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CUANDO EL “UN-AMERICAN COMMITTEE” VINO A PUERTO RICO
ción de 4 de noviembre se informa que 17 personas ya habían sido citadas para comparecer ante los congresistas inquisidores.
Por Manuel de J. González CLARIDAD
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El “macartismo” toma su nombre del senador Joseph McCarthy, pero ni comenzó con el funesto personaje ni terminó cuando este falleció sumido en el alcoholismo a los 48 años, en 1957. La brutal persecución desatada en Estados Unidos contra todo lo que oliera a “comunismo”, mayormente estuvo alimentada y alentada por el FBI de Edgar Hoover, y comenzó varias décadas antes de que McCarthy llegara al senado en 1947. Además del FBI, que Hoover comandaba como una guardia pretoriana personal, en la amplia campaña que se desató contra personas e instituciones liberales y progresistas participó todo el aparato gubernamental estadounidense y varios comités del Congreso. El más importante de estos, el llamado “House Un-American Activities Committee” (HUAC), operó desde la Cámara de Representantes entre 1938 y 1975, utilizando el poder investigativo del Congreso para perseguir e intimidar a toda persona considerada de izquierda.
Aquel periodo, que a cada rato reaparece en la política estadounidense, está ahora mismo a la vista de todos gracias a la película Oppenheimer, donde se expone con dramatismo la persecución de que fue víctima el físico Robert Oppenheimer luego de que liderara el grupo de científicos que produjo la bomba atómica en 1945. En la película no aparece el HUAC, sino otro de los múltiples comités y procesos que se desataron en Estados Unidos mayormente durante la década de 1950.
Como era lógico esperar, el macartismo también impactó a Puerto Rico, y no solo porque aquí llegaron algunos académicos estadounidenses perseguidos allá por su pensamiento liberal. Ese traslado tuvo un efecto positivo porque algunos de esos académicos, que utilizaron a Puerto Rico como refugio, se incorporaron a la docencia universitaria aportando al crecimiento de la
UPR. Pero antes y después de los académicos refugiados también llegó el HUAC.
Gracias a un libro del querido compañero Félix Ojeda Reyes de próxima publicación me enteré de que el HUAC extendió sus tentáculos directamente contra los puertorriqueños en 1959. Dice Ojeda: “Días antes de celebrarse en Ponce la primera asamblea constituyente del MPI (en 1959), distintas organizaciones independentistas se lanzaron a la calle para repudiar la pretendida investigación de actos subversivos que llevaría a cabo en San Juan el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos. Cientos de activistas se alborotaron contra aquellos intrusos que pretendieron transgredir los derechos civiles de personas que no habían cometido delito alguno. Hasta el morador de La Fortaleza, don Luis Muñoz Marín, manifestaba su oposición –muy light, por cierto-- a la intromisión de los federales.”
El comité perseguidor del Congreso sesionó en Puerto Rico durante los días 18 al 20 de noviembre de 1959 utilizando una sala del Tribunal Federal, entonces solo ubicado en el Viejo San Juan, como centro de operaciones. Previo a llegar a Puerto Rico sesionó otros dos días en Nueva York para investigar a boricuas radicados en esa ciudad. Añade Ojeda: “En la gran manzana comparecieron ante los inquisidores Jesús Colón, don Félix Ojeda Ruiz, Jorge W. Maysonet, Armando Román, José Santiago, Richard Levins y otros.” Esos citados, una y otra vez se negaron a declarar ante el Comité, manteniendo su negativa aun después de la advertencia de que serían acusados de desacato.
La visita del comité del Congreso a Puerto Rico generó gran expectativa. En la edición de El Mundo de 22 de octubre con el titular “Convocan aquí vistas sobre subversión” se informa sobre su próxima llegada, añadiendo que la oficina del Alguacil federal estaba a cargo de notificar a las personas que serían citadas a comparecer. En la edi-
Las vistas comenzaron el 18 de noviembre de 1959 y entre los citados figuraron César Andréu Iglesias, dirigente del MPI, escritor, periodista y activista sindical, el dirigente obrero Juan Sáez Corales, el abogado y profesor universitario Pablo García Rodríguez, José Enamorado Cuestas, Consuelo Burgos, y el entonces presidente del Partido Comunista, Juan Santos Rivera. Apunta Félix Ojeda que “Eugenio Cuevas Arbona, Ramón Mirabal Carrión y Juan Antonio Corretjer también habían sido convocados. Los primeros dos se hallaban en Cuba. Corretjer andaba por Venezuela y luego se trasladaría a La Habana.”
“La indignación predominaba en los sectores liberales de Puerto Rico” continúa Ojeda. “El Colegio de Abogados nombró a una batería de letrados que, sin recibir remuneración, defendería a los comunistas. Entre los letrados designados se destacaban: Abraham Díaz González, Santos P. Amadeo, Gerardo Ortiz del Rivero, Manuel Abreu Castillo, Benicio Sánchez Castaño, Pedro Muñoz Amato, Marcos A. Ramírez y otros.”
Igual a los boricuas citados en Nueva York, los convocados en Puerto Rico se negaron a declarar ante el Comité, también manteniéndose firmes luego de ser amenazados con un procesamiento por desacato. En la edición de El Mundo del 6 de abril de 1960, con el titular “Imputan a 13 de aquí desacato al Congreso” se informa que, sesionando en Washington, el HUAC le solicitó al Departamento de Justicia que presentara cargos por desacato contra el grupo, lo que nunca ocurrió.
Como vemos, el macartismo también pisó en la colonia del imperio, siete años después de que se había aprobado la constitución del “ela”. En la edición de El Mundo del 4 de noviembre de 1959 se informa que uno de los abogados de los citados, Gerardo Ortiz del Rivero, estaba considerando alegar que el comité del Congreso carecía de jurisdicción sobre Puerto Rico porque, luego de 1952, nuestro país había dejado de ser territorio de Estados Unidos. Según el periódico, como autoridad citaba a la ONU y un discurso de Luis Muñoz Marín. El diario no informa si la moción efectivamente se presentó, pero todos sabemos cuál sería el resultado.