El uso del aceite de oliva en los rituales religiosos de Castro Marim durante el período púnico-turd

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El uso del aceite de oliva en los rituales religiosos de Castro Marim durante el período púnico-turdetano. Pedro A. Carretero Poblete* Resumen: Tras conocerse, gracias a los análisis químicos, que las ánforas denominadas tipo Tiñosa (T-8.1.1.2.) y producidas entre los siglos IV y III a.C. en la Campiña Gaditana (Cádiz, España) transportaron aceite de oliva de gran pureza a todo el área del Estrecho, comprendimos que este tipo de relaciones comerciales debían tener un objetivo. Por este motivo rastreamos los asentamientos del Algarve y del resto de la Península Ibérica donde se documentaron estos envases percibiendo que solo aparecían en zonas destinadas al culto religioso, como es el caso del santuario púnico-turdetano de Castro Marim Abstract: After knowing, thanks to the chemical analysis, that the amphoras called Tiñosa kind (T-8.1.1.2.) and produced between the 4th and 3th centuries b.C. in the Campiña Gaditana (Cádiz, Spain) transported a very pure olive oil through all the Strait of Gibraltar area, we understood that this kind of commercial relationships may have an aim. For this reason, we combed the Algarve and the rest of the Iberian Peninsula settlements where these containers were documented, and we perceived that they only turned up in areas assigned to religious cult, as the case of the púnico-turdetano sanctuary of Castro Marim (Portugal). 1. El cultivo del olivo en la II Edad del Hierro en la P. Ibérica: La más que probable explotación olivarera de la Campiña Gaditana, por parte de elementos púnico-turdetanos, entre finales del siglo V a.C. y hasta el III a.C. (Carretero 2004; Carretero 2005; Carretero e.p.), asociada posiblemente a otro tipo de explotaciones agrarias como la de la vid o los cereales, es una de las características hasta ahora desconocidas del desarrollo agrícola del Sur Peninsular durante el período prebárquida, en el que parece que Cartago ejerce algo más que una influencia sobre esta zona (Whittaker 1978; Wagner 1984; López Castro 1991; Wagner 1994), ya que todo indica que se están llevando a cabo una serie de traslados de poblaciones del entorno de Cartago (López Castro 1992; López y Suárez 2002), completamente punicizadas y conocedoras de la forma de cultivo intensiva que aplicaba la metrópoli en el territorio libio, tunecino y argelino. Son escasos los indicios que tenemos en la Península Ibérica sobre las posibilidades de cultivos olivareros. Las fuentes escritas son limitadas, solamente Columela (por su más que probable origen gaditano) y Estrabón hacen referencia a la riqueza agrícola de la tierra gaditana, aunque se centran en el cultivo del olivo en época romana en la zona.

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de

Letras,

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de

Lisboa.


En cuanto a las noticias proporcionadas por fuentes arqueológicas en referencia a este cultivo, se ha detectado la aparición de Olea en el asentamiento fenicio de Doña Blanca (El Puerto de Santa María, Cádiz, España), donde se documentó Olea europaea obtenida de los restos de madera carbonizada de este árbol (López 1994) y en niveles de vertedero datados hacia el 550 a.C. se detectó la existencia del olivo como especie cultivada junto a un amplio desarrollo del cultivo de la vid (J. Chamorro 1994). Otros asentamiento con restos de Olea, fuera de la zona gaditana, serían El Cerro del Villar (Málaga, España), con indicios de acebuche en el entorno pero también con dificultades para precisar si el fruto de este árbol era aprovechado (M. Ros y F. Burjachs 1999); en el Cerro de la Era (Benalmádena, Málaga, España), donde también aparecieron restos de madera carbonizada de Olea europaea (Mª P. Iborra et alii 2003), lo cual no quiere decir tampoco que se aprovechara su cultivo, sino que simplemente se podría utilizar como combustible; también en La Seña (Villar del Arzobispo, Valencia, España) aparecieron restos que podrían indicarnos los inicios del cultivo del olivo en Levante; y por último en Lixus (Larache, Marruecos) hay documentada en la cata del Algarrobo, en niveles de los siglos VIII y VII a.C. una muestra de Olea. Lo escaso de las noticias aportadas por las diversas fuentes nos hace pensar que aunque hay que hacer referencia obligatoria al posible cultivo o domesticación del olivo desde los primeros momentos de la presencia Fenicia a ambos lados del Estrecho de Gibraltar, ninguna de las aportaciones analizadas puede defender con certeza un cultivo o aprovechamiento intencionado de éste, por lo menos en el estado de conocimientos actuales. 3. El análisis químico de las ánforas púnico-turdetanas tipo “Tiñosa”: No ocurre lo mismo para la última etapa de presencia púnica en el Extremo Occidente, ya que los estudios realizados de forma intensiva sobre las ánforas denominadas tipo “Tiñosa” (Carretero 2004) han deparado de forma clarificadora el envasado en estos recipientes de aceite de oliva de gran pureza, lo que en este caso y, junto con el análisis de los asentamientos productivos con unas características tipológicas determinadas y volcados en la agricultura intensiva, sí parece indicarnos un aprovechamiento intencionado de los recursos agrícolas de la Campiña Gaditana por parte de elementos púnico-turdetanos. (mapa 1)(figura 1) Dentro del estudio desarrollado con respecto a las ánforas “Tiñosa” fueron analizados 29 fragmentos de este tipo, de diferentes lugares donde aparecieron, teniendo en cuenta que además alguna podría estar vacía en el momento de abandono del lugar y otras podían haberse visto alteradas por la acción antrópica moderna. La metodología empleada consistió en observación microscópica combinada en lupa binocular, la microscopía óptica con contraste y la microscopía óptica de barrido con microanalizador de rayos X, además de la aplicación de la técnica combinada de cromatografía de gases y espectrometría de masas. El objetivo del muestreo se centró sobre todo en la detección de compuestos orgánicos, especialmente ácidos grasos y esteroles, ya que es sabido que los restos orgánicos pueden sobrevivir en las paredes de las cerámicas absorvidos o retenidos en las microoquedades, permaneciendo en poros y fracturas de las ánforas, unas condiciones que, desde luego, se pueden ver alteradas por las características del material y el tiempo de contacto.


Como resultado de esta analítica (realizada por el Dr. Jordi Juan Tresserras en la Universidad de Barcelona), de las 29 muestras, 16 dieron un resultado negativo a cualquier tipo de sustancia orgánica, mientras que 13 dieron positivo y, curiosamente, todas con las mismas trazas: aceite de oliva de una excelente pureza o concentración, lo que se ve reflejado en la abundancia de restos de pelos peltados de Olea, esclereidas subepidérmicas en forma de T características de las hojas del olivo (Olea europaea), esclereidas y oxalatos prismáticos. Creemos, por tanto, que los componentes mostrados en las trazas de la analítica efectuada son suficientes para dilucidar que era aceite de oliva de gran pureza y posiblemente en estado gelatinoso el que era envasado en la Campiña Gaditana en las ánforas del tipo “Tiñosa” (Cerro Naranja, San Cristóbal, Asta, etc.) y exportado a los diferentes centros poblacionales del Atlántico Peninsular y marroquí (Lixus, Kuass, La Tiñosa, San Pedro, Niebla, Castro Marim, Tavira, Faro, Rocha Branca, etc.) 3. El santuario púnico-turdetano de Castro Marim y el empleo ritual del aceite de oliva: Aunque no vamos a tratar aquí el resto de asentamientos donde aparecen los envases olearios del tipo “Tiñosa”, resulta curioso observar que son abundantes en zonas destinadas a enterramientos (necrópolis gaditanas, necrópolis de Rosario en Jerez, etc.) y en otras destinadas al culto religioso (Aljaraque, La Escuera, Tavira, etc.). Dentro de esta última zona característicamente destinada al culto, en la que aparecen, entre el conjunto de la típica vajilla púnico-turdetana de los siglos IV y III a.C., las ánforas citadas, está el santuario de Castro Marim (Algarve, Portugal). (figura 2) Decimos santuario, sin lugar a equivocarnos, porque ha sido tratado como tal por sus excavadores y porque se trata de una zona de la antigua ciudad fenicia y púnica destinada al culto, como demuestra la aparición sucesiva, desde los primeros momentos de la fundación de la ciudad fenicia de estructuras con altares y suelos de conchas (Arruda et alii, en prensa). Así en la fase V de las excavaciones de Castro Marim, se detectó una forma semicircular de grandes dimensiones que al ser desmontada desveló láminas de pizarra y pequeños cantos rodados sobre una estructura de piedra, tal y como sucede en los paralelos documentados en el asentamiento onubense de Aljaraque (Blázquez et alii 1971). (figura 3) Los compartimentos 11 y 27 de las fases III y IV de Castro Marim presentan a su vez dos estructuras cuadrangulares, con la superficie plana hecha con piedras, además de un banco corrido en uno de los muros del recinto cuya parte superior estaba cubierta también por placas de pizarra sobre las que se documentó una alta concentración de mesofauna (Arruda et alii, en prensa). (figura 4) Otra característica de esta zona de santuario de Castro Marim son los pavimentos de conchas en algunas de las estancias, documentadas en las fases de ocupación III y IV de la zona (Arruda et alii, en prensa). Se trata de conchas todas de la misma especie en un suelo de arcilla preparado con pequeños cantos rodados. Suelos similares a estos y con claro carácter ritual tenemos en El Oral (Abad y Sala, 2001), La Era de Benalmádena (Suárez et alii 2001) y Carambolo Bajo (Carriazo 1973), entre otros. (figura 5)


Posterior a estos restos de suelos de conchas o altares pero anterior a la aparición masiva de productos púnico-gaditanos en los siglos IV y III a.C., tenemos en esta misma zona un depósito, datado en torno al 400 a.C., donde predominan las ánforas gaditanas, tanto de la Campiña (evoluciones de R-1 tardías, Mañá-Pascual A4 y Pellicer D) como producciones de la Bahía (Mañá-Pascual A4). Lo que nos estaría indicando que los productos utilizados en los rituales religiosos son tanto agropecuarios como pesqueros y que la gran mayoría, por no decir todos, proceden de la ruta gaditana. La disposición urbanística de los siglos VII, VI y V a.C., en los que se aprecia más claramente las habitaciones rituales de Castro Marim, se verá modificada en los siglos IV y III a.C. por algún motivo que desconocemos, pasando esta zona posiblemente a ser almacén de los productos que van a ser destinados al culto y entre los que se encontraría el contenido de las ánforas tipo “Tiñosa”. Todos los datos previos a los siglos IV y III a.C. indican claramente que toda esta zona es un espacio cultual dentro de un ambiente urbano hasta época moderna (ya que las iglesias de época moderna y contemporánea se sitúan en el mismo lugar), de forma que no se pierde en ningún momento la sacralidad del área. Con respecto a los siglos IV y III a.C. en que aparecen documentadas las ánforas tipo “Tiñosa” en este espacio, hay que decir que se produce a finales del siglo V y posteriores una reestructuración arquitectónica del lugar, cambiando la orientación de las estructuras aunque manteniendo la funcionalidad de los espacios. La desaparición de suelos específicos y de altares en estas habitaciones no significa que desapareciera el culto, sino que fuera realizado en estancias aledañas, mientras que esta zona continuaría con una utilización como depósito de elementos empleados en esos rituales. 4. Conclusiones: Todos los elementos aquí expuestos nos llevan a pensar que en los niveles de los siglos IV y III a.C. en que se documentan de forma muy numerosa las ánforas del tipo “Tiñosa” en el asentamiento de Castro Marim (Algarve, Portugal), se está utilizando el aceite de oliva en los rituales de culto del santuario de esta ciudad. Ya sea para ungir los elementos que van a ser quemados en el altar, quemar perfumes, realizar libaciones o simplemente como combustible para las lucernas, aunque esta última opción la vemos como menos probable al tratarse de un elemento tan preciado y que debió adquirir unos precios astronómicos en la época, lo que indica la importancia que debió adquirir la zona de estudio dentro de las rutas comerciales del Extremo Occidente y más concretamente este santuario situado en la desembocadura del río Guadiana. Bibliografía: - ABAD CASAL, L. y SALA SALÉS, F. (2001): Poblamiento ibérico en el Bajo Segura: el Oral (II) y la Escuera, Bibliotheca Archaeologica Hispana 12, Madrid. - ARRUDA, A. M.; FREITAS, V. y OLIVEIRA, C. F. (en prensa): Os fenicios e a urbanização no Extremo Ocidente: o caso de Castro Marim, III Coloquio Internacional del CEFYP: Las ciudades fenicio-púnicas en el Mediterráneo Occidental (Adra, Almería, 12-14 Diciembre 2003), Almería. - BLÁZQUEZ, J. Mª; LUZÓN, J. M. y RUIZ MATA, D. (1971): La factoría púnica en Aljaraque, provincia de Huelva, Noticiario Arqueológico Hispánico XIII-XIV, Madrid, pp. 304-331.


- CARRETERO POBLETE, P. A. (2004): Las ánforas tipo “Tiñosa” y la explotación agrícola de la Campiña Gaditana entre los siglos V y III a.C., Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid. - CARRETERO POBLETE, P. A. (2005): Difusión de ánforas tipo “Tiñosa” en Algarve (Portugal) y la comercialización de productos agrícolas púnico-turdetanos entre los siglos V y III a.C., XELB 5, Silves, pp. 305-316. - CARRETERO POBLETE, P. A. (e. p.): Las villas agrícolas púnico-turdetanas de la Campiña Gaditana (Cádiz, España), III Coloquio Internacional del CEFYP: Las ciudades fenicio-púnicas en el Mediterráneo Occidental (Adra, Almería, 12-14 Diciembre 2003), Almería. - CARRIAZO, J. M. (1973): Tartessos y El Carambolo, Madrid. - CHAMORRO, J. (1994): Flotation strategy: method and sampling plant dietary resources of Tartessian times at Doña Blanca, en Roselló, E. y Morals, A. (eds.): Castillo de Doña Blanca. Archeo-environmental investigations in the Bay of Cádiz, Spain (750-500 B.C.), BAR International Series 593, Oxford, pp. 21-35. - - IBORRA, Mª P.; GRAU, E. y PÉREZ JORDÁ, G. (2003): Recursos agrícolas y ganaderos en el ámbito fenicio occidental: estado de la cuestión, en C. Gómez Bellard (ed.): Ecohistoria del Paisaje Agrario: la agricultura fenicio-púnica en el Mediterráneo, Valencia. - LÓPEZ CASTRO, J. L. (1991): Cartago y la Península Ibérica ¿Imperialismo o Hegemonía?, V Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica (Ibiza 1990): La caída de Tiro y el auge de Cartago, Ibiza, pp. 73-84. - LÓPEZ CASTRO, J. L. (1992): Los libiofenicios: una colonización agrícola cartaginesa en el sur de la Península Ibérica, Rivista di Studi Fenici 20, Roma, pp. 47-65. - LÓPEZ DE ROMA, L. (1994): Charcoal analysis of remains from Castillo de Doña Blanca (Puerto de Santa María, Cádiz), en E. Roselló y Morales, A.: Castillo de Doña Blanca: Archeo-environmental investigations in the Bay of Cádiz, Spain (750-500 bC), BAR International Series 593, Oxford, pp. 35-36. - LÓPEZ PARDO, F. y SUÁREZ PADILLA, J. (2002): Traslados de población entre el Norte de África y el sur de la Península Ibérica en los contextos coloniales fenicio y púnico, Gerión 20, Madrid, pp. 113-152. - ROS, M. y BURJACHS, F. (1999): Paleovegetación del Cerro del Villar, en M. Aubet et alii: Cerro del Villar I. El asentamiento fenicio en la desembocadura del río Guadalhorce y su interacción con el hinterland, Sevilla, pp. 65-72. - SUAREZ PADILLA et alii (2001): Consideraciones acerca de los procesos de interacción entre indígenas, fenicios y griegos en Málaga. Aportaciones de la arqueología de urgencia, en F. Wulff, G. Cruz y C. Martínez (eds.), Comercio y comerciantes en la Historia Antigua de Málaga (siglos VIII a.C.-año 711 d.C.), Málaga. - WAGNER, C. G. (1984): El comercio púnico en el Mediterráneo a la luz de una nueva interpretación de los trabajos concluidos entre Cartago y Roma, Memoria de Historia Antigua VI, Oviedo, pp. 211-224. - WAGNER, C. G. (1994): El auge de Cartago (s. VI-IV) y su manifestación en la Península Ibérica, VIII Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica (Ibiza 1993): Cartago, Gadir, Ebusus y la influencia púnica en los territorios hispanos, Ibiza, pp. 7-21. - WHITTAKER, C. R. (1978): Carthaginian imperialism in the fifth and fourth centuries, en Garnsey, P. D. A. y Whittaker, C. R. (eds.): Imperialism in the Ancient World, Cambridge, pp. 59-90.


Mapa 1: Dispersión de ánforas olearias del tipo “Tiñosa”

Figura 1: Ánfora tipo “Tiñosa” de Cerro Naranja (Jerez, España).


Figura 2: Ánforas tipo “Tiñosa” de Castro Marim (Algarve, Portugal).


Figura 3: Planta de Aljaraque (Huelva, España) con delimitación del suelo de conchas y dos posibles ánforas del tipo “Tiñosa” (Blázquez et alii 1971).

Figura 4: Fases III y IV de Castro Marim (planos de A. Arruda).


Figura 5: Suelos de conchas de las Fases III y IV de Castro Marim (foto A. Arruda).


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