www.ahoraelpueblo.bo
ESPECIAL
Martes 15 de febrero de 2022
Testimonios de las masacres de 2019
Testimonios de las masacres de 2019
2
Especial
SU HERMANO RECIBIÓ UN IMPACTO DE BALA POR PARTE DE LOS MILITARES
Gloria: “Querían esconder los cuerpos de fallecidos por bala” REDACCIÓN CENTRAL
Damiana Quispe en el programa Somos Democracia.
FALLECIÓ EN LOS CONFLICTOS DE SENKATA
Damiana Quispe pide justicia para su yerno REDACCIÓN CENTRAL
Con hondo pesar y con lágrimas en los ojos, Damiana Quispe pidió justicia por su yerno Clemente Eloy Mamani Santander, quien falleció producto de un impacto de bala que terminó con su vida en los conflictos registrados en Senkata en el gobierno de facto de Añez. “Yo quiero justicia para mi yerno, mi hija ha quedado sola, mi yerno no estaba haciendo nada, me lo han matado, tenía una vida por delante y queremos que se haga justicia”, pidió. La señora Quispe relató que ese noviembre de 2019 su yerno salió de su casa con su esposa para que se haga el control prenatal y al observar que había gente que pedía auxilio, se dirigió al
lugar (Senkata) para tratar de socorrer a las personas que caían al suelo producto de las balas que disparaban los militares. En ese momento fue cuando le dispararon y cayó al piso, la gente lo trasladó hasta el Hospital Japonés, pero ahí no querían atenderlo y lo llevaron al nosocomio Corazón de Jesús, donde los doctores le pidieron a los familiares que compraran unidades de sangre y cuando llegaron les informaron que había fallecido. La señora, acongojada por lo vivido, contó que tras la muerte de su yerno trataron de quitarle a su nieta cuando nació por el sólo hecho de que el papel que extiende el hospital de nacido vivo no tenía la firma del padre.
A
congojada y con lágrimas, Gloria Quisbert manifiesta que hasta ahora no puede olvidar el momento en que vio a muchos jóvenes fallecer en la masacre de Senkata, entre ellos su hermano Antonio Ronald Quisbert Ticona. Desde el 19 de noviembre de 2019 es la presidenta de los familiares de las víctimas de Senkata, en El Alto, contó en el programa Somos Democracia, de la red de medios estatales. Ese día su hermano salió de su casa para cobrar su sueldo, pero lo encontraron tendido sobre una banqueta de la iglesia de Senkata ya muerto, tapado con una wiphala. “Estábamos rodeados de militares toda la iglesia, querían sacar los cuerpos para esconderlo, llegaron dos minibuses para llevarlos a la morgue, nosotros no lo hemos permitido”, recordó. Su hermano recibió un impacto de bala al igual que otros 10 jóvenes que fallecieron en el hospital por falta de atención médica oportuna. “Los mismos médicos decían que éramos masistas, que no nos merecemos estar en el pueblo y dejaron morir a esos jóvenes que tenían la vida por delante”. El 21 de noviembre, los familiares de las víctimas y los
Una madre perdió a su hijo en los conflictos de Montero ABI
Sonia Soto Miranda, quien radica en Tarija, llegó a la ciudad de La Paz para informar cómo falleció su hijo Robert Ariel Calisaya de tan sólo 20 años en las represiones que se registraron en Montero, Santa Cruz, en noviembre de 2019.
Con lágrimas en los ojos, Sonia señaló que su hijo se fue a Montero para buscar una mejor vida y siempre mantenía contacto con su familia, pero el 13 de noviembre cae en la calle por un disparo de arma de fuego, a quema ropa. “He callado por más de un año y la verdad tengo miedo, me armé
de valor para venir aquí y contar mi verdad de lo ocurrido en Montero, pido justicia y que se hable también de este lugar”, dijo entre sollozos. Una llamada telefónica le informó sobre la muerte de su hijo y las fotos que estaban en las redes sociales, donde se observaba al joven tirado en el piso. La ma-
La presidenta de los familiares de las víctimas de Senkata en Bolivia TV.
vecinos se organizaron para bajar al centro de La Paz cargados de los ataúdes a demandar justicia; en esa oportunidad también fueron violentados y gasificados. La plaza Murillo estaba rodeada de tanques militares. “Muchos decían que los ataúdes estaban vacíos, pero no fue así (...) Yo no quería separarme de mi hermano, pero los de la UTOP me han empujado hasta dejarme inconsciente y me llevaron hasta el Hospital de Clínicas, donde también me querían hacer desaparecer. Recién reaccione el 22 (de noviembre)”, recuerda Quisbert derramando lágrimas. dre peregrinó para llegar a Montero y cuando estuvo en el lugar el cuerpo de Robert estaba siendo velado en el mercado. Horas antes, los vecinos y comerciantes del lugar molestos por esta muerte deciden trasladar el cuerpo del muchacho en un ataúd hasta la Policía, pero los uniformados patean con saña en cajón y en la intención de defensa, la prima de Sonia es disparada con balines por los policías que usando gases lacrimógenos logran disipar a la gente que exigía justicia.
Lamentó que la expresidenta de facto ofreciera dinero por los muertos mediante un decreto supremo de indemnización que no cumplió. “No aceptamos ese decreto, nosotros presentamos varios puntos para exigir justicia y juicio de responsabilidades contra los asesinados de nuestros familiares y heridos, pero ellos (exautoridades) no querían aceptar, lo eliminaron (...) Pero tampoco cumplieron ese documento”, dijo Gloria, quien señaló que desde el primer momento exigieron justicia para las víctimas y siguen en la lucha.
Testimonios de las masacres de 2019
Martes 15 de febrero de 2022
3
CON 72 AÑOS, FALLECIÓ POR NEGLIGENCIA MÉDICA
Su padre murió porque no recibió atención médica REDACCIÓN CENTRAL
Antonio Cruz Ramírez fue baleado por la Policía.
EN SACABA, EL 13 DE NOVIEMBRE DE 2019
Cruz recibió un impacto de bala en uno de sus talones REDACCIÓN CENTRAL
P
or defender la democracia y por rechazar los abusos contra las mujeres de pollera, Antonio Cruz Ramírez, que estaba en la marcha pacífica de Huayllani, Sacaba, el 13 de noviembre de 2019, recibió un impacto de bala en uno de sus talones. La víctima, después de ser herido de gravedad, fue trasladado a uno de los hospitales más cercanos juntamente con otras personas en una ambulancia repleta de heridos, incluso uno enREDACCIÓN CENTRAL
“Los policías nos hicieron echar en el piso y nos echaban gas para que no los reconozcamos. Nos dijeron: ‘¿Quién les salvará ahora?, ¿tu Evo? Él ya se fue’”, contó Jaqueline Mendoza, víctima de la masacre de 2019 en la zona Sur, cuando policías y militares acompañados de civiles de cascos amarillos y blancos cometieron vejámenes y torturas en contra de personas inocentes. Su detención se produjo el 11 de noviembre de 2019, cuando llegaba a su domicilio ubicado en Cota Cota. Los policías la golpearon con un palo y la subieron a una camioneta para llevarla a un lugar desconocido, donde comenzaron a insultarla, le dijeron masista y
cima de otro porque no había espacio. “La ambulancia estaba llena de heridos, un compañero abrió la puerta del vehículo y sentada encima de mí había otra persona que estaba también herida de bala. La mayoría eran hombres, pocas eran las mujeres, nos dispararon desde los helicópteros”, cuenta. Recordó que ese día parecía una guerra civil que nunca vio en su vida, porque todos estaban atemorizados por lo que pasaba y corrían despavoridos por todo lado para no ser alcanzados por las balas.
Ahora que su vida cambió, exige justicia y que los fiscales y jueces investiguen cada uno de los casos sin parcializarse, pues estos hechos no deben quedar impunes. Demanda que los entonces representantes del Comité Cívico de Santa Cruz Luis Fernando Camacho y de Potosí Marco Pumari sean encarcelados por haber propiciado el golpe de Estado y haber generado luto en miles de familias bolivianas que ahora claman justicia por todas las masacres que vivieron en carne propia.
En entrevista en el programa Somos Democracia, que se difunde por Bolivia TV juntamente con la red de medios estatales, Aurelia Churo cuenta cómo su padre fue herido de bala en la rodilla y los momentos difíciles que pasó para que su familiar fuese atendido. Ese día ambos tenían planificado salir de su casa en Ovejuyo rumbo a Chasquipampa para comprar alimentos debido a que no había nada para comer, pues los bloqueos de los vecinos en la zona Sur dificultaban el abastecimiento. Pero antes de esa actividad Aurelia recibió una llamada a través de la cual se entera que su padre estaba delicado de salud y que debía dirigirse lo más pronto posible al hospital Los Pinos. Debido a la falta de recursos económicos, Aurelia sacó de ese hospital a su padre, Luis Chura, para que sea atendido en un noso-
comio de su pueblo. Con la herida abierta y con mucha sangre que brotaba de su pierna intentaron pasar los bloqueos en un taxi hasta Chasquipampa. Debido a muchos problemas en el camino hacia su destino no lograron llegar hasta Ovejuyo, se quedaron a pernoctar en el lugar antes de seguir su recorrido. En Ovejuyo lo curaron, pero sus riñones no resistieron todo el esfuerzo previo que hizo el herido para buscar atención humana y menos costosa, y poco tiempo después falleció con 72 años de edad. La hija llora y señala el trato inhumano que recibió en el hospital Los Pinos.
LAS AGRESIONES Y MASACRES DEL 11 DE NOVIEMBRE DE 2019
Mendoza: Policías me torturaron y me echaron gas que había recibido dinero para generar movilizaciones y conflictos en contra del gobierno de Jeanine Añez. “Me quitaron todas mis cosas que tenía en mi cartera, me pegaron sin piedad hasta que mi cabeza golpeó con fuerza en el piso y comencé a sangrar. Lo único que hacía era pedir a Dios para que pararan las golpizas que no sólo recibían las mujeres, sino los hombres y con más fuerza”, aseguró.
Al ver que sangraba demasiado, los uniformados la condujeron al hospital Los Pinos y Obrajes, pero en el lugar no quisieron atenderla. Llegó hasta el nosocomio de Miraflores y recibió la atención necesaria. Jaqueline relató que ella y otras personas fueron obligadas a firmar papeles en blanco. Ahora lo único que pide es garantías para su persona y familia, además de justicia, por las torturas a las cuales fue sometida.
Jaqueline Mendoza relata que la torturaron hasta que se desangraba sin parar.
Especial
FOTOS: GONZALO JALLASI
4
Cientos de militares y policías reprimen la marcha pacífica de los productores de coca del trópico cochabambino.
J
uan de Dios Gil Cruz es una de las víctimas de persecución política del gobierno de facto de Jeanine Añez, quien, en entrevista con el programa Somos Democracia, narró cómo fue detenido injustamente por los policías en noviembre de 2019, después de participar en la marcha pacífica en Sacaba, Cochabamba, en la cual los productores de la hoja de coca del trópico exigían respeto a la mujer de pollera y pedían la recuperación de la democracia. Gil, de ocupación comerciante y costurero, manifestó que mientras cumplía sus actividades cotidianas fue interceptado por los policías, quienes de manera violenta y sin justificativo lo detuvieron y lo llevaron a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Cochabamba, como si fuera un delincuente. Incumpliendo los procedimientos jurídicos y vulnerando todo tipo de derechos, sin previo juicio de medidas cautelares y sin abogado, Juan fue conducido a la cárcel, donde lo metieron a un calabozo, y los efectivos policiales lo torturaron hasta que no pudo sentarse, pues todas las noches lo golpeaban sin parar. Alrededor de dos semanas y un poco más permaneció incomunicado en el calabozo, después pasó al sector de la población carcelaria, donde siguó recibiendo tratos inhumanos de amenazas, amedrentamientos y golpizas por instrucciones superiores. Había otras personas que se encontraban en la misma situación, y otras que cumplían una condena se solidarizaban con él y lo socorrían, le dieron un espacio en sus celdas, abrigo y acceso a comida, pues du-
VÍCTIMA DE PERSECUCIÓN POLÍTICA DEL GOBIERNO DE FACTO DE AÑEZ
“Los policías me apalearon hasta que no pude sentarme” Motoqueros sembraron temor en la zona sur
// FOTO: BTV
REDACCIÓN CENTRAL
Manifestantes detenidos por policías.
Juan de Dios en el programa Somos Democracia.
rante el tiempo que estuvo en el calabozo no probó alimento. “Gracias a los que estaban ahí. Ellos me alojaron en sus celdas, tienen un sentimiento patriota, me han apoyado, pero otros me insultaban, y era peor cuando los policías andaban gritando mi nombre preguntando: ‘¿Dónde está ese masista?’”, dijo. Entre tanto, sin orden judicial, su domicilio era permanentemente allanado por los uniformados para encontrar pruebas que sostengan su acusación y, al no existir nada, fa-
bricaron un caso por varios delitos que nunca cometió. Su familia era constantemente amedrentada como si Juan fuese un gran delincuente, sólo por el hecho de ser dirigente de un distrito cuya tarea era coordinar con el municipio para solucionar las necesidades de los vecinos. Lamentó que la justicia se haya parcializado tanto con el gobierno golpista de Añez y pidió que todos los abusos y detenciones que se cometieron no queden impunes y todos
aquellos que participaron en el golpe de Estado, como Luis Fernando Camacho, Carlos Mesa, Marco Pumari y otros, vayan a parar a la cárcel. “Hoy en día quiero decirle a Camacho y a todos de la derecha, no piensen convulsionar el país, queremos trabajar y vivir en paz, pero si vuelven las movilizaciones los patriotas pelearemos una vez más para defender a la gente humilde contra el racismo, discriminación y la vulneración a la democracia”, aseguró.
Juan de Dios Gil Cruz relató que en noviembre de 2019 los llamados motoqueros de la Resistencia Juvenil Cochala sembraron temor en los vecinos de la zona sur, porque cuando llegaban al lugar destrozaban todo a su paso e inclusive no dejaban salir a nadie a las calles. Lamentó que despues de haber videos y pruebas feacientes que implican a Molina en una serie de abusos contra la gente humilde, éste haya salido en libertad, como si no hubiese hecho nada, actitud que fue reprochada por el señor Juan de Dios Gil Cruz
Testimonios de las masacres de 2019
Martes 15 de febrero de 2022
REDACCIÓN CENTRAL
J
uan Carlos Gutiérrez, un muchacho bastante joven, pide justicia por todo lo que pasó el 15 de noviembre en Huayllani, Sacaba, cuando participó en una marcha pacífica que pedía respeto a las mujeres de pollera, que días antes habían sido maltratadas por los grupos irregulares de la Resistencia Juvenil Cochala. “Quiero justicia, no busco cargos, sino que los criminales que cometieron semejantes abusos, los principales cabecillas entren a la cárcel indefinidamente, sólo ahí estaré conforme, porque hasta ahora no hay justicia para nosotros”, expresó. Relató que cuando se encontraba a la altura del puente Huayllani apoyando a la gente que era brutalmente reprimida por los militares y policías con gases lacrimógenos y llevaba piedras y llantas para evitar que los tanques ingresen al lugar, sintió un fuerte impacto en su humanidad; era una bala que había penetrado a la altura de su estómago. Cayó al piso y fue socorrido por los manifestantes que lo condujeron herido a un minibús y lo llevaron de inmediato al hospital México, juntamente con otras tres personas que tenían también impactos de bala en su cuerpo. Al ver que colapsaba el nosocomio, lo condujeron al hospiREDACCIÓN CENTRAL
“Fui sometido a cinco cirugías, me redujeron cinco centímetros de mi intestino y estuve con la herida abierta porque no había funcionamiento en mi organismo, pero gracias a Dios estoy vivo y ahora lo único que pido es justicia, porque estos hechos no pueden quedar impunes”, dijo Teófilo Cusi, una de las víctimas de la masacre de Sacaba, en noviembre de 2019, en Cochabamba. El impacto de una bala perdida, disparada presuntamente por militares o policías, llegó a su humanidad cuando marchaba pidiendo paz para Bolivia y para evitar que sus viviendas sociales, entregadas por el gobierno de Evo Morales, sean quemadas. En entrevista en el programa Somos Democracia, Cusi contó que cayó herido de bala el 11 de noviembre de 2019 a
5
LA INDIGNACIÓN ANTE LAS PALIZAS A MUJERES LO MOTIVÓ A APOYAR LA MARCHA
Gutiérrez fue impactado por un proyectil que le destrozó el intestino
Juan Carlos Gutiérrez entrevistado en el programa Somos Democracia.
tal Viedma, donde le operaron de forma inmediata sacándole la bala de uno de sus intestinos para posteriormente llevarlo a la sala de recuperación, donde no tuvo la atención debida por parte del personal de salud. “La bala me perforó el
intestino, tuve que utilizar bolsas por tres meses para hacer mis necesidades biológicas”, dijo Varios meses después de que le dieron de alta, fue sometido a otra intervención quirúrgica en Hospital Bolivia-
no Americano para que pueda mejorar, pues sentía bastante dolor al hacer sus necesidades. Ahora, que ya pasaron más de dos años, la herida ya no le duele, pero Juan Carlos no volverá a ser el mismo que antes, pues ya no pue-
de levantar cosas pesadas y no soporta el calor. Pidió que los jóvenes reflexionen en su actuación, porque ese día, si bien muchos de ellos apoyaron esta medida, otros fueron indiferentes ante el maltrato contra los bolivianos.
FUE HERIDO CUANDO MARCHABA PIDIENDO PAZ PARA BOLIVIA
La bala le perforó sus intestinos y casi muere la altura de Huayna Cápac, en la zona sur de Cochabamba. Encima de eso fue golpeado sin piedad con palos por los policías en el suelo. Relató que en el lugar donde se encontraba vio mucha gente herida y otros perdían la vida por los disparos de los policías, los gases lacrimógenos lanzados hacia los manifestantes impedían respirar y varios caían desmayados. Herido, lo trasladaron juntamente con 30 personas hasta el hospital de Univalle, pero por falta de recursos económicos no fue atendido. Cusi, casi inconsciente
por el dolor, pudo escuchar cómo los policías los insultaban y los humillaban sólo por ser humildes y haber salido a defender a sus familias. Les gritaban palabras difíciles de reproducir. Ahora que pasaron más de dos años, Teófilo aún tiene dolencias serias en el estómago, pues la herida no cicatrizó bien y eso le genera molestias en la columna y las caderas. No puede comer bien y peor desenvolverse como antes, pues ahora su esposa genera los recursos para alimentar a su familia, vende frutas en La Cancha, en Cochabamba.
Cusi en el programa Somos Democracia.
6
Especial
LO ACUSARON DE PORTAR UN ARMA DE GRUESO CALIBRE
DURANTE LA JORNADA DEL 30 DE OCTUBRE DE 2019
Cívicos cruceños le cortaron una oreja y le dispararon REDACCIÓN CENTRAL
Juan Gonzales, vecino del barrio Cofadena de Montero, aún con las secuelas luego de la violenta agresión que sufrió el 30 de octubre de 2019 junto a sus vecinos, mujeres y niños por parte de grupos de vándalos enviados por el cívico Luis Fernando Camacho, relata lo sucedido ese día. “Nos atacaron aproximadamente a la una de la mañana, estábamos durmiendo y llegaron con la intención de quemarnos a todos y tuvimos que salir a defendernos, pero eran muchos, con palos, armas de fuego, petardos y esas cosas que le llaman bazucas. Fuimos al puente para atajarlos y ahí me tumbaron, me dieron con un ladrillo y encima otros me patearon”, recordó. Como muchos de sus vecinos, tuvo que huir, pero heri-
do, igual fue alcanzado por los grupos violentos, quienes continuaron golpeándolo. “Los cívicos tenían en espadas la bandera cruceña y con eso me cortaron también la oreja, al día siguiente amanecí en el hospital. Ahí vinieron mis hijos para sacarme, porque la intención de esos grupos violentos era matarnos y fueron a buscarnos hasta el hospital”, relató Con la bala aún incrustada en el brazo, Juan relata que era difícil ser atendido en un hospital porque hasta ahí fueron seguidos por los grupos camachistas. “En ese entonces, no se podía ir a ningún hospital a hacerse atender, porque nos seguían hasta ahí para intentar matarnos, muchos de mis compañeros de acá tienen heridas de bala, y quedaron con el trauma porque quemaron sus casas”, indicó.
REDACCIÓN CENTRAL
E
lías Nina, un joven y líder de su universidad, fue víctima de los militantes del Comité Cívico Cruceñista en 2019, en la ciudad de Montero, Santa Cruz. Lo persiguieron y lo encarcelaron por más de un año y dos meses en el penal de Palmasola. En entrevista en el programa Somos Democracia, contó que mientras estaba en el banco haciendo una transacción económica recibió una llamada que le informó que los motoqueros y cívicos cruceños habían ido a su casa a destruirla y que estaban intentando quemarla. Sin tener orden de allanamiento, la policía ingresó a la morada para hacer una requisa con el prepropósito de encontrar algo que lo inculpe de la noticia que circulaba en las redes sociales, donde supuestamente se lo veía a Elías con un arma de grueso calibre. “Nunca apareció ese video, jamás, solo hicieron circular ese chisme para ir a mi casa, hacer destrozos con el objetivo de quitarnos la vida”; aseguró. Ante el temor de que pueda suceder algo peor, la madre del joven le pide que vaya a vivir un tiempo con su tío. Llegó hasta la localidad de
FUE DETENIDO CUANDO TRAMITABA SUS DOCUMENTOS
Poma fue torturado y perseguido por la Policía REDACCIÓN CENTRAL
“Yo he sufrido en carne propia. No es venganza, sino justicia para todas las personas que fuimos detenidas, tor-
turadas y caídas en la masacre del 11 de noviembre de 2019 por el gobierno de facto de Añez”, dijo acongojado Victoriano Poma, víctima de persecución política.
Pidió a los jueces y al fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, que cumplan su trabajo con transparencia y que los verdaderos responsables de estas masacres ten-
// FOTO: BTV
Juan Gonzales muestra sus heridas en la entrevista, en BTV.
Elías fue encarcelado en Palmasola arbitrariamente por más de un año
La víctima en el programa Somos Democracia.
Oquinagua, donde lo identifica un estudiante de la universidad, quien comienza a gritar que Elías era contrario al entonces régimen de Jeanine Añez. En ese momento, los cívicos se abalanzaron hacia él, lo agredieron y lo obligaron a grabar un video diciendo que estaba bien de salud y que logró escapar de los uniformados. La intención que tenían era ahorcarlo y hacerlo desaparecer. Lo llevaron a una oficina, donde le preguntaron
quién era el presidente de juventudes de Montero; no respondió a la orden y en ese momento los uniformados comienzan a golpearlo y torturarlo. La audiencia se desarrolló de manera rápida y sin respetar los procedimientos legales, sentenciándolo a más de un año y meses de cárcel en Palmasola. Para salvar su vida, porque lo tenían amedrentado todo el tiempo, tuvieron que hablar con el delegado para que no lo maten.
gan cárcel; además demandó que los diputados y senadores cumplan su rol de fiscalizadores en el caso de los hechos violentos que se registraron en Sacaba, Senkata y en otros lugares del país. Poma relató que el 4 de diciembre, mientras tramitaba sus papeles en la Subalcaldía de su zona, fue violentamente detenido por efectivos policiales, quienes lo condujeron a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen de la Laguna Alalay en Cocha-
bamba, donde lo torturaron física y psicológicamente. Manifestó también que días antes algunas personas vestidas de civiles rondaban cerca de su domicilio, sembrando temor en su familia por el simple hecho de ser dirigente de su OTB y no estar de acuerdo con el gobierno de facto de Añez. El llamado grupo de policías antiterrorismo, creado por el entonces ministro de Gobierno Arturo Murillo, fue el que lo golpeó, agredió e insultó con palabras irrepetibles.
Testimonios de las masacres de 2019
Martes 15 de febrero de 2022
REDACCIÓN CENTRAL
“
Una bala me ha destrozado la pierna izquierda”, dice Leopoldo Fernández al recordar la masacre de Sacaba, Cochabamba, donde el 15 de noviembre de 2019 fue herido cuando participaba en una movilización pacífica que intentaba llegar hasta la plaza 14 de Septiembre, en rechazo al golpe de Estado de Jeanine Añez. En entrevista con el programa Somos Democracia, la alianza de medios estatales que llegó hasta la comunidad Lauca Ñ, Fernández narró en quechua que el 13 de noviembre de 2019, junto con el Sindicato San Salvador del trópico de Cochabamba, inició una marcha pacífica que procuraba llegar hasta la ciudad en rechazo a las violaciones de los derechos humanos. Indicó que el 15 de noviembre de 2019 la movilización lle-
LOS POLICÍAS Y MILITARES SE REFORZARON CON MÁS EFECTIVOS
Fernández: Una bala destrozó el hueso de mi pierna gó hasta el puente de Huayllani, Sacaba, donde se encontraron con un contingente policial. “Nuestra movilización era pacífica, no portábamos nada que pueda atentar contra las fuerzas del orden”, expresó. “Les hemos pedido a los policías que nos den paso, lo único que teníamos eran nuestras banderas. Nos dijeron que esperemos y en media hora hemos visto que se reforzaron, eran más efectivos policiales y hemos seguido insistiendo en que nos den paso”, detalló. Fernández dijo que mientras esperaban fueron intimidados por helicópteros, hasta que después de las 17.00 los efectivos policiales
LE ECHABAN AGUA FRÍA Y CONTRAJO NEUMONÍA
Ezquivel fue encarcelado por exigir respeto al voto rural REDACCIÓN CENTRAL
“Pido justicia. Justicia para todas las personas que sufrieron persecuciones políticas por el gobierno de facto”, manifestó Luis Ezquivel Morales, quien fue agredido, detenido y encarcelado por exigir el respeto al voto del área rural en las elecciones generales de octubre de 2019. En entrevista en el programa Somos Democracia, que se difunde en Bolivia TV, una alianza con los medios estatales, contó que un grupo de policías y militares lo detuvo a él y a sus compañeros, el 11 de noviembre de aquel año, cuando se movilizaban en la zona de Hurujara en La Paz. Pero eso no fue todo, Luis luego fue acusado de terrorista y fue trasladado injustamente al Centro Penitenciario de San
7
Pedro, donde su vida corría peligro, debido a que sufría frecuentes represiones y amenazas por parte de los reos. “En la cárcel me bañaron con agua fría y a causa de eso me agarró una neumonía y los policías no dejaban que ingrese ni medicamentos, lo hice todo de ocultas. Mi familia tuvo que pagar una fuerte suma de dinero para que me cambien a un sector considerablemente seguro”, lamentó. Luis Ezquivel responsabiliza al gobierno de facto de Jeanine Añez y al cruceño Luis Fernando Camacho por las torturas físicas y psicológicas que sufrieron él y sus compañeros. Ahora pide justicia para él y para todos aquellos que sufrieron represiones en Sacaba (Cochabamba) y Senkata (El Alto), y en otras regiones del país.
empezaron a lanzar gases lacrimógenos para dispersarlos. “Me encontraba sobre el puente, donde vi caer a mis hermanos con los gases. Cerca de mí cayó un gas, yo corrí para lanzar el gas y alejarlo, mientras levantaba el gas, la Policía estaba de frente y de manera directa me ha disparado en la pierna. He caído y he empezado a gritar: auxilio, ayúdenme”, relató. Fernández precisó que la bala impactó en su pierna izquierda destrozando el hueso, fue sometido a dos cirugías y ahora debe usar muletas. “Antes trabajaba como agricultor y chofer, ahora me siento una carga para mi familia”, dijo antes de pedir justicia.
Leopoldo Fernández cuenta el momento en que le llegó la bala.
FUE APREHENDIDA POR DAR COMIDA A SUS PERROS
Mamani: “Fui detenida y me hacían trotar desnuda” REDACCIÓN CENTRAL
Lidia Mamani es otra víctima del gobierno de facto de Añez, sufrió vejámenes y humillaciones intolerables para cualquier ser humano. Fue detenida violentamente por efectivos policiales y recluida en el penal de Obrajes. La hacían trotar desnuda desde muy temprano. Con lágrimas en los ojos y acongojada por los recuerdos, Lidia afirmó que su único pecado fue salir de su casa para dar de comer a sus perros. En ese momento fue detenida por efectivos policiales vestidos de negro, quienes la empujaron violentamente hacia una baranda y la insultaron con palabras irrepetibles. “Me rogué por mis wawas, no entendieron, yo les dije que salí de mi casa para dar comida a mis perros. Vieron una herida que me hicieron los cachorros y ése fue el motivo para que comenzaran a insultarme y a tratarme de m… y c.., te vamos a gasificar”, expresó. La metieron a la fuerza a una movilidad policial y la condujeron a las celdas policiales para luego trasladarla hasta el Cen-
tro de Orientación Femenina de Obrajes, donde, con otras 34 personas, permaneció sin cobijas ni alimento. Se contactó después de un mes con su esposo y su familia, quienes hicieron hasta lo imposible para sacarla de la cárcel para que estuviera cerca a sus hijos que habían quedado sin madre por una aprehensión injusta. “Estaba preocupada, sufría mucho adentro de la cárcel, no podía dormir, las otras muje-
res, Maritza, Sabina y Kantuta, también pasaron lo mismo que yo, nos separaron de nuestras familias”, agregó. Lidia logró salir de la cárcel con la ayuda de sus familiares. Luego de dejar las rejas, sufrió la muerte de su esposo y su madre, quienes tenían un papel fundamental en su hogar. Ahora que ellos fallecieron, solamente ella está a cargo de sus hijos, quienes aún son pequeños.
Lidia Mamani llora al recordar lo que vivió.
8
Especial
LE ARMARON EL CASO PARA MANTENERLO OCHO MESES EN LA CÁRCEL
López: Querían que meta en mi mochila cartuchos de dinamita Militares en tanquetas rumbo a la planta de Senkata.
LE DISPARARON UN BALÍN EN LA CABEZA
Los policías sacaban heridos del hospital para detenerlos REDACCIÓN CENTRAL
“El doctor del hospital le dijo a mi hermano: ‘Llevatela porque están viniendo los policías para detenerla. Llevatela rápido’”, contó Ema Quispe Choque, una joven de 22 años que fue herida en la cabeza producto de los disparos de los policías y militares el 11 de noviembre de 2019 en Senkata. Luego de recibir el impacto en la cabeza, mientras se dirigía a su casa junto con su hermana menor, fue llevada a un nosocomio para ser atendida de emergencia. El galeno que la revisó la derivó al hospital general, pues requería de forma inmediata una operación. “El doctor me dijo: ‘Es un milagro que estés viva’. Tuve la suerte de que balín salió, ya no estaba en mi cabeza. No me dieron nada ni una pastilla, ni agua, sólo me tomaron la presión”, relató. Ema dijo que en el hospital
le sacaron fotos y más tarde llegó un efectivo policial para investigar cómo había llegado al lugar. Sus familiares, extrañados y molestos porque no recibía atención médica oportuna, consultaron a uno de los galenos, quien le sugirió que se la llevaran a otro lado, pues venían policías para detenerla. Su hermano mayor consiguió el alta médica de Ema y la sacaron del hospital minutos antes de que un grupo de seis policías que bajaron de una camioneta ingresaron al nosocomio para llevarse a los heridos con la intención de hacerlos desaparecer. “Nos salimos y a la vuelta de la esquina llegó la Policía. Si no fuera el doctor, yo estaría detenía y herida junto a mis hermanos y mi papá”, comentó. La joven fue atendida un día después en una clínica particular, donde suturaron su cabeza y le dieron varios calmantes para el dolor, pues ahora no soporta escuchar ruidos muy por las secuelas que dejó el balín. Ema dijo que después de lo sucedido tenía miedo de aparecer en público y decir cómo estaba. Sus parientes vieron en Internet lo que le había pasado. “Tenía miedo que le hagan algo a mi familia, los vecinos me dijeron que ellos me protegerían, pues no quería salir a las calles”, aseguró.
J
uan Carlos López Camacho es otra víctima más de la masacre de Huayllani, del 15 de noviembre de 2019, cuando uniformados dispararon a quemarropa contra gente inocente que marchaba en repudio a las golpizas que recibieron las mujeres de pollera días antes por parte de paramilitares. López cuenta que, mientras escapaba debido a los agentes químicos que los militares y policías disparaban a la gente, a la altura del puente Huayllani, recibió un impacto de bala en el pie. Desesperado corrió apenas y logró ingresar a un taxi, pero fue interceptado por policías, quienes lo bajaron violentamente del vehículo y lo condujeron herido hasta la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de la Laguna Alalay de Cochabamba. Lo metieron a un sótano, donde lo golpearon sin piedad pese a estar herido de la pierna. Horas más tarde ingresó un coronel de policía, quien le pidió que introdujera todas sus cosas a la mochila, que más antes fue requisada y decomisada por los uniformados. Mientras se aprestaba a hacerlo, le obligaron a que también metiera dentro de la mochila cartuchos de dinamita, unos con mechas largas y otros con cortas. Se negó a hacerlo. “Llega uno de los oficiales, em-
Juan Carlos López Camacho en la entrevista de Bolivia TV.
puja mi mochila, era coronel, y me pide que ponga mis cosas, trajo unos cartuchos de dinamita y quería que con mis manos las meta a la mochila, pero me negué”, recuerda. López dice que los policías le fabricaron el caso, y lo metieron a la cárcel por el lapso de ocho meses sin el debido proceso por los delitos de portación ilícita de armamento de fuego. Tomasa, madre de Juan Carlos López, pidió que los jueces y fiscales trabajen con
transparencia, ya que los heridos y fallecidos en Huayllani deben tener justicia por todas las masacres a las que fueron sometidos por los militares y policías que instruyó Jeanine Añez en su gobierno golpista. “Añez, has mandado a matar a muchos jóvenes ¿No te duele el corazón? Tú eres madre al igual yo ¿Por qué tenías que haber hecho eso? Como tú has mandado a que los maten, así tienes que ir a la cárcel”, sentenció.
Testimonios de las masacres de 2019
Martes 15 de febrero de 2022
N
atalio Reyes Chávez es otra víctima más de los malos tratos y atropellos de parte de grupos irregulares que se conformaron en octubre de 2019 en la ciudad de Santa Cruz para crear pánico entre la gente humilde que exigía trabajar. Reyes relató, en entrevista en el programa Somos Democracia, que mientras pasaba por la Rotonda del Plan Tres Mil vio cómo la gente que demandaba el derecho al trabajo era golpeada y maltratada por los grupos apoyados por la Unión Juvenil Cruceñista. De pronto la Policía llegó al lugar y comenzó a gasificar, las personas se dispersaban por donde podían y en ese momento él recibió un impacto de bala en la pierna. En medio de la gasificación cayó en el suelo producto del dolor y de la sangre en su pierna herida, fue llevado a una clínica cercana al Plan Tres Mil, donde no fue atendido por ser simpatizante del MAS. Llegó a la Caja Petrolera, donde los galenos lo operaron de forma inmediata, pues tenía incrustada una bala nueve milímetros que le había roto el hueso de la pierna. “Me quedé 21 días internado, pues tenía fracturas en la tibia y peroné, no podía caminar, estaba con muletas y no me dejaron salir hasta que pagué la deuda en el hospital, pues mi seguro no cubría esta situación, sino sólo me extendieron una baja médica”, recordó. La falta de recursos impidió que Natalio pueda seguir su tra-
EL HECHO OCURRIÓ EN SANTA CRUZ, CUANDO LOS POLICÍAS GASIFICARON A LA GENTE QUE EXIGÍA TRABAJAR
Natalio Reyes fue herido por un disparo en el Plan Tres Mil BOLIVIA TV
REDACCIÓN CENTRAL
9
La víctima fue herida en la Rotonda del Plan Tres Mil.
tamiento para que vuelva a caminar, ya que los medicamentos eran bastante costosos. Por eso recurrió a hierbas que le ayudaron a volver a caminar. “No me alcanzaba el dinero, todos los días tenía que gastar 700 bolivianos y la gente del campo me sugería que haga otras cosas, pues el médico dijo que no volvería a caminar porque el hueso se había hecho astillas”, narró. Inició un proceso contra los responsables, pero lamentablemente no lo pudo seguir por cuestiones de dinero y porque se encontraba solo. Ahora lo único que pide es justicia porque desde aquel día su vida cambió significativamente, pues no puede correr ni alzar objetos pesados. Natalio Reyes considera que las exautoridades del gobierno de facto ahora se quieren hacer las víctimas, pero en realidad lo que deben hacer es rendir cuentas y asumir sus responsabilidades por los crímenes que cometieron en su régimen por las masacres de Sacaba, Senkata y de otros lugares del territorio.
“ME QUEDÉ 21 DÍAS INTERNADO, PUES TENÍA FRACTURAS EN LA TIBIA Y PERONÉ, NO PODÍA CAMINAR, ESTABA CON MULETAS Y NO ME DEJARON SALIR HASTA QUE PAGUÉ LA DEUDA EN EL HOSPITAL. Natalio Reyes Chávez Víctima
REDACCIÓN CENTRAL
“Bajo amenazas de quemarnos y cortarnos el cabello, nos dijeron que teníamos que grabar un video diciendo que Evo Morales nos pagó para marchar”, contó con lágrimas Rosa Yana Calisaya, otra víctima de la violencia en Santa Cruz en noviembre de 2019, en el golpe de Estado. Acongojada por todo lo que vivió, la señora Rosa manifestó que el 1 de noviembre de ese año, cuando retornaba de una reunión con su federación, las personas que bloqueaban en el Plan Tres Mil, miembros de la Unión Juvenil, los reconocieron. Junto con ella iba el ejecutivo de los gremiales Jaime Flores y otra de sus compa-
LA AMENAZARON CON CORTARLE EL CABELLO Y LE QUITARON SU CELULAR
Rosa Yana: “La Unión Juvenil nos amenazó con quemarnos” ñeras, a quienes los tildaron de masista. Atemorizados comenzaron a buscar alternativas para escapar, la señora Paola se entró a una casa, pero Rosa Yana se quedó afuera. Los miembros de la Unión Juvenil Cruceñista le quitaron su bolsa, mintieron que eran policías y llamaron a los bloqueadores, quienes comenzaron a correr en dirección a ella.
Señaló que había un montón de gente y comenzaron a grabarles como si fuesen delincuentes, las insultaron y discriminaron. Pasó un tiempo y llegó la Policía, pidió ayuda sacando su bandera tricolor. La subieron a una camioneta y la llevaron a una celda policial, donde la retuvieron por varias horas totalmente incomunicada porque le quitaron su celular. Después
de rogar mucho, uno de los policías le entregó el aparato para que se pueda comunicar con su hijo y decirle que estaba aprehendida. Al no poder hablar con su hijo, llamó a uno de los dirigentes, quien hizo todas las acciones legales que correspondían para que obtenga su libertad. “Estaba con miedo, toda esta actividad era para después salir a una marcha y
exigir que nos dejen trabajar, vender, porque ese paro de 21 días fue totalmente injusto. Los grupos que bloqueaban revisaban bolsas, quitaban celulares”, afirmó. A casi dos años de lo ocurrido, lamentó que hasta ahora no haya justicia por las personas que fueron agredidas, maltratadas por estos grupos que los intimidaban en todo momento.
10
Especial
DURANTE LA REPRESIÓN VIOLENTA EN EL ALTO, EN 2019
Secuestraron a sus niñas y les ataron los pies y manos REDACCIÓN CENTRAL
P
Eliseo Tórrez es otra víctima del golpe de Estado de 2019.
PIDE QUE LEVANTEN SU ARRAIGO PARA PODER TRABAJAR
“Nos decían salvajes, indios masistas y nos golpeaban” REDACCIÓN CENTRAL
// FOTO: BTV
or tratar de salvar la vida de personas heridas en las represiones en la ciudad de El Alto en 2019, Ayben Huaranca, enfermero de profesión, fue golpeado, torturado y encarcelado por seis meses. Recordó que el 19 de noviembre de 2019 se dirigía a su trabajo en el Hospital Materno Infantil, cuando efectivos policiales y militares comenzaron a disparar gases lacrimógenos para dispersar a la gente. Corrió para proteger su vida y se quedó sentado en una acera. A lo lejos vio cómo cayó el primer herido, un joven que perdió la vida por un impacto de bala, en ese momento comenzó la vía crucis para el enfermero. Le montaron un video que fue difundido por las redes sociales indicando que era un falso policía, militar y médico. “Ayudé a los heridos, disparaban de un lado y otro. Tantos heridos he ayudado, unos 26 por lo menos, e injustamente ingreso a la cárcel seis meses, donde fui golpeado, maltratado y abusado”, relató. Antes de que fallezca el primer joven, según su relato, pasaron dos ambulancias. Gritó para que lo socorran, pero no lo hicieron. Había un coronel que pidió que se identificara y luego de presentar todos sus documentos se puso su guardapolvo y fue filmado por el
efectivo con la intención de tergiversar la informción. “No pudieron demostrar que era un terrorista, tengo mi título en enfermería, tengo mi título académico, tampoco puedo mentir, con sellos originales de la UCB”, manifestó después de lamentar que le destrozaron su vida.
Ayben Huaranca relata sus experiencias de 2019.
En el interior del penal, lo patearon y golpearon sin piedad, mostrándole fotos de dirigentes para que indicara dónde vivían y quiénes eran. No contentos con ello, secuestraron a sus dos pequeñas hijas amarrándolas de los pies y manos. Ahora exige justicia por todo lo que vivió.
Eliseo Tórrez fue a recoger a su esposa que vendía pescado en el sector del puente Vela de la ciudad de El Alto, actividad que ayudaba a solventar en algo los gastos de la familia en plena pandemia, cuando la policía comenzó a gasificar y todos escaparon. Él fue confundido y detenido; desde ahí comenzó su calvario de insultos, golpes y torturas. “Nos llevaron a la FELCC y me encerraron en una celda de dos por dos con quince personas sin tener espacio para dormir ni sentarse, todo el tiempo nos golpeaban, nos decían malas palabras, indios de m.., salvajes, masistas, ¿a qué han salido?, ¿ahora quién les va a sacar?”, relató. Luego de tres días sin recibir alimento ni atención médica, fue a su audiencia donde
determinaron su detención preventiva en la cárcel de San Pedro, sin prueba alguna. “En la cárcel me cobraban por todo, incluso engañaron a mi esposa con 500 bolivianos y todo el tiempo le pedían plata y cinco bolivianos para recibir una bolsita de comida, monto de dinero que día a día se sumaba”, testimonió Eliseo. Luego de dos meses de detención, obligaron a todos los detenidos a firmar un documento y someterse a un proceso abreviado para lo cual se prestó dinero. “Yo no pensé pasar eso, ahora estoy arraigado con tres años de sentencia, quiero que se anule, yo iba a Chile a procesar tomates, me ganaba un poquito más, ahora no puedo ni salir, no hay recursos económicos para sustentarnos, cinco hijos tengo”, finalizó.
Testimonios de las masacres de 2019
Martes 15 de febrero de 2022
D
esde la provincia Zudáñez, departamento de Chuquisaca, el programa Somos Democracia, que se difunde por Bolivia TV, en una alianza con la red de medios estatales, recogió los testimonios de tres trabajadores de la planta industrial de la Empresa Pública Productiva Envases de Vidrio de Bolivia (Envibol), que fue tomada por los militares el 17 de noviembre de 2019 durante el gobierno golpista. Julio César Cabezas, en la entrevista, contó que mientras desarrollaban sus actividades laborales fueron sorprendidos por los uniformados, quienes ingresaron de manera violenta y les obligaron a parar la planta y salir con las manos en la nuca. Pese a las explicaciones sobre los riesgos de una paralización de la maquinaria, los militares, que estaban bien armados y con radios de comunicación, no quisieron entender las consecuencias, ya que se trabaja con temperaturas altas para la fabricación de envases de vidrio. Los mantuvieron boca abajo y tirados en el suelo por bastante tiempo hasta que todos los trabajadores quedaran juntos en un solo lugar. Los trasladaron a la zona fría, les quitaron sus celulares y los lanzaban al piso para posteriormente comenzar a revisar todos los ambientes. “Si no hacías caso te empujaban o tiraban al piso con violencia, destrozaron todo como si estuvieran buscando a algún enemigo o como si estuvieran en la guerra, rompieron a balas los candados. Golpearon en la nariz al chofer de la planta y no lo pudimos auxiliar hasta que se fueron”, expresó. ANCELMA RAMÍREZ Ancelma Ramírez, encargada de la limpieza en la empresa Envibol, relató que mientras guardaba sus instrumentos de trabajo escuchó el ruido de helicópteros y salió a ver qué pasaba. Observó cómo descendían los
INGRESARON VIOLENTAMENTE A LA FÁBRICA DE VIDRIOS
Los militares agredieron a 120 trabajadores de Envibol “SI NO HACÍAS CASO, TE EMPUJABAN O TIRABAN AL PISO CON VIOLENCIA. DESTROZARON TODO COMO SI ESTUVIERAN BUSCANDO A ALGÚN ENEMIGO O COMO SI ESTUVIERAN EN LA GUERRA.
// FOTO: BTV
REDACCIÓN CENTRAL
11
Trabajadores de la planta tirados en el piso por amenazas de los militares.
militares totalmente encapuchados y armados. Ingresaron a la planta y obligaron a los trabajadores a salir de los ambientes donde realizaban su trabajo. En un momento se escucharon disparos y se echaron al suelo para salvaguardar su vida. No podían verlos, sólo escuchaban, preguntando ‘¿dónde está el paquete?’, nadie sabía nada, narró. En su búsqueda destruyeron puertas, violentaron los cerrojos con sus armas de fuego, pateaban todo lo que encontraban a su paso y después se fueron. “Después nosotros escuchamos que era una persona fugitiva que estaba supuestamente escondida en una de las viviendas de la planta, pero yo no vi movimientos extraños, porque yo estoy encargada de todos los rincones haciendo la
limpieza”, manifestó. Con lágrimas en los ojos sostuvo que nunca imaginó vivir una situación de extrema violencia y en esos momentos de tensión sólo pensaba en sus hijos que deja al cuidado de su madre. RAMÓN YUJRA En la entrevista, Ramón Yujra relató que mientras se encontraba desarrollando su trabajo los militares encapuchados llegaron en helicópteros y posteriormente abrieron las puertas de Envibol a balazos. Luego realizaron otros disparos y obligaron a los 120 trabajadores a “tenderse”, es decir, poner el cuerpo en tierra con la mirada en el piso y manos en la nuca. Había mucha preocupación entre todos los trabajadores, qué pasaría con ellos, con sus familias, otros lloraban sin entender qué pasaba y por qué actuaban así los militares. “Primero nos han tendido en el piso y las balas pasaban por encima de nosotros hasta que se reúnan todos mis com-
pañeros. Recordar ese día me da ganas de llorar”, lamentó. Recordó cómo a su compañero de nombre Andrés lo patearon y golpearon para luego traerlo junto a los trabajadores que estaban boca abajo en el piso. Aseveró que para evitar que la planta sea paralizada, los propios trabajadores hicieron las gestiones ante el Alcalde y los movimientos campesinos que en ese entonces
Ancelma Ramírez, encargada de limpieza de Envibol.
Julio César Cabezas Obrero estaban bloqueando las carreteras en rechazo al golpe de Estado, para que el carro cisterna de GLP pueda pasar. Agregó que inclusive con palas y otros instrumentos desbloqueaban los caminos para que llegue el combustible a la planta. Yujra indicó que en todo momento velaron por la fábrica, ya que no sólo genera fuentes de empleo para los trabajadores, sino para Zudáñez mismo.
12
Especial
REDACCIÓN CENTRAL
D
urante el golpe de Estado de noviembre de 2019, un menor de 15 años con discapacidad, que caminaba junto con su hermano de nombre Cristian en inmediaciones de Satélite de la ciudad de El Alto, fue aprehendido por efectivos policiales e imputado como adulto. Recibió varios golpes e intentaron hacerlo desaparecer. Mike Braus, el mayor de siete hermanos, denunció el hecho en el programa Somos Democracia, que se difunde en Bolivia TV en una alianza con los medios estatales. Afirmó que el 11 de noviembre, ambos regresaban a su casa cuando fueron interceptados por los vecinos que se encontraban bloqueando en el lugar. En ese momento llegaron los uniformados totalmente encapuchados y los condujeron a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), donde al mayor lo metieron a una celda policial y al menor lo llevaron a un cuarto pequeño y ófrico en el tercer piso. Enterados de su detención, la hermana fue en busca de ellos, pero los policías indicaban que no había ningún menor de edad detenido, cuando en realidad eran cuatro adolescentes que se encontraban en condiciones infrahumanas. “Le pusieron una bolsa negra en la cabeza, quiREDACCIÓN CENTRAL
Desde que salió del colegio, mi hijo quería ser militar, y murió a manos de un militar. Así Virginia Quispe resume lo acontecido con su hijo Ronald Quispe Ticona, de 23 años, quién fue asesinado por un impacto de bala en el estómago durante la represión de Senkata en 2019. “Mi hijo fue a visitarme a mi casa el domingo en la noche, y el martes salió, después me llama mi hermano y me dice: ‘Tu hijo está muerto’.No podía creer. ¡Cómo me van a decir eso! Después me vuelvo a mi cuarto y mi hija había estado revolcándose viendo en el celular que mi hijo había estado muerto, le dispararon en su estómago”, recordó con dolor Virginia. También rememoró que el papá del muchacho fue en busca del cuerpo de su hijo y lo encontró en la iglesia de Senkata,
DURANTE EL GOBIERNO DE FACTO DE JEANINE AÑEZ
Adolescente con discapacidad fue detenido e imputado como adulto
Mike Braus, en entrevista en el programa Somos Democracia, relata cómo a su hermano menor le vulneraron sus derechos.
sieron hacerle desaparecer e incluso intentaron botarlo a un barranco cuando el vehículo policial estaba en movimiento, eso nos contaron las personas que estaban también en el interior de la movilidad”, afirmó, e indicó que fue golpeado, enmanillado y no le dejaban ir al baño.
Relató que quien los ayudó para que su hermanito salga de ese aislamiento, fue la doctora Rosmery Peralta, quien instruyó que saquen al menor del tercer piso. Ahora tiene un arraigo como si fuese un adulto. Cristian, su otro hermano, corrió con la misma suerte, pues lo trasladaron al penal de San Pedro, donde fue tortura-
do y golpeado sin piedad por los policías que en todo momento lo calificaban de masista. Lo acusaron de robo agravado, organización criminal, intento de quema de la Unidad de Tránsito, procesos que pese a un sobreseimiento el Comando de la Policía sigue apelando. Su hermana, que estaba embarazada, fue también de-
tenida y conducida al penal de mujeres de Obrajes, la golpearon sin tomar en cuenta su condición. “Mi hermana fue a presentar los documentos de mis hermanos y ahí la detienen. La suben al vehículo le pisan, la golpean y no contentos con ello la meten a la cárcel, donde vulneraron todos sus derechos. Ella limpiaba ambientes con un cepillo dental, fue lamentable”, expresó. Debido a esos momentos de dolor y sufrimiento que vivieron, sus tres hermanos ya no son los mismos por las secuelas que dejaron en su memoria los maltratos físicos y psicológicos, y más aún por el menor que ahora ni ríe y tiene detención domiciliaria. Pidió justicia por todo lo que vivieron y más para su hermanito menor que al margen de contar con un carnet de discapacidad otorgado por la Alcaldía de La paz, en su momento este documento no fue tomado en cuenta por los golpistas para que impida su detención.
LOS ENCARGADOS DE LA AUTOPSIA QUISIERON ESCONDER LA BALA
Virginia: Mi hijo quería ser militar, y un militar lo mató junto al de otro fallecido, y le confirmó el deceso a su compañera. “Cuando entro a Ventilla encuentro a mi hijo muerto. Harto he llorado, mi esposo se había desmayado”, recordó. Al día siguiente debían hacerle la autopsia y ahí es cuando los encargados de hacer este procedimiento pretendieron esconder el proyectil que le extrajeron del estómago. “En la autopsia, yo me oculté y pude ver a mi hijo cómo le han sacado de la barriga la bala. Mi hermano menor estaba ahí cuando querían ocultar la bala y les dijo: ‘¿Por qué
quieren hacer eso?’, y exigió que se la entreguen. ‘Voy a llamar al pueblo’, les dijo, y de ahí recién parece que le han entregado”, testimonió. También recuerda con dolor cómo los militares y policías le decían que su hijo era un delincuente y que se hizo matar por Bs 200 que le habrían pagado. “Para mi hijo quiero justicia, quería estudiar, ‘voy a ser militar, voy a ganar y te voy a criar, todo vas a tener mami’, me decía”, recordó, mostrando entre sus manos documentos que demuestran el hijo ejemplar que era Ronald.