no persigo ideas
chicoma
persigo experiencias Abril 2014
Se decía del abad Agathón que vivió tres años con una piedra en la boca, hasta que logró el silencio.
Se contaba de un hermano que vivía en el desierto y que hacía muchos años que era engañado por el demonio, aunque él creía que era un ángel. De vez en cuando iba a verle su padre carnal, que un día llevó consigo un hacha de doble filo, diciéndose a sí mismo: “Al volver traeré un poco de leña”. Al saberlo uno de los demonios dijo al hijo: “Mira, viene el diablo disfrazado como si fuera tu padre, y trae un hacha de dos filos en su saco para matarte. Tú, ya prevenido por mí, quítale el hacha y lucha con él”. Llegó el padre, como de costumbre, y tomando el hijo el hacha, golpeó a su padre y lo mató. Y al punto se echó sobre él el espíritu maligno, y lo ahogó.
Decía la abadesa Sinclética: “Nuestro enemigo es vencido más fácilmente por aquellos que nada poseen. Porque a éstos no tiene por donde atacarles.”
Todo partió cuando leí una de las páginas de “Vapor”, de Max.