REVISTA CULTURAL I Año 1 I Número 10 I 05 DE JUNIO DE 2022
“ME GUSTA EXPLORAR LO QUE ME PIDA LA ESCRITURA” Una conversación con Magela Baudoin: lenguaje, realismo y el oficio de escribir PÁG. 4-5
BOLIVIA ROCKEA: LA CHIVA & CARTEL AFÓNICO SERGIO ZAPATA: CINE, ARCHIVOS Y PRESENTE TRAZOS EMERGENTES: ARTE EN COCHABAMBA www.revistalatrini.com
2 En febrero pasado, el Gobierno Departamental de Cochabamba lanzó una convocatoria para artistas locales a fin de brindar espacios de exposición. Del 1 al 15 de junio, once artistas jóvenes seleccionados son parte de la exposición Trazos Emergentes en el Salón Melchor Pérez de Holguín, de la Gobernación de Cochabamba.
ARTE EN EMERGENCIA LA TRINI Un salón de arte colmado de público evidencia la reactivación del sector cultural, uno de los más golpeados por los casi dos años de restricciones relacionadas a la pandemia. La muestra Trazos Emergentes reunió a nuevos exponentes del arte cochabambino con diferentes propuestas. Conversamos con una de las artistas seleccionadas, la acuarelista Vicky Claure, sobre la muestra y el estado de salud del arte en la ciudad del valle. ¿Qué artistas participan en Trazos Emergentes? Participan de la muestra colectiva Kevin Martínez, Lucio Flores, Aidé Yapari, Carola Choque, Carmen Villaroel y Sylvia Huarachi, en la técnica de pintura al óleo; Vicky Claure y Álvaro Rojas, en acuarela; Pamela Girón, escultura; Will Fernandez en pintura con café; y Margarita Nina en la especialidad de escultura en madera. ¿Cómo ves el panorama de las artes plásticas en Cochabamba? El camino es un poco empinado, pero hay una buena escuela de artes, en Cochabamba, la Raúl G. Prada, que tiene excelentes maestros. Precisamos apoyo de parte de las entidades públicas. A pesar de ello los artistas siempre destacan, tenemos excelentes artistas. Es muy difícil ser artista en Bolivia. Es casi un sueño vivir del arte, pero el compromiso de uno mismo, por responsabilidad y honestidad, si uno se da cuenta que es artista tiene que seguir ese camino, siempre es posible. Hay que seguir luchando por lo que podemos hacer. Y no hay nada más gratificante que lo que se ha dado: una inauguración llena de seres queridos, de amigos entrañables que han venido a mirar y a abrazarnos. que contarnos esfuerzo hemos logrado. Estamos agradecidos. Izquierda: óleo de Carmen Villaroel. Abajo: Acuarela de Vicky Claure (detalle)
Vicky Claure, acuarelista Estudió en la escuela de arte Raúl G. Prada del 2014 al 2017. En el ámbito local realizó exposiciones en Salón Mario Unzueta del 2016 al 2019, en el Gran Hotel Cochabamba, en la Casona Santivañez. Participó en la Bienal de Humahuaca, Argentina, en 2017 y en la exposición itinerante de la 1ra Bienal de arte Quipus Corazón de América, Santa Cruz, 2017. Ha tomado clases magistrales con varios maestros internacionales de la acuarela como Atanur Dogan, fundador y presidente de la International Watercolor Society (IWS, Sociedad Iternacional de la Acuarela) y Evaristo Callo (Perú); y nacionales José Rodríguez Sánchez, Gerardo Zurita y Julio Casanova. Incursionó en el muralismo junto a sus colegas Freddy Rivera, Kevin Martínez, Cecilia Peñaranda, con quienes realizó un mural histórico en Sacaba, en 2020 y varios murales en Cochabamba. Es una producción de Parque Astral Comunicaciones. Dirección: Vadik Barron Rollano Diseño Gráfico & Redes: La Trini Colaboran en este número: Martín Zelaya / Sergio Zapata / Ariel Antezana Tapa: acuarela de Cecilia de Marchi contacto: latrinicultural@gmail.com www.revistalatrini.com
“Es muy difícil ser artista en Bolivia”.
CÓMO DUELE SER PUEBLO: CINE, ARCHIVOS Y PRESENTE
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Acaba de estrenarse la película Cómo duele ser pueblo de Hugo Roncal. Este hallazgo cinematográfico, un rescate tras casi 40 años, permite pensar en una serie de elementos atingentes al cine y al campo cultural bolivianos. SERGIO ZAPATA
Desde varias coordenadas, en lo que va del siglo, se ha planteado un giro archivístico; es decir, el reconocimiento del archivo, ese conglomerado de objetos, materiales o no, reunidos, ataucados, confundidos; cachivaches o tesoros; espacios contenedores de la anamnesis, el recuerdo y la tradición.
enorme empresa ejecutada por Carlos Mesa, quien reescribe o – mejor dicho– “monta” la historia de Bolivia en 24 DVD (2009). En este caso, el archivo de imágenes, provenientes de diversas fuentes y acerbos tiene un fin estrictamente contextual e instrumental a la voz y figura (de Mesa) que narran episodios de la historia de todos En ese escenario habita la nosotrxs, lxs bolivianos. esperanza de encontrar claves Ambas piezas, con sus distancias para comprender el presente, sensibles y diferentes pretensiones, que permitan abrir la historia tanto estéticas como políticas, presuntamente cerrada o interrogan al archivo como clausurada, tanto a nivel individual fuente de verdad y validez y, a como colectivo. El uso del archivo su vez, a las mismas imágenes familiar o personal lo vemos en en su pretendida posesión de varias obras visuales. La fotografía albergar atisbos de verdad; por está plagada de estas relaciones, así tanto, un lugar donde reside lo como el cine, y en el cine boliviano real. En el caso de Ovando, las un caso ejemplar es Algo quema imágenes queman; son materiales (Mauricio Ovando, 2018) filme en familiares que dialogan con lo el que el director logra poner en oficial, interrogan el significado diálogo el archivo cinematográfico de las imágenes, de lo que de su familia con el archivo oficial estamos viendo. Las imágenes son de Bolivia, para construir una cenizas del fuego de la realidad. imagen desde el presente de su Mientras que en el segundo familia; la de él y la de quien caso debido al uso, reutilización, fuera su abuelo, el general Alfredo descontextualización de las Ovando Candia. imágenes en distintas ocasiones a Otra manera de emplear el lo largo de los 24 DVD, estas se archivo, con otros fines, fue la subordinan al significado que la
voz del director/historiador Mesa le asignan, disolviendo la potencia de las imágenes en beneficio de su versión de la historia de Bolivia. Otra apropiación –ya no del archivo familiar, como en el caso de Ovando, ni del institucional como hace Mesa– de imágenes, en este caso, provenientes del patrimonio cinematográfico boliviano custodiado por la Cinemateca Boliviana, se halla en Volivia (2014) de Sergio Pinedo, quien interviene sobre archivos de materiales de televisión y cine bolivianos, con las técnicas de glitch y datamosh. Siguiendo esta veta creativa contamos con trabajos de Sergio Bastani, Carlos del Águila, Camila Perales, Gilmar Gonzales, Esperanza Eyzaguirre, Esteban Prudencio, Miguel Barrera, Solandre Vásquez entre otros cineastas/artistas visuales que en la última década se vienen apropiando y desacralizando imágenes del archivo audiovisual boliviano.
boliviano en las últimas décadas, y más aún en estas revisiones y apropiaciones del archivo boliviano por parte de lxs nuevxs cineastas que los historiadores omiten, como hicieron y hacen con el pueblo. El historiador, en la acción de nombrar, muestra, visibiliza; confecciona un archivo; determina qué pertenece al orden de lo visible e incluso de lo Cómo duele ser pueblo (Hugo Roncal, decible y qué no. Estos historiadores 1981-83), película que bien puede a los que hacemos referencia, ser considerada un hallazgo, otorgan valor a los restos, a las confirma la necesidad de revisar y imágenes, asignándoles significados. revisitar la noción misma de archivo y de historia del cine boliviano como Cómo duele ser pueblo, nos trae la concibieron y escribieron Mesa, imágenes del pasado, de una época Gumucio o Mariaca. Estas visiones en la que se miraba hacia las minas son lineales, autorales, masculinas e y cuando la ficción pretendía internacionalistas; desatienden una comprender, denunciar y entretener. de las coordenadas fundamentales Son imágenes producidas en la que la película de Roncal introduce, naciente democracia. El espectador en el albor de la era democrática en actual, emancipado, seguro sabrá Bolivia: el pueblo (y su dolor), temas asignarle sentido a esta película, recuperada; un esquivos para estos historiadores aparecida, genuino hallazgo. Y los cineastas y ensayistas que desconocen la potencia significante del pueblo en e historiadores, como ocurriera imágenes, extravagante quizás para con Wara wara (J. M. Velasco proyectos que reivindican el Estado Maidana, 1930-2010) tendrán nación mestizo hasta nuestros que recurrir a la imaginación para días. El pueblo como una latencia, disputar sus coordenadas y su herida e incluso síntoma aparece potencia en el archivo audiovisual y en distintas piezas del cine y video cinematográfico boliviano.
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ESCRIBIR PARA REARTICULAR EL LENGUAJE DESDE EL EXTRAÑAMIENTO Conversamos con Magela Baudoin a propósito de su participación en el Benengeli 2022 que este año, además de celebrar la lengua española, indaga en torno al realismo.
MARTÍN ZELAYA
a la descendencia en el siglo XXI del movimiento estético literario del siglo XIX? o, de manera súper elemental, ¿al impulso –inútil por lo demás– de relatar la realidad “detallándola” tal cual es? ¿El realismo sería aquello que supuestamente no se “inventa”? Otra posibilidad sería aceptar que la realidad es inconmensurable e infinitamente plástica y maleable, y que el realismo es necesariamente un proyecto inalcanzable, elíptico, utópico o incluso fracasado y, por lo tanto, un espacio continuamente fértil para la literatura, es decir, para la imaginación.
Al ser la realidad tan infinita como moldeable –piensa Magela Baudoin– el realismo es, desde ya, un proyecto imposible. “Y, por lo tanto, un espacio continuamente fértil para la literatura, es decir, para la imaginación”. En otro momento de esta charla, afirma que “el (idioma) español es un río caudaloso y vivo, lleno de bifurcaciones, de corrientes internas, de rápidos, de zonas inexploradas”. Realismo y lenguaje. De eso conversamos con Baudoin a propósito de su participación en la Semana Internacional de las Letras en español “Benengeli 2022”, evento organizado por el Instituto Cervantes. La escritora boliviana compartirá palestra con más de 40 escritores que entre el 6 y el 10 de este mes convergerán en conversatorios presenciales (en
Sídney, Nueva Delhi, Toulouse, Dakar y Chicago) y virtuales. El realismo, así, a secas, sin mayores preconceptos o ejes temáticos guía, es el tema base en torno al cual debatirán, entre otros, Sergio Ramírez, Alfredo Bryce Echenique, Luisa Valenzuela, Rosa Montero, Katya Adaui y Fernanda Trías. La programación virtual de este encuentro está disponible en https:// cvc.cervantes.es/benengeli22/. - A estas alturas, cuando la mayoría deja de lado ciertos encasillamientos que antes primaban en la literatura, y dados los avances en la sociedad y las tecnologías, ¿se puede concebir, describir el realismo igual que antes? - No lo creo. Me pregunto, ¿a qué le podemos llamar realismo? ¿Al devenir,
Creo que es a esto a lo que se refiere Beatriz Sarlo cuando dice que no hay narración sin experiencia pero tampoco hay experiencia sin narración. El lenguaje –dice Sarlo– libera lo mudo de la experiencia, la redime, la expande, la resignifica porque es una construcción imaginada. Pensar en el realismo de una forma abierta significa, y esto lo explica Sarlo con las palabras de Hannah Arendt, “entrenar a la imaginación para que salga de visita” y se separe de su inmediatez identitaria. Por muy apegada que esté a lo “real”, a lo que se testimonia, la imaginación necesita de ese recorrido que la saca de sí misma y la vuelve reflexiva, porosa, cuestionadora. Es eso lo que a mí me interesa de la escritura, su posibilidad de rearticular el lenguaje desde el extrañamiento. - Muchas escritoras latinoamericanas en los últimos años incursionan en lo sobrenatural, lo gótico, el terror, pero hay críticos que dicen que aun así no abandonan del todo el realismo, visto este desde una óptica acorde a ciertas coyunturas y contextos en otros
momentos casi inverosímiles. Puedes reflexionar al respecto, por favor. - ¿Por qué debería abandonarse el realismo si, como hemos dicho, es un espacio tan fecundo para la imaginación? O ¿por qué lo sobrenatural, el horror o lo fantástico deberían ser territorios sin mácula? Creo que cada época tiene sus necesidades expresivas y encuentra sus lenguajes y sus formas. No es lo mismo investigar en los archivos de una biblioteca que vagabundear cotidianamente por internet. Me parece que estamos en un momento de una gran riqueza en donde más que el culto a géneros particulares, hay menos pudor en honrar la reescritura. Lo que tienen en común muchas de estas escritoras es el desparpajo y la libertad con que rescatan del olvidadero de la cultura materiales otrora incombinables e inconfesables. Me llaman particularmente las estéticas que exhudan su belleza de viejas cicatrices, que trabajan con formas trasegadas y que pueden hacer poesía sin complejos a partir de ese “bastardismo”, para usar el término propuesto por María Galindo. Pero esto, tampoco es nuevo, ¿no? Siempre estuvo ahí, solo que ahora hay un interés por mostrarlo. Pienso en el tremendo atrevimiento de Matilde Casazola, que a mediados del siglo pasado mezcló la música popular, la música clásica, la poesía; que propuso el cuerpo como un lugar desde el que es posible pensar, hacer filosofía, desbaratando con ello el cogito cartesiano que separa razón y sentimiento; que desjerarquiza la idea del hombre y propone, por ejemplo, un dios con cuerpo y con callos en los pies; que concibe una idea de patria
5 desbordada, excéntrica, excedida más allá de sus fronteras; y que desestabiliza la idea moderna de autoría con una voz, la suya, que es muchedumbre. Ahí también están Hilda Mundy o María Virginia Estenssoro, tan eclécticas como iconoclastas. Por otra parte, en un mundo donde la ciencia ficción cada vez más es lo “real”, donde el metaverso, los avatares, las criptomonedas y el ciberespacio ofrecen el devenir hipnótico del capitalismo, ¿no será el realismo un modo de resistir? - ¿Consideras que tus tres libros publicados son literatura realista? - Puede ser, si somos estrictamente literales. Creo que hay en mis cuentos una experimentación bastante evidente desde el realismo con los archivos de la memoria (sean estos de la memoria personal como de los archivos de la historia, de la prensa), pero también una exploración onírica y un trasvase entre la realidad vivida y la realidad leída. No estoy muy segura de que ese espacio
imaginado pueda esquematizarse tan fácilmente en el orden del realismo. Hay personajes que viven en la vicariedad de lo imaginado, en la ensoñación, como la chica de “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, que en realidad está repitiendo en su mente un poema que es la anunciación de un suicidio. Para mí ese es el cuento, esa viscosidad mental. En mi escritura es poco relevante la anécdota, la peripecia dramática; me ocupa más lo que ocurre con el lenguaje, antes, después y alrededor de él. Lo que me ocupa o preocupa es la “maleabilidad” de la realidad en el lenguaje y en el pensamiento (porque toda construcción del lenguaje es una construcción imaginada). El modo en que el lenguaje la metaforiza y la vuelve símbolos. - ¿Te interesa explorar otros registros; lo fantástico o alguna variedad? ¿Te ves incursionando en ello? - Me gusta explorar lo que me pida la escritura. Fuera de una novela, que está un poco detenida, ahora estoy escribiendo algo más cercano a la poesía,
más sincopado y escindido de la realidad, tal vez porque el ritmo de la vida no me permite una escritura más sostenida y concatenada. Es un ejercicio que explora un fantástico balbuceante y donde la noción del espacio está resultando obsesiva. Tal vez no resulte en nada publicable, pero ahí estoy escribiendo estas pequeñas islas oníricas cada día. “En mi escritura es poco relevante la anécdota, la peripecia dramática; me ocupa más lo que ocurre con el lenguaje, antes, después y alrededor de él”, acaba de decir Magela. Y esto remite a un antiguo texto suyo que corremos a buscar. Se llama “El arte del regreso”, y fue su ponencia en las II Jornadas de Literatura Boliviana de 2015, que luego fue recogida en el libro Haciendo mundo (Editorial 3600).
manera inconsciente. Me parece una definición vital a la hora de pensar en el proceso creativo (…). Si me lo preguntan a mí, diré que preferiría un lector lento, de esos que no se apuran, entre otras cosas porque leen con muchas interrupciones: subrayando, doblando páginas, haciendo anotaciones en múltiples libretas. No uno rápido ni memorioso, sino uno que aprecie más la relectura y que tenga una gran conciencia de su ingenuidad. Es decir, que lea más allá del placer, mirando en sesgo, porque ya habrá descubierto que los misterios de un buen cuento están cifrados, no como enigmas recónditos, sino usualmente como detalles a primera vista insignificantes; dispuestos casi al olvido sobre una esquinera.
Escribe Magela: Todo escritor es primero un lector y escribe para el tipo de lector que es o que se prefigura, aunque sea de
Es así como Baudoin concibe los escenarios, canales, procedimientos y propuestas en esto de hacer literatura.
LA LENGUA, ESCUDO Y PUENTE - Benengeli 2022 es un evento que realza nuestro idioma. ¿Cómo ves a la lengua española desde tu oficio de escritora? Su estado actual, su evolución y situación en el contexto en que vivimos y frente a otras lenguas. - Pienso que el español es un río caudaloso y vivo, lleno de bifurcaciones, de corrientes internas, de rápidos, de zonas inexploradas. Tiene tantas ejecuciones como hablantes y por la migración se produce un maridaje que solo puede ser fructífero. Incluso en la mezcla con el inglés, el español adquiere una fuerza extraordinaria. Las lenguas quebradas son los tatuajes que vienen a contar los cuerpos de este tiempo. Y eso es una forma de visibilizar cosas que a veces no se quieren ver ni decir. - Vives en EEUU, hablas y lees en inglés. ¿Cómo cambió tu percepción y manejo del español cuando empezaste a dominar otra lengua? ¿Hay otras perspectivas, aproximaciones? - Pues en cuanto al inglés todavía sigo en un túnel largo en el cual no veo la luz… jajaja. Estoy muy lejos de dominarlo, pero el camino me ha dado muchos aprendizajes desde la enorme indefención que supone no poder sostenerte de un aparato epistemológico que puede explicarte y protegerte, porque eso es una lengua, en definitiva: un escudo y un puente. Por otra parte, comprendí, más que antes, que el habla de las personas es una piel llena de cicatrices, de mutaciones, de marcas, de resistencias que está trasluciendo espacios, tiempos, injusticias, desobediencias, acontecimientos creativos. El habla es el cuerpo del pensamiento y, a través de ella, puede hacerse carne una identidad. Una manera de decir es un acto político. Por eso, el habla no sale indenme de la vida y tener esa conciencia es hermoso. Me interesa aproximarme a mis personajes desde el habla, por ejemplo, porque su ejecución dice mucho más de ellos mismos que lo que puede apuntar, de pronto, el narrador.
PERFIL
“Todo escritor es primero un lector y escribe para el tipo de lector que es o que se prefigura”
Magela Baudoin, narradora boliviana nacida en 1973. En 2015 ganó el Premio Gabriel García Márquez por su libro La composición de la sal. En 2014 obtuvo el Premio Nacional de Novela por El sonido de la h. En 2021 publicó Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Es fundadora y coeditora de Mantis, sello editorial que publica títulos de escritoras latinoamericanas.
Fotografía: Robert Brockmann
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ARRIBA LA CHIVA
Con Gira Otoño, que cerró este viernes 3 de junio en Cochabamba, la banda sucrense volvió a recorrer varias ciudades del país después de dos años de encierro, con un repertorio imbatible y una impactante energía en escenario. Hablamos con Gonzalo Pardo, El Chivo, sobre esta aventura. Las agudas y desgarradas notas de la guitarra de “Blues sobre mi cadáver”, seguidas del latigazo de la caja, retumban y revientan El Cholahuasi de San Pedro. El nuevo boliche congregador de la nocturnidad paceña recibe a La Chiva en la penúltima fecha de la Gira Otoño, que tiene al cuarteto rodando desde principios de mayo.
a lugares donde tocar. Y, después, nuestras ganas de volver a viajar, tocar canciones nuevas y encontrarnos con nuestros amigos. La gira pasó por: La Guardia (6 de mayo), Santa Cruz (7 de mayo), Tarija (14 de mayo), Sucre (20 de mayo), El Alto (27 de mayo), La Paz (28 de mayo) y Cochabamba (3 de junio).
El boliche está repleto de fans, entre ellos varios músicos de la movida paceña. La Chiva ha labrado su propio camino y una fiel audiencia con un pulso propio. Su inicial blues rock ha apuntalado nuevas aristas en los últimos años y en los nuevos discos y hoy, más allá de la solidez y fuerza que ya traían desde changos, son uno de los grandes ensambles de rock en vivo del país y una banda que ya carga con verdaderos hits y renueva constantemente su propuesta.
- ¿Cómo se sienten volviendo a los conciertos después de la pandemia? ¿Cómo ha sido la respuesta de la gente?
A los fundadores Gonzalo Pardo, El Chivo, en guitarra y voz y Sergio Carrasco, en el bajo, se han sumado el baterista Hans Carmona y Nacho Rocha en percusión, teclados y otros instrumentos, en esta nueva etapa. En La Paz contaron además con el refuerzo de la poderosa armónica de El Braca. Disipada la humareda de la intensa noche paceña, conversamos, brevemente, con El Chivo: - ¿Cómo surge la idea de la Gira Otoño?, ¿por qué ciudades pasó? - La idea de la gira surgió principalmente por la reciente disponibilidad de escenarios, ya que durante la pandemia hubo varias limitaciones en cuanto
- Nos sentimos felices y agradecidos de poder reencontrarnos con nuestros amigos, tocar nuestras canciones y que la gente responda con tanto cariño a ellas. - ¿Cómo ves la movida rock en Bolivia actualmente? - La movida del rock, y de la música en general, sigue en la búsqueda y está en constante movimiento. Hay nuevas y buenas propuestas y también hay gente linda que sigue luchando por la escena. Nosotros felices de poder mostrar nuestra propuesta y seguir disfrutando de lo que más nos gusta hacer. - ¿En qué material discográfico está trabajando La Chiva para el futuro? - Durante todo el encierro hemos podido trabajar en un nuevo disco que esperemos salga en agosto. Lo hemos grabado en vivo en Yotala en la casa del Teatro de Los Andes. Estamos en la etapa final, trabajando la tapa y el diseño del disco, lo lanzaremos en vinilo y de a poco iremos sacando cosas nuevas, videos, conciertos, merchandising, etc.
VADIK BARRON
FOTOGRAFÍAS: CARLOS FIENGO (1, 3) / ALEJANDRO ALFARO (2, 4)
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L E T R CA : O C I N AFÓ S O M E VOLV S O D O T
Ariel Antezana, director del programa de radio y el espacio El Fin del Silencio, celebra, como ex manager, amigo y -qué duda cabe- fan número del rock nacional, el fin de una prolongada pausa marcado por los conciertos de este fin de semana en La Tirana, en Cochabamba (que se está constituyendo en la plaza más importante del rock boliviano, por espacios, público y propuestas). Cartel Afónico vuelve a escenarios y se siente.
ANA
ARIEL ANTEZ
GO
TEVE CAMAR
:S FOTOGRAFÍAS
Cartel Afónico no es una banda cualquiera. Al revés, es una banda única, única en su manera de hacer música, única en la enorme capacidad de ironía y sarcasmo de sus letras y única también en su conexión con su público y con el que no lo es. Después de la casi catastrófica temporada de pandemia, a los músicos en general, y del rock en particular, los streamings, los programas, invitaciones, etc., a pesar de permitirnos mantener el contacto, nos dejaron siempre sabor a poco; además de un ánimo un tanto pesimista, aunque hayamos tratado de no demostrarlo. Pero todo pasa, algún momento tenía que pasar, y todo indica que ya estamos bajo esa “nueva normalidad”. Ya nos vemos, nos tocamos, charlamos y nos abrazamos, nos tomamos un trago, reímos y tratamos de mirar hacia adelante, casi sin querer mirar atrás. Dentro de todo este retorno, en cuanto a música, ya hemos visto a nuestros músicos sobre los escenarios; tal vez, en las primeras oportunidades, en formatos acústicos y desde hace unas semanas ya con la electricidad
que se reclamaba. Y sucedió, por fin, sucedió: en los últimos cinco meses dentro de lo que es el rock cochabambino, hemos podido presenciar los regresos de, prácticamente, todas las bandas más importantes tanto del rock, como del metal y del underground y estas, por supuesto, son excelentes noticias. La música nos ayuda a estar vivos y nos recuerda que lo estamos; al menos a quienes sentimos a este arte como parte misma de nuestro ser. ¡Momento!, ¿dije todas?, ¡pues no!, obviamente faltan todavía muchas a las cuales esperamos. Pero una en particular, debido a su experiencia, antigüedad y, sobre todo, porque siempre la hemos visto como cronistas de la noche y de la amistad, era “la que faltaba” para que terminemos de convencernos que todo ha pasado y que, si todavía tenemos alguna bronca, desesperación o euforia reprimida, ha llegado el momento de sacarla, a puro rock y a puro Cartel Afónico. Dos años han pasado desde la última vez que “Los Carteles” pisaron un escenario, y ahora están listos para volver. Pero eso no es todo. Si bien
el regreso de la banda es, de por sí, ya un agasajo, el regreso de uno de sus miembros más importantes lo hace aún más grandioso. A ver, Steve Camargo, quien empezó en la banda como saxofonista y después de varios cambios se adueñó del bajo y fue parte importantísima de la composición en la banda, principalmente en la lírica, y se había despedido de Cartel hace cinco años… ¡volvió! Su puesto había sido cubierto –muy satisfactoriamente– por músicos muy capaces y talentosos; pero siempre se sintió que Cartel estaba ch’ulla, como esos taxis que pinchan un neumático y le ponen una llanta, habitualmente de aro amarillo, que no es del aro original. Camina, pero le falta fuerza y tracción. Pero el sentido de pertenencia pudo más. La amistad, la química, “el amor es más fuerte”, como diría Ulises Butrón. En cuanto se anunció el regreso de Camargo a la banda, empezó la cuenta regresiva. El regreso de Cartel no era solo un pedido, un deseo popular… era una demanda, una necesidad. Fotos de por medio y trabajo de redes, llegó la noticia que esperábamos
todos: los ensayos habían empezado, y cualquiera con al menos dos dedos de frente, sabe perfectamente que, si los ensayos han empezado, el regreso es inminente. Las fechas elegidas fueron el viernes 3 y el sábado 4 de junio en La Tirana Bar de Cochabamba. Cartel vuelve, tal vez con la formación más sólida en muchos años: Luigi Baudoin en guitarra y voz principal, Steve Camargo en el bajo y voces, Gian Soligno en guitarra y voces, y Mario “Choro” Morales en batería y voces. Cartel Afónico es un reflejo de las broncas, frustraciones, enojos, iras, pero también es una fiesta, una celebración, casi un ritual. La química que existe entre estos cuatro individuos exhala tanta energía que es imposible quedar indiferente ante un concierto de “Los Carteles” que, seguramente, ofrecerá una revisión de sus tres discos hasta la fecha, más alguna canción nueva, como lo han anunciado. Lo único que necesitaba el público rockero cochabambino es que Cartel Afónico salga de su pausa para saber que todo ya está bien, completamente bien. Cartel Afónico ha vuelto, y eso significa que hemos vuelto todos. ¿Cómo no celebrarlo?