AÑO 1 - N°21
El Almakhawa es la expresión auténtica del imaginario aymara
Págs. 4-5
Escritor repasa los hitos históricos en la difusión de los libros
En Chile recuerdan la imborrable huella del músico Víctor Jara
Si los e-books y PDF ganan terreno, ¿existe un futuro para los libros?
Págs. 2-3
Pág. 6-7
Pág. 8
FOTO: ALMAKHAWA
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David Aruquipa, Edson Hurtado, Wiliam Tancara, Iván Castellón y LOO.
DIVULGAR EL PATRIMONIO CULTURAL CON EL APOYO DE LA SOCIEDAD
Hitos históricos del acceso a la información y la difusión de los libros Al influjo de la Constitución Política del Estado de 2009, se dio un vuelco a las concepciones de cultura al aproximar a la ciudadanía a su quehacer por medio de la implantación de eventos culturales. En ese contexto, la Cámara Departamental del Libro de La Paz abrió la 25ª Feria Internacional del Libro. Luis Oporto Ordóñez (*) Los libros fueron propiedad de las élites, históricamente. En los hechos, por su naturaleza, el conocimiento fue expropiado por las clases dominantes, pues sólo las élites podían cultivar bibliotecas particulares. Como una respuesta al control del conocimiento, surgen los clubes de lectura, con el objetivo de facilitar el producto libresco en calidad de préstamo.
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a clase dominante criticó esa forma moderna de acceso a la información como “lectura socialmente inútil destinada a proporcionar tan sólo entretenimiento”, pues se alejaba del concepto de “instrumento de educación para la independencia” que hace Inmanuel Kant de la Ilustración. Pero había algo más que “leer un libro sólo para matar el tiempo”, como lo comprendió Juan Jacobo Rousseau, quien dedica a ese gran público todos sus esfuerzos exigiendo “ser leído como si fuera un profeta de la verdad divina”. De esa manera, el enciclopedista “quería
entrar a través de la literatura en la vida, en la suya y en la de sus lectores”, meditada estrategia que logró que éstos se entregaran a su lectura, no “para disfrutar de la literatura, sino para superar la vida y en particular la vida familiar, a saber, aplicando estrictamente las ideas de Rousseau”. Esos nuevos lectores transformaron dramáticamente el mercado del libro que se basó en la demanda, aplicando hábilmente nuevas formas de publicidad. En 1765, la Feria del Libro de Leipzig, una de las primeras en su género, catalogó 1.384 títulos. En 1800 la cifra subió a 3.906.
El país tiene sus propios hitos. En ellos destaca la proeza cultural del Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, quien, en medio del fragor del combate, en la guerra internacional que sostenía contra Argentina, Chile y el Perú, hizo un alto en su campaña para promulgar el decreto de Creación de las Bibliotecas Públicas en Bolivia.
ETAPAS HISTÓRICAS
Bolivia tiene sus propios hitos. En ellos destaca la proeza cultural del Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, quien, en medio del fragor del combate, en la guerra internacional que sostenía contra Argentina, Chile y el Perú, hizo un alto en su campaña para promulgar el célebre decreto supremo de Creación de las Bibliotecas Públicas en Bolivia, el 30 de junio de 1838. “Armas y letras”, le canta-
DIRECTOR Marco Antonio Santivañez Soria
EDITOR DE CRÓNICAS Oscar Alarcón Ticona
CORRECCIÓN Ana Aracely Peñaranda Cueto
Redes Sociales
EDITOR GENERAL Oscar Alarcón Ticona
COLABORARON: Luis Oporto Ordóñez Homero Carvalho Oliva Víctor Montoya Melina Valencia Achá
FOTOGRAFÍA Jorge Mamani Karita
www.ahoraelpueblo.bo La Paz-Bolivia Calle Potosí, esquina Ayacucho N° 1220 Zona Central, La Paz Teléfono: 2902587
JEFE DE REDACCIÓN Clayton Benavides Arteaga
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Gabriel Omar Mamani Condo
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Vista panorámica de la Ciudadela Cultural de la FCBCB.
ron los vates al estadista de sangre aymara. Por un lado, blandía el sable para defender la Patria y en el otro, la pluma para impulsar el desarrollo cultural. En 1940, el gobierno impulsó la institucionalización de la Semana del Libro en todo el territorio de la República, “con el objeto de estimular a los autores en su producción bibliográfica y procurar el abaratamiento de los libros” y se instituye las Ferias del Libro, autorizando “la realización de la Primera Feria Internacional del Libro”, para cuyo fin se instruye al Ministerio de Educación y Cultura “erogar los gastos que demande la organización de la Primera Feria Internacional del Libro”. En nuestros hitos se encuentra la señera figura de Werner Guttentag, quien representó por decisión propia a Bolivia en la Feria Internacional de Libro de Frankfurt, Alemania (1970), Madrid, España, Israel, Buenos Aires, Argentina, y México. Participó en las Jornadas Profesionales de las Ferias de Buenos Aires, Argentina y Guadalajara, México (1988 y 1990); Feria de Liber en Madrid, España y en el Congreso de Distribuidores de Viena, Austria. El 31 de octubre de 1995, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada promulga la Ley 1670, del Banco Central de Bolivia. Con sensibilidad digna de mención, los legisladores insertar en esa ley el emblemático Art. 81, de creación de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia “con el objeto de mantener, proteger, promocionar y administrar los Repositorios Nacionales Casa Nacional de Moneda, Casa de la Libertad, Museo Nacional de Etnografía y Folklore y el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia”. Era el corolario de una lucha sin cuartel de cuatro patricios bolivianos, Gunnar Mendoza, Joaquín Gantier, Wilson Mendieta Pacheco y Hugo D. Ruiz, que le doblaron el brazo al Banco Mundial que había recomendado “devolver los cuatro repositorios nacionales al Ministerio de Educación y Cultura”.
IMPACTO NOTABLE En estos preceptos constitucionales reside la expresión y voluntad del Estado para conservar de manera científica el legado más emblemático de la sociedad boliviana: nuestro patrimonio cultural que se remonta a la época prehispánica, gloriosa para Bolivia, pues fue en los Andes bolivianos donde surgió la alta civilización Andina, que asombró y asombra al mundo entero. Al influjo de la CPE de 2009, los municipios dieron un vuelco sobre sus concepciones de cultura, al aproximar a la ciudadanía a su quehacer, por medio de la implantación de Ferias Culturales, dinamizando los encuentros culturales, la exhibición de grupos de danza, música baile y teatro, con exposición y venta de libros, al mismo tiempo de usar esos “centros de agitación cultural”, impulsando ferias culturales en los distritos municipales. En el caso de La Paz, el impacto de esa política es notable, pues movilizaba 200 mil personas durante siete meses de vigencia de esta actividad, con un promedio de 24 ferias, 13 espacios permanentes, cinco espacios ocasionales y la actuación de 750 elencos. Esa iniciativa se truncó por efectos de la pandemia de Covid 19, que obligó un receso forzado en las gestiones 2020 y 2021.
ES PATRIMONIO EN EL NUEVO ESTADO
La elección del primer presidente indígena de la República de Bolivia, el histórico 22 de enero de 2006, aceleró el reloj de la historia nacional. Nacionalizó el petróleo transformando la economía nacional. Convocó a la Asamblea Constituyente Originaria, instalada el 6 de agosto de 2006, con el encargo de redactar una nueva Constitución, promulgada en febrero de 2009, en el que destaca el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas originario campesino comunitario en el territorio nacional, cerrando un ciclo que se abrió en 1938, en el que los convencionales reconocieron la personería jurídica de las comunidades indígenas. Los Constituyentes del 2006-2008 inscribieron el Art. 21.6, que reconoce el de-
recho de las bolivianas y los bolivianos de acceder a la información, analizarla, interpretarla y difundirla de forma libre, inscribiendo a Bolivia en los parámetros de los países del primer mundo y proporciona la base legal para la promulgación de la Ley 366 del libro y de fomento a la lectura “Óscar Alfaro” (2013), que regula el comercio del libro, comprendido dentro de la cadena operatoria en la que se mueven los autores, editores, imprentas, libreros y el público lector. Se suprime el IVA y se fomenta la realización de las Ferias Internacionales del Libro en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba. El Art. 99 declara al Patrimonio Cultural de la Nación, propiedad del pueblo boliviano y por ello es inalienable, inembargable, imprescriptible, determina la obligación del Estado para registrar, conservar, proteger, restaurar, promocionar,
difundir el patrimonio cultural, con el apoyo de la sociedad en general y, finalmente, define sus componentes: “cultural, natural, paleontológico, arqueológico, documental, folklórico y de arte popular”. Con sentido de responsabilidad histórica incorporan el Art. 100, referido al Patrimonio Cultural de los Pueblos Indígenas, conformado por las cosmovisiones, historia oral, mitos, danzas, prácticas culturales, conocimientos y tecnología tradicional. Con sabiduría, los constituyentes declaran a ese doble componente del Patrimonio Cultural como la base de la identidad del pueblo boliviano. La Ley de Patrimonio Cultural (2014), por su parte, norma su protección, enriquecimiento y proyección. (*) Luis Oporto Ordóñez es historiador (UMSA) y presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
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LA EXPRESIÓN AUTÉNTICA DEL IMAGINARIO AYMARA
El Almakhawa y yarawiku Willy Flores El artista era capaz de meterse debajo de la piel de cualquier personaje que interpretaba en el escenario. En su largo recorrido por los caminos de la poesía y el teatro revolucionario no dejó de deslumbrar con sus dichos y hechos propios de un virtuoso. Víctor Montoya Si uno observa con detenimiento la fotografía (1), captada en un espacio sin espacio y en un tiempo sin tiempo, observará que el Almakhawa no es una creación divina, sino la expresión auténtica del imaginario aymara, donde los seres fabulosos se mueven más en un nivel cosmológico que científico, lejos de todo razonamiento lógico y esquemático.
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l Almakhawa tiene dos pequeños cuernos, seis ojos sobrepuestos, la piel labrada en el rostro y una boca abierta, dejando ver la hilera superior de sus brillantes y apretados dientes, que le ayudan a articular palabras cargadas de sabiduría, como si los pensamientos y sentimientos le brotaran en cascadas desde el fondo del alma. Está ataviado con un traje rico en brocados, capucha en el camisón y falda cubriéndole hasta más abajo de las rodillas; lleva un pequeño q’epi (bulto) en la parte inferior de la espalda, casi a la altura de la cintura, donde luce una faja ancha con diseños horizontales; lleva también guantes y medias tejidas con lana de alpaca para protegerse de los gélidos vientos del altiplano. Pero lo que más llama la atención es el muñeco que el Almakhawa carga en bandolera y en la parte delantera; el muñeco, más que representar a una criatura humana, parece el aborto de la naturaleza, carece de extremidades, aunque tiene un ch’ulu (gorro) en la cabeza, como si de veras fuese un niño parido por las tragedias humanas convertidas en gritos de horror. El autor de esta fotografía es José García Choque, uno de los actores del elenco ALBOR, a quien Willy Flores le explicó, con la paciencia y didáctica de un consumado maestro, que cuando uno está detrás de la filmadora o cámara fotográfica, debe parecerse al Almakhawa, cuyo principal atributo es ver las luces y sombras que otros no pueden o no saben ver.
Cuando alguien le pregunta a este joven de cuerpo fornido y melena larga, ¿dónde y cuándo aprendió el arte de la fotografía?, contesta que aprendió a captar buenos retratos y paisajes de manera autodidacta y gracias a los acertados consejos de su maestro Willy Flores; y, como en todo oficio hecho de intuición y sensibilidad estética, se aprende a domar el oficio dándole duro a la cámara fotográfica, que exige de la destreza del artista para captar imágenes que cuenten historias sin intermediarios ni voces prestadas. El Almakhawa, sin ni siquiera ponerse legañas de perro negro en los ojos, posee el don de penetrar en el ajayu (alma) de los vivos y muertos, y ver a través de sus ojos lo que ellos no pueden ver por sí mismos. Este personaje, capaz de leer los pensamientos en la frente y ver la luz entre las tinieblas, como el Tío ve con el fuego de sus ojos entre las penumbras de los socavones, es el sabio entre los sabios, el yatiri dotado de facultades divinas para mantener contacto con los vivos y muertos, con los dioses y las dimensiones desconocidas del cosmos, donde él traspasa tiempos y espacios como todo ser extraordinario creado más por la imaginación que por la realidad concreta.
¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DEL MAGNÍFICO ATUENDO?
Ahora bien, todos estarán preguntándose quién se esconde detrás de este magnífico atuendo del Almakhawa. La respuesta es simple y directa: el actor que está dentro de este personaje, que parece arrancado de los recovecos más recónditos de la mitología andina, es el mismísimo Willy Flores, fundador y director del Centro de Arte y Cultura ALBOR, uno de los movimientos culturales más influyentes en la urbe alteña desde 1997. Y, por supuesto, muchos estarán preguntándose quién es —o era— Willy Flores Quispe. ¿Qué hacía y qué pensaba? Desde luego que no es fácil sintetizar la vida y obra de un multifacético artista, quien vivía para entregar a su pueblo lo mejor que tenía: su capacidad creativa y su inteligencia a toda prueba. Willy Flores nació el 19 de agosto de 1979 en la pequeña comunidad de Ilabaya, perteneciente al municipio de Sorata de la provincia Larecaja del departamento de La Paz; era hijo de la milenaria cultura aymara, cuyas tradiciones ancestrales las conservaba, difundía y defendía con orgullo. Hasta sus seis años fue un aymarista cerrado y aprendió el castellano recién cuando ingresó a la escuela. Estudió la primaria y secundaria en la combativa ciudad de El Alto, donde destacó entre los muchachos de su generación por su liderazgo y cautivante personalidad.
5 Cuando la muerte lo alcanzó el 19 de julio de 2020, llevaba ya más de dos décadas como actor, declamador y poeta; en realidad, desde los 14 años de edad, desde que una de sus maestras de colegio le impulsó a cultivarse en el campo de la declamación, consciente de que Willy poseía cualidades naturales para la interpretación de las poesías que caían en sus manos y que él las destilaba en su corazón sensible al amor y el dolor humanos. Así fue como se consagró como el ganador del Festival Pluma de Plata en 1998; un premio que lo impulsó a entregarse con desmedida pasión al arte poético y actoral.
ASCENDENCIA AYMARA Y CONCIENCIA POLÍTICA
Como todo hombre zarandeado por las injusticias sociales y raciales, no demoró en tomar conciencia de la realidad nacional, que lo hizo recalar en un arte de compromiso revolucionario, en el que fue uno de los dramaturgos y poetas más obstinados del país, debido a su ascendencia aymara y su conciencia política que, inevitablemente, lo empujaron a asumir una responsabilidad con los sectores más desposeídos del campo y las ciudades. No en vano, desde los años turbulentos de su adolescencia, se empeñó en usar el teatro y la palabra escrita como instrumentos de denuncia y protesta contra el sistema capitalista y patriarcal de la sociedad boliviana. A sus 22 años de edad fue sorprendido por las jornadas sangrientas de 2003, ese “octubre negro” que dejó un reguero de muertos y heridos en las calles de la ciudad de El Alto; un luctuoso acontecimiento que lo impactó e inspiró a escribir la pieza teatral Bolivia Diez sobre la historia clandestina de los de abajo y el despiadado saqueo imperialista de los recursos naturales. El dramaturgo Willy Flores concibió desde un principio que, para ser puesta en escena Bolivia
Willy Flores
Diez, era ineludible la presencia del Almakhawa, quien, con todo su poder de sabiduría y seducción, debía narrar los acontecimientos más trágicos de la nación boliviana, en un afán por revelar la historia velada de los vencidos, pero sin dejar de mencionar los mitos y leyendas de las culturas ancestrales, que dan vida a la cosmogonía andina, poblada de deidades que dominan el alaxpacha (espacio celestial), el kaypacha (espacio terrenal) y el ukhupacha (espacio subterráneo), con personajes maravillosos y fascinantes arrancados de la más pura tradición oral; registros escenográficos que identifican al grupo de teatro Albor, integrado por un grupo de jóvenes que deslumbran con su entusiasmo y profesionalismo, aunque no siempre cuentan con los recursos materiales suficientes para escenificar las obras contestatarias de autores nacionales y extranjeros en plazas, escuelas, coliseos y teatros. El Almakhawa, moviéndose en medio del escenario o sentándose sobre un cajón de maderas, no cesa de relatar los acontecimientos históricos que él, en su condición de ser mágico y fantástico, parece haber grabado en el crisol de su memoria, como quien cincela cada episodio en roca dura, para que nadie lo borre ni desaparezca, y para que la memoria colectiva y la sabiduría popular permanezcan por siempre y para siempre.
UN ARTISTA TEJEDOR DE SUEÑOS E ILUSIONES En la dramatización de Bolivia Diez, el Almakhawa, apenas se encienden los reflectores y se abren los telones, irrumpe en el escenario con su aspecto sobrenatural, moviéndose a paso lento y rememorando con voz queda los trágicos acontecimientos de un país desmembrado por intereses foráneos desde su pasado colonial, pasando por la Guerra del Chaco (1932-35), las masacres de las dictaduras militares, el entreguismo de los gobiernos neoliberales y rematando con la Guerra del Gas en la ciudad de El Alto (2003). Las historias están contempladas desde la perspectiva radical de la izquierda contemporánea y los episodios más trascendentales se representan, de manera dinámica y didáctica, en varios actos en los cuales los actores y actrices hacen gala de su capacidad histriónica, ganándose toda la atención de los espectadores que, al final de cada escena y al cerrarse los telones, estallan en una salva de aplausos y el corazón todavía latiéndoles con la velocidad de un caballo al galope, mientras los actores y actrices se despiden del público entre los estribillos que nacieron de la furia popular en octubre de 2003: “¡El Alto de pie, nunca de rodillas!”... “¡El Alto de pie,…!”
El jach’a yarawiku (gran poeta) Willy Flores, capaz de meterse debajo de la piel de cualquier personaje que interpretaba en el escenario, era la encarnación del mismo Almakhawa, de ese ser clarividente que representaba su otro yo, ese que podía penetrar en el alma de las personas para descifrar mejor lo que les deparaba el destino, convencido de que el destino no estaba en manos de los dioses, sino de los humanos dedicados a luchar por la libertad y la justicia. El Almakhawa y yarawiku Willy Flores, en su largo recorrido por los caminos de la poesía y el teatro revolucionario, no dejó de deslumbrarnos con sus dichos y hechos propios de un artista tejedor de sueños e ilusiones, y aunque la muerte nos privó de su presencia física a los escasos 40 años de edad, estamos seguros de que él estará siempre con nosotros, entre nosotros, porque los seres que nacen para ser estrellas no se apagan ni se mueren ni desaparecen así nomás, cuando con su talento iluminaron la mente y el corazón de los enamorados del arte forjado a partir de las aspiraciones del pueblo boliviano.
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FUE TORTURADO EN EL ESTADIO DE CHILE, QUE HOY LLEVA SU NOMBRE
FOTO: GENTILEZA INTI ILLIMANI HISTÓ
RICO/SPUTNIK
La imborrable huella de Víctor Jara A casi medio siglo de la muerte de Víctor Jara, asesinado por militares golpistas, su música ha trascendido distintas generaciones tanto al interior como al exterior de Chile y su figura alcanza fama mundial. Sputnik Mundo
Horacio Durán, integrante del grupo musical Inti illimani Histórico.
Desde el 18 de octubre de 2019, cuando estalló la protesta social en Chile, la música y las distintas expresiones artísticas acompañaron las jornadas de protestas. Algunas canciones, incluso, se volvieron icónicas del momento histórico que se desarrollaba en el país latinoamericano. El derecho a vivir en paz, de Víctor Jara, fue una de ellas.
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a canción, que fue lanzada en 1971 para denunciar la sangrienta guerra que llevaba adelante Estados Unidos en Vietnam, fue reversionada por distintas generaciones de músicos chilenos y de los más variados estilos musicales en octubre de 2019. “Nosotros como artistas repudiamos las acciones del Gobierno al militarizar las calles, asesinar y torturar a nuestro pueblo, elevamos este canto como un genuino intento para generar cambios profundos y estructurales en nuestra sociedad”, señalaron en una declaración pública los músicos que participaron en la nueva versión de El derecho a vivir en paz. Cristián Galaz, director Ejecutivo de la Fundación Víctor Jara, comenta a Sputnik que “cuando ocurren estos sucesos sociales complejos, el pueblo acude a quienes creen que son de ellos mismos. La gente dice: Víctor es de los nuestros. El pueblo quiere a Víctor como uno de los suyos y eso se hizo sentir con fuerza en la gran explosión social y por eso se entonó El derecho a vivir en paz”. “La emoción que me causó que millones de personas cantaran El derecho a vivir en paz fue tremenda, puesto que Víctor Jara veía el mundo de una manera muy amplia y eso le permitió trascender”, señala a Sputnik Horacio Durán, integrante del grupo musical Inti Illimani Histórico y quien trabajó con Víctor Jara entre 1969 y 1973. “Yo creo que está dentro de las tres canciones más hermosas que se han escrito en la historia de nuestro país”, agrega. La mañana del 11 de septiembre de 1973, Víctor Jara acudió con normalidad a su tra-
bajo en la Universidad Técnica del Estado (UTE). Jara era consciente de lo que estaba sucediendo en el país. Ese día, el cantautor debía presentarse en un acto donde el presidente Salvador Allende se iba a dirigir a la nación. Nada de eso ocurrió. Tras el bombardeo a La Moneda y la muerte de Salvador Allende, la Junta Militar decidió bombardear la UTE. En el lugar fueron fusilados varios estudiantes y trabajadores. Mientras otros fueron detenidos y torturados, algunos engrosan la larga lista de detenidos desaparecidos hasta hoy. Víctor Jara, junto a una decena de estudiantes y trabajadores, fue detenido y trasladado hasta el Estadio de Chile, hoy Estadio Víctor Jara, lugar que fue ocupado como centro de detención y tortura. Jara, según diversos testimonios en la investigación judicial sobre su muerte, fue constantemente torturado y golpeado. En un descuido del militar que lo custodiaba, Víctor fue sacado de los camarines por los presos y llevado a las galerías. En ese lugar escribió sus últimos versos. Los militares asesinaron a Víctor Jara el 16 de septiembre de 1973. Antes de su muerte, decidieron realizar un juego mortal con Jara y quien se encontraba esposado y ensangrentado. El juego consistió en colocar una bala al interior de un tambor de revólver, girar el cilindro, pusieron el cañón en la sien del cantautor y presionaron el gatillo. Finalmente, una bala atravesó la cabeza de Víctor. Luego del hecho, Víctor Jara recibió 44 impactos de bala y su cuerpo fue arrojado en un sitio baldío de la capital chilena. Los militares Hugo Sánchez, Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara, Hernán Chacón y Patricio Vásquez fueron sentenciados a cumplir la pena de 15
El aporte de Víctor Jara a la cultura es enorme, es una persona que influyó con su música, con su arte a muchísimas generaciones”.
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FOTO: GENTILEZA FUNDACIÓN VÍCTOR JARA/
SPTUNIK
Víctor Jara, a la derecha, en una marcha.
años y un día por la muerte del músico. Sin embargo, el principal apuntado por el asesinato de Víctor Jara, el teniente Pedro Pablo Barrientos Núñez, se encuentra prófugo de la justicia y reside actualmente en Estados Unidos. Existe una orden de captura internacional en su contra.
A CASI MEDIO SIGLO DE SU ASESINATO, VÍCTOR JARA CONTINÚA CANTANDO
La muerte de Víctor Jara no impidió que sus composiciones siguieran sonando. Su música traspasó las fronteras de Chile y alcanzó una fama mundial. “El aporte de Víctor Jara a la cultura es enorme, es una persona que influyó con su música, con su arte a muchísimas generaciones”, señala Cristián Galaz. Las canciones de Víctor Jara fueron reversionadas por distintas agrupaciones y músicos chilenos, entre los más destacados se encuentran Quilapayún e Inti Illimani Histórico, quienes trabajaron con Jara entre los años 60 y comienzos de la década del 70. Víctor Jara no fue tan sólo un destacado can-
tautor, sino que, además, trabajó como director teatral. “Es un aporte que no es tan reconocido y visibilizado. Víctor revolucionó el campo del teatro de muchas formas, puestas en escenas, formas de actuar, el contenido”, señala el Director Ejecutivo de la Fundación Víctor Jara. Fue, precisamente, en una gira teatral donde Víctor Jara escribió su primera canción. “Estaba en Europa y se acordó de Joan, y compuso Palomita quiero contarte. Esta canción es muy simple, pero muy representativa de lo que era el alma campesina. Eso marcó todo lo que fue haciendo hasta 1973”, señala Horacio Durán. Joan Jara es una destacada bailarina y activista británica nacionalizada chilena. Recientemente obtuvo el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de Chile. Además, es la presidenta de la Fundación Víctor Jara. Joan y Víctor Jara se casaron en 1960. Para Cristián Galaz la trascendencia de Víctor en la actualidad se debe “al trabajo y obra de Joan Jara, que se dedica constantemente a difundir su obra y exigir justicia por Víctor”.
ARTE Y MEMORIA PARA VÍCTOR JARA El 28 de septiembre se cumplirán 89 años desde el natalicio del cantautor. Para ese día, la Fundación Víctor Jara está preparando una gran actividad artística y cultural, la cual será emitida por primera vez por un canal de televisión en Chile. Además, durante la mañana del 28 de septiembre se inaugurará la avenida Víctor Jara en Santiago de Chile. “Fueron 10 años de trabajo, de compromiso de vecinos, de organizaciones para poder tener una avenida para Víctor. El municipio se negaba constantemente, pero la nueva administración le dio prioridad y ahora podremos inaugurarla”, comenta Cristián Galaz. “La universidad donde traba-
jaba Víctor Jara fue la UTE, que ahora se llama Universidad de Santiago de Chile (USACH). Desde hoy, los estudiantes, profesores y trabajadores podrán ingresar a la USACH por la avenida Víctor Jara. Eso trae mucho simbolismo y es muy importante para la reparación simbólica”, agrega. Finalmente, Galaz señala que la trascendencia de Víctor Jara se debe a “sus convicciones y la lealtad a esas convicciones fue tal que las practicó en su vida de manera profunda. Generó ahí una idea de aproximarse a todo oficio, a toda manera de vivir, que también trascendió a él y a las generaciones que vinieron después”.
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LOS E-BOOKS Y LOS PDF GANAN TERRENO
¿Existe un futuro para los libros? El libro impreso no va a desaparecer porque ya es un objeto de culto y lo sagrado siempre encuentra la forma de sobrevivir. Homero Carvalho Oliva Mucho antes de que las historias de los pueblos pasaran a la escritura, ya sea en piedras, tablillas de cera o cerámica, papiros, lienzos, pergaminos y, por fin, al papel como lo conocemos hoy, los seres humanos las contaban de generación en generación.
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sí se transmitieron los mitos y las leyendas de nuestros pueblos originarios que sobreviven hasta ahora, y así, también, se cantaban épicas como las de la Ilíada y la Odisea. Se cuenta que en la imperial Roma de los césares había un comerciante tan rico como ignorante, de nombre Itelio, que gustaba de agasajar frecuentemente a la nobleza romana, pero como no tenía qué conversar con ellos se le ocurrió la idea de una biblioteca viva. Ordenó que 200 de sus esclavos más instruidos se aprendieran un libro cada uno y cuando se hablaba sobre un determinado tema, Itelio hacía llamar al esclavo que había leído el libro respectivo, y éste recitaba un pasaje apropiado al tema de la conversación. Pero un buen día, que hablaban animadamente sobre la Guerra de Troya, el hombre libro no pudo estar presente porque sufría de horribles dolores de estómago y el mercader tuvo que pasar, literalmente, un papelón. Sobre el tema de la biblioteca viva también nos habla Ray Bradbury, en su célebre novela Fahrenheit 451, llamada así porque esa es la temperatura en la que arde el papel, en la que una sociedad acosada por bomberos, que en vez de apagar incendios queman libros porque el gobierno considera que son portadores de todos los males de la humanidad, recurre al mismo método de elegir a personas que se aprenden de memoria los grandes libros para salvarlos de la hoguera.
UN INVENTO PARA QUEDARSE
Desde su nacimiento como tal, es decir como libro impreso, en 1450, en la imprenta inventada por Johannes Gutenberg, siempre estuvo amenazado, primero por la censura, luego por la aparición de la radio, del cine y de la televisión y, ahora, desde la propagación de la internet han sido muchas las voces que se han alzado presagiando la desaparición definitiva del libro en formato papel, reemplazado por el libro digital y el electrónico. Esta amenaza se ha convertido en el tema de muchos debates, tanto en ferias de libro como en universidades. Según Umberto Eco, el libro es de esos inventos que llegaron para quedarse: “El libro es como la cuchara, el martillo, la rue-
da, las tijeras. Una vez que se ha inventado, no se puede hacer nada mejor”. En otro artículo señala: “Los libros también tienen una ventaja con respecto a las computadoras. Aunque impresos en papel ácido (que sólo dura 70 años), son más duraderos que los soportes magnéticos. Además, no sufren cortes de corriente y son más resistentes a los golpes. Los libros todavía representan la forma más barata y práctica de transportar información. La comunicación electrónica viaja por delante de nosotros, los libros viajan con nosotros a nuestra velocidad”.
PRODUCEN MÁS LIBROS DE PAPEL QUE ANTES
Y si bien es cierto que los libros digitales y electrónicos, los e-books y los PDF ganan terreno cada día que pasa porque constituyen verdaderas librerías de bolsillo, al punto de amenazar con dejar a las bibliotecas convertidas en museos, también es cierto que en esta década se producen muchos más libros de papel que antes, incluidos los piratas, por supuesto. Yo creo que mientras haya lectores, el libro impreso no va a desaparecer, porque ya es un objeto de culto y lo sagrado siempre encuentra la forma de sobrevivir. El libro impreso establece una comunión entre el lector y autor, se convierte en un puente sensorial, al tenerlo en sus manos el lector está poseyendo algo del alma del escritor. En muchos casos el autor escribe su historia a través de nuestros ojos y eso se siente en el peso del libro de papel. En países como el nuestro, en los que es muy difícil adquirir buenos y novedosos libros en las librerías, tenemos que recurrir a bajarlos en PDF, e-books o Word, incluso a compra piratas si es un caso de necesidad y no nos queda otra alternativa. Sin embargo, ambos formatos, el de la tinta sobre el papel y de la tinta electrónica, van a convivir por muchos años. Lo terrible sería que, como afirma Hugo Correa Luna en un artículo sobre este tema, a alguien autoritario se le ocurriera averiguar a qué temperatura arden los e-books.
El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se ha inventado, no se puede hacer nada mejor”.