José y Luisa, una vida de esfuerzo, lucha y amor
La vejez trae pocos recuerdos a la memoria, queda solo aquello que marcó en la vida. Esas remembranzas vienen entonces como ráfagas de lucidez a las que suele acompañar una brisa de viento. Entre árboles de olmo que se erigen en la fría y desértica tierra de Santiago de Chuvica, José y Luisa cuentan algunos pasajes de su historia.
Detrás del Salar de Uyuni, rodea da de árboles de olmo y algunos otros arbustos intrépidos que se adaptaron al clima árido está la comunidad Santiago de Chuvica, del departamento de Potosí; ahí viven José Cal cina y Luisa Quispe, quienes unieron sus vidas hace más de 50 años. El lugar es frígido, solo ha bitan cerca de 50 familias cuyas moradas están dispersas en esa tierra seca donde solo la qui nua se anima a florecer. Su historia no es distin ta a todas las personas que se dedican a labrar los suelos, está marcada por el esfuerzo y la lucha diaria, pero sobre todo por el amor. Después de la Revolución de 1952, año que marcó el panorama político del país, surgieron varios movi mientos de izquierda que plan teaban medidas más justas para los sectores desfavo recidos; entre ellos, los campesinos. Sin em bargo, dos décadas después la inesta bilidad llegaría al país. Todo em pezó después del asesinato
de Juan José Torres y la toma arbitraria del po der de Hugo Banzer (1971). Así se inició una de las etapas más oscuras para el país. Ante ese panorama, el sector indígena quedó relegado, las tierras todavía no les pertenecían. La Ley de la Reforma Agraria se retrasó, lo que causó el latifundismo, principalmente en el oriente boliviano. Los servicios básicos tampoco lle gaban, en las áreas rurales faltaban agua, luz, salud y educación.
Don José Calcina recuerda que, a comienzos de los 70, la comunidad carecía de los servicios esenciales para sobrevivir, pero sobre todo de médicos. Fue así que en 1974 la Cooperación Belga llegó hasta la provincia Nor Lípez, Potosí, para brindar ayuda relacionada con las priorida des locales: salud, educación, entre otras.
“Vinieron padres y monjas belgas, quienes nos enseñaron primeros auxilios y el uso de ins trumental quirúrgico, me convertí en promo tor de salud. En ese entonces nadie se animaba, pero yo estaba decidido”, recuerda.
Las enseñanzas que recibió, junto a otras dos personas, le permitieron detectar enfermeda des y medicar a quienes lo necesitaban. Sin em bargo, el trabajo no era nada sencillo, las casas estaban muy alejadas y para visitar a los enfer mos que requerían atención o de medicamentos tenían que trajinar grandes distancias. Al princi pio, lo hacían a pie, luego con bicicletas, después les proporcionaron una moto.
“Aprendí a colocar suero, diagnosticar en fermedades, hice curaciones, no fue fácil, pero siempre me gustó aprender y participar”, cuenta mientras explica que convertirse en actor tam bién fue un desafío del que no quiso privarse.
Mientras la desnutrición, enfermedades respiratorias, diarrea, entre otras, atacaban con mayor rigor a comunidades alejadas de Bolivia, el trabajo de don José se incrementa ba. Por ello sostiene, con orgullo, que entre gó todos sus esfuerzos para atender a la gente que necesitara de sus servicios.
“Creo que, junto a un equipo, atendimos el 80% de la provincia Nor Lípez, hice todo lo posi ble por cuidar a nuestra gente. No había médicos ni para vacunar, venían de la Unidad Sanitaria
de Potosí, (actual Sedes), pero no abastecía. Aho ra es muy distinto, hay médicos en cada comu nidad, incluso tenemos dentista, pero antes el trabajo era más duro, entre nosotros nos tenía mos que cuidar”, rememora.
TIEMPOS BUENOS
Luisa Quispe nació en la comunidad de Calcha, que se encuentra ubicada en la provincia Nor Chichas del departamento de Potosí. Recuerda que sus abue los le contaron que en tiempos pasados su territorio estuvo habitado por la etnia de los chichas, una anti gua cultura que fue conquistada por el imperio inca.
De su niñez, pocos momentos se le vienen a la memoria, entre algunas imágenes que se nie gan a perecer están los bordados multicolores que observaba lucir a las mujeres que eran ena moradas por hombres que lucían galantes con hermosos ponchos tejidos de forma artesanal.
En esos años todavía la tierra producía, ha bía suficiente agua y se podía criar a muchos animales. En una de esas primaveras, verano, otoño o invierno (no importa la estación cuan do uno se enamora) conoció a José, al poco tiempo unieron sus vidas.
Luisa Quispe y José Calcina tenían 23 años cuando se casaron, fruto de esa unión tuvie ron seis hijos. El clima en Santiago de Chuvi ca siempre fue inestable y la tierra árida, pero años atrás la familia, recién formada, podía sembrar algunos alimentos más.
El tiempo no solo se llevó su juventud, sino la fertilidad de la tierra y el agua, que aún no falta, pero amenaza con desaparecer. Sus hijos, al crecer, abandonaron el lugar donde fueron criados. Pasaban los años y, con ellos, cada uno seguía su camino. En aquella casita de adobe y techo de paja solo quedaron los dos, como al principio, como suele suceder.
No importa las adversidades, Luisa agra dece que la tierra se apiade de ella y de los comunarios de su región y produzca “por lo menos quinua”.
“La vida es muy triste, solo sembramos qui nua y crece un poco de papa, así vivimos en este tiempo. Plantamos también cebolla, zanahoria y haba, pero solo florece de abril a mayo”, cuenta.
A la pareja de ancianos septuagenarios les entristece hablar de su hogar, a veces quisieran dejar aquel clima seco que les da un sol extremo de día y un frío intenso en las noches. Pero cuan do miran hacia atrás, en esas tierras agrietadas yacen recuerdos gratos y otros no tanto, como un libro que contiene extractos de su vida. En tonces lo piensan, sobre todo cuando escuchan a sus hijos decir: “Qué hacen ahí, ya no hay vida”. Pero ellos son y pertenecen a aquel lugar, aun que se esté muriendo.
“Nos da pena nuestra casa, es nuestro terre no, todo está ahí”, sostiene Luisa cuando habla sobre la posibilidad de abandonar aquel lugar.
Don José confesó que buscó otro sitio donde vivir, pero le es difícil dejar su hogar que tantas alegrías y tristezas le dieron.
“Tengo mi casita, mi terreno, eso no puedo dejar, me da pena. Antes tenía más animalitos, chivas, llamas, ovejas, pero ahora no tengo ni un burro. Poco a poco se fueron muriendo poco llueve y no hay pasto para que coman los anima les y se mueren de flacos, solo sembramos un poco de quinua, de eso vivimos”, dice.
LA PROPUESTA
En 2017, Alejandro Loayza imaginaba una historia de amor entre dos ancianos en el altipla no boliviano. En ese entonces, colaboraba con la dirección de fotografía en el documental Plane ta Bolivia, dirigido por su padre, Marcos Loayza.
El proyecto los llevó por distintas regiones del país. En ese trayecto observaba las dificultades que afrontaban las personas que vivían en las áreas rurales. Esos elementos fueron importan tes para crear la historia que ya tenía en mente, su ópera prima Utama
Cuando ya contaba con el guion fue en bus ca de los protagonistas de su historia, recorrió por varias comunidades de Colcha K, conver saba con todos los ancianos que veía, les pre guntaba si se animaban a actuar, incluso hicie ron un casting para hallar a la pareja perfecta, cuenta el productor Santiago Loayza.
“Mi hermano quería que los personajes sean de la comunidad y no descansó hasta en contrarlos”, expresa.
Conoció a Luisa y José, por casualidad, los vio mientras conducía. Aquellas dos personas eran tal y como los había imaginado, detuvo el coche y se aproximó. Les tomó algunas fo tografías conversó con ellos, pero se negaban a participar en su película.
Don José vio a lo lejos un auto del que salie ron dos personas, ambas llegaron de la nada, se presentaron como Alejandro y Santiago, les co mentaron que estaban buscando comunarios para participar en una película.
“Dijeron que recorrieron toda Colcha K bus cando gente que quiera participar de su pelí cula. Nos preguntaron si podríamos participar, ‘piénsenlo’ nos dijo y después de dos días regre saron, nosotros aceptamos”, relata.
Una vez que comenzó la grabación Luisa y José se pusieron a estudiar el guion. Fueron no ches enteras y días en los que amanecían para memorizar el libreto.
“Fue sacrificado el trabajo, estudiábamos por las noches, nos levantábamos temprano, cami nábamos por distintos lugares, todo hemos he cho. Bien ha sido, me gustó actuar, hablar, hacer los diálogos como en la escuela era”, bromea José.
Luisa Quispe y José Calcina fueron reconoci dos por el municipio de Colcha K, por su trabajo como actores en la película Utama al igual que el director Alejandro Loayza.
Entre una que otra broma comentan que ja más pensaron en protagonizar una película, su vida estaba dedicada a la agricultura, el campo, su hogar. Ambos dicen estar contentos por el éxito de la cinta, pero saben que cuando todo quede en el olvido todavía tendrán su pequeña parcela de tierra, donde la quinua aún florece.
“Tengo todavía muchas historias que con tar”, dice José al finalizar la conversación. Mien tras Luisa agrega: “Así nomás es nuestra vida”.
BREVIARIO
El dibujo en Bolivia
¿Una pintura, una escultura, un grabado contienen sus secretos? La belleza de una obra maestra tiene en esencia ciertos elementos que la llevan a mostrarse como tal. He aquí, el dibujo en Bolivia y su tránsito hasta nuestros días.
Víctor Alcides Calizaya Dorado
La concepción del dibujo, desde el plano analítico, se estructura en base al cono cimiento del ‘punto’ como la unidad de la masa expresiva, es decir que, ver y conocer el punto como el átomo que en su conglomeración pla nificada o espontánea logra estructurar, emitir y expresar ideas, es un constructo académico eurocentrista que llegó tras la colonización.
Entonces, hoy salta la cuestionante so bre la concepción del dibujo en la Amé rica prehispánica. Los grupos étnicos más representativos del periodo formati vo prehispánico nos dejaron un legado importante sobre el dibujo y su con cepción. Si bien ‘su dibujo’ no puede ser encajado dentro de las acepciones que hoy conocemos, podemos anali zar la expresión de sus composiciones a través de sus pinturas, tejidos, orfe brería y cerámica. De manera general, el tejido y la pintura en cerámica nos muestra repetidamente un dibujo que tra ta de abstraer su contexto agrícola como de pastoreo, su cosmovisión y su relación con la naturaleza: pariguanas, cóndores, llamas, deidades y formas geométricas que señalan su concepción del tiempo y el espacio como elementos vitales en su impronta ‘plástica’. Entender que ‘su dibujo’ no comprende el uso de un carbón o un grafito es compren der que el boceto no tenía presencia ante rior a la pintura como ahora la conocemos y la practicamos. El dibujo prehispánico era por lo general una impronta de ensayo y error con el uso del color (vegetal o mine ral), en el caso del tejido, mejor aún, fue y es aritmético; la bidimensionalidad, la falta de perspectiva, volumen y la recu rrencia de la línea descriptiva son las características más importantes de nuestras culturas ancestrales.
EL DIBUJO COMO BOCETO
Con la Colonia, la inserción de los diferen tes métodos artesanales (1) en la producción ornamental, sobre todo en los palacios y asen tamientos religiosos fue conductual y sistemá tico, conforme el avance del proceso de colo nización. Los primeros datos nos señalan a las escuelas o talleres de oficiantes de los cuales los artistas europeos eran los conductores y porta dores del conocimiento; así la enseñanza del dibujo con sus principios que hoy reconoce mos fue introducida a la psiquis del ‘indio’.
El dibujo como boceto fue conocido y prac ticado desde esta época, trazos con carbón so bre soportes de muro, lienzo, puntas de plata y tinta para el papel fueron las técnicas más usa das en los talleres. Las pinturas que hoy cono cemos de esa época nos muestran aquello, ya que en su desgaste natural pueden eviden ciarse los trazos de carbón que fueron, en su momento, las estructuras linea les de tan grandes obras.
Un gran dibujante, que no enca ja dentro de los oficiantes de la Co lonia, fue Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615) que, en su afán de registrar los usos y costumbres, ac tividades y prácticas coloniales lo gró, de forma autodidacta, dibujar 397 páginas de estos hechos en su Primera Nueva Crónica y Buen Gobierno (1615), a la que Mesa –Gisbert señala como “un tipo de dibujo original emparentado con el que tienen los diseñado res de Kerus, respondiendo a su estética no occidental. Son dise ños lineales y minuciosos que evi tan escorzos y perspectivas”.
LEGADO DEL DIBUJO EN BOLIVIA
En el siglo XIX es notoria la pre sencia de enciclopedistas (que por lo general eran biólogos, geógrafos o similares) que, por las caracterís ticas de su trabajo de campo, dejaron valiosos registros (dibujos hechos a lápiz) en el trajín de sus viajes y
sus observaciones: fauna, flora, eventos cultu rales, paisajes, entre otros. Todo por cuanto se permitían dibujar para apoyar de manera ilus trativa sus descripciones antropológicas.
Dentro de los personajes más destacados en este periodo se encuentran Alcides d’Orbigny (1802-1857), Mauricio Rugendas (1802-1858), Melchor María Mercado (1816-1881) entre otros pasajeros visitantes que dejaron un legado muy importante para la referencia del dibujo en Bo livia. Debido a su formación, varios de estos personajes gozaban de un amplio conocimien to del dibujo, se puede observar que el uso del trazo es académicamente plasmado, la presen cia de perspectiva y valoración cumplen con su máximo objetivo, la ilustración del contexto.
Otro aspecto importante para resaltar este periodo es la creación de las primeras institu ciones académicas de pintura y dibujo, así te nemos por la década de los cincuenta la Sala de Dibujo Popular, creada por el prefecto de Potosí Melchor Urquidi. Otro, “El 22 de mayo de 1858
El Presidente José María Linares creó en La Paz la Escuela Popular de Dibujo Lineal (…) Décadas más tarde, el pintor José García Mesa fundó la Academia de Dibujo y Pintura, en el Instituto Nacional de Ciencias y Letras en La Paz”, expli ca Querejazu en su libro El dibujo en Bolivia
A partir del siglo XX, se evidenció la presencia de José García Mesa (1849-1904), Abelino Noga les (1870 - 1930) y Ángel Dávalos (1871-1953), gran des artistas herederos de la paleta colonial euro pea que situaron su presencia en el dibujo con virtuosos trabajos que hoy podemos admirar en varios museos y colecciones privadas.
EL INDÍGENA EN LA PINTURA BOLIVIANA
Para la primera mitad del siglo XX, Bolivia fue favorecida por un conjunto de artistas bo livianos y extranjeros que lograron consagrar una identidad propia entre el conservaduris mo europeo, algunos de ellos con una fuerte formación europea pero conscientes de desa rrollar un lenguaje más íntimo para Bolivia, en tre ellos están Juan Rimsa (c. 1900-1975), Luis Wallpher (c. 1905-1960), Mario Illanes (c. 19001960), Genaro Ibañes (1903-1983), Gil Coímbra (1908-1976), Octavio Salamanca (1905-1950), Antonio Sotomayor (1903-1985), Emilio Amo retti (1889 - 1950), Juan Torres Donoso (19101958) y, por supuesto, los artistas más impor tantes de la época, Arturo Borda (1883-1953) y Cecilio Guzmán de Rojas (1899-1950).
Una gran ‘revolución’ se manifiesta a partir de la influencia de estos artistas; llevados por
el naciente indigenismo (2), su trabajo coadyu vó a sentar y valorar estéticamente al indígena dentro de la pintura boliviana. En el dibujo se desarrolló, con fuerza, un canon ‘diferente’ al griego, sobre todo en las proporciones faciales se estilizo más el cuerpo humano, la valora ción del paisaje andino fue retomado, y se re currió al dibujo en una de las confrontaciones bélicas más injustas de la historia de Bolivia, la Guerra del Chaco.
Para la segunda mi tad del siglo XX, Bolivia logró establecer un ‘an dinocentrismo’ en sus diferentes espacios so cioculturales, desde la educación formal hasta los cuadros políticos se hacía notoria una con ciencia propia sobre la identidad boliviana y, como era de esperar, esta influencia que el contexto ofrecía dio paso a la siguiente ge neración de artistas.
GENERACIÓN DEL 52
Dentro de un gru po de notables, re saltan los denomina dos ‘Generación del 52’ quienes lograron marcar la plástica boliviana con identi dad propia desde di ferentes lenguajes ar tísticos, en ellos destacan María Luisa Pacheco (1919-1982), con su dibujo lineal altiplánico casi abstracto; María Esther Ballivián (1927-1977), con sus escorzos y desnudos femeninos; Wálter Solón Romero (1925- 1999), con sus emblemáti cos ‘Quijotes’; Enrique Arnal (1932-1916), con su dibujo ligero y expresivo; Gil Imaná (1933-2021) de trazo fuerte y simple, fijaron y mostraron las diferentes oportunidades que se pueden lograr en el arte siempre y cuando se mantenga una identidad propia, la boliviana.
Hoy por hoy es difícil definir el estado de situación en el que se encuentra el dibujo en Bolivia. A partir de la globalización, la revo lución informática, la información y la comu nicación, la incidencia es diversa cuan suje to habita en nuestra sociedad. Sin embargo, se puede observar que aún existe cierta con
ciencia de ‘identidad boliviana’ en el dibujo ‘contemporáneo’, eso sí, con muchísima car ga ‘del otro’, la definición de lo propio y lo aje no es tan estrecha y endeble que resulta difí cil identificar dónde empieza uno y termina el otro, cuál es cuál o en qué medida el dibujo se reconoce como tal.
Se necesita mayor relación e interacción, no solo entre artistas, sino entre espectado res y medios de comunicación, observar qué hacemos, qué influye en estos tiem pos, qué buscamos, qué carga del pasado llevamos y a qué des tino nos dirigimos.
1) “Un sastre, un carpintero, un geó metra, un alfarero o un retórico eran con cebidos como artis tas. La comprensión de “arte” y de la acti vidad de sus protago nistas se la reducía a la simple actividad de construir algo, los pin tores y escultores eran oficiantes artesanos”. (TATARKIEWICZ. 1987, Pág. 39)
2) El movimiento in digenista se sitúa en Bolivia luego de la Re volución de 1952, sin embargo existen acon tecimientos previos que gestaron el desarrollo so ciocultural de la época, tales como la publicación de Pueblo enfermo, de Alcides Arguedas (1909), la pu blicación de La creación de la pedagogía na cional, de Franz Tamayo (1910), la creación de la Escuela Ayllu de Warisata (1931) y otros que levantaron conciencia sobre el estado sociocultural de los pueblos originarios res pecto al Estado Republicano.
Fuentes consultadas:
MESA, José de y GISBERT, Teresa. (1982). La historia de la pintura cuzqueña, 2da. Edición. Fundación Augusto N. Wiese. Lima, Perú.
QUEREJAZU, Pedro. (1996). El dibujo en Bo livia. Fundación BHN. La Paz.
TATARKIEWICZ, W. (1987). Historia de las seis ideas: arte, belleza, forma, creatividad, míme sis, experiencia estética. Tecnos. España.
El Che, K’echi y mi camarada Nicolás
Nicolás Fernández MotiñoPeriodista - abogado
Mepregunto, un día antes del homenaje –él en su habita ción en la sede de la Central Obrera Departa mental (COD) de La Paz, bajo su inmenso mural que dice ‘Pan Comido, operación rescate de los guerrilleros del Che’ (1968), me pregunto a boca de jarro – como el Mauser que cargaba en el cuartel y dispuesto a utilizarlos en el momento de la subversión.
- ¿Vale la pena que hable del Che a sus 55 de la guerrilla en Ñancahuazú?
- Negro, a ti el Huracán te con venció de escribir sobre el rescate de los tres guerrilleros, muy que ridos por el Che que relataste en el tan lindo Pan Comido, claro que sí; como él, te exijo que hables.
- Bueno, acepto, con estas condiciones: del Che, el coman dante de América; no hablaré del otro Negro que traicionó; el PCB nunca traicionó, este sí; no habla re de otros mocosos que dicen ser guevaristas; les diré también: ¿no traicionen este proceso político y quiero saludar al Kechi (Carlos Soria Galvarro) –él estará no-? Para mí es el único periodista, en el mundo, que sabe mejor del Che, él conocía hasta de su ritmo cardiaco.
Efraín Quicañez Aguilar, el Nicolás en la gue rrilla, el Negro José en la Central Obrera Boliviana (COB), recordó al Che el martes pasado con su Pan Comido y dejó una memoria abierta para los cu riosos; y (…) claro estaba al frente el K’echi; él me dijo: Nico, te pasé los puntos que faltan por inves tigar, sobre todo resolver (…) acepté el reto y aquí su valioso documento, según tú, un pliego de 19 puntos- gracias camarada por confiarme esta me moria del mundo (Por favor, Negro – K’echi, no me dejen como me dejó el Huaracán…).
PROPUESTAS DE CARLOS SORIA GALVARRO. RECUPERACIÓN Y TRATAMIENTO DEL MATERIAL DOCUMENTAL SOBRE LA GUERRILLA DE 1967
1. Hasta el año 2017 se encontraban depositados en las bóvedas del Banco Central en La Paz los origi nales manuscritos del célebre Diario del Che en Bo livia (un cuaderno anillado y una agenda alemana), las hojas de una libreta de las evaluaciones trimes trales de su personal y el diario manuscrito de Ha rry Villegas Tamayo (Pombo). Este material estaría ahora en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue esta instancia del Estado, mediante
la embajada boliviana en Londres, la que los salvó del remate y recuperó del robo de que habían sido objeto. Mediante el Decreto Supremo 08165 (6 de diciembre de 1967), el gobierno del general Barrien tos asignó la propiedad de toda la documentación capturada a la guerrilla al Comando en Jefe de las Fuerza Armadas (FFAA). Mediante los mecanismos lega les que correspondan deberían situarse estos materiales en un lugar adecuado a su mejor con servación y resguardo, esto es la Biblioteca y Archivo Nacionales en la ciudad de Sucre. Una vez que sean publicados facsimilares del diario del Che (2009 y 2022) y que, además, las imágenes y transcripciones de toda esta do cumentación se encuentran dis ponibles en el sitio web www. chebolivia.org, no es pertinente que sigan siendo tratados como “secreto de Estado” y que se guar den en condiciones inadecuadas. Hay que recordar, además, que la Unesco a tiempo de declarar la documentación del Che como ‘Memoria del Mundo’, asignó es pecíficamente al Estado bolivia no la custodia de los indicados papeles.
2. Toda la documentación del Juicio de Camiri contra el francés Regis Debray, el argentino Ciro Bustos y otros está extraviada. El exdirector del Archivo de las Fuerzas Armadas, coronel Simón Orellana en un artículo publicado por el Archivo de La Paz, afirmó que dichos documentos habrían desaparecido en el incendio ocu rrido en el tribunal de Justicia Mi litar, en los disturbios del ‘febrero negro’ en 2003. Sin embargo, el periodista Mario Espinoza Osorio anunció públicamente que per sonas desconocidas le ofrecieron en venta un archivo completo de la documentación de ese juicio militar, para lo cual le entrega ron un detallado catálogo que da cuenta de la existencia de cuatro cuerpos con un total de 217 lega jos de documentos. Se necesita hacer un esfuerzo interinstitucio nal para intentar recuperar dicho material.
3. En el Archivo Histórico de las Fuerzas Arma das de Bolivia se creó una sección especial deno minada ‘Acciones Guerrilleras de 1967’; contiene varias decenas de volúmenes empastados, archi
vadores, sobres llenos de papeles y fotografías y otros materiales escritos, además de algunas cin tas magnetofónicas (a estas alturas posiblemente ya inservibles). Pero no están las pertenencias de los guerrilleros ni los libros que, según las listas del Che, pasaban de lejos el centenar. El único libro que se conserva en este archivo es ‘Revolución en la Revolución’, de Regis Debray, con apuntes del Che en los márgenes. Hay un catálogo al parecer minucioso y detallado de toda esta do cumentación, pero el acceso está aún vedado sea por la legislación o por prácticas discrimi natorias contra los investigadores no militares. Correspondería un registro magnético de este archivo y su apertura a la investigación de perio distas e historiadores. Un buen comienzo sería la publicación del catálogo que registra su contenido, pues no se sabe si abarca exclusivamente material documental de la guerrilla o también incluye do cumentación generada por las FFAA.
4. Correspondería establecer qué fragmentos o partes íntegras del material documental produ cido en esa ocasión (actas de interrogatorios, co rrespondencia, cintas magnetofónicas y otros) fue entregado a los servicios de inteligencia nortea mericanos que participaron en los sucesos y ase soraron a las Fuerzas Armadas. Deberían realizar se gestiones diplomáticas para la recuperación de este material. Por otra parte, toda vez que la legis lación norteamericana permite “desclasificar” do cumentación luego de transcurrido cierto número de años, es necesario demandar la desclasificación completa de la documentación de este periodo. Esto implica hacer gestiones y ejercer presión desde la opinión pública. El conocido activista en pro de la desclasificación Peter Kornbluh puede ser un impor tante aliado en el tema.
5. En el tono más fraternal, pero firme, corresponde solicitar la apertura de los archivos cuba nos. La misma puede ser, selecti va, gradual y paulatina, pero es igualmente ineludible y debiera ser recíproca a los pasos simila res que se den en Bolivia.
6. En 2002, el jefe de la Inte ligencia militar en 1967, general Federico Arana Serrudo, dio a conocer nuevas impactantes fo tografías del Che capturado (que evidencian hasta la saciedad que no murió en combate) en su libro ‘El Che Guevara y otras intrigas’. No dijo cómo obtu vo estas fotografías y en manos de quién están los originales. Se sabe, asimismo, que estaban en su po der los manuscritos originales de una antología de 69 poemas recopilados por el Che (Pablo Ne
de los 19 puntos que faltan por investigar, sobre todo resolver del legado histórico de Ernesto Che Guevara, comandante de América.
Nicolás
ruda, León Felipe, Nicolás Guillén y César Vallejo). Después de más de cuatro años de haberlo anuncia do, con el sello Seix Barral, Editorial Planeta publi có el contenido de ese llamado “cuaderno verde” del Che. Según Paco Ignacio Taibo II, su presentador y prologuista, fa miliares del general Arana Serru do habrían negociado con los edi tores la entrega de copias de ese material. Quizá se trate de un ma nuscrito del Che, aunque no nece sariamente hallado en su mochi la luego de su captura en Bolivia, pues no figura en ninguno de los inventarios levantados al efec to esos días. En cualquier caso, queda la pregunta: ¿quién posee ahora los originales?
7. La editor ial Fel trinelli publicó en Roma en 1998 un libro con apuntes y notas de lectura del Che, tradu cidas al italiano, basa do en un material que dijo había sido recien temente localizado y le había llegado “en co pia directamente de La Paz”. Para inten tar probar la autenticidad de estos tex tos, el libro contiene varias fotografías a color de dicho archivo, dos de ellas ex hibiendo las manos cercenadas del Che.
Los documentos originales de esta pu blicación que son fichas bibliográficas de puño y letra del Che, efectivamente se encuentran en el mencionado archi vo militar y su publicación subrepticia en Italia puso en evidencia la vulnerabilidad de este repositorio. Al parecer, a partir de la misma fuente se publicó en la Argentina en 2013 el libro titulado ‘En la selva: (los estudios desconocidos del Che Guevara a propósito de sus Cuadernos de lectura de Bolivia’), publicación dirigida, analiza da y comentada por Néstor Cohan y cuyos Cua dernos… son precisamente las indicadas fichas bibliográficas de puño y letra del Che. La edición boliviana de este libro fue realizada en 2019 por la Biblioteca Laboral del Ministerio de Trabajo.
8. En diversos archivos militares y los del pro pio Ministerio de Defensa, podría ser que se halle gran cantidad de objetos y documentos referidos a las guerrillas de 1967. Pero este material no está inventariado ni catalogado, está expuesto a los da ños del tiempo o el descuido y, lo que es peor, a pér didas y sustracciones, como las ocurridas en 1968 (entrega a Cuba de copias microfilmadas), en 1980 (robo de los manuscritos originales a punto de ser rematados en Londres), y en 1998 (entrega a Felti nelli de copia de las fichas bibliográficas del Che).
9. El general Arnaldo Saucedo Parada publicó en 1987 las primeras fotografías del Che capturado con vida y, entre otros importantes documentos, el facsímil del diario de Braulio (oficial cubano Israel Reyes Zayas), material que es de suponer ahora se encuentra en manos de los familiares y descen dientes del militar boliviano.
10. El general Luis Antonio Re que Terán tenía en su poder una gran cantidad de fotografías cap turadas a los propios guerrilleros, así como el diario de Morogoro (médico cubano Octavio de la Concepción) del que publicó ape nas algunas páginas en su libro aparecido en 1987. Según dijo pú blicamente en un acto realizado en la Asociación de Periodistas de La Paz en 1993, tenía en su poder también otros importantes do cumentos. ¿Dónde han quedado estos materiales luego del falleci miento de este jefe militar?
11. El general Mario Vargas Sa linas en su libro publicado en 1988 dio a conocer fotografías de los gue rrilleros y documentación personal de Tania (la argentino-alemana Tamara Bunke Bider), sin señalar el lugar donde se encontrarían los docu mentos originales. También habló de un supuesto diario de Joaquín, de cuya existencia y paradero no se sabe absolutamente nada. ¿Vargas se llevó a la tumba esos secretos?
12. El general Jaime Niño de Guzmán, piloto del único heli cóptero que operó en la campa ña, dio a conocer al periódico Bolivian Times (30 de abril de 1998) manuscritos originales del Che que están en su poder y exhibió una libreta con anota ciones de puño y letra del Che.
13. El médico boliviano resi dente en el Brasil, Reginaldo Usta riz, quien fuera testigo cercano de algunos sucesos, ha publicado un libro en el que afirma poseer nume rosa documentación original.
14. Otro importante volumen de este material documental se encuentra en manos de particu lares, principalmente militares que actuaron en la campaña antiguerrillera, hoy jubilados, quie nes dan a conocer esporádicamente algunos frag mentos aislados de la documentación que poseen, como es el caso del general Jaime Niño de Guzmán.
15. Estos casos son lamentablemente muy fre cuentes y de seguro involucran a muchas otras perso nas, civiles y militares, que por uno u otro motivo tu vieron acceso a dichos objetos y documentos. Frente a todo ello correspondería hacer una campaña por la recuperación de esos materiales. La documentación histórica no puede ser considerada propiedad priva da individual. Al contrario, a más de 50 años de los hechos la propia institución castrense debiera ayu dar a rescatar estos documentos y hacerlos públicos.
16. Por otra parte, se estableció un preocupan te deterioro del material hemerográfico de las fe chas claves de estos acontecimientos, en las bi bliotecas de la UMSA, Municipal de La Paz y de la Asamblea Legislativa Plurinacional, y podría estar ocurriendo lo mismo en otras hemerotecas. Correspondería una labor de reposición de este material y su registro magnético.
17. Algunos investigadores han dado cuenta de la existencia de un archivo personal del general An drés Selich Chop, muerto bajo la dictadura de Banzer, en poder de su viuda, en la ciudad de Asunción, (Pa raguay). Sería conveniente realizar alguna gestión, respetuosa y discreta, para recuperar dicho archivo hacia un repositorio público que puede ser el de las Fuerzas Armadas o el del Ministerio de Defensa.
18. El general Gary Prado Salmón publicó el dia rio de Pacho (Alberto Fernández Montes de Oca), el manuscrito original habría sido entregado a los descendientes del oficial cubano. Se trata de un gesto destacable, aunque hubiera sido necesario conservar una copia facsimilar de dicho documento.
19. En mayo de 2003 un gru po de intelectuales integrado por historiadores, periodistas y otros investigadores de las ciencias sociales emitió en La Paz un pronunciamiento públi co destacando que “en Bolivia existe una normativa archivís tica que regula la administra ción documentaria y establece con claridad los límites de con servación de la documentación institucional, así como deter mina con propiedad los meca nismos de transferencia docu mental desde las instituciones hasta los repositorios archivísti cos en general, y en particular a los Repositorios Intermedios y a los Archivos Históricos”. Ajus tándose al espíritu de dicha normativa hicieron un llamado a desplegar varias acciones de recu peración documental, las mismas que cobraron mayor vigencia al cumplirse el medio siglo de los acontecimientos históricos.
LOS PIONEROS Y LA NATURALEZA
Camiri, protagonista de la historia petrolera de Bolivia
Esta primera parte de la historia se empalma con nuevos desafíos cuyos resultados aún están por verse a pesar de algunos fracasos tempranos y que, para muchos, esos esfuerzos son innecesarios y de alto riesgo si nos ubicamos en la nueva y sensata corriente de armar, a costa de perseverancia terca, pero razonable, un otro futuro por caminos diferentes para darle al pueblo y la región lo que por justo derecho se merece.
Héctor Sánchez CaballeroEl desafío que nos hemos planteado es recorrer, en un espacio corto, dé cadas de olvidos largos. Los princi pales protagonistas de esta historia son, por un lado, ese especial puña do de hombres que la historia los registra como ‘pioneros’, que a costa de mucho esfuerzo y en algunos casos de sus vidas siguieron las hue llas —olfateando cada paso antes de dar el si guiente— por senderos escabrosos; escuchan do con atención lo que insinuaban o decían con voz calma y poco audible las gentes del lugar que sabían desde mucho tiempo lo que guar daban sus montañas, pero callaban intuyendo con justo temor lo que luego vendría a pertur bar sus días sin y a veces con marcados sobre saltos. También son considerados pioneros — en el plano productivo— aquellos hombres que estuvieron en momentos precisos y preciosos en que ruidosamente empieza a surgir lo bus cado en los primeros pozos exploratorios.
Esos regios, fuertes y valientes cuerpos que vieron, olieron y se empaparon del líquido vis coso que salió de las entrañas de estas prodigas tierras fueron un puñado de seres sacrificados, pero también privilegiados ya que experimen taron, en carne propia, aquel chorro oscuro que se elevó llegando donde las contenidas fuerzas de presión le permitieron. Esos momentos se extendieron en la memoria de los elegidos aca riciando el final de sus días.
EL VALOR DE UN ÁRBOL DERRIBADO
Por otro lado, está la abundante, majestuo sa y ruda naturaleza que, al menos, frenó don de pudo esa penetración que, en principio, fue
sigilosa en su caminar por estrechos senderos, más luego aplastó sin ningún miramiento todo árbol y matorral, también manantiales y que bradas que se interponían en el largo y tupido caminar rumbo al objetivo; son las llamadas ex ternalidades, que no se las toma en cuenta cuan do se hacen valoraciones de los daños causados por petroleras. Los técnicos no hablan de estos problemas cuando abordan análisis sobre la te mática, solo concentran la atención en los cos tos de la inversión, las características técnicas del trabajo, el precio internacional del petróleo, pero no se escucha decir nada sobre el valor de un árbol derribado, de los perjuicios a la salud humana, de los daños causados en las activida des productivas, la pérdida de la biodiversidad, alteraciones a la cultura y modos de vida de los pueblos indígenas como los guaraníes.
Sin saber mucho de la misteriosa sustancia, buscaban un líquido que de pronto ardía, como por arte de magia, al simple contacto con una fuente de ignición; que alumbraba achican do las negras sombras de noches largas; que daba calor ahuyentado, en parte al menos, los húmedos y a veces secos ventarrones fríos del sur que servían para alimentar fogatas donde se cocinaban las presas y/o cuerpos enteros de animales del monte y también de la pesca en las aguas de ríos, quebradas y lagunas, para cu rar las ‘mataduras’ de las bestias que transpor taban cargas varias. Además, sabían de su gran valor medicinal para aliviar muchas enferme dades de la gente lugareña.
Poco más adelante llegaron a conocer que a ese líquido oscuro y viscoso le llamaban ‘pe tróleo’. Se lo buscaba centrando la atención en especial en lugares donde, en principio, se in tuía —por las corazonadas que en esas difíciles circunstancias había que tomarlas en cuenta—
porque insinúan algo de lo que se desea saber y que, en aquellos especiales casos, señalaban a las montañas como la fuente que lo almacenó durante millones de años antes de exponerse a la luz solar y donde a sus pies germinaron pue blos que a lo largo del tiempo van tomando otros caminos de subsistencia después de haber en tregado sus riquezas para que el país viva mejor.
TIERRA MILAGROSA EXPLOTADA
La Standard Oil, conocedora del tema y con decisión de extender sus tentáculos, creó su fi lial boliviana el 16 de noviembre de 1921. El nota ble senador por La Paz Abel Iturralde, merecida mente llamado por Moisés Alcázar ‘El Centinela del Petróleo Boliviano’, que sabía sobre la pro blemática petrolera y de las intenciones de la Standard, levantó su solitaria voz en defensa de los recursos de la Patria. Iturralde les recordaba que la ley establecía un área máxima de conce siones de 100.000 hectáreas, que no era posible otorgar una concesión diez veces mayor. Lasti mosamente, las palabras del valiente parlamen tario no fueron atendidas. Se habían concedido para la explotación petrolera 18 millones de hec táreas, de las cuales la Standard Oil poseía alre dedor de un millón; según Sergio Almaraz llega ba a los 7 millones de hectáreas.
El Dr. Harry Bassler, notable catedrático de Geología de la Universidad de Pensilvania, U.S.A. y un grupo de geólogos contratados por la Standard inician sus estudios por la zona del sudeste en 1921, ingresando por Yacuiba desde la Argentina. Estuvieron dos años explorando la zona, abriéndose paso a través del enmarañado monte, luchando contra el asedio de toda cla se de alimañas y soportando las inclemencias del clima. Cuando la expedición llegó a Boyui be —municipio de la provincia Cordillera—, se encontraba en condiciones muy precarias, las mulas diezmadas y los muleros —que eran ar gentinos— no quisieron saber más de aventuras y casi inmediatamente regresaron a su tierra. Se decidió entonces contratar nueva gente, esta vez tobas y guaraníes del lugar, conocedores del te rreno y acostumbrados al clima. Eran hombres recios, humildes y explotados, que trabajaron por la mitad de lo que recibieron los gauchos. Los exploradores llegaron a orillas del río Pa rapetí, en el cantón Choreti, donde se instaló el campamento cerca de los cerros y el río, pues el clima era más fresco debido a la cordillera que
rreno y registrar los datos en sus mapas, colocaron mojones, dando por terminada la primera fase.
Continuando con el plan de exploración, la expedición del Dr. Bassler retornó a Orán para reiniciar sus trabajos en otra di rección. Nuevamente fueron abriéndose paso a través de pi cadas en medio de la brava ve getación; ubicaron el campa mento a orillas del río Bermejo, en la frontera con Argentina.
Poco a poco y en forma dificul tosa fueron recorriendo la se rranía de El Candado hacia el norte. La zona era totalmente inhóspita con temperaturas muy elevadas. Los grupos sa lían todos los días, lloviera o no, a levantar croquis y a ca var pozos. Buscando infor mación se cubrió una distancia de 400 kilómetros en todo el sudeste; cada zona figuraba en los mapas levantados con los in formes tomados en el terreno. Finalizado el trabajo de campo, el Dr. Bassler, estampando su rúbrica sobre el grueso legajo de informes técnicos, planos y datos económicos, anunció la terminación de esta etapa exploratoria. Al despedirse de su gente les dijo: “Podemos irnos ahora a casa, satisfechos de un esfuerzo titáni co. Os agradezco vuestra amistad y coopera ción ¡No olvidaré jamás estos años pasados en una tierra milagrosa donde una riqueza fabulo sa espera que los hombres la exploten!”.
La Standard nunca tuvo intenciones de de sarrollar la industria petrolera en Bolivia. Esta empresa tenía un gigantesco proyecto, “extraer en el menor tiempo posible todo el petróleo bo liviano”. Para ello, miles de obreros, cientos de mulas, tractores y grandes máquinas a vapor lograron meterse en los lugares más inaccesi bles de nuestras montañas. Trabajando día y noche, haciendo grandes esfuerzos, los grin gos, hombres de varias nacionalidades, crio llos y nativos con pesados equipos a golpes de hierro contra la tierra pudieron penetrar en sus entrañas para extraer el codiciado petróleo en los campos de Bermejo, Sanandita y Caigua. Lo que buscaban era conseguir mercados futuros y asegurarlos. El inicio de la Guerra del Chaco, su comportamiento frente a ella y la caducidad de su concesión a raíz de los acontecimientos, frenaron este propósito.
CAM 1
El tiempo pasó y entre buscar y rebuscar, alguien se animó a parafrasear y dijo acen tuando cada palabra: “Todos los caminos conducen a la serranía Sararenda”, como la referencia más segura en primera instancia. Y así fue, se estrechó el cerco en el reducto de las altas probabilidades hasta que la expe riencia exploratoria de los años 20 llamada también como el ‘Siglo de las luces’ se trans formó en un torbellino productivo de varias décadas ininterrumpidas. El hecho suscitó el año 1924, ante la mirada incrédula y asom brada de los habitantes autóctonos de estos parajes, atraídos por los movimientos inusi tados de hombres y animales que cargaban fierros y equipos. Fue también (1924) cuando se descubrió petróleo en Bermejo y funda ron el campo Camiri (Sararenda), junto con los campos de Cambeiti y Taiguati. El cami no que venían construyendo llegaba hasta donde, luego de algunos años, nacería el pue blo de Camiri, zona a orillas del río Parapetí y que comprendía Membirai, gran rancherío de guaraníes y la hacienda de Isipoty de los Van nucci. Esta vía estaba trazada por lo que hoy es Alto Camiri y seguía por la zona donde fue construida la Planta de Gas y Peña Blanca.
El gerente de la Standard, Tomás Moors, llegó a Bolivia para decidir el lugar donde se debía empezar a perforar luego de analizar los estudios realizados de las áreas conside radas con más probabilidades y las mejores condiciones para las operaciones; las alter nativas eran Charagua, Incahuasi y Sararen da. Con toda la información en sus manos y en consulta con sus técnicos, instruye al jefe de caminos Ernesto H. King que se di rija a la serranía Sararenda por el cañón de Itanez, donde el geólogo Joe Tom, luego de varios estudios en la zona, marcó el punto en el que se debía realizar la perforación del primer pozo en territorio camireño. En 1927 surge el CAM 1 en Camiri.
Esta primera parte de la historia se empal ma con nuevos desafíos cuyos resultados aún están por verse a pesar de algunos fracasos tempranos y que, para muchos, esos esfuer zos son innecesarios y de alto riesgo si nos ubicamos en la nueva y sensata corriente de armar, a costa de perseverancia terca pero ra zonable, un otro futuro por caminos diferen tes para darle al pueblo y la región lo que por justo derecho se merece.
La televisión nuestra de cada día
La invención y la comunicación son y han sido inherentes al ser humano desde los albores de la civilización. Crónicas presenta la primera parte de una cronología sobre la también llamada “caja boba”.
PARTE I
Juan Carlos Flores Escobar (*)LA TELEVISIÓN EN EL MUNDO
La primera transmisión pública de un siste ma de televisión regular en el mundo se realizó en Inglaterra. La British Broadcasting Corpora tion (BBC) fue la encargada de tan grande even to, el 2 de noviembre de 1936. El estudio y la to rre de transmisión se instalaron en el Alexandra Palace en el norte de Londres, un edificio de la época victoriana que fue remodelado especial mente para instalar el canal de televisión.
En Estados Unidos (EEUU) y a finales de la década de los 30 del siglo pasado nacía un nue vo apartado en la era de las comunicaciones modernas de ese país, cuando el 20 de abril de 1939 la RCA inauguraba en la Exposición Uni versal de Nueva York la primera emisora pú blica de televisión americana. La prensa de esa época la llamó idiot box (caja idiota). Asimismo, en ese evento el propio presidente de los EEUU, Franklin D. Roosevelt, presenció el evento; ade más, fue el preludio del primer servicio regular de televisión que empezaría a funcionar el 1 de julio de 1941, bajo la operación de la NBC (em presa creada por la RCA en 1926) para la explota ción de los servicios de radiodifusión.
LA TELEVISIÓN EN AMÉRICA LATINA
“La caja boba”, como la llamaba el mexicano Carlos Monsiváis; “la fábrica de estúpidos”; “la tercera pared” o como algunos intelectuales lo denominan la “moledora de la personalidad hu mana”, llegó a América Latina a partir de la dé cada de los cincuenta, una segunda mitad de siglo convulsionada, desequilibrada, regida por
gobiernos militares en la mayoría de los países latinos, de pobreza extrema que sumió hasta el paroxismo al mal llamado tercer mundo y la co rrupción en gran parte de la cosa pública estatal.
En 1950, México fue el primero de los países latinoamericanos en acoger este nuevo medio de comunicación, además de ser la sexta nación a nivel mundial en disponer de la televisión. Le siguieron Bra
sil y Cuba. Bolivia fue la última nación sudame ricana en contar con la televisión.
LA TELEVISIÓN EN BOLIVIA
El sistema de comunicación televisivo en Boli via presenta una estructura de propiedad diversa con base en la televisión estatal, televisión univer sitaria y televisión privada. Estas tres tipologías hacen del conjunto audiovisual boliviano un cor pus comunicacional poderoso y sin precedentes, a través de la historia de la comunicación en el país.
Bolivia TV (antes conocida como Televi sión Boliviana o TVB), es hoy una cadena te levisiva perteneciente al Sistema Nacional de Radiodifusión Boliviana del Estado Plurina cional de Bolivia. Está afiliada al canal Tele SUR, además de la radioemisora Radio Patria Nueva (antes radio Illimani).
LA TELEVISIÓN ESTATAL
A las siete de la noche con 46 minutos del sábado 30 de agosto de 1969, algunos pace ños tenían una cita con el canal estatal. Des de la planta en El Alto su programación fue anunciada a cierto sector de la población pa ceña bajo la voz de su presentador, Juan Fer nando Landa Alarcón, más conocido como ‘Tito’ Landa.
Desde sus inicios, canal 7 se apartó por com pleto de sus objetivos fundamentales: educar e incentivar la cultura; objetivos para los que había sido creado. Este denominador común
estuvo presente siempre entre su programa ción, aunque con pequeñas excepciones que no hicieron sino reforzar la regla. Asimismo, ENTB no contaba con espacios dedicados a la construcción de una identidad nacional con perspectivas de desarrollo y crecimiento ho mogéneo; por el contrario, llegó a convertirse en un ente deslegitimizado y propagandístico de los gobiernos circunstanciales; es decir, li brado a los vaivenes del juego político.
La improvisación en la programación y los sucesivos cortes injustificados en su transmi sión fueron las características principales en las primeras semanas al aire de Televisión Bo liviana. Desde su inicio, los responsables en estructurar los espacios televisivos de aquella época fueron: Víctor Aguilar Dorado, Ítalo Ma riaca Villegas, Juan de Recacoechea y Eduardo Lafaye. No obstante, la programación estaba constituida también por material importado. Rivadeneira establece un porcentaje al respec to. La investigación en números lo llevó a la conclusión de que el 80 por ciento comprendía de filmes norteamericanos, telenovelas y varie dades y solo el 20 por ciento restante se estruc turaba con base en programas al vivo.
EL TELENOTICIOSO BOLIVIANO
Telenoticias” fue el primer espacio infor mativo nocturno que duraba 20 minutos. Luego cambió su nombre a ‘El Telenoticioso Boliviano’ conducido por Wálter Peña, bajo la dirección de Ítalo Mariaca. Tiempo después, el informativo sufre cambios otra vez en su nom bre: ‘Tele 7’, ‘TV Noticias’, ‘Al filo de la media noche’, al igual que sus presentadores: Jorge Hochmann, Jaime Rodríguez o Waldo Pinto Oblitas (con los comentarios políticos muy incisivos de Amalia Barrón).
DEPORTES, EL FÚTBOL EN LA TV
El ‘Deportivo 7’ a cargo de Juan Car los Costas Salmón y Mendel Urbach, que le dejan la posta a Arturo Siles, quien es tuvo por varios años en la conducción del programa, inicia su labor desde 1971 como un programa especializado y separado del noticiero central del canal. En 20 minutos se establecía toda una relación de hechos deportivos que se narraban con un lengua je radiofónico, en especial el fútbol que pre senta mayor relevancia.
INFANTILES
‘El abuelito Tino’ conducido por Constan tino Lozada Gómez salía los lunes, miércoles y viernes a las 19.00 y por media hora logró subir en el rating. Además se emitía los do mingos por la mañana. Sin duda alguna fue uno de los espacios pioneros que permaneció por más de una década (12 años) en la tele visión estatal. Debutaron en su show gran des personalidades que conforman hoy todo el acervo cultural del país; por ejem plo, estuvo César Galindo, John Arandia, Milenka Peña ‘Pelusa’, Nilda Bascopé o los hermanitos Bustillos, entre otros.
AMENIDADES.
‘Bellows Pregunta por 6.400’ fue un pro grama similar a otro que se difundía en la tele visión estadounidense ‘Question for $us 6.400’. El nombre de Bellows se debía a una compañía comercial de whisky auspiciadora del espacio. Desde el martes 24 de febrero de 1970 arranca este espacio a la cabeza de Mario Alberto Cas tro Monterrey, quien era el encargado de llevar
hasta los hogares paceños este programa de concursos junto a simpáticas asistentes. Poste riormente realizó otros programas como: ‘300 en uno’ con características similares al primero, pero se añadió algunos acertijos de orden cul tural; ‘El Clan de los sábados’ que iba de 14.00 a 19.00 y ‘Noche de Gala’, en el que se podía ob servar conciertos, ballet, ópera y música clásica. Iba todos los lunes por la noche.
‘El premio del Saber’ producido y dirigido con mucho éxito por Lalo Lafaye. El programa ‘Hola Chicos’ conducido por Margarita Arauz y los payasitos: Bombolito, Pinturita y Estrellita (la producción estaba a cargo de Vicky Zuazo y Marielena Alcoreza. Salía de lunes a viernes, de 16.00 a 18.00); ‘El Arlequín’ de Mabel Rivera (es pacio en el que se difundió teatro para niños y adultos) o ‘Los títeres’ de Carol Mier y Enrique Prudencio; además de eventos teatrales, ‘Tele teatro Duchén de Córdova’. Programas políticos ‘El plan de emergencia’ (sobre la acción cívica de las Fuerzas Armadas) y espacios Folclóricos o Religiosos como la ‘Telemisa Dominical’.
Al margen de este 20 por ciento de progra mación nacional, el canal estatal desde un co mienzo se sobrecargó de enlatados procedentes de los Estados Unidos y de otros países.
Charly García, más allá de la música
Agencias
Más allá de sus in creíbles discos pu blicados a lo largo de 50 años de tra yectoria, el artista también se interesó por el dibujo. Algunas de sus obras se muestran en su libro Líneas paralelas, publi cado en 2013, un mapa de ruta en el que Charly García decidió volcar, durante semanas, el día a día pre vio a sus shows.
Su trabajo se exhibe en la Fe ria de Arte Contemporáneo ArteBa 2022, una de las más importantes de la región, en la cual participarán más de 400 artistas, en el Centro Costa Salguero de Buenos Aires.
El filósofo Dani Mundo fue el encargado de escribir sus reflexio nes acerca del trabajo del músico en el catálogo de la muestra de las obras pictóricas de Charly García. “Como pintor, representa un mo vimiento artístico que en nuestro país casi no tuvo repercusión, el art brut (arte bruto). “Se trata de imáge nes salvajes que atentan contra los contornos y los significados claros que pinta Charly, recuerdan imáge nes de sujetos esquizofrénicos, que desde hace unas décadas vienen considerándose obras de arte como cualquier otra”, sostuvo.