las instituciones europeas constituyen, en mi opinión, prueba suficiente de ello. Claro está que esta ofensiva no llega, ni de lejos, al nivel de la “cruzada” anticomunista organizada por el imperialismo yanqui durante el período de la guerra fría. La extensión del capitalismo a escala global lo hace innecesario de momento. Pero todo puede llegar. Cuanto más se fortalezca el comunismo como movimiento político, tanto mayores serán las fuerzas y los medios que utilizarán las fuerzas de la Europa del capital para combatirlo. Entrando ya en los problemas de fondo, surge inmediatamente esta pregunta: ¿Por qué esta ofensiva contra el comunismo? Mi explicación es, de forma resumida, la siguiente: los esfuerzos realizados hasta ahora por las fuerzas de la Europa del capital para aniquilar ideológicamente al comunismo han fracasado. El comunismo sigue formando parte del paisaje ideológico europeo. Los partidos comunistas han sobrevivido a los efectos devastadores que produjo en ellos la desaparición de la URSS y vuelven a estar activos en la mayoría de los países europeos. En algunos de ellos, ya ocupan un lugar destacado de la escena política, y, en otros, comienzan a aparecer. La crisis económica ha agudizado la crisis de confianza de los trabajadores en el capitalismo y en sus portavoces políticos e ideológicos. Los sentimientos anticapitalistas de la juventud van constantemente en ascenso. Muchos jóvenes trabajadores, desengañados por el capitalismo, comienzan a respaldar la lucha de partidos comunistas contra la Europa del capital. Las condiciones económicas que propiciaron el aburguesamiento de amplios sectores de la clase obrera han dejado de existir. Todo esto obra contra la estabilización de la Unión Europa. Y eso es, precisamente, según nuestro entender, lo que provoca la nueva ofensiva de las fuerzas de la Europa del capital contra el comunismo. La ofensiva de las fuerzas de la Europa del capital contra el comunismo corresponde a una necesidad específica del capital monopolista: la estabilización de la Unión Europa. El acoso policial a los partidos comunistas constituye uno de los aspectos de esa ofensiva. Cierto es que este acoso, llevado a cabo principalmente en los países del este de Europa y en España, tiene por el momento un carácter esporádico. Pero nos equivocaríamos mucho si creyésemos que lo que ha comenzado como un acoso esporádico a unos

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cuantos partidos comunistas no pueda convertirse en un futuro, más o menos inmediato, en un acoso sistemático a muchos partidos comunistas, un acoso que, en ciertos casos, puede llegar hasta la ilegalización de alguno de esos partidos. Cuanto más se fortalezcan los partidos comunistas, cuanto más se agudice la crisis de confianza en el capitalismo, cuanto más la oposición a la Europa del capital haga pareja con la lucha por el socialismo, tanto mayor esa posibilidad. Algunos compañeros designan la dimensión represiva de la ofensiva de la Europa del capital contra el comunismo con el término “fascismo”. Pensamos que estos compañeros incurren en errores del pasado. Vale, en este sentido, recordar las palabras que pronunciara en 1928 Palmiro Togliatti a propósito del uso indebido del término “fascismo”: “... quiero examinar el error de generalización que se comete ordinariamente al hacer uso del término “fascismo”. Cuando es detenido un compañero, cuando es brutalmente disuelta por la policía una manifestación obrera, Si tomamos como punto de cuando un tribunal ha condenado partida el dicho que afirma que “de noche todos los inhumanamente a algún militante, gatos son pardos” y, por cuando los derechos de una fracción parlamentaria comunista ende, deducimos que todos se ven lesionados, en toda los fenómenos de la reacción son fascistas, entonces ocasión, en suma, en que son no llegaremos nunca a atacadas o violadas las libertades democráticas consagradas por las conquistar sólidas posiciones constituciones burguesas, se oye políticas y tácticas”. decir en nuestras filas: ¡esto es el fascismo!. Es preciso dejar las cosas bien claras: no se trata de una simple cuestión de terminología. El fascismo es una forma particular, específica, de la reacción; y es preciso comprender en qué consiste su particularidad.... Si tomamos como punto de partida el dicho que afirma que “de noche todos los gatos son pardos” y, por ende, deducimos que todos los fenómenos de la reacción son fascistas, entonces no llegaremos nunca a conquistar sólidas posiciones políticas y tácticas”. En nuestra opinión, lo que muestra esa dimensión represiva no es otra cosa que la verdad de la “libertad democrática” en la Unión Europea. En su ámbito, hay libertad para atacar al comunismo. Hay, incluso, libertad


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para emplear, al hacerlo, toda suerte de argumentos, los que se desee. Por supuesto, también hay libertad para la denuncia de los “excesos” y las injusticias del capitalismo. Pero siempre y cuando que se marche de acuerdo con el capitalismo. Hasta ahí, la “libertad democrática” en la Unión Europea, no más. Otro aspecto de la ofensiva contra el comunismo es la equiparación del nacionalsocialismo (nazismo) y el período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin. Esta equiparación es ampliamente utilizada por los representantes de la Europa del capital en las instituciones europeas. Señalemos, a título de ejemplo, en este sentido, la resolución de 4 de julio de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa que lleva por titulo La reunificación de la Europa dividida: acción a favor de los derechos humanos y las libertades civiles en la región OSCE en el siglo XXI. En la misma, entre otras cuestiones, se dice “... durante el siglo XX, los países europeos han conocido dos grandes regímenes totalitarios, el nazismo y el estalinismo...”. ¿Es admisible tal equiparación? Permítasenos recordar, antes de responder, que tal equiparación se remonta a los años treinta y que fue puesta en boga por el imperialismo en los años inmediatamente posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial. En aquellos años, las clases dirigentes de las potencias “democráticas”, especialmente EEUU e Inglaterra, se entregaron de cuerpo y alma a la lucha contra el comunismo. En el terreno ideológico, esa lucha se presentó como una continuidad de la lucha “defensiva” del “mundo libre” contra el “totalitarismo”, pero englobando ahora bajo el término “totalitario” a los regímenes de la Alemania nacionalsocialista y de la URSS con la finalidad de presentarlos ante los ojos de las masas como diversos aspectos de lo mismo. Permítasenos igualmente recordar que también el empleo de la palabra “totalitarismo” para designar un régimen político viene de lejos. Que yo sepa, el término “totalitario” surgió en Italia en los años veinte del pasado siglo y fue utilizado en medios fascistas y antifascistas para designar, positiva o negativamente, el fascismo. A partir de 1933, y hasta 1947, la idea de “totalitarismo” alcanzó gran difusión en el seno de la oposición antifascista socialdemócrata del exilio, tanto italiana como alemana. Franz Borkenau, militante del KPD pasado a la socialdemocracia

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y furioso anticomunista durante la guerra fría, fue uno de los primeros que juntó nacionalsocialismo y período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin bajo la común denominación de “totalitarismo”. Después del pacto Molotov-Ribbentropp (1939), el término “totalitarismo” aparece con frecuencia en los artículos de Trotsky para indicar la afinidad entre nazismo y período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin. Entre 1947 y 1968, con la guerra fría, el concepto de “totalitarismo” se unilateraliza y se convierte en una categoría básica del anticomunismo para designar al enemigo del “mundo libre”. Retomando la línea trazada en los trabajos de los renegados del comunismo pasados al liberalismo y de los trotskistas, la elaboración del concepto totalitarismo provino en este período de la sovietología estadounidense, iniciada por Carl Joaquim Friedrich –luego alimentada por Zbigniew Brezinski y Adam Ulam, entre otros- que propuso un modelo de sistema político totalitario integrado por la presencia de ideología oficial, partido único de masas, terror policial, control de los medios de información y economía planificada. Georg Lukács, en su obra El asalto a la razón (1953), se referirá a este concepto como “un trasto viejo sacado del desván de la socialdemocracia y el trotskismo”. Desde 1968 hasta 1980, el concepto fue recusado fuertemente en los países dónde había sido dominante, EEUU y Alemania occidental. En esa línea de recusación, Jean Touchard, en su Historia de las Ideas Políticas, dice “El empleo de la palabra “totalitarismo” arroja el resultado -que quizá en algunos es el objetivo- de ocultar las diferencias que derivan de la esencia misma del régimen y de sugerir paralelos no siempre convincentes”. El concepto de “totalitarismo” como categoría del anticomunismo reapareció en Francia a comienzos de los ochenta alentado por la publicación de Archipiélago Gulag, de Solchenitshin, y por la irrupción de los nuevos filósofos. Tras la desaparición de la URSS, asistimos a una renovación de su uso. Un ejemplo actual del reverdecimiento del uso del concepto, en su sentido ideológico reaccionario, lo constituye las palabras de Michel Burleig, autor de un una historia de la Alemania hitleriana: “Aunque en los tres últimos decenios se han hecho intentos de desterrar el término “totalitarismo” de la sociedad académica, sigue siendo un concepto útil para todos los que no quieran esforzarse por evitar la equiparación entre el nazismo y el comunismo soviético”. Como se ve, estamos en presencia de un término de dudosa validez científica, de un término ideológico, de un arma retórica contra el comunismo.


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Respondiendo a la pregunta: ¿es admisible la asimilación entre el período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin y el nacionalsocialismo? Mi respuesta es no. El período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin y el nacionalsocialismo no fueron lo mismo, no son asimilables ni se pueden yuxtaponer. Las contadas semejanzas que puedan establecerse entre ambos regímenes son puramente formales, históricamente inoperantes. Tanto por su génesis como por sus pretensiones e ideologías fueron absolutamente distintos. El nazismo surgió en la sociedad burguesa. Fue una forma de dictadura burguesa. El período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin surgió en la fase de transición al socialismo. Fue una forma de dictadura del proletariado. El nazismo fue un intento de apuntalar los pilares del capitalismo. El período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin fue un intento de avanzar -bajo condiciones políticas, económicas y culturales extremadamente adversas- en la construcción del socialismo. Las raíces ideológicas del nazismo están en el anticapitalismo romántico de signo reaccionario, en el antidemocratismo extremo, en las teorías racistas, en el nacionalismo vulgar. Las del período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin están en el marxismo-leninismo. Aún otra diferencia: el termidor(1) de la Revolución Rusa fue un período de excepción del régimen. En cambio, el terror fue la regla del régimen nacionalsocialista. Más aún, los horrores del termidor de la Revolución Rusa (1936-1938) jamás llegaron hasta el nivel de los perpetrados por aquel azote que el nazismo fue para el mundo entero. Estos últimos sólo encuentran precedente y parangón con los perpetrados por el imperialismo europeo, desde el siglo XVI, en América, Asia y África, y por la democracia estadounidense desde su constitución, a fines del XVIII, hasta nuestros días. De suyo va que los representantes políticos e ideológicos de la Europa del capital no ignoran las diferencias entre el nazismo y el período de la Revolución Rusa encabezado por Stalin. Pero su omisión deviene fundamental para la realización de sus propósitos actuales, a saber: la estruc(1) Termidor es el nombre de un mes del calendario francés en la época de la Revolución Francesa, mes durante el cual fueron ejecutados, por decisión de los representantes más genuinamente burgueses de la Revolución, un alto número de revolucionarios de la corriente encabezada por Robespierre. Por extensión, se aplica el término “termidor” a la eliminación de la oposición integrada en el propio movimiento político.

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turación de la memoria histórica activa del siglo XX y la enseñanza de la historia europea de ese siglo en las claves ideológicas del anticomunismo del período de la guerra fría. La resolución anteriormente citada deja en este sentido poco margen para duda: “La Asamblea parlamentaria de la OSCE exhorta a los Estados participantes a mejorar, particularmente para las jóvenes generaciones, los instrumentos, programas y actividades pedagógicos relativos a la historia del totalitarismo....”. No hay, desde luego, que ser muy perspicaz para darse cuenta de qué es lo que se pretende mediante una memoria histórica activa y una enseñanza oficial de la historia estructurada e impartida en esa clave. Se pretende, lisa y llanamente, inculcar en las mentes de las jóvenes generaciones la idea de que la lucha de los pueblos contra el orden nacionalsocialista y la lucha desplegada por las potencias occidentales contra el comunismo fueron la misma lucha. Tampoco es muy difícil darse cuenta de qué es lo que se pretende mediante esa falsificación de la historia del siglo XX. Se pretende, lisa y llanamente, fomentar desde la escuela un patriotismo europeo a la medida de los intereses del capital monopolista. Esa es la verdadera finalidad de la acción en favor de los derechos del hombre y las libertades civiles que se propone a los Estados de la OSCE en la resolución de julio: la organización de un patriotismo europeo. Huelga decir que cuanto más crezca el desengaño de las masas trabajadoras respecto al capitalismo y cuanto más el rechazo y la indiferencia de los pueblos hacia la Unión Europea, tanto más apremiante le es al capital monopolista europeo la organización de ese patriotismo. Como es natural, el patriotismo de una unidad europea fundada sobre bases capitalistas no puede ser a estas alturas otra cosa que un patriotismo reaccionario. Valencia, 25 de octubre de 2009


Alberto Arana

Hacia la III República

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HACIA LA III REPÚBLICA, ESCENARIOS A TENER EN CUENTA

Alberto Arana Miembro del PCPE

Memoria de la Transición La Transición (1976-1981): claves de una derrota. Aplicando la memoria histórica al periodo de la Transición, creemos necesario subrayar lo que fueron factores clave en la derrota. Abandono de la estrategia rupturista, lo cual equivalía a una legitimación de la monarquía. El hecho de que no hubiera condiciones inmediatas para la ruptura no legitimaba, por sí mismo, una estrategia claudicante. Abandono del derecho de autodeterminación, lo cual significaba mutilar sustancialmente la praxis democrática en los territorios donde el antifranquismo era más fuerte. Pero, además, era suscribir la continuidad de dinámicas represivas frente a esta reivindicación


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democrática, lo que fatalmente habría de condicionar la naturaleza del estado y de la izquierda que se institucionalizara. La responsabilidad histórica del PCE. Los errores señalan a una organización que fue hegemónica en la izquierda y que debería decir hoy algo al respecto. El PCE ha defendido (cada vez con menos énfasis) que lo conseguido en la Transición dibujó un panorama positivo, y que, en todo caso, aquello era lo único que se podía obtener. La postura contraria (cada vez más instalada en la izquierda antisistema) es que arramblar con las cuestiones centrales de la izquierda fue el comienzo de la desmoralización y desbandada de una consistente y prometedora oposición antifranquista. El PCE de los años setenta, con su estrategia oportunista y claudicante, nos condujo a una derrota histórica de la cual somos hoy víctimas. Habría sido mejor que el PCE no se hubiera dejado legalizar si el precio era legalizar él a la Monarquía. Crisis de la monarquía El País vasco y su pulso con el régimen de la Transición. El País Vasco ha sido el único territorio del Estado donde el régimen monárquico no ha hecho pie, logrando, además, erosionar con sus luchas el entramado institucional. La defensa constante del derecho de autodeterminación ha puesto en evidencia el continuismo entre la etapa de la dictadura y la de la monarquía. Ante una reivindicación democrática que era asumida por la oposición de izquierdas e incluso por el PSOE, el régimen salido de la dictadura ha continuado su senda. La lucha del pueblo vasco ha servido para subrayar esto y para evidenciar el parentesco entre las dos fases políticas del Estado Español, algo que de no estar mediando dicha lucha, habría quedado mucho más difuminado. El declive de la monarquía es estructural. La instauración de una monarquía sin prestigio se logró sobre la base de 40 años de fascismo y la oportuna jubilación de éste en beneficio de su heredera. Entonces, durante más de un cuarto de siglo, con el país atado y bien atado, la monarquía pudo ser embellecida y presen-

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tada en términos de antítesis democrática al “régimen anterior”, como se decía eufemísticamente. Pasado el umbral del año 2.000, la machacona publicidad monárquica cae en un progresivo descrédito por el calado de las cuestiones que con este sistema político y un sesgado sistema electoral se vienen imponiendo en detrimento del interés y la soberanía popular: capitalismo neoliberal, integración en la OTAN, supeditación a la Unión Europea, potenciación del sindicalismo amarillo, mantenimiento de los privilegios de la Iglesia, benevolencia con el franquismo, imposición de eterna españolidad a los pueblos del Estado, intervenciones militares en el extranjero, vista gorda a la extrema derecha... Y, por añadidura, se pretende que la sociedad permanezca muda respecto a la propia monarquía, con la complicidad de los grandes medios de comunicación silenciando las maniobras reaccionarias y el escandaloso enriquecimiento de una familia que se atribuye la jefatura del Estado y del ejército a perpetuidad. Las líneas maestras están marcadas, quedando al “pueblo soberano” tan sólo un poco de política municipal. Pero, en la medida que se “han pasado”, van dejando al descubierto el truco (la Transición), abriéndose una vía de agua de deslegitimación. Es entonces cuando rebrota el republicanismo, tocando con su flauta la melodía olvidada de soberanía popular, laicismo y progreso. Las equivalencias políticas con el sistema de la Restauración (18741931) se van concretando. Los escollos de la alternativa republicana El izquierdismo que no es republicano. El izquierdismo antirrepublicano se ha ido configurando como una cultura política difuminada pero influyente, una constelación de colectivos y grupos de afinidad con una praxis libertaria superpuesta a los fines concretos. Estos grupos han conseguido vertebrarse en torno a la consigna de “antifascismo” extendida a círculos más amplios. Se trata de una consigna de contenido antirrepresivo, que, de modo consciente o inconsciente, cortocircuita la alternativa republicana.


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El izquierdismo que sí lo es. También hay una modalidad de izquierdismo que es republicana, formada por quienes ponen tales requisitos y filtros para la pertenencia al movimiento republicano que, en realidad, lo único que construyen es un mini-movimiento republicano “muy puro y combatiente”. Este planteamiento sectario tiene como consecuencia la fragmentación, la parálisis, y contribuye al raquitismo que, dentro de unos años, cuando vengan batallas serias, habremos de pagar en alguna medida. El sectarismo republicano y el proyecto venidero de una segunda Transición (en clave republicana) se refuerzan mutuamente. El republicanismo formal o... la burguesía se hará republicana. La monarquía es la pieza que da estabilidad actualmente al bloque dominante, pero también es la costura más débil del traje político de ese bloque y (detalle importante) no es esencial para el capitalismo. Por eso, llegado el momento de soltar lastre, éste la dejará caer. El sector más atento de la burguesía ya habrá sopesado que la monarquía es un callejón sin salida, aunque el tema no esté clasificado todavía como urgente. Además, hacer una transición tiene sus riesgos, como ya saben por la historia. Solamente oscilarán cuando haya necesidad, es decir, si empieza a forjarse un movimiento popular de calado. La situación intentará ser canalizada a penúltima hora hacia un republicanismo formal que deje inmaculado todo el andamiaje. Ya vimos en la Transición cómo desde el poder se pueden manejar resortes y fraguar soluciones de recambio que, apropiándose de banderas y vaciando contenidos, logren cortocircuitar estrategias largo tiempo trabajadas, si éstas no son sólidas o se hallan mal trabadas. Y, entonces, contarán con fuerzas tibias, que es preciso empezar a combatir desde hoy porque son el caballo de Troya dentro del movimiento republicano. Nuestro enemigo peor no es la monarquía, sino un republicanismo formal que, tarde o temprano, aparecerá en el movimiento, apuntando a una república gatopardiana(1), donde haya los cambios indispensables (1) Gatopardismo: Término de procedencia italiana deducido de la novela El Gatopardo, en la que su protagonista, un viejo noble, en referencia a las transformaciones lideradas por Garibaldi, resume sus aspiraciones en la frase “que todo cambie para que todo siga igual”.

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para que todo siga siendo igual. Hemos de trazar una frontera clara con la monarquía y sus servidores. Nuestro republicanismo se tiene que caracterizar por una estrategia de ruptura democrática, no de transición política. Cuidado con este caballo de Troya.

La alternativa republicana La alternativa republicana. La decadencia de la monarquía está comenzando a acelerarse y previsiblemente se va a agudizar con “la sucesión”. Existen precedentes de esto: a finales de los años sesenta y principios de los setenta, la perspectiva de la sucesión del dictador Franco ya operó como catalizador de una fuerte articulación y crecimiento de la oposición. Hay que acompasarse con esta encrucijada y trazar planes que sitúen la dinámica republicana como eje de la actividad política, creando un movimiento que se haga visible a toda la sociedad. ¿Un movimiento republicano muy a la izquierda o uno rupturista? Decantarse por lo primero es forzar el sesgo progresista de nuestro republicanismo, llevándolo a coordenadas más restringidas, con lo que, automáticamente, se está dando alas a un republicanismo conservador, un republicanismo que, como queda expuesto, se acabará organizando. En cambio, situar al movimiento republicano sobre el eje rupturista, además de dificultar el surgimiento del republicanismo conservador, dibuja una estrategia de fondo favorable al logro de cambios profundos, ya que, al producirse la caída de un régimen, el aparato de Estado queda transitoriamente desordenado, momento que es clave para que la izquierda pueda avanzar posiciones, logrando establecer así una nueva correlación de fuerzas. La ruptura democrática, un mínimo. El mínimo que tiene que encarar la estrategia republicana es el de una ruptura democrática. Eso supone una dinámica día a día, marcando una línea clara de separación entre los servidores de la monarquía y las fuerzas republicanas. La ruptura democrática es lo único que va a posi-


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bilitar a la izquierda dar un salto tras la caída de la monarquía. El trastorno causado en el sistema, si se logra llevar a éste por la vía de la ruptura democrática, crea un vacío de poder que es la gran oportunidad de la izquierda, no necesariamente para llegar a sus últimos objetivos, pero sí para quedar ventajosamente situada. Por eso, la apuesta por la ruptura democrática es, en realidad, algo con más contenido que otras propuestas más rimbombantes: república de trabajadores, etc. La estrategia contraria, la continuista, puede acompañarse de una propuesta programática muy progresista, pero ya vimos en la Transición cómo esto se diluye si no hay un triunfo estratégico, si no hay ruptura. La forma de llegar a la III República va a determinar el contenido que ésta tenga. Parámetros de un movimiento republicano rupturista a) Confederal, es decir, estatal pero partidario de la autodeterminación, implicando a los movimientos de izquierda nacionalista (en especial, a la izquierda abertzale), y haciéndoles comprender que la estrategia antimonárquica de carácter estatal es el camino más corto para ejercer la autodeterminación. Hay una izquierda antisistema de ámbito nacional (Euskal Herría, países catalanes, Galicia, Canarias, etc.) que es republicana, pero que no ve el interés en confluir con una reivindicación republicana estatal, al suponer que ésta es indiferente u hostil a la autodeterminación. Esto es algo que se debe solventar construyendo un republicanismo que se defina defensor de la autodeterminación de cada una de las naciones que hoy integran el Estado. De este modo, el republicanismo se dota de un contenido democrático, así como de un rostro plurinacional, consiguiéndose mayor pluralidad, progresismo y consistencia del proyecto democrático. b) Progresista, el republicanismo como movimiento democrático avanzado. El republicanismo sería la antítesis de la mentalidad y la política reaccionarias. El republicanismo no puede confundirse con revolución social, frentepopulismo, unidad de izquierdas, frente rojo, ni nada por el estilo. En consonancia con lo que ha sido la

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trayectoria republicana en nuestra historia, el contenido del movimiento republicano es democrático en lo político, avanzado en lo social y con un fuerte contenido cultural de proyección popular. c) Estratégico, vertebrando de forma paulatina el resto de las luchas en torno a ella. Naturalmente, se trata de un objetivo, un rumbo, no algo que haya que hacer de manera forzada y artificial. Las manifestaciones del 14 de abril y 6 de diciembre han sido y son un paso enorme, pero ya hay que ir dando el siguiente, no podemos dejar encajonado el movimiento en estas dos fechas. d) Orgánico, con una junta representativa que dirija el movimiento por la III República, asumiendo la emisión de comunicados, informes y llamamientos civiles durante toda esta etapa y las venideras. El organismo republicano local y la articulación del movimiento El organismo republicano de localidad, barrio o empresa. El organismo republicano de localidad, barrio o empresa es el representante del republicanismo en un territorio y, como tal, dotado de una legitimidad cívica que le confiere el movimiento por la III República, en tanto éste no tenga sus propios órganos de dirección. Su programa genérico sería: Primero, defensa de las libertades; segundo, propuestas sociales (vivienda, sanidad, enseñanza, carestía); tercero, organización y promoción de actividades culturales y recreativas que supongan una profundización en valores alternativos; cuarto, recuperación de la memoria histórica de la Segunda República: el krausismo (Institución Libre de Enseñanza, etc.), los proyectos de las distintas organizaciones obreras, la generación del 27, la guerra antifascista, el exilio, el maquis, la clandestinidad, etc; quinto, fomentar el derribo de la monarquía. Su concreción organizativa. No puede ser un escollo la cuestión nominalista de si el nombre que adopta es el de ateneo, asamblea, plataforma o cualquier otro. En cuanto a su contenido programático, será la propia dinámica del movimiento local quien


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lo dé. Habrá organismos republicanos locales con múltiples identidades y matices, lo cual será fuente de tensiones o de creatividad, dependiendo de la madurez política de las fuerzas en presencia. Foros de debate y acción. Más allá de una dinámica de creación de comisiones burocratizadas, que faculten para tener un representante más en la coordinadora del organismo republicano local, la función de éste debe ser la de un foro de debate y acción, donde se prime la formación política y cultural de los asociados y asociadas, así como su intervención organizada en pro de la III República. ¿Que hay grupos estables con tal o cual propósito sectorial (recreativo, memoria histórica local, estudios sociales, etc.)? Eso, sin duda, contribuye al dinamismo de la organización y la enriquece, siempre y cuando sea eso y no una forma de generar vocalías y porcentajes de representación burocrática. Marcha estatal y anual por la República. Una Marcha por la República, de carácter anual y estatal, en la medida que vaya creciendo en popularidad, recorrido y participación (pudiendo prolongarse durante días o semanas), crearía una expectativa y aunaría a todo el movimiento en el objetivo de introducir a la propia localidad o barrio en el itinerario, creando unas condiciones óptimas para el surgimiento de núcleos organizados, al tener los grupos republicanos de cada localidad o barrio, un objetivo concreto y coordinado. Sería otro nivel de conciencia, de organización, de objetivos... lo que a su vez redundaría en la consolidación, desde un primer momento, del componente popular y de base de la dinámica republicana. La organización de la Marcha Estatal por la República se dinamizaría y publicitaría con una campaña de recogida de firmas pro-abolición de la monarquía, hecha con criterios de objetividad fuera de dudas. Paralelamente, se confeccionaría un listado de gente con relevancia pública que hubiera incluido su firma; se trataría con ello de añadir visibilidad y proyección al movimiento de firmantes. Se elaboraría también un listado de aquellas organizaciones políticas, sociales, sindicales, vecinales, culturales, recreativas, etc. adheridas al proyecto republicano.

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Cataluña y País Vasco en el tema republicano. Es necesario que estas dos naciones, las más antifranquistas ayer y las más despegadas de la monarquía hoy, puedan sumar su rupturismo político al de los demás pueblos del Estado. Esto sucederá sólo si la alternativa republicana tiene también rostro catalán y vasco, si defiende el derecho de cada nación del Estado a elegir su propio destino. Movimiento republicano y militancia comunista Movimiento republicano y militancia comunista. La correcta relación entre el movimiento comunista y el republicano, nos ayudará bastante a progresar en ambos. Lógicamente, se trata de dos conjuntos distintos, uno más amplio, el republicano, y, otro, que está inserto, que es el comunista. No se puede hacer un movimiento republicano de características comunistas porque entonces sólo será un sector fragmentado y menor. El movimiento republicano tiene que ser unitario, con los comunistas trabajando en su interior, sin apriorismos impuestos al conjunto y tratando de que nuestras propuestas avancen, pero con una labor cualificada, con el ejemplo y con el respeto a la democracia y la libertad del movimiento. El republicanismo del PCE y el nuestro. La crítica a la táctica del PCE en el movimiento republicano hay que situarla en términos políticos (la ausencia de una propuesta de ruptura democrática, la construcción de un movimiento republicano en términos continuistas y abocados a una segunda Transición, la búsqueda de un nuevo rédito histórico ofreciéndose para una nueva reforma política en una encrucijada del bloque dominante, el ensalzamiento de la II República como cortina de humo para esta política reformista, la ausencia de una crítica de la Transición y de su papel en ella) y no de malevolencia (deseo de dividir al movimiento, de manipularlo, etc.).


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La caída de la monarquía Un republicanismo popular. Se deben poner las bases para que llegado el momento de la caída de la monarquía, la situación quede lo más escorada posible hacia los intereses populares, como en el caso de su antepasada del 14 de abril de 1931. Por ello, la crítica genérica al sistema monárquico debe comprender “aquí” una acusación muy concreta: ser la monarquía una continuación del franquismo liquidador del período republicano. Curiosamente, al contrario de lo que parecería lógico, el decenio de la II República no se aleja y empequeñece, sino que se ennoblece y agranda. Una experiencia como la de la República no se puede ceñir a un simple decenio. Se trata, más bien, de la conjunción de mil capilares que habían estado intentando aflorar a lo largo del siglo XIX, si no antes. Por eso, significó una gigantesca esperanza, porque era la que se había ido represando en un larguísimo período. Por eso, no sucumbió al Ejército y fue necesaria la intervención militar de Alemania, Italia y otras más solapadas... Por eso, también concitó la solidaridad mundial de la opinión progresista; por eso, vuelve después de tantos años, porque no fue una cuenta saldada y hoy continuamos necesitando lo que significó nuestra República: no una forma presidencial de gobierno, sino la esperanza de desenraizar la mala yerba histórica que nos ahoga. La ambivalencia del gobierno provisional. La proclamación de la República es un momento del proceso de organización y hegemonía del bloque popular. El bloque dominante, por su parte, asume la pérdida de una importante pieza y se retira tácticamente intentando ganar tiempo y reorganizarse. En este momento hace su aparición un gobierno provisional que pretende disuadir al movimiento popular de sus objetivos, haciéndole ver que ahora la política está democráticamente encarrilada. El poder cae en sus manos porque quien aún lo puede ceder ve esta alternativa como un mal menor. Y como su salvación si realmente logra distraer al bloque popular de su proceso ascendente. Este prototipo de gobierno representa una mediana entre los intereses estructurales del bloque

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dominante y la movilización popular que ha logrado desestabilizar las estructuras políticas. Para los revolucionarios, aquí está el ser o no ser de su objetivo socialista. En la voluntad y el oficio para culminar el proceso. Dicho proceso debe operarse midiendo realistamente el crecimiento de la conciencia popular, la credibilidad del gobierno provisional, la velocidad de reorganización del bloque dominante, la situación internacional... Se trata de una ecuación compleja y una operación extremadamente delicada y peligrosa, razón por la cual el temple de la vanguardia que encabeza el proceso debe ser acorde. No tiene nada de extraño que pueda entrar el vértigo y, ante el riesgo, teorizar que la democracia burguesa es un objetivo intermedio válido en vez de una vía muerta porque significa la reorganización de la hegemonía burguesa (es decir, ser devueltos al callejón sin salida de una progresiva explotación).


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La juventud, la situación actual de los jóvenes, la responsabilidad de los partidos comunistas hacia la juventud, el trabajo de los comunistas entre los jóvenes y la integración de nuevas generaciones en los partidos comunistas

CONCLUSIONES GENERALES

LA SITUACIÓN DE LA JUVENTUD EN EL MUNDO CAPITALISTA La juventud, en su inmensa mayoría, procede de las clases laboriosas. Es incluso directamente parte de las clases trabajadoras, en lo que respecta a los jóvenes trabajadores, o está destinada a sumarse a estas clases (al terminar la escuela y/o la educación superior). En el mundo entero, es una de las primeras víctimas del sistema capitalista. Aún más que a los trabajadores en general, este sistema en crisis y en descomposición no tiene un futuro que ofrecerles. La juventud es, asimismo, una apuesta de la mayor importancia para la burguesía. Ésta se dirige constantemente a los valores y a las


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esperanzas de la juventud para desviarla de la lucha política organizada y de la lucha de clases. Procura evitar a toda costa que los jóvenes tomen conciencia de los intereses de clase comunes que los vinculan al conjunto de trabajadores. Ante los numerosos ataques que sufre la juventud, una gran parte de la misma está muy presente en el frente de la resistencia, mientras que otra parte permanece en una posición contraria a la lucha de clases. La lucha por orientar a la juventud por el camino de la clase obrera o por el camino de la burguesía es permanente. La juventud trabajadora es la primera víctima de la crisis económica Los jóvenes trabajadores son los primeros en pagar una crisis de la que no son responsables. La burguesía utiliza a los jóvenes como fuerza de trabajo complementaria muy barata y superflexible. Al salir de los centros educativos, muchos jóvenes no encuentran empleo o ingresan al mercado de trabajo como interinos, o con un contrato temporal o a tiempo parcial. Son los primeros en perder sus empleos para pasar a sumarse a las largas filas de desempleados. Esto constituye un desperdicio increíble de fuerza productiva y de potencial humano. Al igual que el conjunto de la clase obrera, los jóvenes trabajadores son sacrificados en el altar del beneficio empresarial. Las contradicciones fundamentales del capitalismo, entre otras, se expresan en este absurdo: a los jóvenes les cuesta más encontrar un empleo estable, mientras que la edad de la jubilación se retrasa de los 60 a los 65 años, y después de los 65 a los 67 o, incluso, a los 70 años, en aplicación de los planes reaccionarios de EEUU, de la Unión Europea, del FMI y de otros centros imperialistas. Esta precarización del empleo fragiliza a la juventud, le impide emanciparse del núcleo familiar y construir una vida independiente y decente. Esta situación también dificulta la integración de los jóvenes en el movimiento obrero organizado, y complica la transmisión de las tradiciones de lucha y de organización.

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Este sacrificio de la juventud tiene sus consecuencias en muchos jóvenes. Un número considerable de éstos terminan en la delincuencia y son víctimas de sistemas represivos cada vez más brutales. Esta situación no es sólo producto de la pobreza y de la imposibilidad de salir de ella, sino también –como se explicará más adelante- de la ofensiva ideológica de la burguesía en el plano moral. Los jóvenes trabajadores sin empleo son asimismo los primeros destinados, como carne de cañón, a las guerras sucias del imperialismo. La juventud escolar y estudiantil es atacada por todos los flancos La juventud estudiantil y escolar se ve también afectada. En todos los lugares, se imponen planes de racionalización, de privatización y de austeridad para el mundo de la educación. En la mayor parte de los países, el coste de los estudios no deja de aumentar. Esto hace que el acceso a la educación resulte más oneroso para las familias de las clases trabajadoras. En aplicación de las directrices patronales, los gobiernos, ya sean conservadores o socialdemócratas, privatizan cada vez más instituciones ligadas a la educación y a la investigación, en la enseñanza secundaria, superior o universitaria. Esto se hace particularmente mediante la introducción de colaboraciones entre lo público y lo privado o por medio de la intervención directa de las grandes empresas capitalistas en la gestión de la enseñanza y de la investigación. En todo el mundo capitalista, asistimos a una elitización, una “categorización” y jerarquización acrecentada de la enseñanza. Este fenómeno se desarrolla ante todo a través de una competencia cada vez más fuerte entre los establecimientos de enseñanza, de una reducción creciente de la financiación de la enseñanza pública y de la mercantilización de la enseñanza. Todo esto conduce a un incremento de la desigualdad en las escuelas y las universidades, a la exclusión de un sector importante de jóvenes del sistema educativo y al reforzamiento de las barreras de clase para el acceso a la enseñanza. Esto genera una forma contemporánea de analfabetismo.


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En los países del tercer mundo En los países del tercer mundo, la juventud supone a menudo la gran mayoría de la población. Los jóvenes de los países subdesarrollados sufren desde hace mucho las peores condiciones económicas y sociales del mundo. En las nuevas condiciones generadas por la crisis, los jóvenes sufren más que nunca condiciones extremas de privación, de explotación y de opresión. El alumnado de las escuelas y de las universidades disminuye. Los Estados reaccionarios no están en condiciones de desarrollar más el sistema educativo público ni de dar la posibilidad a los hijos de los trabajadores y de los campesinos de frecuentar la escuela y la enseñanza superior. Es frecuente que las familias empobrecidas deseen que sus hijos en edad escolar vayan a trabajar para acrecentar los ingresos familiares. Pero el empleo se ha vuelto escaso tanto en el mercado laboral normal como en el sector informal de la economía. La manipulación ideológica y cultural de la juventud Desde la caída del socialismo en Europa y en la URSS, la burguesía ha reforzado su ofensiva ideológica sobre la juventud. Pone en marcha todo el arsenal de medios de los que dispone: la explotación y la intimidación en los lugares de trabajo, en la escuela y en la universidad, los medios de comunicación, los video-juegos, algunas utilizaciones comerciales del deporte y la cultura, la represión, la droga, la militarización, el oscurantismo religioso…

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sada con la propagación de mentiras anticomunistas. El objetivo es inculcar en la juventud la idea de que no hay alternativa y de ocultar que la única solución posible es la liberación del yugo del imperialismo e ir hacia el socialismo. La burguesía también criminaliza a las organizaciones que, como la KSM (Juventud Comunista de la República Checa), perpetúan y desarrollan la herencia comunista en el seno de la juventud. Favorece el individualismo, el “espíritu de empresa”, contra el colectivismo, la solidaridad, la organización y la lucha colectiva. Propaga una cultura embrutecedora, el dinero fácil, la posibilidad de una vida de lujos. Esto empuja a los jóvenes a endeudarse rápidamente, lo que constituye un freno importante para su compromiso de lucha, a la vez que favorece las tendencias objetivas que llevan a la delincuencia. Las ideas burguesas, pequeñoburguesas, racistas, chovinistas y oscurantistas encuentran un terreno favorable en una parte de la juventud debido al carácter de clase de la enseñanza. Las campañas de la burguesía echan más fácilmente raíces en una parte de la juventud cuando ésta ha crecido bajo las condiciones de la victoria de la contrarrevolución. Esto es particularmente cierto para los jóvenes de los antiguos países socialistas, que no han conocido los logros del socialismo. La resistencia de la juventud ante la crisis capitalista

Los jóvenes son el blanco particular de una fuerte campaña ideológica que busca manipularlos y propagar un sentimiento de impotencia (“nada podrá cambiar, las clases dominantes son invencibles”). Hay que ahogar el radicalismo embrionario que caracteriza a menudo a los grupos de edad inferior.

Ante las agresiones que sufre la juventud, las resistencias son numerosas y están ganando amplitud. En varios países, los jóvenes trabajadores se comprometen activa y masivamente con los movimientos contra el alargamiento de las carreras profesionales. Hacen una pregunta sencilla: ¿por qué nuestros padres deben matarse trabajando durante más tiempo, mientras tantos jóvenes están demandando empleo? En algunos países, los jóvenes están al frente de los movimientos contra los despidos y contra las intimidaciones del mundo patronal.

En la escuela, en la universidad, en numerosos cursos y libros, el capitalismo es presentado como sistema inmutable y la historia es revi-

En Europa, los estudiantes han llevado y siguen llevando una prolongada lucha contra el proceso de Bolonia y sus consecuencias: el


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aumento en el costo de los estudios, la privatización, la elitización de la enseñanza y de la investigación. En otros países, son los escolares quienes protagonizan combates análogos. Y, en otros más, es el conjunto de la juventud quien se moviliza por sus derechos. En numerosos países (imperialistas y subdesarrollados), la juventud toma parte muy activa en la lucha contra las guerras imperialistas, en particular las guerras de agresión en Irak y en Afganistán o la ocupación de Palestina. Muy a menudo, la juventud comunista juega un papel crucial en estas movilizaciones y en estas luchas. Está en la vanguardia de los combates de los jóvenes contra el capitalismo. En estos combates, se ha consagrado también a convencer a la mayor cantidad posible de jóvenes sobre la superioridad de nuestra visión del mundo y sobre la vía alternativa que los comunistas proponen. Las especificidades de la juventud Así como el comunismo es el porvenir de la humanidad, el porvenir pertenece objetivamente a la juventud. Inevitablemente, los jóvenes tienen menos experiencia política y social. Esto los vuelve más vulnerables a las ideologías burguesas y pequeñoburguesas (anarquismo, “izquierdismo”, trotskismo…), lo cual es explotado por la burguesía para manipularlos. Pero, como los jóvenes abordan la vida con muchos menos prejuicios, esto se convierte en una oportunidad para los comunistas. El sistema capitalista limita drásticamente las opciones materiales de la juventud relativas al empleo, la vivienda, el acceso a la enseñanza y a la cultura. Sin embargo, la juventud es un período durante el cual las opciones políticas e ideológicas están menos fijadas y son más abiertas. Todo está por decidir. Es un combate entre la burguesía y el proletariado por orientar la elección de los jóvenes en un sentido o en el otro. En general,

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es mucho antes de los 35 años cuando uno se forma, en lo esencial, su concepción del mundo y la concepción de su compromiso. Los jóvenes tienen, en general, una mejor salud física y mental. Son los jóvenes los que están en mayor contacto con las últimas tecnologías y con los últimos progresos de la sociedad. LA RESPONSABILIDAD DE LOS PARTIDOS COMUNISTAS ANTE LA JUVENTUD Ante estas constataciones, tanto en el plano de los ataques que sufre la juventud, como en el plano de la resistencia que expresa o en el plano del futuro que representa, los partidos comunistas tienen una gran responsabilidad que asumir pero también numerosas oportunidades que aprovechar. Los vínculos de los partidos comunistas con la parte joven de las clases trabajadoras y la calidad de sus vínculos con las clases laboriosas en su conjunto –en una perspectiva de largo plazo- determinan directamente los objetivos generales de los partidos comunistas y su objetivo estratégico final, el socialismo. Los partidos comunistas tienen la responsabilidad de dirigirse directamente, como partido, a la juventud, de hacer suyas las luchas de la juventud y de darles perspectivas revolucionarias en el plano político y organizativo. Los partidos comunistas juegan un papel determinante e irremplazable para reforzar la unidad de la clase obrera. Esto se traduce en el fortalecimiento de la integración de las luchas de los jóvenes trabajadores, de los estudiantes y de los escolares en el seno del movimiento de la clase obrera en su conjunto. Esto se traduce también en la educación de la juventud en el hecho de que no hay porvenir para la juventud si no se guía por los intereses objetivos de la clase obrera. En el trabajo de transmisión de las tradiciones de lucha y de organización de la clase obrera en el seno de la juventud, los partidos comunistas


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tienen la responsabilidad de promover la orientación de clase contra la colaboración de clases. Finalmente, los partidos tienen una responsabilidad particular en la formación e incorporación de jóvenes militantes y cuadros. Tienen una responsabilidad en la formación en el marxismo-leninismo y en el aprendizaje de la lucha política y táctica. LA SITUACIÓN DE LA JUVENTUD EN LOS PAÍSES SOCIALISTAS El socialismo anima a los jóvenes a la participación activa y consciente en la solución de los problemas principales que les afectan, desarrolla la responsabilidad colectiva y la solidaridad. En una sociedad socialista, los jóvenes tienen una idea concreta de lo que defienden y construyen. La juventud no es víctima del sistema, como ocurre bajo el capitalismo, sino la principal beneficiaria de las oportunidades y de las posibilidades que le brinda el socialismo. Se abren nuevas perspectivas para América Latina, donde crece el acceso de los jóvenes a la salud, a la educación, a la cultura y la participación popular. Esto, gracias a políticas de socialización aplicadas como alternativas a las políticas neoliberales y capitalistas y muy a menudo inspiradas por la acción de Cuba socialista. Un reto para los países socialistas es la transmisión de la herencia revolucionaria a las nuevas generaciones que no han conocido la revolución y los sacrificios inmensos que ha requerido. Esto es tanto más necesario para la continuación del cumplimiento de la revolución y para las luchas y retos que entraña. LA IMPORTANCIA DE LA CONSTRUCCIÓN DE UN FUERTE MOVIMIENTO DE JÓVENES COMUNISTAS Lenin subrayaba en sus tiempos la importancia de tener una organización juvenil comunista independiente a la vez que firmemente ligada ideológica y políticamente al partido comunista. Esto sigue siendo cierto actualmente.

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La construcción de un movimiento juvenil fuerte permite reclutar y concentrar alrededor del partido a los jóvenes y, particularmente, a los que se suman o se aproximan a las clases trabajadoras. Permite movilizar y atender muy ampliamente al conjunto de la masa de jóvenes y orientar sus luchas junto con la clase obrera y el movimiento popular, contra el imperialismo y hacia otro mundo, un mundo socialista. Da la oportunidad a una parte importante de la juventud para romper con la ideología capitalista, socialdemócrata y pequeñoburguesa. Favorece la popularización del marxismo-leninismo y del partido comunista en el seno de la juventud. Las organizaciones de la juventud se concentran sobre todo allí donde los jóvenes viven, trabajan y/o se organizan. Aunque la dispersión y la inestabilidad económica de la juventud trabajadora hagan más difícil su organización, conseguirla es de una importancia estratégica. Esto implica el trabajo organizado con la juventud en las empresas y los sindicatos, con los estudiantes que deben trabajar para financiar sus estudios, en los barrios populares y las comunidades. Las escuelas secundarias y los establecimientos de enseñanza superior universitarios y no universitarios constituyen lugares de muy alta concentración y organización de la juventud. En numerosos países, el movimiento estudiantil y escolar tiene además una gran tradición de lucha. En todas estas experiencias, en estos diferentes campos, el movimiento de jóvenes comunistas se une plenamente con las luchas de los jóvenes. Parte de las preocupaciones de los jóvenes (el empleo, la enseñanza, la paz y el derecho a la integridad física, el medio ambiente…). Rechaza el papel de comentarista a distancia. Toma parte activamente en estas luchas para orientarlas por una vía revolucionaria, lo cual exige liberarlas de las influencias socialdemócratas o pequeñoburguesas oportunistas. La organización de los jóvenes comunistas efectúa un trabajo de sensibilización y de concienciación, revelando la naturaleza de clase de cada lucha. Vela por desarrollar el nivel de la lucha, orientándola hacia una mayor unidad con el resto del movimiento de los trabajadores.


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El movimiento juvenil cuida asimismo su propio fortalecimiento organizativo, así como el del grado de organización de la juventud. Las formas pueden variar de un país a otro, con tal de que se adapten a la juventud de que se trate. Reforzar el grado de organización de la juventud se realiza ampliando las filas del movimiento comunista juvenil, pero también reforzando y ampliando las organizaciones sindicales de clase y otras organizaciones que agrupen jóvenes (empleo, paz, antirracismo…). Además de participar activamente en la lucha de los jóvenes, además de desarrollar la conciencia y de fortalecer el grado de organización de los jóvenes, el movimiento juvenil asegura cierto número de tareas permanentes. Por ejemplo: - La difusión y la promoción del marxismo-leninismo en el seno de la juventud. Es una necesidad para la supervivencia misma del movimiento de jóvenes comunistas, pero constituye también una oportunidad muy grande. En efecto, la burguesía es incapaz de ofrecer a la juventud una visión de futuro coherente que responda a las necesidades de los jóvenes, mientras que el marxismo-leninismo sí ofrece esta herramienta, esta concepción del mundo científica. - La promoción de una conciencia de clase proletaria entre la juventud. En este marco, el movimiento de jóvenes comunistas trabaja por la unidad de clase entre los jóvenes y el conjunto del mundo del trabajo, de sus sindicatos y de su partido de vanguardia. Favorece las iniciativas de solidaridad con las clases laboriosas, apoya los piquetes de huelga y las luchas. - La promoción del internacionalismo proletario. El nacionalismo burgués, el racismo, la xenofobia o el chovinismo están entre los peores enemigos de la lucha de clases y del comunismo. Tenemos que destruir estas influencias desde la temprana edad. La promoción del internacionalismo en el seno de la juventud y la importancia de la coordinación internacional del movimiento juvenil comunista puede realizarse a través de reuniones internacionales, de discusiones y de acciones comunes de las organizaciones de jóvenes

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comunistas. Este tipo de cooperación entre jóvenes comunistas puede respaldar de manera decisiva el contraataque político e ideológico del movimiento juvenil contra el anticomunismo y por la defensa del socialismo como única alternativa al imperialismo. Además, las iniciativas comunes y las discusiones entre los jóvenes comunistas pueden aportar una perspectiva y una ayuda política significativa al movimiento juvenil antiimperialista internacional. Es así como la FMDJ (Federación Mundial de la Juventud Democrática) se ha fortalecido y ha dado pasos importantes en la profundización de su carácter de clase nítido. - La promoción de un sistema de valores que se oponga a aquel que el capitalismo impone. El movimiento juvenil propaga valores de solidaridad, de honestidad, el optimismo, el sentido de acción colectiva, la modestia, el espíritu de trabajo solidario, la curiosidad y la apertura, el espíritu crítico y autocrítico, el gusto por la ciencia y el rechazo del oscurantismo... - El combate contra la reproducción de las discriminaciones de la sociedad en el seno del movimiento juvenil. El movimiento de jóvenes comunistas debe velar por combatir en su seno las discriminaciones que afectan en la sociedad a los jóvenes de origen inmigrante y a las mujeres, en particular. A menudo, las mujeres y los trabajadores de origen inmigrante se hallan (fuertemente) subrepresentados en el seno de los partidos comunistas y del movimiento obrero organizado en general. Los movimientos comunistas de la juventud pueden contribuir, en una medida importante, a superar este retraso y a reforzar así la unidad de la totalidad de las clases laboriosas. - La integración del movimiento de jóvenes comunistas en el conjunto del movimiento juvenil. El movimiento de jóvenes comunistas es el movimiento de vanguardia en la juventud. Pero esto no quiere decir que se trate de un movimiento aparte. El movimiento de jóvenes comunistas cultiva sólidos lazos y dialoga con el conjunto de los movimientos juveniles (asociaciones sindicales, culturales, deportivas, centros juveniles, asociaciones estudiantiles, etc.).


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Para construir un movimiento de jóvenes con estas características, hacen falta cuadros bien formados que consigan vincularse profundamente con los jóvenes, sus problemas, su manera de pensar, su manera de practicar el humor y la cultura. Tal movimiento de jóvenes necesita cuadros que hayan adquirido suficiente experiencia de lucha y de formación en el marxismo-leninismo. EL RETO DE LA INTEGRACIÓN DE JÓVENES MILITANTES Y CUADROS EN EL PARTIDO La juventud constituye una prioridad del partido porque un buen trabajo con ella, además de garantizar la continuidad política y organizativa del partido, también le permite ampliar permanentemente su campo de acción. Integrar a los jóvenes en el Partido La construcción de una organización sólida de jóvenes permite asegurar la formación de una nueva generación de militantes y cuadros revolucionarios que podrán reforzar y ampliar el trabajo del partido. Esto sólo puede lograrse si estos nuevos militantes y cuadros se integran en el partido a todos los niveles, con una preocupación por educarse en la tradición del partido, con una preocupación por aprender de las experiencias pasadas. Estos jóvenes militantes serán educados política e ideológicamente en el marxismo-leninismo y con la historia de las luchas de clases de los trabajadores del país y del mundo entero. El partido debe conceder una gran importancia al trabajo de integración de los jóvenes camaradas y escuchar las experiencias y opiniones de los jóvenes camaradas. Todo espontaneísmo en esta cuestión conduce a la decadencia del partido. Integrar a los cuadros jóvenes en la dirección del partido Integrar a los jóvenes militantes en el partido debe hacerse a todos los niveles, también en el seno de la dirección del partido. Los mejores

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camaradas de cada generación deben familiarizarse cuanto antes con los retos y las funciones de la dirección superior del partido. La política de los cuadros debe estar muy bien organizada y dirigida. Se hace en equilibrio entre el aprendizaje con los cuadros experimentados, la progresiva toma de responsabilidades, el aprendizaje autónomo y la eventual introducción de nuevos enfoques. En conclusión, afirmamos que las luchas de los movimientos juveniles del mundo entero nos inspiran mucho. Ayudaremos a que se consoliden. Trabajaremos por el fortalecimiento de sus vínculos con el movimiento de los trabajadores. Con el conjunto de la clase obrera y en alianza con las capas pobres e intermedias de la sociedad, los jóvenes podrán cumplir la tarea histórica de la transformación profunda del poder, del derrocamiento del imperialismo y del capitalismo, de la conquista del socialismo. Bruselas, mayo de 2009 www.icsbrussels.org


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REFLEXIONES ACERCA DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA SOCIEDAD PUERTORRIQUEÑA

Jorge Arturo Rodríguez Refundación Comunista de Puerto Rico

“La revolución no se hace, la revolución se organiza”

Problemas que aquejan a la clase trabajadora puertorriqueña Los trabajadores puertorriqueños han tenido que enfrentar durante los últimos catorce años una ofensiva patronal y neoliberal que paulatinamente ha arrancado numerosas conquistas obtenidas en décadas anteriores. Esta situación no es un evento aislado, sino una manifestación de la profunda crisis del capitalismo en el plano mundial en su fase imperialista final, manifestada en la llamada globalización y en el llamado neoliberalismo. Esta feroz ofensiva, que ha abarcado prácticamente todos los frentes que tradicionalmente le ofrecían cierta seguridad económica y social a los trabajadores, pone de manifiesto la agudización de la lucha de clases en Puerto Rico y, más aun, evidencian de manera contundente cómo se manifiestan las enormes contradicciones de la economía capitalista. La misma abarca todos los órdenes de nuestra vida cotidiana, en


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los centros de trabajo, sistemas de pensiones y retiro, planes médicos, encarecimiento exorbitante del nivel de vida, entre otros, sin redundar en beneficio alguno para las familias trabajadoras. Históricamente la clase trabajadora ha opuesto una tenaz resistencia a todos los esfuerzos del gran capital y la burguesía por despojarlos de sus derechos fundamentales como los principales productores de la riqueza social del país. Nos resulta más familiar, por su proximidad, la huelga de la Telefónica, de 1998, en la cual la clase obrera demostró sus capacidades de movilización y agitación social, que sobrepasaron los límites de su propia clase, logrando el apoyo de amplios sectores sociales, como los estudiantes, pensionistas, entre otros. Esta experiencia sirvió como aprendizaje y de ensayo de diversas estrategias de organización y coordinación sindical para frenar la privatización, la cual tenía como consecuencia la pérdida de puestos de trabajo y el detrimento del nivel de vida de los trabajadores. Sin embargo, la derrota de este movimiento popular trajo, a su vez, una serie de lecciones que en el futuro merecerán mayor reflexión y discusión por parte de diversos sectores de la clase obrera. 1 Esta huelga puso de manifiesto cómo en ocasiones las acciones de los trabajadores han adolecido de errores estratégicos y tácticos que han facilitado la labor privatizadora del gran capital transnacional en contubernio con la parasitaria burguesía colonial.2 Además, por el carácter dialéctico de la lucha de clases que se da dentro de los centros de trabajo, las contradicciones surgidas dentro de los propios sindicatos, favorecieron el resquebrajamiento del CAOS. Estos errores (estratégicos, tácticos e ideológicos) ciertamente merecen ser analizados individualmente para una mejor comprensión de los mismos. 1 Una comisión del Frente Socialista realizó un recuento de esa lucha recogido en el documento: Informe sobre la situación política nacional – 14ta. Asamblea del Frente Socialista- 4 de febrero de 2007. También la Conferencia Sindical publicó un libro titulado: Entre la Huelga del Pueblo y la Cumbre Social: el movimiento obrero puertorriqueño en la encrucijada, el cual hace un recuento histórico del movimiento sindical en el país, de los hechos de aquellos años y algunas de sus consecuencias. Sin embargo, las observaciones recogidas en ambas publicaciones merecen ampliarse y adaptarse a las particularidades históricas actuales. 2 Es parasitaria porque se nutre del trabajo de los asalariados y mantiene connivencia con el capital imperialista. Esta sirve como apéndice de la burguesía del imperio.

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Ciertamente, a partir del triunfo electoral de la extrema derecha, con Luis Fortuño como gobernador, ha habido lentos intentos de recomposición del movimiento obrero para enfrentar la ofensiva neoliberal que propone su administración. Se logró organizar el Frente Amplio de Solidaridad y Lucha, que agrupa numerosos sindicatos y organizaciones políticas. Esos acuerdos entre diversos componentes del movimiento obrero y sindical lograron convocar exitosamente marchas y manifestaciones durante los meses de abril y junio. También el FASyL logró convocar el primero de mayo uno de los más masivos de reciente memoria, con un paro de un día con cerca de 40 mil trabajadores/as. Sobre la lucha sindical La visión de los sindicatos en Puerto Rico limita enormemente el radio de acción de la clase trabajadora, no sólo en términos de sus propias reivindicaciones económicas, sino en recabar el apoyo de otros sectores sociales que vaya más allá de la mera simpatía. Ciertamente, los reclamos económicos de los trabajadores siempre serán un elemento importante en cualquier lucha obrera; sin embargo, éste debe ser sólo el primer escalón dentro de un marco de acción mucho más abarcador, tanto social como político. Lenin reconoció la importancia de la participación de los obreros en estas organizaciones, pero que las mismas no se debían limitar solo a los reclamos económicos, porque los desvinculaba de otras luchas sociales: “Las organizaciones obreras para la lucha económica han de ser organizaciones sindicales. Todo obrero socialdemócrata debe, dentro de lo posible, apoyar a estas organizaciones y actuar intensamente en ellas. De acuerdo. Pero es contrario en absoluto a nuestros intereses exigir que sólo los socialdemócratas puedan ser miembros de las organizaciones “gremiales”, pues eso reduciría el alcance de nuestra influencia entre las masas. Que participe en la organización gremial todo obrero que comprenda la necesidad de la unión para luchar contra los patronos y el gobierno. El fin mismo de las organizaciones gremiales sería inaccesible si no agrupasen a todos los obreros capaces de comprender, por lo menos, esta noción elemental, si dichas organizaciones gremiales no fuesen muy amplias. Y cuanto más amplias sean estas organizaciones tanto más amplia será nuestra influencia en ellas, ejercida no sólo por el desarrollo


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“espontáneo” de la lucha económica, sino también por el influjo directo y consciente de los miembros socialistas de los sindicatos sobre sus camaradas.” 3 Dentro de estas luchas económicas, es necesario incluir el factor político-ideológico, no como mero apéndice del debate partidista burgués-colonial, sino como otra dimensión social que precisamente incide en el bienestar de los trabajadores y las trabajadoras. Por la naturaleza dialéctica del ser humano como ser social y político, no se le puede desvincular de las luchas sociales del país, porque las mismas manifiestan de modo explícito la lucha de clases, y es precisamente en ésta donde se encuentra el factor político. Al desvincularse a la clase trabajadora de esas luchas sociales reivindicativas, se le enajena de su base social, que son los desposeídos y los oprimidos. Desde luego, esa lucha política debe estar orientada hacia cómo combatir el enemigo de clase y la reivindicación de la liberación nacional de Puerto Rico como primera etapa de un proceso de construcción del socialismo y de la emancipación de la clase obrera. No obstante, los trabajadores deben estar conscientes, particularmente las direcciones de sus sindicatos, de que éstos no son instrumentos de lucha política, sino estructuras de fogueo contra el capital en el aspecto económico, que en el organizativo llevarán a los elementos más conscientes a organizarse políticamente. En la historia reciente, los ejemplos de China, Vietnam, Cuba y Corea Popular demostraron que, durante el desarrollo de sus luchas de liberación nacional, hubo una transformación en la conciencia revolucionaria de las masas que las llevó de una lucha “independentista” a plantearse la construcción de una sociedad superior: la sociedad socialista. Ese desarrollo en la conciencia de las masas se solidificó en la comprensión por parte de éstas que el proyecto de “independencia” no correspondía ni satisfacía los intereses de los trabajadores ni de las masas desposeídas, sino de las burguesías nacionales que los explotaban. Es dentro de ese contexto que toma relevancia la liberación nacional de Puerto Rico, como una etapa intermedia en el desarrollo de la lucha de clases en el país, donde, en el fragor de la misma, las masas irán 3 Lenin, Vladimir I. ¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento. 19011902. P. 58.

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adquiriendo conciencia sobre el porqué de su situación y de su verdadero papel en el proceso productivo. Ciertamente, no podemos descartar que en el desarrollo de esas luchas de clase se pudiese construir el socialismo junto con la liberación nacional, ya que uno conduce irremediablemente al otro. En Latinoamérica, a pesar de que sus países son repúblicas, en la práctica son neocolonias sujetas al control económico y militar de Estados Unidos. Este control está cimentado en burguesías nacionales anexionistas, aparatos estatales altamente burocratizados y ejércitos entrenados en Estados Unidos. El caso de Venezuela puede utilizarse como un ejemplo claro de cómo se ha agudizado la lucha de clases, el cual ha generado y desarrollado un proceso de liberación nacional. Este proceso democrático popular utiliza como postulado teórico fundamental el “socialismo del siglo XXI” para diferenciarlo de otros procesos, darle un matiz más autóctono, democrático. Sin embargo, esta vertiente del “socialismo” niega la toma del poder por los trabajadores y desposeídos, el derrocamiento de la burguesía y la dictadura de los trabajadores como pasos necesarios y conducentes a la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, como ha demostrado la historia. Esta “coexistencia” con las clases explotadoras y parasitarias del imperialismo le ha traído innumerables problemas para controlar los medios de producción, evidenciado en el golpe de Estado de abril de 2002 y en el paro petrolero de PDVSA. Según el “socialismo del siglo XXI”, el control del poder político y de los recursos naturales es posible como primera etapa conducente a un proceso de construcción del socialismo, donde, desde luego, el proceso productivo continúa siendo eminentemente capitalista. En definitiva, que es posible hacer una transición pacífica hacia el socialismo, planteamiento que ha sido hecho añicos por la historia de la lucha proletaria a nivel mundial. Sin embargo, considerando la situación actual, cabe preguntarnos: ¿cómo lograr que los trabajadores hagan suyo, como proyecto histórico, la consecución de la liberación nacional? ¿Cómo irlos arrancando ideológicamente de las fauces de la propaganda capitalista e imperialista


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e integrarlos a las luchas sociales cotidianas? En la etapa en que se encuentra actualmente la lucha de clases en Puerto Rico, la tarea de todos los socialistas, comunistas y luchadores sociales debe estar dirigida a incorporar a los trabajadores, a los oprimidos, más allá de sus entornos inmediatos e integrarlos a tareas organizativas y de lucha política en sus comunidades. El papel del Estado como instrumento de explotación El Estado como aparato social juega un papel fundamental al ser instrumento de dominación de una clase sobre otra. El Estado se manifiesta y acapara todos los órdenes de la vida de los trabajadores, explotados y oprimidos, a través del cual las clases dominantes conspiran para perfeccionar métodos de explotación de las masas. Es un sistema de dominación social en el cual a los que oprime no se percatan de que, en efecto, viven en una cárcel sin paredes. El pueblo, en más de una ocasión, ha comprobado cómo su complejo entramado de “instituciones”, como los tribunales, la legislatura, el sistema de educación4, hacienda, Junta de Planificación, los cuerpos paramilitares, entre otros, son utilizados por la burguesía para reprimir y enajenar el patrimonio colectivo del pueblo. Dentro de ese entramado existen históricamente dos pilares que resultan fundamentales para el sostenimiento del Estado burgués-colonial, y que, a su vez, sirven de enlace directo con las clases dominantes: la burocracia y el ejército permanente. Lenin vio con suma claridad su 4 La Federación de Maestros de Puerto Rico criticó y repudió la acción de censura cometida por las autoridades del Departamento de Educación al eliminar del currículo de español varias obras literarias de gran importancia para la formación intelectual de los estudiantes de escuela secundaria. Mientras, el Gobernador Luis Fortuño toma medidas matizadas por el fundamentalismo religioso, implantando así en el ámbito escolar el período de cinco minutos de reflexión, que apuntan a la creación de un clima de intolerancia, dogmatismo y la imposición de medidas policíacas para atender los problemas sociales. La censura de estos textos ha sido impuesta a petición de una empresa privada, sin evaluar el material aludido y sin discutir el asunto con los maestros y pedagogos del país. Actualmente, el magisterio en Puerto Rico ha sido golpeado reiteradamente por gobierno. La aplicación de medidas como la eliminación de aumentos salariales, la eliminación del derecho a negociación y a tener un convenio, la eliminación de miles de plazas, el aumento de la carga de trabajo, la imposición del horario escalonado y fragmentado, la intención de cerrar

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relación dialéctica: “El poder estatal centralizado, característico de la sociedad burguesa, siguió en la época de la caída del absolutismo. Dos son las instituciones más características de esta máquina de Estado: la burocracia y el ejército permanente.” Y, luego, añade: “La burocracia y el ejército permanente son un «parásito» adherido al cuerpo de la sociedad burguesa, un parásito engendrado por las contradicciones internas que dividen a esta sociedad, pero, precisamente, un parásito que «tapona» los poros vitales.” 5 El pueblo puertorriqueño está consciente que el burocratismo es el germen de la corrupción gubernamental, la cual se ha esparcido a todos los niveles y sectores sociales como modo de vida. Sin embargo, es aún más relevante destacar el papel de los cuerpos armados represivos paramilitares y su estrecha relación con la pobreza en Puerto Rico. ¿Por qué existe una cantidad tan desproporcionada de elementos armados por ciudadano divididos en diversos organismos como la Guardia Nacional, la Policía Estatal, la Policía Municipal y las compañías de seguridad privadas? ¿Cuál es su vínculo con las condiciones actuales de pobreza y marginación? Constantemente vemos como se aumenta la cantidad de policías para “combatir el crimen”, pero no se analiza sociológicamente las causas de esa criminalidad. En ningún momento se les vincula a las propias contradicciones del sistema capitalista, que causan el empobrecimiento de esos sectores marginados y que los conduce a actividades delictivas para poder participar de la obtención desmesurada de bienes de consumo a la que son inducidos.6 Las clases dominantes son plenamente conscientes de la alta posibilidad de estallidos sociales como consecuencia de esa pobreza y escuelas completas y la reducción de la oferta académica, entre otras medidas, marcan un deterioro acelerado de las condiciones de trabajo del magisterio. Simultáneamente, implican un deterioro en las condiciones de aprendizaje de los y las estudiantes. 5 Lenin, Vladimir I. El Estado y la Revolución. La teoría marxista del estado y las tareas del proletariado en la revolución. 1917. P.15. 6 Estadísticas del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, para el año 2006, señalan que hay 27.440 guardias de seguridad privados y 21.390 agentes de policía estatal. Estadísticas de COPREVI indican que en el país existe un promedio de 711 policías y guardias municipales por cada 100.000 habitantes. Además, por cada dólar invertido en prevención se gastan $7 en medidas de “seguridad” policiales. Primera Hora, 23 de marzo de 2007.


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marginación, la cual se manifiesta constantemente7. Resulta evidente que la proliferación de estos cuerpos paramilitares de “elite” surge como un resultado directo de la lucha de clases. Lenin planteó magistralmente el papel de estos organismos armados en las sociedades burguesas: “Si es imposible, es porque la sociedad civilizada se halla dividida en clases enemigas, y, además, irreconciliablemente enemigas, cuyo armamento “espontáneo” conduciría a la lucha armada entre ellas. Se forma el Estado, se crea una fuerza especial, destacamentos especiales de hombres armados, y cada revolución, al destruir el aparato del Estado, nos indica bien visiblemente cómo la clase dominante se esfuerza por restaurar los destacamentos especiales de hombres armados a su servicio, cómo la clase oprimida se esfuerza por crear una nueva organización de este tipo, que sea capaz de servir no a los explotadores, sino a los explotados.” 8 La burguesía colonial históricamente ha utilizado la represión como arma de disuasión contra movimientos independentistas y socialistas en Puerto Rico. Sin embargo, no es hasta la década de 1930 en que, en contubernio con las agencias represivas yankis, como el FBI y la Inteligencia Militar, comienza una persecución sistemática contra todas las organizaciones y movimientos independentistas y de liberación nacional. Entre las técnicas represivas se encontró el carpeteo,9 la persecución laboral, el encarcelamiento y el asesinato físico. Este fue un factor que definitivamente frenó el avance de movimientos progresistas y revolucionarios durante más de cuarenta años, principalmente por razones de estigma social y miedo a la represión. Durante los años 1960 colaboraron con 7 El gobernador de Puerto Rico, Luis A. Fortuño, mediante la nueva Orden Ejecutiva Núm OE-2009, fomentará la movilización de la Guardia Nacional y otras fuerzas militares en “actividades de grave perturbación del orden público”, con el propósito de frustrar actividades de resistencia concertadas para protestar contra las medidas neoliberales de su actual administración, las cuales promueven el despido de miles de empleados públicos. Dicha ley fue firmada después que el Frente Amplio de Solidaridad y Lucha anunciara que varios sindicatos se preparan para la huelga. A esto se le suma el aumento de la represión a la que son sometidas las comunidades de rescatadores de tierra. Comunidades que han sido amenazadas con ser desalojadas por gobierno y la policía. En Puerto Rico se avecina una huelga general en protesta por los despidos y la privatización de los servicios. 8 Op. cit. P. 4. 9 El carpeteo consistía (y consiste) en levantar expedientes detallados sobre las personas o colectivos que están en la mira de los cuerpos represivos del Estado. Para abundar sobre la persecución del movimiento independentista y comunista ver: Acosta, Ivonne. La Mordaza. Puerto Rico 1948-1957. Editorial Edil. Río Piedras. 1998.

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los aparatos represivos yankis numerosos agentes terroristas del exilio cubano en la isla, como Alpha 66, quienes tuvieron bajo su haber el asesinato de varios militantes de la izquierda puertorriqueña, como cubanos residentes solidarios con la Revolución Cubana. Hasta el día de hoy, muchos de esos casos10 están si esclarecer, a pesar de que el FBI cuenta con la evidencia necesaria para resolverlos. Es dentro de la sociedad burguesa actual (pues hemos sido incapaces de liberarnos del colonialismo seudodemocrático burgués) y de su aparato estatal, donde los emporios mediáticos sirven como instrumento de enajenación de las clases dominantes, a través de los cuales se modifica la conducta, valores y aspiraciones de las clases explotadas. En ellos se glorifican las virtudes y ventajas del sistema capitalista frente a la alternativa real y posible del socialismo. Con su propaganda inclemente y su control casi absoluto de los medios de comunicación (tergiversan y demonizan las acciones afirmativas de la clase obrera e influyen constantemente en los trabajadores sobre las grandes virtudes de la sociedad de consumo desmedido), han tenido efectos devastadores en la conciencia de clase de un amplio sector de los trabajadores puertorriqueños. Este es uno de los instrumentos principales del Estado, paralelo con los cuerpos de represión policial, en el aplacamiento de movimientos obreros reivindicativos, a través del cual los sectores obreros menos conscientes han sido programados para creer que teniendo posesiones materiales no sólo serán vistos como burgueses, sino aceptados a su vez por la burguesía. Esa falsa concepción de la “ascensión de clase” funciona como un convincente estímulo dentro de las sociedades capitalistas para que las clases oprimidas se dejen explotar por consentimiento y así consumir artículos que no necesitan. Es decir, les han arrancado su conciencia de clase. No obstante, no es solamente que les han despojado de su conciencia de clase, sino que “los medios” han sabido manipular 10 Aún quedan en cárceles estadounidenses puertorriqueños luchadores antiimperialistas como Carlos Alberto Torres y Oscar López, miembros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional y Avelino González Claudio, miembro de EPB-Macheteros. El 23 de septiembre de 2005 fue asesinado por el FBI el líder del grupo revolucionario Los Macheteros, Filiberto Ojeda Ríos (Filiberto Ojeda Ríos: su propuesta, su visión. Claridad / Ediciones Callejón, 2006. Editor José Elías Torres).


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a estos sectores obreros para que apoyen decididamente las posiciones reaccionarias de las clases que los oprimen (recordemos la lucha por el sales tax y la vergonzosa “Marcha por mis habichuelas”).11

trabajadores. En Puerto Rico, para el 2004, un 28% de la clase obrera o 386 mil trabajadores/as13 producen plusvalía bajo estas condiciones de explotación llamadas jornada parcial.

Estas condiciones materiales de falsa opulencia y abundancia influyen dialécticamente en los movimientos sociales, donde, por un lado, unos sectores políticamente atrasados defienden su propia explotación y la enajenación de su trabajo, mientras que otros sectores, igualmente explotados y empobrecidos, más avanzados políticamente, se radicalizarán progresivamente en sus luchas, y sus posturas se tornarán más intransigentes hacia el modelo capitalista.

La transformación en la configuración de la clase trabajadora en Puerto Rico responde a esa evolución del sistema capitalista a nivel mundial, el cual, para sobrevivir, tiene que hacer ajustes constantemente para paliar las contradicciones que amenazan su propia existencia. Estos ajustes se ven regularmente en los cierres de fábricas para trasladarse a países con menos controles y leyes laborales laxas, despido de trabajadores para abaratar costos, fusiones de grandes emporios comerciales y tecnológicos que desembocan en despidos y recortes de beneficios.

Transformación de la clase obrera en Puerto Rico Como consecuencia de las transmutaciones del propio sistema capitalista mundial, la economía de Puerto Rico se ha transformado de una agrícola, luego de manufactura a ser, finalmente, una de servicios.12 Esto claramente crea enormes desventajas para la clase obrera puertorriqueña. Pero, además, incide directamente en su configuración debido a que ya no existe en Puerto Rico un “proletariado” en el sentido industrial como fue durante la Operación Manos a la Obra, de las décadas de 1950 y 60. Un sector importante de la fuerza trabajadora del país ha sido “reubicado” en el sector de servicios, el cual es actualmente uno de los renglones económicos de mayor importancia del país. Este “ejército” de trabajadores, en su mayoría no diestros, está totalmente desprovisto de las protecciones elementales de las que gozan los trabajadores y trabajadoras sindicalizados, entre las que se encuentra, precisamente, el derecho a organizarse en sindicatos. Este sector de la clase obrera ha sido capturado en el subempleo o jornada parcial. Esta es una medida creciente implementada por los dueños del capital para arrancar las conquistas logradas por las y los 11 En 2007, el entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá impulsó la imposición de un impuesto del 7% al consumo para lidiar con el déficit fiscal. Para manipular la opinión pública, el Partido Popular Democrático (firme defensor del régimen colonial) movilizó los sindicatos que controla en la Marcha por mis habichuelas para alegar que la clase obrera apoyaba dicha medida. 12 Dietz, James L. Historia económica de Puerto Rico. Ediciones Huracán. 3ra. Reimpresión. 2002.

La economía de dependencia, estructurada en las importaciones, las transferencias de subsidios federales y el colapso de subsidios a empresas extranjeras agrupados en las llamadas 936 durante la década de 1990, sin duda, han causado una mayor atomización de los sectores obreros que laboraban en las mismas. En algunos casos, estos sectores se han integrado a otras ramas de la economía distintas a aquellas en las que se desempeñaban, desperdiciándose sus conocimientos técnicos. En otros casos, desarrollaron negocios propios con relativo éxito o pasaron a engrosar las filas del desempleo. En todos los casos, todo este reordenamiento de la estructura del gran capital, vendida con tanta fanfarria y triunfalismo, ha desembocado en un desmejoramiento acelerado y progresivo de las clases trabajadoras y del pueblo en general. Se le debe añadir la destrucción de la agricultura14, que formó parte del proyecto de “industrialización” de la década de 1950, la cual ha sido descartada de cualquier plan económico elaborado por las agencias colo13 Datos obtenidos del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico. 14 La Coalición Pro-Agricultura Ecológica de Puerto Rico condenó la forma engañosa en la que el gobernador Luis A. Fortuno, firmó, el pasado 10 de agosto, la Ley de Promoción de Empresas de Biotecnología Agrícola en Puerto Rico, sin evaluar los impactos devastadores y negativos hacia la casi inexistente agricultura en el país. Esta Ley busca fomentar el establecimiento de empresas orientadas a la biotecnología rural en la isla. Sin embargo, la introducción de transgénicos y empresas de biotecnología no atiende las causas estructurales político-económicas que llevan a la hambruna y a la falta de empleos. Los transgénicos no son una mejora sobre el código genético y la agricultura tradicional existente, son seres vivos cuyos códigos han sido alterados y contienen combinaciones genéticas que nunca se hubiesen dado en la naturaleza.


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niales. La misma ha sido eliminada como futuro proyecto económico, suplantada por la utilización de sus áreas tradicionales para satisfacer la voracidad de los empresarios de la construcción. Esta concepción económica de los “Puerto Rico Inc. Boys”, personificados en la burguesía financiera incrustada en posiciones claves dentro del gobierno, elimina la posibilidad de ser retomada en el futuro, tanto como vía para aliviar el desempleo, como para la soberanía alimenticia. La agricultura será puntal en cualquier proyecto de liberación nacional que impulse la clase obrera, junto a otros sectores marginados, como pieza estratégica para iniciar un verdadero desarrollo social y económico. ¿Qué hacer? ¿Por dónde empezar? No es necesario ser un científico social ni un gran teórico marxista para darse cuenta de que la inmensa mayoría de la sociedad puertorriqueña la componen las clases trabajadoras, las masas de desposeídos y marginados. Sin embargo, dadas las condiciones de “supuesta” abundancia material en Puerto Rico, causadas en gran medida por las “ayudas” federales,15 los sectores sociales impactados por estas transferencias, algunos marginados, otros oportunistas, se han convertido en un lumpen que constituye la base social de apoyo del régimen colonial. El efecto psicológico causado a ese cuerpo social es claro: crear un sentimiento de impotencia el cual no permite visualizar acciones organizativas revolucionarias desde las bases para gestionar un proceso de liberación nacional. Por otra parte, crea vínculos de lealtad, no sólo hacia la metrópolis, sino también hacia el sistema capitalista en general. Además, en la isla, al estar convertida en un paraíso del juego, el narcotráfico y el lavado de dinero, éstos causan especial enajenación en diversos sectores sociales, inclusive dentro de la propia clase obrera. Por esto, es deber de todo socialista y comunista hacer el trabajo político en su entorno inmediato, involucrándose en todas las luchas ambientales, comunales y laborales, difundiendo la teoría marxista-leninista entre las masas, destacando que todas son producto de la lucha de clases. 15 Estas supuestas ayudas se deben parcialmente al pago de usufructo del Departamento de Defensa de los EEUU por la utilización de bases militares en nuestro territorio nacional.

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¿Cómo se manifiesta la lucha de clases en todas las luchas sociales, ambientales, comunales, por los derechos de la mujer, de la comunidad GLBT, entre otras? El denominador común en todas es cómo las clases dominantes intentan apoderarse, para su beneficio, de todo el patrimonio colectivo, y eso se traduce en acaparar los recursos naturales, desalojo de comunidades históricas para sustituirlos por residencias lujosas (¿limpieza social?), explotación por causa de género a las miles de madres trabajadoras y la negación de derechos civiles fundamentales de los homosexuales. No obstante, la lucha de clases en Puerto Rico se ha manifestado de manera grotesca en el ámbito de las luchas ambientales. Esta dilapidación y depredación del patrimonio ecológico evidencia de manera contundente cómo la voracidad del sistema capitalista amenazan la propia existencia de la humanidad. Esta ofensiva de las clases dominantes en diversos frentes ha creado una enorme resistencia de los sectores sociales más avanzados la cual se evidencia en las numerosas organizaciones comunitarias, organizaciones defensoras del ambiente, lucha contra el militarismo, entre otras. El caso de Vieques y la utilización de las costas para bases militares se traduce en la destrucción, a lo largo del siglo XX, de los medios de subsistencia y de producción de las comunidades costeras y el desarrollo de esas tierras para la agricultura. Se le añade el desalojo de las comunidades que en esos sectores se encontraban, las cuales han sido reubicadas en los caseríos o cinturones de pobreza. Todos estos colectivos luchan, consciente o inconscientemente, contra el sistema de explotación capitalista. Sin embargo, ¿cómo deben insertarse los militantes socialistas y comunistas en estas luchas? ¿Cuáles deben ser sus tareas y responsabilidades? Es imperativa la integración de los militantes socialistas y comunistas dentro de todas estas luchas sociales porque vincula su organización política a las masas. Esta integración debe darse a modo de colaboradores, organizadores, agitadores y, sobre todo, como educadores, sin pretensiones de llegar a tomar el control de dirección de las mismas. Llevarlos a la realización de que tienen la capacidad de generar cambios, no sólo en sus entornos inmediatos, sino a nivel nacional. Este trabajo debe realizarse sin demagogia ni oportunismo, debido a la complejidad de las dinámicas sociales que las generan.


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Los militantes socialistas y comunistas deben ser conscientes de que el trabajo político y de colaboración con los movimientos de masas debe ser abnegado, minucioso y muy paciente. Estos, además, deben concebirse como pedagogos populares.16 De esa manera, por su preparación e integridad en la lucha, se irán destacando dentro de los colectivos y, eventualmente, serán reconocidos por sus integrantes, a través de la práctica, como dirigentes, como su vanguardia. Otro aspecto fundamental es que para poder encaminar a la clase obrera y, como consecuencia, a las masas hacia ese proyecto revolucionario que los reivindique como clase, hay que armarlos con una teoría revolucionaria, el marxismo-leninismo. Pero la educación política de los trabajadores y las masas no se debe dar en un contexto aislado de la propia práctica revolucionaria, sino concomitante a la lucha en forma de organización política como eje fundamental para resistir las embestidas del capital y poder establecer la ofensiva en los distintos frentes de lucha. De esa manera, a medida que se vayan desarrollando en sus respectivas luchas, se irán dando cuenta de las contradicciones del sistema capitalista y de cómo se manifiesta la lucha de clases en su caso particular. Consideraciones finales Resulta evidente que los movimientos (obreros, sociales y la izquierda del país) están pasando por un proceso paulatino y acelerado de transformación en el cual se ensayan e innovan nuevas formas de organización y de lucha. También es evidente que estos movimientos, por sus contradicciones internas, no han sido efectivos en atraer a su seno a las masas del pueblo puertorriqueño. Esto se traduce en deficiencias organizativas y en métodos artesanales de trabajo que manifiestan su debilidad incipiente. Sin embargo, sin pretender que suene triunfalista, en Puerto Rico ciertamente podrían crearse las condiciones que nos lleven a desarrollar una lucha revolucionaria exitosa. Pero, para lograr este objetivo inicial, hace falta mucho trabajo, perfeccionar nuestras formas organizativas y de difusión de nuestras ideas. El gran descontento imperante entre amplios sectores del país por la situación colonial y por la miseria espi16 Harnecker, Marta. Revolución, ideología y sujeto(s). En: Pensamiento Crítico \ Año XXV #92 – Otoño 2003. P.27.

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ritual y social generada por el sistema capitalista está calando cada vez más hondo. Las masas en el país se muestran más receptivas a escuchar modelos sociales y económicos distintos al capitalismo, en concreto, el socialismo. Si bien es cierto que existe un sector políticamente influyente muy atrasado, el cual es manipulado por consideraciones puramente económicas, sus propias contradicciones ideológicas surgirán con mayor fuerza cuando sus lealtades sean puestas a prueba, tal y como evidenció el caso de la lucha en Vieques. Este sector no se limita a determinada clase social o a una “ideología” en particular, sino que abarca diversos segmentos sociales que apoyan la anexión, la actual relación colonial y la independencia. Dentro de estas tres ideologías se encuentran sectores sociales con ideas avanzadas, así como otros sumamente conservadores, los cuales reaccionarán a los movimientos obreros y populares de acuerdo a sus intereses de clase. Como ha demostrado repetidamente la historia, cuando los movimientos sociales revolucionarios adquieren moméntum y se convierten en verdaderos movimientos de masas, no existe sistema político o mecanismo de represión que se le resista. La burguesía y sus esbirros nos lanzan un nuevo reto; queda de nuestra parte devolverles el golpe. 29 de julio de 2009


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PROCESOS EDUCATIVOS EN MOVIMIENTOS SOCIALES CLASISTAS

Adrián Sotelo V. Profesor de la Universidad Autónoma de México (UNAM)*

Ponencia presentada en el IV Encuentro Brasileño de Educación y Marxismo: “Socialismo y Educación en América Latina”

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a alternativa planteada por los movimientos populares y sociales clasistas en América Latina en materia educativa constituye hoy un hecho fundamental y trascendente dentro los ciclos políticos de afirmación de la autonomía, el desarrollo y la libertad de pueblos y comunidades. Es el caso, por ejemplo, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil y de las comunidades zapatistas en México. *Adrián Sotelo V. es profesor-investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y profesor del Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la misma universidad. Sus últimos libros son: Teoría de la dependencia y desarrollo del capitalismo en América Latina, Editora Praxis, Londrina, Paraná, Brasil, 2008; y, en prensa: La crisis me da risa: tiempo de trabajo y desmedida del valor Un enfoque desde los Grundrisse, coedición Editorial Itaca-FCPyS-UNAM, 2009.


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En esta conferencia hacemos algunas reflexiones teóricas sobre la relación de los procesos educativos y las luchas sociales en el contexto de la crisis actual del capitalismo mundial, para enfatizar algunos aspectos de la educación en el movimiento zapatista, que ha sido uno de los mayores promotores del nuevo paradigma educativo y que ellos denominan La Otra Educación encuadrada en El movimiento de masas. Educación y revolución: la alternativa necesaria La educación es una categoría ontológica y social de los pueblos y de las comunidades históricos. Ella forma parte de la ontología del ser social, una vez que éste se constituye como tal a partir del proceso de hominización del ser humano, desprendido del Trabajo en tanto Urphänomen, o principio originario del ser social y de la humanidad, es decir, como su categoría fundacional.1 István Mészáros2 distingue lo que llama mediaciones de primer y segundo orden y mediante las cuales “cada una de las formas primarias se ven alteradas mas allá de cualquier reconocimiento, a fin de satisfacer las necesidades autoexpansionistas de un sistema de control metabólico social fetichista y alienante, que debe subordinar absolutamente todo al imperativo de la acumulación del capital”.3 Las mediaciones de primer orden, de acuerdo con el autor, son: a) la interrelación entre la regulación de la reproductividad biológica, la población sustentable y los recursos naturales disponibles; b) la regulación socialista del proceso de trabajo para la satisfacción de las necesidades humanas; c) la existencia de relaciones igualitarias y simples de intercambio; d) preservación y reproducción de los requerimientos materiales y culturales de las sociedades humanas; e) la asignación racional y planificada de los recursos humanos y materiales frente a la anarquía y la irracionalidad que el capital le confiere a esa “asignación” bajo la lógica de su metabolismo social; y, por último, f) la promulgación 1 Para este tema véase: György Lukács, Ontología del ser social: el Trabajo, Ediciones Herramienta, Buenos Aires, 2004. 2 István Mészáros, Más allá del capital, hacia una teoría de la transición, Vadell Hermanos Editores, Caracas, 2001, pp. 124 y ss. 3 Ibid., p. 159.

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y regulación de reglas acordes con estos principios enunciados en las anteriores mediaciones primarias.4 Las mediaciones de segundo orden, que en el capitalismo se vuelven hegemónicas, son: a) la familia nuclear, b) los medios de producción, c) el dinero, d) la producción fetichizada, e) el divorcio de la fuerza de trabajo asalariada tanto de la propiedad de los medios de producción como de las condiciones en que ésta se organiza y funciona; f) el Estado y las diversas formas que asume; y, por último, g) el mercado mundial. En base a lo anterior, ubicamos la categoría educación entre las determinaciones de primer orden que caracterizan a la humanidad. Sin embargo, como ocurre con otras categorías (por ejemplo, la familia, el lenguaje o la organización social) dentro del sistema El fenómeno educativo se convierte, capitalista, la educación así, en una doble dimensión: por va siendo subordinada a un lado, tenemos una educación la lógica del capital y a sus fetichista o enajenada, y, por el otro, imperativos de funcio- una mercancía que, bajo la forma namiento. De tal manera de servicio (y ya no un derecho del que este sistema va con- ser humano), se somete a las leyes y virtiendo a la educación, fuerzas del mercado en tanto tal. en tanto categoría social y humana en general, en una dimensión subsumida a la lógica del capital y a su valorización, al mismo tiempo que expresa la función formal que todo “individuo” supuestamente tiene que poseer para poder “vivir” y reproducirse en sociedad. El fenómeno educativo se convierte, así, en una doble dimensión: por un lado, tenemos una educación fetichista o enajenada, y, por el otro, una mercancía que, bajo la forma de servicio (y ya no un derecho del ser humano), se somete a las leyes y fuerzas del mercado en tanto tal. Es importante señalar que cuando esto último ocurre, la educación dominada por el capital se convierte en una determinación de segundo orden dentro del metabolismo social del capital. Aquí se constituyen las 4 Ibid., p. 158 y ss.


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entidades o instituciones, tales como la escuela, las universidades, los centros de investigación, y los medios de comunicación de masas. En este contexto, los movimientos sociales y populares, tales como los estudiantiles, magisteriales o civiles, reivindican para sí una educación desfetichizada y libre que retome los requisitos del ser humano hacia las determinaciones primarias responsables por el establecimiento del nuevo orden mundial anticapitalista y superior. Y es en este límite delicado que interviene el Estado para preservar el orden del capital reforzando por todos los medios posibles las determinaciones propias de su dominación de clases asegurando la reproductibilidad del sistema. Ir más allá del orden del capital supone trascender sus modos y normas de vida, de trabajo y de educación, cuestión que presupone, por supuesto, crear, como decía Antonio Gramsci, superestructuras regionales de educación con programas espeIr más allá del orden cíficos y gestionadas directamente por las masas. De alguna manera, esta realidad del capital supone trascender sus modos social se puede apreciar en los procesos y normas de vida, de de lucha del MST en Brasil y del movitrabajo y de educación miento zapatista en México, en un contexto en que se libran la organización y las luchas de los trabajadores en todo el mundo: un férreo neoliberalismo de mercado en crisis, pero sin alternativas duraderas por parte del Estado y del capital, lo que peligrosamente expone a la humanidad a entrar en una fase altamente destructiva caracterizada por la barbarie, la guerra y la irracionalidad. Sin embargo, la coyuntura de la crisis del modo capitalista de producción abre nuevos escenarios y un abanico de posibilidades a los trabajadores y a todos los movimientos de emancipación del planeta para emprender esta tarea, no imposible. Comenzando, para ello, por su discusión, y vislumbrando, por un lado, cuáles son las posibilidades para que el régimen del capital social global supere su crisis histórica y, por otro lado, para que los trabajadores y la sociedad entera impulsen un proyecto nuevo que impida que se imponga la barbarie, como ha ocurrido en experiencias anteriores y de lo que hay casos de sobra por comentar.

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Por lo pronto, ya se vislumbran algunas alternativas por el lado de los pueblos, como en el caso de los gobiernos que podemos caracterizar como progresistas que han surgido en América Latina en el curso de la década de los noventa y la del 2000, particularmente en Venezuela y Bolivia, y que constituyen verdaderas fuentes de inspiración por donde pueden radicalizar sus luchas y caminos alternativos junto a otros movimientos sociales y populares, como los zapatistas en México, los indígenas en Ecuador y el MST en Brasil. En el caso del zapatismo, debemos señalar que la educación, particularmente para los niños y los adultos, cobra un sentido autónomo, social y estratégico en el contorno de sus luchas por la autonomía, la dignidad y la libertad, al grado que se dice que después de la creación de la escuela secundaria “1º de enero”, el sistema educativo zapatista está formado por 62 escuelas primarias, distribuidas en toda la región, en donde participan más de 3.300 estudiantes (135 en el nivel de secundaria) con la participación de unos 300 promotores y promotoras sociales y educativos. La concepción de la educación autónoma se confronta con la que imparte oficialmente el Estado a través de la Secretaría de Educación. Uno de los promotores zapatistas de educación, en una conversación en la Escuela Secundaria Rebelde Autónoma Zapatista “1º de enero”, en el Caracol de Oventik, caracteriza de esta forma a la educación oficial. Dice al respecto: “La escuela oficial trata de construir una conciencia, pues… individual. Trata de que orienten los maestros para que los niños sean individuales. Y también utilizan una metodología individual y muy privada. Porque todo lo que se hace siempre son instrucciones. Porque en las escuelas oficiales te dicen que tienes que hacer así, tienes que contestar tal como es la respuesta, y así debe ser y que nadie lo cambie. Lo que estamos viendo es que es una metodología que hace que nos cerremos, que no haya una libertad de abrirnos para poder pensar. Ese es el principal punto que nosotros tratamos de cambiar”. El paradigma zapatista de educación revierte esta concepción prooccidental, individualista, autoritaria y capitalista oficial:


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“La otra educación pone patas para arriba la concepción pedagógica hegemónica en las escuelas oficiales: la escuela autónoma tiene que utilizar una metodología abierta, que cada niño participe, que opine, porque todo lo que dice el niño está bueno. También lo que dice el promotor está bien. Pero ya lo vimos que era una construcción y una dedicación conjunta, tanto niños y promotores. Y también lo que se trató de cambiar es que todas las cosas se construyen en colectivo, que se trabaja en equipo y que si a alguien le cuesta entender las cosas, se apoya entre el grupo. Eso es lo que se fue practicando y se fue diferenciando con la (escuela) oficial. Eso es lo que estuvo practicando, tanto eso era el principio que los que controlan el grupo se llamaron promotores, ya no son maestros. Los maestros tienen la idea de los niños de que sólo él sabe y lo que dice es perfecto, pero ya practicamos el principio de ser promotor, nomás promueve el grupo, a ver todas las opiniones y lo que saben. Esa es la metodología diferente que se fue utilizando”. La Otra Educación, así le llaman ellos, caracterizada por el colectivismo, la solidaridad y el respeto y la autonomía del pensamiento, interrelaciona horizontalmente el movimiento y la revolución, el método de enseñanza de participación de los educandos y los promotores (que en la concepción zapatista sustituyen a los maestros, figura autoritaria que impone lo que se debe enseñar y hacer); el aprender aprendiendo y socializando los conocimientos para la construcción colectiva de conceptos y categorías; fusiona la teoría con la práctica; la ciencia con la verdad y la realidad social inmediata en la solución de los problemas inmediatos y complejos. 5 Véase: Álvaro García Linera, “El capitalismo andino-amazónico”, Le Monde Diplomatique, enero de 2006: http://www.lemondediplomatique.cl/. Cito textualmente su tesis central: “Los desafíos de la izquierda en la gestión de los asuntos públicos serán muchos y complejos, pero, como hemos señalado a lo largo de la campaña electoral, nuestras fuerzas se encaminarán fundamentalmente a la puesta en marcha de un nuevo modelo económico que he denominado, provisoriamente, ‘capitalismo andino-amazónico’. Es decir, la construcción de un Estado fuerte, que regule la expansión de la economía industrial, extraiga sus excedentes y los transfiera al ámbito comunitario para potenciar formas de autoorganización y de desarrollo mercantil propiamente andino y amazónico”. 6 Al respecto véase: James Petras y Morris Morley, “Los ciclos políticos neoliberales: América Latina se ‘ajusta’ a la pobreza y a la riqueza en la era de los mercados libres”, en John Saxe Fernández, Globalización: Crítica a un paradigma, Plaza y Janés-UNAM, México1999, pp. 215-246.

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Sin bien todavía dentro del propio sistema capitalista transcurren estos procesos ─por ejemplo, en Bolivia, el gobierno del MAS, encabezado por Evo Morales, impulsa una estrategia de desarrollo de un “capitalismo andino-amazónico”5, que muy bien puede ser fiel reflejo de los deseos de “crear” una “burguesía nacional” boliviana que impulse el “desarrollo” con una fuerte intervención del Estado─, sin embargo, frente a una crisis capitalista mundial que se extiende y profundiza como una infección generalizada que va royendo todo lo que encuentra a su paso, esas experiencias tendrán que radicalizarse en un sentido trascendente del orden capitalista o bien, en el peor de los escenarios, sucumbir frente al poder del capital y de las empresas transnacionales; es decir, revertir sus procesos democráticos en beneficio de una tremenda regresión hacia los ciclos políticos neoliberales todavía vigentes y fortalecidos por el apoyo del capital internacional y por el imperialismo norteamericano en nuestros países latinoamericanos.6 Pero lo que sí es seguro es que cualquier sentido progresista que se le otorgue al cambio social tendrá que contar necesariamente con la participación activa y decidida de los trabajadores y con la gestión desde abajo y popular de la educación y de los procesos culturales. Julio, 2009


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Lecturas imprescindibles

¿DEBEN ACTUAR LOS REVOLUCIONARIOS EN LOS SINDICATOS REACCIONARIOS?*

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os comunistas “de izquierda” alemanes creen que pueden responder resueltamente a esta cuestión con la negativa. En su opinión el vocerío y los gritos de cólera contra los sindi­catos “reaccionarios” y “contrarrevolucionarios” (esto lo hace K. Horner con un “aplomo” y una necedad especialísimos) bastan para “demostrar” la inutilidad y hasta la inadmisibilidad de la labor de los revolucionarios, de los comunistas, en los sindicatos amarillos, socialchovinistas, conciliadores, en los sindicatos contrarrevolucionarios de los Legien. Pero por convencidos que estén los comunistas “de izquier­da” alemanes del carácter revolucionario de semejante tácti­ca, ésta es radicalmente errónea y no contiene más que frases vacías. * Fragmento de la obra de Lenin La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, escrita en 1920. Con él iniciamos la sección Lecturas imprescindibles. Se respetan las cursivas de la edición de AKAL Editor, 1975, Madrid.


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Para aclararlo, partiré de nuestra propia experiencia, conforme al plan general del presente folleto, que tiene por objeto aplicar a la Europa occidental lo que la historia y la táctica actual del bolchevismo contienen de aplicable, impor­tante y obligatorio en todas partes. La relación entre jefes, partido, clase y masas, y, al mismo tiempo, la de la dictadura del proletariado y su par­tido con respecto a los sindicatos, se presenta actualmente entre nosotros en la forma concreta siguiente: la dictadura la lleva a cabo el proletariado organizado en Soviets, dirigido por el Partido Comunista bolchevique, que, según los datos del último Congreso (abril de 1920), cuenta con 611.000 miembros. El número de sus afiliados ha oscilado mucho, tanto antes como después de la Revolución de Octubre, e incluso, en 1918-1919, fue mucho menos considerable. Teme­mos ensanchar excesivamente el Partido, porque los arribistas y caballeros de industria, que no merecen más que ser fusilados, tienden inevitablemente a infiltrarse en un partido que se halla en el Poder. Últimamente abrimos de par en par las puertas del Partido –sólo para los obreros y cam­pesinos–, en los días (invierno de 1919) en que Yudénich estaba a algunas verstas de Petrogrado y Denikin en Orel (a unas trescientas cincuenta verstas de Moscú), es decir, cuando la República Soviética se veía ante un peligro terri­ble, ante un peligro mortal, y los aventureros, los arribistas, los caballeros de industria y, en general, los cobardes, no podían contar con hacer una carrera ventajosa (sino más bien con la horca y las torturas) de adherirse a los comu­nistas. Un Comité Central de 19 miembros, elegido en el Congreso, dirige el Partido, que reúne congresos anuales (en el último, la representación era de un delegado por cada mil miembros) y la gestión de los asuntos corrientes la llevan en Moscú dos burós, aún más restringidos, denominados “Buró de Organización” y “Buró Político”, elegidos en asambleas plenarias del Comité Central y compuestos, cada uno de ellos, por cinco miembros del CC. Nos hallamos, por consiguiente, en presencia de una verdadera “oligarquía”. No hay cuestión importante, política o de organización, que sea resuelta por cualquier institución estatal de nuestra República, sin que el Comité Central del Partido haya dado sus normas directivas.

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El Partido se apoya directamente, para su labor, en los sindicatos, que cuentan ahora, según los datos del último Congreso (abril de 1920), más de cuatro millones de afilia­dos, y que en el aspecto formal son sin partido. De hecho, todas las instituciones directoras de la enorme mayoría de los sindicatos, y, sobre todo, naturalmente, la central o Buró Sindical (Consejo Central de los Sindicatos de Rusia) se componen de comunistas y aplican todas las directivas del Partido. Se obtiene, en conjunto, un aparato proletario, formalmente no comunista, flexible y relativamente amplio, potentísimo, por medio del cual el Partido está estrecha­mente vinculado a la clase y a la masa y por medio del cual se lleva a cabo la dictadura de clase, bajo la dirección del Partido. Nos hubiera sido naturalmente imposible, no ya dos años, ni siquiera dos meses, gobernar el país y sostener la dictadura sin la más estrecha unión con los sindicatos, sin su apoyo entusiasta, sin su colaboración abnegada, no sólo en el terreno de la construcción económica, sino también en el militar. Se comprende que esta estrecha unión signi­fica, en la práctica, una labor de propaganda, de agitación complejísima y variada, oportunas y frecuentes conferencias, no sólo con los dirigentes, sino con los militantes que, en general, tienen influencia en los sindicatos, una lucha deci­dida contra los mencheviques, que han conservado hasta hoy cierto número de partidarios –muy pequeño, en verdad–, a los que inician en todas las malas artes de la contrarrevolu­ ción, que, empezando por la defensa ideológica de la democracia (burguesa) y pasando por la prédica de la “independencia” de los sindicatos (independencia... ¡del poder gubernamental proletario!), llegan hasta el sabotaje de la disciplina proletaria, etc., etc. Reconocemos que para el mantenimiento del contacto con las “masas” son insuficientes los sindicatos. En el curso de la revolución se ha creado en Rusia una práctica que procuramos por todos los medios mantener, desarrollar, extender: las conferencias de obreros y campesinos sin par­tido, que nos permiten observar el estado de espíritu de las masas, acercarnos a ellas, responder a sus anhelos, elevar a los puestos gubernamentales a sus mejores elementos, etc. Por un decreto reciente sobre la organización del Comisariado del Pueblo de Control del Estado, que se convierte en “Inspección Obrera y


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Campesina”, se concede a estas conferencias sin partido el derecho a elegir miembros del Control del Estado encargados de las funciones más diversas de revisión, etc. Naturalmente, toda la labor del Partido se realiza, ade­más, a través de los Soviets, que unifican a las masas trabajadoras, sin distinción de oficios. Los congresos de distrito de los Soviets representan una institución democrá­tica, como jamás se ha visto en las mejores repúblicas democráticas del mundo burgués, y, por medio de estos congresos (cuya labor sigue el Partido con toda la atención posible), así como por la designación constante de los obreros más conscientes para los cargos en las poblaciones rurales, el proletariado desempeña su función directora con respecto a la clase campesina, se realiza la dictadura del proletariado de las ciudades, la lucha sistemática contra los campesinos ricos, burgueses, explotadores y especuladores, etc. Tal es el mecanismo general del poder estatal proletario examinado “desde arriba”, desde el punto de vista de la realización práctica de la dictadura. Es de esperar que el lector comprenderá por qué el bolchevique ruso, que conoce de cerca este mecanismo y lo ha visto nacer de los pequeños círculos ilegales y clandestinos en el curso de 25 años, no puede por menos de hallar ridículas, pueriles y absurdas todas las discusiones sobre la dictadura “desde arriba” o “desde abajo”, la dictadura de los jefes o la dictadura de las masas, etc., como lo sería una disputa acerca de la utili­dad mayor o menor para el hombre de la pierna izquierda o del brazo derecho. Tampoco pueden no parecernos ridículas, pueriles y ab­surdas las muy sabias, importantes y terriblemente revolu­cionarias disquisiciones de los comunistas de izquierda alemanes sobre este tema, a saber: que los comunistas no pueden ni deben militar en los sindicatos reaccionarios, que es lícito renunciar a semejante acción, que hay que salir de los sindicatos y organizar sin falta “uniones obreras” nuevecitas, completamente puras, inventadas por comunistas muy simpáticos (y, en la mayoría de los casos, probablemente, muy jóvenes), etc., etc.

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El capitalismo lega inevitablemente al socialismo, de una parte, las viejas distinciones profesionales y corporativas, que se han formado en el transcurso de los siglos entre los obreros, y, de otra, los sindicatos, que no pueden desarro­llarse sino muy lentamente en el curso de los años y que se transformarán con el tiempo en sindicatos de industria más amplios, menos corporativos (que engloban a industrias enteras, y no sólo a corporaciones, oficios y profesiones). Después, por mediación de estos sindicatos de industria, se pasará a la supresión de la división del trabajo entre los hombres, a la educación, la instrucción y la formación de hombres universalmente desarrollados y universalmente preparados, hombres que lo sabrán hacer todo. En este sentido se orienta, debe orientarse y a esto llegará el comunismo, aunque dentro de muchos años. Intentar llevar actualmente a la práctica ese resultado futuro de un comunismo llegado al término de su completo desarrollo, solidez y formación, de su íntegra realización y de su madurez, es lo mismo que querer enseñar matemáticas superiores a un niño de cuatro años. Podemos (y debemos) emprender la construcción del socialismo, no con un material humano fantástico, especial­mente creado por nosotros, sino con el que nos ha dejado como herencia el capitalismo. Ni que decir tiene que esto es muy “difícil”, pero cualquier otro modo de abordar el problema es tan poco serio que ni siquiera merece ser mencionado. Los sindicatos representaban un progreso gigantesco de la clase obrera en los primeros tiempos del desarrollo del capitalismo, por cuanto significaban el paso de la división y de la impotencia de los obreros a los embriones de unión de clase. Cuando empezó a desarrollarse la forma superior de unión de clase de los proletarios, el partido revolucionario del proletariado (que no merecerá este nombre mientras no sepa ligar a los líderes con la clase y las masas en un todo único, indisoluble), los sindicatos empezaron a manifestar fatalmente ciertos rasgos reaccionarios, cierta estrechez cor­porativa, cierta tendencia al apoliticismo, cierto espíritu rutinario, etc. Pero el desarrollo del proletariado no se ha efectuado ni ha podido efectuarse en ningún país de otro


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modo que por los sindicatos y por su acción concertada con el partido de la clase obrera. La conquista del poder polí­tico por el proletariado es un progreso gigantesco de este último considerado como clase; y el partido se encuentra en la obligación de consagrarse más, y de un modo nuevo y no por los procedimientos antiguos, a la educación de los sindicatos, a dirigirlos, sin olvidar, al mismo tiempo, que éstos son y serán todavía bastante tiempo una “escuela de comu­nismo” necesaria, la escuela preparatoria de los proletarios para la realización de su dictadura, la asociación indispen­sable de los obreros para el paso progresivo de la dirección de toda la economía del país, primero, a manos de la clase obrera (y no de profesiones aisladas), y, después, a manos de todos los trabajadores. Bajo la dictadura del proletariado, es inevitable cierto “espíritu reaccionario” de los sindicatos en el sentido indi­cado. No comprenderlo significa dar pruebas de una incomprensión total de las condiciones fundamentales de la transición del capitalismo al socialismo. Temer este “espí­ritu reaccionario”, esforzarse por prescindir de él, por saltar por encima de él, es una inmensa tontería, pues equivale a temer el papel de vanguardia del proletariado, que consiste en educar, instruir, preparar, traer a una vida nueva a los sectores más atrasados de las masas obreras y campesinas. Por otro lado, aplazar la dictadura del proletariado hasta que no quedase ni un solo obrero de estrecho espíritu sin­dical, un solo obrero que tuviese prejuicios tradeunionistas y corporativos, sería un error todavía más profundo. El arte del político (y la comprensión acertada de sus deberes en el comunista) consiste precisamente en saber apreciar con exac­titud las condiciones y el momento en que la vanguardia del proletariado puede tomar victoriosamente el poder, en que puede, durante la toma del poder, y después de ella, obtener un apoyo suficiente de sectores suficientemente amplios de la clase obrera y de las masas laboriosas no proletarias, en que puede, después de la toma del poder, mantener, afianzar, ensanchar su dominio, educando, instruyendo, atrayéndose a masas cada vez más amplias de trabajadores.

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Más aun. En los países más adelantados que Rusia, se ha hecho sentir y debía hacerse sentir un cierto espíritu reaccionario de los sindicatos, indudablemente más acentua­do que en nuestro país. Aquí los mencheviques hallaban (y, en parte, hallan todavía en un pequeño número de sindi­catos) un apoyo entre los sindicatos, precisamente gracias a esa estrechez corporativa, a ese egoísmo profesional y al oportunismo. Los mencheviques de Occidente se han “for­tificado” mucho más sólidamente en los sindicatos; allí ha surgido una capa mucho más fuerte de “aristocracia obrera” profesional, mezquina, egoísta, desalmada, ávida, pequeño-burguesa, de espíritu imperialista, comprada y corrompida por el imperialismo. Esto es indiscutible. La lucha contra los Gompers, contra los señores Jouhaux, los Henderson, Merrheim, Legien y Cía. en la Europa occidental, es mucho más difícil que la lucha contra nuestros mencheviques, que representan un tipo social y político completamente homogé­neo. Es preciso sostener esta lucha implacablemente y continuarla como hemos hecho nosotros hasta cubrir de oprobio y arrojar de los sindicatos a todos los jefes incorre­gibles del oportunismo y del socialchovinismo. Es imposible conquistar el poder político (y no debe intentarse tomar el poder político) mientras esta lucha no haya alcanzado cierto grado; este “cierto grado” no es idéntico en todos los países y en todas condiciones, y sólo dirigentes políticos reflexivos, experimentados y competentes del proletariado pueden de­terminarlo con acierto en cada país. (En Rusia, nos dieron la medida del éxito en nuestra lucha, entre otras cosas, las elecciones a la Asamblea Constituyente en noviembre de 1917, unos días después de la revolución proletaria del 25 de octubre de 1917. En dichas elecciones, los mencheviques fueron literalmente aplastados, obteniendo 0,7 millones de votos -1,4 millones, contando los de Transcaucasia- contra nueve millones alcanzados por los bolcheviques. Véase mi artículo “Las elecciones a la Asamblea Constituyente y la dictadura del proletariado”, en el número 7-8 de “La Inter­nacional Comunista”). Pero la lucha contra la “aristocracia obrera” la sostenemos en nombre de la masa obrera y para ponerla de nuestra parte; la lucha contra los jefes oportunistas y socialchovinistas la llevamos a cabo para con-


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quistar a la clase obrera. Sería necio olvidar esta verdad elementalísima y más que evidente. Y tal es precisamente la necedad que cometen los comunistas alemanes “de izquierda”, los cuales deducen del carácter reaccionario y contrarrevolucionario de los cabecillas de los sindicatos la conclusión de la necesidad de... ¡¡salir de los sindicatos!!, de ¡¡renunciar a trabajar en los mismos!! y de ¡¡crear nuevas formas de organización obrera inventadas por ellos!! Es ésta una estupidez tan imperdonable que equivale al mejor servicio prestado a la burguesía por los comunistas. Porque nuestros menche­viques, como todos los líderes sindicales oportunistas, socialchovinistas y kautskianos, no son más que “agentes de la burguesía en el movimiento obrero” (como hemos dicho siempre refiriéndonos a los mencheviques) o, en otros térmi­nos, los “lugartenientes obreros de la clase de los capitalistas” (labor lieutenants of the capitalist class), según la magnífica expresión, profundamente exacta, de los discípulos de Daniel de León en Estados Unidos. No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas o atrasadas a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía, de los obreros aristócratas u “obreros aburgue­sados” (sobre este punto véase la carta de 1858 de Engels a Marx acerca de los obreros ingleses). Precisamente, la absurda “teoría” de la no participación de los comunistas en los sindicatos reaccionarios demuestra con la mayor evidencia con qué ligereza estos comunistas “de izquierda” consideran la cuestión de la influencia sobre las “masas” y de qué modo abusan de su griterío acerca de las “masas”. Para saber ayudar a la “masa”, para adquirir su simpatía, su adhesión y su apoyo, no hay que temer las dificultades, las zancadillas, los insultos, los ataques, las persecuciones de los “jefes” (que, siendo oportunistas y socialchovinistas, están, en la mayor parte de los casos, en relación directa o indirecta con la burguesía y la policía) y trabajar sin falta allí donde estén las masas. Hay que saber hacer toda clase de sacrificios, vencer los mayores obstáculos, para entregarse a una propaganda y agitación sistemática, tenaz, perseverante, paciente, precisamente en las instituciones, sociedades, sindicatos, por reaccionarios que sean, donde se halle la masa pro-

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letaria o semiproletaria. Y los sindicatos y las cooperativas obreras (estas últimas, por lo menos, en algunos casos) son precisamente las organiza­ciones donde están las masas. En Inglaterra, según los datos publicados por el periódico sueco “Folkets Dagblad Politikcn” del 10 de marzo de 1920, el número de miembros de las tradeuniones se ha elevado, desde fines de 1917 a últimos de 1918, de 5,5 millones a 6,6 millones, es decir, que ha aumentado en el 19 por ciento. A fines de 1919, los efectivos ascendían a 7 millones y medio. No tengo a mano las cifras correspondientes a Francia y Alemania, pero algunos hechos, enteramente indiscutibles y conocidos de todo el mundo, atestiguan el considerable crecimiento del número de miembros de los sindicatos también en estos países. Estos hechos manifiestan con entera claridad lo que otros mil síntomas confirman: los progresos de la conciencia y de los anhelos de organización precisamente en las masas pro­letarias, en los sectores más “bajos” de ellas, en los más atrasados. Millones de obreros en Inglaterra, en Francia, en Alemania pasan por primera vez de la inorganización com­pleta a la forma más elemental y rudimentaria, más simple y más accesible (para los que se hallan todavía de lleno impregnados de prejuicios democráticoburgueses) de orga­nización: precisamente los sindicatos; y los comunistas de izquierda, revolucionarios, pero irreflexivos, quedan al lado y gritan: “¡masa!”, “¡masa!” y ¡¡se niegan a trabajar en los sindicatos!! ¡¡so pretexto de su “espíritu reaccionario”!! e inventan una “Unión Obrera” nuevecita, pura, limpia de todo prejuicio democráticoburgués y de todo pecado de estrechez corporativa y profesional, “Unión Obrera” que será (¡que será!) –dicen- muy amplia y para la admisión en la cual se exige solamente (¡solamente!) ¡¡el “reconocimiento del sistema de los Soviets y de la dictadura”!!. No se puede concebir mayor insensatez, un daño mayor causado a la revolución por los revolucionarios “de izquier­da”. Si hoy en Rusia, después de dos años y medio de triunfos sin precedentes sobre la burguesía rusa y la de la Entente, estableciéramos como condición precisa para el ingreso en los sindicatos el “reconocimiento de la dictadura”, cometeríamos una tontería, quebrantaríamos nuestra influen­cia sobre


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las masas, ayudaríamos a los mencheviques. Por­que toda la tarea de los comunistas consiste en saber convencer a los elementos atrasados, en saber trabajar entre ellos y no en aislarse de ellos mediante fantásticas consignas infantilmente “izquierdistas”. Es indudable que los señores Gompers, Henderson, Jouhaux, Legien están muy reconocidos a esos revolucionarios “de izquierda” que, como los de la oposición “de principio” alemana (¡el cielo nos preserve de semejantes “principios”!) o de algunos revolucionarios de “Los Trabajadores Indus­triales del Mundo” en Estados Unidos, predican la salida de los sindicatos reaccionarios y la renuncia a trabajar en los mismos. No dudamos de que los señores “jefes” del oportunismo recurrirán a todos los procedimientos de la diplomacia burguesa, al concurso de los gobiernos burgueses, de los curas, de la policía, de los tribunales, para impedir la entrada de los comunistas en los sindicatos, para expul­sarles de ellos por todos los medios posibles, para hacer su labor en los sindicatos lo más desagradable posible, para ofenderles, acosarles y perseguirles. Hay que saber resistir a todo esto, disponerse a todos los sacrificios, emplear, incluso, en caso de necesidad, todas las estratagemas, todas las astucias, los procedimientos ilegales, silenciar y ocultar la verdad con objeto de penetrar en los sindicatos, permane­cer en ellos y realizar allí, cueste lo que cueste, una labor comunista. Bajo el régimen zarista, hasta 1905, no tuvimos ninguna “posibilidad legal”, pero cuando el policía Subátov organizó sus asambleas, sus asociaciones obreras reacciona­rias, con objeto de cazar a los revolucionarios y luchar con ellos, enviamos allí miembros de nuestro Partido (recuerdo, entre ellos, al camarada Bábushkin, un destacado obrero petersburgués, fusilado en 1906 por los generales zaristas), los cuales establecieron el contacto con la masa, consiguieron realizar su agitación y sustraer a los obreros a la influencia de las gentes de Subátov1. Actuar así, naturalmente, es más difícil en los países de la Europa occidental, especial­mente impregnados de prejuicios legalistas, constitucionales, 1 Los Gompers, Henderson, Jouhaux, Legien, no son otra cosa que los Subátov, que se distinguen del nuestro por su traje europeo, por su porte elegante, por los refinados medios aparentemente democráticos y civilizados de realización de su canallesca política.

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democrático-burgueses, particularmente arraigados. Pero se puede y se debe hacer, procediendo sistemáticamente. El Comité Ejecutivo de la III Internacional debe, a mi juicio, condenar abiertamente y proponer al próximo Con­greso de la Internacional Comunista que condene tanto la política de no participación en los sindicatos reaccionarios (motivando detalladamente la insensatez de esta no partici­pación y el grave daño que se hace a la causa de la revolución proletaria con semejante actitud) y, de un modo particular, la línea de conducta de algunos miembros del Partido Comunista Holandés, los cuales (directa o indirecta­mente, abierta o encubiertamente, general o parcialmente, lo mismo da), han sostenido esta política errónea. La III Inter­nacional debe romper con la táctica de la Segunda y no eludir las cuestiones escabrosas, no ocultarlas, sino plantear­las a rajatabla. Hemos dicho cara a cara la verdad a los “independientes” (Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania); del mismo modo hay que decir toda la verdad cara a cara a los comunistas “de izquierda”. Lenin, 1920


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