Suplemento 2017 anecdotas mundialistas el mirador

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El día que la fiesta no fue tal Por Blas Fernández Está claro que una Copa del Mundo es una fiesta. Así lo demostró Brasil 2014 con los enormes Fan Fest instalados en las playas más lindas de Latinoamérica y los miles turistas que viajaron sin entradas sólo para ser parte de los festejos en las calles de Río de Janeiro. Esta gran celebración tiene dos momentos culmines y de mayor algarabía: la inauguración y la final del certamen. ¿Quién iba a pensar que una de estas circunstancias generaría un roce diplomático entre dos países anfitriones? Nadie. Pero así fue. En el 2002 la Copa del Mundo llegó por primera vez a tierras asiáticas. La FIFA determinó que la organización estuviera a cargo de dos grandes potencias económicas de la región: Corea del Sur y Japón. El evento estuvo repleto de avances tecnológicos, con 20 estadios (la mayor cantidad para un Mundial) de última generación y una mirada futurista. Sin embargo, justamente lo contrario, antiguos conflictos del pasado, opacaron la fiesta de inauguración y generaron un roce político entre ambas naciones milenarias. Durante el inicio del Siglo XX y hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 Japón colonizó la península coreana. Los crimines de guerra que los soldados japoneses cometieron generaron una cierta rivalidad entre ambos países que perduran hasta nuestros días. Por esto, el emperador japonés Akihito decidió no asistir a la fiesta de inauguración en el estadio Mundialista de Seúl en Corea del Sur. Los locales le habían reservado un palco de honor para que el monarca disfrutara de la fiesta con el mayor de las comodidades y de todos modos Akihito desairó a los organizadores.

Esto suscitó la ira de los coordinadores coreanos que no se quedaron de brazos cruzados. Chung Mong Joon, presidente de la Federación Coreana de Fútbol, lanzó: "La ceremonia inaugural es como un enlace matrimonial". Además, consideró que la ausencia de Akihito era "como si la novia o el novio no se presentaran a una boda. No es una cuestión de gusto, es una cuestión de obligación". Para apaciguar los ánimos el primer ministro japonés Junichiro Koizumi sí asistió y ambos países acordaron seguir trabajando juntos. A la final del campeonato acudieron el primer ministro nipón, el emperador y el presidente coreano Kim Dae-Jung, dando por terminado el conflicto. En cuanto al fútbol, se recuerda el rotundo fracaso de los dirigidos por Marcelo Bielsa. Con uno de los mejores planteles de la historia del fútbol argentino la Selección quedó eliminado en primera ronda tras ganarle a Nigeria, caer ante Inglaterra y empatar ante Suecia. Por otro lado, Brasil de la mano de Ronaldo obtuvo su quinta Copa del Mundo tras vencer por 2 a 0 a Alemania en la final.

Un jeque de Kuwait anuló un gol en el Mundial de España 1982 Por Santiago Cacetta El 21 de junio de 1982, ocurrió un hecho que quedó marcado en la historia de las copas del mundo. Se estaba disputando el segundo partido de la fase de grupos, Francia se enfrentaba a Kuwait en Valladolid. Los favoritos eran los europeos, que venían de caer en su debut 3 a 1 ante Inglaterra, pero los de Asia contaban con más puntos, ya que igualaron 1 a 1 con Checoslovaquia. El desarrollo del partido fue el esperado, Francia ganaba cómodo 3 a 1 sin ninguna objeción, pero lo increíble pasó en el segundo tiempo cuando Alain Giresse, tras un pase corto de Michel Platini, aumentó el marcador para los galos. Sin embargo, los jugadores de Kuwait y el cuerpo técnico comenzaron a quejarse al árbitro, Miroslav Stupar de la Unión Sovietica, diciendo que se escuchó un silbato que los confundió e hizo que abandonaran su posición defensiva. Sus protestas eran inútiles, hasta que desde la tribuna el jeque Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah, quien era hermano del Emir de Kuwait y presidente del Comité Olímpico del país, comenzó a hacer gestos a sus jugadores para que dejen el campo.

El jeque decidió descender a campo de juego, acompañado por un pequeño sequito y la escolta de la guardia civil española que le facilitaron el ingreso. Una vez allí dentro, comenzó a pedirles con vehemencia a los jugadores que abandonen el campo en modo de protesta, luego se acercó a charlar con Stupar, fue muy convincente porque el árbitro decidió anular el gol y continuar el partido con bote a tierra en el lugar donde supuestamente se detuvo la acción por el sonido de otro silbato. Así, las protestas ahora eran del otro lado. Los hinchas en las tribunas no paraban de insultar y silbar a la terna arbitral, y los franceses estaban indignados. El entrenador galo, Michel Hidalgo, fue expulsado por la vehemencia de su reclamo. Finalmente, la pelota volvió a rodar en el campo y el reloj continuó su curso, la pantalla gigante del estadio que mostraba el marcador ya había sumado otro tanto a los europeos tuvo que retroceder y ahora se observaba el 3-1. En una de las últimas acciones del encuentro, Maxime Bossis anotó para que el resultado final sea el mismo que el referí modificó. Lo ocurrido quedó marcado para siempre en la historia como la primera vez que un aficionado logro anular un gol.

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La remera azul de Argentina para el Mundial de 1986

Por Blas Fernández Todo futbolero o futbolera argentino sabe que en México 1986 tocamos el cielo con las manos, literalmente ante la impotencia del arquero inglés Peter Shilton y ante los temidos alemanes en la final. Todos saben que fue el Campeonato Mundial que consagró a Diego Armando Maradona como el futbolista más grande de todos los tiempos, título recientemente discutido por otra estrella de la constelación que nació en estas tierras: Lionel Andrés Messi y sus cinco Balones de Oro. Todos saben que Jorge Burruchaga se catapultó a las páginas más doradas de la historia del fútbol empujando el balón a la red ante el arquero alemán Harald Schumacher luego de correr 40 metros. Lo que pocos saben es la historia de la icónica camiseta azul usada en los cuartos de final ante Inglaterra en el imponente Estadio Azteca, el mismo donde la Selección nacional se consagraría unos días después con el triunfo más resonante en sus 116 años de historia. Esa camiseta con la que Maradona se convirtió en Dios para la eternidad convirtiendo los dos goles (incluido el barrilete cósmico) para avanzar a semifinales. La historia la reveló el mismísimo doctor Carlos Salvador Bilardo en una entrevista con el periodista Andrés Burgo para la prestigiosa revista argentina El Gráfico. En la nota Bilardo relata que las camisetas se confeccionaron un día antes del choque ante los ingleses y a contrarreloj. No fue la única vez en esa Copa del Mundo que la Selección Argentina se vistió de azul. También lo hizo ante Uruguay por los octavos de final, con triunfo por 1 a 0 con el recordado tanto de Pedro Pasculli. Aquel día, relata El Narigón en El Grafico, los jugadores argentinos transpiraron y se sofocaron más de lo normal, y no necesariamente por el esfuerzo que se necesitó para doblegar a la siempre complicada Celeste. Aquellas remeras que utilizaron los futbolistas eran demasiados pesadas para disputar un partido de fútbol y esto, sumado a las altas temperaturas del Distrito Federal de México, hizo que Bilardo decidiera salir a buscar nue-

vas camisetas en las tiendas deportivas de la capital mexicana ante la imposición del sorteo de los cuartos de final: Inglaterra utilizaría su conjunto tradicional y la Argentina, el alternativo. La Selección poseía una tanda de camisetas especiales Le Coq Sportif diseñadas exclusivamente para el Mundial con la tecnología "AirTech", que le permitía a los futbolistas desenvolverse con mayor naturalidad. Se usaron en los partidos ante: Corea del Sur, Italia, Bulgaria, Bélgica y Alemania. El problema era que por falta de presupuesto o tiempo las únicas que tenían esta novedad eran las albicelestes, y no así las azules. El tercer modelo que se llevó a México, de color blanco, jamás se utilizó. Rubén Moshcella, empleado de la utilería de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), fue el encargado de conseguir las nuevas remeras para el crucial choque de cuartos de final ante los europeos. Lo primero que hizo fue reunirse con Patricio D´onofrio, gerente de Le Coq Sportif en México, que le comentó que era imposible fabricar las camisetas a 72 horas del encuentro decisivo. Moshcella tuvo la ardua misión de recorrer la Ciudad de México en busca de remeras azules con el logo de la empresa de indumentaria deportiva francesa. El relato cuenta que ingresó a seis tiendas de artículos deportivos y regresó a la concentración argentina para enseñarle a Bilardo lo que había conseguido. El doctor no estaba convencido por ninguno de los modelos que llevó Moshcella tras su recorrido. Y ahí entró en escena para hacer historia, cuando no, Diego Maradona. Ante sus dudas, Bilardo le pidió su opinión al Diez y este, luego de su análisis, constestó: "Qué linda esta camiseta, con esta le ganamos a Inglaterra". Lo demás es historia. Moschella regresó al local y adquirió 38 modelos: dos para cada uno de los 19 jugadores de campo. En ese momento surgió un nuevo problema. Las camisetas nuevas no tenían ni el escudo de la Asociación del Fútbol Argentino ni la nomenclatura reglamentaria. La logística del Club de Fútbol América, uno de los gigantes de México, hizo su aporte gracias a los contactos de Bilardo. Eduar-

do Cremasco, futbolista de las Águilas, era un viejo conocido suyo de la época de Estudiantes de La Plata, donde el Narigón es leyenda. El diseño del escudo (hecho en computadora y sin los característicos laureles) estuvo a cargo de un empleado del club mexicano cuyo nombre se perdió en el transcurso del tiempo. Los dorsales, extrañamente plateados, fueron conseguidos de apuro y eran originariamente para camisetas de fútbol americano. Las bordadoras del conjunto mexicano terminaron de confeccionar las camisetas cosiendo los parches con el escudo y estampando los números. Si bien es difícil reconstruir el camino de esas 38 camisetas históricas para el fútbol argentino, de algunas se sabe su destino. Por ejemplo, las de Maradona, por lejos las más codiciadas, si se sabe dónde están. La utilizada en la primera mitad se encuentra en la colección personal de Diego. La segunda, y más importante, la cambió el Diez argentino con el número 18 inglés: Steve hodge. El intercambio se dio en los anillos internos de la mole del Estadio Azteca. Maradona se retiró del campo de juego con la remera puesta y al cruzarse con Hodge en los pasillos cercanos a los vestuarios este le hizo el gesto universal de cambio. Diego aceptó y se llevó la remera de su rival vencido. Hodge fue un espectador de lujo en el famoso gol con la mano de Maradona: él es quién choca con el arquero Shilton y le impide llegar con mayor comodidad al duelo con el mejor de todos los tiempos. Hasta el día de hoy el volante inglés hace alarde de su posesión. Es constantemente invitado a programas deportivos para relatar su historia y mostrar su tesoro más preciado. En cambio, Maradona se desprendió rápidamente de la remera de Hodge. Al ingresar al vestuario argentino se acercó a Oscar Garré y le pidió la camiseta número 10 de Gary Lineker (que jugaba de 9 y fue el goleador del Mundial) que había intercambiado al finalizar el partido. Es sabido que Diego coleccionó durante toda su carrera camisetas de rivales con el número 10. Su número.

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Johan Cruyff, su lucha contra Adidas

La “venganza” alemana al gol fantasma de Inglaterra en 1966

Por Santiago Cacetta El holandés fue uno de los mejores futbolistas de todo el mundo, y luego como entrenador también dejó su huella. El ex jugador de Barcelona no solo fue importante dentro del campo sino fuera de él, dejándonos una de tantas historias increíbles dentro de los Mundiales. Ocurrió en la única copa del mundo que disputó, la de 1974 en Alemania. La marca de origen alemán Adidas, más conocida como la de “las tres rayas”, fue la elegida para vestir a la selección holandesa para ese campeonato. Cruyff se negó y amenazó con formar parte de la delegación. El asunto fue que el delantero no aceptaba utilizar las tres rayas en la manga, diciendo que no entendía porque debía hacerlo si a él no le estaban pagando nada. Para ese entonces, él tenía un contrato exclusivo con Puma y no estaba dispuesto a vestir otra marca si esta no le ofrecía un beneficio por prestar su imagen.

Esa lucha de poder continuó por un tiempo, aunque Adidas no estaba dispuesto a ceder ante las presiones del crack. Solo accedió cuando la federación amenazó con dar un paso atrás y romper el contrato. La famosa marca, tuvo que satisfacer los pedidos por Cruyff, mientras sus compañeros portaban tres rayas en las mangas de sus camisetas, él solo lo hacía con dos. De esa forma, la utilizó todo el torneo y los años posteriores. Johan Cruyff, solamente disputó la copa del mundo de Alemania 1974 y ni siquiera logro consagrarse campeón, Holanda perdió en la final 2 a 1 ante el país anfitrión. Pero su lucha contra las marcas millonarias que dominan el deporte quedo marcada en la historia de esta competencia.

Por Blas Fernández En el mundial de Sudáfrica 2010 se vivió un hecho importante por los malos desempeños arbitrales. En el partido de octavos de final entre Alemania e Inglaterra, los del Reino Unido convirtieron un gol que no fue convalidado por el referí que concluyo con su eliminación de la copa. La polémica ocurrirá cuando Alemania vencia por 2 a 1 , Frank Lampard remata y la pelota golpea el travesaño y luego pica adentro del arco y sale, lo que le dio tiempo al arquero para atraparla y salir jugando como si nada pasara.. El arbitro no dio gol, su error no le permitió a Inglaterra empatar el partido en su mejor momento. En el segundo tiempo, los alemanes fueron arrolladores, el final del encuentro fue un aplastante 4 a 1. Inglaterra que fue perjudicado, se despidió de su sueño y volvió a casa. Ese hecho podemos considerarlo una “venganza” por parte los bávaros. En el mundial de Inglaterra 1966, el país anfitrión venció en la final a Alemania por 3 a 2. En donde Geoff Hurst remató al arco, la pelota golpeó el travesaño y picó afuera, sin embargo fue convalido como gol y así consiguieron la victoria. La historia dio revancha a Alemania, el gol “fantasma” en la final del 1966 tuvo su castigó con ese tanto anulado en Sudáfrica 2010.

Francia vistió la camiseta de Kimberley de Mar del Plata Por Santiago Cacetta Uno de los hechos más llamativos de los mundiales, ocurrió en el disputado en Argentina en 1978. La selección francesa utilizó la camiseta de un equipo de Mar del Plata para jugar un partido. Se jugaba la última fecha del Grupo 1. El 10 de junio, Los galos se enfrentaban a los húngaros en el Estadio José María Minella de Mar del Plata. El problema fue que ambos equipos se presentaron con sus camisetas alternativas, que eran blancas. Los franceses tomaron la determinación de preguntar a algún equipo de la zona si podían cederles sus uniformes, así fue como la verdiblanca del modesto Club Atlético Kimberley tuvo la oportunidad de

ser lucida en un mundial. Una Francia irreconocible, con medias rojas, shorts azules y camiseta blanca y verde a rayas, no tuvo problemas en superar a Hungría por 3 a 1. Aunque el resultado no sirvió de nada, ya que ambos equipos quedaron eliminados en primera ronda. El partido pasó un segundo plano, lo más destacado fue uno de los sucesos más extraños de la historia de los mundiales. Como la poderosa Francia, utilizó la camiseta de un pequeño club de Mar del Plata. Kimberley se hizo conocido en todas partes del mundo.

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