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El contenido de este libro es parte del texto que se puede leer completo con imágenes y tablas en el sitio Web: catedralesgoticas.es administrado por Jesús M. Pérez Adán Edición no venal
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Índice Índice .............................................................................................. 3 Prologo ........................................................................................... 4
Primera parte
Introducción ................................................................................... 7 Arquitectura gótica ........................................................................ 11 Pintura gótica ................................................................................ 65 Escultura gótica ............................................................................. 89 Escritura gótica ............................................................................. 104 Lengua gótica ................................................................................ 111 Catedrales de Francia ................................................................... 113 Catedrales de España ................................................................... 135 Catedrales del Reino Unido .......................................................... 175 Catedrales de Alemania ................................................................ 196 Catedrales de Italia ...................................................................... 209 Catedrales del resto de Europa .................................................... 220 Catedrales de América ................................................................. 233 Iglesias góticas ............................................................................. 240
Segunda parte El Císter ....................................................................................... Los Masones ................................................................................ Los Templarios ............................................................................ Leyendas góticas ......................................................................... Vidrieras góticas .......................................................................... Magister operis ............................................................................ El órgano en el gótico .................................................................. Símbolos góticos .......................................................................... Reino de León .............................................................................. Glosario ….................................................................................... Recomendación …........................................................................
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Prólogo
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os estilos han perdurado con más fuerza a lo largo de la historia de la arquitectura religiosa, que son: el románico y el gótico. En el románico, el templo predominante es la iglesia, en cambio en el gótico es la catedral. Para admirar una iglesia románica hay que mirar al frente, en cambio para admirar una catedral gótica hay que mirar hacia arriba. En las iglesias románicas, generalmente la belleza está en el contenido: retablos, coros, estatuas, altares; mientras que en el gótico la belleza se encuentra en el continente: portadas, triforios, vidrieras, rosetones, torres e incluso en arbotantes y gárgolas. Al contemplar una catedral gótica y alzar la vista, estaremos viendo sin duda, la base de los cuatro pilares en que se sostiene el estilo gótico: arco apuntado, bóveda de crucería, contrafuertes y vidrieras. Al románico le sucedió el gótico; los cambios arquitectónicos evolucionaron hacia lo alto, como cualquier persona que se hace adulta. Los muros se estrecharon, se abrieron ventanales; la bóveda de cañón, pasó a ser de crucería, la planta basilical pasó a ser de cruz latina. Pero, ¿cuando y donde se empezaron a producir estos cambios?. Empezaré por la segunda cuestión que es la más importante. El estilo gótico empezó a desarrollarse en Francia y concretamente en la Ile-de-France (París y sus alrededores). Todo comenzó cuando Suger, abad de Saint-Denis, concibió un proyecto de renovación de los edificios de la abadía. En ella introdujo novedosas innovaciones arquitectónicas de influencia normanda, pero combinadas de una forma nueva y de un modo aislado. Se puede decir, por lo tanto, que Saint-Denis, en 1140, fue el año y el punto de partida de un nuevo estilo de arquitectura, el denominado en su tiempo, Estilo Francés, y que tres siglos después se conocería como gótico. Tras la construcción de la cabecera de Saint-Denis, su estilo fue adoptado en todas las grandes obras realizadas bajo el dominio del rey de Francia, Luis VII. El termino gótico fue empleado, de manera poco apropiada, por algunos escritores del siglo XV como Filarate, Manetti y del XVI, especialmente por Giorgio Vasari, para calificar la barbarie de este estilo construido a la manera de los godos, a la maniera dei Goti es decir, el de aquellos pueblos que tras destruir la civilización romana, impusieron durante varios siglos en Europa una manera nueva, desordenada y tosca de entender la vida en contraposición al sabio y ordenado arte clásico. Curiosamente el termino bárbaro se ha asociado a la civilización de los 4
godos. Etimológicamente, bárbaro significa lo que es ajeno al mundo griego o grecorromano. A lo largo de la lectura de las diferentes secciones verán que hay más lecturas del significado de la palabra gótico. Ya hemos visto una de las procedencias de la palabra gótico; ahora veamos de donde lo hace la palabra Catedral. En tiempos de los griegos, al trono o asiento sin distinción se le llamaba Cáthedra, pudiendo haber diferentes tipos: el Orovos, de respaldo alto y vertical, el Difros, que carecía de el, o el Clismos o Clister, cuyo respaldo curvo, más o menos inclinado era sumamente cómodo para reclinarse, lo que hacía que fuera muy usado entre los griegos, como lo prueba la frecuencia con que se ve reproducido en los vasos pintados. De esta última clase fue la cátedra adoptada por los romanos y a la que dieron el mismo nombre. La usaban especialmente las mujeres, y de aquí que para indicar la molicie o afeminamiento de un hombre se empleara la palabra cátedra. Se construían de piedra, como las destinadas a los bañistas en las termas, de madera y de metal, siendo frecuentes las de mimbre. Según el uso a que se destinaban se adornaban con tela o almohadones. Las que se usaban de esta forma se llamaban cátedras Strata, y se decía longa o supina, según que el respaldo fuera más o menos inclinado. La cátedra es el asiento habitual de los que enseñaban letras o filosofía, y por lo mismo fue también el de los doctores y, centrándonos en el tema que nos ocupa, de los obispos de la Iglesia. Por lo tanto, la palabra catedral (en latín ecclesia cathedralis) proviene del nombre dado al asiento, trono o cátedra del obispo o arzobispo. Unas de las diferencias visuales más significativas entre el románico y el gótico se encuentra en las vidrieras. Los anchos y relativamente bajos muros que son necesarios para soportar la pesada bóveda de cañón en el románico, impiden abrir grandes ventanales para que entre la luz. En cambio en el gótico, los muros son más altos y estrechos. La razón por la que este muro no se venga abajo al colocar la bóveda de crucería sobre ellos, está en lo que se podría llamar, la compensación de los empujes laterales. La bóveda ejerce un fuerte empuje hacia afuera, que depende de lo apuntado que esté su arco; en cambio, los contrafuertes, arbotantes y pináculos laterales exteriores, son los elementos que hacen la función de contrarresto de ese empuje. Si se hacen bien los cálculos, tendría que ver, al final de su construcción, un equilibro perfecto de los empujes. Un truco que se utilizó para conseguirlo es hacer que los muros laterales estuvieran levemente inclinados hacia adentro para que, al poner la bóveda y, con su propio empuje, conseguir la verticalidad del edificio. Para comprender el efecto de los empujes podemos hacer una prueba. Cojamos tres naipes de una baraja de cartas y los colocaremos 5
de la siguiente manera: uno en vertical, representando al muro, y con los otros dos, que representan los empujes de la bóveda por un lado y los contrafuertes y arbotantes por el otro, intentar sujetar el naipe central sin que se desvíe o se caiga. Cuando consigáis mantener la carta central sin que se desplome de un lado o de otro, habréis conseguido el equilibrio de las fuerzas de los empujes. Y ahora ¿Quien nos impediría calar los muros para insertar grandes ventanales con vidrieras?. Por regla general, salvo excepciones, todas las catedrales cumplen una regla común en todas ellas con respecto a su orientación. Desde la celebración del primer Concilio de Nicea (325) la orientación de los edificios religiosos cristianos cambió en 180º; se estableció que la cabecera estuviera orientada al este en vez de al oeste como lo estaban los templos egipcios y romanos hasta entonces. Este cambio estaba más acorde con las creencias y simbolismos de la religión católica. Al amanecer, un rayo de luz penetra por los ventanales del ábside iluminando así la entrada, que es la parte más oscura en ese momento; esta luz es la que guía a los fieles, en un recorrido iniciático, desde los pies a la cabecera de la iglesia. Este simbolismo se acentúa más en el gótico, ya que la mayoría de ellas están construidas de vitrales, no de piedra. Resido en un punto clave del gótico en España y de cuya catedral, el papa Juan XXIII, entonces seminarista, dijo de ella cuando pasó por aquí y la vio: «En la catedral de León hay más vitral que piedra, más luz que vitral y más fe que luz.»
Espero que disfrutéis del sitio Web y aprendáis con el lo que no sepáis. La verdad es que todos aprenderemos un poco, e incluso diría que, el que más va aprender voy a ser yo.
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Primera parte Introducción
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a arquitectura ojival se llama impropiamente gótica porque los artistas italianos del siglo XVI dieron a este estilo el nombre de gótico, en el significado de bárbaro por atribuir falsamente su invención a los godos, o por no comprenderlo, lo juzgaban de irregular e inculto. Hoy la denominación de gótico aplicado al arte en general no implica tal significado y se emplea a falta de otro más apropiado. Los elementos característicos y comunes a todas las obras de estilo gótico son las bóvedas de crucería, el arco ojival y los contrafuertes, aunque sigue utilizando los pilares peculiares del románico, pero con nervios adosados que son la prolongación de los nervios secundarios de la bóveda. La base apenas sobresale del cuerpo del pilar uniéndose al fuste por medio de molduras. La misma forma y disposición que los arcos de las bóvedas tienen también los vanos de las ventanas y suelen estar divididos por tenues columnas que se reúnen por arriba mediante finos arcos apuntados. Por debajo de las ventanas, que se abren en la parte alta de la nave central, es muy frecuente encontrar una galería practicada a lo largo de aquella, la cual recibe el nombre de triforio. La típica fachada principal gótica se divide en tres cuerpos horizontales y tres secciones verticales o calles, donde se abren las tres portadas que se corresponden con las naves del interior. Por encima de la portada se abre el magnifico rosetón calado, que da luz a la nave central. Las torres de forma cuadrada en su base apoyadas en dos contrafuertes en cada ángulo, están divididas en pisos, con ventanas partidas por delgadas columnas y terminan, por lo general, en un cuerpo octógono, en cuyos ángulos se levantan airosos pináculos, cubierto por una techumbre piramidal a veces ricamente ornamentada. En vez de construir gruesos muros que soportasen el empuje de las bóvedas como ocurre con el románico, los maestros góticos idearon un sistema eficiente para contrarrestarlos: los contrafuertes con arbotantes. Por un lado, la disposición de estos machones transversales permitía hacer fachadas mas esbeltas, con enormes huecos. Por otra parte, al 7
conectar los contrafuertes por medio de arcos arbotantes a la estructura principal se ganaba brazo de palanca y se liberaba espacio para situar naves laterales, paralelas a la nave principal. La arquitectura gótica se desarrolló principalmente en el N.E. de Francia, así lo prueban los numerosos monumentos de la Isla de Francia, Champaña y Borgoña. El más antiguo de todos es la abadía de St. Denis que hacia el año 1137 el abad Suger hizo reformas en en el coro y girola introduciendo este estilo. A este siguen en antigüedad las catedrales de Sens, Noyon, Senlis y Notre-Dame de París. La catedral de Chartres es de forma más severas pero en cambio la de Reims es una de las creaciones mas brillantes de la arquitectura ojival y el tipo más puro de los monumentos de este arte en su primer periodo de desarrollo. En Normandía el arte gótico llegó un poco más tarde con monumentos como el Palacio de Justicia de Bourgtheroulde en Ruán y el castillo de Fontaine-le-Heri junto a Caen. En Inglaterra comenzó a desarrollarse el estilo ojival casi al mismo tiempo que en Francia, de donde fue introducido por el maestro Guillermo de Sens, que había sido llamado para dirigir la reconstrucción de la catedral de Canterbury. Pero allí la arquitectura gótica tomó pronto un rumbo distinto del que se seguía en Francia, adoptó una ornamentación más rica y pintoresca y una subdivisión mas variada de las formas. De los comienzos, son muy interesantes la catedral de Canterbury y la iglesia de los Templarios en Londres. Otras joyas arquitectónicas son las catedrales de Salisbury, Exeter, York y Westminster. En algunos monumentos del último periodo el elemento decorativo despliega una riqueza de elementos no superada en parte alguna, particularmente en la disposición de las llamadas bóvedas estrelladas, ejemplos de ello son el claustro de la catedral de Gloucester, la Lady Chapel de Petersbur y la capilla de san Jorge en Windsor. En Alemania tardó más que en Francia e Inglaterra en ser aceptada y en desarrollarse, pero en cambio, es el país en que ha alcanzado mayor perfección y donde ha producido sus más colosales fabricas. Los monumentos góticos más antiguos nos muestran claramente la lucha entre la nueva arquitectura y la románica, pudiendo citar como ejemplos la iglesia de san Gereon en Colonia y las catedrales de Magdeburgo y Treveris; pero la primera construcción de estilo gótico en que éste aparece completamente formado y desarrollado es la catedral de Colonia. También hay que destacar como obra maestra la catedral de Ulm que con su imponente torre de 161 metros es la más alta del mundo. Italia permaneció largo tiempo aferrada a sus monumentos de estilo gótico; aceptó sin embargo del ojival los arcos apuntados y los tímpanos, 8
junto con otros elementos decorativos. Uno de los monumentos góticos más antiguos de Italia es la iglesia de san Francisco, en Asís que fue construida por un alemán, el maestro Jacob; posterior es la de san Antonio de Padua aunque esta no tiene apenas elementos ojivales. El gótico cobra su máximo esplendor con la catedral de Siena, pero sobre todo con la de Milán, obra maestra de la arquitectura ojival en Italia. La introducción del gótico en España se produjo por varios conductos y causas. Las relaciones matrimoniales de Alfonso VIII con la casa francoinglesa de los Plantagenet; de Blanca de Castilla con Luis VIII de Francia; de Fernando III con Beatriz de Suabia; la nueva invasión de monjes del Císter tan protegidos de Alfonso VII; la inmigración de militares y comerciantes desde los primeros años del siglo XIII. Hay un primer periodo de transición en el que si ya se usa el elemento principal del estilo ojival como es la bóveda de crucería, los demás siguen siendo del románico. Se conocen algunos monumentos en este periodo como la iglesia cisterciense de la Oliva (1164) y la cripta de la catedral de Santiago. En el desarrollo posterior tiene como monumentos importantes las catedrales de Burgos y Toledo, así como uno de los más bellos ejemplares del gótico en España como es la catedral de León. El estilo subsistió con los mismos caracteres en todo el siglo XIV; las catedrales de Barcelona y Valencia así lo prueban. Pero a partir de ahora se inicia una transformación, que tiende a la nacionalización del estilo, caracterizada principalmente por dos cosas: la simplificación de los elementos y la influencia mahometana, que marcó el sello de su técnica y de su arte, hasta crear una rama especial. Hay pues en los siglos XIV y XV un estilo gótico español, algo rudo y sencillo. A su vez, en el siglo XV se forma una nueva manifestación extranjera y aristocrática, por la influencia de una ola de artistas norteños (alemanes, flamencos, borgoñeses) que traen a España la decadencia florida caracterizada por por la finura y virtuosismo de la estructura y el naturalismo y abundancia de la decoración. Comenzando tímidamente alcanzó su máximo esplendor con los Colonia, uno de los cuales, Simón, fue el mayor importador en España del llamado estilo flamante, nombre que le viene por la analogía de sus retorcidas curvas, con las llamas. La arquitectura gótica se extendió casi en su totalidad por dos regiones: Castilla y León y Cataluña. En la primera la arquitectura fue más francesa en sus orígenes, más lujoso en el ornato, en la segunda fue más regional de origen, más seco y severo. En Castilla y León comenzó como una importación purista extranjera y con la introducción del gótico cisterciense. En Andalucía, la arquitectura gótica fue llevada por los reconquistadores a mediados del 9
siglo XIII a Sevilla y a finales del XV a Granada. La catedral de Sevilla es el monumento culminante de esta arquitectura. En Navarra, destaca la arquitectura románico-ojival de los monasterios cistercienses; sobre todo tiene como exponente máximo la catedral de Pamplona. Cataluña vio tarde la penetración de la arquitectura gótica, pero en cambio, perduró considerablemente oponiéndose al Renacimiento. En pleno siglo XIII se levantaban monumentos de transición al gótico como la catedral de Tarragona. Fue la Orden del Císter los que inspiraron los primeros edificios de transición y la Orden de los Dominicos la que introdujo en Barcelona, a mitad del siglo XIII, el purísimo estilo gótico francés. También en Baleares, una de sus hijas históricas, llegó este estilo con la atrevida y severa catedral de Palma de Mallorca. En Aragón, la arquitectura gótica se desarrolló muy pobremente, por la escasa importancia a que la redujo la unión con Cataluña. Tiene su máximo exponente en el gótico decadente de la catedral de Zaragoza.
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Arquitectura gótica La transición del Románico al Gótico Condiciones históricas y materiales
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esde que la arquitectura gótica empezó a estudiarse en el siglo XVIII se ha tratado de caracterizarla por el empleo de un cierto numero de formas típicas que la distinguen claramente. El primero de tales elementos será el arco apuntado, frecuentemente llamado ojival. Su perfil quebrado, de origen oriental muy antiguo, fue introducido en Occidente durante el siglo IX, si exceptuamos las construcciones musulmanas en España o de Sicilia en las que apareció antes. Su empleo fue tal, que le dieron el apelativo, hoy abandonado, de arquitectura ojival. La presencia de arbotantes en el exterior de las grandes iglesias fue un carácter menos constante, pero muy típico, evidentemente. Los historiadores han reconocido un numero bastante grande de estas formas particulares, desconocidas en la antigüedad clásica y en el arte de la Edad Media: pilares formados por haces de columnas, pináculos, gabletes, rosetones polilobulados, vanos divididos en múltiples lancetas, etc. Para distinguir las variantes nacionales o regionales de la arquitectura gótica, o para definir las etapas de su evolución, se ha señalado y utilizado una gran variedad de combinaciones de estas formas. Así han surgido los conceptos de periodo radiante, periodo flamígero y aun en Inglaterra, de estilo perpendicular. Es importante señalar que aunque el arco apuntado, la bóveda de crucería o el arbotante sean elementos esenciales en la arquitectura gótica, no necesariamente en un monumento tendrían que contenerlos todos; si fuera así se quedarían fuera catedrales como las de Laon o edificios de comienzos del gótico como la catedral de Durham, en Inglaterra, del siglo XI. Hacia mediados del siglo XIX y debido a los grandes trabajos llevados a cabo de restauración de los monumentos góticos con arquitectos como Johannes Wetter y sobre todo con el eminente Eugène Viollet-le-Duc, llegaron a la conclusión de que todos y cada uno de los elementos de la arquitectura gótica no son puro adorno, sino que desarrollan una función bien concreta. El funcionalismo constructivo tiene su mejor demostración en el estudio de las bóvedas y sus apoyos: la 11
bóveda de aristas, racionalmente provista de arcos cruzados (ojivas) y de arcos de encuadramiento (perpiaños y formeros), cargan su peso no sobre los muros, sino sobre determinados puntos de los apoyos, pudiendo sustituirse los muros por ventanas o delgados tabiques. En razón de la curvatura de las bóvedas y de los arcos, el peso de la cubierta se ejerce oblicuamente, en empujes laterales localizados que los arquitectos del gótico neutralizaban oponiendoles otros empujes, como por ejemplo los arbotantes, o anulándolos con cargas verticales convenientemente calculadas, como por ejemplo los pináculos. Es por tanto un sistema elástico en el sentido que soporta las deformaciones de la mampostería por la presión vertical o por desplome, ya que los elementos del edificio son, hasta cierto punto, por la diversidad de sus funciones, independientes unos de otros. El sistema constructivo gótico permite aligerar la masa, ofrece la posibilidad de construir más fácilmente en altura, y ello tuvo como consecuencia una clara distribución de las partes. En resumen, el gótico es un sistema dinámico, opuesto totalmente al románico que es estático. Los monumentos más numerosos e importantes de la arquitectura gótica fueron destinados a fines religiosos; es perfectamente normal que esta arquitectura haya sido interpretada y aun definida en función de sus significaciones religiosas. El tamaño y la altura de las catedrales de los siglos XII al XVI, así como el fantástico vaciamiento de los muros, que permiten el paso de una luz muy abundante, pueden expresar mejor que en ninguna otra época las virtualidades místicas de la arquitectura religiosa cristiana. La extensión geográfica de la arquitectura gótica corresponde a la difusión, en Europa, del cristianismo de obediencia a Roma. En efecto, desde el fracaso de las tentativas de unidad cristiana en el siglo XI, la iglesia de Oriente a otra corriente cultural y mística de tradición bizantina; la frontera atraviesa, de norte a sur, la Europa central. El área del gótico engloba las Islas Británicas y Escandinavia, los Países Bajos y Francia, los estados del Imperio Germánico, Bohemia, Polonia, Hungría, península Ibérica e Italia. Los países o territorios del ámbito del gótico son de una diversidad morfológica, geográfica o climática muy grande lo que implica a veces modos de construir diferentes. Durante el periodo gótico, es decir, entre 1250 y 1450, las condiciones políticas, económicas o sociales de estos países fueron muy distintas. Las densidades demográficas de la Europa de la Edad Media, son de una disparidad casi increíble; la Francia septentrional de los siglos XII y XIII se cubre de iglesias parroquiales y de ricas abadías; en otros países, de construcción urbana más 12
evolucionada, solo las ciudades de alguna importancia conocen la actividad monumental. Por otro lado surgen situaciones paradójicas: ciudades pequeñas como Amiens son dotadas de edificios fastuosos e inmensos, contrastando con ciudades como Colonia que pese a su ambición, no consigue financiar los equipos de constructores. Solo en el siglo XV cuando ciudades como Flandes, Normandía, y zonas de Alemania meridional o del Rhin, rivalizaron en el esfuerzo arquitectónico, se podrá apreciar claramente el juego de las fuerzas económicas en el arte gótico. El papal de las ordenes religiosas fue muy importante en el desarrollo de la arquitectura gótica. Los principales promotores en el siglo XII fueron los benedictinos: benedictinas son en Inglaterra y Normandía las abadías, o ciertas catedrales, como Durham; y benedictinas son las abadías en Francia, como Saint-Denis, Vézelay y Saint-Remi de Reims. En el siglo XII, esta orden había llegado a la cima de su poderío financiero y político, y durante todo el curso de la Edad Media había continuando gozando de esta riqueza y de esta importancia, y emprendió construcciones o reconstrucciones grandiosas: SaintNicaise de Reims, Saint-Ouen de Rouen, la abadía de Westminster o la catedral benedictina de Canterbury. También desde el principio han estado los cistercienses asociados a la expansión de la arquitectura gótica. Orden fundada en Borgoña a principios del siglo XII por la reforma de la regla benedictina, tuvo un desarrollo muy rápido. Entre 1112 y 1152 fundaron 343 monasterios; a finales de la Edad Media tenían cerca de 1500 monasterios en total, tanto de hombres como de mujeres. Si la primera arquitectura cisterciense, en su espíritu de pobreza, fue románica, pronto llegaron estos monjes a convertirse en los principales propagadores de la arquitectura gótica. Pero las ordenes más activas, las que en gran medida trasformaron el arte de los siglos XIII y XIV, fueron las ordenes mendicantes, los dominicos (Hermanos predicadores) y los franciscanos (hermanos menores). La orden dominica fue fundada oficialmente en 1215, después de un primer periodo de actividad bajo la dirección de santo Domingo. Los dominicos se consagraron a la acción por la palabra: la predicación, la enseñanza. Pronto se hicieron dueños de las escuelas y de las universidades, especialmente de la de París, donde la escolástica medieval, gracias a Alberto Magno y a santo Tomas de Aquino, alcanzó su punto culminante. Fueron también los grandes promotores de la Inquisición en la lucha contra la herejía, especialmente la de los cátaros, después de la guerra contra los albigenses. Construyeron sus iglesias y conventos en las ciudades, para permanecer en contacto con la población, siendo su arquitectura sobria, pero algunas 13
veces grandiosa por las dimensiones de la iglesia ya que debían acoger grandes multitudes. La orden franciscana es casi contemporánea a la dominica y parecida en su organización. Movida por el pensamiento místico de caridad de san Francisco de Asís, la orden se consagra, al menos al principio, a la pobreza, a la ayuda caritativa y a la acción social. En cuanto a la arquitectura, en sus principios compitieron con los dominicos, siendo más modestos por sus dimensiones y decorados con menos riqueza. Pero a partir del siglo XIV, en especial en Italia y debido a las donaciones borraron de su arquitectura la antigua voluntad de pobreza. Los franciscanos fueron grandes propagadores de la arquitectura gótica, sobre todo en los países del Este. No hay que olvidar, finalmente, las ordenes militares y a los templarios que contribuyeron eficazmente en la evolución de la arquitectura gótica. Con la ayuda de documentos precisos, es posible algunas veces formarse una idea de las condiciones reales de la construcción de los edificios góticos. Si la iniciativa de la construcción dependía de las autoridades religiosas, políticas o municipales, la dirección financiera y técnica fue muy variable y compleja. Ciertas construcciones reales o principescas pudieron ser erigidas muy rápidamente, en tres o cuatro años gracias a los recursos financieros de los príncipes, pero en el caso de las catedrales, la financiación no podía quedar asegurada, en muchos casos, con la fortuna de los obispos o de los canónigos. Entonces se recurría a otros medios como donaciones, colectas, procesionado de las reliquias de la iglesia o establecimiento de impuestos sobre ferias y mercados. Pocas catedrales fueron construidas de una vez, en 20 o 30 años, como la de Chartres o Royaumont; la mayor parte, comenzadas con entusiasmo, a medida que pasaba el tiempo empezaron a tener problemas de financiación, o paros en los talleres como en la de Reims, o interrupciones a consecuencia de guerras como la de los Cien Años en Francia. Desde mediados del siglo XII aumenta considerablemente el coste de la construcción; es posible que este encarecimiento sea consecuencia de la calificación cada vez más alta de los constructores, resultante de la complejidad mayor de la estructura y de la decoración. Pero, desde siempre, los costos principales de construcción se distribuían entre la extracción de la piedra por los canteros, el transporte a pie de obra y los gastos de herrería. Si la fundación era propietaria o concesionaria de las canteras, o si la mano de obra era voluntaria o gratuita, gracias a la fonsadera, el precio de la obra era bastante menor. Una de las cuestiones más debatidas en el pasado fue la de la organización de los albañiles y de los maestros de obras (magíster operis) en la Edad Media. Sabemos por los textos, como el Libro de los 14
oficios de Etienne Boileau, que existían reglamentos corporativos de albañiles, semejantes a la de otras profesiones. La mano de obra contratada por un tiempo determinado se agrupaban, desde el siglo XIII, en logias, como la que nos revela un texto de Amiens fechado en 1220. Los grandes talleres como los de Colonia, Estrasburgo y Viena, nos han legado colecciones de planos y de diseños técnicos o teóricos en la que descubrimos una especie de doctrina tradicional de la arquitectura, transmitida de generación en generación. Libros de modelos o de formulas, como el de Villard de Honnecourt (siglo XIII) o manuales de arquitectura, tales como el Libro de la construcción exacta de los pináculos, del arquitecto alemán Matthäus Roriczer (1486) han tenido, sin duda, la misma función.
Arquitectura gótica del siglo XII Los orígenes
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omo estilo constituido, la arquitectura gótica aparece en Ilede-France a finales de la primera mitad del siglo XII; dos monumentos esenciales ilustran esta aparición: la catedral de Sens (hacia 1130) y la iglesia abacial de Saint-Denis (hacia 1130-1140). Pero en el mismo momento se revelan otros ensayos, menos decisivos, en Normandia y en Inglaterra por una parte, y en el oeste de Francia por otra. Entre sus elementos típicos, algunos, como el arco apuntado, son de origen oriental antiguo: el arte sasánida lo utilizó frecuentemente y lo transmitió al arte islámico desde el siglo VII. Muestra de ello lo tenemos en el norte de África (mezquita de Kairouan), en España (catedral de Córdoba), en Italia (catedral de Módena), donde esta forma fue empleada habitualmente. Pero si este trazado elemental se impone como uno de los principios generales de la estética monumental de NotreDame de París o de la catedral de Noyon, es gracias a los constructores góticos. La historia de la bóveda sobre nervaduras entrecruzadas no empieza, ni mucho menos, con el gótico. Los arquitectos romanos de la antigüedad ya utilizaron algunas veces las nervaduras en el intradós de las bóvedas; también tuvieron un gran desarrollo en la Mesopotamia sasánida y en las primeras construcciones islámicas de Irán, tales como la mezquita Isfahan y la pequeña mezquita de Bib-al-Mardum en Toledo, del año 1000 exactamente, pueden servir de ejemplo para este periodo. La función constructora y no decorativa de estos arcos cruzados es indiscutible; en muchas ocasiones no sustentan directamente la bóveda, sino que unos muretes en su extradós sustentan cubiertas planas. Pero 15
donde se aprecian experiencias constructivas y plásticas que conducen al gótico francés es en el seno del arte románico anglonormando, una de las arquitecturas más vigorosamente definidas en el curso de los siglos XI y XII. Es importante observar que la aparición en esos países de la bóveda sobre ojivas cruzadas no procede, sino que sigue a la elaboración de un sistema formal de apoyos y muros, también en este dominio, los primeros lineamientos de las soluciones góticas. Se puede pretender que es la organización de muros y apoyos lo que requiere una cubierta nervada, y no que la utilización de bóvedas nervadas sea lo que determina la forma de los apoyos. Cuando se hayan sacado todas las consecuencias de esta asociación entre un modo de cubrir y un modo de dividir el espacio interior, de articularlo y de iluminarlo, habrá nacido la arquitectura gótica. Las primeras experiencias de abovedado sobre ojivas cruzadas son casi simultaneas en Inglaterra y en Normandia: Durham (1093), Winchester, Duclair. Estas bóvedas, de planta cuadrada unas veces, oblonga otras, apoyan sobre muros muy gruesos, siendo las nervaduras muy acusadas, en gruesos boceles simples o dobles, acompañado de perfiles angulares. En la historia de la bóveda normanda se abre una nueva fase con las transformaciones, entre 1120 y 1130, de los grandes edificios que fueron concebidos inicialmente sin abovedado, como era costumbre, tales como Saint-Etienne y la Trinité de Caen, a los que se añaden bóvedas hexapartitas que abarcan dos crujías de la planta o, como en la iglesia de Bernieres, falsas bóvedas hexapartitas en muretes. Las experiencias anglonormandas son relevadas por entonces, en cierto modo, por los ensayos de los constructores de Venin, de Valois y de la Ile-de-France. En casi todas las iglesias aparecen bóvedas aligeradas, con perfil de bocel simple, o doble bocel, y el muro se adelgaza. En los años que siguen, y en los deambulatorios de Sems y de Saint-Denis, se sacarán todas las consecuencias de este aligeramiento de la bóveda y de sus apoyos, como también de las posibilidades de adaptación del sistema de cubierta nervada sobre plantas nuevas. Dos elementos de la arquitectura románica normanda van a influir en el nacimiento del gótico: para la construcción, los contrafuertes y los arbotantes con cubierta; para la estructura los muros gruesos o muros desdoblados a nivel de las ventanas mediante galerías que, combinadas con otros inspiraciones, proporcionarán el modelo del triforio. Los arcos transversales, perpendiculares a las partes altas de los muros laterales, y oculto bajo el techo de las columnas, aparecen en el coro de Durham probablemente hacia 1100. Podemos preguntarnos cual será su utilidad, ya que el grueso muro no tenía necesidad de refuerzo. Sin duda, fueron inventados para facilitar la colocación de las 16
techumbres. Más importante es la función del muro desdoblado. Inventado y utilizado por razones de comodidad en los transeptos de Bernay y de Jumièges hacia 1040, esta galería abierta en el espesor es de gran utilidad para la construcción y mantenimiento de las partes medias (triforio) y altas de la fabrica; por otro lado, asegura al muro una solidez superior y provoca un efecto de vaciamiento y diafanidad. Todos los historiadores están hoy de acuerdo en que Saint-Denis, de Suger, y la catedral de Sens, de Henri le Sanglier son los monumentos más importantes de creación gótica. Aunque ninguno de estos monumentos se encuentra hoy en su estado primitivo, pese a las transformaciones que han experimentado desde entonces, podemos reconstruir su disposición originaria. Sens es, evidentemente más arcaico. Su vasta planta, sin transepto pero con deambulatorio, reproduce las grandes plantas románicas; la concepción general y la distribución de elementos, con apoyos alternados que crean crujías dobles, con fuertes pilares compuestos y columnas germinadas, vuelve a adoptar las grandes alternancias normandas. Su alzado de tres pisos, deriva de las triples divisiones normandas o inglesas, y no de los modelos borgoñones. Con respecto a las partes más antiguas, como el deambulatorio, persisten las dudas, ya que las crujías, incurvadas y oblongas, están cubiertas con bóvedas cuyas ojivas no estaban previstas. También se constata de arcos formeros incorporados al muro según un modelo borgoñón. ¿Estuvo desde el principio reforzado exteriormente con arbotantes?. No se sabe, porque el piso alto fue modificado en el siglo XIII para sustituir y agrandar las ventanas primitivas. Pese a estos arcaísmos, la influencia de Sens será grande al propagar la planta sin transepto, la bóveda hexapartita, la alternancia de apoyos y el alzado de tres pisos. Saint-Denis es más complejo y también más innovador. El vestíbulo o nártex, en su estructura, que comprende tres salas superiores, deriva de los complejos prerrománticos u otomanos del llamado cuerpo occidental; de las dos torres de la fachada, la única que se conserva sigue los modelos románicos tan desarrollados en Normandia. Sus tres portales esculpidos constituyen, tanto por la iconografía como por su estilo, la primera afirmación de una escultura que no es románica. El ábside, comenzado un mes después de terminado el nártex, es de concepción totalmente distinta. Nula voluntad de grandeza monumental. La obra aparece menuda y refinada; al doble deambulatorio están íntimamente incorporadas siete capillas radiales y dos rectangulares. A la muerte del constructor, el abad Suger, ocurrida en 1151, el transepto y la nave debían de estar apenas iniciadas; todas las 17
reconstrucciones del proyecto son hipotéticas, pero debemos pensar que la nave estaba prevista con colaterales dobles, y que el coro debía tener tres pisos, con huecos para la iluminación del techo del deambulatorio bajo el piso de las ventanas altas. Cada una de las capillas radiales están iluminadas por tres grandes ventanas cuyas arquivoltas se confunden con los arcos formeros de las bóvedas. Estas bóvedas con cinco nervios ojivales, cubren a la vez las capillas y el deambulatorio exterior, determinando una compartimentación, ligera en extremo, pues las columnas del deambulatorio son muy delgadas. El grado de iluminación de esta arquitectura es sorprendente, mucho más abundante que el de la mayor parte de las construcciones góticas del siglo XII. El coro de SaintDenis corresponde a todas las definiciones propuestas para el arte gótico; no solamente en su estructura y en sus formas, sino también en sus intenciones estéticas y en su obligada significación. Un edificio tan avanzado con respecto a su época, no tuvo descendencia directa y digna de su novedad. Si se compara Saint-Denis con las iglesias parisinas contemporáneas o ligeramente más recientes quedan muy por debajo de la definición gótica de los volúmenes luminosos de Saint-Denis. Algunas iglesias menores de la región parisina derivan del taller de Saint-Denis como por ejemplo Saint-Maclou de Pontoise. Sin embargo, se ha sugerido la idea que el alzado en cuatro pisos de la primera arquitectura gótica fue concebida en la abadía de Suger. A nuestro entender, el proyecto de la nave, que jamás fue construida, preveía tal vez el alzado de cuatro pisos. Desde mediados del siglo XII y durante la segunda mitad, la actividad constructiva al norte del Loire, entre Borgoña y Normandia, es casi increíble ya que la adopción de nuevos modelos ayudó a iniciar la restauración de las iglesias más necesitadas, de simple estructura de madera. En otras regiones como en Borgoña, el Centro, el Mediodía y el Oeste de Francia, donde el abovedamiento ya era practica corriente desde finales del siglo XI, la necesidad de reconstruir era menos imperiosa. Es muy grave la perdida de las catedrales de Arras (11601200), de Cambrai (1148-1167), de la iglesia abacial Notre-Dame la Grande. Pero cuatro catedrales, Senlis, Noyon, Laon y París, serán suficientes para definir claramente esta arquitectura primera. Las plantas muestran un considerable desarrollo de los coros, contorneados por el deambulatorio, al que abren, salvo en París, capillas radiales tangentes; el alargamiento del coro hacia el Oeste corresponde al acrecimiento de los Capítulos canónigos. El transepto, según el modelo de Sens, puede faltar (Senlis) o ser más reducido en extensión, como el de París. Según modelos más antiguos procedentes de la arquitectura 18
románica, se le añaden naves laterales, como en Laon. Esta bella disposición, que agrupa en torno al crucero tres naves terminadas en hemiciclo, existía también en Cambrai. Los alzados con excepción de Senlis son de cuatro pisos; sobre los arcos principales del primer piso, una tribuna abovedada, dominada a su vez por un piso de arquerías cegadas o de arcos y rosetones, sobre el que abren las ventanas, una o dos por crujía. Recordemos aquí un problema capital, de carácter técnico y formal a la vez: el del equilibrio de estos edificios abovedados cada vez más altos. Se ha dicho a veces que la primera arquitectura gótica, no conoció, o conoció mal, el arbotante; elemento de estribo cuyo empleo permite, a finales del siglo XII y en Chartres particularmente, superar esta etapa estilística al suprimir la tribuna y unificar el alzado, elevando las cubiertas hasta 40 metros de altura. Todas estas observaciones que el primer arte gótico, cualquiera que fuese su coherencia global, presenta en su evolución varias etapas y varias tendencias. Tras el periodo de experiencias decisivas, de las primeras grandes realizaciones, como son la catedral de Sens y la abadía de Saint-Denis, sigue otro periodo que comprende los monumentos cuya construcción comienza entre 1150 y 1160, es decir las catedrales de Senlis (1153), Noyón (1150), Laon (1160) y París (1163). Senlis es la más pequeña de estas cuatro catedrales y la que menos se ha conservado, pues todas sus partes superiores fueron reconstruidas durante el siglo XVI, lo que alteró su aspecto. Planta sin transepto, acusada alternancia de apoyos y alzado de tres pisos. Más importante es la tribuna, totalmente abovedada y con ojivas. El deambulatorio y las capillas ofrecen, en un espacio bastante restringido, una red de columnas y nervios en bocel. La iluminación es bastante abundante, este monumento se coloca más allá de Sens en la evolución del gótico. Noyon, mejor conservada, es un edificio más complejo y mucho más acabado. La planta pertenece al grupo tradicional en el Norte por el transepto con brazos absidiales. Al nivel de las ventanas altas, el pasadizo queda al exterior, en el alfeizar. Este principio de muro desdoblado o muro vaciado ha de considerarse como la interpretación gótica del principio normando del muro grueso; se ve, de un modo todavía más perfecto en la nave, construida sin duda, después de 1170 y, por lo que se refiere a las crujías occidentales a principios del siglo XIII. La sutileza en el estudio del espacio, de la estructura mural, del efecto divisor y líneas hacen de Noyon una primera obra maestra del gótico, cuya influencia será profunda, tanto en Laon como en la de Champagne. En la catedral de Laon el diseño de la planta y la concepción general 19
están presididos por una idea arquitectónica más grandiosa y más sistemática. El coro primitivo, bastante corto y con deambulatorio, fue sustituido por el actual, muy alargado con fondo plano no absidial, en el que se abren tres grandes ventanas y un gran rosetón; una de las composiciones más logradas del gótico de los comienzos del siglo XIII. Las cinco torres que tiene, copia el modelo de la catedral de Tournai y aunque son del siglo XIII, así como la fachada, mantienen las cualidades formales del estilo de Laón; hacia el año 1230 Villard de Honnecort admiró estas torres y las dibujó. Se ha dicho con frecuencia que la última obra maestra, la más acabada de la primera arquitectura gótica, fue Notre-Dame de París, cuya construcción comenzó pocos años después que la de Laon. La planta es de cruz latina, con dobles colaterales y doble deambulatorio; el coro es inmenso, por el contrario el transepto, no salidizo, no tiene la corrección monumental de Laon. En su alzado de cuatro pisos, modificado a partir de 1225, desaparece el triforio, en su lugar se abren ventanas con rosetones para iluminar las partes altas. Los estudios constructivos en Notre-Dame, fueron del mayor interés. La catedral fue edificada según el principio del muro sencillo, y el escaso espesor de las paredes se hizo evidente, en todos los pisos, por la poca profundidad de los derrames, de los arcos de las tribunas, etc. Las tribunas, abovedadas, bastaban a sostener el edificio a mitad de su altura; pero los arranques de las bóvedas no podían consolidarse mediante contrafuertes exteriores por encima de los apoyos que separan los dos deambulatorios y las dos colaterales. Se recurrió a los muros en contrafuerte bajo la armadura de cubierta. Dada la altura del edificio, esto parecía insuficiente y, en definitiva, se recurrió a los arbotantes. La teoría generalmente admitida, siguiendo las indicaciones de Viollet-le-Duc, quien al restaurar el edificio hizo una serie de comprobaciones y de hipótesis, llegando a la conclusión que no hubo arbotantes en el coro, pero que si los hubo en la nave a además muy perfeccionados, con estribos intermedios construidos encima de los apoyos de las naves laterales, y estribos exteriores sobre los contrafuertes de la segunda nave lateral, mientras que un segundo arco, más bajo, unía el muro exterior de la tribuna con el estribo exterior. Es verosímil, por tanto señalar, que es aquí donde se experimentará por primera vez la efectividad de los arbotantes y que pronto encontrara sus formas definitivas en Chanpagne. El genio de la invención técnica del Maestro de Notre-Dame también se evidencia en el abovedado de los deambulatorios, donde las crujías con bóveda de crucería ojival son sustituidas por un juego de sectores triangulares que dividen el espacio de forma regular. 20
La primera provincia francesa interesada en la creación de la arquitectura gótica fue la de Champagne; por razones geográficas, políticas y económicas. En las iglesias de la Brie, región dividida entre el domaine royal y el de los condes de Champagne aparecen desde 1160 imitaciones de las experiencias de la Ile-de-France. Ejemplos de ello son las iglesias de Saint-Quiriace, de Provins y Notre-Dame- Vaux. En Borgoña es muy distinta la situación. La arquitectura románica de estas provincias, desde Champabne meridional a Lyonnais y desde Sens hasta Ginebra, había alcanzado, en el transcurso del siglo XII, un alto nivel de evolución plástica y técnica. Edificios con bóvedas de medio cañón sobre arcos fajones, o con bóvedas de aristas, como en Vécelay, ornados con pilares de tipo antiguo o con columnas adosadas en los muros, definen un estilo coherente en todas sus partes, no susceptible de renovación formal inmediata. Hubo , una segunda tendencia, borgoñona por sus orígenes y por su primera difusión: la arquitectura cisterciense. El Císter adoptó la bóveda de ojivas en la nave de la abadía de Pontigny (1150-1155); la perfección técnica de este edificio es notable por el empleo de los arcos formeros, así como por la división de las paredes y la acentuación de las divisiones espaciales; pero este tipo de edificio, sin tribuna ni triforio, está en contraposición de las tendencias góticas de la Ile-de-France. En Pontigny, solamente en el coro se revelan tendencias nuevas, con las que se acepta el enriquecimiento formal no cisterciense del edificio, pero sin que ello desempeñe un papel importante en la expansión del gótico francés. La verdadera arquitectura gótica francesa se introducirá en Borgoña a partir de 1170, con el perfeccionamiento del tipo de dos pisos, como el de la nave de Vécelay, o por imitación de los modelos elaborados de Sens y Noyon. La obra maestra de esta tendencia es el coro de Vécelay, el cual será imitado muy pronto en España, concretamente en la catedral de Ávila. Se comprende fácilmente que la creación del gótico francés, no fuese la única renovación posible de la arquitectura románica, si consideramos el arte del Oeste de Francia, en donde durante el siglo XII se constituyó lo que se ha llamado el Estado Plantagenet. Los comienzos de la arquitectura Plantagenet se sitúan a mediados del siglo XII, con el abovedado de de la nave de la catedral de Angers, la reconstrucción de la nave de la catedral de Le Mans y la reconstrucción de las torres occidentales de la catedral de Chartres. El carácter más evidente de las iglesias de esta región es la forma de las bóvedas de crucería; muy abombadas (cupuliformes), lo que obliga a sustentarlas con muros muy 21
gruesos reforzados con contrafuertes. El empleo de este sistema puede explicarse por la tradición monumental de estas regiones en el periodo románico. Tres tipos de construcción hemos de considerar: las grandes iglesias de una sola nave con armadura de cubierta en madera, que fue necesario abovedar en seguida, a riesgo de subdividirlas (Angers); las iglesias de tres naves de altura casi igual, en los que los empujes oblicuos de la cubierta se equilibran al nivel de esta; las iglesias de tipo aquitano con filas de cúpulas. La prodigiosa calidad formal y el admirable acabado de la arquitectura Plantagenet de la primera mitad del siglo XIII podrían compararse también con el estadio alcanzado hacia 1200 por el arte gótico del Norte en sus obras más logradas, como el transepto de Soisson. A mediados del siglo XII, el empleo de la bóveda ojival ya estaba muy difundida en Europa, fuera de las regiones donde se elaboro el estilo gótico. Pero solamente en el último tercio de siglo se impuso con cierta dificultad la nueva concepción espacial y formal; este paso al gótico se produce casi siempre gracias a la influencia de la arquitectura francesa. El caso de Inglaterra es sintomático y el vocabulario histórico generalmente aceptado en este país para designar las fases de evolución así lo atestigua: Early gothic, el primer gótico, que sucedió al arte románico anglonormando en el momento de la reconstrucción, después de un incendio, de la catedral de Canterbury, la cual está perfectamente documentada por el texto contemporáneo del monje Gervasio. El arquitecto, a quien se hizo venir de Francia se llamaba Guillaume de Sens; a los cuatro años de haber comenzado las obras cayó de un andamio y hubo de ser reemplazado por otro Guillermo, este ingles; lo esencial del nuevo edificio quedó terminado en 1185. La aportación francesa es innegable, como puede verse en las bóvedas hexapartitas, en las formas de los huecos de las tribunas, en los apoyos, donde vuelven a encontrarse las columnas germinadas de la catedral de Sens. Como marca indeleble de la tradición inglesa se conserva el pasadizo alto, a nivel de las ventana; los muros en contrafuerte bajo la cubierta y los curiosos arbotantes por encima de la techumbre, que aseguran el equilibrio. El espacio interior, en sus proporciones y divisiones, con las grandes y elevados arcos y sus naves laterales abundantemente iluminadas, responden perfectamente a las definiciones del primer gótico. Pero hemos de señalar inmediatamente una nueva particularidad de gran importancia: el grafismo de las bóvedas, de los paramentos, de los apoyos, está acentuado de un modo muy original mediante el empleo de mármol negro de Purbeck; tal vez la inspiración procediese de Valenciennes, donde se había utilizado abundantemente el mármol 22
Tournai. Distinta importancia tiene las obras en la catedral de Lincoln. En este edificio, inmenso y muy complejo, los dos transeptos y el coro que los une pertenecen a esta fase de la evolución; el abovedado, exapartito en los transeptos, se desarticula curiosamente en el coro, en un sistema, único en su genero, de entrantes oblicuos subrayado por los nervios; se abandonaría el principio de la crucería de ojivas. El gótico de Lincoln es propiamente ingles, definiéndose con fuerza y para largo tiempo, ejerciendo pronto influencia en Noruega. Durante la segunda mitad del siglo XII, predomina en la región del Mosa y en la del Rhin un estilo que se ha llamado tardorrománico, spätromanish, cuya cronología e incluso algunos de sus caracteres corresponden más o menos al primer gótico francés. La Penania conoció muy pronto la bóveda ojival. Pero su empleo no condujo hacia el aligeramiento mural o hacia la definición de un espacio interior dividido. El espíritu de la construcción gótica, penetraron también en Alemania a comienzos del siglo XIII, con las catedrales de Magdeburgo (1203) y la de Limburgo del Lahn (1211). Sin embargo, no es posible apartar totalmente el estilo spätromanish del cuadro general de la expansión del gótico francés. La introducción del gótico en España vino de la mano, primero de la orden de los cluniacenses y luego la de los cistercienses. Los monumentos más importantes en el momento de la evolución son: la catedral de Zamora, la colegiata de Toro y el coro de la catedral de Tarragona; aunque el monumento más representativo del contacto del gótico francés se encuentra en la catedral de Ávila. Se podría decir que la arquitectura gótica española de este periodo sigue de cerca las experiencias del primer gótico francés; tal vez es el primer país de Europa que lo acepta con tanta prontitud; lo que presagia el magnifico desarrollo del arte gótico en la Península Ibérica durante los siglos XIII,XIV y XV. La fundación del monasterio de Citeaux se fija en 1089; la creación oficial de la orden cisterciense, reforma de la regla benedictina tiene lugar en 1119. Pero en aquella fecha ya estaban establecidas las primeras hijas de Clairvaux. En la etapa de la fundación de estos conventos y de la aceptación de la nueva regla por parte del Papa, se afirma la inmensa personalidad de Bernard des Fontaines, san Bernardo de Clairvaux (1091-1153), consejero de los reyes de Francia. La expansión de la orden de Citeaux fue fulgurante. Desde el principio, la arquitectura cisterciense tuvo un programa común y estuvo inspirada por un espíritu religioso particular, deliberadamente opuesto, por su severidad y humanidad, al de la arquitectura cluniacense. Los primeros monumentos cistercienses 23
de principios del siglo XII han desaparecido casi todos, como por ejemplo el de Fontenay en Borgoña. El modelo más perfecto de la estructura cisterciense es la abadía de Clairvaux. Pronto se adopta la bóveda de crucería, si no en las grandes naves de la iglesia, al menos en las partes anexas, como las salas capitulares, claustros, sacristías, etc. Evidentemente, no es el mismo estilo, definido con los mismos criterios, que el de las catedrales del siglo XII en el norte de Francia. En cuanto a la planta, los cistercienses renuncian al efecto de riqueza de los cluniacenses y construyen coros lisos y desnudos; los transeptos, a veces, con capillas orientadas. Nada de torres sobre el crucero, ni de campanarios, prohibido por la regla; en el alzado interior, solamente dos pisos de arcos que abren a la nave lateral, y las ventanas altas, no muy amplias. A la arquitectura cisterciense del siglo XII se le ha llamado el gótico reducido, pero a partir de la realización del ábside de Pontigny (sobre 1185), los arquitectos cistercienses abandonan la estricta simplicidad y se aproximan al estilo de las grandes construcciones góticas.
Periodo clásico
P
or periodo clásico entendemos hoy aquella fase de la evolución del estilo en que sus características esenciales se encuentran plenamente realizados y se nos presenta de una forma más inteligible. Los arqueólogos han comprobado que, a partir de los últimos años del siglo, en la creación arquitectónica de más de cien años se impusieron nuevos tipos de edificios como modelos más completos y más elaborados.
La línea chartriana
L
a catedral románica de Notre-Dame de Chartres, del siglo XI, ardió el 10 de Junio de 1194. Chartres no era solamente la sede de una diócesis muy rica, sino sobre todo, lugar de peregrinación mariana muy famoso. La reconstrucción comenzó en seguida sobre los cimientos del edificio anterior. Recurriendo a la extraordinaria generosidad de los fieles, las obras se realizaron con rapidez. Durante el curso de la construcción hubo algunas modificaciones en los proyectos, en razón de la intervención sucesiva de varios arquitectos. La planta de Chartres, comprende un doble deambulatorio con capillas, transepto. El alzado de tres pisos, como el de Sens, ofrece la diferencia de que los grandes arcos y las ventanas superiores, separados por un triforio,al modo de Laon, tiene la misma altura. Hay aquí un principio contrario al 24
de los edificios del siglo XII, en los que se acumulan en altura los arcos, las tribunas, el triforio y las ventanas superiores, cuyas dimensiones quedan por ello reducidas. Se ha dicho algunas veces que, con objeto de agrandar los ventanales altos y dar más luz al edificio, el arquitecto de Chartres sacrificó la tribuna y dio a los pisos de su alzado proporciones mucho más monumentales. Por lo que se refiere a la estructura, el maestro de Chartres modificó categóricamente el tipo de arbotante del siglo XII; dos arcos superpuestos, unidos por un pequeño arquerío, constituyen un motivo formal de gran fuerza y riqueza, integrado en el conjunto de efectos plásticos de la construcción exterior. La influencia ejercida por este edificio excepcional fue inmediata y de gran amplitud. Catedrales como Soisons, Reims y Amiens tuvieron como modelo esta catedral. Es reconocible en la adopción, casi universal, del alzado de tres pisos sin tribuna y con ventanas superiores de mayor tamaño. Esta disposición comporta el empleo sistemático de arbotantes de un nuevo tipo, con dos elementos. Otras características son el pilar cilíndrico rodeado por cuatro columnas adosadas, la ventana compuesta por dos lancetas y el rosetón más o menos importante. La mayor prueba de que la compleja solución del siglo XII, la de Notre-Dame de París, quedo definitivamente superada, está en la influencia de Chartres sobre la misma Notre-Dame, en las crujías más occidentales de la nave; y esta misma influencia es la que provocará, hacia 1225, la reforma total de las partes superiores de la catedral parisina. Mucho más importante es la construcción de la catedral de Reims, sede de una extensisima diócesis, es también la iglesia de las consagraciones de los reyes de Francia, a quienes pertenece la ciudad. Su planta es imitación de la planta de Chartres. El espacio interior es el más perfecto ejemplo del tipo chartriano, con la misma fuerza plástica y abundantemente iluminado por las dobles ventanas superiores; forma que también se adopta en las capillas y en las naves laterales. Los arbotantes y sus estribos, con arcos superpuestos en el exterior y en el coro, a doble batería, están integrados en la tendencia formal y estética del edificio; los pináculos, que adoptan la forma de torres, albergan estatuas de ángeles. La historia de la construcción es muy complicada, se sabe que hubo una detención de las obras en 1233, que el coro no fue abovedado hasta 1241, y que los tramos superiores de las torres todavía estaban en obras a principios del siglo XIV. Se sabe que durante las obras se sucedieron cuatro arquitectos y que uno de ellos fue Jean d ´Orbais activo desde 1211 a 1228. La catedral de Amiens, significa un paso hacia adelante en el gigantismo de las dimensiones. Su bóveda principal se eleva a 42 metros 25
y medio de altura, dos y cuatro metros más que en Reims y Chartres. La planta es similar a la de Reims, pero el coro está más desarrollado y la capilla axial, es más larga. En el alzado principal de la nave, construida en primer lugar, el arquitecto desdobla la ventana chartriana para componer huecos cuádruples bajo tres rosetones, así como renuncia al triforio del tipo de Laon agrupando en cada crujía dos aberturas triples. Se crea así, desde abajo hacia lo alto del edificio, un ritmo muy sutil, pero bastante desconcertante: a cada gran arco corresponden dos veces tres huecos del triforio y dos veces dos huecos de ventana. En el coro, construido más tarde, todavía son más complejos estos ritmos. No obstante, en lo esencial del efecto producido, Amiens no se distingue de Reims o de Chartres sino en estos detalles muy sutiles, y conserva la plasticidad de los pilares y de los arranques sobre las superficies planas de los muros. La catedral de Amiens puede considerarse como la más clásica de las catedrales francesas, pues en ella se supo salvaguardar el equilibrio entre la voluntad de grandiosidad y monumentalidad y la búsqueda del detalle decorativo; al menos es así en la nave y en la parte inferior del transepto. El ultimo de los grandes edificios en la línea de Chartres es la catedral de Beauvais, solo el coro y la parte occidental del transepto han podido ser construidos en el siglo XIII, entre 1225 y 1272. El coro no pudo conservar su forma primitiva porque en 1284 se hundió una gran parte de la bóveda y fue necesario consolidar toda la estructura para reparar los daños con una obra que se prolongo durante 40 años; se detuvieron en este punto los trabajos y no se reanudaron sino en el siglo XVI. Movido por la ambición aun más grande que la de Robert de Luzarches, el arquitecto de Beauvais quiso elevar las bóvedas principales a más de 44 metros y construir un edificio todavía más grande. La planta primitiva, reconstruida por Viollet-le-Duc y por Robert Branner, permite juzgar su audacia. En su forma original, la catedral de Beauvais deriba evidentemente de la planta de la catedral de Amiens, con un inmenso triforio compuesto de cuatro arquerios dobles y cuyas divisiones principales se correspondían con las ventanas superiores. Hubo, pues, un verdadero intento de sobrepasar las normas de Chartres cuando un espacio de proporciones fantásticas y con el máximo vaciamiento mural, que pertenece ya al periodo del gótico radiante. En cierto modo resulto un fracaso del plan constructivo puesto que la iglesia se hundió, y un fracaso del plan económico, puesto que jamás pudo quedar terminada. Aparte de la catedral de Colonia, Beauvais, señala el fin del gigantismo, y se sitúa en el umbral de un nuevo desarrollo que tiende a una menor monumentalidad y aun mayor refinamiento, y que se manifiesta en los 26
edificios de la generación del 1230.
Bourges y su familia monumental
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a catedral de Bourges que hoy conocemos fue comenzada sin duda al mismo tiempo que la de Chartres, hacia 1195. En ciertos caracteres es más arcaica; en todo caso obedece a una visión arquitectónica totalmente opuesta. Su construcción fue muy rápida; en 1210, a la muerte de san Guillermo, arzobispo desde 1195, el coro estaba casi terminado, y en 1214 ya estaba en servicio. La construcción de la nave fue más lenta, y no se termino hasta 1255-1260. Siempre se ha dicho que la planta de Bourges, sin transepto, con naves laterales dobles y doble deambulatorio estuvo inspirada en la catedral de París. No se había previsto la construcción de capillas radiales, como en París, pero fueron añadidas durante el transcurso de las obras, hacia 1200. Con un alzado de tres pisos en la primera nave: arcos, triforio bajo arcos de descarga y ventanas superiores, se unen a los dos pisos de la segunda nave formando así un total de cinco naves. En cuanto a la estructura exterior de sustentación, está formada por arbotantes de dos tramos y en dos baterías, con una gran economía de material, sin relación con la formidable estructura de Chartres. Se han hecho recientes observaciones sobre la notable ligereza de la construcción de Bourges y se ha llegado a la conclusión que gracias a la disposición misma del edificio, con sus volúmenes escalonados en altura, de modo que las naves laterales sirven de refuerzo a la nave principal. Podemos preguntarnos por qué razón una creación tan grandiosa y lograda, en el aspecto formal y técnico, no se impuso en igual medida que el modelo de Chartres. En Le Mans, el problema de la imitación de Bourges se complica por la intervención, durante el transcurso de las obras, de un segundo arquitecto de origen normando que alteró profundamente el principio establecido por el primer arquitecto, originario de Bourges. El coro , muy desarrollado, de tres grandes crujías a lo largo, se caracteriza por la adición de trece capillas radiales al deambulatorio, todas ellas bastantes profundas, y la central claramente más alargada. Por ello, visto desde el exterior, el coro de Le Mans produce una gran impresión con sus numerosos volúmenes, muy articulados y escalonados hacia el vértice del ábside; el efecto es, por tanto, totalmente distinto al de Bourges, que presenta, por el contrario, una gran unidad de volumen. En el interior, el arquitecto procedente de Bourges no pudo construir sino el piso inferior y los altos pilares de los arcos. El segundo arquitecto simplifico los pilares intermedios, en la planta y en la decoración, y dio a las bóvedas el 27
aspecto seco y lineal propio del arte normando de la época. Eliminó el triforio de la nave principal, con intención de agrandar los ventanales superiores. La catedral de Ruan se incendio en 1200; es posible que algunos años antes ya se hubiesen iniciado en la nave las obras de una iglesia gótica, según un proyecto con alzado de cuatro pisos, y tribuna sobre las naves laterales. Después de 1201, bajo la dirección del arquitecto Jean dÁndely, se elevó en treinta años toda la nave; las tribunas han sido suprimidas, pero su piso queda marcado en el alzado principal y en el de las naves laterales por una especie de arcos de puente alineados a media altura entre los grandes pilares. Se observa también que estos pilares son de planta trapezoidal y están revestidos por numerosas columnas adosadas. El triforio-pasadizo también tiene una forma inusitada. El coro tiene un aire muy distinto, con sus grandes pilares monocilindricos que sustentan los arcos estrechos y apuntados.
Primera fase del gótico radiante (rayonnant)
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espués de la construcción de la catedral de Beauvais, la arquitectura gótica entró en una nueva fase denominada radiante o rayonnant. El término rayonnant deriva de los elementos radiales, como los de una rueda, que conforman los enormes rosetones característicos de este estilo. La altura dejó de ser el principal objetivo, y en su lugar se extremó la desmaterialización del muro reduciendo el espesor de la mampostería, extendiendo los ventanales y reemplazando el muro exterior del triforio por vanos de tracería. Los muros de este periodo radiante asumieron el carácter de membranas traslúcidas. El edificio que tradicionalmente se considera como el primero de esta tendencia es la iglesia abacial de Saint-Denis, cuya reconstrucción fue emprendida en 1231 y no terminó hasta 1281. Se reconstruyeron en aquellos años las partes superiores del coro de Suger, y se edificaron de nuevo el transepto y la nave, llegando al cuerpo occidental del siglo XII. Durante mucho tiempo se admitía que estas obras fueron dirigidas por Pierre de Montreuil, pero se ha demostrado que al menos dos arquitectos trabajaron en esta obra y que la modificación de la planta tuvo lugar durante la construcción de la nave. Adoptando el tipo de iglesia de tres pisos el arquitecto vacía totalmente el muro bajo el arco formero para disponer allí varias lancetas, dos o cuatro, separados por delgados maineles, con rosetones encima, también subdivididos con parteluces. Puede decirse que esta forma es el desarrollo del tipo de Chartres, y que las ventanas superiores 28
de la catedral de Amiens ya dieron el ejemplo hacia 1230. Otra característica esencial de Saint-Denis es la sustitución sistemática del pilar de planta circular por un apoyo de planta rombica totalmente recubierto de columnas adosadas que corresponden a los diversos arranques de los nervios, que apoyan en ellas. Esta forma no era totalmente desconocida con anterioridad; ya se empleaba desde el siglo XII en los pilares del crucero del transepto; también las hay parecidas en la catedral de Ruan o en Salisbury, desde el primer tercio del siglo XIII. El tercer carácter principal de este edificio y de los que han seguido su modelo es la insistencia en el aligeramiento de todo efecto mural, la perdida de pesadez, de la arquitectura. Por supuesto que subsisten las estructuras exteriores, que aseguran la estabilidad material; contrafuertes muy salidizos, arbotantes muy altos que apoyan en estribos, en pináculos, etc. Señalemos también que en Saint-Denis, como en los monumentos concebidos después de 1230, el gigantismo cede el paso a un concepto más modesto de las dimensiones y a las proporciones menos esbeltas. Pero la obra maestra del gótico radiante es sin duda la SainteChapelle del Palacio de Justicia de París (1242-1248). Edificada para conservar las reliquias insignes que san Luis compró al Emperador bizantino, especialmente la corona de espinas de Cristo; es una especie de relicario y sagrario monumental de paredes traslucidas en la que la decoración de vidrieras y de esculturas subraya la función a la vez sagrada y real de este santuario personal de san Luis. El basamento está constituido por una capilla baja reservada a la parroquia y la capilla superior que está al mismo nivel que el palacio, con el que comunica por un pórtico y una galería. El sorprendente efecto de ingravidez que produce el interior se ha conseguido por la solidez de los contrafuertes exteriores y con toda una serie de medios técnicos, tales como los anclajes de hierro. No se sabe exactamente quien realizo las obras, en unos textos del siglo XVIII dan por hecho de que fue Pierre de Monreuil y otros señalan a Thomas de Cormont, arquitecto de Amiens, como posible autor. La catedral de Estrasburgo es una obra ecléctica, asombrosamente precoz, su nave comenzada en 1236 y terminada en 1276, tanto en los ventanales como en el triforio y en los pilares de los arcos principales, el arquitecto siguió aquí exactamente los principios formales parisinos. En las naves laterales dispuso, bajo las amplias ventanas de estilo radiante, un pasadizo a través de los arranques, al estilo de Champagne. Los arbotantes, de gran luz y bello refinamiento, imitan a los arbotantes parisinos de los años 1230. Solamente las proporciones del edificio se 29
apartan de las formulas francesas; la nave principal es muy ancha, lo mismo que las laterales, con dimensiones desacostumbradas, lo que facilita las perspectivas transversales y oblicuas; pero estas dimensiones de la planta se deben al hecho de que se aprovecharon los cimientos de la catedral otomana. La nave de Estrasburgo tiene mucha importancia histórica, ya que introduce desde muy pronto en las regiones del Rhin los modelos del estilo radiante que, desde allí, se extiendes por Alsacia, Suabia y, seguramente sobre el Rhin inferior. A partir de los años 12501255, la arquitectura radiante se impone ya en la mayor parte de Francia y en los grandes talleres extranjeros. Hemos de mencionar la gran serie de catedrales del Centro y Mediodía, muchas de las cuales fueron concebidas por el arquitecto real Jean Deschamps. La más antigua entre ellas es tal vez la de Clermont-Ferrand, cuya construcción se inicio antes de 1250, pero se continuo activamente después de 1262. Normandia y las regiones vecinas aceptan todas las formas del estilo radiante como sucede en algunas partes de las catedrales de Le Mans, Sées, Evreux y Ruan. En Inglaterra, las dos grandes construcciones de este estilo fueron la iglesia abacial de Westminster, comenzada ya en 1245 y la desparecida catedral de Londres, la Old St. Pauls, comenzada en 1258. La fuerte influencia francesa que se observa en Westminster y que repercute tanto en los caracteres de su estructura como en la concepción general del espacio, no llega a eliminar sin embargo, el sentido decorativo propiamente ingles, que se manifiesta en el empleo de piedra de color con la utilización de mármol de Purbeck.
Fin del periodo clásico
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acia 1260-1280 aparecen en varias regiones de Occidente algunos monumentos que contradicen en cierto modo las definiciones formales que han dominado lo que se considera la época clásica del arte gótico. En Inglaterra, surge el Decorated Style, a partir de la nave de la catedral de York; en el Rhin se comienza la construcción de la fachada de la catedral de Estrasburgo; en Cataluña vemos la concepción del coro de la catedral de Barcelona. Hemos de insistir aquí sobre la desigualdad del ritmo de evolución del arte gótico; en el momento de la aparición de estos monumentos, el arte radiante del que han surgido, todavía no han conquistado plenamente todas las regiones de Occidente; el Mediodía francés, Baviera o Sajonia todavía continúan adaptando este estilo a formas más antiguas. No obstante, lo que podría llamarse la revolución de los años 1260-1280, puede decirse con fundamento que hasta finales del siglo XIII, se manifiesta una 30
resistencia al estilo radiante. ¿En que consiste tal resistencia?. Tal vez podrían formularse tres principios esenciales: un cambio muy radical en las condiciones de iluminación modifica profundamente el concepto de espacio interior; por otra parte, el sistema de división espacial, tanto en extensión, como en la superposición de pisos, se altera por la reducción de la dimensiones; finalmente, la preocupación por la decoración exterior e interior, se trate de la pintura, de la escultura o simplemente de las molduran. Desde este punto de vista es muy típico el cambio que se produce en la organización de los muros con vidrieras, como sucede con la Sainte-Chapelle, Le Mans, Troyes o León, en las que los vitrales constituyen verdaderos tabiques de vivos colores. Pero a partir de 1260, más o menos, aparecen las vidrieras en las que la grisalla, casi blanca, se combina con partes a pleno color, lo que modifica totalmente el efecto luminoso de los volúmenes interiores. El más perfecto ejemplo de esta mutación formal es la iglesia colegiata de Saint-Urbain. Sin embargo, este estilo encontró, al mismo tiempo, resistencias locales muy poderosas, tanto porque se atuvieron a la definición clásica del espacio como porque obedecieron tradiciones locales fuertemente enraizadas. Así, si en Saint-Benigne de Dijon se acepta la ventana del estilo radiante, en Poitiers, la nave no sigue exactamente el modo francés del gótico radiante. Sobre todo, regiones enteras del Mediodía de Francia, como el Languedoc, desarrollan una arquitectura muy original, cuyas fuentes principales no son las del Norte, y no aceptan sino con cierta resistencia los elementos del gótico radiante. Desde la época románica, en el Mediodía francés se hicieron algunos ensayos con las bóvedas de crucería. Los cistercienses introdujeron en esta región los rudimentos del arte gótico en construcciones monásticas de Silvanès o de Flaran. Cuando se emprendió la reconstrucción de la catedral de Toulouse a comienzos del siglo XIII, su única nave fue cubierta con bóvedas de ojiva y sus muros fueron decorados dentro del espíritu del arte septentrional. La malaventura de la cruzada contra los albigenses y la guerra franco-inglesa del siglo XIII detuvieron entonces esta evolución. La actividad constructiva no se reanuda hasta mediados del siglo XIII. Y así, el Mediodía no conoció la expansión del arte de Chartres ni la primera fase del gótico clásico. Es el momento, en el que el estilo radiante septentrional prolifera en todas estas regiones gracias a la actividad de Jean Deschamps en los talleres de las grandes catedrales; podemos citar las de Narbona, Bayona y Toulouse. Pero en oposición a esta tendencia, el arte meridional propone también un tipo de iglesia que le es peculiar, concebido sobre el principio de la nave única; por otra 31
parte, la arquitectura monástica de las ordenes mendicantes, mejor conservada en estas regiones del Norte, está representada en ellas por algunos grandes monumentos. Este tipo de iglesia con una sola nave ya era frecuente en el Mediodía durante la época románica y después con el arte cisterciense; en muchas ocasiones, como en la abadía de Silvanès, las capillas laterales, de planta cuadrada, abrían directamente sobre la nave principal. Las ordenes mendicantes, especialmente los franciscanos, adoptan esta planta desde el comienzo de su expansión, especialmente en san Francisco de Asís. Bajo esta influencia o en virtud de la tradición románica, varias construcciones meridionales, muy grandes y famosas, fueron concebidas sobre este principio. La arquitectura de las ordenes mendicantes en el Mediodía de Francia está relacionada con esta particularidad; es posible que fueran las grandes construcciones dominicas de mediados de siglo las que ayudaran a la maduración del tipo de la catedral de Albi. Se conoce muy poco el desarrollo de la arquitectura de estas ordenes en París y en el Norte de Francia. La obra maestra del arte dominico francés está representada por la iglesia de los Jacobinos de Toulouse, donde se conserva el cuerpo de santo Tomas de Aquino. Aunque parezca contrario a la lógica, costa de dos naves apoyadas en el centro por una fila de altos pilares; pese a ello, produce un volumen unificado y que en ciertas partes, como en el coro, forman como un palmar con múltiples nervios. En cuanto a la estructura, es análoga a la de la catedral de Albi con la diferencia que no son aquí las tribunas de las capillas, sino poderosos contrafuertes exteriores, reunidos mediante arcos en sus partes altas, los que aseguran la estabilidad del edificio. Pero si se quiere conocer mejor la arquitectura de los mendicantes en la época de su primera expansión en el siglo XIII es necesario sobre todo, considerar las construcciones alemanas o renanas. El tipo habitual de las grandes iglesias germanas, como Ratisbona, Esslinger, Erfurt o Estrasburgo, ya desaparecida, se funda en el método basilical con naves laterales, destinadas a acoger una multitud de fieles, se emparentan más fácilmente con los modelos de la arquitectura radiante, excluyendo, al menos en el siglo XIII, la complicación de los trazados y el enriquecimiento formal. Por lo que respecta a Italia, a finales del siglo XIII y principios del XIV erige admirables monasterios franciscanos y dominicos, también sigue y obedece un ritmo de evolución peculiar.
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El gótico Inglés El estilo ingles primitivo (siglo XIII)
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esde mediados del siglo XIII se introduce en Inglaterra un estilo particular regional. Esto es debido a los complejos motivos políticos, económicos y sociales que determinan el fin de la preponderancia francesa; en el siglo XIV y parte del XV, Francia es escenario de grandes conflictos que se reproducen continuamente haciendo que la actividad monumental disminuyese, por lo que otros países como España, Italia o Inglaterra tomasen la delantera en su construcción. A esta nueva variante del estilo gótico se le llamó Early English. Es preciso recordar que el estilo gótico nació en Francia y fue importado a Inglaterra por el arquitecto Guillaume de Sens en 1174, con la construcción del coro y ábside de Canterbury. Sin embargo desde el momento en que esta nueva corriente se manifiesta, ya lleva la marca de una originalidad muy particular, pues adopta inmediatamente los procedimientos de construcción del continente a los caracteres del doble muro. El ábside de Canterbury ha ejercido una influencia considerable al otro lado del Canal, no solamente porque empleó el muro doble y la policromía del mármol de Purbeck, sino también al adoptar el doble transepto. Sin embargo, Canterbury, no ha sido la única fuente de inspiración del arte gótico introducido en Gran Bretaña. En las provincias del Norte, como en el Yorkshire, los cistercienses tenían numerosas iglesias que pudieron servir de intermediarias. Así, la iglesia abacial de Roche, hoy en ruinas, fue comenzada hacia 1175; tiene un coro que termina en plano, con deambulatorio rectangular, cuyo origen ha de ser buscado en la propia Inglaterra, aun a principios del siglo XII. Su alzado es de tres pisos, con un triforio cegado; los pilares del deambulatorio están formado por columnas adosadas a un núcleo central, con ábacos circulares y los arcos torales muy moldurados y apuntados. Las construcciones del Norte prueban claramente que Inglaterra estaba dispuesta a adoptar la arquitectura gótica en torno al 1180, pero la etapa decisiva se cubre en el Este y el Sudeste. En 1187, la catedral de Chichester resulta dañada por un incendio, y se reconstruye entonces el extremo oriental conservando las proporciones de la alta nave románica de tres pisos. Los arcos continúan siendo de medio punto, pero apoyan sobre pilares con fuste de mármol negro; los biforios de la galería y los arcos situados ante la galería interior al nivel de los ventanales superiores son apuntados. También el coro de Lincoln recuerda al de Canterbury, pero en esta catedral se introducen 33
innovaciones y se afirman caracteres que no deben nada al continente. Tanto en Canterbury como en Lincoln, el empleo del muro doble y de un piso superior de escasa altura mantenido en la arquitectura inglesa del siglo XIII tendrá como consecuencia un desarrollo casi nulo del sistema de arbotantes; otra consecuencia, esencial para comprender la arquitectura gótica inglesa, es que, en razón del espesor de los muros, los empujes no necesitan ser dirigidos hacia fuertes puntos de apoyo espaciados entre sí. Pero la obra más original en el Este de Inglaterra, es sin discusión la parte occidental de la catedral de Peterborough, comenzada hacia 11901205; consta de dos torres que en parte fueron demolidas para dar espacio a un transepto occidental abovedado. En el curso de una segunda serie de trabajos se añadió a la fachada un pórtico colosal, cuyos tres arcos apuntados se elevan sobre toda la altura del transepto. Los tres gabletes están ornamentados con estatuas y rosetones, y franqueados por torrecillas. Aquí también la formula del doble muro ha sido origen de efectos plásticos y la estructura del edificio ha desaparecido en provecho de un afán decorativo poco preocupado por la claridad lógica. En los momentos en que se construía el coro de Lincoln se comenzaba a edificar el de la catedral de Wells, del que no se conservan sino las crujías más occidentales. La nave data de principios del siglo XIII cuyo pórtico de la fachada norte tiene un gablete desdoblado por una galería ornamentada con arquerios decrecientes, bordada sobre el tema del doble muro; los torreones que coronan los contrafuertes de los ángulos son similares a los que se encuentran en los transeptos góticos de Normandia. La fachada occidental fue construida hacia 1230-1240. Se desarrolla en anchura, ya que sus dos torres macizas son saledizas, y en la decoración se prolonga en ellas en dos pisos; el inferior, en el que se abren tres pequeños portales, está ornamentado con arcos o huecos geminados y lobulados bajo otros arcos de carga coronados por gabletes; en el superior se elevan otros arquerios mucho más altos, con nichos y estatuas, sobre los contrafuertes salidizos. La parte superior de la fachada fue modificada en el siglo XIV por William Wynford, pero tal y como se nos presenta, con su estatuaria notablemente bien conservada, aparece como el prototipo de las grandes fachadas inglesas, desarrolladas en anchura y cubiertas con una ornamentación muy rica, que prefiere los muros y los contrafuertes a los encuadramientos de los huecos, a diferencia del modo francés. Durante el segundo cuarto del siglo XIII, la reconstrucción de la iglesia abacial de Westminster, situada al oeste de Londres, emprendida por el rey Enrique III, infunde una 34
nueva inspiración en la arquitectura inglesa. La planta rompe con la tradición inglesa de los ábsides con capilla axial única, y se inspira en los modelos franceses, por su coro terminado en un ábside poligonal circundado por un deambulatorio y cinco capillas radiales. El primer arquitecto de Westminter se llamaba Henry de Reynes, el cual era ingles por lo que los rasgos de su obra eran profundamente insulares. Los pilares y columnas adosados son de mármol de Purbeck, y su policromía está apoyada por los motivos bicolores que cubren con sus matices los tímpanos de los grandes arcos. Estos arcos son muy apuntados, perfilados con múltiples molduras, y bastante más altas que las ventanas supriores. Westminter no quedó terminado en el siglo XIII; solamente el ábside, el transepto y las cuatro crujías orientales de la nave se remontan a aquella fecha; pero su influencia ha sido muy considerable en Inglaterra. La sala capitular inició la moda de los grandes ventanales, que distribuyen ampliamente la luz; el rosetón septentrional tuvo toda una descendencia, lo mismo que los esquemas decorativos surgidos del estilo radiante: formas curvilíneas, tréboles y perfección en los tímpanos. Una gran vidriera ilumina el fondo del coro; las bóvedas indican un retorno a la tradición inglesa, a causa del doble muro, y se enriquecen con nervios secundarios, braguetones y cadenas. Por consiguiente, de la influencia francesa de Westminster, no conservaron los arquitectos ingleses sino el empleo de ventanales más anchos y mayores, ayudados por el mantenimiento del esquema de doble muro para el apoyo de las bóvedas, y una nueva fantasía ornamental derivada de la riqueza de las tracerías de los huecos.
El gótico decorado (decorated style, siglo XIV)
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l comienzo de la nueva fase del gótico inglés, del estilo decorado, ornamentado o curvilíneo, se sitúa tradicionalmente hacia 1290, con las cruces que Eduardo I (1272-1307) ordenó erigir para conmemorar el itinerario de los restos de la reina Leonor de Castilla, fallecida en 1290. No hay que creer que el gótico decorado fue simplemente un nuevo modo de decoración. Los calificativos de los diferentes periodos del gótico se han aplicado a mediados del siglo XIX, tanto en Inglaterra como en Francia en función de los diseños de las ventanas y de la forma de los huecos, pero a esos decorados corresponden estructuras particulares. Así, los arquitectos ingleses se apasionaron por las vidrieras inmensas, y prefirieron por ello los ábsides rectilíneos. Tal vez es esta la razón que les indujo a seguir utilizando el doble muro, para vaciar sin dificultades las partes 35
superiores. Los constructores del otro lado del Canal actuaron con gran libertad con respecto a la estructura francesa de la bóveda de crucería, no solamente en razón del doble muro, sino también porque si bien en Inglaterra no existen buenas cantera de piedra, abundan en cambio la madera y, como en todos los países de vocación marinera, se encuentran excelentes carpinteros entrenados en las construcciones navales. En la Inglaterra de los siglos XIII y XIV no era raro encontrar grandes iglesias cubiertas por falsas bóvedas en madera (Lichfield, Ely, York, Winchester). Estas cubiertas son más ligeras, y en ellas se utilizan elementos de mayor luz entre apoyos que las bóvedas de piedra, lo que favorece la imaginación decorativa en los nervios y claves. Los ingleses también se mantuvieron rebeldes contra las proporciones estrechas y esbeltas de Westminter; los edificios religiosos insulares continúan siendo durante todo el gótico alargados, anchos y relativamente bajos, es decir, bastante más macizos que en Francia. Aun cuando los arquitectos ingleses introducen elementos decorativos procedentes de otros lugares, los acomodan a su gusto por la riqueza del efecto de conjunto. Transformaron los motivos florales de la Ile-de-France, en otra más densa, más compleja, en las que las algas y las hierbas marinas adquieren gran importancia. Entre las obras esenciales del gótico decorado o también llamado florido es obligado citar las catedrales de Exeter y de York, los coros de Lichfield y de Wells, las torres de Ely y Salisbury y el claustro de Norwich.
El gótico perpendicular (perpendicular style, siglos XIV y XV)
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sta nueva forma de gótico inglés que hizo amplio uso de los ángulos rectos, es un estilo netamente nacional, pero se discute su origen, porque aparece casi al mismo tiempo en dos puntos diferentes, en Londres y en el oeste de Inglaterra. Se puede asegurar que el gótico perpendicular nació en la catedral de Brístol, terminada en 1341 y en Londres cuyo artífice fue William Ramsey, arquitecto real desde 1336 a 1349, originario de Norwich, y una de las innumerables víctimas de la Peste Negra que asoló Inglaterra a mediados del siglo XIV. Uno de los primeros monumentos en este estilo que construyó fue la Capilla Real de Westminster. Las fechas son tan próximas que no es posible decidir entre una y otra región, tanto menos por cuanto que los edificios londinenses han desparecido casi totalmente; como en el caso del gótico ornamentado, se 36
atribuye insistentemente una particular importancia al ambiente de la corte y los arquitectos reales; se piensa también que el esquema de los paneles rectangulares, que han dado nombre al gótico perpendicular, pueden proceder de los modelos franceses introducidos o conocidos en Londres. No hemos de olvidar que el termino fue establecido a partir de las tracerías de los ventanales, cuyas vidrieras estaban compuestas frecuentemente de paneles rectangulares; en la misma disposición de las estrechas lancetas yuxtapuestas, aparecía una división vertical con maineles, y otra horizontal encima, bajo el rosetón, inscrito también en el cuadrado. Las fajas de los arcos o de los nichos introducen también una especie de división en paneles en las fachadas. Los gérmenes del perpendicularismo existían, pues en el arte inglés, que había conservado una cierta continuidad horizontal en el reparto de los pisos, que a veces dividía con elementos verticales. Sea como sea, no es posible negar la precocidad de las nuevas formas arquitectónicas en el oeste de Inglaterra; en esta región aparece por primera vez un tipo muy particular de cubierta de bóveda que no es, a decir verdad, ni perpendicular ni siquiera gótico, en la medida en que no responde a la noción de cubierta apoyada sobre arcos, pero que, no obstante, caracteriza la fase gótica del perpendicular: la bóveda de abanico (fan-vault). Este tipo de bóveda utiliza los muros para tomar apoyo y forma una cuesion de semiconos abocinados, en forma de umbela, a lo largo de las paredes; los labios superiores se unen con los opuestos en porciones de bóvedas casi planas. La fantasía de las tracerías y de la decoración mural del estilo ornamentado aparece de nuevo por otra parte; en las ventanas se mantienen ciertos motivos, como en las puntas de las lancetas trilobuladas, inscritas ya no en un arco apuntado, sino en un encuadramiento rectangular. Aparecido en 1330, la perpendicularidad caracterizó la arquitectura gótica de Gran Bretaña hasta finales de la Edad Media, pero se distinguen en ella dos periodos. El primero abarca los dos últimos tercios del siglo XIV. A principios del XV quedaron interrumpidas muchas obras, tales como la de la nave de Westminter, a causa de las dificultades originadas por la guerra de los Cien Años y por las luchas por el poder dentro de la misma Inglaterra entre las casas de York y Lancaster. Solamente hacia 1480, después que Eduardo IV retorna del exilio, se reanudan los grandes trabajos. El estilo perpendicular produce entonces una segunda serie de obras notables, hasta 1530, y se extingue entonces, no por propio agotamiento, sino a causa de la Reforma y la disolución de los monasterios por Enrique VIII. En 1376, Henry Yevele, que estaba al servicio del rey desde 1360, 37
reformó con otros dos arquitectos la nave de Westminter, pero respetó la disposición del coro. Se mostró más original en la reconstrucción de la nave de la catedral de Canterbury, que databa del siglo XI. La obra de Yevele se ha comparado a veces con la de Williams Wynford, su rival en la nave de Winchester. Wynford no demolió totalmente la nave románica, pero la modificó radicalmente, revistiendo los pilares, volviendo a emplear los grandes arcos y reconstruyendo los pisos superiores. La fachada, sin torres, está perforada por una gran ventana central con paneles perpendiculares cuya tracería parece continuarse en los arcos más estrechos del gablete. El segundo periodo del gótico perpendicular, está señalado por la fuerte personalidad de William Orchard, John Wastell, Robert y su hermano William Vertue y Henry Redman, arquitecto de la catedral de Wolsey. Probablemente fue Orchard el primero que utilizó las bóvedas en estalactita, en 1379 en la capilla de Enrique VII en Westminter. John Wastell erigió la alta torre del gran transepto de Canterbury (Bell Henry Tower), desde 1493 a 1505, en la línea de las torres del siglo XIV; pero su obra más ilustre sigue siendo la terminación, entre 1508 y 1515, de la capilla del King´s College de Cambridge, iniciada por Reginald Ely en el siglo XV. Ely concibió la enorme nave única, con sus grandes ventanales sobre un basamento liso, perforado de tramo en tramo por huecos que abren a las capillas laterales, muy bajas; pero fue Waltell quien construyó la inmensa bóveda en abanico. Robert y William Vertue fueron arquitectos de de las obras de Enrique VII y Enrique VIII; juntos prepararon los proyectos de la nueva iglesia abacial de Bath y de la capilla de Enrique VII en Westminster que reemplazó a la capilla axial de 1220. Construida desde 1503 a 1519, tiene esta capilla las divisiones de una pequeña iglesia con naves laterales simples y termina en un ábside de cinco caras. El gótico inglés concluye con una última manifestación de independencia y originalidad. Pese a que tuvo variadas fuentes, contactos e intercambios sucesivos con el continente, produjo obras singulares, gracias a las fuertes tradiciones locales, tales como las del doble muro, y gracias también a una deliberada voluntad de unir e interpretar los volumenes. Hemos de insistir, finalmente, sobre su gusto particular por la ornamentación lujuriante, por el relieve y la policromía, es decir, en definitiva, por el ilusionismo y el juego de reflejos de la luz.
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El gótico en Alemania
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urante el siglo XII, en el norte de Francia y en el domaine royal los arquitectos elaboran poco a poco las premisas del arte gótico, las regiones más activas del Imperio consagran una estética arquitectónica fundamentalmente distinta. Estas regiones están agrupadas al oeste de Basilea y Colonia, esencialmente a lo largo del curso del río Rhin. Hace tiempo que se ha señalado la fuerte resistencia al gótico que ofrecieron las regiones occidentales del Imperio. Pero si resistieron tan firmemente hasta 1230, lo hicieron porque su concepto de la arquitectura no se reconocía a si mismo en el gótico simplemente importado desde Chartres o desde Reims. También en el norte y en las regiones colonizadas hubo una fuerte resistencia al nuevo gusto, pero en estas zonas no se produce tal resistencia porque existiese una gran tradición monumental, sino en razón del material empleado en sus construcciones, que era el ladrillo y que determinaba una estética particular. Las formas compacta de los edificios en ladrillo entran en contradicción con la extremada ligereza del estilo gótico. En estas regiones no aparecen monumentos góticos sino en la segunda mitad de siglo, cuando los arquitectos han logrado combinar el nuevo lenguaje con el empleo del ladrillo en un gótico particular que los historiadores alemanes designan con el termino Backsteingotik.
Arquitectura cisterciense
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l alba del siglo XIII, la influencia borgoñona penetra en Alemania gracias a la arquitectura cisterciense. La difusión de la orden permitió que los principios arquitectónicos como la bóveda de crucería fueran introducidos en el Imperio; en tanto, las naves de las fundaciones más antiguas todavía eran cubiertas con techumbres planas, fundaciones cistercienses como la de Ebersbach (1131), reconstruida en 1186, es abovedada, sin embargo, la nave de Heisterbach, cerca de Bonn, todavía fue cubierta con una bóveda de arista, entre 1202 y 1237. En realidad, la ojiva es introducida en el Imperio hacia 1120-1130 en Petersberg, en Nuestra Señora de Magdeburgo, en Alsacia. Sin embargo en los ejemplos alsacianos o renanos que podemos citar, jamás se empleó esta bóveda con las consecuencias estructurales que se encuentran en los edificios franco-picardos. En la iglesia abacial de Murbach los nervios son de perfil rectangular, sin clave central, y apoyan sobre columnas adosadas a los entrantes de un apoyo de planta cruciforme. Aunque se discute la fecha en que se construyó Murbach, quienes la edificaron conocían sin duda las bóvedas lombardas. En todos 39
los ejemplos antes citados no se puede hablar de un sistema gótico completo. Estos edificios solamente toman en préstamo algunos elementos, que no afectan a las proporciones del conjunto. La nueva sintaxis todavía no corresponde a un pensamiento nuevo.
Periodo de transición
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referimos definir el estilo de transición con un termino menos preciso. Es evidente que, durante el periodo de ensayo en que surgen los edificios de Basilea, Worms y Estrasburgo, entre 1190 y 1220, no es posible hablar de un estilo coherente. Porque no es un estilo lo que se produce en la lenta transición desde el románico al gótico, sino más bien una ausencia de estilo bien delimitada. Veamos primero el caso de Basilea, cuyas naves laterales tienen tribunas, y el coro es de planta poligonal. La idea de tales tribunas procede probablemente del norte de Francia. Los apoyos de la nave todavía son de planta cruciforme, en tanto que las del crucero están formada por haces de columnas. La innovación más decisiva, en Basilea, fue el coro de planta poligonal, con deambulatorio. Sus fuentes de inspiración podrían ser los coros de Tréveris y de Verdum, pero, sobre todo, los del norte de Francia como Saint-Germer y Laon. Esta disposición iría reemplazando progresivamente a los ábsides planos o semicirculares al uso en la Renania superior. El esquema de Basilea, simplificado y empobrecido, volverá a aparecer en todo un grupo de edificios renanos, como Friburgo, Saint-Ursanne y Pfaffenheim. Otro rasgo original de Basilea es la adopción de una galería alta que une la tribuna de la nave con el coro atravesando los brazos del transepto. El importante complejo occidental de Worms, cuya fecha de construcción todavía no ha sido determinada con precisión, utiliza una molduración refinada, en un esquema monumental relativamente ponderoso. A las reminiscencias otonianas, como la galería exterior del ábside, se yuxtaponen caracteres típicos del románico tardío, como la proliferación de rosetones. En cuanto a la nave, construida de Este a Oeste desde 1170 hasta 1210, tiene un alzado de tres pisos, y sus pilares de planta cruciforme alternan con otros simples. Pero lo que más netamente revela las contradicciones inherentes al periodo que estudiamos es el transepto de Estrasburgo. Los cambios de arquitecto se sucedieron allí a partir del ultimo cuarto del siglo XII. La planta del coro y del transepto está determinada por un esquema otoniano. Pero el antiguo transepto continuo está subdividido en tres partes iguales, sobrealzada la central por la presencia de una alta cripta. 40
En el brazo norte, un grueso pilar central soporta los arcos de las bóvedas oblongas sobre crucería de ojivas. En Magdeburgo, tal vez fue el arzobispo Albrecht quien, tras su estancia en París, trajo la idea de un deambulatorio con capillas radiales. En todo caso, el maestro que en 1209, emprendió sobre este esquema el coro de la catedral, no fue un francés. En los ángulos formados por los lados del ábside colocó abajo columnas demasiado gráciles, y demasiado pesadas arriba. Comparado con los edificios de la zona de influencia de Laon, todo en este monumento parece pesado y arcaico. Magdeburgo no ha desempeñado un papel determinante en la difusión del gótico; pese a sus arcos apuntados y su planta audaz, su espíritu se mantiene apegado a la tradición románica y bizantina.
Los centros de difusión del arte francés
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n tanto que los monumentos de transición reciben los elementos del sistema gótico de un modo amortiguado por las reticencias locales, tal resistencia se desvanece a partir de 1230, y los edificios como Tréveris y Marburgo adoptan con cierto entusiasmo las nuevas ideas y se inspiran con mayor coherencia en la concepción espacial del gótico francés. La opción por el gótico por los arquitectos del Imperio se manifiesta con mayor claridad en la estructura sustentante. En Estrasburgo, cuando la dirección de los trabajos queda confiada en 1225 no a un renano, sino a un joven arquitecto familiarizado con el arte de Chartres, el apoyo central del transepto meridional está concebido como el modelo chartriano, de núcleo octogonal, pero ampliado con la presencia de ocho columnas adosadas, en lugar de cuatro. El perfecto equilibrio conseguido entre el apoyo, las bóvedas y los huecos tienen una resonancia inedita en el arte germánico. Por otra parte, Estrasburgo es el punto de eclosión de la ornamentación vegetal en los capiteles. los ganchillos foliados habían aparecido en Bamberg, pero en Estrasburgo se desarrollan con una frescura totalmente nueva en Alemania. Es natural que los arquitectos germánicos no abandonasen la planta central, de la que no habían de darse ejemplos en las regiones occidentales del Imperio desde la época de Carlomagno. Pero su vocación gótica será breve; con excepción de Ettal, construido en el siglo XIV, Liebfrauenkirche de Tréveris será el único edificio totalmente gótico construido en tierras alemanas con esta planta.
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La segunda generación
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legamos a los años entrantes del siglo XIII y a su segunda mitad; se trata de la primera ola de monumentos que ya no deben nada fundamental a las tradiciones locales, aunque todavía no podemos confundirlas con las grandes creaciones contemporáneas de Champagne o de la Ile-de-France. Estos edificios se lo deben todo a los grandes modelos clásicos franceses: Estrasburgo, a Saint-Denis y a Troyes, Colonia y Altenberg a Amiens, si bien con un ligero acento que traiciona la lengua extranjera. Es una lengua que está de moda, y resulta de buen tono para un obispo o un abad saber emplearla: que iba a ser de nosotros sin el latín. La nave de la catedral de Estrasburgo fue construida entre 1235 y 1275 adoptando el esquema de Sanit-Denis y Troyes. Los tres pisos (arcos, triforio calado y ventanales superiores) son de un notable equilibrio. Los pilares en haz agrupan columnas adosadas de dimensiones diferentes, según la función sustentante que desempeñan. Las semejanzas entre las primeras crujías de la nave y el transepto meridional demuestran que la transición desde el ideal de Chartres al estilo radiante se ha hecho sin violencias y sin interrupción, con un grupo de arquitectos que, en parte, continuó en su lugar. Las crujías occidentales de la catedral de Halberstadt, llamadas de Reims, comenzadas en la década de 1260, solamente tienen dos pisos, bastante común en muchos edificios góticos del Imperio; la altura de la nave central alcanza el doble de las naves laterales. El triforio ha sido eliminado, y los arbotantes elevan sus tranquiles, perforados por un hueco circular, hasta la cima del muro lateral, de modo que su inclinación continúa la del techo de la nave central. Es muy distinta la actitud de Colonia y su área de influencia con respecto a los modelos franceses. La financiación de la nueva catedral fue decidida en 1248, bajo el brillante episcopado de Conrad von Hochstaden. Se comenzó por el coro que, según los principios de las catedrales francesas, comprendía un deambulatorio, con capillas radiales. En 1304 alcanzaría la extraordinaria altura de 43 metros. Puede decirse que Colonia sobrepasa en muchos aspectos a su modelo, Amiens y que, en todo caso, sus innovaciones expresan la presencia de un espíritu creador. Con respecto a Amiens, el arquitecto de Colonia hizo más esbeltas las ventanas superiores; con respecto a Beaubais, más apuntados los grandes arcos y los del triforio. En la arquitectura de Colonia se acusa la delicadeza de los arqueríos del triforio y alcanza un punto extremo de tensión que sobrepasa a los modelos franceses. 42
Las ordenes mendicantes
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os dominicos y los franciscanos crearon en Alemania una arquitectura cuyo desarrollo y consecuencias sobrepasaron en mucho al que tuvo lugar en Francia. La razón es simple: en el Imperio, estas ordenes dinámicas y emprendedoras se apoyaron en la nueva burguesía y se implantaron en ciudades cuyo poderío aumentó sin cesar a partir del siglo XIII. Dentro del cuadro del vasto movimiento de los mendicantes, la arquitectura germánica pudo desarrollar su propia concepción de espacio. Como los cistercienses, los mendicantes aspiran a una arquitectura depurada y sobria: la nave, lugar de predicación, debe estar cubierta con un simple techo de madera, en tanto que el coro, reservado a los hermanos, puede ser abovedado. La iglesia está desprovista de transepto y de torres. Pero, a diferencia de los cistercienses, los mendicantes van a eliminar del edificio todo lo que impide la unificación del espacio (el transepto, el deambulatorio y las capillas radiales), unificación que en el caso de las basílicas no será, sin embargo, sino un propósito, y que no se conseguirá plenamente sino en las iglesias-sala. La iglesia dominica de Ratisbona, comenzada 1248 por el coro, nos ofrece un perfecto objeto de análisis si queremos comprender la mutación que está a punto de aparecer en la arquitectura germánica en aquella época. No sobra recordar que en el año 1248 señala también el comienzo de los trabajos de la catedral de Colonia. Los dos edificios se relacionan por vías fundamentalmente distintas: el de Colonia marca el fin de la epopeya de las catedrales; el de Ratisbona establece las bases de una nueva estética. Colonia no hace sino engrandecer un estilo que había florecido ya en otros lugares; Ratisbona, por el contrario, anuncia, si bien con cierto titubeo, una dirección autónoma. Los mendicantes también en otros casos abovedaron sus iglesias; los minoritas (frailes franciscanos menores) en Colonia, los dominicos en Estrasburgo. El coro de los minoritas fue construido en 1260, en comparación con Ratisbona, las ventanas se han hecho más anchas, de tal suerte que el arco formero les sirve de encuadre. El proyecto de una iglesia-sala fue abandonado en el transcurso de su construcción. La basílica hace recordar la de Ratisbona, pero con los pilares de sección circular, con cuatro columnas adosadas, inspiradas en Reims. En relación con las naves abovedadas, las cubiertas con un simple techo de madera son muy numerosas. La iglesia dominica de Constanza ofrece caracteres parecidos a los de la arquitectura románica: las dos filas de diez columnas, con capiteles octogonales y su nave central, 43
cubierta con techo. Sobre los grandes arcos corre una cornisa continua que recuerda los monumentos románicos de la escuela de Hirsau. Sin embargo, la impresión de inmensidad, de ampliación del espacio conseguida en Constanza es totalmente inédita. En torno a 1300, las ordenes mendicantes se alejan poco a poco de su ideal de simplicidad y se les ve emprender programas cada vez más ambiciosos. Sus edificios alcanzan dimensiones considerables y la suntuosidad de sus vidrieras igualan a la de las grandes construcciones episcopales. Entre los más bellos monumentos de principios del siglo XIV se encuentran seguramente las iglesias de la cuenca superior del Rhin. Entre las franciscanas ocupan en primer lugar las iglesias de Friburgo en Brisgovia. Su naves techadas fueron construidas en el primer cuarto del siglo XIV. Altas columnas desprovistas de capiteles sustentan los arcos, que apoyan sus molduras directamente en el fuste. Bajo cada hueco circular que sirve para iluminar la nave se ven dos arcos que abren sobre el tejado. Las ordenes mendicantes desempeñaron también un papel determinante en el desarrollo y la propagación de un tipo de coro cada vez más largo y alto, calado solamente por las altas lancetas de los ventanales. En Maguncia, en Colmar y en Basilea encontramos en los siglos XIII y XIV, coros de más de cinco crujías de longitud. La ausencia de toda decoración escupida queda compensada por la presencia de grandes ciclos narrativos pintados, y sobre todo, de inmensas vidrieras. Debemos así a los mendicantes una nueva valoración de la ventana, que explica la profusión de tracerías geométricas con diseños de máxima inventiva. La arquitectura de los mendicantes opone al himno triunfal que es la catedral gótica una definición del espacio sagrado que lo convierte en una simple sala de reunión, abierta solamente a la palabra. Sin duda alguna, el espíritu del Sondergotik se manifiesta con máxima claridad en estos momentos.
Tendencias arquitectónicas a finales del siglo XIII y principio del XIV
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las corrientes estilistas procedentes del Oeste sigue una fase de madurez en la que el gótico germánico produce algunos monumentos esenciales. En las orillas del mar Báltico, Lubeck desempeña un importante papel en la propagación del Backsteingotik. La Marienkirche de Lubeck no es una catedral, sino una gran iglesia parroquial, sus considerables dimensiones podrían, en efecto, engañarnos. En realidad, se trata de una fundación con la que los ricos 44
burgueses de esta ciudad quisieron rivalizar con la magnificencia episcopal. La estructura de esta iglesia nos muestra la evidencia de un deseo de simplificación con respecto al gótico de las grandes catedrales. Esta simplificación se debe en gran parte al material empleado: en efecto, el ladrillo favorece la tendencia a elevar grandes superficies murales planas y a rehuir de la apertura de huecos demasiado sutiles. La nave se eleva en dos pisos de la misma altura; los grandes arcos apoyan directamente las ventanas superiores, cuya parte inferior queda cegada por la presencia del tejado de la nave lateral. Pero lo que confiere toda su fascinación a la nave de Lubeck es el empleo de una policromía especialmente rica, que desempeña aquí un papel arquitectónico; el intradós de los dos arcos superpuestos de cada crujía está decorado con un friso diferente. El empleo de una piedra de tallado particularmente blando (gres rodado) no es ajeno, sin duda, al sorprendente virtuosismo de la fachada de Estrasburgo. Hacia 1275 se emprende su construcción sobre un proyecto que tenemos la suerte de conservar todavía, y que es, el más bello que nos ha legado la Edad Media. Por razones políticas, en la primera mitad del siglo XIV se abren talleres en el Sudeste, en Suabia y en Austria. Pero Estrasburgo y Colonia continúan siendo los grandes centros arquitectónicos del Imperio. En Estrasburgo prosiguen los trabajos de la fachada, si bien se produce un creciente enfriamiento del impulso creador que había hecho surgir la zona de las portadas. Pero con la construcción de la capilla de santa Catalina (1340), el taller lleva a cabo una de sus creaciones más refinadas. La influencia inmediata de Estrasburgo se hace sentir en Alsacia y en el Rhin superior con obras totalmente originales, como la nave de Niederhaslach, o las fachadas de Rouffach, Sélestat y Reutlinger. En 1355, la influencia del taller de Colonia se combina con la de la Sainte-Chapelle de París en la construcción de un amplio coro al este del octógono de Aquisgrán o Capilla Palatina. Esta capilla vítrea será destinada, según la voluntad del Capítulo, a recibir a los numerosos peregrinos que llegan para adorar las reliquias de Carlomagno. La arquitectura del coro de Aquisgrán está reducida a un marco para las vidrieras. Junto a los apoyos interiores toman lugar las estatuas del Emperador, de la Virgen y de los Apóstoles, según el modelo parisino adoptado en la ciudad de Colonia en el siglo XIII.
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Los Parler
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l termino parler o parlier designaba en la Edad Media la función de quien secundaba al magister operis con su presencia en el taller. En el siglo XIV, al Este del Rhin, el termino se convierte en patronímico, lo que no aclara sus atribuciones. El primer miembro de la familia, es Heinrich I el Viejo. Formado en Colonia, emigró a Gmünd para construir allí la nave de la iglesia parroquial de la Santa Cruz. Sus tres hijos fueron Peter, Mchael I y Johann I. Sería un grave error empeñarse en descubrir a toda costa un estilo coherente, con su evolución propia, en la obra de esta dinastía de arquitectos. Sin embargo, existe cierto numero de constantes, tanto en el dominio de la arquitectura como en el de la escultura, que autorizan a utilizar el adjetivo parleriano, sin llegar al sustantivo Parlergotik. Puede considerarse que, en la segunda mitad del siglo XIV, un hombre como Peter Parler supo expresar con un vocabulario nuevo las tendencias de ese Sondergotik (gótico tardío) que vemos desarrollarse desde mediados del siglo XIII. En este sentido, la arquitectura de Peter Parler constituye una etapa irreversible en el camino hacia el gótico tardío. Schwäbich-Gmünd es una iglesia parroquial, como la de Friburgo y Ulm, en la que se afirma una doctrina arquitectónica propia de la burguesía de las grandes ciudades del Imperio. En esta iglesia comenzada en el segundo decenio del siglo XIV, el viejo Heinrich Parler emplea el sistema de la iglesia-sala, pero una Halle que no lleva ya, en la estructura de sus apoyos ni en su molduración, la marca de las grandes catedrales. Siguiendo la estética de las ordenes mendicantes, en Gmünd se emplea columnas simples. Como en las iglesias de los cistercienses y de los mendicantes, la fachada no es sino un hastial perforado por una amplia ventana ornamentada con una tracería suntuosa. El criterio adoptado es, pues, el de la simplicidad, pero aquí no está basado en una ideología religiosa. En 1356, el hijo de Heinrich, Peter, a sus 23 años, es nombrado arquitecto de la catedral de Praga, al morir Matthieu d´Arras. Este había adoptado la planta de las catedrales góticas francesas: un deambulatorio circundado de capillas; principio general que Parler no modificó. Pero es interesante observar que, junto que a las reminiscencias de Narbona o de Toulouse transmitidas por Matthieu. Peter Parler introdujo recuerdos de Colonia, como el tratamiento tan deliberadamente ornamental de las ventanas superiores. Por el contrario, en la sacristía y en la capilla de san Wenceslao, al norte y al sur del coro respectivamente, no se encuentran referencias claras a los modelos. Peter Parler, a quien el Emperador cubrió de honores, 46
construyó también la capilla de Todos los Santos, sobre el Hradeany, el puente Carlos sobre el moldava, con su puerta monumental y el coro de Kolin, comenzado en 1360. Las fuentes del arte parleriano son conocidas: Inglaterra, en cierta medida, y sobre todo, Prusia, Colonia y Estrasburgo. Peter Parler sacó de allí enseñanzas, pero inmediatamente hizo con ellas obra personal. Su lenguaje propio consuma la rotura con el gótico francés, y es interesante observar que tal rotura se produce precisamente en un edificio comenzado por un arquitecto francés.
La generación del 1400
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on muchos los arquitectos nacidos a mediados del siglo XIV o en su segunda mitad a los que se conoce por su nombre o por sus obras principales: Michael Knab, Ulrich de Ensingen, Wenzel Roritzer, Weinrich Brunsberg, Madern Gertner y Hans von Burghausen, más conocido por el nombre de Stethaimer. A diferencia del Año Mil, o a los años en torno al 1150, que señalan momentos cruciales, el periodo de 1400 no revela una perfecta homogeneidad en el arte de construir; su interes radica sobre todo en la gran diversidad de tendencias que se manifiestan en centros tan diferentes como Frankfurt, Landshut, Estrasburgo, Milán o Dantzig. Madern Gertner trabaja a partir de 1409 en la construcción de la catedral de Frankfurt; su originalidad se evidencia en sus diseños arquitectónicos y en su obra esculpida. Su concepción de la torre de san Bartolomé de Frankfurt ocupa un lugar aparte en la arquitectura del Imperio; se revelan en ella el contacto con el arte cortesano de los duques de Borgoña y de Berry, y una cierta nostalgia por el repertorio formal del siglo XIII francés. Michael Knab autor de la Spinnerin-amKreuz de Wiener-Neustadt y de María-am-Gestade de Viena, ilustra de igual modo el estilo ornamentado del entorno de 1400. Comparte con Gertner el gusto por cierto preciosismo, como muestra la iglesia de Viena, inspirada en la Sainte-Chapelle de Luis IX. Ulrich de Ensingen, originario de Suabia, no se alejó mucho de aquella región, aparte una breve estancia en Milán, donde fue llamado en 1391. Es el arquitecto más representativo del Bürgergotik del 1400, que hace aparecer claramente un retorno a los principios del siglo XIII. Y así, a partir de 1392, modifica la estructura de la nave de Ulm y sustituye el proyecto de una iglesia-sala por una basílica. Al contrario de lo que ocurría en el siglo XIII, esta estructura está combinada con una torre única en fachada, que se eleva en la prolongación de la nave central. La entrada occidental está 47
precedida por un pórtico cubierto, formado por el saliente de los macizos contrafuertes. Las obras de la torre, continuadas por su yerno Hans Kun, fueron terminadas en 1890 sobre los planos de Matthäus Böblinger. El tercer arquitecto del que conocemos al día de hoy biografía y relación de obras es Hans von Burghausen, conocido en la literatura antigua por el nombre de Stethaimer. Sus fuentes de inspiración directa son la arquitectura parleriana de Suabia (Gmünd) y la de Bohemia, que él volvió a concebir en términos nuevos que expresan perfectamente el carácter de la fase final del gótico germánico. Burghausen trató de unificar el espacio interior y de aumentar el alzado; este proposito de amplitud espacial no carece de ciertas audacias que llegan a los limites arquitectónicos de las estructuras: los apoyos de la iglesia de san Martín tienen un metro de sección por 22 de altura.
El gótico tardío
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n la arquitectura de los años en torno al 1400 se ha querido ver un weicher Stil, aplicando simplemente una apreciación critica formulada para las artes figurativas. Que las agujas de Ulm y de Estrasburgo, proyectadas por Ensingen con nervaduras cóncavas, sean merecedoras de este calificativo, parece evidente. En muchos casos, los monumentos de mediados de aquel siglo o de su segunda mitad no hacen sino desarrollar las enseñanzas de las generaciones precedentes. El coro-sala de san Lorenzo de Nuremberg (1439-1477), construido según los planos de Conrad Heinzelmman y continuado por Conrad Roriezer, adopta ciertos motivos del coro de Gmünd, construido un siglo antes. El alzado del muro, en dos pisos, determinado por una galería con balaustrada, modela la pared con notable sentido plástico. Arnold de Westfalia, arquitecto de Kurfürst de Sajonia, inventor inagotable de espacios inéditos, virtuoso excepcional en el arte de construir bóvedas fantásticas, es el más perfecto representante de aquellos maestros del siglo XV que elevaron la invención arquitectónica hasta los limites de la inverosimilitud. Durante el periodo gótico, los talleres de las catedrales de Viena, Colonia, Berna y Estrasburgo tuvieron una considerable importancia en la difusión y en recepción de las grandes corrientes del pensamiento arquitectónico, como lo prueba la diversidad de los diseños conservados. Bajo la responsabilidad de cada logia principal trabajaban gran numero de talleres secundarios. En 1459 se reunió en Ratisbona un congreso de canteros que decidió la obediencia de todos los talleres a la logia suprema de Estrasburgo. Los talleres estaban entonces en plena 48
actividad, pero se hacia sentir la necesidad de legislar y de imponer una reglamentación al conjunto de logias. Así como también la necesidad de transmitir a los futuros compañeros y maestros los conocimientos teóricos, ya que Matthias Roritzer publicó en 1486 su Büchlein von der Fialen Gerechtikkeit, que explica de manera muy didáctica el paso desde la planta al alzado. Es difícil formarse una idea de la verdadera autonomía de los talleres del Imperio en relación con la de los otros gremios de la ciudad. En ciertos casos, sabemos que el municipio ejercía un control efectivo sobre la fabrica, como en Estrasburgo desde finales del siglo XIII. En otros casos, parece ser que el arquitecto de la catedral estaba encargado también de las construcciones civiles. Pero, a decir verdad, se ha exagerado mucho, sin duda bajo la influencia del Romanticismo, la situación privilegiada de estas logias y de sus miembros.
El gótico en Italia
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os tanteos constructivos y espaciales que en el siglo XII dieron lugar al nacimiento del arte gótico no afectaron a la península italiana como afectaron a Inglaterra. El primer edificio en el que la adaptación del estilo francés plantea problemas interesantes es Sant ´Andrea de Vercelli. El principio de la planta continua siendo el tradicional, el crucero del transepto está cubierto con una cúpula sobre trompas, y los huecos continúan siendo pequeños, abiertos en un muro pleno. El alzado es simple, sin triforio ni tribuna, comparable a los a los alzados cistercienses. Mucho más decisivas en la evolución del gótico son las fundaciones franciscanas y dominicas; sobre todo, la basílica de san Francisco de Asís. Comenzada en 1228, dos años después de la muerte de san Francisco, la iglesia fue consagrada en 1253, pero es posible que quedase terminada en 1239. Por sus tesoros de pintura mural, sus vidrieras y su insigne importancia religiosa, san Francisco es uno de los grandes lugares de la cristiandad. Su arquitectura es de una fuerte originalidad, hasta el punto que no se conoce prototipo. Está constituida por dos pisos, nave única, transepto salidizo y un solo ábside a oriente; plata que se complica un poco en la iglesia inferior, las adiciones más recientes, de las capillas laterales y una especie de transepto occidental. san Francisco de Asís, no es solamente una gran creación arquitectónica franciscana, adaptada por su programa monumental a la actividad de la orden; es también un modelo de la arquitectura gótica peculiar de Italia por su muralidad, tan propicia al desarrollo de la pintura al fresco, por su renuncia al vaciamiento máximo del muro, característico del gótico 49
septentrional y de su lógica constructiva. Sin embargo se ha sugerido que el pasadizo interior a nivel de los ventanales superiores es una solución similar a las borgoñesas de Auxerre y de Notre-Dame de Dijon. La segunda gran iglesia franciscana de Italia, contemporánea de la de Asís, muy diferente en su concepción, es la de san Francisco de Bolonia, iniciada en 1236, consagrada en 1250 y reconstruida después de su hundimiento parcial. Es una basílica con naves laterales, coro circundado por un deambulatorio y nueve capillas radiales. El material empleado es el ladrillo, según costumbre emiliana; el abovedamiento hexapartito de la nave es evidentemente un arcaísmo, a mediados del siglo XIII. La influencia cisterciense se manifiesta tanto en la planta como en el alzado, con muros perforados por pequeñas ventanas situadas sobre los pesados y cortos arcos. Sin embargo, donde el gótico italiano de mediados del siglo XIII y su segunda mitad alcanza su más completa realización es en Florencia, en la más importante de las iglesias dominicas, santa María Novella. Fundada en 1279, su planta está inspirada en las abadías cistercienses con ábside plano y capillas rectangulares orientadas que abren a un amplio transepto. Sus proporciones son amplias y ponen en evidencia la anchura de las crujías más bien que la altura de la nave. La gran cualidad del edificio es sobre todo la unidad de su espacio interior, ya que las naves laterales, muy altas, abren a la central por arcos muy elevados, apoyados sobre pilares delgados con semicolumnas adosadas. Los ventanales superiores circulares, abren en vastas porciones del muro desnudo. La claridad de la concepción monumental queda subrayada por la policromía de las ojivas, los arcos formeros y los apoyos construidos con pietra serena. El empleo de bóvedas muy abombadas permite simplificar las soluciones de equilibrio material y suprimir los arbotantes. De este modo, nada en esta iglesia evoca el contacto con el arte francés de la época: el gótico italiano ha logrado aquí su primera obra maestra. Iglesias de las ordenes mendicantes, como san Francisco de Cortona, san Francisco de Messina y san Lorenzo de Nápoles, son también muy representativas del comienzo del gótico. Son iglesias de una sola y vasta nave, con coro y deambulatorio, cubiertas de madera de herradura vista, en las que la bóveda no aparece sino en el coro. Estas iglesias expresan perfectamente el primer ideal de los mendicantes, ideal de pobreza, así como la fusión esencial de sus santuarios, destinados a la predicación. Hemos de señalar una característica muy frecuente en estos edificios: la disposición de capillas laterales en los flancos de la nave, entre los contrafuertes. Vemos la propagación de este tipo en el 50
Mediodía de Francia, así como en España, durante esta misma época y en el siglo XIV. El espíritu del arte gótico se revela aquí en el trazado y en las proporciones de los huecos, sobre todo en los coros iluminados por ventanas muy altas, así como en la voluntad de espacial. Por el contrario, algunos grandes edificios concebidos en el siglo XIII escapan en gran parte de estas definiciones del gótico. La catedral de Siena comenzada hacia 1250, pero cuya construcción se prolongó con considerables modificaciones en las proporciones durante casi ciento cincuenta años, se mantuvo dentro del espíritu románico, pese a su inmensa altura. En realidad, la única catedral concebida en el siglo XIII que pueda considerarse como típicamente gótica es la de Arezzo, cuyo coro fue construido entre 1277 y 1289. Desde el exterior, la ausencia de arbotantes y contrafuertes salidizos y la decoración de los muros no concuerdan con las nuevas tendencias. Pero su interior, por sus esbeltas proporciones, por la fuerza y la lógica de las divisiones interiores y por el reparto de la luz que penetra por las ventanas con lancetas dobles bajo una tracería, nos ofrece un perfecto ejemplo de adaptación de las ideas del gótico radiante a las técnicas constructivas italianas: naves laterales altas, que permiten economizar los apoyos, bóvedas abombadas y pilares con columnas empotradas. El Renacimiento añadió la riqueza de la pintura mural y de las vidrieras de colores vivos, que aun aproxima más el efecto de conjunto de la iglesia al de los interiores franceses.
El gótico italiano en el siglo XIV
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uando el gótico italiano adquiere todo su significado es en la construcción de santa Cruz de Florencia. Aunque no existen pruebas definitivas, probablemente es obra de un hombre genial, Arnolfo di Cambio, gran escultor florentino fallecido en 1302 y que en 1300 era capomastro del Duomo de Florencia, cuyo primer proyecto presenta cierta afinidad con Santa Croce. Es un edificio inmenso, cuya nave principal alcanza casi 20 metros de anchura e iguala en altura a las catedrales del Norte. Tiene cubierta de madera, a excepción del ábside y de las capillas terminales. La planta está inspirada en las plantas cistercienses, y da lugar a una asombrosa composición de los volúmenes interiores, muy abiertos entre si y, sin embargo, claramente determinados por los pilares poligonales, por las pilastras de los muros y por un balcón sobre ménsulas que delimita los dos pisos del alzado. La planta de la catedral de Florencia fue comenzada en 1294; esta fue muy modificada entre 1357 y 1366 por Francisco Talenti y otros 51
arquitectos. La construcción del Duomo presentó problemas enormes y no todos quedaron resueltos. La planta de 1300 parece haber comportado ya la idea de un coronamiento oriental con cúpula sobre un octógono, la cual, en el siglo XV, dio Brunelleschi el majestuoso coronamiento. Exteriormente el edificio destaca por su policromía de mármoles y piedras de color, con el estilo florentino del periodo románico. El interior comprende una nave de cuatro crujías, cuyos altos y anchos arcos, apoyados sobre pilares poligonales con pilastras, ofrecen la misma facilidad de comunicación que los arcos de Santa Cruz; el alzado presenta el mismo balcón sobre cornisa bajo las ventanas superiores redondas; el sistema de bóvedas, con grandes crucerías de ojiva de perfil cuadrado, muy abombadas, obedece a la tradición ya sólidamente establecida en el siglo XIII. En Siena, ciudad toscana rival de Florencia, existen iglesias dominicas o franciscanas que caracterizan mejor la actividad monumental que el taller de la catedral. san Domenico, comenzada después de 1309, es una enorme construcción de ladrillo, con formas cuadradas de una amplitud absoluta, que rechaza toda decoración arquitectónica. El transepto, muy extendido, domina las capillas rectangulares orientadas; el principio es parecido al de la Santa Croce de Florencia, pero el efecto es de una extrema severidad. Durante el siglo XIV estuvieron en actividad en Siena otros dos grandes talleres, el de la catedral y el del Palazzio Pubbico. En el taller de la catedral, en 1322, se tomaron grandes decisiones para agrandar el coro, evidentemente se quiso sobrepasar la gloria de la catedral de Orvieto y aun de la de Florencia. Después de múltiples modificaciones de la planta, se continuaron las obras hasta 1360 en estilo ya caduco, con increíbles incoherencias técnicas. En muchas ocasiones se ha calificado la catedral de Siena como el más monumental fracaso en la adopción italiana de la arquitectura gótica. Por el contrario, los constructores del Palazzo Pubblico lograron uno de los más brillantes éxitos de la arquitectura civil, y aun del urbanismo medieval. El palacio fue construido por partes y, entre 1338 y 1348, se le añadió la Torre del Mangia, la más alta de las torres municipales de Italia. La fachada del Palazzo, aunque no es homogénea, está dominada por la admirable armonía de sus pisos con ventanas tríforas góticas. El interior, excepcionalmente bien conservado, muy complejo, ofrece una sucesión de grandes salas de reunión, de vestíbulos y pasillos, en cuyo decorado cuentan varias de las grandes obras maestras de la pintura medieval italiana. Es probable que esta construcción fuese una obra colectiva, en la que contribuyeran pintores como Lippo Memmi, escultores como 52
Agostino di Giovanni, y toda una generación de arquitectos sieneses. En cierto numero de monumentos, tanto civiles como religiosos, el sentido de la decoración esculpida y policromada se desarrolla en Italia de un modo particularmente rico, y los grandes maestros de la escultura y de la pintura participan con toda naturalidad. Arnolfo di Cambio, escultor de primer orden, diseñó los planos del Duomo de Florencia y es el posible autor de los de la Santa Croce; Giovanni Pisano da los modelos de la fachada de la catedral de Siena y Giotto es el autor de los proyectos del campanario del Duomo de Florencia, comenzado en 1334. La obra maestra de este gótico ornamental, adaptado a la italiana, es la fachada de la catedral de Orvieto, edificio cuya reconstrucción comenzó en 1290 según una estructura perfectamente románica, pero con ambiciones de anchura y altura totalmente excepcionales. Hacia 1310, el sienes Lorenzo Maitani fue llamado como universalis caput magister para que continuase la obra según los procedimientos más modernos. Pero lo que constituye una de las más auténticas obras maestras de la Edad Media es la decoración esculpida y policroma de la fachada y el coro. Maitani distribuyó los elementos típicos de la decoración gótica: contrafuertes coronados por altos pináculos, gabletes agudos sobre los portales y en los coronamientos de las naves, galerías de arcos apuntados, rosetón inscrito en un cuadrado, etc. En esta conjunción de elementos aplicados al muro occidental de la iglesia, nada evoca una necesidad estructural; todo se presenta como una composición, parecida a un retablo de marfil o a ciertos paneles esculpidos y pintados. El campanario del Duomo de Florencia fue diseñado por Giotto en 1334 en el primer proyecto; en 1337, después de su muerte, Andrea Pisano y después, en 1350, Francesco Talenti, terminaron esta obra en perfecta armonía con el estilo arnolfino al menos en la planta inferior y en las paredes cubiertas de esculturas e incrustaciones. Cuanto más se eleva el edificio, más altos son los pisos. ornamentados con nichos y estatuas o con grandes huecos con dos o tres lancetas, coronados con gabletes planos, puramente decorativos, diseñados sobre la superficie del muro, y no construidos ante él. Por su función de campanario aislado, está en armonía con el estilo decorativo florentino y es también una de las más sutiles creaciones del gótico italiano.
El gótico del siglo XV
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o esencial de la arquitectura italiana del siglo XV no entra en la definición del arte gótico. La rápida maduración del Renacimiento, ya presentida desde los comienzos del siglo XIII, 53
constituye el sustrato de las obras toscanas de principios del XIV. Por un deliberado retorno a las formas románicas, la arquitectura florentina o lombarda se desentiende de las formulas góticas. Sin embargo, en ciertas regiones o en ciertos talleres se dibuja también en esta época una resistencia a las nuevas corrientes. Tal es el caso de Venecia, así como el de los dos grandes talleres que ya muy a finales del siglo XIV comenzaron la catedral de Milán y la iglesia de san Petronio de Bolonia. Por lo que se refiere a Milán, pocos monumentos de la Edad Media existen cuya concepción y etapas de construcción nos sean mejor conocidos gracias a documentos auténticos. La catedral de Milán fue proyectada en 1386 y comenzada en 1387 bajo la dirección de Simone da Orsenigo. Desde el principio se llamó a consulta a varios arquitectos de Campione; más tarde a un parisino, Nicolas de Bonaventure, a un boloñés, Antonio di Vicenzo, a un matemático, Gabriele Stornacolo, a un arquitecto germánico, Hans Parler, y más tarde, a otro francés, Jean Mignot. Los problemas propiamente constructivos, cedieron, sin embargo, al primer puesto a los problemas de dimensión, de proporción, casi diríamos de espacio. El arquitecto parisién propugnaba las formas góticas tradicionales, con estructuras ya probadas; Hans Parler, propuso un edificio muy alto; los italianos se inclinaron por las proporciones anchas, fundadas en la geometría antigua. Tal y como finalmente fue construida, la catedral, una de las más grandes de la cristiandad, es de una gran originalidad, y se aleja en muchos aspectos de las tradiciones italianas. Su planta, con dos pares de naves laterales, transepto salidizo, también con naves laterales, tiene un coro poligonal y deambulatorio, y parece buscar un máximo de complejidad y de extensión, como en el siglo XIII la catedral de Colonia. Pero, en el alzado, las proporciones son amplias y fácil comunicación entre las partes. La luz no es abundante en las zonas alta en razón de la relativa estrechez de las ventanas, oscurecidas por las vidrieras. Por el contrario, el exterior de la catedral ofrece el más rico ejemplo, el más complejo, del gótico tardío; el más exuberante y el más ecléctico de Europa. san Petronio de Bolonia, la otra inmensa fabrica del siglo XV, fue comenzada en 1390 por Antonio di Vicenzo y tiene una significación totalmente distinta. Los primeros proyectos superaban, en extensión y altura, a la catedral de Milán; incluso reducidos a las dimensiones actuales, se trata de un enorme edificio, la más grande iglesia de Bolonia, con tres naves y ábside único, con los flancos de las naves laterales provistos de capillas. Seis crujías, de cerca de veinte metros cada una, están cubiertas con bóvedas realzadas. Los grandes arcos están coronador por ventanas circulares. La abundancia de luz a todos los 54
niveles, y el sentido de las proporciones que unifican todo el espacio interior, hacen de esta iglesia la más grandiosa, si no la más original creación del gótico propiamente italiano, y no del estilo flamígero de finales de la Edad Media.
El gótico en España
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as circunstancias históricas y la geografía favorecieron los contactos entre Francia y la Península Ibérica durante el primer periodo de la Reconquista. Gracias a la expansión cluniacense y al camino francés, la arquitectura románica del norte de España y de León y Castilla alcanzó desde antes de 1150 un grado de desarrollo extraordinario por la grandeza y la calidad de las construcciones religiosas. Este éxito del arte románico en España pudo ser un freno a la penetración del gótico. Hacia 1150, gran parte de la Península ya está liberada y, en todas estas regiones, hasta el sur de Toledo y Lisboa, las huellas de la larga ocupación musulmana serán numerosas y su influencia contribuirá de modo muy sensible a dar ciertos rasgos a las técnicas constructivas y a la decoración de los edificios cristianos. Como todo el mundo ya sabe durante la segunda mitad del siglo XII hubo gran numero de fundaciones cistercienses que propagaron los rudimentos del gótico. Los elementos de cubierta sobre crucería de ojivas se emplearon muy pronto en España, aun en edificios no cistercienses, como por ejemplo en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, en la catedral de Toro y en la de Zamora, sin que esta estructura influya en el efecto general o en el espacio de los edificios, que continúan siendo profundamente románicos. Las circunstancias políticas y culturales experimentaron una transformación en el siglo XIII y orientaron de modo diverso las vías de la influencia francesa. La victoria de las Navas de Tolosa (1212) determina, en menos de medio siglo, la liberación casi total de la península; después de la ocupación de Sevilla en 1248, los musulmanes solo conservaran, hasta finales del siglo XV el reino de Granada. La nueva potencia de los reinos de Castilla, Aragón, Portugal y más tarde el de Mallorca, abre un amplio campo a los arquitectos cristianos que trabajan sobre un suelo cubierto de recuerdos árabes. Desde el siglo XIII va a elaborarse un estilo propiamente español. Es necesario distinguir varias fases en esta evolución. Tuvo lugar primero, durante el primer cuarto del siglo XIII, una especie de prolongación del arte románico, con empleo cada vez más frecuente de algunos procedimientos o de algunos elementos típicos de la arquitectura gótica. Dejando aparte los talleres 55
del siglo anterior, con construcciones como la catedral de Toro, Zamora, Orense y Ávila, o los talleres cistercienses de Valbone de Fitero o de las Santes Creus, hemos de citar los edificios concebidos hacia 1200, pero que todavía dependen del pasado. Desde este punto de vista los monumentos más interesantes son la catedral de Ciudad Rodrigo y la de Lerida. La de Ciudad Rodrigo no se conoce con exactitud la fecha en que fue construida, pero todavía estaba en obras en 1230. Por su planta, la forma de sus pilares y el tratamiento del espacio se asemeja a la catedral románica de Zamora pero manifestándose de una forma clara la influencia de la arquitectura de los Plantagenet; las bóvedas octopartitas con ligaduras y ojivas de sección muy delgada son pruebas irrefutables. La catedral de Lerida no fue comenzada hasta 1230 y es un sorprendente conjunto de edificios. El tipo de iglesia es arcaico, derivado evidentemente de la catedral románica de Tarragona, aunque lo esencial del edificio es pregótico por la pesadez de las masas y la falta de esbeltez en las proporciones. Muy distinta es la importancia de la catedral de Cuenca, comenzada en 1200 y terminada después de 1250. Su coro fue modificado en el siglo XIII. El interior ofrece una muy bella y elegante arquitectura, en la que aparecen elementos muy modernos del arte francés. En el coro se utilizaron pilares de sección circular, rodeado de columnas adosadas en contrapecho. En el transepto los arcos cegados están coronados por rosetones; ciertos detalles, como las partes altas de los contrafuertes, están literalmente copiados de un modelo bastante raro, procedente de Saint-Yved de Braine. Todo parece indicar que el primer arquitecto de la catedral de Cuenca vino de la región de Soisson o de Laon. La nave presenta una bella alineación de arcos estrechos pero esbeltos, que apoyan sobre pilares articulados por un juego de columnas adosadas. En el piso de las ventanas, el muro se desdobla, se abre hacia el interior con un simple pero amplio rosetón; un pasadizo que cruza los pilares corre por debajo de estos huecos, a la manera de los pasadizos borgoñeses y de la Champagne de finales del siglo XII y siglo XIII. También el segundo arquitecto, al que se ha tenido a veces por normando, se inspiró en las reciente innovaciones de la arquitectura francesa. A la tradición local pertenece la torre del crucero, invariante en todos los edificios importantes; no fue construida sino a finales del siglo XIII. Una segunda catedral española, la de Sigüenza, revela en sus partes orientales las mismas tendencias de adaptación del arte gótico francés e internacional. La nave construida sobre una planta tradicional del siglo XIII, fue luego abovedada al mismo tiempo que se construía un nuevo transepto y un nuevo coro, transformado este ultimo a finales de la Edad 56
Media y durante el Renacimiento. Hemos de añadir a esta serie de monumentos el convento cisterciense de Burgos, Las Huelgas, que gozó desde su fundación en 1187 el favor de los reyes de Castilla, que durante algún tiempo fueron enterrados aquí. La simplicidad un poco severa de la arquitectura monástica, con rasgos románicos, se acomoda con un abovedado muy bello y a veces complicado, en el que se observan influencias angevinas; la sala capitular es celebre por la audacia y virtuosismo de su estructura gótica. Hemos de reconocer, sin embargo, que ninguno de estos monumentos define claramente las particularidades propiamente españolas, ni en la concepción del espacio, ni en la estructura; ninguno de ellos es una gran creación. Las catedrales de Burgos, Toledo y León son mucho más importantes. En cuanto a las fechas en que fueron comenzada, las catedrales de Burgos y Toledo son contemporáneas; las obras de la catedral de Burgos comenzaron en 1221 y las de Toledo en 1227; la primera fue construida más rápidamente. En cambio las obras de la catedral de León no dieron comienzo hasta 1255. Por su planta y alzado, la catedral de Toledo pertenece a la familia Bourges, con doble deambulatorio, naves laterales dobles, y de altura decreciente; pero un vasto transepto rompe la continuidad de las naves, y las bóvedas del deambulatorio imitan mas bien a las de la catedral de Le Mans. La parte más antigua es el coro, más ligero que la nave; los pilares de base circular, rodeados por ocho columnas adosadas, como en Bourges, distribuyen en el suelo las espaciosas crujías, cuyas bóvedas, en los deambulatorios, alternan crucerías oblongas con porciones triangulares, de tres ramas de ojiva. Las capillas radiales primitivas, son pequeñas y alternativamente semicirculares y cuadradas, en un ritmo poco usual. Como en Bourges, las ventanas del deambulatorio interior y las ventanas superiores del coro abren al muro sobre un muy alto triforio. En el tratamiento de estos huecos es donde se revela con fuerza el elemento mudéjar, islámico, del estilo toledano: arcos polilobulados, con tres o cinco lóbulos, agrupados sobre otros arcos, según el sistema tradicional de la decoración islámica; del mismo modo, los rosetones que iluminan el deambulatorio están recortados con una fantasía decorativa propiamente hispano-morisca. La catedral de Burgos es más homogénea y de una calidad arquitectónica más eminente. Vista desde el exterior, apoyada por su flanco septentrional sobre una abrupta colina, la catedral está dominada actualmente por sus torres orientales del siglo XV, el cimborrio, torre del crucero reconstruida en el siglo XVI después de un hundimiento y, en el ábside, por la alta capilla del Condestable, construida después de 1482 57
por Pedro Fernández de Velasco, uno de los arquitectos del flamígero español. La iglesia del siglo XIII, es muy parecida, en la planta del coro, a la catedral de Coutances, pero esta ultima no fue construida antes que la de Burgos. En cambio en diseño, alzado y pilares son del tipo de Bourges. La gran originalidad de la catedral de Burgos está en el inmenso triforio con arcos polilobulados bajo magnificas tracerías con cuatro o cinco lóbulos, salvo en las crujías próximas al crucero, reconstruidas a finales del siglo XV. Como en Toledo, las proporciones son amplias y abundante luz, por la extensión de las ventanas. Estamos muy cerca de las formas del gótico de Reims y de París de los años 1240, sobre todo, en las fachadas del transepto. Parece ser, así, que los arquitectos de Burgos siguieron de cerca la evolución de la arquitectura francesa, si bien imprimiendo en su obra una profunda originalidad. Se cubre una nueva etapa con la construcción de la catedral de León; las obras dieron comienzo no antes de 1255, en pleno periodo del estilo radiante en Francia. No obstante, la planta es arcaica, ya que en el ultimo análisis, procede de la familia de Chartres por la línea de la catedral de Reims; se reconoce de Reims el trazado del deambulatorio con cinco capillas poligonales, la nave lateral doble en las partes rectas del coro, el transepto con naves laterales y la nave central, que prolonga la composición. En cierta medida, el alzado está inspirado en el mismo tipo de tres pisos: arcadas, triforio y claristorio prácticamente de la mismas dimensiones que las arcadas. Bajo las ventanas de las naves laterales corre un pasadizo abierto en el espesor del muro, característicos de los edificios inspirados en el arte de Champagne y particularmente en la catedral de Reims. Sin embargo, el modelo de Reims ha sido aquí modernizado; el triforio calado, como en las iglesias de estilo radiante francesas desde 1230 aproximadamente. Las proporciones generales del edificio son esbeltas, áureas, y las columnas adosadas que flanquean los pilares se elevan sin interrupción hasta las bóvedas; el muy apretado juego lineal de las ventanas con numerosas lancetas acentúa la elevación de las formas; es una de las más logradas catedrales radiantes del gótico. En el exterior los arbotantes de doble arco, con estribos estrechos, expresan toda la energía constructiva del sistema gótico. La catedral de León es la más francesa, moderna y gótica de las construcciones españolas del siglo XIII. Pero no tuvo ninguna influencia después, que fue en cambio el modelo menos perfecto de Burgos el que, en gran medida, se imitó en la catedral de Osma o en la iglesia gótica de Castro-Urdiales.
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El gótico español en el siglo XIV
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a reacción nacional más fuerte en el arte de la construcción se produjo durante el siglo XIV en Cataluña y en las Baleares. Entre las condiciones políticas favorables a este desarrollo hemos de destacar el poderío de la corona de Aragón que, en la segunda mitad del siglo XIII, se extiende también a Cataluña y Valencia, tiene enclaves al norte de los Pirineos en el Rosellón, Cerdeña y Montpellier, y acaba de reconquistar las Baleares. También ha de tenerse en cuenta el extraordinario desarrollo marítimo y comercial de Mallorca y, sobre todo de Cataluña. Y allí se encuentran, en el siglo XIV, los centros monumentales más activos. Cataluña creó una arquitectura de gran calidad formal y constructiva. La introducción de los procedimientos góticos de abovedado tuvo lugar en esta región desde el siglo XII gracias a los cistercienses, en las Santes Creus, Poblet y Balvone; dos catedrales de concepción románica, Tarragona y Lérida, aprovecharon estos procedimientos góticos y prolongaron sus experiencias. A mediados del siglo XIII llega a Cataluña una nueva ola de la arquitectura gótica con las construcciones franciscanas y dominicas. Pero es en la iglesia dominica de santa Catalina de Barcelona y en la franciscana de san Francisco en la misma ciudad donde, a mediados de siglo, se elabora el tipo esencial de este arte: una sola y amplia nave con bóvedas de ojivas, y capillas laterales de una parte a otra de la nave, alojadas entre los contrafuertes. Desgraciadamente estas dos iglesias fueron demolidas en el siglo XIX. De finales del siglo XIII subsiste todavía, mal conservada, la iglesia de santo Domingo de Gerona. Entre las iglesias catalanas de tipo nave única, la más importante por sus dimensiones es la de santa María del Pino, en Barcelona, comenzada en 1322. La nave mide 16.5 metros de anchura y está flanqueada por capillas laterales muy altas sobre las que se abren las ventanas superiores, de cuatro lancetas bajo tracería. Se aprecia aquí, mejor que en Saint-Bertrand-de-Comminges, toda la belleza, así como la comodidad de su construcción. El volumen interior único está escondido por los huecos de las capillas y las columnas adosadas al muro que sustentan las bóvedas. Muy iluminadas las ventanas de las capillas, la iglesia conserva, sin embargo, un carácter mural en el sentido de que los huecos no destruyen la continuidad de la envuelta de las paredes. En cuanto a la estructura, los contrafuertes exteriores bastan para equilibrar esta vasta nave. del mismo tipo, pero más pequeña, es la iglesia del monasterio de santa María de Pedralbes, fundado en 1326 a las puertas de Barcelona. En ella se acentúa más todavía el carácter mural, sobre todo, en el ábside, sin capillas, con un 59
piso de rosetones que abren bajo las ventanas superiores. La catedral gótica de Barcelona fue comenzada en 1298; en 1317, bajo la dirección del arquitecto mallorquín Jaume Fabre, quedaron terminadas las primeras capillas del deambulatorio; pero la total conclusión de este inmenso edificio requirió todavía mucho tiempo; a mediados del siglo XV aún se trabajaba en la nave y en el claustro; la torre del crucero no fue construida sino en el siglo XIX. En planta, el coro de la iglesia se parece bastante al de la catedral de Gerona, y al de la catedral de Narbona; puede decirse que esta planta, con capillas poligonales que abren al deambulatorio y a las crujías rectas de las naves laterales, es una plata de origen francés, que sigue los modelos septentrionales. Pero la idea de incorporar capillas en la estructura del edificio, de modo que los muros de separación entre ellas sirvieran de contrafuertes interiores, está explotada aquí con toda lógica. En el alzado, los catalanes abandonaron el esquema francés, tal y como se presentaba en Narbona. En la catedral de Barcelona se elevan hasta tal altura los arcos que, por decirlo así, no queda sitio para las ventanas superiores, que están reducidas a la forma de un hueco circular sobre el triforio, muy elevado. En la composición de las masas exteriores, los tres niveles están claramente afirmados; interiormente, pese a los potentes pilares, el efecto es de un gran espacio único sostenido en su centro por apoyos altísimos. La estructura de la nave es un tanto diferente; cuatro inmensas bóvedas de planta cuadrada, flanqueadas de naves laterales tan altas como las del coro, pero las capillas laterales, a dos por crujías, están coronadas por grandes tribunas; sus bóvedas están a la misma altura que las de las naves laterales. En resumen, una obra maestra de virtuosismo técnico al servicio de una concepción del espacio, y muy original, esta catedral parece combinar los efectos de las iglesias-sala germánicas, de las iglesias clásicas francesas, y en cierto modo, de las iglesias con nave única, catalanas y meridionales, con limites bien definidos por las paredes continuas. Todas estas observaciones sirven también para la catedral de Gerona, cuyo coro fue construido sobre planta similar. El alzado es sensiblemente distinto, ya que los grandes arcos, si bien muy esbeltos, dejan sitio suficiente bajo las bóvedas para las ventanas superiores y aun para el triforio calado. No obstante el deambulatorio dispone de iluminación directa por encima de las entradas de las capillas. En la distribución de los huecos y en las proporciones generales hay aquí menos audacia que en la catedral de Barcelona. El efecto de conjunto quedó totalmente alterado cuando se construyó la nave, una de las obras más asombrosas de la arquitectura medieval. En 1416, el obispo de 60
Gerona, Dalmau, llamó a consultas a doce arquitectos, para decidir la terminación de la catedral, de la que solo se había construido el santuario; se conservan las actas de este informe técnico, comparable en cierto modo al de la catedral de Milán. Finalmente, Guillaume Boffy, arquitecto de la obra, fue autorizado a elevar, delante del santuario de tres naves, una nave sin laterales, de 23 metros de anchura y 34 de altura. Comprende, entre los sólidos contrafuertes que sustentan la gran bóveda, capillas laterales, dos por crujías, a cada lado; estas capillas son relativamente bajas, lo que permitió continuar el alzado del coro con ventanas superiores y un triforio que, sin embargo, en la nave no está calado. La conexión entre las dos partes del monumento se resolvió con un gran muro perforado por tres rosetones, ya que la nave es bastante más alta que el coro del siglo XIV. De este modo, resultan aquí combinados los dos tipos esenciales de la arquitectura catalana; y del modo más espectacular y original. Pero las obras más representativas de la arquitectura catalana son, sin embargo, la catedral de Palma de Mallorca y Santa María del Mar de Barcelona. La iglesia de Santa María, comenzada en 1328, fue terminada en 1383, salvo los anexos. Es de una unidad de concepción y realización admirable. Sin transepto, se alinean en ella cuatro grandes crujías y el santuario; tiene nueve capillas radiales, y cada división de la nave lateral da paso a tres capillas laterales. El sistema constructivo es análogo al del coro de la catedral; salvo en el hemiciclo del ábside, la nave central no se ilumina sino mediante rosetones situados bajo las bóvedas; las naves laterales, mediante ventanas plenamente desarrolladas, pero que dejan en todo su valor la continuidad mural; las capillas, dispuestas entre los contrafuertes, quedan englobadas exteriormente por un muro continuo, y los contrafuertes que las separan resultan totalmente comprendidos en el interior del volumen de la iglesia; los muros de estribo bastan para asegurar la estabilidad de la alta bóveda. Se trata sin duda, de la obra más pura y más coherente de este estilo. La catedral de Palma, comenzada a principios del siglo XIV, tal vez en 1300, estaba en construcción en 1306, y su ábside quedó terminado en 1327. Continuaron las obras sobre plantas modificadas y gigantescas a partir de mediados de siglo; su construcción fue laboriosa y no quedó terminada hasta el siglo XVII. El coro, sin deambulatorio, con ábside plano bastante más bajo que la nave, corresponde a las primeras plantas. La nave, de 44 metros de altura es de proporciones muy distintas; no tiene triforio, y solamente huecos muy altos y estrechos. Las naves laterales, de 33 metros de altura, tiene sus propias ventanas, del mismo tipo; las capillas laterales, dispuestas entre los contrafuertes, están peor 61
iluminadas en razón del bosque de contrafuertes que rodea el edificio. Así como la masa exterior de Santa María del Mar es sobria y clara, en Palma se multiplican los apoyos exteriores, arbotantes, estribos y contrafuertes. Pero hemos de reconocer que la impresión producida por el altísimo interior, determinado por los delgados pilares octogonales, responde a cierta definición de la arquitectura gótica. Por otro lado, debemos señalar la importancia de ciertas partes anexas a las iglesias españolas del siglo XIV, especialmente de los claustros. En ningún otro país los hay tan abundantes, variados y fastuosos. Todas las grandes catedrales tenían amplios claustros y muchos se conservan: Burgos, León, Oviedo, Pamplona; el de la catedral de Barcelona, si bien no quedó terminado hasta el siglo XV, responde con exactitud al estilo de la gran iglesia.
El gótico español en los siglos XV y XVI
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a actividad constructiva fue inmensa en España, y no se debilitó durante los siglos de la formación y desarrollo de la arquitectura gótica. Los últimos años de la Edad Media no fueron menos prósperos; si los conflictos internos, muy numerosos, enfrentan a los príncipes con la nobleza, o bien entre si, España progresa hacia su unidad, lograda bajo los Reyes Católicos con el matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla en 1469 y su ascensión al poder; en 1492 es conquistado el reino musulmán de Granada; en 1512 queda incorporado el reino de Navarra. Gracias a sus posesiones en Sicilia e Italia meridional, gracias al descubrimiento de América, pronto llegará España a convertirse en la principal potencia europea. También las fundaciones religiosas o profanas, frecuentemente muy fastuosas, son numerosas en la Península Ibérica, que en muchos aspectos se mantiene fiel al gótico durante largo tiempo. La catedral de Pamplona fue comenzada después de 1392 y terminada hacia 1500, ofrece una planta de ábside bastante original, poligonal y sin capilla axial; salvo en la crujía del hemiciclo del ábside, cubierta por una bóveda en estrella; el alzado es de gran sencillez, con grandes superficies murales que se interponen entre las ventanas superiores, y con arcos bastante bajos en la comunicación con las naves laterales. Este edificio queda eclipsado por la catedral de Sevilla, la más grande de las iglesias medievales en cuanto a extensión de la planta. Desde la Reconquista, la catedral estaba instalada en una gran mezquita; en 1401 se decidió poner fin a esta situación, conservando de la mezquita solamente la torre de la Giralda. Se conoce muy bien la sucesión de los 62
trabajos y los nombres de los arquitectos: Pedro García, Ysambert, Carlín, Juan Norman, Pedro de Toledo, etc. En 1494 no se había terminado la obra del coro; la consagración tuvo lugar en 1519; para la decoración fueron llamados numerosos escultores, pintores de vidrieras, etc., de diverso origen: españoles, franceses, flamencos, alemanes. Puede decirse que es un edificio exótico, tanto por la diversidad de las aportaciones del exterior como por la presencia de un spiritus loci (espíritu del lugar) determinado por las tradiciones hispano-árabes. En planta, la alta nave principal, cruzada por un transepto, está franqueada por dos naves laterales a cada lado y una serie de capillas laterales entre contrafuertes, a las que se unen numerosos anexos, pórticos, sacristías, etc.; los unos, construidos al mismo tiempo que la iglesia, y otros añadidos más tarde. El alzado principal comprende los arcos, muy altos, sustentados por macizos pilares de sección circular con columnas adosadas; una galería sobre los arcos, cuya balaustrada es de un calado de tracería flamígeras muy ricas, corre bajo las ventanas superiores, de cuatro lancetas bajo tracería. Esta galería hace de triforio, en cierto modo, ya que comunica, en cada crujía, con un pasadizo exterior. Las bóvedas, sobre simple crucería de ojivas, se complican en el crucero del transepto y en las crujías inmediatas con tracería de nervios, numerosos y muy complejos. Esta parte del abovedado fue realizada a principios del siglo XVI por al arquitecto Juan Gil de Hontañón; es una especie de obra maestra del flamígero; grandes rosetones de tracería escupida que cubren los elementos de bóveda y los nervios. La estructura, bien visible desde el exterior, utiliza poderosos arbotantes, poco inclinados, que apoyan los muros de la nave principal, y otros más cortos que sustentan los muros de las naves laterales; un verdadero bosque de pináculos corona este sistema de sustentación. Sin embargo, la de Sevilla no es la ultima de las catedrales góticas españolas. La de Astorga fue comenzada en 1471; en 1559 todavía se trabajaba en ella; esquema tradicional de nave con colaterales altas, estructura con arbotantes, y empleo sistemático de bóvedas estrelladas; el ábside es notable por su abundante decoración. La nueva catedral de Salamanca fue comenzada en 1513 bajo la dirección de Juan Gil de Hontañón; aparte de dos cúpulas clásicas de la fachada y la del crucero, es una obra de concepción y ejecución gótica. La gran altura del edificio, con naves laterales anchas y elevadas, confiere al interior un efecto de grandiosa amplitud, pero también de armonía de las proporciones y de riqueza en el decorado; el escalonamiento de los volúmenes exteriores, no cede en nada a las cualidades nacionales de los siglos precedentes. 63
La catedral de Segovia no fue comenzada hasta 1525 por el mismo arquitecto Juan Gil de Hontañón, quien murió al poco tiempo, y no quedo terminada hasta 1617, en plena eclosión del estilo flamígero; por su concepción y estructura, con grandes arcos y galerías bajo las ventana superiores es parecida a la de Salamanca. La primera piedra del coro fue colocada en 1562, el mismo año en que comenzaba la construcción de El Escorial; si bien la estructura se mantiene dentro del gótico, puede apreciarse, en el trazado de las ventanas, el empleo de arcos de medio punto y el abandono de tracerías flamígera. En España, esta fase se ha denominado con frecuencia estilo isabelino, al relacionarla con el reinado de los Reyes Católicos, especialmente de Isabel de Castilla, la cual sobrevivió durante mucho más tiempo a Fernando. Durante el siglo XVI no se produce un gran cambio estético en España, como tampoco en Francia, Flandes o Alemania. Cada vez en mayor medida se introducen formas particulares del Renacimiento italiano, como las pilastras con grutescos, el capitel corintio y la iconografía humanística. La estructura de los edificios religiosos y las proporciones de su volumen interior o exterior continúan siendo tributarias de la Edad Media.
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Pintura gótica
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a pintura gótica implica un gran cambio respecto a la románica, debido en gran parte a la peculiar estructura del templo gótico, el cual presenta escasos espacios para ser pintados de forma mural. La pintura gótica se desarrolló en la primera época sobre todo en vidrieras y en códices miniados, pero donde alcanzó mayor importancia y esplendor fue en la pintura en tabla y más concretamente con los retablos. La pintura en la Baja Edad Media debía cumplir tres objetivos fundamentales; adornar el edificio, evocar los acontecimientos más destacados y desempeñar una labor pedagógica. los dos primeros están claros, sin embargo, el tercero tenía como fin enseñar en los muros y vidrieras a los que no eran capaces de leer en los libros, en resumen era "la literatura de los laicos o la literatura de los incultos" . En la época del románico las artes habían estado al servicio, principalmente, de las comunidades religiosas, pero con la llegada del gótico, del avance del Císter y el patrocinio individual de las artes hizo su aparición el coleccionismo. La mayoría de los artistas trabajaban por encargo teniendo varios niveles de maestría. Los artistas de la realeza o cortesanos eran los más importantes, pero no había que olvidar a los artistas de la burguesía, que a partir de un determinado momento serán los que alcancen mayor protagonismo. El pintor era poco estimado en un primer momento y era considerado uno más de la cuadrilla del maestro constructor. Durante los siglos XIII y XIV era frecuente que los pintores fuesen también escultores, pero en el siglo XV se hizo ya patente su especialización. Al contrario que en el románico los pintores y artesanos se establecieron en las ciudades donde demandaban sus servicios. El pintor en un principio no era libre de realizar un trabajo determinado sino que solo era un reproductor de unos modelos determinados asignados por el comitente de la obra. No sería hasta muy avanzada la época gótica cuando el pintor fue libre de realizar sus propias obras. Los artistas empezaron a agruparse en cofradías y gremios, por ejemplo los pintores florentinos del comienzo del siglo XIV estaban agrupados con los médicos, botánicos y comerciantes de especies. Más tarde se agruparon bajo el patrocinio de san Lucas, ante la creencia de que había sido pintor. El artista se formaba en los talleres, donde el maestro les enseñaba las técnica para 65
que posteriormente le ayudarse en el proceso de ejecución de la obra. De aquí salían obras para una clientela privada cada vez más importante; no solo para príncipes, obispos o miembros de familias nobiliarias sino también para miembros de la burguesía e incluso para las propias cofradías y gremios que encargaban obras de pintura o escultura para decorar las capillas de las iglesias y catedrales que subvencionaban. Iconográficamente la pintura gótica hizo algunos cambios y aportaciones importantes, como por ejemplo la de humanizar la religión. A Jesús se le empezó a representar no como figura que preside el Juicio Final, entre nubes y ángeles, sino con los pies en los suelos, como hombre. Los temas preferidos de los teólogos en esta etapa fueron el Árbol de Jessé, la Anunciación, la Natividad o la Última Cena. En cuanto a la iconografía mariana, la Virgen deja de ser el Trono de Dios y pasa a ser Madre; muchas de las catedrales de Europa están bajo la advocación de María. Con relación a los santos se solían representar su vida, martirio y muerte, así como los milagros que se les atribuían, para que de esa forma sirviesen de modelo a los fieles. Estas narraciones se solían tomar de los relatos hagiográficos tomados en su mayoría de la Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine. Para el hombre medieval, la figura de los santos era algo muy importante ya que eran sus valedores contra el trabajo, las enfermedades y otros males. Los más representados llegaron a distinguirse por su fisonomía y sobre todo por unos atributos que los hacia inmediatamente reconocibles. La iconografía de carácter militar se representó mas bien dentro de la pintura mural con grande escenas de caballería. También fueron representadas escenas de la muerte, que a medida que transcurría el tiempo se fueron haciendo más macabras. En la pintura de esta etapa gótica se realizaron grandes avances en dos géneros. El primero fue el retrato que llego a su auge en el siglo XV; por lo general eran retratos de personajes religiosos y donantes. El segundo es el paisaje, siempre como fondo y muy lejos de su autonomía como genero pictórico. Con la llegada de la arquitectura gótica las técnicas de construcción variaron considerablemente; se pasó de los muros anchos y poco iluminados a todo lo contrario. Una característica que tiene el gótico es su luminosidad por la gran cantidad de vanos que tiene; por ellos pasa la luz y a esa luz había que darle color. Las vidrieras, que ya se habían utilizado, aunque en escala mucho menor en la época románica, fueron la primera aportación pictórica del gótico, de hecho, el estilo de las vidrieras influyó en gran medida en las primeras miniaturas, marcando algunos de los rasgos estilisticos del llamado «gótico lineal». A medida que la pintura mural iba decayendo proliferó en esta 66
época el despegue de la pintura sobre tabla y más concretamente el retablo. En el se representaban a los santos en el centro con escenas de su vida en los laterales o en la predela. Para tener una mejor visión de la pintura gótica es necesario hacer una clasificación cronológica, por estilos y por países que nos facilite su estudio. El primer periodo es el denominado gótico lineal (1200-1330) cuyos orígenes están en Francia. En torno al año 1200 surge una corriente bizantina caracterizada por tener un dibujo sinuoso y dinámico al que se le llamó estilo 1200. A medida que transcurre el siglo XIII la miniatura va adquiriendo mayor importancia. Los scriptoria monásticos dejan de ser los principales centros emisores, y son sustituidos por talleres ubicados en las ciudades. Con la aparición de las universidades la demanda de libros fue mayor, siendo París el principal centro de distribución de manuscritos; también influyó mucho la venta privada de libros como salterios, libros de horas y Biblias moralizadas. El segundo periodo se conoce como estilo italo-gótico (1300-1400), surge en las ciudades italiana durante la primera mitad del siglo XIV. Sus orígenes hay que buscarlos en una tradición bizantina que se mantuvo en Italia a lo largo del siglo XIII, coincidiendo con el gótico lineal en Europa. El tercer periodo es el llamado estilo Internacional (1350-1440) que partiendo de la difusión de la pintura del Trecento en Aviñón, será el estilo dominante en las principales cortes Europeas. El cuarto y último periodo de la pintura gótica se conoce como etapa flamenca. Es la pintura que se lleva a cabo en las ciudades de los Países Bajos, fundamentalmente en Flandes, durante el siglo XV. Una característica de esta pintura es el realismo, el detalle y la minuciosidad de sus obras, teniendo importantes repercusiones en la pintura hispanoflamenca.
El estilo 1200 o lineal Francia:
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on la llegada del gótico, los gruesos muros de los edificios del románico son sustituidos por grandes ventanales, surgiendo así el paulatino interés por la vidriera, que llegará a ser un elemento primordial en la arquitectura gótica cuya misión principal era la de iluminar y cerrar el edificio. Dicho cerramiento de cristal desplazará a la pintura mural que tanta importancia tuvo en la época románica. En el 67
periodo gótico, las dimensiones de los paramentos se van a reducir tanto que los pintores no dispondrán prácticamente de espacios donde desarrollar su arte, limitándose a lugares capiteles, intradós de los arcos, etc. Como ejemplos de la pintura mural podemos destacar la obra que Jean Coste hizo a Juan el Bueno en su castillo de Vaudrevil con escenas de la vida de Cesar. También podemos destacar el calendario de la capilla de Pritz que se halla en el intradós del arco triunfal. La miniatura :
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urante el periodo románico la miniatura francesa había sido monopolio de los monjes, pero a partir del siglo XIII su elaboración se concentra en las ciudades, sobre todo en centros urbanos de carácter universitario. Francia no tiene una tradición importante a lo que a miniatura se refiere, es preciso buscar otras influencias como la inglesa, ya que en muchos casos se llegan a confundir las obras de ambos países. Uno de los trabajos más importantes de la miniatura de este país es el Salterio de Ingerburg, mujer esta repudiada al día siguiente de su boda por su esposo el rey Felipe Augusto; también es destacable el Salterio de Blanca de Castilla con analogías con el anterior en el estilo y en los fondos dorados. A mediados del siglo XIII se produce un cambio en el arte de la miniatura. Los iluminadores introducen nuevos ornamentos arquitectónicos debido como es lógico al auge del estilo gótico: gabletes, pináculos, rosetones y temas sacados de las vidrieras. La obra más representativa es el salterio de san Luis y consta de setenta miniaturas que ilustran escenas bíblicas agrupadas en ciclos iconográficos veterotestamentarios. Pero la obra más famosa de la miniatura francesa es la llamada Biblia del cardenal Maciejowsky, con gran numero de ilustraciones pero con más de un ilustrador. También podemos destacar el álbum de Villard de Honnecourt, en el que se recogen anotaciones y dibujos qué tomó en sus viajes y es indispensable para el conocimiento del sistema de trabajo de la época medieval. Entre los miniaturistas de finales del siglo XIII podemos hablar del Maestro Honoré que fue jefe de taller en el reinado de Felipe el Hermoso y que con él la miniatura pronto dejará de ser una imitación de la vidriera, modificando los colores y destacando más los personajes sobre los fondos ornamentados. De su taller salieron obras como el Breviario de Felipe el Hermoso y Decretos de Graciano. Honoré tuvo varios discípulos, uno de ellos fue Jean Pucelle, quien marcará con su estilo la 68
evolución del siglo XIV. Entre sus obras destacan la Biblia de Billyng, el Breviario de Belleville y el Libro de Horas de Evreux. La vidriera :
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partir de 1200 París se va a convertir en el centro cultural de Europa. Con la aparición de la nueva arquitectura, surge la vidriera, convirtiéndose en uno de los logros más importantes del gótico lineal. A mediados del siglo XII empiezan a surgir los grandes ciclos iconográficos de las vidrieras, cuyo efecto lumínico transforma el interior de las catedrales góticas. Por regla general, las zonas altas de los templos se reservan para las figuras de gran tamaño; las ventanas de las naves laterales y de la girola se destinan al Antiguo y Nuevo Testamento o leyendas hagiográficas (relacionadas con los santos); y en el centro de los rosetones de las tres fachadas es ocupado, indistintamente, por Cristo o la Virgen con el Niño. Para el conocimiento de su técnica una de las fuentes principales son los escritos del monje Teófilo en su tratado Schedula diversarum artium realizado hacia el año 1100, recoge el proceso de elaboración de la vidriera, cuyas fases de fabricación son las siguientes: boceto, cartón, coloración, corte, pintura, cocción, emplomado y colocación. Boceto: Es el primer paso que hay que dar y consiste en hacer un dibujo a escala muy reducida de la forma de la vidriera con una representación, lo más precisa posible, de los personajes, decoración, colores y emplazamiento de la armadura que ha de sostener los paneles que forman la vidriera. Cartón: En este proceso, el artista agranda el modelo al tamaño definitivo, panel por panel,, junto con todos los detalles del trazado de los plomos, figuras y ornamentación. Todo cambio de color implica un plomo de separación y cada tonalidad se indica con una letra. En tiempos de Teófilo se servían de una tabla de madera, blanqueada con yeso, sobre la que se trazaban todas las líneas necesarias con un grafito y con pintura roja o negra. A partir del siglo XV se hace sobre cartón, pergamino, tela o papel. Coloración: Es la fase en la que se escogen las laminas de vidrios, a partir de las indicaciones de colores transportadas sobre el cartón. Corte: El vidrio escogido se pone sobre el patrón y es cortado con hierro candente, humedeciendo la hendidura para facilitar el corte. Las irregularidades se corrigen posteriormente con la ayuda de una pieza llamada «grujidor». Desde finales del siglo XV el uso del diamante simplifico esta operación. 69
Pintura: Aquí es donde se ve la maestría del artista, no solo importa la calidad técnica sino que también es importante la cantidad de pintura empleada ya que una sobrecarga oscurecería el vidrio. Cocción: Para fijar la pintura es preciso someter las piezas pintadas a una temperatura de 500 a 600 grados que le permiten mezclarse bien con el vidrio. Emplomado: Terminada la cocción, las piezas frías se disponen para ser ensambladas y formar los paneles, estos se insertan en varillas de plomo y que tienen forma de "H". Colocación: Finalmente los paneles se colocan en el armazón, compuesto de barras de hierro en forma de "T". Como ejemplo representativo podemos destacar el conjunto de vidrieras del Palacio Real de París (Sainte-Chapelle). Construida y vidriada entre 1243 y1248, es el edificio que mejor muestra la reducción del muro en beneficio de las vidrieras, en las que se plasma un extenso programa iconográfico que va desde la Creación hasta el Juicio Final y que a la vez presenta uno de los ciclos más completos del Antiguo Testamento. A principios del siglo XIV, la nueva calidad del vidrio transforma completamente el efecto producid en la vidriera por el paso de la luz. Pasa de ser de translúcido y opaco a transparente, permitiendo así que mejore el paso de la luz a través de él. También, con el descubrimiento del amarillo plata se introdujo una mejora considerable en la obtención de una gama más amplia de colores.
Inglaterra
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espués de la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador en 1066 se estrechan los lazos de unión con Francia, produciéndose un cambio en las costumbres, y sobre todo en el arte. Por ello se llega a confundir a veces las creaciones artísticas de ambos países en lo referente a la miniatura de principios del siglo XIII. La miniatura :
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n el siglo XII, el lugar reservado para la confección de libros ilustrados fueron los monasterios, destacando entre ellos los benedictinos. Ya en el siglo XIII se empezaron a realizar libros de gran formato cuyos textos comentados servían de soporte a la ilustración. Los libros más populares eran los Salterios y los Libros de Horas que eran utilizados por laicos y religiosos para sus rezos. Había tres centros importantes de producción de libros, según los temas tratados. En el 70
taller de Oxford se realizaban los libros de temas universitarios, en el de Saint Albans los monásticos y en el de Londres se dirigía a la clientela de la corte. Una de las figuras más representativas de la miniatura inglesa es Matthew París, monje benedictino, cronista de la abadía de Saint Albans y consejero del rey, ingresó en el año 1217 y allí falleció en 1259. Su obra maestra es la Chronica Maiora, la cual abarca desde los tiempos precristianos hasta mediados del siglo XIII. Así mismo destacó en la realización de mapas y se supone que fue el primero en realizar un armorial o relación de escudos de armas. Viajó por los países del norte de Europa, reformó a petición de Inocencio IV la abadía noruega de san Bemet Holm y tuvo contactos frecuentes con Enrique III de Inglaterra y cabe suponer con heraldos y gentes influyentes de la corte inglesa de aquella época. Durante el siglo XIV se ponen de moda los Salterios por lo que trajo consigo una época floreciente para los talleres que los realizaban. Entre los más importantes esta el Salterio de Robert de Liste, que se compone de veintitrés miniaturas grandes que desarrollan un ciclo narrativo de la vida de Cristo. La segunda década del siglo XIV estuvo marcada por la aparición de una corriente artística muy influyente denominado Estilo reina Mary. Encabezado por el Maestro del Salterio, se otorga a un grupo de unos veinte libros. La obra más representativa y de la que recibe el apelativo de esta corriente artística, es el Salterio de de la reina Mary. Se compone de setenta hojas con 223 dibujos con episodios del Antiguo Testamento, iniciales historiadas e innumerables imágenes que aparecen en los margenes inferiores. Pintura mural y sobre tabla :
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unque fue grande la importancia que alcanzó la pintura, tanto mural como sobre tabla, durante los siglos XIII y XIV, son escasos los ejemplos que nos han llegado de ella. Uno de los impulsores del arte en el siglo XIII es Enrique III, quien contrata a artistas italianos y franceses para trabajar junto a los ingleses en Westminster. La pintura mural era la forma más habitual de decoración de interiores, pero la mayoría de ellas no nos ha llegado a nosotros. Las pinturas murales góticas inglesas representan las tendencias generales de la época y en cuanto a su temática, siempre responden a los deseos de las personas o al lugar al que se destinan. Entre las obras murales destacan las de la capilla del Santo Sepulcro 71
en la catedral de Wincherter y la cámara real del palacio de Westminster; en cuanto a las obras pictóricas sobre tabla, el retablo de Westminster es el único, dentro del estilo cortesano, datado en el siglo XIII. El siglo XIV fue un periodo de esplendor para la pintura sobre tabla. Se conservan obras importantes como el retablo de la Crucifixión situado en la iglesia de Thornham en Suffolk y el retablo de la Virgen en el museo de Cluny en París.
España
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ado el profundo arraigo que el románico había tenido en España no es de extrañar que la pintura gótica no empezase a aparecer hasta mediados del siglo XIII. El gran promotor de la cultura y las artes pictóricas fue el rey Alfonso X el Sabio. Bajo su dirección y contando con un gran numero de miniaturistas, copistas y traductores elaboró una gran cantidad de libros, entre ellos destacan la Grande y general storia, el Lapidario, el Libro del saber de astronomía y el Libro de los juegos. Con respecto al resto de Europa que gustaban de hacer lujosos Salterios y Libros de Horas en la corte de Alfonso X no se iluminó nunca obras de carácter religioso o litúrgico centrándose mas bien en libros de historia y de entretenimiento. Era tal el cariño que tenia a sus libros que redactó una cláusula por la cual legaba sus códices a la iglesia que acogiese su cuerpo. Aunque se ha dicho antes que nunca se iluminó libro alguno de carácter religioso resulta paradójico que su obra maestra halla sido las Cántigas de Santa María; esto fue debido a la gran devoción que tenía a la Virgen María y de ahí el gran numero de catedrales españolas que tienen su advocación. Compuesto por 420 himnos en los que está presente la figura del rey, unas veces como autor y otras como inspirador. Las Cantigas, finalizadas en 1279, fueron escritas en dialecto gallego-portugués para ser cantadas y contienen, además de poesía y música, también pintura, ya que cientos de miniaturas acompañan a los manuscritos y relatan visualmente los acontecimientos. Todas las escenas van encuadradas por una orla, en los ángulos de cada recuadro, los escudos de Castilla y León y en las primeras líneas el águila de la Casa de Suabia. No falta entre los libros de Alfonso X una obra dedicada a los entretenimientos, el rey realizó libros con esta temática para que los homes puedan descansar de las cuitas e los trabaios; por eso se hace el Libro de ajedrez, de los dados y de las tablas, más conocido como Libro de los juegos y que fue acabado en Sevilla en el año 1283. Algunas de las 72
miniaturas están encuadradas en marcos de colores con imágenes de castillos y leones y otras lo están con estructuras arquitectónicas, tanto árabes como cristianas. Este libro es de un valor incalculable ya que sus miniaturas logran una ambientación de primera mano para el conocimiento de usos, costumbres, indumentarias y objetos de la época. Asimismo se representan los habitantes de la España medieval, tanto árabes, judíos como cristianos. En el se explica como ha de hacerse el tablero, el numero de sus casillas, como han de ser las piezas o «trabeios» y sus movimientos. A continuación está el Libro de los dados, en el se describe detalladamente como deben confeccionarse los dados para que caigan indistintamente de un lado como de otro. Las primeras miniaturas están dedicadas al rey, como en el anterior libro de ajedrez. Por último hablaremos del Libro de las tablas; las tablas se definen no como un juego de fortuna, sino como un juego en el que también interviene la inteligencia. Otro libro interesante es el Lapidario, en el se estudian las piedras preciosas y sus propiedades y la época más apropiada para su extracción. La miniatura en España solo tuvo aceptación durante el reinado de Alfonso X ya que ni antes ni después de su reinado apenas causo interés. Mientras que en Castilla y León el máximo exponente fue la ilustración de libros en Cataluña será la pintura sobre tabla la que ocupe un lugar destacado. A este primer periodo pertenecen una serie de pinturas interesantes como el frontal de Santa María de Aviá y el de Soriguerola. Durante la primera mitad del siglo XIV la pintura lineal tiene un gran desarrollo en España, en Castilla dentro del capitulo de la pintura mural hay que destacar la de carácter funerario, como ejemplo podemos citar la capilla de san Martín de la catedral vieja de Salamanca obra de Antón Sánchez. El gótico lineal que tanta trascendencia tuvo en Castilla y León, llegó a Aragón relativamente pronto siendo sus obras murales más representativas las de la iglesia de san Miguel de Foces en Hueca y la iglesia de san Miguel de Daroca en Zaragoza. Uno de los pintores más importantes de esta época es Juan Oliver quien en 1330 realiza la decoración mural para el refectorio de la catedral de Pamplona con un ciclo de la pasión. Oliver se muestra como un perfecto conocedor del arte ingles contemporáneo, sobre todo de la miniatura y de las últimas novedades en la aplicación del color. Durante su estancia en Navarra crea una escuela de pintores, entre los que destaca como continuador de su estilo el maestro Roque de Artajona, cuya obra más representativa es una pintura realizada en la iglesia de san Saturnino de Cerco de Artajona; relata una leyenda según la cual el 73
pueblo francés pide a Carlomagno que permita devolver el cuerpo de san Saturnino enterrado en la Abadía de Saint-Denis, a la ciudad de Toulouse. En Cataluña se encuentra uno de los pocos ejemplos de temática civil que se conservan y se encuentra en el refectorio de Peregrinos de la catedral vieja de Lerida (Pía Almoina) cuyas escenas reproducen peregrinos y enfermos, hombres y mujeres, que comparten la comida sin distinción de edades o clase social. A partir de mediados del siglo XIV se va a producir la difusión de las corrientes italianas por Cataluña, impulsado por la obra de Ferrer Bassa el cual introduciría el estilo italiano de manera que los maestros instruidos se verán influenciados por la nueva moda.
El estilo Italo-Gótico El Duecento
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oincidiendo con el desarrollo del estilo 1200 en Francia, Inglaterra y España, surge en Italia la pintura del Duecento (siglo XIII) cuya característica fundamental será la presencia de la pintura bizantina con un modelo a la "maniera graeca", reproduciendo sus características a través de unos trazos firmes pero amable. Durante este periodo los focos artísticos más importantes son Roma, Siena y Florencia. Pietro Cavallini es uno de los más famosos pintores de este periodo. A él se debe el conjunto de mosaicos de la vida de la Virgen de la iglesia de santa María in Trastevere de Roma y también el Juicio Final en santa Cecilia in Trastevere en Roma. La mayor novedad iconográfica sería la de los Cristos Triunfantes (toscanos), de tradición bizantina; se representaba moribundo con la cabeza inclinada, el rostro mostrando rasgos de dolor y el cuerpo doblado, representando en los extremos de los brazos a la Virgen y a san Juan y en la parte superior al Salvador. El pintor Giunta Pisano impulsó la temática de estos crucifijos manifestando un profundo influjo del expresionismo bizantino. Pintó en la iglesia superior de Asís, en especial una Crucifixión datada en 1236, con una figura del Padre Elías, el general de los Franciscanos, abrazado al pie de la cruz. Estos frescos de estilo bizantino se hicieron probablemente en colaboración con artistas griegos. Su técnica consistía en pintar sobre tela estirada sobre madera, y preparada con yeso. En Florencia nace en el año 1240 otro pintor de suma importancia en este siglo y fue Juan Cenní di Peppo, más conocido como Cimabue. 74
Educado en Roma, más plástico que Cavanilli fue llamado a Asís en compañía de otros pintores de la misma escuela para decorar el transepto y el ábside de la basílica superior de san Francisco de Asís. El estudio de la preparación negruzca que utilizaba para sus pinturas a dado pie a la autoría de otras pinturas que se pensaban que no eran suyas. Después de haber trabajado en Roma y en Asia regresó a Florencia donde pintó la capilla de san Miguel, en la iglesia de la santa Croce. Entre las leyendas más repetidas está la que dice que fue el descubridor del talento artístico de Giotto, el pintor más famoso del Trecento, cuando este pintaba las ovejas de su rebaño valiéndose de una piedra afilada. Murió también en Florencia en el año 1302. El trecento
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l trecento se caracteriza por dotar a sus obras con mayor sensibilidad y realismo junto a otras invenciones técnicas. Existen dos grandes centros: Florencia y Giotto como fundador de la escuela florentina, quien dejará de lado el influjo de Bizancio y su «maiera graeca» y Siena cuyo artista más representativo es Simone Martini, uno de los impulsores del gótico internacional. Giotto di Bondone nació en Colle de Vespignano hacia 1267. Es el artista más representativo del Trecento y de la escuela florentina, fue impulsor de la pintura gótica y el primero en abandonar las tradiciones bizantinas e introductor de nuevas iconografías religiosas. Fue discípulo de Cimabue y con él colaboró en la iglesia superior de la basílica de Asís; aquí es donde cobró gran fama ya que fue el artífice del ciclo pictórico constituido por veintiocho episodios de la leyenda de san Buenaventura. Entre 1302 y 1305 trabaja en Padua, donde pinta el fresco de la capilla de la Arena para Enrico Serovegni; consta de treinta y ocho episodios evangélicos. Años después trabaja en Florencia en la decoración de dos capillas, una es la de Peruzzi donde narra historias de san Juan Bautista y san Juan Evangelista y la otra es la de Bardi con temas de san Francisco de Asís, mostrando ya aquí elementos elementos de la arquitectura gótica. Tras la muerte de Giotto el 8 de enero de 1337, su estilo fue repetido por sus seguidores que demasiado fieles, no introdujeron novedades notables salvo una leve inclinación por la pintura sienesa. Duccio di Buoninsegna nació en Siena en 1255 siendo el pintor más famoso de la escuela de dicho lugar. Su obra más representativa es el conjunto de la Majestad de la Virgen de la catedral de Siena, encargada en 1308 y terminada en 1311. En la parte posterior pintó veintiséis 75
escenas de la Pasión en catorce tablas que componen un conjunto iconográfico inspirados en modelos bizantinos. La secuencia de los episodios va de izquierda a derecha y de arriba a abajo en el primer registro, y después en el superior. Simone Martini nace en Siena en 1284. Continuador de la obra de Duccio, llegó a ser la figura más representativa de la escuela de Siena. Una de las primeras obras de que se tiene constancia y sin duda su obra maestra es el fresco de la Majestad, de la sala del Mapamundi del Palacio Público de Siena. En ella se representa a la Virgen con el Niño sentada en el trono, bajo un palio sostenido por ángeles y santos. En primer termino, arrodillados, los cuatro patronos de la ciudad de Siena: Ansano, Savino, Crescencio y Víctor; rodeando a la escena principal, veinte medallones con el busto de Cristo, evangelistas, profetas y doctores de la iglesia. Al comparar esta "Majestad" con la de Duccio, vemos que el sentido religioso de la primera ha sido sustituido por otro laico, e incluso en la disposición de las figuras, Simone las sitúa en posición semicircular en cambio Duccio lo hace disponiendo los personajes en filas superpuestas. Concluida esta obra, Simone marcha de Siena para trabajar en Nápoles y Asís, aquí ejecuta los frescos de la capilla de san Martín, en la iglesia inferior de la basílica de san Francisco y en Nápoles realiza el retablo de san Luis de Tolosa. A finales de 1321 vuelve a Siena para iniciar la restauración del fresco de la Majestad y para pintar frente a este cuadro al capitán Giodoriccio di Flogliano en el asedio del burgo de Montemassi. Otra de sus grandes obras es el tríptico de la Anunciación pintado para el altar de san Ansano de la catedral de Siena. Simone Martini deja Siena en 1336 y se traslada a la curia pontificia de Aviñon donde pinta el retrato de Laura, musa de la obra poética de Petrarca. Aquí trabajó como pintor oficial hasta 1344 año de su muerte. Los hermanos Lorenzetti fueron los continuadores del arte de Duccio y Simone y vinculados a la escuela sienesa. Pietro Lorenzetti es el mayor de los hermanos. Nació en Siena pero no se sabe exactamente el año de su nacimiento pero sus trabajos están fechados a partir de 1320. Su formación debió completarse con Duccio, para proseguir después en el gran taller de la Basílica de san Francisco de Asís, con Giotto y Simone Martini; esto lo llevó a desarrollar un lenguaje figurativo autónomo que sintetizaba el arte sienes con el lenguaje de Giotto. Sus principales influencias fueron Giovanni Pisano y Giotto. Su primera obra conocida es el poliptico de Arezzo, pero su obra maestra es la Historia de la Pasión realizada en la iglesia inferior de Asís. Una particularidad de esta obra es la incorporación de los dos ladrones en el tema de la crucifixión. Otras 76
obra interesantes el sueño de Sobac y los temas de la Virgen con el Niño. Muere en 1348 debido a la Peste Negra. Ambrogio Lorenzetti nació en Siena sobre el año 1290, hermano de Pietro y perteneciente también a la escuela de Siena. Se formo junto a su hermano en el taller de Duccio di Buoninsegna. Comenzó su carrera hacia el año 1319. Su obra sigue la misma línea que la de su hermano en la gama cromática y topológica de personajes, pero difiere de la de él por su carácter popular y por el gusto a representar grandes vistas panorámicas con auténticos paisajes. La obra conocida más antigua que se le conoce es una Madonna con niño de 1219. Posteriormente se trasladó a Florencia donde ingresó en la cofradía de los médicos y especieros (que en esa época correspondía también a los pintores). Su estilo, era poco comprendido, por lo que sus comienzos no fueron muy exitosos. Hasta que recomendado por el propio Simone Martini, pudo trabajar en la corte papal de Aviñon. Cuando volvió a Siena, trabajó en los frescos de la Sala la Paz o Sala de los Nueve del Palacio Publico o ayuntamiento (siglo XIV), en un ciclo narrativo de tema civil y político titulado el Buen y el Mal Gobierno. Muere el mismo año que su hermano, en 1348 probablemente a causa de la Peste Negra.
La escuela de Aviñon
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romovido por el rey de Francia, Felipe el Hermoso, y debido a una mala situación de los Estados Papales y Roma, se establece en Aviñon la sede Pontificia; primero provisionalmente con el Papa de origen francés Clemente V y después ya de forma definitiva con Juan XXII (1326-1334). Con la llegada de los Papas, Aviñon se convierte en un centro cosmopolita y se hace necesario contratar a una serie de artistas que procedentes de otros lugares, acometan los encargos de los nuevos clientes. En principio los trabajos de decoración del Palacio Episcopal se lo encargan a Pierre du Puy, de cuyas pinturas no quedan nada. Debido al auge artístico de esta ciudad, muchos artistas italianos se trasladan aquí; entre ellos se encuentra Simone Martini que llega hacia 1336 acompañado de su mujer y su hermano. Su amistad con Petrarca hizo que pintase un retrato de su amada Laura. Su obra más importante de esta etapa fueron las pinturas de ornamentación del muro sur del pórtico de Notre-Dame-des-Doms, hoy ya desaparecidas. Con la llegada de Clemente VI (1342-1352) dara a la corte papal una fastuosidad sin precedentes. En 1343 el Papa escoge a Matteo Giovannetti di Viterbo, prior de de la iglesia de san Martino de Viterbo para dirigir los trabajos de decoración del palacio de los Papas. Su 77
actuación se centró en la cámara del Ciervo, estancias de las habitaciones del guardarropa del Papa y en la capilla de san Marcial, en ella pinta en los muros y bóvedas episodios de la vida del santo. Para su interpretación iconográfica hay que seguir la secuencia de las escenas por la letra que marca cada cuadro. Decora también la capilla de san Juan, situada bajo la de san Marcial; según una practica habitual a partir del siglo XIII se ilustra con la vida de los dos Juanes, el Bautista y el Evangelista. Aviñon fue uno de los centros más importantes de la pintura europea, cuyos puntos dominantes fueron la estética y la iconografía. La corte Papal difunde las características de la pintura sienesa a través de Aviñon, dando a conocer las innovaciones del Trecento italiano. El periodo glorioso de la escuela de Aviñon termina antes de que acabe el siglo. Fue sede de la Iglesia durante 67 años. Con la muerte de Gregorio XI ocurrió el "Gran Cisma Occidental", durante el cual, hubo un Papa en Aviñon, reconocido por Francia, España, y el Reino de Sicilia, y otro Papa en Roma, reconocido por la mayoría de Italia y otros países. Esta situación duró hasta 1409 cuando se estableció únicamente la sede Papal en Roma.
Escuela española
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n el primer cuarto de siglo XIV llega a España la influencia de las corrientes italianas. Las primeras manifestaciones italogóticas tiene lugar en Baleares. Tras la conquista de Mallorca Por Jaime I se establecen contactos con Italia, sobre todo comerciales, que originan la llegada de artistas a la isla, por lo que la pintura mallorquina es la primera en tener influencia del Trecento y en particular de Duccio, como lo prueba el retablo de la Pasión del convento de santa Clara de Palma. Podemos destacar a dos artistas en esta etapa, uno de ellos es el Maestro de los Privilegios, llamado así por haber ilustrado el Códice de los Privilegios y el otro es Juan Loert cuya obra más conocida es el retablo de santa Eulalia en la catedral de Palma de Mallorca. Poco después el estilo italo-gótico llega a Cataluña ya un poco modificado debido a la unión con el estilo lineal introduciendo innovaciones con características propias. El introductor de esta corriente italiana en Cataluña será el pintor e iluminador Ferrer Bassa. Nació en Cataluña sobre el año 1287, pasó su juventud en Italia por lo que aprendió sus técnicas pictóricas sobre todo del pintor Giotto. De regreso a España dirigió un activo taller en el que también trabajó su hijo Arnau. Pintó para los reyes de Aragón Alfonso IV, fallecido en 1336, y su sucesor Pedro el Ceremonioso. Su obra más 78
destacada son los murales al fresco de la capilla de san Miguel, en el Monasterio de Pedralbes en Barcelona. Se los encargó la abadesa Saportella. La obra consta de veintidós escenas, con dos temas principales: La Pasión de Cristo (Flagelación, Cristo llevando la Cruz, Crucifixión, Descenso de la Cruz y Entierro) y los Gozos de María (Anunciación, Natividad, Glorificación y Coronación de la Virgen). Se añaden al conjunto imágenes de santos: san Juan Bautista, Santiago, santa Eulalia y santa Catalina. También destacó como iluminador de libros y de ello da fe el magnifico Libro de Horas de la reina María de Navarra. Las escenas pintadas en este manuscrito evidencian la influencia sienesa de suavizar el lenguaje plástico impuesto por Giotto, de introducir la musicalidad y la vitalidad del dibujo gótico: las formas más suaves y las composiciones más armónicas. Al Libro de Horas de María de Navarra le corresponde el honor de ser el primero pintado en la Península Ibérica. Fue realizado en 1340, con 704 paginas y 391 miniaturas iluminadas con oro. Pocos años después en 1348 Ferrer Bassa moría de Peste Negra. Ferrer tuvo un hijo, Arnau Bassa, que también fue pintor. Entre 1345 y 1348 colaboró con su padre en diversos trabajos ya que en ciertos contratos se reflejan los dos nombres. Una de sus obras es el retablo de san Marcos de la Seo de Manresa encargado en 1346 por el gremio de los zapateros de Barcelona, que tenían a san Marcos como patrono. Muere un año más tarde que su padre en 1349, a consecuencia también de la Peste Negra. Ramón Destorrents sucede a Ferrer como pintor oficial de Pedro el Ceremonioso haciéndose cargo de obras inacabadas de este como el retablo de la capilla de santa Ana del palacio de la Almudaina de Palma de Mallorca. Otros retablos interesantes el de la Virgen de Tobed y el de san Juan Bautista. Los hermanos Serra (Francesc, Jaume, Pere y Joan) son los pintores más representativos del último tercio del siglo XIV. De origen aragonés se asientan en Barcelona donde comparten un taller en donde unas veces trabajan por separado y otras comparten los encargos. Fueron los mayores difusores de los temas marianos, sobre todo el de la Virgen de la Humildad. Francesc Serra es el hermano mayor al cual se le puede atribuir como obra suya el retablo del monasterio de santa María de Sijena, la obra fue costeada por el comendador del monasterio, fray Fortaner de Glera quien aparece retratado al pie de la Virgen en la tabla central. Con relación Jaume Serra se sabe que realizó el retablo del Santo Sepulcro por encargo de fray Martín de Alpartir. En esta obra sigue la trayectoria 79
de Arnau Bassa mostrando un cromatismo muy similar con sutilezas de colores y perfección del dibujo. También podemos destacar el retablo de san Esteban. Pere Serra es el tercero de los hermanos y del que mayor documentación se tiene. Primeramente trabaja en el taller de su hermano Francesc. Su obra más conocida es el retablo del Espíritu Santo, que hace para la cofradía del mismo nombre en la iglesia de santa María de Manresa. La llegada del Trecento a Castilla se produce más tarde que en otros lugares y es originada por artistas florentinos procedentes de Valencia. El centro más importante se establece en Toledo a finales del siglo XIV. La figura más importante es Gherardo Starnina que llega a Toledo procedente de Valencia en 1395. A él se debe la decoración de la capilla de san Blas de la catedral de Toledo. Posteriormente Starnina regresa en 1404 a Italia y le sucede en la obra el Maestro Rodrigo de Toledo que se pone al frente del taller toledano y prosigue con la decoración de la catedral. Otros trabajos realizados por el Maestro Rodrigo es el retablo de la iglesia primitiva del monasterio de san Benito el Real de Valladolid.
El estilo Internacional
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l estilo Internacional es la continuación del Trecento italiano, se desarrolló en Borgoña, Bohemia y el norte de Italia y abarca prácticamente un siglo, desde mediados del siglo XIV a mediados del XV. Se crea en el centro de Europa, como resultado de la unión entre el gótico lineal y la pintura trecentista italiana. Fue en este periodo cuando los artistas viajaron ampliamente por el continente, creando una estética común entre la realeza y la nobleza y eliminando así el concepto de un arte "extranjero". Los frescos y las tablas pintadas o las miniaturas realizadas por las distintas escuelas, muestran entre sí un gran parecido. Asimismo, las vidrieras, los tapices, los bordados y los esmaltes suelen reflejar el estilo de las pinturas. El rasgo principal de la que se ha llamado estética gótica, es reconocible, en primer lugar, por la estilización a que se someten todas las formas, desde la figura humana y su ropaje, hasta los árboles y las rocas. El origen de este estilo, se halla en la evolución de la sociedad y de la cultura durante la Baja Edad Media, en la superación del feudalismo y en el avance de las ciudades y de la burguesía como clase social emergente.
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Francia
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arlos V, rey de Francia desde 1364 hasta 1380 marcó una profunda transformación en la ilustración de libros reuniendo una enorme colección de manuscritos que constituyen el fondo más antiguo de la Biblioteca Nacional de París. La vida en la corte era muy refinada sobre todo en el entorno del rey por lo que favoreció la llegada de artistas a la capital. Los que viven en la corte del monarca no tienen inconveniente de representar a los personajes tal como son, con sus arrugas o defectos físicos. Durante la Edad Media los tapices se habían utilizado no solo para proteger del frío a los habitantes de los palacios sino también como ornamento. A finales del siglo XIV el arte del tapiz alcanzó en Francia una gran difusión. Un artista significativo fue Nicolás Bataille, pintor e iluminador de libros que realizó hacia 1373 el tapiz de Angers, el cual nos permite conocer a través de sus imágenes, paso a paso, el mensaje transmitido por san Juan. En 1364 Carlos V de Francia otorga a su hermano, Felipe el Atrevido el ducado de Borgoña, cuya capital será Dijon. El duque convirtió su suntuosa corte en uno de los centros artísticos más importantes de Europa. A ella vinieron pintores procedentes de París y de los países flamencos. El pintor más representativo es Melchior Broederlam, artista flamenco nacido en Ypres. En 1395 recibe el encargo de pintar los laterales del retablo esculpido de Jacques de Baerze en la cartuja de Champmol. Jean de Beaumetz pintó entre 1384 y 1387 veintiséis tablas que decoraban las celdas de la cartuja de Champmol, casi todas han desaparecido, de las que aun se conservan está la Crucifixión con un cartujo. Durante el siglo XV va a ser la casa de Valois la gran promotora de obras y artistas sobre todo procedentes de los Países Bajos. Muchas de las obras sobre tabla y mural se han perdido con el tiempo, por lo que para conocer un poco mejor el estilo internacional francés tendríamos que fijarnos en las miniaturas de los libros. El Libro de Horas sustituye al Salterio, que como él, es también de uso personal y de pequeño formato. Las oraciones en ellas recogidas se refieren a la Pasión, a la Virgen o a los Santos y sus miniaturas hacen alusión a los textos. Juan, segundo hermano de Carlos V y duque de Berry, hizo gran cantidad de encargos a sus miniaturistas. No solo se hicieron libros para la devoción, sino que a veces eran solamente libros ilustraciones para el disfrute visual. Jacques Coene, natural de Brujas, es uno de sus miniaturistas, más conocido por el Maestro del Libro de Horas del Mariscal Boucicaut 81
debido a que hizo uno a esa persona. Trabajó en Italia y París entre los años 1398 y 1420. Otros miniaturistas interesantes son André Beauneveu, autor del Salterio del Duque de Berry y Jacquemard de Hesdin que realizó los manuscritos de las Grandes Horas y la Pequeñas Horas. Pero los artistas más importantes que trabajaron para Felipe el Atrevido y Juan el Duque de Berry fueron los hermanos Limbourg: Paul, Herman y Johan. Su vida fue corta pero dejaron una obra importante. Nacieron en Nimega, Su abuelo llamado Johannes de Lymborgh probablemente provenía de Limbourg, entonces capital del ducado de Güeldres. Su hijo Arnold fue un buen ebanista que trabajó en la corte ducal. Sobre 1385 se casó con Mechteld Maelwael, hija de una familia de pintores heráldicos. Herman fue el hijo mayor, nacido sobre 1385, seguido por Paul en 1386, y Johan en 1388. Tenían hermanos más jóvenes, Rutger y Arnold, y una hermana, Greta. Herman y Johan aprendieron el arte de la orfebrería en París. A finales de 1399 regresaron de visita a Nimega, pero debido a la guerra fueron capturados en Bruselas. Su madre no pudo pagar el rescate de 55 escuz de oro. El gremio local de orfebres comenzó a recoger dinero pero con el tiempo Felipe II de Borgoña pagó el rescate en beneficio de su tío, su pintor; los dos jóvenes fueron liberados en mayo de 1400. De los documentos que se conservan se sabe que en febrero de 1402 Paul y Johan fueron contratados por Felipe para trabajar durante cuatro años exclusivamente en la tarea de iluminar una biblia. Felipe murió en 1404, antes de que los hermanos completasen su obra. Herman, Paul, y Johan a finales de 1404 fueron a trabajar con Juan I de Berry, hermano del fallecido Felipe. Era un extravagante coleccionista de obras artísticas y especialmente libros. Su primer encargo fue iluminar un Libro de Horas, hoy conocido como Belles Heures du Duc de Berry. La parte más antigua de este libro fue realizada por Jean Noir, discípulo de Pucelle, entre 1372 y 1375; luego siguió Jacquemart de Hesdin. Los hermanos Limbourg lo continuaron y acabaron. Hoy se conserva en The Cloisters del Metropolitan Museum of Art en Nueva York. La obra fue finalizada en 1409 para gran satisfacción del duque, que entonces les encargó un proyecto más ambicioso, que serían Las muy ricas horas del duque de Berry (Très Riches Heures du Duc de Berry), que es considerado en general como la última gran iluminación medieval y posiblemente el libro más valioso del mundo. Se conserva como Ms.65 en el Museo Condé en Chantilly, Francia. Paul en especial tenía buenas relaciones con el duque, quien le nombró "criado personal". El duque le 82
dio joyas y una gran casa en Bourges. Paul se enamoró de una joven, Gillette la Mercière, pero sus padres lo desaprobaban. El duque hizo apresar a la joven, y sólo la liberó por orden del rey. En 1411 Paul y Gillette se casaron de todas formas, pero el matrimonio no tuvo hijos. En la primera mitad de 1416, Jean de Berry y los tres hermanos Limbourg (los tres de menos de 30 años de edad) murieron por causas desconocidas y Las muy ricas horas del duque de Berry quedaron inacabadas. Un artista sin identificar, posiblemente Barthélemy van Eyck, trabajó en las famosas miniaturas del calendario en los años 1440 cuando el libro aparentemente estaba en posesión de Renato I de Nápoles, y en 1485 Jean Colombe acabó la obra para la Casa de Saboya. Por último hay que hablar de Jean Malouel, tío de los hermanos Limbourg; estuvo al servicio de Felipe el Atrevido y trabajó en la capilla de Champmol realizando obras como la Crucifixión y el Martirio de san Dionisio.
Alemania
D
urante el siglo XIII Alemania siguió mostrando en su pintura el estilo románico y solo a finales de siglo comienza a utilizar formas góticas. Las corrientes exteriores llegan de Borgoña, Aviñon, Italia, Bohemia y Flandes. Un artista característico del arte de la escuela de Westfalia es Konrad von Soest, que rompe con los temas bizantinos y se muestra como un maestro del gótico Internacional. Documentado entre 1394 y 1422 su obra más conocida es el retablo de la Vida de Jesús. Hacia 1400 se va a popularizar un tema conocido como Hortus Conclusus en el que aparece la Virgen con ángeles y santos en un jardín rodeado por un muro. Una muestra de ello la da el Maestro del Alto Rhin en su obra el Jardín del Paraíso siendo una de las obras más bellas del gótico Internacional. Otro pintor que podemos mencionar es el Maestro Bertram que se instala en Hamburgo siendo su obra maestra el retablo de san Pedro, el cual lo realizó para la iglesia del mismo nombre de Hamburgo. Recibe también el nombre de retablo de Grabow por la iglesia en que fue hallado. Colonia dada la tradición gótica que siempre tuvo, fue la más proclive a la adopción del estilo Internacional. Reyes y nobles van a ser sustituidos por una clientela formada por la burguesía y la iglesia, por otro lado el libro ilustrado dejará paso a la pintura sobre tabla. Dentro de la escuela de Colonia tenemos a Esteban Lochner, su obra más ambiciosa es el Juicio Final, pintado hacia 1435, con gran numero de personajes propio del estilo Internacional. En Hamburgo trabaja el 83
Maestro Francke, es oriundo de Gueldern en los Países Bajos. Sus obras más representativas son el retablo de santa Barbara y el Ecce Homo.
Italia
I
talia va ser uno de los centros más importantes del estilo internacional. A comienzos del siglo XV, Lombardia será un importante foco cultural, donde los artistas amplían sus conocimientos con la asimilación de técnicas francesas y borgoñas. La renovación estilística tendrá lugar a comienzos de este siglo y será llevada a cabo por una serie de pintores cuya personalidad artística destaca sobre la de los demás. Gentile Fabriano nace en 1370 y muere en Roma en 1427. Trabaja en Brescia, Florencia y Roma. Su obra maestra es la Adoración de los Magos, fue pintada en 1423 para la capilla Strozzi en la iglesia de la Santísima Trinidad de Florencia por encargo de un rico banquero llamado Pallas Strozzi. Otro importante artista es Lorenzo de Mónaco, monje camaldolense del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Florencia. Considerado como el máximo exponente del estilo internacional en Florencia. Miniaturista y pintor sobre tabla y mural inicia su andadura como iluminador de libros por encargo de una clientela eclesiástica. Su fresco más conocido es el ciclo de la Vida de la Virgen, en la iglesia de la Trinidad.
España
E
l estilo internacional tendrá un gran auge en los territorios de la Corona de Aragón, especialmente en la escuela catalana. El iniciador del gótico internacional es Lluis Borrassá. Nace en Gerona en el seno de una familia de pintores, hacia 1360. Fue discípulo de los Serra en cuyo taller pudo haberse formado. Trabajo en ciudades como Barcelona, Gerona, Vic y Manresa. Una de las obras más importantes que realizó fue el retablo de san Miguel Ancargel realizado para la catedral de Barcelona. Otro trabajo importante es el retablo realizado para el convento de santa Clara de Vic; tiene la particularidad de presentar una compartimentación fuera de lo corriente en el primer cuerpo sobre la predela. En el reino de Castilla el estilo internacional se introduce en fecha bastante tardía. Podemos destacar tres focos destacados: Salamanca, donde sobresalen artistas florentinos; León con Nicolás Francés, de origen Borgoñón, que trae aportaciones nórdicas; y Sevilla, como seguidora del Trecento en Toledo. 84
En Salamanca trabaja Dello da Niccolo Delli que posiblemente llega a España traído por el obispo Diego de Anaya para trabajar en su capilla funeraria. Pinta el retablo mayor de la catedral vieja de Salamanca. Está compuesto por cincuenta y tres tablas repartidas en once calles y cinco cuerpos, que reproducen escenas referentes a los ciclos de la vida de Cristo y de la Virgen. En el reino de León hay excelentes ejemplos del gótico internacional. Un artista de origen borgoñón, Nicolás Francés, reside en León desde 1434 hasta su muerte en 1468. Su gran obra es el retablo mayor de la catedral de León, pintado en 1434 y desmontado en 1741, momento en que se perdieron muchas tablas. Otro trabajo importante es el retablo de la Virgen y san Francisco procedente de la granja de san Esteban de la Bañeza. En cuanto al centro de Sevilla podemos destacar a Pedro de Toledo como el pintor más importante.
Estilo Flamenco
L
a pintura en Europa a partir del segundo tercio del siglo XV se caracteriza por una nueva concepción, que ofrecerá a los artistas la posibilidad de reproducir los objetos con el máximo detalle. Surgirá una nueva clientela que hasta ahora no había tomado parte activa en el desarrollo del arte. El refinamiento cortesano deja paso a una rica burguesía que sera la que a partir de este momento encargue y compre las obras de arte.
Francia
A
partir de 1440 comienzan a surgir unas novedades que poco a poco una ruptura con el pasado, en beneficio de un estilo de origen flamenco, ya desarrollado en el norte. París deja de ser el centro cultural y artístico en detrimento de otros lugares. El más importante es Aix que se convirtió durante algún tiempo en la capital cultural de Provenza, pero será Aviñon la que posteriormente goce de la supremacía artística. Bartolome van Eyck es uno de los más importantes pintores de esta época en Francia. De origen flamenco, pudo estar emparentado con los van Eyck. Pintor y miniaturista trabajó para el rey Rene de Anjou entre 1447 y 1470. Poco antes pintó el tríptico de la Anunciación de Aix para la Catedral de Saint-Seveur, por ello es más conocido como el «Maestro de la Anunciación de Aix». Bartolome muestra un perfecto conocimiento del arte flamenco del norte, especialmente de Jan van Eyck; así mismo se advierte la influencia del Maestro de Flamelle (Robert Campin), sobre todo en los pliegues de las indumentarias. Sin embargo, sus mejores 85
trabajos se encuentran en las iluminaciones de libros, prueba de ello es su gran obra Coeur d´Amours Espris. Desarrolla un tema de amor cortés escrito por Rene de Anjou e ilustrado por Bartolome; como novedad, introduce un juego de luces que ningún otro artista a logrado superar. A mediados del siglo XV, Aviñon reconquista la supremacía artística que por un cierto tiempo había tenido Aix y de nuevo se convierte en el centro cultural y artístico. El pintor más representativo de la escuela de Aviñon es Enguerrand Quarton (Charreton), pintor y miniaturista nacido en Laon. Su obra más conocida es la Coronación de la Virgen encargada por el canónigo y capellán Jean de Montagnac. Otra obra de gran importancia es la Piedad de Villeneuve-les-Avignon donde retoma un tema que era muy frecuente en el siglo XIV: la Virgen sosteniendo el cuerpo inerte de su Hijo. Jean Fouquet nace en Tours hacia 1420. Siendo aun muy joven realiza un viaje a Roma en donde aprende las técnicas italianas de ese momento que junto a sus conocimientos del estilo flamenco hace que la mezcla de los dos se refleje en la pintura de una forma diferente y única. De regreso a Francia entra al servicio del rey Carlos VII, aunque nunca consiguió ser nombrado pintor real de este monarca. Como pintor realizó algunas obras importantes como el díptico de Melum; en una de las tablas, la correspondiente a la Virgen hay algo que no encaja en esta interpretación y es lo voluptuoso de la figura de la Virgen, en la que un corpiño desatado deja al descubierto su pecho izquierdo. En 1451 pinta el retrato de Carlos VII; en él, el monarca aparece entre dos cortinas recogidas como marcaba la tradición del retrato real francés. Como miniaturista e iluminador hizo algunas obras importantes como el libro de horas que realizó para el tesorero del rey de Francia Etienne Chevalier. En una de las miniaturas Chevalier aparece arrodillado ante la Virgen, donde el espacio arquitectónico es renacentista, mientras que la Virgen se sitúa ante una portada gótica.
Alemania
U
no de los primeros artistas que puso en práctica las técnicas de los maestros flamencos fue Conrad Witz, quien muestra cierta relación con Robert Campin. Nació en Suabia hacia 1400 y se estableció en Basilea en 1430. Entra a formar parte del gremio de pintores en 1434 y un año más tarde adquiere el derecho de ciudadanía. El estilo de Witz es una mezcla de la plástica de Robert Campin y la luz y el color de Jan van Eyck. Entre sus obras podemos destacar la Anunciación y el retablo de san Pedro encargado en 1444 para la 86
catedral de Ginebra. El máximo representante de la pintura gótica es Martín Schongauer. Nace en Colmar en torno a 1450 y muere en Brisach en 1491. Hijo y hermano de orfebres, tomo enseguida contacto con el arte del grabado. Conocedor de la pintura flamenca, supo asimilar su herencia y asociarla a la tradición germánica. En 1473 pinta en la colegiata de san Martín de Colmar la Virgen del rosal donde se la representa con el Niño sentada ante unos rosales. Su obra más representativa es sin embargo la Sagrada Familia. Otro pintor, pero nacido en Austria, es Michel Pacher. Pintor y escultor, su obra más conocida es el retablo de los Padres de la Iglesia que en 1483 realizó para el convento de Neustift. En sus cuatro tablas se representan a los Padres de la Iglesia occidental (san Gregorio Magno, san Agustín, san Ambrosio y san Jerónimo) donde las figuras están cobijadas bajo estructuras góticas.
Pintores flamencos
P
ara concluir, hemos hablado tanto de los maestros flamencos que no nos podíamos olvidar de ellos en este resumen histórico. Jan van Eyck nació hacia 1386, en Maaseyck, pequeña ciudad a orillas del río Mosa. Estuvo como pintor y ayuda de cámara de la corona de la corte de Juan de Baviera en la Haya y después del duque Felipe el Bueno de Borgoña, el cual en 1425 le nombró pintor de la corte y camarero con un sueldo anual de 100 libras. Felipe le hizo emprender varios viajes en 1426, 1428, 1429 y en 1436 por asuntos diplomáticos. En el de 1428 acompañó a la embajada borgoña a Portugal para llevar a cabo el casamiento de Felipe con la princesa Isabel cuyo retrato lo pinto Eyck. Fue fundador del Art Nova. Desarrolló una técnica llamada de las "veladuras" consistente en tenues capas de pintura aplicadas unas sobre otras para dar la impresión de trimensionalidad, debido a ello inventa una formula para que el óleo tenga un secado más rápido, más adelante se llamaría trampantojo. Entre sus obras más representativas podemos destacar el poliptico de Gante, la Virgen del canciller Rolin, la Virgen del canónigo Van der Paele y el retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, en el cual aparece figurado un espejo circular convexo donde aparece vagamente reflejado el propio autor y bajo dicho espejo la frase «he estado aquí». Robert Campin es a veces considerado el primer gran maestro de la pintura flamenca. Aunque es deudor de muchos de los maestros contemporáneos de iluminación de manuscritos, Campin mostró 87
mayores poderes de observación realistas que ningún otro pintor antes que él. Fue uno de los primeros artistas que experimentaron con la reintroducción de colores aglutinados con aceite, óleo, en lugar de pintar con témpera al huevo, para conseguir de esta manera la brillantez de colorido típica de este periodo. Campin usó la nueva técnica para presentar personajes rotundos y fuertes, modelando la luz y la sombra en composiciones de complejas perspectivas. Fue un artista de gran importancia que contribuyó de forma decisiva a revolucionar la pintura de su tiempo, perfeccionando el uso del óleo con importantes consecuencias sobre el resultado final, usando colores de gran calidad y obteniendo extraordinarios efectos con las veladuras. Su realismo tendrá una gran influencia en los artistas de la generación siguiente, una de las más importantes de la pintura flamenca. Influido por la Escuela de Dijon desarrolló un estilo sobrio, compuesto por imágenes cotidianas con una renovación iconográfica importante. Los historiadores del arte han estado siempre ansiosos por encontrar el principio del renacimiento nórdico y atribuirlo a un artista en particular. Durante mucho tiempo se aceptó que Jan van Eyck fue el primer pintor que se apartó de las convenciones del arte gótico. A finales del siglo XIX, sin embargo, quedó claro que van Eyck estuvo precedido por un artista que pintó el retablo Mérode. Datado en torno a 1428, este retablo está imbuido de la amorosa atención al detalle y el espíritu del materialismo burgués. Otros paneles de estilo similar, que supuestamente provienen del Château de Flémalle. Se asumía que estas obras pertenecieron a un Maestro de Flémalle cuya identidad por aquel entonces no quedó establecida. Ya en el siglo XX, los estudiosos han identificado a Robert Campin con el Maestro de Flémalle, llamado así por el tríptico de la Abadía de Flémalle que hoy se encuentra en Francfort. Robert Campin estaba documentado como un pintor maestro en Tournai desde 1406. Otras obras del Maestro de Flamille fueron el tríptico de la Anunciación y el tríptico de la Trinidad, en Fráncfort.
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Escultura gótica Introducción
L
os escultores del siglo XII trabajaron para adornar el exterior e interior de las catedrales góticas. Sus obras muy semejantes con respecto a las últimas del periodo románico, interpretaban mejor la expresión de las figuras, humanizándolas y alcanzando, a pesar del amaneramiento de una belleza sin igual. La catedral gótica dominaba la ciudad del siglo XIII a fuerza de su puro tamaño. En una sociedad desacostumbrada a los grandes edificios, el efecto visual de la catedral solo puede imaginarse. Las siluetas de estas estructuras eran visibles a kilómetros a la redonda empequeñeciendo a edificios particulares. Cuando los fieles se acercaban mas a las catedrales, se daban cuenta, como lo hacemos hoy día, que la escultura articulaba la arquitectura; y al pasar por la portada principal se habrían encontrado esculpido el Juicio Final o la coronación de la Virgen. La catedral solía estar en el centro de la ciudad, por lo general cerca del mercado, así que tenía un emplazamiento único para las reuniones sociales. Los profundos pórticos proporcionaban resguardo a una gran cantidad de personas y podían usarse de modo muy diverso. El tema del Juicio Final en las portadas góticas, servían como un telón de fondo especialmente apropiado para la dispensa de la justicia, como es el caso de la catedral de León. Allí, desde fecha temprana, una columna colocada en la parte frontal con la inscripción Locus Apellationis, repartía justicia el llamado Tribunal del Libro. Este tribunal especial, netamente leonés, sentenciaba los pleitos utilizando el Liber Iudiciorium o Fuero Juzgo, del que se sabe que existieron copias romanceadas en leonés y en gallego. Era una reminiscencia del Derecho visigodo, pero continuó teniendo vigencia en León más allá de Alfonso X. Estaba presidido por un eclesiástico asistido por varios jueces ordinarios: atendía pleitos en primera instancia, y en apelación de la corte regia, lo que le dotaba de una extraordinaria importancia. León no es un caso aislado, ya que se sabe que también se celebraron juicios en la zona del hastial sur de la catedral de Estransburgo. El albañil-escultor estaba por supuesto supeditado en todo lo que hacia el maestro albañil o arquitecto, que a su vez era responsable ante un cuerpo de canónigos encargados de la supervisión de la obra. La piedra franca utilizada para la escultura arquitectónica es casi siempre la 89
misma que la del resto del edificio. Es posible que para grandes figuras se dieron instrucciones a la cantera para que picara bloques del tamaño adecuado, pero en numerosos casos hay pruebas que los escultores las realizaron con los que tenían cortados. El bloque se reducía utilizando herramientas variadas, que abarcaban desde el hacha de albañil hasta diferentes tipos de cinceles, taladros y buriles. Las marcas de los cinceles planos mayores han solido pervivir en la parte trasera de las esculturas, mientras que los patrones de espinas de pescado de los buriles mas finos aparecen a veces, por lo general ocultos bajo la pintura. Aunque la fina rejilla dejada por el cincel de garra con frecuencia hubiera actuado como una base apropiada para aplicar un fondo para la pigmentación, solía ser una práctica usual acabar el tallado restregando la superficie con una lima o escofina, y es esta apariencia pulida la que ahora nos encontramos con mayor frecuencia. No cabe duda que las grandes figuras de las jambas y la mayoría de las esculturas de los relieves asociada con las portadas u otros conjuntos se hicieron casi invariablemente en el suelo de los patios de los albañiles y no se esculpieron in situ, como se aprecia en la fachada occidental del lado derecho de la catedral de Chartres así como en otras catedrales de Francia. Después que las esculturas habían sido instaladas, el andamiaje permanecía en su puesto mientras que eran pintadas. Ciertas partes de la portada se tallaban in situ, sobre todo los componentes arquitectónicos que formaban parte integral de la construcción, como pueden ser las arquivoltas. La pintura de las esculturas de piedra solían efectuarla especialistas y no los escultores que habían realizado la obra hasta su estadio penúltimo. Para realizar el trabajo primero se daba a las esculturas una capa selladora o aislante, por lo general de cola de pescado o animal o caseina, para contrarrestar la porosidad de la piedra se añadía una base que solía ser de yeso o blanco de plomo con un aceite secante, sobre la que se aplicaba la pintura. Las esculturas realizadas para emplazamientos interiores suelen conservar su colorido de forma mas completa que las del exterior. De estas, son las de madera las que ofrecen las mayores muestras de labor policromada. Los imagineros trabajaban en pequeños ateliers, solo con un aprendiz el cual para convertirse en maestro debía transcurrir un periodo de por lo menos siete años. Existían variantes en la confección de las tallas de madera de un país a otro, de modo que en Italia, por ejemplo, las imágenes de los crucifijos solían estar realizadas en cinco piezas: los brazos, las piernas y el torso incluyendo la cabeza; se tallaban a parte y se unían antes de ser pintados. Se utilizaron diferentes tipos de madera dependiendo de la disponibilidad de cada lugar; en el norte de 90
Europa predominaron el roble y el nogal, y en Italia y España el pino o el álamo blanco y, como regla general se evitó el duramen en las esculturas grandes para prevenir que se rajaran. Si la queja habitual en cuanto a la escultura de piedra es que ha sido despojada de su color original, el principal impedimento para apreciar la escultura de madera es que se ha pintado varias veces, sobre todo las de culto, de modo que su colorido actual suele ser muy diferente del original. Al someter la talla a una restauración minuciosa para quitarle las capas sobrantes, emerge una imagen cada vez mas clara sacando a la luz la pintura original. En el libro livre des metiers del preboste Etienne Boileau en el capitulo dedicado a los ymagiers se dan consejos sobre los procedimientos precisos para tallar figuras y crucifijos: Nadie puede o debe trabajar en una festividad observada por la ciudad, ni por la noche, porque la oscuridad no permite el trabajo de nuestra profesión, que es el tallado. Nadie de la profesión mencionada puede hacer una imagen o crucifijo, o cualquier otra cosa perteneciente a la Santa Iglesia, si no lo hace del material apropiado. Ningún trabajador de esta profesión puede o debe hacer una imagen de mas de una pieza, excepto la corona, si no se rompe durante el tallado, entonces se puede dar por bueno; y excepto el crucifijo, que se hace de tres piezas, el cuerpo de una pieza y los brazos. Si los pintores de imágenes aplican plata sobre estaño, la obra es imperfecta, si no se les ha ordenado hacerlo así o se ha declarado en el momento de la venta; y si se vende sin decirlo, la obra debe ser raspada y hacerla de modo apropiado y legal, y debe pagarse una multa al Rey a juicio del preboste de París. No deben quemarse las obras imperfectas de la profesión arriba mencionadas por respeto a los santos en cuya memoria se realizaron. El carácter de la escultura gótica se construye por la tendencia a la imitación de la naturaleza. Se distingue también por la sobriedad de las actitudes, honestidad en el desnudo, elegancia y naturalidad en el plegado de los paños, viva expresión de los efectos y dignidad en todas las figuras. Dichas figuras parecen haber avanzado un paso, abandonando el muro del que formaban parte en el románico, y no solamente eso, sino que además en las composiciones con varias figuras, éstas parecen dialogar entre sí. Lo violento y monstruoso tan propio de la escultura románica desaparece y, como exaltación, se recupera a la flora. Sin embargo, el dibujo deja a veces algo que desear, especialmente en los siglos XIII y XIV, y el buen gusto general del arte gótico padece no poco en las exageraciones realistas tan en boga desde finales del siglo 91
XIV y todo el XV. La escultura gótica es esencialmente religiosa. Sus asuntos son escenas bíblicas e historias de los santos, personificaciones murales de virtudes y vicios, representaciones simbólicas de las ciencias y de las letras, de las labores agrícolas y de verdaderos retratos de personajes para sus tumbas. Las caricaturas y escenas ridículas talladas principalmente en las sillerías góticas pertenecen al periodo de la decadencia, desde últimos del siglo XIV. Efecto de la exageración realista en la escultura gótica fue la escultura movible o estatuas de madera con los brazos y cabeza movibles, y que se emplearon de un modo especial para representar más a lo vivo algunas escenas de la Pasión en Semana Santa. El campo de la escultura gótica fue casi siempre el templo y sus anexos, el cementerio y el claustro. Donde hay verdaderas filigranas es en las portadas de las iglesias, en algunas de las cuales esculpieron los maestros, completos tratados plásticos de teología. El tímpano, dividido en el gótico en franjas o frisos horizontales con decoración narrativa, se distingue de los románicos, además, por ser apuntados. Sigue albergando el tema principal, Cristo, la Virgen, el Juicio Final, la Crucifixión u otras escenas evangélicas o de las Sagradas Escrituras. Las arquivoltas, también ahora apuntadas, se distinguen de las del románico en que la decoración escultórica que las adorna se sitúa ahora longitudinalmente a ellas, en lugar de hacerlo verticalmente, de forma radial al semicírculo del tímpano. En las sillerías del coro, sobre todo en los respaldos, se labraron magnificas labores ornamentales de tallado o de taracea y estatuas o relieves con figuras de santos. El material preferido por la escultura gótica fue la piedra caliza, la madera y también algo el bronce. A veces se chapeaban las estatuas de madera con latón o cobre. Desde el siglo XIV se adoptó asimismo el alabastro, y en los objetos pequeños el marfil. En la escultura gótica se distinguen la escuela de la Isla de Francia, la escuela de Champaña; la de Borgoña, que desde el último tercio del siglo XIV se debe de llamar flamencoborgoñesa; la inglesa, la alemana, la italiana, la portuguesa y las españolas.
La escultura gótica en Francia
S
e puede afirmar que la principal gloria del arte medieval francés, aún más que la arquitectura de sus catedrales, es el arte de la escultura, que desde el periodo románico, había progresado lentamente. Los monjes de Cluny dieron el primer impulso, y que siempre de una manera ascendente pronto alcanzaría resultados tan admirables que solo pueden compararse con las esculturas griegas. Las 92
primeras obras de la escultura góticas francesas, que se podrían llamar arcaicas dentro del estilo, son algunas estatuas de Saint-Denis y de Chartres, con ropajes de pliegues rectos y pegados al cuerpo, como las de las figuras primitivas del arte griego. Según la opinión generalizada, las veinticuatro figuras que originalmente componían las tres portadas de la fachada occidental, la llamada Portada Real de la catedral de Chartres, de las que sólo diecinueve han llegado hasta nuestros días, constituyen el paradigma de la escultura gótica. En 1134, un incendio devastó la ciudad y destruyó ciertas partes de la iglesia, que fueron reconstruidas en los años siguientes; las portadas datan de 1145 a 1155. Aunque no sean las más antiguas, ya que las de Saint-Denis son anteriores a 1140, desde el punto de vista de la historia del arte marcan el comienzo de una nueva época: la transición de la escultura románica a la protogótica.
La abadía de Saint-Denis
C
uando el abad Suger mandó construir la parte occidental de Saint-Denis, probablemente se inspiró en la galería de antepasados encontrada en el edificio precursor, que mandó construir Carlomagno sobre la tumba de Pipino; actualmente nada se sabe de ella. Al intrigante y poderoso abad, a quien unía una amistad personal con Luis el Gordo, se le ofreció la oportunidad de emplear las relaciones que habían vinculado la abadía con la monarquía francesa durante siglos para hacer de ella, definitivamente, el centro religioso del país. En su condición de necrópolis real, Saint-Denis custodiaba las insignias y los estandartes imperiales; junto a la catedral de Reims, donde se celebraba la ceremonia de coronación, era el centro sacro más importante de la realeza francesa. La fachada de Saint-Denis está dividida en tres partes por cuatro grandes contrafuertes. Las tres puertas llenan los espacios existentes entre éstos casi por completo, de modo que sus bordes no sobresalgan. La portada central, ligeramente mayor, siguiendo la disposición de las románicas anteriores, presenta el Juicio Final en el tímpano, con Cristo en su trono sobre la resurrección de los muertos, flanqueado por la Virgen y los apóstoles. El programa iconográfico del Juicio Final se continúa en el primero de las cuatro órdenes de dovelas, mientras que las tres restantes las llenan los veinticuatro ancianos del Apocalipsis; debajo, a cada lado de la puerta, se encuentran las Vírgenes Prudentes y Necias, la parábola por excelencia asociada con el Juicio. La portada meridional muestra la última comunicación del santo patrón san Dionisio y sus compañeros Rústico y Eleuterio; la escena continúa en la 93
primera de las dos dovelas, mientras que en las jambas de debajo están esculpidas escenas del calendario. El tímpano de la puerta septentrional ahora contiene un relieve del siglo XIX que muestra el martirio de san Dionisio, que a su vez reemplazó un relieve sobre el mismo tema esculpido en 1771; a cada lado de la puerta se encuentran los signos del Zodiaco. La portada septentrional es la única de las tres mencionada por el abad Suger en De atministratione, pero no debido a su decoración escultórica. Suger describe cómo había colocado las antiguas puertas de la portada septentrional debajo del mosaico que, aunque contrario a la costumbre moderna, ordenamos que se realizara allí y se fijara al tímpano. Este rasgo tan inusual no tenía precedentes en el norte de Europa y no se iba a repetir en otros lugares de Francia. En contraste, la fórmula de una fachada con dos torres, tres portadas esculpidas y un rosetón arriba iba a convertirse en la norma para las catedrales góticas francesas que siguieron. Una pérdida aún más severa de la decoración de la fachada que el tímpano de mosaico es la serie de veinte figuras-columna, que en su origen se erguían tres a cada lado de las portadas laterales y cuatro a cada lado de la central, y que fueron retiradas, unas parece que antes de 1729 y otras en 1771. Sólo perviven para indicar su estilo los dibujos ejecutados por Antoine Benoist para Montfaucon a comienzos del siglo XVIII. Las veinte figuras de las jambas dispuestas a lo largo de la fachada de Saint-Denis, que representan a los reyes, reinas y profetas del Antiguo Testamento (y no a los antiguos reyes de Francia, como los historiadores benedictinos de los siglos XVII y XVIII creyeron), no sólo invocaban y celebraban la posición real de la abadía de Suger, resaltando la relación existente entre Regnum y Sacerdotium, sino que también servían para unificar las tres portadas diferentes. Esta innovación, la creación de un pórtico real, fue imitada poco después en Chartres y otros lugares de la Isla de Francia en la segunda mitad del siglo XII. Otros rasgos novedosos encontrados en Saint-Denis son la dedicación de una puerta al santo patrón de la iglesia y la introducción de una figura en el parteluz de la portada central, los cuales se volverían habituales en los diseños posteriores. El propio Suger afirma que el tímpano de la portada septentrional estaba compuesto en mosaico, una desviación interesante y notable de la práctica normal. No cabe duda alguna de que Suger recibió la idea de decorar este espacio con un mosaico de sus viajes a Italia, adonde fue cuatro veces, y en este caso específico posiblemente se vio influido por la reedificación y reedecoración de Montecassino, efectuada por el abad Desiderius (futuro Papa Víctor III) en la segunda mitad del siglo XI. Parece que 94
Suger, el reformador de Saint-Denis, trataba de imitar la remodelación del mayor reformador de la iglesia madre de la regla benedictina, en algunos casos con rasgos copiados de Montecassino y en otros introduciendo innovaciones propias. Del mismo modo que Desiderio convocó a artesanos de lejos para reconstruir Montecassino, Suger atrajo una diestra multitud de albañiles, canteros, escultores y otros artesanos para realizar su renovación. No existía tradición de edificar grandes iglesias en la Isla de Francia a mediados de la década de 1130, y la escultura románica de la región de París anterior a las obras de Suger eran de una ambición modesta, así que parece que sus escultores debieron de haberse instruido en otros lugares. Algunas de las cabezas correspondientes a las desaparecidas figuras-columnas se encuentran es este momento repartidas por algunos museos, en las cuales se puede apreciar en todas ellas que comparten el método de esculpir el globo ocular con pupilas excavadas muy profundas, el pelo se trata del mismo modo, con delgadas acanaladuras vermiformes para esbozar la cabellera. Se han identificado diferentes rasgos estilísticos en las esculturas de las demás portadas de Saint-Denis, que las conectan sobre todo con el Languedoc. Cinco de las seis figuras de las jambas procedentes de la puerta izquierda tenían la postura característica de piernas cruzadas vista en SaintEtiene, mientras que los bordes elaboradamente enjoyados de sus ropajes también se encuentran en Toulouse. Los parecidos entre las figuras de las jambas de Saint-Denis y las figuras menores de los apóstoles del tímpano de Moissac se percibieron hace mucho tiempo y la conexión iconográfica entre los tímpanos del Juicio Final de Saint-Denis y Beaulieu también es sencilla de ver. Lo que separó a Saint-Denis de las composiciones románicas de Vézelay, Autun, Moissac y Beaulieu era la claridad del trazado y la expansión del esquema iconográfico e intelectual. Este tipo de programa escultórico se muestra en la portada occidental de la catedral de Chartres, bien conservado si se comparara con otras.
La Portada Real de Chartres
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unque no parezca existir fuentes documentales directas sobre su construcción el Portal Real de la catedral de Chartres debió concluirse hacia 1150, ya que si existen referencias de la edificación de la torre septentrional sobre el año 1142 y otra referencia a que se estaba concluyendo ambas torres occidentales en 1145. La Portada Real está formada por tres puertas como en Saint-Denis; 95
pero aquí presentan una impresión de continuidad, como si no estuvieran divididas por contrafuertes. La puerta central es ligeramente mayor que las que la flanquean. Es un esquema decorativo lúcido realizado con rigor que solo podía haber sido ideado por alguien de la elite intelectual, como Thierry de Chartres, que fue rector de la Escuela de Chartres entre 1141 y su muerte en 1151. Toda la composición presenta una vinculación horizontal en tres bandas. La puerta meridional presenta en el tímpano a la Virgen con el Niño (Sedes sapientiae), flanqueados por dos ancianos; en los dos órdenes de dovelas hay ángeles y personificaciones de las siete Artes Liberales (femeninas) y sus exponentes (masculinos), el Trivium y el Quadrivium, tratado en extensión en el Heptatateuchon de Thierry de Chartres. La puerta septentrional muestra a Cristo sobre una nube, flanqueado por dos ángeles, mientras que debajo cuatro ángeles más se abaten sobre diez figuras sentadas, al parecer los apóstoles. A diferencia del programa escultórico de Saint-Denis, donde Cristo ocupa solo la puerta central, en Chartres se dedica todo el sistema decorativo. Mostrado en el tímpano central como Juez Supremo en el Segundo Advenimiento, en la puerta meridional se le representa como regidor, mientras que en la puerta septentrional es el Señor del Cielo y la Tierra, y quien controla el tiempo. Como cabría esperar, el taller que produjo las esculturas del Portal Real era de cierto tamaño. Diferencias de estilo en el ensamblaje han permitido la identificación de ciertos maestros, conocidos como Hauptmeister o maestro jefe y, junto a sus ayudantes, se le ha adjudicado la realización del tímpano, dintel y figuras de las jambas de la puerta central y las figuras interiores de las jambas de las puertas laterales. Estas figuras son alargadas y extraordinariamente refinadas; se han deleitado mucho en representar con el más fino detalle los ropajes que parecen de crespón, sobre todo los de las dos reinas de la puerta central, cuyos pliegues, mangas colgantes y fajas están esculpidos con una atención limitada normalmente a las esculturas pequeñas. El peculiar estilo de los maestros de la portada occidental de la catedral de Chartres tuvo gran influencia en otras portadas catedralicias como la occidental de la catedral de Angers, la meridional de la catedral de Le Mans y la puerta sur de la catedral de Burges, entre otras.
La portada de Santa Ana de Notre-Dame de París
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a portada de Santa Ana, la más meridional de las tres portadas de la fachada occidental de Notre-Dame, es ahora un compuesto realizado con esculturas procedentes de más de una portada 96
del siglo XII, con adicciones del siglo XIII. Toma su nombre de las escenas del dintel inferior, una adición del siglo XIII, que se ocupa de la historia de san Joaquín y santa Ana. La portada fue colocada en su posición presente probablemente en torno al final del primer cuarto del siglo XIII, aunque posteriormente se introdujo decoración vegetal para llenar el espacio existente entre el tímpano y las arquivoltas y se añadieron dovelas en el vértice y la base de todas las arquivoltas. Hubo también adiciones en el siglo XIX, la más significativa de todas la figura de jamba de san Marcelo que reemplazó a la original. En el año 1977 se realizó un notable descubrimiento cerca de la catedral consistente en más de 300 fragmentos de escultura de su fachada, escondidos en 1796 tras la destrucción revolucionaria, entre los que se incluían los restos de diversas figuras de las jambas de la portada de santa Ana. Se ha reconocido desde hace mucho tiempo que la portada de santa Ana debe tener incorporados los restos de al menos dos puertas que se pensaron para una fachada anterior. El tímpano muestra la Virgen con el Niño entre dos ángeles turiferarios, con un obispo y un escriba a la izquierda y un rey arrodillado a la derecha. El tímpano parece ser obra del denominado maestro de Chartres, quien fue responsable del tímpano de la Virgen mientras que el dintel superior se encuentra más próximo a las esculturas de Saint-Denis. Desafortunadamente, los ropajes de elegante caída de las figuras de jambas no pueden situarse ahora junto a figuras comparables de Saint-Denis, pero parecen haber adelantado un paso a las de Saint-Denis y Chartres y anticipar las figuras de las jambas de Senlis. Se ha identificado de forma tradicional al obispo del tímpano como Maurice de Sully, que reconstruyó la catedral después de 1160, y el rey como Luis VII, pero que ha sido hace poco rechazada de forma convincente en favor de las figuras históricas de san Germán y el rey Childeberto, el primer benefactor de París, y el tímpano registraría la donación real de 528. De vital importancia para el desarrollo de la escultura del gótico primitivo en la Isla de Francia, la portada de santa Ana ilustra mejor que ningún otro monumento la transición de un estilo de escultura románico tardío a los comienzos de un naturalismo refinado.
La portada de la catedral de Laon
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a portada de la catedral de Laon, se suele aceptar en la actualidad que, con la excepción del tímpano del Juicio Final, toda la obra debe haberse realizado en torno a 1190 y 1205. En Laon 97
contemplamos por primera vez el uso de profundos pórticos rematados por piñones para encerrar las portadas escultóricas, rasgo que se retomaría en Chartres, Amiens y Reims. Originalmente había pasos abiertos entre las diferentes portadas, que permitían el libre movimiento bajo los pórticos como en los brazos del crucero de Chartres, pero fueron cerrados a mediados del siglo XIX para consolidar la fachada que se hundía. Unos años después se realizó una amplia restauración de sus esculturas, gravemente dañadas por la revolución. En su apariencia actual, las portadas de Laon nos hablan casi tanto de las tendencias estilísticas del restaurador del siglo XIX como del taller de finales del siglo XII. La portada septentrional introduce un esquema iconográfico nuevo, mostrando en el tímpano a los tres magos junto a la representación acostumbrada de la Virgen con el Niño bajo un dosel, complementados en el dintel inferior por la anunciación, la natividad y la anunciación a los pastores. Hay figuras de gran elegancia, con ropajes dispuestos en amplios pliegues ordenados en lineas onduladas paralelas, ceñidos a la cintura por anchas bandas que parecen de cuerda. Las cabezas se caracterizan por una combinación de detallado esculpido de ciertos rasgos (ojos almendrados) y un tratamiento más libre de las barbas y el cabello. En realidad, las figuras de Laon no tienen apariencia humana, ya que son ligeramente más alargadas, y las cabezas, aunque naturalistas, siguen tipos establecidos en lugar de basarse en modelos vivos. Debido al tamaño de las portadas, se puede suponer que el taller de Laon era grande comparado con otros, y parece haber estado formado por escultores instruidos en centros diferentes. Además de la influencia de Sens, pueden comprobarse claras conexiones con Reims, en especial cuando se comparan los ángeles de las dovelas que aparecen en la Porte romane con sus semejantes de la portada de la Coronación de Laon. Laon parece haber actuado como un influyente crisol donde se fundieron las innovaciones estilísticas desarrolladas en diferentes centros de la Isla de Francia y Champaña, y no cabe duda alguna de que varios miembros del taller fueron responsables de la escultura de Saint-Yued de Braine y algunas de las primeras obras de los transeptos de Chartres.
La escultura a comienzos del siglo XIII
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l estilo de «pliegue acanalado» (Muldenfaltenstil) está tan íntimamente vinculado con la producción escultórica, que es sorprendente que su introducción en el periodo medieval parezca 98
haberse producido mediante obras de arte en pequeña escala y dos dimensiones. La escultura romana tanto a grande como a pequeña escala y los marfiles posclásicos y bizantinos eran de fácil acceso en Francia durante los siglos XII y XIII, como lo prueban algunos dibujos de Villard de Honnecourt. El hecho de que fueran utilizados como ejemplos estilísticos hacia finales del siglo XII quizás no debe tomarse como indicativo de que los artistas de entonces los eligieran como modelos solo porque pretendían un mayor naturalismo. A comienzos del siglo XIII este estilo de ropaje característico se había extendido en la iluminación de manuscritos —el ejemplo más notable es el salterio de la reina Ingeborg de Chantilly— y que fue empleado por los escultores de las figuras de las jambas de la portada central de Notre-Dame de París.
La escultura funeraria
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ebido a la estrecha relación entre la forma arquitectónica y los comienzos de la escultura gótica, se ha resaltado el desarrollo de la portada. Pero aunque la entrada a la iglesia proporcionó el marco para la creación de programas iconográficos sofisticados y la creciente importancia de sus figuras tridimensionales, no debe olvidarse que el sepulcro esculpido también fue una importante fuente de empleo. A comienzos del siglo XIII las efigies poco profundas colocadas en los suelos de las iglesias ya se habían sustituido por figuras más realistas en altorrelieve que descansaban sobre una tumba independiente o empotrada en un nicho. Este desarrollo corrió parejo con los experimentos realizados sobre las portadas, y en muchos casos puede demostrarse que los talleres de la catedral también fueron responsables de las efigies de los sepulcros: los gisant de la iglesia abacial de NotreDame de Josafat, lugar de entierro de los obispos de Chartres a finales del siglo XII y comienzos del XIII, son quizás el ejemplo más destacado. Los cuatro famosos gisant de los Plantagenets en Fontevrault de Angou se representan en las andas cubiertas de telas como si yacieran en la capilla ardiente —ritual introducido en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XII—. Las efigies de Enrique II y Ricardo Corazón de León se han propuesto como las primeras, posiblemente encargadas por la viuda de Enrique, Leonor de Aquitania, antes de su muerte en 1204. Su efigie, que de forma bastante extraordinaria muestra a la reina con un libro en las manos. La cuarta efigie, tallada en madera, se puede identificar como Isabel de Angulema, pero como ésta no murió hasta 1246, es más probable que represente a una figura no identificable hasta ahora. 99
A partir de la década de 1230, los monumentos funerarios se convirtieron en un vehículo cada vez más importante no solo por las ideas creativas de los mejores escultores, sino también para enviar señales políticas a quienes pudieran interpretarlas. El ejemplo lo podemos ver en la catedral de Wels y en Saint-Denis.
La escultura parisiense
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n 1240 París ya había asumido una posición de eminencia sin rival en toda Europa. Reconocido como el principal centro intelectual, también experimentaba una prosperidad económica sin precedentes y disfrutaba del patrocinio de Luis IX, el más grande de los reyes medievales de Francia, y su madre Blanca de Castilla. La catedral de Notre-Dame de París era naturalmente el centro de todos ellos, y continuaron las obras de su edificación durante gran parte del siglo. En la ciudad de Amiens hay pruebas de la extendida influencia del taller de la catedral, y durante varias décadas, talleres menores satélites, tanto formados en Notre-Dame o que basaban su estilo en el hallado en París ejecutaron esculturas en las portadas más modestas de Longpont, Villaneuve-l'Archevêque y Rampillon. La quintaesencia del gótico se alcanzó en la arquitectura, las vidrieras y la decoración escultórica de la Sainte-Chapelle. Construida para albergar las reliquias más importantes que llegaron a Francia en la Edad Media durante el reinado de Luis IX, representa para muchos la encarnación perfecta del patronazgo real medieval al servicio de Dios. El rey, en lugar de exhibirlas en Notre-Dame o Saint-Denis, decidió encargar una nueva capilla próxima y conectada al Palacio Real, en el centro de la Ile de la Cité. La gran capilla de dos pisos fue construida muy deprisa y probablemente ya estaba terminada en 1246. El interior se ha descrito acertadamente como un relicario de oro y esmalte de la época dado la vuelta. Aunque el exterior se ha restaurado mucho, es evidente que la decoración policromada y escultórica original se ideó con el fin de evocar a gran escala la apariencia suntuosa del relicario mismo, que desgraciadamente ya no existe. La escultura figurativa se limitó a la parte superior de la capilla principal y está formada fundamentalmente por los doce apóstoles instalados sobre las columnas que hay sobre las ventanas, y legiones de ángeles turiferarios y portadores de coronas en las enjutas de las arcadas del muro a la altura del zócalo. Los apóstoles fueron retirados a mediados del siglo XVIII, y cuando la capilla fue restaurada a mediados del siglo siguiente, se efectuó su reinstalación con una mezcla de tres o puede que cuatro figuras originales, dos fragmentos 100
muy restaurados, cuatro copias de fragmentos originales y dos invenciones modernas. Los ropajes de cada apóstol se dispusieron de forma diferente y se personalizaron cuidadosamente las cabezas. Se prestó gran atención al esculpido del cabello y las barbas, con rizos tupidos, y si bien parecen existir ligeras diferencias estéticas es bastante posible que el único maestro imaginero fuera responsable de todos los apóstoles. En Notre-Dame de París, la Virgen con el Niño del parteluz del hastial norte actuó como un modelo influyente para las esculturas de estatuillas tanto de marfil como de madera, y se ha demostrado que estas versiones a pequeña escala llevaron el estilo de la Isla de Francia a Italia y otros lugares en la segunda mitad del siglo XIII. La puerta a la que pertenece forma parte de la remodelación de la catedral que se efectuó en el segundo o tercer cuarto de siglo. Probablemente el conjunto de los hastiales fue diseñado por Jean de Chelles, cuyo nombre aparece en el portal del hastial sur con fecha de febrero de 1257. La Virgen ocupa el parteluz, pero el tema que ocupa el tímpano de tres registros se conecta con la Virgen, y mientras que las escenas de la franja inferior siguen las lineas tradicionales, los episodios de los pisos segundo y tercero son inusuales en la decoración de portadas: muestran escenas de la leyenda de Teófilo, La leyenda áurea describe este relato como sigue: Había en Sicilia un hombre llamado Teófilo, que era vicario de cierto obispo, y manejaba los asuntos de la Iglesia con tanta prudencia que, cuando el obispo murió, todo el pueblo lo proclamó merecedor de sucederlo. Pero estaba contento con su oficio y deseó que mejor fuera otro hecho obispo. Pero poco después, el nuevo obispo despidió a Teófilo, que a partir de entonces cayó en cólera, que para recobrar sus dignidades, buscó la ayuda de cierto hechicero judío. Por lo tanto, el judío convocó al diablo, que apareció a toda prisa. Por mandato del diablo, Teófilo renunció a Cristo y a su Madre, abjuró de la fe cristiana y escribió su abjuración con su propia sangre, sellando el papel con su anillo y entregándoselo al diablo. Así se sometió al servicio del diablo. Al día siguiente, por maquinaciones de Satán, Teófilo recuperó el favor del obispo y fue restaurado en su honorable puesto. Pero con el paso del tiempo, cuando volvió en si mismo, lamentó amargamente lo que había hecho y con toda la devoción de su alma recurrió a la Virgen gloriosa para que viniera a su ayuda. En consecuencia, poco después, María Bendita, apareciéndosele en una visión, le reprendió por su impiedad y le ordenó que renunciara al diablo y que profesase a Cristo el Hijo de Dios y toda la fe cristiana. Así le restauró el favor y la gracia de su Hijo; y en señal de su perdón se le apareció de nuevo y le devolvió el papel que 101
había entregado al diablo, colocándoselo en su pecho, para que ya no temiera la esclavitud de Satán y se regizijara de su entrega por la Virgen. Al recibirlo, Teófilo se llenó de gozo y contó todo lo ocurrido ante el obispo y todo el pueblo. Ellos también se sintieron admirados y alabaron a la Virgen gloriosa; y Teófilo, pasados tres días, partió de esta vida en paz. La leyenda se muestra en todas sus partes esenciales en NotreDame, resaltadas la victoria de la Virgen sobre el diablo y la humillación de Teófilo en presencia del obispo en el vértice del tímpano. ¿Pero por qué se eligió esta leyenda en particular para la portada del hastial norte?. La respuesta hay que buscarla dentro del contexto específico de esta puerta para encontrar la explicación. La portada del hastial norte daba al claustro del clero de Notre-Dame, lo que le otorgaba el nombre, Porte du Cloître y, como consecuencia era la entrada principal de la catedral para el cuerpo gobernante. Además de prestar homenaje a la Virgen, el tímpano servía para transmitir una lección llamativa sobre los peligros de la hipocresía y el poder corruptor de la ambición y la envidia a los importantes eclesiásticos que pasaban por debajo. La escultura del siglo XIII por la que mejor se conoce a Saint-Denis fue realizada para el interior de la iglesia. La iglesia abacial real había sido durante mucho tiempo el principal lugar de enterramiento de los reyes de Francia, pero en 1263-1264 se decidió esculpir dieciséis gisants de caliza para las tumbas de los reyes merovingios, carolingios y capetos ya enterrados alrededor del coro. La disposición original de las dieciséis tumbas situaban a los merovingios y carolingios al sur del crucero y a los capetos, al norte. El tipo de la cabeza de los reyes y reinas tiene una apariencia uniforme para toda la serie y sigue el idioma habitual para los personajes reales encontrados en las portadas de la misma época; las figuras masculinas son en su mayoría barbudas y tiene el cabello rizado en cuidados ovillos a cada lado. Como era de esperar, el estilo de las mejores figuras, como la de Roberto el Pío han de atribuirse a Pierre de Montreuil. Al monumento funerario de Dagoberto I se le reservó un tratamiento especial por considerársele el fundador de la abadía y a ser famoso por su generosidad hacia ella. Erigido en el coro, a la derecha del altar mayor, es mucho más elaborado que los demás. Restaurado en buena parte durante el siglo XIX, está formado por un gran nicho exento con gablete sobre cuya base yace el gisant del rey Dagoberto, flanqueado por las figuras verticales de su hijo Clodoveo y su esposa Nanthilde.
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Escritura gótica
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n los libros dedicados al estudio del arte gótico no suelen incorporar a la escritura como tal. Yo, en cambio si lo hago, ya que he podido comprobar al realizar esta sección que hay verdaderas joyas escritas durante este periodo. No solo hay que destacar el tipo de letra, también es muy interesante el tema de la confección de los libros, con su caligrafía, sus adornadas letras capitales y sus fantásticas miniaturas. El término procede del latín minium (minio), pigmento rojo que se utilizaba antiguamente para marcar las letras iniciales del texto. A finales de la Edad Media, el termino se amplió en la lengua común, para designar el arte pictórico de pequeño formato y, por tanto, la pintura de miniaturas en los manuscritos. También he querido hacer una pequeña introducción de los útiles de escritura que se empleaban, como es el pergamino, la pluma y los pigmentos empleados para conseguir los diferentes colores. Es por ello por lo que me he animado a crear este apartado haciendo un pequeño resumen, por lo que se refiere a la escritura, de esta época medieval. Cuando estaba a punto de concluir la Octava Centuria, el emperador Carlomagno, amante de las artes y aunque no sabía escribir, se preocupó de unificar la escritura de su imperio. Encargó a sus impresores la búsqueda de una nueva escritura, teniendo que ser legible y rápida de escribir. La nueva escritura de forma cursiva fue llamada, como no, Carolina. Con este alfabeto hace su aparición la letra minúscula, a veces llamada "caja baja", debido a que los impresores tenían la costumbre de guardarlas en una caja, debajo de las que contenían las mayúsculas o "caja alta". En el siglo XII, todo el conocimiento y la cultura solo se encontraba localizada en los monasterios repartidos por las diferentes poblaciones; los copistas (scriptoria) de textos sagrados, eran monjes (ocasionalmente monjas o miembros del clero secular) encargados casi exclusivamente de realizar este trabajo. Estos monjes especialistas en escritura e ilustración, trabajaban en sus monasterios en unas salas anexas llamadas Scriptorium. Por otro lado, aparecen las primeras escuelas episcopales y catedralicias; las ciudades empezaron a rivalizar entre ellas para que los reyes y pontífices convirtieran estas escuelas en estudios generales que, posteriormente serian las actuales Universidades laicas. En un principio la licencia para enseñar era controlada por los obispos y cabildos catedralicios en el territorio de su jurisdicción; pero 104
posteriormente supuso un cambio muy importante el que los maestros de las Universidades pudieran también otorgar la licentia docendi. Con la llegada de estos nuevos centros de estudio, la demanda de libros aumentó considerablemente, ya que los jóvenes estudiantes que ingresaban, de 12 a 14 años de edad, se procuraban los manuales para sus estudios y para su carrera futura. En consecuencia, los soportes como la vitela o el pergamino iban escaseando y se iba haciendo cada vez más costosa su fabricación, por lo que tuvieron que adaptar el tipo de letra a esta necesidad, o sea, hacerla más comprimida, ya que al ocupar menos espacio se reducía el numero de páginas. Al ser la educación oral, surgió el gremio de libreros que con sus propios escribientes laicos, se ofrecían para transcribirles las obras más conocidas del momento, proporcionandoselos en los llamados cuaterniones o cuadernillos. Cada uno de los cuadernillos que componían una obra recibe el nombre de pecia. Cada escribiente se dedicaba a copiar uno de los cuadernillos que componían una obra. Así la copia de libros se realizaba con muchísima rapidez. Si en la Alta Edad Media el libro era casi un objeto sagrado, durante la Baja Edad Media se convertirá en una materia de trabajo de los estudiantes. A la sombra de estas escuelas surgieron numerosas librerías y bibliotecas. A causa de la gran demanda de libros, al lado de los talleres de copias se establecieron talleres similares para seglares en los centros universitarios. Estos escritores o copistas, fueron, con toda seguridad también calígrafos que con el tiempo y por méritos propios volvieron a merecer el título de letrados. Debido a las necesidades de los nuevos soportes empleados, hubo que hacer modificaciones en el tipo de letra empleada, haciéndola un poco más comprimida que la Carolingia, la cual recibiría el nombre de gótica debido a su forma estilizada, aguda y calada evocando, indudablemente, los arcos y bóvedas ojivales de las construcciones góticas de la época. Su nombre más apropiado es el de monacal o escolástica debido a que los Humanistas encontraron en los conventos una gran cantidad de libros guardados sin recopilar. Hay dos tipos destacables de escritura gótica: la francesa y la alemana. La alemana es más angulosa y más próximas las letras entre si que la francesa; solo tiene minúsculas, distinguiéndose las mayúsculas por magnitud relativa y por algún adorno, cosa que no ocurre con la francesa donde hay distinción entre mayúsculas y minúsculas. La escritura gótica presenta muchas variantes pero haciendo un esfuerzo de reducción se puede hacer una clasificación de dos grupos principales: la gótica libraria (textualis, formata) o derecha y la gótica documental (documentaria, bastarda, hybrida) o cursiva. 105
Gótica Libraria:
C
omo su nombre indica, fue usada en ediciones de libros, y concretamente de lujo, también es frecuente darle el nombre formada (formata) porque los primeros impresores copiaron de manera exacta el estilo (forma) de los amanuenses de la época. Hay distintos tipos de librarias, siendo las más usadas la "textura", "redonda" y "fractura". ::1:: Textura (Littera Gothica Textualis):
E
s la más formal y cuidada de todas las letras góticas y fue usada en manuscritos de lujo. Su nombre proviene del latín «textus» que significa entrelazado, tejido; descripción muy acertada ya que las distintas letras que forman una palabra están muy juntas. Esta es la letra que utilizó Gutenberg en la edición de la Biblia. Hay dos variantes: la cuadrada (textura quadrata) y la cortada (textura prescissa). La diferencia fundamental entre ambas es la presencia de unas apoyaturas (pies) en forma de rombo en la variante Prescissa, careciendo de ellas en la variante Quadrata. La gótica textura gozó de gran difusión en Alemania, Dinamarca, así como en Inglaterra que se conoció con el nombre de «Old English» o «black letters» (letras negras) que hace referencia a sus trazos anchos que dejan poco espacio entre las letras dando la impresión de estar viendo manchas negras. ::2:: Redonda (Littera Gothica Rotunda):
L
etra gótica de forma redonda, con trazos que favorece su lectura pues no se compactan en exceso los signos. Es muy parecida a la carolina pero con la letra algo más angulosa y con trazos más gruesos. Fue muy utilizada tanto en Italia como en España. Se utilizó para escribir textos en latín y lenguas vernáculas, un ejemplo sobresaliente de ello es el Mío Cid que está escrito con una minúscula gótica redonda de pequeño formato. ::3:: Fractura (Fraktur):
P
roviene del latín Fractus (quebrado) y hace referencia a la rotura que se produce en las líneas rectas. Aparece en el siglo XV y está compuesta de elementos redondeados y también de líneas rectas, siendo sus mayúsculas muy adornadas. Se desarrolló principalmente en Alemania, siendo su tipología 106
utilizada en las tesis de Lutero. En los siglos XVIII y XIX era todavía habitual en las publicaciones, llegando a ser símbolo de la Alemania nazi, Pero en marzo de 1940 tuvo lugar un cambio radical cuando Joseph Goebbels ordenó que toda la propaganda que apareciese fuera de Alemania debía dejar estar escrita en la escritura alemana. El 3 de enero de 1941 el uso de la escritura alemana fue prohibido con la escusa que en realidad se trataba de letras judías. Actualmente se sigue utilizando todavía en las cabeceras de la prensa alemana.
Gótica cursiva:
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a gótica cursiva deriva de la minúscula carolina al igual que la gótica libraria. Constituye la escritura de uso común en documentos de cancillería y libros de registro. De ejecución rápida, las letras que componen las palabras son trazadas de manera continua uniendo las distintas letras. La gótica cursiva presenta una gran variedad de tipos: la «minúscula cancilleresca italiana» (littera gothica documentaria) usada especialmente para textos en italiano y la llamada «cursiva bastarda» (littera bastarda, littera hybrida) cuya denominación se debe a emplear varios tipos de letras. Su uso se extendió sobre todo en Francia fundamentalmente en códices. En Alemania e Inglaterra se utilizó un tipo de letra muy parecida a la bastarda francesa conocidas con el nombre de Schwabacher y littera anglicana. En cuanto a los soportes de escritura se refiere he de decir que en la época medieval, se empleaba como base de la escritura pieles de becerros u ovejas tratadas adecuadamente para tal fin. No es necesario decir que al ser la letra gótica más comprimida se redujo notablemente la cantidad de pieles empleadas para ello. De todas las maneras se sabe que para la confección de un libro como la Biblia se empleaban alrededor de 300 pieles (30 o 40 era lo normal) y casi un año de trabajo al copista que lo realizaba. Uno de los primeros trabajos que debía efectuar un monje o laico que quisiera ser copista consistía en la elaboración del pergamino. La materia prima era la piel de oveja o cabra y el proceso para convertirla era el siguiente: Se separaba la piel del animal, se esquilaba y se secaba a temperatura ambiente bajo tensión, usualmente dada por un dispositivo de madera llamado marco estirador. Después se pulía sobre ella con un cuchillo o una piedra pómez con una mezcla de agua y cal, que al tiempo que lo alisaba suprimía las manchas y asperezas. Se requería que el 107
animal fuese joven ya que así su piel sería por tanto más delgada y en consecuencia los pergaminos serían mas finos. La «vitela» era un pergamino muy fino y de calidad muy alta, solo hecho de piel de becerro, la cual se humedecía y sometida a un proceso con cal. A veces, por razones obvias, el animal se extraía del vientre de su madre para que la piel fuese aún más fina. El aprendizaje era lento y mal pagado, no gozando de ninguna consideración social. El aspirante, aparte de la elaboración del pergamino, debía trazar las rayas y moler los colores. Se considera que eran necesarios unos siete años para su formación, estando el último dedicado, en parte, a la creación de una «obra de arte», sometida a la evaluación del maestro artesano y de otros compañeros. Si pasaba la prueba, al aprendiz obtenía el titulo de copista independiente, teniendo derecho a instalarse por su cuenta a condición de alejarse del taller de su maestro para no hacerle la competencia. Como, según se ha dicho anteriormente, el trabajo de copista no estaba bien pagado, los laicos más dotados se hicieron religiosos, simplemente, para poder ejercer su arte lejos de toda preocupación material. Para escribir se empleaban plumas de ganso, oca o cisne y para los trabajos de mayor precisión se empleaba las plumas de cuervo; en todos los casos, las de mejor calidad eran las cinco últimas plumas de la parte exterior del ala. Las plumas debían dejarse secar durante varios meses para que se endurecieran. Por último se afilaba la punta para poder escribir. En cuanto a los pigmentos que se utilizaban para la obtención de los diferentes colores empleados en la escritura gótica y en general en la Edad Media, venían de plantas, piedras e insectos. El pigmento se mezclaba con clara o yema de huevo, azúcar o cera de oído, para hacerla más consistente y fuera permanente. La tinta negra venía del carbón; el blanco procedía de la cal, del plomo o de las cenizas de huesos de pájaros; el color azul era muy apreciado y se extraía de las semillas de la coopera, de la azurita y del lapislázuli, el verde se obtenía de la malaquita, el amarillo del azafrán, oropimente o de un sulfato de arsénico y la roja estaba formada con minio, bermellón o púrpura. La tinta roja solía emplearse en títulos o encabezamientos de capítulos y en advertencias y de aquí provino el nombre de rubricas (derivado del latín ruber = rojo). En los textos se utilizaban laminas de oro muy delgadas u oro en polvo, se adherían a la superficie con goma y después se retiraba la parte que no era deseada en el diseño. Las letras iniciales eran de color rojo o azul y se dejaban los huecos y margenes necesarios para que los miniaturistas hiciesen su trabajo. 108
Un copista tenia que adaptarse a todos los estilos de escritura y ser capaz de caligrafiar cualquier texto, pero eso no quiere decir, sin embargo, que esté libre de cometer errores. Por eso los talleres, contrataban los servicios de un corrector que indicaba, al margen, la falta y la corrección necesaria. Cuando esta no era muy grave, el copista raspaba el pergamino y a continuación escribía de nuevo en la superficie raspada. Si faltaba una palabra y no se podía insertar, la escribían en el margen y dibujaban un dedo que indicaba su lugar en el texto. Pero cuando se trataba de líneas o párrafos completos, paliaban esta omisión con trucos más o menos acertados: el texto olvidado se escribía a pie de pagina y corría a cargo del ilustrador encuadrarlo y meter figuras que parezcan subir de nuevo al lugar deseado. Para realizar el Libro Miniado, las hojas se cosían y se pegaban a tablillas de madera, estas eran recubiertas de piel y en algunos casos se les colocaban bisagras que permitían la movilidad y así era más fácil cerrar el libro. Era frecuente que se abriera con una página de alfombra (llamada así por sus dibujos abstractos que recuerdan una alfombra oriental) o con un retrato imaginario del autor del libro o de su patrocinador. Los dibujos coloreados al inicio de la página se ponían debido a que carecían de índice estos libros y representaban el tema de ese texto. Eran dibujos sencillos, de gran expresividad y dramatismo. Carecen de perspectiva, colocando las figuras escalonadamente para que se vean todas. Los colores empleados eran fuertes y de gran intensidad. Los edificios no solían dibujarse enteros sino una parte de ellos que simbolizaba a todo el conjunto, no se da importancia al cuerpo humano, que suele taparse con voluminosos ropajes, pero sí se pone énfasis en los ojos, que se dibujan más grandes para producir mayor tensión espiritual a las figuras. Algunas veces, estas figuras se representan en la hoja del códice sin ningún fondo y sin enmarcar, pero lo más frecuente era dibujarlas sobre un paisaje idílico dividido en varias fajas de diferentes colores. Podemos destacar obras de libros miniados como Las Horas de Turin, Las muy ricas Horas del Duque de Berry, Las Horas de Etienne Chevalier, el Salterio Luttrell y autores como Memling, Gerard Horembout, Coene, Foucquet o los hermanos Limbourg. Con la reducción del tamaño de los libros, de folio a un octavo, también tuvieron que reducirse en la misma proporción el tamaño de las miniaturas, y aunque esto fue así, la calidad de los dibujos no disminuyó, sino todo lo contrario. Los colores se hacen más brillantes, los fondos se perfeccionan con temas arquitectónicos de la época, que en este caso es el gótico. En fin, que la iluminación de manuscritos pierde el papel 109
secundario que tenía hasta entonces, pasando en la etapa gótica a un primer plano. El arte de la miniatura tuvo su apogeo con la confección de los Libros de Horas debido en parte a la rivalidad entre miniaturistas religiosos y laicos. Pero todo llega a su fin y el arte de la miniatura también lo tuvo y fue debido a dos razones importantes: los primeros indicios de una nueva ola cultural que iba a ser el Renacimiento, la cual introdujo un nuevo tipo de escritura que rechazaba las formas góticas, más redonda y menos estrecha, a la cual se la denominó escritura humanística, y la otra a la invención de la tipografía, un procedimiento de imprenta con caracteres móviles. Para concluir este resumen de la escritura gótica comentar que durante toda la Edad Media, los monjes realizaron una enorme labor de copia e iluminación de libros antiguos escritos sobre todo en latín, árabe y hebreo. La necesidad natural de corregir o explicar los nombres anticuados cuyo sentido se ignoraba y sobre todo de poner al día los antiguos textos del Derecho Romano para que pudieran ser aplicados en el contexto del Sacro Imperio romano Germánico, se hizo necesario que alguien se encomendara a la tarea de aclarar su sentido para lograr su comprensión y posterior aplicación. A estas personas se las denominó glosadores y su trabajo consistía en analizar un texto, aclarando y explicando el significado de sus palabras o fragmentos, hasta llegar a hacer una interpretación general de éste. A cada anotación se le denominó glosa y al conjunto de glosas, glosario. Las anotaciones las hacían bien entre líneas (Glosa Interlineal), bien en los margenes de las hojas (Glosa Marginal). Estas anotaciones fueron realizadas en España, en latín vulgar, romance y euskera medieval. En materia bíblica se pueden considerar tres clases de glosas, según esten puestas en los textos hebreo, griego y latín. Las que hay en el texto hebreo datan de una época muy remota. Es muy difícil, por no decir imposible definir hoy con certeza lo que es verdaderamente glosa en el original, aunque algunas explicaciones tienen la apariencia de tales. Referente al texto griego (los Setenta), la existencia de glosas es un hecho certísimo, confirmado mediante la confirmación de esta versión con el texto original. Respecto al texto en latín (Vulgata), tanto san Jerónimo, como sus glosadores intercalaron en la versión latina algunas notas explicativas, cuya presencia se demuestra fácilmente. Las glosas más importantes de la España medieval son las Silenses y las Emilianenses.
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Lengua gótica
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oy a tocar, un poco por encima, el tema de la lengua gótica. Realmente no tiene nada que ver, ni con la arquitectura gótica ni con la época en que se desarrolló; aunque si es cierto que esta lengua la hablaron unos pueblos que según la tradición, varios siglos después, dieron nombre a este estilo. El gótico es una lengua germánica que hablaban los godos. Esta antigua lengua, hoy totalmente desaparecida, es conocida únicamente por los fragmentos de la traducción de la Biblia hecha por el obispo Ulfilas (311-381) para convertir y evangelizar a los godos que habitaban las riberas del río Danubio. Ulfilas, queriendo traducir la Sagrada Escritura en su lengua materna, inventó el alfabeto gótico, proveniente del griego uncial, pero con rasgos latinos y rúnicos. Este trabajo lo realizó sobre el año 369, y para ello tuvo razones de orden practico: la falta de sacerdotes o lectores que supiesen el griego y pudiesen traducir el texto griego de la Sagrada Escritura, por una parte, y por otra, el gran numero de iglesias existentes entre los godos, le decidieron a hacer una traducción escrita destinada al servicio litúrgico. No tradujo, sin embargo, los cuatro Libros de los Reyes, a fin de no excitar el espíritu bélico de los godos, con la lectura de los relatos de batallas y victorias. La traducción de estos libros no existía aun hacia mediados del siglo V. Tampoco se sabe fijo si Ulfilas tradujo por si mismo todo el texto de la Biblia, inclinándose los especialistas modernos a no atribuirle personalmente más que la traducción de los Evangelios, creyendo que, en cuanto a los otros libros del Nuevo y Antiguo Testamento fueron traducidos en gótico después de él. Se sabe actualmente que el gótico era hablado no solo por los ostrogodos y por los visigodos, sino también por los vándalos y los gépidas. En los siglos IV y V la lengua gótica se extendió por gran parte de Europa y por la costa septentrional de África. Desapareció, sin embargo, con una sorprendente rapidez, debido principalmente al declive del pueblo godo, aunque según Walafridus Strabo el gótico era hablado en el siglo IX en algunas parroquias del Bajo Danubio. Los manuscritos más antiguos que contienen copias de la Biblia de Ulfila datan del siglo VI y fueron hallados en el norte de Italia (Códices Ambrosiani). Además de esta copia tenemos en Uppsala el Codex Argenteus, escrito en letras doradas y plateadas (188 hojas de las 330 originales). Además de las copias de los manuscritos de la Biblia, 111
tenemos otros textos como el Skeireins, un comentario de 8 hojas del Evangelio de san Juan. También existen algunos pocos textos de tema no bíblico que incluyen un fragmento de un calendario, dos actas que contienen frases en gótico, y un manuscrito del siglo X que contiene una copia del alfabeto gótico y unas pocas palabras en transliteración latina.
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Catedrales de Francia
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n esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales de Francia de estilo gótico. Están ordenadas alfabéticamente. Catedral Santa Cecilia de Albi (1277)
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a catedral de Albi se empezó a construir en 1277 y se terminó sobre el año 1512; es sin duda uno de los monumentos más sorprendentes de Francia. Mandada construir por el gran inquisidor Bernard de Castanet inmediatamente después de la cruzada contra los albigenses. Su exterior se parece mas a una fortaleza que a una iglesia: las pendientes de la base orientadas hacia fuera, como si sirvieran para repeler ataques; sus ventanales, en fuerte contraste con las vidrieras en las catedrales del norte de Francia, parecen meras rendijas; en vez de arbotantes, tiene contrafuertes semicirculares que sobresalen de los muros de ladrillo rosa. De hecho, el aspecto de fortaleza del edificio refleja algo mas que una simple variedad regional, y era totalmente deliberado. El gran interior contrarresta con la simplicidad externa. Consta de una sola nave de 18 metros de ancho, la mas ancha de Francia. A lo largo de ambos muros hay una serie de pequeñas capillas excavadas, en un total de veintidós, formadas por contrafuertes internos que se proyectan hacia dentro. La catedral posee también uno de los órganos mas importantes de Francia. Catedral de St-Étienne de Auxerre
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a catedral de Auserre un monumento gótico construido entre los siglos XIII y XIV. En el lado izquierdo de la fachada se encuentra una alta y ancha torre de 68 metros (la de la derecha ha quedado inconclusa); la parte superior de aquella, en la que se abre el gran rosetón, es del siglo XV, mientras que las portadas, ornadas con relieves, son del siglo XIII y XIV. En la central están representados el Juicio Final y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento; en la derecha, de St-Étienne del siglo XIV, hay escenas de la vida de Cristo y san Juan Bautista, historias de David y el Juicio de Salomón; en la portada izquierda, de St-Germain, de principios del siglo XV, están representadas la Coronación, la vida de María y escenas del Génesis. Sus medidas internas son 100 metros de longitud por 30 metros 113
altura, dividido en tres naves, con pilares rematados por el triforio y grandes ventanales; crucero y ábside con girola. En los rosetones del transepto hay vidrieras de los siglos XIII y XVI. Por el lado izquierdo de la girola se desciende a la cripta románica construida en el siglo XI; tiene planta de tres naves con pilares múltiples; en la cabecera central hay frescos medievales de la misma época, con representaciones de Cristo como Pantocrátor. Catedral de Notre-Dame de Amiens (1220)
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a catedral de Notre-Dame de Amiens es con sus 42 metros de altura y 145 metros de longitud la más grande y alta de todas las catedrales góticas de Francia, estando cerca del máximo soportable para este tipo de arquitectura. La obra se inicia en 1220 por motivo de un incendio ocurrido a la anterior catedral románica, su construcción fue muy lenta dadas sus dimensiones y a los problemas derivados de la compra de los terrenos necesarios. Fue en un principio financiada con los beneficios del cultivo del glastor o pastel de Picardia, cierta planta apreciada por su tinte azul. Erigida para guardar la cabeza de san Juan Bautista, traída de las Cruzadas en 1206 y objeto de veneración de los peregrinos. Lo primero que se construyó fue el transepto sur en 1220, posteriormente se realiza el cuerpo y a partir del año 1245 se realiza la cabecera. La cimentación supuso trabajar a nueve metros bajo tierra, una de las más profundas y seguras de las catedrales europeas. Al ser mucho más grande que la anterior románica había una serie de edificaciones en sus inmediaciones que tenían que desaparecer: Al este (zona de la cabecera) la muralla, que hubo que comprar los terrenos al municipio para trasladarla; al norte (zona del transepto norte) un hospital dedicado a san Juan Bautista, que hubo que trasladar; al noreste (entre el transepto norte y la cabecera) había una iglesia dedicada a san Fermín (primer obispo de la ciudad y patrón de esta) que tuvo que ser derruida. La planta tiene forma de cruz latina, transepto de tres naves, gran coro con cinco naves y deambulatorio compuesta por siete capillas radiales. La girola está compuesta por tramos trapezoidales. Consta de dos torres sin rematar y no tiene torre linterna en el crucero pero si aguja calada realizada por Viollet le-Duc. Que se sepa trabajaron en su construcción tres arquitectos: Robert de Luzarches, luego Thomas de Cormont y finalmente su hijo Renault de Cormont. 114
Tiene una fachada con tres puertas de diferentes tamaños y con un profundo abocinamiento, en la central se representa el Juicio Final con una imagen de Jesús en el parteluz conocido como «Bello Dios» con seis Apóstoles a cada lado. La portada de la izquierda está dedicada a san Fermin obispo de Amiens y la de la derecha a la Virgen María. También son interesantes las portadas secundarias del transepto, sobre todo la situada al sur, denominada "Puerta Dorada de Amiens", es la más antigua de todas ya que la catedral se empezó a construir por aquí, está dedicada a la Virgen. Catedral de San Mauricio de Angers (1148)
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a catedral de Angers se empezó a construir en el año 1148. Consta de tres torres, la central es del siglo XVI. El pórtico fue reformado varias veces, la última por los propios canónigos que el siglo XVIII suprimieron partes del mismo para facilitar el paso de las procesiones. En su interior destaca la bóveda cuyas especiales características han hecho que los especialistas den a este tipo de bóveda el apelativo de «angevina». También son especialmente interesantes sus vitrales realizados entre los siglos XII al XVI. Catedral de Notre-Dame de Bayeux (1077)
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a catedral de Bayeux, es un edificio de estilo gótico normando con elementos de la arquitectura románica, se inició en 1077 pero destruida en 1105 durante el asedio de Enrique I de Inglaterra; fue reconstruida entre los siglos XII al XIV. Así de la primitiva construcción románica solo quedan la cripta de tres naves y la parte inferior de las torres coronadas por agujas góticas. La torre del crucero, de formas gótico flamígeras, se remontan al siglo XV, pero la aguja es del XIX. En el interior, la parte alta de la nave, con las típicas ventanas normandas, el coro y el deambulatorio son también de elegantes líneas góticas. Pero en realidad, por lo que más se conoce a la catedral es por el hecho de haber albergado el tapiz de Bayeux. El municipio de Arras había recomendado allá por 1025 que para educar mejor al vulgo analfabeto, se colgarían imágenes en las iglesias. Así pues, es muy posible que esto animara a llevar a cabo la confección de una obra tan enorme como el tapiz y exponerla en la catedral en su consagración.
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Catedral de Saint-Pierre de Beauvais
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l edificio tiene unas dimensiones enormes, hubiera sido la obra maestra de la arquitectura gótica si los arquitectos encargados del proyecto la hubiesen terminado. La quisieron hacer tan alta y fina de fábrica que sus bóvedas se vinieron abajo en dos ocasiones, en el año 1247 y 1284, debido mayormente a que los pilares eran débiles y demasiado separados. Para dirigir los trabajos de restauración fueron llamados los arquitectos Guillaume de Roye y Aubert d´Aubigny que la consolidaron con nuevos pilares terminando la obra en 1324. El crucero fue construido durante el reinado de Francisco I, por Martín Chambiges; en el siglo XVI existía en lo alto de la catedral una aguja por lo que fue considerada como el monumento mas alto de la época, pues se elevaba a 153 metros; esta aguja se derrumbó en 1573. El coro fue comenzado en 1225 y terminado en 1272. Tiene en su interior un reloj astronómico que data del siglo XIX y construido por Verité de Beauvais que, con sus 14 metros de altura, 6 metros de ancho, 52 cuadrantes, 80 indicaciones diferentes y sus 90.000 piezas, es uno de los mayores del mundo. El aspecto de esta catedral es tan admirable, que ha sido muy común en Francia decir: el coro de Beauvais, la nave de Amiens, el pórtico de Reims y los campanarios de Chartres, harían la iglesia más hermosa del mundo. Catedral Saint-Étienne de Bourges (1195)
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n el año 1195 el arzobispo de Bourges Henri de Sully hizo una donación al capitulo de la catedral. Este hecho sería el punto de partida de la construcción de la nueva catedral que sustituía a la anterior románica del siglo XI que se había quedado demasiado pequeña. Se intentó conseguir que fuese equiparable a la catedral de NotreDame de París por lo que fue preciso construirla fuera de las murallas de la ciudad. Ya en el año 1214 estaba construida casi la mitad del edificio. Tras un periodo de doce años sin trabajos en la fabrica la obra principal se dio por concluida en el año 1230. Los trabajos realizados en la fachada fueron más lentos, hubo problemas con la torre sur que tuvieron que apuntalar por problemas de fisuras, debido a ello no pudieron incorporar a la misma el campanario lo que motivó que ésta fuera conocida como la torre sorda. Pero la que se desplomó fue la torre norte en el año 1506 la cual no pudo ser reconstruida hasta finales del siglo XV. 116
La fachada occidental es la más amplia de todos los edificios góticos de Francia (más de 40 metros). Con cinco pórticos de doble puerta que corresponden, exactamente, a las cinco naves, las esculturas son realmente magníficas. El pórtico central está impresionantemente decorado con la escena del Juicio Final. Fue inscrita en diciembre de 1992 en lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Catedral de Notre-Dame de Chartres (1194)
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xisten indicios de que en el lugar que hoy ocupa la catedral existía desde tiempos anteriores a la era cristiana un altar (y según algunos autores una gruta) dedicado a la Diosa Madre de la mitología druídica, siendo esta localidad un importante centro religioso para la tribu celta de los Carnutos, pueblo del que deriva el nombre de la ciudad. Esta particularidad se ha relacionado con el hecho de que Chartres se convirtiera en un importante centro de veneración a la Virgen María cuando a partir del siglo XII resurgió esta devoción en la iglesia cristiana occidental. De cualquier manera la ciudad de Chartres ya era un centro de culto mariano y peregrinaje desde tiempo atrás debido a la presencia en su catedral de la llamada Sancta Camisia, una reliquia traída desde Tierra Santa y cedida a la catedral por Carlos el Calvo en 876 y que supuestamente es la túnica de la Virgen María. Por este motivo gozaba de un próspero comercio centrado en las ferias que se celebraban en las cuatro grandes festividades marianas del año: la Purificación, la Anunciación, la Asunción y la Navidad. La primera iglesia de que se tiene constancia se construyó alrededor del año 350. Esta desapareció en un incendio hacia 740 o 750 durante el saqueo de los visigodos de Hunaldo, duque de Aquitania. Una segunda catedral es destruida por los piratas normandos al mando de Hastings el 12 de junio de 858, el obispo Gisleberto reconstruyó y amplió esta iglesia. De esta queda una capilla que forma parte de la actual cripta. En esta época es cuando la catedral recibe la reliquia de la túnica de la Virgen, que aumentó la importancia del lugar. El 5 de Agosto de 962 la iglesia de Gisleberto vuelve a ser destruida durante la guerra que enfrentó a Ricardo I, duque de Normandía con Teobaldo I de Blois, conde de Chartres. Se reconstruye parcialmente. En 1020 otro incendio destruye la catedral, tras lo cual el obispo Fulberto de Chartres inicia la construcción de la cripta de una nueva catedral románica. Esta catedral fue construida rápidamente debido a una explosión de fervor religioso que motivó a cientos de penitentes a contribuir en la construcción 117
acarreando espontáneamente provisiones y materiales de construcción hasta las obras. Fulberto muere en abril de 1029, le sucede Geoffroy de Lèves quien consagra la catedral dos años más tarde y en 1037 se concluyen las obras. En 1194 un gran incendio devastó gran parte de la ciudad de Chartres, incluida casi la totalidad de la antigua catedral románica. El edificio que construyó el obispo Fulberto era una gran catedral en estilo románico que contaba con una enorme cripta que albergaba la famosa reliquia. Rápidamente se acometieron las obras de reconstrucción, pero ya en estilo gótico y hacia 1220 el cuerpo principal estaba concluido. Se empleó piedra local de unas canteras situadas a unos 8 km. Conserva del edificio anterior la cripta y la fachada oeste con el Pórtico Real. Fue consagrada el 24 de octubre de 1260 en presencia del rey Luis IX el Santo. La planta es grandiosa con un trazado en cruz latina, tres naves en el brazo longitudinal, un crucero también de tres naves, un presbiterio muy desarrollado y una doble gírola con cinco capillas semicirculares. Poco a poco la planta de las iglesias cristianas se va alejando de la cruz latina, característica del románico, va a ir tendiendo a la planta de salón, donde una amplia nave central produce el efecto de “espacio continuo”. La nave central es de gran altura, y aparece cubierta por bóvedas de crucería cuatripartitas, como es característico de este siglo, ya que en el siglo XIII la sexpartita prácticamente no se usa. El alzado consta de tres pisos de gran altura: el primero de arquerías de los formeros con arco apuntado, el segundo con un triforio, que substituye a la tribuna y el tercero el claristorio. La organización en tres naves es sumamente original para la época, con la central mucho más alta que las laterales. Esta dificultad constructiva se solía solventar levantando sobre las naves laterales una amplia tribuna cuya cubierta compensaba el peso de la bóveda central reforzando la estructura, como sucede en las catedrales de Laon o París. En Chartres se suprime la tribuna quedando solamente tres niveles en el alzado de la nave; arcadas, triforio y ventanales. El Triforio es una pequeña galería que se construía en ocasiones sobre la galería y bajo los ventanales para aprovechar el espacio del tejado sobre la tribuna. La altura y amplitud de las naves se debe a dos novedades constructivas: La primera fue el abandono de la bóveda sexapartita cuadrangular, que se había usado frecuentemente en el siglo XII en catedrales como la de Laon, en favor de la cuatripartita rectangular. La bóveda sexapartita se basaba en cuatro puntos de apoyo fuertes y dos débiles, lo que provocaba a veces una alternancia en el grosor de los soportes como en Sens y 118
Noyon, si bien en París y Laon éstos son uniformes. Los ábacos de los capiteles sostenían los haces de fustes de las columnillas adosadas conectando así los pilares con los nervios, pero esto causaba una excesiva fragmentación que se solucionó en Chartres creando un pilar acantonado consistente en un núcleo cilíndrico central rodeado de cuatro elementos más pequeños que conectan tanto con las cubiertas como con las arcadas que las separan. De ellos el que da a la nave central no tiene capitel sino una cornisa sobre los demás capiteles y que actúa como zócalo del resto de elementos verticales que van a unirse a los arcos y nervios de la bóveda. Con esto se logró una unidad de los complejos soportes sin perjudicar la integridad de cada parte. La otra novedad es el empleo de un tipo de arbotante totalmente desarrollado. Salvo los superiores, añadidos después de la construcción original, los inferiores son dobles unidos por columnillas radiales. Estos se unen a los contrafuertes externos, muy gruesos en la base y que se complementan con los contrafuertes internos, ocultos bajo el techo de las naves laterales. La fachada principal es fruto de diversas intervenciones a lo largo del tiempo. El Maestro de Chartres desmontó la fachada y la desplazó hacia delante y añadió el gran rosetón y la galería de los reyes sobre este. Al aumentarse la altura de la fachada las dimensiones de la torre sur en proporción al resto de la fachada cambiaron notablemente, por lo que cuando se construyó la torre norte; la Clocher Neuf, concluida en el año 1513 para equilibrar la composición impuesta por la primera torre, se estableció una asimetría que crea un fuerte dinamismo visual. Esta se realizó en estilo flamboyant (flamígero francés). El pórtico, llamado Pórtico Real (Porte Royal), se construyó en la década de 1140 para la anterior catedral románica y tiene forma de embudo, lo que posteriormente sería una norma común para las catedrales góticas. Las esculturas y relieves están inspirados en los del pórtico oeste de la basílica de Saint-Denis, que fueron destruidos durante la reforma. Las jambas están decoradas por altas figuras de reyes y personajes del Antiguo Testamento. Los frisos narran escenas de la vida de la Virgen en su juventud con san Joaquín y santa Ana. El tímpano está decorado con una escena del Juicio Final con Cristo Pantocrator enmarcado en una mandorla rodeado por los símbolos de los evangelistas. El rosetón muestra en sus vitrales a Cristo juez en el Juicio Final rodeado por los cuatro evangelistas y ángeles. En los círculos externos ángeles trompeteros y escenas de resurrección, Infierno y Paraíso. En los tres ventanales se muestra la Pasión y Resurrección en la izquierda, la Encarnación en la central y a Jesé padre 119
de David en la derecha. El transepto es ancho aunque sobresale poco de la nave principal. Sus fachadas constan de sendos rosetones, el del lado norte describe la glorificación de la Virgen y el del lado sur la glorificación de Jesucristo. Estos se asientan sobre hileras de cinco ventanas sobre tres pórticos, siguiendo las proporciones de la fachada principal y aumentando el efecto de unidad arquitectónica. En un principio se pensó en abrir en ellas simples aberturas pero al final se dotaron de tres profundos pórticos ricamente esculpidos y de dos torres en cada una que quedaron sin concluir. El modelo de rosetones está copiado directamente de Laon pero los pórticos triples son exclusivos de Chartres. En el lado norte de la catedral, el pórtico central muestra la coronación de la Virgen con figuras de profetas y santos. En el friso del dintel se representa a la izquierda la muerte de María yaciendo en una cama y rodeada de los doce apóstoles. A la derecha se narra la resurrección de la Virgen: unos ángeles alzan el cuerpo sin vida de María para reunirlo con su alma. Aunque no hay en los Evangelios narración alguna sobre la resurrección de la Virgen existe una tradición que es frecuentemente representada a partir del inicio del culto mariano en la Edad Media. El obispo Fulberto era ferviente creyente de esta tradición por lo que el suceso se narra con frecuencia en Chartres. En el parteluz figura una imagen de santa Ana con la Virgen niña en brazos (en la actualidad dañada y sin cabeza). Esta figura fue añadida probablemente a raíz de la cesión a la catedral de la reliquia de la cabeza de santa Ana, traída de Constantinopla en 1204, aproximadamente la fecha cuando se inició el pórtico, por lo que se reservó a esta efigie un lugar de honor. Debajo hay una imagen de su marido, san Joaquín contemplando su rebaño de ovejas mientras el arcángel san Gabriel le anuncia el embarazo de Ana. La historia de santa Ana y san Joaquín es apócrifa pero tuvo gran difusión desde que fue recogida en la Leyenda Dorada por Santiago de la Vorágine. La segunda arquivolta representa figuras que se cree son profetas del Antiguo Testamento, mientras que la tercera y la cuarta muestran los antepasados del linaje de María. La última arquivolta muestra profetas con libros y pergaminos. En los relieves alrededor del arco se narra la creación y caída del hombre. En las jambas hay estatuas que se corresponden con las de los doce apóstoles del lado sur. Muestran profetas del Antiguo Testamento que dan testimonio del compromiso entre Cristo y su iglesia: Melquisedec, Abraham, Moisés, Samuel, David, Isaías Jeremías, Simeón, san Juan Bautista y san Pedro. Las estatuas tienen rostros ovalados y son más realistas que en la entrada oeste. 120
El pórtico sur es un regalo del conde Pierre Mauclerc, de la familia real. Este pórtico introduce nueva iconografía al estilo de Chartres. El portal central muestra el Juicio Final con esculturas de los apóstoles en las jambas. El el dintel sobre la puerta hay un friso con una visión del Apocalipsis, con el Cielo y el Infierno. Es la primera vez en la iconografía religiosa que se narran el Juicio Final y el Apocalipsis conjuntamente. Hasta entonces ambos temas habían sido tratados siempre de forma independiente pese a estar estrechamente relacionados. Cristo es representado en el tímpano con rasgos amables y humanos en el juicio final, esta figura es conocida como el Beau Dieu. La escena es en general tratada por el escultor de forma que inspira compasión divina, muy diferente a otras representaciones anteriores en las que se intenta resaltar el sufrimiento para inspirar temor a la ira de Dios. Tradicionalmente se hubiesen representado a los cuatro apóstoles tanto en el Juicio Final como en el Apocalipsis pero al unir ambas escenas estos quedaron excluidos de los relieves, por lo que son representados en las jambas del portal en estatuas de mayor tamaño. Esto deja un espacio disponible en los relieves que es ocupado por la Virgen, a la derecha de Cristo, y por el Juan el apóstol que ruega a Cristo por las almas de los juzgados aumentando la sensación de compasión en el conjunto. Ambas figuras son del mismo tamaño que Jesús, lo cual para algunos teólogos de la época daba una imagen demasiado humanizada de Cristo. Esta equiparación de tamaño se cree que puede simbolizar el poder de intercesión de la Virgen y de san Juan, que había sido establecido ya desde los tiempos de la primera iglesia bizantina. El pórtico izquierdo está dedicado a la Natividad y la Anunciación, tema que es también tratado en la entrada oeste. El portal derecho se dedica a los trabajos de Job en el tímpano, probablemente en referencia a las dificultades que tuvo que atravesar la Iglesia en el siglo XIII. Las arquivoltas representan a Sansón, Gedeón, Esther y Judith venciendo a los enemigos que simbolizan las amenazas que pesan sobre la Iglesia. Son célebres la figura llamada la Santa Modesta, una imagen femenina con una sonrisa seductora y una figura que representa a un gordo Salomón en el pórtico derecho. Los vitrales son de la misma época que los del lado norte y muestran la Glorificación de Cristo en el rosetón con los evangelistas y ángeles y en el círculo externo los patriarcas del Apocalipsis y las armas de los donantes de la vidriera (no tiene enjutas). En los ventanales muestra a los cuatro evangelistas en la parte superior de cada ventana lateral (Lucas, Mateo, Juan y Marcos de izquierda a derecha) sobre los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel (en el mismo orden). En la ventana central figura la Virgen con el Niño. 121
El coro, es de cinco naves. El principal problema al que se enfrentó el arquitecto fue la unión armónica con la cabecera ya que la distancia que separa los pilares al rodear el presbiterio debe ser forzosamente menor lo que produce una discontinuidad rítmica. Para ello el maestro optó por emplear ventanas simples, en sustitución de las dobles con rosetón de la nave principal, y reducir a la mitad el intercolumnio. El deseo del cabildo de aprovechar los cimientos románicos complicó el diseño de la cabecera, construyéndose tres capillas profundas sobre las románicas y otras cuatro intercaladas y menos profundas. Al igual que en las fachadas del transepto, en el coro hay dos torres inacabadas, una a cada lado. El coro está separado de la gírola por un muro decorado con un conjunto de cuarenta grupos escultóricos que suman doscientas estatuas realizadas por Jehan de Beauce a comienzos del siglo XVI en estilo renacentista y que narran escenas de la vida de Jesús y de la Virgen. Uno de los elementos más famosos de la catedral es el laberinto trazado sobre el pavimento que data de 1205. Es un alicatado circular de 13 metros de diámetro situado en el eje de la nave central en el que baldosas blancas y negras forman un estrecho sendero con múltiples circunvoluciones que conducen al centro. Parece ser que en este círculo central existió una placa de bronce o latón con las figuras de Teseo, Ariadna y el Minotauro. Ésta fue retirada y fundida durante la Revolución Francesa para fabricar cañones. En la edad media existían numerosas iglesias con laberintos de este tipo que han ido desapareciendo en épocas posteriores. El sendero del laberinto representaba una peregrinación simbólica que el peregrino debía recorrer a pie o de rodillas hasta la roseta central. Las medidas y trazado de este tipo de laberintos tiene un profundo y complejo simbolismo numerológico y filosófico que tiene su origen al parecer en conocimientos esotéricos con origen en oriente. El laberinto tiene once círculos concéntricos y tiene la particularidad de tener el mismo diámetro que el rosetón oeste y de distar del umbral de la entrada la misma longitud que la altura de este por lo que si la fachada se extendiera sobre el suelo interior el rosetón coincidiría con el laberinto. Este enigmático laberinto ha inspirado el best seller escrito por Titania Hardie El Laberinto de la Rosa. En 1979 fue declarada, por la UNESCO, «Patrimonio cultural de la Humanidad».
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Catedral de Notre-Dame de Coutances (1251)
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a catedral de Coutances se construyó a partir del año 1251, sobre las ruinas de una iglesia románica que se incendio en 1218, y que fue iniciada en 1040 por el obispo Geoffroi de Montbray y financiada por la familia Hauteville con las ganancias que obtuvieron en Sicilia, donde habían fundado un reino unos años antes. Dominan la fachada dos altas torres de aguja con pináculos; aunque el tiburio sobre el cruce del transepto es normando, el ábside muestra el paso de un estilo arquitectónico a otro, uniendo a volúmenes románicos una esbeltez típicamente gótica. También el interior evidencia un arte nuevo, que parece superponerse con líneas y decoraciones originales a las tradicionales estructuras anglonormandas. Destacan las antiguas vidrieras del transepto, pertenecientes a los siglos XIII y XVI; también en las capillas del deambulatorio se reconoce algún fragmento de vidriera antigua del siglo XII. Catedral de Notre-Dame de Dijon (1220)
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a catedral de Dijon es de estilo gótico borgoñón, se construyó entre 1220 y 1250. Tiene una original fachada rectangular, con dos torres cilíndricas en los ángulos. En la zona baja existe un profundo pórtico en el que se abren tres portadas. En la parte superior corren, divididas por tres cornisas ornadas con prótomos animales y humanos, dos elevadas galerías de arquillos dispuestos sobre columnas. Sobre el crucero se levanta un elevado cimborrio piramidal. Junto a la torre derecha, dentro de una caja de campana de hierro, se encuentra el celebre Jacquemart, un conjunto de cuatro figuras que dan las horas, enviado por Felipe II desde Courtrai el año 1382, después de su victoria sobre los flamencos. El interior consta de tres naves sobre columnas con formas elegantes en la galería del triforio, en el cimborrio, en el coro y en el ábside poligonal con dos ordenes de ventanales, flanqueado por dos absidiolos.
Catedral de Estrasburgo (1277)
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a catedral de Estrasburgo es una sobria construcción del arte alemán primitivo (Estrasburgo pasó a ser una ciudad francesa en 1918). Tiene 110 metros de largo por 41 de ancho y su nave central cuenta con 30 metros de elevación. La primera piedra del edificio actual la colocó el obispo Werner en 1015, comenzando en 1277 el obispo Conrado de Lichtenstein la construcción de la fachada y la torre que se 123
confió a Ervino de Steinbach. Al fallecer el arquitecto en 1318 continuó las obras su hijo Juan hasta 1339 y las acabó Hans Hutz de Colonia en 1439. La torre del Norte, que mide 142 metros de altura fue terminada por completo; pero no así la del Sur, de la que solo se construyó la plataforma. Se confunden en la catedral varios estilos medievales, perteneciendo al románico tardío, la cripta, el coro y el crucero, lo mismo que la parte baja de las naves. En la fachada se marca de un modo claro la transición al estilo gótico hasta la perfección de este último. El pórtico ofrece una belleza peculiar con numerosas estatuas y un gran rosetón de 50 metros de circunferencia. También son notables las vidrieras pertenecientes a los siglos XIV y XV; el púlpito, obra maestra de Juan Hammerer, realizado en1486; el celebre reloj astronómico de Schwilgué, restaurado de 1839 a 1842 y el magnifico órgano de Silbermann. Catedral de Saint-Julien de Le Mans
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uando el obispo Vulgrin en el año 1056 eligió los terrenos para edificar la nueva catedral (románica) dedicada a la advocación del que fuera primer obispo de Le Mans, no sabía los problemas que iba a tener posteriormente para su conclusión. La primera desgracia ocurrió cuando diez años más tarde el edificio se derrumbó. La obra la retomó el obispo Arnaut y después Hoël que construyeron el coro, transepto, laterales y torres así como la cripta. Con motivo de las obras, los peregrinos que llegaban a la ciudad para visitar las reliquias de Saint-Julien no podían hacerlo por lo que los ingresos se redujeron hasta tal punto que tuvieron que paralizarse las obras. Los habitantes de la ciudad obligaron al arquitecto a abrirla, cosa que ocurrió el 17 de octubre 1093. Después de tres años de inactividad las obras se reanudaron siendo obispo Hildebert de Lavardin y encargándose del proyecto un monje llamado Jeans, dando por finalizadas las obras en el año 1120. En año 1134 dos grandes incendios afectaron a la «colina Plantagenet» donde está situada la catedral quedando muy afectada. Se reconstruyeron de nuevo la nave central y la torre sur y el 18 de abril de 1158 Guillaume de Passavant, nuevo obispo de Le Mans, inauguró y consagro la nueva catedral. Con tantas restauraciones el coro se quedó pequeño por lo que rápidamente se empezó a construir uno nuevo, más amplio y alto, pero esta vez en estilo gótico, las obras duraron hasta 1225. En este momento la catedral de Le Mans presentaba dos estilos importantes en un solo 124
edificio: el románico de la nave y el gótico del coro. Este último era 10 metros mas alto que la nave y el transepto lo que hacía que el conjunto no fuese armonioso, había que hacer más alta la nave. Las obras comienzan en el año 1392 bajo el reinado de Carlos VI. De nuevo la catedral pasa por otro mal momento: el comienzo de la guerra de los Cien Años, nuevos derrumbes pero por fin, en 1430 las obras quedaron casi terminadas quedando la catedral tal y como puede verse en la actualidad. Durante los siguientes siglos hasta la actualidad a seguido reformándose sin cesar, Hoy es considerada una rara y curiosa obra del gótico. ¿O tal vez del románico?. Catedral de Notre-Dame de Laon (1160)
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a catedral de Laon es uno de los más importantes ejemplos de la arquitectura gótica de los siglos XII y XIII, comparable a las catedrales de Saint-Étienne de Sens y de Notre-Dame de París. La antigua catedral fue quemada durante la insurrección comunal en 1112. La presente catedral se empezó a construir en 1160 por el coro continuado por el transepto. En una segunda etapa se construyó la nave terminándose sobre el año 1207. Tiene forma de cruz latina, y el coro termina en un muro recto en lugar del ábside. De las siete torres previstas solo se construyeron cinco, dos en la fachada oeste, otras dos en cada uno de los lados del transepto y una en el centro con linterna que ilumina el crucero. La fachada oeste consta de tres pórticos rematados por un rosetón. En su construcción se empleó piedra blanca dando a su interior una notable luminosidad mayor aún que la catedral de Notre-Dame de París. Catedral de Notre-Dame de Noyon (1150)
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s una de las más interesantes de Francia por el carácter de su arquitectura. Fue comenzada en 1150, pero hubo de ser reconstruida tras un incendio en 1295; los arbotantes que la sostienen, sin duda alguna insuficientes fueron robustecidos en el reinado de Luis XIV. La mayoría de las capillas laterales son de estilo renacentista y las dos torres existentes entre otras dos góticas, más grandes, pertenecen al estilo románico. Pero lo que le da más valor a la catedral son las construcciones accesorias como el magnifico claustro, la sala Capitular, la tesorería y el archivo. Con planta de cruz latina, posee brazos en el transepto que terminan en ábsides a cada lado. Tiene tres naves longitudinales con una longitud 125
de este a oeste de 105 metros; la altura de la nave central es de 23 metros. En cuanto a la cabecera, ésta presenta un ábside desarrollado, semicircular, con gírola y capillas absidiales abiertas. En cuanto al alzado del edificio, éste presenta cuatro niveles: arquerías, tribuna, triforio y claristorio. El coro fue iniciado en el año 1148 y se terminó finalmente en el año 1165. Catedral de Sainte-Croix de Orleans
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a catedral se fundó en el siglo III, por el obispo de Orleans san Euverte, y empezó a ser un lugar de culto a mediados del mismo siglo. La destruyeron varias veces durante las diversas conquistas y guerras, y la volvieron a construir, pero la gran obra de la catedral que vemos hoy empezó en el siglo XIII. Los protestantes la destruyeron una vez más en 1568 durante un ataque de la ciudad, y quedó muy poco, pero en 1599, Enrique VI decide reconstruirla, financiado por el tesoro real. Desde la inauguración de la obra, en 1601, la catedral recibió el nombre de Santa Cruz. Sorprendentemente, debieron transcurrir más de 200 años para que, en 1829, pudiera ser oficialmente inaugurada, en ocasión del aniversario de la liberación de Orleans por santa Juana de Arco. Es de estilo gótico, aunque anteriormente fue románico. La fachada occidental tiene cinco portadas y una decoración barroca admirable. Está flanqueada por dos torres mellizas de más de 80 metros de altura, obra del arquitecto Trouard y una flecha central de 115 metros. El interior de la catedral mide nada menos que 136 metros de largo. Las nueve capillas ubicadas detrás del altar mayor datan de finales del siglo XIII. El órgano fue tallado en madera en el siglo XVII. En la cripta pueden observarse los restos de tres templos anteriores al edificio actual, pertenecientes a los siglos IV, X y XI. Las vidrieras de la parte inferior de la nave datan del siglo XIX, y narran la historia de santa Juana de Arco, que liberó a la ciudad y fue sentenciada a morir en la hoguera en la plaza de la ciudad de Ruán. Catedral de Notre-Dame de París (1163)
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otre-Dame de París es una de las Catedrales francesas más antiguas de estilo gótico. Pero antes de ser lo que es hoy fue en tiempos de los celtas un centro de culto, en tiempo de los romanos un templo dedicado al culto del dios Júpiter. En el año 528 se construyó la primera iglesia católica de París, la Basílica Saint-Etienne proyectada por Childeberto I y hasta 1163 fecha estimada de la construcción de la catedral fue iglesia románica. 126
Al iniciarse su construcción el Obispo Maurice de Sully la considera poco digna y la manda demoler. Sin embargo durante el reinado de Luis VII este proyecto es aprobado financieramente y se impulsa su construcción con algunas modificaciones de acuerdo con los nuevos planos trazados por Pierre de Montreuir, el arquitecto de la SainteChapelle y de Jean Chelles, que colaboró con este. Colocó la primera piedra el papa Alejandro III. La planta original se modificó añadiendo un corredor de capillas laterales que rodean por completo las naves y el coro; después, se prolongó los dos brazos del transepto hacia el exterior, dotándolos de nuevas portadas y de los espectaculares rosetones. Su planta en alguno de sus trazos se asemeja a la abadía de Saint Denis; tiene forma de cruz latina de cinco naves, con 130 metros de longitud, 48 de anchura, 35 de elevación de las bóvedas, 69 en las torres y 37 capillas. A lo largo del proceso de construcción fueron varios arquitectos los que participaron en el proyecto de ahí las diferencias estéticas presentes en la fabrica. En el año 1182 ya prestaba servicios religiosos y al iniciarse el siglo XIII arrancaron las obras de la fachada oeste. Las tres portadas de entrada están orladas con esculturas, representando las de la puerta del centro, el Juicio Final y en cuyo tímpano se representa a Cristo en la Gloria. En el segundo piso resalta el rosetón, mide 9,60 metros de diámetro y a sus lados tiene pequeñas ventanas ojivales con una rosa pintada en cada una. En cuanto al tercer piso hay una galería de 8 metros de altura aproximadamente, sus columnitas son muy esbeltas, y en las ojivas, dispuestas de dos en dos, se ven trifolios calados. Mas arriba existe una balaustrada, y en ella se encuentran figuras de animales y quimeras, descollando finalmente, las dos torres, muy anchas y cuadrangulares, y con aberturas gemelas. En la de la derecha se encuentra una campana traída de Sebastopol y la campana Bourdon, que pesa 13.000 kilos y se puso durante el reinado de Luis XIV. Durante su reinado, las vidrieras fueron destruidas para sustituirlas por elementos mas al gusto del estilo artístico de la época, el barroco. Posteriormente en el año 1793 durante la Revolución Francesa muchos elementos de la catedral fueron destruidos y los tesoros robados, siendo la catedral utilizada como almacén de alimentos. El interior está compuesto por cinco naves y un crucero sencillo. Las bóvedas ojivales están sostenidas por 75 pilares. En torno de la nave principal y del coro, y sobre las naves laterales, se extiende una galería que adornan 108 pequeñas columnas monolíticas. Las tribunas, en la gran nave, tienen arcadas sostenidas por 108 pequeñas columnas y encima de la galería hay 37 ventanales. También son dignos de admiración las antiguas vidrieras y los rosetones de la gran portada y las 127
portadas laterales, la verja que separa la nave del coro, obra maestra de rejería; la sillería y bajorrelieves del coro, que datan del siglo XV, y el órgano con 5 teclados, 6000 tubos y 110 registros. La sacristía encierra el tesoro compuesto principalmente de las reliquias que en otro tiempo guardó la Santa Capilla, como la Corona de espinas, pedazos de la Cruz y clavos de la Pasión. Con la llegada del romanticismo, los arquitectos Eugène Viollet-leDuc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus iniciaron un importante programa de restauración que se prolongo a lo largo de veintitrés años. Actualmente y debido a unas obras realizadas en la plaza de la catedral se han encontrado restos de una iglesia merovingia del siglo VI. Notre-Dame también es famosa por la gran cantidad y calidad artística de sus gárgolas, se puede acceder a ellas subiendo por una estrecha escalera, la mas famosa de todas es la llamada «Stirga» realizada por Eugène Viollet-le-Duc. Catedral de Notre-Dame de Reims (1211)
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a catedral de Nuestra Señora de Reims es uno de los monumentos góticos más importantes de Francia, en el Antiguo Régimen fue lugar de consagración de los monarcas, siendo el último rey coronado fue Carlos X el 29 de Mayo de 1825. En el siglo V el obispo san Nicasio mandó construir una catedral sobre unas antiguas termas romanas. En esta primera catedral fue bautizado Clodoveo en el año 498. En 816, el hijo de Carlomagno, Ludovico Pío elige Reims para ser consagrado emperador. El prestigio del santo óleo y la potencia política de los arzobispos de Reims llevaron a establecer definitivamente el lugar de la consagración real aquí, a partir del reinado de Enrique I (1031-1060). El 6 de mayo de 1211, el arzobispo de Reims Aubry de Humbert inicia la construcción de la nueva catedral, destinada a sustituir la catedral carolingia, destruida por un incendio en el año anterior. Se sucedieron en las obras cuatro arquitectos, Jean d'Orbais, Jean-le-Loup, Gaucher de Reims y Bernard de Soissons, y en 1275 ya estaba el grueso de las obras terminado. Durante la Primera Guerra Mundial sufre grandes daños, tras recibir ataques aéreos. El maestro francés de obras Henri Denaux restaura la catedral en 1919. La catedral está finamente ornamentada tanto en su interior como en el exterior a través de tallas de piedra, pinturas, enormes vitrales y rosetones con tracerías que se emplearon por primera vez. 128
Catedral de Notre-Dame de Rouen (1202)
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a catedral de Notre-Dame de Rouen, es una catedral de culto católico romano bajo la advocación de Nuestra Señora, la Virgen María en la ciudad de Ruán. Este templo es una construcción gótica cuyas primeras piedras se remontan a la Alta Edad Media. Pueden distinguirse tres etapas constructivas. Un primer santuario de doble nave fue construido a finales del siglo I en el mismo emplazamiento de la catedral actual. La basílica fue destruida durante las invasiones Normandas. Hacia 1020 comenzaron los trabajos de la catedral románica, durante el obispado de Roberto de Évreux. La nave central retomaba la ubicación de la nave sur de la basílica primitiva. De esta segunda etapa actualmente sólo se conserva una cripta. Pero en 1200 la catedral románica fue devastada por el fuego. A partir de entonces, se construye en estilo gótico completamente predominante, comenzándose a construir por la torre norte (Torre Saint-Romain). Tiene la particularidad, rara en Francia, de conservar su palacio arzobispal y las construcciones anexas que lo rodean y que datan de la misma época. En este palacio es donde tuvo lugar el segundo proceso a Juana de Arco. La parte más antigua de estilo gótico que se conserva en el edificio es la torre norte (Torre Saint-Romain), cuya construcción comienza en 1145. La torre sur (Torre de Beurre o de la Mantequilla) no empezó a construirse hasta 1485; se llama así ya que según la leyenda las obras para su construcción fueron costeadas con el dinero de las indulgencias de cuaresma que se pagaban a la iglesia para poder consumir mantequilla durante esta fiesta religiosa. Posee en el crucero del transepto, un cimborrio rematado en la actualidad por una aguja de hierro fundido, añadida entre 1825 y 1876 que alcanza los 151 metros de altura (es la más alta de Francia). En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos aliados causaron graves daños en la ciudad de Rouen y en especial en la catedral. Así la planta correspondiente al periodo gótico flamígero de la torre norte fue destruida en 1944 en un incendio y ha sido reconstruida recientemente. Catedral abadía de Saint-Denis (1137)
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aint Denis ocupa un importante lugar en la historia de la arquitectura francesa, ya que fue el primer edificio de grandes dimensiones de estilo gótico y sirvió de modelo para las grandes catedrales del siglo XII. Según la tradición popular, Denis, el primer obispo de Lutecia (París), que fue decapitado en el año 286 en el Mons Martirum (Montmartre), por no abjurar de sus creencias religiosas, 129
junto a sus compañeros Rústico y Eleuterio, recogió su propia cabeza tras la decapitación y se dirigió al norte, hasta llegar al emplazamiento de la basílica que se puede ver en la actualidad. Allí se levantó rápidamente una capilla, que fue sustituida en el año 475 por la iglesia que levantó santa Genoveva; en el año 630, el rey Dagoberto I mandó construir otra aún mayor, que fue a su vez reemplazada en el año 775 por un edificio carolingio consagrado en presencia de Carlomagno. La basílica actual fue comenzada hacia finales de 1136 o principio de 1137 según un proyecto del abad Suger, y en 1144 la iglesia, que por aquel entonces contaba del nártex, la cripta y el ábside, fue consagrada. La importancia de este acontecimiento en la historia de la arquitectura es enorme. No es como se ha afirmado, el prototipo del estilo gótico, pero sí el primer edificio en que aparecen todos los elementos de esta corriente, como los arcos ojivales, los arbotantes y rosetones. El crucero y las naves se edificaron entre 1231 y 1281 según un proyecto del famoso maestro Pierre de Montreuil; en los años 1813-1846 el arquitecto Debret llevó a cabo una restauración de efectos desastrosos, que sólo en parte pudieron ser corregidos gracias a la pericia de Eugéne Viollet-le-Duc y Darcy. La fachada, que data del siglo XII y representa la transición del románico al gótico, aparece mutilada por obra de Debret, faltandole la torre de la izquierda y la mayoría de las esculturas; está dividida en tres secciones por unos robustos pilares y decorada con tracerías caladas, galerías ciegas y rosetones. En ella se abren tres portadas adornadas con relieves: en la central, restaurada, aparecen las Vírgenes sabias y las Vírgenes necias en las jambas y el Juicio Final en el timpano; en el de la derecha, reformada, los meses del año y la ultima comunión de san Denis, y en la de la izquierda, también reformada, los signos del zodiaco y el martirio de los santos Denis, Eleuterio y Rústico. El interior, con 108 metros de longitud, 37 metros de ancho en el crucero y 29 metros de altura, es majestuoso y elegante; está dividido en tres naves del siglo XIII que se apoyan sobre gruesos pilares, con un nártex en su parte anterior; presenta un crucero con profundo ábside rodeado por una girola sobrealzada del siglo XII y una cripta. Sobre las arquerías de la nave central, del crucero y del ábside se encuentra la elegante galería del triforio y unos altos y luminosos ventanales; las vidrieras son copias de las de los siglos XIV y XV, aunque se conservan algunos fragmentos originales de los siglos XII y XIII en el ábside. Más allá de la reja que cierra las naves, en la parte anterior del ábside, se puede admirar la hermosa sillería del coro, del siglo XVI, un delicado trabajo de un taraceador procedente del castillo de Gaillon. Repartidas por el crucero, el ábside y la cripta se encuentran las 130
tumbas reales, que constituyen en su conjunto, el más rico legado de escultura funeraria francesa medieval y renacentista, a pesar de que algunas fueran profanadas durante la Revolución: los cuerpos de los reyes se enterraron en una fosa común y la basílica quedó transformada en Templo de la Razón. Gran parte del Tesoro quedó disperso o se perdió. Lo que se conserva se encuentra en el museo del Louvre y en la Biblioteca Nacional. Chateaubriand, en sus Memorias de ultratumba (1848), se lamentaba del ruinoso estado de la abadía: la lluvia entraba por los ventanales rotos y en las naves crecía la hierba. A mediados del siglo XIX, Viollet-le-Duc la restauró y hoy es de nuevo posible recogerse en la penumbra de la catedral, entre las tumbas de todas las formas y dimensiones, y entre un bosque de estatuas de distintas épocas. La basílica fue declarada catedral después de la creación de la diócesis de Saint-Denis-en-France, en 1966. Catedral de Notre-Dame de Senlis (1153)
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s una de las primeras catedrales llamadas de transición. Fue en 1153, dos años después de la muerte de Suger, cuando el obispo Thibaut dio comienzo su construcción en el emplazamiento de una iglesia anterior, siendo dedicada solemnemente en el año 1191. En el siglo XIII, cuando san Luis gobernaba Francia, el gótico se encuentra afianzado ya en sus métodos constructivos, lanzando sus bóvedas de piedra a alturas cada vez más vertiginosas. Así se decide magnificar la catedral de Senlis, suprimiendo los tramos centrales para elevar un gran transepto y coronar la torre sur con una gran flecha, con lo que se remata la construcción del edificio, al que posteriormente se añadirán la sala capitular al norte y la capilla del Bailli. La fachada oeste pertenece al siglo XII, mostrando los inicios de la nueva plástica, con una estructura muy simple: gruesos contrafuertes la dividen en tres sectores verticales, con escasa decoración y pequeñas ventanas. El pórtico central estuvo policromado, quedando algunos restos en las arquivoltas. Las estatuas de las jambas fueron decapitadas durante la revolución y mal restauradas en el siglo XIX, por lo que no sirven de testimonio preciso de la escultura del último tercio del siglo XII, aunque si observamos que sus proporciones se acercan a las naturales y sus ropajes han ganado en soltura y naturalidad. La flecha de la torre sur está inspirada en la de Chartres. El problema del paso de la planta cuadrada de la torre a la octogonal del primer piso de la flecha, se soluciona colocando un pequeño pináculo que reposa sobre tres pequeñas columnas en cada uno de los ángulos del cuadrado. Sobre el 131
octógono la flecha piramidal asciende mostrando en cada cara un tragaluz coronado por un gablete. Catedral de San Esteban de Sens (1130)
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a catedral de Sens junto con la de Saint-Denis están consideradas como las primeras que se realizaron en estilo
gótico. Consagrada a san Esteban fue comenzada en 1130 por el arzobispo Enrique Sanglier, siendo el arquitecto que la empezó a construir Guillermo de Sens. Fue restaurada en los siglos XIII y XIV y completada en 1520 con la construcción del crucero. La fachada se divide en tres puertas correspondientes a las naves. En la puerta central hay un bello ventanal radiante, en el pilar del medio se halla la imagen de san Esteban cuya leyenda aparece representada en el tímpano dividido en siete partes. En la puerta de la derecha que data del siglo XIV hay 22 estatuas que representan a profetas y ángeles. La puerta de la izquierda del siglo XII aparecen dos bajorrelieves representando la Libertad y la Avaricia. También es destacable la torre norte o "Torre del Plomo" de fines del siglo XII. El interior mide 111 metros de largo por 40 metros de alto. Los vitrales son del siglo XII al XVI. Las más antiguas están en el coro y representan la historia del santo Tomas de Cantorbery, la leyenda de san Eustaquio entre otras.
Catedral de Saint-Pierre y Saint-Paul de Troyes (1208)
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a catedral de san Pedro y san Pablo es un importante monumento que podría considerarse entre las catedrales góticas mas importantes, si su altura fuese algo mayor y presentara mayor unidad de estilo. Esta falta de homogeneidad que se lamenta fue debida al largo periodo de tiempo empleado para su construcción, que alcanza casi a cuatro siglos y medio. Se ofrece asimismo incompleta, pues ostenta solo en la parte Norte,una de las dos torres que habían de flanquear su entrada principal y en 1700 perdió su elevada flecha, que databa de 1410. A pesar de todo, hay que considerarla como una de los mas importantes de la arquitectura gótica en sus diferentes periodos, si se tiene en cuenta sus vastas proporciones (113,85 metros de longitud, 53 metros de fachada y 66 metros de altura hasta la plataforma de la torre). La torre, con las dos linternas que la coronan en su parte delantera, tiene 74 metros de altura. La fachada occidental del templo sorprende por su bella simetría; está dividida en tres partes por cuatro 132
contrafuertes entre los que se abren tres portales. El central, mayor que los laterales, se abre en una serie de arquivoltas decoradas. Todo el intervalo que ofrecen los contrafuertes está ocupado por un gran rosetón de 8 metros de diámetro en el que Martín Chambiges imitó lo que había construido para Sens, y cuyos compartimientos son de una pureza geométrica y ligereza realmente admirables. En el interior de la catedral, cuyo aspecto severo y grandioso no desdice del exterior, es en primer lugar digna de considerarse la hermosisima colección de vidrieras, que pertenecen a todas las épocas de construcción del edificio, pudiendo asegurarse que no existe templo en que mas abunden las vidrieras del siglo XV. La catedral actual es la quinta que se levanta en tal emplazamiento y reemplaza la catedral que levantó allí el obispo Milón (974-985) después de la invasión de los normandos, templo que fue destruido por un incendio en 1188. El edificio actual fue comenzado en 1208 por el obispo Hervé, alentado en su propósito por el celebre regente de la Champaña, Blanca de Navarra. A la muerte de aquel prelado en 1223, estaban terminados el santuario, las capillas absidiales y la parte baja de las portadas Norte y Sur. Siguió lentamente la construcción durante todo el siglo XIV, habiendo quedado construida la parte rectangular del coro en 1314, y se sabe que en 1364 se trabajaba activamente bajo la dirección de Thomas y en 1380 bajo la de Juan Thierry. La guerra de los Cien Años retardó las obras. En 1379 el obispo Pedro d´Arcis mandó colocar en el antiguo campanario un reloj que, para su época, constituía una obra verdaderamente extraordinaria, y en 1382 el coro alto de madera fue sustituido por otro de piedra, debido a Enrique Soudan y Enrique de Bruselas, obra lamentablemente destruida mas tarde por el Capítulo en 1780. Ante el majestuoso aspecto del edificio el Capítulo acordó sustituir el portal occidental por una fachada mas grandiosa que correspondiera a la belleza del interior del templo. Llamando para llevarla a cabo el importante arquitecto Martín Chambiges, celebre por los trabajos en las catedrales de Beauvais, Senlis y Sens, cuyas obras comenzaron el 3 de Mayo de 1507. Las muchas obras a las que tenia que atender Chambiges le obligaron en 1517 a rogar al Cabildo a que le sustituyesen, recayendo entonces la dirección de los trabajos en su yerno Juan de Damas. Las torres debían de ser dos y designaronse previamente con los nombres de san Pedro y san Pablo, no habiéndose llegado a concluir mas que la primera. La catedral sufrió en repetidas ocasiones los azotes de los elementos, lo que fue también causa de la lentitud en su construcción. En 1227 el ábside cedió a la violencia de un huracán y hubo de ser reconstruido; en 1363, 1385, 1526, 1556, 1618, 1640 y 1697 el rayo 133
provoco en él incendios que causaron importantes daños y en 1700, el rayo también destruyó su alta flecha de 110 metros, obra de fines del siglo XVI, que no fue reconstruida.
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Catedrales de España
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n esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales de España de estilo gótico. Están ordenadas alfabéticamente. Catedral de Santa María de Astorga (1471)
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a catedral gótica actual se empezó a construir el 16 de agosto de 1471 en el mismo solar donde se encontraba la anterior catedral románica. La parte gótica de la fabrica corresponde a su interior, ábside, naves y capillas y mantiene perfectamente una armonía con otros estilos como el neoclásico de la fachada sur y el claustro realizado por Gaspar Lopez, el renacentista de la fachada de los Obispos construida por Rodrigo Gil de Hontañon y el barroco de la fachada principal. Tiene planta basilical de tres naves y la central se prolonga sobre la planta románica primitiva. Capillas laterales entre los contrafuertes, con sendos adoratorios a modo de crucero marcado al exterior; cabecera de tres ábsides poligonales y en los pies, fuera del nivel de las naves como en León, las dos torres. Se cubre con bóveda de crucería de gran variedad y por soportes cuenta con pilares abaquetonados sin capiteles que se prolongan en los nervios de las bóvedas. Aún se encuentran trazas de las toberas del sistema de ventilación de bóvedas y bajocubiertas, que han desaparecido de otras catedrales tras las sucesivas restauraciones a las que han sido sometidas. Dicho sistema funciona simplemente abriendo unos pequeños huecos en los plementos de las bóvedas, a modo de rejillas de ventilación y que en la catedral de Astorga se pueden observar en casi todos sus tramos. Las dos torres son gemelas con chapiteles empizarrados, la nueva denominada de las campanas que se terminó en 1704 y la vieja construida en 1678, fue restaurada y terminada en 1965. En su interior cabe destacar el coro que es de estilo flamenco en madera de nogal y temática literaria. La catedral de Astorga tiene un detalle constructivo de carácter exclusivo que merece destacar. Si nos fijamos bien, observaremos una fuerte deformación en abanico de la estructura, que se curva ligeramente hacia el exterior. Esta deformación no es característica solamente de la de Astorga, pues se produce en mayor o menor medida en todos los edificios góticos. Aún así, en esta es tan patente que merece la pena dar 135
una explicación. A parte de las deformaciones producidas por el fruto de asentamientos de cimentación o de los movimientos naturales de la fabrica, hay otra, que en este caso es mas coherente y tiene que ver con los contrarrestos del edificio. El sistema de contrafuertes, botareles y arbotantes de una iglesia gótica sirven para soportar el empuje de las bóvedas y que, gracias a su sofisticación, los muros pueden aligerarse hasta el extremo de consistir más en vidrio que en piedra. Ahora bien, si empezamos a edificar un templo por hiladas consecutivas, tendremos que ir levantando mas o menos al mismo tiempo los muros, pilares y contrafuertes. Llegará el momento en el que tengamos que construir los arbotantes, que son arcos apoyados por un lado en los contrafuertes y por otro encastrados en muros y pilares. Estos arbotantes equilibran el empuje de las bóvedas empujando, a su vez, en dirección contraria. Pero, ¿que hacer si aún, como es lógico, no hemos construido las bóvedas?. Si apoyamos los muros, sacándolos ligeramente de la vertical, en los arbotantes, conseguiremos contrarrestar parte del empuje de éstos en tanto no construyamos las bóvedas y les obliguemos, definitivamente, a cumplir la función para la que fueron previstos, y podremos, por tanto, levantar el conjunto sin correr riesgos de hundimientos prematuros. Tiene el titulo de «Apostólica». En sentido propio son Apostólicas aquellas que por la ininterrumpida sucesión de sus obispos se llega hasta los Apóstoles. Como curiosidad diré que situado en un pináculo del ábside se encuentra la figura (veleta) de Pedro Mato. No se sabe en realidad si asistió o no pero sus hazañas se sitúan en tiempos de Napoleón o en la batalla de Clavijo. Catedral del Salvador en Ávila (1170)
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a primera catedral de Ávila tuvo su origen en la época de la repoblación de la ciudad, después de la conquista de Toledo en el año 1085 por Alfonso VI de León. El rey encargó a su yerno, don Raimundo de Borgoña, reconstruir la ciudad de Ávila. El conde don Raimundo, después de repoblar la ciudad inició la fabulosa empresa de construir una catedral. Este templo románico construido por Alvar García a partir de 1091 se mantuvo en pie durante casi cien años. Sobre los cimientos de este desaparecido templo, se levantó la actual catedral en forma de cruz latina. Los comienzos de la construcción de esta nueva catedral datan de la segunda mitad del siglo XII (1170). Se atribuye al Maestro Fruchel el proyecto y la dirección de las obras en su primera fase. Fruchel comenzó las obras por el ábside, según diseño de una 136
catedral con cinco naves. La muerte le sorprendió en 1192, y el segundo arquitecto concibió el resto de la iglesia solo con tres naves, que se unen a la girola por el crucero. La girola construida por Fruchel, con sus nueve capillas y doble deambulatorio, es el monumento románico más grandioso de cuantos subsisten en España. El color rosado y blanco de la piedra se debe al oxido de hierro que contiene, llamada por ello piedra sangrante, y la seleccionó el propio arquitecto en unas canteras próximas a la ciudad. Fruchel no hizo más que la girola de esta catedral. El nuevo arquitecto prefirió abandonar el románico y dar trazas a unas naves altas, muy altas, según las formas del nuevo estilo gótico. Esta segunda fase se inicia hacia 1200 y se termina en 1230. En estos treinta años se levantan las tres naves, se cierran las bóvedas, se edifican las torres y el pórtico que desapareció más tarde. Se empleó la piedra berroqueña o de granito, más consistente que la arcillosa. En una tercera fase, desde finales del siglo XIII a mediados del XIV, en pleno apogeo del gótico, se dan fin a las obras principales: reforma del crucero, terminación de los arbotantes, construcción del claustro y sacristías. Fue su impulsor el obispo don Sancho Dávila, que gobernó la diócesis desde 1312 a 1355. Coronó la catedral con almenas puntiagudas, que posteriormente desaparecieron superponiendo ladrillos a los muros sobre los que se asientan las cubiertas de madera. Originalmente, las bóvedas estaban cubiertas con losas de granito acanaladas. Desde 1458 a 1471 se trabajó en la portada de los Apóstoles. De esta época es también la Librería, luego llamada Capilla del Cardenal, hoy Museo. Las vidrieras primitivas de los ventanales de la nave central desaparecieron a consecuencia del terremoto del 1 de noviembre de 1755. Desde entonces estuvieron tapiadas hasta mediados del siglo XX (1960-1965). El arco transversal, por encima del trascoro, fue añadido en el siglo XVII para contrarrestar el empuje de los pilares laterales. Como obras menores y de añadidura a la gran fábrica de la catedral corresponde señalar siete capillas erigidas por devotos particulares en honor a los santos de su especial devoción. La catedral mide 85 metros de largo, 42,50 metros de transepto y 28 metros de altura. La portada lateral del norte estuvo colocada originalmente entre las dos torres, al final de la nave central. Fue trasladada al lateral norte por Juan Guas en 1475. Llamada portada de los Apóstoles por contener en sus jambas a los doce Apóstoles con sus repisas y doseletes. El conjunto gira en torno a la idea central del Juicio Final. En medio del tímpano, el Salvador, rodeado de ángeles con atributos de la Pasión. El frontis de la portada occidental es una obra muy posterior a todo el conjunto. La 137
compuso Enríquez de la Serna entre 1779 y 1786, con piedra caliza, muy blanca, al estilo rococó. De las dos torres simétricas, que contrarrestan el empuje de las naves, solo una se terminó por completo. La otra quedó a medias a la altura del frontis. La torre mide 42,50 metros de alto, exactamente igual que el transepto. Datan de la segunda fase de construcción de la catedral (1200-1230), aunque su alzado es claramente románico. Los machones terminan en agujas exagonales. En la parte más alta, en el centro, una pirámide posterior, que a penas se divisa a ras del suelo. En las esquinas de los machones se encuentran unas hileras de desconcertantes bolas que destellean desde cierta altura con original efecto. Desconciertan las bolas porque no se sabe si este adorno se hizo con la piedra antes de colocarla, o después de construido los machones. Los adornos de las bolas caracterizan las construcciones monumentales del tiempo de los Reyes Católicos. Ambas torres se comunican entre si, por un pasadizo dentro de la iglesia, encima de la puerta principal. Cada torre tiene su escalera de caracol. La nave central es de arquitectura sobria, sin adornos, de doble altura que las naves laterales y de un precioso estilo gótico. La nave central terminó en la misma linea longitudinal de las laterales, quedando fuera un pórtico abierto a las dos capillas situadas debajo de las torres. El pórtico se suprimió en el siglo XV, y se incorporó a la nave central, desplazando la portada, por lo que hoy la nave central es más larga que las laterales. El conjunto de vidrieras de la catedral son, en su mayoría, góticas. Las del hastial se atribuyen a Juan de Valdivielso; corresponden a imágenes de Doctores con fondos de telas adamascadas. Las del hastial norte del crucero, datadas entre entre 1497 a 1514, son obra del artista Harnao de Flandes; representan, algunas de cuerpo entero y otras de medio cuerpo, a varias santas. Las vidrieras que está situadas sobre el ingreso de la girola, con santos y profetas, son renacentistas y atribuidas a Alberto y Nicolás de Holanda. Las más antiguas corresponden a las situadas en la Capilla Mayor, realizadas por Juan de Valdivielso y Harnao de Flandes, quienes terminaron de colocarlas en el verano de 1525. La mayor de todas, la más alta, en el centro, es del siglo XIII, aunque fue restaurada en 1537, en ella figura la Virgen con el Niño, en rojo y azul, con corona real y nimbo. El retablo es sin duda la joya máxima de la catedral. La obra pictórica fue comenzada por el gran maestro palentino Pedro Berruguete en 1499, y aquí trabajó hasta su muerte ocurrida en 1503. Suyas son las ocho tablas de la predela, que representan a los cuatro evangelistas, en pie y descalzos, y a los cuatro doctores de la Iglesia, sentados y en actitud 138
de leer o escribir. Tras la muerte de Berruguete, en 1504 es encargado de continuar el retablo el pintor Santos Cruz. Comenzó su trabajo llevando a fin el cuadro central superior que representa la Crucifixión y siguió con la Resurrección y la Adoración de los Magos. A la muerte de este, en 1508, le sucedió en el cargo Juan de Borgoña, quien culminó el retablo. Simultáneamente con los pintores, trabajaron también los tallistas o escultores. Para enmarcar el retablo comenzó en 1499 Roldán, y a su muerte le siguió Vasco de Zarza y sus discípulos. Debajo de la primera de las cinco bóvedas de la nave central, se situó el coro actual a principios del siglo XVI, en madera de nogal. El cabildo recomendó la obra a Cornelio de Holanda en 1535, a imitación de la sillería de san Benito de Valladolid. Trabajaron en la misma también Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, hasta su terminación en 1547. La sillería baja la componen treinta y nueve y la alta cuarenta y tres asientos. Tiene dos púlpitos: el de la Epístola en de hierro dorado, es gótico y renacentista a la vez. Es obra de Llorente de Ávila, quien lo trabajó entre los años 1520 y 1521. El del Evangelio es de estilo renacentista, fue encargado al Maestro Llorente en 1523. Se terminó en 1538. La escalera es obra de Diego de Ávila. Detrás del altar mayor, dentro del arco central, se levanta el insuperable retablo y sepulcro del obispo Alonso Fernández de Madrigal, vulgarmente llamado El Tostado, a donde fueron trasladados sus restos el 10 de febrero de 1521. Murió este sabio prelado en Bonilla de la Sierra el 3 de septiembre de 1455. Fue un insigne y consumado escritor, tanto, que posteriormente se hizo famosa la frase: escribió más que el Tostado. El retablo en alabastro es la obra cumbre de Vasco de Zarza. Se divide en tres cuerpos. En el primero una representación de las virtudes teologales y cardinales. En el cuerpo medio, entre columnas, la efigie del obispo, sentado en su cátedra, vestido con capa pontifical, cubierto con mitra, en actitud de escribir. Encima, la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos. En el ático, el Nacimiento del Niño Jesús. Las rejas que protegen el sepulcro fueron forjadas y cinceladas en 1521 por fray Juan Dávila, lego dominico. Es considerada una de las primeras catedrales de estilo gótico de España, fue declarada Monumento Histórico Artístico el 31 de octubre de 1914.La primera catedral de Ávila tuvo su origen en la época de la repoblación de la ciudad, después de la conquista de Toledo en el año 1085 por Alfonso VI de León. El rey encargó a su yerno, don Raimundo de Borgoña, reconstruir la ciudad de Ávila. El conde don Raimundo, después de repoblar la ciudad inició la fabulosa empresa de construir una catedral. Este templo románico construido por Alvar García a partir 139
de 1091 se mantuvo en pie durante casi cien años. Sobre los cimientos de este desaparecido templo, se levantó la actual catedral en forma de cruz latina. Los comienzos de la construcción de esta nueva catedral datan de la segunda mitad del siglo XII (1170). Se atribuye al Maestro Fruchel el proyecto y la dirección de las obras en su primera fase. Fruchel comenzó las obras por el ábside, según diseño de una catedral con cinco naves. La muerte le sorprendió en 1192, y el segundo arquitecto concibió el resto de la iglesia solo con tres naves, que se unen a la girola por el crucero. La girola construida por Fruchel, con sus nueve capillas y doble deambulatorio, es el monumento románico más grandioso de cuantos subsisten en España. El color rosado y blanco de la piedra se debe al oxido de hierro que contiene, llamada por ello piedra sangrante, y la seleccionó el propio arquitecto en unas canteras próximas a la ciudad. Fruchel no hizo más que la girola de esta catedral. El nuevo arquitecto prefirió abandonar el románico y dar trazas a unas naves altas, muy altas, según las formas del nuevo estilo gótico. Esta segunda fase se inicia hacia 1200 y se termina en 1230. En estos treinta años se levantan las tres naves, se cierran las bóvedas, se edifican las torres y el pórtico que desapareció más tarde. Se empleó la piedra berroqueña o de granito, más consistente que la arcillosa. En una tercera fase, desde finales del siglo XIII a mediados del XIV, en pleno apogeo del gótico, se dan fin a las obras principales: reforma del crucero, terminación de los arbotantes, construcción del claustro y sacristías. Fue su impulsor el obispo don Sancho Dávila, que gobernó la diócesis desde 1312 a 1355. Coronó la catedral con almenas puntiagudas, que posteriormente desaparecieron superponiendo ladrillos a los muros sobre los que se asientan las cubiertas de madera. Originalmente, las bóvedas estaban cubiertas con losas de granito acanaladas. Desde 1458 a 1471 se trabajó en la portada de los Apóstoles. De esta época es también la Librería, luego llamada Capilla del Cardenal, hoy Museo. Las vidrieras primitivas de los ventanales de la nave central desaparecieron a consecuencia del terremoto del 1 de noviembre de 1755. Desde entonces estuvieron tapiadas hasta mediados del siglo XX (1960-1965). El arco transversal, por encima del trascoro, fue añadido en el siglo XVII para contrarrestar el empuje de los pilares laterales. Como obras menores y de añadidura a la gran fábrica de la catedral corresponde señalar siete capillas erigidas por devotos particulares en honor a los santos de su especial devoción. La catedral mide 85 metros de largo, 42,50 metros de transepto y 28 metros de altura. La portada lateral del norte estuvo colocada originalmente entre las 140
dos torres, al final de la nave central. Fue trasladada al lateral norte por Juan Guas en 1475. Llamada portada de los Apóstoles por contener en sus jambas a los doce Apóstoles con sus repisas y doseletes. El conjunto gira en torno a la idea central del Juicio Final. En medio del tímpano, el Salvador, rodeado de ángeles con atributos de la Pasión. El frontis de la portada occidental es una obra muy posterior a todo el conjunto. La compuso Enríquez de la Serna entre 1779 y 1786, con piedra caliza, muy blanca, al estilo rococó. De las dos torres simétricas, que contrarrestan el empuje de las naves, solo una se terminó por completo. La otra quedó a medias a la altura del frontis. La torre mide 42,50 metros de alto, exactamente igual que el transepto. Datan de la segunda fase de construcción de la catedral (1200-1230), aunque su alzado es claramente románico. Los machones terminan en agujas exagonales. En la parte más alta, en el centro, una pirámide posterior, que a penas se divisa a ras del suelo. En las esquinas de los machones se encuentran unas hileras de desconcertantes bolas que destellean desde cierta altura con original efecto. Desconciertan las bolas porque no se sabe si este adorno se hizo con la piedra antes de colocarla, o después de construido los machones. Los adornos de las bolas caracterizan las construcciones monumentales del tiempo de los Reyes Católicos. Ambas torres se comunican entre si, por un pasadizo dentro de la iglesia, encima de la puerta principal. Cada torre tiene su escalera de caracol. La nave central es de arquitectura sobria, sin adornos, de doble altura que las naves laterales y de un precioso estilo gótico. La nave central terminó en la misma linea longitudinal de las laterales, quedando fuera un pórtico abierto a las dos capillas situadas debajo de las torres. El pórtico se suprimió en el siglo XV, y se incorporó a la nave central, desplazando la portada, por lo que hoy la nave central es más larga que las laterales. El conjunto de vidrieras de la catedral son, en su mayoría, góticas. Las del hastial se atribuyen a Juan de Valdivielso; corresponden a imágenes de Doctores con fondos de telas adamascadas. Las del hastial norte del crucero, datadas entre entre 1497 a 1514, son obra del artista Harnao de Flandes; representan, algunas de cuerpo entero y otras de medio cuerpo, a varias santas. Las vidrieras que está situadas sobre el ingreso de la girola, con santos y profetas, son renacentistas y atribuidas a Alberto y Nicolás de Holanda. Las más antiguas corresponden a las situadas en la Capilla Mayor, realizadas por Juan de Valdivielso y Harnao de Flandes, quienes terminaron de colocarlas en el verano de 1525. La mayor de todas, la más alta, en el centro, es del siglo XIII, aunque fue restaurada en 1537, en ella figura la Virgen con el Niño, en 141
rojo y azul, con corona real y nimbo. El retablo es sin duda la joya máxima de la catedral. La obra pictórica fue comenzada por el gran maestro palentino Pedro Berruguete en 1499, y aquí trabajó hasta su muerte ocurrida en 1503. Suyas son las ocho tablas de la predela, que representan a los cuatro evangelistas, en pie y descalzos, y a los cuatro doctores de la Iglesia, sentados y en actitud de leer o escribir. Tras la muerte de Berruguete, en 1504 es encargado de continuar el retablo el pintor Santos Cruz. Comenzó su trabajo llevando a fin el cuadro central superior que representa la Crucifixión y siguió con la Resurrección y la Adoración de los Magos. A la muerte de este, en 1508, le sucedió en el cargo Juan de Borgoña, quien culminó el retablo. Simultáneamente con los pintores, trabajaron también los tallistas o escultores. Para enmarcar el retablo comenzó en 1499 Roldán, y a su muerte le siguió Vasco de Zarza y sus discípulos. Debajo de la primera de las cinco bóvedas de la nave central, se situó el coro actual a principios del siglo XVI, en madera de nogal. El cabildo recomendó la obra a Cornelio de Holanda en 1535, a imitación de la sillería de san Benito de Valladolid. Trabajaron en la misma también Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, hasta su terminación en 1547. La sillería baja la componen treinta y nueve y la alta cuarenta y tres asientos. Tiene dos púlpitos: el de la Epístola en de hierro dorado, es gótico y renacentista a la vez. Es obra de Llorente de Ávila, quien lo trabajó entre los años 1520 y 1521. El del Evangelio es de estilo renacentista, fue encargado al Maestro Llorente en 1523. Se terminó en 1538. La escalera es obra de Diego de Ávila. Detrás del altar mayor, dentro del arco central, se levanta el insuperable retablo y sepulcro del obispo Alonso Fernández de Madrigal, vulgarmente llamado El Tostado, a donde fueron trasladados sus restos el 10 de febrero de 1521. Murió este sabio prelado en Bonilla de la Sierra el 3 de septiembre de 1455. Fue un insigne y consumado escritor, tanto, que posteriormente se hizo famosa la frase: escribió más que el Tostado. El retablo en alabastro es la obra cumbre de Vasco de Zarza. Se divide en tres cuerpos. En el primero una representación de las virtudes teologales y cardinales. En el cuerpo medio, entre columnas, la efigie del obispo, sentado en su cátedra, vestido con capa pontifical, cubierto con mitra, en actitud de escribir. Encima, la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos. En el ático, el Nacimiento del Niño Jesús. Las rejas que protegen el sepulcro fueron forjadas y cinceladas en 1521 por fray Juan Dávila, lego dominico. Es considerada una de las primeras catedrales de estilo gótico de España, fue declarada Monumento Histórico Artístico el 31 de octubre 142
de 1914. Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona (1298)
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n el año 1046, a iniciativa de los condes de Barcelona y el obispo Guislaberto, se empezaron las obras de una catedral, en estilo románico lombardo, que sustituía a una basílica más antigua, dañada primero por la invasión árabe y arrasada después por la incursión de Almanzor, en el 986. Doce años más tarde, en 1058, se consagraba el templo en presencia de Ramón Berenguer I y su nueva esposa, Almodis. La Seo estaba dedicada como las anteriores a santa Cruz y a santa Eulalia. El día 1 de mayo de 1298 festividad de santa Cruz, se colocó la primera piedra de la nueva catedral. Era obispo Bernat Pelegrí, y en la ceremonia tomaron parte Jaime II y Blanca de Anjou. Es un edificio de medianas proporciones. El interior, de tres naves y girola en la cabecera alcanza unas proporciones de 79 metros de largo, 25 metros de ancho y 26 metros de altura en la nave central. Entre los contrafuertes se abren capillas, una por cada tramo de la girola y dos por cada una de las naves laterales. Por la parte baja de los óculos, recorre el edificio un triforio, con ventanas trilobuladas que siguen la pauta del 1300. Las obras debieron comenzar hacia 1299 y fueron quizá replanteadas en 1317 al hacerse cargo de la dirección de las mismas Jaume Fabre, quien continuó al frente de la catedral barcelonesa al menos hasta 1338. Los comienzos fueron rápidos, pero la epidemia de peste de 1348 interrumpió, como en tantos otros lugares, la construcción. Entre 1365 y 1388 dirigía las obras Bernat Roca, quien debió ser el que cubrió las capillas laterales de las naves e ideó poner sobre ellas las espaciosas tribunas, alejando el muro de cierre del edificio hasta los contrafuertes exteriores. El mismo Bernat Roca comenzó en 1382 el claustro, y levantó los campanarios entre 1385 y 1389. Hacia finales del mismo siglo XIV dirigía la construcción Arnau Bargués, uno de los mejores arquitectos del gótico catalán. Posteriormente, entre 1413 y 1442, fue nombrado magister operis, el arquitecto Bartomeu Gual. Por el Libro de Obras de la catedral se sabe, que la última bóveda fue cerrada en 1448, quedando la fachada y el cimborrio por concluir. A la muerte del obispo Francesc Climent Çapera en 1430, que había costeado buena parte de las obras de la catedral, quedaba concluido tan solo el zócalo del frontispicio. Se construyó un muro de cerramiento y la fachada permaneció sin alteración hasta el último cuarto del siglo XIX. En 1880, don Manuel Girona ofreció costear la terminación de la obra 143
catedralicia. A pesar de la existencia de proyectos, como el del maestro francés Carlos Galtés de Rouen de 1408, se convocó en 1882 un concurso. Después de largas discusiones fueron aprobados los proyectos del arquitecto José Oriol i Mestres para la fachada y de Augusto Font i Carreras para realizar la terminación del cimborrio. El resultado es una obra claramente influenciada por el neogótico impuesto por Viollet-leDuc, que tuvo más en cuenta la aguja en flecha de Notre-Dame de París, que el modelo valenciano estudiado por Bartomeu Gual en el primer cuarto del siglo XV. En el centro de la cabecera, con perímetro igual al del presbiterio se construyó la cripta dedicada a santa Eulalia y a la Virgen. Se atribuye la dirección de las obras a Jaume Fabre, el primer arquitecto documentado de la catedral. El acceso se realiza por las amplias gradas que sustituyeron, entre 1777 y 1779, otras algo más retrasadas hacia la nave. El arco de triunfo es carpanel, casi plano, en consonancia con la bóveda de crucería interior. En el sarcófago de santa Eulalia trabajaba ya en 1327 un escultor de Pisa que no se ha podido identificar, parece corresponder a una persona muy próxima a Nicola Pisano. Los relieves del sarcófago son de una calidad excepcional. Se distribuyen en seis compartimentos, dos laterales y cuatro frontales; muestran las diferentes escenas con que la leyenda relata la historia de santa Eulalia, desde su entrada en la ciudad de Barcelona hasta su martirio. En el presbiterio, que resulta algo más elevado de lo normal a causa de la cripta, el ara, sustentada por los dos capiteles de estilo visigótico procedentes de la antigua catedral. El presbiterio está presidido por una gran cruz con el Crucificado, obra en bronce del escultor barcelonés Federico Marés, que fue instalada en 1976. En lugar preferente se halla la silla pontifical, labrada en placas de alabastro probablemente del segundo cuarto de siglo XIV. En ella toman posesión los obispos. Fue restaurada en 1970 por el imaginero José Barbero. El respaldo, con la figura de un obispo, se conserva entre los fondos del museo catedralicio. Se había avanzado mucho en la construcción de la Seo cuando Pere de Planella, obispo de Barcelona entre 1371 y 1385, parece haber decidido construir un coro en sustitución de uno anterior bastante deteriorado. El 13 de mayo de 1390, bajo la prelatura del obispo Escales, llegaba por mar a Barcelona, desde las canteras tarraconenses de Segur, la piedra para construir los muros laterales de cierre. Fue encargado de la dirección escultórica el maestro Jordi, de nacionalidad griega y originario de la ciudad de Mesina. Las obras del nuevo coro fueron financiadas por el obispo, los canónigos y los beneficiados. Los escudos del obispo Escales y del Capítulo, pueden verse en los paramentos 144
exteriores que se decoraron con arcuaciones góticas y de pequeñas efigies de bastante mérito. En 1394, llegado el momento de tallar la sillería, fue elegido maestro de la obra del coro Pere Ça Anglada. Por encargo del cabildo recorrió Francia y Flandes, visitando diferentes coros de importantes catedrales y buscando la mejor madera de roble para realizarlo. La encontró en el almacén de la catedral de Brujas. El 4 de mayo del mismo año, comenzaban los trabajos, que durarán hasta el 5 de diciembre de 1399. La sillería tenía una sola fila de asientos y se hallaba respaldada por el propio muro de cierre. Cuando en 1456 se decidió ampliarla, la parte realizada por Ça Anglada fue restaurada y colocada detrás de la nueva, formando una nueva hilera. Trabajó y dirigió la nueva sillería el maestro Marcià Bonafè. La sillería alta fue destinada a los canónigos y la baja a los beneficiados. Posteriormente, en 1484, el alemán Miguel Luschner, fue encargado de tallar los bellos doseletes calados con esbeltos pináculos de aspecto nórdico que cobijan las sillas altas. En 1500 se proyectó el zócalo de piedra frente al presbiterio. Dicho proyecto repartía en cuatro escenas la historia de santa Eulalia, dos a cada lado de la puerta, flanqueadas en los extremos por sendas hornacinas. El escultor de Burgos Bartolomé Ordóñez había sido contratado para ejecutar las tallas en mayo de 1517, pero la muerte del artista en 1520, la dejó en suspenso. Pedro Villar terminó la decoración del trascoro entre 1563 y 1564, de acuerdo con el proyecto burgalés. Los escudos pintados en los respaldos de las sillas del coro alto son recuerdo de las personalidades que se sentaron en ellas en 1519 con motivo de la reunión del XIX Capítulo de la Orden del Toisón de Oro que convocó en Barcelona el emperador Carlos V. Realizó la obra el pintor Juan de Borgoña. Las capillas, que eran sufragadas por particulares, gremios o corporaciones, eran concebidas como pequeños templos. Los donantes costeaban las obras, proveían altares y ornamentos y dotaban al oficiante que debía celebrar las funciones litúrgicas. Normalmente obtenían a cambio un lugar donde reposar en ellos después de la muerte. Las capillas de la catedral de Barcelona se construyeron con un tramo de crucería y un pequeño recinto absidial. Las capillas de la cabecera son algo más anchas que las de la nave. Su perímetro es simihexagonal y se distribuyen radialmente en torno a la girola. Hay ocho capillas a cada lado de las naves, construidas en número de dos, más otras dos en la fachada principal y una dependencia en cada extremo de la misma. Son destacables las capillas de la Transfiguración del Señor y la del Corazón de María. 145
Cuenta con un claustro gótico con vigorosas palmeras y una recoleta fuente en uno de sus ángulos, decorada con una estatua de san Jorge. Forma un rectángulo de galerías de 30 por 24 metros. Fue comenzado por Bernat Roquer a finales del siglo XIV. Las obras transcurrieron lentas, pero el proyecto inicial fue en esencia respetado por los arquitectos del siglo XV. Bartomeu Gual que dirigió la construcción hasta 1423 y Andreu Escuder que estaba al frente cuando se terminó. Tres alas del claustro están rodeadas de capillas, la cuarta la ocupa hoy el Museo. El jardín es herencia del patio de naranjos en el que, con una visión muy romántica, se plantaron palmeras y magnolias. Los antiguos claustros monásticos tenían un pozo central, representación simbólica de la fuente o manantial que estaba en el centro del Paraíso y elemento de uso práctico para abastecimiento de agua y realización de las abluciones y lavatorios. El Císter dio a estos pozos o fuentes una significación especial y las dotó de una importante construcción a modo de templete. El templete barcelonés es un conjunto arquitectónico construido entre 1448 y 1449. La decoración escultórica corrió a cargo de la familia Claperós, Antonio y Juan. Catedral de Bilbao (1379)
L
a actual catedral de Bilbao está bajo la advocación del apóstol Santiago. En documentos de la época de la fundación de Bilbao (1300) se hace mención de la Colegiata de Santiago como ya existente. Y en efecto, la planta de los pilares del templo es la característica del siglo XIII. Se amplió la iglesia en 1379 en estilo gótico llamado purista por la evidente influencia francesa que se observan en todas las iglesias vascongadas de esta época. Sin embargo, en este interesante monumento parece marcarse la tendencia de la escuela de Toledo. En 1571 un incendio destruyó las naves laterales. En la década de 1880, se realizó una gran reforma de toda la fachada, con su torre de 64 metros y su aguja, en un estilo neogótico, erigida por Severino Achucarro, armonizando con las viejas formas góticas, dando al templo su aspecto actual. En 1949 la iglesia adquirió la dignidad catedralicia. La nueva diócesis fue instituida por Pío XII mediante la bula Quo Commodius con fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de la sede episcopal el primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien consagró la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955. En el verano de 1983 sufrió bastantes daños por las inundaciones ocasionadas por el río Nervión, pero en la actualidad presenta un perfecto estado de conservación. Está catalogada como Conjunto 146
Histórico Nacional. Su planta es basilical de tres naves de cuatro tramos con la nave central más alta que las laterales, separados por pilares cilíndricos a los que se adosan varias columnas, y se cubre con bóvedas de crucería, siendo sus dimensiones de 51 metros de largo, 22 de ancho y 22,5 de alto en la nave mayor. Tiene girola y crucero, teniendo este último la particularidad de estar en medio de la longitud del templo. Las naves laterales contienen capillas entre sus contrafuertes, sumando un total de quince, alcanzando menos altura que las naves bajas, excepto las cinco del centro de la girola. Podemos destacar las capillas de la Virgen del Pilar, de san Antón, de santa Lucía, de san Diego de Alcalá entre otras. El alzado se distribuye en tres pisos compuestos por los arcos formeros, el triforio ornamental, elemento que embellece el edificio y lo rodea en todos sus lados salvo el muro de cierre de los pies, y los vitrales, realizados en estilo neogótico y que se dividen en 17 ventanales y tres rosetones. Sólo las vidrieras de la cabecera llevan representación figurativa. En el lado norte se sitúa la puerta de acceso al claustro, la llamada Puerta del Ángel, que toma su nombre de un retablo dedicado al arcángel san Miguel que había en el claustro. Es del siglo XV y estilo gótico, de ornamentación más florida que la del templo como predominaba en la época de su creación. Catedral de Burgo de Osma (1232)
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ctualmente el estilo de la catedral de Burgo de Osma es gótico pero anteriormente fue románico. Iniciada en el año 1101 por el obispo Pedro de Bourges fue continuada por Raimundo (1109–1126), Beltrán (1128–1140), Esteban (1141–1147) y Juan (1148–1174). La catedral estuvo casi terminada a finales del siglo XII gracias en parte a las donaciones efectuadas por los peregrinos que realizaban al camino hacia Santiago. Debido al rápido crecimiento de Burgo de Osma, la catedral románica se quedó rápidamente pequeña y es cuando el obispo Juan Díaz de Medina (1231–1240), ordenó la demolición de la catedral, para reedificarla inmediatamente (1232) en estilo gótico. La planta de la catedral gótica responde a los modelos cistercienses, presentando una planta de cruz latina con tres naves de cinco tramos cada una, estrechos y rectangulares los de la nave central y cuadrados los de las naves laterales. El crucero consta de cinco tramos, al que se abren las cuatro capillas y el presbiterio, formado por dos tramos rectangulares 147
y el ábside heptagonal. Las bóvedas que cubren cada uno de los tramos de las naves y el crucero son de ojivas, mientras que la del ábside es nervada de ocho nervios. Los pilares están formados por un núcleo cilíndrico de cuatro columnas adosadas. Las medidas de la catedral son 71,80 metros de longitud por 41,80 metros de crucero y 19,80 metros de altura en su nave mayor. En el extremo meridional del crucero se abre la portada principal. La torre es una construcción más tardía, finalizada en 1767, alcanzando los 72 metros. El claustro pertenece al estilo gótico tardío.
Catedral de Burgos (1221)
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urgos había poseído una pequeña catedral románica,edificada por orden de Alfonso VI, en 1075, en el solar de su palacio y en honor de haber trasladado la sede episcopal, primero de Oca a Gamonal y después a la capital Castellana. Las necesidades de culto y la creciente prosperidad de la ciudad y del reino, exigían una catedral digna de la sede Madre y cabeza de la iglesia de Castilla. Fernando III el Santo y el obispo don Mauricio, que lo era de Burgos desde 1214, colocaron la primera piedra de la nueva fabrica en la gran columna del lado de la epístola, el día 20 de Julio de 1221. Se empezó el edificio por la cabecera y en 1230 pudo celebrarse ya un acto litúrgico en el coro, que ya estaba construido. Los primeros arquitectos fueron franceses, uno de ellos fue el Maestro Enrique que después se haría cargo de las obras de construcción de la catedral de León, posteriormente fueron españoles entre los que destaca el maestro Johan Pérez. La construcción y las remodelaciones se realizaron con piedra caliza extraída de la cercana cantera de Hontoria. La intervención del obispo, que muchos suponen inglés, parece haber sido de mucha importancia; dos años antes de la fundación de la iglesia; había sido encargado por la reina Doña Berenguela ir a Alemania, para pedir la mano de su prima hermana Beatriz de Suabia para su hijo Fernando III. Durante los siete meses que duró la misión, tuvo el prelado ocasión de visitar varias catedrales en construcción y, especialmente la de París, ciudad en los que fueron magníficamente recibidos por Felipe Augusto, la princesa alemana y el prelado embajador; la catedral de Burgos fue la primera iglesia en España de traza francesa. La fachada occidental tiene en el registro inferior la llamada Portada de Santa María o Real, por la iconografía mariana o por ser el lugar preferente por donde entraban los reyes en procesión. La portada gótica 148
se deterioró por la intemperie, motivando una intervención en las puertas laterales de Juan de Pobes en 1663, y otra más notable a fines del XVIII en la puerta central de donde desapareció el parteluz con escultura gótica de la Virgen. En el segundo registro hay un corredor y en su parte central un gran rosetón calado. El tercero consta de dos ajimeces dobles en cuyos intercolumnios aparecen varias estatuas. Las dos torres fueron construidas por Juan de Colonia durante los episcopados del converso Alfonso de Cartagena y Luis de Acuña (años 1442 y 1458). En el antepecho de la torre se lee en caracteres monacales: pax vobis, y en la de la izquierda o del reloj, ecce agnus dei. La fachada meridional se llama del Sarmental, se accede salvando una pronunciada escalinata siendo construida aproximadamente entre 1230 y 1240. Se trata de uno de los mejores conjuntos escultóricos del clasicismo gótico del siglo XIII en España. Está dedicada al tema arcaizante de Cristo en Majestad, aunque empleando una plástica innovadora. El elemento central y artísticamente más depurado es el tímpano, cuya ejecución se atribuye a un artista franco referido como el Maestro del Beau Dieu de Amiens. Lo que es indudable es la influencia de la escultura de la catedral de Amiens en la magistral portada. La planta de la catedral fundada por san Fernando y el obispo don Mauricio tiene planta de cruz latina, con tres naves que en la cabecera se convierten en presbiterio y girola; en torno a esta se realizaron capillas poligonales góticas, aunque varias fueron renovadas o reemplazadas posteriormente. La nave principal tiene una longitud de 106,40 metros y se extiende desde la fachada principal hasta la capilla llamada del Condestable; el transepto mide 59,64 metros, en cuyos extremos se abren las puertas del Sarmental y de la Coronería. La anchura total de la nave central y las dos laterales es de 25 metros. El pavimento es moderno y está constituido por baldosas de mármol de Carrara. En las vidrieras se representan varios pasajes del Nuevo Testamento; de las antiguas, pintadas por Juan Valdivieso, Diego de Santillana, Nicolás de Vergara y, Arnau de Flandes, nada o casi nada quedó después de la explosión de pólvora de 1813. Las rejas del crucero proyectadas por fray Pedro Martínez, monje de Cárdena, son de bronce, y la del coro es una maravilla de orfebrería. El coro costeado por el obispo Pascual de Fuensanta (1213-1238), ocupa desde el año 1500 el actual lugar; es de gran merito la sillería, de nogal, con 103 sitiales, adornados los respaldos con pasajes del Nuevo Testamento. La construyó Felipe de Vigarni. Hay además en el coro dos órganos y el sepulcro del obispo don Mauricio repujado y esmaltado, portentosa obra de la metalistería del siglo XIII, única en su género en 149
España. La escalera dorada conduce a la puerta de la Coronería y consta de 39 escalones; es de estilo Renacentista y tiene un artístico antepecho. La obra fue encargada en 1519 por el cabildo de la catedral y el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, quienes la costearon. Obra de Diego de Siloé, está esculpida con una gran riqueza iconográfica basada en los grabados de Nicoletto Rosex da Modena, Agostino de Musi, fray Antonio de Monza, Giovanni da Brescia y Agostino Veneziano. Los antepechos de hierro sobredorado (1523-1526) son del maestro francés Hilario. El arquitecto Charles Garnier se inspiró en ella para la gran escalera de la Ópera de París. Hacia 1460-1470 Juan de Colonia levantó un cimborrio en el crucero de la catedral. El 4 de marzo de 1539 esta obra se hundió al ceder sus pilares del lado norte y arrastró consigo varias bóvedas. Se encargó su reconstrucción a Juan de Vallejo, quien reforzó los pilares y conservó el perfil gótico de la obra, pero lo revistió de una profusa decoración de inspiración renacentista. Entre otros escultores, colaboraron en la obra Juan Picard y Pero Andrés. En el interior, justo en el crucero, bajo la bóveda estrellada del cimborrio, se encuentra desde 1921 el sepulcro del Cid y su esposa Jimena. Entre sus numerosas capillas podemos destacar la capilla del Condestable o de la Purificación. Es suntuosa y monumental y se debe a Mencia de Mendoza de la Vega, hija del primer marqués de Santillana Iñigo Lopez de Mendoza y de Catalina Suárez de Figueroa, esposa del condestable de Castilla Pedro Fernández de Velasco, quien mandó empezar las obras en 1482, continuándolas su hijo Bernardino. Su estilo es ojival florido, y el maestro de las obras fue Simón de Colonia. En la puerta de ingreso hay una artística reja del Renacimiento, obra de Cristóbal Andino (1528); en el interior se ve un artístico mausoleo de mármol de Carrara que contiene los restos del fundador y de su esposa. Entre las joyas artísticas de esta capilla figura un cuadro que representa la Magdalena, atribuido a Giovan Pietro Rizzolia, discípulo de Leonardo de Vinci. El claustro, de fines del siglo XIII, tiene dos plantas pues se hace necesario salvar el desnivel del terreno; en su lado oriental se abren capillas, de las que destaca la de santa Catalina. Es de planta rectangular algo irregular, con seis arcos en los lados oriental y occidental y siete en los lados norte y sur; es obra del Maestro Enrique. Antes de que se construyese dicho claustro en la parte baja existía un cementerio. A lo largo de los siglos la catedral de Burgos ha sufrido varias etapas constructivas, pasando del gótico del siglo XIII al Renacimiento de XVI. Habitualmente suelo incorporar el plano de una planta por monumento, 150
pero en esta ocasión he puesto cuatro como muestra de la evolución de las diferentes fases de construcción. Catedral de Cuenca (1183)
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a catedral de Cuenca construida a iniciativa de la reina Leonor de Aquitania y Plantagenet esposa de Alfonso VIII en el año 1183 es el ejemplo más temprano del gótico en España. De clara influencia Normanda como las catedrales de Sason y Laon, fue construida sobre los cimientos de la antigua mezquita árabe de la ciudad. La iniciaron los canteros galos y fue consagrada sin haberla terminado, primero en 1196 por san Julian, segundo obispo de Cuenca, después definitivamente bajo la advocación de santa María en el año 1208 por el obispo Rodrigo Xinez de Radamé. La planta inicial de la catedral estaba formada por tres naves; a la altura del crucero se transformaba en cinco naves y continuaba formando cinco ábsides, siguiendo las trazas del románico imperante. En el siglo XV los cinco ábsides fueron sustituidos por una doble girola para aprovechar el desarrollo de las cinco naves de que disponía la catedral. Su nueva planta quedaría formada por una planta de cruz latina, tres naves, doble girola y un profundo presbiterio. El crucero está cubierto por una gran bóveda central de influencia anglonormanda. La fachada y las torres pasaron por varias restauraciones, la última se realizaron en el siglo XX y como consecuencia de los daños sufridos por la fachada, al hundirse la torre de las campanas en 1902 por la caída de un rayo, se procedió a su reconstrucción en el año 1910, en lo que es su aspecto actual, una fachada de estilo neogótico obra de Vicente Lampérez. Su aspecto actual confirma sin ningún genero de duda que la misma quedó inconclusa. Catedral de Gerona (1417)
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a catedral de Santa María de Gerona posee en su estilo la nave mas ancha del mundo, con sus 22,98 metros, es además la segunda más ancha de cualquier estilo, por detrás de la de san Pedro en el Vaticano que tiene un ancho de 25 metros. En el año 717 durante la dominación árabe la iglesia de Santa María fue convertida en mezquita mayor, posteriormente en el año 786 Gerona se liberó del dominio árabe acogiéndose a la autoridad de los francos en la persona de Carlomagno. En el 882 se formó la primera comunidad de canónigos y en el 908 la iglesia fue de nuevo consagrada. 151
A principios del siglo XI la iglesia estaba en ruinas, para poderla restaurar se contó con la ayuda del obispo Pedro Roger (hijo de Roger I de Carcasona conde de Carcasona) que vendió a su cuñado el conde de Barcelona Ramón Borrell la iglesia de san Daniel por la que recibió 100 onzas de oro. Cuatro años más tarde, en 1019, se dotó al edificio de manera generosa, con lo que pudieron iniciarse las obras de un claustro y sus dependencias, ampliándose en 1031 y en 1064, siempre en estilo románico. En 1081 se empezó a construir la torre-campanario y que fue acabada en el año 1117. A finales del siglo XIII hubo una propuesta de obras para transformar la cabecera que se iba quedando pequeña en relación al culto existente. A este propósito, en 1292, el tesorero Guillén Jofré hizo donación de 10.000 sueldos catalanes, pero hasta 1312 no se formalizó el proyecto. El cambio consistió en la ampliación de la cabecera con gírola y nueve capillas encargadas a Enrique de Narbona. A su muerte las obras continuaron bajo la dirección de Jaime Faverán. Siguieron los arquitectos Guillermo Cors, Francisco Saplana y Pedro Sacoma que dio fin a la cabecera en 1347. Una vez terminado este espacio, el arquitecto Guillermo Monry siguió la ampliación del tramo del coro inmediato al presbiterio, finalizando esta obra en 1368. A partir del año 1417 se empezó a construir la nave central ya en estilo gótico, su arquitecto fue Guillermo Bofill el cual no vio finalizada la obra pues el último tramo se edificó ya en el siglo XVI, a cargo del maestro José Ferrer. La fachada es de estilo barroco y fue construida en el año 1730, unas décadas antes en 1607 se construyó la escalinata de acceso. El interior muestra la grandiosa nave única, gótica, cubierta por bóveda de arcos diagonales que se apoyan en grupos de columnillas. Los contrafuertes laterales de la primera zona albergan dos capillas por tramo. En la segunda zona, en los dos tramos antes de llegar al presbiterio, se abren amplios ventanales góticos y debajo, las ventanas del triforio que recorren ambos muros. Antes del presbiterio y cerrando el fondo de la gran nave se levanta un muro con un arco central y dos laterales, más tres óculos, dos más pequeños sobre las tres ventanitas del triforio y uno mayor en el centro, cercano a la bóveda. Las vidrieras del presbiterio son del siglo XVI, con temática de la vida de la Virgen. Una de las curiosidades de la catedral de Gerona es la llamada Bruja de piedra. Se trata de una gárgola con forma humana situada junto a la torre de Carlemany es la única con figura humana de la catedral. Según la leyenda, existía una mujer que se dedicaba a las malas artes de la brujería para demostrar su odio a la religión y tenía la costumbre de tirar piedras contra el templo. Un día, por obra divina, se convirtió en piedra 152
y la colocaron en la catedral para que por su boca no salieran más maldiciones ni insultos sino agua limpia de lluvia. Catedral de Santa María de Regla de León (1255)
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onde está ahora asentada la catedral se encontraban en el siglo II D.C. las termas romanas de la vía decumana, que fueron construidas por la Legio VII Gemina y después en tiempos del Rey Ordoño II residencia palatina o Aula Regia; este cedió los terrenos para construir una iglesia románica como señal de agradecimiento a Dios por haber ganado a los árabes en la batalla de san Esteban de Gormaz. El edificio, marco solemne de las coronaciones reales de Ramiro II y Alfonso V, resultó seriamente dañado por las escaramuzas de Almanzor, que ocupó León en los años 996 y 1003. Las obras de reconstrucción del nuevo templo románico se realizaron durante el reinado de Fernando I, siendo obispo de León Don Pelagio que rigió la diócesis entre 1065 y 1073, la estructura era de ladrillo, planta basilical, ábside y tres capillas absidiales, dedicadas a la Virgen, el Salvador y san Juan Bautista. Completaba su estructura un pórtico, donde se celebraban asambleas. Fue consagrada el 10 de noviembre de 1073. En tiempos de Alfonso IX y siendo obispo de León Don Manrique de la Casa de los Lara se comenzaron las obras de la actual catedral, pero al morir éste en el año 1205 los trabajos fueron suspendidos. El obispo Don Martín Fernández, notario real y muy amigo de Alfonso X el Sabio retomó las obras en el año 1255, siendo el primer arquitecto encargado de las obras el Maestre Simón, que según un documento de 1261 lo define como operis eiusdem (legionensis) ecclesie magister. El segundo Maestro conocido fue Enrique, de origen francés y que por aquel entonces también asumía las obras de la catedral de Burgos como segundo Maestro. Su planta copia a la de Reims reducida a un tercio de su tamaño, Amiens y Beauvais en el alzado, y Chartres en sus vidrieras y portada. Consta de tres naves que se hacen cinco en el crucero rodeada por gírola con cinco capillas exagonales. Se cumple aquí el concepto de «alzado tripartito» es decir, la sucesión vertical de tres niveles en la nave principal: arcos formeros, triforio o pasillo sobre las naves laterales calado al exterior y ultimo piso o claristorio, con vanos amplísimos con vidrieras. Tiene tres fachadas: la fachada occidental es la denominada de la Virgen Blanca o también del Juicio Final, está formada por dos torres la de las Campanas y la del Reloj (anteriormente llamada de Cabeza de 153
Vaca por haberse hecho en tiempos de este obispo), que flanquean el pórtico abocinado con rica decoración escultórica pero algo deteriorada; las puertas de madera pertenecen al siglo XVI. La fachada sur es de triple portada como la occidental, dedicadas de izquierda a derecha a la Muerte, a san Froilan y a la muerte de este. La fachada norte está dedicada a la Virgen del Dado cuyo hastial data del año 1448 y es obra del Maestro Jusquín. Aunque la catedral en si es pequeña (90 metros de largo, 29 metros de ancho, 30 metros de alto en su nave central, 15 metros en las laterales y 73 y 69 metros de alto de sus torres) no lo es tanto la extensión de vitrales que posee que con sus 1765 metros cuadrados y sus 737 ventanales supera a casi todas las francesas. Comprenden un periodo de tiempo que va desde el siglo XIII con las vidrieras de la Cacería y las de las capillas de la girola, hasta el siglo XIX con las del triforio. La más antigua y controvertida es la denominada la cacería, situada en lado norte y ventanal alto numero cinco. Procedente seguramente del Palacio Real de Berenguela, representan escenas de la vida civil (cacerías, escribas, juglares), así como las siete artes liberales: el trivium y el quadrivium. En el siglo XV y concretamente desde 1427 a 1434 el Maestro Nicolás Francés realizó el retablo de la catedral. Constaba en un principio de unas 200 tablas (algunos autores señalan exageradamente unas 400) cuyas dimensiones aproximadas eran de 7 metros de alto por 14 de largo, siendo en aquellos tiempos, uno de los mayores de España. Debido a un debate regido por las oscilaciones del gusto, el Capitulo catedralicio decidió en el año 1722 desmontarlo y repartir sus tablas entre las parroquias pobres, entre ellas la de Trobajo del Camino, la Aldea de la Valdoncina y Santa María del Mercado. Colocaron en su lugar otro, en este caso barroco, elaborado por la familia Gavilán Tomé. Cuando se realizaron las obras de restauración de la fabrica de la catedral a finales del siglo XIX, se trató de recuperarlas, pero solo se consiguieron una mínima parte y que son las que en la actualidad se pueden contemplar. Otra de las partes importantes de la catedral es el coro. Es una de las sillerías más bellas del siglo XV; empezó a tallarse el año 1467 para estar concluida en 1481. Ocupó en un principio el ábside, pero en 1746 fue trasladado al centro de la nave principal por el arquitecto Tomé. Ésta había sido una vieja aspiración del Cabildo, a quien se lo prohibió el rey Felipe II porque se perdería la gracia y el ornato que tenía dicha iglesia. La sillería, compuesta de 76 sillas, es de nogal, de estilo gótico tardío y de sobresaliente merito, en las figuras de los respaldos, doseletes, 154
penitencias, brazos, tornavoces y demás elementos. Algunos de los entalladores fueron: Juan de Malinas, Fadrique, Copín, Theodorico. Los nombres y el estilo indican la nacionalidad neerlandesa de la obra. Se divide en dos coros, con doble orden de sillerías cada uno: el del Rey, por el lado del evangelio y el del Obispo, por el lado de la epístola. Junto al coro se encuentra el trascoro; de estilo renacentista fue realizado por el maestro Esteban Jordán en 1578. Simula una arquería, cuyos fondos ocupan escenas de la vida de Jesús y de la Virgen. En el otro extremo del coro se hallan los púlpitos, dos hermosos ejemplares labrados en piedra de «griotte» con adornos en «piedra fétida» del año 1745, realizados por el boloñés Giacomo de Pavía, coronados por dos tornavoces barrocos de fina talla dorada y policromada. Uno de los problemas de la catedral de León es la calidad de la piedra ya que no procede toda de la misma cantera, siendo su mayor parte de Boñar. En el año 1631 se vino abajo la bóveda central del crucero y en 1743 cedió la pila del brazo sur del crucero. El arquitecto Nevada construyó una cúpula con linterna de estilo barroco que desequilibró en gran medida la estructura de la catedral, unida a una pésima restauración realizada por Matias Laviña hicieron que en 1868 cuando murió, esta estuviera en ruina total. Un poco antes, el 28 de Agosto de 1844 una Real Orden declaró a la catedral de León como Bien del Estado y la considera Monumento Histórico Artístico Nacional siendo el primer caso en nuestra historia. Para consuelo de los leoneses las obras de restauración fueron encargadas a Juan de Madrazo que con sus conocimientos de arquitectura ojival se puso en marcha para su recuperación. Lo primero que hizo fue cimbrar el interior de la catedral y desmontar todas las vidrieras para su posterior restauración. Posteriormente le sucedió Demetrio de los Ríos que le tocó restaurar los sillares, montaje de bóvedas y remates, la obra la terminó Juan Bautista Lázaro que restauró los vitrales. Por fin el año 1901 y después de casi 50 años de obras la Pulchra Leonina fue abierta de nuevo al público. El 27 de mayo de 1966 un incendio, debido a un rayo, arrasó toda la techumbre de las naves altas produciendo graves desperfectos. Algunas vidrieras del lado norte del transepto quedaron dañadas. Pocos meses después, cuando las repusieron, una de ellas, según pude comprobar in situ, no contenía la misma temática que la que estaba antes de producirse el incendio. Para mí, era una de las mejores; pero seguramente en alguna parte de la cadena de traslado y/o restauración, se prefirió dar el cambiazo. ¿En que iglesia se encuentra ahora esa vidriera?. 155
Actualmente los vitrales se están restaurando en su totalidad, en un proyecto denominado el Sueño de la Luz, ya que muchos de ellos están en mal estado o falta alguna tesela. Para contemplarlas mas de cerca se ha instalado en el interior de la catedral, bajo el rosetón Oeste una plataforma a unos 17 metros de altura, en la cual se reparte todos los días, cada media hora una breve explicación de la historia, confección, cronología, restauración y mantenimiento de los vitrales de la catedral. La restauración se prolongará, si todo va bien, hasta el año 2010. Catedral de Palma de Mallorca (1300)
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a catedral de Palma de Mallorca más conocida como la Seu fue iniciada su construcción en tiempos del rey Jaime I el Conquistador que decidió derribar la antigua gran mezquita de Medina Mayurca para construir una gran catedral dedicada a santa María, tal y como era costumbre tras la conquista de una ciudad a los musulmanes. Construida en estilo gótico levantino, mide 121 metros de largo y 55 de ancho. El primer arquitecto del proyecto fue Ponç des Coll y empezó construyendo la capilla de la Trinidad. A Ponç le siguió en el cargo Jaime Fabre, arquitecto también de la iglesia de Santo Domingo de Palma y de la catedral de Barcelona. El gótico levantino se caracteriza por no seguir los modelos clásicos franceses, sino por usar una planta de salón, estrictamente basilical (hallenkirche) con tres naves sin girola ni crucero. Tiene tres capillas paralelas en la cabecera, y numerosas capillas laterales entre los contrafuertes. Como curiosidad comentar que el rosetón, llamado el «Ojo del Gótico», con sus 11,5 metros de diámetro es el más grande del mundo. Su localización también es particular ya que se encuentra en la cabecera y no a los pies como es habitual. Catedral de Oviedo (1382)
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onde hoy se asienta la catedral de Oviedo, el rey Fruela I (del 757 al 768) mandó construir una iglesia consagrada a san Salvador. Alfonso II el Casto, rey de Asturias (del 791 al 842), hijo del anterior, al trasladar la capital del reino a Oviedo, mandó edificar todo un conjunto edificios en los mismos terrenos, aprovechando algunos espacios de la antigua iglesia de San Salvador. Se sabe que hasta que dieron comienzo las obras de la catedral gótica había otra de estilo románico. Conocida también como sancta ovetenses las obras se iniciaron a 156
finales del siglo XIV (1382) con la construcción del presbiterio, al entrar en el siglo XV las obras se ralentizan bastante durante 70 años hasta que de la mano de Alonso de Palanzuela se da un importante impulso al edificio. En 1500 tras finalizar la estructura fundamental del templo el cabildo decide la construcción del pórtico y las torres. Consta de tres naves y capillas laterales, largo crucero y cabecera tripartita (los absidiolos laterales se eliminaron para construir la girola del siglo XVII. Las bóvedas son de crucería simple menos en la nave central donde son estrelladas). El alzado se materializa mediante la secuencia de arco formero, triforio de doble arco con tracerías y piso superior iluminado por ventanal compuesto por dos arcos calados cobijados por arco escarzano. Solamente consta de una torre pues no pudo construirse la otra por falta de presupuesto. Catedral de San Antolín de Palencia (1321)
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n el solar donde ahora se halla la catedral hubo en la Antigüedad un templo de culto pagano. Ese templo se debió sustituir más tarde por otro paleocristiano. El vestigio más antiguo es el fondo de la cripta de san Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del siglo VII, construido con y sobre restos romanos. En tiempos de Sancho III el Mayor se restauró el templo y en 1035 y ante la presencia de la corte y de varios obispos se consagró el nuevo edificio con lo que quedó configurada la cripta de san Antolín tal y como puede verse en la actualidad. Años después de esta restauración y probablemente en tiempos del obispo Raimundo (1148-1184) se edificó un nuevo templo en estilo románico que fue consagrado en 1219 durante el mandato del obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). En documentos oficiales se denomina a este templo honestissima lapidum domus. Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una torre. Su cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala capitular. La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo con el Cabildo propuso levantar en el mismo lugar una nueva, al estilo del momento, es decir, el gótico. Las obras comenzaron el día 1 de junio de 1321 en presencia del legado pontificio, cardenal Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina, Italia) y de varios obispos españoles. Ese año regentaba la catedral Juan II (1321-1325). Se desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y León. Tiene tres naves y doble crucero formando una cruz arzobispal, 157
siendo sus dimensiones de 130 metros de largo por 50 de ancho, y su nave central tiene 30 metros de altura. Consta de cinco puertas. La fachada occidental está inconclusa. Tiene anexionada la capilla del Monumento (siglo XVIII) que sobresale notablemente. La parte alta de esta fachada se cierra con un frontón en cuyo centro se abre un pequeño rosetón. Este frontón equilátero está decorado con pináculos góticos y en su vértice se encuentra una cruz que lleva en el medio la inscripción JHS. En la parte más baja, una puerta sencilla y neoclásica realizada por el arquitecto Fernando Chueca Goitia, permite el acceso al templo. Se llama puerta de San Antolín o de los Descalzos. Por último en el lado derecho se encuentran los muros de la antesala y sala capitular, que guardan el tesoro del museo catedralicio; están surcados de ventanales y contrafuertes que terminan en pináculos; otro espacio colindante corresponde al recinto de la biblioteca de la catedral. A la izquierda, coronada por una cúpula de pizarra, se encuentra la Antigua Capilla del Monumento. La fachada septentrional es casi lisa, interrumpida tan solo por dos puertas, correspondientes al crucero y falso crucero. A la izquierda, junto a la cabecera, se encuentra la puerta de los canónigos. Hubo un tiempo en que se la llamó puerta Nueva por ser la última en construirse, sin contar con la del siglo XX de san Antolín. En las actas capitulares se dice que fue construida en 1762. Es una puerta de arco rebajado y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Hacia la derecha se encuentra el crucero original, y en su parte baja la puerta de los Reyes o de San Juan, muy decorada en gótico flamígero, que ha ganado mucho después de una restauración; encima de esta gran portada se divisan tres imágenes de santos, en el centro el patrón de Palencia, san Antolín. En el mainel y sobre una pilastra está la estatua de san Juan, que da el segundo nombre a la puerta. Es la única puerta de Palencia que posee parteluz. Hoy en día esta puerta ha quedado inutilizada al colocarse un altar en el interior de la catedral que se utiliza en las grandes ceremonias. La fachada meridional consta de dos portadas separadas por una torre. La portada de la izquierda es la más importante, la más grande y la más decorada: la del Obispo o de Santa María (siglo XVXVI). Se comenzó en tiempos del obispo Hurtado de Mendoza; su decoración data de años más tarde, en tiempos del obispo fray Antonio de Burgos y se terminó con Rodríguez de Fonseca. Consiste en una puerta de madera maciza sobre la que se disponen cinco arquivoltas y un guardapolvo muy decorado; las cinco arquivoltas están adornadas con motivos vegetales e historiados, y se apoyan en columnas coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVII; justo encima, en el arco conopial 158
del centro encontramos una imagen de la Virgen María, gótica, rodeada por dos vidrieras en forma de flor, y un poco más arriba, en el tímpano, un conjunto de baldosas muy decoradas. A continuación se encuentra la torre, una construcción militar prismática, muy sobria cuya única decoración es el reloj del centro, el gran ventanal en el que se divisan las campanas y en la parte alta dos arcos que se conforman como espadaña, uno grande y de medio punto sobre el que se asienta el otro con arquitrabe. Por último se encuentra la puerta llamada de El Salvador, o más usualmente de los Novios, con decoración sencilla, gótica, realizada en tiempos de los obispos Hurtado de Mendoza y Antonio de Burgos, cuyos escudos pueden verse en el friso que está bajo la cornisa. El escudo del medio es el del Cabildo. La puerta se compone de tres arquivoltas apuntadas, adornadas con elementos vegetales. Llama la atención el tímpano que, desprovisto de toda ornamentación, flanquea el portón. A todo este conjunto hay que añadirle en la parte izquierda de la fachada meridional la pared exterior del claustro con una decoración simple aunque armoniosa de contrafuertes y pináculos. Como se ha dicho, el interior está formado por tres naves y dos cruceros. La nave central consta de diez tramos de bóveda de crucería en cuyas claves se encuentran los escudos de los obispos que las erigieron; un crucero atraviesa la sexta y otro la novena, ocupando la capilla mayor las dos intermedias y el coro cuarta y quinta, la última corresponde al ábside y está destinada a capilla parroquial, y a su espalda se reúnen en semicírculo las dos naves laterales formando cinco capillas. Las naves laterales son bajas y no muy alta la principal. Extendiéndose debajo del coro se encuentra la cripta (llamada antiguamente la cueva), en ella se conservan los restos del patrono de Palencia, san Antolín. Es el único resto de la primitiva catedral visigótica, añadiéndose posteriormente elementos románicos. La planta tiene forma basilical con bóvedas de cañón, sostenida por cuatro arcos fajones de fina sillería. Las medidas actuales son de 16 por 7 metros (antes de ser restaurada medía 3 por 11). Al final de los escalones de la bajada se encuentra un pozo a cuyas aguas acuden los fieles con piadosa confianza cada 2 de septiembre, festividad de san Antolín. Según la tradición, Sancho III el Mayor persiguiendo a un jabalí, penetró en una cueva donde se había escondido, y cuando iba a atravesarle con su venablo (pequeña lanza) sintió su brazo paralizado. Percatándose el monarca de la santidad del lugar, que era ya antigua capilla dedicada al santo, se dio cuenta de la profanación que acababa de cometer y detuvo el movimiento del brazo, en memoria de lo cual hizo construir una iglesia. 159
Las capillas están situadas en la girola y en la nave lateral del Evangelio, con el retablo a un costado en la misma dirección de la capilla mayor, dejando el muro del fondo despejado para una rasgada ventana de medio punto, y todas con su oratorio o recapilla, algunas de las cuales encierran notables pinturas. Las capillas en general disponen de bóvedas de gran altura; al construir la catedral se siguió un patrón que sacrificaba metros de claristorio pero que permitían elevar las naves secundarias para dar lugar a capillas y galerías laterales mucho más amplias que las de otras catedrales como la de León. Entre las muchas que tiene podemos destacar la de San Gregorio, una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico. El conjunto de retablos, sepulcro, azulejería de Talavera, e incluso la ventana, con una de las pocas vidrieras originales que se conservan, es un excelente muestrario de arte plateresco. Catedral de Pamplona (1392)
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a catedral Santa María la Real de Pamplona es de estilo gótico y fue construida entre los años 1392 y 1501. Su construcción fue debida al derrumbe de la anterior catedral románica consagrada en 1176. La fachada principal es de estilo tardobarroco y fue encargada por el obispo don Gaspar de Miranda cuyas obras comenzaron en mayo de 1784 bajo las ordenes de Santos Ángel Ochandátegui. Los trabajos se prolongaron durante seis años. Tiene dos torres y en ellas son destacables sus 11 campanas, siete en la torre sur de uso litúrgico y cuatro en la torre norte, en esta hay que destacar la campana llamada «María» que es la mayor en uso en todas las Catedrales de España. Tiene tres naves con capillas laterales, crucero acusado en planta y alzado, presbiterio poligonal y extraña girola de tramos pentagonales y hexagonales. Sin embargo el principal aliciente de la catedral de Pamplona es sin duda su magnífico claustro, uno de los mejores de Europa del siglo XIV. Se trata de la primera de las edificaciones que se erigió en el periodo gótico, adosada a la catedral por su lado meridional tiene forma de cuadrado con un jardín en el medio. Vino a sustituir al anterior claustro románico, el cual sufrió daños irreparables durante la guerra de la Navarrrería de 1276 que significaron la construcción de uno nuevo.
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Catedral de Santa María de la Asunción de Plasencia
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omo ocurre con la catedral de Salamanca, la de Plasencia también está formada por la unión de dos catedrales. La más antigua fue comenzada entre finales del siglo XII y comienzos del XIII, siendo sus artífices los maestros Juan Francés, Juan Pérez y Diego Díaz. Tiene mucha importancia por pertenecer a los albores del arte gótico en España, y es por lo tanto, digno de especial estudio de lo que queda de ella. Puede decirse que lo que mejor se conserva de esta obra es su fachada principal. Consta de tres naves y cuatro tramos con bóvedas de crucería, románica en sus columnas y capiteles en los que se puede ver águilas entrelazadas, animales fantásticos o capitales historiados. La fachada principal podría lucir más si no estuviera encajada entre la torre y el palacio episcopal. La parte de adornos y esculturas muestra bien a las claras el siglo en que se edificó, pues todos los rosetones, flores y animales están ejecutados de tal modo, que cualquier artista principiante se atrevería hacerlos semejantes. Es la rudeza de la infancia del arte en España que se determina marcadamente en las obras de aquellos tiempos. Encima de la portada hay un grupo representando el sagrado misterio de La Anunciación. Concluida la catedral vieja el cabildo vio que esta se había quedado pequeña y por lo tanto era necesario ampliarla, por lo que el obispo Gutiérrez Álvarez de Toledo comenzó la construcción de la catedral Nueva en el año 1498. En su construcción trabajaron los más acreditados arquitectos de la época: Enrique Egas a finales del siglo XV y ya en el XVI Juan de Álava, Francisco de Colonia, Alonso de Covarrubias, Pedro de Ybarra, Rodrigo Gil de Ontañón y Diego de Siloe. Para ello tuvieron que derribar el primitivo crucero, el ábside y las capillas adyacentes, para después volverlos a construir pero, esta vez, con dimensiones mucho mayores. Las partes que más llaman la atención son el altar mayor y la sillería del coro. El altar mayor es un conjunto de tres magníficos cuerpos de arquitectura con 20 columnas del orden corintio y muchas estatuas repartidas en él, todo obra de Gregorio Hernández, celebre escultor de Valladolid. El tabernáculo es magnifico. Lo forma un templete de hermosa arquitectura, compuesto de dos cuerpos con columnas pareadas de orden jónico y corintio, en cuyo cornisamiento están repartidos unos ángeles que tienen en sus manos atributos de la pasión de Cristo. La sillería de la catedral de Plasencia es una de las más interesantes del periodo llamado de transición (estilo germánico-gótico). Costa de 161
dos ordenes de asientos, procedentes los altos del antiguo edificio y ejecutados los bajos con arreglo al estilo de los primitivos. Forman un total de 65 sillas: 39 altas y 26 bajas, y en el centro de la silla episcopal cobijada con un gran doselete, semejante a los que coronan las dos sillas altas de las cabeceras destinadas a los reyes. En el respaldo de dicha silla está representada, en taracea, la imagen de san Pedro, con tiara, llaves y demás símbolos, sentado en una cátedra. Sobre este tablero un grupo tallado haciendo referencia a Jesús y a los pescadores sacando las redes, y nave de san Pedro. Los brazales altos tienen hojarascas; en los bajos vemos, hombre velludo cabalgando sobre cuadrúpedo, en uno, y paje luchando con oso encadenado, en el otro. La misericordia la decora una figurilla de hombre cepillando con garlopa sobre banco de carpintero. Los sitiales reales son más altos y anchos que los demás, y en vez de imágenes de santos en los respaldos tienen la de los reyes (la del rey en el lado del Evangelio y la de la reina en el de la Epístola), ambas en taracea como en todas las demás, y encima escudo heráldico con ángeles tenantes en bajorrelieve. El artífice de esta obra fue el tallista-escultor Rodrigo Duque «El Alemán» (1470-1542), que aunque nació en Sigüenza (Guadalajara) era de origen alemán. Lo que ocurre, es que según parece, era judío converso y aprovechó estos sagrados encargos para hacer mofa de la iglesia, por lo que en las misericordias de los asientos talló figuras zoomórficas como centauros, monos, quimeras… la mayoría en actitudes y poses obscenas, además de algunas escenas de zoofilia y homosexualidad. Era una manera de burlarse de la Santa Iglesia Católica delante mismo de sus narices. Catedral Nueva de la Asunción de la Virgen de Salamanca (1513)
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alamanca es una de las pocas ciudades españolas que tiene dos catedrales: una románica y otra gótica. La primera fue levantada entre los siglos XII y XIII y fue fundada por el conde Raimundo de Borgoña y su mujer, la infanta Urraca de Castilla. Fernando de Rojas, administrador de la iglesia de Salamanca, fue uno de los responsables de que se construyese una nueva catedral gótica, por haberse quedado la anterior pequeña para el culto y para dar mayor esplendor a la ciudad. En 1510, Alonso Rodríguez, maestro de la catedral de Sevilla, y Alonso Egas, de la toledana hacen unos estudios a solicitud de Fernando el Católico con lo que se ponen las bases para erigir el nuevo templo. En 1512 Antón Egas, Juan Gil de Hontañón, Juan de Badajoz el Viejo, Alonso de Covarrubias, Juan Torreno, Juan de Orozco, Rodrigo de Saravia y Juan Campero, son los que deciden levantarla al 162
norte de la vieja. Se puso la primera piedra el 12 de mayo de 1513, con Juan Gil como arquitecto y Juan Campero como aparejador. Se empezó, lo que es infrecuente, por los pies de la iglesia. El cimborrio primitivo fue obra del maestro Joaquín de Churriguera, nombrado para el cargo 1714, pero defectos constructivos y el terremoto de Lisboa lo dañaron considerablemente, por lo que se recomendó su demolición. La nueva cúpula no empezaría a realizarse hasta 1765 bajo la dirección del arquitecto Sagarvinaga. Por último la torre fue comenzada en 1705 por Pantaleon de Pontón Setien que levantó un campanario ochavado. El terremoto de Lisboa lo dañó mucho siendo Baltasar Devreton quien la restauró. Tiene planta rectangular, de tres naves, donde además median numerosas capillas hornacinas entre contrafuertes. En lo alto coronan bóvedas estrelladas. En el crucero se yergue un magnífico cimborrio formado por cuerpo ochavado sobre pechinas, tambor cilíndrico liberado por amplios ventanales y cúpula semiesférica, rematada en linterna. Como curiosidad puedo destacar el astronauta que se puede ver en la puerta de Ramos de la catedral, en la parte que da a la plaza de Anaya, esculpida en el lado izquierdo. La historia de este astronauta se remonta al momento en que Salamanca acogió las Edades del Hombre en el año 1993, y por tanto se decidió restaurar la Puerta de Ramos, muy deteriorada por el paso del tiempo. El nombre completo de la exposición era: “Las Edades del Hombre. El contrapunto y su mirada”, y por tanto, los canteros encargados de la restauración decidieron dar su propio contrapunto en la restauración de este Portal, y es por eso que aparece un astronauta, símbolo de la modernidad. Catedral de Segovia (1525)
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lamada la «Dama de las Catedrales» es de estilo gótico tardío y se comenzó a construir por la fachada occidental e 1525, concretamente el 8 de junio por orden de Carlos I de España. Anteriormente existieron otras dos catedrales conocidas como la Primitiva y la Antigua. Siendo obispo Don Diego Rivera dio comenzó las obras el arquitecto Juan Gil de Hontañón que realizó el proyecto y los planos. Le sucede en las obras su hijo Rodrigo Gil de Hontañón en 1526 el cual solo estuvo al frente de ellas tres años pasando a ser el responsable García de Cubillas que ya participaba en las obras desde el comienzo. Al morir este vuelve a hacerse cargo Rodrigo Gil de Hontañón hasta el año 1577. El claustro gótico es de 1470 y es el que estaba adosado a la antigua 163
catedral románica. Fue trasladado piedra a piedra a su nuevo emplazamiento. Son hermosas sus arcos con tracerías caladas. Tiene forma de cruz latina, con brazos cortos, girola con siete capillas absidiales de planta pentagonal, bóvedas de crucería, cúpula encasetonada con linterna. Dispone de tres puertas, la del Perdón situada en el oeste, la de san Frutos en el norte y la de san Geroteo al sur. Torre de 88 metros de altura que es pareja a la de Salamanca, consta de seis cuerpos recorridos verticalmente por pináculos adosados. Catedral de Sevilla (1401)
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a catedral de Sevilla es el monumento religioso más grande de España y el segundo de Europa después de la Basílica de San Pedro de Roma. Llamada Santa María de la Sede, es de estilo gótico tardío y comenzó a construirse en el año 1401. Su financiación corre a cargo de donaciones privadas de canónicos, prelados y de algunos laicos, estableciéndose también un impuesto sobre el comercio de la carne cuyo importe se destina a la citada obra. Está situado al sur de la ciudad, con su fachada principal orientada al oeste; al norte dan la sacristía de la Capilla del Sagrario y el patio de los Naranjos; al este la Giralda, la Capilla Real y la Contaduría y al sur la Sala Capitular y la Sacristía Mayor. Se asienta sobre las ruinas de la Alhama (mezquita mayor) alMoharrem, que según unos, fue construida por los abbasidas y, según la opinión de los más entendidos, fue reedificada en 1171, por el emir almohade Yusuf ben Jacob, habiendo terminado la obra su hijo Jacob ben Yusub Almanzor, a quien se debió la construcción de la Giralda. Rescatada Sevilla por san Fernando en 1248, se convirtió en templo católico, siendo consagrado por el arzobispo Gutierre bajo la advocación de Santa María de la Sede. Se fueron agregando capillas y otras edificaciones, y fue enriqueciéndose a tal extremo, que llegó a ser la primera de España. En 1401, el mal estado en que se encontraba el templo viejo impulsó al Cabildo a emprender la construcción de uno nuevo, y en la reunión que tuvo lugar con este objeto, dijo uno de los prebendados estas palabras: Fagamos una iglesia tan grande que los que la vieren acabada nos tengan por locos. Se colocó la primera piedra en 1402 y se terminaron las obras en 1519. Se comenzó por derribar la Mezquita respetándose la Giralda, los lienzos de muro del patio de los Naranjos y los de la Capilla Real. No se sabe el arquitecto que dirigió las obras, pues el nombre se perdió, con los planos de la construcción, en el incendio acaecido en el antiguo Alcázar de Madrid, adonde habían sido 164
llevados por orden de Felipe II. Unos las atribuyen, sin embargo, a Alfonso Martínez y otros opinan que fueron dirigidas por Pedro García. En 1426 un cuantioso legado de doña Guiomar Manuel contribuyó a que las obras tomaran gran incremento y en tiempos de Juan II se solicitó de este monarca la licencia para la reconstrucción de la Capilla Real. En los documentos relativos a la construcción aparecen entre los nombres de los maestros que intervinieron en las obras los de Isanbret, Carlin, Juan Norman, Pedro de Toledo, Francisco Rodriguez, Juan de Hoces, Ximón Alfonso Rodriguez y Gonzalo de Rozas. En 1506 hubo una gran fiesta en toda la ciudad para celebrar la terminación de las obras, pero en 1511 tuvo lugar el desplome de parte de la fabrica, por flaqueza de los pilares en que se asentaba, arrastrando en su caída las colosales estatuas de barro cocido que la adornaban, obra de Pedro Millán, Juan Pérez, Miguel Florentín y Jorge Fernández Alemán. Las obras de reconstrucción fueron encomendadas al maestro Juan Gil de Hontañón. El 1 de agosto de 1888 se derrumbó el primer pilar del coro del lado de la Epístola, a lo que sin duda contribuyeron los terremotos, y en su caída arrastró las semibovedas que se asentaban en él, parte de la central del crucero, destruyó el órgano y una hermosa vidriera. El arquitecto Joaquín Fernández fue el encargado de las obras de restauración que terminaron el 24 de Diciembre de 1893. El interior es de forma rectangular de 116,12 metros de largo por 76 de ancho, en el que sobresale en la parte de Oriente la gran Capilla Real, que aumenta la longitud en 19,65 metros. Está dividido en cinco naves y dos hileras de capillas, midiendo la central algo más de 16 metros. Tiene 32 gigantescos pilares elípticos rodeados de columnillas que sustentan los 70 tramos de bóvedas ojivales que cubren el templo, cuya nave del crucero es de la misma anchura que la principal. Esta nave y la mayor se elevan hasta 56 metros; el centro del crucero, hasta unos 40 metros y las cuatro naves laterales, 25, alcanzando la Capilla Real la altura de 14 metros. Posee la catedral una verdadera riqueza en vidrieras, que ascienden a 74, sin contar las de la Capilla Real y otras modernas desprovistas de merito. Algunas de ellas se encuentran en mal estado, no solo por los estragos del tiempo, sino por las conmociones sufridas con las voladuras de los molinos de pólvora de Triana en 1579 y 1613, así como hay que lamentar la total destrucción de una de ellas, la primera lateral de la Epístola al hundirse el pilar contiguo con las bóvedas que sustentaban, en 1888. Una de las vidrieras que se consideran más antiguas es la que en la Capilla Mayor aparece del lado del Evangelio y representa a la Virgen rodeada de ángeles que la coronan, así como son también de las primeras que se pintaron las diez que iluminan el coro y 165
trascoro y representan cada una cuatro personajes del Antiguo Testamento; se cree que fueron pintadas en 1504 por Cristóbal Alemán; En el crucero y brazo del Evangelio hay unas pintadas por Arnao de Flandes. En una de las naves laterales, sobre la Sacristía Mayor, hay una vidriera que ofrece un dato curioso para el estudio de la Giralda, pues en ella aparece esta torre en su primitivo estado, tal y como se hallaba antes de las obras que llevó en ella Fermín Ruiz. La Capilla Mayor ocupa solo un tramo de la nave central. Lo que primero llama la atención es el grandioso retablo, de enormes proporciones, que constituye una de las más notables obras que nos ha legado la escultura de las postrimerías del siglo XV, siendo el mayor de España. Es de estilo gótico, casi cuadrado, tiene 13 metros de frente, 2,60 metros cada uno de sus costados y 45 grandes nichos de un metro de profundidad. El proyecto fue del maestro Dancart, quien comenzó a ejecutarlo en 1482 y trabajó en él durante diez años. Juan de Palencia y Juan Bautista Bázquez fueron los que concluyeron esta portentosa obra en 1564. Las magnificas rejas que cierran la capilla son de estilo Renacentista, siedo su artifice fray Francisco de Salamanca, quien la terminó en 1553. La Capilla Real se halla situada en la cabecera de la nave central y ocupando el sitio que debía haberse destinado a ábside, según el modelo tallado que se conserva. Esta capilla es más notable por sus proporciones y riqueza que considerándola desde el punto de vista artístico. Su planta es rectangular, sobresaliendo en forma de segmento de circulo por el muro frontal, con otros de estos más pequeños a ambos lados. Sus dimensiones son 29 metros de altura hasta la base de la linterna, 25 de longitud por 15 de anchura. La techumbre está formada por una elevada cúpula formada por casetones. En esta capilla se encuentran los sepulcros de Doña Beatriz de Suabia y de Alfonso X el Sabio; las tumbas son de madera y en ellas hay sencillos ataúdes cubiertos por ricos paños modernos de brocado. Diez gradas dan acceso al presbiterio y al pie del mismo se alza, sobre un pie de mampostería, la urna de plata sobredorada en la que se conserva el cuerpo de san Fernando. En esta catedral se encuentra también el mausoleo, obra del arquitecto y escultor Arturo Mélida, en el que se encuentran los restos de Cristóbal Colón y que fueron devueltos a España al terminar la guerra de Cuba. Consiste en un féretro de bronce que aparece transportado por cuatro heraldos que representan los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra. Todos ellos sobre un basamento de piedra adornado al gusto del gótico florido; en su compartimiento central se encuentra el escudo de armas de Sevilla con su característico NOMADEJADO, la firma del 166
autor y las fechas de 1891-1902. Formando parte de la catedral se encuentra el monumento más representativo de Sevilla que es la Giralda. En su día fue la torre más alta del mundo con sus 97,5 metros de altura y actualmente es la torre más alta de la ciudad de Sevilla. Antiguo alminar de la mezquita almohade de Sevilla, está constituida por varios cuerpos diferenciados aunque perfectamente unidos mostrando un ejemplo perfecto de la riqueza del crisol de culturas existente en la ciudad. El cuerpo musulmán es el más antiguo, fue construido en 1184 por orden de Jacob ben Yusub Almanzor y para su construcción, tal y como se puede apreciar en su base, se emplearon los restos de algunos edificios y sillerías romanos. Se basó en el alminar de la mezquita Kutubia (70 metros) de Marrakech, (Marruecos) y considerada obra maestra del arte hispano-magrebí. También se la considera hermana de la gran Torre Hasan (60 metros) de Rabat. A raíz de un terremoto ocurrido en 1365 se perdió la antigua esfera original de cobre que coronaba la torre, que fue sustituida por un sencillo alminar. En el siglo XVI se añadió el cuerpo de campanas rematado por la figura de la Fe y su artífice fue Bartolomé Morel. Esta figura mide cerca de cuatro metros de altura, pesa 128 kilos y fue instalada en el año 1568 y debido a sus numerosos giros producidos por el viento fue denominada Giralda que posteriormente pasó a denominarse así la torre quedando como Giraldillo el nombre de la figura. Para subir a lo mas alto hay que hacerlo no por escaleras sino por 35 anchas rampas. Algunos investigadores e historiadores sostienen que la torre se erigió para conmemorar la victoria almohade en la batalla de Alarcos. A pesar de su autonomía, ejerce la función de torre y de campanario de la catedral. Catedral de Sigüenza (1192)
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a catedral de Sigüenza es una de las más originales y bellas de España. Es conocida en toda España por El Doncel de Sigüenza. Se compone de una planta en cruz latina, de tres naves, amplio transepto, capilla mayor rodeada de girola o deambulatorio, cimborrio o linterna, sobre el crucero, dos torres gemelas en la fachada occidental. El claustro, al norte. Tiene 80 metros de largo por 31 metros de ancho, de un extremo a otro del crucero, y 28 metros de longitud, en las otras naves. La nave central, de algo más de 10 metros de ancha, tiene 28 metros de altura, las laterales 21 metros. Aunque las obras comenzaron en estilo románico, en su conjunto es un buen ejemplo de arquitectura de estilo cisterciense, transición al 167
gótico. Siempre destacara esta catedral, por el aspecto de fortaleza, con sus torres gemelas almenadas. Tiene su origen en enero de 1124, cuando el obispo Don Bernardo de Agén (1121-1152), reconquista la ciudad con objeto de contrarrestar la influencia del obispado de Osma, en tiempos del reinado de Doña Urraca (hija de Alfonso VI). Con el obispo Don Pedro de Leucate (1152-1156), sobrino del anterior, comienzan las obras de la nueva catedral. Adopta el plan de cabecera benedictina. La construcción comenzó, con la capilla mayor y capillas absidiales y las dos torres de la fachada, creadas con miras defensivas. La obra esta realizada, a base de arenisca roja, del periodo Triásico inferior. En la prelatura de Don Cerebruno (1156-1167), se da un gran impulso a las obras, cerrando las naves y haciendo las tres puertas románicas, de la fachada principal. Con el cuarto obispo Don Joscelino Adelida (11681171), al llegar la construcción al crucero y a su nave transversal, en 1169, queda abierta al culto. Las obras fueron iniciadas en el estilo románico exuberante de Cluny, pero rápidamente se impondría la austeridad del Císter, reduciendo el tamaño del coro y los capiteles, no van a ser historiados, (animales, escenas bíblicas, etc), sino de tema vegetal. En la época del obispo Don Arderico (1178-1184), primer obispo de origen español, el cabildo se trasladó, a las dependencias habitables del claustro. Fray Martín de Finojosa (1185-1192), monje cisterciense y abad de Santa María de Huerta, influyo lógicamente en el estilo de la construcción, cambiando el estilo románico, por el protogótico. Ya a caballo del siglo XIII, el obispo Don Rodrigo (1192-1221), tiene el afán de hacer gótica la catedral, elevando las bóvedas, sobre el románico primitivo (posiblemente con tejado de madera). Durante el siglo XIV, queda terminada la obra inicial, del edificio, ya con la planta, gótica, que podemos ver hoy día. La portada principal es románica, aunque con añadidos posteriores neoclásicos y barrocos. Forma tres cuerpos, que corresponden a las tres naves del edificio, divididas por dos recios contrafuertes. A ambos lados de la fachada principal, se elevan las dos torres de piedra arenisca, de cuatro cuerpos. La torre de la derecha, llamada de Las Campanas, tiene una altura de 40,5 metros, con una escalera interior de 140 escalones, su ultimo cuerpo fue añadido en el siglo XIV, por el cardenal Pedro Gómez Barroso (1348-1361), que también hizo recubrir de piedra de sillería la obra inicial, hecha en mampostería. La torre de la izquierda, llamada de Don Fadrique tiene una altura de 41,7 metros y se terminó en el siglo XVI. Estas torres, que inicialmente estuvieron aisladas, se construyeron con miras defensivas y más tarde se unieron a la muralla. 168
Catedral de Santa María de Tarragona
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a catedral de Tarragona está influenciada artísticamente en los monumentos realizados por la orden del Císter. Se encuentra dentro de un grupo denominado Hispano-languedociana localizado en Cataluña. Se comenzó su construcción con los fondos donados por el arzobispo Hugo de Cervellon y miembros de la corona y por un legado testamentario que fue efectuado por Pere de Queralt en 1166. Parece que las obras de la nueva catedral se iniciaron en una fecha imprecisa, pero siempre posterior al año 1171, y que dieron inicio por la cabecera del nuevo templo. Fue terminada en las postrimerías del siglo XIV con la incorporación de la fachada occidental y el cierre de las bóvedas contiguas. Aunque las obras se prolongaron en el transcurso del siglo XIV, fue inaugurada en 1230. La fachada occidental es un magnifico ejemplar del estilo gótico puro, que conserva todavía la austeridad en pormenores característicos del románico. Fue realizada entre 1277 y 1293 por el maestro Bartomeu, la cual dedica las jambas a la representación de figuras apostólicas, el parteluz a la Virgen con el Niño y el tímpano al Juicio Final presidido por un Cristo, la resurrección de los muertos y escenas de castigo infernal. La monumental portada se corona con un amplio rosetón. Aunque el estilo de la catedral es tardorrománico se quiso dar un toque gótico en algunas partes de su interior, como con el emplazamiento del coro en el centro de la nave y el alzado de un ábside y de nuevas capillas funerarias, todo ello realizado durante el trascurso del siglo XIV. Entre 1426 y 1445 Pere Johan, oriundo de la Picardía, realizó el retablo, obra maestra de la escultura gótica catalana. El mueble alabastrino de notables dimensiones perpetúa la tradición de los retablos monumentales característicos del ámbito catalán del siglo XIV. La organización del retablo es tripartita: un coronamiento de esbeltos pináculos, un cuerpo central con doce escenas cristológicas y tres estatuas de la Virgen, san Pablo y santa Tecla y una predela destinada al tabernáculo y a glosar en seis relieves la biografía de la patrona de la ciudad. Catedral de Toledo (1227)
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os orígenes de la catedral de Santa María de Toledo, fue primero una iglesia en tiempos de Recaredo (587) y luego con la invasión de los musulmanes se convirtió en la mezquita mas grande de la ciudad, hoy en día aún es posible observar una columna islámica 169
empotrada dentro de la capilla de Santa Lucía. Toledo fue conquistada por el rey de León y Castilla Alfonso VI en el año 1085, este respetó tanto los edificios de culto, como las costumbres y religión musulmana. Hizo importantes donaciones al templo para obras de conversión al culto cristiano. En tiempos de Fernando III el Santo (siglo XIII), la mezquitacatedral estaba en un estado de ruina por lo que el arzobispo de Toledo Ximénez de Rada impulsó las obras de la que sería la actual catedral. Mide 120 metros de longitud por 59 de ancho y la sujetan 88 columnas, consta de 5 naves mas crucero y doble girola siendo la catedral de Le Mans la más parecida pero un poco más esbelta. El primer arquitecto que intervino en la construcción de la catedral fue el maestro Martín contratado por el arzobispo Ximénez de Rada, al que le sucedió Petrus Petri, así como los arquitectos Rodrigo Alfonso, Alvar Martínez, Hannequin de Bruselas y Alonso Egas entre otros. En su interior se puede admirar sus vitrales que datan de los siglos XIV al XVI así como su retablo de estilo gótico florido, fue encargado por el cardenal Cisneros y fue realizado entre los años 1497 y 1504. Entre los arquitectos, pintores y escultores que intervinieron en esta obra maestra colectiva, estuvieron: Enrique Egas y Pedro Gumiel (diseño); Francisco de Amberes y Juan de Borgoña (estofado y policromía); Rodrigo Alemán, Felipe Vigarni, Diego Copín de Holanda y Sebastián de Almonacid (imaginería); y Petit Juan (entallado y filigranas). El coro está considerado como el más grandioso de la cristiandad, lo más destacable es su sillería alta realizada por los grandes artistas Felipe de Borgoña (o Vigarny) y el castellano Alonso Berruguete, también merece su atención sus dos magníficos órganos. Catedral de la Asunción de la Madre de Dios de Tortosa (1347)
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uando en 1148 Ramón Berenguer IV, conquistó la ciudad concedió a Bernardo Tort, arzobispo de Tarragona y obispo provisional de Tortosa, la mezquita mayor de la ciudad y todas sus posesiones; este obispo la convirtió enseguida en catedral románica y aprovechando las edificaciones musulmanas las reconvirtió en estancias para el monasterio. Se nombró obispo a Gaufred d’Avinyó (1151-1165) el cual era abad de la canónica de Sant Ruf de Tortosa. En tiempos del obispo Ponç de Torrella (1213-1254) se fueron ampliando los dominios de la diócesis con la anexión de los territorios valencianos de Morella y Borriana, construyéndose un palacio episcopal bajo el mandato del obispo Berenguer de Prat (1316-1340). Se iniciaron las obras de la nueva 170
catedral gótica antes de haber pasado dos siglos de la consagración de la anterior, durante el obispado de Arnau de Lordat (1341-1346). Se sabe de la existencia de concurso para adjudicar las obras al cual se presentaron Antoni Guarc y Benet Basques de Montblanc. Fue finalmente un tercer maestro de obras Bernat Dalguaire, quien en mayo de 1346 firmó las capitulaciones del contrato, siendo nombrado como maestro picapedrero. Consta de una planta de tres naves con deambulatorio y un ábside con nueve capillas radiales. La construcción de la nave fue muy lenta y con interrupciones frecuentes. Gracias a las donaciones hechas en 1487 por Miguel Terga, se pudo acabar la primera bóveda de la nave después del altar y en 1496 se pintaba la clave de bóveda de este tramo así como su pavimentación. En el año 1586 se llegaba a los pilares del tercer y cuatro tramo y se abría una puerta que comunicaba el tercer tramo con el claustro. Sin esperar la terminación de las obras, en el año 1597 se procedió a una nueva consagración por el obispo Gaspar Punter i Barreda, en ese mismo año se colocó la primera piedra del baptisterio y de la torre. El Capítulo catedralicio decidió adoptar las nuevas formas barrocas para completar la obra en la fachada, que se prolongó hasta la mitad del siglo XVIII. A partir de aquí la actividad de este periodo se demuestra sobre todo por la gran cantidad de capillas que se realizaron como la de la Virgen de la Cinta realizada entre los años 1672 y 1725. Tiene planta basilical de tres naves separadas por pilares y con capillas laterales entre los contrafuertes, con bóveda de crucería cuadrangular que en el ábside son en forma de trapecio y triángulos; todas convergen en la gran clave de bóveda central del presbiterio, donde está esculpida y policromada la representación de la Coronación de la Virgen por su Hijo. La cabecera está formada por un ábside semicircular, rodeado por una doble girola, la única de esta clase que existe en Cataluña, la primera formada por la prolongación de las dos naves laterales y la segunda por las capillas radiales con una separación entre el ábside y la girola con dos niveles de arcos apuntados , el inferior calado con tracería gótica flamígera. La disminución progresiva de la altura de los cuerpos del ábside, deambulatorio y capillas radiales consiguen el poder tener tres niveles de vitrales que inundan de luz el interior del templo. El coro de estilo renacentista fue realizado por Cristóbal de Salamanca, que ya había trabajado en el coro superior del monasterio de Montserrat y que fue ayudado entre otros, por el carpintero de la catedral Gabriel Sit. La fachada principal esta formada por cinco cuerpos separados por 171
grandes pilastras con capiteles decorados y coronados por una cornisa moldurada y con decoración vegetal. Se llevó a cabo entre los años 1728 y 1757, quedado inacabada. Se utilizó para su construcción piedra de Flix, Vinebre, Ascó y Riba-roja de Ebro. El claustro es del siglo XIII y se encuentra adosado al muro sur de la catedral. Consta de planta trapezoidal, con galerías cubiertas y formadas por arcos ojivales sobre columnas con capiteles sin decoración. Bajo el claustro se conserva un gran refugio antiaéreo construido en 1937-1938 y visitable en buena parte. Catedral de San Pedro y Santa María de Valencia (1262)
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a catedral de Valencia se empezó a construir en el año 1262 sobre el solar que ocupó la antigua mezquita. Es de planta gótica, de tres naves, con crucero cubierto con cimborrio y ábside poligonal. Como ocurre con muchas catedrales su estilo no es del todo gótico ya que se produce una mezcla de ellos, por ejemplo sus tres portadas. La puerta románica, llamada también «Puerta del Palau o de la Seo», del siglo XIII; la puerta gótica, conocida como «Puerta de los Apóstoles» o de David, del siglo XIV, y bajo la cual se celebra el Tribunal de las Aguas de Valencia; y la puerta Barroca, o de los hierros del siglo XVIII. En el año 1381 el Maestro Andrés Juliá inició los trabajos para la construcción de una torre a la que se llamó «Torre del Micalet», por el nombre popular de la campana de las horas. De planta octogonal, con cuatro cuerpos separados por impostas, es tal vez el monumento más representativo de Valencia. A partir del siglo XV, el campanario quedó unido a la catedral gracias a la prolongación de las naves realizada por Pere Compte. En 1703, el alemán afincado en Valencia, Conrado Rodulfo, proyectó la fachada principal, conocida como la dels Ferros, por la verja que la rodea. Francisco Vergara el Mayor, Francisco Stolz e Ignacio Vergara, concluyeron la obra. Al ser su planta curva, el paramento cóncavo que origina creó un singular y estudiado efecto de perspectiva, desvirtuado en la actualidad a causa de las modificaciones del entorno urbano. Catedral de Vitoria (1252)
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ancho VI de Navarra fundo Vitoria en el año 1181, debido a un gran incendio ocurrido en 1202 el rey Alfonso VII reconstruyó la ciudad, pero no fue hasta el año 1205 cuando en lo más alto de la ciudad fue edificada una iglesia bajo la advocación de santa María. Durante el reinado de Alfonso X el templo sería modificado 172
principalmente en su interior para adquirir el aspecto gótico que presenta en la actualidad. Durante los siguientes tres siglos se construye la torre, el coro, numerosas capillas interiores y sepulcros. El siglo XVI también fue decisivo para la historia futura del templo. El cambio de las antiguas bóvedas de madera por una nueva de piedra hizo necesaria la construcción de nuevos contrafuertes que pudieran soportar y contrarrestar las nuevas tensiones, lo que, a la postre, significó una infinidad de problemas estructurales para el conjunto del nuevo edificio. A consecuencia de este cambio de sobrepeso, la fabrica de la catedral se resintió enormemente ocasionando continuas obras de restauración que se han prologado hasta nuestros días. Finalmente, en el año 1997, la Diputación de Álava, ante el estado general del edificio que se escora ineludiblemente, la cierra y se plantea acometer un plan integral de restauración, con el fin de solucionar todos los problemas históricos y dotarlo de una estructura y cimientos sólidos que permitan su continuidad futura. Las obras se prolongarán hasta el 2010. Tiene una planta de cruz latina, con tres naves con amplio crucero y cabecera. En su interior tiene cuatro capillas rectangulares y una girola a la que se abren otras tres capillas poligonales. Cuenta, además, con un hermoso y frágil triforio y un pórtico del Siglo XIV que contiene esculturas muy interesantes. Catedral de El Salvador de Zamora (1151)
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unque la catedral de Zamora nació románica he querido incluirla dentro del gótico ya que, debido a las continuas campañas constructivas que se iban realizando, se empezaron a introducir elementos góticos en ella, aunque no tan importantes como para cambiar el estilo predominante. Es importante recordar que las bóvedas de ojivas de su nave central son de las más tempranas de España y anuncian ya el gótico. En donde se encuentra ahora la catedral, existía otra anteriormente, pero como esta no reunía las condiciones necesarias, se decidió la construcción de un nuevo templo. La primera piedra se puso en 1151 durante el reinado de Alfonso VII el Emperador y su hermana Sancha, bajo el mandato del obispo Esteban. Al cabo de 23 años, la catedral ya estaba prácticamente terminada, concluyéndola el obispo Guillermo a finales del siglo XII y consagrándose en el año 1173. La planta es basilical, de tres naves de cuarto tramos más transepto poco marcado en planta, pero fuertemente potenciado en alzado, y 173
originalmente tenía una cabecera triabsidal escalonada, pero fue sustituida por una gótica en el siglo XVI. Consta de cañón apuntado para los brazos del crucero con cimborrio en el centro, bóvedas de crucería y arista poco capialzadas en los laterales, apeando éstas sobre pilares cuadrados con tres columnas por lado con capiteles lisos. El coro fue realizado por Juan de Bruselas y es de estilo gótico tardío. Tiene dos pisos dividido en tres lados. Los asientos de la sillería alta llevan tallas de apóstoles, santos y relieves de leyendas populares. Los de la sillería baja representan patriarcas, reyes y profetas, y en los brazos de las sillas destacan relieves de escenas grotescas y asuntos profanos. La Puerta del Obispo, es una obra maestra del románico de transición y está abierta en el brazo meridional del crucero, hacia el palacio episcopal, y de ahí el nombre. Está organizada en tres cuerpos e igual numero de calles; en el inferior, la central acoge la puerta de acceso cobijada por arquivoltas lobuladas con arquillos de herradura muy cerrados; las laterales tienen puertas fingidas cuyos tímpanos lucen una Virgen con Niño según el tipo Theotokos entre dos ángeles turiferarios, y san Pablo y san Juan Evangelista. Desde el punto de vista arquitectónico, en esta fachada pesan influencia fundamentalmente musulmanas y otras provenientes de Francia. En el crucero se alza un cimborrio con un tambor de 16 ventanas sobre el que se levanta una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y soportada con pechinas de clara influencia bizantina pero con un ligero toque francés. La torre, de estilo románico es de planta cuadrada, sita a los pies del templo, mide 45 metros de altura, tiene los primeros cuerpos macizos y vanos semicirculares; todavía estaba en construcción en 1236. Sirvió hasta el terremoto de Lisboa como cárcel del Cabildo.
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Catedrales del Reino Unido
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n el año 1066, Guillermo de Normandía consiguió el objetivo que llevaba persiguiendo durante muchísimos años e invadió Inglaterra y, durante los dos siglos siguientes se desarrolló en este país la arquitectura que se ha llamado posteriormente anglonormanda. El estilo gótico se introdujo en Inglaterra sin dificultad en favor del anterior estilo, en el que de hecho las nuevas tendencias se insinuaron a través de la construcción de bóvedas en los templos monásticos que se fueron edificando en el siglo XII. Dos estilos con rasgos suficientes, como para considerarlos con identidad propia fueron, el estilo decorado (Decorated Style) que se caracteriza por las espléndidas combinaciones de terceletes en las bóvedas de las naves (siglo XIV) y, por otro, el estilo perpendicular (Perpendicular Style), con su marcado dominio de las líneas rectas y sus características bóvedas de abanico, que, además sería el precursor del gótico Tudor. Los términos decorado (curvilíneo) y perpendicular no se empleaban en esta época; fueron creados por el historiador Thomas Rickman en su Attempt to Discriminate the Style of Architecture in England. La palabra inglesa minster (catedral) alude por lo general a una iglesia atendida por monjes, pero en la de York siempre han oficiado sacerdotes. En esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales de Gran Bretaña de estilo gótico. Están ordenadas alfabéticamente. Catedral de Bath (1499)
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a catedral de San Pedro y San Pablo, más conocida como Abadía de Bath, es uno de los mejores ejemplos de estilo gótico perpendicular del sur de Inglaterra. La actual iglesia, es la tercera construida en el mismo lugar y fue comenzada en el año 1499 por el obispo Oliver King. Las obras se prolongaron durante un poco más de cien años, y tras un sin fin de dificultades como la disolución de los monasterios en 1539 según orden de Enrique VIII, en la que la iglesia fue saqueada de vidrio, acero y plomo, se pudo concluir en 1616. Los avatares políticos y reales hicieron que la iglesia ascendiera de categoría pasando a ser catedral, con lo cual se hizo evidente que debía ser un edificio mucho más imponente, acorde con su nuevo estatus. Bajo el 175
reinado de Elizabeth I comenzaron los trabajos de consolidación y ya a partir del año 1875 tuvo lugar la mayor y mejor restauración de todas. El interior es luminoso y sus más notables características son la bóveda de la nave, realizada en 1874 por Gilbert Scott, basada en un diseño del siglo XVI y una torre campanario de 50 metros de altura al cual se puede subir por medio de 212 escalones. Catedral de Beverley (1213)
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a catedral gótica fue erigida para albergar la tumba del obispo John of Beverly (siglos VII y VIII), centro de atracción de numerosos peregrinos. El edificio actual, comenzado en 1213 conserva muy pocos elementos normandos. Su parte más antigua, de estilo gótico temprano (1220-1260), esta formada por los dos cruceros; la parte delantera es más tardía (entre 1310 y 1350) y la magnifica fachada con sus dos torres es uno de los más admirables del gótico perpendicular (1390-1420). El interior, de cien metros de longitud, es amplio y luminoso; en sus nobles y refinadas formas, propias del estilo gótico curvilinear, destaca el contraste entre el mármol negro de Purbeck, con el que se han realizado las columnas y la piedra clara del resto del edificio. Un magnifico triforio falso de pequeñas arquerías lobuladas corre por encima de las estrechas arcadas principales. Debajo, a lo largo de las naves principales y en el crucero, hay un paramento de profundos arcos lobulados montado sobre columnillas de mármol negro, con delicadas figuras en relieve. A la derecha de la nave central se encuentran una pila bautismal normanda con una fantasiosa cobertura de madera realizada en 1726, y la llamada Sister´s Tom, con forma de templete; en el centro se encuentra el sepulcro del obispo St. John of Beverly. Desde la nave izquierda, donde aun pervive la antigua escalera de la desaparecida sala Capitular, también construida sobre delicadas columnas de mármol negro, se accede al coro, obra maestra del gótico temprano, con sillería tallada; a la izquierda del altar se encuentran situados el llamado Fridstool (un asiento normando que simbolizaba la inviolabilidad del santuario) y la soberbia tumba Percy, una de las obras maestras de la escultura inglesa del siglo XIV. La Lady Chapel queda separada del trascoro por un elaborado iconostasio de estilo gótico curvilínear. El gran ventanal del ábside tiene vidrieras de los siglos XIII y XIV.
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Catedral de la Santísima Trinidad de Bristol (1298)
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a catedral de Holy Trinity fue en su origen la iglesia de una abadía agustina fundada en 1140; se convirtió en catedral en 1542, cuando se suprimió el convento. Quedan pocos restos de la primitiva iglesia normanda. El edificio gótico actual se comenzó en 1298 y se consagró en 1330, cuando fue concluido el ábside. Hasta 1470-1515 no se completaron el crucero y la torre central, y la zona de los pies se construyó entre 1868 y 1888. En el interior, las tres naves son de igual altura, y la zona de los pies imita el ábside original. Tras admirar el relieve que representa a Cristo en el Limbo, ubicado en el brazo derecho del transepto, se pueden atravesar las dos alas superpuestas del claustro (una de ellas de época normanda, aunque con vidrieras de fines del siglo XV) para entrar en la magnifica sala capitular. Esta joya de la arquitectura normanda tiene planta rectangular; sus paredes están revestidas, en la parte inferior, por un zócalo de sencillos arquillos ciegos; más arriba, por arquillos sustentados por delgadas columnas compuestas de las cuales salen otros arquillos cruzados; y más arriba aun, por un fabuloso paramento en zigzag. También los cuerpos de arco de las arquerías y de los arcos fajones están revestidos con decoraciones geométricas. De los antiguos edificios de la abadía solo quedan, junto al lado derecho de la catedral, dos portadas normandas con motivos geométricos y entrelazados. El presbiterio es una obra maestra del gótico temprano por su claridad y sencillez de líneas. Altas arquerías ojivales sustentadas por pilares se lanzan, partiendo de una columna empotrada, los arcos fajones que dibujan, bajo las bóvedas, motivos estrellados. Las bóvedas de las naves laterales son impresionantes. Sus potentes arcos fajones forman arquerías, adornadas a los lados con grandes oculos lobulados, y sustentan arquitrabes decorados con claves en forma de rosetón y cabezas humanas; encima se abren las pequeñas bóvedas exapartitas. El frontal del altar neogótico cierra al fondo el presbiterio; la sillería fue tallada en la primera mitad del siglo XVI y la tribuna del órgano fue realizada en 1685. Al principio de la nave de la izquierda se abre, a la izquierda, la Elder Lady Chapel, una capilla bastante insólita. Esta obra del arte gótico temprano (1210- 1220) tiene su única nave revestida de arquillos y tracerías caladas sustentadas por delgadas pilastras de mármol de Purbeck; gotas y escenas grotescas decoran los arquillos y las severas bóvedas cuatripartitas. La Eastern Lady Chapel, situada en el ábside, está iluminada por una amplia tracería calada que conserva parte de las vidrieras del siglo 177
XIV; en su interior sitiales góticos de piedra y tres magnificas tumbas policromadas con las estatuas de tres abades. Al principio de la nave derecha, se abre la Berkeley Chapel, capilla de principios del siglo XIV con hermosas bóvedas sexpartitas con arcos fajones y grandes claves en forma de rosetón. Al fondo se encuentra la Newton Chapel, capilla de estilo gótico perpendicular construida entre 1330 y 1340. Catedral de Canterbury (1170)
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sta impresionante catedral, más conocida con el nombre de Christ Church, es la sede primada de Inglaterra y una de las obras maestras del gótico inglés. La edificación del conjunto se llevó a cabo sobre las ruinas de un edificio construido por san Agustín en el siglo VI. El edificio actual es el resultado de dos fases de construcción, la primera de 1070 a 1184 y la segunda de 1378 a 1505. El iniciador de las obras fue el arzobispo Lanfranco, designado por el Duque Guillermo en 1070. Destruido el templo románico por un incendio su reconstrucción se inició desde el ábside a partir de 1170, pero ya en estilo gótico por el Maestro Guillermo de Sens. Este no solo se inspiró en el esquema de las grandes catedrales del gótico temprano francés, sino que además utilizó piedra procedente de Caen. En el año 1378, el arquitecto Yevele emprendió la reconstrucción de los pies de la catedral en estilo gótico perpendicular. Posteriormente Guillermo el Inglés añadió la capilla de la Trinidad como un lugar santo para las reliquias de santo Tomas el Mártir. La fachada está abierta por un ventanal de tracería calada y flanqueada por dos torres con contrafuertes. Posee una portada construida entre 1425 y 1427 muy decorada; de los dos transeptos el primero es de estilo gótico perpendicular, el segundo románico. Se accede por la puerta sur; la nave central pertenece al estilo gótico perpendicular, está abierta por altísimos y estrechos arcos ojivales entre pilares fasciculados que se disponen en abanico al llegar a la bóveda. Desde el transepto, cuya bóveda consta de ramificaciones marmóreas en abanico, se baja a la cripta con planta de cinco naves. Es la mayor y más elaborada de toda Inglaterra. Ocupa el espacio del coro y de la Trinity Chapel y los anexos absidiales. Pertenece al primer periodo normando y conserva los capiteles figurativos y las nervaduras talladas de los pilares compuestos. En la nave derecha se abren dos capillas: la Temple Chapel y la St. Grabriel´s Chapel, de época normanda, con planta de dos naves decorada con frescos del siglo XII. En la nave izquierda se abren otras dos capillas: la St. Nicholas Chapel y la Holy Innocets Chapel, de dos 178
naves separadas por pilares salomónicos y capiteles decorados. El coro es del siglo XII y su artífice fue Guillaume de Sens; pertenece al periodo de transición del románico normando al gótico primitivo inglés, con arcos ligeramente apuntados y bóvedas de crucería. Subiendo los escalones laterales del altar mayor se entra en la Trinity Chapel, obra maestra de William el Inglés, sucesor de Guillaume, construida en honor a Becket. Es una construcción de planta elíptica que se sustenta sobre columnas pareadas de mármoles variados. Está iluminada por vidrieras que ilustran los milagros del santo. La tumba de Becket se encuentra en el punto señalado por el altar of Swords Point, antes de ser destruida en 1538 por orden de Enrique VIII. Detrás del altar se encuentra la Cátedra de san Agustín, del siglo XII, trono en mármol de Purbeck utilizado en la coronación de los arzobispos. La antigua torre central normanda fue demolida en 1430. La reconstrucción de la torre (Bell Henry) ocurrió aproximadamente 50 años más tarde, comenzando en 1490, y terminando en 1505, su altura final fue de 91 metros y su estilo la de gótico perpendicular. La disposición es de doble cruz arzobispal con una longitud de 159 metros, anchura de 40 metros en las naves y de 48 metros en los cruceros. Catedral de Chichester
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a Catedral fue fundada en 1075, después de que la sede del obispado se trasladara a la ciudad desde la cercana Selsey. Fue consagrada en 1108 bajo el obispado de Ralph de Luffa pero un incendio reveló la necesidad de una reconstrucción substancial, que no estuvo completada hasta 1184. La catedral volvió a ser consagrada en 1199. Esta no fue su mayor etapa en su desarrollo. Ricardo de la Wyche, (san Ricardo de Chichester en el santoral anglicano), que fue obispo desde 1245 hasta 1253, fue enterrado en la catedral, y donde su tumba se convirtió en un lugar de peregrinaje hasta que se ordenó su destrucción en 1538, durante las primeras etapas de la reforma religiosa inglesa. Después de la segunda consagración la catedral sufrió más daños debido a un incendio, y la mayor parte de la reconstrucción se llevó a cabo en el estilo gótico inglés. El techo de madera original se quemó, y la bóveda actual lo reemplaza. La aguja, que fue originalmente construida en el siglo XIV, fue reparada en el XVII por Sir Christopher Wren. Sin embargo, su construcción con materiales locales de baja calidad la condujo a derrumbarse el 21 de febrero de 1861, milagrosamente sin muertos. Fue reconstruida inmediatamente por George Gilbert Scott, y 179
ahora se alza hasta los 82 metros de altura. La catedral de Chichester ha superpuesto las arcadas normandas (de estilo románico inglés) del coro y la nave, por un edificio con un estilo mucho más gótico inglés. La nave es inusual debido a que en el siglo XIII se dobló su tamaño. Es la única catedral medieval en Inglaterra con un campanario separado, a forma de campanile, la única que consta de cinco naves y también es la única que puede verse desde el mar. Catedral de Durham (1093)
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a iglesia catedral de Cristo, la Virgen María y San Cuthbert, generalmente conocida como la catedral de Durham fue comenzada por el obispo Guillermo de san Carileph el 29 de julio de 1093. Aunque principalmente es de estilo románico, es una de las primeras iglesias de Inglaterra en las que se introdujo elementos de la arquitectura gótica. Es un característico templo de tres naves, con un profundo presbiterio de igual estructura, y un gran transepto. En un principio tenía un crucero marcado en planta y una cabecera con tres ábsides escalonados, pero toda esta zona fue totalmente ampliada y transformada en el gótico. Tiene una especie de nártex que precede a una fachada armónica flanqueada por dos torres. En el interior, hay bóveda de crucería desde un principio, alternancia de soportes y un alzado igual al anterior. se trata de una arquitectura muy pesada, con mucha modulación en arcos y pilares, y con grandes pilares circulares. La primera campaña de obras se prolongaría hasta 1104, año en que se trasladaron las reliquias de san Cuthbert al coro de la nueva catedral. Un segundo periodo de construcción concluiría con la dedicación del año 1133. Lo más significativo del edificio son sus curiosas e imperfectas bóvedas de ojivas. Tan sólo las de las naves colaterales corresponden a la construcción original, así como el especial cuidado con que se aborda la articulación de los paramentos de los muros de la nave central, con los consabidos tres niveles: intercolumnio, tribuna y orden de ventanas con ándito. La tumba de san Cuthbert descansa en el lado este de la catedral, y en su día era un elaborado monumento de mármol y oro. En el siglo XII, el obispo Hugh de Puiset añadió la Capilla Galilea en el extremo oeste de la catedral. En el siglo XIII se añadió una nueva capilla, la Capilla de los Nueve Altares, en el extremo este de la catedral. La torre medieval original fue destruida por un rayo, por lo que la torre actual data del siglo XV. La 180
tumba de Cuthbert fue destruida bajo las órdenes de Enrique VIII de Inglaterra en 1538, y en la actualidad es un modesto trono de piedra. Dos años después, en 1540, el monasterio benedictino de Durham fue disuelto, pese a lo cual la catedral y su claustro permanecieron en buen estado de conservación. El último prior, Hugh Whitehead, se convirtió en el primer deán de la catedral. En 1650, la catedral de Durham fue utilizada como cárcel para prisioneros de guerra, y albergó a soldados escoceses capturados durante la Batalla de Dunbar (3 de septiembre de 1650). Hasta 5000 prisioneros murieron mientras eran trasladados a la catedral, o mientras fueron retenidos en ella. Sus cuerpos fueron enterrados en tumbas sin identificar. Los supervivientes se embarcaron hacia el Caribe, Virginia y Massachusetts. Hoy en día, la catedral sigue siendo la sede del obispo de Durham. Y, finalmente como curiosidad, también ha sido utilizada en películas: así, en la saga de Harry Potter, la catedral de Durham ha aparecido como el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, aunque con una aguja añadida a su torre para hacerla parecer más estilizada. Catedral de Ely
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s una de las catedrales más complejas de Inglaterra, pues cada época ha dejado en ella huellas de gran valor. La iglesia primitiva fue una abadía benedictina cuya fundadora, la reina Ethelreda de Northumbria, se convirtió en su abadesa en el año 673. El actual edificio fue iniciado en 1083 y concluido en estilo normando en 1189; entre 1229 y 1254 se levantó el ábside gótico primitivo, y entre 1322 y 1328, la torre del crucero y la Lady Chapel. Entre 1486 y 1533 se realizó una ampliación del ábside en estilo gótico perpendicular. La fachada, aunque mutilada, tiene un aspecto majestuoso. Originalmente constituía un auténtico crucero, del que solo quedan, el brazo derecho, flanqueado por refinadas torrecillas poligonales almenadas, y la poderosa torre cuadrada con tres arcadas, todo ello del periodo de transición del románico al gótico (1174-1189). Obra maestra del gótico curvilinear es la torre octogonal del crucero, de dos pisos decrecientes, con tracerías caladas tan audaces como elegantes, y coronada por pináculos. La entrada está formada por un pórtico, el Galilee Porch, añadido a la fachada en época del gótico temprano (1198-1225). Traspasando el pórtico, puede adentrarse desde la alta y larga nave central románica, con pilastras, hasta el espléndido ventanal del ábside; la longitud total es de 156 metros. En la nave central se curvan sin 181
ornamento las estrechas arquerías y la amplia tribuna sobre sencillas tracerías caladas; la luz penetra por el triforio para iluminar el techo de madera pintada. A lo largo de las naves laterales se prolonga un muro de arquillos ciegos y en la nave derecha se abre la Prior´s Doorway (1140), cuya portada exterior, con decoración románica y tímpano con un Cristo en Majestad, daba acceso al desaparecido claustro. Destaca el bellísimo Octagón, con su extraordinaria cúpula gótica, la única de madera existente del mundo, obra maestra de Alan de Walsingham (1322-1328); su magnifica estrella de ocho puntas apenas parece apoyarse sobre el aéreo tambor octogonal, y las vigas que sostienen las nervaduras tienen 19 metros de longitud. Abajo, en los arcos del octógono, hay ocho capiteles historiados de la vida de St. Ethelreda. En el presbiterio y el trascoro, añadidos en 1486-1533, hay un gran numero de tumbas con estatuas. En la cabecera se abren tres capillas: la Bishop West´s Chantry, que alberga el sepulcro del obispo West (1533); en el centro, la de St. Ethelreda, con la tumba del cardenal de Luxembourg (1443); y a la izquierda, la Bishop Alcock´s Chantry, pequeña capilla funeraria del obispo Alcock (1500), con elaboradas filigranas góticas. Al fondo del brazo izquierdo del crucero está agregada, y separada del cuerpo principal, la Lady Chapel, elaborada construcción gótico curvilinear (1321-1349) de planta rectangular, con amplias bóvedas y muros con refinadísimos arquillos y centenares de estatuillas, todas ellas decapitadas durante la Reforma (1547). Desde el brazo izquierdo del crucero se sube a la tribuna de la nave norte, donde está instalado el Stained Glass Museum, dedicado al arte de la vidriera desde la Edad Media hasta nuestros días. Catedral de San Pedro de Exeter
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onsagrada a san Pedro, la catedral de Exeter tiene origen en una iglesia conventual fundada por el rey Athelstan hacia el 932, y fue erigida en época normanda entre 1112 y 1206. De ese periodo solo quedan las dos poderosas torres, las únicas en Inglaterra ubicadas en el crucero, mientras que el resto fue reedificado en estilo gótico decorado entre 1270 y 1370. La fachada está adornada con esculturas dispuestas en tres bandas, con las figuras de Dios Padre y frisos de apóstoles, evangelistas patriarcas, profetas y reyes de Judea. El interior está dividido en tres naves, sustentadas por pilares compuestos y arcadas de profundo derrame, dominadas por un delicado triforio, por las tracerías caladas y las robustas nervaduras de las bóvedas de abanico. En la parte superior izquierda de la nave central 182
está la Minstrel´s Gallery donde tocaban los músicos o ministriles; decorada con esculturas policromadas que representan a ángeles músicos. En el transepto izquierdo se encuentra la Sylke Chantry, pequeña capilla funeraria con un reloj astronómico que da paso a la sala Capitular que, aunque comenzada en el siglo XIII, fue reformada en estilo gótico perpendicular en el siglo XV. Un cancel labrados con tres arcadas ojivales separan la nave del coro; en este puede admirarse la sillería, que es neogótica aunque conserva las misericordias del siglo XII; la cátedra episcopal, a la derecha, es de 1312-1318, y el baldaquino de piedra, situado a la derecha del altar, es una delicada obra del siglo XIV. Las capillas de la girola han sido en gran parte reconstruidas tras los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial. Catedral de San Mungo de Glasgow (1197)
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a actual catedral de Glasgow se levanta en el lugar que ocupaba la capilla de madera construida en el año 590 por san Mungo (Kentigern), cuando llegó a este lugar para asumir el obispado de Strathclyde. Su congregación conocida como «Clasgu» o querida familia, creció para dar forma a lo que eventualmente sería el pueblo, y luego la ciudad de Glasgow. Fue reformada y ampliada hasta que en 1136 fue terminada la primitiva catedral con sillares de piedra y consagrada por el rey Davíd I de Escocia (Príncipe de Cumbria). Las obras de la catedral actual comenzaron en 1197 en estilo gótico inglés primitivo; el coro se concluyó entre 1233 y 1258; la sacristía, la torre central del crucero es del siglo XIII y su aguja de piedra datan de la primera mitad del siglo XV; la nave se concluyó en 1480. Es la única catedral gótica de Escocia que los partidarios de la Reforma dejaron intacta, gracias en parte, al gremio de comerciantes que lucharon por ella en el año 1578. Aún así fueron destruidas las dos torres de la fachada oeste. La principal característica de esta catedral reside en las dos iglesias superpuestas que integran el edificio, siendo la inferior la más antigua. Consta de tres naves y sus medidas interiores son de 87 metros de largo, 20 metros de ancho y 33 metros de alto. Se accede por una puerta lateral que da a la nave, donde pueden verse algunos estandartes militares. Tiene una admirable galería que separa el coro del trascoro, con esculturas que representan los siete pecados capitales. El coro es de estilo gótico primitivo y presenta una elegante elevación, es la parte más hermosa de la catedral. En el ábside se abren varias capillas y a la izquierda se encuentra la sacristía, que fue construida en el siglo XV. La mayoría de las bonitas vidrieras fueron realizadas en los años cincuenta 183
del siglo XX por Francis Apear. Los techos de madera, que tiene la particularidad que no se usó ningún clavo para sujetarlo, han sido restaurado en numerosas ocasiones desde su construcción, aunque parte de su artesonado, destacando los impresionantes escudos, datan del siglo XIV. La parte más interesante de la catedral es la iglesia baja (cripta) a la que se accede por unas escaleras mandadas construir por el obispo Blacader entre los años 1483 y 1508. Es una joya del gótico primitivo escocés, de proporciones armónicas y estilizada ornamentación, fue creada para albergar la tumba de san Mungo y data de mediados del siglo XIII, pero uno de sus pilares difiere de los demás y es más antiguo; el resto de los pilares sostienen capiteles con motivos vegetales. El bosque de pilares crea una atmósfera abrumadora y provoca escalofríos en torno al sepulcro de Mungo que se encuentra en su centro. Por un soportal finamente cincelado situado en el ángulo nordeste se accede a la sala Capitular. Hay que decir que en la actualidad el título de catedral es honorífico e histórico, ya que desde 1690 no ostenta tal cátedra, sin embargo es todavía un lugar de oración activa cristiana, acogiendo bajo su techo a una congregación de la iglesia presbiteriana escocesa. La actual catedral de Glasgow es la de San Andrés. Catedral de Gloucester
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n donde se encuentra actualmente la catedral, había un pequeño monasterio anglosajón, fundado por Osric, príncipe de Mercia en 679. La primitiva comunidad incluía monjes y monjas y estuvo bajo el mando de Kyneburga (hermana del príncipe Osric). A comienzos del siglo XI, los monjes de la orden Benedictina fueron a vivir y trabajar a este monasterio. En el momento de la conquista Normanda en 1066, el monasterio no prosperaba por lo que en 1072 el rey Guillermo I designó a un monje de Mont Saint Michel en Normandía para ser su abad. Un hombre enérgico, carismático y devoto, el cual aumentó la riqueza del monasterio hasta tal punto que en el año 1089 fue capaz de empezar a construir el magnífico edificio actual y se le llamó abadía de San Pedro. Enrique III de Inglaterra sucedió a su padre Juan I el 18 de octubre de 1216, contando sólo 9 años de edad, cuya ceremonia de coronación se realizó aquí. Durante el siglo XIII se construye la Capilla de la Virgen, la torre y el refectorio. Como dato curioso, esta catedral ha sido usada en los rodajes de la película de Harry Potter como Hogwarts. 184
Catedral de Lichfield (1195)
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a catedral de Lichfield, es la única iglesia medieval inglesa con tres torres rematadas en aguja. Está consagrada a la Virgen María y a san Chad, santo patrón de la ciudad. En este emplazamiento existía una antigua catedral sajona de madera que sería reemplazada por una catedral normanda de roca a finales del siglo XI, y ésta a su vez sería sustituida por el edificio gótico actual, cuya construcción comenzó en 1195. El coro data de alrededor de 1200, los transeptos de 1220 a 1240, y la nave fue iniciada cerca de 1260. La sala Capitular, de estructura octagonal, fue terminada en 1249 y es una de las partes más bellas de la catedral, con detalles tallados en piedra, además de que alberga el tesoro más grande del templo: Los Evangelios de Lichfield, un manuscrito a color del siglo VIII. Hubo tres importantes asedios a la ciudad de Lichfield en el período entre 1643 y 1646. La catedral fue rodeada por un foso y murallas defensivas, y en la práctica el templo funcionó como una fortificación. Las autoridades de la catedral apoyaron al rey, pero la mayor parte de la población de la ciudad se alinearon con el parlamento. La catedral fue sitiada y ocupada por por ambos bandos. La destrucción fue masiva: se derrumbó la aguja central, se arruinó el techo, y todos los vitrales quedaron hechos añicos. El obispo John Hacket ordenó la restauración en la década de 1660, para lo que contó con el apoyo financiero del rey, pero no será sino hasta el siglo XIX que se repararía por completo el daño causado por la guerra civil. Hasta el siglo XIX, en la cima del gablete superior permaneció una estatua colosal de Carlos II, obra de William Wilson. Aunque el siglo XVIII fue una época dorada para la ciudad de Lichfield, fue también un período de decadencia para la catedral. La biblioteca del siglo XV, en el lado norte de la nave, fue demolida y su colección trasladada a la sala Capitular, donde persiste hoy en día. La mayor parte de las esculturas de la fachada occidental fueron retiradas y la mampostería cubierta con cemento. A finales del siglo, John Wyatt organizó importantes trabajos estructurales para evitar un colapso del edificio. La iglesia fue renovada durante la época victoriana bajo la dirección del arquitecto George Gilbert Scott. Scott intentó realizar una restauración lo más cercana posible a la obra medieval, utilizando piedra original del mismo lugar de donde se utilizó en la Edad Media. En la fachada occidental se crearon imitaciones de las esculturas originales de reyes, reinas y santos, y se añadieron nuevas cuando no se contaba con la estatua original. 185
Catedral de la Bienaventurada Virgen María de Lincoln (1192)
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a primera catedral de Lincoln fue construida por orden de Guillermo el Conquistador en 1072, y las obras fueron supervisadas por el obispo Remigio de Fécamp. Hasta entonces, la sede de la diócesis se hallaba en la abadía de Dorchester. La obra, de estilo normando, quedó concluida en 1092, y sería consagrada el 9 de mayo de ese mismo año, dos días después de la muerte de Remigio. Alrededor de cincuenta años después, la mayor parte del edificio fue destruido por un incendio. El obispo Alejandro reconstruyó y expandió la catedral, pero sería destruida por un imprevisto terremoto unos cuarenta años más tarde, en 1185. Después del seísmo, fue designado un nuevo obispo, san Hugo de Lincoln, originario de Avalon, Francia, quien comenzó un extenso programa de reconstrucción y expansión de la catedral. La reconstrucción comenzó sobre el año 1192 en el extremo oriental del templo, con un ábside y cinco capillas pequeñas de forma redonda. La nave central fue construida en antiguo estilo gótico inglés. La catedral de Lincoln pronto incorporó otros avances arquitectónicos, como arbotantes y bóveda de crucería. Esto permitió la creación de vidrieras más grandes. La fachada costa de tres cuerpos como colosales nichos; el del centro, altísimo y terminado en ojiva, abarca la puerta central románica y el gran ventanal gótico que sobre ella se abre. Las de ambos lados, de menor altura y terminados en arco de medio punto cobijan las dos puertas laterales; se remata en la parte superior con un gablete triangular y pináculos. Tiene la cabecera plana, así como un doble crucero, características comunes de las catedrales inglesas, coronado por una espléndida torre de 82 metros de altura que, antiguamente, remataba una aguja. La parte superior de dicha torre presenta una ornamentación geométrica, mientras que la de las zonas superiores de las torres gemelas del ala occidental es de un estilo posterior. La sala Capitular, de planta decágonal, es abovedada y está sostenida por enormes arbotantes externos. Vieja catedral de San Pablo de Londres (incendiada en 1666)
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a Old St. Paul's Cathedral, es el nombre utilizado para referirse a la antigua catedral gótica de Londres, construida entre 1087 y 1314. Fue iniciada por los normandos franceses después del devastador incendio acaecido en 1087 que destruyó la antigua catedral y gran parte de la ciudad. El rey Guillermo donó la piedra de la destruida Torre Palatina situada en el Puerto Fluvial para la construcción de la 186
nueva catedral románica. Fue construida para albergar los restos de san Erkenwald, obispo de Londres, fallecido en el año 693. El obispo Maurice inicio su construcción, aunque fue su sucesor, Ricardo de Beaumis quien trabajó por más tiempo en su construcción. Beaumis fue apoyado por el rey Enrique I, quien dictaminó que toda la piedra transportada desde el Puerto Fluvial estuviera libre de peaje. También le concedió los diezmos cobrados del pescado capturado que se vendiese en el barrio de la catedral y la carne de venado capturado en el condado de Essex. Por último le donó unos terrenos para la fundación de la Escuela de San Pablo. Tras la muerte de Enrique I, estalló una guerra civil conocida como la Anarquía. Enrique de Blois, obispo de Winchester, fue designado para administrar los asuntos de san Pablo. Casi de inmediato, tuvo que afrontar las consecuencias de un incendio que se produjo en el puente de Londres en 1135. El fuego se extendió sobre gran parte de la ciudad, dañando la catedral y retrasando su construcción. Durante esta reconstrucción el edificio pasó de ser románico a convirtiéndose en estilo inglés primitivo. La aguja se construyó en 1221 y pocos años más tarde, en 1140, fue consagrada al obispo Roger Niger. Después de una sucesión de catástrofes naturales, en 1255 el obispo Fulco Basset hizo un acopio de fondos para la reparación del techo abovedado que se había dañado. El techo era de nuevo reconstruido en madera, grave error ya que a la larga sería la ruina del edificio. Por aquel entonces, el extremo este de la iglesia catedral se alargó, llegando a unirse con la iglesia parroquial de Santa Fe, que a partir de ahora formó parte de la catedral. A esta ampliación se hacía referencia a ella como «El Nuevo Trabajo». Tras las quejas de los feligreses desposeídos de la parroquia de Santa Fe, el fondo este y oeste de la cripta fue asignada a ellos como su iglesia parroquial. A la congregación también se les permitió mantener una torre independiente con un repique de campanas situada al este de la iglesia, que ha sido históricamente utilizada como llamada de convocatoria a las reuniones del pueblo. Posteriormente la parroquia, durante el reinado de Eduardo VI, se trasladó a la capilla de Jesús fusionándose con la de San Agustín, tras el incendio de 1666. Este Nuevo Trabajo de prolongación se completó en 1314, aunque la nueva ampliación había sido consagrada ya en el año 1300. San Pablo era ahora la tercera catedral más larga de Europa. Constaba de tres naves con 179 metros de largo, 30 metros de ancho y 92 de largo del transepto. La catedral tenía una de las torres más altas de Europa, siendo la altura estimada de 140 metros. La torre fue abierta internamente hasta la base 187
de la aguja, y probablemente fue la más bella que la de cualquier otra catedral Inglesa. La octogonal sala Capitular, construida alrededor del año 1332 por William Ramsey, fue el primer ejemplo de gótico Perpendicular. Durante el reinado de Isabel I (1558-1603) perdió su airoso y grácil aguja al ser alcanzada por un rayo, y muchos de los católicos atribuyeron el accidente a la ira del cielo por las nuevas doctrinas que se predicaban allí. La hermosa aguja nunca fue restaurada, pero los techos de madera que se habían destruido fueron reemplazados. Las vidrieras de la catedral tenían fama de ser los mejores del país, y el rosetón oriental era particularmente majestuoso. Desde la construcción de la catedral hasta su destrucción durante el gran incendio de 1666, el santuario de Erkenwald fue un popular sitio de peregrinación. En virtud de informes dados a conocer por el obispo Maurice, de milagros realizados en la capilla mayor, el santuario atrajo a miles de peregrinos a la catedral. El santuario estaba adornado con oro, plata y piedras preciosas; en 1339, tres orfebres de Londres fueron empleados durante todo un año para reconstruir el santuario a un nivel superior. Con motivo de la boda de Arturo, príncipe de Gales, hijo de Enrique VII, con Catalina de Aragón en San Pablo en noviembre 1501, tanto la catedral como la ciudad se engalanó para la ocasión. Los reyes y otros dignatarios a menudo realizaban sus sesiones de la corte dentro de la catedral. Esta catedral se caracterizó por poseer una gran belleza interior. La inmensa longitud de la nave era particularmente notable, con un triforio normando y el techo abovedado, se ganó por ello el apodo de el Paseo de Pablo. La primera referencia histórica a la nave como el Paseo de Pablo, se registra durante el mandato del obispo Braybrooke (1381-1404), cuando se tiene constancia que era utilizado como mercado y como asamblea general. El obispo envió una carta publica describiendo el uso del templo, no solo como mercado publico, sino también como lugar donde se practicaba el juego de pelota, lanzamiento de piedras y tiro con arco para derribar a las aves, grajos y palomas que anidaban en las paredes y huecos del edificio, rompiendo las hermosas vidrieras y costosos cuadros que allí se encontraban para el asombro de las gentes del pueblo. La carta señalaba que todo aquel que lo siguiese haciendo sería excomulgado. En el siglo XV, la catedral se había convertido en el centro de la vida social de Londres. Los Traficantes de Noticias, que era así como se les llamaba, se reunían allí para informar de las últimas noticias y cotilleos. A los que entraban en la catedral todos los días para mantener informado al pueblo eran conocidos como los Caminantes de Pablo. Estos Traficantes de Noticias se reunían de once a doce de la 188
mañana y de tres a seis de la tarde en la nave central con la nobleza, señores, cortesanos, y los hombres de todas las profesiones haciendo las funciones de verdaderos diarios de prensa. En resumen, el Paseo de Pablo se convirtió en una especie de casa abierta llena de tiendas, de infestados mendigos y ladrones e incluso de prostitutas. Fue llamada Isla Menor de Gran Bretaña, mapa del mundo entero o Torre de Babel. El edificio se empezó a deteriorar durante el siglo XVI. Bajo el reinado de Enrique VIII y Eduardo VI de Inglaterra, la disolución de los monasterios llevaron a la destrucción de la ornamentación interior del templo. La muchedumbre se congregaba en la esquina noreste del terreno de la iglesia, lugar conocido como Cruz de San Pablo, donde se llevaban a cabo predicaciones al aire libre. Fue allí, donde en 1549 los predicadores radicales protestantes incitaron a la turba a destruir la mayor parte de los ornamentos del interior de la catedral, que destruyó el altar y saqueó las tumbas y los tapices. El primer arquitecto clásico de Inglaterra, Íñigo Jones, fue el encargado de llevar acabo una restauración en la década de 1630; añadió el frontal occidental de la catedral, la nave y el transepto fueron restaurados con piedra de Pórtland. Sin embargo, durante la Revolución inglesa, las fuerzas parlamentaristas deterioraron y causaron daños en el edificio: los viejos documentos y cartas fueron expoliadas y destruidas, la zona del altar fue usada como establo para los caballos, la nave como mercado y el transepto como calle. En 1662, Carlos II de Inglaterra expulsó a los mercaderes de la catedral y planeó devolverla a su estado anterior. Para ello, en 1663 una Comisión Real examinó el estado del templo y se le encargó a Christopher Wren un plan para restaurar la catedral; el plan de Wren incluía la construcción de una cúpula en el lugar donde anteriormente estuvo la aguja. Dicho plan fue aceptado en 1666, apenas una semana antes de que se produjera el Gran Incendio de Londres. En el año 1666 se produjo uno de los incendios más devastadores que ha tenido Londres. El incendió comenzó el 2 de septiembre en la panadería de Thomas Farriner, en Pudding Lane, en la City de Londres. La zona próxima al lugar se cerró pero fue demasiado tarde y las casas de madera, construidas pegadas las unas a las otras, comenzaron a arder sin control. En un principio se creyó que el interior de la catedral era el lugar más seguro y allí se llevaron mercancías e incluso los libros y materiales de los libreros de Paternoster Row. Sin embargo, la mañana del 4 de septiembre el techo de madera empezó a arder, y al caer, en parte, sobre los materiales almacenados, y en parte, sobre los andamios de madera que ya habían sido colocados para su restauración, sirvieron de combustible. Sofocado el incendio se llevaron a cabo reparaciones 189
temporales en el edificio, pero aunque la catedral podría haberse salvado con una reconstrucción casi completa, en vez de eso se tomó la decisión de construir una nueva en estilo barroco; una decisión que había sido contemplada incluso antes del incendio. Tras el nombramiento de Christopher Wren como Supervisor de las Obras del Rey, comenzó la demolición de los restos de la vieja catedral. Inicialmente, Wren utilizó la nueva técnica que empleaba pólvora para derribar los muros que quedaban en pie. Como muchas técnicas experimentales, el uso de pólvora no era fácil de controlar y los residentes cercanos se quejaron del ruido y desperfectos causados. Finalmente, Wren recurrió a usar un ariete en lugar de pólvora. Las obras de construcción de la nueva catedral empezaron en junio de 1675. Catedral de San Pedro, San Pablo y San Andrés de Peterborough (1118)
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a iglesia original, conocida como Medeshamstede, fue fundada durante el reinado de Peada de Mercia (656) alrededor del año 655, y fue uno de los primeros centros del Cristianismo en el centro de Inglaterra. Este enclave monástico duró al menos hasta el año 870, en que se cree que fue destruido por los vikingos. Sobre los restos de la iglesia anterior, en el año 966 se creó una abadía benedictina a iniciativa sobre todo del Obispo de Winchester. En esta época se extendió la nave central hacia el oeste, y se añadió una segunda torre, mientras que la anterior central se mantuvo. Esta nueva iglesia fue dedicada a san Pedro, y con el tiempo dio lugar a un burgh o población que, transcurrido los años, pasó a llamarse Peter-burgh. Aunque la abadía fue dañada durante las luchas entre los invasores normandos y los habitantes de la zona, capitaneados por Hereward the Wake, fue reparada y continuó siendo utilizada hasta que fue destruida por el fuego en 1116. Este hecho hizo necesaria la construcción de la actual catedral, ésta de estilo normando, que fue iniciada por el Abad John de Sais en 1118. La piedra con la que fue construida provenía de las canteras de Barnack, muy cercanas a Peterborough. Durante el proceso de construcción, mientras terminaban el transepto oeste y al ir a añadir la gran fachada occidental en 1237, los arquitectos decidieron cambiar al nuevo estilo gótico Perpendicular. Salvo por ligeros cambios en las ventanas, se insertó un pórtico para sostener los pilares de la fachada, finalizada fue consagrada en 1238 por Robert Grosseteste, Obispo de Lincoln, a cuya diócesis pertenecía. La gran fachada oeste es la imagen más representativa de la catedral 190
de Peterborough, gracias sobre todo a sus tres largos arcos, sin parangón en la arquitectura medieval. La torre principal, originalmente de arquitectura normanda, fue reconstruida en estilo gótico Decorado hacia los años 1350-1380, con dos hileras de ventanas románicas combinadas para formar un único juego de ventanas góticas, y las torretas cerradas sustituidas por almenas. Catedral de St Peter y St Wilfrid de Ripon
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a catedral de Ripon presenta un aspecto tosco y pesado, debido a sus reducidas proporciones y al achatamiento de sus tres torres, que perdieron sus cúspides en el siglo XVII. La parte más interesante es la fachada del gótico temprano (1220-1250), con dos series de ventanas y un hastial; cuenta con tres portadas y dos torres alineadas, que originalmente estaban coronadas con agujas de madera y hoy lo hacen con troneras, que le dan un aspecto de fortaleza medieval. El interior impresiona por la enorme anchura de la nave central de finales del siglo XII; las naves laterales fueron añadidas a comienzos del siglo XVI. En la nave derecha hay dos pilas bautismales, una normanda del siglo XII y otra de estilo gótico perpendicular. El coro muestra unas bellísimas formas góticas de influencia francesa y está cerrado por un cancel labrado con esculturas modernas. Los magníficos sitiales, con su colección de misericordias con asuntos paganos y del Antiguo Testamento datan de 1489 y 1494. A la derecha del coro hay un anexo románico de los siglos XI y XII de dos plantas: en la de abajo se encuentra la sala Capitular y la sacristía, y en la de arriba, la biblioteca. A la derecha, bajo el crucero, una escalera baja a la cripta de San Wilfrid, sajona, construida hacia el 670, alberga el tesoro de la catedral. Con sus tres metros de alto y dos de ancho, está considerada como la más antigua de Inglaterra. El templo se convirtió en catedral en el año 1836, recién creada la Diócesis de Ripon. Catedral de Salisbury (1220)
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u construcción se inició al trasladarse el obispado desde Old Sarum, en 1220, siendo obispo Richard Poore. Su fachada occidental, aunque inglesa, está inspirada directamente por modelos de la Ile-de-France. Se terminó en 1266. Presenta una planta de doble cruz latina (arzobispal) que alcanza una longitud de 142 metros. La estructura rectangular se va ensanchando escalonadamente, llegando a 61 metros en el mayor de los transepto. La planta presenta cabecera, presbiterio, transepto menor, 191
pequeño coro, transepto mayor y tres naves en el cuerpo occidental de 12 metros la central y de 6 metros las dos laterales. El interior presenta tres niveles, el primero de arcos formeros apuntados, en un segundo nivel se abre el triforio y en el tercero encontramos un cuerpo de ventanas. Las cubiertas se levantan a 25 metros de altura y están constituidas por bóvedas de crucería cuatripartitas, tanto en la nave central como en las laterales. El primer transepto se estructura en dos naves; la mayor presenta la misma longitud que la central del cuerpo occidental, cubriéndose también con bóvedas de crucería. La parte más atractiva de la catedral es la cabecera de terminación plana, habitual en los edificios góticos ingleses, la capilla central queda flanqueada por dos estrechas capillas de igual altura. En el lado sur se haya adosado un amplio claustro terminado en 1284, siendo unos de los mejores conservados de la arquitectura gótica británica. El claustro esta dominado por un edificio poligonal de planta centralizada, la sala Capitular, construida a partir de 1263, destacando su hermosa cúpula que descansa sobre un único pilar central. La aguja de Salisbury alcanza los 123 metros, convirtiéndose en la más alta de las agujas góticas del mundo. La fachada occidental se inspira en la fachada pantalla de la catedral de Wells, aunque no es tan impactante como el modelo. Catedral de Southwark (1220)
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a catedral de San Salvador y Santa María Overie, más conocida como Southwark, está situada al sur de Londres y fue comenzada en el siglo XIII en el año 1220, habiendo pertenecido a un priorato de agustinos, no quedando de esta época más que una capilla, el coro y el crucero; se terminó en el siglo XV en el año 1420. Es la primera iglesia gótica construida en Londres. El interior está dividido en tres naves separadas por arcos apuntados apoyados sobre pilares compuestos. Por encima del crucero hay un torreón cuadrado con torrecillas. Tiene una colección de vidrieras del siglo XIX, realizadas por Chistopher Webb, dedicadas a Shakespeare, en las que se representan las obras que escribió, y bajo las cuales hay una estatua de un William Shakespeare reclinado sosteniendo un pluma. Fue cerrada por Enrique VIII con la disolución de los monasterios en el siglo XVII, convirtiendose posteriormente en tiendas y hasta en pocilgas. La iglesia fue adquirida por los parroquianos de la zona en el año 1614, dandole el nombre de St. Saviour. 192
Se encuentran varios sepulcros de personajes ilustres, como el del hermano pequeño de Shakespeare, Edmund, de los dramaturgos Philip Massinger y John Fletcher y del poeta John Gower. En 1890 se empezó la reconstrucción de la nave central por Sir Arthur Blomfield. En 1905 fue proclamada sede del obispo anglicano de Southwark y adquirió el rango de catedral. Catedral de San Nicolás de Wells (1175)
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a primera iglesia se estableció en el 705 por el rey Ine de Wessex, dedicado a san Andrés. La construcción de la actual catedral, la primera erigida en estilo gótico Perpendicular, se empezó a construir en el año 1175 por iniciativa del obispo Reinaldo de Nohun, y cuyas obras duraron tres siglos. Hacia 1244 solo estaba terminado el coro y la mitad de la nave; el resto, junto con la fachada fue terminada hacia 1300. Las dos torres del oeste están incompletas y la torre central, de 49 metros data del siglo XIV; en su base se encuentran cuatro originalisimos arcos-pilares en forma de tijera, construidos para soportarla. Sus grandes molduras dominan el espacio con su potente belleza dinámica y rechazan desdeñosamente todo añadido escultórico. Fueron construido entre 1338 y 1348. También en el siglo XIV se construyó la sala Capitular (1306) octogonal. Del pilar central, formado por pequeñas columnas adosadas, irradian 32 nervaduras que se reúnen elegantemente con las que salen de cada ángulo del octógono. La sala capitular permite acercarse a la famosa escalera que desemboca al atrio y a las residencias de los vicarios. Hacia el este, atravesando los claustros del siglo XV, se encuentra la biblioteca, que atesora una colección de libros excepcionales por su rareza. Esta basílica está construida con estilos de diferentes épocas, desde el gótico Primitivo inglés del coro hasta la bóveda en forma de abanico de la torre central. El plano general es una nave con dos alas y dos cortos transeptos, cada uno con un ala occidental y dos capillas al este. La longitud de la nave es de 113 metros. Las sillas del coro, de roble, y el trono episcopal son ejemplares magníficos y bien conservados de la escultura en madera del siglo XV. Pero lo más sobresaliente del edificio es la fachada occidental, construida de 1230 a 1260, modula la luz de manera armoniosa con los entrantes y salientes, y constituye el producto más genuino del gótico inglés. Su espectacularidad radica principalmente en su gran altura, dos 193
veces más alta que ancha, con una longitud de 46 metros entre torre y torre, por lo que recibe también el nombre de fachada-pantalla. En su superficie se despliega uno de los conjuntos escultóricos más ricos de Inglaterra, con 365 estatuas policromadas del siglo XIII que nos muestran reyes, caballeros y santos, la mayoría de ellos de medidas naturales. Tiene un reloj medieval, que es el segundo más antiguo de Europa en funcionamiento. Catedral de Santa María de Worcester
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sta obra maestra del gótico inglés tiene su origen en una abadía de canónigos regulares, convertida después en un monasterio benedictino por obra del obispo Oswald (c. 983), y fue reconstruida cuatro veces, una de ellas debido al incendio de 1311, antes de adquirir el aspecto actual. La gran afluencia de peregrinos a la tumba de Wulstan, obispo desde 1062 a 1095, motivó la construcción de un coro mayor en 1224; en el siglo XIV se ensancharon las naves y se construyó la torre del crucero, mientras que la fachada y diversos elementos exteriores sufrieron reformas neogóticas entre 1855 y 1874. El exterior tiene un aspecto compacto con la enorme torre central. El interior de 120 metros, con dos cruceros, debe su elegancia a la perspectiva de las arquerías a lo largo de la estrecha nave central, sustentada por pilares compuestos con capiteles decorados con follajes. En el triforio se observa la transición del gótico temprano al gótico Perpendicular (1317-1377). El coro, la parte más bella de la catedral, es una elegante obra maestra del gótico clásico fue realizado entre 1220 y 1260, consta de arquerías ornadas por delicadas esculturas y finas columnas de mármol de Purbeck que acompañan tanto a los pilares de las arquerías como al triforio. La sillería neogótica conserva las misericordias del siglo XIV, y el púlpito data del siglo XVI. Desde el brazo derecho del crucero interior se accede a la cripta, construida por iniciativa del obispo Wulstan en 1084. Es la mayor de la época normanda en Gran Bretaña y tiene el aspecto de un bosque de bajas columnas con sencillos capiteles y arquillos románicos. Catedral de San Pedro de York (1230)
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mpezó siendo una capilla de madera donde se bautizó el rey Edwin de Northumbria en el 626. Han existido varias catedrales en su lugar, entre ellas una normanda del siglo XI. La actual es un edificio de grandes dimensiones que constituye la segunda catedral 194
gótica más grande del norte de Europa, después de la de Colonia. Mide 158 metros de largo y 76 de ancho, de planta cruciforme, tiene una amplia nave y sala Capitular en estilo gótico inglés Decorado, el coro es de estilo gótico Perpendicular y el transepto de estilo gótico Primitivo inglés. Esta es la parte más primitiva de la actual edificación y su construcción se produjo entre 1230 y 1270, se encuentra orientado de norte a sur. En la parte norte se sitúa la vidriera de las cinco hermanas, cinco ventanales contiguos de forma ojival de más de 16 metros de altura, cubiertas con vidrieras en el gris azulado propio del siglo XIII. En la parte sur se localiza un famoso rosetón, cuyas vidrieras datan de alrededor del año 1500 y que conmemoran la unión de las casas reales de York y de Lancaster. La nave fue construida entre 1291 y 1350 en estilo gótico. Es una nave amplia, la más amplia de Inglaterra y tiene cubierta de madera, aunque pintada con apariencia pétrea y las naves laterales tienen bóveda de piedra. En su extremo este se encuentra la Great East Window, (14051408), del tamaño de una pista de tenis, es la mayor vidriera medieval del mundo; el deán y el cabildo pagaron al maestro vidriero Jhon Thornton cuatro chelines semanales por esta obra de la Creación.
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Catedrales de Alemania Catedral de Aquisgran
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a ciudad de Aquisgran fue fundada en tiempos de los romanos en el lugar donde se encontraban unas termas; su nombre data de la Edad Media y hace referencia al culto que allí se daba a Apolo Grano, a quien adoraban los romanos; de ahí provino Aquae Granni, Aquisgrani o Aquisgranum. Durante el Sacro Imperio Romano Germánico fue su capital y desde el siglo X al XIV fueron coronados en esta ciudad, todos los Reyes y Emperadores hasta un total de treinta y dos. Su catedral ostenta señales de los más variados periodos de la arquitectura religiosa, entre ellos el gótico. Su origen se remonta a finales del siglo VIII cuando el emperador Carlomagno mandó construir un gran complejo palaciego y dentro del mismo una pequeña iglesia octogonal de estilo Bizantino, denominada Capilla Palatina. Su arquitecto principal fue el francés Eudes de Metz (Odo von Metz) y la edificó entre los años 786 y 805. La intención de construir la iglesia en un principio era la de exponer en su interior la capa de San Martín. La iglesia esta inspirada en la antigua iglesia bizantina de San Vital de Rávena construida durante el imperio de Justiniano I. Carlomagno murió en el año 814 y fue canonizado en 1165; sus restos descansan en esta iglesia. A mediados del siglo XIV se le añadió la torre frontal, y entre 1355 y 1414 el edificio incorporó un nuevo presbiterio, de estilo gótico e imitando la Sainte-Chapelle de París. Las capillas, también de estilo gótico, se erigieron mas tarde y la cúpula central se levantó en el siglo XVII. Es una de las primeras construcciones europeas en ser consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Catedral de Bamberg
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a catedral de Bamberg, dedicada a san Pedro y san Jorge, se fundó en 1004 por el emperador Enrique II y se finalizó el 6 de mayo de 1012. En 1081 fue destruida parcialmente por el fuego, siendo reconstruida por san Oto de Bamberg consagrándose en 1111; en el siglo XIII tomo su forma definitiva al estilo de transición románicogótico, que se caracteriza por la presencia de dos ábsides encontrados. El más antiguo, al Este, ocupa una posición elevada y está adornado con una fina balaustrada y cornisas. El otro, al Oeste, es de estilo gótico puro. 196
Ambos presbiterios están flanqueados por cuatro esbeltas torres. La Portada de los Príncipes, la más bella de la catedral, cuenta con una figura escultórica que representa a los profetas, cargando sobre sus espaldas a los apóstoles. Se accede al edificio por la Portada de Adán, situada al este. En el interior, podemos observar la acentuada evolución del románico al gótico, del este al oeste. Los dos presbiterios, muy elevados, rodean una nave, los muros de la cual están desprovistos de triforio y galería. Bajo el presbiterio oriental hay una gran cripta de tres naves. Debajo del presbiterio occidental se halla otra cripta realizada en tiempos del emperador Enrique II, que sirve de sepultura a los arzobispos de Bamberg. Catedral de de San Pedro de Bremen
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a primera estructura de la iglesia que se puede verificar en el sitio de la catedral de San Pedro fue una iglesia de madera construida por san Willehad, uno de los primeros misioneros de los frisones. La iglesia fue edificada hacia el año 789 guardando relación con la creación de la Diócesis de Bremen y con Willehad como el primer obispo. Sólo tres años después, los sajones atacaron y quemaron Bremen y su pequeña catedral de madera. Poco tiempo después fue construida, en varias etapas, una nueva iglesia catedral en piedra arenisca local. La catedral constaba de una nave central y dos laterales con un coro en cada extremo de la nave, manteniendo una forma típica de iglesia carolingia. En 1041 la mayor parte de la catedral de Bremen fue destruida por un terrible incendio. La catedral fue reconstruida en 1044 por orden del arzobispo Bezelin en estilo románico con planta basilical, pavimento de madera y del mismo material el techo. Concluida probablemente por su segundo sucesor Liemar en 1101. Durante el obispado de Gebhard II (1219-1258) la iglesia fue remodelada para reflejar la nueva arquitectura gótica que se estaba extendiendo por toda Europa. Debido a la escasez de canteras de piedra en la zona, la catedral fue construida en ladrillo cocido como muchos otros grandes edificios públicos y eclesiásticos en el norte de Europa. La catedral de techo plano se cambió a bóvedas con nervaduras que fue el sello distintivo de la arquitectura gótica en las iglesias. Esta transformación tuvo lugar entre 1497 y 1511. El 27 de enero de 1638, la torre sur se derrumbó causando graves daños a los edificios circundantes y matando a ocho personas. Sólo dieciocho años más tarde, un rayo cayó sobre la torre norte y quemó el techo, que se derrumbó sobre la nave. Durante unas décadas la catedral pasó por una situación 197
de abandono y ruina inminente, hasta que en la década de 1880 los ciudadanos de Bremen decidieron que la catedral debía ser restaurada a su esplendor medieval. La restauración se llevó a cabo dando a la fachada un estilo románico y a su interior el estilo gótico. Se terminaron las dos torres, de 98 metros cada una, en el año 1892. Consta de tres naves, con 92 metros de longitud, 38 metros de anchura y 31 metros de altura, doble coro y tres criptas. La pila bautismal es románica, de piedra y data de 1229, en el transcurso de los años ha sido trasladada a todas las partes de la catedral y ahora descansa en la primera capilla del coro. El púlpito instalado en 1638 fue un regalo para el pueblo de Bremen de la reina Cristina de Suecia, cuyas tropas (en el transcurso de la Guerra de los Treinta Años) dirigidas a ganar la ciudad, ya había capturado al príncipe arzobispo de Bremen. El púlpito ha sobrevivido a las muchas catástrofes que asolaron la historia de san Pedro y permanece en su ubicación original. Las vidrieras procedentes de Múnich y de Nuremberg, son de exquisito gusto artístico. La más famosa de las vidrieras es la Adoración de los Magos que fue creada por el pintor francés Charles Crodel. San Pedro fue el lugar original de descanso de santa Emma de Lesum, una rica benefactora de la iglesia, que vivía a las afuera de a ciudad a principios del siglo XI. Cuando se abrió su tumba, su cuerpo se había convertido en polvo a excepción de su mano derecha, que era con la que ayudaba a los pobres. La reliquia fue trasladada, en el siglo XVI, a la iglesia de Werden. De las tres criptas, dos de ellas contienen casi noventa tumbas con los cuerpos de obispos, arzobispos y otros nobles. Mientras que la tercera es una inusual cripta de plomo que se encuentra por debajo de la nave, que incluso antes de la Reforma tenía una gran reputación como un excelente lugar para preservar los cuerpos de los muertos de forma increíble. Ocho momias en ataúdes con tapa de cristal se pueden ver aquí: dos oficiales suecos de la Guerra de los Treinta Años, una condesa inglesa, un estudiante asesinado, y un pobre local, entre otros. La cripta se ha convertido en la atracción más visitada de la catedral durante los últimos 300 años. El museo fue construido en una de las capillas laterales durante la restauración de la catedral en 1970. A consecuencia de la falta de canteras de piedra, la catedral de Bremen, así como la mayoría de las catedrales e iglesias del norte de Alemania se han realizado en ladrillo. Esto dio origen a que en esta parte de Alemania se empezase a hablar de un gótico típico en esta zona denominado gótico báltico o gótico del ladrillo.
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Catedral de de San Pedro y Santa María de Colonia (1248)
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urante el reinado de Carlomagno y del pontificado del arzobispo Hildebold, existía una catedral románica, con cuatro campanarios, dos ábsides y dos criptas, semejante en sus líneas generales a las de Bamberga y Maguncia. Durante la invasión normanda de 881, sufrió grandísimos desperfectos, siendo restaurada y sirviendo de modelo en 1042 para la construcción de la catedral de Bremen; el incendio que sufrió Colonia en 1149, alcanzó a la catedral, destruyendo la techumbre y toda la ornamentación interior; fue reconstruida por Reynaldo de Dassel, quien obtuvo del emperador Federico Barbarroja, las reliquias de los tres santos Reyes, siendo tan grande la afluencia de fieles venidos de todos los ámbitos del imperio, que fue necesario proyectar una catedral digna de la importancia del culto. El arzobispo Engelberto el Santo, decidió levantar el nuevo templo, no pudiendo realizar sus deseos por haber sido asesinado en 1225. Después de un nuevo incendio que destruyó casi por completo la catedral románica el 30 de abril de 1248, el obispo Conrado de Hostaden puso la primera piedra de la actual catedral, el 15 de agosto de 1248. El arquitecto que dirigió la construcción del coro (ábside) fue el maese Gerardo, a quien se atribuyen los diseños hallados por Sulpicio Boisserée en París en 1814. La construcción progresaba muy lentamente, pero por fin pudo consagrarse el coro, cerrado por un muro provisional, el 27 de septiembre de 1322, por el arzobispo conde Enrique de Virneburgo; habían trabajado en la obra Gerardo de Saint Truden, Gerardo de Ketwich, Enrique Sunere, Gerardo de Rile, maese Arnaldo y su hijo Juan. En 1325, se habían construido los cimientos del crucero, y en 1388, se consagró la nave, subiendo las campanas a la torre del sur en 1447, paralizándose las obras desde entonces, cubriéndose el edificio con un tejado provisional, decorándose el interior durante los siglos XVII y XVIII siguiendo el estilo barroco. La invasión francesa acabó de consumar la obra de la indiferencia, pues no solo se paralizaron las obras de construcción y adorno, sino que convertido el templo en depósito de forrajes y más tarde en albergue de los prisioneros de guerra, se inició la ruina del templo, de cuya cubierta se había quitado todo el plomo que impedía la filtración de las aguas. A los trabajos de Sulpicio Boisserée, se debe en gran parte la reacción en favor de la terminación de la catedral. En 1811 comenzó la ejecución de los grabados para dar a conocer la importancia del monumento, publicándose la primera entrega en 1824, habiéndose grabado 18 planchas en 1831. La obra de Federico Schlesel Grundzüge 199
der gotischen Baukunst (1804-05) fue un poderoso elemento para hacer comprender las ideas de Boisserée. Se interesó en la obra, algunos años después, el príncipe heredero de Prusia, Federico Guillermo, que con el restablecimiento de la sede archiepiscopal, adquirió los caracteres de reparación efectiva, puesto que la corona de Prusia gozaba de las propiedades y rentas que habían pertenecido a los arzobispos príncipes de Colonia. El eminente arquitecto Schinkel, recibió después de Ahlert (1822) el encargo de estudiar la continuación de las obras, trabajo que realizó más tarde Ernesto Federico Zwirner, arquitecto silesiano que dedicó todos sus ahíncos a la terminación de la catedral. El advenimiento de Federico Guillermo IV al trono de Prusia (1840), decidió la continuación definitiva de las obras emprendidas con verdadera actividad, desde el 4 de septiembre de 1842, procurando que en las subscripciones se diese el carácter de reparación nacional a dichas obras. Se constituyeron 144 sociedades de iniciativa, y sin interrupción, se dio cima a la construcción del cimborrio el 15 de octubre de 1860, y al morir Zwirner el 22 de septiembre de 1861, le sucedió Ricardo Voigtel que dirigió la construcción de los campanarios, disponiendo de nuevos elementos para activar la terminación del gran templo. La guerra con Francia redujo durante algún tiempo la actividad de la construcción, pero la constitución del Imperio alemán marcó la fase decisiva de tan gran obra, colocándose la última piedra el 14 de agosto de 1880, seiscientos años después de haberse cimentado la primera. El 15 de octubre del mismo año, se celebró la ceremonia de consagración, asistiendo el emperador Guillermo I y casi todos los príncipes reinantes alemanes, firmando el acta 65 personajes entre los cuales solo siete eran católicos. En los bombardeos efectuados por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial la catedral sufrió graves destrozos, aunque su estructura se mantuvo intacta. Se dañó la base de la torre izquierda y, sobre todo, se destruyeron, por las vibraciones, muchos vitrales; otros pudieron ser retirados a tiempo. La única bomba que le afectó directamente fue la que causó los daños en la torre. La catedral está situada sobre un pequeño montículo formado por escombros romanos a 19 metros sobre el nivel medio de las aguas del Rhin. Inspirada su planta en la de la catedral de Amiens, mide 144 metros de longitud exterior por 55 metros de ancho comprendiendo los arcos botareles. El interior mide 119 metros de longitud por 45,26 metros de ancho, y el crucero, 86,25 metros exteriormente por 75 metros en el interior; la nave central tiene 63 metros de alto, 109 metros el cimborrio y 157 metros las torres. Los cimientos de las torres llegan 200
hasta los 20 metros debajo del nivel del suelo, y los del ábside a los 6 metros. Las esculturas, ejecutadas en caliza blanca de Caen, fueron modeladas en su mayor parte por Pedro Fuchs, quien trabajó desde 1863 hasta 1884, labrando más de 700 estatuas. El interior consta de cinco naves con transepto y ábside de siete capillas. Las campanas principales son cinco: la Kaisergloche, fundida en bronce de cañones franceses, la Pretiosa, Speciosa, la de los Tres Reyes y la de santa Ursula. Además de todos los datos arquitectónicos colosales descritos, la catedral cuenta con dos importantes obras de arte. La primera es el Tesoro de los Reyes Magos. Está situado detrás del altar mayor y es una pieza de orfebrería medieval en oro macizo finamente decorada con personajes bíblicos. Contiene los restos y reliquias de Melchor, Gaspar y Baltasar. El relicario en forma de basílica tiene proporciones gigantescas para esta clase de urnas: 220 centímetros de longitud de oro y plata macizos, esmaltes y joyas de incalculable valor. El relicario fue realizado por el mejor artista francés de la época, Nicolás Verdún, y los maestros orfebres de Colonia la terminaron hace 800 años. Dentro del relicario reposan los cráneos de Melchor, Gaspar y Baltasar, en tres cajas forradas de terciopelo y brocado. Cada hueso está envuelto en la seda más fina y se considera que es el sarcófago más grande del mundo, domina toda la catedral. Su peso es de 350 kilos de oro, plata y vermeil (una mezcla de metales preciosos), incrustaciones con piedras preciosas, esmaltes y figuras de marfil ricamente adornadas que representan a la Virgen María, a los Reyes Magos y a los profetas. En la capilla de la Santa Cruz se encuentra situado el Crucifijo de Gero que data del siglo X. Gero fue arzobispo de Colonia y ordenó la ejecución del trabajo. Está tallado en madera de roble y pintado. El halo y la cruz son originales. Se añadieron unos adornos barrocos en 1683. Las dimensiones de la figura de Cristo son 187 cm de altura y 165 cm de envergadura. La nave se ve reforzada por un buen número de vitrales del siglo XIX, incluido un conjunto de cinco en el lado sur denominados vitrales de Bayern (Bayernfenster), que fueron un regalo de Luis I de Baviera, un conjunto muy representativo del estilo pictórico alemán de esa fecha. Se realizaron entre los años 1846 y 1848, diseñados por Heinrich María von Hess, pintados por José Antonio Fischer y Hellweger Franz bajo la dirección de Max Emanuel Ainmiller. Aunque la catedral de Colonia se empezó a construir en el siglo XIII, la mayor parte de la obra se realizó en el XIX, pues aun cuando se haya seguido fielmente el estilo de los proyectos que se suponen originales del maese Gerardo, poca analogía tienen con las maravillosas catedrales de Amiens o de Estrasburgo. Como ejemplar del arte gótico 201
cuidadosamente proyectado y fielmente reproducido, la catedral de Colonia no tiene rival alguno. Catedral de Erfurt (1154)
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a catedral de Beatae Mariae Virginis se levanta en el Domberg junto a la iglesia de San Severo. Se encuentra en el mismo lugar donde una vez se levantó la iglesia que mandó construir el obispo Bonifacio. En el año 1154, la pequeña iglesia fue reemplazada por la actual catedral, aunque en un principio se construyó en estilo románico. Presenta una forma irregular debida a los diversos planos que se trazaron para su ejecución; así, al Langhaus, construido en 1153, se le añadió en el siglo XIII un hermoso crucero gótico, y de 1349 a 1372 un grandioso coro en el mismo estilo. Debajo de él, apoyado en las poderosas subconstrucciones de la llamada Kavaten, se halla la cripta, obra de mediados del siglo XIV. Tiene tres torres, de estilo románico, siendo la central la más elevada y es la que contiene la que está considerada como la campana medieval más grande y con mejor sonido del mundo, cuyo nombre es María Gloriosa la cual fue vaciada por Gerhard Wou en 1497, siendo su diámetro de 2,5 metros; las agujas se añadieron en el siglo XIX. La portada, aproximadamente del año 1330, es de forma triangular y en cuyas jambas se encuentran unas esculturas que ilustran la parábola de las vírgenes Sensatas y Necias. Tal vez la parte más interesante de la catedral sean las magníficas vidrieras de la época medieval correspondientes a los siglos XIV y XV y que está considerado como el conjunto de vitrales más impresionante de Alemania. También es de destacar la sillería gótica del coro del año 1370. En la catedral se pueden admirar obras de arte como la estatua de piedra del conde Ernesto III de Gleichen y de sus dos esposas; una lapida sepulcral de cobre del siglo XIII con una Coronación de la Virgen, realizada por Peter Vischer (1521); una obra de taracea (Sepelio de Cristo) atribuida a Miguel Noigemut y una gran pintura al fresco de San Cristóbal llevando en hombros al niño Jesús. Catedral de los Santos Catalina y Mauricio de Magdeburgo (1209)
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onde hoy se levanta la catedral gótica hubo una primera de estilo románico, fundada el 21 de septiembre de 937, dedicada a san Mauricio y financiada por el emperador Otón I el Grande. Dicha catedral fue destruida por completo durante un incendio el Viernes Santo de 1207. Todo, excepto el ala sur del claustro fue arrasado 202
por las llamas. El arzobispo Albrecht II von Kefernburg decidió derribar los muros que se mantenían en pie y construir una nueva, a pesar de la oposición por parte de la población. Las obras dieron comienzo, dos años más tarde, en 1209. Debido a que el arzobispo había estudiado en Francia e Italia, tenía conocimiento de la nueva arquitectura gótica que se desarrollaba en Francia, pero que aún era totalmente desconocida en Alemania, lo que le llevó a construir la nueva catedral en el nuevo estilo francés. Los constructores y obreros no conocían este nuevo estilo, lo que supuso un inconveniente para su construcción, ya que tuvieron que aprenderlo de forma lenta y progresiva. La construcción del coro, por lo tanto, fue construido aún en estilo románico, usando inicialmente bóvedas de arista combinadas con elementos góticos. Durante el transcurso de los 300 años que duraron las obras, se produjeron numerosos cambios sobre el plan original. Varios arzobispos supervisaron las obras durante estos años, tales como Wilbrand y Burchard III von Schraplau, pero fue el arzobispo Otto von Hesse, quien fue capaz de concluir el interior del templo y de abrir formalmente la catedral en 1363 con unas celebraciones de una semana de duración. La catedral fue dedicada no sólo a san Mauricio como la anterior, sino también a santa Catalina. Las torres fueron construidas por el maestro Bastian Binder, el único maestro de la catedral del que se conoce su nombre. La construcción de la catedral se completó en 1520 con la colocación de la cruz ornamental en la torre norte. La catedral tiene una longitud de 120 metros y una altura de 32 metros. Sin embargo, la torre mas alta alcanza una altura de 101 metros. La catedral dispone de una nave central y dos laterales con un transepto. Cuenta con un nártex separado en la parte occidental. El ábside está rodeado por una gírola con cinco pequeñas capillas absidiales. Como la actual catedral fue construida con un ángulo distinto al de la original, el claustro mantiene un ángulo extraño con ésta. Como el terreno donde está asentada la ciudad de Magdeburgo es blando, ya que se encuentra muy cerca del río Elva, es por ello que la catedral se edificó sobre una enorme roca del subsuelo, único punto sobre el que poder levantar un edificio de aquella altura. La roca es conocida con el nombre alemán de Domfelsen y es visible cuando el nivel del río es suficientemente bajo. En la antigüedad, un nivel del río demasiado bajo significaba una mala cosecha, por lo que la roca también es conocida como Hungerfelsen, que significa roca del hambre. En todo caso, la roca no era lo suficientemente grande como para poder construir sobre ella toda la catedral, por lo que en el extremo occidental tan sólo la 203
torre norte pudo tener los cimientos sobre la sólida roca, mientras que la torre sur permanece sobre el suelo blando. Para reducir el peso de la torre sur, ésta carece totalmente de escaleras u otros componentes en su interior. Las pesadas campanas están todas alojadas en la torre norte, que sí puede soportar este incremento de peso. No obstante, la torre sur es ligeramente más alta que la norte y se intentó corregir visualmente este hecho añadiendo una cruz ornamental sobre la torre norte. Catedral de Nuestra Señora Querida de Múnich (1468)
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a catedral de Múnich fue construida de ladrillo rojo, pertenece al estilo gótico tardío y reemplazó a la antigua iglesia románica construida en 1271. Fue encargada por Segismundo de Baviera y erigida en primer lugar y hasta su apertura, por el arquitecto Jörg von Halsbach, llamado Ganghofer, que puso la primera piedra el 9 de febrero de 1468. Pasados dos años se demolió la antigua iglesia, cuando el avance de la nueva construcción hacía imposible la convivencia de ambas fabricas. A la muerte de Halsbach, le sucedió el arquitecto Lukas Rottaler. La nueva catedral se terminó en 1488 y se consagró en 1494. Sin embargo, las famosas cúpulas bulbiformes que rematan las torres no fueron construidas hasta 1525. Su diseño se inspiró en la Cúpula de la Roca de Jerusalén, que a su vez tiene influencias del arte bizantino. Hasta el siglo XVIII se utilizaron las torres como defensa, provistas de armas. Incluso hasta el siglo XIX las torres de la Frauenkirche albergaron la guardia de la ciudad. Poseen vanos ciegos en sus esquinas y están talladas con puertas y ventanas ojivales que imitan la estructura del pórtico principal. Consta de tres naves de la misma altura (iglesia-sala). Tiene 109 metros de largo, 40 metros de ancho, 31 metros de alto de su bóveda y sus dos torres poseen una altura de 99 metros, existiendo una diferencia entre las mismas de 12 centímetros. Los ventanales tienen una altura de 20 metros y algunas de las vidrieras actuales habían sido hechas para la iglesia anterior. Cerca de la entrada se encuentra el mausoleo de Luis IV del Sacro Imperio Romano Germánico, consta de una bóveda manierista de mármol negro y el sarcófago está rodeado por cuatro caballeros, alegorías de la Paz y la Guerra. La catedral sufrió severos daños durante la Segunda Guerra Mundial; el techo fue destruido y una de las torres sufrió importantes destrozos. La restauración más importante del edificio se llevó a cabo después de la guerra y ha sido terminada en diferentes etapas, la última en 1994. 204
Según cuenta la leyenda de la catedral, su constructor apostó su alma con el diablo que no se podría ver ninguna ventana desde el interior. Donde dejó su huella tan solo se ve un muro de columnas. Catedral de San Pedro y San Pablo de Naumburgo (1213)
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a catedral de Naumburgo constituye un perfecto ejemplo de la transición arquitectónica entre el estilo románico tardío al gótico primitivo. Hacia el año 1000, Ekkehard I, margrave (titulo dado a algunos príncipes) de Meissen, erigió una pequeña fortaleza de unos 25 metros de largo en la orilla izquierda del río Saale, cerca de su confluencia con el río Unstrut. La ubicación de este castillo, denominado neweburg (castillo nuevo) y que luego derivó a naumburg, fue elegida en razón de su estratégica posición en un cruce de rutas comerciales. Sus hijos, Hermann y Ekkehard II, fundaron una pequeña iglesia parroquial (dedicada a la Virgen María) en la parte occidental del área del castillo. En la primavera del año 1029, justo al este de la iglesia parroquial se dio inicio a las obras de la nueva catedral, en estilo arquitectónico románico. La nave principal se construyó en la primera mitad del siglo XIII en estilo románico y entre 1250 y 1270 se realizó el presbiterio, que ya presentaba las características arquitectónicas propias del gótico primitivo. Adornan el presbiterio occidental 12 estatuas de piedra caliza que representan a los fundadores de la catedral realizadas por el Maestro de Naumburgo. Están consideradas como la principal obra de la estatuaria medieval alemana. La individualización de las imágenes y la profundidad de su expresión confieren a las estatuas un efecto excepcional de humanidad y grandeza. Entre otras se encuentran las correspondientes al margrave Ekkehard de Meissen y a su esposa Ura, Hermann y Reglindis. Los vitrales del presbiterio representan escenas de virtud y pecado de los Apóstoles; algunas vidrieras son originales del siglo XIII y el resto son del siglo XIX. Catedral de Regensburg (Ratisbona)
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a catedral de Regensburg (Ratisbona), dedicada a san Pedro, es la iglesia más importante y símbolo de la ciudad de Regensburg. La actual catedral se asienta en el lugar donde san Bonifacio mandó construir la anterior, románica, en la zona de la Porta Praetoria (Puerta Norte de la antigua fortaleza romana) sobre el año 739, la cual permaneció en pie, con restauraciones y ampliaciones, hasta 205
principios del siglo XI. Sufrió dos incendios importantes, uno en el año 1156 y el otro en 1172, siendo reconstruida esta vez en estilo gótico a poca distancia de la otra. Mientras se demolía la antigua catedral, se construía la nueva, estando lista para su consagración en 1320. Entre 1385 y 1415 se construyó la fachada oeste, mientras que el claustro fue construido entre 1514 y 1538, cuya característica más particular es que está separado de la propia catedral. La cúpula, el crucero y otros sectores se reformaron en estilo barroco en el siglo XVII. Entre los años 1828 y 1841 la catedral se sometió a una restauración neogótica encargada por el rey Luis I de Baviera. Los frescos barrocos fueron reubicados y la cúpula demolida, siendo sustituida por una bóveda de crucería cuatripartita. Las torres y sus agujas se construyeron entre 1859 y 1869 teniendo una altura de 105 metros. Tres años más tarde, la catedral fue terminada, con la realización del hastial del transepto y la aguja del crucero, después de unos 600 años de construcción. Testimonio de la antigua iglesia románica, es la torre Eselsturm que sigue en pie en el lado norte de la catedral, y que fue utilizada en el pasado y todavía se utiliza hoy para el transporte de materiales de construcción a los niveles superiores. Una polea situada en lo más alto, hace que los materiales sean elevados a la parte superior de la torre y desde allí pasarlos a lo más alto del interior de la catedral. Al este del templo catedralicio se encuentra el Dombauhütte (taller de construcción de la catedral), que es responsable de la preservación de la estructura. En el exterior se encuentra la famosa figura de Judensau (cerda judía) que muestra a una cerda y a unos judíos que están bebiendo de sus tetillas, lo que está considerado una de las imágenes más despectivas contra los judíos. Las caras están mirando en la dirección del antiguo barrio judío en el Neupfarrplatz. El interior consta de tres naves cuyas dimensiones son 86 metros de largo, 34,8 de ancho y 32 metros de altura. No tiene transepto ni gírola aunque consta, de forma poco normal de tres coros. La nave principal contiene numerosos monumentos como el del obispo Felipe Guillermo, duque de Baviera, el cual es de bronce y erigido en 1598; en la nave lateral está el de Carlos de Dalberg, de mármol blanco y en el coro lateral del norte el de Margarita Tucher, realizado en bronce. Uno de los cinco altares laterales está adornado con las estatuas de los emperadores Enrique II y Cunegunda. El altar mayor es de plata y fue construido entre 1695 y 1785 por artistas de Augsburgo; al lado hay un elegante tabernaculo de 17 metros de altura, esculpido en 1493. La catedral es también el lugar de sepultura de importantes obispos, entre ellos von Johann Michael Sailer (1829-1832, monumento construido por Konrad 206
Eberhard en el presbiterio sur), Georg Michael Wittmann (1832-1833, monumento también realizado por Konrad Eberhard en el presbiterio norte), y el arzobispo Michael Buchberger (1927-1961, también en la capilla norte). La mayor parte de las valiosas vidrieras fueron realizadas entre 1220 a 1230 y entre 1320 a 1370, pero los de la fachada oeste se realizaron en el siglo XIX. Con el nombre de Gorriones de la Catedral de Ratisbona (Regensburger Domspatzen), se conoce a un coro constituido por niños y jóvenes que cuenta con una historia de más de mil años. Es por tanto uno de los coros de niños más antiguos del mundo y se encuentra entre las agrupaciones vocales más célebres y renombradas. Según la leyenda, la historia del coro de Ratisbona se remonta al siglo VII. Puede demostrarse que el obispo Wolfgang de Ratisbona fundó en 975 una escuela catedralicia centrada en la formación musical para conformar la música en la Liturgia. La andadura del conjunto vocal sufrió una breve interrupción durante la Guerra de los Treinta Años, cuando el Seminario se cerró por un tiempo. A comienzos del siglo XX, el coro de la catedral de Ratisbona, bajo la dirección de Franz Xaver Engelhardt, emprendió su primer viaje de conciertos (a Praga). Por entonces aún no había nacido la denominación de gorriones de la catedral. Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto XVI, fue maestro de capilla entre los años 1964–y 1994 y continuó con esta carrera de éxitos. Desde 1994 dirige el coro Roland Büchner, quien continuó desarrollando las interpretaciones de grandes obras corales. Catedral de Ulm (1377)
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a catedral de Ulm se construyó debido a que la iglesia parroquial se encontraba muy alejada del centro de la ciudad. La primera piedra se puso el 30 de junio de 1377, el comienzo de las obras recayó en el maestro Heinrich II Parler, y fue financiada por los propios habitantes. En 1392 Ulrico Ensinger sucedió a Parler en las obras y el 25 de julio de 1405 fue consagrada la catedral, que aún tenía un techo provisional. El exterior esta dominada por la colosal torre que con sus 161,53 metros de altura es la más alta del mundo la cual fue concluida en el siglo XIX. Tiene un pórtico de tres altos arcos, decorado por estatuas realizadas por un desconocido Maestro Hartmann en el año 1420. Bajo la doble portada hay un Schmerzensmann (Ecce Homo) realizado por Hans Multscher en 1429. Dando la vuelta alrededor de la catedral se pueden ver las cuatro portadas laterales, destacan, en la portada 207
suroeste la Historia de María, del estilo de Parler y en la portada noroeste la Natividad y la Adoración de los Magos. El interior costa de cinco naves y es de grandes proporciones, con 124 metros de largo, 49 metros de ancho y 42 metros de altura. Destacan entre otras cosas las figuras del quinto y sexto pilar de la derecha del llamado Maestro del Remiendo, el púlpito del Maestro Burkhard de 1499 y el altar de Konrad Karg realizado por Hans Multscher en 1433. La ciudad de Ulm fue bombardeada por los aliados el 17 de diciembre de 1944 y, pese a que los edificios de la plaza de la catedral resultaron bastante afectados, la catedral no sufrió grandes desperfectos. Poco antes de que concluyera la Segunda Guerra Mundial, estalló una bomba en la bóveda del coro. En la actualidad se invierten millones de euros para su mantenimiento.
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Catedrales de Italia
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n esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales de Italia de estilo gótico. Están ordenadas alfabéticamente. Catedral de San Petronio de Bolonia (1390)
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edicada a san Petronio, patrón de la ciudad (de la que fue obispo en el siglo V), su construcción se remonta a finales del siglo XIV, concretamente la primera piedra fue puesta el 7 de junio de 1390, cuando el ayuntamiento encargó a Antonio di Vincenzo los trabajos de edificación de una gran catedral en estilo gótico, que según las primeras intenciones hubiera debido sobrepasar, en sus dimensiones, a la basílica de San Pedro, en Roma (el proyecto de tal majestuosidad fue bloqueado por voluntad papal). Gozó desde un principio de gran prestigio, hasta el punto de ser escogida por Carlos V para su coronación como emperador por parte de Clemente VII en 1530. El embellecimiento de la fachada, con los nuevos portales menores a modo de corolario del portón central de Jacopo della Quercia, supuso también el revestimiento de la fachada. Pero las obras se pararon y retomaron varias veces: numerosos arquitectos (entre ellos, Baldassarre Peruzzi, Jacopo Barozzi da Vignola, Andrea Palladio, Alberto Alberti) fueron llamados para proponer soluciones artísticas, sin encontrar nunca una definitiva. Hoy en día la fachada permanece todavía incompleta. Cabe resaltar el coro de madera del Quattrocento de Agostino de' Marchi, los dos órganos monumentales, el del ala derecha, de 1475, es el más antiguo de entre los órganos llegados hasta nosotros y el primero de registros independientes, realizado por Lorenzo di Giacomo da Prato; el de la izquierda, obra de Malamini (1596), fue añadido a finales del siglo XVI. En el altar se encuentra un riquísimo políptico gótico de madera dorada y policromada, con veintisiete figuras talladas y otras pintadas. Las paredes están pintadas al fresco, en su totalidad, por Giovanni da Modena: a la derecha el viaje de los Reyes Magos; en la de enfrente, episodios de la vida de san Petronio. A la izquierda el complejo del Juicio Universal presenta una figuración de tipo dantesco, dividida en tres espacios; arriba, el paraíso, lugar de los santos, con la coronación de la Virgen y Cristo en una forma almendrada (Deisis); abajo, el arcángel Miguel y el infierno dividido en bolgias (bolge, en italiano, por la obra de 209
Dante), con una gigantesca figura de Lucifer y Mahoma recostado. También es posible admirar en el interior de la iglesia la Meridiana de Giandomenico Cassini, construida en 1655 sobre un proyecto del astrónomo Giovanni Domenico Cassini: sus 66,8 m de largo hacen de ella la línea meridiana más larga del mundo. La iglesia acoge los restos de Elisa Bonaparte, hermana de Napoleón.
Catedral de Como (1396)
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a catedral de Como se comenzó a construir en el año 1396; es un magnifico templo de mármol que en principio se realizó en estilo gótico pero que fue transformado en Renacentista entre los años 1487 y 1526, al cual pertenece su portada. El portal sur es obra de Bramante, y el decorado, en gran parte, de Rodari. A los lados de la entrada principal están las estatuas de Plinio el Viejo y de su sobrino Plinio el Joven, erigidas en 1498, que eran dos científicos naturalistas romanos, que son probablemente el único ejemplo de la representación escultórica laica en la fachada de una catedral. Entre la serie de cinco estatuas de la parte superior, los dos bellos efebos suscitaron mucha polémica en su tiempo. El interior es de arquitectura gótica, presenta unas medidas de 87 metros de longitud, 36 metros de anchura y 75 metros en lo más alto de la cúpula, una estructura de cruz latina con tres naves y decoración principalmente renacentista. Destacan por su belleza el monumento del cardenal Tolomeo Gallio, varios lienzos de P. Veronese, Ferrari, Marchesi y Luini, así como bellos tapices flamencos. También hay que destacar las vistosas vidrieras con escenas de la vida de san Abundio. La catedral se encuentra coronada con una cúpula de estilo rococó, diseñada por Filippo Juvara. Catedral de Santa María del Fiore de Florencia (1296)
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a basílica de Santa María del Fiore (de la flor) es la catedral de la archidiócesis católica romana de Florencia, notable por su cúpula. Es una de las obras maestras del arte gótico y del primer Renacimiento italiano. Símbolo de la riqueza y del poder de la capital toscana durante los siglos XIII y XIV, la catedral florentina es uno de los edificios más grandes de la cristiandad. Destaca, de forma singular, la grandiosa cúpula de Brunelleschi, de 100 metros de altura interior, 105,5 metros de altura exterior, 41 metros de diámetro interior y 45,5 metros de diámetro exterior. Fue levantada en el espacio que ocupó la antigua iglesia de Santa 210
Reparata, al final del siglo XIII; la vieja iglesia de Santa Reparata, de nueve centurias, se derrumbaba, como lo atestiguan los documentos. La próspera Florencia quería sobrepasar la grandiosidad de sus rivales toscanos, Pisa y Siena, con una iglesia magnífica, más grandiosa en tamaño y adornada más ricamente en el exterior. Esta catedral, cuando se terminó, resultó ser la más grande de Europa, con una capacidad para 30.000 personas. En la actualidad sólo es superada, en tamaño, por la basílica de San Pedro en el Vaticano, la catedral de San Pablo en Londres, la catedral de Sevilla y la catedral de Milán. La nueva iglesia fue diseñada por Arnolfo di Cambio en 1296 para ser el templo católico mayor del mundo. Diseñó tres anchas naves que morían bajo la cúpula octogonal, con la nave central cubriendo la superficie de Santa Reparata. La primera piedra fue puesta el 8 de septiembre de 1296 por el cardenal Valeriana, el primer nuncio papal enviado a Florencia. La realización de este vasto proyecto duraría 170 años, así como los esfuerzos colectivos de varias generaciones. Después de la muerte de Arnolfo, en 1302, el trabajo en la catedral se hizo más lento y llegó a suspenderse durante treinta años. La construcción recibió un ímpetu nuevo cuando las reliquias de san Zenobio fueron descubiertas en 1330 en Santa Reparata. En 1331, el Arte della Lana (la Cofradía de los Mercaderes de la Lana) asumió el patronazgo exclusivo para la construcción de la catedral y, en 1334, nombraron a Giotto como maestro de obras. Asistido por Andrea Pisano, continuó el diseño de Arnolfo di Cambio. Su triunfo mayor fue la construcción del Campanile (campanario), pero murió en 1337, dejando inacabada la obra. Andrea Pisano continuó con los trabajos hasta que éstos tuvieron que abandonarse a causa de la Peste Negra en 1348. En 1355 se reemprenden los trabajos dentro de la catedral llevados a cabo por una serie de arquitectos, entre los que cabe mencionar a Francesco Talenti, que acabó el campanario y amplió el proyecto con el ábside y las capillas laterales, pero no alteró el exterior. En 1359 le sucedió Giovanni di Lapo Ghini (1360-1369), que dividió la nave central en cuatro crujías cuadradas. En 1375 la vieja iglesia de Santa Reparata fue demolida. La nave se completó en 1380, quedando sin terminar, en 1418, la cúpula. Las paredes están cubiertas por bandas alternadas en horizontal y vertical con mármoles multicolor: de Carrara (blanco), Prato (verde), Siena (rojo). Estas bandas de mármol tenían que repetir las decoraciones del baptisterio y del campanario de Giotto. Hay dos puertas laterales, las Puertas de los Cardenales (sur) y la Puerta de los Mandoria (norte) con esculturas de Nanni di Banco Donatello y Jacopo 211
della Quercia. Las seis ventanas laterales, notables por su delicado trazado y adornos están separadas por pilares. Solo las cuatro ventanas más cercanas al transepto dejan pasar la luz; las otras dos son simplemente ornamentales. Las ventanas del triforio son redondas, una característica común en el estilo ítalo-gótico. El pavimento de la iglesia fue cubierto con mármol en el siglo XVI. La cúpula, de 45 metros de ancho, era originalmente una cúpula de madera construida por Arnolfo di Cambio. En 1419 tuvo lugar un concurso para diseñar una nueva cúpula para la catedral. Los dos competidores más importantes eran Lorenzo Ghiberti y Filippo Brunelleschi. Brunelleschi se inspiró en la cúpula del doble emparedado del Panteón de Roma. Con la ayuda de Donatello y Nanni di Banco construyó un modelo de madera y ladrillo (exhibido en el Museo de la Opera del Duomo). Brunelleschi ganó por poco. Su modelo sirvió como guía para los artistas, pero intencionadamente lo presentó incompleto a fin asegurar su control sobre la construcción. Las soluciones de Brunelleschi eran ingeniosas y sin precedentes, el peculiar diseño octogonal de doble-emparedado: la cúpula se eleva sobre un tambor octogonal, lo que permitía que la cúpula entera fuera construida desde la superficie, sin necesidad de andamios, que suponían un elevado coste. Esta enorme construcción pesa 37.000 toneladas métricas y contiene más de 4 millones de ladrillos. Él hizo varios modelos y dibujos durante su construcción. Brunelleschi tuvo que inventar máquinas elevadoras especiales y grúas para izar las piedras grandes. Estas máquinas especialmente diseñadas y las brillantes técnicas de masonería fueron las espectaculares contribuciones a la arquitectura de Brunelleschi. La habilidad de traspasar un círculo en una cara de un cono dentro del interior del doble-emparedado permite la construcción del arco horizontal que se sostiene a sí mismo ya que, geométricamente, un plan circular es necesario para tal construcción. El trabajo de la cúpula comenzó en 1420 y se terminó en 1436. La catedral fue consagrada por el papa Eugenio IV el 25 de marzo de 1436 (el primer día del año de acuerdo con el calendario florentino). Fue la primera cúpula octogonal en la historia que se construyó sin el soporte de un marco de madera y fue la mayor cúpula construida entonces. La catedral está construida como una basílica, con una nave y dos pasillos, formando una cruz romana. La nave y los pasillos están divididos por anchos arcos angulares con columnas compuestas, dividiendo la nave en cuatro galerías cuadradas. Sus dimensiones son enormes: 153 metros de largo por 130 metros de ancho (de un lado a otro del transepto) y 107 de alto desde la base hasta la cima de la cúpula. 212
La altura de los arcos en los pasillos es de 23 metros. El gótico interior es sombrío y da una impresión de vaciedad. La relativa desnudez de la iglesia corresponde a la austeridad de la vida religiosa, tal como la predicaba Girolamo Savonarola. La iglesia es particularmente notable por sus 44 vitrales, el proyecto más grande de este tipo en Italia de los siglos XIV y XV. En las vidrieras de las naves y del transepto se representan figuras de santos del Antiguo y Nuevo Testamentos, mientras que en el rosetón de la cúpula o encima de la entrada muestran a Cristo y María. La catedral ha sufrido laboriosas excavaciones entre 1965 y 1974. Las bóvedas subterráneas eran usadas para sepultar a los obispos florentinos a través de los siglos. Recientemente la historia arqueológica de esta enorme área fue reconstruida: ruinas de casas romanas, un pavimento del cristianismo temprano, ruinas de la antigua catedral de Santa Reparata y ampliaciones sucesivas de esa iglesia. Cerca de la entrada abierta al público está la tumba de Brunelleschi como prueba del gran cariño que le profesaron los florentinos. Catedral de Milán (1386)
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a basílica de San Ambrosio fue construida en este sitio a comienzos del siglo V, siéndole agregada en 836 una basílica próxima. Cuando el fuego dañó ambos edificios en 1075 fueron reemplazadas por la catedral gótica actual (Duomo). En 1386 el arzobispo, Antonio da Saluzzo, comenzó el nuevo proyecto con un estilo rayonnant gótico tardío, hay en el edificio muchos aspectos insólitos en Italia, que pertenecen a la tradición arquitectónica gótica de Bourges en Francia con dobles naves laterales y una arquería muy alta rematada por ventanales diminutos. Sus arcos tienen capiteles de difícil clasificación. Antes de que se iniciasen los trabajos de construcción, se demolieron los palacios del arzobispo, del Ordinari y el baptisterio de San Esteban, mientras que la antigua iglesia de Santa María Maggiore fue usada como cantera de piedra. El programa de construcción fue regulado estrictamente por la Fábrica de Duomo conformado por 300 empleados liderados por el arquitecto jefe Simone da Orsenigo. Galeazzo otorgó a la Fábrica el uso exclusivo del mármol de la cantera de Candoglia y la eximió de impuestos. En 1389, se designó como arquitecto jefe al francés, Nicolás de Bonaventure, que le dio a la catedral su fuerte impronta gótica. Diez años más tarde, otro francés, Jean Mignot fue llamado desde París para evaluar y mejorar el trabajo realizado ya que los constructores 213
necesitaban ayuda técnica para levantar las piedras hasta una altura sin precedentes. La construcción quedó estancada hasta 1480 debido a la falta de dinero e ideas. Entre 1500 y 1510, fue completada la cúpula octagonal y se decoró su interior con cuatro series de quince estatuas cada una que representan a santos, profetas, sibilas y otros personajes del Viejo Testamento. El exterior permaneció en su mayoría sin decoración, excepto por el Guglietto del’lAmadeo (Espirita de Amadeo) construida de 1507 a 1510. Esta es una obra maestra renacentista que sin embargo armoniza bien con el aspecto gótico general del templo. Bajo el dominio español el edificio resultó utilizable aun cuando el interior permanecía sin terminar y faltaban algunos tramos de la nave y el transepto. En 1552, se encargó la construcción de un gran órgano a Giacomo Antegnati que se colocó en el coro norte. Puesto que la fachada permanecía en su mayor parte incompleta, a comienzos del siglo XVII, el obispo Federico Borromeo, contaba con las bases de la nueva fachada realizadas por Francesco María Richini y Fabio Mangone. Los trabajos continuaron hasta 1638 con la construcción de cinco portales y dos ventanas centrales. Sin embargo, en 1649, el nuevo arquitecto jefe introdujo una innovación notable: la fachada regresó al estilo gótico original, incluyendo los detalles ya acabados de las grandes pilastras góticas y los dos enormes campanarios. En 1682 se demolió la fachada de Santa María Maggiore y se termino de cubrir la azotea de la catedral. En 1762 uno de los rasgos principales de la catedral, la aguja Madonnina, fue levantada hasta la altura de 108,5 metros. Fue diseñada por Francesco Croce y luce en la cima una famosa estatua policroma de la Madonna que se ajusta a la original imagen de la catedral. El 20 de mayo de 1805, Napoleón Bonaparte, a punto de ser coronado rey de Italia, ordenó que la fachada fuera terminada. En su entusiasmo aseguró que todos los gastos recayeran sobre el tesoro francés que reembolsaría a la Fabrica por todos los inmuebles que ésta tuviera que vender. Aunque nunca se pagó este reembolso, esto ayudó a que finalmente, en solo siete años, la catedral tuviera su fachada terminada. El nuevo arquitecto, Francesco Soave, agregó algunos detalles neogóticos a las ventanas superiores. En gratitud se colocó una estatua de Napoleón en la cima de una de las espiras. Los detalles finales de la catedral fueron terminados ya en el siglo XX: la última puerta fue inaugurada el 6 de enero de 1965. Esta fecha es considerada como el término del proceso que ha durado muchas generaciones, a pesar ello todavía algunos bloques quedan sin esculpir esperando ser convertidos en estatuas. 214
Catedral de Nápoles (1272)
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onsagrada inicialmente a la Virgen y a partir del siglo XVI a san Gennaro, cuyas reliquias se encontraban en el santuario de Montevergine. Comenzada en 1272 por iniciativa de Carlos I de Anjou en el mismo sitio que ocupó un templo erigido en honor de Neptuno. Fue prácticamente concluida en la época de Roberto (1323). Este edificio gótico, en parte de estilo francés, con dos altas torres fue destruido por un terremoto en 1456. Reconstruido por orden de Alfonso I, experimentó varias modificaciones entre los siglos XVII y XVIII, conservando solo parte de su carácter primitivo. Presenta planta de tres naves, de las que la principal está decorada con un plafón pintado por Santafede y Vicenzo da Forti. Los muros tienen en la parte alta frescos de Lucas Jordán y de sus discípulos. Cerca de la entrada principal se encuentran los sepulcros de Carlos I de Anjou, de Carlos Martel, rey de Hungría y de su esposa Clementina. La cripta del Succorpo fue construida bajo el ábside, en el siglo XVI, para cobijar las reliquias de san Gennaro; costa de tres naves y fue decorada con estatuas renacentistas por Tommaso Malvito y su taller. La curiosidad más notable de la basílica catedral es la capilla del tesoro de San Gennaro, que presenta la forma de una cruz griega y está ricamente decorada con oro y mármol; fue pintada al fresco por Lanfranco entre 1641 y 1643. En el altar mayor existe un tabernáculo, cerrado por varias puertas, y un relieve de plata, que guarda dos vasos en los que se haya depositada la sangre de Gennaro martirizado en 305. La fachada ha sido reconstruida en 1905, debiéndose sus numerosas esculturas a Jerace, Pellegrini y Belliazzi Cepparulo entre otros. Catedral de Orvieto
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a catedral de Orvieto, dedicada a la Asunción de la Virgen María, una de las obras más grandiosas de la arquitectura medieval italiana. De estilo gótico, es célebre por su fachada, así como por la capilla de San Brizio decorada con frescos pintados por Fra Angélico y Luca Signorelli. La primera piedra fue colocada el 13 de noviembre de 1290 por el papa Nicolás IV. Llamada durante más de cuatro siglos Santa María de la Estrella, fue bautizada de nuevo en el siglo XIX con el nombre de Santa María Asumpta al Cielo. Durante el primer periodo de la construcción, los trabajos fueron dirigidos por Fra Bevignate pero con la llegada de Lorenzo Maitani (1308) se introdujeron modificaciones importantes al proyecto inicial, con una planta gótica en cruz latina. De 215
Maitani es también la imponente fachada a tres gabletes y tres piñones (1310). La terminación del transepto se realizó con la capilla del Corporal ( 1350-1355) y con la capilla de San Brizio ( 1408). La fachada consiste en un inmenso tríptico gótico del que salen unos bajorrelieves que sirven de base arquitectural y unos mosaicos cuyos colores iluminan toda la fachada. Su estructura está constituida por tres pilares entre los cuales se abren tres pórticos coronados con tres gabletes que llegan hasta la galería con arcos trilobulados que dividen la fachada horizontalmente. La parte superior se caracteriza por un espléndido rosetón central y se termina con tres piñones repitiendo el motivo de los tres gabletes inferiores y separados por pináculos que descansan sobre pilares. Estos diferentes elementos están coronados por estatuas. Hacia 1320-1330 se hicieron los bajorrelieves que adornan los cuatro pilares de la base, entre las puertas, y que son de una riqueza excepcional. En ellos están representados, en un entrelazado de ramas y hojas de acanto, temas del Antiguo y del Nuevo Testamento. En el primer pilar se cuenta la Creación del mundo, Adán y Eva, Caín y Abel, La vida del hombre después del pecado original. El segundo, cuenta la visión de Abraham o de Jessé: el patriarca ve la historia futura poblada de reyes y de profetas para llegar finalmente a la venida del Salvador. La visión de Jacob representada en el tercer pilar se relaciona con el Nuevo Testamento: unos ángeles contemplan en adoración, diferentes episodios de la vida de Jesús, desde la encarnación hasta la crucifixión y la resurrección. El cuarto pilar está dedicado al Juicio Final: la resurrección de los muertos, los justos conducidos al Paraíso para contemplar la gloria de Dios, los santos, los apóstoles, Juan y María delante del Redentor, mientras que debajo, a la derecha figuran los condenados reprobados conducidos al Infierno. Obra de Andrea Orcagna en 1358, es el espléndido rosetón a doble círculo, con pequeñas columnas separadas por arcos, muestra en el centro el rostro del Redentor. Las figuras de los cuatro doctores de la Iglesia adornan los ángulos del cuadrado en el que se inscribe el rosetón. Y, bordeándolo, 52 cabezas de santos, del siglo XIV. A los dos lados del rosetón las estatuas de mármol de los doce profetas, que datan del mismo periodo y están coronados por estatuas de los doce apóstoles, ejecutadas en 1556. Toda la fachada está decorada con mosaicos que acompañan a los elementos arquitectónicos, desarrollando en grandes espacios temas de la vida de la Virgen. Estos mosaicos dan a la fachada su esplendor, sobre todo cuando los rayos de sol la iluminan. Sobre el pórtico está representada la Asunción de la Virgen mientras que en el pórtico 216
derecho se muestra el bautismo de Cristo y en el izquierdo se puede ver la Natividad de María. A los lados de los gabletes de las puertas laterales, se puede ver a la izquierda la Anunciación y a la derecha san Joaquín y santa Ana. A nivel del rosetón, la parte izquierda presenta el matrimonio de la Virgen y en la derecha la presentación de Jesús en el templo. En el triángulo, sobre el rosetón, está la figura de Cristo coronando a María reina de los ángeles y de los santos. La puerta central en bronce fue escupida por Emilio Greco con el tema de las obras de misericordia (1964). Los laterales de la catedral muestran la alternancia, inspirada en el arte árabe, de la piedra blanca y negra: el de la derecha se abre en la puerta de la Postieiria, magnifico pórtico ojival de estilo pisano, que perteneció probablemente a Santa María de Episcopatu, iglesia demolida sobre la que se erigió la catedral. El lado izquierdo está enriquecido con una estatua en mármol de la Sibila Eritrea, de Antonio Federighi. El interior es de tipo basilical, con tres naves divididas por diez columnas y dos pilastras de basalto negro y de travertino blanco, adornadas con ricos capiteles, algunos realizados por Fra Guglielmo de Pisa y Ramo di Paganello. De 90 metros de largo y 33 de ancho y con una altura de 34 metros, la catedral mezcla las formas románicas del proyecto primitivo y la verticalidad ojival del coro; todo iluminado por doce aberturas situadas encima de las galerías. El pavimento, en caliza roja de Prodo, se extiende desde la entrada hasta el ábside y da una ilusión de largura más importante que en la realidad. En el brazo izquierdo del transepto, se abre la capilla del Corporal (1350-1355) que lleva su nombre del relicario del Corporal, realizado por Ugolino di Vieri en plata, recubierto de esmaltes translúcidos, que contenían el corporal del milagro de Bolsena. En 1263, un sacerdote de Bohemia, mientras celebraba la misa, vio que la sangre brotaba de la hostia y manchaba el corporal que recubría el altar. El papa Urbano IV pidió que llevaran el corporal a Orvieto. En realidad, desde entonces, el paño sagrado está expuesto en el tabernáculo de mármol colocado sobre el altar. El ciclo de frescos de Ugolino di Prete Ilario que decora la capilla, cuenta la historia del Corporal. Del lado derecho del crucero se puede acceder a la Capella Nova o Capella San Brizio (1408), que figura entre los testimonios más importantes de la pintura italiana. La particular concepción espacial de la capilla y el ciclo de frescos que la decoran, realizados en parte por Fra Angélico (1447-1449) y acabados por Luca Signorelli ( 1499-1504), hacen de esta capilla un caso único en el arte italiano. Signorelli concibió la capilla como una esfera en la que, alrededor del observador, todos los 217
puntos tienen la misma importancia. El pintor, conformándose al programa de los canónigos de la catedral, busca llamar la atención de la imaginación de los fieles en la tradición de la pintura medieval, dando una visión premonitoria del fin del mundo en el que la Humanidad tendrá que sufrir el castigo de la justicia divina. Toda la escatología cristiana se resume en cinco escenas: el Anticristo, el Último Juicio, la Resurrección, el Infierno y el Paraíso. Mientras Fra Angélico trabaja sus dos paneles con un detalle extremo, Signorelli busca un efecto de conjunto; por ejemplo, en el Último Juicio, acompañado con representaciones de tipo arquitectónico como la columnata de la parte inferior o las ventanas en las que aparecen personajes ilustres (Empédocles, Dante, Virgilio, Ovidio) que leen libros o códigos apoyados sobre el reborde, en un juego de ilusiones de perspectiva, que dan la sensación de entrar en la escena representada. En sus composiciones, sobre todo en el Infierno, Signorelli, inspirándose en Dante, busca más expresar el sentimiento de los seres humanos delante de una realidad terrorífica, que la gloria divina. El artista se concentra en los seres humanos que sufren en su alma y en su cuerpo, pintados en un estilo naturalista y que suplican expresando una vana rebelión contra su suerte. Catedral de Santa María dell’Assunta de Siena
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a catedral de Siena es una de las pocas de Italia construidas completamente en estilo gótico, se empezó en la primera mitad de 1200 y se terminó en 1267. La fachada ofrece gran riqueza de frisos y ornamentación y es de forma tricúspide, con tres puertas coronados por frontispicios y franqueada por dos torres que terminan en pirámide. El arquitecto Nicola Pisano diseñó la mayor parte de los planos de la catedral pero fue su hijo Giovanni Pisano quien, hacia 1284, diseñó la espléndida fachada gótica, recubierta de mármol blanco, rojo y verde, repleta de estatuas y gárgolas, pero, lamentablemente, solo pudo acabar la parte inferior antes de fallecer. En el siglo XV, de acuerdo con el deseo expreso de san Bernardino di Siena se colocó el Símbolo del Sol sobre la puerta principal de entrada. El bellísimo Símbolo del Sol representa a Nuestro Señor Jesucristo. El interior del templo es de tres naves, dividida por pilastras con estucos blancos y negros que producen singulares efectos ópticos. El techo abovedado está pintado en azul y embellecido con estrellas 218
de oro. El interior de la impresionante cúpula hexagonal está coronado por una gigantesca lámpara sobredorada que parece un sol auténtico. No obstante, la incuestionable obra maestra de la catedral es el suelo, formado por 59 paneles de mosaicos pintados y grabados en mármol, trabajados meticulosamente entre 1372 y 1547. Los mosaicos son obra de varios de los máximos artistas italianos de esas épocas, todos ellos exponentes de la prestigiosa Scuola di Siena como: Domenico di Bartolo, Matteo di Giovanni, Pinturicchio y Domenico Beccafumi. Entre 1266 y 1268, Nicola Pisano, contando ya con la ayuda de su hijo Giovanni, diseñó y dirigió la construcción del espléndido y altísimo púlpito gótico octogonal de mármol de Carrara.
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Catedrales del resto de Europa
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n esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales del resto de países de Europa de estilo gótico. Están ordenadas alfabéticamente por naciones.
Austria Catedral de San Esteban de Viena (1359)
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n el emplazamiento actual de la catedral se erigió 1144 por orden del duque Enrique Jasomirgott una iglesia románica dedicada a san Esteban. Destruida por un incendio en 1258, no quedó de ella más que el frente, la Puerta Gigante y las Torres de los Paganos. En 1359 la mandó reedificar el duque Rodolfo pero ya en estilo gótico. Se hizo cargo de las obras el maestro Wengler de Klosterneuburg hasta el año 1404. Siguió la obra el maestro Hans de Prachatitz, que en 1433 acabó la torre más alta. En 1454 el maestro Hans Puchsbaum abovedó la nave mayor y terminó los muros de la segunda torre. Lo más notable de la catedral es la fachada con su puerta principal románica, adornada de esculturas en su marco y las Torres de los Paganos que están divididas en cuatro pisos. A la derecha de la puerta principal hay otra puerta más pequeña denominada Puerta de los Cantores, esta era de uso exclusivo para varones. El interior tiene forma de cruz latina y se haya dividido en tres naves por doce pilares. El coro se divide también en tres partes, una central y dos laterales cuya separación establecen dos líneas de pilares. El púlpito de piedra es del año 1512 y fue construido por el maestro Anton Pilgram. La torre de San Esteban recibe el apodo de Steffl y mide 137 metros de altura, contiene cinco campanas y entre ellas la popular Pummerin de tres metros de altura y es la más grande de Austria. Está fabricada con el bronce de los cañones que dejaron los turcos al retirarse de la capital en el año 1683 y solo suena en grandes solemnidades. Además hay otra campana más pequeña denominada Feuer und Ratglocke que lleva la fecha 1453.
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Belgica Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas (1226)
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os orígenes de la catedral de Bruselas datan del año 1047 cuando Lamberto II, conde Lovaina, y su esposa Oda de Verdun, fundan una capilla de doce canónigos en la colegiata de San Miguel e hicieron transportar los restos de santa Gúdula hasta entonces conservados en la iglesia de San Gaugerico. En 1072, la colegiata de San Miguel fue restaurada así como también en 1200 por orden de Enrique I de Brabante para la construcción de la parte anterior occidental, acompañada de dos torres redondas. En 1226, Enrique II decidió la construcción de una colegiata gótica que se terminaría a principios del siglo XVI. Está situada en la vertiente de la colina sobre la que se levanta la parte alta de la ciudad. Consta de una elevación en tres niveles y tres naves con deambulatorio, crucero, capillas laterales y dos torres de 69 metros de altura. Mide 108 metros de largo y 50 metros de ancho en el crucero, la nave central se asienta sobre doce pilares redondos y el coro absidial sobre otros diez. Una parte del coro, que con relación al eje de la nave central desvía ligeramente hacia el norte es la parte más antigua del templo siendo de la época de transición; el crucero, los arcos de la nave central y la nave lateral sur, de estilo ojival primitivo, se terminó en 1273. La nave lateral norte, la bóveda y los ventanales de la nave central solo se terminaron entre 1350 y 1450. Los ventanales del crucero y las torres son de finales del siglo XV. Las bóvedas cuatripartitas están moderadamente elevadas, las robustas columnas que bordean el centro de la nave, coronadas con capiteles de hojas de coles y unidas con cintas en diagonal, a la manera brabanzona, soportan las estatuas de los doce apóstoles. Éstas, de estilo barroco, datan del siglo XVII y fueron realizadas por Luc Fayd'herbe, Jérôme Duquesnoy el Joven, J. van Meldert y Tobías de Lelis. Las estatuas de la izquierda representan a Simón el Cananeo, Bartolomé, Santiago el Menor, Juan el Evangelista, Andrés y Pedro ; las de la derecha a Tadeo, Mateo, Felipe, Tomás, Santiago el Mayor y Pablo. Son notables las vidrieras, muchas de las cuales datan de los siglos XVI y XVII. Merecen especial atención las vidrieras de las capillas del Sagrado Sacramento, del Milagro y de Nuestra Señora de la Délivrance; fueron costeadas de 1540 a 1547 por cuatro poderosos príncipes católicos de Europa en honor a las Hostias milagrosas. Estos cuatro príncipes fueron Juan III, rey de Portugal; Luis de Hungría, Francisco I de Francia y Fernando III, emperador de 221
Alemania. En la parte superior de estas vidrieras se representa el milagro de las Sagradas Formas que, habiendo sido robadas por unos judíos con intento de profanarlas, manaron sangre. Las vidrieras de la capilla del Sagrado Sacramento fueron creadas por el vidriero amberino Jean Haeck a partir de diseños de Bernard van Orley y las de la capilla de la Délivrance por Jean De Labaer a partir de diseños de Théodore van Thulden, alumno de Pedro Pablo Rubens. Las vidrieras de los cinco ventanales superiores del coro datan de mediados del siglo XVI, y representan respectivamente a Maximiliano de Austria con su mujer María de Borgoña, Felipe el Hermoso con su esposa Juana de Castilla, los emperadores Carlos V y Fernando; Felipe II con su primera mujer María de Portugal, y Filiberto, doque de Saboya, con Margarita de Austria. La fachada occidental, flanqueada por dos campanarios, tiene mayor afinidad con el estilo ojival alemán que con el francés. La galería es moderna y construida por Roelandt y van Overstraeten (1861); encima de la puerta principal representan las esculturas de la Trinidad rodeada de ángeles y los doce apóstoles; coronando el conjunto de la puerta se destaca la figura del segundo patrono de Bruselas, san Miguel; ambas figuras están también esculpidas en bajo relieve en las dos hojas de la puerta de madera. Finalmente, a cada lado de la portada central, se encuentran las estatuas de san Gery y de san Amando y, en las dos portadas laterales, san Joaquín y santa Ana, y la educación de la Virgen en el de la izquierda, y san José, la Virgen y el Niño en el de la derecha. Encima de la arquivolta la estatua de santa Gúdula y, siguiendo la tradición, a su lado el diablo procurando apagar la linterna de la santa. En el parteluz central figuran las imágenes de los Reyes Magos. El exterior, completamente simétrico, tiene el espacio que media entre el coro y los brazos del crucero, ocupados por las capillas de Notre-Dame de la Délivrance y la del Sacramento; en el eje sobresale la fea adición del siglo XVIII que constituye la capilla de la Magdalena. Además de la puerta occidental, están las del crucero norte y sur y una puerta especial para la capilla Délivrance. Catedral de San Bavón de Gante (1228)
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a catedral de San Pavón está edificada sobre los restos de la capilla de San Juan Bautista, una construcción mayoritariamente de madera, que fue consagrada en 942 por Transmaro, obispo de Tournai y Noyon. Restos de esta estructura original románica se evidencian en la cripta de la actual catedral. Las 222
obras de la catedral fueron iniciadas en 1228, en estilo gótico primitivo, culminándose la construcción el 7 de junio de 1569 en un gótico tardío. El exterior consta de una sencillísima fachada en comparación con la suntuosidad de otras catedrales góticas de esta época. Está coronada por una bella torre-pórtico de cinco niveles y de 90 metros de altura, obra de Jan Stassin. La parte central fue desposeída de todas las figuras que servían de adornos, excepto la de Dios, su Hijo y el Espíritu Santo. Su interior esta marcado dentro de varios estilos, tiene tres naves de estilo brabantino y un precioso coro cuya sillería es de Van Reysschoot de 1774, capillas absidiales de estilo rococó, altar mayor situado entre cuatro columnas clásicas donde se venera la estatua de san Bavón realizada por Verbruggen en 1719. En esta catedral fue bautizado el rey Carlos V el 7 de marzo de 1500, siendo oficiada la ceremonia por el obispo de Tournai, Pierre Quick. La cripta, construida en 1150 y agrandada en 1228, tiene cuatro naves separadas por cuatro columnas octogonales y por pilares con capiteles esculpidos, y está llena de antiguas tumbas. Alberga el tesoro, con orfebrería, miniaturas, estatuas, pinturas de los siglos XV y XVI. La obra pictórica de la catedral es muy importante, pudiéndose destacar en la primera capilla del deambulatorio un políptico de Jesús entre los Doctores, obra de Frans Pourbus el Viejo (1571), en la segunda capilla está el Martirio de Santa Bárbara de De Crayer, enfrente del altar, el cuadro de san Bavón de Rubens y en una capilla situada al fondo de la nave, con especiales medidas de seguridad se encuentra el Políptico del Cordero Místico, una de las obras más importantes de la pintura flamenca, pintada por Jan y Hubert Van Eyck, en 1432. El políptico ha tenido una historia accidentada, muchas veces separado, recompuesto y en la última guerra escondido por los alemanes en una mina de sal de Altaussee en Estiria.
Chequia Catedral de San Vito de Praga (1344)
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a catedral de San Vito se empezó a construir el 21 de noviembre de 1344 debido en gran parte a las las reivindicaciones de los reyes de Bohemia que quisieron convertir la diócesis de Praga en arzobispado. Las obras comenzaron siendo arzobispo de Praga Ernesto de Pardubice y gobernando del país Juan de Luxemburgo. Forma parte del conjunto artístico monumental del castillo de Praga y se erigió en el mismo solar donde se encontraba una basílica 223
dedicada al culto de san Vito. Su diseño se debe al arquitecto francés Matias Arras que se inspiró en el gótico de las catedrales de Toulouse y Narbona. Cuando 1356 falleció Arras las obras recayeron en el arquitecto Peter Parler y posteriormente en sus hijos Jan y Václay que imprimieron a la catedral un estilo inspirado en el gótico alemán. De esta época cabe destacar las complejas bóvedas, sólo comparables a las de las catedrales inglesas. A partir de 1419 las obras se interrumpieron a causa de la rebelión husita, estos eran contrarios a la veneración de los santos y a los signos de opulencia de la iglesia católica, saquearon la catedral e hicieron coronar al rey Segismundo en el nuevo templo. Con el regreso de la corte al castillo de Praga en 1485 se empezó la restauración de la catedral que se prolongó durante varios años estando lista para la coronación del rey Luis Jaguellon en 1509 y en 1526 Fernando I de Habsburgo. En 1619 los radicales calvinistas causaron grandes desperfectos en la catedral que tuvo que volver a consagrarse en febrero de 1621, después de la derrota checa en la batalla de la Montaña Blanca. La fachada oeste es de estilo neogótico y es la primera que se terminó, la componen catorce estatuas de santos junto al rey Carlos IV. En total hay tres puertas: en el central se halla representada la construcción de la catedral, en el de la derecha la vida de san Adalberto y en la de la izquierda que, desde 1929 es la fachada principal, la vida de san Wenceslao. El rosetón es de 1928 y fue diseñado por Frantisek Kysela. Durante cinco siglos la fachada sur fue la entrada principal a la catedral. En ella destaca la Puerta Dorada llamada así por el color de sus mosaicos venecianos obra de Niccoletto Semitecolo. Representa el Juicio Final en cuyo centro se encuentra Jesucristo rodeado de los seis santos patronos de la República Checa. La torre principal alcanza una altura de 99 metros y fue construida por Peter Parler en el año 1770. También es destacable la tumba de san Juan de Nepomuceno que fue construida en 1736, es de plata y sus orfebres fueron Josef’E. Fisher von Erlach, Antonio Corradini y Jan Josef Würt. Encargada por Carlos VI y financiada por suscripción popular, es una de las pocas obras barrocas de la catedral que han quedado intactas hasta hoy. Su altura es de cinco metros. Una de las estancias más importantes de la catedral es la capilla de Wenceslao, fue construida entre los años 1362 y 1367 por Peter Parler y se encuentra situada en el mismo lugar en el que se encontraba la Rotonda de San Vito, donde fue ejecutado san Wenceslao. 224
Holanda Catedral de San Martín de Utrecht (1254)
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onstruida entre los años 1254 y 1517 en el emplazamiento de una antigua iglesia románica dedicada a san Martín, levantada en el 720 y posteriormente en 1015 siendo finalmente destruida por un incendio en 1253. La catedral gótica actual fue a su vez medio destruida por un terrible huracán en 1647, la conexión entre torre e iglesia se desplomó y la restauración completa no tuvo lugar; el coro está separado de la torre occidental por un espacio libre, donde se eleva, desde 1883, la estatua del conde Juan de Nassao en el silencioso patio medieval, el cual contiene más de 140 diferentes plantas y hierbas. El estilo deriva del de Soissons reflejado en el presbiterio de Tournai; esta dependencia se refleja sobre todo en el diseño de las bóvedas de la gírola y en las capillas radiales. El interior contiene las tumbas de varios obispos y del almirante van Gent. La hermosa torre construida de 1321 a 1382, de una altura de 111,16 metros, hoy solamente 103, es de forma cuadrada y sostiene trece campanas, la más grande de las cuales pesa 8.000 Kg.; en lo más alto de ella se ha establecido un buen Observatorio meteorológico. Dentro de ella se encuentran dos capillas, la Capilla de S. Michael, que era la capilla privada de los obispos, y la Capilla de Egmond, la capilla privada del obispo George de Egmond. Esta torre ha sido consolidada actualmente reemplazando sus ancoras de hierro, del siglo XIV, por otras de hierro puro Armco, notable por su resistencia a la corrosión. En el claustro se encuentra la piedra de Jelling, con una antigua escritura germánica formada con signos llamados «runas».
Noruega Catedral de Nidaros de Trondheim
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a catedral de Nidaros, es el nombre con el que se conoce a la catedral de Trondheim, ciudad que era conocida en la Edad Media como Nidaros (desembocadura del Nid). El edificio, muy restaurado, pertenece a la arquitectura gótica, con fuertes influencias inglesas e importantes reminiscencias románicas. La catedral actual fue construida en etapas durante un largo periodo, que comprende entre el siglo XII y el siglo XIV. En un principio, alrededor del año 1035, sobre el presunto sitio de la 225
tumba original del rey Olaf II se levantó una pequeña iglesia de madera, que tenía probablemente la categoría de capilla. Entre 1070 y 1090, con el incremento en la afluencia de peregrinos que visitaban la tumba del santo, el rey Olaf III, sobrino de san Olaf, ordenó la construcción de un templo de mayor tamaño. Esta segunda iglesia, que fue construida en piedra, fue la primera catedral de la ciudad de Nidaros. Estuvo consagrada a la Trinidad y en su tiempo fue el mayor templo cristiano del país. Se ha sugerido que tenía una conformación de iglesia-salón, con una sola torre central en su fachada occidental. Hacia la mitad del siglo XII se inició la construcción de la catedral actual. Ha estado sometida durante su historia a múltiples y devastadores incendios, así como a varias etapas de reparación. La obra más importante de restauración fue la reconstrucción de la nave durante el siglo XIX, pues había permanecido como una ruina sin techo durante casi 400 años, tras un incendio en 1531. En 1153 el obispado de Nidaros, hasta entonces dependiente del arzobispo danés de Lund, fue elevado a la categoría de arzobispado, y pasó a ser la sede de la recién creada archidiócesis noruega. Con ello se procedió de inmediato a la transformación de la catedral para adecuarla dignamente a su nuevo estatus. Los dos primeros arzobispos, Jon y Oystein desarrollaron un ambicioso proyecto arquitectónico para agrandar, remodelar y embellecer la catedral. Las nuevas obras introdujeron el estilo anglonormando, una variante artística desarrollada en Normandía e Inglaterra, y se utilizaron albañiles importados de Inglaterra, probablemente de Lincoln, debido a las similitudes que de esa fase conserva la catedral de Nidaros con la catedral de esa ciudad inglesa. El arzobispo Oystein se exilió en Inglaterra en 1180; a su regreso, tres años más tarde, llevó a Noruega artesanos ingleses diestros en el tallado de la piedra e introdujo las novedades artísticas europeas: el estilo gótico, con su variante inglesa conocida como Early English. El coro fue reconstruido en este estilo, y el transepto románico experimentó en esta época ciertas modificaciones góticas. Se levantó un octógono en el extremo oriental del templo, que tendría como función albergar las reliquias de san Olaf y el presbiterio; esa estructura octogonal halló muy probablemente su inspiración en la catedral de Canterbury. El obispo Sigurd reanudó la construcción de la nave, y en 1248 se colocó la primera piedra de la fachada occidental. La nave, totalmente gótica, imitaba el Decorated Style de la catedral de Lincoln y la abadía de Westminster. La fachada, sin embargo, incorporó tres hileras de esculturas siguiendo un modelo de influencia francesa, probablemente basado en la catedral de Reims. La nave fue finalizada 226
alrededor de 1300. Tiene forma de cruz latina de tres naves, una central y dos laterales, separadas entre sí por ocho tramos de arcos, consta de un solo transepto. El coro, de cinco tramos, termina en cabecera plana, y en su extremo oriental hay un octógono de 18 metros de diámetro, que en su interior aloja el presbiterio y detrás de éste, un deambulatorio sin capillas. Las únicas capillas se encuentran en el transepto, dos son las mayores, una en cada brazo; en una galería del transepto se localizan tres capillas más de pequeñas dimensiones. La parte más antigua es el transepto, de construcción románica, si bien algunos elementos decorativos del exterior del octógono son también modelos románicos, corresponden a una reconstrucción del siglo XX. El coro y la torre del crucero, aunque ocupan el espacio de un templo anterior a la actual catedral, experimentaron transformaciones y reconstrucciones que los convirtieron en estructuras artísticamente posteriores al transepto. Tiene siete portadas en total: tres en la fachada occidental, dos en la nave, uno en el transepto y uno en el octógono. La parte más nueva es la fachada occidental, reconstruida en el siglo XX según patrones góticos. Tiene una torre mayor en el crucero y dos torres de menor altura en la fachada occidental. El edificio mide 102 metros de largo por 50 metros de ancho (incluyendo el transepto) y 21 metros de altura hasta la bóveda de la nave. La bóveda de crucería es cuatripartita. Es una basílica con arbotantes en el exterior, una característica única entre todos los templos noruegos. La obra artística de los vitrales fue realizada por Gabriel Kielland entre 1913 y 1934, después de haber ganado un concurso en 1908. Kielland obtuvo también la responsabilidad de los ventanales de la nave y los rosetones de las fachadas sur y norte del edificio. Su trabajo no fue copia de ningún artista medieval, aunque encontró la inspiración en los vitrales de las catedrales góticas francesas, en especial de la fastuosa catedral de Chartres.
Suecia Catedral de Uppsula
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sta grandiosa catedral (Uppsala domkyrka) es uno de los edificios sacros más grandes de Escandinavia. Sustituyó a la antigua catedral de Gamla Uppsala (vieja Uppsala), por haberse quedado ésta pequeña. La intención era la de eclipsar la colosal catedral de Nidaros en Noruega. Comenzó a construirse en torno al año 1287 en 227
estilo gótico, siguiendo un proyecto del francés Etienne de Bonneuil, que ya había trabajado en las obras de la catedral de Notre-Dame de París. El 17 de junio del año 1435 fue inaugurada por el arzobispo Olaus Laurentii y dedicada a los santos Lorenzo, Erik el Santo y san Olaf. Desde entonces sufrió cinco incendios que obligaron a reconstruirla casi por completo en 1702. A finales del siglo XIX Helgo Zettervall realizó una nueva remodelación proporcionandole un aspecto neogótico. Este estilo fue corregido en parte por Ragnar Östberg en 1938 y de nuevo fue restaurada entre 1970 y 1976. Uno de los aspectos que más impresiona de la catedral es el de sus enormes proporciones: 118 metros de largo, 45 metros de ancho, 27 metros de altura y 118,7 metros la altura de sus dos torres. Algunas de las esculturas que adornan la fachada principal pertenecen al siglo XV, como por ejemplo, la Anunciación de la Flagelación. La portada del lateral izquierdo es neogótica con excepción de la estatua de Sankt Olaf, que es del siglo XIV, y la portada del lateral derecho, que es la más rica, se remonta casi por completo a 1280 (estatua de san Lorenzo) y a 1330 (serie de ángeles de las arquivoltas y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento en los contrafuertes). Su interior consta de tres sólidas naves elevadas sobre columnas en haz, un crucero, coro, deambulatorio y algunas capillas laterales que, tras la Reforma, fueron transformadas en capillas funerarias. La decoración pictórica general se debe a Caleb Althin (1866-1919), un imitador tardío de los nazarenos y los prerrafaelinos. El hermoso púlpito, realizado por Nicodemus Tessin el Joven en 1702, fue donado por la reina Eduvigis Leonor. Sobre el altar se ha colocado una gran cruz de cristal de roca, obra que hizo B. Berggren-Askenström en 1976. En la nave derecha la primera capilla contiene el monumento funerario de C. F. Mennander, arzobispo finlandés de Abo, obra del romano José Angelini; la cuarta capilla alberga el monumento funerario realizado por el holandés Aris Claesz de Haarlem en 1629, para Gustav Banér, que fue decapitado en Linköping en 1600; la sexta capilla pertenece a los Oxenstierna y la hizo Nicodemus Tessin el Joven. En el deambulatorio la primera capilla conserva unos frescos repintados del siglo XV, la tumba de Sten Eriksson Leijonhufvud (+1508) y un busto que esculpió Sergel del mariscal Carl de Geer (+1778). La tercera capilla del ábside data de 1311 y encierra la magnifica tumba que realizó Willem Boy de Amberes en 1576 con una estatua yaciente del rey Gustavo Vasa y de sus mujeres, y de unos frescos que narran la vida del rey, que fueron pintados el año 1838 por J. G. Sandberg; en la capilla contigua hay un precioso relicario de plata dorada del año 1574, que guarda los huesos del rey Erik IX el Santo. 228
Bajando al coro la primera capilla pertenece a los Jagellón y aunque data del siglo XIII la decoración de estucos fue añadida en el siglo XV; ésta contiene el monumento funerario del rey Juan III (1568-1592), obra de Willem van der Blocke de Danzig, y un magnifico sarcófago realizado renacentista realizado por Willen Boy en 1580 para su mujer Catalina Jagellona, princesa de Polonia. En la nave izquierda, la quinta capilla recoge una escena con personajes de madera pintada, realizada por la artista contemporánea Eva Spanberg; la sexta capilla contiene el sarcófago de mármol de Carl Banér (+1632) y el sepulcro vacío del gran naturalista Linneo, esculpido en pórfido (piedra purpura) por Sergel; las cenizas de Linneo están en realidad inhumadas bajo el pavimento y una sencilla placa situada a la izquierda de la entrada indica el lugar de su sepultura y la de su hijo. En la torre de la derecha se ha instalado el museo, donde se expone el tesoro de la catedral, con una colección de vestimentas litúrgicas.
Suiza Catedral de Berna (1421)
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ermosa catedral (en realidad colegiata), de estilo gótico tardío cuyas dimensiones son: 87 metros de largo, 36 de ancho y 23,50 de alto. La construcción fue iniciada por el Cantón de Berna y la Orden Teutónica, y no por la Iglesia. Parte de la financiación fue proporcionada por las familias ricas y los gremios de Berna. El 11 de marzo 1421 comenzó la construcción de la catedral bajo la dirección del maestro de obras Mathieu Ensinger, el cual se inspiró en parte, en las catedrales de Ulm, Nuestra Señora de Friburgo en Alemania y san Nicolás de Friburgo en Suiza. Durante la construcción, los servicios religiosos se realizaron en la antigua capilla, mientras que la nueva catedral se iba construyendo a su alrededor siguiendo la dirección de las agujas del reloj. Ensinger hizo una innovación en la base externa de la torre construyendo tres portadas ricamente decoradas, en lugar de una sola. Después de la Antigua Guerra de Zürich (1440-1446) la nave de la antigua capilla se retiró y se comenzó a trabajar en el extremo oeste de la nave, bajo las indicaciones de los maestros albañiles Stefan Hurder y Niklaus Birenvogt. En 1483 Erhard Küng (que había esculpido entre 1460 y 1480 las estatuas del Juicio Final de la portada) se convirtió en el nuevo maestro albañil. Bajo su dirección se empezó a construir la torre de forma octogonal. Tras la muerte de Küng en 1506, Peter Pfister dirigirá la construcción acabando la bóveda del coro. En 1571 Daniel 229
Heintz fue mandado venir y nombrado maestro albañil para terminar la bóveda de la nave y acabar el trabajo. La nave central fue terminada en 1575 y en este punto, la construcción se detuvo durante casi tres siglos. la construcción de la torre-campanario fue interrumpida en 1521 a unos 60 metros de altura debido a la debilidad de los cimiento; la completó el maestro Beyer de Ulm en el año 1893, con una segunda mitad en estilo neogótico y una altura final de 100,6 metros. Tiene nueve campanas, de las cuales la mayor pesa 13.350 Kg. Sobre la portada principal, en el tímpano, hay una de las más completas colecciones escultóricas del gótico tardío en Europa. Esta colección representa el Juicio Final, donde los pecadores serán separados de los justos. Esta escultura muestra a los pecadores desnudos a la izquierda, mientras que los justos permanecen vestidos de blanco a la derecha. En el centro se encuentra la Justicia, con los santos y las Vírgenes Prudentes y Necias a su alrededor. En el centro se encuentra el Arcángel Miguel con una espada en alto. Las 47 grandes estatuas independientes son réplicas (los originales están en el Museo de Historia de Berna), y las 170 figuras más pequeñas son todos originales. El Juicio Final fue obra de un escultor, Erhard Küng de Stadtlohn, Westfalia, que da a la colección una unidad en el diseño. La torre-campanario, cuya altuta en lo más alto de la flecha es de 100 metros se puede acceder a ella subiendo los 254 escalones, más otros 90 a lo más alto de la aguja. Fue concluida en 1894 por Beyer de Ulm: tiene nueve campanas, de las cuales la mayor pesa 13.350 Kg y fue moldeada en 1611. Las vidrieras de la catedral están consideradas las más valiosas e importantes de Suiza y datan de 1441 a 1450. Las vidrieras de la derecha fueron dañadas durante una tormenta de granizo en 1520 y reemplazadas en 1868. Muchas de ellas representan símbolos heráldicos e imágenes religiosas. La más interesante es la denominada Danza de la Muerte, vidriera situada en la parte superior lateral derecha de la nave. Trata de recordar la devastadora pandemia que asoló a Europa durante la década de 1340 más conocida como la Peste Negra, el vitral de la catedral es un ejemplo excelente de este tema. El ventanal muestra la muerte, en forma de un esqueleto, durante todas las fases de la vida. La danza de la muerte sirvió para recordar al espectador que la muerte le va a ocurrir a todos, independientemente de la edad o la riqueza. La sillería del coro se realizó en el año 1523 y representa escenas de Cristo con los Apóstoles, a Moisés con los Profetas así como animales e imágenes de la vida cotidiana. El primer órgano fue construido casi 200 años después del termino de la construcción de la catedral. El actual fue construido en 1930 y restaurado en 1998-1999. Consta de 66 registros y 5000 tubos. La 230
catedral tenía muchos altares que fueron financiados por las familias locales, creando una gran riqueza de arte y escultura en el templo. Sin embargo, en 1528 los 43 altares de las naves laterales fueron retirados durante la iconoclastia de la Reforma Protestante. Casi todas las pinturas y las decoraciones fueron retiradas y depositados en la vecina Münsterplattform (terraza de la catedral). Las vacías capillas se llenan de bancos adicionales. Desde entonces, el interior de la catedral se ha mantenido relativamente vacía y austera. En la catedral hay dos monumentos: el de Bertoldo de Zähringen, fundador de Berna, y el del magistrado Federico de Steiger, con los nombres de los 702 berneses y bernesas que murieron combatiendo con los franceses en 1798 en Granholz y en Neuenegg. Catedral de Notre-Dame de Lausana (1170)
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a catedral de Lausana fue construida en varias etapas, siendo iniciada en 1170 por el deambulatorio usando piedra procedente de edificios romanos. Veinte años más tarde, en una segunda etapa de construcción, se erigió la que sería la actual catedral cuyas obras estuvieron terminadas en 1215. En una tercera fase de construcción, Jean Cotereel, construyó la fachada occidental del templo con su pórtico y sus dos torres, aunque una de ellas está inacabada. La catedral fue consagrada en 1275 por el papa Gregorio X en presencia del emperador Rodolfo de Habsburgo. En 1536, las fuerzas combinadas de la Reforma y el ejército de Berna, despojaron a la catedral de casi toda su decoración como, altares, estatuas y pinturas, por lo que, a raiz de lo sucedido, la catedral experimentó cambios significativos al construirse un nuevo ábside. A partir de entonces, fue restaurada en varias ocasiones, primero en el siglo XVIII y después en el siglo XIX bajo la dirección del famoso arquitecto francés Viollet-le-Duc. Las dimensiones de la catedral son: 80 metros de largo, 20 metros de ancho, 32,5 metros de altura, 68 metros de altura de la torre-campanario y 79 metros en lo más alto de la linterna. La portada meridional está ricamente adornada con esculturas y bajorrelieves tallados en el siglo XIII; la portada de los Montfalcon, completamente rehecha a principios del siglo XX por Viollet-le-Duc, está decorado con monumentales esculturas de figuras bíblicas, santos, obispos y otras criaturas. El rosetón de la fachada sur se considera uno de los más importantes de Europa, junto con el de Notre Dame de París y Chartres. Mide 8 metros de diámetro y fue realizado por el artista de la región de 231
Picardía, Pierre d'Arras, y se relaciona en el estilo y la iconografía con el Taller de Laon. En la época medieval, los grandes rosetones fueron a menudo una representación del universo. Por lo tanto, el gran rosetón contiene imágenes que representan las cuatro estaciones, los cuatro elementos, los cuatro vientos, los cuatro ríos del paraíso, así como las doce labores agrícolas de los meses del año y los signos del zodíaco. La tracería de piedra fue construida aproximadamente en 1205, mientras que las vidrieras se colocaron alrededor de 1230.
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Catedrales de América
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a mayoría, por no decir todas, de las catedrales existentes en América pertenecen al estilo neogótico. Dicho estilo apareció en Inglaterra a mediados del siglo XVIII. Se caracteriza por una vuelta a la utilización de las formas góticas muy comunes en la época de las catedrales medievales. Se desarrolla fundamentalmente en Inglaterra y en Francia, aunque va a tener importantes muestras en todos los países de Europa y especialmente en Estados Unidos. En Francia destacó la labor restauradora y reconstructora del francés Eugène Viollet-le-Duc. En esta sección describo con mayor o menor detalle la historia de la construcción de las más importantes catedrales de América de estilo gótico o neogótico. Están ordenadas alfabéticamente por naciones.
Argentina Catedral de la Inmaculada Concepción de La Plata (1884)
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a catedral de La Plata es de estilo neogótico; comenzada el 30 de abril de 1884 y concluida en 1932, se abrió al culto el 19 de noviembre del mismo año. Fue proyectada por el Departamento de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires, al mando del ingeniero Pedro Benoit, correspondiendo los planos de la planta al arquitecto Ernesto Meyer. Posteriormente se hizo cargo de la obras el italiano José Valli, junto a sus dos hijos. El exterior es de ladrillo visto, y el interior, con planta de cruz latina de cinco naves, ábside y deambulatorio, evoca las formas de las catedrales de Colonia y Amiens. El piso pulido de piedra granítica (1942) procedente de tres canteras diferentes: Olavarría (rosado), Calamuchita (negro) y san Luis (gris), es una auténtica maravilla. Siguiendo la tradición medieval la catedral posee 89 ventanales, de los cuales 37 son vitrales (de origen francés y alemán), y representan al Antiguo y al Nuevo Testamento, imágenes de la Eucaristía, la Ultima Cena y algunos pasajes de la vida de María; recuerdan a los de la catedral de Chartres. Tiene también un importante órgano con un mueble de interesante tallado. A partir de la fecha de conclusión, con las torres aun sin terminar, las obras se interrumpieron por varias décadas. De acuerdo con algunos estudios, los cimientos originales eran insuficientes para completarlas y revestir la catedral de piedra, tal como estaba planeado en el diseño 233
original. Pero a mediados de la década de 1990, tras más de sesenta años de haberse interrumpido las obras, se terminaron las torres principales, Jesús y María, de 112 metros, siendo las de mayor altura de América, y el rosetón de 9 metros de diámetro que representa el Apocalipsis, concluyéndose las obras en 1999. Es importante destacar el campanario, formado por un carillón de 25 campanas situadas a 69 metros de altura. Por ultimo, en el año 2000, fue inaugurado un ascensor en una de sus torres, el cual sube a una altura de 63 metros. También, desde el año 2004, se encuentran depositadas en la catedral las reliquias de la beata platense Sor María Ludovica.
Colombia Basílica catedral Nuestra Señora de Las Lajas
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a catedral de Santa Maria de Las Lajas está situada en el municipio de Ipiales, en el cañón del río Guaítara, al sur de Colombia y muy cerca de la frontera con Ecuador. La historia de este edificio pasa por cinco etapas constructivas bien definidas. La primera de ellas comenzó el 15 de septiembre de 1754 con la edificación de un pequeño santuario, de madera y paja, dedicado a Nuestra Señora, el cual estuvo en pie durante cuarenta años. La segunda arranca en enero de 1795 con la construcción de una capilla de ladrillo y cal y terminación en cúpula. En la tercera etapa se ensanchó el edificio, con la intervención del arquitecto ecuatoriano Mariano Aulestia, edificación que duró más de un siglo. En la cuarta se proyectó el puente de dos arcos y en la quinta, se realizó la edificación del actual santuario. Su construcción fue iniciada el 1 de enero de 1916 con la bendición de la primera piedra; la obra estuvo a cargo del ingeniero ecuatoriano J. Gualberto Pérez y de Lucindo Espinosa, se terminó en agosto de 1949. Es de estilo neogótico, siendo la altura total del templo desde su base hasta la torre de 100 metros. El interior consta de tres naves con bóvedas de crucería. Sus medidas son 27.50 metros de largo por 15 metros de ancho. Tiene mosaicos de fibra de vidrio y los vitrales fueron realizados por el italiano Walter Wolf. El ábside es el muro de piedra natural del cañón en cuya parte central se aprecia destacada la imagen de la Virgen del Rosario pintada por un autor desconocido en una piedra laja. Tiene una cripta de estilo románico, de tres naves cubiertas con bóvedas de cañón de estructura en piedra sillar y que está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. En el exterior se destacan tres torres que terminan en aguijas decoradas con grumos y frondas. 234
En 1951 el Vaticano decreto la coronación canónica de Nuestra Señora de Las Lajas y el santuario pasó a ser basílica menor desde 1954. Toda esta maravilla arquitectónica no hubiera existido si en el año 1754 la indígena María Mueses a la que acompañaba su hija Rosa no se hubieran guarnecido de una tormenta en una oquedad a orilla del río. Para sorpresa de la madre, la niña que hasta ese momento era considerada sordomuda llamó su atención con estas palabras: La mestiza me llama... señalando la pintura de la Virgen del Rosario pintada sobre una laja. Después de que las autoridades y los habitantes de la región comprobaran la verdad de los hechos, que fueron calificados como prodigiosos por las autoridades eclesiásticas, el lugar fue convertido en una referencia para toda la zona incluyendo el norte de Ecuador y se procedió a edificar el santuario.
Ecuador Catedral Consagración de Jesús de Quito (1892)
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a catedral Consagración de Jesús, más conocida como Basílica del Voto Nacional es la obra más importante de la arquitectura neogótica de Ecuador y una de las más grandes de América. La basílica surgió de la idea de construir un monumento para rememorar la consagración del Estado Ecuatoriano al Sagrado Corazón de Jesús, celebrada durante la presidencia de Gabriel García Moreno en 1873. El proyecto preliminar fue realizado en Francia por el arquitecto Emilio Tarlier, realizando los planos en 1890 e inspirándose en la catedral en Bourges, aunque por su estructura se asemeja más a las catedrales de San Patricio de Nueva York y de Notre-Dame de París; el 10 de julio de 1892 se puso la primera piedra. A lo largo de la historia de su construcción fueron varias las aportaciones realizadas para que esta obra se lleve a cabo. Los padres Oblatos donaron el terreno donde se erige la basílica; para proseguir con la construcción se aceptaron donaciones de creyentes quienes proporcionaron piedra para realizar los sillares a cambio de grabar sus nombres en las mismas. En 1895, el Estado implantó un impuesto por la compra de sal para continuar con la edificación y se logró terminar la construcción. La basílica fue bendecida por el papa Juan Pablo II, el día 18 de enero de 1985, siendo consagrada e inaugurada el 12 de julio de 1988. Un detalle que distingue a la obra es la sustitución de las clásicas gárgolas por reptiles y anfibios propios de la fauna ecuatoriana. La basílica tiene forma de cruz latina con una nave central de 140 235
metros de largo por 35 de ancho y una altura de 30 metros; consta de 24 capillas votivas de 15 metros de altura cada una; el crucero mide 74 metros; las dos torres frontales tienen 115 metros de altura y hay siete puertas de acceso, tres en las fachada y cuatro laterales; una sólida cripta y un increíble panteón donde residen los restos de algunos Jefes de Estado. Los vitrales de la basílica fueron realizados en Colombia y representan escenas de flores exclusivas de la flora de Ecuador, así como imágenes de santos y vida de Jesús. Se puede subir a lo alto de una de las torres, donde se puede admirar toda la capital desde su café-restaurante.
Estados Unidos Catedral de San Juan el Divino de Nueva York (1892)
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a primera piedra de la catedral se puso el día de san Juan, el 24 de junio de 1892. Cuando se termine será la iglesia gótica más grande del mundo. De los sesenta proyectos presentados, resultó ganador el de Heins y La Farge y que ideaba la construcción de una catedral bizantina-neorománica. Después del comienzo de las obras dirigidas por el obispo Henry Codman Potter, en el año 1916, el proyecto cambió radicalmente tras la muerte de los dos arquitectos y del obispo Potter. Tras un periodo de inactividad, se reanudaron las obras hacia 1925, tras una solicitud de fondos públicos. Los arquitectos encargados de continuar las obras fueron Ralph Adams Crams, un purista de la arquitectura neogótica que insistió en adaptar el edificio a los preceptos y formas del gótico francés y Ferguson. El primer servicio religioso tuvo lugar en 1939. Al entrar Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial volvieron a interrumpirse las obras, que no se reanudaron hasta 1979, bajo la dirección del reverendo Dean Morton. Como la cantería se había convertido en algo parecido a un arte olvidado en Estados Unidos, para poder continuar con la edificación, se contrataron canteros en Europa que enseñaran el oficio a los artesanos locales. Actualmente se ha completado unos dos tercios del proyecto, estando trabajando en la terminación de los cruceros norte y sur, la bóveda del crucero y las dos torres de la portada occidental. La fachada consta de cinco pórticos de arco apuntado. El central, llamado Pórtico del Paraíso, describe a san Juan contemplando la transfiguración de Jesús y a 32 personajes bíblicos, todo ello en intrincadas tallas de piedra. Las portadas de la izquierda tienen relieves con escenas del Antiguo Testamento y las de la derecha con escenas 236
pertenecientes al Nuevo Testamento. Las puertas de bronce pesan tres toneladas cada una y solo se abren dos veces al año, en Pascua y el día de san Francisco. Las dimensiones de San Juan el Divino son, 183 metros de largo, 38 de alto, 76 de largo de la nave central y 50 en la cúpula. Costa de 14 tramos de bóveda que simbolizan las diferentes vocaciones espirituales y terrenas del hombre y siete capillas en el deambulatorio, la Chapel of the Seven Tongues, situadas detrás del coro, dedicadas a varios grupos étnicos. En las partes laterales de la iglesia hay algunas capillas dedicadas a asuntos tan contemporáneos como los deportes, la poesía moderna o el sida. El rosetón de la fachada occidental, está hecho con más de 10.000 teselas de vidrio y que con sus 12 metros de diámetro es el mayor de Estados Unidos. Catedral de San Patricio de Nueva York (1858)
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l lugar donde se construyó la catedral fue comprado por los católicos en 1810 con el fin de utilizarlo como escuela para jóvenes católicos dirigida por jesuitas. Este proyecto no se llevó a cabo y en 1813 los terrenos fueron revendidos a Don Augustin Lestrange, que los destinaría a la comunidad trapense. En 1858 el arzobispo John Hughes confió a James Renwick hijo la construcción de una catedral, de estilo neogótico, inspirada en las grandes catedrales europeas, como la de Colonia, con planta cruciforme y capillas laterales, que este edificio hay un total de ocho, teniendo 33 metros de altura, 35 de anchura y 110 de longitud. Está dedicada al patrono de los irlandeses, san Patricio. Los trabajos se prolongaron 21 años, estando paradas las obras durante la Guerra de Secesión; la construcción fue realizada, en su mayor parte por obreros irlandeses (de ahí la dedicación), que por su tendencia a la bebida, había creado mala imagen entre la burguesía neoyorquina protestante, razón por la que Hughes introdujo en el contrato de construcción de la catedral una cláusula que prohibía a los obreros beber durante los trabajos. Fue consagrada el 25 de mayo de 1879. Posteriormente, en el año 1888 se concluyeron las agujas de las torres cuya altura es de 101 metros. El edificio es de color blanco, debido al mármol y a la piedra que se emplearon procedentes de Nueva York y Massachusetts, pero a diferencia de muchas catedrales góticas, no tiene arbotantes. La portada este, original de Renwick, fue sustituida en 1906 por la Lady Chapel, de Charles Matthews. Se talló con mármol de Vermont y lleva el escudo de armas de León XII; hay una Piedad, también de mármol realizada en 1906 de William O. Partridge. Está dedicada a la Virgen María. La 237
portada oeste, con sus tres puertas de bronce son posteriores, de 1949. Elizabeth Ann Saton, la primera santa estadounidense, está representada en la puerta central y en el interior tiene un santuario con una imagen de bronce. Posee un rosetón cuyos vitrales representan los misterios del Rosario. Detrás del altar hay una cripta subterránea que contiene los restos de todos los cardenales de Nueva York y los restos de Pierre Touissant, un inmigrante haitiano defensor de los pobres. Tiene dos órganos (uno de ellos bajo el rosetón) realizados por la firma Louis de Jorge Kilgen e Hijo, instalados entre 1928 y 1930; uno tiene 3920 tubos y el otro 5918 y que haciéndolos sonar al unísono se alcanzarían los 9838 tubos. Catedral Nacional de Washington (Washington National Cathedral) (1907)
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a construcción de la iglesia de San Pedro y de San Pablo se financio completamente con donativos. Es la sexta catedral más grande del mundo: mide 158 metros de largo y 95 metros desde el suelo hasta lo alto de la torre central, construida con piedra de Indiana. Los principales arquitectos de la catedral fueron George Frederick Bodley, un destacado arquitecto británico en el estilo gótico que esbozó el plano; Philip Hubert Frohman, cuya firma de arquitectura se encargó de llevar a la práctica la visión de Bodley cuando se reanudó la construcción interrumpida del edificio después de la Primera Guerra Mundial; Henry Vaughan y Henry Litle. El presidente Theodore Roosevelt colocó la piedra inaugural en 1907 y la construcción se completó en 1990, cuando se asentó la última piedra en la torre sudoeste de la catedral con la presencia del Presidente George H. W. Bush. Luce elementos constructivos típicos de la arquitectura gótica, como arcos apuntados, bóvedas de crucería, vidrieras y arbotantes exteriores, ya que está inspirada en las catedrales inglesas del siglo XIV. Consta de tres naves con capillas laterales, amplio transepto, coro y deambulatorio. Sobre la puerta occidental se encuentra el espléndido relieve La Creación, de Frederick Hart, que ilustra la creación de la Humanidad a partir del caos. Los pináculos de las torres están decorados con detalles en forma de hoja. El tallado en piedra de las gárgolas y los grutescos son figuras típicas de las catedrales góticas, y la mayoría tienen forma de animales o demonios. Pero las que se encuentran en lo más alto de la catedral Nacional son, a menudo, sorprendentes. Hay figuras de un político corrupto al que se le está cayendo un fajo de dólares de cien del bolsillo del abrigo, la de un empresario con su maletín, e incluso la figura 238
de Darth Vader, el malo de la serie de películas la Guerra de las Galaxias. Muchas de estas figuras son creaciones de talentosos inmigrantes, la mayoría de ellos escultores en piedra nacidos en Italia que perfeccionaron sus destrezas tras años de rigurosa formación en su país natal. Sobre la puerta meridional se halla un magnifico rosetón obra de Rowan LeCompte y cuyo tema es la Iglesia Triunfante. Casi todas las creaciones de las vidrieras representan imágenes del Cristianismo, pero un ventanal poco usual representa planetas en órbita y estrellas. Conocida generalmente como el Ventanal del Espacio (su nombre verdadero es: el ventanal de los científicos y técnicos), contiene un trozo de piedra lunar que trajeron de vuelta consigo los astronautas que tripularon el Apolo XI en 1969, y la escena celestial no solo rinde homenaje a los logros científicos, sino que también invita a contemplar las galaxias como parte de la creación de Dios. Otro ventanal singular homenajea los logros de los exploradores decimonónicos Meriwether Lewis y William Clark, quienes allanaron el camino para la expansión territorial de Estados Unidos. La narrativa histórica del país también figura en las tumbas del presidente Woodrow Wilson y de la activista ciega y sorda Helen Keller, dos los personajes más famosos que se encuentran enterrados en el interior de la catedral. En el altar mayor la imagen central de Cristo aparece rodeada de 110 figuras talladas e incrustadas; está hecho de piedra de canteras de Jerusalén. Frente al altar, el suelo está cubierto con piedra del monte Sinaí. En la capilla de los Niños, construida a escala de un niño de seis años, hay una estatua del Niño Jesús. Para el púlpito se empleó piedra traída de la catedral de Canterbury.
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Iglesias góticas
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unque el Sitio Web se centre en la descripción arquitectónica de las catedrales góticas, no por ello ha de olvidarse aquellas otras construcciones religiosas de menor tamaño que, por su importancia histórica y religiosa, han de ser incluidas también aquí.
Alemania Iglesia del Salvador de Duisburgo
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sta es la iglesia más importante, histórica y arquitectonicamente de Duisburgo. Su historia se remonta al siglo IX cuando se construyó una basílica románica de tres naves y que en el año 1283 fue dañada por el fuego. A principios del siglo XIV se construyó otra iglesia de similares características pero de estilo gótico con una torre de 112 metros de altura, concluyéndose en el año 1415; dicha torre quedó destruida por otro incendio en 1467, siendo reconstruida en 1513. Entre 1898 y 1904 la iglesia fue reformada completamente para darle la apariencia gótica que tenia originalmente. Durante la Segunda Guerra Mundial la bóveda fue destruida casi en su totalidad, completándose la restauración en el año 1960, aunque se tomó la decisión de no terminar la aguja de la torre. En esta iglesia se encuentra enterrado Gerhard Kremer (Mercator) (1512-1594), famoso cartógrafo que en 1569 elaboró un Mapa Mundi en el cual empleó la que desde entonces se conoce como proyección de Mercator. Iglesia de San Bartolomé de Frankfurt
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a iglesia de San Bartolomé de Frankfurt es de origen Carolingia y data de 852, fue mandada construir por el emperador Luis el Germánico dedicada a san Salvador. Reconstruida posteriormente en estilo gótico entre 1235 y 1248, fue inaugurada con una ceremonia de consagración, rededicada esta vez a san Bartolomé. De 1356 hasta 1792, sirvió de iglesia para la elección y después de 1562 también para la coronación de todos los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que hizo darle la denominación de Dom (catedral) o Kaiserdom, aunque nunca llegó a ser en realidad una iglesia episcopal, sin embargo en el siglo XVIII, recibió el título honorífico de Iglesia Imperial. En el siglo XIX se emprendió una profunda 240
restauración, a causa de un incendio, en la cual se dio termino a la torre gótica de 96 metros, según los planos del arquitecto medieval, Madern Gertner. La iglesia es de piedra arenisca de color rojo. Consta de tres naves, transepto, crucero, coro y varias capillas históricas, entre ellas la Wahlkapelle, donde los siete electores solían hacer la selección final de quien se convertiría en emperador. Fue construida entre 1420 y 1430 originalmente como biblioteca para la Parroquia de San de Bartolomé, y utilizada por primera vez como capilla electoral para la elección del emperador Alberto II. Al lado se encuentra el sarcófago del rey Gunterio de Schuwarzburg (1349). Es notable además un tabernáculo del siglo XIV, un cuadro del Sepelio de Cristo pintado por van Dyck, un friso de san Bartolomé del siglo XV, el altar de la Dormición de Santa María creado en 1434 y la Crucifixión de principios del siglo XVI. Los siguientes emperadores fueron coronados en esta iglesia imperial: Maximiliano II (1562), Matías (1612), Fernando II (1619), Leopoldo I (1658), Carlos VI (1711), Carlos VII (1742), Francisco I (1745), José II (1764), Leopoldo II (1790) y Francisco II (1792).
Austria Iglesia Votiva de Viena (Votivkirche 1856)
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a iglesia votiva de Viena es de grandes dimensiones por lo que en ocasiones es confundida con una catedral. Es de estilo neogótico francés, construida en 1856 según planos del arquitecto Heinrich von Ferstel. La fachada principal tiene 39 metros de altura con dos torres gemelas de 99 metros. Fue abierta al publico el 24 de abril de 1879 aprovechando las bodas de plata de la pareja real. En el interior podemos destacar el púlpito que es obra de Ferstel, el órgano obra de Riewel, las esculturas de Gosser y de Stresschnak, las pinturas murales de Jobst, de Laufberger y de Trenkwald. Muchas de las capillas de la iglesia están consagradas a regimientos y héroes militares austriacos. En el baptisterio se encuentra la tumba de Niklas, conde de Salm, el cual en 1529 fue el defensor de Viena contra los turcos; el monumento es obra de Loy Hering. También se puede destacar el altar de madera de Flandes y sus importantes vidrieras. Como muchos edificios de Viena, la iglesia Votiva tiene una historia real detrás. Fue el hermano del káiser, su majestad Ferdinand Maximilian, quien posteriormente sería coronado káiser de México, el que llamó a la donación para la construcción de una nueva iglesia en la 241
capital vienesa. El objetivo final de esta acción no era únicamente conceder a la ciudad una nueva casa de oración, sino también dar gracias a Dios por la recuperación del káiser Francisco José I, marido de Sissí, tras el atentado que sufrió el 18 de febrero de 1853.
España Basílica Santa María del Mar de Barcelona (1329)
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a primera piedra fue colocada como coronación de la conquista de Cerdeña el 25 de marzo de 1329 y fue sufragada, exclusivamente, por los feligreses de la zona del puerto y de la Barceloneta, bien con su dinero o bien con su trabajo. Parece ser que en la construcción participó activamente toda la población de la Ribera, en especial los descargadores del muelle, los cuales llevaban las enormes piedras destinadas a la construcción de la iglesia desde la cantera real de Montjuïc y desde las playas, donde estaban los barcos que las habían traído a Barcelona. La puerta principal de la iglesia homenajea a los bastaixos que ayudaron a su construcción. Se finalizó en 1283. Los maestros de obra fueron Berenguer de Montagut (el diseñador principal del edificio) y Ramón Despuig. Interiormente es un edificio de tres naves, con deambulatorio y sin crucero. Las naves están formadas por cuatro tramos y el presbiterio consta de medio tramo y un polígono de siete lados, todo cubierto con una bóveda de crucería y coronado con magníficas llaves de bóveda. Formalmente, pues, tenemos un edificio de tres naves, pero parece como si el arquitecto hubiera querido dar la misma sensación de espacio que se consigue con una sola nave. Por eso separa bastante los pilares (15 metros) e iguala mucho las alzadas de las tres naves (1/8 menos las laterales que la central). La nave central se ilumina mediante óculos abiertos entre las galerías de la nave central y los laterales. Estos óculos se convierten en ventanales entre las columnas del presbiterio, los cuales ocupan casi todo el espacio disponible y contribuyen a reforzar el efecto de las columnas con un semicírculo de luz. Las naves laterales se iluminan con ventanales (uno por tramo y no muy grandes) que también contribuyen a iluminar la nave central. La fachada principal queda enmarcada por las dos torres octogonales y los dos poderosos contrafuertes que enmarcan el rosetón y transmiten la amplitud de la bóveda interior. Horizontalmente podemos ver dos tramos, claramente diferenciados por las molduras y las galerías, mientras que en las torres la horizontalidad queda subrayada, una vez 242
más, por las galerías en lugar de pináculos o agujas. El tramo inferior queda centrado por el pórtico y el superior por el rosetón, con los dos ventanales que lo acompañan entre los contrafuertes y las torres. La austeridad general es aún más manifiesta en los laterales, formados por una pared plana sin decoración que cierra el espacio entre los contrafuertes y permite la presencia de capillas interiores. La concepción es muy diferente a la de la gracilidad de los arbotantes del gótico francés, que nunca fueron un elemento destacado en el gótico catalán y que aquí han desaparecido por completo. En resumen, Santa María del Mar es un perfecto ejemplo del gótico catalán el cual, dominan las líneas horizontales y predominan los espacios llenos sobre los vacíos y preferencia por las grandes superficies desnudas. Los contrafuertes son macizos, sin arbotantes, al contrario de lo que observamos en las catedrales góticas europeas, y las torres son octogonales y acabadas con terrados. Como curiosidad destacar que la famosa novela de Ildefonso Falcones, La Catedral del Mar hace referencia a esta iglesia gótica. Basílica Menor de Santa María de la Asunción en Arcos de la Frontera (1520)
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riginalmente la iglesia de Santa María de la Asunción, situada en esta población de Cádiz, considerada la catedral de la ciudad, fue en primer lugar un templo visigótico sobre el que se levantó una mezquita tras la conquista musulmana del siglo VIII. Tras la reconquista de Alfonso X el Sabio, la mezquita fue convertida en templo cristiano, construyéndose entre los siglos XVI y XVIII la iglesia que hoy podemos admirar. Combina magistralmente el estilo gótico de su interior y los estilos renacentista y barroco del exterior. Las obras de la actual iglesia son comenzadas hacia 1520 por los arquitectos Alonso Rodríguez y Juan Gil de Hontañón. Posteriormente participó en las obras Diego de Riaño que fue el que le dio un planteamiento goticista. Le sucede en las obras Martín de Gaínza, a quien, en estilo ya renacentista se le atribuye la resolución y rica decoración de las bóvedas del presbiterio, la Capilla Mayor y la Sacristía, ésta última de planta centrada y bóveda rebajada, cuyo esquema deriva de la de la Catedral de Sevilla. También interviene en la construcción de este templo Hernán Ruiz II El Mozo, manierista en Andalucía y cuya presencia está documentada en Arcos desde el año 1559 y siguientes para vigilar y reconocer las obras, quedándose a vivir en esta ciudad, donde se cree que murió. En el año 1699 el arquitecto jerezano Diego Moreno 243
Meléndez dirige la construcción de los arbotantes que cruzan de parte a parte el Callejón de las Monjas, y que sostienen desde entonces los muros de la iglesia por este lado, inclinadas por el peso de las bóvedas. En el siglo XVIII se proyecta su robusta y enorme torre-fachada, que tiene como referente a la Giralda, y es una obra del arquitecto Vicente Catalán Bengoechea. Es una torre sin acabar, que anteriormente, estaba situada sobre un segundo cuerpo de campanas, y otro con una planta de forma octogonal para el reloj. En ella se mezclan elementos de tipo renacentistas con otros de tipo barrocos. Su fachada principal es de estilo gótico plateresco, con puerta adintelada bajo un triple arco de estilo florentino sobre el que se empinan dos leones que portan ánforas catedralicias, coronado el conjunto por dos rosetones embutidos en ventanas ciegas. Todo el conjunto esta flanqueado entre dos poderosos contrafuertes cilíndricos profusamente decorados por pequeños pináculos góticos. Tiene forma de planta de salón, con tres naves de la misma altura, donde se abren diferentes capillas: Bautismo, Sagrario, Santo Cristo del Perdón y san Antonio de Padua. Sobresalen el coro, tallado en madera de ébano, caoba y cedro, obra de Diego Roldán y el órgano, declarado Monumento Nacional. Tiene también una bellísima bóveda de crucería, cuyos lazos forman un verdadero bosque de piedra. Completan la interesante iglesia el Retablo Mayor, concertado en 1585 por los artistas Juan Bautista Vázquez el Mozo, Jerónimo Hernández y Andrés de Ocampo, quien realiza la mayor parte entre los años 1594 y 1608, y el altar de San Félix, con el cuerpo incorrupto del santo. En la sacristía alta, a la que se accede por una escalera de caracol, se encuentra un pequeño museo, donde se guardan cálices, custodias, relicarios, algunas pinturas y otros objetos litúrgicos. Esta iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931. Iglesia de Santa María de la Asunción de Castro-Urdiales (Cantabria)
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a población de Castro-Urdiales fue el Portus Amanum de los antiguos autrigones, (pueblo celta procedentes de Austria y Eslovenia) que en tiempo de Vespasiano pasó a ser colonia romana con el nombre de Flaviobriga o Puente de Flavio. Destruida a principios de la Edad Media, fue reedificada y repoblada por Alfonso VIII de Castilla en 1173, constituyéndola como villa. Su gremio de pescadores fue muy importante, dedicándose sus habitantes, entre otras cosas de pesca, a la 244
de la ballena. Fue atacada por las tropas napoleónicas el 13 de marzo de 1813 al mando del general Clausel, pero tuvieron que retirarse ante la defensa de la plaza por el gobernador Pedro Pablo Álvarez con 1000 hombres y 22 cañones. Pero dos meses más tarde, no sin sufrir muchas bajas, lograron entrar en la villa saqueándola e incendiándola y abandonándola el 22 de junio. En el siglo XIX comienza a resurgir la minería dando un nuevo impulso esta ciudad. La edificación más representativa de Castro-Urdiales es la iglesia gótica de Santa María de la Asunción, siendo también el monumento gótico más importante de Cantabria. Su estructura tiene relación con el gótico francés de la región normanda y con la catedral de Burgos, que se estaba construyendo en estas fechas. Por lo tanto se comenzó a edificar a principios del siglo XIII pero no se terminó hasta el XV. Consta de una planta basilical formada por tres naves, siendo la central de mayor altura que las laterales, un ábside y tres capillas de planta poligonal en su cabecera. Tiene las tres alturas clásicas de una catedral gótica: arcadas, triforio y ventaneles altos o claristorio. La fachada principal muestra las dos torres macizas enmarcando la portada. Sobresale la altura interior de la nave central, que proporciona una gran luminosidad al templo, a través de sus grandes ventanales rasgados y de los rosetones. El triforio presenta el mismo diseño que el de la catedral burgalesa y las bóvedas son de crucería con ligaduras. Los pilares han debido ser reforzados con arcos en voladizo en el siglo XVI. Declarada Bien de Interés Cultural en el año 1931. Iglesia de San Juan Bautista de Arucas en Las Palmas de Gran Canaria (1909)
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a iglesia de San Juan Bautista de Arucas, en la isla de Gran Canaria, fue erigida el 18 de abril de 1515 por el obispo Don Fernando Vázquez de Arce. Le sirvió en principio de templo una ermita preexistente construida, sobre el año 1500, por los primeros pobladores españoles que habían instalado en torno suyo ingenios azucareros. En 1525 esta ermita fue ligeramente ampliada y mejorada por el mayordomo Pedro González. Le servía de campanario un árbol cercano, pero antes de concluir el siglo, se levantará una torre-campanario de cantería azul. A principio del siglo XVII, el licenciado Juan Pérez de Ojeda, a la sazón cura párroco, emprende la tarea de reconstrucción y ampliación de la iglesia. A la única nave proyectada, las cofradías de la Vera Cruz y del Rosario, planifican sus respectivas capillas. Le sucedió en las obras Lorenzo de Finollo y Venegas, quien continuará la obra con 245
gran entusiasmo. Estas son, por fin, ultimadas por el sacerdote bachiller Juan Mateo de Castro en 1659. El 22 de noviembre de 1663 fue bendecida solemnemente por el provisor y vicario general del obispado, Pedro de Mesay Spínola. El templo contaba con tres naves: la central, la del Evangelio y la de la Epístola. Además poseía dos capillas laterales, una al norte y la de Vera Cruz; una magnifica torre-campanario de cantería azul, el osario, situado al nordeste de la iglesia y su correspondiente cabildo. En los albores del siglo XX el viejo templo amenazaba ruina y se planteó si era factible el reformarlo o restaurarlo por partes. Pero el dictamen de los técnicos aconsejó la construcción de uno nuevo. La iniciativa de crear un nuevo templo que sustituyera al que ya existía partió de una junta de la que formaba parte de quien era párroco desde 1896, Francisco Cárdenes Herrera, así como del benemérito Francisco Gourie Marrero y el prócer Blas Rosales Batista, coadyuvados por una serie de personalidades, todas elegidas popularmente en una memorable convocatoria efectuada en la misma parroquia. El proyecto fue realizado en septiembre de 1908 por el arquitecto catalán Manuel Vega y March, concebido en un estilo neogótico, por estar basado en el barroquismo del último gótico europeo. El 19 de marzo de 1909 se colocó solemnemente la primera piedra, continuándose las obras a buen ritmo bajo la dirección del arquitecto Fernando Navarro y Navarro, auxiliado por el Maestro Mayor de obras Sebastián Quesada Hernández y por los canteros, labrantes y tallistas aruquenses, verdaderos protagonistas como artífices de este magno templo y escultores de la fonolita, piedra volcánica azulada típica de Arucas. El 9 de enero de 1915, se terminó la bóveda. Dos años después, se bendijo con toda solemnidad y se abrió al culto. En los años siguientes se fue acondicionando el interior de la iglesia, al tiempo que se continuaron las obras en las torres hasta 1932. En 1962 se reanudó la construcción de la torre, finalizándose oficialmente y con ella el templo parroquial, el 24 de junio de 1977, festividad del patrono san Juan Bautista. Dicha torre muestra un reloj fabricado por John Morre & Sons en Gran Bretaña en el año 1850 y procedente de la antigua iglesia. De su interior podemos destacar las vidrieras, realizadas por el taller francés Maumejean et Freres, el altar mayor, presidido por un bellísimo Cristo Crucificado del siglo XVI, así como las capillas del Rosario, San Blas, San Francisco de Asís y el baptisterio del aruquense Domingo Benavides.
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Francia Abadía de Cluny (910)
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unque la abadía de Cluny ya no existe en toda su totalidad (solo queda parte del transepto sur), por razones históricas y arquitectónicas, me veo en la necesidad de incluirla aquí. Si bien el edificio pertenece al estilo románico, es obligado decir que el arco apuntado, típico del gótico, nació en el románico de Borgoña y la famosa abadía de Cluny III lo incorpora de manera majestuosa. La abadía de Cluny fue uno de las más ilustres de todo el mundo por la santidad de sus abades y monjes, por el numero de religiosos y monasterios que tuvo en toda Europa (850 casas en Francia, 109 en Alemania, 52 en Italia, 43 en Gran Bretaña y 23 en la Península Ibérica), por haber sido cabeza de la gran congregación monástica de su nombre, por sus magníficos edificios y rico tesoro en alhajas, reliquias y libros, todo en la actualidad ya perdido y destruido. Su origen y fundación datan de principios del siglo X. En el 910, el rey Guillermo I el Piadoso, conde de Mâcon y duque de Aquitania, cede una reserva de caza de su propiedad para fundar un monasterio benedictino, en principio con doce monjes, dedicándoselo a san Pedro apóstol y cuyo diploma lleva la fecha de 11 de septiembre. Los primeros monjes procedían del monasterio de Baume con su abad Bernón, que pasó a serlo de Cluny, donde estableció la más perfecta observancia de la regla de San Benito, junto con los estatutos de Aquisgrán y los usos de san Benito de Aniane, que en el siglo anterior había restablecido la disciplina monástica en gran numero de conventos de las Galias. La forma de vida de los cluniacenses fue pronto imitada por muchos otros monasterios, gracias al celo de los sucesores de san Bernón, que fueron san Odón (926-942), san Aymardo (942-954), san Magiolo (954-994), san Odilón (994-1049), san Hugo I el Magno (1049-1109). Este ultimo empezó la gran basílica cluniacense, una de las mejores y más grandes iglesias de Francia y de Europa, que acabó el abad Pedro el Venerable (1123-1156) y consagró el papa Inocencio II (25 octubre de 1130). En este tiempo estaba Cluny en su apogeo; tenía su convento 460 religiosos, muchos de ellos ilustres en santidad y erudición, algunos distinguidos también por las dignidades que alcanzaron en la Iglesia. La fundación de la congregación cisterciense y la rivalidad y diferencias que hubo entre ella y el monasterio de Cluny fueron bastante perjudiciales para éste, no obstante la defensa brillante que hizo de sus costumbres, usos y ceremonias el santo abad Pedro el Venerable contribuyó a mantener su estatus. Los 247
sucesores ya no estuvieron todos a la misma altura; con todo se ha exagerado demasiado la decadencia que suponen comenzó enseguida en Cluny, atribuyéndola también a sus dependencias con manifiesta injusticia, la cual es mucho mayor haciéndola extensiva a los demás monasterios de hábito negro. En el mismo siglo que vivió Pedro, gobernó a Cluny Teobaldo, que de abad de San Basolo ascendió a éste en 1178 y después a presbítero cardenal por nombramiento de Alejandro III y por fin promovido a cardenal obispo de Ostia por Lucio III. Durante los siguientes siglos tuvo la abadía otros ilustres abades como Giraldo, Guillermo III, Enrique de Fialteriis, Pedro II, Androino de la Roche, Odon II, Juan III de Borbón, etc. En 1529 comenzaron en Cluny los comendatarios, de cuyas guerras no pudieron escapar, por lo que se resintieron notablemente, tanto en lo espiritual como en lo temporal. Richelieu y Mazarino, que tenían bien poco de eclesiásticos, se titularon abades de Cluny, para gozar de sus gruesas rentas. Los edificios e iglesias de Cluny eran verdaderamente regios y austeros. Buena prueba de ello es que en 1245 pudo albergar cómodamente y sin estorbo para los monjes, al papa Inocencio IV, que venía del concilio ecuménico de Lyón, en compañía de doce cardenales, que estrenaron allí el capelo rojo por primera vez; los patriarcas de Antioquia y Constantinopla, tres arzobispos y quince obispos con gran numero de abades, además, a san Luis, rey de Francia, su madre Blanca de Castilla, su hermano, el duque de Artois y su hermana, el emperador Balduino de Constantinopla, los hijos de san Fernando de Castilla y Jaime de Aragón, el duque de Borgoña, seis condes y muchos otros grandes señores. Su tesoro en reliquias, vasos y ornamentos sagrados, era de inestimable valor; en 1561 los herejes lo saquearon, calculándose en dos millones de libras de oro y plata lo que sacaron de allí. También destrozaron la rica biblioteca, que contenía no menos de 1800 códices manuscritos, fruto de la paciencia y laboriosidad benedictinas, que habían recogido allí los escritos de los Santos Padres y autores antiguos. De la antigua abadía se conservan, además de los claustros, una gran puerta románica del siglo XI, el granero del siglo XIII, y la fachada llamada del Papa Gelasio, de estilo gótico y muy posterior a este papa. Dentro del recinto de la abadía existen cuatro torres: la del Molino y la de los Fueros, cuadradas; la Redonda y la de Fabri, erigidas en el siglo XIV por el abad de este nombre. La destrucción del monasterio cluniacense fue ordenada en 1790 por un decreto de los republicanos, de 13 de febrero de dicho año. Los monjes se vieron en el duro trance de abandonar aquella secular abadía, llena de tantas grandezas y recuerdos. Posteriormente, en octubre de 248
1793 los revolucionarios se hicieron dueños de todos los edificios, y descolgaron las campanas de la torre para fundir cañones; en noviembre arrancaron las cruces y a fines del mismo llegó una turba que profanó todo cuanto santo y sagrado halló a su paso, haciendo escarnio de las imágenes, después de haber destruido los altares. En este saqueo tomaron parte hasta las mujeres, que ayudaban a la destrucción para aprovecharse de la seda y el oro con que luego se adornaban. Un cura renegado contribuyó también a la expoliación, adquiriendo, para luego volverlos a vender, hasta los sillares del santuario. Se dice que pasando Napoleón por la Borgoña, para ir a Italia, el municipio cluniacense le suplicó que tuviese a bien visitar la villa. El emperador les contestó bruscamente: Habéis vendido y destruido vuestra grande y hermosa Iglesia; id en mala hora, pues sois unos vándalos; jamás visitaré a Cluny. El rápido crecimiento de la comunidad de Cluny necesitaba edificios cada vez mayores. Las construcciones de Cluny afectaron profundamente a las prácticas arquitectónicas en el occidente europeo desde el siglo X al XII. Las tres iglesias sucesivas son llamadas convencionalmente Cluny I, Cluny II y Cluny III. En el año 910 se comienza la construcción de la primera iglesia de Cluny, denominada Cluny I que fue consagrada en el año 927; sabemos realmente muy poco de esta primitiva construcción, pero debió ser un edificio de estilo otoniano; la hipotética reconstrucción más fiable es la de Conant. Tras una primera construcción de dimensiones humildes, la segunda iglesia Cluny II, se comenzó en el 955 y se concluyó en el año 981. Se trataba de una iglesia sin pórtico, con un atrio abierto con galerías porticadas. Por este atrio se accedía a la iglesia, que tenía tres largas naves, seguramente separadas por pilares de sección circular. Había un crucero destacado en planta, transepto de nave única y una cabecera muy compartimentada con siete capillas en torno a la cabecera. El presbiterio estaba dividido en tres naves; este elemento, conocido como cabecera benedictina, era el más novedoso, vinculado a las necesidades litúrgicas. Tenía dos torres a los pies y otra en el crucero, seguramente con influencia decorativa lombarda. La campaña de construcción fue financiada por el censo anual establecido por Fernando I de León, soberano del reino unido de León y Castilla. Debió de estar cubierta en un principio con madera, pero en 1010 ya quedó concluida con bóvedas de piedra. Posteriormente se multiplicaron las capillas alrededor del altar, para que sus monjes pudieran realizar más cómodamente las ceremonias litúrgicas. A principios del siglo XII, el centro religioso cluniacense no consistía solamente en la iglesia y dependencias de los monjes, sino que contaban también con una sala capitular, claustro, refectorio, dormitorios, cocina, 249
panadería, fabrica de conservas, establos y letrinas. Más alejado del conjunto monástico se encontraban el hospital y la hospedería. Entre 1088 y 1118 se edificó una nueva e inmensa iglesia, Cluny III, pero durante su construcción, Cluny II siguió en funcionamiento hasta su desaparición casi por completo para ampliar el claustro. Tenía una longitud de 187 metros y una altura de 30 metros. Pórtico con nártex de tres naves precedido por dos torres. Desde este nártex se accedía a la iglesia de cinco naves, con planta en cruz de Lorena y dos cruceros de desiguales dimensiones, siendo el más cercano a la nave el más alto y ancho, coro, deambulatorio con cinco capillas radiales, que sumadas a las diez secundarias hacían un total de quince. Tenían un gran número de ventanas, especialmente en la cabecera. No había tribuna, pero se empiezo a utilizar aquí elementos del nuevo estilo de la luz como los arcos apuntados y los arbotantes; estos nuevos elementos de estilizada figura permiten una estética ascensional que será explotada plenamente, a partir de ahora por el gótico. Fue considerado como la joya y el máximo exponente del arte románico borgoñés. Durante la Revolución Francesa se destruyeron la mayoría de los edificios monásticos ya que para los ilustrados, Cluny suponía un símbolo del poder eclesiástico. En la actualidad, solo se conserva en pie parte del brazo sur del transepto. Capilla Real Sainte-Chapelle de París (1242)
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a Santa Capilla de París se haya dentro del recinto del Palacio de Justicia y es el modelo más elegante y puro que hay en París de estilo gótico. Se empezó a construir 1242 y se terminó en 1248, siendo consagrada el 26 de abril del mismo año por el legado del papa, Eudes de Chateauroux (capilla superior). La construyó Pierre de Montereuil para guardar las reliquias que san Luis IX trajo de Tierra Santa en 1241 (el rey acordó con el emperador bizantino Baudouin II, la compra de las reliquias por la suma de 135.000 libras), entre ellas la Corona de Espinas de Jesús, un trozo de la Cruz, el hierro de la lanza y la esponja. Luis IX acudió a recibirlas y él mismo entró con ellas en la ciudad descalzo, depositándolas en la capilla de San Nicolás de su palacio de la Cité hasta que fuese construida una capilla más digna que esta y se dedicándose a la Sagrada Corona de Espinas. Es una verdadera maravilla arquitectónica. Se compone de dos capillas superpuestas. La capilla inferior (Chapelle Basse), llamada de la Santa Virgen fue consagrada por Pierre Berruyer, arzobispo de Bourges siendo diseñada para que los cortesanos hicieran uso de ella. Esta capilla sirve de soporte para la capilla superior y por lo tanto, su techo tiene una menor altura, 250
solo tiene siete metros. Es de planta de salón con dos naves laterales. Los muros están decorados con arquerías trilobuladas y con doce medallones, que representan a los Apóstoles. Cuarenta columnas sostienen los arcos, llamando la atención las claves de las bóvedas, en madera de encina esculpida y la detallada decoración policromada. En dichas columnas alternan las flores de lis de Francia sobre fondo lapislázuli y las torres de Castilla en homenaje a Blanca de Castilla, la madre de san Luis. La bóveda está pintada con un cielo estrellado y el suelo consiste en unas losas funerarias que recubren las sepulturas de los tesoreros y canónigos de la Sainte-Chapelle. La capilla inferior comunica con la superior (Chapelle Haute) por medio de una estrecha escalera de caracol de piedra, antes reservada a la corte. Esta capilla, llamada de la Santa Corona mide 33 metros de longitud, 11 metros de ancho y 20,5 metros de altura. En el interior, los muros han sido totalmente reemplazados por ventanas, penetrando la luz por quince ventanales de 15,35 metros de altura por 4,70 de anchura, están divididas por cuatro ojivas, encima de las cuales hay un rosetón de 6 lóbulos y 2 cuatrilóbulos. Las ventanas del ábside de 13,45 metros de alto, por 2,10 de ancho, sólo tienen dos ojivas y tres trilóbulos. En total hay unos 600 metros cuadrados de vitrales, de los cuales dos terceras partes son originales de la época de su construcción. Todas representan escenas religiosas y se puede encontrar representado en ellas desde el Génesis y el Éxodo hasta el Apocalipsis. Los vitrales constituyen un conjunto homogéneo, los colores dominantes son el azul, el rojo y el amarillo que dan, a la capilla, un colorido muy característico. Las ventanas laterales tienen una tracería muy parecida a la de la capilla más oriental de la nave de Notre-Dame de París. En los muros laterales hay asientos especiales para el rey y su familia; se destacan por medios arquitectónicos, pero sin ningún alarde de esplendor. Adosadas a las finas columnas que marcan los tramos, se encuentran repartidas las estatuas de los doce Apóstoles, formando la decoración esculpida más importante de la capilla. El rosetón fue regalo del rey Carlos VIII en 1485 pero su tracería se modificó posteriormente, pudiéndose ver la forma original en la ilustración del mes de junio del Libro de Horas del Duque de Berry. La actual se compone de 86 paneles y describe la historia del Apocalipsis. Tiene nueve metros de diámetro. Durante la Revolución Francesa, la Saint-Chapell fue convertida en una oficina administrativa y sufrió un deterioro importante: una tercera parte de los vitrales fueron destruidos, el mobiliario, las sillas del coro y la galería que separa el coro del trascoro desaparecieron, el órgano fue 251
transportado a Saint-Germain-l'Auxerrois, la flecha se desmoronó, los tímpanos destrozados a golpes y las reliquias dispersadas. La mayor parte de las estatuas fueron salvadas por Alexandre Lenoir. Pero las labores de restauración realizadas posteriormente por Lassus, Duban, Viollet-le-Duc y Boeswillald, hacen que la Santa Capilla se vea hoy como se vio hace más de 800 años. Basílica de Saint-Urbain de Troyes (1266)
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a basílica de San Urbano de Troyes es una fundación papal. Urbano IV deseaba que se edificase una iglesia en el emplazamiento que había ocupado el puesto de zapatero de su padre. Desde 1262, hizo comprar el terreno y, en 1264, los procuradores reconocieron haber tomado del Capitulo 10.000 marcos de plata para la construcción del edificio. A la muerte de Urbano IV, en 1264, su sucesor, Clemente IV, continuó la empresa. Poco después, fijaba en doce el numero de canónigos. En el verano de 1266 se produjo la consagración. Un incendio acaecido poco después afectó a la mampostería de la iglesia. Dificultades financieras se añadieron a otras, de manera que en 1286, a la muerte del cardenal Ancher, sobrino de Urbano IV, el edificio estaba sin terminar. Las colaterales de las nave y la parte baja del muro de la fachada se construyeron en esta época, no comprendiendo la nave entonces más que un tramo inacabado. A finales del siglo XIV, se levantaron las grandes arcadas de dos tramos occidentales. En 1389 se consagró, una vez más, el edificio. La planta adoptada por el arquitecto, cuyo nombre conocemos por casualidad, Jean Langlois, se singulariza por sus mediocres dimensiones: el edificio, precedido por un pórtico que se extiende sobre toda la extensión de la fachada, está formado por una nave con colaterales a tres tramos y por un transepto no saliente prolongado al exterior sobre cada uno de los brazos en un pórtico. En el coro, de dos tramos, se añade un ábside con cinco paños, muy salientes, sobre las absidiolas situadas en la prolongación de las colaterales. En esta planta, que demuestra una gran maestría y una gran lógica, Jean Langlois levantó un alzado muy audaz. En el ábside, sobre un muro ciego, levantó dos niveles de vanos que ocupan la anchura de cada uno de los paños. En el nivel inferior, dispuso un paso, ante el cual tendió una arcada de gran ligereza. Adoptando la fórmula de Champaña de unión entre los diferentes niveles, continuó los ajimeces de los vanos inferiores en los vanos superiores, estableciendo la vidriera sobre dos planos distintos. Creó, en el segundo nivel, un paso exterior, situando la 252
vidriera hacia el interior de la mampostería; de esta forma creó un efecto plástico extremadamente poderoso. El molduraje, la finura de los soportes, lo mismo que los pilares fasciculados en el transepto, muestran claramente que el arquitecto anunció ya formulas que pronto se extenderían. Además, para conseguir este efecto de ligereza, Jean Langlois hizo uso de algunos subterfugios técnicos indispensables y que fueron explicados por Viollet-le-Duc. Estos se hacen patentes al examinar la cabecera en la que los contrafuertes quedan reducidos a su más simple expresión en longitud y en esbeltez. Reciben el arranque de los arbotantes, que obedecen igualmente al sistema de claraboya. Basílica de Santa Magdalena de Vézelay (1140)
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a historia de la basílica de Vézelay comienza en el año 860, cuando Gerard, conde de Roussillon, dona unas tierras para la construcción de un monasterio de monjas en la aldea de Saint-Pére, vecina de Vécelay, siendo esta consagrada en 879; poco después los normandos asolaron el monasterio degollando a todas ellas. Geoffroy, abad de Vézelay, levantó en el año 1037, el cenobio en el cercano Monte Vézelay, al abrigo de sorpresas enemigas, instalando en él a monjes benedictinos y cluniacenses en lugar de monjas. Dicho cenobio estaba situado en el punto de inicio de la Vía Lemovicensis, uno de los cuatro puntos de encuentro de peregrinos del Norte y del Este de Europa que, a través de Bourges y Limoges llevan hacia Roncesvalles, y conducen a Santiago de Compostela. En el año 1096, el abad Artaud dio comienzo a una ampliación de la abadía. Se construyeron un crucero y un coro; las obras duraron hasta el año 1104. La iglesia abacial fue consagrada a Santa María Magdalena en ese mismo año, pero quedó destruida a causa de un tremendo incendio en 1120, en el cual se hundió la techumbre, dejando debajo de ella sepultados a 1127 peregrinos que asistían, hacinados en las tres naves, a las primeras vísperas de santa María Magdalena el día 21 de julio. La iglesia volvió a reconstruirse poco tiempo después, en el año 1140, por Renaud de Semur, sucesor de Artaud, asesinado este en una revuelta popular. En una arcada se ve hoy todavía un medallón que representa a una mujer sentada con una iglesia entre las manos y con la siguiente inscripción: Sum modo fumosa, sed ero post hoc speciosa (Ahumada y fea contempláisme, más luego me hallaréis encantadora). Renaud fue nombrado arzobispo de Lyón en 1128 y murió en aquella archidiócesis, todavía joven, el año siguiente. Poco después es nombrado a Alberico como sucesor; monje de gran talento, virtud y prudencia, quien, aunque cluniacense, supo captarse las 253
simpatías y la admiración de todos sus monjes; construyó en 1132 el inmenso pórtico de la basílica, para albergue de peregrinos. Alberico murió siendo cardenal-obispo de Ostia. Sucedió a Alberico, Ponce de Montboissier, monje de Cluny, pero identificado con los monjes de Vézelay, donde se había criado, y se propuso independizar su abadía del vasallaje que Cluny y los condes de Nevers le imponían, lográndolo a fuerza de energía y sagacidad; murió en 1161. Pocos años antes, en 1146, san Bernardo de Clairvaux celebró aquí las Juntas de la Segunda Cruzada; por encargo del papa, el santo leyó la bula que invitaba al rey de Francia a la guerra y pronunció el pregón más encendido de su vida. Animado por el éxito, san Bernardo recorrió Francia y Alemania predicando por todas partes la movilización. Ésta se inició con gran ímpetu y terminó en desastre. Tras unos años difíciles, el nuevo abad, Guillermo de Mello, tuvo que sufrir el acoso del conde de Nevers, Guillermo IV, el cual saqueaba, profanaba y mataba cuanto se oponía a su paso. Posteriormente fue electo en armonía por los monjes el abad, Girardo de Arcy, que gobernó con gloria la abadía durante veinticinco años. En el año 1190, Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León, peregrinan a la abadía de Vézelay antes de partir para la Tercera Cruzada, dejando generosos donativos por lo que Girardo los aprovechó para levantar en lugar del ábside románico, abrasado en 1165, el espléndido coro gótico que hoy subsiste. Siguió una época de decadencia que paró en seco la actividad constructiva de la abadía, hasta que Felipe el atrevido se declaró defensor nato del celebre monasterio. En el siglo XIV sobresale el abad Hugo de Maison-Comte, nombrado por Inocencio VI; supo ser digno prelado, el cual administró admirablemente la abadía, reparó y mejoró todas las oficinas, mandó copiar los libros litúrgicos y enriqueció la urna de santa Magdalena, la basílica y la sacristía; previendo nueva guerra con los ingleses, fortificó Vézelay. Merced a su previsión y talento, contra los muros se estrelló el ímpetu del duque de Lancáster, por lo que Carlos V, admirado y agradecido, le nombró consejero real e hizo de Vézelay centro de gobierno administrativo de la comarca. Bandas de forajidos devastaron esta zona durante la primera mitad del siglo XV y obligaron a los monjes a vivir constantemente armados; pero gracias a la sagacidad de Carlos VII, renació la paz, el comercio y la prosperidad hasta los trastornos religiosos del siglo XVI. En 1457, el nuevo abad Auberto de la Chasse, promulgó sabias disposiciones para restaurar los desastres causados en los pueblos dependientes de la abadía, favoreciendo y consolando a los humildes vasallos, que le apodaron el Abad Bueno. Al morir este, eligieron los monjes a Pedro Lusurier, coadjutor del anterior abad y que 254
Luis XI no aceptó como tal e impuso a Pedro de Balzac, y tras él a Diosdado de Béduer, favorito así mismo de la corte, y con tales directores al frente, pronto estuvo por los suelos la observancia. En el año 1537 la abadía se secularizó y los monjes fueron sustituidos por canónigos. Poco después, en 1569, los hugonotes se apoderaron por sorpresa de Vézelay, saquearon el monasterio y basílica, quemaron las reliquias y convirtieron el santuario en pajar y cuadras; los herejes quemaron también las insignes reliquias de santa María Magdalena que se encontraban aquí desde el año 880. En el año 1790 la abadía pasó a ser una simple iglesia parroquial y, posteriormente, seis años más tarde, se vendió como un bien nacional. El 2 de julio de 1840, merced a una inspección llevada a cabo por Prosper Merimée, el Gobierno francés decretó la reparación de la basílica de la Magdalena, bajo la dirección del celebre arquitecto Viollet-le-Duc, quien la llevó a cabo inteligentemente, gastándose en las obras alrededor de un millón de francos. El cardenal Benadou, arzobispo de Sens, restableció las famosas peregrinaciones a santa Magdalena de Vézelay, reintegrando sus reliquias, que se encuentran actualmente en la cripta e inaugurándola él mismo el 22 de julio de 1876. En el año 1920 se le otorgó, a la abadía, el rango de basílica. Finalmente, en 1979, la basílica y la colina de Vézelay fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El monasterio de Vézelay junto con el de Cluny fueron uno de los primeros edificios románicos en incorporar elementos góticos en sus estructuras. La iglesia consta de un nártex, nave central y dos laterales, coro, deambulatorio y capillas circulares y cuadradas. Consta de dos pisos aunque en el coro tiene tres, con tribuna abovedada sobre el deambulatorio, típico del gótico. Su equilibrio queda asegurado con muros en contrafuerte bajo el techo y con arbotantes añadidos en el transcurso de la construcción. La nave tiene una longitud de 62 metros, una anchura de 11 metros sin las naves colaterales y una altura de 18,55 metros. El nártex es impresionante, el abad Ponce de Montboissier hizo construirlo de dos niveles, siguiendo la tradición de principios del siglo XI en numerosas iglesias de Borgoña. Consta de tres tramos de largo y la misma anchura que las tres naves, con un total de 21 metros de largo por 25 de ancho. Fue edificado hacia 1150, unos 10 años después de la nave principal, sigue el estilo cluniacense. El pórtico del nártex es uno de los más bellos ejemplos del románico procedente de Borgoña, se aprecia en ella la influencia de los escultores del monasterio de Cluny. El centro del tímpano lo ocupa Jesucristo dentro de una mandorla, con las piernas inclinadas hacia la izquierda. Bajo sus brazos desplegados aparecen los Apóstoles con libros en sus manos, recibiendo al Espíritu Santo, que se 255
representa como haces de luz que salen de los dedos de Cristo. La nave es una de las partes más antiguas de la iglesia, consta de diez tramos de bóvedas de arista. La ornamentación y decoración de columnas y capiteles es de una gran virtuosidad técnica, serenidad y sobriedad. Muchas de las columnas tienen zócalos finamente esculpidos con motivos florales o geométricos. La mayoría de los capiteles son historiados y representan vidas de santos, escenas morales o alegorías. Es destacable también la alternancia de colores, blanco y marrón , de las claves de los arcos. Fue consagrada por el obispo de Autun en 1132 en presencia del Papa Inocencio II. El coro gótico fue realizado a partir del año 1185 empleándose ya un tipo de piedra diferente al de la nave; es piedra calcárea con tonalidades blancas, grises y azuladas. Aquí ya no da sensación de horizontalidad sino de verticalidad. Encima de los grandes arcos encontramos una serie de tribunas. Las ventanas están construidas con la forma del arco apuntado gótico. Por ultimo, la cripta está situada bajo el santuario, donde reposan las reliquias (la cabeza) de santa Magdalena que los peregrinos vienen a venerar.
Gran Bretaña Iglesia de la Santísima Trinidad de Long Melford (1467)
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a iglesia de la Santísima Trinidad de Long Melford es una de las más grandes de Suffolk y fue reconstruida casi en su totalidad en el siglo XV, entre los años 1467 y 1497, en un momento de creciente prosperidad entre los comerciantes de telas locales. Se alza sobre una colina en el extremo norte de la pequeña población, en la parte superior de un gran campo verde. Fue financiada por familias ricas, como lo eran Martyn, Clopton y Cordell. Las paredes exteriores están recubiertas por un trabajo de incrustación (flushwork) de piedras oscuras y caliza clara, característica típica de la región y que aquí está realizada con particular habilidad artística. Lo menos convencional de esta iglesia son las inscripciones que dan la vuelta al exterior: eternizan los nombres de quienes fueron donantes de la iglesia, nombrando las partes financiadas por ellos, las fechas y una breve oración. Consta de tres naves, siendo sus medidas, 80 metros de largo de los cuales 35 metros corresponde al tramo de las capillas y 22 metros de ancho. Tiene varias capillas, de las que destacan, la Lady Chapel, Clopton Chapel y la Martyn Chapel. La Lady Chapel es amplia y luminosa, está situada más al este, y es como un edificio separado del resto de la iglesia. Durante muchos años, sirvió como escuela del pueblo. 256
Es una pequeña obra de arte, aunque su estilo no se puede denominar como gótico perpendicular puro. Seguramente fue realizada por un mismo arquitecto. Algunas de las esculturas fueron realizadas a partir de otras ya realizadas; durante los últimos diez años la colección ha sido cuidadosamente reunida en la nave septentrional de la forma más correcta posible. En cuanto a los ventanales hay que decir que los del ala norte, están llenos de la mayor colección de Suffolk de vidrieras medievales. Es una colección tan variada como rica; en conjunto hace una importante alusión sobre las familias que contribuyeron a la construcción de esta iglesia. El edificio es ahora más que nada a una pequeña iglesia anglicana. A pesar de todo lo que ha dicho en ella, todavía es una iglesia muy hermosa. Iglesia de los Templarios en Londres (1185)
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a iglesia del Temple es una de las iglesias más bellas e históricas de Londres y una de las cuatro circulares que se encuentran en Inglaterra. Fue construida por la Orden de los Caballeros Templarios, para proteger a los peregrinos en su camino hacia y desde Jerusalén en el siglo XII. La iglesia se divide en dos partes: la Round Church de estilo románico y la Chancel de estilo gótico primitivo. La parte más antigua es la circular y fue comenzada a construir en 1160, por quedarse pequeño el templo anterior, y consagrada en honor de la Santísima Virgen María el 10 de febrero 1185 por Heraclio, Gran Maestre y patriarca de Jerusalén. Se diseñó así para recordar el lugar más sagrado en el mundo de los cruzados: la iglesia circular del Santo Sepulcro en Jerusalén. La nave románica circular mide un poco más de 16 metros de diámetro y está rodeada de las primeras columnas realizadas con mármol de Purbeck. Es probable que las paredes y las cabezas grotescas estuvieran originalmente pintadas con colores. Esta parte incluye entre otros elementos, una puerta de origen normando en la parte oeste de la nave, las tumbas de diferentes caballeros alineadas en el suelo e incluso una celda penitenciaria donde se condenaba a encierro y muerte por inanición a aquellos miembros disidentes de la orden. Sus medidas son escasas, tan solo 1,35 por 0,75 metros, por lo que el infeliz prisionero no podía acostarse, excepto en una posición más incómoda. La parte gótica de la iglesia tiene forma rectangular, consta de tres naves separadas por columnas, la bóveda de crucería es de colores vivos con arabescos, y adornado con los emblemas sagrados, se construyó en 1240, 257
aproximadamente medio siglo después. La riqueza que habían acumulado los templarios les convirtió en el blanco de envidiosos enemigos, y en 1307, a instancias de Felipe IV, rey de Francia, la orden fue suprimida por el papa. El decreto papal fue obedecido en Inglaterra y el rey Eduardo II tomó el control del Temple de Londres. Las posesiones que tenían pasaron a manos de la Orden de San Juan de los Caballeros Hospitalarios, que había trabajado siempre con los templarios. Por aquel entonces, varias asociaciones de abogados llegaron a Londres para asistir a las cortes reales en Westminster. Tuvieron que buscar un sitio para quedarse, por ello el templo fue alquilado a dos colegios de abogados (la Inner Temple y la Middle Temple). En 1540, el rey Enrique VIII abolió la Orden de los Hospitalarios y sus propiedades fueron confiscadas, debido al establecimiento de la disolución de los monasterios. El nuevo templo pasó a pertenecer a la Corona y fue entonces cuando el rey nombró a un responsable religioso para administrarlo, a quien le dio el título de Maestro del Templo. Después del gran incendio de Londres en 1666, la iglesia, aunque sin daños, fue restaurada por Christopher Wren, que hizo grandes modificaciones en su interior, incluyó un altar, e introdujo por primera vez un órgano en la iglesia. Por desgracia, no se ponían de acuerdo cual de los órganos era mejor. Unos querían contar con un instrumento construido por el Padre Smith, mientras que otros preferían un órgano realizado por Renatus Harris. Para demostrar las cualidades de cada uno de los instrumentos, se hizo una prueba con muchos organistas, interpretando obras del compositor de la corte George Frederick Handel. Al final se decidieron por el órgano del Padre Smith. Este órgano fue utilizado hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando fue destruido por el fuego en un ataque que destruyó el edificio. La noche del 10 de mayo de 1941, cuando los ataques aéreos nazis en Londres estaban en su apogeo, la iglesia sufrió graves daños por las bombas incendiarias. El techo circular de la iglesia se quemó y el viento propagó el fuego a la nave y el coro. El órgano fue completamente destruido, junto con toda la parte de madera de la iglesia. La restauración realizada por los arquitectos Walter y Emil Godfrey, tardaron mucho tiempo en completarla. El coro, que contiene ahora un nuevo órgano donado por Glentannar, fue la primera parte de la iglesia que se terminó, en marzo 1954. La iglesia circular se dedicó nuevamente en noviembre de 1958. Probablemente la característica más notable de la actual iglesia es la vidriera situada al este. Esta fue un regalo de la Compañía de Vidrieros en 1954, para sustituir a la destruida en la 258
guerra. Fue diseñada por Carl Edwards y muestra la conexión de Jesús con el Templo de Jerusalén. En un ventanal lo vemos hablando con los Maestres del Temple, en otro expulsando a los cambistas. También hay ventanales que muestran personajes relacionados con la iglesia del Temple durante los siglos anteriores, como Enrique II, Enrique III y varios de los Maestres medievales del Temple. Abadía de Westminster de Londres
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a abadía de Westminster, u oficialmente la colegiata de San Pedro, debe su nombre a un antiguo convento de benedictinos, llamado West Minster (iglesia abacial del Oeste), en oposición a la abadía cisterciense de Santa María de las Gracias, llamada East Minster o iglesia del Este. El monasterio de Westminster era una iglesia fundada en 616 por el rey Seberto, en un bajo fondo del Támesis. Destruida por los daneses y reedificada en 985, fue ensanchada por el rey sajón Eduardo el Confesor en estilo normando, cuando decidió transferir la corte desde Winchester a Londres. Guillermo el Conquistador hizo su entrada triunfal en ella en 1066, inaugurando la tradición de la coronación en el interior de la abadía. La iglesia actual se comenzó en 1245, por deseo de Enrique III, que le dio la forma actual, aunque sufrió todavía importantes modificaciones en los dos siglos siguientes. Fue consagrada en 1269, tras el traslado de sus restos mortales a una capilla, a él dedicada (Feretory). Cuando la Reforma llevada a cabo por Enrique VIII de la disolución de los monasterios, la abadía fue convertida en catedral protestante para no ser destruida, aun así fueron confiscados todos sus bienes. Isabel I entregó la abadía a un deán que presidía una colegiata de doce canónigos. En 1375, Henry Yevele inició la construcción de las naves y entre 1735 y 1745 se levantaron las torres según proyecto de Nicholas Hawksmoor, discípulo de Christopher Wren; están hechas con piedra de Pórtland y son un ejemplo de la revitalización del diseño gótico. Las torres fueron completadas por su sucesor John James en 1745. La bella cabecera del crucero está dividida en tres partes; la inferior queda abierta por profundas portadas abocinadas, y la superior incorpora a su decoración una estilizada galería y un magnifico rosetón coronado por gabletes calados. La fachada norte presenta una portada típicamente gótica con tres puertas de arcos apuntados coronadas por gabletes, un segundo cuerpo de ventanales apuntados y, sobre ellos, un gran rosetón central. El tímpano de la puerta central presenta una decoración secuenciada con personajes bíblicos, los doce Apóstoles y Cristo en Majestad dentro 259
de un marco polilobulado rodeado de ángeles. En el parteluz hay una imagen de la Virgen con el Niño. En las arquivoltas observamos decoración vegetal y de nuevo ángeles y santos. La forma de la iglesia es la de cruz latina con tres naves, poseyendo unas dimensiones grandiosas: 156 metros de longitud, 31 metros de altura, 61 metros de anchura en el crucero y 26 metros de ancho. La nave central, de tan solo 12 metros, se caracteriza por la larga fuga de los arcos apuntados sobre pilares fasciculados en mármol oscuro de Purbeck, en perspectiva interrumpida por el coro, por la serie de ventanas alineadas del triforio y por los grandes ventanales. El estilo de la mayor parte del edificio es el gótico inglés primitivo; el interior produce un imponente efecto por sus columnas de mármol y rica ornamentación; el coro traspasa el crucero llegando hasta la parte media de la nave, de la que está separado por una verja, y ofrece un antiguo pavimento de mosaico, traído de Roma en 1268. Los numerosos monumentos de esta celebérrima iglesia la convierten en un verdadero museo, reseñándose a continuación algunos de ellos. En la parte norte del crucero se encuentran los monumentos de lord Chatham, de Canning, de lord Beaconsfield, de lord Palmerston, de lord Mansfield, de Gladstone y el de sir Robert Peel. En la parte sur del crucero figuran el gran grupo en relieve de Garrick y del duque de Argyll; en esta parte de la iglesia se encuentra el llamado Rincón de los Poetas, teniendo los monumentos de Gay, Tomson, Shakespeare, Burns, Coleridge. La lista de personajes celebres es inmensa, entre sepultados y conmemorados suman cerca de los 5000. Tiene varias capillas de la que podemos destacar la St George´s Chapel, se encuentra bajo la torre de la nave derecha y antiguamente albergaba la pila bautismal y hoy está dedicada a los caídos militares y civiles de las dos guerras mundiales. Del primer pilar de esta capilla cuelga un retrato del rey Ricardo II realizado entre 1385 y 1390, es por cierto el retrato más antiguo que se conserva de un soberano inglés. La capilla de Enrique VII fue construida entre los años 1502 y 1520, en el emplazamiento de la antigua capilla de la Virgen. Es sin duda la más hermosa de la abadía y constituye una magnifica obra maestra del gótico perpendicular tardío. Se compone de tres naves y cinco capillas, estando adornada con un centenar de estatuas y figuras. A ambos lados de la capilla hay una sillería ricamente esculpida para los caballeros de la Orden del Baño. La bóveda de esta capilla es una obra de arte, por su elegancia y solidez. Detrás del altar y separada por un cancel de bronce se encuentra la magnifica tumba de Enrique II y de su esposa Isabel de York, realizadas por Pietro Torrigiani. La Feretory o capilla de San 260
Eduardo el Confesor, donde se encuentra el primitivo relicario, restaurado en 1557, que contiene las reliquias del santo (1042-1066). Detrás está colocada la Coronation Chair, trono utilizado desde Eduardo I en las ceremonias de coronación, que constituye un magnifico trabajo de talla en madera de roble fechado en 1301. En este trono se encuentra engarzada la famosa Piedra de Scone, llamada también Piedra del Destino. Esta piedra es un símbolo sobre el que se coronaban los reyes escoceses. El rey Eduardo I la llevó a Londres en 1296 y para los escoceses ha seguido siendo el símbolo de la independencia. La Chapel House, es una magnifica sala Capitular octogonal de mediados del siglo XIII, sustentada por un único pilar central del que parten las nervaduras que acaban formando sus bóvedas estrellada. El pavimento es original y en sus muros se pueden admirar varios frescos de mediados del siglo XIV como El Apocalipsis de Juan de Northampton. La Chamber of the Pyx o, Cámara del Pyx se abre al este del gran claustro, así llamada porque en ella se custodiaba la copa o píxide que contenía las monedas de oro y plata que servían como patrón para nuevas acuñaciones. Esta zona forma parte de la construcción romániconormanda del siglo XI, que comprende también la cripta normanda.
Hungría Iglesia de Matías de Budapest
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a iglesia parroquial mayor de San Matías, comenzada en estilo románico por Béla IV (1206-1270), en el siglo XIII, fue concluida en el siglo XV ya en estilo gótico. La iglesia de Matías, se llama en realidad Nuestra Señora de la Colina del Castillo (Budavári Nagyböldogasszony templom) constituye una de las joyas de Budapest. Su nombre lo recibió por el rey húngaro Matías Corvino, quien cerca de 1470 restauró y reformó la iglesia. Durante la dominación turca fue convertida en mezquita, tiempo en el que el rosetón gótico se cubrió con una pared, hasta que en 1873, bajo la dirección del arquitecto Frigyes Schulek, comenzaron las obras de una profunda restauración que culminaron en 1896 dejando el templo bajo una apariencia neogótica. Las obras dejaron al descubierto, aparte del rosetón, restos góticos que sirvieron para reconstruirla de forma más fidedigna. Las partes más antiguas de la iglesia son la parte baja del campanario sur, los pilares interiores y la puerta sur o Puerta de la Virgen. La fachada occidental consta de una profunda portada y una torre de 80 metros de alto. Consta de tres naves, estando su interior adornado 261
con pinturas policromas y estupendos vitrales realizados por los artistas Károly Lotz, Mihály Zichy y Bertalan Székely. Son notables la capilla de Loreto, con una estatua de mármol (1515) y la armadura del rey Matías Corvino, y otra capilla, la Real Funeraria, contiene un monumento de mármol del rey Béla III (1196) y de su esposa Ana de Antioquía, con estatuas yacentes transportadas desde Stuhlweissenburg en 1898. La iglesia ha sido testigo de coronaciones reales, como la que se celebró en 1867 de Francisco José como rey de Hungría.
Italia Basílica de San Francisco de Asís (1228)
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an Francisco fundó en Asís en 1208 la Orden de Menores Mendicantes (franciscanos). A la muerte de éste le sucedió fray Elias de Cortona, general del Orden Minorita, el cual recibió de Simone de Pucciarello, en nombre del papa, un terreno al oeste de la ciudad en donde comenzó a construir el convento a partir de 1228. Consta de dos iglesias superpuestas. La basílica inferior, baja y oscura y la basílica superior, espaciosa y luminosa. La Basílica inferior fue comenzada en 1228 y continuada por Felipe de Campello y acabada en 1253. Primitivamente se componía de una gran nave románica con planta en forma de Tau, símbolo franciscano, con cuatro grandes bóvedas de arista, descansando sobre arcos de medio punto, con un crucero al oeste y un ábside semicircular. En 1300 se añadieron capillas góticas a lo largo de las paredes laterales y del atrio de entrada. La introducción de las capillas obligó al cierre de las ventanas a lo largo de la nave, creando una sugestiva penumbra. También se añadió el crucero este y el pórtico meridional en el siglo XV. La nave fue pintada por los predecesores de Cimabue; la capilla de San Martín por Simone Martini y la Coronación de la Virgen, probablemente por Giottino; las capillas de la derecha, dedicadas a san Esteban, san Antonio de Padua y santa Magdalena, contienen frescos de Dono dei Doni y de Buffalmaco. El crucero norte está decorado con frescos de Giotto, de sus discípulos y de Simone Martini. El retablo mayor se levanta en el sitio donde estuvo enterrado san Francisco, y en las cuatro trompas que sostienen la bóveda, pintó Giotto los frescos que representan La Pobreza, La Obediencia, La Castidad y El Triunfo del Santo, inspirados en alegorías dantescas. En la mitad de la nave central se encuentran dos rampas por las cuales se baja a la cripta donde se custodia el cuerpo de san Francisco. 262
Formando parte de un pilar que sostiene el altar mayor de la basílica inferior, se observa la celda funeraria construida por fray Elías. En su interior, protegido por una reja, se encuentra el sarcófago que contiene los restos mortales de san Francisco. Se trata de una urna metálica dorada de 1818, que contiene otra transparente de 1978, última vez en la que se realizó un reconocimiento de sus restos. También se encuentran dos colosales estatuas de Pio VII y Pio IX. La basílica superior, terminada en 1253 pertenece al estilo gótico. Presenta una fachada simple, en la que la parte alta está decorada con un grandioso rosetón central, que a los lados tiene los símbolos de los Evangelistas en relieve. La parte baja está enriquecida por la majestuosa portada, única referencia externa de la arquitectura gótica. Tiene forma de cruz latina y la nave está dividida en cuatro arcadas con transepto y ábside poligonal, y presenta una cubierta con bóvedas de crucería. Una estrecha tribuna se extiende en torno a las paredes. Está iluminada por grandes ventanales góticos que se disponen a lo largo de toda la parte alta de la nave y del ábside, a lo cual se une la luz que entra por el rosetón de la fachada. Tiene una de las colecciones de vidrieras medievales más completas de Italia. Las de la zona absidial, datadas en 1253, se atribuyen a artistas de Alemania del norte y representan nueve escenas con analogías entre la vida de Jesús y acontecimientos del Antiguo Testamento. Las del transepto y la nave son en parte obra de franceses y en parte de un taller nacido en el ámbito de la oficina del Maestro de san Francisco, y se pueden datar en la segunda mitad del siglo XIII. Se representan escenas de la vida de san Francisco, san Antonio de Padua, la Virgen y otros santos. Lo más destacable en cuanto a pintura se refiere son los frescos realizados por Cimabue y su taller en el transepto y ábside y los 28 frescos de Giotto, que están situados debajo de los ventanales góticos, sobre la vida de san Francisco.
América Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento en Guadalajara (1897)
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l Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento es una iglesia de estilo neogótico, comenzándose a construir el 15 de agosto de 1897 a consecuencia de una idea de un grupo de personas devotas del Santísimo Sacramento que formó una comisión encargada de realizar un estudio para la realización del templo para dicha advocación. Así el entonces arzobispo de la ciudad, Pedro Loza y Pardavé, junto con la 263
comisión organizaron un concurso entre algunos arquitectos e ingenieros para seleccionar el proyecto de dicho templo. El proyecto seleccionado fue el del arquitecto Adamo Boari. En el año 1911, los pilares interiores con sus respectivos capitales ya estaban terminados. Los encargados de las obras eran el canónigo Pedro Romero y el maestro de obras Feliciano Arías, quien fue sucedido por su hijo Jerónimo Arías tras su muerte. Los trabajos se suspendieron durante la Revolución, a causa de la persecución religiosa, la falta de garantías y la grave crisis económica que atravesaba el país debido al conflicto armado. En febrero de 1924, murió Pedro Romero y se le encargó terminar el templo al padre José Garibi Rivera y éste inmediatamente pidió al ingeniero Luis Ugarte que lo ayudara en la construcción. Las obras continuaron a buen ritmo hasta que el 6 de enero de 1927 se hizo cargo del del templo el arquitecto Ignacio Díaz Morales, el cual llegó a concluirlo en 1972. El templo está hecho mayormente con piedra tallada, tal y como se hacía en la Edad Media. Las puertas del templo son de madera de granadillo, fabricadas por Jesús Gómez Velazco y las figuras de bronce incrustadas en estas fueron realizadas por Benito Castañeda. Los tres tímpanos frontales del templo están realizados con mosaicos italianos fabricados en el Vaticano y representan: el de la nave central, el Cordero Pascual, el de la nave oriental a san Tarsicio y el de la nave occidental a san Pío X. Éstos fueron proyectados por el pintor Francisco Bencivenga quien también supervisó la colocación de los mismos. El templo tiene un reloj, situado en la torre, que fue importado desde Alemania, instalado por técnicos alemanes y donado por el Club de Sembradores de la Amistad en 1969, consta de un carillón de 25 campanas que tocan 25 piezas musicales tanto religiosas como populares. Dicho carillón puede, además, ser tocado desde un teclado en el coro. Al sonar alguna pieza musical, lo acompaña la peregrinación de las figuras de los doce Apóstoles a la hora del Ángelus, 12 del mediodía y 6 de la tarde. Los enormes vitrales fueron ejecutados por Jaques y Gerard Degusseau, según cartones del artista y pintor Maurice Rocher. Los temas van desde la Alegoría del Cordero Eucarístico, el Árbol del Paraíso, la Multiplicación de los Panes hasta figuras de santos como san Pascual Bailón o santo Tomás de Aquino.
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Templo Expiatorio Sagrado Corazón de Jesús en León (México)
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l templo expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús se empezó a construir el 8 de junio de 1921 a iniciativa del presbítero Bernardo Chavéz, contando con la colaboración del obispo Emeterio Valverde Téllez. La financiación se debe en su totalidad a las aportaciones que otorgan los habitantes de la ciudad de León. Diseñado por el arquitecto Olvera en estilo neogótico. Los trabajos no han cesado hasta el día de hoy salvo durante la guerra Cristera (1926-1929) los cuales se detuvieron de forma temporal; al día de hoy se ha completado en un noventa por ciento. El tímpano de la portada, fue diseñado por el escultor Ponzanelli, presentando tres esculturas de mármol, sobre el origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Las hojas de bronce de sus puertas frontales son esculturas con motivos religiosos. El templo contiene cuatro capillas: la de la Virgen de Lourdes, la Virgen de La Luz, el Sagrado Corazón y la Virgen de Guadalupe. Además tiene dos altares, uno de ellos está realizado con dos tipos de mármol: el mármol blanco y el verde pical. Las siete criptas que hoy caracterizan al templo expiatorio fueron iniciadas en 1924 pero los trabajos fueron interrumpidos por la inundación acaecida en 1926 y luego por la persecución callista, por lo que no empezaron a prestar servicio al publico hasta enero de 1930. En ellas hoy descansan los restos de 1919 personas. Templo Expiatorio Sagrado Corazón de Jesús en Zamora
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a construcción del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús se inició en el año 1892, siendo obispo de la Diócesis de Zamora Michoacán Mons. El diseño del edificio es de estilo neogótico y fue encomendado al arquitecto Jesús Hernández Segura, quien diseñara otros edificios emblemáticos en la ciudad. Posteriormente la construcción del templo fue suspendida como consecuencia del estallido de la Revolución mexicana en 1910 y de la Guerra Cristera entre otros. En 1922 a la iglesia se le otorgó el título de Expiatorio Diocesano por el obispo Mons. Actualmente la torre del templo se encuentra inconclusa. La fachada está compuesta por tres portadas de acceso conformadas por altos arcos ojivales, enmarcados en su parte superior por gabletes, que a su vez presentan en su interior medallones trilobulados tallados en relieve. La portada central está ligeramente adelantada de la fachada respeto a sus lados laterales. Alternando cada puerta de acceso se ubican pilastras con capitel corintio que abren espacios para nichos enmarcados con arcos ojivales los cuales actualmente no resguardan esculturas. 265
Finalmente todo el primer nivel se encuentra rematado por una balaustrada. El segundo nivel de la fachada se encuentra inconcluso, actualmente solo está compuesto en su parte central por lo que es el primer cuerpo de lo que sería la torre del campanario del edificio, ahí se ubica una amplia ventana de arco ojival, que serviría para iluminar el interior de la nave principal. En los laterales del templo, los muros se presentan sin revestimiento mostrando el ladrillo con que esta construido, ahí se localizan alternadas por contrafuertes en forma de pilastras adosadas, ventanas ojivales que iluminan el interior. En la parte superior de las naves laterales se localizan arbotantes que sostienen los contrafuertes de la nave central. Sobre el crucero de la nave central se levanta una aguja rematada por una cruz. Su interior presenta tres naves cubiertas con bóvedas de arista. En la nave central se levantan pilares con arcos ojivales y sobre ellos se abren ventanas; el altar mayor que es de diseño neogótico y color blanco, presenta en su centro un esbelto baldaquín o pabellón para la colocación de la custodia, a cada lado del altar presenta una serie de seis nichos con arcos ojivales donde se ubican esculturas de santos en color negro. Así mismo en los muros de las naves laterales se ubican ventanales ojivales.
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Segunda parte El Císter
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os inicios del gótico coincidieron con la creación de la Orden del Císter, por ello es de suponer que su arquitectura se impuso con el tiempo a la ya existente románica. La arquitectura cisterciense es protogótica. Las bases arquitectónicas dictadas por san Bernardo consistían en tres principios básicos: claridad, limpieza y durabilidad. san Bernardo convirtió la iglesia en un simple oratorio, sin cripta, sin tribunas, sin torres. La fachada está precedida de un pórtico o nártex que a veces se usaba como lugar de enterramiento. Los muros eran de piedra vista, o enlucidas en blanco, sin pinturas, sin vidrieras, sin estatuas, ya que la decoración perturbaba y distraía. En cambio los monjes blancos del Císter no eran partidarios de la gran altura de los templos ya que era como un insulto a Dios y una prueba de orgullo, lo cual no puede ser más antigoticista. En las iglesias cistercienses el arco de medio punto empezó a convivir con el arco ligeramente apuntado, y las bóvedas pasaron a ser de crucería ligeramente ojivales, pero con nervios de moldura simple y el rosetón se empezó a ver en las fachadas. Entre 1190 y 1235 se erigió en Francia la iglesia de Vaucelles, que es una verdadera catedral, es la más grande de todas las iglesias del Císter. Los cistercienses fueron grandes constructores y extendieron el estilo tan ampliamente por Europa que se les ha llamado los misioneros del arte gótico.
Historia del Císter en Europa
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l Císter es una congregación benedictina que milita bajo la regla de san Benito, que incluía la pobreza como precepto. Coincidiendo la etapa de máxima opulencia y ostentación de los monasterios cluniacenses que se habían convertido en verdaderos palacios repletos de lujo, había llegado el momento de retomar los principios benedictinos, siendo necesario una vuelta al rigor de los primeros tiempos. Empezaremos hablando de su fundador, Roberto que nació 267
alrededor de 1028 en algún lugar de Champaña. Profesó siendo muy joven en la abadía de Montier-la-Celle cerca de Troyes, donde llegó a ser prior, poco después de 1033. Entre 1068 y 1072, sirvió como abad en Saint Michel-de-Tonnerre, una abadía de observancia cluniacense, en la diócesis de Langres. Por una razón u otra, su abadiato terminó abruptamente, y Roberto volvió a Troyes como simple monje. Sin embargo, después de algunos meses, fue elegido prior de Saint-Aroul. Pero este lugar le resultó todavía menos acogedor que Saint-Michel, y en 1074 se unió a un grupo de ermitaños en los bosques de Collan. Con la colaboración de esos ermitaños, fundó en 1075 el monasterio de Molesme en la diócesis de Langres. Pronto su sinceridad atrajo a buen número de seguidores y, con el apoyo material proporcionado por la nobleza local, Molesme se convirtió en una de las abadías reformadas de más éxito de finales del siglo XI. Hacia 1090 Molesme había acumulado beneficios eclesiásticos y diezmos, rentas de iglesia, aldeas y siervos y la propia abadía bullía de sirvientes legos (famuli), hermanos (conversi), niños (oblati) y praebendari, esto es, gente que ofrecía sus bienes a la abadía a cambio de casa y comida para toda la vida. Probablemente en otoño de 1097 el abad Roberto y cierto número de monjes, visitaron al arzobispo de Lyon Hugo de Die. Le presentó su plan para una nueva fundación, dando como razón principal «la tibia y negligente» observancia de la Regla en Molesme, que él prometía seguir en el futuro más estricto y perfectamente. A comienzo de 1098 se alistaron veintiún monjes para seguir a Roberto al lugar de un «nuevo monasterio», donado a tal propósito por Reinaldo, vizconde de Beaune, viejo benefactor y pariente del abad. Aunque era vasallo de Otón, duque de Borgoña, ofreció un terreno de su propiedad. Estaba ubicado a unos 20 Km. al sur de Dijon, en una zona boscosa muy tupida. El lugar ya tenía nombre: en latín Cistercium (en castellano Císter, y en francés Cîteaux). Su etimología tiene distintas explicaciones; la más probable se refiere a su posición, estando «a este lado del tercer mojón» (cis tertium lapidem miliarium) del antiguo camino romano entre Langres y Chalon-surSaône. Por algunos años la nueva fundación no fue conocida por este nombre, sino simplemente como el Nuevo Monasterio (Novum monasterium). La fecha tradicional de la fundación, según consta en documentos posteriores, fue el 21 de marzo de 1098. Ese año, el Domingo de Ramos coincidía con la festividad de san Benito. Roberto y sus compañeros deseaban vivamente llevar una vida ascética en pobreza y perfecta soledad, proveyéndose de lo necesario con su propio trabajo, como los Apóstoles de Cristo. En esto no se vieron defraudados, porque la supervivencia en el bosque debió haber sido 268
realmente dura. Sin duda, pasaron los primeros meses talando árboles, construyendo algunos refugios temporales y plantando para la cosecha otoñal. Pero pronto, noticias provenientes de Molesme alteraron el ritmo de oraciones y trabajo manual. Los monjes, que habían visto complacidos la partida de su inquieto abad reexaminaron su actitud crítica. Los nobles de la vecindad, cuyos familiares poblaban la abadía, estaban escandalizados por los hechos turbulentos acaecidos en la comunidad. Sospecharon graves abusos cometidos en la misma, y Molesme comenzó a experimentar las consecuencias de la opinión pública hostil. Los que optaron por permanecer en la misma, decidieron que la forma más eficaz de salir del paso, era, como probaban experiencias anteriores, la vuelta de Roberto a Molesme. Dado que no había esperanzas de que éste volviera voluntariamente, mandaron una delegación a Roma para conseguir que el papa Urbano II ordenara el regreso del abad a Molesme. También se permitía regresar a todos aquellos monjes del Nuevo Monasterio que prefirieran seguir a Roberto, asegurando que en el futuro no se intentaría atraer monjes de una comunidad a otra. Si Roberto, con su acostumbrada inconstancia. Al Nuevo Monasterio se le permitía conservar la «capilla» del abad Roberto, esto es, el mobiliario de la iglesia y los textos litúrgicos, excepto el valioso breviario, que se les permitía conservar hasta la festividad de la Pasión de San Juan Bautista (29 de agosto). Así, podían copiarlo en ese lapso de tiempo. Roberto aceptó el veredicto del legado sin resentimiento aparente y, seguido por los monjes que estaban más unidos a él que a Cîteaux, retornó a Molesme, donde reanudó sus tareas abaciales y gobernó hasta su muerte en 1111. Su veneración popular como santo fue reconocida oficialmente en 1220 con su canonización, y en 1222 el calendario cisterciense señalaba su fiesta el 29 de abril. Poco después de la partida del abad Roberto y de sus adictos, muy probablemente en julio de 1099, la pequeña comunidad del Nuevo Monasterio eligió en su lugar a Alberico, quien había sido prior bajo Roberto y, probablemente, uno de los fundadores de Molesme. Debió haber sido un hombre de habilidad y carácter firme, porque se le atribuyen la consolidación, tanto material como espiritual del Císter. Cuando, debido a la escasez de agua, Alberico encontró inadecuado el sitio del primer emplazamiento y lo cambió casi un kilómetro más al norte, es muy probable que se realizase la construcción de la primera iglesia de piedra del Císter, consagrada por el obispo Gualtero de Chalón el 16 de noviembre de 1106 y dedicada a la Santísima Virgen María, inicio de una ininterrumpida tradición cisterciense. De la correspondencia entre Alberico y Lamberto, abad de Saint-Pierre de 269
Pothières se deduce, que el resto del mandato de Alberico transcurrió en una atmósfera tranquila, de modesta prosperidad. Una tradición inmemorial indica que, bajo el abadiato de Alberico, los monjes adoptaron el hábito blanco, o más bien crudo, bajo el escapulario negro, por lo que recibieron el nombre popular de monjes blancos. Después de la muerte de Alberico, ocurrida el 26 de enero de 1109, los monjes eligieron abad al prior inglés Esteban Harding. Heredó un simple monasterio que gozaba por entonces de cierto prestigio entre las innumerables abadías reformadas, y dejó tras de sí la primera Orden de la historia monástica, dotada de un programa claramente formulado, ensamblada en un sólido marco legal y en un estadio de expansión sin precedentes. Esteban nació en el seno de una familia noble anglosajona hacia 1060, y pasó parte de su juventud en la abadía benedictina de Sherborne, en el Dorsetshire. La invasión normanda arruinó a su familia, y tuvo que huir primero a Escocia y luego a Francia. Probablemente, completó su educación en París y, con un amigo llamado Pedro, también refugiado de Inglaterra, emprendió una larga peregrinación a Roma, donde ambos comprendieron su vocación monástica. A su retorno les llamó la atención la nueva empresa emprendida en Molesme, quedaron impresionados y decidieron unirse a la comunidad. Desde el comienzo de su administración, se nota una rápida expansión del patrimonio del Císter, gracias a su excelente relación con la nobleza de la vecindad. En un período de cinco o seis años, los monjes establecieron sus primeras granjas, Gergueil, Bretigny y Gremigny, la mayoría en tierras donadas por la condesa Isabel de Vergy, que fue bienhechora insigne de Esteban y de sus monjes. Aimón de Marigny les concedió Gilly-les-Vougeot, posterior residencia veraniega de los abades. Alrededor de 1115, consiguieron los famosos viñedos, conocidos posteriormente como Clos-de-Vougeot, que fueron, quizá, los bienes raíces más valiosos de Borgoña. Recibieron varias donaciones como 'limosnas libres'. Cualquier derecho sobre diezmos que retuviera el donante, se le remitía en su totalidad o se le daba su equivalente en una donación anual, nominal, de las cosechas. Sin duda alguna, el surgir de Císter de la oscuridad hasta un lugar prominente, y la magnética personalidad de Esteban, atrajeron numerosos discípulos y hacia 1112 se planeó una nueva fundación, que se materializó en mayo de 1113, cuando partió un grupo de monjes hacia La Ferté, al sur de Cîteaux, pero todavía dentro de los límites de la diócesis de Chalon-sur-Saône. Luego se hizo inevitable una segunda casa, porque como especifica graciosamente el documento de la fundación, «era tal el número de hermanos en Císter, que ni las haciendas existentes eran suficientes para mantenerlos, ni el 270
lugar en que vivían podía hospedarlos convenientemente». Con Harding se produjo un gran desarrollo cisterciense, pero durante la última década de su vida, cuya muerte ocurrió en la primavera de 1134, la comunidad estaba como extinguiéndose por causa de no atreverse nadie a abrazar su vida penitente, cuando Dios suscitó al joven Bernardo de Claraval. Sin duda, fue el principal protagonista en el desarrollo de la Orden del Císter en toda Europa. Nació como Bernardo de Fontaine en el castillo de Fontaine-les-Dijon, en Borgoña, Francia en el año 1090. Fue el tercero de siete hermanos. Su padre era caballero del duque de Borgoña y lo educó en la escuela clerical de Châtillon. Después de la muerte de su madre, entró en la Orden del Císter. Cuando a los 23 años, en el año 1113, ingresó como novicio en la Orden del Císter, le acompañaban cuatro hermanos, un tío y algunos amigos (hasta 30 personas según otras fuentes). Previamente los había educado monacalmente durante seis meses, asegurándose de su lealtad y formando un grupo muy unido. El convencer a tantos fue una labor ardua, especialmente a su hermano Guido, que estaba casado y tenía dos hijas, y que finalmente dejó a su familia y entró en la orden. Posteriormente entrarían en la orden su padre y su hermano menor. El año 1115, Esteban Harding, ante el doble problema de la masiva presencia del clan de los Fontaine y el repentino hacinamiento que habían provocado en su monasterio, decidió enviar a Bernardo a fundar el monasterio de Clairvaux (Claraval) del que fue designado abad, puesto que ocupó hasta el final de su vida. Fundó otros dos más, el de Pointigny y el de Marimond, los cuales junto al de La Ferté forman las cuatro abadías filiales cistercienses. El inicio de Clairvaux fue muy duro. Bernardo participó personalmente en la formación del espíritu cisterciense y fue el artífice de la gran difusión de la orden, pasando del único monasterio cuando ingresó a 343 cuando murió. El régimen impuesto por Bernardo era muy austero y afectó a su salud por lo que se vio obligado a dejar la comunidad y trasladarse a una cabaña que le servía de enfermería y donde era atendido por unos curanderos. Bernardo fue un inspirador y organizador de las Órdenes Militares, creadas para acoger y defender a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa y para combatir el Islam. Así, tuvo gran influencia en la creación y expansión de la Orden del Temple, redactó sus estatutos e hizo reconocerla en el Concilio de Troyes, en 1128. En 1130, el Cisma del antipapa Anacleto lo apartó de la vida monástica en clausura y comenzó una intensa actividad pública en defensa de Inocencio II. Estuvo movilizado de 1130 a 1137 e hizo del abad uno de los políticos más influyentes de su tiempo. Se desplazaba habitualmente a pie, 271
acompañado de un monje, que hacía de secretario y escribía a su dictado durante los desplazamientos. Tuvo una gran influencia en el desarrollo de la devoción a la Virgen María, por lo que le valió el sobrenombre de Doctor Melifluo (boca de miel). En 1145, Eugenio III fue nombrado papa. Es el primer papa cisterciense y discípulo de Bernardo. Había coincidido con él en uno de sus viajes y le siguió desde Italia hasta Clairvaux. Allí pasó diez años de vida monástica. En 1140, Bernardo lo había enviado a Italia como abad de Tres Fontanes. Pero su mayor y más trágica empresa fue la Segunda Cruzada, cuya predicación fue por completo obra de Bernardo. Allí apareció con toda su fuerza y con toda su debilidad su ideal religioso. Su fracaso afectó negativamente a su influencia y a su figura carismática, excepcional hasta entonces tanto con el poder religioso como político. En 1153, enfermó del estómago (no retenía la comida y las piernas se le hinchaban), quedó muy débil y murió al poco tiempo. Fue canonizado el 18 de junio de 1174 por el papa Alejandro III, siendo declarado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830. Los cistercienses se extendieron por toda Europa, no solo por nuevas fundaciones de distinta filiaciones, sino también por la incorporación de monasterios, ya existentes a los nuevos ideales cistercienses. La rápida difusión de los Monjes Blancos se debió al impacto causado en la sociedad de su época: atraían a ricos y pobres, a hombres y mujeres, a nobles y intelectuales; pero fue consecuencia también de la santidad de Bernardo y de su popularidad. La piedad, la austeridad, la búsqueda de la soledad, hicieron de los cistercienses la orden más atractiva del momento: en Italia estaban en 1120, y en la misma década en Gran Bretaña, Alemania y distintos países centroeuropeos. Todo el siglo XII y XIII fue de constante expansión. No obstante, con el tiempo, poco a poco fue cambiando el antiguo espíritu de los primitivos cistercienses. La aparición y el auge de las Órdenes Mendicantes provocó en buena medida una perdida de la tradicional importancia espiritual y temporal que el monacato había tenido en Europa Occidental. De todas formas, los cistercienses aun siguieron extendiéndose, si bien los cluniacenses y otros monjes benedictinos conocieron un mayor detenimiento. Los motivos de esta situación fueron varios. En primer lugar se puede destacar la feudalización de los monasterios, pues no solo actuaban como grandes centros o señoríos feudales, sino que sus abades con frecuencia vivían como nobles seculares, con lujos, servicios y practicas del todo ajenas al espíritu de la vida religiosa: había monjes que pasaban por turno a la enfermería para 272
comer carne, la cual estaba prohibida a los sanos, pero permitida a los enfermos. Por otra parte, se unieron circunstancias especialmente graves como la Peste Negra de 1348, que trajo la muerte de todos o casi todos los monjes de bastantes monasterios, lo cual hizo imposible o muy difícil mantener la vida religiosa de tales centros. Esto fue muy acusado en Francia, donde se unieron los efectos de la guerra de los Cien Años. La principal reforma de los cistercienses se debe a Benedicto XII, tercer papa del pontificado de Avignón, que, habiendo llamado al abad del Císter y sus cuatro principales filiaciones, habló con ellos largamente sobre las necesidades de la orden y expidió su celebre constitución Fulgens quasi stella matutina, dada en 1335, en la cual, después de manifestar su ardiente amor a la orden, da sabios reglamentos para su mejor gobierno y designa los colegios que ha de haber para que los jóvenes aprendan de ella: Salamanca para los españoles, Bolonia para los italianos, Metz para los alemanes, Oxford para los ingleses, escoceses e irlandeses; Toulouse y Montpellier para franceses y españoles vecinos, y París para toda la orden. Los abades comendatarios dieron al traste con la constitución de Benedicto XII, y desde entonces fue imposible mantener la observancia y la unidad. Nunca faltaron conatos de reforma, ya parciales, ya generales, pero no tuvieron completo éxito, sirviendo más bien para divisiones entre unos y otros países. El ultimo esfuerzo se hizo en tiempos de Alejandro VII en el año 1666, pero también fue de escaso éxito. Después empezó a entrometerse la corte de Francia, llegando a nombrar comisarios que asistiesen a los Capítulos Generales, lo cual no pudo menos de ser desastroso, pues los decretos salidos de ellos, marcadamente se resentían del espíritu de la época. Por fin llegó la Revolución, que, pasando de un país a otro, fue arrasando los numerosos monasterios. Ya en 1783 habían desaparecido gran parte de ellos en los dominios del emperador José II de Austria. La asamblea constituyente secularizó en 1790 los de Francia, donde había entonces 194 abadías comendatarias, 34 regulares y un centenar de monasterios de monjas. En la península quedaron maltrechos ya durante la guerra de la Independencia, y por fin, los cerraron los gobiernos de Portugal en 1834 y de España en 1835 y 1836. Once años después tocaba la misma suerte a los del cantón de Argovia y los emperadores de Rusia y reyes de Prusia hicieron desaparecer los de la católica y afligida Polonia. En 1892 muchos monasterios cistercienses se dividieron en dos congregaciones: La Orden Cisterciense de Estricta Observancia y Orden Cisterciense de Observancia Común. Los monjes que se acogieron a la estricta observancia se les llamó Trapenses. Sin embargo, los cistercienses, después de continuas luchas y continuos azares, han vuelto a renacer en 273
todo el mundo, de modo que a finales del siglo XX contaban con 87 monasterios y 4680 monjes. Los cistercienses se propusieron guardar desde un principio la regla de san Benito con toda su pureza y literalmente, añadiéndole además los estatutos particulares, o la célebre Carta de Caridad, dada por el gobierno de la congregación. El abad del Císter debía visitar las casas procedentes de este monasterio, mientras que él seria visitado por los cuatro abades principales. Los monasterios que tenían filiaciones también tenían obligación de hacer en ellas la visita anual. Cada año habían de reunirse en Capítulo General para tratar de los negocios de la orden. No debían tener privilegios ni exenciones contra la observancia común. Se dan asimismo reglas para la elección de abades y deposición de los mismos, sin excluir al del Císter, que al mismo tiempo era el superior nato de toda la congregación. También dejó san Esteban una colección de Costumbres, que se guardaban en todos los monasterios y aprobó el Capítulo General después de su muerte. Además, los sucesores dispusieron lo concerniente a las ceremonias y usos de la Iglesia y rubricas del breviario y misal, algunos muy especiales y dignos de consideración. El gran aumento de la orden y su difusión hicieron pronto casi imposible algunos punto de la Carta de Caridad, tales como la venida anual de los abades a Capítulo, que hubieron de dispensar a los más distantes, y la dificultad de corregir a los de los países ajenos a Francia. En 1134 se añadieron cuatro definidores, cuyo numero aumentó en 1197, quedando compuesto desde 1265 por 24 miembros, que eran, los abades del Císter, los cuatro principales y otras personas de las filiaciones de los cinco principales monasterios. En este tribunal solían resolverse la mayor parte de los asuntos. La reunión capitular solía tener lugar en el Císter por la fiesta de de la Santa Cruz de septiembre. Apoyados en la doctrina de san Benito, los cistercienses usaron vestimenta de varios colores, a diferencia de la generalidad de los benedictinos, que visten de negro. Ellos escogieron túnica blanca y escapulario y capucha negra, y para el coro la cogulla blanca. Los hermanos conversos, o legos, tienen color diferente y su escapulario baja poco más de la cintura, terminando en forma redonda. En el coro usan un manto, que llega hasta los pies, del mismo color del habito. Los novicios coristas tienen el mismo habito para el coro, pero blanco, y hay variedad en la longitud del escapulario. La orden Cisterciense prestó grandes servicios a la cultura moral y material de los pueblos. Ante todo, desplegó una rara actividad en la fundación y organización de colonias agrícolas, llegando a ser, no solo para las demás ordenes, sino también para los seglares, un modelo de 274
administración de los bienes temporales; la agricultura, la vinicultura, la apicultura y la cría de ganado de todas clases, debieron a esta orden un gran impulso. No menos actividad desplegó en la cristianización de los pueblos gentiles, especialmente los livonios, prusianos, obotritas y aun algunos pueblos asiáticos; para ello trabajó incansablemente en el fomento de las ciencias. Ya en 1227 se habla de una casa de estudios en París; en 1244 y 1245, el abad Esteban de Lexington estableció allí mismo un colegio para las personas de la orden; según un acuerdo del Capítulo General en 1245, en cada provincia, y a ser posible en cada abadía, había de fundarse un colegio, por lo cual no tardaron en organizarse los de Metz, Montpellier, Toulouse, Worrzburgo, Oxford y Estrella, y las Universidades de Heidelburg, Colonia, Ingolstadio, Praga, Leipzig, Viena y otras, todas provistas de ricas bibliotecas. Las producciones literarias de los cistercienses son en numero verdaderamente considerable. Entre los escritores de materias teológicas sobresalieron Esteban Harding quien publicó una edición de la Vulgata para que sirviese de norma para los monjes de la orden; san Bernardo, quien por la importancia y difusión de sus obras, por su conocimiento de la hermenéutica y por su elocuencia y riqueza de estilo hay que considerar como el príncipe de los escritores cistercienses; Alger Claraval, Guillermo de S. Thierry, Aelredo de Revesby, Isaac de Stella, Gilberto de Swineshead, Alano de Podio y Petrus Cantor, todos estos contemporáneos de san Bernardo. El famoso Alonso de Insulís, Tomás Balduíno, más tarde arzobispo de Cantorbery; Gilberto el Grande o el Teólogo; Humberto de Gendrey, interprete de Aristóteles; Conrado de Ebrach, profesor de las Universidades de Praga y Viena, etc.
Congregaciones cistercienses
A
lgunos escritores señalan varias congregaciones de cistercienses antes de las reformas parciales que dividieron la orden desde el siglo XV. Entre ellas se encuentra la llamada florense, fundada por el famoso abad Joaquín de Coraccio, en Calabria, y que tomó el nombre del monasterio de San Juan de Flor en 1196; o la del Valle de las Coles, instituida por el monje Viardo, cerca de Aviñón en 1240. Pero las verdaderas congregaciones cistercienses son las que a continuación se mencionan aquí: Congregación española:
l
lamada también Congregación de la Observación, o de Castilla, o de San Bernardo. La inició Martín de Vargas, maestro de 275
teología y monje del monasterio de Piedra en Aragón. Deseando restaurar la disciplina y librar a los monasterios de los abades comendatarios, pasó a Roma con Miguel de Cuenca, y en 1425 obtuvo de Martín V la facultad de fundar dos monasterios exentos de la jurisdicción del Capítulo General y del abad de Piedra. Estos conventos debían ser gobernados por superiores trienales y por un gran reformador, elegido cada cinco años. De vuelta a España fundó el monasterio de Monte Sión (1427), donde se tuvieron los Capítulos hasta 1554. Martín pasó grandes dificultades para implantar la reforma y murió en 1446. Durante cuarenta y cinco años no hubo más que dos monasterios, Monte Sión y Valbuena, a los cuales se agregó en 1469 el de la Huerta, en el obispado de Sigüenza. Después creció el numero rápidamente gracias al apoyo de los Reyes Católicos, llegando a contarse 61 conventos, de los cuales 39 ya eran antiguas abadías de la orden. En 1505 se unió el de Palanzuelos en la diócesis de Palencia, donde se puso la residencia del superior general de la congregación. Se distinguió esta por la observancia y los estudios, habiendo salido de su seno gran numero de varones ilustres en santidad, letras y dignidades. En el siglo XVII hubo una especie de cisma que causó gran revuelo y puso en notable peligro la observancia. Congregación toscana:
l
lamada también congregación cisterciense italiana o de Lombardía. Fue iniciada por Alejandro VI en 1496 y restablecida por Julio II en 1511. La confirmaron y añadieron varios privilegios León X, Paulo III y Gregorio XIII. Después Urbano VIII aprobó sus estatutos. Constaba de 45 casas, de las cuales 19 eran de antigua fundación. Estaba gobernada por presidentes y Capítulos anuales. Los abades eran trienales. Congregación portuguesa:
l
lamada de San Bernardo y de Alcobaza, que era su principal monasterio. Fue iniciada por san Pio V en 1567, y la reconoció también el rey Sebastián. Constaba de 17 monasterios, 13 de los cuales ya existían antes, y a consecuencia de las disputas abolió el derecho de afiliaciones. Lo visitaron con frecuencia los monjes españoles. Tuvo muchos e insignes hombres ilustre en virtud y ciencia.
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Congregación aragonesa:
staba compuesta de los monasterios cistercienses de Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca, y la inició Paulo V en 1616. Sus monasterios eran 18, siendo la mayoría de ellos muy conocidos, como Poblet, Santa Creus, Piedra, Veruela, existentes ya desde el siglo XIII. También tuvo bastantes hombres insignes, aunque no tantos como la llamada Española. Congregación de Alemania la Alta:
C
omenzó en 1595 con motivo de la visita que por mandato de Clemente VIII hizo el abad del Císter a los monasterios alemanes. Al principio reunió solo seis monasterios, después se unieron 14 más y llegó a dividirse en cuatro provincias. Era gobernada por un presidente, asistido de secretario y comisario. El presidente era el abad de Salmansweiler, donde estaba también el noviciado de la congregación. Sus constituciones fueron aprobadas en 1654. De esta congregación se han conservado hasta nuestros días solamente los conventos de Wettingen-Mehrerau, Marienstatt y Stama.
Religiosas cistercienses
E
l origen de las monjas cistercienses data de época posterior a la de los monjes, siendo su primera fundación el monasterio de Tart en el año 1120, situado a pocos kilómetros de Dijón. Las religiosas eran procedentes de Jully, donde era monja y murió santa Humbelina, hermana de san Bernardo. De Tart se extendieron por Francia y luego por el resto de la cristiandad. En España hicieron la primera fundación en Tulebras, Navarra, en el año 1134. Luego siguió el de Las Huelgas de Valladolid (1140), y después otros, siendo el más celebre el de Santa María de las Huelgas, en Burgos (1187), bien conocido en España y fuera de ella. Se debió esta fundación al rey Alfonso VIII, cuya hija, Constanza, entró allí monja y fue la segunda abadesa. En Italia se establecen monjas cistercienses desde 1171. Las fundaciones de Alemania, Suiza y Flandes son algo más tardías. Las religiosas se acomodaron en lo posible a la vida observante de los monjes, y vieron aumentar sus casas. Con el tiempo fue decayendo la observancia, por lo cual se formaron algunas congregaciones para restaurarla, principalmente en España, donde en 1493 se dio principio en Gradefes, León, a las bernardas recoletas. En Francia se fundó en 277
1588 el primer monasterio de fulienses, cerca de Toulouse. En Saboya, el año 1622, Luisa-Blanca Teresa Ballón fundó, con la ayuda de san Francisco de Sales, la congregación de bernardas reformadas de la Providencia. Es famoso en la historia el monasterio de Port Royal donde estableció una reforma la abadesa Angélica Arnaud en 1626. La Revolución arruinó también la mayor parte de los monasterios de religiosas cistercienses, que no obstante han vuelto a revivir en un numero considerable. En el siglo XX se estimaban el numero de conventos en 130 y las religiosas en 3750, de las cuales 2415 pertenecían a la observancia común, 900 a la trapense y las restantes a las otras congregaciones.
El Císter en España
L
a introducción del Císter en España se remonta al siglo XII, cuando monjes procedentes de Scala-Dieu, filiar de la gran abadía de Morimond, fundaron un monasterio en Yerga, primera de las ubicaciones que posteriormente pasaría a Nienzelas y finalmente, después de doce años se asentaría en 1140 en la localidad navarra de Fitero. Dado que por aquel entonces la parte sur de la Península, o estaba bajo el control de los musulmanes o se consideraba insegura, casi todas las casas cistercienses se ubicaron en la zona norte del país. En líneas generales las regiones de Castilla, Aragón y Navarra fueron de expansión de Morimond iniciada en Fitero, mientras que las zonas más periféricas como Cataluña, León, Galicia y Portugal pertenecieron más a la línea clavalarense. La primera fundación femenina sería Tulebras, no lejos de Fitero, con monjas procedente de la abadía francesa de Fabas, a su vez procedente del monasterio femenino de Tart. La nueva casa de Tulebras se convertiría en difusora del Císter femenino por las cuencas de los ríos Duero y Ebro. La comunidad de Tulebras intervino, entre otros, en el palentino monasterio de Perales (1160); en la abadía leonesa de Gradefes (1169); en la fundación del zaragozano Santa María de Trasobares (1162) y en las Huelgas de Burgos, fundado por Alfonso VIII y su mujer Leonor de Plantagenet (1187). El escaso interés de san Bernardo por las fundaciones hispánicas no parece obstáculo para la difusión de los cistercienses en la Península Ibérica, ni por tanto, en los reinos de León y Castilla. En época medieval la región leonesacastellana contaba con 56 monasterios, mitad masculinos, mitad femeninos.
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Ora et labora (reza y trabaja)
L
a jornada del monje cisterciense, marcada por el toque de campana, estaba ordenada según el calendario solar y tenia dos ritmos de carácter estacional: estival e invernal, en función precisamente de la luz solar. En realidad, este astro fue el principal reloj que tuvieron los monjes antes de que comenzaran a usarse los de péndulo, en el siglo XVIII. En la época veraniega se dedicaba aproximadamente seis horas al trabajo manual, entre tres y cuatro horas al oficio litúrgico y seis horas al dormitorio. Por el contrario, en época invernal se aumentaba considerablemente el descanso, se reducía el trabajo manual y se intensificaba la lectio. La propia regla de san Benito establecía la rutina diaria de los monjes, basada en el número sacro de siete horas para el Oficio Divino: Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas. A lo largo de la jornada se van distribuyendo, de forma secuencial, Prima, Tercia, Sexta y Nona, todas ellas con la misma estructura: verso inicial, himno, tres salmos seguidos de una breve lectura. Hay también una adaptación, especialmente para Nona, cuyo horario se adaptaba según verano o invierno. Junto a Completas constituyen las cinco horas menores. Las Vísperas tenían una estructura similar a Laudes. Además de cuatro salmos con sus antífonas, propios para cada día de la semana, los monjes cantaban el Magnificat, realizaban una antífona y por último el abad cantaba el paternoster y finalizaba con la pertinente oración del día. La dieta alimenticia de los monjes cistercienses era plenamente benedictina y fundamentalmente mediterránea: cereales, vino y aceite; a ellos se añadían legumbres y frutas. En cuanto a los productos de origen animal, estaba prohibido el consumo de carne, a excepción de las aves y productos derivados como el queso y, en ocasiones, la manteca. Se consolidó el consumo de pescado, mayoritariamente de procedencia fluvial. La base dietética estaba en el pan y el vino, de gran simbolismo litúrgico. Los cereales, fundamentalmente a través del pan, eran principalmente el trigo y el centeno, prioritariamente el primero, si bien el consumo de pan blanco estaba reservado a los enfermos. Los monasterios obtenían una buena parte de los cereales que consumían de sus rentas de tierra y heredades, pero también de la explotación de los molinos. Otro tanto sucedía con el vino, que en gran medida llegaba a los monasterios procedente de su propio patrimonio. Para consumo era mezclado con agua, pero ello no impedía que se tratase de obtener optimi vini. Los monjes exigían buenos caldos tanto blancos como 279
tintos. El consumo de pan y vino está regulado en la legislación casinense: la medida de pan será una libra por monje, tanto si hay una comida como si hay dos. La medida de vino está menos definida: un sextario cada día, equivalente a una hemina, es decir, en torno a un cuarto de litro. El tercer alimento de la dieta mediterránea es el aceite, utilizado como condimento. Como alternativa o complemento utilizaban la manteca de cerdo, no siempre permitida en los primeros tiempos, pero que se detecta entre los productos que los monasterios obtenían como rentas. A pan, vino y aceite, han de añadirse legumbres, secas y verdes, que servían para cocinar un potaje llamado en latín, pulmentaria. El pescado, que tenía también amplias connotaciones bíblicas solucionaba la abstinencia. Casi siempre procedía de los lagos, ríos cercanos y conductos de agua de molinos. Por último completaba la dieta las frutas, tanto verdes como secas, de consumo estacional, procedentes especialmente de las huertas monásticas o de huertos más alejados.
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Los Masones
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a masonería comprende tres periodos convencionales: la masonería operativa (que es la que estudiaremos) que abarca los siglos XIII a XVI, la masonería de los aceptados, que abarca el siglo XVII y la masonería especulativa, que comprende desde el siglo XVIII (1717) hasta nuestros días. Por un lado nos encontramos con la masonería operativa o de «oficio», gremio de canteros que, sobre todo, construían catedrales góticas. Se trataba de un gremio muy cerrado, por los conocimientos que manejaba sobre el levantamiento de catedrales y por los códigos de comunicación que empleaban sus miembros. Con el devenir de los tiempos, estas construcciones góticas proporcionaron algún tipo de conocimiento iniciático. Cuando las logias operativas empezaron a perder fuerza y poder, como es evidente por la disminución de trabajo y para poder sustentarse, empezaron a permitir el ingreso en las mismas a personas que no tenían ningún conocimiento de la construcción: miembros de la realeza, de la nobleza, de la banca, de las profesiones libres y del comercio. Esta etapa se le llamó de los 'masones aceptados', la cual no trataremos aquí.
Masonería operativa:
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l origen de la masonería cuenta con las más diversas versiones; desde los egipcios y los famosos constructores de pirámides con el arquitecto Imhotep como ejemplo; los babilónicos, los cuales aparecen mencionados en el Código Hammurabi y los romanos con sus Collegia Fabrorum. Pero las tres versiones que gozan de mayor crédito son: la que atribuye los orígenes de la masonería a los templarios, la que se atribuye su fundación a los judíos y la que se supone nació de los gremios y de las guildas. Pero es esta última, la de la guilda y gremios de trabajadores, la que cobra más fuerza. El arte de construir en estilo románico, durante los siglos XI y XII, fue ejercido principalmente por los monjes, a cuya iniciativa se debieron los edificios religiosos. Los benedictinos primero y después los monjes de Citeaux en Francia, fueron los que más se ocuparon en el arte de construir, por lo que recibieron los calificativos de Caementaerii y Latimii Massonerii. Al lado de los monjes arquitectos aparecieron los arquitectos laicos. La construcción de grandes catedrales hicieron convivir por largo tiempo a numerosos obreros y artistas, hizo que se establecieran entre ellos estrechas relaciones, que dieron origen a corporaciones en las que existía 281
una verdadera jerarquía (aprendices, compañeros, maestros) y subordinación, y para cuya organización sirvieron de modelo los Collegia Fabrorum de los romanos y las asociaciones de los germanos. Los maestros de obras alemanes, al descubrir el estilo gótico, procuraron conservar el secreto de su construcción, enseñándolo solamente a ciertos albañiles (en francés maçons) en los talleres que en forma de barracas de tablas se levantaban para trabajar a cubierto alrededor de los edificios en construcción. En la Edad Media, desde el siglo XIII al XV, en Inglaterra, Francia y Europa central, la mayoría de la población estaba compuesta de siervos que trabajaban las tierras de sus señores feudales y nunca viajaban más allá de su villa natal. En los pueblos, los artesanos hacían cosas, que los comerciantes compraban y vendían. los tejedores hacían paños, los orfebres anillos y joyas y, los carpinteros construían casas de madera para los habitantes locales. Pero los masones eran distintos. Trabajaban la piedra, y eran muy pocos los edificios hechos así, solo los castillos del rey, y de aquellos nobles a quien este había dado permiso de «castillar», así como las catedrales, abadías y parroquias. Por lo tanto los únicos que podían dar empleo a los masones era el rey, algunos de sus nobles y la Iglesia. La construcción de catedrales proporcionaba bastantes oportunidades de trabajo para los masones. La obra requería mucha mano de obra tanto calificada como no calificada. Se necesitaban trabajadores inexpertos que despejaran los escombros para construir los cimientos, y que cargaran las piedras y el mortero hasta el sitio de la obra. En Francia, entre 1050 y 1350, se construyeron ochenta catedrales, quinientas grandes iglesias e innumerables parroquias las cuales algunas de ellas tardaban en construirse más de cien años. Las reglamentaciones francesas de 1268 para la construcción de catedrales, establecía que «los masones, fabricantes de morteros y yeseros pueden tener tantos asistentes y criados como les plazca, siempre que no les enseñen nada de su oficio». Muchos siervos aprovechaban la oportunidad de escaparse de las tierras donde se veían obligados a trabajar para sus amos y se dirigían a una ciudad donde se estaba construyendo una catedral, sabiendo que si hasta un año y un día después su amo no volvía a capturarlos, estaban libres de la servidumbre. Algunos nobles y caballeros se ofrecían como voluntarios para realizar el trabajo no calificado como obra de piedad. En ciertos sitios, los Sábados Santos se obligaba a los judíos a realizar este trabajo como penitencia. Los masones eran trabajadores calificados. Había dos clases de 282
masones: los picapedreros o masones rústicos, que eran los encargados de trabajar la piedra dura común para realizar los sillares y los masones más diestros que tallaban las bellas portadas de la catedral. Trabajaban una piedra más blanda y terrosa. Esta piedra era conocida como «piedra libre o franca» y los masones expertos en trabajarla pasaron a denominarse masones de piedra franca, o albañiles libertos más conocidos como francmasones. Cerca del sitio en el que trabajaban, erigían una choza a la que llamaban «lodge» que después derivó en «Logia». Estas posadas estaban vedadas a los curiosos o intrusos, tenían el suelo de yeso para dibujar en ellos los proyectos. Aquí guardaban las herramientas, tenían mesas, escuadras, compases. Vistiendo el delantal, planeaban magnificas catedrales que aun hoy asombran a la humanidad. Se dice que cuando el mal tiempo obligaba a celebrar alguna reunión o tenida en este lugar, el que fuera sorprendido en su interior sin ser iniciado, era colocado debajo de un canalón hasta que el agua le saliese por los zapatos, de donde viene la conocida frase «llueve sobre mojado». El gremio de los albañiles (masones) era uno de los más apreciados y disciplinados. Alcanzar el puesto de maestro albañil significaba convertirse en un personaje distinguido, respetado por las jerarquías eclesiásticas y por los nobles. Alcanzaron un status social muy alto, superior en relación al de los otros oficios, y este oficio de constructor se consideró como una profesión liberal, casi artística y con un carácter sagrado. Los secretos de las corporaciones medievales estaban motivados por el peligro de lo que hoy se denomina espionaje industrial. Mantener oculta la técnica que permitía la estabilidad de los arcos y de los arbotantes o la filigrana de los rosetones, por ejemplo, garantizaba tener trabajo. Estos obreros especializados empleaban una terminología de palabras, signos y tocamientos que se debió a la necesidad de distinguir a los miembro auténticos de los que no lo eran. Como el analfabetismo era casi general, se inventaron santo y señas; por ejemplo, llevarse la mano derecha, abierta, a la garganta y después al hombro derecho, era sinónimo de masonería. La Europa del medievo era una sociedad eminentemente disciplinada y regulada. También la vida de los masones lo estaba. Sus deberes estaban establecidos en directivas de los gremios que los contrataban, y se conocían como 'Cargas'. La primera de ellas era la obligación del masón hacia Dios. La segunda era la obligación hacia el rey, cuya soberanía y leyes debía obedecer y la tercera era la obligación hacia el maestro, el empleador, y el maestro masón para el cual trabajaba el aprendiz de masón. Las más importantes eran: 283
• No debía traicionar los secretos de su maestro. • No debía seducir a la mujer, hija o ama de llaves de su maestro. • No debía sostener ninguna discusión desobediente con su maestro, la dama de este o un fracmasón. • No cometer adulterio ni fornicación. • No salir después de las ocho de la tarde. • No frecuentar posadas ni burdeles. • No jugar a los naipes salvo durante los doce días de Navidad. El salario y horario de los masones, había sido establecido en el Estatuto de los Trabajadores que fueron redactados después que, en 1348, una serie de epidemias (Muerte Negra) asolara Europa Occidental. El resultado fue una escasez de mano de obra que incremento el poder de negociación de los sobrevivientes. La Cámara de los Lores y Comunes, dictó leyes, los llamados Old Charges (Antiguos Deberes) que no establecían un salario mínimo sino uno máximo, y era ilegal que los trabajadores recibieran una paga superior a la fijada. De hecho las multas por el incumplimiento de esta ley era el equivalente al sueldo de unos seis meses. Por lo general, y debido a la falta de personal por la circunstancia mencionada frecuentemente era incumplida. En cuanto a la retribución que percibía un masón por cada día de catorce horas de trabajo en verano, de cinco de la mañana a siete de la tarde, con intervalos de dos horas en total para las comidas y el descanso, consistía por ejemplo en Inglaterra en seis peniques diarios. En invierno, el día de trabajo se extendía desde el amanecer hasta la media hora antes de la puerta del sol. En Francia, al igual que en Inglaterra, los masones, en especial aquellos que realizaban las tallas ornamentales en piedra franca, formaron una organización que no tenía paralelo en Inglaterra, la Compagnonnag. Los compagnons (compañeros) recibían a trabajadores de casi todos los oficios. Desarrollaban su trabajo en el centro y sur de Europa y en Francia actuaban en el área de París. Intentaban realizar negociaciones en representación de los trabajadores de los diferentes oficios y fueron el equivalente medieval más cercano a una moderna confederación de sindicatos. Los reyes y gobiernos de Francia no aprobaban esta situación. Tras varios intentos por declararlo ilegal, un estatuto de 1601 prohibía que los compagnons se saludaran mutuamente en la calle o que más de tres fueran juntos a una taberna. Pero los compagnons no dejaron de trabajar en la clandestinidad defendiendo los intereses de sus miembros. En algunos lugares de Europa, como por ejemplo en Escocia, los 284
masones de piedra franca trataron de fortalecer su posición mediante el uso de una contraseña que era trasmitida a todos los maestros masones calificados, y a la que ni los aprendices ni ninguna otra persona tenía acceso. Esto permitía que los maestros masones se reconocieran entre si y evitaba, en la medida de lo posible, que los aprendices ingresados realizaran las tareas de un maestro. La palabra clave se hizo conocida como la «palabra masónica» y es posible que fuera Mohabyn, que tiene relación con la palabra marrow y que significa compañero o camarada y que se cree fue iniciada como palabra masónica en 1550. Aunque los masones eran conscientes que sus sindicatos eran ilegales, sin embargo cumplían con sus obligaciones religiosas. Era cosa frecuente entre los gremios medievales, como también ocurre actualmente, honrar a quienes ellos consideraban sus protectores con fiestas solemnes. Los de los albañiles medievales, es decir, los de la masonería, eran y son san Juan Bautista y san Juan Evangelista, a quienes ellos llamaban san Juan de Verano y san Juan de Invierno, respectivamente, y cuyas fiestas se celebran el 24 de junio y el 27 de diciembre, coincidiendo con los solsticios de verano e invierno. También reverenciaban a santa Barbara, que les protegía contra el rayo, y a los Cuatro Mártires Coronados. Fueron los mártires Siverio, Siveriano, Corpofón y Victoriano, que por orden de Diocleciano fueron golpeados hasta la muerte con azotes armados con bolas de plomo. Como por aquel entonces no se llegaron a conocer sus nombres fueron asociados a cinco mártires escultores: Castor, Nicóstrato, Sinforiano, Claudio y Simplicio, que murieron por rehusar esculpir el ídolo que había encargado Diocleciano, y que murieron en parecidas circunstancias en el año 287. Cuando se supieron más tarde sus nombres, la costumbre continuo dándoles esa denominación, pero fueron representados con las herramientas de escultores de los otros mártires. Su fiesta se celebra el 8 de noviembre. El final del gótico y de las catedrales dejó sin trabajo a los tallistas, y la aparición en Italia de libros sobre el arte de la arquitectura quitó todo el valor a las formulas y técnicas secretas de los freemasons. También influyó mucho en la desaparición de la masonería operativa la Reforma luterana y calvinista, en especial la separación anglicana de Roma, ya que masonería y catolicismo estaban perfectamente coordinados en la Edad Media. Fue a partir de esos momentos cuando las logias empezaron a admitir miembros sin directa relación con la construcción; los llamados aceptados.
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Organización de la masonería:
L
a masonería operativa comprendía tres grados esenciales: aprendiz, compañero y maestro. En el siglo XII se formó el gremio o guildas de constructores. Para ser aceptado en una guilda, un niño debía haber cumplido once o doce años, la entrada era más fácil si tenía un pariente perteneciente al gremio. Una vez aceptado el aspirante comenzaba un aprendizaje de un mínimo de cinco años con un maestro cortador de piedra quién le proporcionaba además de entrenamiento en el oficio, alojamiento y comida, los aprendices con un sentido artístico eran estimulados a ser talladores o escultores en piedra lo que significaba un pago adicional ya fuera en dinero, comida o en raciones de vino. El delantal del aprendiz estaba hecho con piel de cordero, blanca, símbolo de inocencia, y debía llevar el reborde levantado (pues no sabía todavía trabajar) a fin de protegerse. Los aprendices que habían completado su entrenamiento pasaban a ser oficiales o compañeros y podían ejercer el oficio en otras ciudades con otros maestros, teniendo la posibilidad de elegir su trabajo y aspirar a mejores sueldos. El compañero, se podría decir alegóricamente que es el obrero cualificado. Mientras el aprendiz trabaja con el reborde de su delantal levantado, pues todavía estaba en fase de aprender el oficio, el compañero llevaba un delantal cuyo reborde estaba bajo (sin levantar). Un oficial que ya había adquirido suficiente experiencia podía aspirar a ser un maestro, para lo cual debía pasar un rígido examen ante los miembros de la guilda a los cuales presentaba una obra maestra para poder ser aceptados. El nuevo maestro podía establecerse por su cuenta y tomar aprendices completándose así el ciclo. Al realizar una construcción importante, toda la organización del trabajo estaba a cargo de un maestro masón, que funcionaba en múltiples funciones: arquitecto, administrador, contratista y supervisor técnico. Él diseñaba los moldes o plantillas usados para cortar las piedras para los intrincados diseños de puertas, ventanas, arcos y bóvedas. Él diseñaba por si mismo el edificio, usualmente copiando sus elementos de edificios en los que trabajó anteriormente, dibujando generalmente sus planos en pergaminos. Como administrador llevaba las cuentas, contrataba y despedía al personal y se preocupaba de conseguir los materiales. Como supervisor el estaba siempre presente en la obra para tomar las decisiones cuando era necesario, en los grandes proyectos era asistido por maestros de menor rango. La escuela masónica del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es el más extendido e influyente en el mundo, tiene 33 grados, que no se 286
establecieron de una vez sino que fueron apareciendo en épocas diferentes como pensamientos e ideas que iban gradualmente desarrollándose. El numero de estos varia según los sistemas o Ritos (el Rito Escocés Rectificado tiene 7; el Rito de Memphis y Misraim llega hasta 99). Los tradicionales, que constituyen la base o esencia de la masonería, existen desde un principio y lo tienen todas las logias cualquiera que sea su rito. Son los tres primeros: aprendiz, compañero y maestro. Estos 33 grados se dividen en: simbólicos, que son los tres primeros y forman la que se ha llamado masonería azul; capitulares, que comprenden desde el 4º al 18º inclusive y forman la masonería roja; filosóficos o consejiles desde el 19º al 30º inclusive, constituyendo la masonería negra y, sublime que son los tres últimos e integran la masonería blanca, formada por los jefes supremos. Los masones se reúnen en grupos que toman el nombre genérico de talleres. Los consagrados a los tres primeros grados reciben el nombre de Logias; los correspondientes a los grados capitulares se denominan Capítulos y los relativos a los grados filosóficos llevan el nombre de Consejos. Sin embargo, el nombre de Logias suele aplicarse a los distintos talleres. El poder ejecutivo lo ejerce el Gran Consejo de la orden, compuesto de 32 miembros y 10 suplentes elegidos por la Asamblea General cuyo mandato es de cuatro años. Las Logias son independientes entre si y cada una lo es en su administración, pero dependen de cuerpos centrales llamados Logias Capitulares y Grandes Logias provinciales, y estas a su vez de altos cuerpos masónicos denominados Grandes Orientes, los cuales son también independientes entre si. Por regla general , cada Logia tiene como funcionarios: un Venerable o Presidente que debe tener treinta años y formar parte de la misma Logia como miembro activo con un año de anticipación; dos Vigilantes, dos Expertos, un Guarda interior, otro exterior, un Maestro de Ceremonias, un Orador, un Tesorero, un Hospitalario, un Guardasellos, y un Secretario. En general se necesita ser miembro activo para desempeñar cargos y estos son obligatorios, temporales, honoríficos y gratuitos; las elecciones tienen lugar anualmente, y en ella solo pueden tomar parte los miembros activos. Los apartados o retirados de la masonería de denominan durmientes.
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Símbolos:
E
l simbolismo juega un papel muy importante en la francmasonería, además del sentido que encierran y que se explican a los adeptos en las sucesivas iniciaciones tienen el objeto que los masones puedan reconocerse entre sí en cualquier punto en que se encuentren. Los más importantes son: :: El delta luminoso ::
E
s un triángulo equilátero en cuyo interior se encuentra un ojo. Es el símbolo de la divinidad, de la sabiduría divina y de la luz. El delta luminoso está colocado por encima del Venerable, hacia Occidente. El ojo simboliza la luz, la inteligencia, la visión total. El triángulo es trinidad: Sol-Azufre-Mercurio (principios de la Obra); Pasado-Presente-Futuro; Nacimiento-Vida-Muerte. El paso de la masonería operativa a la especulativa representó asimismo el paso una albañilería material a una espiritual. :: La estrella ::
L
a estrella flamígera tiene una profunda significación dentro del simbolismo masónico. La estrella empleada es la pentagonal. Es el núcleo de toda irradiación luminosa. Las cinco puntas de la estrella expresan la proyección del ser humano hacia el exterior. También representan los instrumentos simbólicos de que se sirven los adeptos para su trabajo interior: la escuadra, el compás, la regla, la plomada y el nivel. :: Las columnas Jachim y Boaz ::
E
stas columnas son de color rojo y blanco respectivamente, y representan la dualidad existente en el universo: la luz y las tinieblas; la construcción y la destrucción; el bien y el mal. Hiram Abiff, arquitecto del Templo de Salomón construyo estas dos columnas. :: La letra G ::
B
ásicamente representa el Macrocosmo, el Gran Arquitecto de Dios. Es la G de God (Dios en ingles); de Gad (Dios en sirio); de Gott (Dios en alemán). Es la G de geometría, gravitación, genio y gnosis.
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:: La escuadra ::
E
s el símbolo de la rectitud masónica. El aprendiz lo usa como signo del Grado y en cada uno de los pasos de su marcha, para recordar el deber que tiene el masón de que sus actos se ajusten a la rectitud. Constituye también la joya del Venerable Maestro, el cual está más obligado que los restantes miembros de la Logia a ser recto e imparcial en sus juicios y moral en sus costumbres, para dar ejemplo a los obreros de su Taller. :: El compás ::
T
iene para la masonería una significación filosófica basada en la perfecta solidaridad. En efecto: siendo el círculo la primera figura curvilínea plana, cerrada y perfecta, como el triángulo equilátero es la primera figura rectilínea perfecta, y estando el círculo determinado por la rotación de una de las puntas del compás alrededor de la otra como centro; considerando que este centro simboliza al Masón, equidistará de todos los puntos de la circunferencia, que simbolizan a los hombres, y como todos estos puntos gozan de las mismas propiedades, todos los seres que componen la Humanidad tienen los mismos derechos; y a todos debe llevar el masón, colocado en el centro de la Humanidad, la luz de la verdad, los beneficios de la ciencia y el ejemplo de las virtudes. :: El mazo ::
R
epresenta la voluntad con la que el aprendiz golpeará y expulsará todos los aspectos psicológicos que han formado su personalidad individual: sueños, emociones, cargas, apegos, ilusiones, deben ser transformados en Voluntad Universal. Es la fuerza y la energía del mazo la que golpea todos estos aspectos individuales en un ejercicio de certeza y de rigor. El mazo expulsa con voluntad y fuerza de la piedra las cuestiones individuales y el cincel reintegra con discernimiento y belleza las cuestiones universales. El mazo es la virtud que enseña a resistir y soportar los infortunios con entereza. :: El cincel ::
R
epresenta a la inteligencia con la que el aprendiz, una vez golpeadas sus asperezas individuales, empieza a moldear la piedra bruta, a través del discernimiento que separará lo sutil de lo denso y a dirigir con inteligencia la decisión de la voluntad. Para ejecutar 289
el trabajo necesita cautela, de ahí que el simbolismo sea el del criterio y la prudencia. :: La plomada ::
L
a plomada o perpendicular consiste en una pieza de plomo que pende al final de un hilo, y aprovechando la fuerza de la gravedad marca la línea vertical. La proyección de ese eje dentro de sí, da al iniciado la noción de rectitud y le permite rescatar el verdadero sentido de palabras como integridad, nobleza o virilidad, que en nuestros días se han vuelto insignificantes. La auténtica virilidad es pues interna y se refiere a lo espiritual. Cuando un profano solicita su ingreso en la masonería debe ser antes «aplomado», operación análoga a la que cada masón efectúa a cada momento consigo mismo, observando la distancia existente entre su centro y el centro del estado de ser; su libertad vendrá expresada por saber alejar las fuerzas centrífugas que le llevan a la dispersión y a la identificación con lo que deviene, y por un saberse sumar a las energías que le remiten al centro, la unidad entera y sin par. :: El nivel ::
E
l nivel es en realidad una plomada suspendida del vértice de una estructura. Su función es marcar la horizontal, pero para ello es preciso que la vertical cruce el punto medio de su base, es decir el nivel no sólo presupone la plomada, sino que la contiene y es su resultado. Es imposible saber si una recta es realmente horizontal por ella misma, puede parecerlo y estar sin embargo sesgada, inclinada hacia cualquier aspecto o tendencia particular; la única forma de verificar su horizontalidad es comprobando que la plomada la atraviesa por su punto medio, es decir por su centro, fecundándola y haciéndola por tanto generosa y bella, reflejo de la verdad. :: El mallete ::
E
s el signo de la autoridad del que lo lleva, y a la vez el mazo simbólico que, con el cincel, sirve para desbastar la piedra bruta, pues esta también simboliza el alma del profano antes de ser instruido en los misterios masónicos. :: La paleta ::
E
s un instrumento simbólico emblema de la tolerancia y de la indulgencia que deben de adornar al masón. Recuerda a éste 290
la obligación en que está de perdonar los defectos de sus hermanos y dulcificar sus palabras, lo mismo que el albañil usando la llana, hace desaparecer las irregularidades de las superficies, extendiendo con regularidad la mezcla que emplea para trabajar. :: La regla de 24 divisiones ::
R
ecuerda que la medida ha de estar también presente en todas las manifestaciones del espíritu, que han de ser ajustadas en su formulación e intensidad. :: El mandil ::
E
ste símbolo representa para todos los francmasones un fuerte sentimiento de afinidad entre ellos. El mandil masónico debe ser cuadrado, con solapa (babeta) de forma triangular; con el ribete hacia abajo, únicamente deben adornarlo las alegorías y símbolos propios de las enseñanzas de cada uno de los grados en que se trabaja; de color blanco, ya que ese color es el emblema de la pureza; con una cinta azul que le permita ir suspendido a la cintura; y cuyas medidas son entre doce a catorce pulgadas de altura, por catorce a dieciséis pulgadas de largo, y la babeta con una caída de cinco a seis pulgadas. En cuanto al material de que está hecho, el cordero siempre ha sido considerado como símbolo de la inocencia. La posterior incorporación de color se debe a la masonería francesa. En cuanto a la manera de llevarlo, los aprendices masones lo deben llevar con la babeta levantada, simbolizando así el anhelo de crecer espiritualmente, con el alma apuntando a las alturas. Cuando el mandil se adhiere al cuerpo se sostiene por una cuerda, la cual forma un circulo con respecto al cuerpo, simbolizando el espíritu de Dios. El triángulo de la babeta representa el alma masónica. El cuadrado representa nuestro cuerpo (la tierra, la materia y la esencia). Uniendo estos tres significados, tenemos presente en el mandil la representación del hombre en alma, espíritu y cuerpo. :: Calavera y tibias cruzadas ::
E
s un permanente recordatorio de nuestra condición mortal que da un sentido especial a cada uno de nuestros actos y simboliza la muerte mística de la iniciación espiritual. :: El ataúd ::
S
imboliza la muerte mística que debe sufrir el iniciado masón para renacer en un nivel de perfeccionamiento y elevación 291
moral. Representa la muerte del yo y se ritualiza en la ceremonia de obtención del grado de maestro. :: Cráneo fracturado ::
S
iendo, como todas las calaveras, aviso de nuestra naturaleza mortal y símbolo de la muerte mística que experimenta el iniciado, remite específicamente a la muerte de Hiram Abiff, que fue asesinado de un golpe en la cabeza. :: Damero ::
L
a logia masónica suele tener al menos una parte de su pavimento ajedrezada en blanco y negro, simbolizando con ese enlosado la dualidad del Bien y del Mal que forma parte de la vida. :: Escalera ::
A
lude a la bíblica escalera de Jacob que une la tierra con el cielo y simboliza la conciencia del hermano masón que, en su evolución, debe obtener la unión con la espiritualidad celeste. En su ascensión encontrará tres peldaños o pasos de gran importancia: la fe, la esperanza y la caridad, cuyas imágenes se representan con frecuencia unidas a la escalera. :: Esferas terrestre y celeste ::
N
ormalmente coronan las dos columnas del templo, «J» y «B». Representan, respectivamente, el microcosmos y el macrocosmos, así como las relaciones que unen el arriba con el abajo. :: Libro ::
R
epresenta el texto de la Ley Sagrada, sobre el cual el aprendiz jura cumplir sus obligaciones. En ocasiones es la Biblia, pero cada aprendiz elige libremente el libro que es sagrado para él. :: Lewis ::
E
s una curiosa pieza, una argolla de metal embutida en la cara superior del sillar perfecto que permite que este bloque de piedra sea levantado con un gancho y una polea para colocarlo en su debido lugar. En la terminología masónica, se llama Lewis al hijo de un masón, aunque en ocasiones se trate de un hijo espiritual.
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:: Líneas paralelas ::
R
epresentan a los santos Juan Bautista y Evangelista, cuyas fechas de celebración equidistantes, a mediados de invierno y verano respectivamente, marcan los solsticios de dichas estaciones. En los cuadros que muestran los símbolos masónicos, la escalera de la conciencia se alza entre las dos líneas paralelas trazadas en el suelo. :: Llave ::
I
dentifica al masón como miembro de la hermandad, ya que representa la llave de la logia. En un segundo nivel, simboliza la llave que da acceso al conocimiento y al lenguaje que lo expresa. :: Maza ::
E
s el instrumento que representa la muerte mística y ritual de la ceremonia del Tercer Grado. Rememora la muerte de Hiram Abiff, asesinado de un golpe en la cabeza.
Alfabeto masónico :
E
l alfabeto masónico es, en realidad, un sencillo sistema de sustitución conocido originariamente bajo el nombre más prosaico de «pigpen alphabet» o alfabeto «parque de cerdos», por el trazado que semeja las vallas en que se encerraba a los gorrinos. Los masones del siglo XVIII la utilizaron abundantemente en su correspondencia, una clave que ha dado llamarse alfabeto masónico. También se utiliza habitualmente otra forma especial de escritura consistente en el uso de los tres puntos (.·.). Es en realidad una forma de abreviatura que consiste en poner las letras iniciales de las palabras seguidas de tres puntos en forma de triángulo con el vértice en la parte superior. A esta forma de abreviatura se le conoce con el nombre de ABREV:. TRIPUNTEADA. El origen de esta forma de abreviatura se desconoce, pero aparece a partir de la masonería especulativa, siendo el escrito más antiguo el del Gran Oriente de Francia fechado el 12 de agosto de 1774, para anunciar la toma de posesión de su nuevo local. Durante la masonería operativa, la transmisión de los conocimientos se hacían en forma práctica y verbal, toda vez que eran muy celosos en revelar los secretos de su arte y oficio; de ahí que no se hayan encontrado vestigios de documentación al respecto. Los tres puntos provienen del Compañonage, donde parece haber simbolizado al triángulo, éstos tres puntos simbolizan además el triquete, que era un 293
símbolo formado por tres piernas plegadas en triángulo, tal cual lo encontramos en algunas obras de los Compañones. Las principales reglas para el empleo de la ABREVIATURA TRIPUNTEADA son las siguientes: .·. Basta usar la letra inicial de la palabra cuando ésta no puede ser confundida por otra. Ej.: H.·. por Hermano .·. Se usará la primera sílaba o las dos primeras letras cuando puede ser confundida por otra palabra Ej.: Ap.·. por Aprendiz .·. Para las palabras que empiecen con la misma letra, se usará la primera letra sola en representación de la voz más sancionada por el uso. Ej.: entre las palabras Masón y Maestro, se empleará M.·. por Maestro y la sílaba Mas.·. por Masón porque el uso constante lo ha establecido así. .·. Cuando se quiere expresar el plural de una palabra, se usa la primera letra doble. Ej.: MM.·. por Maestros .·. Cuando se quiere indicar el plural de una palabra que se representa por la primera sílaba o con más de una letra, se duplica la primera letra o la última. Ej.: AAp.·. o App.·. Por Aprendices, MMas.·. o Mass.·. por Masones. .·.Cuando se abrevien varias palabras a la vez, deben emplearse tan solo la primera letra de cada una de ellas.
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Los Templarios
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os cosas van relacionadas con la historia de los templarios, una son Las Cruzadas, y la otra, la introducción de la arquitectura gótica en los países cristianos. Todo el mundo ha oído hablar de Las Cruzadas, pero no todos saben que los templarios fueron, junto a los hospitalarios, muy importantes en el desarrollo de las mismas. Todo el mundo ha oído hablar de los templarios, pero pocos saben que fueron, los verdaderos financieros de las construcciones catedralicias. Mediante la financiación de las cofradías de albañiles (masones) o la creación de otras, en las que los secretos aprendidos en Tierra Santa eran divulgados a los artesanos, vinculados así de forma indisoluble a la orden. Y de hecho, con el proceso que aniquiló a los templarios, un gran numero de albañiles se negaron a construir para el rey de Francia y emigraron a otros países de Europa, especialmente a Alemania. Su historia se desarrolla entre los siglos XII y principios del XIV. Desde su fundación en Jerusalén en 1118 hasta la detención de su último maestre, un viernes y trece de 1307, financiaron numerosas iglesias, catedrales y castillos en toda Europa y a lo largo de todo el camino de peregrinaje, levantadas, las primeras, en lugares especialmente escogidos por sus propiedades telúricas que les llevaba desde la Europa cristiana hasta su destino en Tierra Santa. Los especialistas que levantaban estas iglesias por orden de los templarios se hicieron llamar «compañeros constructores». Se reunían en logias, igual que los masones, con reglamentos internos y rituales de recepción e iniciación de aprendices, en donde se transmitía de forma oral, el conocimiento secreto sobre el arte y ciencia de la construcción, que comprendía aspectos materiales, intelectuales y místicos. En resumen, los templarios no intervinieron nunca directamente en su construcción, sino más bien, fueron los que las financiaron.
Creación de la orden de los templarios
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n el siglo XI se pusieron de moda las peregrinaciones a lugares sagrados, especialmente a Roma, Santiago de Compostela y a los Santos Lugares donde transcurrieron la vida, pasión y muerte de Jesucristo. Cada vez eran más numerosas las personas que emprendían la aventura de marchar a Tierra Santa. Para ello seguían unos itinerarios precisos en los que podían encontrar hospederías, 295
hospitales y lugares de acogida costeados por entidades piadosas, y una mínima infraestructura que mitigaba los azares e incomodidades del largo camino. Este viaje solía durar varios meses. Algunos peregrinos lo emprendían por pura devoción, que quizá disimulaba un deseo de ver mundo; otros lo hacían a modo de penitencia. Las peregrinaciones a Jerusalén, se fueron haciendo usuales en una Europa cuya curiosidad, afán de saber y poder económico había crecido notoriamente en los últimos tiempos. La Tierra Santa estaba bajo el dominio de los califas abbasíes de Bagdad. Estos, aunque profesaban la religión islámica, no tenían inconveniente en respetar y favorecer las peregrinaciones cristianas a sus posesiones. Al fin y al cabo, los visitantes les proporcionaban saneados ingresos, comparables a los que algunos estados actuales obtienen de la explotación de un santuario famoso. Pero, a mediados de siglo, los belicosos e intolerantes turcos selyúcidas se apoderaron de toda la región. Los turcos masacraron a muchos pacíficos peregrinos para quitarles cuanto dinero y objetos de valor llevaban. Rescatar Tierra Santa de los infieles y restablecer la seguridad en las rutas de peregrinación era algo necesario. El 18 de noviembre de 1095 comenzaron las sesiones del concilio que el papa Urbano II había convocado en Clermont, Francia. Los prelados y miembros de la alta nobleza asistentes fueron tan numerosos que no cabían en la catedral y la asamblea hubo de trasladarse al aire libre, a la cercana y empinada ladera de Champ-Herm. El papa, en lengua d´oil, prometió remisión de todos los pecados a aquellos que se alistaran en una peregrinación armada para rescatar de manos turcas los Santos Lugares. La nueva resolución dictada en el concilio fue divulgada por todos los reinos, de boca en boca, de púlpito en púlpito, al grito unánime y entusiasta de devota belicosidad, Deus le volt! (¡Dios lo quiere!). El pueblo acogió el proyecto con fanático entusiasmo, por lo que una muchedumbre de personas de toda condición se dispuso alegremente a participar en la aventura. Los peregrinos cosían sobre el hombro derecho de sus mantos o túnicas el distintivo de una cruz de trapo rojo. Por este motivo se les llamó cruzados y a las expediciones que les condujeron a Oriente, cruzadas. Teniendo en cuenta que se trataba de una expedición guerrera, los contingentes militarmente ineficaces que acudían a la convocatoria constituían un estorbo más que una ayuda, pero, no obstante, nadie fue rechazado. Decenas de miles de campesinos y artesanos malvendieron sus pertenencias para adquirir dinero y armas con las que concurrir a la cruzada. En el año 1096, todo el bloque de los Países Latinos se entregó a una frenética actividad. La improvisación y falta de coordinación de los mandos era tal que se prepararon 296
simultáneamente varias expediciones. Había una cruzada oficial capitaneada por la alta nobleza y supervisada por el papa, y otras varias cruzadas populares más o menos espontáneas, caracterizadas por la indisciplina de sus componentes. De esta, la más importante fue la acaudillada por Pedro el Ermitaño, un carismático predicador que arrastraba tras de sí a una muchedumbre de fanáticos, y el caballero Gualterio Sin Haber. Atravesaron Europa cometiendo matanzas y saqueos a su paso por ciudades cristianas, llegando a Constantinopla a primeros de agosto; pero Pedro el Ermitaño no tenía ninguna preparación para la guerra y el 21 de octubre de 1096 fueron aniquilados por los turcos en el valle de Dracón, camino de Nicea. Solo se salvaron del degüello las mujeres y niños aptos para los harenes. La cruzada militar realizó cuatro itinerarios según los puntos de reunión: Godofredo de Bouillón pasó por Hungría y Bulgaria; Roberto de Flandes por los Alpes e Italia; Raimundo de Saint-Gilles-Toulouse por Italia, Dalmacia, Albania y Salónica, y Bohemundo de Tarento y su sobrino Tancredo llegaron por mar. El 15 de julio de 1099, tres años después de la partida, los cruzados, dirigidos por Godofredo de Bouillón, alcanzaban su principal objetivo: se adueñaban, después de un cruento asedio, de la ciudad sagrada de Jerusalén. La matanza de sus habitantes musulmanes y judíos fue espantosa. Eligieron inmediatamente a Godofredo como rey de Jerusalén, pero éste rechazó ceñirse la corona de oro en los mismos lugares en que Cristo había llevado la corona de espinas; solo aceptó el humilde titulo de Advocatus Sancti Sepulchri (Protector del Santo Sepulcro). Godofredo murió en julio de 1100 y fue sucedido por su hermano, que sí que aceptaría el título de rey y sería coronado bajo el nombre de Balduino I de Jerusalén. Poco tiempo después, Jerusalén fue parcialmente repoblada y se convirtió en capital de un reino cristiano de estructura feudal similar al francés. Con su conquista quedaba expedito el camino tradicionalmente seguido por los peregrinos y penitentes que acudían a adorar el Santo Sepulcro. Quedaba también abierta la rica ruta de mercaderías, tan codiciadas por los emporios mercantiles europeos. Una ruta a través de la cual se canalizaron hacia Europa los productos de lujo que demandaba una nueva sociedad económicamente pujante: especias, seda, lino, pieles, tapices y orfebrería. Pero el dominio cristiano sobre los Santos Lugares resultó muy precario. Después de la conquista de Jerusalén, la mayoría de los peregrinos armados solo pensaban en emprender el regreso a sus lugares de origen donde sus familias y posesiones los esperaban. Solamente unos trescientos caballeros y algunos miles de infantes decidieron establecerse en Tierra Santa para 297
defender las conquistas cristianas o para medrar en la nueva tierra. Los cristianos se mantuvieron en Tierra Santa solamente gracias al esfuerzo de las ordenes monásticas creadas expresamente para combatir, principalmente los hospitalarios, los templarios y los teutónicos. Después de la conquista de los Santos Lugares, los peregrinos podían pasar de Europa al Santo Sepulcro sin abandonar tierras cristianas, pero los ataques a los peregrinos persistían porque el último tramo del camino entre Jerusalén y el puerto de Jaffa, atravesaba una tierra desolada y hostil, por parajes solitarios y pedregosos infestado de bandoleros. El nuevo rey de Jerusalén, Balduino II, acuciado por los mil problemas de su reino, no estaba en condiciones de afrontar las labores de policía que la situación reclamaba. Así estaban las cosas cuando, tres años antes, en 1115, un piadoso caballero francés llamado Hugo de Payns y su compañero Godofredo de Saint-Omer, de origen flamenco, concibieron el proyecto de fundar una orden monástica consagrada a la custodia de los peregrinos y a la guarda de los peligrosos caminos del reino. Tomaron el nombre de los Pobres Soldados de Cristo. El 25 de diciembre de 1118 juraron ante Balduino II los votos monásticos de castidad, pobreza y obediencia; este les concedió como centro de operaciones los cuarteles de las mezquitas de Koubet alSakhara y Koubet al-Aksa, situados sobre el solar del antiguo Templo de Salomón. Por esto, poco tiempo después los Pobres Soldados de Cristo cambiarían su nombre adoptando el de Caballeros del Templo de Salomón, más tarde lo dejaron en Caballeros del Temple o simplemente templarios (Templarii milites, fratres templi, pauperes commilitones Christi templique salomonici). Ya por entonces se habían unido a ellos siete caballeros franceses: Andrés de Montbard, Archamband de SaintAignan, Payens de Montdidier, Godofredo Bisson, Gonremar, Hugo Rigaud y Rolando. Lo mismo que los canónigos regulares, pronunciaban sus votos de castidad, de pobreza y obediencia, y añadían el de combatir por el servicio de Jesucristo. No tenían al principio más vestidos que aquellos que los fieles les daban de limosna, y de esta suerte permanecieron nueve años. La orden en sus comienzos era tan pobre que Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer cabalgaban en el mismo caballo. De ahí que el blasón de la orden muestre a ambos caballeros montados en un mismo corcel. Varios años permaneció la Orden del Temple sin aumentar sus miembros, hasta que en 1125 ingresó en la orden el conde Hugo de Champagne, que figura también entre los fundadores. Para la difusión de la Orden era necesario tener una constitución del supremo Jerarca de 298
la Iglesia. El 14 de enero de 1128, día de san Hilario, se celebró el Concilio de Troyes, al cual le incumbía, por encargo del papa, el oficio de dar una regla a la orden de los templarios. Para ello se requirió la presencia de san Bernardo en el concilio. Dos caballeros, Andrés de Montbard, pariente del abad de Claraval, y Gonremar llevaron al santo una carta de invitación del mismo rey. A pesar de sus años y sus achaques cedió a la invitación san Bernardo, que fue quien redactó la nueva regla de los templarios, la cual vino a sustituir las tradiciones orales y piadosos ejemplos de sus fundadores. Según la regla de los templarios el caballero ha de rezar las horas canónigas o, en caso de impedimento, un cierto numero de Padrenuestros. Su alimentación es sencilla; la mesa común y acompañada de lectura espiritual. El vestido de un solo color; los caballeros llevan un manto blanco como señal de castidad y limpieza de corazón; los de servicio un vestido negro. No pueden llevar cabellera. Todo caballero, por causa de la pobreza de la orden, solo a lo sumo puede tener tres caballos y un sirviente; para tener más necesitaría permiso del maestre; en todo caso está prohibido pagar a los del servicio. Al maestre se le ha de obedecer puntualmente y con prontitud. No pueden los caballeros procurarse lo necesario, sino que deben pedirlo al maestre o al procurador. En general, los regalos que se reciben son para uso común, y solo con permiso del maestre pueden admitirse donativos particulares. Hay que evitar el trato con mujeres. San Bernardo no solo dio a los templarios la regla que necesitaban, sino que, además, recomendó la orden en su escrito De laude novae militiae. El gran maestre Hugo de Payns, después del Concilio de Troyes, recorrió Francia, Inglaterra y España, y en todas partes halló protección, y hasta personas que lo dejaron todo para seguirle. De esta suerte, cuando en 1129 volvió a Oriente llevaba consigo 300 caballeros de las más nobles familias de Occidente y numerosos escuderos de a pie y de a caballo. Desde entonces las empresas de la orden no se circunscribieron ya a la mera protección de los peregrinos, sino que comenzó a tomar parte en las expediciones contra los sarracenos. En adelante la misión de la orden fue: la conservación de los Santos Lugares y la lucha contra los infieles que amenazaban su posición. Como quiera que la Santa Sede favorecía este movimiento, naturalmente prestó su apoyo a una orden destinada a secundarle. Inocencio II recomendó a la orden en el Concilio de Pisa en 1135. Eugenio III otorgó privilegios y gracias a los que favorecían con limosnas a los templarios. Él, además, añadió, el manto blanco con una cruz roja como símbolo de la disposición de animo en que habían de estar de derramar su sangre, si era preciso, por la causa de la fe. Adrián IV confirmó a los templarios en sus privilegios y les 299
concedió, a ellos y a los sanjuanistas, la inmunidad de impuestos y contribuciones. Inocencio II, con la bula Omne datum optimum, del 29 de marzo de 1139, concedió a los templarios que todos sus bienes gozasen perpetuamente de la protección de la Silla Apostólica, y quiso que entre sus miembros pudieran tener eclesiásticos. Urbano III hizo depender inmediatamente de la Santa Sede, las iglesias que la orden edificara en tierras arrebatadas a los infieles. Gracias al favor y apoyo de la Sede Apostólica, la orden fue creciendo no solo en el numero de miembros, sino también en posesiones, principalmente en Francia e Inglaterra. Fue preciso que la orden se dividiera en provincias. En Oriente llegaron a ser cinco: Jerusalén, Trípoli, Antioquia, Chipre y Rumanía. En Occidente eran doce: Sicilia-Apulia, Lombardía, Portugal-Castilla, Aragón-Cataluña, Alemania Superior, Alemania Inferior, Bohemia-Austria, Gran Bretaña, Francia, Normandía, Aquitania y Provenza. Las posesiones mayores de los templarios se llamaron prioratos o «preceptoratos»; las menores, «bailías» y encomiendas. En cuanto al numero de miembros y a la evaluación de sus riquezas, se supone que hacia la mitad del siglo XIII formaban la orden unas veinte mil personas y sus rentas anuales ascendían a unos cuarenta millones de francos. El núcleo de la orden lo constituían los caballeros, los cuales debían proceder de noble linaje. De ellos habían tomado origen la orden y a ellos naturalmente les estaban reservados los más altos cargos de la misma. Su vestido era un manto blanco con una cruz roja ochavada, con lo cual se distinguían al exterior de los caballeros de San Juan de Jerusalén, los cuales vestían manto negro con cruz blanca. La segunda clase era la de los hermanos sirvientes (fratres servientes), los cuales se dividían en dos secciones: la de los escuderos (armigueri) y la de los sirvientes en oficios domésticos (famuli). Los escuderos formaban cuerpo de ejercito en las batallas, les era permitido desempeñar los cargos inferiores de la milicia, administraban las encomiendas, y en tal caso tenían voz y voto en las reuniones generales. Los otros hermanos sirvientes, los cuales se encargaban también de trabajos industriales y de economía doméstica, vestían un habito oscuro o negro con la cruz roja. Se ha dicho antes que con el tiempo se añadió una nueva clase, a saber, la de los capellanes militares. A diferencia de los caballeros, estos se cortaban la barba, vestían traje cerrado por arriba, y sobre él un manto oscuro; solamente en caso de ser obispos podían llevar el manto blanco de los caballeros. Ya la más antigua regla, o la de Troyes, mencionaba a los caballeros seglares, los cuales se adherían a la orden por un tiempo determinado. Tenían éstos que comprar a la orden el caballo y las armas, 300
si bien recibían el sustento de la misma, y al volver a sus hogares recobraban la mitad del precio depositado por el caballo. También tuvieron los templarios su orden tercera, a la cual pertenecían individuos de diversas clase sociales, los cuales participaban de los beneficios de la orden, a la cual dejaban como legado o prometían sus bienes, comprometiéndose en todo caso a llevar una vida honesta y a promover la orden. La admisión en la orden se hacía en capitulo y siguiendo cierto ceremonial, que en lo esencial siempre era el mismo, pero se acomodaba a las distintas clases, y consistía principalmente en una serie de exposiciones y preguntas a las cuales había de responder satisfactoriamente el recipiendario. La distribución ordinaria que observaban los templarios estaba repartida en ocupaciones propias de una orden monacal y de caballería. Tenían que levantarse por la noche para asistir a maitines, y durante el día, al toque de campana, acudir a la iglesia para asistir al rezo de las horas canónicas y para oír la santa misa. Después del rezo de sexta se ocupaba el templario en trabajos de su profesión, y después de maitines y completas tenía que atender al cuidado de su caballo y de su armadura. La comida la hacían en común sentados en mesas de dos comensales, comenzaba y acababa con ciertas preces, e iba acompañada de lectura. El que estaba al frente de toda la orden tomaba el nombre de «gran maestre» (summus magister, minister generalis), descendía de linaje de príncipes y tenía su séquito correspondiente. Le incumbía la inspección del tesoro, el proveer los oficios inferiores, nombrar los caballeros que habían de ser admitidos a consejo y excluir los altos dignatarios. Por lo demás, su potestad estaba limitada muchas veces por la del Capitulo General o por el convento de Jerusalén. Sin el asentimiento de estos no podía proveer ningún alto cargo, ni enajenar fincas, ni hacer declaraciones de paz o de guerra. En la regla estaban determinados los pormenores relativos a la elección del general, como habían de ser elegidos los doce electores, procedentes de distintas naciones y países, los cuales presididos por un capellán, habían de elegir al gran maestre. En segundo lugar después de éste lo ocupaba en la orden, el «senescal». Este era el representante del maestre, asistía a todas las consultas, aun las más secretas de aquel, y en su ausencia poseía en todas partes las más amplias facultades. Le seguía en el escalafón el «mariscal», el cual estaba al frente de la milicia. El «comtur» o gran preceptor del reino de Jerusalén era el tesorero de la orden y el administrador de sus bienes. Por sus manos pasaba todo lo que llegaba a la orden, y a petición del maestre o de los principales caballeros debía rendir cuentas. Además, regía aquella provincia de la orden de la cual llevaba el titulo. El comtur 301
de la ciudad de Jerusalén tenía que proveer de escolta a los peregrinos que se dirigían al Jordán, y era el custodio de la Santa Cruz durante la guerra. El «drapier» atendía al cuidado del vestuario y a proveer que a sus hermanos nada les faltase en este menester. El «turcopolier» era el comandante de la caballería ligera. Algunos de los altos cargos de la orden se limitaban solamente a Tierra Santa; otros por el contrario, existían también en provincias, eran de menor importancia y tenían menos facultades. El que regía la provincia se llamaba «maestre provincial», o «maestre regional» y también «gran preceptor». Dentro de su territorio, ejercía la autoridad del maestre. Los comtures, llamados también preceptores y bailives, administraban las encomiendas. Dentro de la clase de sirvientes sobresalían los subalternos siguientes: el «sotomariscal», o ayudante del mariscal en lo concerniente a la provisión, conservación y distribución de armas; el «gonfalonero», al cual estaba encomendado el mando de los escuderos. Además, los sirvientes podían ser comtures de las pequeñas casas de la orden. El supremo poder residía en el Capitulo General. Era convocado por el gran maestre, y se componía del convento de Jerusalén y de los maestres y hermanos más distinguidos de cada provincia; a él incumbía la ultima decisión en todos los asuntos más graves concerniente a toda la orden, ejercía el poder legislativo y nombraba los altos dignatarios de la orden. Solo raras veces en la vida se reunía el Capitulo General. De hecho tenía más importancia el convento el cual se componía del gran maestre, que actuaba de presidente, de sus dos asistentes, de los altos dignatarios, de los maestres provinciales que casualmente se encontraban en Jerusalén, y de los caballeros que el gran maestre creía conveniente convocar. las provincias tenían también un capitulo y su convento, y cada encomienda su capitulo particular. Estos capítulos se celebraban con mucha solemnidad y sigilo, y tenían su parte de confesión de culpas, imposición de penas y disciplina tomada en capitulo. Los castigos que imponía la orden eran muy diversos según la clase de falta. Las infracciones menores eran castigadas con disciplina, ayuno, comer en el suelo, etc.; las faltas graves llevaban consigo la perdida del manto y la expulsión de la orden. En la regla se explican estos crímenes con la expulsión. El expulsado, después de cuarenta días debía pasar a otra orden más severa; de lo contrario era aprehendido. La serie de transgresiones por las cuales se imponía la perdida de manto era bastante larga, y mientras duraba el castigo debía el penitente comer en el suelo, trabajar con los esclavos, ayunar tres veces por semana, y los domingos, antes de asistir a misa, tomar una disciplina ante la puerta de la iglesia. Estos castigos recibían ciertas modificaciones cuando el 302
culpable era un capellán de la orden.
Auge y decadencia de los templarios
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etomemos la historia de los templarios en el año 1136 cuando Hugo de Payns falleció. Fue sustituido por Robert de Craon, senescal de la orden y oriundo de la región de Maine. Los templarios tuvieron la suerte de su parte al elegirlo por su espíritu cauteloso y abierto. Hugo de Payns, tenía sobre todo las cualidades de un guerrero, mientras que Robert de Craon tenía las de un diplomático y las de un administrador de primer orden. Comprendió al instante que los templarios no podían prosperar si no recibían el apoyo declarado del soberano pontífice. Parece que eligió como embajador a Andrés de Montbar, templario famoso por su devoción a la orden y tío de san Bernardo. Andrés de Montbar se encontró primero con el abad de Claraval, que le remitió una carta para el papa Inocencio II. El resultado de estas diligencias fue, la mencionada anteriormente bula proclamada el 29 de marzo de 1139. El papa otorgaba a los templarios el privilegio de no pagar diezmos a los obispos, les permitía asimismo disponer de sus propios oratorios, así como de cementerios para poder enterrar en ellos a sus muertos, la facultad de construir sus propias iglesias y la de recaudar impuestos sin necesidad de dar cuenta de ellos a nadie, salvo al papa. El derecho de los templarios a construir oratorios y tener sus propios cementerios provocó la cólera de los obispos. Fue preciso que Inocencio II llamara al orden a los obispos por las bulas Milites Templi y Militia Dei (1144-1145), confirmando y precisando el privilegio de los templarios. En el año 1147 el papa Eugenio III se dirigió a París, donde el rey Luis VII se preparaba para partir a la Segunda Cruzada. El papa asistió al capitulo de los templarios, por aquel entonces recién fundado, presidido por Everardo de Barres, maestre en Francia. En un arranque de entusiasmo y reconocimiento, Eugenio III, les otorgó el privilegio de llevar una cruz bermeja en el hombro derecho. A Balduino II le sucedió Fulques el cual fue coronado rey en 1131. Tuvo que defender su reino del musulmán Zangi Imad ad-Din. Zangi comenzó por atacar Edesa y amenazó seguidamente Trípoli y luego Antioquia, que el rey Fulques consiguió salvar por los pelos. El reino de Jerusalén, se estaba también degradando; Hugo de Puiset, uno de los varones príncipes, se rebeló contra Fulques recluyéndose en Jaffa y solicitó la ayuda de los egipcios, cosa que equivalía a una traición. Sin embargo, sin contar con el condado de Edesa que había sido amputado de su capital y de los territorios de su entorno, el reino de Jerusalén 303
permanecía más o menos intacto cuando el rey Fulques murió prematuramente en 1143 al caer de un caballo. La mujer de éste, Melisenda, continuó con la regencia, pero Zangi no tuvo ninguna dificultad en apoderarse de lo que quedaba del condado de Edesa. La noticia llegó a Europa enseguida y causó una tremenda conmoción; sonó con fuerza la voz de alarma y tomó cartas en el asunto quien seguía siendo el intelectual más influyente de la Iglesia, ya rodeado de un halo de santidad: Bernardo de Claraval. El abad del Císter tenía unos cincuenta y seis años, pero conservaba toda la fuerza y el prestigio del vital fundador de monasterios y del brillante teólogo. El 31 de marzo de 1146, en la Santa Iglesia de la Magdalena de Vézelay, Bernardo de Claraval, en presencia de Luis VII y de su esposa Leonor de Aquitania, convocó la Segunda Cruzada ante la multitud allí reunida. En 1147, el emperador de Alemania Conrado III y el rey de Francia Luis VII tomaron la cruz y reunieron dos potentes ejércitos. Por su parte, el Temple de Francia enviaba ciento treinta caballeros a las ordenes de Everardo de Barres, llevando la cruz bermeja que Eugenio III acababa de otorgarles. Los dos ejércitos siguieron el itinerario clásico (el Danubio, Servia e Imperio bizantino), si bien por separado. Pero las nueve décimas partes del ejercito de Conrado III fueron masacradas en Dorylé. El ejercito de Luis VII habría corrido la misma suerte en el lugar llamado la montaña execrable, si el maestre de los templarios franceses Everardo de Barres no se hubiera hecho cargo de la situación con un coraje y una rapidez de decisión que causaron la admiración de Luis VII. La Segunda Cruzada no condujo a nada. Se manifestaron serias diferencias de puntos de vista, cosa que agravó las grandes perdidas que se habían experimentado. El rey Luis VII quería conquistar Edesa. El joven Balduino II optaba por Ascalón, que protegía su reino de la zona egipcia y el príncipe de Antioquía, exigía la conquista de Alepo. Por fin se transigió y se decidió asediar Damasco, cosa que constituyó un grave error ya que los damasquinos eran más bien favorables a los francos. Fue un fracaso total y, como consecuencia, la cruzada se disolvió. En 1149 Luis VII volvía a Francia acompañado de Everardo de Barres, que acababa de ser elegido maestre de la orden por los templarios. El fracaso de la Segunda Cruzada fue un golpe demasiado duro, sobre todo para Bernardo de Claraval, que se había comprometido personalmente y que había sido el principal propagandista de la misma. Pero enseguida se sobrepuso al revés y, en 1150, durante una visita a la ciudad de Chartres, manifestó su deseo de predicar una nueva cruzada, ponerse personalmente al frente y dirigirla él mismo. No pudo ser; Bernardo, al que muy pronto la Iglesia proclamaría santo, murió antes de poderla 304
convocar. El desastre de la Segunda Cruzada no desalentó a los templarios. A mediados del siglo XII estaban bien asentados en Tierra Santa, donde disponían de varios castillos, encomiendas y posesiones diversas en Jerusalén y otras ciudades, en tanto en Europa el numero de sus casas y conventos y cada vez más abundantes dominios los estaban convirtiendo en la institución más rica de la cristiandad. Hacia 1250 el numero de caballeros templarios en Jerusalén debía de superar los trescientos, además de unos mil sargentos, a los que habría que añadir los turcopoles, jinetes mercenarios contratados en Tierra Santa, y demás sirvientes y auxiliares. En el año 1151 se había perdido definitivamente el condado de Edesa, y el principado de Antioquia quedaba reducido a una franja de tierra entre el río Orontes y el mar. El joven Balduino III, que seguía siendo menor de edad, alejó definitivamente a Melisenda del poder y se hizo coronar rey en el año 1152. Mientras en Gaza habían confiado su defensa a la orden de los templarios. Apenas instalados fueron atacados por los egipcios, pero los rechazaron vigorosamente. En 1253 Balduino III decidió apoderarse de Ascalón para poner fin a las incursiones egipcias. Durante el asedio murió Bernardo de Trémelay, cuarto maestre del Temple. Según las crónicas se sacrificó o provocó él mismo la muerte y la de otros cuarenta templarios por codicia. Se lanzaron al interior de la ciudad por un boquete del muro, mientras algunos de sus compañeros impedían a otros soldados cristianos penetrar en el interior. El resultado de aquella locura fue el esperado: los cuarenta templarios fueron atrapados por la guarnición musulmana y liquidados allí mismo. Sus cuerpos colgaron de los muros, los defensores pudieron cerrar la brecha y la conquista de la ciudad se retrasó por algún tiempo. Una vez tomada Ascalón, Balduino III continuó luchando cuerpo a cuerpo para defender su territorio, lucha que se saldó con el agotamiento de las fuerzas de que disponía. Desposó a la princesa Teodora, sobrina del emperador de bizantino, para defender la zona norte de su reino. Este matrimonio calmó momentáneamente los apetitos de Nur-ad-Din, y parecía que la situación se estabilizaba cuando Balduino III murió casi con toda seguridad envenenado, por su médico en Antioquia en el año 1162. Le sucedió su hermano Amaury I. El objetivo más importante de su reinado fue la conquista de Egipto, que provocó en Siria la inmediata respuesta de Nur-ad-Din y la perdida de Hârim y de Bânyias al atacar precipitadamente la ciudad del Cairo. Con todo, Amaury I se lanzó a la conquista de Egipto sin esperar la llegada de los refuerzos bizantinos y desoyendo los consejos de los templarios. Se apoderó de Bilbeis con 305
facilidad, pero zozobró ante El Cairo. Esta derrota permitió que el temible Saladino, que combatía a las ordenes de Nur-ad-Din, poco después, se apoderara de Egipto. La hostilidad de los templarios a la empresa egipcia no estaba, por tanto, desprovista de sentido. El rey Amaury encontró un terreno más favorable en los hospitalarios. Esto solo constituye una primera manifestación de la rivalidad existente entre ambas ordenes religiosas, que se irán acentuando con el tiempo. Los hospitalarios habían comenzado por cuidar de los peregrinos que acudían a Jerusalén en un hospital fundado poco antes por los amalfitanos. Por eso su cruz distintiva era la misma que figuraba en el escudo de armas de la ciudad de Amalfi. Los hospitalarios también armaron caballeros y sargentos y formaron pronto un pequeño ejercito, sin dejar por ello de procurar sus cuidados a los peregrinos enfermos. Sus posesiones, fortalezas y riquezas igualaron rápidamente a las de los templarios, cuando no las superaron. de ahí la existencia de algunas fricciones que los infortunios recíprocos de los últimos tiempos del reinado de Jerusalén agravaron, y que en reiteradas ocasiones llegaron a convertirse incluso en lucha abierta. Por supuesto, el fracaso egipcio recayó sobre los templarios. El asesinato de embajadores ismaelitas llevado a cabo por estos últimos agravó la desconfianza de Amaury I hacia ellos; soñaba con pedir la disolución de la orden cuando le sobrevino la muerte en 1174, a los treinta y nueve años de edad. Balduino IV, un adolescente de catorce años se convirtió en el heredero. Balduino IV es quizás el personaje más admirable de esta epopeya de Oriente tan fértil en héroes y en hombres ilustres. Es el famoso rey leproso. Devorado por este mal sin remedio, tuvo el extraordinario coraje de ejercer el poder hasta la extinción de sus fuerzas sin renunciar a la corona. Además de soportar los intolerables sufrimientos físicos y la lenta descomposición de su cuerpo, también tuvo que hacer frente al temible Saladino, aumentando así su martirio. Cubierto de úlceras disimuladas por velos, libraba las batallas acostado sobre una litera. Una de las más destacables fue la que se enfrentó a Saladino en la batalla de Montguisard el cual pudo escapar de milagro. Antes de morir, el 16 de marzo de 1185, consiguió salvar del desastre el Moab. Le sucedió Balduino V, de efímero reinado, que tras su muerte un año más tarde dejó el reino en una situación muy inestable. Así, mientras en Jerusalén era coronado como nuevo monarca Guido de Lusignan, con el apoyo de los templarios, en Antioquia, Reinaldo de Chatillon, caballero de fortuna que había llegado a ser príncipe, se había convertido en un verdadero pirata. Los templarios que seguían aliados con Chatillon, presionaron al rey para que actuase contra Saladino. A 306
comienzos de 1187 estaba al frente de los templarios el maestre Gerardo de Ridefort, hombre irreflexivo, impetuoso y pendenciero, considerado unánimemente como el peor de todos los maestre de la orden. Hombre sin escrúpulos, había alcanzado el cargo en 1185, elegido en un capitulo al parecer muy tenso, y se había empeñado en que su mandato no pasara desapercibido. Este maestre amaba la guerra y estaba dispuesto a enfrentarse a Saladino cuanto antes. Tenía además como aliado a Reinaldo de Chatillon, un hombre que había demostrado con creces tener todavía menos escrúpulos que el templario. El rey Guido de Lusignan no disponía de mucha capacidad de maniobra. Si quería mantener su trono no tenía más remedio que aliarse con los templarios y con el sector de la nobleza que apoyaba a Reinaldo, aunque esa decisión significara la guerra con Saladino. Los templarios, alentados por su maestre, atacaron a los musulmanes el 1 de mayo de 1187 en el paraje conocido como la Fuente de Cresson, cerca de Nazaret. Eran a penas doscientos, pero se lanzaron contra unos siete mil musulmanes. La carga de los caballeros templarios, realizada sin la menor estrategia y de manera alocada, fue un suicidio. En la refriega murieron casi todos, y solo pudo escapar el maestre Ridefort y dos de sus escoltas. Saladino decidió acabar con aquella situación y avanzó sobro la ciudad de Tiberiades, cuyo señor, Raimundo, intentaba poner un poco de sensatez entre las filas cristianas. Pero las fuerzas de los cruzados eran entonces un verdadero caos, y a su frente estaban dos insensatos ávidos de sangre y guerra como el maestre Ridefort y Reinaldo de Chatillon, y un rey con menguada autoridad y muy cuestionado. El 26 de junio de 1187 Saladino se puso en marcha con sus sesenta mil hombres, treinta mil de ellos jinetes, hacia Tiberiades. El 1 de julio cruzó el Jordán y esperó allí a que llegara el ejercito cristiano. Los musulmanes se habían asentado en la meseta de Kafgs Sabt, entre Tiberiades y Saffouryah. Los cristianos que se habían reunido en Samaria, a unos veinte kilómetros, eran dieciocho mil, seis mil caballeros y doce mil infantes. Guido dio la orden de atacar. Bajo un sol abrasador, el ejercito avanzó por un terreno árido. Con Raimundo encabezando la vanguardia, el rey en el centro y los templarios y hospitalarios en la retaguardia. Saladino había preparado una celada, pues para llegar hasta el agua tenían que caminar durante unas cuatro horas a través de un terreno asolado. Esta zona estaba dominada por dos cerros entre los cuales se abría una vaguada perfecta para una encerrona; la llamaban los Cuernos de Hattin. El 3 de julio los cristianos avanzaron hacia el lago, pero se encontraron con la barrera del ejercito de Saladino. El rey Guido mandó atacar, pero los templarios alegaron que era imposible y los infantes huyeron hacia las colinas pese 307
a las consignas de su rey. Ante las dificultades, los templarios realizaron varias cargas de caballería, pero no lograron romper el cerco. Después de una noche muy calurosa los cristianos se lanzaron ladera abajo en busca de agua. Raimundo de Tiberiades logró atravesar las filas de Saladino, que tal vez se abrieran para facilitarle la huida, y el noble se alejó del lugar y no paró hasta Trípoli. Los templarios, la hueste de Reinaldo de Chatillon y las tropas del rey Guido quedaron encerrados en una trampa mortal. Los templarios, pese a su estado casi agónico, lanzaron varias cargas de caballería, pero todas fracasaron. Poco a poco el cerco se fue cerrando, hasta que se vio caer la tienda roja en la que el rey Guido tenía alzado su estandarte de mando. La batalla de los Cuernos de Hattin había terminado. De los doscientos cincuenta templarios que participaron en ella, murieron doscientos treinta; solo se salvaron el maestre Ridefort y unos veinte templarios. Saladino hizo traer a su presencia al maestre del Temple, a Reinaldo de Chatillon y al rey Guido. Con Reinaldo no hubo piedad; fue el propio Saladino quien lo degolló, su cabeza fue cortada y su cuerpo arrastrado. Al rey Guido y al maestre del Temple Gerardo de Ridefort se les perdonó la vida pero fueron llevados presos a Damasco. Los templarios que habían sobrevivido a la batalla fueron decapitados y sus cabezas colocadas en lo alto de picas. En las semanas siguientes Saladino ocupó Acre, Nazaret, Nablús, Sidón, Beirut, Gaza y Ascalón entre otras. A Jerusalén le tocó en septiembre, capitulando el día 30 del mismo mes. Según el acuerdo de rendición, se perdonaría la vida de los pobladores, pero deberían pagar diez dinares cada hombre, cinco cada mujer y uno cada niño, y abandonar la ciudad. Los pactos se cumplieron escrupulosamente y hasta el patriarca pudo salir de Jerusalén con todos sus tesoros tras pagar sus correspondientes diez dinares. Los templarios abandonaron la ciudad dando escolta a una de las tres columnas en las que se dividieron los cristianos para la marcha. Con la perdida de Jerusalén y de la mayoría de las ciudades de Palestina y Líbano, los templarios perdían buena parte de su razón de ser, y su papel en la Iglesia comenzó a ponerse en entredicho. Pero a finales de 1187, la llamada del papa para una nueva cruzada fue bien acogida en Europa. Unos meses más tarde la cristiandad se movilizó como nunca antes lo había hecho para la Tercera Cruzada. Felipe II de Francia, Ricardo I de Inglaterra y Federico I de Alemania, los tres soberanos más poderosos de Occidente, tomaron la cruz y decidieron ir en persona a la cruzada. Durante todo un año se realizaron los preparativos para llevar a cavo una empresa de semejante envergadura. El emperador de Alemania congregó a varias decenas de miles de 308
hombres, con el propósito de trasladarse por vía terrestre atravesando Europa hasta Constantinopla, para desde allí, siguiendo la ruta de la Primera Cruzada, llegar hasta Jerusalén. Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León lo harán por mar, desde las costas del sur de Francia y desde Sicilia. La idea inicial era realizar un ataque combinado y planificado, pero no se decidió que hubiera un mando unificado. A comienzos de 1189 empezaron a llegar importantes contingentes de cruzados a las costas de Tierra Santa; eran las avanzadillas de la Tercera Cruzada, que se adelantaban a la llegada de los tres soberanos. Guido y el maestre Ridefort, ya liberados, lograron recuperar el mando del ejercito e intentaron la reconquista de Acre, pues su posesión era crucial para lanzar una contraofensiva contra Jerusalén. En agosto de 1189 un nutrido ejercito cristiano, en el que formaban los templarios, sitió Acre. Saladino envió tropas para rechazarlos, pero los cristianos resistieron. En septiembre apareció el propio sultán con más contingentes. El 4 de octubre se libró en las afueras de Acre una batalla entre ambos bandos; los cristianos no lograban rechazar a los musulmanes y estos no lograban desbaratar el cerco, por lo que, tras varias horas de lucha, el resultado de la pelea quedó en tablas. Gerardo de Ridefort, totalmente desquiciado y loco, se negó a abandonar el campo de batalla, la escena que presenciaron ambos bandos fue esperpéntica. Cansados de sus diatribas y bravatas, lo capturaron con facilidad. En esta segunda ocasión Saladino no se molestó lo más mínimo y ordenó la ejecución del maestre. Federico I Barbarroja hizo votos solemnes, aparcó su enfrentamiento con el papa y en mayo de 1189 se puso en marcha hacia Oriente. El impetuoso emperador germánico obtuvo algunas victorias en Asia Menor y avanzó hacia Cilicia, cerca ya de las fronteras de Siria, pero un acontecimiento inesperado dio al traste con la cruzada de los alemanes. En el Selef, en un riachuelo de escaso caudal, el emperador se ahogó el 10 de julio de 1190; nadie vio lo que pudo suceder, porque se había separado de sus hombres para acercarse solo al río. El efecto de su muerte fue fulminante sobre los cruzados alemanes; unos regresaron a sus casas y otros continuaron de manera descoordinada hacia el sur para integrarse en el ejercito cruzado o buscar como mercenarios la fortuna que habían venido persiguiendo. Pese a semejante revés, Felipe II y Ricardo I decidieron seguir adelante. Participaron juntos en una ceremonia religiosa en Vézéla donde Bernardo de Claraval había llamado a la Segunda Cruzada, y partieron hacia Tierra Santa. Ricardo I se detuvo algún tiempo en Sicilia; allí pactó con los templarios para que éstos velaran por sus intereses. Ahí comenzó la relación amistosa entre 309
el Temple y el rey de Inglaterra, que se mantendría hasta la muerte de Ricardo. Desde Sicilia el rey inglés llegó a Chipre. Sin apenas esfuerzo conquistó esta isla, pero la vendió enseguida a los templarios por cuarenta mil monedas de oro. El Temple podía haber hecho de esta isla el solar de un Estado propio, como los hospitalarios en Rodas o en Malta más tarde, pero no supieron ni siquiera gobernar el territorio. Su orgullo, pese a lo que les había sucedido en los últimos años, seguía siendo enorme y su arrogancia les llevaba a tomar cuanto deseaban sin tener en cuenta a la población indígena, que no tardó apenas nada en enemistarse con sus nuevos señores hasta estallar una abierta rebelión. Acosados por los chipriotas, los caballeros que habían tomado posesión de la isla se refugiaron en un castillo bajo la dirección del hermano Bouchard, el jefe templario de Chipre. Agrupados en la fortaleza, realizaron una salida y perpetraron una gran matanza entre la población. La situación del Temple en Chipre era insostenible y la única solución era abandonar la isla. Por mediación de Ricardo, el Temple alcanzó un acuerdo económico con el rey Guido de Lusignan, que les compró Chipre. Los Lusignan gobernarían este reino durante los siguientes trescientos años. Mientras Ricardo I y Felipe II viajaban a Tierra Santa, el Temple había perdido a su maestre y no se había reunido en Capitulo General para elegir a su sucesor. A comienzos de 1191, casi año y medio después de la muerte de Ridefort, seguían sin maestre. El provenzal Gilberto de Erail, que ya estuviera a punto de ser elegido, era el principal candidato, pero los caballeros decidieron optar por Robert de Sable, caballero de Maine, que fue recomendado por Ricardo Corazón de León, de quien era pariente lejano. Se alteraba así una tradición no escrita por la cual solía ser elegido como maestre un caballero que había pasado la mayor parte de su vida en la orden. La llegada a Tierra Santa de Ricardo I y Felipe II era inminente; eran pocos los que dudaban que Saladino no podía resistir a la fuerza combinada de estos dos soberanos, conocidos por los apelativos Corazón de León y de Augusto respectivamente. El maestre Sable ordenó a los templarios que redoblaran sus esfuerzos ante Acre; los dos reyes cristianos llegaron ante la ciudad, sitiada casi desde hacía dos años. La acumulación de tropas ante Acre fue tal que se rindió el 11 de julio. Ricardo eliminó a casi todos los musulmanes. El éxito pudo haber calmado los ánimos entre los cristianos, pero se despertaron demasiados celos entre los caudillos. Felipe de Francia, enfermo y sin ganas de seguir adelante, consideró que había cumplido sus votos de cruzado y a los pocos días de la conquista de Acre retiró sus tropas, las embarcó en el puerto de Tiro y regresó a Francia. Apenas había 310
comenzado la cruzada y de los tres soberanos que la iniciaron uno había muerto, otro la había abandonado y el tercero dudaba entre marcharse o seguir adelante en solitario. No obstante, la euforia se extendió por el bando cristiano y algunos creyeron que la reconquista de Jerusalén estaba próxima. Pero, en contra de lo que se suponía, Ricardo no se dirigió a Jerusalén. Aliado con los templarios, con los que tenía una concordancia absoluta y con los que participaría en todas las batallas, avanzó por la costa en dirección sur, hacia Jaffa. El día 20, Ricardo cometió un acto deshonroso; en Ayyadiah asesinó indiscriminadamente a una multitud de cautivos musulmanes, muchos de ellos capturados en Acre, entre los que había mujeres y niños. Saladino se indignó y fue contra Ricardo. Se enfrentaron el 7 de septiembre en Arsuf; venció el rey de Inglaterra, que cabalgaba siempre al lado de sus aliados templarios. La ruta hacia Jerusalén parecía abierta, pero el invierno se echó encima con frío y lluvias torrenciales. Por fin, pasado el invierno, Ricardo decidió arremeter contra Jerusalén. Las dos grandes fuerzas estaban muy parejas, pero Saladino estaba seguro de que Ricardo acabaría intentando ocupar la ciudad. Entre tanto, Ricardo logró convencer al rey Guido de Lusignan para que renunciara a la corona de Jerusalén y se convirtiera rey de Chipre al comprar la isla a los templarios; el nuevo monarca, Conrado de Montserrat fue asesinado, por un miembro de la secta de los Hashishim (asesinos), y la corona pasó entonces al noble Enrique de Champaña, sobrino de Ricardo, a quien casaron con la princesa Isabel, viuda de Conrado. Resuelto el problema de la sucesión de Chipre, el rey de Inglaterra avanzó hacia la Ciudad Santa, acampando a unos veinte kilómetros de allí. Jerusalén estaba al alcance de su mano, apenas a dos horas de marcha a caballo, pero Saladino cortó el acceso al agua y, ante la duda, Ricardo se retiró a la costa. Hubo varias escaramuzas durante todo el verano hasta que ambas partes comprendieron que la derrota del adversario iba a ser muy difícil, por lo que decidieron negociar. Saladino y Ricardo llegaron a un tratado de paz en Jaffa en septiembre de 1192, pactando una tregua de cinco años, de la que los templarios serian garantes por parte de los cristianos. De acuerdo con el tratado, Ricardo mantuvo el control de Jaffa, Acre y una franja de costa; pero la Ciudad Santa y los demás lugares permanecieron en manos de Saladino. Cuando Ricardo decidió regresar a Inglaterra, el maestre del Temple le proporcionó una escolta formada por cuatro caballeros de la orden y le entregó al rey inglés un hábito de caballero a modo de disfraz. Ricardo partió de Acre el 9 de noviembre, siendo su regreso muy accidentado; al pasar por Austria fue identificado, capturado y preso en un castillo 311
durante casi dos años. Su madre la reina Leonor, tuvo que hacer un gran esfuerzo hasta que logró reunir el dinero suficiente para comprar su libertad. Corazón de León fue liberado en febrero de 1194. Tras la conquista de Acre y la venta de Chipre, los templarios ubicaron allí su sede principal, en un enorme edificio conocido como El Temple. Robert de Sable murió el 13 de enero de 1193, el mismo año que Saladino, y poco después, a comienzos de 1194, fue elegido al fin, Gilbert Hérail, el provenzal cuya candidatura había estado encima de la mesa del Consejo desde hacía varios años. La Tercera Cruzada logró recuperar algunas plazas costeras, como Acre, pero fracasó en el gran objetivo que se había planeado en 1188; la conquista de Jerusalén. La muerte de Saladino vino a dar un respiro a los cristianos, sobre todo cuando su imperio se desmembró entre sus tres hijos, que gobernaron Alepo, Damasco y Egipto. A finales del siglo XII el Temple parecía renacer de los tiempos oscuros en los que lo había sumido la vorágine de Gerardo de Ridefort, Gilbert Hérail era un hombre eficaz y cumplidor, fiel a la orden y a su regla, muy distinto del aventurero sin escrúpulos que había sido Ridefort. Era el maestre que en esos momentos necesitaban los templarios, un hombre serio y tranquilo capaz de transmitir sosiego a sus hermanos. El 8 de enero de 1198, tras varios papados de corta duración y un tanto provisionales, fue elegido papa Inocencio III, uno de los personajes más influyentes de la historia de la Iglesia. Una de sus primeras decisiones fue convocar a los reyes de Europa a la que sería la Cuarta Cruzada. Estaba dispuesto a gobernar la Iglesia con mano firme y en esa opción no quedaban al margen los templarios, a los que los papas, cosa que no habían hecho hasta 1196, comenzaron a amonestar. En 1199 publicó la bula Insolentía Templaiorum. La máxima autoridad de la Iglesia y el único hombre que estaba por encima del maestre, criticaba con cierta dureza algunas actitudes que hasta entonces habían mantenido los templarios y les pedía que, siguiendo el mandato evangélico,, actuaran con mayor humildad. Inocencio III pretendía que la nueva cruzada tuviera éxito mediante la armonía entre todos los cristianos; sus intenciones eran buenas, pero el resultado de la Cuarta Cruzada fue un auténtico fracaso para la cristiandad. Con la cristiandad en crisis, ningún caudillo tenía plena autoridad moral para ponerse al frente de la cruzada. Los que acudieron a la llamada de Inocencio III, un papa tremendamente ambicioso, se fueron reuniendo en las afueras de Venecia en las ultimas semanas de la primavera de 1202. Sin un objetivo claro y sin un líder fuerte, los cruzados embarcaron rumbo a Oriente. Los templarios esperaban con impaciencia la Cuarta Cruzada. Pero en 312
1203 una catástrofe natural provocó un cambio sustancial. Tierra Santa fue sacudida por una serie encadenada de terremotos, de mayor magnitud que los acontecidos en 1154 y sobre todo en 1170, que dejó en muy mal estado todas las fortalezas. El Temple, que había ido reuniendo fondos para contribuir a la Cuarta Cruzada, tuvo que dedicarlos a reconstruir sus castillos, pieza fundamental en su estrategia de defensa y absolutamente imprescindibles para garantizar la seguridad del territorio cristiano. Constantinopla, la capital del Imperio bizantino, era uno de los puntos donde solían recalar miles de peregrinos camino de Tierra Santa. Era el cruce de todas las rutas, donde se unían el este y el oeste, el norte y el sur. Sus habitantes habían hecho frente con éxito a todas las amenazas, pero no podían imaginar lo que se les venia encima. Los cruzados fueron llegando a Constantinopla en las primeras semanas de verano de 1203, donde una crisis política había provocado la huida, con un buen tesoro en las manos, del emperador Alejo III. El 6 de abril de 1204, se lanzaron sobre las murallas, apenas custodiadas por unos cuantos mercenarios ante la ausencia de autoridad que se vivía en la ciudad. El asalto duró apenas seis días, y el dux de Venecia, que había encabezado la cruzada, y los nobles que mandaban los variopintos contingentes tomaron una decisión que resultaría traumática. Emitieron una orden por la cual durante tres días los cruzados podrían tomar cuanto quieran de la ciudad. El resultado fue uno de los mayores saqueos de la historia de la humanidad. Iglesias, palacios, conventos, casas particulares, tiendas, almacenes, todo fue arrasado y robado; piezas de arte extraordinarias fueron destruidas. Al saqueo siguió una matanza indiscriminada y violaciones generalizadas. Las iglesias fueron convertidas en tabernas y los monasterios en prostíbulos. Cuando al fin se pudo restablecer un poco de calma, los venecianos cobraron lo que los cruzados les debía por el transporte y los víveres suministrados para el viaje y el resto fue repartido al cincuenta por ciento entre Venecia y los saqueadores. Mientras tanto, los templarios habían elegido a su decimotercer maestre a comienzos de 1201; se trataba de Phillipe de Plaissis, caballero del condado de Anjou, que tenía difícil igualar la obra de reconstrucción que había dejado Gilbert Hérail. Pero aun faltaba la hecatombe. El 10 de marzo de 1208, el papa Inocencio III, ávido de poder, predicó una nueva cruzada, pero en esta ocasión no iba a ir dirigida contra los musulmanes, sino contra los cátaros del sur de Francia, a quienes la Iglesia condenó por herejes. Entre 1204 y 1244 miles de cátaros o albigenses fueron perseguidos y condenados a la hoguera en una vorágine de muerte y 313
sangre. Inocencio III estaba dispuesto de ser el gran hacedor de la política europea, además del sumo pontífice de la Iglesia. Para ello actuó como un verdadero señor temporal, participando activamente en cuantas ocasiones se le presentaban para influir en los reinos cristianos. En 1213 dispuso, con el beneplácito de los nobles de la curia real de Aragón, que el joven Jaime I, rey de Aragón a la muerte de su padre Pedro II (batalla de Muret), fuera educado por los templarios en el castillo aragonés de Monzón. El más longevo de los reyes aragoneses se educó durante tres años bajo la disciplina del Temple; por lo que en algunas ocasiones ha sido llamado precisamente el rey templario. El prestigio del Temple y su influencia se habían recuperado gracias al buen hacer de los maestre Gilbert Hérail y Phillipe de Plaissis, que habían actuado con prudencia y evitando caer en los tremendos errores de Gerardo de Ridefort. La alta nobleza y los grandes señores volvieron a ver a los templarios como a los grandes caballeros de la cristiandad. A ello contribuyó el decimocuarto maestre, Guillaume de Chartres, quien pugnó por recuperar el prestigio perdido, así como el hecho de que las encomiendas templarías estaban más florecientes que nunca y producían unas rentas muy cuantiosas. el dinero fluía de manera copiosa y, ante la abundancia de capital, se convirtieron en prestamistas de nobles y reyes, creando una red financiera que los convirtió en los grandes banqueros de Europa en el siglo XIII.
El principio del fin de los templarios
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acia 1220, en el momento más esplendoroso del Medievo en Occidente, algunas voces empezaron a criticar la situación. El fracaso de la Cuarta Cruzada y el saqueo de Constantinopla, la persecución sangrienta contra los cátaros eran los principales problemas de la cristiandad, que parecía haberse olvidado de Tierra Santa. Las diferencias existentes entre templarios y hospitalarios se convirtió con el tiempo en un odio extremo, estallado de forma violenta en 1217, produciéndose entre ambas órdenes enfrentamiento armados en las calles de algunas ciudades de Palestina, con muertos por ambas partes; la animadversión recíproca ya no desaparecería nunca. Inocencio III, tal vez a petición de los templarios, en el IV Concilio de Letrán (1215), decidió predicar una nueva cruzada, ahora si contra el islam, pero mientras la estaba preparando murió en 1216 sin haber llegado a convocarla. Lo hizo su sucesor, Honorio III. Los templarios fueron informados de inmediato y pusieron en marcha una campaña en busca de fondos para financiarla. En apenas un año lograron recaudar la 314
fabulosa cifra de un millón de besantes, la moneda de oro bizantina, con los cuales iniciaron la construcción del famoso castillo Peregrino, en la localidad de Athlit, muy cerca de Haifa. A la llamada del papa respondieron franceses, alemanes, austriacos y húngaros, con su rey Andrés II a la cabeza. El volumen de tropas era considerable, pero la lógica fue un desastre. Nadie había previsto la manera en que tantos soldados iban a desplazarse al otro lado del Mediterráneo, de manera que cada cual hizo el viaje como pudo. Las tropas que lograron llegar se concentraron en Acre, donde templarios y hospitalarios aguardaban para unirse a ella; cada grupo obedecía solo a su señor, con lo que no hubo manera de organizar una fuerza homogénea. Además, el rey de Hungría regresó enseguida; apenas tocó Tierra Santa, se dedicó a comprar todo tipo de reliquias y declaró que había cumplido su voto de cruzado y regresó a su reino. En las últimas semanas de 1217 siguieron llegando más y más cruzados hasta que su numero fue considerado suficiente para emprender la campaña militar. Con muchas reticencias por parte de los nobles llegados de Europa, al fin se decidió que el rey Juan de Jerusalén dirigiera el ejercito. La campaña militar de la Quinta Cruzada tenía como objetivo Egipto. El plan consistía en destruir las bases musulmanas e intentar llegar a El Cairo a través de la ciudad de Damieta. Los cruzados llegaron al delta en la primavera de 1218. Durante un año, en el que sufrieron todo tipo de penalidades, se mantuvieron firmes, hasta que el 21 de agosto de 1219 decidieron ocupar Damieta. Como solía ser habitual, templarios y hospitalarios fueron los primeros en lanzarse al asalto; el resultado fue cincuenta templarios y treinta hospitalarios muertos, y el ataque rechazado. Uno de los testigos más importantes que estuvieron en esta cruzada fue san Francisco de Asís, que viajó desde Italia con el convencimiento que mediante la palabra y la buena voluntad se podía poner fin a tantas muertes y tantas guerras, cosa que no consiguió. El asedio a Damieta acabó de manera inesperada. los defensores musulmanes fueron muriendo de hambre y enfermedades; allí falleció víctima de la fiebre el maestre Guillaume de Chartres el 26 de agosto de 1218. Cuando los cruzados se dieron cuenta de lo que estaba pasando, se acercaron con cautela a la ciudad y la tomaron si apenas lucha; ya no quedaban hombres vivos o sanos. El sultán de Egipto ofreció un pacto: entregarles Palestina a cambio de la paz y de la devolución de Damieta. No se legó a un acuerdo y se reanudaron las hostilidades. Los cruzados dominaban parte del delta del Nilo, pero estaban atrapados en un terreno pantanoso y que además se inundaba cada año con las crecidas del río. En el verano de 1220 los musulmanes 315
abrieron los canales aguas arriba y toda la zona se inundó, causando un enorme desconcierto en los cruzados, que iniciaron una desordenada retirada. Miles de musulmanes cayeron sobre ellos provocando una matanza. Los cruzados capitularon y abandonaron Egipto. En 1219 los templarios eligieron maestre a Pedro de Montaigú que tenía experiencia como administrador y además era considerado un hombre valeroso y diestro en el combate. En 1227 el nuevo papa, Gregorio IX, hizo otro llamamiento a la cristiandad. La Sexta Cruzada se puso en marcha y a su frente iba a colocarse por primera vez un jefe indiscutible, Federico II, emperador de Alemania, que se puso en marcha en septiembre de 1227. Pese de haber sido excomulgado por el papa, Federico II desembarco en Acre y fue recibido como un verdadero libertador. Se casó con la hija de Juan de Brienne, Yolanda de Jerusalén (llamada también Isabela). El objetivo de Federico era solo Jerusalén. Con apenas diez hombres, se puso en marcha desde Acre hacia la Ciudad Santa en la segunda mitad de 1228. A los templarios se les planteó un grave conflicto. No podían ir a la par que Federico II, pues su plan estaba condenado por el papa, pero no podían faltar a sus votos de acudir en defensa de los cristianos en Tierra Santa. El maestre Pedro de Montaigú decidió seguir a Federico, pero a una cierta distancia. Los templarios no irían a Jerusalén al lado del emperador, pues estaba excomulgado, pero se mantendrían al alcance de la retaguardia por si los cristianos eran atacados para poder intervenir en su defensa. Federico negoció con el sultán de Egipto al-Kamil un acuerdo de paz. Ambos soberanos llegaron a un acuerdo por el cual Federico recibiría Jerusalén, Nazaret y Belén, pero los musulmanes conservarían Hebrón. Los Santos Lugares de todas las religiones serían respetados y los musulmanes mantendrían bajo su control la explanada del Templo de Salomón y sus dos mezquitas, la de la Roca y la de alAqsa, ambas abiertas al culto islámico. En cuanto se enteraron de las cláusulas del tratado, los templarios se enfurecieron, como también los hospitalarios, por lo que el día de su auto-coronación que se produjo el 17 de marzo de 1229 no asistieron a la ceremonia ni los maestres del Temple ni del Hospital . Federico II abandonó Tierra Santa el 1 de mayo de 1229 embarcando en el puerto de Acre. A la muerte de Montaigú fue nombrado nuevo maestre Armand de Périgord, quien en los primeros años de su mandato realizó acciones alocadas, como el ataque suicida a la fortaleza musulmana de Darbsaq, donde murieron varios caballeros y otros muchos fueron apresados. Las hostilidades entre templarios y hospitalarios volvieron a comenzar. En su desesperación y soledad, los templarios llevaron a cabo acciones impropias de su condición de 316
caballeros; en octubre de 1241 atacaron la ciudad de Nablús, mataron a todos sus habitantes y quemaron la gran mezquita. Mientras tanto habían hecho su aparición los mongoles, liderados por Temujín (más conocido por Gengis Kan) que en poco tiempo conquistaron China, Asia Central y parte de Europa. A mediados del siglo XIII viajaron hasta la corte del gran kan varios embajadores cristianos, que a su regreso describieron como era este pueblo y cuales eran sus costumbres, pero para entonces Gengis ya había muerto. El islam, atrapado en 1247 entre cristianos y mongoles, parecía abocado a su destrucción. Consciente de ello, Luis IX, rey de Francia, se embarcó en una nueva cruzada, la séptima. Hombre devoto y piadoso, estaba obsesionado con las reliquias y con dar a la cristiandad el triunfo que necesitaba sobre el islam. En 1248 se había terminado en París uno de los edificios más asombrosos de la arquitectura europea, la Santa Capilla, un prodigio del arte gótico en el que los muros de piedra habían sido completamente sustituidos por vidrieras multicolores a través de las cuales el interior del edificio quedaba iluminado de una manera mágica. La construcción de la Santa Capilla había sido ordenada por Luis IX para guardar en ella varias reliquias que había comprado al emperador de Constantinopla, entre ellas la Vera Cruz y la Corona de Espinas; era por tanto un enorme y precioso relicario que el rey de Francia ofrecía a Cristo para guardar los emblemas de su sacrificio. Con la Santa Capilla terminada, Luis IX juró sus votos de cruzado, concentró a su ejercito y se hizo a la mar. En su ejercito formaba una compañía de templarios al mando de Renaud de Vichiers, preceptor del Temple en Francia. En la primavera de 1249, desembarcó en el delta del Nilo. Durante varios meses, y como ocurriera en 1219 en la Quinta Cruzada, los cristianos se mantuvieron en las zonas pantanosas del delta, intentando consolidar sus posiciones y preparando un ataque Nilo arriba hacia El Cairo. Los templarios acudieron prestos a la llamada del rey de Francia y se presentaron en el delta, con su maestre al frente de al menos trescientos caballeros. El maestre del Temple era el francés Guillaume de Sonnac, un guerrero elegido en 1247. La silla del maestre había estado vacante dos años, y Sonnac quería recuperar, cuanto antes, el tiempo perdido. A finales de 1249 Luis IX decidió avanzar río arriba hacia la ciudad de Mansura; cuando llegaron ante ella, Ruknuddín Baibars, el general del ejercito egipcio, les tendió una trampa. Dejó abiertas las puertas y los cruzados, con trescientos templarios en vanguardia, entraron en la ciudad sin tomar precauciones. Cuando una buena parte de ellos estaba dentro, empezaron a dispararles desde la azotea, causando una gran matanza en los cristianos, que apenas podían maniobrar en las estrechas 317
callejuelas, convertidas en verdaderas ratonera. Doscientos ochenta y cinco templarios murieron allí, y solo escaparon cinco, entre ellos el maestre Sonnac, que resulto malherido y murió al poco tiempo el 8 de febrero de 1250. Baibars contraatacó desde Mansura tres días después y se estableció una batalla el 11 de febrero. Hubo miles de muertos, rindiéndose el ejercito cristiano días después al ser capturado el rey Luis. Pudo ser liberado posteriormente gracias al pago de doscientas mil libras; en el acuerdo estaba contemplada la devolución de Damieta a los musulmanes, que se hizo efectiva el 6 de mayo de 1250. Luis IX no podía regresar así a Francia, de modo que decidió quedarse en Acre para intentar ganar tiempo y mitigar en lo que fuera posible el desastre de Mansura. La mayoría de los nobles que habían acudido a la llamada del rey regresó a Francia; con Luis IX se quedaron tan sólo unos mil quinientos hombres. El Temple había perdido a su maestre, y era necesario elegir a su sustituto. Luis IX influyó cuanto pudo para que el cargo recayera en la persona de Rinaud de Vichiers, que había sido comendador de Acre y después preceptor de la orden en Francia, y por tanto el encargado de recaudar el dinero para la Séptima Cruzada y de organizar la intendencia y el viaje. El Capitulo General del Temple, pese a la incompetencia demostrada por el rey de Francia, aceptó su propuesta y Renaud de Vichiers, que había ocupado el cargo de mariscal, fue elegido nuevo maestre. Los templarios seguían negociando, como de costumbre, por su cuenta. El maestre Vichiers había cerrado un acuerdo secreto con el emir An-Nasir Yusuf, señor de Alepo, quien, enemistado con los mamelucos de Egipto, había ocupado Damasco. Cuando Luis IX supo de la existencia de este tratado, ordenó al maestre que lo rompiera, el cual al final accedió. El rey, fracasado su intento de recuperar Jerusalén, poco más tenía que hacer en Tierra Santa, y en 1254, tras seis años de cruzada, decidió que era hora de regresar a Francia. El capítulo del Temple eligió en 1256 como maestre a Thomas Bérard, a quien creyeron con carácter suficiente como para no dejarse influir por ningún soberano. La orden quería recuperar la autonomía perdida, pero a partir de 1254 las ordenes militares se quedaron solas. La retirada de Luis IX constituyó el principio del largo final de la presencia cristiana en Tierra Santa. A la llamada para organizar la que sería la Octava Cruzada que proclamó Urbano IV en 1263 no respondió nadie. Por entonces aparecieron los primeros síntomas de la larga crisis que afectó durante toda la Baja Edad Media a Europa. Por ello, el Temple se vio obligado a pactar con sus seculares enemigos. En 1266 el maestre Bérard mantuvo 318
correspondencia secreta con Qala´un, el emir del sultán Baibars. Su situación empezó a deteriorarse, ya no consistía en proteger a los peregrinos, que cada vez llegaban en menor numero a Tierra Santa, sino defenderse a si mismos. Sus bajas en las cruzadas habían sido enormes y cada vez llegaban menos caballeros de refresco y menos rentas de sus encomiendas en Europa. Los mamelucos atacaron el castillo de Safed en Junio de 1266 muriendo sus seiscientos defensores por no rendirse; los templarios que lo custodiaban fueron decapitados. Baibars entendió que había llegado el momento de acabar con la presencia cristiana en tierras del islam. De ahí que, pese a las conversaciones secretas con los templarios, su decisión fuese firme. En 1268 Baibars conquistó Antioquía, que durante casi dos siglos había sido un verdadero símbolo del triunfo cristiano en Tierra Santa. En 1268 Baibars atacó Jaffa; el comandante templario se rindió. Antioquía fue destruida y la que había sido una de las mayores ciudades de Siria quedó convertida en un poblacho. Los templarios iniciaron el repliegue y abandonaron sus castillos de Baghras y la Roca de Russole. En 1269 uno de los reyes más prestigiosos de la cristiandad, Jaime I de Aragón, conquistador de los reinos musulmanes de Mallorca y Valencia, decidió por su cuenta organizar una cruzada. Sus embajadores habían estado negociando con los tártaros, sin llegar a ningún acuerdo, pero de esas conversaciones surgió la idea de acudir a Tierra Santa. Tenía sesenta años cuando la armada del rey de Aragón, compuesta por más de treinta navíos, partió hacia los Santos Lugares el 4 de septiembre del puerto de Barcelona. Una tormenta desbarató la armada; la galera del rey recaló en el sur de Francia y decidió regresar a Barcelona. Algunas naves prosiguieron su ruta y llegaron hasta las costas de Palestina, desembarcando en Acre. Luis IX de Francia siguió el ejemplo de Jaime I de Aragón. El soberano francés, zarpó de sus bases portuarias en la Provenza el 1 de julio de 1270 y en pocos días alcanzó las costas de Túnez. Apenas tuvo tiempo para organizar la cruzada, porque falleció, a consecuencia de una peste, el 25 de agosto. La efímera Octava Cruzada acabó de manera tan fulminante como había comenzado, pero Luis IX alcanzó tras su muerte una recompensa que había buscado en vida: fue proclamado santo, el único monarca elevado a los altares de cuentos reinaron en Francia. La muerte de Baibars, envenenado en 1277, concedió una tregua a los cristianos, que seguían enfrentados entre ellos. Entre 1283 y 1289 se acordó la tregua que convenía a todas las partes; los mamelucos tenían que solventar la sucesión de Baibars y los cristianos intentar resolver sus enconadas disputas. Mientras tanto, el nuevo maestre del Temple, 319
Guillaume de Beaujeu, carente de hombres y recursos, ordenó a sus caballeros que se replegaran a las fortalezas que aun conservaban en el litoral. Qala´un, sultán de Egipto desde 1279, juró que arrojaría a los cruzados al mar, retomó la ofensiva paralizada tras la muerte de Baibars por la tregua y el 27 de abril de 1290 conquistó Tripoli. El rey Enrique II, que en 1285 había heredado las coronas de Chipre y Jerusalén, pidió desesperadamente ayuda al papa. La alarma fue transmitida a toda la cristiandad, pero solo respondió el rey de Aragón, que envió a Acre cinco galeras. También llegó a Acre una flota en la que viajaban centenares de fanáticos y aventureros dispuestos a apoderarse de cualquier botín que cayera en sus manos. En cuanto llegaron a Acre en 1290, se desplegaron por sus calles, y se dedicaron a asaltar a los mercaderes musulmanes, que procedentes sobre todo de Damasco, hacían negocio aprovisionando de mercancías a la ciudad. Los templarios tuvieron que actuar como una especie de policía urbana y las autoridades cristianas apenas lograron restablecer la calma. Los que consiguieron huir denunciaron ante el sultán Qala´un lo que estaba sucediendo en Acre y este decidió acabar con tal situación. Qula´un no pudo cumplir su objetivo ya que en noviembre de 1290 moría. Le sucedió su hijo Jalil, quien continuó el plan trazado por su padre. Primero cayó Jerusalén y posteriormente el 5 de abril de 1291 se iniciaba el asedio de la ciudad de Acre. Comenzaba así el último gran episodio de los cruzados en Tierra Santa. El ejercito egipcio era uno de los más imponentes jamás reclutado por los mamelucos; estaba integrado por la formidable cifra de doscientos mil soldados, muchos de ellos veteranos de las campañas realizadas por los sultanes Baibars y Qala´un. Además de semejante numero de combatientes, el sultán disponía de una importante tormentaria, de la que se pueden destacar dos impresionantes catapultas llamadas Victoriosa y Furiosa. Frente a semejante poderío, los defensores eran unos pocos de miles de cristianos divididos entre caballeros templarios, hospitalarios, caballeros de la orden teutónica, franceses, ingleses y caballeros del rey de Chipre. Nada más iniciarse el asedio, las catapultas comenzaron a lanzar proyectiles sobre la ciudad con el fin de minar la resistencia de los defensores, que ante la imposibilidad de recibir ayuda, sólo podían esperar el asalto final o huir en los barcos al abrigo del puerto. Los templarios no estaban dispuestos a mantenerse pacientes soportando los disparos de las catapultas, así es que planearon una salida nocturna para el día 15 de abril. El maestre del Temple junto con trescientos caballeros, se lanzaron contra el campamento musulmán conducido por el joven hijo del sultán Abu-lFida. Lo que en principio iba a ser un golpe de mano con la intención de 320
acabar con la Victoriosa, acabó siendo un verdadero fiasco. En medio de la oscuridad de la noche, las patas de los caballos de los templarios y de los ingleses se trabaron entre la gran cantidad de cuerdas que sujetaban las tiendas del campamento de los musulmanes y no pudieron maniobrar. Murieron dieciocho templarios cuyas cabezas fueron enviadas a la mañana siguiente a la tienda del sultán Jalil como trofeo de guerra. La moral de los defensores comenzaba a derrumbarse a la vez que sus murallas, golpeadas una y otra vez por los centenares de catapultas que arrojaban sin cesar miles y miles de proyectiles sobre ellas y sobre la ciudad. Un rayo de esperanza llegó el 4 de mayo; el rey de Chipre arribó al puerto con víveres y dos mil soldados de refuerzo. Asumió el mando que hasta entonces nadie ejercía de manera unificada, y envió una embajada ante el sultán con el propósito de conseguir algún acuerdo. El encargado de parlamentar con el sultán fue el caballero templario Guillermo de Canfranc, que hablaba bien el idioma árabe. En plena conversación con Jalil, una piedra lanzada por una catapulta desde los muros de Acre cayó al lado de donde se estaban entrevistando. El sultán se enfureció y las negociaciones quedaron rotas de inmediato. Después de un mes de intensos combates, los minadores habían cavado túneles debajo de las torres para introducir en ellos leña y prenderle fuego. Varias torres comenzaron a caer; el 8 de mayo se vino abajo la torre Maldita y el 15, la llamada torre de Enrique II. El 18 de mayo, templarios y hospitalarios lanzaron una contraofensiva para recuperar la torre Maldita. En el combate cayó gravemente herido el maestre del Temple Guillaume de Beaujeu, alcanzado en la axila derecha por una flecha él cual murió a las pocas horas. La desbandada fue total y los que pudieron se dirigieron a los muelles del puerto en busca de un barco en el que poder huir. El rey Enrique II de Chipre embarcó junto a sus caballeros rumbo a su isla. El patriarca de Jerusalén se hundió con su galera porque cargó más peso de lo que podía soportar. La lucha continuó unos días más, pero ya el 28 de mayo de 1291, no quedaba un solo cristiano vivo en Acre. En el verano de 1291 fueron cayendo una a una las pocas ciudades y fortalezas que mantenías los cruzados: Haifa, Tortosa, Tiro, Beirut y Sidón. Los templarios evacuaron el castillo Peregrino, la gran fortaleza nunca conquistada, el 14 de agosto, y marcharon a Chipre. La época de las cruzadas, la presencia de los templarios en Tierra Santa y su razón de ser habían terminado.
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La última batalla
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n agosto de 1291 y tras la derrota de Acre, fue elegido maestre del Temple Thibaud Gaudin; la elección se llevó a cabo en la ciudad de Sidón unos días de ser definitivamente abandonada por los cristianos. Gaudin gobernó la orden poco más de un año, hasta el 16 de abril de 1293. A los pocos meses fue elegido Jacques de Molay, natural del Franco Condado, que sería el último maestre del Temple. Abandonada Tierra Santa, en la cristiandad surgieron muchas voces que cuestionaron la validez de la orden de los templarios, e incluso hubo quien abogó por su disolución al carecer de objetivos concretos que cumplir. La orden de los templarios se había identificado de manera muy profunda con Tierra Santa y más concretamente con la defensa de los peregrinos y de los cristianos que allí habitaban, aunque mantenía intacta todas las encomiendas y posesiones en Europa. Sin embargo, desaparecido el dominio cristiano de tierras de Palestina y Siria, la función para la que había sido creada y que había venido desarrollando durante casi dos siglos había dejado de existir, y con ella su razón de ser. Parece ser que Molay era hombre poco cultivado, de escasa inteligencia, muy reducida elocuencia y sin profundidad de pensamiento. Pese a ello, en cuanto fue elegido maestre, o se dio cuenta de la penosa situación o fue informado y alertado por sus consejeros, porque al poco tiempo de tomar posesión del cargo viajó a Europa en busca de ayuda. En diciembre de 1294 se encontraba en Roma, donde asistió a la abdicación del papa Celestino V y a la elección del nuevo pontífice, Bonifacio VIII, quien ratificó la exención de la orden de la isla de Chipre. El mismo lugar, donde los templarios habían tenido muy mala experiencia en la corta época en que a fines del siglo XIII la gobernaron, se había convertido en el refugio de todos los miembros de la orden que tuvieron que abandonar los castillos de Tierra Santa en 1291. A un capitulo del Temple, celebrado por estas fechas en la ciudad chipriota de Nicosia, asistieron cuatrocientos caballeros. Molay pretendía renovar la orden tras el abandono de Tierra Santa; para ello abogaba por una mayor disciplina, por lo cual se confiscaron los objetos personales de los templarios y cualquier tipo de escrito que tuvieran guardado; también se retiraron todas las ropas que no fueran reglamentarias y se reforzaron todas las normas de la regla. Chipre había sido adquirido a los templarios por la familia de los Lusignan, y eran ellos los señores de la isla cuando tuvieron que abandonar Palestina. En esas circunstancias la convivencia no era fácil. Los reyes de Chipre tenían instalado en el interior de sus dominios a un 322
poder autónomo, como era el Temple, que nunca obedecería sus mandatos, en tanto los templarios carecían de unas bases territoriales propias en las que asentarse con seguridad. Y así, los enfrentamientos no tardaron en producirse. En 1298 Molay discutió con el rey de Chipre por el control del ejercito templario. Un nuevo intento de luchar contra los musulmanes se produjo en el año 1299. Un ejercito de mongoles, armenios y templarios se reunieron en las rumas de la otrora imponente ciudad de Antioquía, ahora reducida a un montón de ruinas. El ejercito combinado de estas tres fuerzas se elevaba a unos cien mil hombres, divididos en varios cuerpos de ejercito. Uno de ellos, compuestos por treinta mil combatientes, los dirigía Jacques de Molay. Era la primera vez que un maestre del Temple tenía bajo su mando vanas divisiones del ejército mongol. Los aliados avanzaron hacia el sur hasta encontrarse con el formidable ejército musulmán, integrado por unos ciento cincuenta mil soldados, la mayoría mamelucos de Egipto. El enfrentamiento entre ambas fuerzas se produjo los día 22 y 23 de diciembre de 1299. La batalla librada en Hims, entre Alepo y Damasco, es una de las más grandes de cuantas se ha librado en la historia de la Humanidad. Los musulmanes fueron derrotados y durante seis meses, el sur de Siria y el norte de Palestina quedaron en manos de los aliados. Los templarios pudieron regresar, aunque por muy poco tiempo, a su primitiva sede en el Templo de Jerusalén. En el verano del año 1300, un maestre del Temple, Jacques de Molay, pudo pisar el suelo de la explanada de las mezquitas, ciento doce años después de que la Orden tuviera que abandonarla cuando Saladino la conquistara. Jacques de Molay ordenó enviar columnas de soldados en varias direcciones con instrucciones de moverse mucho y rápido para dar la impresión de que eran muchos más hombres de los que realmente había, pero fue en vano. El papa no convocó ninguna nueva cruzada y los templarios debieron abandonar definitivamente Jerusalén. Jacques de Molay, sin embargo, quiso dejar en Raud, un islote rocoso a tres kilómetros de la costa a la altura de la ciudad de Trípoli, una guarnición con ciento veinte soldados, quinientos arqueros y cuatrocientos sirvientes. Los templarios aguantaron allí hasta 1303, año en que se produjo la batalla de Marj as-Saffar, a unos pocos kilómetros al sur de Damasco, la cual perdieron y en la que acabó definitivamente con todas las pocas esperanzas que le quedaban a los templarios. Ante la gravedad de la situación, el Papado optó por aplicar algunas medidas urgentes. Una de ellas consistió en proponer la unión de las ordenes del Temple y del Hospital en una sola, cosa que el maestre Molay se opuso tajantemente. Para convencerle, en 1301 se presentó en Chipre el sabio 323
mallorquín Ramón Llull, una de las figuras más prestigiosas y consideradas de la Iglesia de su tiempo. Propuso al maestre Molay que reconsiderara la idea de la fusión de las dos grandes ordenes de la cristiandad. Tras varios días de conversaciones ninguna de las dos Ordenes estuvieron dispuestas a renunciar a su autonomía. El Temple era demasiado poderoso; a principio del siglo XIV ya no tenía que mantener ni castillos ni tropas en Tierra Santa, y aunque las rentas señoriales estaban cayendo debido a la crisis que comenzaba a sentirse en toda Europa, seguía disponiendo de dinero y propiedades; un oscuro complot empezó entonces a urdirse contra los templarios. Desde 1285 reinaba en Francia Felipe IV, conocido por el apelativo El Hermoso, dada su elevada estatura, su altivez, su tez pálida y su rubia cabellera. Para poder hacer efectivas la dote de su hermana Margarita, a la que casó con el rey Eduardo I de Inglaterra, tuvo que pedir dinero al Temple; su amigo el tesorero de la casa de París, Hugo de Peraud, se lo concedió en préstamo. Las deudas contraídas por Felipe IV con el Temple eran enormes; el rey de Francia sabía que nunca podría pagarlas. Fue tal vez entonces cuando empezó a maquinar su plan para destruirlo.
El proceso de los templarios
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n 1297, el rey Felipe declaró ante dos delegados pontificios que el gobierno temporal de su reino era suyo, y solamente suyo; y para demostrar al papa quien era el dueño, expulsó al obispo de París de su puesto. El siguiente paso consistió en crear un impuesto que gravaba a los eclesiásticos. Felipe IV ansiaba la riqueza de la Iglesia, y entre ellas estaba la enorme fortuna que se decía que atesoraban los templarios. El papa Bonifacio VIII se había convertido en un estorbo para el rey de Francia, y por ello los agentes del monarca pusieron en marcha una intensa campaña para desacreditarle, y que fue acusado de herejía y sodomía. El plan diseñado por los agentes de Felipe IV lo culminó el canciller Guillermo de Nogaret, que preparó hasta veintinueve acusaciones contra el papa. Este respondió excomulgando a Felipe IV y colocando a todo su reino de Francia bajo interdicto. Nogaret fue enviado entonces a la localidad italiana de Agnani, donde se encontraba Bonifacio VIII, con la misión de amedrentarlo. Las tropas francesas pusieron sitio a la ciudad en septiembre de 1303, y entraron en ella para dirigirse enseguida hasta la residencia papal. Un sicario de Nogaret llamado Sciarra Colonna, abofeteo al papa sin siquiera quitarse los guantes. La humillación para la Iglesia fue terrible y Bonifacio VIII 324
no pudo soportarlo; el papa abatido, ofendido y humillado, murió a las pocas semanas, se dijo que de vergüenza. Sus sucesores, Benedicto XI, envenenado en julio de 1304 con unos higos, y sobre todo Clemente V, elegido tras estar vacante más de un año la sede de san Pedro, se plegaron a los intereses de Francia. Clemente V llegó incluso a levantar la excomunión sobre los dos cardenales Colonna que habían apoyado a Felipe IV de Francia en contra de Bonifacio VIII. El rey de Francia guardaba su tesoro en un enorme complejo que el Temple tenía en París; sabia por tanto que esta orden militar disponía de mucho dinero, el suficiente como para que se acabaran los apuros económicos de la corona. Felipe IV tenía un plan bien diseñado. El 29 de diciembre hizo votos de cruzado y tomó la cruz, a la vez que proponía al papa la necesidad de que se fusionaran las órdenes militares para una mayor eficacia en su labor de defensa de la cristiandad; la nueva orden resultante sería dirigida por uno de sus hijos. La situación de carestía y hambruna iban en aumento en toda Francia, y sobre todo en las ciudades, donde la población apenas tenía para comer. Los momentos más graves se vivieron en los primeros meses de 1306 en París, donde estalló una revuelta popular de tal magnitud que el mismo rey se vio obligado a refugiarse en el recinto del Temple, el bastión más poderoso de toda la ciudad. Solicitó ser admitido en el Temple como miembro honorífico de la orden pero los templarios le negaron el ingreso. El monarca consideró este rechazo como una ofensa que no olvidaría. Los agentes de Felipe IV, hábilmente instruidos por Nogaret y por el jurista Pedro de Blois, difundieron las acusaciones más terribles, entre otras que estos caballeros obligaban a los novicios a realizar ritos iniciáticos, a escupir sobre el crucifijo, a tener relaciones homosexuales y a adorar ídolos. A lo largo de 1306 los rumores fueron creciendo y se extendieron por toda Francia con suma celeridad. Jacques de Molay, maestre del Temple, conoció estos comentarios a su orden estando en la isla de Chipre, a donde había regresado tras su estancia en París. Su reacción fue inmediata; el maestre templario embarcó en Chipre, llegando a Poitiers el 12 de noviembre, donde se reunió con el papa y con el maestre del Hospital. Mientras, Felipe IV encargó a sus agentes que difundieran que los templarios estaban rodeados de escándalos; los rumores ya eran conocidos por todo el mundo, e incluso algunos caballeros expulsados del Temple se encargaron de airearlos con detalle. Enterado de lo que estaba pasando, Jacques de Molay pidió al papa Clemente V que abriera una investigación sobre esos rumores que circulaban por todas las partes sobre los presuntos escándalos protagonizados por los templarios. El pontífice accedió y el 24 de agosto 325
de 1307 anunció que se iniciaba un proceso para averiguar qué había de verdad en aquellas acusaciones. Pero mientras los templarios actuaban de esta manera, Felipe IV estaba preparando una encerrona. El día 14 de septiembre de 1307 envió a todos los oficiales de sus reinos una circular en la que les ordenaba que estuvieran dispuestas unas fuerzas armadas para la noche del día 12 de octubre, y además añadía otra orden sellada con el mandato de que no se abriera hasta ese mismo día 12. La orden secreta indicaba que todos los caballeros templarios destinados en las encomiendas de Francia fueran arrestados bajo las terribles acusaciones de cometer pecado de orgullo, de avaricia, de crueldad, de celebrar ceremonias degradantes, de proferir blasfemias, de practicar ritos idólatras y de sodomía. En un mes los oficiales del rey pusieron en marcha un complejo sistema operativo que funcionó perfectamente. Poco antes del amanecer de un viernes 13 de octubre de 1307, los guardias de Felipe IV entraron a la vez todos los conventos y residencias de los templarios y los apresaron sin el menor contratiempo. Jacques de Molay fue arrestado en París, donde descansaba tras haber participado en la ceremonia fúnebre de Catalina de Courtenay, cuñada del rey. El despliegue policial fue enorme, pues fueron apresados a la vez los veinte mil miembros del Temple. Para que semejante operativo funcionara como lo hizo, debieron de participar en el mismo no menos de cincuenta mil hombres armados. Desde luego, la redada alcanzó un éxito total. La noche del 13 de octubre todos los templarios de Francia estaban presos en nombre del rey y bajo la custodia de sus oficiales. El plan diseñado por Guillermo de Nogaret había funcionado a la perfección. Al día siguiente de la detención masiva, Nogaret convocó a un grupo de profesores de la Universidad de París y les explicó con detalle las acusaciones que pesaban sobre la orden; ninguno al parecer, mostró una opinión contraria a la decisión real. Poco después comenzaron los interrogatorios. El primero en ser preguntado fue el maestre, que seguía preso en París. La primera sesión tuvo lugar el 24 de octubre, y continuó al día siguiente, ahora en presencia de profesores de la Universidad de París, a la que Felipe IV quería presentar como garantía de todo el procesamiento. La sede del Temple en París y la del resto de encomiendas en Francia fueron registradas minuciosamente, pero no apareció en ninguna de ellas ese fabuloso tesoro que se decía que poseían, ni los ídolos satánicos ni ningún documento comprometedor. El papa necesitaba alguna prueba contundente para apoyar al rey de Francia, y Felipe IV la consiguió de manera un tanto fraudulenta. Un oscuro 326
delincuente llamado Esquiú de Floyran, que había sido condenado por haber asesinado al maestre provincial, compartía celda en la prisión de la ciudad de Agen con un templario renegado que le confesó los delitos cometidos por la Orden del Temple cuando él era miembro de la misma. Floyran reveló a sus guardianes las confesiones del templario a cambio del perdón y de una suma de dinero, y acusó a los templarios de herejía. Guillermo de Nogaret, necesitaba al menos un testigo de cargo, y lo encontró en Esquiú de Floyran. Para la Inquisición esa denuncia era suficiente, y además, el gran inquisidor de Francia, Guillermo de París, era el confesor del rey desde 1305. Ya había una acusación formal de un testigo. Ahora los templarios debían demostrar su inocencia. Con este informe del rey en la mano, Clemente V publicó el 22 de noviembre de 1307 la bula Pastoralis praeminentiae, en la que elogiaba a Felipe IV y reconocía que las acusaciones contra los templarios eran veraces, ordenada que fuera investigada la Orden del Temple en toda la cristiandad y que las autoridades civiles confiscaran todos sus bienes hasta que pudiera hacerse cargo de ellos la Santa Sede. Tan sólo cuatro días después enviaba desde Aviñón una delegación formada por tres cardenales para que interrogaran personalmente a Jacques de Molay. En la sesión, que tuvo lugar en París, el maestre defendió la inocencia de su orden. Por todas partes surgieron acusaciones, como la que recayó sobre el obispo de Troyes, a quien un individuo llamado Noffo Dei acusó de herejía, sin duda para evitar que el proceso contra el Temple cayera en manos del Papado; pero enseguida se demostró que este hombre había mentido y fue ahorcado. Conseguida la acusación mediante testigos, los templarios comenzaron a ser torturados a fines de 1307. El maestre del Temple tenía cerca de setenta años y ante las torturas confesó todos los delitos imputados, y con él los demás altos dignatarios de la orden. Molay se acusó de haber escupido sobre la Cruz, de haber renegado de Cristo, de haber practicado la sodomía y de haber adorado a ídolos. Las torturas causaron mella en los caballeros; de los 138 templarios que fueron sometidos a interrogatorio en París, se supone que bajo tortura o amenaza de ella, 134 confesaron haber realizado las prácticas de que se les acusaba y tan sólo cuatro las negaron. Entretanto, el maestre Molay fue trasladado desde París al castillo de Chinon para proseguir los interrogatorios. Fruto de la nueva situación fueron las bulas Faciens miserícordiam y Regnans in coelis, emitidas el 12 de agosto de 1308; en ellas se instaba a los obispos de todas las diócesis de la cristiandad a crear comisiones interrogatorias integradas por dos canónigos, dos dominicos, dos franciscanos y el propio obispo 327
para interpelar a los templarios. La respuesta de los reinos cristianos sobre los caballeros de Cristo fue muy desigual. Los interrogatorios se intensificaron a mediados de 1308. Algunos templarios, al verse ahora bajo la custodia de la Iglesia, decidieron retractarse de las confesiones que habían realizado bajo tortura. Eso fue todavía mucho peor para ellos, pues la Inquisición condenaba a la hoguera a los relapsos. El 22 de noviembre se emitía desde Aviñón la orden a todos los soberanos cristianos de arrestar a los caballeros templarios de las encomiendas de cada uno de sus reinos. Jacques de Molay volvió a ser interrogado por la comisión papal el 26 de noviembre de 1309. Con más de setenta años, su ánimo se vino abajo y declaró que era ya incapaz de defender al Temple. A partir de ese momento, centenares de templarios fueron quemados en hogueras; 36 de ellos fueron ejecutados en París a fines de 1309, y en el resto de la cristiandad miles de caballeros y sargentos fueron torturados y ejecutados una vez que confesaron ser culpables de los delitos imputados. La persecución total que había encabezado el rey de Francia estaba dando sus frutos. Felipe IV se había autoproclamado Guardián de la cristiandad de Occidente y bajo ese título se consideraba con derecho a justificar cuanto estaba haciendo. Sus problemas económicos no estaban resueltos, pues el presunto tesoro templario no aparecía pese a las torturas y a las ejecuciones, y tal vez por ello acusó al Temple de haber propiciado las revueltas populares. Los templarios que se negaban a confesar eran condenados a muerte, los que confesaban sus culpas solían ser perdonados y liberados, pero si se retractaban eran condenados por relapsos. Por fin, el 3 de abril de 1311, Clemente V emitía un edicto en el que proclamaba la suspensión de la Orden del Temple. En Francia la persecución fue terrible, pero en otros reinos de la Europa cristiana se produjo de manera menos virulenta. Prueba de ello es la capitulación de los templarios de la encomienda de Monzón, la más importante del reino de Aragón. Tras la disolución, recibieron una renta de entre quinientos y tres mil sueldos por templario, y el 7 de octubre de 1312 el Concilio de Tarragona absolvió a los templarios de la Corona de Aragón al considerarlos inocentes. Comoquiera que la orden había sido suprimida, quedaron adscritos a sus obispos, que se encargaron de la custodia de los bienes incautados, entre los que había libros, objetos de culto y relicarios. No obstante, Jaime II dilató el proceso cuanto pudo porque también aspiraba a quedarse con parte de las propiedades templarías. Todos los templarios de Aragón negaron las acusaciones, pese a que el papa ordenó torturarlos. Una vez disuelta la orden, los templarios de las encomiendas aragonesas se distribuyeron por los conventos del Hospital 328
en Aragón, permaneciendo en sus antiguos distritos. En el reino de Castilla y León se incoaron procesos en Medina del Campo y Salamanca entre 1310 y 1312; como en Aragón, también fueron declarados inocentes y se les dejó libres. El 12 de marzo de 1312, en el Concilio de Vienne, se decidió la disolución del Temple. Unos días después, el 20, llegó a esa ciudad Felipe IV, el único monarca que se presentó allí. En los días siguientes se procedió al reparto de los bienes de la orden recién suprimida; en la bula Adprovidam, de 2 de mayo, se dictaminaba que todas las posesiones de los templarios pasaran a integrar el patrimonio de la Orden del Hospital, exceptuadas las que habían tenido en los reinos de Castilla y León, Mallorca, Aragón y Portugal, que irían a manos de las órdenes de Montesa y de Cristo, pues allí continuaba la guerra contra el islam. A principios de 1314 ya nada quedaba del Temple, salvo su maestre, el anciano Jacques de Molay, y los principales cargos de la desaparecida orden, que seguían recluidos en prisión. Por supuesto, su presencia constituía un problema para el rey de Francia y para el papa. Tal vez habían esperado que Molay muriera pronto, dada su avanzada edad y las malas condiciones de su vida, pero había logrado sobrevivir a seis años y medio de prisión y de tortura. El 18 de mayo la comisión que lo juzgaba, presidida por Felipe de Marigny, secretario de Felipe IV y arzobispo de Sens, condenó a Jacques de Molay a cadena perpetua. Con el maestre también fueron condenados los caballeros templarios Godofredo de Charnay, preceptor de Normandía, Hugo de Pairand, visitador de Francia, y Godofredo de Bonneville, preceptor de Aquitania. Al oír la condena, declaró solemnemente que era inocente de cuantos cargos le habían acusado y por los que había sido condenado, retractándose de todo cuanto había declarado con anterioridad, alegando que lo había hecho por haber sido sometido a tortura. Godofredo de Charnay hizo lo mismo que su maestre. ¿Fue un arrepentimiento espontáneo o un súbito gesto de valentía lo que llevó a Molay y a Charnay a declararse inocentes?. Las opiniones de los historiadores son a este respecto muy variadas. Desde luego, las autoridades algo imaginaban al respecto, porque la declaración de inocencia del maestre conllevó su condena a muerte de manera inmediata. Y se hizo de modo tan rápido que Jacques de Molay, Godofredo de Charnay y treinta y siete templarios más fueron quemados al atardecer del mismo día 18 de mayo en el que por la mañana habían sido condenados y ellos mismos habían proclamado su inocencia. Todo estaba muy preparado; los templarios, con su maestre al frente, fueron conducidos a una pequeña islita en el río Sena conocida con el nombre 329
de islote de los Judíos o de las Cabras y allí fueron quemados. La ejecución del maestre y de los demás templarios se ha rodeado de una aureola de leyenda. Una tradición recoge las últimas palabras que pronunció Jacques de Molay antes de morir. Mientras las llamas alcanzaban su cuerpo, se asegura que pidió venganza para los asesinos y que lanzó una maldición sobre el linaje real de Francia fundado por Hugo Capeto en el año 987 y que había reinado en el país interrumpidamente desde entonces. Fuera como fuese la muerte del último maestre templario, lo cierto es que la maldición pareció cumplirse, pues uno a uno los principales responsables de la supresión del Temple y de la ejecución de Molay fueron sucumbiendo unos pocos meses después. Tanto Felipe IV el Hermoso, Guillermo de Nogaret y Clemente V, murieron en el transcurso de los seis meses siguientes. Tras casi dos siglos de existencia, la Orden del Temple se convirtió en un simple recuerdo. Nadie abogó por su defensa, nadie se puso a su lado para evitar su eliminación. El 13 de septiembre del año 2001 la joven investigadora Bárbara Frale encontró en el Archivo Secreto del Vaticano un pergamino de poco menos de un metro de longitud, más conocido como el Pergamino de Chinon, el cual demuestra que, tras la declaración de Jacques de Molay ante los delegados del papa Clemente V, éste absolvía a los templarios de toda culpa de herejía y apostasía. Esta absolución papal nunca se hizo pública.
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Leyendas góticas Monumentos El Papamoscas de la catedral de Burgos
E
s el tradicional reloj autómata de la catedral de Burgos. Está situado en lo alto de la nave mayor, en la parte de la izquierda, según se entra por la fachada principal, en un ventanal por encima del triforio. Está documentada la presencia de relojes en la catedral desde la época medieval. La figura data del siglo XVI, pero fue restaurado en el siglo XVIII. Consta de dos figuras: una es el Papamoscas y otra más pequeña llamada martinillo. El Papamoscas viste una especie de casaca roja, abotonada por delante, con amplio cuello terminado en puntas y ceñido por un cinturón verde. Con la mano derecha sostiene una partitura (papel de música) y hace sonar la campana al paso de las horas, mientras abre y cierra la boca. Los cuartos de hora los marca su ayudante, el martinillo, una figura más pequeña y de cuerpo entero que espera sobre un pequeño balcón entre dos campanas. Con un martillo en cada mano da uno, dos o tres golpes, según sea el cuarto, la media o los tres cuartos. Como todo símbolo, alberga una leyenda, siendo esta la historia: :: Se dice que fue una obra encargada por el rey Enrique III «El Doliente», quien tenía por costumbre acudir a rezar devotamente todos los días a la catedral gótica. Un día sus oraciones se vieron distraídas por la presencia de una hermosa muchacha que entró silenciosamente en el templo y rezó ante la tumba de Fernán González. El rey la siguió al salir hasta verla entrar en una vieja casona y, a lo largo de varios días, la misma escena se repitió sin variaciones. El monarca se sentía demasiado tímido para intentar siquiera entablar una conversación con la misteriosa joven. Hasta que un día, la desconocida joven dejó caer un pañuelo al paso del rey. Éste lo recogió devotamente y, acercándose a ella, se lo devolvió en silencio, sin que mediaran palabra en ese encuentro; apenas el esbozo de una dulce sonrisa. Solo, después de desaparecer más allá de la puerta, el rey escuchó un doloroso lamento que se le clavó en la memoria sin poderlo ya desterrar. Lo cierto fue que, a partir de entonces, la muchacha nunca volvió a aparecer por la catedral, a pesar de que el monarca pasó días esperándola y buscándola 331
por los rincones del templo. Cuando trató de saber algo de ella, le confirmaron que en la casa donde le había visto entrar todos los días hacía muchos años no vivía nadie, porque todos sus habitantes fallecieron víctimas de la peste negra. Deseando retener aquella idílica visión de la joven en su memoria, encargó a un artífice que fabricara un reloj para la catedral. Éste debía reproducir los rasgos de la muchacha en una figura que, además, al dar las horas, lanzase un gemido como el que él había escuchado y no podía borrar de su recuerdo. Desgraciadamente, el artífice no logró siquiera aproximarse a la belleza que le había descrito el monarca. A la hora de reproducir su lamento solo logró que el muñeco lanzase un graznido, que años después se optó porque desapareciera. ::
El topo de la catedral de León
C
uando entro en la catedral de León y oigo relatar a los guías la leyenda del topo me da mucha rabia porque aunque se le parece mucho, yo la se de otra manera. Me la contó mi abuelo Alfredo hace casi cuarenta años: :: Durante los comienzos de la construcción de la catedral de León los canteros se quedaron muy sorprendidos al ver que todo el trabajo que realizaban durante el día, por la noche era destruido. Como esto sucedía constantemente, contrataron a una patrulla de vigilancia para averiguar que sucedía. Una noche descubrieron a unos individuos merodeando por ahí, les dieron el alto y los interrogaron. Contaron que no estaban haciendo nada malo y, que no estaban destruyendo nada. Para excusarse dijeron que habían visto un animal muy grande, posiblemente un topo y que estaban allí para matarlo. Los vigilantes, al oír esta historia, les dijeron que si creían que era un topo gigante que le diesen caza en un plazo máximo de tres días, de lo contrario serian acusados de los derribos y por ello encarcelados. Como en realidad eran ellos los que destruían la obra y por supuesto no existía tal animal, se las idearon para recrearlo. Mataron un animal parecido y le pusieron la piel de un topo. A los tres días se lo presentaron a los vigilantes y, al ver que era cierto lo que decían, quedaron absueltos de los cargos. Desde ese momento cesaron los derribos nocturnos y las obras de la catedral prosiguieron sin más problemas. :: No se si será más correcta esta historia a la que cuentan los guías diciendo simplemente que los destrozos los ocasionaba un topo gigante y que un buen día le dieron muerte. Actualmente se sabe que el «topo» que se encuentra colgado en el interior de la catedral es en realidad el caparazón de una tortuga laúd. Siendo así, el relato de mi abuelo es más 332
creíble. En realidad lo que sucedió fue que las obras de la catedral iban muy lentas, unido a la mala cimentación del terreno a causa de la humedad del mismo y a la pésima calidad de la piedra traída de Boñar, hicieron recaer las culpas al pobre topo. También puede ser, y según me contó mi abuelo, se utilizó piedra de otros monumentos de pueblos vecinos; los habitantes de estos en señal de protesta fueron en realidad los que destruían los trabajos realizados por los canteros.
La pisada del diablo de la catedral de Múnich
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ay muchas variantes sobre esta leyenda, pero el tema principal es siempre el mismo. Sus protagonistas fueron el Maestro de obras Jörg von Halsbach y el mismísimo diablo. El relato es el siguiente: :: Corría el año 1468 cuando se decidió construir por decisión imperial una nueva catedral sobre el solio de la antigua iglesia románica de Nuestra Señora. Cuando el diablo se enteró de que iban a construir una iglesia de grandes dimensiones, encolerizó de tal manera que se propuso impedir por todos los medios el inicio de las obras. Pero el arquitecto Jörg von Halspach le propuso un pacto. El pacto consistía en que Halsbach construiría la catedral sin ventanas a cambio de que el maligno no se entrometiera en la construcción y le concedía una serie de favores personales. El diablo viendo la imposibilidad de lograrlo, aceptó. Tras la finalización de las obras, en 1488, el arquitecto condujo a Mefistófeles hasta un punto de la entrada a la catedral, justo en un lugar en el que no se podía ver ninguna ventana, ya que estaban ocultas por las columnas. Cuando el diablo dio un paso hacia adelante, un rayo de luz entró por una de las ventanas y lo quemó, quedando la huella del diablo (Teufelstritt) marcada en una baldosa del suelo. En esta huella se puede apreciar una especie de espolón. Además, el hecho de que Halsbach muriese poco después contribuyó a alimentar la leyenda con historias acerca de la venganza del maligno. ::
El zapatero Jacquot de Notre-Dame de París
E
sta leyenda cuenta que un tal Jacquot, de oficio zapatero, se puso en camino para ver en persona la maravilla de la que todos hablaban, Notre-Dame de París. Tras llegar a la ciudad a la puesta del sol, llegó a entrar en la catedral, emocionado y atento. Primero, en la penumbra, vio poco o nada, y luego empezó a observar la luz coloreada de las vidrieras, intentando descubrir los dibujos. De pronto, de las 333
vidrieras del crucero norte salió a su encuentro la figura de un Evangelista, que lo dejó sorprendido y aterrorizado. La aparición le dijo: «La luz y el color que puedes ver son expresiones de tu alma. Mira en el interior de ti mismo, encontraras todavía más color, y aún más luz». Después de esta experiencia tan singular, Jacquot se hizo ermitaño en el bosque de Brocéllande, en la Bretaña, que en tiempos antiguos fue la residencia de Merlín, El Encantador, y se unió así a la tradición céltica.
Historia La mano horadada de Alfonso VI de León
E
n algunos romances en pliegos y romanceros se cuenta la historia, cierta o leyenda, del apelativo que recibió Alfonso VI desde su destierro toledano allá por el año 1075: el de la mano horadada. Dice la tradición toledana que Alfonso VI huyendo de su hermano Sancho II, después de escaparse de su prisión en el monasterio de Sahagún disfrazado de monje, vino a refugiarse en la corte del rey moro de Toledo, al-Mamún, el cual le acogió de corazón y le ofreció para su residencia el palacio de Galiana, a la orilla del Tajo. La vida de Alfonso era muy desahogada y tranquila, sus principales diversiones eran la caza, paseos por los bellos parajes de Toledo, charlar con los hombres más cultos del reino de al-Mamún y por su puesto los torneos. Al-Mamún acudió un día al palacio de Galiana invitado por Alfonso a un ágape. Con el rey musulmán acudieron también consejeros y hombres de confianza. Después de la comida la conversación entre estos discurrió hacia temas relacionados con la ciudad de Toledo; se afirmaba que estaba dotada de una gran fortaleza inexpugnable. Estaban hablando sobre el tema cuando al-Mamún, con rostro preocupado se levantó y salió al jardín. Inmediatamente detrás de él salieron sus hombres de confianza y consejeros. Como era la hora de la siesta y hacía calor, se sentaron debajo de unos árboles sobre la fresca hierba. De esta forma, tras sentarse, empezaron a hablar sobre los puntos débiles de Toledo, y ahí fue cuando se suscitó una larga discusión. Unos decían que Toledo jamás podía ser tomado por la fuerza, mientras otros afirmaban que si quitasen el abastecimiento durante siete años seguidos podrían ser derrotados. Todos asintieron, pero llegaron a la conclusión de que solo podría hacerse por asedio y hambre. Mientras estos discutían, Alfonso desde lejos les estaba oyendo, pero el tono de estos era tan bajo que decidió acercarse a unos matorrales que estaban cerca y tumbarse 334
para escuchar lo que decían. La discusión fue acallada por el gran al-Mamún. Todos le escuchaban atentos cuando decía que Toledo tenía un gran punto débil. La fachada que daba al este, no tenia río, por lo que sería muy fácil entrar por ese lado. Mientras, empezaron a caminar para desperezarse, en ese momento fue cuando vieron a Alfonso tumbado sobre la hierba dormido. Todos se sobresaltaron, pero al-Mamún, para comprobar si verdaderamente estaba dormido se le ocurrió una treta. En voz baja para no despertarle pero suficientemente alta para que lo oyera si se hacía el dormido, pidió que le trajeran plomo fundido, al instante trajeron la marmita y el fuego y lo derritieron allí mismo. Alfonso tenia una mano extendida y una vez derretido pensaban acercárselo a la mano, de esta manera si estuviera despierto la quitaría y le descubrirían. Poco a poco le fueron acercando el plomo ardiendo a la mano pero éste no solo no la quitó, sino que ni siquiera se inmutó. Fue cuando el plomo ardiendo toco su mano y se la taladró. Cuando este chilló de dolor, al-Mamún respiro tranquilo y supuso que estaba dormido. Si estaba dormido eso nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que tiempo después cuando al-Mamún no reinaba en Toledo, Alfonso entro por la puerta del este, desde entonces esa puerta recibe el nombre de la Puerta de Alfonso VI (el de la mano horadada).
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Vitrales góticos
A
unque la Orden del Císter prohibía el colorido en las vidrieras porque era una distracción en la oración, con la llegada del gótico se llenaron de luz las catedrales y por esa causa surgieron los artesanos que convertían esa luz en color. Las coloridas vidrieras representaban escenas bíblicas y leyendas acontecidas en el lugar. Eran libros abiertos e ilustrados para una población analfabeta ávida de aprender. En el interior, vacía de asientos, el pueblo miraba hacia arriba maravillados cada día más de esas formas coloreadas. Cada vez más, mirar una vidriera era similar a mirar un cuadro. La costumbre de proteger las ventanas con vidrios proviene de la época faraónica y de la Roma imperial y su fabricación se asentó con el descubrimiento de la caña de vidriero, en Siria o Israel hacia el año 40 a.C. En esta época eran simples vidrios transparentes, pero a partir de la época carolingia y a través de la cultura islámica se difunde en Europa el arte de la vidriera figurada. En la Edad Media, los bastidores que cerraban las ventanas en su mayoría eran de tela encerada, papel impregnado de aceite, placas de piedra translúcida o trozos de nácar. En tiempos de Teodorico (521) se sabe que sus soldados rompieron las vidrieras de la iglesia de Brioude para apoderarse del metal que sujetaba el vidrio, siendo esta cita la primera que se conoce del empleo del metal para el montaje de los vidrios ya que antes se colocaban en armazones de piedra o argamasa. No se sabe exactamente cual es la cuna del pintor de vidrieras, unos dicen que en Alemania debido a las numerosas escuelas de esmaltado que había, otros en cambio se inclinan por Francia donde se han encontrado los vestigios más antiguos de vidrieras, como los fragmentos de vitrales con su armazón de plomo encontrados por Pilloy en 1872, en el cementerio de Séry-lés-Mézieres. Por otra parte el vidriero E. Socard al reconstruir unas vidrieras carlovingias afirmó que los primeros vitrales fueron superficies de vidrio, coloridas en su masa, que representaban dibujos geométricos, sostenidos por plomos. Se debe apuntar que el color de las vidrieras venía dado por el propio color del cristal y no por estar pintados, ya que estos no aparecieron hasta el siglo X procedente de Occidente. Los árabes introdujeron este arte en Europa y lo usaron para decorar los ventanales de sus mezquitas. Las vidrieras pintadas, que constituyen un arte distinto de las vidrieras de color, formadas con un bastidor con varios 336
compartimentos, cada uno de los cuales encerraba un vidrio de coloración diferente, después de aplicarle una capa de esmalte polícromo, que se vitrificaba después al horno quedando transparente. Francia tuvo también un papel muy importante en el desarrollo de este arte; el monje Teofilo (1140) en su manual Tratado sobre el arte de construir (Diversis Artibus) dice que la pintura al fresco fue el arte genuino de Grecia y la pintura sobre vidrio lo fue de Francia. En el siglo XI, con los ventanales más anchos de las iglesias góticas, que suceden a las ventanas bajas y estrechas de la época románica, abundan como motivos para las vidrieras las escenas sacadas de la Biblia y la serie de santos. Ostentan, generalmente, un personaje único, de pie, ocupando toda la vidriera, que aparece rodeada de una rica franja. Se han encontrado restos de vidrieras de este siglo montadas sobre un montante de madera. Los artistas vidrieros más importantes fueron Regenulfo y Balderico, los monjes Bruno y Weruher. Los más antiguos monumentos del arte de las vidrieras que nos han llegado datan del siglo XII. Muestra de ello es la abadía de Saint-Denis construida por orden del abad Suger. Las figuras de las vidrieras de este siglo se caracterizan por ser de reducidas dimensiones y pertenecen al estilo bizantino como lo demuestran las catedrales de York, Le Mans, Bourges y Angers. Los motivos más comunes son los desnudos, y en los personajes vestidos las ropas aparecen pegadas al cuerpo en las partes salientes y flotando al viento en su extremidad. El armazón de plomo es burdo y su disposición poco acertada pues corta a menudo los temas. Viollet-le-Duc transcribe del monje Teofilo la descripción del proceso de fabricación de una vidriera del siglo XII: «ante todo, disponed de una tabla de madera plana y de tal longitud y anchura que pueda trazarse sobre ella el perfil de los batientes de una ventana. Esta tabla ha de estar cubierta de yeso, mojada en agua y secada después con un lienzo. Una vez bien seca esta preparación, sobre ella el artista traza las escenas u ornamentos con un estilo de plomo o de estaño. Después, una vez obtenido el trazo se perfilan los contornos con un pincel en rojo o negro y se marcan los cortes para cada pieza por medio de un signo o de una letra. Colócanse sobre la tabla trozos de vidrio apropiados y las líneas principales, que son las de los plomos se calcan en los vidrios, que se cortan luego con un hierro candente y un bruñidor.»
Los pintores de vidrieras más importantes de este siglo fueron entre otros Walterius y el monje Robertus que posiblemente trabajó en las vidrieras de Chartres. Las catedrales góticas más importantes que contienen vidrieras del siglo XII son Saint-Denis, Angers, Chartres, Le Mans y Lyón entre otras. 337
Con la llegada del siglo XIII, la arquitectura gótica sufrió unos cambios que a la larga benefició mucho al arte vitral. Esto fue la progresiva delgadez de los muros y el aumento de amplitud del claristorio de las iglesias. La pintura mural fue desapareciendo de los muros para formar parte de los vitrales. Debido a ello, nacen ciertos principios referente al dibujo y al color como que los temas deben desarrollarse totalmente dentro de los espacios dejados por la piedra sin pasar a los inmediatos; las figuras, adornos, etc., deben estar separados por los plomos; la vidriera debe ser mosaico de trozos de vidrio de cada color, nunca cuadro. En cuanto a los colores los hay radiantes como el azul, que esparcen claridad a su alrededor y absorbentes como el rojo que no la esparcen. los colores unidos son siempre monótonos y por ello deben animarse por las desigualdades, en el espesor del vidrio antiguo (con el tiempo el vidrio se fue haciendo más delgado) o por otros medios. Para fabricar las vidrieras se empezaba por dibujar el cartón, o sea el dibujo de la vidriera marcando las divisiones de cada color del dibujo, teniendo en cuenta el grueso del plomo que debían de unir las piezas. Sobre el cartón se sacaban plantillas que se calcaban sobre los diferentes vidrios, cortando los trozos correspondientes. Los vidrieros medievales, para ahorrarse el colorear los cartones se valían de unos signos especiales, que dibujaban en las distintas partes del cartón, como los descubiertos por Juan Bautista Lázaro en las vidrieras de la catedral de León. El signo «X» significaba el rojo; el «L» el azul, el «V» el amarillo, el «XL» los morados y violetas, el «LV» el verde, el «XV» los rosas y carnes; la mayor o menor intensidad de cada tono se representaban por el sistema de la numeración romana, de modo que «LI», por ejemplo, representaba el azul más fuerte: «IX», un rojo más suave. Cortados los distintos vidrios comenzaba la pintura, haciéndose esto mediante la grisalla. Esta era un compuesto de vidrios pulverizados mezclados con óxidos metálicos diluidos en sustancias líquidas, llegándose incluso a utilizar vino como disolvente. Su uso consistía en realizar los contornos de las figuras a realizar, haciéndolo frecuentemente por la parte interior de la vidriera para protegerla de las inclemencias del tiempo, siendo sus colores más habituales el marrón, negro y verde. Una vez aplicada la grisalla se sometían las piezas aisladas de vidrio a un nuevo proceso de cocción a temperaturas un poco más bajas para fijar los componentes vítreos de la grisalla. Una vez enfriados se montaban las piezas sueltas siguiendo el diseño original. Si en vez de utilizar la grisalla para colorear se utiliza el cristal coloreado el proceso era diferente, para ello se utilizaban sustancias colorantes (óxidos metálicos) en la pasta vítrea fundida, también 338
llamados vidrios de «mufla» debido al nombre del horno que se usaba para hacerlos; el punto de fusión era mas bien bajo, según la mezcla de cada taller oscilaba entre los 300ºC y 900ºC. Por ejemplo el azul se conseguía con el cobalto o el cobre, el violeta con el manganeso, el verde con el hierro, el amarillo con la plata, pero el más complicado de todos de conseguir era el rojo; se solía emplear hierro mezclado con cobre, pero esta mezcla hacía que color fuese muy oscuro, casi negro, por lo que se tenía que emplear un cristal muy fino para apreciar el colorido. Su fragilidad y finura lo hicieron no apto para ponerlo directamente en un vitral, por lo que se inventó una técnica consistente en poner sobre un cristal trasparente esta fina capa de vidrio de color rojo, creando así un cristal de doble capa llamada plaqué. Como la gama cromática por entonces era muy limitada se empezó a utilizar este sistema de plaqueado para conseguir una gama más amplia de colores. Entre las uniones más frecuentes se daban las del verde con rojo, rojo con amarillo y azul con blanco. Las vidrieras de los siglos XII y XIII se llaman legendarias, por desarrollarse en ellas una leyenda historiada, vida de santos, la Pasión, etc., comenzándose a leer de arriba a abajo. Como dibujo, las figuras son algo hieraticas pero muy expresivas. Todos los caracteres inconfundibles han sido recogidos en algunas de las vidrieras de la catedral de León, en la que se desarrollan las leyendas san Ildefonso y san Clemente. Con el desarrollo del arte gótico en el siglo XII, las vidrieras adquieren mayor importancia, pues en los grandes ventanales y rosetones la armadura de la vidriera, al tiempo que es el sostén de ésta, se convierte así mismo en un dibujo ornamental complementario. En esta época se crean los grandes rosetones de las fachadas y en los ventanales se alinean patriarcas y santos, clérigos y guerreros, ostentando posturas y gestos más reales; el desnudo desaparece casi por completo y las vestiduras se presentan plegadas con más arte y naturalidad, abundan la ornamentación floral. Abundan en Francia vitrales de este siglo, de entre todas las catedrales famosas, la que puede vanagloriarse de la más exquisita riqueza y armonía de sus vidrieras es la de Chartres. En España el conjunto de vidrieras más importantes son las de la catedral de León, a caso obra de los vidrieros a quienes Alfonso X el Sabio declaró «quitos» de impuestos en 1277; a esta época pertenecen las vidrieras de una ventana del lado norte (Nº5) cuya enorme importancia se comprende con saber que representan las llamadas siete artes liberales, agrupadas en dos disciplinas, el trivium (que comprendía la gramática, la dialéctica y la retórica) y el quadrivium (la música, la aritmética, la geometría y la 339
astronomía), así como escenas de cetrería, asuntos circenses, juglares, caballeros... por otro lado las escenas son pequeñas para la altura a la que se encuentra colocada la vidriera por lo que tanto por el tema representado, como por la falta de correspondencia entre el tamaño de las escenas y la ubicación de la misma ha hecho pensar a muchos estudiosos que proceden de otro lugar, casi con toda seguridad del antiguo palacio de los reyes de León. Son acaso las vidrieras más antiguas y completas de esta clase que se conservan en Europa. En el siglo XIV, aumenta el colorido de las vidrieras, pues el color rojo se emplea con mayor prodigalidad y aparece un colorante especial denominado amarillo de plata (sales de plata) que dio una gama muy variada de ese color y la facilidad de su empleo para colorear las medias tintas en la mufla sobre porciones limitadas por el dibujo, su hallazgo serían muy importante en el arte del vidriero ya que abriría el camino al empleo de los esmaltes. El descubrimiento del amarillo de plata, formado de ocre amarillo calcinado, molido y mezclado con sulfuro de plata, viene a revolucionar no solamente los procedimientos de fabricación, sino el arte mismo de la composición. En efecto, permite no tener que emplear más para los dorados el vidrio amarillo coloreado en su totalidad, que antes había que cortar y poner en el plomo. Desde entonces se puede pintar una figura sobre una superficie de vidrio blanco y ejecutar un dibujo casi por completo sin recurrir al antiguo mosaico de vidrio, de hecho, en algunas capillas y palacios se han encontrado verdaderos retratos realizados por renombrados pintores de su tiempo. Los maestros vidrieros se inspiraron durante este siglo con gran frecuencia en las maravillosas miniaturas de los manuscritos. Se representaron temas como virtudes y vicios, obras de caridad y las Beatitudes. Las franjas perdieron importancia, simplificándose, y las inscripciones lograron, en cambio, mayor protagonismo. Los dibujos son generalmente, de factura más fina y aparecen más trabajadas las sombras, los reflejos y los claroscuros. Como ejemplos de notables vidrieras de este siglo podemos destacar el hermoso rosetón de San Nazario en Carcasona y las vidrieras de las catedrales de Angers, Beauvais y la capilla de San Piat de Chartres entre otros. Durante el siglo XV la evolución de la pintura sobre vidrio siguió su perfección. Por lo general, los dibujos están más acabados; las partes arquitectónicas aparecen más estilizadas; los ropajes, la indumentaria y las armaduras mejor ejecutadas; los Profetas y Apóstoles aparecen vestidos con túnicas y mantos de gran variedad. Los principales personajes se hallan de pie y en el centro y se unen entre ellas por otros personajes arrodillados. En cuanto a la fabricación de la vidriera se 340
utiliza un procedimiento de vidrios dobles, fundidos en dos capas, una de ellas incolora y la otra colorida, produciendo tonos desconocidos hasta el momento. En este siglo las vidrieras comienzan a llevar la firma o monograma de sus autores, saliendo así de su anonimato que había regido durante los siglos precedentes. Con la llegada de la imprenta se llegó a la situación de que muchos de los modelos y dibujos que aparecían en los libros fueron copiados, en lugar que el artista desarrollase trabajos originales. Una novedad muy importante en cuanto a los ornamentos arquitectónicos se refiere es la aparición del llamado «bosque alemán» u ornamentación silvestre, que empezó siendo finas ramas decorativas pero que con el tiempo pasaron a representarse hojas, flores, plantas e incluso aves e insectos. Las franjas casi desaparecieron, sin embargo aumentaron las inscripciones pero de escaso interés, figurando generalmente para justificar la presencia de una banderola. Abundan en este siglo los artistas vidrieros que pueden agruparse por escuelas siguiendo la clasificación de que establece Mély. En Francia por ejemplo estaba la Aleçon, Aviñon, Bourges, Bretaña, Champaña (Troyes), Chartres, Limoges, París, Perpiñan, Orleans, Normandía, Flandes y Lyon. En Alemania la pintura sobre vidrio se desarrolló en la ciudad de Ulm y en España la escuela de vidrieros se localizaba en Toledo, Burgos y Ávila. Con la llegada del siglo XVI tanto el estilo gótico como el arte del vitral estaban llegando a su fin, debido a la aparición del Renacimiento italiano. Se dio más importancia a la superposición de color y se procuró eliminar el plomo, dejando solo el preciso para que sirviera de sostén del conjunto de la vidriera. Se confió demasiado en la pintura y se descuidó la técnica del esmalte y la cochura, con lo que el color fue decayendo y quedando uniforme, borrándose los pormenores de las figuras debido a la carencia de los plomos. La tonalidad también se alteró con el uso de colores neutros, violetas, amarillos, azules pálidos, rosas, etc. De este estilo son muchas de las vidrieras altas de la catedral de León, así como las de Toledo, Ávila y Burgo de Osma. En Europa la vidriera había pasado de ser mosaico a cuadro, ya que ocupaba todo el ventanal y cuyas escenas y figuras quedaban cortadas por los maineles y lóbulos de la tracería. En este siglo los árboles genealógicos que han constituido tema preferente de las vidrieras, se hallan en perfecta armonía con la configuración de los grandes ventanales y se muestran en diversas disposiciones, así mismo abundan las inscripciones, las que en algunas ocasiones se dio importancia excesiva. Se copian en las vidrieras los maestros de la pintura, pero se olvidan las antiguas tradiciones o sea el fin primordial de la pintura sobre vidrio, que ha de ser una 341
ornamentación, a la que cada una de sus partes contribuye al efecto de conjunto. Dos artistas destacan en la pintura sobre vidrio que son Pinaigrier y Juan Cousin; el primero es considerado como el más grande colorista que ha existido y el segundo celebre por sus obras Apocalipsis y el Juicio Final de Vincennes. En Alemania destaca como maestro vidriero Alberto Durero, al que se atribuyen las vidrieras del lado norte de la catedral de Colonia y las del convento de los Doce Hermanos, descubiertas en 1890 en un granero en Nuremberg; en España abundaron los notables vidrieros sobre todo en Cataluña, uno de ellos fue J. Gudiol. La decadencia que se inicia en las postrimerías del siglo XVI, por el abuso del color, el afán de copiar composiciones pictóricas y la aplicación de esmaltes que producen una lamentable opacidad, se acentúan en los siglos XVII y XVIII, en los que comienza a introducirse no solo en Francia, sino en la mayor parte de Europa, la vidriera como complemento ornamental de los edificios y habitaciones particulares. Las vidrieras de la catedral de Segovia son las últimas construidas en España (siglo XVII) por el racionero Herranz, a quien facilitó los vidrios el italiano Denis. De 1746 hay ejemplares en la catedral de León; un busto de san Froilán y otro de una dama. Esto es un caso raro, porque en 1639 los canónigos de León acordaban poner vidrios blancos y luego pintarlos, y en 1676 el racionero de Segovia, Herranz, acometiendo por si solo la empresa de hacer vidrieras de colores, decía que: «no había en España ni en Flandes quien las haga».
Si se quisiera hacer un estudio de la evolución de fabricación del vitral ha de visitarse la catedral de León ya que esta posee vitrales desde el siglo XIII al XX. La superficie total es de unos 1800 metros cuadrados distribuidos en 737 vidrieras. Todo lo tiene este conjunto único y asombroso: vitrales de vida civil, de ornamentación, de grandes figuras, de cuadro; cantidad inmensa de cenefas, de fondos, de detalles arquitectónicos. La distribución de tantos motivos no está hecha a capricho, sino que responde a un simbolismo. Los ventanales de la zona baja representan la tierra, pues son todas de ornamentación vegetal, haciendo referencia a la flora, frutos, etc. característicos de esta tierra; la segunda planta o triforio representa el mundo, simbolizado escudos heráldicos de obispos, burgueses, artistas o poblaciones que en este caso colaboraron activamente en las restauraciones de la catedral; y por último la tercera planta o claristorio representan imágenes de santos y Apóstoles. Otras vidrieras importantes son las de la catedral de Toledo y 342
las del crucero de la catedral de Ávila. Entre los maestros vidrieros españoles podemos destacar Juan de Santillana, Diego de Valdivieso y Nicolás de Vergara entre otros. Poco es lo que se debe al siglo XIX en favor de la resurrección del arte de la pintura de vidrieras. Se descubrieron una serie de colores nuevos intentando resucitar el arte. Solamente se acometían obras de restauración procurando hacerlo a la manera antigua. Pero estas restauraciones arqueológicas útiles desde el punto de vista de la conservación de los vitrales, influyeron negativamente en la creación de las vidrieras modernas, realizando a bajo precio, y según procedimientos industriales, vidrieras del siglo XIII o XV. En la segunda mitad de este siglo se llevó a cabo la restauración de las vidrieras de la catedral de León, realizada por J. B. Lázaro de Diego. Como guía fundamental utilizó una obra dedicada al arte de la pintura sobre vidrio publicada en Bélgica por Lévy. Este autor decía que existía en la Biblioteca del Escorial un libro del siglo VI, que contenía las más antiguas nociones de la construcción de los vidrios de colores. Este libro se buscó y una vez hallado se procedió a la instalación en la capital leonesa de un taller de vidriería, en la cual, tras vencer algunas dificultades materiales, se logró la obra de restauración de aquellas vidrieras con asombrosa perfección. Los primeros ensayos se hicieron con vidrio inglés, pero no fueron del todo satisfactorios a causa de la excesiva limpieza del mismo. La secreta tonalidad del vidrio viejo se obtuvieron por el empleo en el recocido de la arena gruesa y la exclusión de la mufla. La pintura de los vidrios fue debida a Alberto González y Guillermo Bolniega, y fue tal la perfección obtenida, que en la exposición de Bellas Artes celebrada en Madrid en 1897, se presentaron vidrieras tanto originales como restauradas y el jurado no supo al final distinguir unas de otras, recibiendo por tal admirable labor la medalla de oro. Ya en siglo XX, con el arte gótico muy lejano en el tiempo, el arte de la vidriera paso a un plano secundario; no se suele emplear en lugares religiosos de nueva factura ya que sus interiores suelen ser más bien oscuros, basándose su iluminación en la luz eléctrica. Mas bien se utiliza como adorno en interiores de casas y locales comerciales. Pero como ocurre con todo, el tiempo deteriora las cosas, unas, por su valor, no interesa su mantenimiento y son sustituidas, otras en cambio, por su gran valor se hace imprescindible su conservación. Esto es lo que ocurre concretamente con las vidrieras. Durante siglos el aire que se respiraba en las ciudades estaba libre de contaminación, pero con la llegada de la Revolución Industrial hubo un progresivo aumento de la polución. No solo afectó a las personas sino 343
que también repercutió en el arte y sobre todo en algo tan delicado como es una vidriera. Por ello se hizo imprescindible la restauración si no se quería perder tal importante herencia. Los agentes contaminantes se adhieren a las vidrieras y a consecuencia de la lluvia las descomponen, más aun como en este caso que en la etapa gótica la temperatura de fusión era la más baja de todas (le seguía la románica y después la renacentista). Una manera de proteger las vidrieras consiste en el método de acristalamiento isotérmico. Veamos un poco en que consiste. Primero se quita la vidriera a restaurar y se pone en su lugar un cristal que cierra totalmente el ventanal; a unos pocos centímetros hacia el interior se instala después la vidriera ya restaurada dejando a su alrededor una pequeña rendija para que pueda circular el aire del interior por la cámara así formada entre los dos vidrios, de este modo el vitral queda protegido de las inclemencias del tiempo y agentes contaminantes. Este sistema es el más sencillo empleado en la actualidad en este tipo de restauraciones, pero requiere una breve explicación para entender su funcionamiento: en su situación primitiva la vidriera es una fina y delicada divisoria entre el interior y el exterior del edificio expuesta a roturas e inclemencias del tiempo, esto supone que la temperatura de un lado y otro del cristal sea muy grande y se produzca una condensación que a la larga es muy perjudicial. Con el cerramiento isotérmico el único afectado es el cristal exterior, menos importante y de fácil sustitución. Con la cámara interior entre los dos cristales se pretende que la vidriera tenga prácticamente la misma temperatura entre sus dos caras y se eviten las condensaciones que solo se producen en el cristal nuevo. El aire que circula alrededor del original mantiene a este permanentemente seco.
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Magister Operis
E
n esta sección incorporo los nombres de personas relacionadas con el estilo gótico, bien sean arquitectos, pintores, escultores o teóricos. Están ordenados por orden alfabético.
Christopher Wren (1632 - 1723)
A
rquitecto, científico y docente de astronomía inglés, nacido en Wiltshire el 20 de octubre de 1632. Hijo del deán de Windsor y sobrino de Mateo Wren, obispo de Ely, estudió primeramente en Westminster, luego en el Wadham College de Oxford, y completó su formación en el de Souls College. En 1657 enseñó astronomía en el Greshan College de Londres y en 1659 en la Universidad de Oxford. Simultáneamente como arquitecto se encargó entre otras cosas, de la construcción del suntuoso Sheldontheatre en Oxford y del Pembroke College en Cambridge. Recibió la influencia de Inigo Jones, y en 1665 visitó París para estudiar el barroco francés y conocer a Gian Lorenzo Bernini, uno de los principales maestros italianos. Pero en 1666 tuvo lugar en Londres un suceso luctuoso que marcó la consolidación en la vida laboral del arquitecto. Nos referimos al incendio que devastó el centro de Londres el 2 de septiembre, destruyendo, entre otros edificios, la catedral de San Pablo y no menos de 86 iglesias. Fue asignado Supervisor General de las obras del rey por Carlos II, para llevar a cabo un plan de reconstrucción de la catedral de San Pablo y la mayoría de las iglesias afectadas. Fueron tres los proyectos presentados por Wren para la reconstrucción de la catedral. Los dos primeros fueron rechazados, pero el tercero obtuvo la aprobación real, y el edificio, se comenzó a reconstruir en 1673, y se concluyó en 1710. Con su majestuosa cúpula erguida sobre un elegante tambor, representa la culminación de la arquitectura británica y uno de los mejores ejemplos del periodo barroco tardío. Aunque el estilo predominante en esa época era el barroco, Wren trató de goticizar algunas de ellas, anticipándose en dos siglos al estilo victoriano. Entre las iglesias londinenses destacan: Saint Mary-le-Bow (16711677), Saint Stephen-Walbrook (1672-1687), Saint Peters Cornhill (16771681), Saint Clement Danes (comenzada en 1680) y Saint James en Picadilly (comenzada en 1683). También proyectó numerosos edificios civiles, como la biblioteca del Trinity College en Cambridge (1677-1692), la fachada del palacio de Hampton Court (1689-1694) y el observatorio 345
de Greenwich (1675). Fue el último gran maestre masón de la vieja francmasonería operativa de Inglaterra, abandonó su cargo en 1702. Quince años después los pastores protestantes Anderson y Desaguliers fundarían la actual masonería especulativa en la nueva Gran Logia de Inglaterra 1717. Murió en Londres el 25 de febrero de 1723, a los 91 años de edad, y está enterrado en el interior de su obra maestra, la catedral de San Pablo.
Demetrio de los Ríos (1827 - 1892)
N
ació en Baena en 1827, con tan solo 25 años obtuvo el título de arquitecto. Fue arquitecto municipal de Sevilla, durante este periodo construyó las hermosas fachadas de las Casas Consistoriales, también fueron suyos los proyectos de las portadas norte y sur de la catedral de Sevilla aunque al final no llegaron a ejecutarse. Se hizo cargo de la restauración de la catedral de León en 1880 debido al fallecimiento del arquitecto responsable de las obras Juan de Madrazo. Durante el tiempo que estuvo a cargo de las obras realizó un trabajo muy importante no exento de dificultades. A causa de una enfermedad, Demetrio de los Ríos muere en esta ciudad en 1892 no pudiendo ver su obra acabada ya que la catedral fue reabierta al público en 1901.
Maestro Enrique
A
rquitecto originario de la Ile-de-France que aprovechado las buenas relaciones de Fernando III el Santo con Francia en el siglo XIII, vino a España para dirigir los proyectos de las catedrales de Burgos y León. A su muerte le sucedieron maestros españoles en la dirección de las obras, demostrando que estos habían aprendido el arte francés tanto en su esencia como en sus formas.
Giotto di Bondone (1267 - 1337)
E
scultor, arquitecto y sobre todo pintor del Trecento más importante del gótico de todos los tiempos. Nace en la aldea de Vichio, al norte de Florencia en el año 1267. Hijo de un campesino llamado Bordone, se pasaba el día cuidando el rebaño de ovejas que poseían, y para hacer un poco más llevaderas las largas horas, se pasaba el tiempo pintándolas. Un día acertó a pasar por allí el famoso pintor Cimabue que viendo aquellos dibujos, se quedó tan maravillado que inmediatamente se lo llevó a su estudio de Florencia. Giotto era un 346
aprendiz divertido y bromista, en una ocasión pintó una mosca en la nariz de un retrato y Cimabue intentó espantarla antes de darse cuenta que estaba pintada. Pronto empezó a destacar, sobre todo como pintor y enseguida comenzó a realizar sus propios encargos. Cumplidos los treinta años ya era famoso en toda Italia. Sus encargos eran particularmente trabajos religiosos, entre otros realizó los frescos de la basílica de San Francisco de Asís y de la capilla de la Arena de Pádua. En el año 1334 la ciudad de Florencia le otorgó el título de Maestro y Gobernador de la Obra de Santa Reparate y arquitecto en jefe de la ciudad, como tal diseñó el famoso campanile de la catedral de Florencia. Falleció el 8 de enero del año 1337 y fue enterrado en Santa Reparate.
Maestro Mateo
V
ivió entre los años 1150 y 1200 o 1217 bajo el reinado de Fernando II de León, fue arquitecto y escultor. No se sabe mucho de él, aunque hay un documento que lo menciona fechado en 1168 en el que se atestigua que el maestro trabajaba en la catedral de Santiago de Compostela. Es responsable del Pórtico de la Gloria de dicha catedral, da fe de ello una inscripción que reza así: «En el año de la Encarnación del Señor 1188, en el día 1 de abril, fueron colocados por el Maestro Mateo los dinteles de la puerta mayor de la iglesia de Santiago, que dirigió la obra de dichos portales desde sus cimientos.»
Hizo otros trabajo pero de carácter privado.
Maestre Nicolás Francés (¿? - 1468)
E
l pintor Nicolás Francés es el representante del gótico Internacional en la ciudad de León (España). Está documentado en esta ciudad desde 1427 hasta 1468. Las primeras noticias de este artista proceden de un documento notarial para dar fe del Paso Honroso del caballero leonés Suero de Quiñones en el puente sobre el río Órbigo, quince días antes y quince días después del 15 de julio de 1434. Consta en él que: «Suero de Quiñones mandó hacer un faraute de madera en León a Maestre Nicolás Francés, que pintó el rico retablo de la iglesia de Santa María de la Regla de la noble ciudad de León.»
No hay base sobre la cual asentar la llegada de Maestre Nicolás a León. Se sabe que era francés, llegado tal vez del área entre París y 347
Tournai y que tenía, según un documento datado en 1435, una casa de alquiler en la calle de los Cardiles, la cual habitaba con su mujer Juana Martínez, ya bajo el obispado de Fray Alfonso de Cusanza. Era este dominico, gallego, de San Cosme de Cusanza (Orense) y confesor de Enrique III. La venida del pintor habría de explicarse por la peregrinación a Compostela, o por la intervención de algún capitular. Aunque tenía el cargo de Maestro Mayor, algunos trabajos en la catedral de Regla de León fueron pequeñas actuaciones: «En julio de 1454 le mandaron hacer un pendón de lienzo. El 5 de octubre de 1458, limpieza del trono de la Virgen. El 30 de mayo de 1460 se le dio el oro para la corona del rey.»
Aunque no se encuentre documentado que poseyera el título de Maestro Mayor, consta que sus haberes anuales los cobraba como pintor, ascendiendo a cinco mil maravedíes. En el ejercicio de su arte hubo de ocuparse, además del retablo, en dibujar cartones para vidrieras, pintar la tabla del altar menor, el Juicio Final, la capilla de la Virgen del Dado y las pinturas murales de la girola y el claustro. En 1461 seguía viviendo en la casa de la calle de los Cardiles, que era propiedad del cabildo, la cual había rehecho casi por completo. Constaba de dos plantas, con las zonas de día y noche correspondientes; además de un scriptorium, también contaba con bodega, pajar, establo y corral con pozo con salida a la calle Varillas. Se volvió a casar en segundas nupcias con Urraca González, sobre la que no se tiene apenas noticias. El Maestre Nicolás Francés murió entre el 17 de mayo y el 2 de noviembre de 1468. Si excepcional es el caso del pintor, otro tanto ocurre al reconocer sus obras. Por ser la más antigua que de él conocemos, habrá de comenzarse el estudio por el retablo mayor de la catedral de León, documentado como realizado ya en 1434. Obra de grandes dimensiones, no inferiores a un ancho de 13 metros, por 6 de alto, cubría cinco lados del ábside y presbiterio; se componía de otras tantas calles, de cuatro cuerpos, excepto la central que tenía tres: el nicho de la imagen de Santa María de Regla, con dos tablas por encima. Los datos actuales del numero de tablas del retablo es actualmente de algo menos de 150 (algunos afirman que tenía unas 400). En 1740 el retablo se desmontó para sustituirlo por otro barroco, a su vez desmontado en el siglo XIX, por el giro de las modas. De la enorme serie de tablas de las entrecalles no se conservan más que dieciocho, recuperadas de las humildes iglesias en Aldea de Oncina, Trobajo del Camino, iglesia del Mercado entre otras. Fuera de la repetición de las figuras episcopales, que predominan entre 348
las tablas conservadas, sorprende lo multiforme de tipos e indumentarias, confirmando lo que las demás obras de Maestre Nicolás pregonan: la fertilidad de su fantasía y la gracia al plantar y mover los personajes. El programa iconográfico está referido en gran parte a la Virgen, como titular del templo. También se hace referencia a la vida de san Alvito y san Froilán, patrono de León. Aparte del retablo de la catedral de León, Nicolás Francés realizó otros fuera de León, como el de la capilla que en Santa Clara de Tordesillas construyó entre 1430 y 1435 para el contador de Juan II, Fernando López de Saldaña. Su retablo de escultura, de estilo nórdico, tiene puertas de pincel pintadas por las dos caras; además en el friso hay una fila de medias figuras asimismo pintadas. Forman las puertas veinte figuras. El tercer retablo de Maestre Nicolás, muy bien conservado, es el denominado retablo de la Virgen y de San Francisco, que se guarda en el Museo del Prado, sorprende saber que procede de la iglesia de la Dehesa de Hinojo, muy cerca de la Bañeza (León), y propiedad del marqués de Esteva de las Delicias. Fue adquirido por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en dos partidas, el cuerpo en 1930 y el banco en 1932. Mide 5,58 metros de cuadro, más la tabla superior, o de la espina. Lo forman nueve tablas, más las diecinueve del banco, conservando todas su mazonería, o labor de claraboya; es de estilo gótico florido y, se distribuyen en tres calles, la central y dos laterales. Por dicha, la personalidad de Maestre Nicolás Francés pintor de tablas se complementa con la de artista empleado en la decoración mural; no se puede decir fresquista, porque empleaba la técnica del temple, causa en la desaparición de la parte más importante de sus obras en este genero. En 1451 recibe del cabildo leonés el encargo de pintar el claustro, tarea que hubo de tardar de emprender, por haberse interpuesto la orden de pintar el Juicio Final en la bóveda, por encima del retablo mayor. El 29 de junio de 1452 se empezaron a montar los andamios. Entonces los Señores Capitulares mandan a Nicolás a Salamanca para que tome buena nota del Juicio Final realizado por Nicolás Florentino. El día 1 de mayo de 1459 se acometen los preparativos para las pinturas claustrales, como consta en un documento que explicita el comienzo de dar estuco en los ángulos de la claustra que se han de pintar. En abril de 1461 cobra cinco mil maravedíes por el trabajo de un año en dicha obra. La pintura del claustro, mal denominada al fresco, fue realizada al seco, aplicando la técnica del temple y usando como aglutinante un ligante proteico. Nicolás Francés, consumado conocedor en el arte de la pintura 349
sobre tabla, no dominaba en cambio la técnica usada en las tablas en las grandes extensiones murales, sin el consiguiente éxito. Todas las pinturas llevaban una capa de barniz para realzar los colores y protegerlos, que podría ser de goma laca, débilmente resinosa por su naturaleza. Dicha técnica se demostró inoperante por los inmediatos desperfectos, obligando a rápidas y sucesivas intervenciones, con el fin de proteger tan eximio conjunto de la destrucción definitiva. Constaba de treinta y una pintura, varias de ellas completamente arruinadas y otras muy deterioradas. Las pinturas han sido restauradas a principios del siglo XX por Juan C. Torbado, que recibió una herencia bastante maltrecha. Levantó el revestimiento de cascos de las bóvedas e hizo un ensayo de restituir la policromía y oro de las filacterías, que desentonan gravemente. Hay una diferencia de preparación entre las dos primeras pinturas y el resto, parecen como si hubieran sido realizadas por otra mano. Lo que sucede es que el Maestre Nicolás estuvo ayudado por un equipo de ayudantes bajo su dirección. La lectura iconográfica ha de efectuarse en sentido contrario a las agujas de un reloj, desde la derecha de la portada de la Gomia, por la que se accede al claustro en el ala sur. Sigue por el este, norte, oeste, para finalmente volver hasta el citado acceso. Hay que hacer constar que, como es norma en la época medieval, se ha prestado especial atención al ciclo de Navidad y al de Pasión. Se dedican algunos pasajes al ciclo de la Resurrección y Glorificación y tan solo dos a la vida pública de Cristo. En la girola de la catedral se encuentra una pintura titulada Ecce Homo. En la escena se ha perdido la parte central, que fue suprimida por la copia de Ecce Homo de B. J. Neira. En la parte perdida de la pintura, Pilatos, que se hallaba de pie junto a Cristo, sufre el chantaje en cuanto a su dudosa amistad hacia el Cesar si no condenaba a Cristo. Dicho conjunto explica el significado de los dos conjuntos de personajes conservados, que se disponen en sendos cuerpos a uno y a otro lado de los desaparecidos personajes centrales, de cuyo espacio solo permanecen dos peldaños. La escena es presentada a un hipotético publico, que no es otro que el que acude a vivirla, como en un acto de pasión. Nicolás Francés conoce bien el Libro de Horas del Mariscal de Bocicaut y de la miniatura adopta la disposición de las escenas en un interior con arquitectura. La obra es de muy buen arte, relacionada directamente con la mano de Nicolás Francés, tal vez ayudado por algún discípulo. Las expresiones de los personajes, así como las movidas y correctas actitudes evidencian la mano de un pintor muy dotado como él lo fue. Para concluir decir que las pinturas que cubren el testero de la capilla de Santa Teresa y, con una extensión de ocho metros de altura 350
por 5,1 de anchura, fueron realizadas con la técnica de temple, pintura mural al seco, en 1459. Consta de una escena principal, el martirio de san Sebastián, sobre una galería de arquitectura fingida que cobija cuatro santos: san Fabián, san Antonio Abad, san Bartolomé y san Antolín. Como pintor destaca por sus dotes de observador, afición a lo episódico, incluso empleando recursos humorísticos; por la intensidad en la expresión de los rostros y por la fuerza del color. Su estilo recuerda mucho a Giotto y tiene los defectos técnicos propios de la época, como la falta de perspectiva, desproporción en el tamaño de las figuras y cierta pesadez en los vestidos. Es característico de él el llenar los primeros planos con episodios anecdóticos en pequeño tamaño.
Peter Parler (1330 - 1399)
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eter Parler fue el miembro más importante de una familia de maestros de obras y escultores que trabajó en el centro de Europa durante el siglo XIV, y en la que se cuentan hasta una docena de parientes que «marcaron» con el emblema de los Parler (dos ángulos paralelos y quebrados en forma de ese rúnica) el esfuerzo de su trabajo, las catedrales de Colonia, Estrasburgo, Gmünd, Bozena, Ulm, Basilea, Milan, Praga, Bruno y Cracovia. Ellos fueron los introductores del gótico florido en Alemania y en Europa del Este. El apellido Parler no significa «parlante» sino que deriva de la profesión del patriarca de la familia, Heinrich Parler el Viejo, que en la catedral de Colonia era polier (capataz pulidor, en alemán) dentro de las logias de canteros. Allí se casó con la hija del maestro de obras y tuvieron tres hijos. Peter Parler nació en Gmünd y que con solo 23 años tenia ya nombre suficiente como para que Carlos IV lo contratara para continuar con las obras de la catedral de San Vito de Praga a la muerte de Matthieu d´Arras. Hizo la monumental bóveda del coro (1385) y las esculturas retratos del triforio; en él presenta a los principales personajes que participaron en aquélla época en la construcción del templo, y no sólo da una muestra de su talento escultórico, sino que deja un documento importante de la época, pues en la fila de retratos se mezclan los financieros, maestros de obras y arquitectos, los arzobispos, con la familia Real al completo. En total 21 personajes en las que se incluye a Matthieu d´Arras y su famoso autorretrato. También construyó el Puente Carlos y planificó la Ciudad Nueva. Murió en Praga el 13 de julio de 1399.
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Rodrigo Duque «El Alemán» (1470 - 1515)
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odrigo fue uno de los mejores escultores-tallistas españoles de todos los tiempos. Nació en Sigüenza (Guadalajara) en 1470 en cuya catedral se encontró una partida de nacimiento a nombre de Rodrigo Duque. Sus padres eran judíos procedentes de Centroeuropa, de ahí su apelativo de «El Alemán». Suyas son las sillerías de los coros de las catedrales de Toledo, Ciudad Rodrigo, Plasencia y Zamora, aunque de esta última existen dudas sobre su autoría. Pronto empezó a destacar por su increíble habilidad a la hora de trabajar la madera, y gracias a su talento enseguida le comenzaron a llegar encargos de las más importantes catedrales de entonces. Pero no solamente destacó por su habilidad con la madera, sino que como buen judío se burló de la Santa Iglesia Católica delante mismo de sus narices. En los relieves de las misericordias es donde se sintió más libre y fue mas atrevido, ya que hace alusión a todo tipo de temas indecentes para su época (esculpió a diablos jugando, mujeres insinuándose a sacerdotes, escenas sobre homosexualidad o zoofilia) y más sabiendo que ese lugar era el sitio donde ponían las posaderas la curia, lo que le acarreó no ser visto con buenos ojos por la Santa Inquisición. El maestro Rodrigo, mostró su despecho diciendo que no le extrañaba la desconfianza de «ciertas personas», incapaces de comprender al artista que había tallado las sillas del coro, cuando ni Dios mismo podría hacer otras mejores. Como era de esperar, su desplante sonó a herejía en los oídos piadosos y, por blasfemia, cayó en manos de la Inquisición. Tras el conflicto creado, el cabildo de la catedral, admirador de su arte, intercedió por él ante la temida institución ofreciéndole asilo sagrado en la catedral de Santa María de Plasencia, en la torre que hoy llaman de las campanas. Un año más tarde el maestro empezó a no soportar más su encierro y el continuo revoloteo de los pájaros que veía desde la torre le sugirió una treta con la que poder escapar. Así, Rodrigo comenzó a comer poco para adelgazar, alimentándose exclusivamente de aves, que hacía llevar a su habitación antes de ser desplumadas. Allí pesaba la carne por un lado y las plumas por otro para establecer la cantidad de éstas que necesitaba cada pájaro para volar en relación a su peso. La fórmula le quedó clara: para sostener dos libras (908 gramos) de carne se necesitaban cuatro onzas (456 gramos) de plumas. El maestro juntó las plumas que necesitaba, las pegó con engrudo bien juntas por todo su cuerpo e hizo unas alas para acoplárselas a los brazos. Esta maniobra no pasó inadvertida a sus tenaces acreedores que estrecharon su vigilancia 352
alrededor de la torre por si el deudor no conseguía su propósito. Y, dicho y hecho, una mañana Rodrigo Duque se lanzó al vacío con su plumaje y ante la admiración del pueblo, se echó a volar hasta alcanzar la dehesa de los Caballos, en la margen contraria del río y a un cuarto de legua de Plasencia, donde se precipitó contra el suelo haciéndose pedazos. Algunos estudiosos del tema han establecido la fecha de este famoso salto alrededor de 1515 (otras fuentes en 1542), puesto que la última referencia que se tiene de una obra de Rodrigo Alemán es el Puente Nuevo de Plasencia que data de 1512. En cualquier caso, la historia local le recordará siempre como el Dédalo placentino o el primer hombre que voló. Pero si Rodrigo Duque fue el primer hombre que voló; cinco siglos después, un descendiente suyo, Pedro Duque, se convirtió en el primer y único español en trascender la órbita de nuestro planeta, emulando la mítica proeza de su antepasado.
Sabine de Pierrefonds (siglo XIII)
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o hay que sorprenderse al encontrar mujeres en la Edad Media encargadas de tareas reservadas mas bien a los hombres, ya que en las corporaciones de arquitectos y picapedreros encargados de las construcciones de catedrales, se admitían a alumnos tanto hombres como mujeres, por lo tanto, no es de extrañar encontrarse a una maestra de obras como es el caso de Sabine de Pierrefonds. Sabine era hija del maestro de obras masón Hervé de Pierrefonds, más conocido por el nombre germánico de Erwin von Steinbach, que le fue dado por su participación en la construcción de la catedral de Estrasburgo. Mientras este hacía las funciones de maestro de obras, Sabine, experta tallista, realizó las estatuas del pórtico. A la muerte del padre, Sabine se hizo cargo de la obra hasta su conclusión. Posteriormente se trasladó a París donde esculpió también algunas de las estatuas de Notre-Dame. En un lateral de la catedral se levanta una estatua de una joven con las herramientas típicas de los canteros que según una tradición, es la imagen de Sabine, la hija de Erwin von Steinbach.
Suger de St-Denis (1081 - 1151)
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uger de Saint-Denis nació en Saint-Denis en el año 1081, en los alrededores de París. Su padre se llamaba Helinando, de humilde origen y profesión. A los diez años de edad, Suger se presentó 353
como oblato al monasterio de San Dionisio (Saint-Denis), y su abad, Ivo, le envió como novicio al monasterio de San Martín de Estrée. Al poco tiempo, ya profeso, fue elegido secretario del abad Adam en 1106, que le confió cargos muy importantes, hasta que fue elegido preboste del Berneval (Normandía), y más tarde de Toury in Beauce en 1109. Reconocida su pericia en asuntos diplomáticos, Luis VI, el Gordo, le envió en 1118 a la corte de Gelasio II, que entonces estaba en Maguelonne. Por su mediación se mantuvo la paz entre Francia e Inglaterra. Estando en Roma fue elegido abad de Saint-Denis en 1122, y luego de tomar posesión de su cargo se fue a Vorms a tomar parte en el Concordato firmado entre el papa Calixto II y el emperador de Alemania. Ya firmado, acompañó al papa a su vuelta a Italia, en donde le ayudó a restablecer la paz entonces muy alterada. Tomó parte en la expedición de Luis VI contra el conde de Auvernia en 1126. A pesar de todos estos negocios políticos no descuidó, sin embargo, el gobierno de su abadía, que elevó a un grado de prosperidad material y espiritual hasta entonces desconocido, haciendo de ella la más floreciente, la más rica y la más ejemplar de toda Francia. Intervino con acierto y éxito en un grave debate que hubo entre Luis VI y el obispo de París. Nadie fue tan estimado en aquellos tiempos como el canciller Suger; su prudencia era proverbial y su ingenio no tenia igual. Fue el alma de la corte, que no movía pie sin consultarle. En su tiempo se emprendió la reconstrucción de Saint-Denis sobre el año 1137 poniendo los cimientos de un nuevo estilo con la introducción por primera vez de la bóveda de crucería como medio funcional y no decorativo. Más tarde el rey Luis VII el Joven le confió el cargo de regente, mientras él iba con cien mil guerreros a la cruzada (1147-49). Se portó tan dignamente en su nuevo cargo, que fue llamado por sus súbditos el Padre del País, apelativo que confirmó Luis VII solemnemente a su vuelta de Tierra Santa. Murió el 13 de enero de 1151. De sus escritos se conservan entre otros: Dionisiis; una memoria de su propia administración; una vida notable de Luis el Gordo, e Historia Ludovici VII, ésta incompleta.
Villard d’Honnecourt (ca 1200 - 1250)
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rquitecto nacido en la localidad de Honnecourt-sur-Escaut cerca de Cambrai en la región de Picardy (Francia). Sin duda unos de los mayores constructores de catedrales del Medievo. Como la mayoría de los compañeros de su tiempo, Villard aprendió su oficio trabajando de ciudad en ciudad. Después de hacer sus estudios técnicos, se convirtió en magister latomus, es decir, constructor general y tomó 354
parte como maestro cantero en la construcción del coro de la catedral de Notre-Dame de Cambrai. Una de sus primeras obras que realizó fue la iglesia cisterciense de Vaucelles, consagrada en 1235 y de la que solo quedan los cimientos, que acusan una feliz originalidad en el proyecto. Construyó el coro y la torre occidental de la iglesia de San Quintín, consagrada en 1257 en presencia de san Luis. Colaboró con Pedro de Corbie en algunas obras de la catedral de Toledo. También trabajó en Reims, Laon, Chartres y Lausana. Se dedicó a recorrer Europa: Suiza, Alemania y Hungría para recopilar información sobre temas muy diversos como arquitectura, pintura, escultura, herramientas, etc. En ésta última construyó en Kosice, la catedral dedicada a santa Isabel de Hungría. Pero hoy es conocido casi únicamente por un álbum manuscrito (Livre de portraiture), que realizó para enseñar a los aprendices de su logia y que se conserva en la Biblioteca Nacional de París en donde se muestran un interesante recorrido por los dispositivos mecánicos, las formas geométricas, detalles de alzados, figuras escultóricas, figuras dibujadas al natural, ornamentaciones de follajes, un atril, el remate de una sillería de coro, un perpetuum mobile, además, una gran cantidad de dibujos técnicos y un tema muy presente en las catedrales medievales, el laberinto. El libro de Villard nos proporciona la idea más clara que podemos obtener de la obra de un maestro cantero importante, así como del ambiente de una logia.
Viollet-le-Duc (1814 - 1879)
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ugène-Emmanuel Viollet-le-Duc, nació en París el 27 de enero de 1814 en el seno de una familia relativamente acomodada, y que su padre, funcionario a cargo de las residencias reales, llegó a obtener casa oficial en el recinto de las Tullerías. El domicilio natal de Viollet se encontraba en el segundo piso del Nº. 2 de la rue Chambanais, en un inmueble construido por el abuelo materno, contratista de cierta importancia. En el tercer piso vivían la hermana de su madre y su marido, el pintor Théodoze Cleramburg. En el ático residía su tío materno, Etienne-Jean Delécluze, que había estudiado pintura con Jacques-Louis David, y que desde 1822 escribía sobre crítica de arte en el Journal des débats. Es importante resaltar el intenso ambiente cultural dentro del propio entorno familiar y en el que muy pronto Eugène Emmanuel tomó parte activa. Su padre, poeta aficionado, reunía una importante colección de literatura francesa del Renacimiento. Además había instituido la costumbre de celebrar todas las tardes de los 355
viernes veladas literarias que tenían lugar en su propia y bien nutrida biblioteca. Estas sesiones tenían su complemento con las organizadas en la sobremesa de los sábados por su tío Delécluze en el ático del quinto piso. A ambas reuniones, asistía Viollet desde la preadolescencia, pero fue el ambiente liberal de la segunda el que más atrajo su interés. Su propio tío Delécluze asumió el papel de educador de Eugène y de su hermano menor Adolphe, estableciéndose entre ellos una estrecha relación que fue parcialmente interrumpida al ser enviados internos a una escuela de Fontenay. Viollet consideraba el sistema de enseñanza de la escuela inadecuado y totalmente falto de interés. Es importante este primer contacto del joven Eugène en la enseñanza oficial o reglada, porque prácticamente decidió su rechazo a todo lo que implicara posiciones u organizaciones académicas. Viollet se mantuvo firme a esta opinión durante toda su vida. Su afición al dibujo, que era complementado con la de la lectura, le hizo pronto pensar en dedicarse a la arquitectura, y ya a la edad de dieciséis años podía considerársele un dibujante aventajado. Unos tres años más tarde daba clases como profesor de Composición y Ornamento en la pequeña e independiente École de Dessein de París. En cuanto a la arquitectura empezó su aprendizaje en el estudio de Marie Huvé, arquitecto del interior de la Madeleine, y lo continuó en el de Achille Leclere. Este último le sugirió preparar la entrada en la École des BeauxArt, lo que Eugène rechazó de pleno. El radicalismo juvenil del que hizo gala, le llevó al parecer, incluso a participar en el levantamiento de las barricadas de la revolución de 1830, las cuales empezaban a erigirse en las proximidades de su vivienda. Según parece, un jovencísimo Viollet impartía lecciones a las masas allí congregadas sobre la correcta construcción de las defensas. Ya daba cuenta de su pasión por la arquitectura militar, puede decirse que aunque no le faltaron maestros de cierta categoría, su formación fue en gran medida autodidacta. En cuanto a los aspectos personales, Viollet era un joven lleno de encanto, alegre, perfectamente educado e inteligente. Su complexión y aspecto físico eran bastante atractivos y su altura era de un metro setenta y tres centímetros, lo que para aquella época era una altura destacada. Precoz en tantas cosas, lo fue también en su matrimonio que contrajo a la edad de diez y nueve años, no sin cierta oposición familiar. Con su mujer Elisabeth Tempier, continuó viviendo en la residencia familiar de las Tullerías, a la que se habían mudado unos años antes, dejando su antiguo domicilio de la rue Chambanais. La formación de Viollet se completó con una serie de viajes de estudio, realizados entre 1831 y 1835 por territorio francés, y en 1836 y 356
1837 por Italia y Sicilia. Dentro de Francia visitó la Provenza, Normandía y la región de los Pirineos. Difícilmente puede imaginarse un programa más apretado para estos viajes, en los que visitó los principales monumentos y lugares de interés. De todos ellos quiso dar cuenta a través de carpetas enteras llenas de dibujos y apuntes de increíble calidad y precisión. El último de los viajes que podríamos considerar previo al comienzo de su actividad profesional, fue el realizado por Italia y Sicilia, y por tanto su primer contacto con el mundo clásico. Comenzó el 12 de marzo de 1836 y finalizó el 1 de septiembre de 1837 con una estancia en Roma de seis meses. De este viaje resultan más de cuatrocientos cincuenta dibujos y acuarelas, si cabe de mayor virtuosismo que los de los anteriores. Sin duda la fama de dibujante conseguida por Viollet tuvo un papel decisivo en la consecución de sus primeros encargos como arquitecto profesional. Tras el viaje a Italia, estaba ya decidido a iniciar su carrera. Con ello en cierto modo culminaba un periodo preparatorio dedicado fundamentalmente a la actividad gráfica. La figura de Viollet es asociada fundamentalmente con el movimiento medievalista. Este movimiento había ido surgiendo en toda Europa en las primeras décadas del siglo XIX, teniendo en Francia como predecesores a Arcisse de Caumont, que fundó la Societé des Antiquaires de Normandie y publicó un importante trabajo sobre la arquitectura normanda en 1830, y Victor Hugo en el terreno literario con su célebre Notre Dame de París, de 1831. Más próximo al círculo de Viollet se encontraba Ludovic Vitet, joven erudito asistente a los salones de Delécluze, y que fue nombrado Inspector General de Monumentos Antiguos. Este puesto era de nueva creación y nos da una idea de la necesidad de atender el patrimonio medieval entonces en lamentable abandono. Entre los enemigos más próximos de los monumentos, aparte de la indiferencia cultural, estaba la actuación de los contratistas dedicados a la recuperación de materiales de restos medievales para su empleo en obras nuevas. Estos últimos recibían el apelativo de la «bande noire» entre los defensores de los monumentos medievales. Durante dos años Vitet estuvo al frente de la mencionada Inspección General, y fue sucedido por Prosper Mérimée. En 1837, la Inspección se convirtió en la Commission de Monuments Historiques, con bases y apoyos más sólidos, y tuvo nuevamente a Vitet, como miembro y a Mérimée como secretario. Con Vitet y Mérimée como mentores, Viollet fue nombrado en 1838 «auditor suplente» de la Commission y en 1840 recibe el encargo de informar y restaurar la iglesia de la abadía de Vézelay. Esta fue la 357
primera ocasión en que tomó contacto directo con las formas constructivas medievales, y a partir de aquí iniciará su estudio crítico sobre las nervaduras y bóvedas de crucería, a través de una serie de mediciones de gran precisión. Por otro lado, la relación con Mérimée estrechará sus lazos con el circulo de entusiastas medievalistas, entrando en contacto con personajes como Carles Forbes, o con el mismo Victor Hugo. Además le dio la ocasión de realizar una importante serie de viajes de inspección acompañando a Mérimée por toda Francia desde 1843. A estos le sucedieron otros viajes, por Inglaterra en 1850, y por Alemania y la actual República Checa en 1854. A la restauración de Vézelay siguió la nominación como segundo inspector en los trabajos de la Sainte Chapelle de París. La dirección de este encargo correspondía a Felix Duban, y el puesto de primer inspector a Jean-Babtiste Antoine Lassus, un discípulo de Henry Labrouste. Lassus y Viollet formarán a partir de aquí un eficaz equipo que se vio interrumpido por la prematura muerte del primero en 1857. Juntos trabajaron en la restauración de Saint-Germain l´ Auxerrois y sobre todo en la que supuso su consagración definitiva, la catedral de Notre-Dame de París. A este último encargo accedieron mediante un concurso restringido que ganaron con un proyecto acompañado de un detallado informe. El concurso contemplaba su restauración,y posteriormente el añadido de una sacristía. La nominación para el encargo tuvo lugar en 1844 y los trabajos se desarrollaron hasta 1864, ya con la responsabilidad en solitario de Viollet. Además de los trabajos citados, obtuvo entre 1842 y 1845 otros doce encargos de restauración, siendo nombrado en 1846 jefe de la oficina de Monumentos Históricos. En ese mismo año es encargado de la restauración de la abadía de Saint-Denis, y al año siguiente tenía a su cargo la supervisión de veintidós obras. Hacia 1853 pasa a ser uno de los tres inspectores generales de los Édifices Diocésains. En la década de los cuarenta comienza su labor como escritor con una serie de artículos en la revista Annales archéologiques, dirigida por Alphonse Napoleón Didron, otro de los entusiastas del arte gótico. Estos artículos, nueve en total y publicados entre 1844 y 1847, son de singular importancia, ya que en ellos expuso por primera vez las ideas del gótico como estilo racional, rechazando todas las teorías idealistas y románticas entonces en circulación. Las primeras experiencias como restaurador y muy particularmente la de Vézelay, suministraron el material de partida para su redacción. Los principios básicos establecidos en ellos constituyen el núcleo de su interpretación del gótico, y su obra posterior, el Dictionnaire raisonné de l´ architecture, es en realidad el desarrollo y la 358
demostración, por medio de un impresionante acopio de material, de las propuestas previamente enunciadas. Tras estos primeros escritos Viollet se autoimpuso un programa de alcance verdaderamente enciclopédico, con el que plasmar su visión de la arquitectura. El desarrollo de este programa le ocupará, con mayor o menor intensidad, el resto de su vida. Su primer gran proyecto teórico el Dictionnaire raisonné de l´ architecture comenzó a publicarse por entregas en 1854 y se finalizó en 1868. Sus diez tomos son un auténtico compendio de arquitectura religiosa, civil y militar de los siglos XI al XVI, y tal como reza su título, planteado mediante voces ordenadas alfabéticamente. Este mismo sistema fue el empleado para su Dictionnaire raisonné du mobilier comenzado en 1858 y finalizado en 1875, fue concebido como una especie de complemento del anterior. La segunda obra en popularidad de Viollet, sus Entretiens sur l ´architecture, son por el contrario, una serie de disertaciones de carácter fundamentalmente didáctico y teórico sin perder no obstante, la contundencia y minuciosidad de los diccionarios. Fueron publicados entre 1863 y 1872. En 1857, justo un año antes de la salida a la luz de los cuatro primeros, Viollet había abierto su propio taller en el Nº. 1 de la rue Bonaparte, con alumnos provenientes del taller de Henry Labrouste, clausurado en 1856. El grupo de alumnos que solicitaron su apertura estaba encabezado por Anatole de Baudot, después célebre por aplicaciones del «cement armé» y por su iglesia de Saint Jean de Montmartre. No obstante, la sobrecarga de trabajo le obligó a clausurarlo a los pocos años. Aparte de un notable número de artículos, informes y memorias, su obra escrita se continua con una serie de libros en los que enlaza la vocación didáctica iniciada en los Entretiens. Son su serie Histoires, lecciones asequibles sobre variados temas de arquitectura y que comienzan con Histoire d´une maison de 1873 y después entre otros Histoire d´un hôtel de ville et d´une cathédral de 1878. La colección de sus Histoires se comprimen en un espacio de tiempo de poco más de seis años. Por si fuera poco, entre 1875 y 1877, dio salida junto a su discípulo Felix Narjoux a la publicación de una selección de ochenta y cinco edificios de viviendas representados en doscientas láminas aparecidas bajo el título de Habitations modernes. Tras el colapso del Segundo Imperio y la situación francesa tras la derrota en la guerra con Prusia, había originado el caos político que daría lugar a la Comuna. Viollet colaboró como oficial supervisor de las defensas artilleras contra el asedio que el ejército prusiano impuso sobre París, y posteriormente dejó la ciudad en coincidencia con los 359
acontecimientos revolucionarios que sucedieron a la derrota. En algunas cartas escritas a familiares y amigos, se refleja la persecución a que fue sometido por la Comuna, y el obligado exilio a Gante y después Florencia y Venecia hasta la caída del gobierno comunero en mayo de 1871. En una carta enviada a su amigo el arquitecto Révoil, leemos: «Condenado a muerte por la Comuna, tuve que abandonar París, el 30 de marzo, dejando todas mis pertenencias... Mi gabinete se salvó gracias a la energía de dos hombres que permanecieron en mi casa... Eso es todo lo que podía desear en este desastre.»
Sin embargo, lejos de cualquier añoranza imperial, su retorno supuso una profunda reflexión crítica sobre su propia posición en el Segundo Imperio, y a partir de esta, la renovación de sus principios republicanos, fuertemente reforzados. No conviene pasar por alto las circunstancias por las que Viollet se llegó a ver estrechamente relacionado con el régimen de Napoleón III. Fue Mérimée quien sirvió de introductor de Viollet en el mundo cortesano de los emperadores. Dentro de los rituales cortesanos trabajó en las escenografías de representaciones teatrales de ámbito palaciego, tanto en las Tullerías como en Compiègne, y en decorados para las ceremonias oficiales celebradas en Notre-Dame. Los vagones del tren imperial fueron así mismo decorados y acondicionados por Viollet. Progresivamente a estos encargos efímeros fueron sucediéndole otros de mayor importancia, culminando en la impresionante restauración del castillo de Pierrefonds (1858-1870) para residencia de verano de los emperadores. Hechos importantes de este periodo fue el intento de reforma de la École de París, en la que pretendía realizar una profunda restauración, y el nombramiento de Viollet-le-Duc como Profesor de Historia del Arte y Estética en la École de París. También fue reconocido fuera de su país, por el Royal Institute of British Architects, siendo galardonado con la Medalla de Oro. Los años que siguieron a la Comuna supusieron una aproximación a la política, que le llevó, en principio, a rechazar una propuesta como diputado en las elecciones de 1873, aunque después entre 1874 y 1879, ejerció como concejal republicano por Montmartre, al ser elegido consecutivamente en dos legislaturas. Por otra parte, su conflicto con la Iglesia al conocerse públicamente sus opiniones sobre la dudosa moral de las relaciones entre aquella y el Estado, como consecuencia tuvo que dejar la mayoría de las restauraciones en curso. La actividad política de Viollet se centró en la educación o la construcción de edificios. Las ocupaciones de sus últimos años fueron además, simultaneadas 360
con progresivos retiros de montaña, a la que desde joven comenzó a profesar gran devoción. Comenzó a pasar periodos progresivamente crecientes en el macizo alpino, tomando como base Chamonix, y dedicándose de forma exhaustiva a la exploración de la región del Mont Blanc. Tal fue la entrega a esta actividad, que en una de sus excursiones alpinas a punto estuvo de perder la vida en una caída cerca de Mattmark. Llegó incluso a construirse un pequeño chalet en Chamonix, aunque su última morada fue una casa también erigida por él mismo y situada a las afueras de Lausanne. En el salón de esta casa murió el 17 de septiembre de 1879. Hasta tan solo quince días antes había efectuado excursiones por la montaña para perfeccionar su conocimiento. Una vida de tan intensa actividad, y que tanto nos sorprende por su enorme producción, conllevó una estricta organización del tiempo. Esta es la descripción del programa diario de Viollet realizada por un coetáneo: «Entra en su estudio a las siete de la mañana, donde hasta las nueve está ocupado en la preparación de los trabajos del día y de las visitas a recibir, las cuales atiende entre nueve y diez. A esta hora toma de pie su frugal desayuno y a partir de entonces se le encontrará poniendo a punto los manuscritos para el editor, una pila de planchas de madera para el grabador —el cual no tiene más seguir y cortar por las finas lineas de los dibujos acabados que hay sobre aquellas—, planos para el constructor, dibujos para el escultor y el cerrajero, y cartones para el decorador o el pintor de vidrieras, cada uno de los cuales ha salido de su propia mano. Para cada uno de sus empleados según entran y después del «Voilà, monsieur, vôtre affaire» y las instrucciones verbales, tiene una palabra amable de amistoso interés, ánimo o consejo. A las diez el estudio se cierra, y él continúa dibujando sin interrupción hasta la cena a las seis. A las siete se retira a su biblioteca, donde está ocupado en asuntos literarios hasta medianoche. Así es su vida diaria en casa, con ligeras variaciones cuando está fuera. Viaja generalmente de noche, a menudo en jornadas de varios cientos de millas; visita cada edificio del que es responsable una vez al mes.»
Puede afirmarse que Viollet-le-Duc se consagró durante cuarenta años tanto como arquitecto restaurador, como inspector, como escultor o como dibujante pero no tuvo gran mérito como arquitecto de nueva fábrica. Sin embargo su influencia ha sido muy importante en toda Europa llegando a crear escuela; en España, por ejemplo, cuando a mediados del siglo XIX se procedió a restaurar algunas partes considerables de la catedral de León, tales como el hastial oeste, la fachada sur o la cúpula barroca, intervenidas por Madrazo y Demetrio de los Ríos entre otros, se pensó en él para que las hiciera. De lo que no hay 361
duda es de su profundo conocimiento del arte medieval, habiendo incluso quien lo considera un gran arquitecto gĂłtico nacido fuera de su tiempo. Este hombre desarrollaba su labor en su gabinete vestido con una larga levita de paĂąo azul ajustada a su talle, y tocado con un bonete de seda negra en la cabeza. En la actualidad pocos lo recuerdan, pero hay que decir que la frase: La mejor manera de preservar un edificio es encontrar un uso para ĂŠl, es suya.
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El órgano en el gótico
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a función del órgano en la catedral es la de acompañar a los cantores cuando se interpreta canto llano y canto de órgano o polifonía, y hacer solos en momentos determinados del acto litúrgico. Toda catedral que se precie debe tener uno, de hecho la mayoría de ellas lo tienen, pero muchos hace tiempo que están mudos. No solo la catedral vive de sus arcos apuntados, de sus bóvedas de crucería o de sus vitrales; también lo hace cuando suena el órgano imitando sonidos de violín, flauta u oboe, llenando el espacio ascendente de ecos plebeyos, burgueses y celestiales. Primeramente voy a hacer un pequeño resumen del origen y desarrollo de este instrumento hasta nuestros días y posteriormente describiré algunos de ellos que se encuentren en catedrales que por su importancia merezcan ser descritos. En latín, organum designa cualquier instrumento; como nombre propio, señala el instrumento por excelencia de la música, en el cual mediante un mecanismo que los ponga en la mano de un mismo hombre, se reúnen o tratan de reunirse todos los instrumentos (órganos) o su imitación. Su construcción no tiene otra limitación que la posibilidad dicha de abarcar todos los instrumentos, quedando fuera de su alcance los de percusión y los de punteo. Tres elementos principales entran en su construcción: 1º, la tubería; 2º, el mecanismo pulsador, teclado y sus anexos y 3º, el aparato propulsor de aire o fuelles. La flauta simple fue el elemento primordial; desde que al hombre se le ocurrió la idea de hacer sonar dos o más tubos a la vez, el germen del órgano quedó establecido. La tradición griega atribuye al dios Pan la invención de unir varias cañas con cera: «Pan primus calamos cera conjungens plures instituit» (Virgilio).
La unión de las dos flautas en un solo instrumento va siguiendo un progreso gradual: en Egipto se tocaba el mait doble; en los Países Árabes el zoummarah y en Grecia la phorbeia. Posteriormente se introduce la flauta doble de tubos separados en ángulos que convergen en la embocadura; es la flauta asiática que en Egipto se encuentra durante las dinastías del Imperio Nuevo. Más tarde se acoplan siete tubos sujetos por uno o dos listones o bastidores: el instrumento se aplicaba, por el borde igual de los tubos, a los labios, que los recorrían, para hacer sonar 363
las notas que el flautista quería. Es la flauta de Pan, el ougab hebreo, y se encuentra también en los monumentos chipriotas. Posteriormente la doble flauta yuxtapuesta o separada en ángulo se emboca en un pellejo o deposito de aire. Es la souponiah babilónica, y de el proceden la cornamusa zampoña y nuestro fole gallego. Luego se aumento el numero de tubos de bambú (17 o más) disponiéndolos sobre un deposito en forma de taza, con un pitón de embocadura por donde se sopla, constituyendo un órgano de boca. Tal como el cheng chino, tipo genérico de instrumentos que dependiendo de los tubos que tenga tiene una denominación distinta. La materia y forma del cheng sufrió modificaciones; deposito de aire de calabaza, luego de madera; tubos y lengüetas de bambú, más tarde de metal. Finalmente se aborda el órgano en su forma típica, que ha de seguir como modelo rudimentario y generador de este instrumento. En la primera época aparecen dos procedimientos y mecanismos para la alimentación de aire, el puramente neumático y el hidráulico, y si bien ambos coexisten y aun el segundo no es sino una modificación mecánica del primero, el que aparece en la historia con mayores esplendores de ingenio es el hidráulico. Su nombre propio es hydraulos, de hydor, agua, y aulos, flauta. Comúnmente se le ha conocido con el titulo de órgano de Herón (10-70 d.C.), ya que en sus Pneumatica lo describe minuciosamente. Aunque el que nosotros conocemos es inventado por Ktesibios. :: Órgano hidráulico ::
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ra Ktesibios (285–222 a.C.) un barbero de Alejandría, que vivía en el barrio Aspendia, en tiempos de Tolomeo Evergetes I. Dotado de inteligencia extremadamente ingeniosa, sentía singular placer en inventar máquinas en cuya mayoría el agua desempeñaba el principal papel. Su mujer, Thais, compartía con él la habilidad y los inventos. Entre todos ellos el que le mereció mayor celebridad fue el de esta flauta de Pan que se toca con las manos, según feliz expresión de Filón de Bizancio, quien describe brevemente el órgano. Muchos curiosos han tratado de explicar su funcionamiento y lo que más les a intrigado es el papel que desempeñaba el agua en el artefacto musical. Hasta el erudito Fetis trató de descifrar el enigma, en vano trata de descubrir la función útil del agua en este instrumento, y se pregunta por qué razón se ha dado el nombre de hidráulico a un aparato musical donde el agua para nada sirve. Clemente Loret fue el único a fuerza de minucioso examen consiguió, en 1878, resolver el problema del agua, que quedó formulado en un muy sencillo principio: la presión del agua 364
actúa sobre el aire del deposito neumático. De todas las descripciones que hacen del hydraulos, la más antigua y completa es la de Herón de Alejandría: «Sea un pequeño altar (bomiscos), de bronce (abcd) lleno de agua. Dentro del agua se encuentra un hemisferio hueco invertido (efgh), llamado pnigeus (apagador), que en su parte inferior tiene aberturas para dejar pasar el agua. En la cima de este pnigeus encajan dos tubos (solenes) que allí dan acceso, y se dirigen hacia fuera del altar (abcd). De ellos uno (ijk) está encorvado en la parte exterior de esta caja y comunica con una pixide de boj (pixis) o cilindro (mnop), abierto en su parte baja y bien redondeado en su interior de suerte que deje paso a un embolo (emboleys) (qr) que ajuste, impidiendo entrar por allí el aire. A este embolo va unido un vástago (cacón) muy resistente el cual se adapta otro (tu) movible alrededor de la clavija (t), vástago que balancea sobre un pie derecho enclavado fijamente en el suelo. Dentro y en la parte superior de la pixside (mnop) hay otro mas pequeño (pixidion) dotado de una abertura igual a la del cilindro mayor y que en su parte superior cierra con una tapadera provista de un orificio (trypema) por donde el aire entra en la pixide o cilindro grande. Debajo de este orificio, cuatro clavos de cabeza (peronion) sostienen, atravesándola, para que no caiga, una piel o placa de cuero (lepidion), que le cierran. Dicha placa se llama platysmation. El segundo tubo (yz) sube desde el pnigeus (efgh) hasta una cámara horizontal (F) en la cual están plantadas las flautas (auloi) (I) que con él comunican por ciertos conductos. En efecto, debajo de las flautas hay un estuche o embocadura (glosocoma) que emboca la cámara (F) con las flautas (I) por sus aberturas. Estos estuches de los glosocomas están abiertos por unos orificios o ranuras (R), por los cuales entran los poma (especie de tapones de corredera o listones) que tienen una abertura a tal medida dispuesta, que al empujarlos dentro, ésta cae exactamente debajo de la de las flautas (quedando franca comunicación entre la cámara o secreto (F) y las flautas) y al tirar de ellos hacia fuera interceptan el paso entre la cámara y las flautas. Si bajamos ahora en (u) la varilla (tu), el embolo (gr) se elevará comprimiendo el aire de la pixide (mnop), que cerrará la abertura o válvula (m) de la otra pixide menor por medio del platysmation ya citado. Entonces el aire pasará por el tubo (ijk) al pnigeus o apagador, y de este por el tubo (yz) al trasversal (F), y de allí a continuación penetrará el aire en las flautas, si sus orificios correspondientes por medio de los pomas están abiertos...... El agua que hay en la caja o pequeño altar está allí puesta para que el aire procedente del cilindro (pyxis) invada el pnigeus, levante el agua, y esta por su presión, le rechace y arroje hacia las flautas.....»
Así como la disposición de los tubos o flautas y del teclado no han ofrecido duda ni dificultad, el mecanismo propulsor del aire por el papel que en él desempeña el agua ha dado lugar a interpretaciones en verdad extravagantes. Sin embargo, a poco que uno se fije, el agua desempeña 365
en el hydraulos la misma función que unas pesas que con su presión continua sobre el deposito de aire empuja constantemente y sin interrupción el viento hacia las embocaduras de los tubos. El órgano hidráulico tuvo un gran éxito; ya Ateneo cuenta que los alejandrinos gustaban oírle tocar durante las comidas. El invento de Ktesibios, alcanzando siempre nuevas perfecciones, pasó a Roma; el órgano que describe Vitrubio, aunque esencialmente el mismo, es ya mucho más complicado que el de su primer inventor: tiene varias hileras de tubos y dos cilindros alimentadores. En el siglo XVIII, la afición investigadora arqueológica llevó a los eruditos a fijarse en el órgano hidráulico y a ensayar una reconstrucción. Tanto Porta en Nápoles, como Kircher en Roma (1645), no consiguieron sino una copia imperfecta; sus reproducciones no conservaban fija una nota al sonar, sino que daban los diversos armónicos de ella y, oscilaba en una especie de trémolo el sonido. Bien es que todavía no se había dado en lo esencial, la importancia del agua en el artefacto. El órgano hidráulico no se generalizó tan pronto; desde su origen fue un objeto de lujo, ornamento de jardines y compañero de la opulencia. En tiempos de Nerón era poseído como una novedad desconocida; es cierto que éste dedicaba a estos nuevos órganos hidráulicos parte del día. Petronio asegura que los gladiadores y atletas combatían al son de sus potentes sonidos. Durante los siglos IV al VI se extendió por los dominios romanos de Oriente y Occidente pero a causa de la invasión barbara su uso desaparece hasta bien entrado el siglo XII aunque con algunas modificaciones en lo que respecta a la propulsión de aire que ahora hacen sonar las flautas vapor de agua. :: Órgano neumático ordinario ::
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ntes que el órgano hidráulico debió existir el órgano neumático; sin embargo no se tienen noticias de éste, tan minuciosas ni tan antiguas como de aquel. Coexistió con él y compartió hasta el siglo XII siendo a partir de entonces el único empleado. Casiodoro, en el siglo V, hace la siguiente descripción de este tipo de órgano: «Es una torre fabricada con diversos tubos, en los cuales impulsada por fuelles se produce muy llana y abundante voz, y para que esta quede compuesta y se ordene en modulación artística, de su interior sale un cierto mecanismo de lenguas de madera, que pulsadas con disciplina y orden por los dedos de los maestros, forman muy nutrida y suavisima consonancia.»
Además de estos grandes órganos, fabricaban los bizantinos órganos 366
portátiles, que fueron los primeros que de Oriente a Occidente fueron introducidos por los embajadores imperiales. Los órganos bizantinos, grandes y pequeños, no tienen más que dos juegos, uno de flautas y otro de lengüetas; su teclado daba 15 o 16 notas, más cuatro teclas para las seminotas: re#, fa#, sol# y la#. La potencia de sonido era la cualidad más apreciada. Como se ve, el órgano en sus principios no tuvo, ni en el paganismo ni en el cristianismo, carácter religioso. La Iglesia bizantina, que lo utilizó en los circos y palacios, no lo admitió en el culto. Pero hacia la segunda mitad del siglo VII, durante el pontificado del papa Vitaliano, estableció el uso del instrumento en el culto. El texto que sirve de apoyo a tal afirmación, no es claro, y ha dado y dará lugar a mucha discusión; lo que sí está claro es que durante el Papado de san Dámaso, se sabe que el órgano ya estaba constituido definitivamente como instrumento religioso. Los emperadores bizantinos, enviaron entre sus presentes a los reyes francos algunos de aquellos órganos de uso profano, que viéndolo por estos como ingenio admirable de la industria musical, los destinaban desde luego a Dios en alguna iglesia. En Alemania, durante el reinado de Ludovico Pio, se extiende el uso del órgano y encarga para la catedral de Aquisgrán al sacerdote veneciano Jorge de Benevento un órgano. El papa Juan VIII pide en el año 872 a Aunón, obispo de Frisinga, que le envíen un buen órgano y un perito organista, prueba de que en esta época el arte de tocar y construir el órgano tenia en Alemania los mejores cultivadores. Se dice que en este tiempo se construyó el primer órgano de importancia en Munich, y que los órganos de Baviera propagaron su industria en Italia. Desde luego puede señalarse la mitad del X como la fecha de partida para la introducción del órgano en Alemania, Inglaterra, Italia y el resto de Europa. En 951 el arzobispo Elfegio mandó construir el famoso órgano de Winchester, Inglaterra. Presentaba un teclado de 40 teclas para 400 tubos, lo tocaban dos organistas y era alimentado por 26 fuelles, que necesitaban un ejercito de 70 personas para hacerlo funcionar. Estos antiguos órganos medievales hasta el siglo XIII y XIV eran muy rudimentarios. Tenían pocas teclas, pero en cambio eran desmesuradamente largas y anchas; era fácil y sin proponérselo bajar dos teclas a la vez con las consabidas consecuencias. Los fuelles, malísimos, carecían de peso, y la regularización del viento dependía únicamente de la fuerza del entonador. En el transcurso del siglo XIII se perfeccionó ligeramente el órgano: las teclas disminuyen de tamaño y su numero en todas direcciones hasta llenar dos o tres octavas; se intercalan las notas cromáticas; solo la octava grave inferior permanece imperfecta y corta. Empieza a usarse el estaño para la confección de los 367
tubos. Figuran como constructores de órgano Juan de Colonia (1250), el dominico Ulrico Engelbrecht (1260) que construyó el órgano para la catedral de Estrasburgo y Nicolás Faber (1359) entre otros. Aunque no se conoce fecha ni inventor determinado, aparecen en esta época los pedales. Habiéndose atribuido su invención al alemán Bernhard, organista de los dux de Venecia. El teclado de pedales no abarcaba más que una octava; las teclas eran una especie de espigas muy cortas, unidas al teclado manual, y su única función consistía en doblar algunos bajos a la octava inferior. En España se las llamó «contras», porque su oficio armónico era el de un contrabajo profundo para notas tenidas. En el siglo XV los fuelles aumentan de numero a proporción de las dimensiones del instrumento y están dispuestos a modo que el entonador fijara un pie sobre cada uno, siendo por lo tanto, necesarios tantos hombres como mitad de fuelles hubiera; el numero de estos oscilaba entre diez o veinte en los órganos grandes. A la vez se construían otros pequeños y portátiles, cuyas formas y contornos recuerdan los órganos del principio de la Edad Media; se llevaba colgado, mediante una correa, del hombro, o bien se sostenía sobre las rodillas al tocar; la mano derecha pulsaba las teclas, y la izquierda manejaba los fuelles. Los había algo mayores a propósito de ser colocados sobre una mesa, poco más extensos de teclado, con frecuencia tenían dos fuelles y necesitaban ya ser manejados por dos personas: organista y entonador. También podemos citar los portátiles de iglesia, dispuestos para ser llevados en andas de un lugar a otro. El elemento principal de estos organillos fue el registro de «regalía», por lo cual muchos de estos órganos se llamaban realejos, regal o regabelium. El registro de regalía era de lengüeta sin tubo, a la cual más tarde se añadió un tubo cónico muy corto para suavizar un poco los sonidos. El uso de estos órganos portátiles perduró hasta el siglo XVII. El órgano salió de la Edad Media constituido en un instrumento completo y perfecto. Todo su mecanismo se perfecciona durante los dos últimos siglos hasta constituir un instrumento que no solo reúne en si la potencialidad sonora de varios instrumentos, sino que los agrupa y separa a voluntad. En un principio este mecanismo seleccionador de los tubos no existía, pero se consiguió resolverlo más adelante con las válvulas de ventilla. Más esencial a la naturaleza y condición sonora del órgano fue el invento de las mixturas o juegos en que para una sola tecla o nota se ponen varios tubos no acordados al unísono, pero haciendo en ellos aplicación practica de los sonidos armónicos. Esta mezcla de sonidos creó en el órgano una sonoridad peculiar y rica en armonía, el 368
cual fue un invento en que la Edad Media se adelantó con mucho a los progresos científicos de la física. Para alcanzar nuevos timbres los organeros se las ingenian en variar las formas de los tubos, ya se les termina en punta, obteniendo diversas clases de flautas, ya se remata el tubo tapando la salida junto a otros más delgados a modo de chimenea, ya se construyen tubos cónicos, y se les da, las más caprichosas formas para conseguir sonoridades y timbres nuevos. En el siglo XVI se construyeron importantes órganos en España, como el de Sevilla que lo hizo el flamenco maese Jorge; los cuatro grandes órganos de la iglesia basilical del Escorial para el crucero y el coro que fueron construidos por el maese Giles Brevost e hijos, que entre los cuatro suman un total de 5348 tubos; y pese a la fama que le convirtió, transcurrido el tiempo, en un instrumento malsonante a finales de este siglo, Luis Zapata, poeta y participante en torneos y justa, en su miscelánea, describe al órgano de Móstoles entre los mejores de España: «El mayor órgano, el de Móstoles, tiene 21 diferencias admirables: lo ordinario, lo flautado, orlos, dulzainas, trompetillas, pajarillos y aun voces humanas, vihuelas de arco, arias con temblantes, tamboriles, cornetas y chirimías.»
En 1570 se inventaron los fuelles de entablillado o de pliegues de madera, atribuidos a Juan Lobsinger por unos, y por otros a Henning de Hildesheim, ambos alemanes. El empeño de los organeros desde el siglo XVII hasta finales del XVIII, se dirige a dotar al órgano de una gran variedad de timbres y a aumentar su potencia sonora. Por lo tanto se busca la imitación de los instrumentos de orquesta, para lo cual ya se dispone la embocadura y labios de los tubos de modo que retardaba algo la emisión de sonido, reprodujera el ataque del arco sobre las cuerdas asemejando al violín, violoncelo, viola, contrabajo, o por una fuerte presión de aire se intenta el efecto del golpe de lengua del clarinete, trompa y trompeta; y para lo segundo, se recurre a la multiplicación de juegos y teclados. A principios del siglo XVIII se inventó en Inglaterra un nuevo sistema de fuelles de tablas paralelas llamados de «linterna» que reemplazó ventajosamente a los fuelles cuneiformes, evitando las bruscas sacudidas que antes tenían lugar en el manejo de estos. En los fuelles de linterna la tabla superior se levanta en toda su superficie; el fuelle tiene el cometido de deposito, y se alimenta por medio de otro u otros dos fuelles o bombas aspirantes colocadas debajo de la linterna o deposito; la fuerza del entonador actúa directamente sobre dichos subfuelles que lo llenan con aire aspirado de 369
fuera, el interior del deposito; un sistema de báscula compuesto por dos placas-estribo enlazados en una balanza, sobre las cuales coloca el entonador los pies, pone en movimiento el conjunto. Como la presión que ejercía el entonador sobre los fuelles era irregular en el tiempo, un relojero inglés remedió el problema. Cummins, por medio de un método sencillisimo, resolvió el problema; colocó los pliegues de los fuelles en posición alternada, es decir, uno mirando hacia afuera y el siguiente hacia dentro, con lo cual se compensaban mutuamente. Este sistema fue introducido en Francia por Sebastián Erard hacia 1827, quien se trajo de Londres a John Abbey, el cual aplicó el sistema Cummins por primera vez a un pequeño órgano expresivo que construyó bajo la dirección de Erard. Poco antes, Marcussen, organero de Apenrade (Silesia), inventó los fuelles de cofre kastengeblüse, que se aplicaron por primera vez en 1819. Uno de los más notables reformadores del arte de la organería fue el abate Jorge José Vogler, nacido en Wurzburgo en 1749. Se concentró principalmente en la simplificación del mecanismo; colocó sobre los «secretos» los tubos en su orden de tono, puso los teclados en comunicación directa con los «secretos», resultando de construcción más sencilla; les da ligereza haciéndoles de más suave pulsación; hace que el viento vaya directamente de los fuelles a los «secretos»; suprime los tubos de fachada y penetrando en las secretas relaciones acústicas pone en practica el celebre principio de Tartini. Entre los organeros más celebres deben citarse en Italia a Francisco Barthelemy Antegnati y a Azzolina della Caya, que en 1783 terminó el gran órgano de Pisa. En Alemania, que fue desde el siglo XIV la cuna del arte de la organería, hay que destacar a Godofredo Silbermann, que con su hermano Andrés construyeron más de 200 órganos y a Zacarias Theusner, autor del gran órgano de Merseburgo. En Holanda los más importantes fueron la familia Lohman y en particular Nicolás Antonio Lohman que cuenta con más de 130 órganos realizados y Juan Bätz, cabeza de familia de organeros, que construyo muchos instrumentos y fue uno de los mejores constructores del siglo XVII. En Bélgica Pedro van Peteghem, padre de familia de organeros cuya labor duró siglo y medio. En Francia, el benedictino Francisco Bedos de Celles, autor de la celebre obra Le facteur d´orgues, verdadero monumento del arte de la organería y constructor de varios de ellos, de entre los cuales el de Burdeos es el mejor y sobre todo hay que destacar en el siglo XIX a Arístides Cavaillé-Coll (1811-1899), sin duda, el más grande constructor de órganos de este siglo y acaso el más genial en toda la historia del arte de la organería. Sin él y sus aportes al perfeccionamiento del 370
instrumento rey, no habría podido darse el surgimiento de la Escuela Francesa, cuya figura cumbre fue César Franck. Arístides Cavaillé-Coll se inició en la ciencia y el arte de la organería junto a su padre, Dominique, francés con ascendencia catalana, quien se destacó durante toda una época en la construcción de sólidos y prestigiados instrumentos. Hasta 1834 trabajó Arístides en el taller paterno en Toulousse. Había tomado parte en la construcción de varios órganos importantes en colaboración con su padre y su hermano Vicente, quien también se distinguiría en este arte. Muy pronto se independizaron de su padre. Igualmente, a temprana edad Arístides mostró gran interés en los estudios teóricos de las cuestiones de acústica y de ingeniería relacionadas con su oficio y en la experimentación de nuevas soluciones para determinados problemas. Asimismo, pronto comenzó a introducir innovaciones que, a la larga, producirían un cambio muy profundo en el carácter del instrumento religioso. Entre las innovaciones que introdujo Cavaillé-Coll en el órgano están la aplicación de la «palanca neumática de Baker» a los acoplamientos de teclados y como elemento auxiliar en las transmisiones largas o difíciles desde la tecla al tubo. Cavaille-Coll quiso dar al organista la facultad de combinar los juegos como quisiera y necesitase, y hacerles funcionar en el momento oportuno. Los registros de combinación y pedales de combinación conducen a tal fin. Para esto se destina en el «secreto» o sommier un departamento para los juegos de combinación que son de ordinario, bombardas, trompetas, clarines, címbala, quinta, octava, octavín, cromorno, corno inglés, clarinete, voz humana, etc., departamento que se abre y se cierra por medio de una solapa que mueve el pedal de combinación. Por lo que se refiere a los fuelles, que ya con los plegados antisimetricos de Cummins habían progresado bastante, experimentaron un nuevo perfeccionamiento con el sistema de paralelogramos adaptado a cada deposito, que regulaba el paralelismo de las tablas y las imprimía un movimiento uniforme, y posteriormente con el invento de un nuevo sistema de fuelles de diferentes presiones que permitía regularizar la presión del viento de una manera exacta y proporcional a los diversos juegos. Otro de los inventos de Cavaillé-Coll consistió en el empleo de un doble secreto de válvulas dobles que da viento a los fuelles sin la menor alteración de la presión, empleando los juegos de un mismo secreto, juntos o por separado. Algunas de las obras más famosas de Cavaille-Coll son los órganos de Santa Clotilde (1859); el de Saint-Sulpice (1862); el de la Madeleine (1846), todos ellos en París; el de la catedral de Saint-Brieuc (1848); el de la catedral de Orleans (1880); el de Notre-Dame de Saint-Omer 371
(1855); el de Saint-Ouen de Rouen (1890); desafortunadamente desaparecido; y su obra maestra, el de Notre-Dame de París (18641867), de cinco teclados manuales, teclado de pedales, 85 registros. La culminación de su obra habría sido el instrumento monumental para la basílica de San Pedro en Roma, construcción que desgraciadamente no llegó a realizarse. Quedó como un proyecto detallado, que constituye una de las obras teóricas del artista. Cavaille-Coll aplicó la palanca neumática al órgano de San Dionisio; después construyo el de San Sulpicio, inaugurado el 26 de abril de 1862 que consta de 5 teclados, 100 juegos, 118 registros, 20 pedales de combinación y 7600 tubos. Después de haber construido para todas las partes del mundo muchos centenares de órganos, amargado por no haber podido realizar su proyecto del órgano monumental, que como cima y remate de todas sus obras concibió para San Pedro de Roma, dejó la dirección de su empresa a Carlos Mutin, murió el 13 de octubre de 1899. La electricidad vino a enriquecer la mecánica del órgano, echando por tierra procedimientos antiguos, entrando en una nueva era en el arte organero. Se benefició sobre todo el mecanismo transmisor entre la consola y el secreto así como la incorporación de ventiladores eléctricos para la alimentación de aire a los fuelles. Por lo que respecta a España no se puede establecer una fecha concreta que señale la introducción del órgano antes de la invasión de los árabes. En 1254 había un maestro organero en la Universidad de Salamanca y por los libros de cuentas de entradas y gastos del rey don Sancho el Bravo, figura una partida para el maestre de los órganos. En Toledo no se citan hasta 1388 y se colocaron los primeros sobre una de las puertas de entrada de la ciudad, que después se llamó la de los órganos viejos; en 1482 se agrega una ración para dotar al organista y en 1493 se manda construir un realejo que acompañe a los cantores en la procesión del Corpus (1493). El rey Enrique IV donó a la catedral de Segovia varios grandes órganos; posteriormente el emperador Carlos V hizo construir un gran órgano que desde entonces se conoce con el nombre de órgano del emperador. Entre los siglos XV y XVI podemos citar a los siguientes organeros: Juan Rodríguez de Córdoba, reformador de un órgano de la catedral de Toledo; Gonzalo Hernández de Córdoba, que construyó otro órgano para la misma catedral en 1541 y Juan Gaitan. Ya en el siglo XVIII aparecen Francisco de Cases, que construyó el órgano del monasterio de Nuestra Señora de Poblet y Jorge Boch, autor del órgano de la Capilla Real de Madrid en 1779 y el de la catedral de Sevilla. En el siglo XIX cave señalar a Verdalonga o Bordalonga que restauró el órgano prioral del Escorial. 372
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Símbolos del gótico Caras foliadas
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resente en numerosos templos del románico y gótico, se encuentran uno de los símbolos más misteriosos del arte de estos estilos. Los green men u hombres verdes. Son cabezas foliadas cuyo significado aún no ha sido desentrañado por los expertos en arte medieval. Se les denomina hombres verdes, aunque se desconoce cual era el nombre elegido por los maestros canteros del Medievo para designar esas curiosas representaciones, mitad hombres mitad bestias, que se esconden en capiteles, misericordias, tapices, vidrieras, colofones o manuscritos iluminados. En el terreno arquitectónico suele confundirse con gárgolas, si bien su presencia en el interior de iglesias y catedrales hacen suponer que no estamos hablando de la misma escultura, puesto que las gárgolas se encuentran en el exterior de los templos, a menudo de guardianes frente a las fuerzas del mal, cuyo acceso al interior de los recintos sagrados está prohibido. Un primer análisis de la numerosa bibliografía publicada al respecto permite afirmar que no hay dos hombres verdes idénticos, si bien pueden agruparse en tres grupos bien definidos. El primero y más antiguo corresponde a una cabeza masculina formada por una mascara foliada. Así aparecen las representaciones más antiguas de las que se tiene constancia, presentes en el Livre de Portraiture (siglo XIII) de Villard de Honnecourt, cuaderno de 66 páginas cuyo original se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia y que recoge las técnicas empleadas en los talleres de arquitectura de la Baja Edad Media. Honnecourt nos habla de las cabezas foliadas que vio en las catedrales e iglesias francesas de la época, refiriéndose a ellas como têtes de feuilles (cabezas de hojas). El segundo tipo de hombres verdes son aquellos formados por una cabeza masculina de cuya boca y, en ocasiones, de sus ojos y nariz sale vegetación. El tercero, por ultimo, sería una evolución posterior, mezcla de rasgos humanos con vegetación de todo tipo, clásica del Renacimiento y cuyos arquetipos se encontrarían en los cuadros del pintor italiano Archimboldo. Los hombres verdes, como tales, comienzan a aparecer de forma habitual a partir del siglo XII; los estudiosos en la materia se resisten a encontrar un único significado para una figura tan cambiante. Algunos 374
ven su origen en las culturas celtas y precristianas europeas, aunque también se han encontrado ejemplos característicos en diversas culturas orientales. Se cree que simboliza la fertilidad y la regeneración, el ciclo natural de la vida, si bien son muchos los expertos que ven en ellos un símbolo de muerte o ruina.
Ecclesia et Synagoga
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s el nombre dado a las representaciones simbólicas en el arte cristiano de la Edad Media de la Iglesia triunfante y la Sinagoga derrotada, que simboliza el triunfo del cristianismo. La representación se encuentra a menudo en el arte medieval manuscrito cristiano. También se convirtió en una decoración tradicional en muchas iglesias medievales, especialmente en Francia, Inglaterra y Alemania, y tomó la forma de dos gráciles figuras femeninas, por lo general en el exterior del edificio. Ecclesia lleva una corona sobre su cabeza, empuña el estandarte de la Cristiandad, cuya culminación es la Cruz, y porta el Cáliz donde ha recogido la sangre de Jesús. Synagoga, contrariamente, tiende a perder su corona (pudiendo la misma estar a punto de caérsele de la cabeza, habérsele ya caído o ser inexistente), porta con dificultad las Tablas de la Ley (no pocas veces invertidas) y sostiene cetro o un estandarte a mástil quebrado. Para la teologia cristiana medieval, Synagoga era la fe mosaica personificada, ciega ante el Redentor, mientras que Ecclesia, personificaba la fe cristiana, entendida como la única verdad posible. A diferencia de su predecesor medieval, el arte contemporáneo tiende a presentar a Ecclesia et Synagoga con atributos distintivos pero sugiriendo una coexistencia pacífica y mutuo respeto. Estas representaciones simbólicas se pueden encontrar tanto en esculturas como en vitrales. Cobran especial importancia en las catedrales de Bamberg y Münster en Alemania, París, Reims, Estrasburgo y Burdeos en Francia y Rochester, Lincoln, Salisbury y Winchester en Inglaterra.
Gnomon
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e denomina gnomon a la varilla de hierro o plancha metálica triangular con que se señalan las horas en los relojes de sol, este es el llamado astronómico. Lo tuvo que utilizar la iglesia a una escala gigantesca por motivos religiosos. La fecha más importante es la Pascua y determinar el día exacto era muy necesario. Ese día era el primer domingo después de la primera luna llena después de primavera. No ser capaces de establecer una fecha para la Pascua con exactitud, se 375
estaba convirtiendo en un grave problema para la iglesia sin un sistema exacto para calcularlo. Por ello en el siglo XV, los grandes templos fueron convertidos en máquinas del tiempo convirtiéndolas en gigantescos relojes de sol. Para ello se ponía en lo más alto de la iglesia una plancha provista de un orificio para que la luz del sol pudiera pasar por el. Para representar el meridiano se ponía en el suelo o/y en la pared una varilla de bronce. Todos los días al mediodía el rayo de luz que penetra por el orificio crea un punto de luz en el suelo de la iglesia, que corta cada día en un punto diferente de la varilla, siendo el punto más alejado en el solsticio de invierno (21 de diciembre) y el más cercano el de verano (21/22 de junio). El punto más importante para la iglesia era el del equinoccio de primavera (21 de marzo) el cual la duración del día y la noche es idéntica y lo que es más importante, define el momento inicial de la Pascua (Terminus Paschae). Con la utilización de este curioso gnomon, el clero pudo determinar con meticulosa exactitud tal día y por ello el orden y la credibilidad quedaron restaurados.
Gárgolas
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unque elementos de este tipo ya existían en las azoteas de los templos egipcios o griegos, su uso se volvió a extender a principios del siglo XIII. Antes de su reaparición, el agua de los tejados y de las terrazas se vertía directamente a la vía pública por medio del saliente de las cornisas. Al principio se conocían como grifos, en alusión al animal mitológico con cabeza de águila y cuerpo de león. Las primeras gárgolas eran largas, poco numerosas, compuestas de dos hiladas, una formando el canal y la otra la que lo cubría, adoptando la forma de animales fantásticos, esquemáticamente labrados para mostrar su estructura. Este elemento se multiplicó durante el periodo del estilo gótico a causa de la ventaja considerable de dividir la caída de agua, desde la cubierta de la nave superior, pasando por las canalizaciones de los arbotantes y saliendo por cada uno de los puntos «gargólicos» de los contrafuertes y naves inferiores. Aparte de la función de desagüe, se convirtió en tema ornamental de los edificios: la variedad de sus formas es prodigiosa, siendo algunas de ellas tan famosas como la propia catedral. Muestra de ello son las realizadas por Viollet-le-Duc, en el siglo XIX, para la catedral de Notre-Dame de París. Estos seres se agarran a los saledizos adosándose a la arquitectura, dándoles a las siluetas de los 376
templos un carácter particular, marcando sus puntos salientes, acusando la terminación de los contrafuertes, haciendo valer sus lineas verticales. Con el Renacimiento pierden importancia, evolucionando a ménsulas ornamentadas, a veces con cabeza humana.
Gryllas
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n el siglo XII, en las representaciones artísticas, aparecen una serie de extrañas criaturas, ignoradas o poco conocidas que se integran en la iconografía gótica, los cuales son monstruos definidos por cabeza, extremidades inferiores y carentes de cuerpo. Se encuentran frecuentemente en la decoración de manuscritos, conjuntos escultóricos y tallas en los coros de las catedrales. Esta combinación puede ser más compleja; a menudo una segunda cabeza se fija sobre la primera mediante un largo cuello, otras veces la criatura se compone de una doble máscara de patas y un rostro por delante y un pico por detrás. En los primeros libros impresos emplearon ampliamente estas combinaciones tanto en las letras capitales como en las viñetas. Sin embargo, sus formas no nacieron en la Edad Media. Ya se encontraban en los dioses sin cabeza cuya cuna está en Creta y Egipto. Un ejemplo lo tenemos en el dios Bes, acéfalo, con sus ojos sobre el pecho o como las figurillas de Baubo de Priene, sin torso, pero cuyo vientre es una cara humana. En la glíptica romana tenemos a Bóreas, el viento frío y seco, Jano, dios de la puerta que guarda a la vez la entrada y la salida de la casa, Tiempo, una de cuyas caras se vuelve hacia el pasado y la otra hacia el porvenir, Argos, una de cuyas caras puede dormirse mientras que la otra vela, Cronos, Hermes, Mercurio, Cerbero o Cíclope. En la orfebrería hay datos de haberse empleado las gryllas como tema principal. Las piedras preciosas cubrían a los santos los objetos siendo a veces empleados como sellos. Esta practica se desarrolla especialmente durante la segunda mitad del siglo XII. Hasta el propio Suger cuenta como buscaba afanosamente copas de sardónice y camafeos. El termino «camafeo» que se utilizaba para designar una piedra grabada, apareció en el vocabulario occidental precisamente en esta época. En pleno auge gótico el empleo de gemas como sello era muy corriente y se utilizaba sobre todo para fijar el contrasello, Contrasigillum secreti. Por ejemplo, Carlos V, utilizaba camafeos y piedras talladas montadas en anillos, con los cuales sellaba sus cartas. Para concluir hay que decir que hubo un pintor que pintó como nadie estas criaturas fantásticas. Me estoy refiriendo al Bosco. A lo largo de su obra, aparecen muchísimas veces representadas tomando todas las 377
formas posibles: la grylla-pájaro, la grylla-insecto, caras dobles, personajes con la nariz en la espalda, etc. Entre sus obras destacan: retablo de los Eremitas y el Juicio Final.
Laberintos
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mi siempre me ha interesado estudiar el aspecto asombroso de los laberintos, que aún podemos encontrar en alguna de nuestras catedrales, por desgracia, muchos de ellos han sido destruidos. Este dibujo simbólico ya era apreciado por los griegos y figuraba en las monedas y en los santuarios egipcios. Pero cuando se habla de laberintos, enseguida nos viene a la cabeza el de Creta, construido por Dédalos bajo las órdenes del rey Minos para encerrar en él al Minotauro, un ser monstruoso, mitad hombre y mitad toro. Pero lo que nos interesa en este caso son los laberintos del interior de las catedrales, en forma de intrincada red de caminos. Ya no son construidos en las profundidades de la tierra, sino a ras de suelo. Las losetas esmaltadas y las piedras de diferentes colores determinan un camino largo y caprichoso que conduce al centro de este complicado trazado. Algunos laberintos poseen corredores que terminan en callejones sin salida y que desorientan al que allí se ha introducido. Suelen ser de forma circular, pero algunos son octogonales e incluso cuadrados, como el de Orléansville (Argelia). El más conocido es el de Chartres, llamado «la legua de Jerusalén», con sus 12,87 metros. El laberinto de Saint-Quéntin, de 12 metros de diámetro, es también llamado «legua de Jerusalén». Se dice que cuando los Santos Lugares se hicieron inaccesibles, el peregrinaje a Jerusalén fue reemplazado de forma simbólica por el recorrido, de rodillas, de éste complejo laberinto. Se necesitaba más de una hora para recorrer todo el laberinto de Sens, de 10 metros de diámetro, destruido en el año 1768. Sin embargo, los laberintos, construidos en su mayor parte entre los siglos XII y XIII, antes de la pérdida de Jerusalén, no fueron realizados para tal ejercicio gimnástico. En Arras, el dédalo medía 12 metros de diámetro y fue destruido en 1791; el de Amiens, de 14 metros, destruido en 1825, fue posteriormente reconstruido. En la sala del cabildo de la catedral de Bayeux, el laberinto, de losetas rojas, negras y ocres, mide solo 3,80 metros de diámetro. Los de Auxerre, Poitiers y Saint-Omer fueron igualmente destruidos. Pero detengámonos en la de Reims: proyectado hacia 1210, se aprecian en los ángulos del octógono las efigies de los arquitectos y, en el centro, la silueta del arzobispo Humbert, lo que no impidió que el canónigo 378
Jaquemert ordenara destruirlo en 1779. Este complejo laberinto, de 12 metros de diámetro, dio pie a la interpretación de que el laberinto era la firma del arquitecto. Los demás trazados no llevan ni firma ni efigie y, sin embargo, los gremios de masones, principalmente de canteros y carpinteros, honraban estas obras. Algunas sociedades masónicas se servían de estos trazados en sus ritos iniciáticos. El desarrollo del laberinto de Chartres mide alrededor de 250 metros, mientras que la legua de esta región solo tenía 2500 metros, lo que ha provocado relaciones fáciles que no pueden ser defendidas, pues en el momento de la construcción el sistema métrico no existía y se pensaba en módulos. El laberinto simboliza el camino de la vida: es el viaje iniciático que conduce de lo efímero a lo eterno, de lo profano a lo sagrado.
Matracas
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a matraca es un instrumento formado por un tablero de madera se haya con un mango para sujetarlo y unos mazos que, al sacudirlos producen un sonido muy característico. Las matracas pueden ser de muy distintas formas y tamaños: desde grandes de campanario movidas por una manivela, hasta las pequeñas tocadas con las manos de una persona. Las matracas grandes o de campanario están formadas por grandes tablas o cajas huecas de madera que son golpeadas consecutivamente por múltiples mazos de gran tamaño, movidos a su vez por una manivela. Las matracas pequeñas pueden llevar tres, dos y un solo mazo para golpear la tabla. La historia de este instrumento es un tanto peculiar, curiosa e interesante. Se supone originaria del Extremo Oriente e incluso del oeste de África. En estas regiones y países no tenían, al parecer, costumbre de utilizar campanas en épocas primitivas, todo parece indicar que estaban prohibidas ya fuera por razones religiosas ya fuera por otro tipo de motivo. Es muy probable que la llegada de la matraca y otros instrumentos similares llegase a Europa a través de España gracias a la civilización árabe puesto que su época de mayor esplendor se expandieron por la península ibérica. La matraca se adaptó bien en la Europa medieval: durante mucho tiempo se utilizó, por ejemplo, en Alsacia y en Alemania, donde hacía las veces de carillón durante la Semana Santa. La palabra matraca proviene del árabe mitraqa que significa martillo y de táraq, que significa golpear. Su uso, junto a otros instrumentos parejos como la carraca, se utilizan en iglesias españolas durante Semana Santa; antiguamente se 379
utilizaban para enmudecer a la gente en los días de Pasión o para despertarlos en maitines, cuando no se podían utilizar las campanas. La matraca se utilizaba también para simular un terremoto en el «Oficio de Tinieblas» de la Semana Santa. En México son utilizadas durante las fiestas patrias de Independencia y en Perú durante los concursos de marinera.
Vírgenes Prudentes y Necias
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a parábola de las diez vírgenes o parábola de las diez muchachas es una de las parábolas de Jesús, forma parte de sus enseñanzas. Esta fue una de las más populares en la Edad Media, con una enorme influencia en el arte gótico, la escultura y la arquitectura de las catedrales en Alemania y Francia. Su texto según la biblia cristiana es el siguiente: «Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el novio, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: He aquí el novio viene; salid a recibirle. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. Pero las prudentes respondieron, diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas. Y mientras ellas iban a comprar, vino el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos! Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.»
Mateo 25:1-13
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Reino de León
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a historia del Reino de León se desarrolló entre los siglos X y XIII. Durante este tiempo mantuvo continuas disputas con los reinos y ducados contiguos, como Galicia, Pamplona y Castilla, pero principalmente las tuvo con el al-Ándalus. Si tanto los gallegos como los navarros y sobre todo los castellanos no hubieran perdido tanto tiempo en intentar conquistarlo, seguramente hubiéramos acabado mucho antes con la dominación árabe y posiblemente el Yilliqiyya (nombre dado por los árabes al Reino de León), hubiera sido tan grande como toda Hispania. Este año se conmemora el 1100 de su fundación, por lo que en la capital leonesa se celebrarán durante el 2010 innumerables actos divulgativos, conferencias, exposiciones, etc. Aprovecho esta magnifica oportunidad para celebrar yo también con todo el mundo este aniversario de la única manera que puedo y se: contando su historia. A lo largo de sus casi 250 años, que en parte coincide con los comienzos de la arquitectura gótica, ocurrieron hechos tan importantes como la construcción de la basílica de San Isidoro en el año 1063 (mitad del reino), la construcción de la catedral de León en 1255 (final del reino) y la celebración de las primeras Cortes, durante el reinado de Alfonso IX (1188-1230), primer precedente del parlamentarismo democrático en Europa y que quedó reflejado en la Carta Magna Leonesa.
Dinastía Astur (910-1037) Traslado del Reino de Oviedo a León
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ntes de comenzar a estudiar el Reino de León, y para entrar en materia, es conveniente retroceder unos años y encontrarnos con el que seria el ultimo rey del Reino de Asturias: Alfonso III el Magno. Alfonso III nació en Oviedo en el año 848 siendo hijo del rey Ordoño I y doña Nuña. Tras la muerte de su padre heredo el trono, casi con toda seguridad en el 866. Consciente del peligro que suponían los moros para el reino asturiano, lo primero que hizo, recién llegado al cargo, fue reconstruir las ciudades romanas de Lancia o Sublancia, al pie de León, y Cea, al lado de Sahagún. Pero pronto tiene que olvidarse de estos trabajos porque se sublevan en primer lugar el conde Eylón en Álava y después abundantes focos rebeldes en Galicia. Por ello sale a 381
pelear y a medida que va ganando batallas va repoblando las zonas conquistadas: Salamanca, Coria (Cáceres) y Oporto. Solamente le faltaba asegurarse el apoyo del reino por oriente, motivo que lo llevó a casarse con la princesa navarra Amelina, conocida en la historia por doña Jimena. Este matrimonio hizo de navarros y franceses sus aliados, consiguiendo aún en menos tiempo reconquistar Castilla a la vez que repoblaba Zamora, Simancas, Dueñas o Toro. No todas las batallas que libró fueron externas; dentro, sus hermanos (Veremundo, Nuño, Odario y Fruela) intentaron también destronarle, hecho que pagaron sacándoles los ojos después de ser apresados. Aun y así, Veremundo consiguió escapar a Astorga, y ayudado por varios moros y cristianos, reinar allí durante siete años, lo que motivó que Alfonso III tomase duras represalias contra esa ciudad. A partir del año 884 estableció la paz con el reino cordobés de Muhammad, su eterno rival. Por el contrario, Alfonso III nunca fue capaz de aplacar las conspiraciones familiares. Le tocó ver, aproximadamente en el año 910, cómo su primogénito, don García, secundado por su suegro, el conde Nuño Fernández, que reinaba en Zamora, se volvían contra él. Y aunque consiguió vencerlos, el brote estaba arraigando en Asturias, donde doña Jimena y sus cinco hijos (García, Ordoño, Fruela, Ramiro y Gonzalo), con la ayuda nuevamente de Nuño Fernández, dan inicio a una guerra civil. Como resultado, el rey abdica en favor de sus tres hijos mayores en el palacio de Boides, al lado de Gijón, desmenuzando el reino: a don García le dio León, Galicia y parte de Portugal fueron para don Ordoño, y en Asturias quedó don Fruela. Alfonso III se reservó Zamora, ciudad donde va a vivir casi continuadamente hasta su muerte. Afincado ya en Zamora, cuando volvía de una peregrinación a Santiago de Compostela, todavía le pidió a don García que lo dejase pelear en Astorga contra los moros: ésta parece ser la última batalla de la que salió vencedor antes de instalarse definitivamente en Zamora. En esa ciudad murió el 20 de diciembre del 910, tras 48 años de reinado. Fue enterrado en Astorga con Jimena, hasta que ambos fueron llevados al sepulcro de la catedral ovetense que el propio rey había mandado construir con ese fin. Tras su muerte, García trasladó a León la corte, al ser un lugar con mayor importancia estratégica, dada la extensión del reino. García I (910-914)
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n el año 910, tras la muerte de Alfonso III, ultimo gran rey de Oviedo, su hijo primogénito García Adefónsiz se proclamó rey de León y de todas las tierras de nueva colonización en la meseta del 382
Duero. Nombró a León como capital del nuevo reino, aunque en principio no fijó su residencia definitiva en la ciudad. Sus otros dos hermanos, Ordoño y Fruela, también fueron nombrados reyes de sus respectivos reinos, pero reconociendo la condición superior del trono de León, cuyo ocupante resultaba así rey de reyes locales, fue llamado reyemperador. Los limites fronterizos eran la actual frontera con Asturias por el norte, la actual frontera de Galicia por el oeste, el río Duero por el sur y la actual Navarra en su parte montañosa por el este. Se conoce muy poco de la vida y obra de García I, solo unos pocos documentos nos dan fe de su actuación soberana. Se había casado en 896 con Munia o Mumadona, hija del conde castellano Nuño Nuñez, gobernador de Amaya. Se tiene constancia que desde el 909 actuaba en León con independencia de Alfonso III. Tuvo un reinado tranquilo por las luchas internas en Al-Ándalus y, coincidiendo con el momento histórico de la subida al trono de Abd al-Rahmán III en Córdoba, lo que aprovechó para continuar con la tarea repobladora iniciada por su padre y que hace con ayuda de los condes castellanos en los sitios de Osma, Coca, Clunia y San Esteban de Gormaz. La obra arquitectónica más importante que dejó a la posteridad fue la iglesia de San Miguel de Escalada, un templo de traza mozárabe que en doce meses de tensa tarea, sin apoyo alguno de favores públicos y solo financiado por las piadosas dádivas de los particulares logró alzar el abad Alfonso y sus compañeros, venidos de Córdoba. La ceremonia litúrgica de inauguración la presidió el obispo Genadio, el 20 de noviembre de 913, testimoniandose al patrocinio del rey y de la reina mediante una inscripción que reza: «Estas cosas se hicieron reinado el rey García I y la reina Mumadona.»
En el año 914 tomó la plaza de Arnedo, en un intentó de dominar La Rioja, pero es herido y muere poco tiempo después, el 24 de marzo de 914 en Zamora no dejando descendencia. Ordoño II (914-924)
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egundo hijo del monarca asturiano Alfonso III el Magno y de la esposa de éste, Jimena, fue bautizado con el nombre de Ordoño Adefónsiz en honor a su abuelo paterno, el también monarca astur Ordoño I. Hacia el año 896 contrajo matrimonio con Elvira Menéndez, la cual pertenecía a una de las familias gallegas más importantes de la época, y poco después, en el año 897, fue nombrado por su padre gobernador de Galicia. Dicho nombramiento, ha sido 383
considerado indicio de los deseos de Alfonso III de asociar a su hijo al trono, puesto que desde los tiempos de Ramiro I, el cargo de gobernador de Galicia había sido ocupado por el heredero a la corona. Tras la muerte de García I le sucedió en el trono su hermano Ordoño, gobernador de Galicia. Entre la muerte de García y la coronación de Ordoño transcurrieron por lo menos ocho meses, debido a una penosa enfermedad, de carácter infeccioso, que contrajo en tierras de Badajoz y que prefirió restablecerse en Galicia. Restablecido de la infección partió con su séquito el día 6 de diciembre, siendo ungido rey el 12 del mismo mes, según la tradición visigoda y en presencia de algunos de los nobles y obispos más importantes del reino y desde este momento comenzó para los cronistas el cómputo oficial de los años de su reinado. El nuevo monarca mantuvo en León el nuevo centro político de la corona. Reconstruyó las viejas murallas y engrandeció la ciudad con nuevos templos y palacios, será esta durante mucho tiempo sede del trono más importante de España. Uno de los propósitos que impulsaron a Ordoño II a afianzar la corte en la ciudad de León fue que desde aquí se podía controlar mucho mejor las fronteras oriental con Castilla y la sureña con el Ándalus. Las principales campañas militares por él emprendidas comenzaron en el verano de 915, dirigidas sobre las tierras montañosas de Miknasat al Asnam como llamaron los musulmanes al territorio de Merida. Entrando por el camino de Zamora, sometió primero a Medellín y luego a Casto Alegre, acampando al día siguiente junto a Merida, donde se les sometieron los jefes de esta localidad y de Badajoz, regresando desde allí con muchos cautivos y grandes despojos por el camino de Toledo. La campaña fue tan satisfactoria para el monarca, que tan pronto llegó a León quiso mostrar su gratitud a la Madre de Dios, erigiendo un nuevo templo catedralicio, a cuyo efecto donó su propio palacio, engrandeciendo asimismo la diócesis legionense, que hasta entonces se encontraba en estrechos limites, con un modesto templo, situado a extramuros y consagrado a san Pedro apóstol. Hay dudas razonables que todas estas tareas de reorganización y engrandecimiento de la diócesis legionense se debe a esta campaña o a otra posterior en San Esteban de Gormaz. Al año siguiente, volvió a regresar a tierras cercanas a Merida para enfrentarse a los andalusíes. El rey leonés devastó, depredó y sometió al fuego las áreas suburbanas. Enfrentado a un contingente armado llegado de Córdoba, lo derrotó y apresó a su jefe, al que se llevó encadenado a León. La reacción de los andalusíes no se hizo esperar. Una primera aceifa se inició el 15 de junio de 916, bajo la dirección del caid Ahmad ibn 384
Muhammad ibn Abi Abda, regresando a Córdoba sin mayor percance. El nuevo emir cordobés, Abd al-Rahman III, haciéndose eco del clamor popular contra los continuos éxitos cristianos, reunió entonces un inmenso ejército que incorporaba contingentes de la Tingitania y la Mauritania. A su mando iba de nuevo Ahmad ibn Muhammad ibn Abi Abda, lllamado Hulit Abulhabat. La inmensa hueste mahometana salió de Córdoba el 2 de agosto de 917 y llegó a la ribera del Duero el 1 o el 2 de septiembre, sembrando la muerte y el saqueo. Los árabes establecieron su campamento junto a la localidad de San Esteban de Gormaz, por entonces se llamaba Castromoros. Entonces aparecieron de improviso el rey Ordoño y sus hombres, que cayeron como un lobo sobre un indefenso rebaño. La batalla es uno de los hitos más grandes de la historia medieval española. Los leoneses causaron tanta muerte entre sus enemigos que el número de sus cadáveres excedía del cómputo de los astros, pues desde la orilla del Duero hasta el castillo de Atienza y Paracuellos, todo estaba cubierto de cadáveres. En cualquier caso, el derrotado ejército invasor se retiró a sus tierras el día 4, completamente desbaratado. Entre los muchos musulmanes que sucumbieron estaba el propio Hulit Abulhabat, cuya cabeza mandó el rey Ordoño suspender de las almenas de San Esteban de Gormaz junto a la de un jabalí. Acudieron entonces al rey leonés, suplicantes y angustiados, los navarros, con la esperanza de que el poderío de las armas leonesas les librara del acoso musulmán. Finalizando en la primavera del año 918 y concertados entre sí el monarca leonés y Sancho Garcés I , rey de Pamplona, movilizaron sus tropas y marcharon juntos sobre Nájera, en la Marca Superior, a la que llegaron a comienzos de junio, sitiándola durante tres días. Pasaron luego a Tudela, bordearon los confines de la Morcuera y Tarazona, y penetraron en los arrabales de Valtierra. Arnedo y Calahorra fueran tomadas de manos de los Banu Qasi de Zaragoza. Estos sucesos irritaron tanto al emir Abderramán, que ya el 8 de julio de ese año salía de Córdoba un nuevo ejército de castigo, mandado por Badr ibn Ahmad, que llegó al territorio de Mutoniya o Mutonia donde derrotó a los ejércitos navarros y leoneses en agosto de 918. El rey de León y el de Navarra lo volvieron a intentar posteriormente pero los moros en la subsiguiente batalla de Valdejunquera, el 26 de julio de 920, el emir cordobés derrotó nuevamente a las escasas huestes reunidas por leoneses y navarros, quedando cautivos los obispos de Tuy y Salamanca, Dulcidio y Hermogio. Los supervivientes se refugiaron en las fortalezas de Muez y Viguera, que fueron cruelmente asediados por el emir andalusí. Tras tomar las plazas, todos los cautivos fueron degollados, y, finalmente, arrasó los campos antes de volver a Córdoba. 385
De tal descalabro se culpó a los condes castellanos Nuño Fernández, Abolmondar Albo y su hijo Diego, y Fernando Ansúrez, por no haber acudido al combate. Convocados por el monarca en el lugar de Tejar, a orillas del Carrión, los condes fueron apresados y encarcelados. En cualquier caso, debieron ser liberados poco tiempo después, ya que la documentación los presenta actuando con normalidad. A pesar de tales contratiempos, Ordoño reunió nuevamente un ejército y marchó contra los moros, llegando al territorio de Sintilia, en Guadalajara. Allí asoló los cultivos y abatió los castillos de Sarmalón, Eliph, Palaces, Castejón de Henares, Magnanza y otros muchos, llegando en pocas jornadas a la ciudad de Córdoba. Desde allí regresó el rey a sus tierras, llegando a Zamora el 1 de agosto de 921, donde halló muerta a su esposa la reina Elvira. A finales del verano de 923, a petición del monarca navarro, el rey Ordoño marchó sobre La Rioja, ocupando Nájera, en tanto que Sancho Garcés hacía lo propio en Viguera, apresando y dando muerte a Muhammad ibn Abdallah ibn Lubb, de los Banu Qasi, y a otros nobles musulmanes. Tras fundar el monasterio de Santa Coloma de Nájera (21 de octubre), y aprovechando el prestigio de las armas leonesas, obtuvo la mano de la infanta Sancha, hija del rey navarro, con quien regresó a su capital. Logro inmenso de Ordoño II fue el paso silencioso y remansado del regnum asturum al regnum legionis, con los mismos contenidos sustanciales proclamados en Oviedo. El rey, como se ha dicho anteriormente, se casó con Elvira Menéndez y ya en 898 que habían nacido los seis hijos de este matrimonio: Sancho, Alfonso IV , Ramiro II , García, Jimena y Aurea. Elvira moría en Zamora hacia el mes de julio de 921, contrayendo Ordoño nuevas nupcias a comienzos de 922 con Aragonta, hija del magnate gallego Gonzalo Betotiz a la cual, poco tiempo después repudió volviéndose a casar por tercera vez con la joven Sancha, hija de Sancho Garcés de Navarra y de su esposa Tota o Toda Aznar. A mediados de junio de 924 la muerte le sorprende entre Zamora y León. Su sepulcro se encuentra en la parte central del muro de la girola en la catedral de León. Fruela II el Leproso (924-925)
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ruela Adefónsiz era el tercer hijo de Alfonso III el Magno, nacido en Oviedo hacia el año 874, se casó en 910 con Nunilo en las mismas fechas que su padre le concediera el reino de Asturias. Durante el reinado de su hermano Ordoño II en León en algunas 386
ocasiones se trasladaba a Oviedo y Fruela lo hacía a León por lo que, mientras se encontraba en esta ciudad, este ejercía de Frater Regis. La muerte de Ordoño y el nombramiento de Fruela como el nuevo rey leonés, venía a restaurar, al cabo de catorce años, la reunificación de los tres grandes territorios o provincias que habían constituido el patrimonio integro del rey Magno. En un principio a Fruela se le admitió sin contradicciones o protestas expresas, pero pronto se empezaría a poner los próximos acontecimientos en su contra. Fruela II no será recordado como un buen rey, ya que no llevó a cabo reformas administrativas importantes que fortalecieran el reino, ni tampoco se puso al frente de sus tropas para emprender exitosas campañas militares contra los musulmanes, aunque hemos de reconocer que el tiempo no jugó a su favor. No obstante fue especialmente eficaz a la hora de aplastar la oposición que fue surgiendo entre el pueblo, y no dudó en emplear determinadas técnicas de persuasión que extendieron el miedo entre sus súbditos, como por ejemplo son atribuibles a él, las muertes violentas de los hijos del noble Olmundo, llamados Gebuldo y Aresindo, así como el destierro del obispo de León, Fronimio, hermano de los muertos. El pueblo no le tenía demasiada estima, y menos aún cuando enfermó de lepra, pues en la época altomedieval aquella enfermedad era sinónimo de un castigo divino. Al año y dos meses de llegar al trono (febrero de 924 hasta marzo de 925), el rey de León Fruela II finalmente moría de la lepra que contrajo. Casó en primeras nupcias con Nunilo Jimena, siendo padres de: Alfonso Froilaz, futuro rey de León (925) y de Galicia (926), Ordoño y Ramiro. Posteriormente volvió a casarse antes de 917 con Urraca quien es, la primera de este nombre documentada en el ámbito dinástico medieval. Según parece tuvo dos hijos Endo y Fortis. Alfonso Froilaz el Jorobado (925-926)
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e aquí un rey desafortunado, cuarto en el ciclo histórico leonés, tan radicalmente desconocido que aun no han hallado la dignidad ordinal que se debe a su nombre, descolgado oficialmente de ser reconocido como rey de León. Su reinado fue verdaderamente efímero y difícil, pues sucediendo a su padre Fruela, en el mes de agosto de 925 pronto se produjo una guerra civil entre los hijos de Ordoño II, Sancho, Alfonso y Ramiro apoyados por Sancho Garcés I de Navarra y, los magnates galaico-portugueses (magnate regni) que reclamaban el reino para ellos porque se juzgaban con más derecho a ser reyes de León y, Alfonso Froilaz, apoyados por la nobleza astur, que 387
defendían a su legítimo heredero. Las crónicas aseguran que aunque por muy poco tiempo, alrededor de seis meses, Alfonso Froilaz consiguió ser rey de León. De ello lo certifican los escritos medievales de la Nómina Regun Legionensium y la Vigilana o albeldense. En el primero de ellos se inscribió en su censo como rey a Alfonso, hijo de Fruela. Pero al final los hijos de Ordoño II consiguieron despojar del trono a Alfoso Froilaz refugiándose este en Galicia, donde ejerció como rey. Al poco tiempo, fue expulsado del trono por Sancho Ordóñez, que tomó para sí el título de rey de Galicia. Tras ello, Alfonso Froilaz terminó por refugiarse en Asturias, donde siguió manteniendo sus pretensiones al trono. En el año 932 fue hecho prisionero, junto con sus hermanos (Ramiro y Ordoño), por el nuevo monarca Ramiro II, que ordenó que todos fueran cegados y encarcelados en diversos monasterios. En uno de ellos, en San Julian de Ruiforco, Alfonso Froilaz, murió unos años más tarde en 933. Consta que ni se casó ni tuvo descendientes. Alfonso IV el Monje (926-931)
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a victoria de los hijos de Ordoño II sobre los de Fruela vino a evidenciar la procedencia y medida de las fuerzas con que había contado cada uno de ellos. Por consiguiente a la muerte de Alfonso Froilaz, se repartió otra vez el reino según la medida aceptada por los hijos de Ordoño. A Alfonso Ordóñez se le concedió el núcleo central, constituido por las dos grandes provincias de León y Castilla, y se adjudicó a Sancho el viejo reino de Galicia del que cedió voluntariamente, con beneficio de Ramiro, la parte inferior de las tierras de Lusitania, en torno a Viseo y Coimbra. Alfonso IV, el nuevo rey de León, se coronaba solemnemente el día antes de los idus de febrero de 926, según se hizo constar en la Nómina oficial de los reyes leoneses. Mientras, Ramiro se hallaba ya en tierras de Viseo diez días después, y Sancho retrasaba su marcha a Compostela hasta el mes de abril, donde se coronaría solemnemente pocos días después. Alfonso IV fue un rey muy pacífico, con más inclinación hacia la vida religiosa que hacia la militar. Los hermanos mantuvieron buenas relaciones, y pese a que administrativamente pudieran regirse con una cierta independencia, lo cierto es que tanto política como militarmente estaban adscritos al centro absoluto del poder que estaba en León, y León era la capital dominante de todas cuantas decisiones importantes se tomaban en el reino. Alfonso IV visitó a su hermano mayor Sancho en su corte de Galicia, llevado por el afecto fraterno y la devoción a Santiago el Mayor, y cuando en el verano de 929 muere Sancho sin descendencia, 388
Galicia aceptó sin dificultad el dominio de Alfonso IV, que la incorporó de nuevo a la corona de León. Pero un hecho singular cambió la vida de este rey: la muerte de su esposa Oneca Sánchez, hija del rey de Navarra, Sancho I Garcés. Esta muerte le hizo caer en una fuerte depresión, tan profunda que le impidió seguir dirigiendo los destinos del reino. En 931 Alfonso entregó el reino a Ramiro y se retiró al monasterio Domnos Sanctos en Sahagún, por lo que se le apellidó el Monje. Estuvo un tiempo corto dedicado a la oración y a esa vida de contemplación, practicando largos paseos por el occidente de los apacibles y tranquilos Campos Góticos Leoneses (Campi Gothorum Legionenses), por las frondosas huertas del río Cea. Ramiro fue ungido y coronado solemnemente en León. Surgió entonces una inesperada guerra civil, ya que Alfonso, que no se había adaptado a la vida religiosa, colgó el hábito monacal, salió del cenobio de Sahagún, se reproclamó rey en Simancas y se sublevó contra su hermano el rey Ramiro II, que entonces se hallaba en Zamora. Este regresó rápidamente a León y con el apoyo del conde castellano Fernán González, venció al exmonarca y lo encerró en un calabozo. Marchó enseguida sobre Asturias donde apresó también a los tres hijos rebeldes de Fruela y los llevó a León, ordenando que a ellos y al propio Alfonso les sacaran los ojos. Pasado algún tiempo, se compadeció Ramiro II de la triste situación de su hermano y mandó acomodar, lo mejor posible, el monasterio de San Julián de Ruiforco para que sirviese de mansión llevadera a su hermano ciego y a sus tres primos hasta su muerte. El cadáver del rey Alfonso IV de León recibió sepultura en este desaparecido monasterio, junto a su esposa, Oneca Sánchez de Pamplona. Posteriormente, el cadáver del rey fue trasladado a la basílica de San Isidoro de León junto con el de su esposa. Hemos visto que los dos últimos reyes fueron castigados con la desorbitación ocular. Este atroz castigo no fue un hecho arbitrario ni legalmente exclusivo. Según las normas de aquella época, el rey podía conmutar la pena de muerte, que las leyes imponían, a quien atentaban contra el poder del estado, con la sustitución de esta otra pena. Ramiro II el Grande (931-951)
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la muerte de Alfonso IV le sucedió en el trono su hermano Ramiro Ordóñez. Fue ungido como rey de León el 6 de noviembre de 931 y fue uno de los reyes más importantes del Reino de León. Ramiro II supuso para los territorios leoneses años de intensa 389
actividad guerrera. Impetuoso y batallador hasta la crueldad fue el más digno rival de Abd-al-Rahmán. Fue bravo, inteligente y, aunque parezca un contrasentido, también a veces confiado. Tan confiado que debido al apoyo recibido de Fernán González, Ramiro le reconocería como conde de toda Castilla y posteriormente, en 932, también de Álava, cosa que a la larga sería todo un error. Ramiro empezó conquistando la fortaleza omeya de Margerit (Madrid) en 932 con la idea de liberar Toledo, Osma (933), Zaragoza (937) y Pamplona (939) donde obtuvo la sumisión de la reina Toda. Estas circunstancias hicieron que León, Pamplona y Aragón constituyeran un bloque militar frente al califa. Después de este éxito es fácil comprender la furiosa reacción de Abd al-Rahmán, humillado y castigado por un rey de escasos recursos, pero tan valiente y seguro de sí como ninguno. Su pensamiento fue embarcarse en un proyecto gigantesco al que denominó gazat al-Kudra o campaña del supremo poder, alentado con la fuerza interna del djihad o guerra santa con participación de más de cien mil combatientes salieron de Córdoba hacia el Reino de León al encuentro de Ramiro II, acompañado de Fernán González, Assur Fernández y algunas fuerzas navarras. La batalla, una de las más celebradas de la historia de la Humanidad, tuvo una primera fase que se desarrolló en Simancas durante los días 5 y 6 de agosto de 939 y una segunda que remató, tras una retirada de las tropas árabes, en Albendiego (Guadalajara) o en las inmediaciones del río Alhándega, 16 días después, en una fosa-trampa que los cristianos habían construido. Tras la batalla victoriosa, Ramiro II mandó crear fortalezas entre Roa y Simancas que consolidaran la línea del Duero, además de otras como Curiel y Peñafiel, y algunas de posición más avanzadas hacia la sierra como Cuellar. Esa labor de fortificación la encomendó Ramiro II a uno de los condes castellanos que más se había distinguido en la batalla de Simancas y que además disponía de los hombres y de los atuendos necesarios. Su conde era Assur Fernández, que había regido la parte oriental de Burgos y para el que ahora mandó crear, junto al Pisuerga y el Carrión, el condado de Monzón. Esta decisión se oponía radicalmente a las ambiciones castellanas y en especial a las de un magnate llamado Diego Muñoz que, bajando de Liébana, se había establecido en la parte alta del Pisuerga y gobernaba la región con el titulo de conde de Saldaña. Fernán González, aprovechándose de la victoria, también se apresuró a avanzar hacia el sur, justo en la dirección propicia para contener los posibles avances del conde de Monzón, afecto a Ramiro II. Todo esto es lo que motivó, probablemente, el profundo descontento entre León y Castilla, entre 390
Ramiro II y Fernán González. El que se hacía llamar conde de Saldaña, Diego Muñoz, también se sumó al descontento, pero naturalmente a favor del lado castellano. Estas traiciones de aprovecharse de terreno que había conquistado Ramiro II para que los condes rebeldes castellanos avanzaran en tierra y aspiraciones, propició que en la década siguiente, dentro de los dominios cristianos, Ramiro tuviera que enfrentarse a la rebelión de ambos condes. Lo cierto es que, en el año 944, Ramiro II, contando con la lealtad del conde Assur Fernández, puso fin a un estado de rebeldía imponiendo su autoridad y encarcelando a los condes Fernán González de Castilla y Álava y Diego Muñoz de Saldaña, uno en León y el otro en Gordón. Pasado algún tiempo y previo juramento de fidelidad al rey, ambos condes fueron liberados. El de Saldaña estuvo preso hasta finales del año 944, el de Castilla, hasta la primavera del 945. Ya en libertad, Fernán González sigue proclamando su título condal, refugiado en la parte oriental de Castilla, cercana a la frontera riojana. Ramiro, mientras tanto estaba más atento a la parte occidental del reino, descuidando mucho la parte más proclive a la insumisión, la castellana, lo que sin duda fue aprovechado por Fernán González para recuperar todo lo perdido, y así fue que recuperó tanto que las relaciones no tuvieron otra opción que la de mejorar, incluso hasta restituirle los viejos honores con el título de conde. Esta decisión, obligada o de voluntad generosa, puede que fuera el primer gran error de lo que vendría posteriormente. Ramiro no solo liberó a los insumisos castellanos, sino que tomó la decisión de casar a su primogénito, el futuro Ordoño III, con una hija de Fernán González, Urraca de Castilla. Visto a posteriori, resultó ser uno de los pasos más dolorosos para la esencia y el ser del reino propiamente leonés, ya que se introdujo en la realeza leonesa la vena castellana rebelde de Fernán González, primero en su sucesor y luego en la figura de su hija, a quien logró casar con el futuro Ordoño III, un rey prudente, de una prudencia y sensibilidad temeraria para el espíritu de la época y para las verdaderas intenciones de los mandatarios rebeldes y de las propias expectativas castellana, que obviaba, evidentemente todo tipo de remilgos. En la ultima campaña militar Ramiro II salió de Zamora e invadió territorio musulmán, llegando hasta Elvora, que por influencia arábiga comenzaba a llamarse Talavera, saqueando esta ciudad y el valle del Tajo, y volviendo a León con abundante botín y la aureola inconfundible de la festividad que siempre acompaña a las estelas victoriosas. Posteriormente hizo un viaje a Oviedo y allí se sintió enfermo y quiso regresar a la urbe regia. Se hizo llevar desde su palacio a la contigua 391
iglesia de San Salvador (Palat de Rey) y en presencia de todos se despojó de sus vestiduras y vertió sobre su cabeza la ceniza ritual, uniendo en el mismo acto la renuncia solemne del trono y la practica de la penitencia publica in extremis con la misma formula que en su día pronunciara san Isidoro de Sevilla: «Desnudo salí, Señor, del vientre de mi madre y también desnudo quiero volver a Ti. Tú eres mi ayuda y nada puedo temer de parte de los hombres.»
Sucedió esto en León, la tarde del 5 de enero de 951, cuando el rey debía tener unos 53 años. Pocos días después moría, siendo enterrado en San Salvador por orden de su hija Elvira, convertida por entonces en abadesa del convento. Muerto Ramiro II, Fernán González, logró de hecho la sección castellana, y conforme a los usos de la Europa feudal vinculó hereditariamente el condado a su linaje. Nos queda por decir lo más valioso de su obra, como por ejemplo el engrandecimiento del territorio del reino, que avanza su frontera desde el Duero hasta las cercanías del Tajo, también cuida y dirige personalmente el rey la tarea de asentamientos mozárabes en algunas comarcas de la cuenca del Cea; engrandece la corte con la creación del nuevo palacio real y el monasterio de San Salvador junto a él y normaliza el desarrollo de las funciones administrativas y jurisdiccional, planificándose los cuadros personales de la curia regia y de otras instituciones subordinadas. Ramiro se casó primeramente con Adosinda Gutiérrez, su prima hermana, de quien tuvo dos hijos: Vermudo que murió poco después de enero de 941, y Ordoño, que le sucedió en el trono con el nombre de Ordoño III. Repudiada Adosinda, se casó el rey con Urraca Sánchez, hija de Sancho Garcés y de Toda, de quien tuvo por hijo a Sancho, el futuro rey craso, y Elvira (llamada también Geloria), que profesó tempranamente en el monasterio de San Salvador de Palat del Rey. Ordoño III (951-956)
A
partir de Ramiro II surgen de sus hijos Ordoño, legítimo heredero, y Sancho nacidos de mujeres diferentes y con intereses contrapuestos, dos líneas dinásticas claramente enfrentadas. Ordoño y sus descendientes, fueron apoyados por la nobleza gallega, en cambio, Sancho contaba con el apoyo de Navarra y el condado de Castilla. Ramiro II, dejó a su muerte, un reino fuerte, aparentemente coexionado y más amplio que el que recibió. Gran herencia la que recibió Ordoño Ramírez cuando ascendió al trono pero difícil de gobernar. 392
Poco después de su entronización surgieron los primeros problemas. Una coalición entre su hermanastro, el infante Sancho Ramírez, su suegro el conde Fernán González y el rey de Pamplona se acercaron a León para derrocar al legítimo monarca y colocar en su lugar a su medio hermano Sancho. No lo dudó y, al frente de un poderoso ejercito invadió León encontrándose las huestes de los conspiradores en los alrededores de Sahagún. Pero Ordoño III contando con los apoyos del conde de Cea, Vermudo Nuñez que le impide el paso a León y del conde de Monzón, Fernando Ansúrez que les cierra el camino por Grajal y Melgar consiguen entre todos, desbaratar los planes de su hermanastro. Aprovecharon los gallegos la debilidad de tropas en el lado oeste del Reino de León para alzarse también en armas contra su rey. Esta sublevación de los nobles gallegos procedentes de la comarca de Valdeorras fue sofocada por el siempre fiel conde de Monzón y el propio Ordoño III. Animado por sus recientes triunfos y en vista de que contaba con un poderoso ejército, decidió emprender una campaña en tierras portuguesas. Partió de las riberas del Miño y, tras reforzar sus defensas en Coimbra, marchó hacia Lisboa, donde obtuvo importantes despojos y un gran número de prisioneros. De regreso a León, recibió la noticia de que un ejército musulmán se encontraba en las proximidades del Duero, concretamente en San Esteban de Gormaz en agosto de 955, causando notables apuros a Fernán González, que, desbordado por el gran número de enemigos, decidió someterse a la autoridad del monarca y solicitar su ayuda. Ordoño III colaboró efectivamente con el conde y poco después los musulmanes tuvieron que retirarse de estas tierras, negociado un tratado de paz con Abd al-Rahmán III. Cuando estaba preparando una nueva expedición contra los musulmanes le llegó inesperadamente la muerte de forma natural en Zamora a finales de septiembre de 955. Apenas tenía treinta años y solo había gobernado cinco y medio, pero durante ese tiempo había dado pruebas más que evidentes de su pericia militar y su habilidad e inteligencia como gobernante. Sin embargo, la muerte le sorprendió a edad temprana y sin poder completar ninguno de sus planes. Los hombres del rey trajeron sus restos a León y, en San Salvador de Palat de Rey, junto a la tumba de su padre el gran Ramiro II, los depositaron para su eterno descanso. Se casó con Doña Urraca, hija de Fernán González con quien tuvo un hijo, Vermudo.
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Sancho I el Craso (primera etapa 956-958)
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Ordoño III le sucedió en el trono de León su hermanastro Sancho Ramírez. Fue coronado en octubre de 956 en Compostela sin problemas a pesar de que estaban presentes dos posibles pretendientes: uno, el hijo, muy niño aun, de Ordoño III, el futuro Vermudo II y otro, el hijo de Alfonso IV, el futuro Ordoño IV. El reinado de Sancho I fue uno de los más agitados de toda la Historia del Reino de León por motivos propios y extraños. Sancho era orgulloso, fatuo y prepotente; físicamente era monstruosamente gordo, que le impedía montar a caballo, le incapacitaba para el manejo de las armas y hasta necesitaba ayuda para andar. El pueblo se mofaba de él y le empezaron a llamar el Gordo. Sancho careció de habilidad necesaria para sostener el prestigio de su autoridad frente a la política muy particular de Fernán González y las ambiciones de algunos magnates leoneses que perturbaron el reino. Quiso llevar a cabo una política firme frente a las pretensiones de la nobleza, aunque sin habilidad, lo que le trajo muchas antipatías. El 13 de noviembre se le ve actuando ya como rey en Compostela estando acompañado por los principales magnates y condes de importancia, Fernán González y Pelayo González, que eran asiduos participantes de las asambleas de palacio. También estaba acompañado de un inquieto conde gallego, Rodrigo Velázquez, y de un navarro ilustre, Sancho Garcés. Los primeros grandes errores de Sancho I fueron los de negarse a suscribir, primero, la paz firmada por su padre Ramiro II, y segundo, el negarse a cumplir el tratado que su antecesor Ordoño III había hecho con Córdoba, lo cual le atrajo una saifa de castigo durante la primavera de 957 que Sancho I no pudo repeler. Y a esto debió de añadirse el poco tacto y determinación con el problema de Castilla y con sus relaciones con Fernán González que, sin dejar de ser astuto, jamás perdía de vista su verdadero objetivo y además seguía siendo el magnate más poderoso. Fue el conde quien fomentó el descontento de los leoneses contra el rey para que este dejara de gobernar, cosa que consiguió en la primavera de 958, haciendo que Sancho I se refugiara en Navarra, buscando el auxilio y el consejo de su abuela Toda. Ordoño IV el Malo (958-959)
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os magnates leoneses, reunidos para proclamar nuevo monarca, resucitaron la vieja tradición electiva de la monarquía visigoda para entronizar al nuevo rey Ordoño Alfónsez en Compostela. Pero la entronización del cuarto Ordoño, motejado el Malo 394
por los cristianos y Aljabit (jorobado) por los musulmanes, no remedió los males de la monarquía leonesa, pues tampoco reunía las condiciones físicas y morales necesarias para mantenerse en el trono a que lo habían subido los magnates enemigos de su primo Sancho con el apoyo del conde de Castilla y Álava, Fernán González, que trataba de poner la corona leonesa en la cabeza de un rey propicio a sus aspiraciones, pues Ordoño IV se había casado con su hija Urraca Fernández, viuda de Ordoño III. Ordoño IV entró en la capital un 3 de agosto del año 958, pero antes tuvo que vencer la resistencia de un partidario del anterior rey, Sancho I y, enemigo de Fernán González, Froila Vela. Un Vela que pudo ser uno de los desterrados de Ávila cuando Fernán González se alzó con el condado. Vela se hizo con un ejercito musulmán, para impedir el triunfo de Ordoño, pero esta intervención armada fracasó y sus huestes fueron deshechas en un lugar llamado Peña del Rey. Entre tanto Sancho el Craso se hallaba en Pamplona bajo la protección de su abuela Toda. Decidida a reinstalarlo en el trono de León, para lo cual creyó necesario, ante todo, curar la patológica obesidad de su nieto; y como sólo en el Ándalus, de superior cultura, podía haber entonces médicos capaces de realizar tal curación, a Córdoba envió la reina Toda mensajeros para solicitar de Abd-alRahmán Al Nasir un médico, así como el apoyo militar necesario para reinstalar a Sancho en el trono leonés. El califa envió a Pamplona a Hasdai ibn Shaprut, famoso médico judío, políglota y hábil diplomático, que propuso a la reina Toda que ella misma fuese con su nieto a Córdoba para tratar personalmente el asunto y le aseguró la cooperación militar para reintegrarlo a su trono, a cambio de que, tras la reentronización, le fueran entregadas diez fortalezas fronterizas del margen del Duero. Y a la corte cordobesa fue doña Toda con su hijo el rey de Pamplona y su nieto Sancho I Ramírez el Gordo. El tratamiento adelgazante impuesto al depuesto rey Sancho en la corte de Madinat al-Zahra (Medina Azahara) actualmente se consideraría más una modalidad de tortura que un tratamiento médico racional. Don Sancho tenía cosida la boca, con sólo una pequeña abertura por donde podía absorber a través de una pajita el régimen alimenticio que se le proporcionaba, muy severo, sin comer nada sólido, bebiendo agua de sal, de azahar, menta o toronjil, y cocimientos de verduras, bardana, cola de cerezo, diente de león, miel de enebro o arrope de saúco y una poción con ciento un ingredientes vegetales llamado teriaca. Todo ello, en su justa cantidad para proporcionar siete condumios al día. Para poder pasar de su acostumbrada gula a la dieta de ayuno casi total, se ordenó que se le atara a la cama y se le aplicaran 395
sedantes, baños de vapor para sudar y masajes para ir tensando la piel. Una vez perdidas las primeras arrobas, se instruyó al personal para que le ayudaran a caminar tirando del sujeto con cuerdas, mientras el paciente se ayudaba con un andador hecho a medida. Tras 40 días de tratamiento, Sancho había perdido la mitad del peso que traía (220 kilogramos), había mejorado de los dolores de rodillas y caderas, de la somnolencia, de la dificultad para respirar y ya era capaz de caminar una parasanga (5250 metros) diaria. Curado Sancho de su obesidad por los médicos cordobeses, pudo incorporarse a las huestes califales que atacaron las fronteras leonesas para destronar a Ordoño IV. Así pues, la reina Toda Aznar de Navarra pidió ayuda militar a un primo suyo musulmán para dirigirse a las extremaduras tomando Zamora y apresando a Fernán González. Fue retenido en 960, en la iglesia de San Andrés de Cirueña, un pueblo de la Rioja. Ante este hecho, Ordoño IV lo vio todo perdido y decidió refugiarse en Asturias poco antes de que Sancho I entrase en León. De Asturias fue posteriormente expulsado pues no encontró las simpatías necesarias, ya que en la memoria del pueblo se recordaba que él era hijo de Alfonso IV, uno de los que importunó y obstaculizó el reinado de Alfonso Froilaz, que fue bien querido en aquella tierra y donde encontró partidarios después de su abdicación. Ordoño marchó a Burgos donde aun le quedaba un grupo de fieles contando según creía él con su valedor Fernán González que saliendo de su encierro se puso en su contra teniendo que refugiarse en tierras musulmanas, primero en Medinaceli y después en Córdoba. Trató de buscar algún tipo de alianza, alianza que se encargó de abortar Sancho I al ratificar el tratado firmado por su padre Ramiro II con los musulmanes y la cesión de diez fortalezas del Duero. De Ordoño IV ya no se volvió a hablar más. Fue abandonado y olvidado hasta que murió, parece ser que en 962, en Córdoba. Su cuerpo fue enterrado en el monasterio de San Salvador de León. Sancho I el Craso (segunda etapa 960-966)
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erminado el tratamiento de Sancho de su polisarcia con hidropesía, salió junto a Toda y su hijo García de Córdoba con la misión de recuperar el trono de León, para lo cual se dirigieron hacia Zamora con las huestes musulmanas mandados por Galib, en marzo de 959. Como ya se ha dicho, al tener conocimiento de esto Ordoño IV, huyó una noche hacia Asturias. El efecto de la victoria fue inmediato, ya que a últimos de marzo estaba en Celanova, Galicia y, poco después se establecía con aparente normalidad en Sahagún a principios de abril. 396
Aquí se estableció por unos días trasladándose posteriormente a León. Su recibimiento fue más bien frío, pero sí al menos con la complacida curiosidad de cuando habiéndole visto un año antes marchar al destierro con la innoble deformidad de su gordura, presenciaban ahora su normal estampa de joven y victorioso rey. Ya en 960 gobernaba Sancho en León. Durante algún tiempo la vida palaciega estuvo marcada por la tranquilidad y la normalidad. Sancho pasaba largas temporadas de descanso en Sahagún, celebrando incluso allí una asamblea extraordinaria con asistencia de ochenta y un varones principales, para proclamar el reconocimiento augusto del soberano y la terminación feliz de todas las dificultades y contradicciones mediante el sometimiento y consiguiente pacificación de todas las gentes. Durante el 961 llegaron a la capital desde todos los ámbitos del reino el apaciguamiento general de los grupos gallegos en discordia, del condado de Castilla por parte de Fernán González y de los navarros. Las cosas en León se habían relajado bastante debido en parte a la progresiva desaparición de enemigos. Tal vez Sancho se creía, por ello, seguro de su suerte, olvidando el cumplimiento de las obligaciones que contrajo con al-Nasir cuando se curaba en Córdoba de su obesidad y obtenía ayuda musulmana. Pero la buena fortuna del rey se acabó, el 15 de octubre de 961 cuando moría en Córdoba Abd-al-Rahmán, su sucesor e hijo Al-Hakam le recordó las exigencias de su padre, a las que Sancho I, en principio, respondió con una negativa aunque posteriormente parece ser que tuvo miedo y se arrepintió. Hacia Medina Azahara mandó una embajada cristiana en la que figuraban varios prelados de Zamora y Galicia, donde reiteraron a Al-Hakam el homenaje del rey de León. Otro tanto de lo mismo hizo el califa musulmán, ya que envió hasta Sancho I una delegación que estaba presidida por el cadi de Valencia Abd alRahmán ibn Djahhaf, y el de Guadalajara, Aiyub ibn al-Hussain. Sin embargo, lo pactado por Sancho y Toda con los musulmanes no fue cumplido por aquél, lo que evidentemente levantó la ira del califa y provocó enfrentamientos y disputas militares. Para combatir contra los musulmanes Sancho I estableció una alianza con Pamplona, el conde de Castilla y los condes de Barcelona Borrel y Mirón. Las expediciones musulmanas del califa Al-Hakam primero vencieron a Fernán González en San Esteban de Gormaz (963) y después al rey García en la frontera navarra por el Todjibi de Zaragoza. Después del mal trago sufrido por Sancho con los musulmanes, tuvo que partir hacia Galicia y Portugal para sofocar una revuelta de los nobles en el verano de 966. Y tras pacificar Galicia se propuso otro tanto de lo mismo más al sur que sin duda consiguió. Acabada su misión 397
pacificadora, se trasladó al monasterio de Lorbán, donde quiso dejar un recuerdo confirmando sus posesiones. Entre los acompañantes figuraba un conde gallegoportugués llamado Gonzalo Muñoz (Gundisalvus Munneonis) el cual, durante una de sus comidas con el rey le introdujo en el frutero una manzana envenenada. Cuando Sancho se sintió mal intentó por todos los medios regresar a León. Murió tras tres días de viaje un día de noviembre de 966. Sancho fue enterrado en el monasterio de Castrelo de Miño y posteriormente, sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad de León, donde fueron inhumados en la iglesia de San Salvador de Palat del Rey. Se casó con Teresa Ansúrez de Monzón con quien tuvo un hijo y sucesor, Ramiro III. Ramiro III (966-985)
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uando ascendió al trono tras la muerte de su padre por envenenamiento, Ramiro Sánchez no era más que un niño de cinco años. El 19 de diciembre de 966 ya existe constancia del reinado de Ramiro III. Su tía Elvira, hermana de Sancho I, estaba profesando en el monasterio de San Salvador de León cuando aconteció la muerte de su hermano Sancho. Esta circunstancia, más la minoría de edad del nuevo rey, hizo que Elvira, junto con la reina madre, que tomó los hábitos a la muerte de su esposo, se encargasen de la regencia del niño-rey Ramiro. En la toma de posesión había una nutrida representación navarra donde figuraban Fortún Garcés, Iñigo Garcés, García Iñiguez y Velasco Fortún; así como también el presunto asesino de su padre Gonzalo Muñoz y buena parte de los condes gallegos. A Elvira los notarios le dan títulos como de reina, basilea o madrina del rey, mientras que ella le da al rey incluso el titulo de Flavio que llevaron los reyes de Toledo. La agitación en el Reino de León durante los primeros años de reinado fue importante, no solamente en el norte de Portugal y en Castilla, sino que además había cierta agitación en los Campos Góticos Leoneses. Las familias de los Ansúrez y la de los Banu Gómez, dependiendo de las circunstancias, unas veces iban contra León y otras contra Castilla. En el 968 las naves normandas fueron avistadas en Galicia. Al mando de un caudillo llamado Gunther (Gunderado en las crónicas cristianas) llegaron alrededor de ocho mil normandos y cien naves a las tierras del noroeste. Atacaron Galicia y saquearon las tierras del apóstol. El mismo obispo Sisnando, que les salió al paso, fue muerto por ellos en la batalla de Fornelos. Durante todo un largo año se desplazaron por toda Galicia llegando incluso al monte Cebrero. Allí les atajó el conde 398
Guillermo Sánchez, al servicio del rey Ramiro III, quien a golpe de espada les arrojó hacia el mar matando a su caudillo e incendiando un buen numero de sus embarcaciones. Por otro lado, Castilla actúa cada día con mayor independencia. Cuando en 970 muere el poderoso conde Fernán González completamente desligado del trono de León, le sucede en todas las funciones de gobierno en Castilla y Álava su hijo García Fernández sin intervención alguna del monarca leonés. El gobierno de un niño, aunque regido por mujeres adultas, no facilitó el asentamiento de la autoridad regia, permitiendo o consintiendo sin más remedio, al menos momentáneamente, levantamientos y desastres de insumisión que se tradujeron rápidamente en un alarmante rompimiento de la cohesión social y militar y que llevó a una más suprema y consciente debilidad como bien se demostró entre los años 970 a 973. Así, entre estos años llegan hasta el califa Al-Hakam numerosos magnates desde distintos lugares, tratando de entenderse directamente con Córdoba. Son embajadas de Barcelona, a cuya cabeza iba Bofill, de Pamplona, de León, representada por Aloito, de Castilla, que iba encabezada por García Fernández, y otra embajada enviada por el conde de Monzón, Fernando Ansúrez. Es decir, en el reino y en otros lugares se había producido una constante debilidad y fragmentación y un miedo a las hostilidades que pudieran venir del sur o de otros entornos dominados por los árabes. La ciudad de León y alguna parte de su reino, sin embargo, se mantuvo en un cierto orden gracias sobre todo a su tía Elvira, que por fin pudo imponerse a los magnates del reino, naturalmente contando siempre con el apoyo determinante del clero. Pero aquellas divisiones de fuerzas cristianas convergieron nuevamente hacia la unidad para dejar de ser monaguillos del califa cordobés y luchar contra los moros. En la frontera castellana, aprovechando la ausencia del gobernador, el conde García Fernández atacó el castillo de Deza y, acto seguido, con la ayuda y el apoyo de su señor, el rey de León, y la colaboración de otros magnates, como el conde de Saldaña y el de Monzón, auxiliados por el monarca navarro, sitiaron en el 975 la fortaleza inexpugnable de San Esteban de Gormaz. La infanta Elvira y su pequeño sobrino, el rey Ramiro, comandaron personalmente el ejercito. Una acción conjunta de las tropas más curtidas del califa acabó en estrepitosa derrota para los cristianos, especialmente para el conde de Castilla que fue perseguido por el general musulmán a lo largo y ancho de todo su territorio. En 976 muere Al-Hakam, le sucedió en el trono califa el príncipe Hisham II, de once años de edad, hijo de Al-Hakam y de una cautiva de 399
origen vascón llamada Sub, lo que obligó a establecer un consejo de regencia dominado por la gran figura que entonces surgía en el Ándalus: Abu Amir Muhammad Ibn Abi Amir, quien con la protección de la sultana Sub se hizo dueño de la política califal. En 980 Ramiro III alcanza su mayoría de edad por lo que desaparece el nombre de Elvira de los diplomas de la época, pero sigue apareciendo su madre Teresa Ansúrez. A partir de 981, Ibn Amir es arbitro absoluto del califato cordobés por acumulación en su persona de todos los poderes políticos y militares. Inicia también una gran carrera militar contra la cristiandad que la inició eliminado primero al viejo y prestigioso general Galib y después atacando la frontera leonesa por Zamora, cuyas murallas resistieron el ataque, aunque sus tierras fueron ferozmente saqueadas. Para contener la invasión musulmana, Ramiro obtuvo la ayuda del conde castellano-alavés y del rey navarro. La coalición cristiana fue derrotada en la planicie leonesa, cerca de Rueda; luego cayó Simancas, y aunque el invierno se acercaba, los ejércitos cordobeses marcharon sobre León, sin lograr penetrar en el recinto amurallado, a pesar de los repetidos asaltos. Es más, en uno de los encuentros con los leoneses, viendo Ibn Amir la desbandada de los suyos, se despojó de su casco de oro y se sentó en el suelo. Este gesto produjo un efecto tan inesperado que sus huestes, deseosas de reparar el primer fracaso, se lanzaron de nuevo contra los sitiados y hubieran entrado en la ciudad a no ser por una fuerte tempestad de viento y nieve que se desencadeno repentinamente. Al regreso de esta gran campaña fue cuando el todopoderoso gobernante y guerrero triunfador tomó el titulo honorífico de Al-Mansur billah (el Victorioso por Allah. Almanzor para los cristianos), que debía pronunciarse en todas las mezquitas del Ándalus después del nombre del califa Hisham II, joven indolente y dominado por sus vicios, manejado a voluntad por Almanzor. A Ramiro III, sin embargo, las derrotas sufridas contra un incipiente Almanzor le volvieron impopular. Peor aun, los condes gallegos animados también por los repetidos fracasos militares del rey leonés, condujo a un desligamiento de la sumisión a la autoridad de León y a que se entronizara allí a Vermudo II (982) como rey de Galicia, proclamación que se llevó a cabo el 11 de noviembre en Santiago de Compostela. Las desobediencias e irreverencias gallegas, llevaron a Ramiro III a organizar rápidamente la defensa de su trono y así salió con su ejercito al encuentro de los partidarios de su primo Vermudo, lo que evidentemente significaba una nueva guerra civil. La batalla tuvo lugar en Portilla de Arenas, cerca de Monteroso, en la provincia de Lugo, y esta aconteció en el invierno de 982-983. No se sabe realmente cual fue 400
el desenlace de dicha batalla, probablemente en tablas, pero sí que Vermudo, unos meses más tarde (984), logró entrar en León con la ayuda de la mayoría de la nobleza gallega y escoltado por tropas musulmanas. Después de la derrota de Ramiro III fue abandonado por sus seguidores, refugiándose en la maragata Astorga y allí murió, un 26 de junio del año del año 985. Sus restos, sus restos reposaron primero en Destriana, cerca de Astorga, y posteriormente en San Salvador de Palat de Rey en León. Se casó con Sancha Gómez, con la que tuvo un hijo, Ordoño Ramírez, quien tras la muerte de su padre se refugió en Asturias. Vermudo II el Gotoso (985-999)
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os cronistas no se ponen de acuerdo a la hora de caracterizar a Vermudo II. Para algunos es prudente y misericordioso, para otros tirano y nefasto. En cualquier caso la historia no le dio oportunidad de demostrar sus cualidades, buenas o malas, pues desde su legítima entronización a la muerte de Ramiro III, se sucederán las rebeliones y ataques musulmanes. Vermudo II tuvo que enfrentarse a dos poderosas y temibles figuras: el árabe Almanzor y el cristiano conde de Saldaña, García Gómez. Como ya se ha dicho, Vermudo fue entronizado rey de Galicia en el 982 y luchó contra Ramiro III en tierras gallegas con un resultado incierto. Ramiro III regresó a León y Vermudo II estableció su corte en Galicia. En 985, Vermudo ganó para su causa al conde de Castilla y Álava. Por entonces, Ramiro huyo a Astorga y desde aquí pidió ayuda a Almanzor, pero murió antes de conseguirlo. Teresa Ansúrez, madre de Ramiro, intentó entonces que ocupara el trono el hijo de éste, Ordoño Ramírez, contando con el apoyo de los condes de Saldaña y de Carrión, para lo cual también pidió la protección de Almanzor; pero, a la vez que sus enviados, se presentaron en Córdoba los de Vermudo con una mejor oferta, por lo que el caudillo cordobés decidió apoyar a este último. Un ejercito musulmán conquistó León, sometió a los señores opuestos a Vermudo y castigó especialmente al conde de Saldaña. A finales de ese mismo año, Vermudo entró triunfalmente en la capital leonesa escoltado por tropas musulmanas. El Reino de León quedó así sometido al califato de Córdoba y tributario de él. Dueño ya del trono de León, hace un pacto con Almanzor por el que, a cambio de un tributo anual, éste le devuelve Zamora y le promete la ayuda de sus tropas para someter a los magnates rebeldes que desafiaban la autoridad de Vermudo, lo que el monarca leonés consigue a costa de la permanencia en sus dominios de 401
destacamentos militares cordobeses. Almanzor dirige sus actividades bélicas hacia Castilla y Cataluña. En 985, en una devastadora campaña por la Marca Hispánica, conquistó e incendió Barcelona y sometió a cautiverio a la mayoría de sus pobladores. El monarca leonés se hallaba de hecho sometido al poderío califa. Es por ello que pidió al hájib (equivalente al primer ministro o visir) la retirada de aquellas tropas árabes que permanecían en el reino y que tanto le habían ayudado a mantenerse, pero que ahora consideraba intrusos, por considerar su reino un país ocupado o conquistado; como nunca consiguió que se fueran voluntariamente decidió expulsarlas violentamente, cosa que ocurrió en 986. Esto no gustó mucho ni a gallegos ni a portugueses, con demasiados intereses en sus respectivas zonas de influencia, quienes de todas maneras ya habían recibido la promesa de ayuda de Almanzor, irritado sin duda por la expulsión de sus tropas. Viendo lo que se le venia encima Vermudo pasó a la ofensiva, se adentró en Galicia y aniquiló la sublevación matando y quemando todo lo que se le ponía por delante. A esto sucedió la respuesta de Almanzor que empezó por ayudar a los condes y magnates gallegos y portugueses entre los que figuraban Suero Gundemáriz, Osorio Díaz, Galindo y Gonzalo Menéndez, jefe de la marca portuguesa y dueño de grandes dominios entre el Mondego y el Duero. Es evidente que un error en la estrategia, una subestimación o una prepotencia mal calculada acercaron a las fuerzas galaico-portuguesas a refugiarse en manos de Almanzor, cosa que al final no hizo Suero Gundemáriz porque se sabe que se sometió a la autoridad del rey. En el verano de 987, el Victorioso conquista y arrasa Coimbra, que queda en ruinas durante varios años. Al año siguiente, el ejercito de Almanzor avanza sobre León destruyendo cuantos castillos, iglesias, villas y monasterios encuentra a su paso. Vermudo deja al mando de la capital al conde Guillén González, mientras él se hace fuerte en Zamora. Pero ni Zamora ni León pueden contener el avance de los ejércitos califales. León es asaltada y saqueada después de una resistencia de varios días en las que dejó la vida el conde defensor de la plaza. Zamora tiene que capitular. Vermudo se refugia en Galicia, mientras Almanzor recorre a sus anchas la gran llanura leonesa. Todo el territorio entre Zamora y León es saqueado por las tropas islamitas, que incendian los monasterios de San Facundo y San Primitivo en Sahagún y el de San Pedro de Eslonza. los atacantes musulmanes encontraron ayuda en algunos magnates enemistados con Vermudo que se presentaron en León, como García Gómez, conde de Saldaña, y Gonzalo Bermúdez, conde de Luna. Los condes cristianos aliados de Almanzor quedaron dueños de las 402
tierras leonesas conquistadas por los ejércitos musulmanes con la obligación de pagar tributos. El rey Vermudo II dirigió entonces desde Galicia la lucha contra sus enemigos y consiguió apresar a Gonzalo Bermúdez. En tales circunstancias el conde de Saldaña, García Gómez, queda solo, gobernando desde la arruinada capital del reino la mayor parte del país leonés. El conde de Saldaña llega a creer que puede subir al trono de León cuando corre el rumor de la muerte de Vermudo. Pero éste, que había conseguido someter al orden a los condes gallegos, sale de su refugio en Galicia y en 990 vuelve a instalarse en León. Pone en libertad al conde de Luna, le devuelve parte de los bienes que le habían confiscado y le otorga un cargo palatino. Semejante benevolencia ejerce con Menendo García, hijo del jefe de la rebelión en Portugal, que pronto ocuparía el puesto de la máxima confianza de la corte. arniger o alférez del rey. Por entonces, Almanzor dejaba el título de hájib y, como si él fuera el verdadero soberano nombraba su hájib a su propio hijo Abd-alMálik, a la vez que realizaba una profunda reforma militar en todo el Ándalus. Almanzor era el jefe político y militar indiscutible del califato andalusí, temido por todos los gobernantes cristianos de España, que buscaban su apoyo y su amistad e incluso le entregaban sus hijas. Se había casado con una hija del rey de Pamplona, Sancho II Garcés Abarca, llamada por los cronistas árabes Abda la vascona. El rey de León sabia que su principal peligro estaba en el interior del reino, y por ello trataba prudentemente de mantener la paz con Córdoba al duro costo que las circunstancias exigían. Almanzor pide a Vermudo II que le entregue como mujer a una de sus hijas y éste le envió a la infanta Teresa, que fue una de las concubinas del Victorioso, a la cual después liberaría y se casaría con ella. En 997, el todopoderoso caudillo cordobés, firmemente asentado en el gobierno del califato andalusí y dueño de la voluntad del califa nominal Hisham II, emprende su ofensiva más famosa contra la cristiandad peninsular, dirigida al corazón religioso del decaído imperio leonés. En pleno verano, el 3 de julio, sale de Córdoba con un gran ejercito y llega a Viseo, donde se incorporan algunos magnates cristianos desterrados de su país, como los Vela alaveses, el gallego Galindo y el portugués Froila, los cuales, en cumplimiento de acuerdos pactados, aportan su ayuda militar. Sigue hasta Oporto, cruza allí el Duero y continúa hasta el Miño y, cruzando éste, llega hasta Santiago de Compostela. Las tropas islamitas saquean y arrasan la capital gallega, con excepcional respeto por la tumba del Apóstol. Al finalizar el verano, Almanzor regresa triunfalmente a Córdoba llevando consigo gran numero de cautivos y un enorme botín, en el cual iban incluidas las 403
campanas de la basílica del Apóstol y sus puertas, cuya madera fue aprovechada para los techos de las nuevas naves de la mezquita cordobesa. El saqueo de Compostela fue la peor de las destrucciones que Almanzor llevó a cabo en el Reino de León, y toda la España cristiana lo resintió por la ofensa religiosa inferida al más venerado de sus santuarios. Vermudo II tuvo que solicitar apresuradamente una tregua, que negoció en Córdoba su hijo bastardo Pelayo. A pesar del abrumador desastre, el rey se mantuvo en el trono leonés. Los años que siguieron a esta última demostración portentosa de Almanzor, es decir, desde el 997 hasta el final de su reinado, Vermudo II debió pasarlos en Galicia, intentando poner orden en el caos causado por la invasión. Quiso sobre todo comenzar la restauración del templo en el cual él había recibido la consagración real. Asaltado por una grave enfermedad, Vermudo se puso rápidamente en camino hacia la capital regia, o lo que podía quedar de ella. Era un jueves de septiembre de 999 cuando Vermudo II moría mientras atravesaba el Bierzo, siendo enterrado en el monasterio de Villanova. Sampiro, obispo de Astorga y cronista que trabajó de notario en su corte nos dice que murió de muerte natural. Mientras que el también cronista, el obispo de Oviedo Pelayo, asegura que estaba de tal manera impedido de la gota que sufría, que debía de ser transportado a hombros de villanos. Él fue quien acuñó sobre Vermudo el apodo de Podógrico o Gotoso. Sampiro nos parece más creíble, no solo porque trabajaba dentro de su corte, sino porque de él y de sus escritos trasciende siempre más equilibrio y serenidad. También cuenta que Sampiro fue contemporáneo de Vermudo, en cambio el cronista Pelayo vivió siglo y medio después. Vermudo II se casó en 981 con la infanta Doña Velasquita, con quien tuvo una hija, la infanta Cristina. Posteriormente, en noviembre de 991, contrajo nuevo matrimonio con Doña Elvira, con quien tuvo dos hijos, Alfonso, quien sería su sucesor, y la infanta Teresa. Alfonso V el Noble o el Restaurador (999-1028)
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la muerte de Vermudo II le sucedió en el trono su único hijo varón de cinco años de edad Alfonso V. Fue ungido rey el 11 de octubre de 999 en la iglesia (más tarde catedral) Santa María de León*. Son principales personajes de la nueva corte leonesa su madre, Elvira García, el gran conde (comes magnus) Menendo González y Sancho García de Castilla y Álava, que hubiera querido ejercer la regencia pero, como castellano, es mirado con recelo por los leoneses. 404
En tales circunstancias, Menendo González es nombrado tutor y protector del joven rey ya que puede asegurar la lealtad a la corona de las grandes familias de la Galicia portuguesa, que cada día crecen en importancia y ambiciones personales. Menendo, nada más estrenar la tutoría, mandó repoblar Zamora haciendo frente a las tropas de Almanzor que estaban situadas en las plazas principales fronterizas del Duero, aunque bien era cierto que ya eran los últimos años del caudillo árabe y empezaban a asomarle las flojeras de la senectud. Por aquel tiempo, Pelayo Vermúdez se hallaba en la corte cordobesa renovando antiguos pactos con los musulmanes, lo que pudo asegurar al territorio leonés algunos años más de paz tan necesarios después de tanta desolación y tanta ruina, pero que, sin embargo, era aprovechada especialmente por Castilla, para afianzarse más en territorios ajenos, coger, usurpar o quitar lo que era de otros. De ahí las rebeliones internas y grandes extensiones y plazas ocupadas por los castellanos, a la cabeza de todos ellos el conde Sancho I García de Castilla, aprovechándose de la debilidad de León y de la minoridad del rey hicieron suyas y para Castilla las tierras comprendidas entre los ríos Cea y Pisuerga, cambiándole incluso el nombre. Lo que eran Campos Góticos Leoneses pasaron a llamarse, décadas más tarde, Campos de Castilla y posteriormente Tierra de Campos. A comienzos del año 1002, Almanzor se preparó, siguiendo su costumbre anual, para romper la frontera cristiana, dirigiendo sus ataques hacia León. Uno de sus objetivos fue el monasterio de San Millán de la Cogolla, que fue totalmente arrasado. Almanzor ordenó que se sumara a su hueste un considerable contingente de tropas norteafricanas con las que se encontró, según lo acordado, en Toledo. Desde allí partieron hacia la ribera del Duero, en cuyas proximidades causó estragos y cuyas tierras devastó. Desde allí, remontó el curso del río para penetrar ya directamente en tierras de León. Más un enorme ejército cristiano formado por huestes leonesas del conde Menendo González, castellanas del conde Sancho I García y navarras del rey Sancho Garcés III el Mayor le sorprendió acampado cerca del castillo llamado del azor (Qalat-al-Nasur, Calatañazor para los cristianos). Almanzor atacó esta hueste a la cabeza de sus propias tropas y fue derrotado, con grandes pérdidas. Antes de sufrir un mayor descalabro, aprovechando las horas nocturnas, Almanzor y los musulmanes se retiraron en silencio del campo de batalla. De regreso de esta expedición, se sintió enfermo, pero continuó haciendo la guerra a los infieles y devastando su territorio hasta que la dolencia se complicó de tal manera que tuvo que ser transportado en una litera, sobre suaves cojines y 405
cubierto por un baldaquino y cortinas que le protegían de la vista de su ejército. En tal estado llegó a Medinaceli. Allí los médicos analizaron la naturaleza de su mal, pero, incapaces de ponerse de acuerdo en un diagnóstico y menos en el tratamiento oportuno, la enfermedad se agravó lo suficiente para provocarle finalmente la muerte la noche del 10 al 11 de agosto de 1002. Actualmente se sabe que la batalla librada en Calatañazor entra dentro de las leyendas. Es un falsedad histórica y en ella hemos de ver tan solo un símbolo y el gran viaje hacia la recuperación de los reinos cristianos. La verdadera batalla en la que se basa la leyenda es la que se produjo en Cervera en el año 1000, en la que apunto estuvieron los cristianos en vencer al caudillo musulmán. A la muerte del poderoso Almanzor, es investido oficialmente Abdal-Málik en el cargo de hayib el 11 de agosto del 1002. Por otro lado el conde Menendo González cree llegado el momento oportuno para salvar el reino de León del dominio cordobés y se declara libre de todo lo pactado con el difunto caudillo califal. Pero Abd-al-Málik responde lanzando rápidamente contra él su primera campaña militar. Los ejércitos islamitas avanzaron por dos frentes: uno, por Portugal, hacia el Miño; otro, a través de la llanura leonesa, directamente hacia la urbe regia. El conde de Saldaña y el de Castilla y Álava ayudaron al rey. El de Barcelona, Borrell III, por propia iniciativa había roto la tregua concertada con Almanzor. A comienzo de 1003 se firma la paz entre Córdoba y León. La superioridad musulmana lo era en todos los ordenes, cultural, económica y política. Como ya se ha dicho, el conde gallego Menendo González se hizo cargo de la tutoría del rey junto a su madre Elvira hasta la mayoría de edad, pero también estaba interesado en ella el conde castellano Sancho García. Los cronistas musulmanes nos dicen que ambos enviaron a sus emisarios a la capital califal para que el hijo de Almanzor dirimiese esta disputa. Parece ser que Abd-al-Málik declinó la invitación y les envió al juez de los cristianos en Córdoba, Asbag, para que resolviese esta espinosa cuestión. La disputa se declinó del lado del conde gallego, en la que Menendo González sería de ahora en adelante el único tutor de Alfonso. A partir de este momento hubo un corto periodo de paz supervisado por parte cristiana por el hijo del conde gallego, Ramiro Menéndez, jefe de los ejércitos leoneses. En 1005, un ejercito cordobés arremete contra el reino de León con el auxilio del conde de Castilla. Los invasores avanzan por los altos valles de la cordillera asturleonesa hasta cerca del limite con Asturias y toman el castillo de Luna, donde los monarcas leoneses acostumbraban guardar el tesoro real. Al mismo tiempo, otras tropas califales devastan la comarca de Zamora, 406
ciudad que seguía en ruinas desde 988. En 1007, una nueva coalición de leoneses, castellanos y navarros, dirigida por Sancho García, es derrotada en tierras de Castilla por Abd-al-Málik, cuyas tropas arrasan Clunia. Los cronistas musulmanes llamaron a esta expedición veraniega con el nombre de la Victoria. Con motivo de esta victoria, Abd-al-Málik recibió del califa el titulo de Al-Muzaffar (el Triunfador). Al año siguiente los ejércitos califales atacan nuevamente el condado castellano-alavés, pero el recién honrado Al-Muzaffar sufre su primera derrota, que también sería la última, pues murió de una grave enfermedad en el otoño de ese mismo año. Menendo González, tutor del rey, muere asesinado el 6 de octubre de 1008 en un pueblo de Portugal llamado Avenozo. Entonces el conde de Castilla y Álava Sancho García se declara protector del rey de León, con el propósito de extender su influencia y realizar a la vez sus aspiraciones a las tierras leonesas del Cea y el Pisuerga. Muerto prematuramente Abd-al-Málik no surgió en todo el alÁndalus un hombre de prestigio y habilidad suficiente para hacerse con todos los resortes del poder. Su sucesor y hermano Abd-al-Rahman llamado Sanchuelo, hijo también de Almanzor y de la navarra Abda, era irreverente con la religión, de talento mediocre, vanidoso y de vida desordenada, no supo hacerse con el ejercito y el pueblo de Córdoba no lo miraba con buenos ojos. Con él se inició en el califato una era de graves disturbios que iban a asumir a al-Ándalus en el caos, revueltas y luchas civiles, la llamada fitna. Con huestes principalmente bereberes, Sanchuelo salió de Córdoba en pleno invierno de 1009 para atacar el condado castellano. A ella se unió un conde cristiano de estirpe de los Beni-Gómez que buscaba apoyo contra el conde de Castilla, Sancho García. Pero en las cercanías del Duero, los fríos y los extremos rigores los vencieron sin que los leoneses tuvieran que moverse de su sitio. Apenas cuatro meses duró el gobierno de Sanchuelo. Su muerte es una incógnita, fue encontrado asesinado en una iglesia o monasterio de Córdoba junto al Guadalmellato el 3 de marzo de 1009. Los bereberes descontentos con la situación reinante en el al-Ándalus se alían con el conde de Castilla, para imponer un califa de su agrado. Por lo tanto, ahora es Sancho García quien manipula la política cordobesa y sus tropas, aliadas con los bereberes, entran en la gran mezquita cordobesa y proclaman califa a Sulaymán. Sobre este año comenzó realmente el reinado de Alfonso V cuando precisamente el condado de Castilla y Álava afirmaba su existencia como estado independiente bajo el gobierno de Sancho García. Este conde castellano vascongado era un admirador de la esplendorosa cultura 407
cordobesa, tenía en su corte cantadoras y bailarinas andaluzas enviadas por el califa cordobés y en su palacio se celebraban fiestas a la manera de los palacios cordobeses, e incluso vistió a veces a la usanza musulmana. Hacía tiempo que Sancho García venia procurando la expansión de su influencia por tierras del Pisuerga y el Cea a costa de su sobrino Alfonso V. Todavía mantenían buenas relaciones el conde castellano y el rey leonés, probablemente por la amistosa mediación de la reina madre; pero al retirarse esta se manifestó la hostilidad de Sancho hacia Alfonso, quien atacó con el apoyo de los condes leoneses rebeldes al rey. Las intrigas y luchas internas contra la corona y contra el reino continuaron unos años hasta prácticamente la muerte de Sancho en 1017. En el mes de junio de 1015 una expedición normanda penetró por el Duero depredando cuanto encontraban a su paso y haciendo cautivos en las comarcas situadas entre este río y el Ave. Así estuvieron haciendo durante nueve meses. Los normandos al retirarse hacia su tierra penetraron por la desembocadura del Miño y devastaron también esta zona, llegaron a Tuy e incendiaron la ciudad, haciendo prisionero a su obispo. Alfonso V tuvo que hacerles frente con su ejercito, arrojándolos de las tierras leonesas, y como dijo él, con la ayuda de la gracia divina. Expulsados los normandos de Galicia pudo Alfonso V dedicarse a la labor de reorganización del reino que estaba sumido en un gran desorden económico, social y político. Uno de los aspectos más alabados por los cronistas de su tiempo fue la gran labor legislativa que hizo, tendentes a asegurar el normal funcionamiento de las instituciones políticas del reino y a ordenar la vida social de los territorios. Esa obra se encuentra reflejada en el llamado Fuero de León. El Fuero de León se caracteriza por tener las primeras leyes territoriales de la España medieval, bastante anteriores a los Usatges de Barcelona. Comprende dos partes claramente definidas: las leyes generales para todo el reino y el fuero de la ciudad de León propiamente dicho, en la que también podemos distinguir una parte que hace referencia a la repoblación de la ciudad y otra que tiende a asegurar su aprovisionamiento. Estos textos solían terminar con una serie de cláusulas penales inspiradas en los formularios de los documentos pontificios, lleno de amenazas anatematizantes. Pero en el Fuero de León no sólo se amenazaba con la eterna condenación y otras iras divinas, sino también con muy graves castigos corporales. Estas leyes surgen del Palatium del monarca, centro de la autoridad política, administrativa y judicial. Este Palatium celebra dos clases de reuniones: una restringida, integrada por los magnates y eclesiásticos que actuaban como consejeros habituales del rey, y otras más amplias como las que se celebraron, una el día 30 de julio de 1017 y 408
otra el 1 de agosto de 1020. El Fuero de León es un documento de importancia trascendental que marca un hito no ya en la legislación antigua, sino en que a todos los leoneses nos hace sentir ser pioneros en adelantos y modernismos legislativos, en pautas y reglas, en organización civil. Por dicho motivo, también suelen llamar a Alfonso V, el de los «buenos fueros». En el año 1018 Alfonso visita Asturias para asegurar allí el orden y las leyes. En el invierno de este año visita el monasterio de Sahagún, de mucha importancia para el monarca, pues le aseguraba el dominio de las orillas del Cea hasta Castilla. En el año 1020 se traslada a Galicia para otorgar bienes a iglesias y monasterios. Por aquel tiempo el rey de Navarra Sancho el Mayor estaba llevando a cabo una política agresiva de anexiones y de expansión a costa de los otros reinos peninsulares. Entre Alfonso y Sancho el Mayor hubo un acercamiento debido a que Alfonso eligió como nueva esposa a Urraca, una de las hermanas de Sancho. La ceremonia se celebró, no sin dificultades de parentesco, en el segundo semestre de 1023. Alfonso V una vez libre de sus ocupaciones internas, asegurada y reconocida su autoridad en todo el reino, se va a lanzar a la reconquista haciendo uso del mandato del Fuero que decía: «De igual modo, los que solieron ir al fonsado con el rey, con los condes o con los merinos, vayan siempre según la costumbre.»
Organizó una expedición hacia el territorio de Portugal con la intención de ir recuperando territorio ganado por los musulmanes en tiempos de Almanzor. Su intención era dirigirse primeramente a Viseo y después a Coimbra. Apenas puesto cerco a la ciudad de Viseo, el rey quiso inspeccionar personalmente el terreno, para lo cual un día que hacia mucho calor, salió imprudentemente sin coraza a recorrer el campo para ver por donde sería más fácil el ataque, cuando una flecha disparada por un certero ballestero que le observaba, le atravesó las costillas hiriéndole de muerte. Cuando en 1055 su suegro Fernando I conquiste Viseo mandará que a este ballestero le saquen los ojos y le corten los pies y las manos. Su cuerpo fue trasladado a León y sepultado en la iglesia de San Juan Bautista y San Pelayo donde el monarca había querido descansar junto a los restos de sus antepasados. Alfonso había restaurado este monasterio y construido una capilla con materiales pobres, barro y ladrillo, para albergar los restos de sus antepasados trasladados de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey y de otras iglesias y lugares. Este monasterio aparece ya con el nombre de San Juan Bautista y San Pelayo 409
en torno a 1028 cuando llega de Roma la supuesta mandíbula de san Juan Bautista. Más adelante cuando lleguen los restos de san Isidoro, cambiará su nombre por el del santo obispo sevillano. «Aquí fue enterrado Alfonso y sobre su sepulcro escribieron: Aquí yace el rey Alfonso, que pobló León después de la destrucción de Almanzor, y le dio buenos fueros, e hizo esta iglesia de barro y ladrillo. Hizo guerra a los sarracenos y fue matado por una flecha en Viseo en Portugal. Fue hijo de Vermudo Ordóñez. Murió el 5 de mayo de la Era 1065**.»
Alfonso V había sido un fiel heredero de la idea imperial, era el emperador, como le llamó el abad Oliva, representante de los más altos intereses de la colectividad, heredero del viejo sentido visigótico de imperium. Casó primero en 1013 con Elvira Menéndez, con quien tuvo tres hijos: Sancha, Vermudo y Jimena. A la muerte de Elvira, el 2 de diciembre de 1022, se une en matrimonio con doña Urraca Garcés. * Otras fuentes afirman que fue ungido el 11 de noviembre en el castillo leonés de San Salvador. ** Fuentes más cercanas a la familia afirman que el rey murió el 7 de agosto de la Era 1066. Para saber lo que es la Era Hispánica y así datar correctamente los documentos de esta época, vean la aclaración que doy al final del texto del Fuero de León. Vermudo III (1028-1037)
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uando Alfonso V muere hereda el trono su hijo de once años, Vermudo. La monarquía hereditaria se había impuesto en el reino leonés y nadie le discutió el trono. Al estar consolidado la trasmisión del poder regio de padres a hijos varones, hizo que Vermudo fuera el nuevo rey y no su hermana Sancha de León, que era mayor. Sin embargo, la tutoría recaía en las mujeres, que en este caso, lo detenta su madrastra Urraca, hermana de Sancho III de Pamplona. Este hecho iba a ser un condicionante muy importante para el desarrollo de la política de estos años, ya que los deseos expansionistas del rey navarro le iban a permitir contar con personas adeptas dentro de su propio reino leonés. Por otra parte el condado de Castilla estaba gobernado por un consejo de regencia que actuaba en nombre del infante García Sánchez, hijo de Sancho García. Muerto Alfonso, el joven conde castellano pone sus ojos en la infanta Doña Sancha de León, hermana de Vermudo, para contraer matrimonio, con el cual se producía un acercamiento a la corona leonesa. En la corte de León fue bien recibido el proyecto y conforme a los deseos castellanistas los condes llevarían el titulo de 410
reyes. El conde García se dirigió a León acompañado de Sancho el Mayor, rey de Pamplona. En Monzón fue recibido con todos los honores por el conde Fernán Gutiérrez. Al llegar a León, García se dirigió a Trobajo, mientras que Sancho de Pamplona lo hacía en el exterior de la ciudad a una mayor distancia. Deseoso de ver a su futura esposa, se internó en León con cuarenta caballeros. Mientras los novios hablaban cerca de la iglesia de San Juan Bautista, hoy San Isidoro, llegaron de las Somozas Iñigo y Rodrigo Vela con sus gentes y, después de provocar una discusión, mataron a varios caballeros castellanos, acometieron al joven conde y lo asesinaron. Era el martes, 13 de mayo del 1029. Siempre se ha pensado que detrás del crimen del joven García estaba Sancho de Navarra. Cuando el rey navarro se enteró de lo ocurrido, cogió el cadáver del desafortunado infante y lo llevó a enterrar al monasterio de Oca. Como cuñado del conde de Castilla tomó posesión del condado en nombre de su mujer Doña Mayor, nombrado luego, en el año 1032, a su hijo Fernando Sánchez como conde. Ahora es cuando Sancho emprende una expansión hacia la capital leonesa, ayudado por los condes de Monzón y Saldaña, ocupando en primer lugar los codiciadas tierras de los Campos Góticos Leoneses. Esta tragedia histórica viene relatado en una de las piezas más importantes de la epopeya castellana, el Romanz del Infant García. En el año 1032 Vermudo III ya es mayor de edad por lo que ya toma sus propias decisiones. Ve con malos ojos el acercamiento de Sancho hacia la capital leonesa por lo que se prepara para la agresión. A finales de año, sin embargo, se establece un pacto de amistad que durará poco. Doña Sancha, la prometida del conde García, contraerá matrimonio con Fernando, llevando en dote las tierras comprendidas entre el Cea y el Pisuerga, los llamados Campos Góticos Leoneses; el propio Vermudo se casará con Jimena, hija de Sancho García, echando de la corte a la navarra Urraca, su madrastra. Las hostilidades entre Vermudo y Sancho no tardaron en llegar. Los años 1032 a 1034 serian duros para el monarca leonés, pues Sancho se estaba acercando peligrosamente a la capital leonesa. Se apoderó primero de Zamora y después de Astorga, donde puso como obispo el cronista de reyes Sampiro, y por último León, proclamándose posteriormente emperador. Mientras, Vermudo, viendo esta situación, se refugió en Galicia. Muy difícil debió de ser entonces la situación de Vermudo III refugiado en la lejana Galicia, donde se defendió con los recursos que tuvo a mano, entre ellos el de hacer concesiones a los magnates gallegos, como las que arrancó el obispo de Lugo para constituirse en dueño y señor de la ciudad y de su comarca. Efímero fue el imperio de Sancho el Mayor en la urbe regia leonesa. A finales de 1034, Vermudo III, desde 411
Galicia, avanza hacia León con un gran ejercito de leoneses y gallegos. No se sabe ciertamente lo que ocurrió, pero es un hecho indiscutible que a comienzos de 1035 tuvo que abandonar la ciudad de León y, después, rebasar hacia oriente no solo el Cea sino también el Pisuerga, perdiendo en poco tiempo todo el territorio que, con astucia política y acierto militar, había logrado conquistar en las llanuras leonesas del Duero desde la muerte del infante García. Murió pocos meses después. Tras esta rápida victoria, Vermudo III recobra el trono de León. Reinstalado en él, se siente más firme que nunca. Reanuda en cuanto puede la lucha antimusulmana y el mismo año en que recupera la capital obtiene una importante victoria contra los sarracenos en Portugal. Está firmemente dispuesto en defender el trono leonés y, con él, la fértil tierra de los Campos Góticos Leoneses, que después de tantas luchas y adversidades había logrado rescatar. A comienzos de 1036 se hallaba en la prestigiosa abadía de Sahagún, en compañía de su mujer, de su hermana Sancha, de los Beni-Gómez y de los principales magnates de la llanura que poco antes habían ayudado al invasor navarro. Todos ellos estaban allí para tratar el asunto de las tierras comprendidas entre el Cea y el Pisuerga, siempre cuestión de discordias. El conde castellano alega que el rey las había prometido a Fernando como dote cuando contrajo matrimonio con Doña Urraca. Fernando decide tomar con las armas la codiciada tierra entre el Cea y el Pisuerga. Sabiéndose sin fuerzas, pide ayuda a su hermano mayor el nuevo rey de Pamplona, García y juntos se dirigen al río Pisuerga, límite de León con Castilla, cerca de un pequeño poblado llamado Tamarón. Era el 1 de septiembre de 1037. De lo que ocurrió allí nos lo cuenta la crónica Silense con estas palabras: «Fernando y su hermano García, congregando las haces de los más fuertes guerreros, al avanzar contra el ejercito invasor, se encuentran al enemigo que había atravesado la frontera de los cántabros. Ya los dos ejércitos se miraban retadores con las armas deslumbrantes, cuando Vermudo, lleno de audacia y de osadía, clava el aguijón de la espuela a su famoso caballo Pelagiolo y, ansioso de lucha, parte con rápida carrera, tensa la danza, entre las apretadas filas del enemigo; pero la muerte acerba, a quien ningún mortal puede vencer, le echa por tierra en aquel impetuoso galopar, mientras el feroz García y Fernando arrecian en la lucha, cayendo en torno a él siete de sus más fuertes guerreros.»
Muerto Vermudo el conflicto quedaba resuelto ya que Fernando anexionó el condado de Castilla al reino de León por primera vez en la historia gracias a su condición de esposo de Sancha de León, y a que el rey Vermudo III había muerto sin que le sobreviviese ningún 412
descendiente. Tuvo Vermudo, no obstante un hijo, llamado Alfonso pero el bebé príncipe debió morir a los pocos días de su nacimiento, en 1030. Al recaer la corona de León sobre Sancha y ésta estar casada con Fernando, conde de Castilla, y al ser las mujeres entonces un cero a la izquierda, produjo una novedosa y sin par situación que otorgaba a Castilla un nuevo status en su afirmación como reino. Sin embargo, los magnates no ceden fácilmente y Fernando Laínez, conde gobernador de León, se niega a entregar la capital. Esta situación se mantuvo hasta la primavera de 1038 cuando ambos Fernandos llegaron a un acuerdo, según el cual Fernando Sánchez sería reconocido como legítimo rey de León y Fernando Laínez continuaría como gobernador de la capital del reino al servicio del nuevo monarca, que en el mes de Junio entra en la ciudad imperial rodeado de caballeros castellanos y leoneses. Así se unieron, por primera vez, León y Castilla bajo el gobierno del navarro Fernando Sánchez, que reinó con el titulo de Fernando I de León y Castilla.
Dinastía Navarra (1037-1126) Fernando I el Magno y Doña Sancha de León (1037-1065)
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ermudo III moría sin descendencia. Era su hermana Sancha de León, la esposa de Fernando Sánchez de Castilla, la que tenía más derecho para sucederle en el trono, y a León vinieron ambos esposos en busca de la corona. La crónica Silense dice al respecto: «En la era de M.LXX.VI a X de las Kalendas de Julio fue consagrado don Fernando en la iglesia Santa María de León y ungido rey por Servando, obispo de feliz recordación de dicha iglesia.»
La entrada en León de Fernando parece que tuvo serias dificultades y se vio obligado a tomar la ciudad por las armas. Pronto comenzaron Fernando y Sancha a figurar como reyes en los diplomas de León y Castilla, lo demuestran los más de 70 diplomas que se conservan, confirmando que ya gobernaban León en el año 1039. En adelante, Fernando I será llamado rex imperator y a Sancha regina imperatrice a ser ella la transmisora del titulo imperial como heredera del trono de León. En los primeros años de su reinado, Fernando I se dedica a someter a su autoridad a los miembros de la poderosa nobleza de los países de la corona de León que de manera reacia habían aceptado su entronización. Fernando I confirmó el Fuero de León que había otorgado su suegro, Alfonso V, y mandó observar el código visigótico, que desde siempre, era 413
ley fundamental del reino leonés. Así vemos, que este navarro venido de Castilla, supo adaptarse a los usos y tradiciones de su nuevo reino y convertirse en un auténtico leonés, sin duda, en buena parte, por influjo de la reina Sancha, su esposa. Lograron una familia leonesa de cinco vástagos: Urraca, Sancho, Elvira, Alfonso y García. Fueron educados en estudios liberales, como había sido educado su padre; los varones fueron ejercitados en carreras ecuestres, en el manejo de las armas y en la caza, en tanto que a las hijas, se les instruía en toda ocupación propia de mujeres. Todos ellos se preparaban para regir pueblos. Sancho sería rey de Castilla, Alfonso de León, García de Galicia, Urraca reina de Zamora, Elvira, señora de Toro y ambas, dominas del Infantado leonés. Afirmado en el trono de León, Fernando se propone recuperar las comarcas que había tenido que ceder a su hermano García y aun aquellas que Sancho el Mayor había incorporado a Pamplona, parte de las cuales eran de lengua vasca, otras de legua romance y otras bilingües. Las relaciones entre los dos hermanos habían transcurrido hasta entonces pacíficamente; pero la creación por García, en 1052, de la diócesis de Nájera, en la que quedaban incluidas tierras castellanas, ocasionó la ruptura de los dos hermanos. En el año 1054, estando García enfermo, fue a verle su hermano Fernando a Nájera al cual trató de retenerle y encarcelarle, sin que lograse su propósito. Al poco tiempo fue el leonés quien enfermó, y el hermano mayor el que le devolvió la visita para disimular el agravio, pero con el deseo de hacerlo desaparecer para ocupar su trono. Fernando aprovechó la oportunidad para apresarle y encarcelarle en el castillo de Cea, de donde logró escapar, gracias a su astucia y a la ayuda de varios cómplices. García, enfurecido y arrogante, se preparó para la guerra. Fernando, al contrario, humilde y sencillo, se propuso llevar con paciencia las envidias y fanfarronerías de su hermano y aun trató de volverle al buen camino enviándole como emisarios para conseguir la paz a dos santos abades, Domingo de Silos e Ignacio de Oña. Todo resultó mal. García les expulsó del campamento amenazándoles de muerte. Cansado Fernando de las bravuconadas de su hermano le salió al encuentro con un fuerte contingente de leoneses, gallegos y castellanos. Ambos ejércitos se encontraron en el valle de Atapuerca, a unos 20 kilómetros al oriente de Burgos. Las tropas leonesas más experimentadas y mejor dirigidas, ocuparon de noche un altozano y desde él se descolgaron al amanecer contra los navarros. La consigna de Fernando era la de coger vivo a su hermano, porque así se lo había prometido a su esposa Sancha. Pero los jefes de León, que no habían olvidado la muerte de su rey Vermudo, cayeron sobre el desgraciado García y lo mataron. Fernando aún tuvo la piedad de 414
recoger el cadáver de su hermano y hacerlo enterrar en Najera, en la iglesia de Santa María, que el difunto había mandado construir. Según la crónica ocurrió el 1 de diciembre de 1054. A raíz de la batalla de Atapuerca se consolidó el reino-imperio de Fernando I como el más fuerte de la península, dispuesto a llevar a cabo, él solo, la reconquista total de España. En todo se dejaba guiar por su esposa a quien por primera vez, entre las reinas leonesas, se le dio el titulo de emperatriz. En un diploma del monasterio de Arlanza de 1055 así lo menciona: «Bajo el imperio del emperador Fernando, rey y Sancha reina emperatriz, que gobiernan el reino de León y Galicia y Castilla, reinando su sobrino Sancho en Pamplona y Nájera y su hermano Ramiro en Aragón y Ribagorza.»
Empezó por poner orden en la Iglesia y en los clérigos y organizar la convivencia ciudadana y la administración de justicia. En 1055 los reyes, Fernando I y Sancha de León, celebraron el concilio de Coyanza, hoy Valencia de don Juan, población leonesa a la vera del río Esla y territorio de la diócesis de Oviedo. La finalidad era la reforma de nuestra Cristiandad, por aquel entonces bastante relajada. Asistieron nueve obispos de los reinos de León, Galicia y Navarra, a saber: Lugo, Oviedo, Iria y Santiago de Compostela, León, Astorga, Palencia, Calahorra, Pamplona y Viseo, y entre los abades estaban santo Domingo de Silos, san García de Arlanza y san Iñigo de Oña. En sus trece cánones se establecieron las relaciones de clérigos y monjes para con los obispos. Otras de las actividades de Fernando y Sancha para la gobernación del reino fue la concesión de fueros a varios poblados, como por ejemplo, el fuero de Fenar, de Abril de 1042; el fuero de Matanza de Valderrey, del 28 de junio de 1046 y los buenos fueros a la comarca de Valdesaz de los Oteros del 8 de abril de 1064. Puesto en orden el reino y asegurada la frontera con los navarros, debilitados estos por la derrota de Atapuerca, pudo Fernando acometer empresas militares de expansión a costa de los reinos musulmanes. El califato de Córdoba se hundió dando paso a los reinos de taifas, sumidos en mutuos ataques y guerras civiles. Los reyes y condados cristianos de León, Castilla, Pamplona, Aragón y Barcelona se apresuraron a conseguir beneficios de tal situación, al menos haciéndoles pagar tributos que llamaban parias. Ya en 1055, se atrevió a recorrer las tierras portuguesas de las taifas en una incursión de saqueo que llegó hasta las cercanías de Viseo, repoblando y fortificando con castillos estratégicamente emplazados la línea de futuros avances. En el verano de 1057 con un ejercito legio-castellano partió de los Campos Góticos 415
Leoneses hacia Portugal por los margenes del río Duero hasta la ciudad de Lamego a la que puso sitio, logrando someterla el 27 de noviembre. Sin volver a León, siguió avanzando hacia el sur y puso cerco a Viseo, ciudad pendiente de venganza leonesa. Aquí encuentra al lanzador de la saeta que mató a su suegro, Alfonso V, y en venganza, manda cortarle las manos. Cayó en manos de los ejércitos fernandinos el 23 de julio de 1058. Asegurada la frontera de Portugal se lanzó Fernando a un ambicioso plan en la oriental. Su proyecto era aislar los reinos cristianos del norte, Pamplona, Aragón y el condado de Barcelona, cercándoles el avance por el sur, en el que estaban interesados. Hacia 1060 atacó y ocupó el castillo de Gorras, Vadorrey, Berlanga y Aguilera. Posteriormente se adueña de Santiuste y Santa Mera en la provincia de Guadalajara, obligando al taifa de Zaragoza Ahmad I al-Muqtadir a rendirle vasallaje. En 1061 su sobrino Sancho le ataca por el norte, pero no tarda Fernando en clarificar la situación. Sin mayores preocupaciones en esta frontera de Castilla, puede dirigirse en 1062 hacia el Reino de Toledo, repitiendo en la frontera meridional una parecida operación a la llevada a cabo en la oriental. Con un poderoso ejercito atacó Talamanca y Alcalá, amenazando al rey de Toledo al-Mamún, que se había negado a entregarle el tributo, y obligándole a ponerse al corriente al pago de parias. En la primavera de 1063 el taifa de Zaragoza al-Muqtadir, pidió ayuda a Fernando para liberar la población de Graus, cercada por las tropas del rey Ramiro. Fernando que le tenia por tributario estaba obligado a protegerlo. A su auxilio salió una expedición capitaneada por el infante Sancho a quien acompañaba un jovencísimo Cid. De esta acción murió el rey Ramiro, hermano de Fernando, el día 8 de mayo. En el orden político se celebró este año una curia regia en la que se establecieron los derechos hereditarios y la distribución del reino entre los hijos de Fernando y Sancha. Esta tuvo lugar conforme a las practicas hereditarias propias de la dinastía Navarra. Se partía de la consideración de territorios originarios, por un lado, y de territorios adquiridos, por otro. De esta manera el primogénito, Sancho, se convertía en rey de Castilla con las parias de Zaragoza, mientras que el segundogénito, Alfonso, el hijo preferido, le correspondía León, en cuanto reino adquirido y las parias de Toledo. El Reino de León integraba también los Campos Góticos Leoneses, pero se separaba del antiguo reino de Galicia, que le correspondió a García conjuntamente con las parias de Badajoz y Sevilla. Dejaba a sus dos hijas, a Urraca el señorío de Zamora y a Elvira el de Toro, y para ambas, el Infantado y los monasterios del reino que el rey había construido, mientras permaneciesen solteras. Trataba con este 416
reparto, de asegurar la paz, que no consiguió, entre sus hijos e imitaba a su padre, Sancho el Mayor, que había hecho lo mismo treinta antes. También en 1063 llegó con sus ejércitos a Mérida haciendo tributarios a los reyes de taifas de Badajoz y Sevilla. Desde Mérida envió una lucida embajada a Sevilla a recoger, según nos dice, los restos de santa Justa, virgen y mártir en la persecución romana. Presidió la misión el obispo de León, Alvito, y le acompañaban el obispo de Astorga, Ordoño y el conde Munio Muñoz, los nobles Fernando y Gonzalo, con una fuerte escolta militar. Llegados a Sevilla el rey al-Mutadid confesó no saber del enterramiento de santa Justa, pero dio libertad a la embajada para que indagase por su cuenta. Como el sepulcro de la mártir no apareció, decidieron confiar el éxito de la embajada a la oración y al ayuno. Mientras dormía, Alvito recibió, por tres veces, una revelación de Isidoro, manifestándole ser voluntad divina que fuese el cuerpo de Isidoro y no el de Justa, el concedido a León. Al mismo tiempo le revelaba dónde se encontraba el sepulcro: «aquí, aquí, aquí encontrarás mi cuerpo, y para que no pienses que soy un fantasma que te engaña, reconocerás la verdad de lo que te digo por esta señal. En cuanto mi cuerpo sea desenterrado te asaltará una enfermedad incurable, y dejando ese cuerpo mortal, vendrás a nosotros con la corona de los justos.»
Alvito con sus compañeros se presentó enseguida en el palacio de alMutadid, le refirió la aparición y le pidió permiso para llevarse el cuerpo de Isidoro en vez del de Santa Justa. El taifa escuchó al obispo con seriedad imperturbable, y cuando hubo terminado exclamó: «¡Ay! si os doy a Isidoro, ¿que me queda?. Sin embargo cúmplase la voluntad de Dios. Eres un hombre demasiado venerable para que pueda negarte nada. Buscad el cuerpo de Isidoro y llevároslo, aunque a mi pesar.»
Fue fácil encontrar el sepulcro, pues buscando señales, vieron los cristianos vestigios de los tres golpes que Isidoro dio con el báculo en la última aparición. Y descubierto el sagrado tesoro, fue tanta la fragancia de su cuerpo, que como si fuera una niebla de bálsamo, humedeció los cabellos y barbas de todo los circunstantes con un rocío de olor superior al normal. La caja del sepulcro era de enebro; y al punto que se descubrió el cuerpo enfermó Alvito y al séptimo día entregó su alma al Creador. Ordoño se hizo cargo de la expedición de vuelta con los cuerpos de Isidoro y Alvito hacia León. Parece que el taifa sevillano opuso alguna resistencia, pero al fin, permitió la salida, no sin grandes manifestaciones de pesar. 417
En León, el rey Fernando dispuso de un regio recibimiento a los restos mortales de Isidoro que colocó en la recién reconstruida iglesia de San Juan que la hizo de sillares de piedra. Los últimos días de diciembre de 1063 fueron de gran aparato y fastuosa magnificencia. El grande aparato consistió en solemnes festejos y celebraciones que incluyeron la consagración y dotación de la iglesia nueva, la fiesta litúrgica de traslación de las reliquias y un gran banquete a los nobles del reino. El 21 se consagró la iglesia y el 22 se celebró la fiesta de traslación. Los reyes confeccionaron un esplendido banquete a los comensales. Se sabe que se presentaron exquisitos manjares, que el rey Fernando, en atuendo de camarero, servía a los clérigos, obispos y abades, presbíteros y diáconos, mientras que la reina Sancha y sus hijos, los infantes, Urraca, Elvira, Sancho, Alfonso y García, hacían de sirvientes para el resto de los convidados. Los asistentes a la ceremonia fueron los siguientes: Obispos: Cresconio de Iria, Gomesano de Calahorra, Vistrario de Lugo, Soario de Mondoñedo, Bernaldo de Palencia, Ordoño de Astorga que trasladé desde Sevilla las santas cenizas, Jimeno de León, sucesor de Alvito, Pedro, francés, obispo de Le Puy. Abades: Gonzalo (no se nombra abadía), Iñigo de Oña, García de Eslonza, Sisebuto de Cardeña, Domingo de Silos, Alderedo de Galicia, Fagildo de Antealtares, Bradinaldo de Samos, Froilán de Compostela. Otros: tres nobles y seis clérigos confirmantes, seis testigos y un notario. Fernando I y Doña Sancha daban así prestigio a su corte con una digna iglesia palatina, en un estilo nuevo que ya había llegado a Cataluña. Inauguraban en León el estilo románico. La dotaban con muy codiciadas reliquias, como era el cuerpo del Doctor de las Españas, Isidoro. Con motivo de tan fausto acontecimiento, los reyes expidieron un celebre privilegio, recogido en el diploma nº 125 del Archivo Capitular de la Colegiata isidoriana, en el que, después del encabezamiento, se consigna: «Nosotros, indignos y humildes siervos de Jesucristo, Fernando, rey, y Sancha, reina, hemos hecho trasladar el cuerpo del bienaventurado Isidoro de la Metropolitana Sevilla, por manos de obispos, al interior de los muros de la ciudad de León, colocándole en la iglesia de San Juan Bautista: ofrecemos, pues, en presencia de los obispos, y también de otros muchos varones religiosos, que, llamados, han acudido de diversas partes a esta grande solemnidad con suma devoción, al dicho San Juan Bautista y al bienaventurado Isidoro, en el predicho lugar, los ornamentos de los altares, a saber: un frontal de oro purísimo, de labor hermosa, y con piedras 418
esmeraldas, zafiros a toda suerte de piedras preciosas y cristales; igualmente, otros tres frontales de plata, uno para cada altar; tres coronas de oro, una de ellas con seis «alfas» en el cerco y otra corona de «alaudes», pendiente en el interior de la misma; otra es de oro, con amatistas y esmaltes; latercera, en verdad, es la diadema de mi cabeza; una arquilla de cristal, chapeada de oro; una cruz de oro, cuajada de piedras preciosas y esmaltes; otra cruz de marfil con la efigie del Señor crucificado; dos incensarios de oro con sus navelas de lo mismo; otro incensario de plata, muy grande; un cáliz y patena, ambos de oro, con esmaltes y pedrería; dos estolas «aureas» de tela de oro, «cum amoxesce» de plata y labores de oro; otra de tela de plata «argenteum» y al «amorcesce» tiene labores «olovitreas»; una caja de marfil, chapeada de oro, y otras dos de marfil con chapas de plata, en una de la cuales se guardan otras cajitas, maravillosamente labradas; tres frontales «aurifrisos»; un velo «lotzori» para el altar mayor, y dos más pequeños de armiño, «arminios»; dos mantos «aurifrisos»; otro «alguesi auro texto»; otro «gricisco» con el ruedo morado; una casulla «aurifrisa» y dos dalmáticas «aurofrissis»; ota casulla «alvexi auro texto». Sevicio de mesa a saber: «salare inferturia tenaces: trullione cum coclearibus X: ceroferales duros deauratos: anigma exaurata et arrotama». Todos estos vasos, de plata, sobredorados, con la predicha «arrotama» tienen dos asas.»
Añadamos entre los códices miniados, conocidos como fernandinos, el beato, obra de Facundo y el libro de horas de Fritoso. Pero la edificación cumbre de su reinado fue el Panteón Real de San Isidoro en la que también intervino su mujer Sancha que convenció al rey para que construyera un cementerio real en León, donde descansasen sus cuerpos y el de sus padres, cuando Fernando tenía intención de donar el suyo al monasterio de Arlanza o de Oña. Ya tenía el rey Fernando pacificados sus dominios, elevada al máximo rango el Reino de León entre todos los reinos españoles, ordenando su testamento y ennobleciendo su palacio con un templo nuevo, bien alhajado y con el tesoro de muy valiosas reliquias. Sin tregua ni descanso, se dispuso a emprender la conquista de Coimbra, principal ciudad de lo entonces ya se llamaba Portugal. Lo primero que hizo fue suplicar la ayuda del apóstol Santiago. Se dirigió a Compostela donde permaneció tres días en fervorosa oración. Desde Galicia, a mediados de enero de 1064, las tropas de Fernando emprendieron la marcha hacia Coimbra, acompañadas de toda la corte. Al cabo de seis meses de combatir los muros con la tormentaria, consiguieron su capitulación el 9 de julio. El territorio conquistado lo puso bajo la jurisdicción del conde Sisnando, celebre personaje mozárabe. En el año 1065 emprendería su última campaña. En el reino de taifa de Zaragoza, feudatario de Fernando, ocurrieron sucesos muy graves. 419
Hubo una gran matanza de cristianos. el taifa al-Muqtadir se negó a pagar los tributos de León y Castilla y el rey Fernando emprendió contra él una expedición de castigo. En esta campaña llegó a Valencia gobernada por el rey moro Abdelmelik. Lo cercó y a punto estuvo de rendirla, pero hubo de retirarse y emprender la vuelta a León, aquejado de una grave enfermedad, que le causaría la muerte a los pocos días. Le enterraron en el sepulcro de piedra del Panteón Real de San Isidoro que el había construido, junto al de su padre, Sancho el Mayor, Rex Pirinaeorum et Tolosae, como decía el epitafio. Era el 27 de diciembre de 1065. Dos años después, el 8 de noviembre de 1067, moría en León la gran reina Sancha, tan apreciada por los leoneses y eficaz colaboradora de su esposo. Alfonso VI el Bravo (1065-1109)
E
l reinado de este monarca, rey de León entre 1065 y 1072 y a partir de dicha fecha rey de todo el conjunto del territorio que componen Castilla, León y Galicia, representa un amplio periodo en el que se desarrollan importantes transformaciones en los reinos hispanoscristianos. Un acontecimiento como la conquista de Toledo en el año 1085, significa la incorporación no solo de un importante reino de la España musulmana, sino también el sometimiento de la antigua capital visigoda. Sin duda Alfonso VI es uno de los principales reyes de la Edad Media hispánica y su reinado constituye una auténtica inflexión histórica. Los tres hijos de Fernando I eran de condición muy diferente. Sancho, el mayor, de carácter violento y extrovertido, Alfonso, el segundo, activo y también ambicioso como Sancho, pero más suave y atento con sus padres, de quienes tuvo manifiesta preferencia, así como de su muy afecta hermana, Urraca. El menor de todos, García, era al parecer, corto de animo y de inteligencia. Claro está que en tales circunstancias la paz no podía durar entre los hermanos del emperador. Sancho, el más guerrero y enérgico de los tres hermanos no tardó en iniciar una política de expansión territorial de sus dominios. Una de sus primeras decisiones fue nombrar al joven Rodrigo Díaz, armiger regis o alférez real, es decir, jefe de los ejércitos del rey. Hizo enseguida efectivo el vasallaje de al-Muqtadir, el rey moro de Zaragoza, obligándole a pagar las parias que debía a Castilla. Para restablecer los límites del país castellano que su abuelo Sancho el Mayor había alterado en favor de Navarra, se enfrentó al rey navarro Sancho IV Garcés y a su aliado el aragonés Sancho Ramírez en la llamada guerra de los tres Sanchos, 420
celebrada en el año 1068. La guerra terminó con un importante triunfo castellano. Se incorporaron al reino los territorios de Bureba y Montes de Oca, restaurándose así las fronteras de la Castilla condal. La hegemonía castellana contrastaba con el hecho de que el titulo imperial se hallase en manos de su hermano el rey de León, ya que desde principios del siglo X, el titulo de emperador estaba vinculado a León. En el mismo año tiene lugar también la batalla de Llantada, a orillas del Pisuerga, limite tradicional entre León y Castilla. Según lo previamente convenido, el vencedor se quedaría con el reino del vencido. El triunfo fue de las tropas de Sancho II dirigidas por el alférez Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador sobre las de Alfonso VI capitaneadas por Martín Alfonso, noble leonés. Sin embargo la derrota del monarca leonés no parece tener especiales consecuencias. Posteriormente, Alfonso VI, se dirige contra la taifa de Badajoz, cuyo rey Muddafar es apoyado por al-Mamún de Toledo, quien obliga a Alfonso a rendirse, a cambio de que Muddafar satisfaga las parias; muerto Muddafar y no queriendo pagar las parias su hijo Yahya, tiene lugar otra incursión. Mientras García luchaba contra los magnates portugueses, Alfonso VI se movía por tierras del Miño con su alférez Pedro Ansúrez, conde de Carrión. Se hallaba en Tuy como mediador entre García y sus rebeldes gallegos y, al parecer logró la sumisión a García. Poco después, Alfonso visitó en Castilla a Sancho y acordaron que el leonés dejaría pasar por su territorio al castellano para que éste atacara al gallego, con la condición de que le diese la mitad de lo conquistado. Sancho se apoderó de García en Galicia y lo llevó preso al castillo de Burgos, de donde lo sacó mediante la entrega de rehenes y juramento de vasallaje y le permitió que, acompañado de algunos caballeros gallegos, fuese a residir en la corte de Motámid de Sevilla, taifa cuyas parias el emperador Fernando había asignado a García. En un documento de 1071 consta que Sancho II el Fuerte andaba por tierras de Lugo y Orense como regnante in Castella et in Gallecia, a la vez que su hermano Alfonso VI reinaba in Legione et in Gallecia. En 1072 se produce la disputa entre Alfonso y Sancho en torno a los territorios entre el Cea y el Pisuerga. En la batalla de Golpejera, cerca del río Carrión es derrotado Alfonso VI en el mes de enero. Es hecho prisionero y llevado a Burgos, siendo al poco liberado por la mediación del abad de Cluny y desterrado, primero a Sahagún en el monasterio de San Benito y después a Toledo, donde es acogido por su aliado alMamún. Vencido Alfonso VI, Sancho, siguiendo la tradición neogótica leonesa, fue ungido y coronado solemnemente como rey de León, a los pocos días de la victoria. Al-Mamún recibió al destronado Alfonso con 421
mucha cordialidad y grandes honores y le dio alojamiento en el mismo alcázar real. Nueve meses pasó en tan grato destierro, el de la «Mano Horadada», ocupando sus ocios en la caza o en guerrear con sus caballeros leoneses contra los enemigos de su amigo al-Mamún. Un grupo importante de nobles leoneses se negaba a reconocer a Sancho II como rey de León. Para los Beni Gómez de Carrión, representantes de la más alta nobleza leonesa, la coronación de Sancho, cuyos ejércitos tenían por jefe a un simple infanzón castellano, resultaba inadmisible. Aunque situada dentro de los vastos dominios de los Beni Gómez en la llanura del Duero, Zamora había sido cedida por Alfonso a su hermana Urraca, mujer inteligente y muy activa a quien el rey quería y respetaba y los familiares llamaban reina de Zamora. La ciudad amurallada era, pues, cuartel general y fuerte baluarte de la oposición leonesa al rey Sancho. Urraca gobernaba la famosa plaza fuerte asistida por su ayo, el caballero zamorano Arias Gonzalo. El rey Sancho decidió poner fin a la resistencia leonesa de los zamoranos y sitió la formidable fortaleza. Durante este cerco se distinguió como guerrero el ya famoso Rodrigo Díaz, que era en la estimación del rey castellano, lo que Pedro Ansúrez en la de los leoneses. Estrechado el cerco de la plaza y afligidos por el hambre, sus defensores decidieron enviar como desesperado recurso a un audaz caballero llamado Vellido Dolfos, que salió solo de la plaza, entró sin ser conocido en el campo enemigo y mató al rey Sancho atravesándole el pecho con una lanza. El desconcierto y el desánimo se adueñaron de los sitiadores que temerosos, regresaron precipitadamente a Castilla. Pero el Cid y los más firmes castellanos llevaron durante cinco o seis jornadas el cadáver del rey Sancho hasta el monasterio de Oña, donde fue sepultado en el atrio. Mientras, Urraca envió un mensajero a Alfonso para comunicarle la muerte de su hermano Sancho. Este, junto a los Beni Gómez se dirigieron hacia Zamora, donde los prelados y magnates, gallegos, portugueses, asturianos y leoneses lo reconocieron inmediatamente allí mismo como rey y señor. Mientras, García intenta recuperar el reino de Galicia, pero pronto es hecho prisionero y permanecerá así hasta su muerte en 1090, en el castillo leonés de Luna, en plena comarca de Babia. La incorporación de Galicia saldaba así finalmente los problemas suscitados con el testamento de Fernando I, quedando bajo el poder de Alfonso VI los tres reinos. Era obligado después de la coronación y de la entronización, hacer el juramento de respeto de las leyes y costumbres del reino. Este acto regio se celebraba en Castilla en la iglesia de Santa Gadea de Burgos. Se murmuraba en toda Castilla que la muerte del rey Sancho había sido urdida por sus hermanos, Urraca y Alfonso. La tradición trataba de 422
prevenir los homicidios para subir al trono, y la exculpación mediante juramento era costumbre en casos semejantes. Alfonso VI de León no podía reinar en Castilla sin antes exculparse de la muerte de su hermano. Al juramento debió, pues, de acompañar, en las circunstancias del momento, una cláusula especial referente a la no culpabilidad del nuevo rey en la muerte de su antecesor en el trono. La jura de Santa Gadea tiene un fondo verídico y social rigurosamente histórico y otro de invención juglaresca como el enfrentamiento individual del Cid y Alfonso VI que le exigió por tres veces el juramento. Hay que decir que el juramento foral lo tomaban colectivamente los representantes del pueblo castellano. El numero de los llamados conjuradores era generalmente de doce. Durante el reinado de Alfonso VI en León y Castilla se produjo un hecho de gran transcendencia en la historia castellana: la incorporación de La Rioja. En 1076 Sancho Garcés IV fue asesinado a traición en Peñalén como resultado de una conspiración organizada por su hermano menor, Ramón. Los navarros no quisieron reconocer por rey al fratricida, y el reino de Pamplona acabó dividiéndose en dos partes: los pueblos de Navarra propiamente dicha y las comarcas vascas que prefirieron recobrar su autonomía arrastrando con ellas a La Rioja. Alfonso VI entró inmediatamente en esta como pacífico sucesor de su primo Sancho IV, devolvió a los de Nájera sus antiguas leyes y juró respetarlas. La Rioja, por lo tanto, se incorporó a Castilla, dentro de la cual ha sido la comarca más rica en símbolos de la nacionalidad castellana y principal foco de su cultura medieval. En 1077, Alfonso VI, rey de León, Castilla y Galicia, aparece utilizando la titulación Ego, Adefonsus, imperator totius Hispaniae, esto es: Yo. Alfonso, emperador de toda España. Los historiadores árabes afirmas que Alfonso VI usaba el titulo de imperator que quiere decir rey de reyes. Por aquellos años, el papado estaba regido por Gregorio VII, cuyo pontificado sería un hito decisivo en el fortalecimiento del poder del papado. Ello le llevó a suprimir expresiones particulares de los cristianos, en aras de una uniformidad romana. En el caso de los reinos de León y Castilla existía la liturgia visigótica-mozárabe. El cardenal Hugo Candido con el apoyo del obispo Jimeno de Oca-Burgos intentan sustituir el rito mozárabe por el rito romano, sometidos a Roma como Reinos vasallos. Tras la muerte de al-Mamún en 1075 el Reino de Toledo atraviesa un cierto declive. Bajo el nuevo rey, su nieto al-Qadir, se independiza el Reino de Valencia y los abbadíes de Sevilla recuperan Córdoba. En Toledo hay conflictos internos y los intransigentes, contrarios a la 423
política de amistad con los cristianos se revelan contra al-Qadir en 1079, buscando para deponerle el apoyo de al-Muttawakkil de Badajoz. Alfonso VI se enfrenta con este y conquista Coria, consiguiendo el mantenimiento de al-Qadir a cambio de fuertes exigencias tributarias. Sin embargo el monarca toledano ha de huir de la ciudad y pierde su reino que queda en manos del rey de Badajoz. Gracias al apoyo de Alfonso VI, al-Qadir es de nuevo rey de Toledo, pero a cambio de unas mayores exigencias: cuando se recuperase Valencia, pasaría a ser rey de esta taifa y el reino de Toledo sería para el monarca cristiano. Los grupos contrarios a al-Qadir siguieron hostigándole, hasta que los toledanos partidarios de Alfonso le solicitaron que pusiera sitio a la ciudad. La conquista de Toledo fue una larga y sostenida acción de castigo sobre el territorio circundante que duro cinco años, entre 1080 y 1085. Lo hizo así, ya que Alfonso era consciente de las enormes perdidas que habría tenido que sufrir, en el caso de pretender conquistar tan aguerrida fortaleza mediante un ataque frontal. Con estrategia calculada, el emperador leonés, sembrando la discordia entre los habitantes de la ciudad y sometiendo a una continua devastación a los territorios vecinos, consiguió que, sin riesgos para sus tropas, los toledanos contrarios a Alfonso se rindieran por capitulación el 25 de mayo de 1085, al tomar conciencia de que no podrían superar por más tiempo tan prolongado asedio. Las condiciones de la capitulación fueron generosas, pues respetaban las vidas y haciendas de los moradores de la ciudad, así como las de sus mujeres e hijos; los que no quisieran quedarse podrían abandonar el país y si volvieran recobrarían sus bienes; los que optaran por quedarse en la ciudad no pagarían más tributos que los que por derecho antiguo venían pagando; conservarían su mezquita mayor; pero entregarían al conquistador todas las fortalezas, el alcázar real y los jardines y mansiones de la Huerta del Rey. Al propio tiempo, y de acuerdo con pactos previos, al-Qadir pasó a gobernar el Reino de Valencia, con el apoyo de las tropas del emperador Alfonso. El emperador leonés se instaló en el suntuoso alcázar real donde, en su época de desterrado, había vivido bajo la hospitalidad de al-Mamún. Su titulo preferido desde entonces fue imperator toletanus que eclipsaba todos los anteriores. La conquista militar de Toledo por Alfonso VI fue, principalmente, obra de los guerreros de la corona de León, entre ellos los capitaneados por los condes de las llanuras de los Campos Góticos, con Pedro Ansúrez a la cabeza, que sería años después el que fundaría la ciudad de Valladolid. Alfonso encargó el gobierno de la ciudad al exmozárabe Sisnando que procuró establecer una convivencia pacífica entre conquistadores y conquistados. Pero la esposa del rey, Constanza 424
no dejaba de incitar a los miembros de la corte, y especialmente al cluniacense Bernardo, abad de San Facundo (hoy Sahagún) y ya electo arzobispo de Toledo, para que se apoderaran de la mezquita, a lo que Sisnando se oponía tajantemente. Tras conseguirlo y puesto en conocimiento del rey, este regresó inmediatamente de uno de sus viajes y arregló el conflicto con prontitud. Dada la insistencia de Constanza la mezquita mayor de Toledo fue transformada en catedral. A raíz de la conquista de Toledo, Alfonso VI trasladó su corte de León a esta ciudad, aunque hacía viajes a sus reinos de Galicia y León para solventar cualquier problema. Aquí convendría destacar que en uno de estos viajes, el 25 de noviembre de 1085, Alfonso concede fueros a la villa de Sahagún. Esta se había ido poblando entorno al monasterio de los santos Facundo y Primitivo, especialmente favorecido y protegido por el monarca, interviniendo en su repoblación muchos artesanos y burgueses procedentes de otros lugares. Una crónica anónima dice esto al respecto: «Pues ahora como el sobredicho rey ordenase y estableciese que ahí se hiciese villa, se reunieron de todas partes del mundo burgueses de muchos y diversos oficios, conviene a saber, herreros, carpinteros, sastres, peleteros, zapateros, escuderos y hombres conocedores en muchas y diversas artes y oficios. Además personas de diversas y extrañas provincias y reinos, conviene a saber, gascones, bretones, alemanes, ingleses, borgoñones, normandos, tolosanos, provenzales, lombardos y muchos negociantes de diversas naciones y extrañas lenguas. Y así pobló e hizo la villa no pequeña.»
También Sahagún resulta emblemático por el Camino de Santiago, como Logroño, Burgos y León que fomenta el desarrollo urbano así como las relaciones comerciales y culturales. La perdida de Toledo inquietó mucho a los reyes de taifas de Sevilla, Granada y Zaragoza, por lo que buscaron ayuda en el exterior. Ello era posible pues en el Magreb occidental desde hacía varios decenios, se había organizado un movimiento religioso protagonizado por tribus nómadas. Su base está en la existencia de grupos de combates por la fe, cuya finalidad era practicar la Guerra Santa contra los infieles, organizados a partir de castillos fronterizos, conocidos en árabe como ribat, de ahí su nombre de hombres de ribat, en árabe almurabitin (almorávides). Hacia 1060 fundan Marrakesh, que será su capital y en 1067 conquistan Fez. Son dirigidos por Yusuf ibn Tasufin, llamado a tener un especial protagonismo en la invasión de 1086. Ya, en cierta ocasión, el taifa de Granada abd-Allah había pedido ayuda a Yusuf, el cual se la prometió una vez hubiese conquistado Tánger y Ceuta, lo que 425
se produce en 1077 y 1084 respectivamente. Ello hacía que para los almorávides fuese inminente la invasión en la Península. La invasión almorávide obliga a Alfonso VI a abandonar el cerco de Zaragoza. Los almorávides, unidas a las tropas de las taifas se dirigen desde Sevilla al reino de Badajoz y cerca de esta ciudad, en Zalaca o Sagrajas, tiene lugar el 23 de octubre de 1086 una gran batalla, con la estrepitosa derrota de los cristianos, donde el monarca es herido en un fémur. Sin embargo el peligro fue momentáneo, no produciendo el derrumbamiento cristiano, ni el de los reinos de taifas. Pero, a consecuencia de todo esto, se había iniciado un proceso crucial en el desarrollo de la historia medieval de la Península. Mientras tanto en la zona levantina no hay todavía peligro almohade, si bien al-Qadir tiene en Valencia grandes dificultades frente a sus oponentes. Alfonso VI había desterrado a Rodrigo Díaz en 1081. En su destierro se puso primero al servicio del rey de Zaragoza, al-Muqtadir para guerrear contra el taifa de Lerida, Ahmad al-Hayis, y luego en 1088 combatió al lado de al-Qadir contra el mismo taifa de Lerida. La finalidad de los almorávides y de las taifas de Sevilla, Granada, Málaga, Murcia y Almería era eliminar la fortaleza de Aledo, que habían establecido los cristianos frente a Murcia tras la conquista de Toledo. Sin embargo las desavenencias entre los reyes de Sevilla y Murcia y la falta de entendimiento entre las taifas y Yusuf propiciaron el triunfo de Alfonso VI. Es probablemente en ocasión del sitio de Aledo cuando se produce el segundo destierro del Cid. Finalmente, gracias a la hostilidad de los intransigentes, los almorávides consiguen hacerse con la taifa de de Granada y Málaga (1091), eliminando el poder de los ziries, y poco después le toca el turno de la importante taifa de Sevilla. Con estas incorporaciones el dominio almorávide en la Península empezaba a tener importancia, más aun cuando las ciudades de Murcia (1092) y la de Badajoz (1094) pasaron a ser de su dominio. Solamente subsisten los reinos y condados del este de la Península, Aragón, Barcelona y concretamente en el caso de Valencia, con la figura del Cid. Alfonso IV había encomendado a este la tutela y en su caso la conquista de Valencia. Se produce una revuelta contra alQadir, quien es sustituido por una aljama presidida por el cadi Ibn Yahfaf, partidario de los almorávides. Empieza el sitio por parte cristiana y la consiguiente capitulación y entrega de la ciudad en 1094. Ante la perdida de Valencia los almorávides empiezan a atacar el reino, ahora en manos cristianas. Las distintas expediciones almorávides que tienen lugar en los últimos años del siglo XI, tanto contra el reino de Toledo como contra el de Valencia nos pueden llevar a afirmar que nos hallamos 426
ante una segunda fase en la conquista almorávide. La Valencia del Cid puede resistir durante algunos años, consiguiendo algunas victorias, hasta que en 1099, el Cid es herido mortalmente. Con su muerte, la estancia de los cristianos en Valencia es efímera, ordenando Alfonso VI en 1102 abandonarla. Tras la incorporación de Valencia, los demás reinos van cayendo y la conquista de Zaragoza en 1110 sera la culminación del proceso de conquista. La derrota cristiana de Consuegra (1097), a la que sigue la de Malagón en 1100, abre un especial periodo de amenazas para el Reino de Toledo, que culminarán con el desastre de Uclés en 1108. Como consecuencia de todo ello se produce una considerable merma de los territorios controlados por los cristianos, que vienen a quedar reducidos a la capital, no exenta de peligros, y a sus inmediatos entornos. En los últimos años de su reinado, tanta importancia como el problema de la defensa del reino, lo tuvo la sucesión de Alfonso VI. Tuvo una intensa actividad matrimonial, se casó en cuatro ocasiones legítimamente, tuvo otra esposa de dudosa legalidad y mantuvo relaciones estables con al menos otra más. 1º matrimonio: En 1069 se firmó el acuerdo de esponsales con Inés de Aquitania, hija del duque Guido Guillermo VIII de Aquitania y de Matilde de la Marche. Inés apenas contaba con diez años de edad y hubo que esperar hasta que cumpliese los 14 años para celebrar el matrimonio que tuvo lugar a finales de 1073 o principios de 1074. Murió el 6 de junio de 1078. 2º matrimonio: En 1079 con Constanza de Borgoña, viuda, sin hijos, del conde Hugo III de Châlon-sur-Saon. Fruto de este matrimonio, que duró hasta la muerte de la reina en 1093, nació: Urraca I de León (10811126) que contrajo sendos matrimonios con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, y con Raimundo de Borgoña. 3º matrimonio: En 1094 contrajo un tercer matrimonio con Berta de Toscana, hija de Amadeo II, conde de Saboya. Murió a finales de 1099 sin descendencia. 4º matrimonio: Casó con la princesa mora Zaida, concubina del rey, quien cambió su nombre por el de Isabel al ser bautizada. De esta relación nacieron tres hijos: Sancho Alfónsez (1093-1108), su único hijo varón y heredero del trono. Su prematura muerte en la batalla de Uclés aceleró el fin de su padre. Elvira (1100-1135), contrajo matrimonio en 1117 con Rogelio II de Sicilia, rey de Sicilia. Sancha Alfónsez (1101-c. 1125), primera esposa de Rodrigo González de Lara, conde de Liébana con quien tuvo a Elvira Rodríguez de Lara, mujer del conde Ermengol VI de Urgel. 427
5º matrimonio: con Beatriz de Este, hija del duque de Este. Este enlace, celebrado en 1108, duró sólo un año, hasta la muerte del rey. Tras su defunción, la reina Beatriz volvió a su país y contrajo matrimonio de nuevo, siendo sepultada en la catedral de Pavía. 6º matrimonio: Fruto de su relación extramatrimonial con Jimena Núñez nacieron dos hijas: Teresa de León (1083-1130). Condesa de Portugal como parte de su dote nupcial, contrajo matrimonio con Enrique de Borgoña. El hijo de ambos, Alfonso I Enríquez, fue el primer rey de Portugal. Elvira de Castilla (1082-1156), casó con Raimundo IV de Tolosa, conde de Tolosa. En los últimos años del siglo debió haberse celebrado el matrimonio de la infanta Teresa con Enrique de Borgoña, al cual, el rey, le había entregado como dote un señorío sobre la tierra portugalense, que llevaba consigo el ejercicio de derechos soberanos de transmisión, aunque sometido a la superior autoridad política del emperador. Tal carácter hereditario tuvo después, al parecer, transcendentales consecuencias, no solo para el Reino de León, sino para la historia de toda la nación española. El territorio concedido a Enrique de Borgoña se segregó de Galicia, a la que hasta entonces había estado vinculado y comprendía desde el río Miño hasta la región conquistada a los moros al sur del Mondego. Tras la prematura muerte del único varón de Alfonso, Sancho Alfónsez en 1108 en la batalla de Uclés, la herencia recayó en la infanta Urraca, casada por entonces con Raimundo de Borgoña, que con titulo condal ya gobernaba Galicia. Tanta era la influencia de Raimundo que ya había recibido, también, el gobierno de la comarca de Zamora, que hasta entonces la había regido el conde leonés Pedro Ansúrez, a quien el rey Alfonso VI compensó, en parte, con el gobierno de las tierras castellanas de Cuéllar y Magerit (Madrid). Pedro Ansúrez trasladó la capital de sus vastos dominios de Santa María de Carrión a una pequeña población, cerca de la frontera de Castilla, llamada Valladolid, la cual repobló en buena parte con catalanes de la comarca de Urgel. Un año después de la derrota de Uclés, el emperador, anciano y fatigado tras una vida de duro bregar, agobiado de dolor por la perdida de su único hijo varón, Alfonso VI moría en Toledo la noche del miércoles 30 de junio al jueves 1 de julio de 1109, a los setenta años de edad, y veinte días después su cuerpo era llevado al monasterio de Sahagún, para allí ser enterrado. Sus restos, después de varias vicisitudes, fueron hallados en 1908 en el convento benedictino de Santa Cruz en esta villa, con ocasión de unas obras realizadas en su interior. El pintor Rodrigo Fernández Núñez, acompañado por el capellán del monasterio, Pedro Pérez, se encontraron con dos cajas que contenían los 428
restos del monarca y sus esposas. En una de ellas, la que pertenecía al monarca, se encontraba adherida a la tapa una etiqueta con la siguiente inscripción: restos mortales del augusto monarca don Alfonso VI, y en el reverso de la misma una nota manuscrita por fray Miguel Echano narrando los diferentes lugares en los que estuvieron depositados los restos allí guardados. La otra caja estaba dividida en cuatro compartimentos, indicándose en el lateral de cada uno la identidad de los restos: doña Inés de Aquitania, doña Constanza de Borgoña, doña Berta y doña Zaida. Junto a estos restos también se encontraron los de algunos infantes que con toda probabilidad pertenecían a los hijos del rey, muertos prematuramente. Tanto la Crónica Najerense, escrita a mediados del siglo XII, como la posterior historia del arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, quien escribía hacia 1240 el relato milagroso de la muerte del rey: «En la octava de la natividad de San Juan, a la hora sexta, de las piedras que estaban cimentadas en las gradas del altar, no de la tierra, ni de las junturas, sino de la propia sustancia de las piedras, comenzó a brotar agua y todos la vieron manar durante tres días. Se hallaban por aquellos días en León el obispo Pedro de León y el obispo Pelayo de Oviedo, quienes oído el milagro, acompañados por todo el clero y el pueblo de la ciudad y revestidos de pontifical, se dirigieron en procesión desde la catedral al altar de San Isidoro donde esto sucediera y una vez celebrada la misa y dado el sermón por el obispo de Oviedo, accedieron al lugar del milagro. Los obispos y todos los demás, alabando con lágrimas al Señor, bebieron de ese agua, ignorando sin embargo qué presagiaba el portento. Pero una vez que supieron de la muerte del rey, conocieron entonces que vendría el dolor y la tribulación para una España huérfana y era por lo que lloraban las duras piedras.»
Urraca I de León (1109-1126)
E
l nacimiento de la reina Urraca debió producirse en torno al 1080, año en que tiene lugar el segundo matrimonio de su padre Alfonso VI con doña Constanza, su madre. Con ella se inicia la Casa Borgoña en la monarquía leonesa al darse en su caso un doble motivo. No solo es nieta de un duque de Borgoña, sino que además, ella misma se casa con otro borgoñón, don Raimundo. Hija mayor del matrimonio, va a ser criada por su ayo, el conde leonés Pedro Ansúrez, y hasta que se produce el nacimiento del infante Sancho, único hijo varón de Alfonso VI, Urraca será la heredera primera del reino aunque no llegue a ser reconocida oficialmente como tal. Las tareas reconquistadoras aragonesas y leonesas trajeron a la península, a varios 429
nobles de origen ultrapirenaico, que se involucraron totalmente en la causa hispana. En el caso de Raimundo de Borgoña, que después de participar en empresas militares aragonesas, pasa a nuestro reino al servicio de Alfonso VI, sin duda utilizando para ello el parentesco que le unía a la segunda mujer del monarca, Constanza de Borgoña. Llega Raimundo a León, en el año 1087, y poco tiempo después el monarca leonés le da en matrimonio a su jovencisima hija Urraca, celebrándose de inmediato los esponsales. Ello le supone al borgoñón que, si Alfonso VI moría sin descendencia masculina, él, don Raimundo, podía ser heredero del trono por su mujer. Recibió también el consorte de Urraca de manos del monarca el gobierno de Galicia, lo que suscitó el descontento inmediato de los gallegos que se rebelan ese mismo año con el apoyo de la propia silla compostelana. Aun permanecía en el recuerdo el monarca García, hermano de Alfonso VI, que se encontraba en ese momento preso, por orden suya, en el castillo de Luna, en el curso alto del Órbigo. Raimundo era además un magnate extranjero, convertido eso si, en posible heredero de un reino, pero que despertaba recelos entre sus nuevos vasallos. Raimundo de Borgoña no parece perder nunca las esperanzas de suceder al conquistador de Toledo, al carecer éste de un heredero varón, y para granjearse el reconocimiento de su rey le vemos mantener una gran actitud en las empresas reconquistadoras de su suegro, figurando como principal defensor en la extremadura oeste, lo que le permite el efectivo reconocimiento de Alfonso VI, que le entrega como recompensa, en 1093, las ciudades de Lisboa, Santarem y Çintra. Poco después, hacia 1095, debió consumar el matrimonio con la joven Urraca, del que va a nacer una hija, Sancha. Desde este momento Diego Gelmírez, se convertirá en notario de Raimundo, luego en administrador, y finalmente, logrará la sede de Santiago, pieza clave para vigilar a la nobleza gallega cuando Raimundo controle de forma efectiva la parte más occidental del reino. Entre finales de siglo y primeros años del siglo XII, muere la reina Constanza y nace el infante don Sancho de la relación de Alfonso VI con la mora Zaida, que aunque ilegítimo, se convertirá en su sucesor. La presencia de Alfonso VI y su familia se hace habitual en la villa de Sahagún mientras que Raimundo parece encontrar en la fortaleza de Grajal de Campos, un lugar de sosiego hasta que le sobrevino, años después la muerte, el 24 de mayo de 1107. Esta relativa paz y tranquilidad permiten al matrimonio lograr un nuevo vástago masculino, Alfonso Raimúndez, el futuro Alfonso VII, con quien de manera definitiva se instituye, por línea matrilineal, una vía dinástica legítima en el Reino de León. 430
El hijo de Alfonso VI, Sancho, fallecía en la batalla de Uclés (1108), junto con García Ordoñez, responsable de su crianza y educación. La infanta Urraca, ya viuda, debía casarse cuanto antes con una persona enérgica y capaz de gobernar. Pero la infanta no gozaba, por otro lado, de buena reputación, por sus relaciones amorosas con miembros de la nobleza y en especial, con el conde Gómez González de Candespina. Ante esta situación de búsqueda de candidato idóneo para su matrimonio, dos alternativas son formuladas como posibles soluciones. Una de ellas es la que aceptando las relaciones de Urraca con dicho conde, sea éste su marido, algo que rechaza enérgicamente el rey; y la otra es la avalada por el monarca, por una parte de la nobleza y por la iglesia, que señalaba a Alfonso I el Batallador como esposo más idóneo. A la muerte de Alfonso VI, en la noche del 30 de junio de 1109, las disposiciones del monarca debían cumplirse para tratar así de mantener la paz en el reino. Fuera para cumplir los deseos y proyectos de su padre o a instancias de sus colaboradores, la propuesta de matrimonio con su primo segundo el aragonés Alfonso I, y que ella acepta, debía ser sancionada por la curia regia, para elaborar y precisar cuidadosamente el contrato de bodas. El contrato matrimonial contenía el compromiso expreso de Alfonso I de no separarse ni por parentesco, ni por excomunión, ni por ninguna otra causa, lo que indica que entre quienes lo prepararon existía ya el temor de que el matrimonio fracasara por alguna de las causas mencionadas. En un hombre propenso a la misoginia, dominado además por un gran fervor religioso, la amenaza de excomunión decretada desde Roma ponía siempre en peligro la continuidad del matrimonio. Se sabe por el Anónimo de Sahagún que firmado el tratado, la boda se celebró en la época de la vendimia, es decir, en los inicios del otoño de 1109, en el castillo de Muñó, cerca de Burgos, desde donde los reyes suscribieron conjuntamente fueros y privilegios que se otorgaron en los primeros momentos, entre otros lugares a León y Carrión. Sin embargo, nacido en medio de la discordia, el casamiento no fue bien recibido en varios frentes. El enlace matrimonial había perjudicado al niño Alfonso Raimúndez, cuya bandera y defensa enarbola su ayo y protector el gallego conde de Traba, Pedro Fróilaz. El pacto cerrado entre Alfonso y Urraca se proponía asegurar el entendimiento entre los dos cónyuges en su condición de co-soberanos, tanto en los reinos de León y Castilla como en los de Navarra y Aragón. La situación hereditaria de Alfonso Raimúndez se complicaba ya que no se respetaba el derecho de primogenitura en la sucesión al trono leonés, aunque se respetaba la tenencia del infante sobre el condado de Galicia que le había otorgado su abuelo Alfonso VI, para el caso de que doña Urraca 431
contrajera segundo matrimonio. Por eso, este pacto, que perjudicaba los intereses del hijo de la reina, fue causas, desde el primer momento, de graves agitación política, principalmente en Galicia, donde el infante Alfonso tenía muchos partidarios. La causa del regio infante y conde de Galicia tiene también el patrocinio circunstancial del poderoso arzobispo de Santiago de Compostela, el astuto y maniobrero Diego Gelmírez, atento siempre, por encima de todo a los intereses y el poderío de su mitra, quien cuenta con el apoyo del alto clero de su diócesis. Otro grupo muy importante, opuesto en principio a Urraca, es el de los condes de Portugal; Teresa, hermana bastarda de ésta, y su marido Enrique de Borgoña. Teresa y Enrique ven ahora la posibilidad de que, con el matrimonio de Urraca y el Batallador, la herencia de Alfonso VI, aumentada con los reinos de Navarra y Aragón, pase completa a Urraca y de ésta a su hijo Alfonso Raimúndez. Enemigo implacable del rey aragonés fue, también, el arzobispo don Bernardo de Toledo, porque el matrimonio de Alfonso con la reina cerraba el paso al trono de León de la dinastía borgoñona, tan vinculada a Cluny, representada por el infante Alfonso Raimúndez; y no cesó de impugnarlo, basándose en el parentesco de los contrayentes, hasta que el papa Pascual II lo declaró nulo. Pronto empezaron los disgustos y las riñas entre los esposos con varias rupturas y reconciliaciones hasta la separación definitiva en 1114, cuando el Batallador dejó a la reina en Soria, manifestando que lo hacía para acatar la nulidad del matrimonio sentenciada por el papa. Puede afirmarse que desde el año 1110 hasta 1126, es decir, desde el matrimonio de la reina leonesa con el rey aragonés hasta la muerte de aquélla y el ascenso al trono de León de su hijo Alfonso Raimúndez, no hubo paz en los reinos de León y Castilla. En 1110 es cuando el conde de Traba levanta abiertamente la bandera de su pupilo, el conde niño de Galicia, y se opone al rey de Aragón. La lucha se desarrolla con violencia. El Batallador ataca las tierras del conde de Traba saqueando el territorio de su enemigo. Esta incursión motivó la primera separación temporal del matrimonio. Urraca volvió a León, mientras el Batallador quedaba tratando de pacificar Galicia. Al poco tiempo, Alfonso tuvo que dejar Galicia, porque los asuntos de Aragón reclamaban urgentemente su presencia frente a los almorávides. Entre tanto Urraca, prudentemente aconsejada por Pedro Ansúrez, cambiaba de actitud y, para ayudar a su marido, salía hacia Aragón con un ejercito en el que figuraba el propio Pedro Ansúrez. Mientras los burgueses de Sahagún, en pugna constante con el abadengo que los oprimía, se manifiestan entonces en pro del monarca aragonés. A 432
los burgueses de Sahagún imitan los de Carrión y siguen los de toda la llanura del Duero hasta Zamora que toman el bando del Batallador. Las diferencias con los almorávides se resolvieron después de unos meses regresando Alfonso a León, quedándose Urraca en Aragón. Mientras Alfonso el Batallador se hallaba ejerciendo su autoridad regia en tierras de León, Urraca estaba en Aragón con análogas funciones. Allí fue una comitiva para informarla de las actividades de su marido en León, y a indicarla a que apoyara a los enemigos del rey aragonés. Sabedor éste del cambio de actitud de la reina, regresó rápidamente a Aragón, tuvo un violento altercado con ella y la puso presa en la fortaleza de Castellar cerca del Ebro, de donde la reina se evadió con la ayuda de sus favoritos, los condes castellanos Gómez González y Pedro González de Lara. La reina leonesa tenía que buscar urgentemente más apoyo y lo fue a buscar al partido gallego formado por los magnates defensores de su hijo, con el conde de Traba a la cabeza, a quienes les prometió que colocaría al infante en el trono de León. Estos magnates salen para unirse a la reina, llevando consigo al infante, pero en el camino reciben la noticia de que doña Urraca ha hecho las paces con su marido. El conde de Traba, después de ponerse de acuerdo con Enrique de Borgoña, conde de Portugal, deciden regresar a Galicia donde, en un castillo del Miño, instalan al infante al cuidado de su aya la condesa de Traba, Mayor Guntroda Rodríguez. El Batallador, por su parte, entra en Toledo y decide combatir al arzobispo don Bernardo, jefe del partido eclesiástico enemigo del aragonés, quien amenazaba con la excomunión de los dos cónyuges si no rompían un vinculo matrimonial que la Iglesia había declarado ilícito. Alfonso I destierra al arzobispo por considerarlo un señor rebelde a su rey. El Batallador, se alía entonces con el conde de Portugal, atento a contentar a lo que de él esperaban sus partidarios en León y Castilla y defendiéndose sobre todo de sus principales enemigos: el conde de Traba y los dos condes castellanos amigos de la reina, contra los cuales se lanzó ayudado por tropas portuguesas. La batalla se celebró en Octubre de 1111 cerca de Sepúlveda, en el llamado Campo de la Espina. La batalla, llamada de Candespina, fue un durísimo golpe para Urraca, que de hecho quedaba sometida a la voluntad de su marido. En todo este conjunto de intrincados y vertiginosos acontecimientos, en que fueron protagonistas personajes de muy diversa condición, desempeñó un papel decisivo el obispo Diego Gelmírez de Santiago de Compostela, la figura más extraordinaria de la Galicia feudal y una de las más interesantes de toda la Edad Media peninsular, tanto por su propia personalidad como por su significación social. Poderoso 433
magnate bien relacionado, tanto en la corte real como allende Pirineos, bien conocedor del estado de los reinos, maestro en el arte de saber esperar y hábil nadador entre dos aguas, el obispo Gelmírez se pone entonces abiertamente a la cabeza de los partidarios del conde de Galicia y heredero dinástico del trono de León, hasta entonces capitaneados por el conde Pedro Froílaz de Traba. Gelmírez envió mensajeros secretos a la reina con el proyecto de coronar al infante Alonso como rey de Galicia, propuesta que Urraca aceptó después de consultar a su consejero, Fernando García. La coronación se llevó solemnemente a cabo en la basílica compostelana en el mes de septiembre del mismo año 1111. Los magnates gallegos encabezados por el conde de Traba, decidieron emprender un viaje a León con el niño recién coronado rey de Galicia, para que en la prestigiosa capital fuera reconocido como soberano de León y Castilla. Iban en la expedición el conde de Traba, el obispo Gelmírez y el conde Fernando García. En el camino pasaron por Lugo, cuyos habitantes eran partidarios del rey de Aragón, y sometieron a la ciudad. Pero el aragonés se movió con mayor rapidez que sus enemigos; les cortó el paso en Viadangos (hoy Villadangos) y les derrotó en una batalla en la que murió el conde Fernando y fue hecho prisionero el de Traba, mientras el hábil Gelmírez pudo escapar de la persecución, entregar al real infante a su madre y regresar rápidamente a Galicia. La reina se refugió en el castillo de Monzón de Campos. El único firme apoyo que la reina leonesa podía contar en aquella circunstancia para enfrentarse a su marido estaba, pues, en Galicia, por lo que, dejando a su hijo en Monzón, salió hacia Santiago de Compostela, para tratar de llegar a un acuerdo directo con el obispo Germírez, en cuyas firmes manos se hallaban reunidos todos los poderes tanto político, militar, económico y eclesiástico de aquel reino. Para combatir a su marido, Urraca necesitaba unos recursos económicos de que carecía y que Gelmírez le proporcionó, a cambio de donaciones reales que acreditaban el poder del señorío de Santiago. En aquellos años, carente el país de autoridades firmes y sumido en el desorden, bandas de gente incontrolada recorrían caminos y campos saqueando tierras, poblados, iglesias y monasterios. Tan peligrosa era la vida de los campos que muchos de sus pobladores buscaban refugio en ciudades y fortalezas. La situación resultaba cada día más insostenible. Alfonso se sentía defraudado de tantas luchas que no conducían a la gran monarquía que agrupara los reinos de León y Castilla con los de Navarra y Aragón, con que había soñado al sellar el pacto matrimonial con Urraca. Los amores de ésta con el conde de Lara era de conocimiento general. Por fin, en el otoño de 1114, se celebró en León 434
una reunión episcopal, en la que, entre otras cosas, se dispuso que aquellos que se hubieran unido en matrimonio siendo consanguíneos debían separarse irremisiblemente o ser excomulgados, o lo que era peor, bajo pena de anatema. Después del repudio, recobrada nominalmente su plena soberanía sobre los reinos de León y Castilla, Urraca se encontraba en menguada situación. Galicia estaba en manos de su hijo Alfonso VII (en realidad del obispo Gelmírez y del conde de Traba), Portugal en poder de su hermana Teresa, mientras la mayor parte de Castilla seguía bajo la autoridad de su exmarido el rey aragonés. Solamente el reino de León propiamente dicho y una parte de Castilla occidental, próxima al río Pisuerga, se mantenían bajo el poder efectivo de la reina leonesa. Separada ya del rey de Aragón, Urraca buscó de nuevo aliados en Galicia, y encontró el apoyo de Arias Pérez que había sido partidario del Batallador y enemigo de Gelmírez. El obispo se inclinó decididamente al bando del conde de Traba y Alfonso VII que, desde entonces, figuró como rey en los documentos que firmaba. Los conflictos se agravaron al producirse en Compostela una revolución municipal, la cual a Urraca, vino a salvarla de manera imprevista. La insurrección de momento resultaba incontrolable. La plebe se amontonaba en las calles de la ciudad y pedía la cabeza del obispo. Ante la gravedad de la situación Gelmírez se encierra y se hace fuerte, con algunos de sus partidarios, en la torre de la catedral. La reina entra muy satisfecha en Compostela, donde el pueblo la recibe y aclama con alborozo; Gelmírez desde su torre ve como los amotinados saquean el palacio episcopal y oye que el primogénito lee unas proclamas en las que se ensalzan unas libertades hasta entonces allí nunca oídas. En tal angustiosas circunstancias, recibe en su fortaleza a un emisario de la reina, que le propone la paz a cambio de que repudie su alianza con el conde de Traba y se solidarice con ella, Gelmírez, que aborrecía a Urraca, acepta el pacto que le propone, cambia de bando y actúa de arreglo a un nuevo plan. Cuando Pedro Fróilaz acude a su auxilio, se encuentra inesperadamente con un enemigo cuyas tropas luchan contra las suyas, y el conde, derrotado, tiene que pasar el Tambre. En plena confusión y desorden, humillado y arruinado, Gelmírez logró huir de Compostela y se presentó a la reina, que estaba en Tierra de Campos. Urraca, trata con el obispo la manera de encauzar los acontecimientos, después de lo cual, éste regresa a Santiago de acuerdo con la reina. Más allá de los Pirineos, la Santa Sede también tenia en Galicia muchos intereses. El prestigio de la tumba del Apóstol por antonomasia rebasaba entonces las fronteras de España y se extendía por toda la 435
cristiandad europea; el dinero que, desde la diócesis compostelana, salía hacia Roma era mucho; y muy grandes eran los vínculos que la casa real leonesa tenía con Cluny desde los tiempos de Alfonso VI. Urraca, dispuesta a negociar, envió a Galicia, al que podía ser ya su nuevo cónyuge, el conde de Lara, que se entrevistó con el de Traba a orillas del Tambre, donde convinieron en el cese de hostilidades y la concertación de un pacto de amistad y ayuda mutua por tres años. Los burgueses de Santiago pensaron que un pacto como aquel entre personajes tan distantes, como la reina leonesa, el obispo compostelano y el gran magnate gallego, solo podía ir contra ellos, por lo que se apresuraron a la defensa y se hicieron fuertes en la catedral. Poco después, llegaba la reina a Santiago con sus tropas. Urraca se reunió inmediatamente con Gelmírez y ordenó a sus guardias que entraran en el templo, pero encontraron una dura resistencia por parte de los ocupantes teniendo Urraca, Gelmírez y un grupo de leales, que refugiarse en la torre de las campanas. La sublevación siguiendo el texto de la Historia Compostelana*, llega a su punto álgido, cuando es incendiada la torre en la que se habían refugiado y el fuego obliga a la reina a abandonar el refugio, provocando que: «Cuando la turba la vio salir, se abalanzaron sobre ella, la cogieron y la echaron en tierra en un lodazal, la raptaron como lobos y desgarraron sus vestidos; con el cuerpo desnudo desde el pecho hasta abajo y delante de todos quedó en tierra mucho tiempo vergonzosamente. También muchos quisieron lapidarla y entre ellos una vieja compostelana la hirió gravemente con una piedra en la mejilla.»
Mientras tanto, Gelmírez, cubierto con la capa de un sacristán y con un crucifijo ante la cara, pudo salir sin ser reconocido. Al día siguiente los compostelanos pidieron perdón a la reina, la cual aceptó gustosamente. A continuación, se hicieron los juramentos de rigor, dando posteriormente permiso a Urraca y a los suyos para salir de Compostela. Poco duró la alegría, ya que, saliendo de Compostela, Urraca repudió su juramento y declaró la guerra a los compostelanos. No pudiéndose vengar de la reina, los amotinados decidieron dar muerte al obispo. Asaltaron el monasterio de San Payo y buscaron al prelado. Y otra vez Gelmírez logró pasar entre la turba sin ser reconocido, saltando tapias, atravesando claustros y gateando por los tejados, pudo abandonar la ciudad. Mientras, las huestes de Urraca, con las del conde de Traba y las de otros nobles gallegos, pusieron sitio a Santiago. Largo y duro debió de ser el asedio a juzgar por el hambre y los muchos muertos que mencionan las crónicas. Al final, Urraca salió 436
victoriosa y Gelmírez expulsó a los rebeldes de Galicia y a los compostelanos les mandó entregar la plata. Dominada en Compostela la revolución burguesa de 1117, Gelmírez reconstruyó y amplió su palacio episcopal. Demasiado fuerte era ya el obispo para que la reina leonesa pudiera intentar cualquier acción encaminada a reducir su poder señorial. Así es que, hacia 1123, hizo un viaje a Compostela donde firmó un pacto de amistad con Gelmírez que, al parecer, fue respetado por ambos. Los últimos años fueron algo más tranquilos, ocupada en asuntos territoriales con su hermanastra Teresa de Portugal y que, finalmente, acabaría con su independencia y tendría su primer monarca a la muerte de Urraca. Así llegamos a sus últimos días y que los pasa entre León y Sahagún. Precisamente en la Historia Compostelana, nos presenta a Urraca en su lecho de muerte, y nos da noticias de su fallecimiento: «Mientras el arzobispo se esforzaba en tal expedición en defensa de la justicia y reivindicación de su honra, ya tuvo conocimiento por mensajeros y por rumores de la muerte de doña Urraca, la cual había pagada su deuda con la naturaleza el 8 de Marzo en la era M.C.LXIIII. (1126) en Tierra de Campos.»
Las causas de su muerte no aparecen claras y las escasas noticias que poseemos parecen ocultar algo oscuro, que nada ensalza sus virtudes. Su hijo Alfonso Raimúndez, asumiría, al día siguiente de morir su madre, las funciones reales en León, con el apoyo de su obispo Diego y la resistencia del defensor de las Torres leonesas que apoyaba las reivindicaciones de Pedro González de Lara. Sus restos fueron trasladados desde Saldaña al Panteón Real de San Isidoro de León. * La Historia Compostelana es una crónica del siglo XII (hacia 1139) escrita en latín que recoge las empresas de Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago de Compostela desde 1120. La obra fue conocida como De rebus gestis D. Didaci Gelmírez, primi Compostellani Archiepiscopi, hasta que en 1766, tras la edición de Enrique Flórez en su Historia Sagrada, empieza a ser conocido con el nombre de Historia Compostelana. Sin embargo la obra contiene una crónica del Reino de León y de Galicia que comprende los reinados de Alfonso VI, Urraca y Alfonso VII e incluye transcripciones de documentos pertinentes a los hechos que narra, lo que la convierte en un documento historiográfico de primer orden para abordar el estudio de la primera mitad del siglo XII.
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Dinastía Borgoña (1126-1230) Fernando VII el Emperador (1126-1157)
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lfonso VII era hijo de la reina Urraca y del borgoñón Raimundo, personaje llegado a España para contribuir a la lucha contra el Islam, cuando no de hacer fortuna personal en aquella frontera de la Cristiandad. Raimundo de Borgoña lo hizo desde luego, al casarse con doña Urraca y convertirse en señor feudal de Galicia. Allí en Galicia nació Alfonso Raimúndez, el futuro Alfonso VII, hacia el año 1105. Desasistido de la protección paterna, pues Raimundo de Borgoña había muerto en 1107, Alfonso Raimúndez estuvo durante bastante tiempo bajo la custodia del conde de Traba, su ayo y cabeza de una de las familias más poderosas de Galicia. Sin embargo en León no parece que nadie contara con él como un posible candidato al trono, hasta el punto que su abuelo buscó en el rey de Aragón un nuevo marido para su madre doña Urraca, más acorde con la tradición gótica y alejada de elementos extraños a la Península, como en definitiva había venido a ser los borgoñones. Durante bastante tiempo, todavía durante el reinado de su madre doña Urraca, el futuro Alfonso VII no fue otra cosa que un juguete en manos de algunos de aquellos poderes que se disputaban la supremacía en uno y otro territorio. En 1111, las fuerzas vivas de Galicia, capitaneadas por el obispo de Santiago, Gelmírez, le proclamaron rey de Compostela. Tras la victoria militar de su padrastro aliado con los condes de Portugal, alejó a Alfonso Raimúndez de Galicia y le llevó primero a León, junto a su madre, y después a Toledo en el año 1118. Después de reinar en Toledo Alfonso Raimúndez lo hizo en Sahagún, sede de uno de los monasterios más importantes leoneses. Cuando murió doña Urraca, cerca de Saldaña, el 9 de marzo de 1126, su hijo se trasladó de Sahagún a León para ser allí reconocido y coronado. Debido a la cercanía, la ceremonia tuvo lugar dos días después en la catedral leonesa de Santa María como heredero de los reinos de su abuelo Alfonso VI, con la presencia de todo el clero y del pueblo de la ciudad. No tuvo que hacer frente a ningún otro pretendiente o competidor directo salvo su antiguo padrastro el rey de Aragón, quien mantenía bajo control, buena parte de las tierras y concejos castellanos, al oeste de Burgos. Alfonso había enviado legados suyos a los magnates gallegos con el aviso de su entronización; y aunque éstos se dispusieron a salir inmediatamente, no pudieron presentarse en León a tiempo para asistir a la regia ceremonia. El rey, deseoso de extender lo antes posible su autoridad por todos los territorios del reino, salió de León para 438
Zamora sin esperar a sus súbditos gallegos, a quienes recibió en esta importante ciudad leonesa. También llegaron a esta ciudad el obispo Gelmírez con muchos abades y obispos de Galicia, así como todos los miembros de la familia Fróilaz, encabezados por el conde Pedro Fróilaz de Traba, ayo del monarca. También en Zamora, Alfonso VII, preocupado por la cuestión portuguesa, entró en relación con su tía la condesa de Portugal y con el consejero y amante de ésta, Fernando Pérez de Traba, uno de los hijos del primer matrimonio del conde Pedro de Traba. A mediados de julio, Alfonso VII regresa a León para celebrar la primera curia regia extraordinaria de su reinado. A ella asistieron el arzobispo primado de Toledo, don Raimundo y del legado de la Iglesia de Roma, el arzobispo Gelmírez de Compostela, junto a los obispos de León, Astorga y Oviedo y gran número de condes y potestades de León, Asturias, Galicia y Extremadura; otros aparecen por primera vez al lado del rey, como el nuevo tenente de las Torres de León. En este grupo de magnates, destaca la presencia de Suario Bermúdez cuya firma aparece siempre en primer lugar en los documentos de Alfonso VII durante su primer año de reinado. Pronto emprende Alfonso una política encaminada en ganar voluntades en Castilla. En 1127 surgen los condes de Lara (Rodrigo y Pedro) en la curia regia. Con estas adhesiones, más o menos firmes, de señores castellanos, el rey comienza a tener un dominio efectivo en las tierras situadas al occidente de Burgos. Los mayores problemas políticos y territoriales a los que hubo de enfrentarse Alfonso VII durante los primeros años de su reinado, se derivaron fundamentalmente de sus relaciones con su padrastro Alfonso I de Aragón. La ocupación que este último, mantenía en buena parte de Castilla, se presentaba como la mayor pérdida para el nuevo monarca leonés. El monasterio de Sahagún y la sede arzobispal de Santiago, que contaba con privilegios de acuñación de moneda, financiaron las campañas que el rey leonés dirigió contra el de Aragón en Castilla el mismo año de 1127; lo que hizo posible la recuperación de Burgos y Carrión, además de la pacificación y sometimiento de muchos de los concejos de la Tierra de Campos. Este avance leonés en Castilla propició la firma del Tratado de Támara con Aragón, aquel mismo año de 1127. Bien es verdad que la realidad impuso un ritmo lento a la consolidación de la posición de Alfonso VII en tierras castellanas. Hasta bien entrado 1131 sus tropas no pudieron tomar las posesiones más avanzadas de los aragoneses, y aún entonces, hubo de esperar a la muerte de Alfonso I el Batallador acaecida cerca de Cariñena en 1134 para que su dominio sobre Castilla fuese completo. Mientras tanto, y como forma de reforzar 439
su posición en el resto de la Península, el rey de León y sus consejeros iniciaron una cuidadosa política de pactos, alianzas y vasallajes. Entre los primeros vasallos del rey de León es necesario contar con el gobernador musulmán de Rueda de Jalón Abu Chafar Ahmad ben Hud más conocido entre los cristianos como Zafadola (Saif al-dawla o Sable del Estado). La muerte de Alfonso I el Batallador sin sucesor directo creaba una situación crítica que su testamento agravaba, pues en él dejaba sus reinos a las tres Órdenes Militares fundadas en Jerusalén después de su conquista por los cristianos: la del Santo Sepulcro, la del Hospital de San Juan y la establecida cerca del templo de Salomón, llamada por ello del Temple. Testamento propio de un ferviente idealista, pero totalmente incompatible con la realidad. Los magnates aragoneses reconocieron inmediatamente por rey a Ramiro II, hermano del Batallador, que había sido monje benedictino en un monasterio de Francia, abad de Sahagún, obispo de Burgos y, por último, nombrado obispo de Roda-Barbastro. Ramiro, llamado el Monje por sus antecedentes, aceptó la corona de su hermano para salvar al reino de la tremenda confusión en que el testamento de éste lo había sumido. Los magnates y obispos navarros, por su parte, proclamaron rey de Navarra a García Ramírez, de linaje real navarro por parte de padre. De esta manera Navarra se separó de Aragón, y García Ramírez pasó a la historia con el sobrenombre de el Restaurador. En estas complicadas circunstancias se consideró obligado a defender el porvenir de la dinastía y contraer matrimonio para procrear un legítimo heredero. De esta manera, Ramiro II contrajo matrimonio con Inés de Poitiers, sobrina del conde de Tolosa. Pocos años antes, en 1128, Alfonso VII se había casado con doña Berenguela, hija de don Ramón Berenguer III, conde de Barcelona. Este matrimonio supuso una firme alianza política entre León y las autoridades más importantes del noreste de la Península. Alianza que terminó en vasallaje de los herederos del conde con respecto al monarca leonés. Alfonso VII era entonces, pues, legítimo rey de Asturias, León, Galicia y Portugal, Castilla y Toledo, y eran sus vasallos el rey de Pamplona, el conde de Barcelona y algunos condes de allende Pirineos. Todo ello le llevó a creer que había llegado el momento de convocar en León, capital de la monarquía astur-leonesa, una curia regia extraordinaria para exaltar públicamente su condición imperial, mediante la solemne coronación como emperador de España. Y en León se reunieron, el 26 de Mayo de 1135 durante tres días, los más altos cargos del reino, según cuenta la Chronica Adefonsi Imperatoris, atribuida a Arnaldo obispo de Astorga: 440
En el mismo año en que acontecieron estos sucesos, el conde Ramón de Barcelona, cuñado del rey, y su pariente el conde Alfonso de Tolosa, vinieron a presencia de aquél y le prometieron obedecerle en todo; se hicieron sus vasallos, tocando la diestra del príncipe para reconocer solemnemente la fidelidad que le debían, y recibieron del rey leonés, el conde de Barcelona, Zaragoza, en honor o tenencia, conforme a las costumbres de León, y el de Tolosa, con la honor, un vaso muy bueno de oro que pesaba 30 marcos, muchos caballos y otros muchos regalos. Después acudieron unánimes al rey todos los nobles de Gascuña y de la tierra vecina hasta el Ródano y Guillermo de Monte Pesulano, recibieron del príncipe plata y oro, diversos, variados y preciosos dones y muchos caballos, y se sometieron a él, obedeciéndole en todo. Más tarde llegaron también ante el rey muchos hijos de los condes, jefes y potestades de Francia y muchas gentes de Poitu, recibieron de él armas y otros muchos regalos, y así se extendieron los límites del reino de Alfonso, soberano de León, desde el gran Océano, junto a Padrón de Santiago, hasta el Ródano. Ocurridos estos sucesos, en la Era de MCLXXIII señaló el rey el día cuarto de las nonas de junio, festividad del Espíritu Santo, y la ciudad regia de León, para celebrar un concilio o asamblea plena de su curia con los arzobispos, obispos, abades, condes, príncipes y jefes de su reino. El día establecido llegaron a León el rey, su mujer la reina doña Berenguela, su hermana la infanta doña Sancha, García, soberano de los Pamploneses, todos cuantos el monarca leonés había convocado, una gran turba de monjes y de clérigos, y una muchedumbre innumerable de gentes de la plebe que habían acudido a León para ver, oír y hablar la palabra divina. El primer día del concilio se reunieron con el rey en la iglesia de Santa María todos los grandes y quienes no lo eran, para tratar de las cosas que les sugiriese la clemencia de Nuestro Señor Jesucristo y fueran convenientes a la salvación de las almas de todos los fieles. El segundo día en que se celebraba la venida del Espíritu Santo a los apóstoles, los arzobispos, obispos, abades, nobles y no nobles y toda la plebe, se juntaron de nuevo en la iglesia de Santa María, y estando con ellos el rey García de Navarra y la hermana del soberano de León, siguiendo el consejo divino, decidieron llamar emperador al rey Alfonso, porque le obedecían en todo el rey García, Zafadola rey de los sarracenos, Ramón conde de Barcelona, Alfonso conde de Tolosa, y muchos condes y jefes de Gascuña y de Francia. Cubrieron al rey con una capa óptima tejida de modo admirable, le pusieron sobre la cabeza una corona de oro puro y piedras preciosas, le entregaron el cetro, y teniéndole del brazo derecho el rey García y del izquierdo el obispo Arriano de León, le llevaron ante el altar de Santa María con los obispos y abades que cantaban el Te deum laudamus. Se gritó viva el emperador, le dieron la bendición, celebraron después misa solemne y cada uno regresó a sus tiendas. Para solemnizar la ceremonia, dio el emperador en los palacios reales un gran convite, que sirvieron condes, príncipes y jefes, y mandó repartir grandes sumas a los obispos, a los abades y a todos, y hacer grandes limosnas de vestidos y alimentos a los pobres. 441
El tercer día se juntaron el emperador y todos los otros en los palacios reales como solían hacerlo, y trataron de los asuntos relativos al bien del Reino y de toda España. Dio el emperador a todos sus súbditos leyes y costumbres como las de su abuelo el rey Alfonso; mandó devolver a todas las iglesias las heredades y colonos que habían perdido injustamente y sin resolución judicial, y ordenó que se repoblasen las ciudades y villas destruidas durante las pasadas discordias y que se plantasen viñas y todo género de árboles. Decretó también que todos los jueces desarraigasen los vicios de aquellos hombres que los tuviesen contra la justicia y los decretos de los reyes, príncipes, potestades y jueces... Mandó, asimismo, a los alcaides de Toledo y a todos los habitantes de Extremadura, que organizaran sus huestes asiduamente, que hicieran guerra a los infieles sarracenos todos los años y que no perdonasen las ciudades y castillos, sino que los tomasen todos para Dios y la ley cristiana. Terminadas estas cosas y disuelto el concilio, marchó cada uno a su casa lleno de gozo, cantando y bendiciendo al emperador y diciendo: «Bendito seas tú y bendito sea el reino de tus padres y bendito sea el Dios excelso que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, el Dios que nos visitó y tuvo con nosotros la misericordia prometida a los que esperan en él».
Con la coronación imperial de Alfonso VII, y el predominio de la autoridad en la España cristiana, la idea imperial leonesa había alcanzado su apogeo, llegando incluso a ser conocida más allá de los Pirineos. Desde su proclamación, el monarca leonés trata de extender su autoridad a todo el ámbito peninsular y se titula Imperator Hispaniarum o totius Hispaniae Imperator. A partir de 1136 los documentos que salen de la cancillería imperial sustituyen la expresión regnante por la de Imperante. La expansión de sus dominios hacia oriente y el viejo prestigio de la capital visigoda, llevan a la centralización de la curia imperial en Toledo. Esta se antepone así a León, que encabeza la enumeración de los territorios que componen el imperio. Tres días después de la coronación imperial en la catedral de León, Toledo ya es llamada urbe regia. Para realzar más el prestigio de su corona cambió la fórmula Adefonsus Imperator Legionis et Toleti por otras como Imperatore Regnante in Toleto, in Legione, aunque su titulación varía mucho con el lugar y el tiempo pues en ella suele destacarse el país donde el documento se expide. Durante el reinado de Alfonso VII el Emperador se produce en España un hecho que tendrá gran trascendencia histórica: la unión de Cataluña y Aragón en la corona de un mismo soberano. En 1137 Ramiro II ya tenía una hija, Petronila, que aseguraba la sucesión en el trono de Aragón, pero según el derecho aragonés la heredera tenía que casarse con un varón de linaje real que ejerciera de potestad regia sobre sus 442
estados, por lo que Ramiro concertó los esponsales de la niña, de apenas un año de edad, con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. Ramiro II se apartó por completo de los asuntos de gobierno y sólo retuvo nominalmente el título real hasta su muerte en 1157. Petronila heredó entonces el título de reina de Aragón, pero la potestad regia correspondía a su esposo el conde de Barcelona quien, con el título de príncipe de Aragón, se convirtió, de hecho, en soberano del reino aragonés. Ya gobernante del reino de su mujer, Ramón Berenguer IV se entrevistó en Carrión, en el año 1140, con Alfonso VII a quien prestó vasallaje por el reino de Zaragoza que, bajo la supremacía del emperador leonés, continuó confiando al conde catalán en su condición de príncipe de Aragón. La unión del conde de Barcelona con la heredera del trono de Aragón, y el subsiguiente acuerdo con Alfonso VII, salvó nominalmente la supremacía imperial del monarca leonés en estos dos estados. Como los soberanos de Aragón habían tomado el título de rey y los de Cataluña continuaban usando el de conde de Barcelona, a partir de Ramón Berenguer IV el nombre de Aragón encabezaba la titulación de los soberanos catalanes. Los dos pueblos, aragoneses y catalanes, mantuvieron sus instituciones y sus costumbres políticas. Cuando los reyes catalanes se dirigían a sus súbditos aragoneses, lo hacían generalmente en castellano, pero en las reuniones extraordinarias de las Cortes Generales de todos los reinos de la monarquía, el discurso de la corona se presentaba en catalán. Por otra parte, el acuerdo del emperador con la corona unida catalano-aragonesa había aumentado el distanciamiento entre aragoneses y navarros. En 1140 Alfonso VII llega a un convenio con el rey de Navarra, según el cual éste renovaba vasallaje al rey de León, a la vez que se pactaba el matrimonio de la infanta doña Blanca, hija del Restaurador navarro, con el infante don Sancho, hijo primogénito del Emperador. Pero este triunfo de la política imperial leonesa no acabó con la guerra entre los reyes de Navarra y Aragón. García Ramírez y Ramón Berenguer IV continuaron sus desavenencias y choques armados que, en reiteradas ocasiones, obligaron a intervenir como mediador al emperador leonés. Por otra parte, desde un punto de vista político, la coronación imperial de Alfonso VII no siempre tuvo los resultados esperados, como sucedió con el proceso de independencia de Portugal. Tanto doña Teresa, condesa de Portugal, como su hijo Alfonso Enríquez, a partir de 1127, tuvieron como objetivo primordial la segregación de un reino independiente. Enfrentamientos, treguas y juramentos se sucedieron sin ningún provecho para León, ni siquiera cuando en 1143 Alfonso Enríquez consiguió ser reconocido como rey por el emperador leonés en 443
Astorga. La ruptura total se consumó poco después, cuando el rey de Portugal decidió prestar vasallaje al pontificado en detrimento del rey de León. A pesar de que León tardó bastante tiempo en aceptar la ruptura de los lazos jurídicos que unían a su corona con la de Portugal, el tiempo terminó por consagrarla. Hasta el momento de su separación en 1143, la historia de Portugal es, en líneas generales, la de Galicia. En aquel momento las tierras portuguesas eran parte geográfica de las gallegas, y tenían las mismas estructuras sociales y políticas y los mismos señores feudales, la misma cultura y la misma lengua que el resto de Galicia. Las diferencias nacionales entre los dos pueblos se producen después. Son consecuencia, no causa, de la independencia portuguesa. Es posible que, para las aspiraciones peninsulares de Alfonso VII, el vasallaje de Zafadola, el rey de los andaluces, fuese el que mayor importancia tuvo de todos los que le prestaron; pues, gracias a él, el monarca leonés se vio animado a iniciar sus intervenciones en el alAndalus contra los almorávides. A partir de 1123, el rey de León y su aliado muladí colaboraron en las campañas cordobesas y las márgenes del Guadalquivir, atacar ciudades tan importantes como Sevilla, Carmona o Jerez, y llegar incluso cerca de Cádiz. Sin embargo, a la hora de ganar terreno, el esfuerzo militar se dirigió fundamentalmente hacia la Trastierra, nuestra actual Extremadura. El establecimiento estable de leoneses en aquella parte, comienza sin duda con la conquista de Coria en 1142, que permite el dominio del valle de Aragón y la instauración de una sede episcopal en la ciudad recién ocupada. Anteriormente ya se habían dado los pasos necesarios cuando los mílites de Zamora y Salamanca se apoderaron, en 1136, de la población de Ciudad Rodrigo. La Chronica Adefonsi Imperatoris hace referencia a estas iniciativas de los caballeros salmantinos, que llevaron a cabo bajo el conde Poncio y otros duces del emperador. Alfonso VII dedicó también bastante atención militar a la frontera de Toledo, comenzando por la conquista del castillo de Oreja, que se consumó en 1139, y tratando de afianzar el avance cristiano hasta el Guadiana. Una nueva expedición de Alfonso VII sobre Córdoba, en la primavera de 1146, hizo posible que se consumara pocos meses después la conquista de Calatrava. Por fin, en 1147 llegaba la más espectacular de las empresas reconquistadoras de Alfonso VII, la conquista de Almería. Además, Almería, habría de convertirse en el símbolo de la lucha contra una nueva invasión africana: la de los almohades. Almería era entonces un activísimo puerto comercial que centralizaba, en gran parte, el tráfico del Ándalus con el norte de África y el oriente islámico; pero, además de un emporio mercantil, Almería no 444
era menos importante centro de los piratas musulmanes que infestaban estas aguas y aterrorizaban a los navegantes cristianos que en ellas transitaban. El emperador leonés aceptó la propuesta de las repúblicas italianas y decidió organizar una gran campaña, junto con los catalanes para conquistar Almería. Las huestes de Alfonso atacarían por tierra la ciudad, mientras que las naves catalanas cooperaban en una gran acción naval a cargo de las flotas de Génova y de Pisa. En el camino hacia Almería ocupó las plazas de Úbeda y Baeza con la ayuda del gobernador Ibn Ganiya, partidario de los almorávides. Al pie de las murallas de Almería, el emperador leonés reunió un gran ejército formado por sus huestes y las de sus aliados y vasallos: las tropas catalanas y aragonesas de Ramón Berenguer IV, los vascones de García Ramírez el Restaurador, los franceses del conde Guillermo de Montpellier; los gallegos, asturianos, leoneses y castellanos de sus reinos de León y Castilla. Mientras, las naves catalanas, pisanas y genovesas habían bloqueado el puerto. Así, asediada por mar y atacada por tierra, Almería fue conquistada por el rey-emperador Alfonso VII de León. Todos los pueblos de España salvo Portugal, recién separada del tronco leonés, participaron en esta empresa peninsular. La invasión almohavide a mediados de la década de los cuarenta, encabezado por un bereber del Alto Atlas conocido por Ibn Turmat fue, sin duda, un factor importante para un cambio de coyuntura. Con la nueva ocupación africana de parte del al-Ándalus terminan los grandes proyectos de expansión en el siglo XII. Poco a poco el rey de León, aunque mantuvo y amplió su título imperial, no dejando de anotar el nombre de sus grandes vasallos en sus documentos, renunció a gran parte de su protagonismo. Sus relaciones con Navarra y Aragón se fueron haciendo más políticas y en términos de igualdad, frente a un enemigo común que llegaba una vez más desde el norte de África. Hacia 1146, y tras siete años de luchas en el Magrib, el movimiento almohade había desplazado definitivamente al almorávide, sin que tuviera que pasar mucho tiempo para que esta nueva situación repercutiera en el alÁndalus. Algunos taifas del sur de la península ibérica se adhirieron a los nuevos dominadores norteafricanos. Por su parte, los almohades enviaron un ejército a la península que ocupó Tarifa y Algeciras. Sometió a los señores del Algarve y continuó su avance por tierras de Badajoz. Para contrarrestar estos avances almohades Alfonso VII tomó varias medidas: en primer lugar, buscó y encontró un nuevo aliado en el hispano-musulmán Abn Mardanish, conocido como el rey Lobo o Lopez de Murcia; en segundo lugar, y a través del tratado de Tudején, firmado con Aragón en 1151, procuró que quedaran trazadas las lineas 445
fundamentales de expansión de Castilla; y, en tercer lugar, centró todos sus esfuerzos personales en la defensa de Almería. A pesar de todo esto, los almohades continuaron un avance imparable que les llevó a Málaga en 1153 y poco después a Granada. Alfonso VII intentó contrarrestar este avance de Pedroches, Santa Eugenia y Andujar en 1155; aunque no pudo evitar, con el tiempo, la agonía de la propia Almería, que había de perder poco antes de su muerte. Por otra parte, la tolerancia de los primeros almohades con relación al pensamiento especulativo no religioso fomentó la actividad intelectual. La filosofía griega, especialmente la obra de Aristóteles, penetra en el Ándalus, de donde pasa a la cristiandad occidental. El musulmán Averroes y el judío Maimónides, ambos de cuna cordobesa, tratan de conciliar filosofía y religión. Junto a la nueva invasión africana, la otra gran preocupación de Alfonso VII al final de su reinado fue la de su sucesión en los reinos de León y Castilla; sobre todo a partir de la muerte de la reina doña Berenguela. Alfonso VII se volvió a casar con la polaca doña Riquilda (Rica) en 1152 y que con la cual tuvo dos hijos, no por ello dejó de pensar en sus otros hijos, Sancho y Fernando y como hacer la división de la herencia. Esta división que estaba prevista con bastante antelación, se aprobó definitivamente en el concilio celebrado en Valladolid el año 1155. En él se acordaron los términos precisos de segregación: al primogénito Sancho recibiría Castilla con Avila, Segovia y Toledo y aquellas villas que estaban más allá de la sierra y al este de la calzada de la Plata, además de tierra de Campos, Sahagún y Asturias de Santillana; mientras que el futuro Fernando II de León recibiría el resto del reino con Toro, Zamora, Salamanca, Galicia y Asturias. Tras estos acuerdos, la Navidad de 1156 la pasó Alfonso VII en León rodeado de todos sus hijos, incluidas la reina de Francia Constanza y la reina Sancha de Navarra. Esta reunión familiar se trató en realidad de una despedida, ya que Alfonso VII murió en Fresnada el 21 de agosto de 1157, cuando se ocupaba precisamente de la evacuación cristiana de Almería, cuya alcazaba estaba sitiada por los almohades desde el mes de junio anterior. Con él desaparecía también la antigua idea imperial: los títulos honoríficos y hegemónicos quedaban, eso si, unidos a su recuerdo. Fernando II (1157-1188)
E
l futuro rey de León, Fernando II, nació seguramente en 1137. Era el segundo hijo de Alfonso VII y de su esposa Berenguela, hija de Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, y de su esposa, Dulce 446
de Provenza. Cuatro años antes había nacido el primogénito, Sancho III, que sería rey de Castilla. Los primeros años de vida del príncipe parecen discurrir en tierras leonesas, a los que están vinculados sus ayos, el matrimonio formado por Suero Alfonso y Juliana Martínez. Desde los cuatro años, aproximadamente, su vida transcurrió en tierras de Galicia, por la que siempre mostró una gran predilección, y en la que se encuentran las personas de su confianza. Su educación fue encomendada al poderoso Fernando Pérez de Traba, la primera figura del reino. Gallegos son también su capellán, Rodrigo Menéndez, su maestro, Pedro Gudesteiz, luego arzobispo de Compostela, y algunos de los clérigos de su casa, como Fernando Pando, que será arcediano de Mondoñedo. La herencia de Alfonso VII se estructura en dos reinos, León y Castilla, cuya mayor fuerza militar la sitúa en primer plano. Para entender correctamente el testamento de Alfonso VII conviene advertir en él dos aspectos de gran interés, uno de carácter privado y otro de naturaleza pública. En virtud del primero, se reconocía el derecho de los varones a recibir una parte del reino, cuestión ésta en la que intervinieron varios destacados miembros de la familia real; el otro, de índole pública, según el cual cada comunidad política había de tener un príncipe propio. Lo que realmente hacía Alfonso VII era reconocer la existencia, en sus dominios, de dos identidades diferentes: León, con Galicia, Asturias y las tierras de su Extremadura, y Castilla, junto con las tierras vascongadas, riojanas y la extremadura castellana. El 21 de agosto de 1157 moría Alfonso VII a su regreso de una fallida expedición por socorrer la guarnición cristiana de Almería que, naturalmente, abandonada a sus solas fuerzas capitulaba inmediatamente. La desconfianza parece haber sido la primera reacción de Fernando II, que marchó rápidamente a León para tomar posesión de su reino. También Alfonso I, el rey portugués, acudió presuroso a León para entrevistarse con el nuevo monarca; debió haber garantías de que las relaciones con Portugal no sufrirían alteraciones. Sin duda las había en relación con Castilla, con quien era preciso regular otras diversas cuestiones, entre ellas la presencia en Castilla, al servicio del soberano castellano, de Ponce de Cabrera, que podía tener graves consecuencias si otros nobles se sumaban al castellano y ponían en entredicho la herencia recién establecida. Ponce de Cabrera había tenido del rey leonés la tenencia de Zamora, pero había sido desposeído de ella como consecuencia de un motín urbano, ocurrido a finales de 1157, que había amenazado con un abandono de la ciudad por sus pobladores. Esas y otras cuestiones fueron objeto de atención por los dos hermanos, Fernando II y Sancho III, que se reunieron en Sahagún, el 23 de mayo de 447
1158, probablemente, por mediación de las mujeres de la familia real: Sancha, su tía, y Estefanía, su hermanastra. El acuerdo que allí firmaron contenía una reorganización territorial de la península. En las relaciones entre ambos reinos, se establecía un mecanismo de mutua sucesión, en caso de ausencia de herederos. Se decidió también el reparto de Portugal, cuya legitimidad no se reconocía, al igual que había sucedido respecto a Navarra, en los acuerdos entre Sancho III y Ramón Berenguér IV. Fernando establecería la división de Portugal y Sancho III elegiría la porción que prefiriese. También se abordó, con gran optimismo, la acción contra el Islam: la España musulmana quedaba dividida en sendas zonas cuya reconquista se reservaba a cada uno de los firmantes del acuerdo. La porción leonesa abarcaba de Niebla a Lisboa, así como la mitad del territorio de Sevilla. Las noticias de lo tratado en Sahagún llegaron a Portugal, motivando la protesta y la reacción armada de Alfonso I en la frontera de Toroño, donde causó algunos daños. De todos modos no hubo lugar a la aplicación al tratado de Sahagún, porque en el mes de agosto fallecía el monarca castellano, poniendo obligado final a los grandes proyectos. Dejaba como heredero un niño de solo tres años, Alfonso VIII, cuya herencia no fue discutida por su tío el rey de León. Fernando II se entrevistó con Alfonso I de Portugal, en Cabrera, a finales de noviembre. Preocupado por las cuestiones fronterizas, se vuelve a entrevistar con Alfonso I en Santa María de Palo, en la comarca de Limia, en diciembre de 1159; intervienen en el encuentro, en alguna forma, Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón y conde de Cataluña, en peregrinación a Santiago. Fernando II se hace titular rey de España, como hijo del emperador que era; una hegemonía que trata de convertir en efectiva. Como primera medida al subir al trono hizo repoblar Ciudad Rodrigo y Ledesma. La primera de ellas era un punto estratégico para garantizar la presencia leonesa en la frontera y impedir que una eventual expansión castellana o portuguesa estrangulasen el contacto leonés con el Islam; para subrayar su importancia, la nueva ciudad se convirtió en sede episcopal. La segunda, Ledesma, era una base imprescindible para asegurar las comunicaciones con la posición avanzada de Ciudad Rodrigo. No tardaron mucho los habitantes de Salamanca en organizar una revuelta por la fundación de Ciudad Rodrigo ya que los salmantinos entendían que los perjudicaba, porque se había hecho a costa de sus términos. La sublevación salmantina exigió respuesta armada, con victoria de las fuerzas reales en Valmuza, en junio de 1162. La dureza empleada en esta ocasión por el monarca se explica por el deseo de intervenir rápidamente en Castilla, lo que venía siendo estorbado por 448
estas perturbaciones internas. En efecto, apoyado por los Castros, abiertamente enfrentados con los Lara, Fernando II entraba en territorio castellano, apoderándose de amplias regiones al sur del Duero y del Sistema Central. Luego se acercó a la frontera con Aragón, en Ágrada, a finales de septiembre de 1162, se entrevistó con el joven rey de Aragón, Alfonso II, que acababa de suceder a su padre, Ramón Berenguer IV, recientemente fallecido. En esta ocasión se acordó el matrimonio del soberano aragonés con Sancha, hermana del leonés, al que prestó homenaje por el reino de Zaragoza. Poco después, los Castros y los Lara se reconciliaban y Fernando era reconocido como regente de Castilla, cosa que no llegó a estar por mucho tiempo, ya que la resistencia castellana, por una parte, y las pocas fuerzas con que contaba, por otra, se lo impedían. Sancho VI de Navarra estaba creando una nueva monarquía, plenamente soberana, que rechazaba el vasallaje a Castilla, y con una mayor vinculación territorial con el reino. En este momento, todo un símbolo, abandonaba el título de rey de los pamploneses por otro más adecuado a la actual realidad, el de rey de Navarra. Alfonso I de Portugal tampoco parecía conforme con la situación. El rey portugués, probablemente alentado por gentes de Salamanca, se apoderó de esta ciudad, saqueando la tierra de Ledesma. La presencia de Fernando II desbarató los proyectos portugueses en esta zona; sin embargo, reclamado por asuntos castellanos, no pudo impedir que Alfonso I se apoderará de las comarcas de Limia y Toroño, que retendrá durante dos año. En enero de 1165 celebraba Fernando II una entrevista con su hermana Sancha, reina de Navarra, a la que entregaba una importante fortuna. Por este procedimiento quedaba asegurada la amistad con su cuñado navarro. En abril del mismo año, Fernando II se entrevista en Pontevedra con Alfonso I; firman un acuerdo, en el que se incluye el matrimonio del monarca leonés con Urraca, hija del portugués, como garantía de la amistad; era una solución difícil, por razón de parentesco, aunque se confiaba obtener dispensa. Inmediatamente acudía Fernando II a Medina de Rioseco para rechazar un intento de Nuño Pérez de Lara de ocupar las tierras del infantado. La pérdida de Toledo por los Castro y la renuncia de Fernando II a la regencia de Castilla marcan un cambio de orientación. El interés está, ahora que la presencia almohade comienza a hacerse amenazadora, a dar un nuevo impulso a la reconquista. El acuerdo con Portugal y el abandono por Fernando II de la regencia castellana, contribuyeron a la creación de una situación política de distensión. Se entra en un equilibrio entre los reinos cristianos sobre 449
el que se aborda una acción expansiva de apoyo a Ibn Mardanish, el taifa que está construyendo un reino andalusí, y que protagoniza, en defensa de un andalusismo antiafricano, un enfrentamiento de duras perspectivas, con los almohades. Equilibrio entre León y Portugal, edificado sobre el Tratado del Lérez y el enlace matrimonial de Fernando y Urraca; equilibrio entre León y Castilla, aunque eran tropas leonesas las que ocupaban las tierras del infantado. Cierto equilibrio también entre Castilla y Navarra. Amistad estrecha entre Aragón que pronto cristalizará en una auténtica alianza; equilibrio entre Aragón y Navarra, con acuerdo de participación de Navarra en la reconquista, proyecto que hacía del andalusí Ibn Mardanish la víctima del expansionismo cristiano. En 1166, una expedición leonesa se apoderó de Alcántara, al mismo tiempo se producía la evacuación de Toledo por Fernando Rodríguez de Castro al servicio de León: era el fin definitivo de la regencia. En el verano de 1168, Fernando Rodríguez de Castro, por orden de Fernando II viajaba a Marruecos para entrevistarse con el califa almohade. De estas conversaciones sale una alianza entre Fernando II y los almohades, en virtud de la cual éstos prestarán apoyo frente a Castilla y Portugal, a cambio de ayuda leonesa para mantener la situación en Extremadura. La alianza tiene la ocasión de entrar en funcionamiento muy pronto. En mayo de 1169 tropas portuguesas, dirigidas por Gerardo Sem Pavor, tomaba por sorpresa, la ciudad de Badajoz, en cuya alcazaba resistió la guarnición en espera de ayuda exterior. Acudió Alfonso I de Portugal con intención de dominar la resistencia, pero también acudió con celeridad Fernando II. En la propia ciudad tuvo lugar un duro enfrentamiento en el que los portugueses fueron derrotados y Alfonso I sufrió heridas de consideración al intentar huir. Fue hecho prisionero como también Gerardo Sem Pavor. Ambos fueron liberados con severas condiciones. Al año siguiente, nuevamente intentó Gerardo una acción sobre Badajoz, sobre la que configuraron dos ejércitos, el almohade y el de Fernando II, que obligaron a retirarse a los portugueses. Por el momento Badajoz era para Fernando una posición excesivamente avanzada, imposible de defender, por lo que siguió con guarnición almohade. El 15 de agosto de 1171 la reina Urraca daba a luz, en Zamora, al que sería heredero, el príncipe Alfonso. Era la garantía de la continuidad dinástica. Sin embargo existía una grave preocupación en relación con el matrimonio real para el que todavía no había logrado dispensa, a pesar de las gestiones realizadas en la propia curia romana. Hay que decir, que en estos años, se apreciaba el fortalecimiento de los reinos cristianos, no solo del portugués, sino también del castellano y el aragonés, que había 450
estrechado sus relaciones desde que en junio de 1170 sus respectivos monarcas, Alfonso VIII y Alfonso II, se entrevistaron en Sahagún. No solo era apreciable el robustecimiento cristiano, sino también el de los almohades, decididos a cortar el crecimiento cristiano y a erradicar el intento de andalusismo, ya agónico, de Ibn Mardanish. La primera acción almohade, en 1172, dirigida contra Calatrava se cierra con la sensación de fracaso, sin lograr su objetivo, limitada exclusivamente a reabastecer Cuenca. La sensación de fracaso se ve incrementada por la audaz réplica portuguesa que constituye la toma de Beja por Gerardo Sem Pavor. Alfonso I, ante la imposibilidad de defenderla, ordenó su evacuación y demolición. En 1173, las tropas almohades causaban una grave derrota a un aventurado cuerpo expedicionario castellano, en Caracuel, el 6 de abril. Pocos meses después efectuaron un masivo abastecimiento de Badajoz y limpiaron con energía amplias zonas en torno a la ciudad. Esta dejaba de estar amenazada para convertirse en puerto de partida de una eminente acción ofensiva. Después de la derrota de Caracuel, los castellanos solicitan una tregua del califa; lo mismo hace Alfonso I. Es posible que Gerardo Sem Pavor, el protagonista de tantas acciones militares, considerase tal actitud como desautorización de su trayectoria que, además, le privaba de medios para sostener a sus huestes. Seguramente por esta razón abandonó el servicio del rey y se pasó al del califa que realizaba una importante adquisición. Poco después Gerardo sería asesinado, probablemente porque no resultaba enteramente fiable por sus nuevos amigos. Así se establecía una tregua por cinco años cuyo efecto más visible era que León quedaba solitario, como único enemigo frente a la potencia almohade. Este descargó su fuerza desde septiembre de 1174 sobre la extremadura leonesas: cayeron Alcántara y Cáceres, y fueron evacuadas todas las posiciones al sur del Tajo, excepto las de Fernando Rodríguez de Castro que tenía treguas vigentes con el califa almohade. Todos los cristianos de la frontera se replegaron sobre Ciudad Rodrigo que, pese a lo incompleto de su sistema defensivo pudo detener la acometida y resistir mientras llegaba el socorro solicitado del monarca. Acudió presuroso Fernando II con cuantas fuerzas pudo reunir, y logró levantar el cerco de Ciudad Rodrigo e incluso causó graves pérdidas al ejército enemigo en retirada. Yusuf, el califa almohade, se dedicará en los próximos meses a organizar la reconstrucción de Beja y la repoblación del Algarve. Después, a comienzos de 1176, volverá a sus dominios africanos durante casi una década. La situación en el reino de León tiene unos aspectos preocupantes. El más visible es el retroceso de la frontera, con desmantelamiento de todo el sistema ofensivo-defensivo 451
al sur del Tajo. Fernando II está tratando de paliar esos daños reforzando la frontera en tierras de Salamanca, Ledesma y Ciudad Rodrigo. Al final no fue posible salvar el matrimonio de Fernando II y Urraca. La reina no esperó que oficialmente se comunicase la sentencia que declaraba ilegítimo el matrimonio. En junio de 1175 anunciaba la decisión de tomar el hábito de la Orden de San Juan de Jerusalén. En adelante figurará en la documentación como freyra de dicha orden. El hijo habido en el matrimonio, el futuro Alfonso IX, era declarado legítimo e inmediatamente comenzaba a figurar en la documentación con título real. En junio de 1177 tiene lugar en Tarazana, una reunión de los reyes de León, Castilla y Aragón; una reunión de familia para tratar diversos asuntos pendientes. Todos los monarcas entienden que ha llegado la hora de reemprender una acción ofensiva contra el Islam. Alfonso I de Portugal realiza una profunda penetración hasta el territorio sevillano; Fernando II penetra en Sevilla; Alfonso VIII conquista la importante posición de Cuenca y Alfonso II de Aragón no quería quedarse rezagado y realizaba una incursión por tierras de Murcia. En los primeros meses de 1178, Fernando II está preparando su matrimonio con Teresa Fernández de Traba, miembro de ese importante linaje gallego, y recientemente viuda de don Nuño Pérez de Lara. El año 1180 fue pródigo en nulos acontecimientos para Fernando II. A comienzos de febrero la reina Teresa daba a luz un niño, pero pocos días después, como consecuencias debidas al parto, se producía su fallecimiento; era enterrada en el Panteón Real de San Isidoro. Casi inmediatamente fallecía también el recién nacido. En julio moría la infanta Estefanía, hermanastra del rey, casada con Fernando Rodríguez de Castro, y es sepultada también en el Panteón Real. Prácticamente, tampoco marchaban bien las cosas para los deseos de Fernando II. En marzo y julio reunió sendas curias plenas en Coyanza y en Benavente; de ellas quedó de manifiesto el escaso interés de la nobleza leonesa por las tierras del infantado y la escasez de medios puestos a su disposición. No había otra posibilidad que la negociación para resolver el enmarañado contencioso, y para negociar en las mejores condiciones posibles, se precisaba un reforzamiento propio. El 21 de marzo de 1181, finalmente, Fernando II y Alfonso VIII se entrevistaban en Medina de Rioseco acompañados de importante séquito para firmar un acuerdo que ponía fin a los enfrentamientos. La partición fue muy complicada. Numerosos lugares tenían una difícil ubicación en un reino determinado, y era una cuestión que 452
lesionaba importantes intereses. La comisión trabajó durante bastantes meses hasta tener listo un acuerdo que se firmó por ambos monarcas el 1 de junio de 1183, estando Fernando II en Fresno y Alfonso VIII en Lavandera, lugares fronterizos de sus respectivos reinos que dan nombre al tratado. No era preciso que un compromiso internacional obligara a Fernando II a reanudar las operaciones contra los almohades, al terminar la tregua a finales de 1183. Como los demás monarcas peninsulares tenía proyectos de acción contra los musulmanes: el suyo consistía en la recuperación de Cáceres. En enero de 1184 sus ejércitos estaban ya ante la ciudad a la que sometieron a un cerco de seis meses; pero no consiguieron rendirla. Fernando II fracasaba, pero tampoco el multitudinario ejército almohade logró éxitos. Acometió Santarem, pero la guarnición portuguesa, un tanto perpleja ante las intenciones del rey leonés, recibió providencial apoyo de Fernando II que acudió rápido desde su centro de operaciones en Ciudad Rodrigo. La retirada almohade tuvo tintes trágicos porque en ella fue herido el califa que, como consecuencia, falleció pocos días después. No iban a ser las cuestiones bélicas el argumento esencial de estos últimos años del reinado, sino un problema sucesorio en el que tiene gran importancia el crecimiento que han experimentado algunos linajes nobiliarios. Con posteridad a la muerte de la reina Teresa, los Castros habían recuperado el favor real; a su cabeza don Fernando Rodríguez de Castro, el castellano, y con él sus sobrinos, hijos de Diego López de Haro, señor de Vizcaya, que ocupan importantes puestos tanto en Castilla como en León. Entre los hijos de este magnate se halla Urraca López, que se convierte en amante de Fernando II. Desde luego en 1183 da a luz al primer hijo del monarca, García, que falleció pocos meses después. En 1184 nacía un segundo hijo, Sancho, pronto considerado por algunos como verdadero heredero del trono leonés. En mayo de 1187 contraía en León matrimonio Fernando II y Urraca, hecho que planteaba el debate sucesorio desde nuevas perspectivas. La situación del futuro Alfonso IX en la corte se hizo insoportable. Estaban desapareciendo algunos personajes que habían sido claves en el reinado de Fernando II y su puesto estaba siendo ocupado por personajes afines a la nueva reina. Desde finales de 1187 Alfonso no figuraba en la documentación de su padre. Estando en Benavente, Fernando II moría un frío 22 de enero de 1188. Su hijo Alfonso que estaba viajando hacia Portugal desde Orense, por tierras de Limia, recibió la noticia. Reclamó para sí inmediatamente la herencia de su padre, y fue aceptado como rey por la mayor parte de la nobleza que no secundó el intento de Urraca de proclamar a Sancho. La segunda decisión fue recuperar el cadáver de su padre, dispensarle las 453
oportunas honras fúnebres y cumplir su postrera voluntad: ser enterrado en la catedral de Compostela, con la que le unía una larga e íntima relación, y donde reposaban ya algunos de sus familiares. Alfonso IX (1188-1230)
A
lfonso IX, hijo de Fernando II de León y Urraca Alfonso de Portugal, nació en Zamora en el verano de 1171. Deshecho el matrimonio de sus padres por inquebrantable decisión papal, a causa del parentesco entre los esposos, y recluida su madre, en plena juventud, en un monasterio, el niño Alfonso fue criado los primeros años por su nodriza, una señora que tenía fincas en Salamanca y en la ribera del Bernesga. Como era frecuente en la corte de León, el infante heredero de la corona fue educado en Galicia. Alfonso IX tuvo por ayo a don Juan Arias, yerno del conde Fernando Pérez de Traba. Cuando subió al trono tan solo contaba diecisiete años de edad. El inicio de este reinado fue tremendamente complicado. Al oeste, el rey Sancho I de Portugal; al este, Alfonso VIII de Castilla, que ya tenía en su poder las tierras arrebatadas por doña Urraca; y al sur, el peligro inminente de los almohades. Por si esto fuera poco, Alfonso IX se encontró con las arcas regias muy vacías debido a las muchas donaciones que su padre había hecho, en especial a las Órdenes Militares. Todas estas adversas circunstancias motivaron a la convocatoria de una Curia Regia por parte de Alfonso IX. Por primera vez en la historia de León, de España e incluso de toda Europa, asisten a la curia ciudadanos representantes de villas y ciudades, además de la nobleza y el clero. Fueron las famosas Cortes Democráticas de 1188, reunidas en el claustro de San Isidoro de León. En estas cortes, además de ampliar los Fueros de Alfonso V del año 1020, se promulgaron nuevas leyes destinadas a proteger a los ciudadanos y a sus bienes contra los abusos y arbitrariedades del poder de los nobles, del clero y del propio rey. Este importante conjunto de decretos ha sido calificado con el nombre de Carta Magna Leonesa. Alfonso IX, en sus preocupaciones como gobernante leonés, siempre consideró como primordial la amenaza de su primo el monarca castellano. Éste, Alfonso VIII, aprovechando los momentos de confusión e incertidumbre que en el Reino de León siguieron a la muerte de Fernando II, entró en tierras leonesas y avanzó por la Tierra de Campos más allá de la raya señalada por Alfonso VII. Pero después los dos reyes se entrevistaron en Carrión, donde, en la iglesia de San Zoilo, firmaron 454
un tratado de ayuda mutua. Por otra parte, Alfonso buscaba el apoyo de su tío el rey Sancho I de Portugal pactando el matrimonio con Teresa, hija de éste y por tanto prima hermana suya. La boda se celebró en Huesca, pero el matrimonio del rey leonés con la infanta portuguesa fue reprobado, a causa del parentesco, por el papa Celestino III. En la primavera de 1195, el sultán almohade de Marruecos Abu Yúsuf Yaqub Almansur avanza con sus tropas por tierras de la Mancha contra Castilla. Alfonso VIII se dispone a contraatacar con las suyas y el 25 de julio chocan ambos ejércitos en la batalla de Alarcos, donde el monarca castellano sufre una gran derrota, a consecuencia de la cual pierde Calatrava y varias fortalezas cerca de Toledo. En la batalla de Alarcos no estuvieron presentes los leoneses ni los navarros, que si no ayudaron al rey de Castilla tampoco lo perjudicaron. El monarca leonés sentía cierto rencor hacia su primo el castellano, cuando recordaba la jornada de Carrión donde, al comienzo de su reinado, el rey de Castilla le armó caballero en el monasterio cluniacense de San Zoilo y tuvo que besar a éste la mano de acuerdo con las reglas de la caballería. Después de la batalla de Alarcos, Alfonso VIII se retiró a Toledo, adonde el leonés fue a visitarle. Durante la visita, Alfonso IX reiteró al rey de Castilla su deseo de recuperar los lugares leoneses que éste no le había devuelto, a lo que el castellano se negó; por lo que el rey de León salió de Toledo indignado. Frente a la coalición de castellanos y portugueses y al inmediato peligro musulmán, Alfonso IX optó por hacer las paces y aliarse con los islamitas. Fue intermediario en los tratos el castellano Pedro Fernández de Castro. En 1196 el ejercito leonés, reforzado con muchas tropas musulmanas y dirigido por el propio rey, avanzó por el territorio de Campos ocupado por Alfonso VIII destruyendo todo a su paso, sin que el rey de León y sus capitanes pudieran impedir los saqueos y destrozos de los auxiliares islamitas en las iglesias cristianas. Este ejército llegó hasta Carrión, donde Alfonso IX creyó vengada la afrenta que siempre consideró haber sufrido allí mismo cuando tuvo que besar la mano de quien después fue su principal enemigo. Después de que las tropas islamitas se hubieran retirado de la frontera meridional del Reino de Toledo, Alfonso VIII, que contaba con el apoyo de Roma, de Portugal y de Aragón, contraatacó con tropas castellanas y aragonesas que, a finales de julio, entraron en el Reino de León devastando todas las tierras por donde pasaban. En el avance fue cautivado el conde Fernando de Cabrera, gobernador de Benavente, con algunos otros señores leoneses leales a Alfonso IX. Las tropas castellanas y aragonesas llegaron hasta Astorga, sin poder conquistarla. Tampoco pudieron conquistar León, 455
pero tomaron por asalto la cercana población de Castro de los Judíos (hoy Puente Castro), cuyas casas y sinagogas quedaron convertidas en escombros y sus habitantes sometidos a cautividad y llevados hacia Castilla y Aragón con todo el resto del botín. El papa Celestino III intervino de nuevo en la lucha entre los dos Alfonsos, excomulgando al monarca de León y autorizando a los leoneses a tomar las armas contra su rey. De todos modos, Alfonso IX, continuaba en buenas relaciones con las iglesias de su reino y con la catedral compostelana. Los reyes de Castilla y Aragón entraron de nuevo en el Reino de León avanzando hasta Alba de Aliste, de cuya fortaleza se apoderaron. Alfonso IX, enterado de la toma de la población por las tomas castellanas y aragonesas, reaccionó con un fuerte ejército que, bajando por la ruta del Esla, se dirigió al encuentro de estos. Pero el choque armado no llegó a producirse porque el rey de Castilla le interesaba una tregua con los almohades, y el de León trataba de verse libre de tantos enemigos a la vez y de la excomunión papal. Finalmente se firmó un acuerdo y se estableció la paz entre los reyes de León y Castilla. Condición importante en este acuerdo era el matrimonio del monarca leonés con doña Berenguela, hija mayor del castellano, sin tener en cuenta el impedimento religioso del parentesco. La boda se efectuó en el otoño de 1197. En febrero de 1198 los dos monarcas se hallaban en Compostela, adonde habían acudido en peregrinación al santo sepulcro del Apóstol. Todo parecía indicar que con este matrimonio se lograría una paz definitiva entre los dos monarcas y primos, pero al ascender al trono pontificio, el nuevo papa Inocencio III condena inflexiblemente el matrimonio de Alfonso IX con la hija de su primo. La pareja no está dispuesta a separarse, pero en 1204 los reyes tienen que hacerlo después de haber procreado cinco hijos. En marzo de 1206, Alfonso IX y Alfonso VIII llegan a un acuerdo sobre la herencia del reino leonés en la persona del infante Fernando, hijo de Alfonso IX y Berenguela. En 1208 reunió una curia extraordinaria con asistencia de los magnates, obispos y representantes de las villas más importantes de la corona. En ella se promulgaron leyes, muchas de ellas favorables a la iglesia y sus dignatarios. Así, decretó la exención de tributos de portazgo en todo el reino a favor de las cargas de alimentos destinados a los canónigos de la catedral de León. También donó a la catedral de Compostela tierras de viñedo y sin plantar dentro de la jurisdicción de Toro. Alfonso IX amante de la poesía y de las bellas artes, deseaba desde hacía mucho tiempo llevar a cabo con toda solemnidad la consagración de la iglesia del apóstol patrono de su corona. Después de cuidadosa preparación, la ceremonia se efectuó, con 456
gran pompa, en abril de 1211. Asistieron todos los obispos de Galicia, los de Oviedo, León y Astorga, el de Coria e incluso obispos portugueses, como los de Lisboa y Lamego. Alfonso de León estaba por entonces en guerra con los portugueses por la posesión de discutidos lugares fronterizos, y en abril de 1212 llegó a conquistar Coimbra, de donde regresó victorioso a León. El mismo año el papa Inocencio III predicó la cruzada contra los infieles por España, Francia, Alemania e Italia. En Roma se tenía conocimiento de la enemistad entre leoneses y castellanos, por eso, el Sumo Pontífice se dirigió a los arzobispos de Toledo y Compostela mandándoles que promovieran la paz entre los reyes cristianos de España para que se prestaran auxilio mutuo en la inminente guerra contra los moros. La iniciativa había partido del rey de Castilla, que envió mensajeros a los de Navarra y Aragón con solicitud de ayuda. También pidió auxilio al rey de León, pero éste, que en principio deseaba acudir a la empresa colectiva, reunió en consejo a sus principales caballeros, los cuales opinaron que debería condicionar su ayuda; por lo que Alfonso de León respondió al rey de Castilla que gustosamente colaboraría si le devolvía los lugares y fortalezas que le había quitado. Como lugar de reunión de las tropas que iban a participar en la campaña se señaló Toledo. Las fuerzas extranjeras (omes de ultrapuertos) que acudieron a la empresa, la mayoría francesas, se concentraron extramuros de la ciudad. Los ejércitos se pusieron en marcha el 21 de junio de 1212. La avanzada de los cruzados tuvieron su primera actuación guerrera en la toma de la fortaleza de Malagón, donde degollaron a la mayoría de los musulmanes que capturaron en ella. El ejército cristiano siguió hasta Calatrava, donde recibió la rendición Alfonso VIII, que dejó el botín a sus aliados aragoneses y a los cruzados extranjeros. La batalla llamada de las Navas de Tolosa, que culminó el 16 de julio, resultó desastrosa para los musulmanes. La victoria de las Navas de Tolosa despejó el incierto panorama militar de la Reconquista acabando con la amenaza islámico-africana en la península ibérica. En lo sucesivo el predominio de las armas cristianas sería definitivo. En el verano de 1214 murió el infante Fernando, hijo de Alfonso IX y de Teresa de Portugal, quien hubiera podido reivindicar un derecho hereditario preferente frente a su hermano igualmente llamado Fernando e hijo de Berenguela. En octubre del mismo año murió Alfonso VIII, dejando como heredero al trono de Castilla al niño Enrique I. Por otra parte, en 1216 los almohades entran en decadencia en Marruecos ante el predominio de la nueva dinastía de los benimerines, también bereber; declinar que pronto se reflejará en la España musulmana. 457
Heredó, pues, la corona de Castilla el infante Enrique, que aún no había cumplido los doce años, único barón superviviente de los hijos que Alfonso VIII tuvo con Leonor de Plantagenet. Como pocos días después murió ésta, correspondió la tutela a su hermana Berenguela, la que había sido reina de León. La sucesión en el reino de León no estaba muy clara. Alfonso IX tenía dos hijas mayores, Sancha y Dulce, fruto de su primer matrimonio con la infanta portuguesa, y un hijo, Fernando, de su segundo matrimonio con la castellana Berenguela, ambos enlaces anulados por el papa. La inesperada muerte, en junio de 1217, del rey de Castilla Enrique I a los catorce años de edad, cambió repentina y radicalmente el curso histórico del País Leonés y de Castilla, y puso fin a todas las intrigas en torno a esta complicada minoridad. La corona castellana pasa a manos de su hermana Berenguela, pero ésta, con mucha astucia, consiguió ceder sus derechos al trono a favor de su hijo Fernando, que fue coronado como rey de Castilla el 2 de julio de 1217 en Valladolid antes de que Alfonso IX pudiera evitarlo. Alfonso IX entró en Castilla para hacer valer sus derechos, pero antes las dificultades que encontró y, no queriendo una guerra con su propio hijo, regresó a León, habiendo firmado antes un tratado de paz el 26 de agosto de 1218. Mediante este tratado, León recuperaba la mayor parte de las tierras leonesas en poder de Castilla. A partir de ese año 1218, Alfonso IX prepara una gran cruzada contra los musulmanes. Se encontró con la dificultad de que los portugueses querían las mismas tierras que León. Las relaciones entre León y Portugal no eran buenas. Los portugueses atacan a los leoneses, pero fueron derrotados por Alfonso IX en Braga y Guimaraes. Eliminado el problema con Portugal, Alfonso IX reanudó la cruzada contra los musulmanes a quienes de una manera gloriosa les arrebató las tierras de la extremadura, que, a partir de ese momento, formaron parte del Reino de León. Con el consentimiento del arzobispo de Compostela, Alfonso creó el obispado de Badajoz, cuyo primer titular convirtió la mezquita en iglesia mayor. De Zamora con gran cortejo y solemnidad salió hacia Compostela para dar, ante su tumba, gracias al Apóstol por el triunfo de aquella campaña. Cerca ya de la ciudad del Apóstol, en Villanueva de Sarria, acabó su vida el 24 de septiembre de 1230. Muy devoto de Santiago y protector de la iglesia compostelana, Alfonso IX de León fue sepultado, por disposición propia, en el panteón de ésta, donde ya reposaban los restos de su primer hijo, Fernando. Alfonso IX fue el último rey privativo de la corona leonesa. Después de él las coronas de León y Castilla ya tendrán reyes comunes. Alfonso IX había otorgado escrito de donación de sus reinos a favor de sus hijas, Sancha y Dulce, sin mencionar a su 458
hijo, lo que dejaba a Fernando en condiciones de perder la corona de León si su hermana mayor se casara. El clero y los magnates de los países de la corona de León se dividieron pronto entre partidarios de las infantas leonesas y partidarios de su medio hermano, y rey de Castilla, Fernando III. Por último, después de muchas gestiones, a finales del mismo año 1230 se firmó un acuerdo entre Fernando y sus hermanas según el cual ellas renunciaron a todo posible derecho al trono de León a cambio de una renta anual de por vida.
459
Glosario
E
n los textos referentes al estilo gótico que muestro en este libro, hay seguramente ciertas palabras cuyo significado desconozcan. Para ponerle remedio, he recopilado todas ellas en un pequeño glosario de términos, incluyendo un numero de voces propias de la arquitectura medieval, centralizándolo en dicho estilo gótico. Espero que les sea provechoso y aprendan el significado de alguna de ellas. Ni mucho menos está concluido, según vayan «saliendo» términos los iré incorporando en esta sección.
Ábaco :
Pieza cuadrada en forma de tablilla que, colocada sobre el equino, corona el capitel y sirve de asiento al arquitrabe, a la vez que protege la decoración de dicho capitel.
Abocinado :
Dícese del arco o vano que tiene mas luz a un lado que al otro del muro.
Ábside :
Construcción circular o poligonal, que sobresale del perímetro de la iglesia en la parte posterior, en el extremo de la nave central, detrás del altar mayor.
Absidiolo :
Denominación que recibe las capillas abiertas en el ábside o en la girola. Pequeño ábside semicircular que forma una capilla.
Aguja :
Estructura arquitectónica en forma de pirámide muy apuntada, utilizada como coronamiento y decoración de torres, campanarios y en general de las partes superiores de las catedrales góticas. En la ultima época gótica se hicieron con tracerías caladas en sus caras o costados.
Ajimez :
Ventana dividida en el centro por una columna fina de descarga o parteluz, sobre la cual voltean dos arcos gemelos.
Albardilla :
Tejadillo o remate con que se coronan ciertos muros, para evitar que el agua de lluvia incida y resbale directamente sobre ellos. 460
Alféizar :
Corte oblicuo realizado en el espesor del muro que circunda un portal o una ventana, para hacerlo más amplio y para permitir una mayor entrada de luz. En la época gótica los alféizares, suelen tener una riquísima decoración escultórica.
Alma :
Eje vertical de una escalera de caracol. Muro que recibe y sostiene los peldaños de una escalera.
Alzado :
Representación plana de la elevación vertical de un monumento arquitectónico. Se distinguen tres partes: la arquería, el triforio y el claristorio o ventanales.
Ambón :
Cada uno de los púlpitos o tribunas situados en algunas iglesias a uno y otro lado del altar, coro o presbiterio y en otras, uno frente a otro en la nave central o en el crucero, para el canto o lectura del Evangelio y Epístola en el lado norte y sur respectivamente. A partir del siglo XIV el ambón fue sustituido por el púlpito.
Ándito :
Corredor o andén que exteriormente rodea del todo o en gran parte un edificio. Véase también triforio.
Ángel :
Un ángel es un ser etéreo presente en muchas religiones, cuyos deberes son asistir y servir a Dios. Actúan típicamente como mensajeros, según se cree en las tres principales religiones monoteístas. Ceriferario : Ángel portador de velas o faroles. Tenante : Ángel portador de los símbolos episcopales, la cruz, el báculo y la mitra. Turiferario : Ángel portador del incensario.
Antepecho :
Ver paramento.
Antipendio :
Parte delantera de un altar. En su origen se refería solo a las ricas telas que colgaban por delante del altar. Se extendió la palabra a las 461
placas de orfebrería, eboraria, pinturas, etc.
Arbotante :
También se le denomina botarel. Es un arco rampante exterior que transmite los empujes laterales de una bóveda a un contrafuerte, liberando así a los muros de la función sustentante. Con frecuencia son dobles: el superior resiste el viento y el inferior el empuje de la bóveda. Por lo general soporta un trozo de muro, macizo o calado, que se corona con un nervio o albardilla inclinada, que suele contener un canal para conducir el agua de lluvia desde la cubierta a las gárgolas que la arrojan fuera del edificio.
Arcada :
Serie de arcos sostenidos por pilares o columnas. Vano o ojo de un arco.
Archivolta o arquivolta :
Conjunto de molduras y ornamentación del frente de un arco.
Arco :
Estructura arquitectónica curva que une entre sí dos columnas o dos pilares. Hay varios tipos: Apuntado u ojival : Está formado por dos segmentos de curva iguales que forman ángulo en la clave y cuyo intradós es cóncavo. Conopial : Es el que tiene forma de quilla invertida y consta de 4 centros. Crucero : El que une en diagonal dos ángulos de una bóveda. Escozano : Es el que está formado por un solo arco menor que la semicircunferencia y cuyo centro está por debajo de las impostas. Fajón o perpiaño : Arco transversal al eje longitudinal del edificio. Llamado fajón en el románico y perpiaño en el gótico. Formero : Arco apoyado sobre la pared, en el claristorio o en los colaterales, paralelo al eje longitudinal de la iglesia. Medio punto : El formado por una semicircunferencia. Ojivo : También llamado diagonal o crucero. El que arrancando de un 462
apoyo, pasa por la clave principal de una bóveda nervada (de ahí su nombre). Los arcos cruceros de las bóvedas nervadas son los únicos que, en rigor, se deberían llamar arcos ojivos. Toral : Cada uno de los sustentantes de una nave con bóveda, que son perpendiculares al eje mayor. Tranquil : Arco cuyos arranques están situados a distinto nivel. También llamado arco rampante. Tudor : Característico de la arquitectura inglesa que consta de 4 centros.
Arcosolio :
Es una tumba, de forma abovedada, destinada a personajes notables situadas en las paredes de las iglesias. El nicho en el que se introduce el sarcófago tiene forma de arco ojival. En cuanto al sarcófago, sobre su tapa se coloca el bulto yacente del difunto.
Arcuación :
Se conoce con este nombre al conjunto de arcos, ya sean físicos o simulados, con los que se adornan las partes altas de las construcciones, aparentando que las sostienen. Fue usado con mayor fuerza en los estilos románico y gótico.
Argamasa :
La argamasa en la época de las construcciones de las catedrales estaba compuesto principalmente por tiza la cual se calentaba para formar cal, posteriormente se mezclaba con agua para formar el compuesto. Hay que recordar que esta argamasa no servia para unir los sillares si no para evitar que estos se moviesen.
Árgana :
Máquina en forma de rueda a modo de grúa donde se introducían una, dos o mas personas para subir cargas de mucho peso.
Aristón :
En una bóveda de arista, la línea de intercesión de dos bóvedas reforzada por un arco.
Arranque :
Primera o primeras piedras sobre el capitel o comienzo de la curvatura del abovedamiento.
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Ático :
Parte superior de un retablo, que sobresale en la calle central.
Baldaquino :
Dosel, apoyado sobre cuatro soportes, que cubre un altar.
Baptisterio :
Edificio, generalmente exento, para bautizar.
Baquetón o fascículo :
Moldura vertical delgada en forma de columnilla, adosada a un pilar o corriendo por la pared hasta el arranque de las bóvedas.
Basamento o basa :
Parte inferior de una columna o de una estatua.
Basilisco :
Animal fabuloso con cabeza de ave y cuerpo de felino que mata con su mirada.
Baptisterio :
Parte de un templo donde se halla la pila bautismal. A veces puede constituir un edificio anexo.
Bocel :
Elemento corrido que se coloca sobre una superficie para decorarla y que se clasifica según su perfil, siendo normalmente de poca anchura.
Botarel :
Elemento sobre el que se apoya un arbotante para ejercer de contrafuerte.
Bóveda :
Cubierta de forma arqueada que cubre un espacio comprendido entre muros. Hay varios tipos: Angevina : Es de crucería y su generatriz es una bóveda esférica con hiladas concéntricas y reforzada por arcos cruceros y transversales. La palabra angevina viene de Angers que fue la capital antigua de Anjou y que hoy es la capital del departamento de Maine y Loira. En Angers se encuentra la catedral de San Mauricio donde destaca en el interior la bóveda cuyas especiales características han hecho que los especialistas den a este tipo de bóveda el apelativo de «angevina». Conserva el esqueleto bombeado y según el sistema francés, aumenta el número de nervios adelgazándolos 464
y su plementería (conjunto de piedras y dovelas) es despiezada. Arista : Constituida por la intersección perpendicular de dos bóvedas de medio cañón. Crucería ojival : Su curvatura está determinada por arcos. Estrellada : Bóveda en forma de casquete, en la que a los nervios diagonales se añaden otros intermedios rectos que reciben el nombre de terceletes, y otros curvos, que reciben el nombre de combados. Medio cañón : Son típicas de la arquitectura románica. Sexpartita : Bóveda de crucería, a la que a los dos nervios diagonales se ha añadido otro transversal, quedando dividida en seis partes o plementos.
Caballete :
En un tejado, la línea horizontal mas elevada que divide las vertientes o aguas.
Cabecera :
Zona final de la iglesia donde suele situarse el altar principal.
Capialzo :
Derrame o declive del intradós de una bóveda.
Capitel :
Parte superior de una columna sobre el que se apoya la parte terminal.
Cardina:
Motivo ornamental propio del gótico; consiste en hojas talladas similares a las del cardo.
Carpanel :
Arco de tres centros.
Casetón :
Compartimiento hueco, normalmente con forma cuadrada con fondo decorado. Suele aparecer ensamblado con otros semejantes formando la cara inferior de una cubierta o artesonado.
465
Cátedra :
Asiento del obispo en la antigua basílica cristiana. Puede estar hecha de piedra, mármol o madera.
Catedral :
Iglesia principal de una diócesis en la que el obispo o el arzobispo tiene su trono episcopal permanente o cátedra; generalmente se encuentra en la población de la que la diócesis recibe su nombre y en la que reside el obispo; es atendida por un cabildo de canónigos que se ocupa diariamente de la liturgia.
Cenobio :
Monasterio de vida comunitaria.
Ciborio :
Especie de dosel que cubre el altar o cualquier otro elemento.
Cincelado :
Acabado de una pieza de orfebrería, utilizando un instrumento cortante o cincel.
Cimborrio, cimborio o cimorro :
Construcción elevada sobre el crucero en forma de torre de planta cuadrada u octogonal, con la función de iluminar el interior del edificio.
Cimbra :
Estructura de madera de carácter provisional, generalmente de madera, que sirve de soporte para la construcción de un arco o bóveda. Superficie curva interior de una bóveda o arco.
Claristorio :
Anglicismo. Parte de las vidrieras en el alzado de un interior gótico.
Claustro :
Galería de arcos en torno a un patio, rectangular o cuadrado, generalmente anexo a una iglesia, a donde suelen dar las dependencias.
Clave :
Dovela central de un arco; Pieza central de una bóveda.
Colegiata :
La colegiata o iglesia colegial es el templo católico, que sin ser catedral, posee un cabildo que está compuesto por dos canónigos de oficio (doctoral y magistral) y ocho canónigos, más seis beneficiados. La dignidad rectora recibe el nombre de prior, aunque ocasionalmente 466
también sea llamado abad.
Columna :
Elemento arquitectónico vertical de forma cilíndrica, constituido en general por base, fuste y capitel.
Combado :
Cada uno de los nervios que unen entre sí las claves de los diferentes arcos en algunas bóvedas de crucería.
Concatedral :
Una concatedral es un templo cristiano, que comparte la sede o cátedra del obispo con otro templo catedralicio. Tiene rango de iglesia catedral, compartiendo la condición de sede o cátedra del obispo con otro templo catedralicio. El rango es una concesión dada por la Santa Sede y posee todos los derechos y privilegios de las iglesias catedrales.
Contrafuerte :
Estructura mural adosada al exterior de un edificio con el fin de reforzarlo en los puntos en que soporta mayores empujes. Pilares y contrafuertes se unen entre si por medio de arbotantes.
Coro o presbiterio :
Espacio de una iglesia que circunda al altar mayor y que está separado de la nave por gradas. Está reservado al clero. Con relación a la sillería se divide en coro alto, que es la serie de sillas donde toman asiento los canónigos y coro bajo, que es la parte ocupada por los clérigos y beneficiados. Desde el siglo XIII algunas iglesias colocaron el coro en medio de la nave central, mientras que otras conservaron su primitiva disposición detrás del altar. Al coro existente en el ábside, detrás del altar mayor, se le daba el nombre de presbiterio, por estar destinado a los sacerdotes, en tanto que al colocado delante del altar se le llamaba propiamente coro por situarse en el lado de los cantores. La silla del Rey está situada del lado del Evangelio y la silla del Obispo del lado de la Epístola.
Crestería :
Elemento decorativo utilizado como remate arquitectónico, generalmente en fachadas, consistente en un mismo motivo de talla calada que se repite periódicamente.
Cripta :
Capilla subterránea que sirvió como lugar de enterramientos. 467
Cristología :
Estudio de la vida de Jesús.
Crucería :
Conjunto de nervios en la intersección de las bóvedas.
Crucero :
Nave transversal del mismo ancho y alto que la nave principal o mayor. También, espacio común a la nave mayor y a la de crucero, recibiendo las alas la denominación de brazos del crucero.
Crujía :
División vertical del exterior o interior de un edificio, delimitada no por los macizos, sino por los vanos, en orden al numero de contrafuertes, unidades de bóveda, o compartimentos de cubierta. Constructivamente es cada una de las partes principales en que se divide la planta de un edificio. Se denomina primera crujía a la situada más próxima a la fachada, enumerándose correlativamente hacia el interior de la edificación. En algunas catedrales, espacio comprendido entre el coro y el presbiterio, cerrado por verjas o barandillas.
Cruz griega :
Tipo de planta, utilizada en ciertas construcciones religiosas, formada por 4 brazos iguales.
Cruz latina :
Tipo de planta, la más frecuenta en la arquitectura religiosa cristiana, que tiene el brazo inferior más largo.
Cruz arzobispal :
Tipo de planta que consta de dos transeptos. Muy frecuente en la arquitectura gótica inglesa.
Cúpula :
Cubierta en forma de casquete esférico. Se denomina cúpula de gallones o gallonada si su superficie interior aparece compartimentada a partir de diversas aristas que, arrancando desde el extremo, van a parar al centro de la cúpula.
Deambulatorio :
Prolongación de las naves laterales de una iglesia más allá del transepto, alrededor del coro. También llamada girola.
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Derrame :
Disposición oblicua del interior de un vano cuando queda expuesto al dejar sus jambas, por la que es distinta la abertura de un lado al otro del muro.
Diagrama :
Los diagramas de catedral son planos que muestran las secciones de las paredes y los pilares, dando una idea de los perfiles de sus columnas y su estructura. Las ventanas vidriadas se representan por líneas dobles iluminadas en las paredes de los perímetros, mientras que las carenas por encima de la bóveda se representan con líneas punteadas.
Dintel :
Elemento horizontal que cierra un vano. En la portada gótica, parte inferior o base del tímpano.
Díptico :
Obra de pintura o escultura constituida por dos tablas o cuerpos de igual forma y dimensión. Frecuentemente puede plegarse por medio de charnelas colocadas en el eje.
Dosel o doselete :
Cubierta decorativa, generalmente en voladizo o sobre elementos sustentantes para cubrir a cierta altura un sitial, imagen, altar, tumba o púlpito.
Dovela :
Cada una de las piezas (sillares o ladrillos) en forma de cuña que constituyen un arco
Eboraria :
Arte de trabajar el marfil.
Edículo :
Armazón que crea un espacio para albergar una imagen.
Empuje :
Presión oblicua de un dintel, arco o bóveda sobre los elementos que lo soportan.
Enjuta :
Superficie que separa dos arcos en una arquería y la que se encuentra en una bóveda entre los nervios adyacentes.
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Entrepaño :
Tramo de pared comprendido entre dos columnas, pilastras o huecos, que suele estar formado por sogas. También llamado lienzo.
Esmalte :
Pasta vítrea y brillante, obtenida a base de óxidos metálicos fundidos al horno.
Extradós :
Parte exterior convexa de un arco o bóveda. se opone al intradós.
Fachada :
Parte anterior de un edificio, que se encuentra a la entrada principal.
Facistol :
Atril grande que se usa en los coros de las iglesias. Suele colocarse en el centro y casi siempre tiene cuatro caras para que reposen otros tantos libros de música, que suelen ser también bastante grandes para que puedan verse desde todos los sitiales.
Florón :
Motivo ornamental vegetal colocado en la clave de una bóveda, así como en el punto donde se cruzan los nervios o arcos.
Folio :
Motivo ornamental compuesto por lóbulos dispuestos en torno a un centro, característico de las tracerías góticas. Según el numero de lóbulos con que están compuestas, estas figuras se denominan trifolio, formado por tres lóbulos; cuadrifolio o cuatrifolio, y que es la tracería compuesta por cuatro lóbulos; pentafolio o quinquefolio, consistente en cinco lóbulos y polilobulados o multifolio cuando pasan de cinco lóbulos. Consta de las diferentes partes:
Lóbulo :
Cada uno de los pequeños arcos que se cortan en las puntillas.
Puntilla :
Cada uno de los vértices internos de un arco que forman los lóbulos al cortarse.
Fresco :
Técnica utilizada en la pintura mural; se aplican los colores desleídos en agua de cal sobre el muro recién enlucido, de modo que son 470
absorbidos formando cuerpo con éste.
Fonolita :
Roca volcánica, compuesta principalmente de óxidos de silicio y aluminio, sonora cuando se la golpea. Es de color gris azulado y textura compacta. Se emplea como piedra de construcción, por lo general, en lugares con actividad volcánica.
Fronda :
Adornos de hojas salientes como excrecencias retorcidas o enrolladas en su extremidad, que bordean los gabletes o piñones. En el gótico suelen utilizarse para acusar las vertientes de los tejados.
Frontispicio :
Fachada monumental o delantera de una construcción, destacada y realzada por la ornamentación.
Frontón :
Remate triangular sobre la parte central de una fachada. También en una portada, remate triangular delimitado por el dintel y la archivolta.
Fuste :
Cada una de las delgadas columnas adosadas a un pilar o jamba de una portada o ventanal. Elemento o parte vertical de la columna comprendido entre la basa y el capitel.
Gablete :
Remate en ángulo, sobrepuesto al arco apuntado.
Gárgola :
Es el desagüe saliente situado en la parte alta de la fabrica que presentan formas de animales y seres fantásticos.
Girola :
Pasillo que rodea por detrás al presbiterio o capilla mayor, prolongando las naves laterales. También se llama deambulatorio.
Gótico :
Estilo que caracterizó las manifestaciones artísticas de Europa desde mediados del siglo XII hasta el Renacimiento. Surgió en París, en torno a la Isla de Francia y se desarrolló en el mundo cristiano dependiente de Roma.
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Báltico : El gótico báltico, a veces llamado gótico de ladrillos (en alemán: Backsteingotik) es un estilo simplificado de arquitectura gótica y neogótica prevaleciente en Europa septentrional, especialmente el norte de Alemania y las zonas aledañas al Mar Báltico, o sea, regiones que no poseen recursos naturales para hacer edificios de piedra. La falta de esta materia prima, abundante en otras partes de Europa, explica porqué los constructores recurrieron al uso del ladrillo.
Grifo :
Animal con cabeza y alas de águila en un cuerpo de león.
Grisalla :
Pintura realizada con diferentes tonos de gris, blanco y negro, que imita relieves escultóricos o recrea espacios arquitectónicos.
Grutesco :
Similar a la gárgola pero no expulsan agua y solo tienen una función decorativa. Llamado así por ser imitación de los que se encontraron en las grutas o ruinas del palacio de Tito.
Hagiografía :
Género historiográfico que tiene por objeto historiar la vida de hombres y mujeres santos, haciendo especial hincapié en los milagros por ellos realizados y en el descubrimiento, traslado y veneración de sus reliquias, con el fin de estimular al devoto cristiano, animándole a la veneración y emulación del personaje. Los escritos hagiográficos tienen gran interés para el mejor conocimiento de la primera Edad Media, ya que aportan multitud de noticias históricas, y son una fuente de fundamental importancia acerca de la religiosidad popular y de la vida cotidiana en general.
Hastial :
Triángulo superior de un muro enmarcado por las vertientes del tejado.
Hornacina :
Hueco coronado por un cuarto de esfera, generalmente practicado en un muro y destinado a recibir una estatua.
Iglesia-salón :
Iglesia en la cual las naves laterales tienen la misma altura que la central. Esta ultima no tiene por tanto iluminación propia, sino que recibe la luz de los correspondientes ventanales de las otras naves. 472
Imafronte :
Hastial a los pies o comienzo de la iglesia, opuesta a la cabecera de la misma.
Imposta :
Saledizo que separa dos niveles de un edificio o elemento. Superficie de apoyo de los puntos de arranque de un arco o bóveda, a partir de los cuales inician su curvatura. Frecuentemente está organizado por una cornisa.
Intercolumnio :
Espacio comprendido entre dos columnas.
Intradós :
Superficie interior, cóncava, de un arco o una bóveda.
Jamba :
Elemento vertical que, a guisa de pilar, sostiene un arco o dintel.
Jarjamento :
Salmer común a dos arcos contiguos.
Jubé :
Galería que separa el coro del trascoro.
Judensau :
La palabra alemana Judensau (cuya traducción es cerda judía) describe una iconografía antisemita de origen medieval, que representa despectivamente y deshumaniza a los judíos. Era en la Edad Media un motivo frecuente del arte cristiano antijudío y de caricaturización antisemita. La comparación con un cerdo se emplea para aumentar la humillación contra los judíos, debido a que esta carne es considerada impura. Las imágenes de la Judensau se pueden documentar a partir del siglo XIII y fueron elaboradas principalmente en las regiones centroeuropeas. El motivo se encuentra en forma de relieve o escultura, en sillerías de coro, claustros o gárgolas en aproximadamente una veintena de iglesias góticas de Europa central, algunas de ellas en mal estado de conservación. Hoy en día, la utilización de la palabra Judensau es un delito penado en Alemania, Austria y Suiza.
Lanceta :
Se designa con este nombre a la ojiva aguda, por la analogía de forma con el instrumento quirúrgico así llamado.
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Libro de Horas :
Un libro de horas (también denominado Horarium) es uno de los más comunes manuscritos iluminados de la Edad Media. Cada libro de horas es único, debido a que es un manuscrito elaborado en exclusiva para una persona en concreto (generalmente de la nobleza), este tipo de documento suele contener textos de rezos, salmos, así como abundantes iluminaciones, todo ello haciendo siempre referencia a la devoción cristiana. En su forma originaria, un libro de horas debería contener un contenido de texto agrupado para cada hora litúrgica del día, este es el origen del nombre dado a este tipo de manuscrito. Pero, sin embargo a lo largo del tiempo se fue enriqueciendo con otras añadiduras útiles, como calendarios (tanto seculares como religiosos). Un libro típico de horas contiene: Las Horas Marianas : (denominadas también Oficios a la adoración de la Virgen María), que incluye los quince Salmos de Grados. El Oficio de los Muertos : que incluye los siete Salmos penitenciales. La Letanía de los Santos : La mayoría de los libros empiezan con estos contenidos básicos, y es expandido por una serie de rezos y devociones. Estos libros eran leídos en diversas horas del día: la aurora (laúdes), la siete de la mañana (prima), tres de la tarde (tercia), anochecer (la víspera), completa (noche).
Linterna :
Claraboya de cúpula o de tejado, algo elevada sobre pequeños muros o tabiques.
Logia :
Galería cubierta, abierta al menos por un lado.
Machón :
Pilar de obra de fábrica generalmente de planta cuadrada, que se levanta en determinados puntos del edificio para recibir el peso de ciertos elementos. Ver también contrafuerte.
Macolla :
Dícese de las hojas de acanto en un capitel corintio o compuesto. Conjunto de vástagos, flores o espigas que nacen de un mismo pie, usado como motivo ornamental.
Mainel :
Elemento vertical que divide la luz de una ventana. También denominado parteluz. 474
Mampostería :
Obra de albañilería a base de piedras sin labrar, o poco labradas, aparejadas sin orden de hiladas ni tamaño y unidas con argamasa, yeso o cal.
Marcas de cantero :
Signos que los canteros marcaban en la piedra sillar para identificar su trabajo o para indicar su colocación en el muro.
Ménsula :
Todo elemento que, sobresaliendo del muro, sirve para soportar los empujes o el peso de otro en voladizo.
Miniatura :
Técnica pictórica parecida al temple sobre un pergamino, papel, marfil; caracterizada por sus pequeñas dimensiones.
Misericordia :
Pieza situada debajo de los asientos de los coros de las iglesias para descansar disimuladamente, medio sentado sobre ella, cuando se debe estar en pie.
Mocheta :
Motivo ornamental de forma de daga de perfil redondeado, típica de la tracería curvilínea y que alcanzó gran popularidad en Inglaterra a principios del XIV.
Nariz de tracería :
Punta en el encuentro en el encuentro interior de los lóbulos de la tracería.
Nártex :
Porche o vestíbulo de una iglesia. Suele mirar hacia poniente.
Nave :
Cada uno de los espacios entre muros y filas de pilares.
Nervio o nervadura :
Estructura por lo general saliente, que tiene la función de absorber el empuje estático - es decir el peso- de la bóveda.
Óculo :
Hueco o vano circular, mas bien pequeña.
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Ojiva :
Arco apuntado que se forma por dos segmentos iguales del circulo, que con sus concavidades contrapuestas se cortan por lo alto.
Orfebrería :
Arte de trabajar el oro y la plata. Frecuentemente se llama platería.
Paño o plemento :
Es una bóveda de crucería, cada una de las secciones en que queda dividida por los nervios.
Paramento :
Cualquier de las dos caras de una pared o de las seis de un sillar labrado.
Parteluz :
Elemento vertical que divide en dos una puerta o ventana. También recibe el nombre de mainel.
Pechina :
Enjuta cóncava que comprende desde el ángulo formado por los muros hasta la base de una cúpula. Es una de las formas mediante las cuales se sustenta una cúpula circular sobre un recinto cuadrado o poligonal.
Pilar :
Elemento arquitectónico de sostén, generalmente de sección poligonal y mayor robustez que la columna. En la arquitectura gótica es frecuente el pilar fasciculado, es decir, el pilar rodeado de un haz de molduras cilíndricas a modo de tallos. Se distinguen los diferentes tipos: Acodillado : Pilar compuesto cuyo núcleo central tiene forma de cruz y en las esquinas presenta un rincón o codillo. Cabero : Pilar que recibe las cargas de los arcos torales, por lo cual se conoce también con el nombre de pilar toral. Compuesto : Pilar con varios fustes, adosados o separados, o medios fustes unidos por las secciones; también se le llama pilar fasciculado. Pilastra : Pilar adosado o embebido parcialmente en el muro.
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Pináculo :
Fina aguja de forma cónica o piramidal colocada como coronamiento en la cima de un contrafuerte; también tiene una función estática, ya que añade peso al contrafuerte permitiéndole absorber mejor el empuje de los arbotantes.
Pinjante :
Elemento decorativo en forma de florón que pende del centro de la bóveda o techo.
Piñón :
Coronamiento triangular propio de los edificios góticos.
Plaustra :
Era la carreta encargada de transportar el material de construcción efectuado por personas de toda condición para ayudar a edificar una catedral.
Plementería :
Conjunto de piedras o dovelas que forman el elemento pasivo de una bóveda gótica y rellenan los espacios que quedan entre sus arcos, sobre los que se apoya, y que constituyen el elemento activo de la misma.
Plemento :
Cada uno de los paños que conforman una bóveda de crucería.
Pleurant :
Voz francesa que indica la figura encapuchada en actitud e llanto que sigue un cortejo fúnebre, característica de la escultura gótica borgoñona.
Plinto :
Elemento cuadrangular dispuesto bajo la basa de una columna, formando parte de ella generalmente.
Polilobulado :
Es una estructura que presenta varios lóbulos: salientes o entrantes en forma de arco.
Políptico :
Obra de pintura o escultura formada por varios compartimentos; si éstos son dos, se la denomina díptico; si es de tres, tríptico.
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Portal :
Puerta principal de la iglesia, por lo general de notables dimensiones y ricamente decorada.
Pórtico :
Galería abierta al exterior, sostenida por columnas o pilares.
Preboste :
Persona que es cabeza de una comunidad, y la preside o gobierna.
Presbiterio :
Parte de la iglesia reservada al clero y que contiene el altar y el coro; suele estar separado del crucero por medio de una balaustrada o cancela.
Prótomo :
Palabra que proviene del italiano y que en arqueología define una máscara que incluye el rostro y el busto.
Púlpito :
Plataforma elevada para los cantores y lectores, confundiéndose inicialmente con el ambón, de forma circular, poligonal o cuadrada, sobre pilares o columnas, con dosel o sin él, al que se sube mediante una pequeña escalera.
Radiante (ravonnant) :
Fase del gótico, en el segundo tercio del siglo XII, iniciada en Francia.
Rampante :
En un piñón o hastial, cada una de las vertientes o lados del ángulo.
Retablo :
Obra de arte que se coloca tras el altar, realizada sobre piedra, madera o metal, y decorada con esculturas o pinturas, a ambas a la vez. Por lo general, el retablo está formado por un cuerpo inferior, llamado banco o predela, y un cuerpo superior con piezas en forma y cantidad variables según las épocas. El cuerpo del retablo se divide verticalmente en calles, que a su vez pueden estar separadas entre sí por entrecalles, y horizontalmente por pisos o cuerpos. En ocasiones, el retablo consta de dos puertas en los extremos laterales que pueden cerrarse, generalmente pintadas por dentro y por fuera. El conjunto está protegido por el guardapolvo, que lo enmarca en saledizo.
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Roseta :
Pátera u adorno circular con la forma estilizada de una rosa. Elemento decorativo circular formado a base de dovelas.
Rosetón :
Ventanal circular abierto en la fachada de la iglesia.
Sala del Capitulo :
Sala de reunión solemne del cabildo o capitulo de una catedral, ubicada frecuentemente en el tracto oriental de un claustro.
Salmer :
La primera dovela inmediata al arranque de un arco.
Salterio :
El «Psalterium» o libro de los Salmos era uno de los libros que con el Leccionario, el Antifonario, el Responsarial y el Himnario contenía todo el Oficio Divino antes de que todos ellos se fundieran en un solo libro, llamado Breviario.
Sillar :
Mampuesto con la cara anterior toscamente labrada, con efecto de «piedra natural».
Sillería :
Conjunto de sillas (asientos) del coro. Para tener un conocimiento más amplio. Véase coro.
Tabernáculo :
Tipo de ventana flanqueada por columnas o pilastras que soportan un frontón. En su interior se acostumbra poner imágenes. Son comunes en las torres.
Tambor :
Sillar cilíndrico, liso o con estrías, que forma parte del fuste de la columna.
Taracea :
Engastado o embutido sobre una superficie de madera de materiales nobles como maderas, madreperlas, conchas, etc., componiendo figuras y motivos ornamentales arregladas según un patrón geométrico. Un ejemplo de trabajo en taracea lo podemos ver en algunas sillerías de coros.
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Temple :
Técnica pictórica que utilizan como disolvente el agua mezclada con una sustancia aglutinante (cola de pez, yema de huevo, leche de higo, etc.).
Tercelete :
Nervio o nervadura secundaria, agregado a la crucería, que surge de uno de los principales arranques, o del pinjante central, hasta unirse con el nervio formero. Cuando la bóveda es estrellada con estrella de cuatro puntas se llama bóveda de terceletes.
Teselas :
Piezas de mármol, vidrio o materiales semi-preciosos que forman parte de la composición de un mosaico, en nuestro caso, cada una de las piezas de cristal de una vidriera.
Testero :
Muro situado frente a las capillas de la gírola y a la vez parte posterior del ábside.
Tiers-Point :
Nombre que los obreros dan al punto de sección que está en la cumbre de un triángulo equilátero. Es el nombre original dado al arco apuntado.
Tímpano :
Espacio de la portada delimitado por el arco y el dintel.
Tiburio :
El tiburio es una pequeña torre que se eleva, en algunas iglesias, por encima del crucero del transepto, suele tener varias aberturas a través de las cuales la luz penetra en el edificio. Es una característica singular de iglesias de grandes dimensiones, pero especialmente de las catedrales góticas, en Normandía (entre las catedrales de esta provincia, únicamente la de Sées no lo tiene en la actualidad), y en Inglaterra. El tiburio puede estar coronado por una aguja.
Tornavoz :
Tableros de madera cubiertos de pizarra o de hojas de plomo, colocados oblicuamente en las ventanas de los campanarios de los monumentos góticos y destinados a enviar hacia abajo el sonido de las campanas. También se le da el mismo nombre al dosel o pirámide que corona los púlpitos, así como la parte superior curva de algunas sillerías de los coros. 480
Torre :
Estructura, construcción o cuerpo de edificio, anexo o adosado, de mayor altura que base, de planta circular, cuadrada o poligonal. Se puede observar en la imagen de la comparativa, que a medida que nos desplazamos hacia el Este, van ganando en altura.
Tracería :
Elemento decorativo en piedra y también a veces en madera, formado por combinaciones de figuras geométricas. En las catedrales góticas, este elemento ornamental puede subdividir aberturas como en los rosetones, en forma de encaje perforado o revestir áreas con formas en relieve, se encuentran aplicadas a coronar ventanas, arcos, a decorar bóvedas, gabletes y pináculos o a cubrir superficies planas como la del coro.
Tramo :
Espacio comprendido entre dos elementos de soporte vecinos (columnas, pilares, etc.) de un edificio.
Transepto :
Nave transversal de una iglesia que corta en ángulo recto la nave principal del edificio. El crucero es la intersección de la nave central y del transepto. Consta de dos brazos que se extienden a ambos lados del crucero y que suelen sobresalir de la anchura de las naves.
Tribuna :
Galería situada sobre las naves laterales, de la misma anchura que éstas y que por una parte se abren a la nave y por otra al exterior. Solía servir para asistir a los oficios religiosos sin ser vistos.
Trifora :
Ventana dividida verticalmente en tres partes, por dos columnatas.
Triforio :
Galería abierta en el muro construida sobre las arcadas de las naves laterales, de menor anchura que dicha nave, a base de ventanas generalmente tríforas, siendo su uso tanto decorativo como de mantenimiento del edificio gótico.
Tríptico :
Obra de pintura o de escultura constituida por tres tablas o cuerpos; frecuentemente es plegable, abatiendo sobre la tabla central las dos laterales. 481
Trirradial :
Se aplica en primer lugar a la tracería compuesta por tres radios en radiación como el de un rosetón, y en segundo lugar a los nervios de una sección de una bóveda dividida por tres de dichos nervios.
Tumbo :
Reciben este nombre aquellos libros, de gran tamaño y de pergamino, en donde era copiados los documentos, privilegios y demás escrituras, pertenecientes a los monasterios, iglesias, catedrales y concejos. Su nombre viene de las grandes proporciones que tenían y que obligaba a que estos gruesos volúmenes estuvieran "tumbados" sobre la estantería, en lugar de estarlo de pie como el resto de los volúmenes.
Valla :
Rejas bajas que marcan el pasillo de unión entre el coro y el presbiterio.
Vano :
Hueco que atraviesa un muro en su totalidad.
Ventanales :
Ventanas abiertas en la parte superior de los muros laterales de una nave que permiten la iluminación directa de la nave central.
Vía Sacra :
Espacio existente entre el altar mayor y el coro.
Vías de San Gil :
Escalera de caracol que tiene por techumbre una bóveda de cañón helicoidal.
Vidriera :
Cerramiento de vanos formado por vidrios coloreados, ensamblados por un emplomado. Tiene funciones decorativas.
Vírgenes (Prudentes y Necias) :
La parábola de las diez vírgenes o parábola de las diez muchachas es una de las parábolas de Jesús, forma parte de sus enseñanzas. Esta fue una de las más populares en la Edad Media, con una enorme influencia en el arte gótico, la escultura y la arquitectura de las catedrales en Alemania y Francia. Su texto según la biblia cristiana es el siguiente: Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no 482
tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el novio, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: He aquí el novio viene; salid a recibirle. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. Pero las prudentes respondieron, diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas. Y mientras ellas iban a comprar, vino el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos! Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Mateo 25:1-13
Voluta :
Elemento ornamental en forma de espiral, de origen fitomórfico.
Zócalo :
Construcción u obra en la parte inferior de un edificio que crea una superficie uniforme para que todos los basamentos estén al mismo nivel.
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Recomendación
E
ste libro nació por la necesidad de tener todo el contenido del sitio Web: catedralesgoticas.es en un solo archivo de texto en donde se pudieran hacer más fácilmente las correcciones de estilo oportunas. Debo decir que si quieren acceder al texto completo deben remitirse a dicho sitio, ya que en esta publicación faltan temas, así como todas las tablas e imágenes, además el sitio Web se actualiza diariamente.
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Esta 1ª edición se terminó en el mes de junio de 2011. Se ha realizado en su totalidad con el procesador de texto LibreOffice Writer y el Sistema Operativo Ubuntu 11.4 La fuente empleada ha sido: Georgia
www.catedralesgoticas.es ©Jesús Manuel Pérez Adán
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