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Bailar sobre ruedas: GabrielaInspirArte Torres
Gabriela Torres es una bailarina en silla de ruedas, integrante cofundadora de Danza Sin Fronteras desde el 2014. La compañía tiene 3 bailarines en sillas de ruedas, y otros 5 bailarines convencionales profesionales. Los ocho bailan distintos estilos, en 4 obras en paralelo: dos de contemporáneo, una de folklore y una de tango. Cartografías porteñas -estilo contemporáneo- es dirigida por la colombiana Laisvie Ochoa. La otra obra contemporánea es creada y dirigida por Inés Armas; la de folklore, por Sergio Villalba; y la de tango, por Paola Parrondo. “Cartografías Porteñas muestra Buenos Aires con su caos y a la vez ese Buenos Aires con la indiferencia y la mirada también amorosa”, reflexiona Torres. Danza Sin Fronteras participa en un festival internacional, cuya última edición se realizó en Bariloche. Arte X Igual fue organizado por CREARTE, comprometidos en la integración con respecto al arte. “Hacen un trabajo con personas con discapacidad, dándoles apoyo en ayudarlos en su independencia, cocinar, involucrarse en distintos lugares, e insertarlos en la sociedad de alguna manera, siempre teniendo en cuenta el arte que los reivindica y les da un valor más genuino, con más calidad humana”, agrega. En los festivales, suelen convivir “detrás del telón” con bailarines de larga y reciente trayectoria, provenientes de Italia, España, Túnez, Brasil y de otras ciudades como Buenos Aires, Bariloche, Bahía Blanca, Lobos, etc. En el festival compiten las distintas aristas artísticas, como audiovisual, plástico, teatro y danza. “Fue una experiencia muy enriquecedora, no solo como profesionales artistas, sino
también como calidad humana al 100%, desde quienes nos recibieron hasta todos los participantes. Se vieron casos de personas con discapacidad muy dura y uno pudo correr la mirada y entenderlos desde la expresión artística que vinieron a mostrar”, recuerda emocionada la bailarina. “Todos pudimos sentirnos artistas, mostrar lo que fuimos a hacer, lo que hacemos en nuestra vida cotidiana y todos valorar al otro y sentirse valorado. No eran miradas de ‘este pobrecito, qué podrá hacer’. Todo lo contrario, se saca ese mito”, sostiene Gabriela, que tuvo un accidente vial cuando era muy pequeña, con la consecuencia de no poder volver a caminar. “Yo estoy más involucrada en el tango. Se lo agradezco a mi compañero Pablo Pereyra, que nos conocemos desde hace 10 años en distintas compañías. Queremos estar en la mirada del mundo, pensamos que era necesario demostrar al mundo que lo que hacemos es un trabajo de verdad, desde el corazón y con ganas de superarnos día a día. Nos da la posibilidad de seguir investigando en la danza, en el tango y mostrar de que exigiéndonos logramos cosas increíbles, maravillosas”, afirma la bailarina. Principalmente como personas pero también en lo profesional, han recibido grandes devoluciones. “Nos dicen que se ve tango en nuestra danza, a pesar de la silla de ruedas, a pesar de que mis piernas no hacen firuletes. Hemos tenido la aceptación de distintas miradas y eso nos halaga y nos impulsa a seguir, sostiene. En el Mundial de Tango de 2015 fueron la primera pareja integrada de tango, y así inauguraron la competencia con Oblivion de Piazzola.
Y desde entonces se afianzó aún más su vínculo tanguero y agarran las pistas nuevamente. “Cada vez queremos más tango, más fuerte, más impactante, y eso implica una exigencia y un trabajo más de crecimiento, porque ya veníamos desarrollando en los otros estilos con la compañía mucho más trabajo corporal y lo logramos de alguna manera”, relata con aires de sueño. Antes de cada estreno, tienen el mismo modus operandi: llaman a distintas personas bailarines de tango, para que le den su devolución. “Necesitamos ser observados y escuchar qué se ve. Por suerte la mirada crítica siempre es constructiva y lo tomamos así. Siempre construye y nunca queremos que se vea el golpe bajo”, explica. Y así lo hacen: su danza es impactante, pero no melancólica o triste. Y si se ve tristeza, es porque tiene ese carácter, pero no la tristeza de una pareja en silla de ruedas. Preparar una coreografía para el Mundial lleva un trabajo increíble de Gabriela, como de su compañero Pablo. Piensan los dos mucho cómo continuar cada paso. Van y vienen sobre la coreografía para mejorar enlaces y Gabriela escribe un guión para que tengan internamente. Palabras para poder bailar, eso hace que crezcan en otros aspectos. Llegaron a la instancia de semifinalistas y sostiene: “Fue increíble lo que logramos y vivimos y lo que todos nuestros compañeros vivieron con nosotros porque nos acompañaron hasta el final, nuestras familias. Fue lindo sentirse en un mundo en el que estamos afuera, vinieron entrevistas, programas de televisión y este mundial nos llevó un poco más lejos también”. * POR GUADALUPE GRANDO
Laura Esquivel: “Prefiero tener a mi público fiel, que llenar un gran estadio haciendo música que no me gusta” Cada vez que canta logra transmitirle al público miles de sensaciones. Su voz consigue erizar la piel de los oyentes, y muchas veces hacerlos llorar de emoción. Talentosa como pocas, Laura Esquivel se subió al escenario cuando era pequeña y nunca más se quiso bajar. “Desde muy chica que canto. Yo creo que toda mi infancia canté. Pero la pasión real la encontré a los 9 años cuando me subí por primera vez a un escenario de una muestra de canto. Ahí descubrí que me gustaba estar cantando frente al público”, cuenta Esquivel. Antes de ingresar a la academia de Valeria Lynch a estudiar comedia musical, Laura empezó a estudiar canto con una profesora de San Telmo, barrio donde vivía en ese entonces. El volante de sus clases lo encontró en un videoclub cerca de su casa y automáticamente se le vino a la cabeza la idea de llamarla. "Mi profesora se llamaba Analía. Después de un par de clases habló con mis papás y les dijo que me veía futuro como cantante, que me convenía avanzar más. Habré estado menos de un año con ella y después me anoté en comedia musical", recuerda. Laura entró a los medios a temprana edad, y si bien sus padres tuvieron algunas preocupaciones, la apoyaron desde el momento en que arrancó. Apareció en la tele en 2003, pero recién en 2006 dio el gran salto de la mano de Tinelli. Participó en su programa y enamoró a todos con su voz. Después de ahí, la convocaron en Pol-Ka para protagonizar la novela infantil "Patito Feo". “Mi familia siempre me apoyó. Obviamente mis papás tuvieron
algunos miedos de que empiece a laburar en el ambiente artístico desde chica, sobre todo porque había mucha gente más grande. Pero igualmente me acompañaron en lo que más me gustaba hacer. Mi papá fue medio manager en su momento, me ayudó con contratos, y mi mamá también fue asistente, venía conmigo a las giras”, cuenta. Toda persona que la escucha cantar, puede observar que es una cantante que se concentra mucho en la letra de la canción y que tiene el don de poder transmitir el sentido de cada palabra. Pero los oyentes no son los únicos que viven todas esas sensaciones. Laura también se transporta en una montaña rusa de emociones cuando agarra el micrófono. “Cuanto canto siento que me meto en otro mundo paralelo en el cual yo me siento muy fuerte, muy segura. Me olvido de todo por un momento y me dedico a transmitirle al público el mensaje que está dejando la canción", dice. Y agrega: "Yo siento muchas cosas. En la canción y que tiene el don de poder transmitir el sentido de cada palabra. Pero los oyentes no son los únicos que viven todas esas sensaciones. Laura también se transporta en una montaña rusa de emociones cuando agarra el micrófono. “Cuanto canto siento que me meto en otro mundo paralelo en el cual yo me siento muy fuerte, muy segura. Me olvido de todo por un momento y me dedico a transmitirle al público el mensaje que está dejando la canción", dice. Y agrega: "Yo siento muchas cosas. En un mundo tan revoltoso donde hay muchos problemas, la música y el arte son un lugar de refugio importante. No
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solo para mí, me parece que para muchas personas. El escenario a mí me transmite muchísima alegría y saca la mejor versión de mí". Como todo artista, Esquivel tiene una cantante a la que admira, a la que tiene de referente: “Admiro profundamente a Celine Dion. Me parece que llevó una vida muy tranquila a nivel mediático y aparte es una profesional con todas las letras, gran cantante, gran artista. Además, me encanta la música de los 80”. Su sueño es dedicarse a la música y poder vivir de eso. Pero, aunque talento le sobra, Esquivel asegura que es difícil ya que los argentinos solemos escuchar a artistas extranjeros. “El mundo de la música es muy complicado, más en este país que se prioriza más lo que viene de afuera de Latinoamérica. Escuchamos más a los artistas extranjeros que a los argentinos. Es por eso que hay muchos cantantes que la venimos remando bastante”, dice. Además, las discográficas suelen imponerles a los artistas que tipo de música deben cantar y los orientan por el camino que "más vende" y no todas las personas están dispuestas a aceptar eso. Por su parte, Laura quiere serle fiel al estilo de música que le gusta hacer, que es un poco folk, pop, indie y country. “Yo quiero hacer la música que me gusta a mí y con la que me siento cómoda porque voy a hacer feliz. No quiero que me impongan ni una imagen ni un estilo de música. Prefiero tener siempre a mi público fiel que llenar un gran estadio haciendo música que no me gusta, porque no va con mi esencia”, cierra. * POR JULIETA MEDA
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Festival Internacional Buenos Aires Jazz El Festival Internacional Buenos Aires Jazz consiste en una mezcla de conciertos, donde se presentan 420 artistas, con invitados internacionales, los más destacados exponentes del jazz local, cine, workshops y muchas más actividades gratuitas relacionadas con el jazz. La apertura del evento fue en el Auditorio de La Usina del Arte y estuvo a cargo del contrabajista y compositor Gary Peacock. Su Now This Trio, que incluye a Marc Copland y Joey Baron, pianista y baterista, comentaron: “Realmente sentimos al público en el corazón, es un honor estar aquí y abrir el festival”. El concierto de cierre es en el mismo escenario, junto al dúo Terramondo, formado por los músicos Jacky Terrasson y Stephane Belmondo. Las entradas se podían comprar online o personalmente, aunque también hubo eventos en los que la entrada era por orden de llegada. Algunos de los escenarios a utilizar son Usina del Arte, Plaza de la Usina, Anfiteatro del Parque Centenario, Teatro Colón / Salón Dorado y CETC, Café Vinilo, Bebop Club, Villa Soldati, entre otros. La sección más icónica del Festival de Jazz de Buenos Aires, fue la de “Cruces”, donde invitados icónicos, tanto de Argentina como internacionales, se juntaron para crear encuentros impensados dando como resultado 13 conciertos en los escenarios porteños mencionados
previamente. Pero el eje del Festival no fue solo celebrar a artistas ya exitosos, sino que también les brindó la posibilidad a músicos emergentes de tocar. Se estrenó el sector “Jam & Tonic”, la modernización de uno de los segmentos regulares del Festival. En esta nueva versión, el Club de Jazz bajo las estrellas, tomó la Plaza de la Usina durante dos jornadas nocturnas al aire libre. Un lugar de encuentro y reunión, donde el público y los artistas disfrutaron de música de los artistas invitados y una amplia oferta gastronómica. El pianista Tito Oliva Jazz Cordillerano abrió el evento con una serie de platos de origen puntano y cuyano. Tito lideró este proyecto que combina jazz, rock,
folclore y tango en un mismo espacio.
para el combo argentino-brasileño de Quinteto Enraizados, quienes tocaron de noche. Jorge López Ruiz Cuarteto hizo un interesante ensamble entre músicos expertos y jóvenes. "Gracias por venir, pero no solo por nosotros sino también por los grupos que ya tocaron y los que van a tocar. Por favor, quédense", dijo López Ruiz cerca del final, invitando a que no pare la fiesta. “En 67 años que llevo en la música, 50 de ellos junto a Jorge, lo mejor que hicimos fue juntarnos con dos pibes que la gastan", dijo López Ruiz después de bailar versiones de Blue Monk y Seven Come Eleven. Lo acompañó la cantante Cecilia López Ruiz, hija de Jorge, y el cuarteto viró a quinteto, potenciado con su voz. *POR ROCÍO FOSCHIATTI
Cuatro horas después, el cierre fue
Morón a puro reggae solidario El sábado 18 de noviembre se llevó a cabo en la plaza San Martin de Morón un festival por los derechos del niño, repleto de actividades y la típica buena onda de la música reggae. El evento fue impulsado por Aldeas Infantiles SOS, una ONG dedicada a brindar contención social a niños y familias que lo necesitan a lo largo de toda la Argentina. Con el apoyo del Municipio de Morón, esta asociación llevó a cabo este festival gratuito con el objetivo de fomentar los derechos de los niños además de recolectar fondos para los distintos proyectos solidarios que están encarando. Foodtrucks, payasos, acróbatas, juegos, tres bandas, la clásica feria de artesanos y muchos globos dieron color al festival, mientras que cientos de familias disfrutaban un día al aire libre, tomando mates y reviviendo la vieja costumbre de ir a la plaza en familia. La jornada inició con una banda de folclore didáctica, Lala y los Amautas, que invitaba a los más chiquitos a participar de un show interactivo lleno de carcajadas, además de brindar un contacto directo con la música y cultura tradicional de nuestro país. Más tarde llegó DJ Nelson junto a su banda de reggae rap, quienes con su música hicieron bailar a toda la plaza donde cada
vez había más gente esperando el show principal. Ya eran las ocho de la noche cuando el sol terminaba de esconderse, y el frío se hizo presente tomando a la plaza entre sus helados brazos. Fue en ese instante en que las cientas de familias asistentes comenzaron a impacientarse, pero Los Pericos aparecieron en el momento indicado para combatir el frío con mucha música y todos sus clásicos, en una presentación muy importante para ellos ya que estaban festejando 30 años de música juntos a puro baile y ritmo.
Terminado el show de Los Pericos el día ya había terminado, y las familias emprendieron la vuelta a sus casas comentando entre ellos lo vivido en este gran festival caritativo. Esperemos que la música se siga asociando con la solidaridad, ya que Aldeas Infantiles SOS logró realizar una de las recaudaciones más grandes que han tenido hasta el momento, para seguir ayudando aquellos niños y familias que necesitan una mano solidaria. * POR LAUTARO ERASO