3,14 Revista de Misterios y Humanidades

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Presentación La presente revista tiene como objetivo divulgar de una forma sencilla, pero no superficial, todo conocimiento, que puede ser interesante, para todas las personas que quieran enriquecer su cuerpo, su cerebro y su espíritu. Es lógico pensar, que en los momentos actuales y con el exceso de información y contenidos, es una locura empezar una nueva revista, sabiendo que existen tantas revistas, blogs, canales de Youtube, libros y un largo etc. Pero creemos necesario ofrecer al lector una nueva semilla de Conocimiento. A todo esto se suma un nuevo reto y es conseguir que el lector se convierta en cómplice o colaborador de la revista. Ya sea ayudando a divulgarla, como aportando un apoyo mensual de tan solo un dólar, para que este proyecto pueda ser sostenible en el tiempo.

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3.14 Página 3 de 18 Atentamente

Pedro Poch Indice Koans: La iluminación en una pregunta: Página 3 Las 5 fases de los encuentros con Extraterrestres: Página 5 Gente con el mismo signo ¿Son iguales? : Página 7 Pensamiento de Pedro Poch: Página 12 Discutirías la Belleza de una rosa: Página 13 Frase del mes: Página 16 Crítica cortometraje “Virgen” : Página 17

Koans: La iluminación en una pregunta En el Budismo Zen, existe una manera de alcanzar un nivel elevado de consciencia, incluso obtener la iluminación a partir de un Koan. Una pregunta que a simple vista carece de sentido racional y es quizás, por este motivo, que es efectiva para romper la racionalidad humana, liberar la mente del pensamiento normal y trascender la naturaleza de la consciencia. ¿Cómo afecta un Koan a nuestro cerebro?


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Es complicado e incluso imposible saber como un Koan puede hacer cambiar nuestro cerebro y a la vez conseguir estados elevados de consciencia, porque desconocemos los mecanismos que consiguen, mediante una pregunta, cambiar nuestra mente. Pero no por ello, debemos descartar acercarnos a resolver el por qué funcionan los Koans. Primero de todo, tendríamos que tener en cuenta que un practicante de Zen, ya tiene un estado mental determinado y por consiguiente, la efectividad de un Koan, en el cerebro de un no practicante de budismo Zen, sería practicamente nula. Teniendo claro el punto anterior, el cerebro, acostumbrado a resolver las preguntas

que

gestiona,

mediante

la

racionalidad,

la

comparativa,

el

conocimiento o la lógica, se enfrenta a un enigma, que es incapaz de resolver mediante los mecanismos normales. Es decir, un Koan obliga a la mente, a tratar la pregunta, desde otro punto de vista. Observar la pregunta con otra visión. Y es quizás aquí donde se encuentra la clave. El cerebro se enfrenta a una pregunta sin respuesta, sin solución y es entonces cuando “se rompe” la mente común y la misma alcanza un nivel diferente, más profunda, menos racional y más iluminada. Ejemplo de Koans Ante ti tienes algunos Koans para que puedas experimentar en tu propia mente y así darte de cuenta de que para resolverlos debes, como dice una frase Zen “Pensar desde lo más profundo del no pensar”. ¿Cuando un árbol cae en medio del bosque y nadie lo escucha, ¿produce algún sonido?


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(Aplaude con las dos manos) Este es el sonido de dos manos, ¿cual es el sonido de una sola mano? ¿Quién le puede quitar el collar al tigre feroz? No comienza, no termina, ¿qué es? BASHÓ dijo a los monjes reunidos: Si tienen un bastón, les daré uno. Si no tienen un bastón, se los quitaré. ¿De que color son las flores cuando nadie las mira?

Pedro Poch

Las cinco fases de encuentros con supuestos extraterrestres Cuando hablamos del fenómeno OVNI, creamos o no en el mismo, en su autenticidad o su origen extraterrestre, existe una catalogación para definir el tipo

de

fenómeno

observado

o

experimentado, que facilita su análisis. Se trata de diferenciar una experiencia OVNI, de otra a partir de “Fases”, que en un principio eran solo tres, catalogadas por Joseph Allen Hynek, Doctor en Astronomía y Astrofísica, que había participado de forma activa en la NASA.


3.14 Página 6 de 18 Posteriormente se ampliaron hasta cinco por parte de otros investigadores del fenómeno OVNI. Aquí te las mostramos.

Primera Fase: Es quizás la que más abunda, por la cantidad de casuística que existe. Se trataría de la visualización del OVNI, sin interacción con los testigos. Simplemente vemos, ya sea una luz extraña en los cielos, como objetos de apariencia más sólida.

Segunda Fase: Evidencias físicas que aportan pruebas al fenómeno. La aparición de marcas en el suelo (como por ejemplo los círculos de las cosechas), la alteración de equipos eléctricos e incluso experimentar un cambio de espacio tiempo. En esta fase también se incluye la observación de seres supuestamente extraterrestres o la observación de puertas o aberturas en las supuestas naves.

Tercera Fase: Observación e interacción primaria con supuestos seres extraterrestres. Sería el caso del contacto entre seres humanos y otras entidades a nivel superficial.

Cuarta Fase: Interacción con los supuestos extraterrestres, ya sea por voluntad propia, como por obligación por parte de estos seres. Sería el caso de las Abducciones.

Quinta Fase: Interacción superior. En esta fase el testigo tiene contacto directo con extraterrestres, pueden tener diálogos con ellos e incluso experimentar otras vivencias, como sería el caso de las relaciones sexuales. Estas fases, pueden cambiar o ser diferentes para ciertos investigadores o divulgadores del misterio, pero hemos creído conveniente esta catalogación por


3.14 Página 7 de 18 su simplicidad y claridad. Esperamos que si tienes alguna experiencia con OVNIS o con supuestos Extraterrestres, al menos sea una buena experiencia para ti y que etiquetar su Fase sea lo menos importante de tu vivencia personal ;-) .

Pedro Poch

Gente con el mismo signo ¿Son iguales? Todos hemos pensado, aunque sea en algún brevísimo momento de nuestras vidas, y ya sea que nos interese el tema o no, que alguna persona allegada, un gran amigo íntimo e incluso un familiar que es ser de nuestro mismo signo del zodíaco nos obligue a descreer en él, por nuestras

clarísimas

diferencias.

No

solamente esto es lo más común, y veremos más adelante el por qué, sino que además nos invita a un abordaje un poco más maduro y menos mutilado de lo que sería el estudio del mapa estelar en otros tiempos: no toca, ni de filo, cuestiones como la fe o la creencia de una persona, no es una herramienta de predicción ni menos la prueba de un destino marcado, para no hablar de que sea algo en lo creer o no creer. Mucho más se vincula con el campo algo más interesante y simbólico que eso, que es el de una base epistemológica que anida, también, en las claves de disciplinas como la filosofía y las del orden de lo antropológico, en semilleros de identidad como los arquetipos, la generación de cultura que el ser humano ha hecho desde siempre a través del mito, y el concepto como herramienta de las personas para comprenderse a sí mismo y al mundo que le rodee. Si hablamos de lo que nos rodea, hoy, la idea de ubicarnos en un mapa y conocer lo que hay alrededor de nuestras coordenadas no es


3.14 Página 8 de 18 ninguna rareza (al contrario, es una herramienta) en tanto hablemos de un mapa terrestre; pero nos confunde, tiñéndose de algo cuasi-religioso, si se trata de un mapa de lo que está afuera de la Tierra, tan solo por estar intocable, allí arriba. Si bien no lo transitamos en la vida diaria para ir al trabajo o elegir un atajo a nuestros caminos cotidianos ¿no nos rodea en un 50% de igual manera? Mirar los astros con esta naturalidad observacional, como un elemento más de todo lo que nos rodea y no solamente en un selecto disco que se encuentre a la altura práctica de nuestra vista, ha sido una constante en las más heterogéneas culturas que ha generado la humanidad como tal desde el origen de su existencia. Tal vez, hoy, nos parezca innecesario curvar el cuello hacia arriba una gran parte de tiempo a menos que estemos intuyendo una arenilla que invite a intuir un derrumbe inmediato sobre nuestras cabezas. Sin embargo, hemos perdido esa sana o, por lo menos a fuerza de nuestra propia historia, sabia costumbre de entendernos y entender nuestro entorno viendo la naturaleza tanto abajo como arriba, y con ello toda la aprehensión posible de conocimientos, datos y conexión con nuestro hábitat, que en el orden inmediato es ciertamente el Mundo, pero no necesariamente lo es menos aquel infinito, desconocido y (mal llamado, lejano, puesto que somos parte de él como una arteria irrigada) Universo. De aquí, que existieran los mapas terrestres, y del cielo, prácticamente en la misma escala de importancia. Al elaborar un mapa celeste no existen muchas diferencias con lo que nos lleva a diseñar un mapa terrestre: dónde estén ubicados aquellos accidentes geográficos que pueden hacernos caer, o montañas que subir, o lagos de los cuales beber; no es necesariamente menos importante al momento de conocer lo que nos rodea que aquellos puntos brillantes multiplicados por millones sobre nuestras cabezas, simplemente por desconocerlos o ser foráneos. No lo son, depende del cristal con el que nos veamos a nosotros mismos en relación a la porción de materia que creemos que habitamos. Mucho más habría por empezar a desarrollar en cuanto a esta lectura del tema, pero desde este inicio de partida,


3.14 Página 9 de 18 que es plantear la idea primigenia de un mapa, podemos comenzar a entender de manera argumentada y lógica por qué es que no nos parecemos en nada a aquella tía que es de sagitario como nosotros, y por qué esto tiene una explicación mucho más práctica, obvia y rica de la que imaginábamos. Sucede que a lo largo de todas esas observaciones hacia arriba nuestra cultura humana ha determinado y delineado un mapa orientativo con sus nombres, conceptos relacionados, conociendo sus ciclos y deduciendo sus movimientos. Por ejemplo, podemos saber que (más allá de que luego la astronomía dentro del paradigma científico haya arrojado más luz sobre la porción empírica del objeto de estudio que nos ocupa, el universo) el Sol se pone por el Oeste, sale por el Este, hay estrellas que son fijas en cuanto a lo observacional y es por eso que no se moverán de su lugar indicado cada noche que las busquemos a pesar del constante y vertiginoso movimiento que hoy sabemos que sí tienen, y sufren el acolchonamiento a la percepción que provoca la distancia, o que hay un elemento como la luna que por sus movimientos y fenómeno de fases, deducimos que es, en pocos pasos racionales y de sentido común, un satélite que rodea a nuestro planeta y se encuentra más cercano que los demás elementos. Todo esto, podemos imaginar, era de gran y valioso interés para quienes no debían chequear el whatsapp, mirar el semáforo al cruzar o solamente pulsar un botón para la distracción después de un largo día de trabajo. Así, se comenzaron a agrupar las distintas definiciones que hoy se mantienen en el cielo como coordenadas a modo de mapas. Las primeras, las constelaciones que cubren el cinturón más habitado de la tierra, que es el camino aparente que recorre nuestra fuente de vida en el cielo que es el Sol, son las que integran aquella famosa región del cielo que llamamos zodíaco, y significa rueda de animales. Claramente hemos tendido a colocarles nombres de apariencias del mundo que conocemos: no son todas necesariamente animales, pero sí definitivamente pertenecerán a las características terrícolas de algún protagonista de un mito o de un concepto arquetípico partiendo, siempre, desde


3.14 Página 10 de 18 la cosmovisión humana. Entendido esto, es que con solo mirar se ha diferenciado

lo otro: aquellas estrellas del zodíaco aparecen constantes y pronosticables pero, cada tanto, hay un punto brillante de más que no cuadra con el ya conocido dibujo, y por lo tanto, son algo de una escala o ritmo diferente: los planetas. Rotundamente, añadido a esta salvadura, ocurre algo más visible y evidente aún, la observación de diferencias ya no solo en su ciclo o su ubicación, sino de sus claros aspectos: el Sol, y la Luna, agrupados en lo que conocemos arcaicamente como luminarias. Bien, ¿todo este eslabonado de observaciones para qué? ¡si eso no me explica lo que significa que yo sea de sagitario según la astrología! Es que esta es la lectura mínima de lo que ocurre sobre nuestras coronillas para saber en qué consistiría ser, como tomamos el ejemplo azaroso desde el principio, de sagitario. Este concepto de la astrología como un todo observacional y pre-científico ha perdido su razón de ser, claro está, a raíz del cambio de paradigmas y el desarrollo de las culturas y tecnologías humanas, sin embargo para comprender la totalidad de alguna cosa debemos posicionarnos también en el espacio-tiempo de la cosa, y esto es lo que hace que el estudio antiguo del movimiento de los astros, lejos de ser fuente de errores, mentiras y falsedades por el desconocimiento, hayan sido herramientas, arquetipos y mitos que sí eran conocimientos en su espacio-tiempo y como todo tal operan a lo largo y ancho del desarrollo de nuestra especie, de manera simbólica. Es por este motivo que se tornan absurdas preguntas como ¿crees en la astrología? ¿en qué fecha me conviene, según el estudio de los astros, casarme, o firmar un contrato?, porque estos conocimientos acopiados por todos nuestros ancestros comunes lejos están de decir que un elemento material como el que vemos hoy pueda influir en tan sólo un cabello de nuestro cuerpo, sino que estamos hablando de una observación desprejuiciada de lo circundante, de la naturaleza que no es solamente un pino o una cascada sino también la luna o el sol, y generar a través de ellos racionalidades que nos permitieron producir conceptos de identidad, simbólicos y arquetípicos que nos trazan una orientación de vida


3.14 Página 11 de 18 teniendo en cuenta el entorno, una guía arraigada a aquello extraterreno aunque sea imposible que nos haga caer

o ahogarnos en nuestro camino por su

caracter extra-terrestre (fuera de nuestro mundo), pero nos mantiene queramos o no bien inmersos dentro de su existencia simbólica y toda la incomprensión material pero no conceptual de la que ella tenemos. Así es como ser de un signo del zodíaco implica, nada más (y nada menos) que en el momento en que la persona ha nacido, el Sol, que es tan solo un elemento más de los tantos que comprenden esta red, estaba brillando detrás de la constelación que representa esa porción del mapa: sagitario. Es una ubicación en un mapa, como lo sería el de una provincia o comarca sobre la Tierra, y sólo eso. Implica, por supuesto, una definición de las características inconcientes que tendríamos en relación a lo que el Sol significa en astrología y su implicación inconciente como parte de nuestra cultura antigua, pero lejos está de determinar un listado rígido y seguro de nuestra personalidad tal como si fuera aplicar una fórmula matemática. En principio, porque tiene una naturaleza arquetípicosimbólica y no empírica, que lo emparenta con los campos de las humanidades y lo interpretativo y no con lo exacto o contrastable, y en segundo término, porque hay muchísimos otros factores iguales en importancia y distintos en significado, todos los cuerpos celestes que también nos rodean y no por estar más lejos son menos importantes si se trata de construcciones psíquicas, también están ubicados en muy diferentes constelaciones, zonas, puntos de ese gran mapa dado vuelta, que responden a formaciones primigenias de la psiquis humana. Y estos pueden ser los que sean muy diferentes a los que podría tener nuestra tía, que también nació con el Sol en sagitario. Sólo compartimos eso, nuestro sol en el mapa, que es un solo elemento, y dentro de una constelación como sagitario, que por cierto es muy grande. En resumidas cuentas, nada es más o menos importante en el mapa del cielo el día en que nacimos por su brillo o su distancia, si no por el concepto que nosotros humanamente le hemos insuflado y generado así su envestidura a modo casi de inconciente colectivo, y es por eso,


3.14 Página 12 de 18 que no hay según este estudio bien entendido, una sola persona en el mundo igual a la otra, al revés de lo que luego los realizadores de horóscopos prácticos y editores de revistas han agrupado en grandes porciones para abreviar trabajo y agrandar ganancias. Frente a cualquier persona que sea de nuestro signo, tendremos posiblemente a una persona muy diferente a nosotros, puesto que todo su mapa variará del nuestro por otros factores, aunque el Sol. que es solo un elemento entre tanta complejidad. haya brillado aquel día que nos recibió en la Tierra dentro de la misma constelación.

Victoria Méndez.

Pensamiento de Pedro Poch... ¿Por qué la vida es tan corta, cuando hay tanto que aprender y experimentar? ¿Por qué hay personas que tienen la necesidad de observar el mundo con ojos de niños y en cambio otras lo hacen con ojos de ciego? Desconozco la respuesta, pero mi manera de ver el mundo no es una opción, sino una necesidad, que quizás yo jamás elegí.


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¿Discutirías la belleza de una rosa? Es común pensar que, cuando hablamos de la belleza de algo, estamos opinando sobre una de sus características como lo podrían ser su color, forma o textura. Sin embargo, también sabemos que lo que a una persona le resulta agradable podría a otra persona resultarle feo, según su visión particular, y ahí es donde entran los

tan

conocidos

conceptos

como

paradigmas, estilos, gustos y otros varios términos percepción

para de

explicar algo

la

según

distinta personas

diferentes. Aún en ese caso, es decir admitiendo que algo es lindo o feo según quien lo mire, igualmente existe la idea de lo bello como cualidad de la cosa y nuestra participación como observadores queda limitada a elegir si estamos de acuerdo, o no. Esto es muy claro ante las apreciaciones más comunes, en lo que nos rodea, una persona, animales, objetos. Tomando el ejemplo de un objeto, bien podríamos decir que algunas de las características de una copa, podrían ser: antigua, de bronce, mediana, tallada y bella. Difícilmente esta lista nos haga plantearnos poco más, tanto su edad como objeto, su material, tamaño, forma y belleza nos resultan atributos de la copa. Pero como veíamos más arriba, perfectamente otra persona, por el motivo que fuere (supongamos que es alguien muy joven en cuyo paradigma de belleza no es de agrado lo viejo) esa misma copa sería antigua, de bronce, mediana, tallada, y horrible. ¿Es, la copa, bella u horrible? En esta pregunta y sus linderas ha pensado Immanuel Kant, filósofo alemán, en


3.14 Página 14 de 18 su apartado Analítica de lo Bello dentro de la obra Crítica del Juicio ( , ) organizando en categorías y desenvolviendo en momentos lo que sucede con la apreciación de lo estético.

Pero bien, a primera impresión parecería una

empresa no solamente de muy corta utilidad sino, además, innecesaria; ¿ya no estábamos de acuerdo en que algo lindo puede ser feo para otra persona, y algo feo puede resultarle lindo a alguien más, y aquí se acaba la cuestión? No, y este artículo será solamente tocar con el pie el borde del primer escalón de lo que se convertiría en uno de los pensamientos más acabados, profundos y complejos que comprende la Estética como rama de la Filosofía, y que por supuesto, nos limitaremos aquí a posicionarnos en ese puntapié inicial debido a su extensión. Pues uno de los primeros puertos a los que arribar, y no como respuesta sino como perfilamiento de una mejor pregunta (así de palabrera y excesiva es, necesariamente, la filosofía) es el planteo de un problema al que Kant llega pensando en la discrepancia de los gustos. Si simplemente fuera que las cosas son bellas según el gusto de cada persona; ¿por qué existirían consensos tan grandes en cuanto a lo lindo y lo feo, a lo largo de toda la humanidad, en toda la extensión del globo? Porque ciertamente, aún existiendo preferencias personales, no es difícil descubrir que muy pocos se habrán deslumbrado por la belleza de una rata muerta, o han encontrado horrible el brillo de la luna. Kant elige para indagar en esto, como mejor ejemplo, el caso de una rosa. Si fuera tan simple como que a personalidades distintas le agradan distintas cosas según sus gustos, debería existir un porcentaje similar de quienes encuentren a la rosa desagradable y quienes la vean agradable, y vemos que no es así; por el contrario, existe alrededor de ella históricamente toda una construcción de sentido asociada al agrado (ya sea en el arte, como símbolo, como adjetivo comparativo, en absolutamente cualquiera de sus significados y áreas de inserción) dado a que justamente a nadie, o raramente a alguien, se le ocurriría pensar que no es así.


3.14 Página 15 de 18 En igual caso, lo feo; bien concluiríamos todos en que, si en una obra de teatro algún personaje deja en la puerta de la casa de su amada un cajón de cucarachas chamuscadas, o bien está loco, o quiere asustarla, o hasta “no quiere que ella desee estar con él”, pero jamás de los jamases pensaríamos a primera impresión que lo hace porque tal vez, a ella le encantan. Aquí sucede la primera (y muy resumida aquí) gran distinción entre la participación del ojo que mira, y las cualidades de la cosa en sí: encontramos que no necesariamente en todas las cosas por igual nuestra libertad de gustos es igual de personal y subjetiva. ¿Es entonces mentira que tengamos un gusto personal y, en realidad, estamos presos de una belleza objetiva en las cosas que lo anula, como en el ejemplo de la rosa? No, tampoco es mentira. El segundo salto problemático de esta teoría fue comprender que el planteo de lo estético en relación a las cualidades de una cosa, era el error que no nos permitía seguir adelante para encontrar una respuesta. Kant va a repensar la condición de belleza como un adjetivo, y la posicionará en un ángulo nuevo que permite resolver la nueva contradicción. Con esto, resulta que la belleza en tanto atributo, no existe, en ningún aspecto de ninguna cosa; sino que lo bello en lugar de ser una característica, es un juicio mental. No es el objeto el que tiene la característica de ser bello, y luego cada quien pueda juzgar si lo ve hermoso o no, sino que la belleza es aquella propia operación del juicio racional que el ser humano aplica a la cosa que está viendo. No habla de la cosa, sino de quien la mira, o más complejo que eso, de aquel proceso de libre juego de las facultades mentales del observador que emiten el juicio sobre la cosa, y que hace que la belleza de la rosa, más que una realidad sea un juicio, y que más que de la rosa, sea del hombre. Derivado de esto habrá tantísima extensión de otros temas desde los más sencillos a los más neurálgicos en la historia de las humanidades (o incluso ciencia, pero más claramente arte, sociedad, psicología, y la lista no acaba) que se desatan para tratar sobre esta plataforma de análisis.


3.14 Página 16 de 18 Y como toda teoría filosófica que se precie de serlo, este pequeñísimo punto de partida que en verdad es lo plasmado aquí, abre un nuevo escenario donde otros problemas se suceden y nuevas paradojas hay por reconciliar; claro que quienes han dejado una huella en nuestra cultura como este gran pensador entre los otros clásicos que conocemos, lo han podido hacer porque ciertamente (aunque no les parezca posible a partir de lo esbozado aquí) han llegado a una conclusión clara y sin fisuras. Para ello, está en quien se vea atraído por el tema (o se haya quedado con la duda de cómo termina, cual novela de acción), indagar en esta excelsa obra que como todas las de este calibre siempre nos hacen oír una rotura de cadenas en la mente, e insuflan ese hormigueo casi físico ante la insospechada expansión que conlleva subirse en la alfombra mágica de quien se tomó el trabajo de excavar en las preguntas por el sentido, si la realidad existe allí afuera, el autoconocimiento y el de nuestro entorno y tantos otros velos que descorrer ante los misterios que nos circundan, provocando que al cerrar el libro veamos atrás y encontremos, como poco, una persona muy diferente.

Victoria Méndez.

Frase del mes “ Un HOY vale por dos Mañanas” Benjamín Flanklin


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Cortometraje “Virgen”

Este cortometraje de terror exhibido en la última edición del Festival de Sitges es, sin dudas, una de aquellas obras en las que el espectador siente la efectividad intelectual y perceptiva que nace del tratamiento clásico y puro de un género. Su director, Nicolás Amelio Ortiz, nos invita a tan siquiera espiar una noche de romance especial, joven e intimista, para luego prendarnos de la mano de la protagonista en su inesperado itinerario de vértigo, un laberinto tétrico y sin frenos del que quizás, junto a ella, tampoco nosotros podremos escapar. ¿Cuándo ha resultado una buena idea elegir una bonita locación en medio de la nada, en la que una historia de horror, que apenas se sepa si es cierta o fue tan solo una mala pasada de perversos narradores de historias, tuvo lugar entre sus paredes, para pasar la primera noche entera alejados de todo junto al ser amado? Nunca en una buena historia de terror. Esta es la atmósfera de inminente acecho y de persecución que propone y sostiene Ortiz en toda la extensión del corto casi emulando la sinuosa adrenalina de una lúgubre secuencia de videojuegos, gracias a un logrado entramado entre la intensa musicalización, la liquidez de la cámara y el valorable trabajo de realización en planos secuencia duraderos, que permiten que todo el realismo de la vivencia aterradora de la protagonista y la nuestra, desde nuestra cómoda butaca, sean la misma.


3.14 Página 18 de 18 Si te interesa saber más sobre este corto y su realizador te sugerimos visitar los sitios de ZEPfilms que se encuentran tanto en redes sociales como en YouTube ofreciendo toda la información relacionada y también los más variados y excelentes contenidos para todo aficionado, estudiante y amante del cine.

Victoria Méndez.

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