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Conversaciones con fotógrafos mexicanos1 Pedro Ángeles Jiménez
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Antesala Estoy seguro que la tarde de hoy, quienes estamos presentes nos congratulamos en darle la bienvenida al libro de Claudi Carreras que presentamos, el cual lleva por título Conversaciones con fotógrafos mexicanos. Su pié de imprenta se completa: ciudad de Barcelona, 2007, perteneciendo al sello editorial de Gustavo Gili, y por tanto, unido a la serie que la prestigiosa casa catalana dedica a los temas que reúne en su ya imprescindible serie fotoggrafía.
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Le componen poco más de trescientas páginas, y en ella el afortunado lector recorrerá una obra por demás interesante, cuya compleja estructura divido, a saber, en seis partes: • El prefacio del propio autor • Un prólogo de Laura González • El entramado de charlas que Claudi Carreras entabló con 22 fotógrafos y que por su puesto, forman el núcleo toral del libro • Los retratos que de cada fotógrafo, hizo ex profeso Ernesto Peñaloza • La selección de imágenes que ilustran en breve, la obra de cada fotógrafo entrevistado, y finalmente • Las notas biográficas de los fotógrafos debidas Estela Treviño. Tal es, en resumen, el modo como percibo que se organiza este libro, en verdad muy breve esbozo apenas, cuya médula y sustancia por su puesto, aguarda por sus miradas, siendo apenas lo mío un exordio filial y agradecido, que tiene por máxima aspiración la de convertirse en el gusano del anzuelo, para ver cuantos lectores pican afanosamente la edición prima, hasta agotar todos sus ejemplares.
Exordio Dicen que preguntando se llega a Roma. Y qué mitos nos representa la milenaria ciudad, como para que a ella llegar se quiera; qué nos representa con el pasar de tiempo, cuando el imperio está muerto, cuando la Roma eterna se devana, como cualquier ciudad del mundo, en alterar su identidad frente a la aldea global, y cuando Roma, así dicha, nos representa todavía un objeto de los deseos. Pero hoy no quiero detenerme en esa parte del adagio que se centra en un lugar determinado, y quiero, si me lo permiten, bordar sobre la manera con que justamente propone arribar a su destino: la pregunta, la
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pregunta como remedio para evitar extravíos, la pregunta como la esencia que permite, preguntando, conocer. En su prefacio, Claudi Carreras nos informa que el libro que traemos entre manos, surgió de una investigación que centra sus esfuerzos en definir de qué manera se construye la identidad del género de la “fotografía latinoamericana”. Menudo trabajo de conceptualización y la construcción de los correspondientes imaginarios, que le ha llevado a andar y volar la América en todo tiempo y circunstancia, al grado que si de gentilicios preguntáramos, dudaría entre si catalán o americano. De esa itinerancia en tantas regiones latinoamericanas, un genuino interés naturalmente le nació a Claudi por México, situación que ampliamente reconoce, como vemos, al salir de la imprenta este libro, que corre en reconocimiento al destacado lugar que ocupa nuestro país con sus personalidades, instituciones, investigadores y profesionales, variados puntos cardinales que tienen en los territorios de creación fotográfica el objeto de su producción. Entre caminos y andares vienen las personas y rostros. Y cómo asirlas, sino, con la cordialidad de un trato familiar, como franquear las veredas insondables que conducen al fraternal encuentro, sino con la palabra?. En parte, así debieron surgir estas charlas, atentas a lo oportuno de lo que en ellas se dijo, pero no informales, pues detentan el diseño de una metodología en las entrevistas. Aquí coincido con cierta frase de Laura González, cuando apunta que mucha de la información más valiosa de estas entrevistas se descubre entre líneas, porque cada esfuerzo entre Carreras y sus interlocutores, tiene el sesgo de recuperar información fundamental para devanar muchos temas de la fotografía mexicana. Por otro lado, estoy seguro que igualmente interesante, resultaría la crónica de cómo se contactó a cierto personaje, o que pasó luego de mirar sus fotos… anécdotas insondables entre las 22 historias visibles en estas páginas. Charlas pues, que no se dejaron a la deriva de los azares, pero que tampoco habrán de juzgase como la consecuencia de un rígido cartabón. Después de todo, el conjunto de ellas forma ahora una generosa fuente donde todos podemos abrevar, fuente que
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documenta, con el decir de sus protagonistas, desde la íntima glosa de sus personalidades hasta diversos contextos de la fotografía en México. Conversaciones Y esas personalidades las presenta el libro de Claudi Carreras en riguroso orden alfabético, orden numerológico, casi diría, porque la agrupación pudo tener diversas maneras: como seguir el hito de las generaciones, o ensayar la relación de círculos basados en ciertas empatías. Pero así presentados, ya lo verán, sus páginas posibilitan lo mismo la lectura clásica con sus secuencias, pero también, jugar a la rayuela cortasiana. Y así podemos volver a sorprendernos con las imágenes que ilustran cada charla, y que sabemos, debieron reducirse entre miles de posibilidades a solo algunas. También es posible buscar los rostros de los entrevistados entre los retratos de Ernesto Peñaloza, quién urdió imaginación y tiempo para decantar en ellos espejos óptimos, plenos de claves evocativas al quehacer de cada cual. Los retratos, estoy cierto, ayudarán a cada lector a comenzar sus propios diálogos infinitos. Y fundidas con las imágenes que ya refiero, entre la mar de preguntas, surge la variada gama de las respuestas. Como Lourdes Almeida que ante la palabra “fotografía” en réplica propone “mi forma de vivir”. De muchos modos, en su dicho enmarca una convicción generalizada. Una convicción que encaja hondo en un oficio donde las imágenes no pueden pensarse solo de a una, según dice Yolanda Andrade: “…casi nunca veo ni mi propia fotografía ni la de otros fotógrafos de forma aislada. Cuando pienso en fotografía siempre pienso en un conjunto de imágenes, en una edición de imágenes cuyo resultado final me dice algo, o en cómo una foto cambia o interfiere en el sentido de la que precede o la que sigue…” De las lides del oficio, se deriva la insondable cantidad de temas que se abordan y que van desde la tradición misma relacionada con que las circunstancias que rodean a los creadores, hasta decisiones que conducen por diferentes caminos. Así refiere los suyos Armando Cristeto: “…Hay algunas situaciones que por tradición como que nos fluyen, que nos resultan mejor, pero también hay nuevas y recientes tradiciones. Por ejemplo, un nuevo abordaje que a mi me interesó es el autobiográfico, que goza de muy buena salud,
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y creo que si encontramos ese estiramiento es porque la tradición del retrato en México es muy importante… Y cómo concebir lo importante que es la fotografía en nuestro mundo contemporáneo. Entre los muchos caminos posibles para emprender esa idea, Marco Antonio Cruz reflexiona: “Yo pienso que la fotografía cambió la historia de la humanidad; hay un antes y un después de la fotografía. Fue un descubrimiento muy importante, sobre todo esas primeras imágenes que se hicieron, cuando empezaron a incluirlas en los medios masivos, en los periódicos. Me imagino que en esos tiempos imágenes del Polo Norte, de África, de América, debía de ser como trasladarse directamente… Posiblemente, la referida importancia de la fotografía gane vasos comunicantes, cuando se enfrenta a preocupaciones sociales, como las de Héctor García, quién al cien por cien afirma: “Yo siempre estoy detrás de los problemas sociales. Me ha preocupado mostrar todo lo que pasa a mi alrededor”, o Maya Goded para quien la fotografía “…es un pretexto para acercarse y observar la realidad libremente”, O Lourdes Grobet, para quién si no existe una relación con lo que le circunda, “no hay imagen”. Entre deambiguaciones que de la imagen fotográfica se dirimen, hallamos la pasión y los aspectos técnicos del oficio. Para ello traigo a cuento a Javier Hinojosa, a quien la pasión por la fotografía condujo a trabarse con ella en todos sus aspectos: “el aprenderla, el ejercerla, el saber cada vez más cosas de laboratorio, el vivir de ella, el buscar la manera de vivir de ella para poder ejercerla con plenitud”, ejercicio de constancia en el que todos nos enriquecemos, sobre todo si entre pasiones se descubre, como Graciela Iturbide, que el “…oficio no tan solo me permite ahondar en el ser humano, sino que también me ha ayudado a ampliar mi comprensión sobre la vida y sobre muchos aspectos más de mi misma”. Otras charlas conducen a las correspondientes reflexiones sobre los aspectos tecnológicos de la imagen, haciéndonos ver que de la cámara estenopéica a la vorágine digital, sucede que aún hay quien sabe, como Carlos Jurado, “…que la fotografía es una imagen que la luz transmite y es captada por medio de una cámara oscura y proyectada o
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impresa según la técnica que se está usando. Creo que los conceptos literarios, filosóficos, históricos, etcétera, acerca de la fotografía son complementarios a su origen físico”. Me falta espacio para citar algún avance de lo que conversaron Claudi Carreras con Eniac Martínez, Francisco Mata, Elsa Medina, Pedro Meyer, Gerardo Montiel, Rodrigo Moya, Pablo Ortiz Monasterio, Daniela Rosell, Gerardo Suter, Pedro Valtierra y Vida Yovanovich. Solo les recuerdo que mi intento era mostrarles el anzuelo, porque estoy seguro que en el universo que este libro propone, cada uno sabrá tomar sus diálogos infinitos, coincidir en trazos u opinar distinto, considerar que tal o cual imagen habría representado mejor a algún personaje, que faltaron preguntas que nunca se hicieron y hubo respuestas que no llegaron. Pero primero, asumamos con beneplácito que ahora contamos con más ideas para formularnos nuevas preguntas, y que disponemos de un libro nuevo que al tratar del hacer y los placeres de la fotografía, contribuirá seguro a los futuros derroteros. El proyecto editorial esta aquí, lo tenemos en las manos. Claudi, Laura, Ernesto, Estela, los anfitriones y los entrevistados: gracias a todos.
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Véase nota editorial en: http://www.ggili.com/ficha_amp.cfm?IDPUBLICACION=1237&ididioma=ES