La ruta de las especias, los balones y la música
Paco encarnó una vida ensamblando la música y el fútbol y era así porque como el liso balón se desliza por el césped recién regado sus dedos se escurrían por compases a través de su guitarra; en la desgarradora pieza de De Lucía además de la guitarra la redonda marcó su vida.
Teniendo en cuenta que hace pocos días cerramos un ciclo de cuatro años, en adelante dejaremos en la congeladora las charlas acerca de las disputas mundiales detrás de la redonda. En vista de que nos olvidaremos de las apuestas en el trabajo, de los acumulados, de la necesidad de escabullirnos en las horas de descanso y ver algunos minutos en una pantalla rogando que tu score sea el acertado y, por último, de los trasnoches para ver la repetición de los partidos jugados en el día. Comprendiendo que lo cotidiano ya no tendrá la forma de balón, escribí algo que anuda el fútbol y la música, y construye una ruta similar a la de las especias.
EMBARCANDO
Era el 25 de febrero de 2014, caía el crepúsculo. Mi estancia en el vientre estaba en un altillo que funcionaba como un barco pues sus ventanas, amplias, que apuntaban al oriente, al norte y al poniente marcaban el ritmo de la vida cotidiana. Para gozar de la sensación térmica desarrollé destrezas de manejo corporal del entorno. Es decir, de acuerdo a la hora y el mes, obviamente la posición del sol, era necesario aprender a mover las cortinas. Por ejemplo, dejar entreabierta la tupida (externa) y completamente cerrada la diáfana (interna) para que pueda correr la brisa del ocaso permitiendo refrescar medianamente la madriguera. Este aprendizaje refrescaba el habitar y mitigaba el radiante que de manera directa comenzaba su descenso hacia el poniente.
La guarida recibía toda la mañana el solar más saludable, el recorrido en lo alto, del mediodía, caía directo sobre la testa y la asfixiante irradiación desde las tres de la tarde, hasta el poniente, era más agobiante y, a la vez, placentera, si uno sabía mover las velas, o digo las cortinas, podía habitar el sitio.
EL PIE COMO VOCACIÓN
La televisión española anunciaba que la bóveda celeste de Algeciras estaba desconsolada, las saetas se escuchaban por todos lados. Desde los balcones cantaban hombres y mujeres de luto, un estado de ánimo melancólico recorría el sur de la vieja y podrida Europa, en el norte de África en las calles de Casablanca (Marruecos) sonaban algún aïta marroquí. El hijo de De Lucía, Paco, el de la guitarra ya no se contaba entre los vivos. Murió horas después de correr tras una pelota a miles de kilómetros, en Playa del Carmen (México). Estaba jugando al fútbol, con el más pequeño de sus hijos, Diego. Ahí y sin más, frente al azul inmenso, se le había acabado la hora y no se había enterado. Ya tenía la maleta lista, las guitarras puestas a punto, el ensamble que lo acompañaba de igual manera era su cuadrilla en las pachangas futboleras, juntos iban a comenzar otros meses de gira.
Paco encarnó una vida ensamblando la música y el fútbol y era así porque como el liso balón se desliza por el césped recién regado sus dedos se escurrían por compases a través de su guitarra, en la desgarradora pieza de De Lucía además de la guitarra la redonda marcó su vida. Su niñez se vio recortada porque el patriarca de los Sánchez Gómez empotró una guitarra entre sus piernas, al no poderle pagar
sus estudios. La familia tenía como habitar Algeciras, un puerto, bullicio y, sobre todo, próximo con el norte de África. Juan José Téllez, autor de varios libros sobre el hijo de De Lucía, recuerda: “Cuando jugaba al fútbol buscaba los partidos que no había podido jugar con sus amigos porque en ese momento estaba aprendiendo a tocar la guitarra”.
Entre las composiciones más hermosas del músico, está aquella que hace referencia al ‘Zyriab’ (mirlo), un cantante venido de Bagdad que por el siglo ocho transformó el arte en Al-Ándalus. La mejor versión está interpretada por su ensamble, y equipo de fútbol, integrado entre algunos de sus miembros por Jorge Pardo, Carlos Benavent, Manolo Soler, Rubén Dantas y otros. Este último recordado por introducir el cajón peruano en el flamenco, transformando los rumbos del género y del jazz que se produjo en Hispanoamérica. El percusionista recuerda que un requisito para tocar en el ensamble era mover la pelota. Incluso en las giras del ensamble, que duraban largos meses, el guitarrista organizaba pachangas futboleras, es decir juntaba a músicos gitanos para enfrentar a heavys, e incluso se confrontó en una cancha contra el talentoso Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, quien era parte de la escuadra capitaneada por Chico Buarque. Un último dato futbolero, en plena gira por Estados Unidos en 1994, De Lucía recordó a ver gritado los tres goles que España le hizo a la Verde del vasco Azkargorta. Su nación jugaba contra la nuestra, que en esa época aún no era plurinacional. El gol que encajó “Platini” Sánchez, con ayuda de la defensa española, es el único gol que tiene la Verde en mundiales.
Pocos meses antes entendí que De Lucía había sido grande no solamente por acompañar al Cama-
rón de la Isla, sino porque a través de una rumba, un palo flamenco entre los muchos que hay, había conquistado el mundo del baile y la discoteca. Entre dos aguas, sonaba de Milán a Medellín, y de Tokio a Valencia. Aunque me parecía que el mercado musical había convertido en un producto vendible la composición más repetitiva y poco creativa del guitarrista. Pues a mi gusto el Siroco, Camarón y otras composiciones eran mucho más potentes.
Mientras se anunciaba la muerte, la televisión presentó una crónica pedorra, que acabó con un epitafio sobre el muerto. Se montaban imágenes y tomas de vídeo de la respuesta de la gente ante el suceso. Y mientras con detalle se contaban los últimos preparativos de su gira, alguien se animó a escudriñar en la maleta que acompañaba su guitarra. En su interior se encontraron algunos discos de vinilo, que eran atesorados y eran una compañía necesaria para la escucha en algún momento de relajación y predisposición. Sus gustos eran muy claros. Estaba un disco de Duke Elligton, a quien De Lucía admiraba porque su apuesta subterránea (marginal) había transformado la historia del jazz. Un disco que no recuerdo, pues la memoria me falla, y un vinilo que sin duda transformó mi experiencia musical, mi concepción de los orígenes y representaciones acerca del oriente. Me refiero a lo que podría considerarse como el padrino de la música del Punjab, quien con su voz y sus composiciones continuó con una tradición de miles de años, coligando dos experiencias que parecen antagónicas: Islam e hinduismo. Me refiero a la voz del ‘Qawwali’ que conecta mundos terrenales como etéreos, sin más, al increíble ‘Nusrat Fateh Ali Khan’.
De Lucía reconocía en Nusrat una fuente inacabable de arte y una conexión mística. Su música estaba acompañada de percusión por tracción humana (aplausos), voces sobre todo masculinas, realizando alaridos, y una suerte de órgano a fuelle, que tenía un aire de acordeón (harmonio), y que a mi vista parecía el resto arqueológico más antiguo de la familia de los acordeones y pianolas.
No esperé ni un minuto, la muerte de Paco se me presentó como una oportunidad, un viaje, cele-
bré su muerte porqué a mí se me abría el mundo de oriente, antes oculto y escondido. Qué pasó, como la música que se produce en el Asia, en la India musulmán, pudo llegar hasta Algeciras, que está a un salto del norte de África. Y sintiéndome un tonto, me acordé que la primera vez que entendí la referencia musulmana de la península ibérica fue gracias al término Al-Andaluz, que utilizaban los músicos de flamenco de los que se rodeaba De Lucía. Estoy seguro de que en su guitarra hay un contrapunteo, entre Camarón del Isla, Nusrat Fateh Ali Khan y Thelonious Monk.
EL TEMPLE ANÍMICO DE LA MÚSICA DE ORIENTE
El ‘Qawwali’ se desenvuelve a través de un temple anímico que musicalmente se conoce como ‘rǡqa’. El ‘Qawwali’, al igual que muchos estilos, o músicas del mundo, permite leer el contexto socio-cultural, las prácticas de ritualidad y la espiritualidad en clave melódica. Si habría que etiquetar o clasificar algo, se podría decir que el ‘Qawwali’ es un canto devocional islámico que forma parte de la tradición sufí, así como una versión mística del Islam que se ha hecho popular en Pakistán, India y Bangladesh. Tomando la raíz del término, es decir ‘Qawl’, este hace referencia a la proclamación o revelación del profeta y su derivación, ‘Qawwali’, refiere al modo de ser, al contenido, al sustento mismo del canto, es decir ¿qué canta el que canta? Como estilo, arrojado desde el continente sudasiático para el mundo, su origen es reciente, surgió entre el siglo XII y XIII. En su creación intervinieron diferentes técnicas de canto y melodía, venidas de la tradición árabe, turca, india y persa. Su interpretación, antes que Nusrat lo arrojara el mundo, tenía lugar en un espacio místico, sagrado y vital, para los santuarios sufíes, me refiero a la ‘Dargahs’. Si bien en estos espacios rige, o regía, una norma vertical, fálica y masculina, el ‘Qawwali’ se desenvolvía ahí, prohibiendo que mujeres y niños participen. Aquello acaso se rompió con el increíble duo indio The Nooran Sisters o el occidental Women’s Sufi Qawwali En-
semble Ilahi, que estoy seguro son dos de los muchos grupos que existen en el género.
Nusrat se acompañaba de un ensamble de diez personas, adultas la mayoría de ellos. Sentados en posición del loto, entre corpulentos, delgados y ajados, diversas existencias descansaban encima de las alfombras. La percusión, base rítmica, es predominante por medio de varios instrumentos de percusión, resaltando la tabla india, el ‘dholak’.
En los conciertos de Nusrat, las manos acariciaban las membranas de una piel animal que estaba tensada sobre un par de cilindros que tenían la forma de un toborochi, las palmas golpeaban de manera secuencial en una suerte de onda elástica, razón por la que el viaje de las vibraciones iba de los carpianos, a las falanges medias para acabar en la punta de los dedos. Adjunto cuatro de las voces que acompañaban el contexto melódico de la ‘rǡqa’ de Nusrat aplaudían con una energía desmedida, que hacía que el choque de sus palmas sonara como dos tablas de madera en contacto, entendí que la vocación de las manos es importante. Sus palmas potentes hacían contrapunto con las vibraciones de las membranas. Detrás de ‘Nusrat’ uno de sus músicos tapado por la descomunal envergadura del cantante le replicaba al oído los versos que debía repetir. Luego de la ruptura del desenfreno melódico venía un largo periodo de improvisación, que de acuerdo al color o patrón rítmico del ‘rǡqa’ se armaban de variaciones improvisadas sobre las canciones.
Algo muy parecido pasa con los músicos del ‘aitha’, de Marruecos, que están ahí, recerquita de Algeciras, la tierra de Paco de Lucía. Los etnomusicólogos se adentran a las raíces africanas de la música, presente en las grandes revoluciones de este arte, por esta razón creo necesario también ver qué pasa y cuál es la influencia de la música de oriente de Asia, ya que la presencia musulmana en la música flamenco es innegable.
“…el que nace junto al mar es más soñador y tiene un sentido de la libertad mayor”.
Paco de Lucía
SOBRE SU SIMBOLOGÍA
Las fábulas y la moral infantil
Sabido es que los niños antes de los siete años carecen de capacidad de abstracción, no comprenden la ironía, la metáfora ni la moraleja, porque su mundo cognitivo es más concreto que abstracto.
La fábula, como género literario, posee una gran riqueza imaginativa y diálogos que, aun teniendo elementos ficticios y alegóricos, transmiten verdades morales, que provienen desde tiempos pretéritos en la historia de la humanidad. Los personajes, a diferencia de lo que ocurre en los cuentos, mitos o leyendas, son animales de conducta humana y su temática tiene un tratamiento didáctico, con una moraleja que suele escribirse al final del texto.
El argumento de la mayoría de las fábulas, con mensajes conscientemente elaborados, abogan a favor del débil en detrimento del fuerte. No en vano tanto Esopo como Fedro, principales representantes de este género literario, fueron esclavos dotados de ingenio, capaces de encubrir una verdad de la realidad social con un velo de ficción, con la finalidad de reflejar, con una fuerte dosis de ironía y sátira mordaz, la rebelión de los esclavos contra los esclavizadores y la lucha de los desposeídos contra los dueños del poder. De ahí que en las historias de Ysengrimus, obra del poeta flamenco Nivard de Gand, la disputa del zorro contra el lobo sirve de pretexto para una vigorosa sátira de la sociedad feudal y sus injusticias, como las Fábulas fantásticas, del escritor Ambrose Bierce, sirvieron para lanzar
críticas corrosivas contra la corrupción estatal y satirizar de manera cáustica a los políticos estadounidenses.
La fábula clásica se mueve sobre andamios de doble estructura; desde el título mismo se refleja la pugna entre dos personajes antagónicos, como en El zorro y el cuervo, que representan alegóricamente la desigualdad de condiciones sociales: uno en posición desfavorable y otro en posición aventajada, más un desenlace donde el rol de los protagonistas se invierte como lo espera el lector, porque el que estaba abajo aparece arriba y viceversa.
LA FÁBULA EN EL SISTEMA EDUCATIVO
Las fábulas, desde la antigüedad grecorromana, se han utilizado como medios educativos y formativos para la infancia, no solo por su brevedad y moralidad, sino también porque los diálogos de los animales, que se comunican como si poseyeran vida humana, los convierten en una lectura pedagógica propicia para educar a niños y adolescentes, al menos esto es lo que se creía en todas las épocas y culturas.
Los defensores sostienen que la fábula es un género literario beneficioso en ciertos procesos de enseñanza-aprendizaje, desde el instante en que ayuda a asimilar actitudes y comportamientos positivos en la formación ética de los individuos; más todavía, afirman que contiene una gran cantidad de técnicas y recursos pedagógicos que pueden aprovecharse en el sistema educativo, gracias a que la narración de un suceso fingido, por analogía o semejanza, encierra una verdad universal que vale la pena transmitir sin restricciones.
Sin embargo, no faltan quienes se opusieron —y todavía hay quienes se oponen— a la difusión de las fábulas en las escuelas, arguyendo que no todas ellas cumplen la función de transmitir, de manera didáctica, enseñanzas de buena conducta ética y moral, habida cuenta de que los niños no siempre logran discernir el complejo lenguaje que encierra el mensaje y la connotación semántica de la moraleja. Ya Jean-Jacques Rousseau, en su novela filosófica educativa Emilio, o De la educación, criticó el uso de las fábulas en el sistema educativo y las tildó de deformadoras del carácter inocente de los niños. Por ejemplo, refiriéndose a la fábula de El cuervo y el zorro, de Félix María Samaniego, aseveró que los niños no se burlan del cuervo ingenuo ni aplauden al zorro astuto. Asimismo, en la fábula de La cigarra y la hormiga, a diferencia de lo que pretendía su autor, los niños se identifican mucho más con la cigarra, “la inútil y haragana cantora”, y no con las hormigas trabajadoras, que la desprecian por dedicarse al canto en lugar de trabajar.
Las fábulas, según el juicio valorativo del pedagogo y filósofo francés, son relatos de difícil comprensión para los niños; primero, porque manejan un código lingüístico complejo y, segundo, porque son escritos cargados de mensajes de moral equívoca, afanadas en mostrar que es el más fuerte y astuto quien triunfa y posee ventajas sobre quienes adolecen de falta de sagacidad.
CONSIDERACIONES SOBRE EL DESARROLLO MORAL EN LA INFANCIA
Sabido es que los niños, antes de la edad de los siete años, carecen de capacidad de abstracción, no comprenden la ironía, la metáfora ni la moraleja, porque su mundo cognitivo es más concreto que abstracto. En consecuencia, decirle a un niño que en su cumpleaños sus padres le harán una fiesta y “echarán la casa por la ventana” es hablarle con un lenguaje figurativo y abstracto que probablemente él no logre interpretar de manera lógica o se pregunte “¿cómo se echa la casa por la ventana?”, debido a que el pensamiento lógico es una facultad que no se manifiesta hasta antes de los 10 o 12 años de edad.
El desarrollo moral es un proceso de internalización de las normas y juicios universales sobre lo que es bueno y lo que malo, impuesto por los padres en el hogar y por los profesores en la escuela; es decir, la adquisición de conductas y valores morales forman parte del proceso educativo, determinado por el medio sociocultural en el cual vive el niño, quien asimila lo que es bueno y lo que es malo como parte del sistema de enseñanza-aprendizaje.
La conducta moral es una facultad adquirida y no una facultad innata que viene por herencia genética. El comportamiento moral obedece a cambios evolutivos que se dan a lo largo de la infancia. La moral es un aprendizaje de una conducta socialmente aceptable, una internalización de las normas y valores transmitidos por las personas adultas que rodean al niño desde el día de su nacimiento.
Por otro lado, algunas fábulas, como Las gallinas gordas y flacas, de Esopo, cuyos contenidos tratan el tema del bullying contra las
personas no agraciadas o poco apreciadas por su aspecto físico, han dejado de ser vigentes para las niñas de las sociedades contemporáneas, en las que la gordura está reprobada por la medicina y el aspecto estético de las modernas corrientes de moda femenina. En la actualidad, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, las niñas prefieren más a las mujeres delgadas que a las mujeres con sobrepeso, conforme al estereotipo determinado por las agencias de moda, los medios de comunicación, las redes sociales y las ofertas de los gimnasios que ofrecen belleza a cambio de perder el peso corporal. En síntesis, las niñas de hoy no envidian la suerte de las gallinas gordas, sino la desgracia de las gallinas flacas.
El juicio moral de los niños sobre la torpeza, el robo o la mentira difiere según la edad y está basado tanto en aspectos socioafectivos como en aspectos cognitivos. Por lo tanto, un niño de cinco años no comprende que tomar un caramelo en la tienda de golosinas sea un delito, salvo cuando la madre o el tendero le dicen que esa acción está prohibida y no debe repetirse nunca más.
El psicólogo y biólogo Jean Piaget, en sus experimentos y estudios sobre el juicio moral de la infancia, se valió de dos historias diferentes para comprobar cuál de las acciones de los protagonistas eran consideradas peores y el porqué. En una se cuenta la historia de un niño que rompe 12 tazas, cuando este ayudaba a su mamá a poner la mesa. En la otra se cuenta la historia de un niño que rompe una copa, cuando este intentaba tomar un frasco de miel escondido en el escaparate. Al concluir las dos historias, Piaget pregunta a los niños: “¿Cuál de los dos personajes era más culpable? Los
menores (5-7 años) contestaron que el niño que rompió las 12 tazas. En cambio, los más grandes (8-10 años) contestaron que el más culpable era el niño que intentó tomar la miel sin el permiso de la madre, puesto que su intención no era buena y su desobediencia merecía un castigo. Este experimento, que engloba también la evolución cognitiva de los niños, confirma que los más pequeños tienen un juicio moral diferente a los de mayor edad.
De modo que las fábulas, que suelen usarse en el sistema educativo con la finalidad de instruir, informar y formar la conducta moral de los alumnos, no siempre cumplen con su objetivo didáctico, si se considera que no fueron escritas pensando en las diferentes etapas del desarrollo intelectual, lingüístico y emocional de la infancia, sino pensando en los lectores adultos, quienes tienen un grado de razonamiento cognitivo que les permite comprender, casi sin dificultades ni equivocaciones, el mensaje implícito que transmite el autor por medio del tratamiento del tema y el diálogo de los personajes que, aun estando disfrazados de animales domésticos y silvestres, tienen una conducta similar al comportamientos de los seres humanos.
En síntesis, los educadores están en el deber de elegir, con mayor criterio psicológico, pedagógico, lingüístico y didáctico, las fábulas que convienen ser usadas en la malla curricular del sistema educativo del nivel primario, donde se encuentran las niñas y los niños inmersos en pleno proceso de formación de su personalidad y su pensamiento lógico formal, que les permitan comprender a cabalidad la simbología abstracta que encierran las fábulas.
Relatos desde el cuerpo
Mapas de Vida sale de los tópicos de exposiciones a los que estamos acostumbrados, en protagonistas; por tanto, no es la voz de las especialistas
Varinia Oros RodríguezPocas veces asistimos a propuestas expositivas que emergen desde la propia comunidad, es el caso de Mapas de Vida. Genealogías e Historias de Mujeres de Tocaña-Coroico, exposición en clave feminista hecha a partir de la voz de 50 mujeres que van de los 14 a los 60 años y más. Este encuentro generacional se dio en la comunidad de Tocaña del municipio de Coroico, donde se encuentra el Museo Comunitario, que refleja la historia de ese pueblo afroboliviano.
Mapas de Vida sale de los tópicos de exposiciones a los que estamos acostumbrados, en principio porque fue creada a partir del diálogo y trabajo conjunto entre curadoras y las protagonistas, por tanto no es la voz de las especialistas como traductoras de lo que quisieron decir las mujeres; no toca temas recurrentes que hacen
al pueblo afroboliviano, como la saya, sino que apela más bien al discurso de la relación con el cuerpo y relatos íntimos de la vida cotidiana.
Para llegar a estos resultados trabajaron con dos metodologías por demás innovadoras, por un lado, memorias biográficas, con el fin de poder escuchar y recuperar la memoria de los cuerpos —que dicho sea de paso pocas veces nos detenemos a escuchar— y por el otro, con historias de vida, donde las mujeres desde la oralidad reconstruyeron una historia hilvanada entre las 50 mujeres que fueron parte de este periplo.
LOS CUERPOS NARRAN
Gracias a la memoria biográfica, podemos disfrutar de la narración del cuerpo de las mujeres de Tocaña, donde claramente se ve el devenir étnico afro en frases como “mi cabello es la conexión con mi pueblo y mi historia”, haciendo referencia a una de las características del pueblo afro, el pelo ensortijado y la piel morena, que también marcan la pertenencia a la comunidad o grupo.
Quizás el relato de género sea uno de los más fuertes. “Mi ombligo me recuerda el vínculo con mi madre”, “la aparición del ‘inoportuno’ causó grandes cambios en mi vida, así nomás es crecer” nos muestran algunas de las etapas que atraviesan las mujeres. Otras que dicen “tengo un corazón enamoradizo y soñador”, “dicen que tengo el corazón frío, pero sé que se calienta cuando estoy rodeada de mis
amigas”, que parecería mostrar la fragilidad de la mujer, nada más errado, pues no hay nada más difícil que sacar a la luz recuerdos o circunstancias que permanecen ocultas en nuestra conciencia; por eso recurrir a hilvanar una historia conjunta en sororidad permite no solo develar estos temas, sino también asumirlos y hacernos cargo de ellos.
ESTA ES NUESTRA HISTORIA
Otra de las apuestas de la exposición es el relato en primera persona, conseguido gracias a las historias de vida, historias y relatos entretejidos como un solo telar para lograr una sola voz y un diálogo intergeneracional de un “entre nosotras”.
“He estudiado los primeros cursos en la comunidad de Glorieta, la edad no me acuerdo, hasta cuarto, luego he estudiado en la comunidad de Suapi, hasta quinto. Me acuerdo de que era una niña marimacho, más varonil, porque yo era muy torpe para jugar”. (50 años)
“Mi juventud la he pasado en La Paz, y a los 17 me escapé. Me escapé de esa casa donde trabajaba porque ya era muy grave, me pegaban, me maltrataban, pero seguía estudiando, me metí en la nocturna. En la nocturna siempre había rivalidad, como yo era la única negrita del curso, me hacían bullying, y empecé a defenderme, luego me enamoré”. (45 años)
DESDE LA COMUNIDAD DE TOCAÑA
cuerpo y la memoria oral
principio porque fue creada a partir del diálogo y trabajo conjunto entre curadoras y las como traductoras de lo que quisieron decir las mujeres.
“Yo estaba en mi cuarto y viene la tía Julia, la mejor partera, y me dice: ‘Yo quería pedirte un favor, me ha faltado trago en el matrimonio’ y me ha visto que estaba mal, ella me ha puesto al suelo, me ha sacudido y ha dicho ‘ya, ahora ya vas a desenfermar’, porque dice que la wawa estaba de costado. De ahí he dicho: ‘Vean si hay singani, yo voy a estar pagando’, y de ahí se ha ido. Ahí ya me agarró el dolor, a mi comadre que estaba ahí le he apretado, y la wawa mujercita ha nacido ya”. (70 años)
“A mí me encanta cómo es mi hija, me gusta siempre. Muchas veces dicen ‘es más bonito tener varón que mujer’. Se hacen la burla al decir ‘¡Ah, tu hija es mujercita!, ¡qué chacra! ¿No?, y cuando es varón dicen ‘¡uh, he tenido un varón! Es como decir que los hombres son superiores a una mujercita, y yo digo ‘el varón saca la casa por la ventana, las mujeres llenan la casa’, eso dicen, ¿no?” (26 años)
Este es solo un pequeño ejemplo de esta historia entretejida entre mujeres, relatos que nos muestran la importancia de la vida cotidiana, planteándonos que estos fragmentos son por demás importantes para armar un rompecabezas mayor como lo es la historia de las mujeres.
LA EXPOSICIÓN PRESENTE
EN LA CIUDAD DE LA PAZ
Después de haber sido inaugurada en septiembre en la comunidad de Tocaña, comienza su itinerancia en octubre, visitando primero el pueblo de Coroico, llegando ahora a la ciudad de La Paz gracias a la acogida de la sala Tinku, del Centro de la Revolución Cultural CRC, dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, ubicada en la ex-Estación Central, hoy punto de partida y llegada de la Línea Roja del Teleférico, que conecta las ciudades de La Paz y El Alto.
Esta estratégica ubicación permitirá un enriquecedor diálogo entre las mujeres que
transitan ambas ciudades, que como bien decía la noche de la inauguración el director del Centro de la Revolución Cultural David Aruquipa Pérez: “De seguro que hay muchos papeles en blanco que todavía quieren ser llenados con otras historias y este espacio puede propiciarlo”, por esta razón invitamos no solo a la población femenina a visitar y reflejarse en las historias, sino a toda la población para poner en valor las voces de hermanas, amigas, madres y abuelas, presentes en la muestra.
La exposición nos acompañará hasta finales de enero, por lo que no hay pretexto para no acudir a esta cita.
La memoria colectiva y los referentes mineros sobreviven en El Alto
La región acogió a las familias mineras que, una vez consolidado su derecho propietario en impactante gesto de simbolismo histórico, procedieron a nominar sus calles con sus propios referentes de identidad cultural y designaron a una calle, de corta extensión, con el nombre del esclarecido dirigente minero y líder del Partido Marxista-Leninista, Federico Escobar Zapata (1924-1966).
Luis Oporto Ordóñez (*)El 29 de agosto de 1985, el presidente Víctor Paz Estenssoro afirmó que “Bolivia se nos muere” a tiempo de promulgar el Decreto 21060 con el objetivo de controlar el déficit fiscal y detener la hiperinflación a través de la regulación de las empresas y la inversión extranjera. Aparentemente era la única posibilidad para evitar la bancarrota del Estado. Andrés Soliz Rada afirma que “en el orden jurídico, el DS 21060 se erigió como una virtual nueva Constitución Política de Bolivia, ya que se cambió del sistema social a un sistema liberal y desconoció la normatividad jurídica laboral como la Ley General de Trabajo”.
La esencia de este decreto “se traduce en asegurar la más absoluta libertad para que las fuerzas del mercado establezcan las relaciones fundamentales de la economía y la sociedad”, procediendo “al desmantelamiento del Estado mediante la supresión de las funciones económicas y sociales, la eliminación de organismos públicos no esenciales, la disolución de empresas públicas y la descentralización de agencias estatales”, ratificaba el expresidente del Banco Central de Bolivia, Pablo Ramos.
El objetivo estratégico del gobierno era la destrucción del movimiento obrero en general y del sector minero en particular. El Art. 55 determina la libre contratación y despido de los trabajadores: “Las empresas y entidades del sector público y privado podrán libremente convenir o rescindir contratos de trabajo con estricta sujeción a la Ley General del Trabajo y su Decreto Reglamentario”. En su art. 56 introduce la figura de la relocalización, es decir la reubicación de la fuerza laboral, como un mecanismo “para la defensa y racionalización del empleo”.
La consecuencia directa fue el cierre de los 36 centros industriales de la minería nacional,
convirtiendo a la Corporación Minera de Bolivia en un ente administrador de contratos de riesgo compartido, transfiriendo las competencias de exploración, explotación, producción y comercialización de los yacimientos mineralizados a las transnacionales. 34 mil mineros fueron despedidos y junto a sus familias protagonizaron una diáspora interna en busca de nuevos horizontes para sobrevivir, dirigiéndose principalmente a las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz y en menor medida a Sucre y Tarija. Un destino inesperado fue el Chapare, donde se dedicaron al cultivo de la hoja de coca.
MINEROS SE ASENTARON EN EL ALTIPLANO
Un grupo de 120 familias procedente de Siglo XX, Huanuni y Viloco llegó a El Alto y se asentó en predios del ex Consejo Nacional de Vivienda Minera, tomando posesión de terrenos ubicados en inmediaciones de la ex Zona Franca y la urbanización 21 de Diciembre, instalándose en precarias carpas. En una nota de 26 de junio de 1987, Presencia los describió como: “Mineros que después de recorrer errantes muchos lugares del territorio en busca de un lugar seguro para su familia, se asentaron en el altiplano paceño, próximo a la ciudad de El Alto, y arañar la tierra para levantar el techo del que fueron privados intempestivamente en las minas. Las familias vivieron bajo carpas de nailon y precarias casuchas de cartón”. Posteriormente exigieron ser reconocidos como propietarios de los solares que ocupaban, luego “con pico y pala” levantaron rústicas viviendas. Ante esa situación, la H. Junta Municipal de la ciudad de El Alto coadyuvó en la identificación y dotación de terrenos en Ichusirca Grande. Por su parte, la Iglesia, a través del Arzobispado, concedió préstamos provenientes de Misereor de Alemania para proyectos productivos de hasta $us 2.500. De esa manera, los mineros se fueron convirtiendo en agricultores, criadores de conejos, jardineros, albañiles,
choferes y gremiales.
La urbanización Wara acogió a las familias mineras, que, una vez consolidado su derecho propietario, en impactante gesto de simbolismo histórico procedieron a nominar sus calles con sus propios referentes de identidad cultural minera, designando a una calle de corta extensión con el nombre del esclarecido dirigente minero y líder del Partido Marxista-Leninista, Federico Escobar Zapata (1924-1966). Los relocalizados elaboraron un letrero en una plancha de lata de alcohol ‘Caimán’, con el fondo pintado en negro, sobre el cual escribieron a mano alzada el nombre del legendario líder minero.
Es lo que el psicólogo y sociólogo francés Maurice Halbwachs denomina como Memoria colectiva, en la que “el sujeto que recuerda retiene del pasado que aún está vivo o es capaz de vivir en la conciencia del grupo que la mantiene”. Eso quiere decir que “toda memoria colectiva tiene por soporte un grupo limitado en el espacio y en el tiempo”. En efecto, los mineros relocalizados mantenían vivos a sus referentes históricos que se convirtieron en un elemento de cohesión social y fuerza interna para enfrentar el futuro incierto que les deparaba su nueva condición de migrantes forzados.
SOBRE FEDERICO ESCOBAR ZAPATA
Federico Escobar Zapata nació en Oruro el 26 de noviembre de 1924, trabajó en interior mina, hasta llegar a secretario. En 1941 ingresó como ayudante mecánico en la planta Sink & Float de Siglo XX. A su retorno del cuartel, su vida cambió radicalmente y devoró la panfletería que difundían en el distrito minero. En 1944 conoció a Juan Lechín en un campeonato de fútbol en Huanuni. Sus compañeros lo nominaron como delegado al Congreso Minero de Colquiri (1946), pero fue despedido y expulsado del campamento y el gobierno lo incluyó en la ‘Lista Negra’. En Machacamarca conoció a Alicia Chavarría y consiguió trabajo en el Laboratorio de Ensayos del Ingenio, pero fue nuevamente despedido y logró empleo en el taller eléctrico en la Compañía Minera Oruro. En Huanuni cambió su apellido materno por Castillo para eludir la ‘Lista Negra’. Se acogió al beneficio del Decreto de Reocupación, dictado como emergencia del triunfo popular en la insurrección del 9 de abril de 1952. Fue nombrado Control Obrero de Siglo XX en función de sus singulares virtudes de hombre preparado, honesto, probo y enérgico. El sindicato se desmarcó del tutelaje del gobierno en las minas, aunque seguía controlando los sindicatos de Catavi y Huanuni. Estados Unidos decidió erradicar el comunismo de las minas, mediante la Alianza para el Progreso, la Acción Cívica de las FFAA y el Plan Triangular, pero exigió “restringir el Control Obrero, despedir a cinco mil trabajadores, a los líderes sindicales comunistas” y desarticular las milicias armadas orgánicas y las del POR y PCB.
Estados Unidos lo declaró enemigo de la Alianza para el Progreso y del Plan Triangular. El Gobierno ordenó el destierro de Federico Escobar, Irineo Pimentel y los dirigentes comunistas y trotskistas, preparó al ejército para intervenir las minas, armó y movilizó a las milicias campesinas del norte de Potosí. Finalmente, el Plan Triangular fue aceptado por la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia. El Gobierno aprobó el decreto limitando el Control Obrero y recién liberó a Escobar y Pimentel. El Gobierno impuso el “Sistema de Mayo”.
Escobar ingresó al Partido Comunista de Bolivia (1957) y fue fundador y primer secretario del Partido Comunista Marxista-Leninista
PCML (1965). Su retorno a las minas fue apoteósico, pero un accidente provocó la dislocación de una clavícula y su brazo. El 8 de noviembre de 1966, en La Paz se sometió a una operación que tuvo consecuencias fatales. El médico ordenó usar anestesia total para operar el codo. No despertó más. Murió tras 14 horas de debate entre la vida y la muerte. Para muchos fue “una mano criminal”, para los facultativos, “la impotencia de la ciencia médica”.
El 21 de diciembre de este año, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia procedió a reemplazar el antiguo letrero hecho en lata por otro de metal fundido. En esa oportunidad, el presidente de la Junta de Vecinos, Vicente Choque, entregó la vieja placa al curador del Museo Nacional de Etnografía y Folklore Vladimir Salazar para su conservación permanente. Los dirigentes desconocían la trayectoria de Federico Escobar y en esa oportunidad sintieron emociones encontradas al ver que su calle lleva el nombre de un gran revolucionario de la mina de Siglo XX, cerrada por el gobierno neoliberal, junto a otros 36 centros, el 29 de agosto de 1985.
(*) Magíster Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas. Docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.
EN LAS CIUDADES EN CRECIMIENTO
Urbanismo, eje fundamental para apoyar el desarrollo sustentable
Volver a insistir remarcando lo dicho con otras palabras y algo más, sobre temas fundamentales, tiene mucho sentido porque de ello depende ampliar su comprensión en procura de motivar a quienes son responsables de hacer gestión y en línea de no perder la brújula retomando la ruta del Norte buscado.
Héctor Sánchez CaballeroEl urbanismo es el conjunto de disciplinas que se encarga del estudio de los asentamientos humanos para su diagnóstico, comprensión e intervención. Este utiliza a la geografía urbana como herramienta fundamental e intenta comprender los procesos urbanos a fin de planificar las intervenciones para la cualificación del espacio.
Por lo que se dice y se ve, el planeta va cambiando aceleradamente en su orientación a constituirse y consolidar su calidad urbana. Desde el año 2010, el futuro es de las ciudades. Los centros urbanos definitivamente se imponen frente a los rurales. Se estima que las ciudades albergan más de la mitad de la población del mundo en su tendencia a doblar esa cifra camino a 2050. Frente a este fenómeno, la pregunta es ¿cómo crecerán? Se precisa de cuantiosas inversiones para dotar de infraestructura física, social y de salubridad pensando en su sustentabilidad. Sin duda, donde se debe hacer incidencia es en crear conciencia ciudadana para provocar cambios de actitud frente a realidades que muestran a una sociedad con vecinos que se limitan solo a cuidar la estrechez de su propiedad sin preocuparse por participar en la solución de los males que aquejan al conjunto de la ciudadanía. Solo para mencionar algunos: manejo de residuos sólidos, tratamiento de las
público, contaminación ambiental, contribución a la planificación urbana, etc.
Como muchas otras ciudades intermedias, Camiri es un centro urbano con todos los servicios requeridos para soportar medianamente las necesidades básicas de su población actual; sin embargo, continúa recibiendo corrientes migratorias de las comunidades y pueblos de provincia, de la amplia región chaqueña y de las ciudades del interior del país sin estar debidamente preparada para sostener con holgura ese flujo migrante excedente. Al no contar con los parámetros que determinan los límites permisibles con relación a su espacio territorial y condiciones óptimas de sustentabilidad, está en riesgo su capacidad de sostenimiento debido al crecimiento natural vegetativo de su población sumado al migratorio que puede dar paso a un desborde en su ordenamiento urbano por la invasión del comercio informal en las calles, hoy llenas de gente que busca su propia sobrevivencia ante la falta de otras opciones, además de una serie de problemas que tienen que ver con seguridad ciudadana, seguridad alimentaria, seguridad en el abastecimiento de agua para el consumo de la población, animales y riego, entre otros.
CIUDAD SALUDABLE, SEGURA Y SUSTENTABLE
La propuesta de provocar un cambio en profundidad se encuentra en la corriente de buscar urgentemente la manera de crear una ciudad saludable, segura y sustentable, además generadora de empleo. La gente precisa moverse dentro y fuera de los límites que cotidianamente circunda con la garantía de que en su regular recorrido sienta el placer de hacerlo y esté segura de que podrá retornar a su hogar sana y salva; motivada, además, de que en el seno de una sociedad en constante movimiento y evolución continua, puede contribuir con lo que sabe para mejorarla; eso es uno más de sus derechos irrenunciables y también su obligación ineludible que debe preservar para sí y el resto de la sociedad, porque de eso depende su vida placentera. Esa la razón por la que se está en busca del diseño ideal y la ejecución de una nueva imagen urbana: ciudad amigable, arborizada, limpia, con ciclovías, sin focos que contaminen su río y con serranías cargadas de aguas dulces, limpias y puras para seguir alimentando a gentes, animales y plantas que, además, sean sus principales centros de atracción.
Un elemento clave a considerar para poner en marcha cualquier iniciativa de desarrollo pasa por la integración con el entorno y más allá de nuestras fronteras; el estar comunicados de manera óptima nos abre puertas y ventanas para vincularnos con el mundo circundante. Antes y durante la presencia de YPFB Siglo XX, Camiri fue una isla, hoy es considerada como una ‘ciu-
dad de paso’, aunque continúa su crecimiento; es decir sigue siendo una isla por no lograr integrarse ni con el territorio del cual forma parte: el Chaco, menos aún con otras regiones. Cuando le llega el mal momento de su agotamiento energético, la sociedad camireña retoma su norte buscando la original identidad perdida en el plano territorial, le cuesta aceptar eso de volver sobre sus pasos para reconocer su origen, al lograrlo siente un alivio pero eso no le es suficiente para trascender en sus limitaciones rompiendo barreras estructurales; esa actitud circunstancial de abrir los ojos a una larga realidad que le iba carcomiendo pedazo a pedazo fue posiblemente lo único bueno que dejó la experiencia extractiva de hidrocarburos, el resto es un trauma no superarlo dadas las nulas condiciones para un cambio de dirección en el momento preciso.
MOVILIDAD URBANA SOSTENIBLE
El resultado de los desequilibrios económicossociales a nivel regional, el decaimiento de la actividad agrícola que ofrece pocas oportunidades de trabajo adecuadamente remunerado para el campesino y la falta de condiciones de habitabilidad del área rural complotaron para que la situación se torne muy difícil. El cambio demográfico y el fenómeno migratorio campo–ciudad hacen que la población rural migre en forma constante y creciente en busca de oportunidades de trabajo y servicio, orientándose los flujos hacia las grandes ciudades, fenómeno imparable que da pasos acelerados en el proceso de urbanización.
De acuerdo con Gonzalo Maldonado Otterburg[1], el concepto de movilidad urbana sostenible surge como una necesidad colectiva para tener una ciudad llena de vitalidad, sustentable y segura para moverse a través de redes de comunicación, infraestructura y transporte, con ahorro de tiempo y energía. La forma de entender la movilidad en los municipios es repensando la integridad de la ciudad para que sigan siendo espacios de relación e intercambio, manteniendo o mejorando la funcionalidad y la organización urbana para que el ciudadano tenga calidad de vida, sea saludable, se nutra, se eduque, aprenda, trabaje, se mueva, se comunique y recree en armonía con la naturaleza; convertir la ciudad con sus espacios públicos y plazas cívicas en lugares amigables que fortalezcan la cohesión social, cultura, identidad y sentido de permanencia, con implicancias sociales, ambientales, políticas y económicas que necesitan la inclusión y concienciación ciudadana que den como resultado una ciudad más saludable, segura y sostenible. La so-
lución a los problemas de movilidad urbana requiere participación social, de gobiernos e instituciones profesionales locales multidisciplinarias e integral que incluyan infraestructura, tráfico, sistema público de transporte multimodal eficiente, ordenamiento vehicular, sostenibilidad medioambiental, conservación de energía, optimización de tiempos, vida de calidad, marcos normativos, autoridad, medios de comunicación, gestión de la ciudad y educación para crear patrones culturales de comportamientos. Todo esto mientras se encuentren soluciones para darle viabilidad real al rol que deben cumplir las ciudades intermedias, las mismas que aún se debaten en un sinnúmero de limitaciones y ausentes de planes que les den respuestas a sus angustias añejas.
Cuando más rápido crecen las ciudades, más probable es que las autoridades civiles pierdan el control y la organización urbana quede en manos de bandas armadas, sostiene Robert Muggah, director de investigación del Instituto Igarape de Brasil. “Así como existe el Estado frágil, ha surgido la ciudad frágil. La velocidad y aceleración de la urbanización no regulada es ahora el principal factor en la violencia urbana. El rápido ingreso de personas supera la respuesta pública. La urbanización tiene un efecto desorganizador y crea espacios donde florece la violencia”, escribe en la revista Environment and Urbanization.
Uno, en esta materia, de los problemas que identificamos en Camiri y que ya se tornó crónico, es que lo poco que se planifica en el ámbito urbano, no va acompañado de su crecimiento demográfico. La falta de un plan urbanístico da lugar a la improvisación, y todo lo que ello implica además va del brazo de la corrupción. Es muy frecuente conocer cómo se hacen los ‘arreglos’ para aprobar la construcción de nuevas edificaciones o modificaciones a las ya establecidas, esas mismas que no cumplen con las normas básicas que preserven, al menos, la seguridad y la es-
tética de una ciudad sin arquitectura heredada menos aún creada. Hay un largo correlato de inadecuados manejos de la cosa pública que a alguien se le ocurrirá dedicarle algo de tiempo para realizar esa necesaria investigación que le haría mucho bien a la salud del pueblo para esta y las futuras generaciones.
Si de corregir todo aquello se trata, deben crearse las condiciones para que la tendencia se oriente a desarrollar una ciudad inteligente, eso quiere decir una ciudad organizada, no solo dicho en papeles sino en los hechos; esa ciudad construida pensando en el ser humano y cómo usar los espacios de manera adecuada. En diferentes lugares del mundo y durante muchos años se construyeron ciudades en torno al automóvil. Ahora lo sabemos, que eso fue un fracaso, pues el resultado —como lo vemos en la ciudad capital y en menor grado en nuestros pueblos— es más tráfico, más congestionamiento y, consecuentemente, mayor contaminación del medioambiente. “Algo que no es sustentable es cuando ampliamos las carreteras porque dentro de uno o dos años estarán igual de congestionadas. Lo que se quiere son comunidades con una mezcla de usos, ciudades con una densidad más compacta. Hay ciudades donde más gente viaja en bicicleta al trabajo, al colegio y camina más. Para descongestionar es más efectivo usar el transporte público. Se debe empezar a mejorar el potencial para que la gente pueda caminar, construir más aceras y reflexionar sobre nuestra práctica cultural y respetar al peatón”. En síntesis, se debe planificar y construir para que la gente disfrute lo que tiene a su alcance; tomar en cuenta las iniciativas ciudadanas, que el gobierno municipal aprenda a trabajar con la sociedad civil y la asuma como aliada y apoyo. Sin una relación constructiva entre ambos actores, no puede haber buena gestión.
Corresponde, en definitiva, diseñar y poner en práctica un proyecto urbanístico desarrollado arquitectónicamente con lo mejor de dos mundos: la tecnología moderna y todo lo que nos ofrece la apacible naturaleza.
(*) Es investigador, tiene una hemeroteca temática en la que en la actualidad trabaja digitalizando esa información.
FIGURA IMPORTANTE DE LA CULTURA POPULAR
Algo de Woody Allen
Allen es el cine, podría aventurarse alguien a decir, y estaría entonces dejando de lado algunas de sus otras cualidades artísticas. El hombre escribe, y hay cuentos que andan por ahí más allá de sus guiones, y un par de volúmenes recopilatorios de diferentes textos suyos.
Lo cierto es que la pandemia ha dejado una alteración total en el tiempo y cómo lo hemos atravesado a lo largo de estos años. Por eso mismo es que hay una demora en ciertos estrenos, la llegada a pantallas comerciales de algunas películas no coincide con su año de estreno —por ejemplo— y su propia ubicación dentro de las cronologías parece algo mucho menos preciso de hacer de lo que podría haber sucedido antes de todo este descalabro global.
El festival de Rifkin es el más reciente largometraje de Woody Allen, fue estrenado en 2020 durante el Festival de San Sebastián (España) y llegó hace un par de meses a algunas carteleras comerciales de la región. Allen, que con esta habría llegado a su película número 49, ha sido blanco en estos últimos años por diferentes acusaciones de abuso sexual.
En 2021 el documental producido por HBO Allen VS. Farrow hizo aún más compleja la situación del cineasta. Sin duda esto también provocó que la distribución de las películas de Allen y el financiamiento de nuevos proyectos sea cada vez más difícil.
En tiempos del #MeToo las sociedades empiezan a deconstruir sus maneras de relacionarse con todo aquello que puede ser objeto de observación en tanto alguna denuncia exista y mucho más si está comprobada tal situación de abuso en cualquiera de los contextos y sentidos. Por esto mismo, el cuestionamiento que hace cada uno sobre los hábitos de consumo propios reconfigura el escenario de las ofertas y demandas en función de discursos que van ganando lugar dentro de los diversos imaginarios colectivos.
Allen no puede ser salvado de todas las acusaciones que caen sobre él y, sin embargo, en torno a su obra y su propia acción creativa todavía se consigue descubrir una forma de pensar el mundo y al hacerlo no deja de posicionarse como una figura importante dentro de la cultura popular del siglo XX y el temprano XXI.
Allen es el cine, podría aventurarse alguien a decir, y estaría entonces dejando de lado algunas de sus otras cualidades artísticas. El hombre escribe, y hay cuentos que andan por ahí más allá de sus guiones, y un par de volúmenes recopilatorios de diferentes textos suyos. Pero hay algo más, algo
por lo que mucha gente viajaba hasta Nueva York entre el final de los años setenta y mediados del noventa, Allen toca el clarinete, y tiene una banda de jazz que actúa los lunes, y es un hombre serio y puedes estar muy cerca de él en el Michel’s Pub.
That old feeling : la historia de la Woody Allen’s New Orleans Funeral & Ragime Orchestra (1972-1996) es un libro escrito por el también clarinetista catalán Óscar Font. Aquí se recoge toda la experiencia musical de Allen en torno al jazz y el instrumento que interpreta, de esta manera se puede descubrir al cineasta en una faceta distinta, pero también aproximarse a una expresión musical extraordinaria, que es justamente el jazz. Desde estas páginas se puede atravesar una época y un estilo musical aparentemente en vías de extinción, aunque todavía estén quienes cultivan sus expresiones.
Font recupera a Allen en el jazz y le da la oportunidad al lector de explorar mucho más la personalidad del cineasta, pero también de conocer la música que forma parte de su obra y que se incorpora en sus películas. Hay Allen para mucho, y esto lo entendemos también desde nuestra propia deconstrucción individual.