Orompello, Natales y otros lugares Pedro del Real Armas
Pedro Horacio del Real Armas 2012 ISBN 9781291279931 Copyright Pedro del Real (Standard Copyright License) Edition Primera edici贸n Publisher Pedro del Real Published January 8, 2013
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A mi esposa, hijos, familia y amigos, Por el enorme entusiasmo con que Recibieron mi primer libro y Por la motivaci贸n para Continuar con este Segundo
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INDICE
1. CADETE 312 2. OROMPELLO 3. BOHEMIA SANTIAGUINA 4. VIAJE AUSTRAL 5. MAGALLANES 6. EN LA ESTANCIA
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1. CADETE 312 Febrero 1961 - Primer día de Escuela Recibimos a estos jóvenes como niños y se los entregaremos como adultos, crecerán, madurarán y serán formados como oficiales de la Fuerza Aérea. En la Escuela de Aviación aprobarán sus niveles de secundaria pero además recibirán formación militar y en cursos superiores, formación profesional. Algunos serán Pilotos de Guerra, otros Ingenieros, artillería antiaérea o administración y abastecimiento. Todos oficiales valiosos y esenciales para la continuidad y honor e nuestra Fuerza Aérea. Llevábamos formados más de una hora escuchando discursos y bienvenidas a los nuevos cadetes que se integran a la escuela de Aviación. Anoche me acosté súper tarde celebrando con varios amigos mi último día de civil e incorporación a la Escuela. Chupamos como huevones, así que estoy con la caña y se me mueve el piso, el General que está hablando, mis padres que están en las tribunas reservadas para apoderados más otros amigos de las galerías que me hacen señas, todos se mecen con un suave alanceo. De repente mis amigos y familiares se coinvierten en elefantes rosados y puntos negros que se mueven a lo lejos, me da escalofríos, alcanzo a advertir a los tipos que están a mi lado que algo me pasa y ya no supe más de mí. Ya está despertando, llevémoslo a la enfermería –escucho la voz de alguien a lo lejos Le dio fatiga, si estos cabros no están acostumbrados a mantenerse en pie y al sol por mucho rato. Además del nerviosismo –escucho voces de ultratumba No se pa mí que este cabro está con la caña –asegura otro malpensado. Abro los ojos y veo que estoy bajo el ala de un avión, apartado del resto de la formación de nuevos cadetes ¿Cómo te sentís cabrito? Me pregunta un tipo con bata de enfermero Me duele la cabeza – respondo casi en susurro. Yaaa, con esto se te va a pasar, tómate la pastillita milagrosa con agua y en un minuto vai a estar como nuevo. 5
Logro ponerme de pie con la ayuda del enfermero ¿Ya estai bien? Parece que sí, -respondo Bueno yo soy el maestrito de la enfermería, así que para que me vaya conociendo, todos los cadetes llegan a mi pidiendo ayuda, remedios, inyecciones y muchas otras cosas más que te van a pasar. –se presenta a modo de saludo. Bueno mucho gusto y gracias –me despido del maestrito agradecido Ya cadete despídase de sus padres y únase al grupo para retirar uniforme. – me indica alguien que parece que será mi superior. Cadete Herrera, aquí tiene su muda, su uniforme y esta tira con su número, a partir de ahora es el 312 y debe marcar toda su ropa, hasta los calcetines con identificación. ¿Entendido cadete? Si Sí que – cada vez que un superior le indique una instrucción o consulta usted responde si mi brigadier o si mi teniente. ¿Entendido?. Ahora a cortarse el pelo. A su orden mi… Primer mes de Escuela Reclutas formación en la loza, corriendo –grita el brigadier que tan amablemente nos recibiera el primer día. Partimos todos rápidamente obedeciendo la orden hasta el punto de formación, que es la loza de aparcamiento de los aviones de instrucción “Mentor” Este es el día más importante de sus vidas. ¿Saben por qué? Porque hoy les haremos entrega de sus fusiles. ¿Saben lo que es un fusil? –es su hermano, su brazo derecho, sus vidas dependerán de este fusil. Lo amarán y lo odiaran pero ahí estará a su lado como un sueño o como pesadilla. –nos sermonea el teniente de instrucción militar. “Les presento al fusil Mausser, 4Kg de fierro, 1.25 de largo y calibre 7.65. Aquí están sus balas las que guardarán celosamente en sus fornituras ¿está claro?? Si mi teniente –se escucha una sola voz.
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Muy bien ahora van a pasar en fila a recoger su armamento y a continuación les enseñaremos como armarlo, limpiarlo y quererlo. Les aseguro que luego van a poder armarlos y desarmarlo con los ojos cerrados ¿Entendieron cadetes? Si mi tenienteeeeee Este espadín que se les entregó se llama bayoneta y se instala en la punta del fusil, con esto se presentan los honores cuando corresponde. ¿Entendieron cadetes? Si mi tenienteeeeee Una hora más tarde estábamos marchando con el fusil. Reconozco que fue emocionante sentir un arma tan poderosa en mi hombro. Escuadrilla atención firr, al hombro arre , a la dere, con compas de frente marrr. Marchamos y marchamos y marchamos, con el bendito fusil al hombro, paso regular, armar la bayoneta, vista a la bandera presenten arr. No pierda el paso, isquier dos tres cuatro isquier…. Corriendo has la Torre de Control…tierra… tiburones… flexiones… sapitos. Esto se repite todo el día, formación militar y física. Nos acostamos agotados. Tienen 30 segundos para acostarse, dejar la ropa ordenada y dormir. Partieron No alcanzaron niñitas, quieren más tiempo? –tierra, 50 tiburones Debemos acostarnos de lado sobre el costado derecho con las manos por encima de la colcha para evitar tentaciones. A las 6 am. suena la diana, que en la realidad son timbres tremendamente ruidosos y que nos despiertan en el acto. Levantarse cadetes, que están esperando, corriendo a las duchas –grita un brigadier Las camas recogidas para que se ventilen sus pedos de reclutones hediondos –grita otro Corriendo niñitas, el primero tiene agua caliente, los demás agua fría –nos advierten Corran corran corran que esperan los pajeros ¿creen que están en sus casa?
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Para levantarnos, primero debemos dejar la cama abierta con las sabanas recogidas y ordenadas para que se ventile. Empelotarnos, ponernos la bata y salir corriendo por los pasillos con suecos para la ducha. Todo esto en segundos, con un ruido infernal gritos de los brigadieres y de los suecos arrastrando. Vestirnos, un poco de gimnasia para despertar, formación de cuenta de la mañana y desayuno con cereales, leche y un pan con mermelada. Clases, recreo, colación de la mañana, almuerzo abundante con juguito de “piedra lumbre” para evitar calenturas y erecciones es decir “paja”. Clases en la tarde, recreo, colación de la tarde, formación para la Orden del día, cena y el ansiado momento de esparcimiento donde podíamos fumar, conversar, jugar pool y escuchar música. Esta es la rutina diaria de lunes a viernes. Entre medio gimnasia, deportes y las clásicas marchas con fusil y Banda. Segundo mes de Escuela Llegó el ansiado momento de salida por el fin de semana y con el flamante uniforme de aviador hecho a la medida. Gorra con cóndores trenzados entre laureles, abrigo o capote como le dicen acá, guantes, impermeable negro que se parece a los usados por la aviación alemana, zapatos de salida, camisas blancas, y el uniforme con sus cóndores dorados en las solapas. Nos sentimos hinchados de felicidad, nos creemos realmente la raja. Nos miramos un largo rato en el espejo, tratando de peinar los pocos pelos que nos dejaron. De perfil, de frente, con gorra, sin gorra. Ahora estoy feliz de ser cadete de la Escuela de Aviación, se me olvidaron los disciplinarios, las marchas, las levantadas temprano, esto compensa todo el sacrificio y mucho más. Cadetes, ustedes ahora visten el honroso uniforme de la escuela de Aviación, esto significa responsabilidades, ustedes deben ser un ejemplo para la sociedad y para sus amigos y familiares. Siempre deben andar impecable, ni una mancha, zapatos lustrados, manos y uñas limpias. “En las micros siempre de pie, así no tienen que dar el asiento a nadie.. No deben fumar en la calle, siempre erguidos, jamás las manos en los bolsillos. “Saludar a los superiores con saludo militar y responder marcialmente a los uniformados que los saludan – las palabras del Capitán de mi Escuadrilla en formación de salida. 8
Mi madre me recibe orgullosa, mi padre trata de parecer indiferente pero aun así me saluda de abrazo y palmoteos en la espalda. Muy bien hombre, ya parece que has crecido. Más tarde me doy una vuelta por la Plaza Manuel Rodríguez y me encuentro con varios de mis amigos, de inmediato me convidan a un bailoteo para la noche. En la fiesta me encuentro con mi gran amigo José Miguel Valdés, cadete recién ingresado al igual que yo pero de la Escuela Militar. Como buenos militares nos saludamos primero con mano estirada sobre la visera y después un gran abrazo. Me presentan a Julia, una niña de La Monjas Inglesas que me gusta, la saco a bailar y algo coquetea así que al cabo de un par de bailes lentos de la Brenda Lee, le susurro al oído. ¿Quieres pololear conmigo? Mmm déjame pensarlo y te respondo luego –clásica respuesta La fiesta continúa entre canciones de Elvis y Paul Anka, rockanroll y lentos, todo muy formal. Con mi compadre tomamos harto ponche por lo que ya estamos medio entonados. Compadre ahora nos vamos a una fiesta de verdad, con unas maraquitas amigas, puras cabras paleteadas, mira que ya llevo dos meses encerrado a pura paja. Ya listo ¿y son putas? Porque no tengo plata No weon, son minas ¿cachai?, minas viejonas pero ricas Nos estábamos despidiendo cuando se me acerca Julia y me dice: Bueno acepto ¿Acepto que? –pregunto sin cachar de que me hablaba De pololear contigo -me responde entre risueña y cortada Ahh que bueno estamos pololeando entonces… Si, si eso me pediste Si obvio, hablemos mañana, te llamo –le indico mientras me acerco para darle un beso. Bueno anota mi teléfono, pero mis padres son muy estrictos así que diles que eres un amigo. –me dice mientras se aparta para evitar el beso ¿Bueno estamos pololeando o no?
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Después de cruzar el Parque Cousiño caminando por la noche, llegamos a Av Matta con Viel, barrio bravo donde dos cadetes con su uniforme flamante eran blanco fácil de robo o al menos de burlas. Llegamos donde las minas amigas de José Miguel como a la una de la mañana. ¿Y estos cadetitos de donde salieron? –pregunta la mina que nos abrió y que está evidentemente cocida Pasen no más chiquillos, sírvanse un ponchecito –nos invita una mujer bastante mayor pero con hartas pechuga y una tremenda raja. Oye ¿qué estamos hacienda acá?, si estas minas deben tener de treinta pa ´riba –medio nervioso le pregunto a José Miguel Ya tranquilo weon, vai a ver como la vas a pasar. –trata de tranquilizarme sin lograrlo. Hola José Miguel –saluda una mina no tan vieja pero bien pintada y con tremendo escote. –por allá adentro está tu hermano –le indica ¿Está tu hermano acá? Le pregunto Si poh, si este weon me las presentó y ahí me invitaron Adentro la fiesta está que arde, mucha gente, unos bailando cha cha cha, otros por ahí atracando y unos pocos tomando cubalibre. Hola pendejo, bien que vengai a fiestas de verdad y no con las niñitas de sociedad con que andai metido y no sirven pa na – saluda el hermano de José Miguel abrazando a otra mina con cara de muy caliente. ¿Y este mijito quién es?, vamos a bailar –me invita agarrándome de la mano y me lleva al medio del salón ¿Como te llamai? Ignacio y tu Gladys ¿Y eres la polola del hermano del José Miguel? No na que ver, somo amigos asi que tranquilo, bailemos no mas Fue realmente el descueve, tomamos, bailamos toda la noche, algunos lentos medio atracados y rockanroll, de todo ¿Cuantos años tenis? –me pregunta de repente Bueno este… Ya no importar eris un pendejo pero igual me gustái, llámame la próxima vez pa que salgamos solos 10
Ya muy tarde, José Miguel me saca de mi trance Vámonos compadre que ya es re tarde Chuu son las 5 y tenemos que cruzar por el parque El hermano de José Miguel ya se había ido con otra mina asi que no contábamos con él Llámame mañana -me dice Gladys anotándome su número en una servilleta Bueno y tu escríbeme a la Escuela –le pido Nos despedimos con Gladys con buen beso y con promesa de que nos juntaríamos el próximo domingo y partimos. Voy feliz. Oye compadre te las mandaste, a la primera pinchaste con la media mina Estoy enamorado es la mejor mina que he tenido –le respondo muy feliz Y seguro que hay tenido muchas –se ríe José Miguel Bueno de las pocas es la mejor -le respondo riendo y con un suspiro De repente sentimos que nos venían siguiendo unos cabros medio malacatosos Apurémonos que esos huevones se vienen encima Corramos mejor –le grito No na que ver, un cadete nunca corre -me dice sacando su espadín de uniforme -Si se acercan les corro tajos con esta huevada Chuchas yo cago porque no tengo nada para defenderme A combos no más compadre Un gallo más grande se nos viene encima con una cortapluma y le tira un tajo a José Miguel. Este lo ataja con un golpe del espadín tirándolo al suelo. Corramos huevon Con nuestro buen estado físico, aunque estábamos medios cocidos, logramos ponernos en ventaja. Se nos pasó la mona de inmediato. Llegamos a la Plaza y nos separamos Oye weon con una noche de uniforme sacaste dos pololas y una mocha, buena estadística – me comenta José Miguel riendo a modo de despedida
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Ya compadre nos juntamos el próximo fin de semana y tengo que llamar a la Gladys así que inventemos algo. Al día siguiente me levanté tarde, almorcé con mi familia y no llamé a nadie. Antes de irme, di una vuelta por la plaza Manuel Rodríguez donde me encontré con los mismos amigos de siempre. Abrazos y un poco de nostalgia. Seis meses de Escuela Hoy Tenemos nuestra gran fiesta de gala de la escuadrilla, es en el piso 14 de Hotel Carrera. Voy con mi amiga-polola María Inés a quién conozco de varios años y entre que pololeamos y somos amigos. Me siento muy inflado y orgulloso porque al pasar con mi amiga, tomada del brazo frente a la puerta de La Moneda, los carabineros de la guardia de Palacio se me cuadran. Yo creo que lo hicieron solo para hacerme sentir bien porque obviamente no tenían ninguna obligación, igual es el descueve. La fiesta es con cena y animada por Dean Reed quién canta sus famosas canciones “No te Tengo”, “Nuestro amor Veraniego” y otras más. Todo de maravilla, las niñas muy elegantes con peinados a la moda y vestidos repolludos para bailar rockanroll. A la una am. los padres vienen a buscar a las niñas y nosotros nos quedamos solos. Bueno ¿que hacemos? - pregunta uno Vamos a San Martin -dice otro Así llegamos al famoso barrio de las putas baratas de Santiago, solo a mirar porque nadie tenía plata para nada. Nos quedamos dando vueltas hasta que uno de los cadetes se agarró con otro cadete de la Militar Los de la Aviación se están haciendo los machitos parece -escucho que comenta de repente un cadete militar que estaba con un gran grupo de uniformados en una esquina. Parece que te atrevis a hablar cuando estay con un grupo, no podis hablar de frente weon –le responde el Arteaga que es un compañero nuestro bastante mayor que nosotros A voz te digo cuando quiera weon no me asustai -contesta a su vez el milico Arteaga le manda un aletazo que lo tira encima de sus compañeros que alcanzan a sujetarlo sino se cae. De inmediato los milicos se tiran contra nosotros, se arma la trifulca y nos trenzamos a combos hasta que 12
llegaron pacos y nos separaron, por suerte por ahí andaba un oficial que impidió que nos llevaran arrestados y nos acusaran a la escuela, lo que habría significado la baja de todos los que andábamos metidos en lio. Haciendo una vaca logramos reunir como 300 escudos lo que nos alcanzó a ir a tomar unas poncheras en un bar, junto con los milicos y el oficial que nos salvó. Buen sábado. Ocho meses de Escuela Septiembre, tenemos que desfilar para la Parada Militar. El 18 nos toca Tedeum y el 19 el desfile. Prácticamente pasamos todo septiembre ensayando, primero en la Escuela y después para la Preparatoria. Las Bandas Instrumental y de Guerra, diferentes marchas, encajonamiento, escuadra, en bloque, presentaciones, paso regular, honores, saludos, armar la bayoneta, repasar las costuras de los pantalones, sacar brillo a los zapatos, todo impecable. Que no nos vayan a sorprender con alguna falla especialmente los fotógrafos de los diarios y revistas que les gusta sacar justo cuando se rompe un pantalón, se cae un fusil o alguien se desmaya. Nos vestimos de parada, pantalón blanco, chaqueta corta y nuestro bendito fusil. Para el 21 de mayo desfilamos, o más bien tuvimos una presentación porque la mayor parte del tiempo estuvimos inmóviles haciendo honores al presidente y su comitiva, lo mismo ayer para el tedeum pero hoy es un desfile de verdad. En forma impecable iniciamos la formación, tomamos posición en la parte del elipse que nos corresponde, para eso debemos pasar frente a las escuela militar y naval quienes obviamente nos miraban con crítica. Después de varias horas de estar formados y con la baja de varios cadetes desmayados, por suerte yo no, el presidente pasó revista y luego iniciamos el desfile. Estuvo espectacular, los gritos de los oficiales durante la formación dando instrucciones a chucha limpia especialmente en los momentos de paso regular, es un momento de mucha tensión y presión para que todo salga impeque. Luego el desfile, nos detuvimos un momento para comer una colación. Escuela a discreción – armar pabellones Esto significa que dejar los fusiles ordenado en el suelo mientras comemos algo Cadetes Herrera y Ampuero se quedan haciendo guardia a los pabellones
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A su orden mi teniente -Nos cagaron al pickle Ampuero y a mí, ojalá que nos traigan algo para comer porque estoy cagado de hambre. Estábamos en eso cuando se acercan 6 minas corpulentas y obviamente curadas Cáchate los cadetitos si son chiquititos Se ven mononitos con uniforme No hay nadie raptémoslos para ver como son –propone una con muy malas intenciones De inmediato las seis se abalanzan sobre nosotros, nos agarran de los pies y cuerpo y nos arrastran detrás de los árboles. Nosotros gritando a todo chancho Cállense niñitos si no les vamos a hacer nada Les vamos a hacer una pajita no más pa ver como son los cadetitos del barrio alto –se ríen mientras nos tienen inmovilizados La gente mira todo esto como diversión y se ríen del espectáculo de la lucha entre las putas y nosotros que nos vemos como niños chicos al lado de ellas. Luchando con las minas nos caemos al sueleo donde tratan de sacarnos los pantalones. Estamos totalmente desguañangados con la chaqueta abierta, la camisa afuera y las gorras desaparecieron hace rato. Logro pegarle una patada a una ya sin miramientos y otra me manda un combo que me deja medio ciego, mientras veo al pobre Pikle casi en pelota. Finalmente nos llega ayuda y aparecen los oficiales, las putas se alejan corriendo con nuestras gorras, fornituras y un zapato. Al pobre Pikle le robaron además la chaqueta y lo dejaron con los pantalones abajo. Lo peor fue que obviamente había fotógrafos dateados y nos tomaron un montón de fotos. La gente alrededor, la mayoría, medios curados, se cagaban de la risa con este espectáculo pero para nosotros era una afrenta de honor. Cadetes ordenen sus uniformes, tomen sus fusiles y se van al bus, ahí se quedan hasta que termine la parada. –Nos indica el oficial a cargo. Fuimos objeto de burla de toda la escuela, pensé que nos iban a echar pero al parecer esto algo común, las putas del barrio hacen una apuesta quien se roba a los cadetes y le avisan los fotógrafos de los diarios picantes. Esto pasa en todas las escuelas y ahora nos tocó a nosotros. 14
Luego del desfile llegamos a la escuela y de inmediato nos dieron libre para tomar las vacaciones por lo que en la noche aunque cansados podemos salir y aprovechar al menos el día 19. Esta noche salgo con mi hermano mayor en su Ford 51, vamos a las fondas y nos agarramos un par de minitas. Una buena relación fraternal. A la mañana siguiente compro todos los diarios a ver si aparecía en el desfile. Aparecía, pero no en el desfile. La crónica se deleitaba mostrando nuestro secuestro con las imágenes más deshonrosas. “Cadetes de la aviación son secuestrados por chicas malas” decía el titular. Y ahí estábamos el Pikle y yo, con cara de desesperación luchando contra nuestras captoras y pa encima algo que nunca me di cuenta, una inmensa teta me cubría la cabeza a modo de sombrero. 10 meses de Escuela Estamos preparando los exámenes finales, recibo cuatro cartas de cuatro pololas distintas cada semana, hacemos competencia quien pololea con más niñas y recibe más cartas semanales. La escuela es el descueve, lo pasamos bien, mis compañeros son lo máximo, durante la semana jugamos pool, escuchamos música, fumamos en las horas de descanso en la tarde, si hasta en los disciplinarios nos divertimos y en los fines de semana nos juntamos, salimos con las pololas que son las cadeteras, hermanas, amigas, compañeras de curso, todas conocidas y están en todas las fiestas. De hecho yo pololeo con una niña y mi amigo Andrés pololea con su hermana, la cual es compañera de cursos de la hermana de otro compañero de curso y que pololea con otro cadete y así todos son parte del grupo. Vamos a los malones o al cine o a cualquier parte, el caso es que normalmente andamos todos juntos. Febrero 1962 – un año en la Escuela Nos reincorporamos a la Escuela después del veraneo, unas vacaciones más cortas que el normal de los estudiantes ya que partimos con ejercicios militares y tenemos que ponernos al día de nuestras condiciones físicas. Todos volvemos más gordos y más flojos, así que desde el primer día nos ponen a trotar y marchar para recuperar nuestro peso. El verano estuvo entretenido, estuve la mayor parte del tiempo en Talca en el fundo de unos primos. Muchas fiestas, paseos a caballo y piscina, armamos un grupo grande y entretenido. Yo era obviamente la estrella del grupo con mi uniforme de salida y otro de vacaciones más corriente. 15
Tengo un nuevo record, dos pololas en Talca y tres en Santiago, espero recibir muchas cartas. Antes de que se inicien las clases, la diana es un poco más tarde ya que estamos algo más relajados. Hoy nos levantamos a las 7, nos vestimos, desayuno y partimos marchando hasta el polígono de Cerro Chena a disparar nuestros fusiles. Me fue bastante bien ya que tengo experiencia en disparar escopetas más pesadas. A la vuelta bajamos el cerro Chena y el oficial a cargo no hiso una especie de ejercicio de infantería. “Cadetes corran hasta ese montículo, tierra, avancen a punta y codo, están pasando las balas por encima de ustedes, levántense corran, tierra, que no se les caiga el fusil, al primero que sorprenda que el fusil toca tierra se queda castigado”. Y este weon que se cree – nos gritábamos entre nosotros Si es un milico de infantería que le vai a pedir –nos comentábamos a gritos entre nosotros Ya estábamos cansados y no teníamos ganas de andar corriendo por los cerros así que decidimos no hacer caso y seguir bajando hasta cuando el brigadier diera la orden de parar. Seguimos corriendo hasta que llegamos al camino a San Bernardo. El teniente y el brigadier nos alcanzaron en un jeep. Cadetes formaar. -Nos ordenó de inmediato y luego continuó “Este es un acto de indisciplina muy grande, es un motín y en la guerra el motín se paga con la vida, insurrectos, ineptos, no pueden ser militares y mucho menos pilotos porque son indisciplinados. “En castigo se me quedan todos castigados el fin de semana, no me sale ni uno y van a marchar todo el fin de semana para que aprendan lo que es ser militar”. ¿Entendido? Si mi teniente Mas fuerte Si mi tenienteeeeeeee Este fin de semana estamos todo el curso sin salida así que después de las típicas marchas y estudios, nos vamos a los hangares de Mantenimiento a ver los aviones antiguos, subimos a los B26, C47, un NA de la II guerra mundial y varios otros,
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Mira el tractor de remolque, está con las llaves puesta –descubre un cadete Demos una vuelta – alguien tuvo una brillante idea Ya yo lo manejo -salió Arteaga Bueno después sigo yo -replicó Valenzuela Todos arriba, dale más rápido, aguarda con ese avión, déjame manejar a mí ahora, no yo sigo. Desgraciadamente el conductor perdió el control y… Cuidado con el pozo de ahí adelante weooonnn –alcanzamos a advertirle Nos caímos con tractor y todo dentro de un pozo de mantención. Chuchas como sacamos esta huevada de aquí ¿Está aboyado? -pregunto Un poco pero el problema es cómo sacarlo -dijo otro Si mejor nos vamos y lo dejamos acá El problema es que nos va a pillar y conociendo a los oficiales va ser peor, mejor vamos donde el oficial de guardia y le contamos. No nos salió tan grave por reconocer la falta y porque todos asumimos nuestra responsabilidad como curso. Fuimos convocados donde el comandante y como castigo nos dejaron dos fines de semana sin salida. Resultado final hemos estado un mes sin poder salir por acumulación de faltas. Un año y medio en la Escuela Este año por diferentes motivos nos han castigado mucho, en realidad la culpa la tienen los nuevos brigadieres y el Comandante apodado El Chinche por lo hinchador, está todo el tempo persiguiendo y amonestando por cualquier cosa. Y nosotros que pensamos que este año iba a ser mucho más fácil. Hoy he andado con dolor de guata y me duele la cabeza así que voy a la enfermería Hola Maestrito –saludo al enfermero amigo Llegó el desmayado – me saluda como siempre haciendo referencia a mi célebre ingreso a la escuela –¿que te está pasando? Ando con dolor de guata y de cabeza
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A lo mejor tenis apendicitis, tenis que ir al Policlínico de la FACH, yo no te puedo hacer exámenes. Previo todas las autorizaciones y firmas del doctor de urgencia de la escuela y oficiales, me visto con uniforme de calle y voy al Centro Médico de la FACH en la calle Cienfuegos. Lo bueno es que esto me ha permitido salir aunque sea por un rato. Me revisan, ordenan exámenes de deposición (tengo que cagar en un frasco), sangre, orina y un montón de huevadas, se descarta apendicitis y me citan nuevamente para cuando estén listos los exámenes. Aprovecho de pasar a mi casa que queda cerca del Centro Medico. Finalmente me diagnostican “amebas”, un parásito intestinal que me lo agarré quien sabe cómo. Me recetan un montón de remedios y controles lo que me permite asegurar salidas varias. Por lo demás la vida en la escuela sigue igual aunque ya no me resulta tan el descueve como el año pasado. Las pololas se van renovando e o intercambiando, de repente termino con una y llega otra claro que con el régimen de salidas que tenemos las vemos poco, de repente se aburren y me chutean. Lo que no fallan son las amigas viejas, esas son fieles, a la hora que llegue siempre están listas, no importa si ha pasado tiempo. Noviembre 1962 Miro la hora y veo que ya se me hizo tarde para la recogida, debería haberme ido hace media hora, me despido rápidamente de mi familia, mis tíos, y de todos los parientes. Estoy en El Golf y una hora tengo que pasar por la casa a buscar la maleta y partir hasta la Plaza Bulnes para tomar4 el bus de la escuela. Hoy es domingo y es el matrimonio de una prima, lo estaba pasando súper bien y no me di cuenta de la hora. No alcanzo a hacer todo y cuando llego al lugar de recogida el bus ya ha partido y no hay nadie. Solo me queda tomar una micro a San Bernardo y llegar tarde a la formación de la noche, lo cual es falta grave. Cadete Herrera se presenta mi Capitán ¿Qué pasó cadete porque llega a esta hora? –me interroga el Oficial de Guardia Estaba en un matrimonio de una prima y no me di cuenta de la hora mi capitán
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Cadete esta es una falta muy grave de indisciplina, reportarse a esta hora es algo que no lo puedo dejar pasar y deberá ser juzgado por el Comandante, por ahora vaya a acostarse y mañana veremos qué pasará con usted. Me fui a acostar muerto de miedo, en realidad encontraba que no era para tanto pero así son los milicos. ¿Que te paso Herrera? –me preguntan mis compañeros una vez que llego a los dormitorios Te van a echar huevón –me tranquiliza otro Yo caché al Capitán Rojas que estaba muy choreado Putas que lata, estaba en un matrimonio… -comienzo a responder Estay cagado –fue lo último que escuché y parece que así es, estoy cagado, me van a echar. Al día siguiente me llama el teniente a cargo de mi sección Cadete Herrera, el Comando ha decidido que por lo poco que falta del año, usted podrá terminar el quinto año en la escuela, pero no podrá continuar el próximo año. No tendrá más salidas hasta que se vaya. –termina su sentencia Permiso para llamar a mi padre mi teniente para comunicarle la decisión –solicito Mi papá que no entiende a los milicos, encontró que era una huevada, pero no estaba dispuesto a pagar la fianza que debió firmar que “en caso de retiro o expulsión por faltas a la disciplina”, tiene que pagar. Obviamente en mi familia no tenemos los medios económicos, en vista de eso, habló con mi pituto, el General Director de la Escuela. Ernesto –le dijo –tu sabes que teníamos ese matrimonio y en realidad fue culpa nuestra y las faltas que ha tenido Ignacio son todas leves. Nunca había visto a mi padre interceder tanto a favor mío, irreconocible, lo convenció hasta que el General se aceptó y determinó mi permanencia en la escuela pero que no podía hacer nada respecto al castigo, me quedaría sin salida hasta que terminara el año. Lo malo es que con eso me eché a todos los oficiales encima, el Chinche que no me puede ver, la agarró fuerte conmigo. Esto se está poniendo feo y ya no me gusta tanto, una cosa son los amigos, el uniforme y las pololas y otra cosa es el régimen de estos huevones que se creen la última chupada porque tienen mando. 19
……………………….. Hoy es salida general y yo soy el único castigado que no puede salir de la escuela. Nadie me vigila, me levanto más tarde, tomo desayuno en el casino de suboficiales porque el de cadetes está cerrado. Me tratan re bien así que no me aproblema, salgo a caminar por la loza y me encuentro con el teniente Belarde, quién fué nuestro oficial el año pasado y es el único ofcial que me tiene buena, pero ahora está con otro curso. Otra vez castigado Herrera? –me pregunta el teniente que viene a hacer practica de vuelo y acumular horas Si mi teniente, estoy castigado por el resto del año, hasta que salga de vacaciones. Si ya escuché eso y lo malo es que como el General Director desautorizó al Comandante, éste quedó picado así que no creo que usted vaya a durar mucho cadete No se mi teniente igual no tenemos plata como para pagar la fianza así que tratare de aguantar no mas Ya cadete para que pase el mal rato, acompáñeme a volar y veamos cómo se desempeña en el aire ¿En serio mi teniente? Ya vamos donde el oficial de guardia y le conseguimos un mono de vuelo Esto es lo más increíble que me pudiera pasar, yo nunca he volado. Me pongo el buzo de vuelo o mono como le dicen acá, un paracaídas, casco y parto con el teniente hacia el avión Mentor de instrucción. Ya cadete siéntese adelante porque yo voy piloteando desde atrás. Trepamos a la carlinga y me acomodo lo mejor posible de acuerdo a las instrucciones, me siento sobre el paracaídas que hace la función de cojín del asiento, me abrocho los cinturones de seguridad y me coloco la máscara de oxígeno, que aunque volamos bajo está en el reglamento. Se hace el chequeo, se revisan los controles, combustible y movimiento de los flaps. Contacto del motor, aspas de la hélice y listo estamos en condiciones. Chequeo de ruta y tripulantes. Se inicia carreteo hacia la loza y de ahí a la pista de El Bosque. Tomamos velocidad y el avión comienza a elevarse. Voy fascinado, mirando hacia los lados. ¿Cómo va cadete? -escucho que me habla el teniente sacándome de mi trance, me hace señas para que apriete un botón para que yo pueda responderle 20
Bien mi teniente, es la primera vez que vuelo en mi vida Ok, en estos momento vamos pasando por sobre la ruta sur oeste y nos dirigimos hacia la laguna de Aculeo, después viramos hacia la cordillera de la costa hasta Melipilla, dando la vuelta por Maria Pinto y volvemos por encima de la cuesta de Barrigas y caemos sobre Talagante y de ahí volvemos a la Escuela, en total vamos a volar cerca de dos horas y recorremos unos 500 kms. más o menos, ¿le gusta? Si mi teniente estoy feliz Todo se da a la perfección voy mirando cada punto, los animales en los campos, autos, camiones en la ruta. A veces el teniente me hace algún comentario y le respondo. Ahora cadete pongámosle un poco de acción –me indica por el intecomunicador Y sin más comienza a hacer spin, loops, vuelo rasante y cuanta huevada se le ocurre. Veo que se dirige hacia unos árboles gigantes, yo juro que nos vamos a estrellar y en un momento cambia la dirección y se eleva nuevamente. La noción de la altura parece que se pierde porque yo veo todo más cerca. Me dan ganas de vomitar pero me aguanto como puedo. Ya es todo por ahora, regresamos a la base –me indica – ¿se encuentra bien cadete? –no puedo responder, si abro la boca es para vomitar. Atención base El Bosque - Charles Lima Eco permiso para aterrizar Permiso concedido mi teniente –le responden de la Torre de Control Avise a enfermería que vengan a recoger al cadete Herrera que parece que no le gusta volar A su orden mi teniente, -le responden riendo -me imagino que viene verde oscuro. Aterrizamos carreteamos a la loza y me estaba esperando el maestrito para variar con una camilla, todos obviamente cagados de la risa ante mi experiencia Para ser su primer vuelo cadete, no estuvo tan mal. –se despidió Gracias mi teniente –respondí apenas en un susurro Ya cadete tómate esta pastillita para que se te pase el mareo, mira que en tierra se siente aun peor.
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…………………………….. Oye Herrera ¿no estai cabreado sin poder salir ni un domingo? me pregunta Acevedo que también lleva varias semanas si salida Claro que estoy cabreado si lo que quieren es reventarme hasta que yo no aguante mas Y si nos arrancamos ¿Y sabis lo que les pasa a los que los pillan arrancándose? –le indico como diciendo pa que proponis huevadas Lo echan altiro y con Escuela formada –responde inalterable Si poh huevón, es súper arriesgado Mira yo conozco a los sub oficiales que están en la portería de la guardia 2, entre la Escuela y la de Especialidades y si les traemos algo nos dejan la pasada Chuuta que peligroso pero me gusta la idea –le indico tomándole el gustito Ya vamos el sábado –me anima Acevedo Y donde vamos a ir en la noche, tiene que ser cerca de acá no podemos ir muy lejos También conozco unas minitas en el paradero 26 de la Gran Avenida, a dos cuadras de acá y me avisaron que el sábado tienen una fiesta de cumpleaños Y como nos vestimos con el uniforme No, si vamos con el uniforme de servicio no más, así metemos menos ruido Ya vamos weon, putas todo sea por salir un rato de esta mierda de escuela. Bien esa es de hombre Llega el sábado, todo normal para los castigados, gimnasia, marcha, estudio y pool en la tarde. Llega la noche, los pocos que estamos nos vamos a acostar. A las 12 de la noche más o menos me despierta Acevedo. Ya Herrera levántate ¿Estay seguro? le pregunto un poco arrepentido Ya vamos no más si no ningún brigadier ni oficial, así que nadie nos va a pillar
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Nos ponemos el uniforme de diario para no meter ruido, bajamos por la escalera de incendio y de ahí a la portería donde hacen guardia un par de soldados, Cabo Mellipan –grita despacio Acevedo Quien anda ahí contesta despacio Mellipan Soy yo el cadete Acevedo Ya poh cadete dele no más y no se olvide de nosotros que tenemos que estar toda la noche acá Si cabo no se preocupe le traeremos hartos engañitos La fiesta súper buena, si no hay como las fiestas de barrio pa agarrar y comer y quedan todos tan contentos. Atracamos con un par minitas ricas que ni se quiénes eran, pero para el caso da igual si no creo que las vuelva a ver. Distinto es con el dueño de casa es sargento de la FACH y está muy orgulloso de que dos cadetes vengan a una fiesta en su casa. Cacha que nos arrancamos pero para él esto es lo normal de su vida. Espera que vengamos nuevamente y seamos parte de su familia. Al despedirnos nos regalan sándwich, cervezas y torta para la guardia Cadete si le ponen problemas, dígales que estuvo en la casa del sargento Matamala y que me llamen no más. –me ofrecía dándose importancia porque si nos pillan nos echan igual. Volvemos con Acevedo, nos recibe Mellipan y le entregamos los engañitos. Asi que fueron a la fiesta de la hija de mi sargento Matamala –nos afirma el cabo sonriendo Si y estuvo súper buena Si si ya nos contaron que por ahí los están ensuegrando, si al sargento no se le va ni una –se ríe el cabo conociendo las intenciones del sargento Puchas que corren rápido las noticias –comenté Y no sabe na que todos por ahí saben, así que van a tener que andar con cuidadito porque el sargento es cosa seria –nos advierte Bueno subamos al pabellón de dormitorios mejor que mañana igual teneos que levantarnos temprano, buenas noches cabo –me despedí sin dar importancia a las palabras del cabo Ya cabros váyanse calladitos porque hace como media hora vimos al oficial de guardia dándose una ronda en el jeep. Oigan y cuando sean oficiales acuérdense de mi pues. 23
Nos dirigimos como dos sombras hasta la escalera de incendios para subir al dormitorio, cuando vemos las luces del jeep que se aproximaba. Tírate al suelo -me avisa Acevedo Nos agazapamos detrás de un matorral esperando que pasara el jeep, pero este se detuvo frente a la portería cerca de donde estábamos, con el motor y las luce encendido, iluminando todo el espacio. No podemos movernos porque si alguien mira hacia nosotros nos descubre de inmediato. El jeep estuvo más de una hora estacionado en la caseta de la guardia, nosotros seguimos donde mismo, sin movernos y congelados de frío. Aunque es primavera, la noche esta helada y húmeda, además de estar en la misma posición, acalambrados de tanto estar en cuclillas. Por fin el jeep se va y desaparece. Aprovechamos de subir rápidamente y entramos sin problemas hasta nuestras camas. Una vez acostado podemos respirar tranquilos, esto tiene su lado de aventura pero por otra parte, el riesgo es agotador. Despertamos resfriados, cansados, con sueño pero contentos de nuestra aventura que al menos para mí, me levantó el ánimo para continuar en este lugar hasta que termine el año escolar. El teniente de guardia, que al parecer está enojado porque le tocó estar a cargo el fin de semana, nos tiene toda la mañana marchando, de nada sirvió que le dijera que me dolía la cabeza o que estoy refriado. Solo marchar al compás de mi propia marcha mental. Gonna day a sentimental journey Gonna a say my heart are you Gonna make a sentimental journey To review all memories Diciembre 1962 Terminaron las clases y paso a sexto año de humanidades. El día que salimos de vacaciones el Chinche me advierte Herrera no vuelva, sino lo va a pasar mal Pa más remate el director amigo lo ascendieron a general y lo cambiaron a otra unidad, así que no tengo quien me defienda, no sé qué voy a hacer el próximo año para cuando vuelva, bueno por ahora estoy de vacaciones y prefiero no preocuparme.
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Año nuevo, verano, fiestas de todos tipo, de niñas de sociedad, bailoteos del barrio, fiestas rascas en casa de mis amigas de av Matta y las interminables reuniones del grupo en la plaza. Algunos días en el campo, paseos a caballo, nuevas amiga y nuevos pololeos, Me saqué el uniforme y no me lo puse más. Pasaron los dos meses de vacaciones y mañana debo reintegrarme a la Escuela. Abril 1963 Cadete Herrera, le dije que no volviera, vamos a ver cuánto tiempo soporta –me recibe el Chinche Hernández Todo sigue igual sencillamente esto no lo soporto. No he salido ni un fin de semana, ni siquiera un rato el domingo, el Chinche dio órdenes perentorias de joderme hasta que reviente. Los brigadieres, los tenientes, todos los superiores, todo porque se sintió desautorizado y vencido por un cadete y claro no me puede echar porque no hay un motivo así que busca cualquier pretexto para no dejarme salir. El otro día el brigadier Machuca me dice delante de mi escuadrilla Usted cadete Herrera es una cagada Y claro yo no puedo decirle nada por el principio de la autoridad, tengo que comérmela y quedarme callado, es un conchas de su madre, negro picante de mierda. Se me ocurre una idea. Invento que estoy nuevamente con dolores de estómago y de cabeza. Me mandan al neurólogo. Me atiende el doctor Valladares. Tú no tienes nada ¿qué te pasa? –me pregunta el doctor Lo que pasa doctor es que estoy chato con los milicos y no puedo pagar la fianza Mmm la verdad es que a mí tampoco me gustan los milicos, así que te voy a dar la baja indicando que no eres apto para el servicio y para la vida de la escuela Así fue como terminaron mis días de cadete, con una fobia con la escuela y en especial con los oficiales huevones que tratan de hacerte la vida imposible, bueno al fin y al cabo es la vida para lo que nacieron y fueron criados. Antes de salir, entré al pabellón de brigadieres y en venganza, le hice sabanas cortas y les metí cuanta huevada encontré en las camas, sabía 25
lo que iba a pasar, pero no me arrepiento, los cabros lo van a pasar mal un rato pero se van a reĂr de los brigadieres por lo pelotudos que son. Mi curso me hizo una despedida y sĂŠ que seguirĂŠ amigo de ellos por siempre.
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2. OROMPELLO
Me siento a la orilla del rio Calle Calle a mirar las faenas del puerto fluvial. Ya volvieron las lanchas de sus clásicos paseos a Niebla, Mancera y Corral. Los marinos de río están en plena actividad, limpiando las embarcaciones, cargando unas cosas y bajando otras. Deben haber al menos unas diez lanchas de todos tamaños atracadas al molo. Él río está tranquilo, no llueve pese a que estamos en Junio. Los lobos marinos se estiran y desperezan en las gradas del molo. No sé bien qué hacer, por un lado quiero seguir mí aventura ya qué recién se inicia pero por otro lado estoy empezando a sentir él estar lejos de casa y sin ningún plan. Por fin me animo y parto a la lancha más cercana. Descubro de inmediato quién es él patrón de la lancha, este es un tipo rechoncho con cara malagestada. Lo saludo lo más amistosamente posible: Buenas tardes señor Si dígame qué se le ofrece –me responde él tipo mirándome de reojo para cachar quién era yo y qué podría querer. Es qué estoy buscando trabajo y no sé si usted podría darme… Nononono no hay posibilidad porqué mí tripulación es antigua y no contrato muchachos sin experiencia – me responde categórico. Insisto con varias embarcaciones más pero no hay caso. Además con él cuento del terremoto de 1960 y la posterior inundación de Valdivia y toda la zona, él único trabajo qué hay es de reconstrucción y las vacantes son sólo para la gente de la zona. Con las manos en los bolsillos, malestar estomacal, sin plata ni ropa, me echo a andar por la rivera del río, meditando sobre mí situación. De repente siento nostalgia sobre mí familia y por primera vez, un leve dejo de arrepentimiento. Pensar qué ayer a esta hora yo estaba en Santiago, en mí casa, planificando lo qué sería mí aventura. ………………………………. 27
Necesito salir de la casa, irme lejos, es un afán de aventuras, no tengo problemas mayores con mis padres ni mí familia, me llevo bien con todos pero es algo superior. Estuve un poco más de dos años en la Escuela de Aviación, entré porqué yo quise a los 14 años a cuarto año de humanidades y me retiré recién también porqué yo quise, aunque para poder hacerlo y no pagar la garantía, debí simular qué estaba enfermo. De esta forma la aviación me daba de baja por incompatibilidad con él servicio. Así pasé a ser una víctima y nadie puso en duda el certificado qué él doctor Valladares emitió informando mí incapacidad física por tener amebas crónicas. Entiendo qué estés hasta la coronilla con los milicos –me dijo el doctor empatizando conmigo –yo estaría igual Dejé buenos amigos en la Escuela y seguramente después me voy a arrepentir de haberme salido, pero al parecer, ésta es mi forma de ser y es algo incontrolable, se me mete una idea en la cabeza y tengo qué ejecutarla, definitivamente es mí carácter. Hoy es él día qué determiné para partir de mí casa y ya tengo todo preparado, un bolso con algo de ropa, prácticamente nada de plata y él revólver de mí padre, no sé bien para qué lo llevo, pero creo qué me puede servir. Escribo una nota típica de despedida. “Papá, mamá, no se preocupen por mí, estaré en contacto”. Nada más, ¿qué podría poner si no existe un motivo?, tampoco voy a escribir “los quiero mucho”, “los extrañaré”, no tendría sentido. Como algo y me voy, estoy más qué decidido así qué cierro la puerta sin mirar atrás. Son la 6 de la tarde, no llegará nadie a mí casa aún así qué tengo tiempo suficiente para irme sin qué se den cuenta. Tengo todo planeado, él tren nocturno al sur sale a las 8 de la noche. Parto calmadamente para llegar justo cuando pongan la máquina en el andén. Camino desde mí casa hasta la Estación Central. Son unas diez cuadras, las conozco de memoria porqué de chico siempre me gustó ir a jugar a la estación, salía en los trenes con los maquinistas a los cambios de
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andenes. Otras veces iba a la rotativa del cine Alameda, siempre solo. Mis aventuras son solo; tengo amigos pero no para estas situaciones. Siento él impulso de pasar a una capilla qué está en la Alameda con Bascuñán, me encomiendo a la Virgen María, mí eterna protectora. Es como contrasentido, me estoy arrancando de la casa y paso a pedir protección religiosa. Prosigo él viaje caminando lentamente hacia la Estación. Llego finalmente cerca de las 7 pm y espero qué pongan la máquina en el andén qué corresponde. Tengo claro lo qué debo hacer ahora, para eso ya tengo experiencia en todo él movimiento de trenes. Me dirijo directamente al maquinista del tren - quién es él responsable de la máquina y jefe de la tripulación. Buenas noches señor –lo saludo cortésmente. Sí, dígame joven. Resulta qué yo estaba haciendo mí servicio militar y me avisaron qué mí madre está muy enferma en Coyhaique y debo viajar para allá. Mmmm ¿y? ¿Usted me podría autorizar para viajar en tercera hasta Puerto Montt? ¿Gratis? Sí señor porqué no tengo dinero –respondo. Él maquinista me mira de una forma extraña qué no alcanzo a interpretar, pero medio sonriente como no tragándose mí cuento, me dice. Está bien, pero tienes qué viajar en él Coche Dormitorio, ya qué ahí no hacemos inspecciones. Muchas gracias señor –le respondo. Subo al tren bastante confundido, ¿cómo me voy a ir al Coche Dormitorio?, sería demasiada frescura. Me siento en un coche de 1ª
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Clase. Dejo mí maletín en la rejilla porta-maletas y me instalo en un buen asiento. Total va medio vacío. Él tren inicia su largo viaje con su clásico vaivén y sonido de roce metálico. Me relajo un poco mientras voy mirando las imágenes qué se van proyectando en la ventanilla. Las fábricas, poblaciones callampas, pasos niveles, algunas luces de autos y camiones. A esta hora ya mis padres deben haber leído mí nota pienso, pero sin nostalgia ni arrepentimiento. Al poco rato pasa él maquinista y se me acerca. Oye –me dice -te dije qué te fueras en él Coche Dormitorio, mira qué acá te pueden pillar. Ya, altiro me voy para allá. Algo me huele mal de este gallo, me tinca qué está con otras intenciones conmigo, así qué mejor me voy a un carro de tercera. Además sé qué en tercera se comparte más, puedo conseguir comida y voy a estar más seguro. Espero qué desaparezca y parto para atrás hasta llegar a Tercera Clase. Ubico un asiento al lado de un cura y frente a unas señoras qué veo qué traen harta comida. Buenas noches –saludo- con permiso –y me siento. Buenas noches joven –me saludan las señoras muy sonrientes. Él cura está metido en su oración así qué no me da pelota. ¿Y adonde va usted joven? -me pregunta una de ellas. Voy a Puerto Montt y de ahí sigo a Coyhaique –respondo apesadumbrado ¡Pero qué viaje tan largo! –exclama Y yo les cuento mí tragedia de mí servicio militar y mí pobre madre enferma. Pobreciiiito -se apiadan de mí. Sírvase un sanguchito de pollo qué trajimos para todos, con confianza mijito. Y usted también padrecito, qué ha de tener hambre. 30
Qué señoras tan cariñosas, no paré de comer, si hasta un vinito sale por ahí. Él cura nos bendice a todos y pide por mí madre, por su pronta mejoría. De repente veo al maquinista qué anda recorriendo los carros así qué rápidamente me dirijo al baño. Con tanto sándwich me dan ganas de cagar y por supuesto no hay papel, tengo qué lavarme con agua y quedarme con él traste mojado. Es parte de la aventura. Regreso a mí asiento con los calzoncillos húmedos, él maquinista ya pasó, así qué no hay peligro. Por si acaso tengo qué allegarme al cura, puede ser mí salvador en caso de qué él maquinista regrese. Y usted Padre ¿a dónde va? –le pregunto lo más cordial posible. Voy a Valdivia, pertenezco a la Congregación Misionera –me responde amablemente. “Llegamos con él terremoto y nos dedicamos a ayudar a las comunidades qué perdieron sus casas allá –continúa. Pienso qué me va a ser imposible continuar en él tren, ya qué él maquinista me anda buscando y obviamente debe sentirse frustrado y enojado porqué le tomé él pelo. Si me pilla lo menos qué va hacer es echarme para abajo. ¿Y falta mucho para Valdivia? –le pregunto. A ver, llevamos 4 horas de viaje, así qué deben quedar 6 horas todavía hasta Lanco, donde hacemos trasbordo al ramal a Valdivia, de ahí, otras dos horas porqué es más lento, ya qué la línea todavía está en reparaciones por él terremoto. “Bueno durmamos un rato qué todavía queda mucho de viaje. –y da por terminada la conversación.
Me acomodo lo más cerca qué puedo del cura buscando instintivamente su protección. Obviamente dormí pésimo, con mucho frío, pendiente de qué no fuera a aparecer él maquinista. Se me aparece en sueños mí padre con uniforme de ferrocarrilero leyendo mí nota y buscándome por todas partes. Despierto, él cura y las señoras duermen felices. No sé cómo van pasando las horas, pero siento 31
qué todo sucede muy lentamente. Los asientos rectos y de madera son un suplicio, además me siento cocido como guagua. Finalmente dominado por él cansancio logro dormir un par de horas. Casi hay,
7 horas más tarde, después de haber parado en cuanta estación llegamos por fin a Lanco. Padre, yo voy a Valdivia también ¿Pero no va usted hasta Puerto Montt? –me pregunta Si pero un tío, hermano de mí mamá vive acá así qué voy a pasar a su casa para contarle sobre su estado –suena convincente.
Nos despedimos de las cariñosas señoras, después de haberle aceptado otro sanguchito para él camino. Me acuerdo de mí bolso qué lo dejé olvidado en él carro de primera. Voy rápidamente a buscarlo, pero ya no estaba. Me lo robaron con pistola y todo, me he quedado con lo puesto, no tengo nada de ropa para cambiarme. Alcanzo al curita y le ofrezco llevar sus maletas, justo cuando me intercepta él maquinista. Oye cabro, ¿no ibas a Puerto Montt? –Me contaste puras mentiras. –me increpa indignado El muchacho va conmigo –lo ataja él cura Ah está bien Padre, no hay problema entonces –responde él frustrado funcionario, dedicándome una mirada de odio. Él padre, un típico cura de pueblo, de unos imprecisos 50 años, bastante gordo y sotana cochina, resulta ser muy buen tipo, no me pregunta nada más sobre mí madre ni los parientes de Valdivia. Me comenta en él camino sobre él desastre provocado por el terremoto del año 60, el más grande registrado en la historia de la humanidad. Sobre él maremoto en Corral y las inundaciones provocadas por la salida del Lago Laja. Puede ver casas destruidas, terrenos inundados, máquinas tratando de reordenar la ciudad, es realmente un desastre. Él tren avanza lentamente porqué los durmientes están sueltos y a cada momento se deben reparar para qué él tren pueda seguir su camino. 32
Por fin llegamos a la destruida estación de Valdivia. Acompaño al cura caminando hasta la casa donde vive con su congregación, portando sus pesadas maletas llenas de libros y material de trabajo, deben ser unas diez cuadras en subida hasta una loma desde donde se divisa él río y puentes qué atraviesan la ciudad. Llego muerto. Me convida algo de almorzar, aprovecho de pasar a un buen baño, ya qué aún ando incómodo con los calzoncillos qué se secaron en mí cuerpo. En realidad no me siento muy bien, supongo que por haber dormido tan poco y tan mal. Bueno Padre, muchas gracias por él almuerzo –me despido Hasta luego hijo, vuelva a su casa qué lo deben estar extrañando –me aconseja. No sé como supo, pero está claro qué desde hace rato qué ya había descubierto mí fuga. Bajo caminando hasta el centro de la ciudad, sin plata, sin ropa y solo abrigado, por suerte, con un chaquetón qué tenía conmigo. Me siento bastante desvalido y eso qué llevo sólo un día desde qué me arranqué de mí casa. Por unos instantes me arrepiento de mí decisión y me imagino en mí casa o en el colegio. No tengo muy claro qué hacer ahora, en vez de estar en Puerto Montt estoy en Valdivia mirando el río Calle Calle, bueno la verdad es que para él caso da igual donde me encuentre. Me acerco a los lancheros del río en busca de trabajo, pero naturalmente nadie me acepta. Y aquí estoy ahora. Decido qué para qué no me pille la noche vagando, lo mejor es hacer dedo a un camión, no importa para donde vaya. Después de pedir indicaciones, cruzo caminando él puente medio destruido sobre el río Calle Calle y llego a la carretera al norte, me dirijo a un servicentro, típico lugar de encuentro de camioneros. Pregunto a varios qué pasan a cargar combustible si me pueden llevar, algunos me miran con desconfianza porqué ni siquiera tengo claro para donde voy, otros cobran por llevarme.
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Por fin después de consultar a varios, aparece un chofer con cara de simpático qué me dice; Mira yo voy a Conce, así qué si quieres te llevo para allá. Ya puh gracias, y me subo corriendo antes de qué se arrepienta. Pero antes tengo qué pasar a despedirme de una minita qué tengo acá cerca, así qué me esperas en él camión un rato, yo creo qué va a ser una media hora. Claro, así aprovecho de dormir un poco - Respondo feliz. Oye cómo te llamas –me pregunta Ignacio Herrera. Bueno Ignacio, yo me llamo Jacinto Aravena, acá te dejo cuidando la carga. Vuelvo luego. Sin más, se detiene frente a una casita modesta cerca de la carretera y me deja solo en la cabina. La verdad es qué me acomodo y me quedo dormido de inmediato. No sé cuánto tiempo dormí pero despierto con un golpe en él tráiler del camión. Miro hacia atrás y veo unas sombras qué se desplazan por encima de la carga. Obviamente son ladrones qué están tratando de romper la lona para robar la carga. Me entra él pánico, lo único qué atino a hacer es asegurar las puertas y pegarme en la bocina y rezar qué aparezca Jacinto, sino estos gallos me matan. Estoy literalmente cagado de susto. –Putas si hubiera tenido él revólver qué me robaron… Uno de los maleantes intenta romper un vidrio con un machete, yo sigo tocando la bocina, cuando por fin aparece Jacinto a medio vestir y con una gran escopeta. Los maleantes huyen al ver al conductor con su arma, más las numerosas personas qué aparecen ante él escándalo provocado por mí. ¡Ladrones de mierda, los voy a matar! –los amenaza Jacinto al momento qué dispara un tiro. “Bien cabro –me dice después –me salvaste qué me robaran la madera. Yo aún sigo choqueado y no articulo palabra, no logro sacarme la cara del tipo con él machete. Ya entra a la casa a tomarte un mate caliente con un pancito amasado, de ahí nos vamos. 34
Logro tranquilizarme con él mate y él pan. Jacinto se despide de su mina y partimos rumbo a Concepción. Menos mal qué te despabilaste y viste a los ladrones sino, él patrón me mata, esta carga tengo qué entregarla mañana en Conce a una familia de futres amigos del jefe. Aún no logro articular palabra, hasta ahora mí aventura no ha sido para nada placentera, no es lo que yo tenía previsto. Ya cuéntame de dónde eres, en qué andai metido y cuáles son tus planes –me pregunta Jacinto para sacarme de mí mutismo. Soy de Santiago -comienzo –la firme es qué me arranqué de mí casa -y así continúo contándole toda mí historia hasta ahora. Puchas qué soy avispao. ¿Y qué pensai hacer después? -Me pregunta. No tengo idea, por ahora vamos a Concepción. Buena él cabrito encachado este –exclama -ya pues, entonces vamos. Me cuenta algo de él, qué es de Villarrica, qué trabaja como chofer del camión y qué su patrón es un alemán jodido pero buena persona, aunque un poco apretado. Qué lo qué más quiere es irse a Argentina a trabajar porqué allá sí qué se gana plata y se pasa bien. Buenos caminos, buenas máquinas, buenas minas, buena paga, qué más se puede pedir en la vida –me dice súper entusiasmado. “Además cruzar la frontera es re fácil, no te preguntan ni la hora. Si hay más de cien mil chilenos qué han entrado a la mala. – continúa. A mí me empieza a gustar la idea de ir también a Argentina, pero vamos por partes, por ahora me siento medio mal, con escalofríos y un poco de dolor de cabeza. En fin, veamos qué pasa. Tomamos la ruta sur para entrar a Concepción qué me parece muy hermosa, ya qué va bordeando el río Bío Bío en gran parte del trayecto. En él pueblito de Nacimiento, Jacinto me invita a una picá de
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camioneros para tomar un suculento desayuno con una paila de huevos con jamón y harto café. Ya compadre, nos queda un par de horas porqué son como 100 kms. Pero hay una cuesta espinuda, así qué hay qué ir despacito. Tipo 10 estamos llegando, de ahí vamos a dejar la carga a San Pedro y a mediodía estamos desocupados - me indica todo su itinerario. Luego almorzamos en Talcahuano – continúa - y ahí veremos qué hacemos. Él desayuno me dejó súper bien y hasta se me quitó el dolor de cabeza, así qué estoy más animado. Ya Jacinto, tenís qué mostrarme Concepción, Talcahuano y esas partes qué no conozco nada. No te preocupes porqué “esas partes” de seguro qué las vas a conocer. No entendí qué me quiso decir, pero algo se trae este amigo. Todo el resto del trayecto es como lo vaticinó Jacinto. Llegamos a la laguna de San Pedro a las 10:10, un lugar muy bonito y con mucha vegetación. Hay muy pocas casas y todas grandes, por las señas ubicamos él lugar para descargar la madera. Obviamente yo tengo qué asistir de pioneta por lo qué quedo muerto de cansado, se nota qué no tengo costumbre ni práctica para trabajo más pesado. Las manos me quedan hecha mierda con las astillas y para qué decir la espalda y riñones, ni siquiera puedo doblarme ni estar parado. Estoy con las piernas tiritonas por él esfuerzo de las pantorrillas de tanto recibir la carga, caminar con él peso, subir unos tablones, agacharme, dejar los tablones y ordenarlos, no es cosa solo de bajar la carga sino qué además hay qué dejarla ordenadita por cuartos y tamaños. Para qué decir los hombros, qué son una pura llaga. Como a las 12:30 termínanos de descargar y Jacinto recibe bastante plata para entregar a su jefe. Me pagaron él flete en billetitos –me dijo -así qué ahora a almorzar como Dios manda.
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Cruzamos el puente nuevo sobre el río, me impresiona por lo largo qué es. Al lado hay otro puente qué al parecer también se cayó con él terremoto. Por fin ya llegamos a un restaurante y pescadería de Talcahuano. Ahora a comernos unos ericitos para comenzar y un congrio frito con mucha ensalada chilena. Ah! y un vinito de la casa -le ordena a la garzona. A mí igual pero sin vinito. Miren al niño, de dónde saliste. Tráigale un vino también sino se va a hinchar comiendo erizos con bebida. –Dónde se ha visto… Después del pescado frito, varios vinitos de la casa ya bien caramboleados, se para Jacinto y me dice solemnemente: Bien cabro chico, te la ganaste, así qué ahora nos vamos donde la tía Olga. ¿La tía Olga? ¿Es pariente tuya? –pregunto inocentemente No pendejo, la tía Olga es una gran amiga y tiene muchas sobrinas muy buenas todas. Ah ya listo, -pero es qué me siento como las pelotas… En realidad, entre él vino y los erizos, estoy medio mareado y tengo una revoltura de guata qué se escucha y siente desde lejos. Na qué ver huevón, te aseguro qué con una sobrina se te va a pasar todo, ya vamos no más y tranquilo qué no muerden. –Jajaja Partimos en él camión a la calle Orompello de Concepción, famosa por ser el barrio de las putas y en especial por la casa más famosa: la de la tía Olga. Tenemos qué golpear porqué aun es un poco temprano. Nos abre un tipo claramente homosexual. Don Jacinto, pero qué gusto de tenerlo por acá, y tan tempranito qué nos llegó. Hola Rossy –lo saluda alegremente –te presento a mí amigo Ignacio. ¡Pero si es un niñito y tan lindo! –exclama él maraco con modos afeminados. Ignacio, te presento a Rosauro, él gerente de la casa, pero prefiere qué le digan Rossy –me advierte Jacinto. 37
¿Se va a sacar él jockey mijito? –me dice él Rossy burlonamente No, si ya me lo saqué ya –respondo con orgullo Ah él joven ya es machito, bueno pasen no más qué adentro hay hartas chiquillas. ¡Pero si llegó él Jacinto! –exclaman unas mujeres adentro Y salen a saludarlo como astro de fútbol. Jacintito lindo, qué bueno qué llegaste si estábamos tan aburridas –dice una. Y este cabrito ¿quién es? –pregunta otra mirándome detenidamente Como le va, Jacinto –aparece una señora con aires de duquesa, de unos 50 años, moreno y robustos. Tía Olga, como está Usted –saluda Jacinto con mucho respeto –le presento a mí amigo Ignacio, él me salvó la carga del camión qué casi me la roban anoche. La tía Olga me analiza de pié a cabeza pero no me dirige la palabra Mire Jacinto, este niño es menor de edad y no puede estar a la noche acá, porque si lo llegan a pillar me puede costar la patente y usted sabe lo jodidos qué son con esto. No tía Olga, si nos vamos tempranito, me voy a tomar unos copetes no más y si una chiquilla se me trenza por ahí, mejor todavía. Bueno, por ser a ti no más, pasen a la salita de adentro pa qué no los vean y se me quedan tranquilitos. La verdad es qué entrar a un prostíbulo no me asusta en absoluto, estando en la Escuela de Aviación ya había ido un par de veces. Él Jacinto pide una “linterna con cuatro pilas” y nos quedamos adentro con varias chiquillas qué me meten conversa. Oye ¿y de dónde eres? ¿Qué andai haciendo por acá? ¿Querís bailar? Tómate otro combinado Está rico él cabrito
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No sé cuánto tiempo pasé tomando un combinado tras otro, pero todo me daba vuelta. Tampoco sé cuando Jacinto partió para una pieza con dos minas, según supe después. En eso llega él Rossy, Ya joven, no tome más qué está malito y don Jacinto dejó las llaves del camión así qué mejor usted se las guarda. Salgo de la sala y decido ir a sentarme al camión, estoy muy curado. Paso por un salón más grande donde veo mucha gente bailando y todas las chiquillas atendiendo a sus clientes, nadie se fija en mí. Salgo a la calle y me dan ganas de vomitar, me apoyo como puedo en una muralla y medio agachado, tratando de pasar desapercibido, vomito cuanto había comido y tomado ese día. Me subo a la cabina del camión y con todo el mundo dando vuelta en mí cabeza duermo la peor mona de mí vida. A la mañana siguiente, Jacinto me despierta apresuradamente. Despierta Ignacio y bájate qué tengo que ir a dejar la tía Olga a Talcahuano. Yo no entiendo nada, estoy muy mareado y con un tremendo dolor de cabeza, Oiga Jacinto, este niño está mal -escucho una voz lejana –parece qué además de estar con la caña está con fiebre. Rossy, lleve al niño a una pieza y qué se acueste y qué la Elena le dé una sopa con yerba para la fiebre y resaca. –le escucho decir a la tía Olga. Apoyado por él Rossy, entro nuevamente a la casa. Ya no están los clientes, todas las minas duermen o andan en bata por la cocina, tomando mate o comiendo algo. ¿Y este cabrito apareció de nuevo? Anoche estaba tan curao él pobre. Si a la Solange le dio por darle combinao y vos sabias qué eso cura al más choro. - escucho por ahí. Si pue si es puro aguardiente no más. –añade otra. Elenita –llama él Rosauro -La señora dijo qué Usted lo cuide y lo arregle porqué está hasta con fiebre él pobrecito. A ver qué pasa con este cabrito –aparece la señora Elena –veamos qué tiene pa qué la Sra. Olga se preocupe por él. 39
¡Ave María! si está ardiendo en fiebre este niño y todo mojado por transpiración. –continúa. -Ya Rossy, llévalo a la cama de la Carmencita qué no está y lo acuestas mientras le preparo él caldo con él remedio de la machi, ah y no lo andis toqueteando. Como se le ocurre Elenita, si es un niño –responde Rosauro con aires de ofendido. Varias horas después despierto casi en una alucinación, siento una silueta femenina muy hermosa al trasluz de la puerta entreabierta. A la vez tomo conciencia qué no me duele la cabeza y me siento bastante mejor. Buenas tardes joven, le traía un caldito para qué se recomponga escucho decir a la silueta. – ah y le traigo también su ropa pa qué se vista por qué voy a necesitar luego mí cama. Hola, muchas gracias –me doy cuenta qué estoy completamente desnudo. ¿Y qué pasó con mí ropa? –pregunto tapándome recatadamente La Elenita y él Rossy se la sacaron para lavarla y secarla porqué estaba muy sucia y hedionda –me responde mí hermosa extraña. De la Elenita no me acuerdo nada pero ¿él Rossy es él maricón? Sí tranquilo –se rió la amiga –pero no se preocupe qué no pasó nada. Ah menos mal, me estaba asustando. Y tú, ¿cómo te llamas? Yo soy la Carmen y soy la menor de acá –me responde coquetamente –ya, ahora vístase qué ya llegó él Jacinto. Ahí le dejo pasta de dientes y jabón pa qué se lave un poco en él baño del lado. Miro la pieza sin ventana, todo es muy pobre pero relativamente cómoda. Hay dos camas, seguramente mientras yo dormía alguien ocupó la otra. Después de tomar mí reconfortante caldo de algo qué no distingo, me visto y paso al baño a lavarme por parte con una palangana con agua y un balde, porqué obviamente no hay ducha y tampoco lavatorio. Llego a la cocina, lugar de reunión y me reciben todas las niñas con la Carmen, él Rossy y la señora Elena qué me la presentan como mí salvadora. 40
Miren pero si ahora llegó como nuevo mijito Harto rico resultó él minito este –dicen por ahí Ya mijo, no les haga caso a las chiquillas qué son unas frescas – me dice la señora Elena riéndose –y dígame Elenita no más. Jacinto me recibe con una gran carcajada, ¡Menos mal qué resucitaste hombre!, si creía qué te morías de puro curado. ¿Qué me dio Elenita qué me quitó el resfrío y la curadera? –le pregunto Secretos de machi no más mijo, pura naturaleza. –Me responde. Acto seguido Jacinto me presenta a cada una de las chiquillas Este es él Ignacio y es un cabro muy choro, amigo de la ruta. Los saludos a todas de beso, en total deben ser unas diez. Al llegar donde Carmen, mi amigo me advierte. Mucho cuidado con esta señorita porqué es fruta prohibida. La observo ya con más atención y es realmente una belleza de campo, grandes ojos negros, una sonrisa hermosa con grande y blanca dentadura y de cuerpo, extraordinaria, tanto de trasero como senos. No es baja aunque algo rellenita. Es lejos lo mejor del grupo. Si ya nos conocemos –comento –Ella me prestó su cama y me llevó la ropa limpia. Qué va a ser fruta prohibida si es igual a todas no más, –escuché comentarios sobre Carmen, entre chelos y envidias -si total, si está acá por algo será. Jacinto me aparta un poco y me explica la situación; Oye, anoche me gasté toda la plata del flete y no tengo como volverme a Valdivia, así qué conseguí con la Olga qué nos tenga acá mientras hago unos fletes y junto suficiente dinero para volverme. ¿Y nos van a alojar a los dos? Si pué –continúa -si estamos juntos en la misma. Además todas las noches tengo qué ir a buscar al amante de la Olga al puerto porqué es marino mercante y justo está en Talcahuano, e ir a dejarlo en las mañanas. 41
¿Y qué pasa con tú patrón? Menos mal qué está fuera de Chile –me responde –así qué no tendremos problemas por ese lado. Volvemos donde las chiquillas qué siguen pegadas al mate y un brasero, comiendo tortillas al rescoldo mientras escuchan por la radio a Julio Jaramillo cantando; No puedo verte triste porque me mata Tú carita de pena mí dulce bien Me duele tanto él llanto qué tú derramas ¡Qué se llena de angustia mí corazón! En eso aparece la tía Olga vestida para él negocio, ordenando. Ya niñitas, vámonos a cambiarnos ya qué son las 8 y luego empiezan a llegar los clientes. “Y Jacinto no te tomes la plata qué ganaste hoy, sino nunca te vas a ir con ese chiquillo de aquí. Ahora anda a buscarme al Manolo a Talcahuano qué está por salir. Al regreso de Jacinto, salimos a dar una vuelta por la ciudad para hacer tiempo, ya qué no nos podemos mezclar con la clientela qué paga, además no sabemos qué camas se van a desocupar, así qué vamos a tener qué caminar mucho rato. ¿Y de dónde conoces tanto a la señora Olga, qué se porta tan bien contigo? – pregunto un tanto curioso Lo qué pasa es que yo también anduve vagando un tiempo y la tía Olga me recogió de la calle, y me ayudó mucho así qué yo le estoy muy agradecido. Pero siempre me dice qué los negocios no se mezclan – continúa - así qué yo puedo llegar a la casa pero él trato con las minas es cuenta mía, igual con él trago. Pero por lo demás somos muy unidos y nos ayudamos en todo. ¿Y él Manolo es él querido de ella? Sí, pero es él de turno –responde –la tía Olga no se hace problemas. Su única familia es una hija qué la ve poco y qué vive en Santiago. ¿Y qué tal es la hija?
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La Margot –me responde con un suspiro –es inteligente, buena moza, las tiene todas. ¿Y tú te enamoraste de ella? -Le pregunto Mmmm si y la vieja la mandó lejos para qué no se metiera conmigo. Ya está bueno. Y no seai intruso cabro chico –exclama riéndose. Oye, y esta mina la Carmen qué me prestó su pieza, es harto buena. Si pero no te metas porqué la Carmen es hijastra de un sargento de paco qué él muy vaca la metió a la casa para ganar plata con ella. “Además -continúa –la tiene de querida del Alcalde y otros clientes con mucha plata o mucha importancia. No puedo creer qué tenga a su hijastra de puta solo para ganar plata. ¿Y qué dice su madre? -Pregunto No se hace problema porqué le interesa qué haya plata en la casa. Allá, él sargento les pega a la madre y a ella, así qué aquí tiene un mejor vivir. –Responde Jacinto. Nos tomamos una cerveza con un hot dog y regresamos a Orompello un rato después. Pasamos directos a una pieza interior qué conoce Jacinto y nos tendemos a descansar. Voy a dormir -me dice Jacinto –mañana tengo qué trabajar y debo levantarme temprano para ir a dejar al Manolo de regreso al barco. Un par de horas más tarde, me despiertan suavemente. Ignacio, sssshhhh, ven conmigo Es la Carmen qué me toma de la mano y me lleva a través de los pasillos a otra pieza desocupada. Estese bien calladito para qué no nos pillen, mire qué si llegan a saber me matan. Nos metimos en la cama, nos desnudamos rápidamente y nos abrazamos fuertemente. Ella me besa en todo el cuerpo y yo trato de hacer lo mismo pero torpemente. Su piel no es tan suave pero es muy dura, toco sus grandes pechos y nalgas, ella me acaricia el pene y hasta ahí no mas llego. La falta de experiencia y demasiado entusiasmo me 43
juegan una mala pasada y no me puedo aguantar; termino entre sus manos. La miro con terror y culpabilidad. No te preocupes –me dice tiernamente –a todos les pasa, si hasta los viejos se van cortados rapidito, pero yo te voy a enseñar. Yo me dejo querer y al minuto, con la pericia de Carmen, ya estoy nuevamente en posición de reiniciar nuestra apasionada unión. Esta vez, se monta arriba de inmediato y se las arregla para un gran amor. Me besa él cuello, los labios, me tira él pelo, se mueve con unas ganas increíbles, me aprieta con sus muslos y gime de manera intensa. Yo la contemplo extasiado mientras mueve sus senos con unos inmensos pezones. Por fin ella ahoga un grito y se desploma encima mío en él momento en qué yo termino con más fuerza y ganas qué la primera vez. Se queda unos minutos en esa posición, y me dice. Me gustaste desde qué te vi durmiendo en mí cama, sabes yo nunca me había acostado con un cabro como tú, siempre viejos y cochinos. Esta es primera vez qué lo hago porque quiero. “Mientras estés acá, yo te voy a ver cada noche o cada vez qué podamos –continúa mientras se tiende a mí lado. “Ahora mejor nos vamos porqué si me pillan me sacan la cresta. ¿Y quién te puede pegar? -Le pregunto sabiendo la respuesta Mi padrastro, no me deja andar con nadie, solo con los viejos con plata. Hoy vino él Alcalde y le dije qué andaba con la regla para poder venir a verte. ¿Y te pueden pillar? -Pregunto preocupado. No sé, no debiera, a no ser qué algunas de las chiquillas qué son súper envidiosas le vaya con él cuento, pero bueno eso será mañana. Nos despedimos con un sentido beso y hasta mañana. Afuera todavía hay bastante ruido y parejas qué se desplazan de una parte a otra. Me encuentro con una de las minas qué me presentaron anteriormente. Me queda mirando con malicia, pero no dice nada. Estoy enamorado, esto es asombroso, si mis únicas experiencias anteriores fueron con la empleada de la casa qué me descartuchó, más 44
dos putas viejas y gordas de San Martín cuyas relaciones duraron no más de 5 minutos, incluyendo sacarme la ropa y vestirme. Me duermo inmensamente feliz y relajado, pensando en ella. A las 7 am. Me despierta Jacinto... Ya, tenemos qué llevar al Manolo al puerto y de ahí vamos a hacer unos pololitos para recuperar la plata, así qué tenis qué ayudarme. “Ah –continúa –anoche desapareciste, ten mucho cuidado porque nos vas a meter en problemas con esa minita, ya no me atrevo a dejarte solo acá. Está clarito qué voy de pioneta, bueno hay qué ganarse la vida. Dejamos al Manolo, nos tomamos un café con un sándwich y de ahí comenzamos a trabajar. Trasladamos cemento y pinturas para una ferretería, ladrillos para una construcción, más madera de una barraca al local de ventas. Hay mucha actividad así qué no fue difícil encontrar pitutos. Volvimos a la casa como a las tres de la tarde, muertos de cansancio y adoloridos, pero con bastante dinero. Encontramos nuevamente a las niñas escuchando su radio favorita, ahora a Lucho Barrios cantando: Déjeme tranquilo, señor abogado No quiero defensa, prefiero morir Yo la he matado, Porqué se ha burlado De mí amor sincero delante de Dios. Pero miren quien viene llegando –advierte una de las niñas. Si anoche andaba calladito por los pasillos, si parecía un gato de campo. Y tan niñito qué parece, se hace la mosquita muerta no más. Ah bueno pero te apuesto qué la idea vino de la otra, este cabrito no iba a tener las patas para encamarse así no más. Todos estos comentarios los escucho sin darme por enterado de nada, pero noto a Carmencita muy nerviosa aunque igual, en cuanto me vio, me dedicó una maravillosa sonrisa. 45
Oigan chiquillas, porqué en vez de estar pelando, nos vamos de paseo a la playa en él camión, aprovechemos qué él día está súper bonito. –las invita Jacinto. Buena Jacintito, vamos –responden todas Ya y quién le pide permiso a la tía Olga Yo le digo no más –interviene nuevamente Jacinto La tía Olga no pone reparos, pero antes de partir se dirige a Carmen A ver Carmen, ¿cómo es eso qué anoche no se pudo quedar con él Sr. Alcalde porqué está con la regla? Si tía, es qué se me adelantó. –responde manifiestamente nerviosa A la vuelta vamos a verificar –le advierte –mucho cuidadito… Y nos vamos en él camión de Jacinto a Tomé. El chofer se va con sus dos minas en la cabina, mientras yo me voy atrás con 6 chiquillas más, incluyendo a Carmencita, qué no se separa de mí lado. Todas felices cantando sus melodías tan propias: Me engañas mujer con él mejor de mis amigos qué fue Como un hermano y con él te encontré y a los dos perdoné Un día te vi él corazón y mi alma te di Ingrata mujer me enamoré de ti Llegamos a la playa, es día de semana y primavera, no hay nadie a esa hora, todas felices corren por la arena, se mojan los pies en el agua, son niñas adultas, con una tremenda carga de historias crueles en su mayoría. En sus vidas por lo general no ha habido amor ni cariño de nadie. Proceden de pueblos aislados, sin ninguna esperanza de vida o proyección de ninguna especie. La mayoría tienen hijos mandados a cuidar por ahí o en casa de sus madres, ya qué la tía Olga no permite criar niños en la casa. Cuando se acuerdan de ellos sacan alguna foto desgastada y la miran primero con ternura qué se convierte en llanto. Con Carmen camínanos tomados de la mano.
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Ignacio -me dice -me gusta estar contigo, eres más de mí edad y tan distinto a todos esos viejos ¿Es verdad qué tú padrastro te metió acá? -pregunto sin saber si se va enojar con mí intromisión. –Jacinto algo me dijo Si, ese viejo de mierda, cuando yo era chica ya abusaba de mí y cuando crecí, me metió adonde la tía Olga para ganar plata. Él se queda con todo y ni a mí ni a mí mamá nos deja nada. “Y mi mamá con tal qué no le pegue, no dice nada, y a mis otras hermanas, las hijas de él, las cuida como si fueran un tesoro, total como yo no soy su hija hace lo qué quiere conmigo ¿Y tú papá? – pregunto Desapareció cuando yo nací, así qué me crié con mi mamá en el campo hasta qué llegó este tipo cuando todavía era cabo de carabineros. Después lo trasladaron a Conce y lo ascendieron a sargento. “Acá todos le tienen miedo porqué es un vaca, tiene amenazada a la Olga qué si no hace lo qué él quiere, le cierra la patente y ahora qué me tiene de querida del alcalde con mayor razón. Nos integramos al resto del grupo, con quienes jugamos tirándonos arena y al pillarse. Se hace tarde y volvemos a la ciudad después de haber disfrutado un momento inolvidable. Jacinto con sus dos minas adelante, qué lo comparten hermanablemente, Carmen, un par de lesbianas amorosas qué aprovechan de demostrarse su amor sin tapujos, él resto y yo vamos atrás, nuevamente cantando. En la noche volvemos a encontrarnos con Carmen, quién me va a buscar a mí cama, pero ahora Jacinto está despierto. Nos advierte ya más en serio. Tú sabes qué si los pillan, se va a armar literalmente la casa de putas, así qué con mucho cuidado. Sí, les dije qué estoy con la regla, así qué no me van a controlar. Lo tranquiliza Carmen
Pasamos una noche fantástica, llena de gozo y felicidad. Nos prometemos amor eterno, qué aunque ella trabaje en la casa yo la voy a querer igual, nunca me iré de Conce, qué trabajaré con él Jacinto 47
hasta qué cumpla los 18 y pueda tener carné de chofer. Entonces podremos irnos juntos a Argentina. Me voy de su cama ya casi de madrugada, me dirijo a mí sucucho pero esta vez me quién me descubre es él Rossy, quién hace su última ronda antes de acostarse. Y usted joven ¿qué anda haciendo a esta hora? –Me pregunta extrañado mientras mira a la pieza de Carmen. Me levanté al baño –le respondo mientras me dirijo rápidamente al sucucho donde Jacinto. Le comento a mí amigo sobre él casual encuentro con él maricón. ¡Cagaste! -me dice Jacinto, -él Rossy puede ser muy buena persona pero por sobre todo es él sapo de tía Olga y tiene la obligación de contarle todo lo qué ve. Y qué va a hacer –le pregunto –está claro qué sospecha de la Carmencita. Mañana, después qué se vaya Manolo, la va a revisar y después te va a echar cagando. Pero bueno veamos qué pasa mañana, igual tenemos qué hacer un flete chico y después nos vamos. Vamos nuevamente a Talcahuano a dejar a Manolo y continuamos como estaba planeado. Volvemos a mediodía y Carmencita me está esperando a la entrada. La tía Olga no está en casa, salió a comprar algo –me comenta “Por favor Ignacio vamos al cine -me pide, -he ido muy pocas veces al cine y lo único que quiero es ir contigo, por favor… No sé Carmencita, te pueden retar o qué sé yo qué te pueda pasar No -me dice -si no pasa nada, la tía Olga no me dijo nada, se olvidó de tema, vamos no más. Bueno déjame avisarle a Jacinto, él tiene qué saber donde estoy. Ya bueno, pero no entres a la casa, vamos altiro. -Me apura ansiosa por partir rápidamente –“Ah y yo te invito porqué junté algo de unos recortes qué me hice. Le cuento a Jacinto, quien me advierte preocupado. Algo anda mal, yo creo qué hay problemas. Bueno anda y después nos vamos, no te quedes por ninguna parte.
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Prometo qué así será y nos vamos corriendo al cine antes qué nos pillen Entramos a ver una mexicana de Miguel Aceves Mejías. Nos sentamos bien atrás a pololear y prometernos más amor y fidelidad. Después del cine camínanos un rato por la plaza mientras tomamos un helado. Carmencito me confidencia Esto es lo qué siempre quise hacer; andar con un pololo tomados de la mano paseando por la plaza y tomándome un helado. Para mí esto es un sueño. “Ignacio, ¿me prometes qué algún día podamos hacer esto nuevamente? –me pregunta con desesperanza. Te lo prometo, siempre voy a estar cerca de ti y saldremos cada vez qué puedas. Nos fuimos caminando hacia Orompello. Casi al llegar a casa de la tía Olga, nos sale al encuentro Jacinto. Carmencita, no le pediste permiso a la tía y está furiosa contigo y además le contaron qué tú no estás con la regla y qué le mentiste. Jacinto –le pide Carmencita –vámonos lejos los tres, por favor sálvame, llévanos a Argentina y nos dejas allá. No alcanzó a responder Jacinto, qué ya estaba poniendo cara de afligido, porqué no sabía qué hacer, cuando violentamente se detiene un radiopatrullas y baja él sargento padrastro de Carmencita. A ver, ustedes tres entren en la casa de inmediato. Alcanzo a divisar la cara de pánico de Carmencita, la tomo fuertemente de la mano. Pero es violentamente separada de mí con una cachetada qué le propina él sargento, arrojándola al piso. Puta de mierda qué te has creído, inventando qué estás con la regla para no acostarte con él alcalde y andai caliente con este pendejo qué no tiene ni uno. Me abalanzo contra él sargento para pegarle, pero obviamente este tipo, acostumbrado a las peleas con los estudiantes de la U de Conce, me esquiva al momento en qué me propina un puñete entre nariz y ojo.
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Caigo desvanecido al suelo viendo literalmente todas las estrellas junto con la sangre qué se me agolpa por salir. ¿Y este huevón qué se cree?, le meto un tiro y no me sale ni por curado. Jacinto te llevai a este cabro altiro, no quiero verlo nunca más, sino lo meto de mocito a la peni para qué se lo afilen, si tanto le gusta andar tirándose minas ajenas. “Y tú Olga, -continúa -¿no podís cuidar a la niña?, si andas tan loca con tú Manolo qué dejas a la cabras suelta, mucho cuidadito sino te quito la patente y hasta ahí no más llegai. Jacinto me ayuda a levantarme y sale conmigo a la rastra, yo voy llorando de rabia e impotencia. La Elenita sale a calmarme con unas hojitas de laurel y otras cosas qué me pone en el ojo y nariz hinchados. Ya mí niño, -me dice –Él sargento está muy enojado y se pone como tigre enjaulado cuando le da la furia, y por si acaso, la qué le fue con él cuento al sargento fue la Solange, la mina qué él tiene acá, la Olguita no tuvo nada qué ver. “Y se despide -váyase a su casa qué lo deben estar extrañando y olvídese de la Carmen qué de acá no va a poder salir nunca. No Elenita, -le respondo -en cuanto pueda voy a venir y me la voy a llevar conmigo a cualquier parte, dígale eso, qué la quiero y qué voy a volver. Ni Jacinto ni Elenita hacen comentarios sobre mí promesa, saben qué eso nunca va a suceder. Nos subimos al camión y viajamos en silencio, de vez en cuando me cae una lágrima, Jacinto me mira con pena y respeto, sabe de dolores y qué en estos momentos lo mejor es guardar silencio. Llegamos al cruce con él camino Longitudinal. Jacinto se detiene en un servicentro. Ya Ignacio, hasta acá llegamos, toma algo de plata y regresa a Santiago con tus padres, ya tuviste tú aventura y cuando crezcas, me buscas por Valdivia y nos juntamos a recordar. Como sabes si a lo mejor volvemos a tener otra aventura juntos.
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Sé qué lo qué dice Jacinto es verdad, debo regresar, no estoy con ánimo de continuar otra aventura, ésta me duele demasiado. Nos damos un gran abrazo de viejos amigos, nos separamos y continuamos nuestros destinos.
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3. BOHEMIA SANTIAGUINA ¿Qué nos espera esta noche? –pregunta él Lucho, mí gran amigo del barrio Primero vamos al Bar de Roberto Inglez en la calle Ahumada, después podemos ir por él Lucifer en “San Diego con Matta donde las maracas son más baratas” y rematamos en él “Tarapacá donde la vida no vale na”–respondo entusiasmado por esta noche qué nos espera. ¿Y nos alcanza la plata? Esperemos qué sí, con todo lo qué nos dio tú mamá tenemos de sobra –afirmo convencido de la administración de las arcas destinadas a la farra. Nos arreglamos en la casa del Lucho, en la calle Abdón Cifuentes, al lado de mí casa. Nos vemos muy elegantes, pintosos para un sábado por la noche, estamos listos para enfrentar la vida nocturna de Santiago; queremos vivir la bohemia de la capital, noche brava llena aventuras y misterios; qué nos depara esta jornada de invierno, con una fría neblina, pero llena de adrenalina y calor de la excitación. Vestimos la típica chaqueta azul cruzada, pantalones grises, corbata roja, abrigo Scappini, sombrero de ala corta y bufanda blanca, zapatos lustrados y guantes de cuero, es decir no podemos estar más encachados. La única diferencia es qué mí abrigo es de tweed gris caspeado y él de Lucho es pelo de camello, por lo demás estamos vestidos iguales. Nos rociamos él clásico Flaño, fragancia de machos y de conquistas. Lucho es mí hermano de sangre, hace años nos hicimos un corte en él dedo índice y unimos nuestras sangres en un pacto de hermandad qué no debiera separarnos jamás. Cuando me fui de la casa, hace poco tiempo, Lucho y su familia querían salir a los caminos a buscarme, estaban francamente preocupados. Él día qué volví de Concepción cuando me fui de la casa, en vez de irme directo a mí casa, por temor a las represalias, me fui a la casa del Lucho, y su madre me acompañó a la mía para enfrentar a mis padres. Obviamente mí papá se enojó más porqué, además de arrancarme, no enfrenté él reencuentro como hombre y tuve qué acudir a pedir ayuda a una persona extraña. Bueno, todo eso ya pasó y ahora vamos a salir de juerga.
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La mamá del Lucho me llamó en la tarde y me dijo: Ignacio, tú ya has comenzado a vivir tú vida y quiero qué mí hijo sea igual a ti, ya está grande y debe tener sus propias aventuras, así qué a la noche te doy plata y lo sacas a todas las partes qué a tú te gustaría ir. La mamá del Lucho tiene sus rollos, es abogado y trabaja en un Juzgado del Crimen en él centro, una vez nos mandó a seguir a un tipo malacatoso y estúvimos todo un día espiándolo y haciendo un informe de todo lo qué hacía. Él tipo nos cachó y nos amenazó con un revólver, salimos apretando cueva y logramos tomar un colectivo, él chofer no nos quería abrir la puerta pero estábamos tan cagados de susto qué abrimos nomás y nos metimos a la fuerza. Vimos cómo él tipo venía tras nuestro y nos hizo una seña qué nos mataría, así qué desaparecimos y nunca más volvimos. Cuando le contamos a la mamá de Lucho lo qué nos pasó dijo -lo cago, te juro qué lo cago, este huevón se va a pasar el resto de su vida en cana, mira qué venir a amenazar a mis niños. Pero me quiere mucho, si para él Mundial de Fútbol del 62, compró entradas para Lucho, sus hermanas y me incluyó en él lote, fuimos a ver casi todos los partidos en Santiago, en especial contra Brasil con Pelé incluido y él histórico contra Yugoeslavia donde Chile definió su tercer lugar gracias al gol de media cancha de Eladio Rojas. A la salida del estadio marchamos por la Alameda y todo fue efervescencia gritando él Ceachei. Nos damos los últimos toques y ante la mirada de complicidad de los padres de Lucho, salimos a tomar un taxi y nos dirigimos a la calle Ahumada al restaurante Falabella, donde actúa Roberto Inglez, famoso pianista y director de orquestas. Él show de hoy se transmite en directo por Radio Portales e incluye a Monna Béll, una famosa cantante mexicana. ¿Tienen reserva los señores? –nos pregunta un mozo con formalidad aunque con asombro por ver entrar a dos muchachos. Si por supuesto –le respondo con naturalidad canchera, -a nombre de Ignacio Herrera. Por acá por favor –nos indica llevándonos a una mesa bien ubicada cerca del proscenio. Nos sentamos y pedimos dos Martini secos de aperitivo, él mozo nos miró, cachó qué no teníamos edad pero no le importó así qué trajo los coctel con queso más algunos petit bouchet. ¿Están bien los señores o quieren ordenar algo de cenar? 53
Sí por favor, nos trae la carta. Como no señor –responde con toda parsimonia. En él proscenio Monna Béll, acompañada al piano por Roberto Inglez más una pequeña orquesta, inicia su show cantando: Antes de qué tus ojos me confirmaran qué me querían Ya lo sabía, ya lo sabía. Porqué con la mirada tú me pusiste un telegrama Qué me decía, qué me decía En realidad estamos disfrutando este minuto y nos sentimos unos caballeros de la noche. A continuación ordenamos filet mignon con papas duquesas y vino tinto Mona Bell sigue con su gran éxito “eres diferente diferente al resto de la gente qué siempre conocí” Putas mí hermano –me dice él Lucho un tanto entonado –parece qué él Martini y él vino se me están yendo a la cabeza. Tranquilo compadre, pidamos una cachantún y vamos tomando de a poco porqué la noche es larga –le recomiendo. Aquí están sus pedidos, filet mígnon para él caballero y entrecot a punto para Usted, su acompañamiento de papas duquesa y palta. –nos indica el mozo mientras despliega los platos sobre la meza con gran arte. Ya más tranquilos y con él efecto de la comida y él agua mineral, logramos estabilizar el alcohol. Aprovechamos de conversar mientras qué a la vez míranos embelesados a Mona Bell, es una rubia estupenda con grandes ojos verdes, escote generoso y una enorme simpatía. Yo me sé la letra de todo su repertorio, así qué mientras ceno voy cantando sus canciones. De repente distingo a Roberto Inglez qué le hace una seña a la cantante indicándonos a nosotros como sus admiradores. La siguiente canción se la dedicamos a estos jóvenes tan simpáticos qué tenemos por acá –anuncia la popular cantante. Siento qué todo el mundo nos mira y me doy cuenta qué los jóvenes somos nosotros. Me pongo rojo mientras miro a Mona Béll agradeciendo su gesto. La artista me sonríe y me hace un giño de ojos qué naturalmente yo interpreto como conquista y le devuelvo con máxima coquetería un beso con la mano. La cantante con mucha cancha se acerca y baila a mí lado con un ritmo sensual.
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La vida es una tómbola Tómbola tom tom tómbola Termina su canción y me da un beso en la mejilla, yo excitado ante ese gesto le tomo la mano, me levanto con agilidad e intento darle un beso en la boca, pero ella con maestría y delicadeza me elude y me dedica una gran sonrisa qué me enloquece. Para mí ella es lo máximo. Una vez qué termina su actuación, se retira e intento seguirla pero él mismo Roberto Inglez se interpone para dedicarme una canción con él piano. Muchachos acompáñenme con las siguientes canciones cantando en inglés. Para ustedes Blue Moon... Feliz, sintiéndome todo un artista, salgo a cantar junto al maestro. Él público se entusiasma y cantan o salen a bailar. Continuó con “Él Manisero”, “Again” y otros. Pero al rato noto qué no todos están igualmente encantados. Ya poh Ignacio, sigamos con la segunda parte del panizo –me recuerda mí hermano de sangre. Ok, moozo, la cuenta por favor –solicito en forma digna sin qué se me note voz de curado. Pagamos, nos ponemos nuestros elegantes abrigos ayudados solícitamente por él mozo ante la propina qué le dejamos. Nos despedimos del músico qué continúa interpretando melodías suaves en su piano. Good night Mr. Robert Good night kids and back soon, and Monna left her affection for you. Oh thank you and please téll her all my love. Ok, I will do it. Salimos a la calle Ahumada, a esta hora está llena de patines y grupos de cabros tomando, riéndose en las esquinas, tratando de conquistar “patines” por poca plata. Tomamos un taxi. Buenas noches jefe –saludamos al chofer mientras nos vamos subiendo. Buenas noches jóvenes, ¿dónde se dirigen? A la boîte Lucifer. ¿A la boîte Lucifer con esa pinta? –nos indica. Así es pues, vamos a ver las minas de por ahí.
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Si son puras empleaditas de las casas qué se reúnen pa agarrar algo y tomar gratis. Bueno esa es la idea –le respondo conocedor del tema. Bien pues, vamos entonces -me responde mientras echa a andar él taxímetro. Un portero sin dientes, curado y mal trecho nos hace pasar mientras nos pide una propina. Ya puh jefecito para poder echarle algo al guargüero –nos dice Un mozo recepcionista nos conduce a una mesa central, seguro qué lo impactamos con nuestra pinta porqué nos ubica en una buena posición cerca de la pista de baile, más propinas... Él ruido es ensordecedor, se escuchan los merengues, cumbias y cha cha cha. Él olor a cigarro y cerveza pega fuerte. Finalmente aparecen las minas bailando desenfrenadas, moviendo caderas y pechugas al ritmo caliente de la música tropical. Los tipos babean con caras de bruto, entre lachos y curados, con él cigarro colgando, tratando de seguir la música y hacerles algo de collera a las bailarinas. Nos sentamos y pedimos las típicas piscolas. Es otra onda bien diferente a la de dónde venimos, él ambiente es francamente picante pero para eso vinimos, para pasarlo bien con las minitas. Oye ¿no es la Flor esa qué está allá? –me indica él Lucho. Claro qué es ella, tráela paz acá –lo empujo. La Flor es una empleada qué trabajó en la casa del Lucho hasta hace poco, de la cual él estaba muy enamorado, por no decir caliente. Era su sueño erótico. Un día la Flor se mandó a cambiar dejándolo hecho un mar de lágrimas, frustrado por no haberle podido declarar su amor. Noo, na qué ver, cómo voy a ir si está con más gente –me expresa tímidamente. Anda no seai hueón, y si está con otra amiga las convences para qué se vengan a sentar con nosotros mejor. Después de varios intentos logro convencer al Lucho, quien parte vacilante entre las mesas a buscar a la Flor. La analizo de lejos, sigue con su tremendo cuero, grande, maciza, tremendas tetas y un culo enorme. Cabello crespo y medio colorín. Pero su rasgo más lascivo es su boca; grande, gruesos labios, risa entre tierna y provocativa qué muestra toda su blanca dentadura.
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Observo la situación desde lejos y con sorpresa veo qué la Flor divisa al Lucho antes qué alcanzara a llegar a su mesa. Se para y se le tira literalmente a sus brazo. Lo abraza y lo besa con mucho cariño o pasión, no alcanzo a cachar. Todo es un espectáculo en tercera dimensión, la gente bailando, la música a todo volumen y él Lucho sigue besando a la Flor mientras la orquesta canta. Qué es lo qué pasa compadre Lo qué pasa es que la banda esta borracha Esta borracha esta borracha Él Lucho regresa a la mesa con su mina y su amiga: Ignacito qué bueno volverlo a ver con mí Luchito, si fue una sorpresa tan grande. Yo qué tenía tantas ganas de verlo y no hallaba cómo comunicarme con él y qué la señora no se enterara. Y aquí me lo encuentro ahora tan lindo y tan grande este mijito rico, qué casi me lo como –me dijo todo eso de corrido qué casi se ahoga y lo increíble es qué además literalmente casi se lo come. Hola yo soy la Jenny –me saluda la amiga con un beso mientras nos sentamos en nuestra mesa. Bien pues chiquillas, vamos pidiendo algo para qué no estén secas. Ya pues oye y podemos pedir un sagacito de palta qué estoy con más hambre qué piojo de peluca. Mozo -llamo con autoridad. Dígame señor. Por favor cuatro piscolas y unos sándwich, ¿de qué tiene? Completos, jamón palta, barros jarpa y barros lucos. Yo un churrasco tomate –dice la Jenny manifestando su hambre con un gesto de devoradora. A mí lo qué me dé mí amorcito –indica la Flor mirando al Lucho. Traiga 4 churrascos mejor –le ordeno al mozo para simplificar él pedido. Ya ahora vamos a bailar un poco – las minas nos toman de las manos y salimos a la pista los cuatro sintiendo él ritmo Él merengue para gozar Él merengue pa basilar Un pasito por aquí Un pasito por allá Felices nos adueñamos de la pista, -mueve las caderas, mueve las pechugas, eso mí negra, al son de la alegría, al ritmo tropical. La Flor no 57
pierde oportunidad de agarrarse del Lucho. Lo besa, se le acerca, se le refriega de espalda, le pone las pechugas en la cara. Él Lucho está frenético, agarra lo qué puede y la Flor responde coqueta y feliz. Volvemos a la mesa, tomamos, comemos, nos reímos. Yo también pololeo con la Jenny, no en la forma de Lucho con la Flor, pero algo me toca. Él Animador anuncia –ahora con nosotros Humberto Lozan, canta para los enamorados. Sale a escena él vocalista de la Huambaly cantando su clásico. Quémame los ojos si es preciso vida Pero nunca digas qué no te ame así Vamos a la pista a bailar un lento. -Los invito. La Jenny me toma de la mano y me lleva al centro de la pista de baile. Se me pega con todo el cuerpo metiéndome su pierna entre medio de las mías. Y qué edad tenís tú –me pregunta Jenny. 18 -le miento. Eres harto cabro chico para andar tan pinteado. Y tú eres harto buena –le replico – ¿y trabajas con la Flor? Si puh somos colegas, trabajamos juntas en la misma casa. ¿Trabajas de nana? –pregunto ingenuamente. ¡De nana! ¿Estai gueón?, en la misma casa de putas –me responde socarronamente. Ahhh yaaaa, chuchas. ¿Y qué están haciendo acá entonces? Es qué nos vamos a juntar con unos viejos guatones qué nos pagan para venir a bailar con ellos, así qué los estamos esperando. ¿O sea qué en cualquier momento nos van a dejar? Si poh, con harta pena porqué Ustedes son mejores qué los viejos, pero ellos nos pagan harto. En eso veo qué Lucho con la Flor qué desaparecen por entre unas puertas misteriosas. Es peligroso qué la Flor se vaya con tú amigo porqué los viejos guatones son mafiosos y quizás qué le pueden hacer si lo pillan – me advierte la Jenny ante la desaparición de la pareja. Vamos a ver donde se metieron –le indico.
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Las puertas misteriosas dan a reservados qué sirven como motel, encontramos varias parejas en situaciones poco decorosas pero no vimos a nuestros amigos. Un tipo qué hace de acomodador de los reservados nos intercepta para ver si vamos a ocupar uno o no. Volvemos al salón sin éxito. Llegaron los guatones –me avisa la Jenny alarmada. Los miro e indudablemente por la cara qué tienen, no cabe duda qué son maleantes, traficantes o qué sé yo, pero claramente son bandidos. Nos andan buscando –me indica la Jenny –qué no me vayan a ver. ¿Porqué tanta alharaca? , total si no las encuentran hay otras. Es qué nos pagaron por anticipado con la condición qué los esperáramos y si no nos encuentran nos pueden sacar la mugre Chuchas, entonces sigamos buscando. En eso de repente y tras un biombo aparecen Lucho y la Flor, felices como si nada más existiera, tomados de la mano, riendo y besándose. Jenny corre hacia ellos entre las parejas qué están en la pista de baile, uno de los malos nos cachan y viene donde nosotros, me agarra de la manga y alcanzo a pegarle un combo. Lucho nos ve y parte en contra del otro malandra qué se me venía encima. La Flor agarra al mafioso del pelo y lo tira de espalda mientras nos grita qué arranquemos porqué nos pueden matar. Ante él bullicio, se encienden las luces, la orquesta con Humberto Lozan incluido, dejan de tocar y por suerte para nosotros aparecen los matones de la boîte. Nos agarran y nos tiran a la calle sin darnos ni siquiera la oportunidad de recuperar los abrigos y sombreros de la guardarropía. Corramos huevón -solo atino a gritar a Lucho. Y la Florcita, ¿qué va a pasar con ella? Na poh, si ella debe saber cómo manejar a estos tipos, por algo tiene esta pega. Pero capaz qué le peguen y yo no quiero qué le pase nada por mí culpa. Ya tranquilo, ¿cómo estuvo? –le pregunto mientras corro. Súper buena, este fue mí primer polvo y lo bueno qué fue con la Flor -me responde feliz y agitado -Ya no corramos más ya no nos siguen. De pronto veo a uno de los bandidos qué viene con un punzón de anticucho corriendo hacia nosotros. En la esquina de Diez de Julio con Nataniél, hacemos parar un auto y nos metemos a la fuerza. Conduce un cabro joven qué va con su polola, 59
le pido qué nos lleven porqué nos quieren asaltar, y qué nos deje un poco más allá. Ya vamos cabros, yo salgo por Lord Cochrane hasta la alameda, así qué los dejo por ahí. Gracias se pasó, puchas qué buena persona –le expresamos todo tipo de agradecimientos. Ya tranquilos, Lucho me consulta: ¿Qué hacemos ahora? Vamos a la Posada Tarapacá en la Av. España, como habíamos planeado –le respondo con él hocico caliente. ¿Y nos queda plata? Parece qué no. ¿Y cómo vamos a tomar? Asaltamos un curado –le respondo seguro. La verdad es qué no estoy tan seguro de lo qué digo y no sé si pueda hacerlo, pero debe ser fácil aunque igual me da julepe. ¿Quéeé? Cómo vamos asaltar a alguien. –Se sorprende mí amigo. Tú le conversas algo mientras yo por detrás le pongo un fierro en la espalda y le digo qué es un asalto, y como no va a cachar nada creerá qué es un revolver, le pedimos plata, nos vamos a la Posada y seguimos tomando. Lo vi en una película italiana. ¿Estay seguro? –me pregunta no muy convencido. Si poh, démosle no más. Camínanos hasta la Av. España y nos acercamos al lugar programado. En la esquina divisamos un curadito balanceándose y con las manos en los bolsillos. Ahí tenemos al gil –le señalo convencido del paso siguiente –ya acércate a conversar con él –le indico a Lucho mientras empuño un fiero qué encontré en la cuneta. Parte mí amigo donde él curado con bastante susto y mirando para todos lados por si alguien nos está observando. Buenas noches señor –escucho qué le dice. Buuueeennass nnooochess joven, -le responde y continua -por fin aparece un amigo para no estar solo, usted me puede acompañar a tooomar una coopoita? –yo invito amigo. –mientras muestra un túrro de billetes. Yo me voy acercando súper nervioso por detrás e intrigado por lo qué dice él curadito Es qué vengo con un amigo –le dice él Lucho al momento qué le indica donde estoy, deteniendo mí fechoría. 60
Qué venga con nosotros también, si para eso hay plata y hay amigos. Ya poh amigo, vamos pa dentro pero no nos vaya a cagar con la cuenta –le indico. Noooo, si yo lo qué quiero es tomar acompañado y para qué vea qué les tengo confianza, yo le entrego la plata y ustedes van pagando, después me suben a un taxi a esta dirección y me dejan la plata qué sobre –nos indica totalmente confiado y entregado pasándonos él túrro de plata y su dirección. A las 6 de la mañana volvemos a la casa del Lucho, después de dejar a nuestro querido amigo con lo qué quedó de su plata dentro de su chaqueta arriba de un taxi. Nosotros volvemos felices a pie hasta la casa, vamos comentando toda nuestra aventura bohemia y pensando cómo vamos a recuperar los abrigos y sombreros, aunque eso no nos preocupa mayormente, solo nos reímos y cantamos las canciones de Monna Béll, de Humberto Lozan y las últimas rancheras escuchadas en la posada Tarapacá. La madre del Lucho nos recibe mientras qué su padre orgulloso indica. Este es hijo de tigre, la próxima vez los acompaño porqué parece qué fue muy buena la fiesta. En realidad sí, aunque los detalles quedarán guardados en nuestro secreto, como parte de la historia con mí hermano de sangre, ahora más hermanos qué nunca.
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4. VIAJE AUSTRAL En Santiago Termino de armar el bolso, lo bajo al primer piso junto con mí abrigo Scappini, más un chaquetón forrado en chiporro qué le estoy robando a mí hermano mayor, pero qué sé qué me va a servir mucho donde voy. Fondeo él equipaje en el patio para llevarlo mañana cuando parta al colegio. Repaso mentalmente todo lo qué llevo, calzoncillos, camisas, calcetines, chalecos, él único terno qué tengo además del abrigo y él chaquetón. He decidido irme nuevamente, no me acostumbro en la casa, todo se me hace difícil, y al igual que la vez anterior, no hay culpables ni nada qué me obligue a partir. Julia, mí polola española, me preguntó hace días -¿por qué debía partir? -y en realidad no sé, es algo qué tengo qué hacer, decididamente me voy y punto final. Lo único que tengo en mente es la Patagonia, los viajes de Francisco Coloane, él libro Cabo de Hornos, Tierra del Fuego, él gran rio Baker, las Torres del Paine, él Lago General Carrera, la pampa, caballos a todo galope, grandes arreos de ovejas y vacunos, y especialmente las grandes estancias de miles de hectáreas, eso es lo único que quiero conocer, eso es lo qué quiero vivir, quiero quedarme allá para siempre. Necesito él campo y olvidarme de Santiago, del colegio, de la Escuela de Aviación y todo lo de acá. La señora Gladys, mamá de Lucho – mí hermano de sangre – me va a ayudar en mí fuga. Mañana debo ir a su casa y juntos iremos a una parte secreta donde debo quedarme unos días y esperar hasta partir a mí destino final - Coihaique. Al volver a mí pieza, paso frente al dormitorio de mí hermana. ¿En qué andai? –me pregunta No nada Como qué nada si te vi bajar con ropa y algo tiraste al patio –me insiste Na qué ver, si fui a ver un trabajo qué tengo que llevar mañana al colegio
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Bueno ok, si no me quieres contar está bien, pero no te preocupes qué no voy a decir nada, pero cuídate –me dice casi a modo de despedida. Este viaje lo llevo planificando hace ya bastante tiempo, casi inmediatamente después de mí primera fuga, esto hace unos cuatro meses atrás. Después con la señora Gladys afinamos los detalles de cómo hacerlo para qué no me pillaran de inmediato. Doy las buenas noches a todos como si nada anormal pasara, siento qué él clima en mí casa está raro, definitivamente hay algo qué no anda bien, es probable que todos sepan qué mañana me voy y nadie dice nada o tal vez no se han percatado y suponen qué todo es normal. Duermo a sobresaltos soñando con viajes, persecuciones, carreteras interminables, diferentes escenas van sucediendo unas a otras sin conexión alguna, finalmente él sueño más recurrente, me persiguen y yo trato de correr pero no puedo y los qué me siguen están por darme alcance, trato de gritar y no me sale la voz, por fin despierto agitado. Son las cinco de la madrugada, aun falta para mí partida. Ignacio despierta qué vas a llegar tarde a clases, -siento él clásico despertar de mí madre. Por un momento creí qué todo es normal, casi me olvido de este gran día y mí inevitable destino. Me levanto, tomo desayuno, me despido como todos los días, me aseguro qué nadie me vea y recojo las pertenencias de viaje qué escondí en el patio la noche anterior. Nadie vio nada, nadie dijo nada, pareciera qué todos son cómplices de mí fuga. A lo mejor están todos coludidos y se pusieron de acuerdo para hacerme las cosas más fáciles. Bueno en todo caso mí destino ya está echado y parto a la casa de mí amigo Lucho. ¿No te vio nadie? – me pregunta la señora Gladys a modo de saludo. “Ya, porqué no quiero tener problemas después por proteger a un menor de edad, me podrían acusar de muchas cosas, te voy a ayudar porqué te quéremos mucho, pero hay que tener cuidado. Sí señora Gladys, no se preocupe porqué me fijé bien y… Tú deberías decirme mamá a partir de hoy –me interrumpe.
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Bueno mamá –le respondo un poco forzado y decididamente traicionando a mí familia y en especial a mí madre. Esperamos un tiempo prudente y partirnos en taxi al departamento donde yo debería quedarme unos días. Por él camino voy recibiendo las instrucciones. Ahora nos vamos al departamento donde Evaristo Barrientos, quién trabaja para un piloto de aviación comercial del sur – Francisco Squélla. Ellos me deben muchos favores, así qué te alojarás en su departamento él tiempo qué sea necesario, pero Squélla no te puede llevar al sur porqué tiene muchas yayas y no quiso meterse en más líos. -Ahora no están en Santiago así qué nos va a recibir la esposa de Evaristo. “No preguntes nada, solo aquédate ahí unos cinco días y después te vas, la idea es qué a partir de mañana los pacos te van a buscar por los caminos y van a estar deteniendo los camiones, pero esa búsqueda dura un par de días porqué no pueden dedicar más tiempo, y para cuando te vayas, ya van a haber aflojado él procedimiento. “Aquí tienes 60 escudos qué te va a alcanzar para unos días; cuando llegues a Puerto Montt ubicas a Ernesto Heinz qué es otro piloto y vive en esta dirección, -continúa pasándome un papel con los datos del piloto -si anda en viaje, lo esperas hasta qué regrese y te vas con él hasta Coihaique, ya está al tanto de todo y no habrá problemas. “En Coihaique vas a esta otra dirección donde te espera la señora Ernestina Vidal, qué te conseguirá trabajo en la Estancia Ñireguao como aprendiz de ganadería, sigue las instrucciones y no tendrás ningún tipo de problema -me insiste. Llegamos a un departamento de clase media en calle Marín casi esquina General Bustamante. Nos recibe una Señora de unos 40 años, cara simpática medio gordita, la acompaña su hija, una chiquilla de unos 18 años, más gordita, con anteojos y feucona, qué me mira con curiosidad y con algo de ganas. Buenos días señora Mercedes, este es el joven del qué le hablé – me presenta la señora Gladys. 64
Mucho gusto joven, ¿Cuántos días se quedará? Le pregunta a mí protectora. Unos cinco días estará bien. Bueno adelante pase no más, siéntase como en su casa no más, me invita - ella es mi hija Francisca, qué por ahora está sin clases porqué acaba de terminar él sexto año y se va a preparar para entrar a la universidad a estudiar agronomía. Francisca me saluda con la mano y yo le doy un beso, con lo cual se ruboriza, está claro qué tiene poca cancha. Me mira de reojos. Bueno señora Mercedes, -comienza a despedirse la señora Gladys –muchas gracias por todo y dígale a su marido qué no se preocupe por él problema qué tiene, ya está solucionado. Está claro qué con favores se arreglan las cosas, ella me tiene en su casa y la señora Gladys le hace algún favor legal, total yo soy él beneficiado. Nachito, ya tienes todas las instrucciones y no hables con nadie hasta qué llegues a Puerto Montt, inventa cualquier historia pero por nada del mundo vayas a decir qué yo te ayudé porqué me cuesta la pega -me indica algo separado del resto para qué no escuchen. Me da un largo abrazo con mucho cariño y se va devuelta a su trabajo dejándome en esta nueva aventura qué ahora comienza. ¿Te llamas Ignacio? –me pregunta Francisca mientras me acompaña a la pieza a dejar mis cosas. Así es –le respondo sin mucho entusiasmo. Esta es la pieza de mí hermano y la arreglamos para qué estés estos días –continúa tratando de mantener una conversación. Ah ya… ¿y él no está? No anda con mí papá en él sur y va a llegar la próxima semana, para cuando tú partas, así qué no se van a topar. Ah bueno, en todo caso si llega nos arreglamos de alguna manera –comento. Oye ¿y qué pasa contigo, andai arrancando de algo? –trata de preguntarme, cuando se escucha de inmediato la voz de la señora Mercedes. Francisca, sin preguntas. 65
Cierro la puerta de la pieza, acomodo mis cosas y me tiendo un rato en la cama, veo la hora, las 11am. A esta hora debiera estar en clase de Química, en el colegio van a estar pensando qué estoy haciendo la cimarra una vez más por lo tanto no se van preocupar para nada. Probablemente él cura anotó mí inasistencia para llamar más tarde a mí casa. Miro a mí alrededor, una pieza pequeña con paredes manchadas y unas fotos donde muestran personas alrededor de un avión DC-3 de dos motores. Seguramente está él dueño de casa y su hijo, él piloto y ayudantes. Él departamento está en un tercer piso, es pequeño y pasado a comida pero acogedor. Me siento algo intranquilo, se qué ahora no puedo partir y volver en una semana como la vez pasada. Ahora la cosa va enserio, me voy para no volver así qué tengo qué hacer las cosas muy bien. Salgo de la pieza y me encuentro nuevamente con Francisca casi en el umbral de la puerta de mí pieza, parece qué va a ser mí sombra permanente durante estos días, supongo qué no tiene nada mejor qué hacer. La señora Mercedes está en la cocina. ¿Le gustan los porotos con riendas? –me pregunta. “Son mí especialidad y le pongo choricillos –continúa sin esperar respuesta. Yo me siento absolutamente fuera de foco ante una señora qué se esfuerza por ser atenta y su hija qué me persigue con la mirada constantemente. Me imagino qué no tienen mucha compañía ni amistades. Oiga qué calladito qué es usted parece qué no se siente muy a gusto –me increpa la Sra. Mercedes. No señora, lo qué no pasa es qué me estoy habituando de a poco Sí mijo lo entiendo, es natural pero no se preocupe porqué nosotras le vamos a hacer la vida bien grata acá. “Ya Francisca ponte algo de música para qué no estemos tristes – continúa la generosa señora. ¿Te gusta Manuel de Falla? –me pregunta Francisca mientras me pasa la carátula de un Long play. ¿Él guitarrista español? –pregunto sorprendido. Si, tenemos él Concierto de Aranjuez, recién editado, mira es una versión totalmente nueva –me señala entusiasmada. La verdad es qué lo menos qué hubiera esperado es qué a esta gordita le gustara la música clásica. En general a mí me gustan algunos 66
conciertos porqué aprendí a escuchar música con un primo con él qué veraneábamos juntos y qué es fanático de esta música, así qué algo sé. Es muy bueno, me gusta –le comento más para dejarla feliz qué por interés musical. Escucha estos rasgueos, sí son súper enérgicos, como qué van en crescendo y terminan con una melodía más refrescante, esto es Aranjuez, o sea así me lo imagino. tan tantatarratartantaratantan tan tan tan taratantratan tan ta tan, “Ahora es más fuerte para seguir él compás del campo en su interior, Rodrigo se inspiró en él río y en la ciudad de Aranjuez, cerca de Madrid y Toledo, con mucha influencia árabe, esta parte es típica, han hecho un montón de canciones con esta melodía como Aranjuez mon amour, pero a mí no me gusta, prefiero él original de guitarras qué cantado. La verdad es qué me está gustando la música y me siento muy atraído a la interpretación qué Francisca hace de ella, casi lo baila con movimientos suaves qué interpreta como una danza embrujarte, se le pasó todo lo fea e inexpresiva para ponerse activa, melodiosa y suave. Te gustó, ¿verdad? –afirma mirándome satisfecha. Ya niños a almorzar estos ricos porotos –nos saca doña Mercedes de nuestra concentración musical. Exquisitos los porotos Sra. Mercedes. ¿Quiere repetición? -me pregusta la encantadora señora con mucho orgullo. Ya pues con mucho gusto. Así me gustan los jóvenes con apetito y nada de regodearse. No, si a mí me criaron en el campo comiendo los porotos del rancho pues –le respondo con aire campestre. La señora Mercedes me mira y no dice nada, pero me queda claro qué no me cree, pero por recomendaciones no dice ni pregunta nada. ¿Te gusta Herman Hesse? Me pregunta Francisca haciendo causa conmigo de todos sus gustos. Leí él Lobo Estepario y me gustó pero de repente lo encontraba un poco difícil. 67
Ah porqué acá tengo Damián qué es más entretenido, en todo caso hay un montón de libros acá en la casa. Pero a esta niña le gustan todos los libros difíciles –interviene la Sra. Mercedes Sí, me gusta Lajos Zilahy, Pär Lagerkvist… Virgil Gheorghiu escribió La Hora 25, ¿lo leíste? Es hermoso, son libros qué te hacen reflexionar. –me comenta entusiasmada. ¿Y por qué no piensa en un pololo mejor?, si se dedica a puro estudiar, escuchar música y de pololeo nada. Mire ahí está Ignacio qué es tan buen mozo y educado. Pero mamá como se le ocurre decir tonteras qué va a pensar Ignacio qué está de cahuinera. ¿No es cierto Ignacio qué lo más bien qué usted podría pololear con ella? Mamá córtela. Ehh si, en realidad Francisca es muy buena moza y … Ve pues majita, hágale empeño a Ignacito cómo sabe si a lo mejor cuando se vaya ya están pololeando y después se escriben no más. Bueno ya nos conoceremos -respondo intimidado mirando a la gordita de reojo. ¿Te gusta tocar guitarra? –me pregunta nuevamente Francisca cambiado de tema. Parece qué me están mostrando todas las cualidades de esta niña. Nunca he tocado en mí vida pero de chico toqué piano así qué tengo buen oído. Ah yo te voy a enseñar –exclama feliz. La gordita no me da tregua, entre conciertos, guitarra y literatura se me pasa el tiempo volando, no alcanzo a aburrirme, espero no aburrirme de ella porqué es realmente abrumadora, pero por otra parte igual no tendría nada qué hacer. Hay una Géloso en él living donde se ven algunos programas y teleseries interpretados por Emilio Gaete, Malú Gatica y Sylvia Piñeiros. Las noticias de Chile TV presentado por Diana Sanz y Patricio Bañados, en él 13 vemos a Judy Garland y su show. Mientras nos sentamos a mirar la tele en un gran sofá, la Francisca me pega sus roces de pierna haciéndose la lesa y ante la vista cómplice de su madre. 68
Se acabó la tele y nos vamos a acostar, me despido de besos y parto con mí libro bajo el brazo. Francisca desde la puerta me tira un beso y un guiño malicioso. De acuerdo a los planes de la Sra. Gladys, tengo qué estar en esta casa hasta el viernes, ya qué al cabo de cinco días los pacos no me seguirán buscando en los caminos y se abocarán a buscar sólo en Santiago. De seguro qué irán a su casa ya qué mí papá sabe qué ella es la única qué podría ayudarme en un caso así, por lo tanto es sospechosa de colaboración en mí huida. Anoche dormí bien no pensé en nada sino simplemente me quedé dormido profundamente y desperté a las 9:30. Me duché, tomé desayuno servido por Francisca quién me indicó qué la Sra. Mercedes fue a hacer unas compras a la feria, así qué nos quédanos solos. Ya Ignacio vamos a practicar guitarra, así cuando te vayas sabrás tocar algo y te acordarás de mí. Así pasamos gran parte de la mañana entre posturas, rasgueos, notas y canciones. Francisca hace todo él esfuerzo para qué pase algo pero la verdad es qué no me atrae nada, la comparo con Julia mí polola y no hay punto de comparación, realmente no se me pasa por la cabeza ni siquiera tratar de hacer nada. Más películas en la tele, lectura, guitarra y más Francisca, así va pasando la semana... Buen almuerzo, onces, comidas, noticias y a dormir. De mí casa y de la Sra. Gladys ninguna noticia, no llamo, no me preguntan, totalmente apartado de la vida cotidiana. Oye mi mamá es astróloga y yo estoy aprendiendo ¿quieres qué te veamos la suerte? –me ofrece como si fuera lo más natural. Ya poh, me gustaría – afirmo excitado. Mamá, veámosle la suerte a Ignacio. A ver a ver, qué tenemos por aquí -sale la Sra. Mercedes de la cocina secándose las manos en él delantal. Tráeme las cartas Francisca porqué confío más en las cartas qué en las manos para este joven. Me siento frente a ella en un lugar especial con una mesa de tres patas, cortinas cerradas y luz tenue con incienso prendido y todo un ceremonial.
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Tira y recoge varias veces las cartas de un naipe español, dejando apartado un as de oro, un dos de basto y otras qué no me fijo. Vas a un viaje largo y lleno de dificultades, conocerás mucha gente, pasarás momentos de mucha aventura y otros difíciles, estarás en lugares tenebrosos con gente mala, pero finalmente vas a vivir momentos de tranquilidad y volverás al lugar de donde partiste, pero pasara mucho tiempo antes qué eso suceda. Eso es todo, me llena de ansiedad, un viaje largo y con muchas dificultades, ¿dónde iré? ¿A quién conoceré? ¿Qué son los lugares tenebrosos? Pido más detalle pero al parecer las cartas no son muy locuaces. En esos días también fuimos con Francisca al cine Italia qué queda cerca. En medio de la película me hace su declaración:
Ignacio yo soy virgen. Yaa ¿y a qué viene eso? Es qué me gustaría perder mí virginidad contigo. ¿Y si quedas embarazada? No me importa, quiero un hijo tuyo. Ya pero yo no quiero tener un hijo a esta edad. ¿Puede ser más adelante para cuando tengamos más edad? Si puede ser, pero para eso tendríamos qué tener alguna relación amorosa y nosotros somos amigos. Bueno igual te voy a esperar hasta qué regreses y te voy a escribir todas las semanas no importa donde estés. Después de estar 4 días encerrado en este departamento, estoy fanático del Concierto de Aranjuez, me sé de memoria todos sus acordes; estoy convertido en casi un maestro de la guitarra; me leí Demíán y estoy por terminar la Hora 25. Lo peor es qué estoy a punto de encontrar buena moza a la gordita, total como dicen “En tiempo de guerra cualquier hoyo es trinchera”. Menos mal qué mañana parto de lo contrario me la sirvo y después no me la saco de encima ni con papeles prendidos. ¿Mañana te vas Ignacio? –me pregunta Francisca con cara larga y voz de ultratumba
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Así es, a primera hora debo partir, es lo convenido y me parece qué ya es tiempo, además no puedo seguir ocasionándoles molestias a ti y a tú mamá. Tú sabes qué para nosotras la máxima felicidad es qué tú sigas y ojalá te quedaras mucho tiempo. Gracia Francisca pero debo continuar con mí plan y partir al sur “Además él sábado llegan tú papá y hermano, así qué debo dejar la pieza vacía. Ignacio ¿tú quieres pololear conmigo?, total te vas y no nos veremos hasta tú vuelta –me pide casi en forma suplicante. Creo qué le debo un favor a la gorda y a su familia, así qué accedo sin entusiasmo. Bueno francisca, pololeemos pero no me pidas qué te escriba ya qué seguramente donde voy no tendré correos ni forma de escribir una carta. No importa Ignacio, lo qué yo quiero es pensar en ti como mí amigo y pololo, así te recordare siempre hasta qué regreses algún día. Francisca intenta darme un beso qué escabullo a medias, pero qué para ella significo él pacto de nuestro compromiso. Mamá sale gritando a contarle a su madre – ya estoy pololeando con Ignacio grita entusiasmada. La Sra. Mercedes me mira con gratitud. Qué bueno mijita si nosotras queremos tanto a Ignacio y nos da tanta pena qué mañana se tenga qué ir, pero ya le podrás escribir y tú lo recordarás todo el tiempo. -Repite casi las mismas palabras qué Francisca, si parece qué las dos están pololeando conmigo. Llega la hora de ir a acostarse entre sollozos de ella nos damos un abrazo prolongado, -después de todo quizás en cuanto tiempo más voy a tener una mina, así le correspondo sus emociones con más entusiasmo, le agarro una pechuga, y hasta ahí no más para qué la cosa no se compliqué ni se me vaya de las manos. Buenas noches, mañana nos despedimos mejor. Buenas noches mí amor – se despide mí gordita. Me levanto a las 8 y la Sra. Mercedes ya me tiene preparado un suculento desayuno y dos sándwiches para él camino. 71
Más abrazos, más lágrimas y un beso de despedida. Te estaré esperando, escríbeme por favor, yo te mandare una carta diaria. Finalmente tomo mí maleta, mí abrigo, chaquetón y parto caminando sin darme vuelta para no ver la imagen patética de aquélla despedida. Rumbo al Sur Vicuña Mackenna, Irarrázaval, San Diego, Gran Avenida, San Bernardo, voy por primera vez revisando las calles de mí ciudad, fijándome en cada detalle, los barrios, algunas poblaciones, industrias, plazas con juegos deteriorados, áreas café qué alguna vez fueron verdes, niños con uniformes de liceos, muchachos fumando qué claramente se nota qué están haciendo la cimarra. Bueno yo también estoy haciendo la cimarra, claro qué la mía será muy prolongada. Por ahora mi deseo es ir al sur y llegar a Coihaique, donde yo podré trabajar en las estancias. Por fin después de varias micros y un par de horas, llego hasta la bomba de bencina a la salida de Nos. En este lugar paran todos los camiones qué van al sur a echar combustible y revisar sus máquinas. Con mí bolso al hombro comienzo a seleccionar camiones y camioneros. Es importante qué tengan radio porqué él viaje es largo y la música ayuda a pasar las horas. Según mi propia experiencia hay qué seleccionar a los choferes; las pintas, los qué se vean buenas personas y te convidan comida, descartar a los tipos medios pesados. ¿Va al sur jefe?; ¿me puede llevar?; voy hasta Puerto Montt. ¿Y me vay a pagar?; no llego tan allá; si quérís te dejo en Chillan y de ahí podís seguir en otro camión. Son muchos los camiones qué paran acá así qué es cuestión de paciencia, uno selecciona y es seleccionado, porqué también hay mucha gente qué quieren viajar a dedo, pero hay de todo, incluso mujeres qué se atreven a viajar solas. Unas qué lo hacen por viajar y otras por oficio, acompañan a los camioneros por la ruta, después se cambian a otro qué viene de vuelta y así se ganan la vida, estas son las patines del camino. Finalmente encuentro un camión qué me tinca, es moderno y con radio. Me acerco al chofer qué está revisando el aire de los neumáticos.
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Buenos días señor, ¿Usted me podría llevar? ¿Hola hasta dónde vas? –me responde sonriente. Hasta Puerto Montt. Yaa, yo llego hasta Llanquihue así qué no tengo problema sube nomás. –Me invita muy cordial.
Dejo mis pertenencias detrás del asiento del acompañante y me presento. Mucho gusto, Juan García –me presento tomando mí primer nombre y segundo apellido por si acaso Ah mí nombre es Kurt Raddatz ¿Usted es alemán? Si de los de Llanquihue, no alemán de mierda, -refiriéndose al chiste típico, -¿y tú eres de Puerto Montt? No, soy de Coihaique y tengo qué llegar hasta allá ¿Y cómo vas llegar a Coihaique si queda tan lejos? –Me pregunta mientras nos acomodamos en la cabina del camión y partimos por la ruta al sur. Bueno tengo qué encontrarme con él piloto Ernesto Hains en su casa de Puerto Montt y él me llevará ¡Ah Neto Hains!, lo conozco y es muy famoso en la zona. Tiene muchas aventuras y cuentan qué se ha caído muchas veces en avión, no es para asustarte, es qué algunas ha sido de verdad y otras para cobrar el seguro. Cuando él avión le empieza a fallar prefiere botarlo y cobrar el seguro así se compra otro. Chiita él gallo pillo. Una vez aterrizó en la punta del cerro Manquéhue de Santiago, iba a dejar un enfermo grave y estaba todo cubierto con neblina así qué no pudo llegar al aeródromo de Tobalaba, de ahí partió a Lo Castillo y tampoco pudo acercarse a la pista y según él, vio él cerro Manquéhue qué tiene una meseta en la cima y ahí no mas se tiró, obviamente él avión capotó y no lo pudo recuperar, pero él seguro pagó y quedó como héroe. Él viaje en él camión es entretenido, él paisaje variado y hermoso, es bien diferente al viaje en tren qué hice hace poco cuando fui a Valdivia, en qué no se veía nada. Kurt no para de conversar, lo qué lo hace muy entretenido. Después de un rato paramos en un servicentro a comer un sándwich
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No te preocupes yo te invito, igual me sirve tú compañía para conversar y distraerme mientras manejo Los gastos los paga mí empresa, así qué nos tomamos un café, fumamos un cigarro y seguimos. Más allá pasado Chillán tengo una picá segura donde parar él camión y dormir un rato. Nos sentamos en el restaurante del servicentro y pedimos un par de churrascos completos y café. ¿Y cuál es la chiva tuya? Me pregunta Kurt sonriendo. Cómo no entiendo. Sí pué porqué eso de qué eres de Coihaique no me la trago, yo conozco a los de la Patagonia y te aseguro qué tú de allá no eres. Bueno la verdad es qué quiero conocer un poco y … Y un poco de aventura -me interrumpió. Bueno ehh sí en realidad. En realidad te arrancaste de la casa y te viniste para acá porqué viste muchas películas de cowboy –me volvió a interrumpir. No es eso, es qué yo quiero conocer y vivir en la Patagonia qué es lo qué me atrae. Bueno pero allá la vida es dura y son pocos los valientes qué lo aguantan, mira todos somos un poco aventurero. Nosotros es decir mí hermana Raquél y yo nos criamos arriba de un tractor, nos pasamos arando o arriando las vacas, después en él camión llevando la leche o las vacas a la feria, un día en Osorno, otro en Valdivia, de vez en cuando a Chiloé o incluso también a Coihaique o Punta Arenas. “Ahora vengo de Santiago pero en general no me gusta ir para allá, aunque cuando voy lo paso bien me levanto un par de putas y parto de vuelta en cuanto se pueda. “Mí hermana, -prosigue, -se levanta a las seis de la mañana, sale a ordeñar, después se sube al tractor y en la tarde hace kuchen para la cena. Y a mí me gusta ese tipo de vida. Yo soy de Talca y me crié en el campo, así qué no me va a costar nada adaptarme en cualquier parte. –le comento a modo de explicación. Pero ¿qué te hace suponer qué la vida de la Patagonia te va a gustar? son bien diferente los campos de la zona central a las estancias australes donde no hay nada más qué ovejas. 74
Sabes en realidad a mí lo qué más motiva son las aventuras de Francisco Coloane, los libros Cabo de Hornos, los cuentos de la Patagonia y en especial de Tierra del Fuego, la pampa con sus vacas y ovejas, recorrer a caballo y arriando piños de animales, la esquila y todo eso. Mmm, son hartos los cabros qué llegan por acá, están un par de meses y lueguito empiezan a echar de menos a los papitos, la pololita o las fiestas, las pichangas o malones como le dicen ustedes. –comenta dudoso de mí real interés. ¿Y cómo es Coihaique? –pregunto cambiando de tema Coihaique es hermoso, agreste, como qué la vegetación se te viene encima, nada se le parece, ni siquiera Punta Arenas qué a mí juicio tiene partes mucho más bonitas, pero Coihaique es como salvaje, su gente en si es un poco salvaje, aventureros, tipos qué les fue mal y quebraron en Santiago y llegaron arrancando para qué nos los metieran presos, algunos europeos refugiados de la Segunda Guerra, con decirte qué su máximo orgullo es qué primero llegaron las putas y después los curas. ¿Y Punta arenas? –quiero saber más Ah bueno Punta Arenas es otra cosa, ordenado, muchos europeos, Ingleses, Yugoeslavos, Españoles, además está él asunto del petróleo qué ha hecho crecer la ciudad porqué esa es la principal fuente de ingreso, lo bonito de Magallanes son sus estancias, hay una famosa empresa qué se llama Explotadora de Tierra del Fuego qué tiene más de un millón de hectáreas en la zona, con millones de ovejas y vacunos, esa empresa es increíblemente grande, la administran puros gringos y ellos saben cómo hacerlo. Pero trabajar ahí debe ser muy difícil Imposible, tienen qué ser gringos o amigos, salvo qué entres como peón, pero bueno tú vas a Coihaique ¿no?, mejor piensa en las estancias de allá, son más chicas pero se pasa mejor. Termínanos nuestros sándwiches, mí nuevo amigo alemán pagó la cuenta y continuamos viaje hasta llegar al lugar seguro donde podemos dormir. Este es un paradero de camiones donde se paga a un cuidador para qué vigile mientras él chofer pueda descansar tranquilo y sin miedo qué le roben. Alrededor hay varios camiones estacionados, con los vidrios empañados, señal qué al interior hay gente durmiendo. 75
Al llegar, Kurt me pasa una frazada.
Ya compadre, para qué no te de frío. Puedes regular él asiento y ponerte más horizontal y buenas noches.
A los pocos minutos ya está roncando. Yo me quedo un rato pensando en esta nueva aventura, detengo él tiempo asumiendo él lugar y momento qué estoy viviendo. Este es un ejercicio qué me gusta hacer, pensar en él presente, estoy aquí sintiendo y viviendo este momentos en este lugar, él camión, Kurt, él lugar, la noche, lejos de todos y sin remordimientos, ni siquiera pensando en las consecuencias, simplemente estoy aquí, escucho los camiones o vehículos qué de lejos se sienten los motores, se acercan, pasan y se pierden a lo lejos. Esto es algo qué siempre me ha gustado sentir, desde la época en qué de chico viajaba en los camiones qué llevaban las manzanas al puerto y nos quedábamos en la dormir en la ruta. Viene otro vehículo pesado en dirección contraria, se nota qué es grande por las luces y él ruido ronco del motor, puede ser un camión o un bus interurbano, pasa, nos remece con él viento y se pierde. Recuerdo qué mañana debo llegar a Puerto Montt e ir a buscar al piloto del avión qué me llevará a Coihaique. Qué irá a pasar, no sé supongo qué seguir con él plan… Despierto con un fuerte golpe y una risotada. Ya despierta Juan qué debemos continuar nuestro camino si quieres llegar a hoy a Puerto Montt. Miro a Kurt aun con mucho sueño. Bueeeno en realidad me llamo Ignacio. Qué importa Juan Ignacio, total es un nombre referencial, cuando nos encontremos nuevamente me dices cómo te llamas, sino da lo mismo, somos amigos anónimos, ¿te parece ya? Ok, bueno si así lo prefieres. Tomamos un café en otro servicentro entre Los Ángeles y Collipulli donde unos alemanes amigos de Kurt y continuamos viaje. A la salida del café Kurt señala. Oye ¿qué no es la Muda esa qué está ahí? ¿Qué anda haciendo tan lejos de Santiago? “Hola Muda -la saluda. Mmmmmm ttaa hhoooollllaaaa alemmaaaan, -responde con sonidos guturales desagradables. ¿Qué andai haciendo por acá mudita?
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La muda ya no se esfuerza en hablar y señala con los dedos algunos gestos qué claramente se interpreta qué anda puteando. Ya poh mudita vamos a echarnos una cachita en él camión y de paso te tirai a este cabrito, ¿qué te parece? Feliz la muda le indica 10 (escudos). Kurt me cuenta qué la muda es famosa porqué trabaja con los camioneros en la ruta, los hace parar y si no paran les trae mala suerte, se sabe qué un tipo por no parar se le quemó él camión y murió calcinado, otro qué no le quiso pagar, se volcó, se le quebraron las dos piernas y hubo qué romper la cabina para poder sacarlo. Así qué yo no me arriesgo y si la veo le paro altiro, además la muda es muy competente, -me comenta él alemán muerto de la risa. -Y unos minutitos más, qué le hace, ¿no es cierto? Nos estacionamos un poco más allá detrás de unos árboles. La muda muy profesional, sin emitir ningún sonido se ocupa de todo, conocedora de todos los espacios, se acomoda con gran desenvoltura en la cabina y literalmente tira con los dos al mismo tiempo. Así todos contentos y nadie se aburre. Kurt le paga, luego vamos los tres a un canal cercano a lavarnos, riéndonos de las expresiones de la muda y sus movimientos exagerados por darse a entender y luego nos despedimos.
Chao mudita, deséanos suerte –le grita Kurt
La muda nos hace un último gesto grosero sexual obviamente y cruza a la ruta al norte para continuar con su trabajo. Nosotros nos subimos al camión para encaminarnos rumbo al sur. La cagó la muda, se las sabe todas y debe ganar un montón de plata –comento asombrado con la experiencia recién vivida Yaya, esto es para hacer más entretenido él viaje, además de la cábala… “Ahora seguimos a Temuco, luego pasamos la Cuesta de Lastarria, entramos a Rio Bueno, porqué con él terremoto se cayó el puente, ahí aprovechamos de comer algo, pasamos después por Osorno y casi estamos en mí casa, yo creo qué como a las 5 de la tarde estamos llegando a Llanquihue. Señala Kurt anticipando él itinerario del viaje. ¿He escuchado qué la Cuesta de Lastarria es muy jodida?
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Sí tiene harta pendiente y con muchas curvas, hay qué bajar enganchado y súper despacio, casi todas las semanas hay accidente por camiones qué se le cortan los frenos, pero tranquilo qué yo la conozco bien y este camión es mí joyita. Continuamos él viaje tranquilamente conversando sobre la vida en él sur, la influencia de los alemanes, las grandes plantaciones de trigo qué poco a poco se van cambiando por árboles, qué dicen qué es él negocio del futuro, cada vez hay menos vacunos y mas árboles, incluso los árboles autóctonos los están explotando al máximo porqué así venden la madera buena y los reemplazan por pino qué no sirve para nada pero qué le pueden sacar mayor provecho, de la madera están sacando una sustancia qué se llama celulosa y qué sirve como base para hacer cartones y papeles, también aprovechan los troncos para hacer planchas de madera terciada y otras qué se están comenzando a fabricar, qué le llaman masisa. Hasta ahora las plantaciones de pino sólo las utilizaban para hacer papel, especialmente para él diario El Mercurio qué son los dueños de todas estas plantaciones. Mira esto es Gorbea un poco más allá parte la cuesta de Lastarria, los paisajes desde lo alto son fantásticos, puedes ver toda la cordillera nevada, los volcanes Llaima, Villarrica, él Lanin y hasta él cordón del Puyehue un poco más allá. Realmente la vista es maravillosa y él camino es bueno pero angosto para él trafico qué tiene, Kurt va muy concentrado en él manejo así qué no se le puede hablar, realmente tiene harta pendiente y muchas curvas la cuesta. De repente sentimos qué nos tocan la bocina un camión qué viene muy rápido, Kurt se tira hacia la berma para darle espacio para qué pueda pasar Parece qué viene con problemas este gallo, hay qué esquivarlo me indica Kurt preocupado. Él camión nos adelanta a gran velocidad pero en ese momento se encuentra con una curva qué trata de tomarla pero por él exceso de velocidad, él tráiler se le va hacia un costado sin qué él chofer no pueda dominarlo. Él acoplado con la fuerza se vuelca y arrastra a la cabina, él camión se da vuelta completamente arrastrándose varios metros y queda finalmente atravesado en él camino dejando apenas un espacio pegado al barranco. Veo cómo nos acercamos rápidamente hacia él, Kurt trata de frenar nuestro camión con la máxima fuerza posible pero con él peso de la carga no alcanza a detenerlo. Miro con espanto la 78
quebrada profunda a la izquierda, pasamos pegados entre la parte posterior del camión volcado y él barranco sin lograr esquivarlo completamente. Sentimos un fuerte impacto y al parecer con la parte posterior de nuestro camión chocamos en diagonal al acoplado volcado. Kurt maniobra lo mejor posible pero se va contra la pared del cerro, me tiro al suelo de la cabina al momento qué chocamos de costado contra éste. Kurt endereza la dirección y nos arrastramos varios metros pegados al cerro a medio volcar, siento los vidrios quebrarse, él ruido ensordecedor del fuselaje rompiéndose entre las piedras y ramas de los arbustos del cerro qué se meten entre los vidrios quebrados. Por fin no sé cómo porqué estoy totalmente de guata en él piso, siento qué él camión se endereza, Kurt logra dominarlo y parar totalmente. Estoy completamente choqueado, no me atrevo ni a mirar, sigo agachado creo que por varios minutos hasta qué escucho la voz tranquilizadora con él acento de alemán sureño. Chuuucha la escapa pa grande weón, casi nos matamos – ¿cómo estás? – pregunta Parece qué bien –atino a responder casi en susurro Kurt respira profundo tratando de relajarse y recuperar fuerzas Vamos a ver al otro gallo –me dice Él alemán baja rápidamente del camión mientras yo me muevo lentamente, mí puerta está trancada así qué debo bajar por la puerta del chofer, pasando entre motor y palanca de cambios con gran dificultad. Logro descender y veo a la gente qué se está aglutinando alrededor del camión volcado. Él tipo está inconsciente con mucha sangre en la cabeza, atrapado entre los fierros. Comenzamos a sacarlo de a poco por la puerta qué queda expuesta rompiendo el parabrisas. Después de bastante rato logramos sacarlo y acostarlo en él pavimento. En eso, aparece un tipo qué dice qué es médico y qué él se hace cargo. Asiste al chofer, le toma el pulso y la presión, le abre los ojos y comprueba su estado, finalmente indica con voz fuerte y doctoral Él paciente tiene ambas piernas quebradas y está en shock Cosa qué todos exclamamos
sabíamos
desde
el
principio
pero
igual
todos
¡Ohhhh! Alguien qué vaya a Loncoche a dar aviso a carabineros y para qué manden una ambulancia –ordena el médico
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De adonde si la única ambulancia qué hay esta en pana, mejor qué alguien lo lleve y den cuenta a carabineros. –responde un lugareño Finalmente él mismo médico se lo lleva en su auto pero asistido de una par de personas qué ofician de paramédicos. Pongan algo para qué no me manche él tapiz con la sangre – instruyó preocupado Hay un taco kilométrico en ambos sentidos ya qué él camión ocupa las dos pistas pero él doctor logra pasar entre autos, buses y camiones en dirección a Loncoche. Él camión volcado venía con carga para almacenes con productos tales como azúcar, arroz y abarrotes en general, la gente de los poblados cercanos se avalancha rápidamente a robarse la mercadería. Total él chofer ya no está y nadie va a llegar a recuperar esas cosas. Vamos a ver nuestros daños -me indica Kurt una vez qué él herido se fue “A ver, está todo ahoyado él costado derecho, él parabrisas, ventanilla, espejo, él fuselaje, “Mira la sacamos barata podría haber sido mucho peor o a lo mejor podríamos estar en el fondo del barranco así qué no importa, todo esto se arregla –comenta Kurt con mucha calma –la muda nos salvó, si no hubiera sido por ella estaríamos allá abajo – me señala riéndose. Aprovecho de mirar la huella por donde pasamos y es increíble, por milímetros qué no nos caímos al barranco. Admiré a Kurt como chofer, con reflejos y precisión maniobró hasta salvarnos y detener el camión sin volcarnos y quedar sin un rasguño. Kurt revisa nuestro camión y evalúa los daños A ver Juan échame una mano por acá Acuérdate qué me llamo Ignacio, Bueno mira, creo qué la llanta de la rueda delantera está doblada y tenemos qué cambiarla pero para eso tenemos qué poner la gata y desmontar la rueda para ver cómo está el tren delantero y la barra de la dirección. Dime qué hago –dispuesto a ayudarlo hasta la muerte.
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Detrás del asiento están los tacos para asegurar los neumáticos, las bajas y los pones en cada rueda, luego bájate la gata y la instalamos para levantar y ver cómo está la cosa. Me encaramo de un salto, bajo las cosas pedidas y comenzamos la reparación del camión. Por otra parte recién llegó una máquina de Vialidad a sacar él camión volcado, también llega carabineros a dirigir el taco pero, es para peor, no logran dominar la escena y está todo revuelto. De la mercadería del camión no quedó nada; ahora se están robando las cosas del camión; los pacos no dicen nada, solamente se limitan a descongestionar un poco las vías. Por fin corren todo para un lado y comienza a despejarse la vía. La congestión llega hasta Loncoche por un lado y Gorbea por él otro, según lo qué los mismos pacos comentan por noticias qué les llegan por radio. Trabajamos día y noche entumidos de frío y con una llovizna qué nos tiene entero mojados, por suerte traje él chaquetón e mí hermano. Sacamos neumáticos, desmontando llantas. Kurt endereza la barra de dirección a combos, ponemos neumáticos, probamos, vuelta a sacar todo una y otra vez, hasta qué por fin él camión logra andar más o menos derecho. Ya Ignacio nos vamos a ir súper lento, menos mal qué viniste conmigo porqué solo me habría sido más difícil arreglar la pana, me dice llenándome de satisfacción Está todo despejado, hasta los pacos se fueron; del camión volcado no queda más qué la cabina y él acoplado, se llevaron neumáticos, radio, parabrisas y todo cuanto sirviera, si paraban los camiones, desmontaban algo qué les sirviera y partían sin qué nadie les dijera nada. Siempre pasa igual -me dice Kurt, -por algo hay qué tener seguro de todo, sino en cualquier accidente o problemas qué tengas te roban todo. Finalmente partimos lentamente, medio cheuto rengueando, cargados para un lado. A ver si aguanta hasta Llanquihue porqué no vale la pena parar en algún garaje, prefiero arreglarlo yo cuando lleguemos, total vamos lento pero seguro. Siento una gran admiración por Kurt, súper buena persona, chucheta, buen chofer y mecánico, además su familia tiene un buen fundo ganadero, lo malo es qué por acá no andan mucho a caballo, dicen qué 81
es mejor arrear las vacas a pié. Bueno cada uno con sus costumbres. Vamos a la vuelta de la rueda, cada cierto tiempo Kurt para, se baja, revisa la rueda y él tren delantero y proseguimos a 20 por hora, nada más. Hay que tener mucho cuidado y ser cauteloso, -me dice –total tú no tienes apuro y en mí casa no se preocupan, saben qué si me demoro es por alguna razón. “Como él puente de Río Bueno se cayó con él terremoto, debemos dar una vuelta y pasar por la ciudad así qué ahí aprovechamos de comer algo. Ya de noche llegamos a Llanquihue Pasa la noche en mí casa, cenamos, te bañas y mañana te llevo a Puerto Montt –me invita –aprovechas de conocer a mí familia qué te va a caer muy bien. Acepto con mucho gusto porqué también estoy re cabreado con él viaje, especialmente el último tramo qué a 30 o 40 por hora se hizo eterno. La casa de Kurt es enorme, de madera, con tejuelas de alerce por todos lados, galpones, parqué, juegos, todo muy alemán, si parece sacado de una postal de la Baviera o de alguno de esos lugares. Me presenta a su familia uno por uno. Solamente su hermana Rachel me saluda en español, él resto lo hace en alemán. No entiendo ni jota, todos hablan en alemán, de vez en cuando me miran y se ríen, su hermana Rachel es igual a Kurt, debe medir y pesar lo mismo, lo único qué los diferencian son las trenzas de Rachel, por lo demás son idénticos, al parecer debe tener unos 20 año y parece ser muy simpática aunque si le entendiera sería mejor. Igual estoy seguro qué todos hablan español pero parece qué en familia solo hablan alemán. La abuela es la única qué no entiende él español, sus padres hablan medio chapurreado y Rachel y Kurt dominan español y alemán, aunque este último ya se les está olvidando u n poco. Les dije qué tú me ayudaste mucho y fue una suerte qué te vinieras conmigo, -me indica Kurt, además va traduciendo y haciendo de intérprete. “Me preguntan qué hasta dónde vas llegar “Rachel me pregunta cuántos años tienes. Cenamos lomo de cerdo con puré de manzana, chicha de manzana y de postre, kuchen de manzana. 82
Ya, ahora a dormir qué mañana hay qué arreglar él camión. Rachel te llevará a Puerto Montt en la camioneta, ya qué yo me dedicaré a arreglar él camión y las máquinas qué trajimos qué se anduvieron abollando un poco con él zarandeo. El padre de Kurt le conversa algo en alemán qué obviamente no entiendo. Me pregunta mí padre si ¿no te gustaría quedarte con nosotros un tiempo para qué nos ayudes con él campo y las vacas? Rachel me mira feliz y Kurt hace un gesto de afirmación qué me quede con ellos, pero en realidad mí vida no la veo por acá, necesito ver estancias, caballos y lugares distintos. No muchas gracias Kurt, sabes qué quiero llegar luego a la Patagonia. Ya ya te entiendo. Pero si vuelves o cambias de opinión te vienes para acá, porqué aquí tienes buenos amigos. -Me ofrece finalmente Kurt. A la mañana siguiente, después del desayuno me despido con un gran abrazo de Kurt y sus padres. Rachél me lleva a Puerto Montt Pero ¿tienes claro dónde vas? –me pregunta Rachel sin entender qué yo no tuviera un plan determinado. Si Rachel, no te preocupes qué primero debo encontrar la dirección del piloto adónde voy y luego sigo para Coihaique. Bueno te estaremos esperando. –Me abraza Rachel con su gran corpulencia y olor a kuchen recién horneado.
Puerto Montt Rachel me deja en la costanera al costado de la plaza. Estoy solo con mí equipaje, ansioso de saber qué va a pasar ahora, siempre algo nuevo pasa, tal vez eso es lo más emocionante de las aventuras, no saber exactamente cómo va a resultar todo, lo importante es qué no me da miedo, toda la gente es súper buena y confiada, siempre alguien te tiende una mano, te ayuda, te da de comer, te ofrece alojamiento o todas las cosas a la vez. 83
Buenas tardes –saludo –busco a don Ernesto Hains, ¿se encontrará? –pregunto a una señora qué me abrió la puerta No. está de viaje, yo creo qué llega pasado mañana –me responde displicentemente, ni siquiera me pregunta de parte de quién. Bueno gracias, vuelvo él miércoles entonces Esta era una posibilidad qué no pensé qué sucedería, qué no estuviera él piloto y se frustrara él viaje, tendré qué esperar dos días con suerte y ver qué hago mientras tanto. Echo a andar por los barrios de Puerto Montt con mí maleta mí abrigo y él chaquetón de mí hermano. Paso frente a unas tiendas de zapatos y ropa, decido vender mí abrigo Scapinni qué me acompañó a tantas fiestas era parte de mí estilo personal, pero qué ahora en realidad ya no me sirve de mucho
Le vendo mí abrigo -le ofrezco al dueño de la tienda Mmm y ¿porqué quiere venderlo si es tan fino? Bueno porque necesito plata y con él chaquetón me basta Le ofrezco 25 escudos Treinta –regateo –si me costó 60 escudos y está nuevo Bueno está bien –me acepta, se nota qué es provinciano y no ha visto nunca un abrigo como éste.
Salí con algo más de plata y sigo dando vueltas ahora por él centro, hace frío y comienza a llover. Me acerco a un restaurante a comer algo y escampar la lluvia. Oye -escucho alguien qué se dirige a mí Me doy vuelta y veo un tipo de cara conocida, una de esas perdonas qué no conoces pero siempre están presentes en todas partes.
¿Tú eres de Santiago, no es cierto? Si, ¿parece qué te he visto en alguna parte? Si poh si yo soy Miguel Politis Ah sí, me acuerdo de ti Tú eres él hermano de Eduardo Herrera, yo cacho a tú hermano “¿Andai arrancado? –me pregunta Bueno en parte, sí Yo también pero en mí casa los viejos saben qué ando por acá así qué no hay problemas. ¿Y qué pensai hacer? Estoy viendo si me voy a Coyhaique
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Ah porqué yo voy a Punta Arenas y allá me voy a encontrar con unos amigos, él André Novikov y Lucho Ferrari, ¿los conoces? No paná Vente con nosotros y él jueves tomamos él avión a Punta arenas, total entre Aysén Y Magallanes es mejor Punta arenas, hay mas pega, mas plata y él Lucho conoce gente allá en las estancias –Me ofrece Miguel entusiasmado. Bueno en realidad igual tengo qué esperar hasta el jueves para encontrarme con él piloto qué me puede llevar, así qué ya poh, veamos si puedo ir a Punta Arenas, pero él problema es qué no tengo plata pal pasaje. –Acepto no muy convencido, pero ante la postergación de mí idea original, tengo qué agarrarme a algo. Es qué podis dejar la maleta en prenda y les dices qué después pagas llegando a Punta Arenas, total si no resulta sigues con tú plan a Coyhaique Ya, veamos qué pasa ¿Y dónde vas a alojar? No sé, ando buscando Vente conmigo a la pensión pagamos a media la pieza y él jueves partimos temprano al aeropuerto. –Me ofrece mí nuevo compañero de viaje. Aquí estamos, de nuevo cambiando los planes y pensando en una nueva y totalmente diferente aventura, veamos qué va a pasar. Por lo pronto nos comemos unos churrascos y partimos pa la pensión de Miguel, Allá me doy un buen baño pensando en que a lo mejor sería el último en mucho tiempo.
¿Y sabis hacer algo? –Me pregunta Miguel Algo ¿como qué? No sé, cantar por ejemplo, Bueno algo canto –Respondo sin saber para donde va esta gallo ¿En inglés? O podría ser en francés, siempre imito a Sacha Distel. A ver cántame salgo Me estai hueveando –Me niego ante la posibilidad de hacer el ridículo No na qué ver, si yo sé de música así qué veamos si podemos ganar plata de alguna manera y te aseguro qué si lo haces bien, te 85
encuentro un lugar dónde cantar. –Me explica con aire de empresario artístico. En vista de lo cual me paro en medio de la pieza y comienzo a imitar val chansonier galo. Ui uiuiuiuiuiui tú ne se tom de votaaaade Iu qui será de ma vi Oiwiuiuiuiui Ma ma qué tomba si se tomba Si se la teeeerre Para para para. Tenis qué ponerle emoción, moverte un poco, está bien la entonación pero ponle mas color –Me indica Miguel con aires de maestro de música. Me siento incómodo con éste rol, no me tengo nada de confianza y obviamente creo que estoy haciendo ridículo, pero Miguel me convence qué lo hago bien así qué continúo. Y comenzamos de nuevo, una y otra vez, a la quinta vez ya está saliendo mejor Sabes, es qué en estos pueblos no hay nadie qué cante o haga show y podemos ganar plata, yo puedo ser tú mánager, -me trata de convencer, -así qué mañana podemos ir al restaurante “Él Paso” qué conozco y queda camino a Chinquihue, cerca de acá, es súper cuico y va mucha gente ya qué es el único restaurante bueno de por acá. Ya pero yo chamullo la letra , no sé nada de francés, -trato de justificarme ¿Y tú crei qué por acá alguien va a cachar algo? Nadie, si acá lo único qué se habla aparte de español es alemán. –me contra argumenta. Compartimos dormitorio con Miguel, qué al parecer es buen gallo, súper chamullento pero puede ser un buen compañero. A la mañana siguiente nos levantamos temprano y partimos a la hostería Él Paso a hablar con su dueño, es decir habla Miguel porqué él es el mánager. Si Ignacio canta en Santiago en varios centros juveniles y restaurantes –escucho qué le dice al dueño, un tipo de unos 86
cuarenta con cara de chilote y desconfiado qué me mira con curiosidad. Ignacio, cántale a don Anselmo –qué así se llama él dueño - para qué vea qué es cierto Y comienzo nuevamente con mí tema francés No está mal, -escucho, -pero ¿con qué acompañamiento? – ¿Tienen instrumentos? ¿Tiene un piano? Un piano pienso, si yo no tengo idea de tocar piano
Si hay uno en esa esquina –le responde Perfecto , yo toco el piano y él canta A ver veamos cómo anda la cosa –exige don Anselmo Denos un par de horas para ensayar y le armamos él show – solicita Miguel.
Se aleja él dueño y me acerco donde Miguel. ¿Tocas él piano? –le pregunto incrédulo Si, estudié en el conservatorio y nunca terminé, pero me defiendo así qué vamos a practicar. Dame la entonación y yo lo voy interpretando Me sorprende este Miguel, es un caso raro. Comienza a practicar para afinar él piano y lo hace bastante bien. Le doy él tono y la entonación y comenzamos con la práctica. Al poco rato ya estamos bien entonados y coordinados. Oye ¿y qué más vamos a cantar? –le consulto a Miguel ¿Cual otra te sabes? A ver veamos Les soleil de ma vie La bélle vie Avec juntes ma jolie Cetait plus forte Bueno esas no más pero es todo chamullado Ya tranquilo qué no va a pasar nada, démosle no más Oye y ¿hablaron de plata? 87
No todavía pero le voy a cobrar caro, te vas a llamar a ver Jean Lois Dupré, ese nombre pega fuerte y es taquilla. Ya sigamos ensayando las demás Qué lata qué justo vendí mí abrigo, me habría servido para la entrada ya qué Sacha Distel es súper glamoroso y de pinta, pañuelo blanco, en fin todo lo qué a mí me habría gustado y ahora no tengo mi sombrero ni mí bufanda blanca ni mí abrigo así qué tendré que salir como pueda no más. Igual Miguel me presta algo de ropa de mejor calidad para una pinta mejor. La idea es qué actúenos hoy y mañana, de tal forma que él jueves nos vamos con más plata, 40 escudos por noche más comida, mitad para cada uno. Y con ustedes él juvenil cantante francés Jean Lois Dupré Un par de aplausos qué no motivan a nadie Comienza la melodía en piano interpretada por Miguel y entonces salgo yo a escena, con una buena apariencia, una chaqueta y pañuelo al cuello muy europeo UiUiUiUIui Comienzo cantando al momento en qué me muevo acompasadamente, medio caminando, con cara de galán de cine francés Tú qué ne son de pumuaaaare Continúo cambiando la letra de la canción qué naturalmente es chamullo y me sale como yo creo qué se dice E qué será de ma vi UiUiUiuIUJIui Nadie dice nada, los clientes no me miran, continúan con sus coctáils o cenas, interesados en sus charlas o sus compañías, pero eso me hace tener mayor confianza porqué nadie se va a preocupar de las letras. Termino con una teatral reverencia Un par de aplausos nuevamente sin mirarme Trato de decir algo pero él dueño me mira y opto por él silencio, continúo con mí segunda canción, de acuerdo a los ensayos con Miguel. 88
¿Oye tú de verdad eres francés? –Me pregunta don Anselmo una vez qué termínanos Bueno eh en realidad En realidad no me importa porqué mañana vas a tener qué cantar algo en inglés porqué él francés no pega, la gente se aburre si no conoce las canciones así qué invéntate algo un poco más movido y conocido, algo como Elvis Presley o este nuevo grupo qué está apareciendo los Bitles. Hay una canción qué está pegando harto, “I wona hold yor hand” o algo así O sea la cacho bien pero la letra, sé lo qué he escuchado no más. –respondo temeroso Ya, inclúyéla no más, un par de los Bitles y otra de Elvis qué siempre pega bien. –Me exige don Anselmo. “Muy bien, aquí les pago lo de hoy, pasen a comer a la cocina y mañana los espero Si, llegaremos temprano para ensayar las nuevas canciones – Indica Miguel. Bien lleguen a tomar once si quieren y ensayan. Bien a lo mejor esta cosa funciona y te convierto en un cantante famoso, qué te parece –Me pregunta mí manager Él descueve, me gusta. –Respondo entusiasmado. Hacemos planes de futuro artístico, de una banda propia qué vamos a crear, de giras y éxitos. Obviamente Miguel es manager, director, arreglador musical y todo, un perfecto hombre orquesta y naturalmente él tendrá mayor participación en los beneficios de la banda. Bueno por ahora eso no me preocupa. Esa noche me dormí repasando mentalmente las letras de los nuevos temas a interpretar. Durante la mañana canté a capela, ensayé los pasos de Elvis, imité a John Lennon, escribí las letras de acuerdo a lo qué me imaginaba qué decían las canciones, con miedo pero con entusiasmo. Después de almorzar algo en un boliche de Angeló, nos fuimos a la hostería y de inmediato comenzamos a ensayar “I Wonna hold your hand y she love you yeah yeah yeah” de los Beatles y “Retúrn to the Sender y Jeailhouse Rock”, qué me acordaba haber visto la película de Elvis hacia poco tiempo.
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Miguel es un genio en él piano, cacha las canciones de inmediato y les pone acompañamiento, igual él se las sabe por lo qué estas canciones no les costó mucho sacarlas en él piano. Ahora tenemos como seis canciones para cantar, ya es todo un show. Con Elvis tuve qué moverme distinto, estilo más rockero especialmente con él Rock de la Cárcel, pero creo qué vamos bien, ya agarré confianza y es entretenido, veamos qué pasa a la noche, espero qué todo resulte bien. A las 20 hrs debemos comenzar con los temas en francés y a la medida qué llega el público le vamos poniendo más ritmo. Si llega más publico en la noche, podemos repetir las canciones y nos pagaría extra. Comenzamos nuestro show lentamente con él público qué llega temprano, la gente tranquila en parejas qué vienen a tomarse un trago, indiferentes, nos observan y aplauden un poco más qué ayer en la anoche, me siento con mas cancha. Todo va bien hasta qué llega una avalancha de cabros muy ruidosos y prepotentes qué se cacha qué son santiaguinos paltones, desordenan todo y arman varias mesas. Deben ser lo menos unas doce personas entre hombres y mujeres. Con él ruido qué meten, nuestras canciones no se escuchan nada y pasamos absolutamente inadvertidos. De pronto uno de ellos repara en nosotros Y le tenemos su cantante también si este local está completo – Acota uno de ellos socarronamente. No los había cachado y parece qué están cantando –Se burla otro Él dueño sube el volumen de los parlantes para hacernos más audibles Y parece qué canta en francés él cabrito Cántate aalgo mas movido qué nos va a dar sueño –Grita otro. Él dueño me mira y me ordena pasar de inmediato al rock Ya vámonos con los Beatles me indica Miguel Ou yewaahhh sey you somesing I sinc yu anderstan Like a number, say to meee I wana hold your hand I wana hold your haaaaaaaaand I wana hold your hand I never say that want to tell you 90
In side That is a kind of that we say you aaaah aaah aaah Los tipos se ponen a cantar junto conmigo y parece qué no cachan la letra así qué vamos bien Wena cabro, dale otra She love you yeah yeah yeah She love you yeah yeah She love tou yeah yeah yeah You sinj that very hald Nothing can before and we téll you a never more Nothoig can you get a ggreate core Beacouse she love you Can we never say good by And she love you get no more she love you still we do
Weon chamullero ohh –siento qué gritan desde la mesa Si no cachay la letra y estás puro chamullando Córrete weon ¡ohh! Andate a cantar a otra parte será mejor Jefe saque a este picante de acá si usted no cacha nosotros si – grita otro imbécil.
Me quemo con este gallo y le respondo Sácame voz puh weon ya qué soy tan choro –Le respondo muy quemado. Ahí queda la cagada porqué dos tipos se paran a sacarnos. Al primero qué se acerca, por impulso le pego un combo qué lo tiro de espalda. Miguel trata de sujetarme pero le llega un combo a él y como es más chico, también va a dar contra él otro qué estaba en él suelo, ahí se caen los dos y rompen una mesa. Él desorden es mayor, los clientes se paran horrorizado, algunos tratan de sujetarnos cuando de repente recibo un golpe en él estomago qué me deja sin respiración y caigo al suelo, alcanzo a ver qué él qué me pegó es el dueño, don Anselmo. Todos Ustedes fuera -escucho él vozarrón de don Anselmo echando a los clientes -y no vuelvan, de estos tipos me encargo yo. Los camorreros se van alegando qué quieren seguir peleando y la tranquilidad vuelve a la Hostería. 91
Puchas cabro, preferí pegarte yo y dejarte fuera de combate, porque si los camorreros te agarraran te hacen pedazo. Fuiste muy weon en tirarte en contra de todos, te habrían sacado la cresta y de paso me habrían destrozado él local. Ya don Anselmo, gracias y perdone la cagada qué armé –le respondo todavía doblado y sobándome la guata. Está bien cabro pero además parece qué te fuiste al chancho con la letra. “Ahora mejor se van y agradece qué no te voy a cobrar la mesa qué rompieron, pero está, bien uno tiene qué tener dignidad y no aguantar qué ningún conchas de su madre venga a barrer él piso con uno. Partimos a pié esperando que alguien nos lleve hasta Puerto Montt, igual son varios kms. Qué hay qué caminar. ¿Cómo te sientes? –me pregunta Miguel compasivamente Mas o menos, pero no hay problema Bueno mala cueva no mas compadre, lo hicimos, quedó una cagada no presupuestada pero salió bien. En Punta Arenas ensayamos y como sabes si allá sale algo, total ya tenemos la experiencia, -me dice Miguel para levantarme él ánimo ya qué yo me sentí artista por unos minutos y ahora voy frustrado. ¿Sabis qué más?, bieen weon! –levanto mí autoestima –ya sé cómo cantar en público sin cagarme de susto, así qué llegando a Punta Arenas buscamos un local y armamos él show. Ya compadre por un lado mejor qué termináramos temprano mira qué mañana a las 11 parte él vuelo y tenemos qué estar en Tepual a las 9 y además qué tenis qué hablar con él Piloto para qué te lleve. Nos levantamos temprano, pagamos la pensión, no tomamos desayuno esperando qué en él avión nos den algo, tomamos una micro al aeropuerto y llegamos finalmente. De acuerdo al dato de Miguel, debo hablar directamente con él piloto porqué en la oficina de LAN me van a decir qué no se puede llevar pasajeros qué no hayan pagado él vuelo previamente, en cambio los pilotos son diferentes, lo malo es qué él avión viene desde Santiago, así qué tengo qué esperarlo hasta qué aterrice y desembarqué.
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La espera es de mucha tensión, cuento mí plata incluyendo lo ganado como cantante mas la venta del abrigo, pero igual no me alcanza, por otra parte a esta hora yo debería estar esperando al piloto de Coyhaique y no perdiendo el tiempo acá. Finalmente llega él vuelo esperado, bajan los pasajeros, los de Puerto Montt se van y los de Punta Arenas se quedan esperando la salida en tránsito. Diviso al piloto qué esta atareado con la recarga de combustible. Trato de acercarme pero un vigilante me mira feo. Sigo esperando la ocasión, finalmente él piloto viene al baño y aprovecho él momento Comandante, -me acerco, Si dime, -me mira mientras se prepara para mear Es qué sabe, necesito ir a Punta Arenas porqué estoy volviendo a mí casa y me quedé sin plata para él pasaje. ¿Y qué te pasó qué te quedaste sin plata? Es qué me la gaste y en mí casa me están esperando ¿Y qué quieres haga yo? Qué me autorice a ir en su vuelo, llegando allá pago él pasaje ¿Y cómo se qué vas a pagar? Puedo dejar mí maleta en custodia Bueno en realidad vamos con disponibilidad así qué yo no tengo problemas, anda al mesón y diles qué yo te autoricé. Me parece increíble, así de fácil son las cosas en provincia, dejo la maleta en prenda y nos embarcamos con Miguel a conocer Punta arenas. Primera vez qué me subo a un avión y es muy grande, caben como 150 personas, es un DC6, tiene 4 motores y es algo ruidoso pero suave, apenas partimos tuvimos algunos baches qué se me sube la guata pero en general da confianza. Yo veía los aviones en la Escuela de aviación pero desde lejos, nunca me subí a alguno. Además eran aviones chicos de instrucción para dos personas o los antiguos bombarderos de la Segunda Guerra Mundial que los tenían como piezas de museo. Desde lo alto se ven lagos, cerros con mucha nieve, ríos de hielo, glaciares y pampa qué parece qué es de argentina. Más tarde nos aproximamos a un gran río qué según comentan, es él Estrecho de Magallanes, lugar donde él avión comienza a bajar rápidamente y veo con terror como se va acercando casi hasta tocar las alas en el agua. Por último después de un aterrizaje con varios tumbos nos detenemos. 93
Bienvenidos a Chabunco, aeropuerto internacional de Punta Arenas, temperatura -3°C, viento de 80 km/hr y sensación atmosférica -10°C, nos anuncia la azafata. Yo aun adolorido por él puñete en el estómago y Miguel con un ojo en tinta, hacemos nuestra entrada triunfal en esta capital de la Patagonia un día de agosto de 1963.
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5. MAGALLANES Por el Estrecho Gonna day a sentimental journey Gonna a say my heart are you Gonna make a sentimental journey To review all memories Esta canción la tengo pegada desde qué estaba en la Escuela de Aviación y me hacían marchar castigado por horas con él fusil al hombro, especialmente los fines de semana. Para darme un ritmo, yo cantaba esta canción pero a ritmo de marcha, mas rápido. Ahora hago lo mismo pero a caballo, voy marcando el ritmo del caballo lentamente, ambos con frío, yo envuelto en un poncho, con él chaquetón qué le robé a mí hermano y el caballo mirando él suelo, seguramente maldiciendo en su idioma equino al pelota qué va arriba, qué lo hace caminar con 5 grados bajo cero y ventisca de nieve lluvia por los caminos de Magallanes, rumbo no sé dónde. A mí lado van Miguel Politis, con quién llegué a Punta Arenas desde Puerto Montt, André Novikof, un ruso grandote y bonachón y Lucho Ferrari, él mayor de nosotros, el intelectual del grupo y dueño de las geniales ideas. Todo partió al bajar del avión qué nos trajo desde Puerto Montt, cuando partimos con Miguel a encontrarnos con sus amigos qué lo estaban esperando en una casa por la calle Independencia, en un barrio apartado, de calles de tierra, donde la mayoría de la gente son chilotes qué se quedaron a vivir en esta ciudad. En ese barrio de Punta Arenas compartimos casa con una familia qué nos recibió por un tiempo, mientras encontráramos pega. Los Chumangos (como le dicen a los patagones) son tipos sanos, confiados y generosos. Solamente con él hecho de decir qué somos de Santiago se nos abren las puertas, todos te convidan a cenar o dormir, tienen ese espíritu de patagón muy especial, aislado, qué para ellos todo es nuevo y quieren saber del norte y su gente. Es lo mismo qué cuando llega un gringo a Santiago y todos quieren ser amables y generosos solo por el hecho de compartir con personas distintas. Muy poca gente de la zona viaja a Puerto Montt, y Santiago, prácticamente nadie lo conoce. Viajar al norte se puede hacer solo por 95
avión, barco o a través de Argentina. Igualmente por cualquier vía es muy caro y toma demasiado tiempo y mucha planificación, depende de las condiciones del tiempo, de los cortes de carretera o de las marejadas. Si vas por avión en invierno puedes estar hasta dos semanas con él aeropuerto cerrado en espera qué se abra un poco y pueda despegar. El barco se va caleteando, para en cuanta isla haya, se sube o baja gente; a veces deben viajar en las bodegas o en cubierta, lo cual es tremendamente incómodo y frío. Por eso no salen de su Patagonia y se sienten más involucrados con el sur de Argentina qué con Chile. Durante un tiempo vagamos por la ciudad, robamos cosas en los almacenes o tiendas, yo repuse algo de mí ropa qué tuve qué dejar con la maleta en prenda por él pasaje de avión y qué nunca retiré. Ayudamos algo en la casa donde nos cobijaron, partimos leña, arriamos animales en un campo cercano, reparamos alambradas. Conocimos mucha gente de la zona entre ellas a Monona, una yugoeslava local muy buena moza y simpática qué quería tener algo de aventura con alguien distinto. Gladys, otra niña santiaguina bastante alocada y casada con un chilote residente, tranquilo y callado. Estaba feliz recordando con nosotros la capital y su barrio de la Gran Avenida, las fiestas de los sábados y canciones de moda. Tomamos cerveza marca Ale en él C´est si Bom; con Miguel intentamos cantar en un local, pero no les gustó porqué acá los gustos por la música son distintos; patinamos en hielo en la laguna; esquiamos en él Cerro Mirador; hicimos un paseo al río de Las Minas; fuimos al cine; algo pololeamos por la rivera del estrecho, obviamente a los varones locales no les estábamos siendo tan simpáticos, especialmente al marido de Gladys qué en una oportunidad le dije chilote y se ofendió. Yo no sabía qué para ello es peyorativo y quise explicarle qué para mí él hecho qué me digan huaso o talquino, al revés es un halago, claro qué pensándolo bien no me gusta qué me digan piducano, bueno igual no le caigo bien. Finalmente a Lucho se le ocurrió la gran idea. Vamos a las estancias a buscar pega como ovejeros o arrieros Lucho trabajó dos años en la Estancia Cerro Guido de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. Esta empresa posee más de un millón de hectáreas en la Patagonia repartidas en varias estancias. Cada estancia posee cien mil hectáreas en promedio y a cargo de éstas hay un administrador inglés, un sub administrador escocés y cadetes. Los 96
cadetes son aprendices de ganadería formados para ser subadministradores. Estos pueden ser chilenos, relacionados con él directorio de la empresa o, descendientes de los ingleses o escoceses. Entrar a la SETF o Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego y ser cadete es impensable para nosotros, no sé porqué Lucho trabajando en la estancia Cerro Guido, dejó de hacerlo. En todo caso conoce al subadministrador de la estancia Punta Delgada y confía en qué nos dará trabajo para cuando lleguemos. Con las cosas robadas en las tiendas más lo ganado haciendo algunos trabajos, financiamos la compra de los 4 caballos, más algo parecido a monturas gauchas con mucho cuero de oveja; alforjas para las pilchas y 4 cuchillos porqué todo ovejero debe tener un cuchillo, obviamente todo a muy bajo precio y un día de agosto de 1963 partimos un viaje a lo largo del Estrecho de Magallanes rumbo a la estancia Punta Delgada en la frontera con argentina, en busca de trabajo. La familia qué nos hospedaba, más la Monona y la Gladys, nos despidieron con pañuelos y nosotros cuales cowboy patagónicos les hicimos adiós con nuestros sombreros, mientras enfilábamos nuestra senda por la Avenida España. Primera parte del viaje hasta él Retén de Río Pescado, son como unos 30 kilómetros –nos instruyó Lucho. ¿Y cuánto tiempo nos tomará? –tratamos de ir calculando él tiempo Yo creo qué unas 4 horas a tranco rápido pero sin cansar a los caballos, acuérdense: no se puede galopar porqué en total vamos a andar unos 200 km, así qué tienen qué mantener a los caballos en buen estado. –nos instruye nuestro guía Atravesamos Punta Arena de lado a lado, la gente nos mira extrañados porqué, aunque en las estancias todo es a caballo, en la ciudad la gente se moviliza en autos modernos o camionetas, esto es debido a qué Magallanes es Puerto Libre y nada paga impuestos, por lo mismo qué los vehículos y todos los artículos importados son mucho más baratos. Ahí está el monumento al ovejero y él cementerio de Sara Braun, -comentamos mientras cabalgamos Dicen qué la Sara Braun se hizo multimillonaria en Tierra del Fuego porque tenía una casa de putas, donde en plena fiebre del oro, se cobraba los polvos de los clientes en polvo de oro. Además se dejaba crecer las uñas para quedarse con él raspado del oro entre las uñas. 97
Ese es un polvo de oro, putas él polvo caro. Según cuenta la mitología local, las puertas del cementerio solo se abrieron una sola vez y fue para su funeral. Vamos conversando de todo lo que vemos mientras continuamos nuestro largo camino. Pasamos por Bahía Catalina, la base aérea de la FACH. Escóndete Ignacio no vaya a ser cosa qué algún oficial de reconozca y te meta paz dentro Sí, de hecho hay varios oficiales acá qué fueron oficiales en la Escuela de aviación mientras yo estuve allá. -comento A nuestro paso encontramos pequeñas parcelas, todas con casas de madera con sus chimeneas humeando. Ya salimos de la ciudad y hay solo casas aisladas. Llevamos tres horas mirando él Estrecho a lo lejos, vamos a paso rápido pero como dijo Lucho, sin galopar. Bueno yo estoy acostumbrado a andar a caballo así qué no me incomoda. Por fin después de 5 horas llegamos al retén de Río Pescado cuando ya está empezando a hacer frio por lo qué creo que por hoy está bueno. Buenas tarde mí sargento –Saluda el Lucho al carabinero a cargo del retén Yo como se dé grados me fijo y le advierto al Lucho qué sólo es cabo. Lucho con gran filosofía me indica qué a todos los pacos hay qué decirles Sargento, porque si les dices tenientes van a pensar qué te los estay pichuleando en cambio sargento se sienten bien. ¿Ah ustedes son los qué van de pasajeros a buscar pega al campo? –nos dice en forma de saludo. Sí mí sargento y ésta es la primera parada, ¿pero cómo sabía usted? Sí, los estábamos esperando, sabíamos qué iban a llegar acá. Carabineros siempre sabe todo. –responde con aire misterioso. Bueno más allá ya no hay donde llegar, así qué ¿podemos pasar la noche acá? Solo por esta noche ya saben qué no nos podemos negar por la Ley del Pasajero Bueno gracias mí sargento, ¿dónde nos ponemos? Gánense por acá no mas, después se echan en las celdas donde hay camas y van a estar más cómodos
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Es primera vez qué duermo en una celda sin estar presos, igual compartimos con los demás pacos, todos muy buena onda, nos dan mate amargo y algo para comer así qué no pasamos hambre. ¿Y hasta donde piensan llegar? Hasta punta delgada Buena tirada, es largo él camino por esas soledades, igual una instrucción: nunca maten una oveja aunque tengan mucha hambre, es preferible esperar un rato mas y llegar a un puesto o una estancia y cenar algo allá porqué si los pillan matando una oveja ahí cambia la cosa y tenemos qué meterlos presos. Para eso la ley del pasajero los protege pero matar una oveja es como robarla y eso está muy penado por la ley. Lo vamos a tener muy claro mí sargento –asentimos todos como tomando conciencia de la importancia del asunto. Al día siguiente nos levantamos temprano, con bandera y luego a tomar la choca.
la diana para izar la
Estoy súper molido hueon, me duela la raja y los muslos –se queja Miguel Yo estoy pa la cagá me duele todo –lo sigue André Ya no se quejen los mariquitas y vamos a ensillar los caballos será mejor porqué sino los pacos nos van a echar cagando de acá Tomemos otro matecito con chuletitas mira qué no sé hasta cuando no vamos a comer nada Y ahora ¿hasta dónde llegamos? –pregunto continuando con él itinerario Yo creo qué hasta Cabeza del Mar o un poco más allá, no hay estancias grandes así qué nos arranchamos por ahí en una estancia mas chica pero igual tienen qué alojarnos, deben ser unos 30 kms Ya niños tienen qué irse luego miren qué llega mí capitán de Punta Arenas y se puede enojar si los ven por acá – nos ordena el sargento encargado del retén Ya mí sargento nos vamos y muchas gracias por su alojamiento y comida Ya bueno bueno no ma, váyanse tranquilitos y no se metan en líos Así partimos nuestro segundo día con buen tiempo, mucho frio pero entusiasmados y pensando realmente qué ésta es nuestra vida en el campo. Seguimos mirando él estrecho desde lejos, vemos pasar una manada de guanacos, saltando las cercas todos juntos, el jefe de la 99
manada adelante y mirando constantemente qué rezagado ningún chulengo.
no se le quede
Oye Lucho ¿y por qué te volviste a Santiago si estabas tan bien en la estancia y ahora vuelves buscando pega de ovejero? – pregunto con curiosidad Lo qué pasa es qué me enamoré de la mina equivocada ¿Como así? Resulta qué él administrador de Cerro Guido es un inglés qué se siente Lord y tiene dos hijos, uno es hombre y es un idiota y la otra una mujer espectacular, buena moza y muy simpática y yo me enamoré de ella. Bueno tuvimos un feroz pololeo y quedó embarazada. ¿Cresta y qué pasó? Bueno, él viejo cuando supo, me sacó cagando de la estancia con pacos y todo. ¿Y qué pasó con la cabrita? Le hicieron aborto y creo que la mandaron a Inglaterra a alguna parte para qué no se cachara. ¿Y esperas encontrarla nuevamente? No, difícil, no creo qué vuelva jamás a Magallanes, a lo más la casan con un gringo de por allá o la mandan a Australia Como sabes en una de estas te la encuentras y quien sabe … Ese es el secreto de Lucho y su amor por la zona, continuamos él viaje en silencio. De vez en cuando se divisan avestruces corriendo a lo largo del camino y pegándose contra los alambres qué las encierran y no las dejan andar libremente. Está comenzando a caer una llovizna pero blanca, hace mucho frío y algo de viento qué cala los huesos, pero seguimos adelante. Patos, cauquenes, avutardas, de todo tipo de aves qué yo no conocía, los carancho parecidos a los jotes, aves carroñeras qué se comen las ovejas qué mueren de viejas o porqué se caen y son pisoteadas por él mismo rebaño. De vez en cuando se divisa un zorro mirando desconfiado desde lejos. Miren ese es cabeza del mar y ahí se bifurca él camino hacia Puerto Natales –nos comenta Lucho ¿Pero esto es un lago? No en realidad está unido al estrecho por un pequeño canal pero es una entrada del estrecho
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En realidad se ve como laguna pero no hay nada alrededor, solo en la bifurcación hay algo parecido a un paradero de las micros a Natales, con un techito para guarecerse de la nieve. Seguimos andando esperando ver algo de vida, aunque por acá todo es así. De vez en cuando pasa un camión o camioneta y nos saludan tocando la bocina. Por un par de horas bordeamos la entrada de mar hasta qué divisamos una típica estancia pequeña compuesto por la casa patronal un par de casa de peones, él rancho y galpón de esquila. Leemos en un cartel colgado a la entrada. Bienvenidos a Ea. Fenton Nos acercamos a la casa a la vez qué un par de perros chicos salen a recibirnos con gran alboroto. Deben ser como las 4 de la tarde y hemos andado lento pero casi sin parar, solo de vez en cuando nos bajamos de los caballos para qué descansen y tomen agua. A la vez qué nos comemos unos panes qué nos regalaron los pacos y unas costillitas frías qué nos robamos del desayuno. Nunca en mí puta vida me imaginé qué haría una cosa así –se queja Miguel entumido de frío. Esto está muy entretenido y quiero quedarme en esta tierra para siempre –a su vez contesta André siempre sonriente Aparece una señora en la puerta de la casa patronal Buenas tardes, ¿qué se les ofrece? Buenas tarde señora estamos de paso y queremos pedirle si podemos arrancharnos en alguna parte –siempre Lucho conocedor de la gente local Pasen pasen no mas pues para qué no se mojen con la nevisca – nos invita a la manera local Se aproxima él marido qué nos indica Dejen los caballos en la pesebrera donde hay agua y pasto, las monturas las pueden dejar ahí mismo no hay problema y se vienen para la casa para qué coman algo y se temperen qué deben venir entumidos de frío, ah y traigan su ropa por si quieren lavarse. Esta gente es increíblemente generosa, dan todo y no tienen la menor desconfianza, para ellos es casi una fiesta qué lleguen personas de lejos. Él dueño del campo de unos 40 años, vestido a la usanza patagona, bombachas, casaca de cuero negra, con un pañuelo al cuello y boina 101
vasca y lo curioso qué con pantuflas. La esposa, una mujer rubia de cara de muy simpática y sonriente, dos hijos varones de unos 14 y 12 años respectivamente, con la misma pinta del padre. Dejamos los caballos felices pastando, que liberados de sus monturas, aprovecharon de revolcarse un poco y estirarse a su antojo. Pasen pasen qué deben estar cansados –nos invita la señora mientras los hijos nos miran con más desconfianza y timidez. Yo soy Zvon Matijevic y mi esposa Zorka –nos saludan Mucho gusto –nos vamos presentando y saludando los cuatro Ellos son mis hijos Míhaél y Davor Cumplidos los protocolos de saludos nos invitan a sentarnos en la mesa de la cocina, como se usa en él sur, donde él punto de reunión familiar es en la cocina por ser el lugar más temperado de la casa. Nos ofrecen té y escones, un pan de la zona muy rico y qué son como buñuelos chicos y crujientes. ¿Y en qué andan ustedes? –nos pregunta Zvon Como siempre Lucho lleva la voz cantante Queremos trabajar de ovejeros Pero para eso hay qué saber de ovejas, ¿Ustedes conocen algo? Bueno yo trabajé de cadete en la Explotadora en Cerro Guido un par de años y me gustaría empezar de nuevo ¿Cómo ovejero, después de haber sido cadete? –pregunta sorprendido Si, lo que pasa es que renuncié a la Explotadora, me volví a Santiago y me di cuenta que me gustan los caballos y especialmente las tierras de la pampa y acá estoy de nuevo, además que no me importa partir de ovejero, en un tiempo más podemos postular a un campo en Aysén qué están repartiendo tierras o una isla, bueno por ahí veremos qué pasa ¿Y Ustedes saben algo de ovejería? –nos toca él turno a nosotros En realidad no sabemos nada pero nos gusta él campo -respondo Ya bueno por algo se empieza. ¿Y hasta donde piensan llegar? A Punta Delgada donde conozco al Segundo (Administrador), pero si pasa algo en él camino nos quedamos. Miren aquí en la estancia no tengo mayor trabajo pero nos pueden ayudar a reparar unas alambradas y bajar un piño qué se quedó en otro campo qué tengo pal lado de Laguna Blanca, yo
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creo qué mañana tengo qué ir con unos muchachos a buscarlo porque él pasto está mejor por acá –nos ofrece Zvon ¿Y cuántas ovejas son? –pregunto por decir algo No, son pocas unas 3.000 calculo y además hay mucha ovejas preñada qué quiero qué vengan a parir acá qué esta mas temperado, por allá hace remuchazo frio y las crías se me van a empalar. Ya poh mañana vamos, así salimos un poco de la rutina del viaje y después continuamos el viaje. –Aceptamos muy contentos Bueno ahora vayan al rancho a comerse un buen puchero bien caliente y les acomodamos unas colchonetas al lado de la concina de los trabajadores, allá se pueden bañar y acomodarse bien. Mañana partimos temprano y yo creo qué entre ir al campo y volver nos va a tomar un par de días, ahí les pago él jornal de los trabajadores de por acá pa no hacer diferencia.
Nos bañamos, cepillamos los dientes, comemos oveja con papas y repollo con harto caldo, qué es lo qué por acá le llaman puchero y nos alistamos a descansar después de esta segunda jornada. A la mañana siguiente partimos a comer las costillitas de oveja con té, en choca de lata qué es el típico desayuno de la zona, cuando Miguel nos da la noticia Yo no sigo Cómo no sigues No compadre esta no es vida para mí, yo soy de Santiago y me gusta la vida de ciudad, me vuelvo a Punta Arenas y de ahí a Santiago, lo siento pero prefiero irme ahora ya qué después voy a estar más lejos y me va a costar más la vuelta, sencillamente no puedo No hay problema Miguel, no te preocupes, suerte y qué tengas buen retorno –lo despide Lucho Ignacio si alguna vez vuelves y quieres dedicarte al canto, búscame qué podemos hacer algo bueno en conjunto, lo decidí y me voy a dedicar a la música –me ofrece al momento qué me da un fuerte abrazo Ya compadre lo voy a tener presente – cuídate -le digo mientras nos despedimos. Ensillamos nuestros caballos y soltamos él de Miguel con él resto de la manada pensando qué alguna vez volveríamos a buscarlo, lo vimos alejarse feliz y libre mezclado con los demás caballos. Al rato partimos a trabajar como arrieros, a buscar el rebaño de ovejas a un sector que se llama Monte Alto y que se encuentra como a unos 25 103
kms. Esta noche vamos a dormir allá a campo traviesa, en unas carpas que lleva el pilchero. Nos vamos cabalgando al trote como se estila por acá cuando se va apurado al destino, al principio uno se cansa mucho pero después uno va acostumbrándose y agarra el ritmo. Al final del día llegamos al destino, en unos lomajes entre las grandes estancias de Laguna Blanca y Oasy Harbour, ahí se encuentra este cerro de invernada donde llevan las ovejas paridas para que se resguarden de los fríos de la pampa. Hoy nos dormiremos muy temprano porqué mañana partimos al amanecer a reunir él piño y de ahí en dos jornadas de vuelta con él piño para la estancia. –instruye Zvon. Son increíbles todos estos parajes, la pampa helada con escarcha, los cerros con montes aparragados con nieve en las copas y seco en las bases. Cerca se ven lagos, lagunas, quebradas y cuando animal uno puede imagina. Al parecer anduvo un puma porqué hay varios animales muertos y solo quedan los huesos y la piel. Los caranchos se dan los banquetes con la carne qué deja él león. La cena fue puchero con te. Después de la cena se comparte con los gauchos tomando mate cebado por un experto. Él mate va pasando de mano en mano y en silencio. Los gauchos hablan poco así qué solamente se escucha la conversación de Zvon con nosotros. Nos cuenta qué sus padres llegaron de Yugoeslavia arrancando de la guerra con Hungría y qué la familia de Zorka se vino hace poco arrancando de la pobreza qué hay allá después de la unificación y qué se compraron esta estancia pequeña hace poco, pero quieren iniciar un negocio de turismo, porqué es él negocio del futuro especialmente en esta zona donde hay tanta pesca y lugares hermosos. Dormimos en él bosque aparragado entre los árboles qué nos protege del viento y donde además está seco. Igual pasamos harto frío porqué él fuego de la fogata se apagó y hasta ahí llegó nuestra calefacción. Al desayuno, costillitas con mas te preparadas por él cooker qué tiene su gran misión de alimentar a los gauchos. Él cooker lleva él pilchero con la comida y todos los utensilios de cocina, por lo general él mismo mata la oveja, la descuera, aparta las carnes y cocina. De madrugada nos despierta tocando una campana improvisada, por lo que al parecer no durmió. Ya ustedes se van rodeando la alambrada por él bajo hasta llegar a la quebrada y de ahí se vienen arriando hasta juntar él piño en 104
él bajo – indica Zvon a nosotros y otros baquéanos con experiencia y con perros Los arrieros dirigen a los perros a puro silbido y estos saben perfectamente lo qué deben hacer, son muy importantes porqué son los qué en realidad hacen la pega. Corren desde la punta del piño hasta él final, se suben arriba de las ovejas y caminan sobre ellas de tan apiñadas qué van. Las mueven, las empujan pero jamás las muerden. Si un perro muerde una oveja hay qué matarlo porqué se ceban y ya no puede trabajar más –me comenta un ovejero. Para allá esta la estancia Oasy Harbour de la Explotadora, claro qué nosotros le decimos Gringos Duros. Tiene 180 mil hectáreas y es pura pampa. –nos señala otro ovejero Por él otro lado está Laguna Blanca qué pertenece a otra compañía pero tiene 220.000 hectáreas. Es la estancia más grande en Chile y Argentina. Por todas partes los administradores de las grandes estancias son gringos y son unos déspotas y clasistas. Tienen facultad para hacer lo que quieran, según ellos son como capitanes de barco en alta mar, con poder sobre toda la gente qué trabaja en la estancia; pueden emitir certificados de defunción y sepultar, casar, inscribir a los recién nacidos, en definitiva pueden hacer lo qué quieran. Pasé la noche más helada en mí vida ya qué dormimos a plena pampa, antes al menos estábamos protegidos por los arboles, ahora fue apenas entre unos matorrales, yo creo qué hizo varios grados bajo cero, si ni siquiera dormimos por él frio qué hacía. Los baquéanos se reían de nosotros ya qué no estamos aclimatados aun. Al día siguiente llegamos en la tarde con él arreo a la estancia, luego un reconfortante baño, a comer y dormir en cama caliente para reponernos. Bueno muchachos nos despide Zvon una vez qué estuvimos listos para continuar con nuestro viaje. –ya sé qué Ustedes quieren trabajar en una estancia más grande y seguro encontraran trabajo en Oasy Harbour o Punta Delgada, así qué gracias por su ayuda y aquí tienen 100 escudos para cada uno. Si pasan devuelta vengan a vernos -nos invita Zorka Chao vuelvan -nos gritan los niños Continuamos nuestro viaje ahora con rumbo a Oasy Harbour, vamos a conocer como es una estancia de verdad. En total son como 40 km. Pero 105
veremos cómo lo andamos porqué tenemos qué irnos por los caminos interiores de las estancias y no por la carretera, porqué se aleja mucho. Él trayecto es pura pampa, casi no hay árboles, solo coirón y viento, cae algo de aguanieve pero no molesta ya qué por ahora está calmado. Para variar seguimos comiendo las costillas frías qué nos dieron los yugoeslavos. Muy buenas personas. A mediodía nos encontramos con un puestero qué anda recorriendo las alambradas y rescatando una oveja qué se enredó en unos palos con unos alambres. Como le va amigo -saludamos Buenas tarde no mas chi –nos saluda a la usanza gaucha ¿Se le enredó la oveja? Si pué a veces se atarantan y se meten donde no se debe y va a ver qué sacrificarla no ma chi ¿Y qué hace con la carne? La comemos si pa eso nomá están y él cuero me lo llevo pa secarlo y entregarlo a la administración. ¿y ustedes en qué andan por estos campos? –nos interroga Bueno vamos de paso queremos llegar a la estancia a ver si nos dan trabajo Si desean los invito a merendar algo al puesto porqué ya es la hora de descasar y ahí les digo con quien hablar pal trabajo –nos ofrece Ya pué vamos no mas -aceptamos felices ante la posibilidad de comer algo caliente. Llegamos al clásico puesto móvil, qué es un rancho montado sobre ruedas de carreta, con su cocina, su cama y una silla, nada más. Alléguense no ma siéntense en la cama mientras yo cebo él mate y le ponemos leña al fuego pa calentar él puchero. Él famoso puchero ya me está empezando a hinchar las pelotas pero por acá no se come otra cosa así qué obligado a aguantarnos no más. ¿Y Usted hace tiempo qué está por acá? Buenos unos 15 años más o menos, antes estaba con la señora pero se me volvió pa la isla y me quedé solo porqué hay qué trabajar no ma. “Ella dijo qué esta no es vida pa alguien del norte y allá está con los niños qué ya deben estar grande ¿Hace tiempo qué no los ve?
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Bueno va haciendo pa unos 7 años yo creo. Les mando plata pa qué se eduquen, en Castro hay buenas escuelas pa qué apriendan y puedan trabajar en otra cosa, si en el campo es pura soledad y sacrificio no ma. ¿Y va para la estancia? –continuamos él diálogo No ma los días de pago y ¿qué saco con ir? si total allá no hay nadita qué hacer y Punta Arena está muy lejos pa ir, puro a gastar plata, así qué me voy a la estancia, recibo la paga y me vuelvo si acá esta mí habitación y mis ovejas. La plata ni la veo si se les mando casi toa a la familia qué están pal lado de Huillinco, pa allá tenemos un pedacito de tierra donde a lo mejor me voy algún día a dejar los huesos. “Sírvase mate qué ya está listo el agua ¿Y cómo llegó hasta acá? Me vine buscando mas plata porqué en Chiloé no hay na pega y él campito no da ni pa la familia y ahí me fui quedando, al principio me venía solo pa la esquila pero después él míster me vio qué yo trabajaba bien y me ofreció trabajo pal invierno y así llegué a este puesto, me fui contento a buscar a la señora pero igual no le gustó na chi, así no ma e la vida. Así no mas es pues qué le va a hacer ¿y no tiene algún licorcito por ahí? –le sugerimos –pal frío Paré qué me queda algo de W de Caña, pongámosle un traguito si acá está prohibido, si nos pillan nos cortan altiro, si él gringo Clarke puso ley seca porqué a veces a uno le da por tomar y anda toa la semana huasqueado y a otros les da por matar ovejas si hasta a la señora se la han echado cuando les baja la mona mala, alguno se pone agresivo. De uno por ahí supe qué descueró a la eñora y la secó en un palenque como si fuera cuero de oveja. Nos tomamos 2 botellas de licor de caña argentina de 40°, no me di cuenta lo curado qué estaba hasta qué salimos del puesto, me agarró el aire y de ahí al suelo. Vomité tanto qué perdí él conocimiento, tuvieron entre André y Lucho qué acostarme atravesado arriba de la montura y llevarme tirando hasta la estancia, dicen qué me caí un par de veces hasta qué finalmente tuvieron qué amarrarme. No sé cuánto tiempo anduvimos de esa forma pero me imagino qué al menos un par de horas hasta qué llegamos a la estancia. Desperté al día siguiente en una pieza chica y oscura, con una jaqueca terrible, molido entero por las caídas, pero al menos al parecer ya estaba mejor. Me levanté despacito al momento en qué venía Lucho y André a despertarme.
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Puchas qué tenis buena cabeza –se ríe –nos diste harta pega y además eres curado porfiado porqué peleabas solo, menos mal qué te pudimos amarrar pero te diste vuelta y quedaste colgando de la guata del caballo Chuuta no me acuerdo de nada y no me di cuenta qué había tomado tanto Es qué ese licor es como aguardiente de 40°, si no estay preparado te tira de espalda ¿Y a Ustedes no les pasó nada? Es qué yo tengo mejor cabeza qué tú -alardea Lucho Y yo no tomo –responde él sanito de André. ¿Y cómo nos aguantaron en la estancia? Le tuvimos qué decir al encargado de la casa para pasajeros qué estabas enfermo y qué necesitabas acostarte, no puso objeción, solo qué estuvieras en la pieza solo por si acaso alguien se podía molestar con un curado durmiendo a su lado. ¿Y ahora qué hacemos?, tengo hambre –me quejo Primero tenemos pega -me informa. -Tenemos qué ir donde él campañista qué nos va a pasar unos caballos nuevos porqué los nuestro están muy cansados y de ahí vamos a otro arreo pero de vacunos baguales, es más entretenido y tenemos qué ir a una sección de la estancia qué está cerca de la frontera. ¿Y qué son vacunos baguales? –pregunto Bagual significa salvaje –aclara Lucho -pero en este caso son vacas paridas qué las dejan en un campo solas hasta qué paren y amamantan a los terneros hasta qué tengan unos meses, después se van a buscar al campo para la producción de leche y las qué no parieron van a matadero. “Con nosotros va él Peter Huntley qué es un cadete qué yo conocí y qué es hijo del gerente general de la Explotadora, es re pesado y se cree la raja pero al menos ya estamos acá y él nos consiguió la pega con él Segundo Administrador. Menos mal qué hoy descansamos un poco ¿Y cuando partimos? Mañana, ahora vamos a comer algo y después nos bañamos, mira qué vos estai pasado a vómito. Si, si yo mismo no me soporto. Vamos despacito –les pido riéndome. Oasy Harbour o Gringos Duros como se le conoce, es una de las estancias más grande, con varias casas patronales y de empleados, casas más pequeñas de operarios y capataces, galpones de esquila, talleres de maquinarias, oficinas, gimnasio y una población de unas 200 personas entre ovejeros, peones, arrieros, mecánicos y empleados. Es realmente una ciudad. 108
Al día siguiente ya estamos bien repuestos así qué vamos temprano a tomar él desayuno y de ahí a elegir los caballos, ensillarlos y partir con él grupo de campañistas en busca de los vacunos. Como de costumbre vamos al trote qué ahora si me cuesta acomodarme porqué se me revuelven todas las tripas. Paramos al cabo de unas 3 horas a descansar estirar las piernas, algunos gauchos se hacen su cigarro con tabaco en bolsa y papelillos qué venden en la pulpería, otros fuman pipas y otros mastican tabaco, son las costumbres, nadie compra cigarro en paquetes qué acá les dicen ataos. Peter Huntley viste un perfecto traje inglés con botas de montar, pantalones de casimir, una casaca de cuero forrada en piel, su caballo es especial de patas angostas, mas parece un caballo chileno pero más alto, él dice qué es árabe, la montura inglesa, qué para mí gusto no es para esta zona. Él tipo es arrogante, déspota con los arrieros y tremendamente pesado, se cree totalmente superior, aunque pensándolo bien, tiene como creerse ya qué su padre es él Gerente General y nosotros somos peones medio vagabundos qué andamos a la aventura. Y Ustedes qué hacen en esta zona, si deberían estar en Santiago qué es donde pertenecen. ¿Y tú donde deberías estar, a donde perteneces? –le pregunto molesto. Nosotros somos ingleses y esta zona la vamos a anexar al Reino Unido tal como las Falkland y otros territorios qué tenemos en distintas partes del mundo. ¿Ah sí? ¿Y tú crees qué el gobierno de Chile se va a quedar de brazos cruzados mientras ustedes nos quitan las tierras? No se las vamos a quitar, se las vamos a comprar –responde con su aire de grandeza. ¿Y qué van a hacer con todos los chilenos qué viven acá? Si en la Patagonia no viven chilenos, algunos chilotes qué se sienten más argentinos, algunos yugoeslavos qué llegaron muertos de hambre y les da lo mismo para quienes trabajan, unos pocos españoles qué tienen estancias por ahí y de otras razas qué no son problema, pero ustedes quédense porqué les podemos dar trabajo, total yo voy a asumir la gerencia de esta estancia u otra y voy a necesitar personal administrativo qué me ayude. ¿Y todos ustedes piensan igual?
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O sea, no es qué pensemos igual, es nuestro propósito y estamos consiguiendo qué él Reino Unido haga una oferta de compra a chile para qué se materialice. ¿Y qué pasa con él petróleo? –pregunto sin creer lo qué escucho Si él petróleo es un mito, los pozos son chicos e improductivos, en argentina si hay petróleo en la zona de Neuquén, acá hay un par de posos qué no van a durar más de 10 años y toda la ENAP se va ir a la cresta. Yo no creo qué les vayan a vender la Patagonia, yo estuve en la Escuela de Escuela de Aviación y te aseguro qué Chile es un país muy nacionalista y eso no va a ocurrir nunca porqué es estratégica. Vas a ver como se darán las cosas, ustedes no son nacionalistas, siempre quieren parecerse a nosotros, si hasta se dicen los ingleses de América; les tiene envidia a los argentinos y se sienten superiores al resto, pero para nosotros son útiles. Yo estaba a punto de comenzar una pelea pero Lucho me paró y cambió el tema, lo qué en síntesis fue bueno sino obviamente nos habrían echado de inmediato de la estancia. ¿Has visto a la Penny? –preguntó Lucho a Peter. No la he visto, creo qué Mr. Nielsen la mandó a Londres a un internado después del escándalo qué armaron. A todo esto ¿tú sabes qué salió un comunicado de qué tenías prohibido el ingreso a cualquier recinto de la Explotadora? No, no sabía ¿y qué pasó? Bueno después se trató qué se olvidara él tema y qué no se supiera en él personal administrativo así qué lo levantaron. Pese a todo, Lucho tenía su ilusión de ver a Penny, a juzgar por la cara de decepción al saber la noticia qué su gran amor no está en Chile. Continuamos él viaje en busca de los animales. A la tarde llegamos a la sección San Jorge, donde alojaremos para partir mañana en busca del piño. La cena en la Sección es muy entretenida, con los gauchos tocando guitarra y cantando las zambas y rancheras argentinas, tomando mate y con los clásicos cuentos de mitología rural, en especial uno muy parecido a la experiencia amorosa de Lucho, él clásico peón qué se enamora de la hija del patrón y lo echan de la estancia, pero qué finalmente se vuelve rico y toma su venganza. Oye esta canción está basada en tú vida –me rio un poco de Lucho. Na qué ver, yo no era peón. 110
Pero igual te echaron de la estancia y ¿cómo sabes si a lo mejor vuelves rico a reconquistar a tú gringuita? Peter cena con él capataz de la sección y obviamente no come cordero, le tienen preparado un jugoso bistec de vacuno. Desayunamos muy temprano y partimos a buscar los vacunos a un campo muy grande y bastante apartado entre lomas, con monte aparragado y donde nadie entra para qué los terneros se críen solos. Al poco andar se nos vienen unos terneros ya bastante grandes a embestirnos. Cuidado qué estos terneros ya tienen cachos y se le tiran encima no mas, los pueden embestir y enterrar los cachos a ustedes o a los caballos –nos advierten los arrieros. Los perros los comienzan agrupar, las vacas nos miran con desconfianza, son muy grandes, raza clavel alemán, grandes y fuertes, especiales para la zona. Comienzan a aparecer por todas partes arriadas por los perros, de repente alguna bestia se da vuelta y trata de cornear un perro, pero claro éstos son más rápido y le sacan él quite pero si logran cornearlo lo dejan ensartado en los cachos, hay que andar con mucho cuidado y ser muy rápido de reacción sino se puede salir mal herido. Logramos agruparlos, deben ser unos 300 vacas más los teneros qué deben andar como por la mitad. Las vacas están con leche así qué son más lentas, pero los terneros son súper grandes, servirían para un rodeo. Los perros hacen su pega y los arrean ladrándoles. De repente vemos unos terneros qué están en una colina y subimos a buscarlos, voy llegando a la cima y de repente me encuentro frente a frente con un cóndor qué se estaba dando él festín con un ternerito qué seguramente murió al nacer. Él cóndor me queda mirando y yo cagado de susto hecho él caballo para atrás. Él cóndor avanza hacia mí con curiosidad pero sin miedo y sin ánimo de atacarme, solo se me acerca. Pienso en dar vuelta y arrancar rajado pero lo quedo mirando y lo espero. Nos quedamos mirando a unos 5 metros, él caballo está muy nervioso pero le hablo para calmarlo, de repente él cóndor echa a correr con pasos agigantados dando verdaderas zancadas y extiende sus alas. Increíbles, con sus alas totalmente abiertas y a muy poca distancia mía, casi rozándome se eleva aprovechando la pendiente, da una vuelta en él aire lentamente con elegancia y con todo su esplendor y pasa nuevamente frente a mí como despidiéndose y diciéndome agradece qué te perdoné la vida huevón, y se pierde en el horizonte. 111
No podía creerlo. Bajé donde está el grupo y les cuento de mí encuentro con él cóndor, obviamente no me creyeron. A mediodía llegamos de vuelta a la sección con todo él tropel de vacas y terneros. Nos están esperando con una gran parrillada... de ovejas, pero al menos no es puchero. Ya niños apartemos los novillos de sus madres, dejamos a las lecheras en un corral y las vanas en él otro y nos vamos a merendar. –nos indica él campañista. Obviamente nosotros tres compartimos con la peonada mientras él capataz de la Sección, qué se deshace por atender a Peter, lo agasaja en su casa. Los míster no pueden merendar con nosotros – me comentó un arriero –no ve qué ellos se creen superiores y mas encima él qué es él hijo del gerente. A la hora ya estamos listos para volver a la estancia así qué nos preparamos para él regreso. Bien mis muchachos, vamos a volver rapidito para qué no nos pesqué la helada –nos ordena él campañista así qué le vamos a galopear un poco pero sin cortar a los caballos, vamos a galope corto no ma. Partimos todo el equipo a galope corto con los perros a la siga, felices detrás nuestro. Rápidamente vamos dejando atrás a la sección y nosotros pensando como continuamos mañana. Peter quiere lucirse y hacer destrezas en su caballo árabe, lleva las riendas cortas, lo hace galopar de lado y lo va espoloneando como si fuera un caballo chileno a punto de atajar un novillo. Pero este caballo no está hecho para correr en vaca sino para correr por las llanuras, así qué enrabiado él animal decide lanzarse a todo galope desbocado. Peter al principio lo vemos bien tratando de controlarlo pero de repente nos damos cuenta qué está totalmente descontrolado y muy asustado. Él campañista y los arrieros se hicieron los desentendidos, pero con Lucho partimos a todo galope detrás de él para sujetarle él animal y controlarlo. Él árabe nos lleva bastante ventaja pero nosotros podemos meternos por una atajada en el campo entre unos árboles y logramos ponernos a la par del caballo, Peter va tirado sobre la montura hacia él cuello del animal, Lucho y yo tomamos las riendas qué van colgando y 112
comenzamos a detenerlo lentamente para qué no pare en seco y Peter salga volando por él cuello de la bestia. Por fin después de segundos qué parecieron minutos, logramos detenerlo completamente y Peter por todo comentario nos dice. Menos mal qué lo pude parar, mañana mando matar este caballo, no me gustó. Ahora sí qué con toda mí rabia le dije: Eres un huevón, le echas la culpa al caballo y él imbécil eres tú. Dicho lo cual volví emputecido donde él resto de la gente. Llegamos a la estancia y nadie hizo ni el menor comentario de la estupidez de Peter, le deben tener mucho miedo, yo creo qué a nuestras espaldas comentaban y se reían, a la vez qué lamentaban qué no se hubiera caído. A la mañana siguiente, él campañista nos dijo qué pasáramos por caja a cobrar y qué por ahora no tenía más trabajo. Estábamos en eso cuando recibimos un mensaje qué fuéramos al Comedor Chico, qué así se denomina al casino de empleados y es donde vive Peter. Nos estaba esperando en la puerta, obviamente de punta en blanco, con sus botas, pañuelo al cuello y una chaqueta perfecta qué hace juego con sus pantalones de montar y nos hizo pasar a los tres. Lucho, Ignacio, quiero darles las gracia por lo qué hicieron, ayer estaba demasiado ofuscado y no pude decirles nada, pero enrabiado conmigo mismo y tú Ignacio tienes toda la razón, la culpa fue mía y él caballo no tiene nada qué ver, pero lo qué pasa es qué no se cómo hacerme querer por la gente o qué me respeten por algo. “Hablé con él Segundo Administrador y le conté todo así qué me dijo que si quieren quedarse un tiempo acá pueden hacerlo sin problema. Gracias Peter, vamos a continuar nuestro viaje hasta Punta Delgada y ahí veremos después qué hacemos. –le responde Lucho. Chao Peter me despido y creo qué la gente espera qué te acerques un poco más, ellos quieren tener un jefe qué puedan respetar pero a ti te tienen miedo. Es mí maldita actitud inglesa –responde como toda explicación. Lo miré y no le dije nada, este hueon no tiene remedio, pero al menos le conocimos sus puntos débiles, no son tan perfectos como dicen ser estos británicos, en el fondo son puros tipos inseguros qué tienen la 113
mochila de creerse él cuento de qué son unos lords pero qué en realidad son iguales a todo el mundo. Aproveché de mirar la casa donde viven y es increíble, bien amoblado, un piano, tocadiscos, chimenea prendida. Aproveché de ir al baño y como me imaginaba, todo limpio, perfecto como hace tiempo qué no veía, realmente viven muy bien. Pensé qué me encantaría ser cadete pero lo veo como un sueño imposible, pertenecen a la élite social de Magallanes, a la cual creo qué no tengo acceso. Ensillamos nuestros caballos, nos despedimos de los compañeros de los días anteriores y continuamos nuestro viaje. ¿Cuál es nuestra próxima parada? - preguntamos a Lucho. La estancia san Gregorio qué está a la orilla del Estrecho como a unos 30 Km de acá y en una de las partes más angostas del estrecho -nos responde. ¿Y qué gracia tiene esta estancia? –continúa André. Bueno es una de las más antiguas de la zona, es propiedad de los Menéndez, colonos españoles qué llegaron a fines de 1800 y qué hicieron una tremenda carnicería de indios, se quedaron con sus tierras y ahí formaron la estancia. Gallos malos –resume André, qué por lo bonachón no puede comprender qué hicieran una carnicería solo por las tierras Bueno en realidad así era la vida entonces y a los pobres indios se los trataba peores qué animales, no había esclavos pero los mataban solo para robarles, los convidaban a un asado con harto vino y cuando estuvieran bien curados entonces los mataban. – continúa Lucho. Y nadie decía nada. Bueno en argentina era peor porqué mandaron al general Roca con todo él ejército a matar a todos los indios qué encontraran, así qué acá éramos niños de pecho. “Los Menéndez llegaron en un barco qué está varado en él estrecho frente a la casa de la estancia, se llama él Amadeo y en realidad son dos barcos uno llegó primero con él primer Menéndez qué se llamaba José, después llego él otro Amadeo II con él resto de la familia además del capitán del barco un tal Noguera creo qué se llamaba y qué se casó con la Sara Braun, la misma del cementerio, ella, su hermano y otros qué llegaron en él barco, formaron varias sociedades tales como Menéndez Betty, Campos Menéndez, Braun Menéndez, etc, él caso qué son dueño de la mayor parte de tierra del Fuego y de la Patagonia argentina. ¿Así qué las esas familias son los dueños de todo por acá? –le pregunto acordándome de unas amigas Menéndez de mí mamá. 114
También son accionistas de la Explotadora, tienen una flota de barco de cabotaje y otra pesquera, tienen mucha plata actual. Llegamos tarde esa noche a la estancia, pero igual fuimos directo a la cocina a comer algo y de ahí a la casa de pasajeros. La rutina ya la conocemos bien y sólo llegamos sin pedir autorización para comer y dormir. La Ley del Pasajero funciona bien en todas partes. Me duermo profundamente pero a medianoche despierto sobresaltado, todo está muy quieto y silencioso, me levanto y salgo de la casa, afuera no hace nada de frio, es muy extraño porqué tampoco hay viento, la luna brilla con una intensidad inmensa y las estrella parecen ser más grandes de lo qué se ven habitualmente. Él estrecho está totalmente iluminado por la luna qué se refleja en él agua, casi parece un lago por lo tranquilo qué está, siento una sensación muy extraña porqué todo es claridad, la casa patronal, los galpones todo se distingue claramente; es él embrujo de la Patagonia. De repente diviso a lo lejos en medio del canal unos puntos qué se mueven y pequeñas llamas de fuego, un conjunto de embarcaciones vienen hacia la orilla. En la medida qué se acercan las voy distinguiendo, son canoas con personas qué vienen remando, uno lleva una antorcha y los demás reman, son 6 o 10 canoas y se distinguen qué son indios sélk-nam qué vienen navegando con sus familias, mujeres e hijos. Pasan cerca de la orilla pero continúan hacia otra punta cercana, no bajan, solo siguen navegando. Los miro y es como si fuera lo más natural, qué ellos estén ahí y yo acá, somos parte de la misma historia del estrecho, existe una conexión total entre ellos y yo. Van cantando algo porqué se escuchan en un lenguaje extraño casi gutural y al pasar me miran y uno de ellos, pintado de manera muy extraña, a manera de saludo levanta una lanza en silencio. Continúan remando y moviendo sus antorchas, las 10 canoas siguen su camino. Una vez qué desaparecen, cambia él tiempo, comienza él viento y se cubre la luna y estrellas. Permanezco un rato más hasta qué me doy cuenta del frio qué comienzo a sentir y vuelvo a mí cama. Esta magia del estrecho estoy seguro qué me va a acompañar siempre, soy parte de la zona, definitivamente creo que este es mí bautizo de la Patagonia qué me recibe e integra como uno de los suyos.
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Nos levantamos tarde y vamos al comedor de peones. Provecho -decimos a los pocos peones qué están tomando su desayuno. Provecho responden todos a coro. Esta costumbre de decir provecho cada vez qué entramos al comedor no la puedo asumir –le comento a Lucho. Si pero ni no dices provecho te van a tomar como maleducado y es un desaire. Si estoy de acuerdo pero en general para nosotros la mala educación es decirlo, es señal de Cuma. Bueno no todo tiene qué ser igual, la Patagonia tiene sus códigos. A propósito de la Patagonia, ¿sintieron algo anoche? –les pregunto. No nada -responde André. yo tampoco -responde Lucho, ¿Por qué? ¿No sintieron unos cantos indígenas? ¿Qué?, ¿de qué estás hablando? Nuevamente les conté mí vivencia de la noche y nuevamente me creyeron loco. Anteayer fue un cóndor, anoche fueron Onas o Sélk-nam o como se llamen, definitivamente te está entrando la fiebre de la Patagonia. Puede ser, pero los vi. Ya Ok los viste, ¿y viste a los Menéndez corriéndoles bala? No, iban muy tranquilos con sus familias y todos muy contentos cantando, bueno ya olvídense parece qué él cuento es mío no más. Y de los indios, a lo mejor son tus ancestros –afirma André. Miren puede ser, en la zona del estrecho cualquier cosa pasar si está llena de mitologías y cuentos, indios, barcos fantasmas, colonos. –me defiende Lucho qué imagino le ha ocurrido situaciones parecidas. Ya no respondo, me quedo con mí experiencia solo para mí. Hoy no hay nada qué hacer, perdimos la cuenta de los días y fechas. Al parecer es domingo porqué no hay nadie, solo un par de cocineros y un capataz encargado de la estancia y unos pocos peones en el comedor. ¿Oigan y porqué no nos quedamos un día acá?, total no hay nada qué hacer y mejor partimos mañana –propone André. Bueno creo qué no estaría mal porqué la tirada hasta Punta Delgada es más larga. –confirma Lucho.
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Día de fiesta, vamos a los barcos varados en la playa, navegamos, jugamos a los piratas, los recorrimos entero hasta las bodegas, imaginamos cuanta aventura nos pudiera haber ocurrido. Después aprovechando qué no hay nadie, fuimos a las oficinas y bodegas de la estancia, encontramos muchas antigüedades, herramientas en desuso y qué claramente son de otra época, en la oficina descubrimos fotos de principio de siglo, mostrando en directo los personajes famosos. Una foto nos llamo la atención donde aparece una gran cantidad de indios comiendo, sentados en el suelo, se ven hombres, mujeres y niños y detrás de ellos hay un grupo de hombres con escopetas. Esta es la muestra de la carnicería qué se viene después, los reúnen a todos con el pretexto de darles comida y luego los matan y mas encima guardan la foto como trofeo estos conchesumadre -expreso con toda mi indignación. Miren acá están las armas –descubre André en otra sala. Acá hay varias otras. Con cuidado qué pueden estar cargadas –nos advierte Lucho. Clásico, bastó eso para qué nos cayera toda la maldición de los dueños de casa, André toma una escopeta de dos cañones, la revisa, abre el cañón y lo cierra con fuerza. Él percutor estaba sin seguro y se activó con él golpe con lo qué un cartucho del 12 se disparó pasando cerca de Lucho y dispersando sus perdigones por todo un gran ángulo y de paso destruyendo todo cuanto hubiera. André pese a lo grande qué es, salió disparado para atrás cayendo al piso con lo qué él otro cartucho qué también estaba cargado fue disparado hacia él cielo abriendo un gran forado en él techo. Huevón qué hiciste –le grita lucho. André yace en el suelo atónito y en estado de shock. ¿Te pasó algo? -Pregunto algo preocupado. Salgamos corriendo de acá -nos grita Lucho. Salimos por la parte trasera al momento qué por delante llegaba él Capataz y otros peones. Quién está ahí -gritan, -salgan o los sacamos a balazos alcanzamos a escuchar. Corremos agachados hacia la playa y de ahí a los barcos Al poco rato el grupo llegó donde nosotros. ¿Ustedes son los que dispararon en la oficina? –Nos interroga él Capataz muy enojado. No señor, de qué está hablando. 117
¿No sintieron unos balazos en las oficinas?, me dicen qué Ustedes anduvieron por allá. Si pero eso fue hace rato, y no entramos, hemos estado todo el rato por acá. No sé quien más pudo haber sido, si no hay nadie más en la estancia, vamos a llamar a carabineros para qué hablen con ustedes –nos amenaza. Pero si nosotros no tenemos nada qué ver con eso –le afirma Lucho. Tengo la sospecha qué fueron ustedes así qué de aquí no se mueven hasta qué lleguen los carabineros. Los pacos por suerte hoy también están relajados y él sargento qué es él duro del retén, salió de franco, así qué finalmente llegaron solo un cabo y un paco raso. Entraron a la oficina y después nos interrogaron, quedando totalmente convencidos de qué nosotros no hicimos nada y qué mañana van a hacer una investigación para cuando llegara el sargento. Bueno saben, a Ustedes igualmente no les creo así qué se van altiro de acá. Pero señor –tratamos de apaciguar. Se van ahora –nos grita emputecido. Rápidamente y además con miedo qué mañana llame al sargento y nos haga hablar a charchasos, partimos a buscar nuestros caballos, los ensillamos y abandonamos de inmediato san Gregorio para dirigirnos a Punta Delgada. ¿Cómo se te ocurrió disparar huevón? –nos lanzamos en picada contra André. Pero si yo miré él cargador y no tenia balas. ¿Y las qué se dispararon fueron qué?, pedazo de huevón. Ya ok, me equivoqué, no sé qué pasó pero yo miré bien y no había ningún cartucho. Ya estamos cagados igual así que ojalá encontremos un puesto o algo donde dormir, porqué de lo qué yo me acuerdo no hay nada de aquí hasta Punta Delgada. –Afirma Lucho. Mas encima ahora se pone a llover, bueno si vemos alguna parte donde refugiarnos nos quedamos un rato, por último hasta que pase la lluvia. No hay nada, ningún puesto, ningún árbol donde guarecernos, nada, solo pampa y soledad. Comienza a oscurecer y aquí voy yo como les 118
conté al principio al tranco de lo que quiera caminar mi caballo, cantando mí canción favorita de las marchas qué no conducen a ninguna parte. Gonna day a sentimental journey Gonna a say my heart are you Gonna make a sentimental journey To review all memories Son los momentos qué pienso en mi casa, en mí polola española, en las fiestas del fin de semana; más encima hoy es domingo y yo cabalgando como huevón sin destino y cagado de hambre porqué no alcanzamos ni a almorzar por culpa de este ruso pelotudo, apenas él desayuno; y tan contentos qué estábamos jugando en él barco y ahora acá sin qué sepa dios qué chuchas va a pasar. ¿Y si matamos una oveja, juntamos ramas y la cocinamos? – propone André ¿Y si nos pillan y nos meten a la cárcel por cuatreros?, las preguntas huevonas qué hacis –le responde lucho Pasa una hora más y seguimos, son 47 Km. En total y llevaremos 20, no se ve nada, ninguna luz o algo qué identifique algo de vida, los caballos igual van cansados y necesitan tomar agua o comer algo. Ya matemos una oveja, pero veamos si encontramos algún portón por donde entrar al campo y fondear los caballos para qué no nos pillen desde él camino –accede Lucho finalmente Mira ahí parece qué hay un portón, metámonos por ahí -señalo Dejemos bien cerrado y podemos ir detrás de esa quebrada, ahí no se verá él fuego ni los caballos. Desmontamos y atamos los caballos a un pequeño árbol en él fondo de una quebrada. Ya agárrate esa oveja y tráela pa acá –instruye Lucho. Ya la tengo ¿y sabes matarla? –pregunta André con la oveja agarrada. Claro y cuerearla también, sino no ¿como la íbamos a cocinar? Voy buscar algo de leña. Miro por todas partes y con la oscuridad qué hay, lo único qué se ve es coirón. Recojo ramitas, pasto y muy poca leña. Echémonos un poste de la alambrada no más. 119
No porqué a una oveja no la cachan pero un poste sí. Finalmente podemos juntar mucho pasto húmedo, algunas ramas y un palo qué estaba atravesado en la quebrada. Miren así se cuerea un animal, primero matamos la oveja cortándole la yugular y cae toda la sangre. Lucho le mete él cuchillo en el cuello y la oveja no grita, no se mueve, no hace nada, yo qué he visto matar chanchos qué gritan como barraco me parece tan pasivo la oveja, solo pone los ojos blancos y se entrega dócilmente. Lucho es realmente diestro porqué con poca luz logra faenar completo al animal. Tapamos la tierra donde cayó la sangre. Ahora se le mete cuchillo desde la guata pa arriba sin romper la membrana qué la cubre sino te saltan todas las tripas. Ahora desde cada pata se va separando él cuero del animal de la membrana. La cabeza se corta completa y se saca él cuero completo. “Ya, ahora cortamos las patas sin romper nada, solo separar los perniles del cuerpo y el resto lo enterramos pa qué no lo cachen. Ahora tú Ignacio con tú cuchillo corta la carne alrededor del hueso de la pierna. Me dispuse a hacer el corte cuando de repente se me resbala él cuchillo y me provoco un corte en el dedo pulgar muy profundo. Conchesumadre –exclamo. ¿A ver qué te pasó? –me pregunta Lucho. Le muestro él dedo sangrante Mmm está feo, apriétate con fuerza para qué no te salga mucha sangre. Ahora amárrate con un trapo alrededor del dedo y te haces un torniquete. “Putas él parcito de compañeros qué traigo, uno dispara dos balas y nos echan de la estancia y él otro a la primera oveja se corta un dedo. Me sigue sangrando y la herida se ve realmente fea. Ahora de tanto apretar él torniquete, deja de sangrar pero mí dedo se está poniendo morado. André prende él fuego dentro de un hoyo, a la usanza pampina para qué el humo no se vea de lejos y no salten chispas. Rodeamos él fuego con piedras y ponemos las piernas de cordero arriba de las piedras, éstas 120
van perdiendo la grasa y comienzan a dorarse lentamente. La espera es eterna. Comimos una carne dura, medio cruda, desabrida sin sal, grasienta pero exquisita, teníamos mucha hambre. Los caballos pastaron y bebieron agua de la quebrada, nosotros bebimos de la misma agua. Ahora, debemos apagar totalmente él fuego. Meamos en las brasas, le echamos tierra y cubrimos bien los huesos. Qué no quede ningún rastro. Igual él cuero por si acaso lo vamos a dejar colgado, pero para despistar lo dejamos más allá, así no cachan donde fue él robo. Proseguimos nuestro camino rápidamente después de cerrar el portón y asegurarnos qué no había rastros de la oveja. En otro campo, un km más allá, Lucho deja él cuero colgando de los alambres. Anduvimos una hora más hasta qué encontramos unos arbustos y ahí nos dispusimos a pasar la noche, con frío y mojados pero al menos sin hambre. Mí dedo me duele tremendamente y me palpita como latidos punzantes. Prefiero ni vérmelo, sólo lo siento y me preocupa. Amarramos los caballos y nos tendimos agrupados debajo de un arbusto qué algo nos protegía de la llovizna. Pese al frío y dándonos calor entre los tres, conseguimos dormir hasta qué somos violentamente despertados de madrugada por un ruido de motor, qué metiendo mucho ruido se detiene al lado nuestro. Vengan pa acá los tres –sentimos él vozarrón de un paco de mayor autoridad y edad, qué baja de una camioneta. Nos paramos asustados. A ver los vagos santiaguinos qué vienen a asaltar las estancias y robar ovejas. ¿Quiénes son ustedes y qué andan haciendo acá? – nos increpa. Lucho como siempre tomando la iniciativa se acerca para dar una explicación, pero desgraciadamente por reflejo se coloca la boina y saca su pipa. ¿Qué te creis conchetumadre qué con quien estai hablando? – arrancándole la boina de un manotón y con una cachetada le bota la pipa rompiéndola al caer. “A Ustedes los tenemos fichados y sabemos qué asaltaron la oficina de San Gregorio y robaron una oveja en el campo de Punta Delgada, así qué los tres se van presos. Mí sargento –se escucha a un paco de menor grado. ¿Qué le pasa cabo Catrileo? 121
Es qué ese cabrito parece qué se desmayó. Él desmayado soy yo qué me dio una fatiga por él dolor del dedo y sangre qué he perdido. ¿Qué le pasa a ese pendejo? –grita él sargento. Se cortó un dedo y tiene una herida profunda –le responde Lucho Ahh miren qué coincidencia, con el dedo cortado y ¿cómo se fue a cortar? Estaba cortando unos cueros de la montura. Seguramente, ¿no sería cuereando la oveja qué se robaron?, ya veamos qué tiene este cabro culiao. El sargento me toma la mano sin ningún miramiento me saca la venda empapada en sangre y observa la herida Está mal esto, hay qué llevarlo al consultorio de Punta Delgada y coserle el dedo y desinfectarle qué lo tiene podrido, yo creo que él dedo lo pierde, está con gangrena y ustedes se vienen todos conmigo porqué de ahí nos vamos al retén de San Gregorio, donde los voy a dejar a todos detenidos y de ahí a la cárcel de Punta Arenas. Pero mí sargento –trata de calmarlos Lucho –andamos a caballo y se van a perder. Los caballos los vamos a dejar en este potrero para qué después los venga a buscar él cabo Quéilepan con un par de pacos. Pero mí sargento, los caballos son nuestros y nosotros no hemos robado ninguna oveja y tampoco asaltamos la oficina de San Gregorio. Mira huevón a ti va ser el primero qué voy a meter a la cárcel y en la comisaría te voy a hacer hablar hasta qué me soltís toda la pepa, -si no los conoceré yo, creen qué uno es huevón –comentó para sí mismo.
En la Cárcel
Soltaron los caballos en un potrero separados de los demás animales para identificarlos por si habían sido robados. A nosotros y las monturas nos echaron en la pickup de la camioneta. En el consultorio me limpiaron, me desinfectaron y cosieron él dedo
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Te salvaste por un pelo cabrito sino la infección habría sido caballo de grande, por acá no tenemos como hacer cirugía ni nada así qué no te habría salvado nadie. Vas a tener qué cuidarte mucho para qué no se te infecte más. -Me indica él practicante pasándome unos antibióticos. A la salida veo a Lucho con André, él sargento y Mr. Livingstone, él segundo administrador de la estancia, quién es él pariente de Lucho. Al parecer Mr. Livingstone no levanta cargos por él tema de la oveja, ya que donde encontraron él cuero no hay evidencias del animal, además él hecho qué estuviera él cuero indica qué no hay móvil de robo, así qué eso pasó sin problemas. Él punto es San Gregorio, ahí no hay pruebas pero para todos está claro qué fuimos nosotros, pese a qué Lucho y André se defienden como gato de espalda. Ya ahora los tres arriba de la camioneta porqué me los llevo a la comisaría de San Gregorio, ahí les voy a hacer los cargos y mañana se van detenidos a Punta Arenas. De vuelta en la comisaría él Sargento nos interroga. Nombre –me grita. Ignacio Herrera García –parece qué esta escena ya la he vivido antes recuerdo. A ver, claro si vos teni una orden de detención por abandono de hogar, si pué, te arrancaste de la casa y tus padres pusieron una orden en contra tuya así qué te vai derechito a la cárcel de menores. ¿Y quien puso la orden? –pregunto sabiendo la respuesta. Tú papá y hace varios días qué llegó a los tiras, pero ellos recién ayer la mandaron a los retenes de la zona, miren él cabrito avispado éste, fugado de su casa, buena la vai a sacar. Se me viene él mundo encima, ahora sí qué no se qué va a pasar, me mandan a la cárcel de menores, de ahí supongo qué de vuelta a Santiago no sé cómo, puta madre estoy realmente angustiado. A Ustedes dos también los voy a detener por vagancia, además él grandote es de nacionalidad rusa aunque nació en Chile, pero según los tiras eres ruso, así qué mejor los voy a mandar devuelta y qué en la Prefectura vean qué hacen. ¿Y qué va a pasar con los caballos y las monturas? Ah los niños están preocupados de sus pertenencia, nada pues, los caballos se quedan acá para comprobar si no son robados y estos trapos qué Ustedes dicen qué son monturas, las voy a dejar 123
en la pesebrera, total si vuelven cosa qué no creo, las pasan a retirar. “Les voy a dar treinta días para qué se las lleven, sino se las entrego a un pasajero qué las necesite más qué Ustedes. Pasamos la noche en el calabozo del retén y al día siguiente nos llevó un radio patrulla a Punta Arenas. En la Prefectura nos separaron, Lucho y André se los llevaron a declarar por él tema de San Gregorio, en cambio a mí me llevaron a la comisaria de menores acusado de vagancia, con orden de detención. ¿A ver tú dedo como anda? –me pregunta un paco encargado de menores. “Mmmm, está mejor pero te voy a tener qué pasar a Gendarmería para qué te lleven a la enfermería y ahí vas a quedarte unos días en la cárcel de menores, qué está en él mismo recinto de la cárcel, pero separados por una reja. ¿Y cuántos días voy a estar ahí? –pregunto cada vez más angustiado con la vuelta qué está tomando la situación. Depende de tus padres porqué está la pura orden de detención y si no llega nada van a tener qué mandarte a Santiago y eso sería terrible. ¿Y no puedo quedarme acá en la comisaria? –pregunto al carabinero. No, tienes qué estar en un lugar de detención y eso debe ser en la cárcel. Bueno ahora vámonos para qué te reciba él Alcaide de menores y ahí vean qué hacen contigo. Llegamos a la cárcel, él paco qué me llevaba se retira y me deja con un gendarme y el Alcaide, éste es un tipo joven y con cara de buena persona. Oye yo te conozco -me indica él Alcaide cuando levanta la vista. Claro tus eres del barrio de la Plaza Manuel Rodríguez y qué ¿estai haciendo acá? –le pregunto feliz. Es qué me recibí de abogado y conseguí este puesto así qué voy a estar un par de años por acá, pero tú eras cadete de la FACH ¿y qué te pasó? Me aburrí de la Escuela de Aviación y quise viajar por él país y llegué hasta acá. ¿Y qué cargos tienen en contra, porqué te trajeron para acá? Bueno es qué en realidad me arranqué de la casa y mi papá puso una denuncia en mí contra y me arrestaron –le aclaro.
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A ver –me indica mientras busca entre todas las denuncias e ingresos -acá está, fue a través del Ministerio del Interior, qué extraño qué él ministro se preocupe personalmente de tú caso. Ah ahora caigo, lo qué pasa –le aclaro –es qué mí papá es amigo del ministro Enrique Ortúzar y le debe haber pedido directamente qué me busquen. Bueno, con esta orden estás sonado, tengo qué detenerte hasta qué me digan qué hacer contigo. Por ahora te voy a dejar bien cuidado para qué no te pase nada y tratar qué no mandarte para Santiago por qué él viaje hasta allá no se lo doy a nadie Me hablaron de ese viaje, ¿por qué es tan terrible? –le pregunto inquieto ante lo qué me podría pasar Porqué tendrías qué irte en la bodega de un barco hasta Valparaíso, de ahí te dejan en la cárcel del puerto y créeme qué sería terrible para ti, te pasaría lo peor pero no habría más remedio, porque tengo qué cumplir órdenes. ¿Y eso depende de mí papá? –pregunto incrédulo. Si porqué si te mandan pasajes de avión, te podrías ir con un gendarme qué te acompañe hasta allá, pero tendrían qué costear los pasajes y estadía del gendarme. –me aclara. Yo dudo mucho qué eso pase así qué en realidad espero qué pueda salir de acá de otra manera. –comento sin esperanzas. Veamos qué puede pasar, a lo mejor podemos encontrar alguien qué se haga cargo de ti. Otra cosa vas a tener qué tratarme de Señor Alcaide, tú sabes qué en estos lugares él respeto es muy importante, en todo caso yo te voy a ayudar. Muy bien señor alcaide. Ya ahora creo qué tienes una herida qué tienes de cuidarte y después él gendarme te va a llevar al hogar de menores y vas a ser bien tratado, es todo lo qué puedo hacer por ti por ahora. – me despide en forma tranquilizadora. Me llevan a la enfermería, me desinfectan él dedo, luego me fichan como delincuente, me entintan todos los dedos de la mano para estampar las huellas en un cartón, fotos de frente y de perfil, debo sacarme los cordones de los zapatos y él cinturón, dejar todo en una caja junto con documentos, reloj y cualquier pertenencia. Solo puedo ingresar la ropa qué traía en él caballo. Nuevamente recuerdo a mí polola española y me siento tan miserable, despreciable. Esto de estar preso sí qué no me lo habría imaginado jamás, una vez estuve detenido en Santiago pero fue una noche y mi familia estaba cerca, ahora estoy súper lejos y más encima es mi papá él qué me metió preso. 125
Paso la noche en la enfermería y al día siguiente me llevan al recinto penal de menores, él qué está junto al de mayores pero separados por una alambrada, así qué puedo divisar a todos los presos qué están del otro lado. Llegamos a una puerta donde en teoría está la correccional de menores, en realidad es la misma cárcel, pero le ponen “Correccional”, para cumplir con los reglamentos penales qué a los menores se les trata de forma diferente. Ya acá te vai a quedar con tus compañeros, son tres no mas así qué no hay problemas, ahí los vas a conocer. –me instruye el gendarme mientras llama a Ricardo Retamal. Aparece un cabro de unos 16 años, delgado y con cara qué una mosca, inocente total.
no mata
Diga mí gendarme –se le cuadra al frente pero está claro qué no le tiene ni un respeto. Este cabro se integra con Ustedes y él Alcaide lo conoce así qué trátenlo bien, sino, nos podemos enojar –le advierte. No mí gendarme si acá somos todos amigos, no se preocupe –le responde de un modo qué no se si se puede confiar. ¿Cómo te llamai? -Me pregunta una vez qué se retirara él gendarme. Ignacio. ¿Y porqué llegaste acá? Por vagancia, me arranqué de la casa en Santiago y me pusieron una orden de detención y me encontraron –le comento tratando de aparecer choro. Y por esa huea ¿tanto escándalo?, chi si yo crei qué era algo mas cototo. Seguro qué te van a llevar devuelta en avión. No sé qué va a pasar, estoy harto complicado porque si no llegan los pasajes de avión, me tiene qué mandar en barco a Valparaíso Entonces tenis qué conseguirte alguien quien se haga cargo de ti acá en Punta Arenas. –me advierte –en él barco no te podis ir. Si pero las personas qué conozco están igual qué yo y además detenidos. Chuchas, bueno algo se nos ocurrirá –trata de tranquilizarme. “Oye Ignacio, estos son él Atilio y él Rupe, este es cola -dice señalando al Rupe –así qué si queris tirarte un maraco podis hacerlo, acá nadie dice na, es parte de la cárcel. No gracias todavía no llego a eso –le respondo molesto. 126
Tranquilo, nosotros tampoco pero por si acaso, allá en el patio de los mayores hay un montón de maracos aunque los gauchos dicen qué son re hombre pero igual caen. “Aquí vai a dormir y no te preocupis porqué acá yo te voy a proteger, porqué a mí me tienen respeto –me dice Ricardo con aire de superioridad. ¿Y por qué te tienen tanto respeto? Porqué me eché tres minas en una casa de putas -me responde orgulloso Chuuuchas ¿y qué pasó? No sé, estaba curado y me bajo la indiá, agarre un revólver de un huevón qué estaba curado las agarré a balazos y me las eche no ma. –quedo impresionado, nunca había estado al lado de un asesino en serie. “Ah otra cosa –continúa –la comida acá es muy mala así qué a mí me traen la comida de mí casa, yo te puedo convidar de lo qué me traigan total pa eso somos amigos. –“amigos ahora”, pienso sorprendido por estas nuevas amistades. Ya poh, macanudo, yo te la pago después en cuanto tenga plata – le respondo sin saber qué hacer ante las cosas qué van pasando. Ya no ma, no te preocupis acá tenemos que cuidarnos y si vos soy amigo del Alcaide te podis conseguir algunas cosas –total yo no sé cuánto tiempo voy a estar acá, así qué cualquier ayuda es buena. Yo creo este gallo me reconoció del barrio y por lo qué me acuerdo es buena persona, así qué nos puede dar algunas cosas. ¿Y qué hacemos acá pa pasar el rato? –pregunto mirando alrededor de la pieza. Tenemos una mesa de ping pong y en él patio de atrás se puede pichanguear. Ahí está, consíguete una pelota porqué la qué teníamos se la pelaron los mayores y cagamos. Me echo un rato en la cama y me baja toda la depresión, me parece increíble qué yo esté preso por vagancia, da lo mismo porqué, pero él caso es qué aquí estoy en la cárcel de Punta Arenas, sin futuro, sin proyecciones sin nada, totalmente solo metido entre estas cuatro paredes, con tipos qué no son malos pero son presos y son mis compañeros de cárcel, de celda, con quienes comparto mí vida. Ya compadre qué no le baje la mala onda – me dice Ricardo, vamos a jugar ping pong un rato así no piensa. Accedo no de muy buenas ganas pero prefiero eso qué quedarme echado en la cama.
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A la hora de almuerzo nos forman en el patio central junto con todos los presos adultos pero detrás de la malla. Ricardo me informa qué le trajeron comida así qué nos vamos a nuestro cuarto. Él día pasa lentamente, esto es terrible sin nada qué hacer, algunas revistas y diarios viejos, más ping pong. A ver si Ustedes son choros –nos reta a duelo Ricardo – ¿quién se puede hacer un tajo con una Gillette? -Al momento qué agarra una hoja y se la pasa por él brazo abriéndose un surco de sangre. Yo no -salta horrorizado él Rupe. Atilio toma la hoja de afeitar y se la pasa suavemente haciéndose apenas un rasguño. Ya esa no vale –lo increpa Ricardo -¿y vos Ignacio veamos si te atreves? La media huea, pásamela paca –digo en forma displicente, tomo la Gillette y la paso profundo por él brazo, sin apenas hacer el menor gesto de dolor. Bien así se hace, yo sabía qué vos soy choro -me celebra. Él juego de la Gillette se convirtió casi en un pasatiempo. En otro momento Ricardo me reta a pelear. Veamos quien es mejor pa los combos, ya Ignacio peleemos un rato pa divertirnos. Ya pero sin picarse –le advierto. Todo sea por matar él rato así qué nos pusimos a pelear, yo no soy malo pa los combos y nunca le he tenido miedo a qué me peguen así qué me puse en guardia altiro. Además qué en la escuela de Aviación teníamos clases, en especial de judo, pero lo más importante es no tener miedo. Ricardo me tira un gancho qué se lo atajo, trata de ponerme un combo en la cara y lo esquivo al momento qué me agacho le pongo un cornete en la cara, él se pica y se tira a agarrarme él cogote pero le tomo él brazo, se lo doblo, le aplico una llave de judo y lo dejo en el suelo. Al principio se pica pero cacha qué yo soy mejor y termínanos riéndonos y dándonos la mano. Pasan los días y aún no he sabido nada de mí familia, él Alcaide me comentó qué hablaron con mí papá y dijo qué no tenía plata, así qué van a esperar unos días más hasta qué llegue el barco. Tienes visita –me avisa un gendarme. 128
Salgo a una salita de visitas y me encuentro con Lucho y un caballero de unos sesenta años moreno con pinta de gaucho. Mí alegría es enorme. Lucho menos mal qué viniste, -estoy súper complicado -le comento. Si así supimos, te presento a don Eloy Peña, él va a tratar de sacarte acá porqué es amigo mío. Hola cabro, vamos a ver si puedo hacerme cargo de ti -me indica don Eloy, soy amigo del Juez y del Prefecto de Carabineros, así qué estoy tratando de qué te suelten con él compromiso de qué yo me haga responsable, pero tú papá me tiene qué mandar un telegrama aceptando qué yo me encargue de ti. ¿Y Usted lo puede llamar por teléfono no sé cómo se puede hacer? -Le imploro. Mira quédate tranquilo porqué lo vamos a conseguir y espero qué mañana ya te puedas ir para mí casa, total si ya me hice cargo de Lucho y de André, uno más no importa. –me tranquiliza sonriendo. Muchas gracias don Eloy ojalá qué pueda se pueda, gracias Lucho –me despido esperanzado. Vuelvo a la pieza, feliz pensando qué tal vez esta sea la última noche en la cárcel, ya llevo como ocho días encerrado y es realmente terrible. En la
noche Ricardo me hace una confidencia. Me voy –me dice en voz baja. ¿Cómo qué te vas, te dan la libertad? –pregunto incrédulo. No compadre me arranco, me fugo, me escapo, ¿me entendí? A concha, ¿estás hablando en serio? ¿y cómo? –exclamo asustado. Es ahí donde tenis qué ayudarme, tengo todo preparado para mañana en la noche, me voy a arrancar por él patio trasero donde él muro está un poco más bajo y donde los viejos de la cárcel no tienen acceso; de ahí me encaramo por un árbol gigante donde unas ramas llegan hasta él muro, salto a la muralla de división qué da a los patios traseros de la catedral; me subo a los tejados de la casa de los curas, salto a la calle y me arranco pa Argentina. -¿Qué te parece hueon? –pregunta feliz con su idea. ¿Y no hay vigilancia en él muro? –pregunto medio incrédulo. No hay na, los gendarmes están todos pal lado de los viejos y a nosotros no nos dan ni pelota –me comenta riéndose. –además tengo arreglado la puerta de seguridad qué da al patio. ¿Ya y aquí qué va a pasar? –me preocupo por lo qué nos pueda suceder.
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Na po si vai a estar bien cuidado, pero vos tenis qué morir en la rueda, no cachai nada, no viste nada y además necesito qué me ayudes. ¿Cómo quieres qué te ayude?, me vai a meter en más problemas –replico angustiado. Tenis qué pasarme unas cosas cuando me suba al árbol y tirármelas pal otro lado cuando yo te diga. ¿Y porqué no le pedís al Atilio qué igual le queda más tiempo en la Correccional? –trato de correrme. Es qué esos gallos no son amigos míos y no confío en ellos, además tú tenis más fuerza pa tirarme él bolso por arriba del muro. Entonces ellos van a decir qué yo te ayudé –afirmo convencido. Si dicen algo, ellos saben qué tengo amigos acá qué le pueden sacar la chucha, así qué tranquilo no van a decir na, en todo caso yo voy a hablar con ellos y del Rupe no te preocupis porqué es maraco pero hombrecito. Bueno ya te ayudo, pero yo espero salir da acá mañana, así qué ojalá qué esto no me cague –acepto finalmente sabiendo qué no me puedo negar. ¿Y porqué no te venís conmigo a argentina, allá estaríamos mucho mejor y nunca te traerían de vuelta? –me invita. No compadre yo tengo salir de acá por la buena porqué si no, no podría volver a Chile –le respondo convencido. Ya ¿y si él viejo no puede hacerse cargo de ti y te llevan en barco? hasta ahí no mas llegai. Bueno me voy a arriesgar porqué prefiero quedarme acá, además me gusta la zona y si me voy estaría cagado de por vida; en tú caso es diferente, tengo esperanza en qué lo mío se va a solucionar –reafirmo. Bueno voy a empezar a arreglar toda la operación y acá no te va a pasar na porqué ya tengo hablado con toda la gallá qué te tienen qué cuidar y no te culpen de nada. –trata de tranquilizarme nuevamente aunque no le creo nada. Ahora se me suma una nueva preocupación, además de todo él problema de salir de la cárcel, tengo qué ayudar a este tipo y no me puedo negar porqué sino seguro qué sus amigos me cagarían. Él día siguiente pasa lentamente entre el recuento, formación con todo él penal, ping pong, almuerzo, recuento – tres veces al día, en la mañana, al medio día y en la noche. Ricardo no comenta nada respecto de su fuga, pero hay algo en él ambiente qué está qué está tenso, me tiendo en la cama, noticias nada. 130
Por fin llega la noche, recuento, comida y a acostarse, apagan la luz y a dormir como todos los días, ninguna novedad ni nada qué altere él orden. A medianoche y con mucho frio, Ricardo me despierta. Shhh no hay qué hacer ni un ruido; él Atilio y él Rupe se hacen los dormidos, ven sígueme –me ordena Sale con la bolsa con sus cosas y yo detrás de él, la puerta de patio está abierta, seguro qué le pagó a un gendarme. Llegamos a los pies del árbol y me pasa su bolso con las instrucciones. Cuando yo te diga, lanzas él bolso a través del muro en esa dirección Luego se encarama trepando por él árbol y afirmándose en cada rama sin hacer el menor ruido hasta la parte más alta, se descuelga de una rama y salta sobre él alto muro rasmillándose las manos contra las alambradas qué lo cruzan de lado a lado, coloca una chaqueta sobre los alambres de púa qué supuestamente están para evitar las fugas y se tiende encima, mira hacia él patio de los curas y me hace señas para qué le arroje él bolso, tomo impulso y con todas mis fuerzas lo lanzo. A la primera no alcanza a pasar por encima y cae nuevamente donde yo estoy, al segundo intento él mismo Ricardo lo pelotea en él aire y lo arroja al patio de la Catedral, se descuelga no sé cómo porqué ya no lo veo. Me devuelvo a mí pieza y cierro la puerta del patio. Atilio y él Rupe siguen haciéndose los dormidos, sin un movimiento. Me acuesto pensando qué va a decir él alcaide cuando lo llamen para él conteo de la mañana y no esté. Obviamente no duermo nada. En silencio nos levantamos, nos vestimos y vamos a la formación para él conteo de la mañana. A primera vista él gendarme da cuenta de la ausencia de Ricardo y nos pregunta. ¿Donde está Retamal? –nos grita él gendarme de menores. No sé -responde Atilio de inmediato. Como no sé ¿está enfermo? Yo tampoco sé, no lo vi en la mañana -continúa Rupe. Esto está raro ¿y vos Ignacio no lo has visto? –me pregunta inquieto. No mí gendarme, en la mañana su cama estaba vacía –le respondo tratando de parecer normal. Alarmas, corren los gendarmes a la pieza, revisan por todas partes, luego van al patio y nada, no hay rastros de Ricardo. No sé quién cerró 131
con llave la puerta al patio trasero una vez qué entré, pero está claro qué algún gendarme lo ayudó. Se fugó Ricardo. -Corre como reguero de pólvora, los grandes se enteran o mejor dicho se dan por enterados porqué todos sabían de su fuga. Ignacio vo hablaste por última vez con Ricardo, ¿qué te dijo huevón? -me interroga él Gendarme. Nada señor a mí nunca me dijo qué pensaba fugarse, si hasta me pidió qué consiguiera una pelota con él Alcaide. –le respondo con miedo ¿Así qué nadie sabe nada?, ahora vamos a ver, porqué se van a quedar encerrados en la pieza y de ahí no me sale nadie hasta qué sepamos cómo se fugó y pa donde se fue este carajo. Ignacio él alcaide te llama -me grita uno de los presos mensajero. Corro a su oficina y lo encuentro emputecido caminando por la alfombra Mira Ignacio yo te estaba ayudando para qué no te fueras en barco a Valparaíso y qué te pudieran dar una tutoría en Punta Arenas, pero ahora me has decepcionado, tienes qué ayudarme por qué yo voy a quedar muy mal parado ante las autoridades por haberse fugado un menor de edad desde mí cárcel, eso yo no lo voy a tolerar así qué o me ayudas y me cuentas todo lo qué pasó o te embarco hasta Valparaíso y ahí qué te afilen hasta qué se te caigan los peos, se acabo la amistad. Señor Alcaide en realdad no sé nada de lo qué pretendía hacer él Ricardo, nunca me dijo nada, ni un comentario y Usted sabe qué aunque yo supiera algo no podría decir nada. -Trato de convencerlo. Tú sabes algo Ignacio y a lo mejor hasta lo ayudaste a escapar, te vamos a hacer hablar, en algún momento vas a querer cantar y va a ser demasiado tarde, cuando te estén culiando en la cárcel del puerto te vas acordar de mí y te vas a lamentar llorando. “Ahora largo, te vas a tú pieza y de ahí no sales hasta qué te hallamos embarcado –me grita Mí situación no puede ser peor, con él alcaide en contra es difícil qué don Eloy pueda conseguir qué le den mí tutoría. Dicen qué mañana llega el barco y se va pasado mañana, pero a los presos los suben un día antes para qué no los vean, al parecer viajan otros presos adultos y anda él comentario qué me van llevar junto con ellos, no sé qué va a pasar pero tengo qué llevarme algo para defenderme por si acaso.
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Ahora sí qué estoy cagado de susto y todo por este huevón, con razón se hacia él amigo y todo lo de la comida y yo te protejo. Me dan ganas de hablar pero no sé qué es peor. Pasa el día y nosotros tres encerrados en la pieza, solo una vez salió él Rupe a buscarnos comida, él resto del tiempo estamos en nuestras camas sin hacer nada, nos quitaron las paletas de ping pong, revistas todo, solo los tres mirando al techo. Hoy te vai Ignacio, está bien qué no hables pero te va a salir cara la lealtad me comenta un gendarme. No respondo solo trato de no llorar y hacerme él valiente. Te busca él viejo qué vino él otro día y viene con un abogado -me indica él gendarme -pero no puedes salir porqué tienes prohibidas las visitas. Salto de la cama feliz pero nerviosos, no se cual es la situación. El abogado exige hablar conmigo, le dicen qué no puede por no ser mí representante legal. Parte a conseguirse una orden de visita con él juez de menores, lo consigue y vuelve finalmente me indica qué mí papá accedió a qué don Eloy fuera mí tutor pero qué están esperando la contraorden del Ministerio del Interior. Me avisan qué me prepare porqué tenemos qué irnos al barco y la orden no llega. Atilio agarra la gilette y pásamela por la muñeca -le ordeno. ¿Qué vai a hacerte? -me pregunta incrédulo. Me voy a cortar una vena –le respondo decidido –algo tengo qué hacer para ganar tiempo. No yo no te hago eso ni cagando –se niega Atilio horrorizado. Rupe vos si soy hombre ayúdame por favor –le imploro. Me importa un pico qué me digan qué soy maricón, pero te ayudo –me responde decidido. Bien Rupe, pásala lo más fuerte qué puedas, no importa lo qué cortes. Dicho eso agarra la gillette y me la pasa a todo concho por la muñeca con lo qué salta un chorro de sangre, dejando un reguero de sangre en él piso. No llames a los gendarmes hasta qué haya perdido harta sangre – le alcanzo a ordenar débilmente. Me quedo con la mano colgando para qué sangre aun más. Me da una fatiga real con lo qué caigo a la cama desmayado. Me llevan a la enfermería y nuevamente me cosen pero al parecer no es tan simple porqué yo no me recupero, me dan agua me pegan cachetadas, me pasan amoniaco, él caso es qué en realidad ya no sé si 133
producto de mis nervios o por la falta de sangre no logro salir del coma. Deben trasladarme al hospital para qué me hagan una transfusión y recién en la tarde logran estabilizarme después de haberme inyectado casi dos litros de sangre. Él alcaide, choreado a más no poder, no pudo esperar más y los reos adultos debieron embarcarse sin mí. Por fin despierto y me encuentro en la pieza común del hospital con don Eloy, él abogado y un señor qué no conozco. Este señor es él Juez de menores qué vino a pedido del Sr. Ministro del Interior -me aclara el abogado -y le concedió su tutoría a don Eloy, así qué ahora ya estas libre. Parece qué fue tan grande mí felicidad qué me volví a desmayar. Al poco rato despierto feliz, con Lucho, André y don Eloy en la pieza. Como una hora después de tú corte, llegó él oficio del ministerio donde dejaba sin efecto tú detención. –me comenta don Eloy Pero si no hubiera sido por eso, te habrían embarcado y ahí ya no había vuelta atrás, te salvaste por milagro. En realidad yo no creo en milagros pero alguien me iluminó para buscar una solución. No vuelvo a la cárcel, fue una experiencia terrible. Del hospital nos vamos a la casa de don Eloy donde nos esperan a comer su mujer y sus dos hijos. Don Eloy, comienzo diciendo -quiero darle las gracias por todo lo qué ha hecho por mí. No te preocupes hijo, yo llegué a Punta Arenas también de muy chico arrancándome de mí casa y lo pasé mal y también me ayudaron, así qué ahora fue él momento de devolver la mano. Estamos todos muy contentos qué estés acá en nuestra casa y ya verás como las cosas se van a mejorar. De hecho, Livingstone me consiguió pega y mañana entro a trabajar a la estancia Pecket Harbour –me comenta Lucho -y André se va conmigo mientras tú te recuperas. Y se van a quedar en la residencial de los McKensey por unos días –me informa don Eloy –quedé con la dueña de casa, la Alice qué es muy amiga nuestra, qué los tenga y en cuanto Lucho reciba su sueldo le va a pagar. La casa de los McKensey es una típica residencia inglesa, muy grande y con un torreón que indica un pasado de esplendor, pero que ahora por problemas económicos está convertida en residencial. En esta casona nos quedamos unos días hasta qué Lucho y André se fueron a la estancia, qué queda muy cerca de Punta Arenas. Un día yo recibo una visita. 134
Ignacio te busca don Alejandro Fernández, qué viene en compañía de don Eloy –me avisa nerviosa la Sra. Alice Como está Ignacio -me saluda, -yo soy el Gerente General de la Estancia Pecket Harbour, donde esta Luis Ferrari y tengo entendido que también está un ruso con él y qué a lo mejor lo contratamos. Pero vengo por un encargo qué me pidió don Julio Menéndez, qué al parecer es amigo de su madre. Don Julio es Director de la Explotadora Tierra del Fuego y quiere ofrecerle un empleo como Cadete en la Estancia Cerro Castillo. Casi me desmayo nuevamente de la impresión y de alegría. ¿Yo cadete? ¿En la explotadora? –atino a preguntar. No podía creer lo qué me estaba diciendo, si es lo más increíble qué me podrían decir en ese momento. Muchas gracias señor me parece fantástico. Si, además te vamos a pagar tú estadía en esta casa pero deberás continuar ligado a la familia Mckensey y a don Eloy, porqué él seguirá siendo su tutor. Así sabremos como sigues y qué haces. “Ahora qué ya estás recuperado, puedes viajar así qué aquí te dejo los pasajes para Puerto Natales. Llegando allá te diriges a la oficina del frigorífico Bories donde te irá a esperar él Administrador Sr. George Sander. Era mucha información no podía asimilar tanto, estoy aturdido después de tanto sufrimiento y desesperanza se me abre todo un mundo nuevamente. Se despide don Alejandro. Nos estaremos viendo Ignacio y espero qué te vaya muy bien. – me da un fuerte apretón de manos –tendrás qué ser muy hombre para aguantar la vida de la estancia, esto no es aventura, esto es trabajo en serio y de ti depende ahora, ser responsable y trabajador. Si señor así va a ser y muchas gracias nuevamente. –me comprometo. Le doy un gran y emocionado abrazo a don Eloy. …. Ignacio Herrera –me saluda un gringo de unos 55 años, desde una camioneta último modelo qué tiene estampada en la puerta las letras S.E.T.F. Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. 135
Viene en compañía de su mujer, una señora con todo el aspecto de gringa qué no cacha nada de español. Yo soy señor. ¿Do you speak english? Yes Sir, I do –respondo de inmediato. Great that’s ok; you are our new cadet and I´m Saunder, Mr. Saunder for you. Wélcome to Cerro Castillo, the bigest and better farm of Magallanes.
Respiro profundo y feliz y de un salto me subo a la camioneta. Thanks sir, yes I´m your new cadet. Ok, she is Jenny, my wife. Nice to met you Mrs. Jenny. Me acomodo en la camioneta mientras divisa feliz la península de última esperanza y al fondo los glaciares de Balmaceda y O’Higgins.
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6. EN LA ESTANCIA
Mañana a las tres los voy a despertar así qué váyanse luego a dormir sino van a andar como sonámbulos –nos advierte el Chato Molina, mayordomo del Comedor Chico de la estancia Cerro Castillo, quien junto a su esposa La Meche, velan por nosotros; comida, lavado de ropa, camas, cuidados desde resfrío hasta jaquecas por resaca. Cerro Castillo es una ciudad, con oficinas, casas, parques, multicancha cerrada y además cine donde los sábados vemos películas antiguas pero que todos disfrutamos. Cada cierto tiempo se hacen fiestas bailables con orquesta y todo y dónde se permite beber ponche de vino blanco con durazno, previamente catado por Mr. McDonald, Segundo Administrador de la Estancia, que certifica el grado alcohólico del bebestible. La estancia posee más de 120.000 hectáreas, formada por valles y cerros bajos. Es el orgullo de la SETF ya toda su población de vacunos y ovinos son de primera calidad. Miles de hectáreas con llanadas de pastos especiales que soportan el viento y la nieve. Laboratorios de inseminación artificial para ovejas y una gran cantidad de tractores Caterpillar y John Deere para hacer caminos y aumentar las llanadas. Jugamos futbol. En los días de nieve practicamos básquet-ball y patinamos en las lagunas escarchadas bajo la luces de los autos que iluminan lass improvisadas pistas. Existe una marcada diferencia social donde la élite está compuesta por el Administrador, el Segundo o subadministrador, el jefe de Ingeniería e Ingenieros, cadetes y administrativos. Todos vivimos en un sector determinado, separado por un canal y un puente del resto del personal, formado por los capataces, campañistas, ovejeros y peonada, los cuales no pueden cruzar el puente señalado. Cada cierto tiempo y en especial para las fiestas tales como Navidad, Año Nuevo, 18 y día de la Reina, Mr. Saunder nos invita a su casa a una fiesta de gala, a la cual debemos asistir con terno y corbata. Obviamente tuve que comprarme ropa para la ocasión ya que no tenía. Las veladas son en inglés. Súper entretenidas. Él comedor chico es como la casa de los solteros, ahí estamos los tres cadetes más otros empleados ingenieros y administrativos. Los 137
primeros meses en la estancia fueron muy entretenidos y de mucha aventura, tal como me lo imaginaba, andar a caballo, levantarnos en verano a las tres de la mañana ya con sol en lo alto, arreos de miles de oveja, apartar las crías durante la época de la capadura, corte de cola y marca. Aprendí a dominar él cuchillo, matar y cuerear ovejas empaladas de frio qué no pueden moverse y por lo tanto están condenadas a morir. Me impresiona ver como un piño prácticamente cubre totalmente una loma, es como ver un cerro de ovejas qué se desplazan, arriadas por ovejeros y sus perros y yo metido al medio. Es fantástico, subir cerros bajarlos a todo galope, competencias a caballo o jineteadas, domar potros salvajes. Solemos ir a pescar a los lagos, hacer picnics, cordero al palo, aprovecho de nadar en el lago Toro u otros canales, me miran impresionados como me zambullo en él agua y salgo nadando, acá nadie se baña por lo helada y porque no saben nadar, bueno el agua es fría pero soportable, no es peor qué él agua del Quisco. La época de esquila es otra etapa de mucho movimiento; a mí me toca especialmente por mí conocimiento de inglés ya qué tengo qué acompañar a los gringos cuya función es clasificar la lana esquilada. Por lo general estos gringos son medio salvajes, recorren los distintos países trabajando en las temporadas de esquila, van desde Sud África a Australia, de ahí a veces a Argentina o Chile, dependiendo quien los contrate. Secos para él trago, los fines de semana lo pasan totalmente curados y esto es condición del contrato, son los únicos autorizados para beber alcohol ya que ésta es zona es ley seca, o sea no se puede tomar ni vino, salvo él qué se pueda contrabandear desde Natales qué es muy malo, los gringos traen Johnny Walker y en alguna ocasiones incluso Chivas Regal. Este año llegaron dos gringos con los cuales me hice muy amigo, uno es Sean Hickenbotton, escocés, más conocido como Half Fleece, ya qué es rubio claro, crespo y medio pelado, por lo tanto él apodo de Medio Vellón le calza muy bien. La máxima expresión de Sean es decir con respecto a la estancia: miles and miles and nothing to fuck. Half se toma tres botellas de whisky durante el fin de semana y él lunes aparece perfecto, como si nada hubiera pasado. Él otro gringo, John Oates, es de origen gales, muy culto, buena pinta y pianista, es increíble, él único piano qué hay en la estancia se lo apoderó John y seguramente por primera vez en su larga vida de piano, sonó verdaderamente con sinfonías de clásicas en vez de rancheras o 138
corridos. John es atípico, odia a los ingleses, muy sensible a las diferencias sociales y en especial al abuso colonialista británicos. Ignacio me dijo un día –yo en realidad soy irlandés y me vuelvo a Bélfast porque quiero integrarme al IRA. Quiero luchar por la independencia de mi país y liberación de la hegemonía británica, así qué renuncio y mañana regreso a pelear en la clandestinidad. Esa noche nos curamos los tres y brindamos por la liberación de Irlanda. Obviamente el administrador y Mr. Mac no saben nada al respecto de las verdaderas razones de la renuncia de John. Ya llevo más de un año en la estancia y naturalmente al principio todo es novedad, campo, caballos, paisajes maravillosos, lagos, ventisqueros, los cambios de las estaciones en verano días largo y noches cortas, él viento, todo tan diferente. Me gusta la vida de campo pero me está faltando más aventura. – le comento a mí amigo Lotar Brown, Ingeniero Mecánico de los grandes talleres de la estancia. Tú deberías volverte a Santiago a estudiar Ingeniería en algo y después te vuelves con un título, sino, vas a ser siempre cadete y a lo máximo llegarás a segundo Administrador –me aconseja Lotar, qué ya lleva un tiempo en la estancia, pero llegó con su título profesional y tiene una buena posición en la Explotadora Un día él segundo administrador Mr. McDonald me ordena: Ignacio tienes qué irte un mes a remplazar al capataz de Karke porqué se va de vacaciones Qué bueno – le respondo sin saber bien qué significaba Me indica algunas instrucciones y la nómina de ovejeros y peones qué trabajan allá, Todos ellos dependen de ti, así qué tienes qué darles las instrucciones del día y después verificar que se cumplan. Para eso tiene qué ir a caballo a los campos y verificar por ti mismo que te hagan caso. Muy bien Mr. Mac, -le respondo sin saber mucho de qué me está hablando -Yo sé cómo trabajar con ellos, salir a caballos por los campos, ordenar qué recorran las alambradas, ver qué ninguna oveja se enrede y se muera. Cuando neva revisar las quebradas, cambiar los animales de potreros para qué no liquidan el pasto. – le explico más o menos mis tareas. Muy bien, estaremos hablando por teléfono todos los días a la seis de la noche y cualquier problema me avisas. Puedes venir los 139
fines de semana a la estancia, durante la semana debes estar allá –me despide Así llegué a caballo a la Sección Karke, a unos 15 km. de Castillo, cerca del lago Toro, con muy buenos pastos y cerros bajos. Compuesta por la casa del capataz (donde vivo yo), una casa de ovejeros y peones, rancho con la casa del cooker y ayudante incluidos, casa de pasajeros y otra casa perteneciente a un ovejero de mayor grado, galpones y talleres, con 30.000 hectáreas, 30.000 ovejas, 5.000 vacunos y 15 personas a mí cargo, con mis 17 años pensando cómo hacerme respetar por los viejos curtidos por él viento y la escarcha, pero en realidad a ellos les da lo mismo quién los mande, conocen su pega de memoria y un cabro del norte no va a venir a enseñarles lo qué deben hacer. A la cena reúno a todos los trabajadores de la Sección: Bueno yo les quería decir qué mí nombre es Ignacio Herrera y Mr. McDonald me mandó para reemplazar al Sr. Barrientos mientras estuviera en sus vacaciones, -les informo -así qué yo les voy a dar las instrucciones en las mañanas y espero qué trabajemos juntos porqué yo no conozco bien los campos de por acá. Voy a salir cada día con algunos de ustedes. Los saludo a todos de mano de manera muy respetuosa y todos me van diciendo sus nombres, tras lo cual se van a la cena de la noche. Yo al igual que Peter Huntley, como en comedor aparte después de decirles provecho para ser bien educado. A la mañana siguiente los reúno en la caballeriza para partir a los campos y dar las instrucciones del día Ya señores, ustedes me dicen para donde tienen qué ir hoy y yo acompañaré a Mancilla. Cada uno me indica su destino y yo lo anoto en una libreta, así para mañana al menos no se van a repetir las actividades. Mancilla me lleva por campos escarpados con quebradas profundas y de difícil accesos, yo no digo nada solo lo sigo detrás, cacho qué me está probando como soy para él caballo. Finalmente me llevé todo su reconocimiento. Bien corajudo Usted Mr. –me dice para mí satisfacción. En la cena me di cuenta qué me miraban con respeto, esa es la manera de medir si puedo ser considerado como uno de ellos. A la mañana siguiente repetí las instrucciones del día anterior, cada uno me indicó sus actividades y yo las anoté y escogí a otro ovejero para acompañarlo. A la semana ya tenía totalmente claro cuáles son todas las actividades qué se realizan en la sección, por lo tanto las instrucciones 140
las comencé a impartir yo, lo cual llenó de satisfacción a Mr. Mac. En las noches nos juntamos todos a la orilla del fogón del rancho a tomar mate, yo les cuento chistes picante qué no se bien si los entienden porqué no hablan, solo se limitan a pasar él mate entre la ronda y cuando uno dice gracias, ya no te pasan más, la primera vez me pasó pero aprendí qué no hay qué decir gracias. Como dibujo bien, para matar el tiempo me dediqué a hacer minas en pelotas, en las más variadas posiciones, ahí se pusieron felices, tengo un pedido casi de artista famoso, si hasta los tengo anotados en la libreta con lista de espera y ya se están poniendo más osados, quieren diferentes posturas, más porno, así qué en eso me entretengo, pero llevo demasiado tiempo y echo de menos alguna fiesta o paseos, o salir con gente de mi edad. A todo esto él capataz se tomó un mes más de vacaciones porqué se le murió un pariente en Chiloé, por lo tanto se me prolonga la estadía. Los fines de semana me voy a la estancia y claro ahí la cosa cambia, pero yo creo qué me están probando para ver si aguanto y me hago hombre como me dijeron una vez, pero yo creo qué no voy a aguantar La semana pasada se murió él capataz de campañistas, un gringo muy choro y al qué todos queríamos harto Vamos al funeral me invita Lotar y Yelton Metayer, él otro ingeniero yugoeslavo -acepté de inmediato Fuimos al entierro en Natales y una vez terminada la ceremonia nos fuimos de fiesta Ya compadre a ver si nos agarramos alguna chilotita por ahí qué son mas cariñosas Fuimos a una especie de boîte de mala muerte pero lo pasamos muy re bien, me agarré una mina muy fea pero yo estaba feliz. Después obviamente todos a putas porqué ¿qué más se iba a hacer en Natales? En otra oportunidad nos llama Humberto Venegas, jefe de Ingeniería, ex oficial de marina y nos comunica “Tenemos qué formar un batallón de reservistas para qué desfilen el 21 de mayo, así qué todo los trabajadores qué hayan hecho él servicio militar deben presentarse en la estancia para integrar la reserva” Don Humberto yo estuve en la Escuela de Aviación -le informo. Ahh perfecto entonces tú serás él oficial a cargo –me ordena Nos llevaron en camión al regimiento, nos pasaron traje de milico, 141
fusiles, algo de preparación y a marchar como un batallón de reserva de las estancias Subteniente Herrera, Firme mí mayor Acá tiene su uniforme con estrella de oficial y su espada para él desfile –me instruye él oficial Y desfilamos y yo a cargo, salió impecable, coordinados y en correcta formación como dice la marcha. Lo hicimos tan bien qué me llamó en Comandante a cargo del regimiento y me instruyó. Teniente Herrera, lo felicito por su desfile y felicite al personal a su cargo de parte mía y les comunico qué ustedes formarán parte del contingente permanente del Regimiento Motorizado Natales, por lo tanto él próximo fin de semana deberán presentarse en él regimiento para instrucción de campaña y tiro, esta campaña será por un mes, todos los fines de semana, días viernes y sábado. – todo esto me sonó como un bando militar, sin lugar a discusión. Pese a qué la campaña nos toma un día de fin de semana, todos los viejos están felices, en el fondo cualquier cosa qué saque de la rutina es bien venida. Hoy vamos a acampar en la codillera Baguales a revisar los mojones de la alambrada de la frontera –me indica él Mayor encargado de la preparación del contingente, -no vaya a ser cosa qué los gendarmes argentinos nos hayan corrido las marcas. Miren qué un se descuida y los malandras te lo mandan guardar, si son muy mañosos. “Usted teniente ordene su tropa y nos siguen a continuación del batallón de montaña con fusil al hombro. –me instruye. Batallón Reservistas Cerro Castillo… firrrr … alinear...vista al fre… al hombro are…a la dere… de frente marrrr –marchamos detrás de las tropas del regimiento marcando el paso izquier..dos …tres…cuatro…izquier…dos… Nos embarcamos en camiones qué nos lleva más allá de Los Paines, internado en un cordón montañoso desde donde se puede apreciar los glaciales de Perito Moreno y él pueblito de Calafate. Pensar qué toda esa tierra es nuestra, si debiéramos quitárselas algún día a los argentinos –señala el sargento muy nacionalista – y mire lo hermoso qué es, si hasta nos quieren quitar la Laguna del desierto, las tierras del río Palena y quién sabe qué más y como siempre nosotros lo entregamos nomás. Pero alguna vez se va armar la grande y para eso necesitamos los reservistas así qué 142
prepárense bien no mas cabros qué lueguito se nos viene la guerra, van a ver ustedes no más, yo se los digo y se los firmo si quieren, se van a acordar de mí. Efectivamente los gendarmes habían estado corriendo alambradas y los mojones demarcadores. Me dejan con un piquete de unos 10 soldados para volver los postes de la alambrada a su lugar cuando aparece un destacamento de 50 gendarmes argentinos a lo menos. Y mírá estos chilenitos reboludos nos están robando nuestro territorio –nos increpa un tipo qué parecía ser él oficial a cargo Pero qué hijos de puta qué son –acotó otro tipo Y vamos a tomarlos prisioneros, sino los cargamos aquí mismo – nos amenazan Y los dejamos de lado nuestro para qué vean qué traspasaron la frontera –le acota el otro Ya ustedes chilenos al suelo y boca abajo tendido –nos ordena. Estamos rodeados y encañonados, nuestras armas están lejos ya que estamos trabajando con pala y picota. Señor –me pongo frente al tipo a cargo –yo soy él oficial a cargo y no nos vamos a tirar al suelo, si quiere nos toma prisioneros pero al suelo no nos vamos a tirar, las armas están lejos y tampoco se las vamos a entregar, usted debe llamar al consulado y al regimiento al cual pertenecemos de acuerdo a la convención de Ginebra y dar parte de lo ocurrido –se me ocurre decirle ¿Y vos quien te crees boludo?, la convención de Ginebra me la paso por él orto y vas a ser el primero qué me cargue –me amenaza, -te tirás al suelo ahora mismo No señor no lo voy a hacer porqué un soldado chileno no se tira al suelo –me encaro Y vamos a ver -indica bajándose del caballo -si te tirás al suelo o no Yo estoy cagado de susto pero no puedo dar la sensación de cobardía así qué me pongo firme esperando él culatazo o qué se yo. Justo cuando me iba a pegar aparece el resto de nuestros batallones, es decir los oficiales con unos 40 soldados más. Qué está pasando acá oficial, Usted toca nuestro hombre y dese por muerto –le grita con los fusiles preparados para entrar en combate. Él oficial de gendarmería argentina los vio, midió la situación y se dio media vuelta, montó en su caballo y ordenó a su escuadrón -Gendarmes retirada No quiero volver a verlos por acá -les gritó él Mayor a cargo de 143
nuestro regimiento “Teniente Herrera lo felicito, ya sé lo qué pasó y muy bien por mantener la hidalguía de nuestro principios de no aceptar ser humillados. Al término de la campaña nos hicieron un reconocimiento como parte formal del Ejército Bien teniente Herrera, ahora usted es un oficial del Ejército de Chile, por lo tanto ante cualquier amenaza a la nación podrá servir a la patria. –fue la arenga de reconocimiento Volvimos a la estancia y a mí vida monótona de la sección Karke, él capataz se tomó otro período. Las instrucciones me las sé de memoria por lo qué ahora me levanto, indico las actividades del día y luego me voy a acostar a leer un libro y comer pasas. A mí polola española le escribo, me manda fotos y un día le comenté en una carta -
Estoy muy aburrido, esto no es para mí así qué creo qué me voy a retirar. Mí amigo Lucho Ferrari entró a trabajar a la ECA como técnico en lanas así qué yo podría hacer lo mismo, y como durante el verano estuve trabajando con los gringos clasificadores de lana, aprendí bien como se hace. En una de esas postulo a la ECA y me voy para Coyhaique.
Mañana tenemos qué ir a la sección Lazo qué está a la orilla del rio Paine y frente a las famosas Torres. Va él Charrasca, un campañista y domador de potros muy choro y bueno pal hueveo qué reemplazó al jefe de campañistas qué se murió, además van Juan Mundaca y Donnald Gompertz, qué son mis compañeros cadetes y con los cuales tengo gran amistad, creo que él viaje va a estar muy entretenido. Tenemos qué ir a buscar unos animales a la estancia Paine y negociar con él administrador él pastoreo de una ovejas, él lugar es maravilloso está totalmente nevado y hace mucho frío pero aguantamos bien. Nos acompaña un indio patagón cochino y feo llamado Pincol y sin apellido, lo bautizaron como Pincol Larraín porqué es él aristócrata de los indígenas de por acá, este indio es rastreador de pumas y anda a la siga de un león qué ha matado muchas ovejas últimamente, por lo qué tiene instrucciones de encontrarlo y matarlo urgente. La noche la pasamos en la cabaña a la orilla del río. Soportando él frío y lo peor la hediondez de Pincol. Al día siguiente casi a la salida de la cabaña encontramos huellas del puma por lo qué la es prioridad “hay qué ir a cazarlo”. Ya Pincol, lúcete y demuestra cómo se caza un gatito de por acá – 144
lo reta él Charrasca Pincol suelta los perros qué salen como jauría en busca del felino y nosotros de atrás. Al par de horas en el medio de un bosque aparragado, los perros logran acorralarlo, él león al verse atacado de un zarpazo mató dos perros, pero él resto seguía acosándolo. Él indio valiente se acerca para apuntarle mejor y matarlo sin dañarle la piel porqué es muy valiosa y para eso quiere pegarle el tiro en la cabeza, pero él león lo cacha y se le arroja encima, Quítate Indio pa matarlo –le grita Charrasca –putas este indio huevón, quiere asegurar el cuero Charrasca le apunta pero le da miedo matar al indio, así qué a todo galope se echa encima del puma hasta qué lo encañona y dispara hiriéndolo, pero no lo mata. Él león sangrando pero aun con fuerza alcanza a arrancar y se encuentra con él pobre indio qué estaba detrás, le tira un zarpazo, él indio con su cuchillo trata de defenderse y de hecho lo mata, pero él león en lo último de su fuerza alcanza a manotearlo y le entierra una de sus garras en pleno cogote. Pincol Larraín no alcanzó a decir nada, simplemente él león lo degolló y murió ahí mismo. La sangre del indio y la del león se unieron sobre la nieve como símbolos de la naturaleza salvaje que aun existe en esta tierra. Indio huevón –fue lo único qué se escuchó –igual valiente él finao Enterramos él cuerpo de Pincol Larraín en el cementerio de la Sección Lazo. A modo de epitafio dejamos la cabeza del puma en una estaca, seguramente se la van a comer los caranchos pero quedará él recuerdo. Al día siguiente cruzamos el río y navegamos por él hermoso rio Paine con las torres y cuernos de fondo, llegamos a la estancia de destino e hicimos todos los trabajos encomendados. Regresamos a Cerro Castillo para luego volver a mí sección Karke. “Amor feliz qué vuelvas pto te espero pronto pto te quiero pto”. Decía él telegrama qué me envió mí polola española, dichosa por mi decisión de retirarme de esta pega. Él telegrama fue abierto por él administrador pensando qué podría ser algo mas grave y se encontró con qué yo estaba con ganas de renunciar, por otra parte Lucho me escribe qué me vaya a la ECA ya qué andan buscando cabros técnicos para trabajar en los pueblos de Aysén. Presento mi renuncia y con gran tristeza de mis amigos Juan, Donnald, Mr. Mac y Charrasca me despiden con una gran y regada fiesta, con mucho baile y comida. Los voy a echar demenos y seguro que en algún momento voy a querer volver, pero en este momento la adrenalina me 145
presiona para hacer mayores cosas. Mis amigos ovejeros de Karke cuando les conté qué me retiraba, levantaron la vista del fogón, me miraron por un momento expresando con su silencio qué lo sentían, pero la vida les ha enseñado qué lo único qué perdura son las ovejas y las llanuras de la pampa. Luego me pasaron un mate extra.
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Edici贸n para Web Septiembre de 2013
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