REVISTA CULTURAL I Año 1 I Número 3 I 17 DE ABRIL DE 2022
EL GUSTU ES NUESTRO PÁG. 4-5
Del paladar de Marce Araúz a las páginas centrales de La Trini: una experiencia gastronómica a pedir de boca
MÚSICA: OP3RADOR + OLINDA SILVANO LIBROS: HUACO RETRATO LA NIÑEZ Y STEPHEN KING FERIA CULTURAL DEL LIBRO EN EL ALTO
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SE VA LA SEGUNDITA Con dos jornadas de actividades, 50 stands y la participación de editoriales, artistas, investigadores, gestores culturales, escritoras y escritores, organizaciones sociales, instituciones públicas y privadas, la Feria Cultural del Libro, en su segunda versión, propone un nutrido programa y procura el fortalecimiento y fomento de la lectura, la escritura y la producción editorial en la ciudad de El Alto.
Matriarcal, ilustración de Pacho González Romero.
Por segundo año consecutivo, y en el marco de la celebración por el Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor, el jueves 21 y el viernes 22 se realizará en El Alto la Feria Cultural del Libro organizada por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB). David Aruquipa, jefe nacional de Gestión Cultural de la FCBCB, invita al público lector a participar: “podrán disfrutar de presentaciones de libros, mesas de diálogo, proyección de audiovisuales, espacios artísticos y múltiples actividades culturales dirigidas a niñas, niños, jóvenes y adultos. Son más de 50 de editoriales, universidades, museos, centros de investigación y otras organizaciones”, destacó. La FC-BCB presentará una agenda especial de los repositorios bajo su tuición: el Museo Nacional de Arte, el Museo Nacional de Etnografía y Folklore, el Centro de la Revolución Cultural, el Centro de la Cultura Plurinacional, la Casa de la Libertad, el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, la Casa Nacional de Moneda, el Museo
Es una producción de Parque Astral Comunicaciones. Dirección: Vadik Barron Rollano Diseño Gráfico: La Trini Redes: El Gato Fantasma Artes Visuales Colaboran en este número: Marcela Araúz / Mariana Ruíz Romero / Martín Zelaya contacto: latrinicultural@gmail.com facebook: LaTrini
Fernando Montes y la Casa Museo Marina Núñez del Prado. Entre los eventos centrales de la Feria estarán el homenaje al escritor Jorge Mancilla, Coco Manto y los lanzamientos de los libros Homenaje a Johnny Huarachi (OSAMA), combatiente de la Guerra del Gas (ACEA) y El honorable terrorista: Autobiografía política de Constantino Lima (Editorial Nina Katari). Dos títulos de la nueva colección del FC-BCB, Biblioteca Biografía, en estreno, serán Óscar Alfaro y Mural de la vida, referido al artista cruceño Lorgio Vaca. También verán la luz Regenerar la raza: política educativa en Bolivia (1898-1920) de Francoise Martínez (CIS); Itinerarios del Patrimonio Industrial Minero de Bolivia, Comunicación y periodismo de Alex Urquidi (Editorial del EPB) y Las cenizas son producto de su combustión de Rodrigo Villegas (Editorial 3600); además de la exposición itinerante Itinerarios del
Patrimonio Industrial Minero.
Todas las actividades artísticas y culturales de la Feria Cultural del Libro serán de acceso libre y gratuito.
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ACERCA DE LA NIÑEZ Y UNA NOVELA DE STEPHEN KING
MARIANA RUIZ ROMERO
A pocos días de que en Bolivia se celebró el Día del Niño, va esta reseña de un libro del impasible escritor estadounidense, pero a la vez una reflexión sobre la realidad y cotidianidad de los niños. Hoy es el Día del Niño. Me lo recuerdan las ingentes cantidades de anuncios que invitan a comprarles algo a nuestros pequeños y así garantizarles una felicidad cuantificable; algo que se pueda adquirir, medir, fotografiar. Porque el bienestar de los niños es en sí incuantificable, marca indeleblemente su futuro: tras esos primeros años, todos vivimos luego –como adolescentes, adultos y ancianos– reviviendo las circunstancias de nuestra infancia, las sensaciones asociadas, los maltratos, las injusticias y también los flashes brillantes de felicidad.
“El bienestar de todos los niños es, por tanto, todavía un ideal.” Stephen King piensa mucho en los niños, también. Ellos son los valientes protagonistas de novelas inolvidables, como It, o La chica que amaba a Tom Gordon. Los niños y niñas de sus historias son resilientes, solidarios e impacientes con los adultos, quienes viven enfrascados en sus vicios y rencores. Pero ¿qué pasa cuando los adultos deciden poner su atención en los niños? Peor aún, ¿qué pasa cuando un talento, una habilidad, podrían ser utilizados por ellos como un arma? El niño como producto, el niño como mano de obra, no como sujeto de derechos. No importa que en El instituto –la novela de King a la que ahora nos referimos– se hable de una situación ficcional en la que la telequinesis y la telepatía son las protagonistas. Lo que subyace en esta absorbente novela publicada en 2019 es el maltrato naturalizado y sistemático de los adultos hacia los niños a los que consideran de “su propiedad”. Los derechos de los niños son una novedad, un concepto que era inexistente hasta después, incluso, de la Segunda Guerra Mundial. La literatura para niños también pasó por una evolución, ya que se los consideraba pequeños adultos hasta finales del siglo XIX y no se escribía pensando en ellos como lectores. Sus intereses, su mundo interior, estaban supeditados al deber ser de la sociedad, que los aprovechaba en cuanto se los podía poner a trabajar.
En muchas partes del mundo, todavía hay niños y niñas (más que nada niñas) que no acceden a la escuela, que hacen trabajo manual muy duro y que se ven recompensados con maltrato y poquísima comida. El bienestar de todos los niños es, por tanto, todavía un ideal. En El instituto los niños especiales despiertan en un cuarto sin ventanas que parece ser el suyo, pero que en realidad no lo es. Han sido secuestrados y su espantosa rutina no tarda en empezar. Hay alcohol y cigarrillos disponibles, además de otros snacks y juegos, a través de tokens que están relacionados a la obediencia y ayudan sobre todo cuando los médicos empiezan a hacerles pruebas y colocarles dolorosas inyecciones con sustancias tal vez innecesarias. La mayoría del personal de este instituto es simplemente indiferente a su sufrimiento, aunque hay un par de espantosos guardias que se regodean en el dolor ajeno. Los sádicos. Es sabido que la mente de Stephen King funciona como una gran caja de resonancia: debe él mismo tener cierta habilidad telepática, porque puede transmitirnos pensamientos y flashes de memoria de la manera más vívida imaginable. Tal vez porque es un drogadicto recuperado: muchas veces las sustancias controladas sirven para bajarle el ritmo al input sensorial constante de los otros. Y no solo es un maestro del terror, también ha pensado durante más de 40 años en la telequinesis; las consecuencias de un enfrentamiento nuclear; la probable existencia de demonios y mundos paralelos. Para acercarse a excelentes ejemplos de telequinesis hay que leer a Carrie, y para saber de telepatía y alienígenas hay que leer Los Tommyknockers. El instituto es una obra cumbre, una forma lenta y despiadada de conmovernos respecto al sufrimiento de unos niños, valientes y solidarios entre sí, que descubren que juntos pueden constituirse en una fuerza descomunal, formidable e inimaginable para sus carceleros adultos. Los secuestros, además, hablan de un tema doloroso y recurrente: la enorme cantidad de niños y niñas desaparecidos. Se calcula que son 300 al año en El Alto, millones al año en América del Norte.
Con reminiscencias que nos llevan a los campos de concentración de Auschwitz, pero también a cualquier prisión actual, desde Guantánamo hasta los sótanos donde los rusos abusan de las niñas en Ucrania, King demuestra también que es un experto en la maldad del corazón humano. Como él dice: “El mundo es un lugar que asusta, no solamente en los Estados Unidos. Estamos en la casa embrujada, en el tren de los fantasmas, de por vida. A veces nos asustamos más que otras, pero a todos nos gusta que los monstruos de nuestra imaginación se enfrenten a los de verdad”. Una de las funciones de la literatura es contar la historia de la derrota del monstruo y así encender la chispa de la esperanza. La Declaración de Principios Universales del Niño, realizada un 12 de abril de 1952, también es una chispa en la oscuridad, un manifiesto en contra de la desigualdad y el maltrato que sufren los niños en el mundo.
“Una de las funciones de la literatura es contar la historia de la derrota del monstruo y así encender la chispa de la esperanza.”
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GUSTU: SU MAJESTAD El reconocido restaurante boliviano presentó su reciente menú que trae buenas nuevas: precios más accesibles en su propuesta de alta cocina. No es malo recordar que hace poco la cocinera principal, Marsia Taha, fue considerada como la Chef Femenina Revelación de América Latina.
Gustu fue, para muchos y por mucho tiempo, como esa pasión desenfrenada que quita el sueño. Esa obsesión que ansiamos, pero que no podemos tener. Así de lejano, casi imposible era. No podemos ignorar que su menú representaba lo inaccesible que había en este huerto del señor: hace un par de años una de sus propuestas llegó a costar 700 bolivianos, y 900 si incluía el maridaje. Se trataba del “Menú Bolivia”, un recorrido por 14 platillos, una vastedad de sabores procedentes de todas las regiones del país y un manifiesto de la gastronomía contemporánea en Bolivia. Pero, aun así, excluyente para la mayor parte de la población. También lo era para mí. Si estuve en Gustu antes se debió, en algunas ocasiones, a las delicias que conlleva realizar periodismo gastronómico. Y en otras, iba invitada por amores eventuales que tuvieron el tino de conquistarme por la panza. Y la comida de Gustu siempre fue lo memorable de esas citas. Hoy el restaurante tomó un giro de 180 grados con una nueva gestión en la parte gerencial, y con Marsia Taha a la batuta de la cocina, asumió una medida arriesgada: bajar los precios en su momento más luminoso.
MARCELA ARAÚZ MARAÑÓN www.marcearauz.blogspot.com
FOTOS: NICOL VARGAS
Me explico: el “Menú 3 Pasos” (entrada, plato fuerte y postre) hoy cuesta 140 bolivianos, con la exquisitez y novedad que representa, una experiencia culinaria para el comensal. Ese combo antes oscilaba entre 200 a 250 bolivianos. El “Menú Bolivia” hoy cuesta Bs 375 y consta de ocho pasos; eso sí, este debe ser pedido por la mesa completa. No es algo que se prepare solo para una persona por el tiempo y la maestría que compromete. No es una decisión ligera la que asumió el restaurante, más si tomamos en cuenta que en 2021 Marsia ganó el premio a la Chef Femenina Revelación de América Latina, galardón otorgado por la prestigiosa lista “50 Best Restaurants”, que es una radiografía a las cocinas, cocineros y cocineras que descuellan a nivel global. Hoy, con más centavos en los bolsillos y mejor selección en el amor, visité Gustu y paso a relatarles mi más reciente experiencia en este icónico rincón de la gastronomía contemporánea del país. Doce platillos del menú Fui a Gustu con un grupo de amigos, así que entre todos pudimos saborear 12 platillos. Las entradas cuestan Bs 40; los platos fuertes, Bs 75 y los postres,
Bs 35. Los describiré en el orden de sorpresa y deleite que sentí. - Llama ahumada, nido de yerbas y yema en tucupi: es un crudo o tartar de llama que lleva encima una pizca de polvo de ají de Padilla, flores comestibles como flor de mostaza y lavanda, además de brotes. Dios salve a este camélido. Una yema de huevo curada en garum (concentrado de pescado que eleva el sabor) ocupa el centro con un sabor muy sutil; también lleva verdeo y láminas de caya, que es un tubérculo parecido a la papa. La contundencia de este platillo tiene la rara combinación de la frescura que da la humedad de las flores. - Crudo de yacaré con urucú y sacha inchi: soy muy fan de la carne de yacaré –una especie de lagarto amazónico–, que en este caso va acompañada de mango verde, cañahua rosada, tallos de cilantro y flores. Estos elementos son bañados en aceite de cilantro, aceite de achiote o urucú y todo ello, sumergido en una fina capa de leche de almendra sacha inchi. - Palmito, asaí y crucíferas: en la base del plato se despliega salsa de asaí. El palmito está cocinado en mantequilla avellanada y chivé negro (una pasta hecha en base a yuca). También incluye
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A NUESTRO ALCANCE palmitos frescos acompañados por berros. Contra toda expectativa, la salsa de asaí no me sorprendió en la magnitud que ese producto amazónico acostumbra. Me costó decodificar su sabor en este plato. - Tripa, papa y miso de quinua: la tripita está perfectamente frita y acomodada de manera vertical en el plato hondo, lleva encima polvo de ají de Padilla de Sucre y la acompaña el crocante de yuca y la chila (polvo hecho a base de plátano verde). Ahora, con ustedes, ¡los platos fuertes! - Pato, chicha y maíces: el pato es una de mis carnes favoritas y en este platillo se presenta en dos formas. A un lado tenemos un tamal relleno de pato confitado, bañado en salsa de espinaca, gel de chicha, crocantes de maíz y ají de Padilla, y brotes de mostaza. Y como segunda presentación, la pechuga o magret de pato cubierto en glace, que es una reducción de los jugos. Un platillo simplemente memorable. - Cordero, payuje y chila: se trata de terrina de cordero preparada en cocción lenta por más de ocho horas y que mantiene su forma gracias al colágeno. El jugo es reducido a un glace con el que se baña la carne; en el plato también hay payuje que, en el proceso de cocción lenta, se oxida y se vuelve morado naturalmente. El payuje es un puré de plátano de la Amazonía. Acompañan chipilos (crocantes de plátano), chila y las flores del plátano, encurtidas, deshidratadas y luego fritas para coronar la exquisitez. Mucho cuidado, esta propuesta es contundente. - Paiche, isaño y chivé negro: el pescado es cocinado con una reducción de naranja, ají gusanito de la Amazonía (uno de los ajíes más picantes del país), mantequilla avellanada, crema de queso e isaño, que es un tubérculo oscuro que es expuesto al sol para suavizar su sabor. También lleva papalisa y brotes de amaranto. Como bien lo definió una amiga, el paiche es el tipo de pescado que le gusta a la gente que no come pescado… y estoy muy de acuerdo. La verdad, no lo extrañaría. Ni él a mí. - Hongo de pino, papitas y huevo frito: este platillo parece una minuciosa,
espléndida instalación de arte: “verde que te quiero verde”. Este hongo solo crece en los bosques de pino y es conocido como callampa; tiene un sabor bastante terroso y está confitado con ajo y aceite de romero. Acompañan papas imillas deshidratadas, un huevo con la yema a punto en la base y verdeo en distintas texturas, como la lechuga kale. “No vives de ensalada”, diría Bart Simpson y aunque en el caso de este platillo verlo es genial, esperaba mayor variedad en el sabor. Eso sí, la experiencia del paladar con tanta textura es digna de destacar. Ahora los postres - Helado de roble, algarrobo y chocolate: Hasta ahora yo no sabía que necesitaba un helado de roble chiquitano en mi vida. Pues resulta que sí. Esta delicia fue infusionada y hervida en leche; lo acompañan chips del mismo árbol y encima lleva una galleta de algarrobo con chocolate y cacao. Sentí mareos de tanta felicidad en mi boca. Deben probarlo… y, sí, uso el verbo “deben”. - Helado de llullucha y maní: la llulluchaes un alga del lago Titicaca que para esta preparación fue infusionada en leche; a partir de esto se hizo el helado. Luego colocan llullucha frita, acompaña un praliné de maní y merengue tostado. - Helado de chirimoya, merengue de Hibiscus y flores secas: en la base está una pavlova, que es un merengue semiseco en el que se postra el helado de chirimoya coronado de flores secas. Una probadita de frescura. - Helado de cereza, chocolate y menta: arándanos silvestres, helado de frutos rojos y unas hojas de menta. Las gomitas de frutos rojos, la misma base de la fruta en diferentes tratamientos. A lo larga de la velada gastronómica se advierte total sincronía en la cocina –que está a la vista de cada comensal– como en el servicio. Ya no queda duda: Gustu ha dejado por sentada su identidad, en el sabor, el emplatado. Alcanzó su madurez. Ya no es un ente juguetón que experimenta, aunque lo haya hecho con éxito. Y es este tipo de propuestas que se atreven a tomar nuevas rutas las que dejan en claro en qué manos radica el esplendor.
Apuntes sobre los productos - Es importante resaltar que Gustu apoya a comunidades que se hallan al norte del departamento de La Paz consumiendo su producción. Es el caso del yacaré, del que se hace una caza sostenible una sola vez al año. - El paiche es un tipo de pescado de consumo controlado para mantener el ecosistema, porque se trata de una especie depredadora. - Los vinos que incluye la carta son de bodegas pequeñas, exclusivas.
6 Apuntes en torno a Huaco retrato (Dum Dum, 2021) de Gabriela Wiener.
LA SUFRIDA ARTESANÍA DEL YO En el primer párrafo de Huaco retrato (Dum Dum, 2022), Gabriela Wiener da las claves del libro:
sagrados (huacos), que hasta ahora adornan los grandes museos europeos.
Lo más extraño de estar sola aquí, en París, en la sala de un museo etnográfico, casi debajo de la Torre Eiffel, es pensar que todas esas figurillas que se parecen a mí fueron arrancadas del patrimonio cultural de mi país por un hombre del que llevo el apellido. (11)
La reflexión sobre su tatarabuelo resurge en pleno duelo: ¿qué mejor detonante que el dolor para escudriñar los intersticios internos vedados a propósito a sabiendas de que ahí hay más dolor? Surgen, decíamos, durante el regreso momentáneo (retorno, otro leitmotiv de introspección) a su Lima natal a la que Gabriela llega tarde, cuando su padre ya había fallecido.
Identidad y arraigo. Y desarraigo. Y extravío. Y atavismo. Y tradición. Y ruptura… en fin, todas categorías y niveles de una crisis existencial muy particular: lejos de hundirse en el sinsentido de la vida y renegar de su condición de ser y estar, más bien la autora peruana canaliza la crisis identitaria en un cuestionamiento histórico, cultural anticolonialista.
Raúl Wiener, reconocido intelectual de consecuente militancia en la ideología de la igualdad, vivió una doble vida: la oficial con su mujer y sus dos hijas (Gabriela, una de ellas) y la secreta: en otra casa de otro barrio, con su otra mujer y su otra hija. Durante décadas se turna y zafa hasta lograr la aceptación y resignación de ambas.
¿Por qué asumir otras culpas?, “… me siento rodeada de agujeros hechos por mí misma que no sé cómo llenar” (32). “Soy consciente de que intento construir algo con fragmentos robados de una historia incompleta” (39). Todo se va develando poco a poco en el transcurrir de las páginas de esta crónica, exitosísima en España y muchos países de América Latina y que encuentra en Bolivia la primera edición alternativa (¡punto alto para Dum Dum!) al margen de la totalizadora Penguin Random House.
Me pruebo las gafas sucias de papá y por primera vez en mi vida, y aún más fuerte desde que me bajé demasiado tarde de ese avión, siento que a lo mejor tengo que empezar a pensar seriamente en que algo de ese ser fraudulento me pertenece. Y ya no sé si me refiero a mi padre o a Charles. (19-20)
Por un lado, está la historia de su tatarabuelo, el famoso “arqueólogo” Charles Wiener –que en realidad era, ante todo, un saqueador de tesoros precoloniales– y la trascendencia de esta pesada herencia. Y por otro, la deriva personal de Gabriela Wiener –narrada sin tapujos ni matices–, a partir de la muerte de su padre, el escritor Raúl Wiener. A fines del siglo XIX, Charles Wiener, desarraigado profesor austriaco que añoraba obtener la nacionalidad francesa y el reconocimiento de la élite parisina, consigue patrocinio para explorar el exótico Perú (y de paso también llega a Bolivia) de donde recolecta toneladas de piezas precoloniales, generalmente tomadas directamente de sitios
Este es el escenario en el que navega la cronista. Trata de entender cómo su padre izquierdista vivió a la sombra de su “pecado” patriarcal y colonialista. Trata de entender cómo pese a que va en total contra ruta con su estilo de vida, ella no solo lo bancó tácitamente, sino que no dejó brindarle un trato casi reverencial. Trata de no ceder a la tentación de dejar atrás su vida en Europa (ahora vamos a ello) para quedarse en su país con el pretexto de un nuevo amante y, de pronto, volver a la quietud e inercia de su familia y entorno social tradicionalistas de los que tanto le costó desprenderse. Gabriela Wiener es bisexual y poliamorosa. Vive en Madrid con su marido –“un cholo peruano”, dice ella que se considera india– y con su mujer, una española de clase alta y familia franquista. Vive además con su hija adolescente y el bebé que tuvieron sus dos
MARTÍN ZELAYA
marides. Exhibicionista innata, Wiener no desperdicia pretextos para contar explícitamente sus devaneos sexuales con hombres y mujeres, sus remordimientos por traicionar a sus marides, su aceptación de que esos remordimientos no son del todo sinceros e incluso las dudas de autoaceptación que a veces le vienen a la mente, como cuando admite que a veces le gustaría ser blanca y delgada como su esposa. ¿Cuánto de autoficción tiene Huaco retrato? Hoy está muy mal vista la llamada “literatura del yo”, sobre todo en círculos narrativos de las llamadas nuevas generaciones, pero este libro y otros parecidos, calan y muy bien entre ellos. ¿Cuál es el límite entre crónica literaria y ficción? ¿Hasta dónde es aceptable la primera persona? ¿Cuánto de crónica, en el sentido tradicional del término hay en Huaco retrato? El libro se disfruta de cabo a rabo, pero no hay manera de dejar de plantearse la duda razonable de que para que todo quede tan redondo hay mucho de imaginación. Y ojo, con el perdón de los puristas, esto me parece legítimo y válido… tan legítimo y válido como que, más allá de las odiosas y predominantes odas al ego, hay también “literatura del yo” de alto nivel. Empieza Gabriela hablando sobre Charles y luego se siente identificada: Su autorretrato vital, el del narcisista obsesionado con el éxito, es tan impúdico que no necesita estar desnudo. Cuántas veces me han preguntado sobre el desnudamiento en mis libros, por qué solo escribo sobre mí, para terminar en mis respuestas siendo aún más inaguantable. Conozco bien la sufrida artesanía del yo, lo delatador de mi materia prima, del material en bruto en una historia sin ficción aparente y los peligros de la construcción de un personaje que eres tú, cuando aún no se domina del todo el arte de limpiar las basuritas de contarse a uno mismo (…) La primera persona puede llevarte a ser injusto y creer que tienes la última palabra, y ni la mala conciencia te salva. (94)
BAJO PERFIL VADIK BARRON
7 Radicado en Samaipata, donde acaba de participar del Encuentro de Música Medicina, Daniel Bargach Mitre, venezolano y argentino por ascendencia, boliviano por adopción, conocido también como el Pana y reconocido como artista sonoro y músico electrónico con su alias Op3rador, viene trabajando prolíficamente y con bajo perfil desde hace ya varios años.
No por nada su sello discográfico como productor y músico independiente lleva el nombre de Bajo Perfil Records. Si el nombre de sellos como Ombrecordlabel, Kumbale, Pilla Records, Folcore no te suena para nada es probablemente porque, por providencias propias del mercado musical o por elección de los creadores de estas músicas, se ha ido generando una interesantísima escena underground que funciona bajo sus propias reglas, traspasa fronteras y proyecta artistas, todo en el contexto de una música electrónica no estrictamente comercial. Y, por el mentado bajo perfil como marca registrada, probablemente no sepamos que Bargach hizo la música original para la popularísima película ¿Quién mató a la llamita blanca? (Rodrigo Bellott) o que trabajó en el montaje y diseño sonoro de Las Malcogidas (Dennisse Arancibia), o que ha ganado el Premio Municipal de Nuevos Medios 2015 (La Paz) y el Siart 2016, entre otros premios, como artista sonoro o artista contemporáneo. Esta profusión de profesiones que profesa este ineludible personaje del audiovisual boliviano, no escamotea su calidad en los diversos rubros en que incursiona.
Op3rador Op3rador ha publicado y colaborado con diversos temas, remixes, eps y lps con los sellos Folcore, Ombrecordlabel, Pilla Records, San Pedro, Kumbale, Randomisnotwhatever, Neurotrance Records y Del Parche al Sampler. Ha participado en festivales en Venezuela, Argentina, Chile y Bolivia como Dropfest, Kiebre, Tsonami, Moonchild, Seeds, Sonandes, Mutek AR, entre otros. Discografía Shipibo Dmt, single, 2022 WiWiWiWi, single, 2021 Siempre estoy donde quiero estar, LP, 2020 (Visceral) Ofrenda, LP, 2018 San Pedro Music. Multi Kuti, 2017 (Compilado)
Desde Samaipata, adonde se han retirado muchos artistas en pos de una vida alternativa y apacible, pero no por ello laxa en cuanto a movida artística, el Dani le cuenta un poco de esta historia a La Trini y conversamos brevemente sobre su más reciente producción: el single Shipibo Dmt, realizado en colaboración con Olinda Silvano, cantante, artista textil y sanadora de la Amazonia peruana; publicado por Folcore, sello con sede en Barcelona y que ya se encuentra en todas las plataformas de distribución musical.
OMB. Noveno aniversario, 2015 (Compilado)
“La primera grabación se hizo en Iquitos, Perú, en 2018, durante la realización de Aniamazonia, que es un encuentro creativo –fomentado por el Taller Ambulante de Formación Audiovisual (TAFA)– entre artistas, sabios y sabias de la Amazonía para realizar animaciones. El foco es darles voz a las plantas maestras del bosque”, cuenta el Pana, y continúa: “yo quedé enamoradísimo de ese canto y le pedí hacer una colaboración. Luego el tema lo fui trabajando en La Paz. La idea fue destacar el icaro (canto mágico y sagrado utilizado en la medicina tradicional amazónica peruana) cantado por Olinda, sumarle paisajes sonoros amazónicos, tomados en el lugar, y resaltar el aspecto emotivo del tema con arreglos más contemporáneos de sintetizadores, ocarinas y xilófonos, y ver cómo los sonidos se interconectan. Explorar el sonido y la letra como una forma de introspección y aliento imaginativo dentro del imaginario de las plantas maestras”.
Venezuela Demo, LP, 2007(Compilado) Falla de Borde, EP, 2003 (+ Paranoir)
Ayahuasca, canto sanador, paisaje sonoro, exploración. Imágenes, kené (diseño) e interconexión. Fibras que entraman el tejido siempre inquieto y vivo de un creador cabal. Ante un paisaje muy distinto, me aboco a la experiencia inmersiva de la escucha de Shipibo Dmt. Es un viaje. Les cuento al regreso.
San Pedro Music. Full Moon, 2012 (Compilado) 7 potencias, 2016. Folcore Records Malandra. 2015. OmbRecordlabel El Eje del Mal, LP, 2011. Op3rador Vive, 2007. Pilla Records
Jazzer, LP, 2002 Sincronizador, LP, 2002 Olinda Silvano Reshinjabe Artista textil, cantante y sanadora de la etnia Shipibo, procedente de la Amazonia peruana. Desde niña fue iniciada en la tradición chamánica relacionada al consumo religioso y medicinal de la ayahuasca. Las imágenes producidas por la experiencia son representadas en textil, dando origen al arte del kené (diseño) que Olinda practica hasta el día de hoy. Es un referente del canto espiritual y de las luchas por los derechos de las mujeres indígenas migrantes. Se han dedicado exhibiciones a su trabajo textil en la Universidad Nacional de San Marcos, Lima, Perú; en el Museo de Antropología de Vancouver, Canadá; y en la Feria Internacional de Arte contemporáneo, 2019 (ARCOMadrid), España.
8 La lupa sobre los ambientes Los ambientes de Gustu están recubiertos de manera, con una decoración sin ostentaciones. Más bien se advierte en algunos rincones referentes de diferentes regiones del país, como las tullmas de colores que destacan en las gradas que llevan del primer al segundo piso.
MARCELA ARAÚZ MARAÑÓN
FOTOS: NICOL VARGAS
Espaciado, con una distancia de al menos dos metros entre mesa y mesa, lo que domina el primer piso es la cocina abierta, con enormes ventanales que permite al comensal apreciar el proceso existente en la cocina. La sincronía del equipo. A un costado de la puerta principal es el reinado del somellier con la exclusiva propuesta en bebidas que tiene el restaurante.
GUSTU: UNA EXPERIENCIA GASTRONÓMICA
Gustu se halla en la calle 10 de Calacoto casi avenida Costanera, en la ciudad de La Paz.
(viene de las páginas 4-5)