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¿Cómo podemos reforzar el sistema inmunológico?
ó El criterio de caso sospechoso fue ampliado por la llegada del frío, lo que provocó que existan muchos registros de resfríos.
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ángela márquez/ bolivia A partir del contagio, la evolución del paciente con coronavirus (COVID-19) puede extenderse hasta 35 días y pasar por tres etapas: el denominado período de ventana, desde el día 0 al 7; el de declinación, desde el día 14 hasta el 28; y el lapso en el que se espera que la persona adquiera inmunidad, desde el día 28 hasta el 35, según indica el otorrinolaringólogo Marco Antonio Ríos Bravo.
El profesional explicó a este medio que el primer síntoma que aparece en el paciente infectado con el COVID-19 es una fiebre leve, a la que a veces la persona no le toma importancia, ya que puede rondar los 37,8 grados centígrados, y que puede manifestarse en los primeros cinco o siete días después de la exposición al virus.
Luego, dentro del período inicial de siete días, el infectado manifiesta malestar general o dolor de garganta, además de la pérdida del sentido del olfato y del gusto.
Ríos Bravo incidió en que estos síntomas pasan inadvertidos por el paciente, “tiempo en el que la afectación sanguínea y pulmonar pudiera estar estableciéndose de forma seria”. Es por esta razón que este período se denomina ventana.
Hiposmia/ Anosmia
La anosmia es la falta de olfato. Y dado que se demostró que en el COVID-19 esa pérdida olfativa aparece de manera abrupta, es importante enfatizar en la pesquisa de este síntoma.
El olfato, además, da el 80% del sabor, por lo que el paciente puede referir también que tiene alterada la percepción del gusto de las comidas o las bebidas.
Lo que ocurre en la anosmia es que se altera el receptor que está en la célula olfatoria, que también se llama célula bipolar o nerviosa, y es la única neurona que está fuera del cerebro.
Actualmente se hacen pruebas sencillas para ver la respuesta olfatoria: se introduce un hisopo empapado en vinagre por la fosa nasal, si el paciente refiere que no percibe olor, la prueba es positiva para COVID-19, indica Ríos.
La evolución de los síntomas del COVID-19
ó Hiposmia y Disgeusia, las nuevas Sintomatologías del virus
Las personas pueden realizar una prueba sencilla para ver la respuesta olfatoria: deben introducir un hisopo empapado en vinagre por la fosa nasal. Si no perciben el olor, el resultado es positivo.
Síntomas conocidos
ó Fiebre. ó Malestar general. ó Tos seca. ó Decaimiento. ó Dolor de garganta o escozor. ó Congestión nasal.
son las células que forman las papilas gustativas, que también tienen receptores, por lo que al entrar el alimento a la boca (que puede ser dulce, salado, ácido o amargo) no se realiza correctamente el envío de la información acerca del sabor al cerebro. Este envío se hace a través de nervios (el vago, glosofaríngeo, maxilar inferior y facial) y dado que ese receptor de las papilas gustativas está dañado por el coronavirus, la información del sabor no llega al cerebro y la persona no logra distinguir si lo que ingirió es dulce, salado, ácido o amargo.
En síntesis, lo que se altera es el receptor de las células olfatorias y de esa manera no se “lleva” el estímulo —que son las partículas odoríferas— para que el cerebro pueda interpretar los olores. De esta manera se altera también el sabor, que da lugar a la ageusia, que es la falta de gusto, que se manifiesta porque se alteran los receptores, que están en las papilas gustativas, encargados de detectar el dulce, salado, ácido y amargo.
Estos receptores están distribuidos en distintas partes de la lengua: el dulce está en la punta, el salado en los costados laterales anteriores, el ácido en los laterales posteriores y el amargo atrás. En el centro se capta el umami, también llamado el quinto sabor.
Entonces, anosmia y ageusia son dos síntomas que no deben dejar de ser tenidos en cuenta.
Cabe aclarar que la gran mayoría de los pacientes recuperan después estos sentidos, aunque algunos de ellos deberán seguir luego un tratamiento con especialistas en olfato, que consiste en una rehabilitación y la indicación de una medicación neuroprotectora.
A diferencia de la pérdida de olfato que produce el virus de la gripe, que generalmente en adultos mayores deja como secuela una “anosmia posviral”, dado que a partir de los 65 el epitelio olfatorio comienza a perderse y el organismo atraviesa un mecanismo que recibe el nombre de presbiosmia, que es la disminución del olfato de manera fisiológica.
Día 7 al 14
El estado de salud del paciente puede llegar a complicarse, ya que desarrolla un