SUPLEMENTO CRÓNICAS

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DOMINGO 15 DE MAYO DE 2022

AÑO 2 - N° 55

La calle donde mueren los valientes

Págs. 8-9

Las hemerotecas, una alternativa para escribir la historia

La chakana pervive en la memoria del mundo andino

Poco Poco, el paraíso tropical de Potosí

Págs. 2-3

Págs. 6-7

Págs. 4-5


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DOMINGO 15 DE MAYO DE 2022

LA PRENSA Y LOS PROCESOS SOCIALES

Las hemerotecas, una alternativa para escribir la historia El texto es un resumen del autor sobre su participación en las jornadas del seminario ‘Periodismo Histórico’, organizadas por Esperanza Pinto y Grecia América Gonzales, de la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés, en ocasión del Día del Periodista. Luis Oporto Ordóñez

Las hemerotecas, colecciones de publicaciones periódicas, han sido privilegiadas para apoyar la investigación histórica, dada su naturaleza de crónica diaria que registra hechos de la vida social, política, económica, deportiva y cultural de la sociedad. Privilegian los diarios, pero abarcan a otros subgéneros de insospechado valor.

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as hemerotecas son cruciales para documentar el agitado tránsito de la clase política, ya sea en función de gobierno o en la acera opuesta. La prensa muestra la otra cara de la historia, la historia no oficial. Es la fuente complementaria idónea para apoyar la investigación histórica y los procesos sociales. La hemeroteca tiene un valor inusual para el ciudadano común, que busca datos de referencia personalísima, o información que respalde algún derecho, como sucedió a raíz de la Ley 2640 (11 de marzo de 2004) de Resarcimiento de víctimas de violencia política durante las dictaduras y la Ley 879 (23 de diciembre de 2016) de creación de la Comisión de la Verdad.

SOBRE LAS HEMEROTECAS Hemeroteca deriva de las voces griegas: hemeré (día) y theke (caja, depósito), sitio que conserva la crónica diaria. El uso universal del término Hemeroteca fue propuesto por Henri Martin, en el Congreso Internacional de Bibliotecas celebrado en París en 1900.

DIRECTOR Marco Antonio Santivañez Soria

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la define como “Biblioteca donde se guardan, sirven diarios y otras publicaciones periódicas”. El Diccionario de Bibliología, de Martínez de Souza, remarca que es el “Depósito o sección de una biblioteca donde se conservan y sirven al público las publicaciones periódicas de una biblioteca”. Las hemerotecas comprenden periódicos (diarios, hebdomadarios, quincenarios), revistas (mensuales, bimestrales, cuatrimestrales o semestrales), boletines y otras publicaciones periódicas (hojas informativas, revistas educativas, deportivas, suplementos y revistas de divulgación histórica, cultura, cocina, ciencia, automóviles, cine, música, moda, etc.); integran a publicaciones oficiales periódicas del nivel central del Estado (Órgano Legislativo: Redactores de la Asamblea Legislativa Plurinacional, del Senado y de Diputados; Órgano Ejecutivo: Colección Oficial de Leyes, 1825-1855; Anuario Administrativo, 1855-1950; Anales de la Legislación Boliviana, 1950-1960; Gaceta Oficial de Bolivia, 1960-2010; y Gaceta Oficial del Estado Plurinacional, 2010 al presente, y Órgano Judicial: Gaceta Judicial de Bolivia, y Gaceta Constitucional), Memorias y anuarios institucionales. A nivel departamental y municipal, están sus gacetas legislativas.

PRINCIPALES HEMEROTECAS EN BOLIVIA En nuestro estudio inédito sobre la historia de las bibliotecas de Bolivia, identificamos las principales hemerotecas del país. El Archivo y Biblioteca nacionales de Bolivia, custodia la más completa en el país, producto del depósito legal; el Repositorio Nacional, es un espejo de la anterior; la de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, una de las mejores

conservadas; la Hemeroteca Pública, con sala de consulta de periódicos del día; Biblioteca Municipal Andrés de Santa Cruz, que digitalizó varias de sus coleciones; UMSA, muy completa; Biblioteca Casto Rojas del BCB, con periódicos y publicaciones periódicas especializadas. Las hemerotecas municipales constituyen una veta inexplorada (la de Oruro custodia la colección del diario La Patria, desde 1919) y las particulares de insospechable valor para la interpretación de la historia (la del Partido Obrero Revolucionario de Guillermo Lora, la de Blas Rocabado y la sorprendente hemeroteca con más de 40.000 ejemplares del Centro de Información de la Fundación ‘Flavio Machicado Viscarra’).

LA HEMEROTECA DEL CONGRESO NACIONAL La Hemeroteca de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional se desarrolla desde 1911. En ella encontramos 11 rarísimos títulos para el siglo XIX, 58 para el siglo XX y siete para el siglo XXI. Los más representativos corresponden a los periódicos El Cóndor de Bolivia del Mariscal Antonio José de Sucre; y El Iris de La Paz de Andrés de Santa Cruz, matizado por la prensa opositora: El Duende, El Correo de Encomiendas, La Opinión, La Tribuna, El Investigador y El Atalaya de los Andes. Posteriormente aparecen El Telégrafo (1858-1864), El Illimani (1871-1872), La Reforma (1871-1878), El Comercio (1873-1879; 1882-1883) y La Patria (1880-1883). La prensa del siglo XX está relacionada a la vida política, atravesando a distintas facetas del liberalismo, el nacionalismo y el socialismo militar, con periódicos militantes que desempeñan papel crucial: El Comercio (1901-1908), El Diario (1917), La Razón (1917-1923, 1926-1952)

EDITOR DE CRÓNICAS Estéfani Huiza Fernández

CORRECCIÓN José Antonio Orellana Carpio

Redes Sociales

COLABORARON: Luis Oporto Ordóñez Claudio Sanchez Víctor Montoya David Mendoza Salazar Ivert Elvis Fuertes Callapino

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriel Omar Mamani Condo

www.ahoraelpueblo.bo La Paz-Bolivia Calle Potosí, esquina Ayacucho N° 1220 Zona Central, La Paz Teléfono: 2902587

FOTOGRAFÍA Jorge Mamani Karita


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Hemeroteca Vicepresidencia

Agosto de 1985, dio fin al Estado del 52. Surge un periodismo de defensa del modelo económico de libre mercado (Neoliberalismo), al que se sumó la televisión, con lo que dominan el universo mediático hasta 2005. Sostenido por la empresa privada y trasnacionales, monopolizan los medios de comunicación social, colocándolos a su servicio. Sobresalen los periódicos cruceños: El Mundo (1983-1984; 1986-1988; 1991-), El Deber (1989-), El Nuevo Día (1989-2000) y Estrella del Oriente (1996); El Expreso de Oruro (1990-1992; 1994-1995), Correo del Sur en Sucre (1992; 1994-1995; 1997-1999); Opinión en Cochabamba (1992-); Gaceta del Sur de Potosí (1993-1994); El País (desde 1994), Ahora (1995-1998) de Tarija y La Palabra del Beni (19921995). La Razón (La Paz) (1991), inició defendiendo intereses del empresariado privado y pasó a ser afín al gobierno. Otros periódicos paceños son Primera Plana (1992-1998) y La Prensa (1998)

Biblioteca municiopal sala de lectura.

El siglo XXI, trae nueva propuesta de periodismo investigativo que se reclama ‘imparcial’, más que independiente. Página Siete (2010-) de manera natural recala en la derecha conservadora, convirtiéndose en crítico del proceso de cambio y de las transformaciones sociales de los gobiernos constitucionales de Evo Morales y Luis Arce. El semanario La Época (20012019; 2020-), de tendencia de izquierda, ocupa el espacio que dejó Pulso, un periodismo analítico-académico dirigido a la clase media, que se acomodó en la derecha conservadora (2000-2010). El gobierno de Evo Morales crea el periódico estatal, Cambio, apoyado por Radio Patria Nueva y la red de radios comunitarias, al que adscriben una red televisiva y un prestigioso periódico. El gobierno de facto de la senadora Jeanine Añez, cerró el periódico Cambio y creó Bolivia, el 20 de noviembre de 2019. El 1 de mayo de 2021, surge Ahora El Pueblo, periódico estatal del presidente Luis Arce. El periodismo de izquierda, está representado por Alerta (2001-2019) y El desacuerdo (2013). Pukara (2006-2019) es indianista radical; Nueva Crónica y Buen Gobierno (20082015), afín a la derecha; La Malhablada (20132014), feminismo anarquista. Renacer, ejemplo de periódico editado por migrantes bolivianos en Argentina.

LA SORPRENDENTE HEMEROTECA DE BLAS ROCABADO

FOTOS: GABRIEL SÁNCHEZ

y Última Hora (1931-1968), todos de La Paz; en el interior destaca La Patria de Oruro (1933-1934). El periodismo contestatario surge con El Hombre Libre (1918-1920) y se consolida con La Calle (1936-1940). Existen algunos de esporádica existencia: El Fígaro, El Criterio, Las Noticias, Ahora, Tribuna, Tierra, Renovación, El Liberal. Al margen de estos, surge una constelación de medios, de los cuales 15 títulos existen en esta institución: El Estado (1902-1909), La Verdad (1910-1918; 1925), El Tiempo (19171921), El Norte (1918-1920; 1928-1930), El País (1918; 1927-1928), La Reforma (1921-1926), La República (1922-1925), Nueva Era (1926-1927), Universal (1933-1934), La Fragua (1936; 1943), Jornada (1936; 1966-1968; 1990-2000), La Noche (1937; 1939-1948), Crónica (1939-1941), Inti (1940-1941), Pregón (1945-1946), La Calle (19361946) y La Nación (1939-1940). La Revolución Nacional privilegió a la prensa como instrumento comunicacional desde la Secretaría de Informaciones y Prensa, a la que se sumó la radio. La Nación, periódico estatal, identificado con el Movimiento Nacionalista Revolucionario, partido en función de gobierno, forjó el ideario nacionalista durante 12 años (1952-1964). La Iglesia Católica creó Presencia (1958-2000) que se caracteriza por su defensa del catolicismo y antagónico al ideal nacionalista; luego por su apego a la defensa de los derechos humanos en la época de las dictaduras (1964-1982). El Diario, fiel a sus postulados liberales, defiende intereses de la empresa privada y las dictaduras, en la misma línea se encuentra Los Tiempos de Cochabamba (1968; 1979-1980; 1991-). Hoy (1975-1998) y Meridiano (1982-1986), son de línea crítica. Es notable el curioso y raro impreso de Alfredo Ovando, II República (1965-1966) y el del General del Pueblo, Juan José Torres Gonzales, El Nacional (1970). Surgen periódicos afines a la izquierda: El Pueblo, Unidad (órgano del Partido Comunista de Bolivia), Lucha Obrera, Masas (órgano central del Partido Obrero Revolucionario), Control Obrero, Rebelión (órgano de la Central Obrera Boliviana), Aquí, semanario del Pueblo (1979-1990) ejemplo paradigmático de periodismo independiente.

Blas Rocabado (1861-1931), próspero comerciante de Coripata, hizo negocio con coca y el café, producidos en los Yungas de La Paz. El patriarca ilustrado suscribe a periódicos nacionales (vg. El Maestro Ciruela, 1908), El Burro, 1921) y extranjeros para mantenerse informado. A su muerte, su viuda Susana Ergueta, toma la posta y dedica su esfuerzo a documentar la guerra del Chaco: La Semana Gráfica (1932-1935); La Crónica (1933); La Gaceta (1934), que incluye prensa femenina: Revista La Última Moda; y Modas y Pasa tiempo. Su hijo Florencio Rocabado, el último papelista de la familia, documenta la Guerra del Pacífico (El Litoral, 1963-1967, 1971-1972, 1978; Antofagasta, 1966, 1969, 1976-1977, 1979; y Mar, 1969).


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EL PARAÍSO ESCONDIDO

La culinaria típica de Poco Poco.

Poco Poco, el pueblo del trópico potosino En esa peculiar región se ubican pequeños pasajes peatonales, tan singulares, que su morfología se parece a los del barrio de San Pedro de la ciudad de Potosí, con la diferencia que, en ese lugar, el clima oscila entre 20 a 30 grados centígrados. Ivert Elvis Fuertes Callapino

En el límite departamental entre Chuquisaca y Potosí yace una población histórica, donde la cultura yampara hace presencia. La región muestra un ecosistema distinto que se caracteriza por la producción frutícola y de hortalizas.

L La Plaza Principal de Poco Poco.

as poblaciones chuquisaqueñas son los mercados de diversos productos, que son fruto de los fértiles terrenos que se ubican en las orillas del río Pilcomayo; entre ellos está el pueblo de Poco Poco. En el lugar se ubican algunas casonas que mantienen su aspecto rústico; llama la atención que las puertas de calle de las viviendas muestran trazos coloniales, en ellas los clavos forjados aún perviven desafiando al tiempo.

Las calles circundantes a la plaza, son pequeños pasajes peatonales, tan singulares, que la morfología se parece a los del barrio de San Pedro de la ciudad de Potosí, con la diferencia que, en ese lugar, el clima oscila entre 20 a 30 grados centígrados.

SUS COSTUMBRES En la plaza principal se encuentra el templo de Poco Poco, en cuyo interior se hallan varias imágenes religiosas. Un habitante del lugar, Raúl Jiménez, indica que entre las costumbres se encuentran las festividades de San Miguel Arcángel, Nuestra Señora de La Asunta, Virgen de la Dolorosa, el Señor de la Columna, varios niñitos, el Santísimo (que es venerado en la Fiesta de la Pascua), la Virgen de Concepción (celebrado el 8 de diciembre) y la Virgen de Guadalupe, (a la que consideran como la patrona del pueblo). El 8 de septiembre de cada año, se celebra una festividad que aglomera ingentes cantidades de residentes ‘pocopoqueños’; la imagen de esta virgen está plasmada en una pequeña piedra que causa un profundo respeto y admiración al verla.


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El templo patrimonial de Poco Poco.

Para don Rilver Dueñas, ‘el papa uchu’, es uno de los platos típicos de la fiesta de Guadalupe, de los pucaras y los matrimonios, ya que los pasantes o alféreces acostumbran servir este rico preparado. Según las investigaciones de Jiménez, el virrey Francisco Álvarez de Toledo fundó el pueblo en el siglo XVI. Varios curatos (cargo espiritual del cura), se establecieron también en otras regiones del país como Sacaca, Miculpaya, Mataca Alta (Esquiri), Oronckota, asiento de Porco, Siporo, Piquisa y Poco Poco en Potosí, además de Tambo Quemado, Machacamarca, Misque, Illacollo, Verenguela, Arque, Pajpaya, Punata, Tarata, Ayopaya, Misque, Yamparáez, Tomina, según se lee una copia de un acta extraída del archivo y biblioteca nacionales de Bolivia que está bajo custodia de las autoridades locales. En la actualidad, los restos de Toledo yacen en la Catedral de Lima en Perú, junto al del Virrey Melchor Portocarrero Lasso de la Vega.

LA VOCACIÓN PRODUCTIVA Remberto Jiménez, habitante de la región, destaca que los lugareños de Poco Poco tam-

La Tomatada de pescado, el plato típico de Poco Poco.

El Valle de Oronckota, vecina de Poco Poco, ambos son parte de la Ruta del Trópico Potosino.

bién se dedican a la pesca, ya que el pueblo se encuentra cerca del río Pilcomayo, en él habitan peces como el sábalo, dorado, surubí, carachi, bagre, bobilla, challwa y otras variedades que son parte de la culinaria típica lugareña. El platillo típico de la región es la tomatada de pescado, una especie de sopa elaborada a base del pez bagre junto al papa uchu, ambos son los aperitivos preferidos de la zona. Otra delicia culinaria es el pancito de queso, infaltable en el consumo de los alimentos típicos. El valle de Poco Poco además es productora de una variedad frutícola como naranjas, chirimoyas, limones, maracuyás, paltas, papayas, pacay, uva y otras. El lugareño Oscar Jiménez comentó que antes, la economía de Poco Poco, Yirufaya y otras comunidades seccionales, se basaba en la producción de uva, pero en el último tercio del siglo pasado la población combinó y diversificó la misma; además resaltó que Potosí no debe envidiar nada a los demás departamentos, ya que su amplio y extenso territorio, demuestra que ese rincón es apto para la producción de fruta que es característica del oriente. Junto a la fruta, en los terrenos de la región se produce una variedad importante de horta-

lizas, como zanahorias, cebollas, remolachas, lechugas, tomates y otros. La bebida tradicional de Poco Poco, es el singani, cuyos pobladores la denominan ‘agüita de Poco Poco’; una bebida espirituosa que es destilada en esa población. El producto es procesado en falcas artesanales o rústicos, donde las mejores uvas seleccionadas son trituradas hasta alcanzar su fermentación o conversión de guarapo, el cual será puesto a la falca, a través de un proceso de ebullición y así se obtendrá el singani. Poco Poco se encuentra en la jurisdicción municipal de Betanzos, provincia Cornelio Saavedra del departamento de Potosí, junto a Oronckota, la región forma parte de la ‘Ruta del Trópico Potosino’, una innovación que pretende mostrar una faceta distinta del turismo en el departamento, basado en el turismo cultural y de aventura. Si bien el desarrollo caminero es escaso en esa zona, no cabe duda que la población aún no fue parte de la vertebración caminera, por lo que sus habitantes vieron por conveniente salir a la capital de Bolivia. Poco Poco se encuentra aproximadamente a tres horas de la ciudad de Sucre, por la carretera a Yamparáez.

Los pescados del Río Pilcomayo cerca de Poco Poco.


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SÍMBOLO

La chakana la memoria del

El culto a las imágenes religiosas católicas en un contexto andino colonizado es muy complejo y porque no obedece a reglas teológicas rígidas que establece la doctrina eclesiástica católica, Para Judith, wara-wara chakana que con su luz, alumbra el paraíso andino

David Mendoza Salazar

Desde el 3 de mayo el clima está cambiando sobre todo en el hemisferio sur, donde nos encontramos los paceños. El tiempo de lluvia terminó para dar paso a la época seca, o tiempo masculino de siembre desde el ciclo andino. Sin embargo esta lógica andina, por procesos de colonización y por la lógica occidental religiosa católica, se despliega en mayo la exaltación de la Cruz y la religiosidad mariana en junio según la teología de la Santísima Trinidad. En cambio, mayo para los aymaras y mestizos es tiempo de la chakana, junio representa el fin de ciclo agrícola y comienzo de un nuevo año. En estas dos lógicas de pensamiento andino y católico están trenzadas, ¿cuáles son las diferencias, similitudes, sincretismo o bien las contradicciones entre la chakana, la cruz y la teología de la trinidad? ¿Estos símbolos cómo se reproducen en los rituales festivos? LA CHAKANA La chakana es un símbolo andino cósmico que aparece desde el 3 de mayo hasta agosto en el cielo del hemisferio sur, para mí la traducción acertada debería ser ‘jach’a qhana wara’, es decir (gran estrella resplandeciente) o cruz del sur que se encuentra en el mural de Coricancha, ubicado en Cusco, Perú. Con respecto a la memoria de la chakana, desde la lingüística aymara, la raíz de chakana es ‘puente’, chaka es ‘hueso”; también existe un artefacto de plumas y pintura que se lleva en los hombros o en la cintura de músicos de choquela, qina o mucululu donde los hombres portan un adorno de plumas y animales que algunos llaman ‘chuxña’/verde. Ahora ¿Cuál es la importancia de esta constelación de la chakana? Por un lado, es la señal cósmica que muestra el cambio a la estación de awtipacha/tiempo seco, la naturaleza dio su fruto, la papa, y en la comunidad andina comienza la ritualidad de agradecimiento. El mo-

vimiento del universo como sistema afecta en el comportamiento de las personas. Eso siento, cuando me conecto con el alaxpacha/ cielo donde mora la chakana, mamapaxsi (luna), Inti (sol) que influyen en mi vida, por tanto, en la relación social con mi comunidad y con el amor. También me afecta cuando no me conecto con el cosmos y me hundo en las redes ‘sociales’, el internet y el móvil que me enajena del mundo y de la sociedad para sumergirme en un mundo ficticio, impersonal y tóxico. La fiesta de la Cruz del Sur está en la memoria de los seres del mundo andino, por la cantidad de celebraciones festivas que hay en todo el altiplano boliviano encubiertas con la religiosidad católica de la Santa Cruz. Por ejemplo, fiesta de la Cruz de Cristo en el norte de Potosí, Macha-Chayanta; Santa Vera Cruz Tatala, en Vinto, Cochabamba; fiesta Santa Cruz en Carabuco del Turupujllay; fiesta de la Santa Cruz en Puerto Acosta de la llegada de los awki-awki; fiesta del Señor de Qulqipata en Copacabana; fiesta del calvario del Tata Kawasiri en la zona 3 de Mayo; fiesta de la Santa Cruz en la Periférica de la apacheta de Killi-Killi.

LOS TIEMPOS RITUALES DE MÚSICA Y DANZA Como muestra de expresión ritual, la última semana de abril salió a bailar el Tata Danzanti por el centro de la ciudad de La Paz, en un acto de reverencia a la chakana para marcar el nuevo tiempo. Asimismo, los jach’a sikuris de la fraternidad 3 de Mayo comenzaron a ensayar para participar en la fiesta del Gran Poder. La danza de awki-awki bajó de las montañas. En la lógica de la reciprocidad se ofrecieron mesas o luxta de semillas por la cosecha de papa y otros productos.

EL SEÑOR DE LA SANTA CRUZ Y LA TRINIDAD CATÓLICA CONVERTIDAS A LA TEOLOGÍA ANDINA El culto a las imágenes religiosas católicas, en un contexto andino colonizado, es muy complejo y ambiguo. La imagen de la Santa Cruz y Santísima Trinidad no fue la excepción, lo es hasta ahora, porque no obedece a reglas teológicas rígidas que establece la doctrina eclesiástica católica, sino que están sujetas a reinterpretaciones ideológicas andinas y sincréticas postcoloniales. Según Gerardo Fernández en su libro Los comensales sagrados (1995), en la ciudad y otros sitios del altiplano paceño existen lugares de poder. Estos son las iglesias-wak’as y los santoswak’as, su fuerza reside en que ellas dialogan con la gente, le otorgan favores y fortuna, instalan un régimen de ayni con la sociedad a cambio de sus sacrificios y ofrendas. Qué duda cabe, la fragmen-


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CÓSMICO

a pervive en mundo andino tación de la sociedad invasora y sus propios modos idolátricos de relacionarse con los santos y las vírgenes abonaron el camino para una visión ‘en reversa’ de la trinidad colonizadora. Justamente esa visión en ‘reversa’ ocurrió con el culto ‘idolátrico’ de la Santísima Trinidad y que le dio su fama de milagrero y dadivoso, sujeta normas y valores andinos que los devotos establecieron en su relación de dones y aynis que había que cumplir para solicitar favores. Así el santuario de la Trinidad se convertirá en un espacio sagrado andino donde se encuentra el Santo-wak’a que incluso algunos lo semejan a un Mallku/Cóndor, que tiene un poder sagrado de reproducción. Este hecho está enmarcado en una concepción andina de reciprocidad de dones o aynis; te rindo culto y veneración con rituales, a cambio me das lo que te pido. Esa concepción plantea que la tierra no da así nomás, porque no se cree en algún Santo o deidad andina: La divi-

nidad en el mundo andino suele ser factor de unión como disociación, de ayuda como de amenaza, de bendición como de castigo. En la lógica andina hay que hablar de una variedad de relaciones con la divinidad. Se reconocen sus muchos rostros; puede amenazar, salvar, estar arriba y abajo, ser masculina y femenina. Por el contrario, en la cultura occidental, si se da una coexistencia entre positivo y negativo es siempre con la connotación de vencer al mal. En lo andino, lo negativo es complementario, coexistencia y no es necesario vencerlo. Esto exactamente sucede con la llegada de los achachilas, Tata Danzanti, awki-awki, kusillo que viven en las montañas quienes reverencian a la chakana con danzas y música de la época. Asimismo, con respecto a la veneración de la Santísima Trinidad de los tres rostros que llegarán en conjunción con la chakana, la cruzy montañas, en una explosión de danzas y música en la ‘fiesta mayor de los Andes’ como es el Gran Poder.

FOTOS: APG Y JORGE MAMANI

ambiguo. La imagen de la Santa Cruz y Santísima Trinidad no fue la excepción, lo es hasta ahora, , sino que están sujetas a reinterpretaciones ideológicas andinas y sincréticas postcoloniales.


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HOGAR DEL DESENFRENO AMOROSO Y LA BORRACHERA

La calle donde mueren los valientes A altas horas de la noche, la calle parecía una olla de grillos y, poco después, un hervidero de vozarrones de borrachos y chillidos de mujeres, que no dejaban conciliar el sueño de los vecinos, sino hasta que despuntaba el alba con el canto de los gallos. Víctor Montoya

Cuando era niño vivía con mis abuelos, cuya casa estaba ubicada al fondo de un callejón sin salida que, en realidad, era un apéndice de la calle Modesto Omiste, más conocida por los pobladores como ‘la calle donde mueren los valientes’, debido a la cantidad de trifulcas, a veces con funestos desenlaces, protagonizadas por los parroquianos que asistían a las ‘chicherías’ que abundaban en esa calle, se extendía desde la entonces Plaza 10 de Noviembre (actual Plaza de Armas), donde está emplazado el edificio de la municipalidad de Llallagua, hasta la entonces Plaza Nueva (actual mercado Central), donde los niños nos dabamos cita para jugar.

Calle Modesto Omiste, Llallagua

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o que no sabía por entonces era por qué le pusieron el nombre de Modesto Omiste a la calle, mal empedrada y con subidas y bajadas, con casas de adobe y techos de calamina o paja brava. Lo único que sabía era que el callejón sin salida, donde estaba la casa de mis abuelos, antes fue un basural por donde cruzaba un río que, en épocas de aguacero, arrastraba todo lo que encontraba a su paso. En ese mismo lugar, donde abundaban perros, gatos y cerdos, las personas hacían sus necesidades y echaban los cubos de basura. Mi abuelo compró esos terrenos baldíos, levantó un poteo con piedras labradas sobre el río y ahí mismo mandó construir su casa, con una hilera de cuartos alrededor del patio y un jardín incluidos. Yo jugaba con los niños de la vecindad y no era raro que llegáramos empujando una tapa-corona con el trompo, hasta la calle Omiste, donde estaban las ‘chicherías’ que expendían el néctar de los incas, la bebida alcohólica elaborada a base de maíz, que se fermentaba en tinajas de gran tamaño y que las cholitas ‘akhabanderas’ (“chicheras” con banderines blancos en la mano) ofrecían en tutumas a los parroquianos, quienes, al caer la tarde y armados con charangos y guitarras, se metían a cantar y bailar, mientras consumían las jarras llenas del amarillo brebaje, que los tumbaba como sacos de papas o les despertaba sus instintos agresivos, que casi siempre terminaba en gritos, insultos y, como ustedes se imaginarán, en un remolino de patadas y puñetes.

PEQUEÑO INFIERNO A altas horas de la noche, la calle parecía una olla de grillos y, poco después, un hervidero de vozarrones de borrachos y chillidos de mujeres, que no dejaban conciliar el sueño de los vecinos, sino hasta que despuntaba el alba con el canto de los gallos. Al nacer un nuevo día, las puertas de las ‘chicherías’ cerraban por dentro y las cholitas no estaban ya invitando a pasar al local para servirse la bebida disponible hasta que el cuerpo y el bolsillo aguanten, pero apenas la gente ganaba la calle, se sabía que alguien había perdido la vida en la trifulca y que en el empedrado había un reguero de sangre. De modo que la famosa calle Omiste, mejor conocida como ‘la calle donde mueren los valientes’, era una suerte de zona roja, que durante el día estaba poblada por vecinos que llevaban una vida normal, pero al precipitarse la noche, sobre todo los fines de semana, se convertía en un pequeño infierno, donde imperaba la fuerza del más fuerte, el desenfreno amoroso y la borrachera sin control. Los niños vivíamos felices en esa calle que, vista desde la parte baja y desde la perspectiva de un infante, parecía un tobogán hecho de tierra, polvo y piedra. Jugábamos en las aceras y la calzada, haga frío o haga calor, con cachinas, cuerdas, trompos y pelotas de goma, a falta de un parque de diversiones y jardines infantiles. Ahora solo falta saber qué fue de todos esos niños, qué rumbos tomaron y qué otras calles poblaron; pero, sobre todo, me pregunto si acaso ellos se acuerdan, como yo lo hago aquí y ahora,


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Callejón sin salida en la calle Omiste, Llallagua.

de las aventuras que compartíamos en la calle Omiste o, como nosotros la llamábamos, ‘la calle donde mueren los valientes’

EL SARMIENTO BOLIVIANO Cierto día, mientras repasaba las aventuras y desventuras de mi infancia, volví a preguntarme por qué las autoridades ediles bautizaron con el nombre de Modesto Omiste, una de las principales arterias de la población de Llallagua, que desde principios del siglo XX respiraba y se mantenía activa gracias a la Empresa Minera Catavi, que contaba con miles de obreros que trabajaban en interior y exterior mina, las 24 horas del día y los siete días de la semana. Decidido a despejar mis dudas, como quien está picado por su propia curiosidad, me puse a navegar en las redes de Internet para averiguar más datos sobre la vida y obra de Modesto Omiste, quien, por diversas razones inherentes a su actividad pedagógica, política y literaria, era digno de ser imitado y admirado no solo por sus coterráneos, sino también por los niños y jóvenes de Bolivia, que necesita de hombres y mujeres que vivan para servir al país y no para servirse de él. Tampoco sabía que ese honorable potosino, nacido 6 de junio de 1840 y fallecido el 16 de abril de 1898, fue escritor, periodista, abogado, político, diplomático e historiador; menos aún que fue un excelso educador desde su juventud y que se preocupó por mejorar el sistema educativo nacional, defendiendo el derecho a la enseñanza primaria pública gratuita, tanto para las niñas como para los niños bolivianos. No en vano algunos de sus colegas lo llamaron ‘El sarmiento boliviano’ por su consagración a la educación libre en todos sus grados, y por la influencia que tuvo en la Ley de Libertad de Enseñanza aprobada el 22 de noviembre de 1872; más todavía, en honor y homenaje a Modesto Omiste, el presidente Bautista Saavedra anunció, en 1924, que el ‘Día del Maestro’ se celebraría en la fecha de su nacimiento, el 6 de junio de todos los años. Este escritor de lentes ovalados, patillas y bigotes largos, papada pronunciada y entrado en carnes, fue una personalidad respetada y admirada en la Villa Imperial de Potosí, donde rescató y recreó las

tradiciones, historias y modus vivendi de sus pobladores en sus crónicas que fueron escritas con sapiencia y pluma bien afilada. Su obra literaria fue difundida en su ciu- dad natal y, con el correr de los años, pasó a formar parte de la selecta bibliografía del patrimonio histórico, político y cultural de la nación boliviana. Sin embargo, a pesar de su imponente trayectoria, lo más probable es que en mi infancia, ninguno de los vecinos de ‘la calle donde mueren los valientes’, atestada de ‘chicherías’ y escenario de peleas a puño limpio, sabía quién era Modesto Omiste y menos aún que alguno de ellos hubiese leído los libros del ‘ilustre desconocido’ para la mayoría de los llallagueños, quienes no eran los más ‘letrados’ ni ‘ilustrados’ a mediados del siglo XX.

HOGAR DE ARTESANOS Al final de mis indagaciones, me quedé más convencido de que la calle Omiste, en cuyo callejón sin salida estaba situada la casa de mis abuelos, era una de las más conocidas de Llallagua, porque en ella habitaban también artesanos de los más diversos oficios, como los sombrereros, zapateros, carpinteros, sastres, phasankhalleros y panaderos. Asimismo, era la calle donde vivían algunos importantes dirigentes sindicales como César Lora, de quien, a mediados de los años 1960, se decía que organizó, desde la clandestinidad, el ‘jukeo’ con un grupo de personas desocupadas y otro de mineros que fueron despedidos, acusados de ‘subversivos’ y ‘agitadores comunistas’, por la dictadura militar de René Barrientos, y que con una parte de las ganancias de la venta de los minerales extraídos ilegalmente de la mina, se adquirió una volqueta roja que solía estar aparcada en la puerta de la casa de mis abuelos. Además, se decía que con el dinero se compró varias armas de fuego, con la intención de organizar las milicias obreras y emprender la revolución proletaria.

En esta zona céntrica de la población no faltaban los profesionales dedicados a la abogacía, la educación y el comercio informal. Eso sí, lo que menos faltaba en la calle Omiste eran los locales que expendían bebidas espirituosas a los parroquianos que se daban cita para ahogar sus penas en los brazos de las hermosas ‘akhabanderitas’ (“chicheras” con banderines blancos), quienes provenían de las provincias del norte de Potosí, con la ilusión de conseguir un trabajo digno y mejorar su condición de vida en una población minera, donde las ‘chicherías’ se parecían a la casa del jabonero, donde el que no caía… Desde los años de mi infancia transcurrieron varias décadas, pero la calle Modesto Omiste, como detenida en una imagen fotográfica, no cambió demasiado desde que fue bautizada con el nombre del célebre cronista y político potosino; las casas continúan conservando su arquitectura original y los vecinos, convertidos en su mayoría en pequeños tenderos, siguen viviendo como en el pasado. Lo único que cambió es el empedrado, que ahora tiene adoquines, y la Plaza Nueva, en la parte final y superior de la calle, que ahora es un mercado moderno de abasto y no un mercado campesino, pues ya no se ven llamas ni asnos, que antes llegaban del campo cargados de productos agrícolas, que se vendían a los compradores entre empujones y voces altisonantes. Cuando volví a recorrer por la calle Omiste, después de una larga ausencia, recordé mi infancia con un soplo de nostalgia, a pesar que la casa de mis abuelos, ubicada al fondo del callejón sin salida, tenía ya otro dueño, mas su estructura seguía siendo la misma, salvo que el jardín, donde se cultivaban flores de los más diversos colores y fragancias, se trocó en un patio empedrado. Los cuartos de los inquilinos, que antes me parecían ambientes amplios y cómodos, no eran más que unos cuartuchos donde apenas cabía una familia de tres miembros y un par de muebles. Todo lo demás, los recuerdos de los vecinos muertos y la ausencia de los vivos correspondía a un pasado que se quedó atrapado entre las paredes de las casas emplazadas a lo largo de la calle Modesto Omiste, más conocida por los llallagueños como ‘la calle donde mueren los valientes’, pero no porque los parroquianos perdían la vida por valientes o porque estaban conscientes de que un ‘hombre valiente no muere de viejo’, sino, simple y llanamente, por provocadores, pendencieros y bebedores sin estribos ni control.


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DOMINGO 15 DE MAYO DE 2022

UNA HISTORIA MÁGICA

Las canicas de Crispín Crónicas presenta un cuento extraído del libro infantil Más allá del tiempo de la escritora Jenny Mounzón. El texto contiene relatos verídicos de la autora que utiliza la magia de las palabras para llevar enseñanzas a las niñas y niños a través de la literatura. Redacción Central

Llallagua era un pueblo minero, rodeado de ricos y plateados cerros. El cielo parecía más cercano a nuestras manos y el frío era más intenso que en otros lugares.

L

a gente del lugar transcurría sus días entre minerales y hechos insólitos. Sus calles eran pedregosas y áridas, y todas las mañanas los pobladores madrugaban para abastecerse de agua de los grifos, tras manipular la bomba de arriba para abajo y de abajo hacia arriba. Rómulo, un niño juguetón y travieso en extremo, se ubicó con sus latas de alcohol vacías, la fila no estaba tan larga, pero él se encontraba aburrido por la espera, se alejó del lugar… entró al baño público próximo, sacó sus canicas y comenzó a jugar solo. De pronto apareció junto a él un niño bastante pequeño y muy extraño, resaltaba el sombrero negro de ancha ala, el mismo que no le permitía ver su rostro. Directamente preguntó: - ¿Jugamos?, mira yo tengo muchas canicas nuevas, están flamantitas, toma, te las regalo – le dijo. Dicho esto, depositó en las manos de Rómulo una gran variedad de canicas, de atrayentes colores y tamaños. El chiquillo de apenas siete años, quedó maravillado y gustoso se puso a jugar con su reciente amigo. En cada nuevo juego recorrían una a una las letrinas. Había transcurrido el tiempo y sin darse cuenta fue recorriendo hasta el último rincón del baño para varones. Estos ambientes tenían la característica de contar con una entrada dividida en dos pasillos angostos y largos. En cada lado había cinco baños de letrinas. Crispín que así dijo llamarse el diminuto hombrecillo, mostró todas sus habilidades en el juego, dejando deslumbrado a Romulito, quien seguía a su ocasional amigo hasta el fondo del pasillo. Cuando se encontraba con un pie dentro del último baño, escuchó la voz de una señora que le gritó: -¡Rómulo! Qué haces jugando en el baño y solo. - Doña Petronita, no estoy jugando solo, mi amigo Crispín está conmigo –con mucho entusiasmo agregó- tiene muchísimas canicas nuevitas y de lindos colores. -¿Crispín? Y ¿dónde está él?... Mientras tanto la señora se había aproximado al lugar donde se encontraba jugando el niño. Rómulo miró por todos lados, especialmente dentro el baño… - ¡Crispín dónde estás!, no hubo respuesta, solo se sentía un olor a heces insoportable. -¡Rómulo!, ¿qué haces con esa asquerosidad en las manos?; ah, ya se, te hiciste vencer, o ¿no tenías papel para limpiarte? El niño entre asustado y sorprendido, no podía comprender que había sucedido con las hermosí-

simas canicas que rato antes se encontraba sosteniendo, desde luego, regalo de Crispín; sobre todo; ¿dónde estaba él?, la última vez, si su memoria no le fallaba, el hombrecillo había estado dentro, cuando la señora les sorprendió jugando… -Doña Petrona, lo que tenía en las manos eran las canicas de Crispín, no le miento, el me las entregó; pero no sé dónde se ha metido mi amigo. -¿Cómo era él? Interrogó doña Petrona alarmada; mientras limpiaba las manos del chiquillo con las hojas del periódico que había comprado para llevarle a su esposo. -Era chiquito – dijo Rómulo con la voz entrecortada- tenía un sombrero negro bien grande que le tapaba su cara, solamente escuchaba su voz. -¡Dios bendito!; creo que te has salvado de milagro, porque segurito que era el duende que

hace desaparecer a los niños que no obedecen a su mamá; a ver dime, por qué estás aquí y no en tu casa, además solito. El niño sollozando se abrazó a la señora, estaba pálido como la camisa que tenía puesta. -Vamos, guawitay, te voy a llevar a tu casa, pero nunca más vengas solo y a jugar en el baño público. Recogieron sus latas que felizmente se las habían llenado de agua, pero Rómulo extrañamente, en ese momento tenía la cara como dos tomates maduros por el rojo intenso y no podía sostenerse en pie. Tuvieron que cargarlo hasta su casa que no quedaba lejos. Doña Ana, mamá del chiquillo, salía en esos momentos en su busca, tenía en las manos la consabida disciplina, comúnmente conocida como “kimsacharaña” para poner en vereda al pequeño truhán que cada vez se las ingeniaba para quedarse a jugar en cualquier parte. Al ver que lo llevaban en brazos, corrió a su encuentro, preocupada preguntó: _¡Qué pasó con mi muchachito!, ¿por qué lo traen así? _Doña Anitay, lo encontré solito en el baño público y con las manos untadas de “caca”, dice que estaba jugando con un amigo; pero, creo que le regaló el bribonzuelo del duende, ahora está ardiendo en temperatura – dijo doña Petrona. _¡Ay Jesús!, siempre le recomiendo que no se vaya lejos, que no juegue mucho, me promete y vuelve a fallar, sus hermanos no son así, por ser el menorcito, mi hija lo consiente mucho. A veces tengo miedo que se entre a la boca mina y el “tío” le haga desaparecer… _Crispín no te lleves mis canicas…, no te vayas…, quién eres… - deliraba Rómulo en su cama. Todos sus hermanos lloraban junto a él, mientras su mamá le ponía paños de agua tibia en la frente, lo abrazaba y besaba una y otra vez, encomendándolo al niño Jesús. _Hijo, hijito mío no dejes que te lleve ese bandido; nosotros te queremos mucho. _No voy a jugar nunca más contigo- continuaba diciendo en su delirio, al tiempo que iba bajando la temperatura. Cayó en un profundo sueño matizado de extrañas imágenes y el rostro de sus seres queridos que le llamaban junto a la dulce voz de su mamá. Sonrió débilmente, se sintió seguro entre ellos y prometió obedecer a su mamá a partir de ese día.

SOBRE LA AUTORA Jenny Mounzón nació el 9 de diciembre de 1955 en San Pedro de Buena Vista-Potosí (actualmente reside en Cochabamba), es profesora, poeta y dramaturga. El libro Más allá del tiempo puede conseguirse en la librería Cronopio (Potosí) y al celular 67502783 (WhatsApp).


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SOBRE EL CINE Y SUS SONIDOS

Y si hablamos de billar…

Claudio Sánchez

Edgardo Cozarinsky es un escritor, dramaturgo, crítico de cine y cineasta. Con una larga trayectoria en cada uno de estos terrenos, su obra se la reconoce como de un alto valor dentro de la cultura argentina. Su trabajo cinematográfico lo realiza tanto en Francia (a causa de su exilio) como en su propio país.

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na de sus películas más famosas es Citizen Langlois (1995). Se trata de un documental en homenaje a Henri Langlois, uno de los fundadores de la Cinemateca Francesa. Uno de los pioneros de los archivos cinematográficos y personaje indiscutible a la hora de comprender el sentido de la preservación y cuidado de esos materiales. De retorno en Argentina y ya en el siglo XXI, su película Ronda nocturna (2004) es una pieza clave para comprender una Buenos Aires que dejó de ser lo que fue, en la mirada romántica de su vitalidad cultural y artística, pero que conserva toda su pasión y desbordes en excesos, que no muchas (sino pocas) ciudades tienen. “Un sentimiento precedió a la primera escritura del guión de Ronda nocturna: mi amor por la noche de Buenos Aires, esa noche que no es la de los ‘night clubs’ (discotecas o clubes privados), sino la de la calle, y no solo la de la prostitu-

Edgardo Cozarinsky

ción por un lado y los ´cartoneros´ por otro: la de los amigos que se quedan hasta la madrugada ante una mesa de café discutiendo de libros, de amores, de política, cierta posibilidad de imprevistos que llamaría novelesca, si el término no la cargase de literatura. Les Mysteres de Paris palidecen al lado de los de mi ciudad, de su noche que es como un negativo del día, con personajes, conductas y ritmos diferentes, que ha sobrevivido a los estragos de regímenes militares y catástrofes económicas con una vitalidad animal que no conozco en otra parte”. Así escribe Cozarinsky sobre su ciudad en Notas de trabajo, notas de memoria que acompañan la publicación del guion de Ronda nocturna. En estos mismos apuntes sostiene: “A Gaspar Scheuer, que dirigió la mezcla de sonido, le debo mucho, pero en este momento quiero evocar sobre todo la duplicación del impacto del taco sobre las bolas de billar. No es un banal efecto de resonancia, es la acentuación de una presencia sonora, casi siempre off, en ese bar brumoso que parece, que parece abierto en medio de la noche sólo para acoger a fantasmas sin reposo.” Al leer esto, una nueva luz para comprender la banda de sonido en cualquier película se hace presente, este -que parece- un mínimo detalle en realidad brinda la posibilidad de entender el sentido de una escena. En el juego del billar ‘abrir la

El impacto del taco sobre las bolas de billar no es un banal efecto de resonancia, es la acentuación de una presencia sonora, casi siempre off, en ese bar brumoso que parece abierto en medio de la noche solo para acoger a fantasmas sin reposo.

mesa’ mediante ese golpe del taco, da a lugar a la primera ‘lectura’ del desarrollo de ‘la escena’. Si esto se traspola a una producción audiovisual, cómo símbolo de que algo va comenzar, entonces el espectador puede descifrar el desarrollo del argumento de un modo tan auténtico que no deja de ser un recurso absolutamente útil para la película. Las escenas que tienen estas características no solo contribuyen a la narración, sino que definen el principio de un desenlace. El billar puede ser un lugar común en este sentido, pero también lo puede ser el juego de cacho en nuestra cinematografía nacional, entonces también se abre el sentido de la conclusión de algo. Los recursos de este tipo proponen que el espectador atienda de un modo diferente a la película. Primero por una cuestión de verosimilitud frente al hecho, que en general le es conocido, y su sentido es “universal”, como también porque le otorga la posibilidad de ubicarse en un espacio que conoce, al menos referencialmente. Cosa que no sucede con un asesinato, por ejemplo, o con una catástrofe natural. Al cine se lo piensa desde diversas orillas, sus sentidos se encuentran en referencias cercanas, pero también el aprendizaje desde sus propias imágenes de situaciones y lugares lejanos requieren de un sentido articulador que procura la empatía con quien “lee la imagen”. Muchas veces la naturaleza juega este rol, y otras tantas son más bien las referencias culturales más genéricas de la vida en sociedad, como lo puede ser “el juego”. Valga Ronda nocturna y esa Buenos Aires de Cozarinsky para abrir los ajos ante lo que vemos en la pantalla, como también para volver a ver el “juego abierto”, ya lo saben quienes se reunieron en torno a una mesa con cuatro sillas reuniendo ahí a cuatro personas “lo que se ve se anota”.


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DOMINGO 15 DE MAYO DE 2022

PELEA RITUAL

Tinku en Macha, patrimonio de Potosí

Redacción Central

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a pelea ritual del Tinku y a Fiesta de La Cruz, son parte del patrimonio intangible del norte del departamento de Potosí, que al paso del tiempo llegaron a adquirir un significado mucho más complejo. En tiempos precoloniales, esta zona del país y otras regiones enclavadas entre la puna y las cabeceras de valle, comprendían los territorios pertenecientes a la gran confederación Charcas – Q’ara q’ara que, según el memorial de Charcas, estaba compuesto por las siguientes siete naciones: los Charcas, los Q’ara q’aras, los Soras, los Quillacas, los Carangas, los Chuis y los Chichas. Estas naciones tenían una estructura dual tipo ayllu, liderada por los Charcas que eran aransayas (mitad superior) y los Q’ara q’aras que eran urinsayas (mitad inferior). Es muy probable que el Tinku haya tenido su origen en los juegos rituales o las peleas de entrenamiento, que buscaban preparar a los jóvenes soldados para las guerras.

FOTOS: APG


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