REVISTA DEBATES N° 63

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N. 63 • SEPTIEMBRE/DICIEMBRE/2012 • UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA ISSN 1657-429X

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Principios básicos de una reforma universitaria (el carácter público y estatal de la universidad) Por Juan Guillermo Gómez García

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Las políticas de seguridad y la violencia en la Universidad

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Comentarios sobre seguridad y convivencia

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Cambio corporativo

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La destrucción de la Universidad

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El éxito económico de las EPS: un fracaso para la salud de los colombianos

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El cuidado de sí en la cultura

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El encanto de ser periodista

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Reinvindicación del ensayo académico

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Por Francisco Cortés Rodas

Por William Fredy Pérez T.

Por Ricardo L. Gómez

Por Carlos Enrique Restrepo

La política cortocircuitada: derecho preferente y contestación Por Brian Massumi

Por Gonzalo Soto Posada

Por Javier Darío Restrepo

Por Efrén Giraldo

II Jornadas Políticas Multiestamentarias UdeA Bajo el poder de especuladores y banqueros Por José Carlos García Fajardo

Respuesta al anhelo de estudiantes y profesores de disponer de una publicación que sea canal de expresión de las disposiciones y puntos de vista de los universitarios. Alberto Uribe Correa, Rector Luquegi Gil Neira, Secretario General Editor: Heiner Castañeda Bustamante Correción: Luis Javier Londoño Balbín Diseño: Juan Camilo Vélez Rodríguez Impresión y terminación: Imprenta Universidad de Antioquia

Departamento de Información y Prensa – Secretaría General– Ciudad Universitaria, Bloque 16 oficina 336. Medellín. Teléfonos 2195023 y 2195026. E-mail: almamater@arhuaco.udea.edu.co http://almamater.udea.edu.co/debates

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Principios básicos de una reforma universitaria (el carácter público y estatal de la universidad)

Por Juan Guillermo Gómez García Profesor Facultad de Comunicaciones

A

principios de los años sesenta, la matrícula universitaria era alrededor de 20.000 estudiantes. Ahora, cincuenta años después, se puede llegar a cerca 1.800.000 estudiantes inscritos en el sistema de educación superior colombiano. El aumento, cerca de 90 veces más, ha sido dramático. Para este período, la población colombiana ha aumentado, empero, solo tres veces: se ha pasado de tener 17 millones de habitantes en 1960 a algo más de 45 en la actualidad. Sólo en la última década, del año 2000 al presente, la matrícula universitaria dio un salto de 950.000 estudiantes a casi el doble, mientras en este periodo la población no aumentó sino algo más de un 10%, es

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decir, pasó de 40 a los actuales 45 millones. La masificación de la matrícula universitaria se impone, pues, como el primer objeto de reflexión sociológico. Preguntas como ¿por qué ha aumentado de este modo espectacular las matrículas universitarias y qué ha significado para el grueso de la población colombiana este aumento? están muy lejos de satisfacerse. El segundo gran problema que emerge en la situación actual se refiere al tipo de institución universitaria surgida de este cambio. Se refiere a la calidad académica y científica, en medio de este aumento, es decir, a los complejos y laberínticos modos con que se ha cobijado esta demanda –que es una de los efectos más notables del impulso de la “de-


mocratización de la cultura” en nuestro país- y que toca el tema de la pertinencia y adecuación paradigmática de los modelos universitarios. La pregunta es pues si el aumento en número responde a las exigencias crecientes en la competitividad cognitiva, científica, académica, intelectual y profesional de la sociedad contemporánea, o como se suele decir más popularmente, si responde o no a un mundo globalizado, consciente, programado y críticamente, o no. El efecto de la acelerada masificación de la universidad se entrecruza con el de su orientación o modelo académico por escoger o combinar, si ello es posible y deseable. Si en 1960 se tenían escasas 24 ó 25 universidades en todo el país, entre públicas y privadas, hoy esa cifra roza las trescientas, de todos los pelambres. Estas instituciones han sido clasificadas como universidades, instituciones universitarias, tecnológicas y técnicas. Por una aberración conceptual al vuelo, se les ha dado por llamar IES (Instituciones de Educación Superior). ¿Cuándo, en estas cuatro décadas, las universidades se convirtieron en IES? es la pregunta concurrente de cómo un sistema compuesto por un puñado de universidades, más o menos identificadas y que se agruparon en la década de los sesenta en la Ascun —primer síntoma de una “crisis de expansión”— se convirtió en el monstruo acéfalo de hoy. En otros términos, ¿cómo responder a tantas demandas en tan poco tiempo y por qué se respondió en forma, por lo demás, tan carente de criterios decididos y definitorios? (no se ha respondido) El problema concomitante a la masificación es la cualificación, pero su respuesta es indecisa. No solo una discusión sobre el presupuesto resuelve el problema, o mejor dicho, está distante de esclarecerlo. El año anterior el movimiento estudiantil, llamado MANE, puso el dedo en la llaga. Ni por la cobertura estimada ni menos por el modelo mercantilista manifiesto en la reforma a la Ley 30 de 1992, rechazó la propuesta del gobierno de Juan Manuel Santos y del Ministerio de Educación. Este rechazo fue acompañado por una vistosa y festiva movilización que se prolongó durante meses, en todos los centros urbanos del país, y concluyó con el retiro —acaso un hecho sin antecedentes durante la era del Frente Nacional a hoy— de la controversial e inconveniente refor-

ma anunciado por boca del mismo presidente. El paso siguiente fue el de abocarse la MANE, en una carrera quijotesca con resultados equívocos, a enmendar el entuerto gubernamental. La tarea que este movimiento se echó al hombro sale a la luz pública ahora, bajo el título “Exposición de motivos de una nueva ley”. Dos han sido los momentos decisivos, en el último medio siglo, en que el Estado colombiano se ha abocado a enfrentar el cambio o transformación del sistema universitario, a saber, a mediados de los años sesenta bajo el impulso del Informe Atcon, y a principios de los años noventa, impulsado por el BID. Los dos momentos han sido determinantes y sus reformas han tratado de responder a la doble tensión de cantidad/calidad, en dos momentos muy diferenciados. El experto Rudolf Atcon —egresado del prestante Amherst College de Massachusetts—, como consultor de la UNESCO, generó el importante documento “La Universidad Latinoamericana” en 1963, cuya influencia se hizo sentir en Chile y Brasil. Para Colombia se puede calificar de documento trascendental. Este documento hacía énfasis en el atraso de los programas universitarios, en una estructura obsoleta y en la inexistencia de un cuerpo profesoral idóneo. La universidad latinoamericana, según este Informe, era una pieza arqueológica no apta para producir ciencia, investigación y desarrollo. Sabemos que el “Informe Atcon” se transmutó en el Plan Básico de Educación que a su vez se trasmutó en el proyecto de Reforma de Luis Carlos Galán. Aparte de que solo Atcon sabía lo que escribía, el aplazamiento de esta necesaria reforma se concretó solo mucho más adelante en 1979. El segundo momento, fue “un momento mágico para Colombia”. Las palabras de Rodolfo Llinás, pronunciadas en septiembre de 1994, como comisionado de la “Misión de sabios”, son elocuentes del clima de esperanza de la “revolución pacífica” que protagonizaron, al calor de la nueva Constitución de 1991. La “revolución pacífica” consistía en la reversión, por primera vez en el país, de los factores de educación, ciencia y tecnología. Como nuevos Saint-Simon o nuevos Comte, la inteligencia científica colombiana se ponía a la cabeza de las grandes transformaciones sociales y preveían una inminente solución a los problemas heredados del pasado. El documento que se llama “Colombia: al filo de la oportunidad” es no menos sintomático y decisivo para la 3


La universidad es secular, es conciencia crítica de la nación. La primera tarea de la universidad es ordenar el universo conceptual del que ella hace parte y es partícipe activa y hasta determinante. La vocación universalista —como postulado, aunque esté muy lejos de lo factual— de la universidad es esto: ser pública, estar de cara al público y construir los públicos nacionales.

modernización universitaria. Era un plan ambicioso, hecho de buena fe, redactado por personalidades destacadas del mundo universitario y académico de larga trayectoria. Entre el “Informe Atcon” y “Colombia: al filo de la oportunidad”, media tres décadas. En estas tres décadas, sin duda, hay signos de renovación del sistema universitario: desde su interior se pudo proyectar la nueva universidad del siglo XXI. No es nada difícil corroborar que Colombia se falló así misma respecto de sus propias ambiciones. Visto en retrospectiva este documento de los “Sabios” —Llinás, Manuel Elkin Patarroyo, Marco Palacios, Ángela Restrepo, Eduardo Aldana y otros—, resalta por su desinterés cordial. Se desea dar el salto y se da una larga serie de recomendaciones, la mayoría de las cuales se han incumplido. Se pensaba en un salto, es decir, en una mejora cualitativa y cuantitativa del sistema. Se incluía en él la perentoria necesidad de transformar y modernizar la estructura burocrática del Estado: salir del laberinto del clientelismo y la corrupción. Se pretendía reformar el sistema educativo desde abajo, con una inyección no solo de recursos -5% del PIB para educación- sino de una pedagogía nueva. Se pretendía robustecer, o mejor, crear el sistema de ciencia y tecnología que diera nueva vida a la universidad. Para ello se demandaba 36.000 investigadores activos (hoy sería 45.000). Se pensaba en el presidente como el primer pedagogo de la nación. Etc.etc. 4

Resulta hoy, a la luz del documento de la MANE —intitulado casi barrocamente— “Exposición de motivos de una nueva ley de educación superior para un país con soberanía, democracia y paz”, que nos encontramos al filo de una nueva oportunidad. Pero ¿de qué oportunidad debemos hablar? El futuro inmediato se encargará de responder. Por lo pronto parece necesario exigir una fundamentación conceptual de la idea de universidad y repensar sus tareas y funciones. La universidad es una institución académica, científica y docente concebida para el desarrollo de la libre investigación y la libre enseñanza que hace de la transmisión y formación -del profesorado altamente competente al estudiantado- de estas prácticas su sustancia ética y su legitimación política. En el sentido más preciso, la universidad contemporánea nace —con la fundación de la Universidad de Berlín en 1810 por Wilhelm von Humboldt— para responder a los múltiples desafíos de la burguesía revolucionaria en medio de un tambaleante régimen aristocrático feudal. Esta universidad de tipo prusiano enfrenta el dinamismo de toda una época que parecía desaparecer e institucionaliza, por así decirlo, el espíritu fáustico que abrazaba a las generaciones formadas por Lessing, Herder, Goethe, Schlegel o Hegel. Por eso ella fue historicista y a la vez fundamentó la crisis del historicismo; fue neohumanista y anticipó el nihilismo. La universidad como creación de una burguesía activa, creadora, rebelde, sentó las


bases para el principio del progreso indefinido de la humanidad (Condorcet) y reaccionó para que, en medio de ese dinamismo incontenible, dominara un irrecusable clima romántico. Si por un lado miró a Grecia como canon secularizado –era un principio ya anticristiano- por otro desató una fiebre de futuro que hizo posible, una o dos generación después, el socialismo, el anarquismo, el marxismo y el nihilismo nietzscheano. Hoy la universidad cumple tantas funciones y son tantas las modalidades o tipos universitarios en competencia que es difícil saber de qué se trata cuando se enuncia el vocablo u-n-i-v-e-r-s-i-d-ad. Entre nosotros sigue dominando una idea estrecha de ella: la universidad expide títulos, es decir, es la universidad que habilita a una profesión rentable en la sociedad burguesa. Menos personas la conciben como la universidad del desarrollo científico, la universidad que forma en los exigentes métodos de las prácticas institucionalizadas del nuevo saber científico avalado por la comunidad internacional. Se escapa a muchos que ella tiene una función a la vez de conciencia histórica, vale decir, que ella forma en una medida amplia, generosa y crítica, en los ideales de una humanidad libre, en el universalismo que se reclama como espacio de libertad y el conflicto. Pero a su vez, es de pensar que la universidad —y lo ha sido así en la historia latinoamericana— es un principio político, una fortín político, pero también una escuela de líderes políticos. Profesión, ciencia, humanidades, política, son términos que no logramos, si no con gran dificultad, combinar conceptualmente. La universidad ¿forma abogados o plomeros? ¿físicos o sociólogos? ¿artsitas o ensayistas?¿políticos o burócratas del Estado? En realidad forma necesariamente a todos ellos y quizá a muchos más.

************* El primer principio es el del carácter público-estatal y nacional de la universidad colombiana Ante todo se impone el esfuerzo conceptual y analítico para redefinir o fundar una propuesta de reforma universitaria –o del sistema nacional universitario- para Colombia de cara a los enormes desafíos de calidad científica y amplia cobertura

social para el hombre del siglo XXI. Estos conceptos deben guiar la discusión y preservarse como patrimonio de su constitución conceptual, servir pues de carta determinante para las presentes y futuras generaciones. Ellos son como parámetros, guías de tren, suficientemente generales, pero a la vez determinantes de la acción reformadora o refundadora del sistema universitario colombiano. Los conceptos dominantes de toda discusión son: carácter estatal y nacional de la universidad; la autonomía y libertad de la investigación y la enseñanza de la universidad; el estatus competente y soberano del cuerpo profesoral; la diversidad epistémica del conocimiento universitario; la responsabilidad social de la universidad y el principio de la unidad latinoamericana como primado político y herencia histórica. Solo desarrollaremos, en los breves párrafos siguientes, el primer principio. Este carácter público-estatal y nacional se impone por diversas razones históricas y políticas. Las razones históricas, apuntan a esclarecer, así sea de modo sintético y hasta esquemático, las profundas causas que han imposibilitado, debilitado o retrasado la consolidación de un Estado nación y la tarea que en esta consolidación o debilitamiento le cabría a una sistema nacional universitario. Las políticas insinúan la pertinencia de la acción pública como sustrato y alternativa democrática, integradora y potencialmente creativa del conjunto de la nación. En otros términos el carácter-estatal y nacional no se impone como una simple consigna o una desiderata caprichosa, sino como una alternativa suficientemente persuasiva para la modernización de los más diversos campos y relaciones económicas, socio-culturales y políticas. El carácter público-estatal y nacional del sistema nacional universitario es la primera clave o quizá la clave más decisiva en el universo de conceptos para una modernización de la sociedad y la vida pública nacional. No por razones de erudición se requiere remitirse a la herencia de la vida colonial de nuestros países para descifrar o intentar descifrar las razones de la debilidad o deformidad —si contemplamos el parámetro europeo-occidental— de nuestro Estado nación. Su debilidad, deformidad o rezago, las tareas o asignaturas en todos los niveles que ha dejado pendiente, luego de dos siglos de independencia, acaso corresponde explicar con detalle en otra 5


oportunidad, sin perjuicio de la inminente exigencia de investigaciones complementarias. Es un lugar común o tópico convencional aludir a los fuertes particularismos, es decir, a los intereses diversos, contradictorios, pero finalmente mezquinos y destructivos, que han actuado y siguen actuando en la vida social, para explicar el debilitamiento o la debilidad o quizá inercia del Estado colombiano. Se habla de la corrupción e incluso de soberanías dispersas, territoriales, gremiales, sectoriales que se imponen y deciden en detrimento de la regla universal del bien común. El país de mafias, es decir, de organizaciones paraestatales de gran poder, ejerce un dominio, si no absoluto, suficientemente visible y reconocido —independientemente que sea solapado— ante la mayoría y, no pocas veces, contra la mayoría. El país de mafias es también el país de los marginados. La imagen bipolar es la de un país dominado por estas organizaciones de gran poder y aún de prestancia —no son solo los narcotraficantes o la delincuencia organizada— al lado de un país marginado, desagarrado, desclasado, de parias social que se arrastran inertes y vulnerables por toda la geografía nacional. País de minorías de poderosos que ejercen su poder ilegal o ilegítimamente y país de mayorías sumidas en la pobreza, el desamparo. El país de los de frac y el país de los de ruana. Sin duda la imagen es esquemática, pero no menos viva o irreal. Sirve ella de punto de partida para preguntarse o mejor formular la debida pregunta, de la raíz histórica de este abismo que, conforme las últimas estadísticas e indicadores de organizaciones mundiales, nos colocan como el país de la suma injusticia. No sería correcto, desde un análisis sociológico, identificar riqueza con mafia, pero sí miseria y pobreza extrema colectiva como fracaso del Estado nacional. La pregunta, pues, por estas dos Colombia y cómo lograr zanjar los abruptos de la nación rota (Carlos Lleras Restrepo hablada del país desencuadernado, que era una variable de la más conocida fórmula de Ortega y Gasset de “España desvertebrada”), es la pregunta de las raíces históricas y sus potenciales soluciones. Preguntarse ya no solo por hondas causas y percibir las innumerables maneras en que perviven estas estructuras de “larga duración” (obran como el ADN de la nacionalidad, que siempre se resien6

te de sus orígenes) se complementa necesariamente con la posibilidad de ofrecer, así sea en un instante, el futuro diferenciado por vía de la discusión de la razón. La casa de la razón es, discútase esto como quiera, la universidad. Por eso ella es la depositaria de la discusión racional, en el entendido que a ella se le exige y ella misma se exige socavar por los fundamentos de la discusión, seguir sus líneas argumentativas, deshilvanar el gran ovillo en forma que estima consciente, responder por el método de elaborar sus pasos, creer que al hombre contemporáneo —en la figura contrarrestada del homo academicus— le cabe la posibilidad de disputar sobre ello y aquello. Esta intención, esta demanda y esta responsabilidad son insoslayables, para la vida de la universidad, esta entendida como un estado tentativo de la crítica del pasado y de la postulación optimista de ese futuro diferenciado. La provisionalidad, que es modestia y ascética de cara al mundo de la vida académica, es el presupuesto de esta tarea racional, cuya circularidad no es, signo de prácticas solipsistas o masturbatorias. Por el contrario, es el reflejo de la razón que se somete a su propio tribunal de valores a la luz de la realidad circundante y permutable. La universidad es secular, es conciencia crítica de la nación. La primera tarea de la universidad es ordenar el universo conceptual del que ella hace parte y es partícipe activa y hasta determinante. La vocación universalista —como postulado, aunque esté muy lejos de lo factual— de la universidad es esto: ser pública, estar de cara al público y construir los públicos nacionales. Es pública porque no es solapada. Es pública porque avoca sus ideas —independiente de sus limitaciones y por ser justa y conscientemente acotadas- a una publicidad, al mundo de lo abierto y exponible. Este es el carácter público de la universidad: su transparencia cognitiva es el signo de su madurez creciente. Por eso discute, polemiza, controvierte, contradice, corrige. Este pathos discutidor, que discurre, que clasifica, enumera, que hace sinopsis, resúmenes, síntesis, que a su vez clarifican y petrifican, pero que se lanzan a la novedad, al progreso del saber más, como plus, con el toque de hedonismo y hasta puerilidad que convenga en ello. Esta tarea insoslayable de la inteligencia es el fundamento más hondo, la marcha y la justificación última de la vida universitaria, de esa república ideal de los argumentos


que van y vienen, que no cesan en producirse y reproducirse, cuestionarse y negarse unos a los otros. Esta es la eficacia profunda, y el motivo de la desconfianza última de un espíritu universitario que no solo discute, sino que discute elaboradamente, discute en la confianza del ordenamiento intrínseco de la realidad, en la pesquisa que al fin logre armonizar palabra y realidad, concepto y universo. El nihilismo que potencialmente se pueda derivar de esta tarea del espíritu, de la inteligencia universitaria que se apuesta de este modo, es por consiguiente la ultima ratio de la universidad. La tarea de la universidad, por ser pública, por querer ser pública y llevar hasta sus últimos determinantes la razón discursiva como crítica, deriva también en este callejón ciego. Es la permanente exigencia de la crítica que se critica, que vuelve a poner en tela de juicio sus fundamentos, que revierte sobre sí lo que arrebata a los otros. La publicidad del saber crítico es el fundamento de la vida universitaria. Saber críptico, cerrado, particularista, de empresa rentable, de prestancia grupal, es saber para desconfiar. Este postulado que puede derivar de Bacon o de Condorcet o Saint-Simon, es decir, de afiliarse a una tradición X de la vida, no demerita la postulación. El secreteo y la intriga son, sin duda, quizá fuerzas más poderosas de la vida social. Pero el secreto, el

misterio, las puertas cerradas, las componendas, las sutiles ilegalidades y complicidades que hay en la vida social como hay en la vida, aparentemente más digna, de la ciencia moderna, son valores invisibles o anti-valores muy operativos que, a mi modo de ver, son lo contrario del espíritu de la vida universitaria. Entre las prácticas, la institución universitaria y la razón última de ella, puede verse un abismo y hasta es necesario resaltar el abismo. Después de todo la caricatura es un efectivo e inmediato medio de desenmascaramiento. La caricatura como crítica a la universidad es un síntoma de renovación o un deseo aplazado de ello. Por eso caricaturizar es crítica, en un plano epidérmico, pero nadie puede decir que la piel es el adjetivo prescindible de la vida humana. La piel resalta como síntoma y es vida y propicia vida: criticar, por vía de caricatura, que es crítica de la epidermis, es paso previo, a tal vez el paso previo a cualquier otra crítica de mayor dignidad y estatus académico. Esto es pues caricatura. La caricatura resalta, pública e imaginativamente, las deformidades. Nuestras universidades, nuestro sistema universitario y nuestro sistema de educación superior, son caricaturescos y caricaturizables. La publicidad, la exposición de motivos de una reforma, es un esquema de lo deseable, pero también el tapiz puesto al revés de las deformidades. La caricatura demanda o es la petición

La universidad es pues un bazar de conocimientos profesionales o científicos, una compraventa o una prendería de títulos, programas, cátedras, investigaciones… Este bazar egipcio no se diferencia de las pirámides financieras de los corredores de bolsa: estas se inspiran más bien por la lógica irracional de las universidades colombianas, en general, y de las universidades de taller. 7


Ante todo se impone el esfuerzo conceptual y analítico para redefinir o fundar una propuesta de reforma universitaria —o del sistema nacional universitario— para Colombia de cara a los enormes desafíos de calidad científica y amplia cobertura social para el hombre del siglo XXI.

de principio de una cirugía. Se quiere corregir, cercenar por vía legal-quirúrgica. Pero antes de proceder en la sala de cirugía hay que anticipar plásticamente el resultado. La caricatura nos muestra la deformidad, las enormidades tumorales del sistema universitario, el carácter inmoral, la puja por el reconocimiento de conocimientos asociales y antinacionales, que por tales no estimamos como científicos, como patrimonio y de provecho para la nación. La universidad es pues un bazar de conocimientos profesionales o científicos, una compraventa o una prendería de títulos, programas, cátedras, investigaciones… Este bazar egipcio no se diferencia de las pirámides financieras de los corredores de bolsa: estas se inspiran más bien por la lógica irracional de las universidades colombianas, en general, y de las universidades de taller. El bazar persa o egipcio universitario es la caricatura, lo contrario de lo que postulativamente llamamos universidad. Tenemos el caso memorable de una universidad bogotana —que es memorable por ello— que pagaba a sus docentes con electrodomésticos, en locales instalados en los zócalos de su universidad, puntos que atendían los estudiantes, quienes a su vez cancelaban sus matrículas con este servicio. Este ejemplar business se redondeaba con el proselitismo político que se les encomendaba a los mismos estudiantes-vendedores por los propietarios de la universidad -quienes eran naturalmente senadores de la República-. Todo ello no es una excepción a la regla ni una hipérbole de mal gusto. Es la norma de lo per8

misible e inimaginable de las proezas macondianas de estos mercachifles del saber universitario: el soborno ejemplarizante. La lógica consumada de business es business como universidad antiuniversitaria, de la astucia, de la picardía, de la argucia y artimaña. Es el capítulo que se le ha olvidado insertar al Don Pablos de Quevedo, en las más recientes ediciones. Es la España revivida, carnavalesca y festiva, resucitada en estos magnates de la avaricia y la estafa, a costa del estudiante, de las familias, de la nación. ¿Qué diferencia hay entre quien vende una especialización universitaria de muy dudosa calidad y pertinencia y quien especula al alza con repos en la bolsa? No es casual que algunos rectores universitarios sean especuladores de bolsa y el país los señala con orgullo. La publicidad de la universidad, la idea de que los conocimientos que estimamos como de elevada categoría y prestancia social sean producto de un esfuerzo social enorme y se traduzcan en beneficio colateral para la vida social de la nación, es el tema primordial de cualquier debate. Pensar en la significación del saber público para la nación, en que la universidad ofrece toda su voluntad, todos sus talentos y toda su vocación inspirativa y conspirativa —no es juego de vocablos— para romper el continuum de esta triste y desalmada historia, es el núcleo de una argumentación de la que se derivan o deberían derivar, con sus consecuencias insospechadas e ilimitadas, la discusión a la reforma o refundación de la


universidad nacional de los colombianos, y de las colombianas (por supuesto también). Los conocimientos que nacen de la vida del espíritu universitario, formalmente hablando — como idealidad— , cognitivamente comprendidos, son públicos y son nacionales, son nacionales plenamente por virtud de su publicidad, porque ellos fueron incorporados, como valores colectivos, por los públicos nacionales, fueron discutidos, aceptados o rechazados. El conocimiento universitario llega a grado más bajo de su valor, si se piensa, como se piensa todavía entre nosotros, que se aprende para “ganar dinero” y, se agrega con la hipocresía aprendida de los hermanos cristianos y los jesuitas, para “servir a la comunidad”. El principio cognitivo de la vida universitaria es amar el conocimiento por sí mismo. La mofa que este postulado tiene entre la mayoría de nosotros, “conocer por conocer” y los derivados como el reproche de “la torre de marfil” o “el ratón de biblioteca” solo ratifica el mundo al revés de la nación colombiana. Hay una muy precisa campaña social, de profundas raíces patriarcales —el patriarca, el hacendado, el gamonal no precisa saber leer, son semianalfabetas y profundamente anti-intelectuales, precisan solo saber mandar por la escuela del grito, la intimidación—, contra el saber, contra la vida de la ciencia como consagración, entrega y sacrificio. Es decir, como responsabilidad secular, como postulado de una vida consagrada al servicio de los conocimientos científicos, de ese inacabable universo por explorar por el método nuevo, el Novum Organum Scientiarum. Romper el círculo vicioso de una mentalidad que fomenta los privilegios sociales y los legitiman y a la vez desconfía de toda racionalidad universal —el conocimiento científico, la ciencia, el método nuevo- como novedad, como progreso peligroso, y asimilar el saber a revuelta social, no parece fácil y no va a ser fácil. La sociedad vieja —y el estado débil, moroso, mórbido y corrupto hecho a su imagen y semejanza— no conjuga con el método nuevo, con la universidad refundada. Por eso la vieja sociedad hace de la universidad una caricatura: una universidad que no cuestione nada, que no refute nada, que se adapte, que sea pasiva y se postre a los hechos consumados. La universidad caricatura es el abogado de las causas

ganadas, del pasado y del presente. La publicidad del conocimiento de la nueva universidad es la publicidad de su tradición histórica para que deje de ser ya solo tradición destructiva y, por la discusión, se vuelva tradición-conciencia, es decir, superación de la tradición negativa, de su violencia inherente, de su fuerza muda y ciega en el presente. Quien no sabe su historia, dice el añejo adagio, está condenado a vivir en el pasado, en forma inconsciente, sin siquiera vivir románticamente, sentimental y como añoranza en el pasado como principio liberador del presente. Se vive en el pasado en forma de sonambulismo, en forma de perpetuación pétrea, en una mentalidad anquilosada del “hace tiempos”. Debemos desconfiar de ese “hace tiempo” — el tiempo del Frente Nacional y sus secuelas— y confrontarlo a la luz de las necesidades actuales. Hablar de la publicidad o de lo público de la universidad, es hablar, como ya se ha insistido, de cara al país, a sus públicos por construir. Es hablar con la verdad en la mano, a sabiendas de que esa verdad no es una falsificación más, porque se puede medir e inspeccionar por todos, por estos, por los demás. Esta es la publicidad; es la discusión, son los mecanismos, las formas innovadoras para transferir los conocimientos. Esto no se entiende en la forma restringida y esterilizante. Hablar de cara al país innovadoramente es hablar con un lenguaje claro, preciso, provocador. Es hablar con la verdad de la publicidad que es la verdad condicionada por el mismo método nuevo. Innovar es clarificar; la comunicación de la verdad es la comunicación a ese público restringido, al público especialista, al público ampliado de universitarios, al público de nuestros abuelos, tíos y amigos. Confiar en sí mismo es comunicar, sin reservas y bajo el primado de ser refutado, ser controvertido, ser desmentido. El solaz y la vanidad -porque hay vanidad de publicista- descansa no en ser leído —otro imponderable— sino en ser refutado sin ser previamente leído. Esta modalidad de lectura —inlectura— es parte sustantiva de la modernidad proclamada autoritariamente como hechos consumados y la premodernidad activa como imagen falsa del futuro. Lo público que aspira a ser nuevo, debe empaparse de lo viejo, sumergirse en la fuente de 9


ese pasado, no por huida o nostalgia romántica, o espacio de lo prístino y primitivo (nada hay prístino ni primitivo ni nativo, en rigor). Esa verdad que renace de lo pasado, no sin violencia discursiva, sale con el rostro y el alma purificada. Purificarse es encontrarse bruscamente con una realidad de la que desconfía. Purificarse cognitivamente, como saber nuevo, es renacer de esos mundos gramaticales que imponen reglas desuetas. La gramática universitaria dominante de hoy es la mentalidad corporativa; la que hace del estudiante el futuro yuppie. El estudiante yuppie es el estudiante de la universidad-bazar, o mejor dicho, una modalidad de ese modelo. El círculo virtuoso de esa modalidad gramatical es la prepago. Son ellos simples términos intercambiables de la universidad que no queremos.

acontece más usualmente). Nadie puede aspirar a liberar al otro sin liberarse previamente de sus propios prejuicios. Sus prejuicios son los pasados gramaticales inconscientes que sobreviven en estado sonámbulo en el inconsciente y nos mueve la mano para escribir con taras acumuladas. Liberarse es un acto de voluntad, es un desear no estar sujeto a esos prejuicios, a esas reglas que sofocan la voluntad individual y colectiva. Hiere al universitario del futuro próximo ver al compañero atado a sus prejuicios de clase, pero hiere más verse sometido a estas bastardas conductas, sin conocer la génesis cultural de las mismas. Por eso la ciencia nueva es la nueva genealogía; el modo indiscreto de asomarse a sí mismo y liberarse a la luz, no de sus sospechas solipsistas, sino a punta de refutaciones empíricas.

La gramática seria como metáfora de conocimiento reglado es un principio pedagógico, una impostura necesaria de todo aprendizaje, de toda liberación. Es legítimo violentar la gramática del saber, por exceso (“estoy cargado de filología” asevera Nietzsche), no por defecto (como

La publicidad de la universidad, es hacerse así mismo público. Hacerse así mismo público es un movimiento de la inteligencia que se entrega al saber, a los conocimientos y a la misión autoregulada. Liberar es la tarea pública de la universidad; ella es un componente eminentemente

El profesor escudado en el escritorio, en la gran burocracia universitaria, es el anti-profesor. El profesor confiado en su éxito profesional, en la pomposa carroza virreinal que parqueó en vista a sus estudiantes, como argumento científico, no es ave rara en la universidad. Desafortunadamente. Este es, con todo, el anti-profesor. Otro tipo, es el profesor desclasado, que va de aquí para allá, vendiendo literalmente específicos, en cada clase, por estar sometido a un orden institucional y laboral miserable: él es víctima de un sistema, pero no profesor. 10


social, porque liberarse de sus prejuicios es una tarea del conocimiento que siempre aspira a más, quiere ese plus como impulso ético, como forma de ser universitaria. La publicidad de la universidad es la publicidad del acto creativo de la formación y la enseñanza —son una misma cosa—. Ser público es el acto de creación en la trasmisión de conocimientos. Este acto es el acto creador, el bin-bang, la teoría del principio creador de conocimientos entre profesor y estudiante. Es el acto primordial de la publicidad del conocimiento. El profesor se publicita en el salón de clase. Es el espacio esencial de su ser publicitado; su cosmología y cosmogonía. Este acto de transferencia es la exposición de su ser primario, la primordial concordia entre su saber y sus discípulos. El profesor resalta sus límites y sugiere lo demás; sabe los límites de su gramática, puede excederlos, de cuando en cuando, sobre el presupuesto de dejar saber que se excedió y se desbarrancó. La publicidad es la conciencia de los límites de su conocimiento, como premisa universal —aunque no excusa— de la inabarcable constelación de conocimientos específicos y colaterales y universales. El ser profesoral es el ser que se expone, públicamente ante sus estudiantes, para dirimir con ello un asunto esencial: las posibilidades y límites del enseñar a ser público. El profesor enseña a diferenciar. Enseñar a diferenciar, a establecer diferencias, por la conducta viva. El profesor es el ser que se extravierte de un modo que solo es conveniente, condicionado a este formato de clase, a transferir esa constelación más o menos dilatada de los conocimientos universitarios. El profesor profesa, públicamente, su saber. La publicidad del conocimiento del profesor descansa en el hecho, social e institucionalmente inminente, de que hay otros profesores; que, hay un cuerpo profesoral. Esta es la sociabilidad consustancial de su tarea profesoral. La virtud de su sociabilidad y la controversia del mismo. La publicidad es pues la colectividad del profesorado. Él actúa como cuerpo orgánico, aunque cada sujeto individual se expone públicamente, a solas, con el estudiantado. El estudiantado tiende a caricaturizar, disminuir y a veces a disimularse tras las limitaciones, más o menos palpables, del profesor. Esa es la esencia del estudiante: sospechar. El profesor publicita conocimiento y se expone como ser moral, al mismo tiempo ante los estudiantes.

El profesor escudado en el escritorio, en la gran burocracia universitaria, es el anti-profesor. El profesor confiado en su éxito profesional, en la pomposa carroza virreinal que parqueó en vista a sus estudiantes, como argumento científico, no es ave rara en la universidad. Desafortunadamente. Este es, con todo, el anti-profesor. Otro tipo, es el profesor desclasado, que va de aquí para allá, vendiendo literalmente específicos, en cada clase, por estar sometido a un orden institucional y laboral miserable: él es víctima de un sistema, pero no profesor. Por eso la publicidad de la universidad es su cuerpo profesoral como factor de estabilidad y continuidad del conocimiento. Porque la tarea de la ciencia es larga, intricada, perseverante, se impone esa condición institucional y laboral para el profesorado. La universidad pública es la universidad de la nación y, en alguna forma, la nación misma. No hay nación sin universidad pública. Lo demás puede ser bazar, negocio, círculos de poder, escuela de roscas, trampolín de la vida pública, club de negocios a gran escala, billar de pillos, lo que se quiera. La universidad que no es pública falsifica la nación, porque falsifica la universalidad inherente a los conocimientos de la universidad. Ella es pública porque debe ser transparente, brillar, para decirlo algo inadecuadamente. Abocada a la verdad, al exigente método de adquirir lo nuevo, contra el facilismo que se asimila a saber rápido y práctico, sin mayores complicaciones, saber para dummies desvergonzados, la universidad nacional es pública por todas estas razones. Es pública porque aspira a la justicia, a la universalidad de los derechos a la población, a la diferenciación cultural y a la cohesión social — así suene ello contradictorio— porque la nación homogeniza, pero a vez garantiza la diversidad, genera lazos comunicativos pero debe tender a resaltar la minoría como minoría integrada. Este laberinto es la nación y este fascinante laberinto de conocer la nación para formular correctamente sus problemas, es el paso indispensable, previo para resolverlos. La imaginación histórica, sociológica, antropológica, en realidad las expresiones nuevas del conocimiento nuevo, es el privilegio o arca de la alianza que es la universidad pública y nacional. 11


Por Francisco Cortés Rodas Director, Instituto de Filosofía, Universidad de Antioquia franciscocortes2007@gmail.com

Las políticas de seguridad y la violencia en la Universidad

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l gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, y el rector de la Universidad de Antioquia, Alberto Uribe Correa, han propuesto como tema de discusión universitaria y pública quitar la malla que rodea el Alma Máter. Esta alternativa sería la expresión de una nueva política para enfrentar los graves problemas de seguridad que desde hace mucho tiempo existen en la Universidad. Estos problemas actualmente son: tráfico o microtráfico de drogas; proliferación de ventas ambulantes; atracos y robos a profesores, estudiantes y trabajadores; asaltos y robos a oficinas y negocios; extorsión, intimidación y distintas formas de violencia perpetradas por los denominados “capuchos” (desde la permanente y cotidiana utilización de bombas papa, pasando por las terroríficas amenazas anónimas contra profesores y directivos, hasta la utilización de armas de fuego y explosivos para enfrentar a la policía). Estos problemas, unos con mayor intensidad que otros, los teníamos hace unos pocos años cuando se buscó por medio de medidas coercitivas —la introducción de la TIP, la instalación de torniquetes en las puertas, cámaras de seguridad en sitios estratégicos, y el asentamiento en las puertas de la Universidad del Esmad de la Policía— erradicar el tráfico de drogas y las ventas ambulantes y así crear las condiciones de seguridad que hicieran posible el desarrollo normal de la vida universitaria. Este modelo coercitivo de política universitaria tuvo muchos contradictores, especialmente por la presencia permanente del Esmad en la Universidad y por la instalación de las

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cámaras, pero tuvo un relativo éxito durante unos pocos años en la medida en que se disminuyó de forma sustancial el tráfico de drogas y el número de vendedores informales. Pero este modelo está hoy en crisis debido a que los problemas de inseguridad desbordan las capacidades de control que tienen los mencionados dispositivos para regular las conductas de los diferentes transgresores de la ley. Ni la TIP, ni las cámaras, ni los guardias de seguridad privados han podido impedir la venta de drogas en la Universidad, tampoco han podido hacer algo efectivo para frenar la entrada de personas ajenas a la Universidad vinculadas con organizaciones violentas o del narcotráfico, ni para evitar la entrada de armas y artefactos explosivos. Tampoco es posible en este momento impedir de forma eficaz los robos y asaltos a personas, establecimientos y oficinas en la Universidad. Y las ventas informales ambulantes realizadas por estudiantes o por personas externas crecen cada vez más copando los espacios para el estudio y el esparcimiento de los mismos estudiantes.

Comparó a la Universidad con otras universidades del mundo abiertas a los ciudadanos. Así deberían ser las universidades, dijo, y en esto tiene razón. Habló de las bondades de la idea, pero no de sus lados oscuros. En este sentido, se puede afirmar que estas razones presentadas especialmente por el gobernador Fajardo no tocan a fondo un problema fundamental del Alma Mater aquí y ahora: la inseguridad en el campus.

En este contexto, ¿tiene sentido proponer quitar la malla como alternativa a los problemas de inseguridad que tiene la Universidad?

La política de seguridad que se impuso a partir de la implementación de la TIP, fundamentalmente represiva, que comprendía la instalación de cámaras de seguridad en sitios estratégicos, el control de las entradas mediante torniquetes, el asentamiento en las puertas de la Universidad del Esmad de la Policía y la erradicación de los venteros ha llegado a su límite. Hace un buen tiempo fue retirado el Esmad a partir de la demostración hecha por algunos académicos y la Contraloría Departamental, según la cual en un porcentaje importante de las actuaciones de esta fuerza policial en la Universidad durante los últimos años se verificaba un serio y sistemático desconocimiento de los procedimientos legales y de la violación de los derechos humanos fundamentales.

Sin entrar a discutir los costos económicos de esta propuesta comprendidos en un nuevo rediseño de cada uno de los edificios de la Universidad con el fin de poder garantizar la protección de las personas y los bienes (muebles, computadores, instrumentos de laboratorios etc.), y sin discutir los posibles riesgos para las personas y los bienes que resulten de la transformación de un espacio protegido por la malla en un espacio abierto en una ciudad con altos niveles de inseguridad y violencia, producidas por la criminalidad de bandas, combos, etc., es importante preguntarnos si con la nueva propuesta del Gobernador y el Rector se está formulando realmente una nueva política de seguridad para la Universidad. Si es así ¿cual puede ser?

Una nueva política de seguridad para la Universidad puede pensar el problema de quitar la malla, pero antes de hacer esto tiene que plantearse el asunto de que acudir a la represión como primera instancia para enfrentar el problema de “los capuchos” y las ventas ambulantes es completamente insuficiente. Así, una nueva política de seguridad para la Universidad debe construirse sobre un nuevo modelo conceptual en el que la prioridad fundamental sea la protección de la seguridad y la vida de los universitarios y en el que el recurso al uso de la fuerza de coerción del Estado sea la última alternativa. Solamente se debe recurrir a la intervención policial y al uso de otras medidas represivas en casos de “necesidad humana apremiante”.

Las explicaciones que dio el Gobernador son hasta ahora insuficientes. Esto no es comprensible porque aunque es una propuesta que apenas se plantea para su debida discusión, debería contener mayores elementos de análisis en su fundamentación. Él habló en un programa de televisión de la importancia estética de un campus universitario abierto a la ciudad; protegido, como cualquier otro lugar de la ciudad por la fuerza pública.

Así, una de las ideas de este modelo conceptual se refiere a que la seguridad universitaria va más allá de hablar de intervención policial, cámaras y torniquetes, pues contiene más obligaciones que la de simplemente reaccionar ante los hechos violentos. Se trata entonces en este modelo conceptual de seguridad universitaria de tres elementos básicos: además de 1) reaccionar ante los hechos violentos mediante la intervención po13


licial, también de 2) políticas de prevención y 3) de políticas de asistencia. Las políticas de prevención tienen que ver con cómo abordar las causas directas y profundas del conflicto político universitario. Las siguientes preguntas deben estar en una agenda sobre seguridad universitaria: ¿Por qué hay grupos rebeldes en la Universidad y qué vínculos tienen con los grupos alzados en armas? ¿Cuáles son las causas de la resistencia en la Universidad? Son, al igual que en el país, ¿la pobreza, la represión política y la desigual distribución de los recursos? ¿Cómo inciden estas últimas en la política en la Universidad? ¿Qué relación hay entre las supuestas causas políticas y sociales y el narcotráfico? ¿Porqué hay grupos en la Universidad que recurren a la violencia y se niegan a la participación en la política democrática? Sobre todas estas preguntas hay que tener un conocimiento profundo y bien fundamentado. La investigación social, política y filosófica en la Universidad debe dar cuenta de estos temas. Las políticas de prevención comprenden, además, la fuerte voluntad por parte de la autoridad universitaria de garantizar en el campus el respeto a los derechos de los profesores y estudiantes, el derecho básico a dictar y oír clase sin amenazas de los capuchos, a caminar sin temores de día y de noche en el campus, a garantizar la seguridad frente a atracos y robos, y también, cuando sea necesario proponer misiones de mediación o de negociación encaminadas a fomentar el diálogo o la reconciliación con los estudiantes organizados gremialmente y con los “capuchos”. La política de negociación con las Farc con miras a la paz debe ser replicada en las universidades públicas. Así como el gobierno central ha buscado mediar, conversar, acercarse a los más radicales para salir de la guerra, así debe el ejecutivo de la Universidad dar pasos para alcanzar la paz. Todo esto constituye una sólida base para la prevención de conflictos. La rendición de cuentas, la actitud abierta y deliberante para hablar con los estudiantes, los actores violentos y enfrentar los conflictos, la protección de los derechos humanos y de la autonomía universitaria ante intervenciones policiales desmedidas, la protección de los derechos de las minorías, la búsqueda de condiciones para mejorar el bienestar de la población universitaria, y la promoción de la más amplia participación democrática 14

de académicos (as), estudiantes, y funcionarios (as) no-académicos (as) en la elección de los directivos universitarios y de los miembros de los cuerpos colegiados, son los medios necesarios para conseguir la prevención de conflictos. La segunda dimensión de este modelo, las políticas de asistencia, se refiere a proveer especialmente a los estudiantes más necesitados de los estratos 1, 2 y 3 particularmente, formas de asistencia social que les permitan en los años que están en la Universidad solamente dedicarse a sus estudios. En el programa de la Dirección de Bienestar Universitario, presentado al Consejo Académico, de “gestión social y administrativa de las ventas formales e informales en la Universidad de Antioquia” se propone precisamente esto. Bajo el concepto de “norma como plan de acción” que supera el concepto de “norma como coerción”, se expone, tras un detallado estudio económico y social del estado actual de las ventas formales e informales, un modelo de asistencia social para desvincular a los estudiantes de la necesidad de trabajar como vendedores ambulantes, mediante su articulación con formas de trabajo “formal” ofrecidas por la Universidad o por nuevos puestos que se creen mediante la formalización de las ventas en el campus. El apoyo mediante políticas de asistencia social hace posible que el estudiante de los estratos 1, 2 y 3 pueda liberarse un poco de la carga de la necesidad determinada por su condición familiar de pobreza, para poder cumplir con los propósitos que le ofrece la Universidad pública. De este modo, el estudiante puede realizar su “derecho a la educación”. El “derecho a la educación” está enfocado hacia la preparación para la participación social, ciudadana y la actividad económica. Es importante considerar en este Consejo Académico las consecuencias positivas que se han dado en aquellos países en los que se ha invertido en el aseguramiento de los derechos mínimos sociales, garantizando a todos subsistencia, salud y educación: se ha generado un florecimiento de la democracia, la economía, y una disminución de las desigualdades y de la pobreza. Por ello, la garantía de estos derechos, aun siendo costosa, constituye la inversión productiva más importante. Las garantías de los derechos sociales tienen un alto costo y requieren una pesada y comple-


ja mediación burocrática. Pero la garantía de los derechos sociales, por económicamente costosa que resulte, y por difícil que sea su organización burocrática, lo es bastante menos que su ausencia o violación. Además, no solamente es costosa la garantía de los derechos sociales, también lo es la de los derechos individuales. “Los derechos cuestan dinero. Es imposible protegerlos o exigirlos sin fondos y apoyo públicos. […] Tanto el derecho al bienestar como la propiedad privada tienen costos públicos. El derecho a la libertad de contratar supone costos no menos que la atención médica, el derecho a la libertad de expresión o a una vivienda decente. Todos los derechos reciben algo del tesoro público” (Holmes, Sunstein, 2011, 33)

remos atender con medidas coherentes la deserción, la informalidad, la deriva hacia la violencia o la delincuencia.

Finalmente, la última dimensión de este modelo conceptual es la política de intervención. Ésta, que sí se refiere, entre otras cosas, a la intervención policial, es la de reaccionar ante situaciones de violencia extrema en las cuales hay una necesidad imperiosa de protección de las personas que están en el campus. Cuando las políticas de prevención y de asistencia no logran resolver o enfrentar los problemas —ya sea tráfico de drogas, proliferación de ventas ambulantes, atracos, robos, extorsión de las bacrim universitarias, o distintas formas de violencia perpetradas por los Aquí muchos pueden replicar que esta idea “capuchos”—, es decir, cuando el poder de acción de las autoridades universitarias no puede solucionarlo, es preciso entonces que el Estado despliegue su poder Ni la TIP, ni las cámaras, ni los guardias de seguridad coercitivo y mediante privados han podido impedir la venta de drogas en la Unila intervención policial versidad, tampoco han podido hacer algo efectivo para busque poner orden en una estructura institufrenar la entrada de personas ajenas a la Universidad vincional que ha caído en culadas con organizaciones violentas o del narcotráfico, la situación hobbesiana ni para evitar la entrada de armas y artefactos explosivos. del estado de naturaleza, es decir de la guerra de todos contra todos.

compleja de seguridad en la Universidad, basada en un concepto fuerte de los derechos sociales, es inviable porque estas políticas pueden desbordar lo disponible: los recursos existentes en la Universidad no serían suficientes para cubrir estas demandas. Ante esto debo decir que, de un lado, concuerdo con el sentido del estudio ya mencionado de la Dirección de Bienestar Universitario, y de otro lado, no estoy proponiendo el aseguramiento a todos los estudiantes de subsistencia, salud y educación por parte de la Universidad. (Esto es un problema del Estado no de la Universidad). Ahora bien, sí quiero llamar la atención a todos los miembros del equipo directivo de la Universidad de Antioquia que el problema es de fondo y se requiere esfuerzo económico considerable si que-

Ahora bien, el problema de la intervención policial en las universidades públicas es asunto viejo y complicado. Las manifestaciones recientes del fenómeno en la Universidad de Antioquia llaman particularmente la atención por las dificultades de controlarlo políticamente y regularlo jurídicamente. Esto se ha podido ver en las intervenciones del Esmad en los últimos años. Sin entrar a hacer una investigación de fondo sobre la actuación policial en general, sostengo que la actuación del Esmad en la Universidad de Antioquia se ha dado en términos de lo que en filosofía del derecho denominamos “mera legalidad” y no “estricta legalidad”; esta situación ha hecho posible la intervención policial de tipo extrapenal y extrajudicial. Esto es muy problemático para la población universitaria (profesores, estu15


diantes, administradores, trabajadores) porque la intervención policial de tipo extrapenal y extrajudicial atenta contra el monopolio legal y judicial de la violencia represiva, contra la función garantista del derecho y del proceso penal y contra los derechos humanos fundamentales.1

El Esmad ha entrado a la Universidad con diferentes pretextos, unas veces sus intervenciones en el campus han sido justificadas, como en los casos en que se ha enfrentado a los denominados “capuchos” cuando ellos realizan acciones de violencia desmedidas (contra los bienes de la Universidad, los bienes de profesores o trabajadores, o el casi secuestro de la población universitaria), y para supuestamente enfrentar a los traficantes de drogas; otras veces de forma injustificada como sucedió el 15 de septiembre de 2010, el 11 de noviembre de 2010 y el 31 de marzo de 2011, etc.

Para explicar esta última aseveración me referiré a la distinción propuesta por el filósofo del derecho Luigi Ferrajoli para analizar la violencia legal entre “estricta legalidad” y “mera legalidad”. Según Ferrajoli, la estricta legalidad “puede ser definida como una norma meta-legal que somete la validez de las leyes que autorizan el ejercicio de Ahora bien, tanto las incursiones del Esmad la violencia a una serie de requisitos que se coque se pueden considerar justificadas como en las rresponden con las garantías penales y procesales: injustificadas, han sido peligrosamente violentas; la tipicidad del uso de la fuerza que constituye la se han utilizado medidas de choque en las que sanción penal, la taxatividad de los hechos empíricos previstos como delictivos, de los perjuicios que de ellos ...la política universitaria de seguridad se ha orientado se derivan y de la culpa en los últimos años por lo que he denominado modelo del sujeto o de los sucoercitivo de política universitaria, modelo, repito, que ha jetos intervinientes, así como la verificación del fracasado por su insuficiencia epistémica frente a cómo delito cometido por un abordar las causas directas y profundas del conflicto pojuez imparcial y en un lítico universitario y cómo responder a las demandas de proceso público contradictorio en el que derechos sociales de los estudiantes más pobres. el que acusa tiene que probar lo que afirma y el que se defiende puede desmentirlo” (Ferrajoli: 2008, 176). Según esto, son legítimas todas aquellas formas de violencia que utilice el Estado, se han empleado granadas aturdidoras, gases laque están previstas en la ley como sanciones penacrimógenos y balas de goma. Fueron medidas de les frente a comportamientos lesivos y culpables. choque en las que muchos estudiantes resultaron heridos o golpeados. Los derechos individuales de El segundo modelo que propone el profesor itala libertad han sido violados repetidas veces, como liano es el de la “mera legalidad” y consiste en la lo ha afirmado en distintos momentos la Personeautorización legal para utilizar la violencia sin una ría de Medellín. rígida vinculación a la ley misma. Este modelo no es propio del Estado de derecho constitucional. “El Para el modelo conceptual sobre seguridad en resultado es que la violencia a la que se refiere la Universidad que estoy planteando, el hecho de esta autorización estará justificada por la misma no poder controlar políticamente y regular jurídinorma que la autoriza, pero no por el modelo camente la intervención policial constituye un reto constitucional de Estado de derecho”. (Ferrajoli: práctico de primer orden frente al cual podemos 2008, 177). El modelo de “mera legalidad” permidecir lo siguiente: en el caso de la intervención te legitimar el ejercicio de la violencia fuera de los policial, que sólo debe darse en casos de “neceparámetros de la “estricta legalidad”. sidad humana apremiante” y después de haber 16


implementado políticas de prevención y políticas de asistencia, siempre habrá que considerarse la adopción de medidas menos coercitivas antes de aplicar otras más coercitivas e intrusivas. De todas formas, en este aspecto se pueden establecer cinco criterios basados en la teoría clásica de la guerra justa que permiten calificar como legítima o ilegítima a una intervención policial. El número uno es el de la justa causa: cuando haya una amenaza grave de daños a las personas o a los bienes de la Universidad. El número dos se refiere a la intención correcta: que el propósito primordial de la intervención sea detener o evitar sufrimiento humano. El tercero es el último recurso, es decir, que la intervención policial sea la última opción, en donde las posibilidades no-policiales no hayan funcionado. El cuarto es el referente a los medios proporcionales: que la escala, duración e intensidad de la acción policial sea proporcional con el objetivo que se quiere conseguir. Y por último, las perspectivas razonables de éxito: que haya posibilidad razonable de que la acción policial sea exitosa en el cumplimiento de su objetivo (Piedrahita, 2012). Finalmente para concluir, la política universi-

Bibliografía – Ferrajoli, Luigi, (2008) Democracia y garantismo, Trotta, Madrid. – Holmes, Stephen/Sunstein, Cass, (2011), El costo de los derechos. Por qué la libertad depende de los impuestos, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires.

– Piedrahita Ramírez, Luis Felipe. Doctrina y dinámicas del nuevo intervencionismo humanitario. La responsabilidad de proteger y el uso de la fuerza en la posguerra fría. (Manuscrito) Notas 1 El Estado de derecho es

taria de seguridad se ha orientado en los últimos años por lo que he denominado modelo coercitivo de política universitaria, modelo, repito, que ha fracasado por su insuficiencia epistémica frente a cómo abordar las causas directas y profundas del conflicto político universitario y cómo responder a las demandas de derechos sociales de los estudiantes más pobres. La propuesta del Gobernador de quitar la malla no trata el primer problema y apenas toca el segundo. El modelo conceptual planteado en este texto afirma, en primer lugar, que las políticas de prevención y las políticas de asistencia están dirigidas a encontrar y enfrentar las causas profundas del conflicto universitario. Éstas tienen más efecto si se basan en un conocimiento amplio y en una comprensión detallada de los problemas. Esto permitiría proponer, en segundo lugar, soluciones más realistas y adecuadas a estos problemas. Sin embargo, si las políticas de prevención y de asistencia no logran solucionar los problemas se abre la tercera dimensión del modelo, que es la reacción estatal mediante la intervención policial, con el fin de garantizar la protección de los miembros de la comunidad universitaria frente a los hechos de violencia o de inseguridad extremas.

un sistema político basado en la disciplina legal y el monopolio de la fuerza, y tiene la pretensión de excluir o, al menos minimizar la violencia en las relaciones interpersonales. Esto quiere decir que en un Estado democrático de derecho no debiera existir más violencia legal que la estrictamen-

te necesaria para controlar otras formas de violencia, evidentemente ilegales, más graves y vejatorias. Este criterio es normativo y nos permite legitimar o justificar la violencia penal y a la vez deslegitimar la violencia legal innecesaria, tanto penal como no penal.

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1. Perplejidades que nos juntan

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ay una diferencia notoria entre el mundo de la academia (en el cual se produce prioritariamente reflexión teórica e investigación) y el mundo del gobierno (en el que se producen prioritariamente decisiones políticas). Pero esa diferencia no es lamentable, pese a que el académico suela recriminarle al gobernante la precariedad, la limitación, el exceso o el impacto de sus acciones; o pese a que el gobernante suela recriminarle al académico la quietud, la ingenuidad, la distancia o inclusive la “sospechosa” filiación de sus elucubraciones.

Comentarios sobre seguridad y convivencia*

Por William Fredy Pérez T. Profesor e investigador (Grupo Hegemonía, Guerras y Conflictos), del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

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De hecho, salvo entre los economistas que cruzan tan fácilmente uno u otro territorio, las reuniones públicas de gobernantes y académicos no son frecuentes. Aún más, el tono que usa quien fuera un destacado profesional en alguno de esos campos, es casi siempre irreconocible cuando se desempeña en el otro. Por eso se nos presentan tan exóticos quienes, siendo gobernantes, mantienen curiosidades y afanes teóricos; pero también por eso eventualmente causan tanta inquietud los académicos que expresan directamente sus convicciones políticas y compromisos, que inciden en decisiones políticas o que se involucran en proyectos sociales transformadores. Esa diferencia entre el gobierno y la academia no es pues una anomalía. Es consustancial a las democracias el hecho de que se ejerza una especie de control recíproco entre ambos. Un control que, cuando cuenta con el rigor adecuado, se expresa más exactamente en eso que originariamente denominamos crítica. Con todo y esas diferencias, es un hecho que la academia y el gobierno no están incomunicados. De una parte, porque las decisiones que quieren ser duraderas, meditadas y eficaces necesitan, mucho más que intuición, un buen grado de información y conocimiento; menos que fuerza, argumen-


tos justificatorios; más que popularidad, legitimidad. Y de otra parte, porque muchas áreas de actividad académica necesitan, más que acumulación erudita, un acercamiento a los problemas sociales y a las decisiones con efectos colectivos que los crean o que pretenden conjurarlos; no sólo debates lógicos, sino desconciertos empíricos e información con la cual otorgarle sentido a la teoría, es decir, con la cual producir conocimiento. Para esas cosas sirve la comunicación entre ambos mundos. Y por cierto, la universidad pública como el recinto por excelencia de la diversidad, como el sitio en el cual se supone que las diferencias no asustan, habría de ser vista siempre como un escenario privilegiado para esa comunicación entre gobernantes y académicos (y entre ellos y la ciudadanía, naturalmente). Por último, hay momentos en los cuales muchos académicos y gobernantes comparten sin embargo una misma sensación de perplejidad frente a un determinado problema. Eso lo que ocurre en nuestro caso con la siguiente cuestión: ¿por qué en Medellín y en Antioquia se mantiene tan presente o se renueva con tanta facilidad la violencia?, ¿qué hacer o qué no hacer más, para reducir su ocurrencia y su impacto? Mucho se han investigado e interpretado causas, actores, escenarios, coyunturas y estructuras de violencia en la región, pero mucho falta por entender. Precisamente porque a cada paso que se da aparece otro actor, otro escenario, otra coyuntura... De esta historia es difícil tener una imagen actualizada. Igualmente, muchas estrategias se diseñan para modificar los factores que se suponen asociados a la violencia, pero muchas otras variables no son consideradas o intervenidas. Precisamente porque los gobiernos se ven precisados, por múltiples razones, a privilegiar o priorizar uno u otro factor, uno u otro ámbito. De la intervención, en tanto integral, es difícil tener un balance equitativo. Por supuesto que los tiempos del político son más inmediatos, más exigentes con los resultados de esas estrategias, pero también algunos académicos se angustian con sus investigaciones e interpretaciones. No tanto porque su trabajo no sea suficientemente apreciado1 sino porque no atinan a saber qué está pasando. Así mismo, es cierto que las lógicas de los académicos son más rigurosas, pero a los gobernantes también les preocupa la contradicción. No tanto por el absurdo en sí mismo, sino porque en condiciones adecuadas la incoherencia podría costarles un proyecto político. Por eso en determinadas circunstancias a gobernantes y académicos los junta la perplejidad: ¿qué pasa, qué esperamos que pase, qué más o qué menos habríamos de intentar para que no pase más?

Son las autoridades territoriales las que asumirán los costos directos de las políticas de seguridad, criminales, penitenciarias, de negociación o de confrontación bélica, que se trazan más allá de sus fronteras.

2. Desorientaciones e ironías Aunque está claro que el tema es la seguridad, se ha dicho ahora que la cuestión es ¿por qué en Medellín y en Antioquia se mantiene tan presente o se renueva tan fácilmente la violencia?, ¿qué hacer o qué no hacer más, para reducir su ocurrencia y su impacto? Se ha dicho esto para precisar más el tema, pues al parecer es la violencia lo que sigue preocupando en la ciudad y la región: muere mucha gente y hay muchos lesionados por esa causa, muchos desplazados por la fuerza, mucha gente desposeída de esa manera, muchas agresiones sexuales, retenciones contra la voluntad de las personas, amenazas de aplicar la violencia si se hace o dice, si no se hace o no se dice algo, etc. Es posible que la ventaja de algunos violentólogos consistiera precisamente en que, ocupados de un problema ya suficientemente complejo (la-s violencia-s), aplazaran berenjenales conceptuales como el que ahora produce tan extraor19


...los gobiernos de las ciudades y las regiones en concreto también tienen que cargar con el peso de la defensa de una opción preventiva y social en materia de seguridad. Aquí no funciona en el corto plazo la expresión según la cual “a mi que me juzguen por los resultados”. Un programa de becas estudiantiles no tiene la inmediatez de un allanamiento ni la vistosidad de un combate. Y lo cierto es que para muchos políticos nacionales una generación sólo dura tres o cuatro años, o máximo ocho.

dinaria desorientación: a) todavía no terminamos de acordar a qué aludimos cuando mencionamos la seguridad, aunque tal vez sea eso lo que hace que todos estemos de su lado; b) cada tiempo nominamos esa indefinible seguridad con un adjetivo diferente y fabulosamente ambiguo: nacional, ciudadana, pública, colectiva, democrática, humana; c) la inseguridad suele terminar resumida en la delincuencia aunque, después, apenas en cierto tipo de criminalidades (¿se mide la inseguridad por el índice de adulteración de medicamentos, por la tasa de “riesgos” financieros o de desastres bursátiles?) o, d) una vez se hacen complejos el riesgo y la criminalidad, la denominación de inseguridad ciudadana se vuelca sobre incivilidades, contravenciones o desórdenes (en los cuales se encontraría el germen del crimen, o a partir de los cuales se generarían percepciones ciudadanas que a veces conviene modular). En un nivel más operativo, las confusiones —y las ironías— son también notorias. Todavía no sabemos bien, por ejemplo, a quién corresponde exactamente definir el rumbo y los contornos de la seguridad. Parece claro que ella es “responsabilidad de todos” los ciudadanos, que es “una responsabilidad compartida”, pero responsabilidad compartida ¿con quién? Alcaldes y gobernadores son los jefes de policía en sus respectivos territorios, pero al parecer las decisiones básicas en la materia se encuentren más allá de sus facultades o en todo caso extremadamente expuestas a una contraorden superior que defina cada situación como problema de orden público. Sin embargo, son las autoridades territoriales las que asumirán los costos directos de las políticas de seguridad, criminales, penitenciarias, de negociación o de confrontación bélica, que se trazan más allá de sus fronteras. Es lo que en la reforma de los años ochentas algunos denominaron como la perfecta descentralización… del conflicto. De hecho, a veces da la sensación de que los gobiernos locales y regionales devinieran mecanismos para intervenir apenas “el desorden que deja la fiesta”. Y no sólo la fiesta de las políticas nacionales de seguridad, pues son los campos y ciudades los que en concreto padecen el desempleo, la pobreza y, sobre todo, la desigualdad (también de distribución del bien de la seguridad y del mal del castigo). Son las regiones, los campos, las ciudades en concreto las que sufren también el extraordinario poder del mercado; un mercado sobre el que no tienen capacidad seria de intervenir los poderes públicos locales y regionales, como no sea para tratar de curar las heridas que dejan los negocios mineros, financieros, de salud, de educación (aunque también, por supuesto, cómo no sea para participar en esos mercados o aceitar un poco más su maquinaria). También en territorios concretos es donde, a instancias de decisiones incontrolables para sus autoridades, se sienten los efectos de una sociedad cultural y materialmente militarizada. Es decir, una sociedad en la que sólo legalmente cientos de miles de personas tienen contacto permanente con armas de fuego (fuerza pública, seguridad del Estado, policía judicial, vigilancia privada, civiles con autorización de porte o tenencia, etc.); y una sociedad sobre la cual sólo legalmente se emiten constantemente mensajes sobre el dolor como forma de resolver muy diversos conflictos: prisión, prisión y prisión. Como saben muchos expertos en el tema, los linchamientos se relacionan no sólo con aprendizajes surgidos de violencias privadas. También los gobiernos de ciudades y pueblos son quienes tienen que esforzarse sobre el terreno para diferenciar problemas de convivencia y problemas bélicos, es decir, problemas que las legislaciones y los planes nacionales tienden

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a resumir bajo un mismo principio de “seguridad” (nacional, ciudadana, democrática…). Las decisiones de seguridad que se toman en relación con las universidades públicas en Colombia, por ejemplo, localizadas en jurisdicciones municipales concretas, requieren constantemente de un cuidadoso ejercicio de distinción como ese; sobre todo para que las formas de intervención no deriven en un desplazamiento del problema hacia otro nivel. Y, finalmente, los gobiernos de las ciudades y las regiones en concreto también tienen que cargar con el peso de la defensa de una opción preventiva y social en materia de seguridad. Aquí no funciona en el corto plazo la expresión según la cual “a mi que me juzguen por los resultados”. Un programa de becas estudiantiles no tiene la inmediatez de un allanamiento ni la vistosidad de un combate. Y lo cierto es que para muchos políticos nacionales una generación sólo dura tres o cuatro años… o máximo ocho.

3. Aciertos y precauciones La opción por la intervención social es acertada. Si se sostiene en el tiempo, y sobre todo si alguna vez ella logra tocar el témpano de la desigualdad, es posible que se rompa lentamente el curso de oportunidades y aprendizajes de la violencia. En ese sentido la persistencia local y regional es destacable, pese a las desventajas y a las ironías adicionales que han de experimentar ciudades y campos concretos: la percepción de seguridad que tengan sus habitantes podría depender todavía del trino que aparezca en una popular cuenta de twitter.

* Una versión más amplia del texto fue presentada en la Cátedra Héctor Abad Gómez “Seguridad y convivencia en Medellín y Antioquia ¿Cómo estamos y hacia donde vamos”, celebrada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, el día 16 de noviembre de 2012. Notas 1 Ochenta y cinco de cada cien personas en Medellín no consideren que las universidades están “comprometidas con mejorar la calidad de

vida de la población”. Medellín cómo vamos. “Encuesta de percepción ciudadana. Ciudadanía, autoridades y buen gobierno”. Medellín, 2012 [en línea]. Disponible en: http://www.medellincomovamos.org (consultado el 10 de noviembre de 2012) 2 Véase: John F. Masías. Ciudadanos emprendedores en Medellín. La formación de ciudadanos orientados al mercado en un escenario neoliberal. Trabajo de grado. Maestría en Ciencia Política, Instituto de Estu-

Con todo, los programas de reducción de la violencia tienen amenazas externas más serias que esa. Por ejemplo, el fracaso de las conversaciones actuales para desactivar la confrontación armada. Pero tienen también la necesidad de tomar precauciones frente a los efectos colaterales y de largo plazo de otras políticas impulsadas en los propios ámbitos local y regional. Un ejemplo podría ser el del énfasis puesto en el individualismo, el cálculo, la racionalidad, el progreso personal y el éxito económico. La obsesión por la formación de “un ciudadano emprendedor”,2 desesperadamente innovador,3 fácilmente “empresarista” y profundamente competitivo, podría implicar riesgos insospechados en contextos como el nuestro. De hecho, puede así que no estemos transformando culturalmente nada, sino puliendo viejas formas negociantes que la región no acaba de lamentar. A veces, como se sabe, no es fácil detectar relaciones en el funcionamiento de una sociedad. Para poner un ejemplo, es como el vínculo entre movilidad y cultura: el hecho de que “tener carro” sea un símbolo de status social, probablemente dificulte mucho la intervención en seguridad vial y movilidad en la ciudad. Pues bien, en esa lógica relacional es que se llama aquí la atención sobre los valores de la “Cultura E”, el “ciudadano emprendedor” y el “sujeto innovador”. Un auditorio en Stanford posiblemente no tenga dudas sobre el alcance de las palabras de Steve Jobs. Pero tal vez debamos tomarlas con cuidado en una sociedad de entornos, oportunidades y economías como los que cruzan precisamente nuestros problemas de violencia.4

dios Políticos, Universidad de Antioquia, 2012. 3 Como se sabe, la innovación surge de la intersección entre lo que es viable en el mercado, lo que es posible con la tecnología y lo que desean los consumidores. 4 “Recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo —todas las expectati-

vas externas, todo orgullo, todo temor a la vergüenza— estas cosas simplemente caen ante la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón”. Stanford News. “‘You’ve got to find what you love,’ Jobs says” [en línea]: http://news. stanford.edu/news/2005/ june15/jobs-061505.html (Junio 14, 2005)

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Cambio corporativo

Por Ricardo L. Gómez1 Universidad de Antioquia, Facultad de Educación

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a administración de la Universidad de Antioquia ha delegado en el ingeniero Jaime Ignacio Montoya Giraldo y su grupo de consultores lo que se ha llamado el Proceso de Transformación Organizacional, o PTO. Ellos han sido encargados con la tarea de modernizar la gestión organizacional [a través de] un modelo de gestión efectivo que propicie una mayor coordinación y armonía entre las funciones misionales, genere altos niveles de calidad y productividad en todos los procesos, optimice la utilización de los recursos, y

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articule la planeación con la inversión y el gasto (p.11). Lo que hasta ahora se conoce de este proceso ha generado rechazo en aquellos que empiezan a enterarse de la manera como se ha llevado a cabo. Y no podría ser de otra manera. Es difícil entender que la transformación de una institución tan compleja como la Universidad de Antioquia se haga sin la participación amplia de la comunidad educativa, y que además se inspire en ideologías corporativas importadas que no tienen relación alguna con la cultura, el contexto y la misión de la universidad en Colombia. La comunidad educativa empieza a conocer sobre este proceso a través de un documento publicado en el portal


de la Universidad,2 el cual describe las “bases teóricas y los contenidos sustantivos del proceso de transformación organizacional”. Tratándose de un proceso que supuestamente pretende mejorar la articulación entre los ejes misionales de la universidad —docencia, investigación y extensión— no se explica que sean precisamente dichos ejes misionales los que menos se mencionen. Por ejemplo, en las 27 páginas del documento la palabra docencia es mencionada únicamente tres veces, la palabra investigación aparece siete veces, y las palabras estudiante y extensión aparecen cuatro veces cada una.

colcha de retazos, donde se citan sin ningún tipo de análisis o contextualización ideas de famosos gurús del cambio organizacional en los Estados Unidos, incluidos Chandler, Prahalad, Hamel, Drucker, Quinn, Senge, etcétera. Estos intelectuales corporativos han contribuido con sus ideas a la transformación de grandes corporaciones multinacionales. Por ejemplo, los principios del pensamiento sistémico de Peter Senge y sus colegas han sido aplicados en procesos de cambio en corporaciones de la talla de Ford, Chrysler, Shell, AT&T, Hannover Insurance, Harley-Davidson, Budweiser y RAK ceramics, entre otras.

Eso sí, el documento es generoso en jerigonza. Los autores, en vez de llamar las cosas por su nombre —como se definen de acuerdo con la cultura, el contexto y con la Constitución y las leyes—se refieren a la universidad como una “organización” cuya misión es “la entrega de productos y servicios integrales que responden a las necesidades de los usuarios” (p.18). En vez de hablar de los estudiantes, se refieren a estos como “los usuarios a los que van dirigidos los productos y servicios”, y en vez de hablar de personal docente y administrativo, se refieren a ellos como “actores (empleados y socios estratégicos) que participan en la elaboración de estos productos y/o servicios y el entorno en el cual se encuentra inmersa la organización” (p.18).

El problema radica en que la Universidad de Antioquia no ensambla automóviles ni motocicletas, no vende servicios de comunicaciones, no vende seguros de vida, no embotella cervezas y no fabrica porcelana para baños. La misión de la universidad está definida en la Constitución Política y las leyes colombianas y responde a un contexto cultural y temporal específicos. La misión de la universidad en Colombia es contribuir al desarrollo de “la investigación científica o tecnológica; la formación académica en profesiones o disciplinas y la producción, desarrollo y transmisión del conocimiento y de la cultura universal y nacional”.3 Los motivos, el contexto, la cultura y los procesos que llevan a un proceso de cambio en una corporación multinacional no son los mismos de la Universidad de Antioquia.

Los autores no escatiman esfuerzos para describir los “cuatro macroprocesos operacionales”, “los tres macroprocesos habilitadores” y “las nueve áreas de articulación” que conforman el “Mapa Orgánico de Procesos (MOP)”; o en otras palabras, los “procesos…que constituyen el flujo de valor agregado generado para el cumplimiento de la misión de la organización, entregando productos y servicios integrales que responden a las necesidades de los usuarios…”. Como si no fuera suficiente con semejante galimatías, de ñapa nos enciman una gráfica (ver Figura 1) que sólo el ingeniero Montoya y su equipo pueden entender. Es de tal tamaño el batiburrillo que no es descabellado pensar que la mayor parte del tiempo y los recursos destinados al proceso de transformación organizacional se destinarán a desenredar semejante maraña conceptual y a tratar de entender la gráfica que lo acompaña. Las bases teóricas del proceso de Transformación Organizacional se podrían definir como una

Por eso no se entiende cómo el Consejo Superior de la Universidad haya avalado un proceso y unos documentos que proponen un cambio conceptual tan espectacular que los haría merecedores de una medalla de oro olímpica. ¿Desde cuándo es misión de la Universidad “la entrega de productos y servicios integrales que responden a las necesidades de los usuarios”? ¿Acaso nos cambiaron la Constitución y el régimen jurídico de la educación superior sin avisar? ¿En qué momento los docentes, investigadores, directivos y personal administrativo de la Universidad de Antioquia se convirtieron en “socios de valor”? Por cierto, ¿qué es un socio de valor? ¿Qué es un servicio integral? ¿Dónde estaban los representantes de los profesores, los estudiantes, y los egresados cuando se discutían estos temas? Ni siquiera los consultores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde el mismo Peter Senge tiene una cátedra sobre cambio organi23


El problema radica en que la Universidad de Antioquia no ensambla automóviles ni motocicletas, no vende servicios de comunicaciones, no vende seguros de vida, no embotella cervezas y no fabrica porcelana para baños. La misión de la universidad está definida en la Constitución Política y las leyes colombianas y responde a un contexto cultural y temporal específicos.

zacional, se han atrevido a tanto. Basta con mirar los documentos4 del proceso de planeación estratégica de dicha institución para encontrar que allí el proceso de cambio organizacional se centra en el estudiante. La misión del MIT no es la entrega de productos integrales sino educar e inspirar a los estudiantes más brillantes del mundo, fomentando en ellos pasión por el aprendizaje y sentido de pertenencia para que sean la próxima generación de pensadores creativos y líderes en una sociedad global. Liderar a través del fomento de la excelencia, de la educación centrada en la ciencia y la tecnología, garantizando acceso y oportunidad sin importar los recursos económicos, manteniendo los más rigurosos estándares académicos, fomentando la innovación, fortaleciendo el respeto por la diversidad y sirviendo como catalizadores del aprendizaje, la exploración y el descubrimiento (traducción del autor). ¡Quién lo iba a creer! Ni siquiera en el MIT, meca de los tecnócratas, donde el trabajo de docentes, investigadores y estudiantes ilumina el camino de las más grandes y poderosas corporaciones del mundo, han intentado cambiar la naturaleza y misión de su institución. ¿De verdad cree la administración de la Univer24

sidad que un equipo de consultores de negocios puede transformar una institución como la Universidad de Antioquia —con 210 años de historia, presencia en todas las subregiones del departamento, más de 40,000 personas— sin la participación de la comunidad educativa? Si así lo creen, por lo menos deberían exigirles a los consultores que busquen inspiración en modelos de planeación de universidades internacionales de excelencia, no en libros mal traducidos de intelectuales corporativos norteamericanos. Ahora, ¿es posible rechazar, “de manera tajante”, que se utilicen términos como productos, servicios, usuarios, etcétera “para referirse a los ejes misionales y al sentido de los estudios universitarios”, como enfáticamente lo manifiesta la junta directiva de la Asociación de Profesores? No del todo. La Universidad no es sólo un sitio de reflexión. La Universidad es también un sitio de acción, innovación, creación y emprendimiento. La Universidad tiene como mandato ser “factor de desarrollo científico, cultural, económico, político y ético a nivel nacional y regional”.5 Por tanto, la sociedad espera que la universidad, sus docentes, investigadores y estudiantes contribuyan a la solución de problemas, no sólo intelectuales sino también reales. De eso se trata la extensión universitaria. Dentro de este eje misional la Universidad puede crear y buscar alianzas estratégicas con otras instituciones públicas o privadas. La Universidad


puede vender y patentar ideas y los resultados de la investigación universitaria se pueden transformar en productos y servicios que contribuyan al desarrollo, que generen empleo, que muevan la economía, o que mejoren la salud y la educación de los colombianos. Pero la modernización de los procesos adminis-

trativos, académicos, investigativos o de extensión de la Universidad de Antioquia no vendrá de la mano de un equipo de consultores de negocios guiados por bonitas frases de cajón de intelectuales corporativos. Sólo la participación activa de la comunidad educativa logrará acercarnos a lo que queremos ser y a lo que la sociedad espera.

Ilustración 1. Mapa Orgánico de Procesos (MOP),

Notas 1. Postdoctoral Fellow, National Collegiate Inventors & Innovators Alliance; Doctor en Educación

(EdD), University of Massachusetts-Amherst; Magister en Educación (MEd), Victoria University of Wellington; Licenciado en

tomado de http://bit.ly/UqLLSz p.18

Educación, Universidad de La Salle. ricgomez@ayura. udea.edu.co 2. El documento se puede ver en http://bit.ly/UqLLSz

3. Artículo 18o de la Ley 30 de diciembre 28 de 1992. 4. http://due.mit.edu/aboutdue/strategic-plan 5. Ley 30 de 1992, Art. 6o

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La destrucción de la Universidad Autonomía y éxodo del conocimiento hacia la universidad nómada* A Alberto González Mascarozf, entre las ruinas, esta expresión de solidaridad.

Por Carlos Enrique Restrepo Profesor Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia alteridad@quimbaya.udea.edu.co

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a empresa de sometimiento y control creciente que se extiende hoy sobre todos los órdenes de la vida, sostenida por los agenciamientos incalculables de expropiación, emplazamiento y usura de todas las fuerzas vivas, hace cada vez más apremiante lo que podría llamarse una filosofía política de la Universidad.

Un campo semejante tendría la función de servir de laboratorio para el trazado de las operaciones estratégicas que demanda la salvaguarda del conocimiento, en tiempos en los que éste va siendo confiscado al servicio de los múltiples poderes orquestados bajo la integración del capitalismo mundial, los cuales han insertado el trabajo del pensamiento en un sinfín de relaciones productivas que implican una desnaturalización del concepto, la práctica y el sentido de los saberes al condicionar su desarrollo a patrones finalísticos, y al someterlos a los dispositivos de gestión, medición, evaluación y estandarización que constituyen los modelos hoy en día imperantes de lo que se acepta sin cuestionamiento alguno bajo la categoría de “investigación”. Dicho de otra manera, las relaciones de poder-saber propias de la contemporaneidad han ocupado por completo y transformado consecuentemente el espacio de la universidad. Al hacerlo, han amalgamado en ella un núcleo multidireccional de complejas luchas, en medio de las cuales la antigua institución universitaria ha sido recodificada bajo los rigores de una nueva axiomática no siem-

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pre clara, sino más bien imperceptible y difusa, como lo son de hecho todas las operaciones que tienen lugar en el “teatro de los procedimientos” a los que juegan ecuménicamente las agencias y los agentes de los ordenamientos economicopolíticos en la actualidad. La instalación de una cada vez más endurecida burocracia académica, con sus correspondientes andamiajes normativos y sus interminables mediaciones reglamentarias, son los signos inconfundibles de los progresos a los que ha llegado esta transformación. Ésta alcanza, sin duda, a ser propiamente ejercida a la manera de una destrucción de la Universidad canónica que se ordenaba por dos condiciones fundamentales, hoy en día inexistentes: una soberanía incondicional y excepcional respecto de los poderes (el Papa, el emperador, el rey); y el consecuente carácter libre de la investigación (in vestigium ire). Como nos lo recuerda el filósofo Michel Henry, una huella de la primera condición se observa todavía en el principio según el cual las autoridades de policía y de justicia no tienen el derecho (aunque lo hagan por la violencia de hecho) a penetrar los campus universitarios, salvo en caso de recibir invitación de un decano o rector con ocasiones protocolarias, que de suyo implican suspender la intelligenzia militar o policial1; la segunda condición se refleja en la autonomía inherente a los cuerpos académicos de dirimir los litigios que pueda suscitar el cultivo de los saberes, de darse colegiadamente su propia norma, y de mantener una distribución ordenada y parcial de los conocimientos en institutos y facultades. En rigor, ninguno de estos principios estructurales sobrevive en la actualidad. En ello, más que una modificación apenas exterior, es fácil advertir que propiamente ha sido destruida la idea y la esencia misma de la antigua universitas, formada bajo este nombre desde finales del siglo XII y definida en tiempos de Alfonso X por la voluntad de maestros y escolares de cultivar los saberes (Siete partidas, Partida II, tít. XXXI) 2. Esta destrucción, empero, tiene que ver mucho más que con el hecho de que la Universidad contemporánea haya perdido su soberanía y su libertad, al ser ocupada por intereses extracognitivos. Lo que queda de este modo destruido es también su necesaria copertenencia con la humanitas, habida cuenta del

fracaso del proyecto humanista ilustrado que justamente ha tornado imposible cualquier idea de “humanidad”. La destrucción de la Universidad es, en esa medida, una característica más de una contemporaneidad que podría decirse situada en el horizonte de lo posthumano. Este se dibuja en la perspectiva misma de la barbarie tecnocientífica, ya no como una amenaza futura, sino como lo propio de nuestro tiempo suspendido en ese estado “gestionario” del nihilismo, asegurado bajo la estrategia de “doble articulación” a la que juegan el capitalismo global y la biopolítica. En este horizonte localizamos nuestra tentativa de repensar desde su condición presente las perspectivas de la Universidad. Estas propenderán, según dijimos, al establecimiento de su filosofía política, pero también necesariamente en contigüidad con una crítica de la economía política de la Universidad. Una tentativa semejante tiene la fortuna de contar ya con muchos precursores, caso de Martin Heidegger, Jacques Derrida, Michel Henry, Peter Sloterdijk, Alain Renaut, Michel Onfray, Franco Berardi, Paolo Virno, Gigi Roggero, Giuseppe Cocco, entre muchos otros, a los que recurriremos —aunque no siempre de modo explícito— en las consideraciones en todo caso provisionales a las que se arriesga esta exposición. En lo que sigue, seguiremos tres ejes de análisis, a sabiendas de que podrían ser muchos otros: 1) La transformación de la episteme moderna; 2) Para una crítica de la economía política de la Universidad; y 3) Resistencia y reinvención en la universidad nómada.

Las transformaciones de la episteme moderna Dependiente de la episteme moderna y de lo que significa de suyo la idea de lo racional, el modelo de Universidad vigente desde hace dos siglos, si se toma como paradigma la Universidad de Fichte, Humboldt y Hegel, ha sido determinado por el espíritu de la ciencia. Esta última, como bien los han descrito muchísimos pensadores, se caracteriza por anteponer sobre el mundo y los fenómenos ciertas relaciones como la objetivación, la representación y la instrumentalización que han formado este tiempo de la técnica, cuyos alcances hemos visto desplegarse históricamente en el hecho reiterado de la devastación, y sin las 27


Dicho de otra manera, las relaciones de poder-saber propias de la contemporaneidad han ocupado por completo y transformado consecuentemente el espacio de la universidad. Al hacerlo, han amalgamado en ella un núcleo multidireccional de complejas luchas, en medio de las cuales la antigua institución universitaria ha sido recodificada bajo los rigores de una nueva axiomática no siempre clara, sino más bien imperceptible y difusa...

cuales no serían posibles los emplazamientos de los que hoy disponemos en proporciones cada vez más incalculables. La desmesura de la tecnociencia moderna implica un desalojo de otras relaciones con el conocimiento como la que sostienen los saberes ancestrales, o también, para permanecer en la tradición occidental, como la que otrora sostuvieron los más excelsos saberes de la Edad media, Roma, Grecia o Egipto: la teología, el derecho, la filosofía y las matemáticas. La racionalidad instrumental o tecnocientífica, en cambio, es portadora de un régimen de finalidades que desaloja a la naturaleza, y en general, a la vida de su propio ser para hacerlas pasar por la empresa de apropiación y usura de funciones no humanas, que han convertido el oikos (la tierra) en una inmensa despensa para otro tipo de finalidades. Lo característico de la tecnociencia es la investigación. Esta no es un saber, sino su organización y administración bajo patrones finalísticos, a la que por lo demás es inherente la hiperespecialización. La universidad moderna, levantada sobre esta concepción del conocimiento, queda enganchada a ese espíritu propio de la ciencia y se torna el agente de su modelo de racionalidad. La universidad resulta así convertida en la empresa que engloba los conocimientos, restringidos cada uno a sus respectivas parcelas por lo general 28

incomunicadas, pero atravesadas todas ellas de manera análoga por las mismas relaciones de experimentación, cuantificación, registro y cálculo que garantizan el régimen de verdad del conocimiento llamado “científico”, y en torno al cual la episteme moderna levanta —de manera contante y sonante— sus tablas de valores. En el siglo XX, Martin Heideger supo advertir de manera inequívoca lo que este espíritu de la investigación implicaba para la universidad. Así lo consignó de modo iluminador en los Beitrage zur philosophie, justamente en el marco de una reflexión más amplia sobre la ciencia moderna, en la cual inserta su importante punto de vista en tono a la Universidad: Las “Universidades” como “sitios de investigación y enseñanza científica” se convierten en meros establecimientos y siempre “más cercanos a la realidad”, en los cuales nada llega a decisión. Conservarán el último resto de una cultura decorativa sólo por tanto tiempo cuanto ante todo tienen que permanecer todavía a la vez como medios de propaganda de “política cultural”. Cualquier esencia de universitas ya no podrá desarrollarse a partir de ellas: por una parte, porque la toma en servicio popular-político hace tal cosa superflua, pero luego,


porque la actividad científica misma sin lo “universitario”, es decir, aquí simplemente sin la voluntad de meditación es mucho más segura y cómoda de mantener en curso. (…) Si se llega, como se tiene que llegar, al reconocimiento de la esencia predeterminada de la ciencia moderna, de su mero y necesario carácter servicial emprendedor y de las requeridas organizaciones para ello, entonces en el horizonte de este reconocimiento tiene que esperarse y hasta calcularse en el futuro un enorme progreso de las ciencias. Estos progresos traerán la explotación y utilización de la tierra y la crianza y amaestramiento del hombre en estados hoy todavía irrepresentables, cuyo ingreso no podrá ser impedido ni tampoco sólo detenido a través de ningún recuerdo romántico en algo anterior y diferente. Pero estos progresos serán también registrados siempre de modo más insólito aún como algo sorprendente y llamativo, acaso como producciones culturales, y serán verificados y consumidos en serie y en cierto modo como secretos comerciales, y distribuidos en sus resultados. Tan sólo cuando la ciencia haya alcanzado esta discreción fundamental del desarrollo, estará a donde ella misma impele: se disolverá entonces ella misma con la disolución de todo ente3. El tono ciertamente oracular de Heidegger se cumple en nuestro presente a carta cabal. La universidad sobrevive sin lo universitario, más bien comandada por el apremio tecnocientífico, con todo lo que este implica de antagónico para la reflexión pensante que se ve degradada de tal suerte a una inmensa diáspora de pseudo-saberes cuyos dinamismos o bien se hunden en la eficacia, o bien sucumben a un régimen de opiniones a menudo trivializantes. En el primer caso, se trata de la lógica de la “investigación dirigida”, es decir, antiuniversitaria, que es más afín a otro tipo de dispositivo: lo militar. Jacques Derrida lo ha descrito como el régimen de una investigación autoritariamente programada, orientada, organizada con vistas a su utilización en equipamientos bélicos, “cuyo rasgo es más sensible en los países en donde la política

de investigación depende estrechamente de unas estructuras estatales o nacionalizadas, pero cuyas condiciones resultan cada vez más homogéneas entre todas las sociedades industrializadas de tecnología avanzada”4. En el segundo caso, se trata del funcionalismo de otro tipo de régimen, el de las opiniones que teledirigen los modos de vida, el deseo y las mentalidades, que se intensifica con el paso de la universidad de élite a la universidad de masas, de modo que la diáspora de los conocimientos se generaliza en la infinidad de programas algunos ciertamente irrisorios que componen la universidad. En esa medida, no es extraño que el trabajo del conocimiento haya pasado a regirse bajo esa condición pseudo-burocrática de quien ocupa un lugar, cualquiera que sea, en la universidad. Los sistemas de cuantificación, indexación, control, registro, financiación e incentivos hacen evidente esta destrucción de lo universitario a merced de los modelos de investigación ecuménicamente organizados, cuyo canto de sirenas ha embrujado a todos los estamentos y ocupado por completo el espacio de la universidad. Los poderes instalados en ella son a veces irreconocibles. Quizás es allí donde cabe hacerse las preguntas fundamentales: ¿Qué es un estudiante? ¿Qué es un profesor? ¿Dónde encontrar un maestro? ¿Cuál es el sentido del saber? Sin el ánimo de una añoranza romántica, sin la nostalgia de un pasado irrecuperable, tal vez estas preguntas impliquen una dimensión originaria de sentido, que rompa el embeleco de los regímenes que bajo la rúbrica mercantil y eficientista de la investigación se han apropiado el trabajo del pensamiento, y puedan trazar una brecha en medio de la decadencia del presente.

Para una crítica de la economía política de la Universidad5 Si desde el punto de vista de la concepción del conocimiento la investigación resulta un rasgo característico de la universidad, otro de sus rasgos decisivos estriba en las transformaciones a nivel de la concepción del trabajo y de la producción. A la luz de esta transformación, que se resume en el paso del trabajo material al trabajo inmaterial, los dominios de la información y la tecnociencia han adquirido plena autonomía e independencia 29


respecto de los demás dominios de la vida y de la producción social, constituyendo en sí mismos un nuevo Leviatán, levantando una política. Al ritmo de la religiosidad ecuménica del mercado de los objetos y en función de un despotismo germinal, se reorganizan los diferentes universos referenciales y una nueva axiomática modifica las esferas de valoración. Sobre fondo de esta mutación, el viejo conservadurismo adquiere una función actual ligada al modelo de la seguridad y el terror, que configura un conjunto de coacciones específicas al cual se enfrentan la creación científica, técnica, filosófica, estética y política, pues tales coacciones modelan la conducta de los hombres dotándolos de una subjetividad orientada hacia la pura y simple empiricidad inmanente del consumo. Esta ecumene del mercado y el miedo, que se llama a sí misma “democracia”, desconoce la procesualidad singularizante de los procesos locales que permanentemente se desvían de la homogenización y restablecen una heterogénesis en la que lo ancestral vuelve en función de una reconstitución territorial que se procura una nueva consistencia y nuevos modos de valoración éticopolítica y ético-estética. La producción del conocimiento dentro de la institución universitaria pasa por la criba de esta axiomática, sin duda más rígida e implacable que los anteriores modelos de codificación o sobrecodificación, pues están ritmados al tenor de las crisis mundiales y sus recomposiciones globales. Por eso más que una epistemología, la universidad necesita una crítica de su economía política, la cual ha sido amplia y notablemente desarrollada por los teóricos de un movimiento de pensadores y activistas italianos de inspiración marxista conocido en algunos ámbitos como el autonomismo italiano 6. Este movimiento ha aportado las categorías fundamentales para describir el lugar de la universidad en el escenario global de la lucha por el conocimiento. Para establecerlo habrá que tener presentes las fases por las que ha pasado ya el proceso de expansión capitalista: 1) un capitalismo mercantil formado alrededor de los intercambios de la producción artesanal y agrícola; 2) el paso a un capitalismo industrial organizado desde inicios del siglo XIX mediante la producción fabril, fase en la cual surgieron los sujetos políticos constitutivos de toda la teoría marxista: 30

una burguesía de propietarios industriales y el proletariado; y 3) una nueva fase del capitalismo post-industrial en la que nos encontramos hoy, denominada capitalismo cognitivo. Entre cada una de estas fases, lo que resulta determinante son las transformaciones en la concepción del trabajo y de la producción. En el primer caso, se trataba de un capitalismo rural, con viejas maneras heredadas todavía de la producción feudal, con clases sociales bastante simples como la aristocracia, los artesanos o el campesinado. En el segundo caso, se trata de un capitalismo cuyo proceso es correlativo al surgimiento de las urbes, y en el que la producción se organiza alrededor de las máquinas, lo que propició una organización en masa de las fuerzas productivas, en razón de lo cual la producción de valor pasó a depender directamente de la producción de manufacturas. Marx y Engels describieron con gran precisión el campo de fuerzas formado por este capitalismo industrial mediante las relaciones de clase, con categorías que todos conocemos como la lucha de clases, el trabajo enajenado y la explotación, nociones que sirvieron para la autocomprensión de las clases proletarias y su proyecto de emancipación. En el tercer caso, en cambio, se trata de la producción en condiciones sociales de un alto nivel de desarrollo tecnológico, de sociedades comandadas por máquinas informáticas y sistemas de información masivos, en las que el valor no depende ya de la producción de bienes ni mercancías, sino de la producción de saber. Dicho en otras palabras, en el capitalismo cognitivo el conocimiento es la genuina fuente de la producción de valor. Para ello han tenido que darse estas enormes transformaciones en la concepción del trabajo, no siempre reconocidas y a veces imperceptibles en la cotidianidad. El postulado de base para estos teóricos es, pues, que hemos pasado del trabajo material, propio de las dos primeras fases del capitalismo, a un tipo de trabajo llamado trabajo inmaterial. Se trata del trabajo cognitivo, del trabajo que realizan los desarrolladores de tecnología o los manipuladores de signos, de la formulación y circulación de consignas, slogans y enunciados, de la producción estética, de la producción de discurso, en suma, de un trabajo más abstracto: el que realizamos investigadores, docentes, pro-


gramadores, comunicadores, mercadotecnistas, publicistas, creadores de todo tipo, un trabajo que en sus inicios es altamente valorizado, que en consecuencia precariza todavía más los viejos regímenes de producción material (del campo, del taller, de la fábrica), y que ocasiona otros escenarios de trabajo como el laboratorio, otras prácticas como las del trabajo ingenieril, y otras formas de vida como las del trabajo deslocalizado o teletrabajo. Esta condición se refleja en todos los órdenes: aparecen los discursos del capital humano, la educación es relanzada vertiginosamente a las dinámicas de la mercantilización general, las universidades pasan a verse disgregadas en una enorme gama de saberes imposibles de ordenar en facultades, calan en ellas los sistemas de competencia e incentivos, se disuelven las fronteras entre el tiempo de vida y el tiempo de trabajo, aparecen otras urgencias como la de la innovación y toda una orquestación económicopolítica que apunta a confiscar la producción de saber imponiéndole sus ritmos y sus finalidades… Esto no significa, lógicamente, que el trabajo material desaparezca; ciertamente sobrevive, como

sobreviven también los trabajadores operarios de estos sectores de la producción, a saber: en condiciones precarias e infamantes, sólo que pasan a un renglón muy secundario —e incluso, terciario— de la economía que en adelante se orienta a explotar las nuevas formas de producción. El propio Marx había previsto este cambio de la producción material al trabajo inmaterial, cuando advertía que también el desarrollo industrial y tecnológico era producido en un movimiento de apropiación progresiva del trabajo vivo, sólo posible donde se había alcanzado un desarrollo determinado de las fuerzas productivas, específicamente, las del conocimiento y la ciencia7. Esto significa que las fuerzas asociadas al trabajo del conocimiento se ponen en el centro de las fuerzas vivas, y por tanto, en el centro de los intereses del capital. El desarrollo del capitalismo, de este modo, demuestra —dice Marx— “hasta qué punto el conocimiento social general se ha convertido en fuerza productiva inmediata”, para lo cual acuña una noción nueva: la del General Intellect o Intelecto General.

Las transformaciones a nivel del trabajo implican, ciertamente, la disolución de la universidad canónica, tan bien descrita por Kant en El conflicto de las facultades, cuyo contexto es el del proceso de masificación y mercantilización de la universidad. Con esto surge también, en palabras de Virno, una nueva figura del intelectual: la “intelectualidad de masas”, un nuevo sujeto social que hace ya insostenibles figuras como la del “intelectual orgánico” descrito por Antonio Gramsci, y que en su lugar conforma una intelectualidad difusa, dispersa, masificada, hecha de especialistas... 31


Eso implica nuevas y difíciles luchas: la reapropiación social del conocimiento es una de ellas. Esto implica liberar el conocimiento de la usura universal corporativa, la lucha contra el derecho de autor en todas sus formas (las patentes, la indexación, las bases de datos que comercian a gran escala la producción científica, los rankings…), e inventar nuevas formas de circulación del saber para salvaguardar entre todos el “derecho de lo común” (las políticas de open access, el software libre, etc.)

Entre los pensadores italianos, Paolo Virno ha extraído asombrosas consecuencias del concepto marxista de Intelecto General. Las más importantes son: que el trabajo del conocimiento deviene la columna vertebral de la producción social, lo que lo convierte en un el primer objetivo del control capitalista; que la politización del trabajo se inicia, no tanto cuando se lo somete a la explotación material, sino cuando el pensamiento deviene el resorte principal de la producción de riqueza; que la actividad del pensamiento deja de ser privada, es decir, una labor individual como en las antiguas élites académicas de la burguesía, y que más bien se vuelve exterior y pública, es decir, política, al punto que “la actividad laboral puede absorber en sí muchas de las características que antes pertenecían a la acción política”8. Así, el trabajo cognitivo se sitúa en el centro de los intereses del capital. Esto ocasiona una nueva lucha social, la lucha global por el conocimiento, que pasa por muchos registros, y entre ellos, lógicamente, por el de la universidad. Las transformaciones a nivel del trabajo implican, ciertamente, la disolución de la universidad canónica, tan bien descrita por Kant en El conflicto de las facultades9, cuyo contexto es el del proceso de masificación y mercantilización de la universidad. Con esto surge también, en palabras de Virno, una nueva figura del intelectual: la “intelectualidad de masas”10, un nuevo sujeto social que hace ya insostenibles figuras como la del “intelectual orgánico” descrito por Antonio Gramsci, y 32

que en su lugar conforma una intelectualidad difusa, dispersa, masificada, hecha de especialistas, que pierde los privilegios de clase del intelectual burgués para aproximarse más bien a una condición pseudoproletaria del trabajo intelectual, también éste paulatinamente precarizado a medida que se masifica y se cierne sobre él una mayor explotación. A este nuevo sujeto social, otro teórico italiano, Franco Berardi (Bifo), designa de un modo más simple con el nombre de cognitariado11. Según él, así como antaño hablábamos de explotación en la producción del proletariado, el cognitariado resulta ser el sujeto de la explotación en el régimen inmaterial de la producción del capital. Esta noción de cognitariado, según el autor, tiene la ventaja de no perderse en la vaporosa noción de General Intellect, y en su lugar le devuelve carne y cuerpo al sujeto de la explotación intelectual. El cognitariado, como agente real del Intelecto General, es en la definición de Bifo, “el flujo de trabajo semiótico socialmente difuso y fragmentado visto desde el punto de vista de su corporeidad social”12. Se trata de los cuerpos agentes del conocimiento general, bajo el estrés psíquico derivado de la explotación constante de las facultades de la atención y del pensamiento, de los cuerpos que dan vida al proceso consciente de la Inteligencia Colectiva (como la llama por su parte Pierre Levy): esa comunidad consciente de individuos cuyo trabajo por naturaleza es el más autónomo, el trabajo del conocimiento, comunidad que tiene frente a los poderes


la ventaja de darse a sí misma su propia norma, pero que hoy en día vemos paradójicamente envuelta en relaciones de subordinación y en nuevas formas de explotación. El cognitariado aparece así como una noción en la que, junto con los precarios y los migrantes, quedan comprendidos los nuevos sujetos metropolitanos en condiciones de explotación para un capitalismo cognitivo que hoy se enmascara en los manidos slogans como el de la innovación tecnológica o la sociedad del conocimiento. Tenemos que empezar por hacer una consciencia de clase de este cognitariado disperso, que hoy va siendo cada vez más arrinconado, y donde más perceptiblemente, en las universidades. Eso implica nuevas y difíciles luchas: la reapropiación social del conocimiento es una de ellas. Esto implica liberar el conocimiento de la usura universal corporativa, la lucha contra el derecho de autor en todas sus formas (las patentes, la indexación, las bases de datos que comercian a gran escala la producción científica, los rankings…), e inventar nuevas formas de circulación del saber para salvaguardar entre todos el “derecho de lo común” (las políticas de open access, el software libre, etc.); pero sobre todo, implica hacer valer, ante los poderes tecnocráticos, ante los llamados “expertos”, que nosotros, cognitarios, somos los que sabemos, que la producción de saber se traduce en una autonomía real, que impone nuevas tareas y nuevos retos al trabajo del pensamiento.

Resistencia y reinvención en la universidad nómada En un análisis formidable, Gigi Roggero ha sostenido que, si en las fases anteriores del capitalismo pasamos de la universidad-élite a la universidad-masa, en la actualidad nos encontramos en otra figura de universidad: la universidadmetrópolis 13. Este nombre no está determinado por las márgenes que delimitan geográficamente las áreas metropolitanas de las ciudades del mundo, sino que se refiere al mundo mismo, a la metrópolis global u orbital, interconectada bajo las condiciones en las que se desarrolla el trabajo inmaterial en torno a la metrópolis. La universidad-metrópolis es un tipo de destrucción de la universidad canónica, que se dirige más allá de su decadencia presente, a saber: a la manera

de un movimiento que tiende a su deslocalización, desterritorialización o nomadización. Según Roggero, la producción inmaterial del capitalismo cognitivo implica el hecho de que “la universidad no es el único lugar donde se produce conocimiento y cultura”; en lugar de ello, “la academia se ve excedida por flujos de producción de conocimiento que se diseminan en la cooperación social del área metropolitana”14, lo que deslocaliza y descentraliza la vieja universidad. Semejante contexto de nomadización propicia la proliferación de universidades alternativas 15, que son entre las prácticas las que más se aproximan a la reapropiación del conocimiento por parte del campo social, y que no hay que confundir con los “colegios invisibles” formados a la manera de “sociedades científicas” paleomodernas, pseudoilustradas y burguesas. Para Roggero, lo que este desplazamiento ha ocasionado en la figura de los procesos de autoformación y experimentación es propiamente una universidad nómada, que se disemina a nivel transnacional en concomitancia con los movimientos autonomistas, y cuya prerrogativa no es simplemente “una manera de difundir mensajes antagonistas, sino una línea de fuga y una forma de éxodo de la crisis de la academia en sus formas estatales y empresariales”16. A esta manera de hacer Universidad, formada en la hibridación entre la teoría y la militancia, ha estado asociado el proyecto de Universidad Nómada que en la actualidad se extiende a España, Italia y Brasil 7. En el caso de Brasil, la Uninomade ha actuado siempre alrededor de la forma-manifiesto, como modo inaugural de un tipo de praxis de lucha, en tiempos en los que la lucha global por el conocimiento implica un compromiso activo de resistencia: La red Universidad Nómade se formó hace más de diez años, entre las mobilizaciones de Seattle y Génova, los Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre y la insurrección Argentina de 2001 contra el neoliberalismo. Fueron dos momentos constituyentes: el manifesto inicial que invocaba la nomadización de las relaciones poder/saber, con base en las luchas de los pre-vestibulares comunitarios para negros y pobres (en pro de la política de cuotas raciales y de la 33


democratización del acceso a la educación superior); y el manifesto de 2005 por la radicalización democrática. Hoy, la Universidad Nómade acontece nuevamente: su Kairòs (el aquí y el ahora) es el del capitalismo global como crisis. En la época de la movilización de toda la vida dentro de la acumulación capitalista, el capitalismo se presenta como crisis y la crisis como expropriación de lo común, destrucción de lo común de la tierra. Se gobierna la vida: la catástrofe financiera y ambiental es el hecho de un control que necesita separar la vida de sí misma y opone sus diques a los indios y poblaciones ribereñas de Belo Monte, las obras a los operarios, los megaeventos a los favelados y a los pobres en general, la deuda a los derechos, la cultura a la natureza. No hay ningún determinismo, ninguna crisis terminal. El capital no tiene límites, a no ser los que las luchas sepan y puedan construir. La red Universidad Nómade es un espacio de investigación y militancia, para pensar las brechas y los intersticios donde se articulan las luchas que determinan esos límites del capital y se abren a lo posible: mediante el reconocimiento de las dimensio-

nes productivas de la vida a través de la renta universal, mediante la radicalización democrática a través de la producción de nuevas instituciones de lo común, más allá de la dialetica entre público y privado, mediante el resurgimiento de la naturaleza como producción de la diferencia, como lucha y biopolítica de fabricación de cuerpos pos-económicos. Cuerpos atravesados por la antropofagia de los modernistas, por las cosmologías amerindias, por los éxodos de las quilombolas, por las luchas de los sin techo, sin tierra, precarios, indios, negros, mujeres y hackers: por todos aquellos que trazan otras formas de vivir, más potentes, más vivas. Como se ve claramente, nomadizar la universidad implica destruir sus formas anquilosadas y sus servidumbres contemporáneas: la cada vez más decadente burocracia, la racionalidad tecnocientífica y la servidumbre empresarial o corporativa, en procura de una nueva relación con la producción de saber, de su ensamblaje con el campo de la lucha social, y de la construcción de nuevas epistemologías. La tarea es invocar esta línea de éxodo, desplazar los flujos del conocimiento vivo, en función de las potencias de resistencia y creación.

En un análisis formidable, Gigi Roggero ha sostenido que, si en las fases anteriores del capitalismo pasamos de la universidad-élite a la universidad-masa, en la actualidad nos encontramos en otra figura de universidad: la universidad-metrópolis 34


* Conferencia pronunciada en el Seminario: “Generación y corrupción de la Universidad”, el 29 de agosto de 2012, organizado por la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia (Asoprudea), con la participación de los colegas Sara Yaneth Fernández, Jorge Mahecha y Juan Guillermo Gómez. Bibliografía Benedicto XVI. (2011). “Discurso de Su Santidad en el encuentro con profesores universitarios jóvenes (Basílica de San Lorenzo de El Escorial, viernes 19 de agosto de 2011)”. En: Cristiandad, Vol. LXVIII, No. 961-962. Berardi, Franco. (2003). La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Madrid: Traficantes de Sueños. Derrida, Jacques. (1997). “Las pupilas de la universidad. El principio de razón y la idea de la universidad”. En: Cómo no hablar y otros textos. Trad. Cristina de Peretti. Barcelona, Proyecto A Ediciones. Heidegger, Martin. (2003). Aportes a la filosofía. Acerca del evento. Trad. Dina Picotti. Buenos Aires, Biblos/ Almagesto, § 76, 134-135. Henry, Michel. (2006). La barbarie. Madrid: Caparros. Kant, Immanuel. (1999). El conflicto de las facultades de filosofía y teología. Madrid: Trotta. Marx, Karl. (1972). “Fragmento sobre las máquinas”. En: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, Vol. 2. Trad. Pedro Scaron. México: Siglo XXI, 216-230. Roggero, Gigi. (2012). “La autonomía del conocimiento vivo en la universidadmetrópolis”. Trad. Marcelo Expósito. En: Revista Debates, No. 62. Medellín, Universidad de Antioquia, mayo-agosto 2012, pp. 69-74.

Soto Posada, Gonzalo. (2007). “La humanitas como universitas en el Medioevo”. En: Filosofía medieval. Bogotá: Editorial San Pablo & Universidad Pedagógica Nacional, 401-422. Vargas Guillén, Germán. (2010). La humanitas como universitas. Bogotá: Editorial San Pablo. Virno, Paolo. (2003). Gramática de la multitud. Para un análisis de las formas de vida contemporáneas. Madrid: Traficantes de Sueños. Notas 1. Henry, Michel. “La destrucción de la Universidad”. En: La barbarie. Madrid: Caparros, 2006, p. 159 ss. 2. Benedicto XVI. “Discurso de Su Santidad en el encuentro con profesores universitarios jóvenes (Basílica de San Lorenzo de El Escorial, viernes 19 de agosto de 2011)”. En: Cristiandad, Vol. LXVIII, No. 961-962, agosto-septiembre de 2011. Véase también Soto Posada, Gonzalo. “La humanitas como universitas en el Medioevo”. En: Filosofía medieval. Bogotá: Editorial San Pablo & Universidad Pedagógica Nacional, 2007, pp. 401-422; Vargas Guillén, Germán. La humanitas como universitas. Bogotá: Editorial San Pablo, 2010. 3. Heidegger, Martin. Aportes a la filosofía. Acerca del evento. Trad. Dina Picotti. Buenos Aires, Biblos/Almagesto, 2003, § 76, pp. 134135. No desconocemos los riesgos de adherir en algunos puntos a la filosofía de Heidegger, a sabiendas de su ejercicio de rectorado en Friburgo en el que entregó la idea de la universidad a la causa nazi, como consta en sus escritos La autoafirmación de la universidad alemana (Trad. Ramón Rodríguez. Madrid, Tecnos, 1989) y en otros menos conocidos como el ensayo “El estudian-

te alemán como trabajador”. Trad. Julio Quesada. En: Er, Revista de Filosofía. No. 29. Sevilla, 2001, pp. 135-164. 4. Derrida, Jacques. “Las pupilas de la universidad. El principio de razón y la idea de la universidad”. En: Cómo no hablar y otros textos. Trad. Cristina de Peretti. Barcelona, Proyecto A Ediciones, 1997. Disponible en: www.jacquesderrida.com.ar. Para otra traducción, cf., “El principio de Razón: La Universidad en los ojos de sus pupilo/ as”. Trad. Bruno Mazzoldi y Ramiro Pabón Díaz. En: Nomade, No. 3. San Juan de Pasto, Universidad de Nariño, junio de 1984. 5. Una exposición más amplia de estas idea la he realizado en la conferencia: “La reapropiación social del conocimiento: tareas de la Universidad por venir”, pronunciada el 16 de mayo de 2012 en la Celebración del Día del Profesor Universitario, organizada por la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia (Asoprudea), publicada en el Boletín “La Palabra” (junio de 2012). 6. Los orígenes de esta corriente se remontan a los tiempos del “operaísmo” italiano a finales de la década de 1960, representado por Mario Tronti, Raniero Panzieri, Toni Negri, Sergio Bologna y Romano Alquanti. Actualmente, esta línea se prolonga en una “nueva generación” de pensadores post-obreristas o autonomistas, como Paolo Virno, Franco Berardi (Bifo), Maurizio Lazzarato, Cristian Marazzi, Giuseppe Cocco, Sandro Mezzadra, entre otros. 7. Marx, Karl. “Fragmento sobre las máquinas”. En: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, Vol. 2. Trad. Pedro Scaron. México: Siglo

XXI, 1972, pp. 216-230. 8. Virno, Paolo. Gramática de la multitud. Para un análisis de las formas de vida contemporáneas. Madrid: Traficantes de Sueños, 2003, p. 65. 9. Kant, Immanuel. El conflicto de las facultades de filosofía y teología. Madrid: Trotta, 1999. 10. Virno, Paolo. Op. cit., “Tesis 8”, p. 114 ss. 11. Berardi, Franco. La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Madrid: Traficantes de Sueños, 2003. Véase también: Berardi, Franco. “Del intelectual orgánico a la formación del cognitariado”. En: Archipiélago, No. 66. Dossier: “¿Qué significa hoy pensar políticamente?”, 2005, pp. 57-67. 12. Ibíd., p. 96. 13. Roggero, Gigi. “La autonomía del conocimiento vivo en la universidadmetrópolis”. Trad. Marcelo Expósito. Disponible en: Universidad Nómada (www. universidadnomada.net/ spip.php?article158). Reproducido en: Revista Debates, No. 62. Medellín, Universidad de Antioquia, mayoagosto 2012, pp. 69-74. 14. Ibíd., p. 71. 15. Son de destacar los casos de la Universidad Popular (http://www.u-p.asso.fr/) y la Universidad de Todos los Saberes (http://www.canal-u.tv/ producteurs/universite_de_ tous_les_savoirs/) en Francia, la Universidad de Descalzos en India (http://www.barefootcollege.org/), la Universidad de la Tierra en Chiapas, las Universidades de la Experiencia en Europa, entre muchas otras iniciativas. 16. Roggero, Op. cit., p. 73. 17. Véase los siguientes sitios: http://uninomade.org/ (Italia); http://uninomade.net/ (Brasil); http://www.universidadnomada.net/ (España).

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La Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia llama la atención sobre lo que considera una crisis evidente del sector de la salud que el Gobierno Nacional aún no reconoce en su real dimensión.

El éxito económico de las EPS: un fracaso para la salud de los colombianos*

L

a Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia observa con preocupación la grave situación del sistema de salud colombiano. Hemos sido partícipes de los múltiples procesos de evaluación, estudio y seguimiento del sistema, así como de la denuncia permanente de los problemas estructurales que él encarna. También hemos promovido y participado en numerosas iniciativas de movilización, experiencias que nos alimentan para asistir hoy al debate nacional con la esperanza de que el camino recorrido y la enorme evidencia que existe en torno al fracaso del modelo de salud, nos permita llegar a alianzas duraderas para ponernos de acuerdo en los aspectos fundamentales que deben conducir el destino del sistema de salud colombiano. Nos concentraremos en hacer un recorrido sobre lo que consideramos son los efectos y más profundas debilidades del sistema, argumentos que sustentan por qué el modelo de intermediación debe hacerse a un lado y darle paso a un sistema libre de la especulación financiera y garante del disfrute efectivo al derecho fundamental a la salud. Dicha propuesta es la única posible si actuamos en consonancia con el pensamiento académico y social que caracteriza a la Universidad Pública. Comencemos por mencionar que el problema del sistema no es de plata, aunque frecuentemente se presente de esa manera y a pe-

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sar de la disminución del esfuerzo fiscal del país en los últimos 10 años para financiar la salud. El gasto total en salud se ha incrementado de forma importante desde la entrada en vigencia de la Ley 100, se pasó de $9,49 billones en 1993 a un aproximado de $32 billones en 2011, según cifras del Ministerio de Salud, o de $40 billones, si se consultan fuentes independientes. Este crecimiento ha estado principalmente apoyado en los aportes de los trabajadores y el incremento del gasto de bolsillo más que en el gasto público en salud. Según datos del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional (CID), el gasto en salud como porcentaje de los ingresos corrientes del país (presupuesto nacional), pasó de 16% en 1996 a 10% en 2009. Lo único que se ha hecho en los últimos años

dos. Esta empresa que inició operaciones en los 90, en 1998 estaba inaugurando la primera clínica y en el 2010, tenía 37 en todo el país. Para El Tiempo: “El crecimiento descomunal que logró la EPS Saludcoop en 17 años ha sido calificado por algunos como un verdadero milagro económico y por otros —especialmente por organismos de control—, como un sospechoso negocio”.

Además, si se analizan las ganancias de las EPS, queda en evidencia que los recursos del sistema de salud son suficientes incluso para asegurar importantes tasas de ganancia a los accionistas de las EPS. Un caso que permite describir este negocio, es el de SaludCoop. El Periódico El Tiempo bien describe como SaludCoop que arrancó con un patrimonio de $2.500 millones, hoy tiene un patrimonio equivalente a 170 veces el inicial. Tiene inversiones en más de cinco países, participa en 24 sociedades comerciales, tiene seis organismos cooperativos, dos corporaciones, una fundación, y es la primera en número de afilia-

tativas de ganancia de las EPS y la corrupción, el sistema de salud se resquebraja por el desconocimiento del perfil epidemiológico del país, el deterioro o escasísimo progreso de los indicadores en salud pública, el atraso para implementar un modelo de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, la falta de oportunidad en la participación de la población y la comunidad médica, el irrespeto permanente del criterio médico, el deterioro de las condiciones laborales de todos los trabajadores y profesionales de la salud, la falta de gestión en las bases de datos de afiliación al sistema, la ausencia de una política en medi-

El mayor logro en salud para el gobierno nacional es la supuesta cobertura universal del aseguramiento. Logro controvertido por la sociedad puesto que no representa acceso real a servicios de salud. Las reiteradas quejas ante las entidades de control demuestran que se siguen trasladando cargas administrativas a los usuarios, que el concepto del médico tratante no es tenido en cuenta, que por falta de carné no se accede a servicios médicos, que los pacientes se mueren o se complican La conclusión es que el sistema de salud funciona mal porque no son atenpor donde se le mire, no resiste una evaluación conciendidos oportuna y adezuda porque se desmorona. El operador privado presta cuadamente, y que la negación de servicios menos servicios para quedarse con mayor ganancia y se mantiene y por lo la fiducia no agrega valor al modelo y no controla los tanto las personas tersobrecostos en el sistema. minan interponiendo acciones de tutela. Incluso con la Ley 1438 que modificó a la Ley 100, los usuarios en lugar de obtener más servicios, los pierden. es trasladar recursos de oferta a demanda, y más recientemente liberar recursos del régimen subEn contraste con un sistema no deficitario en sidiado que el Fosyga tenía congelados en CDTs. recursos, sino afectado por las excesivas expec-

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camentos y de su regulación, la saturación de los servicios de urgencias por demoras y negaciones en las consultas ambulatorias y la falta de unificación de listas de precios a pagar (manual tarifario), entre muchos otros. El sistema de salud sufre de una gran vulnerabilidad en el flujo de recursos, la integración vertical sobredimensiona los costos de los procedimientos y las intervenciones, la retención de recursos por el Fosyga y las EPS está en detrimento de las IPS, y el POS no da respuesta a las necesidades de la población.

trictivo plan de beneficios, actualización que incluyó la ampliación de este en 300 procedimientos, este proceso consideró poco los conceptos epidemiológicos y clínicos de significancia para la población, y se concentró en dar respuesta a las presiones de la industria que buscaba posicionar sus productos. Los medicamentos causantes del 85% de los recobros no fueron incluidos en el POS, pero tampoco se efectuaron los estudios clínicos o económicos que dijeran si estas tecnologías son inadecuadas, ineficaces o muy poco costo-efectivas. Es así como se sigue permitiendo el sistema paralelo de recobros, aun cuando se conoce evidencia científica en el mundo que demuestra que los sistemas con recobros estimulan el gasto y los sobrecostos.

A propósito del POS, la equiparación, primero en niños, luego en ancianos y ahora de la población general, no ha pasado de estar en papel y en intenciones, puesto que no se ha dado cumplimiento oportuno y adecuado a las órdenes de la Corte En contraste con un sistema no deficitario en recursos, Constitucional. Se insino afectado por las excesivas expectativas de ganancia siste en que el problede las EPS y la corrupción, el sistema de salud se resma del POS es el de las “zonas grises” (proquebraja por el desconocimiento del perfil epidemiolócedimientos, medicagico del país, el deterioro o escasísimo progreso de los mentos y dispositivos indicadores en salud pública, el atraso para implementar no contemplados de manera específica en el un modelo de promoción de la salud y prevención de la POS), y que las tutelas enfermedad, la falta de oportunidad en la participación y los recobros por lo no de la población y la comunidad médica, el irrespeto perPOS son los causantes de la falta de liquidez manente del criterio médico... del sistema y la crisis financiera. Sin embargo, para el Ex Defensor del Pueblo, Volmar Pérez, este no es el problema, puesto que las conAdicional a todos estos problemas, se suma la ductas más recurrentes son las negaciones de los ineficiencia de los sistemas de información. No servicios claramente contenidos en el POS, que hay reporte oportuno de los actores del sistema obligan a los usuarios a interponer acciones de y esto impide articular acciones conjuntas para tutela. Contrario a las previsiones de la sentencia garantizar el acceso a los servicios y el cumpliT-760, en el año 2011 la proporción de tutelas miento de normas. reclamando el derecho a la salud representó el 26,2% del universo de tutelas interpuestas, de esLo que es claro es que los frecuentes escándatas el 64,16% reclamaban la prestación de servilos de corrupción protagonizados por la EPS pocios contenidos en el POS. nen de manifiesto que han existido hasta confabulaciones de las EPS agrupadas en ACEMI para A pesar de la “actualización” del obsoleto y res38


negar sistemáticamente servicios contenidos en el POS, denuncia hecha en el Senado de la República producto de las investigaciones en las actas y correos electrónicos entre los directivos de las EPS. En la Fiscalía están en curso numerosos procesos por delitos contra la salud pública, peculado por apropiación, enriquecimiento ilícito y celebración indebida de contratos en el sistema de salud. La fiscalía ha manifestado que: “los muertos se enferman más y tienen enfermedades más graves”. Por esta situación hay varios delitos de fraude procesal debidos a recobros que se hacen de personas que no están afiliadas a la EPS, no se les entregó el medicamento, o ni siquiera están vivas. En la procuraduría se adelanta varias investigaciones a EPS debidas a incumplimiento relativos a fallos de tutela, en pagos a IPS y en conciliaciones de mesas de trabajo, además de investigaciones por omisiones en tratamientos, facturas ilícitas remitidas al fosyga, omisiones en ejecución de acciones de salud pública, falta de contratación con la red pública hospitalaria, multiafiliación deliberada y retiros unilaterales de usuarios de las EPS.

ludcoop, Salud Colombia (en liquidación), Red Salud (liquidación voluntaria), Multimédicas (liquidación voluntaria). Lo preocupante es que para dar respuesta a una crisis estructural del sistema, el presidente Santos nombre en la cartera de salud a un muy buen académico pero con un perfil puramente financiero, y que la proyección de intervención de este Gobierno en salud sea la consolidación de los monopolios del aseguramiento y su fortalecimiento económico. La conclusión es que el sistema de salud funciona mal por donde se le mire, no resiste una evaluación concienzuda porque se desmorona. El operador privado presta menos servicios para quedarse con mayor ganancia y la fiducia no agrega valor al modelo y no controla los sobrecostos en el sistema.

Para completar, la Contraloría ha denunciado que: “Una vez los recursos ingresan a las cajas de los operadores privados tienden a confundirse con los recursos propios” y se hace casi imposible demostrar que se usan recursos públicos, fiscales y parafiscales en inversiones privadas.

Es imperativo que los excedentes del manejo de los recursos de la salud se apliquen a necesidades del sistema y no se queden como ganancias de las EPS, que existan tarifas justas del plan de beneficios para no cargar en los hospitales y clínicas, quienes real y efectivamente hacen la atención en salud, los efectos de las reglas de competencia impuestas por las EPS. Se hace necesaria una reforma integral al sistema, en lógica a los derechos fundamentales y no a la eficiencia económica puesto que en la actualidad no existen políticas públicas en salud que materialicen el goce efectivo de ésta.

Todos los escándalos de corrupción, la mayor vigilancia de las entidades de control y la presión de la opinión pública colombiana, han provocado que en 2011 el balance económico de las EPS no haya sido tan boyante como en años anteriores, puesto que sólo el 46% de ellas cumplió con el margen de solvencia exigido. Además, de las 24 EPS en el régimen contributivo, 4 estaban con Vigilancia Especial (Cafesalud, Famisanar, Golden Group S.A. EPS, Servicios Occidental de Salud S.O.S), y 4 intervenidas (Sa-

El proyecto de Ley Estatutaria radicado en el Congreso de la República por la Comisión de Seguimiento a la Sentencia T-760 es una propuesta seria y bien sustentada que se somete a debate nacional en este importante momento histórico de la salud en el país. Esperamos que al momento de decidir en el Congreso, se considere esta propuesta en la que prevalece el derecho fundamental a la salud, y no que se termine aprobando un engendro que fortalezca la intermediación financiera y la ganancia de los accionistas de las EPS.

* Texto publicado en el Periódico ALMA MATER, edición 615, noviembre de 2012.

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La política cortocircuitada: derecho preferente y contestación* A propósito de la movilización estudiantil en Québec

Por Brian Massumi Departamento de Comunicaciones Universidad de Montreal (Canadá) 5 de junio de 2012 Traducción al español del filósofo Ernesto Hernández B.

Nota introductoria El 12 de febrero de 2012, los estudiantes de toda la provincia de Québec se declararon en huelga general iniciando así su lucha contra la mercantilización de la educación que impulsa el primer ministro Jean Charest, cuyas medidas incluyen un alza escalonada en las matrículas de la educación superior que entraría a regir en este otoño. El movimiento se ha desarrollado bajo un clima de brutal represión policial que, a finales de mayo de 2012, dejaba una saldo de más de 2000 arrestos, imposición de multas hasta por 600 dólares a los manifestantes y apertura de procesos penales a alrededor de 700 personas, sin mencionar el número de lesionados durante las protestas. Rápidamente, el movimiento estudiantil se fue transformando 40

en un amplio movimiento social que convocó la participación de otros sectores. En respuesta, el gobierno promovió la Ley 78 que fue aprobada por la Asamblea Nacional de Québec el 18 de mayo de 2012: una ley de emergencia que incluye la suspensión del año escolar en instituciones afectadas por huelgas, impone fuertes multas a cualquiera que altere las clases o trate de bloquear el acceso a una escuela, prohíbe las manifestaciones a menos de 50 metros de una universidad o instituto de educación y las reuniones de más de 50 personas en sitios públicos sin previa notificación a las autoridades, limita dónde, cuándo y durante cuánto tiempo puede protestar la gente en Québec. La duración de la aplicación de la ley se extiende hasta el verano de 2013.


El pasado 22 de mayo en Montreal una manifestación de más de 400.000 personas marcó el día número cien de la huelga general ilimitada llevada a cabo por el movimiento estudiantil de Québec, que se opone al alza de las matrículas y a la nueva Ley 78 que criminaliza la protesta social.

E

n opinión de muchos, la adopción por el gobierno de Charest de la Ley especial 78 sobrepasa los límites. Las coacciones formales que apuntan a limitar la libertad de asociación y el ejercicio de la libertad de expresión, han sido respondidas ante los tribunales por las asociaciones de estudiantes reunidas en una coalición de 140 organizaciones de la sociedad civil. La medida de urgencia ha producido una serie de protestas mediáticas a escala internacional, muchas de ellas en paralelo con las que se adelantan contra la Rusia de Putín, mientras Amnistía Internacional, sin pelos en la lengua, ha denunciado la situación. Pero sobre todo, la imposición de la ley especial ha tenido el efecto de profundizar la determinación de los estudiantes huelguistas en su lucha contra el alza en los costos de la escolaridad, además de incitar a otros sectores de la sociedad quebequés a abrazar su causa. Más que frenar su movimiento, entonces, la Ley especial 78 lo ha intensificado, llevándolo al punto de ebullición de un movimiento general de contestación. La cólera popular ha desbordado por todas partes la tentativa descarada de cortocircuitar la negociación social de una apuesta política más amplia, simplemente con un decreto autocrático venido de arriba.

Hacia una lógica del derecho preferente Pero más allá del exceso manifiesto debido a los medios empleados para hacer callar a los manifestantes, está la sorpresa aparente del gobierno de Charest frente a la amplitud de la reacción que ha desencadenado y que deja mucho por reflexionar. La ley ha sido presentada con una extraordinaria indiferencia, como si sus disposiciones no se instituyeran en ruptura con el procedimiento normal de funcionamiento, y como si representara un simple cambio de grado más que de naturaleza. Esa actitud merece que la miremos con más detenimiento. La actitud revela una proposición implícita, a saber,

que la Ley 78 debería ser considerada en continuidad con la situación normal. La hipótesis tácita que deja sobrentendida la despreocupación gubernamental es que la Ley especial 78 no hace más que oficializar una situación ya en vigor de facto. En otros términos, el cortocircuito de las negociaciones sociales —el desdibujamiento de la política entendida de manera más general como el ritual de abdicación del poder de decisión en favor de una élite dirigente de decididores sustitutos a través del ejercicio periódico de un voto para la menos peor o más soportable de las opciones— es una realidad a la que la masa debería ya haberse habituado. La primera indicación de que efectivamente este es el caso, al menos por ahora, es que el Servicio de Policía de la Ciudad de Montreal (SPVM) no ha considerado necesario invocar la Ley 78. En efecto, ha procedido como si no se tratara de nada. En Québec, como en otras partes de Canadá, inmediatamente después de la Cumbre de las Américas en Québec en 2001 y de las manifestaciones contra el G20 en Toronto en el 2010, observamos un cambio profundo en la manera como las fuerzas policiales ejercen sus funciones. El cambio reside en el paso de una lógica de la aplicación [por la fuerza] a una lógica del derecho preferente. Derecho preferente no significa prevención. La diferencia consiste en que el derecho preferente produce activamente eso que combate, dándose así la ventaja de elegir los campos de batalla y la posibilidad de responder con las tácticas de su predilección1. El pretendido rol de la policía es el de combatir la ilegalidad. Después de varias oportunidades desde el inicio de las respuestas, por ejemplo, el SPVM declara ilegal una manifestación e inmediatamente ataca a todos los individuos presentes con una fuerza desmesurada poniendo sus vidas en peligro, y esto como reacción a una pequeña minoría que provoca a las fuerzas del orden con actos de vandalismo menor y pedreas. ¿De qué se trata en este caso si no de la producción sistemática de la ilegalidad como estrategia del Estado? Esto termina por criminalizar el ejercicio del derecho de asociación y de libre expresión para la gran mayoría de quienes participan de manera no violenta en las manifestaciones, cortando de raíz sus veleidades democráticas. En otras palabras, las manifestaciones pacíficas son declaradas culpables por asociación. El único cambio que la Ley 78 ha aportado a esta estrategia es que, después de su adopción, 41


El hecho es que las administraciones universitarias y los gobiernos provinciales y nacionales en Canadá no consideran más a la universidad como siendo el asiento de la educación liberal; la conciben como una industria de servicios. La movilización colectiva de los estudiantes sólo puede parecer ilegitima respecto de otro derecho ahora puesto en primer plano: el “derecho” individual del estudiante a recibir el servicio por el cual ha pagado.

la policía ha comenzado a declarar las manifestaciones como ilegales aún antes de cualquier infracción, y en algunos casos, antes de que la manifestación haya comenzado. Los portavoces de las fuerzas policiales han tomado la precaución de subrayar que esto se hace sin invocar la Ley 782. Animado por la Ley 78, pero no en función de esta, el SPVM ha llevado la lógica del derecho preferente un paso más allá en su dirección natural. Del cortocircuito de las contestaciones por la culpabilización por asociación, ahora la policía pasa a criminalizar a priori las manifestaciones, de manera que las impide antes de que tengan lugar. Cualquier reunión de más de 50 personas que no esté autorizada previamente por las fuerzas del orden y que no se desarrolle íntegramente según sus términos es considerada de entrada ilegal. Pero seguramente las manifestaciones que se someten a los términos impuestos previamente por las autoridades no son de ninguna manera contestatarias. Constituyen actos de obediencia orquestados. He aquí la operación del derecho preferente tal como se efectúa en su bucle más cerrado. No espera los habituales signos precursores, tales como las piedras lanzadas contra las líneas potentemente armadas de la policía, antes de criminalizar en su totalidad un acontecimiento a fin de prevenirse contra eventuales desbordamientos. Actualmente, la anticipación pasa a la escena previa para ejercerse a priori. 42

El efecto deseado es el de traducir, manu militari, la criminalidad en obediencia directa. El acto colectivo de voluntad política consistente en reunirse en la plaza pública para expresar su desacuerdo y así hacer presión con miras a una resolución alternativa a una situación conflictiva es apresada en un movimiento en tenaza que lo condena a la no existencia. Si esta conexión directa entre culpabilidad a priori y obediencia directa les parece orwelliana… eso no es nada. Si esta desaparición del lugar de la política les parece totalitario… eso no es decir mayor cosa, pues se trata de un asunto nuevo, para el cual debemos inventar nuevos conceptos y nuevas respuestas.

La universidad, industria de servicios Para empezar a comprender de que género de formación más amplia hace parte el derecho preferente, es útil dirigir la atención hacia otro punto de su despliegue. Un movimiento en tenaza parecido al utilizado en las calles se ha aplicado a los profesores en clase desde las primeras etapas de la huelga estudiantil. Los profesores de muchas universidades y colegios han sido advertidos por sus administraciones de que se encontrarían violando el contrato y podrían enfrentar medidas disciplinarias e incluso suspensiones si ellos o ellas expresaban su apoyo a la huelga estudiantil, o si dejaban saber a los educandos que no iban a ser penalizados si participaban


(por ejemplo, dándoles evaluaciones parciales o estableciendo planes de recuperación para las horas de clase a las que faltasen)3. No sólo esos decretos definen el ejercicio del derecho de asociación de los estudiantes como ilegitimo a priori, sino que instauran al cuerpo profesoral en el rol de responsable de la aplicación de los decretos administrativos. Esto se hace, en primer lugar, relegando a los profesores al rango de simples empleados sin otro estatuto y desprovistos de cualquier rol social o político, y en segundo lugar, incorporando a esta definición de la labor un deber implícito de hacer respetar las reglas institucionales a nombre de la administración. Otro cortocircuito entre la criminalización a priori de la acción colectiva y la obediencia directa ha encontrado su lugar, mofándose de paso del principio de libertad académica sobre el cual la universidad, comprendida como lugar de una educación liberal, está teóricamente fundada. Raras y preciosas voces ciertamente han hecho valer su oposición; para los numerosos profesores que fácilmente se han dejado enrolar en esta lógica del derecho preferente, que conserven en su espíritu —y con la vergüenza con la que conviene recordarlos— estos acontecimientos, a fin de que semejante capitulación no se repita de nuevo. El hecho es que las administraciones universitarias y los gobiernos provinciales y nacionales en Canadá no consideran más a la universidad como siendo el asiento de la educación liberal; la conciben como una industria de servicios. La movilización colectiva de los estudiantes sólo puede parecer ilegitima respecto de otro derecho ahora puesto en primer plano: el “derecho” individual del estudiante a recibir el servicio por el cual ha pagado. Un cierto número de estudiantes han demandado individualmente y obtenido conminaciones judiciales sobre esta base, negando así el derecho colectivo de las asociaciones estudiantiles en huelga de dirigir sus piquetes frente a los salones de clase. Esta redefinición del estudiante como cliente, y de la educación como una industria de servicios a la carta, vuelve a plantear la pregunta fundamental por el rol que la educación juega o debería jugar en la sociedad, y si la educación misma debería considerarse como un derecho. La cuestión de la educación es presentada como un asunto clasificado, antes aún de haber podido plantearse. En una palabra, la educación es derecho preferente como juego social y político.

El formateo capitalista de la educación La lógica de la que provienen estas estrategias de derecho preferente aparece en adelante en toda su claridad: es la lógica del capitalismo neoliberal. Según esta lógica, la universidad, como todos los sectores de la vida, debe estar subordinada a los imperativos del mercado. Quienes se encuentran en el seno del establecimiento de enseñanza son esencialmente considerados a título de actores económicos (empleados, clientes), así como la institución en su conjunto sólo puede justificar su existencia por la adaptación de su estructura y de sus modos de funcionamiento —tanto a nivel de la enseñanza como a nivel de la investigación— en función de las necesidades presumidas del mercado. Cualquier lógica de funcionamiento social que no esté directamente formulada en los términos del modelo económico neoliberal es tratado como nula y sin valor. La cuestión del aumento en los costos de la escolaridad no ha sido nunca un simple asunto de finanzas individuales de los estudiantes. Desde el inicio, las asociaciones de estudiantes han ligado con lucidez el alza de los costos de la escolaridad a juegos de mayor envergadura. Apoyados en los estudios adelantados por el Instituto de Investigación y de Informaciones Socio-económicas (IRIS por sus siglas en francés), ellos han puesto en evidencia numerosos problemas tales como la disminución progresiva del porcentaje de financiamiento otorgado a las universidades afectando la enseñanza respecto del crecimiento continuo de las estructuras administrativas, así como del salario de los cuadros superiores (una tendencia que se refleja igualmente en el sector privado). Igualmente han señalado la imbricación siempre más estrecha entre investigación y producción de resultados “económicamente rentables” y útiles a la industria, lo cual lleva a la universidad a ser una forma de prestatario social para empresas que le permiten externalizar las funciones de investigación antaño efectuadas y pagadas en su interior. Con justeza, entonces, ellos han denunciado el cinismo con el que se pretende que cualquier aumento de los recursos debido al alza en los costos de la escolaridad sirva para mejorar la calidad de la enseñanza, a sabiendas de que, por ejemplo, nunca en la historia de Québec un alza en los costos se ha traducido en una mejora de la razón numérica profe/estudiante. Las asociaciones de estudiantes razonablemen43


te han mantenido la sospecha de que el aumento en los costos exigido por el gobierno no haría más que confirmar la subsunción de la universidad en la lógica del neoliberalismo, subvencionando a un alto precio a una clase de managers que prometen más “eficiencia” y un sistema de subcontratación de la investigación en beneficio de la industria, el control del financiamiento, deslizándose seguramente entre las manos del imperio del mercado. La cuestión de los costos de la escolaridad está entonces constituida desde el inicio como un juego crítico en el seno de un debate más amplio sobre el rol de la educación en la sociedad actual, en un contexto en el que estamos enfrentados al hecho cumplido de que, en el precipitado camino de su integración a “la economía del saber”, la vocación liberal tradicional de la universidad en tanto que lugar de investigación libre e incubador del pensamiento crítico está ahora desueto. Las políticas del derecho preferente, ya sea que se pongan en funcionamiento en las calles o en los anfiteatros de la academia, son el modo de expresión política de la colonización por el neoliberalismo de todos los sectores de la vida según el modelo económico. En el marco de este modelo, la figura del “ciudadano” como actor social fundamental es remplazada por la del individuo redefinido como

“capital humano”: lo que algunos comentadores han llamado el “individuo-empresa”4 (que es también, y esto seguramente no es una simple coincidencia, el sujeto de la deuda perpetua5). El derecho preferente es el modo de expresión política de la despolitización a priori de la vida bajo el abrigo del economicismo. La formación del derecho preferente no es ni orwelliana, ni totalitaria en su estructura de base, aún si produce efectos de esa naturaleza cuando se abate en las calles o se infiltra en los anfiteatros de nuestras instituciones. En sí misma, ella es simplemente capitalista, es el formateo económico de la vida bajo el régimen actual del capitalismo. Lo que los profesores tienen que aprender de los estudiantes: ¡Viva la ineficiencia! El derecho preferente es la forma de expresión de la lógica de usurpación economicista del capitalismo neoliberal de la esfera antigua conocida con el nombre de “política”, entendida en el sentido más amplio como movilización colectiva para la contestación social y la negociación. Constituye el ala (des-)política de la lógica operatoria de economización del neoliberalismo. Tenemos que subrayar esta convergencia entre el capitalismo neoliberal y los efectos de autoritarismo que acompañan la operación de derecho preferente que no es ni una respuesta ni un punto final. Es una llaga abierta, una pregunta abierta que reclama una

Si los profesores quieren reivindicar o reinventar por su propia cuenta un rol diferente al de empleados en una subindustria corporativa, harían bien en inspirarse en la “ineficiencia” de sus estudiantes. Para que la universidad tenga una oportunidad de encontrar su rol social, o mejor, inventar uno nuevo para el futuro, se requerirá una cosa de sus profesores: que vuelvan a actuar colectivamente en la gran arena como actores sociales y políticos, más allá de los límites de su institución, oponiéndose a la reducción de su posición a la de policías del modelo empresarial. 44


revisión profunda de nuestros conceptos de gobierno, de esfera pública, del lugar de la educación, así como de nuestras estrategias respecto a ellos. Este es sólo el inicio. Desde el punto de vista de la lógica reinante del economismo, el compromiso de las asociaciones de estudiantes a favor de la experimentación de formas de democracia directa, como base colectiva de re-politización de las preguntas que les conciernen —compromiso denigrado con un desprecio apabullante por la prensa— no puede considerarse un ejercicio pueril e “ineficiente”. Si los profesores quieren reivindicar o reinventar por su propia cuenta un rol diferente al de empleados en una sub-industria corporativa, harían bien en inspirarse en la “ineficiencia” de sus estudiantes. Para que la universidad tenga una oportunidad de encontrar su rol social, o mejor, inventar uno nuevo para el futuro, se requerirá una cosa de sus profesores: que vuelvan a actuar colectivamente en la gran arena como actores sociales y políticos, más allá de los límites de su institución, oponiéndose a la reducción de su posición a la de policías del modelo empresarial. Para hacerlo, sus asociaciones deberán aprender a partir de su propio corporativismo; pensemos, por ejemplo, en el comportamiento interesado de los sindicatos de profesores durante la huelga de 2005 en la Universidad de Montreal, en la que le dieron prioridad al alza del salario de los profesores, en detrimento de las apuestas ligadas a la calidad de las condiciones del trabajo que tiene una incidencia directa sobre la calidad —y la naturaleza— de la

* Texto original: Le politique court-circuité; préemption et contestation. Revista Multitudes, Nro. 50. Paris, septiembre de 2012. Las nociones de “derecho preferente y contestación” tienen el sentido de preferencia o prioridad de imponer las condiciones, o ejercer la fuerza en virtud de un derecho concedido por la ley. [N del T]. Notas 1. Para más detalles acerca de esta distinción concep-

tual, cf., Massumi, Brian. “Potential politics and the Primacy of Preemption”. Theory and Event 10(2), 2007. 2. El SPVM declara ilegal una manifestación antes de que comience. La Prensa (23 de mayo de 2012): “A las 20h 39, antes de que se dé inicio a la marcha, el SPVM ha anunciado que la manifestación era ilegal… Algunos cientos de personas se encontraban en el parque Émilie-Gamelin cuando el inspector Alain Simoneau

oferta educativa. Sería ya un primer signo alentador la participación de la Federación de los profesores de Québec, así como del sindicato de profesores de la Universidad de Montreal, en la acción de justicia contra la Ley 78, sin contar con el apoyo cada vez más manifiesto de numerosos profesores a la huelga estudiantil6, que pueden interpretarse como los primeros pasos hacia una especie de corporativismo tradicional —y hacia la calle, codo a codo con los estudiantes que han tenido el coraje de catapultar los problemas de la universidad y la cuestión de salir del escenario político determinado por el neoliberalismo a una escena de avanzada en el debate público, en el momento en que la determinación de sus mayores se ha mostrado tan claramente desfalleciente—. Si las acciones del gobierno Charest justifican ampliamente que se le cierre la puerta en las próximas elecciones, la Ley 78 no merece nada mejor que ser relegada por los tribunales a las mazmorras de la historia legal. Pero si la respuesta popular se queda en las urnas o en las acciones de la justicia, se habrá perdido una oportunidad histórica. La oportunidad de una re-politización —en el sentido fuerte y más democrático del término— del proyecto social quebequés, que por ahora sigue estando incompleto. No es solamente a una elección burocrática a lo que estamos confrontados, como los estudiantes permanentemente nos lo recuerdan desde el inicio del movimiento. Aquí se juega, nos dicen ellos, una elección de sociedad. Y en esto tienen razón. Todos tenemos la responsabilidad colectiva de velar que lo que se elija no se abisme en el business as usual.

dio el parte de esta decisión; lo hace porque los responsables de la concentración no habían proporcionado el itinerario a los policías, en virtud del reglamento de la Ciudad de Montreal, y no de la Ley 78”. 3. “El Conservatorio de Música de Montreal… ha suspendido temporalmente a una de sus profesoras por haber reconocido la huelga de los estudiantes del establecimiento”. Cf., Huelga estudiantil: profe

suspendido. (La Presse, marzo 26 de 2012). 4. Foucault, Michel. El nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collége de France (19781979). Paris, Seuil, 2004. 5. Cf., Lazzarato, Maurizio. La fabrique del’homme endetté: Essai sur la condition néolibérale. París, Editions Amsterdam, 2011. 6. Por ejemplo: “Cerca de 500 profesores de la universidad firman una carta apoyando a los estudiantes en huelga”.

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1. Precisiones semánticas

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El cuidado de sí en la cultura*

Por Gonzalo Soto Posada Filósofo UPB

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n esta conferencia vamos a entender por cultura y cuidado de sí lo siguiente:

Desde mi contacto con Las etimologías de Isidoro de Sevilla siempre me han apasionado, provocado e incitado las etimologías. Si bien es cierto que la etimología de una palabra siempre es incierta y no resuelve el problema de su significado, coincido con Isidoro cuando piensa que: “su conocimiento y uso muchas veces es necesario, porque, si sabes de dónde procede un nombre, conoces mucho antes toda la fuerza del vocablo. Pues es mucho más fácil el conocimiento del objeto, conocida la etimología de su nombre”1. La etimología, pues, nos da a conocer la fuerza de la palabra. Hagamos el ejercicio con cultura. Cultura viene del latín cultura que significa cultura, cultivo, agricultura, cultivo del espíritu, culto, adoración, respeto, veneración, obsequio. La otra forma latina para cultura es cultus. Denota cultura, cultivo, labranza, trabajo del labrador, laboreo, trabajo, cuidado material, conservación, cultura, educación, género de vida, costumbres, civilización, acción de cultivar, practicar una cosa, ropaje, vestido, atavío exterior, porte, ornato, adorno, compostura, trato que uno da, tren , lujo, equipaje, aparato, ostentación, sociabilidad, cortesanía, hermosura, elegancia, culto, adoración, servicio divino, reverencia, respeto, vene-


ración, deferencia, honores. El sustantivo latino cultura-cultus viene del verbo colere que significa cultivar, labrar, cuidar, adornar, embellecer, practicar, fortificar, ejercer, ocuparse en, ser honesto, vivir según las costumbres, procurar algo, conservar el recuerdo, vivir, velar, proteger, amar, estimar, querer, dar culto, adorar, venerar, honrar, rogar, respetar, tener en estima algo o alguien, darle pruebas de respeto, testimoniarle respeto y aprecio, reverenciar, rodear de deferencias a alguien, respetar la memoria de alguien, habitar, residir, vivir, morar, darle a alguien o algo buen trato. El que conjuga el verbo colere es cultor con el significado de cultor, cultivador, labrador, campesino, paisano, viñador, apicultor, agricultor, habitante, habitador, morador, vecino, educador, preceptor, el que respeta, honra y reverencia. Al conjugar el cultor estos verbos deviene cultus, es decir, cultivado, culto, educado, instruido, cuidado, ataviado, elegante, atildado. Este rodeo etimológico ya nos da una pista. Cultura es una totalidad envolvente que remite al cultivo del hombre como un superar, gracias a este cultivo, su naturaleza animal para hacerlo humano en su humanidad. Este hacerlo humano en su humanidad es humanizarlo cultivando todas sus posibilidades humanas en el despliegue de estas posibilidades. Así, entendemos por cultura lo que los griegos denominaron Paideia y los latinos Humanitas: el cultivo de la humanidad del hombre gracias a la formación de todas sus potencialidades como hombre. Con esta formación y cultivo de sus potencias el hombre se encuentra, habita, vive, mora el mundo desde una morada: la cultura. Esta es el sitio habitual del existir humano, como el campo es la morada de la agricultura. De ahí que el hombre sea el único animal cultural gracias a estos cuidados de su humanidad, lo que le permite crear mediaciones simbólicas: familia, sociedad, estado, ritos, cultos, lenguaje, moralidad, arte, técnica, empresas, utensilios, prótesis, saberes, signos, alimentos, proyecciones, proyectos, invenciones, ideas, creencias, poderes y un etcétera extenso e intenso. En suma: entendemos por cultura el cuidado y perfeccionamiento de las aptitudes humanas del hombre para que habite el mundo no como conjunto de cosas sino como morada existencial de la vida en sus retos, avatares y vicisitudes. La cultura es así la vida en su constante hacerse nunca hecho.

En suma: entendemos por cultura el cuidado y perfeccionamiento de las aptitudes humanas del hombre para que habite el mundo no como conjunto de cosas sino como morada existencial de la vida en sus retos, avatares y vicisitudes. La cultura es así la vida en su constante hacerse nunca hecho.

Respecto de la categoría cuidado de sí la hemos tomado del griego epimeleia heatou que los latinos traducen por cura sui y de allí nuestra traducción cuidado de sí. La epimeleia y su verbo epimeleisthai significan: cuidado, solicitud, dedicación, atención, diligencia, dirección, gobierno, sustantivos que conjugan su respectivo verbo y dan como resultado: cuidar, preocuparse, estar encargado de, estar al frente de, tener a su cargo, cultivar, aplicarse, dedicarse, cuidar con todo cuidado, es decir, servir. De este modo, uniendo cultura y cuidado de sí, la cultura es el cuidado de sí en sus múltiples posibilidades y viabilidades.

2. Cultura, cuidado de sí y dietética Desde la tradición hipocrática hay una afirmación clave para la 47


Desde esta totalidad, la dietética es solicitud por el cuerpo que permite una cultura que vamos a denominar culinaria; la entendemos no sólo como cultura de los alimentos sino como cultura que permite el paso de lo crudo a lo cocido. Este paso nos traslada del orden de la naturaleza al orden de la cultura como alimento, del orden del mero dormir al orden del dormir soñando, del orden del mero apareamiento sexual al orden de la sexualidad como intersubjetividad. Así, dietética, cuidado y cultura copulan y dan como resultado que el mundo sea la cocina de la cultura.

relación de cuidado de sí y cultura: que tu alimento sea tu salud. La completamos con: que tu salud sea tu alimento. Expresémoslo en una paremia o refrán: “díme lo que comes y te diré quién eres”. La alimentación influye en la salud en general, en el desarrollo físico, en el rendimiento intelectual, en factores claves como dientes sanos, ojos luminosos, uñas resistentes, cabello brillante y un etcétera múltiple y cautivante. Por ello, la paremia aconseja una buena alimentación, combinando cantidad, calidad, equilibrio y adecuación, en una dieta equilibrada. Es lo que recordamos del corpus hipocrático: que tu alimento sea tu salud. La paremiología lo ha captado muy bien: la comida es media vida; y la otra mitad, el vestir y calzar. Lo principal y primero, es salvar el comedero. El comer mal, primo es del ayunar. Más vale bien comido que bien vestido. Más vale nutrimento que oro ni argento. El buen alimento crea entendimiento. De las tripas nace la alegría. Por la boca se calienta el horno, el viejo y todo. Come poco, cena más, duerme en alto y vivirás. Comer hasta enfermar, y ayunar hasta sanar. El que no come no puede cagar. No aprovecha lo comido sino lo digerido. Quien mucho come poco come. Quien mucho come, mucho bebe; y quien mucho bebe, mucho duerme, poco lee, poco sabe y poco vale. Yo como para vivir y no vivo para comer. Con malas comidas y peores cenas, menguan las carnes y crecen las penas. El hispalense, Isidoro de Sevilla, no es ajeno a estas consideraciones. Oigámoslo: La comida se llama cibus, porque se toma (capere) por la boca (capitur ore). Por igual motivo se llama esca, porque es la boca la que la toma (os capit). En su sentido propio se la denomina victus, porque mantiene la vida (vitam rétinet); de aquí deriva invitare (invitar) que es llamar a alguien a una comida. Alimonia (sustento), se dice así porque, gracias a su consumición, se sustenta (alere) el cuerpo. Los jóvenes lo toman para desarrollarse; los ancianos, para mantenerse. Pues el cuerpo no puede subsistir si no se le proporcionan fuerzas con los alimentos. Y es que alimento es aquello con que nos alimentamos; alimonium es el cuidado de alimentarnos (Etimologías XX, 2, 1-3)2. Por todo ello, lo mejor es guardar la boca, es decir, no comer en exceso y guardar una sana armonía entre alimento y fuerza, alimento y salud, alimento y belleza, alimento y energía, alimento y crecimiento. Pero la dietética como cuidado de sí y práctica cultural no sólo tiene que ver con el régimen; remite también al ejercicio, al sueño y a las relaciones sexuales. Desde esta totalidad, la dietética es solicitud por el cuerpo que permite una cultura que vamos a denominar culinaria; la entendemos no sólo como cultura de los alimentos sino como cultura que permite el paso de lo crudo a lo cocido. Este paso nos traslada del orden de la naturaleza al orden de la cultura como alimento, del orden del mero dormir al orden del dormir soñando, del orden del mero apareamiento sexual al orden de la sexualidad como intersubjetividad. Así, dietética, cuidado y cultura copulan y dan como resultado que el mundo sea la cocina de la cultura.

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3. Las aphrodisía Con este término nos estamos refiriendo a lo que la tradición cultural occidental ha denominado: placeres, deseos, sentimientos, afectos, en definitiva, pasiones. Desde la ética de Spinosa nos arriesgamos a proponer una tesis: el cuidado de sí culturalmente tiene que ver con el manejo de las pasiones. La parte tercera de su Ética 3 (del origen y de la naturaleza de las afecciones) y la parte cuarta (de la servidumbre del hombre o de la fuerza de las afecciones) serán el eje de nuestro análisis. Lo primero que hay que plantear es la categoría de conátus o impulso, esfuerzo, poder: cada cosa particular se caracteriza por la tendencia activa a perseverar en su ser. En el hombre, este esfuerzo o empeño son los apetitos, deseos y voliciones, que son favorecidos o contrariados por la acción de las demás cosas y hombres. Estos efectos adversos o favorables para la realización de nuestros ímpetus son las pasiones humanas. Las pasiones fundamentales son la alegría y la tristeza, determinadas respectivamente por el aumento o la disminución del propio grado de ser o de poder. Las demás pasiones (amor y odio, miedo y esperanza, orgullo y humildad, envidia, celos, etc.) dependen de la alegría y la tristeza y surgen de sus combinaciones y las circunstancias que dan lugar a tales combinaciones. Las pasiones son así totalmente naturales y no deben confundirse con vicios o pecados, o usar la razón y la voluntad contra ellas sino que las pasiones más fuertes vencen a las más débiles, en cuanto la razón diferencia lo más de lo menos e ilumina la búsqueda de lo propio en cuanto útil, es decir, en cuanto conservación y potenciación del propio ser. El cuidado de sí y, por derivación, la cultura devienen, por lo mismo, una meditación sobre la vida, no sobre la muerte; es aumento de la vida y el hombre sabio es el que está libre del miedo a la muerte y de los sentimientos deprimentes que acosan este impulso de vida. De ahí que la alegría sea positivamente vital y la tristeza negativamente vital. Ampliemos lo anterior. Ya desde la definición tercera de la tercera parte, el filósofo holandés nos define las afecciones o pasiones: “entiendo por afecciones las afecciones del cuerpo por medio de las cuales se aumenta o disminuye, es secundada o reducida, la potencia de obrar de

dicho cuerpo, y a la vez las ideas de esas afecciones” 4. En medio de este juego intenso de afirmación y negación aparecen el gozo y la tristeza. El gozo es la pasión por la que el alma pasa a una perfección mayor. La tristeza, en cambio, “es una pasión por la que el alma pasa a una perfección menor” 5, “en cuanto el alma imagina su impotencia” 6, que viene acompañada de dolor y melancolía; por el dolor, una parte del hombre viene afectada más que las otras; por la melancolía, todas sus partes son igualmente afectadas; de ahí que odiemos o amenos lo que nos afecta más o menos 7, ya se trate de una cosa presente, pasada o futura8. En este contexto, el temor “es una tristeza inconstante nacida igualmente de la imagen de una cosa dudosa” y “la opresión de conciencia es la tristeza opuesta a la expansión del ánimo” 9, hasta tal punto que si lo que uno ama es destruido surgirá la tristeza y si es conservado activará la alegría10; lo mismo pasa con el odio y el amor. Se ama lo que suscita alegría y se odia lo que implica tristeza11. En este conjunto de ímpetus que vamos describiendo, la conmiseración es “la tristeza nacida del perjuicio de otro” 12, la censura es “la tristeza que sentimos cuando la acción de otro nos inspira aversión” 13, la vergüenza es “la tristeza que nace de que los hombres se creen censurados” 14, el arrepentimiento es la tristeza opuesta al contento de sí15, el anhelo frustrado es la Tristeza “en cuanto se refiere a la ausencia de lo que amamos” 16, el miedo “no es otra cosa que el temor en cuanto dispone a un hombre a evitar un mal que juzga debe venir por medio de un mal menor” 17, el miedo se llama Pudor “si el mal de que se tiene miedo es la Vergüenza”18, la consternación se da “si el deseo de evitar un mal futuro es reducido por el miedo de otro mal, de modo que no se sepa ya lo que se quiere” 19 y el objeto al que nos enfrentamos inspira pavor 20, la timidez se da cuando se teme un mal que tenemos costumbre de despreciar 21, la pusilanimidad se presenta cuando el deseo se reduce por el temor de un mal que detiene el obrar22, el horror viene “cuando es la cólera de un hombre, su envidia, etc., lo que nos asombra” 23, la humildad es “la tristeza que acompaña la idea de nuestra debilidad” 24, la desesperación “es una tristeza nacida de la idea de una cosa futura o pasada con respecto a la cual no hay causa de duda”25, el menosprecio propio 49


“consiste en hacer de sí mismo por tristeza menos caso de lo que es justo” 26. Saquemos ahora conclusiones. La primera es que “la tristeza disminuye o reduce la potencia de obrar del hombre, el esfuerzo que realiza para perseverar en su ser; así, es contraria a este esfuerzo; y todo esfuerzo del hombre afectado de tristeza tiende a alejar dicha tristeza. Pero cuanto mayor es la tristeza tanto mayor es la parte de la potencia de obrar del hombre a la que aquella se opone necesariamente; y, por consiguiente, tanto más grande es la potencia de obrar con que el hombre se esfuerza a su vez en alejar la tristeza; es decir, mayor es el deseo o apetito con que se esfuerza en alejar la tristeza” 27. La segunda es que “no hay esperanza sin temor ni temor sin esperanza” 28. La tercera es “que nadie puede desear poseer beatitud, obrar bien y vivir bien, sin desear al mismo tiempo ser, obrar y vivir, es decir, existir en acto” 29. La cuarta es que “la alegría no puede tener exceso, sino que es siempre buena; por el contrario, la melancolía es siempre mala” 30. La razón salta a la vista. La alegría potencia nuestros ímpetus; la tristeza los disminuye. Finalmente, “un hombre libre no piensa en cosa alguna menos que en la muerte, y su sabiduría es una meditación, no acerca de la muerte, sino de la vida”31. En suma: el manejo de las pasiones como cuidado de sí en tanto tiene que ver con la cultura no es otro que el manejo de la secuencia deseoacto-placer, del cual manejo en su integridad depende el cultivo de lo humano del hombre y sus conflictivas manifestaciones.

4. El cuidado de sí como estética Hacer de la vida una obra de arte gracias al arte de saber vivir bien es una de las exigencias del cuidado de sí y de la solicitud por la cultura. La vida asumida como una estética no es otra cosa que convertirla en el drama, novela y narración que cada uno debe moldear y fabricar, del mismo que el escultor esculpe su obra, el arquitecto sus producciones, el pintor sus realizaciones, el músico sus creaciones. Esta tarea de esculpir la vida es la unión con uno mismo a la que denominamos ensimismamiento, ese ir al interior de uno mismo como un meterse dentro de sí, un recogerse en sí para, como dice Ortega y 50

Gasset, elaborar un plan de ataque a las circunstancias y navegar en el naufragio del vivir y sus radicales incertezas e inseguridades, asumiendo el imperativo de Nietzsche: vivid en peligro. Con este plan de ataque podemos incubar proyectos como un drama y una novela: narrar y escribir la vida desde la poiesis como fabricación y construcción desde el arquitecto que es cada uno en su sí mismo. Esta estética vital es el trabajo del sujeto sobre su propia existencia que hace de la vida no un factum (algo hecho), sino un facendum (algo siempre en construcción), no un participio sino un gerundio. Para ello, de la misma manera que el artista inventas técnicas para producir sus obras, el sujeto inventa técnicas para hacer de su vida una estética; son las técnicas o artes del saber vivir: cuidar de sí, mimarse, subjetivarse, relacionar el saber, el poder, el creer, ejes de toda cultura, fruto todo ello de la libertad. Desde esta perspectiva, la cultura es el arte del saber cuidar de la vida como obra de arte teniendo siempre presente que yo soy el que aún no soy.

5. El cuidado de los otros El cuidado de sí no puede prescindir del cuidado de los otros; es el ámbito político del cuidado. La unión con los otros es el juego del yotú como el nos-otros en el pliegue y despliegue de la mismidad como alteridad, del sí mismo como otro en la aguda expresión de Ricoeur. El ensimismamiento se convierte en alternamiento como diálogo entre rostros tocados por el hablar y decir incluso desde el silencio. Esta mutua interpelación nos hace recordar la grandiosa sentencia de Séneca: el hombre, la cosa más sagrada para el hombre; o de Levinas: el rostro del otro me dice: no me mates. O, en su reverso, lo del hombre es un lobo para el hombre y el rostro del otro me dice: me perturbas y te debo eliminar. Este nos-otros es un unidad en la diversidad que se enriquece precisamente y no a costa, de las alteridades como diferencias y analogías. Desde este cuidado de sí como cuidado de los otros, la libertad se torna responsabilidad y la cultura se vuelve ejercicio responsable de la alteridad como cuidado del otro en medio de los avatares y circunstancias del hecho social que constituye al hombre como animal político. Sólo que esta versión política de la cultura y del cuidado del otro está tocada por el pólemos, el conflicto. Este


no es negativo; es la condición de posibilidad del hecho cultural. Sin conflictos no hay culturas. No hay, por lo mismo, que anular el conflicto sino regularlo. Cuando no se regula surge la violencia estructural o injusticia social, la violencia directa expresada en guerras, daños físicos o morales y la violencia cultural donde una cultura se vuelve paradigmática y asesina las otras culturas sin posibilidades de pluralismos e interculturalismos. Es el reto del cuidado de los otros como cultura: excluir o incluir, anular o regular, dialogar o monologar, dialógica o diabólica.

6. El cuidado de las cosas El cuidado de las cosas nos remite a las ciencias y sus laberintos múltiples de posibilidades prometeícas e icarescas. Prometeo e Ícaro son las dos caras del quehacer científico: dominio, transformación y caída. En ellas hay anábasis y katábasis: ascenso y descenso. En estos ascensos y descensos una ciencia, con expresión afortunada de Comte-Spondeville, es un conjunto ordenado de paradojas comprobables, y de errores rectificados. En este conjunto cabe la praecisio mundi y la praecultio mundi, el cálculo y la veneración por el mundo y sus cosas naturales y artificiales. Las prótesis en que las ciencias hacen habitar el mundo son espadas de Damocles prestas a desnucar cabezas y culturas o a ser patrimonio de la humanidad en gracia a sus gracias. Desde estas fascinantes y monstruosas potencialidades, las ciencias son, como en el mito judaico cristiano de la caída original, expresión radical de la labilidad humana en su poder creativo-destructivo del saber y sus apariciones. Así, cuidar de las cosas desde la cultura y sus saberes lo pensamos como un dominar y transformar dichas cosas, pero también como un habitar poéticamente el mundo. Pleno de mérito, y sin embargo poéticamente habita el hombre esta tierra. Estos versos son de Hölderlin. Mérito es la maquinaria de la planeación racional positivista. Con ella domesticamos el mundo y se vuelve útil y “positum”. Las cosas sólo caben en cuanto son transformadas crematísticamente y se vuelven pragmata desde la racionalidad científico técnica. Hoy se habita el mundo así. No mencionamos las circunstancias de este modo de habitar ni las cuestionamos en el sentido de volverlas satánicas. Están ahí, nos rodean, son nuestro ethos circunstancial. La ciencia, la tecnología, la técnica han vuelto el cuidado de las cosas una reflexión sobre este ethos. Pululan las reflexiones sobre estos asuntos; se habla de ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, del explicar de las primeras y del comprender de las segundas; del diálogo interdisciplinar como el estatuto de racionalidad de nuestra episteme; de cómo los únicos enunciados con sentido son los empíricamente verificados y matemáticamente construidos; verificación y falsación disputan cuál es el principio que permita demarcar el límite entre ciencia y pseudociencia; la relación teoría – experiencia llena bibliotecas enteras con sabias disquisiciones sobre la naturaleza del experimento científico, de las hipótesis, de la medición, de las definiciones; el debate sobre el progreso continuo o discontinuo

...las relaciones de la ciencia con aspectos culturales (religión, arte, política, ética...) y con sus compromisos económico-políticos ha suscitado serios debates entre los que niegan toda relación, pues la ciencia es autónoma de todo condicionamiento y sólo debe responder a su compromiso de ciencia y los que cuestionan esta neutralidad y aducen que la ciencia, como cualquier actividad humana, es un hecho cultural; se oyen voces clamando por la humanización de las ciencias y voces que claman por la cientifización del humanismo, proponiéndose como alternativa un humanismo científico o una ciencia humanista o un diálogo ciencia – humanismo.

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Desde esta perspectiva del cuidado de las cosas, la cultura debe tener un compromiso ecológico y jugárselas por una ética ecológica, incluso en lo más cotidiano: el manejo de los residuos, la higiene del ambiente, la salud de la tierra, la salud ocupacional, el trato minucioso con las basuras, el respeto al medio ambiente. De lo contrario, nuestra tierra será un desierto y nosotros sus destructores por no cuidar de ella. Muy bien lo sabía la mística Hildegarda de Bingen ya en el siglo XII: el mundo puede ser viriditas, es decir, verdor, o siccitas, es decir, sequedad desértica. A nosotros, los cultores de las cosas nos toca decidir. He ahí el reto.

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de la ciencia copa millones de páginas de sabia erudición; las relaciones de la ciencia con aspectos culturales (religión, arte, política, ética...) y con sus compromisos económico-políticos ha suscitado serios debates entre los que niegan toda relación, pues la ciencia es autónoma de todo condicionamiento y sólo debe responder a su compromiso de ciencia y los que cuestionan esta neutralidad y aducen que la ciencia, como cualquier actividad humana, es un hecho cultural; se oyen voces clamando por la humanización de las ciencias y voces que claman por la cientifización del humanismo, proponiéndose como alternativa un humanismo científico o una ciencia humanista o un diálogo ciencia – humanismo. En fin... Sea lo que sea, es esta racionalidad positivista la que nos habita y nosotros habitamos en ella. Sin embargo, creemos que hay otra manera de morar en el mundo: el cuidado de las cosas y la experiencia mística de este cuidado. Es el retorno de los dioses; la irrupción de lo demoníaco, en el sentido del daimon griego; el poder del éros, de la philía y del ágape respectivamente como enamoramiento, amistad y amor con las cosas; la potencia del entusiasmo en el sentido etimológico de la palabra: estar poseídos por lo divino. Es otra manera de establecer nuestro domicilio en el mundo por fuera del cálculo y de la planeación, necesarias pero no absolutas ni paradigmáticas. El citado Hölderlin lo expresó muy bien: pero lo que permanece, lo fundan los poetas. Por ello, bien vale la pena ser poeta en tiempos de penuria, en medio de nuestra existencia astuta, beligerante, cientifista, productiva, marcada por la eficiencia y la rentabilidad, que ha hecho incluso del cuidado de las cosas una mercancía de cambio o de mero espectáculo circense. El cuidado de las cosas como poética mística, habita el mundo erótica, amistosa, agápicamente; como éros nos convoca a la pulsión del deseo como vida, en medio de las pulsiones thanáticas; como amistad nos domicilian cósmicamente en unión con todo, haciendo que todo esté en todo; como ágape nos impulsan al ejercicio del darse, que no del dar, darse que es un dar de lo que se es, no sólo de lo que se hace o sabe. Desde este trípode, ellas “preservan el mundo y lo conservan para lo advenidero, dándole un viraje al descuido de la tierra propio de la actitud técnica. El cuidado de las cosas es así la catarsis de la racionalidad instrumental. Como en la Grecia arcaica es una fuente de placer y un poder de atracción que sólo pueden ser un don de los dioses, tal como aparece en Homero y en el citado Hölderlin. Los dioses nos cuidan, a pesar de su exilio, producido por la desacralización del universo, transformado ahora en meras reservas para la producción técnica. Más allá de la maquinaria, podemos residir en el cosmos desde cuidado y ser los ”mortales – inmortales” del Oscuro de Éfeso, Heráclito. Frente a la praecisio mundi que nos convierte en meros ingenieros y calculadores de las reservas de energía para ser explotadas sin que dejen pérdidas, proponemos la praecultio mundi que con su verbo praecolere, colere no es otra cosa que el cuidar de la tierra y venerarla, honrar, respetar, querer, proteger, habitar con veneración, cultivar la tierra. Es lo que entendemos por cultura como cuidado de las cosas: venerar el cosmos como funda-


dor de nuestro domicilio cósmico. Es que, con Janke, poesía es el lenguaje en su más pura fuerza plástica y reveladora. Es metáfora en el sentido más originario de la palabra, es decir, cambio y transformación del mundo que está allí a la vista, en perspectivas nunca vistas y siempre antiguas. Sólo unos versos del inspirado de Suabia pueden resumir lo que aquí hemos querido plantear: Mas, ¡ay!, nuestro linaje vaga en la noche, vive como en el Orco, sin lo divino. Ocupados únicamente en sus propios afanes, cada cual sólo se oye a sí mismo en el agitado taller, y mucho trabajan los bárbaros con brazo poderoso, sin descanso, mas, por mucho que se afanen, queda infructuoso como las Furias, el esfuerzo de los míseros. Hasta que, despertando de angustioso sueño, se levante el alma de los hombres, juvenilmente alegre, y el hábito bendito del amor, de nuevo, como muchas veces antes entre los hijos florecientes de la Hélade, sople en una nueva época, y el espíritu de la naturaleza, el que viene desde lejos, el dios, se nos aparezca entre nubes doradas sobre nuestras frentes más libres, y permanezca en paz entre nosotros. Ya lo sabía muy bien el griego Ptolomeo: cuando contemplo los astros, ya no soy más un mortal. Muy bien lo vuelve a decir el iluminado de Suabia, Hölderlin: siempre que el hombre ha querido hacer del estado su cielo, lo ha convertido en su infierno. Desde esta perspectiva del cuidado de las cosas, la cultura debe tener un compromiso ecológico y jugárselas por una ética ecológica, incluso en lo más cotidiano: el manejo de los residuos, la higiene del ambiente, la salud de la tierra, la salud ocupacional, el trato minucioso con las basuras, el respeto al medio ambiente. De lo contrario, nuestra tierra será un desierto y nosotros sus destructores por no cuidar de ella. Muy bien lo sabía la mística Hildegarda de Bingen ya en el siglo XII: el mundo puede ser viriditas, es decir, verdor, o siccitas, es decir, sequedad desértica. A nosotros, los cultores de las cosas nos toca decidir. He ahí el reto.

7. El dolor y el sufrimiento El cuidado de sí, de los otros y de las cosas pone a la cultura ante una de las experiencias límite de todas las culturas: el dolor y el sufrimiento. Ante esta experiencia quedamos desarmados y atonta-

dos, por no decir enmudecidos. ¿Qué decir? Nos atrevemos a balbucear algunas reflexiones de la mano del místico medieval, el maestro Eckhart y su libro del consuelo divino. La luz del consuelo divino ilumina en las clases de aflicciones que acechan al hombre en su miseria: la pérdida de los bienes externos, la pérdida de los seres queridos, el daño de sí mismo por la ignominia, la desgracia, los dolores corporales y la aflicción. Esta luz enseña el desasimiento como desprendimiento interior que puede mudar la noche en luz. Esta vivencia mística del desasimiento es Unlidende Liden=sufrimiento que no sufre=dolor sin dolor. El pathos como angustia recibe de esta iluminación del desprendimiento una posibilidad vital de habitar el mundo con alegría en medio de la noche oscura del sufrimiento. No es una ascesis negativa como aniquilación del dolor sino como su regulación, lo que da como fruto la claridad en la oscuridad. El maestro llama a esta luz oscura Entbildung, esa iluminación que supera las imágenes de la imaginación cotidiana respecto a la aflicción como lo que no tiene remedio y sentido. Desde esta luz se puede producir una des-imaginación, liberación y transformación, pues placer y dolor confunden sus límites. De ahí que Eckhart piense que toda experiencia límite es ocasión de crecimiento y puesta en paréntesis de las imágenes habituales frente a dichas experiencias límite como lo otro de la vida y su desprecio. Estas aflicciones afirman la vida, hacen de la cultura un arte de vivir, una iluminación ética y mística, una asunción de la intensidad vital como gozo de sí, de los otros, de las cosas y de Dios, una síntesis entre lo necesario y lo contingente. Sin el dolor la existencia es vacía; su mutación en dolor sin dolor la hace plenitud vital en el devenir mismo del vivir. En este contexto, cobra sentido el consuelo divino como luz que ilumina el vacío del dolor y permite el éxtasis como morada en la vida divina. Es que el origen del dolor es el amor de aquello que el daño me ha quitado. Deshacer esta causa tiene en la vida divina un soporte clave en clave de luz y entrega y de serenidad en la desventura: ningún desasosiego ni daño carecen de sosiego y ningún daño es mero daño. Esta luz que ilumina divinamente es una higiene vital, es furor divino pleno de incandescencia, es fuego que devora construyendo, es impulso que dota de sentido la experiencia trágica del dolor como paideia53


La palabra, pues, permite el encuentro y el desencuentro de las culturas y de los hombres dentro de ellas. De ahí lo fascinante y a la vez terrible de la palabra y de este encuentro-desencuentro cultural desde el habla. Al fin y al cabo, en toda palabra no se dice sólo un malestar morboso o un placer placentero sino los problemas más profundos y vitales. Es lo que casi nunca se dice y lo que el interlocutor ni ve ni oye: que en el lenguaje hablan muchos lenguajes y muchas conciencias.

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humanitas en el sentido de formación y cuidado, es amistad vivida como com-pasión, es acoger el dolor sin dolor como eudaimonía, es serenidad y paz del corazón pues no es el daño ni el dolor lo que se debe lamentar: es el dejarse afectar por ellos. Desde lo que hemos llamado cuidado en sus múltiples posibilidades, esta iluminación es perder el dolor como aflicción y trocarlo en alegría. De este modo, la cultura deviene consolación, en la línea abierta por Boecio para la filosofía, cuyas palabras acogemos con magnanimidad: después que [la filosofía] me hobo limpiado con su ropa virtuosa, tornóse clara y graciosa la noche tan tenebrosa que me tenía muy cegado. Así que la escuridad y tinieblas me dejaron y mis ojos se aclararon, porque luego recobraron su primera claridad…y el deseo desmedido os hace que no preciáis lo ganado, despreciáis lo poseído y lo que os falta deseáis por preciado. Así que mi mucho dar aumenta en vosotros luego más querer, y un tan recio cobdiciar… pues nunca estará contento.

8. La palabra El hombre es un animal simbólico gracias al lenguaje. Éste permite la transformación de la naturaleza en cultura. Gracias al habla, el hombre ya no se comunica sólo por la mano y sus gestos, sino por la palabra. En este sentido, manipular no es un acto perverso; es hablar con el otro desde las manos y desde el lenguaje. Cuando las culturas quieren expresar sus intimidades y exterioridades tienen que acudir a la palabra y ésta, como toda palabra, se revela insuficiente en lo que el médico Juan Rof Carballo ha denominado agudamente patología psicosomática: la insuficiencia de una traducción del lenguaje de las vísceras al lenguaje de los símbolos y de la palabra. En lenguaje no médico sino cultural: la imposibilidad de todo signo para revelar lo que quiere revelar. La palabra, pues, permite el encuentro y el desencuentro de las culturas y de los hombres dentro de ellas. De ahí lo fascinante y a la vez terrible de la palabra y de este encuentro-desencuentro cultural desde el habla. Al fin y al cabo, en toda palabra no se dice sólo un malestar morboso o un placer placentero sino los problemas más profundos y vitales. Es lo que casi nunca se dice y lo que el interlocutor ni ve ni oye: que en el lenguaje hablan muchos lenguajes y muchas conciencias. En términos cotidianos: tan importante es una cifra estadística en una empresa y su balance como el lenguaje en que habla el entrevistado al entrevistador en un juego de investigación. Es que la estadística tiene su lenguaje, no sólo científico sino lingüístico; en una cifra estadística se quiere decir culturalmente mucho más que la sola cifra. En ella habla lo humano de la cultura, su humanidad, incluyendo lo que antes llamamos las pasiones. Estas reflexiones han llevado a que sea hoy habitual hablar de alexitimia, esa incapacidad para expresar en el lenguaje el mundo de las emociones. Esta patología no es superficial. En el habla del cultor de la cultura hablan sin hablar sus pasiones y su vida interior. Es lo otro que se debe escuchar en toda investigación cultural. A este escuchar lo que no se dice pertenece el cuidado del otro y su hablar al que hay que escuchar. Razón tiene Heidegger: hablar es por sí mismo escuchar. Cuando el cultor de


la cultura habla con seguridad pide soluciones a sus problemas pero también amor, cariño, afecto, aliento. La palabra, por lo mismo, es diálogo creador que instaura el cuidado de sí y del otro en el juego asombroso de la palabra que cura. Desintoxicar el lenguaje de su mera racionalidad instrumental es también tarea cultural desde el cuidado de sí. Cultura es también interpretar el lenguaje del que habla y es, por lo mismo, hermenéutica del cuidado de sí, de los otros y de las cosas desde el poder de la palabra y su interpretación. Esta hermenéutica de la cultura desde la palabra transforma el carácter de sima del habla en cima como cuidado.

Epílogo Queremos concluir nuestra reflexión expresando en sentencias breves, a la manera de la sabiduría gnómica griega, lo que ha sido el telón de fondo de la propuesta:

* Intervención en la Cátedra Pública Héctor Abad Gómez que se cumplió en octubre de 2012 en el auditorio del Parque de la Vida. Notas 1. Etimologías I, 29, 2 2. Para la edición latina de Las Etimologías usamos la edición crítica de Lindsay: Isidorus Hispalensis, S. Etymologiarum sive Originum Libri XX. Recognovit brevique adnotatione critica instruxit W. M. Lindsay. Scriptorum classicorum bibliotheca oxoniensis. 2. vol. Oxonii: Clarendon, 1911. Hay edición bilingüe latín español publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos: San Isidoro de Sevilla. Etimologías. Edición bilingüe preparada por José Oroz Reta y Manuel C. Díaz y Díaz. 2 vol. Madrid: BAC, 19821983. La misma Biblioteca

— Cuida de ti mismo, de los otros, de las cosas y de lo sacro. — Ten presente que el hombre es el animal paradójico por excelencia: nacer no pide, vivir no sabe y sin embargo, morir no quiere. — Acuérdate del cuadrifármaco de Epicuro: Dios no se ha de temer, la muerte es insensible, el bien es fácil de procurar, el mal, fácil de soportar. — Haz de la cultura un cuidado de sí, de los otros y de las cosas no sólo desde tu saber sino desde tu hablar. — Recuerda que la cultura como morada del hombre permite que la tierra sea viriditas, no siccitas. — Aprende a regular el conflicto, no a anularlo.

20. Ibid., parte 3°, Proposición LII, Escolio, p. 235

de Autores Cristianos publicó en 1951 una edición en español: Isidoro de Sevilla, S. Etimologías. Versión castellana total, por vez primera, e introducciones particulares de don Luis Cortés y Góngora. Introducción general e índices científicos del profesor Santiago Montero Díaz. Madrid: BAC, 1951. Seguimos la traducción de Oroz Reta y Díaz y Díaz y citamos con la sigla ET

9. Ibid., parte 3°, Proposición XVIII, Escolio II, p. 197-198. Definición de las Afecciones, XIII, p. 236

13. Ibid., parte 3°, Proposición XXIX, Escolio, p. 209

25. ibid,, parte 3°, Definición de las Afecciones, XV, p. 257

3. Madrid: Aguilar, 1969. Citamos por proposición y página

14. Ibid., parte 3°, Proposición XXX, Escolio, p. 210. Definición de las Afecciones, XXXI, p. 265

26. ibid., parte 3°, Definición de las Afecciones, XXIX, p.264

4. Ibid., p. 173 5. Ibid., parte 3°, Proposición XI, Escolio, p. 188. Definición de las Afecciones, III, p. 251 6. Ibid., parte 3°, Proposición LV, p. 238 7. Ibid., parte 3°, Proposición XV, Demostración, p. 193 8. Ibid., parte 3°, Proposición XVIII, p. 196

10. Ibid., parte 3°, Proposición XIX, p. 198 11. ibid., parte 3°, Proposición XXII, p. 200; Proposición XXXIX, Demostración, p. 220 12. Ibid., parte 3°, Proposición XXII, Escolio, p. 201

15. Idem. 16. Ibid., parte 3°, Proposición XXXVI, Escolio, p. 217 17. Ibid., parte 3°, Proposición XXXIX, Escolio, p. 221. Definición de las Afecciones, XXXIX, p. 269 18. Idem. Definición de las Afecciones, XXXI, p. 265 19. Idem.

21. Ibid., parte 3°, Proposición LI, Escolio, p. 233 22. Idem. 23. Ibid., parte 3°, proposición LII, Escolio, p. 235 24. ibid., parte 3°, Proposición LV, Escolio, p. 239. Definición de las Afecciones, XXVI, p. 261

27. ibid., parte 3°, Proposición XXXVII, Demostración, p. 218 28. Ibid., parte 3°, Proposición L, Escolio, p. 232 29. ibid., parte 4°, Proposición XXI, p. 304 30. Ibid., parte 4°, Proposición XLII, p. 329 31. ibid., parte 4°, Proposición LXVII, p. 359

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El encanto de ser periodista

Por Javier Darío Restrepo* Periodista

1. Repaso mis 54 años de periodista y encuentro que he vivido numerosas vidas. Cada noticia, cada crónica, reportaje o entrevista fueron inmersiones en las vidas ajenas, o en las expectativas o quejas de todos. Una vez fue Mirús, el temido asaltante del páramo del Almorzadero, ya anciano, mientras cultivaba rosas en un ancianato de la sabana; otra vez el expresidente boliviano Carlos Mesa que renunció a la presidencia para no verse obligado a dar la orden de disparar contra los que bloqueaban carreteras, y así, vidas sin cuento que convirtieron cada jornada de trabajo en experiencias únicas. 2. Amo mi profesión porque me ha permitido acceder a un continente distinto todos los días. Cada ser humano con quien he entrado en contacto es un con56

tinente. El escultor de gigantes Rodrigo Arenas, el negro alto y fornido que apenas surgía, llamado Pambelé, aquellos indios Nasa que recuperaban sus tierras en el Cauca. Cada uno, pobre o poderoso, de piel blanca u oscura, todos me dieron la entrada a ese continente desconocido e inexplorado que es todo ser humano. 3. En una madrugada fría y oscura, en el cementerio central de Bogotá encontré el luminoso ejemplo de un hombre que se dedicaba a recoger los cadáveres de los NN en las calles de Bogotá y que los viernes, sin falta, los sepultaba en las fosas que él había preparado para ellos. Ese padre Osvaldo Jaramillo revivió en mí el sentimiento de fe y de orgullo en el ser humano que uno encuentra ante un hombre bueno. Esa alegría, repetida en esos ha-


llazgos es otro de los atractivos de ser periodista: uno puede proclamar la victoria de la especie.

ce cuando alguien decide, desde el conocimiento que propicia el periodista.

4. La información sobre catástrofes no es motivo de orgullo. Lo que sí es motivo de satisfacción es encontrar en esos escenarios a los que no se dejan derrotar y que entre los destrozos del desastre comienzan a pensar las soluciones, como aquellos campesinos del Carare que, abrumados por guerrilleros, paramilitares y militares unieron a sus vecinos para declarar su territorio como zona de paz, vedada para los armados del pelambre que fuera.

8. Este variado ejercicio periodístico se llena de sentido en las columnas de opinión. Como los escaladores de montañas que se balancean entre el abismo que se abre a sus pies y la cima que los llama, el columnista se mece entre los abismos de la duda y los altos picos de la certeza. Cada columna es un ejercicio de ascenso, para el periodista y para el lector, y entrambos activan la vocación humana de búsqueda de la verdad. La opinión es la respiración de la democracia y el síntoma de buena salud democrática. Hay algo insano, en cambio, cuando se teme o se impide el ejercicio de la opinión.

5. Muy parecida a esa experiencia es la de sentir que periodistas y medios influyen. Más importante que las cifras de circulación o de sintonía es el peso de la influencia que convierte al periodismo en guía.

9. Por desmesurado que parezca siento que el trabajo del periodista se parece al de Dios. Reza el texto bíblico que dijo Dios y las cosas fueron La información rigurosa en que se apoyan las decisiones hechas. Registra nuestra de las personas es la materia prima de la libertad. La liexperiencia que con palabras recreamos los hebertad crece y se fortalece cuando alguien decide, desde chos. Los recreamos para el conocimiento que propicia el periodista. nosotros cuando los rehacemos en nuestros textos, los recreamos para los lectores cuando con palabras los convertimos en espectadores de priSentir que las informaciones, las ideas, las palabras mera fila y volvemos a recrearlos cuando los lectores del periodista están presentes cuando se toman decon nuestras palabras hacen su propia recreación de cisiones, es otro motivo de orgullo en esta profesión. los hechos. Y todo esto, solo con palabras, como Dios. 6. Es un orgullo, también, ejercer el poder desarmado de la palabra. Es un poder-servicio que se siente cuando las palabras del periodista potencian las de los más débiles, las de los perseguidos, de las víctimas, de los que reclaman justicia. También se ejerce ese poder cuando se levantan los velos y aparece lo que quieren ocultar los poderosos; o cuando el poder de los corruptos se estrella contra la fragilidad de nuestras palabras. 7. Suena presuntuoso pero corresponde a un legítimo motivo de orgullo: al informar producimos libertad. La información rigurosa en que se apoyan las decisiones de las personas es la materia prima de la libertad. La libertad crece y se fortale-

10. Aún agrego una última razón para ser feliz como periodista. Esta profesión da satisfacciones como esta que agradezco a los miembros del jurado Clarisa Ruiz, Ramiro Osorio y Héctor Abad; sé que tuvo parte en ello el admirado Alberto González Mascarokf, y a usted, señor rector. Ya había recibido de sus manos el escudo de la Universidad, honor tan sorprendente y grato como este. No diré que tanta generosidad me compromete para el futuro, porque el de los viejos es un futuro corto, pero sí que me da la alegría de ser objeto de un sentimiento que me enaltece como ustedes no pueden imaginar. Gracias a todos, ustedes han renovado mi orgullo de ser periodista.

* Intervención al recibir el Premio Nacional de Cultura por Reconocimiento de la Universidad de Antioquia, el 11 de octubre de 2012.

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Reinvindicación del ensayo académico*

Por Efrén Giraldo Profesor Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT

Doctor Alberto Uribe Correa, rector de la Universidad de Antioquia. Doctor John Jairo Arboleda, Vicerrector General. Doctor Luquegi Gil, Secretario General. Doctora María Helena Vivas, Vicerrectora de Extensión. Doctora María Adelaida Jaramillo, Jefa del Departamento de Extensión Cultural. Señores Directivos de la Alma Máter. Señores Jurados y Ganadores de los Premios Nacionales de Cultura Universidad de Antioquia 2012. Señores profesores, estudiantes, colegas, compañeros, familiares y amigos. Más allá de la alegría que me embarga al recibir de mi querida Alma Máter la distinción hoy generosamente concedida, he pensado, durante estos días, cómo la que aquí nos reúne es una circunstancia excepcional, si queremos entender la relación que hoy tenemos con la literatura y la Universidad. Para empezar, digamos que, con este premio, no se celebra a un autor o una obra. Se reivindica, más bien, la pertinencia literaria y académica del ensayo. Sin duda, la inclusión del escribir argumentativo en estos premios prueba la estrecha y feliz relación que, en la tradición colombiana, ha existido entre arte, pensamiento y esfera pública. Una suerte de experiencia donde podemos movernos desde el reino de las formas estéticas, el goce y el asombro hasta las discusiones más acuciantes de la vida social. Por otro lado, la misma existencia de este premio expresa el derecho que tiene la confrontación de ideas a convivir con la estética, las ciencias y las artes. No es un secreto que la escritura ensayística ha afrontado en el último tiempo varias amenazas. Desde un ámbito, situado en el debate sobre productividad e indicadores académicos, el ensayo parece caer en el linde de la escritura “gris”, aquella suerte de producción que no deja cuantificar sus 58


Si el ensayo es tal vez la forma privilegiada de responder a las preguntas que la realidad nos suscita, la de hoy es una oportunidad para celebrar el lugar que esta forma de escritura tiene en los territorios de la imaginación.

aportes, que parece no añadir réditos a la academia en términos de citación, índices, bases de datos y visibilidad. Como si fuera una especie de anomalía comunicativa que desafía la capacidad del Estado, las corporaciones, las asociaciones de investigación y las agencias de ciencia y tecnología para “medir” la cultura. Por el otro, las casas editoriales comerciales, al identificar lo literario sólo como un asunto del entretenimiento, parecen desdeñar al ensayo por su rebeldía, su seriedad, su desafío a las convenciones existentes, su resistencia a nivelar por lo bajo a los lectores. En resumen, por su capacidad de hacer pensar, de revelar la contingencia de nuestros hábitos y ponerlos en crisis. Estas dos críticas, por supuesto, tienen su contraparte. No podemos negar la importancia que la práctica del artículo académico tiene en la vida universitaria contemporánea. Y, por otro lado, no se puede despreciar la oportunidad que las nuevas formas de divulgación y circulación de los valores estéticos suponen para el pensamiento, la discusión y la escritura. Sin embargo, luego de escribir y publicar ensayos durante varios años, de dar cursos sobre la historia del género y promocionar su escritura, he pensado que una academia solamente ocupada del artículo, el tratado, el informe o la reseña pierde capacidad generativa y opciones de debate que sólo el “centauro de los géneros” facilita. Por lo mismo, concebir una literatura que desdeñe las ideas y los conceptos cae en el riesgo del entretenimiento inane o la ornamentación inofensiva. No obstante, debemos decir que sin la apertura al diálogo, la preocupación expresiva y la cortesía del ensayo algo se perderá en una academia alejada de la aventura, del tanteo revelador, del espíritu ensayístico. Es el momento de recobrar la tradición del ensayo colombiano y latinoamericano, una “familia de pensamiento” que, pese a la natural especialización de las ciencias sociales, aún tiene plena vigencia. Y que, por lo menos en nuestro país, aguarda aún un reconocimiento. Baldomero Sanín Cano, Fernando González, Armando Solano, Cayetano Betancur, Hernando Té-

llez, Nicolás Gómez Dávila, Marta Traba y Jaime Alberto Vélez fueron, no sólo practicantes de una forma de escritura. Son portadores de una manera peculiar de entender la relación entre la literatura y la sociedad, la cual encuentra en la conversación amigable con el lector una de sus encarnaciones más significativas. Agradezco a la Universidad de Antioquia el haberme distinguido con un premio que me ubica junto a muchos de mis referentes, autores colombianos que, con sus obras, acompañaron, y acompañan, mi aventura permanente como lector de ensayos, novelas, cuentos, cuadros, películas y poemas. Doy gracias también a los señores miembros del jurado, quienes me honran con una marca desafiante: mantener la relación de la escritura argumentativa con el arte. Si el ensayo es tal vez la forma privilegiada de responder a las preguntas que la realidad nos suscita, la de hoy es una oportunidad para celebrar el lugar que esta forma de escritura tiene en los territorios de la imaginación. La ocasión para entender la capacidad que el ensayar tiene a la hora de generar subjetividad, a la hora de decir lo que no debemos callar, para reivindicar el carácter conversacional (y siempre imperfecto) del conocimiento. Llegados a este punto, resulta oportuno señalar que el hecho de que esto ocurra en una Universidad no es gratuito, toda vez que es aquí, en los claustros, donde el ensayo puede seguir teniendo una vida operativa. Al ser el lugar donde personas de diferentes edades, procedencias sociales y creencias debaten teorías, ideas y obras humanas, la Universidad es el terreno natural para la germinación del ensayo. Al concluir, quiero recordar aquí al poeta y ensayista Octavio Paz, quien dijo alguna vez que la libertad no está antes del conocimiento, sino después de él. Quizás, desde esta perspectiva, podamos añadir nosotros que, mientras exista el ensayo, veremos, en lo sucesivo, nuevas formas de inventar la libertad. Muchas gracias.

* Texto leído en el auditorio del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia el 11 de octubre de 2012, titulado por el autor como: Discurso de aceptación del Premio Nacional de Literatura Universidad de Antioquia, 2012.

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C II Jornadas políticas multiestamentarias por la defensa de la universidad pública Los días 10 y 11 de octubre de 2012, en el Teatro Camilo Torres de la Universidad de Antioquia, se cumplieron las segundas Jornadas políticas multiestamentarias por la defensa de la universidad pública. DEBATES presenta las relatorías elaboradas por los participantes, en particular por el profesorado, la primera parte, y por el estudiantado, la segunda.

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on satisfacción reportamos a la comunidad universitaria el éxito de las II Jornadas Políticas Multiestamentarias, en la medida en que se logró abrir un espacio de debate público y abierto el cual reunió a la dirección y la administración universitaria con los estamentos profesoral, estudiantil y sindical, para discutir y pensar los problemas más apremiantes de la institución. La programación tuvo lugar en el marco de la semana de la indignación a nivel nacional y en la semana de las Jornadas Universitarias del Alma Máter. El estudiantado se encontraba en anormalidad académica por decisión de la asamblea general y, al mismo tiempo, los trabajadores tuvieron jornada continua toda la semana para poder participar de la programación. Para nosotros es muy importante registrar el desarrollo de las Jornadas con posturas diversas que enriquecieron el panorama de la situación interna de la Universidad. Desde diversas voces, con diferencias y contrastes, se pudo apreciar el interés común por defender la institución, preservarla, defenderla y mejorarla. Llamó la atención, pese a los diversos esfuerzos de convocatoria y divulgación del evento, la escasa presencia de los integrantes de la comunidad universitaria, nervio y músculo del Alma Máter, en especial cuando sus voceros, representantes y organizaciones formaron parte de la mesa de diálogo. ¿Quizás esta indiferencia pudo evidenciar


II Jornadas Políticas Multiestamentarias de la UdeA

rasgos no expresos de la anomia universitaria? O ¿quizás fue el efecto de la naturaleza de una convocatoria deficiente? Sea cual sea la respuesta a estos interrogantes se impone la necesidad de revisar el tipo de encuentros más idóneos para concitar un interés más generalizado. Los grandes esfuerzos organizativos, como estos, en que se pone uno al lado del otro, las directivas, los profesores, los sindicatos, los estudiantes y los jubilados, para debatir los temas y los problemas centrales de la Universidad, es un ejercicio académico de primer orden. La posibilidad de verse de frente, de discutir cara a cara, de exponer, breve, pero documentada y argumentadamente, los grandes temas de nuestra Alma Mater, merece un espacio público animado, masivo y colaborativo. No todos los días vicerrectores, jefes de unidades de la administración central, investigadores, líderes sindicales o miembros de la Mane, se ponen en el mismo plano: el de la polis, el del debate, el del respetuoso intercambio de las diferencias. Se sientan en la misma mesa sin otro interés de compartir y diferir sobre el presupuesto, sobre las políticas de bienestar, sobre la docencia y la investigación, sobre la democracia universitaria, sobre la vida laboral en el campus. Pretendemos con estas actividades enfatizar en la necesidad de hacer formación ciudadana dentro de la Universidad, de contribuir a la formación de sujetos de derecho, de incentivar el interés y la preocupación por lo que pasa en la institución, que no es exclusivamente del resorte de sus juntas directivas, representantes y colectivos sino de todas las personas que decimos pertenecer a la Universidad y con mayor razón a la universidad pública.

La democracia es un ejercicio, fundamentalmente, de participación activa en las decisiones que más nos comprometen como ciudadanos.

La democracia es un ejercicio, fundamentalmente, de participación activa en las decisiones que más nos comprometen como ciudadanos. La indiferencia o la misma incredulidad de todos los modos de participación, de acción y de representación conducen no pocas veces a la histeria autoritaria. La frase tan común entre nosotros: “no sé nada de política y no me meto en ello” es expresión de un deseo reprimido. La política nos compete porque simplemente las decisiones políticas nos afectan, de un modo u otro, más tarde o más temprano. La indiferencia hacia la política alimenta el autoritarismo. La creciente privatización del sujeto político y social es una fuente de egoísmo, de cinismo, de fantaseo estéril. Por eso deseamos que los diferentes actores o agentes de la vida universitaria se confronten, desnuden sus intereses, demanden sus derechos y repliquen públicamente. No deseamos que tras los debates se armonicen o aplacen, soterradamente, los conflictos. Pero sí creemos que en este tipo de encuentros regulares de los estamentos universitarios, como una especie de democracia participativa directa, se sientan los criterios para una buena administración, o al menos, una menos mala. No siempre lo malo es lo peor y no pocas veces la advertencia sobre lo malo de la administración por los administrados se califica de terrorismo. Discutir una norma, discutir una decisión, discutir una 61


política, discutir el sentido y alcance de una contratación, es siempre incómodo y fastidioso para quien dicta la norma, impone la decisión, traza la política o firma el contrato. Pero discutirlos es el derecho y más bien el deber de la inteligencia universitaria.

No todos los días vicerrectores, jefes de unidades de la administración central, investigadores, líderes sindicales o miembros de la Mane, se ponen en el mismo plano: el de la polis, el del debate, el del respetuoso intercambio de las diferencias. Se sientan en la misma mesa sin otro interés de compartir y diferir sobre el presupuesto, sobre las políticas de bienestar, sobre la docencia y la investigación, sobre la democracia universitaria, sobre la vida laboral en el campus.

Mandar es muy bueno, y mandar sin oposición es un ideal para quien manda. Administrar tiene sus méritos, pero ellos serán más ponderados si observan las diferencias, si respetan a los administrados. Entre quien manda y quien es mandado siempre hay un abismo de desconfianza mutua. Pero ese abismo puede ser más o menos hondo, menos traumático si de debilita al mandón o se impone el rebelde. Resulta inhumano pensar, como fantasea quien manda, que además de disfrutar los privilegios que colma toda vanidad al mandar, se sume el ideal de que no haya sujetos morales en medio de los mandados. El sujeto político es quien participa, quien se reconoce en los derechos y quien desea poner en concordancia la norma, la decisión, la política y el contrato, con la libertad íntima de su conciencia. ¿Dónde concluye el ámbito coercitivo de la norma y dónde empieza el placer de la libertad individual como postulado de la democracia moderna? No sabemos exactamente. Pero en general, para nosotros, nos ha resultado casi imposible, prácticamente imposible, hacer la concordancia política. La democracia universitaria es un asunto muy complejo. Nadie puede tener el último, pero tampoco el primer criterio decisivo de lo que debe ser ella. Tal vez tengamos experiencias, vivencias, opiniones, imágenes de la vida en la Universidad y de lo que ella significa. La rutina, la necesidad, el salario, la resignación dictan una cosa. Otra, la fuerza de la voluntad que se impulsa hacia el ideal de lo mejor para esa comunidad. Pero sobre todo la convicción de que ese ideal es meta común, disfrute en la imponderable condición de ser universitarios. Podemos ser calificados de ilusos con estos encuentros multiestamentarios. Podemos incluso ser calificados de peor manera. Mas el riesgo de estos calificativos no nos imposibilita declinar en estas tareas. Tiempo llegará en que las cosas podrán ser mejores, pero es previsible que sean peores. Entre tanto, confiamos en estas alternativas, en estos encuentros.

A todos nos preocupa la Universidad Necesitamos ganar mayor voluntad política para ese proceso que apenas se inicia, despertar el interés de todas las personas, no solamente de los responsables directos y transitorios. La forma de tramitar las diferencias que se ha venido afianzando en la institución debe ser superada; por eso el llamado a las directivas a cambiar de rumbo. No estar de acuerdo, no compartir la opinión, o tener diferencias no se puede traducir ni reducir a la lógica amigo-enemigo, ni tampoco al apoyo incondicional a las directivas de forma sumisa e ingenua. Queremos recuperar gobernabilidad, garantizada justamente por los debates, la generación de sentido colectivo y la ventilación de las diferentes perspectivas de lo mismo que nos aqueja, nos preocupa que la rutina, los tiempos repletos y el desinterés ganen terreno en esta que es nuestra casa. Vamos a seguir trabajando y nos preparamos para la tercera jornada y las que sean necesarias porque la Universidad tiene querien-

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II Jornadas Políticas Multiestamentarias de la UdeA

tes, sus estamentos estamos activos, articulados y dispuestos a proponer, denunciar, reclamar y exigir por ella. Invitamos a toda la comunidad universitaria a que nos cuente lo que molesta, afecta o pasa de manera individual o colectiva en la institución, que se manifieste, que verbalice, escriba y exprese su sentir en todos los ámbitos de la vida universitaria, queremos tomarle el pulso a la institución y mostrar que está más viva que nunca.

Salud La Universidad está amparada para proveer su propio sistema de salud por acuerdo nacional que crea regímenes especiales para el sector educativo,

justicia, policía, Ecopetrol, entre otras. La IPS Universitaria se crea para la Universidad y el programa de salud la articula a las necesidades de la comunidad universitaria, profesores, trabajadores, jubilados y sus familias tienen acceso a la atención. Sin embargo, las características del sistema se particularizan por la población que atiende, población adulta y adulta mayor con edad promedio que supera los 45 años y hace al sistema costoso, no rentable en términos económicos, y de alta inversión por los problemas de salud que la población beneficiaria del programa presenta. Este aspecto pone el acento en la viabilidad financiera del programa a mediano plazo. Actualmente la junta del programa de salud no tiene reglamento interno, el crecimiento de la IPS y

Desarrollo de las Jornadas El día miércoles 10 de octubre de 2012, tuvo lugar durante todo el día la siguiente programación: ¿QUÉ PASA EN LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA? Teatro Universitario Camilo Torres Restrepo TEMA

PONENTE ADMINISTRACIÓN

IPS UNIVERSITADirectora del Programa RIA Y PROGRAde Salud MA DE SALUD PENSIONES Y SUBROGACION

Oficina Jurídica

INVITADO ACADÉMICO Y Estamentos

PONENTE RELATORIA COORDINADORA COORDINADORA ESTUDIANTIL ESTUDIANTIL

Profesora Astrid Vallejo, profesora Silvia Henao, Pedro Pablo Restrepo, Apenjudea, SintraUnicol

Comunidad 32

Oficina de asuntos estudiantiles de Ingeniería – OFAEIN -

Profesor Carlos Ballesteros, Profesor Efraín Oviedo, Diego Cañarte, Apenjudea, Pedro Pablo Restrepo, Carlos Cañas, Sintraunicol

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Oficina Estudiantil de Ciencias Económicas

ESTABILIDAD LABORAL

Talento Humano

Profesor Carlos Ballesteros, Profesor Villada Aprocátedra, Profesor Antonio, Sintraunicol, Jorge Iván

Colectivo Despertar - FEU

Colectivo Estudiantil Nuevo Mundo

PRESUPUESTO UNIVERSITARIO

Departamento Financiero

Profesor Mauricio Alviar, Profesor Jorge Aristizábal, Apenjudea, Sintraunicol

OCE

OCE

BIENESTAR UNIVERSITARIO

Directora Bienestar Universitario

Profesora Martha Valderrama, Profesora Flor Ángela Tobón, Apenjudea, Heriberto Zambrano, Sintraunicol, Aprojudea

FUN-Comisiones y OFAEIN

Proceso Nacional Identidad Estudiantil

DEMOCRACIA Y PARTICIPACION

Vicerrector General

Proceso Nacional Profesor Juan Guillermo Gómez, ApenjuIdentidad Estudiantil – dea, Carlos Cañas, Sintraunicol ACEU -OCE

FUN-Comisiones

Se cumplió con la metodología establecida para la presentación de la temática, los estamentos hicieron sus respectivas intervenciones de las cuales resaltamos algunos apartes para ilustración de los lectores de este informe. 63


la falta de una veeduría adecuada a ese crecimiento, muestra la necesidad de atender su crecimiento que haga seguimiento al uso de los dineros públicos destinados a la atención de su población. A su vez se llama la atención en las incomodidades e inconvenientes como los tiempos de espera y las barreras de acceso a la atención especializada por el trato a las personas no ponderado por su necesidad y la prioridad del médico tratante. Se suma a ello los métodos de uso de las tecnologías de la información para la asignación de atenciones especializadas oportunas y pertinentes. Las barreras de acceso a medicamentos y a tratamientos llegan a congestionar el costo de oportunidad de las gestiones de los beneficiarios del programa por parte de la Universidad. Se pone en tela de juicio el manejo de los recursos que de la Universidad se transfieren directamente a la IPS Universitaria y la manera y disponibilidad de ésta al cumplir sus funciones priorizando a la población universitaria. La separación del programa de salud de la institución y el funcionamiento de la IPS no es del todo clara y la percepción de que los recursos de la universidad se destinan a acumular deudas, mientras la IPS acumula ganancias queda planteada en la presentación. Sin duda, estamos frente a un sistema que trata la enfermedad y la dolencia. No hay una política en la promoción de la salud y el bienestar. Lejos de prevenir el daño, educar para el buen vivir, el sistema recarga los costos y actúa de manera tardía. De este modo se dilatan o difieren los problemas derivados de las formas de vivir y trabajar en la institución. La recarga laboral, con saturación de tareas, con tensión y estrés por las condiciones de seguridad laboral y convivencia en el campus, por la anormalidad académica y los desalojos, por el hacinamiento y la falta de espacios de estudio y de reunión, constituyen factores de riesgo y de deterioro de sus trabajadores.

Preguntas emergentes en salud La Asociación de Padres y Madres de Familia de la Universidad de Antioquia propone que se estudie la posibilidad de incluir de forma obligatoria el deporte en el currículo académico, incluso como mecanismo de control y prevención de la drogadicción. De acuerdo con el informe de la administración, 64

el sistema de salud tiene graves problemas de financiamiento dado que las cotizaciones no alcanzan a sufragar los gastos y por eso el programa puede desaparecer. En este sentido se hace forzoso preguntar: ¿Qué piensa hacer la administración al respecto? ¿Es verdad que el programa de salud aporta o no 1.5% al Fosyga? ¿Los recursos de promoción y prevención para jubilados salen del presupuesto que maneja la junta administradora del programa de salud? ¿Por qué razón los estudiantes no cuentan con ningún tipo de servicio, ni están incluidos en el sistema de salud universitario? ¿A dónde van los aportes en salud que son deducidos a los subrogados? ¿Por qué las urgencias universitarias son tan lentas? ¿Contamos con ambulancias en los casos de emergencia en salud dentro de la Universidad?

Pensiones y subrogación Se parte de la presentación de la dirección universitaria en la cual se plantea que la Universidad reconoce las pensiones completas de trabajadores y profesorado hasta el 31 de diciembre de 1996 de acuerdo con el Decreto 2337 de 1997. La subrogación que es un ajuste al reconocimiento de todos los salarios devengados, incluyendo las primas, por cada persona en los últimos diez años de trabajo, implica que la Universidad reconozca 3.5 mesadas que el Seguro Social, al asumir el pago de las jubilaciones, no reconoce. El Seguro Social solo reconoce 12.5 mesadas como constitutivas de salario. Esa diferencia, 3.5 salarios, se cubre mediante Resolución Rectoral 12094 de 1999 y se refiere en concreto al artículo 36 de la Ley 100 de 1993. También al respeto cabe formular el siguiente interrogante: ¿Por qué asumió la Universidad el pago temporal? Para evitar que los beneficiarios del artículo 36 de la Ley 100 se vieran afectados por la decisión del Seguro Social de no incluir esas primas. El representante profesoral Efraín Oviedo plantea la pregunta: ¿Cuál es el problema de la Ley 100 de 1993? Él mismo responde: Esta ley rompe el sistema de pensiones de los empleados públicos, pues pauperiza las pensiones de los trabajadores públicos, aumenta las edades de pensión y por tanto obliga entrar a una gran cantidad de pensionados a la ley de transición. La ley de transición asumida por la rectoría abusó de la interpretación de la Ley 100 y pasó


II Jornadas Políticas Multiestamentarias de la UdeA

por encima de los trabajadores y el profesorado pensionado. La Universidad está incumpliendo con el Decreto 12094 que ellos mismos habían creado sin que hubiese un fallo judicial de por medio. La sentencia de la Corte Constitucional 174 de 2004 dice que no es de su competencia, pero el Consejo de Estado en su sentencia 10 de 1996 entra en contradicción con las otras cortes. ¿Se encuentra la Universidad en la obligación de pagar la subrogación? La respuesta del Consejo de Estado es que sí. La subrogación es el pago temporal hasta que el Seguro Social (hoy Colpensiones) lo reconozca; el problema es con el empleador, la Universidad. Dice el investigador invitado Carlos Ballesteros, si se cumpliera la Constitución no habría problema en estos momentos con la subrogación. Existen al menos tres posturas, la de la Universidad, la del Consejo de Estado y la de la Corte Suprema de Justicia. La más favorable es la del Consejo de Estado y según la Constitución esta postura es la que se debería tomar porque es la más favorable para el empleado. Aunque se den cinco sentencias en el mismo sentido, con el nuevo Código Contencioso Administrativo, una sentencia de unificación es obligatoria para todos los operadores jurídicos. La Universidad está obligada a acoger la tesis más acorde a la Constitución. El representante de los jubilados añade que en el año 2000 la administración de Jaime Restrepo Cuartas demanda a un grupo de empleados en la cual se desconocen sentencias previas. En el 2010 la administración intenta hacer que un grupo de trabajadores renuncien a la mal llamada subrogación. Con la sentencia de subrogación del 4 de agosto de 2010 se les reconoce derechos a los empleados. El representante de los profesores jubilados dice que las primas es un incentivo para trabajar en la Universidad. Lo que se les iba a dar a los subrogados es el 10% y es algo que se debe mantener. Llama la atención el profesor al señalar que las pensiones están condenadas a reducirse porque solo se les aumentan con IPC. Con este problema de la subrogación, la administración está condenando a los jubilados a la precariedad

La congelación de la planta de cargos ha fomentado la creación y adquisición de figuras de contratación que solo redunda en la precarización de los trabajadores, la tercerización y la sobreexplotación laboral con la consecuente vulneración de derechos.

Para la funcionaria de la Universidad, Diana María Granada Contreras, esta discusión está mal enfocada pues la institución no desconoce ninguna de las sentencias; que la Universidad no es la que tiene que hacer ese pago ni tampoco el Seguro Social. La Universidad no puede asumir pensiones, el asunto es que la Ley 100 le otorga esa obligación a los fondos de pensiones. Es el Seguro Social quien tiene que pagar la subrogación. La Universidad la empezó a pagar de buena gente. La Universidad no puede seguir pagando el Decreto 12094 porque las sentencias y la ley no se lo permiten. Es una problemática que tienen los jubilados desde el momento en que fueron declarados empleados oficiales y a los cuales todavía no se les ha resuelto su condición jurídica. Siendo inexequible el Decreto 80 del 80, pues este decreto solo podría aplicarse a las universidades nacionales, no aplicable para instituciones departamentales. Problemática de interpretación de la ley. 65


Queda entonces abierto el debate con las siguientes preguntas: ¿Qué va a pasar con las demandas de los pensionados? ¿Por qué la universidad de Antioquia desacató la sentencia del tribunal administrativo y de la Corte Suprema de Justicia para sustraer hasta el 48% de las pensiones a ex trabajadores y jubilados? El investigador invitado hace las siguientes precisiones: el 16 de febrero de 1999 salió la sentencia de unificación del Consejo de Estado sobre el pago de la subrogación por parte de la Universidad a sus jubilados. La ley de cesantías 50%-50% en curso en el Congreso busca modificar el régimen de cesantías, ya que el gobierno quiere privatizar las cesantías al darle espacio al sector financiero en su manejo y administración.

Los problemas de bienestar frente a los estudiantes de bajos recursos no sólo es solventar la matrícula, sino, principalmente garantizar su permanencia en la Universidad.

La funcionaria de la Universidad dice que la Universidad acompañará a todos los pensionados con procesos pendientes en Colpensiones. Aclara que hay varias decisiones judiciales en las que se dice que la Universidad tiene la competencia para decidir sobre su planta de empleados; pone de conocimiento que el decreto 80 del 80 está demandado.

Estabilidad laboral La Universidad de Antioquia ha crecido en los últimos quince años más allá de sus posibilidades, triplicando población estudiantil, aumentando cupos, programas de pre y posgrado y desarrollando nuevos proyectos de investigación y extensión, así como de cooperación. Para sostener ese crecimiento la figura del profesor de cátedra se vio incrementada de forma considerable respecto del profesorado vinculado. La funcionaria encargada del tema de estabilidad laboral, Sandra Patricia Álvarez Moreno, lee y presenta la sentencia C-170 de 1997 que explica el principio de estabilidad laboral al cual se debe la Universidad. El investigador invitado, el profesor Carlos Ballesteros comenta que en 1968 se aprueba un decreto de estabilidad laboral. El artículo 53 de la Carta Constitucional de 1991 lo ratificó. La sentencia T-614 de 1999 vuelve sobre el asunto en el cual se plantea el derecho a la estabilidad. Vale la pena aclarar que existe una evidente contradicción entre esta estabilidad de la norma y las nóminas paralelas que hoy tiene la Universidad; estas impiden la estabilidad laboral. Todos los prestadores de servicios trabajan más que los trabajadores formales y no se les reconoce absolutamente ninguna prerrogativa de las que se les reconoce a los empleados. También los empleados formales no cumplen tampoco con la estabilidad laboral, de allí que reconoce la falla donde todos los estamentos no han interiorizado la Constitución. El representante de los profesores de cátedra asume que la estabilidad laboral es para los profesores vinculados; los profesores de cátedra no pueden ni soñar con la estabilidad laboral. Cuando la Ley 30 de 1992 obliga a las universidades a aumentar la cobertura lo hace aumentando la cantidad de profesores de cátedra, incide directamente

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II Jornadas Políticas Multiestamentarias de la UdeA

en la calidad y en la estabilidad del gremio profesoral. En 2005 las universidades contaban con más del 66% de profesores de cátedra en pregrado. El eje misional de la docencia en la Universidad de Antioquia se ha descargado sobre el profesorado de cátedra, que no son otra cosa más que trabajadores temporales, obreros de la cátedra aunque no son estrictamente contratistas, son más bien servidores públicos tercerizados, toda vez que las políticas neoliberales precarizan la actividad profesoral y recaen en este segmento del profesorado que está creciendo y afianzando en la institución en precarias condiciones. Para el profesor invitado Fernando Villada, además de las nóminas paralelas y del crecimiento de los profesores de cátedra, hay que tener en cuenta la pérdida del poder adquisitivo; si se trabaja por dignificar la actividad docente, a parte de la contratación, hay que analizar los tres proyectos que actualmente cursan en el Congreso: la ley de cesantías, que privatiza las cesantías, la reforma tributaria y la nueva ley de trabajo. La reforma tributaria busca bajar los parafiscales, bajar los impuestos de las empresas, bajar el precio de la gasolina y la reformulación del IVA, además de un cambio en la declaración de renta que puede afectar el pago de impuestos por parte del profesorado de acuerdo con su tipo de vinculación y al salario devengado. Aunque sea de planta esta reglamentación terminará afectando la estabilidad laboral del profesorado. Por parte de los trabajadores de la Universidad se manifestó decepción respecto a la carrera administrativa porque conduce a la inestabilidad laboral en la Universidad de Antioquia. La Universidad de Antioquia cuenta con varias nóminas paralelas: la nómina de vigilancia que cuesta por 65 vigilantes las 24 horas más de 10.000 millones de pesos al año. La nómina paralela del aseo. Hoy los trabajadores administrativos de libre nombramiento y remoción son 194 y los supernumerarios los convirtieron en temporales. Hoy la Universidad tiene más de 500 trabajadores temporales. Esta es una manera de explotarlos pues los dejan eternamente como temporales. De los 3000 y más empleados administrativos poco más de 2000 está en inestabilidad laboral. Buena parte de las nóminas las provee el CIS que irónicamente reporta utilidades de varios miles de millones

al año derivados de la tercerización y precarización de los trabajadores universitarios. Para los trabajadores jubilados la estabilidad laboral es una problemática que viene de arriba hacia abajo. La Ley 30 es la que genera la inestabilidad laboral y la Universidad de Antioquia acoge esto en su estatuto general. Existe en la Universidad la tercerización mediante cooperativas de trabajo asociado. Queda claro que estabilidad no es igual a tener un contrato de planta. También que el talento humano es tan importante en la Universidad que los administradores deberían ser capaces de administrar el servicio dentro de las garantías de ley y para eso deben tener educación ciudadana. Por otro lado, es muy importante mejorar las relaciones interpersonales al interior de la institución, la administración debe dejar de hacer de oídos sordos, es necesario mejorar la interacción entre administrados y administradores. Para la funcionaria de la Universidad, Sandra Patricia Álvarez Moreno, la voluntad de la institución es mejorar. El tema de los provisionales preocupa a la administración. Lo que se pretende es que puedan participar los provisionales del concurso de méritos internos y que si no pasan que puedan estar en otro tipo de vinculación en la Universidad. Se le dará aplicación al Acuerdo Superior 230. Respecto de los docentes de cátedra, la administración está revisando sus condiciones, pero igual ellos tienen ya algunas consideraciones. El investigador invitado, el profesor Carlos Ballesteros, recuerda que la Constitución Nacional todavía vigente obliga a tener permanente una concertación laboral. Debe haber voluntad política para concertar dentro de la Universidad, toda vez que esta debe participar en la construcción de sociedad y no se puede limitar a cumplir la ley. El tema presupuestal es importante, pero esto lo puede hacer la administración con el gobierno nacional. La autonomía depende directamente de la relación con el presupuesto. La congelación de la planta de cargos ha fomentado la creación y adquisición de figuras de contratación que solo redunda en la precarización de los trabajadores, la tercerización y la sobreexplotación laboral con la consecuente vulneración de derechos. Los efectos de la Ley 30 en materia de contratación afecta tremendamente la planta profesoral, 67


que no escapa de esta crisis; para la fecha supera el 75% en los contratos de cátedra. El profesor de cátedra es el grupo más afectado de la provisionalidad y la informalidad. Tenemos facultades con el 90% del profesorado contratado por cátedra: Artes, Derecho, Educación. Necesitamos buscar políticas que resuelvan el tema de precariedad laboral a nivel profesoral y administrativo, con la vinculación de profesores de planta, y la aplicación de la sentencia 614 de 1999, además del estudio del estatuto de la carrera administrativa propia. En la actualidad la exigencia a mayor cobertura ha hecho que tengamos mayor contratación de cátedra y detrimento de la calidad de la educación.

Preguntas ¿Qué respeto existe realmente frente a la estabilidad laboral, si a las y los docentes ocasionales se les puede terminar el contrato cuando el jefe decida, por más que tenga una buena evaluación? ¿Nos preocupa la aplicación del concurso con los compañeros provisionales debido a que es abierto y perderán la antigüedad? ¿Cómo se les va a reconocer dicha antigüedad? ¿Qué relación tienen las políticas laborales de la Universidad con su función misional? ¿Qué está haciendo la administración de la Universidad para acabar con las nóminas paralelas? ¿Consideran ustedes que una universidad pública como la UdeA podrá comprometerse a políticas públicas que resuelvan el tema de la precariedad laboral de los profesores de cátedra? La funcionaria de la Universidad afirma que para poder dar por terminados los contratos ocasionales, hay que hacerlo dentro de lo que establezca el contrato y se debe seguir el debido proceso. Con respecto a las nóminas paralelas, se está llevando a cabo un estudio en el cual se verá cuáles empleos son parte de los ejes misionales de la institución los que no lo sean seguirán siendo tercerizados. Recuerda que no es el sector privado quien define las políticas de contratación.

Presupuesto universitario La Universidad de Antioquia como universidad pública se sostiene desde cuatro fondos; el funcionario encargado del manejo financiero de la institución explica el marco normativo vigente para la 68

Universidad en materia financiera, iniciando por la Ley 30 de 1992, el desarrollo del estatuto presupuestal, el Acuerdo Superior 350 de 2007 que define el Estatuto financiero vigente, mediante la división de cuatro fondos: Fondos Generales (funcionamiento básico), Fondos Especiales (nóminas, materiales, suministros, publicaciones, (transferencias), el Fondo de Seguridad Social (seguridad social, salud, pensiones), el Fondo de Bienestar (deportes, alimentación, transporte, recreación, atención a población adulta mayor). Explica que los fondos generales son inamovibles y advierte que con la Ley 100 se crea un fondo especial para el manejo de salud y pensiones. El investigador invitado, el profesor Mauricio Alviar, señala que la división de fondos es clara y que no se deben confundir unos con otros. Es importante que cada uno de los estamentos de la comunidad universitaria lo tenga claro y conozca su funcionamiento. El presupuesto es necesario y muestra una forma útil de manejar los recursos y los ingresos de la Institución, sin embargo habría que preguntarse, ¿cómo se está financiando el déficit que tiene hoy la Universidad? ¿Qué préstamos estamos haciendo con las entidades bancarias para su manejo? ¿Hacia dónde apunta la aplicación del presupuesto? ¿Por qué la EPS es una deuda que debe asumir la Universidad? La comunidad universitaria debe poder saber cómo se financia la Universidad. El vocero del profesorado, el profesor Jorge Aristizábal, muestra que el presupuesto para las universidades colombianas comparado con las inversiones que se hacen a nivel mundial en educación es insuficiente. En nuestro país, los gastos en salud y educación están muy por debajo de los países industrializados en base al PIB, predomina la mayor inversión en guerra y defensa, tiene prioridad la deuda pública y la Universidad de Antioquia ha terminado autofinanciando su funcionamiento por encima del 60% anual, lo cual atenta contra la excelencia académica y vulnera a la institución. La vocera del estudiantado presenta la situación nacional con las locomotoras para la “Prosperidad para la educación”, denuncia el relego de la responsabilidad del Estado para el financiamiento de las universidades, el Estado colombiano solamente destina el 0.46 del PIB a la educación superior. La inversión mínima para los estudiantes, con un incremento en el presupuesto de la educación por parte del Ministerio de Educación de tan solo el 1.3%,


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lo cual obliga a la venta de servicios para suplir el déficit presupuestal por la vía de los centros de extensión y complica la inversión a servicios estudiantiles importantes como la práctica deportiva, las prácticas académicas estudiantiles y la vinculación de los monitores auxiliares. Los trabajadores jubilados afirman que los fondos de salud y pensiones sí se pueden troncar en la Universidad y eso se ha dado, incluso tomando riesgos con multas que ha asumido la Universidad por incumplir las normas vigentes. El fondo de bienestar que posee un presupuesto específico se confunde con la Dirección de Bienestar Universitario. Frente a las preguntas planteadas por las presentaciones de los diferentes estamentos se hacen las siguientes aclaraciones: Aclara el directivo, Fred Danilo Palacio Villa sobre los fondos: estamos de acuerdo en que los recursos son necesarios para el sostenimiento de la Universidad. El fondo de bienestar universitario genera unos excedentes, fue creado con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los afiliados. Luego se cambia la metodología en entregar el dinero y compensar. Sobre los recursos de ahorro constante, de rendición anticipada, se están pagando las clínicas con los arrendamientos de las mismas clínicas. Lo de las cajas de compensación no es asunto solo de la sumatoria de gastos, es un asunto integral del bienestar universitario. No todos los gastos de la Universidad pueden ser generalizados, se deben realizar las claridades sobre los rubros que se destinan a cada actividad de la Universidad. Para el investigador invitado, el profesor Mauricio Alviar, hay que poner cuidado a la hora de sumar los presupuestos de los fondos, ya que cada uno es diferente, separar los cuatros fondos y entender las dinámicas de cada uno de ellos.

Hay una incompatibilidad entre el sentido de la vida universitaria y los modos en que se controla y perpetúa el poder. Por esta razón el debate por la democracia en la Universidad concita la mayor atención.

El vocero profesoral, Jorge Aristizábal, aclara que muchas normas se ha inventado la Universidad de Antioquia para evadir las leyes. Los aportes son excedentes del capital. La Universidad dejo de poner, solo aporta intereses. Los trabajadores jubilados afirman que no es cierta la interpretación de la norma; la Universidad sí está obligada a cumplir con las cajas de compensación familiar; de ello se deriva la multa la Universidad. Preocupa a la mesa la forma como se va a sumir el déficit acumulado de la Universidad a la fecha y el volumen de deuda porque los ingresos claramente están restringidos con su destinación específica.

Bienestar universitario Si se quiere la mesa más concurrida de la Jornada y la qué más participación generó. El bienestar universitario es un área de desarrollo fundamental de la Universidad y su cobertura puede ser quizás el aspecto más delicado frente al crecimiento de la población universitaria en su conjunto; la organización y funcionamiento de esta área está condicionada por los recursos captados en el fondo especial para la materia. La dirección de Bienestar hace una presentación de la misma, acla69


rando que es un sistema de bienestar universitario, no una dependencia, que tiene fines establecidos, ya que se tiende a ver el bienestar como un campo de acción con límites. Cada uno de los miembros de la institución es corresponsable de su propio bienestar y los principios que lo orientan van de la mano con el eje misional de la Universidad. La investigadora invitada, la profesora Marta Valderrama, afirma que el bienestar universitario debe ser considerado como un derecho de todos los estamentos, todos debemos tener acceso a dicho derecho. La posibilidad del bienestar, es una posibilidad que debe estar disponible en todos los estamentos. El bienestar universitario no ha avanzado en la reflexión académica desde la década del setenta, aun cuando en la Universidad hay expertos alrededor de dicho tema.

No cabe duda de que la universidad, sobre todo en los últimos doscientos años, ha jugado un papel determinante en la consolidación del sistema capitalista gracias a los conocimientos científicos.

Hoy, bienestar universitario es un derecho que no está llegando a todos los grupos poblacionales y es un problema de concepción del bienestar en la Universidad, cuando debe ser un asunto de obligatoriedad para todas las instituciones de educación superior. Se pueden mencionar varios elementos críticos e incluso identificados por la misma Universidad con relación a las condiciones actuales de bienestar: Insuficiencia de recursos propios para orientarlos al bienestar de la Universidad. Sin embargo, no se tiene una lectura clara de las necesidades de los estamentos. El plan de desarrollo de la Universidad habla sobre los bajos estímulos. Por esto, el bienestar no logra acercarse a la realidad actual de la Universidad. Los problemas de bienestar frente a los estudiantes de bajos recursos no sólo es solventar la matrícula, sino, principalmente garantizar su permanencia en la Universidad; frente a ella la Universidad no tiene una solución o una respuesta, permaneciendo la visión asistencialista del bienestar. Bienestar en las sedes regionales es reducido, las personas que orientan dichos programas no están formadas para hacerlo y se ven limitadas en sus funciones. No hay condiciones ambientales adecuadas para la labor docente e investigativa, ni ambientes de aprendizaje, se desconocen los programas y servicios, así como las opciones reales para los grupos minoritarios de la Universidad que son claramente insuficientes. La vocera del profesorado, la profesora Flor Ángela Tobón, dice que frente a la responsabilidad social de la Universidad con sus estamentos no se evidencian procesos continuos frente a los programas de bienestar; puede ser que no se llevan a la práctica y si se llevan, no están puntualizando en los problemas críticos de la Universidad, el hacinamiento es uno de ellos, el consumo de sustancias psicoactivas, la salud y el deporte poco atendidos; estos problemas trascienden al campus universitario. El factor humano, la convivencia y las relaciones interpersonales que son parte del bienestar universitario se han descuidado, los procesos disciplinarios en aumento son un reflejo de ello, la falta de comunicación y el debido proceso en el manejo de los conflictos internos de la institución entre directivos y trabajado-

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res y directivos y profesorado. Es evidente que el bienestar Universitario en la universidad no logra ser sistémico y no incorpora a la totalidad de los estamentos para su adecuada atención. Para los profesores jubilados hay un vacío dentro de la responsabilidad, la fluidez de información, entre los estamentos y la administración, en materia de bienestar universitario. No está claro el sentido de corresponsabilidad entre los estamentos y la dirección y administración de los fondos en la materia, especialmente, la administración del fondo de bienestar universitario, pese al alto número de afiliados. Para las inquietudes de los estamentos, la investigadora invitada profesora Martha Valderrama, aclara que bienestar no responde totalmente a las necesidades que tiene la Universidad, ya que la institución se ha triplicado en los diversos estamentos. Es por eso que se está mirando con diversas instancias en avanzar en programas y constituir los servicios que abarquen más población. Sin embargo, los recursos no son suficientes. Bienestar tiene un amplio desconocimiento de la realidad de las necesidades de los estamentos, no puede seguir funcionando como un ente administrativo si no logra ese diálogo y acercamiento a las realidades y necesidades de la Universidad. El sistema de bienestar universitario debe ser repensado completamente. El funcionario encargado, Fred Danilo Palacio Villa, aclara que para estudiantes madres y padres, embarazadas o con hijos pequeños, la Universidad, por ley, no puede destinar recursos al cuidado de los hijos de los estudiantes. Por otro lado, hay evidencia objetiva, que demuestra que los precios de las cafeterías no son más altos que el mercado externo. Por el contrario son más bajos. Bienestar se compromete a interlocutar con las empresas de seguridad para dignificar las condiciones de los vigilantes de las empresas privadas de seguridad. Se reitera para terminar que el bienestar universitario fue creado para mejorar la calidad de vida a los estamentos y sus familias; actualmente ofrece 56 programas a la comunidad universitaria; sin embargo, la oferta no cubre la demanda, no cumplen con la cobertura y la calidad necesaria para los usuarios, no cubre al grupo familiar que no alcanza a disfrutar de los beneficios que suplan las necesidades de educación, recreación y cultura que posiblemente daría

una caja de compensación familiar. La institución posee espacios deportivos pero no recreativos. Los programas ofrecidos a los estudiantes llegan solamente a un 10% de la población. No tiene la claridad si es una instancia administrativa o académica. Solo tiene el 2% del presupuesto general de la Universidad. En los fondos de bienestar universitario, donde los afiliados de más de 70 años de edad tienen restringido el acceso a los créditos, situación que debe ser estudiada para todos los jubilados de la Universidad.

Preguntas Evidentemente fue uno de los temas más debatidos de la jornada que refleja claramente la preocupación y sensibilidad que suscita entre los estamentos, muestra de ello son las siguientes preguntas: Por Ley 30 se es autónomo para afiliar a los servidores universitarios a las cajas de compensación. Dice la ley que bienestar universitario debe ser “bienestar integral”. ¿Qué similitud tiene con una caja de compensación? Todas las universidades públicas tienen el sistema de bienestar universitario y están afiliadas a ASCUN y por su autonomía decidieron afiliar además a sus servidores y jubilados a las cajas de compensación familiar. La Universidad de Antioquia actualmente elude esta obligación. ¿Se compromete la institución y la dirección de Bienestar a promocionar la afiliación del personal a las cajas de compensación? ¿Tiene la Universidad de Antioquia el presupuesto necesario para diseñar e implementar políticas públicas de bienestar universales, esto es, para todo el conjunto de la población de la Universidad? ¿La Universidad cuánto cubre mensual o semestral por concepto de aporte social por todos los afiliados al Fondo de Bienestar Universitario? ¿La Universidad en calidad de un afiliado más al Fondo de Bienestar Universitario cuánto recibe en promedio cada semestre por parte del Fondo en el marco de las utilidades en cifras concretas? Según el Acuerdo Superior 01 de 1994 (Estatuto General de la Universidad), artículo 107: La Universidad destina “por lo menos”, el 2% de su presupuesto de funcionamiento para atender los programas de bienestar universitario. ¿Cuánto es el presupuesto de funcionamiento de la Universidad de Antioquia para el 2012 y cuánto fue la cifra en pesos que se destinó para bienestar universitario para este año? 71


Bienestar solo tiene espacios deportivos, ¿qué se ha hecho por las (los) estudiantes madres y padres de la Universidad de Antioquia para su bienestar biopsicosocial y su permanencia en la institución ¿ ¿Y qué en el proceso académico? Las políticas de minorías en materia de bienestar se perciben rezagadas, tanto como los problemas de permanencia de esta población. Se plantean inquietudes frente a las gestiones y/o proyectos que están avanzando desde el administrativo para el aumento en la cobertura del restaurante estudiantil y el servicio de salud en ciudad universitaria. ¿Cómo asegurar la obligatoriedad de los programas de responsabilidad social, que no continúen como elementos aislados o como mecanismos de financiación externa? Si PROSA es un programa de bienestar, ¿Por qué los participantes de este tienen que pagar? Con el tamaño de la población universitaria en su conjunto, ¿Cómo pensar Bienestar Universitario como eje estructural de la universidad pública no como un eje complementario? De hecho bienestar se extiende a toda la población; ¿Cómo garantizar su alcance efectivo?

Aportes a propósito de bienestar universitario En la Universidad hay grupos académicos en diferentes temáticas ¿cómo vincular estos grupos en la reflexión y construcciones teóricas y metodológicas? Podría la institución constituirse en un laboratorio de proyectos e investigaciones para sí misma. Deben identificarse áreas prioritarias de investigación al interior de la Universidad de Antioquia y los grupos de investigación, los cursos de pregrado y posgrado pueden hacer investigaciones y prácticas en materia de bienestar. A manera de ejemplo, para suplir la ausencia de guardería infantil para estudiantes, trabajadores, empleados y profesorado, los estudiantes de educación y de educación especial hagan sus prácticas y así sucesivamente cada dependencia. La Universidad está desdibujando su función social en materia de bienestar por el rezago que tiene con sus programas y coberturas. Sobre el programa de tutorías para estudiantes del que habló Bienestar Universitario se aclara que no es solo responsabilidad de los profesores, también es de los estudiantes. Si hay estudiantes que pagan horas, ¿por qué no articularlos en programas y proyectos de desarrollo social al interior de la Universidad de Antioquia? ellos son un recurso altamente calificado. 72

Democracia y participación La reciente reelección del rector Alberto Uribe Correa, por tercera vez consecutiva, ha generado preocupación e inconformismo por amplios sectores de la comunidad universitaria. Esta preocupación toca la raíz de la democracia universitaria, es decir, cuestiona los órganos directivos, como el Consejo Superior Universitario, y sus representantes. Hay una incompatibilidad entre el sentido de la vida universitaria y los modos en que se controla y perpetúa el poder. Por esta razón el debate por la democracia en la Universidad concita la mayor atención. Se tiene la fundada sospecha de que la Universidad de Antioquia no colma las expectativas de grupos profesorales y estudiantiles que ven defraudados sus anhelos de una vita democrática. Este es, en pocas palabras, un sensible y esencial tema universitario. La presencia del Vicerrector General, Jhon Jairo Arboleda, prometía defender los Estatutos vigentes. Sostuvo que la Universidad de Antioquia es una institución con fines académicos y aseguró que nos reconocemos como organización jurídica política, frente a su misión académica. La política no es el fin sino el medio y en esta medida existe una normatividad que garantiza la confrontación de ideas. La actividad política es inherente a la Universidad y los conflictos internos se deben abordar teniendo en cuenta la normatividad, la democracia directa y representativa que nos rige. Se puede distinguir, en las organizaciones políticas, la participación directa en la que todos gobiernan por todos; la dictadura donde uno los gobierna a todos; la participación representativa en donde algunos gobiernan a otros por vía de mandato legal. Hoy por hoy, esta última forma del ejercicio del poder atraviesa una crisis histórica donde el representado no se siente representado en el representante. Hay un déficit en la democracia participativa y la universidad no escapa a esta. El reconocimiento de que este modo de gobernarnos esté en crisis, no quiere decir que sea obsoleto. Tenemos que trabajar mano a mano en este tipo de espacios para lograr que las diferentes asociaciones, organizaciones gremiales y políticas de los diferentes estamentos nos articulemos y logremos dar salidas claras a las problemáticas de cada uno. Hay hasta ahora buena representación de egresados y de profesores pero falta la participación de los estudiantes. El investigador invitado y vocero profesoral,


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Juan Guillermo Gómez García, por su parte, afirma que la democracia y la participación constituyen un tema que debería verse en el marco de un problema fundamental y es el problema de la crisis universitaria. Semejante crisis apunta a una redefinición de las tareas y los principios que debe regir la vida universitaria en la sociedad contemporánea. No cabe duda que la universidad, sobre todo en los últimos doscientos años, ha jugado un papel determinante en la consolidación del sistema capitalista gracias a los conocimientos científicos. El enorme e impresionante despliegue de energías consagradas para la adquisición de nuevos conocimientos científicos y las aplicaciones tecnológicas a la industria, a las técnicas comerciales y a la eficiencia de la administración pública y privada, se debe en gran medida a las instituciones universitarias. Pero si la universidad es el gran surtidor de ciencia y saber profesional especializado, altamente exigente y autocontrolado –vía institucional- la universidad ha sido un foco fundamental de la construcción de la conciencia de las sociedades. ¿En qué medida la universidad es solo un operador corporativo o un lugar de encuentro de la inteligencia crítica? Se exige pensar y repensar la universidad en Colombia, en un marco sociológico de creciente expansión desde hace cincuenta años. El tema central aquí es la masificación de la matrícula universitaria, que ha obligado a ajustes no del todo efectivos a ciertas improvisaciones, casi siempre frustrantes. La crisis de expansión del sistema universitario es la crisis de una sociedad que en conjunto se ve sometida a las presiones de un proceso de integración-desintegración por efecto de la expansión misma del capitalismo. La dinámica de este fenómeno ha sido especialmente traumática en nuestro país, como en la mayoría de los países latinoamericanos. Al tener un sistema universitario conformado por universidades públicas y privadas, el sistema se ve profundamente alterado. En las universidades públicas la representación la tienen los órganos directivos que define el Ministerio de Educación, con un solo estudiante y un solo profesor. Ellos representan a miles, mientras el gobierno tiene de un puño a los otros miembros. Esta sub-representación en los órganos directivos es lesiva del sentido de la democracia. Hay en el país como 32 universidades públicas y es característico que algunos de los rectores o miembros del CSU sean, no sospechosos de obtener un Nobel, sino investigados por parapolítica y por nexos con los paramilitares. El manejo de los órganos de dirección de las universidades permean la participación real de los estudiantes y profesores en estos ámbitos. Las universidades privadas solo buscan el enriquecimiento de sus propietarios y en expandir en forma egoísta y anti-solidaria sus órbitas de poder e influencia. Estas son grupos de presión y forma cadenas o redes de influencia para su propio provecho, a expensas de las necesidades generales de la sociedad, a espaldas de las grandes mayorías pobres de Colombia.

La elección de rector debe ser directa. Los empleados también tenemos derecho de participar en el CSU. Es necesario que nos comprometamos para lograr que la comunidad sea la que elija a su rector y a sus decanos.

Para el vocero estudiantil la democracia en la Universidad es un sofisma de distracción, la ilusión de voz y participación de un voto que no tiene ninguna incidencia ni voz real en la toma de decisiones; el 73


Consejo Superior Universitario es antidemocrático en sí mismo; como espacio de participación la Universidad se ha sustraído, no se propicia el debate, las clases [están] saturadas y [hay] menos espacios para la reflexión, el análisis y la discusión de las problemáticas del país y de la sociedad. La voz estudiantil en el CSU queda en franca minoría.

...en la Universidad de Antioquia existen grupos académicos que reflexionan y piensan diversos asuntos, pero poco o nada alimentan los procesos y cambios al interior de la misma Universidad. Existe una estructura y organización en la Universidad de Antioquia, que no favorece la coordinación y la participación.

El representante de los sindicatos sostiene que el rector en las universidades públicas es impuesto por el CSU y no por la comunidad universitaria. No solo se debe democratizar estos órganos compuestos por personas ajenas a la Universidad y no pocas veces antiuniversitarias. Se debe definitivamente sustraer del control a estos órganos en la elección del rector. La elección de rector debe ser directa. Los empleados también tenemos derecho de participar en el CSU. Es necesario que nos comprometamos para lograr que la comunidad sea la que elija a su rector y a sus decanos. No tiene sentido que haya representación del sector productivo, que no aporta nada, y no de los empleados que laboramos y permanecemos día a día en la Universidad. Se han visto modificadas diferentes resoluciones y solo nos invitan para ser testigos mudos de los cambios que se hacen. Democracia es darle a los estamentos los derechos que tienen y se cuestiona al CSU y al Ministerio de Educación. Invitamos a hacer un trabajo constante para que los estamentos podamos elegir al rector que queremos.

Preguntas Ante las preguntas realizadas al Vicerrector: ¿No debería ser la Universidad escenario natural del conocimiento y espacio para el debate amplio, plural y argumentativo, propositivo sobre otras posibilidades de mecanismos de participación colectivos y deliberativos? ¿No debemos construir un sistema democrático entre los sectores mayoritarios de profesores, estudiantes, trabajadores y directivas de carácter de cogobierno, o simplemente debemos reproducir activamente el modelo clientelista y burocrático del Estado colombiano? Este responde que en la breve definición conceptual sobre las formas de democracia y participación hay un modelo político algo defectuoso pero no obsoleto. Ante las preguntas realizadas al profesor invitado Juan Guillermo Gómez, ¿Creen que fomentando en lo académico el pensamiento crítico, habría más participación en el consejo? ¿Qué posibilidad hay de que la academia resalte este tipo de deberes el cual nos compete a todos? ¿Qué compromiso adquiere la administración para promover espacios y discusión democráticos con empleados, estudiantes, profesores y jubilados?, este responde que la democracia universitaria es más parecida a una caricatura que a una viviencia real. Elegir tres veces a un mismo rector, sin que lo hayan elegido por los estudiantes, ni por profesores, es declararnos minusválidos políticos.

Otras preguntas ¿Cómo entiende la participación política? ¿Se reduce la participación? ¿Qué formas de participación son legítimas por los diferentes sectores de la Universidad de Antioquia hoy? 74


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La Asociación de padres y madres de familia de la UdeA valora y felicita a la Universidad por el ejercicio democrático que se hace en la jornada y llama la atención que cuando se arma el rompecabezas de los estamentos de dirección de la Universidad los padres no están presentes. Ahora que existe la Asociación de padres y madres de familia de la Universidad de Antioquia. ¿En qué forma nos podrían vincular o colaborar? ¿Si la universidad privada ayuda a ahondar la inequidad social, actualmente qué papel juega la universidad pública con los dirigentes que el profesor ha descrito en acortar este abismo de inequidad? ¿Si una de las misiones de la Universidad de Antioquia es formar en ciudadanía, podemos apreciar en la numerosa o más bien poca asistencia de este auditorio que hemos fallados en la materia, cómo recuperar esa misión? ¿Cómo entienden la participación política? ¿Se reduce a la representación? ¿Qué formas de participación son legitimadas por los diferentes sectores de la universidad de Antioquia hoy? ¿La división en estamentos y la forma en que se toman las decisiones en el Consejo Superior Universitario, es la adecuada? ¿Qué alternativa propondría? No queda claro qué se entiende por la democracia directa.

Reflexiones sobre democracia y participación En la Universidad de Antioquia existen grupos académicos que reflexionan y piensan diversos asuntos, pero poco o nada alimentan los procesos y cambios al interior de la misma Universidad. Existe una estructura y organización en la Universidad de Antioquia, que no favorece la coordinación y la participación. Existe una desarticulación entre investigación, extensión y docencia y la gestión administrativa de la Universidad de Antioquia. Es necesario pensar la participación en la vida de los profesores y estudiantes; hasta ahora ese espacio no cabe en los planes de trabajo (o muy reducido) y en la vida académica de la Universidad de Antioquia. La reglamentación nacional y de la Universidad de Antioquia no promueve la participación, aunque el papel contemple otra cosa. Por ejemplo tener administración de cursos académicos, no cuenta para el desempeño y puntos salariales por docencia, en consecuencia los profesores no ven

atractivo asumir coordinaciones de cursos. Los cargos de representación profesoral tampoco cuentan y sí afectan el mejoramiento salarial del profesor que lo asume como un apostolado y por convicción, pero con un costo personal en términos de ver menguado su salario a mediano y largo plazo. La Universidad ha entrado en un eficientismo, el plan de trabajo es supremamente cronometrado y no deja espacio para la participación. Los tiempos en el plan de trabajo del profesor son simbólicos, más no reales. ¿Será que el profesor va a dedicar tiempo a estos escenarios de participación cuando debe resolver asuntos logísticos y otros académicos? Las agendas de la Universidad son aisladas, centradas en actividades y no en programas a mediano y largo plazo. Estas agendas no se articulan, no tienen directrices claras y las dependencias no las incluyen, no tienen lugar en las agendas académicas, no se aprovechan para la formación académica. Hay multiplicidad de agendas. Ejemplo: las jornadas universitarias 2012, solo la facultad de medicina lo incluyó en su agenda, las demás están dando clases como siempre. La programación el jueves 11 de octubre de 2012 en el Teatro Universitario Camilo Torres Restrepo, giró en torno de la siguiente temática: SALUD Y EDUCACIÓN LA MISMA COSAS SON: DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES TEMA

PONENTE

SALUD -Ley estatutaria de salud como derecho humano fundamental - Agenda de movilización

-Vocero de la Comisión de Seguimiento a la Reforma. Dr. Néstor Álvarez - Mesa intersectorial de Antioquia por el derecho fundamental de la salud –MIAS- Dr. Fabio Henao -Comunidad 32 colectivo de estudiantes de la Facultad de Medicina UdeA

EDUCACIÓN -MANE: ¿Qué es? ¿Cómo funciona? -Lineamientos generales de la exposición de motivos -Agenda de movilización

-Vocero Nacional de la MANE: Alvaro Forero -Comisión Académica Nacional: Fabián Díaz -Vocero Regional de la MANE MAREA: Simón Rivera

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En este segundo día, logramos articular a los movimientos sociales, agremiaciones, organizaciones, colectivos, activistas y representantes del sector salud con los estamentos universitarios, alrededor de la urgencia y la necesidad de discutir un nuevo sistema de salud que funcione desde la base del reconocimiento de derechos y la garantía de los servicios para toda la población colombiana. Se aclaró y analizó la particularidad de los regímenes especiales para discutir la pertinencia de su sostenibilidad dados los ya conocidos problemas de sustentabilidad del sistema de salud en estos regímenes para los universitarios. Queda claro que el ser régimen especial no exime a las IPS universitarias de los problemas del sistema en general y del sustrato de base que las sustenta, la oferta de servicios de acuerdo con la capacidad de pago del afiliado; para el caso de la Universidad se convierte en sobrecostos para el programa de salud de la Universidad y la rentabilidad de la prestación de los servicios se sigue colocando por encima de la atención de las personas. Se resalta lo visto el día anterior y es el énfasis en la enfermedad, la dolencia y el tratamiento y el rezago de la prevención de la enfermedad, la promoción y la educación en el cuidado y disfrute del buen vivir. Para el caso de la tarde los voceros nacionales de la MANE se reunieron en las carpas informativas con integrantes de la MAREA, expresión regional de la MANE y motivaron a los asistentes y curiosos a vincularse al proceso de elaboración colectiva del proyecto de ley tal y como queremos que nos rija; se resaltó la importancia de la participación abierta y colectiva y el aporte que el

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proceso mismo hace a la Universidad pública y a los estamentos universitarios. La construcción de la nueva ley es un trabajo colectivo y de la base social más amplia, ni las directivas, ni la administración de la Universidad quedan fuera de la invitación y del proceso de elaboración que está en marcha; Antioquia tiene un fuerte compromiso en el trabajo pendiente, entre otras cosas porque será sede del acto político y social que a nivel nacional hará la entrega de la propuesta de ley al gobierno, el primer trimestre del próximo año. Estamos en la planeación de las terceras jornadas y para abundar con propuestas y estrategias colectivas al abordaje de los problemas más apremiantes de la institución. Hacemos énfasis en la necesidad de convocar a estos espacios a los estamentos y la administración de la Universidad para persistir no sólo en la formación ciudadana y formación política a los estamentos universitarios, sino para recuperar los canales de comunicación y diálogo que se han perdido en defensa y en preservación de la Universidad como la institución pública que es y que queremos que siga siendo. Agradecemos el apoyo recibido y el voto de confianza en una propuesta democrática, civilizatoria y respetuosa que entre los estamentos universitarios pretendemos construir colectivamente en un momento clave de la Universidad. Esperamos contar con la disposición de todos los estamentos y por supuesto con su capacidad de convocatoria para la realización de las próximas jornadas. Cordialmente, COMITÉ MULTIESTAMENTARIO


Relatoría de las intervenciones de los estudiantes de diferentes organizaciones que hacen parte de la Coordinadora Estudiantil en el Comité Multiestamentario que participaron como ponentes en las jornadas.

II Jornadas Políticas Multiestamentarias Universidad de Antioquia Octubre 11 – 12 de 2012

Temática: Estabilidad laboral Acercamiento analítico a las condiciones laborales de profesores y empleados en la Universidad de Antioquia1

1. Situación laboral en la Universidad de Antioquia. La Universidad de Antioquia está sujeta a cambios institucionales que se profundizan con la ley 30 de 1992 que en sus artículos 71 al 75 habla de las clases de vinculación de los profesores de la Universidad en los casos que sean de “dedicación exclusiva, de tiempo completo, de medio tiempo y de cátedra”2, lo cual abre posibilidades de que cada día se vulnere más el derecho a una estabilidad laboral en los términos expresados por diversos sectores de estudiantes, profesores y empleados, lo que queda expresado en el estatuto general de la Universidad de Antioquia donde “los profesores de cátedra, visitantes y ocasionales no son empleados de la Universidad ni trabajadores oficiales; son contratistas y su vinculación a la Institución se hace mediante contrato de prestación de servicios, el cual se celebra para períodos académicos determinados. Estos contratos requieren para su perfeccionamiento el registro presupuestal correspondiente y no están sujetos a formalidades distintas de las que se acostumbran entre particulares”3; lo anterior va ligado al problema del Estado y sus instituciones que han buscado la tercerización laboral en el campo universitario por medio de la contratación de cooperativas para 77


los servicios de aseo, agencias privadas de seguridad y el aumento desde la década de los 90 de los profesores de cátedra en su relación opuesta a profesores de tiempo completo y medio tiempo reflejados, incluso, por medios masivos de comunicación con cifras como: “1.325 docentes de tiempo completo y medio, y 519 ocasionales. Para el semestre 2012-1, se contrataron 4.800 profesores de cátedra”4 y según cifras del diagnóstico realizado por la Coordinadora Estudiantil U de A y siguiendo la misma tendencia “la planta docente en la Universidad se cubre con un 33% de profesores de planta dedicados exclusivamente a la actividad docente, de investigación, de atención a estudiantes, entre otras actividades y un 67% de profesores catedráticos a los cuales se les paga por hora dictada, a quienes no se les ofrece oficinas ni garantías laborales”5; lo anterior deja en entredicho los logros alcanzados en la autoevaluación institucional donde se deja de un lado las cifras sobre profesores contratados por la modalidad de cátedra y se advierte sobre el crecimiento de la planta docente de tiempo completo y medio tiempo de 2003 a 20106, la estabilidad laboral afecta la vida académica en la U de A y otras universidades del país como es el caso de Santiago de Cali donde los profesores dicen estar “cansados de que cada año por esta época se presente la misma situación, que se amenace el derecho al trabajo de quienes tienen contrato a un año”7 lo que evidencia que las luchas son locales, pero que su proyección se da en términos regionales y nacionales.

2. Análisis de los escenarios locales, regionales y nacionales En el mismo marco de ideas y de propuestas existe en Antioquia articulación de diferentes sectores sociales como el caso de la comisión Multiestamentaria de la U de A, la Coordinadora Estudiantil U de A que se piensa la creación de la Mesa Amplia Local Estudiantil de la U de A y a nivel regional la Mesa Amplia Regional de Estudiantes de Antioquia (MAREA) con sus diferentes comisiones, que en el caso de la comisión académica cuenta con la participación de profesores y estudiantes, que han dado luchas conjuntas por incluir en los escenarios nacionales los debates propuestos desde la región para enriquecer el entramado político y la exposición de motivos de la nueva ley de educación superior, y que ha logrado sumar las luchas de profesores 78

y empleados a la lucha estudiantil, en aras de un nuevo modelo de educación, salud, estabilidad laboral y trabajo digno. Tarea que en términos unitarios se ha planteado la MANE para lograr cambios sustanciales de la educación mostrando el camino, no sólo a sectores educativos, sino a otros procesos sociales y populares que ven en la movilización y organización popular la forma de posicionar temas en la agenda pública y defenderlos con ideas y propuestas de cara a la sociedad. Esto permite, en un corto plazo, rechazar y denunciar los atropellos a trabajadores y empleados de la Universidad; en el mediano y largo plazo posicionar modelos alternativos para regular la relación laboral al interior de la universidad que sirvan de ruta para crear condiciones dignas de trabajo en Colombia. Lucha que ha defendido la MANE en su exposición de motivos argumentando que: “Se hace necesario reivindicar la necesidad de dignificar la labor docente resaltando que el modo de vinculación debe ser en su mayoría de forma directa y debe permitir cumplir de manera constante la misión investigativa y de formación”8.

3. Propuestas en el marco de las jornadas universitarias multiestamentarias a. Es necesario fortalecer la organización gremial multiestamentaria, y los procesos gremiales que lleven a unificar al grueso de los sectores presentes en la Universidad y en la región, para tener mayor impacto en las movilizaciones y en los encuentros programáticos. b. Apoyar las luchas adelantadas desde la MANE como referente unitario de representación, no sólo del estudiantado, sino de diferentes sectores sociales y universitarios como profesores y empleados, en aras de lograr los objetivos del movimiento social en su conjunto, pero dando luchas contundentes encaminadas a lograr un una nueva educación. c. Fortalecer los lazos de unidad al interior de la Universidad evitando así comentarios lesivos que busquen enfrentar, antes de construir juntos con nuestros diferentes puntos de vistas. En esa medida impulsar la consolidación de la Coordinadora Estudiantil de la Universidad de Antioquia como referente organizativo del movimiento estudiantil al interior de la Universidad y actuar en consonancia con los espacios regionales y nacionales MAREA – MANE.


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d. Rechazar la financiación por medio del capital privado y paralelamente el desempeño misional de la Universidad, donde se propende por la tercerización laboral, el desapego de los profesores hacia sus estudiantes y la desorganización y desmovilización política de profesores y trabajadores de la Universidad. Esto es funcional al capital privado y a sus intereses de instrumentalizar la Universidad y por ello se evidencia que esta fuente de financiación de las IES incide en el desempeño misional sin tener en cuenta los intereses generales, que propenden por una Universidad al servicio de la sociedad, sus necesidades y demandas, no de lo que sea más rentable para unos pocos. Esto se puede sustentar y evidenciar comparativamente con lo manifestado en el contexto nacional de la exposición de motivos, en la parte específica

Temática: Financiamiento La Universidad de Antioquia no se aleja de la crisis financiera de la educación superior en Colombia9 La siguiente ponencia está basada en el Balance Social 2011 y el Proyecto de Presupuesto 20122013 UdeA. Los datos a utilizar corresponden a lo presupuestado para el año 2013

La crisis en la que se encuentran las universidades colombianas responde al modelo político y económico neoliberal que plasma Juan Manuel Santos en su Plan Nacional de Desarrollo, donde prioriza los intereses del capital financiero internacional materializados a través de los Tratados de Libre Comercio entre los que se destacan los firmados con Estados Unidos y Corea del Sur. La situación empeora con las “locomotoras para la prosperidad” que denotan el condicionamiento del territorio por medio ...según cifras del diagnóstico realizado por la Coordinade la concesión del suedora Estudiantil U de A y siguiendo la misma tendencia lo colombiano que, está en la alarmante cifra del “la planta docente en la Universidad se cubre con un 33% 64% para la explotade profesores de planta dedicados exclusivamente a la ción de recursos natuactividad docente, de investigación, de atención a esturales y ha traído como consecuencia, incluso, diantes, entre otras actividades, y un 67% de profesores la modificación geográcatedráticos a los cuales se les paga por hora dictada, a fica. En conclusión, el quienes no se les ofrece oficinas ni garantías laborales”; gobierno de Juan Malo anterior deja en entredicho los logros alcanzados en la nuel Santos profundiza la pérdida de la soberaautoevaluación institucional... nía nacional en contra de los intereses de las clases mayoritarias del país y aumenta la brecha de desigualdad.

del TLC con EE.UU y con el Plan Nacional de Desarrollo, en cuanto a las exigencias que traen a los Estados y a las instituciones de educación pública para cumplir con lo que las políticas neoliberales al servicio del capital requieren. e. Organizarse y participar de colectivos, grupos de estudio, cine foros y otros espacios que lleven a evidenciar, no sólo las problemáticas laborales y de carácter local, sino también las propuestas surgidas desde el movimiento social por una nueva educación y un mejor país.

El sistema de educación superior no es ajeno a este enfoque económico de explotación de materias primas. Muestra de ello fueron los resultados del Observatorio Nacional para la Educación, publicados el 3 de Agosto de 2011, donde las carreras mejor pagas son las vinculadas con la locomotora Minero-Energética: Ingeniería de petróleo- minas y geología. La reforma a la ley 30 de 1992 presentada el año pasado por el gobierno de Juan Manuel Santos y en cabeza de María Fernanda Campo, actual ministra de Educación, encarnaba las intenciones mercantilistas 79


de convertir a las universidades en empresas rentables para el capital financiero, dejando a un lado la responsabilidad presupuestal del Estado con las universidades públicas e insertando el ánimo de lucro en las universidades privadas que, en esencia se mantuvo, aun cuando fue retirado del articulado. Sin embargo el proceso de movilización de los distintos sectores sociales logró frenar la iniciativa gubernamental, con una herramienta política que dotó al movimiento estudiantil para consolidar sus argumentos: el programa mínimo de los estudiantes colombianos.

Si revisamos los egresos de la Universidad podemos detallar cómo el gasto de estos dineros es mínimo para el estamento estudiantil. Decantando los rubros asignados exclusivamente a estudiantes encontramos que es solo el 1.6% es decir 11.994 millones de pesos del total del presupuesto para el 2013. Este porcentaje se contrapone a lo estipulado en Ley 30/92 que especifica un mínimo de 2% destinado para este estamento. Esta es una situación que se refleja en cada uno de los campos tanto académicos como personales de los estudiantes de la Universidad de Antioquia, por ejemplo un escaso aporte para: el servicio de salud estudiantil (876 millones), deporte recreativo y competitivo (191 millones), monitores y auxiliares administrativos (5.760 millones), así como la extensión y prácticas estudiantiles que tienden a la baja.

Dicha ley 30 es resultado de la aplicación de la “apertura económica” de César Gaviria que, en lo referente a educación, redujo los recursos para las universidades públicas obligándolas a buscar mecanismos de autofinanciación para cumplir con las metas de cobertura impuestas. Esto ha hecho que hoy las universidades vendan servicios de exEn el marco legal vigente, en la Universidad de Antioquia tensión, aumento en el se supondría que está permitido todo tipo de expresión, profesorado de cátedra, concesión de los restausea cultural, artística o política. Además de eso, incluirse rantes y pérdida de resigradualmente todo tipo de expresiones de los sectores de dencias, entre otros.

la sociedad, pero en la medida que la crisis estructural

El objetivo central de de la Universidad se ha agravado, la normatividad dentro esta ponencia es ejemplificar, por medio del del campus ha restringido estas expresiones. análisis de la situación presupuestal de la Universidad de Antioquia, cada una de las consecuencias que ha dejado la implementación de Del análisis anterior podemos concluir que: esta ley y por supuesto aportar argumentos a la exigencia de: “Un billón más para la educación” • Los aportes del gobierno nacional no alcanzan El presupuesto aprobado para el año 2013 es 742.605 millones de pesos que se reduce, con relación al presupuesto de 2012, en 30.25% –contrario a lo esperado– el presupuesto de la Universidad es decreciente. Las fuentes de financiación de la Universidad provienen esencialmente de: aportes de la Nación (309.318 millones de pesos, es decir el 41.7% del total del presupuesto), aportes del departamento (60.715 millones de pesos, es decir el 8.2%), aportes del municipio de Medellín (2.819 millones de pesos, es decir el o.4%) y recursos propios de la universidad, los cuales alcanzan los 369.753 millones de pesos, es decir el 49.7%. 80

ni a la mitad del total del presupuesto de la universidad, aun si se le suman los aportes del departamento y el municipio solo llegan al 50.3% del total asignado.

• La Universidad de Antioquia se ve obligada a buscar recursos propios para suplir el déficit propiciado desde el gobierno nacional y sus representantes en la región. Por ello la venta de servicios es imprescindible en el sostenimiento semestral del campus. • El promedio latinoamericano de inversión en educación superior es del 5% del total del Producto Interno Bruto, en el caso colombiano solo se llega a 18 billones de pesos para toda la educación y


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únicamente para educación superior se destina el 0.46% del PIB. Caso opuesto es el del gasto militar y de seguridad que llega a los 28 billones es decir el 15% y mucho mas alarmante aún, el servicio de deuda externa que alcanza el 34% del PIB. Lo anterior evidencia materialmente cómo la educación esta íntimamente ligada a los lineamientos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial cuyas directrices nos obligan a todo tipo de medidas económicas para que puedan mantener los intereses extranjeros por encima de los nacionales. • Finalmente, todo el modelo neoliberal de Juan Manuel Santos aplicado para educación superior es fiel en el reflejo de la Universidad de Antioquia y seguramente mucho más grave en universidades que reciben menos recursos y tienen las mismas obligaciones. Esto nos pone a pensar en la necesidad de promover una reforma a la Ley 30, pero no la reforma planeada a espaldas de la comunidad universitaria sino que se trace desde las aulas de clase y desde las mesas amplias por universidades y regiones tal y como se ha hecho hasta ahora con la exposición de motivos, una ley que exija al gobierno las condiciones necesarias para el funcionamiento de las universidades y que por supuesto aporte al desarrollo productivo y económico del país. Lo anterior sustenta por qué la Mesa Amplia Nacional Estudiantil exige un billón de pesos adicional en el presupuesto 2013 y así se pueda cubrir el déficit presupuestal actual. ¡Por un país con soberanía, democracia y paz! Viva la Mane

Temática: Bienestar universitario Se entiende que en la universidad actualmente existe una figura que se hace llamar bienestar universitario, lo cierto es que a pesar de que esto nos llevaría a pensar que existen políticas encaminadas a la búsqueda de la permanencia estudiantil y la vida digna de la comunidad universitaria nos encontramos con la realidad de una dependencia publicitaria y mediocre. Esto lo afirmamos basados en los datos de cobertura y programas, entregados por la administración. El programa de tiquete estudiantil beneficia a 10.048 estudiantes, psicoorientación estudiantil con 2.229 estudiantes beneficiados y atención en la salud estudiantil que beneficia a 1.742.

Es de notar que las cifras nos muestran una realidad alarmante en cuanto a la pertinencia y calidad de los programas de bienestar y cómo la afirmación de la existencia del mismo no es más que una fachada. La aproximación al campo de conocimiento sobre el bienestar universitario implica enfrentarse a un sin número de perspectivas ideológicas, epistemológicas y metodológicas que lo hacen complejo como campo de investigación. La temática del bienestar universitario en las Instituciones de Educación Superior (IES) colombianas, ha sido asumida desde las unidades académicas o administrativas, por lo cual aún no existe claridad en si se es una dependencia administrativa o académica. Esta situación se constituye en una dificultad que genera dispersión, puesto que la concepción de bienestar difiere de institución en institución, lo que indica que la responsabilidad y el enfoque del bienestar no es un tema definido, ni al interior de ellas ni en su conjunto. De principio el bienestar universitario esta establecido según la ley 30 de 1992 en su articulo 117 y definido según esta como: “Las Instituciones de Educación Superior deben adelantar programas de bienestar entendidos como el conjunto de actividades que se orientan al desarrollo físico, psicoafectivo, espiritual y social de los estudiantes, docentes y personal administrativo.” Este a su vez se encuentra en la Universidad de Antioquia establecida según el consejo superior universitario en el acuerdo superior 173 del 13 de julio de 2000 en el cual el objetivo general es: “Contribuir a la formación integral de las personas mediante la ejecución de programas que mejoren sus condiciones y generen procesos de cambios institucionales, colectivos e individuales, y que se integren en la vida académica, laboral y personal.” En el diario vivir de la universidad se entiende este como una oferta de servicios para estudiantes que cumplan ciertas condiciones específicas como puede ser su estrato, condición socio-económica, vulnerabilidad en algún sentido y edad correspondiente; para así acceder a uno y sólo uno de los beneficios que este programa ofrece. De manera que suele ser un sueño de todos pero un milagro de pocos, sin dejar de lado los rumores de pasillo como: “Qué prefieres, tener comida o tener transporte” es imposible que este tema no sea uno de los temas de conversación en la cotidianidad. Y si seguimos ahondando un poco en los diferentes datos que institucionalmente son publicados 81


con mucho orgullo por la administración central de la Universidad, podemos ver que estos servicios ofrecidos son llamados actividades y que, al hacer la suma del total de estudiantes que acceden o participan de estas actividades, no llega ni al 10% de la población estudiantil. Más aún si se presentan las cifras de los valores invertidos en estas, son escandalosas. Para citar un ejemplo, en el servicio de alimentación a estudiantes en el cual solo son beneficiados 1814 estudiantes para el 2011 y que actualmente está siendo reducido continuamente se gastaron $942.053.283 millones de pesos, los cuales provienen de sectores externos a la universidad que lo hacen por acceder a exenciones tributarias. En el marco de lo anterior y todo el avance que el movimiento estudiantil colombiano ha tenido, pensando en la universidad y en la educación, está consagrado en nuestra exposición de motivos una interpretación de lo que el bienestar debe ser para el estudiantado dentro de los principios rectores de la educación:

Bienestar El bienestar es condición necesaria para el desarrollo pleno del derecho fundamental y bien común de la educación superior y la realización de la vida educativa de manera integral, razón por la cual, todas las instituciones de educación superior deben tener un sistema de bienestar. Teniendo en cuenta lo anterior, el bienestar debe desarrollarse bajo la premisa de la formación de sujetos críticos, autónomos, solidarios, democráticos, participativos, pluralistas e incluyentes. El bienestar ofrece las garantías mínimas para la permanencia, teniendo en cuenta las condiciones sociales, políticas y económicas, además de las particularidades de cada IES y la comunidad educativa. La prestación del bienestar debe ser gratuita, universal, plural y permanente. Para la aplicación de estos mínimos, se hace necesaria la creación de comités de bienestar en cada institución, los cuales basen su composición en la comunidad educativa, siendo la democracia participativa y representativa una condición necesaria para el funcionamiento de éstos. Es necesario desarrollar una política nacional orientada por el subsistema nacional de bienestar educativo, que responda a las condiciones específicas de la comunidad educativa de cada una de las IES, sin desconocer su autonomía y las decisiones de los comités de cada institución; los escenarios departamentales y nacionales serán de carácter demo82

crático, y estarán compuestos por representantes de todos los estamentos de la comunidad educativa.

Financiación del bienestar En materia de financiación es claro que el 2% que dispone la actual Ley de Educación Superior para bienestar es insuficiente para cumplir con las necesidades propias de la comunidad educativa, por lo que es necesario aumentar los recursos. El incremento del presupuesto para bienestar debe estar ligado a las necesidades concretas y particulares de la comunidad educativa y de cada IES. A partir de una adecuada financiación, las políticas de bienestar deben ser ofrecidas de forma directa por las instituciones en el marco de su autonomía, sin que éste se convierta en una forma de obtener lucro. Como estudiantes debemos tener claro que necesitamos programas para la construcción de una política real de bienestar universitario y que esto dependerá sólo de nuestra convicción en la defensa de la universidad pública y la democracia universitaria. La universidad en estos momentos no cuenta un restaurante estudiantil para la atención de esta necesidad y solo se dispuso de un pequeño espacio en las afueras de la universidad para reclamar su almuerzo. Esta es una mejora que se logró en la lucha que dimos los estudiantes en el 2007 en el cual se les demostró a la entonces administración de Bienestar universitario y al rector con todo su grupo de trabajo, que lo que ellos les estaban dando a los estudiantes como complemento llamado “panduche” era pésimo y no recogía los nutrientes necesarios para una buena alimentación de los estudiantes que lo recibían. Tenemos el deber de luchar por las condiciones necesarias para la permanencia y pleno desarrollo en nuestro paso por la Universidad, exigir el restaurante estudiantil, el servicio de salud y avanzar en la conquista de residencias universitarias, lo que es perfectamente viable como se demuestra en diferentes universidades públicas del país.

Temática: democracia y participación “Nosotros creemos que la Universidad no puede tener una ideología oficial y en este sentido no estamos predicando ni el comunismo ni la anarquía ni la subversión, sino los claros criterios democráticos avanzados de que se han olvidado muchos


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rectores que en el pasado mantuvieron las mismas banderas liberales. Nosotros estamos exigiendo que en la Universidad deben confluir todos los sectores docentes y estudiantiles que tengan criterios divergentes porque es necesario estimular la divergencia en el seno de la Universidad, porque si esta divergencia no se estimula de todas maneras esta se va a desarrollar, señores rectores y el gobierno así lo tienen que entender. Esto no se va a prohibir por medio del Estado”. (Comunicado manifestación estudiantes universitarios. Movimiento Estudiantil 1971).

facultades que conservan el representante al consejo de facultad, como la de Medicina y el área de la salud, Química Farmacéutica, Microbiología, y Filosofía. En las escazas facultades donde existe presencia estudiantil ante los órganos directivos no se cuenta con un trabajo organizativo consolidado que le permita darle peso y legitimidad ante el estamento mayoritario. Por otro lado es evidente que no tienen una participación activa en los procesos que a los estudiantes conciernen (como sus problemáticas concretas) y tampoco desarrolla vinculación activa del conjunto de los estudiantes en las luchas y demás dinámicas regionales y nacionales.

En la Universidad de Antioquia la elección de directivas es a puerta cerrada. Por estatutos generales la elección de rector y decanos está en

No existe ningún mecanismo o proceso que permita constituir la articulación y diálogo permanente entre las directivas universitarias y los estamentos, por un lado, y en el caso de los estudiantes, que en la actualidad Es de notar que las cifras nos muestran una realidad contamos con el escenaalarmante en cuanto a la pertinencia y calidad de los prorio amplio caracterizado por una democracia gramas de bienestar y cómo la afirmación de la existenparticipativa como el cia del mismo no es más que una fachada. de la Asamblea General de Estudiantes, no ha contado con el reconocimiento legítimo ni de los estamentos profesoral, de los trabajadores e, incluso, del mismo estumanos del Consejo Superior Universitario (CSU), diantil debido a que se carece de una construcción cuya conformación no recoge las voluntades de la que permita generar procesos desde la base. Para comunidad universitaria. ello es necesario darle dinámica y reconocimiento Se realizan consultas que no son vinculantes y a las asambleas por facultades o a las mesas amplias que además carecen de la legitimidad ante los esque se generen en las mismas, porque es a partir de tamentos. En las pasadas elecciones de rectores la allí que se provee la democracia y la legitimidad a los abstención alcanzó para el caso del estamento esespacios estudiantiles puesto que se genera la articutudiantil el 81%. Tenemos a nivel de la elección de lación desde lo micro hasta lo macro. decanos dos momentos recientes tensionantes que En el marco legal vigente, en la Universidad de han llevado a la universidad a periodos de paro, Antioquia se supondría que está permitido todo tipo como la elección del decano de la facultad de de expresión, sea cultural, artística o política. Adeodontología para un tercer periodo en 2010, quien más de eso, incluirse gradualmente todo tipo de exfue ratificado en el cargo por el CSU a pesar de no presiones de los sectores de la sociedad, pero en la contar con el apoyo de estudiantes y profesores.. medida que la crisis estructural de la Universidad se Actualmente no hay, por decisión de los estudianha agravado, la normatividad dentro del campus ha tes, un representante estudiantil ni en CSU ni en el restringido estas expresiones. Ejemplo de esto han Consejo académico, aunque existe el caso de algunas sido las reformas al estatuto profesoral, al estatuto 83


general y –en proceso– al reglamento estudiantil, a partir de los cuales se evidencia claramente la intencionalidad de los entes administrativos de restringir sistemáticamente las diferentes formas de expresión de los estamentos de la Universidad y por lo tanto, dejar el derecho a la libre expresión reducido en un simple enunciado en el papel. La libre asociación y la producción académica crítica están ligadas con la problemática anterior. En la Constitución Política art. 38 se consagran todas las libertades para la libre asociación y en el art. 63 la autonomía universitaria establece la libertad de cátedra; pero estas se ven totalmente alteradas en términos prácticos, pues la represión económica hace que el profesorado no tenga una libre asociación. Lo anterior se ve reflejado en el problema de los profesores de cátedra y su asociación que no pueden expresar su inconformismo con la administración central, ya que la contratación de estos se basa en términos clientelistas y la obligación de mantener su actividad laboral. Encontramos que el estudiantado se ve directamente reprimido ante la amenaza de procesos disciplinarios si en algún momento su accionar va en contra de la administración. Debido a esto, el accionar de los diferentes estamentos se ha visto debilitado, y además se rompió toda relación e interlocución con los entes administrativos. Permanentemente las actividades de protesta que utilizan las vías de hecho (sin agresión a la integridad física de cualquier ser humano) son relacionadas o tratadas como hechos criminales, señalando imprudentemente a los activistas estudiantiles que se atreven a expresar sus criticas sin esconderse. Es de importancia fundamental destacar que, si bien los procesos de organización interna de los es-

Notas 1 Colectivo Despertar y FEU Antioquia 2 Artículo 71, Capítulo III. Del personal docente y administrativo. Ley 30 de 1992 por el cual se organiza el servicio público de la Educación Superior en Colombia. 3 Estatuto General Univer-

84

sidad de Antioquia. Título 5 Personal universitario, Capítulo 1: Profesores. Artículo 82, parágrafo 1. 4 Revelan precariedad en profesores de cátedra en Medellín. Diario ADN, Lunes 8 de octubre de 2012. 5 Excelencia y Calidad, Diagnóstico Universidad de

tamentos no han logrado consolidarse, esta situación se agudiza en la medida en que no existe ningún tipo de estímulo, promoción y garantías que se planteen por parte de la administración universitaria. En ese sentido, todas las medidas en materia financiera y administrativa se terminan aplicando a raja tabla reduciendo la actividad y participación de los estamentos a una tarea académica simple que termina generando un escenario universitario acrítico y apolítico, donde las herramientas a las que se termina acudiendo resultan, en ocasiones, entorpeciendo la participación política y agudizando la situación. Ante la necesidad de crear las condiciones favorables que conduzcan a la reorganización territorial de la región, el aprovechamiento económico y la aplicación de los planes de desarrollo departamental y municipal, se ha venido implementando una serie de medidas que pretenden generar un ambiente de apaciguamiento, reprimiendo toda expresión o actividad de carácter masivo convocado por la comunidad universitaria que pretende cuestionar y controvertir esas iniciativas gubernamentales en las cuales no se les tiene en cuenta. Esto se evidencia con expresiones tales como las amenazas del 6 de marzo de 2009 contra activistas estudiantiles, los diez ingresos violentos de la Fuerza Pública alegando inseguridad para los habitantes del campus universitario que dejaron como consecuencias las detenciones masivas y arbitrarias y la gran cifra de heridos, agravando la situación de derechos humanos. Ante esto, la autoridad competente se ausenta en cuanto a que no toma las medidas correspondientes para evitar estos mecanismos coercitivos y lo que logran es, finalmente, el proceso a la inversa, creando así mayor descontento, limitando toda acción democrática y en derecho, agudizando el caos desdibujando la problemática real.

Antioquia. Coordinadora estudiantil Universidad de Antioquia, presentado en el encuentro programático regional de la MAREA. Pág. 11.

dad Santiago de Cali piden estabilidad laboral. Diario el país. Lunes 8 de octubre de 2012.

6 Informe autoevaluación institucional 2010. Universidad de Antioquia. Factor 3: Profesores.

8 Docencia y condiciones laborales: Aspectos de la Calidad Educativa. Exposición de motivos Ley alternativa de Educación superior MANE Colombia. Pág. 33.

7 Trabajadores de la Universi-

9 OCE UdeA


Ni profesor, ni profe, ni pro, ni socio de valor Por William Estrada Profesor de cátedra Universidad de Antioquia

E

n el proceso de transformación organizacional, los estudiantes figuran como usuarios o clientes y los profesores de planta, pasan a la categoría de “socio de valor”. Lo que caracteriza al profesor de cátedra es ser, temporal, invisible, excluido, sin voz y sin voto, marginado de:

La salud de la “IPS Universitaria”; tal parece que nos podemos sentir menos humillados por no pertenecer a este programa de salud. Frente a la subrogación y pensiones, somos la generación y el sector social que no alcanzará la pensión por la forma como están diseñados los contratos temporales. Pero si en algún momento se te brinda la oportunidad de participar de algún proyecto con las instituciones del Estado, de forma anticipatoria, sin recibir ningún tipo de salario, debes pagar a la salud y a las pensiones el 10% del valor total del contrato. Frente al bienestar universitario, en cierta ocasión una funcionaria que asistió a un comité de acreditación de uno de los programas académicos, ante la crítica de que el bienestar universitario no brinda ningún beneficio ni tiene propuestas para los profesores de cátedra, la funcionaria argumentó: que ellos si tienen programas de educación física y gimnasia pero los profesores no asisten. A lo cual podría preguntarse ¿De qué le sirve a un profesor de cátedra estar trotando? Si mientras lo hace se está preguntando ¿será que si me van a dar el próximo contrato? Frente a la estabilidad laboral el profesor de cátedra es temporal en los derechos laborales, los contratos tienen una duración de cuatro meses, después de este tiempo automáticamente queda desconectado del sistema social en general. Ante esta situación podríamos lanzar la hipótesis de que estamos aprendiendo a vivir por fuera del sistema social, que el Estado y la norma dicen defender. Somos un sector social que vive sin Estado social y de derechos. Frente al presupuesto de financiación de la Universidad, podemos afirmar que somos los profesores de cátedra los que más aportamos a la financia-

ción de la Universidad para cubrir su cobertura. Pero ni los mismos profesores de cátedra lo sabemos, ni la Universidad lo reconoce. Frente a la democracia y la participación, los profesores de cátedra no hacemos parte de ninguna de las instancias de gobierno o administración de la Universidad, como tal no tenemos ni voz ni voto. En conclusión tampoco alcanzamos a ser “socios de valor” porque no podemos tributarle a un Estado que nos excluye, niega y margina. Solo trabajaremos y aprenderemos a sobrevivir por debajo del margen de la norma que nos obliga a pagar tributo. Seremos dueños de ese tiempo y esos espacios que conscientemente rechazamos para no tributar. En estos tiempos pensaremos en cómo vivir sin Estado, sin la dependencia del Estado, en la emancipación, en cómo ser comunidad hoy a pesar del Estado. Esta será nuestra mayor riqueza, seremos como lo decía Martí: “Los hombres (mujeres) son productos, expresiones, reflejos. Viven, en lo que coinciden con su época o en lo que se diferencian marcadamente de ella…” esto es lo que debemos enseñar en ese tiempo y espacio que no tributaremos al dios-Mercado-Estado o todo lo contrario, a hacer lo que nos plazca porque el espacio y el tiempo nos pertenecen, son nuestros. 85


L

Antecedentes

a Asociación de padres y madres de familia de la Universidad de Antioquia es un estamento necesario en la universidad colombiana y, específicamente, en la Universidad de Antioquia, donde la realidad histórica demanda esa presencia que le ha sido negada a la educación superior, por falta de conciencia política y de sentido organizativo de la sociedad civil. La legislación colombiana convocó a la familia en las formulaciones legales y sin embargo la participación de la sociedad civil en su rol como comunidad educativa universitaria, hasta ahora, ha brillado por su ausencia.

II Jornada Política Multiestamentaria de la UdeA

Asociación de padres y madres de familia de la Universidad de Antioquia

Las coyunturas que vive la educación superior en Latinoamérica y Colombia han despertado conciencia en la familia colombiana hasta el punto que ya existen varios colectivos de madres y padres que, temerosos de las medidas de pacificación y control, más que como defensa de la ley y el orden establecidos constitucionalmente, han tergiversado los propósitos del Estado vulnerando los derechos de las clases populares. Los padres y madres de familia no hemos querido correr riesgos y preferimos venir a visionar y apoyar a nuestros hijos cuando sus reclamos sean justos y, por lo tanto, necesarios.

Conclusiones Así, pues, el 10 de diciembre de 2011, atendiendo un llamado de la dirección de la Facultad de Ciencias Sociales, para explicar y sustentar al movimiento estudiantil en su lucha por la no reforma a la Ley 30 de 1992 por 86


II Jornadas Políticas Multiestamentarias de la UdeA

otra legislación más inamistosa con el derecho a la educación superior de los colombianos, que la mercantiliza y privatiza, diecinueve de los asistentes optamos por organizarnos basándonos en los postulados: De la Constitución Política de Colombia –CPC- de 1991, que en su artículo 67 preceptúa que la educación: “(…) será gratuita en las instituciones del Estado” y De la Ley General de Educación o Ley 115 de 1994 que, textualmente, reza: “(…) corresponde al Estado, la sociedad y la familia velar por la calidad de la educación” De lo anterior se concluye que existe una co-responsabilidad EstadoSociedad-Familia en términos de horizontalidad en lo tocante a la participación de unos y otros en el manejo, dirección, evaluación y veeduría de la ejecución misional de las instituciones de educación superior y que en estos términos, se confirma que la educación es un derecho de las y los colombianos. El tema de la financiación quedó claramente determinado por la Constitución al definirla como “bien público” y “gratuita”. La II Jornada Política Multiestamentaria, nos pareció un evento que mostró, lúcidamente, lo que puede ser una autoevaluación desde una actitud de autonomía, donde el ente administrativo fue convocado a mostrar sus ejecutorias.

Administración Se notó que los programas y ejecuciones de los entes universitarios, muchas veces, van más a tenor de las políticas neoliberales de privatización de la educación por la vía del direccionamiento de responsabilidades hacia el presupuesto familiar de las familias colombianas que lo requerido por las necesidades de la nación y lo ordenado por la Constitución Nacional y las leyes de la República.

Presupuesto

Valoramos los esfuerzos que se evidencian en materia de lo presupuestal, aunque se insiste que la Universidad de Antioquia no fue creada para competir en el mercado, sino para formar integralmente a los antioqueños y a los colombianos que la prefieran.

Valoramos los esfuerzos que se evidencian en materia de lo presupuestal, aunque se insiste que la Universidad de Antioquia no fue creada para competir en el mercado, sino para formar integralmente a los antioqueños y a los colombianos que la prefieran. En esta materia observamos un desbalance muy elevado entre lo que recibe la universidad por parte del Estado, con lo que ésta requiere para cumplir a cabalidad su encargo misional. Destacamos que “…La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social….”, premisa de la Constitución que lleva a concluir que es el Estado quien, cumpliendo sus función de garante de organización y satisfacción social, quien tiene que encargarse de garantizar que la educación sí de para producir “…bienes y valores de la cultura”, mediante el “…el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica”. No de otra forma se puede tener la certeza de que una sociedad como la nuestra pueda llegar a transformaciones que no la destruyan.

Bienestar universitario Creemos que son muy débiles las acciones que se adelantan para brindar bienestar a la comunidad educativa de la universidad, por ello nos anexamos a las posiciones que demandan la elevación del 87


II Jornadas Políticas Multiestamentarias de la UdeA

rango a la categoría de vicerrectoría de la dependencia de Bienestar, en el entendido que, de esta forma, la administración, tendría que hacerle destinación presupuestal en proporción a su importancia y cometido misional para el beneficio de toda la comunidad universitaria.

Democracia y participación En general, el manejo administrativo, social y político de la universidad, se asemeja a los moldes que Colombia ha ido definiendo para su gobierno, administración y manejo. Pareciera como que acá también primase la consigna del “Todo se vale….”, cuando es en beneficio de las aspiraciones de quienes ostentan el poder. La democracia, acá, en el centro más excelso de la formación de las juventudes, debe ser de una pureza acrisolada; debe ser compromiso inviolable y tarea de todos y cada uno de sus actores, personajes, niveles y estamentos. Preocupa, angustia y frustra conocer que dentro del claustro universitario lo que se practica es la misma politiquería que tiene al país en manos de connacionales con sus intereses apuntando hacia foráneos, dejando, cada vez más, al pueblo en la miseria y el abandono. Aquí se están formando los cuadros académicos, políticos y administrativos que Colombia necesita; la politiquería es la peor de las enseñanzas que puedan recibir… En cuanto a la participación, los padres y madres, cabezas de la familia universitaria, nos creemos, pues, con derecho a participar en todas las instancias y momentos de la vida universitaria. En el artículo 4 de la Ley 115 de 1994, se precisa: “Corresponde al Estado, a la sociedad y a la familia velar por la calidad de la educación…”; ahora bien, ¿se puede velar por algo a lo que no se tiene acceso y, por lo tanto la incidencia no puede hacerse…? La respuesta es no.

Los padres y madres de familia de la Universidad de Antioquia queremos poder cumplir con este cometido que es paralelo con nuestras maternidad y paternidad. Por eso estamos aquí y aspiramos a disponer de los espacios que garanticen y dignifiquen nuestra participación, excepto en los desarrollos y procesos académicos e investigativos. Exhortamos a padres, madres y acudientes de todos los estudiantes de Colombia a seguir y mejorar nuestro ejemplo ya que los derechos no se negocian y, menos aún, se mendigan; se exigen y se defienden. Para ello debemos rodear las exigencias de la MANE en el orden nacional y de la MAREA en el ámbito regional en su lucha por proveer al país de una ley alternativa de educación superior para una Colombia soberana, democrática y en paz, que sea recibida con respeto a la manifestación popular por parte del Estado y el Ministerio de Educación Nacional la acoja, analice y negocie con la profundidad que la Colombia pluriétnica, multicultural y soberana enriquezca a todas (os) los colombianos sin inequidades ni prebendas. Por una educación superior pública gratuita, pluriétnica, intercultural, respetuosa de los recursos naturales y del medio ambiente, y de calidad para un país con soberanía, democracia y paz.

ASOCIACIÓN DE PADRES Y MADRES DE FAMILIA DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA ASOPAMAUDEA. NIT: 900563796-4 Personería Jurídica ESAL No. 21- 014337-28 de Cámara de Comercio Francisco Aurelio Mena Rodríguez Presidente ASOPAMAUDEA

La democracia, acá, en el centro más excelso de la formación de las juventudes, debe ser de una pureza acrisolada; debe ser compromiso inviolable y tarea de todos y cada uno de sus actores, personajes, niveles y estamentos. 88


Bajo el poder de especuladores y banqueros

Por José Carlos García Fajardo Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid Director del Centro de Colaboraciones Solidarias fajardoccs@solidarios.org.es

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s necesario que la humanidad sobreviva al siglo XXI sin volver a caer en la barbarie. Para eso hay que liberarse de los corsés del Estado nación y establecer alianzas transnacionales, escribía el profesor Ulrich Beck en 2008. Pues el nacionalismo económico resulta antipatriótico y excluyente. Ante nosotros se abre la posibilidad histórica de transformar nuestras relaciones reconociendo nuestra dignidad de ciudadanos universales. De todos y de cada uno. Los gobiernos tendrán que cambiar su manera de hacer las cosas para responder al inmenso descontento social provocado por la crisis económica. Corremos el peligro de abdi-

car de nuestras libertades y conquistas sociales refugiándonos en una seguridad impuesta por la fuerza. Pero no hemos aprendido: Estamos al cabo de 2012 y las previsiones económicas no hacen más que ensombrecer el inmediato futuro, sin perder de vista las decisiones que saldrán del Congreso del Partido Comunista Chino dentro de unos días y consumarán el traslado del eje geopolítico y económico al Pacífico. Más que intentar avanzar cada uno por su lado, los principales países europeos tendrían que ponerse de acuerdo para restaurar la concordia, pues el agravamiento de la crisis y los desórdenes sociales los amenazan a todos por igual, y todos tienen la misma necesidad de ir más allá de los planes de recu89


peración que han puesto en marcha y que se han revelado insuficientes Ante las manifestaciones callejeras en varios países y el malestar social que recorre Europa y el rebrote de xenofobia y de racismo, viene a la mente lo que sucedió después de la Gran Depresión y de la consiguiente Segunda Guerra Mundial. En el Parlamento de la Unión Europea, los partidos de extrema derecha trabajan para coordinar sus actividades y ampliar su grupo parlamentario, la Unión para una Europa de las Naciones. Atentos a este fenómeno galopante.

son más que meros ejecutores de las políticas que convienen a la defensa de los intereses de los grandes y opacos grupos económicos y financieros. Cuando los bancos ganaron tanto dinero con la especulación, las hipotecas tóxicas y con el boom inmobiliario no repartieron sus ganancias mientras que ahora pretenden que el Estado “nacionalice” sus hipotecas basura. Artimaña miserable la de arrojar la culpa sobre el contrario, aunque éste sea la ciudadanía que padece sus consecuencias. El imaginario cosmopolita representa el interés universal de la humanidad desde la interdependencia y la reciprocidad, más allá de la arrogancia nacional. Nos sabemos capaces de soñar un futuro más justo y solidario en esta sociedad de sociedades interrelacionadas

En esta época de crisis y de riesgos globales, parece que sólo funciona la creación de una densa red de alianzas y mutuas dependencias transnacionales para crear la soberanía transnacional y la prosperidad económica. Nada puede escandalizarnos más que la falta de una firme resLa posteridad nos juzgará con rigor y asombro por esta puesta europea a la crisis económica mundial. falta de coherencia al ver a los responsables de la crisis

La posteridad nos repartiéndose bonos y prebendas. Los representantes de juzgará con rigor y la banca europea, ciegos en su codicia, han afirmado que asombro por esta falta el sistema bancario “no ha hundido” la economía, sino de coherencia al ver a los responsables de la que ha sido la economía real la que ha puesto “en riesgo” crisis repartiéndose boal sistema bancario. nos y prebendas. Los representantes de la banca europea, ciegos en su codicia, han afirmado que el sistema bancario “no ha hundido” la economía, sino que ha sido la economía real la que ha por medio de las nuevas tecnologías. El realismo puesto “en riesgo” al sistema bancario. cosmopolita tiene que ver con el trato que reciEl escándalo de los 400.000 desahucios ejecuben las minorías, los extranjeros y los marginados. tados por los bancos con la connivencia de jueces, Con los derechos humanos de los distintos grupos aferrados a una ley anacrónica e injusta, sólo ahora tanto en la consolidación como en la reforma de ha conmocionado a la opinión pública gracias a las la democracia en el espacio transnacional. Y con el denuncias de la sociedad civil, de las manifestacioproblema de cómo pueden evitarse los estallidos nes en las calles y de las redes de Internet. de violencia que surgen de las decepciones y la degradación de las personas. De ahí que nuestros banqueros sigan acudiendo a la rapiña de ayudas para una liquidez que Ante nosotros está el desafío de atrevernos a inno repercute en los créditos a las empresas y a los novar nuevos modelos de desarrollo económico y ciudadanos, sino que ha servido para equilibrar sus de democracia política. Estos nuevos vinos exigen balances. No hay prueba más evidente de que en odres nuevos. Como ha sido la norma en el proEspaña y en otros países europeos los gobiernos no greso de la humanidad. 90


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