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Se dice y es correcto: “No exis te una verdad exclusiva ni una visión única del pa sado”. También es cierto que la historia, en buena medida, está escrita por manos de los vencedores, de quienes tuvieron, y aún no cambia, el poder casi absoluto. Sabemos, por otro lado, que los bue nos historiadores se esfuerzan ex plicando los acontecimientos sin descuidar lo que dicen ‘otros’ con diferentes ópticas interpretati vas en la corriente de coinci dir con “la multiplicidad de ideas y la complejidad de los factores que lo explican, y lo hacen desde las inquietudes del presente”[1].
Desde hace bastante tiempo se ha llegado al convencimiento, producto de muchos aná lisis y diversas consideraciones, que la histo ria ya no es solo un simple repaso de hechos sucedidos, también tiene que ver con lo que pasa hoy, solo así podemos comprender lo que se nos viene a galope. Al historiador le co rresponde mostrar la complejidad y la riqueza del pasado, aclarar procesos y hechos, eso sin duda ayuda a comprender nuestro presente y, a partir de ello, perfilar nuestro futuro.
A su vez, se enfatiza en que es necesario superar la idea de que los historiadores se de dican exclusivamente al pasado, sin vincula ción con el presente, pues sus preocupaciones y ocupaciones responden a éste. “Uno de los grandes retos de los historiadores es colocarse en el debate público y no solamente a partir de la conmemoración de un hecho o de un per sonaje, salir de los muros de la academia, de la universidad y hacerse presente en el debate público es fundamental” [2].
El uso académico del revisionismo histórico está referido a la reinterpretación de hechos his tóricos a la luz de nuevos datos o nuevos aná lisis más precisos y menos sesgados de los ya conocidos. Su antítesis profundiza los sesgos y desviaciones, está en la corriente de la manipu lación de la historia con fines políticos, sin to mar en cuenta para nada el método científico.
Es precisa y necesaria esta introducción al tema de nuestro interés para comprender, con mayor claridad, los antecedentes de lo acontecido aquel 24 de septiembre de 1810 en el Cabildo de Santa Cruz de la Sierra. Veamos con otra mirada lo sucedido.
Lo dicho y hecho hasta hoy continúa sien do muy limitado frente a un suceso de trascen dencia regional que, de ser aceptado y compro bado fehacientemente, abriría una puerta a la que le pusieron muchos candados para man tenerla cerrada con pretensiones indefinidas en su estructura histórica que, aparentemente para muchos, ya estaba consolidada y refren dada por su peso específico de más de dos si glos repitiendo, sin que haya existido ninguna iniciativa seria que intentara cuestionar cier tos acontecimientos que hoy se los ve con ma yor claridad en el análisis documental y otros que aún continúan en la oscuridad.
La sociedad con pasos de anciano recibe de manera natural lo que pasó en el área de in fluencia; sin embargo, en contrapeso a lo afirma do, van saliendo a darse baños de luz evidencias históricas respaldadas de análisis científicos y del brazo con las necesarias certezas documen tadas un conjunto de hechos importantes que pueden trastocar los cimientos de una historia contada a medias y con propósito nada bien in tencionado, tanto así que fueron demasiados años de silencios, ocultamiento y restricciones de acceso a la información que en el correr de
La investigación desarrollada, vista por al gunos autores, estudiosos del material que tu vieron a su alcance y de otros que continúan trabajando en la búsqueda de argumentos sufi cientemente sólidos para demostrar que, prime ro, fue un acto de insurgencia planeado y ejecu tado dentro y fuera de los palos que cercaban el llamado ‘Fuerte Membirai’; movimiento militar que se llevó a cabo dos semanas antes del 24 de septiembre de 1810, fecha que el calendario histórico oficial recuerda como el Grito Liberta rio lanzado en Santa Cruz de la Sierra y la rea lización del Cabildo que dio paso al cambio de sus autoridades, abriéndose un importante pa réntesis entre el control de la región que tenían hasta ese momento las fuerzas de la Corona y lo que empezaba a generarse por manos del movi miento insurrecto en tierras orientales.
Pese a que no duró mucho aquella prima vera emancipadora; primero, permitió que tomaran confianza los criollos e indígenas levantados para continuar con ese largo pe ríodo de luchas vividas entre victorias y de rrotas hasta la llegada del año 1825, cuando nuestra patria se funda con el nombre de Bo lívar, en sus inicios, y luego con el definitivo de Bolivia. Segundo, hubo en aquel escena rio personajes que sobresalieron por su va lentía, capacidad guerrera, dotes de negocia dores, facilidades para contactarse con otros grupos sociales y convencerlos que se unan a la corriente libertaria; sin embargo, muchos valientes quedaron en las oscuras sombras del anonimato sin que hasta el momento se hiciera el esfuerzo necesario para entregarles un justo reconocimiento. Tercero, rescatar para la posteridad la importancia del lugar donde se realizaron las acciones del levan tamiento en armas contra la Corona españo la, cómo está relacionado ese hecho históri co con la ‘Cordillera de los Chiriguanos’ y, de manera especial, con Choreti, municipio de Camiri, como el centro donde convergen, en aquel momento, las condiciones objetivas y subjetivas que dan paso a un hecho real que, hasta hoy, permanece en el olvido.
Estamos sedientos por descubrir mucho más de lo que pasó realmente en aquellos tiempos con personajes especiales, en sitios claves y en fechas por desentrañar; personajes que desde el principio le pusieron chispas a su cotidiano ac cionar hasta que se prendió el fuego libertario en territorios que hoy los recorremos en pocas horas, sin detenernos a pensar que en aquellos tiempos cuando grupos de valientes —conoci dos unos y anónimos otros— luego de lanzar el fuerte y nítido grito de ‘LIBERTAD’ se organi zaron con premura y pasan a ocupar vie jos caminos de herradura, abrieron nuevos senderos buscando las mejores vías; centenares a pie y los menos montados en animales preparados para tales propósitos.
Recorrieron por ca minos de tierra, por sendas abiertas entre arboledas tupidas o al fombradas de pasto y hierbas del campo, bus cando el atajo, esquivan do peligros por esas ex tensas llanuras, escalando escabrosas montañas altas o no tanto, y por momentos enfrenta ban a la fiereza de una fauna nada amiga ble, para llegar en el día o la semana prevista de acuerdo a sus cálculos que los estimaron miran do cada noche estrellada el casi imperceptible movimiento de La Vía Láctea, Las Tres Marías, La Cruz del Sur y otras constelaciones en la in mensidad del despejado universo. Catorce días duró la travesía de trescientos kilómetros medi dos en línea recta, entre San Miguel de Membi rai y el centro político: Santa Cruz de la Sierra.
Fueron varios escenarios mentales que se hil vanaron punto a punto, con mucho análisis teó rico y cálculo político libertario por quienes diri gían la guerra; aunque para el combatiente raso su participación estaba centrada en la línea de abrazar la esperanza de ser libre o simplemente dejarse arrastrar por quien lo sumó a la tropa.
Un detalle que es necesario mencionarlo de entrada está referido a que, definitivamen te, el apoyo a la causa de la libertad era mayor mente sentido con fuerza propia en el campo, en el área rural; la ciudad era esencialmente ‘realista’. Hasta la devoción por sus creencias estaba dividida entre bandos, pero así convi vían: “Los patriotas tenían a la Virgen de las
Mercedes como su protectora y los realistas a la Virgen del Carmelo” [3].
Peña y otros investigadores nos dicen que en Santa Cruz vivían tranquilos con el régimen es pañol, las razones que encuentran para esa ase veración son: no pagaban impuestos; la relación de la gente cruceña con los españoles era lleva dera; asistían ambas sociedades a sus reunio nes (…) por lo tanto no existía una convicción de rebelarse contra la Corona en la capital. Era en el área rural donde se sentía la rudeza del español contra el indio; mucho más donde la resistencia se manifiesta con mayor fuerza, como es el caso del pueblo guaraní, que no estaba dispuesto a ceder y nin gún argumento le convencía que, en algún momento, podía perder tan fácil el territorio conquistado por ellos mucho tiempo atrás, como llegó a su ceder en otra geografía.
Por esas razones se puede pensar, más aún ¡afirmar!, que fue en las zonas rurales donde se inició efectivamente la movilización contra el po der realista; luego, como con secuencia lógica, los mismos ac tores se trasladaron envalentonados a la ciudad a consolidar lo avanzado en San Mi guel de Membiray. Justamente, apoyándonos en esta afirmación, el levantamiento insurrec to contra la Corona de España en esta parte de la América ocupada tuvo que darse en lu gares donde estaba presente en mayor grado la opresión del blanco contra el indígena, al hombre que trabaja la tierra.
Concluimos haciendo eco de lo afirmado por Maximiliano Reimondi, (Santa Fe, Argentina): “El revisionismo privilegia el tema de la depen dencia como clave de la interpretación históri ca, punto de unión de sus distintas corrientes. No podemos proyectar un futuro mejor sobre la base de un pasado ficticio”.
[1] Diana Saavedra, Los historiadores respon den al presente y aportan soluciones, 12 de sep tiembre, 2022. Tomado de Internet.
[2] Carmen Sánchez Uriarte, secretaria téc nica del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM. Fuente Internet.
[3] Peña, Paula; 199 años del Grito Libertario; El Deber; 24 de septiembre de 2009; pp.
Boliviadesarrolló una infraestructu ra bibliotecaria, archivística y heme rográfica muy consistente a lo largo de su historia colonial y republica na, que se caracteriza por custodiar, sistematizar y dar accesibilidad a la riqueza do cumental y bibliográfica de la nación, para dis ponerla al servicio de la sociedad, esencialmen te para apoyar el desarrollo humano sostenible.
Sin embargo, Bolivia no cuenta en la actua lidad con un Sistema Nacional de Archivos. En 2007 se han sentado las bases para su estable cimiento a partir de las conclusiones del Primer Congreso Nacional de Archivos de Bolivia, que sancionó el anteproyecto de Ley del Sistema Na cional de Archivos, texto que fue remitido al Ho norable Congreso Nacional, con el auspicio del senador por Cochabamba Gastón Cornejo. En el ínterin se desarrollaron notables acciones de salvamento de la memoria minera del país, lle vando adelante una labor de censo, recupera ción y sistematización.
La propuesta de los archivistas de Bolivia fue superada por los acontecimientos históricos al haberse promulgado la nueva Constitución Po lítica del Estado, que determina la creación del Estado Plurinacional, con el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas de Bolivia, basado en el modelo económico social producti vo comunitario con un régimen de autonomías departamentales y municipales. El viejo mode lo del centralismo republicano vigente desde 1825 cede a un moderno Estado Plurinacional con autonomías, con lo que el anteproyecto de Ley del Sistema Nacional de Archivos queda su perado por la historia.
La Constitución Política del Estado de 2009 incorpora nuevos derechos fundamentales, for
talece el patrimonio cultural de la nación, es tablece responsabilidades para la custodia y preservación del patrimonio documental y bi bliográfico e incorpora la riqueza documental de los pueblos indígenas de Bolivia.
El análisis e interpretación de los avances cons titucionales y normativos sobre el patrimonio do cumental y bibliográfico de la nación, para estruc turar el Sistema Plurinacional de Archivos, con el concurso efectivo de los archivos, bibliotecas y hemerotecas de Bolivia, a través de un Congreso Nacional que defina un plan de acción a corto, me diano y largo plazo. En esa reunión se analizarán los componentes del Sistema Plurinacional de Ar chivos, en el marco de la Ley 366 del Libro y del Fo mento a la Lectura (2013), su Decreto Reglamenta rio 1768 (2016), la Ley 530 de Patrimonio Cultural (2014) y la ley modificatoria 1220 (2019).
El Estado boliviano, a la luz de la nueva Cons titución, reconoce el derecho fundamental de las bolivianas y bolivianos de acceder a la infor mación, analizarla, interpretarla y difundirla de forma libre. Colateralmente, se ha fortalecido el régimen de responsabilidad por la custodia e in ventariación de documentos propios de la fun ción prohibiendo su sustracción y destrucción (Art. 237), incorporando los documentos de ar chivo, bibliográficos y hemerográficos en el Pa trimonio Cultural de la Nación, que se enriquece con la incorporación de los saberes y conocimien tos de los pueblos indígenas, generadores de me moria social indígena (Art. 100). Finalmente, la Constitución establece responsabilidades exclu sivas para la gestión, custodia y enriquecimiento de las bibliotecas, archivos y hemerotecas en los niveles central de gobierno, departamental y mu nicipal (Arts. 298, 300 y 302). DE LA FC-BCB
Plurinacional de Bolivia; así como promover las manifestaciones y producciones culturales, ga rantizando espacios de acceso, encuentro, diá logo y acción desde la equidad y la diversidad”. Esas competencias se desprenden de la Ley 1670, del Banco Central de Bolivia, por la que se crea la FC-BCB, que tiene la tuición administra tiva de los repositorios nacionales: Casa Nacio nal de Moneda (Potosí), Casa de la Libertad (Su cre), Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (Sucre) y Museo Nacional de Etnografía y Folklo re (La Paz), sin que pierdan su condición de patrimonio cultural e histórico de la nación (Art. 82 de la Ley 1670, 1995). Posteriormente se incor poran el Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz (Ley 398, 2013), la Casa Mu seo Marina Núñez del Prado (Ley 1231, 2019) y el Centro de la Revolución Cultural.
En 2021, la FC-BCB define sus Lineamientos Estratégicos de Gestión y define sus estrategias de acción: I) Recuperar, fortalecer, salvaguardar, custodiar, conser var, registrar, investigar, fortalecer y difun dir el patrimonio cultural material e inmate rial del Estado Plurinacional de Bolivia que se encuentra bajo su responsabilidad; así como promover las manifestaciones y produccio nes culturales, garantizando espacios de ac ceso, encuentro, diálogo y acción desde la equidad y la diversidad: a) organizar, restau rar, preservar e incorporar el patrimonio cul tural; b) mantenimiento de la infraestructura de los RRNN y CC; c) ejecución de proyectos de preinversión e inversión; saneamiento de
bienes inmuebles, preservación, conserva ción y restauración de bienes culturales y do cumentales. II) Democratizar las visitas y el acceso a los patrimonios y bienes culturales para apoyar al desarrollo nacional: a) promo ción e incentivo a la visita a los RRNN, decla rando acceso gratuito a escolares, colegiales y universitarios; promoción e incentivo a la par ticipación en las acciones de gestión cultural; c) virtualización de los RRNN; investigación científica para apoyar al desarrollo nacional. III) Abrir espacios de diálogo intercultu ral, estimulando la producción in telectual y cultural para apoyar al desarrollo humano del Es tado: a) apertura de mayores espacios físicos para accio nes y eventos de gestión cultural; b) publicaciones de libros y revistas acadé micas, resultado de inves tigaciones científicas; c) organización de congresos, conversatorios, reuniones es pecializadas, nacionales e inter nacionales.
Los lineamientos y acciones estraté gicas asumen para sus fines las políticas de descolonización, despatriarcalización y terri torialidad, con las que la FC-BCB fortalece sus acciones institucionales y pretende alcanzar al territorio nacional, llevando la cultura por medio de sus programas itinerantes.
La FC-BCB tiene bajo su tuición una in fraestructura conformada por 11 inmue bles patrimoniales, con 16.939,84 M2 de superficie de terreno y 35.606,70 M2 cons truidos; y ocho inmuebles no patrimoniales, con 21.742,05 M2 de superficie de terreno y 13.968,70 M2 construidos. Esta impresio nante infraestructura custodia en su interior
59.950 bienes culturales (pintura, escultura, textiles, numismática, retablos, platería, tala bartería, artesanías, etc.), procedentes de los nueve departamentos y de los pueblos y na ciones indígena originario campesinos de Bo livia. A ello se suman 9.500 metros lineales de archivo, 327.586 unidades documentales de archivo, 1.022.931 bienes bibliográficos, he merográficos y mapas.
Estos recursos de memoria, cultura e iden tidad se exhiben y accesibilizan a través de espacios públicos, conformados por 119 salas de exposición permanente, 17 salas de exposi ción temporal, seis salas audiovisuales, siete salas de investigación bibliotecaria, cinco sa las de investigación de archivo, siete audito rios y 21 depósitos de archivo.
Con el propósito de estructurar el Sistema Plurinacional de Archivo de Bolivia, la Funda ción Cultural del Banco Central de Bolivia ha emitido la Convocatoria al Segundo Congre so Nacional de Archivos que se desarrollará el 18 de octubre en la sede del Archivo y Bi blioteca Nacionales de Bolivia. En este con greso se presentará el proyecto de Reglamen to del Subsistema Plurinacional de Archivos, en el marco de la Ley 366 y su decreto regla mentario, con el que se abordará la base legal, componentes y estructura, analizando sus estrategias, métodos, objetivos y fines para el registro, protección, sistematización, difu sión y acceso y uso del patrimonio bibliográ fico y documental que custodian los archivos, biblioteca y hemerotecas de Bolivia. En ese marco, se establecerán las obligaciones y res ponsabilidades del Archivo y Biblioteca Na cionales de Bolivia, en el marco de las compe tencias que le asigna dicha normativa.
Durante las campañas de extirpación de idolatrías Sin embargo, pese a este
Lasculturas precolombinas de la zona altiplánica de Bolivia desarrollaron una serie de prácticas mágico-medi cinales que fueron perfeccionadas y transmitidas de generación en ge neración. Estos antiguos médicos emplearon el método de la experimentación y el error para acumular un conjunto de saberes sobre los usos medicinales de diversas plantas, animales, y mi nerales. El conocimiento alcanzado por estos médicos andinos fue tal que lograron elaborar una serie de complicadas cirugías y hasta trepa naciones craneanas con gran éxito.
Durante la época colonial, desafortunada mente, muchos de los médicos andinos perdie ron el apoyo del Estado para su sustento, además de ser perseguidos por crímenes de hechicería. Según la reconocida antropóloga Brosseder Clau dia (2014), “En el Perú colonial, la llamada hechi cería fue una invención española. Los españoles nombraron por hechicero a todo tipo de especia lista ritual andino, ya sea porque estos especialis tas religiosos servían como sacerdotes de huacas, como curanderos o como adivinadores; o porque fueron especialistas que cumplían todas esas funciones a la vez.”
Incluso los cronistas indígenas como Guamán Poma de Ayala (1936) desacreditan a los médicos andinos, denominándolos como “hechiceros y brujos mentirosos”. De igual manera, en las nor mas establecidas en el Primer Concilio Limense de 1551, se insta a los jueces en su distrito a cas tigar a los adivinos y hechiceros con multas de 50 pesos, escarmientos públicos, excomunión y hasta el destierro. Dichas penalidades también se ponían en práctica con aquellos indios que acu dían a consultar a los denominados hechiceros andinos. (Vargas 1951).
De ahí que, durante las campañas de ex tirpación de idolatrías del siglo XVII, se llega a perseguir a estos supuestos hechiceros y a castigar severamente las prácticas mágicas y medicinales. Sin embargo pese a este nefasto panorama, los antiguos médicos andinos lo graron preservar sus saberes y prácticas mile narias hasta nuestros días.
LOS KALLAWAYAS
Los médicos tradicionales kallawayas per
tenecen a la etnia del mismo nombre, y se en cuentran esparcidos en el espacio territorial de la provincia Bautista Saavedra del departa mento de La Paz. Si bien varios autores atribu yen a estos médicos andinos una gran antigüe dad, otros los remontan a la época de los incas, presentándolos como los herederos de los co nocimientos de los amautas y médicos parti culares de los señores Incas.
En 1766, el cura Martín Landaeta presenta uno de los primeros informes que caracteriza a los kallawayas como especialistas en medi cina, menciona que los indios de Charazani llevaban una serie de artículos destinados a la curación.
“Llevan resinas aromáticas, incienso, qui na-quina, hierbas medicinales; recorren todo el virreinato, restaurando la salud mediante la aplicación juiciosa de mezclas y hierbas con virtudes especiales”. (en Girault, 1984).
De igual manera, Oblitas, P. (1978) descri be a los médicos kallawayas como un grupo étnico poseedor de una vestimenta, música, costumbres, lengua (kallawaya), y demás as
pectos culturales característicos, además de ser médicos itinerantes especializados en la cura de enfermedades físicas y psicológicas, conocedores de las propiedades farmacoló gicas de diversos elementos (especialmente plantas), y por último expertos en la elabora ción de los rituales que acompañan las cere monias de sanación.
Los amplios conocimientos herbolarios y rituales de los kallawayas fueron reconoci dos a nivel mundial, pues el 7 de noviembre del 2003, la Organización de las Naciones Uni das para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a la Cosmovisión Andina de la Cultura Kallawaya como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
La comunidad de Cahuayo pertenece a la tercera sección del ayllu Sullcayana del muni cipio de Belén de Urmiri de la provincia Tomás Frías del departamento de Potosí, y es conoci da como “la cuna de la medicina tradicional” por ser el origen de grandes especialistas que
heredaron un conjunto de conocimientos y prácticas sobre el uso de plantas, elementos animales y minerales con fines medicinales. Es probable que los orígenes de estos médicos andinos se remonten al señorío aymara de los Qhara Qharas, que poblaron estas regiones a partir de los 1.000 a 1.100 años de nuestra era.
Según informes de los propios cahuayeños, dos veces por año, un reducido grupo de per sonas comandaba una caravana de aproxima damente 30 llamas. Una de ella llevaba el pre ciado Colla Q’ipi, que era un cargamento que contenía, en pequeñas bolsas de lana de llama, un conjunto de medicinas y preparados con los cuales estos médicos andinos lograban curar un sinfín de dolencias físicas y psicológicas.
Según Gumercindo Acarapi, presiden te de la Asociación de Medicina Tradicio nal (Abometrac), entre las especialidades se tienen curanderos o ‘jampiris’ (expertos en herbolaria), ‘q’apachaqueros’ (expertos en la preparación de diversos sahumerios, ofren das y las mesas rituales o q’uwas), parteras, ‘qulliris’ (herbolario y ritualista), ‘yatiris’ (curandero y adivino especialista en la lec tura de las hojas de coca), y por último a los ‘aysiris’ (médiums y ritualistas).
Estos últimos son una especialidad única de los cahuayeños y se trata de personas tan expertas que se constituyen en nexos entre el mundo material y espiritual que logran comu nicarse con entes y deidades andinas, además de influir en las energías vitales presentes en el planeta. En la actualidad, los cahuayeños cuentan con asociaciones de médicos tradi cionales esparcidos por toda Bolivia e incluso
otros países como Perú, Chile y Argentina, y al igual que los kallawayas buscan ser reconoci dos como un patrimonio cultural inmaterial de Bolivia y la humanidad.
Los medicamentos y los servicios se intercam biaban (trueque) con alimentos como el maíz, la papa, trigo, entre otros que permitían a los cahuayeños complementar su alimentación. patrimonio cultural viviente Y ESPIRITUAL
Guamán, Poma de Ayala, F., (1936 -1992) El primer Crónica y Buen Gobierno. México: Siglo XXI.
Girault, Louis (1984). Kallawaya, Guéri seurs Itinérants des andes. Paris: Éditions de I’ORSTOM
Oblitas, P., Enrique (1978). Cultura Ca llawaya. La Paz- Bolivia: Ediciones Popula res Camarlinghi.
Vargas, Ugarte, Rubén (1951). Concilios Li menses (1551-1772). Vol. 1. Lima:n.p.
ejercían la medicina herbolaria eran consideradas “hechiceros y brujos mentirosos”. andinos lograron preservar sus saberes y prácticas milenarias hasta nuestros días.FOTOS: MARCO ANTONIO FLORES / JORGE MAMANI
Enla costa occidental de la Sudamérica pre colombina, los incas y otras culturas mos traron conocimientos de navegación ma rítima con el manejo de embarcaciones rústicas de madera, balsa y totora.
Existen teorías ancestrales de que navegantes incas y preincas no solo fueron por la costa, sino que se aleja ron mar adentro y llegaron a las islas del poniente, hasta Polinesia, luego retornaron hasta nuestro continente.
Al respecto, se tiene el relato formidable e histó rico de tres cronistas españoles: Pedro Sarmiento de Gamboa, Miguel Cabello Balboa y Martín de Murúa, quienes indican que el año 1465 el príncipe inca Tú pac Yupanqui navegó desde el Ecuador hasta las islas Auachumbi y Ninachumbi, que serían Mangareva y Pascua, respectivamente, y que luego de 9 a 12 meses retornó al lugar de zarpe en Ecuador.
Sarmiento de Gamboa en su libro Historia de los Incas (Segunda parte de la Historia General llamada, Índica) de 1572, escrita en Cusco, por or den del Virrey D. Francisco de Toledo, señala: “Siendo todavía príncipe quiso culmi nar Túpac Yupanqui su victoriosa campaña contra los guancavili cas y otros pueblos de la costa de Guayaquil (…). Después de una larga travesía, Topa Inca Yupanqui llegó a las mencionadas islas de las que trajo gente negra, mucho oro, una silla de latón, pellejo y qui jadas de caballo (…)”. Después, los estu diosos contemporá
neos como Hermann Buse de la Guerra (19201981), Federico Kauffmann Doig (1928 – a hoy), María Rostworowski (1915 – 2016) y otros des cribieron el viaje de Túpac Yupanqui, además consideraron las rutas probables y los lugares al que este pudo haber llegado. Una gran ma yoría de los investigadores se inclinan por de clarar como un acontecimiento verídico, un hecho histórico, indiscutible.
Kauffmann no dudaba que Túpac Yupanqui hubiera hecho el viaje a Oceanía, en tiempo de un año. Concluye señalando: “No puede discutirse a la luz de la heurística y la hermenéutica, de la do cumentación antigua que la expedición haya en efecto tenido lugar. El tipo de embarcación con la que contaban los antiguos peruanos para nave gar permitía alcanzar lugares alejados de la cos ta. La expedición de Túpac Yupanqui a Oceanía corresponde a un acontecimiento histórico, por más que el relato encierre pasajes engrandecidos por la memoria colectiva”.
El año 2006, el notable historiador peruano José Antonio del Busto Duthurburu sacó a la luz el libro Túpac Yupanqui, descubridor de Oceanía, que es producto de un estudio serio y sereno del viaje efectuado, según el autor, en 1465, cuando el joven inca tendría 25 años.
De acuerdo con Del Busto, el décimo inca y se gundo emperador del Imperio Incaico, Túpac Yu panqui, nació en Cusco el año 1440. Fue hijo del emperador Pachakutec, gran señor, valiente, de ánimo y pensamientos altos, cuyo gobierno fue de progreso. Le llamaron ‘El Resplandeciente’, conquistó vastos territorios para el imperio incai co. Extendió los límites territoriales desde Qui to hasta el río Maule (Chile), y desde la costa del océano Pacífico hasta el Beni. Fue este personaje que siendo Hatun Auqui (príncipe heredero inca) efectuó el viaje en varias embarcaciones de ma dera balsa y descubrió las islas de Oceanía: Aua chumbi y Ninachumbi.
El gran centro balsero estaba en la re gión ecuatorial y abarcaba desde Manabí, la Puná, y el Golfo de Guayaquil en Ecuador, hasta Tumbes, Piura y Sechura en el Perú.
En las costas ecuatoriales había balsas pequeñas, medianas y grandes. Túpac Yu panqui escogió las embarcaciones grandes para su travesía porque eran aptas para todo tipo de actividad, incluso para la guerra, el transporte de pasajeros y al tráfico de mer caderías. Eran las más apropiadas para la na vegación en altamar.
En la isla Mangareva existe la Leyenda de Tupa con varias tradiciones legadas, las que pervivieron por mucho tiempo. Esto permite aseverar que el inca Túpac Yupan qui llegó a esta isla. Las tradiciones existen tes son: un brazo de mar a la entrada de la isla Mangareva que se llama ‘Te-Ava-nuio-Tupa’, que quiere decir el gran canal de Tupa; La danza del rey Tupa que se baila en ocasiones especiales; las embarcaciones llamadas ‘pae pae’ que tenían una caseta, doble mástil y una vela, similar a las que ha bía en la costa ecuatoriana y peruana, que solo existían estas en Mangareva y no así en otras islas polinésicas.
Cobra importancia la Isla de Pascua o Rapa Nui porque allí se encuentra un muro de pie dra denominado ‘Ahu Vinapú’, cuya caracte rística es similar al muro incaico de Sacsahua mán y de Ollantaytambo; por tanto, idéntico a los muros del periodo imperial inca.
Si bien los muros de Sacsahuaman son de gran tamaño, la parte inferior de esta cons trucción es la que se parece a Vinapú, siendo el parecido único. No existe otro muro simi lar en otra parte de la isla ni en toda la Poli nesia. Sin duda, este trabajo arquitectónico del tipo incaico ya no se trataría de algo ca sual. Túpac Yupanqui debió mandar a erigir este muro cuando pasó por esta isla. Debió iniciar su construcción y dejar a algún pica pedrero para que lo acabe, mientras él retor naba al Tawantinsuyo (Sudamérica).
Túpac Yupanqui para llegar a Rapa Nui debió salir de Mangareva en dirección norte
y luego al este para llegar a la isla.
Rapa Nui habría sido Ninachumbi, isla de fuego, debido a las muchas hogueras que sus habitantes habrían encendido o por los cráteres de volcanes apagados.
Túpac Yupanqui debió partir de la isla de Pascua siguiendo las corrientes de Humbolt que los llevó, primeramente, hacia el sur, cientos de millas, y luego se adentró hacia el suroeste, continuó su recorrido con vien to en contra y laterales hacia el este, luego al noroeste y finalmente tomó los fuertes corrientes de Humbolt de sur a norte hasta llegar a Manta y Puerto Viejo; siguió la di rección en contra de las manecillas de re loj. El viaje de Pascua a Ilo debió durar unos 60 días, con buena presencia de vientos, y otros 25 días más hasta Manta.
Respecto a los trofeos que trajo de esta travesía los hombres negros serían de Man gareva o Rapa Nui, en ambos casos eran me lanesios o de ancestro melanésico. Sobre los huesos y quijada de caballo, lo máximo que habría tomado de es tas islas es la quijada y pieles de puerco polinésico, que sin embargo no constituiría una gran novedad para el inca. Pero si pudo recoger qui jada y huesos de lobo mari no que encontró en Arica o Piura, a los cuales se re cuerda como “pelle jo y quijada de caballo”. Finalmente, recogió los metales finos, el oro y la plata al retornar al continente, probable mente de la cultura Chimú.
Un viaje cerca de ser similar al de Tú pac Yupanqui fue aquel que se hizo en 2015-2016, al mando del noruego Tores tein Higraff, en dos balsas similares a la
Kon Tiki 1, que navegó desde el Callao (Perú) hasta la Isla de Pascua, en 43 días. Luego salió de esta isla hacia Sudamérica, pero ambas embarcaciones, a la mitad de la ruta, naufragaron.
Queda por efectuar este viaje, en nues tros tiempos, para que los relatos históricos descritos en las crónicas españoles sobre esta formidable travesía de Túpac Yupan qui, hace aproximadamente 557 años, que den demostradas. Es una proeza complica da, pero factible, desde todo punto de vista.
De efectuarse esta travesía quedaría de mostrada la inmensa capacidad náutica aborigen de las embarcaciones precolombi nas sudamericanas por el mar, apoyando la teoría de que estas culturas habrían viajado grandes distancias por el océano y haber re tornado luego a nuestro continente.
Ciertamente, una travesía de estas carac terísticas conlleva los peligros naturales por la presencia de olas superpuestas provoca das por la corriente de Humbolt y los fuertes vientos, y la presencia de por lo me nos una tormenta cada mes.
Se debe ver el comporta miento del deterioro de los troncos de made ra balsa, al absorber el agua de mar, en el tiempo. Y tam bién ver el com portamiento de las cuerdas que atan los tron cos.
Los tripulan tes de diversas cosmovisiones, durante la trave sía de alrededor de 210 días en altamar, deben coexistir en la embarcación (su hogar), aprovisionándose alimentos llevados de la tierra y los extraídos del mar. Deben convivir bajo el horizonte civilizatorio ancestral del Vivir Bien, de res peto a la naturaleza (el mar y sus peligros), trabajar en equipo, en solidaridad y com plementariedad.
Erik Catari Gutiérrez es investigador ay mara de las Culturas Andinas y miembro bo liviano del Club de Exploradores con sede en Nueva York – EEUU.
¿Quién fue el hombre que creía que el mundo podía cambiar con el pinchazo de un alfiler o el soplido huracanado del movimiento obrero?
Trigoso Agudo acaba de pre sentar el libro de su autoría El pensa miento revolucionario de Don Édgar “Hurácan” Ramírez, editado por la Biblioteca Bibliográfica de la Funda ción Cultural del Banco Central de Bolivia.
Trigoso fue gran amigo y compañero de “Hu racán”, en el mismo nivel como lo fue el legen dario Juan Lechín Oquendo, Efraín Quicañez el que rescató a los últimos sobrevivientes de las guerrillas del Che, del gran dirigente Víctor Ló pez Arias, del abogado laboralista Isaac Sandó val R., de Fidel Castro, de Hugo Chávez, del mi nero socialista José Montecinos, del padre Julio Tumiri, de Elsa Crispín, de Nila Heredia, del car denal Toribio Ticona, Héctor Hinojosa, Veróni ca Navia, Luis Oporto, José Pimentel, Guillermo Dalence, Hugo Miranda, Carola Campos, Carlos Soria Galvarro y de tantos otros…
Conmueve lo escrito por Trigoso, quien res cató las siguientes partes vinculadas a la histo ria política y sindical de Bolivia:
“Don ‘Huracán’ se reía cuando escuchaba que el partido no había participado de la guerri lla. Mientras la soleada tarde en el comedor de su departamento invitaba a servirse té con pan, mantequilla y mermelada, estirando la cabeza
hacia la cocina para poder mirar a Doña Elvira, y le decía en voz alta: ‘Elvira dicen que el partido no ha participado en la guerrilla, entonces a qué has ido a Desaguadero, quien pues te ha man dado a traer esas cajas de madera’, termina de dar vueltas a la cucharilla en la taza y continúa: ¿Acaso no hemos ensamblado esas armas en la casa de los otros camaradas?”, te mira y finaliza: “No saben nada de lo que en realidad sucedió, el partido participó pues hijo, otra cosas es que después la línea cambió y nos salimos y esa es la posición que había que defender hacía afuera”; claro, centralismo democrático (Págs. 29, 30)”.
“De las torturas sufridas durante la dictadu ra de Banzer, relato con su humor característico en una oportunidad hacia el año 2006 que tuvo que ir a la dentista para que le revisen los dien tes de adelante que se habían aflojado, mientras lo atendía la dentista comentó que le parecía in justo que el Gobierno no atendiera el reclamo de las víctimas de torturas y malos tratos durante la época de las dictaduras negándoles un resar cimiento económico como compensación y lue go le pidió su opinión, don Édgar simplemente se quitó los botines y las medias, y le mostró los dedos de sus pies sin uñas o con algunas enne grecidas o atrofiadas, porque a él le arrancaron las uñas y le machacaron los dedos de los pies, la dentista se quedó con la boca abierta y don Éd gar le dijo que él habiendo sido tan cruelmente torturado no quería y no pedía ninguna indem nización porque su lucha era revolucionaria y
Nicolás Fernández Motiño Periodista y abogadoconsciente, y que en ningún momento peleó para obtener después algún resarcimiento eco nómico y que seguiría luchando sin pedir nada a cambio porque su lucha era de convencimien to ideológico total y que estaba como siempre lo estuvo a entregar la vida sin pedir nada a cam bio por la revolución obrera y campesina contra la burguesía y el imperialismo, y que no com partía con alguno de sus excompañeros que se habían organizado para exigir al Estado que les indemnice por luchar contra la dictadura, aun que siempre sostenía que lo respetaba (Pág. 43)”.
“Cuando se produjo el golpe militar de García Meza y Arce Gómez en julio del 80, los militares decidieron demoler el edificio de la Federación de Mineros como símbolo de que nunca más volverían a levantarse.
“Empezada la demolición, el hijo (de) Sergio Almaraz, funcionarios de las Naciones Unidas y Édgar Ramírez por la Federación de Mineros a pesar de estar perseguido y clandestino realiza ron las gestiones necesarias para salvar los mu rales, que con apoyo posterior del alcalde Raúl Salmón fueron enmaderados y cargados en enormes camiones; de esa manera fueron pre servados. El resto del edificio fue reducido a es combros (Pág. 62)”.
“Pero en 1982 yo soy expulsado del PC, no oficialmente. Hubieron (sic) problemas que me diferenciaron del PCB, ya durante el pe riodo clandestino, principalmente responder a la pregunta: ¿Dónde había que estar? Donde estaban las masas. Cuando me pidieron vol ver al partido, les dije: He meditado mucho, estoy renunciando a 22 años de mi vida, pero lamento decirles que he llegado al convenci miento de que me he equivocado, que he mi litado en un partido reformista, en un partido en el que cuando hay que decidir lo funda mental, el problema del poder, asumimos po siciones de que hay que mantener el poder del enemigo, no tocarlo, sino adaptarnos a él e incorporarnos. Eso es reformismo química mente puro. Les dije: Pienso que he entrado a vivir en una casa que no es la mía, el due ño pienso que son tales y tales personas, esos que están a la cabeza, entonces, cómo quieres tú le dije a Ramiro Barrenechea votar al due ño de su casa (Pág. 83)”.
“La insubordinación en cuanto a asumir un curul parlamentario y su rechazo a las medidas económicas de la UDP, le costaron la expulsión, aunque como él dice, su salida había sido decidi da por él mismo.
“La simple oposición al neolibe ralismo no basta. Hay que pasar de la oposición a la resistencia activa y de ésta a la resistencia subversi va. Esto implica romper los mar cos de la democracia controlada que, en sus efectos hacia el mo vimiento sindical, se refleja en el juego de dialogar, concertar, con certar y otra vez dialogar, cuando el gobierno no cumple las “con certaciones” traducidas en con venios (Pág. 151)”.
“Los detenidos, torturados y perseguidos solo tuvieron una persona a la cual buscar para tra tar de superar su triste situación, quien más que Huracán que asumió todos los riesgos con tal de salvar sus vidas. De ese tiem po venía la profunda amistad y respeto intelectual con Álvaro García Linera o con Felipe Quis pe “Mallku”, entre tantos otros (Pág. 175)”.
A FILIPO, NO:
“Admiraba la capacidad y entrega de otros di rigentes, aunque fueran sus opositores políticos y no se hacía problemas en ensalzarlos y hablar bien de ellos ante otras personas”.
“Así también cuando consideraba enemigo a alguna persona, no cambiaba de parecer y para él era preferible padecer cualquier mal antes de ol vidar o perdonar, entre ellos a quien nunca jamás perdonó sus devaneos y traiciones fue a Filemón Escobar, a quien conocía muy bien, lo mismo puede decirse de Lucio Gonzales, a quien consi deraba traidor y delator, etc. (Pág. 181)”.
-Tienes montón de enemigos.
-No. No tengo enemigos porque los he perdo nado, pero ellos no a mí.
- ¿La lucha armada sigue vigente?
-El movimiento unido puede cambiar y ma tar al imperialismo con un pinchazo de alfiler.
-Por qué te dicen “Huracán”.
-Es que debo soplar como un “Huracán”… (su sonrisa se convierte en risas).
El peligro político sobre el socialismo y la unidad popular en América Latina no ha pasa do. Solía reflexionar la cita de Bertolt Brecht para no dar tregua, ni en el triunfo ni la derrota: “Aun que el mundo se alzó y detuvo al bastardo, la pe rra que lo parió está otra vez en celo”.
-Édgar Fidel Ramírez Santiesteban, nació en Potosí el 28 de octubre de 1946.
-Escolar por ocho años de primaria, lejos del bachillerato.
-Militante jovenzuelo de la Juventud Comunista de Bolivia (14 años de edad).
-Sastre del taller ‘Hércules’ de Potosí.
-Minero peón, “carrero (el que empu ja los carros de transporte de mineral)” y perforista, el máximo sacrificio en inte rior mina, desde sus 20 años.
-Comienza a descollar como dirigen te minero de base, sindicato, Federación de Mineros y Central Obrera Boliviana, desde sus 25 años.
-Perseguido, detenido, torturado y exiliado desde las dictaduras de R. Ba rrientos (guerrillas del Che), H. Banzer (1971 en adelante, hasta el Plan Cóndor) y L. García Meza (1980).
-Degradado por el neoliberalismo de G. Sánchez de Lozada y Jaime Paz Za mora de minero y dirigente a barrendor, portero y cargador de Comibol en Tupi za, El Mutún y El Alto, aquí en el depósito de “basura” valiosa que le permitió cons truir el Sistema de Archivo Minero de Co mibol, el más grande de América Latina.
-Conspirador nato contra las dictadu ras y el neoliberalismo, y constructor del socialismo en Bolivia.
-Levantador de pesas por encima de su peso corporal.
-Guitarrista de concierto y metódico lector -Estratega del movimiento obrero bo liviano y político socialista.
-Fundador de la primera Comisión de la Verdad que investigó los crímenes de lesa humanidad de las dictaduras mili tares (1964–1981).
-Nada pudo con él, hasta que el 31 de enero de 2021 cesó su vida entregada a las causas de la liberación nacional, a sus todavía florecientes 75 años de edad.
Elhallazgo se efectuó en el sitio arqueológico Pampa La Cruz, ubicado en el distrito de Huan chaco. El director del Programa Arqueológico Huanchaco (Pahuan), Gabriel Prieto Burméster, informó a la Agencia Andina de In formación que el evento sacrificial ocurrió alrededor de los años 1050 a 1100, hasta el 1200 de nuestra era, y se registró en el “montículo I”. En esa área, los arqueólogos determinaron un patrón que se repite en todas las tumbas: los cuerpos están orienta dos con los pies al este y la cabeza ha cia el oeste, dando la espalda al mar. Luis Flores, arqueólogo residente del Pahuan, detalló que en el “mon tículo II” se encontraron evidencias de más de un evento sacrificial. Sin embargo, señaló que los análisis ra diocarbónicos proporcionarán ma yor información respecto a la época en que se enterraron a dichos niños.