EL SÉPTIMO ARTE Descubrir un mundo nuevo en el cine o sucumbir ante la indiferencia del hogar Cuando el público se adentró en el Salon Indien du Grand Café en la ciudad de París, no imaginaba que, tras ver la película de los hermanos Lùmiere, todos intentarían de escapar lo antes posible del lugar. O al menos ese es el rumor. Provocó en la audiencia algo jamás alcanzado en el pasado. Apenas unos meses antes, Auguste y Louis Lùmiere crearon un dispositivo llamado cinematógrafo, capaz de proyectar una imagen detrás de otra, a una velocidad que daba a entender que las imágenes estaban en movimiento.
Remake: ¿idea original o plagio? Cuando vemos una remake, como espectadores nos planteamos si es un film original o es un plagio. Para poder determinar esta cuestión es importante empezar por definir lo que es un film remake. Por remake se entiende la producción de una nueva película con la utilización de elementos de films ya existentes. Dada esta definición, podemos comprender por qué la línea entre una producción original y el plagio es tan delgada.
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Hollywood: el nacimiento de un imperio
Cambio de marea hollywoodense
Hollywood es hoy la ciudad que viene a nuestras mentes cuando pensamos en cine. Este distrito de Los Ángeles, a lo largo de una historia con muchas idas y vueltas, logró posicionarse como el lugar para hacer cine. Tanto es así que hasta es conocida como La meca del cine. Pero la historia de este imperio comienza en la otra costa de Estados Unidos, en la costa Este, más precisamente en Nueva York.
El espacio industrial más importante del cine mundial se encontraba en medio de grandes cambios. Y también quienes fueran integrantes de el. No por cambio de infraestructura, o por la innovación de las tecnologías, sino por la manera de hacer películas. Una renovación al ya tan mencionado sueño americano que, antes de la revolución cinematográfica, no era de los más esperanzadores.
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Además: -Del cine mudo al musical -Premiar la taquilla, menospreciar la belleza En página 4>>
Descubrir un mundo nuevo en el cine o sucumbir ante la indiferencia del hogar Por Gonzalo Lorenzo - (continúa) En diciembr e del mismo año, se proyectaron distintas películas de los creadores del aparato, entre ellas “L'arrivée d'un train à La Ciotat”. Para la generación de hoy, desde la comodidad de sus hogares, será juzgado como simplemente lo que marca el título: la llegada de un tren. Por otro lado, más allá de que en aquel entonces, el cine no era un medio consumido por toda la población, se pudo observar lo que una película puede llegar a provocar. El público, inmerso en el filme, se levantaron de sus asientos e intentaban escapar del la inminente llegada del tren que, según sus ojos, los atropellaría hasta la muerte. Con los años, el cine se expandió de manera global y se convirtió en un medio de entretenimiento. No solo por las imágenes, sino también por el sonido, introducido este último en 1927 en el filme “El Cantante de Jazz”. Se desarrolló un espacio donde los espectadores escapaban de sus vidas cotidianas, para introducirse en el mundo que la película había creado. Deseaban ser parte de una historia, y vivirla junto con los personajes que la protagonizaran. Hasta que, como últimamente ocurre, una nueva tecnología se implanta, de la misma manera que el cinematógrafo se impuso a principios del siglo XX.
estrenadas en las salas de proyección, desde el confort del hogar. De todas maneras, las películas no se experimentaban de la misma manera. Más allá de las expectativas que suponía la televisión por fuera, no reflejaba con el mismo entusiasmo por dentro. En sus primeros años, atravesó diversas dificultades. Tuvo pocos canales para transmitir imágenes, y hasta estas se repetían en diferentes momentos del día. Y además, en sus comienzos, la falta de color era vencido por la abundancia del mismo en la pantalla grande. Más allá de que la televisión supo resolver dichas problemáticas y, a su vez, se consolidó más tarde como el medio más utilizado mundialmente, el cine continuaba con un sitio privilegiado en la sociedad. La tecnología continuó con su evolución. Lo que antes era una videocasetera, lo reemplazó un disco compacto. Y tras la llegada de Internet, aún más fácil se hizo todo. Las películas no eran más que un archivo digital, sin necesidad de ocupar el espacio físico. Aunque todo parece ser benévolo, la web también trajo sus problemas, como la piratería, la difusión de material cinematográfico sin autorización del autor de dicha obra. Todos esos avances para alcanzar las tecnologías que se utilizan actualmente. Netflix, la empresa que ha corrompido con el nuevo modo de consumo tanto televisivo como fílmico. Empresas como Netflix, Hulu, Amazon Prime, entre otras similares, han hecho posible la libre elección del espectador. La oportunidad de escoger qué ver, cuándo y dónde verlo. Pero ninguna tecnología impactante ha alcanzado o superado la experiencia alcanzada dentro de una sala de cine. Es beneficioso tener al alcance de la mano cualquier tipo de película o serie televisiva, pero tras haber finalizado, las sensaciones exploradas pueden no haber cambiado antes de empezar a ver un filme. Y la misma duda resurge todo el tiempo, o al menos en mí: “¿en una sala de cine hubiese sido diferente?” Las nuevas tecnologías que aparecen, con cada vez más continuidad, le dan al espectador la ventaja de la confortabilidad. Disfrutar y distraerse sin necesidad de moverse del sillón, o que no requiera salir del interior de las sábanas de la cama. Pero las salas de cine, aunque en decadencia, continúan brindándonos vida. Agudizan los sentidos y nos permite explorar sentimientos y percepciones que serán más complejos una vez fuera de la gran pantalla. Nadie elegiría ver en la televisión como se maneja un auto, cuando está la posibilidad de que lo maneje uno mismo.
La llegada de la televisión en le década de los 60 permitió al público distraerse sin necesidad de salir de sus casas. Se visualizaban en una pantalla de menos tamaño, y la calidad del sonido era menor. Pero muchos elegían esas condiciones por el poco gasto de energía y dinero que requería, a comparación del cine. Además, en los años siguientes el videocasete comenzó a imponerse, capaces de transmitir películas, previamente
Remake: ¿idea original o plagio? Por Victoria Ottaviano - (continúa) Hay ejemplos muy clar os donde el remake se puede considerar una idea original, como lo son los casos de los reversionamientos de cuentos clásicos en historias que puedan encajar en la actualidad. Un ejemplo concreto es la historia de El príncipe y el mendigo. Este cuento para niños, escrito por Mark Twain en 1881, fue llevado a la pantalla grande muchísimas veces. En las reversiones se introducían elementos de la actualidad que le agregaban innovación. Algunas de las re-versiones más recientes de este cuento son: El Príncipe y el Mendigo, ¡Luces, cámara, acción! (2007, James Quattrochi) donde en realidad se trata de un actor con una vida llena de lujos (que sería el príncipe) y un chico de clase media. En Monte Carlo (2011, Thomas Bezucha) el primer cambio está dado en que las protagonistas de la historia son mujeres. Además el intercambio de personalidad entre “la princesa” y “la mendiga”, no es voluntario, por lo tanto vemos que el argumento de este film toma distancia de la clásica historia. Y no sólo ocurrió con cuentos clásicos, si no con películas, que por su gran éxito han probado ser una historia rentable y también se han rehecho. La historia de High School Musical (2006, Kenny Ortega) es muy similar a la de Grease (1978, Randal Kleiser). Dos jóvenes que se enamoran un
Imagino que quienes atendieron al cine en 1952 para ver “Cantando sobre la lluvia”, muchos habrán salido con ganas de bailar alrededor de un poste de luz, al ritmo de la coreografía de Gene Kelly. Quienes presenciaron el estreno de “Easy Rider” en 1969, lo primero que deseaban era subirse a la primera moto que encontrasen y viajar hasta el horizonte, con “Born to be wild” como música de fondo. No veo que estas emociones las haya provocado una televisión hogareña. Difícil es que se alcance una reacción como aquella en París en el año 1895. Con que la concepción del mundo cambie una vez fuera del cine, la película habrá alcanzado su objetivo: hacer más valiosa la vida que nos rodea.
verano y sorpresivamente se reencuentran en el colegio, salvo que no parecen ser las mismas personas. Aunque, el argumento es casi el mismo, en High School Musical, algunos elementos se actualizan para poder lograr una identificación con el público espectador. Por otra parte, hay reversiones en los que no sólo se re-utiliza la trama principal, si no que también mantiene guión, escenografía y demás, donde la innovación está dada sobretodo por los cambios tecnológicos en la producción que permiten una recreación de mayor calidad. La compañía Walt Disney Productions ha hecho numerosas reversiones de películas animadas, de su propia compañía, por versiones hechas con actores. Sólo por mencionar algunos se encuentran: La Bella y la Bestia (2017, Bill Condon), Alicia en el país de las maravillas (2010, Tim Burton) y La Cenicienta (2015, Kenneth Branagh). La innovación aquí consiste en llevar todos los elementos del mundo animado al mundo real, lo que no es poca cosa. La lista de remakes es muy extensa, y en los años por venir seguirá sumando films. Por eso, a la hora de ver una película cuya trama es en realidad una reversión, hay que analizar cómo juegan con la introducción de nuevos elementos o que nuevas combinaciones pueden presentarnos, para que no sea la misma película.
Hollywood: el nacimiento de un imperio
persecuciones y amenazas de Edison, que se hacían llamar a sí mismos Independientes. A pesar de que los independientes se plantaron frente al trust, este seguía cobrándose víctimas de entre los pioneros. Por eso, algunos cineastas independientes buscaron refugio lejos de las grandes ciudades de la costa Este. El primero en moverse al Oeste fue Selig, para rodar los exteriores de El conde de Montecristo (1907). Así es como en un suburbio de Los Ángeles nacía una próspera industria cinematográfica. El primer gran salto de Hollywood en la industria cinematográfica se dio durante la Primera Guerra Mundial. En este período el cine europeo estuvo paralizado por la gran guerra. Hollywood se impuso en el mercado a través de dos eficaces fórmulas: el block-booking y el blind-booking. El block-booking consistía en vender varias películas como una unidad. Es decir que, no se vendían las películas individualmente si no como bloque. Esto facilitaba la venta de películas que de otra forma no hubiesen sido comercializadas. Por el otro lado el blind-booking era la venta de películas en las cuales los compradores se confiaban del prestigio de las estrellas y de los directores. Otra práctica común en la producción de películas norteamericanas era el star-system, donde el éxito de los films estaba estrechamente ligado a la fama de los protagonistas.
Por Victoria Ottaviano - (continúa) A fines de 1890, Thomas Alva Edison se propuso ejercer el monopolio del cine, y por algunos años lo logró, pero a un elevado costo. Edison, usando la patente del kinetoscopio, que fue su invento, demandó a las pequeñas compañías y comerciantes individuales que explotaban el uso de este aparato para incursionar en el cine. Edison había visto en la cinematografía una industria potencial que estaba determinado a manejar. Para eso decidió deshacerse de sus rivales, mediante clausuras de music-halls y estudios de rodaje y la confiscación de aparatos y películas. Quienes se resistían al dominio de Edison, grababan armados y con guardias de seguridad. La guerra de patentes concluyó con la firma de un acuerdo entre las grandes compañías productoras de ese momento. Así se formó el cártel internacional Motion Pictures Patents Company (MPPC) que agrupaba a las compañías Biograph, Vitagraph, Essanay, Kalem, además de a William Nicholas Selig, Siegmund Lubin, al distribuidor de George Kleine, Charles Pathé y George Méliès. Con este acuerdo, Edison buscaba imponer una disciplina en el mercado del cine mediante la cobranza de impuestos que debían pagar los asociados del trust.
Sin embargo, todavía quedaban cineastas que no sucumbieron a las
Cambio de marea hollywoodense Por Gonzalo Lorenzo- (continúa) La “Era Dorada” se encontraba monopolizada por la producción fílmica de grandes estudios como Universal, Warner, Fox, Paramount, entre otras. Dichas organizaciones controlaban desde la puesta en escena hasta el tipo de distribución que la película recibiría cuando se estrenase. La industria era concebida como un modelo de negocio y, a su vez, como espectáculo y entretenimiento. Sin embargo, esto le otorgó al valor artístico un papel insignificante. Además de que las corporaciones sacaban todo el provecho, tampoco daba muchas oportunidades a aquellos que quisieron introducirse en el rubro. El “Star System” restringía la posibilidad de nuevos actores, y utilizar a un determinado actor o actriz para un género específico. De tal manera que utilizan la reputación del artista para mayor beneficio. Casos como el de Cary Grant en la comedia; Gene Kelly, Fred Astaire y Ginger Rogers en musical; John Wayne en western. Había unos pocos que iban en contra de la corriente. Que utilizaban el aspecto estético como método narrativo de contar una historia. Directores como Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Orson Welles, John Ford fueron algunos de los destacados de esta categoría de osados, sin voluntad de dejarse controlar por las grandes productoras cinematográficas. Aunque todo lo que tiene un principio tiene un fin. Las estrellas se retiraban o hasta fallecían y no había manera de que este método de manejar la industria siguiera en pie. Dicho deterioro abrió un espacio para que nuevos cineastas mostrasen sus capacidades. Tales fueron los casos, en un principio, de Arthur Penn con Bonnie and Clyde, Mike Nichols con The Graduate y Dennis Hopper, con Easy Rider. Las películas comenzaron a realizarse a partir de la perspectiva del director principalmente, enfocándose en producir una narración que fuera tan bella y estética como entretenida.
Mediante la explotación de estas fórmulas Hollywood se puso a la cabeza del comercio del film, y esta industria se convirtió rápidamente en una de las que mayores generadoras de capital. En estos años fue la tercer industria más importante de Estados Unidos, luego de los automóviles y las conservas. La industria de Hollywood creció tanto que incluso las acciones de las empresas más grandes de este rubro se cotizaron en la bolsa de Wall Street. Como toda industria en ascenso, y sobre todo en Estados Unidos, más y más inversionistas empezaron a apostar en este mercado. Los presupuestos para las producciones eran cada vez más elevados. Sin embargo esto no significó una mejoría en los films. Para minimizar el riesgo de que las películas no recaudasen el dinero suficiente, se recurrió a fórmulas como el star -system, block-booking y blind-booking. Estas fórmulas estandarizaron la producción fílmica en temas y en patrones cuya rentabilidad había sido comprobada con films anteriores. Esto no dejó lugar a la innovación. A pesar de que en años posteriores Hollywood tuvo épocas de decadencia y de reformulación de estrategias, los modelos de producción del cine californiano siguen siendo similares. Sin lugar a dudas, en la Costa Oeste se alzó un imperio de las películas muy difícil de comparar. Como espectadores debemos preguntarnos a qué costo se logró, ya que si bien es una fábrica de capitales sin fin, ¿se puede comparar con la calidad en el contenido de las películas?
Además, dichos directores pusieron frente a la cámara y en los ojos del público, películas que tratan sobre aspectos sociales, o que involucran estas temáticas como formato de narración de la historia. Filmes que no mostraban situaciones utópicas, donde el espectador no podía hacer más que soñar sin poder hacer realidad lo que vio en el cine. Si no que mostraban situaciones con las que se identifica como persona, de manera tal que el aspecto reflejado afecta al espectador de la misma manera que influyó al director en plasmar dicho acontecimiento en la película. Los primeros nombres que comenzaron a obtener crédito fue un grupo de directores que hacían maravillas dentro del estudio y, además, compartían amistad fuera de él. Cineastas como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, George Lucas, Brian de Palma y Steven Spielberg. También, en ocasiones recurrentes, alguno deseaba contribuir en la obra del compañero. En casos como Francis Ford Coppola en A merican Graffiti dirigida por George Lucas, Steven Spielberg en Scarface de Brian de Palma, George Lucas en Indiana Jones de Steven Spielberg, entre otros. Cada uno supo exhibir obras maestras a los ojos del público: Scorsese con Mean Streets, Taxi Driver y Raging Bull; Coppola con la saga de El Padrino, La conversación y Apocalypse Now; George Lucas con American Graffiti y la taquillera saga de La guerra de las galaxias; Brian de Palma con Carrie, El fantasma del Paraíso y Scarface; y Steven Spielberg con Duel, Tiburón, Encuentros cercanos del Tercer Tipo, E.T. el Extraterrestre e Indiana Jones. El éxito de estos directores y de muchos otros permitió la introducción de directores que sirvieron de inspiración para los establecidos en Estados Unidos. Casos como los integrantes de la Nouvelle vague francesa de Francois Truffaut, Jean-Luc Godard y Jean-Pierre Melville, italianos como Michelangelo Antonini, Federico Fellini y Vittorio de Sica, el sueco Ingmar Bergman y el japonés Akira Kurosawa. Los directores americanos abrieron el panorama cinematográfico, manifestando que lo que esté fuera de Hollywood puede estar a su mismo nivel o hasta por encima.
Del cine mudo al musical Por Victoria Ottaviano - En los comienzos del cine, la fascinación estaba en el movimiento. En el propio invento que permitía registrar, no ya imágenes estáticas si no, una acción. Los films en ese momento eran cortometrajes, como lo fueron las primeras filmaciones de los hermanos Lumiére, como La llegada del tren o La salida de los obreros de la fábrica. Por ese entonces, el cine era mudo. Pero entonces, ¿cómo llegamos hasta el día de hoy donde la música juega un papel importante en la semántica de la película e incluso es en ocasiones el elemento principal, como es en los musicales? Podemos comenzar por mencionar que las proyecciones de los films mudos iban acompañadas de música en vivo. Esto indica que, incluso desde un principio, la música era un elemento importante en los films, aun cuando, debido a la falta de avances tecnológicos no pudiesen unir la grabación de sonidos con la grabación de imágenes. Para este invento todavía faltarían unos años. Aunque haya tardado en llegar, la creación del vitaphone en el año 1926, es también un indicio de que la música era indispensable. Vitaphone fue a la vez un sistema de rodaje y proyección que permitía ensamblar y sincronizar música y sonido y también la compañía que se dedicaba al sonido utilizado en las películas por ese entonces. El cantor de Jazz (Alan Crosland, 1927), fue el primer film catalogado como “hablado”. Sin embargo en este film no rompe definitivamente con las fórmulas del cine mudo, quedan algunos resabios del cine primitivo, como los rótulos en los diálogos. Este largometraje, basada en la obra de Broadway, fue además, el primer éxito del Vitaphone, luego del fracaso con Don Juan.
Sin embargo, el sonido, y sobre todo la música en los films, adquirió relevancia con la aparición del Dolby Stereo. El Dolby Stereo, desarrollado por la compañía Dolby Laboratories, es un sistema de grabación de sonido en la banda óptica en cuatro canales distintos (izquierdo, central, derecha y surround). Este sistema marcó una importante diferencia en el sonido del cine ya que abarató los costos de la producción de películas con sonido, además de que con este invento se pudo apreciar mejor el sonido, por la grabación en diferentes canales. Volviendo a la música en sí, como mencionaba anteriormente, este fue siempre, desde los comienzos del cine, un elemento significante. La música es lo que le da al espectador un “valor añadido” y hace que este pueda decodificar las imágenes de una forma diferente de lo que sería sin la presencia del sonido. Pero, ¿cómo se pasó la música de ser “un valor añadido” al centro de la película? Luego de los primeros años de la invención de los hermanos Lumiére, cuando las grabaciones eran experimentales y por eso sin narración, el cine comenzó a copiar al teatro. Una vez que se formaron los conocimientos básicos de la cinematografía, y quisieron hacer producciones más elaboradas, los pioneros del rubro utilizaron algunos aspectos del teatro para hacer films con más contenido. Tomaron del teatro la escenografía, el plano único (en el cine rudimentario no se usaban distintos planos), y por supuesto los musicales. Con la aparición de las nuevas tecnologías, como el vitaphone, los cineastas aprovecharon la oportunidad de llevar las obras de teatro a la pantalla grande. El primer musical fue El cantor de Jazz. Desde ese film hasta el día de hoy, se produjeron muchísimas películas del género musical. Entre ellas, algunas de las que quedaron marcadas en la historia son: Singing in the rain (Gene Kelly y Stanley Donen, 1952), Grease (Randal Kleiser, 1978), Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001). Tampoco podemos dejar de lado los musicales animados como El rey león (Rob Minkoff y Roger Allers, 1994) o La bella y la bestia (Kirk Wise y Gary Trousdale, 1991). En síntesis, este género es explotado en el cine casi desde sus comienzos. Lo único que retrasó la aparición del musical en este rubro fueron los desarrollos tecnológicos. Esto nos demuestra que en realidad, la música siempre fue importante en la vida de las personas y que para llevarla al cine, sólo necesitaban saber cómo.
Premiar la taquilla, menospreciar la belleza Por Gonzalo Lorenzo - Tr as dos años de la intr oducción del sonido en las películas, y tres décadas de cine, en 1929, se inauguró la primera ceremonia que conmemoró a las grandes estrellas de la industria. Los premios Oscars galardonaron, en aquel entonces, a los más destacados actores, actrices, directores, diseñadores de producción , fotografía , guión adaptado y mejor película . Estas distinciones determinaban la excelencia de diferentes aspectos del cine, detallandose en la expresión artística. Sin importar la popularidad que hayan obtenido. Su prestigio no hizo más que crecer. A partir de la segunda ceremonia, comenzó a transmitirse por radio, el medio de comunicación más utilizado del momento. Aquello permitió el arribo de más público y reconocimiento, año tras año. En un principio, los premios eran celebrados en banquetes. Pero por el aumento de la audiencia, los galardones fueron trasladados a teatros. Después de veinticinco años de conmemoraciones, los Oscars comenzaron a transmitirse en televisión. Los Oscars premian películas del año anterior al transcurrido. Los premios de 1931 premian filmes y artistas consagrados en 1930, y así sucesivamente. Los ganadores eran anunciados con tres meses de anticipación hasta 1930. Luego, los resultados eran enviados al medio gráfico “Los Angeles Times” para publicar a aquellos victoriosos. Tras publicar los resultados antes de que la ceremonia comience, en 1941 los galardonados son notificados como lo son hoy, con sobre sellado y al momento de entregar el trofeo. Desde sus comienzos, hubo gran cantidad de categorías que se introdujeron. Algunas continúan premiándose hasta el día de hoy. Otras se
han descontinuado tras pocos años, o hasta un único año, en circulación. Las razones de su fracaso varían. Ya sea por avances tecnológicos o por que ya no se mostraba lo que la categoría pretendía premiar. Por ejemplo, el premio a “Mejor Coreografía” solo se presentó entre 1935 y 1937. “Mejor efecto de ingeniería”, sólo en 1928. Aunque la mayoría de las categorías discontinuadas refieren a aspectos técnicos dentro de la producción de una película , hoy en día se intentan introducir otros premios para incrementar el interés en dicha ceremonia. En 1956, se introdujo “Mejor guión original” y continúa celebrándose en la actualidad. En agosto de 2018, la Academia anunció que iba a agregar otro galardón a su lista: “Pelicula Popular”. Tras recibir críticas negativas casi en su totalidad, el organismo cinematográfico decidió retirar dicho premio. La última categoría retirada de la lista va más allá. El premio a película popular va en contra de la ideología de los Oscars desde sus comienzos. Se premia a una película por ser vista, por ser la más comercial, por haber recaudado más dinero. No por los aspectos artísticos que dentro de ella se encuentran, como todos los actuales premios conmemoran. Probablemente haya categorías a introducirse en el futuro que no sean tan importantes como “Mejor Película”, pero seguramente no irán en contra de lo que se premia desde sus comienzos en 1929: el cine como celebración al arte y a la estética.