ANTOLOGÍA LITERATURA ESPAÑOLA
PRESENTADA POR: JOSÉ CARLOS GARCÍA GONZÁLEZ PARA MATERIA DE: ESPAÑOL CON EL APOYO: Profa. NORMA CORTÉS AGUIRRE Saltillo, Coahuila., a 02 Diciembre 2019
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Prólogo Este trabajo desarrolla de forma cronología la literatura española, en cada una de sus épocas nos empapa de la información más importante que nos interesa de la literatura; sus características, historia, principales autores, divisiones en su caso. Esta literatura, una de las más ricas en aportaciones al mundo entero que con los años fue creciendo en calidad, aportando al mundo un cumulo de autores reconocidos en todas las generaciones. Esta antología nos nutre con su contenido, va explicando cómo cada etapa de ella fue cambiando y adaptándose al mundo. Interesante, entretenida, llenara la curiosidad de cualquier persona que sea amante de las letras. Recopilación de lo mejor de esta magnífica literatura que sigue dando de qué hablar a través de generaciones. Quien no recuerda Don Quijote de la mancha, El Cid y múltiples obras. Autores tan importantes como: Federico García Lorca, Miguel de Cervantes, Lope de Vega entre otros.
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Índice Prologo…………………………………………………………………
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Capítulo 1- Edad Media.……………………………………………..
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1.1 La Literatura Medieval……………………………………….
6
1.2 La Sociedad Medieval……………………………………….
6
1.3 La literatura Medieval………………………………………..
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1.4 Autores más importantes………………..…………………..
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Capítulo 2- Siglo XV………………………………….......................
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2.1 Características……………………………………………….
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2.2. El Prerrenacimiento…………………………………………
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2.3. Historia de la Literatura Española…………………………
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2.4. Géneros y Autores………………………………………….
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2.4.1. Prosa……………………………………………………..
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2.4.2. Novela……………………………………………………
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2.4.3. Teatro…………………………………………………….
18
2.4.4. Lírica Popular o tradicional…………………………….
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2.4.5. El Romancero…………………………………………..
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2.4.6 Los cancioneros…………………………………………
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2.5 Biografías de los Autores más importantes………………
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Capítulo 3.- Siglo de Oro (I)…………………………………………
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3.1 Contexto y
40
Características………………………………….. 3.1.1 Sociedad y escritores………………………………….. 3
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3.2 Literatura Religiosa…………………………………………
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3.3.Novelas caballería………………………………………….
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3.4. Autores más importantes…………………………………..
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Capítulo 4.- Siglo de Oro (II)………………………………………...
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4.1. Contexto y Características………………………………..
65
4.1.1. Renacimiento y Barroco……………………………….
65
4.2. Autores Barrocos……………………………………………
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Capítulo 5.-
86
Neoclasicismo…………………………………………… 5.1. Contexto Socio-cultural…………………………………….
86
5.2. Características………………………………………………
86
5.3. Autores……………………………………………………….
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5.4. Biografías de los autores más importantes………………
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Capítulo 6.- Siglo XIX………………………………………………...
108
6.1. El Romanticismo……………………………………………
108
6.1.1 Contexto y características……………………………..
108
6.1.2 Teatro Romántico………………………………………
110
6.1.3 Prosa Romántica……………………………………….
111
6.1.4 Poesía Romántica……………………………………… 112 6.1.5 Autores más importantes………………………………
114
6.2. Realismo……………………………………………………..
125
6.2.1. Características…………………………………………
125
6.2.2 Autores…………………………………………………..
127
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Capítulo 7.- Siglo XX…………………………………………………
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7.1. Modernismo………………………………………………….
131
7.1.1. Contexto y Características……………………………
131
7.1.2. Autores más importantes……………………………..
136
7.2. Posmodernismo…………………………………………….
142
7.2.1. Autores más importantes…………………………….
148
Bibliografía…………………………………………………………….
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Capítulo 1 EDAD MEDIA. Contexto, características y autores La Historia de la Literatura Española comienza en la Edad Media, la época en la que aparecen las primeras obras literarias en español. 1.1 La literatura medieval. Los comienzos Las
primeras
obras
nos
muestran
un
idioma
aún
no
formado
definitivamente. Las obras de este periodo son importantes porque son la base de las posteriores y porque reflejan perfectamente la sociedad de ese momento. Imprescindibles para los estudiosos y aficionados a la literatura española. Veamos primero cómo era esa sociedad, cómo evoluciona el español y, después, la literatura. No es un periodo literariamente rico, pero sí muy importante para la formación de la literatura “romance”.
1.2 LA SOCIEDAD MEDIEVAL -Población heterogénea: cristianos, mozárabes, moriscos, mudéjares y judíos. La convivencia normalmente fue pacífica. -Clases sociales. Libres (nobles, clero y comerciantes) No libres (colonos y siervos). -El rey era el jefe supremo. -La institución socio-cultural más importante era la Iglesia. -Las peregrinaciones a Santiago de Compostela eran una costumbre general de gran importancia porque pusieron en comunicación diferentes culturas. 6
1.3 LA LITERATURA MEDIEVAL -El libro más importante es la Biblia; es el modelo a seguir. -La religiosidad influye notablemente en la literatura; la mayoría de obras medievales son historias sobre la Virgen María, vidas de santos, milagros… –La poesía aparece antes que la prosa; los primeros ejemplos son la jarchas, las cantigas de amigo y los villancicos. –LOS JUGLARES eran personas que divertían al rey, nobles y pueblo con acrobacias,
historias,
recitales.
Ellos
formaron
el MESTER
DE
JUGLARÍA, «trabajo de juglares», que junto al MESTER DE CLERECÍA eran los dos estilos literarios de la Edad Media.
-También pertenecen al mester de juglaría los CANTARES DE GESTA; eran narraciones en verso que relataban la vida y hechos («gestas») de personajes notables (héroes); se mezclaba la realidad con la ficción. El más importante: “POEMA DE MÍO CID” (Anónimo, siglo XII); narra las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, personaje real. –EL MESTER DE CLERECÍA (S. XIII-XIV). Fue una escuela de poesía narrativa, de carácter culto e intención didáctica. Los autores eran clérigos que vivían en monasterios (aunque también incluye a escritores no clérigos pero que han sido educados y, por ello, se consideran cultos), donde se concentraba toda la actividad cultural de la época. Los monasterios eran bibliotecas, escuelas y centros de traducción. –GONZALO DE BERCEO es el primer poeta castellano de nombre conocido. Su obra más importante: “LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA”. Es una
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colección de 25 cuentos en los que se narran milagros de la Virgen. La estructura de los cuentos es idéntica: ◊Introducción. Se presenta el lugar y al protagonista. Suelen ser personajes que atraviesan una crisis y caen en poder del diablo. Sin embargo, estos personajes profesan un gran fervor hacia la Virgen. ◊Hechos que conducirán al milagro. En todos la Virgen premia, castiga, perdona o salva. ◊Intervención de la Virgen. Momento culminante del milagro. ◊Desenlace. Los devotos, a pesar de los pecados, reciben el perdón. Este fragmento pertenece a la introducción de la obra, donde el propio Gonzalo de Berceo se nos presenta como un peregrino que alcanza un hermoso prado («beatus ille«), alegoría de los milagros de Nuestra Señora.
-Comienzo de la PROSA LITERARIA. En el año 1251 se traduce del árabe al castellano el “Calila e Dimna”, una colección de cuentos breves de intención didáctica. El impulsor de esta traducción y muchas otras fue ALFONSO X, EL SABIO. Este rey convirtió al castellano en lengua oficial, fijó las grafías, simplificó la sintaxis… Fue el creador del castellano.
El reinado de Alfonso X, El Sabio (1252-1284) es un momento crucial para la historia del español. Castilla se ha convertido en un reino poderoso. Este rey decidió redactar obras en este «nuevo idioma» que no era apreciado por las personas cultas (por considerarlo una lengua del pueblo). Con esto se reconoció la importancia del español y se le consideró lengua oficial. Esto fue una verdadera revolución cultural.
Para hacer los textos, el rey tuvo que «sistematizar la lengua», es decir, crear normas léxicas, morfológicas, sintáctica y ortográficas… «Normalizar» la lengua. El español había nacido.
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“LIBRO DE BUEN AMOR”, de JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA (¿12951351?). Es una autobiografía erótica formada por trece aventuras amorosas en las que el protagonista queda en situación ridícula. El “buen amor” es el amor a Dios frente al “loco amor”, el amor a las mujeres. Es un libro muy irónico, divertido, vitalista y de difícil interpretación. EL CONDE LUCANOR” o “LIBRO DE PATRONIO”, DON JUAN MANUEL (12821348).
Un estudio ,más detallado sobre EL CONDE LUCANOR Es el mejor prosista del S. XIV. Don Juan Manuel (como después Garcilaso) es hombre de letras y de armas, conjuga estos dos aspectos en una misma persona y es un signo más de la transformación que se estaba efectuando en el siglo XIV, al pasar de una aristocracia aislada e inculta a una cortesana y culta. Su
obra
pertenece
a
la
tradición
literaria
didáctico-moralizante
medieval: “PRODESSE DELECTARE” (“enseñar deleitando «El conde Lucanor» es una colección de “exempla” de igual estructura: un joven señor feudal, el conde Lucanor, plantea un problema y pide consejo a su ayo Patronio, el cual le responde con un cuento que alude al problema planteado y que tiene una enseñanza moral. La obra muestra la realidad española con riqueza y belleza. La mayor parte de los cuentos procede de fábulas y cuentos orientales; otros, de fuentes clásicas o de la tradición popular española. Don Juan no es original, pero recrea los cuentos y los convierte, con su sello personal, en pequeñas obras de arte. L ROMANCERO. Junto a la lírica culta hay otra popular que pertenece al “folclore”. Son LOS ROMANCES, poemas compuestos para ser cantados, formados por versos octosílabos con rima asonante en los pares y de temas variados (amor, historia, misterio…) 9
1.4 AUTORES MÁS IMPORTANTES
GONZALO DE BERCEO. (1195-1268)
Nació en Berceo, hacia 1195. Se educó en el monasterio de San Millán ("en Sant Millán de Suso, fue de niñez criado") y llegó a ser un clérigo secular. Trabajó primero como diácono (1221) y luego como presbítero (1237), maestro de los novicios y notario del abad Juan Sánchez. Tuvo un hermano que, como él, era también clérigo. Recibió una educación esmerada: entre 1222 y 1227 se formó en los Estudios Generales de Palencia, los primeros de España, que fueron fundados por el obispo don Tello Téllez de Meneses, a quien nombra en sus obras. Es el primer representante del llamado “mester de clerecía”. Inauguró el camino de la poesía erudita, en contraposición con la épica popular y la juglaresca. Murió en San Millán de la Cogolla, hacia 1268.
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ALFONSO X, EL SABIO (1221-1284) Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y de León, nació en el año 1221, y reinó entre 1252 y 1284 Hijo de Fernando III y Beatriz de Suabia. Contrajo matrimonio, en 1249, con Violante de Aragón, hija del rey aragonés Jaime I el Conquistador. A la muerte de su padre reanudó la ofensiva contra los musulmanes, ocupando las fortalezas de Jerez (1253) y Cádiz (c. 1262). En 1264 tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares asentados en el valle del Guadalquivir. La tarea más ambiciosa del rey fue su aspiración al Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado. La última familia que había ostentado la titularidad del Imperio eran los Staufen, de la que descendía por línea materna Alfonso X. Junto al rey sabio apareció otro candidato al Sacro Imperio, el inglés Ricardo de Cornualles. En 1257 los siete grandes electores del emperador no unificaron su decisión y durante varios años el Imperio estuvo vacante, ya que ninguno de los dos candidatos consiguió imponerse. Finalmente, en septiembre de 1272 Rodolfo de Habsburgo fue elegido emperador y en mayo de 1275 Alfonso X renunció definitivamente al Imperio ante el papa Gregorio X. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos. Desde 1272 un 11
sector de la alta nobleza se enfrentó al monarca. Además, la muerte en 1275 del infante Fernando, primogénito de Alfonso X, abrió un disputado pleito de sucesión. Los hijos de este infante, los llamados infantes de la Cerda, Alfonso y Fernando, pugnaron por la sucesión a la Corona con el infante Sancho, segundo de los hijos de Alfonso X. Finalmente fue este último infante el que consiguió imponerse en el trono. Una de las facetas más importantes de su reinado fue su labor legisladora, indisolublemente ligada a la introducción en Castilla y León del Derecho Romano. Bajo su impulso se organizó un formidable corpus de textos jurídicos, tanto doctrinales como normativos. Sus obras más significativas en este terreno fueron el Fuero Real, el Espéculo y las Siete Partidas. Las grandes realizaciones del monarca en el campo de la cultura le merecieron con justicia el apelativo de 'Sabio'. La nota más singular de su empresa cultural fue su vinculación simultánea a Oriente y Occidente. Con él se desarrolló en la Corona de Castilla una cultura de síntesis, en la que entraban ingredientes tanto cristianos como musulmanes y judíos. La fecundidad de la colaboración entre intelectuales de las tres culturas tiene su máxima expresión en la Escuela de Traductores de Toledo. Falleció el 4 de abril de 1284, en Sevilla.
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JUAN RUIZ ARCHIPRESTE DE HITA Juan Ruiz, conocido como el Arcipreste de Hita, fue un poeta castellano que vivió en la primera mitad del siglo XIV. Es autor de una de las obras literarias más importantes de la Edad Media española: el Libro de buen amor.
Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita, provincia de Guadalajara. Se conocen muy pocos datos de su biografía, apenas su nombre y el de uno de los protagonistas de su libro, Ferrán García, en un documento de un cedulario que se conserva en la catedral de Toledo. Los aspectos pseudobiográficos de su obra hicieron que algunos eruditos tratasen de deducir ciertos aspectos de la vida del autor: su nacimiento en alguna "Alcalá" (ver fragmento sobre la controversia de su origen) hacia 1283, sus estudios en Toledo, su encarcelamiento por orden de Don Gil de Albornoz, Arzobispo de Toledo, etc. Posteriormente, especialistas como Spitzer, M.R. Lida y Battaglia han cuestionado el rigor de estos supuestos. Igualmente fue un gran aficionado a la música, como lo prueba su conocimiento de la materia a través del léxico muy especializado que maneja.
Escribió que sepamos una única obra, el Libro de buen amor, este título según cuentan las fuentes lo escribió en la cárcel. Este título pasó a la historia de la 13
literatura española como uno de sus primeros exponentes. Este libro encierra una protesta de tipo goliardesco frente a la postura integrista de ese prelado, que pretendía extender a su diócesis la doctrina papal del celibato obligatorio, frente a la tradición hispánica de la barraganía o contrato de convivencia de un sacerdote con una mujer, más asentada en un territorio multicultural como era la diócesis de Toledo, antaño fuente de la herejía del adopcionismo de Elipando, engendrada por la convivencia entre judíos, moros y cristianos. Así se expresa en la "Cántiga de los clérigos de Talavera" incluida en dicho libro, donde se protesta airadamente contra las disposiciones del arzobispo contra la barraganía en la archidiócesis. Tal protesta fue la que pudo acarrearle la prisión por parte del arzobispo. Esta postura crítica hacia el alto clero, así como el restante contenido desenfadado y crítico de su libro, le emparenta con la literatura goliardesca.
Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, se considera como el primer poeta lírico español, con una manifiesta y vasta cultura, con un lenguaje rico, que gusta de acumular sinónimos parciales y repetir el mismo concepto de distintas maneras, recursos que se relacionan con la técnica del sermón. Su lenguaje es popular y coloquial, muy vivo y creador, e incluye frases hechas del árabe andalusí de su día. Al final de su libro declaró que cualquiera podía añadir o corregirlo con la única condición de que supiera hacerlo bien, actitud abierta que se enfrenta a la de otros escritores contemporáneos que pretendían conservar su obra sin mácula, como por ejemplo Don Juan Manuel. Por otra parte, su obra demuestra un profundo conocimiento de las pasiones humanas y se caracteriza por un portentoso balance entre la delicadeza y la desvergüenza, logrado por medio de una inteligencia muy fina, ambigua e irónica, pese a lo cual la obra posee brío y audacia. Por otra parte, ofrece una panorámica social muy completa de los comienzos del siglo XIV que refleja las tensiones sociales entre la naciente burguesía y los estamentos privilegiados (clero y nobleza) de la sociedad (sátira "De la propiedad que el dinero ha", donde es perceptible el papel del dinero como destructor del rígido orden estamental).
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Se ha estimado que su muerte ocurrió alrededor de 1350, pues en 1351 ya no era arcipreste de Hita, cargo que para dicha fecha ocupaba un tal Pedro Fernández.
Su obra refleja el multiculturalismo del Toledo de su época. Entre las varias mujeres a las que intenta enamorar (el único caso cuando logra tener relaciones carnales es cuando se deja violar por la Serrana 'La Chata') hay una mora, y se jacta de su talento como músico, que compone bailables para gente mora y judía. También durante la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma viaja a la aljama de Toledo, dónde los carniceros y rabinos lo invitan a pasar un "buen día." Entre las múltiples influencias literarias que se encuentran en los versos del Arcipreste se nombra el género de narrativa en prosa rimada, la macama, cultivada por varios autores peninsulares en árabe y hebreo durante los siglos XII-XIV.
Del Libro de buen amor existen tres códices: el de Salamanca o S, hoy en la Real Biblioteca, y considerado el mejor de este prodigioso poema. Los otros dos códices son el de la Real Academia Española, conocido como códice de Gayoso o G, y el de Toledo o T. El poema consta de 1.728 estrofas y es una colección heterogénea de diversos materiales unidos en torno a una pretendida autobiografía amorosa del propio autor, en la que aparecen representadas a través de sus amantes todas las capas de la sociedad medieval española. Así, se recogen composiciones líricas profanas (serranillas, muchas veces paródicas) al lado de otras religiosas, fábulas, apólogos, glosas al Ars amandi de Ovidio y del Panphilus de amore, parodias de la liturgia de las horas canónicas o de los cantares de gesta (el combate de don Carnal con doña Cuaresma), plantos como el hecho a la muerte de Trotaconventos, personaje que constituye el precedente más claro de La Celestina, sátiras como las dirigidas contra las dueñas chicas o el poder igualador del dinero, alegorías, moralidades, sermones, cantigas de ciegos y de escolares, etc. Sin duda, el Arcipreste constituye una de las cumbres de la literatura española.
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Capítulo 2 SIGLO XV
2.1 Características: -Se transmiten oralmente. -Son cortos. -Son sencillos en el tema y en la forma. -Son anónimos, como suelen ser las obras medievales. -Hay muchas variantes de un mismo poema. En la HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA el siglo XV nos ofrece dos obras clave: las Coplas, de Jorge Manrique y La Celestina, de Fernando de Rojas.
2.2 EL PRERRENACIMIENTO El XV (también llamado EL PRERRENACIMIENTO) es un siglo considerado de transición hacia la modernidad que supondrá el siglo XVI. En la poesía, en la prosa y en el teatro del siglo XV ya se perciben los nuevos caminos del Renacimiento, si bien, por lo general, siguen apareciendo los patrones medievales (con predominio de lo didáctico y del tema religioso).
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2.3 HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA.
CONTEXTO CULTURAL -Por un lado, frente al predominio de la obra anónima en siglos anteriores, en el siglo XV hubo una mayor conciencia artística: el escritor es consciente de su trabajo y se preocupa de que se transmita con exactitud. -Por otro lado, los clérigos ceden a los nobles el lugar relevante en la producción literaria. Si la palabra clave para designar la literatura medieval es la clerecía, en el siglo XV la palabra clave es la cortesía. Con esta palabra se aludía a “un conjunto de cualidades” que cualquier caballero debía reunir: conocer las reglas del amor cortés y, al mismo tiempo, dominar algunas técnicas poéticas. El cortesano será muy importante en la literatura renacentista.
-Otro tipo de escritor propio de los nuevos tiempos fue el que escribió protegido por un mecenas. Tal es el caso, por ejemplo, del dramaturgo Juan de Encina, quien compuso casi toda su producción por encargo del duque de Alba. -Y no hay que olvidar “la revolución del libro impreso”. La obra literaria comenzó a llegar a un público más amplio y surgió la figura del lector moderno, procedente en su mayoría de la nobleza y de la burguesía asentada en las ciudades. -Crisis y contrastes. Sin embargo, se escriben dos obras fundamentales para nuestra literatura. Una es una obra a medio camino entre la prosa y el teatro, “LA CELESTINA”, y será la que marca el cambio de periodo literario. La otra las “COPLAS” de Jorge Manrique, una de las mejores de toda la literatura española (desarrolladas abajo).
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2.4. GÉNEROS Y AUTORES 2.4.1 PROSA Obras doctrinales. «EL CORBACHO», una colección de cuentos del Arcipreste de Talavera. 2.4.2 NOVELA -Comienza la novela de caballería que narra las aventuras de un caballero andante. El heroísmo y el amor a una dama le hacen triunfar sobre cualquier obstáculo. El “AMADÍS DE GAULA” y el catalán “TIRANT LO BLANC” son las obras maestras del género, que alcanzó su máxima popularidad en el siglo XVI y que después criticará Miguel de Cervantes en su «Quijote». -La novela sentimental. «CÁRCEL DE AMOR», de Diego de San Pedro. 2.4.3 TEATRO -El auténtico despertar del teatro se debe a un autor de finales del siglo XV, JUAN DEL ENCINA (1468-1529), quien se acerca ya a los nuevos gustos y formas renacentistas e inicia una auténtica tradición de piezas de teatro profanas alejadas de los antiguos temas medievales. POESÍA 2.4.4 LÍRICA POPULAR O TRADICIONAL Es la poesía que: -se trasmite de forma oral -generalmente es anónima -inicialmente son composiciones para ser cantadas
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Los habitantes de la villas (los villanos) y de los pueblos cantaban en sus fiestas, durante el trabajo, en los juegos infantiles, en celebraciones religiosas… Esas canciones incluyen diferentes composiciones de variada temática: -Tema amoroso: quejas por la ausencia del amado, los placeres del amor, la malcasada… -Trabajo y fiestas. Ayudan a soportar las durezas del trabajo. -Plantos o endechas: canciones dedicadas a la muerte de alguien. -Mayas: canciones dedicadas al mes de mayo, mes de la primavera y del amor. -Albas o alboradas. Canciones para ser cantadas al amanecer, porque es el momento en que se despiden los amantes. -Canciones de tono burlesco y satírico. 2.4.5 EL ROMANCERO Principal manifestación de la lírica popular. Los romances se escriben en España desde la Edad Media hasta la actualidad. Los romances recogidos más antiguos son del siglo XV y pertenecen al «Romancero Viejo». Su auge será en el Siglo de Oro. 2.4.6 LÍRICA CULTA. LOS CANCIONEROS El siglo XV se caracteriza, ante todo, por el elevado número de poetas del que se tiene conocimiento porque sus obras han sido recogidas en las numerosas colecciones de poemas, colectivas o de autores individuales, llamadas cancioneros; por ejemplo el Cancionero de Baena, con más de 600 composiciones de 56 autores. No solo se recoge poesía culta, sino también hay muestras de poesía popular. A diferencia de la popular, aquí se percibe la influencia italianizante y de los clásicos grecolatinos y busca complejas combinaciones métricas. 19
“COPLAS POR LA MUERTE DE SU PADRE”, JORGE MANRIQUE (1440-1479)
Un estudio detallado de Jorge Manrique Es una elegía donde lamenta la inestabilidad de la riqueza, habla de la fugacidad de la vida y del poder igualatorio de la muerte, tres tópicos literarios típicamente medievales. El autor habla de «la fama» como única posibilidad que ser recordado en el futuro. La composición entera está presidida por una gran sobriedad artística. La sencillez predomina en el lenguaje y en la forma métrica, que sigue el modelo de la estrofa de pie quebrado (también llamada estrofa manriqueña, porque fue Jorge Manrique quien la usó en sus Coplas): -los versos tercero y sexto son tetrasílabos o pentasílabos y los restantes son octosílabos -riman en consonante el primero con el cuarto, el segundo con el quinto y el tercero con el sexto -el esquema métrico queda así: 8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c. Tampoco hay adornos retóricos, ni complicadas visiones alegóricas, sino una simple exposición que va de lo general a lo particular. Como ejemplo tienes la Copla III, una de las más conocidas y comentadas. En ella aparecen dos tópicos: -La vida como un río (un camino) que nos lleva hacia la muerte (el mar) -La muerte que iguala a todos y no atiende a ninguna distinción COPLA TERCERA Nuestras vidas son los ríos Que van a dar en la mar Que es el morir; Allá van los señoríos Derechos a ser acabar y consumir; 20
allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, allegados son iguales, os que viven por sus manos y los ricos. –“LA CELESTINA”, FERNANDO DE ROJAS (1465-1541)
Celestina, de Fernando de Rojas
Esto es una introducción; tienes también un estudio amplio LA CELESTINA. Es la historia trágica de amor de Calisto y Melibea, en la cual interviene Celestina, una “alcahueta” maestra en componer amores, recuperar virginidades perdidas, arreglar citas entre parejas prohibidas, vender afeites… Es una obra única por la creación de “caracteres” y por la visión de la época y sus costumbres. El autor crea a uno de los personajes más atractivos de toda la literatura española, hasta apropiarse del título de la obra; en las primeras ediciones se llamaba TRAGICOMEDIA DE CALISTO Y MELIBEA, pero debido a la popularidad del personaje de la alcahueta llamada «Celestina», se quedó finalmente con La Celestina). La «alcahueta» no es un personaje nuevo en la literatura española; había aparecido en el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, personificado en la Trotaconventos; ahora, aparece perfeccionado y con mayor protagonismo. La Celestina nos presenta dos de los mejores retratos femeninos de la literatura española, la alcahueta Celestina y Melibea, joven apasionada que cae rendida ante un amor prohibido y trágico. -Celestina es inteligente, avara, vital, hedonista, sabia, conoce a fondo a los demás y sabe cómo manipularlos. Le gusta sentirse poderosa y disfrutar del sexo
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y hacer que los demás también disfruten. Se siente orgullosa de su trabajo, porque piensa estar haciendo un bien social. -Melibea es vehemente e hipócrita. Se muestra reticente a los amores con Calisto, pero después su entrega es total, hasta acabar suicidándose tras la muerte accidental de su amado. Uno de los fragmentos mejores de la obra es el monólogo final de Melibea, en el que explica a su padre, Pleberio, todo lo ocurrido:
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2.5 AUTORES MÁS IMPORTANTES
Arcipreste de Talavera (1398-1470)
(Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera; Toledo, 1398 - c. 1470) Escritor español. Siguió estudios eclesiásticos en Toledo y, tras pasar algunas temporadas en el reino de Cataluña y Aragón, fue nombrado arcipreste de Talavera. Del conjunto de su producción literaria, integrada por tratados piadosos, traducciones de obras de santos y una crónica histórica, destaca el tratado didáctico conocido como El Corbacho. En él, siguiendo la tradición misógina medieval, se reprueban el loco amor y las malas artes de las mujeres. El valor de la obra reside, sobre todo, en el reflejo del habla popular y coloquial, que aparece
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en toda su vivacidad (por lo que puede ser un precedente directo de La Celestina), rasgo que se combina con el uso de neologismos y figuras latinizantes. Alfonso Martínez de Toledo debió de cursar estudios eclesiásticos en Toledo, en cuya capilla de los Reyes Viejos disfrutaba de un beneficio en 1415. En 1436 tenía ya la dignidad de arcipreste de Talavera de la Reina, y posteriormente
fue capellán de Juan II de Castilla. Parte de su obra literaria es de carácter piadoso, como la Vida de San Ildefonso y la Vida de San Isidoro, redactadas en 1444; tradujo también De la virginidad de Santa María, de San Ildefonso, y el Tratado de la oración y algunas epístolas de San Isidoro. Es autor, asimismo, de Atalaya de las crónicas, obra escrita en 1443 en la que traza una breve historia de España, desde los reyes godos hasta Enrique III de Castilla. La importancia en las letras españolas del Arcipreste de Talavera se debe a El Corbacho, una de las obras maestras de la prosa prerrenacentista española. Escrita en 1438, fue publicada en Sevilla en 1498. El libro fue conocido con diversos títulos: Vicios y virtudes de las mujeres y reprobación del loco amor, Reprobación del amor mundano y, por fin, con el nombre de El Corbacho, a causa de su innegable afinidad con la sátira homónima de Boccaccio. El Corbacho consta de cuatro partes; cada una de ellas se resiente de la marcada influencia que ejercieron diversas obras que sirvieron de modelo y determinaron las diferentes actitudes espirituales del autor. La primera parte, inspirada en una obra de Gerson, es un tratado contra el amor mundano por su tendencia natural a la lujuria. La segunda, la más personal, caracterizada por una misoginia acre y al mismo tiempo divertida, es una sátira contra "los vicios y las virtudes de las mujeres", que el autor describe con sensual fruición y complacencia verbal, demostrando una minuciosa y sagaz información sobre la psicología femenina y sobre su adorno personal (son vivísimas por su fuerza realista las descripciones de la mujer "vanagloriosa" durante el paseo o el tocador). La tercera y la cuarta partes están dedicadas respectivamente a la "complexión" de los hombres y su disposición para el amor, y a los escrúpulos corrientes en la época del autor. La obra, y especialmente su segunda mitad, que se resiente de las diversas y marcadas influencias de la literatura misógina que floreció en España sobre las 24
huellas del libelo de Boccaccio, debe su gran importancia no tanto a la descripción feliz y llena de color de una realidad ambiental y psicológica recogida en sus más característicos detalles, sino a la posesión de un arte que define estilísticamente la libre facultad representativa y descriptiva que, por otra parte, había alcanzado su primer apogeo en el Libro del Buen Amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, pero que en El Corbacho se enriquece en formas sintácticas que pasarán luego a obras como La Celestina de Fernando de Rojas, y también, con mayor soltura estilística y una más cuidada vena sentimental, a la novela picaresca.
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EL MARQUÉS DE SANTILLANA (1398-1458) Fue uno de los nobles más poderosos de la primera mitad del siglo. Hombre de letras, reunió en su palacio de Guadalajara la mejor biblioteca de su tiempo. Su interés por la cultura le llevó a estar al tanto de las novedades literarias, haciendo traducir obras latinas e italianas al castellano. on Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, nació en Carrión de los Condes, Palencia, en 1388. Fue hijo de don Diego Hurtado de Mendoza y de doña Leonor de la Vega. Al morir su padre, el pequeño Iñigo quedó al cuidado exclusivo de su madre y de su abuela. En 1412 se casó con Catalina de Figueroa, hija del maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa, lo que le permitió aumentar su formidable patrimonio, hasta el punto de convertirse en uno de los grandes de España más poderosos e influyentes del siglo XV castellano. Como los grandes caballeros de su tiempo, tomó parte en la política de aquella época, unas veces al lado del rey Juan II de Castilla y otras contra él. Fue partícipe en varias batallas y, por su esfuerzo en la contienda de Olmedo, obtuvo los títulos de Marqués de Santillana y conde de Manzanares, merecidos títulos concedidos por el rey. Más tarde se retiró a su palacio, ubicado en Guadalajara, en donde falleció en 1458.
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Gran poeta y literato, humanista, y uno de los más grandes personajes de la corte de Juan II. Poseía una de las mejores bibliotecas de su tiempo. Se educó en la refinada corte aragonesa de Barcelona, donde trabó relación con Jordi de Sant Jordi, copero, y Ausiàs Marc, halconero real, y, a lo largo de toda su vida, atesoró una notable biblioteca (más tarde propiedad de la casa ducal de Osuna). No conviene, sin embargo, confundirlo por ello con un escritor humanista. Apenas sabía latín y leía sus clásicos en traducciones no siempre buenas. De otro lado, su misma idea de la profesión literaria y su concepto de poesía son medievales, como refleja muy bien el famoso Proemio, o carta prologal, a la colección de sus obras enviada a don Pedro, condestable de Portugal. Sus famosos cuarenta y dos sonetos están inspirados en los modelos petrarquistas y dantescos.
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JUAN DE MENA (1411-1456)
Nació en Córdoba en 1411. Quedó huérfano muy pronto. La ausencia de documentación sobre sus padres hace sospechar que tuviera origen judeoconverso. En 1434 obtuvo el grado de maestro en Artes en la Universidad de Salamanca. Allí entró en contacto con el cardenal Torquemada, en cuyo séquito viajó a Florencia en 1441 y después a Roma., donde completó su formación humanística. En 1443, de regreso a Castilla, entró al servicio de Juan II como secretario de cartas latinas, cargo que compatibilizó con su oficio regidor de la ciudad de Córdoba. Un año más tarde el monarca le nombró cronista oficial del reino, aunque su paternidad sobre la Crónica de Juan II ha sido cuestionada. A este monarca dedicó su obra más famosa, Laberinto de Fortuna, poema alegórico cargado de erudición al estilo de Dante Alighieri, con influencias de Lucano y Virgilio, en verso dodecasílabo y casi trescientas coplas de arte mayor, caracterizado por el uso de un lenguaje latinizante y cultista, muy influido por la retórica latina. El tema de este gran poema es el papel de la Providencia en la vida humana y el destino nacional de Castilla. 28
En 1499 se publicó Las cincuenta o Coronación del marqués de Santillana, poema muy famoso y divulgado en su época, habida cuenta de los manuscritos que se han conservado de él. Intenta combinar la tradición alegórico-dantesca con la lírica cancioneril en el Claroscuro, compuesto en estrofas de arte mayor y menor. En las Coplas de los siete pecados mortales Mena utiliza un lenguaje más llano, pero dejó la obra inconclusa y otros autores la continuaron. Murió en Torrelaguna en 1456. Es el primer poeta castellano que se plantea crear un lenguaje poéticamente literario, distinto de la lengua vulgar. El castellano debe a Mena una profunda renovación y la incorporación de nuevos elementos y neologismos: para ello toma palabras directamente del latín y sustituye con ellas palabras existentes del lenguaje popular. Así por ejemplo: “Vulto” por "rostro", “Exilio” por "destierro", "poluto" por "sucio". Le gustaba también el uso de sustantivos esdrújulos (diáfano, sulfúreo) con lo que consigue una peculiar sonoridad. Esta acumulación de recursos expresivos da a la poesía de Mena un estilo típicamente barroco y recargado, además de un gran sentido musical que da una gran fuerza expresiva. Sus innovaciones, introducidas en un idioma todavía rudo, estaban todavía lejos de la madurez que se alcanzaría durante el periodo barroco, pero Mena es sin duda un precedente imprescindible de muchas de las líneas poéticas desarrolladas posteriormente en la literatura castellana. Considerado por sus contemporáneos y sucesores como el mejor poeta de su época. Letrado al servicio de Juan II de Castilla, cultivó la poesía amatoria y la alegoría moral. Su estilo se caracteriza por la abundante erudición y por el recargado lenguaje latinizante. “EL LABERINTO DE FORTUNA” (también llamado “LAS TRESCIENTAS”) es su obra más ambiciosa.
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MIGUEL DE CERVANTES Y SAAVEDRA (1547-1616)
Cervantes nace en 1547 en Alcalá de Henares, hijo de Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. Probablemente residió en diversas poblaciones de España al tener que acompañar a su padre, que quería mejorar su profesión de cirujano. Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor, y huir de los acreedores. No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla. También es posible que estudiara en la Compañía de Jesús, ya que en la novela El coloquio de los perros elabora una descripción de un colegio de jesuitas que parece una alusión a su vida estudiantil. 30
Aunque poco se sabe de sus estudios, sin embargo, hay que resaltar que, en Madrid, fue discípulo del profesor de Gramática Juan López de Hoyos, quien en 1569 publicó un libro sobre la enfermedad y muerte de la reina doña Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro dos poesías de Cervantes, esas son sus primeras manifestaciones literarias. En 1569 salió de España, a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó anquilosada. Cuando, tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde adquirió un gran conocimiento de la literatura italiana), regresaba de vuelta a España, la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores. Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en una situación aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar encargos para la corte durante unos años. En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y tras rehacerse económicamente viajó a Madrid y comenzó a escribir u novela pastoril La Galatea, obra que publicaría en 1585. En 1587 consiguió un nuevo trabajo como Comisario de Provisiones en la Armada Invencible y con las relaciones que consigue acaba instalándose en Sevilla trabajando como proveedor real. Puesto que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos y una acusación por malversación, le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, El Quijote, que comenzó a gestarse, según el prólogo a esta obra, cuando Cervantes acaba en la cárcel. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí.
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El éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella. El éxito del Quijote le permitió publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y Comedias y entremeses. En 1616, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el iluminado don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza. Miguel de Cervantes Saavedra muere el 22 de abril de 1616. Cervantes está considerado como uno de los máximos exponentes de la literatura española, autor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra fundamental de las letras universales. Esta obra fue traducida a prácticamente todos los idiomas, ha sido publicada en todo el mundo y ha sido adaptada en múltiples y diferentes formatos en muchas ocasiones, desde películas a cómic, desde series de televisión a teatro o radio. Considerada como la primera novela moderna, Cervantes consiguió con El Quijote una obra inmortal capaz de traspasar la barrera del tiempo.
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Diego de San Pedro
(Diego Fernández de San Pedro; segunda mitad del siglo XV) Escritor español. Se sabe poco de su vida; se le suponen orígenes judíos. Estuvo al servicio de Pedro Girón, maestre de Calatrava, y fue alcaide en Peñafiel (1466); con posterioridad, fue oidor y consejero del rey Enrique IV de Castilla. Algunas de sus composiciones figuran en el Cancionero general. Sobresalió como prosista con dos novelas breves de corte sentimental, Tratado de amores de Arnalte y Lucenda (1491) y Cárcel de amor (1492), que fueron objeto de sucesivas ediciones y traducciones.
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Juan del Encina
Nació en La Encina, cerca de Ledesma, en 1469. Cursó estudios en la universidad de Salamanca donde fue condiscípulo de Nebrija. Miembro de la casa del duque de Alba, director musical del Papa León X en Roma y, tras ser ordenado sacerdote en 1519, prior de León. Autor de catorce obras, ocho de las cuales son églogas o poemas pastorales acompañados de música y danza. Sus églogas fueron las primeras obras de teatro profanas escritas en España. En 1519 fue a Jerusalén en donde dijo misa en el Monte Sinaí. En León pasó los últimos años de su vida, en donde se cree que murió.
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Jorge Manrique
Nació posiblemente en Paredes de Nava (Palencia), aunque es también posible que lo hiciese en Segura de la Sierra (Jaén), alrededor de 1440. Fue cabeza de la encomienda que administraba el maestre don Rodrigo, su padre. Como el resto de su familia, fue partidario de combatir a los árabes y también participó en las intrigas y luchas en torno a la subida al trono de los Reyes Católicos. Su padre, Rodrigo Manrique, Conde de Paredes de Nava, que era maestre de la Orden de Santiago fue uno de los hombres más poderosos de su época. Su madre murió cuando Manrique era un niño. Su tío, Gómez Manrique, era también poeta y autor dramático. Participó en su juventud en el asedio al castillo de Montizón (Villamanrique, Ciudad Real), lo que le reportó prestigio como guerrero. Permaneció un tiempo preso en Baza cuando intentaba tomar dicha ciudad, en donde murió sus hermano Rodrigo. Se enroló después con las tropas del bando de Isabel la Católica en la lucha dinástica contra Juana la Beltraneja. En esa guerra, en una escaramuza cercana al castillo de García Muñoz en Cuenca, defendido por el Marqués de Villena, fue herido de muerte en 1479, probablemente hacia la primavera. Fue enterrado en el monasterio de Uclés. Su obra poética abarca no más de unas cuarenta composiciones, en general 35
obras satíricas y amorosas convencionales dentro de los cánones de la poesía cancioneril de la época, todavía bajo influencia provenzal. Sin embargo en las famosas Coplas a la muerte de su padre Inauguró la poesía como un hecho individual, como expresión particular de sentimientos. En ellas Jorge Manrique hace el elogio fúnebre de su padre, Don Rodrigo Manrique, mostrándolo como un modelo de heroísmo, de virtudes y de serenidad ante la muerte.
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Fernando de Rojas (La Puebla de Montalbán, España, h. 1470 - Talavera de la Reina, id., 1541) Escritor español, autor de La Celestina. Fernando de Rojas procedía de una familia acomodada de judíos conversos de cuatro generaciones que fue perseguida por la Inquisición. Estudió derecho en Salamanca y, como todos lo estudiantes salmantinos de aquella época, debió de cursar tres años obligatorios en la Facultad de Artes, por lo que seguramente conoció los clásicos latinos y la filosofía griega. En posesión del título de bachiller en Leyes, para el que tuvo que estudiar nueve o diez años, comenzó a ejercer como abogado en Talavera, de donde llegó a ser alcalde.
Se cree, casi con certeza, que escribió un solo libro, pero de una importancia fundamental en la historia de la literatura: La Celestina. La primera edición que conservamos fue publicada anónimamente en 1499, en Burgos, con el título de Comedia de Calisto y Melibea. La obra está escrita como una pieza de teatro, en forma dialogada, y dividida en actos; la primera edición tenía dieciséis actos, y las de 1502, tituladas Tragicomedia de Calisto y Melibea, veintiuno. 37
Pese a este carácter de obra dramática, su extensión la hace casi irrepresentable. En realidad, fue escrita para ser leída en voz alta en un círculo de humanistas u oyentes cultos, los cuales pudieron haber hecho aportaciones; se sabe que el manuscrito circuló bastante antes de que el autor lo entregase a los impresores. Se calcula que de 1499 a 1634 se publicaron 109 ediciones en castellano, no sólo en España sino también en otros países de Europa, donde además fue traducida a diversas lenguas. En la Carta del autor a un su amigo, que precedió a la obra en la edición de 1500 (Toledo), Rojas declara que encontró escrito el primer acto y le gustó tanto que decidió completar la obra. Esta afirmación ha sido corroborada por la mayoría de estudiosos de La Celestina: de este modo, el extenso acto I (ocupa cerca de la quinta parte de sus páginas) habría sido escritor por una autor cuya identidad aún no ha sido verificada (Rojas mencionó en la Carta a Juan de Mena y Rodrigo Cota como posibles autores). Rojas también aclaró que los "argumentos" o resúmenes que preceden a cada acto fueron añadidos por los impresores. A esta edición se agregaron, además, once octavas acrósticas escritas por Rojas y, al final del libro, seis octavas escritas por Alonso de Proaza, un humanista que fue el corrector de la edición y que reveló cómo por los acrósticos se puede saber que Rojas es el autor del libro, ya que la Carta del autor a un su amigo no llevaba firma. A lo largo de las sucesivas ediciones del siglo XVI, el libro sufrió innumerables modificaciones y agregados, probablemente no debidos a la pluma de Fernando de Rojas. Se ha discutido si son de su autoría los cinco actos que tiene de más la edición que aparece con el título de Tragicomedia de Calisto y Melibea (1502), quizá escritos a petición de los lectores, que querían que se prolongara la historia de amor de Calisto y Melibea. Desde un primer momento, al parecer, el público rechazó el título de Comedia (según Rojas dado por el primer autor). Pronto se obvió el de Tragicomedia y empezó a llamarse Celestina o La Celestina al libro destinado a ser, con este nombre, uno de los más famosos de la literatura
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universal. Menéndez Pelayo lo consideró el mejor libro español después de Don Quijote de la Mancha. La Celestina A pesar de su forma dialogada, La Celestina no es estrictamente una obra teatral, sino que se inscribe en una tradición que arranca del teatro romano de Terencio y que continúa en diversos géneros medievales como la comedia elegíaca y la comedia humanística, constituidos por obras escritas en latín. Entre las comedias elegíacas destaca el Pamphilus (siglo XII), con un argumento similar al de La Celestina, aunque mucho menos desarrollado y con desenlace feliz. Pero el género con el que La Celestina guarda mayores concomitancias es sin duda la comedia humanística, creada en Italia en el siglo XIV por Petrarca, autor a quien Rojas conocía muy bien. El lento desarrollo de un argumento simple, la profundización en la psicología de los personajes, cualquiera que sea su condición social, el realismo y la variedad estilística son características de la comedia humanística perfectamente aplicables a La Celestina. Se trata, en definitiva de obras dialogadas de carácter dramático pero no destinadas a la representación, sino a la lectura en voz alta ante un auditorio, como el propio Rojas menciona en el prólogo. La Celestina es una historia de amor trágica, compuesta según el incipit "en reprensión de los locos enamorados [...] y en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos y lisonjeros sirvientes". Por su lineal simplicidad, resulta fácil trazar un resumen del argumento de La Celestina: el joven Calisto entra en un jardín para recoger a su halcón, se encuentra con Melibea y queda deslumbrado por su belleza. Calisto le declara su amor, pero Melibea le rechaza. El lugar de este primer encuentro, no obstante, sólo se conoce por los resúmenes que añadieron los impresores, y se cree que en realidad tiene lugar en un templo, lo que explica las irreverentes hipérboles sacras con que Calisto pondera su amor.
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Capítulo 3 SIGLO DE ORO (I). 3.1. Contexto y características EL RENACIMIENTO, SIGLO XVI. Con el Renacimiento, en el siglo XVI, comienza en España el llamado SIGLO DE ORO por la importancia de las creaciones artísticas de ese momento, por ejemplo Cervantes desarrolla casi toda su labor literaria y Velázquez la pictórica El Siglo de Oro Si bien se usa «siglo», este periodo ocupa dos siglos, ya que nace a mitad del siglo XVI y se extiende hasta ocupar casi todo el siglo XVII, el Barroco. Así, generalmente se entiende que el SIGLO DE ORO ocupa la segunda mitad del siglo XVI y la primera del XVII.
EL RENACIMIENTO. S. XVI
3.1.1 SOCIEDAD, CARACTERÍSTICAS Y ESCRITORES LA SOCIEDAD DEL S. XVI1.Con los Reyes Católicos (1479-1516) se abren para España una etapa decisiva. Los hechos más importantes son:
-1492: toma de Granada, con lo que termina la Reconquista (fin del periodo de presencia árabe en España).
-1492, descubrimiento de América. Comienza la expansión atlántica de Castilla hasta lograr un enorme imperio colonial.
-1512, anexión de Navarra, lo que significa la unidad política de la nación.
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2. Culturalmente fue un momento de apertura a nuevas ideas, sobre todo con Carlos I el Emperador.
3. Después, con Felipe II, España se cerró frente a Europa para evitar la entrada de ideas protestantes. Aquí apareció la Inquisición como órgano defensor del catolicismo.
4. Se publica la primera gramática de una lengua romance, la Gramática de la Lengua Castellana, de Antonio de Nebrija. El castellano se afirmó como lengua en toda la península. (Amplía en Breve Historia del Español)
5. Los modelos que tomaron los poetas fueron: –Dante Alighieri (1265-1321) y su obra la “Divina Comedia”. –Francisco Petrarca (1307-1374).
6. EL HUMANISMO es la actitud del hombre renacentista; quiere imitar a las clásicos grecolatinos. El hombre desplaza a Dios como centro del universo; del teocentrismo medieval se pasa al antropocentrismo. -Se valora la vida material, sus placeres y su belleza (que habían sido desterrados en la Edad Media). -Descubrimiento y exaltación del paisaje y valoración de la naturaleza como modelo para cualquier actividad humana. -El concepto de belleza está basado en la armonía, el equilibrio, la contención. 7. EL CORTESANO es el ideal que todos buscan: hombre que desarrolla por igual las facultades físicas y las espirituales, armonizaba las armas con las letras. El ideal político fue el italiano Maquiavelo en su obra “EL PRÍNCIPE”.
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8. Se desarrolló una religiosidad interior que se basaba en la pureza de costumbres y relegaba a un segundo plano los ritos externos.
9. El personaje más importante es EL PÍCARO. Aparece en la novela europea a través de la literatura española. El pícaro marca el nacimiento de la novela moderna. La novela moderna nace cuando el realismo desplaza a la novela idealista. Este realismo nace con el pícaro español que tiene como antecedente más directo el LAZARILLO DE TORMES. Se crea un nuevo género que se desarrollará en todo el Siglo de oro: LA PICARESCA. La palabra “pícaro” aparece por primera vez en el GUZMÁN DE ALFARACHE (1599), de Mateo Alemán, la obra más representativa del género.
3.2 LA LITERATURA RELIGIOSA El Renacimiento impone una división entre lo natural y lo sobrenatural (frente a la Edad Media donde Dios, la Virgen y los Santos intervienen continuamente en todo tipo de asuntos mundanos). Ahora hay, por un lado, escritores mundanos, como Garcilaso de la Vega (ver abajo); por otro autores que expresan sentimientos religiosos, tanto en verso como en prosa (todos impulsados por la Contrarreforma, es decir por la lucha contra la reforma protestante). Los mayores representantes de la literatura religiosa renacentista son: Fray Luis de León, San Juan de la Cruz (poesía) y Santa Teresa de Jesús (prosa). Los dos estilos de escritura religiosa son: -ASCÉTICA. La ascética trata de perfeccionar a las personas cumpliendo estrictamente las obligaciones cristianas -MÍSTICA. La mística trata de expresar los prodigios que algunos privilegiados experimentan en su propia alma al entrar en comunicación con Dios.
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3.3 LAS NOVELAS DE CABALLERÍAS Las novelas de caballerías tenían como único objetivo divertir relatando las hazañas y aventuras (muchas veces inverosímiles) de héroes. “AMADÍS DE GAULA” (1508). Es la novela de fija el género y sirve de modelo a la larga serie que continuará después. LA NOVELA PICARESCA Comienza este género que se desarrollará plenamente en el Barroco, en la segunda parte del Sigo de Oro. Su antecedente es El Lazarillo de Tormes, obra imprescindible en la historia de la literatura española. “EL LAZARILLO DE TORMES” (1544) Es una novela realista que refleja la miseria física y espiritual que existía en España en la época. Es un relato corto escrito en primera persona donde Lázaro (personaje de baja clase social que sirve a diferentes “amos” tratando de sobrevivir) cuenta su vida a un noble señor. La obra critica las diversas clases sociales y el falso concepto del “honor”. Es una obra con intención cómica, pero con un final agrio.
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3.4 AUTORES MÁS IMPORTANTES
Elio Antonio de Nebrija (Antonio Martínez de Cala; Lebrija, actual España, 1441 - Alcalá de Henares, id., 1522) Humanista y gramático español autor de la Gramática castellana (1492), primera gramática de una lengua vulgar. Tomó el nombre de su ciudad natal (transcrito casi siempre en la forma Nebrija) en vez de su patronímico Martínez de Cala e Hinojosa. Cursó estudios en Salamanca, y a los diecinueve años marchó a Italia. En Bolonia perfeccionó su formación humanística durante diez años. En 1470 regresó a España y se instaló en Sevilla, donde entró al servicio del arzobispo Alonso de Fonseca. Posteriormente ejerció como profesor de gramática y retórica en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares. Se casó con Isabel de Solís, de quien tuvo siete hijos, y residió también en Extremadura durante algún tiempo; fue allí donde redactó sus obras más importantes, en las que abordó principalmente cuestiones de carácter gramatical.
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Algunas de ellas son el Vocabularium, que comprende dos volúmenes de diccionarios hispano-latinos superiores a todo lo que existía en su tiempo en esta materia, y la primera gramática impresa de una lengua vulgar: la Gramática de la lengua castellana (1492), dedicada a la reina Isabel la Católica, y por la que se le considera una figura clave en el desarrollo del humanismo español. También escribió las Reglas de la ortografía castellana en 1512. El cardenal Cisneros le encargó en 1502 la revisión de los textos griegos y latinos de la Biblia Políglota Complutense. Antonio de Nebrija compuso además obras de teología, como las Quincuagenas; de derecho, como el Lexicon juris civilis; de arqueología, como las Antigüedades de España; de pedagogía, como el tratado De liberis educandis; de historia, de retórica, etc. Por su profundo conocimiento de las lenguas clásicas y del hebreo, por su sentido científico y aun político del idioma castellano, por su labor de maestro, sobre todo desde su cátedra de Salamanca, por "su vasta ciencia, robusto entendimiento y poderosa virtud asimiladora", así como por su ardor de propagandista,
Nebrija
fue,
según Menéndez
Pelayo,
la
más
brillante
personificación literaria de la España de los Reyes Católicos. La Gramática castellana En 1492, en feliz coincidencia con la culminación de la Reconquista y el descubrimiento de América, vio la luz en Salamanca la Gramática castellana de Antonio de Nebrija. La obra se compone de cinco libros: el primero se ocupa de la ortografía, y se divide en diez capítulos; el segundo, de la prosodia y de la sílaba, en otros tantos capítulos; el tercero, de la etimología y dicción, con diecisiete capítulos; el cuarto, de la sintaxis y el orden de las partes de la oración, en siete capítulos; y el quinto, de las "introducciones de la lengua castellana para los que de extraña lengua querrán aprender". Precede a la Gramática un prólogo muy famoso (algunas de sus frases son frecuentemente recordadas) dirigido a la Reina Católica, doña Isabel de Castilla. En las páginas del prólogo expone el autor sus propósitos. Uno de ellos, que pudiéramos llamar técnico, es establecer las normas que al dar fijeza a la lengua vulgar aseguren su perpetuidad. Otro, de matiz humanista, es facilitar el 45
aprendizaje del latín partiendo del romance. Y un tercero, de alcance político, refleja la exaltación nacional de aquellos momentos que sucedieron a la rendición de Granada. El presentimiento de Nebrija al estimar la lengua como compañera del imperio iba a tener espléndida confirmación con el descubrimiento del continente americano, casi coetáneo de la aparición de su obra, que queda así situada entre dos hechos históricos de tanta trascendencia. Pero también puede colegirse que el autor pensaba en la difusión del castellano dentro de las lindes peninsulares y europeas, al expresar su anhelo de que sea aprendido por los vizcaínos y navarros, los franceses y los italianos.
La Gramática de Antonio de Nebrija es la primera dedicada a una lengua vulgar, y son posteriores a ella intentos análogos llevados a cabo en italiano y en francés, como por otro lado es infinitamente superior a los rudimentarios tratados, hechos con intención didáctica, para la enseñanza de la lengua francesa en el siglo XIII. Nebrija une a sus conocimientos humanísticos la clarividencia con que enfocó ciertos problemas historico lingüísticos, aunque su concepto de la gramática sea preferentemente normativo. El modelo a veces demasiado presente de la gramática de las lenguas clásicas (en especial de la latina) le obliga a aceptar y acomodar no pocos de sus principios e incluso de su terminología, lo que es inevitable en quien inicia una tarea nueva. Pero hay en ella evidentes aciertos, alguno de ellos válido todavía. Rafael Lapesa señala, entre ellos, el de enlazar el estudio de la gramática con el de la métrica y las figuras retóricas, como entreviendo la singular trabazón entre el lenguaje y la creación literaria. Amado Alonso le adjudica el mérito positivo de sus descripciones fonéticas, fundando una disciplina que hoy mantiene aún las mismas bases que Nebrija sentó. A principios del siglo XVII la obra fue refundida por el P. Juan Luis de la Cerda, con el título de Arte de Nebrija, y así circuló hasta época reciente. Al mediar el siglo XVIII apareció una edición contrahecha del conde de Saceda. En 1893 el conde de la Viñaza reprodujo gran parte del texto en su Biblioteca histórica de la Filología española, y al año siguiente Menéndez Pelayo reprodujo el libro II en 46
su Antología de poetas líricos. En 1909 apareció la edición fototípica que reproduce la de 1492, debida a Walberg, quien utilizó precisamente el ejemplar que perteneció a Hernando Colón, y que hoy se guarda en la Biblioteca Colombina de Sevilla. En 1926 publicó en Oxford una cuidadosa edición el profesor I. González-Llubera, y en 1946 apareció en Madrid una edición crítica, seguida de la reproducción facsímil del incunable salmantino, de la que son autores Galindo Romeo y Ortiz Muñoz.
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Dante Alighieri (Florencia, 1265 - Rávena, 1321) Poeta italiano. Si bien sus padres, Alighiero de Bellincione
y
Gabriella
(Bella),
pertenecían
a
la
burguesía
güelfa
florentina, Dante aseguró siempre que procedía de familia noble, y así lo hizo constar en el Paraíso (cantos XV y XVI), en donde trazó un vínculo familiar con su supuesto antepasado Cacciaguida, quien habría sido armado caballero por el emperador Conrado II de Suabia.
Durante sus años de estudio Dante Alighieri coincidió con el poeta Guido Cavalcanti, representante del dolce stil nuovo, unos quince años mayor que él, con quien intimó y de quien se convirtió en discípulo. Según explica en su autobiografía más o menos recreada poéticamente Vida nueva, en 1274 vio por primera vez a Beatriz Portinari, cuando ella contaba ocho años y él tan sólo uno más; el apasionado y platónico enamoramiento de Dante tendría lugar al coincidir de nuevo con ella nueve años más tarde. 48
En 1285 Dante tomó parte en el asedio de Poggio di Santa Cecilia, defendido por los aretinos, y dos años más tarde se trasladó a Bolonia, quizás a estudiar, si bien se tienen dudas en lo referente a su paso por la universidad de dicha ciudad. Sí que hay pruebas, en cambio, de su participación (en calidad de «feritore» de a caballo) en la batalla de Campaldino, en la cual se enfrentó a los gibelinos de Arezzo. En 1290 murió Beatriz, y un año más tarde Dante contrajo matrimonio con Gemma di Manetto, con quien tuvo cuatro hijos. En 1295 se inscribió en el gremio de médicos y boticarios, y a partir del mes de noviembre empezó a interesarse por la política municipal florentina; entre mayo y septiembre del año siguiente fue miembro del Consejo de los Ciento, y en 1298 participó en la firma del tratado de paz con Arezzo. En 1300, y en calidad de embajador, se trasladó a San Gimignano para negociar la visita de representantes de la Liga Güelfa a Florencia, y entre el 15 de junio y el 14 de agosto ocupó el cargo de prior, máxima magistratura florentina. En octubre de 1301, y tras oponerse al envío de tropas para ayudar al papa Bonifacio VIII, Dante fue designado embajador ante el pontífice, a quien ofreció un tratado de paz. El Papa, sin embargo, lo retuvo en Roma en contra de su voluntad, con la intención de ayudar en Florencia a la facción güelfa opuesta a la de Dante, sector que a la postre se hizo con el control de la ciudad y desterró a sus oponentes.
Acusado de malversación de fondos, Dante fue condenado a multa, expropiación y exilio, y más tarde a muerte en caso de que regresara a Florencia. A partir de esta fecha Dante inició un largo exilio que iba a durar el resto de su vida: residió en Verona, Padua, Rímini, Lucca y, finalmente, Ravena, ciudad en la cual fue huésped de Guido Novello de Polenta y donde permaneció hasta su muerte.
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Obras de Dante Alighieri La influencia de la poesía trovadoresca y estilnovista sobre Dante Alighieri queda reflejada en su Vida nueva, conjunto de poemas y prosas dirigidos a Beatriz, razón de la vida del poeta y también de sus tormentos, y en sus Rime Petrose, dirigidas a una amada supuesta, a la que escribe sólo para disimular ante los demás su verdadero amor. El juego poético-amoroso oscila entre la pasión imposible y la espiritualizada idealización de la figura de la amada, aunque las rígidas formas del estilnovismo adquieren una fuerza y sinceridad nuevas en manos de Dante. El experimentalismo de los poemas de Dante Alighieri y la búsqueda consciente de un estilo propio culminarán finalmente en La Divina Comedia, una de las cumbres de la literatura universal. Dividida en tres cantos (el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso) y escrita en tercetos, se resume en ella toda la cosmología medieval mediante la presentación del recorrido del alma de Dante, guiada primero por Virgilio y más adelante por Beatriz, en la expiación de sus pecados. Con un lenguaje vívido y de gran riqueza expresiva, el poeta mezcla los elementos simbólicos con referencias a personajes históricos y mitológicos, hasta construir una equilibrada y grandiosa síntesis del saber acumulado por el hombre desde la Antigüedad clásica hasta la Edad Media.
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Francesco Petrarca (Arezzo, actual Italia, 1304 - Arqua, id., 1374) Poeta y humanista italiano. Durante su niñez y su primera adolescencia residió en distintas ciudades italianas y francesas, debido a las persecuciones políticas de que fue objeto su padre, adherido al partido negro güelfo. Cursó estudios de leyes en Carpentras, Montpellier, Bolonia y Aviñón, si bien nunca consiguió graduarse. Según relata en su autobiografía y en el Cancionero, el 6 de abril de 1327 vio en la iglesia de Santa Clara de Aviñón a Laura, de quien se enamoró profundamente. Se han hecho numerosos intentos por establecer la identidad de Laura, e incluso sus contemporáneos llegaron a poner en duda su existencia, considerándola una creación para el juego literario. Petrarca defendió siempre, sin embargo, su existencia real, aunque sin revelar su identidad, lo que ha inducido a pensar que quizá se tratara de una mujer casada. Sí que está comprobado, en cambio, que mantuvo relaciones con otras mujeres y que dos de ellas, cuyos nombres se desconocen, le dieron dos hijos: Giovanni y Francesca. La lectura de las Confesiones de Agustín de Hipona en 1333 lo sumió en la primera de las crisis religiosas que le habrían de acompañar toda la vida, y que a 51
menudo se reflejan en su obra, al enfrentarse su apego por lo terreno a sus aspiraciones espirituales. Durante su estancia en Aviñón coincidió con Giacomo Colonna, amistad que le permitió entrar al servicio del cardenal Giovanni Colonna. Para este último realizó varios viajes por países europeos, que aprovechó para rescatar
antiguos
códices
latinos
de
varias
bibliotecas,
como
el Pro
archia de Cicerón, obra de la que se tenían referencias pero que se consideraba perdida. Con el fin de poder dedicarse en mayor medida a la literatura, intentó reducir sus misiones diplomáticas, y para ello consiguió una canonjía en Parma (1348) que le permitió disfrutar de beneficios eclesiásticos. Posteriormente se trasladó a Milán, donde estuvo al servicio de los Visconti (1353-1361), a Venecia (1362-1368) y a Padua, donde los Carrara le regalaron una villa en la cercana población de Arqua, en la cual transcurrieron sus últimos años. La obra de Petrarca Su producción puede dividirse en dos grupos: obras en latín y obras en lengua vulgar. Las primeras fueron las que le reportaron mayor éxito en vida, y en ellas cifraba Petrarca sus aspiraciones a la fama. Cabe destacar en este apartado el poema en hexámetros África (que dejó inacabado y en el que rescata el estilo de Tito Livio), las doce églogas que componen el Bucolicum Carmen y la serie de biografías de personajes clásicos titulada De viris illustribus. Reflejo de sus inquietudes espirituales son los diálogos ficticios con San Agustín recogidos en el Secretum. Petrarca logró en vida una importante fama como autor latino y humanista, tal como prueba su coronación en Roma como poeta, en 1341. Sin embargo, sus poemas en lengua vulgar recogidos en el Cancionero fueron los que habían de darle fama inmortal. Aunque Petrarca los llamaba nugae (pasatiempos), lo cierto es que nunca dejó de retocarlos y de preocuparse por su articulación en una obra conjunta, lo cual denota una voluntad de estilo que por otra parte resulta evidente en cada una de las composiciones, de técnica perfecta y que contribuyeron grandemente a revalorizar la lengua vulgar como lengua poética. 52
En la primera parte del Cancionero, las poesías reflejan la sensualidad y el tormento apasionado del poeta, mientras que tras la muerte de Laura, acontecida según declara el poeta en 1348, su amor resulta sublimado en una adoración espiritual. Petrarca supo escapar a la retórica cortés del amor, transmitiendo un aliento más sincero a sus versos, sobre todo gracias a sus imágenes, de gran fuerza y originalidad. Su influencia se tradujo en la vasta corriente del petrarquismo, destinada a perdurar hasta el siglo XVII, y a cuya tradición pertenecen
desde Ausiàs
March, Garcilaso
de
la
Quevedo hasta Edmund Spenser y William Shakespeare.
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Vega o Francisco
de
Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, España, 1645) Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora.
Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español. En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como 54
consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real). Sin embargo, pronto recobró la confianza real con la ascensión al poder del conde-duque de Olivares, quien se convirtió en su protector y le distinguió con el título honorífico de secretario real. Pese a ello, Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantener su oposición a la elección de Santa Teresa como patrona de España en favor de Santiago Apóstol, a pesar de las recomendaciones del conde-duque de Olivares de que no se manifestara, lo cual le valió, en 1628, un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León. Pero no tardó en volver a la corte y continuar con su actividad política, con vistas a la cual se casó, en 1634, con Esperanza de Mendoza, una viuda que era del agrado de la esposa de Olivares y de quien se separó poco tiempo después. Problemas de corrupción en el entorno del conde-duque provocaron que éste empezara a desconfiar de Quevedo, y en 1639, bajo oscuras acusaciones, fue encarcelado en el convento de San Marcos, donde permaneció, en una minúscula celda, hasta 1643. Cuando salió en libertad, ya con la salud muy quebrantada, se retiró definitivamente a Torre de Juan Abad. La obra de Francisco de Quevedo Como literato, Quevedo cultivó todos los géneros literarios de su época. Se dedicó a la poesía desde muy joven, y escribió sonetos satíricos y burlescos, a la vez que graves poemas en los que expuso su pensamiento, típico del Barroco. Sus mejores poemas muestran la desilusión y la melancolía frente al tiempo y la muerte, puntos centrales de su reflexión poética y bajo la sombra de los cuales pensó el amor. A la profundidad de las reflexiones y la complejidad conceptual de sus imágenes, se une una expresión directa, a menudo coloquial, que imprime una gran modernidad a la obra. Adoptó una convencida y agresiva postura de rechazo del gongorismo, que le llevó a publicar agrios escritos en que satirizaba a su rival, 55
como la Aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día (1631). Su obra poética, publicada póstumamente en dos volúmenes, tuvo un gran éxito ya en vida del autor, especialmente sus letrillas y romances, divulgados entre el pueblo por los juglares y que supuso su inclusión, como poeta anónimo, en la Segunda parte del Romancero general (1605).
Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español. En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real). Sin embargo, pronto recobró la confianza real con la ascensión al poder del conde-duque de Olivares, quien se convirtió en su protector y le distinguió con el título honorífico de secretario real. Pese a ello, Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantener su oposición a la elección de Santa Teresa como patrona de España en favor de Santiago Apóstol, a pesar de las recomendaciones del conde-duque de Olivares de que no se manifestara, lo cual le valió, en 1628, un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León. Pero no tardó en volver a la corte y continuar con su actividad política, con vistas a la cual se casó, en 1634, con Esperanza de Mendoza, una viuda que era del agrado de la esposa de Olivares y de quien se separó poco tiempo después. Problemas de corrupción en el entorno del conde-duque provocaron que éste 56
empezara a desconfiar de Quevedo, y en 1639, bajo oscuras acusaciones, fue encarcelado en el convento de San Marcos, donde permaneció, en una minúscula celda, hasta 1643. Cuando salió en libertad, ya con la salud muy quebrantada, se retiró definitivamente a Torre de Juan Abad. La obra de Francisco de Quevedo Como literato, Quevedo cultivó todos los géneros literarios de su época. Se dedicó a la poesía desde muy joven, y escribió sonetos satíricos y burlescos, a la vez que graves poemas en los que expuso su pensamiento, típico del Barroco. Sus mejores poemas muestran la desilusión y la melancolía frente al tiempo y la muerte, puntos centrales de su reflexión poética y bajo la sombra de los cuales pensó el amor. A la profundidad de las reflexiones y la complejidad conceptual de sus imágenes, se une una expresión directa, a menudo coloquial, que imprime una gran modernidad a la obra. Adoptó una convencida y agresiva postura de rechazo del gongorismo, que le llevó a publicar agrios escritos en que satirizaba a su rival, como la Aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día (1631). Su obra poética, publicada póstumamente en dos volúmenes, tuvo un gran éxito ya en vida del autor, especialmente sus letrillas y romances, divulgados entre el pueblo por los juglares y que supuso su inclusión, como poeta anónimo, en la Segunda parte del Romancero general (1605).
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Garcilaso de la Vega (Toledo, 1501? - Niza, 1536) Poeta renacentista español. Perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del rey Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedición a Rodas (1522) junto con Juan Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago. En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde el monarca fue coronado emperador. Permaneció allí un año hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Habiendo sido herido de muerte en combate durante el asalto a la fortaleza de Muy (Provenza), Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió. Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de Juan Boscán en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega (1543), libro que inaugurara el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es probable que 58
antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido. Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista. Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente. Los cuarenta sonetos y las tres églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista; en estos poemas el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado dejan traslucir la influencia de Ausiàs March. Escribió también cinco canciones, dos elegías, una epístola a Boscán y tres odas latinas, inspiradas en la poesía de Horacio y Virgilio.
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FRAY LUIS DE LEÓN (1527-1591) Fue uno de los hombres más cultos de su tiempo, de fuerte personalidad y gran defensor de lo bueno y justo. Tuvo problemas con la Inquisición y estuvo preso cinco años por traducir la Biblia a la lengua vulgar sin licencia (concretamente, por su célebre versión de «El Cantar de los Cantares»). El poema que tenéis abajo, ODA XXIII, fue escrito tras ser puesto en libertad.. Fue un gran defensor de la lengua vulgar (el castellano) frente al latín. Su poesía está inspirada por el deseo del alma de alejarse de todo lo terrenal para poder alcanzar a Dios (abajo, ODA I). Nos dice la Biblioteca del Centro Virtual Cervantes: Fray Luis de León es una figura indispensable para entender el Renacimiento español. Convertida en símbolo de la resistencia frente a un poder opresor representado en la Inquisición, su vida muestra un apasionante contraste entre el mundanal ruido y la búsqueda de la armonía interior. En su obra culminan varias de las líneas literarias que recorren el quinientos: formas y temas italianizantes, cultura y modelos clásicos, humanismo cristiano y cultura bíblica. En verso y prosa, en castellano y en latín, la obra de fray Luis de León es un universo complejo, de contenidos no fáciles. Esta página quiere ser una herramienta que facilite su lectura y conocimiento. ODA XXIII. A LA SALIDA DE LA CÁRCEL Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa
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y a solas su vida pasa ni envidiado ni envidioso. ODA I. VIDA RETIRADA ¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruïdo, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; (…) MIGUEL DE CERVANTES. «Ilusión y desengaño» Nace y se forma en el Renacimiento y vive y muere en el Barroco. Une los dos siglos. Y esto se intuye en sus obras; del hombre vivaz e inteligente de su primera época al hombre maduro y desengañado de su vejez. Hombre de biografía muy interesante, fue poeta, dramaturgo y novelista. De gran calidad en todas sus obras, pero especialmente en la novela. Es el creador de la novela moderna porque la concibió como oscilación entre dos mundos: el real y el ideal. “NOVELAS EJEMPLARES”. Es un conjunto de narraciones de temas y estilos heterogéneos y difíciles de clasificar. En el prólogo a estas obras se encuentra el famoso autorretrato de Cervantes, del que os dejo unas líneas: «Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha (…)» 61
“EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA” (1605 y 1615). Este libro tuvo un éxito inmediato y es el libro más editado del mundo. Argumento: es la historia de un hidalgo maduro que, por leer muchos libros de caballería, se vuelve loco y piensa hacerse caballero andante. Con su caballo, “Rocinante”, y un escudero, “Sancho Panza”, corre mil aventuras que nunca salen bien. Se parodian las novelas de caballerías, con mucha ironía y gran sentido del humor. Es especialmente importante en la historia de la literatura mundial por: -El reflejo de “vida verdadera”. -La lucha entre dos actitudes humanas: el idealismo frente al realismo, la subjetividad frente a la objetividad. -Los personajes “se hacen” según viven literariamente. FRAGMENTOS. «DON QUIJOTE DE LA MANCHA» Os dejo tres fragmentos. Unas líneas de la introducción donde Cervantes nos explica cómo nació este libro. El comienzo del capítulo primero, unos de los comienzos más conocidos de la literatura mundial. Y «la aventura de los molinos», también por casi todos conocida. Con estos fragmentos os podéis hacer una idea de la calidad literaria y humana que tiene esta obra, una de las imprescindibles de la literatura española de todos los tiempos. Introducción “Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero, no he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío sino la historia de un hijo seco, avellanado, 62
antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?” CAPÍTULO PRIMERO Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que este caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «Quijana». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración del no se salga un punto de la verdad.
LA AVENTURA DE LOS MOLINOS En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que había en aquel campo, y en cuanto D. Quijote los vio, dijo a su escudero: -Allí, amigo Panza, se descubren treinta o poco más desaforados gigantes, con quienes pienso luchar y quitarles las vidas, que ésta es una buena guerra y es gran servicio a Dios. -¿Qué gigantes? – dijo Sancho Panza. 63
-Aquellos que allí ves – respondió su amo – de los largos brazos. -Mire vuestra merced – respondió Sancho – que aquellos que allí aparecen no son gigantes, sino molinos y lo que en ellos parecen brazos son las aspas. Bien parece – respondió D. Quijote – que no estás cursado en esto de las aventuras, ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto, espoleó a su caballo, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento y no gigantes aquellos que iba a atacar. Pero él estaba tan seguro de que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero ni veía, aunque estaba ya cerca, lo que eran. Se levantó en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse; viendo esto, se encomendó a su señora Dulcinea, arremetió a todo galope de Rocinante y embistió en el primer molino que estaba delante y, cuando dio una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tal fuerza, que hizo pedazos la lanza y lanzó al caballo y al caballero rodando por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle a todo correr de su asno y, cuando llegó, encontró que no se podía mover. ¡Válgame Dios! – dijo Sancho – ¿no le dije yo que no eran sino molinos de viento? Calla, amigo Sancho, que las cosas de la guerra están, más que otras, sujetas a continuo cambio. Más pienso yo que aquel sabio Festón, que me robó los libros, ha cambiado estos gigantes en molinos, para quitarme la gloria de vencerlos. Y, ayudándole a levantarse, volvió a subir sobre Rocinante que medio deshecho estaba; y siguieron el camino de Puerto Lapice, porque allí, decía D. Quijote que era posible encontrar muchas y diversas aventuras.
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Capítulo 4 SIGLO DE ORO (II). 4.1 Contexto y características La segunda parte del Siglo de Oro es el Barroco, siglo XVII. Este gran momento literario nos dejó a Lope de Vega, Quevedo, Góngora y Calderón. Vemos ahora el contexto, las características y los principales autores barrocos. 4.1.1. Renacimiento y Barroco El SIGLO DE ORO tiene unos límites algo imprecisos, pero suele fecharse desde mediados del siglo XVI hasta casi finales del siglo XVII; es decir, incluiría parte del Renacimiento y parte del Barroco. El contraste entre estos dos siglos, el Renacimiento en el XVI y el Barroco en el XVII, es evidente. En esta entrada vamos a estudiar el Barroco, la segunda parte del Siglo de Oro español. Ahora la concepción vitalista, el equilibrio y la confianza (Renacimiento) cambian a una actitud pesimista y un gran desengaño (Barroco). HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA. EL BARROCO. SIGLO XVII CONTEXTO SOCIOCULTURAL –El Renacimiento y el Humanismo no habían conseguido sus bellos propósitos de mesura y perfección; guerras y desigualdades siguen presentes. -El imperio español se derrumba. El Barroco es un periodo de crisis. El pícaro será la muestra del hombre que, ante todo, pretende sobrevivir. -Felipe III, Felipe IV y Carlos II serán los tres reyes protagonistas. Durante en siglo anterior, España había alcanzado su mayor unidad y extensión territorial. Por el contrario, Felipe III y Felipe IV fueron perdiendo todas las tierras europeas. Esto ocasionó graves problemas religiosos y políticos, internos e internacionales. -En palabras de Cadalso: “España es el esqueleto de un gigante”. 65
-Literariamente, se crea un contraste significativo: frente a la desilusión y el pesimismo aparece un gran deseo de placer para huir de una realidad dolorosa. Esto explica el increíble éxito del teatro, que ofrece al pueblo una evasión momentánea de su trágica situación. -Cervantes es un escritor que nace y escribe en el Renacimiento y que vive también en los primeros años del Barroco; en él se puede ver el cambio de actitud de un siglo a otro.
CARACTERÍSTICAS DEL BARROCO -Actitud individualista. -El Barroco es una época de pesimismo y desengaño. -Gusto por los contrastes: concepto frente a forma, evasión frente a realidad… -Preocupación por el paso del tiempo: «Carpe diem» y otros tópicos literarios. -Arte “acumulativo”, para provocar terror, compasión, sorpresa… -Tendencia a la exageración, artificiosidad, rebuscamiento. Aparecen dos tendencias: ♥ El CULTERANISMO, que pretende crear belleza con los sentidos y la forma. Máximo representante: Góngora. ♥ El CONCEPTISMO, que busca la belleza con la asociación de ideas, los pensamientos, los conceptos. Máximo representante: Quevedo. -El escritor reacciona ante esta época de crisis de diferentes formas: -Con la evasión (el teatro de Lope de Vega). -Con la sátira (la novela picaresca, cuyo antecedente tenemos en el Renacimiento: «EL LAZARILLO DE TORMES«). 66
-Con el estoicismo (Calderón de la Barca y sus autos sacramentales). -Puede extenderse a varios días o años (se rompe la unidad de tiempo) –Multitud de sitios (se rompe la de lugar) –Acción libre, mucha intriga, rapidez para captar la atención del público (se rompe la de acción) -Se combina lo cómico y trágico. –Tres actos o jornadas (cinco en Shakespeare y los franceses): introducción, desarrollo y desenlace. -Siempre en verso; con multitud de estrofas. En España se usa especialmente el octosílabo y el endecasílabo. Una innovación importante es la adecuación entre estrofa y situación dramática. –Pluralidad temática aunque uno de los temas preferidos es el honor. Al Rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios. (El alcalde de Zalamea, Calderón de la Barca) -Cada personaje actúa según su condición, edad, estado. -Aparece el gracioso o figura del donaire, un personaje rico, pintoresco y digno de varios estudios: fiel a su señor, con buen humor, cobarde pero noble de carácter y con sentido práctico. Es el contrapunto del caballero. -Gran importancia del villano, personaje mejor tratado con gran dignidad en el barroco. Hombre del campo que sirve fielmente a su señor y que se guía ante todo por el honor. LOS CORRALES DE COMEDIAS -Solía ser un patio rectangular rodeado de paredes y con dos plantas. Tenía dos entradas, una para mujeres y otra para hombres (solían estar separados). Se pagaba una entrada que dependía del lugar elegido para ver la representación. 67
-Al fondo había un pequeño escenario, –Los aposentos estaban a los lados (para las familias adineradas que veían el espectáculo a través de celosías para no ser vistos). -Los hombres, de pies, en el patio. Eran los mosqueteros y de ellos dependía el éxito o fracaso de una obra.. -Las mujeres, en el primer piso, llamado la cazuela. -En algunos corrales de comedias había una cantina, llamada frutería o alojería. –El público tenía una gran imaginación, ya que no solía haber cambios de escenario ni de decorados. Esto se compensaba con un rico vestuario y con una exagerada representación de los actores. -Solía hacer representaciones por la tarde, en días festivos y dos o tres veces por semana. Las obras permanecían poco tiempo en cartel (dos o tres días). Hay un continuo deseo por obras nuevas, de ahí la abundante producción de esta época. -En España las compañías admitían mujeres casadas (en Inglaterra no). -Atención a los nombres: Director o empresario: “AUTOR” Escritor: “POETA DRAMÁTICO”. Obra de teatro: «COMEDIA».
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4.2 PRINCIPALES AUTORES BARROCOS
BALTASAR GRACIÁN (1601-1658)
Escritor y jesuita español. Hijo de un funcionario, Baltasar Gracián estudió en un colegio jesuita de Calatayud y en la Universidad de Huesca, tras lo cual ingresó, en 1619, en la Compañía de Jesús, probablemente en Tarragona, donde se encontraba el noviciado de la provincia. Se dispone de escasa información sobre su vida entre esta fecha y 1635, año de su ordenación sacerdotal. Se sabe que en 1628 se encontraba en el colegio de Calatayud, donde es presumible que ejerciera como docente, y que su posterior paso por el colegio de Huesca le permitió entrar en contacto con medios muy cultos. Dotado de gran inteligencia y de una elocuencia a la vez rica y límpida, a partir de 1637 se dedicó en exclusiva a la predicación. En Zaragoza fue nombrado confesor del virrey Nochera, a quien acompañó a Madrid, donde residió por dos veces entre 1640 y 1641, por lo que frecuentó la corte y trabó amistad con el célebre poeta Hurtado de Mendoza. Después de una corta estancia en Navarra con el virrey, ambos se dirigieron a Cataluña para sofocar la revuelta. En 1642, Nochera murió violentamente como consecuencia de 69
su oposición a la sañuda política represiva que había adoptado la Corona en Cataluña. Ejerció por un tiempo de secretario de Felipe IV, tras lo cual fue enviado, en parte como castigo de la Compañía por sus ideas y escritos, a combatir contra los franceses en el sitio de Lérida (1646). Su obra más conocida, El criticón, apareció en 1651, firmada por García de Marlones, anagrama de su nombre; tal disimulo no pudo evitar el agravamiento de sus problemas con la Compañía de Jesús, que le aplicó una sanción ejemplar. Poco después se trasladó a Zaragoza como catedrático de la Universidad. En 1650 había empezado a preparar El comulgatorio (publicado con su apellido en 1655), obra que comprende cincuenta meditaciones para la comunión y constituye una valiosa muestra de oratoria culterana. De carácter orgulloso e impetuoso, y, sobre todo, mucho más hombre de letras que religioso, Gracián optó por desobedecer de nuevo a la jerarquía y publicó las partes segunda y tercera de El criticón (1653 y 1657), bajo el nombre de su hermano, Lorenzo de Gracián. El segundo volumen no le costó más que una nueva amonestación de los jesuitas, pero la aparición del tercero supuso su caída en desgracia. El padre Piquer, rector del colegio jesuita de Zaragoza, lo castigó a ayuno de pan y agua, y, tras desposeerle de la cátedra que ostentaba, lo desterró a Graus. El mismo año de 1657 apareció la Crítica de reflexión, violento alegato contra él, firmado por un autor levantino. Parcialmente rehabilitado, se instaló en Tarazona, donde su petición de ingresar en una orden monástica le fue denegada por la Compañía. La concepción pesimista sobre el hombre y el mundo predomina en sus primeras obras: El
héroe (1637), El
discreto (1646)
y Oráculo
manual
y
arte
de
prudencia (1647), en las que da consejos sobre la mejor manera de triunfar. Considerado el mejor ejemplo del conceptismo, el estilo de Gracián, como el de Francisco de Quevedo, se recrea en los juegos de palabras y los dobles sentidos. En Agudeza y arte de ingenio (1648) teorizó acerca del valor del ingenio y sobre los «conceptos», que él entiende como el establecimiento de relaciones 70
insospechadas entre objetos aparentemente dispares; el libro se convirtió en el código de la vida literaria española del siglo XVII y ejerció una duradera influencia a través de pensadores como François La Rochefoucauld o Arthur Schopenhauer. La obra cumbre de su producción literaria, El criticón, emprende el ambicioso proyecto de ofrecer una amplia visión alegórica de la vida humana en forma novelada.
Sus
dos
protagonistas,
Andrenio
y
Critilo,
son
símbolos,
respectivamente, de la Naturaleza y la Cultura, de los impulsos espontáneos y de la reflexión prudente. Como Gracián parte del supuesto barroco de que la Naturaleza es imperfecta, Critilo es quien salva a Andrenio de las asechanzas del mundo y lo conduce luego a la isla de la Inmortalidad, a través de una serie de lugares alegóricos.
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LUIS DE GÓNGORA (1561-1627) Nacido en el seno de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Salamanca. Nombrado racionero en la catedral de Córdoba, desempeñó varias funciones que le brindaron la posibilidad de viajar por España. Su vida disipada y sus composiciones profanas le valieron pronto una amonestación del obispo (1588). En 1603 se hallaba en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando con afán alguna mejora de su situación económica. En esa época escribió algunas de sus más ingeniosas letrillas, trabó una fecunda amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó en terrible y célebre enemistad con su gran rival, Francisco de Quevedo. Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III, lo cual, como revela su correspondencia, no alivió sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte. Aunque en su testamento hace referencia a su «obra en prosa y en verso», no se ha hallado ningún escrito en prosa, salvo las 124 cartas que conforman su epistolario, testimonio valiosísimo de su tiempo. A pesar de que no publicó en vida
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casi ninguna de sus obras poéticas, éstas corrieron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas. En sus primeras composiciones (hacia 1580) se adivina ya la implacable vena satírica que caracterizará buena parte de su obra posterior. Pero al estilo ligero y humorístico de esta época se le unirá otro, elegante y culto, que aparece en los poemas dedicados al sepulcro de El Greco o a la muerte de Rodrigo Calderón. En la Fábula de Píramo y Tisbe (1617) se producirá la unión perfecta de ambos registros, que hasta entonces se habían mantenido separados. Entre 1612 y 1613 compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, tanto temática como formal. Las críticas llovieron sobre estas dos obras, en parte dirigidas contra las metáforas extremadamente recargadas, y a veces incluso «indecorosas» para el gusto de la época. En un rasgo típico del Barroco, pero que también suscitó polémica, Góngora rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros lírico, épico e incluso satírico. Juan de Jáuregui compuso su Antídoto contra las Soledades y Quevedo lo atacó con su malicioso poema Quien quisiere ser culto en sólo un día... Sin embargo, Góngora se felicitaba de la incomprensión con que eran recibidos sus intrincados poemas extensos: «Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos». El estilo gongorino es sin duda muy personal, lo cual no es óbice para que sea considerado como una magnífica muestra del culteranismo barroco. Su lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea sintáctico (acusativo griego o imitación del ablativo absoluto latino). La dificultad que entraña su lectura se ve acentuada por la profusión de inusitadas hipérboles barrocas, hiperbatones y desarrollos paralelos, así como por la extraordinaria musicalidad de las aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado. Su peculiar uso de recursos estilísticos, que tanto se le criticó, ahonda de hecho en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Juan de Mena o Fernando de Herrera. A la manera del primero, gusta Góngora de las correlaciones y plurimembraciones, no ya en la línea del equilibrio renacentista sino en la del 73
retorcimiento barroco. Sus perífrasis y la vocación arquitectónica de toda su poesía le dan un aspecto oscuro y original, extremado si cabe por todas las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina. Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Luis Cernuda y Miguel Hernández, entre otros) y supuso su definitiva revalorización crítica.
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TIRSO DE MOLINA (1579-1648) Gabriel Téllez (Madrid, 1579-Almazán, Soria, 1648), conocido en el mundo literario con el pseudónimo de Tirso de Molina, tuvo una andadura vital, a diferencia de Lope de Vega, con pocos sobresaltos y estridencias. De origen humilde ingresó de joven en el convento madrileño de la Merced para profesar un año después en el de Guadalajara. A partir de este momento su vida irá ligada a los designios de sus superiores, cuyos dictados Tirso cumplió siempre con dignidad y obediencia. Recorrió un buen número de conventos mercedarios (Guadalajara, Toledo, Soria, Segovia, Sevilla, Trujillo, Cuenca, etc.) ocupando el cargo de comendador en alguno de ellos. Junto con Madrid fue Toledo la ciudad preferida de Tirso. En la ciudad del Tajo, al principio de la segunda década del siglo XVII, pasó nuestro escritor una de sus épocas más felices: entregado a su vocación religiosa, a la lectura, a la producción teatral, a la enseñanza y al trato con los amigos. En esta ciudad se encuentra cuando es seleccionado para una misión pastoral en la isla caribeña de Santo Domingo (1616-1618). De este modo, Tirso es uno de los pocos escritores barrocos que tuvo la oportunidad de conocer de cerca la realidad del Nuevo Mundo. A ella se referirá en algunas de sus 75
comedias, sobre todo, en la Trilogía de los Pizarro (1626-1629) y en la Historia general de la Orden de la Merced (1639), obra que Tirso escribe en su condición de cronista general de la Orden. El único suceso grave en esta biografía sin estridencias ocurre en 1625 cuando la Junta de Reformación de las costumbres ataca al mercedario por dedicarse a escribir «comedias profanas y de malos incentivos». Ello le obliga a Tirso a trasladarse fuera de la corte, en concreto a Sevilla. Años después (16271636) aparecen, hasta un total de cinco, los sucesivos tomos o partes que recogían el grueso de su producción teatral, así como su miscelánea de carácter religioso Deleitar aprovechando (1635), de estructura parecida a su gran miscelánea profana los Cigarrales de Toledo (1624). Tal vez afectado por el episodio de la Junta de Reformación y por las presiones recibidas dentro de la Orden, Tirso abandona lentamente la producción de comedias y textos profanos. Sus últimos años los pasa como comendador del convento de Soria. Y a principios de 1648 cae enfermo en el convento soriano de Almazán. Fallece hacia el 20 de febrero, y recibe sepultura en la capilla de enterramiento de los frailes. Tirso de Molina supo armonizar a la perfección su condición de fraile mercedario y de escritor de comedias, de las que llegó a escribir cerca de cuatrocientas según su propia confesión, aunque sólo nos han llegado unas sesenta. Dentro de la historia de la comedia española constituye una de las cumbres junto con Lope de Vega y Calderón de la Barca. Siempre se mostró orgulloso de su talento literario y defendió con ahínco la comedia nueva frente a los ataques de los moralistas y de los clasicistas. En su opinión, la comedia se configura como un espectáculo total y globalizador capaz de atraer a todos los espectadores de los corrales de comedias. La tarea del comediógrafo ha de ser la de entretener, divertir, provocar la admiración de ese público heterogéneo, exigente y bullicioso. Y es precisamente ahí donde radica el valor fundamental del teatro tirsiano, en haber elaborado unos mundos cómicos, unas acciones coherentes y complejas, un universo de burlas y enredos admirable. Lo que 76
sobresale, pues, en el teatro tirsiano es el humor refinado, las situaciones atrevidas, el gracejo de los personajes rústicos y de los criados urbanos, la atmósfera de juego y diversión que reina en buena parte de su producción teatral, en fin, la riqueza de los medios lingüísticos plagada de creaciones originales. A este propósito vienen bien las palabras que su gran amigo Juan Pérez de Montalbán dejara escritas en los preliminares de la Parte IV de las comedias de Tirso, en las que elogia las piezas teatrales del mercedario del siguiente modo: «lo sentencioso de los conceptos admira, lo satírico de las faltas corrige, lo chistoso de los donaires entretiene, lo enmarañado de la disposición deleita, lo gustoso de las cadencias enamora, y lo político de los consejos persuade y avisa, siendo su variedad discreta como un ramillete de flores diferentes que, además de la belleza y la fragancia, aficiona con la diversidad y la compostura». Todas esta características están presentes en sus comedias más conocidas y admiradas: Don Gil de las calzas verdes, Marta la piadosa, El vergonzoso en palacio, La villana de la Sagra. Bien es cierto que Tirso también escribió piezas teatrales serias, entre la que destacan El burlador de Sevilla y convidado de piedra, la pieza que más fama le ha dado al llevar a las tablas al mítico don Juan Tenorio, El condenado por desconfiado, La prudencia en la mujer, y otras obras inspiradas en las Sagradas Escrituras o en la Historia de España.
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LOPE DE VEGA (1562-1635)
Lope Félix de Vega y Carpio nació en Madrid en el año 1562. Fue niño precoz ya que desde la tierna infancia demostró facilidad para las letras, escribiendo tanto en español como en latín poesías, traducciones y primeras comedias. Estudió en el Colegio Imperial de los Jesuitas y posteriormente estudió en la Universidad e incluso se ordenó como sacerdote, influenciado por el Obispo de Ávila. Vivió una vida de pasiones intensas, desde su enamoramiento a los diecisiete años, de Elena Osorio, hasta sus varios matrimonios, deslices y aventuras, y en intermedios se volcó al sacerdocio, pues profesaba a la vez una profunda fe religiosa. Aunque de cuna humilde, su destreza literaria lo llevó a codearse con la nobleza de la época. Tuvo amistades cortesanas influyentes y perteneció a varias congregaciones religiosas, lo que le valió ingresos y su título de Fray que se suele anteponer a su nombre.
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Falleció en Madrid en 1635 y sus restos depositados en la Iglesia de San Sebastián. Fue un hombre apasionado que vivió intensamente. Los vaivenes sentimentales le dieron numerosos problemas. También los frecuentes cambios de actitud vital. Se enamora de la actriz Elena Osorio (la cual lo abandona). Después, se casa con Isabel de Urbina y se instala en Valencia, donde vive un periodo de intensa producción literaria. Muere su esposa y se casa con Juana de Guarda. Mientras mantiene relaciones extramatrimoniales con Micaela Luján, con la que tiene cinco hijos. Muere su esposa y, tras una profunda crisis espiritual, decide hacerse sacerdote a los 52 años, pero se enamora de una joven actriz y abandona el sacerdocio. Fue poeta y dramaturgo, pero lo más importante es su teatro. Se le considera el “creador del teatro nacional”. Su producción es enorme; es el autor más fecundo de la literatura española y, quizá, de la universal (se habla de 1.800 comedias, aunque sólo se han conservado 426 comedias y 42 autos). Lo mejor de Lope es que supo darle a su público lo que deseaba: espectáculo. Un soneto que nos habla de la brevedad de la vida y del paso del tiempo rápido e imparable; estos tópicos literarios alcanzan un gran desarrollo en el Siglo de Oro (en Góngora y Quevedo, por ejemplo). A UNA CALAVERA (XLIII) Esta cabeza, cuando viva, tuvo sobre la arquitectura destos huesos carne y cabellos, por quien fueron presos los ojos que mirándola detuvo. Aquí la rosa de la boca estuvo, marchita ya con tan helados besos, aquí los ojos de esmeralda impresos, color que tantas almas entretuvo.
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Aquí la estimativa en que tenía el principio de todo el movimiento, aquí de las potencias la armonía. ¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!, ¿dónde tan alta presunción vivía, desprecian los gusanos aposento?
El teatro de Lope Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas, que vienen a ser un contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones. De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo recomienda respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación; aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina): de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas). En general, las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos ejes temáticos, el amor y el honor, y con su fórmula de la doble acción (una entre nobles y otra entre criados) logró atraer por igual a todos los sectores de su público, desde el pueblo iletrado hasta la aristocracia culta y refinada. De su extensísima obra, más de «mil quinientas» comedias según palabras del propio autor, se conservan unas trescientas de atribución segura. La temática es tan variada que resulta de difícil clasificación. El grupo más numeroso es el de comedias de capa y espada, basadas en la intriga de acción amorosa: La dama boba, Los melindres de Belisa, El castigo del discreto, El 80
caballero del milagro, La desdichada Estefanía, La discreta enamorada, El castigo sin venganza, Amar sin saber a quién y El acero de Madrid. De tema caballeresco: La mocedad de Roldán y El marqués de Mantua. De tema bíblico y vidas de santos: La creación del mundo y El robo de Dina. De historia clásica: Contra valor no hay desdicha. De sucesos históricos españoles: El bastardo Mudarra y El duque de Viseo. Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el caos político de la España del siglo XV; entre ellas se encuentran La Estrella de Sevilla, Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodor, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro.
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CALDERÓN DE LA BARCA (1600-1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder. Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro. Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la
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corte. En 1663 el rey lo designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid. El teatro de Calderón de la Barca Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática. El crítico Ángel Valbuena Prat señaló que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, Calderón reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras; en ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra. Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica
desconocida
antes
de
él
y
que
configura
un
teatro
esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más 83
trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño, y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien. Con Calderón adquirieron asimismo especial relevancia la escenografía (lo que él llamaba «maneras de apariencia») y la música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras, y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo poético de Góngora. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción.
Fue un hombre de espíritu reflexivo que dedicó su vida al estudio. Su obra más importante es “LA VIDA ES SUEÑO”. Aquí Calderón creó a “Segismundo”, uno de los símbolos del teatro universal.
LA VIDA ES SUEÑO. Escena XIX, monólogo de Segismundo “…¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son». Otros autores barrocos -Mateo Alemán -María de Zayas -Guillén de Castro
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-Juan Ruiz de Alarcón -Sor Juana Inés de la Cruz
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Capítulo 5 El Neoclasicismo 5.|. CONTEXTO SOCIOCULTURAL -Racionalismo y pensamiento científico. -Utopismo. La razón permitirá una mejora de la sociedad. -Reformismo. Para modernizar la sociedad es necesario reformar las leyes; es el DESPOTISMO ILUSTRADO y su lema “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. -En España tenemos al primer rey Borbón, Felipe V. Las nuevas ideas se enfrentaron con las viejas: polémicas sobre la dinastía real, sobre la lengua, sobre la ciencia, sobre el teatro, sobre el poder de la Iglesia. Se suscita el tema de la europeización de España: modernizar su sociedad, reformar las costumbres y superar las profundas diferencias entre España y Europa. -Los escritores de este siglo reflejan el conflicto entre tradición y modernización. Son trabajadores, perfeccionistas y cultos. Es literatura crítica y didáctica. Son LOS NEOCLÁSICOS. Pero no hay una literatura tan creativa, bella, imaginativa como en el siglo anterior.
NEOCLASICISMO FRENTE A ROMANTICISMO
5.2 CARACTERÍSTICAS LITERARIAS -Vuelta al mundo grecolatino, a los autores clásicos que simbolizan la mesura y la atemporalidad. -Rechazo de estilos anteriores por considerarlos «excesivos»: gótico, barroco… -Se expresan modelos universales y no personales. -Todo arte se ve sometido a estrictas reglas; por ello es difícil conseguir un estilo propio. 86
-La literatura sirve para educar; debe tener un fin moralizante y didáctico. -Las ideas literarias se difunden a través de la POÉTICA (1737) de Ignacio de Luzán, con su lema “ENSEÑAR DELEITANDO”. -Se crea en 1713 la Real Academia de la Lengua Española para velar por la pureza de la lengua.
5.3 AUTORES -Algunos escritores: JOSÉ CADALSO, BENITO JERÓNIMO FEIJOO, GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS, LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN , JUAN MELÉNDEZ VALDÉS. -Gran importancia de la fábula, ya que es un género que se ajusta perfectamente al lema de este siglo «Enseñar deleitando». Dos autores clave: TOMÁS DE IRIARTE y FÉLIX MARÍA SAMANIEGO.
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LOS DOS CONEJOS TEXTOS «ARTE POÉTICA», Nicolás Boileau “Amad la razón. Que siempre vuestros escritos tomen de ella su brillo y su valor. La mayoría de los escritores, guiados por un impulso insensato, van a buscar su idea lejos del sentido recto. Con sus versos monstruosos, buscan la originalidad, lo que nadie ha dicho antes. Evitemos estos excesos; todo debe tender al buen sentido. (…) Antes de escribir, aprended a pensar. Lo que se piensa bien se expresa con claridad, y salen con facilidad las palabras con que hay que decirlo. Que vuestra musa, fértil en sabias lecciones, por todas partes una lo sólido y lo útil
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y lo agradable. Un lector sabio rehúye la vana diversión y quiere aprovechar su esparcimiento”. «EL SÍ DE LAS NIÑAS», Moratín Acto tercero DON DIEGO. «Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal de que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo».
(Leer la obra completa EL SÍ DE LAS NIÑAS) LA POESÍA ANACREÓNTICA Es un tipo de poesía amorosa, sensual, en un paisaje idílico poblado por dulces pastorcillos enamorados. Típica del Neoclasicismo del siglo XVIII. Un ejemplo de Juan Meléndez Valdés. «A DORILA» ¡Cómo se van las horas, y tras ellas los días y los floridos años de nuestra frágil vida! La vejez luego viene, del amor enemiga, y entre fúnebres sombras la muerte se avecina, 88
que escuálida y temblando, fea, informe, amarilla, nos aterra, y apaga nuestros fuegos y dichas. El cuerpo se entorpece, los ayes nos fatigan, nos huyen los placeres y deja la alegría. Si esto, pues, nos aguarda, ¿para qué, mi Dorila, son los floridos años de nuestra frágil vida? Para juegos y bailes y cantares y risas nos los dieron los cielos, las Gracias los destinan. Ven ¡ay! ¿qué te detiene? Ven, ven, paloma mía, debajo de estas parras do leve el viento aspira; y entre brindis suaves y mimosas delicias de la niñez gocemos, pues vuela tan aprisa
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5.4 BIOGRAFIAS DE AUTORES MÁS IMPORTANTES
José Cadalso (1741-1782) Escritor español. Se orientó hacia la carrera militar, llegando a obtener con el tiempo el grado de coronel. Siguiendo sus diversos destinos, residió en varias ciudades españolas, sobre todo en Madrid, donde entró en contacto con los círculos literarios del momento. Inició su producción literaria con una serie de dramas de corte neoclásico, como Sancho García (1771), algunos de los cuales fueron prohibidos por la censura, a los que siguió una sátira contra la pedantería de ciertas clases sociales, Los eruditos a la violeta (1772), con la que obtuvo su primer éxito literario. Siguiendo en la misma actitud crítica, próxima al espíritu de la Ilustración, escribió su obra más famosa, las Cartas marruecas (1789), inspirada en las Cartas persas de Montesquieu. En ellas, la España de su época es presentada en sus contradicciones y ambigüedades a través de la mirada exterior de un viajero de origen marroquí. Dejó muchos textos autobiográficos y un epistolario extenso con escritores de la época. Publicó Ocios de juventud (1773), un poemario con regusto entre rococó y 90
romántico. También compuso sátiras , muchas de ellas firmadas con seudónimo, como Calendario manual y Guía de forasteros en Chipre para el Carnaval del año 1768 y otros, este texto circuló manuscrito, o la serie sobre Los eruditos a la violeta, textos mordaces en los que ridiculizaba el falso barniz cultural que tenían muchos de los petimetres que poblaban los salones del Madrid de la época. Pero sus dos mejores obras son Cartas marruecas y Noches lúgubres. Cartas marruecas (1788-1789) es un libro en el que Cadalso finge una correspondencia entre dos amigos marroquíes, uno se encuentra en España y el otro en Marruecos, y el supuesto viajero, al que el autor le ha dotado de un gran sentido común, cuenta a su amigo lo que ve en España, por supuesto desde el relativismo de la diferencia de culturas. Cadalso aprovecha para dar su visión crítica sobre el carácter español, la política del momento y la historia de España. Noches lúgubres apareció primero por entregas en el diario El Correo de Madrid desde 1789 hasta 1790, y después recopiladas en 1792 y 1798. El tema central es la noche y todo lo que sugiere en su aspecto lúgubre: féretros, cementerios, desesperanza y melancolía. No cabe duda de que fue un gran antecedente para el romanticismo español; por otro lado, dado lo novedoso del tema en su momento, se llegó a especular que el propio Cadalso era un profanador de tumbas que incluso había desenterrado el cadáver de su amada Ignacia. También compuso algunas obras dramáticas, como La Numantina (perdida) y Don Sancho García (estrenada en 1781), pero la crítica literaria no les concede gran valor ni argumental ni estilístico.
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Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) Erudito español. Fue uno de los espíritus más universales de su tiempo, exponente del racionalismo ilustrado. Ingresó en la orden benedictina en San Julián de Samos (1688) y se doctoró en el convento de San Vicente de Oviedo, del que fue abad (1721-1729). Fue maestre general de su orden y Fernando VI le nombró miembro del Consejo de Castilla. A partir de 1726 inició la publicación de sus dos grandes obras enciclopédicas: Teatro crítico universal (nueve volúmenes; 1726-1740) y Cartas eruditas y curiosas (cinco volúmenes; 1742-1760). Sus escritos, que tratan de los temas más dispares y recogen y comentan toda novedad científica y técnica, motivaron críticas y defensas que conmovieron el mundo cultural español. El propio autor escribió dos autodefensas, tras lo cual el rey prohibió en una pragmática que sus obras fuesen impugnadas. Llegó a ser conocido en toda Europa. Literariamente, fue un defensor del teatro clásico español contra el neoclasicismo y un teórico del prerromanticismo. El espíritu crítico y racionalista de Fray Benito Jerónimo Feijoo abrió las puertas al pensamiento ilustrado en España. Perteneciente a una familia noble gallega, estudió en Salamanca y en 1688 ingresó en el convento benedictino de San Julián de Samos. Desde los treinta años residió en Oviedo, en cuya universidad ejerció 92
como catedrático de teología. Escribió toda su obra en su celda del monasterio de San Vicente de Oviedo, del que fue abad, y mantuvo una copiosa correspondencia con las figuras más destacadas de la cultura europea y española de su tiempo. Tras aparecer su primer ensayo, titulado Aprobación apologética del escepticismo médico (1725), Felipe V le ofreció un obispado en América, que Feijoo rechazó. Poco después se inició la publicación de los nueve volúmenes de su Teatro crítico universal (1726-1740), y posteriormente de los cinco libros de Cartas eruditas y curiosas (1742-1760). En estas obras se concentra el grueso de su vasta producción, constituido por una larga serie de disertaciones sobre las más diversas materias: medicina, matemáticas, física, astronomía, geografía, historia, filosofía, teología, moral, literatura y lingüística. Fruto de una insaciable curiosidad enciclopédica, los ensayos del Padre Feijoo están inspirados por un agudo sentido crítico y tratan de desterrar las ideas erróneas y supersticiosas, en la línea del pensamiento ilustrado. Guiado exclusivamente por la razón y la experiencia, Benito Jerónimo Feijoo critica la credulidad del vulgo y el clero y el espíritu rutinario de los hombres de ciencia. Asimismo recomienda la lectura de libros extranjeros para combatir el retraso intelectual de España, consecuencia de su aislamiento político y de la afición de los seudosabios por las estériles discusiones abstractas. Además de impugnar los valores tradicionales, se rebela contra los dogmas científicos y el principio de autoridad basado en los textos antiguos, que en ocasiones impide la observación personal y la libertad de juicio. El principal valor de Feijoo no consiste en haber creado un sistema filosófico, sino en su capacidad para transmitir nuevas ideas empleando un lenguaje sencillo y coloquial acorde con su intención divulgadora, carente de artificios retóricos y opuesto a la prosa barroquizante vigente hasta entonces. Considerado el primer ensayista hispánico contemporáneo, su obra fue ampliamente difundida y suscitó vivas controversias, en las que participaron numerosos científicos y hombres de letras. Entre sus detractores, los de mayor 93
renombre fueron Fray Jacinto Segura y Diego de Torres y Villarroel. La campaña contra el benedictino fue tan virulenta que Fernando VI llegó a prohibir en 1750 que se impugnaran sus doctrinas. Si bien no fue un pensador profundo ni un investigador en sentido riguroso, su tarea vulgarizadora contribuyó notablemente a elevar el nivel cultural de la época.
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Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) Político y escritor español. Hijo de una familia de la pequeña nobleza, estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá, en cuyo colegio de San Ildefonso se doctoró en cánones a los veintiún años de edad. Tras finalizar los estudios, ingresó en la Administración, y en 1767 fue trasladado a Sevilla para desempeñar el cargo de alcalde del Crimen. Ya en fecha muy temprana empezó a compatibilizar sus tareas laborales con su afición por el estudio y la escritura, influido siempre por las corrientes ilustradas. En 1787 presentó el drama El delincuente honrado, escrito en 1773, y por las mismas fechas se aproximó a la poesía con las epístolas Jovino a sus amigos de Salamanca, de tono moralizante y neoclásico, y A sus amigos de Sevilla, de contenido sentimental. En 1797, tras un breve período como embajador en Rusia, fue nombrado secretario de Gracia y Justicia, pero sólo pudo ocupar el cargo durante un año 95
debido a las presiones ejercidas por Manuel Godoy para lograr su destitución. Durante este breve período destacó por su voluntad reformista y por su lucha contra la Inquisición y las propiedades de la Iglesia. Tras ser relevado del cargo regresó a Gijón, donde ejerció como consejero de Estado, aunque también por poco tiempo, puesto que se vio afectado por la oleada de conservadurismo anti ilustrado de la época. Se le acusó de haber introducido en España una copia de El contrato social de Rousseau, libro prohibido en aquel momento, y por ello fue encarcelado y deportado a Mallorca (marzo de 1801). Hasta mayo de 1802 residió en la cartuja de Valldemosa, en la cual escribió Memoria sobre educación pública, obra en la que defendía la necesidad de establecer la enseñanza del catalán en Mallorca, al tiempo que proponía la creación de un centro educativo en la isla. Posteriormente fue confinado en el castillo de Bellver, en donde sufrió un período de incomunicación forzosa que aprovechó para redactar varias obras, entre las cuales destacan las Memorias históricas sobre el castillo de Bellver, publicadas póstumamente, y un Tratado teoricopráctico de la enseñanza. Sólo fue liberado tras el motín de Aranjuez, en marzo de 1808, tres años antes de su muerte.
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Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) Poeta y dramaturgo español, máximo exponente en España del teatro neoclásico. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, estudió en los jesuitas de Calatayud y fue alumno de la Universidad de Valladolid. Se dio a conocer como poeta con el romance heroico en endecasílabos La toma de Granada, premiado por la Real Academia Española en 1779. En 1782 volvió a ser premiado por Lección poética. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía española, escrito en tercetos y que le sirvió para atacar al teatro barroco. Obtuvo el puesto de secretario del conde Francisco Cabarrús en 1787, lo cual le permitió visitar varios países europeos, entre ellos Francia y el Reino Unido. Amigo de Jovellanos y protegido de Godoy, logró sus mejores éxitos en el campo teatral. Intentó introducir en España los moldes del teatro neoclásico francés, es decir, el respeto a las tres unidades de tiempo, lugar y acción y la finalidad moralizante, aunque no llegaron a calar entre el público. Su primera comedia 97
fue El viejo y la niña (1790), que pasó sin pena ni gloria, aunque el éxito le llegaría tan sólo dos años más tarde con La comedia nueva o el café. Después de este triunfo literario emprendió un nuevo viaje por Europa (1792), decisivo en su experiencia personal y artística. En París tuvo ocasión de asistir a trascendentales sucesos de la Revolución Francesa, que le impresionaron vivamente, y en el Reino Unido entró en contacto con la obra de Shakespeare, autor que por entonces era prácticamente desconocido en España. Luego continuó viajando por los Países Bajos, Alemania, Suiza e Italia, desde donde regresó a España a finales de 1796. En 1798 tradujo Hamlet, la primera versión española directa del inglés. De los primeros años del siglo XIX datan sus mejores comedias, escritas con un perfecto dominio del castellano, y en las que crítica las costumbres de la época y la hipocresía social: El barón, La mojigata y El sí de las niñas. Esta última es considerada como su mejor obra y el mejor logro español dentro de la corriente de comedia de salón dieciochesca, que arranca de Molière y culmina en Carlo Goldoni. Nombrado secretario de la Interpretación de Lenguas y miembro de la Junta de Teatros, Leandro Fernández de Moratín abandonó sus cargos cuando se produjo el levantamiento popular de 1808 contra la invasión napoleónica. Más tarde, en 1811, José Bonaparte lo nombró bibliotecario mayor. Como la mayoría de afrancesados, abandonó la capital a raíz de la retirada de las tropas francesas, para dirigirse a Valencia y luego a Barcelona.
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Juan Antonio Meléndez Valdés (1754-1817) Escritor y magistrado español. Es el más importante poeta español del siglo XVIII. Juan Meléndez Valdés estudió derecho en la Universidad de Salamanca, en la que ejercería como catedrático de humanidades desde 1781, y desempeñó diversos cargos públicos: alcalde del crimen en Zaragoza (1789), oidor en Valladolid (1791) y fiscal en Madrid (1797). Sufrió destierro en Medina del Campo (1798), confinamiento en Zamora (1800) y cárcel en Asturias (1808). En 1809, ya bajo el régimen de José Bonaparte, fue nombrado consejero de Estado y, un año después, presidente de la Junta de Instrucción Pública. Tras la restauración de Fernando VII, emigró a Francia. Sus tempranas lecturas de John Locke, Leibniz, Montesquieu, Rousseau y de los poetas Salomón
Gessner, James Thomson y Alexander Pope marcaron su
primera etapa poética, en la que sobresalen sus composiciones anacreónticas, de cuyo género fue el principal cultivador en España (La paloma de Filis; Besos de amor), y sus Poesías (1875), publicadas a instancias de Jovellanos.
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Las obras de su segunda etapa poética se caracterizan por su contenido filosófico y por su sentimentalidad prerromántica; con posterioridad, su obra se orientó hacia el compromiso político y social (A Llaguno, 1794; Sobre el fanatismo, 1795). Es también autor de una Defensa de la lengua castellana (1811).
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Tomás de Iriarte (1750-1791) Escritor español. Fue junto con Félix María de Samaniego uno de los fabulistas más importantes del siglo XVIII. Sobrino del académico Juan de Iriarte, a los trece años se trasladó a Madrid para vivir con su tío, lo que le permitió adquirir una sólida educación. Sucedió a su pariente como traductor de la Secretaría de Estado y ocupó el cargo de archivero del Consejo de Guerra. Su figura destacó en los ambientes literarios y sociales. Frecuentó asiduamente la tertulia de la Fonda de San Sebastián donde trabó amistad con Cadalso y Nicolás Fernández de Moratín. Agudo crítico y gran polemista, mantuvo constantes disputas con Ramón de la Cruz, Juan Pablo Forner y Félix María Samaniego. La fama le llegó con la publicación de la obra satírica Los literatos en cuaresma (1773), imprescindible para conocer a los escritores neoclásicos españoles. En 1777 tradujo en verso el Arte poética de Horacio. Trabajo tan elogiado como controvertido fue el poema didáctico La música (1779), traducido a varios idiomas. Su mayor popularidad se debió a las Fábulas literarias (1782), publicadas un año más tarde que las de Samaniego, donde reunió una serie de poemas satíricos y 101
moralizantes que encierran muchas veces una burla feroz de sus coetáneos. El autor aplicó a estos apólogos los preceptos clasicistas, se hizo eco de las ideas estéticas imperantes en su tiempo y se sometió a las reglas de universalidad, unidad formal y didactismo. A pesar de que sus versos presentaron una mayor variedad métrica que los de Samaniego, y buscaron la máxima sencillez y claridad, las rimas resultaron un tanto forzadas y nunca alcanzaron la vivacidad de las de su rival. No obstante, el gran acierto del autor consistió en trasladar fielmente al género fabulística las normas dictadas por la preceptiva, como puede apreciarse en piezas como "El burro flautista", "La mona", "Los dos conejos" o "El caballo y la ardilla". De su actividad teatral cabe destacar el monólogo Guzmán el Bueno (1787), basado en el episodio medieval del cerco de Tarifa, cuyo alcaide, Guzmán el Bueno, prefirió dejar morir a su hijo antes que rendir la ciudad. Compuso además el drama en prosa La Librería (1790) y tres comedias morales en verso, El don de gentes (1780), El señorito mimado (1787) y La señorita malcriada (1788), que tratan sobre la dificultad de educar a los hijos. Estas piezas son antecesoras de las comedias de Moratín y de la alta comedia del siglo XIX. Cuatro años antes de morir hizo realidad su deseo de ver publicada su Colección de obras en verso y prosa (1789).
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Félix María Samaniego (1745-1801) Escritor español, famoso por sus Fábulas morales. Junto con Tomás de Iriarte es considerado el mejor de los fabulistas españoles; la violenta enemistad surgida entre ambos ha pasado a la historia de la literatura. Perteneciente a una familia noble y rica, tras los primeros estudios (llevados a cabo en el hogar paterno) fue enviado a cursar derecho a la Universidad de Valladolid, donde permaneció dos años sin llegar a concluir la carrera. En un viaje de placer a Francia se entusiasmó con los enciclopedistas, y se quedó mucho tiempo en tierra francesa; allí se le contagió la inclinación a la crítica mordaz contra la política y la religión tan grata a los hombres del siglo, y cierto espíritu libertino y escéptico que le indujo a burlarse de los privilegios y a rechazar, incluso, un alto empleo en la corte que le ofreció el conde de Floridablanca. A su regreso a España contrajo matrimonio y se estableció primeramente en Vergara, donde participó en la Sociedad Patriótica Vascongada, tendente a la difusión de la cultura en los medios populares, y de la cual llegó a ser presidente. 103
Las fábulas escritas para que sirvieran de lectura a los alumnos del Real Seminario Patriótico Vascongado de Vergara son su obra más conocida. En 1781 se publicaron en Valencia los cinco primeros libros con el título de Fábulas en verso castellano, y en 1784 apareció en Madrid la versión definitiva, titulada Fábulas morales y formada por nueve libros con 157 fábulas. Las fábulas de Samaniego se inspiran en las obras de los fabulistas clásicos Esopo y Fedro, y también del francés La Fontaine y del inglés John Gay; todas ellas tienen una finalidad didáctica. De estilo bastante sencillo y métrica variada, muchas fábulas destacan por su espontaneidad y gracia: La lechera, Las ranas que pedían rey, El parto de los montes, La cigarra y la hormiga, La codorniz, Las moscas, El asno y el cochino, La zorra y el busto o El camello y la pulga. La publicación de las fábulas de Tomás de Iriarte (que había sido su amigo) un año después que las suyas, con un prólogo en el que afirmaba que eran "las primeras fábulas originales en lengua castellana", irritó a Samaniego y desató una rivalidad entre ambos escritores que duraría toda su vida. Samaniego publicó anónimamente el folleto satírico Observaciones sobre las fábulas literarias originales de D. Tomás de Iriarte (1782) y, poco después, una parodia del poema La música, también de Iriarte, que tituló Coplas para tocarse al violín a guisa de tonadilla. Siguieron numerosos libelos, contestados con la misma violencia por Iriarte. Sin embargo, cierto espíritu volteriano confería a los ataques de Samaniego una crueldad mayor. Con la subida de los Borbones al poder se produjo un proceso centralizador que entró en litigio con las instituciones forales del País Vasco. Al complicarse la situación, en 1783 Samaniego fue comisionado por la provincia de Álava para que de una manera directa gestionara los problemas provinciales en la Corte, aunque también tramitó otros asuntos regionales y de la Vascongada. En la capital, su actividad literaria fue intensa; asistió a reuniones y tertulias y gozó de la amistad de nobles y escritores. Participó en las polémicas teatrales de la época defendiendo el teatro neoclásico y la ideología ilustrada. Esta actividad cultural fue más exitosa que los progresos de las gestiones que le habían encargado.
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Tampoco llegó a buen puerto el plan de un Seminario para señoritas, que la Vascongada pretendía establecer en la ciudad de Vitoria. De nuevo en Bilbao, Félix María Samaniego volvió a llevar las riendas de su hacienda, bastante olvidada, y a frecuentar las antiguas amistades. En 1792 decidió llevar una vida más tranquila y se retiró a su villa natal, Laguardia. Dos sucesos rompieron su tranquilidad: por un lado, la invasión francesa del año 1793 que dejó malparadas sus posesiones guipuzcoanas; por otro, algunas poesías satíricas y licenciosas le valieron el principio de un proceso inquisitorial en 1793. El tribunal de Logroño llegó incluso a decretar la detención del autor. Samaniego evitó peores consecuencias gracias a la influencia de sus amistades en los altos niveles. Las fábulas de Samaniego Publicadas en 1784, la Fábulas morales recogen un total de 157 composiciones, distribuidas en nueve libros y precedidas de un prólogo. Fueron compuestas para los alumnos del Colegio de Vergara, en cuya labor pedagógica colaboraba. Su intención está dentro del carácter didáctico de la literatura neoclásica e ilustrada y respondía a la máxima estética de instruir deleitando. Debieron de influir en la elección del género sus conocimientos de la literatura francesa, en especial de La Fontaine, aunque Samaniego no es un mero traductor, sino que actualiza la materia tradicional desde las fuentes clásicas (Esopo y Fedro), aumenta los datos explicativos y dramatiza las escenas en relación con la función didáctica que pretende. En el desarrollo de las fábulas, Félix María Samaniego sigue la estructura convencional, aunque procura plantear claramente la oposición entre los personajes-animales por medio de adjetivos antitéticos, para que de ella se desprenda clara la moraleja. La formulación de la moralidad suele ir al final de la fábula, como consecuencia aleccionadora de lo sucedido en el episodio que la precede. Quizá sea la moraleja, desde el punto de vista de la estructura, el aspecto menos conseguido en Samaniego, por culpa de su excesiva extensión. Se exige que sea concisa y breve, de forma que pueda quedar grabada con facilidad 105
en la mente infantil. Pero Samaniego se pierde con frecuencia en rodeos inútiles, a diferencia de La Fontaine, que solamente insinúa la moraleja. El tipo de moralidad de las fábulas no es cristiana, ni tan siquiera ingenua. Se aplica, siguiendo la tradición, el concepto naturalista de la moral. Las bases están próximas a la ideología de Rousseau, pero en realidad es una ética de supervivencia y de lucha por la vida la que los animales parlantes nos predican. Una moral en la que tienen cabida el egoísmo, la venganza, la astucia, la desconfianza... Tampoco debemos olvidar el rico caudal de ideas ilustradas o de estética neoclásica. Otras veces son simples principios de convivencia o reflexiones dictadas por la experiencia, de puro valor práctico. Por eso no es extraño que las moralejas estén tan cerca de la filosofía del refrán y que a veces se formulen con uno de ellos, literalmente o con ligeras modificaciones por imperativos de la rima. Consecuente con sus principios estéticos y los destinatarios iniciales de la obra, Samaniego hace en sus fábulas un derroche de gracia y sencillez. La gracia la consigue a base de viveza y colorismo en la expresión. Las fábulas están esmaltadas, ya que no de metáforas, sí de expresiones cálidas e ingeniosas, construidas sobre un lenguaje corriente. Juega también con los refranes y los dichos populares. Otros rasgos que definen su estilo son la ausencia de elementos cultos, la simplicidad del vocabulario y la acumulación de sustantivos y verbos, signos de su dicción concisa. Igual que su opositor Iriarte, Samaniego presta atención a los recursos métricos. Intenta huir de la monotonía buscando un tipo de acomodación significativa y cierta musicalidad pegadiza. Utiliza con preferencia la silva, cuyo libre balanceo entre heptasílabos y endecasílabos se adapta con facilidad al ritmo narrativo. Pero esto no es óbice para que encontremos otras estrofas como serventesios, redondillas, endechas, romancillos, décimas... Sin ser innovador, Samaniego cumple con decoro su misión de versificador, aunque pueden hallarse en ocasiones ripios o defectos rítmicos.
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A grandes rasgos puede afirmarse que Samaniego es el autor de la moral bonachona, del optimismo y de las verdades mediocres; todas las virtudes y defectos de la literatura moral y didáctica del siglo XVIII están contenidos en su libro. Samaniego trata los asuntos de la fabulística tradicional de una manera fácil, mediante el instrumento de un verso ligero y sonoro, lo que da a su obra un carácter de agilidad que no tiene la obra de Iriarte, aunque hay que destacar que el propósito de ambos autores es diferente. Samaniego las escribió con la finalidad de ofrecer ejemplos a los niños del Seminario, mientras que la intención de Iriarte es proporcionar una "educación" literaria, reafirmando y defendiendo los principios y reglas del gusto literario neoclásico.
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Capítulo 6 SIGLO XIX 6.1 EL ROMANTICISMO. 6.1.1 Contexto y características El sentimiento, la imaginación y la fantasía son las fuerzas creadoras que definen EL ROMANTICISMO del siglo XIX. A finales del S. XVIII hay una reacción contra el racionalismo y la estética reglamentada de los neoclásicos. Esto dará lugar a una nueva corriente artística, el ROMANTICISMO, que ocupará gran parte del siglo XIX, aunque al final tendrá que convivir con el Realismo y con el Naturalismo. CONTEXTO SOCIAL Y CULTURAL DEL ROMANTICISMO ESPAÑOL Fechas clave -El siglo XIX comienza en España con la Guerra de la Independencia (1808-1814) contra la invasión napoleónica. -En 1814 es derrotado el ejército de Napoleón Bonaparte y se restaura la monarquía absoluta de Fernando VII (1814-1833); esto supone una represión de los ideales liberales y poco desarrollo de la vida cultural. Muchos intelectuales deben exiliarse a Francia o Inglaterra y es ahí donde conocen las nuevas ideas románticas que luego traerán a España. -A partir de 1833 (muerte de Fernando VII) el Romanticismo triunfa en España. La obra que marca el comienzo de esta etapa literaria es «La conjuración de Venecia», de Francisco Martínez de la Rosa (la obra cuenta la lucha de los liberales contra un tirano). -La década de 1833-1844 es la más romántica; después, se habla ya de Posromanticismo, un periodo de transición que va introduciendo el Realismo.
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CARACTERÍSTICAS DEL ROMANTICISMO ESPAÑOL -Sólo con “la razón” no se puede explicar la realidad. Se valora lo irracional (los sueños, las emociones, la fantasía). Aparece la literatura de terror y fantástica. -Se rechaza la preceptiva clásica: el artista es libre, no debe estar sometido a ninguna regla que no le permita expresarse con total libertad. -La naturaleza está ligada a la subjetividad del poeta. Con frecuencia aparecen paisajes «atormentados» que reflejan el ánimo del escritor: cementerios, tormentas, bosques, ruinas, cuevas… -Destaca la figura del héroe, que muchas veces es un personaje antisocial: el pirata, por ejemplo. -Temas: la libertad, exaltación del «yo», melancolía, desengaño, el destino. Víctor Hugo define el Romanticismo como «el liberalismo en literatura». -La evasión. El malestar que sienten los autores tiene como consecuencia la evasión a otras épocas (la Edad Media), a otros paisajes y países poco conocidos en Europa (Oriente y América). España se pone de moda en esta época porque era un país poco desarrollado. -Se mezcla la prosa con el verso, lo trágico con lo cómico y la diferencia entre un género y otro está difuminada. -Nacionalismo. Los neoclásicos fueron universalistas y los románticos son nacionalistas (recuperan su historia, sus costumbres, sus leyendas). -De todos los escritores románticos europeos, el más genial fue JOHANN WOLFGANG GOETHE (1749-1832). Fue el eslabón que sintetizó lo clásico y lo romántico (igual que Cervantes hizo con el Renacimiento y el Barroco). Sus dos obras más importantes fueron: “LOS SUFRIMIENTOS DEL JOVEN WERTHER” y “DOCTOR FAUSTO”. También de esta época otros autores y sus monstruos: Mary Shelley y su Frankenstein, Óscar Wilde y su Dorian Grey y José Zorrilla y su don Juan. 109
6.1.2 TEATRO ROMÁNTICO -El teatro romántico expresa el conflicto entre la realidad y los ideales, entre el individuo y la sociedad, entre la libertad y la tiranía. Y este conflicto siempre acaba mal. -El tema básico es el amor apasionado, condenado al fracaso porque choca contra las normas sociales. -Usan el verso para expresar sus dramas y prescinden de las normas neoclásicas. EJEMPLO: DON JUAN TENORIO. Escena II, Acto Cuarto -Don Juan ¡Ah! ¿no es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? (…) -Doña Inés No, don Juan, en poder mío resistirte no está ya: yo voy a ti, como va sorbido al mar ese río. Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan,
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y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena. ¡Don Juan!, ¡don Juan!, yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame, porque te adoro. 6.1.3 PROSA ROMÁNTICA –La novela romántica se situó en épocas pasadas (especialmente la Edad Media) ; los escritores consideraban que la sociedad moderna era vulgar y no merecía ser reflejada en sus novelas. No hay grandes obras en España; la más interesante en «El señor de Bembibre», de Enrique Gil y Carrasco (1815-1846). –El “CUADRO DE COSTUMBRES” es un pequeño texto en prosa que presenta y critica costumbres de la vida diaria y personajes curiosos, con gracia y humor. El principal costumbrista fue Ramón Mesonero Romanos (1803-1882), que se convierte en un cronista de la vida madrileña durante más de cuarenta años. Su estilo es sencillo y muy cuidado; suele servirse de anécdotas diarias que usa para defender sus tesis. Siempre emplea la ironía (que esconde una gran desilusión y una profunda amargura Sus artículos son de tres tipos: -Artículos de costumbres. Critica el atraso en que estaba España y defiende la modernización del país. Uno de los más conocidos es: «VUELVA USTED MAÑANA» Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza. (…)
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Estas reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó en mi casa un extranjero… -Artículos políticos. -Artículos literarios. 6.1.4 POESÍA ROMÁNTICA –La poesía lírica se desarrolló notablemente ya que era un género muy apropiado para expresar los sentimientos románticos. Usa un estilo altisonante y retórico, con abundancia de exclamaciones e interrogaciones retóricas. Innovan la métrica al usar nuevas estrofas y la polimetría. –La poesía narrativa se usó para narrar leyendas y hechos históricos. Por ejemplo, «El estudiante de Salamanca», de Espronceda o las leyendas de José Zorrilla. Las “LEYENDAS” son quince relatos cortos situados en varias ciudades españolas, en oscuros templos, en ruinas, siempre de noche y siempre en el pasado. Lo extraño, lo sobrenatural y lo inexplicable son el argumento. Es lo más importante de la narrativa fantástica del siglo XIX.
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6.1.5 AUTORES MÁS IMPORTANTES
Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862) Político y escritor español (Granada, 1787 - Madrid, 1862). Este catedrático de filosofía moral de la Universidad de Granada (1808) se sumó a las filas de los revolucionarios liberales durante la Guerra de la Independencia (1808-14) y fue diputado en las Cortes de Cádiz que aprobaron la Constitución de 1812. Por ello, fue encarcelado tras el regreso de Fernando VII y el restablecimiento del absolutismo. Recuperó la libertad durante el Trienio Liberal (1820-23), en el cual asumió el liderazgo de la rama más moderada de los liberales (los «doceañistas») frente a la mayoría de «exaltados», e incluso encabezó el gobierno como ministro de Estado en 1822. Una nueva reacción absolutista durante la «Ominosa Década» (1823-33), que le obligó a exiliarse en Francia, acabó de conducirle a una postura ideológica ecléctica, inspirada en el liberalismo doctrinario de François Guizot: en lo sucesivo defendería un liberalismo muy moderado que sirviera para una transacción con la
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monarquía y con los partidarios del absolutismo. Fue esa postura centrista la que llevó a la regente María Cristina a llamarle para formar gobierno en 1834-35. En aquel periodo crucial, Martínez de la Rosa puso en pie un régimen de monarquía limitada con el primer Parlamento bicameral de la historia de España, reflejado en el Estatuto Real (1834). Buscando el apoyo de la opinión liberal a la causa de Isabel II contra las pretensiones al Trono de don Carlos, Martínez de la Rosa decretó la amnistía para los liberales encarcelados durante el periodo absolutista; pero, siempre en posiciones centristas, intentó también humanizar la guerra declarada contra los carlistas. Su moderación fue sobrepasada enseguida por las aspiraciones radicales de las masas
populares,
que
llevaron
al
gobierno
a
líderes
progresistas
como Mendizábal e impusieron modelos constitucionales más abiertamente liberales (1836). En lo sucesivo, Martínez de la Rosa sería uno de los inspiradores de la formación del Partido Moderado, que había de presidir largos periodos de la vida política española, representando el ala conservadora del liberalismo, sobre la que descansó el reinado de Isabel II. Él mismo fue diputado, embajador en París y en Roma, presidente del Consejo de Estado, ministro de Estado (1844-46 y 185758) y presidente del Congreso (1851, 1857 y 1860). Como escritor se inscribió en la línea del romanticismo; destacó sobre todo en el terreno dramático (La conjuración de Venecia, 1834), aunque también practicó la poesía y el ensayo (El espíritu del siglo, 1851). Su prestigio intelectual le llevó a formar parte de las Reales Academias Española (que presidió de 1839 a 1862), de la Historia, de Bellas Artes y de Jurisprudencia, así como a ser presidente del Ateneo de Madrid. Obras de Martínez de la Rosa Las obras de Francisco Martínez de la Rosa, reflejo de un a veces inseguro eclecticismo ilustrado, pueden dividirse en cinco materias bien diferenciadas: ensayo político, crítica literaria, poesía, novela y teatro. Aparte de sus piezas oratorias, los escritos políticos denotan la influencia de los teóricos franceses del siglo XVIII (sobre todo Montesquieu), los clásicos del liberalismo inglés (Jeremy Bentham,
Edmund
Burke)
y
la
tradición 114
liberal
española
encabezada
por Jovellanos. En El espíritu del siglo (1835) hace un repaso de la evolución europea desde la Revolución Francesa, y en Bosquejo histórico de la política en España (1855), su ensayo político más ambicioso, intenta analizar detenidamente el desarrollo de la historia moderna del país a partir de los Reyes Católicos; se duele el autor de la incapacidad de España para consolidar un poder constitucional que responda a una auténtica soberanía nacional. Su producción lírica, de inspiración neoclásica, contrasta con las ideas románticas de sus contemporáneos y se halla reunida en Poesías (1833), una colección de marcado carácter político. No pasó de ser un aficionado culto, destacando algo en la sátira (El cementerio de momo) y menos en las composiciones anacreónticas, amorosas (Los juegos del amor, La aparición de Venus), heroicas (Zaragoza) y románticas (La soledad, La muerte). La única novela que dejó escrita, Doña Isabel de Solís, reina de Granada (1837), es una recreación de los relatos históricorománticos ingleses con ecos de Walter Scott y Washington Irving. Su producción teatral está formada por tragedias neoclásicas, dramas históricos y comedias costumbristas; estas últimas (La niña en la casa y la madre en la máscara, 1821; La boda y el duelo, 1828; Los celos infundados, 1833) continúan la línea de Moratín y adolecen de una intención moralizante que deriva en una asepsia vacía de intensidad humana, perdiendo así parte de su mordiente político. Este convencionalismo queda mitigado en las tragedias, adscritas al modelo ilustrado de Manuel José Quintana, con temas de la historia española: la Guerra de Granada en Morayma (1818) y el drama de los comuneros según la vivencia de María de Padilla en La viuda de Padilla (1814). Esta tragedia, romántica en su concepción, clásica por la sobriedad de los caracteres, revela la imitación de Vittorio Alfieri, declarada, desde luego, por el mismo autor; y el espíritu de Alfieri se halla no sólo en el imperio de las pasiones cívicas que agita a los personajes y los eleva a símbolos de libertad y de justicia, sino en las propias intenciones políticas, que anacrónicamente cargan un episodio histórico con un significado constitucional que no podía tener. Fuera de las visiones historicistas queda Edipo (1829), versión de la tragedia de Sófocles enrarecida con tintes típicamente románticos. Aben Humeya (1830) 115
fue la primera tentativa de asimilación del teatro romántico al estilo de Víctor Hugo en el viejo tronco del teatro histórico nacional; y pese a no tener un significado artísticamente notable en el movimiento de transición del clasicismo al romanticismo, da sin embargo la medida de un poeta equilibrado en sus concepciones, sensibles a los ideales éticos de su tiempo y presto ya a abandonarse a las olas del sentimiento para revivir sus contrastes más tumultuosos. Al género histórico pertenece también la pieza teatral más reconocida de Martínez de la Rosa, La conjuración de Venecia (estrenada en 1834). Escrita en prosa, narra la sublevación de algunos nobles venecianos en 1310, contra la tiranía de Pedro Morosini. A pesar del rechazo del romanticismo desatado, los sentimientos apasionados de los amantes protagonistas (frustrados por razones políticas, en una clara evocación a Romeo y Julieta de Shakespeare), las escenas de horror y sepulcrales, los episodios costumbristas y los avatares revolucionarios convirtieron la obra en uno de los paradigmas del romanticismo literario, una de las producciones clave en el arranque del drama romántico español. La representación de La conjuración de Venecia, sin embargo, no obtuvo en el mundillo literario el éxito que consiguió en 1835 el estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino del duque de Rivas, porque Martínez de la Rosa, discípulo de los clásicos y de Alfieri, poseía una concepción moderada del romanticismo. En vez de explotar el golpe de efecto, prefirió colocar el interés dramático en las situaciones en pugna (la conjura política y las peripecias de un amor trágico), dentro de la pesada atmósfera de persecuciones y bajo la sombra helada de las tumbas. El ambiente es romántico, pero la forma es aún fiel a una compostura clásica. A pesar de todo, la obra ocupa un lugar importante en la historia de la literatura escénica española del siglo XIX.
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Víctor Hugo (1802-1885) (Besançon, Francia, 1802 - París, 1885) Poeta, dramaturgo y novelista francés considerado el máximo exponente del Romanticismo en su país. La infancia de Víctor Hugo transcurrió en Besançon, salvo dos años (1811-1812) en que residió con su familia en Madrid, donde su padre había sido nombrado comandante general. De temprana vocación literaria, ya en 1816 escribió en un cuaderno escolar: «Quiero ser Chateaubriand o nada». En 1819 destacó en los Juegos Florales de Toulouse y fundó la revista Le Conservateur littéraire, junto con sus hermanos Abel y Eugène, pero su verdadera introducción en el mundo literario se produjo en 1822, con su primera obra poética: Odas y poesías diversas. En el prefacio de su drama Cromwell (1827) rechazó las reglas del teatro neoclásico, proclamó el principio de la «libertad en el arte» y definió su tiempo a partir del conflicto entre la tendencia espiritual y el apresamiento en lo carnal del hombre; considerado el manifiesto fundacional del teatro romántico, el texto situó a Víctor Hugo como cabeza del movimiento, y su casa se convirtió en la sede del cenáculo romántico. Desde esa nueva posición de jefe de filas del Romanticismo, y secundado por figuras como Alphonse de Lamartine, Alfred de Musset, Charles Nodier o Alfred de 117
Vigny, el virtuosismo poético de Víctor Hugo se puso de manifiesto en Las Orientales (1829), que satisfizo el gusto de sus contemporáneos por el exotismo oriental. La censura de su drama en cinco actos Marion Delorme retrasó su aparición en la escena teatral hasta el estreno de Hernani (1830), obra maestra que triunfó en la Comédie Française. La representación de este drama constituyó un auténtico escándalo, pero significó también la victoria de la joven guardia romántica sobre el viejo clasicismo y marcó un hito en la literatura por su ruptura con las rígidas normas de la tragedia francesa. En 1830 inició una fase de singular fecundidad literaria, en la cual destacaron, además de distintos libros de poesía, su primera gran novela, Nuestra Señora de París, y el drama Ruy Blas. En 1841 ingresó en la Academia Francesa, pero, desanimado por el rotundo fracaso de Los burgraves, abandonó el teatro en 1843. La muerte de su hija Léopoldine, acaecida mientras él estaba de viaje, sumada al desengaño por la traición de su esposa con su amigo Sainte-Beuve, lo sumieron en una honda crisis. Entregado a una actividad política cada vez más intensa, Víctor Hugo fue nombrado par de Francia en 1845. Pese a presentarse a las elecciones de 1848 en apoyo de la candidatura de Napoleón III Bonaparte, sus discursos sobre la miseria, los asuntos de Roma y la ley Falloux anticiparon su ruptura con el Partido Conservador. El 17 de julio de 1851 denunció las ambiciones dictatoriales de Napoleón III y, tras el golpe de Estado, huyó a Bélgica. Si bien es cierto que no publicó ninguna obra entre 1843 y 1851, concibió su novela Los miserables y compuso numerosos poemas que aparecieron posteriormente. En 1852 se instaló, con su familia, en Jersey (Reino Unido), de donde pasó en 1856 a Guernesey. Allí permaneció, en su propiedad de Hauteville-House, hasta 1870. Republicano convencido, denunció sin tregua los vicios del régimen conservador de su país y en 1859 rechazó la amnistía que le ofrecía Napoleón III. De este exilio de veinte años nacieron Los castigos, brillante sarta de poesías satíricas; la trilogía de El fin de Satán, Dios y La leyenda de los siglos, ejemplo de poesía filosófica en la que traza el camino de la humanidad hacia la verdad y el 118
bien desde la época bíblica hasta su tiempo; y su novela Los miserables, denuncia de la situación de las clases más humildes. De vuelta a París, tras la caída de Napoleón III (1870), Víctor Hugo fue aclamado públicamente y elegido diputado. Fue derrotado en los comicios siguientes, pero en 1876 obtuvo el escaño de senador de París, posición desde la que defendió la amnistía de los partidarios de la Comuna. Sin embargo, desengañado por la política, regresó a Hauteville-House (1872-1873). El ritmo de su producción disminuía, pero su prestigio se acrecentaba sin cesar: un banquete conmemoró el quincuagésimo aniversario de Hernani; en 1881, su cumpleaños fue celebrado oficialmente y los senadores, en la tribuna, se levantaron sin excepción en su honor. A su muerte, el gobierno francés decretó un día de luto nacional y sus restos fueron trasladados al Panteón. Considerado como
uno
de
los
mayores
poetas
franceses,
su
influencia
posterior
sobre Baudelaire, Rimbaud e incluso Mallarmé y los surrealistas es innegable.
119
José Zorrilla (1817-1893) (Valladolid, 1817 - Madrid, 1893) Escritor español. Es el principal representante del romanticismo medievalizante y legendario. En 1833 ingresó en la Universidad de Toledo como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la Universidad de Valladolid. José Zorrilla publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano El Artista. En Madrid, después de abandonar su carrera universitaria, alcanzó fama tras leer unos versos suyos en el entierro de Larra (1837). Ocupó el cargo de éste en la redacción
de El
Español,
donde
publicó
la
serie
de
poemas
titulada Poesías (1837), primero de un conjunto de ocho volúmenes que completó en
1840.
Su
éxito
poético
se
renovaría
en
1852
con
un
poema
descriptivo, Granada, que quedó inacabado. En 1839 se casó con Matilde O'Reilly, de la que enviudó muy pronto. Escribió numerosas leyendas (Cantos del trovador, 1840-1841; Vigilias del estío, 1842; Flores perdidas, 1843; Recuerdos y fantasías, 1844; Un testigo de bronce, 1845), en las que resucita a la España medieval y renacentista y que constituyen
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lo más perdurable de su producción. Entre ellas cabe destacar «A buen juez mejor testigo», «Margarita la Tornera» y «El capitán Montoya». En 1837 Zorrilla inició su producción teatral con Vivir loco y morir más, y alcanzó su primer éxito con El zapatero y el rey (1840), a la que siguieron El eco del torrente (1842), Sancho García (1842), El molino de Guadalajara (1843), El puñal del godo (1843), Don Juan Tenorio (1844) y Traidor, inconfeso y mártir (1849). En estas obras trata temas tradicionales o del Siglo de Oro. También escribió tragedias a la manera clásica, como Sofronia (1843). En 1846 viajó a Burdeos y París, donde conoció a Alejandro Dumas, George Sand, Teófilo Gautier y Alfred de Musset, que dejarían en él una gran huella. En 1865 marchó a México, donde fue protegido por el emperador Maximiliano I, que lo nombró director del Teatro Nacional. De regreso a España (1866), José Zorrilla se casó con la actriz Juana Pacheco, viajó a Roma (1871) e ingresó en la Real Academia (1882). De estos años son Recuerdos del tiempo viejo (1880-1883), La leyenda del Cid (1882), El cantar del romero (1883) y Mi última brega (1888). Fue coronado como poeta en el alcázar de Granada (1889) por el duque de Rivas, en representación de la reina regente.
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Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español. Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo. La obra de Bécquer ejerció un fuerte influjo en figuras posteriores como Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la generación del 27, y la crítica lo juzga el iniciador de la poesía española contemporánea. Pero más que un gran nombre de la historia literaria, Bécquer es sobre todo un poeta vivo, popular en todos los sentidos de la palabra, cuyos versos, de conmovida voz y alada belleza, han gozado y siguen gozando de la predilección de millones de lectores. Hijo y hermano de pintores, quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura. En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo, años más tarde. Para 122
poder vivir hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro extranjero, principalmente del francés, en colaboración con su amigo Luis García Luna, adoptando ambos el seudónimo de «Adolfo García». Durante una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una enfermedad; probablemente se trataba de tuberculosis, aunque algunos biógrafos se decantan por la sífilis. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones más amargas del poeta. En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano, en las escapadas de éste a Toledo para pintar. La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas. Económicamente las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, año en que obtuvo el empleo de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en el semanario El museo universal. Pero con la revolución de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo año. Se trasladó entonces a Toledo con su hermano Valeriano, y allí acabó de reconstruir el manuscrito de las Rimas, cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la revolución septembrina. De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la revista La Ilustración de Madrid, en la que también trabajó su hermano como dibujante. El fallecimiento de éste, en 123
septiembre de 1870, deprimió extraordinariamente al poeta, quien, presintiendo su propia muerte, entregó a su amigo Narciso Campillo sus originales para que se hiciese cargo de ellos tras su óbito, que ocurriría tres meses después del de Valeriano. La obra de Gustavo Adolfo Bécquer La inmensa fama literaria de Bécquer se basa en sus Rimas, que iniciaron la corriente romántica de poesía intimista inspirada en Heine y opuesta a la retórica y ampulosidad de los poetas románticos anteriores. La crítica literaria del momento, sin embargo, no acogió bien sus poemas, aunque su fama no dejaría de crecer en los años siguientes. Las Rimas, tal y como han llegado hasta nosotros, suman un total de ochenta y seis composiciones. De ellas, setenta y seis se publicaron por vez primera en 1871 a cargo de los amigos del poeta, que introdujeron algunas correcciones en el texto, suprimieron algunos poemas y alteraron el orden del manuscrito original (el llamado Libro de los gorriones, hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Madrid). El contenido de las rimas ha sido dividido en cuatro grupos: el primero (rimas I a XI) es una reflexión sobre la poesía y la creación literaria; el segundo (XII a XXIX), trata del amor y de sus efectos en el alma del poeta; en los poemas del tercer grupo (XXX a LI) predominan el desamor y el desengaño; y los del cuarto (LII a LXXXVI) muestran al poeta enfrentado a la muerte, decepcionado del amor y del mundo. Las Rimas se presentan habitualmente precedidas de la "Introducción sinfónica" que, probablemente, Bécquer preparó como prólogo a toda su obra. Su prosa destaca, al igual que su poesía, por la gran musicalidad y la sencillez de la
expresión,
cargada
de
sensibilidad;
siguiendo
los
pasos
de E.T.A.
Hoffmann y Edgar Allan Poe, sus Leyendas recrean ambientes fantásticos y envueltos en una atmósfera sobrenatural y misteriosa. Destacan por ese ambiente de irrealidad, de misterio, situado siempre sobre un plano real que deforma y desbarata. Así, en La Corza blanca, donde la protagonista se transforma de noche en el citado animal; o en El monte de las ánimas, en la que el mismo escenario de un paseo amoroso se transforma en el campo del horror fantasmal y en la que el 124
terror llega hasta la alcoba mejor defendida y adornada; o, por fin, en Los ojos verdes y, sobre todo, El rayo de luna, donde lo irreal, enfrentado a la realidad, hace optar a los protagonistas por el sueño, por la locura en la que quieren vivir lo que la realidad les niega. Son logradas las descripciones de ambientes: el barullo de la entrada en la catedral en Maese Pérez, el organista, el silencio del claustro en El rayo de luna o las procesiones fantasmales de La ajorca de oro y El Miserere.
6.2 EL REALISMO. 6.2.1 Características En HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA estudiamos hoy el S. XIX. El Realismo. Vamos a adentrarnos en un estilo literario que dará, en España, a algunos de los mejores escritores de su historia; baste citar a Benito Pérez Galdós como ejemplo. Y a una de las escritoras más interesantes también, a Emilia Pardo Bazán, que además, nos introdujo en el estilo que se impondría en otros países con gran fuerza, en el Naturalismo. El Realismo proviene de Francia y desarrolla muchas características que ya se habían visto en el costumbrismo. Así pues, en el siglo XIX están presentes tres estilos literarios: -Los románticos rezagados -Los nuevos realistas -Los extremos naturalistas En esta entrada vamos a conocer EL REALISMO, SUS CARACTERÍSTICAS Y AUTORES (con algunos breves textos de ejemplo); aunque conviene advertir que en casi todos estos autores se pueden percibir rasgos de los tres estilos antes citados. -En general, los escritores realistas luchan contra el subjetivismo, la imaginación, lo exótico… que habían definido la literatura romántica. Les interesa lo real, lo
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pragmático, lo cotidiano, la problemática actual y la objetividad; se vuelve la vista hacia LA REALIDAD tal y como es. -Se abandona un poco la poesía y avanza la prosa, especialmente LA NOVELA: es el género perfecto para reflejar la realidad. Son obras “comprometidas”, de estilo sobrio y tienen un propósito moral y social evidente. -OBJETIVIDAD. La obra debe ser un espejo de la vida; los sentimientos deben quedar al margen. -NARRADOR OMNISCIENTE. El autor sabe lo que va a ocurrir, juzga a sus personajes y dialoga con el lector. -REALIDAD VULGAR. No buscan historias extraordinarias, mágicas, fantásticas… Los temas se toman de la realidad que vivimos cada día. -UN PROTAGONISTA. Las obras suelen centrarse en un único personaje y el enfrentamiento entre sus deseos y lo que dicta las normas sociales. -ESTILO SOBRIO. El autor depura, repasa su obra para prescindir de adornos innecesarios. -LA BURGUESÍA y la clase media son las clases sociales reflejadas en la mayoría de las obras. Las clases bajas deben esperar la llegada del NATURALISMO para ser protagonistas de alguna obra. Con EL NATURALISMO de finales de siglo (un realismo extremo) se inicia el fin del realismo. Aparece esta nueva corriente, procedente de Francia. Con el novelista francés EMILE ZOLA se crea un tipo de novela que quiere ser una obra científica, donde se estudia la realidad humana como producto del “determinismo social y ambiental”. En España, esta tendencia despertó grandes polémicas y sólo unas pocas obras fueron naturalistas (Emilia Pardo Bazán, más abajo).
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6.2.2 AUTORES REALISTAS ESPAÑOLES
Juan Valera (1824-1905) Escritor y crítico español cuya obra se inscribe en una corriente esteticista opuesta al realismo naturalista. Político y diplomático, fue un hombre culto y refinado, cuyo hedonismo no estuvo desvinculado de sus numerosas aventuras amorosas e incluso de su tardío y desgraciado matrimonio con Dolores Delavart, a la que doblaba en edad. Se inició como teórico literario con Ensayos literarios (1844), libro que fue destruido casi en su totalidad, y con críticas y recensiones en diversos diarios y revistas españoles e hispanoamericanos En éstos también escribió cuentos y novelas por entregas, pero su entrada definitiva en la narrativa se produjo tardíamente, cuando dio a conocer Pepita Jiménez (1874), la novela española más popular del siglo XIX, en la que, no obstante sus notas costumbristas y su temática amorosa de corte romántico, concretó literariamente sus posturas anti realistas, sus inquietudes formales y su voluntad de definir una prosa y un estilo depurados. Más tarde dio a conocer Las ilusiones del doctor Faustino (1875), publicada por entregas, El
comendador
Mendoza (1877), Pasarse 127
de
listo (1878)
y Doña
Luz (1879). Tras un largo paréntesis y ya afectado por una progresiva ceguera, aparecieron Juanita la larga (1896), también publicada anteriormente por entregas, y Morsamor (1899). Su dominio de una depurada técnica narrativa le permitió valerse de recursos expresivos que ampliaron los registros temáticos de sus novelas, consideradas en sí mismas "cuentos rosas" por algunos críticos. De hecho, como apuntó José F. Montesinos, "sentía cierto menosprecio por esas obras de imaginación o de entretenimiento, como las llamó, que siempre le parecieron sacadas de quicio cuando acogían problemas arduos o se hacían eco de cuestiones ajenas al puro goce estético". En el caso de Pepita Jiménez, el recurso epistolar para narrar la historia rosa le permitió abrir otros puntos de vista, entre los cuales el del narrador marca un irónico y crítico distanciamiento, que acentuaba su idea básica de que toda obra de arte debía aspirar por principio a la belleza. De ahí que cargara contra la "indecencia docente y humanitaria" de los naturalistas. También atacó las formas retóricas de los "nuevos filósofos y políticos", aunque él mismo escribió cuentos filosóficos al modo de Voltaire, como El pájaro verde (1860), y La buena fama (1894). Para algunos historiadores de la literatura española, su verdadera importancia hay que buscarla como ensayista, en particular en libros como De la naturaleza y carácter de la novela (1860), cuya publicación precedió su ingreso en la Real Academia Española, y, sobre todo, Apuntes sobre el nuevo arte de escribir novelas (1886-1887). En esta última obra confrontó su tesis con las de Emilia Pardo Bazán y de otros naturalistas, y abogó por un arte narrativo comprometido con la "verosimilitud artística" y, consecuentemente, desvinculado de toda ideología o fidelidad a la realidad social.
128
Benito Pérez Galdós (1843-1920) Novelista, dramaturgo y articulista español, máximo representante (junto con Leopoldo Alas «Clarín») de las corrientes realista y naturalista en la narrativa española. Benito Pérez Galdós nació en el seno de una familia de la clase media de Las Palmas, hijo de un militar. Recibió una educación rígida y religiosa, que no le impidió entrar en contacto, ya desde muy joven, con el liberalismo, doctrina que guió los primeros pasos de su carrera política. Cursó el bachillerato en su tierra natal, y en 1867 se trasladó a Madrid para estudiar derecho, carrera que abandonó para dedicarse a la labor literaria. En 1870 apareció su primera novela, La sombra, de factura romántica, a la que siguió ese mismo año La fontana de oro, que parece preludiar los Episodios Nacionales. Dos años más tarde, poco después de la muerte de su padre y mientras trabajaba como articulista para La Nación, Benito Pérez Galdós emprendió la redacción de los Episodios Nacionales, probablemente inspirado en los relatos de guerra de su progenitor, que había participado en la guerra contra Napoleón. El éxito inmediato 129
de la primera serie, que se inicia con la batalla de Trafalgar, lo empujó a continuar con la segunda, que acabó en 1879 con Un faccioso más y algunos frailes menos. En total, veinte novelas enlazadas por las aventuras folletinescas de su protagonista. Durante este período también escribió novelas como Doña Perfecta (1876) o La familia de León Roch (1878), obra que cierra una etapa literaria señalada por el mismo autor, quien dividió su obra novelada entre «Novelas del primer período» y «Novelas contemporáneas». Este segundo grupo se inicia en 1881, con la publicación de La desheredada. Según confesión del propio escritor, con la lectura de La taberna, de Zola, descubrió el naturalismo, lo cual cambió la manière de sus novelas, que incorporarán a partir de entonces métodos propios del naturalismo, como es la observación científica de la realidad a través, sobre todo, del análisis psicológico, aunque matizado siempre por el sentido del humor. Bajo esta nueva manière escribió alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta (1886-1887), Miau (1888) y Tristana (1892). Todas ellas forman un conjunto homogéneo en cuanto a identidad de personajes y recreación de un determinado ambiente: el Madrid de Isabel II y la Restauración, en el que Galdós era una personalidad importante, respetada tanto literaria como políticamente. En 1886, a petición del presidente del partido liberal, Práxedes Mateo Sagasta, Benito Pérez Galdós fue nombrado diputado de Puerto Rico, cargo que desempeñó (a pesar de su poca predisposición para los actos públicos) hasta 1890, con el fin de la legislatura liberal y, al tiempo, de su colaboración con el partido. También fue éste el momento en que se rompió su relación secreta con Emilia Pardo Bazán e inició una vida en común con una joven de condición modesta, con la que tuvo una hija.
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7. EL SIGLO XX 7.1 EL MODERNISMO. 7.1.1 Contexto y características Conviene recordar que el siglo XX es un periodo con varias generaciones y estilos literarios. En España hay que tener en cuenta un hecho histórico que afectará notablemente a todos los escritores (y artistas en general) y que influirá en su trayectoria: la Guerra Civil (1936-1940). A comienzos de siglo y todavía con algunas características del siglo anterior podemos hablar de dos grupos: los MODERNISTAS y los miembros de la GENERACIÓN DEL 98. Estudiamos ahora a los modernistas, su contexto político, características y autores. CONTEXTO POLÍTICO. Un poco de historia para situarnos -1898. “Año del Desastre”; pérdida de las últimas colonias, decadencia total de España. Es el año que le da nombre a toda una generación de escritores. -1902-1923. Alfonso XIII. Desarrollo industrial, crisis políticas continuas, consolidación del proletariado y enfrentamientos sociales. -1923-1931. Dictadura del general Primo de Rivera. Fracasó. -1931-1936. Segunda República. Buenas intenciones pero impotencia ante la crisis económica y los enfrentamientos sociales. -1936-1939. Guerra Civil. Franco gobierna España hasta su muerte, en 1975. La posguerra fue una época de hambre, aislamiento internacional y salida de intelectuales. -En los años cincuenta comienza la apertura: relaciones diplomáticas, despegue económico, turismo, emigración… -1975. Don Juan Carlos de Borbón es nombrado rey de España. En 1977, las elecciones abren el proceso democrático y en 1978 se promulga la nueva Constitución. 131
Los otros grupos o generaciones Para englobar bien al Modernismo,, conviene situarlo y compararlo con los otros grupos literarios de comienzos del siglo XX. En orden cronológico –Generación 98 -Modernismo –Novecentismo o Generación del 14 –Generación del 27 EL MODERNISMO. «El arte por el arte» Es el nombre que recibe una nueva tendencia estética procedente de Hispanoamérica que llegó a España con RUBÉN DARÍO, poeta nicaragüense. Se desarrolló aproximadamente entre 1880 y 1920 y se mostró casi únicamente en la poesía. Es la aparición de «AZUL», en 1988, lo que marca el comienzo de esta etapa literaria. -Renuevan el lenguaje: sonoridad, colorismo y ritmo. Con el ritmo se expresan mejor los sentimientos del poeta. -También renuevan la “versificación”: versos irregulares, sin rima y libertad estrófica. A la vez, recuperan versos y estrofas olvidadas: los alejandrinos de la Edad Media o los dodecasílabos (poco empleados en la versificación española). -Utilizan mucho la metáfora. -Rechazan «lo vulgar», la diaria vida gris y monótona; esto los lleva a una huida hacia mundos exóticos, palacios elegantes y princesas. -Su ley es «el arte por el arte», en claro contraste con el realismo y el naturalismo que defendían un arte social y útil (recordemos la teoría del péndulo). -Cosmopolitismo; el poeta es ciudadano del mundo.
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-A la vez que el cosmopolitismo, defensa de su patria y explosión de sentimientos patrióticos. Miran hacia su pasado, sus tradiciones, sus leyendas… -Defienden la intimidad y el intimismo. -En casi todos estos aspectos coincide con el posromanticismo decimonónico, del que se considera heredero. Algunos textos MANUEL MACHADO «OCASO» Era un suspiro lánguido y sonoro la voz del mar aquella tarde… El día, no queriendo morir, con garras de oro de los acantilados se prendía. Pero su seno el mar alzó potente, y el sol, al fin, como en soberbio lecho, hundió en las olas la dorada frente, en una brasa cárdena deshecho. Para mi pobre cuerpo dolorido, para mi triste alma lacerada, para mi yerto corazón herido, para mi amarga vida fatigada… el mar amado, el mar apetecido, el mar, el mar, y no pensar nada…!
RUBÉN DARÍO,” Prosas profanas y otros poemas” «LO FATAL»
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A René Pérez. Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque ésta ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror… Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos…! SONATINA La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, de desmaya una flor. … La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente
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la libélula vaga de una vaga ilusión. … ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa tener alas ligeras, bajo el cielo volar … ¡Pobrecita princesa de ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules en la jaula de mármol del palacio real;
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7. 2 AUTORES MÁS IMPORTANTES
Rubén Darío (1867-1916) Poeta nicaragüense que fue el iniciador y el máximo representante del Modernismo hispanoamericano. En brillantez formal, estilística y musical, apenas hay autor en lengua española que iguale al Darío de la primera etapa, la etapa plenamente modernista de Azul (1888) y Prosas Profanas (1896). Cuando se aminora su esteticismo, y el ideal del arte por el arte deja lugar a nuevas inquietudes, surge su obra maestra, Cantos de vida y esperanza (1905), en la que el absoluto dominio de la forma ya no tiene la mera belleza como único objetivo, sino que sirve a la expresión de una intimidad angustiada o de preocupaciones socio-históricas, como el devenir de la América hispana. Al valor poético intrínseco de esa segunda etapa, más perdurable que el de la primera, hay que sumar el papel de Rubén Darío como núcleo originario y aglutinador de todo un movimiento, el Modernismo, que marcó un hito en la
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historia de la literatura: tras seguir sumisamente durante tres siglos los rumbos de las letras europeas, nace en América una corriente literaria propia cuya influencia pasará incluso a la metrópoli. Conseguida a principios del XIX la independencia política, Latinoamérica lograba, a finales del mismo siglo, la independencia literaria. Casi por azar nació Rubén en una pequeña ciudad nicaragüense llamada Metapa, pues al mes de su alumbramiento pasó a residir a León, donde su madre, Rosa Sarmiento, y su padre, Manuel García, habían fundado un matrimonio teóricamente de conveniencias pero próspero sólo en disgustos. Para hacer más llevadera la mutua incomprensión, el incansable Manuel García se entregaba inmoderadamente a las farras y ahogaba sus penas en los lupanares, mientras la pobre Rosa Sarmiento huía de vez en cuando de su cónyuge para refugiarse en casa de alguno de sus parientes. No tardaría la madre en dar a luz una segunda hija (Cándida Rosa, que se malogró enseguida) ni en enamorarse de un tal Juan Benito Soriano, con el que se fue a vivir arrastrando a su primogénito a "una casa primitiva, pobre y sin ladrillos, en pleno campo", situada en la localidad hondureña de San Marcos de Colón. No obstante, el pequeño Rubén volvió pronto a León y pasó a residir con los tíos de su madre, Bernarda Sarmiento y su marido, el coronel Félix Ramírez, los cuales habían perdido recientemente una niña y lo acogieron como sus verdaderos padres. Muy de tarde en tarde vio Rubén a su madre, a quien desconocía, y poco más o menos a su padre, por quien siempre sintió desapego, hasta el punto de que el incipiente poeta firmaba sus primeros trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez. El hogar del coronel Félix Ramírez era centro de célebres tertulias que congregaban a la intelectualidad del país; en este ambiente culto creció el pequeño Darío. Precoz versificador infantil, el mismo Rubén no recordaba cuándo empezó a componer poemas, pero sí que ya sabía leer a los tres, y que a los seis empezó a devorar los clásicos que halló en la casa; a los trece ya era conocido 137
como poeta, y a los catorce concluyó su primera obra. En su ambiente y en su tiempo, las elegías a los difuntos, los epitalamios a los recién casados o las odas a los generales victoriosos formaban parte de los usos y costumbres colectivos, y cumplían con inveterada oportunidad una función social para la que jamás había dejado de existir demanda. Por entonces se recitaban versos como se erigían monumentos al dramaturgo ilustre, se brindaba a la salud del neonato o se ofrecían banquetes a los diplomáticos extranjeros. Durante su primeros años estudió con los jesuitas, a los que dedicó algún poema cargado de invectivas, aludiendo a sus "sotanas carcomidas" y motejándolos de "endriagos"; pero en esa etapa de juventud no sólo cultivó la ironía: tan temprana como su poesía influida por Gustavo Adolfo Bécquer y por Víctor fue su vocación de eterno enamorado. Según propia confesión en la Autobiografía, una maestra de las primeras letras le impuso un severo castigo cuando lo sorprendió "en compañía de una precoz chicuela, iniciando indoctos e imposibles Dafnis y Cloe, y según el verso de Góngora, las bellaquerías detrás de la puerta". Antes de cumplir quince años, cuando los designios de su corazón se orientaron irresistiblemente hacia la esbelta muchacha de ojos verdes llamada Rosario Emelina Murillo, en el catálogo de sus pasiones había anotado a una "lejana prima, rubia, bastante bella", tal vez Isabel Swan, y a la trapecista Hortensia Buislay. Ninguna de ellas, sin embargo, le procuraría tantos quebraderos de cabeza como Rosario; y como manifestara enseguida a la musa de su mediocre novela sentimental Emelina sus deseos de contraer inmediato matrimonio, sus amigos y parientes conspiraron para que abandonara la ciudad y terminara de crecer sin incurrir en irreflexivas precipitaciones. En agosto de 1882 se encontraba en El Salvador, y allí fue recibido por el presidente Rafael Zaldívar, sobre el cual anota halagado en su Autobiografía: "El presidente fue gentilísimo y me habló de mis versos y me ofreció su protección; mas cuando me preguntó qué es lo que yo deseaba, contesté con estas exactas e inolvidables palabras que hicieron sonreír al varón de poder: "Quiero tener una buena posición social".
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En este elocuente episodio, Rubén expresa sin tapujos sus ambiciones burguesas, que vería dolorosamente frustradas y por cuya causa habría de sufrir todavía más insidiosamente en su ulterior etapa chilena. En Chile conoció también al presidente José Manuel Balmaceda y trabó amistad con su hijo, Pedro Balmaceda Toro, así como con el aristocrático círculo de sus allegados; sin embargo, para poder vestir decentemente, se alimentaba en secreto de "arenques y cerveza", y a sus opulentos contertulios no se les ocultaba su mísera condición. De la etapa chilena es Abrojos (1887), libro de poemas que dan cuenta de su triste estado de poeta pobre e incomprendido; ni siquiera un fugaz amor vivido con una tal Domitila consigue enjugar su dolor. Como su familia era llamada "los Darío" (por el apellido de un abuelo), el joven poeta, en busca de eufonía, había empezado a firmar como "Rubén Darío", pseudónimo que adoptó definitivamente como nombre literario de batalla. Para un concurso literario convocado por el millonario Federico Varela escribió Otoñales, que obtuvo un modestísimo octavo lugar entre los cuarenta y siete originales presentados, y Canto épico a las glorias de Chile, por el que se le otorgó el primer premio, compartido con Pedro Nolasco Préndez y que le reportó la módica suma de trescientos pesos. Pero fue en 1888 cuando la auténtica valía de Rubén Darío se dio a conocer con la publicación de Azul, libro encomiado desde España por el a la sazón prestigioso novelista Juan Valera, cuya importancia como puente entre las culturas española e hispanoamericana ha sido brillantemente estudiada por María Beneyto. Las cartas de Juan Valera sirvieron de prólogo a la nueva reedición ampliada de 1890, pero para entonces ya se había convertido en obsesiva la voluntad del poeta de escapar de aquellos estrechos ambientes intelectuales (donde no hallaba ni el suficiente reconocimiento como artista ni la anhelada prosperidad económica) para conocer por fin su legendario París. La poesía de Rubén Darío, tan bella como culta, musical y sonora, influyó en centenares de escritores de ambos lados del océano Atlántico. Los elementos básicos de su poética los podemos encontrar en los prólogos a Prosas profanas (1896), Cantos de vida y esperanza (1905) y El canto errante (1907). Entre ellos es fundamental la búsqueda de la belleza oculta en la realidad. Para 139
Rubén Darío, el poeta tiene la misión de hacer accesible al resto de los hombres el lado inefable de la realidad; para descubrir este lado inefable, el poeta cuenta con la metáfora y el símbolo como herramientas principales. Directamente relacionado con ello se encuentra el rechazo de la estética realista y el escapismo a escenarios fantásticos, alejados espacial y temporalmente de su realidad. Enteramente inquieto e insatisfecho, codicioso de placer y de vida, angustiado ante el dolor y la idea de la muerte, Darío pasó frecuentemente del derroche a la estrechez, del optimismo frenético al pesimismo desesperado, entre drogas, mujeres y alcohol, como si buscara en la vida la misma sensación de originalidad que en la poesía o como si tratara de aturdirse en su gloria para no examinar el fondo admonitor de su conciencia. Este "pagano por amor a la vida y cristiano por temor de la muerte" fue un gran lírico ingenuo que adivinó su trascendencia y quiso romper con las rutinas e imposiciones de la tradición literaria de España y América. Era necesario romper la monótona solemnidad literaria de España con los ecos del ímpetu romántico de Víctor, con las galas de los parnasianos, con el "esprit" de Verlaine; los artículos de Los raros (1896), de temas preponderantemente franceses, nos hablan con claridad de esta trayectoria. Pero también América hispánica se hallaba aprisionada en un círculo tradicional, con lo norteamericano por arriba y los cantos a Junín y a la agricultura de la Zona Tórrida por todas partes. Su réplica fue su primer poemario plenamente modernista, Prosas profanas (1896), con unas primeras palabras de programa, en las que figuran composiciones tan singulares y brillantes como el Responso a Verlaine, Era un aire suave... o la Sonatina. Prosas profanas es la obra clave de esta ruptura: la reacción contra la ampulosidad romántica y la estrechez realista se traduce en composiciones de insuperable belleza y brillo imaginativo. Las inquietudes de poetas precursores y coetáneos
como Julián
del
Casal, Ricardo
Jaimes
Freyre, José
Asunción
Silva, José Martí, Salvador Díaz Mirón o Salvador Rueda, entre otros, fueron recogidas y organizadas por el gran lírico, que, influido por el parnasianismo y el 140
simbolismo franceses, sentó las bases de la nueva escuela: el Modernismo, punto de partida de toda la renovación lírica española e hispanoamericana. Todo ello a pesar de que Rubén Darío rechazaba las normas y la mala costumbre de la imitación; afirmaba que no hay escuelas, sino poetas, y aconsejaba que no se limitase a nadie, ni siquiera a él mismo. Ritmo y plástica, música y fantasía son elementos esenciales de la nueva corriente, más superficial y vistosa que profunda en un principio, cuando aún no se había asentado el fermento revolucionario del poeta. Pero pronto llega el asentamiento. El lírico "español de América y americano de España", que había abierto a lo europeo y a lo universal los cotos cerrados de la Madre Patria y de Hispanoamérica, miró a su alma y su obra, y encontró la falta de solera hispánica: "yo siempre fui, por alma y por cabeza, / español de conciencia, obra y deseo"; y en la poesía primitiva y en la poesía clásica española encontró la solera hispánica que necesitaba para escribir los versos de la más lograda y trascendente de sus obras: Cantos de vida y esperanza (1905), en la que corrige explícitamente la superficialidad anterior ("yo soy aquel que ayer no más decía..."), y en la que se hallan composiciones como Lo fatal, Marcha triunfal, Salutación del optimista, A Roosevelt y Letanía de Nuestro Señor don Quijote. Otras composiciones trascendentes figuran en otros libros suyos: El canto errante (1907), Poema
del
otoño
y
otros
poemas (1910),
con
piezas
como Margarita, está linda la mar... y Los motivos del lobo, y el libro que contiene su composición más extensa, el Canto a la Argentina, que con otros poemas se publicó en 1914. De entre sus obras en prosa (sin contar Los raros y las prosas contenidas
en Azul),
cabe
destacar Peregrinaciones (1901), La
caravana
pasa (1902) y Tierras solares (1904), entre otros trabajos de menor interés concernientes a viajes, impresiones políticas o notas autobiográficas. Genio lírico hispanoamericano de resonancia universal, Rubén Darío manejó el idioma con elegancia y maestría, lo renovó con vocablos brillantes, desarrolló ensayos métricos audaces y primoroso y se atrevió a realizar combinaciones fonéticas dignas de Fray Luis de León (como aquella del verso "bajo el ala aleve de un leve abanico") hasta erigirse en el maestro por antonomasia de la 141
musicalidad, del ritmo y la armonía. El gran lírico nicaragüense abrió las puertas literarias de España e Hispanoamérica hacia lo exterior, como lo harían en seguida, en plano más ideológico, los escritores españoles de la generación del 98. La Fayette había simbolizado la presencia de Francia en la lucha norteamericana por la independencia; las ideas de los enciclopedistas y de la Revolución Francesa habían estado presentes en la gesta de la independencia hispanoamericana; siguiendo esta estela, Rubén Darío extrajo del parnasianismo y del simbolismo franceses los elementos que necesitaba para su revolución, modernizando, renovando y flexibilizando la grandeza hispánica con el "esprit", con la gracia francesa, frente al sentido materialista y dominador del mundo anglosajón y, especialmente, norteamericano.
7.2 EL POSMODERNISMO GENERACIÓN DEL 98. Características y autores El siglo XX es un periodo con varias generaciones y estilos literarios. Seguimos esta Historia de la Literatura Española con la Generación del 98. Características y autores. Es la generación que abre el siglo; forman parte de ella escritores tan famosos y emblemáticos como Unamuno o Machado. Es la Edad de Plata de la literatura española. En el siglo XX aparecen varios grupos de intelectuales que se agrupan en «generaciones». En España hay que tener en cuenta un hecho histórico que afectará notablemente a todos los escritores (y artistas en general) e influirá en su trayectoria: la Guerra Civil (1936-1940), por ello se habla de la literatura española antes y después de la guerra. A comienzos de siglo y todavía con algunas características del siglo anterior podemos hablar de dos grupos: Primero un poco de historia para situarnos
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-1898, “Año del Desastre”. Pérdida de las últimas colonias (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) lo que supone la decadencia de España. Es el año que le da nombre a esta generación de escritores. NOVECENTISMO. Juan Ramón Jiménez El siglo XX es un periodo que nos presenta varias etapas o generaciones y, por ello, varios estilos. Estudiamos ahora el Novecentismo en «Historia de la Literatura Española» y veremos con detalle la figura de Juan Ramón Jiménez, que fue maestro de escritores posteriores y que consiguió el Premio Nobel de Literatura en 1956. Recordamos también a otro Premio Nobel que pertenece a esta generación, el dramaturgo Jacinto Benavente.
España a comienzos del siglo XX. Las generaciones Durante el siglo XX hay varias generaciones artísticas en España. El término «generación» se aplica a un grupo de escritores que conviven durante un mismo periodo, tienen una formación intelectual semejante y están claramente diferenciados (por su estilo y por su ideología) de la generación anterior, Hay que tener en cuenta un hecho histórico que afectará notablemente a todos los escritores españoles (y artistas en general) e influirá en su trayectoria: la Guerra Civil (1936-1940); este hecho supone un paréntesis en la vida intelectual del país. A comienzos de siglo XX y todavía con algunas características del siglo anterior podemos hablar las siguientes generaciones literarias en orden cronológico: –LOS MODERNISTAS -Los miembros del NOVECENTISMO o «Generación del 14» -La GENERACIÓN DEL 27 Conviene tener en cuenta que estas generaciones no son «independientes» totalmente unas de otras; es decir, casi todos los escritores pasan por varias de 143
ellas en su evolución artística; por ello, podemos encontrar a algunos escritores en diferentes grupos. HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA. Novecentismo y Juan Ramón Jiménez Contexto histórico Para entender bien cualquier grupo artístico, es importante conocer el contexto histórico en el que nacieron, porque los hechos políticos van a influir de forma notable en el arte. Veamos ahora los principales eventos de principios de siglo XX. -1898, “Año del Desastre”. Pérdida de las últimas colonias, decadencia total de España. Es el año que le da nombre a toda una generación de escritores; es la Generación del 89, anterior a la del 27. -1902-1923. Reinado de Alfonso XIII. Desarrollo industrial, crisis políticas continuas, consolidación del proletariado y enfrentamientos sociales. -1923-1931. Dictadura del general Primo de Rivera, quien asume el poder con el consentimiento de Alfonso XIII. Se inicia una dictadura blanda. Se pone fin a la Guerra de Marruecos. -1931-1936. Primera y segunda República. Alfonso XIII y su familia se exilian. Buenas intenciones políticas pero impotencia ante la crisis económica y los enfrentamientos sociales. -1936-1939. Guerra Civil. Franco gobierna España hasta su muerte, en 1975. La posguerra fue una época de hambre, aislamiento internacional y salida de intelectuales. EL NOVECENTISMO o La Generación del 14 Hacia 1910-1914 aparece una nueva generación que será puente entre la anterior, el 98, y la siguiente, el 27. Son los autores del Novecentismo (también llamado Generación del 14), un grupo de intelectuales que pretenden modernizar 144
la sociedad española y acercarse a Europa. A diferencia de los bohemios modernistas, los novecentistas son prestigioso profesores, filósofos, científicos, juristas… bien preparados, muchos de los cuales han estudiado en el extranjero. Esta formación intelectual y sus viajes explican algunas de sus características. En 1914 escribe Azorín: «Otra generación ha llegado. Hay en estos jóvenes más método, más sistema, una mayor preocupación científica. Son los que este núcleo forman críticos, historiadores, filólogos, eruditos, profesores. Saben más que nosotros. ¿Tienen nuestra espontaneidad? Dejémosles paso» Eugenio D’Ors usa por primera vez «Novecentismo» para designar los estilos que se alejaban claramente del siglo XIX; es un periodo difícil de delimitar: no es modernismo ni noventa y ochismo ni tampoco es vanguardia. Etapas del Novecentismo -Comienzo. Primera década del siglo XX -Madurez. En torno a 1914 -Convivencia con las vanguardias. Años 20 -Ocaso. A partir de 1930 Características del Novecentismo -Racionalismo, rigor intelectual, análisis frío y objetivo de los temas. -Defensa del «arte puro», es decir el arte debe causar placer estético y no debe expresar ni emociones personales ni ideas políticas o religiosas. -Se rechaza lo sentimental y se prefiere una actitud serena y equilibrada. -Textos para entendidos, para minorías selectas y preparadas intelectualmente. Dice Juan Ramón Jiménez: «para la inmensa minora».
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-Estilo depurado y pulcro. Géneros literarios y autores -Novela La novela novecentista se diferencia de la anterior por la pérdida de importancia del argumento y la mayor preocupación por los aspectos formales y expresivos. El teatro novecentista nos deja muestras de varios tipos de dramaturgia: -La comedia burguesa (comedia de salón o comedia benaventina), con el Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente. Benavente fue un prolífico autor que contribuyó a dejar atrás los exagerados y grandilocuentes dramas de Echegaray (también Premio Nobel en 1904). Creó un tipo de modelo dramático a medida de la burguesía de la época, lo que lo convirtió en el dramaturgo más representado de su siglo. Los protagonistas pertenecen a la clase alta y se plantean conflictos propios de ese grupo social. El desarrollo dramático es perfecto y Jacinto Benavente usa un lenguaje agudo e inteligente (en ocasiones cargado de ironía, pero sin llegar a cuestionar el orden social establecido). Destaca LOS INTERESES CREADOS. -El teatro poético en verso con Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa. Este teatro supone la irrupción del Modernismo en la escena: versos variados, musicalidad, lenguaje sonoro y ambientes exóticos. -El teatro popular-cómico con los famosos entremeses y sainetes de Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero. Carlos Arniches recuperó la tradición de las piezas breves típicas del Siglo de Oro para presentar una galería de personajes pintorescos madrileños, con sus problemas cotidianos y su forma de hablar característica. En la misma ´línea trabajan los hermanos Álvarez Quintero que mostraron en los escenarios una bonita Andalucía donde todo tiene un final feliz.
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Arniches escribe también tragedias grotescas como.LA SEÑORITA DE TRÉVELEZ o LOS CACIQUES, en las que plantea los crudos problemas de España. Hay que nombrar además «el astracán», un subgénero cómico basado en juegos de palabras, equívocos y parodias. Pedro Muños Seca es el mejor representante con su obra LA VENGANZA DE DON MENDO, en la que se ridiculizan los dramas históricos. -Ensayo Todos los ensayistas se centran en lo intelectual, siempre buscando una renovación y modernización de España. Autores: -Eugenio D’Ors -Ortega y Gasset destaca por ser una figura clave en la ensayística española, además de ser un personaje muy importante en su época. Sus ideas influyeron notablemente en la literatura de la época.
MEDITACIONES DEL QUIJOTE
ESPAÑA INVERTEBRADA
IDEAS SOBRE LA NOVELA
LA DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE Dos ensayistas menos literatos que los anteriores pero de gran importancia para acercarse al Novecentismo son: Gregorio Marañón y Manuel Azaña.
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7.2.1 AUTORES MÁS IMPORTANTES
Gabriel Miró (1879-1930) Escritor español que, al igual que otros miembros de la llamada «generación de 1914» (Wenceslao Fernández Flórez, Benjamín Jarnés, Ramón Pérez de Ayala), dejó atrás los cánones del realismo decimonónico y renovó la narrativa peninsular, en su caso por la vía de un exquisito lirismo. Sus obras, calificadas de novelas líricas y poemas en prosa, se centran en sensuales descripciones paisajísticas. Hizo sus estudios en el colegio de Santo Domingo de Orihuela y en el instituto de Alicante. Se licenció en derecho en la Universidad de Granada (después de algunos cursos en la Universidad de Valencia) y tuvo modestos empleos en el Ayuntamiento y Diputación de Alicante. En 1901 se casó con Clemencia Maignon, hija del cónsul de Francia en dicha ciudad. En 1914 reside en Barcelona, en cuya Diputación consigue un empleo, y donde la editorial Vecchi y Ramos le encarga la preparación de una enciclopedia religiosa. En 1920 es funcionario del Ministerio del Trabajo en Madrid. Vive primeramente en el barrio de Argüelles y encuentra un joven admirador en su vecino Dámaso Alonso, que se relaciona con él y lo evoca después exhalando vida y tratando de "domeñar la rebeldía de la melena gloriosa". Como escritor fue cronista de la ciudad de Alicante (1911). Desde 1921 ejerció como secretario de los concursos 148
nacionales del Ministerio de Instrucción Pública, en el que también tuvo un empleo. En 1925 ganó el premio Mariano de Cavia. Colaboró en diarios y revistas como ABC de Madrid y La Nación de Buenos Aires. Cuantos críticos han estudiado su obra insisten en que, ante todo, Gabriel Miró es un poeta y que su lenguaje es el propio de la poesía. Como novelista, su novela se aproxima más al ensayo. Pero la gloria de Miró es su expresión, porque él consideraba la palabra "como la más preciosa realidad humana". Aunque los motivos, tipos y pueblos que nos presenta pertenecen a los predilectos de autores de la generación del 98 como Azorín, su forma externa es más propia de la de los poetas modernistas. Cada vocablo, cada frase de Miró está hipercargada de emoción y, sobre todo de sensaciones. No sólo hay en su lenguaje la expresión de cada uno de sus sentidos, sino que se acumulan en él las sensaciones de dos o de tres de ellos en una complejidad y riqueza nada frecuentes. En sus obras no hay dinamismo; son cuadros de una extraordinaria potencia evocadora. Su geografía, retratos y paisajes los centra en su región natal levantina. Gabriel Miró comenzó a ser conocido cuando, en 1911, el "Cuento Semanal" le premió Nómada, la narración de un rico jijonense que perdió a su hija y a su esposa y que, para olvidar sus penas, se entregó a una mala vida en la que dilapidó su hacienda convirtiéndose en un nómada nostálgico en Francia, hasta regresar a su tierra en la miseria; y, vencido y humillado, se refugió en la casa de su hermana, que estima como una desdicha su llegada. Esta novelita, que había sido precedida de otras -la primera parece que fue La mujer de Hojeda (1901)-, le situó entre los escritores españoles como un levantino que escribía unas novelas distanciadas de los regionalismos conocidos. En Barcelona se le publicó una novela muy valiosa dentro de su genio típico: Las cerezas del cementerio (1910). Valdivia regresa a su pueblo en busca de reposo, pues está enfermo del corazón, y, en el viaje, conoce a una señora con la que un tío suyo había tenido relaciones amistosas muy accidentadas. Valdivia y ella se apasionan y todos conocen sus amores culpables. Cuando Valdivia muere es 149
enterrado en el cementerio de Posuna, famoso por sus cerezos con ricos frutos que nadie come pensando en que toman su sustancia de los muertos. Pero la amante visitó su tumba y comió de sus cerezas, con las que "sorbía y comulgaba la esencia del amado". Es una novela cuyo estilo está perfectamente adecuado a ese contenido de exaltado e impresionante misticismo amoroso. En El abuelo del rey (1915) presenta tipos pueblerinos de Serosa, y el principal de ellos, don Arcadio, amante de la tradición, que se amarga la vida primero con el hijo (ingeniero que ama los viajes y se casa con una cubana que muere del primer parto sin que su suegro haya demostrado el más pequeño interés por ella; el hijo se aleja de sus padres y muere en Filipinas) y después con el nieto (arruina a los abuelos con sus supuestos inventos, y se va a América sin que nunca se sepa de él más que una vaga noticia de que unos indios le han proclamado rey). Aunque es de las más dinámicas, no es precisamente de las mejores. En Nuestro Padre San Daniel (1921), "novela de capellanes y devotos" que sitúa en Oleza (Orihuela), en medio de las intrigas familiares resplandecen figuras como Paulina, transida de sensualidad por el paisaje que "le latía encima", o el cura don Magín, entre maravillosas descripciones como la muerte de don Daniel o la de las solemnidades litúrgicas de unas vísperas en la catedral de Oleza. Ya había comenzado La novela de mi amigo (1907) con un personaje de deseos frustrados y desventuras (la muerte de su hermana de tres años quemada por un pan hecho brasa, su vida con una mujer sórdida y sin ser capaz de asirse a la única esperanza que es el amor que siempre le ha profesado su cuñada, siempre silenciosa junto a él, acaba con su suicidio en el mar "sorbiendo la copa de su amargura"). Niño y grande (1922) presenta dos aspectos: el de un murciano de la huerta que narra su infancia y confidencias con dos condiscípulos, y que después, cuando los volvemos a encontrar, se hallan enredados en adulterios más o menos románticos. La parte de esta novela en la Mancha puede considerarse autobiográfica, porque se puede creer coincidente con el viaje que Gabriel Miró realizó a Ciudad Real en 1893. También son autobiográficas El libro de Sigüenza (1917), en el que Sigüenza personifica al autor con su bondad, su sencillez, su melancolía y su sinceridad, 150
que fracasan ante la hipocresía y la inmoralidad aldeanas; y Años y leguas (1928), en el que, ante Sigüenza, pasan veinte años y el paisaje (pueblos, masías, calvarios, morterete) comenzó "a pasar y envejecer referido a su vida". Esta última obra -la última también de su bibliografía- se considera lo mejor y más expresivo de su producción: forma brillante modernista y los aldeanos y los pueblos del 98. Lo que hay en los libros citados de cuadro pictórico se considera el mejor acierto estético de Miró. Por esto tienen gran significación Figuras de la Pasión del Señor (2 volúmenes, 1916-17) y El humo dormido (1919), con sus Tablas del Calendario entre el humo dormido. Dos obras en las que escenas y personajes del tema van apareciendo como acuarelas. En la primera, con emoción y vivos colores, nos presenta quince capítulos, cada uno con independencia del resto. Los tipos -aunque vestidos con los ropajes bíblicos- están tomados de su humanidad levantina; los paisajes de su tierra natal se sobreponen a las estampas de Judea. En los de la segunda obra citada, con los personajes, nos va describiendo toda la Semana Santa. Como típica expresión del arte literario mironiano ha de citarse El obispo leproso (1926), en la que nos presenta la ciudad puritana en apariencia, pero contaminada de las más deshonestas pasiones. La lepra patéticamente llamativa se da en el prelado de la diócesis, ya que el leproso es personaje de la predilección mironiana. Aunque se ha acusado a Miró de abusar de un vocabulario precioso y desusado, su prosa es de una gran originalidad y una de las expresiones más ricas de la literatura española moderna.
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Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) Licenciado en derecho por la Universidad de Oviedo, consagró su vida exclusivamente a la actividad literaria, en la que se mostró como un escritor fecundo y pionero de un tipo de literatura que, dentro de la más pura vanguardia, se erige como una construcción personal de gran originalidad. Sus primeras obras muestran una actitud crítica e innovadora frente al panorama literario español, dominado por la generación del 98 (Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Azorín, Ramiro de Maeztu), y coinciden con la dirección, asumida desde 1908, de la revista Prometeo, receptora y difusora de los primeros manifiestos vanguardistas en España, de los que fue su primer e incondicional defensor e impulsor. Animador indiscutible de la vida literaria madrileña, en 1914 creó una de las tertulias más frecuentadas y famosas con que ha contado Madrid, la del Café Pombo. Su particular visión de la literatura, concebida dentro de los presupuestos del arte por el arte, sin ningún intento de reflexión ideológica, dio lugar a un género inventado por él, las greguerías, definidas por el propio autor como «metáfora más humor». Consisten en frases breves, de tipo aforístico, que no pretenden expresar ninguna máxima o verdad, sino que retratan desde un ángulo insólito realidades
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cotidianas con ironía y humor, a base de expresiones ingeniosas, alteraciones de frases hechas o juegos conceptuales o fonéticos. Su vasta producción literaria incluye desde artículos y ensayos, algunos agrupados en libros, hasta dramas de tema erótico y obras más o menos novelísticas, muchas de ellas basadas en una trama truculenta, al modo de los folletines costumbristas, que por las incoherencias en la narración, las imágenes de tipo surrealista o el barroquismo de la expresión se convierten en una forma de absurdo que destruye todo sentimentalismo y las acerca a lo patético y grotesco. Aplaudida por José Ortega y Gasset, la obra de Ramón Gómez de la Serna ejerció una influencia inmediata en los jóvenes poetas de la generación del 27: el culto a la metáfora, en efecto, caracterizó los comienzos de Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca e incluso del joven Miguel Hernández. También en Hispanoamérica
apreciaron
su
obra Pablo
Neruda y,
posteriormente,
el
mexicano Octavio Paz. En 1936, a raíz del estallido de la guerra civil española, Gómez de la Serna se exilió en Buenos Aires con su esposa, la escritora Luisa Sofovich, y en 1948 publicó la obra autobiográfica Automoribundia, testimonio de su vida y compendio de su estilo y su personal concepción literaria.
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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (Huelva, 1881-1958) Destacamos a Juan Ramón Jiménez como miembro más representativo de la lírica novecentista y figura clave de la historia de la literatura española. Nos dice el Centro Virtual Cervantes: Juan Ramón Jiménez es un autor esencial para la poesía en lengua española y para la poesía contemporánea occidental. Sus propuestas éticas y estéticas marcan una línea divisoria entre el Romanticismo de Espronceda y Bécquer, bajo cuya influencia escribe sus primeros versos, y el Modernismo y las vanguardias de las primeras décadas del siglo xx. Tras la muerte de Rubén Darío, le corresponde el liderazgo entre los más jóvenes poetas de su tiempo (…) Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956. En muchos libros se le incluye también entre los modernistas. Pertenecía a una familia acomodada; mostró desde joven una vocación poética obsesiva, así como un enorme talento para versificar. Hombre solitario, huraño, impresionable e hipersensible, enfermizo, lleno de depresiones, elitista, encerrado el su torre de marfil, entregado en exclusiva a buscar la belleza mediante la poesía. Para comprender su obra conviene destacar: -La repentina muerte de su padre que se traducirá en una obsesión por la muerte y un ansía de inmortalidad. -La dedicación exclusiva a su obra que nunca dejará de revisar. También escribió prosa, como muestra «Platero y yo» y las semblanzas de varios personajes reunidas en «Españoles de tres mundos«. Luchó contra las ataduras de la ortografía y defendió «escribir como se habla».
Trayectoria poética Siempre se separa la obra de Juan Ramón Jiménez en cuatro etapas, a partir de sus propios versos de 1918: 154
VINO, PRIMERO, PURA Vino, primero, pura, vestida de inocencia; y la amé como un niño. Luego se fue vistiendo de no sé qué ropajes; y la fui odiando, sin saberlo. Llegó a ser una reina, fastuosa de tesoros… ¡Qué iracundia de yel y sin sentido! …Más se fue desnudando. Y yo le sonreía. Se quedó con la túnica de su inocencia antigua. Creí de nuevo en ella. Y se quitó la túnica, y apareció desnuda toda… ¡Oh pasión de mi vida, poesía desnuda, mía para siempre Sus 4 etapas y sus obras -Etapa romántica y modernista (1898-1915). Perfección formal que le sirve para expresar melancolía, soledad, amor.
ARIAS TRISTES
JARDINES LEJANOS
ESTÍO A esta primera etapa pertenece PLATERO Y YO (1914), uno de los libros en español más traducidos. Platero y yo es una selección de historias sin un orden temático; son impresiones, recuerdos y sensaciones de la infancia de Juan Ramón (cuando vivía en su
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pueblo, en Moguer). Cuenta la amistad entre un hombre y un burro, Platero, con un lenguaje lleno de símbolos y metáforas que muestran la influencia de Rubén Darío y los simbolistas franceses. La realidad cotidiana se convierte en esencia poética. El libro es una bellísima muestra de la llamada “prosa lírica” o “prosa poética”, en la que la diferencia entre prosa y verso se difumina y casi desaparece. -Plenitud (1916-1936). Va a Nueva York y se casa con Zenobia Camprubí. Fruto de esta experiencia es DIARIO DE UN POETA RECIÉN CASADO, que supuso una revolución en la poesía española de ese momento. Medita sobre la eternidad, sobre el instante y se acerca a la «poesía pura» que, para él, es expresar lo que se siente de forma sencilla y breve, sin necesidad de ornamentos. Así llega a una etapa de plenitud humana y creadora.
ETERNIDADES
LA ESTACIÓN TOTAL -En América (1936-1948). Cuando estalla la Guerra Civil, la pareja se va a Estados Unidos donde viven unos años; pero luego se traslada a Puerto Rico donde decide establecerse. Son años de poesía hermética.
ANIMAL DE FONDO -Años finales (1949-1958). Su último libro es RÍOS QUE SE VAN, un homenaje a Zenobia que ya está gravemente enferma. TEXTOS de Juan Ramón Jiménez «EL VIAJE DEFINITIVO” (Poemas Agrestes, 1910) …Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, 156
las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, Mi espíritu errará, nostálgico… Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando.
LA MUERTE ES SOLO UN REPOSO La muerte es sólo un reposo, más que el sueño. De ella, un día aurora augusta y completa! saldremos fuertes, exactos, para un vivir tan eterno como ella, para un trabajo inmortal.
ÁLAMO BLANCO Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua. (Arriba y abajo, se me abre el alma.) Entre dos melodías la columna de plata. Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua. Entre dos conmociones la columna de plata. (Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.) Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja. (Abajo y arriba, me tiembla el alma.)
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PLATERO Y YO (Fragmentos) Prologuillo Suele creerse que yo escribí Platero y yo para los niños, que es un libro para niños. No. En 1913, «La Lectura», que sabía que yo estaba con ese libro, me pidió que adelantase un conjunto de sus páginas más idílicas para su «Biblioteca Juventud» Entonces, alterando la idea momentáneamente, escribí este prólogo: Advertencia a los Hombres que lean este libro para niños Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, está escrito para… ¡Qué sé yo para quién!…, para quien escribimos los poetas líricos… Ahora que va a los niños, no le quito ni le pongo una coma. ¡Qué bien! «Dondequiera que haya niños- dice Novalis-, existe una edad de oro». Pues por esa edad de oro que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca. ¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre te halle yo en mi vida, mar de duelo; y que tu brisa me dé su lira, alta y, a veces, sin sentido, igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer! I- PLATERO Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: «¿Platero?», y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal… Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel…
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Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: -Tiene acero… -Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
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Bibliografía Victoria Monera, (22/08/17).Edad media, recuperado de https://www.victoriamonera.com/historia-de-la-literatura-espanola-edad-media/
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