SUPLEMENTO - CRÓNICAS

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DOMINGO 10 DE JULIO DE 2022

AÑO 2 - N° 63

ALEJANDRO LOAYZA

NATALIA LÓPEZ

KIRO RUSSO

MARTÍN BOULOCQ

Suman 14 premios

Cineastas bolivianos brillan en el exterior

Págs. 6-7

La importancia de las imprentas en la Memoria Administrativa de Bolivia

Indígenas de Chullchucani rescatan su indumentaria

Documental: Premios Feisal para La Espera y Mamá

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PARA RECOBRAR SU IDENTIDAD

Indígenas de Chullchucani rescatan su indumentaria Las vestimentas de los pueblos indígenas infunden sentimientos de pertenencia social hacia las culturas. En los últimos años, comunarios del norte de Potosí optaron por preservar las técnicas que usan en la confección de sus indumentarias. Ivert Elvis Fuertes Callapino

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no de los elementos que suele pasar desapercibido en eventos festivos dentro de las comunidades del departamento de Potosí es sin lugar a dudas la vestimenta que emplean los pueblos indígenas originarios campesinos. La indumentaria expresa la identidad de una región, pueblo, cultura o nación, que suele transmitirse por generaciones, pero no en todas las poblaciones. En regiones como el norte potosino la vestimenta sufrió serios cambios producto de la globalización y la industrialización; en un anterior estudio se planteó que mujeres que provenían de esos municipios preferían prendas elaboradas con material sintético, debido al bajo costo, pero con la desventaja de que ciertas técnicas corrían el riesgo de desaparecer por falta de práctica de los artesanos locales. Sin embargo, algunas regiones como Yura, Calcha e inclusive poblaciones de las provincias Nor Lípez y Quijarro seguían mostrando las particularidades de la vestimenta debido a que infunden sentimientos de pertenencia social hacia su propia cultura. El presente caso de estudio demuestra el proceso de recuperación que iniciaron las autoridades indígenas, originarias, sindicales y políticas pertenecientes a las comunidades, ayllus y markas del cantón Chullchucani, Distrito N° 14 del municipio de Potosí, provincia Tomás Frías del departamento del mismo nombre. Ellos se dieron a la tarea de recuperar el principal elemento que identifica la cultura de los pueblos de ese sector, la indumentaria típica.

ENTRE CH’UTAS Y AYMILLAS “Los colores que resaltan en la vestimenta del cantón Chullchucani son los relacionados con el despertar de la tierra”, manifiesta don Irineo Quispe Ramos. El conjunto masculino se denomina ‘ch’uta’, está compuesto por una chaqueta, un chaleco, la calsona, el ch’umpi, las ujut’as, la camisa, el castor sombrero o kimsa q’allpiyuq, (representa el presente pasado y futuro), los colores varían ante el café, azul, blanco, el negro y otros, asimismo, las autoridades originarias, además de los mencionados, usan como símbolo de autoridad el poncho, la ch’uspa, el chicote, el crucifijo, la Wara o ‘Tata Rey’. Ramos contó que en los últimos años los pobladores de las comunidades vecinas adoptaron en sus prendas otros colores vistosos como el rojo, que si bien no es parte ancestral de esos pueblos las aceptan sin ninguna dificultad. Entre tanto, Bruno Mamani resalta que, para rescatar la vestimenta originaria de Chullchucani, los vecinos que son elegidos como autoridades originarias toman prestado el ropaje de los más ancianos de la población, quienes atesoran esas prendas de vestir. Para rescatar esos atuendos, los vecinos acuden a algún sastre o confeccionista, toman los modelos de las prendas prestadas y confeccionan nuevas ch’utas empleando los colores y simbologías encontradas. Así evitan que los diseños sean distorsionados.

VESTIMENTA FEMENINA Con relación al uso de las prendas de vestir de las féminas, la aymilla, el acsu, la lliqlla, el ch’umpi, la cañara, el revoso, el castor sombrero, las ujut’as y el tupu o topo, son las prendas más notables que también fueron recupera-

das al igual que la ch’uta masculina. La simbología de las prendas de vestir demuestra el despertar, la vivencia y la cultura de los pueblos de Chullchucani. Las autoridades originarias femeninas o ‘mama thallas’ complementan su indumentaria con el uso de la honda o la warak’a (inkhuña). Esos elementos tienen que ver con el mando que ejercen sobre el resto de la población, los colores que sobresalen en las aymillas son el azul, el negro, mientras que en los rebozos (tocado elaborado en un telar) resaltan el verde, el rojo y el rosado. Ramos enfatiza en que, si bien se recuperó la vestimenta típica, fue a partir de la confección de esas prendas con artesanos que se encuentran dentro de la jurisdicción municipal de Potosí. También se rescató la materia prima con la que eran confeccionadas las prendas, como el caso del uso del q’aytu de lana de oveja o llama. Ese proceso demuestra la identidad a Chullchucani, aunque todavía es notorio el uso de material sintético en las prendas de vestir de algunas damas que con elegancia visten el atuendo y aunque queda mucho por trabajar, es una noble actitud que las autoridades originarias tomaron para su propia auto identificación. Las prendas de vestir de los pueblos de Chullchucani no son distintas a las que se usan en comunidades vecinas como; Yocalla, Tarapaya, Manquiri dentro de la provincia Frías. Pueblos como Chaquí, Chutahua en la provincia Saavedra, Pacasi, Cala Cala e Inchasi en la provincia Linares, muestran una similitud respecto al uso de esas prendas que tienen similitudes en la ‘ch’uta’. Este fenómeno está relacionado con la nación originaria a la cual pertenecían, en ese caso, a la nación de los Q’ara Q’aras.

DIRECTOR Marco Antonio Santivañez Soria

CORRECCIÓN José Maria Paredes Ruiz

Redes Sociales

EDITOR DE CRÓNICAS Estéfani Huiza Fernández

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriel Omar Mamani Condo

COLABORARON: Luis Oporto Ordóñez Claudio Sánchez Ivert Elvis Fuertes Callapino

FOTOGRAFÍA Gonzalo Jallasi Huanca

www.ahoraelpueblo.bo La Paz-Bolivia Calle Potosí, esquina Ayacucho N° 1220 Zona Central, La Paz Teléfono: 2902587


FOTO: PEXELS

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ÚNICO EN BOLIVIA

Diccionario de Literatura, un libro clave para nóveles escritores El escritor Roberto Ágreda Maldonado consultó más de 300 libros nacionales e internacionales para definir el significado de las palabras y su buen uso en las letras. Redacción Central

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l Diccionario de literatura y ciencias afines es un valioso auxiliar organizado de forma alfabética para las personas que gusten de la literatura, que quieran saber sobre este campo fascinante o que se preparen para ser escritores. Su autor, el profesor Roberto Ágreda trabajó cinco años y consultó más de 300 libros para publicar el texto. “Asimismo, se recurrió a periódicos y revistas, sobre libros y autores. En Bolivia no hay un texto similar. Existen diccionarios de literatura boliviana y enciclopedia, pero solo se refiere a biografías de escritores bolivianos y algo de comentario de sus obras”, agregó el autor. Ágreda manifestó que su diccionario de literatura y ciencias afines está dedicado a brindar información para futuros escritores y para escritores con teoría y práctica de casi todos los géneros. No es un libro de biografías, sino de conocimientos, experiencias y valoraciones literarias para escribir y mejorar la escritura literaria en Bolivia. El desarrollo de mi libro es alfabético, esto puede ser considerado igual que sus similares. Sin embargo, no solo recoge como entrada palabras sino también categorías y títulos de libros y hechos literarios mundiales, agregó el autor.

Roberto Ágreda Maldonado

Ágreda tiene una biblioteca personal que alberga cerca de 20.000 títulos. La literatura siempre fue su gran pasión. La vida del autor está dedicada al noble trabajo de la docencia universitaria, la lectura selectiva y el trabajo reflexivo de escribir libros. Por todo ello, es un libro que constituye un aporte a la literatura y es un valioso texto de consulta para todos.

SOBRE EL AUTOR Roberto Ágreda Maldonado (Quillacollo, Cochabamba) nació el 29 de abril de 1966. Hijo del profesor Celestino Ágreda Chacón y la señora María Cristina Maldonado Portal. Abogado, pedagogo, cientista social, escritor, crítico literario, antólogo y editor boliviano. Magíster en Docencia Universitaria. Doctor (Ph. D.) en Ciencias de la Educación. Docente de grado y posgrado de Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y otras universidades. Fundador y primer presidente de la Sociedad Científica de Doctores en Educación (SCDE) y de la Unión de Poetas y Escritores de Quillacollo de 2000 hasta febrero de 2020. Formó parte de varias organizaciones de escritores como Movimiento Cultural Wiñay Pacha, Movimiento Literario Jesús Lara, PEN Cochabamba, ESUN y otros. Gestor cultural que organiza y participa en numerosos eventos literarios, culturales y académicos a nivel nacional e internacional. El diccionario puede ser adquirido al siguiente número +591 70736520.


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EL TRABAJO DE LAS IMPRENTAS

En la publicación de la Memoria Administrativa de Bolivia La imprenta volante del Ejército Libertador tuvo a su cargo la edición del primer número del Registro Oficial de Leyes, Decretos y Órdenes del Gobierno de la República Boliviana, el 1 de enero de 1826, que cambió su título al de Colección Oficial a partir del segundo número, impreso en la imprenta de la Universidad. Luis Oporto Ordóñez RECUENTO HISTÓRICO Desde 1825, Bolivia publicó sus disposiciones administrativas en periódicos oficiales, siendo ellas la Colección Oficial de Leyes (1825), el Anuario Administrativo (1865), Anales de la Legislación Boliviana (1950), la Gaceta Oficial de Bolivia (1960) y la Gaceta Oficial del Estado Plurinacional (2010). Una serie de imprentas tomaron a su cargo la responsabilidad de editar estos periódicos oficiales, que publican las leyes, los decretos supremos y otras disposiciones legales, esenciales para garantizar la seguridad jurídica de la ciudadanía en general y del propio Estado.

La introducción de la imprenta fue el inicio de una época de innovación, desarrollo y progreso. Al principio las imprentas existían solamente en las ciudades de La Paz y Sucre, y en torno a esta actividad se reunían los más destacados hombres de la época, como Castillo, el primer impresor de la ciudad de Sucre, quien llegó incluso a vaciar en persona los tipos de impresión de su establecimiento.

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uchos otros fueron políticos, por ejemplo, los hermanos Vicente y Valentín Ayllón, a su retorno del exilio en Montevideo (Uruguay), por orden del Mariscal de Ayacucho, instalaron en Chuquisaca su bien ganada fama de fabricantes de imprentas en diciembre de 1827. Tampoco deja de llamar la atención el establecimiento de la Sociedad Tipográfica, el 5 de abril de 1829, que

tenía como accionistas a Manuel María Urcullo, José María Serrano, Mariano Enrique Calvo, Casimiro Olañeta, el diputado Reynolds y Tomás Frías, según León M. Loza. La primera edición de la Colección Oficial fue impresa por la Imprenta Volante del Ejército Libertador, administrada por Fermín Arévalo, quien además imprimió El Cóndor de Bolivia, colaborado por tres ‘oficiales de imprenta’ que ganaban en conjunto 145 pesos. Las siguientes ediciones aparecen hechas por la imprenta de la Universidad (1826) dirigida por Casimiro Olañeta, Molina y Calvimontes; la imprenta boliviana, entre 1827 y 1830, la del Colegio de Educandas, la imprenta de la Buena Fe en 1831 y la Tipografía del Colegio de Artes de Bernardino Palacios, en 1834-1835. Después se hizo cargo de esa responsabilidad la Imprenta de López que estampó las ediciones de los años de 1835 a 1845, y más tarde las de 1857 a 1865. También la imprimieron la Imprenta Boliviana (1845-1846), la Imprenta de Gregorio Beeche (1846-1847), la Imprenta de ‘La Época’ (1848 y 1850), y la Imprenta de Hernández (1847-1851), que también trabajó las ediciones de 1859 a 1862. Hay que indicar que existe otra edición oficial para 1862 a cargo de la Imprenta de ‘La Opinión’ en 1864, en tanto que la Imprenta de Hernández la estampó nuevamente un año más tarde.


5 siones del país. El gremio de impresores había crecido notablemente alcanzando un total de 438 en todo el país. El departamento con mayor número de impresores era La Paz con 173, seguido de Cochabamba con 58, Potosí con 56, Chuquisaca con 52, Oruro y Santa Cruz con 32 cada uno, Tarija con 22, Beni con 11 y el lejano Territorio de Colonias con 2 tipógrafos. Del total general, el 39% se encontraba en el departamento de La Paz, como hemos visto, y de éstos, 169 impresores radicaban en la capital. El resto de los impresores se encontraba censado en la provincia de Pacajes, Muñecas (uno en cada provincia) y Sicasica (dos en ésta). En torno a este gremio se habían agrupado distintos tipos de trabajadores especializados, tales como cajistas, tintistas, prensistas, litógrafos y todos los dedicados al arte de imprimir. La importancia del gremio de impresores fue tal que muy temprano empezaron a organizarse, fundando en 1905 la Unión Gráfica Nacional, la segunda organización de este tipo que aglutinó a los tipógrafos de la ciudad de La Paz, logrando despertar en el trabajador gráfico “que antes había vivido aisladamente, el sentimiento de fraternidad para agruparse y fomentar la camaradería y la ayuda mutua”La técnica de impresión se desarrolló notablemente, existiendo en varias ciudades del país grandes prensas, modernas, que permitían mayor y más rápida impresión de los periódicos. En poco tiempo los linotipos desplazaron a los antiguos chibaletes de tipografía, y una reacción en cadena transformó la profesión, apareciendo el linotipista en reemplazo del cajista, la rotativa que sepultó a la prensa plana, relegándola a la menospreciada función de imprimir invitaciones y otros sueltos, y el auge del trabajo especializado del fotograbado, y así, en todo orden, el adelanto de la prensa boliviana llegó a ponerse a igual nivel que la del exterior. En esa época se entregaron las ediciones oficiales a empresas privadas, entre ellas la Imprenta Artística Velarde (1902, 1915), al parecer es la misma Imprenta Artística (1903), la Imprenta y

Litografía Boliviana (1904), la Tipografía Artística del Castillo, Heitmann y Cornejo (1905), volviendo intermitentemente a aparecer los talleres de empresas periodísticas como los Talleres Gráficos de ‘La Prensa’ (1906, 1911 y 1919).

SURGE LA EDITORIAL DEL ESTADO Otras imprentas fueron el Taller Tipográfico y Litográfico de Miguel Gamarra (1907), la Tipografía Comercial de Ismael Argote (1908), la Tipografía de ‘La Unión’ (1909), la Imprenta y Litografía Boliviana de H. Heitmann (1910), la Imprenta y Litografía Artística (1914), la Litografía e Imprenta Moderna de Juan Boettger (1917), y la Imprenta Nacional (1917-1918). En 1920 empezó la era de la Litografía e Imprenta Unidas de Boettger y Zimmermman, que tomó a su cargo la edición y tirada del Anuario de Leyes y Disposiciones Supremas desde ese año hasta 1936, e inclusive otra edición de 1938, con un breve intervalo en el que se hizo cargo la Editorial La Paz en 1937. En 1939 apareció por primera vez la Editorial del Estado, que trabajó en esta responsabilidad hasta 1947. Entre 1948 y 1950 se hizo cargo de la edición y compilación el Ministerio de Gobierno, Justicia e Inmigración, encomendando el trabajo a diversas imprentas que no hemos logrado identificar. Por distintas razones, el gobierno dejó de publicar las ediciones oficiales en 1950, responsabilidad que ya había asumido la Universidad Mayor de San Andrés, que imprimió una curiosa edición con el nombre de Anales de Legislación Boliviana, que se prolongó incluso hasta 1960, empleando la Imprenta Universitaria. Coincidentemente con esta época, las imprentas alcanzaron nuevos adelantos. El 5 de abril de 1954, ‘El Diario’ inauguró los servicios de teletipo y telefoto, que se asegura fueron utilizados incluso antes que otros periódicos del exterior (Santa Cruz, 1962: 63). Cuando el Gobierno retomó para sí la responsabilidad de editar la Gaceta Oficial de Bolivia, utilizó la Editorial del Estado. En 1976 adquirió una maquinaria de imprenta offsett Heildelberg modelo GTO y un equipo de quemadora, guillotina y cosedora, con destino a la Gaceta Oficial. Actualmente la Editorial del Estado imprime la Gaceta Oficial del Estado Plurinacional, en una imprenta moderna, Heildelberg de ocho cuerpos.

FOTOS: RRSS

LA TÉCNICA DE LA IMPRESIÓN La técnica de impresión alcanzó hacia 1860 un notable progreso, introduciéndose en La Paz y Sucre prensas de mayor tamaño y capacidad para tirajes más rápidos: “... ya que eran dos los operarios que la manejaban: uno encargado de mover la rueda de la prensa y otro de colocar y retirar los pliegos, que eran de mayor dimensión”. Reyes Ortiz prefirió tomar los servicios de la imprenta del Vapor (1856-1857, 1860, 1862), de La Opinión (1863-1864) y de la Unión Americana (1871, 1873-1875). Por su parte, José Rosendo Gutiérrez y Francisco Velarde utilizaron la imprenta Paceña (1866-1867, 1869, 1870). Tenemos muchas otras, como la Tipografía de Adolfo Flores (1851-1853), la Imprenta Americana de ‘La Unión’ de César Sevilla (1853-1854, 1871), la Imprenta de Eujenio Alarcón (1855-1856), las ya citadas Imprenta Boliviana (1857-1858) y la Imprenta de Hernández. A partir de 1862, las ediciones fueron entregadas preferentemente a imprentas de empresas periodísticas, tales como ‘La Opinión’ (1862-1864); ‘El Progreso’ (1863); ‘La Libertad’ (1872); ‘El Ferrocarril’ (1876); ‘El Ciudadano’ (1877-1884); ‘La Razón’ (1885); ‘El Comercio’ (1886-1898), y ‘Los Debates’ (1899-1900). Casimiro Corral publicó los Actos Administrativos de 1870-1871, en la imprenta Paceña de Ezequiel Arzadum, que imprimía el periódico La Libertad, taller donde se formó el célebre artista cruceño Manuel Lascano. Para fines del Siglo XIX, la imprenta alcanzó su mayoría de edad. Aunque no se había logrado el mismo grado de desarrollo en todas las ciudades, se observaban: “...notables progresos que se han hecho en litografía. Los establecimientos de este género, establecidos en las ciudades de La Paz y Sucre, producen trabajos que están a la altura de los que hacen en otros países más adelantados que el nuestro”. La profesión de impresor ocupaba el puesto No. 21 en la nomenclatura de 44 oficios y profe-


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CINEASTAS BRILLA

Bolivia suma 14 premios en fe

Las películas Utama, El visitante, El gran movimien bolivianos, ganaron hasta ahora 14 premio Redacción Central

INFOGRAFÍA: YURI ROJAS

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n 1995 comenzó el primer boom del cine boliviano debido al estreno de cuatro largometrajes, años antes se creó la Ley del Cine y el Fondo de Fomento Cinematográfico. En 2022 salieron a la luz nuevas propuestas audiovisuales producidas por talentosos directores de cine que lograron acumular, hasta el momento, 14 premios en destacados festivales de cine internacionales. Las producciones audiovisuales bolivianas se posicionan en el circuito cinematográfico internacional. Así lo manifiesta también el promotor y curador de programas de cine y video Carlos A. Gutiérrez, en un artículo de prensa titulado El cine boliviano vive un año excepcional, que fue publicado en la plataforma internacional Cinema Tropical. Gutiérrez destacó que la tendencia empezó en septiembre del año pasado con la presentación del segundo largometraje del realizador Kiro Russo, El gran movimiento, en el Festival de Cine de Venecia, ganando el Premio Especial del jurado. “Desde entonces, la película ha viajado a numerosos festivales de cine internacionales, habiendo tenido su estreno en los Estados Unidos, en el Festival de Cine de Nueva York”, destaca el especialista. El experto subraya además la cinta Utama, del realizador Alejandro Loayza Grisi, y la trama que cuenta la historia de una anciana pareja quechua que vive en el altiplano boliviano pastoreando llamas. “La cinta introduce el dilema del cambio y, en última instancia, cuestiona el significado de la vida”, agrega. “En febrero, la directora de origen boliviano Natalia López Gallardo ganó el Premio del Jurado del Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín por su ópera prima Robe of gems / Manto de gemas, posiblemente el premio más importante jamás otorgado a un cineasta boliviano en un festival de cine internacional”, agrega Gutiérrez. El artículo hace énfasis además en los recientes estrenos como El visitante, cuarto largometrajes del director boliviano Martín Boulocq, que ganó el premio a Mejor Guion en el Festival de Cine de Tribeca y que “promete ser un éxito similar a las otras producciones”, resalta. “Me siento muy agradecido y honrado, es un premio al esfuerzo y al trabajo en equipo. Más allá de la satisfacción personal, es la reafirmación del buen momento que atraviesa nuestro cine. Espero que sea un impulso más para ter-

minar de consolidar definitivamente fondos públicos para el cine en Bolivia”, indicó Boulocq desde Nueva York, donde recibió la distinción. El texto del jurado destaca “Una historia de dolor e hipocresía aparentemente insuperable finalmente se convierte en una historia de conexión humana. Una en la que la resistencia se convierte en un vínculo entre un padre y una hija que han sufrido una pérdida”.

La película todavía no tiene fecha de estreno en Bolivia y se prevé que sea a finales de 2022 o al próximo año. MANTO DE GEMAS La ópera prima de la cineasta boliviana Natalia López Gallardo debutó en la sección de Competencia de la Berlinale 2022, con un fuerte retrato de la desolación que se vive en am-


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AN EN EL EXTERIOR

estivales internacionales de cine

nto y Manto de gemas, de destacados directores os importantes en ocho países del mundo. Alejandro Loayza cuenta cómo una pareja de ancianos quechuas que pastorean llamas se ve asediada por el cambio climático. El filme retrata una forma de vida en peligro de extinción en el altiplano de Bolivia frente a la presión de la ciudad. “La relación entre campo y ciudad en Bolivia es muy particular. En los años 70, el 70% de la población vivía en el campo y hoy sólo vive el 30%. Las ciudades se parecen cada vez más, con sus Starbucks y sus McDonald’s, y pierden su individualidad, mientras que el campo la mantiene”, afirmó Loayza en entrevista en Málaga. La cinta obtuvo, hasta el momento, diez premios en prestigiosos festivales de cine del mundo. EL VISITANTE La cuarta película del cochabambino Martin Boulocq ganó el premio a Mejor Guión en la Competencia Internacional del Festival de Tribeca que se llevó a cabo del 8 al 19 de junio en Nueva York, Estados Unidos. El filme es una mirada introspectiva a las relaciones familiares, la disparidad de clases y la presencia cada vez más dominante de las iglesias evangélicas en el país. Cuenta la historia de Humberto, un exconvicto que se gana la vida cantando en velatorios y disputa la custodia de su única hija frente a un influyente pastor evangélico. Aunque el proyecto inició en 2018, según explicó el director, fue recién en 2019 cuando se dieron las condiciones para producirla.

plios territorios de México. Tres mujeres son protagonistas en el largometraje de dos horas de duración, que llevan al espectador a una zona rural devastada por el narcotráfico y los desaparecidos. Isabel (Nailea Norvind) está en proceso de separación de su pareja cuando se instala con sus hijos en la casona familiar que le hereda su madre en el campo. Ahí se entera de que su empleada doméstica María (Anto-

nia Olivares) tiene a una hermana desaparecida y promete ayudarle. Ignora las advertencias de María. Ahí es tierra de narcos. Se ve a Isabel recorriendo con la madre de María los ministerios públicos rebasados por los cientos de miles de casos, en donde reina la confusión. UTAMA La película Utama, del realizador boliviano

EL GRAN MOVIMIENTO La película El gran movimiento, del cineasta Kiro Russo, obtuvo más de 10 premios en el extranjero, entre los máximos galardones destaca el Premio Especial del Jurado en el 78° Festival de Cine de Venecia. Desde 2009, cuando Kiro llegó por primera vez a las minas de Huanuni, ubicada en el departamento de Oruro, comenzó a construir relaciones de amistad con varias familias de la región. El lugar era considerado, para muchos, como peligroso, pero él construyó una amistad con aquellos muchachos rezagados por la sociedad y por los propios mineros, sus padres. “Me interesó mucho esa problemática, por un lado, el alcoholismo y por otro el hecho que estos jóvenes no tengan futuro sobre todo porque son hijos de mineros”, contó. El cineasta define a su película como una sinfonía de la ciudad de La Paz porque rescata la esencia de los protagonistas y paisajes paceños. “La película tiene que ver con la literatura de Jaime Sáenz, pero con elementos que son cercanos a la realidad”, agregó Russo.


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MUESTRAN LA VITALIDAD DEL DOCUMENTAL LATINOAMERICANO

Premios Feisal para La Espera y Mamá La obtención de un premio le significa a la película galardonada un reconocimiento particular. Es una forma de hacerla sobresalir dentro de un mar de otras producciones que cada año se estrenan y recorren por festivales. Decir que es ‘la ganadora’ inmediatamente convoca la atención en posteriores citas de exhibición. Su programación entonces ya cuenta con un respaldo que merece mayor interés dentro del multiverso de las carteleras de circuitos comerciales y alternativos. Claudio Sánchez

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a Federación de Escuelas de Imagen y Sonido de América Latina (Feisal) otorga el premio del mismo nombre a óperas primas de realizadores latinoamericanos menores de 35 años en el marco de festivales como Viña del Mar (Chile), Bafici (Argentina), Mar del Plata (Argentina), el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (Cuba), Festival de Cine Latinoamericano de Rosario (Argentina) y Guadalajara (México). En ocasión de la realización de este último, el Jurado Feisal integrado por Alfredo Naime (México), Jorge Martínez (México) y Claudio Sánchez (Bolivia) decidió entregar el premio a la película La Espera (Ingrid Valencic y María Celeste Contratti) de Argentina, y una Mención de Honor a Mamá del mexicano Xun Sero. De acuerdo con las actas, La Espera fue elegida “por tratarse de un riguroso trabajo de observación, amorosamente filmado, que otorga sentido a una existencia acaso metafórica a partir de incuestionables méritos formales de imagen y sonido”. Y en el caso de Mamá por tratarse de un testimonio de sinceridad apabullante, a partir del reencuentro del director Sero con la historia de vida de su madre” La espera es la historia de un cazador, en el monte pampeano argentino, quien está

persiguiendo al ciervo colorado. La soledad del personaje y el acercamiento documental que proponen las directoras, en las que de un modo rotundo presentan al cazador en su espacio privado durante las horas de los días que toma su oficio permiten al espectador interiorizarse en una realidad muchas veces cuestionada. La caza, como deporte o mero entretenimiento, que es la forma más sencilla de cuestionar esta labor, se ve alterada con esta película como concepto, puesto que lo que hace quien sale de cacería en este caso conlleva un sentido mucho más profundo. Por una parte, está la propia subsistencia, como también el sentido de la pertenencia a un lugar (que no es físico sencillamente) sino sentimental. El cazador caza porque cazaban en su familia, que después de su migración europea no dejó esta práctica, sino que la desarrolló como parte de una forma de vida. Como un ensayo visual y sonoro (exitoso) la película carece de diálogos en toda su primera parte, perda dentro del documental, para poder llevar mitiendo así que la imagen y el sonido creen a la pantalla temas como estos. Dos películas que toman riesgos, la priatmósferas que dialogan con la situación general. De este modo el riesgo que asumen las mera desde un modo más formal en su lenguaje, y la segunda de una manera más clárealizadoras crece y salen victoriosas con su sica en este sentido, pero profundamente propuesta mientras se desarrolla la trama. Una sincera en sus maneras de hacer la denunpieza delicada dentro de la cinematografía argentina más contemporánea y una declaración cia. Más allá de las características propias de principios frente a lo que se puede hacer en del periodismo más formal teniendo a sus la exploración de los lenguajes cinematográfiprotagonistas delante y detrás de cámacos y sus búsquedas. ras. El resultado de esEn Mamá su director, tas elecciones dentro de Xun Sero, se arriesla Competencia de Feisal ga a hacer una apromuestra la vitalidad del ximación íntima a su documental latinoamericano y sus alcances más madre, una mujer del La espera es la historia diversos. Además persur de México, más de un cazador, en el mite identificar tendenprecisamente de Chiapas, que en su lengua cias dentro de la producmonte pampeano ción actual. La intimidad —el tsotsil— va narranargentino, quien está do algunas veces a la cácomo una cuestión propersiguiendo al ciervo mara y otras en segunpia de estos tiempos en colorado”. dos planos lo que fue su los que nuestros espacios vida. La cual ha sido conmás privados son los más tinuamente cuestionapúblicos (también como da por su hijo, sin que él consecuencia de la Pandemia) y la urgencia de pudiera entender la naturalización de la violencia machista y la mila ruptura de la etiqueta del ’cine indígena soginia. Es en la intimidad que se consigue comunitario’ como una cuestión marginal. descubrir los motivos de muchas de las adAhora mismo esto puede representar un versidades que sufrió la madre, y con esta quiebre dentro de sus propios espacios conquistados para poder avanzar hacia pantaparticular mirada se hace una denuncia que llas más plurales y universales. está más allá de la formalidad acostumbra-


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EL JOVEN MÚSICO SE CONVIRTIÓ EN LEYENDA

El 27, el mito que inició el blusero Robert Johnson sigue vivo Tres lápidas llevan su nombre, en ninguna yace sus restos. El cadáver descansa bajo un árbol, en un cruce de caminos, como dice una de las letras de sus canciones, ‘sin una losa de mármol ni cruz’. Estéfani Huiza

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obert Johnson es una leyenda en el mundo del blues y del rock and roll. Documentales sobre la vida del artista y musicólogos cuentan que no existe un registro exacto de su nacimiento, solo narran un repentino éxito con solo dos discos grabados. Su particular estilo en la ejecución de la guitarra fue considerado como fuera de este mundo y resultado de un pacto con el diablo. Falleció a los 27 años y así inició una leyenda urbana. Dos guitarras parecen escucharse en la música de Johnson, como si al lado del blusero acompañara algún otro. En el documental Devil At The Crossroads, dirigido por Brian Oakes y disponible en Netflix, músicos y compañeros de escenario aseguran que Johnson llevaba a sus presentaciones una derruida guitarra Gibson, de la que nunca se separaba y siempre tocaba mirando a la pared. En el documental, quienes lo vieron interpretar algunas de sus canciones en los clubs nocturnos aseguraban que los ojos del músico lucían desorbitados al momento de subir a un escenario y que siempre tocaba en la penumbra, para que no vieran su forma de puntear la guitarra.

DESCENDIENTE DE UNA FAMILIA POBRE El periodista especializado en música y cine Héctor Fuente cuenta en su blog que Robert Leroy Johnson fue el undécimo hermano de una pobre familia negra, nació en Hazlehurst, al sur del estado de Mississipi, Estados Unidos. En su

adolescencia, el joven no demostró la menor aptitud para los estudios, pero manifestó claramente dos intereses: la música (tocaba el arpa y la armónica, aunque como aficionado) y las mujeres. “En 1929 el muchacho, que dejó los estudios para recoger algodón y que más de una vez debió cambiar su nombre para escapar de maridos celosos, pareció sentar cabeza. Se casó con Virginia Travis, una joven de 16 años, la cual quedó embarazada a los pocos meses. Parecía que la felicidad por fin llegaba a su vida, pero Virginia fallecería junto a su hijo recién nacido, cuando daba a luz. A partir de ese momento, Robert Johnson se transformaría en un alma errante y buscaría consuelo en el blues. En su ciudad natal se casó con una viuda adinerada, con la que tuvo un hijo, aunque ello no fue obstáculo para que viajara por el sur de Estados Unidos siguiendo a los grandes artistas del blues”, cuenta en su artículo.

PACTO SECRETO “Yo y el diablo/ Caminaba uno al lado del otro/ Yo y el diablo, ooh/ Caminaba uno al lado del otro”, dice el estribillo de la canción Me And The Devil Blues. El tema musical es uno de los otros cinco que dedica a personajes demoniacos. Se dice que Johnson no era muy buen guitarrista antes que se convierta en una leyenda musical, su frustración lo llevó a desaparecer por algún tiempo. A su regreso se había convertido en un virtuoso del blues. El director, guionista de cine estadounidense Martin Scorsese dijo en una entrevista: “Johnson sólo existió en sus discos, fue pura leyenda”. Los músicos Son House y Willie Brown fueron

los maestros del ícono del blues, ambos mostraron su incredulidad ante el progreso de Johnson. Lo inexplicable de ese florecimiento repentino se lo atribuyeron al pacto con el diablo. “Nadie desaparece y vuelve siendo el mejor”, decía sacudiendo su cabeza Brown. Ambos se sorprenden también de que Johnson tocase con una guitarra de seis cuerdas, ya que todos los guitarristas del Delta del Mississippi tocaban con cinco cuerdas. Su muerte fue tan enigmática como toda su existencia. Con solo 27 años desapareció un otoño cualquiera entre los matorrales de las carreteras y el polvo que producen los autos sobre la calzada. La leyenda dice que el diablo volvió desde el abismo a cobrar un favor, otros rumoran que fue envenenado por algún hombre celoso. Así se formó un mito en torno al número 27 y fanáticos de lo paranormal y del misticismo establecieron una relación con las trágicas muertes de músicos de un talento y futuro brillante. El club de los 27 involucra a Jim Morrison, Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Amy Winehouse. Tres lápidas con el nombre de Robert Johnson yacen en el cementerio de Greenwood, Misisipi, Estados Unidos, se dice que en ninguna de ellas están sus restos, que unos amigos habrían colocado esos nichos “para confundir al diablo”. Al sur, en el cruce de una carretera, bajo un viejo árbol cuyas hojas no dejan de caer, el silbido del viento acompaña una guitarra somnolienta, ahí descansa los vestigios de su cuerpo, tal y como dice en su canción Me and The Devil Blues - “Enterrad mi cuerpo junto a la carretera, para que mi viejo y malvado espíritu pueda subirse a un autobús de la Greyhound y viajar”.


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Agencia Andina

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l conmemorarse el 7 de julio el 15° aniversario de la elección de Machu Picchu como una de las nuevas siete maravillas del planeta, cabe resaltar que la magnífica ciudadela inca ha sido distinguida, desde el anuncio de su hallazgo en 1911, con una serie de reconocimientos nacionales e internacionales que la encumbran como un inigualable tesoro patrimonial y turístico del Perú y del mundo. El 24 de julio se conmemorará el 111 aniversario de la llegada a este impresionante complejo urbano, construido íntegramente en piedra sobre la cima de una escarpada montaña en la ceja selva de la región Cusco, por parte del explorador esta-

dounidense Hiram Bingham. Si bien las primeras referencias directas a Machu Picchu datan de 1902, cuando un grupo cusqueños visitó los vestigios de la edificación inca, fue Bingham, comisionado de la Universidad de Yale y de la Sociedad Geográfica Nacional de los Estados Unidos de Norte América, quien inició tras su llegada, en 1911, las investigaciones sobre la que consideró como la “última capital del imperio de los incas” y fue el principal divulgador de la existencia de Machu Picchu a nivel mundial. Con el paso del tiempo y el mayor conocimiento de su importancia como centro religioso, ceremonial, astronómico y agrícola inca, las autoridades peruanas lograron la inscripción de Machu Picchu, el 9 de diciembre de 1983, en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco como Patrimonio Cultural Mixto (Cultural y Natural) de la Hu-

manidad y es actualmente uno de los 13 sitios del Perú que integran la prestigiosa Lista de Sitios de Patrimonio Mundial de la Unesco. Dos años antes, el 8 de enero de 1981, Machu Picchu fue declarado como Santuario Nacional y Parque Arqueológico por las autoridades peruanas. La creciente fama global de la ciudadela edificada en el siglo XV por orden del inca Pachacútec, sobre la cima de una montaña, a 2,453 metros sobre el nivel del mar, atrae a millones de personas de todo el planeta que desean conocer y quedar admirados por su cautivante belleza. Está bien merecida admiración, y gracias al voto de millones de ciudadanos de diversas partes del orbe, Machu Picchu fue declarada en el concurso organizado por la Fundación New 7 Wonders, como una de las nuevas siete maravillas del mundo, el 7 de julio de 2007.

FOTO: PEXELS.COM / TRACE HUDSON

Machu Picchu celebra el 15° aniversario como una de las 7 maravillas del mundo


FOTOS: ANDINA

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UN TESORO ESCONDIDO

Botánicos descubren en Bolivia el lirio de agua más grande del mundo National Geographic

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an pasado 177 años a la vista de todo el mundo en el Real Jardín Botánico de Kew del Reino Unido, sin embargo no ha sido hasta la semana pasada que un equipo de botánicos se ha dado cuenta de que el nuevo nenúfar gigante descubierto era una nueva especie botánica para la ciencia. De hecho, el espécimen no es solo un nenúfar gigante, sino que con hojas que pueden llegar a alcanzar los tres metros en la naturaleza, se trata del nenúfar más grande del mundo. Al menos hasta que la ciencia nos asombre en el futuro con otro descubrimiento de estas características. ‘Victoria boliviana’, que es como se ha bautizado a la especie, había pasado todo este tiempo por una especie muy parecida llamada ‘Victoria

amazónica’. Como su nombre indica, se trata de una planta oriunda de Bolivia, concretamente de los llanos de Moxos, donde comparte ecosistema con otras especies tan icónicas como el delfín de río boliviano o el amenazado delfín barbazul. La planta produce varias flores al año, que cubiertas por espinas y de colores que van del blanco al rosa, florecen por turnos. La parte inferior de sus hojas también es un espectáculo para la vista, la cual desde el propio jardín describe como un cruce entre un puente colgante y el techo de una antigua catedral. Hasta ahora, tan solo dos eran los nenúfares gigantes que comprendían el género Victoria: Victoria amazónica y Victoria cruziana, ambos nombrados así en honor a la reina de Victoria de Inglaterra. Para conocer el origen del descubrimiento de esta tercera especie hemos de remontarnos al año 2016, en que los jardines botánicos bolivianos de Santa Cruz de la Sierra y La Rinconada donaron

una colección de semillas al la institución británica. Pero cuando Carlos Magdalena, un experto mundial en nenúfares y uno de los principales horticultores botánicos de Kew, vio crecer esta tercera especie junto a sus congéneres, advirtió que tanto la forma de las semillas como la distribución de las espinas era diferente. Posteriormente, científicos de Kew también analizaron el ADN para demostrar que V. boliviana era muy diferente genéticamente de las otras dos especies. Al mismo tiempo, la artista botánica del Jardín Botánico de Kew, Lucy Smith, la cual ha pasado más de 20 años junto a los científicos elaborando ilustraciones científicas de todo tipo de plantas, se percataba de las similitudes de V. Boliviana con un espécimen recolectado en Bolivia en 1854 y dibujado por el artista de la institución, Walter Hood Fitch. La especie había permanecido en el jardín desde entonces, pero han tenido que pasar 177 años para ser reconocida como tal.

FOTOS: CÉSAR DAVID SALAZAR. / BBC.COM

Desde mediados del siglo XIX no se hallaba una nueva especie de nenúfar. Las plantas llevaban 177 años en Kew Gardens y 34 años en el Herbario Nacional. Sus hojas pueden medir hasta tres metros de largo, se llama ‘Victoria boliviana’.


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