Immanuel Wallerstein, cap. 4

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\ DESCOLONIZACI6N MERICA: 1763-1833

II iados del siglo XVIII, mas de la mitad del territorio de estaba jurfdicamente, compuesto por colonias de es1 I'uropeos, en particular de Gran Bretana, Francia, EsI \ Portugal. El territorio restante se encontraba fuera del 111.1 interestafiil de a economfa-mun 0 capita ista. A me1,1 II 1 siglo XIX, estas colonias se habfan convertido en es.()beranos independientes (despues de varias combina.y divisiones de previas entidades administrativas). III I',. en esa epoca estos nuevos estados reclamaban su ju'" ,)11sobre el resto del area terrestre del hemisferio. I 1I110S ante una notable reconfiguracion de la fisionomfa I kina interestatal. Esta "descolonizacion" de America se 11'1' I I ajo la egida de los pobladores europeos, con la exclu1111 " )10 de las poblaciones amerindias, sino tambien de los III".' trasladados, a pesar del hecho de que, en muchos de lill'l)S estados soberanos, los amerindios y los negros consII Illla proporcion sustancial (incluso mayoritaria) de la I III\. Indudablemente, existfa una excepcion, Haiti, que 1I111'IIarfauna importante funcion historica, como vereIIII~ :\delante. De cualquier modo, esta descoloni"zacion diI, 11\( do impresionante de la segunda gran "descoloniza.I, I sistema mundial moderno, la que se produjo en el l'stribando tal diferencia en las poblacions:s que con1111I()' estados soberanos resultantes. 1111 Ill'ional, y acertadamente, se situa el principio de la 111'1117~ "un gran punto de cambio".l El resultado de_ Ii \ (I los Siete Afios fue que Gran Bretafia logniimp..oI 1'1':\ ncia en el hemisferio occidental. Y este solo hecho IloI',I:\dopara hacer imposible que los espanoles y portuIliI'l1taran sacar partido de la renovada expansion de la 11111 I\\LLOdoy (re)afirmar un autentico control economiI' liS colonias americanas. Pero el triunfo de Gran Bre11111(' ) agudamente, por primera vez en America, la cuesI I 11111distribuir sus reditos en el interior de la elite.

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EI artista y lit6grafo frances Francisque-Martin-Fran\ol Saint-Martin (1793-1867), discfpulo de David, se espe '\ 1111 hist6ricos. Este grabado, ejecutado en- 1821, muestra aI Il. ssaint I'Ouverture entregando dos cartas al general qUl" III tropas inglesas que se encontraban en Haiti en 1798.La-, 1111 san la petici6n de los comisionados franceses de que TOil. II al general ingles y la negativa de Toussaint a hacerlo pOi 1111 deshonra que el faltara a su palabra. "Una no~le n .'1'..111 Grenier."AI pie se ve el sello de Haiti, con la lllscnplllllI Egalite".

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Como sabemos, la disputa llevaria a los colonos, pl'llt de la Norteamerica britanica y despues a los de Hi. II ca y Brasil, a fundar estructuras estatales independll I I Los problemas a los que se enfrentaba Gran Bn'la quedan bien ilustrados en un importante acontecillli I matico. En las discusiones que dieron lugar al trat:ldtl una de las principales cuestiones era si Gran BrelHIl.I I de los franceses el control territorial sobre Callad Guadalupe. Desde el principio se acepto que Gr"l1I It, podria obtener ambos, pero eran los britanicos qui I la eleccion. Los que defendfan la retencion de GUlld.II laban que la pequefia isla azucarera era mucho mfl II inhospito Canada, y que seria una bendicion pam ( 'I fia y una gran perdida para Francia. Por supuesltI, temor de los plantadores de azucar de los territoritl, I de las Indias Occidentales, ya que veian en el azunll I lupe una competencia indeseable. Fueron 5US PUlItll los que, en ultimo termino, prevalecieron.2 ~ Ademas de este argumento estrictamente econOlll1 o dujo un debate geopolitico. Quienes estaban a favnl I 6.:ed-~Pvar Guadalupe indicaban que la defensa de Call:1I1 una sangria continuada a Francia, cuya armada lieI I cientemente poderosa para una empresa belica ill'!, calibre. Pero incluso mas importante que el imparlll tI sobre la estrategia francesa era su impacto pol III I tI actitudes de los colonos britanicos en America lIt'1 Nt de mayo de 1761 el duque de Bedford escribf;I tI I Newcastle: Ignoro si la cercania de 10s franceses en nuestras colOlllll no era la mayor garantia de su dependencia de la Madr\' I'll' temo que tendran en menor estima cuando pierdan \¡1 I franceses.3

'nto era presciente. Ademas, existia una contrapar(llonos britanicos a este argumento: "[Las colonias] II III'H 'ar que Canada sea frances, esto les da cierta im1,1 IIl:lra los britanicos]."4 I, lil'gumento geopolitico que defendia dejar Canada en II 111l"' 'as no prevalecio fue porque, adem as del peso de I, ,,-; del azucar de las Indias Occidentales en Londres, " tit' I s britanicos existia cierto orgullo en la conquista I Ii V I, preocupacion respecto a los colonos, cuyos "ceIlil I "s consideraban una garantia de su dependencia I 1,1 I I la metropoli. Pero sin duda, el argumento mas 'I Illl' J de las finanzas estatales: I

IIIII

II

I III \ S

ahorraria

muchos

gastos al no verse obligada

a man-

I, 1'1It1\) numero de fuerzas regulares que serfa preciso mante-

d, II

,I mas pequeno

rincon en manos

francesas

en ese conti-

s defendido anteriormente, la capacidad britaniner un mejor control que el de Francia sobre sus , 't!;\tales fue un elemento crucial en la ultima fase de I I 11'"' la hegemonia. modo que, quizas este fue un arIII I III presciente como el otro. 11111 lIlucho tiempo, el problema de Gran Bretafia habia .I, I I\'nr un Estado fuerte, tanto dentro de sus fronteras 1'11110 del sistema interestatal, sin incurrir en las conse1II'!',ativasde sobrecargar en exceso las finanzas publiII 11I'1)bJemahabia sido sumamente exacerbado por la .I, Ins Siete Afios.6 El "inflado Leviatan del gobiemo" 11111 Walpole sobre la base del "amplio consenso" de la 1'111 Cloriosa ya habia sido atacado por haber "engordaII t orrupcion, ser complaciente y estar avido de po11"111

III

111,1111

De

Ii

Vease Nicolas (1967); veanse tambien Whitson (1930, (1935, pp. 289-290). 3 Citado en Namier (1930, p. 320). EI general Murray, en 011111 las mismas opiniones en la epoca: "Si somos habiles no 10 '011 I I nada]. Nueva Inglaterra necesita algo que la entretenga y S(' III Ii conservar a ese pais." Citado en Ryerson (1960, p. 197). ESlllcll," II se han mostrado de acuerdo: "La conquista de Canada carl I 1'1 JlI mlterial que vinculaba a estas colonias con Gran Bretana (' III II dencia una posibilidad polftica" (Beer, 1907, pp ..I72-173). EI frances Pierre Kolm expresaba exactamente la mislIlIl 1IJ111 1749: "Sin la vecindad de los franceses, los americanos prolil" •• , 2

I

III I

'n a Inglaterra." Citado en Vignols (I 928b, p. 790). En 1758, un

tI, I Ministerio de Malina frances defendia que se pusiera fin al goI tI ' Canada para alcanzar ese objetivo. Vease Eccles (1971, p. 21, I Iikn conocido que Choiseul pronostico que esta seria la conseI,1IIIIIIdo de Paris. II illl~ :\1general Monckton el 16 de mayo de 1764, citado en Namier I'll I' ,I, I l'onde de Morton al conde de Hardwicke deliS de enero de .'II 1"1 Namier (1930, p. 323). 1,111111 'Iacional [britanica] se ha duplicado debido a la guerra de los \ "I oste anual de las colonias americanas se ha quintuplicado" l'II'It. p. 44). III"


der".7 El nuevo rapport de force inundial despues (I I Paris parecfa ofrecer a los britanicos dos benefkl" pecto: una reduccion del gasto militar por el dehlill Francia, y la posibilidad de desviar parte de la ba, I I metropoli a los' colonos britanicos en Norteam rl( II Sin embargo, desde la perspectiva de estos 011111 cos el tratado de Paris tenia un significado casi Opll estaban "liberados" de sus temores a los francesv, ( noles) y podian por tanto dedicar sus energia y I perspectiva de "un vasto crecimiento en poder ,YII [...] la expansion hacia Occidente".8 Asi, aunqu ' 1.1111 Bretana como entre los colonos de Norteameri(':1 " ban las dulzuras de la victoria",9 ambos extrajel'(lfl pectativas opuestas. Los britanicos esperaban una "I cion" del imperio y trataron por tanto de "hac '1'111 el control". Los colonizadores, por otro lado, ('~p I "relajacion de las restricciones".l0 Lo que a los bril.lIl1 parecfa sino un objetivo razonable, la necesidad ii, I nizacion imperial [...] mas estricta"ll para ase 111'" a los colonos les parecfa "un ataque fundamenwl .tI. ral que existia dentro del imperio".12 Era inevil::thll' II aunque no la secesion. Buena parte de la historiografia de la revolu illll' I america britanica se ocupa de explicar sus rake:- "II tendencias -economicas, sociales y/o ideologi w, I das durante uh largo plazo y que culminaron, :1111111 versos historiadores, en los acontecimientos cll' II que por tanto nos permiten definir la verdad ra 1111111 la "Revolucion americana". Gran parte de 10 qUl' , " " cierto, pero'otra gran parte es irrelevante como ('xplll dos 10s acontecimientos politicos importantes li,'III'1I en procesos desarrollados durante largos period'I'., chas rakes son mas faciles de distinguir ex post /1/1 ", momento. Pero raras veces ocurre que estas t nd"111I plazo puedan desembocar unicamente en el r sull 11111 (incluso definido en senti do amplio) que de h 'he, No se trata que el resultado fuera logicamenll' ,II t I I Bailyn (1973, pp. 8-9). Gipson (1950, p. 102). 9 Brebner (1966, p. 32). 10 Meinig (1986, p. 295). II Christie y Labaree (1976, p. 274). 12 Greene (1973a, p. 79). 7

8

I I

11I('nque, a medida que hacemos

cada vez mas espe-

I II '~ldlado concreto, necesitamos incluir mas factores I II b explicacion, y much os de estos tienen' inevitable,11':kter coyunturaP3 y no estructural. oyuntural general mas importante fue la renovaIII III I de la economia-mundo capitalista en el siglo XVIII I'll 11:\I de Gran Bretana de ganar a Francia la lucha por 1111111 (,I. Pero tambien existieron tendencias coyunturales I" I II!va . propias de la situacion en la Norteamerica briIIIY:IS condiciones economicas generales habian ido 111/11 d' de 1720, al principio de forma gradual, y postell" 0\ partir de 1745, con mayor rapidez.14 Pero la exII lilli' supuesto, no supuso una distribucion equitativa I••111¡1'1 'ios. Por un lado, condujo a un "Sllbito aumento de 1III.lci6n de la riqueza"IS en las colonias, 10 que explica 1111 I

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I l'lIl/do en que este tet-mino es usado par Braude! (1958) y mas en III "hloriadores econ6micos que escriben en lenguajes europeos III' 111I[::16s. En sus c1asicas lecciones sobre la Revoluci6n americana, t I IiiI''ws (1924, p. 28) ofreci6 10 que considero una explicaci6i1 de " IIIII~cSlructural que coyuntural: "De este modo,las caracteristicas I 11111 de la historia britanica pueden resumirse en las conceptos de I, '1',xp:ll1si6n'y 'centralizaci6n' que se manifiestan en las esferas, III, III11plias,del comercio, las colonias y la supremacia oceanica. La I 1111111 Bretana respecto a sus plantaciones era garantizar una admiII IIi1'IIII:IIabundante y eficaz en bien del comercio de sus comercianII I 'iii" los colonos, aunque aceptaban sus obligaciones como SLtbdi,II III 'orona, desde muy pronto empezaron a aspirar a una mayor I '1111,111 de la que se les permitia como colonos en el sentido estrictad ill'llC:I'lllino." 111""lbal'go insiste en que antes de 1763 "Ios colonos, en conjunto, II IIldlda I hostiles al imperio britanico [...] [pero] despues de 1763 la "1I111'I'lIle" (1952, pp. 113-114). Los beneficios de los colonos dismi1,11I'xi'cncias britanicas (fiscales, aplicaci6n de restricciones, etc.) ,,," il" 111.\I1era significativa. , I IIII!d y Ernst (1972, p. 11). Por ejemplo, Klingaman estima que el 1111 11,,1 .15%en las colonias productaras de tabaco entre 1740 y 1770, I, 111111 combinaci6n de las exportaciones de tabaco y tdgo (1969, p. 11111 Iii ,y Walton insisten en que el aumento de los ingresos por el \ IIIIVldY olras actividades comerciales es incluso mas irnportante que 11,"1111 1';61 de mercancias" (1972, p. 158). Vease, sin ernbargo,la opiI. III'llk de Terry L. Anderson que sostiene que en la prolongada tenI. Ii I lid 'nto de Norteamerica desde la colonizaci6n inicial hasta la I III IIII;COpedodo sombrio [...] fueron los primeros ochenta anos III"(I '179, p. 256). I "iI,,1' (1973, p. 416). La otra cara de la concentraci6n de la riqueza es 11111 il" III pobreza. Nash sostiene que habia una pobreza cr6nica del I" 1111/1111' 'S en las ciudades que tenian puertos maritimos en esa epoca II) .y que esto produjo un "aurnento de los antagonismos y de la I'll

I


la paradoja aparente de que la sociedad colonial se hi nos coherente y mas rfgida al mismo tiempo".16 Por oil tambien agudizo la rivalidad entre los intereses e 01 privados en Inglaterra y los de las colonias. La funci61l pital ingles ganaba importancia en detrimento inclu. ( comerciantes y plantadores mas ricos de las colonl "agentes" de las firmas britanicas estaban desplazando I merciantes coloniales. A 10 largo de medio siglo, "diSi ron los beneficios marginales y se sacrificaron las po 'il II de desarrollo local". 17 Las crecientes dificultades de los comerciantes colonl rante este periodo nos Bevan a la "eterna cuestion"IH I que pun to resultaron gravosas para los colonos norl('a nos las Leyes de Navegacion. Ha sido una cuestion 1,'1 los sucesivos historiadores de la Norteamerica colonial, fue para la gente de la epoca? Greene asegura que "l'1 I cumplimiento colonial" de las disposiciones men'al de Gran Bretafia sugiere un "grado muy elevado de ad:,! al sistema. Este argumento seria razonable si aceptarall tal nivel de cumplimiento era elevado. Greene afiad ((II el grade de prosperi dad, muchas personas tenian "[LIl'11 reses establecidos" en el mantenimiento de sus vinculo britanicos. Una vez mas, esto es posible si se considt'l nivel de prosperidad se mantuvo alto.19 La supuesta ''c las regulaciones mercantilistas ha sido objeto de un ( debate cuantitativo desde que Lawrence Harper o[n'( I por primera vez; como en la mayorfa de estos debates, I tion es que hay que con tar y cuanto es demasiado. La conciencia politica" (l976a, p. 18). Alice Hanson Jones, en su 'sllull desigualdades en la distlibuci6n de la riqueza durante los 150 afios 11111 la revoluci6n, sostiene que la desigualdad aument6 "pero no de nlllllli tacular" (1980, p. 269). Para un escepticismo todavia mayor sob.' , IIIII cia de la desigual distribuci6n de la riqueza, veanse Brown (l9.~5") (1976). Berthoff y Murrin, pOI'otro lado, sugieren una analogia con cl "'I II to feudal" contemporaneo en Europa. "En 1730 las antiguas cololliu 10 bastante pobladas como para hacel' muy lucrativos los anti '1111 feudales. Se reintrodujeron [...] antiguos privilegios s610 porqul.' hn' rentables. En las colonias, como en Francia, estos derechos prodllll'lI res justa porque separaban la busqueda del beneficio de cualqui 'I I'll mas amplio de bienestar en la comunidad" (1973, pp. 265-267). 16 Greene (I 973b, p. 10). 17 Egnal y Ernst (1972, p. 3). 18 Egnal (1975, p. 192). 19 Greene (l973a, pp. 47, 50).

I, 11.11 de Harper fue que, incluso aunque las leyes mer111I路,'an administradas con "perfecta justicia" por una II Illwi >n que equilibrara los derechos, las decisiones se

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ill I'll

II

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h remota Inglaterra

y "Ias colonias esta ban en desy enconado debate sobre la I d, los datos de Harper,21 buena parte de la discusion se fill \Ill) n los calculos de si hubiera significado 0 no una iii 1,1 (,I hecho de que la independencia se hubiera conquisillll ,Ia denominada premisa contrafactica. I I dill Ilrnentacion basada en la premisa contrafactica se , 'III I obert Paul Thomas en 1965 y se ha prolongado des1,'"1 I'. . Thomas intento demostrar que "Ia carga mas peltl Ii tll'l'a 'ido ligeramente superior al 1% de la renta nacioI" ii' tanto insignificante. Price consideraba que incluso I, 1111'" Ie Thomas eran exagerados, puesto que la "unidad Ii Ii :1 de la vida economica" era la empresa y no la transI \ I.IS fitmas tienen en cuenta otros factores ademas de I I II', d venta sobre transacciones concretas. Las empreII 11I('I'(\n algo que Price denomino el equilibrio de "interII" ,oIphal" (en el que, por ejemplo, se incluye el calculo de 10 lit' redito) y, pOI' 10 tanto, podian tener "solidas razo11\1 I ['jules" para mantenerse fieles a los centros de distriII 11\1'1\1:;0 aunque no hubieran existido restricciones merII 1 1',,- \ Los argumentos de Price pretendian debilitar I I III:IS la tesis de Harper, aunque de hecho la reforzo al I II III,S (yen especial a los cliometristas) que los calculos 11111 lIS reales del beneficio tienen que hacerse en un con1IIII'Iio de espacio y tiempo.24 II '1111sefialo despues que los calculos agregados nortealilli', podian ocultar los diferentes efectos regionales de 1\1 arte del subsiguiente

II 1'1"'1(1939, p. 31). Vease tambien los cakulos y su meditada evalua" 1111 pl'1'(1942). La polemica de Dickerson contra Harper exagera en ,,"I IIill' b acusaci6n, sugiriendo que Harper creia que las Leyes de Na" 1,.cilldan a los americanos, de manera permanente, a una condici6n II' II III 'spel'anza" (1951, p. 55). I'll 1I1!lrhoque uno extienda su generosidad, no puede calificar sino de II II I,' '"icas de calculo de Harper" (McClelland, 1973, p. 679). 1I11111111~ (1965, p. 638). 1,10, (1%5, p. 659). I II III' IIi a a Thomas, McClelland afirma con aciel'to (1969, p. 376) que I III'd cin 'n que [Ia hip6tesis contrafactica] quede confinada a 105treinta II ,,\ 1175], la posibilidad de influencias dinamicas que aumentaran de 11I'I'"IIl\l1teel porcentaje [del producto nacional bruto colonial sacrificaI I路, 1111\'l'fcrencia britanica en el comercio ultramarino] parece bastante


las Leyes de Navegaci6n y que las exportaciones de 10, meridionales se vieron afectadas de forma particulal'lll gativa.25 En su replica, Thomas se mostro de acuerd que tales argumentos podrian justificar una "int 'Ip' economica" de los origenes de la Revolucion ameri all,I, que disparidades semejantes podrian tener como COIL 1'1 la formacion de una "minoria apasionada" que prop" II resultado politico de ese tipo. Observo incluso qu 11111 los acontecimientos de la epoca, como las protestas III Ley de Moneda y la Ley de Timbre [Stamp Act], at !'f!, II bilidad a esta interpretacion.26 Y este es, quizas, el plIlIl vante. Como Broeze observo en su comentario a l'.t«' aunque la nueva historia economica pueda contribuil II 10 del crecimiento economico real (y el propio Bro '1'1' II absoluto hostil a tales intentos), nada puede aport'li' ,II una "nocion subjetiva" tal como la "carga" que sentl., I La percepcion de los historiadores sabre los sentil i"1111 gente "solo pueden recogerse y entenderse a partir dt, II tos y acciones". 27El tema del coste real de las Ley s tll' ci6n puede haberse vuelto "muy aburrido",28 per "I I las motivaciones colectivas sigue siendo esencial. La cuestion que nos ocupa es pues cual era la c yllllll nomica de la decada de 1760 y como se percibia en' AlII ·final de la guerra de los Siete Afios produjo una d 'pl'I' I l0elica29 que siguio a la "prosperi dad sin preced III" " .Jt' guerra de los Siete Afios y que afecto negativam 'Ill" , 2S Ransom considera que las exportaciones de los plantadllll' 0111 drian haber sido "superiores en un 67% sin las restricciones", y iii III del sur un 2.5% supelior, "una cantidad nada desdeiiable" (R:llh""1 433-434). Recuerdese que para Thomas el 1% se consideraba ttll , , 1111 importancia, 26 Thomas (1968a, p. 438). 27 Broeze (1973, p. 678), 28 Krooss (1969, p. 385), . 29 En realidad, Bridenbaugh la data en 1760, el ano "cuhllhllllil clases mercantiles de las ciudades coloniales (1955, p. 282), V," I I sobre los indices· de precios para la Norteamerica britanica (I (7'/ I' 30 Hacker (1935, p. 293) seiiala "elmercado en expansi6n d" I', III dentales, los grandes gastos de los furrieles britanicos, el COIII"I' I" I contrabando con las fuerzas enemigas, todo 10cual proveia de ""II'I • los trabajadores y mercados lucrativos a la producci6n de l(l~ 111'111 cultores". EI final de la guerra produjo desempleo, la baiKal 11'111 , comerciantes y redujo el mercado de los pequeiios agricultor 'N " tI." de escape hacia las zonas de frontera -siempre el ultimo I' '1'111' " tI I seidos- qued6 cortada" (pp. 293-294).

I, ,,''lores

de la economia norteamericana: comerciantes'J-Li Ii1111' 'S, pequefios agricultores y trabajadores. Id,' ,inger, en su tratado sabre los comerciantes norteame" , parte de la. premisa de que el siglo que precedio al III ill' Paris habia sido su "Edad de Oro".31 Cuando la reII \' I\'ajustes normales de la posguerra fueron "sust~ncialI. IlI'olongados" debido alas intentos britanicos par reorII ,,' imperio y "situar alas colonos en un estatus mas I 111,110",32 esto dio alas clases comerciales "mati vas para 1111.\ uidadosa reflexion".33 Fueron los mercantes mas I,dll' quienes se ~intieron sorprendidos y agraviados por Iii, \'oIS reglas del Juego despues de 1763".34 Como medida ", 'I'I oleccion, intentaron mejorar su situacion dejando de II II ,lltfculos britanicos.35 III IIII\) tiempo, los duefios de las plantaciones meridionaI,!II1,lron a tener problemas por su endeudamiento cr6niII 1,1 in~:rmediarios escoceses. En 1762, un colapso del Il'UdIO~ los plantadores de Maryland y Virginia.36 Los I ii' 1', • lomales habian financiado sus gastos corrientes 1111, tin sistema denominado "fin;;mciacion monetaria" Iqd I "ba la emisi6n de billetes en anticipo de futuros in~ I "i1 sY La expansion de este proceso preocupo alas I 11111 'S britanicos respecto a la seguridad prometia que 01, Iidas y la aprobacion de la Ley de Moneda de 1764, 11I1I11'1(a que el papel moneda seguiria siendo un instrudido para las deudas publicas pero no para las priva, Iiiin ipales perjudicados fueron los plantadores colo'1111 "s orientaron ala polftica".38 La crisis de 1762 fue 1,1, 1111"'r(1917,p. 15). II.,II"'\I/,h (1955, p. 251). 101 1111"'1'(1917, p. 91), 11"11 V,'hcpherd (1979, p. 175) de alg(m mo,do consideran que esto de'1111 1'1p•. blema no era de tipo economico, sino que radicaba en las 11111.1 "Iibertad ya conquistada" (p. 153), aunque la ret6rica de la Iill' II I V 'ces se confunde con las realidades del bolsillo. 1111 I /,11:" y Ernst esto fue "solo incidentalmente ideado para forzar al "10 I 1l,,'hazar .1I1alegislation odiosa" (1972, p. 17). Quiza, pero el he" I I Illl,'cntraran en una demanda politica al menos darb un objeti,,' \ 1I'IIlizabiea su agitacion. I I'll " YEmst (1972, p. 28). I ,,'~I (1973a, p. 22); vease tambien Ferguson (1953). I II') 1\:\. p, 360) habla de un "saito cuantitativo en la deuda americaI 1"'10Walton y Shepherd (1979, p. 108) afinnan que la deuda "no 1,,,tll.I"11vfsperas dela revolucion", Andrews esta de acuerdo en que el 1111 1111' grave antes de 1770, momento en el cual, sin embargo, una I

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seguida pOl' otra peor en 1772. En el contexto g 1\1'1 sion en las relaciones entre la metropoli y los c 10110 tos psicologicos" de la Ley de Moneda fueron mllY II al servir como "recordatorio constante"39 de la dep I lonial respecto alas prioridades economicas dl'! I perial en detrimento de los colonos. . La situacion general exacerbo las relaclOnes '1111 I fios agricultores y la elite de plantadores. Er: IIlll\' des plantadores, de un modo u otro, desafiaball I britimico, los pequenos agricultores llevaban a c:1I1I cion rural cuyo efecto fue "oponerse y socaval' Il\ III las instituciones provinciales" ,40 controladas PI'.' \ les. A medida que los pequenos agricultores pal'l II II agitacion polftica, en algunas localidades radi -<',11,' , tividades "patrioticas",41 yen otras las atacaban, I pequenos agricultores estaban tan preocupados pili contra los plantadores como pOI' la lucha contI''' III I Finalmente, los pobres urbanos tampoco estalhllli En el periodo posterior a 1763, la "desig~aldad :1\ I' mente"43 en los centros urbanos, yespeClalm nil" II "gran ciudad que menor prosperidad disfruta\,lII" 1775; pOI' tanto no fue casual que Boston fuera 1.1 "orgia" de compras en las colonias y ventas en InglatelTa il" II III en ~nos 3 millones de libras e "introdujo un breve peJiodo III' III II ci6n. La recesi6n fue rapida" (1924, p. 109). Lo que tuvo Oill" 1111 grave crisis de la balanza de pagos de 1772 y un peJiodo tit- 111'1111 del credito" que fue explosivo (SheJidan, 1960, p. 186). . 39 Greene y Jellison (1961, p. 518). Ernst (1976) SOSIII'IlI' 'I" 1772 marca la transformaci6n de un movimiento de propllI'dll I un movimiento independentista. 40 Countryman (1976a, p. ,,57). Barker cali fica la .Iu,~h'~~'''"11 t propietaJios de Maryland de escuela de la revoluclOn (\'110, I' I 41 "La revoluci6n no era ya [la] propledad exdUSiVa [dl' III III comerciantes urbanos que se habian ganado el titulo de 1',,,1'111. I habia siclo alguna vez. Y al no serlo, era tanto mas una IVVI,11I1 It man, 1976a, p. 61). 42 Vease el papel ambivalente de los reguladores en 1;,1 11111 t Carolina del Norte (Greene, 1943; Kay, 1976) y el de otros I" ",111 centes" (Hoffman, 1976). POl'otra parte, Schlebecker sosl iI'llI 'III los pequenos agJicultores a la revoluci6n se c1emuestra ell.lIllI' III I vieran la necesidad de enviar comida y forraJe a SllSeJer '110 dill revolucionaJia (1976, p. 21). 43 Kulikoff (1971. p. 409). Vease tambien Nash (1979, II que en Boston, Nueva York y Filadelfia el malestar econ61111i 10 'III 1763 produjo el "rapido desarrollo de una dase de persollil' " breciclas" e'ntre las dases trabajadoras. I

t"

I dlll'linte esos anos.44 Para Nash, fue en estos agravios I III' Vino "gran parte de la fuerza social que vio en la reII LI II sibilidad de crear un nuevo orden social".45 I ,t.111 Bretana, sin embargo, 1763 marco un punto de 'II 111:'S significativo que una mera depresion posbelica, f!,i111 ,I final de la segunda fase de la lucha porIa hegeI, II\('o-britanica. No obstante, esta lucha aunque gana1'11111 I, io pOI' Gran Bretana en 1763, requerirfa un ultimo II II i'S pasmo que abarco de 1763 a 1815 antes de que , 11'1ll! nciara a la disputa. Ya hemos tratado de situar11111111 I'inal de Gran Bretana en el contexto de la renovada \ "'II Ii ' la economfa-mundo capitalista (la fase A de la 10I 'I" ' Itemos datado aproximadamente entre la decada -,::L I, III1V 'ncionalmente) 1817. IIII'I'lllonfa, como ya hemos visto en el ejemplo hOlandes] II III XVII(vol.lI, cap. 2) es un estado en el que la potent I \,,1 no teme la competencla economica de otros esta- -:::LqI ,I'lllro-:-Por 10 tanto, tiende a favorecer la ,. a' II , d,' la economfa-mundo. Esta polftica es la que algulilt II lores han denominado imperio informal (es decir, I ell III no colonial e incluso anticolonial). En la situaIi'l Iii a de las instituciones imperiales britanicas, esta 1'1 ii' 'structural de 10 que Vincent Harlow ha denomiI, 1IIIIdacion del "segundo" imperio britanico. Harlow '1111', I spues del tratado de Parfs en 1763, Gran Breta11"' IIdi un "sostenido fmpetu de campanas de exploraI \I If I111 a" cuyo unico paralelo anterior fue el de la epoca I LIS campanas ten fan como objeto crear una ."red de 1I111t11) comercial" a traves de los oceanos Pacffico e I 111路,:\daen una cadena de puerto;' comerciales y bases I Ih'!' no en las colonias. La excepcion a este modelo 11111 .t, Y ya hemos discutido pOI' que la India era una ex-

II

IId, VI cajaban en este esquema las "antiguas" colonias, I II' Iller" imperio britimico? Estas "antiguas" colonias se "e1hll1 fundamental mente en America. Como senala I II 1'1 transcurso de la ultima parte del siglo XVIII,cuan'IJIII IIi'. la disputa con los colonos americanos, "econoI,1111 'ales de Inglaterra predicaron la sorprendente docI (1'176, pp. 708-709). II( 1')84, p. 250). Price es mas esceptico: "Esta pOI'confirmar si la daIII. II 'pendientes [...] tuvo mucho que ver con la actividad revolucioI 1/(" p. 709).

II.


politica era un acll I I trina de que la separacion Pero, (estaba r~almente difundida semejante IOllll responsables politicos? Tenemos escasas pru h,\ I sea aS1, en particular al principio del proceso. 0,111 fenderse la debil posicion de que semejante Opilllllil las tesis de Edmund Burke sobre la Revolu if)ll III Sin embargo, en general, los politicos raras w ,,, dores audaces y clarividentes, como tam poco 10 ',c)I\ I de los capitalistas. Los inversionistas de la "pI II I pocos indicios de ser "conscientes de la n~c sid,,,1 , entre un imperio comercial oriental y un SISt 111,\I III hemisferio occidental. En lugar de ello, invertf:1I \ " . un b ene f··lClO pareclera pro b a bl e."48 Empero, la cuestion no es la clarividencia. 1.11 tructurales, por S1 mismos, modificanin lenl:' I' I mente actitudes y politicas. La causa de la in lIdl'I II I lonos americanos fue, sin duda, compleja. I'C'III gobierno britimico respondio, se encontro en '11111 I la que el aumento de su poder en la economia-111I111 I ba a tener en cuenta un conjunto de interes s IIltl antes. Esto planteaba dilemas y, como indi a I'c'\ que "fueron antecedentes de desastres" ,49 0 al IIIC'II' al principio parecieron desastres. El primer dilema era el de encontrar soluci()I\1" I' pudieran reconciliar las demandas que las 1\'1111" nes de colonos blancos empezarian a plantear:d II I conservaban los requisitos para' conservar los 'qllil" cos internos britimicos. Hernos discutido la impllll II de la Revolucion Gloriosa de 1688-1689 como h.c Harlow (1952, pp. 3-5). Felix Cohen, en un informe de 1949 de una comisioll Itlll I colonias, planteaba la cuestion de esta forma: "(POI'qu'" ,", I ItII 1 ria en la politica intema (Edmund Burke y W. R. Hearsl, 1'''1 I" I plos notables) siempre muestra su apoyo a los movimil'ol,,' Hili de los pueblos sometidos? La respuesta a ambas cuestlOll\' I' en reconocer el hecho de que el impeJialismo economil'o "" tI riamente del imperialismo politico, y a veces incluso se W I ii, 1 II Alii donde surjan tales obstaculos Ira en interes de los iIll\Ii'11III cos eliminar la fase politica del colonialismo" (1949, p. I()\) 1'111 observacion de Namier (1930, p. 45) es al menos digna dl' II1III "Si Burke hubiera estado en el poder durante la Revoltl! i"ll III habriamos tenido que datal' su torismo contrarrevolucioIl III" 1111 antes." 48 Marshall (I 964a, p. 21). 49 Ibid. (l964b, p. 145), 46

47

I'

1 1111'

de Inglaterra, y despues de la La clave institucioII olllpromiso fue la supremacia constitucional del par"'1 ,'on una funcion limitada para el monarca, la cual sed \ 'Z mas limitada en los siglos venideros. Cualquier 1It1,1 d los colonos blancos para legitimar la descentraliII tll'l poder legislativo no solo amenazaba el control cenI "..,1ado britanico sobre las colonias, sino que tambien I did el compromiso constitucional interno en Gran "I ,ompromiso que ya habia sufrido tensiones"con la II tit' Escocia en 1707 y la corrupcion del parlamento 111101' y Jorge UI".5l Pedirle al rey que ejerciera cual111111 d ' poder fuera del parlamento britanico parecia, por I1I1I('on las palabras de Namier, "un retroceso peligroso II IIIII 'ional a la 'prerrogativa' ",52 es decir, la prerrogati~

las fuerzas

poderosas

I lilli n de 1797, de Gran Bretafia.50

I Bretafia, era demasiado pronto para pensar en-y adoptarla solucion de -la Commonwealth de " I, Y XX, en particular porque el monarca britanico " L, d 'masiado fuerte internamente. Yen un momenta III (01 :\n Bretafia entraba en una "era de intereses" en la , 1lI'l'clba del parlamento que respondiera, en ejercicio ,,,tli I, '\ multiples grupos de presion, los colonos de la lilt 111';] britanica eran menos poderosos que muchos inIII Ii ·s. "La influencia politica de Norteamerica no iguaII 1II'Ido alguno, su importancia economica."53 1'1.111

111'110'

Wdlnslein (1984, caps. 3, 6). Greene (1968a, p. 168) habla del "noI" nhrc los principios fundamentales" de la cultlll-a politica britaI 1/"11I\VIII,basado en la inviolabilidad del acuerdo de 1688-1714. 1111111 IIIIIS cierto en la medida en que la guerra de los Siete Afloshabia IIIIIt1"finitivodel jacobitismo. "En 1760, la Scols Magazine calcula, . tI, 'I,cla cuatro escoceses en edad militar servia en el ejercito y en la 1'111111,,, : una gran cantidad de estos !"eclutasse quedo en Inglatena I I, /'11'"ra, Y se caso con inglesas antes de regl-esar a su tierra" (CoI,

I' 11I1l), II'J II. p. 21). I I 11'110, p. 42).

.

'"11II (I '>70,pp. 95, 113). "Los contemporaneos consideraban los teI II 1lid ias Occidentales, no los continentales, como las joyas del I '1'11/, 1935, p. 8). Vease tambien Palmer (1959, p. 173): "Habria III '1I1i'•.I l!obierno britanico tenia que considel'al" muchos intere1111' 11i':1I10S rechazaban como extranos", como 10sde Ios plantadoI II tll' I." Inclias Occidentales, los de los canadienses franceses, los II, 1I1"~ Y los de la Companias de las Indias Orientales, pOI'no ha,,11111111,.111' britanico.


.Visto des de la perspectiva de los colonos I I'll I teamerica, ese era precisamente el problema. UII , ras cosas que hizo el gobierno britanico d ~PII cumplir una obligaci6n que habfa contrafdo ('II malizado en 1758, con los indios del valle d ' 0111 estipulaba que si los indios abandonaban a 10. II dan "seguros en sus tierras".54 EI 7 de octubrv de tanicos publicaron una proclamaci6n en virtllli d lle de Ohio se mantenfa como reserva india I quedaba clausurado a los colonos. Pero el innwlI II de la poblaci6n de colon os en las dos decacla, III habfa producido partiendo de la premisa dl' "II I disponible".55 La creaci6n de la "Ifnea de pro,I,1I11 cia cerrar aquella salida. (Por que crearon los britanicos la Ifnea th' 1'1 Era cierto que habfan firm ado un tratado COil ItI esto por sf mismo dificilmente bastaba para ,'xl'll La victoria britanica sobre los franceses pare! It t .1 oeste" ados grupos avidos por explotar la 7.()II,1 mediato, los tramperos de Nueva Inglaterra 1'\1 III franceses, y tras ellos potenciales colonos y 1':'01' tierras. La "dureza"56 inmediata de los nu vO:'oII los indios y los temores generales de los indio. II tado de Parfs57 tuvieron como consecuencia 1II11111 vantamiento: la conspiraci6n de Pontiac, qu illll'll nizaci6n militarmente significativa de diverso'o I La revuelta fue aplastada en una "guerra d '(lllli I nio" ,58 pero los britanicos aprendieron una I 'Cl till La Proclamaci6n Real dividi6 a Nueva Fralll II en el norte un nuevo gobierno llamado Quebel ( III 16 Labrador y Anticosti a Terranova). ~in emllill ~II todas las zonas al oeste de los Montes All' ',11i'1I

I"

Como aiiade Bolton, demandas similares de exenci()11 iI., 11111 tea ban en todas partes del imperio en aquella epoca." Oil I, texto, la Revoluci6n americana no representa mas que ,I 11111 1111 estos intereses que menos exito tuvo" (1966, p. 200). 54 Gipson (1950, p. 94). 55 Meinig (1986, p. 289). 56 Chaunu (1964, p. 170). . 57 "Las noticias de que se habia cedido el oeste trallsp ,1111 hi ron a los i.ndios" (Jennings, 1976, p. 334). 58 Rich (1960, vol. II, p. 4), que asegura que el gencr,,' AlII" •• en jefe britanico, "consider6 [. .oJ incluso extender la vii ",·1,1 I hostiles y trat6 a los indios mas como animales que COII\(' I'll I

I".

1'1'111'ci6n de un servicio indio. 59 Los comerciantes bri111111\10 asumieron la funci6n d'e los franceses en MonI III"(lIando en el plazo de diez anos "una organizaci6n II 1.11"cterfsticas muy similares a las del regimen franIII I,r'cto, a medida que se desarroll61a praxis britani'"II'I'cio de pieles se convirti6 de hecho en "una indusI Iii ,I la"61 porque los indios recibfan ahora recursos de 1111 '.: los que obtenfan de los comerciantes como pago 10 I,'" .Yregalos de articulos identicos ofrecidos por el goIIII'll,,'. I. III do la proclamaci6n subray6 una "divergencia d~ ill' '!"an alcance" entre los britanicos y sus colonos en lilt I \(':1. Los britanicos intentaban "deteng la expansi6n I 1111" ' de sus colonias" y utilizar la z;ona transa alache lit 1111' de extracci6nmediante el wmercio pacifico con \ li'll. , indfgenas seguras, polftica dictada tanto por "ra- I ~:t::> '"II'I'dales [como por] consideraciones de economfa".62 II 11111 tiempo, los britanicos trataron que los colonos I 111.1pagar los costes del imperio y a poner en vigor riIt 1111' las disposiciones comerciales mercantilistas. llilll) ma deca a e controversias en las que laoposihili .t! logr6 repetidas veces que el gobierno britanico tI, 1.1'10 -por ejemplo, imposici6n y posterior derogaII I,I'Y de Timbre, imposici6n y posterior derogaci6n de I • I,,,, Townshend10 que siempre era seguido de nue11111'. hritanicos par seguir las mismas polfticas, En el IIIt! .\' parres fueron haciendo la disputa mas "de II ideol6gica. En 1766, cuando el parlamento dero.II' Timbre, al mismo tiempo aprob6 la Ley Declaratodlllll;lba el derecho abstracto a gravar con impuestos 111'''Ot (1960. p. 201); vease tambien Chaunu (1964, p. 171), que III III itanicos "adoptaron una politica de salvaguardia de los in1101111.111 :\si el inmenso capital de simpatfa que habian adquirido en el \111111 i" guelTa de los Siete ArlOs. II'j ,e" p. 176). Es decir, las casas comerciales de Montreal relacio• I Ill" Londres con comerciantes mas pequeiios en ciudades del Illlillimackinac y Detroit, que a su vez trataban con pequeiios co1I111l'tlllltcSque viajaban con los indios, 10 que los franceses deno11/11'11/ ~ de bois. Los britanicos siguieron utilizando comerciantes 1111111111' nhora diversas personas inglesas, escocesas e irlandesas 1111111111,'11 el circuito. Este grupo se dedicaba en esencia a operacio11111 1'111.1 los indios que se rentabilizaban con los beneficios de las caII

II'VI'IIS II

(1926, pp. 122-124, 145).

(III 6, p. 161).

1111')

,pp. 179,184).


las colonias. A 10 largo de un periodo de 10 anos, aqll nos que planteaban objeciones contra actos con I'l'lll siderados como personas que negaban al parlanwlIl este derecho abstracto: "ninglin impuesto sin repn', 'II Estamos ante un proceso de aceleraci6n del ('111111 elevaci6n de su tono. "La decada de con trover ia, III solver ni una sola cuesti6n basica" ,63 pero las cu 'slllli recen retrospectivamente tan intratables, ni tamplll nuevas. Knollenberg sostiene que datan de 175'),'d que de 1748,65 Al parecer hay pocos motivos para dlld de no haberse dado la aguda recesi6n econ6mi a, III I troversia hubiera quedado reducida a una tempt\ III I tanea.66 Existe otro punto de vista, cuyo principal eXI (), 1111 Bernard Bailyn, segun el cuallas preocupacion s 11111 les de los colonos no eran econ6micas sino "ideoll')gll ci6n que Bailyn define como lucha entre el p dl'l tad.67 Segun esta perspectiva, La imposici6n inconstitucional de impuestos, la invasioll d narios, el debilitamiento de Ia judicatura, la acumu.l:H IiIII Smith (1964, p. 6). 64 Knollenberg (1960, p. 1) se refiere a la reaccion a la Ley d" 1111 el "Ievantamiento colonial de 1765-1766",situacion a la que IlIdlllllll colonos por las "provocadoras medidas britanicas" adoplatlll I lilt 1764;la anulacion por el Consejo Privado [Privy Council] en 17 ') tI Virginia, la generalizacion de las autorizaciones de registr rid • I nero en 1761,Ia prohibici6n en 1761 de que los gobemadol\'~ dill siones no revocables por el rey y los intentos de la iglesia an!'II.11111 cer su posici6n. 65 La decision dehs autoridades coloniales britanicas de ":111111\111 litica de acomodaci6n de Walpole y de intentar someter alas ,"11'"' troles mucho mas rigurosos [...] se tom6, no de forma abrllplll I II sino de forma gradual en la decada que empez6 en 1748" (G,,', III 65). Asi para Greene 10 que Knollenberg considera nuevas III.tllIl "simplemente una renovaci6n y extension del anterior pro 1':111111,1 63

(p. 74). 66 Lo que Barker afirma de Maryland me parece cierto d ' "" III , ral: "Sin la persistente depresi6n del comercio de tabaco ni cl tI"" 1111' tico.ni las alianzas intercoloniales habrian sido tan destacadas, III III tftucional no pudo desarrollarse s610 partiendo de la tradidlill hi consideraciones legalistas; el factor que Ie imprimi6 dinamislIllI '" dad economica" (1940, p. 376). 67 No soy yo sino Bailyn quien Ie da un caracter antropomo, III I' "La que 'otorg6 importancia trascendental ala agresividad (1.",,,,,1 su presa natural, su victima necesaria, era la Iibertad 0 el del' 't'It" III (1967, p. 57).

V II,s, los ejercitos permanentes: todas eran las pruebas re,I. I1I1asalto deliberado del poder a la libertad.68 I

I \ , I'V

-.

del Te, afirma, el punto crftico I1ara los colonos, I I 110 podfa ser "tomada a la ligera, como mero adorno dlll.l uestiones econ6micas mas fundamentales".69 I 101111,Bailyn debilita su propia posici6n respecto a la I I ii" las motivaciones ideol6gicas cuando lucha en otro 1111'luienes defienden que la importancia de la Revo1IIII'I'i'ana estriba en que fue socialmente revoluciona1111 Iln que logr6 derribar un ancien regime, Bailyn inII 11'1(' de facto el gran objetivo revolucionario de la I III iI(' I' ngo ante la ley" ya se habfa logrado en la practiI '" I america britanica. En la practica, sostiene, pero 11II1I1',cn la teorfa. "Muchos consideraban que los camI II'IlI' sentaban una desviaci6n que carecfan, en una III' I . 'itimi'dad." Esto suponfa una "divergencia entre ", I 'nsamiento por un lado" -habitos que, afirma • 1'1I an siendo "aristocraticos" en el sentido en que los I IIII 'edfan alas clases de los procedentes de buena II', d derecho a ejercer los cargos publicos"y la "ex1I \ 1:1 onducta por otro". Esta divergencia finaliz6 con 1111 IIIll: "este aludir a la conciencia y dotar de un elevado 1111II1Ilrai elementos incipientes y confusos de cambio 1'1drl i '0 [ ...J constituy6 la revoluci6n americana",7o 1I.!Ilvn no puede defender am bas cosas ala vez. Si Ios 'jllI' impulsaron a Ios colonos fueron, antes que nada, I, '1 ,11 pudieron ser inconscientes de ellos; no pueden I 11100d,impulsados por "elementos incipientes y confuI. IlIlhi social y polftico",71 En primer lugar, como afir111111 . 'chlesinger, la perspectiva de que la revoluci6n fue • III ('ontroversia forense sobre derechos abstractos de

I"

" 1111'!67,p.117). I'III,it1111 de Menill Jensen en 1963, citada con aprobaci6n par Bailyn lilt,

IIllla

26).

.

" 11(11)62, pp. 348, 350-351). " llilll,'dUca aguda y generalizada de las opiniones de Bailyn sabre la II IIpllpclen la Revoluci6n americana, vease Ernst (1973b). Es extra· I. III 'II '(Kia de Bailyn en las implicaciones ideologicas de la Revolu· Iii lilli' 'ncuentre eco en Herbert Aptheker, quien escribe como mateIII1111 'Il: "La promulgaci6n de la soberania popular [...J como unica 1111111 p.lr" el poder gubemamental fue un acontecimiento basicamente I 1111 III...) la revolucion l-epresent6 [...] una ruptura fundamental en la 111111 '" no" (1960, pp. 233-234). I


gobierno no sostiene un exam en detenido", y ello pili razon de que el punto de vista ideologico nunc", , I' ,I herentemente: En el mejor de los casos, una exposici6n de los temas 11111111 tido antiparlamentario es un relato de su retirada d 11111\ I trategica a otra. Abandonando una perspectiva que ba. ItilIl des en cart as de derechos, apelaron a sus derechos ('1111I como ingleses, y cuando esa situaci6n se hizo inso,'k'1I11t1 la doctrina de los derechosdel hombre.72 Es evidente que los colonos saltaban ideologil':1111 manda en demanda. En el fragor de una displlt \ I portante, todos tendemos a utilizar cualquier ;II'KIII encontremos a mana y en ocasiones no cabe dud" II mos a creer en su validez. M<:'is tarde pensamo, tli sentimos del modo en que acabamos sintiendo, p analista es una practica dudosa hacer algo mas 'III la utilidad a posteriori de las posiciones ideol6gl1 \ es que los colonos no se rebelaron mientras :ii/',1I1 I mentando "los beneficios tangibles del imperio", p "la conclusion de la guerra de los Siete Afios a11l'1'11I te la situaci6n",73 su posici6n polftica y pOl' consip,1I1 sicion ideologica evoluciono. Pero, aun asf, cPOI' que no fueron mas' "pa il'lllI y Labaree sostienen que sus preocupaciones sol I't' ". I miento de precedentes imperiales parecen rev '!:II II ceguera sobre las implicaciones de las tendenci<ls II I del momento", afirmando que si hubieran espl'l'illill dos generaciones, los 'colonos habrfan estado I'll I "disputar con Gran Bretafia des de una posici III II dad material".74 Pero esa "curiosa ceguera" s llil' gante del analista. cPOI' que no acudir a la expliv:\I II cilIa? La oposici6n a la Ley de Timbre en 1765 .y III de Townshend en 1767 tuvieron que vel' en prjJ1I('1 III Schlesinger (1919, p. 76), Ernst (1976, p. 172). 74 Christie y Labaree (1976, p. 276). Es interesante que III~ 111111 graficas a las que aluden sean en esencia el numero de los ('01111111 noran otra tendencia demognifica: de 1670 a 1770, los n gI'll I'll tituir el 4 al 20% de la poblaci6n de la Norteamerica bril(ll) ( II, 1775, el numero de esclavos africanos importados igual6 1,11111111 grantes europeos. Vease Walton y Shepherd (1979, pp. 5/1 '1/1 I era un "incipiente y confuso elemento de cambio social" qlll' 1111111 te deja conciencia latente de los colonos. 72

73

1111.111 iero inmediato, tanto de forma directa, como 1111110indirectamente, desde el punto de vista de sus II II balanza comercial, y tanto los colonos como sus II (.1':\11Bretafia temieron que iban a acabar "matando 1111 I i1(' los huevos de oro".75 Ademas, como en la mayoI II, Is economicas, los factores negativos se acumula• II 111110, una serie de malas cosechas en Inglaterra, 11110 II '11 1764, produjo una creciente demanda de las 1'1I1i'~1Ie cereal de las colonias centrales. Eso benefitI"lllIlls sin duda, pero dada la alta tasa de desempleo y II I.,.' 'iudades, la consecuente alza brusca en los preIt dlill ntos en la Norteamerica britanica dio origen a 1111'11 que se prohibieran las exportaciones.76 La acuII ill' Iq~ravios alcanzo un punto tal que una pequefia 11'1 1,1 bastar para empujar alas dos partes a posicio11111 I.lill s todavfa. Hemos visto las razones pOI' las que IIh II' s' fueron haciendo cada vez menos flexibles a jll '.lIS colon os blancos se sentfan mas irritados. Los "I,I.li ales" que clamaban porIa independencia pa~ II \II"!.menos razonables. En esta atmosfera, los brita1111lililron una maniobra brillante pero imprudente, I Illli'h c, que entro en vigor el 22 de junio de 1774 II 1IIIIl'j n de la provincia. I II II :1 dos aspectos; uno era la cuestion de la forma 1111I\ illl' habrfa de tener Quebec, tema que tenfa como IIII 1'llI1l1iCtOentre los antiguos colon os de habla fran11\Ii IOS) Y los colonos de habla inglesa protestantes, I, d llilll stablecido mas recientemente. La segunda I I 1,1 'xtensi6n de las fropteras de Quebec para in,II. ill' Qhio,tema cuyo trasfondo era un conflicto enI II ~I'f I los cazadores de pieles y los colon os agrfcol'IIIiII'ol del valle de Ohio.77 I

t

"11111"d ' habla inglesa protestantes de Quebec habfan • I till 'cer un gobierno local aut6nomo desde la I IIIII (fran Bretafia, pero un tipo de gobierno que I III' ", apistas" de habla francesa. Las autoridades I'll p rticular el gobernador Carleton, habfan reII 1II'IIlandas bajo la contrapresion de los francoha-

III

,II 1)111'1>'tambien restableci61a provincia de Labrador, islas de III I"lil Anticosti.


blantes. EI debate se prolongaba desde 1764. FIll I administradores britanicos persuadieron a un It'll III a conceder a Ios francohablantes 10 esencial II, das: libertad de culto catolico dentro del man II d premacfa" Iaxamente interpretada de la i 1(':-.111 reinstauracion del derecho civil frances (es d '('ii, I landes); permiso para que la igIesia catoli a II diezmos; y eIiminacion del requisito de que 10:-. III prestaran un juramento antipapista.78 , .AI ~ismo tiempo, eI valle de Ohio paso a fOri\1:1 1 I' rntono de Quebec, 10 cual no tenia un inter's "~'JI campesinado francohablante de Quebec, per I los .intereses peIeteros. Por supuesto, cabe pr gllill II el sistema de reserva india establecido en 1763 1III I te. Neatby sostiene que el propio exito del COIIIl'IIII su expansion, que "implicaba complicadas r ·1:11 11111 indios", origino Ia necesidad de aIgun tipo c1. adllli directa que podian llevar a cabo Montreal 1\111111 centros de distribucion del comercio de pi k:-., 1'1 eleccion, "era inevitable que se eligiera Qu I "( " quienes bus caban tierras para establecerse, Ia :-.itll I bia hecho ahora mas "opresiva",79 por no habl:1I d dad de los comerciantes de pieles que operaban <i" tI La decision irrito alas colonias costeras pOl' 111111111 vos; en primer lugar, "[parecfa] sacrificarse el 1'1'11111 d de los Siete Aiios, y el terror de quedar atrapa III', JIll franceses desde el norte y el oeste revivio con 1.11 III I segundo lugar, los colonos "temian que en sus ,tli I constituyera un gobierno absolutista [y] una n'll,,11 I

,'I"

Vease Lanctot (1965, pp, 21-38). Neatby (1966, pp. 134-135), 80 "La Ley de Quebec [...] l'econocio el predominio de I<I~II I It mia canadiense asi como el control de Montreal sobre cl Ill' ill I bases de un nuevo esfuet'zo de expansion" (Ouellet, 1971, p, 111'1 I la tam bien que los mercaderes de pieles de castor con bast' "II I I aquel momenta solo habian hecho "Ientas conquistas", p"111'1111 emerger una elite acomodada. Al mismo tiempo, "Ios ai\()~ 1//1 I ron el declive de Albany, tanto en 10 que se refiere a la 'x11111 I,ll II como en la redistribucion comercial hacia el oeste". 81 Van Alstyne (1960, p. 38). Innis (1965, p. 178) ObSel'Vil:"I II I la Revolucion americana y la caida de Nueva Francia flJCI'l)11I , I de los colonos sedentarios frente a los intereses peleteros." (lil I I lismo entre Ia ocupacion francesa del valle de Ohio en 1754 I 1111111 inmediato de la guerra franco-india de 1754-1763 y la Lcy .I••1111 cion con 1776, 78

79

III :tban con Ia intolerancia y la Inquisicion" .82En ter1111 'daron especialmente preocupados porel hecho II II'Y's que gobernaban el valle de Ohio permitieran "I II dad de tenencia de tierras tan poco ingIesa".83 Al fiI II, uebec se aprobo al mismo tiempo que las Leyes I1II • V por consiguiente "quedo contaminada por esta 1"11" 1.'1 ley, por tanto, fue considerada por los colonos I ,lIllque incondicional, [..,] como la recreacion sisteI, 1.1 :Inligua amenaza septentrional alas colonias cosI I I'/, lara favorecer los fines britanicos".84 I 111'01 I s del Congreso Continental de Filadelfia se enIll, IIllr lanto, frente a un dilema: como ganarse a QueI I II . usa denunciando simultaneamente la Ley de I I ',Illucion fue que eI Congreso Continental desarroIII I" ampaiia en la que subrayaron el problema ~e I I II IllS Y sostuvieron que la Ley de Quebec era, en 10 I ,lll'ilinfo de una alianza entre los clerigos y los terra1':slOno deja de tener repercusion entre los campeII IId,1 I'rancesa ordinarios.86 11111' ," refiere a Ios comerciantes, aunque el Congreso III tI 'slaba "dispuesto a hacer cualquier concesion poI I l'''ll:lrse a Ia clase comercial canadiense",87 esta ulti11111) 'on gran prudencia. Por una parte, estaban irriII I 1 I,'y de Quebec, que les privaba de Ias Ieyes civil y II III/',I'sas (asi como del juicio mediante jurado y del 1I1111IS); por otra, se encontraban en competencia diII III" \'( merciantes de Nueva Inglaterra.88 iii II

I 1II'/I'lb,

p. 16).

II 11111"1' (1975, p. 124). 111'111'16 vb, p. 54). "'" III Incorrecto. Como indica Ouellet: "En 1774, todo empujaba al IIIIII"S a estar de parte del gobiemo. La creencia en.una monarloll I 11I1~:lda en el derecho divino adquirio mayO!' importancia aun, j,1 11I111"lcsia no demandaba un gobierno parlamentaiio ni proponia 11'"111d' valores para la sociedad" (1971, p. 118), 1,0011'lh:;,pp. 87-88). Ouellet seftala que la J'eaccion del campesinado 1111111 1\1' "mas compleja de 10 que se creyo en la epoca". En ella inlilt II 11111' su seguridad a causa de la debilidad militar de las autoridaI I 1"'1'0 al mismo tiempo los campesinos se oponian al servicio miIII \I II p\ll'que habfan lIegado al convencimiento de que, desde 1760, 1111/ III1\111 del gobiemo ingles al reclutarles era organizar mejor una 1\ 11\ Illvn"

(1971, p. 122).

II') 6, p. 49). II I 11'1'/1, p. 120). Ademas'sentian el temor de que el "comercio de I I I III 1I10S de·los canadienses [francohablantes]" (Lanctot, 1969, p. I


En septiembre de 1774, el Congreso Contin 'III II "mensaje al pueblo canadiense" en el que subrayalm I de un gobierno democrMico en las disposicion s d I Quebec, citando a Montesquieu sobre la libertad pOll giaba el ejemplo de la confederaci6n suiza de call1llll tantes y cat6licos. Incluso imprimieron el mensaj\' I II dieron una amplia difusi6n a sus dos mil copias,XII III enviaron simultaneamente una moci6n a Gran Brl'l I testa por la Ley de Quebec, en la que hablaball d I miento de sangre causado por los cat6licos en Ingl.\1 impiedad e hipocresia. El gobernador Carleton <II II carta en Quebec, donde no se apreci6 el dobl 11'11 obstante cuando el ejercito continental invadi6 1:1III otono de 1775, muchos de los campesinos fralll'l I , consideraron como "un autentico ejercito de lib('l'ill I sar de las amenazas del clero, que se voIc6 en apoyll I britanica, y amenaz6 con negar los sacrament s, III I mulgar a quienes se negaran a combatir a los inv:. III La acci6n militar tuvo exito en un primer IllOl1I treal cay6), pero despues fracas6. Los colonos n'l" Itl estaban indecisos; la declaraci6n de indepent!I'I\' I cosa del futuro.93 La clase mercantil protestant\, dl'l sus "mas profundas necesidades", es decir, "la 'silt"1 con Londres y el comercio irrestricto con los indll I oeste" eran precisamente las cuestiones que Jos I 1.11 des nopodian garantizar.94 Y los habitants cI' Iltlhl 51). Como consecuencia, "caben pocas dudas de que sus illll'l\ • quienes estaban relacionados con la industria peletera " I" 1111 a Gl-an Bretana" (Stevens, 1926, p. 49). Vease tambien ('11'1I, II "Fue la resistencia de los comerciantes de Montreal a n'lIl1ll1I II britanico 10 que les lIev6 a rechazar [Ia] propuesta de envilll ii, I. greso Continental." 89 Ryerson (1960, pp. 208-209). 90 Wase Trudel (I 949b, pp. 25-31). 91 Clark (1959. p.lOl). 92 Vease Ryerson (1960, pp. 208-210). 93 Ryerson considera que esto marc6 la diferencia: "1.11 'III I sobre cuya base los canadienses podr(an haberse levanl:IlII' 'II III ameticanos era la de la independencia nacional respCl'11IId 1111 Pero los colonos americanos todavia no habfan adoptadll 111111 I" da en favor de la independencia. Su Declaraci6n (I<- Il\d, I' I se adoptaria despues de la invasi6n de Canada. 'Si esta (iI" 1111.11 I adoptado nueve meses antes', se lamentaba [...] SamLi ,I 1\i111111 nuestro hoy'" (1960, p. 214). 94 Creighton (1937, p. 64).

l'IIIII\'I'On que se les pedia que se sumaran a los fines, to1111', I':ldicales, de los colonos americanos, pues los objeti• III.' ran "de caracter liberal y protestante", No se desatlllll .llI1ente a la autoridad del Estado, sino tambien a la II III 11"1) eclesiastico autoritario", De este modo, la simpa~Ii Ii '.,Ios habitants, se tran~form6 en un mayor antagoI lmal, como dice DehlO, Gran Bretana conserv6 a 1\ "w' isamente porque alli no habfa colonos ingleses", hdil os locales consideraban a sus vecinos puritanos mas 'Ill el "regimen, negligente y tolerante, de Londld,l que los colonos americanos se hacfan mas militanI "S cial de apoyo a su movimiento empez6 a desplaI i11111 ()curre con frecuencia en las situaciones revolucioI II', 'Iementos socialmente conservadores suelen sentir I. 1111)1' leI fmpetu que cobran las protestas que elevan en llil I111 res. Lo que Schlesinger observa respecto a' los co1111, lIas colonias del norte tal vez sea ciert~ en un neral: i

II

11'111 In de ios afios 1764-1766

dio a la clase comerciante motide ret1exi6n. Intentando defender una posici6n proII 11.\11 sc extralimitaron aillamar en su ayuda a elementos inIII, Ie fa poblaci6n. Oscuramente, los comerciantes 11111 "I I cligro que despertara un grupo autoconsciente de ele-

'.dlillipo

I 1"!I,1i 's97

.

pi • (()rno sena!a Jensen, aunque antes de 17740 1775 el I lit 1 I' volucionario no era democn'itico 0 radical "exI III 111:1 Ivertencia", la movilizaci6n popular transform6 111111Ilt!la situaci6n y dio mayor relieve a los objetivos I' 'J~ i.Cambi6 la situaci6n hasta tal punto que puede I I '111\' la lucha fue fundamentalmente una "guerra poI II 1:1 que "Ia fuerza del partido revolucionario residia ,\ III I arte en el pueblo llano, al estar diferenciado de la I II 1 \'"

100

_

.

I " 11'1'1'-), p. 117). 11111 (1'1112, p. 122).

Id.IIII','r(1917,pp.91-92). , ' II (1'117,p. 326). Jensen concluye de esto que "Ia Revoluci6n americaIII" IiII i 'nto democratico no en su otigen, sino en su resultado" (p. 341). IIt,I" (1960, p. 59). III'

""

(1926, p. 25).


iQuizaj Lo evidente es que los "contemporanvo duda alguna de que la guerra de Independencia rill' , da de una lucha sobre quien gobernarfa en el p II hubo dos tipos de rea.cciones conservadoras a e 'la I I dicalizaci6n; una fue retirar completamente el apt! nos 10 hicieron. \02 La segunda fue sumarse a elb I III retomar el liderazgo de la lucha para desviar III de elase hacia objetivos nacionales.103 Ambas reacciones se produjeron, y eso es I till divisi6n entre revolucionarios y realistas entre 10, " II modados. Quienes intentaron moderar el result-Hili I movimiento de independencia sumandose a el 1\11'111 camente mas significativos que los tories y, alar '0 pi ron sus objetivos porque la situaci6n se mantuv\ I I'll en el que "de hecho [ ... ] los elementos radical S I I II una minorfa de la poblaci6n colonial".1 04 Aun asf, es importante tener en cuenta qu I( I', I puestos a insistir en sus vindicaciones frente al 1'( IIII nico no siempre ganaron. Despues de 1763, hal 101 \ britanicas en America, todas ell as sometidas a b" I. ciales y de navegaci6n. Como afirma Harper, lIll" valida de la guerra de Independencia americaml "d. I por que 13 colonias se sumaron a la revuelta nlll'lIll siguieron siendo leales" .\05 Esto es cierto si se lIl'oId I 101Lynd (1961, p. 33) quien continlla: "Precisamenle ci 1"1111" ,I luci6n intema de este tipo hizo dudar durante mucho liclllPII" I vingston en visperas de la independencia". 102"Muchos comerciantes [...] acluamn con una percep('11)1I III los intereses de clase, apostando de manera franca [en r77~ III I dre patl-ia" (Schlesingel~ 1917,p. 604). . 103"La mayoria de los lideres whig fuera de Nueva In >1:11"1111 I' sidel-ar la guerra con Gran Bretaiia no como un medio P~i1II 1111 III pendencia, sino como una alternativa, incluso una garanlfa 11/1110 ci6n. La guerra [...] confiri6 un pasajero conjunt<; d~ ohit'11 II americanos excepto a los tOl-iesdeclarados, y tambien e1iril'llI111111 nicos energias que de otro modo podl'ian haberse vuelLO,'II 1111111 social establecido en las colonias" (Nelson, 1961, p. 117). Vease tambien Hoerder: "AIsancionar post (acto algun~l~lI,' 1,1I pontaneas, la elite whig apareci6 como !ider incluso cuandll 1111 III las masas. Las demandas populares fueron desviadas po,' I , II II 111 uni6n de intereses y porIa condescenelencia e1elos lideres" (I'i III I 104Schlesinger (I 919, p. 75). 105Harper (1942, p. 24). La cifra de 30 a la que se refier ' II "I" I I exacta pOl'baja. Utilizando el New Cambridge Modern lIi\11I1\ 39. Sin duda se trata de c6mo se cuenten diversas unidaclc\ Iii I, I dentales.

II ill I,' hicieron diversos esfuerzos

para asegurarse

la adhe-

I, III otras colonias. 11111'1110 de arrastrar a Canada a la revoluci6n fracas6' sin '1 ( 1I bec era un caso especial, considerando el h~cho I II Illayorfa de sus habitantes habfa estado sometida re1111 Illl' a Gran Bretaiia y no se consideraban "britanicos". I i1ld" riental tambien era un caso especial similar.106 II II mbargo, otra colonia britanica en el continente IIII 11'ano cuyo reclutamiento era factible puesto que, en III dlda, estaba poblada por colonos de Nueva Inglaterra: I 10 ¡ia. Brebner seiiala que si en el continente nortea11111 I'xi 'tfa un nueleo geografico de colonias donde se en111111:ls "hogueras de la revoluci6n inminente" en 1774, I 111111' 'fa menos candente a medida que uno se desplazaI I I, n, margenes. Georgia, Vermont, Maine y Nueva EscoI dllill indecisas",107 pero s610 Nueva Escocia no se sum6 II

I "I'll I momento, habfa estrechos vfnculos econ6micos (e I 1llliliares) entre Nueva Escocia y Nueva Inglaterra. It! i ILial que los plantadores del sur, los habitantes de I I ,wia estaban "abrumados por las deudas" en ese moI hi brian podido sentir la tentaci6n de rebelarse para 11I11'I.IIlH A pesar de esto, mostraron "apatfa"\09 frente a I 1",11111 ()I-ientalle fue adquil;da a Espaiia en 1763. Hubo unos pocos IIIII)S que intentaron l-eproducirla estructura de economia de planI 11111111:' del Sur, pero el fracaso del armz y e1lento desaITollodel indi, 11111111 d<.l,-es obvios de la colonizaci6n" (Chesnutt, 1978,p. 14). 1,11111 II iones utilizaban trabajo servil de Europa del sur Unos I 400 I' hll" Oil reclutados para Nueva Esmirna, en su mayoria menorqui'"111100ilalianos de Livorno y algunos griegos. "EI heterogeneo gruI III III, vS 'asos recursos de la colonia y dos meses despues de su desI II I/MIJ esta1l6 una revuelta dirigida pOI'los griegos e italianos." I I¡ 11.,11:1 rue replimida y sus dos lideres ejecutados, prosiguieron los I 'III ,I inicio de la Revoluci6n americana, se dio en creer que • 1'11,11' , hasta entonces el elemento mas pacifico de la colonia, haI Ii II It 11'011 los espaiioles de La Habana" (Mon;s, 1946, pp. 178-180). , 11111,"11)"'5 lealistas y los menorquines simpatizantes de los espaiio'1111 l'I,bra escaso margen para adeptos a la causa de la Revoluci6n

, 'II

I 1\1I (1')66b, pp. 56-57). Terranova estaba poco poblada y tenia una I,III' Indo debil para considerar siquiera la rebeli6n; todavia era I 11'\1' una direcci6n propia". '"I' (1'117,p. 293). 1,1 1'11) quien afilma que "puede atribuirse a la pobreza tanto 1101111'1 liS lopograficas entre los asentamientos. [Nueva Escocia] no , 11111 I II P 'rmitil-se estar adecuadamente representada en su propia


la propuesta de solidaridad activa y afirmaron 1111 "neutralidad" .110 En parte, su debilidad militar I III expuesta con asentamientos muy dispersos fUi' III sivo en su reticencia a considerar la rebeli6n, I II I't Nueva Inglaterra habia reservado su energfi.l ", para Quebec y no consideraba que Nueva Ese\ II I portante para arriesgar sus recurs os ml'I'Itar s. II'' En todo caso, los habitantes de Nueva Es Orl.l la frontera, y "como toda la gente de la fronLel':t, I tas" .113 Sin embargo, se consideraban demasialill resistir politicamente, es decir, des de el punlo II Por 10que buscaron salida en un movimienL 1'1,11 , Despertar [Great~wakening]. Los pequenos a~I'1I1 Nueva Escoc\a e taban poblados en gran parll' I' cionalistas que te , ian que desde Londres y llalll , se les impusiera la\fecurrente "amen~za del pbl 1'\ do ademas se vieroil1forzados a eleglr contra. 'II 'III sus parientes de NJeva Inglaterra y la lealtad a I., nacimiento de la religi6n "ofreci6 al mismo Lit'IItI" una vindicaci6n" .114' El movimiento re.l(ovador denominado NIIl" arro1l6 a partir de las \'mismas condiciones dt' IlIqll tisfacci6n social"llS que los movimientos n'vlIllI

'I'

asamblea." Vease tambien Kerr (l932a, p. 101): "El h 'clill d, de Nueva Escocia albergaban una simpatia pasiva haci;) MI 1"" tos no puede dudarse pero tambien es claro que no cOnll'IIII"" tuar pOl'SI rhismos." \ 110 "Afilmar una posicion de neutralidad ofrecia UII IIl1'dlli lazos con las cplonias revolucionarias vecinas, al tiempo lilli' , abiertamente con Gran Bretana" (Clark, 1959, p. 105). III "En 1776 solo la Armada y el ejercito britanicos 11111'11111 Escocia [...J se sumara alas cblonias revolucionarias. P,I I"" I cion estuvo determinado en gran parte pOI' las ventajas 1111111 " desarrollar la guerr~ en areas que pod Ian ser rodeada' II hili I fuerzas navales. EI movimiento revolucionario ameri ':11111 1111 continental" (Clark, 1959, p. 102). Vease tambien Rawlyl\ II' considera que la explicacion mas satisfactoria de la rcth "1111t cia a sumarse ala rebelion, a pesar de la "extendida Silll\, ,lhl II pios revolucionarios", es su-carencia de armada. 112 Rawlyk (1973, p. 230) sostiene que la invasion lI" Nil Massachusetts en 1776 fracaso pOI' su debilidad. "Es d 1111 1\ IIll forma Massachusetts hubiera podido actual' con mas dc'" nldll cia en 1776" (p. 240). 113 Clark (1959, p. 70). 114 Armstrong (1946, p. 54). 115 Clark (1959, p. 111).

I III'Spero, como es obvio, para los britanicos era mas • 111)1 fLicamente..Ademas, confiri6 a los habitantes de , lll'ia "un nuevo sentimiento de identidad" tal que en I' , (., que Nueva Escocia se habia convertido en un I." del mundo cristiano". 116 De este modo, Nueva EsII'Irajo a la 6rbita de Estados Unidos en formaci6n. 1.,1.1 d importancia econ6mica para los futuros EstaItlll .Yquiza fuera beneficioso a corto plazo para Nueva II I'vro tuvo una gran trascendencia geopolitica a larIIII!'SLO que si Nueva Escocia se hubiera convertido en I'" 11.'1'10 estado, no hay duda de que Inglaterra hubiera 11111 t"Lades para mantenerse en Canada y probableI II 111.\ sido "expulsada" de America. I 18 De haber sucediIt11111 ,I proceso de descolonizaci6n habria tornado un I

l'lllt'.

II IIlhe, la relaci6n de las colonias con Gran Bretana se I I haj un aspecto distinto. A diferencia de la NorteaI I11.111 i a, que sufria un periodo de depresi6n econ6mi-...• II,' cidentales iniciaban una fase de explosi6n eco, II,' II principal producto de exp~taci6n, el azucar.119 1,1I.,Yde Puert?s Francos d~ ~7~ ~ontrarrest6 con I. I'"'SI n comerclal de las Indlas OCCldentales,una de 1" , •• ' remontaba a 1751. El comercio de las Indias t .II • 11;\biatenido, durante mas de un siglo, un imporl'q'"llvt1Lecontrabandista, y esta era, en efecto, la prinI Ii 1I:,cl del comercio entre Gran Bretana e HispanoaII' lit" r de 1751 se produjo un "cambio radical" en II It I, 120 De ser los barcos britanicos los que comercia1'111 III IS spanoles, pasaron a ser los barcos espanoles 1Ii1"'Z;\rona frecuentar los puertos britanicos. Esto, ", III, 'I'a totalmente ilegal bajo las leyes de navega, Ii Wincipio existi6 connivencia por parte de las auI'll ,Ii ~sbritanicas. En 1763-1764, como parte del maI I I I') n. pp. 250-251). II I 111'1 lira de las relaciones comerciales con Nueva Inglaterra [...J ,"1111111 'slrategica de Halifax confiri6 a esta ciudad una nueva im'1111111'1111'0 comerciaJ. Poco a poco se fueron consolidando las ven1111> I ti"": disfrutaba la,colonia como miembro del imperio britaniII hi IIlliguas colonias estaban excluidas del comercio" (Clark, III III). , 1I'!lld, p. 52). I l'iIoII, p. 40) llama a los aiios entre la paz de Paris y el inicio de la 11111 I 1111\3 "la edad de plata del azucar". I '1' (I liS ,p. 22).


yor rigor generalizado en la aplicaci6n de la ley pll11 Grenville, se aprobaron nuevas leyes que hadall de incautaci6n los barc03 extranjeros que merod los puertos britanicos.121 Al acceder Rockingham al ministerio en 17(, , Ley de Timbre para apaciguar a los norteameri ':1111 b6 la Ley de Puertos Francos para apaciguar a Ie I tes de las Indias Occidentales. La motivaci6n illll I ver con el azucar de las islas francesas. Los COIOIlIl se habian opuesto a la adquisici6n de Guadalupl' pili su competencia; sin embargo, la producci6n de I , nicas, aunque suficiente para abastecer a Gran HII I dia satisfacer las demandas de reexportaci6n 'Ii I I II abrir los puertos de las Indias Occidentales brit:,"1 portaciones il.fcitas de las islas francesas, cuyo .11'1 mas tarde a Gran Bretana para venderse en el ("111111 podia nadar y guardar la ropa, cosechand? lo~ II I comercio y del transporte sin los costes pohtlc()~ II I traci6n colonial. La ley, tal como fue aprobada, no s610 tenia Ie 1111 la adquisici6n del azucar de las islas francesas; como objetivo revitalizar el comercio con las 11HII , en particular a traves de Jamaica. Aunque ~:t I fuera lenta al principio, tendria gran exito a 1:111'1 I I en cualquier caso, precipit6 una inmediata 1\',11 I I la.122 Tal reacci6n a la Ley de Puertos Francos III I I bargo, mas que una pequena parte del dilem'~ 11101 se planteaba Espana. A largo plazo, el trata 10 II tantas consecuencias para Hispanoamerica c 11111 II nias britanicas por una raz6n muy sencilla. Elilllill

t.,,,

.

121La Ley del Azucar (4 Geo, vol. III, c. 15) regulaba I'll 'II' I confiscaci6n de los barcos extranjeros en los puenos bnl:lllh II palabl-as [...] a las que 10s comerciantes de Jamaica alribul"'lllll I del comercio espano!" (Christelo\V, 1942, p. 320). Sobrc 1<1I,," d cos como esfiierzo para reparar el efeclo de la confisc3l:illll d, I les, vease Williams (1972, pp. 378-379). . 122"Tanto espanoles como franceses se sintieron, con IIldll I I pOI' los metodos utilizados pOI' los brit~micos para romp,'1 • I III cada naci6n practicaba en su imperio colonial. En el casu d., III aperlura de los puertos francos blitanicos fue seguid~ P~,l1 \ III It fortalecer la banicada que protegia el monopoho espanol (1\1111 48.) Vease tam bien Hammett (1971, p. 27). Las reaccion '~,' )1.111 blaron Ios esfuerzos britanicos par hacer de las Indias 0 'dd. III .1 de comercio con las areas prohibidas" (Goebel, 1938, p. 2K'1l

dl' los protagonistas en la escena americana, "Espa1'1'd,) sola frente a la amenaza inglesa durante las si.111',lecadas" .123EI problema basico de Espana seguia I '1\I . habia tenido durante mas de un siglo. ExpresanII I •.. " rcasticas palabras del autor aleman del siglo XVII I 1'liI('lldorf, "Espana mantenia a la vaca yoel resto de , 111'1ia la leche". 124Pero ahora se cuestionaba incluso I 1I1111i 'nto de la vaca. 1111 11,lza, obviamente, era anterior al tratado de Paris. "' II ,111 L s bri tanicos que opera ban desde Jamaica ya en 11011'1740 intentaban dejar al margen el centro de disII d,' 'ttdiz.12S En 1762, los britanicos habian tornado III I (y Manila) y amenazado Veracruz. Aunque el trataIII' d 'vol via La Habana a Espana, e incluso aurique Ililll<'ia cedia Luisiana a Espana como compensaci6n I Ild,1 lurante la guerra de los Siete Anos, la amenaza I • 1',llia siendo muy real y en 1765 Carlos III de EspaI. II"' Iilmosas reformas relacionadas con su reinado, la I 1'111d ,I comercio libre. • 11I11.11l1 , que el libre comercio era la "estrategia"126 de III 111'10debe tenerse en cuenta que en esta situaci6n la li'1I1111'ialtenia un sentido bastante restringido. La politi,II I'll r alidad suponia "s610 una liberalizaci6n del co1/1I1r! I I marco imperial".I27 Los sucesivos decretos de \ 1789 establecian basicamente tres cosas: una consilii" 11.1I para e1 comercio entre Ias colonias espa-nolas, la 11'"dl'l monopolio peninsular espanol de los puertos de Ioli/ y la autorizaci6n a los colonos espanoles para que II II III I:\s mercancias desde las colonias espanolas a los 11,1111)1 .128El objetivo esencial de esta liberaJizaci6n IIIi d ,I comercio era "vengarse de Gran Bretana" .129 1'11111:11grar e1 desquite por dos vias; una era que, al 111111'1' 'io de los colonos con la Espana peninsular mas 111'1

111111K, p. 187). Yease tambien Savelle (1939, p. 162). I,. I II ('hl'islelo\V (1947, p. 3). 11'111 v lcin (1970, pp. 95-96). 111111

(I'I/H,

p. 83).

11i1,1(1970,p.l00). II IIIi(1955, pp. 94-95). EI segundo de estos aspectos de las refor11111\1 II, POl'supuesto, una cuesti6n intema de la Espana peninsular y I IIIi Ii II0 de las areas perifericas espanolas frertte al centralismo I lit (',Idiz". Pero, como anade Vazquez de Prada (1968, p. 220), 1111",II: s aun el de la economia americana sobre Ia espanola". 1illl,II11'fa (1975, p. 137).

III


rentable para los colonos espanoles, el difundido contrabando con los britanicos (y otros) r 'slIl, atractivo. De este modo, socavarfa el objetivo qll Puertos Francos de Gran Bretana pretendfa rt'lclI trapartida de la liberalizaci6n del comercio intI' una mayor administraci6n real del imperio p J' II I tr6poli. El espfritu de la burocracia imperial olell bajo los Habsburgo era el de "obedezco per 11l1' borbones, empezando con Carlos III, estaban (\(" I I de cambiar esto y, asf la "liberalizaci6n", qUl.' ,II suponfa mas libertad, en realidad suponfa una "Ill de facto [ ... J puesto que [los americanosJ estah:111 a un monopolio mas eficiente y especfficanH'1I1 los beneficios extendidos a los espanoles". 110 I aparente se derivaba del hecho de que, al miSlllO II gobierno espanol reducfa las diferencias II 10 I merciales de las personas residentes en la ESP:!l I los de las colonias, aumentaba las diferenci'ls d,' I derechos de los espanoles peninsulares r si kilt nias y 10s de los criollos coloniales. Es importante observar que en 1763 los hril panoles se enfrentaban a problemas paral'lo, "" pos. En primer lugar, sus leyes sobre el gobii.'1111I violadas por los propios ciudadanos "casi ill'l'I cuando no 10 eran, se debfa mas "a conVenil.'l1l 1.1 cia que al temor de la coerci6n" .131 Despu S d,' II puesta, tanto britanicos como espanoles t IHIII'IOI el uso de la coerci6n. 132 El segundo problema paralelo para ami O~ w.1 creciente carga financiera de la maquinari::l l.', 1,.1 I guiente ambos intentaron aumentar los il11pll" III nias despues de 1763. Los colonos de amb()~ p II ron de forma semejante, los britanicos tiranlll ,'11 Boston en 1770 y los espanoles tiraron agu:lI'dl& I

I"

130Lynch (1973, p. 13). 131Christie y Labaree (1976, p. 27) se refieren a III/111111 II tambien podia aplicarse a Hispanoamerica. Chaunu ,'~I 11111 'III contrabando excedi6 al comercio monopolista leg'Ii dl' ( nill XVIII, aunque a finales, debido a la liberalizaci6n, ,I H,"IIIII crecia con mayor rapidez que el de contrabando" (196 \, I' III 132Existia sin embargo una diferencia en el gradll .'11II II coerci6n. "Lo que Gran Bretmi.ase propuso lograr '111'11111' I I comerciales, Espana se 10propuso en parte relajalldol. " 11111 p.215).

lilh:1 0) en Socorro en 1781. Estas reacciones, sin I1II d 'luvieron el intento britanico/espanol de impoII III Ille provoc6 un resentimiento paralelo en ambas '''IILIItoS, en ambos casas en el nombre de una anterior I ,II II 'scentralizaci6n. La (mica diferencia, como ob1111,III que la descen tralizaci6n anterior del imperio II Ii 11;1 ido en gran parte legislativa, mientras que la I Id 111(''n gran medida burocratica.133 III lil.' [os Siete Anos tarnbien supuso un reyes para I 1111:II'ques de Pombal, que accedi6 al cargo de secre1IIIIns Exteriores en 1750, habfa iniciado una polftiI II 111;lyor independencia econ6mica para Portugal 1III,II'Iones en las que "los beneficios de los dominios III "~lcumularan en gran parte, si no exclusivamen11,11 lonales de PortugaJ.l34 El mecanismo fund amen1IIIIIl'IIlOdel "control estatal" de la economfa colonial, ""lit! 'onsideraba el "fundamento" de su concepci6n 11111111[\ polftica.135 Sus intentos, sin duda, se vieron Iidl IIll'nle auxiliados por los medios que e! espectacu111'lIln Ie la extracci6n de oro en Brasil puso adisposiI II I 16 Y en efecto, como resultado, Portugal lagr6 I 11'liI:1per capita que Francia en esta epaca. Braude! \II 111:11gfa con Kuwait en la segunda mitad del sigla II

I 1111Illl ntaba cuestionar la alianza hist6rica de PorI" III I retana, unicamente intentaba beneficiarse del II I 11,1. maniabra" que la nueva situaci6n de la econoI., ,,,,,. fa a Portugal. Sin embargo, la invasi6n espa'11111',,11 en 1762 signifie6 un "desaffo devastador a los 1111 11\11 (1978, p. 34). tl •• (llJ47. p. 9).

I 'lill, VIlI.1[2], p. 327). Vea.se Novais sobl'e la raz6n porIa que las IIII "" Portugal inspirada.s POI' las ideas ilustradas y el crecient~ '"I I II II.s olonias fue "s610 aparentemente una contradicci6n: era III 111'111 d' alraso 10que la imponia". (1979, p. 223). 1II'\II'IlGarcia(1975,p.249). IIIIIIIiIt-I (1984, p. 304). Sin embargo se trataba de un Kuwait cuya " II ,'staba situada, piincipalmente, en las colonias. "Es en fun, 1"'1 !llI'll'm de los productos brasilenos como el comercio internaI III 111/',1"1 tener supel-avit" (Novais, 1979, p. 293). Ya en 1738, el "IIIII'II\'Scn Paris don Luis da Cunha habia escrito: "para conser, II' V " '(;csita las riquezas de Brasil mas que las del propio Portu'II 'dlvlI, 1984, p. 469.) Pereira (1986) opina que esto sobrestima I. Jill Ill" iculaci6n" de la economia portuguesa en el siglo XVIII y , IIII1"1''rido ala fase posterior a 1808. I

I


supuestos basicos" de Pombal, y la continua am II'" en America despues de 1763 "hizo esencial para POI servar la buena disposici6n britanica".138 El prl'l'io par Gran Bretana serfa el abandon a de las pretensllli tugal, y los sucesores de Pombal invertirfan su pol"t eso no se llevarfa a cabo hasta sus ultimas cons tll"11 mediato.139 Entretanto, la polftica de Pombal redllill blemente el comercio portugues (y par consiguil'111 no) can Gran Bretana,140 y suscit6 una imporl:!111 negativa en los comerciantes brasilenos.141 Asf fue como, en 1763, no s610 Gran BretaJia ,Ill Espana y Portugal empezaron a enfrentarse ala, I ( lealtad de sus colonos en America. De hecho, pI "II que estas naciones provocaron la grave desleall:l(1 II nos par sus esfuerzos, logrados hasta cierto pUIlIII, I blecer su fortaleza en el sistema mundial, cosa (jill' III vitalizando la cohesi6n administrativa de alldlll I reforzando sus ejercitos y situando alas gobil'1111I sabre bases financieras mucho mas s6lidas. Carlos III actu6 en muchos frentes a fin de fOil II pacidad del Estado espanol para tratar can la n1\'11t 'I' pan a peninsular), can sus territorios colonial's ('II can el mundo. Aunque animado par la versi6n '''''' , ideologfa de las Luces, la Ilustraci6n, sus politi ';1', I , taban ideadas para (re)crear en Espana el E tUtill III disminuir el papel de la aristocracia, debilitar (,I I'" iglesia y basar su administraci6n en una buro J':U I , mas profesional, tanto civil como militar. El objl'll II una expansi6n de la actividad econ6mica ref 1'111,111 I laci6n comercial y fomentando las exporta iOlll' 138 Maxwell (1973, pp. 22, 33, 38). Vease Silva (1984, Pi', ,IIII petici6n de ayuda de Pombal a Inglaterra despues de ias d '111,111 1111 Espana a Portugal en Sudamerica en 1763. 139 "EI movimiento pendular [del comercio blitanico Oil 1"'1111 no fue acelerado poria Revoluci6n francesa. La guen'a Oil I 101111 I tano, volvi6 a unir a Inglaterra y Portugal" (Manchester. II) \ \, I' 140 EI comercio con Portugal "pas6 de ser 'el comer 'in 1111\ I Inglaterra 'practicaba en cualquier parte' a un humilde seXI"1111"" ciones extranjeras que compraban a Inglaterra" (Manch 'SII'I, I II 14' "La reacci6n mas fuerte de los colonos se prodlljO 1111111 pombalina de nacionalizaci6n del comercio luso-bra 'ik,'" t 1111 frecuencia, el comerciante brasileno sinti6 que sus inter'Sl' • los de la Corona y los comerciantes metropolitanos, como III 1111111 ca de Pombal de establecer "reales companias" [chartered ('(11111"'"' listicas para Brasil" (Russell-Wood, 1975, pp. 28-29).

I. ,llIrmente, mediante esta burocracia de nueva efica,ill I 1:\1'(Ia] cosecha fiscal". Al principio, el exito econ6II I d) fue "extraordinario", 142pero esta gran revitalizaII II)rtaleza espanola result6 descansar en "un fragil I,," II \ lue no podrfa mantenerse debido a fuerzas de la I I 1I111ndoque escapaban al control del Estado espana!. I I Ilhtoria a la que debemos dedicar ahora nuestra atenI. I " "\talizador del cambio" fue la guerra de los Siete II II 1111'Espana SUfTi6 humillantes reveses militares (el I ddl', ;\unque no el unico, fue la cafda de La Habana), 1111,1', n ilitares fueron las primeras emprendidas par III I,e)s soldados habrfan de tener un papel esencial en III' 1111ndministrativa que se ha llegado a calificar de '11110.1:1Ie America".144 No obstante, los cambios mas rat 1"0 lujeron en la administraci6n civil, donde se .reviI I 1IIIIl'j n de la visita general, el envfo desde Madnd de h HloIlicon poderes para investigar y actuar al mas alto I Iii IIviduo clave en el proceso de reforma, don Jose de 111111' "e originalmente en escena como el primero de I ,,"lor's generales en Nueva Espana de 1765 a 1767. IIdloil" ,Ia reforma mas importante fue la introducci6n 11.1,1111'S,ese clasico mecanismo colbertiano de centraliI 1I,i1.Los intendentes habrfan de sustituir a los magis,I. iiI. 1ri to denominados alcaldes mayores y corregido1111 Lillores de los tributos indios, que se ocupaban de I oI'.imar la mana de obra india), cuyos cargos se ha1I,IIlio lurante mas de un siglo y que habfan utilizado su I ,II poder fiscal) para obtener beneficios comerciales I1I1 1768, Galvez, junto con el virrey Croix de Nueva

1111111' (llJ84, p. 408). Desde el siglo XVI, el reinado de Carlos III habia '''' 1111',,"sivapara el ol'gullo nacional" (Whitakec 1962a, p. 2). Vease I 1,,1111111, lue califica el peliodo 1770-1800como el de la "recuperaci6n " I I'/h t p. 417). Finaimente Garcia-Baquero considera el periodo I IIIK ('urno "una fase de expansi6n espectaculaI'" del comercio gadiII I 7). Pero esto tambien puede decirse de Cataluna: vease DelgaI'll "126), POI'ultimo, Fisher califica la politica comercial de ~arlos 1111 'I IIlllbroso,en particular en su impacto sobre la vlda economlca 01"'11'11'1 i 'a. Sus efectos sobre la economia peninsular fueron un tanto I

'01"

(I ~85, p. 62).

(1984, p. 439). Vease tambien Humphreys (1952, p. 213): "Bajo III dlll.lI\1Cios primeros anos de Carlos IV,[Espana] disfrut610 que reII 01111'"" parece un verano de prosperidad. Lo mismo puede decirse de , lilli'

II+!

I.

lilli' (I \)84,pp. 399-400).


Espana, propuso la abolici6n directa de esta call' I cionarios que, simuItaneamente, oprimfa a 10 illdlll daba can la mayor parte de los ingresos fiscal s d I Cuando Galvez asumi6 el Ministerio de las Indic\. I g6 a personificar el "celo reformista del gobierno BlI' finalmente, en 1786, logr6 imponer su reform a , I considerarse como la recompensa de la persev 1':111 I mente puede interpretarse como prueba de 10 dill II hacer reformas en el cIima de la "inmovilidad III I na " . 146 La influencia duradera de Galvez se dej6 sen I i I 1\ formad6n de la geografia polftica que efectu6, ulla II ci6n que influirfa en gran medida en el futuro prill colonizaci6n. En 1776, uno de sus primer s .11 t ministro de las Indias fue establecer el Virreinato d En el siglo XVI s610 existfan dos virreinatos, el d Nil Y el de Peru; un tercero, el de Nueva Granada, . \' II 1739. (Par que cre6 Galvez un cuarto virreinato I II igual que cierto numero de unidades menores, 011111 as Generales y Audiencias)? La de 1776 no era una 11\1 I ta. La guerra de Independencia de la Norteam 'I'i\ II I habfa comenzado. Parecfa una ocasi6n de oro P")I':I ," I tra Gran Bretana y su aliado, Portugal, que enll\' 1111 estaba invadiendo econ6micamente en las zona' ilHll1 america mediante el comercio ilegal a 10 largo d ' b 1111 mento-Buenos Aires. Carlos III intent6 crear un gohl I te que contrarrestara esa invasi6n. Este gobiern ii,,, 'I La Plata, que inclufa la actual Argentina, UrugLl'ly. I' \I Bolivia. "En circunstancias normales, Inglaterra 1111 I tolerado realizar sus prop6sitos", 147pero estas no VI.1I1 tancias normales. La revigorizaci6n de las f-tJ 1':1.;1' I rindi6 frutos. Una expedici6n de 8500 hombres TIIIII I Navarro Garcia (1975, p. 160). Stein (1981, p. 28). La visi6n de Stein sobre el exito d" GlIl '. to amarga: "18 anos despues de que Galvez presentara un plall ~1I11l1I dentes en Nueva Espana, diez anos despues de que fuera nOlllllllltill de las Indias, seis anos despues de que se iniciara en los And,s \'.\1111 I sivo levantamiento indio de Tupac Amam y dos anos despucs dt' 1111 biera su estatuto, el 4 de diciembre de 1786, Galvez logr6 pOI 11111111 estatuto, tanto tiempo acariciado, para Nueva Espana. Mescs d., 1111 (p. 13), Y casi inmediatamente el coautor del plan original t'ol, 11111 de Peru, recomendaba restablecer en Peru el reparto de mct' 'lIll1 III pal mal del antiguo sistema de corregidores, 147 Cespedes del Castillo (1946, p. 865). 145

146

1776 Y se apoder6 de Sacramento "por tercera y uIti~ I':sla victoria espanola se ratificarfa en el tratado de lllll',() n 1778, y acabarfa definitivamente con las aspi111\ Portugal sabre La Banda Oriental (actual UruII

II~

, 1,,1

I'n Norteamerica ejerci6 una presi6n continua so1llIlIlilmerica. Dio un "caracter de urgencia"149 al moviI' 1111'11 ista que condujo al segundo grupo de decretos 111111\ I'omercio de 1778. Espana estuvo sometida a fuer1""1'. para sumarse a la guerra contra Gran Bretana en 1"1\ dildo a Francia que ya habfa declarado la guerra I 01 I cisi6n francesa, en cierto sentido, fue bastante 1'111 , II, bra intentado reducir el poder britanico en Ametli 1'1 3. Tras abandonar -el cargo en 1770, el duque de Iii tlI'j6 un informe en el que reiteraba los cinco elemenIIio.' en una polftica de este tipo: evitar la guerra, 11111 I~spana y Holanda, debilitar el credito financiero I' I"' )mover la independencia de las colonias de NorI, I Iwi tanica y reducir el comercio entre Gran Bretafia y I lilli', tI Espana y Portugal. Cuando Vergennes accedi6 a " 'II I 77 4, revis6 las polfticas de ChoiseuJ.lso Las coloIII ,II .Inas, sin embargo, habfan forzado la intervenci6n '" \" illiciando una guerra. I ", I pio, Francia se limit6 a ayudar en secreta a los revoII III', II rteamericanos. El gabinete frances estaba dividi1I1"d \'I"fa que la guerra, "como el mayor de los males",lSI li,li'S, Y no habfa la menor certeza de que los norteaIIII' I udieran resistir pOl' mucho tiempo. Despues de II iI11.111 perdido la batalla de Long Island el 27 de agosto I ,\',1, la derrota del general Burgoyne en Saratoga, el 16 111'11 d' 1777, tuvo un inmenso impacto sabre Francia y I 1',1I1a.IS2 Francia, subitamente, empez6 a temer alga 11I1111f' (1984, p. 401). La revigorizaci6n del ejercito continuaria mos" 1IIIIIlS pocos anos despues, cuando Espana entrara en la guelTa nor111.1 I' illvadiel'3 Pensacola. I \ (,'1111 Bretana cedi6 Pensacola y Florida OIiental a Espana. Fue en 111,1 l'II,I1'a cuando Espana expuls6 al fin a 10s britanicos de la Costa de 1111111" (ahora Nicaragua OIiental). ,,1'1I'"l路'/. (1976, p. 23), I' 'IIvclle (I939, pp. 164-165). III ' II..{ 1916, p. 530). I 1 I r, I k ctubre de 1777 el general Burgoyne se rindi6 en Saratoga

al 111,1111'1, P'lra nosotros es dificH calibrar el sienificado de esta noticia en I 11111.111 entonces la guerra se habia visto en~Europa, en palabras de un


peor que una victoria britanica: una victoria d 1:1 I bel des sin ayuda de Francia, es decir, la posibilidad I tad os Unidos independientes y hostiles.ls3 FralH I tratado con Estados Unidos el 6 de febrero de I77H, abiertamente a la guerra. Ahora la presi6n se ejercfa sobre Espana, y Ie I eran muy reticentes. Espana dudaba ante la ide" (h, cualquier actuaci6n que pareciera legitimar la J'(' II nial. Ademas, Espana negociaba su neutralida I Ie III pantletista ingles de 1776,'como 'Ia insolencia' de 'Ios !ider ~ dl' III ajenados, demagogos ambiciosos' que habian 'didgido a 1111 1'"1'11 .-ante, paso a paso hasta un punto en el que retrocedel' ante 1:1111111 no imposible'. De pronto este populacho ignorante derrotallll II 1111 jores ejercitos del Antiguo Mundo, uno de los mas rico - ('II hi It (Madariaga, 1948, p. 300). 153 "Vel-gennes habia estado obsesionado con la idea, :1 ".111t que como resultado de la lucha de America por la independL:II1 I " paiia perderian sus posesiones en las Indias Occidentales" (Villi I I 534). En 1776, Silas Deane, el delegado del Congl-eso Conti'H'II"d I vertia a los fl-anceses que sin ayuda suficiente los americall()" I dos a reunificm-se con los britanicos. Una America indcpL"lllh III lado, hada a Francia la sucesora de GI-an Bretaiia en el dOlllilll1l" mundial" (Kaplan, 1977, pp. 138-139). EI 23 de julio de \777 \\ I un informe al rey Luis XVI en el que afirmaba: "Si Inglatel'I'li '"'"1'1 la revuelta amedcana, tendn\. que lIegar a acuerdos con el"', 1'11101. aliados a aquellos a quienes no ha logrado mantener como ~1""11111 to conjunto alas riquezas de Per-u.v Mexico v las Islas d ,I 1\/111II (CitadoenConvin,1915,p.34.)¡ . La desconfianza de Francia hacia las verdaderas inl "ll '''III Unidos fue uno de los factol-es pl'incipales dm-ante las Posl(', 1'"1 I nes de paz en Paris en 1782-1783 pal-a que Francia presio'l:1I1III III a fin de que se Ie permitiera conservar Canada. Ya en \778, (,I l III nental habia pedido a -Ios franceses que se comprometier'm II II III quista de Canada (asi como de Nueva Escocia y las Florid:.") I"" I Vel-gennes sin embargo, en las instrucciones que diera el 21)d, III II a su diplomatico en Estados Unidos, Com-ad-Alexandre (:(',11101 "Ia posesi6n de estos tres telTitorios (conlrees), 0 al men os d,' • ,II" I te de InglaterTa seria un util principio de inquietud v d' v "11,111 amel'icanos que les haria senlir mayor necesidad de la anli~llld \ I, rey, y no Ie interesa que esto se desln.lya" (reimpr'eso 'II 1'111'1111 1963, p. 153). En 1779 en Lucema, Vergennes afirmaba (j'"' 111111 ningun interes "en ver a America septentrional desempei\al' "11'''1'' I tencia en situaci6n de inquietar a sus vecinos". Cuando II '/1.11 II 1,1 I nes de Paris, Gran Bretaiia en realidad estaba dispuesta a (11111 ," I que los franceses deseaban que concediera (pOl'ejemplo, t!('I"1III' el San Lorenzo y, 10 que es mas importante, unas frontel'" Illd las que los colonos tenian en 1775). No es necesario decil lI"' II' no se sintieron satisfechos con la actitud de Francia. Veas(' 1111111 I 213-214).

I II ,'('si6n por Gran Bretana de Gibraltar v Menorca III till los britanicos no necesitaron. Lo~ francese~ It I I\ III' i n Len~s en lograr el apoyo de Espana y aceptaron 1.11111'S en el tratado de Aranjuez de 1779. Esas condi111'11111la promesa de una invasi6n conjunta de Inglate11 I 1:1lorma como Espana pensaba que se podIa acaII III' :lnLes de que fuera atacado "su imperio colonial, lill ,'.xl 'nso y vulnerable".lS4 Espana firm6 su tratado II' hi, II) con Estados Unidos.I.SS Su objetivo era bastanI 11111(' 'uperar Menorca y Gibraltar, por supuesto, pero \ d,H,:t1ojar a los irigleses de todas sus posiciones en el IIII iana, Mosquitia, Jamaica, Antillas Menores-".!S6 I , 11,1/,6 un eleva do precio "en sangre y dinero":!S? la I. '111b c6 en la primera de las sucesivas interrupcioIII III'SOS entre Hispanoamerica y Espana; la companIa / I fill' 16 arnlinada; el tesoro estatal no percibi6 ingre- \ III' I ,!Vii; la ind~stria algodonera catalan a se resinti6;IS8 II 101.111 mercantll de los comerciantes de Cadiz que set 11.111,I grupo mas importante cay6 "dentr6 del mas abIII1III'.ionismo, 10 que 16gicamente redund6 en benefi'1111 "Ibando que conoce en estas fechas su mayor

I

II" I ~rl Ii d. IIIl'J Le, la peor

de las consecuencias rue el cicio inI I I 11'1' 'e inici6 en ese momento. Ya en 1774 el conde 1"'111,111 ' citaba la ausencia de la inflaci6n del papel p,lllol como un "gran activo nacional". Pero los gasI, l'III'I'ra, combinados con una disminuci6n de las renI 11.111,I Lesoro real. Esta pauta se repetirfa despues de "1111I Ins costes eran reales, el estado espanol tenIa que , I dl' :t1gCtn modo. En efecto, "Ios colon os americanos 1111IIIS a Lributaci6n para redimir" el papel moneda, 160 l'jllI 1,1lueblo en la metr6poli. En ultimo termino, esta 1III'IIl , p. 108).

"1111,h. Revoluci6n anglo-americana, Espaiia [fue] aJiada de Fran11111111\ de Estados Unidos, cuya independencia no reconoceda hasta IIIrill 1!"eLaiia"(Bemis, 1943, p. 16). IIIII (i II-'fa (1975, p. 141). De hecho todo 10 que obtuvo Espaiia fue1 110111 V 1:1Costa de los Mosquitos, a cambio de 10 cual tuvieron que I IiiI I'llmbien obtuvo Menorca, pero no Gibraltar. ",,111111 (1944, p. 40). 11111(1958, pp. 145-146). 1'1IIIItIIi'1'0 (1972, p. 43)_ EI modo prefeddo de contrabando era I 110 1II", ' decir adoptar los colores neutrales de Suecia. 1111111'\ (11)44,pp. 41,48).

0 /Ii


inflaci6n se convirti6 en un factor tanto de la ('1111 I le6nica de Espana como de los movimientos d III I La "indiferente" implicaci6n espanola en la gill I pendencia de Estados Unidos tuvo, por consiglti"111 siones en y sobre Hispanoamerica".161 PreCiS:l1l1 I momento se produjeron dos revoluciones de inllllll' Tupac Amaru en Peru y la de los comuneros d •..· Nil _ da.162 La revuelta de T6pac Amaru conmovi6 h:l,l 1 t:::s::l-> America que su propio objetivo sigue sujeto a I~IIII sia. (Fue el primer heraldo del movimiento d illli I fue casi lo.contrario? Algunos consideran que ellevantamiento indlll d dirigido por Tupac Amaru -que aunque no [Ul', II' mas que la culminaci6n de una larga serie d' h'\' II sf fue el que tuvo mayor impacto-163 como" Ildlll importante de los indios no sometidos".l64 lid II fue la visi6n de muchos administradores de la ('pili de los casos, un rechazo primitivo a adoptar b ,I III el mejor, un "grito social"165 que, por 10 tanto, 11011111 si no aprobarse 0 tolerarse. Este frente se S1t(11II'll , los que han intentado cooptar la historia de Jas I'" II en los Andes como una "fase previa de la ind IlI'lid intento de algunos historiadores peru an os tal' Ill" do por Chaunu, que 10 califica de "completo '111111 Para Chaunu, estas revueltas indias, lejos cI iIllpll vuelta de America contra Europa, fueron LIt ~I It' 1\ indios contra "su unico enemigo [ ... J la opre 'jelll I II esta versi6n de los acontecimientos, se pon 'l'lIli I I hecho de que Tupac Amaru afirm6 que su 11111 II leaP67 al rey, aunque no a 10s servidores del r y.I'I'11I actuaba en ambos sentidos. Uno de los resullildll " miento de Tupac Amaru ·fue hacer que part' (h· I I Liss (1983, p. 137). Como observa en fOima pertinente Madariaga," 1.111' 1111111 ser contagiosas. En cualquier caso, es significativo que l()~ 11111 II lucionarios relacionados con ellevantamiento de T(lpa . 1\11111111 dura~an hasta 1783, es decir hasta la paz de Versalles" (19i1H,1'1' 16, Vease Bonilla (1972, p. 17). 164 Harlow (1964, p. 636). 165 Valcarcel (1960, p. 358). La (mica altemativa qu . VIII. Iii, , I que 10 consideremos como "movimiento politico de ind •.. ·I'I'1II II 1111 do a la formaci6n de un nuevo Estado", y ello seria "in~'1\ 11111", III 166 Chaunu (1964, p. 194). 167 Valcarcel (1957, p. 241). 161 162

I I I \'n el n:antenimiento del orden colonial "la mejor ,II ',11 p:o~la hegemonfa, y en esta la (mica garantfa II Il'l'mmlO a manos de las mas numerosas castas inIIII'Z ·Jadas".168 I II 'mbargo, una tercera posici6n: la de no conside11111Amaru ni un lealista enfrentado a los criollos ni el Itl' IllId )r por la independencia, sino como revoluciona1 Ii liNI'IS revueltas s610 tienen sentido si las situamos I. III f:ls cfcIica (0 conjoncture) de la economfa-mundo. , ," I. 'ideraciones: en primer lugar, conocemos la rece,111!111i 'a general despues de 1763, que en 1776 habfa ,.1'1 III,' 'tcontecimientos de la revoluci6n de Norteameri1111I .y la intervenci6n de Espana contra los britanicos I II ',I' )'Lmdo lugar, conocemos el movimiento reformis11'1III )1'Carlos III y que tuvo su segundo gran impulso , II 11'1'er lugar esta el efecto de la cafda de 10s precios , II 1:\regi6n de los Andes. Resulta que los anos 1779III II)mden, con bastante exactitud, a una de las ma• 10 1.1'1 d 'J siglo". Los precios se encontraban en su nivel I" .l1'.,c!' 1725-1727; ademas, los anos 1779-1780 fueron I 1111' \'1 dramMico punto inferior de un cicIo con ten1IIIIilja desde 1759.169 .II 1'()J1Slituir una resistencia primitiva, las revolucioI11I1I 111~adaspor la integraci6n de los indios a la econo11101" 1'~IP!talista~ que s610 recientemente habfa adquiri'Ii I 111':\la medIante Jos diversos intentos de "fortalecer 1:1administraci6n central" .170En Peru era prover"'lllllp 16n y los abusos de sus corregidores. Cuando I I 11,1C;ondorcanqui, afirmando ser el Inca Tupac AmaI \' IIIt6 en 1780, utiliz6 como argumento principal el ,I Ii I lit)" que oprimfa a los indios mediante impuestos 1''''1 1,1'vados que arruinaban la economfa. I dlilld, no es pertinente tratar de descifrar las motivaIii iii,s personales de Tupac Amaru. El nueleo de la reI '11l'ontraba en la poblaci6n rural india, pero no en el I 1111) 'n todas partes. Golte ha hecho algunos calculos '

,"I'

II" 111\J)onghi (1972. p. 118). Vease tambien el propio Chaunu (1963, PII 111I1~ldcrala revuelta de Tupac Aman.lcomo "una de las causas I .I,III' dismo de Pert!", 1111, I111VWachtel (1983, pp. 231-232). Estos autores sefialan los paraleI, ("'lIario que Labrousse es.boza para la Revoluci6n francesa. lid ill! (I <)70. p. 131), que sostiene: "el proyecto decisivo de modemiza1111111\1l'on~ecuencia de generalizar los conflictos" (p. 133). "

I


aproximados, pero convincentes, estableciendo till I renta total per capita en cada provincia (que, h I riaba con la naturaleza del suelo, la cantidad <1\' I para la exportaci6n y las oportunidades de salario. I en la minerfa). Golte dedujo de esto el nivel l11l'dl tos real mente recaudados, legal e ilegalmente, y \'11 correlaci6n casi exacta entre 10 exiguo de la SUI) ••' I el grado de participaci6n en la revueltaYI Pii,l acierto los numerosos paralelismos entre el I v:\111, Ttipac Amaru y ellevantamiento, casi simultan '0, II (1773-1775), que ya hemos discutido antes: la pn', 'II un "zar" 0 un "inca", la rebeli6n de campesinos l'll I fundios, y una importante actividad minera, 1:1 ,I mente en el trabajo forzado; en resumen, un !t'v, III coerci6n laboral para una actividad orientada al III I Tupac Amaru busc6 el apoyo de los crioJl s. III principio las autoridades sospecharon que I()~ 'III irritados con las reformas proyectadas, habian ill I'll pac Amaru, y quizas existieron algunas pruebas <1\' los intereses de ambos grupos seguian direcci Ill' "orgullo de sangre" de los criollos frente a los 11111 mestizos y mulatos no s610 rue un hecho social II merica desde el principio, sino que ademas h"hl \ durante el siglo XVIII.174 EI sentimiento de dist:lllll' correspondido.175 La demografia era clara. En 1780, el 60% d 1.1I' I Peru era india, pero pocos indios vivian en Lilll,I, eran espanoles (criollos 0 peninsulares). El resto I' I las denominadas castas: principalmente n gn I', I mulatos.176 Para los indios, sus enemigos mas illill d

la vida econ6mica y social y, "en gey no peninsulares.l77 Ademas, Tupac 111'1111 'li6 liberar a los esclavos y expres6 opiniones 1111I"" sobre la pJ;opiedad, destruyendo, por ejemplo, III' 'I ,i 'dad de los criollos. Enfrentados a este tipo de reIII "11'i llos pronto hicieron causa comtin con los espaI I~'I yeneral, en Hispanoamerica, como observa LetllIl I'll ~ste momenta dos movimientos revolucionarios III 'I'" ~Icriollo y el indio. "A veces sus caminos se cruI I V .1 V ces disc;urrfan separados". 179 I" 11,\11de Ttipac Amaru fue suprimida mediante una 1,111'1d concesiones -la supresi6n de los repartimenII 11I\,,'za militar. Pero la importancia de la rebeli6n esII \'onsecuencias politicas para Hispanoamerica. Los I" 1,1"\"1n de manera definitiva toda iniciativa en la gesI 1.1'1I"vueltas mas significativas".181 Y la raz6n fue que 1'111,{','(ilo inicial y fuerza de la rebeli6n de Tupac AmaI III II • mpletamente a los blancos. No volveria a haber II" Ion s" de blancos y cuasiblancos a tales rebeliones .I, 1780.182 Por el contrario, a partir de este momenta 1111Ii,'umirian elliderazgo de las revoluciones. Incluso .II 'I"' sto llegara a ser as!, como regIa generalla pro1,1,,1\'ompromiso con el separatismo y la independentll 11.ll'fan una relaci6n "inversamente proporcional a la I 11111 ios y de negros dominados". 183 En las guerras de I, Iii l:t, particularmente en Peru, ambas partes provoI III, i 111 iento de los indios. "Fueron saqueados por to1,ltltoS".184 ' 1111'.iniciales de Ttipac Amaru inspiraron un movi1I11111'j 10 como de los comuneros en el vecino virreina-

\71Vease Golle (1980. pp. 176-179). 172Vease Piel (1975, p. 205, nota 22). 173Vease Fishel' (1971, pp. 409-410). 174Konetzke (1946, p. 232). 175"EI criollo blanco, hijo de espanoles 0 eumpeos, nada '1'1111 mLll1con el indio, y este apegado a su raza y a su tradi ·ioll. 1111 I contacto con el criollo, al cual ignoraba 0 detestaba" (Galld!'1 1'1I 176Vease Golte (1980, pp. 42-43). Este pOl'supuesto 'Ill 1·,',1II demografico de AmeIica. Las proporciones eran similar'~ I'll mala y Bolivia. Pem en Nueva Granada el eJemento me ·ti/,11,'1,1lit que el indio. En Brasil y en el Caribe,los negros eran domilllllih en Estados Unidos y Canada, los blancos. Veanse los mapl' ill I 1820 reproducidos en Chaunu (1964, p. 196). Sobre las alq'''1101 II el sistema t'acial de Hispanoamel'ica, vease McAlister (196~)

1,1 (1'/71, p. 421). 1III'I,Io'V' Y Lynch (l965a, p. 28). "La manumisi6n de los esclavos ne1111 I 11.1, la destrucci6n de los obrajes de 10scIiollos en el curso de la ,,1111 lodo, el peligro potencial que revestia la movilizaci6n indepenII I"Ii llil 'ion india, fueron razones mas que suficientes pam sepamr v "I 1'111 los criollos en contra de los indios" (Bonilla, 1972, p. 19). ' 11111')11pp. 7, 143-144). . , I" i111' (1980, p. 202) Y Fisher (1971, p. 411).

"I

1111". ntroiaban

1,1', \ Tan criollos"

111111 (1')72,

p. 16).

IlfolhII(i 81,p.693). 111111 (11)63,p. 408). Los lugares donde el porcentaje de blancos era t" I 11111 V'nezuela y La Plata, los dos centros de la revoJuci6n, y des, ","HKla,seguida de Nueva Espana y Peru (p. 408, nota 13). 1,1'11I, p. 276).


to de Nueva Granada.185 Tambien esta fue una 11"'111 del "gran proceso revolucionario" desencadenad (I' I sado) par el proceso de la reform a borb6nica.186 I,ll Tupac Amaru tam bien mantuvieron alas crioll s tI de Bogota, la capital de Nueva Granada, y a 10" (II I centros urbanos, en un estado de "constante inquil'llI I La causa inmediata del levantamiento de 10' '111111 16 de marzo de 1781 fue la indignaci6n provocad:\ 1'"1 za de los nuevas procedmientos y el aumento LlI' I , (impuesto sabre las ventas) del nuevo visitador !',I'II Francisco Gutierrez de Pinedes. La cuesti6n cenl!'.d tenfa la autoridad para impanel' nuevas exaccionl's I Par consiguiente, se trataba de una cuesti6n c II, t III paralela a la que habfan planteado los colonos d NIIII britanica. La diferencia era que en Nueva Granada poblaci6n india significativa mucho menos inter :-illtl, voluci6n del poder fiscal central que en los abus s tli tales como la tributaci6n excesiva y la invasi6n k 1.1 dos, las tierras comunales de los indios, que estab:\I1 I bastadas alas gran des hacendados criollos y a \11111 menores que, en gran parte, eran mestizos. La illl:lI It oraba par el hecho de que la industria textillocalt', t ,I cadencia, una vez mas como consecuencia de Ill, III , . 'do economlcos genera Ies d e Ia economJa-mun . 189 Mientras que en Peru la yesca social, una W'I 11111 cay6 bajo el liderazgo indio (si bien se trataba dt' III eran caciques y que pretendfan ser descendient s (\., I aristocracia india), en Nueva Granada la insurr 1'1 11111 importante elemento mestizo desde el principia .v I I I fue asumido par un criollo, Juan Francisco Bel' I'll, II dado (aunque modesto). Par 10 tanto, en Nueva virtual mente dos revueltas, mas a menos bajo un criollo -mestizo-, una centrada en Socorro hi '1\ en los llanos de Casanare. Los rebeldes marcharon sabre Santa Fe, dondL', I'll I 185 "Los socorranos [Socorro era la localidad de la inSUlIl"1 10 embriagados por los supuestos exitos de Tllpac Amaro" (Phclllll, 1'1 186 Lievano AguilTe (1968, p. 467) quien tambien observa lIl\I' 1.11 Tupac Amaro "tuvo resonancias decisivas en el curso de la RI' 11111' I comuneros" (p. 470). 187 Cardenas Acosta (1960, vol. I. p. 88). 188 Phelan (1978, p. xviii). 189 Yease Loy (1981, p. 255).

, I I'll I r habfa sido temporalmente asumido par el arzo\lIlonio Caballero y G6ngora, cuya Ifnea de actuaci6n III I y onciliadora. Berbeo "contuvo al ejercito rebel('l1l1'6 en negociaciones can Caballero. EI resultado II 1 (1I1\promiso, las capitulaciones de Zipaquira (8 de ju1 I/H I) que redujeron los impuestos, garantizaron maII II d;\c! de acceso a los cargos oficiales alas espanoles II II'dlh1'es y ofrecieron algunas mejoras a los indios. EsIIIIIHI.路, sin embargo, consideraron las capitulaciones una 1'111"1'11 y una forma de evitar que ellos entraran en SanII" lit I apaciguaba a los elementos criollos y mestizos II \ IIl'lla). Los indios intentaron continual' la lucha en 1111, pl'i'O fueron aplastados can la ayuda de sus antiguos I

1111 ii, b alianza temporal de una parte de la elite descon'III I;,spana y la "plebe", los "desheredados", result6 imI I 1.)$ primeros se inspiraron en el levantamiento de 1'1 lilt'llles, los colonos britanicos norteamericanos;193 los 1',lli ron el ejemplo de Tupac Amaru y, al final, los te11,"1" Tiollos "no s610 no los apoyaron [su movimientoJ, 1'1>1,1" I' chazaron abiertamente y colaboraron can las auil "I'H Sin embargo, en Nueva Granada las elites (apo1"11IIWl demograffa alga distinta) habfan aprendido can II I,,路 'i6n de Tupac Amaru y asumieron elliderazgo de 1,11,1c1:1ndoleforma desde dentro, can 10 que conservaI II" III jar las expectativas de futuro de sus propios inIII IIII' a Espana. Bolivar emergerfa en Nueva Granada, I 1111 I'ecibimiento muy ambiguo en Peru en la decada j'

Ii ( l'iKS. p. 34). II' II 11'IH5,p. 36); vease tambien Arciniegas (1973), cuyo capitulo xix

II'

I ,111IIri6n".

\1111I'llilTe (1968, p. 447). 1 I ,,,I 'nas Acosta (1960, vol. I, p. 88). 111111'/19,p. 134). Habia otro factor a tamar en cuenta: los esclavos "I'll 111;\1'1.1 habia atemorizado a los criollos proclamando el fin de ia I 11111111' la cuesti6n no se plante6 en forma directa durante ellevanJ, III ,'OlTIlIneros, si era latente. Venezuela habia sido desde hacia OJ I 11111\ 'n la que f10recian comunidades importantes de esclavos fuII IlIilllllCloscimarrones. Muchos practicaban un "bandidaje social" y " 111111 I c1aci6n de colusi6n con los esclavos de las plantaciones, perI' 111'1 i1"Cutilizaran la amenaza de las represalias de los cimarrones "1.11 1II'/'ociaci6n frente a sus senores. "Venezuela no era un lugar idiIII II (I )lIIningllez, 1980, p. 48). Una revuelta india prolongada quizas I III"lIj'lla 10otra revuelta de esclavos negros. I


La aspiraci6n criolla a la independencia en 01111 modo sus dos acicates: los agravios de los crio]Jos II peninsulares y el temor de ambos frente a los eSlrall res no blancos. El primero de ell os el tema de la riv II llo-peninsular, es el que ha dominado practicanll'II1 riografia del periodo colonial tardfo de Hispan alII menor grade de Brasil); un criollo era, par defillillt cendiente de un peninsular. Durante el periodo cololl panoamerica, al igual que en casi todas las col 11111 por la metr6poli, un segmento de los colonos naclll nia y otro emigraba de la metr6poli. Entre estos 11111 nos eran nuevos colonos y Gtros eran personas Lilli' tempora'lmente para desempenar cargos de alglill II intenci6n de retornar a la metr6poli; algunos cUlllpl1 tenci6n y otros no. En todo caso, incluso si un 111'111 gresaba a la metr6poli era muy posible que tuvkl.I I dos en la colonia que optaran por permanecer II .·11 En cierto sentido el estudio ha at raves ado dos 1.1 ci6n clasica es que los criollos eran excluidos d ' I" ciales en el siglo XVIII en beneficio de los peninsul;1I1 era el origen de su descontento.195 A partir de I s;\1 t ta esta posici6n empez6 a ser atacada. Eyzaguirn', I" sostiene que los criollos mantenfan "un indudahl,' I en la burocracia", y 10 que se produjo fue un IIllIl de transformar esa mayorfa en "exclusividad" <I" I cargos oficiales.196 Los revisionistas sostienen j\Il'11 -reformas borb6nicas que conducen al des 0111"1111 fue, de hecho, inversa. El control de los criollos " ,I burocracia espanola.197 La reforma borb6nica 1111' ", cuencia y no una causa de la reivindicaci6n crioll ," I Es evidente que, independientemente de 11(11 III arrollo del problema y del grade de realidad tI.· II I del mismo, el tern a del "lugar" que los peninslILII en Hispan6america se habfa hecho "mas agudl ,", 195 Esta era la postura de los historiadores liberales dl'1 N 1'111 I reflejan Diffie (1945, p. 488) YHaring (1947, pp. 136, 194), ( IIl1h I dice que es una perspectiva exagerada pero real. Bonilla ( 111'1 I, I' que es cierta en 10 que se refiere al periodo 1776-1787. P<IIH 11111' III historiografia, veanse Campbell (1972a, p. 7) YBurkholdl'o (I'll 196 Eyzaguirre (1957, pp. 54, 57). Barbier (1972, p. 4 4) 1111111,1 papel preponderante de los criollos en la administracioll. 197 Campbell (1972a, p. 20). 198 Marzahl (1974, p. 637).

la administraci6n colonial puso p'so" en favor de los penin~ulares.J99 Se trataba no .I, promulgar nuevas leyes como de aplicar las anti'III I U problema tambien se agudiz6 porque, por un lado, 1111 ~ii :rnificativo aumento demognifico de criollos,201 y 11'1 1:lmbien una importante afluencia de nuevos inmiI 11,·hido precisamente al esfuerzo espanol por "reconII All1erica y lograr una expansi6n econ6mica.202 Ade1111 II:IYduda de que la situaci6n fue exacerbada par las III II ,·c1ades" de las autoridades metropolitanas a los ojos 'I 1.110.203 Y por la "ineptitud y sospechas de deslealtad" , II lilt>,a los ojos de las autoridades espanolas.204 II

II

V 'n la controversia,

II

It II" lue en Norteamerica britanica, las sospechas mu1" I('ron, quiza lenta pero continuamente. Existi6, sin li'li, Ima complicaci6n mas: el racismo. En Norteamerica ,iI ,I, la 'ituaci6n estaba mas 0 menos clara: por un lado 1,llIlli'O', por otro negros; la barrera racial era fuerte. Los , ,.111 lesdenados, pero en gran parte eran ajenos al siste111111111 i 0; los mulatos eran negros; y entre los blancos las 1'"1('1' se trazaban en gran parte conforme a barreras cla011101.', no complicadas por demasiadas cuestiones etniIII ""da, existfan colonos de origen no britanico sino ale1"1 1·II·rnplo. Pero fueran cuales fueran los antagonism os o "I\' 'to, casi no desempenaron papel alguno en la reI, i111 i' . Habfa lealistas y patriotas, pero no peninsulares

I

111'/

III IIII iones raciales eran mucho mas complejas en His1111 I it';\ (yen las colonias portuguesas y francesas). En lu1111,1 simple divisi6n de blancos-negros (0 no blancos), 111111 krarqufa muy compleja. Las realidades de los habilI,dl'''~a 10 largo de tres siglos supusieron que los penin111I·":ln"blancos puros" pero los criollos "mas 0 menos 1.11"1 (1lol)onghi(1972, p. 127). lill 'lzke (1950).

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hi'! 'ifras en Chaunu (1964, p. 195).

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'ratas y comerciantes acudieron en forma masiva alas coloII ' 1111nuevo mundo, un mundo adecuado para los espaiioles que 11111 I p" feridos en la administraci6n superior, y donde el comercio Ill"ol'poradas salvaguardias para los monopolistas perlinsulares" lilli'

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111'1

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1//I,p.16). I

Aguirre (1968, p. 439). (1976, p. 55). Campbell se refiere de manera espedfica a la re1/i\IVi'Y. al papel de la milicia criolla en ellevantamiento de Tupac

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blancos". Como Senala Lynch, de hecho much S I II pieles oscuras y asperas y labios gruesos, "como ('11 var" .205 Sin duda, el hecho de tener sangre mixta (do. &I - segun Chaunu)206 en una estructura en la qut' "blancura" llev6 a muchos criollos a traducir Sll (·1 • como "descendientes" (aunque tenidos de amhl~1l en una superioridad de clase sobre los recien lle/".1I1 criollo, cOJIlpuesto en gran parte por persona:,; ('11\,11 dos habian llegado de Andalucia, Extremadun\ y ( siglos XVI y XVII consideraban a lo·s llegados ell (,1 I como' espanoles, sino como procedentes, en PI"0pol rada, de las montanas cantabras y de Galil"! \ 'antigachupin' [gachupin era una de las expr Sillll ridiculizaba a los peninsulares] no deja de !"J('111l1 anticantabro y muy especialmente al antigallel',1 I II Los criollos tambien llamaban a los peninsuJ<:iI'(" , aludiendo a un paralelismo con la invasi6n tll' III godos en la Espana romana.20R Los peninsula!"t'. II II lificando a los criollos de "vagos",2°9 y los qUI' como colonos a menudo eran personas pobn'~ I I II social ascendente.210 Los criollos muchas v 'l'~ I' \1 "atrapados en una dinamicade movilidad '01111111 dente".211 El hecho es que los criollos y los pVldll I I maban estos estatus muy en serio, aunqu .'(.111I punto. Gandia nos recuerda que cuando fillidlll I confrontaci6n de la lucha politica, las etiqucl:tH 1111' no re£lejaron la historia familiar sino la 01 iI dlill momenta: "10 curiosa es que estos supuestos I III II siempre criollos, sino espanoles, y los espaJ;oll" 1Il1 noles, sino criollos" .212Con frecuencia, la posl, 11111 era la consideraci6n crucial. Como afirma 11',:11 &I, I a Venezuela, "el enfrentamiento entre com 'I'(' \111 nientes~n realidad no se produc:ia entre m t 1"1lilt ,III

I

Lynch (1973, p. 19). Chaunu (1964, p: 197). 207 Chaunu (1963, pp. 412-413). Chaunu sefJ.ala qUl' ,"1111 tieron durante !as guerras carlistas en el siglo XIX. 208 Vease Chaunu (1964, p. 197). 209 Brading (1971, p. 213). 210 Vease Congreso Hispanoamericano (1953, p. 271), 211 Brading (1973b, p. 397) 212 Gandia (1970, p. 27).

1111111'1' productores y compradores".213 La prueba, sos'1111' 10:; con£lictos continuaron despues de la indepenI 111111<10 todos los mercaderes peninsulares habian des1" h escena. I' I' Illanifiesta con claridad es que las reformas borb6II I !llz<ll"onlos problemas. El intento por reafirmar la Itil I'll[I"al, tan necesario si Espana queria limitar el inI 1111("definitivo de los intereses econ6micos britaniIII ql,lll america -una "acci6n desesperada de reta'l 1 'ra un juego en el que no se podia ganar. Si III ''\ I ministro Galvez hubieran fracasado, los britaniII 11I1'.:ll1ado;pero Carlos III y Galvez no fracasaron. Por 1111'/,'1" n bastante exito imponiendose en la Iglesia. La II "I' 10:; jesuitas se 10gr6 con notable facilidad y resollilli/hi mas fipancieros y de autoridad para el Estado I 1'/ II IJ en el proceso, la lealtad de los criollos fue someIII <1111':1 prueba, puesto que los mas de miljesuitas ame'1111',I' 'mbarcaron hacia Europa eran de hecho "la £lor I. 11 I'i ite criolla". 215 El precio de esta politica fue la 111/" d' quienes permanecieron;216 y esta "hostilidad" II 11111' la expulsi6n de los jesuitas, por la sustituci6n de 1,1<1111' ':'; por intendentes, por la subida de los impuesII 1\'111' 'ficacia en su recaudaci6norientaria alas eliII I,I II I pendencia, en especial dada la evoluci6n del ,11111 I) del sistema mundial. En 1781, Marcos Marrero I 1.11','ITibi6 un informe a Carlos III prediciendo que

"I'

,I, 11:1, 217

que, con posteriori dad al tratado de Paris de de 20 anos America -toda Americapare cia ""11'111 encaminada a establecer una serie de estados 1111 lid 'pendientes. Los siguientes 50 anos fueron uni, I Iln:'lrrollo de un modelo cuyas lineas generales, si , 11I1,'jO detallado, ya se habian trazado. La raz6n de I. II quiza no estribe tanto en cierto tipo de devoci6n I III "Iibertad" por parte de los colonos 0 en algunos IIIII

()

II II It 1I0S

205

206

11111/1'>, p. 54). lillI' (1984, p. 438). I Ijl 1(2). Vease tambien Bauer (1971, pp. 80-85). La expulsion de

ot1'o punto de critico de cambio de la politica de los habsho1'bones. "Donde los habsburgo utilizaban sacerdotes, los >a11soldados" (Brading, 1971, p. 27). 11111' (I ')84, p. 403). , ~IIII1I)Z Oraa (1960). 1I11\11'()

I,

,Ii III' 1111 i11'111


"errores" de juicio de los poderes metropolitano, de argumentaci6n predilectascomo en la aculIllIl cesivas evaluaciones de costes y beneficios (p I' 11111 tes) en el contexto del orden mundial britanic 'III surgir. Es indudable que no todo era frio calcu 10, I II desencadenada, la aspiraci6n de los colonos a In Illd desarrollaria su impetu propio, el cual condlljo I que much as veces excedian los calculos, mas 'sll' I , intereses colectivos. El resultado final fue b lid" I mas distintas tanto para los britanicos como I ;11 , I de America, tanto del norte como del sur. POl' SIII'II do y la cali dad de los beneficios variaron. Los pi III dedores fueron los estados ibhicos y las pOb"H 11111 cas de America. Fue un enfrentamiento d,' I retrospectiva, el resultado podria parecer evidl.!l1lc路 largo plazo de los vencedores fue la que propol'l II' estabilidad polftica inmediata al sistema mlllldl,1 consiguiente, 6ptima para la acumulaci6n mUlldl,1 En 1781, las fuerzas de Estados Unidos d I'mllli tanicas en Yorktown. En Gran Bretana, esto S(' vi I gran derrota y sin duda baj6 los humos a los bl illllli paz no se concluy6 hasta el tratado de Versaill', d I z6n de esto da cierta perspectiva a la verdad 'I'll 1111 tar mundial. Gran Bretana no combatia uniC,ll1I I colonias; estaba tambien en guerra con Franl'i,I, I Paises Bajos, y la mayor parte de Europa est.,,,, contra de ella. En los dos an os que tranSClllIl'1I 1783, la flota britanica derrot6 decisivamenll' .1 I las Indias Occidentales en la Batalla de los 5:111111 franco-espanol a Gibraltar fracas6. Estos I' 1111 frente a sus enemigos europeos compensal'OIl I Yorktown y supusieron que, despues de \7/'1 I, II guiera gobernando las olas a pesar de hab 1')11 1d colonias continentales" .218 Desde el punto de vista britanico, 1783 110 sino una tregua en las operaciones belica '. Nil 1111 ci6n en el'avance hacia la hegemonia. Ya hVlIlII I el capitulo 2) c6mo los franceses abordaroll dc I ti6n britanica: el tratado de Eden, la revolu 'illll, I volucionarias, la expansi6n napole6nica y cl "" I'll tal. Ahora tenemos que ocuparnos de la " 1111

1111(1,,1' nder sus intereses las poblaciones de colonos. .II 17.83, hubo tres "momentos" clave que alteraron el I II dl' luerzas en la lucha de los colonos: la revoluci6nc I II IIIV si6n napole6nica de Espana y el colapso defini- ~ I, II "nceses en 1815. Intentaremos seguir la historia I III I ',p' tiva de los americanos con estos tres puntos de t

II

dl' 1783, Estados Unidos recientemente indepen11111 1111,>. '~sechar los frutos de su victoria, 10 que demosI I I 11II f II de 10 que esperaba. En particular, dos de sus I I 1111 )micos principales -obtener una expansi6n sigI .II' liS exportaciones a Europa, al Caribe y a otros lu1.1'II II~'I'el acceso a y el control de los territorios fronteI '1IIliinente norteamericanono estaban en modo II IlIlizados por el mere hecho de acabar con el someI ( IIl1 n Bretana. Ademas, la guerra revolucionaria haIl Ii III l1umerosos conflictos sociales internos que ameI II I' labilidad del nuevo Estado y, por consiguiente, I,ilhl.,d s de alcanzar los objetivos econ6micos que los IllIh an propuesto. I" 1.1gu rra de Independencia, el Congreso Continental II 11111, obviamente, los lazos econ6micos con Gran BretaI" Ii 1IIIIlI.lmente,el Congreso Continental adopt6 una s6li1'111 "II lavor dellibre comercio ya desde 1776, posici6n 1111'1 ,hll'ante toda la guerra.219 La perdida del acceso a lilt 1III'lISbritimicas se compens6 en parte incrementan1111111.1 'luras interiores y aumentando las exportaciones I I 1,1',Palses Bajos y Espana. Estas ultimas se financia" I IIi '!III 'fio porcentaje mediante las exportaciones, yen I dl.l,l PO'"subsidios y creditos asi como por el hecho de ,,,' 1101.' xpedicionarias francesas apuntalaron el sector I II lilli' sus propios gastos. En general, sin embargo, la , IIIIII " rectos revolucionarios" sobre 13 economia y, en I I dll\' cl sector manufacturero.22o ' Iii1,i1~ (1935, pp. 45-46) y Nettels (l962, pp. 1-6). I 11'1(1 , p, 44); vease tambien Walton y Shepherd U979, pp. 181"111111 1\': la guerra de Independencia estadunioense parece que 111'111'1v, '10 a Escocla a este respecto. Al acabar con la funci6n de 11111 I "1111'0 de distribuci6n comercial, oblig6 a reestructurar las 1I1111"licas. "Mientras Glasgow l'etuvosu monopolio del trafico ., \""'dca, [as manufacturas -incluso la manufactura de algoII 11111" "()Jlservarsu subordinaci6n al comercio" (Robertson, 1956,

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Ademas, en la depresi6n comercial de la posgu 1'1,1II ta Gran Bretaiia (la derrotada) pareci6 correr mej I' .II Estados Unidos y Francia (los vencedores). En 10 ':->1'11 tad os Unidos mantuvo una relaci6n de dependen i;I I Gran Bretafia,221 cosa que caus6 cierta frustraci6t 1.111\1 tados Unidos como en Francia. Basandonos en los (LIlli les, las razones parecen bastante obvias. Para EStCldll los centros comerciales britanicos eran s6lidos y .11 III era cara; sobre todo, los comerciantes de Estados Ilt II I cia tiempo que habian establecido relaciones C0n1('11 .1 elIos, 10 que significaba que se disponia de credit s ,I III zoo Tampoto debe olvidarse el valor de un lenguaj , y 1111 ra comunes.222 Ademas, despues de 1783 los COn1VII 1111 tanicos "se habfan puesto en marcha para r '(" III'II comercio americano". El gobierno britanico 1 s 1\\11 I ciendo a esos comerciantes las mismas quitas, (',\1'11 I bonificaciones que recibian cuando Estados U II id'i I era colonia britanica.223 Por contraste, para los l'1I111l1 franceses desarrollar el comercio con Estados Unid, I II ba crear nuevos canales comerciales y, dadas las IH'I dl I los comerciantes portuarios habfan sufrido durallII'I I en 1783 no podian "permitirse el lujo de grand,'~, 1111 nes".224 As!, Estados Unidos volvi6 a encontrar su C0l111'11III nos britanicas, aunque con un volumen global inrl'lllll ambos pafses "en posici6n desigual" Esto se debf:l " 'I' muy valioso que el comercio americ<no fuera P~II" III I el comercio ingles era vital para America".226 No ('" tli 221 "Para Gran Bretana, la perdida [de la guelTa] fue may()J "111111 prestigio que a intereses matel-iales: la independencia materi;II ill I I dos qued6 muy rezagada respecto a la consecuci6n y uso de la '" d III II nal" (Marshall, 1964a, p. 23.) 222 Clauder(l932, p. 16). 223 Nettels (1962, p. 47), que tambien senala que los "merc:lIll'l. I en posesi6n de abundante capital, adelantaban mercancias ('OilI II tos de doce a dieciocho meses vista" (p. 231). 224 Meyer (I-979b,p. 181). Vease tambien Fohlen (1979) $01," II I que los comerciantes franceses perdieran su "oportunidad llllli IIIIII a los britimicos del mercado norteamericano" (p. 98). 225 "El comercio exterior, medido pOI'las exportacione "a (: III II IIt largo de la decada de 1780, no lIeg6 a losdos tercios de SLi Illv,·1I'll II nario" (Jeremy, 1981, p. 14). 226 Benians (1940, p. 16). Bemis tam bien sostiene que 'II" IIIII mercio anglo-ameIicano "era vitalmente necesaIio para la <: I II III 1 de Estados Unidos. El 90% de las importaciones ameri ',11111 II

III I Arthur

Young, en una conversaci6n con el abate que "era un suceso de 10 mas extraordiII I" p lftica mundial" que se perdiera un imperio "y se I "" I<Iperdida". 227 I'll I mas obvia para desarrolla,r las expectativas de exI ,11111 'rcial de Estados Unidos era el Caribe, con el que III111 I' ·laciones comerciales des de hacia tiempo. Pero I'lid la decada de 1780 demostr6 ser un periodo difflillIl'una de las islas de las Indias Occidentales britaniII Ii 11.1sumado a la guerra de Independencia norteameriI ," diversas declaraciones de simpatfa en toda la zona l'i "do de apoyo secreto.228 La raz6n, probablemente, I ,j ill' la demograffa, es decir, el hecho de que los negros III 1\'IH'h esclavos) constituyeran siete octavas partes de I" 1111'') Y la vulnerabilidad militar de las islas pequeiias I 1 11:lval britanica.230 11111,11'1' ,el vfnculo entre las colonias continentales y las , It I i1l'l1tales britanicas se habfa consoli dado en las de'III I ()I'CSal inicio de la revoluci6n, precisamente por el I, JlIII' la producci6n de azucar, cada vez mas en regiIIIi1110. dtivo, habfa originado en las islas de las Indias I. II 1789, sobre

III11,,·lana,.Vlos ingresos fiscales americanos pmvenian en su mal· II II1I'il'asobl'e las importaciones. El haber desbaratado de Sllbito 1101 Itill'rciales [...] habIia significado la destrucci6n de tres cuartas I '1lItI'll'ioexterior amet;cano. Para utilizal' una f61-mulaposterior de 111111 11011, habda cortado de raiz el credito" (1923, pp. 35-36). I" IIIilanicos el'an conscientes de su ventaja en esta epoca. LOI'd 111111'1110 en favor de mantenel' el rigor de las Leves de Navegaci6n 1IIIId!):"Podemos sin duda ser amistosos y est~r bien disp~estos I" IIIt I 'bemos esperat- los acontecimientos en lugar de intental' 1'01'l I "II 11I1aadministraci6n prudente [Gran Bt-etana] obtendni tanto I Iii 111111 Estados Unidos] como pueda desear." (Citado en Stovel; I

1

II

1111 111111 illt'laen el estilo de un sofisticado descolonizador imperial IlIllllil'cstandodudas t-especto a si los estados colonizadOl-es poI I I'll ,illl::tci6nde abandonar a voluntad sus colonias, incluso aun", 1·\1 II"lIas I'uera juicioso". Y continlIa: "Francia se aferr6 a St. DoI 1'011111 1I PCI'll:e Inglaterra a Bengala." (Citado en Lokke, 1932, p. II"'lillIS,las dos primeras potencias estaban a pun to de pet-del'su I J, IIIII :It'sea estas colonias. Ii 111I111l\vaite (1971, pp. 68-71) y Kerr (1936, p. 61). II I IIIN l'il'l'as en Knollenberg (1960, p. 298). Las dos colonias que '11,1111'1 iV<lmentealas trece colonias fueron Bermudas v las Baha1"I'IIII'S'011 una mavoria de colonos blancos. HIIIIVII(1974, p. 20). Esta es pOl'supuesto una de las pl'incipales 'i"" ". o[recen para explicar pOl'que Nueva Escocia no apoy6 la "1,1, III'i1l!ellcia. I


Occidentales una gran necesidad de importar alilll interrupciones de la guerra causaron "graves di:-.lll corto plazo" de este nexo comercial y elevaron t,l producci6n de azucar,231 dando alas Indias 0 dll importante motivaci6n para reanudar las relaci lit' como fuera posible, Sin embargo, despues de 17'1{ \ na impuso en sus colonias en las Indias Occid 111,11 los barcos estadunidenses, que tam bien estaball las colonias espanolas,232 10 que tam bien supuso \III los propietarios de las plantaciones de azucal~ "A II III las plantaciones marginales comenzaron a hundil Dado que las perspectivas comerciales eXlt'l1I sombrias de momenta para el nuevo Estado d l"C .1.11 ron que al menos podian expandir su desarrollo t't I el continente colonizando las zonas "fronterins" I Bretana ni Espana tenian intenci6n alguna de r"rlllI bici6n, diametralmente opuesta a sus propios i111 I imaginar la mitad oriental del continent 11111 I como un rectangulo en el que, en 1783, los 11\1 Unidos constituian una caja dentro de otra, AUIHIII oriental coincidfa con la de la caja mayor, el \"l',111 231Knight (1983, pp. 243, 246-247). 232Vease Walton y Shepherd (1979, p. 183). Willial1l~ I" I miento que subyace al decreto de diciembre de 1783 qu ' will " h dunidenses se bas a en la arrogancia respecto a la inca pat idlld 01 dos para tomar represalias: "Fue la consideraci6n d ,I 1111111 maritimo [...) la que prevaleci6. Se insisti6 en que Grall 11111,1 temer ni la competencia exterior ni la interior en el merl':1CII, '1111 dtictos manufacturados. "Los hechos parecieron justificar nipidamente la ,lIpO I, 11111 trol britfmico del mercado americano era firme" (1972.)11' II Tambien perdieron la protecci6n de los navios de 111'1111 10111 comercio mediternineo, 10 que tend ria como consecll 'IIl III II I los piratas berberiscos. En 10 tocante a Irlanda, el co 111l'I, III 0111 "insignificante durante el periodo colonial" y no sc r~1' 1111111 1985, p. 337). EI unico aspecto positivo, aunque s610 fuel'a signifie III 'II I I la apertura del comercio con China, "consecuencia dil"l 1,101 (Steeg, 1957, p. 366). , 233Craton (1974, p. 240), llega a afirmar que ni "cl '11'. 11111 I la producci6n'de azucar) entre 1783 y 1805 era indiC~lIiVIl.11'1111 dad sino al contrario: representaba un intento de volVt'I II IIh I incrementando la producci6n, con resultados inflacioll',IIl''' II" La perdida de las importaciones de alimentos esladlllll.l, II panada de una serie de huracanes sin precedentes d ' 171\1111 I ron la vegetaci6n. El resultado, senala Sheridan (197(,11,11,,, de subsistencia". I

I.,h rodeado por Canada, que estaba excluido de su al sur, todo el margen septentrional del Golfo de 1.1, 1.1Ii iana a Florida) estaba bajo jurisdicci6n espanoII II', 'xistia una vasta zona entre el Misisipi y los ApaII ,I "I risdicci6n estaba sujeta a controversia. III" ( iaciones de paz en Versalles, estaba descartado , .II' qlle Estados Unidos pudiera obtener Canada, Ni III plliflicamente habian logrado asegurarlo durante la 1.11III(,S de que carecian de apoyo diplomatico frances II" in.234Los britanicos mostraban, si cabe, mas desI"' Ill.' rranceses respecto a Canada.235 La cuesti6n imI I ..i e permitiria a Estados Unidos expandirse haIl EI tratado de 1783 dispuso que Gran Bretana 'I I 1111> denominados puertos occidentales, ocho puest I :1),' n ellado americano de la linea fronteriza que 1'1 'I M i higan allago Champlain, Los britanicos adopIII I:, lilatorias, con la excusa de que Estados Unidos I I I'\'sLi tuir las propiedades confiscadas a los lealisI I'. que este replicaba que los britanicos habian per111111':-: Ie esclavos negros emigrar a Canada (por tanI III nn la propiedad"), En realidad, los britanicos IIlnlhlll dar a los comerciantes de pieles canadienses Iii 1 "Ill "para reorganizar su negocio y retirar sus I, " \6 La cuesti6n quedaria pendiente hasta el trata.I, 17 6; pero la disputa con los britanicos acabaria ", " p ,"que Gran Bretana confiaba que seria capaz 1

1'111,

II. 11111 \lIuidad de la politica francesa en este aspecto de Choiseul a I I 1'IIIdel(I 949b, p. 131). En 1778 Choiseul, desdesu retiro, es1""11",\ Vc\'gennes, en el que defendia que Francia debia buscar I 1111111111 dc la guerra, Estados Unidos alcanzara la independencia, 111111, Nil 'va Escocia y las Carolinas siguieran en manos britanicas. II • / l'xplic6 a Gerard que tal resultado garantizaria que las coloItlol,'p 'ndientes, "prolongarian en forma indefinida su ruptura I' , II 1i.'11 ¡/kio de Francia". I III' IIII'IYlci6n con que lord Shelburne y su enviado Richard osII ,I, IIIIl'slos durante la primavera de 1782 a desprenderse de todo '111111 IIli'i6n gratuita a un Estados Unidos independiente, puede I 'I II, "piniones sobre ellibre comercio). A grandes rasgos su idea II III. 1111111 poseia tal ventaja sobre Estados Unidos en la industria y '" 11111' IIIantigua Norteamerica britanica debia seguir siendo un I 111'x"ansi6n, independiente 0 no. EI objetivo I'eal era excluir a I" 1111111 hi 'ra posible" (Brebner, 1966b, p, 62). I 1'111 I, ,I, ')08). Vease tambien Burt (1931). Rippy sugiere otro mo, II" III \ bl'ilanica a ceder los puertos, el temor de que esto per1111"1JIII<!os"amenazar a Canada" (1929, pp. 23-24).


de mantener a Estados Unidos como una e::iIWI I , . 237 Ad' economlco. emas, es pro ba bIe que los bJ'illlll escepticos respecto alas posibilidades del gobiI'I 1111 vos Estados Unidos para resolver el obstacul0 n' II si6n hacia el oeste, la fuerte tendencia al separ:lll I te de los hombres de la frontera.238 ~a situaci6n en el noroeste era compleja. Ad('11I1 Umdos y Gran Bretaiia, cada uno de los estados dl I dos t~nfa intere~es divergentes, del mismo modo I merClantes de pleIes y los especuladores de til'll 1 pioneros blancos y los americanos nativos (1o,.., d I indios). , EI problema, visto desde la perspectiva del 11111 plicaba dos cuestiones sucesivas: en primer Iu HI, d I ci6n intema alas reivindiciones de alguntls d colonias frente alas demas: solucionar despu s III' III tre la costa este (en algunas zonas Hamada la "R i 111'1 terJ) y la frontera (en gran parte, aunque no eXl-'ltl' 1 zona transapalachica). EI primer problema giraba en torno a SUplll".lo hist6ricos. Seis estados -Massachusetts y C 11111'1 II Los ft'anceses no estaban descontentos con las tacticas dillll"l1 1 Vease Trudel (I949a, p. 195). Canada no era una fuerza ullitlll,l. Los gl'andes comerciantes pensaban que el tratado de 1783 111111111 antiguo impel'io comercial del San Lorenzo y hasta 1815 1111111111 I si6n para que se controlaran las fronteras. Pem 1783 tambi"I' I II a Canada de los lealistas de las colonias ahora independh'lIll I eran fun?amentalmente agricuItores y establecieron una "PI"dill exportaclOn en el coraz6n del primitivo Estado comercianl,· tit' I'h I ton, 1937, p. 89). En 10 que se refiere a Estados Unidos el acceso al oest . S,\ 1''' t una especie de "compensaci6n" que les permitiria tanto abs"lllI I I ~lica como conceder a una importante cantidad de personas III1'1"t de rehacer sus fortunas" (Henderson, 1973, p. 187). POl' CO II'"I'II I II ra britanica parecia inadmisible. .237 "DUI'ante las primeras dos decadas posteriores a 1783. hi It II mIca de Inglaterra con Estados Unidos redujo el pape! [ei<.:'IIIIi Ii I,I a uno de menOt' importancia" (Graham, 1941, p. 56). Vcas,' 111I1I1t1 (I966. p. 85), que observa que el "contraste entre la intr:lII'dl" 111I [frente a Estados Unidos] en cuestiones marftimas v su cOlldl' 11'lId continentales". . 238 Harlow (I 964, p. 603) sostiene que la opini6~ pt'evGI!l-<'II'1I11 I los del gobiemo britanico en este Momento era que "pal' 1'1"Ii frontera OCCIdentalde Estados Unidos se mantuviera en I,is M"llh y Apalaches. No parecia viable que un gobiemo federal jUlllli II 111" ca pudlera extender su autoridad sobre el vasto ten;torio ItllllIllI"III blado".

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·"f"

1'1 IIIia, Carolina del Norte, <;:arolina del Sur y GeorIII') - pretendfan que sus cartas fundacionales "de 1\1 II" II's permitieran una expansi6n indefinida hacia el , .1:1 I s intermedios -Pennsilvania, Maryland, DelaIII ,I Jerseyque no ten fan tales cIausulas en sus dol I ,II' l'undaci6n y que pOl' consiguiente quedarfan exii, I! l'icbre de la especulaci6n con tierras, intentaron II I Illllpafifas privadas (pOl' ejemplo, la Indiana ComII 1lllllois-Wabash Company) y recurrieron ala ayuda 'I 1(,'1:1los Unidos, como en epocas anteriores habfan II. II (:1"1l1 Bretafia.239 EI resultado fue la ordenanza norII tI ill' 1787. Los estados con derechos "de mar a mar" III IIIII II Estados Unidos, permitiendo la venta de tierras I Ii lido Ie este modo la deuda de Estados Unidos), pero I 11111·1·losde 640 acres (10 cual satisfacfa a los grandes 1I1i1"II's de tierras de forma "democr<itica"). 1 01,lid II7.a, sin embargo, inclufa otra cIausula, la posibili, 11'111'nuevos estados en la regi6n. Esta cIausula, que 11111'.'xclufa cualquier "imperialismo" de la costa orienII I l1:dl11ente la soluci6n para la .tensi6n entre los habiI, 1>1rnsta y del interior que acos6 al Congreso ContiI 01111 dille toda la revoluci6n: la hostilidad de los 1.,1,111"" n Carolina del Norte y la am bivalencia de VerII I' III 1:1causa revolucionaria.240 En generallos "occiden'II Ihll'licular 10s habitantes de los nuevos territorios de

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I I 11·11~.:n (1936, pp. 28-30; vease tambien 1939). Los planes de exIII'IIlII i"lerrumpidos porIa guerra de Independencia americana. AnIII , Iiilbfa constituido la Vandalia Company mediante la fusi6n de la I "IIIII'''ly Y la Ohio Company. En 1773 la empresa habia obtenido de I IIlIllltllI~de comercio y plantaciones un informe recomendando que 110 III 111\tcrritorio que, aproximadamente, incluiria la actual Virginia I tI \ 1,1"sl..:de Kentucky y que seria denominado Vandalia. "Aunque toI"'" IIdll"ientos de transferencia a excepci6n de unas pocas formalida"dll,11Il'i' 'ctuado, el estallido de la Revoluci6n americana detuvo la ce1111111 1,1895. p. 74). III,,~Ilb,'os de texto de Estados Unidos, Ethan Allen es un heroe revoluI 1I1(':llidadd y sus hennanos estableciemn una comunidad indepenII III/ v negociaron con los britanicos el reconocimiento de la inde1,10111 V~'I'm;nt, negociaci6n que se prolong6 hasta 1789 cuando Levi 111'1Ii I.llncll'es para ofrecer un trato a forge III. Despues de ulteriores 101111' l'on el estado de Nueva York (que renunci6 a algunas reivindica, , 1111111 i:tles en 1790). Vermont "entr6" en E~tados Unidos como deciII" II lido en 1791. Vease Brebnet' (I 966b. pp. 66-67). La "independenIII Ill' frente a Massachusetts implic6 procedimientos semejantes. I' Ilfli'(1943, pp. 408-409).


Kentucky y Tennessee, consideraban el control d I como "liberaci6n del gobierno de los territorio:$ l'(' I legislaturas" .241 Los habitantes de la frontera St' "colonos oprimidos" y veian a los gobiemos estallli ta este en el papel de "tirano anteriormente deS('lllIl Jorge III".242 Ademas, la geografia econ6mica eI(, II era tal que resultaba mas facH embarcar sus prodll I vias acuaticas interiores hacia las zonas britani <I. te, hacia las zonas espanolas, que enviarlos por I i('11 , dos de la costa este.243 La ordenanza noroccidental desvi6 este resent1l11 do una,distinci6n entre el gobiemo central de s(,lIl. los estados orientales. Pero existia una segundll I II disuadia a las zonas fronterizas del separatismo :11III an tentados: los indios. Los britanicos desarroll \11111 tradicional de intentar crear un "Estado tap II III II dentro de Estados Unidos,244 y los pobladores cll' I., II diciaban sobre todo las tierras indias "no c d it 1 I donde Estados Unidos podia ayudarles, en p'H'111III de 1789, cuando se cre6 formalmente un gobi~'1111t I mismo tiempo, la atenci6n de Gran Bretana s ,dl' I sa de la Revoluci6n francesa y sus consecu '11\ III brantos de Europa fueron la ventaja de Ameril I " una ventaja para los colonos blancos, no pa.n\ III nativos. Para estos liltimos, el presidente estadunidense era un hombre a teml:l', III II mente amiloga al zar, emperador y sultan: para Ius ('11'1,1 kees, chickasaws, shawnees, winnebagos y mu 'ItOIl 11111 ciudad de Washington era 10 que San Petersburgo 1'1111 I' " deses, Pekin para los miao 0 Constantinopla para 1'1'1 I II de un poder caprichoso y tirimico.246 Turner (1896, p. 268). Whitaker (1962a, p. 92). 243 Vease Bemis (1916, p, 547). 244 Bemis (1923, p. 109). Stevens (1926, pp. 14-15) So,II1'l11 1111 t<:i.ilicocon los indios les permiti6 mantener la supr 'III II III I I noroeste hasta despues de la guerra de 1812. Yeas 1:11111110 II 241

242

11'1' la actitud de Gran Bretana respecto a la expanII 11'\)1 tera estadunidense era 1<i de un poder hegem6niIII 1IIIIdo un problema menor, aunque perturbador, los es1,111:m que tomar la cuesti6n con mas seriedad. ESpaI1a tli !"llclienQo un imperio americano ya asediado, y no I" Illdl ir ni el exito econ6mico de Estados Unidos ni la II ,II\ su ejemplo politico. Los tratados de paz britanicoIII 111111S"Y el tratado de paz hispano-britanico fueron fir,1111i.'mo dia, el3 de septiembre de 1783. Sin embargo, 111111,'('an ffiutuamente en uh aspecto crucial que afecta,III 1,1valle del Misisipi. El tratado con Estados Unidos Ie I I III libre navegaci6n del rio Misisipi y fijaba la frontera I III \ I'~d 10 30'. El tratado con Espana no mencionaba la 11111 d'i Misisipi, pero establecfa que Espana retendria \ I" \ dental que, de acuerdo con un decreto real de 1764, 1 I 11" 'ito fluvial de Natchez en el Misisipi y to do el terri111111 1(' hasta un punto situado en torno a los 32°26'.247 111111 Ipi( , los espanoles tuvieron dificultades para distinIII. ',j I >nemigo tradicional, Inglaterra, y su descendienI 1.11 II. lJ n idos, a quien se referian¡ como "angloamericaI'" 1I I Ia distinci6n em pez6 a tomar carta de naturaleza, II I" lil'l'icio de Estados Unidos. Quiza los espanoles leyeI IlIlll predicci6n de Jacques Accarias de Serionne de I \

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I

I 1III'Inierra quizas es mas de temer que la antigua, en 10 que I I I \ p'Tdida de las colonias espaiiolas. La poblaci6n y la iiI 1111III >Ioamericanos parecen un anuncio distante de la conI I,I mnas mas ricas de America y el establecimiento de un I II" 1111 de ingleses, independiente d~ Europa.249

,'111itI(,Sdescubrieron que los comerciantes britanicos de IIII i !'t' 'ientemente adquiridos de St. AgListine, Mobile y Ill, It •. , I'avorecfan respecto a los mercaderes de Estados I 'III 10' que tenian "enconadas rE-ncillas". Los espanoI Iltiloirgo, tuvieron que pagar un precio derivado de su ,II I, Ilthd econ6mica. "Para evitar que los americanos IIlid"II,' 's] comerciaran con sus vecinos indios, [Espana]

p.35).

Bemis (1943, p. 18). Meinig (1986, pp. 369-370). Chaunu (1964, p. 183) \'11/1 hi I merciantes en pieles y los colonos desarrollaron frente 1\ Iii 111111 ci6n de conquista espacial en dos fases. "Una vanguardl:. ill II tI dia a la autentica frontera, la de los agricultores (COli "I 1111 245

246

I' 1111I','d 'I' a 10sindios, ya conquistados par el whisky, el ron y, con "dill I, !l"r las armas de fuego." WltI':Ikcr (1962a, p. 1]).

I '1111 11- 4). 1111\1

dl' Serionne (1776, vol. I, p. 73).


tuvo que permitir quelos ingleses comerciaran ('Oil yes de sus propios puertos."250 Espana como defensora del comercio de pi('I,路 oeste frente a Estados Unidos como especuladlll tenia todavia menos posibilidades de triunfar qlll' na en esa misma funci6n en el noroeste, en e 'pl'( 111\ en cuenta el importante papel de los no espallllll' nomia local de Luisiana y las Floridas. ESp'III:' 11\1 integrar estas zonas (todas recien adquiridas) I'll sistema colonial, y esto presagi6 la perdida ell' I , nias (en 1815 y 1819, respectivamente) en favol I Unidos'.251 El nuevo Estados Unidos no s610 era una 11111 americana que perseguia intereses econ6micos; 101111 simbo1o de 1a independencia de 10s co1onos qUL' ~I' I adalid de un principio de republicanismo. Pem, 1''111 republica? Muchos consideraban que era la vnlld I una ideo1ogia de libre comercio, hombres libr s I' I I hemos visto que en la decada de 1780 Estados \Jllid mucho exito en el fomento dellibre comercio. 1\11I I observa McCoy, la crisiscomercia1 de 1a deca I:, II "efecto profundamente perturbador en 1a ima '\'11'1\1 ricanos tenian de si mismos y de su sociedad".2 ," I I t e1 comercio exterior fue sin duda uno de los el IIli'III, dujeron la crisis constitucional de 1783-1791, 11111111 que estuvo en tela de juicio la supervivencia dl'1 II1I como entidad polftica unificada. Pero, a largo 1:1:111, If mayor importancia para e1 sistema mundial, l'11 II I que Estados Unidos se presentabFl como mo !vIII d dencia de los colonos y era considerado como I:t!, 1\1 como reso1vieron las cuestiones de la 1ibertacl y III I este periodo. La cuesti6n de la libertad no giraba en torno , It nos nativos. Eran ajenos al Estado (y desde ~I 1'11111 250 Whitaker (l962a, pp. 37, 43). Vease tambien Willi::UIIN (1'1 Esto tuvo un precedente. Cuando los espafioles asumieJ'oll 1'11111 de Luisiana de los franceses con la lIegada del general ()'I 1'111 leans en 1769, expulsaron a la clase comercial inglesa. Pl'llI I "' O'Reilly,de vuelta en La Habana, prohibi6 la exportaci6n c1I' 1,1111 na de calidad inferior por la amenaza que suponfa para I:lN" 11111 banas, los ingleses regresaron de facto como comercianl<':N,ltllil" I Clark(l970,pp.170-180). 251 Yease Whitaker (1928, p. 198) y Clark (1970, p. 220). 252 McCoy (1980, p. 105).

11111:11, en Estados Unidos siguieron siendolo hasta \'olanos deseaban desplazar a los indios de sus tieIIII Ill'orporarlos como mana de obra a sus actividades 111'11',53 Los negros, en gran parte esClavos, no eran ajeI 1,1110;eran una parte integral, es mas, central, del proI ,,111I路livo. En 1774, la poblaci6n de las trece colonias ",III :, los indios) era de 2.3 millones de personas. De 1111'0% estaba formado por esclavos negros y otro 1% Ill' libres.254 EI siglo XVIII contempl6 un continuo au" 111'1importaciones de esclavos a America.255 Una de I Il'lies razones de esto ,fue la brusca decadencia y eli" I 11:11del sistema de contrataci6n de trabajadores inlt dill' nte un plazo fijo [indentured labor]. En el caso t 1Illl'l'ica, durante el siglo XVII la mayoria de estos traI 1I1\tratados era ingles, pero el perfil etnico cambi6 VIII, durante el cual un gran porcentaje fue de aIeI IIillS, escoceses, irlando-escoceses, irlandeses, etceteI dll,' (dtimas decadas de la era colonial contemplaron IOllilmndono del trabajo servil" en las principales ciudaftllill', En parte esto se debia alas dificultades econ6mi111111 In incluso al "resentimiento por la competencia del I Ilv " de los artesanos y a ataques contra la esclavi, I I 1:\ raz6n a largo plazo fue que, dada la creciente deli 11':\bajo, la elasticidad de la oferta de esclavos era It1 1\'111' que la de los trabajadores contratados, y por tanIII

II,

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II' II I 1I1itadosignificado para los indios de la propia Ley de CiudaI' I, v,lllseLacy (1985, pp. 914 y ss.).'Los debates sobre los artfculos , .I, 1'1I'1611 respecto a los indios giraban en tomo al papel del gobierlit, III,' IIIde los estados. La victoria del centro fue de hecho una vie, I 1t1'i16n ideol6gica de los indios del cuerpo politico. "EI concepto III 1111111) IIndian Country] sali6 fortalecido. El territorio indio no solo III 111'11':1S mas alia de las fronteras prohibidas a los colonos y a los 110 IIII Illilorizados, sino tambien era el area a la que se extendfa la II, 01'1111. Las leyes federales que gobernaban a los indios y al comerIlId"I' (lI1icamentetenfan vigencia en el territorio indio' fuera de el t1ldll/" (Prucha, 1970,p.31). " IIll1d II, exclusi6n divergfa de la adoptada en el periodo colonial , "'''1.111 se pensaba que los indios podfan "incorporar [las costumI II, ," propia vida" (McNickle, 1957,p. 8). 1111111 (1980, p. 39, cuadro 2.4). Las cifras de Main para 1760 muesd, iii poblaci6n como esclavos negros, de los que 4/5 se encontraIIIIIIIN del sur (1965, p. 271). 11111111 (1969, p. 216, cuadro 6.5) para un calculo que muestra una ",', II volumen a 10 largo del siglo. ~ltlllis (1946, pp. 315-316). It I I'i/'I, I p. 320-321).


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to los costes de estos ultimos aumentaron respe 'to de los primeros.258 Cuando Jefferson intent6 incluir en la Declal'ildlll pendencia una secci6n que denunciaba a Jorge III lizar los esfuerzos por prohibir el trafico de e 路eI,l ' con "airadas objeciones" no s610 de los delegado. II Carolina del Sur, donde los esclavos eran abllllli I tambien de los delegados de Massachusetts, ('tllll Rhode Island, estados en los que el trafico d e, \ I , siendo un negocio importante.259 La esclavitud \' I I en los estados del norte, donde aun siendo "relali .1111 cida" numericamente, segufa siendo una "pI'''\( t I aceptada" .260 La guerra de Independencia stallllll plante6 la cuesti6n, puesto que tanto britani (:-, I I I" consideraron la posibilidad de utilizat negros l't 111111 Aunque la idea no era popular, incluso en Inghl\'II'l impuso sus propias realidades". Al principio ]0:-' 11111 clutaron negros y despues, con mayores reticeIH路I.I., I hicieron el Congreso Continental y la mayorf:\ d I del norte, concediendo la libertad como "rec IlIpl'll deJidad en el servicio". 261

I"'

258Vease Galenson (1981b, p. 175). Entre las l'azon<:~11'11 Georgia en esta epoca en defensa publica de la esclavitllli "01,,1, t I "esclavos podian ser alimentados, vestidos y alojados COli111111 I II coste de la manutenci6n de sirvientcs blancos". Ademas, M' ill , I' vos trabajaban mejor que los sirvientes blancos, quicn'~ 1'1,111 entre los desechos de la sociedad blanca, no estaban ac()~11I1I1i1\ ,I agricola, no aceptaban la idea del trabajo duro, eran VUllll'llid. y 'frios' de Georgia, y tenian grandes probabilidades de hll II , I nores" (Gay y Wood, 1976, p. 356). En 1774, los franceses abolieron fonnalmente el SiSI<'IIll1 ill jadores contratados), recuniendo desde entonces al tl'abl,llI' I I .unica soluci6n al problema de la mana de obra colonial" (VII'IIIII 259Aptheker (1960, p. 101). EI trMico de esclavos csl:dllllllll todo en manos de los comerciantes de Rhode Island, qUI','11111I saron a controlar del 60 al 90% del trMico. Vease Coughll V(1'1 I 260Zilversmit (1967, p. 7). 261Quarles (1961, pp. 100, 198). Vease tambien Bedill (1'1 Quiza la rivalidad entre britanicos y colonos pOI-el aptlVIl II' I por lord Dunmore, gobernador de Virginia, quien en IIllvl,1111'1 meti6 la libertad a los esclavos que se sumaran a sus 1'1111' \ I' "Los britanicos no intentaban iniciar una revoluci6n, 511111 1'"11I beH6n. Su politica basica era la del status quo ante bel/I/Ill" 1111111 105). Cuando las tropas blitanicas abandonaron Esta Ill', 111I1iI, guerra, se llevaron consigo "miles" de negros a Gran 1111'11111 t dias Occidentales e incluso a Africa (Berlin, 1976, p. \ I) I I

I"

ros (libertos y esclavos) maniobraron 10 mejor que Los que se hicieron lealistas no eran tanto "probrita, 1,11110 pronegros", y se consideraban como "abogados de III1,1('i n negra". 262 Otros se unieron a la causa revoluciona" 1111 ri buyendo a un proceso de erradicaci6n de la esclavi'1111',:II final de la guerra, se habfa iniciado en todos los esdl'l norte con la excepci6n de Nueva York y Nueva 'I' \ En el mejor de los casos, estaba claro que el mensaje 11111)1 ruo. Y la pauta de actuaci6n de la posguerra sigui6 "I. duo La ordenanza del noroeste de 1787 sf prohibi6 la es1IIId I'n esta regi6n, y la cuesti6n del trafico de esclavos fue 111路hntida en la Convenci6n Constitucional. El famoso 1111.1111 i~o, una abolici6n total del trafico de esclavos que haoil il'ner lugar 20 afios despues (en 1808) tuvo el importan1.1 III olateral de empujar a la esclavitud "mas hacia el "I 'etenta afios despues, en 1857, el magistrado Roger t!1'dararfa en la sentencia sobre el caso Dred Scott que, I Ill, I . negros "no tenfan derechos que el hombre estuvieII I'd I a respetar". Como dice Litwack, esto no era "tanto 1IIIIIIna de cruel dad moral como una importante verdad II 1.1".265 Los "derechos inalienables" de los colonos no inII I,Idavfa a los negros. , III ~\I menos todos los colonos blancos iguales? No del illi'S se sabe que existi6 una desigualdad creciente en el " II .1n terior a la guerra de Independencia. Se trata mas oil ',:Iber si la propia guerra y el periodo inmediatamente I 1llVO un impacto significativo en el grade de polariza11111\ >mica y en la ideologfa polftica en formaci6n. Lo que II 11111\ipio dividi6 a los lealistas y rebelfles en Norteameri.11lid a no era tanto la percepci6n de la路 polftica britanica II

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11111.

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II1'II10S observado, en una fuente de disputas con el gobierno de Esta-

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,1111,,1' (1975, pp. 53, 66). 11111'Zilversmit (1967, pp_ 137, 146-152) YLitwack (1961, pp. 3-4). I'"'' "\0 sin embargo fue lento. S610 dos estados habfan abolido totalII' ,'i:Ivitud: Vermont en 1777 y Massachusetts en 1783. Otros tomaron I 1'111 'iales en un proceso que en los estados del norte se prolong6 hasta 11111111<> ci ultimo, Nueva Jersey, por fin aboli6 la esclavitud en su totaliIii 1Ililing(1972, p. 89). Deberiasenalarse ademas que la exclusi6n de los , 111111\ 'strechamente relacionada con la mayor inclusi6n de los esclavos I II R 'voluci6n americana liber6 a los propietarios de esclavos suretios de I' I. i 'ciones imperiales, abriendo el camino a la expulsi6n de los indios y 1'111111\ de la esclavitud hacia el oeste" (Davis, 1983, p. 273). 1\1 Ill'k(1987,p.316).


(considerada equivocada en amplios cfrculos), COlli hacia ella. Los whigs pensaban que se rebelaban "II I ideales nacionales britanicos; los tories creian '1111 mantener la lealtad a la Corona pese a la estupidl" I EI acto positivo de crear una nueva naci6n vin dl' I "desarrollo de los acontecimientos de la revolt II I empuj6 inexorablemente a los american os a [Olltl II de una naci6n".266 Es importante recordar e '(0, I'll dinamica de un nacionalismo en formaci6n t II II \I tante influencia,sobre la percepci6n social de la dl I Para comprender 10 que ocurria, tenemos ÂŤIll' II quienes 'eran indiferentes a la revoluci6n. N d,'11 I de vista que aqui, como en la mayoria de las Siltl;\l 10 cionarias, al principio s610 una minorfa se en ()l111.1 metida con alguno de ambos bandos. La ma,yoll beante, temerosa, incierta, indecisa" .267 Al ptll'I'C I zonas en las que el torysmo (0 al menos el 1,:1111111 bastiones mas fuertes. L"na zona era la que '011',11111 giones marftimas de las colonias medias; e '(1' c'l I del conservadurismo social, integrado por la \"1'1111 I los activistas de Nueva Inglaterra como "revaillc 11111 llers] radicales";268 la gente que se veia a libr<:lII(\o III tall a con otros colonos sobre "el tipo de institllclelll tener America". Si se confronta a estos tories COil 10 puede hablarse de una "guerra civil" en la qUI' leI I presentaban el partido de la revoluci6n fren t . ;\ II, representaban el partido del orden.269 Esta s 1.\ II, tologia, plausible hasta cierto punto, de la R V()1111 h na como revoluci6n social. Pero habia otros tories. Un segundo grupo 1111111 I los hombres de frontera de Georgia a Verm I I, ItllI mente el Movimiento Regulador en el oe'l ' ell Norte. "AlIi donde los marineros y pescador ':-', II III merciantes superaban en numero a los agri ullc II res, los tories tambien eran masque los whi s", '/II 'II los lealistas que veian en el gobierno britanil () 1111 rapaces especuladores de tierras de la costa t', Ie' j mos de ver, el tern or tenia una base real Y slall \ II 266 267 268 269 270

Savelle (1962, p. 916). Shy (1973, p. 143). Henderson (1973, p. 180). Nelson (1961, p. 1). Ibid. (p. 88).

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II

eI' los colon os patriotas

fue la perdici6n

de estos pio-

d 101frontera. Quizas estuvieran de todos modos "perdiI" 1'11:1Revoluci6n americana

indudablemente aceler6 el estos lealistas, los patriotas representaban una I 1III',crvadora no radical. 1.1 I 1111tercer n6dulo de resistencia: las "minorias cultura011 1.15cuales parecen mostrar un elevado indice de leaI I,' I'l'UpO, que se solapaba con el formado por los homlo 1111111 ra, estaba mas acosado por la pobreza. Desde II 111:1a Georgia, los condados del interior estaban "po• II f'ran parte" por escoceses, irlandeses y alemanes. EI 1'"l1lc' 'ran mas marcadas las diferencias de origen entre I1II 1111 .. del interior y los de la costa era en las Carolinas, tl, Ill' 'ho se produjeron graves enfrentamientos.271 Las I I 1I,Iiyiosas y etnicas (que, como es natural, muchas ve1111 Iii :JI1) tambien estaban inclinadas al lealismo. Los It d ,1I10Sen las colonias del norte, los presbiterianos en I III, 105p'ietistas y bautistas en todas partes, no se incliI 1.1,'"usa revolucionaria.272 Estas personas se mostraI Itill'" . sobre la atenci6n que la nueva mayorfa nacional III tI ',1:1 prestarfa a sus intereses. Temian que el enfasis hilt Il'S' individuales erradicaria sus intereses de grupo. I I'll' Ivuiente, desde el punto de vista de la defensa de los III ',() iales, habia lealistas que 10 eran porque temian .I. III Ins igualitarias y lealistas que tam bien 10 eran por la 111111 -,Ia. A fin de cuentas, la valoraci6n de Palmer parece lit II 1-r1ada: "Ios patriotas eran quienes veian una mejora 111111 (hdes en la ruptura con Gran Bretaiia, y los lealisI III medida, quienes se habian beneficiado de la relaII I t1.ln Bretaiia", 0 al menos, podrfa aiiadirse, quienes II Iltlll'una raz6n para suponer que se beneficiarian de la "

".11'

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cdt 111:\ onsideraci6n. (Por que no fue mas fuerte 10 que oil I 1e)l11 inarse el toryismo de la izquierda, aquellos que II 1',111 I( tas precisamente porque temian las mayorias no I l' I Pues, de haber sido mas fuerte e~te blOqu~ desde I '"I

I

1111

(11)43,p.158). (I ()61, p. 90). Los cat6licos y los judios fueron sin embargo una

porque se sintieron "obligados a seguir 10 que parecia la opi0 porque no tenian ninguna raz6n II 'I"I' los britanicos les protegerian? Los cat6licos de Irlanda actua'"11111 !<- •. 'nte. 11111 I (1'159, vol. I, p. 201).

II ,1111'

,'111,11 III por su propia seguridad",


II/I) staban ausentes de la Convenci6n de 1787, la I 1111'd' cuyos miembros "deploraban la democracia y 1111"II llle un gobierno central poderoso era imprescinI I 11'111 diar los males que habfan afligido a la naci6n 111',,1".279 Este sentimiento fue tan acusado que casi I III' H'l'~O de ratificaci6n que condujo alas concesiones I '11111<\adopci6n de las primeras diez enmiendas a la tll' '"I, la Carta de Derechos.280

el punto de vista politico, es probable que los coh hubieran ganado la guerra con los britanicos. M I' " diferente que fue la intensidad de este conflicto tit' I atm6sfera de 1676, epoca de la rebeli6n de Bacon,Jl4 Entretanto, afirma, "el desarrollo de la esclavitud " brado el desarrollo de una clase baja libre deprimid , to, aumentado las oportunidades sociales y polfll blancos".27s La ambivalencia en relaci6n con las implica iOIl de la guerra de Independencia estadunidense S III II pues de 1783, y de hecho la realidad de la polarizm Ie t6. Si Boston, por ejemplo, nucleo de la veta radical I luci6n, habfa sido intensamente desigual :1111 revoluci6n, despue~ de esta desarroll6 "una soci('d , I desigual".276 Cuando en el periodo posterior a 171{ \ I. ciantes de Nueva Inglaterra se vieron excluidos de. I Occidentales como represalia britanica, tradujen)J\ II tades econ6micas en el "cobro de deudas". Al en('oll!t tencia en los pequenos agricultores del oeste de M:l. se dict6 una legislaci6n represiva que "empuj6 a 11111 cultores a la acci6n directa"; la insurrecci6n se 01 H II rebeli6n de Shay de 1786.277 Fue reprimida. Esta ambivalencia fue el contexto en el que St' I I Constituci6n en 1787, y es en este sentido en el qLH' II , lorar la interpretaci6n de Beard,278 muy discutid" ('II I mentaci6n estadunidense de los cincuenta y ses 111,1 volucionarios sociales desempenaron una importalll I e~ el estallido de la revoluci6n y parte de su empu,j(' I , I bla cobrado fuerza por el propio proceso de la n'volll evidente que la Convenci6n Constitucional repr'M'lIle tento de invertir ese empuje. Todos los lfderes POPIII.II Veanse los documentos en Middlekauff (1964). Morgan (1973, p. 296). 276 Kulikoff(1971, p. 376). 277 Szatmary (1980, p. 92). 278 Vease Beard 0913; 1915). Para una complicada def'lI'lI I Beard, vease McGuire y Ohsfeldt (1984, p. 577), que sugierell qllt II de vo~o de la Convenci6n Constitucional apoyan una estricla 11111'11' beardlana en el sentido de "que los unicos intereses econ6micos qllt I I eran, aque~los .~n los que estaba en juego de fOl'ma directa un illIJlIII' I res f~,~anclero , J?~roque I?s votos de I,?sconvenciones ratificadlllll "I una InterpretacIOn beardIana ampha en el sentido de que todo I" III econ6micos con tab an sin importar la escala' de su impacto.

It- 1783 inaugur6 un periodo de gran incertidumbre Unidos, a largo plazo tuvo consecuencias aun mas I'll II II ispanoamerica, precisamente porque Espana no " '1\1l' enfrentarse a sus propias poblaciones y rivales I '1111ahora tambien a Estados Unidos.281 En cierto II" 11\\ P riodo de oro para la economfa colonial espano'"lliniio anual de exportaciones de Espana a Hispanoa'11111'1782 Y 1796 (el ano en que empez61a guerra entre ( ,1';111 Bretana y por 10 tanto el bloqueo naval britani1IIIIiI i6 el comercio) cuadruplic6 el de 1778, justo antes I ",Ill Bretana y Espana entraran en guerra. En particu,1111 IIl1a "expansi6n masiva" del comercio en 17841,',10 se debi6 en parte a la capacidad de Espana para II , II I',ran medida el comercio de cQntrabando, capacidad III lido aumentando continuamente desde 1760.283 I'

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I lilli',

I II III

'sto esta edad de oro serfa "breve" y la expansi6n

Ii de Espana entre la declaraci6n del comercio libre en I hi queo naval britanico de 1796 parece. "mucho me1'1"1',1 nante"-si se situa en el contexto del desarrollo gloI

II 1\\'onomfa-mundo.284 Los Stein hablan incluso de los

lI'II(1974.p.I72). II I'll 'nlo conservador de contrarrestar los efectos "desestabilizadoII lI'voluci6n tampoco se detendrfa entonces. La "elite mas antigua y 1111,1" s 'guida intentando erigir "baITeraS [...] para asegurar los dereI IlIlIpJ'Iad establecidos y mantener el statu quo" (Bruchey, 1987, p. j

I

274

275

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habido alguna paz que no consiguiera pacificar, esa fue la de Idllgun tratado defini6las relaciones ni contuvo la rivalidad de los 11111' antiguos y mas recientes en AmeIica. Espana y Estados Unidos" 1111

~,' 1%2a, p. I).

(1981, p. 32). Navarro Garcia (1975, p. 173) afirma que Nueva Espa'I II "l'OlaSde prospeIidad nunca antes conocidas" durante este peIiodo. "IlI.'I'Cque en 1792-1795 el comercio de contrabando no llegaba mas II 1.'1 \' 'ra pat'te del trafico oficial metropolitano, 10 que invet'tfa totalII Ililacion con respecto alas epocas anteIiores (a excepci6n del siglo 1I111i'1I11'I,1974,p.21). 111 111111' (1984, vol. I, pp. 413, 418). 1111"1


"escasos resultados" que los esfuerzos espano)- s ( ses) obtuvieron en favor del nacionalismo econolll mercio colonial britanico unicamente "apuntalo g6tico', y ese no era precisamente el modo de pOll II para la gran crisis".285La producci6n artesanal y III ra local en Hispanoamerica "desfallece"286por la iii comercial espanola. Esto s610 redund6 momenl{III beneficio de la Espana metropolitana por la incap" cho pais para competir con Gran Bretana como pi 0 I mercancfas y exportadora de capitales. Asi, pr d. I donde la penetraci6n extranjera era mas profunda, 'YLa Plata, algunos colonos empezaron a pensar ÂŤII esperaba un futuro dorado con tal de que pudienll yugo espanol".287Mientras, la posici6n de los conll'l tanicos radicados en Cadiz (y Lisboa) "parecfa p 1'1 i afortunada y feliz" dado que pudieron benefici~\I, inmediata de la abolici6n de los monopolios.288 Adl'lI ser incluso que el exito relativo de los espanolcs f I contrabandistas fuera negativo para Espana de dl' I vista politico, puesto que estos contrabandistas bril,IIl briendo las necesidades de las colonias hisparHhll1l impidieron que estas se volviesen prematuram'1I11 dominio de Espana". 289 Pese a todo, durante este breve interludio d 1:1d 1780, las aguas estuvieron tranquilas en HispanO-\I111 II tados Unidos se mantuvo absorto en sus propias c1ill,III estallido de la Revoluci6n francesa en 1781 fu 111'11 pero 10fue aun mas el hecho de que el estallido dial en Francia desencadenara en St. Domingue un prol'l' I dria como resultado la creaci6n de la primera repllhll en el sistema-mundo moderno. El violento nacimi '11111 fue un factor mas critico en la historia de America d normalmente se sugiere. A el deberia atribuirsele I"" I y esclarecimiento de las pautas de actuaci6n del inc\i'p mo de los colonos en cualquier otro lugar, pues Ia I 285 Stein y Stein (1970, p. 104). Y Whitaker (1962a, p. 16) III II si6n de "el enfermo de America". 286 Bousquet (1974, p. 42). Sobre la decadencia de IDS obraje.1 I'll rante este periodo, veanse Greenleaf (1967, p. 240) y Salvucci (I 'IH I, I 287 Whitaker (1928, p. 202). 288 Christelow (1947, p. 8). 289 Pantaleao (1946, p. 275). Esto implicana que era meno~ el, que pan~cia que el comercio de Espana con Hispanoamerica dill IIIII nodo gozara "de una amplitud increible" (Villalobos, 1965, p. 10)

en realidad, en palabras del racista academico T. ddard, "el primer gran enfrentamiento entre las I, 111 remacfa blanca e igualdad racial" .290 0111 ndtades comenzaron en el area econ6mica. St. Do1',lbfasido una,..clelas joyas de la corona francesa, el II,'. I ortador de azucar de America, y todo ello en bene1'1 d ncia. Posteriormente, el tratado de Eden de 1786 y III m franco-americana de 1787 "abrieron una amplia I II ,I Pacte Colonial,291 e hicieron que los plantadores I I'stuvieran conscientes de que ahora tenian que vigi1111i'l'cses econ6micos en el ambito politico. Asi, cuando I I onvoc6 los Estados Generales en 1787, hubo un de111111 diato sobre si St. Domingue deberia exigir estar reII 1111 I, Los partidarios de la representaci6n ganaron la II \ d~ este modo St. Domingue se vio en el epicentro de 1111,', imientos de Parfs.292 I, 'amblea Nacional francesa, los colonos blancos troIIII dsi de inmediato con resistencias a sus intereses des111'111 s diferentes: la resistencia a la idea de autonomia III V I", resistencia de quienes deseaban conceder dere11111 icluales (y por tanto, participaci6n en el control de 1111 I :\utonomia potencial) alas denominadas "personas 1111 I bl'es" (una categoria legal) e incluso consideraban la Ilhwi n de los esclavos.293La reacci6n no se hizo espeI I 1 d' abril de 1790, en Saint-Marc, la Asamblea General I, II I'l'ancesde St. Domingue se reuni6 y rechaz6 el titulo 111111.1. u presidente, Bacon de la Chevalerie, plante61a sit 1"1' unta "(Por que sutil razonamiento se ha llegado a 1111 wi n en la que se somete a conquistadores libres e inI I IIIl'

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,,,dtlill'd (1914, p. vii). Ellibro de Stoddard, aunque sesgado, es una exhu .1, c1etallada paso a paso, de toda la historia politica de la revolu-

II ,

111,11111.

1,,,101 u'd (1914, p. 18). Debien (1953, p. 52) explica las actitudes de IDS 1,1.'"'0 en 1786 por el hecho de que se negaron a seguir desempenanI 'I" 101' Cenicienta. "Percibian al mismo tiempo la incompetencia de la I "II V Sli propia competencia para gobemar sus propios asuntos y, en priII II~ asuntos comerciales." I. '\' 'lamo de la representaci6n colonial no estaba prevista por Luis 1'i11 1'llI1siguiente constituy6 "un acto revolucionario" (Cesaire, 1961, I I, "IISO oficial de 1788, mostraba una poblaci6n blanca de 28 mil perso' mil "de color libres" y 405 mil esclavos. Dos estimaciones de IDS I 1111\ 'Il 1789 ofrecen cifras ligeramente mas altas para las dos primeras ,I" V tal vez sean mas exactas, pero Ia diferencia no era grande. Vease t jl)l4, pp. 8-9). II I

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dependientes al yugo mas asombroso del desp I i III de 1776). Brutalmente anunci6 alas poblacion 'S •• I serfan mantenidas detras de su Ifnea de demarr:ll II 1787). La diferencia estribaba en que, en Francia, I, habfa proclamado el objetivo de poner fin a I s IIII gales, mientras que los colonos blancos de Sl. Dill vindicaban su autoridad aut6noma sobre la bas\' " tencia polftica de otros hombres libres y [... 1 1,1II polftica y civil de los esclavos". En resumen, en IIIf'. nar con los privilegios legales, deseaban conferir 1;111 manente a "una casta dominante" .295No lograr 1\ (' I La Asamblea Constituyente francesa de 17' () 1 manera ambigua el voto a los mulatos propiet<II'11l mingue. Cuando un lider politico de los mulatos I Domingue e intent6 poner en vigor este dere 110 III rebeli6n, fue capturado, torturado y ejecutaclo. I II Nacional, irritada, aprob6 otro decreto menos :11111 colon os blancos se levantaron contra los franc s\' mulatos, de repente, en medio de esta situaci6n, !Ill mos con el primer levantamiento de esclavos m'l',lll de la "alianza de clase" del gobiemo, los planta 1111 latos ricos contra los blancos pobres, los muhlo vos negros, tal como se dio en otras colonias fr:llll Isle-de-France e Isle de Bourbon, se declar 1.1" cial".296 La guerra racial no era 10 que deseaban 10 cuando buscaban su autonomfa racialmente pI 11,1 era 10 que deseaban los revolucionarios fran '1' ,I pues para ell os el principio de "conservaci6n t ITiit III siendo poderoso.297 Tampoco era 10 que deseab'lIl II de color libres -muchas veces mulatos ricos y pi 01'1 294 Citado en Debien (1953, p. 215). Sobre el trasfondo tho I'll de "patriotismo americano" entre los colonos blancos ant.L'~ 1111 III vease Debien (15154). Sobre el anterior levantamiento blan II ti.< III II de cafe, en 1769, vease Troubillot (1981). Sobre la percepci(lIl II "' tendencias "descolonizadoras" antes de 1789 y su ambiv:d"111 1\ I elias, veanse See (192 9) y Lokke (1932). 295 Saintoyant (1930, vol. II, pp. 75-76, 423). 296 Vease Stoddard (1914, pp. 97-99). 297 Saintoyant (1930, vol. I, p. 376), que tambien defiend . 11111' 1,1 no podia sino considerar la revoluci6n haitiana como "mas i1II1"II,1 la existencia no s610 del nuevo regimen sino de la misma f'1':1I11 I,' III de las diversas insurrecciones intemas, incluyendo la Vend ~l' (v,,1 I I

'11,1I1t! reivindicaron su igualdad de derechos. Pero I I I'or los propios esclavos negros, en 10 que no pueII Idl'rarse como la rebeli6n de esclavos de mayor II ',Ioria de la economfa-mundo capitalista. ComenI I p riodo de la "guerra civil en tres frentes"298 en 111'11. , fruto de los tres levantamientos sucesivos: "la 1" I)Iancos importantes, la revuelta mulata y la revo-

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.

I I' II III'darm6, horroriz6 y disgust6 alas cuatro potenII I' .111: Francia, Gran Bretaiia, Estados Unidos y Es"I' Iliones en la Asamblea Nacional y posteriormente It I III i n estaban mezcladas y quizas eran confusas. ",11 IllltO, la convenci6n tendf3 a ponerse de parte de III I (11110 garantes de una transici6n civilizada. Como II d.l, la famosa Societe des Amis des Noirs de Paris era .1" 1.1 Societe de mulatos".30o IjllI '" refiere a los britanicos, tan pronto como se de1111'11"<1 entre Gran Bretaiia. y Francia en febrero de , I ii, III s blancos solicitaron ayuda britanica e iniciaI III lones secretas con los britanicos,301 quienes consilill' 'il' presentaba una buena oportunidad para arruillill"I' 'io de Francia. Los britariicos enviaron una I II II '1"0 su ocupaci6n de St. Domingue tuvo efectos 1110 1lll1traproducentes, contandose "entre los mayores .I, 1:1 historia militar britanica".302 Su intervenci6n, al 'I :didad entre tropas francesas, espanolas y britaniI i111IYO de los esclavos, "ampli6 de manera espectacu1111 ,'cl la revuelta [de esclavos] que en ese momento 1"1 \, p. 51). IH (1961). 'III (1'161, p. 85). En I', (' saire eSClibe:

un capitulo titulado "Los limites de la Revolu"es pl'eciso reconocer que las asambleas fran1"'111II111chosobre los negros e hiciemn muy poco en su favor" (p. I" ,Ii I 1" va Sala-Molins: "La convenci6n no aboli6 la esclavitud de los I t .1" khrero de 1794] por su cara bonita, sino porque los rebeldes Ie 111'0\1111 ::l hacerlo y porque la politica inglesa espanola del momenta I I 'II 11I~lejanas Islas de Barlovento, con socavar la unidad e indivisiI"l iI,lI'lblica" (1987, p. 262). , , 1l'lhic:n (1954, pp. 53-54). III (1981, p. 285). "Ninguna bandera de regimiento lIeva las pala1IIIIIII,\go'. Ningtlll ministro ni general dese6 registrar en sus meIII IlIl'ia de la ocupaci6n. Era un episodio que era mejor olvidar y I hi IX no tenia necesidad alguna de recordar" (Geggus, 1982, p.


languidecfa, y la rescat6 de 10 que bien pud tinci6n".303 Estados Unidos, que temfa tanto como Grall I" virus de la libertad pudiera infectar a los es 1:1 " pias posesiones", no manifest6, sin embargo, "l I siasmo" por la intervenci6n britanica que allll'lI tuar a su socio comercial, St. Domingue, "tra,' III sistema de navegaci6n" .304Estados Unidos pOI' I II esforz6 por mantener y ampliar su papel ()~llll I alimentos a St. Domingue, al tiempo que vII," promiso politico.30S Los espanoles, por supuesto, tambien se.lIl11 II pues la mitad oriental de la isla era su colonia d go. La revoluci6n negra no se extendi6 aUf \'11 I por conquista. La economfa era diferen.te ( ~1I"ld tura de subsistencia en lugar de plantaclOn s dl' I mograffa, por tanto, tam bien era distinta: blalllll su mayorfa mulatos, pero tambien algunos IIl'KIII negros en proporciones iguales. Finalmenll.', 1.1 cial tam bien era distinta. Los libertos no era II \III 303 Geggus (1981, p. 389). De momento todo esto bCIll¡II,IIIIII dad de las Indias Occidentales britanicas. EntI"e la gucrra ,I II II la toma de las colonias holandesas en 1796, "Gran Brel:1I1I<I, III en la (mica proveedora [de azucar] a Europa" (Checkland, I"~ I Esta "fase final" de prospelidad dur6 hasta 1799. 1.11 1111 aplicaron las ensenanzas de St. Domingue a sus propi,~s I"" It I Occidentales negras. Armaron a 105 negros en reglml '1111ld dentales a partir de 1795. De este modo, lograron COJIIII ,1111 II I cos y a 105esclavos negros, ya que a~ora 105blitan~~os 11'1111111 dian vigilar el enorme imperio esclavlsta del Canbe (131111.11I 304 Perkins (1955, p. 106). Jordan observa que, pam 11,111111 Domingue adopt6 el caracter de un terrorifico volcan d,' vltd II do con reabrir el "tema cerrado" de la esclavitud. AdclIll\ , III dos procedentes de Haiti trajeron con~igo a Estados" 111/1<111 constituyeron en "vectores de la plaga msurrecclOnal ,I III se consideraron, "desde el principio del todo [...] una 1111111 estadunidense" (1968, pp. 380-386). Pero esta visi6n tuvo su contrapeso, como senala 011" 1111 I pectiva "en ocasiones enfrentada" con la linea qu dtllllllil clavista del sur. Esta segunda perspectiva, que J"eprcs'1I\lIhllII comerciantes de Nueva Inglaterra, defendia la ide'l dll ", 1111 mingue como base comercial", linea que "pOl' log 'II lid II/It gobiemo en el poder" (1973, pp. 53-54). En el penodo 1/1)1\ 1 dos Unidos iniciaba una "cuasiguerra" con Franci'l, .1111111 .1 blecer una "cuasialianza" con Gran Bretana y TOUSSllllI1 I" hi Ie extendi6 un "cuasirreconocimiento" (Logan, 1941, II. I1H I 305 Vease Trendley (1961).

ica, como los mulatos de St. Domingue, y la advspanola logr6 mantenerlos bajo un control mas II I", intervenci6n espanola inicial en St. Domingue III I \'xilO que la britanica. . 11111 1: uverture consigui6 sacar partido de la guerra III III n para consolidar su administraci6n y crear un II I plinado. Mantuvo en funcionamiento las planta\1111 II:lI1doen ellas a los trabajadores negros pero danII I IIMla parte de la producci6n. Sin embargo, cuando I II' d 'jaron de combatir entre sf por un tiempo, conII Il" ocupaci6n respecto a la republica negra en un 11111 Ie decapitarla. Las tropas de Napole6n arrestaI \1111 n 1802, y Espana, Estados Unidos y Gran BreIIIII,\I'( n tacitamente con Francia en este intento de II 1,11\.,07 Aunque la isla mantuvo su independencia 1'1<'11 ia, poco despues, de dos gobiemos, su reconoIII II parte de las cuatro potencias sigui6 siendo "imdlll':tnle bastante tiempo.308 01'

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111111\'0 (1968). Aun asi las autoridades espanolas estaban preocuI 'i I "I 'onde de Flolidablanca instruy6 a 105 virreyes de Mexico y I" 1,"1'madores de La Habana, Puerto Rico, Santo Domingo, TIi" \1"11,1 para que tomaran medidas a fin de que "el contagio de la inIt" "I'omunique alas posesiones espanolas a cuyo fin el gobernaIt'" I)l)lOingo (espano!) establecem un cord6n de tropas en la 11111110 POl'Vema, 1984, p. 747.) Sabre 105efectos de la revoluci6n 11111'111' '11Santo Domingo, vease Dilla Alfonso (1982, pp. 83-90). EI 1'1111 Ii " 'primi6 conspiraciones antiesclavistas en Luisiana en 1795, , \ (dllldalupe en 1794, en Tien"a Firme en 1795 y en Guatemala en IIIII!\. (1928). En aquelmomento, el presidente Thomas Jefferson 11'111111 "I' ducir a Toussaint al hambre" y calific6 a Haiti de "otro Ar1

IIIIId' Bonaparte, pese a la muerte de Toissaint L'Overture, fue I IlIllly I' beneficiaIio no fue Francia, sino Estados Unidos. Suele II. I III 'xpeIiencia indujo a Napole6n a ceder (vender) Luisiana a I I" V lanse Leger (1934, p. 17); Sloane (1904, p. 514); Logan (1941, " ' Whitaker (l962b, pp. 234-236). Sobre 105amplios vinculos 5011'11' ('litre Luisiana y St. Domingue, vease Baur (1970, pp. 401I" "Iotivos par 105 que Jefferson temia amenazas en Luisiana 1,1111, .I•. la victoIia napole6nica, veanse pp. 411-412. Pero como obI! I tlldos Unidos no se desbord6, ni entonces ni despues de gratililli, Ii:\itiana, puesto que en 1804105 estadunidenses apenas veian II IllIhlica de Haiti otra cosa que no fuera un ejemplo de poder neII \ II). II 11')'11,p. 152). Lievano Aguirre habla de que se rode6 a "Haiti de I "llIll'idad' a fin de aislarlo" (1968, p. 954). FJ"ancia no reconoci6 It 1/11,\, Gran Bretana en 1833 (ano de emancipaci6n de 105escla'Ii


De forma retospectiva, tal vez podemos afirm:1I I luci6n negra de St. Domingue retras6 el avancc II , pendencia de Hispanoamerica, a pesar de las alII ambiguas relaciones de Sim6n Bolivar y Alexandn sidente de uno de los dos estados sucesores en II del sur dominada por los mulatos. El efecto de 'I fue infundir una buena dosis de prudencia no sc.1 tencias europeas, sino sobre todo entre los COIOIlIl America.309 Durante este mismo periodo se puso fin alas 1ll'1 una revoluci6n irlandesa, que inicialmente pan'4' II bre la misma ola que barri6 a Norteamerica brit(IIII despues empez6 a adquirir la forma de una rcvlIl" Irlanda habfa desempenado un importante parwl vos), Estados Unidos muy posteriormente, en 1862. Venll, I' III 76-77), y Jordan (1968, p. 378. nota 2). Incluso las republic I hi nas mantendrian a distancia a Haiti. Colombia Iider6 la 'x, III Congreso de Panama de 1824. Veanse Vema (1969, pp. 477 .I'J p. 410). Ningun pais latinoamericano reconoci6 a Hail{ IIa II II' sil, en 1865. Mexico no reconoci6 a Haiti hasta 1934. La "negritud" de Haiti pareci6 cobraI' mayor enfasb '"111 muerte de Toussaint. Su sucesor inmediato Dessalines prllllll'h tener propiedades exceptuando 5610a 105franeeses que II 11111111 dependencia, y a 105 alemanes y polacos que desertaroll I I, (Verna, 1969. p. 64; Nicholls, 1978, p. 179). Sobre 105polill II , YWilson (1986). Fue despues del asesinato de Dessalin 'S \'111111111 dido en un reino gobemado pOl' 105negros en el nOl-te. hllill II I Yuna republica dominada pOl' 105mulatos en el oeste y "II • I del' Petion, mas tarde amigo de Bolivar. Ambos sectorl" vIII 1811. Sobre este periodo y en particular sobre la refortna IlIllIll se Lacerte (I975); vease tambien Lundhal (1984). Troll I11111 (I que el fin del proceso fue el triunfo de 10 que denomllli III Vease una perspectiva similar en Benoit (1970). 309 Veanse Madariaga (1948, pp. 324-325) y Sheridall (1'1/ I Tuvo un impacto especial en Cuba, que sustituida 1.1"01I como pais proveedor de azucar. La insurreeci6n de e cia vo II vi6 como una "terrible advertencia" a 105criollos y e P~lI\' ,I. reys y Lynch, 1965a. p. 19). Tambien fue una advertencia tan poderosa, anadc '1'1111111 , tar que 105 plantadores cubanos cedieran un centim 'I", 1111 rante casi cien ailos" (1971. p. 77). Veanse tambien Knight (1970, p. 25) Y Corwin (1')(' I, I' observa que "cuando en noviembre de 1791 llegaroll IllS 11111 II1 beli6n de esclavos de Haiti, [Francisco de ] Aranga Iy 1'1111II de 105intereses del azucar en Cuba] no consider6 eslo, ,011111 II nazador para Cuba, donde 105 esclavos eran todavf" II 11111 sino como una oportunidad de oro para Cuba a eXlh'l1 I I (pp. 13-14).

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ill 1:\crisis imperial britanica de la decada de 1760. En 1i1.1) ctos, Gran Bretafia repetfa en Norteamerica acti11"sarrollaba polftJcas ya inventadas para la situaci6n I. I 110 La propia Irlanda se encontraba en muchos aspecIII 1111 ' la Norteamerica britanica. Los colonos britanicos I lillI'S habfan impuesto su dominio sobre una densa poII , ,llllpesina cat6lica irlandesa, no sobre un grupo dis.I, II ibus dedicadas en su mayoria a la caza. Era una siII ,"II I'ucturalmente mas afin a la de Peru 0 Mexico 1'111\''j la de las trece colonias.311 I Ii Ii carencia de derechos politicos para los cat61icos (en I I'ldl'i '6, sin embargo. que fueron los colonos protestantl. III", sintieron "la fuerza de los celos comerciales ingleIlli I.111 to, era esta "leal 'guarnici6n' [la que] era tratada 111101 :tmenaza comercial",312 A los colonos protestantes I, ,Illt rizaba ni siquiera a poseer una industria naval I II II(nn los colon os de Nueva Inglaterra) y a Irlanda no II 111111 a seT un centro de distribuci6n comercial entre I \ l~lIropa, Uno de los temores explicitos de los nortea11111 ,'n esta epoca era que pudieran ser reducidos a "la II 10 1.1. ndici6n de Irlanda del Norte". 313 III 1.\l1tO,con la derrota de Francia en la guerra de los II'; ~(' desarro1l6 un "nacionalismo colonial angloirlan1'1'1 1:lsmismas razones que en Norteamerica. En el parIII 111.111 les surgi6 un grupo reformista conocido como el 1IIIIIIIIa'. En el mismo momenta en que Charles Towns1111 liI.lba imponer la Ley de Timbre sobre Norteamerica I I l'llviaba a su hermano George como lord Teniente a II 1,",1 "cstrechar el control directo britanico y hacer paI l'lll:'nicos una cuota mayor de la defensa imperial".31S I II 1:lsrazones por las que 10s colonos norteamericanos

II

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I I II IIlplo, la Ley de Declaraci6n de Rockingham adoptada despues de hili ,I<-1<1 Ley de Timbre en 1766, y que tanlo in;l6 a 105norlcamedI III I HI opiada casi palabra pOI'palabm de la Ley de Irlanda de 1720, I • IllIllIn familiarizados 105 britanicos y 105 Iideres colciniales" (JaI'

I I.

Il/(j).

1.1 'omparaci6n en concreto, vease Harlow (I 952, p. 503), que inI 1,,10 XVI "Irlanda y 105idandeses eran considerados de forma muy I I 1111110 la Orden Teut6nica habia considerado a 105nativos salvajes 11111111' "I Oeler y el Vistula." Vease tam bien James (I 973, pp. 289-290). , tI" ,( 11)'i2,pp. 505-506). II. (II)'; ,p. 207). 1,,", (11)19. vol. I. p. 165). I, I i'HH. p. 152). III

,


e irlandeses sentfan que compartian agravios y ohle II titucionales. De este modo, numerosos irlandese, " I ron de forma natural" en 1775 con los norteaml'll chos irlandeses protestantes,puesto que los cat6livo apoyar la politica britanica en Norteamerica.316 La Revoluci6n americana empeor6 la situaci(JIl en Irlanda. La derrota britanica estimul6las demnllel , sas y en 1782 los britanicos estaban dispuestos a ('0111 mayor autonomia politica. Pitt propuso incluso I ell econ6micas a condici6n de que los irlandeses C0l11p1111 gastos de la defensa imperiaI.317 Tan pronto COI1ll tratado de paz con Francia en 1783, la actitud brit.1I1 a endurecerse.318 Aun as!, los patriotas irlandes(', 1111 en disposici6n de presionar en favor de la indepl'llIl I que no estaban dispuestos a crear "un partido d~' 1111 I no eran "un movimiento plenamente nacional".31'! I ,II revoluci6n social intema les contuvo (entonces "I IplI I el siglo xx). La Revoluci6n francesa tuvo un gran impacto I'll III abri6 nuevas posibilidades. Los cat6licos y los c1isicllII biterianos comenzaron a unirse en una intentona 1'1'" I blicana. Los cat6licos exigian la emancipaci6n; In/'> II rios agricolas cat61icos tambien comenzaron a r 111'111 su opresi6n por parte de los terratenientes, que 1':111 pi tes. Fue en este momento, en 1795, cuando se r )1'11111 I de Orange como sociedad secreta protestante cI' II' I t las demanclas cat6licas. En 1796, Wolfe Tone, Hell'" III It deses Unidos, el movimiento nacionalista, viaj 1 ell Unidos a Paris para planear una expedici6n a Ir"'lId I ci6 al directorio de que Irlanda estaba "madura p:1I , I 316 McDowell (1979. p. 241). Sobre el reclutamiento de sold 11111 por parte de Gran Bretaiia para enviarlos a Norteamerica, v ll~" I pp.343·344). 317 Veanse Kraus (1939, p. 346) YHarlow (1952, p. 495). 318 Vease Godechot (1965, p. 145). 319 Doyle (1981. p. 157). De este modo, podian beneficial's" 11,111 mitada autonomia que habian conquistado. Sobre la incaplll' Ihlll .1 para controlar su vida comercial tal como queda ilustrada en l'I 111111 II negociar un tratado comercial con Portugal entre 1770 y 1790, 11\ I (1986, p. 40). Los protestantes si intentaron conseguir el apoyo de 10 ~'i,llIlil II bargo eran reticentes a concederles representaci6n en el parl:""1 11111 I "Los cat6licos estarian representados 'virtualmente'. Aquf cs 11""1 II II Revoluci6n irlandesa" (Harlow, 1952, p. 511).

('ontaba con el apoyo no s610 de los cat6licos, sino dl' I s presbiterianos del Ulster, que tenian una larga 1'111 Il'publicana y cuyos lideres justificaron su demanda lid I Il'ill1cesa por el "precedente" de 1688.321 III I', >nfracas6; el clima no fue propicio; la competencia I I I\ I ' deficiente; los franceses eligieron malla regi6n de Ii II \ 0, la Bahia de Bantry, pues era la zona donde menor " 11\.\11 los Irlandeses Unidos. Sin embargo, casi tuvieron I I dOlTlinio britanico sobre Irlanda descansaba en este I i1'1 ,'obre una "base extremadamente precaria" ;322 no I' (·1 c1esembarco de la Bahia de Bantry fue el punta de \ sus consecuencias para el sIstema mundial fueron I (OInO indica Thompson, "puede sostenerse que Fran,.1'1 JI.uropa no ante Moscu, sino en 1797, cuando s610 la I. ,1111 tinada la separaba de una Irlanda en visperas de II

I

II

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\23

•• 111.111 n de los Irlandeses Unielos seprodujo

en 1798, mo• II 1,1 que la fe de los presbiterianos del Ulster en la Re10111 II, Il1cesa se habia enfriado y las filas de Orange se haI. 1'11/,:1 10. Los britanicos no dieron cuartel a los rebeldes. I 1111 ~ , decidi6 por no lanzar una segunda invasi6n, y desI 1IIIpas a la conquista de Egipto,decisi6n que, segun se hlll1 nt6 despues. EI fracaso de los revolucionarios I IlIlhi 'n la posici6n de los reformadores moderados del 1111 1110 irlandes, como Arthur Grattan. Los britanicos deIII I'" 'sionar para abolir las reformas de 1782. Pitt impuI. \ Ik' Uni6n en 1800. EI parlamento irlandes fue disuelI I !lnnos protestantes abandonaron (fueron presionados 1111 Ibandonaran) toda perspectiva de autonomia, puesto It II III que se convirtiera en una autonomia que no pudie11111111:11', una autonomia demasiado democr<itica.324 Illv(ll72,p.309). I I,' (p, 88). , 1./ (p, 13). EI general Lake, comandante en jefe del Ulster, decIar6 en vin'ey lord Camden en Ia primavera de 1797: "La clase baja del Ill!1yorparte de la clase media son republicanos decididos, estan "lilll' d' los principios franceses y no les satisfara nada que no sea una 1"11 (p. 315). Camden recomendaba "medidas coercitivas en el grade

11111 Iii iii

Ii I

IIIIIIIII'SOI1 (1968, p. 470). I II lamento dominante [el establishment protestante en Irlanda] fue I" "II halagos, aternorizado, engaiiado y persuadido para suprimir los 10 I III . En 1800 una Ley de Uni6n determin6 que irlandeses y britaniItllldll'l'lll1en un reino con su parlamento en Londres. En los aiios poste-


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De este modo, la decada de 1790 contempl6 dn " derrotas de los colonos blancos: en St. Dominglll' Las situaciones hist6ricas eran diferentes y lo~ II' III les tambien: una republica negra sometida a n II Haiti y una reintegraci6n a la metr6poli en IrI<il11i1 \ sirvieron como senal, al advertir a los colono 1,1.111 rica que la via a una republica de colonos em dIll plagada de riesgos, y que el ejemplo de las tr '<'I' I 1,1 diffcil de emular si se pretendia lograr el resulillilfl los acontecimientos de la decada de 1790 en I Lilli produj~ron despues de Tupac Amaru y los conllill I cada de 1780. La independencia era, indudabl<.'llIllIl to arriesgado. No es de extranar que quienes, como Mirand,\ dicaban la revoluci6n de los colonos, por 10 g'III'1 III bidos con cautela. Mas tarde, un suceso tra 11:-.1.,., ci6n polftica mundial: la invasi6n de Napokoll 1808. Sin embargo, antes de discutir por qu(' plld. este acontecimiento y dar renovado aliento a 1:1I III dependeneia de los colonos en America, deb 11111I I habia sucedido en la unica republica de colon( I~,I I entonces. Los an os 793-1807 fueron "extraordinarialill III para el joven Estados Unidos. En 10 que en r tl'll' I' una curva de prolongado desarrollo econ611111n Unidos, este periodo fue una destacada "prOII II, I que dicha naei6n logr6 sacar partido de su pI 1 It I e7llas guerras franco-britanicas, obteniendo 1111 I I clal del comereio transathintico.325 Lo que hizo esto posible fue una decisi6n 1".11 I tados Unidos en 1794, inclinar su "neutralidad" "

1

\' 1:1potencia hegem6nica, su antiguo senor colonial I' I 111:1. De hecho, fue la ruptura de las hostilidades en 'IiI" pI' cipit61a decisi6n que adopt6 la forma del trata'I "II 1794. Gran Bretana se habia negado a reconocer I'li \I II )11 S estadunidenses al pIe no derecho sobre el co, III11;ls islas de las Indias Occidentales francesas duran", 11.1 l~sLados Unidos cedi6 de manera tacita en este teI I .Illlbio de la devoluci6n de los puertos occidentales 1111 • Il'/';almente habfan estado en posesi6n de Estados .I, HI., l 783) Y algunos derechos comerciales nuevos so1II00I,IS Occidentales britanicas.326 En 10 fundamental, 111111\11', del tratado fueron desfavorables para Estados 1"'1.) 'stos temian la guerra can Gran Bretana mas de II 1I'lllfan los britanicos. En esencia el tratado de Jay I' 11.1r> poner las hostilidades" hasta 1812, momenta III III:,S favorable a Estados Unidos.327 Los britanicos, III", lit 'l'pretaron el tratado como una gar~n.tia de la,IiI, I 11111 rcio con Estados Unidos en benefIclO de la mI Ii

III

.

hubo dos grandes presiones econ6micas SObre~ lIllldo' aunadas a esta elecci6n estrategica. La econo<.=> II 1II',porte todavfa abocaba a Estados Unid~s a obtener ""<II 1',11'1 ' de sus ingresos del comercio extenor, aunque e:t:;U-J IId,IlI' 'I despues de 1820.329 El segundo factor fue la 1l11011t1 d' revitalizaci6n agricola que ofreci6 a los estados 11.11".I invenci6n de la desmotadora de algod6n en I 1'1 \I'l'I'a revolucionaria habia sido bastante destructiva 1J'i II ,"Lura en el Bajo Sur y no parecfa haber mercados III IIIII para sus productos principales, el indigo y el una 1111 Francia. 1111 (1'1 1, p. 270). Beard sostiene que una interrupci6n de las relacioI I ii, ,'11 1794 con Gran Bretaiia hubiera supuesto "perdidas irrepara"II II'II 'O:\I1tesestadunidenses" y un debilitamiento del credito publico II I'll. por otro lado implic6 "al menos un a~ivio momentaneo para I'll' iI,'l ~ur y no supuso graves dificultades para los agncultores en I "I'" (1915, pp. 274-275). Vease tambien Williams (1972, p. 228). , 111,111:1111 (1941, p. 91). I' II , 1''' ':\ de la Revoluci6n americana, tmnsportar una tonela~a de II 1'111V{II maritima tres mil millas, desde .Europa a Norteamenca, 1'"11 1.11lque transportar1a 30 millas par via terrestre en la nueva na-. oill 1'11'1,p. 213). Los costes del transporte intemo en Estados Um111111111 d ' manera espectacular con la introducci6n del buque de vaI If. V '1111 la construcci6n del sistema de canales a partir de 1825. 1111110 II ('II'hran (1981, pp. 44-48). I'

II I

riores a 1782 el estamento dominante habia demostr'a<ll' II It cierto sentido, para comprender el significado de su prop/II I cionalidad tenia que convertirse en acci6n politica" (Doy!l', I' I 325 North (1974, pp. 69, 73). Vease tambien Nettels (1'1(, I manifiestan reservas sobre el grado hasta el cual el " ')11 1,1. I las industrias naviera y de exportaci6n estadunidense. <1,'1I I I dad increment6 la tasa de crecimiento per capita (1980, p , I nes similares en David (1967, pp. 154, 188-194) y Adalll' (1'1 f Cuenca sin embargo presta un apoyo considerable a NOI'I h, d. I nera particular la importancia del comercio con el mlllldl. hi I "una compensaci6n oportuna y una correcci6n vital 'II IIII I [ ... J el endeudamiento internacional se incrementaba 1m ,III • II der pagar los vencimientos" (1984, p. 540). Vease tambi."11 1111 I lor (1964, p. 437).

I.llIi a.328

• 'iii('

N,'II ,Is (1962, pp. 324-325). Esto ·tuvo como consecuencia I


330 arroz. En la decada de 1790 e1 sur "nec sil II. uz: nuevo cu1~ivo";331 el a1god6n 10 fue y n ·t'.;1 II . tana como chente.332 dNo hay: duda que este acuerdo geopolfti 0 c'c 1111 ta os Umdos con Gran Bretaiia tuvo sus :1'''1 I ' para la parte mas debiI, pues retras6 e1de all'I,II" ~ac~uras ~~tadunidenses que no pod fan COlllpe'llI e InVerSIOndado~ los "elevados benefici S 'III nerse en e1comercIO exterior" en e1periodo po I I 1808, un autor estadunidense James Cht'I'II'1 e ~ue Es~ados Unidos se habfa convertid , (11111 to, '~~3;1tn~~fante rival de la mayor naci6n '0111 I rra . " QUlza fuera una suerte para Estados (1111.1 ~lOvacIOn de l.as hostilidades con Europ~l I. ~ngenua burbu]a. El 11 de noviembre de 11{0 I I lmpuso una prohibici6n total al comercio (il. ,', I cO,nlos puertos europeos que estaban bajo 'I ( 11111 I leon. ~l presidente Thomas Jefferson trat6 dl' III " Bretana y Francia con un embargo sobre ~lIl1llil ~m~argo 3~; 1.8~8,se mantuvo s610 un ano y 'III' .I s~;lllsma, Sl bIen en ultimo termino desem hIII ., CIOndel conflicto con Gran Bretana en 18] 2 Ill" 'I' paremos m~s ade1ante. Lo que sf 10gr6 fue ('(:1111 II Estlados Umdos como rivales y colaborador s II.,( I en a descolonizaci6n de America.336. Mucho se ha escrito sobre la inspiraci6n ii". 1111

.I, los criollos de Hispanoamerica

en los estadunitodo en la Revoluci6n francesa. Esto es, sin 11'1, .i1menos en el caso de alguos estratos. , d,.I'I',O, resulta muy facil exagerar la importancia de I II IIIsi6n de ideas ex post facto en aquellos casos en II' 1Ii1ladopolitico final hace plausible la importancia III III\, in embargo, la conclusi6n a la que llega Eyza" , I !'ns de Chile puede ser cierta en un senti do mas 1111 11IIcdesenalarse la revoluci6n francesa como cata.II LIS ideas separatistas, sino mas bien a la inversa, I 1111 para que los criollos reafirmaran su lealtad a la ,Ii Ill'

:In

330Vease Bjork (1964, p. 557). ::~ Nettels (I 9~2, p. 184): . En 1787 mas ~e Ia mltad de la importaci6n brito 1111'11 II. II ~~~~Ia~ ~ndlas Occldental~s (sometidas alas potencias \'l1t"I" t de sus ~8; 010mOPben1o °vto~ano. En 1807 Estados Unidos P1ol"'" 10 I 333 a as. ease North (1966, p. 41). " Bruchey (1965, pp. 90-91). Sobre los obstaculos e 'IIIH 111111 I cIOn en Estados Unid d . d . · I' os e una In ustna textil cornpl'llilvlI III mun ddla, vease Jeremy..' (1981 pp. 3435) EI fIOreCIIl1I\'nll, " -. lit II ~:-~a 0 por la depre~lOn comercial de 1786-1792 fue ·lpl.l ,1'1"" I 3'~omercIaI postenor a 1793. Vease Nettels (1962 p I '1) (193;, ~r~~~)~ellibro de Cheetham Peace or War ('P. '2(»), 'II "' 335

1958 Estadts· (1982

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d

~13)Y e Embarg0.fracas6 a causa de su prop/I. , 1111 Unicio~unque e~onomlca~e~te perjudic6 ll1a~ ;. i.1 "II I I 309)' p~ov~)Co agudas dlVlslOnes politicas inl\'II"1 "fi ,p. , que mSlste en el grado en que el embarg ",,' "1,1.II e caz. 336 V· R' ease Ippy (1929, pp. vi-vii).

1"1

I" III

en guerra con la Francia revolucionaria de P ro en 1796, el ministro espanol Manuel de GoI "III ,I Espana a una alianza con Francia en el tratado Iidl Ion o. Gran Bretana contraatac6 cortando las co1'"1 Illarftima de Espana con America.338 Sin embargo 1'111110 Gran Bretana titube6 a la hora de dar un apoyo I 11111(' 'iente movimiento de independencia de los coloII I I ',llIvo

I

'III

" d'illi 'r caso, todo el impacto de las reformas econ6mi-

"I,t, [II, el neoproteccionismo combinado con un libe1111 .Iimperial que tuvo como resultado la revitalizaci6n I"t pl'ridad de Espana, fue "completamente invertido" I .,// y 1814.340 El impacto fue igualmente grande en 11"',," (1957, p. 79). Vease Brading (1938) sobre las dos perspectiuna como tercer acto de la revoluI 11111 II, !ltra que la considera precipitada por los acontecimientos de

I 111I11'p\'lIdenciahispanoarnericana,

, , ('!l;lunu (1964, pp. 193,205). II, 1111~1I10modo en que Gran Bretafia antes habia titubeado entre saI ""II'li'IS hispanoamericanas y comerciar con elias, asi ahora [1796"111.1111' 'ntre su conquista y su emancipaci6n" (Humphreys, 1952, p. 1111'111111 d' las dos cosas era en realidad necesaria porque, como dice I 01, I f<)7 a 1810 "Iberoamerica se convirti6 [... J en la mas hermosa de 1111I" II('micas" (1964, p. 210). Sin duda habia algunas personalidades , 111"11) Thomas Pownall que defendian la creaci6n de tin grupo inde1111.I" ,,,,ciones americanas unido a Gran Bretana en una federaci6n I I', II~' Schutz (1946, p. 264). Y ya en 1785 el embajador frances en Inllllllillba que Floridablanca, ministro de asuntos exteriores espanol, 111111\I temor de que los britanicos intentaran compensar la perdida "" I 1'!llonias con una perdida paralela para Espana. Vease Segur-DeI 11111\, p. 376, nota). Pem Gran Bretana de hecho actu6 con la mayor ,1,1

111111 11\1·t (1974, p. 14). "La tendencia hacia la quiebra fue acelerandose .II I,. Revoluci6n francesa en 1789" (Rodriguez, 1976, p. 23.) Esto tuvo


algunas zonas de Hispanoamerica; Venezuela, "II empez6 a tener dificultades econ6micas en 1797, respuestas fue la legalizaci6n del contrabando.34J I fl~ci6n de precios en Mexico increment6 la polaril' , mIca y condujo al descontento entre las clases III I g~a~as.342 Pero estas dificultades reaparecfall I cIc!Ica, y enotras condiciones geopolfticas habrfall I sas consecuencias polfticas trascendentes. En 1806, una fuerza expedicionaria britanica 1111 ocup6 Buenos Aires. Sin embargo, la poblaci6n ICII ,I ser leal a Espana y los derrot6; se mostraron "I' tWill un senor imperial por otro".343 La reducida expl'dl rand a para !Iberar Venezuela tracas6 ese mismo ,I tada al menos en parte al parecer que era apoyad.l I La falta de entusiasmo por la independencia, illl/ll z.uela y Argentina (que pronto marcarfan la paula 1\ tIsta) era evidente. " . Todo e~to cambiarfa bruscamente. En 1807, JO a ,Espana.a colaborar en la conquista de Porlilp .1 huyo a BraSIl. EI permiso de Godoy a que las 1r0l' • ent~~ran e~ Espana de camino a Portugal des 111 .111 aCClOn naclOnalista espanola y la carda de Godoy, ( depuesto por su hijo Fernando VII. Llamado a ,'{.l •• P?le6n, Fernando devolvi6 el trono a Carlos qUil'II 1'1 co en favor de Jose Bonaparte. Fernando tamhic'll I sus derechos. Subitamente dej6 de haber una :111111" ma. en el imperio espanol, pero una Junta Centr:d .1 t~ndad en Sevilla y firm6 una alianza con 10 bri I 1111 ro q~~ los territorios americanos no eran col Ilb' I partIcIpar en las cortes. Sin embargo, los fran ',',"',, •

N.,I'.

impo~tantes consecuencias intemas. Los conflictos de E 1'1I1l FranCIa (1793-1795), despues con Gran Bretana (1796-1tlOIi) ht P~,raasegurarse los suficientes ingresos fiscales a fin de "d"I1:'" ta , en 1801 Espana abri6 sus puertos a los barcos neUII"",, I comerclO neutral (Barbier, 1980, p. 37). Esto implic6 el "abandono de los principios nacionalisll' III glamento de 1778" (Fisher, 1985,p. 63)."En el pmceso aqltl'lIH cada que los borbones habian intentado crear tuvo que SCI II .111 zando .entqnces bajo el auspicio real una desintegraci6n '1111 ,., porIa mdependencia" (Barbier, 1980,pp. 21-22). 341 Vease Izard (1979 pp. 27-41). 342 ' Vease Gamer (1972) y Florescano (1969, pp. 188-1\II) 343 Lynch (1985, p. 25). 344V' eanse Lub'm (1968, pp. 304-305)y Lynch (1985, pp.. 11i

1IIlir a Cadiz y esta se disolvi6 poco despues. La con1l'l1di6 por doquier en Hispanoamerica. Juntas re1IIl'aies tomaron eI poder en nombre de Fernando 111111 110' cas os deponiendo alas autoridades espanolas. I" I 1iollos ejercfan de facto el autogobierno en nombre II II III \ Ie; EnCaracas en 1810 la junta local fue mas lejos. dill d· la leal tad a Fernando VII, neg6 de manera expli1111111 idad del nuevo consejo de regencia espanol (suce11111111:1 de Cadiz). Esto fue seguido por revueItas en Art 11!l1'y Mexico, paises que declararon sus puertos Ii Ilhre comercio. Bolivar viaj6 a Londres en 1810 y 1111,1'1 P r el secretario de Asun'tos Exteriores lord We1"1 ",\('onsej6 mantener la leaItad a Espana como la meII I Ilhlener la ayuda britanica". 346 . I II I d' Mexico por su independencia demostr6 ser la II lid 'sde el punto de vista social. Cuando un parroco 1'111,1lIidalgo y Castillo, llam6 a acabar para siempre IIII'Y 's en su Grito de Dolores C:copi6 eJ nombre de , tit' dalliance?) uni6 contra el tanto a la totalidad del I I Inllo como alas autoridades espanolas. EllevantaI, II icJalgo barri6 el centro de Mexico, "extendiendo I I" ·onmoci6n". Los indios, "practicamente desar11I11f,lronlIegar a la capital, sumando 20 mil hombres I " I '.II Y ejecutando a unos dos mil gachupines de una I II 1111:11 estimada en 15 mil. Hidalgo fue derrotado por IIt11 1111)de Nueva Espana, criollo en su mayorfa. Uno Itll IIlt'nientes de Hidalgo, Jose Marfa Morelos, tam,,1111 " continu6 la lucha, creando esta vez un "ejerciII '"Illizado y eficaz" y un programa politico claro que I 1'"I11as sociales radicales. La segunda fase de la reI I. ''1lOyada mas por los mestizos que por los indios. 1111III tan facilmente derrotado, pero su poder miliII I") '0 despues de que el congreso criollo vaciara de I

I

III'''V:'S juntas pretendian ser pacificas y basarse en su legitimidad. 1"'"1'111 ~c pregunta par la sinceridad de la imagen que los revolucioI III,I" sf mismos, y afirma que no deberia olvidarse que estos, en 11'111 'n I"ebeldes.sino herederos de un poder taido, quiza para , IIIV razon alguna para que marquen disidencias h-ente a ese patIi11111" IHlministl-ativoque ahora consideran suyo y al que pretenden I' II Iinc;s"(1972, p. 129). .111111111 (1951, pp. 50-51). Entl-etanto Gran Bretana utilizo este mo1,Itliidadespanola para establecer "firmes relaciones comerciales" ·Ii IllS principales puertos coloniales de Espana (Cuenca, 1981, 11111111 ienRippy(l959.pp.18-19).


contenido

su programa

proclamando

1813.347 Tres elementos entraron ahora en juego para dl I" cena para la fase final de la independencia de 1o, I III panoamericanos: la guerra de 1812 (en realidacl tit' I entre Estados Unidos y Gran Bretana, la restaul';\I II nando VII en el trono de Espana en 1813 y el COIIP.I na en 1815. La guerra de 1812 fue mas 0 menos el ultim :\1111 colonizaci6n de Estados Unidos por parte de sU,' I tilt relaciones de Estados Unidos con Gran Bretana h:lhl todo momento dificiles desde 1783, pero nunca h.d I do realmente rotas. Gran Bretana deseaba tener:l II I dos como mercado, no como competencia, y ':-.11 , mejorar su posici6n en la economfa-mundo. L'ls gll co-britanicas supusieron una oportunidad y un:, I' I para Estados Unidos. A medida que el poder mal'llIlIl co se iba quedando sin oposici6n, la irritaci6n <.It'I I dos contra las restricciones britanicas a su c 1I1t'I I mentando. Cuando se iniciaron las hostilid.1I1 continente se present6 para Estados Unide>s la oJlIIl1l presionar a Gran Bretana, y quiza de conquistal' ('.111 cierto senti do, la guerra fue desfavorable a Est.lIll1 Habfa ahora escaso entusiasmo entre los canaclil'll I habla inglesa como francohablantes, hacia la ill( till" Estados Unidos.349 Canada sigui6 siendo britallilll I tancia del comercio de pieles habfa disminuiclo; \ II III cos no hicieron autenticas concesiones respecto :I II I 347 Veanse Anna (1978a, pp 64,76 Y cap. 3, passim) y 1\11111111 68). Chaunu dice que Mexico conoci6 la "revuelta de TllPfI\' 1\11111111 traso de 30 anos" (1964, p. 207). 348 "Si Ingla:terra y Francia hubieran mantenido la par, I" 11111 It do guerra entre Inglaterra y Estados Unidos en 1812" (Hor~1I11111I Vease tambien Gibbs: "Segun J. Q. Adams fue la insist n' II II00lt derecho de visita [de barcos neutrales] la principal cau a cll' I I 1/11I 1814, aunque la raiz principal del problema tal vez esta n III "I III la conquista de Canada" (1969, pp. 88-89). 349 Las provincias maritimas de Canada encontraron 1II111 I1III Nueva Inglaterra en la "resistencia a la politica antibIitani!;11 ill'111I11 ral" de Estados Unidos (Clark, 1959, p. 240). En 10 que s . rei 1111 I ,I ces franceses, habiendose enfriado su simpatia porla Revolill 11111/1 "ardor revolucionario", tampoco fue revitalizado por esta 11111 '" .11 Estados Unidos y Francia (p. 244). Sobre el ultimo gmpo. V,'11 I III - -Bet (1971, p. 230). 350 Ibid. p. 37).

II' i laci6n sobre navegaci6n en 10 tocante al comerrte.351 Todo 10 que Gran Bretana concedi6 en el I .II (;'lI1te fue un intangible reconocimiento del derecho ,,11'1 lJnidos a su propia expansi6n hacia el oeste y hacia \' :1 1 ner voz (una voz de importancia secundaria) en III dlo venidero de la descolonizaci6n de America. Pero, '1'111 .10, esto fue cruciaP53 ", 11.\ 'ntre Gran Bretana y Estados Unidos lIeg6 en un 11111I I' tico para Espana. Con la derrota de Napole6n, it.lll VII recobr6 el trono en 1814; derog61a constituci6n 1.1, IH 12 Y trat6 de restablecer el status quo ante tambien I' II III.I l11erica. En el plazo de un ano, la mayorfa de los leI' 1IIIlS de Hispanoamerica fueron reprimidos por sus 1.1propio Bolfvar escribi6 que, de no haber sido por II I tlv 1812, "Venezuela habrfa triunfado por sf sola, y I III I \ no hubiera sido devastada por la crueldad espanoIII i1da por la anarqufa revolucionaria" .354 .II I.mdo una perspectiva muy a corto plazo, tal vez Bon; pero en realidad la restauraci6n espanola gaII II I pendencia de Hispanoamerica, s610 ligeramente 11111 1\1 retorno de Fernando VII dej6 las manos libres a IIIII I s y a Gran Bretana para proseguir su inclinaci6n II Ill,' movimientos de los colonos.355 Y el tratado de II

II III'.,

I , ("uham: "Pese a todos los altibajos de la politica britanica desI, 1"'voluci6n americana, nunca se abandon6 el monopolio del trans11111 Ipln fundamental del c6digo de navegaci6n. Cuando Gran Bretana I, 1IIIInsa del largo conflicto napole6nico, el principio de monopolio I 1I1111l11lVO intacto en 10 fundamental" (1941, pp. 197,218). IIIIt Illicos retiramn de facto su apoyo a Espana en la Florida. En feI , II "'1 reso de Estados Unidos aprobaba la resoluci6n de no transfeII "IIIII!) la anexi6n de Florida occidental (lograda en 1813) y advir111.11\ III''tana respecto a cualquier intento de volver a adquirir Florida I, I Iplllla. Veanse Bemis (1943, pp. 28-30) Y Nettels (1962, pp. 322I 1111'1,Estados Unidos logr6 la gran "victoria diplomatica" de hacer 11111"lIera Florida (aunque no Texas) y reconociera "el derecho indisI I IIl1los Unidos al avance territorial hacia la costa del Pacifico" (BelIP \7-38). . " 'iii P duns (1964, pp. 137-138) el analisis dequien obtuvo que, en I ,.I. (o!lI11e. 11,,111"'1Liss (1983, p. 209). I' II \Iperin-Donghi: "EI gobierno britanico que habia mantenido I 'II'" IIna cuidadosa ambiguedad, si no se definia en favor de la cauI, It111111111, seria menos vigilante en cuanto a la provisi6n de voluntarios , I IIII\Simportante, de armas) para IDs ejercitos que combatian con.11 III . I En 10 que se refiere a] Estados Unidos [...) a partiI- de ese moI Iii 1IIIItlicladoficial se iba a mostrar mas benevola para 10s patriotas:


Gante redujo en Estados Unidos y Gran Br tan.1 I de que era de temer que estas independenci'l~ I, una naci6n en perjuicio de la otra. Finalmente, el Congreso de Viena, al establ ~'I'I I ropa sobre la base del apoyo a la legitimidad .y \,1 II debilit6 las demandas espanolas sobre Hisp:1I1CI II principales potencias europeas temfan que las 1111'111 I vas espanolas "dificilmente pudieran ser efica 'I".", voluciones que conquistaran la independencia I'll I II rica "alentaran a los revolucionarios liberales" I'll I consiguiente, preferfan que Espana hiciera "(1111 I colonias.356 Esto dej6 mas aun en libertad a rail I perseguir sus intereses comerciales en Latin :'11111'11 cial ahora que se habfa convertido en una ZI )11' I para la expansi6n de sus ventas de tejidos de ')11'1lilt Todo 10 que les quedaba por hacer a los 0101111 rarse de que la independencia, en cuyo camino 1111 I ningun obstaculo importante, cayera en sus m;11111 de otros grupos. Comenz6 la segunda ronda tI" , III gran medida las diferencias entre las formas de , 111111 diversas colonias se deb fan a la distinta rapport "" /111 elementos criollos y los grupos negros, indio' .Y III (mulatos). En efecto, el punto hasta el que la ,lilt I ban a favor, en contra 0 eran ambivalentes sobre 1.1I II independencia inmediata era consecuencia, en 'I III I I dida, de su evaluaci6n de las "condiciones nee ':-;:11hI ner la rebeldfa, en acto 0 en potencia, de las n 1:1,',.1 " tambien alli l'esultarfa cada vez mas facil comprar al'ma, I' II I " I (1972, p. 144). De hecho, este (tltimo elemento de aSiSlel1l'il\ill I a los movimientos hispanoamel'icanos, las facilidades palll .,1II I II corsatios, redund6 en perjuicio del propio Estados Unid(),~l'IIIi hubo, como consecuencia un eXlenso movimiento pirala ,'II III III I tales que se convirli6 en la "principal interferencia del COil 1('1 , It, Unidos y las Indias Occidentales (Chandler, 1924, p. 482). 356 Waddell (1985, p. 205). 357 Vease Bousquet (1978, p. 57). En el pIimer cuarto dl'! 1,,111 noamelica y Europa occidental contemplaron una exp,1I111111I las exportaciones textiles britanicas. 358 Andrews (1985, p. 128). Vease Fisher: "La rebeli"lll ,I" I II 1815 fue una revoluci6n en favor de la independencia qt'l' <II11I11t yo tanto enll'e los blancos como entre los indios en el Sill <II- I'. II tantes de Lima y ]a costa la hubieran apoyado, casi I' 'It "I triunfado. Esta falta de apoyo puede explicarse pOI'su illVl'ill,loIl .-ismoy su temm' a los indios" (I 979, p. 257). En 1821, 'xhlllill de una movilizaci6n popular" en apoyo de la independ"liI hi lit I

I

I proceso de desintegraci6n del imperio espanol, , I I ill s que antes eran escepticos respecto a la indepenI11Iiron obligados a adherirse de manera oportunista 'II III intenci6n principal, no de ~omar el poder de los es1111 I ":,;obre todo de evi tar que 10 tomaran 10s pardos". 359 1', I',n considerar los reticentes, tardios y un tanto conIllovimientos de independencia de Peru y Mexico 11'1III.bar esto. Puede observarse con bastante claridad en 1111 l'l\tos radicales y vanguardistas de La Plata y Vene-

"" II/()

III

11'1'" una colonia cuyo porcentaje de criollos era parlilt' 'levado, quiza la mitad de la poblaci6n. Con faci1,1,1',ostener una revoluci6n de base criolla, una revoluII ,1l'litudes "Iiberales" hacia los' indios y negros, \ p:lrdos. En La Plata, al igual que antes en la NorteaIII11.111 ica, tanto el poder colonial como 10s colonos' reII " ()~ intentaron, "titubeantes al principio", reclutar Iii 1'1' s y pardos" en sus ejercitos, prometiendo la libeI II Ii W) Y al igual que en Norteamerica britanica, los ,Itlilvi Ton algunos beneficios menores de esto, pero al I 1IIIjlOrtantes bajas. Los indios fueron liberados de la I IId,l. I era s610 para ser reclutados como peones en las 1"111'" Ie azucar. Los gauchos mestizos serfan domena"III';,bajo en las estancias. III 1\ I la: con sus grandes latifundios, el problema de la lilt! I' Ins peones era todavfa mayor que en La Plata. Los 1'1I1.·lituian unicamente el 20% de la poblaci6n y mu.1111' 'ran blancos de orilla, blancos pobres, frecuenteI, 'II i r n canario. Cuando Bolivar volvi6 a iniciar los • II 1816, lleg6 de Haiti y observ6 "Ia necesidad de Il'h 'Iiones criolla, parda y esclava en un unico gran I

II I'. III (Bonilla y Spalding, 1972, p. 108). Vease lambien Ladd sobre I I IiIIIO!'alas masas fue un factor de imporlancia crucial en el con'I I" Ius de las elites" (1976, p. 89). I I'll' no fue el unico factor. Para un cuidadoso analisis de las com· ,I, III'lores econ6micos·(presencia de zonas especializadas en agri1i'lllaci6n.capacidad de expansi6n, naturaleza de la compelencia) I III t1lvcrsosgrados de apoyo de las elites criollas a los movimientos 11,1.'11 1:1, vease Bousquet (1974). "'ljdlll'YSy Lynch(1965a, p. 24). 11111 1/6.p. 165). La acogida de 10sIfderes criollos no fue ni mucho "' I,,·1:1.EI comandante de la segunda expedici6n argentina al Alto II , Ii II'Igrano observ6 que "Ios negros y mulatos son canallas, tan '11,111 ~lInguinarios[...] el unico consuela es que estan en camino ofi· II' " •• (cilado en Lynch, 1973, p. 85). 1


movimiento".361 Bolfvar prometi6 la libera j >II d vas en Venezuela y en otros lugares,362 per 'II I imponer la abolici6n a sus companeros hac lid III. clavos negrosperdieron entusiasmo par la incll'llI II yendo en la neutralidad.363 La abolici6n plena 1111 II ta mucho despues, en 1854.364 Y el propio Boll II el apoyo que habfa recibido de Haitf negimdo*' d conocer a Haiti a a apoyar su invitaci6n al COIlPII I ma de 1826. En efecto, "el temor de crear 011'0 II I una de las razones par las que se decidi(, I II Cuba".365 Los estados hispanoamericanos avanzaron ,11111' independencia uno tras otro, en revoluciones <1111'"II tas a conservadoras.366 Avanzaron uno a uno. I~I'ill var de reproducir la f6rmula de unidad 10gr'lda I" Colonias fracas6. El area implicada era, par SlIpll mas dispersa, y par tanto aquf no habra ni nl\"11 , de unificar la lucha militar, un factor imporl:!111 ci6n de Estados Unidos. El Congreso de Pall:lIll de junio de 1826 fracas6 par completo. El ana 1823 se1l6 el asunto. El secretario dl, 1\ I co, George Canning, y el presidente de Estado:-. Monroe, compitieron entre sf par atribuirse '11111 III dado la bendici6n definitiva a la independen 'j:1 III II

I"

Ibid. (p. 210). Vease Bierck (1953, p. 365). Los espanoles utiliwl'llll I 1'1 tra el y exageraron el volumen de la ayuda militar haitialllt, VI II p. 146). 363 En 1953 un historiadar venezolano Crist6bal M 1Ii111111 11111 pel que desempenaron en la independencia los mestizo~ (II III , riendo que fueron "Ias clases altas, los criollos, los que tll'NlIIIIIII I vimiento" de independencia. Sin duda tenia raz6n. pel'() 1"11'\" Hispanoamericano, 1953. p. 51). Sobre la raz6n de que In I I lilli, ran mas apoyo, vease Lievano Aguirre (1968, pp. 947-948), Sobre el papel de los mantuanos. los grandes ten'all'III,"11 (1979, pp. 50-51). Sobre la lucha de independencia como 11111\ "~" I se Bagu «(1979, p. 13). Sobre la supervivencia de los lalil'lII"lili todos los latifundistas. veanse Brito (1966, vol. I, pp. 21 ')·).'11 I I 163). 364 Lombardi (1971. p. 46). 365 OU (1973. p. 194). Estados Unidos estaba muy plllllI III" I Calhoun defendi61a anexi6n en 1822. Los dos temores ell' II, /111111 que Cuba pudiera "caeI' en manos de Gran Bretana" 0 ",I'I " uht los negros" (Rippy, 1929; pp. 80-81). 366 Esos son los adjetivos utiJizados pOl' Lynch (197 J) 1111111 Venezuela y Mexico. respectivamente. 361

362

I ,Iii r tanto, en Espana, la invasi6n francesa de' abril \ 1I,ll'tniti6 a Fernando VII librarse de los "constitucio" " 'guir una polftica de "reacci6n sin paliativos". La I\ ,II' IR23 a 1833 fue conocida como la "decada ominoI I 11'1 u nfo de Fernando Vn en la metr6poli supuso, sin I", 'Ill Espana perdiera cualquier esperanza en Ameri1,1I,wi'l de Brasil es paralela a la de Hispanoamerica, 1111<1 historia simultanea de descolonizaci6n y de peneII III I(mica en su economfa (1810-1827).370 En Brasil, la pllll,l aJina dio lugar ados "conspiraciones", la denomi11/1111I{ldencia mineira de Minas Gerais en 1788-1789 y la "'\ ,/u I ahia en 1798.371 Ambas fueron intentos tempraIt II 1,1 r Ja independencia. La primera, dirigida por las eli1,,111'que protestaban contra los impuestos, fue un moviI I "pl'(' 'ursor";372 la segunda fue urbana y mas radical, 11111 :I un levantamiento armado de los mulatos, negros I I'!:\VOS" .373Estuvo inspirada en la Revoluci6n franceIII I II "una revoluci6n completa" para crear una sociedad II 1IIII'Iones de color, blanco, negro· (preta) y mulato (parlill

I

111'11' Rippy (1929. pp. 112-124) yTemperley (l925a, p. 53). Sobre el re1110 11111 d . las independencias par parte de Estados Unidos. vease Ro'11'Jlllh. p. 261). r III (1'119.p. 452). I I 111,""3fernandino [...] desempen6 un papel de primer orden en la ·h III rica" (Anna. 1978b. p. 357). Halperin-Donghi aclara la relaci6n II 11,'1. 'imientos en Espana y la posici6n Canning-Monroe: "Gracias a 'II II 11111 del absolutismo en Espana. la neutraJidad bIitanica se inclinatI" Iilldamente a favorecer la revoluci6n hispanoamericana. A la vez II,i\t1I1S,habiendo perdido las ultimas razones para guardar alguna I I'll 1111 I II la Espana fernandina. luego de la compra de la Florida espaI '),,1ln 'aba su politica sobre la britanica" (1972. p. 146). Vease tam01",,11 (1985, pp. 213-223). I , Mo'a (1973. p. 76). Sobre la preeminencia britanica en Brasil. veaIII 11'1' (1933. caps.!IX y x). 1111 " ,I'ls -en Rio d~ Janeiro en 1794 Y en Pernambuco en 1801- fueII 111111,' 'asi de inmediato. III 1I')(lO, vol. I, parte 2, p. 405). En esta conspiraci6n. el problema de la ",.1 01111 visto como un "po sible obstaculo" cuya soluci6n podia ser Jibe1I111hulls (isic!) (p. 399). Novais (1979. p. 170) tambien utiliza la pala• III I"· ...

'1.1,1,11(1985, p. 166). Yease tambien Mota/(1967, pp. 103-194) sobre la i'l , Iii" . las dos revueltas. Maxwell senalajque los. temores criollos a un III" lilll ,'::lcialcondujeron a "una notable cbncordancia de opinion<;s [...] I, III, ""110 blitanico" (1973. p. 238). I, , ",t1ogfacitada pOl'Novais (1979. p. 171).

!


Tambien en Brasil Napole6n precipit6 los a', IIII provocando la huida del prfncipe regente don J\I III Esto des de luego cre6 una situaci6n distinta a I~Idl' I, ciones en Espana. EI rey portugues pudo prop I'l'l II II , sici6n legftima a la independencia final. En 18 I h I II regresar a Portugal, don Juan elev6 a Brasil al I'll "I " reciproco, y en el situ6 el centro de la nueva rnnll II EI resultado fue que Portugal fue gobernado cI ',dl I un Consejo de Regencia (el cual estaba presicliclo 1'"1 I el mariscal Beresford, quien habfa sido coman 1:11111 ejercito portugues que habfa reocupado el paf' : I' I. tenido en el). En 1820-1821 esta1l6 una revuelta liberal nueva constituci6n. La revuelta se extendi6 a III , II "partido brasileno", que representaba alas eli l '1> I 111111 la supremaofa", en tanto que las clases pOpUb.II'I路j 1111 "hacer prevalecer sus reivindicaciones". 375 Ll):. 1"1 apoyaron los esfuerzos de los criollos brasilel (I:. 1111 portugues, Jose Joaquin Ferreira de Moura, dt'I"lldh de tropas a Bahia en 1821 argumentando qu I:i 1111111 silena, "compuesta de negros, mulatos y criollll>'! 1.1 I ropeos de varios tipos" se encontraba sujeta a "dl I I nes en efervescencia" y necesitaba ayuda pal':, Il I orden.376 Don Juan regres6 a Portugal, 10 qu' Itllll I brasilenos que no les aguardara la igualdacl pl"11 I ron su fidelidad de Juan VI al principe reg '1111' tlllll quien convencieron que permaneciera en el p:lf, , I'll I en 1822, don Pedro I se convirti6 en emperatlol tli la bendici6n y bajo la protecci6n de Gran Br 1;\1111 I As!, lentamente, a 10 largo de 50 anos, Is, ,,11111 crearon estados en todo el hemisferio occicll'1I1 d, se convirtieron en miembros del sistema illl'<11 I I ellos, de una u otra forma, pasaron a enconlr:II'1i II II polftico-econ6mica de la nueva potencia 1Il'III'II1 III Bretaiia, aunque Estados Unidos logr6 labrar, 1'1111 I lugarteniente y, pOI' 10 tanto, rival potencial Y JIll' II I Bretana. La (mica excepci6n fue Haitf yfue sometido II II II papel de Francia, Espana y Portugal qued 1'1'11 I III I

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375 376 377

Prado (1957, p. 48). Citado en Tavares (1977, p. 57). Vease Mota (1972, pp. 71-72).

I'liial suerte corrieron negros e indios. EI sueno de "rar fundal" una republica basad a en las teorias lip Illwles europeas pero que proclamara la "antiguedad I 111110 I autentico origen de la naci6n" no pas6 de ser un II 1'1'llnido.378 EI nuevo nacionalismo estaba "casi vacio II II do social". 379 1 1111 I d las grandes revoluciones de finales del siglo XVII I 1IIIIIdnada Revoluci6n industrial, la Revoluci6n franceIlIdl'p 'ndencias de los colonos de Americarepresent6 I I IIIII hmentales al sistema capitalista mundial. Lo que I III :\l'On fue un avance en su consolidaci6n y afianzaI I I', f'uerzas populares fueron suprimidas, y su potent 111'llido pOI' las trans formaciones politicas. En el siglo 111,II':I,as (0 mas bien sus sucesoras) reflexionarian so/IIII,\.路 S Y construirfan una estrategia de lucha complet IIIII'V'~, estrategia que serfa mucho mas organizada, 1\1 II v'llIloconsciente, II)


La segunda era de gran expansion de la economia-mundo capitalista, 1130-1850 sociol que h (11IdllV I I to centlllill" 11111 I It economlll 11111111111, III glo XVI l/llplill II I' , o redistrllllillVf\ cualitativtll)llIllIt

I I' ,," till I lit

lista se h ('XIIIIIIIIIIII I ' seguido un IIlntl, III I II II. , geografic

VIII1111 tli III ", I

hegemonl ,/O'.llIlIvllIll III centros, P rl'f(ltlil', V 111111I maci6n seculdl, 1\1lilVI III" I proletariza i I) V II III 111111 I al propio sist 11111, II Iii 1111111 Este terc r v( lillill II d II Wallerstein IIalT101 '\1 1111111 do capitalista", It路 1/111 , industrial ingl ~t1, 1.1II lilli' I " revoluci6n fran (\11 V Iii llid I II tonces a la COrona (".1' " I tli II I I derna economia bIll "II' I I lecimiento Y un Oil'" tlitlil I, II I quesesuprimen I fllt'l. I 1"1'" alas futuras tran f 1'"1111111i1I' para presenciar c6m (', I 1111 I va estrategia de lu hel. ,mmanuel Wall rSlll1i I el estudio de E 1)01111" ,I I Universidad del Estad ell Nlh v I de la revista EI sistema

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