SUPLEMENTO CRÓNICAS NRO 34

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AÑO 1 - N°34

Festival de Sundace acoge el primer encuentro del filme Utama con el público Págs. 4-5 El espía del inca destruye varios mitos acerca de la conquista

El trovador que tocó el charango con precursores del rock latino

Coca-Cola le declara la guerra a Coca Pola, una cerveza indígena en Colombia

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FOTO: TOMADA DE CINESINFRONTERAS.COM

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EL AUTOR ES RAFAEL DUMETT

‘El espía del inca’, novela quipu En la novela se cuenta la historia de Yunpacha, Oscollo, Canchis o Salango, el espía que tuvo un nombre diferente para cada época de su vida y de sus planes para rescatar al Inca Atahualpa prisionero de los españoles. Homero Carvalho Oliva

Hace unas semanas fui invitado a la Feria Internacional del Libro del Bicentenario del Perú, que se celebró en el parque Kennedy, de la ciudad de Lima. Como siempre lo hago en estas ocasiones, aproveché para reencontrarme con amigos, conocer otros escritores, intercambiar y comprar libros. Entre las novedades literarias que me traje está la obra El espía del Inca, de Rafael Dumett, considerada la novela del año en el Perú y un fenómeno de ventas en Iberoamérica.

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l espía del inca es un libro de 941 páginas, incluidos el glosario, los agradecimientos y la bibliografía. Se trata de una novela histórica que, según su autor, tardó más de diez años en escribirla pues tuvo que investigar acerca del imperio incaico y las primeras décadas de la conquista; el escritor peruano leyó y estudió tanto crónicas coloniales como ensayos contemporáneos para escribir una obra, ya emblemática, que destruye varios mitos acerca de la conquista, tanto de la leyenda negra como de la blanca de este proceso que aún despierta enconados debates. En la novela se cuenta la historia de Yunpacha, Oscollo, Canchis o Salango, el espía que tuvo un nombre diferente para cada época de su vida y de sus planes para rescatar al Inca Atahualpa prisionero de los españoles, estamos hablando de noviembre de 1532. Dumett arma una novela cuyos capítulos semejan un gigantesco quipu, porque los quipus no solamente servían para comunicar cifras, también contaban historias y Dumett, como si fuera un quipucamayoc lo sabe, los escribe/ anuda, los lee/desata y trasmite sus significa-

dos descifrando sus códigos secretos. Novela policial, de espías, de aventuras, de misterios de “piedras transparentes que descubren las mentiras”, de desmitificaciones, una novela compleja y difícil de leer que, a veces, dan ganas de dejarla en el librero, especialmente cuando Dumett se extiende sin justificación alguna, enmaraña ciertas escenas y encripta otras; además de usar el lenguaje popular y escribir como hablaban los quechuas o como se escribía el castellano de la conquista.

NOVELA DE INTRIGAS

Así, además de las intrigas entre los hermanos, sus seguidores, los sacerdotes, los generales y los enemigos del imperio inca, Dumett asume la fórmula de Honórate de Balzac de que las novelas son la historia íntima de las naciones, el espacio donde se puede contar las vergüenzas, las miserias, las traiciones y perversiones: los españoles hedían tanto que causaban malestar entre los habitantes del reino de las cuatro direcciones; su mal olor los precedía como un mal agüero, los gustos sexuales de la realeza inca y de los súbditos, la discriminación y el racismo en los cuatro suyos. Dumett se convierte en el “gran hombre que cuenta”, de las vidas de un imperio que no duró ni cien años, pero que logró expandirse por toda la cordillera andina y parte de la Amazonía. “Sus conquistas fueron vertiginosas, y antiguos cronistas describen que no hubo piedad sobre algunas de las culturas vencidas”. Sostiene Dumett: “El Espía del Inca” funciona como un mural amplio y detallado que describe los sometimientos de las etnias conquistadas, las ambiciones de los invasores europeos, los juegos de lealtad alrededor del Inca cautivo y fabula los universos íntimos de sus personajes, la mayoría reales”. Los quipus/capítulos anudan y desanudan el argumento y dan cuenta de los dioses de arriba, de los señores del mundo subterráneo, del que “todo lo ilumina”; así como de los sacerdotes, las ñustas, las huacas o lugares sagrados y las divinidades que los habitaban y de todas las deidades que entran en conflicto con el Dios de todos los cielos que hablaba en un libro, llamado Biblia.

La obra es también un tratado de cosmovisión andina. Dumett cuenta la vida de los ayllus, de sus curacas y de los aucas, los valientes guerreros del inca cuya valentía se puso en duda por la historia oficial que los estigmatizó como cobardes que huyeron ante el rayo en la mano, las corazas, los caballos y la barba de aventureros cuya ambición era insaciable, tanto como la traición de Atahualpa de querer en-

DIRECTOR Marco Antonio Santivañez Soria

EDITOR DE CRÓNICAS Oscar Alarcón Ticona

CORRECCIÓN José Maria Paredes Ruiz

Redes Sociales

EDITOR GENERAL Oscar Alarcón Ticona

COLABORARON: Homero Carvalho Oliva Claudio Sánchez Melina Valencia Achá Estéfani Huiza Fernández

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriel Omar Mamani Condo

www.ahoraelpueblo.bo La Paz-Bolivia Calle Potosí, esquina Ayacucho N° 1220 Zona Central, La Paz Teléfono: 2902587

JEFE DE REDACCIÓN Clayton Benavides Arteaga

FOTOGRAFÍA Jorge Mamani Karita


3 Si los peruanos debiéramos leer una sola novela publicada en estas dos últimas décadas sería ésta”. Alberto Vergara

Atahuallpa

“CUÁNDO SE JODIÓ EL PERÚ” El literato Carlos García-Bedoya en su artículo “Respuesta arguediana a una pregunta vargasllosiana” afirma: “La novela de Rafael Dumett El espía del inca (Lluvia Editores, 2018) es, entre muchas cosas, la mejor novela peruana del siglo XXI, pero es también una respuesta a la celebérrima pregunta de Vargas Llosa: ¿Cuándo se jodió el Perú? La respuesta a esa interrogante la busca Dumett en el único sitio en el que se la puede hallar: en la historia. El Perú “jodido”, ese país marcado por el atraso, la dependencia, el racismo, la injusticia, la pobreza, los abismos sociales y un largo etcétera, tiene su origen en el trauma fundacional de la conquista española, que ha quedado fijado en el imaginario nacional en el drama de Cajamarca. Dumett se acerca a esa “escena primaria” desde una perspectiva andina, y por eso cabe hablar de una respuesta arguediana a la pregunta vargasllosiana”. Dumett destruye las contradicciones maniqueas de los buenos y los malos, contando, sin crear juicios de valor, sin justificar nada, por eso no explica, muestra lo que fue o pudo haber sido la vida en el imperio inca. El autor nos narra de quipus gigantes como los que narraban las hazañas de los tres últimos incas: Pachacutec, Tupac Yupanqui y Huayna Capac, padre de Huáscar y Atahualpa, esos nudos relataban proezas, derrotas, sometimientos y todo lo que hace a un proceso de conquista, en esta novela Dumett narra desde la visión del narrador omnisciente y en esta novela puede estar clave, como lo afirma García-Bedoya, para entender el Perú de hoy, el ascenso de Castillo y su futuro que está siendo leído en hojas de coca por los yatiris de la política.

tregar el oro de su pueblo, motivo por el que los sacerdotes lo declaran impostor.

EL QUIPU Y EL PODER DE SUS NUDOS

Yo sabía de la existencia de la novela por reseñas, críticas y por entrevistas a su autor. En una de esas entrevistas Sostiene Dumett: “¿Cómo 169 extranjeros pudieron conquistar un imperio? Y yo respondo: por superioridad numérica”, esta respuesta yo la venía afirmando desde hace años y pocos indigenistas la aceptan. Dumett sostiene: “Los conquistadores habían llegado hacía pocos meses, y luego de apresar al Inca en Cajamarca, les tomó otros pocos meses invadir Cusco, que en 1533 era la capital del reino más poderoso del hemisferio sur. ¿Fueron los arcabuces que retumbaban como truenos los que les dieron ventaja? ¿Las corazas que los protegían? ¿Los caballos que atropellaban al galopar?

“En realidad, fueron los mismos indígenas prehispánicos el factor más importante en la caída del imperio”, sentencia el novelista peruano Rafael Dumett”. Según Vergara Paniagua: “Esta novela es también una reflexión sobre cómo se cuenta la historia, quién la escribe y quién la borra. Junto al espía el otro gran personaje es el quipu y el poder de sus nudos”. Bruno Ysla Heredia en su nota: «El espía del inca», una historia camuflada de sí misma, señala: “La novela sabe mostrar que los vencedores suelen fabricar mitos maravillosos acerca de sus logros, el del ejército de pocos hombres o el de piedras de Pachacutec que derrotó a los chancas, y que no son más que eso, mitos. Dumett también da cuenta de que el desprecio del hombre contra el hombre, y también de la mujer contra la mujer, no llegó a esta tierra con los conquistadores, sino que ya existía”.


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LA ÓPERA PRIMA DEL CINEASTA ALEJANDRO LOAYZA GRISI

Los temas del filme ‘Utama’ flotan en la conciencia colectiva y generan debate El realizador espera con ansías las reacciones que pueda generar la película en la exposición cinematográfica, uno de los eventos más importantes del mundo. Claudio Sánchez

La noticia llegó hace unos días desde Salt Lake City (Estados Unidos). El realizador boliviano Alejandro Loayza Grisi, con una extensa trayectoria dentro de la fotografía fija, estrena su primer largometraje. Utama, su opera prima, fue seleccionada en el Festival de Sundance. A continuación, Crónicas reproduce una entrevista con el cineasta.

CLAUDIO SÁNCHEZ (CS)

¿CÓMO DAS EL SALTO DE LA FOTOGRAFÍA FIJA A LA DIRECCIÓN DE CINE? ALEJANDRO LOAYZA GRISI (ALG) El proceso se fue dando de forma muy natural. Creo que mi necesidad de explorar en la narrativa me fue obligando a cambiar de medios y experimentar en nuevos formatos. La imagen en movimiento te permite captar emociones y momentos de otra manera. Mi fotografía (fija) siempre fue más en el tono documental y al inicio como director de fotografía también comencé por ese camino, después fui aprendiendo de iluminación artificial y todas las posibilidades de la puesta en escena en situaciones controladas. Más adelante y al ver trabajar a distintos directores (principalmente mi padre y amigos) me di cuenta de que me gustaba tener más responsabilidades y decisiones sobre todo lo que ocurría en el rodaje, así que pasé a dirigir. El proyecto que sin duda me ayudó a dar ese salto fue el de Ningún vals de Efecto Mandarina, en el que nos juntamos cuatro amigos para hacer cuatro videos diferentes y ayudarnos mutuamente en cada uno de ellos. Si bien el camino hasta ser director fue más

largo, creo que ha tenido sus beneficios, pienso que el hecho de haber tomado tantas fotos y experimentar con tanta óptica me ayudó a la hora de encuadrar y componer para cine y el haber trabajado como director de foto (también como asistente de dirección) me permitió entender el rodaje y la presión que puede llegar a tener el director antes de someterme yo a la misma. (CS) ¿QUÉ SIGNIFICA EL

VIDEOCLIP EN TU CARRERA?

(ALG) El videoclip es una de mis grandes pasiones y espero poder hacer muchos más a lo largo de mi carrera. Es un formato que te permite experimentar mucho y es muy amplío y variado. En mi carrera es sin duda un punto de inflexión para consolidar mi paso de la foto a la dirección. Comenzó con Ningún Vals de Efecto Mandarina. Teníamos un grupo maravilloso de amigos y decidimos hacer clips del nuevo disco de Vero y su banda. Sin ese proyecto quizá no me aventuraba a dirigir. En el videoclip tuve mucha suerte de poder experimentar con la narrativa ya que la mayoría de los músicos con quienes trabajé, tuvieron una gran apertura y confianza al encargarme el trabajo. (CS) ¿CÓMO SURGE EL PROYECTO DE UTAMA?

(ALG) Utama creo que es la consecuencia natural de tantos años de trabajo en audiovisual. Tuve la enorme suerte de viajar por toda Bolivia haciendo documental. Muchos de ellos con temas ambientales y sociales. Creo que el viajar por tu país y conocer (como te permite conocer el documental) a profundidad todas las realidades que pueden haber en este territorio tan variado te hace comprender el país y la vida desde una perspectiva muy diferente. Esos viajes fueron enormes fuentes de inspiración y de un sentimiento urgente de contar historias. Con algunos disparadores específicos y las imágenes e historias acumuladas nace Utama. (CS) ¿CUÁLES HAN SIDO LAS

FORMAS DE FINANCIAMIENTO PARA LA PELÍCULA?

(ALG) El cine de autor en Latinoamérica no tiene otra opción de financiamiento que los fondos estatales. Por eso es tan importante que las autoridades nacionales entiendan que sin este apoyo a las economías naranjas, no existe el cine boliviano y no existe la cultura boliviana. Las naciones se entienden por la cultura que producen. Sin cultura, no hay quien cuen-


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te nuestras historias para el hoy y para el futuro por lo tanto, sin cultura no puede existir un país. De alguna forma, si el Estado no apoya el arte, está deseando que Bolivia no exista como nación. Duele pensar que así lo desee. En el caso de Utama gozamos de un momento excepcional y principalmente han sido con fondos estatales tanto de Uruguay como de Bolivia. En específico: El primer fondo que obtuvo la película fue en Uruguay. El fondo minoritario de co-producción del ICAU nos premió con un monto que nos sirvió como fondo semilla. Posteriormente ganamos Ibermedia y el extinto PIU (Programa de Intervenciones Urbanas) del Ministerio de Planificación del Desarrollo. Adicionalmente ganamos 2 fondos de Focuart del GAMLP para el desarrollo y para la distribución. Y finalmente un fondo complementario también de Uruguay de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE). (CS) ¿CÓMO INTERVIENE LA MÚSICA EN TU PELÍCULA?

(ALG) Creo que todos los recursos que uno utilice en una película tienen que estar al servicio de la historia. En el caso de Utama, la música tiene breves intervenciones pero siempre importantísimas. Cuando comenzaba mi carrera, solía registrar conciertos de la OEIN (Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos), me costaba hacer bien mi trabajo por lo compenetrado que estaba con la música. Podía envolverte y transportarte. Para la película quería algo similar y tengo la fortuna de contar con piezas históricas de Cergio Prudencio, que además compuso una canción original que resume el sentimiento de la película y su personaje principal. Hay un par de hermosas sorpresas más, pero prefiero dejarlas para cuando la vean en cine.

(CS) ¿CÓMO ELIGES

LA PALETA DE COLOR?

(ALG) Creo que cada proyecto te pide una paleta en especial. En el caso de Utama, estaba naturalmente definida por el paisaje altiplánico y por los contrastes de color que la gente fue poniendo en sus vestimentas y objetos. Lo que más queríamos era transmitir, en la mayor medida posible, el mismo sentimiento visual que uno tiene cuando está en esos sitios en la pantalla y para ello nos servimos de la óptica, el aspect ratio, la composición y por supuesto la paleta de colores. (CS) EN SUNDANCE ¿QUÉ EXPECTATIVAS TIENES (DEL FESTIVAL, DEL PÚBLICO, DE LOS POSIBLES ENCUENTROS CON OTROS REALIZADORES)?

(ALG) Lo que más me entusiasma de Sundance es que será el primer encuentro de la película con el público. Estoy esperando con muchas ansías las reacciones que pueda generar la película. Es uno de los festivales más importantes del mundo, así que también me entusiasma poder ver el mejor cine actual, conocer realizadores y conocer una rama fundamental de la industria, el cine independiente.

(CS) EN EL FESTIVAL ¿QUÉ TIPO DE DIÁLOGO ESPERA QUE LA PELÍCULA GENERE EN EL PÚBLICO?

(ALG) Pienso que la película toca temas que hoy, más que nunca son de interés mundial, que flotan en la conciencia colectiva y que pueden generar debate sobre el cómo estamos viviendo, qué estamos dejando atrás y porqué y hacia dónde nos dirigimos. Lo que más deseo es que la película te deje pensando en la histo-

ria que se cuenta y sobretodo en las personas que hay dentro de esa historia, que se queden por mucho tiempo con las personas de este hermoso lugar del mundo llamado Bolivia. (CS) YA REVISASTE LA PROGRAMACIÓN DE SUNDANCE, ¿QUÉ PELÍCULA TIENES MÁS GANAS DE VER?

(ALG) Siempre es muy interesante y productivo ver todas las películas que compiten en la misma sección que la tuya, en este caso es la “World Dramatic Competition”, que está reservada para películas de ficción de todo el mundo. También quisiera poder ver todas las de la “US Dramatic Competition”, ojalá que me alcance el tiempo. (CS) ¿CÓMO CAMBIÓ LA

PANDEMIA TU TRABAJO?

(ALG) La pandemia está haciendo estragos en el país y el mundo, creo que aún no vemos la verdadera magnitud de lo que ha sucedido. En el caso particular del cine en Bolivia, que de por sí es muy vulnerable, nos deja ahora en la cuerda floja. La crisis económica está golpeando a todos los sectores y el nuestro no es la excepción. Afortunadamente la película ya estaba rodada, entonces pudimos pasar la pandemia haciendo la post producción. Igual nos limitó bastante y nos subió los costos, pero comparando con otras experiencias, creo que tuvimos suerte. Por otro lado, ha retrasado todos los proyectos que teníamos para el 2020 y el 2021. El encierro no ha sido fácil para nadie y creo que muy pocos artistas han logrado utilizar ese tiempo productivamente ya sea por el estado depresivo, el estrés, la angustia o el temor.


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RICARDO CAMPOS BRACAMONTE

El trovador que tocó el charango con precursores del rock latino Su música representa la memoria colectiva de los pueblos que evoca con el sonido del charango, su fiel compañero, con el que compartió escenarios, noches inolvidables junto a Luis Alberto Espineta, Charly García, León Gieco y Mercedes Sosa. Estéfani Huiza Fernández Ricardo Campos Bracamonte nació en Betanzos, Potosí, en 1954, rodeado de la naturaleza y el sonido del charango, fue el primer instrumento musical que conoció y lo aprendió a tocar casi como por arte de magia. Sus padres migraron a la Argentina, país que le abrió las puertas para desarrollar su talento musical. Con sólo 17 años tocó al lado de grandes figuras artísticas que son un ícono en el género del rock latino. Volvió a Bolivia y ahora es director de la agrupación de folklore contemporáneo Rijchariy.

E

ra 1960, el mundo estaba encandilado con la música de los Beach Boys, se vivía la explosión del rock and roll. Era la época de los grupos británicos como The Animals y The Hollies, y entre ellos otros sonidos estruendosos comenzaban a surgir. Mientras todo eso pasaba ya se veían albores del rock latino, la Bamba de Richie Valens despertó la atención de músicos sudamericanos. Al otro lado del mundo, Ricardo de tan sólo diez años jugaba en su natal Betanzos, aquel lugar de singular belleza el cual solía correr por sus praderas y disfrutar de los alimentos que encontraba mientras caminaba. Recuerda los duraznos colgando de aquellos árboles que a él en ese entonces le parecían enormes, las lechugas florecer por el campo y el agua cristalina que venía desde los cerros. El músico creció con las melodías autóctonas que producen los sikus, el bombo y otros instrumentos. Fue en ese contexto que desarrolló un especial interés por el charango, lo empezó a tocar a los diez años, no recuerda cómo, sólo que de pronto se convirtió en una parte de él y lo llevaba adonde iba.

EL PELUDITO

Campos vivió 20 años en Argentina, sus padres migraron cuando él era niño. Recuerda que su pequeño charango era su inseparable compañero, incluso en la escuela, donde sus maestros mostraron interés por aquel peculiar instrumento musical.

“Mis amigos lo llamaban el peludito, porque a mi charanguito le salían pelitos por la humedad. Un día, un profesor me pidió que lo toque y luego me presentó a músicos de la Orquesta Sinfónica de Argentina, ahí comienza mi iniciación profesional en la música”, relató. Después de tocar junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina, conoció a grandes músicos que empezaban una carrera artística. “Yo presencié los inicios del rock argentino”, contó emocionado el músico, “fue como un sueño todo lo que viví, ésos fueron buenos tiempos”, agregó. Campos asegura ser amante de la música de Sui Generis, la agrupación se formó en la segunda mitad de 1968, como resultado de la fusión de dos bandas colegiales, fue una de los precursoras del rock en Latinoamérica. Su líder Charly García es considerado un prodigio en la música, empezó a tocar el piano a los cinco años, sus declaraciones hasta ahora se caracterizan por ser polémicas sobre todo en el ámbito de la política. Quizás por eso cuando escuchó por primera vez el sonido del charango no dudó en hacerlo parte de su show. El artista tenía apenas 17 años cuando empezaba su aventura musical en la gran capital de Argentina, la majestuosa Buenos Aires. Salía por las noches y llegaba a cualquier lugar donde se escuchaba buenas melodías, siempre con su charango en la mano, se aventuraba a demostrar su talento a cualquier músico que encontraba. “Recuerdo cuando conocí a Charly García, me dijo ‘che pibe es hermoso lo que haces, toquemos juntos, cuál te sabes’ y así fue que me invitó a tocar junto a él en grandes escenarios”, recordó.

RETORNO A CASA

Entre los años 1976 y 1981, el militar Jorge Rafael Videla formó un Gobierno de facto en Argentina luego de derrocar a la presidenta María Estela Martínez de Perón para ejercer una cruel dictadura. Durante su período de Gobierno impulsó una de las peores violaciones a los derechos humanos. Después de su caída fue juzgado y condenado a prisión por los crímenes cometidos. Tiempo después se supo que el régimen de facto de Videla asesinó a 30 mil personas, de acuerdo con documentos desclasificados en Washington, Estados Unidos.

Con Kolla Marka hacíamos música cósmica, fusión, incorporábamos el sikus, la tarka y varios instrumentos autóctonos. Fue difícil llevar nuestra propuesta a escenarios donde no era aceptada”.


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Ivonne, Gonzalo y Ricardo Campos forman el grupo Rijchariy.

Videla inició persecuciones políticas a todo aquel que se opusiera a su mandato, los músicos formaban parte de su lista negra. Campos recuerda ese pasaje de la historia con mucha tristeza, más por la muerte de sus compañeros de arte. En Chile ya se vivía la dictadura de Pinochet que inició tres años antes. En 1973 asesinaron a Víctor Jara, un referente internacional de la canción de protesta, esa muerte conmovió a los artistas de la región porque en Argentina también empezaron a desaparecer músicos y figuras que estaban en contra del golpe de Estado. Recuerdo que, en pleno concierto, donde varios músicos unieron sus voces para protestar contra Videla, entre ellos León Gieco, Charlie García, Manal, Los Jaivas, entre otros, se cortó la luz, “nos intimidaron, pero jamás pudieron con nuestros ideales”, recordó. Ese hecho y otros sucesos provocaron que el artista recorriera un largo camino de retorno a su hogar, Bolivia, para resguardar su vida.

MÚSICA CÓSMICA

Era 1975, los cuatro de Liverpol, el grupo que revolucionó la música rock ya se había separado, el rock latino comenzaba a aparecer y en Latinoamérica comenzaba una ola de dictaduras militares que conmocionarán al mundo por las muertes que causaron. En ese contexto de persecuciones políticas, Campos temía por su vida y no dudó en regresar al lugar que lo vio nacer, a su natal Betanzos, Potosí. Se alojó en la casa del papá del músico y vocalista del grupo Savia Andina, Gerardo Arias, ahí construyeron una gran amistad y tuvo contacto con artistas como los hermanos Junaro.

RIJCHARIY El artista se dedicó a la música desde sus diez años, lleva el arte en la sangre y más de 50 años de trayectoria. Rijchariy es la propuesta musical que Campos formó junto a sus dos hijos que, según su definición, es ‘Un grito a la vida’. “Mis hijos son mis compañeros de vida, arte y trabajo”, expresó. Contó que su hija Ivonne nació cantando y su hijo Gonzalo tocaba los instrumentos musicales a temprana edad, sin recibir instrucción académica. “Mi esposa escuchaba a Camilo Sesto y yo a Sui Generis, en tanto que Ivonne sabía todas esas canciones de memoria”, añadió. Rijchariy se funda el 21 de junio de 1985 en el solsticio de invierno, en la ciudadela de Tiawanaku. Ese día marca el inicio de una de las bandas más representativas y contestatarias de la música fusión contemporánea en Bolivia. “Nos identificamos con las penas y alegrías de todos los hermanos latinoamericanos. Mostramos que todavía está latente la unión familiar en este mundo globalizado”, agregó. Rijchariy tiene grabados 17 discos en varias empresas fonográficas del país. En la actualidad se encuentran en proceso de producción de un nuevo disco. “Son 36 años asumiendo un compromiso de mostrar la realidad vivencial, dibujando con canciones los rostros y las voces interiores de los hombres y mujeres de este tiempo, con los sueños y esperanzas de los marginados, en el sendero de la vida. Ser trovador es nuestro oficio, en estos vientos de cambio”, afirma el artista.

Ricardo Campos Bracamonte.

El trovador contó que compartió varios conciertos con esos músicos que, junto a él, ahora son un referente de la cultura boliviana. Tiempo después creó su primer grupo denominado Kolla Marka en honor a un pueblito perdido de médicos herbolarios, ubicado en medio del Illimani, que conoció cuando investigaba la música autóctona del país. A finales de los años 70, relató Campos, era difícil difundir la música folklórica. En ese contexto tuvo que afrontar críticas, discriminación y racismo hacia sus composiciones. “Nuestro atuendo era bien indigenista, usábamos el poncho y toda la indumentaria de nuestros pueblos, pero eso estaba mal visto”, sostuvo.

En una ocasión, cuando consiguieron presentarse en el Teatro Municipal de La Paz por tres días, el director de ese escenario les suspendió su recital cuando los vio encender una tradicional K’oa (consiste en cubrir la tierra con pétalos de flores y enterrar una olla de papas cocidas, cigarros, hojas de coca y alcohol para alimentar a la Pachamama) en las afueras del teatro. “Con Kolla Marka hacíamos música cósmica, fusión, incorporábamos el sikus, la tarka y varios instrumentos autóctonos. Fue difícil llevar nuestra propuesta a escenarios donde no era aceptada”, contó el artista.


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UNA CERVEZA INDÍGENA EN COLOMBIA

Coca-Cola le declara la guerra a Coca Pola El debate va mucho más allá del simple uso de una palabra y tiene connotaciones políticas y culturales. Germán Gómez Polo / Sputnik Una cerveza llamada Coca Pola fue la razón por la cual la multinacional le reclamó a un emprendimiento que dirigen indígenas de la comunidad nasa, en el suroccidente de Colombia.

U

n particular reclamo llegó a las manos de Fabiola Piñacué, fundadora de la empresa indígena Coca Nasa, en Colombia. Se trata de un documento en el cual la firma de abogados Brigard & Castro, apoderados de la multinacional The Coca-Cola Company (TCCP), asegura que había una infracción en el uso de su marca porque uno de los productos se vendía bajo el nombre de Coca Pola, una cerveza a base de hoja de coca. Según denunció Piñacué en su cuenta de Twitter, Coca-Cola amenazó con ir a los estrados judiciales si, en un plazo de 10 días, no cesaba el uso de la palabra”coca” en los productos. Ese plazo se cumplió el pasado lunes, 13 de diciembre, sin embargo, los representantes de la empresa Coca Nasa pretenden dar la disputa jurídica porque para ellos se trata de una cuestión política y cultural. “El uso que Tierra de Indio S.A.S. [como se llama legalmente Coca Nasa]4, hace de la expresión Coca Pola es muy similar desde las perspectivas ortográfica y fonética a la marca de mi poderdante, lo cual podría generar confusión en el mercado y suponer un aprovechamiento indebido de la reputación de TCCC. Por esta razón, nuestro cliente se encuentra muy preocupado por dicho uso”, dice la carta que envió la multinacional. Señala, además, que ese uso podría infringir la ley de marcas en Colombia y podría configurar competencia desleal. David Curtidor, cofundador de Coca Nasa, señaló que una de los argumentos que esgrime Coca-Cola es que con el uso de la palabra”coca”, asociada a una bebida, se corre el riesgo de confusión o engaño a los consumidores. Para Curtidor, en términos estrictamente mercantiles y legales, la multinacional podría tener razón en cierto sentido, no obstante, asegura que no han tenido en cuenta que están tratando con un pueblo indígena que ha usado la hoja de coca ancestralmente. “No solamente está en juego el derecho mercantil, sino el derecho de los pueblos que tienen una pro-

Son bebidas elaboradas con hoja de coca adaptadas al mercado colombiano. Coca Libre, por ejemplo, es como un aguardiente tradicional tipo cóctel”.

tección especial, que se refuerza desde la perspectiva de los derechos humanos. Ya pasaron los 10 días para que dejemos de usar el nombre. No lo haremos y esperamos que demanden porque el debate va más allá del uso de una palabra”, señaló Curtidor. Para el miembro nasa, Coca-Cola asegura que tienen la marca desde hace 135 años y que si los argumentos se van a centrar en tiempos de uso, los indígenas de la región andina de América”usan la hoja de coca desde hace más de 8.000 años”. Tampoco se trata de la primera vez que la multinacional emprende una batalla jurídica con Coca Nasa. Según reseña el diario El Espectador, en 2007 hubo un reclamo similar por la bebida Coca Sec, también de fabricación de la empresa indígena.

¿CÓMO SURGIÓ COCA NASA?

Fabiola Piñacué es una mujer indígena miembro del pueblo nasa, una comunidad indígena que se ubica de manera mayoritaria en el departamento del Cauca, en el suroccidente de Colombia. Desde ese territorio, en 1997, emprendió, junto con su aliado David Curtidor, una empresa que tendría como punto de origen la hoja de coca. Así empezó lo que hoy se conoce como Coca Nasa, que se constituyó formalmente, como empresa, entre 1999 y 2000. Eran las épocas en las que se iniciaba el gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango (1998-2002) y se empezaba a implementar el llamado Plan Colombia, un acuerdo entre Estados Unidos y el país latinoamericano, cuyo objetivo principal era la lucha contra las drogas y el combate a la insurgencia. Por supuesto, esa lucha antinarcótica implicaba también el apoyo a los procesos de erradicación de la hoja de coca, una planta usada ancestralmente por pueblos indígenas tanto en Colombia como en otros países andinos. Esa fue una de las más fuertes razones por las que Piñacué y Curtidor decidieron im-

pulsar aún más su proyecto de empresa. Su bandera era defender el uso de la hoja de coca y recuperar el honor de una planta considerada sagrada. Los primeros productos fueron infusiones y tés a base de hoja de coca. Con el paso de los años, la oferta se fue expandiendo hasta el punto que en los estantes de la empresa se pueden encontrar bebidas alcohólicas o energizantes, como Coca Sec, Coca Libre o la cerveza Coca Pola. También se venden aceites, galletas, harinas hechas con la planta. “Son bebidas elaboradas con hoja de coca adaptadas al mercado colombiano. Coca Libre, por ejemplo, es como un aguardiente tradicional tipo cóctel”, explica Curtidor.

LA ANCESTRALIDAD DE LA HOJA DE COCA

La hoja de coca está ligada a las prácticas culturales de los pueblos de la región andina en América. Si bien, sus cultivos son utilizados por las mafias del narcotráfico para la fabricación de la cocaína —que finalmente se distribuye en muchos países del mundo, principalmente Estados Unidos—, también sigue siendo un elemento fundamental de las comunidades indígenas. Es allí en donde los representantes de Coca Nasa centran el debate. “Coca Nasa es un proyecto económico, pero también cultural y político que defiende la hoja de coca y su papel en América. Es el rescate de la dignidad de los pueblos, sus tradiciones y costumbres”, comenta Curtidor. Asegura que se trata de un proceso político que involucra una plata que es sagrada que debe enfrentarse a discursos “imperialistas” desde donde se combate el narcotráfico. De hecho, considera que las dinámicas del mercado han sido tan perversas que cuando se pronuncia la palabra “coca”, en algunos países se hace relación directa con una bebida gaseosa, mientras que en otros se conecta con la cocaína.


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